En la hora americana. Montevideo

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Aniversarios 2008 - Universidad de la República
Volumen 2
1918
Una hora americana
Vania Markarian
María Eugenia Jung
Isabel Wschebor
Archivo General
Universidad de la República
A Blanca París de Oddone (1926-2008) en reconocimiento
por su gran aporte a la historia de la Universidad y todo lo que
enseñó a sucesivas generaciones de estudiantes de la Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación.
© Universidad de la República, Montevideo, Uruguay, 2008.
Queda hecho el depósito que marca la ley
Impreso en el Uruguay, 2008
ISBN: 9974-0-0317-2
Tabla de Contenidos
Agradecimientos 9
Introducción
11
1. Algunas transformaciones en la enseñanza superior y media en Uruguay
Documentos
17
27
2. Una década en la historia del movimiento estudiantil uruguayo
Documentos
59
69
3. Córdoba y sus repercusiones locales
Documentos
93
107
Listado de documentos publicados
147
Agradecimientos
A Gladys Fernández, del Archivo General de la Universidad, por
su constante colaboración. A las archivólogas Adriana Juncal,
Natalia Feippe y Margarita Fernández que brindaron su apoyo
técnico desde el mismo archivo.
Al director de la Biblioteca Nacional, Tomás de Mattos, a la
directora del Archivo General de la Nación, Alicia Casas, y al
personal de ambas instituciones por facilitarnos el acceso a los
documentos allí conservados.
A Jorge Ares Pons por prestarnos materiales de su acervo personal.
A quienes trabajan en la oficina del Rectorado por su buena
disposición y permanente ayuda.
Introducción
La Universidad de la República conmemora este año cinco aniversarios
importantes de su historia en el siglo XX. Por esa razón, el Rectorado y el
Archivo General de la Universidad decidieron realizar una serie de publicaciones de recopilación documental para mostrar la relevancia de esos momentos
en la trayectoria de la institución. El recorrido comenzó con 1908, fecha del
Primer Congreso Latinoamericano de Estudiantes y la nueva Ley Orgánica de
la Universidad. Continúa ahora con las repercusiones del manifiesto reformista
proclamado en Córdoba en 1918 y seguirá en lo que resta del año con la aprobación de la Ley Orgánica de 1958, las movilizaciones estudiantiles de 1968 y
la Semana del Estudiante de 1983, inicio de la transición hacia la democracia
en nuestra casa de estudios.
Al presentar el segundo volumen de la serie, queremos reiterar nuestra
intención de contribuir al espíritu celebratorio que ya se siente en el ambiente
universitario con algunos insumos básicos que permitan seguir discutiendo en
profundidad sobre su pasado, su presente y su futuro. También queremos volver
12
Universidad de la República | Aniversarios 2008
a expresar nuestro reconocimiento a quienes nos han precedido en esta tarea de
investigación histórica, especialmente a Blanca París y Juan Oddone. Sus ya
clásicos libros han servido de guía a la labor de compulsa y selección documental que emprendió nuestro equipo recorriendo diversas instituciones, archivos,
bibliotecas y centros de documentación en busca de los rastros del pasado. Como
resultado de esa búsqueda, esta publicación contiene transcripciones de actas
del Consejo Central recopiladas en el Archivo General de la Universidad, así
como de diversos órganos estudiantiles, prensa nacional, publicaciones oficiales y
otros materiales que se encuentran en la Biblioteca Nacional. En base al análisis
de esas fuentes, definimos algunos ejes temáticos y preparamos breves textos
introductorios para nuestras selecciones documentales.
En el caso de 1918, año al que está dedicado este volumen, el principal
desafío fue poner en contexto histórico procesos y acontecimientos que, como
el movimiento estudiantil y el famoso manifiesto lanzado desde la Universidad
de Córdoba, siguen siendo emblemáticos de una forma de entender la universidad latinoamericana. Los tres capítulos que componen el libro enfrentan ese
reto en base a dos premisas fundamentales. En primer lugar, suscriben a la idea
de que lo sucedido en Córdoba fue una respuesta local frente a una manera de
conducir la educación superior que se juzgaba perimida y retrógrada desde la
ola de democratización política y social que se extendía en Argentina y la región. En segundo lugar, comparten la certeza de que el estallido de 1918 debe
inscribirse en una larga acumulación de luchas y reclamos de los movimientos
estudiantiles latinoamericanos en los años anteriores, con importantes mojones
en los congresos de los años 1908 en Montevideo, 1912 en Buenos Aires y 1914
en Lima. Esto quiere decir que los estudiantes de Córdoba pusieron en frases
encendidas una serie de aspiraciones que, de forma más o menos depurada, venían propagándose entre la juventud universitaria de América Latina. Sentaron
así las bases para un programa integral de reforma de la institución en todo el
continente en las décadas venideras.
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A partir de esas ideas básicas, el capítulo primero repasa las especificidades
y las más recientes modificaciones de la vida universitaria en Uruguay desde
el punto de vista de su estructura y funcionamiento, siempre en el marco de la
Ley Orgánica de 1908 que reforzó la preponderancia de la orientación “profesionalista” en la casa de estudios. Al compilar las iniciativas del Poder Ejecutivo
en esa área, se enfatiza tanto el continuado predominio de la tradición liberal
como el peso de las políticas de inclusión social del batllismo, dos factores que
de alguna manera amortiguaron el impacto de las potentes reivindicaciones de
Córdoba en nuestro medio.
El segundo capítulo aporta una visión de la historia del movimiento estudiantil uruguayo en la década anterior a 1918. El objetivo es reconstruir lo acontecido desde 1908, fecha de celebración del Primer Congreso Latinoamericano
de Estudiantes y de aprobación de la Ley Orgánica que consagró la participación
del alumnado en el gobierno de la Universidad. En los años siguientes, los esfuerzos por organizar a los jóvenes universitarios naufragaron en medio de los
efectos disgregadores de esa ley. De hecho, la nueva Federación de Estudiantes
Universitarios surgida en 1909 nunca alcanzó la fuerza de la vieja Asociación de
los Estudiantes de Montevideo, aunque continuó la publicación del periódico
Evolución que tanta importancia había tenido en el período inmediatamente
anterior. Recién en 1917 los combativos alumnos de secundaria, entonces bajo la
órbita de la Universidad, se lanzaron a una huelga que logró convocar a sus pares
de toda la institución convirtiéndose en el verdadero motor del renacimiento
del movimiento estudiantil luego azuzado por los coletazos de Córdoba.
El último capítulo pone por fin el foco en los sucesos de 1918 en esa ciudad
y sus repercusiones más inmediatas geográfica y cronológicamente. Se busca
mostrar la confluencia de reclamos y corrientes de origen local y regional cuyos
ecos resonaron por todo el continente, galvanizando también en Uruguay las
aspiraciones de cambio de los universitarios. Se hace evidente de este modo que
el lenguaje radical de Córdoba llegaba a un terreno fértil donde ya tenían raíces
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
los reclamos reformistas de autonomía, mayor atención a las necesidades sociales,
educación integral y cogobierno pleno que dieron el tono a El Estudiante Libre,
la revista de la Asociación de Estudiantes de Medicina, y a Ariel, del Centro de
Estudios del mismo nombre, ambas fundadas en 1919.
En su conjunto, este volumen trata de resumir la situación de la Universidad
de Montevideo en la segunda década del siglo pasado. El objetivo central es
dar perspectiva histórica al impacto local del manifiesto “a los hombres libres
de Sudamérica”, donde los estudiantes de Córdoba plasmaron en apasionadas
palabras su reclamo de una institución de investigación y enseñanza en sintonía
con las novedades culturales, sociales y políticas de la época. Las breves páginas
que abren cada una de las secciones de recopilación documental apuntan en esa
dirección y pretenden convocar a debates más amplios y profundos sobre el significado de ese pasado desde las necesidades del presente y el futuro de nuestra
casa de estudios. Sólo queda reiterar nuestra esperanza de estar aportando en ese
sentido y desear que el mismo efecto tengan los tres volúmenes que restan para
completar la serie de publicaciones sobre los aniversarios que la Universidad de
la República está celebrando este año.
Vania Markarian
Responsable del Área de Investigación Histórica
Archivo General de la Universidad
Volumen 2 | 1918
15
Notas sobre los criterios de edición
Se omitieron referencias a los aspectos formales de los documentos (sellos,
membretes, etc.) para hacer más ágil la lectura. Con el mismo objetivo, se corrigieron algunos detalles de escritura en aquellos casos en que los errores eran
obviamente involuntarios o el texto contenía formas en desuso que entorpecían
la lectura. Al final de cada documento se agregó la referencia a la fuente de la
cual fue tomado.
Dos símbolos que requieren explicación:
[…] fragmentos omitidos.
[abc] palabras agregadas por las autoras.
1
Algunas transformaciones
en la enseñanza superior
y media en Uruguay
En el período transcurrido entre 1908 y 1918 se realizó una serie de reformas
importantes en el ámbito de la enseñanza, especialmente durante la segunda
presidencia de José Batlle y Ordoñez (1911-15). Se buscaba así promover la
expansión de la educación pública como una herramienta fundamental para la
modernización del país, la democratización de la sociedad y la extensión de la
ciudadanía política. La Constitución de 1917, producto de negociaciones entre
los partidos, concretó cambios esenciales en este último sentido: la universalización del voto masculino, el reconocimiento del derecho al voto de la mujer y
la instalación de un Poder Ejecutivo pluripersonal.
En el período inmediatamente anterior a su aprobación y como parte de ese
mismo impulso de ampliación de la ciudadanía, la segunda administración de
Batlle había promovido una serie de proyectos orientados a extender la educación
secundaria y terciaria hacia quienes en un futuro próximo participarían de la vida
electoral y partidaria en forma directa. Fue esencial en ese sentido la gestión en
el Ministerio de Instrucción Pública del antiguo dirigente estudiantil Baltasar
Brum.1 Las reformas educativas del batllismo guardaban relación directa con
su modelo liberal en lo político, al tiempo que atendían a cambios y a nuevas
necesidades de una sociedad en pleno proceso de modernización. Así, la educación secundaria y terciaria constituía a la vez un espejo de las transformaciones
que se producían en el seno de la sociedad y una herramienta fundamental del
1 Al comienzo de la segunda presidencia de José Batlle y Ordoñez el Ministro de Instrucción
Pública era Juan Blengio Rocca.
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
gobierno para el desarrollo de sus proyectos de cambio. La educación se transformó de este modo en un tema central de la discusión pública: las propuestas
debatidas a nivel parlamentario fueron expresiones de distintas visiones sobre
el papel de la enseñanza en el desarrollo social y político del país.
Una de las primeras iniciativas impulsadas en ese período fue la aprobación
del proyecto para la creación de establecimientos de educación secundaria fuera
de Montevideo. Este decreto había sido sancionado a fines de 1906, durante la
presidencia de Claudio Williman, disponiéndose incluso la partida de fondos
suficientes para su concreción.2 Sin embargo, la propuesta no llegó a ser implementada y su puesta en marcha en el período posterior obligó a revisar el
proyecto y a aprobar nuevamente la legislación necesaria para llevarlo a cabo
en 1912.3
Para los batllistas, la instalación de liceos era una forma de “vivificar la
cultura” en la campaña, irradiando valores y conocimientos a los que hasta
el momento sólo se podía acceder en la capital. Si bien el proyecto reconocía
los esfuerzos realizados por algunas instituciones privadas, consideraba que la
inexistencia de liceos públicos en el resto del país aumentaba la desigualdad
de acceso a la educación y sus beneficios. Según el mensaje del Poder Ejecutivo, la ausencia de educación secundaria fuera de Montevideo explicaba cierta
“tendencia casi inevitable al juego y a las manifestaciones del arte inferior”. Se
aseguraba que en el futuro “el liceo será el foco de donde partirá este fecundo
impulso y el centro regulador de esta obra altamente patriótica y civilizadora, a
la cual el Poder Ejecutivo piensa dedicar preferente atención.”4 Los historiadores Juan A. Oddone y Blanca París dan crédito a esta postura al afirmar que la
creación de liceos permitiría “zanjar el profundo desnivel cultural que separaba
2 Ver el tomo anterior de esta misma serie: Vania Markarian, María Eugenia Jung e Isabel
Wschebor, 1908: El año augural (Montevideo: Archivo General de la Universidad de la
República, 2008).
3 Ver Registro Nacional de Leyes y Decretos, 5 de enero de 1912, 6-9.
4 Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 9 de noviembre de 1911, 171-3.
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Montevideo del Interior, apuntando a una injusta situación social [...] A través
de ellos […] la Universidad de la República [de la que entonces dependía la
educación secundaria] penetrará en el Interior del país asumiendo una efectiva
función de extensión cultural.”5
El proyecto trataba de impedir que los jóvenes perdieran tempranamente
los vínculos con sus poblaciones de origen, a la vez que apuntaba a mejorar el
nivel educativo y favorecer el desarrollo de la vida política en todo el territorio
nacional. Con ese propósito se ofrecían becas a los estudiantes con mejores calificaciones para continuar sus estudios en la Universidad de Montevideo. En
este punto, el proyecto vinculaba directamente niveles de instrucción y participación política ya que proponía otorgar las ayudas en función de la cantidad
de representantes en el Parlamento que tuviera cada departamento.
Una preocupación similar por preparar para el ejercicio de sus derechos y
deberes a los nuevos sectores que accederían a la ciudadanía política se expresó
en la creación de la Sección Femenina de Enseñanza Secundaria, también en
1912.6 A comienzos de la década de 1910, sólo el 5% de los 2.000 alumnos de
la Sección de Enseñanza Secundaria y Preparatoria eran mujeres. Muchas veces se
argumentaba que los padres sentían temor frente a la supuesta “promiscuidad”
y los “maltratos” que deberían enfrentar sus hijas en las instituciones educativas. Aunque ya existía un puñado de profesionales universitarias, la sociedad
aún se encontraba dominada por una mentalidad decididamente patriarcal que
teñía todas las discusiones y propuestas orientadas a mejorar la situación social
y cultural de las mujeres.7 Si bien el Poder Ejecutivo se manifestaba partidario de la educación mixta, defendió en este caso la necesidad de “legislar con
5 Juan Antonio Oddone y Blanca París, La Universidad uruguaya desde el militarismo a la
crisis, 1885-1958 (Montevideo: Universidad de la República, 1971), 113-4.
6 Ver Registro Nacional de Leyes y Decretos, 8 de mayo de 1912, 402-3.
7 Ver por ejemplo el capítulo sobre Paulina Luisi, primera médica egresada de la Universidad
en 1908 y defensora del sufragio femenino en Graciela Sapriza, Memorias de rebeldía: Siete
historias de vida (Montevideo: Puntosur Editores, 1988), 87-9.
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
arreglo a lo que sucede, a las necesidades presentes; y no en consideración a lo
que debería o podría ser.”8 Se optó así por sortear los prejuicios de la época y
proponer la creación de una sección específica de enseñanza media para mujeres
con el objetivo de fomentar la educación de las futuras ciudadanas.
La propuesta del Poder Ejecutivo desencadenó un importante debate en el
Parlamento. El principal temor de los sectores conservadores era que la educación
de la mujer tuviera como consecuencia directa su acceso al voto. El diputado
católico Juan Zorrilla fundamentaba su negativa al proyecto afirmando que “la
mujer ilustrada de esta manera ha de aspirar a derechos políticos y civiles en una
democracia de igualdad y de trabajo.”9 Ciertamente, la voluntad de impulsar
el ingreso de las mujeres a la enseñanza media era inseparable de las posiciones
de los batllistas con respecto al sufragio femenino. Esta cuestión propiciaba la
reacción de quienes no consideraban necesaria la instrucción de las mujeres dada
la “inferioridad de su cerebro”.10 En respuesta, el diputado socialista Emilio
Frugoni, quien desde un punto de vista ideológico y doctrinario no compartía
la idea de separación de los sexos, fundamentó a favor del proyecto atendiendo
a los prejuicios sociales que obstaculizaban en la práctica el acceso de la mujer
a la educación:
[…] creo que hubiera sido muy conveniente fomentar la afluencia
de alumnas a la Universidad […] bajo el régimen, bajo el sistema mixto; y esta consideración es la que me hizo vacilar mucho,
antes de decidirme a conceder mi voto en general a este proyecto,
pero, encarado el problema con espíritu práctico, no pude menos de reaccionar y de comprender que dadas las condiciones de
nuestro medio, las preocupaciones tan arraigadas entre los padres
de familia, una Universidad, o una sección de la Universidad
exclusivamente para las mujeres, tendrá siempre la virtud de
8 Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 9 de noviembre de 1911, 176-7.
9 Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 23 de noviembre de 1911, 345-6.
10 Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 23 de noviembre de 1911, 358-61.
Palabras del diputado Luis Melián Lafinur.
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23
atraer mayor cantidad de estas que la Universidad actual, y por
otra parte, el inconveniente que pueda representar esa prolongación del alejamiento de los sexos en la Enseñanza Secundaria y
Preparatoria queda neutralizado sobradamente con la ventaja del
mayor número de mujeres que vendrán a acogerse a los beneficios
de la institución.11
Se creó así la Sección Femenina de Enseñanza Secundaria bajo la dirección de
Clotilde Luisi, primera abogada graduada de la Universidad de Montevideo en
1910.12 Dado que la formación profesional era un motivo creciente de prestigio
y por lo tanto un factor importante para el ascenso social, esta medida despertó
los miedos de muchos frente al nuevo papel de las mujeres, años antes de que
obtuvieran sus derechos políticos. Para poner un ejemplo, el diputado Luis
Melián Lafinur consideraba que una de las razones por las que emigraban los
profesionales uruguayos era la creciente competencia de las mujeres en ciertas
profesiones.13
La propuesta de exoneración de matrícula para los estudios secundarios en 1916
fue otra de las iniciativas que tuvo como principal fundamento la ampliación del
acceso a la enseñanza como garantía del ejercicio democrático.14 Para sustituir las
rentas universitarias financiadas a través del cobro de matrícula, el gobierno propuso un proyecto complementario que gravaba las contribuciones inmobiliarias
de los propietarios de viviendas que no estuvieran residiendo en el país. Según
el historiador José Rilla, entre el último cuarto del siglo XIX y la tercera década
del XX, los impuestos representaban más del 90% de las rentas generales del
Estado, constituyéndose en la forma principal de financiación de los proyectos
de los sucesivos gobiernos. La contribución inmobiliaria, en particular, había au11 Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 28 de noviembre de 1911, 391-3.
12 Ver J. A. Oddone y B. París, ob. cit., 310.
13 Ver Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 23 de noviembre de 1911, 35861.
14 Ver Registro Nacional de Leyes y Decretos, 18 de enero de 1916, 110-1.
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
mentado 132% entre 1903 y 1915. En ese contexto, la solución propuesta por
15
el batllismo para solventar la gratuidad de los estudios secundarios replanteaba
una discusión más general sobre la redistribución de la riqueza generada a través
de la propiedad privada para fines públicos. Desde la perspectiva del gobierno, era
claro que la relación entre educación formal y democracia política debía sustentarse
en medidas económicas e impositivas que favorecieran a los sectores sociales que
querían acceder al sistema educativo pero no tenían los recursos necesarios.
Todas las iniciativas de extensión de la enseñanza media a través de la distribución geográfica de los liceos, la captación del alumnado femenino y la ayuda a
los menos favorecidos buscaban dar respuesta a la creciente demanda de acceso a la
educación como forma de ascenso social. Según la estimación de José Pedro Barrán
y Benjamín Nahum, el alumnado universitario se triplicó entre 1903 y 1915. La
cantidad de estudiantes universitarios por cada 10.000 habitantes creció de 4 a 9
entre el período 1888-1902 y 1915.16 El partido de gobierno compartía y alentaba
esa aspiración de profesionalización que se extendía en el país: aproximadamente
el 70% de los dirigentes batllistas tenía título universitario.17
Al mismo tiempo que fomentaba la expansión de la educación secundaria
y la posibilidad de ejercer las profesiones liberales, el gobierno trató de incidir
en la orientación de la formación terciaria, rompiendo con algunas de las características de la universidad tradicional y promoviendo su modernización. Este
punto merece más examen, con el objetivo de desentrañar las muchas paradojas y
contradicciones del modelo batllista. A efectos del presente análisis, basta decir
que el elenco gubernamental volcaba la balanza a favor de los sectores que, a
la interna de la política universitaria, buscaban hacer de la casa de estudios un
15 Ver José Rilla, La mala cara del reformismo: Impuestos, Estado y política en Uruguay, 19031916 (Montevideo: Arca, 1992), 23-4.
16 Ver José Pedro Barrán y Benjamín Nahum, Batlle, los estancieros y el Imperio Británico,
Tomo I: El Uruguay del 900 (Montevideo: EBO, 1979), 131-3.
17 Ver J. P. Barrán y B. Nahum, Batlle, los estancieros y el Imperio Británico, Tomo 3: El
nacimiento del batllismo (Montevideo: EBO, 1982), 101-5.
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centro de investigación científica, desarrollo tecnológico y difusión del conocimiento hacia toda la sociedad, y no una mera fábrica de títulos profesionales.
En ese sentido, las dos medidas más importantes del período fueron la creación de las llamadas “cátedras libres”, orientadas a eliminar los monopolios en
materia de modelos de enseñanza de las diferentes asignaturas, y la institución
de la evaluación periódica a los docentes, ambas enviadas por el Poder Ejecutivo
en 1914 al Parlamento. La sola existencia de cátedras alternativas a las oficiales
obligaba a la confrontación de ideas y al desarrollo de diferentes líneas de pensamiento. La fundamentación del proyecto lo planteaba de forma palmaria:
Hasta ahora, la profesión de una materia programada, que forma
parte de un plan de estudios, es un monopolio del catedrático. Este,
mientras viva, o mientras no renuncie, es árbitro de su enseñanza;
encastillado en tales o cuales doctrinas extremas, dispone del derecho más absoluto para imponerlas a sus oyentes, excomulgando a
todos los que no participen de sus ideas; si descuida la renovación
de sus conocimientos científicos, es decir, si se cristaliza, conserva, sin embargo, la facultad de seguir suministrando a varias
generaciones sus rutinarias explicaciones; si sus procedimientos
pedagógicos son deficientes, por ejemplo, si tiene una exposición
árida o confusa, los estudiantes, a pesar de todo, deberán soportarlo,
en el caso de que no esté autorizado el estudio libre.18
Algo similar se sostenía al implantar la evaluación sistemática de la actuación
de los profesores universitarios:
[…] el catedrático sólo debe retener su cátedra mientras sea el que
mejor pueda enseñar la materia correspondiente, pero ese derecho
por la propia naturaleza del magisterio, se extingue cuando aquella
condición desaparece, es decir, cuando hay otro que lo aventaja y
que aspira a desempeñar el mismo cargo.19
18 Diario de sesiones de la Cámara de Representantes, 6 de febrero de 1915, 478-80.
19 Ibídem.
Junto con las medidas y reformas antes comentadas, estas propuestas académicas
muestran hasta qué punto el ambiente universitario que recibió el llamado de la
reforma de Córdoba ya había comenzado a extenderse y a diversificarse desde el
punto de vista social y cultural. La Universidad de Montevideo y en particular el
movimiento estudiantil habían anticipado en 1908 algunos de esos postulados
reformistas, como el cogobierno y la extensión universitaria. En la década siguiente,
el Poder Ejecutivo promovió la expansión de todos los niveles educativos generando
mejores condiciones para que se produjeran los cambios anhelados por muchos
al interior de la mayor casa de estudios del país. Es importante señalar, empero,
que no hubo en este período transformaciones significativas en lo que respecta al
gobierno universitario, fenómeno que había centrado el debate a principios de
siglo. La Ley Orgánica de 1908 siguió vigente sin modificaciones, garantizando
la estructura federada de facultades y la relación de dependencia de la Universidad
con respecto al poder político.20 De todos modos, no parece exagerado decir que
varios de los planteos del gobierno batllista entre 1911 y 1915, especialmente los
referidos a la ampliación de los modelos y espacios de enseñanza y a la gratuidad
de la misma, dieron respuesta puntual al nuevo clima que demandaba de las universidades latinoamericanas una rápida modernización para ponerse a tono con
las novedades sociales, políticas y culturales de la época.
20 Ver el tomo anterior de esta misma serie: V. Markarian, M. E. Jung e I. Wschebor, ob. cit.
Documentos
1. Mensaje del Poder Ejecutivo sobre la creación
de liceos departamentales, mayo de 1911.
Montevideo, 4 de mayo de 1911
Honorable Asamblea General:
Durante el ciclo administrativo 1903-1907 se inició y resolvió la misma
cuestión que el Poder Ejecutivo somete ahora a la ilustrada consideración de
Vuestra Honorabilidad.
La ley de 23 de enero de 1906 y los decretos de 22 de noviembre de 1905
y 5 de enero de 1907 habían arbitrado los fondos necesarios y planeado en
excelente forma la fundación de diez y ocho [sic] liceos departamentales de
enseñanza secundaria.
No habiéndose cumplido en la oportunidad debida las recordadas disposiciones es imposible cumplirlas hoy, no sólo por estar agotado el remanente del
Empréstito de Conversión, sino también porque la organización liceal de 1907
no armonizaría en todo con la nueva organización universitaria.
Es por tanto necesaria la intervención legislativa; y, por ello, se os envía el
adjunto proyecto de ley cuyas disposiciones sintéticas habilitarán al Poder Ejecutivo para establecer los nuevos centros de enseñanza en forma que respondan,
lo más ampliamente posible, a los fines de su institución.
El Poder Ejecutivo da gran importancia a la fundación proyectada, porque
en su opinión, los liceos constituirán un factor poderoso de mejoramiento intelectual, moral y social de los núcleos de población en que sean establecidos.
30
Universidad de la República | Aniversarios 2008
Considera que de su acción, racionalmente orientada, depende en modo
capital el porvenir de la enseñanza y de la cultura general en la República.
Fuera de Montevideo son muy pocas las ciudades y villas que tengan ambiente
científico, artístico y literario. Establecer un liceo es vivificar esos ambientes,
introduciendo en ellos elementos capaces de originar actividades saludables.
Estas mismas ideas inspiraron los decretos citados al principio. Las observaciones y experiencias propias y ajenas que han podido acumularse desde entonces,
no han modificado en lo más mínimo el modo de pensar del Poder Ejecutivo;
antes bien, han servido para convencerlo de que es urgente realizar cuanto antes
aquella iniciativa.
