DOC. FINAL MANUEL ALBERTO RIVEROS M. NOV 2012

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EFECTOS DEL ENTRENAMIENTO PLIOMÉTRICO EN AGUA SOBRE LA
FUERZA MUSCULAR Y DENSIDAD MINERAL ÓSEA, COMPARADO
CON ACTIVIDAD FÍSICA CONVENCIONAL NO SISTEMATIZADA
(TIERRA), EN MUJERES FÍSICAMENTE ACTIVAS. BOGOTÁ 2012
TESISTA
Ft., Lic. Manuel Alberto Riveros Medina
DIRECTOR DE TESIS
PhD José Armando Vidarte Claros
INFORME FINAL DE INVESTIGACIÓN
UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MANIZALES
FACULTAD DE SALUD
GRUPO DE INVESTIGACIÓN CUERPO- MOVIMIENTO
1
EFECTOS DEL ENTRENAMIENTO PLIOMÉTRICO EN AGUA SOBRE LA
FUERZA MUSCULAR Y DENSIDAD MINERAL ÓSEA, COMPARADO
CON ACTIVIDAD FÍSICA CONVENCIONAL NO SISTEMATIZADA
(TIERRA), EN MUJERES FÍSICAMENTE ACTIVAS. BOGOTÁ 2012
TESISTA
Ft., Lic. Manuel Alberto Riveros Medina
INFORME FINAL DE INVESTIGACIÓN
UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MANIZALES
FACULTAD DE SALUD
GRUPO DE INVESTIGACIÓN CUERPO- MOVIMIENTO
2
“Impulsos vitales; estados del alma que sostengan en nosotros la
promesa de otros mundos posibles, universos más dignos que le
ganen a esta realidad de espectáculo y simulacro en que se han
convertido los días”.
“El universo se confabula a favor de los seres para que se encuentren
y crezcan en amor y sabiduría”. M&M
A Dios todo poderoso por colmarme nuevamente de bendiciones y
permitirme escalar un peldaño más en mi proceso formativo.
Gracias Señor Jesus
A la memoria de mi padre (chepe) quien con su ejemplo y en
compañía de mi madre siempre me mostraron el camino de la rectitud
y la responsabilidad. Gracias viejos, que orgulloso estoy de ustedes.
A Mary por su motivación constante, lucha entrega, responsabilidad y
dedicación para ser cada día la mejor es decir, para alcanzar la
excelencia, y por conducirme hacia mi esencia humana y profesional,
que bendición tenerte cerca.
Y como siempre a mi familia: Myriam, Cami y Sebas, por su apoyo
incondicional en cada etapa de mi vida, son ustedes mi orgullo y mi
bendición.
3
AGRADECIMIENTOS
Agradezco a cada una de las personas y amigos que con su apoyo
permitieron el logro de esta nueva meta:
Equipo de trabajo:
Luz Cristina López Trejos, Jhon Fredy Ramirez V, Henry León, Carlos
Melo, Angela Paola Rozo Medina, Maribel Valbuena Ariza, Andrés
Campos.
Docentes y asesores:
PhD José Armando Vidarte Claros y PhD Consuelo Velez.
A las abuelitas del grupo del parque San Andrés en cabeza de la
señora Gloria Betancourt, que con su entusiasmo y dedicación
permitieron el desarrollo de este proyecto.
4
TABLA DE CONTENIDO
Página
1. Resumen Ejecutivo
12
2. Descripción del proyecto
13
2.1. Problema de investigación
13
2.2. Objetivos
23
2.2.1. Objetivo General
23
2.2.2. Objetivo específico
23
3. Referente Teórico
25
3.1. Fuerza y masa ósea. Consideraciones fisiológicas,
biomecánicas y patológicas.
25
3.1.1. Fuerza y sistema neuromuscular
25
3.1.2. Mecanismos mecánicos de la osteogénesis y fortalecimiento
28
óseo.
32
3.1.3. Sarcopenia (déficit muscular)
42
3.1.4. Osteopenia y osteoporosis
55
3.1.5. Evaluación diagnóstica (sarcopenia y osteoporosis)
3.2. Respuesta (morfofuncional) de la fuerza y la masa ósea al
64
proceso de envejecimiento.
66
3.3. Entrenamiento Acuático
67
3.3.1. Consideraciones físicas del entrenamiento acuático.
72
3.3.2. Beneficios generales del entrenamiento acuático.
73
3.4. Entrenamiento Pliométrico.
3.4.1. Efectos del ejercicio físico (entrenamiento pliométrico) sobre
73
5
la fuerza muscular.
3.4.2. Efectos del ejercicio físico (entrenamiento pliométrico) sobre
75
la masa ósea.
3.4.3. Efectos entrenamiento pliométrico sobre la fuerza muscular
78
en el adulto mayor.
3.4.4. Efectos entrenamiento pliométrico sobre la densidad mineral
79
ósea en el adulto mayor.
3.4.5. Principios para el diseño de programas de entrenamiento
pliométrico.
80
85
3.5. Entrenamiento pliométrico en medio acuático.
85
3.5.1. Entrenamiento pliométrico en agua y fuerza muscular.
87
3.5.2. Entrenamiento pliométrico en agua y DMO.
3.5.3. Entrenamiento pliométrico, fuerza muscular y DMO en el
89
adulto mayor.
91
4. Operacionalización de variables.
92
5. Hipótesis
5.1. Operacional o de trabajo
5.2. Nula
93
6. Metodología
93
6.1. Tipo de estudio
94
6.2. Población y Muestra
94
6.2.1. Muestra
94
6.2.2. Consideraciones a la muestra
95
6.2.3. Técnica de muestreo
95
6.2.4. Control de variables
96
6
6.3. Procedimiento de valoración de la muestra.
96
6.3.1. Criterios de inclusión de la muestra
96
6.3.2. Criterios de exclusión de la muestra
97
6.4. Técnicas e Instrumentos de recolección.
99
7. Disposiciones vigentes
99
8. Procedimientos
109
9. Resultados
105
9.1. Análisis Univariado
105
9.1.1. Variables morfológicas.
105
9.2. Análisis Bivariado
106
9.2.1. Variables morfológicas
106
9.2.2. Variables específicas (DMO)
108
9.2.3. Variables funcionales (fuerza muscular explosiva) medidas de
asociacion
111
10. Discusión de los resultados.
121
11. Conclusiones.
137
12.Sugerencias.
140
Referencias Bibliográficas.
141
Anexos
160
7
LISTA DE TABLAS
Página
Tabla 1. Genes implicados en el desarrollo de la masa ósea.
29
Tabla 2. Factores determinantes del pico de masa ósea.
30
Tabla 3. Criterios para el diagnóstico de la sarcopenia.
35
Tabla 4. Categorías de la sarcopenia según la causa.
36
Tabla 5. Estadios conceptuales de sarcopenia según
EWGSOP.
37
Tabla 6. Diagnóstico de OP de acuerdo con valores de DMO.
47
Tabla 7. Porcentaje de peso soportado.
67
Tabla 8. Variables de estudio.
91
Tabla 9. Tabla de diseño de grupo experimental con pre y post
evaluación.
95
Tabla 10. Caracterización de la muestra según edad.
105
Tabla 11. Descriptivos variables morfológicas de la muestra
participante.
105
Tabla 12 Comparativo diferencias relacionadas, variables
morfológicas grupo experimental y control antes y después de
la intervención (pretest-postest)
106
Tabla 13. Comparativo variables morfológicas entre el grupo
experimental y el grupo control antes y después de la
intervención (pretest – postest).
106
Tabla 14. Medidas de asociación variable IMC
107
Tabla 15. Medidas de asociación variable % graso.
107
Tabla 16. Medidas de asociación variable % magro.
108
Tabla 17. Comparativo diferencias relacionadas variables
especificas:
densidad
mineral
ósea
(DMO),
grupo
experimental y control antes y después de la intervención (pre
test – postest)
109
Tabla 18. Comparativo variables especificas (DMO columna
lumbar) entre el grupo experiemntal y el grupo control antes y
después de la intervención (pretest – postest).
109
8
Tabla 19. Medidas de asociación variable DMO columna
lumbar.
110
Tabla 20. Medidas de asociación variable DMO columna
lumbar T score.
110
Tabla 21. Medidas de asociación variable DMO columna
lumbar Z score.
110
Tabla 22. Comparativo variables especificas (DMO cuello
femoral) entre el grupo experimental y el grupo control antes y
después de la intervención (pretest – postest).
111
Tabla 23. Medidas de asociación variable DMO cuello femoral. 112
Tabla 24. Medidas de asociación variable DMO cuello femoral
T score.
112
Tabla 25. Medidas de asociación variable DMO cuello femoral
Z score.
112
Tabla 26. Comparativo diferencias relacionadas variables
funcionales: fuerza muscular explosiva. Squat jump (SJ), salto
contra movimiento (CMJ) y salto contramovimiento as
(CMJas) densidad mineral ósea (DMO), grupo experimental y
control antes y después de la intervención (pre test – postest)
114
Tabla 27. Comparativo variables funcionales: fuerza muscular
explosiva. Squat jump (SJ) entre grupo experimental y grupo
control antes y después de la intervención (pretest – postest).
115
Tabla 28. Medidas de asociación variable vuelo Squat Jump
(SJ).
115
Tabla 29. Medidas de asociación variable altura Squat Jump
(SJ).
116
Tabla 30. Medidas de asociación variable velocidad Squat
Jump (SJ).
116
Tabla 31. Comparativo variables funcionales: fuerza muscular
explosiva. Salto contra movimiento (CMJ) entre el grupo
experimental y el grupo control antes y después de la
intervención (pretest – postest).
117
Tabla 32. Medidas de asociación variable vuelo Salto contra
9
movimiento (CMJ).
117
Tabla 33. Medidas de asociación variable altura Salto contra
movimiento (CMJ).
118
Tabla 34. Medidas de asociación variable velocidad Salto
contra movimiento (CMJ).
118
Tabla 35. Comparativo variables funcionales: fuerza muscular
explosiva. Contra movimiento as (CMJas) entre el grupo
experimental y el grupo control antes y después de la
intervención (pretest – postest).
119
Tabla 36. Medidas de asociación variable vuelo Salto contra
movimiento as (CMJas).
119
Tabla 37. Medidas de asociación variable altura Salto contra
movimiento as (CMJas).
Tabla 38. Medidas de asociación variable velocidad Salto
120
contra movimiento as (CMJas).
Tabla 36. Comparativo edad vs variables especificas (DMO) y
funcionales
(fuerza
muscular
explosiva)
después de la intervención (pretest – postest).
antes
y
120
10
LISTA DE FIGURAS
Página
Figura 1. Cambios en la estructura ósea cortical en respuesta al
ejercicio en tercio medial y distal del humero en
jugadoras de tenis.
31
Figura 2. Evaluación de dos personas de diferente edad (21 y 63
años), e igual IMC. Diferencia en relación con el volumen
muscular.
40
Figura 3. Organización general de los grupos, controles y pruebas.
93
Figura 4. Diseño metodológico.
98
11
La investigación de maestría que tiene en sus manos a relizado una publicación
preliminar de información representada en dos articulos de revisión y dos
ponencias denominados:
“Efectos del entrenamiento pliométrico en agua y tierra sobre la fuerza muscular y
la densidad mineral ósea. Revisiones Teóricas”. Memorias Congreso Internacional
de Deporte, Recreación, Educación Física y Actividad Física. Para el desarrollo
humano, convivencia y paz. Editorial Kinesis, Armenia, Colombia. 2012.
“Aproximaciones teóricas de los efectos del entrenamiento pliométrico en agua y
tierra sobre la fuerza muscular y la densidad mineral ósea”. Revista Colombiana de
Rehabilitación. ISSN 1692-1879 Vol. 9, Octubre de 2010.
“Efectos del entrenamiento pliométrico en agua y tierra sobre la fuerza muscular y
la densidad mineral ósea en mujeres físicamente activas”. IV Jornada Regional de
Actualización en Educación Física, Recreación, Deporte y Actividad Física para la
Salud – Universidad de Caldas; Facultad de Ciencias para la Salud, Departamento
Acción Física Humana. Universidad de Caldas. Manizales 19 al 21 de octubre de
2011.
“Efectos del entrenamiento Pliométrico en agua y tierra sobre la fuerza muscular y
la densidad mineral ósea” Revisiones teóricas. I Congreso Internacional de
Deporte, Recreación, Educación Física y Actividad Física. Universidad de
Cundinamarca, Soacha 28 al 30 de Septiembre de 2011.
12
INFORMACIÓN GENERAL DEL PROYECTO
1. DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO
2.1. PROBLEMA DE INVESTIGACION
El cuerpo es el instrumento que posee el hombre para el reconocimiento del
mundo que lo rodea, a través de toda su vida, por tanto “el hombre vive desde el
cuerpo y también a través del cuerpo. Toda su comunicación ha de contar con el
cuerpo” (Cagigal 1979, p. 24). Adicionalmente, el hombre también vive en el
movimiento, donde a través de éste adquiere una percepción de si mismo y del
entorno, por medio de la recepción de estímulos sensoriales, que lo llevan a la
exploración de múltiples posibilidades y diversidad de estímulos favoreciendo su
movimiento y su capacidad de pensar.
El organismo humano se hace independiente y favorece el mantenimiento
de la homeostasis, gracias a su capacidad de movimiento, el cual tiene su base en
el músculo; éste a su vez es considerado una máquina termodinámica que tiene
capacidad contráctil producto de la transformación energética, (de eléctrica a
química y a mecánica) incrementando el metabolismo, la generación de calor y
productos de desecho como resultado metabólico.
El músculo esquelético es el tejido más abundante en el cuerpo humano;
de acuerdo con Nordin (2004) corresponde al 40 a 45 % del peso corporal total;
Guyton (2003) plantea que el 40% es músculo esquelético, 10% liso y cardiaco;
para Hartmann (2000) el porcentaje muscular en mujeres es de 30 a 35% y en
hombres de 42 a 47 % de la masa total del cuerpo. Este porcentaje muscular puede
ser incrementado por entrenamiento de la fuerza o disminuido por la inactividad.
Al realizar el entrenamiento de esta cualidad física, se incide directamente a
nivel celular mediante las manifestaciones de la fuerza, (fuerza máxima, explosiva
y de resistencia). Su entrenamiento sistemático favorece la capacidad de
rendimiento físico-deportivo, contribuye a consolidar cualidades psicológicas, una
adecuada postura corporal; además, aumenta la funcionalidad del sistema
neuromuscular,
respiratorio,
cardiovascular,
metabólico
y
óseo,
afectando
positivamente la salud.
13
Se entiende por fuerza “la capacidad del hombre para contrarrestar o bien
de superar fuerzas externas a través de la actividad muscular”. Harmant (2000, p.
9). La fuerza puede ser estimulada a través del entrenamiento por diferentes
métodos, los cuales conducirán a la adaptación biológica del sistema músculo
esquelético.
Uno de estos métodos es la pliometría también manifestado por un Ciclo
Estiramiento-Acortamiento (CEA), que Verkhoshansky (1999) citado por García
López, D (2005, p. 69) “define como la capacidad específica de desarrollar un
impulso elevado de fuerza inmediatamente después de un brusco estiramiento
muscular. Es decir es la capacidad de pasar rápidamente del trabajo muscular
excéntrico al concéntrico”.
A nivel mundial están bien documentados los efectos del método de
entrenamiento pliométrico, el cual genera mejora en el rendimiento mediante un
efecto acumulado, Bosco, (2000); Bosco (1982); Cappa D., (2000); Chirosa R.L
(2000); Cometí G (2000); Durham, M. (2001); Esper, P (2000); García J., Olivera, J
(2002); García y col, (1998); Lees A, (1994); Rodríguez, C (2000). Citados por
García López (2005) y (Garcia, JA, Bresciani, y De Paz, 2005). En este sentido, es
importante reconocer la posibilidad de combinación de métodos de entrenamiento
de la fuerza, los cuales si están bien prescritos proporcionan resultados positivos
en la mejora de dicha cualidad.
Diversos estudios realizados en torno al entrenamiento pliométrico muestran
mejoras significativas en la capacidad de generación de fuerza, Wilson, G. J;
Newton, R. U; Murphy, A.J; Humphries, B.J. (1993), Flarity, J.R; Shilstone, M;
Iglesia, T y Fisherr; Z.C., (1997); Diallo, O; Dore, E; Duche, P; Van Praagh, E.
(2001); Matavulj, D, Kukolj, M; Ugarkovic, D; Tihanyi, J y Jaric, S. (2001); Spurrs, R.
W; Murphy, A. J y Watsford, M.L. (2003), citados por (Garcia, JA, Bresciani, y De
Paz, 2005) los cuales “detectaron mejoras significativas en la capacidad de salto
tras programas de entrenamiento pliométrico, sobre todo en el salto con
contramovimiento”. Adicionalmente, Gregory F. Martel, y cols (2005) y Stemm John
D. and Jacobson Bert H (2007) plantean que numerosos estudios demuestran la
efectividad del entrenamiento pliométrico en tierra sobre la fuerza muscular, la
potencia, la función y estabilidad articular, el salto vertical, mejora la aceleración, la
velocidad y repercute en una menor incidencia de lesiones de rodilla y favorece la
economía en la carrera.
14
En contraposición García López (2005); y Turner, A. M; Owings, M y
Schwane, J. A. (2003), Brown y cols. (1986), citados por el mismo autor no
encontraron mejoras significativas en esta cualidad tras la ejecución de programas
de 4, 6 y 12 meses respectivamente; lo cual conduce a deducir que existen
diferencias en las conclusiones alcanzadas en las investigaciones planteadas,
indicando la necesidad de seguir indagando acerca del efecto que genera dicho
entrenamiento sobre la fuerza de la población, manifestado en la fuerza explosiva.
Es necesario tener en cuenta las variables (duración del programa,
progresión de la carga, densidad, intensidad, frecuencia, duración y volumen de la
carga por sesión, altura de la caída, la superficie sobre la cual se aplicó el
entrenamiento) que han sido observadas por otros autores, con el fin de falsear o
afirmar los planteamientos expuestos con miras a dar soluciones a la problemática
de los efectos del entrenamiento pliométrico sobre la fuerza muscular y la densidad
mineral ósea, a través de la comparación de las respuestas alcanzadas por éste en
dos medios como el agua y la tierra.
Precisamente, con relación a esta problemática García López y cols (2005)
plantean que se hace necesario realizar “nuevos estudios, que trabajen con
distintos programas de entrenamiento pliométrico (variando intensidades y
volúmenes) para ver si realmente cuatro semanas de estimulación pliométrica son
capaces de provocar adaptaciones significativas en capacidades relacionadas con
la manifestación explosiva de la fuerza”.
De igual manera en torno a los programas de ejercicio dirigidos a desarrollar
resistencia ósea, los estudios mostraron una considerable variabilidad en el tipo y la
dosis de ejercicio prescrito entre los diferentes programas de intervención, lo cual
puede explicar la marcada variabilidad en la respuesta de los tejidos óseo y
muscular al ejercicio. Es así como, se presenta considerable interés en la definición
de la dosis óptima y las características de carga para dichos programas (tipo de
carga óptimo y programa) de manera que se puedan desarrollar de manera precisa
las directrices de prescripción de ejercicio, Nikander Riku., Sievänen Harri y cols
(2010).
El entrenamiento sistemático de la fuerza favorece la funcionalidad
sistémica del organismo, manifestando efectos sobre el sistema neuromuscular,
tejido óseo y especialmente sobre la densidad mineral ósea (DMO). “La densidad
15
mineral ósea (DMO) es el resultado de un proceso dinámico de formación y
reabsorción de tejido óseo llamado remodelación. La reabsorción causa un
deterioro de este tejido y en cuanto a la formación del mismo es responsable por la
reconstrucción y fortalecimiento del tejido deteriorado” Creighton DL; Morgan, AL;
Boardley, D; Brolinson, PG. (2001). Este proceso ocurre a lo largo de la vida en
ciclos de cuatro a seis meses de duración” Bemben DA,
(2000), citados por
(Cadore, Arias, y Kruel, 2005). De igual manera López Chicharro (2006), plantea
que en el esqueleto adulto humano el proceso de remodelado óseo en una
determinada unidad tarda en ser completado entre 4 a 7 meses.
A la cantidad de hueso sustituido por hueso nuevo en la unidad de tiempo
se le denomina turnover (o recambio) óseo y depende del número de unidades de
remodelado activas en un momento dado” (Astrand, 1992). Mirallles (1998) e
Izquierdo (2008) establecieron que diferentes componentes celulares son los
responsables de la reabsorción y formación de hueso nuevo, donde los
osteoblastos contribuyen a la formación ósea, mientras los osteoclastos a la
destrucción y reabsorción.
Creighton DL y cols. (2001) establecieron que las respuestas de
remodelación ósea ocurren por la acción de la fuerza de gravedad y por la acción
intensa de los músculos ligados al segmento óseo, Nordin (2004) lo reafirma al
plantear que la remodelación ósea es producto de la solicitación impuesta sobre el
tejido óseo y la acción de la fuerza de gravedad; lo cual es complementado por
Miralles (1998), Izquierdo (2008), Malagón (2005) Guyton (1991), Thibodeau (1995)
Gutiérrez (2006), López Chicharro (2006), López Chicharro (2008); quienes
plantean
que la remodelación es regulada por hormonas en la circulación
sistémica, además de factores de crecimiento, citoquinas, nutrición y factores
extrínsecos como la genética, la raza, sexo y las hormonas; planteamiento
ratificado por Role. Marcus R. (2001), quien establece que en el desarrollo del
esqueleto, y también en la adquisición de su máxima densidad mineral, también
llamada pico de masa ósea, influyen sobre todo, en al menos un 70 %, los factores
genéticos; seguidos de los factores hormonales, nutricionales y mecánicos, como el
ejercicio.
Por consiguiente, la formación ósea producida por el entrenamiento, se da
gracias a la aplicación de carga mecánica sobre la estructura esquelética, este
16
estrés mecánico sobre el tejido óseo puede ser de carácter tensil, compresivo, de
torsión o cizallamiento.
Es así como, teniendo en cuenta el efecto del ejercicio físico sobre la masa
ósea, Aguilar y cols (1999) destaca en sus conclusiones que, aunque la
dosificación del mismo está sujeta a discusión, la intensidad del esfuerzo y la de la
carga axial son los parámetros más determinantes; de igual manera, “los ejercicios
con carga mecánica leve o moderada parece no provocan adaptaciones
significativas en los depósitos minerales, por el contrario los practicantes de
modalidades deportivas de mayor carga mecánica presentan resultados positivos”
Andreoli, A; Monteleone, M; Van loan, M; Promenzio, L; Tarantino U y de Lorenzo,
A (2001); Ginty F; Rennie K. L. Mills. L; Stear, S; Jones, S; Prentice; A. (2005) y
citados por (Urtassum, E, y L, 2008).
La masa ósea corporal total adquirida (máxima densidad mineral ósea) se
consigue hacia el final del desarrollo de la estatura máxima del esqueleto; es decir,
alrededor de los 16-18 años en la mujer y de los 18-20 en el hombre y es de cerca
del 95%”, convirtiéndose en un objetivo para la prevención de alteraciones óseas
degenerativas en edades más avanzadas”. Gannong, W, (1999) Marcus R. (2001),
“el restante 5% del 100% de la DMO se alcanza durante la segunda década de la
vida, de modo que, ya en la cuarta década de la vida, empieza la curva a
descender, poco a poco, desde su máximo, para hacerlo con una pendiente muy
inclinada en la mujer en los años inmediatos a la menopausia, por el brusco déficit
estrogénico” Peña Arrebola (2003).
Más aún, se debe tener presente la capacidad de soporte de carga del tejido
óseo pues se sabe que los huesos sometidos a diferentes tipos de carga modifican
su pico de masa ósea, las presiones adecuadas estimulan la formación y la
remodelación ósea, pero las excesivas y continuas actúan negativamente,
produciendo atrofia pudiendo llevar a generar reacciones negativas en el tejido en
respuesta al ejercicio tal como lo plantea. Peña Arrebola (2003). Silva, C;
teixeiraas; Golberg, T; En Urtrassum y cols. (2008).
“Existen numerosos trabajos y revisiones que muestran la correlación
directamente proporcional entre el grado de actividad física desarrollado y la
densidad mineral ósea, en cualquier edad biológica”. Peña A (2001). Los efectos
del ejercicio sobre la masa ósea varían según la edad, estados hormonal,
17
nutricional y clase de ejercicio prescrito, El ejercicio genera un estímulo que
favorece el mantenimiento y mejoramiento de la salud ósea, las ganancias de masa
ósea puede ser 1 a 2% ó triplicarse si las cargas son elevadas; es evidente que la
inactividad física produce un efecto de pérdida de masa ósea, “se dispone de
numerosas evidencias de que la inmovilización conduce a una rápida y cuantiosa
pérdida de masa mineral esquelética, ahora bien, un sujeto inmovilizado puede
perder hasta el 40% de la masa ósea en un año Marcus R. (2001), abandonar el
ejercicio hace que se pierdan los efectos que este genera sobre el sistema
esquelético en sólo ocho meses, y que se presenten cuadros de osteoporosis
cuando se abandona por completo, Dalsky GP (1988). De acuerdo al consenso
nacido de la conferencia sobre el desarrollo diagnóstico, profilaxis, y tratamiento de
la osteoporosis en 1993 “La osteoporosis es una enfermedad esquelética sistémica
caracterizada por la disminución de la masa ósea y el deterioro de la
microarquitectura del tejido óseo, con el consiguiente aumento de la fragilidad ósea
y de la propensión a las fracturas”.
La población físicamente activa presenta una densidad mineral ósea entre el
2% y el 10% mayor con relación a la inactiva Mazzes RB y cols (1991), Vanden
Berg MQF y cols (1995) Incrementos del 5 % y del 10 % de la densidad mineral
ósea reducirían el riesgo relativo de fractura Bouxsein y cols (1994).
De acuerdo con Bouxsein ML y cols (1994) “en mayores de 50 años el
riesgo de padecer una fractura en el resto de la vida se estima, en la raza blanca,
en aproximadamente un 40 % en las mujeres (una de cada dos mujeres) y un 13 %
en los hombres (uno de cada tres hombres).” Varios estudios muestran el efecto
protector del ejercicio físico en torno a las caídas y las fracturas, con una reducción
entre el 25% y el 50% en adultos mayores activos Chilibeck PD y cols (1995).,
Cummings SR (1995)., Frost HM (1997)., Feskanich D, ( 2002), en este mismo
sentido Gregg EW y cols (1998) en su estudio reportaron que el riesgo de fractura
disminuía al 55% en mujeres activas, con relación al grupo control (inactivas), las
mujeres que caminaron 4 horas por semana redujeron el riesgo de fractura de
cadera en un 41 %, frente a un 36% en otro grupo de mujeres institucionalizadas.
Silman AJ y cols (1997) encontraron que “caminar al menos 30 minutos
diarios se correlaciona con un descenso del 20% del riesgo de fracturas vertebrales
en las mujeres, aunque no en hombres”. Es decir, a más actividad física mayor
reducción de todo tipo de fracturas osteoporóticas, habiendo una relación dosis18
efecto Peña, A (2003). Sin embargo, es muy difícil establecer definitivamente si la
reducción de fracturas se debe sólo al efecto directo del ejercicio, o si es necesario
disminuir el número de caídas, o asociar con otros tratamientos complementarios.
El conocimiento acerca del efecto del ejercicio sobre la masa ósea en el
adulto mayor aun presenta vacios. Por lo tanto, pueden detrás del fenómeno de
reducción de fracturas existir otros mecanismos como por ejemplo la mejoría de la
calidad ósea, del equilibrio, de la fuerza muscular o la presentación de menor
incidencia de caídas. Aunque el efecto del ejercicio sobre la masa ósea en la vejez
sea discreto, no debe descartarse para proteger a los ancianos de las caídas, ya
que más del 90% de las fracturas de cadera suceden como una consecuencia
inmediata de una caída sobre ésta Marcus R (2001). Además, el 20% de las
fracturas de cadera ocasionan la muerte Sinaki M (1996).
De igual manera, no existen muchos estudios que referencien los efectos
del ejercicio físico sobre la estructura ósea en medio acuático y menos en el caso
particular del entrenamiento pliométrico en agua donde los referentes encontrados
son reducidos y más aun si se enfatiza en los efectos de este sobre el sistema
esquelético, situación que refuerza la necesidad de ahondar en dicha temática. En
consecuencia, al reconocer que el ejercicio físico en general y la fuerza muscular
en particular corresponde a uno de los factores con mayor influencia sobre el
sistema neuromuscular y óseo (la densidad mineral ósea) debido al estrés
mecánico que produce sobre estos sistemas, se convierte en uno de los principales
moduladores de estos tejidos y en una herramienta perfecta para el fortalecimiento
de la arquitectura ósea, así como para la atención primaria, secundaria, y terciaria
(promoción-prevención,
enfermedad,
discapacidad)
del
aparato
musculo
esquelético.
Se parte de la premisa que al comparar los dos medios, el acuático y el
terrestre y los efectos que estos generan en la estructura neuromuscular y en la
geometría y estructura ósea (DMO), la consecuencia de la aplicación del método
pliométrico sería la presentación de mayores cambios en la DMO por el
entrenamiento en suelo, “ya que existe una correlación positiva entre el peso del
cuerpo y la masa ósea” citado por Nordin (2004, p. 52), por lo que se podría
plantear que en el agua no mejoraría dado que se presenta una disminución del
peso, producto de la acción de la gravedad en el medio acuoso, por lo que las
19
solicitaciones mecánicas se darían sobre el hueso solo a expensas de la acción
muscular.
Por lo tanto, se hace necesario establecer que de acuerdo a las revisiones
realizadas aun no se encuentran estudios que den cuenta claramente de los
efectos protectivos que brinda el entrenamiento pliométrico en agua con respecto a
la tierra sobre la estructura musculo esquelética (integridad articular y desempeño
muscular).
Razones por las cuales la pregunta que orientó la presente investigación
fue: ¿Cuál es el efecto del entrenamiento pliométrico en agua, sobre la fuerza
muscular y la densidad mineral ósea (DMO), comparado con programa de actividad
física convencional no sistematizada (tierra), en mujeres físicamente activas.
Bogotá 2012?
Justificar el presente trabajo invita a referenciar como el entrenamiento
sistemático de la fuerza (entrenamiento pliométrico) favorece la funcionalidad del
organismo, como lo han demostrado diversos estudios realizados, los cuales
evidencian mejoras significativas en la capacidad de generación de fuerza, Wilson y
cols., (1993); Flarity y cols., (2001); Diallo y cols., (2001); Matavulj y cols., (2001);
Spurrs y cols., (2003), citados por
García, JA, Bresciani, y De Paz (2005);
adicionalmente, otros estudios indican la efectividad del entrenamiento pliométrico
en tierra en aspectos como la fuerza muscular, potencia, función articular,
estabilidad articular, el salto vertical, menor incidencia de lesiones de rodilla y
economía en la carrera. Gregory F. Martel y cols., (2005) demostrando la incidencia
de esta cualidad sobre el sistema neuromuscular.
Al respecto también existen bastantes investigaciones Emslander y cols.,
(1998), Thein y Brody (1998), Gehlsen y cols., (1984), Bravo y cols., (1997),
Binkley., (1997), Ruoti y cols., (1994) y Sanders., (1994) que demuestran como a
través del entrenamiento acuático se obtienen ganancias en la fuerza muscular en
diversas poblaciones, y como lo plantea Colado S., (2004) demostrando la
relevancia que tienen las actividades que logren aumentar la fuerza, masa
muscular [y las respuestas neurales] para el mantenimiento o mejora de la calidad
de vida del ser humano del siglo XXI.
De igual manera, un amplio número de referentes muestran los beneficios
del ejercicio físico sobre el mantenimiento y salud del tejido óseo y especialmente
20
sobre la densidad mineral ósea (DMO), en cualquier edad biológica, especialmente
si se trata de ejercicio de impacto de moderada a alta intensidad y con cargas
axiales que recaen directamente sobre el hueso, estos estudios tiene como base el
entrenamiento en tierra. Aguilar JJ y cols (1999), Bouxsein ML y Marcus R., (1994),
Peña Arrebola A. (2001), Marcus R. (2001), Schwartz P y cols (1999), Henderson N
y White C., (2003), Gregg EW y Tonino RP (2000), Eiken PA., (2003), Wallace BA y
Cumming RG., (2000), Bonaiuti D y cols., (2002), Huuskonen J y cols., (2002),
Karlsson MK y cols., (2001).
Por tanto, la intención de abordar la problemática de determinar el efecto del
entrenamiento pliométrico en agua y tierra en mujeres físicamente activas, pretende
contribuir a dar solución al cuestionamiento acerca de la influencia que ejerce éste,
sobre la fuerza muscular y la DMO, con miras a encontrar nuevas alternativas de
prevención e intervención sobre los sistemas neuromuscular y óseo que favorezcan
los procesos de adaptación biológica y como soporte a la prevención, intervención
y generación de modelos de entrenamiento de la fuerza que alimenten las áreas de
salud y el rendimiento deportivo, donde aún se perciben vacios en la aplicación de
este conocimiento.
Así pues, si se puede demostrar que en el medio acuático se presentan en
la DMO mínimos cambios frente al entrenamiento en tierra, se podría recomendar
como un método de intervención para deportistas, adultos mayores y personas
aparentemente sanas o con patología, ya que al generarse menos impacto sobre
los tejidos, se favorecería el estado de salud de los individuos con un menor riesgo
biológico a través del tiempo.
Groothausen, J; Siemer, H; kemper, H; Twisk, J y Welten, D (1997), citado
por
Urtrassum E, y L (2008) plantean que “los deportes que incluyen saltos
generan una fuerza de reacción del suelo (FRS) aumentada entre 4 veces o más,
los deportes realizados con velocidad y cambios rápidos de dirección multiplican el
peso corporal de 2 a 4 veces”. Siendo el salto un componente del entrenamiento
pliométrico, lo que lleva a sugerir que este método de entrenamiento por las
características metodológicas con que se desarrolla la prescripción de las cargas,
puede conllevar a largo plazo a alteraciones de los tejidos biológicos solicitados.
Con relación al desarrollo de la fuerza muscular se espera que aumente por
el entrenamiento en los dos medios, pero es necesario establecer de manera
comparativa en cual medio se logran mayores efectos en torno al sistema
21
neuromuscular, debido a las variaciones del peso corporal, la carga sobre los
tejidos y la fase de amortización del salto, durante el ciclo estiramiento
acortamiento (CEA).
Así mismo, el comparar el entrenamiento pliométrico en los dos medios
(acuático y terrestre), teniendo en cuenta los efectos generados en el sistema
neuromuscular, en la geometría y estructura ósea, la posible consecuencia es la
presentación de mayores cambios en la DMO por el entrenamiento en suelo, donde
basados en el planteamiento de Nordin (2004) que establece una correlación
positiva entre el peso corporal y la masa ósea, ésta última se ve disminuida en el
medio acuoso debido a que la densidad de este medio es mayor con relación a la
del aire, disminuyendo la carga axial sobre el hueso, por lo cual es necesario
comprobar los cambios en torno a la DMO en el medio acuático comparado con el
terrestre. Si se evidencian cambios mínimos, se podría demostrar que este método
de intervención (entrenamiento pliométrico en agua) es recomendable, ya que al
generarse menos impacto sobre los tejidos, se favorecería el estado de salud de
los individuos con un menor riesgo biológico a través del tiempo y en el caso de los
adultos mayores afianzaría las tesis de la disminución de riesgo de caídas y
fracturas como efecto de la práctica del ejercicio físico.
Como se planteo anteriormente, los deportes que incluyen saltos generan
una fuerza de reacción del suelo (FRS) aumentada. Siendo éste un componente
del entrenamiento pliométrico, que puede conllevar a largo plazo a alteraciones de
los tejidos biológicos solicitados. Por lo tanto, se hace necesario establecer desde
el referente salud en futuros estudios los efectos protectivos que brinda el
entrenamiento pliométrico en agua con respecto a la tierra sobre la estructura
musculo esquelética.
En este mismo orden de ideas, al establecer en futuros estudios los factores
protectivos de la pliometría en agua sobre la integridad articular, integridad
sensorial y el desempeño muscular permitirá incidir positivamente sobre diversas
alteraciones del sistema musculo esquelético como pueden ser artrosis,
osteopenias, osteoporosis, sarcopenias, remplazos articulares, artritis, producto de
la disminución de las cargas axiales y la redistribución de vectores de fuerza; lo
cual representará un valor agregado al bienestar físico, psicológico, emocional y
social.
22
Desde la integridad sensorial la propiocepción definida como “la habilidad
del cuerpo para responder a un estimulo externo a través de ajustes musculares
reflejos, observados en respuestas espacio temporales y modificaciones cinéticas,
mediados por mecano receptores (receptores articulares y musculares) que
contribuyen al ajuste del control neuromuscular y, por ende, a la generación de
engramas de movimiento efectivos y ajustados a las necesidades del individuo, ya
sea para el funcionamiento articular o para la modulación de la función muscular”
(Riveros M
2006, p.118) se convierte en un factor fundamental en esta
investigación en cuanto a las respuestas espacio-temporales y modificaciones
cinéticas producto del entrenamiento pliométrico, su variación en el medio acuático
y terrestre y su incidencia sobre el comportamiento motor para la prevención de
lesiones.
La intención de abordar ésta problemática, se hace necesaria para contribuir
a encontrar nuevas alternativas de prevención e intervención sobre los sistemas
neuromuscular y óseo que favorezcan los procesos de adaptación biológica y como
soporte a la prevención, intervención y generación de modelos de entrenamiento de
la fuerza que alimenten las áreas de salud y el rendimiento deportivo, donde aún se
perciben vacios en la aplicación de este conocimiento.
Miller y cols, (2002), Grantham, N (2002), Robinson, L. (2004), Martel, G.F
(2005), Stemm, J.D. (2007), (Robles, O (2006), plantean que el entrenamiento
pliométrico acuático proporciona las mismas ventajas que los pliométricos en
tierra… por
lo
tanto,
los
pliométricos
acuáticos
son
opción
viable
de
entrenamiento… se sugiere que la combinación de ejercicios pliométricos y el agua
pueden facilitar el desarrollo de la fuerza explosiva… disminuyendo el impacto en
las articulaciones adicionalmente, “el entrenamiento pliométrico en agua reduce el
reflejo de estiramiento y la cantidad de carga excéntrica, pero los individuos
encuentran mayor resistencia durante la contracción concéntrica debido a la
viscosidad del agua, [a la flotabilidad y la resistencia del agua en el aterrizaje], lo
cual podría brindar un estimulo levemente diferente al proporcionado por el
entrenamiento pliométrico en tierra” Martel, G.F. (2005) validando la necesidad de
continuar en la profundización de dicho tema.
De acuerdo a la realidad de Colombia se puede evidenciar que existen
escasos estudios acerca del tema propuesto, por lo tanto, la información que se
tiene de los beneficios generados en el tejido óseo y especialmente sobre la
23
densidad mineral ósea (DMO) producto del entrenamiento pliométrico en medio
terrestre y acuático en la población colombiana es casi nula. En este contexto, la
idea de poder determinar el efecto del entrenamiento pliométrico en agua
comparado con tierra en mujeres físicamente activas, el establecer y comparar la
influencia de dicho entrenamiento sobre la fuerza muscular y la densidad mineral
ósea, es atractivo y será un valioso aporte en la temática.
El Proyecto reúne características, condiciones técnicas y operativas que
aseguran el cumplimiento de sus metas y objetivos, además sus componentes
están enmarcados dentro del contexto de un proyecto de investigación aprobado en
la convocatoria interna de investigación de la Universidad Santo Tomas de Bogotá,
lo cual asegura los recursos económicos necesarios para su desarrollo,
adicionalmente recoge las experiencias obtenidas de investigaciones previas
desarrolladas con la población de adultos mayores pertenecientes al Instituto de
Recreación y Deporte IDRD de Bogotá, y responde a las aspiraciones de la
comunidad priorizando sus necesidades en torno a la actividad física para la salud,
razones suficientemente fuertes para establecer que es un proyecto viable y
factible, pues se cuenta con el recurso económico, logístico y humano para su buen
término.
1.2.
OBJETIVOS
2.2.1. OBJETIVO GENERAL
Determinar el efecto del entrenamiento pliométrico en agua, sobre la fuerza
muscular y la densidad mineral ósea (DMO), comparado con un programa de
actividad física convencional no sistematizada (tierra), en mujeres físicamente
activas. Bogotá 2012.
24
1.2.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Caracterizar socio demográfica y morfológicamente, la población de estudio.

