la santa comunión del señor

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LA SANTA COMUNIÓN DEL SEÑOR
Jueves Santo
LA INVOCACIÓN (de pie)
En el nombre del Padre, del + Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
LA PREPARACIÓN: Nuestra confesión de pecados
Oremos al Señor: Todopoderoso Dios, Tú penetras los corazones, conoces los deseos y ves los
secretos más íntimos, ayúdanos a ser sinceros y confesarte todo nuestro pecado. Purifícanos por
medio de Tu Espíritu Santo, para que te podamos amar y glorificar como mereces. Te lo
pedimos por medio de Tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Jesús nos mandó: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu
mente, y con todas tus fuerzas. Y ama a tu prójimo como a ti mismo. Si decimos que no
tenemos pecado, nos estamos engañando, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos
nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonarnos y purificarnos de toda maldad.”
Sí, es Palabra del Señor.
Hermanas y hermanos en Cristo, acerquémonos ahora a Dios para pedirle que nos perdone y que
nos limpie de todo pecado. Por más que tratamos de ser buenos, siempre fallamos; nuestras vidas
son controladas por el pecado. Pidamos al Señor, entonces, que borre todo nuestro pecado por
medio de Jesucristo, y que nos ayude a vivir de nuevo para Él.
Sí, Señor, eres santo, justo y eterno.
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, esconde Tu rostro de nuestros pecados,
Y borra todas nuestras maldades.
Oremos al Señor:
Oh Señor, nuestro Dios, confesamos que hemos pecado contra Ti y contra otros en
pensamientos, palabras y obras, por lo que hemos hecho y por lo que hemos dejado de
hacer. Sinceramente confesamos con humildad y mucho pesar que hemos pecado contra
ti, te hemos ofendido, hemos sido rebeldes y te hemos desobedecido de muchísimas
maneras. Además, hemos pecado contra nuestros seres queridos, amigos y contra nuestro
prójimo. Amado Dios, perdónanos por medio de Jesucristo; cambie nuestras vidas, en el
nombre de nuestro Salvador. Amén.
Dios nuestro, santo e inmortal,
Ten misericordia de nosotros y escúchanos.
Oh Cristo, cordero de Dios,
Ten piedad de nosotros.
Crea en nosotros, oh Dios, un corazón limpio:
Y renueva un espíritu recto dentro de nosotros.
Oh Cristo, cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo:
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(cantado)
Renuévame, Señor Jesús, ya no quiero ser igual.
Renuévame, Señor Jesús, pon en mí Tu corazón.
Porque todo lo que hay dentro de mí, necesita ser cambiado, Señor.
Porque todo lo que hay dentro de mi corazón, necesita más de Ti.
LA AFIRMACIÓN: El perdón y la absolución de Dios
Dios es bondadoso y por medio de Jesucristo, Su muerte y resurrección, Él nos da el pleno
perdón de todos nuestros pecados. Jesucristo murió por nosotros y resucitó de entre los muertos
para darnos perdón, paz y plena esperanza. A cada persona que confiesa su pecado y confía en
Cristo Jesús, Dios le perdona y le da la vida eterna. Les declaro, pues, que Dios nos ha
perdonado, en el nombre del Padre y del + Hijo y del Espíritu Santo.
Amén. Gracias, amado Señor.
Ahora, mis hermanos y hermanas, adoremos a Dios con gozo, porque Él tiene misericordia de
nosotros por medio de Jesús. Fiel y eterna es Su promesa para nosotros.
Amen. Gracias a Dios. Te alabamos y te bendecimos por siempre.
Señor, abre nuestros labios:
Y cantará nuestra boca Tu alabanza.