Toda enseñanza debe tener dos fines: el instructivo y el educativo: esto es: se
enseña con el doble objeto de trasmitir conocimientos a los alumnos (instrucción)
y de formarles un criterio, de hacerlos más inteligentes, morales aptos para la
vida (educación). El fin educativo es tan importante como el instructivo: ambos
deben desarrollarse armónicamente. Pues bien, ninguna enseñanza que cumpla
esos fines se da oficialmente, fuera de Montevideo, a la juventud egresante de
la escuela primaria. Y decir que no se da oficialmente, vale decir que no se da
en forma alguna.
Existen, es verdad, meritorias instituciones particulares: pero la eficacia de
su acción no es satisfactoria. Entretanto el estado mantiene una situación injusta
que no debe durar.
El habitante de la Capital tiene a su disposición exclusiva y costeado por
el esfuerzo nacional todo lo que necesita para perfeccionar su educación y preparación profesional. El que vive fuera de Montevideo no tiene ni aun donde
adquirir un minimum de conocimientos superiores.
Las consecuencias de este régimen injusto son múltiples y graves. Ponerlas
todas de relieve no es posible, ni tampoco necesario dada la ilustración y experiencia de Vuestra Honorabilidad.
El Poder Ejecutivo se limitará a indicar someramente algunos de los beneficios inmediatos que reportará la creación de liceos.
Actualmente, el alumno en sus estudios primarios se encuentra en la situación
siguiente: o ingresa a uno de esos institutos cuyo fin principal es preparar el
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31
ingreso a las carreras universitarias, o pasa, sin transición, de la escuela primaria
a la vida práctica. En los dos casos el resultado es casi siempre negativo.
Las facultades, por brillantes que sean, tienen forzosamente que embotarse,
o por lo menos, debilitarse, en un medio escaso de cultura ambiente. En las
ciudades populosas, el que egresa de la escuela primaria, además de recibir una
educación muy superior a la de la escuela rural, halla los elementos necesarios
para educarse. La cultura, puede decirse, flota, se absorbe casi inconscientemente: los teatros, los museos, la prensa, los monumentos, son poderosos medios
educativos.
Todos esos elementos escasean en nuestras poblaciones de campaña y de ahí
su psicología especial: la tendencia casi inevitable al juego y a las manifestaciones del arte inferior. El liceo tendrá por resultado inmediato proporcionar el
órgano de la cultura que hoy falta; y, como consecuencia mediata perfeccionar el
criterio y elevar el nivel intelectual de la población entera, porque una enseñanza
completa y racional estará gratuitamente al alcance de todos.
Esta enseñanza es hoy costosísima.
Los padres que desean proporcionársela a sus hijos, además del sacrificio
pecuniario, tienen que imponerse otro mucho mayor: separarse de ellos, enviándolos a Montevideo.
Esto, que es ya difícil tratándose de varones, es imposible tratándose de
mujeres pues sólo en casos excepcionales los padres se deciden a separarse de
sus hijas para enviarlas a educarse a la Capital.
Así, para los no ricos, la educación de sus hijos es muy difícil y priva a estos
de la vida del hogar: la educación de las mujeres es casi imposible. Para los
pobres ambas cosas son igualmente irrealizables.
Pero aún en los casos en que no existen dificultades de orden privado
para acudir a los centros educativos de Montevideo, existe todavía un grave
inconveniente en esa centralización de la enseñanza. Los estudiantes se desvinculan de sus pueblos de origen. Una vez formados se resisten con bastante
generalidad a volver a sociedades que han dejado de armonizar con sus actuales condiciones mentales y sólo por excepción se sienten atraídos por sus
antiguas residencias.
32
Universidad de la República | Aniversarios 2008
Se comprende fácilmente cuán contrario al progreso de los centros secundarios
es este éxodo continuo hacia la Capital, que los priva de sus mejores elementos.
En todo el país, y con mayor razón en campaña deberá forzosamente
hacerse extensión universitaria en todas sus formas: el liceo será el foco de
donde parta este fecundo impulso y el centro regulador de esta obra altamente patriótica y civilizadora, a la cual el Poder Ejecutivo piensa dedicar
preferente atención.
No menor será la utilidad del liceo en la formación del personal docente
para las escuelas públicas. Las autoridades escolares han proyectado desde
hace tiempo la fundación de institutos normales en campaña, guiadas en
parte por móviles semejantes a los que conduce la creación de los liceos. La
solución de ese importante problema, que mejorará infinitamente la enseñanza primaria, será mucho más fácil contando con el personal de profesores
de liceo, que serán los encargados de la preparación teórica de los maestros
primarios.
Considera el Poder Ejecutivo que el proyecto debe contener desde luego la
enunciación del pensamiento de crear becas en favor de los mejores alumnos
que cursen los estudios liceales, a fin de que puedan completar en Montevideo
la carrera a que se sientan inclinados. Habrá así un estímulo para que los que
inicien sus estudios, en el sentido de que sus desvelos y sus esfuerzos serán
oportunamente premiados con una beca para continuar su preparación científica
en la Universidad.
Como la asignación de becas debe guardar, en lo posible, relación con la
población de los departamentos, cree el Poder Ejecutivo que pueden tomarse
como base la proporción que fijan las leyes electorales vigentes a la representación nacional.
Por este motivo, el artículo 8º establece que el número de becas será igual
al de diputados que elija cada Departamento.
El proyecto de ley acompañado contiene solamente algunas disposiciones
fundamentales, cuya latitud deja amplio margen a la reglamentación. En esta
materia sería perjudicial establecer en la ley detalles, porque es una materia que
exige continuos cambios y modificaciones.
Volumen 2 | 1918
33
Lo razonable es dejar a los órganos ejecutivos, y en especial a los técnicos,
todo lo que no requiera imprescindiblemente disposición legislativa.
Es lo que se hace en el proyecto. […]
José Batlle y Ordoñez
Juan Blengio Rocca
[Tomado del Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes,
9 de noviembre de 1911, 171-3.]
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
2. Informe de la Comisión de Instrucción Pública
de la Cámara de Representantes sobre la creación
de liceos departamentales, octubre de 1911.
Vuestra Comisión de Instrucción Pública os aconseja que prestéis vuestro
voto a la creación de liceos departamentales a que se refiere el mensaje y proyecto
del P.E. [Poder Ejecutivo] de fecha 4 de mayo del corriente año, con las modificaciones de detalle contenidas en el proyecto sustitutivo que acompañamos
al presente informe.
No estimamos necesario abundar en mayores consideraciones respecto de la
idea fundamental porque su oportunidad y conveniencia nos parecen satisfactoriamente demostradas en el mensaje del P.E. [Poder Ejecutivo] La instrucción
secundaria oficial es hoy un privilegio exclusivo de la Capital de la República. La
iniciativa particular ha dotado a algunas, muy contadas, poblaciones del Interior,
de centros de enseñanza que representan, ciertamente, un esfuerzo meritorio
y laudable, pero que, por múltiples razones, no pueden tener el alcance ni la
eficacia de los que el Estado en condiciones de instituir.
Es, pues, deber del Estado reaccionar contra la centralización absoluta en
que hasta hoy permanece la enseñanza secundaria oficial. En general, todo propósito de descentralización merece ser fomentado, en lo administrativo como
en lo político, siempre que las localidades que hayan de resultar favorecidas por
él estén dotadas, o sea fácil dotarlas, de los elementos suficientes para atender
dentro de su propio seno a determinada necesidad de su vida moral o material.
La desproporción en el reparto de civilización y de influencias dirigentes entre la
Capital y el resto de la República, es ya excesiva, sin duda, y no podría dejársela
tomar cuerpo sin plantear un serio problema para el porvenir. Es verdad que, en
lo que a la cultura intelectual se refiere, esa desproporción es, en ciertos límites,
más natural e inevitable que en otras manifestaciones de la actividad social: pero
cabe propender a reducirla en algo desde ahora, extendiendo ciertos organismos
de cultura no enteramente elementales, a aquellos centros urbanos que, por su
población y vitalidad, los admitan con lo que se dará, además, aplicación adecuada fuera de Montevideo a una parte de los elementos aptos para trasmitir y
propagar su ilustración mediante las funciones de la cátedra.
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[…]
Sala de la Comisión, 19 de octubre de 1911.
José Enrique Rodó – Francisco Soca – Ubaldo Ramón Guerra – Ambrosio
L. Ramasso – Salvador T. Miláns – Jaime Ferrer Olais (discorde en cuanto al
artículo 10).
[Tomado del Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes,
9 de noviembre de 1911, 174-5.]
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
3. Mensaje del Poder Ejecutivo sobre la creación
de la Sección Femenina de Enseñanza Secundaria,
junio de 1911.
Montevideo, 2 de junio de 1911
Honorable Asamblea General:
Consecuentemente con su propósito de mejorar y ampliar en todo sentido
las instituciones de enseñanza, el Poder Ejecutivo tiene el honor de someter a
V. H. [Vuestra Honorabilidad] el adjunto proyecto de ley, por el cual se crea
una Sección de Enseñanza Secundaria y Preparatoria, destinada exclusivamente
al sexo femenino.
En todos los países civilizados se ha iniciado, y continúa, una evolución que
tiende a mejorar la situación de la mujer. Hay millares de mujeres que ocupan
puestos públicos y ejercen todas las carreras liberales con los más satisfactorios
resultados.
Entre nosotros ese movimiento de progreso es tan lento, que en la actualidad
la Escuela Secundaria y Preparatoria cuenta apenas con cien alumnas, mientras
que el número de alumnos alcanza a dos mil.
La exigüidad de la concurrencia femenina debe atribuirse principalmente a
que la mayoría de las familias se resiste a enviar niñas –que salen de la escuelas
de Instrucción Primaria, en las cuales, a partir del 3er año, los sexos están rigurosamente separados– a cursar estudios secundarios a la Universidad, donde
por mucha que sea la atención de las autoridades respectivas, no es posible la
vigilancia estricta ni la protección eficaz de padres o maestros.
El personal docente primario está constituido en su enorme mayoría por
maestras, lo que prueba que un gran número de mujeres se dedican en nuestro
país al estudio de la única profesión de carácter científico que está a su alcance,
en cuyo ejercicio despliegan dotes de inteligencia, laboriosidad y abnegación
superiores a todo elogio.
Pues bien: es seguro que si existiesen escuelas cuyo acceso no presentase
el inconveniente de orden especial arriba indicado, todas o una gran parte de
esas valientes y meritorias mujeres podrían perfeccionar sus conocimientos:
Volumen 2 | 1918
37
contribuir así con más eficacia a la difusión de la cultura en todas las clases
sociales, especialmente en las menos afortunadas: y entrar a la lucha por la vida
en condiciones menos desventajosas que las actuales.
No hay en este proyecto nada que tienda a acentuar la separación de sexos.
Al contrario, propende él a la comunidad de actividades; por él se quiere
dar a la mujer elementos de que hoy –con notoria injusticia– se ve privada, a
fin de que pueda actuar en las mismas profesiones que hasta ahora sólo en casos
excepcionales puede ejercer.
Siendo así, resultaría absurdo hallar tendencias separatistas en la creación
proyectada.
Pero el elemento femenino no concurre a la Universidad en la proporción
debida porque, en las actuales circunstancias, existen motivos atendibles que
se lo impiden.
Esos motivos serán o no justificables teóricamente, pero existen, y fuerza es
legislar con arreglo a lo que sucede, a las necesidades presentes; y no en consideración a lo que debería o podría ser.
Mientras no se modifique el actual estado de cosas, serán poco numerosas
las mujeres que sigan estudios universitarios.
Y este hecho injusto y contrario al interés social, se modificará, a juicio
del Poder Ejecutivo, creando la escuela que facilite la instrucción secundaria y
preparatoria de la mujer.
Injusto y contrario al interés nacional es el actual sistema, pues hace de
la enseñanza y cultura superiores el casi exclusivo privilegio del sexo fuerte y
priva a la colectividad de preciosos elementos de progreso que contribuirán a
su perfeccionamiento moral e intelectual.
El gasto anual previsto para el funcionamiento del nuevo organismo es de
veinticinco mil novecientos ochenta pesos y cinco mil pesos más, por una sola
vez, para instalación.
En realidad, la erogación inmediatamente exigible será mucho menor, pues
puede reducirse, durante los dos primeros años, a los gastos de instalación y a
los sueldos del decano, secretario, cinco profesores y otros gastos: todo lo cual
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
ascenderá a diez y siete mil seiscientos pesos en el primer año, y a doce mil
seiscientos sesenta en el siguiente.
En esta forma, el presupuesto, autorizado se irá aplicando, gradualmente,
según lo requieran las exigencias del servicio; y sólo al quinto o sexto año de
funcionamiento, serán necesarias todas las partidas establecidas en el artículo
2º del proyecto acompañado.
Además debe tenerse presente que el progreso de la institución no importará,
probablemente, aumento de gastos para el erario público, por cuanto las rentas
propias de la nueva sección serán aplicadas exclusivamente al sostenimiento de
la misma […].
El Poder Ejecutivo ruega a V.H. [Vuestra Honorabilidad] preste a este
asunto preferente atención y tiene el honor de reiterarle las seguridades de su
alta consideración.
José Batlle y Ordoñez
Juan Blengio Rocca
[Tomado del Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes,
9 de noviembre de 1911, 176-7.]
Volumen 2 | 1918
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4. Debate parlamentario sobre la creación
de la Sección Femenina de Enseñanza Secundaria,
noviembre de 1911.
José Pedro Varela en nombre del Consejo Universitario:
[…] ¿Es deseable un aumento de la cultura intelectual en la mujer de nuestro
país? Cree el Consejo que no se puede vacilar en dar una contestación afirmativa:
que no puede haber un hombre de oración que sostenga lo contrario, y en ese
sentido fue afirmativa también la opinión unánime de sus miembros.
¿Ese ‘desiderátum’ no puede obtenerse por los medios actuales? Como se sabe,
en estos últimos años ha ido en aumento el número de estudiantes mujeres en
nuestra Sección que hoy alcanza a 104. Sin embargo, es indudable que un número
considerable de niñas se ven privadas de ese medio de completar sus estudios por
el inconveniente real o supuesto, que se les presenta a muchos padres, de enviar
a sus hijas a un establecimiento en que han de estar junto con los varones. La
realidad de los hechos es esta y por consiguiente, resulta lógico y natural que
el P.E. que busca la manera de aumentar la cultura intelectual de la mujer, vea
necesaria la creación de un instituto especial para mujeres como medio de salvar
la dificultad antes apuntada. Por otra parte, el Consejo es el primero en reconocer
que no deja de tener algunos inconvenientes la promiscuidad de los sexos en
los primeros años, cuando las niñas son demasiado jóvenes para darse cuenta
exacta de la manera cómo conviene que se conduzcan en frente de los varones:
pero ese inconveniente no existe más allá de los 16 o 17 años, desde cuya edad,
la niña se convierte en mujer con plena conciencia de sus actos, conciencia que
es más precoz precisamente en los casos de niñas que cultivan su inteligencia,
como son justamente las que ocupan ahora nuestra atención. Por las razones
expuestas, el Consejo considera que los medios actuales son insuficientes para
alcanzar el incremento de cultura intelectual, en la mujer, todos reconocemos,
que hay imprescindible necesidad en fomentar.
¿Cuál es el medio más eficaz y más propio de dar satisfacción al anhelo expresado? La opinión del Consejo se inclinó a aceptar una fórmula que contempla
las dificultades apuntadas y las allana completamente. Según esa opinión debería
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
reducirse en sus proporciones el proyecto del P. E. [Poder Ejecutivo] contentándonos por el momento con la creación de un Liceo de Enseñanza Secundaria
exclusivamente para mujeres, bajo la dependencia del Consejo actual, y en el
cual las niñas recibirán educación o instrucción en condiciones casi idénticas a
los varones. Esos Estudios durarían cuatro años en los dos casos, al cabo de los
cuales la niña, ya señorita, por lo menos de 17 años, o se daría por satisfecha con
la suma de conocimientos y de experiencia adquiridos en este tiempo, o bien
podría optar por continuar sus estudios en la Sección Preparatoria y después en
las Facultades superiores, sin que existieran ya respecto de ella los inconvenientes a que antes nos hemos referido. La mayoría del Consejo entiende también,
que por el momento, al menos es preferible para los bien entendidos intereses
de nuestra sociedad, que la mayoría de los jóvenes se decidan por la primera
fórmula. Sin perjuicio de reconocer que en un futuro, más o menos lejano, las
circunstancias puedan quizás variar y hacerse aceptar como práctica y útil lo
que hoy sólo se nos aparece como una noble idea teórica. Pero aun en este caso,
cree el Consejo que no hay motivo para precipitarse y hacer las cosas de golpe.
Más prudente es, sin duda, aceptar por ahora la sola creación del Liceo de Enseñanza Secundaria para niñas que es el que vendrá a llenar la necesidad que se
reconoce existir de proporcionar los medios adecuados para obtener un aumento
de la cultura intelectual de la mujer. Y no se crea, que es esta una opinión del
Consejo, especial para la mujer, pues no está muy lejos de creer que es deseable
que el mismo resultado se obtenga con los varones: no es ciertamente un número
considerable de abogados, médicos, ingenieros, etc., lo que más conviene al país,
sino que el mayor número posible de ciudadanos reciba una cultura intelectual
más intensa, que los convierta en miembros realmente útiles para la sociedad,
en cualquiera de las actividades que despliegue más adelante.
Otra cuestión interesante puede presentarse con motivo de la creación del
Liceo de Enseñanza Secundaria especial para niñas. ¿La enseñanza que debe darse
en él, debe ser la misma que se proporciona a los varones, salvo diferencias de
detalle, o por el contrario debe ser fundamentalmente distinta? Este punto dio
lugar a una larga e interesante discusión en el seno del Consejo, inclinándose
por último la mayoría de sus miembros, en el sentido de que esa enseñanza debe
ser casi idéntica en lo fundamental, sin perjuicio de reconocer la conveniencia que existe de sustituir alguna o algunas materias que, como por ejemplo
la economía doméstica, son de evidente utilidad para las jóvenes. La cultura
Volumen 2 | 1918
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general, a juicio de la mayoría, no puede ser en lo fundamental, más que una:
por consiguiente, los estudios que deben hacer los jóvenes de uno u otro sexo,
tienen que parecerse mucho.
En resumen: el Consejo por mayoría opina, que es conveniente la creación
de un Liceo o Sección de Enseñanza Secundaria para las niñas dependiente de la
Universidad, en cuyo establecimiento se seguirá un plan de estudios, que no se
diferenciará fundamental del adoptado par a los varones, aunque se reconoce que
pueden convenir algunas modificaciones que no lo alteren sustancialmente. El
Liceo estará bajo la dependencia de la Universidad. Las niñas podrán optar por
seguir sus estudios en la Sección de los varones, si así lo deseen, tanto las que ya
se encuentren cursando allí sus estudios, como las que empiecen en el futuro.
[Tomado del Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes,
9 de noviembre de 1911, 179-80.]
Diputado Juan Zorrilla:
[…] A mi modo de ver, señor Presidente la creación de una Universidad de
Mujeres es innecesaria, y no es solamente mi opinión la que podría manifestar
en este caso, sino la de muchas graduadas y estudiantes que la han significado
públicamente por la prensa.
Ellas, que son las más interesadas en este asunto, han sostenido que ni es
necesaria esta Sección de Enseñanza Secundaria y Preparatoria, ni es necesaria
tampoco la separación de sexos para los estudios, dos puntos sobre los cuales
hace hincapié el Poder Ejecutivo en sus mensajes, y dos puntos sobre los cuales
también está en desacuerdo el Consejo Universitario.
Por otra parte, este asunto, esta ley, tiene proyecciones sociales muy complejas y una filosofía por cierto muy interesante. No seré yo el que vaya a tratar
este tópico, porque me concretaré a fundar mi voto negativo en este asunto. Sin
embargo, tengo la firme persuasión de que la solución verdadera, la solución
conveniente, sería ir a lo que aconseja el Consejo Universitario de Enseñanza Secundaria y Superior, es decir, a un Liceo de Enseñanza Secundaria donde la mujer
fuera a completar los conocimientos que adquiere en la escuela de instrucción
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
primaria, dejando para el futuro esta otra preparación universitaria, que quizás
en nuestro medio social no sea todavía la más propicia ni la más exigida.
Además yo creo que este proyecto podría llevarnos –empleando una frase ‘bismarckiana’– a aumentar el proletariado del bachillerato; y ante esta perspectiva
pregunto yo: ¿es necesaria, es útil esa educación científica para nuestra mujer?
¿No tiene suficiente con la educación que recibe ahora? ¿Prepararla para la lucha
por la vida –como dice el mensaje del Poder Ejecutivo– no será crear, en nuestro
país, quizás, la mujer sufragista? […] porque me parece que la mujer ilustrada
de esta manera ha de aspirar a derechos políticos y civiles en una democracia de
igualdad y de trabajo. Yo, señor Presidente, todavía no estoy convencido de la
necesidad de esa instrucción superior para nuestra mujer. Creo que con la solución
que propone el Consejo Universitario sería lo suficiente. Estas son, pues, ligeramente expresadas, las razones por que no he suscripto el informe y por que dejo
formulado mi voto negativo a esta iniciativa del Poder Ejecutivo.
[Tomado del Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes,
23 de noviembre de 1911, 345-6.]
Diputado Luis Melian Lafinur:
Yo pensaba votar silenciosamente en contra de este proyecto, como voté en
la discusión general, reservándome el derecho únicamente de hacer constar en
el acta mi voto; pero dadas las proyecciones que ha tenido el debate y las ideas
que se han emitido, creo de mi deber fundar brevemente mi voto.
Excuso decir que esta es una cuestión que a mí no me apasiona y en la cual
pienso con completa serenidad.
La he estudiado y puedo agregar que he visto de cerca los efectos de pretender
poner a la mujer al igual del hombre.
Con todos estos antecedentes fundaré mi voto.
Este proyecto tiene inconvenientes económicos, inconvenientes sociales y
proyecciones, en mi concepto, que perjudicarán al país.
Volumen 2 | 1918
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Creo, además, que estamos en condiciones especiales para no propiciar este
género de proyectos.
La razón económica por que me opondría es esta: que, dígase lo que se quiera,
un establecimiento de enseñanza para mujeres, como el que se proyecta, no es
realmente necesario, puesto que ellas pueden asistir a la Universidad.
El argumento de los peligros que ejerce para niñas menores de 17 años la
confraternidad con jóvenes más o menos de su misma edad, me parece que no
se ha justificado por la experiencia de estos últimos años.
[…]
Creo, por el contrario […] que esa promiscuidad a veces es conveniente,
porque se determinan vínculos juveniles que después, más tarde se legalizan
[…].
Hay razones de otro orden, especiales para nuestro país; él presenta en
América un fenómeno excepcional: que en lugar de ser en realidad un país de
inmigración, es un país de emigración.
Los uruguayos emigran a la Argentina y al Brasil; hace muchos años que se
ha establecido esa corriente emigratoria [...].
Hace algún tiempo, discutiéndose aquí, no recuerdo qué asunto que se relacionaba con la carrera de ingeniería, el señor ingeniero Canessa, propiciando
un aumento de sueldo a ciertos ingenieros que iban a tomar intervención en
un trabajo del Estado que era materia de un proyecto de ley, decía que debería
aumentarse ese sueldo, porque los ingenieros uruguayos eran reclamados en la
Argentina y que allí inmediatamente encontraban colocación.
El hecho es indudable. Todos los señores diputados saben, como yo, que hay
muchos ingenieros en la República Argentina salidos de nuestro país, y que hay
médicos en las mismas condiciones, en la Argentina y el Brasil.
De manera que si existe ya un proletariado intelectual para los hombres ese
proletariado se aumenta estimulando la carrera científica en las mujeres, y se
estimula en un doble concepto: porque se obliga a los hombres a emigrar en
razón de la competencia que les vienen a hacer las mujeres, que, aunque sea muy
útil tener ciudadanas ilustradas, lo que necesitamos nosotros son ciudadanos.
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
[…]
Bien, señor Presidente: siempre he visto, por eso, con pocas simpatías el
ingreso de las mujeres a las carreras científicas y a los empleos públicos, porque todas ellas, en realidad, lo que hacen es desalojar a un ciudadano que, no
encontrando ocupación, emigra.
[…]
No soy enemigo de la educación de la mujer; y más: no soy enemigo de
que la mujer, si quiere, se haga médica, abogada o ingeniera. Mis opiniones
liberales no consentirían que yo afirmara semejante cosa. Lo que yo creo es que
los gobiernos y los legisladores y las autoridades no deben estimular eso, que
deben dejarlo al arbitrio de cada uno.
Yo no propiciaría una ley que les cerrara a las mujeres las puertas de la
Universidad. Creo que ellas no ganarían nada con eso: están en su derecho de
elegir la carrera que quieran.
La cuestión del feminismo empieza, precisamente, por estos estímulos.
Esas niñas que van a la Universidad para iniciarse en los estudios secundarios
se enorgullecen: ingresan después a la Sección de Preparatorios, y siguen una
carrera; y con ese motivo aumentan el proletariado intelectual y descuidan sus
ocupaciones que son propias de su sexo y que, a las de humilde condición, acaso
pudieran darles fortuna.
Por ejemplo: todo el mundo sabe que en Montevideo existen modistos; las
modistas sólo son para sombreros y para trajes de baile y de lujo; pero los trajes
de paseo, esos trajes de paño que son tan elegantes, que nuestras compatriotas
exhiben en las calles, son hechos por sastres, por modistos; y si no se les llenara
a las mujeres la cabeza de esa fantasía de profesiones liberales, muchas, de cuna
humilde, se dedicarían a aprender oficios.
Por eso digo que se descuida el porvenir de la mujer, de muchas que podrían
ser útiles para ellas y para la sociedad, y se les abre el camino del proletariado.
Hay una causa para que el proletariado en la mujer intelectual sea más
inminente que en el hombre, que es la inferioridad de su cerebro. Esta es una
cuestión científica que tratarían mejor que yo los distinguidos profesores de
medicina que tenemos en nuestro seno; pero yo no necesito el argumento
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científico y fisiológico para llegar a comprender esa inferioridad: ella es visible,
ella es tangible.
Antes, hace cincuenta o sesenta años, podía la mitad más interesante de la
humanidad decir que en su competencia con el hombre se encontraba siempre
en condición de inferioridad, porque no se la educaba a la par del hombre.
Pero de mediados del siglo XIX, o algo antes para acá, ese argumento ha
desaparecido: las mujeres, cuando quieren, se educan lo mismo que los hombres,
y las mujeres no se distinguen en la misma proporción que los hombres. No me
refiero ya a manifestaciones científicas, sino que aun en aquellas ocupaciones
que son en ellas del mismo dominio que en los hombres como la música, por
ejemplo: hasta ahora no ha salido ningún Beethoven ni siquiera un Verdi.
¿No sería este argumento para demostrar que es inútil que vengan a ocupar
el lugar de los hombres, seres que no pueden reemplazarlos?