Determinar los efectos del entrenamiento pliométrico en el medio acuático y
terrestre sobre las variables morfológicas (peso, talla, IMC, porcentajes graso y
magro).

Comparar los efectos del entrenamiento pliométrico en el medio acuático y
terrestre sobre la densidad mineral ósea (DMO).

Comparar los efectos del entrenamiento pliométrico en el medio acuático y
terrestre sobre la fuerza muscular explosiva.

Comparar los efectos del entrenamiento pliométrico sobre la fuerza muscular y
la densidad mineral ósea (DMO), según la edad
25
3. REFERENTE TEORICO
3.1. FUERZA Y MASA ÓSEA
BIOMECÁNICAS Y PATOLÓGICAS.
CONSIDERACIONES
FISIOLÓGICAS,
3.1.1. Fuerza y sistema neuromuscular.
El movimiento corporal humano se desarrolla gracias a la interacción de todos los
sistemas orgánicos, una participación importante para lograr este objetivo se
genera a partir de la acción integrada de los sistemas nervioso y muscular,
mediante procesos fisiológicos en donde la contracción muscular es fundamental
para la producción de fuerza representada en movimiento. A su vez el músculo es
una máquina termodinámica con capacidad contráctil que, dependiendo de las
exigencias de trabajo, puede multiplicar ampliamente su facultad de obtener
energía química y transformarla en mecánica, a partir de la capacidad de
movimiento. En fisiología muscular, “la fuerza generada por el músculo que se
contrae se denomina tensión muscular… [La cual] es un proceso activo que
requiere un aporte energético por parte del ATP” (López Ch, 2008, p.85).
La fuerza es definida desde las perspectivas tanto fisiológica como física.
Newton planteó “las leyes de la mecánica o leyes del movimiento, donde establece
la ley de la inercia… también, determina que la fuerza es el producto de la masa
por la aceleración, y por último, que las fuerzas siempre son combinadas, es decir,
que a toda fuerza siempre la contrarrestará una fuerza contraria de igual magnitud
y dirección, pero diferente sentido”
(Riveros M, 2006, p. 22). El anterior
planteamiento es aplicado por Izquierdo, quien afirma que la fuerza muscular como
causa se define como “la capacidad de la musculatura para deformar un cuerpo o
para modificar la aceleración del mismo: iniciar o detener el movimiento de un
cuerpo, aumentar o reducir su velocidad o hacerlo cambiar de dirección”.
(Izquierdo, 2008, p. 18).
Desde el primer concepto de fuerza emitido por Newton hasta el día de hoy éste
se ha ido transformando de acuerdo a las necesidades y a las disciplinas que lo
requieren, es así como surge en la actividad física y el deporte el concepto de
fuerza aplicada; la cual toma como referentes las fuerzas internas y las externas, la
primera generada por los músculos esqueléticos y la segunda producida por la
carga (fuerza) otorgada por los cuerpos, es así como “la fuerza interna resulta de la
fuerza producida por la contracción muscular sobre el punto de inserción sobre el
26
hueso” (Serrato, 2004, p. 4), mientras que la fuerza externa, es la carga (fuerza
ejercida por la gravedad, una masa, un adversario, la fricción, la inercia…) que se
debe vencer a partir de la contracción muscular. Por tanto, González – Badillo
(2000); González – Badillo y Ribas (2002), citados (Izquierdo, 2008) definen la
fuerza aplicada “como resultado de la interacción entre fuerzas internas y externas”.
La fuerza desarrollada por el hombre se manifiesta de tres maneras
completamente diferenciables, “aunque la fuerza [en los deportes] casi nunca se
manifiesta en el hombre de “forma pura” [se hallan normalmente de forma más o
menos mezclada en función del deporte específico] (González, 1996).
La primera hace referencia a la fuerza máxima que corresponde “a la magnitud
de la fuerza interna que el sistema neuromuscular puede desarrollar frente a
fuerzas externas mediante contracción máxima voluntaria (Hartmann, 2000, p. );
por su parte Serrato la define como fuerza máxima isotónica “magnitud en
kilogramos que una persona puede levantar, movilizar o soportar solamente una
vez a lo largo de todo el rango de movimiento y realizando una ejecución técnica
adecuada. Denominándola una repetición máxima (1RM)”. (Serrato, 2004, p. 4)
Otra manifestación es la fuerza resistencia definida de acuerdo con Hartmann
(2000) como “la capacidad de resistencia del organismo frente al cansancio en
cargas relativamente prolongadas con un elevado componente de fuerza (superior
al 30% de la fuerza máxima individual, [e inferior al 70%]). La calidad de la fuerza
resistencia se manifiesta en el número de repeticiones de movimiento o en el
tiempo durante el cual puede desarrollarse una fuerza (fuerza estática) frente a una
resistencia [carga] determinada. La fuerza resistencia involucra adicionalmente
factores cardiovasculares”.
La última manifestación de la fuerza se refiere a la fuerza explosiva considerada
base para el desarrollo de la potencia, “definida mediante la magnitud de fuerza
interna que el sistema neuromuscular puede desarrollar por unidad de tiempo. La
calidad de la fuerza explosiva se mide mediante la aceleración o velocidad en un
tiempo determinado o la transmitida a otros cuerpos” (Serrato, 2004, p.4),
(Hartmann, 2000, p.9) la asume como “la magnitud de fuerza interna que el sistema
neuromuscular puede desarrollar por unidad de tiempo mediante contracciones
voluntarias (velocidad y alcance de la fuerza desarrollada) y el tiempo que se puede
mantener esta manifestación de la fuerza”.
27
La fuerza está relacionada con una serie de factores de carácter estructural y
otros de tipo neural, en cuanto a los primeros se pueden mencionar entre otros: “el
número de puentes cruzados de miosina que pueden interactuar con los filamentos
de actina, el número de sarcomeros en paralelo, la tensión específica o fuerza que
una fibra muscular puede ejercer por unidad de sección transversal, la longitud de
la fibra y del músculo y el tipo de fibra,” (Izquierdo, 2008, p.553) desde el referente
neural se tienen en cuenta: “el número de unidades motoras activas, los aumentos
en la frecuencia de estimulación que se den en las motoneuronas que gobiernan
las fibras musculares, el número de sarcomeras que se activen, los factores
facilitadores e inhibidores de la activación neuromuscular y las características del
manejo del calcio iónico en el interior de la fibra, aspectos básicos para la
generación de la fuerza muscular” (Izquierdo, 2008, p. 553).
Adicionalmente, la fuerza total que un músculo puede producir está influenciada
por sus propiedades mecánicas, que pueden describirse mediante la valoración de
las relaciones de tensión-longitud, carga-velocidad y fuerza-tiempo del músculo y
de la arquitectura muscular esquelética. Otros factores principales en la producción
de fuerza son el ángulo articular, el tipo de activación, la temperatura del músculo,
la fatiga muscular y el pre-estiramiento.
La
tensión en un músculo varía con el tipo de activación (contracción), es así
como el trabajo muscular resultante puede clasificarse de acuerdo con la relación
entre la tensión muscular y la resistencia a ser vencida o el momento muscular
generado y la resistencia a ser vencida. En una activación isométrica no se realiza
movimiento ni se desarrolla trabajo mecánico, pero si se desarrolla trabajo
muscular (trabajo fisiológico); se gasta energía y principalmente se disipa en forma
de calor, lo que se conoce también como producción isométrica de calor. Todas las
activaciones dinámicas implican que puede considerarse una fase inicial estática
(isométrica) cuando el músculo primero desarrolla una tensión igual a la carga que
se espera vencer. Las activaciones isométricas producen mayor tensión que las
concéntricas, y a su vez las excéntricas pueden exceder estas últimas. Se piensa
que estas diferencias son debidas, en parte, a la gran cantidad de variables de
tensión suplementaria producidas en los componentes elásticos en serie del
músculo y a las diferencias en el tiempo de contracción.
El mayor tiempo de contracción en las isométricas y en las excéntricas permite
una mayor formación de puentes cruzados por parte de los componentes
28
contráctiles, por lo tanto, permite que se genere una mayor tensión. Además, se
dispone de más tiempo para que esta tensión sea transmitida a los componentes
elásticos en serie (CES) y así se estira la unidad músculo-tendinosa. El mayor
tiempo de contracción permite el reclutamiento (llamada de unidades motoras
adicionales en respuesta a una mayor estimulación del nervio motor) de unidades
motoras adicionales.
3.1.2. Mecanismos mecánicos de la osteogénesis y el fortalecimiento óseo.
Numerosos estudios correlacionan directa y positivamente el efecto del ejercicio
sobre la masa ósea en todas las edades, presentando un efecto osteogénico, que
se hace mayor cuanto más joven es el ejercitante. En consecuencia tiene un efecto
preventivo, por proporcionar un mayor pico de masa ósea (máxima DMO) en la
juventud y por prevenir las pérdidas de masa mineral en edades posteriores. Es así
como, el ejercicio físico (sobre todo el orientado a la carga axial) es un importante
agente de fortalecimiento de la arquitectura ósea, así como para la prevención de
fracturas o accidentes, por lo cual se convierte en un importante aporte en la
atención primaria, secundaria, y terciaria (promoción-prevención, enfermedad,
discapacidad).
En el desarrollo del esqueleto, como en el logro de la máxima densidad
mineral, influyen factores genéticos aproximadamente en un 70% y adicionalmente
factores hormonales, nutricionales y mecánicos, como el ejercicio, Marcus R
(2001), alcanzando su 95% cerca de los 18 años en mujeres y 20 años en los
hombres y el 5% restante en la segunda década de la vida de acuerdo con el
mismo autor. Concepto que es reforzado desde la genética por Toro C y cols
(2012) quienes establecen que “basado en estudios con gemelos se ha podido
determinar que entre el 40 y 80% de diferencias en el pico de masa ósea son
genéticamente determinadas. (Tabla 1) No obstante, el estilo de vida puede ser
importante en el desarrollo de la masa ósea, especialmente mediante suplementos
de calcio y ejercicio activo (tabla 2)
29
Genes implicados en el desarrollo de la masa ósea
Indian Hedgehog
Receptor de estrógenos α y β
Proteína morfogenética ósea (BMP)
BMP -1: se relaciona con interacción
proteica y en la unión del Ca a la matriz
osteoide.
BMP -2: induce la formación de hueso y
cartílago mediante la diferenciación de
osteoblastos.
Es
uno
de
los
determinantes más importantes de la
formación ósea.
El polimorfismo BMP-2: se relaciona
con reducción en DMO y riesgo de
fractura.
BMP-3 y BMP-4: participan en la
formación ósea y de cartílago.
BMP-6:
favorece
la
maduración
nerviosa y queratogénesis.
BMP-7: se relaciona con el crecimiento
de
huesos
largos
por
inducción
mesenquimatosa.
BMP-8: importante en la embriogénesis.
BMP-9: participa en la formación ósea
de manera independiente.
Factor de crecimiento transformante
beta (TGF-β)
Wnt
Esta vía de señalización es esencial en
la regulación de la función de los
osteoblastos, siendo un determinante
importante de DMO
Runx-2 (Cbfa-1)
Este factor
de transcripción
mediador
osterix
diferenciación
o
favorece
osteoblástica
para
su
la
la
formación ósea.
Receptor de vitamina D (VDR)
30
Tabla 1. Genes implicados en el desarrollo de la masa ósea, cuadro adaptado de
Toro C 2012 fisiología de la osteoporosis en Osteoporosis en Iberoamérica
Factores determinantes del pico de masa ósea
Genéticos
Raza
Historia familiar
Nutricionales
Calcio y Vitamina D
Ingesta proteica
Ejercicio
Actividad física diaria
Inmovilización
Peso corporal
Ambientales
Tabaquismo
Alcoholismo
Consumo de cafeína
Hormonales
Pubertad normal
Multiparidad – lactancia
Insuficiencia gonadal
Uso de anticonceptivos
Tabla 2. Factores determinantes del pico de masa ósea cuadro adaptado de Toro
C 2012 fisiología de la osteoporosis en Osteoporosis en Iberoamérica
Existen en el proceso de la osteogénesis una serie de mecanismos
mecánicos dentro de los cuales se destacan: el mecanismo de piezoelectricidad
consistente en la formación de corrientes eléctricas, generadas por la deformación
de material óseo microcristalino que contribuye al depósito de apatita cálcica
Basset Cal (1971). Un segundo mecanismo corresponde a una alteración de los
fluidos intervertebrales y de los capilares óseos producto de la presión ejercida por
diversas cargas de compresión; adicionalmente, el estímulo de las células
generadoras de hueso (osteoblastos) a partir del ejercicio físico inductor de
cambios metabólicos, hormonales y humorales que favorecen la osteogénesis,
efectos que son proporcionalmente directos a la carga aplicada y representada en
el sitio específico de su aplicación tanto en hueso joven como maduro según
Heinonen., A y cols (2001). De acuerdo con Tanck y cols (2001) “la densidad ósea
se adapta a las cargas externas primeramente, en las fases de crecimiento;
mientras que la arquitectura trabecular es adaptada más tarde, en el desarrollo.”
31
"La fuerza o resistencia del hueso" se asume en términos de Nikander y cols
(2010) como concepto común que abarca todas las expresiones biomecánicas
específicas de la fuerza ósea, tales como el índice de la resistencia ósea (BSI),
índice de tensión-deformación (SSI), momento de inercia máxima (Imax), el cruce
del momento de inercia (CSMI) y la sección módulos (Z).
Según Bouxsein (1971) y Griffith y cols (2008) dicha fortaleza o resistencia
ósea depende de un número de factores interrelacionados, que incluyen la cantidad
de tejido óseo (tamaño y masa), la estructura del hueso (distribución espacial, la
forma y microarquitectura) y las propiedades intrínsecas del material óseo
(porosidad, matriz mineralización, los rasgos de colágeno y microdaño).
“Los huesos se adaptan al mayor soporte de cargas a través de cambios en
la superficie perióstica o endóstica ya sea independientemente o en combinación,
por ejemplo, la carga puede aumentar el grosor cortical a través de la aposición
perióstica, resultando en un aumento de tamaño del hueso y/o mediante la adición
o la reabsorción del hueso reducida en la superficie endocortical” Seeman., (2001).
Por otra parte, durante el crecimiento, hay evidencia de que las respuestas
a la carga son dependientes del sexo y la madurez. Bass y cols, informaron que los
cambios inducidos por el ejercicio en la ganancia de fuerza ósea a nivel del húmero
en jugadores de voleyball antes de la pubertad se deben a la aposición del
periostio, mientras que el efecto predominante después de la pubertad fue la
aposición endocortical. Figura 1.
Figura 1. Cambios en la estructura ósea cortical en respuesta al ejercicio en
tercio medial y distal del humero en jugadoras de tenis (tomado de Nikander y cols,
2010)
32
Resultados similares fueron observados por Ducher y cols (2009) en niños
pre, peri y post-púberes, mostrando que las ganancias del periostio en los niños pre
púberes eran casi el doble de los observados en las niñas y su formación continua
en la peripubertad dio como resultado mayores ganancias en el tamaño de los
huesos (aposición perióstica).
Al comparar estos dos últimos estudios y teniendo en cuenta la respuesta
ósea a la carga se pone de manifiesto la existencia de diferencias regionales en la
adaptación del hueso a la carga. Sin embargo Macdonald H., Cooper D y McKay H
(2009) difieren en su planteamiento pues sus investigaciones no evidencian
adaptaciones regionales a la carga.
“La arquitectura ósea trabecular también puede adaptarse a una mayor
carga, pero debido a la limitada resolución de las más actuales técnicas de imagen,
los efectos del ejercicio sobre el espesor, el número, la separación y orientación de
los elementos trabeculares en los huesos humanos no son bien conocidos”.
Nikander y cols., (2010).
Peña., A (2001), indica que existen numerosos estudios donde se muestra
que el ejercicio genera un estímulo que favorece el mantenimiento y mejoramiento
de la salud ósea en cualquier edad biológica, además de establecer que con cargas
elevadas se puede triplicar la ganancia en masa ósea. Aunque el ejercicio es
ampliamente recomendado como una de las principales estrategias preventivas
para reducir el riesgo de osteoporosis, caídas y fracturas, sus efectos sobre el
hueso siguen siendo controvertidos debido a que su potencial para mejorar la
resistencia ósea general aún no ha sido evaluado adecuadamente Sievanen y
Kannus (2007).
Es importante tener en cuenta lo expresado por Nikander y cols (2010)
quienes plantean que la actividad habitual de recreo sin ningún tipo de intervención
específica o actividad supervisada no afecta a los huesos.Teniendo en cuenta las
necesidades de seguir ahondando en torno a los efectos del ejercicio físico sobre la
fuerza muscular y la densidad mineral ósea y los conocimientos alcanzados
recientemente en torno al entrenamiento acuático, se hace pertinente generar
propuestas como la del entrenamiento pliométrico en agua para construir aportes
33
que contribuyan a la dinámica de prevención e intervención del sistema músculo
esquelético en diversos grupos poblacionales durante el ciclo vital.
3.1.3. Sarcopenia (deficit muscular).
El aumento de la esperanza de vida ha generado en las últimas décadas un
importante crecimiento de la población adulta mayor, estimándose que en el año
2050 aproximadamente el 30% de la población colombiana estará compuesta por
personas mayores de 60 años, cifras bastante distantes de los porcentajes actuales
en los cuales se muestra que en el 2010 la población mayor de 60 años
correspondió al 8,63% de la población un 2% más que hace 5 años y que para el
2020 se espera que ascienda al 10,79%, según la División de Población del
departamento de asuntos económicos y sociales de las Naciones Unidas en sus
proyecciones mundiales de población 2008, mostrando de esta manera que la
pirámide poblacional tiende a invertirse evidenciando un futuro demográfico
marcado por una sociedad con mayor población longeva.
El envejecimiento en el ser humano es un proceso multi-factorial
caracterizado por numerosos cambios, en aspectos tales como la composición
corporal, donde se destaca el incremento de la masa grasa, la disminución de las
masas ósea y muscular a medida que avanza la edad. Estos cambios pueden
conllevar el desarrollo de diversas enfermedades como la obesidad, el síndrome
metabólico, la diabetes mellitus, la sarcopenia y la osteoporosis, asociada a una
disminución de la calidad de vida, un mayor grado de dependencia y un riesgo
aumentado de mortalidad en este grupo poblacional.
La pérdida de masa muscular se conoce como sarcopenia la cual se
produce por multitud de factores como: “sistema nervioso (pérdida de unidades
motoras alfa de la médula espinal), musculares (pérdida de la calidad y masa
muscular), humorales (descenso de hormonas anabolizantes como testosterona,
estrógenos y GH y aumento de distintas interleukinas) y de estilo de vida (actividad
física)” Serra Rexach (2006) además, es un hecho que acompaña al
envejecimiento aunque no siempre tiene consecuencias clínicas.
A pesar de que las variaciones observadas en el masa corporal, tejido
graso, muscular y óseo a lo largo de la vida están muy influenciadas por el género,
raza o etnia y actividad física [Kotani K, (1994)., Rush EC, (2009)., Kyle UG (2004),
34
Citados por A Gómez-Cabello y cols (2012)] existe un patrón de cambios similar en
todas las personas A Gómez-Cabello y cols (2012) es decir, esta pérdida es
universal, ocurre siempre con el paso de los años, incluso en ancianos que realizan
una actividad deportiva intensa Doherty TJ (2003).
El intentar definir la sarcopenia necesariamente conduce a revisar el informe
del Grupo europeo de trabajo sobre la sarcopenia en personas en edad avanzada
(EWGSOP) quienes en el año de 2010 manifestaron en el consenso aspectos
como los que a continuación se enumeran:
“Un cambio grave asociado al envejecimiento humano consiste en la
reducción progresiva de la masa muscular esquelética, una espiral
descendente que puede provocar una disminución de la fuerza y la
funcionalidad. En 1989, Irwin Rosenberg propuso el término „sarcopenia‟
(del griego „sarx‟o carne y„penia‟o perdida) para describir este descenso de
la masa muscular relacionado con la edad [Rosenberg I., (1989); Rosenberg
I., (1997)]. Desde entonces, la sarcopenia se ha definido como la
disminución de la masa muscular esquelética y la fuerza que se produce
con el envejecimiento [Morley JE y cols (2001)]. Sin embargo, sigue faltando
una definición de sarcopenia ampliamente aceptada que resulte adecuada
para uso en contextos de investigación y en la práctica clínica. Los
síndromes geriátricos son estados frecuentes, complejos y costosos de
alteración de la salud en personas de edad avanzada. Son consecuencia de
interacciones no totalmente conocidas entre enfermedad y edad en diversos
sistemas, que originan un conjunto de signos y síntomas. El delirium, las
caídas y la incontinencia son ejemplos de síndromes geriátricos [Inouye SK
y cols (2007)]. Proponemos que también podría resultar útil identificar la
sarcopenia como síndrome geriátrico porque esta visión favorece su
identificación y tratamiento aun cuando las causas exactas sigan siendo
desconocidas [Olde Rikkert MG y cols (2003); Cruz-Jentoft A y cols (2010)]”.
De igual manera este grupo plantea que existen algunas pruebas por las cuales se
sustenta la posibilidad de denominar a la sarcopenia un síndrome geriátrico
destacando las siguientes:
“La sarcopenia es frecuente en las poblaciones de edad avanzada
[Iannuzzi-Sucich M y cols (2002); Chien MY y cols (2008)]. La sarcopenia
tiene varios factores que contribuyen: el proceso de envejecimiento a lo
largo de la vida, influencias sobre el desarrollo en las etapas iniciales de la
35
vida, una alimentación suboptima, el reposo en cama o sedentarismo,
enfermedades
crónicas
y
determinados
tratamientos
farmacológicos
[Paddon-Jones D y cols (2008); Thompson DD y cols (2007)]. La sarcopenia
representa un deterioro del estado de salud con un coste personal elevado:
trastornos de la movilidad, mayor riesgo de caídas y fracturas, deterioro de
la capacidad de realizar actividades cotidianas, discapacidad, perdida de
independencia y mayor riesgo de muerte [Cawthon PM y cols (2007);
(Hartman MJ y cols 2007)]”.
Por tanto, la sarcopenia según el grupo europeo de trabajo sobre la
sarcopenia la define de manera práctica así: “La sarcopenia es un síndrome que se
caracteriza por una pérdida gradual y generalizada de la masa muscular
esquelética y la fuerza con riesgo de presentar resultados adversos como
discapacidad física, calidad de vida deficiente y mortalidad [Delmonico MJ y cols
(2007); Goodpaster BH y cols (2006)]”.
Adicionalmente, el EWGSOP recomienda utilizar la presencia de una masa
muscular baja y una función muscular deficiente manifestada en menor fuerza
muscular y menor rendimiento físico para diagnosticar la sarcopenia. Así pues, el
diagnostico requiere la confirmación del primer criterio acompañado de uno de los
dos siguientes, (Tabla 3).
“La justificación del uso de dos criterios es la siguiente: la fuerza
muscular no depende exclusivamente de la masa muscular y la relación
entre fuerza y masa no es lineal [Goodpaster BH y cols (2006); Janssen I y
cols (2004)]. Por tanto, la definición exclusiva de sarcopenia en relación con
la masa muscular es demasiado estrecha y podría tener una utilidad clínica
limitada. Algunos autores sostienen que el termino dinapenia resulta más
idóneo para describir la pérdida de fuerza y función muscular asociada a la
edad [Clark BC y cols (2008)]. Sin embargo, sarcopenia ya es un término
ampliamente reconocido, por lo que su sustitución podría generar más
confusión”.
36
El diagnóstico se basa en la confirmación del criterio 1 más (el criterio 2
o el criterio 3)
1. Masa muscular baja
2. Menor fuerza muscular
3. Menor rendimiento físico
Tabla 3. Criterios para el diagnóstico de la sarcopenia Fuente: Grupo europeo de
trabajo sobre la sarcopenia en personas en edad avanzada EWGSOP (2010)
Este mismo documento establece que existen varios mecanismos que
podrían intervenir en el inicio y la progresión de la sarcopenia. Estos mecanismos
tienen que ver, entre otros, con la síntesis proteica, proteólisis, integridad
neuromuscular y contenido de grasa muscular; dichos mecanismos pueden ser:
Endocrinos (corticosteroides, GH, IGF 1, función tiroidea anormal, resistencia a la
insulina),
enfermedades
neurodegenerativas
(pérdida
de
motoneuronas),
relacionada con la edad (primaria) (hormonas sexuales, apoptosis, disfunción
mitocondrial),
desuso
inmovilidad,
inactividad
física,
ingravidez,
nutrición
inadecuada / mala absorción, caquexia (síndrome metabólico complejo asociado a
una enfermedad subyacente y que se caracteriza por perdida muscular con o sin
pérdida de masa grasa).
Desde el mismo referente bibliográfico “la sarcopenia es una
enfermedad con muchas causas y resultados variables. Aunque se observa
principalmente en personas de edad avanzada, también puede aparecer en
adultos más jóvenes, al igual que ocurre con la demencia y la osteoporosis.
En algunas personas puede identificarse una causa clara y única de
sarcopenia. En otros casos no se puede aislar una causa evidente. Por
tanto, las categorías de sarcopenia primaria y secundaria pueden ser útiles
en la práctica clínica. La sarcopenia se considera „primaria‟ (o relacionada
con la edad) cuando no hay ninguna otra causa evidente salvo el
envejecimiento, mientras que se considera „secundaria‟ cuando hay una o
varias otras causas evidentes (Tabla 4). En muchas personas de edad
avanzada, la etiología de la sarcopenia es multifactorial por lo que quizá no
sea posible identificar cada caso como afectado por una enfermedad
primaria o secundaria. Esta situación está en consonancia con el
reconocimiento de la sarcopenia como un síndrome geriátrico polifacético”.
37
Sarcopenia primaria
Sarcopenia relacionada
con la edad
Ninguna otra causa evidente salvo
el envejecimiento
Sarcopenia secundaria
Sarcopenia relacionada
con la actividad
Puede ser consecuencia del reposo en
cama, sedentarismo,
desacondicionamiento y situaciones de
ingravidez
Se asocia a un fracaso orgánico
avanzado (cardíaca, pulmonar, hepática,
renal, cerebral), enfermedades
inflamatorias, neoplasias o
enfermedades endocrinas
Sarcopenia relacionada
con enfermedades
Sarcopenia relacionada
con la nutrición
Es consecuencia de una ingesta
dietética insuficiente de energía y/o
proteínas como ocurre en caso de
malabsorción, trastornos digestivos o
uso de medicamentos anorexígenos
Tabla 4. Categorías de sarcopenia según la causa Fuente: Grupo europeo de
trabajo sobre la sarcopenia en personas en edad avanzada EWGSOP (2010)
El establecer estadios de la sarcopenia de acuerdo a los niveles de
compromiso del individuo se convierte en un mecanismo conceptual que puede
ayudar en la orientación del tratamiento clínico.
“El
EWGSOP
propone
una
estadificación
conceptual
en
presarcopenia‟, „sarcopenia‟ y „sarcopenia grave‟ (Tabla 5). El estadio de
„presarcopenia‟ se caracteriza por una masa muscular baja sin efectos sobre
la fuerza muscular ni el rendimiento físico. Este estadio solo puede
identificarse mediante técnicas que miden la masa muscular con exactitud y
en comparación con poblaciones normalizadas. El estadio de „sarcopenia‟
se caracteriza por una masa muscular baja, junto con una fuerza muscular
baja o un rendimiento físico deficiente. „Sarcopenia grave‟ es el estadio que
se identifica cuando se cumplen los tres criterios de la definición (masa
muscular baja, menor fuerza muscular y menor rendimiento físico)… Es
posible que la identificación de los estadios de la sarcopenia ayude a
seleccionar tratamientos y a establecer objetivos de recuperación
adecuados. La estadificación también puede respaldar el diseño de estudios
de investigación que se centren en un estadio concreto o en cambios de
estadios a lo largo del tiempo”.
38
Estadio
Masa
Fuerza
muscular
muscular
Presarcopenia
Rendimiento
Físico
Or
Sarcopenia
Sarcopenia
grave
Tabla 5. Estadios conceptuales de la sarcopenia según el EWGSOP Fuente: Grupo
europeo de trabajo sobre la sarcopenia en personas en edad avanzada EWGSOP
(2010)
Teniendo en cuenta la etiología de la sarcopenia los estudios revelan que a
través de la vida la máxima fuerza muscular, es lograda durante la segunda década
de la vida (entre los 20 y 30 años), época en la cual también la masa muscular
alcanza la meseta de crecimiento aproximadamente alrededor de los 25 años,
