Primera Conferencia: Kerigma, Palabra de Dios y Pastoral

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Primera Conferencia:
Kerigma, Palabra de Dios y Pastoral Catequética.
I.
DEL ENCUENTRO AL ANUNCIO
Mariela Peña Kipper rscj, Religiosa del Sagrado Corazón
Nuestra misión en la Iglesia dentro de la pastoral catequética es “…anunciar a
Cristo muerto y resucitado, anunciar el Evangelio en todas las formas posibles, en
todos los contextos vitales…dar un paso de fe hacia las necesidades del hombre de
hoy… poner en clave de misión la tarea evangelizadora…” (Mons. Rogelio Cabrera,
2ª Carta Pastoral)
El kerigma se hace Palabra, y anunciar su palabra, la palabra del Señor Jesús,
supone un encuentro con quien la pronuncia.
A. Primer momento: escucha de la Palabra de Dios que toca a toda la persona.
Escuchar supone ponernos a los pies de Jesús como discípulas y discípulos… “La
formación del discípulo sólo se da a los pies del Maestro escuchando”.
Encontrarnos con Él en la intimidad, en el silencio, en la oración, en la
contemplación…“Siguiendo su camino, entraron en un pueblo, y una mujer,
llamada Marta, lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que se
sentó a los pies del Señor y se quedó escuchando su palabra. Mientras tanto
Marta estaba absorbida por los muchos quehaceres de la casa. En cierto momento
Marta se acercó a Jesús y le dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya
dejado sola para atender? Dile que me ayude.» Pero el Señor le respondió:
«Marta, Marta, tú andas preocupada y te pierdes en mil cosas: una sola es
necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada”. Lc.10, 38-42.
B. Segundo momento: el discernimiento.
De la escucha surge la confrontación, la convalidación. Seguir al Espíritu, no
adelantarnos a Él. Una persona que se deja llevar por la Rúah genera belleza (del
caos hace surgir el cosmos), denuncia la injusticia anunciando el Reino, reconoce y
saborea las preferencias de Jesús ( Mt.25,31-46), engendra a Jesús en las personas
que encuentra, señala dónde está Jesús, reconoce su rostro entre las mayorías, da
testimonio del Reino, defiende, protege, consuela, desclava a los crucificados de
hoy, y se sabe, se siente y se vive, como comunidad.
Para este segundo momento, ayuda el preguntarnos:
¿Busco y encuentro su voluntad?; ¿Intento seguir a Jesús de cerca y hacer vida su
Palabra?; ¿A qué me conduce experimentar su presencia?; ¿Soy congruente con
aquello que acabo de escuchar?; ¿Asumo la necesidad de una “formación
profunda, integral, adecuada y permanente” como nos dice la Carta Pastoral?
C. Tercer momento: anuncio profético de su palabra.
El discípulo se “convierte” en misionero por la fuerza del encuentro; anuncia y
denuncia. Ser catequista me lleva a dar testimonio del encuentro con el Señor
Jesús y proclamarlo, contagiarlo; no importa donde se esté, ni la responsabilidad
pastoral que se tenga: “catequista que enseña a l@s niñ@s, la mamá que orienta
en la fe a sus hij@s, la visitadora que comparte con el enfermo, el sacerdote que
predica en la homilía”.
Este momento supone: conocer la realidad de las personas que acompaño como
catequista, para poder iluminar esa realidad; pedir al Espíritu claridad y entusiasmo
para anunciar su Palabra y valor para denunciar todo aquello que la opaque;
jugarme la vida, como Él, por los demás, impulsando, anunciando el Reino de Dios
que es vida, verdad, justicia, paz, amor.
“El Espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido para llevar buenas noticias a
los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a
ver, para poner en libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor”.
Lc.4, 16-21
“La predicación kerigmática es fuerte y clara sobre el amor de Dios hacia todos los
hombres con un lenguaje y ardor capaces de penetrar lo profundo del corazón del
ser humano y mover las fibras de la fe, invitando al ser humano al acercamiento a
Jesús en la Iglesia. La predicación catequética es más serena y paciente, escucha y
dialoga, propone y orienta al ser humano en el conocimiento de Cristo y de su plan
de salvación”. (Carta Pastoral de Mons. Rogelio Cabrera)
Si nos hemos puesto a los pies del Señor Jesús escuchando su Palabra.
Si hemos discernido nuestra respuesta a esa Palabra escuchada.
Nuestro anuncio brotará del corazón y proclamaremos con entusiasmo que seguir
al Señor Jesús vale la pena.
II.
