Los científicos creen que la miel forma parte de la dieta humana desde hace dos o tres millones de años. Compuesta por casi un 75% de azúcares fácilmente digeribles y con una valiosa cantidad de vitaminas y minerales, la miel era el complemento perfecto a una dieta sobria. La recolección practicada en la época prehistórica era necesario que estuviera bajo el control humano y así nace la Apicultura (cría de abejas para la obtención de miel y cera). La más temprana evidencia de Apicultura, en oposición a la captura de miel, se halla en Egipto, aproximadamente hacia el 2.400 a.c. En lugar de ir en pos de las abejas, los egipcios aprendieron que éstas podían ser atraídas a ellos. Ya que la abeja melífera (la más común) es una abeja anidadora que vive, en estructuras formadas por multitud de panales construidos al amparo de la luz, los egipcios descubrieron que, una vez capturado, un enjambre de abejas podía ser fácilmente forzado a instalarse en una especie de tubos cilíndricos de gran tamaño, hechos de barro cocido y dispuestos en posición horizontal, unos encima de otros. Los egipcios mantuvieron una doble entrada en esos panales: la frontal para uso de las abejas y la posterior para recolectar la miel de forma más tranquila.Una vez cosechada la miel era almacenada en platos de cerámica ligeramente hondos y tapados. Se han hallado en tumbas muestras de estos, algunos con granos de polen o trozos de cera, intactos. En la tumba de Tutankhamon se encontraron en 1922, en perfectas condiciones, varias vasijas con miel que habían sobrevivido con sus cualidades durante 33 siglos.La apicultura formaba de tal modo parte de la vida egipcia que, durante la primera dinastía (3200 a.c.) un hieroglífico de una abeja era el símbolo del Bajo Egipto, el cual pasó a llamarse La Tierra de la Abeja. En unión con la juncia, planta que simboliza el Alto Egipto, se convirtió en uno de los nombres del faraón, significando Señor del Bajo y del Alto Egipto.La miel fue reverenciada en Egipto, y ocupó un lugar prominente como comestible y como elemento de rituales religiosos. Fue empleada en dulces platos, panes horneados o hervida con la carne de los melones y otras frutas, para producir las sensuales confituras que aun hoy se pueden degustar en Alejandría. Debido a sus propiedades y cualidades como preservante, a la miel se la consideró un elixir particularmente poderoso y las abejas fueron mantenidas en los templos para alimentar a los animales sagrados, hacer ofrendas a los dioses y para la producción de medicamentos y ungüentos. De igual modo en el año 1500 a.c. el propóleo, la cera negra, es mencionado en un papiro junto con otros ingredientes activos, en la secreta metodología de la momificación de los faraones."El Dios Ra lloró y sus lágrimas cayeron en la tierra y se volvieron abejas. Las abejas comenzaron a construir y fueron activas con todas las flores del reino vegetal. De esta manera llegó a existir la cera, así la miel fue creada de las lágrimas del Dios Ra". En la literatura babilónica la miel era considerada materia médica. En los textos médicos asirios se utiliza en fricciones y también se observa su empleo en problemas oculares, en las enfermedades del oído y en ginecología. Durante este periodo, surgen referencias a la miel en la literatura de China y de la India. El Rig-Veda, uno de los libros más antiguos de textos religiosos en la India, se refiere repetidamente a los valores medicinales de la miel que se consideraba un alimento dietético de primer nivel.En el "Libro de Hierbas" del autor chino Shen Nong se escribió hace dos mil años que la miel, la cera y la cría de abejas estaban clasificadas como "las medicinas de más alta calidad y no venenosas". Pero es durante el surgimiento de los Imperios griego y romano cuando se escribieron un mayor número de guías de apicultura y de miel. Según la mitología griega Aristeo, hijo de Apolo y Cirene, recibió la enseñanza de la apicultura de las Ninfas que lo educaron y posteriormente la enseñó a los hombres. Y ya a partir del s. IV a.c. varias ciudades griegas acuñaron monedas con la imagen de la abeja y los atributos de la apicultura. Al parecer la región de Ática producía la mejor miel de la antigüedad. Los más antiguos testimonios escritos relativos a la apicultura