permaneciendo estable durante la siguiente década, posteriormente dicha masa
comienza a disminuir influida por diversos factores, dentro del que se destaca el
nivel de actividad física; por su parte, la fuerza muestra un mantenimiento hasta los
60 años aproximadamente, seguida por una importante disminución en los años
subsiguientes, condición que prevalece más en el hombre que en la mujer. Hacia
los 70 años y producto del desuso, se produce Sarcopenia, causada especialmente
por la disminución en el tamaño y número de las fibras musculares, principalmente
las tipo II González E., (2000), lo cual conlleva a la perdida de funcionalidad,
movilidad articular, autonomía, dificultando la interacción con el medio ambiente y
aumentando los factores de riesgo de caídas.
De acuerdo con Schrager, (2003), la pérdida de la fuerza no es uniforme en
los diferentes grupos musculares situación demostrada en el laboratorio y en
observaciones clínicas donde se determinó que la fuerza muscular de los miembros
inferiores disminuye más rápidamente que la de los miembros superiores
convirtiéndose en un serio problema en personas mayores frágiles, por el riesgo de
sufrir caídas.
Fisiopatológicamente, la sarcopenia es facilitada por diversos factores que
aun no están totalmente claros y son motivo de discusión por multiples autores,
dentro de estos se podrían contar: menor producción de proteínas o mayor
proteinolísis, alteración
de las funciones mitocondriales y aumento de los
mecanismos de degradación,
incremento de la apoptosis por citocinas,
39
particularmente el TNF, alteración de los elementos facilitadores de apropiada
oxigenación y de los factores que permiten que el ATP se convierta en energía y
finalmente alteración en factores neuromusculares elementos de vital importancia.
De acuerdo con Porias y cols (2011) “Durante el envejecimiento, la
producción de proteínas musculares sufre una reducción importante y progresiva;
este hecho repercute en la función muscular. Uno de los elementos clínicos que
revelan este problema es la fatiga rápida, que a su vez incrementa el sedentarismo
(pocas veces pueden verse efectos reversibles con ejercicio y dieta) Aiken J
(2002).28 Por su parte, Lavrosky (2000) en sus resultados, hizo notar la
importación de proteínas a la matriz mitocondrial, que no se ve afectada, aunque sí
ocurre mayor degradación de las proteínas debido a fracciones citosólicas, y más
aún, las preproteínas, cuyo índice de degradación es mayor por estos factores
citosólicos”.
Una de las teorías de la sarcopenia se refiere, en parte, a la falla que ocurre
en la activación de las células satélite, que pierden la capacidad de repararse o de
integrarse al tejido muscular; además de no responder adecuadamente a estímulos
otorgados por el ejercicio, los nutrientes y otras sustancias; estas células son
mononucleares y rodean a las fibras musculares, localizadas en la lámina basal y el
sarcolema, habitualmente son estimuladas por el ejercicio o por cargas mecánicas
actuando durante el daño muscular y favoreciendo el proceso de reparación del
tejido, siendo capaces de diferenciarse y fusionarse en el interior de la fibra
además, de la acción ejercida por las hormonas como la testosterona y la hormona
del crecimiento como favorecedores de procesos anabólicos.
Otro factor importante a tener en cuenta en este síndrome es la vitamina D
Deschenes MR (2010) citado por Porias C y cols (2011), reportó que la sarcopenia
estaba estrechamente vinculada con elevaciones de paratohormona (PTH) y
valores bajos de vitamina D (25 OHD) en hombres y mujeres mayores de 65 años.
De acuerdo con Porias C y cols “Otro de los elementos fundamentales en la
fisiopatología se refiere a los cambios estructurales progresivos que conlleva el
envejecimiento, de tal forma que se ve implicado el sistema motor regido por los
elementos del sistema nervioso periférico. Existen datos que indican la reducción
del número y la magnitud de la unidad neuromotora. Estos datos se refieren,
simplemente, al deterioro ocasionado por el envejecimiento, aunque también puede
40
afectarse la emergencia de los axones de la ruta desde la lumbar 3 a la 5 (L3-L5).
Este
tipo
de
alteraciones
puede
registrarse
por
medio
de
estudios
electromiográficos, ya que está implicado un proceso de denervación que afecta,
incluso, al grosor y al número de fibras musculares. [Doherty TJ, Brown WF (1993)].
Además de los elementos bioquímicos, los procesos de alteración en la síntesis de
proteínas, los efectos de reducción en la capacidad oxidativa, las diferentes
funciones mitocondriales y la funcionalidad de la placa neuromuscular con
evidentes cambios degenerativos en los nervios (incluida la muerte de neuronas
alfa motoras) hacen de este proceso, denominado sarcopenia, una compleja acción
convergente de diversos mecanismos”[Lexell J, (1988)]”
“Las principales consecuencias clínicas de la sarcopenia tienen relación con
la independencia funcional. Así los ancianos sarcopénicos tienen más dificultad
para caminar o lo hacen más lentamente, para subir escaleras, para realizar las
actividades básicas de la vida diaria. Estas dificultades aumentan el riesgo de
caídas y por lo tanto de fracturas. También afecta a la formación de hueso, a la
tolerancia a la glucosa y a la regulación de la temperatura corporal, además la
dependencia es un factor de riesgo de mortalidad” Serra R (2006).
Figura 2. Evaluación de dos personas de diferente edad (21 y 63 años), pero con el
mismo índice de masa corporal. Diferencia entre ambas en relación con el volumen
muscular estudiado por TC. Este estudio es viable en brazos, antebrazos,
miembros inferiores y abdomen. Imagen tomada de Rev Metab Óseo y Min
2011;9(4):114-127 Hans L Porias Cuéllar,* y cols.
La evidencia de las consecuencias de la sarcopenia depende de muchos
factores como por ejemplo el nivel “basal” de masa muscular y la velocidad de
pérdida de esta, los cuales están influidos directamente por el nivel de actividad
física que realice el anciano. A diferencia de la osteoporosis y osteopenia, aun no
está establecido, el nivel de pérdida para diagnosticar a un individuo sarcopénico.
“Por lo tanto al igual que la osteopenia, los determinantes de la sarcopenia son una
combinación de factores genéticos y ambientales con una compleja serie de
interacciones entre ambos” Roubenoff R (2001).
41
Otras consecuencias de la sarcopenia son la disminución de la tasa
metabólica basal, debilidad, disminución de los niveles de actividad, disminución de
la densidad mineral ósea y unas menores necesidades calóricas. El aumento
asociado de grasa corporal favorece el desarrollo de hipertensión, menor tolerancia
a la glucosa y dislipidemia. Domínguez (1987) citado por Isamit R. L y Venegas A.
K (2004).
De acuerdo con Evans (1996), a lo largo de la vida adulta el gasto
energético diario disminuye progresivamente. En individuos sedentarios, la masa
magra es el principal determinante de gasto energético, la cual disminuye
aproximadamente un 15% entre la tercera y la octava década de vida, llevando a
una menor tasa metabólica basal en el anciano.
Estudios indican que la fuerza muscular se aumenta por encima de los 30
años y disminuye en un 30% entre los 50 y 70 años, siendo esta disminución de un
15% en la sexta y séptima década, en la octava década desciende alrededor de
30% González J.M., (2003), producto de la atrofia o perdida de fibras musculares
tipo II, razón suficientemente válida para desarrollar procesos de entrenamiento de
la fuerza explosiva en esta población con la intención de amortiguar las pérdidas
generadas como consecuencia del envejecimiento.
“La disminución de la fuerza muscular en los adultos mayores es
favorecedora importante del aumento de prevalencia de incapacidad, más aún si se
consideran los bajos niveles de actividad que se observa en ellos” González J.M.,
(2003) citado por Isamit R. L y Venegas A. K (2004). En esta población una
marcada pérdida de la fuerza de las miembros inferiores y columna lumbar, dificulta
la locomoción y aumenta el riesgo de caídas Dutta, (1997); alcanzando cifras de un
40% de caídas en personas mayores de 80 años, y de un 61% si son pacientes
alojados en instituciones Fiatarone M.A., Evans W.J., (1993).
Niveles óptimos de fuerza y propiocepción en el adulto mayor contribuyen a
mejorar y mantener el balance corporal, disminuir los factores de riesgo de caída y
de fracturas como consecuencia de una mayor estabilidad articular.
“La Sarcopenia limita al anciano en la realización de muchas
actividades de la vida diaria (A.V.D)., siendo este un factor importante que
conlleva al deterioro de la calidad de vida y aumento de la dependencia de
42
los afectados. La gravedad de este proceso hace que Roche y cols lleguen
incluso a relacionarlo con tasas elevadas de mortalidad (Roche, 1995). Es
importante destacar que todo el deterioro que esto acarrea además, de las
consecuencias de la Sarcopenia son prevenibles e incluso reversibles
Evans, (1996)”. Isamit R. L y Venegas A. K (2004).
“El envejecimiento está vinculado, inevitablemente, con la pérdida de masa
muscular, fuerza, elasticidad y resistencia. Aun con lo expuesto… siguen siendo
insuficientes los conocimientos que permitan valorar con plenitud todas las
circunstancias que finalmente producen la sarcopenia” Porias C y cols (2011).
De igual manera, “la inevitable reducción de la capacidad de las fibras
musculares y los trastornos mitocondriales plantean un reto respecto a la
intervención oportuna para atacar el problema con ejercicio, nutrición adecuada,
vitamina D y hormonas anabólicas, al igual que el hecho de que el tratamiento
sustancial pueda llevarse a cabo en etapas previas a la vejez. De la salud del
sistema muscular depende, en gran parte, la calidad de vida y evitar riesgos
progresivos hacia la fragilidad”. Porias C y cols (2011).
3.1.4. Osteopenia y osteoporosis.
“El tejido óseo, como todos los tejidos conectivos de soporte, es “nativamente”
biomecánico, y como tal debe ser considerado a la hora de interpretar sus
funciones, sus fallas, sus métodos de diagnóstico, y el tratamiento de las
afecciones que alteran su principal aptitud, que es la de construir palancas rígidas y
resistentes a la fractura (los huesos)” Cointry., Gustavo y cols (2012), por
consiguiente “la fuerza ósea refleja la integración de dos características principales:
Densidad ósea y Calidad ósea”.
“Las
propiedades
materiales
del
tejido
óseo
están
generalmente
predefinidas por factores genéticos y son difíciles de modificar. En cambio, la
redistribución espacial de ese material es constantemente modificada por un
mecanismo retroalimentado, conocido como “mecanostato” óseo, que optimiza el
diseño de cada hueso en función de la dirección y la magnitud de esas cargas
habituales. Esta faceta, biomecánica y direccional, del control de la eficiencia de la
estructura ósea como recurso de soporte, es prácticamente el único mecanismo
conocido que determina la resistencia ósea a la fractura en las condiciones
43
impuestas por el estado endocrino-metabólico del organismo; y también lo único
que puede modificarse mediante recursos terapéuticos”. Cointry., Gustavo y cols
(2012).
Para Cointry G y cols (2012) estas propiedades óseas son biológicamente
determinadas a nivel celular, respondiendo a un programa genotípicamente
establecido. Pero desde el referente fenotípico su manifestación está muy
influenciada por factores metabólicos (nutrición hormonas y factores locales) los
cuales afectan diariamente las células óseas y mecánicos (cargas mecánicas).
El entorno metabólico es de orden sistémico y responde a la necesidad de
mantenimiento homeostático mineral en el medio interno del hueso. Por su parte el
entorno mecánico responde a solicitaciones (carga o fuerza, por unidad de área
que se desarrolla sobre una superficie de una estructura, en respuesta a las cargas
aplicadas externamente) de diversa índole (compresivas, cizallantes, rotacionales,
angulares y mixtas) las cuales generan como respuesta pequeñas deformaciones
en la estructura ósea y que son fundamentales en la determinación del diseño
óseo.
En este mismo orden de ideas, es importante resaltar las propiedades
biomecánicas que presenta el hueso, “biomecánicamente, el tejido óseo puede ser
considerado como un material compuesto de dos fases (bifásico), con el mineral
como una fase y el colágeno y la sustancia fundamental como la otra” Nordin (2004
p. 31), estas a su vez responden a la composición ósea representada en células
(osteoblastos, osteoclastos y osteocitos) y matriz extracelular (componentes
orgánico e inorgánico).
El componente orgánico constituido en primer lugar por la sustancia
fundamental integrada por glucosaminoglicanos (GSG) y proteoglicanos (PG) y en
segundo lugar por colágeno tipo I que genera un armazón de refuerzo, dicho
componente proporciona al tejido óseo flexibilidad (capacidad del tejido para
deformarse) y elasticidad (capacidad del tejido óseo de deformarse y volver a su
estado inicial posterior a la solicitación).
El componente inorgánico formado por calcio, fosfato y cristales de
hidroxiapatita proporcionan la propiedades biomecánicas de dureza (resistencia
que opone un material a ser fracturado) y rigidez (resistencia que ofrece un material
a ser deformado) al hueso. Estas propiedades biomecánicas del hueso pueden ser
44
medidas y representadas a través de una curva carga deformación, la cual “es útil
para determinar las propiedades mecánicas de las estructuras” Nordin, (2004 p.
32).
Desde este referente es importante resaltar la importancia de los procesos
de adaptación biológica tanto aguda como crónica que facilitan el soporte de cargas
en la estructura ósea mediante un aumento de las propiedades biomecánicas que
favorecen la asimilación de los requerimientos del entorno mecánico, lo cual
contribuye a tener menores tasas de deformación durante la solicitación (mejor fase
elástica) y por consiguiente menor riesgo de pasar a fallos óseos (fase plástica) y
menos aun a fractura (fase de ruptura) por el uso.
“La optimización de esta propiedad ósea [rigidez estructural] se habría
desarrollado durante el tiempo evolutivo mediante la selección natural de los
fenotipos portadores de huesos más rígidos;
y así parece estar ocurriendo
todavía…. Siendo la especie humana la más joven, no es sorprendente que el lento
proceso adaptativo de la rigidez ósea al uso mecánico todavía no esté resuelto en
los sitios esqueléticos afectados por los cambios posturales y morfogenéticos
evolutivamente más recientes [cadera, columna y muñecas]”
Cointry G y cols
(2012).
Circunstancia que de acuerdo al mismo autor puede por una parte, ser la
causa de mayor propensión o incidencia a la fractura osteoporótica en estos sitios
en los adultos mayores, “curiosamente, esos tres sitios muestran también una larga
supervivencia de la medula ósea roja, que es la proveedora permanente de los
precursores celulares de los osteoblastos y osteoclastos necesarios para los tres
mecanismos biológicos esqueléticos que pueden contribuir a solucionar ese
problema: el crecimiento, la modelación y remodelación. Todo parece funcionar
como si las enfermedades humanas en general, tendieran a predominar en sitios
en los cuales ciertos “problemas evolutivos” no fueron aun completamente
resueltos por la selección natural” Cointry G y cols (2012).
Es así como las más preponderantes alteraciones e inadaptaciones del
esqueleto humano son las relacionadas con problemas biomecánicos en la función
de sostén como dolores, deformaciones y fracturas, trastornos relacionados con un
defecto en la “calidad ósea” entendida como la “resistencia a la deformación y a la
fractura del hueso-órgano”. Por tanto, “la mayoría de los problemas clínicos
osteológicos resultan atribuibles a una incompleta adaptación evolutiva de la
45
estructura ósea al requerimiento… establecido por la adquisición relativamente
reciente de la bipedestación)” Cointry G y cols (2012) situación que se agrava y
pone en mayor riesgo al sistema musculo esquelético de sufrir alteraciones a
tempranas edades si se tienen en cuenta los nuevos estilos de vida permeados por
el sedentarismo el cual influye de manera amplia en procesos de desadaptación
biológica y disminución en la capacidad de soporte de cargas por parte de los
órganos.
Además, el sedentarismo favorece la tesis del sinmorfismo funcional
(órgano que no se utiliza se atrofia) y si adicionalmente le sumamos que no hemos
completado nuestro proceso de adaptación evolutiva nos conduce a reforzar lo
planteado por Cointry G y cols (2012) “no es de extrañar, entonces, que tanto el
desarrollo como las imperfecciones naturales y patológicas de la estructura de
nuestro esqueleto respondan a esquemas etiopatogénicos fundamentalmente
biomecánicos”.
Por ejemplo la naturaleza del tejido óseo es biomecánica representada en
los procesos de formación ósea ya sea endocondral (formación ósea a partir de
cartílago calcificado) o intramembranosa (formación ósea a partir del mesenquima)
en las que la diferenciación celular está determinada por la solicitación mecánica
embrionaria compresiva para la formación endocondral y cizallante para la
intramembranosa. De igual manera, los procesos de remodelación (remoción y
remplazo óseo) están orientados y regulados biomecánicamente como cuando se
presenta en el hueso maduro una micro-ruptura, en respuesta a esta se da un
proceso de remodelación orientada (targeted remodeling)
en el sitio afectado,
dando como resultado una reparación automática de la micro-fractura, mediante el
taponamiento del
espacio generado por los osteoclastos en el proceso de
resorción ósea (remoción de minerales y matriz ósea) dando paso a la activación
de los osteoblastos quienes se adhieren e inducen un cambio en su forma y su
acción favoreciendo el siguiente paso que corresponde a la formación ósea,
mediante el remplazo de la totalidad del hueso resorbido, con material sano (nueva
unidad estructural del hueso (BSU, unidades óseas remodeladas), fuertemente
adherido al resto del tejido.
Teniendo en cuenta la naturaleza y la importancia que tiene en el sistema
músculo esquelético la orientación y regulación biomecánica, y reconociendo como
pueden influir en las alteraciones e intervenciones terapéuticas sobre dicho
46
sistema, se hace necesario que en los procesos de análisis para el diagnóstico e
intervención estos sean realizados dentro de estas mismas condiciones
biomecánicas identificando los biomecanismos ya sea de lesión, tratamiento o
control de manera que se puedan otorgar alternativas de solución reales y
funcionales a la necesidad del sistema músculo esquelético de responder y
adaptarse a las solicitaciones mecánicas impuestas.
Desde este referente por tanto, la solución está dada en la utilización del
ejercicio físico como alternativa a la prevención y tratamiento de las alteraciones del
sistema músculo esquelético, puesto que mediante este se brindarán de manera
controlada las cargas necesarias para la adaptación biológica de la estructura y el
organismo. Dentro de las alteraciones del sistema óseo existe una de gran
relevancia relacionada con factores mecánicos y endocrino metabólicos y con el
proceso de envejecimiento esta es la osteoporosis.
De acuerdo con la conferencia de consenso en el Congreso Internacional de
osteoporosis, realizado en Hong Kong en 1993 se asume la osteoporosis como una
condición ósea sistémica caracterizada por la alteración de la cantidad y calidad del
hueso que disminuye su resistencia, aumenta su fragilidad y predispone a un mayor
riesgo de fractura. “La osteoporosis es una alteración metabólica ósea crónica y
progresiva que afecta prácticamente todo el esqueleto; sin embargo, en la mayoría
de los casos no presenta síntomas de alarma hasta que ocurre una fractura; pocas
personas son diagnosticadas en forma temprana y, en consecuencia, no reciben
tratamiento adecuado en sus fases iniciales” Ortner D., Putchar W, G.J (1981)
citado por Ardila E (2012).
Actualmente se plantea que la osteoporosis es un continuo, en el cual
múltiples mecanismos patogénicos convergen para producir pérdida de masa ósea
con alteración de su microestructura. Estos mecanismos se pueden agrupar en:
1.
Dificultad esquelética durante el crecimiento para lograr la
densidad ósea óptima.
2.
Osteopenia y alteración de la microarquitectura producto de
resorción ósea excesiva.
3.
Alteración en el proceso de remodelación en torno a la formación
ósea.
47
En 1994, con la llegada y estandarización de los equipos de densitometría,
la Organización Mundial de la salud (OMS) basado en el National Health and
Nutrition Examination Survey (NHANES) III, definió la osteoporosis de acuerdo con
los criterios de densidad ósea, de cualquier parte del esqueleto de mujeres blancas
sanas entre los 20 y 29 años de edad, esta clasificación permite hacer un
diagnóstico precoz de OP, sin embargo, el diagnóstico ha sido cuestionado por
presentar limitantes al no tener en cuenta la micro-arquitectura ósea ni los factores
de riesgo clínico.
Valor Normal
Densidad ósea mayor a -1 DE para
mujeres jóvenes (T-score por encima
de -1 DE)
Masa ósea baja u Osteopenia
DMO entre -1.0 a -2.5 DE medida para
mujeres jóvenes (T-score -1 y -2,5 DE)
Osteoporosis
Densidad ósea menor a -2.5 DE medida
para mujeres jóvenes (T- score menor
de -2,5 DE)
Osteoporosis Severa
Densidad ósea menor a -2.5 DE medida
para mujeres jóvenes (T- score menor
de -2,5 DE) con presencia de fracturas.
Tabla 6. Diagnostico de OP de acuerdo con valores de densidad mineral ósea.
La principal utilidad de la determinación o medición de la densidad mineral
ósea es establecer una de las principales variables que evidencian el riesgo de
presentar osteoporosis y su más devastadora complicación, la fractura por
fragilidad.
Diversos estudios sugieren la existencia de una correlación significativa en
las medidas de DMO tomadas en diversos lugares corporales, sobre todo cuando
estas mediciones se realizan en poblaciones jóvenes, debido a que no existe en
estas una importante pérdida ósea, por el contrario en personas con factores de
riesgo la correlación en los diferentes sitios es baja (OP en antebrazo y no en
cadera o viceversa), por lo tanto, para aumentar la sensibilidad en el diagnostico de
la OP es necesario tomar varias medidas en diferentes sitios. Cambios
significativos en la densidad mineral ósea son observados teniendo en cuenta la
48
edad, sexo y grupo étnico. Por consiguiente, los resultados obtenidos deben ser
comparados con controles de edad, sexo y grupo étnico idénticos.
El uso de los puntajes T, del inglés T score y Z, del inglés Z score, son de
crucial importancia para la interpretación de las medidas. El puntaje T-score, da el
resultado expresado como el número de desviaciones estándar entre la densidad
mineral ósea medida y la densidad ósea pico de una población joven entre 20 y 40
años de edad, del mismo sexo y nacionalidad.
En otras palabras el valor T se define como la diferencia entre la densidad
mineral ósea (DMO) del individuo y el valor esperado normal para personas
jóvenes (PJ) dividido por la desviación estándar (DE) de la población, es decir:
Valor T: DMO-PJ/DE.
“El valor de T no utiliza unidades, pues resulta de la relación entre dos números
que poseen las mismas unidades, lo que evita la dificultad de equipos que utilizan
diferentes tecnologías. Permite definir en forma sencilla si es normal, alta o baja en
relación con los valores esperados en personas jóvenes. Es útil para expresar las
variaciones en los diversos sitios del esqueleto en diferentes grupos de edad”
Faulkner, K.G. (2005) citado por Ardila Enrique (2012)
El valor de T-score se usa en el diagnóstico de la OP y para la toma de
decisiones terapéuticas, este concepto surge como respuesta al gran número de
unidades empleadas para la medición de la DMO antes de la medición por rayos X
(DXA), entre las que se destacan: gramos de mineral óseo dividido por el largo, el
área o el volumen de la región estudiada; g/cm para antebrazo y tobillo; g/cm² para
columna y cadera; g/cm³ para columna mediante uso de tomografía computarizada.
El valor de Z, es un indicador de variabilidad biológica, proporciona el
resultado de la medida expresado como el número de DE entre la DMO medida y la
esperada, obtenida por comparación con un grupo de la misma edad, sexo, peso y
origen étnico del paciente en estudio Jergas M y Genant H (1993)., Shepherd JA
and Blake GM (2007), es decir, Valor Z: DMO medida – Promedio DMO ajustada x
edad / DE población ajustada x edad.
Retomando los múltiples mecanismos patogénicos favorecedores de la
osteoporosis es necesario analizar el papel que desempeña cada uno de estos en
49
la disminución de la densidad mineral ósea y la alteración en la microarquitectura
del hueso.
En primer lugar los factores genéticos determinan el pico de masa ósea de
los individuos desde el comienzo de la vida y a la vez representan la vulnerabilidad
para la presencia posterior de la patología, situación que se hace evidente al
analizar las diferencias de masa ósea entre sexos (mujeres-varones) y
razas
(blancos – afros). Varios genes han sido implicados en la patogénesis de la OP
dentro de los que se destacan:
Polimorfismos del receptor de vitamina D (VDR) se asocia con diferencias
en DMO Kiel, D y cols (1997), “No obstante, estas diferencias son pequeñas y
existe poca evidencia sobre el papel de este receptor en el desarrollo de la OP”
Toro, C y cols (2012)
Polimorfismo del sitio de clivaje Sp-1 en el gen de colágeno ha sido
asociado con mayor frecuencia de osteoporosis Ralston, S.H. (2001), citado por
Toro, C y cols (2012). Otros genes, incluyendo el receptor de estrógenos, factor de
crecimiento transformante –β (TGF –β) y alipoproteina E, han sido también
implicados Brown MA y cols (sf) citado por Toro, C y cols (2012)
La familia BMP, especialmente el gen BMP- 2, ha sido extensamente
relacionado con osteoporosis y fracturas en mujeres pre y postmenopáusicas
Styrkarsdottir, U., y cols (2003) citado por Toro, C y cols (2012)
Un segundo mecanismo patogénico favorecedor de la osteoporosis tiene
que ver con el papel que desempeñan las hormonas en el desarrollo de la OP, la
disminución en el nivel de estrógenos en las mujeres postmenopáusicas acelera la
resorción ósea demostrado a través del incremento de marcadores bioquímicos de
resorción y formación ósea, además las fases de preparación y formación de hueso
se tornan más prolongadas que la de resorción, llevando al debilitamiento de la
estructura y favoreciendo las fracturas. “El riesgo de fractura es inversamente
proporcional al nivel de estrógenos en mujeres posmenopáusicas. Polimorfismos
de este receptor se asocian con fragilidad ósea, disminución en DMO y riesgo de
fractura en mujeres y hombres” Albagha, O. M. y cols (2005)., Khosla, S y cols
(2004)
50
“Adicionalmente, la deficiencia de estrógenos disminuye la capacidad de
respuesta formadora de hueso, sugiriendo un mecanismo de acción tanto
anticatabólico como anabólico” Toro, C y cols (2012).
La hormona folículo estimulante (FSH) se ha relacionado como posible
favorecedora de la OP, por su aumento en la fase de transición de la menopausia
coincidiendo con una rápida disminución de la DMO, sin una marcada disminución
estrogénica. “Se ha encontrado alguna correlación entre remodelamiento y FSH
durante este periodo” Eghbali-Fatourechi, G y cols (2005)., Ash, P. y cols (1980)
citados por Toro, C y cols (2012). Las hormonas tiroideas aumentan el
remodelamiento óseo, pero no existe aun evidencia sobre su papel en la
generación de la OP, excepto en hipotiroidismo o consumo excesivo de tiroxina o
triyodotironina.
Una causa frecuente de OP es el exceso de glucocorticoides administrados
por diversas patologías, estos corticoides generan afectación de la matriz
extracelular alterando la microarquitectura, aumentando así el riesgo de fractura por
apoptosis de los osteocitos, de igual manera inhiben la formación ósea “por
reducción en la replicación, migración, diferenciación y vida media de los
osteblastos” Schapira, D., Schapira, C. (2002)., Baldock, P.A., Eisman, J.A. (2004).
Por último, “los corticoides aumentan la resorción ósea como resultado de la
disminución en la producción de estrógenos y andrógenos por inhibición en la
secreción de gonadotropinas Odell, W.D. (1996) y secreción de PTHrP Bressot, C.
y cols (1979) citados por Toro, C y cols (2012).
El
tercer
mecanismo
patogénico
favorecedor
de
la
osteoporosis
corresponde al papel desempeñado por las citoquinas y las prostaglandinas en
