Introducción a la asignatura

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PROTECCIÓN JURÍDICA INTERNACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE
INTRODUCCION A LA ASIGNATURA.
Una de las preocupaciones del ciudadano es sin duda el deterioro del medio ambiente.
Ha surgido una auténtica toma de conciencia de los problemas ambientales.
No obstante, la preocupación internacional por la defensa del medioambiente es reciente
y su protección es todavía imperfecta.
Es cierto que podemos reconocer la existencia de un Derecho ambiental que se concibe
como un conjunto de normas que configuran un sistema normativo cuyo objetivo es la
preservación del medio .A tal fin este sistema pretende controlar los focos de
contaminación, garantizar un uso razonable de los recursos limitados existentes y
sancionar la contaminación del medio exigiendo la responsabilidad y en su caso
reparación a los actores que contaminen.
El Derecho Internacional del Medio ambiente, de moderna creación, y los principios
que ha configurado de carácter general. Su propósito es dar una respuesta adecuada al
fenómeno global. Es la Comunidad internacional la que ha de actuar dado que la
defensa del medio ambiente natural ha de hacerse a escala mundial habida cuenta del
carácter unitario de dicho medio.
Así se ha concebido la idea de “desarrollo sostenible” que se erige como el objetivo
último de la acción ambiental, promovido desde el inicio de la década de los setenta por
la Conferencia sobre Medio Humano de Estocolmo que lo proclamó como “principio
programático medioambiental”.
Han sido distintos los actores internacionales que promueven la actuación y
concertación internacional en la materia.
La laguna de la Carta de las Naciones Unidas que no se ocupo de forma expresa de esta
materia ha sido suplida con el impulso progresivo de celebración de Conferencias de las
que han resultado acuerdos, planes de acción y generando estructuras específicas. No
cabe duda que han sido las Organizaciones Internacionales las que han promovido la
configuración de reglas de comportamiento.
Destaca en este sentido la labor del ECOSOC al convocar la Conferencia sobre la
conservación y utilización de los recursos.
En el ámbito universal la U.N.E.S.C.O ha promovido la concertación internacional.
Y en el regional europeo lo han hecho el Consejo de Europa y la Unión Europea.
Se han creado órganos específicos, destaca la Comisión Mundial sobre Medio ambiente
y Desarrollo (en adelante CDS) establecida en la (Agenda 21) a la que se confía la
promoción del desarrollo sostenible.
Los esfuerzos internacionales se orientan hacia el cumplimiento de un nuevo principio
del Derecho internacional que propugna un “desarrollo que satisfaga las necesidades sin
poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias
necesidades” (Informe Brundtland).
De esta aproximación se derivan dos elementos: el temporal “transgeneracional” y el
espacial “transnacional” “transfronterizo” además de estos dos elementos conviene
recordar que se ha ampliado la protección del medio humano . Existen los daños
originados por actividades peligrosas, aunque no estén internacionalmente prohibidas,
dado que sus daños pueden superar las fronteras son asimismo evaluados (es el caso de
la contaminación transfronteriza) .
Esta es la línea de interpretación invocada por el TIJ en el asunto “Trail Smelter”
:”…ningún Estado tiene derecho a usar o permitir que se use su territorio de modo que
se causen daños por humos en el o al territorio o a la propiedad de las personas que allí
se encuentren…”.
Claro está que este principio no es de aplicación automática ya que se exige que las
consecuencias sean calificadas de graves y que queden debidamente probadas.
Actualmente, la protección del Medio Ambiente en la Comunidad internacional ha de
conjugarse con la preservación del derecho de los Estados de explotar su propios
recursos, derecho que no tiene carácter absoluto porque hoy en día se halla vinculada la
protección del Medio Ambiente a la noción de “desarrollo sostenible”.Lo que limita el
derecho soberano por hallarse sometido a las obligaciones de control y de no ocasionar
perjuicios a terceros.
La jurisprudencia internacional ha consolidado el régimen aplicable que consagra un
principio fundamental que impone al Estado “el deber de abstenerse de causar daños”.
Este deber se concibe como una prohibición de realizar actos contrarios a los derechos
de otros Estados (Asunto del Canal de Corfú).
En consecuencia los Estados tienen la “obligación de preservar y proteger” que ha sido
proclamada respecto de los distintos medios naturales. Es el caso del medio marino en
la Convención de Derecho del Mar de Montego Bay de 1982 en su artículo 193.
Por otra parte, surgen nuevas amenazas y se acrecienta la mayor exigencia social de
control que obliga a este nuevo derecho del Medio Ambiente a evolucionar para dar
respuesta a los impactos ecológicos operados en el medio, de ahí que el desarrollo se
califique de progresivo a fin de abordar los nuevos retos.
