ARRENDAMIENTO, RESCISION DEL CONTRATO DE

Anuncio
350855. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo LXXVII, Pág. 3434.
ARRENDAMIENTO, RESCISION DEL CONTRATO DE (LEGISLACIONES DE
GUANAJUATO Y DEL DISTRITO FEDERAL). El artículo 3010, fracción I del Código
Civil de Guanajuato, que previene que el arrendador puede exigir la rescisión del contrato,
por la falta de pago de la renta, concuerda con el de igual número del Código Civil del
Distrito Federal, de mil ochocientos ochenta y cuatro y con el 2489, fracción I del Código
Civil vigente en esta última entidad. Todos estos preceptos derivan de los códigos español y
francés por lo que para fijar su correcta interpretación, debe acudirse a las doctrinas española
y francesa, las cuales son uniformes en el sentido de que la norma que contienen los artículos
mencionados, sólo implica la aplicación al contrato de arrendamiento, del principio general
de que la condición resolutoria va siempre implícita en los contratos sinalagmáticos. Así,
debe entenderse que el artículo 3010, fracción I del Código Civil de Guanajuato, no hace más
que reproducir, con respecto al arrendamiento, la regla general de los artículos 1349 y 1350,
que corresponden por su forma y contenido, a los que iguales números llevan en el Código
Civil del Distrito Federal, de mil ochocientos ochenta y cuatro. Estos últimos preceptos se
gobiernan por la más clara de las doctrinas y la exacta aplicación de ello no presenta
dificultad. Esta doctrina nos dice que la acción resolutoria implícita en los contratos
sinalagmáticos, presupone el incumplimiento de la obligación, más no el tardío cumplimiento
de ella, generador de daños y perjuicios, que se resuelven por el abono de intereses. Una es la
mora; otra la inejecución del contrato. La primera implica retraso en el cumplimiento de la
obligación y no quita la posibilidad de la ejecución. Purgada la mora (sin perjuicio del abono
de intereses), mediante el pago y consentida por el acreedor la ejecución retrasada,
desaparece la posibilidad de escoger, con arreglo a lo previsto en el artículo 1350
mencionado, entre el cumplimiento forzoso o la resolución del contrato. En efecto, si el
acreedor ha optado, supuesto que recibió el pago, no puede escoger de nuevo y no es lícito
tampoco para él, decidirse por ambas alternativas, pues habiendo percibido la prestación
tardía, no puede demandar ya la rescisión del contrato. Si para exigir lo primero carece de
acción, no puede cuestionarse que tampoco la tiene para exigir lo último. Esta no se le da por
ausencia del hecho en que durante la mora hubiera podido tomar origen y aquélla quedó
extinguida mediante el pago, aunque el acreedor lo haya recibido con reservas, que son
inoperantes. Es claro que si algún derecho conservaba el acreedor después de aceptar la
ejecución voluntaria, el habérselo reservado expresamente no altera la relación de derecho
material que prevalecía entre las partes; y es asimismo evidente que si la acción sobre
cumplimiento se había extinguido (y con ello la acción resolutoria), la expresa reserva de
derechos en realidad no puede dar nacimiento a derecho alguno. Tardíamente ejecutada la
obligación y extinta por ese medio la acción resolutoria todavía no ejercitada, aún estaba
expedita como consecuencia de la mora y con relación al tiempo que perduró la misma, la
acción cuyo objeto hubiera sido 41 abono de intereses, según lo dispone la ley; pero las
reservas que el acreedor hubiera hecho al percibir la prestación tardía, no pudieron dar
nacimiento a la acción para demandar la rescisión del contrato.
Amparo civil directo 7510/42. Mijares Juan. 5 de agosto de 1943. Mayoría de tres votos.
Disidentes: Nicéforo Guerrero e Hilario Medina. La publicación no menciona el nombre del
ponente.
-1-
Descargar