Con la pintura sucede lo mismo que con la música.
Hay en Europa casi tantas mujeres como hombres que se dedican a la pintura
y hasta ahora no ha salido ningún Murillo ni siquiera ningún Gérome. Apenas
puede hablarse de Rosa Bonheur que pintaba caballos muy bonitos, pero no
mejores de los que pintarían muchos artistas del sexo masculino.
[…]
¿Qué es el feminismo?
No cabe duda alguna que es un mal, y al feminismo se va por el camino de
las universidades femeniles; y el feminismo ni siquiera es una manifestación en
absoluto de los pueblos libres, porque uno de los países en que hizo más camino
el feminismo fue en Rusia, y las niñas, de feministas se convirtieron en nihilistas,
y gran parte de ellas, por esa gracia, fueron a dar a Siberia…
[…]
En Inglaterra hizo también camino el feminismo.
Tuvieron las feministas la suerte de que algunas damas inglesas, altamente
colocadas, propiciaran las teorías feministas, entre ellas la esposa de un célebre
publicista, Stuart Mill, y los resultados que el feminismo ha dado en Inglaterra
han sido desastrosos y hasta escandalosos.
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
Porque es claro: colocada la mujer al nivel del hombre en las manifestaciones de la vida, aspira a tomar lugar en la política. Las mujeres que se dan a la
política, dislocan su hogar; se ocupan de todo menos de sus hijos, si los tienen,
y generalmente procuran no tenerlos, aunque sean casadas.
Creo que no sería esta una perspectiva para nosotros; pero tanto en Rusia
como en Inglaterra, como en los Estados Unidos de que ahora hablaré, las mujeres científicas, las mujeres médicas, las mujeres abogadas, han sido un fracaso,
y han sido un fracaso por eso a que me refería hace un momento, porque, salvo
una que otra contada excepción, la inferioridad de la mujer es indiscutible.
En los Estados Unidos, que es el país en que más se arraigan todas estas
innovaciones que atañen a la libertad y a los derechos de cada uno, no creo que
existan abogadas, y si las hay, deben ser muy pocas, porque nunca he oído hablar
de ellas, y lo que es a las médicas, nadie les hace absolutamente caso.
Allí en aquel país de tantas libertades y de un sentido práctico tan acentuado, a causa del feminismo suelen emplear los yanquis una frase, diciendo que
en los Estados Unidos hay dos grandes males: los negros y el feminismo, y a fe
que tienen razón. […].
[Tomado del Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes,
23 de noviembre de 1911, 358-61.]
Diputado Emilio Frugoni:
[…] no soy partidario de la división de la enseñanza en dos zonas, una para
hombres y otra para mujeres; que no creo plausible la persistencia de mantener
la división de los sexos en la instrucción.
Ya Bebel, en su conocida obra ‘La Mujer’, combate como una práctica que
obstaculiza la emancipación de la parte más débil de la humanidad, la preocupación de mantener separados los sexos de la infancia, apartándolos de su
posición natural y constituyendo un verdadero antagonismo con su relación
de amo y esclavo, o cuando menos de seres que deben mirarse con una cierta y
recíproca prevención.
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Desde la escuela, dice Bebel, se comienza a conspirar contra la Naturaleza.
Rigurosamente se aparta a las niñas de los varones, y el antagonismo comienza
así a diseñarse.
Ahora bien: este antagonismo […] deja a la mujer y al hombre en jerarquías
distintas; no deja que surja la confianza mutua, que tan provechosa es para los
dos; paraliza sus movimientos y no permite a sus cualidades características
desarrollarse completamente.
En estas sociedades sudamericanas, sin duda por un resabio de la candorosa
época colonial, es acaso donde más se hace notar esta diferencia de planos, en
que viven y actúan los dos sexos; en que la demarcación que mantiene al uno
frente al otro aparece más clara.
[…]
En nuestro país el fenómeno es todavía más acentuado. Aquí la presencia de
una señora en un café lleno de hombres, casi no se concibe, y hasta en el teatro,
nuestras ingenuas costumbres locales nos han impuesto una separación ridícula,
instituyendo la cazuela y el paraíso.
En cuanto a los baños mixtos, recién empezamos a tolerarlos, y ya es mucho,
por cierto, dada la distancia que acostumbramos guardar, que concurran a nuestra Universidad ese cinco por ciento de señoritas sobre el total de los alumnos
inscriptos, de que nos hablaba el señor Ministro de Instrucción Pública en una
de las sesiones anteriores.
Y bien: este alejamiento de los dos sexos constituye un mal, que tiene,
por otra parte, arraigo profundo en prejuicios cristianos que van contra la
verdadera y sana moral; constituye un mal, decía, que debemos esforzarnos
en combatir, porque es una práctica que contraría la Naturaleza y perjudica
a la sociedad.
[…]
Yo por eso tuve mis grandes vacilaciones al estudiar este proyecto; levantaba en mi ánimo bastantes resistencias la idea de crear una sección separatista,
digámoslo así, en nuestra Universidad, exclusivamente dedicada a las mujeres.
Yo habría deseado, habría acogido con entusiasmo todas las iniciativas del Consejo Universitario tendientes a poner a la Universidad actual en condiciones de
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
atraer un mayor número, una mayor cantidad de alumnas, dotándola de nuevos
servicios accesible hasta las cátedras a las profesoras, para que la confraternidad
de los sexos fuera completa.
Yo sabía, por otra parte, que hay un núcleo no pequeño de mujeres que concurre a las aulas universitarias, y me consta que no existe ningún inconveniente
digno de ser tomado en cuenta, que haga molesto para ellas y temible para los
padres la presencia de las señoritas en las clases.
[…]
Yo también he actuado muchos años en la Universidad, como estudiante
y como catedrático, y lo que he podido constatar es que hasta los estudiantes
revoltosos e inquietos de Preparatorios –no hablemos de los estudiantes de las
Facultades superiores– se han acostumbrado a la presencia de las niñas y saben
respetarlas perfectamente. Esto indicaría, además que esa presencia hasta podría
ser útil y eficaz como un elemento de educación para la juventud masculina
que, entre nosotros, no tiene bastante desarrollado el sentido del respeto que
se debe a la mujer, y no se caracteriza, ciertamente, por la caballerosidad ni por
la galantería.
Además, estos detalles […] bien podrían ser evitados con una vigilancia más
estricta y más rigurosa; y, entonces, sería el caso de compeler a las autoridades
respectivas a que tomaran todas las medidas tendientes a que estos hechos no
pudieran reproducirse.
Yo creo que hubiera sido muy conveniente fomentar la afluencia de alumnas
a la Universidad, dar incremento a la corriente femenina hacia la Universidad,
bajo el régimen, bajo el sistema mixto; y esta consideración es la que me hizo
vacilar mucho, antes de decidirme a conceder mi voto en general a este proyecto,
pero, encarado el problema con espíritu práctico, no pude menos de reaccionar y
de comprender que dadas las condiciones de nuestro medio, las preocupaciones
tan arraigadas entre los padres de familia, una Universidad, o una sección de
la Universidad exclusivamente para las mujeres, tendrá siempre la virtud de
atraer mayor cantidad de estas que la Universidad actual, y por otra parte, el
inconveniente que pueda representar esa prolongación del alejamiento de los
sexos en la Enseñanza Secundaria y Preparatoria queda neutralizado sobrada-
Volumen 2 | 1918
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mente con la ventaja del mayor número de mujeres que vendrán a acogerse a
los beneficios de la institución.
[Tomado del Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes,
28 de noviembre de 1911, 391-3.]
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
5. Ley de creación de la Sección
de Enseñanza Secundaria y Preparatoria
para estudiantes femeninas, mayo de 1912.
Poder Legislativo.
El Senado y la Cámara de Representantes de la República Oriental del Uruguay, reunidos en Asamblea General,
DECRETAN:
Artículo 1º. Créase en la Universidad de Montevideo una sección de enseñanza
secundaria y preparatoria destinada exclusivamente al sexo femenino.
Artículo 2º. El Presupuesto de la Sección será el siguiente:
Decano y Secretaría..................................................................... Anual
1 Decano....................................................................................$2400
1 Secretario................................................................................$1080
1 Auxiliar de Secretaría...............................................................$ 420
1 Bedel........................................................................................$ 720
1 Oficial de Biblioteca.................................................................$ 600
1 Conserje...................................................................................$ 400
3 Porteros a $ 360 cada uno........................................................$1080
Personal Enseñante y Anexo
1 Profesor de Francés...................................................................$ 900
1 Idem de Inglés.........................................................................$ 900
1 Idem de Física..........................................................................$ 900
1 Idem de Química.....................................................................$ 900
1 Idem de Matemáticas...............................................................$ 900
1 Idem de Historia Natural.........................................................$ 900
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1 Idem de Filosofía y Pedagogía..................................................$ 900
1 Idem de Historia Universal......................................................$ 900
1 Idem de Historia Nacional y Americana...................................$ 900
1 Idem de Educación Cívica y Nociones de Derecho Usual..........$ 900
1 Idem de Cosmografía................................................................$ 900
1 Idem de Geografía....................................................................$ 900
1 Idem de Literatura....................................................................$ 900
1 Idem de Gramática...................................................................$ 900
1 Idem de Dibujo........................................................................$ 900
1 Idem de Gimnástica.................................................................$ 900
2 Jefes de trabajos prácticos para enseñanza experimental
de Química, Física e Historia Natural, a $ 900 cada uno............$ 1800
1 Ayudante de gabinete de física..................................................$ 360
1 Peón de Museo de Historia Natural..........................................$ 360
Gastos Generales
Gabinetes y Laboratorios.............................................................$ 600
Gastos de Oficina........................................................................$ 300
Para fomento de Biblioteca..........................................................$ 600
Alquiler de casa.........................................................................$ 1800
Total.......................................................................................$ 26920
Gastos de instalación (por una sola vez)......................................$ 5000
Art. 3º. Los profesores a que se refiere el artículo anterior serán nombrados
provisoriamente y en forma directa por el Poder Ejecutivo, a propuesta del Consejo, durante los dos primeros años de existencia de la institución; pero, tanto
para esta forma de designación, como para adjudicar cátedras por oposición,
52
Universidad de la República | Aniversarios 2008
no se procederá sino sobre la certidumbre de que el agraciado reúna aptitudes
pedagógicas probadas.
Los nombramientos directos se mirarán siempre como esencialmente revocables.
Art. 4º. Las rentas propias de esta Sección se invertirán en la forma prescripta en el artículo 16 de la ley de 31 de Diciembre de 1908 que reorganizó
la Universidad.
Art. 5º. Los profesores dictarán todos los cursos en que se subdivida cada
materia dedicándole el número de horas semanales que el Consejo juzgue necesario.
Art. 6º. Los reglamentos y planes de estudio serán establecidos por el Consejo,
con aprobación del Poder Ejecutivo.
Art. 7º. La prohibición de acumular sueldos, establecida por el artículo 25
de la ley 31 de Diciembre de 1908, queda derogada en lo que se refiere a los
decanos de ambas secciones de enseñanza secundaria y preparatoria.
Art. 8º. Rigen, en todo lo que no sea materia de disposición especial, las
leyes y reglamentos universitarios vigentes.
Art. 9º. El Poder Ejecutivo reglamentará la presente ley.
Art. 10º. Comuníquese, etc.
Sala de Sesiones de la Honorable Cámara de Senadores, en Montevideo a 8
de mayo de 1912.
Feliciano Viera, Presidente.
M. Magariños Solsona, 1er Secretario.
[Tomado del Registro Nacional de Leyes y Decretos,
8 mayo de 1912, 402-3.]
Volumen 2 | 1918
53
6. Mensaje del Poder Ejecutivo sobre renovación
de los contratos docentes universitarios
y cátedras libres, noviembre de 1914
Montevideo, 10 de noviembre de 1914.
H. [Honorable] Asamblea General:
Tengo el agrado de someter a la aprobación de V. H. [Vuestra Honorabilidad]
un proyecto de ley estableciendo “Cátedras libres” en las Facultades Superiores
y en las Secciones de Enseñanza Secundaria y Preparatoria.
Ese proyecto modificará fundamentalmente la enseñanza universitaria, haciéndola más intensa y más avanzada.
Ocurre, en la actualidad, con alguna frecuencia, que ciertos profesores –una
vez que han conseguido una cátedra– dejan de renovar sus conocimientos,
ajustándolos a las evoluciones de la ciencia, y de ese modo se convierten en
verdaderas rémoras que desprestigian los claustros universitarios.
El catedrático –por la propia índole de sus funciones– no puede ser equiparado
a un empleado cualquiera de la Administración que ocupe un cargo oficinesco, y
a quien sólo se le reclama una actuación mediana. Aquél tiene una misión más
elevada que cumplir, puesto que su rol es el de contribuir a moldear las generaciones que están destinadas a influir con mayor eficacia en la vida nacional, y,
por lo tanto, el Estado tiene el derecho de exigirle que en todos los momentos
consagre a la cátedra el máximum de atención posible, y que la conserve por su
prestigio intelectual y por su ilustración, y no únicamente en virtud del derecho
que le hubiese acordado una ley.
Si los principales cargos de la Administración son amovibles, como ocurre aún
en la Universidad con los de Rector, de Decanos, de miembros de los Consejos,
etc., no hay razón para aplicar a los profesores un criterio distinto.
El catedrático sólo debe retener su cátedra mientras sea el que mejor pueda
enseñar la materia correspondiente, pero ese derecho por la propia naturaleza del
magisterio, se extingue cuando aquella condición desaparece, es decir, cuando
hay otro que lo aventaja y que aspira a desempeñar el mismo cargo.
54
Universidad de la República | Aniversarios 2008
Se dirá que esa tesis conspira contra los derechos de los catedráticos, pero
es indudable que ella contempla ampliamente los intereses de los que son profesores de verdad y que se sentirán orgullosos de que en cualquier momento
se compruebe sus dotes intelectuales, y será, en cambio, altamente perjudicial
para todos los que hacen de la cátedra un ‘modus vivendi’, a la que no atienden
mayormente y a la que se hallan vinculados, no por vocación, sino por algunas
ventajas materiales.
Planteado el problema en esa forma, la objeción, como se ve, pierde importancia.
No obstante lo que precede, el proyecto adjunto respeta la situación de los
profesores que adquirieron sus cátedras por concurso, estableciendo que seguirán
desempeñándolas por diez años, y que, vencido ese término, si la presunción que
sentó el concurso, esto es, de que el vencedor era el más apto, continua siendo
exacta, se le nombrará por cuatro años y así sucesivamente. Pero si la práctica
demuestra que aquella presunción ya no concuerda con la realidad, entonces, el
profesor, en nombre de los intereses supremos de la enseñanza, debe ser separado
y ceder su puesto a otro que sirva con más competencia.
[…]
Por los artículos 9º y siguientes se crean en las Facultades y en las Secciones
“Cátedras libres”, que serán de benéficos resultados no sólo para la preparación
de los estudiantes sino que, también, contribuirán poderosamente a mejorar
el profesorado.
Hasta ahora, la profesión de una materia programada, que forma parte de
un plan de estudios, es un monopolio del catedrático. Este, mientras viva, o
mientras no renuncie, es árbitro de su enseñanza; encastillado en tales o cuales
doctrinas extremas, dispone del derecho más absoluto para imponerlas a sus
oyentes, excomulgando a todos los que no participen de sus ideas; si descuida la
renovación de sus conocimientos científicos, es decir, si se cristaliza, conserva, sin
embargo, la facultad de seguir suministrando a varias generaciones sus rutinarias
explicaciones; si sus procedimientos pedagógicos son deficientes, por ejemplo,
si tiene una exposición árida o confusa, los estudiantes, a pesar de todo, deberán
soportarlo, en el caso de que no esté autorizado el estudio libre.
Volumen 2 | 1918
55
Con el procedimiento en vigor, la enseñanza oficial se desacredita, los
alumnos estudian para salir del paso, y los esfuerzos intelectuales brillantes
que son el resultado de la emulación que provoca un profesor inteligente, así
como la investigación científica, hacen cada vez más raros puestos que en tales
condiciones es necesaria la influencia que viene del exterior de la Universidad,
o aptitudes extraordinarias, para que el estudiante reaccione contra la mediocridad dominante y salve su joven personalidad del embotamiento, que sería la
consecuencia del medio en que actúa.
Pues bien, H. [Honorable] Asamblea: para separarse de ese sistema, para
hacer que la vida universitaria sea activa, estudiosa e investigadora, conviene
facilitar el acceso a la cátedra a todo el que se sienta con aspiraciones a enseñar,
en vez de alejarlo para atraerlo el día que ella quede vacante por renuncia o por
muerte del titular.
[Tomado del Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes,
6 de febrero de 1915, 478-80.]
56
Universidad de la República | Aniversarios 2008
7. Mensaje del Poder Ejecutivo sobre exoneración
de matrícula a estudiantes de secundaria,
noviembre de 1914.
Montevideo, 17 de noviembre de 1914
H. [Honorable] Asamblea General:
Tengo el agrado de someter a la aprobación de V. H. [Vuestra Honorabilidad]
un proyecto de ley exonerando de los derechos de matrículas y de exámenes
a los alumnos reglamentados de enseñanza secundaria, y facultando al Poder
Ejecutivo para extender ese beneficio a los demás estudiantes.
La exoneración propuesta se limita por ahora a los estudiantes reglamentados
de enseñanza secundaria, porque esta, por su finalidad, está destinada a aumentar
la cultura general del pueblo, y se requiere la calidad de reglamentados, porque
para que la tenga es necesario que los estudiantes se consagren a los cursos,
quedando, por ello, casi siempre inhabilitados para ganarse la vida, mientras
que los libres pueden hacerlo.
[…]
La enseñanza secundaria debe ser gratuita, persiguiendo el mismo fin que
la primaria, debe, como ésta ser gratuita.
Pero se dirá que esa reducción es por ahora inconveniente, dado el estancamiento de las rentas.
Podría contestarse a esa objeción diciendo que si existen dificultades económicas para el Estado, también las hay, y mayores, para los estudiantes, con la
diferencia de que el primero puede procurarse nuevos recursos para hacer frente
a los desequilibrios que se produzcan en las rentas universitarias, y en cambio,
a los segundos, la subsistencia del estado de cosas que se trata de remediar,
impondría el abandono de los cursos, lo que representaría no sólo un sacrificio
individual, siempre doloroso, sino aun un posible perjuicio para el país, al cual
afectaría en último término esa restricción de la cultura universitaria.
Volumen 2 | 1918
57
[…] para compensar esa disminución se destina a rentas universitarias un
recargo que sobre el impuesto de Contribución Inmobiliaria se impone a los
propietarios que residan fuera del país.
[Tomado del Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes,
21 de enero de 1915, 257-8.]
2
Una década en la historia del
movimiento estudiantil uruguayo
Como se analizó en el capítulo anterior, la Universidad experimentó durante
la década previa al movimiento reformista de Córdoba varios cambios en su
estructura organizativa y formas de enseñanza sin modificar en lo sustancial su
marcada orientación profesionalista. La institución compartió con el gobierno
batllista la decisión de extender la educación a vastos sectores sociales, lo cual
se concretó mediante una serie de iniciativas impulsadas desde Poder Ejecutivo
y aprobadas por el Parlamento entre las que se destacaron la creación de los
liceos departamentales, el establecimiento de la Sección de Enseñanza Secundaria
Femenina y la gratuidad de la matrícula para la educación media.
El movimiento estudiantil representado por la Asociación de Estudiantes de
Montevideo experimentó en esos años un lento decaimiento. El historiador Mark
Van Aken atribuye su debilitamiento a un “drenaje de energías” producido por
el esfuerzo de organizar el primer Congreso Latinoamericano de Estudiantes en
1908, así como al pasaje de sus principales dirigentes a la Liga de Estudiantes
Americanos, creada en esa instancia. También la autonomía de las facultades
establecida por la Ley Orgánica de 1908 coadyuvó al desmembramiento de la
centralizada agremiación del alumnado.1 Algo similar señalaron los propios
estudiantes al constatar que la militancia se había dividido “en grupos parciales
1 Ver Mark Van Aken, Los militantes: Una historia del movimiento estudiantil uruguayo desde
sus orígenes hasta 1966 (Montevideo: Fundación de Cultura Universitaria, 1990), 47.
62
Universidad de la República | Aniversarios 2008
que se reunieron espontáneamente al constituirse las diversas Escuelas y Facultades, en masas colectivas alrededor de los nuevos centros”.2
Estas palabras provenían de la generación que había fundado la Federación de
Estudiantes del Uruguay (FEU) en 1909 en reemplazo de la vieja Asociación. La
“FEU de La Cumparsita”, como se la denominó en alusión al famoso tango que
Gerardo Matos Rodríguez escribió en su sede, fue fundamentalmente un espacio
de socialización, esparcimiento y difusión cultural mediante charlas, cursos y el
mantenimiento de una biblioteca. Un breve repaso de las actividades enumeradas
por la Comisión directiva en su memoria anual de 1914 da cuenta del carácter
de la organización: conferencias de estudiantes, obtención de la prórroga del
período de exámenes suplementarios, instalación de carpas en las playas, rebaja
del precio de libros en casas europeas, adquisición de juegos para el entretenimiento de los asociados, apoyo a las comisiones seccionales de matemáticas y
medicina en sus fiestas y creación de la Liga Universitaria de Fútbol.3
Además, la FEU continuó editando el periódico Evolución fundado por la
Asociación de Estudiantes en 1906, aunque imprimiéndole una orientación
principalmente cultural y académica dirigida a la divulgación de material de
apoyo a las clases y de fragmentos de obras de prestigiosos intelectuales nacionales y extranjeros. La revista se solventó gracias a subvenciones del Ministerio
de Instrucción Pública, a los avisos y a la suscripción de la Universidad, de la
Sección de Enseñanza Secundaria y de la Oficina Internacional Universitaria
Americana, instalada en Montevideo desde 1910.4 Otra línea de continuidad
con la Asociación fue el relacionamiento con otras organizaciones americanas
y europeas, especialmente con la Liga de Estudiantes Americanos y la Corda
Frates, con la que los uruguayos tenían vínculos desde 1906.
2 Evolución, mayo de 1914, 2-3.
3 Ver Evolución, setiembre de 1914, 239-40
4 Ver Ibíd.
Volumen 2 | 1918
63
Sin embargo, la FEU careció de un programa orgánico así como del carácter
reivindicativo y del grado de combatividad que había alcanzado su predecesora.
Como afirma Van Aken, “las ideas de reforma universitaria fueron bajadas de
tono por la nueva organización, y sus dirigentes evitaron cuidadosamente toda
demostración de radicalismo político”. La Federación no logró nunca convertirse
en la portavoz de los estudiantes como lo demuestran los insistentes llamados a
la participación y a la unión estudiantil realizados desde Evolución. La “indiferencia generalizada de los estudiantes” era similar a la que había experimentado
la vieja Asociación en sus primeras épocas, antes del congreso de 1908.5
En 1911, de hecho, José F. Arias, Secretario General de la Federación y
editor de su periódico, propuso celebrar un Congreso Nacional de Estudiantes
sosteniendo que “El pasado nos dice que los períodos más florecientes de nuestro
centro estudiantil, fueron aquellos en que la FEDERACION o la Asociación
pudo dar beneficios: Congresos, comisiones, fiestas clases, paseos, revistas, veladas, etc., etc”.6 Pero sus esfuerzos fueron vanos y en 1914 Evolución volvía a
cargar sus tintas sobre el fracaso de la FEU en crear una organización centralizada y lanzaba un nuevo llamado a los universitarios a asociarse “aunando sus
energías para que estas sean intensificadas por la fuerza extraordinaria que la
unión engendra”.7
De todos modos, la FEU no permaneció indiferente frente a las iniciativas
educativas del gobierno:
Nuestro medio universitario, se extiende día por día: hoy no se
limita […] al único centro de la Universidad de Montevideo, sino
que aparece multiplicado por la existencia de los Liceos departamentales, cuya creación constituye un espléndido triunfo del
ansia de ilustración, tan intensa, de nuestro pueblo. A este rico
contingente hay que sumar el caudal provisor de la intelectuali5 M. Van Aken, ob. cit., 48.
6 Evolución, diciembre de 1911, 3.
7 Evolución, octubre de 1914, 4.
64
Universidad de la República | Aniversarios 2008
dad femenina, que se ejercita con entusiasmo para conquistas del
pensamiento.8
Sin embargo, la Federación no tuvo incidencia en las reformas concretadas en
esa época como resultado de la actuación de antiguos militantes estudiantiles,
entre los que se destacaron Baltasar Brum, Ministro de Instrucción Pública
durante el gobierno de José Batlle y Ordoñez, y Héctor Miranda, docente de
derecho penal y diputado también batllista.
En general, la FEU permaneció alejada de las demandas y medidas de lucha
emanadas del estudiantado. Prueba indiscutible de esto fue la indiferencia de
Evolución frente a la renombrada huelga que paralizó las actividades en los
centros educativos de Montevideo y algunos del interior del país durante el mes
de mayo de 1917. El conflicto comenzó entre los estudiantes de secundaria a
causa de la disminución del número de inasistencias permitidas por año. Pronto
amplió su plataforma reivindicativa a otros aspectos del sistema educativo y
se extendió a toda la Universidad.9 Para ese entonces, la FEU había dejado de
funcionar.
En gran medida, la huelga fue una reacción espontánea frente a la incapacidad real de la Sección de Enseñanza Secundaria para hacer frente al vertiginoso
incremento del alumnado, que se había triplicado entre 1900 y 1915.10 El desborde de las aulas se convirtió en un “problema central” para la Universidad que
abordó la problemática con gran rigor y provocó el reclamo de los secundarios
de equiparar sus derechos con los universitarios.11 Es posible también que las
demandas de los huelguistas fueran influidas por el contexto político nacional,
fuertemente polarizado por la propuesta batllista de reformar la Constitución
8 Ibídem.
9 Ver El Plata, 26 de abril 1917, 6, y La Razón, 27 de abril de 1917, 2.
10 Juan Antonio Oddone y Blanca París, La Universidad uruguaya desde el militarismo a la
crisis, 1885-1958 (Montevideo: Universidad de la República, 1971), 2:311.