en la Grecia antigua datan del tiempo de los primeros Juegos Olímpicos (776 a.c.) En ese mismo periodo la miel se puede hallar a través de la Iliada y la Odisea. Aun hoy la mayoría de las descripciones de Aristóteles sobre la vida de la abeja siguen siendo extraordinariamente precisas. Los autores romanos estaban igualmente fascinados por el complicado arte de las abejas. En el"Medicamina" de Ovidio se menciona el uso de la miel y la cera para fines médicos y cosméticos y Virgilio se refiere exhaustivamente a a las abejas y a las actividades relacionadas con la apicultura, incluyendo una gráfica alusión al mito de Aristeo. Plinio dedicó muchas páginas de su "Historia Natural" a la miel y la apicultura, coincidiendo con Aristóteles en cuales eran las mejores mieles de la época. Los autores Columella y Varro procedieron a la observación directa para elaborar sus teorías que, aún hoy, son una útil fuente de informació. El uso de la miel en la antigüedad como edulcorante se aplicó de muchas formas aparte de en postres. Las cocinas de las antiguas Grecia y Roma equilibraban el dulce con lo agrio, lo amargo y lo salado en sabores mucho más amplios que los que conocemos ahora y haciendo menos énfasis en platos que fueran dulces de principio a fin. La miel junto con el vinagre se usaban para aderezar un gran número de hierbas y especias. Adornaban un sin número de salsas, desde las de mojar hasta las usadas para asar aves y pescados y para aliños ligeros de ensaladas. Otras salsas se hacían a partir de entrañas de pescados secados al sol y eran los los agentes de sabor más populares en esos días, equivalente al uso de la salsa de soja en la cocina china o del caldo de pescado en la tailandesa y vietnamita. El vino raramente se usaba directamente como bebida sino que se mezclaba con agua y se endulzaba con miel y se aderezaba con hierbas, especias y resinas de plantas. La miel también se usó como preservante junto con la salmuera y el vinagre para carnes, frutas y verduras. En los países del Norte de Europa y Escandinavia el cultivo de la uva quedaba muy distante y el vino se hacía de miel, de hecho durante la Edad Media la mayor parte de los panales de miel se emplearon en la producción de esta bebida que evolucionó en docenas de variantes especiadas y fermentadas de distintas formas. En la mitología noruega el gran dios Odín alude a esta bebida y en Inglaterra, Irlanda y Gales su consumo estaba muy extendido, como dejan claro las numerosas referencias en el poema épico Beowulf (700 d.c.) . Mientras tanto en el Oriente Medio y de vuelta al Mediterráneo, el cultivo de la miel se extendió y floreció durante la ascensión del imperio Árabe entre el 600 y 800 d.c. Puesto que el alcohol estaba prohibido para los musulmanes, el uso de la miel fue como alimento y medicina, tal y como recomendaba Mahoma en el Corán. Este legado se difundió por todas las culturas de influencia árabe alrededor del Norte de África, Sicilia, España y Turquía y aun hoy permanece su influencia en los dulces bañados en miel de las cocinas de todas estas culturas. Según la iglesia Católica ganó prominencia en Europa, aumentó la necesidad de apicultores, no tanto por la miel como por la cera virgen que las abejas producen. Arde limpiamente, con un perfume suave y una llama clara y la connotación de ser producido por abejas vírgenes era visto especialmente apropiado para la práctica cristiana. Según una leyenda las abejas huyeron del paraíso cuando los hombres cayeron en pecado fuera del Edén. Por esta demostración de moralidad, las abejas recibieron la bendición divina, y por lo tanto, "esta bendición alcanzaba a las velas hechas de su cera para ser usadas siempre que se cantaba una misa" De este modo la apicultura entró en los monasterios y se construyeron colmenas especiales en los jardines. San Ambrosio, obispo de Milán de 347 a 397 d.c. pasó a ser el santo patrono de los apicultores. Mientras tanto en las comunidades judías, la miel se convirtió en un componente importante de las celebraciones en forma de dulces. En el primer día del ingreso de un chico en la escuela religiosa, las letras del Talmud se escribían en miel sobre una pizarra y los nuevos las lamían para hacer su aprendizaje dulce. Mitos y leyendas siempre han rodeado la