LA CATEQUESIS SIEMPRE EN PROCESO
Hna. Arcangelia Coronado Cordero, MCP
Cuando escuchamos hablar de la catequesis como proceso lo primero que se nos
viene a la mente que es un largo camino, cansado y aburrido, esto provoca que
surja en nosotros una gran resistencia a los procesos, no solo catequéticos sino
también a los procesos pastorales. Estas resistencias nos han llevado a que nuestra
acción catequética se reduzca a acciones eventuales.
En los últimos años de la Iglesia, podemos decir que desde el Concilio Vaticano II
se han hecho esfuerzos por motivarnos y convencernos sobre la importancia de
hacer un proceso de nuestra acción pastoral, de ahí que han surgido una serie de
documentos que constantemente nos están motivando a que nuestra pastoral sea
un proceso de crecimiento y maduración en la fe.
El problema no es la falta de motivación, de estudio sobre dicho proceso, el
problema somos nosotros que no estamos acostumbrados a ver toda la acción
pastoral, primero como un todo, segundo como un proceso y esto es un problema
que se da en todos los niveles eclesiales.
De ahí que nuestra acción pastoral este desintegrada, por un lado la pastoral
catequética, por otro la litúrgica y por otro la social, aún no hemos encontrado
como una nos puede llevar a la otra.
Pero hay que reconocer que cada día se hacen más esfuerzos por integrarlas, verlas
como un todo, y luego hacer procesos, lo podemos ver reflejado en nuestros
planes pastorales diocesanos.
A. La catequesis como consecuencia del primer anuncio kerigmatico (DGC 61).
El primer anuncio que es el Kerigma busca despertar el interés por Cristo y su
Evangelio y de ahí iniciar un proceso de conversión, es aquí donde entra la acción
catequética, su tarea es conducir al discípulo de Cristo a la vida comunitaria y
compromiso con la trasformación social.
De ahí la importancia de que veamos el Kerigma no sólo como una etapa
(requisito) sino como el hilo conductor de un proceso de crecimiento y maduración
de la fe de todos los miembros del pueblo de Dios.
Es necesario retomar el camino de las primeras comunidades, que anunciaban la
buena nueva que es la persona de Jesucristo, provocando un encuentro profundo
con El y luego continuando con el proceso de catequizar. (Hech. 2,42)
San Mateo (28,19 – 20) en el mandato misionero que Jesús hace a sus apóstoles
nos describe dos momentos de la pastoral, primero vayan y hagan discípulos, esto
nos muestra lo que es el primer anuncio, El Kerigma, que es la adhesión a Cristo.
Segundo nos dice “enséñeles a poner en práctica” este es el proceso catequético,
donde el discípulo que se ha adherido a Cristo, crece, madura en la fe, al mismo
tiempo que va adquiriendo conocimientos a ejemplo de Cristo que crecía en
sabiduría y gracia ante Dios y ante los hombres así como en el conocimiento de la
Escritura. Lc. 2,40. La catequesis siempre en proceso es Crecer y Fortalecerse en
la Fe.
B. Una catequesis integral
Si hablar de proceso es algo que nos cuesta; ahora hablar de una catequesis
integral, es casi una odisea, porque llevamos muy arraigado, la preocupación de
alimentar a nuestros agentes y a nosotros mismos de lo que llamamos alimento
espiritual, y la parte humana de la persona pareciera que no cuenta, como si fuera
harina de otro costal.
C. Los obstáculos de los procesos
Los obstáculos y las dificultades para emprender una catequesis en proceso son
muchos, pero el principal de ellos es que los sacerdotes, seminaristas, religiosas y
laicos comprometidos no estamos acostumbrados hacer este proceso, y hemos
reducido la acción catequética a la catequesis infantil y sacramental, y por otro lado
el resto del pueblo de Dios se ha acostumbrado a recibir los sacramentos sin
ninguna instrucción, en otras palabras, se buscan los sacramentos pero
desconectados del Evangelio y de un crecimiento y maduración de la fe. Esto es
todo un reto al que hay que afrontar con esperanza, confiando en que cada día
vaya creciendo en nuestro compromiso de cristianos.
Conclusión
Es necesario que nuestra acción catequética ayude a despertar en el cristiano el
sentido misionero, esto es que nuestros agentes, sin importar al grupo o
movimiento que pertenezcan, vivan su sentido misionero; más aún todos estamos
llamados a testimoniar nuestra fe en Cristo.
III.
NECESIDAD DE UNA CATEQUESIS RENOVADA Y
TRANSFORMADORA
Fany Cruz Tlatelpa, fsp
“Necesitamos un nuevo ardor en la catequesis, para lo cual son necesarias: una sólida vida espiritual
que se renueva constantemente aprendiendo del Maestro y una formación profunda, integral,
adecuada y permanente. Sólo así, asumiremos con valentía, alegría y esperanza los retos propuestos
por el cambio de época que vivimos”1.