11 Ver M.Van Aken, ob. cit., 51.
Volumen 2 | 1918
65
para instituir un Poder Ejecutivo colegiado. En este sentido, Van Aken señala
que los líderes más notorios de la huelga eran blancos o socialistas (Carlos Quijano, Lincoln Machado Rivas, Luis Gil Salgueiro y Manuel Seoanne), al tiempo
que indica que fueron los estudiantes blancos quienes acusaron al Decano de
la Sección Secundaria por malversación de fondos.12 Sin embargo, también es
cierto que el diario oficialista El Día no dudó en defender a los estudiantes en
sus reivindicaciones más inmediatas al subrayar que las nuevas reglamentaciones
de asistencia eran “demasiado rigurosas” y contradecían el interés del gobierno
de fomentar un mayor acceso a la enseñanza.13
Más allá de sus motivaciones, lo cierto es que la lucha de los alumnos de
secundaria se extendió rápidamente y ganó una intensidad inusitada, tal como
lo expresa la siguiente cita del matutino montevideano El Plata:
La huelga estudiantil que no se había sindicado hasta hoy más que
por los incidentes bulliciosos y pintorescos que rodean cualquier
manifestación colectiva de los estudiantes ha degenerado ya en
un movimiento serio e importante donde se han producido ya
accidentes sangrientos y bastante numerosos por cierto.14
Estas palabras aludían a la violencia que había adquirido el enfrentamiento
luego de que las autoridades educativas convocaran a la policía para sofocar una
manifestación estudiantil en la escalinata de la Universidad. La intervención
provocó duras refriegas y varios heridos de ambos bandos. Los bomberos trataron
de socorrer a los policías y fueron recibidos a pedradas por los manifestantes
que luego se resguardaron en el interior del edificio universitario. Perseguidos y
desalojados, varios fueron arrestados y conducidos a la comisaría. Según consta
en las crónicas periodísticas, la “batalla” distorsionó el tránsito de las tranquilas calles de Montevideo y transformó la zona circundante en un “campo de
12 Ver Ibíd., 52-3.
13 El Día, 27 de abril de 1917, 4.
14 El Plata, 27 de abril de 1917, 8.
66
Universidad de la República | Aniversarios 2008
agramante”. “El aspecto que ofrecieron los alrededores de la Universidad fue
realmente desconsolador”, sostuvo El Plata.15
Luego esos violentos sucesos, una numerosa asamblea celebrada en el local
del Centro de Estudiantes de Derecho eligió un “comité de huelga” para dirigir el conflicto y comunicarse con las autoridades educativas. El Consejo de
Secundaria rechazó las peticiones estudiantiles que iban más allá del régimen
de asistencias y cuestionaban los programas y sistemas de exámenes. El Consejo
de la Universidad, por su parte, discutió largamente sobre sus competencias
y finalmente decidió respaldar la actuación de las autoridades de secundaria
pronunciándose en forma contraria a los reclamos de los estudiantes.16
Mientras tanto, los huelguistas buscaban compensar la pérdida de clases
mediante la creación de un “instituto libre” donde las materias serían dictadas
por docentes y estudiantes avanzados de acuerdo con los programas de la Universidad. Los gastos de funcionamiento e instalación serían subvencionados por
los mismos inscriptos mediante un aporte mensual.17 Conforme a la información
suministrada por El Plata, los cursos se implementaron con éxito y recibieron
el apoyo de profesores y alumnos, lo que llevó al Comité de Huelga a tratar de
extender la experiencia a varios departamentos del interior del país.18
Sin embargo, la medida estudiantil fue debilitándose y algunos alumnos
empezaron a ingresar a las clases regulares.19 En este contexto y luego de lograr
que el Consejo de Secundaria no computara las inasistencias del período de la
huelga y ampliara los períodos de exámenes, el Comité resolvió dar por fina15 Ibídem.
16 Ver Libro de Actas de las Sesiones celebradas por el Consejo Universitario, N. 17 (1915–
1920), 15 de mayo de 1917, 224-30, Archivo General de la Universidad de la República,
Montevideo.
17 Ver El Plata, 16 de mayo de 1917, 8.
18 Ver El Plata, 19 de mayo de 1917, 8.
19 Ver M. Van Aken, ob. cit., 53.
Volumen 2 | 1918
67
lizado el conflicto. Van Aken, que analizó en detalle su desarrollo, sostiene
20
que su real significación no estuvo dada por la concreción de sus reclamos sino
por el impacto que tuvo sobre el alumnado universitario. La huelga sacudió al
adormecido movimiento estudiantil alcanzando gran resonancia en la opinión
pública. Aunque su plataforma no incluía la reforma social ni la autonomía
universitaria, insistiendo simplemente en la vieja exigencia de representación
de los secundarios en los consejos, sus efectos fueron duraderos y se proyectaron
hacia una futura organización de estudiantes comprometida con los objetivos
reformistas. El próximo capítulo muestra que el Centro de Estudiantes Ariel,
surgido como consecuencia directa de la huelga de 1917, se convirtió prontamente “en un foco de rebelión estudiantil” y dio “nuevo ímpetu” al movimiento
de reforma universitaria en nuestro país.21
20 Ver El Plata, 31 de mayo de 1917, 8.
21 M. Van Aken, ob. cit., 50-5.
Documentos
1. Artículos de Evolución sobre la Federación
de Estudiantes del Uruguay,
agosto-setiembre de 1910 y diciembre de 1911.
Odres Nuevos
La Federación de Estudiantes del Uruguay ve por fin realizados sus deseos
más vehementes con la publicación de esta revista, expresión y propagadora de
sus fines sociales.
En esta nueva etapa de su vida intelectual, EVOLUCION aspira a ser la
misma compañera eficaz de los estudiantes y el mensajero, como hasta ayer, de
la concordia estudiantil del continente. A este respecto ella no innova nada,
sino que ratifica plenamente la obra total de sus predecesores.
Si no fuera que la expiración del año escolar nos oprime y coarta originariamente todo propósito de expansión o mejoramiento, esta sería la oportunidad de
decir el sentido en que aquélla debiera ser corregida y el sentido en que debiera
ser aumentada. Porque cualquiera sea el éxito u opinión de que EVOLUCION
haya gozado hasta ahora, cabe en toda obra humana el perfeccionamiento, y la
Federación de los Estudiantes hubiera faltado a su deber primordial si no hubiera
pensado, cuando menos, en mejorarla.
La primera acción seria de EVOLUCION sería excitar más la producción
original nuestra, para resumir y traducir menos del extranjero. Sin pensar ni un
momento en la insuperable Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales, empresa particular y cuyo éxito intelectual se debió antes que nada a la coincidencia
72
Universidad de la República | Aniversarios 2008
feliz de circunstancias poco comunes, los viejos Anales del Ateneo y la anterior
Revista de la Sociedad Universitaria, las dos de instituciones universitarias, podrían
dar aproximadamente la pauta, salvo para la actual los perfeccionamientos naturales del tiempo, de lo que una revista universitaria puede llegar a ser por el
esfuerzo consolidado de la juventud y la colaboración de los viejos maestros.
Precisamente acaba de llegar el momento de que la juventud del Uruguay
investigue por sí misma y aporte su tributo de ideas a la dilucidación de los
grandes problemas de la vida. Copiar libros escasos o transcribir revistas extranjeras, cuando es ineludible averiguar tantas cosas, todo esto, francamente, por
importante que sea, casi no vale la pena. Es necesario hacer una revista propia,
crearla, vivificarla, llena de sangre nueva, como lo hicieron alguna vez, en otro
tiempo, otros mejor aventurados o tesoneros. No podemos declararnos inferiores
a estos, sin menosprecio de nosotros mismos.
La empresa en verdad no es sencilla ni ha de ser una obra de un instante, en
este ambiente adverso donde la nieve quiebra el vigor de las alas. Pero tampoco
hemos de suponerla insuperable. Podrían indicarse, uno por uno, los estudiantes
capaces de hacer obra eficiente y los profesores, siempre tan prontos para secundar
las nobles empresas. Además, no es difícil conseguir la cooperación de todos los
mejores escritores del Uruguay y la colaboración de los otros estudiantes americanos, para afianzar eficazmente la solidaridad continental y como un medio
de mejorar la producción, despertando saludables estímulos. Esta revista, así
formada, no sería obra exclusiva de su redacción ni siquiera de la Federación
Uruguaya sino la obra de todos –que es ya una cosa extraordinaria; quizá de
todos los americanos– lo que es más hermoso todavía. Palenque abierto a toda
producción intelectual y a toda investigación desinteresada; ella sería principalmente la hechura de la juventud y la afirmación más categórica de que esta quiere
dignificarse por el esfuerzo de la inteligencia. Próspero espera envejeciendo, la
fructificación de su enseñanza, desde aquel día inolvidable en que a la tarde
estival, dijo su nueva esperanzada a los que separábanse para la vida.
[Tomado de Evolución, agosto-setiembre de 1910, 3-4.]
Volumen 2 | 1918
73
La Federación
La vida social estudiantil del Uruguay, tuvo su albor en aquella Asociación
que vivió horas felices y horas desfallecientes en un local de la calle de San
José. Al finalizar el año 1903, la ex-Asociación era un todo bohemio difícil de
comprender para los que actúan solamente en estos días positivos. Baste decir
que aquella bohemia debía todo un año de alquiler y que en la postrimería de
esa vida el mismo casero se encargaba de hacer efectiva la cobranza.
La ex-Asociación se disolvió en esos momentos, hasta había dejado de tener
una Comisión real, y fue entonces cuando manos entusiastas, volvieron a levantar
la vieja bandera y se pudo sentir nuevamente los ánimos estudiantiles, y se pudo
ver un Congreso de Estudiantes Americanos.
Después nuevo descanso. Sabido es que agua del mar, asciende por momentos hasta encontrar una altura máxima que señala el período del descenso; de
semejante modo nuestro estudiante en sus movimientos sociales parece llegar
hasta un punto de intensidad mayor, que indica el iniciar de una disminución
de energías. Porqué descienden las aguas del mar lo sabemos. Pero nuestros
entusiasmo porqué disminuyen. ¿Será cansancio, decepción o qué?
------Fue en un pequeño descanso –bastante próximo para no historiarlo– cuando
la FEDERACION dio un nuevo “Levántate y anda”, que escucharon todos y
que todos comprendieron. Por primera vez pudo verse a los estudiantes de todas
las facultades y de todas las escuelas, y de todas las ciudades universitarias del
país; los unidos a la extinguida Asociación y los que jamás figuraron en ella;
preocuparse por la unión social estudiantil.
Fue una hermosa época que todavía no ha tenido otra semejante; hermosa
época que tuvo vida intensiva hasta mediados del año pasado, ya terminado el
segundo congreso de estudiantes americanos.
En pos de ese tiempo y poco antes de él se efectuaron pequeñas disgregaciones previstas al realizar la FEDERACION; disgregaciones que habrían
hecho comprender a muchos, la imposibilidad de una vida fructífera, personal
y aislada; disgregaciones que han hecho comprender a todos, nuestra excesiva
susceptibilidad, nuestros amores pre profesionales algo exagerados, y quizás
74
Universidad de la República | Aniversarios 2008
también, las beneficiosas consecuencias que podrían traer, la reglamentación
y la interpretación de los artículos reglamentarios referentes al tesoro y a las
relaciones seccionales.
El reglamento de la FEDERACION –cuya publicación comienza en el
presente número– tiene la mayoría de sus articulados indiscutiblemente inmejorables; pero en todas partes y en todos los pueblos que no se detienen, los
códigos y las reglamentaciones se adicionan y se corrigen de acuerdo con las
necesidades sentidas y en armonía con las orientaciones nuevas.
La FEDERACION, que por la índole de sus componentes es un perpetuo
devenir, debe ampliar sus artículos si lo considera necesario, debe reglamentar
lo susceptible de reforma si lo haya menester, satisfaciendo así las nuevas necesidades que se presentan.
El capítulo referente a la autonomía de cada Comisión Seccional es quizás,
la parte, que debe más prontamente ser reglamentada, así como también el que
hace relación al tesoro.
No hay que creer como no lo creyeron los que gestaron la FEDERACION,
que esta quedaba hecha desde el día de la última Asamblea que proclamó su
realización. No! Así como una revolución no cambia un estado de cosas desde el
día de su triunfo, por lo mismo que le falta inculcar en todo el pueblo las sanas
ideas que sustenta, y eso es obra del futuro; así también una vez, declarada la
FEDERACIÓN, faltaba hacerla comprender e interpretar a todos; y esa es la
obra lenta, la que es menester entregar no a la revolución sino a la evolución.
Hay que luchar con lo derivado de la psicología general de nuestro estudiante:
ser con demasiadas ideas y poca acción; demasiadas ideas que le hacen ver los
defectos, poca acción que le permita subsanarlos.
La FEDERACION no es obra de un día y nadie lo soñó así; es obra lenta de
altruismo, de sinceridad, y de acción; que se debe esperar de parte de los sinceros;
de los que anhelan por encima de sus satisfacciones personales la felicidad de
la comunidad; de los sociables; de los que teniendo alma joven saben razonar
como hombres; de los que ansían ir más allá de su actuación transitoria y desean
hacer para las generaciones que vendrán.
El cuerpo de Redacción de “Evolución” es una vanguardia de ese mañana
sólidamente federativo, tan necesario hoy ante la organización estudiantil
Volumen 2 | 1918
75
americana; de ese mañana sólidamente federativo, cuyas bases adicionales a la
Reglamentación actual, uniendo sin exclusión alguna a todos los elementos
sociables estudiantiles del Uruguay, podrían ser dictadas por un Congreso de
Estudiantes Nacional.
José F. Arias
[Tomado de Evolución, diciembre de 1911, 3-4.]
76
Universidad de la República | Aniversarios 2008
2. Artículos de Evolución sobre la instalación
de la Oficina Internacional Universitaria Americana
en Montevideo, octubre de 1910.
La Oficina Internacional Universitaria Americana
Buenos Aires, septiembre 30 de 1910.
Señor Presidente de la Federación de los Estudiantes del Uruguay,
Montevideo.
Tengo el honor de dirigirme a Ud. en nombre de la Federación Universitaria
de Buenos Aires, para comunicarle oficialmente una resolución recaída en el 2º.
Congreso Internacional de Estudiantes Americanos, celebrado en esta ciudad,
que se refiere especialmente a esa institución de su digna presidencia.
Trátase de la creación de la Oficina Permanente de los Estudiantes Americanos, votada por el Congreso, al tratar el 1er. Tema, titulado “Liga de Estudiantes
Americanos”.
La elección de la sede de dicha Oficina recayó en la ciudad de Montevideo,
que quedó consagrada por el aplauso unánime de todos los miembros del Congreso y por la palabra y la adhesión de los Presidentes de las delegaciones que
concurrieron, como un merecido homenaje a la entusiasta y digna juventud
uruguaya, que supo iniciar el movimiento de solidaridad estudiantil en todo
el Continente.
Los fines que corresponde llenar a la Oficina Internacional, son vastos y de
altísima importancia. Su realización importaría consagrar de un modo práctico
definitivo los ideales de unión, de intercambio intelectual y afectivo, y de recíproco conocimiento, que se han formulado en las dos memorables Asambleas
que lleva realizadas la juventud estudiosa de América.
Está, por fortuna, entregada esa labor, a una entidad, como la Federación de
Estudiantes del Uruguay, cuyos honrosos precedentes permiten abrigar esperanzas legítimas y fundadas.
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En pliego separado se adjunta el voto sancionado por el 2º. Congreso Internacional de Estudiantes Americanos, así como las bases y fines concretos especificados, entre los cuales se cuenta indudablemente la confección del programa
del futuro Congreso, que tendrá lugar en la ciudad de Lima en el año 1912.
Por lo que se refiere a la organización interna de la Oficina, nombramiento
de sus autoridades, etc., es entendido que queda librado al criterio de esa institución de su presidencia, siguiendo en general de acuerdo con la resolución
del Congreso, la forma en que se constituyó la Oficina Internacional Americana
de Washington.
En nombre de la Federación Universitaria de Buenos Aires, me es sumamente grato enviar, con este motivo, un afectuoso saludo por su intermedio a
la juventud oriental, haciendo votos calurosos por el feliz éxito de las gestiones
encomendadas y significando a la vez, la simpatía con que fueron recibidos los
delegados que, bajo la presidencia del señor Francisco Alberto Schinca, envió al
2º. Congreso esa institución, a la cual han honrado por su talento, preparación
y cultura.
Saluda a Ud. con la más distinguida consideración,
J. Ivanisevich
Delegado de la Junta Directiva
Luis Méndez Calzada
Secretario
Voto del 2º. Congreso
EL 2º. CONGRESO INTERNACIONAL DE ESTUDIANTES AMERICANOS CREA UNA OFICINA INTERNACIONAL UNIVERSITARIA AMERICANA QUE TENDRA SU ASIENTO EN LA CIUDAD DE
MONTEVIDEO.
1º. Su organización deberá hacerse siguiendo en lo posible la que actualmente tiene la Oficina Internacional Americana de Washington, adoptando
las modificaciones necesarias para que ella pueda ser el exponente de la vida
universitaria americana.
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
2º. Esta Oficina, cuya formación queda encargada a la Federación de Estudiantes del Uruguay, deberá organizar y conservar las actas de los distintos Congresos
de estudiantes que se realicen. Servirá, además, como punto de unión de todas
las Asociaciones o Federaciones de Estudiantes Americanos, que están obligadas
a enviar a ella sus revistas y publicaciones de carácter general o universitario que
se consideren útiles para el mejor logro o resultado de la idea.
3º. La Oficina Internacional Universitaria Americana realizará una encuesta
entre los distintos Centros estudiantiles de los diversos países americanos para
poder dictar de una manera definitiva el reglamento de la Liga de Estudiantes
Americanos.
[Tomado de Evolución, octubre de 1910, 3-4.]
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3. Entrevista al Decano de la Sección Secundaria,
Enrique Cornú, sobre la huelga estudiantil,
abril de 1917.
[…] Puede usted decir además: que si se reflexionara con calma, pronto se
tildaría de enormemente injusta la actitud de los muchachos. Después de oírme,
doscientos padres de estudiantes, me han honrado con sus elogios; pero aquéllos
no quieren oír a nadie. Cuando por iniciativa del Ministro y del Consejo –sin
etiqueteos que jamás usamos– se les invita a que concreten cargos y aspiraciones,
tras dos horas de espera, llegamos a saber que los dirigentes de la huelga no ‘han
logrado uniformizar ideas’.
Digo también que yo y mi consejo antes que nadie, señalamos enérgicamente
el defecto del sistema de exámenes y propusimos el remedio; que señalamos
las deficiencias del plan de estudio y creamos otro sustitutivo; que conociendo
la necesidad de buenos textos, proyectamos la manera de obtenerlos; que para
hacer de la gimnástica una institución moderna, funciona y prepara un vasto
programa una comisión constituida por distinguidos miembros, los doctores
Ghigliani y Berro y don Eduardo Monteverde; que si hay profesores malos se
nos indiquen con sus faltas porque los hemos escogido con toda la prolijidad que
nuestros medios nos permitían, sin miras personales, sin más móvil que el de
suponerlos capaces para la alta misión que iba a confiárseles; que al designarlos
no nos hemos preguntado, para elegir, si eran blancos o colorados, situacionistas
o enemigos de la situación, católicos o liberales […].
[…] Agregue usted que las reformas, proyectos, reglamentos, etc., que
invocamos más arriba y muchas otras han encontrado en la prensa que más
atención presta a los grandes problemas de nuestra enseñanza, una acogida
que me ha alentado grandemente: “El Siglo” y especialmente “El Día”, en sus
columnas editoriales, y el “Diario del Plata” reproduciendo íntegramente mis
proyectos. […]
¿Es que debemos adivinarlos? Desde mañana no tendremos que dictar una
medida sin previa anuencia de nuestros tutelados. ¿Nuestra misión directiva
de la enseñanza deberá hacerse previa consulta a nuestros educandos? La verdad
que con este concepto bien podemos retirarnos a nuestras casas para dejar que
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
gobiernen los chicos, según lo estimen mejor, en la ardua, difícil y desagradable
tarea de organizar la enseñanza en su propio interés que no es en su exclusivo
provecho porque a la juventud se la instruye para el país, para la grandeza y el
bienestar nacional.
[Tomado de La Razón, 30 abril de 1917, 1.]
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4. Resoluciones del Consejo Universitario
sobre la huelga estudiantil, mayo de 1917.
He aquí lo resuelto ayer por el Consejo Universitario a propósito del conflicto estudiantil.
Que se extienda a 20 las faltas de asistencia a clase y a 47 cuando medie
causa de enfermedad o motivo serio justificado; que sólo se anote una falta de
asistencia por día; que el profesor pueda imponer hasta tres faltas durante el
curso o solicitar la pena correspondiente al señor Decano en caso de reincidencia; que las faltas de asistencia en preparatorios se establezcan con proporción
al no. de clases; dar rápido curso a la iniciativa del Decano para que se expidan
gratuitamente los certificados médicos.
Hace constar, además:
Que en sesión del 28 de abril ppdo. resolvió pedir opinión al catedrático de
literatura sobre la posibilidad de desarrollar un curso de dos lecciones semanales
para estudiantes de preparatorios de medicina e ingeniería; que en asunto de
los cursos sintéticos tratará de contemplar la situación de los estudiantes de
segundo año de Derecho.
[Tomado de El Plata, 4 de mayo de 1917, 5.]
Se dio lectura del acta anterior que fue aprobada y se pasa a considerar el
asunto que ha motivado la sesión extraordinaria del Consejo y que se relaciona con
la apelación deducida por el Comité de Huelga estudiantil, contra resoluciones
tomadas por el Consejo de la Sección de Enseñanza Secundaria y Preparatoria.
Antes de entrar a discutir el fondo del asunto el Doctor Cremonesi da a conocer
su criterio sobre la competencia de este Consejo para entender en el asunto. Dice
que este Consejo sólo es competente para entender en apelaciones deducidas a
consecuencia de alguna violación de los reglamentos o leyes universitarias- funda
su argumentación en lo dispuesto por el arto. 11 de la ley orgánica universitaria
y en la discusión parlamentaria que originó la disposición del arto. 14 de la
misma ley (con ese motivo da lectura de algunas opiniones vertidas por algunos
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
legisladores al discutir el arto. de la referencia). Afirma que a su juicio la mente
de la ley es clara. De lo contrario, agregó, ese criterio de amplia libertad que ha
querido darse a las Facultades y que fue el espíritu legal que determinó la nueva
organización universitaria, se verá en la práctica, violado las más de las veces.
El Doctor Lapeyre expresa que este Consejo ha intervenido ya en este asunto
pues entendió en la resolución adoptada por el Consejo respectivo, relativa a
las faltas de asistencia. El Consejo, pues, agregó se ha reconocido competente.
Contesta el Doctor Cremonesi, manifestando que las “resoluciones a que hace
referencia el Doctor Lapeyre no venían a conocimiento de este Consejo por vía
de apelación y si sólo a los efectos de que pasaran por intermedio de este al
Poder Ejecutivo, con informe favorable o desfavorable como lo determina el
arto. 13 de la ley orgánica.
[…] se empiezan a estudiar cada una de las peticiones de los estudiantes,
por moción del Doctor Auvitela que fue aprobada. He aquí las resoluciones que
recayeron sobre los diferentes puntos: “En cuanto al primer petitorio: “Que se
conceda el número de 40 faltas como máximo indispensable para que un estudiante de secundaria pierda su curso y una proporcionalidad de 20 faltas para
las clases trisemanales de los preparatorios y 40 para las diarias.” No tomado en
consideración por haber sido ya resuelto por el P. E. [Poder Ejecutivo] con fecha
7 del corriente. En cuanto al 2° petitorio: “Supresión de los cursos sintéticos
teóricos-prácticos de ciencias físico–naturales, para preparatorios de abogacía.”
No considerar este punto por cuanto está a estudio de una comisión del Consejo de E. S. [Enseñanza Secundaria] y Preparatoria, encargada de expedirse a la
mayor brevedad y que dictaminará sobre la duración de dichos cursos, situación
de los estudiantes que actualmente cursan 6°. año con respecto a esa materia, su
programa y forma de acreditar la preparación de los alumnos. En cuanto al 3er.
petitorio: “Que se confeccione cuanto antes los programas.” Que su conocimiento
de los trabajos que se realizan a este respecto por el Consejo de la Sección de E.
S. [Enseñanza Secundaria] y Preparatoria, nada tiene que observar a lo resuelto
por esa corporación. En cuanto al 4° petitorio: “Que se conozcan los textos, los
cuales no deben estar agotados y que se dé su nómina a las librerías.” Que en
concepto de ser exacto lo manifestado, se recomiende a las autoridades respectivas se sirvan publicar las listas de textos de clase. En cuanto al 5º petitorio:
“Que se suprima momentáneamente literatura para preparatorios de Medicina
y definitivamente para Ingeniería.” Mantener el estudio de la literatura para
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los preparatorios de Medicina y de Ingeniería, y en cuanto a la situación actual
de ese caso, aceptar el temperamento adoptado por el Consejo de la Sección
de Enseñanza Secundaria y Preparatoria, para los estudiantes de Ingeniería y
Medicina que establece la limitación de esa enseñanza, por este año, a dos clases
semanales. En cuanto al 6° petitorio: “Que se presten libros a los estudiantes
para llevar a su domicilio, por un plazo prudencial de 24 horas.” Que habiendo
manifestado el señor Decano, que actualmente existe y mantendrá el régimen de
liberalidad sobre préstamos de libros, este Consejo declara que comparte en un
todo ese temperamento. En cuanto al 7° petitorio: “Que se debe hacer efectiva,
si existe, o sino crearla alguna disposición de catedráticos sustitutos y sobre
concurrencia de profesores.” Declarar: que en este petitorio no existe ninguna
denuncia concreta y que hay a ese respecto disposiciones en el Reglamento
General y un reglamento Especial, donde se determinan las obligaciones de los
profesores y de los sustitutos así como las penalidades en que incurren en caso
de no cumplirlas. En cuanto al 8° petitorio: “Que se aumente un período de
exámenes a los estudiantes libres de secundaria y preparatoria, como a los que se
rigen por el plan antiguo.” No hacer lugar a este petitorio, porque no concurren
las circunstancias excepcionales que motivaron esa concesión en determinados
casos. Por otra parte no existiendo ya el período de vacaciones creado por vía de
ensayo por el Decreto del P. E. [Poder Ejecutivo], de fecha 8 de julio de 1915,
esa concesión interrumpiría la marcha regular de los cursos con evidente perjuicio para la Universidad. En cuanto al 9° petitorio: “Presentación del Inglés
por una de las ramas de la Historia Natural para los estudiantes que cursen
preparatorios de Medicina y Odontología.” Que corresponde exclusivamente
al Consejo de E. S. [Enseñanza Secundaria] y Preparatoria la iniciativa sobre
reformas a los planes de estudio, que por otra parte, no podrían hacerse en las
condiciones que solicita, por cuanto exigen un estudio meditado a fin de poner
en concordancia esas disposiciones con las demás del plan correspondiente. En
cuanto al 10° petitorio: “Que se dicten los cursos completos y en forma, y al no
hacerse, no debe prolongarse el período del examen, no debiéndose preguntar
más de lo dado en clase.” Estése a lo manifestado por el Consejo de Enseñanza
Secundaria y Preparatoria en su resolución del 30 de abril del corriente año y
lo dispuesto por ese mismo Consejo con fecha 11 del corriente, por lo que se
obliga a los profesores a denunciar la imposibilidad de terminar sus cursos, en
cuanto prevean algún inconveniente; de la que se deduce que solo será materia
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
de examen la parte del programa explicado en clase. En cuanto al 11º petitorio:
“La necesidad de que los becados del interior perciban mensualmente sus becas.”