dicho proceso.
En primer lugar “las citoquinas son un conjunto de proteínas que regulan
interacciones de las células del sistema inmune. Su función inmunorreguladora es
clave en la respuesta inmune, en la inflamación y en la hematopoyesis de distintos
tipos celulares”, por su parte “las prostaglandinas son eicosanoides derivados de
lípidos de membrana. Intervienen en los procesos inflamatorios y en otras
funciones clave relacionadas con la resorción de hueso, la agregación plaquetaria,
la fiebre o la modulación de la secreción gástrica”.
51
La osteoporosis muestra un aumento de la tasa de remodelamiento óseo,
de acuerdo con esto los autores plantean que “la deficiencia de estrógenos se
correlaciona de manera inversamente proporcional con la producción medular de
IL-1, IL-6, TNFα y prostaglandina E2 (PGE2) Zelzer, E., Olsen, B.R. (2003).
“La IL-1 y TNFα son potentes estimulantes de la resorción ósea,
probablemente como reflejo de la deficiencia de estrógenos o particularmente del
TNFα, a través de la activación del sistema RANKL / RANK” Toro, C y cols (2012).
“La IL-6 es una citoquina producida por osteoblastos… que estimula
osteoclastogénesis y resorción ósea a través de una compleja interacción con
PGE2 y PTH” Lin SC, y cols (1997). Existen otras citoquinas (IL-3, IL-4. IL-7, IL-8)
que tienen funciones reguladoras de los procesos de osteoclastogénesis y
resorción ósea, la alteración en su función puede contribuir al desarrollo de la
osteoporosis.
Las prostaglandinas evidencian su importancia en la necesidad que tienen
de interacción numerosas citoquinas y factores de crecimiento con estas para
ejercer su función en el hueso por otra parte, “las prostaglandinas… participan en la
respuesta esquelética a estímulos biomecánicos y aumentan la tasa de resorción
ósea en individuos inmovilizados” Toro, C y cols (2012). Finalmente, “los
leucotrienos producto de lipooxigenasa, estimulan resorción e inhiben formación
ósea” Traianedes, K., y cols (1998).
El cuarto mecanismo patogénico favorecedor de la osteoporosis hace
referencia a los denominados factores locales en estos se destacan el factor de
crecimiento semejante a la insulina (IGF-1) y la hormona de crecimiento (GH)
quienes cumplen papel esencial en el crecimiento óseo, pero aun no se conoce
completamente su relación con la OP aunque su deficiencia tenga relación con la
osteopenia y el enanismo. El segundo factor local a tener en cuenta es el oxido
nitroso el cual “es producido parcialmente por el hueso y participa en la respuesta
anabólica secundaria a estimulo biomecánico, mediante el aumento de OPG,
inhibiendo así la resorción ósea” Chow, J.W. y cols (1998)
Un quinto mecanismo patogénico favorecedor de la osteoporosis de
acuerdo con Toro, C y cols (2012) está asociado con la compleja interacción entre
el calcio, el fosforo, la vitamina D y la paratohormona (PTH), en individuos con
enfermedad o envejecimiento la deficiencia de calcio y vitamina D puede generar
52
hiperparatiroidismo secundario adicionalmente, aumenta la resorción ósea, la tasa
de fracturas y disminuye la DMO. Por otra parte, el calcitriol forma activa de la
vitamina D contribuye a la absorción intestinal de Ca y P e inhibe la secreción de
PTH, la cual tiene una acción ambivalente sobre el hueso cuando es secretada de
forma continua y no controlada (hiperparatiroidismo) se genera resorción ósea por
acción sobre los osteoclastos, aumentando la concentración de Ca sérico y
disminuyendo la DMO; por lo contrario cuando su secesión es pulsátil favorece la
formación ósea e inhibe la resorción. Finalmente, la calcitonina inhibe la resorción
ósea y favorece la formación de hueso.
De igual manera como existen mecanismos patogénicos favorecedores de
la osteoporosis también hay unos factores de riesgo que facilitan la misma, algunos
de estos pueden ser intervenidos bajo un enfoque preventivo, estos comprenden
aquellas variables que modifican las tasas de formación y resorción ósea, dichos
factores de riesgo pueden actuar en forma directa sobre la estructura del hueso,
indirectamente afectando el balance cálcico, o bien
pueden actuar por ambos
mecanismos.
La fundación Internacional de Osteoporosis (IOF), reconoce múltiples
factores de riesgo que han sido clasificados como factores de riesgo modificables y
factores de riesgo fijos.
Los factores de riesgo modificables son aquellos sobre los cuales se puede
incidir directamente como por ejemplo los relacionados con el estilo de vida alcohol,
tabaco, dieta, bajo índice de masa corporal (IMC), trastornos alimenticos, baja
ingesta de Ca y vitamina D, sedentarismo y riesgos de caídas. Por otro lado los
factores de riesgo fijo no pueden ser modificados y dentro de estos se encuentran
la edad, el sexo, antecedentes familiares de fractura, menopausia o histerectomía
temprana, tratamientos prolongados con corticoesteroides e hipogonadismo
primario o secundario en hombres, aunque no son modificables su reconocimiento
favorece un tratamiento oportuno y adecuado dentro de procesos de prevención
secundaria. Dentro de los factores de riesgo no modificables se destacan:
La edad: al finalizar el periodo de crecimiento y de consolidación
esquelética, se inicia una pérdida de masa ósea dada por una disminución de la
actividad osteoblastica que da como resultado menor formación de hueso, además
se presenta un cambio del metabolismo de calcio producto de cambios en la dieta,
en patrones de actividad física, déficit de vitamina D y exceso de la (PTH)
53
conduciendo a un aumento de la resorción ósea, la cual crece de forma progresiva
desde la tercera década luego de que el pico de masa ósea es alcanzado entre los
25 y 35 años, conduciendo a descalcificación. “La reducción en DMO continua
hasta la novena o decima década de la vida, favorecida parcialmente por la
disminución en la absorción de Ca. A su vez, la disminución fisiológica de la función
renal afecta la capacidad de producción de vitamina D, lo cual en conjunto con la
alteración en la absorción de Ca, resulta en un incremento compensatorio de PTH,
removiendo Ca del hueso para mantener la calcemia estable” Toro, C y cols (2012).
La osteoporosis afecta más ampliamente a las mujeres que a los hombres,
dentro de las causas de esta situación se cuenta con un menor pico de masa ósea
y una mayor tasa de pérdida de hueso por la brusca disminución de los estrógenos
durante la menopausia. Sin embargo, los estudios han demostrado que los
hombres de todas las razas pierden masa ósea en el fémur proximal con el
envejecimiento presentando riesgo de fractura al igual que las mujeres.
De acuerdo con Kin, K y cols (1993) aunque hay excepciones la masa ósea
generalmente es menor en las personas de descendencia caucásica y asiática que
en la de otras razas. Los negros norteamericanos en particular tienen una densidad
ósea sustancialmente menor que los blancos de la misma edad y sexo. Los
hombres coreanos y japoneses tienen niveles de densidad mineral ósea del cuello
femoral más altos que los hombres blancos en los Estados Unidos, pero el patrón
de perdida con el envejecimiento es similar. La mayor masa ósea de los hawaianos
de descendencia japonés nacidos en los Estados Unidos que los nacidos en el
Japón sugiere un papel importante de los factores ambientales.
De acuerdo con el enfoque de la OMS, el 10% de las mujeres
afroamericanas presentan osteoporosis de cadera frente al 21% de las mujeres
blancas no hispanas en los Estados Unidos, las cuales ocupan una posición
intermedia con una prevalencia estimada de osteoporosis de cadera del 16%
Looker A., y cols (1995). En el caso de los hombres entre 50 y 79 años, se ha
estimado que la prevalencia de osteoporosis es aproximadamente del 5% para los
blancos, los hispanos, los asiáticos-estadounidenses y los estadounidenses nativos
frente al 3.5% de los hombres afroamericanos.
Otro de los factores de riesgo no modificables que favorece la OP son los
medicamentos que con sus efectos colaterales conducen a la OP, dentro de los
54
que se destacan como ya se menciono los corticoesteroides relacionados con
disminución de la densidad mineral ósea, también la hormona tiroidea que aumenta
la resorción ósea; la cafeína se cree ejerce su acción sobre la densidad ósea
debido al efecto calcio urético; la administración prolongada de heparina puede
causar osteoporosis con fracturas espontáneas; los diuréticos tiazídicos disminuyen
el calcio urinario aumentando la reabsorción del calcio a nivel tubular distal, su
administración prolongada se asocia con un incremento de la densidad ósea y una
reducción en la perdida ósea; por consiguiente es protector. Los diuréticos de asa a
diferencia de las tiazídas aumentan la eliminación urinaria de calcio y sodio; los
medicamentos anticonvulsivantes no inductores enzimáticos (acido valproico,
lamotrigina) y los inductores enzimáticos (fenitoina, fenobarbital, carbamazepina)
incrementan la actividad de las enzimas oxidasa de la función hepática mixta,
acelerando el metabolismo de la vitamina D llevando a una disminución de
absorción de calcio y han sido asociados en estudios transversales con un
incremento de la perdida de hueso en cadera. Heidrich F., y cols (1991)., Ensrud K,
y cols (2008)., Mitsuyo K (2005).
Desde el referente de los factores de riesgo modificables se observa la
contextura y dentro de esta el peso corporal es responsable entre el 15 y el 30% de
las variaciones de densidad mineral ósea de los individuos, a cualquier edad y en
cualquier región ósea medida, es así como el peso favorece la formación ósea por
estimulo biomecánico asociándolo con aumento en la DMO. Los pacientes con
índice de masa corporal menor de 19 tienen menor densidad mineral ósea, lo cual
parece estar en relación, por una parte, con un menor efecto osteoblastico debido a
una menor carga mecánica sobre el hueso y por otra, con un menor freno de la
actividad osteoclastica derivado de la menor producción de estrona por falta de
panículo adiposo Michaelsson K,. y cols (1996).
“La disminución de la actividad física aumenta la velocidad de la perdida de
hueso… la perdida de hueso (atrofia ósea) que se da en las extremidades
inmovilizadas o paralizadas, la reducción de masa ósea observada en los
astronautas sometidos a la falta de gravedad durante periodos de tiempo
prolongados y la mayor densidad ósea de los atletas, en comparación con los no
atletas, apoyan la influencia de la actividad física en la prevención de la perdida de
hueso” Robbins, C, y cols (1990). Diversos estudios muestran el efecto positivo del
ejercicio físico sobre la DMO, donde juega papel importante el tipo de ejercicio y la
prescripción de la carga la cual debe ser de moderada a elevada intensidad y con
55
énfasis en carga axial para tener efectos positivos sobre la estructura ósea como
resultado del estimulo biomecánico, por otra parte la inmovilidad produce una
disminución de la formación ósea, aumento de la resorción, expresada en una
excreción elevada de calcio y aumento en los marcadores de resorción.
El tabaco genera un efecto toxico que disminuye la actividad osteoblástica
del hueso, además disminuye la absorción intestinal de calcio, pero el mecanismo
etiopatogénico más importante es consecuencia de su efecto
antiestrogénico.
“Existe evidencia de que los fumadores son más propensos a desarrollar OP y
fracturas de cadera. La explicación no es clara, aunque en mujeres fumar se asocia
con menopausia a una edad más temprana” Toro, C y cols (2012).
El consumo de alcohol se relaciona con el desarrollo de osteoporosis como
con el aumento de factores de riesgo de caída y fracturas, probablemente es la
principal causa de osteoporosis de hombres adultos, su consumo crónico tiene
efecto depresor sobre la actividad del osteoblasto y se asocia con alteraciones del
metabolismo mineral óseo del calcio, fosforo y magnesio y del metabolismo de la
vitamina D, Kanis JA, y cols (2005).
La ingesta de calcio en la dieta es necesaria para un metabolismo óseo
normal, este condiciona el pico máximo de masa ósea durante el desarrollo del
esqueleto, el adulto sano con ingesta inadecuada de calcio tiene incrementada la
pérdida de masa ósea, el consumo de vitamina D favorece la regulación del Ca. De
igual manera, el consumo elevado de proteínas y fosforo en la dieta afecta la
absorción intestinal de Ca. Los estudios poblacionales han demostrado
menor
número de fracturas en áreas geográficas con mayor ingesta de calcio. La ingesta
recomendada de calcio depende de la edad y circunstancia individual, pero oscila
alrededor de 1000 a 1200 mg por día Welten D (1995). Junto con la
paratohormona, la vitamina D es uno de los factores más importantes en la
homeostasis fosfo-calcica. Las necesidades de vitamina D están entre 400 a 800 UI
diarias, las cuales se obtienen con una dieta variada y con una exposición
moderada a la luz solar. Solo es necesario suplementarla en situaciones deficitarias
como por ejemplo algunos ancianos asilados, latitudes con poca incidencia de luz
solar, cuadros de deficiente absorción de grasa.
La ingesta de café (cafeína) “se asocia con disminución de Ca por aumento
de la calciuria. Se ha relacionado la ingesta de cafeína con una reducción de la
56
DMO y un elevado riesgo de fractura en mujeres postmenopausicas” Toro, C y cols
(2012).
3.1.5. Evaluación diagnóstica (sarcopenia y osteoporosis).
Actualmente existe diversidad de técnicas funcionales y radiologías que facilitan los
procesos de tamizaje, evaluación, diagnóstico, control y tratamiento de procesos
patológicos del sistema músculo esquelético, las cuales tienen como fin ofrecer
mejores posibilidades de intervención en los niveles preventivo, de intervención
terapéutica o de rehabilitación propiamente dicha. En este apartado se revisaran de
manera sucinta diversas técnicas para la medición de la sarcopenia y la
osteoporosis. Las técnicas para la medición de la sarcopenia:
Dentro de la técnicas para la medición de la sarcopenia existe una amplia
gama, que de acuerdo al costo, disponibilidad y facilidad de uso tienen
orientaciones hacia la práctica clínica o hacia procesos más complejos como son
los de investigación, sin embargo estas técnicas tiene un fin definido orientado a la
medición de la masa, la fuerza y la función muscular.
Se ha determinado que la diferencia en niveles de fuerza entre individuos,
está dado por una mayor masa muscular, en torno a las técnicas para medir la
masa muscular encontramos las técnicas de imagen corporal
las cuales nos
permiten calcular la masa muscular o la masa magra, dentro de la cuales están la
tomografía computarizada (TC), resonancia magnética (RM) y absorciometría
radiológica de doble energía (DEXA).
“Las dos primeras son sistemas de diagnostico por imagen muy precisos
que puedan separar la grasa de otros tejidos blandos del organismo, lo que hace
que sean métodos de referencia para calcular la masa muscular en el contexto de
investigación… La DEXA es un método alternativo atractivo con fines de
investigación y uso clínico para diferenciar los tejidos adiposo, mineral óseo y
magro” Campbell y cols (1994).
Teniendo en cuenta la masa muscular se realizaron mediciones de la
sección transversal del cuadriceps por medio de T.A.C. y R.N.M., observando una
disminución de la fuerza en relación al diámetro durante el envejecimiento
Rosenberg, (1997). De igual manera se estableció que el diámetro del cuádriceps
puede disminuir en un 25% a los 70 años en comparación con los hallazgos a los
57
20 años, disminuyendo la densidad del músculo e incrementando la grasa
intramuscular Sipila y Suominen, (1995). Dichos cambios son más pronunciados en
las mujeres Denis CJ y cols (1986).
En contraposición, se han demostrado incrementos de la masa muscular del
12% al 17% por técnicas objetivas como la T.A.C., en A.M. deportistas. (Hakkinen,
1998). Según Brodie, sólo la disección de cadáveres, el T.A.C. y la R.N.M. ofrecen
datos directos de la composición corporal Brodie, (1990). De hecho, Fernández
concluyó que otros métodos, como el modelo de Rolland – Cachera, sobreestima el
área muscular de los M.M.I.I. en una magnitud prácticamente idéntica a la
reportada por el método Jellife (Rolland – Cachera, (1997); Fernández J.A., (2001)
y a su vez, este mismo autor concluye que el método antropométrico requiere de
ciertas correcciones para estimar con mayor exactitud las áreas musculares de los
miembros inferiores. Fernández J.A., (2000) citados por Isamit R., y Venegas A
(2004).
Otra técnica para el análisis de la masa muscular es la bioimpedancia (ABI)
la cual calcula el volumen de masa corporal magra y grasa. Esta prueba es barata,
fácil de usar, fácilmente reproducible y adecuada en diversas poblaciones. Dicha
técnica ha sido estudiada en condiciones normalizadas, durante más de 10 años
presentando adecuada correlación con las predicciones por RM. En adultos de
diferentes razas mediante validación de
ecuaciones de predicción
y se han
definido valores de referencia para varones y mujeres adultos de raza blanca,
incluidas personas de edad avanzada. Por consiguiente, es una excelente
alternativa a la DEXA.
Mazzeo R.S y cols (1998) estableció que el número de fibras musculares en
una sección media del vasto externo en autopsias es significativamente menor en
personas mayores (70 a 73 años) comparado con personas jóvenes (19 a 37 años),
lamentablemente este método no es aplicable para estudios experimentales que
pretenden influir en el cambio de volumen muscular. En conclusión, el método más
directo y confiable para medir este volumen en personas vivas es el T.A.C.
Mitsiopoulos, (1998).
Cantidad total o parcial de potasio por tejido blando sin grasa. “Dado que el
músculo esquelético contiene más del 50% de la reserva de potasio corporal total
(PCT), el PCT es el método clásico de estimación del musculo esquelético. Más
58
recientemente, se ha propuesto el potasio corporal parcial (PCP) del brazo como
una alternativa más sencilla. El PCP del brazo es seguro y económico”.
La excreción urinaria de creatinina, reflejo del contenido de creatina
muscular y la masa muscular total, disminuye cerca del 50% entre los 20 y los 90
años de edad. Pero, según Martín (1990) y Welle (1996), éste método de
laboratorio, junto con el de 3 – metil histidina en la orina de 24 horas y la
cuantificación de potasio corporal total, son variables e imprecisos en la estimación
de la masa muscular.
La última técnica hasta el momento utilizada para la medición de la masa
muscular corresponde a las medidas antropométricas en donde se establecen
perímetros y pliegues cutáneos a través de estimaciones en deportistas y personas
sedentarias, es así como la circunferencia de la pantorrilla se correlaciona
positivamente con la masa muscular; una circunferencia de la pantorrilla < 31 cm se
ha asociado a discapacidad Rolland Y., y cols (2003). Sin embargo, los cambios
relacionados con la edad de los depósitos adiposos y la pérdida de elasticidad
cutánea contribuyen a errores de estimación en las personas de edad avanzada.
Hay relativamente pocos estudios en los que se hayan validado medidas
antropométricas en personas de edad avanzada y obesas; estos y otros factores de
confusión hacen que las medidas antropométricas sean vulnerables al error y no
se recomiendan para uso habitual en él diagnostico de la sarcopenia Rolland
(2008).
Por otra parte, teniendo en cuenta el segundo aspecto a evaluar en la
sarcopenia como lo es la fuerza muscular existen menos técnicas validadas, la
fuerza de prensión es de gran uso y presenta buena correlación con resultados
importantes sin dejar de lado que los miembros inferiores presentan una gran
importancia para la marcha y actividades funcionales. El costo, la disponibilidad y la
facilidad de uso determinan la posibilidad de empleo de las técnicas ya sea para la
práctica clínica o para la investigación.
En el caso de los miembros superiores se mide la fuerza de prensión
manual isométrica la cual guarda una estrecha relación con la fuerza muscular de
los miembros inferiores, el momento de extensión de la rodilla y el área de sección
transversal en la pantorrilla... Una fuerza de prensión baja es un marcador clínico
59
de una movilidad escasa y un factor predictivo de resultados clínicos de baja masa
muscular Laurentani F y cols, (2003). Existe una buena correlación entre las
mediciones de fuerza muscular en diferentes compartimentos corporales, lo que,
conlleva a que cuando se realiza medición de la fuerza de prensión en condiciones
normalizadas mediante un buen modelo de dinamometría manual con poblaciones
de referencia, este procedimiento se puede convertir en un marcador indirecto
fiable de medidas más complejas de la fuerza muscular en antebrazos o piernas.
Otra prueba para la medición de fuerza es la que permite medir la flexoextensión de rodilla, la cual puede ser conducida hacia la medición de la fuerza
máxima o la potencia muscular. En adultos mayores sanos, ambos tipos de fuerza
son importantes, la potencia se pierde más rápidamente que la fuerza máxima, sin
embargo la potencia es un buen factor predictivo con relación a las actividades
funcionales Bean JF y cols (2002)., Foldvari M., y cols (2000). La capacidad del
musculo de generar fuerza puede medirse de varias formas, con pruebas con
máquinas convencionales (isotónicas, propio peso corporal test de sargent) o
sofisticadas (isocinéticas, tapetes de salto) entre otras, además se pueden medir en
campo ó en laboratorio, se conocen pruebas para miembros superiores, inferiores o
a nivel abdominal. De igual manera puede ser medida isométricamente,
isotónicamente ó isocinéticamente, siendo esta ultima un reflejo más fiel de la
función muscular en las actividades cotidianas. También puede medirse con test
específicos para cada una de las manifestaciones de la fuerza (fuerza resistencia,
fuerza máxima y fuerza explosiva o potencia), desde el referente de la potencia las
pruebas de salto en los adultos mayores otorgan buenos resultados de su
capacidad muscular para generar fuerza, dentro de estos se destacan el squat
jump (SJ), el counter movement jump (CMJ) y el abalakov.
Los dinamómetros isocinéticos comerciales modernos permiten realizar
mediciones isométricas e isocinéticas de la fuerza como el momento concéntrico a
distintas velocidades angulares Feiring DC, y cols (1990), Hartmann A, y cols
(2009). Esta medición es viable en personas de edad avanzada frágiles Brown M, y
cols (2000), Callahan D, y cols (2007). Existen algunos datos relativos a
poblaciones ancianas Neder JA, (1999), Newman AB, y cols (2003), pero se
necesitan más datos procedentes de una gama más amplia de edades y razas.
Estas técnicas son apropiadas para estudios de investigación, pero su uso en la
práctica clínica se ve limitado por la necesidad de un equipo especial y de
capacitación del personal evaluador.
60
En torno a la función muscular existe una amplia gama de pruebas que
miden el rendimiento físico, entre ellas, la Batería Breve de Rendimiento Físico
(SPPB), la velocidad de la marcha habitual, la prueba de de ambulación durante 6
minutos y la prueba de potencia de subida de escalones según el Working Group
on Functional Outcome Measures for Clinical TrialsFunctional outcomes for clinical
trials in frail older persons: time to be moving.
La escala SPPB evalúa en el individuo el equilibrio, la marcha, la fuerza y la
resistencia estableciendo para el equilibrio la capacidad de una persona de
mantenerse de pie con los pies juntos al lado de otro, en semitandem y en tandem,
el tiempo que se tarda en recorrer caminando 2,4 m y el tiempo que tarda en
levantarse de una silla y volver a sentarse cinco veces Guralnik JM, y cols (1999).
En resumen el SPPB corresponde a una combinación de pruebas independientes
que han sido utilizadas individualmente en la investigación de la sarcopenia y ha
sido recomendada recientemente por un grupo de trabajo internacional para uso
como criterio de valoración funcional en ensayos clínicos con personas de edad
avanzada frágiles basados en la definición de variaciones significativas Perera S,
(2006), Kwon S, (2009). Por tanto, la escala SPPB puede emplearse como medida
de referencia del rendimiento físico en investigación y en la práctica clínica.
Buchner y cols (1996), observaron una relación no lineal entre la fuerza de
los miembros inferiores y la velocidad de la marcha habitual; evidenciando cómo
pequeños cambios en la capacidad fisiológica pueden tener efectos importantes
sobre el rendimiento en adultos. Por su parte, Guralnik y cols (2000) indicaron que
la marcha habitual cronometrada tiene valor predictivo de la aparición de
discapacidad. De igual manera, Cesari y cols (2009), confirmaron la importancia de
la velocidad de la marcha (durante un recorrido de 6 m) como factor predictivo de
episodios de salud adversos (limitación intensa de la movilidad, mortalidad),
simultáneamente comprobaron que bajo rendimiento en otras pruebas funcionales
de los miembros inferiores (equilibrio en bipedestacion y tiempo en levantarse cinco
veces de una silla) mostraban un valor predictivo semejante. La velocidad de la
marcha forma parte de la escala SPPB, aunque puede utilizarse como parámetro
aislado en la práctica clínica y/o la investigación.
Otra prueba para la medición de la función muscular en la sarcopenia
corresponde a la prueba cronometrada de levantarse y andar (TGUG) la cual mide
61
el tiempo necesario para completar una serie de tareas importantes desde el punto
de vista funcional. La TGUG exige que el sujeto se levante de una silla, camine una
distancia corta, regrese a su lugar de salida y vuelva a asumir la posición sedente,
esta prueba permite evaluar el equilibrio dinámico, en una escala de cinco puntos
Mathias S, y cols (1986), facilitando de esta manera otra opción de medición del
rendimiento en adultos mayores.
Por último, el test de capacidad de subir escaleras (SCPT) se ha propuesto
como medida clínicamente pertinente del deterioro de la potencia de las piernas
[65]. Los resultados de la SCPT son coherentes con los de técnicas más complejas
para determinar la potencia de las piernas. La SCPT se ha propuesto para el
ámbito de investigación Bean JF y cols, (2007) y puede resultar útil en ciertos
contextos de investigación.
Técnicas para la medición de la osteoporosis:
El término densidad mineral ósea (DMO) se relaciona con la masa del tejido óseo,
incluyendo los componentes óseos y medulares. Generalmente se habla de medir
la densidad ósea, pero la verdad es que la autentica densidad del hueso nunca se
determina. Las técnicas de densitometría son de proyección en su mayoría,
proporcionando una imagen en 2 dimensiones del hueso que está siendo medido.
Así, la DMO derivada de las técnicas de proyección corresponde a la masa tisular
ósea por unidad de área y no por unidad de volumen.
Por consiguiente lo que realmente mide la densitometría es la densidad
mineral ósea aparente, definida como el contenido mineral óseo del área explorada,
generalmente expresado en gramos por centímetro cuadrado, los resultados son
aparentes en el sentido de que la medición es un valor combinado de hueso,
médula ósea y otros tejidos; una medición de la verdadera densidad requiere una
muestra aislada de un hueso puro en tres dimensiones, excluyendo cualquier
componente de la médula ósea Faulkner K, (2001)., Heaney R and Matkovic V
,(1995)., Nordin B y Talbot J (2001).
La densitometría ósea es expresada a través de tres variables
densitométricas: el contenido mineral óseo (CMO) definido como la cantidad total
de mineral expresada en gramos en un segmento óseo determinado; el área ósea
(A) la cual corresponde a una superficie en centímetros cuadrados, que depende
62
del tamaño del hueso y es determinada automáticamente en base a algoritmos
matemáticos que consideran gradientes de densidad para definir los límites de la
estructura ósea evaluada; y por último la densidad mineral ósea (DMO) que
corresponde al CMO corregido por el área, se expresa en gr/cm² y se utiliza como
medio de estandarización para disminuir el efecto de diferencias en el tamaño óseo
entre individuos y permitir la comparación de un individuo con una población de
referencia Lobo G (2004).
La densidad mineral ósea (DMO), es un determinante importante de la
resistencia del hueso, y estudios recientes han demostrado que su cuantificación es
predictiva del riesgo futuro de fracturas Jergas M (1993). El riesgo relativo de sufrir
una fractura osteoporótica aumenta entre 1.5 a 2.5 veces con cada desviación
