Un Archipielago en el Polo Norte: propuesta para unir Rusia...

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Un Archipielago en el Polo Norte: propuesta para unir Rusia y Norteamérica
Por Melisa Restrepo Molina
Con la formación de un archipiélago natural que atraviese el estrecho de Bering, 5 jóvenes arquitectos
ganan el Concurso Internacional de Ideas que pretendía conectar los continentes americano y
euroasiático.
El pasado mes de julio se anunciaron los ganadores al Concurso Internacional de Ideas para el Estrecho
de Bering: "Interconexión y comunicación" promovido por la Fundación para la Paz y Unificación (FPU) y
avalado por la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) y la Unesco. 135 propuestas alrededor del mundo
intentaron dar solución a la construcción de una autopista transcontinental que recorrería los 85
kilómetros que separan a Alaska en Estados Unidos de Siberia en Rusia a través del Estrecho de Bering.
Las bases del concurso pedían un puente o túnel que atravesara desde el Cabo Príncipe de Gales en
Estados Unidos hasta el Cabo Dezhnev en Rusia. La vía utilizaría las dos islas Diómedes localizadas en
medio del Estrecho para acortar los tramos a desplegar por el mar, ninguno de ellos mayor a 30
kilómetros. Esto posibilita su construcción siendo que el puente marítimo más largo del mundo consta de
36 kilómetros, el Hangzhou Bay Bridge de China.
Cuatro colombianos y una venezolana dieron con la clave: la formación de un archipiélago natural, y con
él, el despliegue de dos caminos: uno de infraestructura vial y el otro un recorrido natural por entre las
islas recién creadas. Para el jurado la firma de arquitectura, Taller 301, de Julián Restrepo y Pablo
Forero, más tres arquitectos invitados a participar con ellos, Manuela Mosquera, Susana Somoza y
Tomás Jaramillo, se llevaron el primer puesto por su sensibilidad ecológica, su atención al impacto
ambiental de la hazaña y su ingenio frente a los retos de construcción que suponen las condiciones
climáticas del círculo polar Ártico.
Por su posición respecto al eje de la tierra en el Estrecho de Bering sólo hay sol durante 4 meses del año.
El resto del tiempo todo es oscuridad y se hace imposible construir. Adicionalmente en las islas Diómedes
la temperatura media entre los -20 y -50 grados centígrados y no hay árboles. “El paisaje es
completamente horizontal. La vegetación es abundante pero no hay una sola forma vertical, ni siquiera un
árbol que corte con el horizonte” declara Manuela Mosquera.
La construcción de un puente contando con apenas 4 meses de luz y bajo constantes corrientes marinas,
vientos y el paso de icebergs, convierte el proyecto en un reto técnico. Para sobrellevar las dificultades
climáticas y dar continuidad al paisaje horizontal los ganadores propusieron emplear el método de
Reclamación de Tierras con el que se generan islas artificiales en Dubai. Consiste en extraer tierra del
fondo del mar y hacer montículos con ella. Los montículos conformarían las islas del archipiélago y
servirían como bases protectoras para las vigas del puente, asegurando su estructura.
Las condiciones climáticas en el Estrecho son tan agresivas que deformarían lo trazado inicialmente por
los arquitectos, según el jurado “difuminando las fronteras entre lo fabricado por el hombre y lo natural”.
Los montículos de tierra alterarían su forma y otros nuevos irían apareciendo; habría así una
remodelación natural y paulatina del paisaje. “En un encargo de esta escala no se trata de resaltar uno
mismo, ni de la autoría, sino de alcanzar los mayores efectos a partir de un gesto mínimo. Cualquier
intento por conectar dos continentes es monumental por sí mismo” explica Julián Restrepo.
La imagen de entrada a la propuesta consta de un mapa del Estrecho de Bering al que se le ha dibujado
el archipiélago como si éste ya hiciera parte del planeta. “Desde un principio quisimos que la gente viera
el proyecto y no pudiera distinguir qué era real. Queríamos que se preguntaran si no era ya así, con el
archipiélago en el Estrecho” afirma Pablo Forero.
Además de la autopista transnacional, se les pedía a los participantes del concurso diseñar un Parque de
la Paz con un monumento en conmemoración a quienes se han dedicado a su búsqueda y han muerto en
el intento por alcanzarla. El parque se localizaría en una de las dos islas Diómedes e incluiría un complejo
turístico y un centro de investigación geológica y biológica de la región polar.
Pero ¿en dónde situar el parque? La Pequeña Diómedes pertenece a los Estados Unidos, la Gran
Diómedes a Rusia. En la Gran Diómedes se hace más notoria la historia de la Guerra Fría: una base
militar abandonada. En la pequeña Diómedes queda parte de la comunidad esquimal que antes vivía en
ambas islas, ajena a las hostilidades nacionales.
Además la línea internacional del Tiempo que marca el cambio horario y de fecha se encuentra entre
ambas islas, aproximadamente a kilómetro y medio de cada una. Es decir que aun cuando estén a
escasos 4 kilómetros de distancia, Las Diómedes se encuentran a 24 horas de diferencia. Mientras es
hoy en la Pequeña Diomédes, en la otra es mañana.
El equipo decidió hacer de todo el proyecto parte del Parque de la Paz declarando al archipiélago parque
y reserva natural. Y en cuanto al monumento, optaron por hundirlo al nivel del mar para no interferir con el
paisaje y situarlo sobre la Línea Internacional del Tiempo, lugar en el que no hay tiempo posible:
"ampliamos la línea del NO-tiempo. Por eso la forma del monumento es una raya, una zanja en el
espacio” expone Tomás Jaramillo. Según el acta del jurado: Es una fisura en el océano, un memorial
inquietante y adecuado”.
Con aproximadamente 48 metros de largo, 6 a 8 de ancho y 7 de profundidad bajo el nivel del mar, el
monumento consta de una figura geométrica alargada a la que se llega remando o caminando cuando el
agua se ha congelado. Adentro de él sus visitantes experimentan un proceso introspectivo: “la idea es
alejarlos del paisaje, hacerlos conscientes sobre el otro. Por eso está hundido y por eso desde él uno no
ve el horizonte ni el mar, solamente el cielo, y a los demás" declara Pablo Forero.
¿Cómo unir dos continentes a través de las costas de Rusia y Estados Unidos? Un archipiélago, dos
caminos y un monumento que en la época del año de total oscuridad, se ve como una franja de luz
saliendo directamente del lecho marino. Entre las islas Diómedes el puente se convierte en túnel y la
conexión final entre ambos continentes se esconde a la vista. El estrecho no pierde su carácter de
estrecho, el mundo gana u archipiélago y la historia, que una vez dividió a Rusia de Estados Unidos, deja
su huella en el mismo paisaje cartográfico.
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