práctica de la apicultura. En la Britania rural la costumbre de "informar a las abejas" ha durado durante siglos. Cualquier hecho importante que ocurriera en la familia de un apicultor – una boda, una muerte – debía ser compartido con las abejas. De otro modo, según la leyenda, las abejas abandonarían a la familia. El siguiente rey nos suena a todos un poco se trata de Gárgoris (por otro nombre Melícola) que entre sus notables hechos se encuentra el de ser quien introdujo la cría de abejas y las técnicas de elaboración de miel. Dicen los escritores griegos que era de origen griego (de los curetes) de aquellos que quedaron en España cuando Hércules el tebano anduvo por aquí. Los cronistas españoles lo niegan y afirman que era español por los cuatros costados y era del pueblo de los corenses, y sitúan su reino en el “bosque de los Tartesos”. Pues este gran rey, según cuentan las crónicas, mancilló su fama por la crueldad con la que trató a un nieto suyo nacido de una relación pecaminosa de su hija. La reacción del Gárgoris fue abandonar al niño en el bosque a merced de las fieras, que al contrario de lo previsto lo amantaron y cuidaron. Después le tiró a una cañada para que lo destrozasen los animales al paso de los rebaños y manadas; pero milagrosamente las bestias se apartaban cuando se acercaban al niño. Le arrojaron a una jauría de perros y puercos hambrientos, pero nada, como si oyeran llover. Finalmente le lanzaron al mar; pero en vez de engullirlo, meciéndole suavemente entre las olas le deposito en una playa donde fue recogido por una cierva que le amamantó y crió en el bosque. Allí creció fuerte y osado, convirtiéndose con el tiempo en un salteador, sin que nadie durante muchos años pudiera atraparle; lo que finalmente ocurrió. Presentado ante la justicia fue reconocido inmediatamente por su abuelo (unos dicen que por la llamada de la sangre otros por marcas que tenía en el cuerpo); y el odio de antaño se trocó en amor filial: le reconoció como nieto, y le nombró sucesor en su reino. Muerto Gárgoris le sucedió su nieto que reinó con el nombre de Habis (merced al libro de Sánchez Dragó todos le conocemos como Habidis, pero parece que de forma incorrecta) y destacó por encima de todos los reyes antiguos de España por su afán en que los españoles, que muchos vivían de forma bárbara y asilvestrada, su juntaran en ciudades y villas. Promovió el ejercicio de las artes, de la industria y del comercio. Restituyó el uso del vino que los españoles habían olvidado con tantas tribulaciones últimas y fomentó que de nuevo se labraran y cuidaran los campos. Ordenó leyes, estableció tribunales y nombró jueces para que la gente pudiera vivir en seguridad y en paz. En definitiva de lo mejorcito que hubo (señalar que fue coetáneo del rey David de Judea) Según los cronistas a partir de la muerte del rey Habis, España entró en un periodo de gran sequedad que destruyó los campos llegando a secarse las fuentes del Ebro y del Guadalquivir por varios años. Finalmente se perdieron las noticas de los posibles sucesores de Habis (o Habidis). La gran desolación de España originó que comenzara a llegar gentes foráneas a repoblar sus esquilmados territorios: así fueron llegando los celtas de la Galia a través de los Pirineo, los fenicios en el sur y los griegos y cartaginenses en el levante. Pero esto nos va sonando ya. De todas formas si hacen referencia a Argantonio, rey al parecer de Tartesso que frenó al ímpetu conquistador de los fenicios y que según las fuentes de Juan de Mariana reinó trescientos años según unos y ciento cincuenta tan solo según otros. Amor Vs Abeja El arte del Renacimiento y Barroco utilizaba con frecuencia elementos de la mitología clásica griega o latina para mostrar las debilidades (esencialmente carnales) del ser humano. Sin embargo, a veces un trasfondo moral o crítico se incluía en ellos. El caso que nos ocupa es un claro ejemplo. Cranach, L., Venus y Amor con un panal de miel, hacia 1531. Roma, galería Borghese. Eros, hijo de Afrodita, dispara sus dardos de amor sin importarle el daño que ello infringe a quien los dispara. Un día, el pequeño dios, tentado al ver un panal de rica miel tan cerca de sus manitas, se acercó a por el dulce premio. Sin embargo, las abejas, para protegerse, le