En el desarrollo del derecho Internacional de Medio Ambiente procede destacar la
labor de promoción de las distintas Organizaciones Internacionales.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo celebrada
en Río de Janeiro del 3 al 14 de junio de 1992. De sus logros conviene destacar: La
Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Texto que opera la
consolidación del “derecho internacional en la esfera del desarrollo sostenible”
(Principio 27).
Además de la aprobación de sucesivos Programas y Planes de Acción con carácter
global la “Agenda 21” que tras largas negociaciones reflejan el consenso, en torno al
principio que ha de presidir hoy la acción internacional. La idea de “sostenibilidad” es
la que promueve la cooperación internacional.
A tal fin se ha creado hoy la CDS que se encarga de impulsar esta aspiración de lograr
un desarrollo sostenible.
Es garantía de su actuación su naturaleza en tanto que se trata de un órgano que carece
de carácter intergubernamental. Su composición mixta en la que operan representantes
de los gobiernos, elegidos por el ECOSOC, y representantes de organizaciones
internacionales en las que destaca la de integración, la Comunidad Europea; así como
las organizaciones no gubernamentales.
Hoy en día es, sin duda, el organismo de las Naciones Unidas con mayor protagonismo
en esta materia porque controla los progresos realizados en la aplicación de los acuerdos
internacionales medioambientales. Examina los informes que le elevan los gobiernos y
las ongs.
Tiene, no obstante, una capacidad de obrar limitada con facultades mera recomendación
a los gobiernos a través de la Asamblea General.
En cuanto al desarrollo convencional los acuerdos internacionales suscritos y de
carácter universal se examinan, entre otros, el Convenio sobre Biodiversidad y el
Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Estos dos Textos establecen previsiones de carácter general que son objeto de desarrollo
en sucesivos Protocolos (es el caso del Protocolo de Kioto de 1997).
Con el propósito principal es preservar la diversidad biológica.
Por su parte, el aireado Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio
Climático evidencia el desacuerdo de los Estados a la hora de adoptar los compromisos
específicos a ejecutar en plazos determinados.
En su elaboración esta aspiración mas exigente se enfrenta a la de aquellos que
sostienen que defienden la suficiencia de establecer líneas generales de actuación
aplazando la adopción de compromisos específicos.
Estas dos visiones antagónicas explican que la técnica habitual en el ámbito del DIMA
sea la de aprobar Convenios marco delegando a sucesivos acuerdos su aplicación
mediante Protocolos.
Retomando el Convenio segundo podemos observar que su objetivo es preservar la
atmósfera por el calentamiento de la tierra y lo hace mediante la estabilización de
concentraciones de gases efecto invernadero a fin de que su nivel no permita que el
sistema climático se vea dañado por “interferencias antropógenas peligrosas”.
Como es sabido este calentamiento origina fenómenos que inciden en el desarrollo
como es la sequía y desertificación afectando principalmente al territorio africano cuyo
mayor empobrecimiento ha originado la adopción de programas específicos para evitar
la desertificación y paliar así los graves daños ocasionados.
Entre los desarrollos recientes destaca el Protocolo de Kyoto que especifica con mayor
detalle las obligaciones que asumen las Partes. Porque prevé expresamente y cuantifica
los límites y la reducción de los gases efecto invernadero. Es de subrayar la labor y
compromiso que ha asumido la organización de integración europea, la UE, que reviste
mayor envergadura porque se ha obligado a tomar como referencia la emisión de 1990 y
plantea una reducción del 8% respecto de las emisiones antropogenias de determinados
gases (La genérica es inferior ya que se ha estipulado en un 5’2%).
Se observa que a fin de controlar las emisiones se han constituido diversos criterios
entre estos mecanismos de flexibilidad y transferencia tecnológica.
Finalmente, la aportación internacional se encamina hacia la lucha contra la
contaminación en los distintos medios y juega un papel importante. El carácter
eminentemente técnico de esta materia ha generado instancias específicas que brindan el
asesoramiento técnico científico paralelas a las instancias de ejecución como es el caso
de la Secretaría Permanente que tiene su sede en Bonn.
Precisamente la mencionada CDS ha establecido desde 2001
un Panel
Intergubernamental para el Cambio Climático de las Naciones Unidas.
Respecto del futuro próximo existe esperanza generada por la Conferencia de estados
partes, establecida a raíz del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio
Climático, que puede hacer nuevas aportaciones a la hora de controlar la aplicación del
tratado y el desarrollo de sus Protocolos.
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