Alabemos al Señor:
(cantado)
/Gloria sea al Padre, gloria sea al Hijo,
gloria sea al Espíritu, ahora y siempre. Amén./
EL SALUDO DE LA PAZ
LA PALABRA DE DIOS: El Santo Evangelio (de pie)
CANTO (sentados)
LA INVITACIÓN A LA COMUNIÓN DEL SEÑOR (de pie)
Amados en el Señor: Escuchen las benditas palabras de nuestro Salvador para todo aquel que
verdaderamente se vuelve a Él: “Vengan a mí todo ustedes que están cansados de sus trabajos y
cargas, y yo los haré descansar. Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy
paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso.” “Yo soy el pan que da vida. El que
viene a mí, nunca tendrá hambre; y el que cree en mí, nunca tendrá sed.”
Sí, es Palabra del Señor.
Nuestro Señor Jesucristo, invita a la participación de Su mesa a todos aquellos que sintiendo
dolor por sus pecados, confían en el perdón de ellos efectuado por el Salvador, por medio de Su
sangre; a los que instruidos en la doctrina del Santo Evangelio, tienen conocimientos suficientes
para comprender el sacrificio del Señor y están resueltos a renunciar a sus pecados y a vivir
santamente en el Señor.
Sí, Señor, aceptamos tu invitación.
LA PREPARACIÓN PARA LA SANTA COMUNIÓN
La gracia del Señor Jesucristo sea con todos ustedes:
Y también contigo.
Alabemos al Señor:
Porque para siempre es su misericordia.
Demos gracias al Señor nuestro Dios:
Es propio darle gracias y alabanzas.
Es ciertamente justo y saludable que en todo tiempo y en todo lugar, te demos gracias y
alabanzas, oh Señor, Padre santo, todopoderoso y eterno Dios: Que en la cruz diste salvación a
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la humanidad, para que del lugar de donde vino la muerte viniese otra vez la vida eterna, y aquel
que mediante un árbol venció una vez, pudiera también mediante un árbol ser vencido por Cristo
nuestro Señor. Así pues, con ángeles y arcángeles, y con toda la corte celestial, alabamos Tu
nombre y nos unimos al himno eterno, cantando:
/Santo, santo, santo, Señor de gloria y majestad.
Toda la tierra está llena de Ti, hosanna, hosanna, ¡bendito nuestro Rey!/
/Bendito Aquel que viene en el nombre del Señor. Hosanna, hosanna,
¡Bendito nuestro Rey!/
//Y la tierra está llena de Su gloria.// /Santo es el Señor./
Y ahora expresemos públicamente nuestra fe y confianza en el sacrificio del Señor Jesucristo,
repitiendo juntos el Credo de los Apóstoles:
Creemos en Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creemos en Jesucristo, Su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra del
Espíritu Santo, nació de la virgen María. Padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue
crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos. Al tercer día resucitó de entre
los muertos; subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre todopoderoso. Y
desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creemos en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Cristiana, la comunión de los santos; el
perdón de los pecados, la resurrección del cuerpo y la vida eterna. Amén.
LAS PALABRAS DE INSTITUCIÓN DE LA SANTA COMUNIÓN
Padre Santo y bondadoso: En Tu amor infinito, nos hiciste para ti. Sin embargo, caímos en
pecado y quedamos esclavizados a la maldad y estamos bajo el dominio de la muerte. Pero Tú,
en Tu misericordia, enviaste a Tu Hijo único y eterno, Jesucristo, para compartir nuestra
naturaleza humana, para vivir, sufrir y morir como uno de nosotros, y así reconciliarnos contigo,
el Dios y Padre de todos. Con Su muerte y resurrección, Jesucristo nos has librado del mal, y
nos ha hecho dignos de estar en Tu presencia, perdonados y santos. Por medio de Cristo, Tú nos
has sacado del error y nos has puesto en la verdad; nos has perdonado el pecado y nos has hecho
nuevas criaturas; nos libraste de la muerte y nos diste la vida eterna.
Te glorificamos y te exaltamos para siempre. Amén.