estándar por debajo del umbral de fractura Yates AJ, (1995). Este término se ha
definido como el nivel de densidad mineral ósea que mejor separa una población
con fracturas de una sin ellas, proporcionando la mejor combinación de sensibilidad
y especificidad.
La valoración cuantitativa de la masa ósea ha tenido un considerable
progreso durante los últimos años, de tal manera que la osteoporosis puede ser
detectada tempranamente, y su evolución en respuesta al tratamiento puede ser
confiablemente evaluada Rizzoli R, y cols (1995)., Cummings SR, y cols (1995).,
Consensus Development Conference: Diagnosis, Prophilaxis and Treatment of
Osteoporosis. (1993), Melton LJ, (1990).
Numerosos métodos para la valoración de la DMO han sido desarrollados
durante las últimas tres décadas.
Estas técnicas varían en el tipo de hueso
medido, trabecular, cortical o ambos; en precisión o reproductibilidad, definida
como la capacidad del método para suministrar resultados idénticos al repetir la
medida; en exactitud, que es la variación entre la cantidad de hueso medido versus
el contenido real, y en dosis de radiación Jergas M, y cols (1993)., Ostlere SJ y
cols (1991).
Las técnicas, hasta hoy, disponibles son la radiografía convencional; la
radiogrametría; SPA, del inglés Single-Photon and X-ray Absorptiometry; SEXA, del
inglés Single Energy X-ray Absortiometry; DPA, del inglés Dual-Photon and X-ray
Absorptiometry; DXA, del inglés Dual Energy X-ray Absorptiometry;
inglés Quantitative Computed Tomography
y
QCT,
del
el Ultrasonido Jergas M, y cols
(1993)., Genant HK y cols (1989).
63
La radiografía convencional fue hasta hace algunos años el único método
empleado para determinar la DMO con fines diagnósticos. Sin embargo, tiene muy
pobre sensibilidad, y requiere un cambio de más del 30% en la densidad ósea para
su identificación a través de este método Jergas M, y cols (1993)., Johnston CC y
cols(1991).
La radiogrametría, comúnmente efectuada en huesos del metacarpo, mide
las dimensiones del hueso compacto en imágenes radiográficas determinando el
espesor cortical. Es una técnica muy susceptible de errores de precisión y
exactitud, actualmente con utilidad clínica limitada Jergas M, y cols (1993).
SPA, ha sido utilizada por más de 25 años en algunos de los más largos
estudios prospectivos. Utiliza normalmente una fuente radioactiva I, con una baja
exposición a la radiación por examen. Sin embargo, su utilidad está limitada a
huesos periféricos, usualmente radio y calcáneo, y por esto es menos sensible
cuantificando osteoporosis vertebral o femoral proximal Jergas M, y cols (1993).,
Johnston CC y cols.
SEXA, es una
técnica similar a SPA
que ha reemplazado
la fuente
radioactiva de I por un haz de rayos X Jergas M, y cols (1993).
DPA, es un método densitométrico disponible desde 1.970 e introducido
para tratar de obviar las limitaciones de SPA. Los aparatos más recientes utilizan
un emisor de dos niveles de energía usando como fuente radioactiva el elemento
Gd, fue el primer método desarrollado para medir de manera directa la DMO en
columna vertebral y fémur proximal.
El tiempo de examen es relativamente largo, entre 20 y 45 minutos, de
acuerdo a la actividad radioactiva de la fuente, posee una pobre resolución de la
imagen anatómica y es ampliamente sobrepasada, como técnica por DXA Jergas
M, y cols (1993)., Ostlere SJ, y cols (1991)., Genant HK y cols (1989)., Johnston
CC (1991).
QCT mide la DMO de la columna vertebral separando espacialmente el
hueso cortical del hueso trabecular. Aunque esta técnica ha sido un gran avance en
64
la medición de la masa ósea, su uso se ve limitado por su inaccesibilidad, altas
dosis de radiación y elevado costo.
Actualmente, DXA, es la técnica más común y mejor validada para medir la
densidad mineral ósea. El principio de DXA parte de la atenuación de un haz de
rayos X de doble energía (baja y alta) por el cuerpo, esta atenuación del haz
depende de la cantidad y composición de materia corporal antepuesta (hueso,
tejido blando). En ambos tejidos la energía baja tiene mayor grado de atenuación
que la alta, especialmente por el hueso, esta diferencia de atenuación es la que
permite determinar la cantidad de hueso y tejido blando presentes en la región
examinada.
Los fotones del haz que pasan a través del paciente son medidos por un
detector y los datos son enviados y sistematizados en un computador para su
análisis, mediante un software que calcula automáticamente la masa ósea y la
masa del tejido blando, expresando finalmente la densidad del hueso en términos
de gramos de hidroxiapatita de calcio por centímetro cuadrado explorado y
representado en un reporte de manera impresa.
Dentro de las ventajas, DXA están los cortos tiempos para el examen,
posee mayor precisión y exactitud, suministra imágenes de alta resolución y
suministra bajas dosis de radiación Jergas M, y cols (1993)., Ostlere SJ, y cols
(1991)., Genant HK y cols (1989)., Johnston CC (1991). Adicionalmente, permite
examinar la columna lumbar en proyección antero posterior (AP), y el fémur
proximal, facilitando el análisis de las zonas que presentan mayor factor de riesgo
de manera directa.
El examen de columna AP es el más frecuente hoy en día. El examen
estándar mide las vertebras L1, (presenta variabilidad y su medición es menos
frecuente) L2, L3 y L4; L5 no se mide pues existe inexactitud en su medida por la
proximidad con la pelvis por su parte, las vertebras torácicas por la interposición de
la reja costal no pueden ser medidas. Este examen de columna AP permite la
medición de los cuerpos vertebrales y los procesos espinosos de manera
simultánea facilitando el análisis del hueso trabecular y cortical.
Es importante tener en cuenta que diversas condiciones pueden afectar los
resultados del examen, produciendo un falso positivo o un falso negativo, por
65
ejemplo artrosis severa a nivel de la columna lumbar, fracturas vertebrales son
cuadros que comprometen el diagnóstico por las características de las imágenes
Jergas M, y cols (1993)., Ostlere SJ, y cols (1991)., Genant HK y cols (1989). El
fémur proximal reúne varias regiones de interés, cuello femoral, Triángulo de Ward
y trocánter. De estas regiones la medición en el cuello femoral tiene la mayor
precisión y es la que se informa más comúnmente.
El examen de proyección lateral tiene como objetivo proveer un diagnóstico
más específico del hueso trabecular (cuerpos vertebrales) el cual generalmente se
afecta más rápido con la enfermedad pero de igual manera responde mejor al
tratamiento. La precisión y exactitud de la medida lateral son inferiores a las de la
medida hecha en proyección AP de columna. Varios estudios han demostrado que
el examen de columna con proyección lateral es un indicador menos sensible de la
osteoporosis que las proyecciones AP de columna o de fémur. La investigación
para determinar la utilidad clínica de la medida lateral continúa Jergas M, y cols
(1993).
3.2.
RESPUESTA (MORFOFUNCIONAL) DE LA FUERZA Y LA MASA ÓSEA
AL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO.
El proceso de envejecimiento en el ser humano conlleva numerosos cambios
estructurales progresivos que implican el sistema motor y sus elementos regidos
por el sistema nervioso periférico Porias C y cols, en la composición corporal, se
destaca el incremento de la masa grasa, el descenso de la masa muscular y la
reducción de la masa ósea. Estos cambios pueden conducir al desarrollo de
diversas enfermedades como la obesidad, el síndrome metabólico, la sarcopenia y
las osteoporosis, asociadas a una disminución de la calidad de vida, un mayor
grado de dependencia y un riesgo aumentado de mortalidad en este grupo
poblacional.
Al mismo tiempo que durante el proceso de envejecimiento se da un
aumento de la masa grasa se produce un descenso de la masa libre de grasa
(musculo, órganos internos, piel y hueso) especialmente una reducción en el
sistema músculo esquelético Guo SS y cols, (1999), Kyle UG y cols, (2001)., World
Health Organization, (2007)., A Gómez C y cols, (2012).
La masa muscular desciende progresivamente, a través de la vida, la
máxima fuerza muscular es lograda durante la segunda década de la vida, época
en la cual también la masa muscular alcanza la meseta de crecimiento
66
(aproximadamente alrededor de los 25 años), permaneciendo estable durante la
tercera década, posteriormente dicha masa comienza a disminuir influida por
diversos factores, dentro del que se destaca el nivel de actividad física; por su
parte, la fuerza muestra un mantenimiento hasta los 60 años aproximadamente,
seguida por una importante disminución (30%) hasta los 70 años, condición que
prevalece más en el hombre que en la mujer. Posterior a los 70 años y producto del
desuso, se produce Sarcopenia, causada especialmente por la disminución en el
tamaño y número de las fibras musculares, principalmente las tipo II González E.,
(2000)., Kile UG y cols (2001), Visser y cols (2003), lo cual conlleva a la perdida de
funcionalidad, movilidad articular, autonomía, dificultando la interacción con el
medio ambiente y aumentando los factores de riesgo de caídas, en la octava
década la fuerza muscular desciende alrededor de 30% González J.M., (2003).
Schrager, (2003), estableció que la pérdida de la fuerza no es uniforme en
los diferentes grupos musculares situación demostrada en el laboratorio y en
observaciones clínicas donde se determinó que la fuerza muscular de los miembros
inferiores disminuye más rápidamente que la de los miembros superiores Janssen I
y cols (2000).
Además, Gallagher D y cols (2000) observaron que la pérdida de fuerza se
produce en todas las personas mayores durante el envejecimiento y que está
puede ser independiente al peso corporal del sujeto, por lo que el mantenimiento de
una masa corporal estable podría resultar en un enmascaramiento del descenso de
la masa muscular.
Por otra parte, teniendo en cuenta el sistema óseo, a lo largo de la vida es
uno de los tejidos más dinámicos y metabólicamente activos (formación y
resabsorción), además de propiedades estructurales únicas, tiene funciones
metabólicas y mecánicas, dentro de estas últimas están la protección de órganos
internos, la generación de cadenas cinemáticas a partir de la participación del
hueso y músculo relacionados a partir de articulaciones y la ejecución de acciones
musculares y de movimiento corporal.
“Es un tejido ricamente vascularizado que tiene una excelente capacidad de
autorreparación” Nordin 2004, p. 27, que responde a la cargas mecánicas
impuestas sobre él, modificando sus propiedades y estructura, de igual manera que
lo hace cuando no es estimulado como por ejemplo en el desuso, cuando se
67
exceden las capacidades de carga del tejido o en la producción de cambios
degenerativos asociados con el envejecimiento.
Durante el proceso de envejecimiento normal se ha observado un
desequilibrio entre la creación y destrucción de tejido óseo, lo que conlleva una
progresiva pérdida de densidad mineral y contenido óseo tanto en hombres como
en mujeres, el cual se acelera con la edad, de acuerdo con Siffert y Levy (1981)
“las
trabéculas
longitudinales
adelgazan,
y
algunas
transversales
son
reabsorbidas”, de igual manera se genera una reducción del hueso esponjoso y
adelgazamiento de la cortical conduciendo a una disminución de las propiedades
de fuerza, rigidez ósea y disminución de la capacidad de almacenamiento de
energía afectando las curvas de carga deformación, evidenciado en un incremento
de la fragilidad ósea y del riesgo de fractura.
Existen diferentes factores relacionados con la pérdida de masa ósea en el
adulto mayor entre los que se destacan el sexo, la edad, alteraciones endocrinas,
estados postmenopáusicos, inactividad física, desuso y déficit de calcio. “En la
cuarta década, las mujeres pierden aproximadamente de 1,5 a 2% por año,
mientras que los hombres pierden solo aproximadamente la mitad de esa tasa
anualmente (0,5 a 0,75%)”. Nordin 2004 p. 54. Por otra parte, Lauretani F y cols
(2008) estiman que la pérdida de masa ósea en hombres es menor que en las
mujeres, siendo más pronunciada esta diferencia a partir de los 65 años. “En
relación a las mujeres posmenopáusicas, Nguyen y cols [1998], mostraron que la
tasa de pérdida de densidad mineral ósea aumenta progresivamente con la edad; 0,6, -1,1 y -2,1% anual para los diferentes grupos de edad, 60-69, 70-79, y más de
80 años, respectivamente” Sin embargo, Bellantoni M y cols (1996) en su
investigación han estimado pérdidas de hasta un 5% de masa ósea anual en los
primeros años después de la menopausia, seguido de un 2-3% de pérdida
posteriormente.
3.3.
ENTRENAMIENTO ACUÁTICO.
El agua elemento esencial para la vida del hombre desde los comienzos de la
humanidad ha sido empleada con diferentes objetivos, el empleo del agua con
fines terapéuticos constituye uno de los más antiguos procedimientos curativos de
los que ha dispuesto la humanidad desde sus orígenes, la utilización del agua
como medio terapéutico tuvo épocas de gran esplendor como por ejemplo
durante, la antigua Grecia, el imperio romano y el siglo XIX, dicho proceso ha
68
permitido a través de la historia crear un cuerpo de conocimiento en torno al agua
como agente terapéutico.
Actualmente, el uso del agua como agente terapéutico se lleva a cabo bajo
diferentes técnicas y en contextos clínicos controlados, aprovechando las
propiedades específicas del medio acuático (físicas y fuerzas de resistencia),
pero se debe tener en cuenta que “no toda ejercitación [en el agua] va a ser
adecuada, ya que debe reunir unos mínimos de calidad” Colado S (2004).
De igual manera en el contexto colombiano el uso del medio acuático se
ha desarrollado desde dos contextos extremos, por un lado desde el referente
deporte en las diversas modalidades de la natación y desde el contexto de la
fisioterapia, pero ha faltado mayor uso del medio acuático para procesos de
acondicionamiento físico y específicamente programas de entrenamiento en
medio acuático, con miras a encontrar nuevas alternativas de prevención e
intervención sobre los sistemas neuromuscular y óseo que favorezcan los procesos
de adaptación biológica y como soporte a la prevención, intervención y generación
de modelos de entrenamiento de la fuerza que alimenten las áreas de salud y el
rendimiento deportivo, donde aún se perciben vacios en la aplicación de este
conocimiento.
3.3.1. Consideraciones físicas del entrenamiento acuático (hipogravidez,
presión hidrostática, resistencia al movimiento).
Las propiedades físicas del agua favorecen múltiples opciones para la
elaboración de programas, los cuales deben basarse en una solida comprensión
de fenómenos como la flotación, la gravedad especifica, las fuerzas de resistencia
del agua y sus relaciones, la presión hidrostática, viscosidad entre otras.
Flotación (hipogravidez):
El principio de Arquímedes establece que todo cuerpo sumergido en un líquido
experimenta un empuje vertical hacia arriba equivalente al peso del volumen de
líquido desalojado Giancoli D (1997), De acuerdo con Selepak (2001) citado por
Colado S (2004) “todos los objetos sobre la tierra y el agua están sujetos a la
atracción de la gravedad terrestre” pero en el caso del medio acuático en cambio
de existir una fuerza descendente producto de la gravedad y el peso corporal, las
69
personas sumergidas en el agua experimentan una fuerza ascendente conocida
como flotabilidad y que está directamente relacionada con la profundidad del agua
y la gravedad específica (densidad del objeto con respecto a la del agua (1g/cm³).
Es decir, la fuerza de flotación facilita el movimiento hacia la superficie del agua y
se opone al movimiento hacia el fondo.
Resultado de la flotación, al ingresar al agua el cuerpo sumergido
experimentará una aparente pérdida de peso equivalente a la fuerza generada
por su peso con relación al volumen de agua desplazado, lo cual provocará un
soporte de peso equivalente al peso de las partes del cuerpo que no están
sumergidas, en una misma situación de apoyo en la piscina los hombres
presentan un porcentaje de peso en la parte superior del cuerpo, mientras que las
mujeres lo tienen en la parte inferior Selepak (2001) tabla 7.
Porcentaje de peso soportado
Nivel del cuerpo
Hombre
Mujer
7ma vértebra cervical
8%
8%
Apófisis xifoides
28%
35%
Espina iliaca
54%
47%
anterosuperior
Tabla 7. Porcentaje de peso soportado.Tomada de Colado Sánchez (2004).
En torno a la flotación es importante tener en cuenta la composición
corporal del individuo (peso óseo, muscular, distribución grasa) y expansión
torácica, pues teniendo en cuenta la gravedad específica del cuerpo sumergido si
este presenta una mayor densidad que el agua tendera a hundirse mientras que
si su densidad es menor su tendencia será a la flotación adicionalmente,
teniendo en cuenta las diferentes partes del cuerpo es importante resaltar que la
gravedad específica es diferente en cada una de estas debido a las diferencias en
los centros de gravedad, lo cual puede conducir a una flotación no homogénea
afectando por ejemplo una flotación totalmente horizontal.
Factor a tener en cuenta en la ejecución y control de los diferentes
programas de entrenamiento acuático de acuerdo al objetivo establecido, y el tipo
de población con la cual se esté trabajando, caso particular de los adultos
mayores de los cuales se puede deducir que por su pérdida de masa ósea, masa
70
muscular y aumento de tejido graso tienden a flotar más fácil que los jóvenes
Caldentey (1999).
Una de las ventajas o desventajas de acuerdo al objetivo planteado con el
entrenamiento acuático es que la tendencia a flotar del cuerpo humano y la
heterogeneidad de la gravedad específica de las diferentes partes del cuerpo,
pueden provocar inestabilidad en el ejercitante si no hace un adecuado manejo de
su centro de flotación en el agua o centro volumétrico (localizado cerca a la
cabeza) que debe estar alineado con el centro de gravedad (en posición bípeda
en el fondo de la piscina localizados en la tercera vértebra lumbar y quinta
vértebra lumbar respectivamente) Selepak, (2001)., Reischle, (1993) citados por
Colado S (2004) facilitando el desarrollo de actividades en equilibrio en el medio
acuático.
Por el contrario, al tener en cuenta que la flotabilidad actúa mediante el
centro de flotabilidad, que corresponde al centro de gravedad del líquido
desplazado, en los momentos de inestabilidad las fuerzas de gravedad y empuje
generaran un momento de rotación hasta lograr el equilibrio entre estas fuerzas,
razón por la cual el entrenamiento acuático es un favorecedor de las capacidades
de estabilidad, equilibrio y propiocepción.
La flotabilidad como propiedad del agua, puede utilizarse para asistir o
aumentar los grados de dificultad o la carga en el entrenamiento acuático a partir
de cuatro ejes fundamentales: la posición o dirección del movimiento en el agua,
la profundidad del agua, la longitud del brazo de palanca y el material de flotación
o de lastrado empleado.
En cuanto al primer eje al igual que al trabajar en tierra con la gravedad, la
posición del individuo y la dirección del movimiento influyen en gran proporción en
torno a la asistencia o carga de trabajo prescrito, en el caso del entrenamiento
acuático sus actividades pueden ser asistidas (movimientos hacia la superficie y
en el caso terrestre son equivalentes a los asistidos por la gravedad), sostenidas
(movimientos paralelos a la superficie de la piscina y equivalen a los ejercicios
terrestres en los que se reduce el efecto de la gravedad) o resistidas
(corresponden a las actividades dirigidas hacia el fondo de la piscina
equivalentes a los ejercicios contra gravedad del medio terrestre).
71
El segundo eje referido a la profundidad del agua también representa una
variable importante que facilita la asistencia o aumento de la resistencia para el
individuo, en este caso existen tres variables a tener en cuenta para el manejo de
la magnitud de la carga, la primera la composición corporal del individuo, la
profundidad del agua y la velocidad del movimiento las cuales de acuerdo a la
forma como sean manejadas aumentaran o disminuirán las cargas de trabajo.
En cuanto a la longitud del brazo de palanca es importante recordar que el
momento es igual a la fuerza por la distancia cuando estas son perpendiculares,
en el caso particular de la longitud del brazo de palanca tanto en la tierra como
en el agua este puede ajustarse para modificar el grado de asistencia o
resistencia, combinándolo con la posición del segmento y la dirección del
movimiento, por ejemplo un movimiento resistido de adducción del hombro es
decir hacia el fondo de la piscina con codo extendido (brazo palanca largo)
implica mayor trabajo que uno de adducción de hombro pero con flexión de codo
(brazo de palanca corto).
Por último el material de flotación o lastración empleado se trabajan en
combinación con los ejes anteriores ya sea con la posición o dirección del
movimiento, ubicándolo en el brazo de palanca ya sea corto o largo, o con
respecto a la profundidad del agua llevando en últimas a favorecer o asistir el
movimiento o por el contrario a resistirlo. “Como la flotabilidad opera en la
dirección contraria a la gravedad toda actividad en seco considerada resistida se
convierte en asistida en el agua y viceversa” Hall, C (2006)
Colado, S (2004), plantea algunos beneficios de la flotación que puede ser
aprovechada en los entrenamientos acuáticos, el primero corresponde a la
disminución de las fuerzas de impacto con el suelo y por consiguiente la
disminución de la fuerzas compresivas sobre las articulaciones lo cual facilita el
entrenamiento acuático con mayor frecuencia y volumen, por otra parte debido a
la disminución de la fuerza de la gravedad también se disminuyen las tensiones
musculares es decir se genera una mayor relajación muscular por disminución de
la excitación de los husos neuromusculares, que también puede favorecer un
mayor volumen inspiratorio, adicionalmente la hipogravidez favorecerá la mejora
de la movilidad articular por liberación del peso y aumento del radio de acción
articular brindando de manera asociada beneficios de carácter psicológico en
individuos con alteraciones del sistema músculo esquelético.
72
Gravedad específica:
Se debe recordar que el peso de cada segmento corporal no es constante, lo cual
genera también diferencias en relación a la flotación de cada parte, este depende
de factores ya enumerados como la composición corporal (proporción peso óseo
y muscular), cantidad y distribución de grasa corporal además de la expansión
torácica.
Estos factores en conjunto determinan la gravedad específica del
segmento corporal, teniendo en cuenta que en general los seres humanos
tenemos una gravedad específica inferior a la del agua lo cual nos permite la
flotación, en caso contrario es decir, que esta gravedad especifica sea mayor a la
densidad del agua el cuerpo terminara por hundirse, pero no se debe dejar de
lado que al no ser homogénea esta gravedad especifica en el ser humano el
cuerpo tendrá dificultades para la flotación horizontal haciendo necesario el uso
de dispositivos que faciliten dicho proceso en el caso particular de algunos
ejercicios que requieran dicha posición.
Fuerzas de resistencia:
“La escasa hidrodinámica del cuerpo humano obliga a las moléculas de agua a
fluir y circular alrededor de él, desviándolas de su trayectoria original. Esto
provoca flujos de frenado y de succión que dificultan el movimiento acuático, lo
que unido a la mayor viscosidad de dicho medio (12 veces), se convierten en un
excelente lugar para el desarrollo de la fuerza” Sova (1993) citado por Colado
(2004).
Existen tres fuerzas de resistencia en los fluidos caso particular de este
apartado el agua las fuerzas de cohesión, fuerza frontal y fuerza de succión, la
primera corresponde a la resistencia formada por la firme unión de las moléculas
del agua de manera paralela entre el cuerpo y esta, constituyendo una tensión
superficial, las fuerzas de fricción se pueden disminuir buscando que el individuo
asuma posiciones hidrodinámicas, lo cual generara menos fuerza frontal y un
menor cambio de presión entre las partes anterior y posterior del cuerpo, dando
como resultado una menor fuerza de succión.
73
La segunda es la resistencia al avance o fuerza generada en la parte
frontal del cuerpo durante el movimiento, esta fuerza genera un aumento de la
presión del agua en la parte frontal del cuerpo y una disminución en la parte
posterior del mismo causando un movimiento del agua de la zona de alta presión,
en la parte frontal, al área de baja presión, en la parte posterior del cuerpo,
formando un flujo turbulento que a la vez crea una fuerza de succión o tercera
fuerza al igual que se enumero antes con las fuerzas de fricción las fuerzas de
succión pueden ser controladas a través de dos mecanismos el primero
corresponde al cambio de la forma del objeto o cuerpo y la segunda
transformando la velocidad de su movimiento. Con respecto a este último aspecto
en un flujo hidrodinámico, la resistencia es proporcional a la velocidad del cuerpo.
Por consiguiente si se pretende disminuir la carga de trabajo en un individuo los
ejercicios deben ser realizados en la posición más hidrodinámica posible y con
lentitud.
En caso de que el cuerpo no sea hidrodinámico durante el movimiento se
aumentan los flujos turbulentos, situación que puede ser utilizada para aumentar
de manera progresiva las cargas de trabajo mediante aumento de la velocidad, si
esta es aumentada dos veces la carga aumentara cuatro veces puesto que la
succión es una función de la velocidad al cuadrado, pero de igual manera con el
uso de este mecanismo la estabilidad se ve afectada de manera amplia por
aumento considerable de los flujos turbulentos.
Presión hidrostática:
Para definir la presión hidrostática es necesario remitirse a la ley de Pascal la cual
establece que la presión que un líquido ejerce sobre un cuerpo equivale a una
profundidad dada Giancoli, D (1997). La presión aumenta con la densidad del
líquido y su profundidad, por consiguiente la presión hidrostática es máxima en el
fondo de la piscina por el peso del agua que hay encima, por consiguiente la
presión hidrostática corresponde a la fuerza ejercida por el agua a profundidades
cada vez mayores.
Desde la posibilidad de utilizar la presión hidrostática en el entrenamiento
acuático se pueden considerar los siguientes efectos positivos control de edemas,
varices o flebitis por cambios vasculares generados por la inmersión, afecta la
dinámica cardiaca por centralización del riego sanguíneo periférico favoreciendo
de esta manera el volumen sistólico, pero es dependiente de aspectos tales como
74
el individuo, la profundidad de inmersión y la temperatura del agua Ramírez y cols
2002 citado por Colado, S (2004), aumenta adicionalmente la capacidad
ventilatoria por fortalecimiento de la musculatura respiratoria producto de la
presión generada por el agua durante la inmersión.
Favorece la mejora de la estabilidad y equilibrio corporal debido a que la
presión del agua permite mantener la posición bípeda y por la lentitud generada
en los movimientos disminuye también los riesgos de caída por aumento de los
tiempos de reacción logrando un bienestar físico y psicológico en personas
adultas mayores, lo cual conduce a plantear que también favorece la
propiocepción y estabilidad articular, además de ser un excelente medio de
recuperación fisiológica en personas físicamente activas y deportistas por que
estimula la aceleración de los procesos de metabólicos de eliminación de
productos de desecho, la adaptación biológica y supercompensación.
Viscosidad:
“Los fluidos reales tienen una determinada intensidad de fricción interna… en
esencia se trata de una fuerza de fricción entre distintas capas del fluido, al
moverse entre sí. En los líquidos, la viscosidad se debe a la fuerzas de cohesión
entre las moléculas. En los gases, se debe a choques entre las moléculas… Los
diferentes fluidos tienen diversas magnitudes de viscosidad”
Esta propiedad favorece tener un medio de carga para el cuerpo durante el
movimiento dentro del medio acuático, debido a la formación de un flujo
turbulento cuando la velocidad del movimiento alcanza una velocidad crítica,
afectando de esta manera el movimiento y aumentando el nivel de fuerza a
realizar para vencer la carga.
3.3.2. Beneficios generales del entrenamiento acuático.
Los beneficios generados por las propiedades físicas del entrenamiento acuático
no solo se circunscriben al conocimiento de las propiedades enumeradas