picaron en la punta de los dedos. Thorvaldsen, B., Cupido enseña a Venus la picadura de una abeja. S. XVIII, Copenhague , Museo Thorvaldsen. El pobre niño comenzó a llorar, a patalear y a gritar de rabia por el daño que unos animales tan pequeños eran capaces de hacer en un dios tan poderoso. Su madre, sorprendida y divertida a la vez, comentó a su hijo: -¿no eres tú semejante a las abejas? Tú también eres pequeño, ¡pero qué heridas tan terribles dejas! Cranach, L., Venus y Cupido, hacia 1529. Londres, National gallery of art. (detalle) Esta anécdota es contada por Teócrito y será muy recurrente en los siglos XVI y XVII como versiones adoctrinadoras de la Virtud humana. En esta época, actitudes similares y esta misma llevarán a muchos artistas a las corrientes llamadas neoplatónicas, donde se tomaban y aceptaban doctrinas contadas en el siglo V a.C. Esta temática amoroso-moralizante será continuada hasta los siglos XVIII y XIX, donde muchos artistas plasmaron las consecuencias dañinas de las abejas y del amor en obras de diversa procedencia, como este poema, revisión del siglo XIX de uno más antiguo de Anacreonte: CUPIDO Y LA ABEJA Una abeja escondida Tras una flor se hallaba, Acercóse Cupido Y le picó con rábia. De la diosa de Chipre El niño-díos se ampara: –¡Yo muero, madre, dice, Yo muero, madre amada, Que me picó una sierpe Que los aires cruzaba, Si una sierpe de esas A quien abeja llaman... Entre risueña y triste Venus, así le habla: –Si el picar de la abeja Tales dolores causa ¿Cuál será el de los dardos Que guardas en tu aljaba? 0 La abeja es símbolo de disciplina, orden y laboriosidad en muchas culturas del mundo. El hecho de que la abeja sea un insecto jerárquico y que tenga como autoridad principal a la reina, la convirtió en un símbolo monárquico (posiblemente la famosa flor de lis derivara de la imagen de la abeja). Representación del alma, La abeja desempeña un papel iniciático y litúrgico. Símbolo de resurrección, la encontramos representada en las tumbas en señal de supervivencia después de la muerte. La tradición griega las representaba entre los atributos de Deméter, diosa de la naturaleza y de sus grandes ciclos. Es uno de los mayores atributos de la Diosa Artemisa, y sus sacerdotisas vírgenes son llamadas ”melisai” (abeja). Entre los celtas, que bebían el hidromiel, o en las tradiciones galesas, la abeja evoca las nociones de sabiduría y de inmortalidad del alma. En algunos textos de la India, la abeja representa el espíritu embriagador del polen del conocimiento. En Egipto simbolizaba el alma de los muertos y la conexión con el más allá, al igual que otras aves como el buitre o la lechuza. En la cultura Maya no se conoce una diosa abeja, sino un dios abeja compañero de la diosa luna, influenciado seguramente por su cultura patriarcal. En el cristianismo, se la empleó como símbolo del Espíritu Santo y de la Virgen María. Todos estos atributos (inmortalidad, renacimiento, pureza, elocuencia, amor) condujeron a ligar a la abeja con el mismo Cristo. La estación en la que desaparece – los 3 meses de invierno- es asimilada a los tres días durante los cuales Cristo muerto es invisible, justo antes de resucitar. En el pensamiento psicoanalítico moderno, la miel simboliza el “Yo superior”, última consecuencia del trabajo interior sobre sí mismo. Resultado de una transformación del polvo efímero del polen en suculenta comida de inmortalidad, simboliza la transformación iniciática, la conversión del alma y la integración consumada de la persona. Las abejas simbolizan también la elocuencia, la palabra y la inteligencia .En hebreo el nombre de la abeja Dbure viene de la raíz Dbr, palabra. Según relata Plinio se posan sobre la boca de Platón, de niño, “ anunciando la dulzura de su elocuencia encantadora ” y sobre los labios de San Ambrosio, patrón de los apicultores. Para Virgilio, poseen una parte de inteligencia divina y la célebre Pitia de Apolo era también llamada ”la abeja de Delfos”. Una joya de onix tambièn encontrada en Knossos muestra a labiosa abeja teniendo en la cabeza cuernos de toro y la doble hacha dentro de la curva de los cuernos. Los perros – más tarde los perros del submundo pertenecientes a Hecate y Artemis – tienen alas y vuelan tan cerca de la diosa que sus alas, a primera