Declara: que el pago regular de las becas no depende de la voluntad del Consejo.
En cuanto al 12º petitorio: “Que los liceos de la República gocen de las mismas
prerrogativas y estén sometidos a los reglamentos universitarios en un todo.”
Declarar: que corresponde exclusivamente al Consejo de la Sección de E. S. [Enseñanza Secundaria] y Preparatoria establecer el régimen para el funcionamiento
de los Liceos. En cuanto al 13° petitorio: “Que los puestos de sustitutos que
se llenan con estudiantes se haga previo concurso.” Declarar: que el decreto 20
de noviembre de 1915 sobre profesores y sustitutos contiene disposiciones que
son suficiente garantía para su buena elección. En cuanto al 14° petitorio: “Que
se limiten las facultades que tiene el Señor Decano para introducir soldados en
la Universidad.” Hacer presente que el Consejo Universitario desearía no ver
reproducidos hechos que hagan necesaria la intervención de la fuerza pública en
el recinto universitario. En cuanto al 15º petitorio: “Que se corran las faltas desde
el día 25 hasta el día que la Comisión General de Huelga pida a sus compañeros
vuelvan a clase.” Estése a lo resuelto por el Consejo de la Sección de Enseñanza
Secundaria y Preparatoria con fecha 30 de abril pasado en petitorio análogo por
lo que se dispuso la exención de faltas entre el 25 y el 30 de abril. En cuanto
a las restricciones que se solicitan sobre las facultades disciplinarias del Señor
Decano. Estése a lo que dispone el Reglamento Universitario.[Tomado del Libro de Actas de las Sesiones celebradas
por el Consejo Universitario, N.17 (1915 –1920), 15 de mayo de 1917, 224-30,
Archivo General de la Universidad de la República, Montevideo.]
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5. Declaraciones estudiantiles sobre la huelga,
mayo de 1917.
Montevideo, Mayo 3 de 1917
Señor Decano de la Facultad de Medicina, doctor Américo Ricaldoni.Señor Decano: Cúmplenos llevar a su conocimiento que la Comisión Directiva de la Asociación de los Estudiantes de Medicina, resolvió en su sesión de
anoche, adherirse al movimiento estudiantil ya iniciado, decretando la huelga
en los días 3, 4 y 5 del corriente. Consideramos además un deber imprescindible
manifestar a usted que la resolución adoptada por esta directiva significa un
acto de adhesión a la justa protesta elevada por los estudiantes de Enseñanza
Secundaria y Preparatoria; es por ese motivo que nos apresuramos a manifestar
a usted que nuestra decisión va solamente dirigida a las autoridades de aquella
Sección y en modo alguno a las de la Facultad de Medicina .- Saludamos a usted
muy atte.- Emilio Oribe, presidente; Edmundo Agorio, secretario.
Manifiesto a la juventud
La Asociación de los Estudiantes de Medicina siente como un deber imprescindible exteriorizar los capitales motivos que la inclinaron a declarar la
huelga, como signo de adhesión a sus compañeros de Enseñanza Secundaria y
Preparatoria que hoy los agita.
Ellos son ante todo y fundamentalmente considerar que la verdadera y más
poderosa causa del conflicto, radica en la enorme deficiencia pedagógica del
plan que actualmente está en vigencia y que es a ello que deben adscribirse
todas las divergencias surgidas anteriormente y que hoy hallan su más hermosa
materialización en esta enérgica y justiciera protesta estudiantil.
Al mismo tiempo se apresura a declarar que se impone como una necesidad
que exige inmediata realización, el nombramiento de una comisión facultada
extensamente y constituida por pedagogos y personalidades vinculadas a la
Universidad y que presidiría nuestro maestro de conferencias Carlos Vaz Ferreira
y cuyas atribuciones serían proceder a una minuciosa detenida y severa versión
del actual plan de estudios.- Juan Carlos Plá, presidente; Emilio Oribe, secre-
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
tario; Roberto B. Giudici, Francisco J. Rodríguez, Julio Teodoro Decoud, Julio
Lorenzo y Deal, Edmundo Agorio, Germán Rubio, Ernesto Stirling.
Montevideo, Mayo 3 de 1917.
Señor Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, doctor don
José Cremonesi.- Presente: los estudiantes de esta Facultad, reunidos en la
noche de ayer, en Asamblea Extraordinaria, en vista del cariz que ha tomado
el conflicto planteado por las autoridades de Enseñanza Secundaria, como un
acto de solidaridad, y teniendo en cuenta los atentados de que ha sido víctima
la juventud estudiosa por parte de quienes debiendo ser guardianes del orden
público, desnaturalizan su misión, para apalear cobardemente a nuestros compañeros y violar el recinto de nuestra Facultad que debió serles sagrado, puesto
que simboliza el santuario del Derecho, han resuelto, por aclamación, adherirse
a la huelga universitaria, sin que ello implique un acto de hostilidad para con
las autoridades dirigentes de la Facultad de Derecho, sino una justa reivindicación y un homenaje de solidaridad a la altiva juventud de Secundaria, que ha
sabido defender frente a nuestra casa los altos ideales de justicia que le sirven
de bandera; lo que nos permitimos poner en conocimiento del señor Decano,
para dejar definidos, sucintamente, los motivos que nos indujeron a adoptar
esta actitud.- Saludan a usted atentamente. Por los estudiantes de la Facultad
de Derecho, el comité de huelga, Rodolfo Schekleton, José R. Brescia, Rafael
Pereda, Francisco Gamarra, Teófilo Piñeiro Chain, Augusto Martínez.
[Tomado de El Plata, 4 de mayo de 1917, 5.]
Un cronista de “La Razón” se ha permitido manifestar que todo lo dicho por
los estudiantes referente al préstamo de libros es ‘absolutamente falso’, y aduce
como prueba de su aserto ‘que la biblioteca de E. [Enseñanza] Secundaria se halla
empobrecida en varios centenares de volúmenes que prestados a los estudiantes y llevados a domicilio, no han sido jamás devueltos o han sido totalmente
destrozados’; de manera pues, que a más de sentar que los estudiantes mienten
deja traducir que son ladrones.
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Ahora bien, el Comité de Acción invita al autor de dichas afirmaciones
a que presente el fundamento de ellas, advirtiéndole, por otra parte, que no
hay tal devolución de pedidos como indica el señor Secretario, puesto que los
precitados pedidos son inutilizados mediante un sello que dice: “devuelto”.
Esto bien pueden probarlo todos los estudiantes, quienes también le indicaron
al articulista que, cuando se piden algunas hojas a los bibliotecarios para tomar apuntes en la sala de lectura, las hojas entregadas, son siempre boletas de
pedidos ya inutilizadas, lo cual, demuestra de una manera irrefutable, que, las
susodichas boletas no son devueltas a los estudiantes. Por otra parte y como es
concebible que si se suministraran libros, como lo afirma el articulista, se les
hubiera ocurrido a los estudiantes elevar una petición en ese sentido al H. C.
[Honorable Consejo] de E. S [Enseñanza Secundaria] y Preparatoria?
Siguiendo en tren de análisis maravilla que el articulista sostenga que: ‘al
cabo de cinco días las autoridades universitarias deponiendo con altura sus
legítimas facultades en obsequio del sosiego y de la reanudación de las clases,
cuando por primera vez encuentran la oportunidad de preguntar a los ‘escolares’
¿qué es lo que ustedes quieren? reciben por respuesta un: ‘aún no lo sabemos’,
‘todavía no hemos uniformado ideas’.
Esto es absolutamente incierto y prueba que el autor del artículo ignora en
absoluto las causas y los fundamentos de la huelga; nadie manifestó que ‘aún no
se sabía lo que se iba a pedir’ y el Comité de Acción recurre al testimonio del
doctor Rachetti y de los bachilleres Armand Ugón y Villegas Suárez quienes
intervinieron como mediadores en este enojoso conflicto.
Desde el primer día de la constitución de la Comisión Central de Huelga,
lo primero que se trató fue de la redacción del pliego de condiciones, obra a la
cual contribuyeron todos los delegados de los distintos años en esta comisión.
Y es por consiguiente absolutamente falso que cada día se presentaran nuevas
cuestiones ante el Consejo de Enseñanza Secundaria y Preparatoria: bien sabía
el doctor Cornú lo que se pedía; porque muchas veces antes de la declaración
de huelga fueron a verlo varias delegaciones para pedirle ya la supresión de los
Cursos Sintéticos; la supresión de Literatura para Matemáticas y Medicina, etc.
El articulista sostiene, además, ‘que el Consejo de E. [Enseñanza] Secundaria
ofreció a los Estudiantes cuanto quisieron con tal de volverlos al orden’.
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
El Comité de Acción no comenta esta enormidad; solo se limita a pedir a
la opinión pública, se remita a la réplica hecha a las pseudo concesiones del H.
[Honorable] Consejo, réplica que ha visto la luz en los diarios montevideanos,
menos en aquellos que, como “La Razón”, se negaron sin causa justificada, a
prestar sus columnas para defender una causa a la cual asisten la justicia y el
derecho. Y bien después de haber dicho todo el articulista ha sonreído pretendiendo hacer ironía al tratarnos de chiquillos. El Comité de Acción cumple
con un sagrado deber, al manifestar que sólo se puede ser ironista cuando se
tiene buen gusto y mejor talento. ¡Desgraciadamente no todos somos Anatole
France en esta vida!
Termina la crónica pretendiendo encontrar contradicciones en nuestra actitud, al hacer referencia a los señores Vaz Ferreira y Monteverde ¿y qué? Acaso
cree el autor del suelto citado que somos tan poco cuerdos como para no reconocer
en Vaz Ferreira, al maestro de la juventud, y en el señor Monteverde, a uno de
los profesores más distinguidos y sobre todo de más entereza y más sinceridad?
El articulista sí, que se contradice, pues esto viene a probarle que la juventud
universitaria ‘no ha roto las vallas del respeto’ como así pretende afirmarlo en
su crónica. Todo lo contrario, serena y caballerescamente, sin prejuicios y sin
odios, los estudiantes someten todas sus cuestiones a un gran tribunal de arbitraje constituido por personas que a sus grandes conocimientos de pedagogía,
unen una entereza de carácter poco común.
Nada más noble que los universitarios despreciando el éxito presente vuelvan
a clase confiados en las decisiones de hombres de la talla del Maestro Vaz Ferreira,
preparando así un campo propicio y fecundo a las futuras generaciones.
Por lo demás aun cuando los señores Monteverde y Vaz Ferreira se encuentran
entre los más eficaces coautores del plan de estudios vigente, es lo cierto que ni
el uno ni el otro jamás han de haber supuesto que su plan sería tan poco bien
aplicado, como pasó con los Cursos Sintéticos de los cuales es autor el segundo
y que por propia confesión del consejo fracasaron, entre otras causas por falta de
orientación.—Carlos Quijano, M. Seoanne, Lincoln Machado Ribas, R. Ramela
de Castro, Bolívar Pereda.
[Tomado de El Plata, 8 de mayo de 1917, 3.]
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6. Proyecto de creación del Instituto Libre,
mayo de 1917.
1º.- Los estudiantes de Enseñanza Secundaria y Preparatoria resuelven la
formación de una Universidad libre, análoga a la sociedad Universitaria de
otros tiempos;
2º.- En la “Moderna Universitaria”, serán dictados los cursos de Enseñanza
Secundaria y Preparatoria conforme a los programas que rigen en la Universidad;
3º.- Tienen derecho a asistir a los cursos que se dicten todos los estudiantes
que lo deseen siempre que pertenezcan a los elementos huelguistas sean de la
Universidad como de los liceos anexos;
4º.- Los cursos de la Moderna Universitaria, serán dictados por profesores
o por estudiantes de las facultades superiores o por personas que a juicio de la
Comisión Directiva, tengan competencia reconocida para el desempeño de sus
funciones;
5º.- Para subvenir a los gastos imprescindibles de instalación y funcionamiento, los estudiantes inscriptos en los cursos que se dicten, contribuirán con
una cuota mensual que será fijada por la comisión Directiva, sin perjuicio de
los recursos extraordinarios que por otros medios puedan fortalecer la acción
de la Moderna Universitaria
6º.- El Comité Central de Huelga designará la Comisión directiva que regirá
la Moderna Universitaria y cuyos cometidos inmediatos serán los siguientes:
a. Estudio y sanción del Reglamento interno de la institución;
b. Establecer dentro del menor plazo posible el funcionamiento de
las clases;
7º.- La comisión directiva, una vez aprobado el reglamento interno por el
Comité de Huelga, tendrá completa libertad de acción dentro de las disposiciones reglamentarias para resolver cualquier asunto que tenga relación con los
fines de la Moderna Universitaria;
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
8º.- La Comisión Directiva correrá con todo lo necesario para obtener los
locales convenientes para el funcionamiento de la Moderna Universitaria.
[Tomado de El Plata, 16 de mayo de 1917, 8.]
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7. Resolución del Consejo de Secundaria
que posibilitó el fin de la huelga estudiantil,
mayo de 1917.
El Consejo de Enseñanza Secundaria y Preparatoria, atenta la petición formulada por los estudiantes y el informe producido por el señor decano, resolvió: conceder la excepción de faltas, a partir del 24 de abril último, a todos los
estudiantes de Enseñanza Secundaria y Preparatoria, que concurran a las clases
antes del 1º. de junio próximo. Se decidió, además conceder a los estudiantes
de Preparatorios que no den exámenes de química y ampliación de matemática,
en junio, la facultad de poder hacerlo en el período de julio, conjuntamente con
los alumnos del bachillerato antiguo.
[Tomado de El Plata, 31 de mayo de 1917, 8.]
3
Córdoba
y sus repercusiones locales
A fines de 1917, los estudiantes de medicina de la Universidad de Córdoba,
Argentina, iniciaron protestas por diversos aspectos de la enseñanza que recibían.
Las autoridades desatendieron sus quejas y en marzo de 1918, cuando el “comité
pro-reforma” decretó una huelga estudiantil, decidieron clausurar la universidad.
A partir de abril, con la fundación de la Federación Universitaria Argentina,
el conflicto se hizo sentir en todo el país.1 Los estudiantes de Córdoba, por su
parte, avanzaron aún más en sus reclamos y solicitaron al gobierno nacional que
interviniera su casa de estudios y propusiera la reelección del rector. El 21 de
junio de 1918, en medio del enfrentamiento, hicieron público su manifiesto “a
los hombres libres de Sudamérica” donde sintetizaban con palabras encendidas
las ideas de cambio que venían ganando adeptos en las universidades latinoamericanas desde por lo menos una década atrás.2
En algún sentido, no era sorprendente que el movimiento de reforma estallara en esa institución, una de las más antiguas y tradicionales de América
del Sur. Fundada a comienzos del siglo XVII, esta universidad educaba a las
clases altas argentinas desde una perspectiva católica y conservadora. El movi1 La Federación Universitaria Argentina estaba integrada por delegados estudiantiles de las cinco
universidades existentes: Córdoba, Buenos Aires, La Plata, Tucumán y Santa Fe. Ver Gabriel
Del Mazo, “La reforma universitaria”, La Separata de Cuadernos (La Plata: s.f.), 52.
2 Ver Rodrigo Arocena y Judith Sutz, La universidad latinoamericana del futuro: Tendencias,
escenarios, alternativas (México: Unión de Universidades de América Latina, 2001) y Natalia
Milanesio, “Gender and Generation: The University Reform Movement in Argentina, 1918”,
Journal of Social History (invierno 2005).
96
Universidad de la República | Aniversarios 2008
miento estudiantil latinoamericano había comenzado a demandar en diferentes
congresos, como los realizados en Montevideo en 1908, Buenos Aires en 1910
y Lima en 1912, un cambio en este modelo de universidad como formadora
de la elite gobernante para convertirla en un motor de la modernización de la
sociedad en su conjunto.3
Los viejos reclamos de participación estudiantil en el gobierno universitario
y mayor flexibilidad de las opciones de enseñanza resonaban diferente en un
contexto internacional marcado por las revoluciones rusa y mexicana, la finalización de la Primera Guerra Mundial, la fundación de partidos comunistas en
diferentes partes del mundo y el fortalecimiento del movimiento obrero. Por
otra parte, la Unión Cívica Radical había alcanzado el gobierno en Argentina
en 1916 y bajo la presidencia de Hipólito Yrigoyen promovía un programa
antioligárquico, modernizador y democratizador que estaba en sintonía con el
enfrentamiento de los estudiantes con una de las instituciones educativas más
conservadoras del país.
La articulación de una perspectiva crítica sobre las funciones y cometidos de
la universidad latinoamericana acusó la influencia del pensamiento social del
argentino José Ingenieros, así como de la prédica del filósofo español José Ortega
y Gasset y el escritor uruguayo José Enrique Rodó.4 A partir de estas referencias
y de modo ecléctico, el movimiento reformista defendió la independencia económica y cultural, así como la reafirmación nacional y latinoamericana en un
contexto de paz y confraternidad internacional. Los estudiantes de Córdoba dieron un tono radical a sus reclamos y proclamaron que los caminos para terminar
con la explotación y suprimir la propiedad privada pasaban por la acción directa
3 En 1914 estuvo proyectado un congreso en Santiago de Chile en cuya convocatoria se explicitaron las ideas que venían exponiéndose en los congresos anteriores. Ver Jorge Ares Pons,
“Córdoba 2000”, Educación Superior y Sociedad 9:1 (1998), 133, y Juan Antonio Oddone
y Blanca París, La Universidad uruguaya desde el militarismo a la crisis, 1885-1958 (Montevideo: Universidad de la República, 1971), 126-7.
4 J. A. Oddone y B. París, ob. cit., 125.
Volumen 2 | 1918
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y la revolución. Rompieron de esta forma con la idea de evolución individual
o social que había predominado anteriormente en el ambiente intelectual.5 Las
“tácticas extremistas” y los repetidos episodios de violencia callejera también
diferenciaron a la generación de 1918 con respecto al período anterior de conformación de un programa crítico del movimiento estudiantil del continente.6
Ochenta y tres estudiantes fueron detenidos y procesados por sedición, mientras
la huelga se generalizaba y se incorporaban varios sindicatos obreros.7
Este acercamiento a los sectores populares tenía su correlato en lo académico,
especialmente en la propuesta de una universidad inserta en la sociedad que
desempeñara labores de extensión y promoviera la discusión de las relaciones
entre estudiantes y trabajadores, las reformas tecnológicas, el desarrollo industrial y la situación sanitaria de los países latinoamericanos. Otros reclamos del
movimiento reformista de Córdoba incluían la implementación de “cátedras
libres” que terminaran con el monopolio de ciertas orientaciones y métodos de
enseñanza, la exigencia de concursos periódicos para garantizar la competencia
y actualización del cuerpo docente y la defensa de la gratuidad de la enseñanza.8 Sin embargo, otros temas importantes de la época, como el acceso de las
mujeres a la educación y su formación profesional, no integraron la plataforma
de reivindicaciones.9
En lo referente a la política universitaria, uno de los principales postulados
era que los estudiantes participaran de los cuerpos directivos de la universidad y
que la misma tuviera autonomía política y administrativa respecto del gobierno
central. Paradójicamente, el triunfo del movimiento de Córdoba en estos aspectos
se debió en gran medida al apoyo del Poder Ejecutivo, que reaccionó pronta y de5 Ver Hugo E. Biagini, “Redes Estudiantiles en el Cono Sur”, Revista Universum 17 (2002), 8.
6 N. Milanesio, ob. cit., 505.
7 Ver R. Arocena y J. Sutz, ob. cit., 20-5.
8 Ver J. Ares Pons, ob. cit., 131, y Darcy Ribeiro, La Universidad Latinoamericana (Montevideo:
Universidad de la República, 1968), 85-7.
9
Ver N. Milanesio, ob. cit.
98
Universidad de la República | Aniversarios 2008
cididamente en su favor. En respuesta a las bases proclamadas por los estudiantes,
10
el presidente Yrigoyen impulsó la reforma de los estatutos de la Universidad de
Córdoba en 1918, de Buenos Aires y Santa Fe en 1919 y de La Plata en 1920.11
Al mismo tiempo, los postulados reformistas lanzados desde Córdoba lograban una inmensa repercusión en todo el continente americano. En 1919 se
inició un movimiento similar en la Universidad de San Marcos, Lima. En el
siguiente lustro la ola reformista alcanzó los ambientes universitarios de Santiago
de Chile, México, Medellín, Bogotá y La Habana. En 1921 se realizó un Congreso Internacional de Estudiantes en México en el que se internacionalizaron
muchos de los planteos formulados en Córdoba tres años antes.
También en Uruguay se sintieron con fuerza los ecos de esos reclamos. Los
historiadores París y Oddone señalan, sin embargo, que su influencia estuvo
condicionada por las singulares características históricas de la Universidad de
Montevideo destacando que los principios reformistas fueron incorporados
a los programas estudiantiles desde “la tradición liberal que caracterizaba a
nuestra Universidad desde el siglo anterior.”12 Es de suponer, por ejemplo, que
las diatribas anticlericales de los cordobeses podían sonar algo extemporáneas
en un ambiente proclive a las medidas secularizadoras y pronto a aceptar la
separación de la iglesia y el Estado. Por otra parte, como se dijo anteriormente,
el manifiesto de Córdoba recogía las discusiones del movimiento estudiantil
latinoamericano en diversas instancias en que los uruguayos habían tenido una
participación destacada. Cabe señalar, por último, que algunos de sus postulados
ya se habían puesto en práctica en Uruguay: la Ley Orgánica de 1908 había
incorporado la representación de los estudiantes en el gobierno universitario;
en 1914 el entonces Ministro de Instrucción Pública y ex dirigente estudiantil
10 Ver Ibíd., 505-29.
11 Ver G. Del Mazo, ob. cit, 53. En 1918 se nacionalizó la Universidad de Tucumán, que hasta
el momento era provincial, y un año después se votó la ley para la creación de la Universidad
del Litoral.
12 J. A. Oddone y B. París, ob. cit., 128.
Volumen 2 | 1918
99
Baltasar Brum había elevado al Parlamento un proyecto de “cátedras libres”; y
en 1915, con el establecimiento de la exoneración de matrícula en secundaria,
se había dado un paso importante hacia la gratuidad de la enseñanza.13
Pero también debe recordarse que en los años inmediatamente anteriores
al estallido de Córdoba la militancia estudiantil había decaído notablemente
en el país. La desaparición de la Federación de Estudiantes del Uruguay (FEU)
en 1917 derivó en la dispersión de los centros estudiantiles. En general, sus
reivindicaciones no iban más allá de asuntos puntuales como la publicación de
apuntes de clase, el acceso a las bibliotecas, el esparcimiento y los deportes. Recién en 1919 el movimiento estudiantil uruguayo acusó el impacto de Córdoba
y retomó los temas centrales de la reforma universitaria a través de la renovada
actividad del Centro de Estudiantes Ariel y la intensa actuación de la Asociación
de Estudiantes de Medicina. Ambas agrupaciones jugaron un papel medular en
la revitalización del activismo y la promoción de las ideas de cambio. El ejemplo
de la revuelta cordobesa, con su carga de dramatismo y violencia, tuvo efectos
duraderos entre sus integrantes.14
El Centro de Estudiantes Ariel había surgido en 1917 como consecuencia
directa de la huelga protagonizada por los estudiantes secundarios ese año. Su
fundación coincidió con la muerte del escritor modernista José Enrique Rodó,
lo que llevó a los jóvenes universitarios a adoptar el título de su famoso ensayo
como nombre del grupo. El nuevo centro tuvo una profusa actividad y logró
cierto prestigio en círculos estudiantiles e intelectuales sin representar a ninguna facultad en particular ni oficiar como “entidad coordinadora central” de
los universitarios.15 Funcionaba más bien como un “cenáculo ateneísta” congregando a jóvenes que habían tenido una actuación destacada en la huelga de
13 Ver Ibíd, 128-9.
14 Ver M. Van Aken, ob. cit., 56.
15 Ibídem, 55 y 81.
100
Universidad de la República | Aniversarios 2008
1917 y compartían similares preocupaciones intelectuales y un interés por los
problemas sociales y educativos del país.16
En 1919 el centro adquirió una visibilidad mucho mayor con la publicación
de la revista Ariel bajo la dirección de Carlos Quijano, una de las figuras más
prominentes del grupo y su presidente hasta 1923. La nueva publicación se
dirigía a la “juventud universitaria del país” y hacía explícita su profesión de
fe: “sostener el programa de idealismos que José E. Rodó legara a la juventud
de América”. Los “arielistas”, entre los que se contaban Justino Zavala Muniz
y Carlos Benvenuto, adherían a la noción de la identidad latinoamericana y
compartían la idea, presente también en el movimiento reformista, del sentido
de misión de la juventud del continente para “lanzar a los cielos la nueva esperanza” y combatir el escepticismo imperante.17 En comparación con sus pares
argentinos, sin embargo, todo esto se predicaba de un modo más mesurado.
La revista no perdió sus “tendencias culturalistas, eticistas e intimistas” en los
años siguientes.18 Pero a medida que sus principales figuras terminaban el ciclo
secundario e iniciaban su educación terciaria, comenzó a prestar mayor atención
al papel de la Universidad en la transformación del país.19 En 1919, considerando
que “toda preocupación por los problemas sociales es necesaria y útil”, realizó
una encuesta sobre esos temas entre destacados profesores de la institución como
Dardo Regules, Emilio Frugoni y Pedro Escuder Núñez. La respuesta del líder
socialista Frugoni pasaba revista a los “problemas históricos, económicos y vitales
del momento” y señalaba que la Universidad debía “preparar a las generaciones
para esa obra […] desplegando una acción práctica de constante e inmediata
utilidad colectiva”.20 Los “arielistas”, por su parte, propusieron implementar
16 Ver J. A. Oddone y B. París, ob. cit., 130, y M. Van Aken, ob. cit., 55.
17 Ariel, s.f. 1919, 3-6.
18 H. E. Biagini, ob. cit., 292.
19 Ver M. Van Aken, ob. cit., 55-7.
20 Ariel, diciembre de 1919-enero de 1920, 221-2.
Volumen 2 | 1918
101
servicios de extensión en base el modelo de la Universidad de Oviedo. El plan
21
ponía énfasis en la misión social de la universidad y la necesidad de estrechar
lazos con los sectores obreros, tal como se había hecho en Córdoba y, aún antes,
en el congreso de Montevideo de 1908.