anteriormente sino en la posibilidad que tiene el profesional de integrar dichos
conceptos con diversas características ya sea patológicas o de normalidad que le
permite utilizarlas en pro del cumplimiento de un objetivo acorde con las
necesidades de los individuos sobre los que realiza su intervención por ejemplo:
75
Las fuerzas de resistencia favorecen a los individuos con osteoporosis debido a
que el entrenamiento acuático por la resistencia favorece la deposición de Ca y a
la vez evita elevadas cargas de impacto sobre el tejido óseo Colado (2004).
La carga homogénea generada en el medio acuático sobre el cuerpo,
sumada a la hipogravidez conlleva una participación equilibrada de músculos
agonistas y antagonistas. Adicionalmente, en inmersiones a la altura del tórax se
requiere de la participación simultánea de las extremidades superiores e inferiores
favoreciendo el equilibrio y la condición cardiovascular pulmonar.
El entrenamiento acuático sumergido en posiciones verticales o con
combinación con horizontales, podría aportar una excelente preparación para
deportes en los que también los brazos y el tronco sean básicos Colado (2004).
La utilización del entrenamiento acuático permite la combinación de diversas
fuerzas de carga, que pueden ser manipuladas durante el ejercicio con
intensidades muy sutiles y que se manejan a través de las propiedades descritas
anteriormente.
También favorece el trabajo de individuos con amplia disminución de la
fuerza muscular consiguiendo mejoras en dicha cualidad física y en aquellos que
tienen restricción en el soporte de peso mediante el manejo de la fuerza de
flotación para disminuir el peso y las fuerzas de compresión. Mejora de la
capacidad aeróbica a través de la generación de movimientos amplios que
involucren grandes grupos musculares que requieren mayor consumo de oxigeno.
3.4.
ENTRENAMIENTO PLIOMÉTRICO
3.4.1. Efectos del ejercicio físico (entrenamiento pliométrico) sobre la
fuerza muscular
La fuerza en sus diversas manifestaciones (máxima, explosiva y resistencia), puede
ser entrenada por diversos métodos, en referencia a una manifestación específica,
la fuerza explosiva, puede ser ejercitada a través de los ejercicios pliométricos
definidos “como un movimiento enérgico y rápido que implican una pre-extensión
del músculo y una activación del ciclo estiramiento acortamiento, para producir una
contracción concéntrica subsiguiente más fuerte” (Prentice, 2001, p.107-108),
entendiendo el ciclo estiramiento acortamiento según Verhoshansky, (1999) “como
la
capacidad
específica
de
desarrollar
un
impulso
elevado
de
fuerza
76
inmediatamente después de un brusco estiramiento muscular”; este proceso
produce en el individuo diversas adaptaciones biológicas que contribuyen a mejorar
su desempeño.
Sin embargo por la intensa naturaleza de este tipo de entrenamiento la
posibilidad de dolor muscular, daño muscular
y el riesgo de lesión musculo
esquelética existe. Una gran cantidad de daño muscular es producido durante el
ejercicio prolongado, intenso, el entrenamiento de resistencia y la pliometría, donde
un factor contribuyente para este daño muscular es el componente excéntrico de la
acción muscular propio del trabajo pliométrico en los procesos de amortiguación
durante el aterrizaje, alcanzando también lesiones ligamentarias sin necesidad de
contacto Stemm, J y cols (2007).
“La ventaja del ciclo estiramiento-acortamiento es que el músculo puede
realizar una mayor cantidad de trabajo si es activamente elongado antes de que se
produzca la contracción excéntrica” (Izquierdo, 28-29 de noviembre) contribuyendo
al alcance de adaptaciones funcionales y estructurales, en cuanto a las primeras
se da por ajustes de tipo neural, ya que los ejercicios de multisaltos producen un
“aumento en la excitabilidad del sistema nervioso para mejorar la capacidad de
reacción del sistema neuromuscular” (Prentice, 2001, p. 108), lo que favorece la
velocidad de respuesta ante diferentes actividades de la vida diaria o ante la
práctica de cualquier disciplina deportiva; por otro lado se puede plantear que se da
una mejora en la coordinación neuromuscular, por lo que es utilizado actualmente
tanto en programas de rehabilitación como de entrenamiento de la fuerza, ya sea
en su manifestación de explosiva o máxima, sin embargo éste método ha sido más
utilizado para mejorar el rendimiento deportivo, que con fines terapéuticos,
planteamiento reforzado por Ramírez V., (2011) cuando establece que la mayor
parte de trabajos científicos que hacen referencia a la fuerza, han nacido del
contexto del alto rendimiento… sin embargo, este conocimiento puede también, ser
útil en otras poblaciones con características especiales.
Con base en el objetivo de este estudio se puede plantear que hay estudios
que hablan de los efectos del entrenamiento pliométrico realizando los ejercicios en
el suelo (césped, pavimento) recalcando la importancia de la pliometría como
método de entrenamiento de la fuerza, que conduce a la adaptación biológica del
sistema músculo esquelético, generando mejoras en el rendimiento mediante un
efecto acumulado, de esta manera, autores como Bosco (2000); Bosco (1982);
77
Cappa D., (2000); Chirosa R.L (2000); Cometí G (2000); Durham, M. (2001); Esper,
P (2000); García J., Olivera, J (2002); García y col, (1998); Lees A, (1994);
Rodríguez, C (2000). Citados por García López (2005). Wilson y cols., (1993);
Flarity y cols., (2001); Diallo y cols., (2001); Matavulj y cols., (2001); Spurrs y cols.,
(2003), citados por García López (2005) (Garcia, JA, Bresciani, & De Paz, 2005), a
nivel neuromuscular y en el caso específico de las alteraciones funcionales y
estructurales, varios estudios demuestran que pueden ser mejoradas tras la
aplicación de programas de entrenamiento que vinculen actividades de fuerza
máxima y fuerza explosiva Izquierdo M y Aguado X., (1998); Häkkinen K, Alen M,
Newton RU, and Kraemer WJ., (2000); Häkkinen K, Kraemer WJ, Pakarinen A, y
cols (2002).
3.4.2. Efectos del ejercicio físico (entrenamiento pliométrico) sobre la masa
ósea
En torno a los efectos del ejercicio físico sobre la masa ósea existen numerosos
estudios desarrollados en los diferentes grupos etarios. En el caso de niños y
adolescentes se han desarrollado estudios comprendidos entre 6 y 24 meses que
han demostrado que programas de ejercicios que incluyen amplias actividades de
soporte de peso pueden mejorar el contenido o la masa mineral ósea en las
zonas óseas cargadas (Nikander y cols 2010). De igual manera, estos estudios
controlados de más de seis meses indican que las ganancias óseas inducidas en
el cuello femoral y columna lumbar oscilan entre 1% a 6% antes de la pubertad y
del 0,3% al 2% durante la adolescencia. Desde esta misma óptica, otro estudio
reveló una tendencia hacia un efecto positivo del ejercicio sobre el cuello femoral
en adolescentes hombres (19%) y mujeres (11%).
Otros estudios quienes tuvieron en cuenta covariables como el peso y la talla
establecieron que en niños prepuberes el ejercicio con pesas puede aumentar la
fuerza ósea en la tibia distal, mas no en el periodo de la pubertad temprana,
hallazgos que sugieren que la respuesta ósea a la carga puede ser dependiente
de la madurez, hipótesis que aun debe ser puesta a prueba a más largo plazo.
Es así como, los estudios indican que el mayor efecto del ejercicio sobre la
resistencia ósea tiende a ocurrir en los niños pre púberes. Además, también
existe cierta evidencia del efecto en niños y niñas adolescentes que realizan
entrenamiento. Nikander y cols (2010).
78
Por otra parte, en los adultos se han reportado diversos estudios que
muestran los efectos del ejercicio físico sobre la resistencia, contenido y densidad
ósea Kelley, GA y cols (2001)., Wolf, I y cols (1999) reportaron que el
entrenamiento de resistencia y alto impacto con pesas en mujeres pre
menopáusicas produjeron ganancias entre el 1% y 2% en la DMO en columna
lumbar y cuello femoral.
Nikander y cols (2010) demuestran que el entrenamiento progresivo de
resistencia (de alta intensidad) parece ser más eficaz para mejorar la DMO
vertebral, mientras que el entrenamiento de alto impacto reporta mayores
beneficios a nivel del cuello femoral. Este mismo autor reporto que el ejercicio de
alto impacto más ejercicio casero no mostro ningún efecto sobre la resistencia
ósea (tibia próximal y fémur), de igual manera concluyó que en un estudio que
aplicó un programa de ejercicio a mujeres pre menopáusicas, aquellas que
desarrollaron más de 66 sesiones durante los doce meses obtuvieron un aumento
de 0,5% a 2,5% en el tamaño óseo, el grosor cortical, y la resistencia ósea en la
tibia proximal que aquellas que desarrollaron menos de 19 sesiones al año.
De acuerdo con los resultados del meta-análisis de Nikander y cols (2010)
existe un pequeño efecto positivo pero significativo del ejercicio de impacto con
soporte de peso sobre las distintas estimaciones de la fuerza ósea en los varones
jóvenes en los diferentes lugares de carga del esqueleto.
En adultos mayores, los resultados de estudios transversales indican que el
ejercicio puede mejorar el espesor cortical y la resistencia ósea en los sitios
cargados, posiblemente debido a un aumento en el tamaño de la sección
transversal del hueso (aposición perióstica). Sin embargo, estos hallazgos no son
compatibles con los datos limitados de los estudios de intervención con ejercicio.
En un programa de 6 meses para evaluar los cambios óseos geométricos en el
radio en respuesta a una carga desarrollado en mujeres pre menopáusicas,
Adami y cols. reportaron un efecto significativo producto del entrenamiento en el
área de hueso cortical (3%) y en el contenido óseo cortical (BMC) (3%), pero una
disminución en el contenido óseo trabecular (-3%). Los autores especularon que
la carga creciente dio lugar a la remodelación del hueso de la sección transversal
(la expansión del periostio) y una redistribución de los minerales del hueso
79
trabecular de la componente cortical (por ejemplo, corticalización del tejido
trabecular).
Una intervención de 12 meses con saltos multidireccionales en mujeres
postmenopáusicas reveló que el ejercicio parecía mejorar la resistencia ósea en
la tibia distal mediante el aumento de la proporción de cortical en la superficie
total. Sin efecto del ejercicio sobre la superficie total, lo cual sugiere que el
ejercicio reduce la pérdida ósea endocortical.
Mientras que algunos programas de ejercicio para la osteoporosis en mujeres
mayores llevados a cabo durante 6 a 12 meses no referenciaron ningún efecto
significativo del entrenamiento de resistencia o de impacto en las propiedades de
la estructura ósea (tibia o radio), si se observaron algunos de los efectos
beneficiosos sobre la densidad mineral ósea volumétrica cortical .
Sobre la base de estos resultados y la literatura, parece ser que las mejoras
inducidas por el ejercicio en la resistencia ósea en los adultos mayores se deben
probablemente a la reducida pérdida de hueso endocortical y/o la densidad
creciente del tejido fino y no a un aumento en el tamaño del hueso (aposición
perióstica).
La aposición perióstica es un mecanismo típico para los huesos en
crecimiento, que tienen un mayor potencial para inducir cambios en el tamaño y
fuerza ósea mediante el ejercicio en comparación con las estructuras óseas de
los mayores. Sin embargo, este fenómeno parece diferir para adultos, por lo cual
se requiere un mayor análisis investigativo con programas de ejercicio en todos
los grupos etarios para evidenciar estas observaciones.
Los resultados del meta-análisis realizado por Nikander y cols 2010 indican
que el ejercicio puede mejorar significativamente la fortaleza de los huesos en los
sitios cargados de niños, pero no en adultos. Dado que pocos ensayos aleatorios
controlados (ECA) se han llevado a cabo para investigar los efectos del ejercicio
sobre la resistencia ósea, todavía hay una necesidad de nuevos y bien diseñados
ECA a largo plazo con tamaños de muestra adecuados que permitan cuantificar
los efectos del ejercicio sobre la resistencia ósea entera y sus determinantes
estructurales durante todo el ciclo vital.
80
Planteamiento ratificado por Bonaiuti y cols (2008) quienes afirman la función
del ejercicio como intervención para la prevención de la pérdida ósea en mujeres
postmenopáusicas continúa siendo poco clara… [y] es todavía un tema
controvertido.
Por último, una reciente revisión sistemática acerca de los efectos del ejercicio
sobre la estructura ósea en mujeres posmenopáusicas, que incluyó en su análisis
todos los estudios pQCT (ECA y los estudios de corte transversal y prospectivo),
concluyeron que el ejercicio tiene un efecto positivo, pero modesto sobre la
geometría y masa ósea en los sitios esqueléticos cargados específicamente,
afectando principalmente la cortical en lugar de hueso trabecular. Los autores
también concluyeron que los cambios geométricos y de masa parece dependen
en gran medida de la continuidad y la capacidad de mantenimiento de la
intensidad de la carga.
“A pesar de los beneficios bien establecidos del ejercicio sobre las medidas
clínicamente relevantes (DXA [absorptiometria, medida de la fragilidad ósea] de
rayos X, CMO y DMO [buen predictor del riesgo de fractura]), los resultados de
esta revisión sistemática y meta-análisis ponen de relieve que existe una
necesidad de más estudios bien diseñados, a largo plazo y con programación
adecuada ECA antes de que cualquier conclusión definitiva se pueden extraer
acerca de los efectos del ejercicio sobre la resistencia ósea” Nikander (2010).
3.4.3. Efectos entrenamiento pliométrico sobre la fuerza muscular en el
adulto mayor
Ramírez V., (2011) ha sugerido que “algunos… ensayos, han revelado la
posibilidad de mejorar la fuerza [explosiva] en sujetos entre 50-75 años… e incluso
en edades superiores entre los 88-96 años, con cambios substanciales en la
manifestación de esta capacidad de hasta el 100%”. Se han descrito incrementos
significativos tras la aplicación de este tipo de programas con cifras que van desde
18% Newton RU, Häkkinen K., (2002); Häkkinen K, Kallinen M., (1998), hasta datos
récord que informan de aumentos entre el 37% y 46%, cuando se emplea
dinamometría de tipo isoinercial como los saltos.
Las ganancias son igualmente significativas e importantes en torno a la
fuerza explosiva cuando se usan procedimientos de tipo isocinético, estas se sitúan
81
entre 17% y el 25% como describen algunos trabajos Häkkinen K, Kraemer W.,
(2001); González JJ and Gorostiaga E. y cols (1995); Jozsi A, Campell W, y cols
(1999). Por otro lado, estos datos se relacionan con las variaciones observadas en
la fuerza máxima isométrica y la pendiente máxima de fuerza en los primeros
milisegundos de la curva fuerza-tiempo, las cuales se dan producto de una mejora
en la capacidad de realizar movimientos rápidos Earles D, Judge J, and
Gunnarsson. O. (2001); Häkkinen K and Häkkinen A. (1995).
Por otro lado, se han descrito aumentos en la fuerza explosiva de los
miembros inferiores y mejora en tareas funcionales como la velocidad de
desplazamiento, aunque sin cambios en el área de sección transversal muscular,
posiblemente causada por una respuesta adaptativa de tipo neural como sugieren
Heideken PWV, Littbrand H., (2002).
En cuanto a la carga, las intensidades con más influencia sobre la fuerza
explosiva corresponden a una combinación de cargas elevadas (entre el 60% y el
80%) y cargas ligeras (entre el 30% y el 50%) Izquierdo M., (1997); Kraemer WJ,
Häkkinen H, y cols., (1999); González JJ and Gorostiaga E. (1995).
El interés por estudiar todos los aspectos relacionados con la manifestación
de fuerza explosiva en población envejecida es relativamente nuevo y, en
consecuencia, los trabajos existentes aportan resultados variados cuyo origen está
en el diseño metodológico, los protocolos de valoración, el tiempo total de
experimentación, los tamaños y las características de la muestra.
3.4.4. Efectos entrenamiento pliométrico sobre la densidad mineral ósea en
el adulto mayor
Producto de la aplicación de programas de ejercicio aeróbico, con pesas, de
impacto o su combinación en mujeres postmenopáusicas se han producido
resultados mixtos sobre la DMO, incrementos entre 1% y 2% en la columna lumbar,
siendo contradictorios los resultados en torno al cuello femoral.
El ejercicio de resistencia o la caminata parecen tener poco o ningún efecto
sobre la DMO de la columna lumbar o el cuello femoral. Sin embargo un metaanálisis reciente reporto que los programas de entrenamiento mixto incluidos los
ejercicios de bajo a moderado impacto (caminar, correr y subir escaleras) eran más
eficaces para preservar la DMO en la columna vertebral y cuello femoral cuando se
82
combinan con ejercicios de resistencia, curiosamente los programas de ejercicio
más exigentes de alto impacto con salto, fueron ineficaces. Esto sugiere que
ejercicios
habituales de
bajo
impacto
combinado
con
otras formas
de
entrenamiento pueden ser un modo para preservar la densidad mineral ósea en
mujeres postmenopáusicas.
De manera similar, en adultos de mediana edad y mayores, no se encontró
ningún efecto significativo en la resistencia ósea producto del ejercicio, lo que en
parte puede explicarse por la corta duración del programa y un análisis estadístico
insuficiente de acuerdo a los pocos escritos publicados. Sin embargo, los autores
de los análisis mostraron un pequeño efecto en mujeres premenopáusicas
compatibles con el programa de ejercicio. Recientemente en una investigación
acerca de los efectos del ejercicio sobre la DMO se mostro que las pequeñas
diferencias de 1% a 2% en la DMO, junto con los beneficios del ejercicio tales como
una mejor función muscular y el equilibrio, puede reducir la incidencia de fracturas
hasta en un 50% Nikander y cols (2010).
Adicionalmente, los estudios muestran una considerable variabilidad en el
tipo y la dosis de ejercicio prescrito entre los diferentes programas de intervención,
lo cual puede explicar la marcada variabilidad en la respuesta de formación ósea.
Los estudios también plantean la necesidad de realizar investigaciones con
programas de intervención a largo plazo (más de 2 años) sobre todo en los adultos,
acompañados de análisis estadísticos más adecuados, debido a los pequeños
cambios reportados a nivel de las propiedades estructurales del hueso durante la
vida adulta. La fortaleza ósea es una medida teóricamente significativa de la
resistencia de un hueso a las fracturas. Sin embargo, la medición de fuerza de los
huesos todavía incluye muchos desafíos técnicos que superar, es así como, para
estimar la resistencia ósea, es necesario desarrollar estudios con ejercicio a largo
plazo (por lo menos 24 meses) para cuantificar con precisión los efectos del
ejercicio sobre la fortaleza de los huesos enteros. Nikander y cols. (2010)
3.4.5. Principios para el diseño de programas de entrenamiento pliométrico.
A pesar que se han demostrado a partir de diversos estudios los beneficios del
ejercicio físico para la salud de los individuos y para la prevención de la
enfermedad aun existen muchos vacios en el conocimiento en torno a las dosis
83
óptimas y las características de la carga para influir positivamente en las
estructuras biológicas reportando beneficios a los individuos sanos o con patología,
más aun cuando se habla de un trabajo tan complejo como la pliometría y en este
caso particular aplicada a la población adulta mayor que presenta diversas
particularidades en su estructura músculo esquelética producto de su proceso
involutivo.
En el caso particular de las características que deben poseer lo programas
de ejercicio pliométrico para mejorar la DMO se destacan:
Actualmente, hay un interés considerable en la definición de la dosis óptima
y las características de carga para mejorar la fuerza del hueso (tipo de carga
óptimo y programa) de manera que se puedan desarrollar de manera precisa las
directrices de prescripción de ejercicio.
De acuerdo con Nikander y cols (2010) existe una amplia investigación
utilizando modelos animales que ha demostrado que la respuesta del esqueleto a la
carga es regulada por un número de diferentes características que incluyen la
magnitud, velocidad, la distribución (patrón) y el número de ciclos de carga.
Estudios de intervención transversales en niños que han utilizado TCC o
una resonancia magnética para caracterizar cambios en la estructura ósea y la
fuerza indican que los programas más eficaces (características carga) son los que
incorporan una combinación de moderado a alto impacto con soporte de peso (por
ejemplo, saltar, bailar, saltar y saltar), y actividades multidireccionales aplicadas
rápidamente que van en la magnitud de tres a nueve veces el peso corporal y que
se realizan de tres a cinco veces por semana, preferiblemente sobre una base
diaria, de 10-45 minutos por sesión.
En los adultos de mediana edad y mayores, el tipo óptimo y la dosis de
ejercicio que se necesita para mejorar la geometría y la resistencia ósea esta
menos definida. El consenso general de los últimos ensayos de intervención y
meta-análisis con la DMO dan como resultado principal que ejercicios de impacto y
con pesas de baja a moderada intensidad, en combinación con ejercicios de
resistencia progresiva y/o agilidad tienden a ser la forma más eficaz para mejorar la
DMO de cadera y columna (o prevenir la pérdida ósea) y la capacidad funcional
tanto en hombres como mujeres mayores.
84
Sin embargo, aún es necesario definir los tipos de ejercicios específicos y
las cargas que puedan realizar de forma segura los adultos mayores con distintos
niveles de capacidad física y riesgo de fractura. Ciertos ejercicios de moderada a
alto impacto posiblemente son contraindicados para los adultos mayores con alto
riesgo de fractura, pero es tranquilizador que pocos o ninguno de los efectos
adversos se han registrado en las intervenciones con ejercicios realizados en niños
o en adultos de mediana o mayor edad Nikander y cols (2010).
En 2009 Nikander y cols en un estudio transversal utilizando resonancia
magnética con atletas adultos jóvenes (mujeres) que tenía como objetivo
determinar los efectos de diferentes tipos de carga en la geometría y fuerza ósea
en el cuello femoral (estructura del hueso cortical) aplicó a (cinco grupos) diversos
tipos de carga de la siguiente manera: [1. alta magnitud de impacto vertical
(voleibol, triple salto, vallas y salto de altura), 2. moderada magnitud impactos
rápidos en diversas direcciones (fútbol y deportes de raqueta), 3. fuerzas
musculares de alta magnitud (levantamiento de pesas), 4. bajo impacto repetitivo
(en ejecución), y 5. sin impacto repetitivo (natación)], en comparación con no
atletas (grupo control) revelando:
El área cortical y la resistencia ósea en el cuello femoral fue de ~ 15% a
30% mayor en los atletas del grupo 1 y 2, pero no en el área total de diámetro
(sección transversal). De acuerdo a un análisis regional (cabeza y cuello femoral)
para examinar el espesor cortical se demostró en comparación con el GC que la
cortical inferior fue ~ 60% mayor en el grupo de alto impacto y las corticales anterior
y posterior fueron un 20% mayor, en los grupos 1 y 2.
La cortical superior, región sometida a grandes cargas de compresión por
los apoyos unipodales sobre la cadera, también tuvo tendencia a una corteza más
gruesa (~ 15%) en el grupo 2. Estos hallazgos sugieren que los regímenes de
ejercicios que comprenden ejercicios de moderada magnitud con impactos rápidos
en diversas direcciones pueden representar clínicamente el modo óptimo para
mejorar la estructura ósea y la fuerza en el cuello femoral.
Sobre la base de la evidencia disponible, es claro que hay que esperar
resultados de más largo plazo para establecer con base en datos clínicos
relevantes las directrices de prescripción de ejercicio que puedan maximizar la
resistencia ósea, especialmente en la cadera y la columna vertebral.
85
En esta misma línea, para el diseño de un programa de entrenamiento
pliométrico, se deben tener en cuenta, las características morfológicas y
biomecánicas de los sujetos, los parámetros de la prescripción del ejercicio
(intensidad, volumen, frecuencia, tiempo de recuperación), el objetivo a alcanzar, el
tiempo total de aplicación del programa y los principios del entrenamiento
pliométrico. Alain Piron citado por Cometti, (1998) planteo dichos principios los
cuales se basan en tres elementos fundamentales la posición, el desplazamiento y
el carácter de las tensiones musculares.
En torno a la posición el objetivo es variar el ángulo de trabajo de la
articulación, este principio es respaldado bajo el fundamento fisiológico de la curva
tensión longitud la cual muestra que según la posición articular, la longitud
muscular favorece el alcanzar una débil (sarcómero muy elongado), ideal
(sarcómero ubicado en posición intermedia) o imposible (sarcómero acortado)
tensión muscular; estas variaciones en la posición son desarrolladas en ángulos de
60°, 90° y 150° para la rodilla y bajo dos maneras una analítica (uno de los tres
ángulos) y una combinada (alternando dos o tres ángulos de trabajo diferentes).
El segundo principio (el desplazamiento) el objetivo es variar el tiempo
durante el cual se va a efectuar la contracción, por tanto fisiológicamente en un
gran desplazamiento los puentes de actina y miosina no son solicitados de la
misma forma que en un recorrido corto, por lo que se tienen en cuenta la calidad
del estiramiento y la duración del estiramiento, que de acuerdo con Bosco estos
parámetros tienen incidencia sobre el funcionamiento muscular.
El tercer principio (el carácter de las tensiones musculares) en este se debe
tener en cuenta que la pliometría es una estructura que integra tres fases: una
excéntrica, un corto momento isométrico y una concéntrica, lo cual lleva a
establecer dos formas de trabajo de acuerdo a las variaciones de las tensiones
musculares un método sintético el cual respeta la armonía de la estructura
trabajando las tres fases al mismo tiempo (ejercicio pliométrico propiamente dicho)
y un método analítico el cual tiene en cuenta solo una parte de las tres fases (1 ó
2).
Es así que, de acuerdo con Chu (sf) en el modo se emplean ejercicios de
multisaltos, en diferentes direcciones, salto sin desplazamiento, saltos de pie, saltos
de respuesta múltiple y saltos en un solo pie. Cuando en los programas de
entrenamiento pliométrico se habla específicamente desde el desplazamiento, la
86
altura de caída del salto, implica tener presentes los objetivos que se quieren
alcanzar, para de esta manera recomendar la que es más apropiada. Diallo y Cols;
Matavulj y cols, Verkhoshansky; sin embargo a pesar que se plateen diversas
alturas es importante considerar que para lograr efectos positivos “la energía
cinética transformada en energía mecánica durante la fase de amortiguación
requiere de unas condiciones específicas como son la altura optima y una
intensificación de los movimientos del deportista en el impulso hacia arriba”.
También se plantea que la altura del salto es dependiente entre un salto u otro, es
decir el salto de contra movimiento requiere una altura mayor al squat jump (SJ),
“porque a los factores que determinan el precedente tipo de manifestación de la
fuerza hay que añadir el efecto debido al componente elástico”……., (además para
determinar la altura de caída) se realiza por el test de altura optima de caída,
teniendo presente algunas sugerencias según la disciplina deportiva “deportistas de
alto rendimiento de deportes de componente altamente explosivo tienen las
referencias entre los 70 - 80 centímetros”.
Frente a las recomendaciones del número de sesiones de entrenamiento
(frecuencia), no hay muchos estudios que soporten cual es la dosificación para
lograr mayores adaptaciones, puesto que “no se han llevado a cabo investigaciones
acerca de la frecuencia óptima para el aumento de rendimiento” Voight y Tippett,
(2001), “la mayoría de los autores recomiendan tres sesiones por semana Adams,
(1984), Diallo y cols (2001)”. Verkhoshansky (1999) “indican que sólo en el caso de
atletas bien preparados se pueden programar tres sesiones semanales”, teniendo
en cuenta que el tiempo de recuperación para este tipo de entrenamiento debe ser
por lo menos de 24 horas entre sesión, pudiendo realizar con los sujetos sometidos
al programa otro tipo de ejercicio, los cuales pueden ser de recuperación. Pérez,
Carlos (sf), refiere que si se “emplean dos sesiones intensas por semana la