Nuestro Señor Jesucristo, la noche en que fue entregado a la muerte por nosotros, tomó
pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió, y se lo dio a Sus discípulos, diciendo: “Tomen,
coman; esto es mi cuerpo, entregado por ustedes. Hagan ésto en memoria mía.” + De la misma
manera, nuestro Señor Jesucristo, después de haber cenado, tomó la copa, dio gracias a Dios, y la
dio a beber a todos diciendo: “Tomen y beban de ella; ésta es mi sangre del nuevo pacto,
derramada por ustedes, y por todo el mundo, para el perdón de los pecados. Cada vez que beban,
háganlo en memoria mía.” +
Amén.
Y así, Padre eterno, los que hemos sido redimidos por Cristo y hechos un pueblo nuevo por
medio del agua y el Espíritu Santo, te ofrecemos nuestro sacrificio de alabanza y acción de
gracias. Te suplicamos que envíes Tu Espíritu Santo sobre nosotros para santificarnos, y así
poder participar en Tu vida santa. Únenos a Tu Hijo en Su sacrificio, a fin de que seamos
aceptables por medio del Él. En la plenitud de los tiempos, sujeta todas las cosas a Cristo, y
llévenos a la patria celestial, para que participemos, con todos Tus santos, en la herencia eterna
que nos has preparado; por Jesucristo, nuestro Señor, el primogénito de toda la creación, la
cabeza de la Iglesia, y el único autor de nuestra salvación.
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Por Él, y con Él, y en Él, en la unidad del Espíritu Santo, te damos toda honra y gloria,
Padre todopoderoso, ahora y siempre. Amén.
Oremos como nuestro Señor Jesucristo nos enseñó:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre; venga a nos Tu reino;
hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo; el pan nuestro de cada día, dánoslo
hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y
no nos dejes caer en la tentación; más líbranos del mal; porque Tuyo es el reino, el poder y
la gloria, por los siglos de los siglos. Amén.
La paz del Señor sea con todos ustedes.
Amén.
Cordero de Dios,
Cordero de Dios,
que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios,
Cordero de Dios,
que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios,
Cordero de Dios,
que quitas el pecado del mundo, danos la paz;
danos la paz.
LA CELEBRACIÓN DE LA SANTA COMUNIÓN
(Pedimos que sólo los miembros confirmados de la Iglesia Luterana participen de la Santa Cena. Todos los que no
son confirmados pueden acercarse con reverencia al altar para recibir la bendición de Dios.)
LA BENDICIÓN DE LA SANTA COMUNIÓN
Que el cuerpo y la sangre de nuestro Señor los fortalezca y los guarde en la verdadera fe hasta la
vida eterna. Vayan en paz. Sirvan al Señor.
Amén.
LA ORACIÓN DESPUÉS DE LA SANTA COMUNIÓN
Oh Dios, Padre Celestial, fuente y origen de toda bondad, que en Tu amor enviaste al mundo a
Tu Hijo Jesucristo, el Verbo encarnado: Te damos gracias porque en este sacramento nos has
dado perdón y paz. Te suplicamos que siempre dirijas nuestros corazones y nuestras mentes por
Tu Espíritu Santo, de modo que podamos servirte constantemente. Por Jesucristo, nuestro Señor,
que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los
siglos.
Amén.
LA BENDICIÓN
Así afirma nuestro Dios amoroso: “Yo, el Señor, te llamé y te tomé de la mano, para que seas
instrumento de salvación; Yo te formé, pues quiero que seas señal de Mi pacto con el pueblo, luz
a las naciones.”
Haz con nosotros según Tu voluntad, Señor.
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Que Dios, nuestro Padres celestial, reine en nuestros corazones; que el Espíritu Santo, nuestro
Consolador, nos guíe y nos proteja por ser hijos y hijas del Señor; que Jesucristo, nuestro
Salvador, nos lleve a Su Reino eterno.
Amén.
Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios
Nuestro Dios amoroso, Padre, + Hijo y Espíritu Santo los bendiga ahora y siempre.
Amén.
Vivan en paz. Sirvan al Señor, unidos en amor.
Gracias a Dios.
CANTO FINAL (sentados)
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