El Centro Ariel se definía como “idealista, cultural, solidarista y a consecuencia de todo ello ampliamente renovador”. En términos generales, sus objetivos
coincidían con las aspiraciones planteadas por el movimiento reformista en
1918 incluyendo la autonomía “económica, didáctica y administrativa” de la
universidad, la docencia libre, la libertad de aprender, la total gratuidad de la
enseñanza, el “enaltecimiento moral y mejoramiento económico del profesorado”,
la eliminación de las cátedras vitalicias y la adopción del “sistema democrático y
representativo” para el gobierno de la institución.22 Sin embargo, había un grado
de moderación en las ideas y la prédica de Ariel que lo alejaban del radicalismo
emanado de Córdoba. Pese a la fuerte reflexión crítica frente a los problemas
sociales que aquejaban al país y al continente, los “arielistas” no adoptaron en
esta etapa un discurso anticapitalista ni promovieron la acción revolucionaria.
Como afirma Van Aken, su programa de 1920 “carecía del dinamismo del famoso
Manifiesto de Córdoba de 1918 y tenía muy poco de la militancia izquierdista
de las organizaciones estudiantiles chilenas y peruanas de aquel entonces.”23
Este movimiento hacia la izquierda se produjo en Ariel casi un lustro más tarde,
con la entrada de una nueva generación de dirigentes, entre los que se destacó
Héctor González Areosa. Hasta entonces, el centro incorporó el eco de Córdoba
sin perder una relativa moderación que le era característica.
El florecimiento de la actividad estudiantil en esos años estuvo jalonado de
conflictos puntuales, como la huelga del alumnado de la Facultad de Ingeniería
21 Ver Ariel, diciembre de 1919-enero de 1920, 258-61. El proyecto fue presentado por Ildefonso
Pereda Valdez.
22 Ariel, agosto de 1920, 3-6.
23 M. Van Aken, ob.cit., 69.
102
Universidad de la República | Aniversarios 2008
en 1919 contra la asistencia obligatoria a clase, a la que pronto se plegaron otros
centros. La rápida extensión de las protestas y su pronta integración a reclamos
más amplios de cambio reflejaban la influencia del movimiento continental de
reforma en toda la institución. Los estudiantes de medicina, por ejemplo, no
sólo proclamaron entusiastas su “franca simpatía a la actuación independiente
de los compañeros de las otras facultades” sino que rechazaron la pasividad de
las autoridades universitarias y nacionales amparadas en la independencia de
los consejos de las facultades que había consagrado la Ley Orgánica de 1908.
Según ellos, la solución radicaba en su participación directa en las instancias de
gobierno universitario como “se ha obtenido por ejemplo en la Argentina”.24
Esas opiniones fueron expresadas con gran elocuencia por El Estudiante
Libre, órgano de la activa Asociación de Estudiantes de Medicina (AEM) que,
bajo el influjo directo del reformismo latinoamericano, se convirtió en la agrupación estudiantil más enérgica de la época.25 Su programa apuntaba al sentido
de misión de la juventud universitaria cuya “actitud en la hora presente debe
ser de actividad y de lucha. […] La rebelión debe ser nuestro gesto habitual
ante los que pretendan oponerse al avance de las nuevas ideas.”26 La defensa
de la autonomía frente a los poderes políticos y la exigencia de participación
estudiantil en el gobierno universitario estaban en el centro de su plataforma.
El objetivo era hacer de la Universidad un agente de cambio social y combatir
el modelo profesionalista entonces vigente. En sus palabras:
La universidad entre nosotros está lejos de llenar la misión que
actualmente hay derecho a exigirle como fuerza orientadora del
pensamiento y guía de las actividades nacionales. Los elementos
que anualmente entrega a la sociedad no van a ella con ánimo de
renovadores, sino que los vemos a poco de abandonar el aula, a
veces con más precocidad, despojarse de la armadura universita24 El Estudiante Libre, julio de 1919, 4.
25 Ver M. Van Aken, ob.cit., 82.
26 El Estudiante Libre, julio de 1921, 2.
Volumen 2 | 1918
103
ria para confundirse oscuramente con los embotados, cuando no
pervertidos en la lucha por bastardos intereses…27
En base a esos principios, dirigentes de la AEM como José Maria Fosalba,
Ricardo Yanicelli y José Pedro Cardozo dieron nueva fuerza a las aspiraciones
del alumnado de medicina. Los delegados estudiantiles, elegidos por sus pares
mediante plebiscito, tuvieron oportunidad de presentar sus propuestas en la
primera Reunión de Profesores y Estudiantes celebrada el 25 de setiembre de
1919.28 La celebración de esta asamblea, verdadero órgano deliberativo de la
Facultad, era una piedra angular de la reorganización impulsada por el Decano
Américo Ricaldoni con la finalidad de potenciar a la institución como un centro
de investigación y difusión del conocimiento. Muchos resistieron ese impulso
y refutaron con ardor la participación estudiantil y la liberalización de la enseñanza. Elías Regules, uno de los principales portavoces de estas posiciones,
argumentaba que los docentes tenían la función de enseñar y no de dirigir y que
lo estudiantes debían “curarse” de la pretensión de “enseñarnos a los hombres
de la facultad”.29 Estas tendencias condenaron al fracaso la segunda reunión de
profesores realizada en 1921.
La AEM fue un puntal fundamental del proceso de reforma en todos sus
aspectos, incluyendo la implementación de cursos extraordinarios, conferencias
libres, becas estudiantiles, regulaciones para los cargos docentes y cambios en
el régimen de exámenes.30 Como resultado de esas deliberaciones, el Consejo
aprobó algunas viejas aspiraciones estudiantiles como la asistencia libre a clase,
la docencia libre y la celebración de sesiones públicas de ese órgano de gobierno. También sancionó, aunque no llegaron a implementarse, mecanismos de
control del profesorado. Pero sin duda el logro más importante de las asambleas
27 El Estudiante Libre, marzo de 1921, 8.
28 Ver J. A. Oddone y B. París, ob. cit., 464-5.
29 El Estudiante Libre, setiembre de 1921, 6.
30 Ver J. A. Oddone y B. Paris. 2:460-3.
104
Universidad de la República | Aniversarios 2008
impulsadas por Ricaldoni fue la consagración de la participación estudiantil en
los asuntos universitarios.
En 1921, con motivo del alejamiento de su cargo, El Estudiante Libre dedicó al decano saliente un “homenaje de admiración y un cálido sentimiento de
gratitud” destacando los aspectos innovadores de una gestión “al unísono con su
tiempo”, que había sabido recoger “devotamente las enseñanzas de la época” y
expresado, “con un sello peculiar y propio, el latido de las ideas nuevas.”31 Esta
afinidad llevó a que los estudiantes respaldaran la candidatura de Ricaldoni en
la elección de rector de 1922 en la que finalmente triunfó Elías Regules, representante del pensamiento conservador y caluroso oponente del movimiento de
reforma universitaria.
Para ese entonces, el sentimiento reformista estaba firmemente afianzado en
el alumnado de la Universidad y seguía siendo motivo de acalorados debates
públicos. En 1921, por ejemplo, estalló una combativa huelga en secundaria
en reclamo de participación estudiantil y “reforma integral” de esa rama de la
educación.32 A su vez, los estudiantes de derecho eligieron a Dardo Regules como
su representante en el Consejo de la Facultad de Derecho y este presentó un claro
proyecto reformista que incluía la autonomía universitaria y la defensa del papel
de la institución como creadora de cultura y promotora del cambio social.33 Por
otra parte, el Consejo de Gobierno pretendió delimitar el alcance del artículo
100 de la Constitución que establecía el principio de autonomía universitaria y
el senador Atilio Narancio planteó en el Parlamento una modificación a la Ley
Orgánica de 1908 para dar representación directa a los estudiantes.
Mediante su participación en todos esos debates y movilizaciones, los estudiantes fueron dando forma a un programa de reforma universitaria y social
31 El Estudiante Libre, julio de 1921, 1.
32 Ibídem, 62-3.
33 Ver J. A. Oddone y B. Paris, 141-3.
Volumen 2 | 1918
105
que hizo a muchos alentar la idea de unificarse tras objetivos comunes. Esos
intentos fructificaron recién en 1929 con la fundación de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU).34 De alguna manera, la FEUU
vino a sintetizar la rica historia del movimiento estudiantil uruguayo que en
los años veinte había hecho suyos los postulados de Córdoba, muchos de los
cuales tenían una tradición local y habían estado presentes en el congreso de
Montevideo en 1908. Durante las dos primeras décadas del siglo, sin embargo,
los estudiantes uruguayos mantuvieron un tono moderado que los distanció
del impulso reformista en Argentina, Perú o Chile. La radicalización de los
enfrentamientos fue posterior. Se fue preparando en los veinte pero adquirió
fuerza en los treinta, con la FEUU como protagonista clave de las luchas contra
la dictadura de Gabriel Terra.
34 En 1919 hubo tentativas de reconstituir la Federación de Estudiantes que finalmente fracasaron. Ver El Estudiante Libre, julio de 1920, 5, y agosto de 1921, 7.
Documentos
1. Manifiesto de los estudiantes de Córdoba,
junio de 1918.
La Juventud Argentina de Córdoba a los hombres libres de Sudamérica
21 de junio de 1918
Hombres de una República libre, acabamos de romper la última cadena que,
en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica.
Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Córdoba se
redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad
más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una
revolución, estamos viviendo una hora americana.
La rebeldía estalla ahora en Córdoba y es violenta porque aquí los tiranos
se habían ensoberbecido y era necesario borrar para siempre el recuerdo de los
contrarrevolucionarios de Mayo. Las universidades han sido hasta aquí el refugio
secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de
los inválidos y –lo que es peor aún– el lugar donde todas las formas de tiranizar y
de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara. Las universidades han llegado
a ser así fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el
triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la ciencia frente a estas
casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio
burocrático. Cuando en un rapto fugaz abre sus puertas a los altos espíritus es
para arrepentirse luego y hacerles imposible la vida en su recinto. Por eso es
que, dentro de semejante régimen, las fuerzas naturales llevan a mediocrizar la
110
Universidad de la República | Aniversarios 2008
enseñanza, y el ensanchamiento vital de organismos universitarios no es el fruto
del desarrollo orgánico, sino el aliento de la periodicidad revolucionaria.
Nuestro régimen universitario –aun el más reciente– es anacrónico. Está
fundado sobre una especie de derecho divino; el derecho divino del profesorado
universitario. Se crea a sí mismo. En él nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico. La federación universitaria de Córdoba se alza para luchar
contra este régimen y entiende que en ello le va la vida. Reclama un gobierno
estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la soberanía,
el derecho a darse el gobierno propio radica principalmente en los estudiantes.
El concepto de autoridad que corresponde y acompaña a un director o a un
maestro en un hogar de estudiantes universitarios no puede apoyarse en la fuerza
de disciplinas extrañas a la sustancia misma de los estudios. La autoridad, en
un hogar de estudiantes, no se ejercita mandando, sino sugiriendo y amando:
enseñando.
Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende,
toda enseñanza es hostil y por consiguiente infecunda. Toda la educación es una
larga obra de amor a los que aprenden. Fundar la garantía de una paz fecunda
en el artículo conminatorio de un reglamento o de un estatuto es, en todo caso,
amparar un régimen cuartelario, pero no una labor de ciencia. Mantener la
actual relación de gobernantes a gobernados es agitar el fermento de futuros
trastornos. Las almas de los jóvenes deben ser movidas por fuerzas espirituales.
Los gastados resortes de la autoridad que emana de la fuerza no se avienen con
lo que reclaman el sentimiento y el concepto moderno de las universidades. El
chasquido del látigo sólo puede rubricar el silencio de los inconscientes o de los
cobardes. La única actitud silenciosa que cabe en un instituto de ciencia es la del
que escucha una verdad o la del que experimenta para crearla o comprobarla.
Por eso queremos arrancar de raíz en el organismo universitario el arcaico
y bárbaro concepto de autoridad que en estas casas de estudio es un baluarte
de absurda tiranía y sólo sirve para proteger criminalmente la falsa dignidad y
la falsa competencia. Ahora advertimos que la reciente reforma, sinceramente
liberal, aportada a la Universidad de Córdoba por el doctor José Nicolás Matienzo
no ha inaugurado una democracia universitaria; ha sancionado el predominio
de una casta de profesores. Los intereses creados en torno de los mediocres han
encontrado en ella un inesperado apoyo. Se nos acusa ahora de insurrectos en
Volumen 2 | 1918
111
nombre de un orden que no discutimos, pero que nada tiene que hacer con
nosotros. Si ello es así, si en nombre del orden se nos quiere seguir burlando y
embruteciendo, proclamamos bien alto el derecho a la insurrección. Entonces
la única puerta que nos queda abierta a la esperanza es el destino heroico de la
juventud. El sacrificio es nuestro mejor estímulo; la redención espiritual de las
juventudes americanas nuestra única recompensa, pues sabemos que nuestras
verdades lo son –y dolorosas– de todo el continente. ¿Que en nuestro país una
ley –se dice–, la ley de Avellaneda, se opone a nuestros anhelos? Pues a reformar
la ley, que nuestra salud moral lo está exigiendo.
La juventud vive siempre en trance de heroísmo. Es desinteresada, es pura.
No ha tenido tiempo aún de contaminarse. No se equivoca nunca en la elección de sus propios maestros. Ante los jóvenes no se hace mérito adulando o
comprando. Hay que dejar que ellos mismos elijan sus maestros y directores,
seguros de que el acierto ha de coronar sus determinaciones. En adelante, sólo
podrán ser maestros en la república universitaria los verdaderos constructores
de almas, los creadores de verdad, de belleza y de bien.
Los sucesos acaecidos recientemente en la Universidad de Córdoba, con motivo de la elección rectoral, aclaran singularmente nuestra razón en la manera
de apreciar el conflicto universitario. La federación universitaria de Córdoba
cree que debe hacer conocer al país y a América las circunstancias de orden
moral y jurídico que invalidan el acto electoral verificado el 15 de junio. Al
confesar los ideales y principios que mueven a la juventud en esta hora única
de su vida, quiere referir los aspectos locales del conflicto y levantar bien alta la
llama que está quemando el viejo reducto de la opresión clerical. En la Universidad Nacional de Córdoba y en esta ciudad no se han presenciado desórdenes;
se ha contemplado y se contempla el nacimiento de una verdadera revolución
que ha de agrupar bien pronto bajo su bandera a todos los hombres libres del
continente. Referiremos los sucesos para que se vea cuánta razón nos asistía y
cuánta vergüenza nos sacó a la cara la cobardía y la perfidia de los reaccionarios.
Los actos de violencia, de los cuales nos responsabilizamos íntegramente, se
cumplían como en el ejercicio de puras ideas. Volteamos lo que representaba
un alzamiento anacrónico y lo hicimos para poder levantar siquiera el corazón
sobre esas ruinas. Aquellos representan también la medida de nuestra indignación en presencia de la miseria moral, de la simulación y del engaño artero que
pretendía filtrarse con las apariencias de la legalidad. El sentido moral estaba
112
Universidad de la República | Aniversarios 2008
oscurecido en las clases dirigentes por un fariseísmo tradicional y por una pavorosa indigencia de ideales.
El espectáculo que ofrecía la asamblea universitaria era repugnante. Grupos
de amorales deseosos de captarse la buena voluntad del futuro rector exploraban los contornos en el primer escrutinio, para inclinarse luego al bando que
parecía asegurar el triunfo, sin recordar la adhesión públicamente empeñada, el
compromiso de honor contraído por los intereses de la universidad. Otros –los
más– en nombre del sentimiento religioso y bajo la advocación de la Compañía
de Jesús, exhortaban a la traición y al pronunciamiento subalterno. (¡Curiosa
religión que enseña a menospreciar el honor y deprimir la personalidad! ¡Religión para vencidos o para esclavos!). Se había obtenido una reforma liberal
mediante el sacrificio heroico de una juventud. Se creía haber conquistado una
garantía y de la garantía se apoderaban los únicos enemigos de la reforma. En
la sombra los jesuitas habían preparado el triunfo de una profunda inmoralidad.
Consentirla habría comportado otra traición. A la burla respondimos con la
revolución. La mayoría representaba la suma de la represión, de la ignorancia
y del vicio. Entonces dimos la única lección que cumplía y, espantamos para
siempre la amenaza del dominio clerical.
La sanción moral es nuestra. El derecho también. Aquellos pudieron obtener
la sanción jurídica, empotrarse en la ley. No se lo permitimos. Antes de que la
iniquidad fuera un acto jurídico, irrevocable y completo, nos apoderamos del
salón de actos y arrojamos a la canalla, sólo entonces amedrentada, a la vera de
los claustros. Que esto es cierto, lo patentiza el hecho de haber, a continuación,
sesionado en el propio salón de actos la federación universitaria y de haber firmado mil estudiantes sobre el mismo pupitre rectoral, la declaración de huelga
indefinida.
En efecto, los estatutos reformados disponen que la elección de rector terminará en una sola sesión, proclamándose inmediatamente el resultado, previa
lectura de cada una de las boletas y aprobación del acta respectiva. Afirmamos,
sin temor de ser rectificados, que las boletas no fueron leídas, que el acta no fue
aprobada, que el rector no fue proclamado, y que, por consiguiente, para la ley,
aún no existe rector de esta universidad.
La juventud universitaria de Córdoba afirma que jamás hizo cuestión de
nombres ni de empleos. Se levantó contra un régimen administrativo, contra
Volumen 2 | 1918
113
un método docente, contra un concepto de autoridad. Las funciones públicas se
ejercitaban en beneficio de determinadas camarillas. No se reformaban ni planes ni reglamentos por temor de que alguien en los cambios pudiera perder su
empleo. La consigna de “hoy para ti, mañana para mí”, corría de boca en boca y
asumía la preeminencia de estatuto universitario. Los métodos docentes estaban
viciados de un estrecho dogmatismo, contribuyendo a mantener a la universidad
apartada de la ciencia y de las disciplinas modernas. Las elecciones, encerradas
en la repetición interminable de viejos textos, amparaban el espíritu de rutina
y de sumisión. Los cuerpos universitarios, celosos guardianes de los dogmas,
trataban de mantener en clausura a la juventud, creyendo que la conspiración
del silencio puede ser ejercitada en contra de la ciencia. Fue entonces cuando la
oscura universidad mediterránea cerró sus puertas a Ferri, a Ferrero, a Palacios
y a otros, ante el temor de que fuera perturbada su plácida ignorancia. Hicimos
entonces una santa revolución y el régimen cayó a nuestros golpes.
Creímos honradamente que nuestro esfuerzo había creado algo nuevo, que por
lo menos la elevación de nuestros ideales merecía algún respeto. Asombrados,
contemplamos entonces cómo se coaligaban para arrebatar nuestra conquista
los más crudos reaccionarios.
No podemos dejar librada nuestra suerte a la tiranía de una secta religiosa,
ni al juego de intereses egoístas. A ellos se nos quiere sacrificar. El que se titula
rector de la Universidad de San Carlos ha dicho su primera palabra: “Prefiero
antes de renunciar que quede el tendal de cadáveres de los estudiantes”. Palabras
llenas de piedad y de amor, de respeto reverencioso a la disciplina; palabras dignas
del jefe de una casa de altos estudios. No invoca ideales ni propósitos de acción
cultural. Se siente custodiado por la fuerza y se alza soberbio y amenazador.
¡Armoniosa lección que acaba de dar a la juventud el primer ciudadano de una
democracia universitaria! Recojamos la lección, compañeros de toda América;
acaso tenga el sentido de un presagio glorioso, la virtud de un llamamiento a
la lucha suprema por la libertad; ella nos muestra el verdadero carácter de la
autoridad universitaria, tiránica y obcecada, que ve en cada petición un agravio
y en cada pensamiento una semilla de rebelión.
La juventud ya no pide. Exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar
ese pensamiento propio en los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a los tiranos. Si ha sido capaz de realizar una
114
Universidad de la República | Aniversarios 2008
revolución en las conciencias, no puede desconocérsele la capacidad de intervenir
en el gobierno de su propia casa.
La juventud universitaria de Córdoba, por intermedio de su federación,
saluda a los compañeros de América toda y les incita a colaborar en la obra de
libertad que inicia.
Enrique F. Barros, Horacio Valdés, Ismael C. Bordabehere, presidentes –
Gumersindo Sayago – Alfredo Castellanos – Luis M. Méndez –
Jorge L. Bazante – Ceferino Garzón Maceda – Julio Molina –
Carlos Suárez Pinto – Emilio R. Biagosh – Angel J. Nigro –
Natalio J. Saibene – Antonio Medina Allende – Ernesto Garzón.
[Tomado del sitio de la Asociación de Docentes e Investigadores
Universitarios de Córdoba, www.adiuc.org]
Volumen 2 | 1918
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2. Lanzamiento de El Estudiante Libre, mayo de 1919.
Motivos y propósitos
Todos los estudiantes de la Facultad han vivido por lo menos seis años en
el ambiente universitario; y muchas veces, en el curso de estos, han valorado el
distinto alcance de la acción individual y aislada, y la acción colectiva.
Entre nosotros, la necesidad de agrupar las fuerzas estudiantiles en poderoso
haz de conjunto, se experimenta aún más intensamente; y este motivo determina uno de los fines de la Asociación que perseguirá nuestra hoja; vigorizar el
espíritu de solidaridad entre los alumnos de Medicina.
----Las iniciativas bien orientadas de nuestra institución –cuando son expuestas
mediante la nota reglamentaria ante Secretaría– sufren inevitablemente larga
cuarentena de complejos trámites que los estudiantes desconocen, y son con
frecuencia destinadas al fracaso, porque el silencio protege hasta hoy la indiferencia o los errores de las autoridades. “El Estudiante Libre” se propone evitarlo,
defendiendo activamente los intereses que la asociación tutela, y luchando hasta
obtener que el H. [Honorable] Consejo de la Facultad sesione públicamente.
----La improvisación de pedagogos y maestros que está actualmente de moda
en toda la Universidad, nos obliga más que nunca a tratar cuestiones de enseñanza. Consideramos la acción de aquéllos siguiendo las ideas directrices de
pedagogía, y empleando las razones que nos sugiere le experiencia de muchos
años de asistencia a las aulas.
----“El Estudiante Libre” hará lugar a las acciones que paralelamente deseen
desarrollar los estudiantes de otras facultades, con fines análogos a los que perseguimos; y a cuyo objeto brindámosles nuestras columnas.
-----
Cuando el espacio lo permita, “El Estudiante Libre” dirigirá algún vistazo
hacia los confines del horizonte que tiene su centro en la Facultad, para observar
116
Universidad de la República | Aniversarios 2008
la actuación de nuestros mayores en el Parlamento, el Ejecutivo, las instituciones oficiales de medicina, etc., ya que nadie se ocupa hoy de comentar la obra
médica social que realizan, cuando realizan alguna.
----El firme propósito de mantener la rectitud de las filas estudiantiles a veces
alterada por las ondulaciones de la falta de carácter, o por los ángulos salientes
hacia el corruptor imán de los éxitos fáciles y seguros, obligará a “El Estudiante
Libre” a combatir enérgicamente la pobreza moral y la adulonería.
----Tales son los motivos que determinan la aparición de “El Estudiante Libre”,
y los propósitos que animarán su propaganda franca y abierta, y en sanos principios inspirada. La prensa, demasiado ocupada con los temas partidarios y los
asuntos extranjeros, las zarzuelas sociales y los dramas de policía que llenan sus
columnas, mal podría dar cabida a la palabra estudiantil: era forzoso pues, hacer
nuestra hoja propia que, aunque modestísima es absolutamente nuestra, y ello
nos basta, porque asegura la libre expresión de nuestras ideas.
[Tomado de El Estudiante Libre, mayo de 1919, 1.]
Volumen 2 | 1918
117
3. El Estudiante Libre sobre el gobierno universitario,
agosto, setiembre y octubre de 1921.
El más brillante de los éxitos coronará, sin duda alguna, nuestro proyecto,
por el cual se crea un nuevo delegado de los estudiantes ante el Consejo Directivo.
Este proyecto acaba de ser presentado ante el Cuerpo Legislativo, suscripto
por representantes pertenecientes a todas las fracciones de nuestros partidos.
[…]
Y en verdad que, a este proyecto, lo anima una extraordinaria virtud. No
deseamos tener una voz más con el propósito único de aumentar nuestra representación. […]
Lo deseamos porque es la forma que nos acerca más a la realización de nuestros ideales. Y sabemos nosotros, y lo saben los demás, que los ideales de los
estudiantes llevan en su interior, una fuerza creadora incontrastable; la fuerza
creadora que le confieren su sinceridad y su idealismo, la bondad de su concepción y la nobleza de su espíritu.
Lo dice el señor Jorge Duclout, con la autoridad indiscutible que le otorga
su actuación destacadísima dentro de las cuestiones universitarias argentinas:
“las mejores reformas y los progresos más efectivos que he visto producirse en
largos años de enseñanza, en nuestra Facultad, se efectuaron bajo la presión y
los pedidos, a veces insistentes, de la juventud estudiantil.”
Bellas y definitivas palabras que dan a nuestro pensamiento una fuerza
extraordinaria!
Es menester, y la justicia así lo quiere, que se conceda a los estudiantes mayor
representación ante el Consejo Directivo.
Son ellos, tan dignos como los que más, de hacer oir su palabra que será
siempre de renovación, de libertad y de justicia.
Sus inquietudes juveniles los hacen singularmente aptos para actuar con
todo éxito en los problemas de la enseñanza.
118
Universidad de la República | Aniversarios 2008
Su voz será siempre generosa: el espíritu joven combate por la realización
de sus ideales; y aun aquellos que, por su naturaleza, parecen lejanos hallan
en la juventud la fuerza que los persigue sin desmayos. Y sabemos bien cuán
provechosa es esta lucha por alcanzar el ideal que semeja huir de nosotros, y
escapar de la mano que se tiende hacia él.
El vigor espiritual de los estudiantes sacudirá el quietismo de los que ya han
pasado la época de la juventud. Y del consorcio de esas dos fuerzas, la de la edad
madura y la de los jóvenes, saldrá sin duda alguna, el pensamiento director que
conduzca a la Facultad por el camino de su ascensión indefinida.
Por eso, este nuevo proyecto, es justo y fuerte. Y su justicia y su fortaleza
interiores han de llevarlo al éxito definitivo.