recuperación entre sesiones debe ser como mínimo de 72 horas”
Las revisiones realizadas establecen que la duración de las sesiones
promedia los 45 minutos y el volumen es determinado por el número de contactos
del pie con el suelo; mientras la intensidad se puede establecer por diferentes
aspectos como el tipo de ejercicio el cual va a depender del grado de complejidad
del mismo y la recuperación “puesto que el entrenamiento pliométrico es de
naturaleza anaerobia, hay que dejar un período de recuperación más prolongado
para que se reestablezcan las reservas metabólicas” (Voight y Tippett, 2001); en lo
87
que sí coinciden los autores consultados es en la necesidad de respetar al menos
un día de descanso (sin trabajo pliométrico) entre dos sesiones consecutivas.
Entonces, un parámetro importante del protocolo es el número de saltos
necesarios para lograr efectos estructurales, nerviosos y dependientes del
estiramiento muscular; para su estimación se puede llevar a cabo “por el test de
número de repeticiones óptimas para una serie……en donde con un aumento del
tiempo de contacto y una disminución del tiempo de vuelo son suficientes para
determinar el número de saltos en una serie para el entrenamiento pliométrico”
(Perez. sf).
En contraposición a estos estudios, García López (2005); y Turner y cols.
(2003), Brown y cols. (1986), no encontraron mejoras significativas en esta cualidad
tras la ejecución de programas de 4, 6 y 12 meses respectivamente; frente a otras
revisiones realizadas se encontró un estudio de
análisis de las adaptaciones
inducidas por cuatro semanas de entrenamiento pliométrico, del cual se concluyó
que “un programa de 4 semanas de duración, a razón de 3 sesiones por semana y
con una media de 163 apoyos por sesión, aplicado a estudiantes de educación
física, no produce incrementos significativos en la fuerza explosiva”. Garcia, JA,
Bresciani, y De Paz, (2005).
Informaciones que conducen a deducir que existen diferencias en las
conclusiones alcanzadas en las investigaciones planteadas, indicando la necesidad
de seguir indagando acerca del efecto que genera dicho entrenamiento sobre la
fuerza de la población, manifestado en la fuerza explosiva. Precisamente, con
relación a esta problemática García López y cols (2005) en su estudio “análisis de
las adaptaciones inducidas por cuatro semanas de entrenamiento pliométrico”
plantean que se hace necesario realizar “nuevos estudios, que trabajen con
distintos programas de entrenamiento pliométrico para observar los alcances en
torno a las adaptaciones en la fuerza explosiva.
Aunque algunos autores han mencionado “que existe cierta sensibilidad
reportada por sujetos ancianos relacionada con la duración, el volumen y el tipo de
entrenamiento”, se evidencia que no todos los programas son apropiados a la hora
de estimular el sistema muscular Komi PV., (1986); Häkkinen K and Parakinen
(1994), además de los beneficios funcionales, atendiendo a la intensidad y la
duración de los procesos, Ramírez V., (2011) plantea “otros estudios dejan ver la
88
posibilidad de aumentar el área de sección transversal muscular en población
envejecida, sin la presencia de lesiones o problemas derivados de las
intervenciones”
“Debido a las características de los sujetos, la duración de los programas, la
frecuencia de participación, la cantidad de saltos, las pruebas dinamométricas
usadas, entre otros aspectos, [aun] se presentan varias dudas relacionadas con el
control de la intensidad, el volumen, la duración y la recuperación de estos
procesos, que merecen esclarecerse, dada la posible contribución práctica de estas
acciones”. Ramírez V., (2011).
3.5.
ENTRENAMIENTO PLIOMÉTRICO EN MEDIO ACUÁTICO
3.5.1. Entrenamiento pliométrico en agua y fuerza muscular
Sin embargo de la revisión bibliográfica realizada son pocos los estudios que
describen entrenamientos pliométricos en el agua, de los encontrados se haya el
de Robles (2006) que describe los cambios isocinéticos con ejercicios pliométricos
en el agua. El objetivo fue demostrar la efectividad de los ejercicios pliométricos
acuáticos en la gonartrosis. Los resultados fueron: el grupo A (rutina de
rehabilitación para miembros inferiores en tanque terapéutico) no tuvo diferencia
significativa en ningún valor. El grupo B (programa de ejercicios pliométricos
acuáticos para miembros inferiores en tanque terapéutico) sí tuvo diferencia
significativa en todos los valores excepto en resistencia a la fatiga de músculos
flexores y extensores, y potencia de extensores. Si bien el grupo B si mejoró en
general, no fue suficiente para lograr una diferencia significativa entre ambos
grupos, lo cual debió ser porque el tiempo durante el cual se realizó el programa de
ejercicios pliométricos probablemente fue insuficiente, de lo cual se concluye que
los ejercicios pliométricos acuáticos son efectivos para mejorar pico de torque,
trabajo total y potencia, en pacientes con artrosis de rodilla.
Este estudio brinda una pauta para buscar el tiempo óptimo programado de
ejercicios pliométricos acuáticos. Sin embargo es importante tener en cuenta que
dicho estudio no muestra variables de prescripción del programa de entrenamiento
pliométrico, lo cual se hace indispensable para poder mostrar la efectividad en el
entrenamiento
89
Por otro lado permite establecer que sí es posible, que mediante
entrenamiento pliométrico en agua se puedan generar adaptaciones, por lo menos
para el caso descrito anteriormente en fuerza, ya que en el mismo artículo
refiriéndose específicamente al entrenamiento pliométrico acuático, se dice que
“proporcionó las mismas ventajas del realce del funcionamiento que los
pliométricos en tierra” (Robles, 2006), por lo cual es una opción viable.
Adams, K. O”Shea, J.P. O”Shea K.L. y Climstein, M (1992) citados por
Robles (2006) han propuesto que “los ejercicios pliométricos combinados con peso
son de gran estímulo para realizar el salto, si se realiza el entrenamiento en agua el
peso es reemplazado por la resistencia del agua y su propio peso corporal”,
convirtiéndose en un factor protectivo, ya que se disminuye la carga sobre los
tejidos gracias a la gravedad cero del cuerpo en el agua. Idea que es reforzada por
Martel y cols (2005), al plantear el entrenamiento pliométrico acuático (EPA) podría
dar lugar a beneficios similares a los de la tierra pero con un menor riesgo debido a
la flotabilidad y la resistencia del agua para el aterrizaje.
El EPA reduce el reflejo de estiramiento y la cantidad de carga excéntrica,
pero los individuos encuentran mayor resistencia durante la contracción concéntrica
debido a la viscosidad del agua, lo cual podría brindar un estimulo levemente
diferente al proporcionado por el entrenamiento pliométrico en tierra. Para Stemm,
J y cols (2007), si las fuerzas de reacción del piso en los ejercicios pliométricos se
pueden reducir al máximo sin comprometer el efecto del entrenamiento, el potencial
de lesión por impacto puede ser reducido, sin embargo, Grantham (2002) advierte
que los pliométricos favorecen la generación de lesiones excepto si se realizan en
medios controlados y sugieren que los ejercicios pliométricos en medio acuático
aumenta la masa muscular, la fuerza y reduce las fuerzas de impacto.
Actualmente existe poca información acerca del entrenamiento pliométrico
acuático, sin embargo los estudios reportados muestran resultados interesantes en
torno a la fuerza. Miller y cols (2002) desarrollaron un programa de 8 semanas de
entrenamiento pliométrico aplicado en tierra y agua, comparando los cambios
generados en el salto vertical, dicho estudio demostró incremento del pico torque
flexión de rodilla en ambos grupos en una sola de las velocidades (6,28 rads), sin
aumento significativo en el salto vertical en ninguno de los grupos, seguramente por
la intensidad de carga suministrada durante las cuatro primeras semanas (baja a
media).
90
De igual manera Robinson y cols (2004) en su estudio compararon los
efectos de 8 semanas de entrenamiento pliométrico en tierra comparado con agua
sobre el salto vertical, fuerza muscular, velocidad de sprint y dolor muscular en
universitarios sanos encontrando: un aumento mayor al 30% en el salto vertical,
fuerza muscular y velocidad de carrera
en ambos grupos, alcanzando valores
superiores las mujeres; pero con dolor muscular significativamente mayor en las
mujeres que recibieron entrenamiento pliométrico en tierra. De igual manera este
mismo autor afirma “parece que el entrenamiento EPA posee el potencial para
proporcionar mejoras similares en la función musculo esquelética o las
relacionadas con el deporte a las generadas por el entrenamiento pliométrico en
tierra pero con menos dolor”.
Otro estudio entrenamiento pliométrico acuático de seis semanas con una
frecuencia de 2 veces por semana mostro un aumento del 11% en el salto vertical
en comparación con el entrenamiento tradicional de voleibol más estiramiento
(CON) que solo mostro 4%, lo cual demuestra que el EPA puede producir
aumentos significativos en el salto vertical en deportistas femeninas en edad
escolar.
Un estudio realizado para comparar la altura del salto vertical en tres grupos
agua, tierra y control después de 6 semanas de entrenamiento con una frecuencia
de 2 veces por semana a razón de tres series de quince repeticiones (3 X15) con 1
minuto de reposo entre series, sugirió un aumento en los resultados alcanzados en
el salto vertical y la no existencia de diferencias significativas entre los grupos tierra
y agua, lo cual sugiere que el entrenamiento en agua reduce la carga sobre los
tejidos debido a la flotabilidad y la resistencia del agua en el aterrizaje. En
contraposición Miller y cols (2002) en su estudio con tres grupos agua, tierra y
control no encontraron diferencias significativas en las variables seleccionadas
(fuerza muscular y pico torque rodilla y tobillo) después de 8 semanas de
entrenamiento a razón de una sesión semanal, lo cual muestra la importancia de
tener mayores frecuencias de entrenamiento para obtener logros con la carga
aplicada, pues una vez a la semana representa un pobre estimulo sobre el tejido
biológico.
Finalmente Stemm y cols (2007) concluyen en su estudio que los grupos
agua y tierra superaron significativamente al grupo control en el salto vertical
91
posterior al entrenamiento y no encontraron diferencia significativa en el salto
vertical entre el grupo agua y tierra, adicionalmente plantean que la profundidad del
agua es un factor fundamental cuando el objetivo es aumentar la fuerza muscular
con entrenamiento pliométrico.
Otro factor importante en el EPA corresponde a las características de los
sujetos y la duración del programa, donde programas de pocas semanas (seis a
ocho semanas) sugieren que las mejoras alcanzadas podrían ser producto de la
adaptación neural. Sin embargo también es posible que los dos tipos de programas
de entrenamiento muestren resultados positivos y similares por la influencia
gravitacional total en el entrenamiento pliométrico en tierra y por la resistencia
ejercida por el agua en el movimiento de despegue al saltar.
3.5.2. Entrenamiento pliométrico y DMO
A lo largo del documento se han ido mostrando las bondades del entrenamiento
pliométrico en tierra entre las que se destacan mejora de la aceleración y la
potencia, además de la fuerza muscular, el salto vertical y la velocidad, además de
la densidad mineral ósea (DMO).
“La densidad mineral ósea (DMO) es el resultado de un proceso dinámico
de formación y reabsorción de tejido óseo llamado remodelación. La reabsorción
causa un deterioro de este tejido en cuanto a la formación del mismo y es
responsable por la reconstrucción y fortalecimiento del tejido deteriorado” Creighton
DL, (2001, p. 565-570). Este proceso ocurre a lo largo de la vida en ciclos de cuatro
a seis meses de duración” Bemben DA, (2000), citados por Cadore, E (2005)
(Cadore, Arias, y Kruel). De igual manera López Chicharro (2006, p.893), “plantea
que en el esqueleto adulto humano el proceso de remodelado óseo en una
determinada unidad tarda en ser completado entre 4 a 7 meses. A la cantidad de
hueso sustituido por hueso nuevo en la unidad de tiempo se le denomina turnover
(o recambio) óseo y depende del número de unidades de remodelado activas en un
momento
dado”.
Astrand.,
Rodahl,
(1992)
establecieron
que
diferentes
componentes celulares son los responsables de la reabsorción y formación de
hueso nuevo, donde los osteoblastos contribuyen a la formación ósea, mientras los
osteoclastos a la destrucción y reabsorción.
92
Creighton y cols (2001) establecieron que las respuestas de remodelación
ósea ocurren por la acción de la fuerza de gravedad y por la acción intensa de los
músculos ligados al segmento óseo. Nordin (2004) lo reafirma al plantear que la
remodelación ósea es producto de la solicitación impuesta sobre el tejido óseo y la
acción de la fuerza de gravedad, lo cual es complementado por Miralles(1.998),
Izquierdo (2008), Malagón (2005) Guyton (1991), Thibodeau (1995), Gutiérrez
(2006), López Chicharro (2006), López Chicharro (2008); quienes plantean que la
remodelación es regulada por hormonas en la circulación sistémica, además de
factores de crecimiento, citoquinas, nutrición y factores extrínsecos como la
genética, la raza, sexo y las hormonas.
Por consiguiente, la formación ósea producida por el entrenamiento, se da
gracias a la aplicación de carga mecánica sobre la estructura esquelética, este
estrés mecánico sobre el tejido óseo puede ser de carácter tensil, compresivo, de
torsión o cizallamiento. Es así como, “los ejercicios con carga mecánica leve o
moderada parece no provocan adaptaciones significativas en los depósitos
minerales, por el contrario los practicantes de modalidades deportivas de mayor
carga mecánica presentan resultados positivos” Andreoli, y cols (2001); Ginty y
cols. (2005) y citados por Urtassum, E, y L, (2008). “La masa ósea corporal total
adquirida en la adolescencia es del 95%” Gannong (1999), convirtiéndose en un
objetivo para la prevención de alteraciones óseas degenerativas en edades más
avanzadas.
Más aún, se debe tener presente la capacidad de soporte de carga del tejido
óseo pues si ésta es superada puede generar reacciones negativas en el tejido en
respuesta al ejercicio tal como lo plantea Silva y cols (2003), citado por Urtrassum,
E, y L, (2008).
3.5.3. Entrenamiento pliométrico, fuerza muscular y DMO en el adulto
mayor
Ramírez V, (2007) reporta que “algunos estudios encuentran una respuesta
osteogénica y muscular importante tras la aplicación de programas que vinculan
saltos, especialmente en mujeres premenopáusicas y varones de edad avanzada,
pero sin cambios en mujeres posmenopáusicas, a pesar de prolongarse la actividad
sobre periodos superiores a seis meses”; Kohrt WM, Ehsani AA, and Birge SJ.
(1997) observaron tras el uso combinado de un sobrepeso de 5 kilogramos, control
93
nutricional y saltos múltiples, un descenso en la perdida de densidad mineral ósea
comparado con el grupo control respectivo, aunque sin incrementos significativos
para la misma.
Adicionalmente, Bassey EJ., y cols (1998); Izquierdo M and Aguado X.,
(1997); American College o Sport Medicine., (2002) vienen sugiriendo la inclusión
de saltos en los procesos orientados al mejoramiento de la fuerza explosiva y el
incremento de la densidad mineral ósea de los mayores activos.
En consecuencia, al reconocer que el ejercicio físico en general y la fuerza
muscular en particular corresponde a uno de los factores con mayor influencia
sobre el sistema neuromuscular y óseo (la densidad mineral ósea) debido al estrés
mecánico que produce sobre estos, se convierte en uno de los principales
moduladores de estos tejidos y en una herramienta perfecta para la prevención de
alteraciones del aparato musculo esquelético, favoreciendo los procesos de
adaptación biológica y permitiendo la generación de modelos de entrenamiento de
la fuerza que alimenten las áreas de la salud y el rendimiento deportivo, donde aún
se perciben vacios en la aplicación de este conocimiento.
Groothausen y cols (1997), citado por Urtrassum, E, y L, (2008) plantea que
“los deportes que incluyen saltos generan una fuerza de reacción del suelo (FRS)
aumentada entre 4 veces o más. Los deportes realizados con velocidad y cambios
rápidos de dirección multiplican el peso corporal de 2 a 4 veces”. Por tanto, se hace
necesario tener en cuenta las características de disciplinas deportivas que
impliquen gran carga sobre el sistema musculo esquelético y favorezcan a largo
plazo. “La mayor parte de trabajos científicos que hacen referencia a la fuerza, han
nacido del contexto del alto rendimiento… sin embargo, es importante resaltar que
el conocimiento aplicado para favorecer las cualidades de un deportista puede, así
mismo, ser útil en otras poblaciones con características especiales por su edad,
sexo, estado físico, psíquico y condiciones medioambientales” Ramírez V., (2007).
Aun más cuando se conoce que con el proceso de envejecimiento se
presenta un deterioro importante del Vo2máx y la fuerza muscular, apreciándose
con el paso de los años, una disminución en el porcentaje de fibras musculares,
viéndose comprometida de esta forma la capacidad de independencia funcional
Newton RU, Kraemer, W.J. (1994); Ramírez JF., (2006); Astrand PO., (1992).
94
“Algunos estudios han descrito que la potencia muscular está más
relacionada con las limitaciones funcionales en ancianos, que el pico de fuerza
máxima de un músculo. Así por ejemplo, la potencia muscular generada por los
miembros inferiores y determinada por el salto vertical, se ha correlacionado con la
capacidad de realizar diversas tareas, sugiriendo la necesidad de mejorar la
manifestación de esta capacidad con el objetivo de incidir sobre otros aspectos de
la locomoción., Ramírez V., (2011). Asimismo, Izquierdo M. (1997) ha sugerido la
debilidad muscular como uno de los factores que influye sobre los problemas de
equilibrio presentados en los ancianos. Al parecer, y como se demuestra
experimentalmente, hay una correlación entre la capacidad de expresar fuerza
rápidamente y la capacidad para realizar ajustes posturales, mantener la
estabilidad y el equilibrio.
De acuerdo a lo expuesto y con el objetivo de minimizar una reducción
funcional asociada con la edad, “es recomendable incluir ejercicios con cargas
elevadas y ejercicios de naturaleza explosiva en los programas de actividad física
para personas mayores Izquierdo M. (1997); Ramírez JF. (2006).
Teniendo en cuenta las características de las prácticas físicas, siendo el
salto un componente presente en muchas de estas y de la pliometría, lleva a
sugerir que este método de entrenamiento y las características metodológicas con
que se desarrolla la prescripción de las cargas, puede conllevar a largo plazo a
alteraciones de los tejidos biológicos solicitados. Por lo tanto, se hace necesario
establecer los efectos protectivos que brinda el entrenamiento pliométrico en agua
con respecto a la tierra sobre la estructura musculo esquelética (integridad articular
y desempeño muscular) de manera que contribuya a la prevención de alteraciones
músculo esqueléticas por sobreuso teniendo en cuenta la importancia de la fuerza
para la ejecución de patrones motores y en el caso de la población adulta mayor su
papel fundamental para preservar y prolongar la independencia funcional evitando
la posibilidad de generación de factores de riesgo de lesión o caídas como la
inestabilidad articular, disminución de la velocidad refleja, perdida de equilibrio,
poca coordinación inter e intramuscular, miedo psicológico a las tareas físicas entre
otras.
Con base a lo anteriormente enumerado y teniendo en cuenta los aportes
de importantes autores en torno al tema en cuestión el día de hoy se cuenta con
información valiosa acerca del comportamiento adaptativo del sistema muscular de
95
los adultos mayores, estos logros invitan a reevaluar los procesos de diagnóstico,
control, evaluación y contenidos de la actividad física en estas poblaciones, con
miras a mejorar su salud y estilo de vida. Razón por la cual, es necesario diseñar
cuidadosamente los programas de actividad física, con la idea de influir sobre los
factores estructurales (área de la fibra y velocidad de transmisión nerviosa) y
funcionales (manifestación de fuerza) del sistema muscular del anciano.
Por tanto, para “mantener unos niveles mínimos y adecuados de salud y
funcionalidad, [del adulto mayor] obliga a una estructuración más precisa y racional
de los contenidos, puesto que deben relacionarse adecuadamente aspectos como
la intensidad, el volumen, la duración la recuperación y el control del
entrenamiento”. Ramírez V., (2011).
4. OPERACIONALIZACIÓN DE VARIABLES
Variable independiente: programa de entrenamiento pliométrico aplicado en agua y
actividad física convencional no sistematizada (tierra).
Variables dependientes: fuerza explosiva, densidad mineral ósea
Variable
Sexo
Edad
MORFOLÓGICAS:
Peso corporal
Talla
Índice de masa corporal
Definición conceptual
Atributos
genéticos,
físicos y funcionales que
caracterizan, identifican y
diferencian a los cuerpos
del hombre y de la mujer.
Tiempo que una persona,
ha vivido desde el tiempo
en que nació.
Magnitud empleada para
medir en gramos la masa
viva.
Altura que alcanza una
persona o cosa
Es una medida de
asociación entre el peso y
Indicador
Femenino
Años cumplidos
Kilogramos (Kg)
metros (m)
IMC: Kg/m2
96
la talla de un individuo.
(L. A. J. Quetelet).
FUNCIONALES:
Fuerza
muscular Capacidad
de
la
explosiva
musculatura
para
deformar un cuerpo o
para
modificar
la
aceleración del mismo en
el menor tiempo posible.
La principal manifestación
de la fuerza explosiva y
reactiva es la saltabilidad,
entendida
como
la
capacidad del músculo
para
producir
y
aprovechar la energía
rápidamente con el fin de
generar
la
mayor
velocidad de contracción
posible
(potencia)
Serrato., (2008).
ESPECÍFICAS:
Densidad Mineral
Es el resultado de un
proceso dinámico de
formación y reabsorción
de tejido óseo llamado
remodelación.
Altura alcanzada en
centímetros (cms)
Tiempo de vuelo en
milisegundos (ms).
Velocidad en metros por
segundo (m/s).
g/cm²
Tabla 8.Operacionalización de variables
5. Hipótesis
5.1 Trabajo: Al aplicar el programa de entrenamiento pliométrico en agua
comparado con la actividad física convencional no sistematizada (tierra), se genera
una mejoría en la densidad mineral ósea (DMO) y un incremento en la fuerza
muscular, en mujeres físicamente activas. Bogotá 2012.
5.2 Nula: Al aplicar el programa de entrenamiento pliométrico en agua comparado
con la actividad física convencional no sistematizada (tierra), no se generan
97
cambios en la densidad mineral ósea (DMO) ni incremento en la fuerza muscular,
en mujeres físicamente activas. Bogotá 2012.
6. METODOLOGíA
6. 1. TIPO DE ESTUDIO
Estudio de enfoque cuantitativo cuasi-experimental, el cual estuvo enfocado a
realizar un análisis comparativo entre las diferentes variables de estudio, que
permitió determinar el efecto que tiene el entrenamiento pliométrico, realizado en
agua (piscina) y en tierra (programa de actividad física convencional no
sistematizado, sin un continuo en trabajos de fuerza y resistencia) sobre la fuerza
muscular explosiva y la densidad mineral ósea, en mujeres físicamente activas.
Empleando un diseño pretest - postest para los dos grupos, al cual se le
aplicó un programa de entrenamiento pliométrico en agua, el segundo (grupo
control) se le aplicó un protocolo de actividades recreo deportivas basadas en
danzas, juegos y rondas sin periodización o programación controlada y donde no
se incluyeron actividades frecuentes de fuerza o resistencia, más bien se busco
mejorar los componentes sociales, así como la enseñanza de manualidades.
Subgrupos
Periodo control
EPA (n=24)
(a,b,c,d)
*-1
(a,b,d)
Pruebas:
periodo entrenamiento
*0
(b,c,d)
*12
(b,c,d)
a. Antecedentes generales
GC (n=24)
(a,b,c,d)
b. Morfológicas:
Generales: edad, peso, talla.
c. Especifica: Densidad mineral ósea.
d. Funcionales: (SJ, CMJ, CMJas)
Fuerza explosiva: tiempo vuelo (ms), altura (cms), velocidad
(m/s).
Figura 3 Organización general de los grupos, controles y pruebas
En la tabla anterior se muestran los subgrupos entrenamiento pliométrico en agua
(EPA) y el grupo control (GC), adicionalmente se evidencian los periodos de
intervención que incluyen el control y el entrenamiento, con sus respectivas
variables morfológicas y funcionales ubicadas en cada uno de los momentos de la
investigación para la medición.
98
6.2 POBLACIÓN Y MUESTRA
6.2.1. Muestra
La selección de la muestra se realizó a través de un muestreo intencional,
es decir no probabilístico, aplicando los criterios de inclusión, los cuales
permitieron constituir los grupos de intervención de manera homogénea, tal
como se plantea en los estudios experimentales.
El tamaño de la muestra partió de 102 mujeres adultas mayores
físicamente activas pertenecientes al programa de adultos mayores adscrito
al Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) de Bogotá D.C., las
cuales constituían la población inicial, de las cuales 48 personas cumplieron
con los criterios de inclusión, aceptaron participar en el estudio, 24 para el
grupo el grupo experimental y 24 para el grupo control.
6.2.2. Consideraciones a la muestra: al respecto es necesario aclarar que de las
102 mujeres a las que se les aplicó el formato de aptitud para la práctica de la
actividad física del ACSM, los criterios para la clasificación de los niveles de
Actividad Física propuesto por el ACSM, y la valoración clínica 54 fueron excluidas
del proceso ya que aunque manifestaban llevar una práctica continua de actividad
física,
presentaron
factores
de
riesgo
relacionados
con
padecimientos
osteoarticulares, problemas cardiovasculares y porcentaje graso e índice de masa
corporal elevado.
Finalmente, después
de aplicar los criterios de inclusión y exclusión la
muestra quedo conformada por cuarenta y ocho (48) mujeres adultas mayores
físicamente activas pertenecientes al programa de adultos mayores adscrito al
Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) de Bogotá D.C. De las cuales 24
participantes fueron asignadas por el método de tómbola donde se colocaron en
una bolsa 24 fichas con el numero 1 y 24 fichas con el número 2 y cada participante
eligió al azar una ficha para determinar su asignación a los grupos, número 1 al
entrenamiento pliométrico en agua (EPA), número 2 actividad física no controlada
(GC).
99
Al grupo experimental se le aplicó el programa de entrenamiento pliométrico
durante 16 semanas (ver anexo A) con una frecuencia semanal de 3 sesiones de
60 minutos; que incluyeron, cuatro semanas, tres semanas en la aplicación de los
pretest y otra en los postest, adicionalmente, seis semanas utilizadas para el
proceso de adaptación al agua lo que indica, que el proceso de intervención del
grupo experimental tuvo una duración total de 22 semanas.
El siguiente es el diseño del grupo experimental con pre y post evaluación
RG1
01
RG2
03
X
02
04
Tabla 9: Tabla de diseño Grupo Experimental, con pre y post evaluación
6.2.3. Técnica de muestreo.
Se tomo la base total de datos de las 102 mujeres adultas mayores físicamente
activas pertenecientes al programa de adultos mayores adscrito al Instituto Distrital
de Recreación y Deporte (IDRD) de Bogotá D.C. posteriormente de acuerdo a los
criterios de clasificación de los niveles de Actividad Física del ACSM, se estableció
quienes eran mujeres físicamente activas y unido a los criterios de inclusión y
exclusión determinando así las participantes del estudio.
Para conformar los grupos se les pidió a las 48 participantes que
seleccionaran al azar de una bolsa con 24 fichas con el numero 1 y 24 fichas con el
número 2, una ficha para determinar su asignación a los grupos, número 1 al
entrenamiento pliométrico en agua (EPA), número 2 actividad física no controlada
(GC), proceso que permitió constituir los grupos de intervención de manera
homogénea.
6.2.4. Control de variables
Se tuvieron en cuenta las variables de edad, peso y talla, garantizando que las 48
participantes tuviesen una distribución equitativa en torno a la composición
corporal, en donde la conformación final de los grupos fuese homogénea
adicionalmente, se pretendió establecer las modificaciones sobre las variables
manifestación de fuerza explosiva y densidad mineral ósea, (DMO) producto del
entrenamiento EPA y GC.
100
6.3. PROCEDIMIENTO DE VALORACIÓN DE LA MUESTRA
6.3.1. Criterios de inclusión de la muestra