A. Vivir como bautizados.
El kerigma es para cada uno de nosotros don y tarea. Don porque es un regalo que
hemos recibido desde el bautismo y tarea, porque la experiencia fundante con
Cristo no nos puede dejar indiferentes. La misión es consecuencia de la experiencia
de encuentro con Jesús, el contenido es el anuncio del Kerigma; el testimonio será
eficaz, en la medida que la experiencia sea auténtica y palpable en nuestra vida.
Así fue la experiencia de los cuatro catequistas, escritores de los Evangelios, el
único objetivo de esas catequesis era compartir su experiencia sobre un “tal Jesús,
al que dieron muerte y resucitó”. Para lograr el éxito en esa comunicación se
adaptaron a sus destinatarios, de manera que iluminaron su vida y ambiente con el
mensaje de Jesús. La misma experiencia tuvo san Pablo, a quién Dios dio alcance,
como dice Mons. Rogelio: “No hay encuentro verdadero con Cristo sin su gracia”2.
El mundo nos pide dejar la práctica de “describir el estado subjetivo (psicológico y
moralizante) de quien busca a Dios y se une a Él y, enfocarnos en el contenido y la
profundización objetiva de lo que Dios ha revelado o revela3” de sí y de nosotros,
porque el bautismo “es el inicio gozoso de la relación con Dios”. Mediante el
bautismo, Dios nos hace sus hijos, según el libro del Levítico (19,1) el único
mandato de Dios es la “santidad”, por lo tanto, ser hijos de Dios significa ser
santos. Explica el Papa Francisco: por medio del Bautismo, todos tenemos la
herencia para poder convertirnos en santos (…), el camino es el de las
Bienaventuranzas4 (Mt 5,1-12; Lc. 6, 20-23). Y “para llegar a ser santos no es
necesario volver los ojos y mirar allá (al cielo), o tener un poco cara de estampita”5 El
término “santos” se refiere a “aquellos que creen en el Señor Jesús y por Él se
incorporan a la Iglesia a través del bautismo”6, ha dicho el Papa.
Hoy quiero insistir en la necesidad que tenemos (en la iglesia) de impulsar una
renovada catequesis en torno al bautismo, una catequesis que nos conduzca a la
transformación de nuestras personas y de nuestro entorno; cuando digo renovada,
me refiero a una catequesis que nos incluya a todos (los consagrados por el
1
Carta Pastoral La Misión de la Iglesia: modelo y programa. Cabrera López, Rogelio. No. 9
Carta pastoral El Kerigma una experiencia permanente. Cabrera López, Rogelio. No. 7
3 G. Tanzella-Notti, Il mistero Trinitario ed Economia della grazia. Il personalismo sopranaturale de M. Scheeben, Roma 1997, p. 113.
4 Papa Francisco. Homilía 1 noviembre 2013.
5
Papa Francisco. Discurso 17 de junio 3013.
6 Papa Francisco, Audiencia General 30 octubre 2013.
2
bautismo), de manera que no olvidemos que somos hijos de Dios, en camino hacia
la conversión, y co-responsables de edificarnos unos a otros.
B. De la doctrina al testimonio.
Es necesario marcar un “antes” de la catequesis, cuando estaba centrada en
demostrar la verdad de la doctrina; y un “ahora”, porque vivimos en medio de una
sociedad que nos interroga, quiere ver, quiere que le mostremos, que le hablemos
de la experiencia fundante que nos transforma y el estilo de vida que constituye la
novedad cristiana: la vivencia de la caridad7
Hacer ver, mostrar; en términos de comunicación es “narrar”8, hoy la Iglesia como
minoría no puede permanecer al margen de lo que otros digan (leyes, costumbres,
ideologías), nosotros cristianos, tenemos mucho que aportar a una sociedad que
está sedienta de la esperanza cristiana, sedienta del Dios de los cristianos.
El camino para hacer incisivo este crecimiento que necesitamos, nos lo da la
catequesis progresiva y permanente, que nos ayuda a profundizar en la vida de fe,
mediante la formación para crecer y madurar como discípulos de Cristo9, sin duda,
el medio que se debe privilegiar, para propiciar el encuentro con el Dios vivo, es la
“Palabra”, escuchada, pero también contemplada y orada para poder ser vivida.
Otro punto que me parece importante poner en la reflexión es sobre la “imagen de
Dios” que hemos trasmitido, ¿Qué rostro de Dios estamos haciendo ver a las
personas que formamos? Implica también decir de nosotros ¿Cuál es el rostro de
Dios en el que creemos, al que oramos cada día? Porque la sociedad espera de
nosotros, que no seamos cristianos prefabricados; sino vidas que se desarrollan, en
continuo crecimiento humano - espiritual, en continua conversión.