Será una conquista que podrá enorgullecernos a todos: a los estudiantes, que
la han realizado, y a las autoridades, que tendrán a su lado una nueva fuerza
desinteresada e idealista.
[Tomado de El Estudiante Libre, agosto de 1921, 4.]
La iniciativa de nuestra Asociación tendiendo, por intermedio de una vasta
asamblea a prestigiar las reuniones de la A. [Asamblea] del Profesorado, fue
coronada por el más brillante éxito. No nos referimos, precisamente al éxito
material, porque él no existió: pocas horas después de esta asamblea el H. [Honorable] Consejo de la Facultad dictaba una resolución que desnaturalizaba en
su esencia misma, el proyecto de Reuniones del Profesorado. Pero sí nos referimos al éxito moral de la iniciativa prestigiada por las más altas personalidades
médicas del Uruguay y apoyada por el entusiasmo intenso y sincero de todos los
estudiantes de medicina que evidenciaron, en una forma categórica, sus deseos
fervientes de que la institución que creara el Dr. Ricaldoni, fuera llevada a la
práctica en su concepción integral y definitiva.
La bondad del proyecto quedó, pues, una vez más, confirmada de modo
rotundo y preciso frente a la unanimidad del entusiasmo e interés de la masa
estudiantil que se congregó, con extraña espontaneidad, para escuchar la palabra
de los oradores.
Volumen 2 | 1918
119
La demostración de fuerzas fue evidente y decisiva: el triunfo moral no puede
ser discutido y este acto debió, por su trascendencia y por su significado, haber
influido democráticamente en la decisión del Consejo y haber orientado en un
sentido totalmente diverso su actitud última.
Sin embargo no fue así. Queda demostrado de manera categórica que la entidad estudiantil no posee, frente al actual Consejo, sino una potencia menguada
y sin valor. Pero los estudiantes que representan mucho dentro de la enseñanza,
y que son factores fundamentales en la Facultad, habrán de imponer toda la
fuerza de sus valores morales e intelectuales.
[Tomado de El Estudiante Libre, setiembre de 1921, 16.]
La actitud espiritual que caracteriza al Consejo Directivo de la Facultad, en
los momentos actuales, ofrece al estudio sereno y sin apasionamientos, rasgos
interesantes que merecen destacarse.
Debemos repetirlo una y mil veces porque nunca se habrá dicho bastante:
estamos en plena y evidente reacción conservadora. La fórmula hallada para
proscribir las Reuniones del Profesorado, eliminando de su seno la delegación
estudiantil, afirma de modo categórico la verdad de nuestro juicio.
Esa decisión del H. C. [Honorable Consejo] establecida tras largas deliberaciones, sustentada abiertamente en los discursos de los leaders consejeriles,
señala definitivamente la orientación mental que imprime, desde ahora, a su
conducta, aquella corporación.
[…]
Marchamos rápidamente hacia la pérdida irreparable de todas las conquistas
de libertad, hacia la anulación fatal de todos los adelantos didácticos, hacia el
derrumbe de todas las reformas que perfeccionaban pausadamente la letra decrépita y anticuada de nuestras leyes pedagógicas.
Se desprecia el concurso estudiantil en la solución de los problemas que
plantea el gobierno autónomo de nuestra casa; se olvida que la acción de los
alumnos es elemento primordial cuando se aborda el examen de la enseñanza,
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
de sus leyes y de su orientación: en una palabra, se sostiene y se afirma rotundamente que el factor estudiante es secundario en la marcha de la Facultad, y
que bien puede prescindirse de él, negándole participación activa, atándole de
pies y manos para toda labor creadora y para toda empresa espiritual.
Y este pensamiento –que todos advertimos en la conducta del Consejo– habrá de conducir fatalmente al retorno de los viejos males de nuestra enseñanza:
al imperio de la lista y a la aceptación obligatoria y reglamentaria del profesor
designado.
La lista encarna en su espíritu arcaico y despreciable la necesidad ineludible
de asistir a las clases para soportar a los profesores malos. A los estudiantes ella
los fuerza a una pérdida de tiempo que, orientado hacia otras finalidades, daría
frutos valiosos. A los profesores –asegurándoles una concurrencia tantas veces
ficticia– los equipara definitivamente. Inútil será todo el esfuerzo de los buenos;
vana toda la labor de los honrados; estéril todo el sacrificio de los honestos: la
simiente de sus virtudes y de sus lecciones solo será recogida por los alumnos
que el azar de la reglamentación correspondiente haya llevado a su aula. Entonces
los malos triunfarán: se les habrá otorgado, gratuitamente, la defensa contra la
aleccionadora decisión de los alumnos.
Voluntarios codo con codo constituirán el plantel sumiso que permita medrar
a los inservibles y conceda aparente lozanía a la caduca y envejecida enseñanza
de los que fueron, en un tiempo o… de los que nunca fueron.
Y nosotros que aún no hemos llegado al control de la enseñanza –aspiración
que los estudiantes han sostenido con todo el entusiasmo de sus energías mozas–
ampararemos a los malos y ofreceremos protección a los inútiles. Bajo el imperio
de la lista todos serán iguales: se habrá borrado, acaso para siempre, el admirable
espectáculo de nuestros días en que los estudiantes daban cumplimiento exacto
a sus deberes por estímulo único de su vocación!
También el segundo postulado habrá de realizarse: la libre elección de profesores serás anulada. La docencia libre, anhelo democrático y ensayo de una
verdadera y real superiorización [sic] pedagógica, hace temblar a muchos, a todos
aquellos que cuentan –por anticipado– que nadie habrá de elegirlos, que nadie
entregará en sus manos torpes el tesoro de una virginidad espiritual! Y, desde
el anonimato de las tertulias familiares, al amparo de la amistad complaciente
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y comprensiva, se va gestando la reacción natural, el proceso de la auto-defensa, y
el contra-ataque. Así, por el recurso mixto de la lista –tiranía igualitaria– y de
la obligación del profesor designado desde arriba –despotismo vergonzante– se
alcanza la solución ambicionada por tantos espíritus, pobres de solemnidad,
que contemplaron horrorizados la ausencia de reactivos para sus experiencias de
pedagogos a la violeta [sic].
Y suprimido el estímulo científico, la competencia superior, el deseo de
sobrepujarse y de ser cada día más, mejor y más grande, habrá desaparecido
uno de los motivos primordiales que conducirían a la enseñanza por el camino
de su perfección indefinida. Se habrá malogrado el acicate de una superiorización [sic] pedagógica incesante, para volver al estancamiento y a las parálisis
anteriores que determinaron un compás de espera en la marcha ascendente de
nuestra facultad. Mientras otros avanzaban, nosotros quedábamos inmóviles en
la ruta, ajenos a toda sugestión exterior, incapacitados para incorporarnos a la
gran revolución espiritual que las ideas modernas habrán organizado más allá de
nuestras fronteras. Eso lo debemos a la falta de una renovación imprescindible
en nuestro profesorado, siempre igual a sí mismo, cristalizado siempre en su
actitud de suficiencia engañosa y vana, aparatosa y estéril.
Volveremos a la lista: vamos a la anulación de la libre elección de profesores. ¿Acaso es demasiado temprano para estampar estas afirmaciones?
Aplazamos a los que tal cosa digan. El tiempo, testigo irreparable, convertirá nuestras presunciones en verdades inconcusas: él nos otorgará la razón,
definitivamente!
[Tomado de El Estudiante Libre, octubre de 1921, 1.]
El Dr. Atilio Narancio acaba de presentar ante el Senado un proyecto de
ley por el cual se conceden dos delegados a los estudiantes de la Facultad en
el Consejo respectivo. Además establece que uno de los delegados puede serlo
un estudiante.
Este proyecto significa la materialización de los más caros deseos y aspiraciones estudiantiles. Dentro de la modestia de su breve articulado, él encierra un
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
fondo de libertad que merece ser destacado vigorosamente en estos momentos
de reacción conservadora y retardataria.
Porque precisamente, en estos instantes en que el Consejo Directivo de nuestra Facultad inspira su conducta en el más inflexible conservadorismo, los altos
poderes de la Nación se preocupan en otorgar a los estudiantes la significación
a que los hacen acreedores su idealismo y su generosidad.
[…]
Era imprescindible hacer mayor la representación estudiantil en el seno de
los Consejos y era imprescindible, asimismo, que esa representación pudiera
ser encarnada por estudiantes.
Nadie –que no se halle, aún en nuestro siglo de libertades, obsesionado por
rancias ideas de disciplina mal comprendida– puede negar el derecho que poseen los alumnos de que se escuche su palabra en las Corporaciones que han de
dilucidar los problemas pedagógicos. Ellos, que constituyen el reactio inteligente
–que diría el Dr. Ricaldoni– para las pruebas y los ensayos de enseñanza deben
poseer esa prerrogativa inalienable de expresar sus pensamientos y de exteriorizar
lo que han sentido y sufrido.
Pero esa delegación no puede quedar reducida al mínimum: eso implicaría,
simplemente, querer conservar la apariencia engañosa de un derecho para, en el
fondo verdadero de las cosas, anularlo y despreciarlo. La delegación estudiantil,
por lo tanto, ha de ser sino preponderante al menos suficientemente poderosa
para que la defensa de sus ideales no sea tarea vana y para que el resultado de
sus afanes espirituales no sea en la realidad, parco o estéril.
[…]
Mas la nobleza del pensamiento que inspira este proyecto no se detiene en
la concesión –para nosotros– de una nueva fuerza dentro de los Consejos Directivos. Va todavía más allá. Y sustenta la necesidad de que sea un estudiante
mismo el que lleve la palabra de los compañeros, el que sustente, en la altura, los
sentimientos experimentados en el llano, el que proclame, entre los dirigentes,
las aspiraciones y los deseos de los dirigidos.
Y en verdad que no hay nada más lógico y más estrictamente justo que ese
fuero estudiantil que el proyecto del Dr. Narancio acepta y estimula. Porque,
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nadie más capacitado, más íntimamente capacitado que un estudiante para
sentir y apreciar lo que existe ya hecho y lo que aún debe hacerse, lo que ha de
eliminarse para siempre y lo que ha de realizarse en el futuro. […]
[Tomado de El Estudiante Libre, octubre de 1921, 3.]
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
4. Respuesta de Emilio Frugoni a la encuesta
de Ariel sobre el papel social de la Universidad,
diciembre de 1919-enero de 1920.
Estamos en una era convulsionada en que el espíritu de la juventud debe
nutrirse de ideologías innovadoras y buscar en el espectáculo de las luchas sociales el tema de sus más persistentes meditaciones. A la juventud corresponde
en todas las épocas históricas de transición y grandes transformaciones como
la presente, una función activa de elemento creador de la historia, porque las
viejas generaciones, imbuidas de las ideas y prejuicios de los tiempos que se
van, no son las más aptas para comprender los designios y advertencias de los
tiempos que llegan.
Las jóvenes generaciones, con su agilidad gimnástica para el avance y la
adaptabilidad de su mente a las concepciones adecuadas al momento histórico,
son las llamadas a presidir e iluminar con la viva llama de su entusiasmo por
el ideal, la ruda labor del siglo: y no deben ni pueden en estas horas de polingenesia, rehuir a esa alta y grave misión. Las pulsaciones de su corazón, ansioso
de nueva vida, han de imprimir su rumbo a la marcha del mundo.
En nuestro país, donde ya nadie se atreve a negar la existencia del problema
social, la juventud tiene también, como en todas partes, esa obligación histórica.
Que ella se esfuerce en dar un sentido moderno a la vida de la nación, arrojándose
con espíritu emancipado a la obra de imponer los justos valores humanos por
cuyo triunfo se rinden hoy tan ardientes batallas en el universo.
Hay entre nosotros miseria e ignorancia, hay una campaña inculta y despoblada donde un proletariado nómade arrastra una lamentable vida de paria
explotado y sumiso; hay desigualdades económicas irritantes; hay quienes
monopolizan el territorio nacional, quienes monopolizan la fortuna; y hay
quienes no pueden soportar la carestía de la vida o viven como las bestias, y
hasta peor que las bestias… Hay alcoholismo, hay tuberculosis, engendrados
por la miseria; hay sífilis, engendrada por los hijos de la miseria: la ignorancia,
la prostitución, la falta de higiene… ¡Hay prostitución!... Luchar por suprimir
todo eso, atacando los males en su fuente originaria y en su causa primera ¿qué
mejor destino para una juventud estudiosa y valiente?
Volumen 2 | 1918
125
Preparar a las generaciones para esa obra, debería ser el fin de las universidades. Erigirse en centros de elaboración espiritual de donde surjan hombres
animados de la aspiración de ser útiles a la colectividad sobreponiéndose a la
mezquina preocupación del provecho propio, la noble capacidad para el sacrificio
por el bien ajeno. He ahí una función moral y social que puede aliarse perfectamente con la de dotar a los jóvenes de buenas herramientas y aptitudes para la
graduación mental y profesional. Los centros deberían poner a las generaciones
en contacto profundo con la vida social, enseñándoles a encarar de frente los
problemas históricos, económicos y vitales del momento y desplegando una
acción práctica de constante e inmediata utilidad colectiva, de acuerdo con
el concepto de que la cultura debe ser un bien, una riqueza de las sociedades
y para las sociedades, de donde en definitiva emana, y no un privilegio de los
individuos para uso exclusivo de quienes lo atesoran.
[Tomado de Ariel, diciembre de 1919–enero de 1920, 221-2.]
126
Universidad de la República | Aniversarios 2008
5. Ariel sobre la extensión universitaria,
diciembre de 1919-enero de 1920 y
setiembre-octubre de 1920.
La pequeña Universidad de Oviedo puso no ha mucho en práctica la extensión universitaria.
Consiste, como sabemos, en extender la cultura universitaria, filosófica,
literaria o científica, hasta la masa obrera.
Esta extensión se hizo, ora en forma de conferencias, ora en forma de simples
conversaciones, realizadas, generalmente, en los centros culturales obreros o en
los centros socialistas.
Para dar una idea más o menos clara, voy a exponer, brevemente, la forma
de extensión adoptada por la Universidad de Oviedo:
1º Conferencias en la Universidad con carácter de cultura general y dirigidas
a un público mixto, comprendiendo ya series de lecciones, ya lecciones sueltas.
Las series fueron: Instituciones históricas asturianas (señor Canella); Baudelaire
(señor Marqués de Valero); Hauptmann (señor Altamira). Las segundas, una
sobre el rayo (señor Cabañas) y otra sobre la combustión (señor Urios).
2º Conferencias pedagógicas para los maestros a cuya obra quiere colaborar
singularmente esta Universidad, siguiendo el movimiento, iniciado en otros
países, donde cada vez se van enlazando con mayor intimidad todas las funciones
de la educación y las enseñanzas y dislocándose al par de las antiguas jerarquías.
El señor Canellas inició este orden de trabajo, tratando del derecho usual.
3º Clases especialmente destinadas a los obreros, y que son como el germen
de la llamada ‘Universidad Popular’, que cada año va delineando en la obra de la
de Oviedo. En estas clases, donde fue preciso limitar la matrícula a 50 alumnos,
se ensaya una enseñanza familiar, que ponga en comunicación más estrecha y
fecunda a maestros y discípulos: Derecho, Economía, Educación Física, Historia
de la Civilización, Cosmografía, Ciencias Naturales, Lengua y Literatura Castellana, fueron los asuntos confiados a los señores Canellas, Buylla, Posada, Jove
y Belrán. Las clases terminaron como de costumbre con una reunión familiar
Volumen 2 | 1918
127
en la Universidad, donde obreros y profesores acentúan su solidaridad con un
sentido que el señor Sela pone con suma intención de relieve.
4º Lecciones fuera de la Universidad, que como la extensión, se inició en
Inglaterra y América del Norte. Los señores Posada, Mur, Altamira, Arias de
Velasco, Buylla (don Arturo) y Sela, dieron en el Centro Obrero de Oviedo lecciones y cursos sobre la Enseñanza popular, las corrientes alternativas, el Quijote,
el carácter moral de la educación, la tuberculosis y la Historia Contemporánea.
En otros centros y círculos de Langree, Gijón, Avilés, Trubia, Mieres, Salinas,
casi todos los profesores ya citados, con los señores Albornoz, Aparicio, Álvarez,
Casariego y Crespo, explicaron sobre Historia de España, cuestiones económicas,
Problemas de educación, Instituciones obreras, El Quijote, Educación popular,
Transformaciones de la energía, Víctor Hugo, Teoría de los explosivos, Filosofía
de la Historia y Cooperación.
Esta larga enumeración nos da una idea de lo que es extensión universitaria.
Propiamente correspondería a nuestra Universidad iniciar este movimiento
cultural, que es una de sus funciones sociales, sin embargo, no es de esperarse,
que parta de ella su iniciación, en un medio, como el nuestro, huérfano de
cultura.
[…]
La forma de cursos de conferencias es incompleta. Ella no llega generalmente
a la masa obrera, aprovecha, sólo a la clase social aristocrática, y creo con sinceridad que el proletariado ha demostrado siempre más ansia de saber que la clase
aristocrática –aunque las apariencias demuestran lo contrario– por lo menos,
hay más sinceridad, más afán por conocer cómo son las cosas.
Nuestra obra cultural puede realizarse poniéndonos al habla con los directores
de los Centros Obreros, ya sean centros políticos o de enseñanza. Ellos nos facilitarían locales para dar nuestras conversaciones o conferencias, ellos nos harían
la propaganda necesaria para que el obrero concurriera a nuestras clases.
Por intermedio de la prensa o bien por manifiestos invitaríamos a los obreros
oyentes, al mismo tiempo que daríamos a conocer al país nuestra noble misión
cultural.
Las conversaciones versarían sobre diversos temas –tratando de que ellos
sean esencialmente prácticos– y si fuera posible, con proyecciones luminosas o
128
Universidad de la República | Aniversarios 2008
con demostraciones experimentales. Las conferencias o conversaciones pueden
dividirse, a mi juicio, en 6 o 10 secciones, comprendiendo en ellas prácticos,
teóricos, científicos o literarios.
Las 6 o 10 secciones podrán ser las siguientes: 1º Historia de la civilización. 2º
Sociología. 3º Historia Natural. 4º Derecho usual. 5º Ciencias físicas y químicas.
6º Literatura. 7º Nociones de lógica y de moral. 8º Música y arte. 9º Economía.
10º Geografía física y general. Sin perjuicio de que a estas 10 secciones se puedan
agregar otras que los señores miembros de la Directiva crean conveniente. Cada
sección estará a cargo de 2 o 3 estudiantes.
La Comisión Directiva del Centro ‘Ariel’, podía invitar, si lo creyera conveniente a los profesores o estudiantes dispuestos a dictar estos cursos.
También se podía solicitar el local de la Universidad para llevar a cabo estas
secciones. Ellas deben ser necesariamente nocturnas.
Sin otro motivo presento a consideración de la Comisión Directiva este
proyecto de extensión universitaria.
Ildefonso Pereda Valdez
Montevideo, octubre de 1919.
[Tomado de Ariel, diciembre de 1919–enero de 1920, 258-61.]
[…]
NUESTRO MÉTODO
Aplicar a la difusión de las excelencias de la cultura, la bondad de la cooperación. Unir así en un abrazo fraterno aquellas dos más altas manifestaciones
de la vida social, en homenaje al más alto fin social: la realización de una humanidad mejor.
Tal, en síntesis, nuestro método de universitarios, inquietados por todas las
angustias de los hombres de hoy.
Ya en otra ocasión hemos definido nuestro ideal acerca del aspecto cultural
del problema social, el cual predominantemente nos compete.
Volumen 2 | 1918
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Es una concepción de universitarios deseosos de hacer resaltar esa faz cultural
del problema, porque muy a menudo parece perderse de vista. Nos hacemos
de ello un deber no para oponer, como recurso de baja política, una barrera al
clamor por justas reivindicaciones: sino como medio, el más sabio, de garantir
la estabilidad, la salud de los futuros progresos.
LECCIONES DE LA REALIDAD Y LA VOZ DE GORKI
Concepto idealista sí, pero que surge como la más severa, indiscutida y necesaria lección de experiencia. Leed un juicio sobre la situación rusa que puede
decirse nació inspirado por la frase de Barbusse: ‘la desgracia debe siempre
hacer pensar’:
‘Nuestros años de guerra nos han demostrado con terrible elocuencia nuestra
impotencia cultural. Su principal tarea debe ser, pues, para nosotros la organización de las fuerzas creadoras del país. La fuerza creadora más apreciable es
el hombre.
Cuanto más desarrollado está el hombre intelectualmente, cuanto más
armado está de conocimientos técnicos tanto más valor e importancia tiene su
trabajo.
Todos los hombres, a pesar de sus divergencias y de las luchas de clase, pueden y deben ser solidarios en un terreno: el terreno de desarrollo y acumulación
de conocimientos.’
Es Gorki el que así habla y todavía es verdad no menos honda acerca de la
anhelada fusión de los intelectuales con la enorme energía emocional de los
pueblos: ‘iniciaría armoniosamente, la razón organizadora, y el desarrollo de la
cultura humana recibiría un impulso poderoso y sería acelerado en una medida
que la imaginación no puede prever’.
El no tener presente ese ideal con una sabia anticipación y no cumplir su
dictado con una eficiente ejecución, nos colocará mañana cuando cuajen en
realidad nuestros más caros sueños, en la desoladora necesidad de confesar que
la complejidad de las cosas se ha burlado de nuestros más nobles esfuerzos.
Nuestros sueños de hoy se verán mañana condenados, por nuestra imprevisión,
a medrar entre hombres de ayer. Y valga la enseñanza aprendida con la sangre
130
Universidad de la República | Aniversarios 2008
de los hechos. Es Gorki quien dice aún refiriéndose a Rusia: ‘el antiguo régimen
se halla materialmente derribado, pero moralmente sigue viviendo alrededor
de nosotros y con nosotros’… ‘El dragón de la ignorancia de la barbarie, de la
estulticia, de la trivialidad y de la brutalidad, no ha muerto todavía’… ‘somos
todos hombres de ayer, hombres del pasado’.
Sobre la Universidad gravita con excepcional intensidad la función cultural
dentro de la sociedad. A ella compete oficialmente la formación de la más alta y
densa cultura del país. Pero la magna misión de esa institución no puede alcanzar
cumplido desarrollo. Continuar como hasta hoy, es llenar insuficientemente su
cometido o peor aún desconocerlo.
Con la misión del ‘enseñadero’ de profesiones, la única que hasta hoy pareciera haber divisado ante sí, no ha terminado su tarea. Ella no ha hecho sino
empezar y empezar malamente.
Creemos y queremos con Ernesto Nelson ‘que su misión no termine cuando
haya difundido la cultura en un grupo de individuos: es menester que la difunda
en la masa social’.
UNIVERSIDAD ARISTOCRATIZANTE
Pesa, con justicia, sobre nuestra Universidad, la acusación de ser un instrumento inconsciente de aristocratización, sostenido por toda la sociedad. Ella se
limita a la siempre noble tarea de elevar hombres, pero sustrayéndolos de todas
las esferas sociales, para encumbrarlos a todos en una sola, la más alta. Éstos
una vez allí, como nouveaux riches de la cultura se sienten ajenos a su esencial
misión de propagadores universales de una intensa cultura, obtenida, gracias a
la gratuidad de la enseñanza, a expensas de la sociedad.
Y bien, teniendo presente la agudeza y la magnitud siempre crecientes de
los problemas sociales, he aquí nuestro ideal acerca de la Universidad y del
papel de los universitarios.
Hacer de la universidad un foco de irradiación de la cultura de ‘humanización de la ciencia’ según la expresión de Nelson, tal nuestro ideal. No creemos
que hasta el presente no se haya realizado extensión universitaria. Ello sería
ingenuidad. Allí donde ha vivido un universitario ella se ha realizado siempre.
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Se trata sólo de organizar, de intensificar deliberadamente esa transfusión de
cultura que naturalmente se produce teniendo en cuenta su alto sentido social.
Se trata de asociar a las excelencias de la cultura las de una cooperación generosa
elevada a deber. Así se dirigirá más directamente hacia su verdadero objeto la
misión de la Universidad, la social, que hoy la enseñanza gratuita hace como
nunca un deber tener presente a los universitarios.
La luz de la cultura ha de difundirse por un acto de clarividente y generosa
colaboración de todos los ámbitos de la sociedad.
Queremos crear y mantener la extensión universitaria ante todo por obra de
los propios universitarios, sin que ello importe olvidar que también la Universidad debe atender primordialmente, por medio de orientaciones más modernas
que las actuales, su misión social por sobre su finalidad profesional.
Concretando ella se impone:
1º Por la trascendental necesidad de llevar al pueblo a una superior armonización social por irradiación de la cultura más humana y la más plena de noble
virtualidades, condición correlativa, sino previa, a la realización de las más caras
conquistas sociales, económicas y políticas. Actualmente nos parece la cultura
universitaria la más apta para tal finalidad a pesar de sus deficiencias más o
menos graves, que no podemos analizar aquí.
2º Porque la instrucción primaria siendo la más extendida, abandona al
hombre desde temprana edad: porque es demasiado elemental para responder
a las necesidades de una civilización cada día más completa.
3º Porque la primordial función de la Universidad, la social, que no siempre
ha sido reconocida, tiene que absorber predominantemente la acción de aquélla,
de una manera cada vez más imperiosa e inaplazable dada la magnitud siempre
creciente de los más hondos problemas sociales. Ello sería posible no sólo con la
cooperación oficial, sino principalmente por la generosa consciencia y la valiente
aceptación del papel social que corresponde al estudiante como usufructuador
privilegiado de una cultura que la propia sociedad le brinda gratuitamente.
No nos extrañaría nada que a alguien parezca una romántica preocupación
esta de la extensión universitaria. Por toda contestación sólo llamaremos la
atención sobre lo que ocurre en la mayor parte de los países de Europa, en Norte
América y en muchos países sudamericanos, Argentina, Chile, Perú, Bolivia,
132
Universidad de la República | Aniversarios 2008
etc. En todas esas naciones es desde hace un tiempo una realidad o va siéndolo
poco a poco la extensión universitaria. Sólo en el nuestro al agitar esas cuestiones se corre el riesgo de agitarlas en el vacío. En efecto, la grey estudiantil
no parece dar razón de existencia colectiva sino para festejar bulliciosamente
la Primavera… Bueno es sentir la solidaridad por la alegría, pero lo sería más
sentirla también, ante la faz grave de las cosas…
En cuanto a las autoridades, puede esperarse con la creación de los liceos de
la capital y de campaña, y especialmente el nocturno en cuyo proyecto de ley se
hablaba de extensión universitaria que adquiera cada día una mayor preocupación
por estos trascendentales problemas universitarios.