vista, aparecen como si fueran suyas. Abeja: Laboriosidad mitificada. Una lista muy pequeña de animales desempeñan en el simbolismo un rol tan preponderante como la abeja, insecto formador de estados o repúblicas. Ya en los tiempos más antiguos y remotos se recolectaba la miel de las abejas silvestres. Pronto se descubrió también la posibilidad de aprovecharlas mediante la apicultura y con ello se logró un gran progreso para asegurar la sobrevivencia del hombre. La miel se utilizó para elaborar medicinas, endulzar y fermentar; igualmente la cera para la fabricación de velas; y más tarde, también para la fusión de metales en “la forma perdida”. En Egipto fue utilizada para la momificación de cadáveres. Allí la apicultura se conocía desde el año 2600 a.C., y la abeja era el símbolo jeroglífico del Bajo Egipto. Diosa “Neit”: antigua diosa de la guerra y la caza, posteriormente creadora de dioses y hombres, divinidad funeraria, diosa de la sabiduría e inventora en la mitología egipcia. También representada como “abeja” En la China es muy antiguo su conocimiento y uso, la palabra abeja (“feng”) suena de un modo parecido a la que designa la “dignidad de conde”. Por lo demás, la abeja era menos símbolo de la diligencia que imagen del joven enamorado que revolotea alrededor de las muchachas. Igualmente, en algunos cuentos chinos, las abejas ayudan, como en Europa, a descubrir la novia adecuada. En occidente suele denominarse “pájaro de María” o “pájaro de Dios” y equivale al símbolo del alma. El que ve en sueños una abeja tiene ante sus ojos la proximidad de la muerte, el alma que se aleja en un zumbido. Por el contrario, si al fallecido le entra volando una abeja en la boca, vuelve a vivir.“Camino de las abejas” era como los antiguos alemanes describían el aire henchido de las almas de los muertos. "Rosa Abeja" R. Fludd, Summun Bonum, Francfort. 1629 En el ámbito del Mediterráneo hubo a menudo curiosas ideas sobre las abejas; se las consideraba carentes de sexo, y se decía que provenían de cuerpos en descomposición, no tenían sangre y no respiraban. Ciertas comparaciones antropomórficas les atribuían virtudes: valentía, castidad, diligencia, pulcritud, viviendo armónicamente en su república y dotadas de sentido artístico (“pájaros de las musas”). Los sacerdotes y sacerdotisas de Eleusis se llamaban “abejas”. Como el descanso invernal de las abejas se equiparaba a la muerte, también se las consideró símbolo de la resurrección. Ciertamente con estas acepciones la iconografía cristiana no escapó al influjo de las abejas. Fue el carácter infatigable de las abejas el que se constituyó en modelo del trabajo para la comunidad. San Ambrosio comparó a la Iglesia con la colmena, y a los piadosos miembros de la comunidad con las abejas, que de todas las flores sólo recolectaban lo mejor y evitaban el humo de la soberbia. La idea de que las abejas vivían del olor de las flores hizo de ellas un símbolo de la pureza y de la continencia; para Bernardo de Claraval eran un símbolo del Espíritu Santo. Vitral con imagen de San Ambrosio “Elocuente” En el ámbito profano se consideró a la abeja como un símbolo de la realeza, porque por mucho tiempo se confundió o creyó que la “reina” de las abejas era el “rey”. El lirio o flor de lis del escudo de Francia se ha hecho derivar hipotéticamente de la estilización de la figura de la abeja. La dulzura de la miel se tornó en símbolo de la elocuencia “dulce como la miel” de San Ambrosio y deSan Juan Crisóstomo (“boca de oro”). Como símbolo de Cristo sirvió también la dulzura de la miel asociada a la clemencia, aunque en unión con el agudo aguijón para el juicio final. La idea también tomada de la antigüedad de que las abejas no engendran ellas mismas su prole, sino que la recogen de las flores que ellas visitan en su vuelo constante, las unió a la Virgen María. Escudo "Abella de Conca" Su utilización en la heráldica está relacionada con su múltiple aparición, ejemplos: en el escudo de la familia corsa de Napoleón Bonaparte, como símbolo del orden y la diligencia. En el antiguo Egipto, el rey del Bajo Egipto era “aquél que pertenece a la abeja”, como el junco era símbolo del rey del Alto Egipto. http://www.docstoc.com/docs/104935828/HISTORIA-DE-LA-APICULTURA-EVOLUCION-Y-CONCEPTOSBASICOS