C. Desafíos de la catequesis.
Hemos dicho ya que el bautismo es la “puerta” de la fe y de la vida cristiana, nos da
identidad como hijos de Dios, por lo tanto estamos llamados a convertirnos en luz
para quienes nos rodean, porque ya hemos “vivido en el encuentro, en la búsqueda
y contemplación del Rostro (de Dios)”10, por lo tanto, el contagio hacia los demás
debe ser espontáneo y acogedor.
El mundo es el único ambiente que tenemos para testimoniar la alegría de ser
cristianos, se convierte así en nuestra parroquia; el mundo no es nuestro enemigo,
es nuestro lugar de misión, donde debemos catequizar.
7
Tenace Michelina. “Volver a partir del Bautismo, para crear cultura cristiana”. Agosto 2013.
Narrar es un modo de transmitir lo que se ha recibido, para que a su vez pueda ser transmitido, que significa saber decir desde la
experiencia, saber “decir-se”.
9
Carta pastoral El Kerigma una experiencia permanente. Cabrera López, Rogelio. No. 8
10 Cfr. Ibid. No. 4
8
Nuestro testimonio de bautizados debe ayudar a los alejados (sin descuidar a los
que ya estamos aquí) a crecer en el camino de conversión y madurez en la fe.
Valoramos los procesos catequéticos -a todos los niveles- que ya existen, pero que
deben ser fortalecidos, donde todos estamos incluidos y de nuestra parte, con
responsabilidad debemos perseverar. Otro contexto que ya habitamos, pero es
necesario preguntarnos ¿cómo lo habitamos? Es el llamado “Continente digital”…
en este continente encontramos “a muchos alejados” y necesitados de la Palabra
de Dios, de formación. La catequesis debe llegar a éste ambiente, porque Jesús
también debe ser anunciado ahí. Es importante valorar las posibilidades que estos
medios nos proporcionan, por ejemplo, recuperar el sentido más auténtico de la
comunicación: que es encuentro, y que predispone a desarrollar dos actitudes muy
evangélicas: silencio y escucha.
Conclusión. Mons. Rogelio nos invita en su carta “que cada misionero esté efectiva
y físicamente en los contextos humanos…” es decir, en donde nos desenvolvemos
debemos dar testimonio, y con insistencia el Papa Francisco nos ha invitado a
“salir” de los contextos habituales, nos dice: “No entiendo las comunidades
cristianas que están cerradas, en la parroquia… En el Evangelio es bonito ese pasaje
que nos habla del pastor que, cuando vuelve al ovil, se da cuenta de que falta una
oveja: deja las 99 y va a buscar una. Pero, hermanos y hermanas, nosotros tenemos
una; ¡nos faltan 99! Debemos salir, ¡debemos ir hacia los demás! En esta cultura —
digámonos la verdad— tenemos sólo una, ¡somos minoría! ¿Y sentimos el fervor, el
celo apostólico de ir y salir y buscar las otras 99? Esta es una gran responsabilidad
y debemos pedir al Señor la gracia de la generosidad y el valor y la paciencia para
salir, para salir a anunciar el Evangelio. Ah, esto es difícil. Es más fácil quedarse en
casa, con esa única oveja. Es más fácil con esa oveja, peinarla, acariciarla...” pero el
Señor nos quiere pastores, no peinadores de ovejas”11.
Desde el día de nuestro bautismo, estamos llamados a iluminar, a convertirnos en luz para
los demás; como dice el Papa Francisco: iluminar a los que viven entre tinieblas y no ven
ningún destello luminoso en el horizonte de sus vidas. Vivir de bautizados es convertirnos
en discípulos-misioneros, no tengamos miedo al compromiso, si nosotros no damos al
mundo lo que esperan de nosotros: ¿quién se los dará? La catequesis debe alcanzar a los
que están en proceso, pero también a los más alejados.
Preguntas Mesa de Trabajo Conferencia 1.
Recuerda:
11
Papa Francisco. Discurso 17 de junio 3013.
Durante las mesas de trabajo no pierdas de vista el tema de la AED 13: El Kerigma y
la Palabra de Dios; tampoco olvides que la palabra Kerigma es entendida como un
encuentro personal con Cristo y que tus respuestas representan
a todo el Pueblo de Dios.
1.- ¿En qué signos/actitudes de nuestra pastoral catequética
descubrimos un encuentro personal con Cristo?
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2.- ¿Cómo podemos impulsar el encuentro personal con Cristo en
la pastoral catequética?
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