[Tomado de Ariel, setiembre–octubre de 1920, 3.]
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6. Programa de Ariel, agosto de 1920.
Nuestro Programa
Reafirmándonos
Nuevamente ARIEL, ahora afirmada en la experiencia de los números anteriores, surge a la lucha. […] No tenemos, por sugestión de la misma enseñanza
del maestro, fe absoluta en los ‘ismos’. Sin dejar de reconocer la bondad de los
programas, siempre necesarios en su misión orientadora, creemos que el éxito
de una obra reside fundamentalmente en los hombres que la emprenden, en
la sinceridad que ilumina a su esfuerzo, en la sed de justicia que los inquieta y
los enaltece. […]
Pero si atribuimos un valor de sugestión a nuestras ideas, no quiere decir
que ellas carezcan de fijeza o que poseamos un tibio entusiasmo para defenderlas
o realizarlas; por el contrario creemos, repitiendo viejos conceptos que no son
nuestros, que el momento es de afirmación. No se puede ir a la lucha sino con
ideales absolutos; y si en la conciliación está la verdad, esperemos que esa conciliación la realice la vida. Ser jóvenes y andar buscando prudentes conciliaciones
y ambiguos términos medios, sólo revela cobardía.
Nuestra obra será de sugestión sí; pero más por la tarea de precursores que
nos corresponde que por la vaguedad de nuestra doctrina.
Sabemos, porque lo hemos aquilatado en la lucha continua de tres años que
lleva el Ariel, que nuestro esfuerzo, es esfuerzo de iniciación, que aún queda
mucho por hacer para que nuestra juventud estudiosa sea digna de su pasado,
la época romántica del Ateneo y la Sociedad Universitaria. Y digna también de
la labor que reclaman los nuevos tiempos.
Falta fe y sentido de la misión a cumplir; limitado el conocimiento al campo
estrecho de los textos, sin ninguna preocupación generosa e ideal, absorbidos
por el temor de no ganar lo bastante en el primer pleito o en la primera curación
que se produzca, nuestros estudiantes en su mayoría, tienen cerrado el espíritu
a las nuevas voces, al clamor de esperanza y rebeldía que da valor trascendente
a la hora actual.
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Nuestra obra, que ha pretendido contribuir a la formación de esa conciencia
de clase, haciendo más firme y secreto el sentimiento de responsabilidad ha tropezado, como es lógico, con indiferencias y cobardías, con estrecheces utilitarias
y con rastreras envidias. […]
Hay que gritarlo hasta que se nos oiga: vivimos un momento de una trascendencia jamás superada en la humanidad. Más trascendente y compleja, más
‘plena’ de inquietud, de esperanza y de fervor que la hora turbulenta de nuestra
emancipación que bebió su Ideal en la gesta de los revolucionarios del 89 y que
sólo consagró, bajo la inspiración de la ideología individualista, el principio,
estéril en su aislamiento, de libertad; más ‘humana’ que el mismo Renacimiento
y la Reforma, que si afirmaron al ‘Hombre’ no dieron la base de su afirmación,
la hora histórica que vivimos, acaso sólo encuentre semejanza en las jornadas
primeras ungidas de eternidad del Cristianismo.
‘El momento es de emoción religiosa’, repetimos las palabras de Ricardo
Rojas.
[…]
Nuestro programa tiene cuatro aspectos: idealista, cultural, solidarista y a
consecuencia de todo ello ampliamente renovador.
Idealista, porque así lo obliga el nombre mismo de nuestra agrupación. Toda
la prédica de José E. Rodó, cuyas ideas fundamentales alimentan nuestra doctrina, es una reafirmación del ideal frente al desborde utilitario; un ideal ético, un
ideal estético y un ideal de verdad, erguido sobre la perennidad del espíritu.
[…]
Acaso José E. Rodó al sentar su doctrina de ideal, indicó la solución del viejo
pleito, entre idealistas y materialistas. Unilateral es considerar los fenómenos
sociales como resultado de simples factores materiales; unilateral también es
creer que sólo el ideal presta nuevas claridades al sendero.
[…]
Idealista pues, porque afirmamos la perennidad del espíritu porque dignificamos las mezquinas realidades del presente por la ahincada y fervorosa persecución de un fin desinteresado de perfectibilidad, porque lanzamos hacia el
porvenir nuestra palabra de esperanza cultural, también hemos dicho, y es que
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consideramos con Rodó y con Alberdi, con todo el pensamiento americano, que
el gran problema nuestro es de orden cultural: educar a la democracia.
Creemos, recogiendo las palabras de Hoffding, y en virtud de nuestra misma fe idealista que la cuestión social es una cuestión moral; no basta pues el
mejoramiento y hasta la renovación total de los fundamentos económicos que
nosotros también anhelamos, si no están acompañados del mejoramiento y la
renovación de los espíritus.
[…]
Nuestro concepto cultural por más amplio, no olvida los cuatro aspectos que
Baroja distinguiera [científico, ético, artístico y dinámico]. No somos puramente
intelectualistas, cultura para nosotros es no sólo cultura de la inteligencia, sino
también de la sensibilidad y la voluntad. Junto a la idea descarnada, vigor de
músculo que abra el surco, lumbre de sensibilidad que la fecunde.
Solidaristas, porque alienta en nosotros el nuevo ideario surgido en horas
de dolor para los hombres sobre las ruinas del viejo individualismo mezquino
y estéril.
La escuela liberal, que creyó realizada la felicidad de los hombres, salvando
el principio de libertad, está en banca rota y hoy marcha la trinidad ideológica
de los revolucionarios del 89 camino de su integral realización: junto a la libertad, la igualdad civil y política y económica porque sólo así puede concebirse
‘la igual posibilidad’ de que hablara Rodó dignificando a esta libertad de los
iguales la idea y el sentimiento generoso de fraternidad.
Solidaristas también, porque en virtud del concepto cultural que más arriba enunciamos, sostenemos que la cultura intelectual no debe ser considerada
como privilegio.
Nuestra revolución, –entendiendo por tal todo el movimiento americano, ya
que la emancipación de nuestro país fue preferentemente obra de la multitud
heroica e intuitiva– hecha por ‘hombres de libro’ al decir de Nelson, ungió a
los doctores con el óleo de los elegidos. Fue desde entonces el título garantía de
superioridad. Hoy el mal, desgraciadamente, ha arraigado y se ha extendido por
todo el continente; hay que reaccionar contra ello y en esa reacción que preconizamos reside otro de los aspectos de nuestro concepto de solidaridad. […]
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Concepto de solidaria armonía en el individuo; de solidaria armonía en el
esfuerzo y la esperanza de los hombres de bien y de trabajo contra los tartufos
y los parásitos: de solidaria armonía entre las gentes que meditan y sueñan y
las que alimentan esa meditación y ese ensueño; de armónica solidaridad en
América, para llegar como si fueran peldaños de una escala ascendente, a un
resplandeciente infinito amor por todo lo humano. Solidaridad siempre, para
marchar hacia la justicia.
Cabe una explicación, seguimos siendo patriotas, pero así como nuestro
patriotismo es aquél dinámico y futurista de que nos hablara Ortega y Gasset,
más tierra de los hijos que de los padres, es también un sentimiento intermedio
para llegar al más comprensivo y levantado amor de la humanidad.
[…]
Este triple concepto de idealismo dinámico, de cultura integral y de amplia
solidaridad, hace que nuestra acción sea esencialmente renovadora.
Respetamos el pasado, ponemos a los próceres para juzgarlos en el momento
histórico en que debieron actuar y recogemos de la voz resonante de los muertos
todo el lote de justicia, de verdad, de bien que la hace eterna. Pero respeto no
quiere decir conservación, por el contrario, el mejor homenaje a los que se fueron es dar integralidad al ensueño fervorosamente perseguido y que la muerte
dejó trunco.
Hemos dicho que todo muere menos el espíritu: pues bien destruyamos todo
lo viejo que hoy de nada sirve: rompamos lo carcomido, lancemos al viento sus
cenizas: polvo de siglos que hace fangoso el camino es siempre despreciable!!
Lo declaramos con todo valor y con toda conciencia: hay injusticias y miserias, y angustias, hacerlas desaparecer es obra urgente. Este sentimiento de
protesta, de rebeldía y de afán reconstructivo es lo que los jóvenes de Ariel
sentimos intensamente. Distintos serán nuestros caminos, lo fundamental y
coincidente. Sin embargo, será este odio por lo que tiene olor a muerto, a podrecido; será este afán, lírico y quijotesco afán si se quiere por saciar la sed y el
hambre de justicia.
Y aunque en el esfuerzo se rompa nuestra energía, sabremos que vendrán
otros; que es preciso el dolor y el sacrificio para el abrir el camino de toda idea
redentora.
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Ahora las aplicaciones prácticas que enunciaremos muy someramente, sin
perjuicio de estudiarlas con más detenimiento en distintas ocasiones.
En la Universidad
Un primer punto corresponde resolver.
Todos los que buscan la reforma de la Universidad tropiezan, inmediatamente, con el problema de enseñanza secundaria. Nosotros vamos a decir en
pocas palabras nuestro pensamiento: creemos que debe irse a la separación total
de enseñanza secundaria de la Universidad; que debe buscarse la correlación de
estudios entre la escuela primaria y la secundaria, sin trabas de ninguna especie;
que los exámenes de ingreso deben establecerse al principio de los preparatorios,
verdadero y único comienzo de la vida universitaria, que dichos preparatorios
deben cursarse en las distintas facultades.
Pasemos ya tratado el primer problema a otros puntos.
Ibérico y Rodríguez, a propósito de la agitación que hoy conmueve a toda la
juventud universitaria del continente hacía resaltar en un interesante artículo
la necesidad cada vez más imperiosa que tienen nuestros países de dar a sus
hombres nuevos una educación claramente idealista.
Frente a la tendencia intelectualista pura, que señala como suprema finalidad
de la educación, el conocimiento; frente a la tendencia económica que reclama
una exclusiva instrucción técnica, hay que sostener la orientación idealista, que
resume a las dos primeras, y cuya tarea de alumbramiento del espíritu encuentra
su virtualidad inspiradora en el ‘conócete a ti mismo’ del filósofo antiguo.
Esta orientación idealista sobre una base moral que constituye hoy uno de
los postulados de la moderna inspiración pedagógica, nosotros la reclamamos
para inscribirla en nuestro programa.
Enseñanza idealista en Secundaria, –aunque tratar este punto, no nos corresponda por lo que antes hemos dicho– idealista, no como creía Dardo Regules,
para ir formando nuestras clases dirigentes, sino porque es la única verdaderamente ‘práctica’, ya que más fecundo es crear la aptitud para el conocimiento,
que no el atiborramiento de conocimientos.
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Enseñanza secundaria para todos y enseñanza secundaria idealista, porque
es la única que puede capacitar para la lucha por la vida. Enseñanza idealista
en las facultades también, y a ello podría llegarse, entre otros medios, por la
intensificación de los estudios filosóficos o por la creación como pretendía Alfredo Colmo en el Congreso Americano de Ciencias Sociales, de una Facultad
de Filosofía, por donde todos los estudiantes tendrían que pasar para nutrir o
crear su ‘verdad’.
Pero nuestra tendencia idealista, nótese bien, no importa negación del
elemento realista, sabemos además que el país necesita de profesionales, lo que
queremos, claramente, sin entrar en mayores honduras, es que la Universidad
no se unilateralice, convirtiéndose exclusivamente, según el decir ya popular, en
‘fábrica de profesionales’, y que pueda afirmarse como un gran centro de cultura.
La labor desinteresada del arte y la ciencia, junto a la preocupación utilitaria y
‘profesionalista’. Queremos también:
1º La autonomía en sus formas más amplias, económica, didáctica y administrativa. La Universidad no debe sufrir de ningún modo la presión de los
gobernantes, no debe ser una oficina más en nuestro complicado engranaje
burocrático y debe estar a cubierto de las mezquinas pasiones políticas […].
2º Libertad de enseñar, docencia libre, porque si es efecto de una especial
‘densidad’ de cultura, puede ser también causa inicial.
3º Libertad de aprender. Nadie mejor que el estudiante conoce sus conveniencias; la consagración de este postulado llevaría por otra parte, a la selección
de los profesores. El gran principio de las Universidades Americanas, al decir
de F. Nelson, es que la Universidad se adapte al estudiante y no que este se
adapte a la Universidad.
4º Mantenimiento de una absoluta gratuidad de enseñanza: por el significado trascendente de la cultura y porque sólo así podrá efectuarse la verdadera
selección sobre las bases del esfuerzo y la inteligencia.
5º Enaltecimiento moral y mejoramiento económico del profesorado, fomentando de esa manera la tendencia a entregarse a las más desinteresadas
especulaciones.
6º La Universidad una vez autonomizada debe regirse por un sistema democrático representativo.
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La Universidad es una república ha dicho Dardo Regules, y en su dirección
deben tomar parte principalísima quienes constituyan el claustro: profesores y
estudiantes, estos últimos representados por sus respectivas asociaciones. Además
deberían tener representación en los Consejos Directivos, los antiguos egresados
que quedarían así ligados a la casa común, la vigorización por la experiencia y
le darían gloria por su saber.
7º Las cátedras no deben ser vitalicias; preciso es renovar las enseñanzas con
nuevos hombres, con nuevos métodos, con nuevas ideas, para evitar el apolillamiento y la rutina. Todo esto, sin perjuicio de confirmar en sus puestos a
quienes evolucionen, perfeccionándose.
En la Sociedad
El concepto del estudiante bullicioso y decidor que es algo así como la edad
dorada de la tradición universitaria ha desaparecido para dejar sólo huellas de
su paso en las páginas de la novela o el teatro. De aquellas andanzas de mocedad
turbulenta, hoy queda sólo el impulso, pero de muy otra manera orientado. Y
aun cuando este aspecto pintoresco deje a su recuerdo un leve tinte de melancolía
y nostalgia, no hay más remedio que adaptarse al nuevo ritmo.
Hay que devolver a la sociedad en fruto sazonado lo que la sociedad nos
dio; pues todas las energías y todos los ideales son necesarios para la inmediata
reconstrucción.
De acuerdo con este concepto, nosotros enumeramos algunos aspectos más
de lo que consideramos urgente de realizar.
1º Crear y mantener la ‘Extensión Universitaria’, sin perjuicio de que ella
debe realizarse también por la misma Universidad.
Para esta labor, más que para ninguna otra precisamos apóstoles, como lo
proclamara Unamuno, pero ‘no apóstoles de doctrina, al decir de Palacios: necesitamos apóstoles del amor y de la vida y aun dijera de la muerte’.
No entramos al estudio de las distintas clasificaciones dadas a la extensión universitaria y que Leopoldo Palacios tan bien resume y explica. La Extensión universitaria,
para nosotros, en su más amplio significado, sería llevar al pueblo los conocimientos
adquiridos en el aula, pero no como una caridad sino como un deber.
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2º Creación y conocimiento de Universidades populares, ‘para ir, como
sostenía Deherme, el apóstol de ‘La cooperación de ideas’, a la emancipación
integral del proletariado. ’
Es preciso crear centros de cultura, que puedan servir de refugio y sobre
todo de iniciación orientadora. ‘Las universidades populares, ha dicho el mismo
Deherme, son mutualidades de perfeccionamiento, elevación como lo fueron
antes las iglesias. Pero no por la oración, sino por el esfuerzo’.
3º Federación de Estudiantes. Los estudiantes deben federarse para fortalecer
por la unión el ideal común y para poder realizarlo. ‘América necesita grandemente de su juventud’. América y el mundo.
Toda esta labor debe completarse por la difusión del libro; la organización
de los cursos de conferencias; el fomento de las bibliotecas populares; la lucha
contra el analfabetismo y los vicios sociales, el alcohol, la sífilis, la tuberculosis,
prestando el más decidido apoyo a las obras de higiene social que den vigor a
la raza.
Ariel, ya lo hemos dicho, es esencialmente dinámico y persigue la cultura
integral; Ariel es lucha y por ello prestará también apoyo a los esfuerzos que
vigoricen los músculos y hagan recia la voluntad, a los juegos que al decir del
maestro preparan el torso del atleta para el corazón del hombre libre.
Toda esta obra, obra de tenacidad y de esfuerzo perseverante debe estar inspirada en un generoso ideal de solidaridad. La cooperación en todas sus formas,
la solidaridad más amplia con los humildes y dolidos y los miserables. Obra de
apóstoles de amor y de sacrificio, que los nuevos tiempos imponen y que deben
cumplir quienes sientan el estremecimiento de la nueva verdad, de esta nueva
verdad amasada con viejas esperanzas de los hombres.
Terminamos de esbozar los aspectos fundamentales de nuestro programa;
acaso sorprenda su audacia, acaso él no merezca de muchos más que una sonrisa
de despreciativa indiferencia; no nos importa, concebido honestamente, síntesis
de las aspiraciones de su grupo juvenil, frente a una honda crisis de valores no
creemos haber dicho la palabra definitiva, que la despedida de Gorgias aún nos
acongoja y nos alienta, pero sí creemos que por ser estas páginas nuestra ‘verdad
actual’ ellas tienen algo de permanente y valedero.
[…]
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Cumple manifestar a nuestra lealtad que si bien es aceptada unánimemente
por los compañeros de Ariel la orientación general de este programa, no acontece
lo mismo con todos los detalles de las aplicaciones prácticas.
Nota de la R.
[Tomado de Ariel, agosto de 1920, 3-6.]
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7. Ariel sobre la autonomía universitaria,
agosto de 1921.
Han pasado ya algunos años desde el instante en que fuera puesta en vigencia
la nueva Constitución de la República donde se consagra el precepto general
sobre autonomía y, sin embargo, aún estamos a la espera de la ley que haga viva
realidad ese precepto de nuestra carta constitucional. ¿Qué esperan nuestros
legisladores? ¿No es acaso el problema de la autonomía universitaria uno de
los que requieren más urgente solución?
Mientras la Universidad siga dependiendo en lo administrativo y económico
del Poder Ejecutivo será siempre un órgano burocrático trastornado por mezquinos intereses de clase o partido y en manera alguna un centro de cultura que
lleve al cerebro de cada estudiante, junto con los más profundos conocimientos
científicos, el fermento de una noble y elevada ideología.
Pero hay más aún: ¿qué orientación pedagógica científica, sana, podría tener
nuestra Universidad mientras los planes de estudio sean confeccionados por
ministerios políticos que todo lo trastornan porque nada saben? Por eso, junto
con la autonomía administrativa y económica –que permitirá a nuestra casa de
enseñanza librarse de muchas deformaciones e injusticias, realizando una verdadera depuración en todo su personal– es necesario darle también autonomía
pedagógica. La experiencia de nuestros últimos veinte años ha sido bien dolorosa
y bien significativa: ¡qué entrecruzamiento de planes diversos, qué de medidas
contradictorias, qué de experiencias truncas! Nuestro Gobierno, incapaz de darle
una constitución firme y estable a nuestra Universidad, parece haber tomado
como modelo a España, donde cada ministerio ha pretendido en estos últimos
años por el solo anhelo de éxitos y lucimientos personales llevar a la práctica su
plan de reformas universitarias con desconocimiento de toda sana orientación
pedagógica y trastorno del orden existente.
Pero no basta que la ley que decrete y reglamente la organización de la Universidad libre de toda tutela y le dé la más absoluta libertad para disponer de
sus propios destinos, es necesario que corrija la desgraciada organización actual
que ha puesto a su frente a un rector y a un Consejo Central sin atribuciones y
sin vitalidad. Es necesario hacer una Universidad unida y democrática: una re-
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pública gobernada por los profesores, los estudiantes, y los egresados de todas las
Facultades. Y esto que parece a primera vista un modernismo revolucionario no
es en verdad sino el sistema lógico y tradicional que tenían ya las universidades
de la Edad Media y que sólo pudo modificar el despotismo napoleónico.
“Ariel”, que es un entusiasta partidario de la autonomía universitaria en su
forma más amplia y democrática, nombró días pasados una Comisión de estudiantes para que hiciera un análisis meditado de los proyectos presentados a la
Cámara, a fin de que, si alguno de ellos merece el apoyo de esta dirección, lo
reciba en la forma más decidida y fuerte; o de redactar un proyecto sustitutivo
que satisfaga los anhelos de profesores y estudiantes si los presentados carecen
de la amplitud predicada por nosotros.
Este será nuestro concurso a la obra de la autonomía universitaria: preparar
el terreno para el estudio teórico y dar luego todas nuestras fuerzas juveniles
por el triunfo de la causa más noble.
[Tomado de Ariel, agosto de 1921, 3-4.]
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8. Saludo de Ariel a los estudiantes de medicina,
setiembre de 1921.
“El Estudiante Libre”
A los compañeros de Medicina
Compañeros de Medicina Salud!
Con vosotros estamos en la áspera rebeldía; con vosotros también, queremos
compartir el pan de la fraternidad.
Compañeros de Medicina, a vuestro lado apretaremos filas para romper contra la rutina y la incomprensión, para destrozar, si cabe, o vencerlo en un salto
gallardo y juvenil, todo lo carcomido, lo apergaminado –ideales viejos, hojarasca
amarilla, piedras y más piedras que por no poder sembrar en sueños, va dejando
caer sobre el camino de nuestra ascensión el egoísmo de los retardados.
Con vosotros, compañeros de Medicina, para despedazar a los satisfechos y
a los aristócratas, a los jóvenes que tienen oprimida el alma bajo el peso de cien
mil convencionalismos, y a los egoístas que burilan como tímidas mujerzuelas,
alejados del formidable clamor, su raquitismo espiritual, y a los que apestan a
sensatez porque un día tapiaron su audacia y su santa rebeldía, y su entusiasmo
con la camisa de plancha de buen tono y a los indiferentes y a los claudicantes y
a los cobardes y a los que escondieron su verdad, avaramente entre las tinieblas
de su egoísmo, porque gritarla les hubiera acarreado persecución y a los que
vendieron, en las sombrías encrucijadas que tienden los intereses creados, su
alma y su fe y a los serviles, que se castraron por un pedazo de pan.
Con vosotros, compañeros de Medicina, en la dolorosa solidaridad que crea
la trágica vibración de la hora, para elevar la Universidad del porvenir, casa de
todos los ideales, casa de todos los hombres.
Con vosotros, compañeros de Medicina para formar también al estudiante
del porvenir, al estudiante libre que fecunde el silencio pensativo del claustro
con el fervor de su fe y de su audacia. El estudiante libre! Sin trabas ni ligaduras,
ni ruindades, que se dé integro en ensueño, en esfuerzo, en amor al inquieto
presentimiento que turba nuestra noche.
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Con vosotros compañeros de Medicina en la rebeldía, en la esperanza, en la
lucha y en la sagrada fraternidad del dolor: dolor y alegría de nuestro llameante
entusiasmo que nos quema la viva entraña del alma, pero que ya alumbra, luego
entre las ruinas la incertidumbre de nuestro paso juvenil.
[Tomado de Ariel, setiembre de 1921, 2.]
Listado
de documentos publicados
1. Algunas transformaciones
en la enseñanza superior y media en Uruguay
Mensaje del Poder Ejecutivo sobre la creación de liceos departamentales (Diario de Sesiones de
la Cámara de Representantes, 9 de noviembre de 1911, 171-3).
Informe de la Comisión de Instrucción Pública de la Cámara de Representantes sobre la creación
de liceos departamentales (Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 9 de
noviembre de 1911, 174-5).
Mensaje del Poder Ejecutivo sobre la creación de la Sección Femenina de Enseñanza Secundaria
(Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 9 de noviembre de 1911, 176-7).
Debate parlamentario sobre la creación de la Sección Femenina de Enseñanza Secundaria (Diario
de Sesiones de la Cámara de Representantes, 9 de noviembre de 1911, 179-80; 23 de
noviembre de 1911, 345-6 y 358-61; 28 de noviembre de 1911, 391-3).
Ley de creación de la Sección de Enseñanza Secundaria y Preparatoria para estudiantes femeninas
(Registro Nacional de Leyes y Decretos, 8 de mayo de 1912, 402-3).
Mensaje del Poder Ejecutivo sobre renovación de los contratos docentes universitarios y cátedras libres
(Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 6 de febrero de 1915, 478-80).
Mensaje del Poder Ejecutivo sobre exoneración de matrícula a estudiantes de secundaria (Diario
de Sesiones de la Cámara de Representantes, 21 de enero de 1915, 257-8).
2. Una década en la historia
del movimiento estudiantil uruguayo
Artículos de Evolución sobre la Federación de Estudiantes del Uruguay (Evolución, agostosetiembre de 1910, 3-4 y diciembre de 1911, 3-4).
Artículos de Evolución sobre la instalación de la Oficina Internacional Universitaria Americana
en Montevideo (Evolución, octubre de 1910, 3-4).
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Entrevista al Decano de la Sección Secundaria, Enrique Cornú, sobre la huelga estudiantil (La
Razón, 30 de abril de 1917, 1).
Resoluciones del Consejo Universitario sobre la huelga estudiantil (El Plata, 4 de mayo de
1917, 5, y Libro de Actas de las Sesiones celebradas por el Consejo Universitario, N.17
(1915 –1920), 15 de mayo de 1917, 224-30, Archivo General de la Universidad de la
República, Montevideo).
Declaraciones estudiantiles sobre la huelga (El Plata, 4 de mayo de 1917, 5, y 8 de mayo de
1917, 3).
Proyecto de creación del Instituto Libre (El Plata, 16 de mayo de 1917, 8).
Resolución del Consejo de Secundaria que posibilitó el fin de la huelga estudiantil (El Plata, 31
de mayo de 1917, 8).
3. Córdoba y sus repercusiones locales
Manifiesto de los estudiantes de Córdoba (sitio de la Asociación de Docentes e Investigadores
Universitarios de Córdoba, www.adiuc.org).
Lanzamiento de El Estudiante Libre (El Estudiante Libre, mayo de 1919, 1).
El Estudiante Libre sobre el gobierno universitario (El Estudiante Libre, agosto de 1921, 4,
setiembre de 1921, 16, y octubre de 1921, 1 y 3).
Respuesta de Emilio Frugoni a la encuesta de Ariel sobre el papel social de la Universidad (Ariel,
diciembre de 1919-enero de 1920, 221-2).
Ariel sobre la extensión universitaria (Ariel, diciembre de 1919-enero de 1920, 258-61, y
setiembre-octubre de 1920, 3).
Programa de Ariel (Ariel, agosto de 1920, 3-6).
Ariel sobre la autonomía universitaria (Ariel, agosto de 1921, 3-4).
Saludo de Ariel a los estudiantes de medicina (Ariel, setiembre de 1921, 2).
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