Mujeres mayores de 60±5 años.

Mujeres físicamente activas de acuerdo a los Criterios para la clasificación de
los niveles de Actividad Física propuesto por el Colegio Americano de Medicina
del Deporte (ACSM).

Mujeres físicamente activas por un periodo no inferior a 2 años, con una
frecuencia semanal de 2 a 3 veces por semana, una duración de 2 horas por
sesión y sin ningún tipo de entrenamiento enfatizado en fuerza.

Que sean mujeres adultas mayores pertenecientes al programa de adultos
mayores
adscrito al Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) de
Bogotá D.C.

Que posean afiliación al sistema de salud a través de EPS, Sisben o regímenes
especiales.

Que sean certificadas en relación a los objetivos de la investigación por parte
del personal médico contratado para dicho proceso.

Debido a las fuertes evidencias encontradas sobre la asociación de la raza en
el comportamiento de las variables a analizar y de cara a garantizar la
homogeneidad de los grupos no serán considerados elementos muestrales
afroamericanos.

Compromiso de no consumo de medicamento para osteoporosis o aumento de
la dosis de calcio durante la investigación, en caso contrario informar acerca del
mismo, debido a que el interes es poder verificar la incidencia del
entrenamiento pliométrico en agua sobre la DMO sin opción de modificación por
consumo de Ca en forma de medicamento.

Que hayan diligenciado previamente el consentimiento informado.
6.3.2. Criterios de exclusión de la muestra.

Que presenten alteraciones músculo esqueléticas como inestabilidades
articulares producto del tejido blando articular y periarticular, uso de prótesis,
desgarros musculares no tratados.

Que tengan patologías a nivel del sistema nervioso como distrofias, estados
epilépticos, fibromialgias.

Que presenten alteraciones vasculares, del retorno venoso y fluctuaciones de la
tensión arterial desde un mínimo de grado I
101

Que no haya diligenciado previamente el formulario de aptitud del ACSM.

Que estén medicadas para osteoporosis.

Que tengan consumos de calcio superiores a 1.200 mgr día según evaluación
medica.
6.4. TECNICAS E INSTRUMENTOS DE RECOLECCIÓN.
Se emplearon los siguientes instrumentos:

Formato de aptitud para la práctica de la actividad física del ACSM para
establecer si la persona está apta o no para la práctica de la actividad física.
(ver anexo B)

Formato criterios para la clasificación de los niveles de Actividad Física
propuesto por el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM) que
permitió determinar quiénes eran físicamente activas, para establecer su
participación en el estudio; proporcionando criterios para selección de la
muestra (ver anexo C).

Formato de consentimiento informado: (ver anexo D)

Formatos de evaluación de Peso, Talla e Índice de masa corporal, evaluación
de Fuerza explosiva test de Bosco y Komi en tapete de saltos AXON JUMP (SJ,
CMJ, CMJas), Densitometría ósea. (ver anexo E)
102
DISEÑO DEL ESTUDIO.
Figura 4. Diseño Metodológico
EFECTOS DEL ENTRENAMIENTO PLIOMÉTRICO EN AGUA SOBRE LA FUERZA MUSCULAR Y DENSIDAD
MINERAL ÓSEA, COMPARADO CON ACTIVIDAD FÍSICA CONVENCIONAL NO SISTEMATIZADA (TIERRA),
EN MUJERES FÍSICAMENTE ACTIVAS.
e
Población: 102 mujeres
Criterios de Inclusión y Exclusión (48
mujeres)
Prueba Piloto con 4 mujeres
Muestreo intencional (por conveniencia)
Tamaño de la muestra 48, relación de homogeneidad 1:1
Procedimiento
Validación del plan de entrenamiento
Capacitación evaluadores
Aplicación formatos aptitud práctica AF
y clasificación nivel actividad física
Firma del consentimiento informado
Aplicación pre-test
Aplicación programa. Entren. pliométrico
Aplicación post-test
Aplicación post test
Análisis de Información
Variables morfológicas:
(Peso, talla, IMC, % graso, %magro)
Variables específicas (DMO)
Variables funcionales (FM explosiva)
Análisis de univariado
Estadística descriptiva: medidas de tendencia
central (promedio) y de dispersión
Se determinó la distribución de normalidad de
cada una de las variables. Prueba Kolmogorov –
Smirnov 0,005.
Muestra < a 50 personas se utilizó Shapiro-Wilk
estableciéndose normalidad para variables con un
P valor > 0,005.
Aplicación
prueba
de
Homocedasticiad de variables
Levene,
para
103
Análisis de bivariado
Aplicación prueba t student, variables normales.
A las no normales (prueba no paramétrica) Umann Withney para muestras indpendientes.
Aplicación medidas de asociación empleando
estadístico riesgo relativo entre las variables de
fuerza y DMO y el programa de entrenamiento.
7. DISPOSICIONES VIGENTES (CONSIDERACIONES ÉTICAS)
Este estudio se desarrollo dentro del marco legal con base en la declaración de
Helsinki, de la asociación médica mundial, que proporciona recomendaciones para
orientar la investigación biomédica en seres humanos y la resolución No 008430 de
1993, en la cual se establecen las normas científicas, técnicas y administrativas
para la investigación en salud; la cual según su artículo 11 clasifica el presente
estudio como una investigación de riesgo mínimo, en ella se empleo el registro de
datos a través de procedimientos comunes, como algunos exámenes físicos y
diagnósticos, valoración de fuerza explosiva con test de Bosco y Komi en tapete de
saltos AXON JUMP, densitometría ósea, y se realizó un protocolo de pliometría y
de sesiones recreo deportivas basadas en danza, juegos y rondas sin una
periodización o programación controlada, donde se aseguro que no se aplicaban
componentes frecuentes de fuerza y resistencia.
Por otro lado, se tuvo en cuenta que los participantes de la investigación (muestra),
autorizaran por escrito su participación en el estudio por medio del consentimiento
informado “mediante el cual el sujeto de investigación o en su caso, el
representante legal, autorizó su participación en la investigación, con pleno
conocimiento de la naturaleza de los procedimientos, beneficios y riesgos a que se
sometería, con la capacidad de libre elección y sin coacción alguna” (artículo 14),
éste consentimiento contenía información acerca de la justificación, los objetivos,
los procedimientos, las molestias o riesgos esperados, beneficios, procedimientos
alternativos, garantía de resolución de inquietudes frente al estudio, libertad para
retirar su consentimiento y dejar de participar en el estudio, información de los
resultados obtenidos durante el estudio, disponibilidad de tratamiento médico e
indemnización a la que legalmente tendría derecho, en el caso de gastos
adicionales serían cubiertos por el presupuesto de la investigación o de la
institución responsable de la misma; la anterior información, se explicó en forma
completa y clara al sujeto de investigación o a su representante legal (art 15).
104
8. PROCEDIMIENTOS
Para el desarrollo de la presente investigación se llevaron a cabo las siguientes
fases:
Fase 1: Validación del protocolo: Se envió el programa de entrenamiento
pliométrico a par externo para aprobación, el cual validó el programa en términos
de pertinencia criterio científico, metodológico y de calidad.
Fase 2: Selección de la muestra: En ésta se estableció el cumplimiento de los
criterios de inclusión de la población, teniendo en cuenta que las personas que
participaron en el estudio fueron mujeres adultas mayores físicamente activas, para
lo cual se aplicaron los criterios para la clasificación de los niveles de Actividad
Física propuesto por el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM) a toda
la población (mujeres adultas mayores físicamente activas pertenecientes al
programa de adultos mayores adscrito al Instituto Distrital de Recreación y Deporte
(IDRD) de Bogotá D.C.) una vez aplicado el instrumento se seleccionaron las
mujeres físicamente activas (48), que participaron de la investigación.
La selección de la muestra se realizo a través de un muestreo intencional, es decir
no probabilístico, aplicando los criterios de inclusión, los cuales permitieron
constituir los grupos de intervención de manera homogénea, tal como se plantea en
los estudios experimentales. A cada uno de los participantes que ejecutarían el
entrenamiento EPA y GC se les pidió que seleccionaran de una bolsa una ficha
enumerada para determinar su asignación a los grupos, donde aquellas que
sacaron el número 1 fueron al grupo EPA y quienes sacaron el 2 al grupo Control
(GC), garantizando así la distribución de la muestra de manera homogénea.
Fase 3: Capacitación de evaluadores: El investigador escogió y capacito a los
auxiliares de la investigación para realizar los test iniciales y finales, así como para
la aplicación del programa de entrenamiento EPA y GC.
Fase 4: Evaluación inicial: se realizó para establecer los valores iniciales de las
variables morfológicas (peso, talla, IMC, porcentajes graso y magro), variables
especificas (DMO) y variables funcionales (fuerza muscular explosiva).
Para las variables morfológicas los datos fueron tomados con un monitor de
composición corporal marca Omron HBF-510W Full Body Composition, la toma de
105
talla se realizó con un estadiómetro (CLASSIC-ROLLER). MARCA: SECA, portátil,
implementado con clavija en la pared con cinta retractable con un rango de
medición de lectura directa en el contador 1-220 cm. La densidad mineral ósea
(DMO) se evaluó mediante densitometrías óseas realizadas en un centro
radiológico especializado.
La fuerza muscular se evaluó mediante la aplicación del test de Bosco y
Komi en tapete de saltos AXON JUMP. Este test es comúnmente utilizado para
valorar la máxima potencia muscular desarrollada en un corto periodo de tiempo
por los músculos extensores de rodilla, (Squat Jump (SJ), Counter movement Jump
(CMJ), CMJ arm swing (CMJas), Para la realización del test se siguió el protocolo
estandarizado de Bosco para tapete de salto AXON JUMP y se guardó registro
numérico de los datos obtenidos. Antes de iniciar la prueba se registraron en el
sistema los datos de las participantes solicitados por el software (nombre, edad,
talla, peso…), las participantes fueron instruidas en la técnica de ejecución del
salto, para que realizasen el mayor esfuerzo con cada modalidad e intento.
Fase 5: Intervención: Aplicación de protocolo de entrenamiento pliométrico en agua
(EPA), y el protocolo de actividades recreo deportivas basadas en danzas, juegos y
rondas sin periodización o programación controlada y donde no se incluyeron
actividades frecuentes de fuerza o resistencia, los cuales fueron desarrollados por
los auxiliares de investigación (profesionales en Cultura Física), los procesos de
entrenamiento y evaluación se llevaron a cabo en las instalaciones deportivas de la
Facultad de Cultura Física de la Universidad Santo Tomas.
Todos los sujetos participaron en una sesión introductoria durante la cual se
les aplicó a cada una de las participantes el formato de evaluación de aptitud del
ACSM para determinar alguna condición de salud que limitara la participación en
programas de ejercicio, el formato de criterios para la clasificación de los niveles
de Actividad Física propuesto por el Colegio Americano de Medicina del Deporte
(ACSM) permitió determinar quiénes eran físicamente activas, además la
valoración médica permitió avalar la participación en la investigación y descartar
posibles factores de riesgo que se exacerbaran durante la investigación, además se
les explicó y se practicó la técnica y la forma apropiada de cada test de aptitud
física, durante esta sesión, los auxiliares de la investigación mostraron los
procedimientos de evaluación y las participantes practicaron cada test. Además se
respondieron las inquietudes de los auxiliares de investigación.
106
Se les pidió a las mujeres que no realizaran actividades físicas vigorosas
durante el día previo o durante cualquiera de los días en que se llevaron a cabo los
procedimientos del estudio. Las evaluaciones pre entrenamiento se ejecutaron una
semana antes del comienzo del período de entrenamiento y las evaluaciones post
entrenamiento se llevaron a cabo la siguiente semana después de finalizado el
período de entrenamiento.
Procedimientos de Entrenamiento. Los dos grupos de participantes
entrenaron tres veces por semana (lunes, miércoles y viernes) durante doce
semanas bajo un estricto monitoreo y condiciones controladas.
El grupo experimental llevo a cabo un proceso de sensibilización al medio
acuático durante 6 semanas que pretendió generar adaptación de las participantes
al medio acuático y confianza para desarrollar el entrenamiento pliométrico en el
agua base de la investigación, dichas actividades incluyeron aprendizaje de las
normas y señales de seguridad en el agua, entradas y salidas del agua,
respiración, flotación, inmersiones y desplazamientos todas desarrolladas bajo
estricto control de los profesionales en Cultura Física y mediante metodologías de
tipo lúdico.
En cada sesión de entrenamiento en época de sensibilización y en la
aplicación del programa propiamente dicho, todos los sujetos realizaron
calentamiento que incluyo inicialmente movilidad articular, baile dirigido, y juegos
que involucraron los saltos a realizar en el día (una serie de 8 repeticiones en
tierra), con miras a determinar posibles fallos en la ejecución de los mismos, juegos
de relevos y estiramiento al final del calentamiento.
La duración de cada sesión de entrenamiento fue de 60 minutos, en la cual
se aplicaron las cargas establecidas en el programa de entrenamiento mediante
microciclos semanales, las cargas de trabajo en promedio comprendieron de 2 a 3
series de 8 a 10 repeticiones de acuerdo a la planificación de la sesión y la carga
era modificada a partir del tipo de ejercicio de salto tipo A o tipo B (pliométricos
asistidos, sostenidos y resistidos) y ejercicios de fortalecimiento general
clasificados de igual manera A y B (de cadena cinética abierta en medio acuático
asistidos, sostenidos y resistidos).
Los participantes en el estudio realizaron actividades de estiramiento al
finalizar la sesión, dirigido a los grupos musculares intervinientes en diversas
107
posiciones, con una duración de 30 segundos hasta llegar al punto de sentir un
ligero disconfort, con un periodo de relajación de 5 segundos y de manera
progresiva hasta completar una frecuencia de tres veces por grupo muscular.
Fase 6: Evaluación post intervención: Con estas se estimaron las modificaciones
alcanzadas en las variables de estudio (fuerza muscular explosiva y densidad
mineral ósea).
Para el análisis de los datos se empleó el paquete estadístico SPSS, versión 19,5,
licenciado por la Universidad Autónoma de Manizales inicialmente se realizó un
análisis univariado, empleando estadística descriptiva: medidas de tendencia
central como el promedio y de dispersión.
Se determinó la distribución de normalidad de cada una de las variables a través de
la prueba de Kolmogorov – Smirnov, como la muestra fue menor a 50 personas se
utilizó Shapiro-Wilk estableciéndose normalidad para las variables que presentan
un P valor >0,005, a las variables normales se les aplicó la prueba de t student y a
las no normales la prueba no parametrica de U- mann withney para muestras
independientes. Finalmente se realizaron medidas de asociación empleando el
estadístico riesgo relativo entre las variables de fuerza y DMO y el programa de
entrenamiento. Es de aclarar en este caso, se tuvó en cuenta que el RR debe ser
menor de 1 para ser factor protector y estar contenido en el intervalo de confianza,
y el P valor ser menor de 0,005 (p<0,005)
Pruebas de normalidad
Kolmogorov-Smirnov(a)
Estadístico
PORCENTAJE GRASO PRE
Gl
Shapiro-Wilk
Sig.
Estadístico
gl
Sig.
,127
48
,052
,947
48
,030
,093
48
,200(*)
,968
48
,218
,173
48
,001
,770
48
,000
,093
48
,200(*)
,978
48
,483
,108
48
,200(*)
,971
48
,277
,102
48
,200(*)
,967
48
,199
VELOCIDAD SQUAT JUMP
PRE
,102
48
,200(*)
,973
48
,327
VUELO SALTO CONTRA
MOVIMIENTO PRE
,125
48
,058
,964
48
,145
PORCENTAJE GRASO POST
PORCENTAJE MAGRO PRE
PORCENTAJE MAGRO POST
VUELO SQUAT JUMP PRE
ALTURA SQUAT JUMP PRE
108
ALTURA SALTO CONTRA
MOVIMIENTO PRE
,133
48
,033
,955
48
,061
VELOCIDAD SALTO CONTRA
MOVIMIENTO PRE
,123
48
,065
,964
48
,146
VUELO SALTO CONTRA
MOVIMIENTO AS PRE
,122
48
,071
,949
48
,036
ALTURA SALTO CONTRA
MOVIMIENTO AS PRE
,132
48
,036
,956
48
,067
VELOCIDAD SALTO CONTRA
MOVIMIENTO AS PRE
,120
48
,083
,949
48
,037
,137
48
,024
,956
48
,071
,136
48
,027
,964
48
,151
VELOCIDAD SQUAT JUMP
POST
,134
48
,032
,963
48
,136
VUELO SALTO CONTRA
MOVIMIENTO POST
,094
48
,200(*)
,970
48
,251
ALTURA SALTO CONTRA
MOVIMIENTO POST
,115
48
,135
,957
48
,076
VELOCIDAD SALTO CONTRA
MOVIMIENTO POST
,095
48
,200(*)
,969
48
,228
VUELO SALTO CONTRA
MOVIMIENTO AS POST
,131
48
,039
,968
48
,209
ALTURA SALTO CONTRA
MOVIMIENTO AS POST
,119
48
,087
,959
48
,091
VELOCIDAD CONTRA
MOVIMIENTO AS POST
,140
48
,020
,965
48
,167
DMO COLUMNA LUMBAR
PRE
,106
48
,200(*)
,961
48
,113
DMO COLUMNA LUMBAR
POST
,113
48
,167
,958
48
,087
DMO CUELLO FEMORAL
PRE
,095
48
,200(*)
,945
48
,026
DMO CUELLO FEMORAL
POST
,109
48
,200(*)
,945
48
,025
DMO COLUMNA LUMBAR T
PRE
,114
48
,146
,963
48
,130
DMO COLUMNA LUMBAR T
POST
,148
48
,010
,961
48
,108
DMO COLUMNA LUMBAR Z
PRE
,143
48
,015
,959
48
,092
DMO COLUMNA LUMBAR Z
POST
,092
48
,200(*)
,975
48
,397
DMO CUELLO FEMORAL T
PRE
,092
48
,200(*)
,950
48
,040
DMO CUELLO FEMORAL T
POST
,087
48
,200(*)
,953
48
,051
DMO CUELLO FEMORAL Z
PRE
,126
48
,054
,949
48
,037
DMO CUELLO FEMORAL Z
POST
,129
48
,043
,947
48
,030
VUELO SQUAT JUMP POST
ALTURA SQUAT JUMP POST
Tabla 10. Pruebas de normalidad.
La tabla 10 presenta los datos del análisis de las pruebas de normalidad,
habiéndose aplicado Shapiro-Wilk por tener una muestra > a 50 personas y
109
estableciéndose normalidad para las variables con un P valor >0,005, a las
variables normales se les aplicó la prueba de t student y a las no normales la
prueba no parametrica de U- mann Withney para muestras independientes.
9. RESULTADOS
A continuación se presentan los resultados encontrados en este estudio
9.1. Analisis Univariado
Edad
Frecuencia
Porcentaje
55 años
9
18,8
56 años
3
6,3
57 años
7
14,6
58 años
1
2,1
59 años
3
6,3
60 años
3
6,3
61 años
2
4,2
62 años
7
14,6
63 años
3
6,3
64 años
3
6,3
65 años
7
14,6
Total
48
100,0
Tabla 11. Caracterización de la muestra según edad
El rango de edad de las 48 participantes fue de 55 a 65 años donde la media fue de
59,77 años ±3,633 años. Las mujeres de 55 años representan el 18,8%, seguida de
las de 57, 62 y 65 años con14, 6% respectivamente.
9.1.1. Variables morfológicas
PESO (kgr)
TALLA (cms)
INDICE MASA
CORPORAL
PORCENTAJE GRASO
PORCENTAJE MAGRO
N válido (según lista)
N
48
48
48
Mínimo
45,90
144
19,90
Máximo
90,70
171
32,50
Media
64,94
156,08
26,63
Desv. típ.
9,6
5,7
3,2
48
48
48
24,19
21,10
49,30
40,40
39,60
25,27
6,3
3,6
Tabla 12. Descriptivos variables morfológicas de la muestra participante
Las variables morfológicas muestran que el peso corporal presentó una media de
64,94 kgr ±9,6kg; la media de la talla fue de 156,08 cms ± 5,7 cms; el del IMC de
26,63 kg/m² ±3,2 kg/m²; y los porcentajes graso 39,60% ±6,3; y magro 25,27Kg
DE±3,6.
110
9.2. Analisis bivariado
9.2.1. Variables morfológicas grupo experimental y control
Diferencias relacionadas
PISCINA
CONTROL
GRUPO
Media
Desviación típ.
T
Sig. (bilateral)
EDAD PRE - EDAD POST
-0,375
0,495
-3,715
0,001
PESO PRE - PESO POST
0,43750
0,90112
2,378
0,026
IMC PRE - IMC POST
-0,11458
2,28055
-,246
0,808
PORC. GRASO PRE - POST
-1,46417
5,12988
-1,398
0,175
PORC. MAGRO PRE - POST
1,30417
4,27444
1,495
0,149
EDAD PRE - EDAD POST
-0,167
,381
-2,145
0,043
PESO PRE - PESO POST
0,19583
,92289
1,040
0,309
IMC PRE - IMC POST
0,04667
,39586
,578
0,569
PORC. GRASO PRE - POST
0,14208
,93147
,747
0,462
PORC. MAGRO PRE - POST
-0,17500
,97144
-,883
0,387
Tabla 13. Comparativo diferencias relacionadas, variables morfológicas grupo
experimental y control antes y después de la intervención (pretest - postest).
La tabla 13 muestra las diferencias relacionadas de las medias de las variables
morfológicas tanto del grupo experimental como del grupo control antes y después
de la intervención encontrando diferencia estadísticamente significativa para la
variable edad en el grupo experimental (p<0,001), mientras que las demás
variables no presentaron diferencias significativas para ninguno de los dos grupos.
9.2.2. Variables morfológicas
PRETEST
MEDIA D.E
VARIABLE
GRUPO
Peso (kgr)
% GRASO
EXPERIMENTO
CONTROL
EXPERIMENTO
CONTROL
EXPERIMENTO
64,34
65,54
26,70
26,55
38,71
10,2
9,2
3,2
3,3
7,0
%
MAGRO
CONTROL
EXPERIMENTO
CONTROL
40,49
26,09
24,46
5,5
4,6
2,1
IMC
t
0,428
Valor
P
0,671
0,163
0,871
U
239,0
U
0,312
1,569
0,124
MEDIA
POSTEST
D.E
t
63,90
65,35
26,82
26,50
40,18
10,2
8,8
3,1
3,1
5,5
40,35
24,78
24,64
5,1
2,0
2,2
0,521
0,347
Valor
P
0,605
0,730
U
271,5
U
0,317
0,234
0,816
Tabla 14. Comparativo variables morfológicas entre el grupo experimental y el
grupo control antes y después de la intervención (pretest - postest).
En la tabla anterior se observa como al comparar las variables morfológicas antes y
después de la intervención se muestra para el grupo experimental una media de
peso de 64,34Kg±10,2 kgr en el pretest y de 63,90kg±10,2 para el postest. Para el
grupo control la media fue de 65,54 kg ±9,2 kg en el pretest y 65,35 kg ±8,8 para el
postest, se establece una diferencia de medias para el peso en el post test de p
<0,605 entre los grupos experimental y control.
111
Para el grupo experimental el IMC muestra un promedio de 26,70kg/m²±3,2Kg/m²
en el pretest y de 26,82 Kg/m²±3,1 Kg/m² para el postest. Por su parte, el grupo
control presenta una media de 26,55 Kg/m²±3,3Kg/m² en el pretest y 26,50Kg/m²
±3,1Kg/m² para el postest, la diferencia de medias del IMC es de p<0,730 en el
post test entre el grupo control y el experimental.
El promedio del porcentaje graso para el grupo experimental fue de 38,71 ±7,0 en
el pretest y de 40,18±5,5 para el postest. Por su parte, el grupo control presenta
una media de 40,49 ±5,5 en el pretest y 40,35±5,1 en el postest; en el pretest
presentan una U mann Withney con p<0,312 y en el post la U mann Withney
presenta un p<0,317. El promedio del porcentaje magro para el grupo experimental
fue de 26,09kg±4,6kg en el pretest y de 24,78kg±2,0kg en el postest. Por su parte,
el grupo control tuvo una media de 24,6kg±2,1kg en el pretest y 24,64kg±2,2kg en
el postest, la diferencia de medias del porcentaje magro es de p<0,816. No se
evidencian cambios estadísticamente significativos en ninguno de los dos grupos
para estas variables, teniendo en cuenta los resultados obtenidos del análisis pre y
post para cada uno de los grupos.
Tabla 15. Medida de asociación variable IMC.
IMC
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
G. Experimental.
13
11
24
G. Control.
12
12
24
RR: 1,08 IC 95% [0,629; 1,865] p, 0,390
Al analizar la tabla anterior se encuentra que no existe asociación entre la
intervención realizada y la variable IMC RR 1,08. Dato que corrobora lo encontrado
en el cálculo de diferencia de medias.
Tabla 16. Medida de asociación variable % graso.
% graso
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
G. Experimental.
13
11
24
G. Control.
7
17
24
RR: 1.857 IC 95% [0,900; 3,830] p, 0,0454
Con respecto a la tabla anterior se encuentra que no existe asociación entre la
intervención realizada y la variable % graso RR 1.85. Confirmada en el cálculo de
su IC de 95%, pero nótese que muestra un valor de P estadísticamente
significativo, que aunque sugiere que pudiera existir alguna asociación sin embargo
112
no la presenta y por el contrario tiene un RR con tendencia a la zona de riesgo. De
hecho, este dato corrobora lo encontrado en el cálculo de diferencia de medias.
Tabla 17. Medida de asociación variable % magro.
% magro
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
G. Experimental.
14
10
24
G. Control.
15
9
24
RR: 0,933 IC 95% [0,590; 1,476] p, 0,388
Nótese como el RR calculado es de 0,9 aunque sugiere que pudiera existir alguna
asociación el IC 95% y el Valor de P no son estadísticamente significativos. Estos
datos confirman lo encontrado en el cálculo de la diferencia de medias.
9.2.3. Variables específicas (densidad mineral ósea) columna y cuello femoral
Diferencias relacionadas
GRUPO
PISCINA
DMO COLUMNA LUMBAR
Media
Desviación típ.
T
Sig. (bilateral)
-0,018583
0,039738
-2,291
0,031
0,009083
0,031734
1,402
0,174
-0,137500
0,291641
-2,310
0,030
-0,187500
0,351781
-2,611
0,016
0,054167
0,265361
1,000
0,328
0,066667
0,291423
1,121
0,274
0,022750
0,047952
2,324
0,029
0,007958
0,051353
,759
0,455
0,183333
0,436056
2,060
0,051
-0,035167
0,276276
-,624
0,539
PRE - POST
DMO CUELLO FEMORAL
PRE - POST
DMO COLUMNA LUMBAR T
PRE – T POST
DMO COLUMNA LUMBAR Z
PRE - Z POST
DMO CUELLO FEMORAL T
PRE - T POST
DMO CUELLO FEMORAL Z
PRE - Z POST
CONTROL
DMO COLUMNA LUMBAR
PRE - POST
DMO CUELLO FEMORAL
PRE - POST
DMO COLUMNA LUMBAR T
PRE – T POST
DMO COLUMNA LUMBAR Z
PRE - Z POST
113
DMO CUELLO FEMORAL T
0,050000
0,324372
,755
0,458
0,029167
0,215647
,663
0,514
PRE - T POST
DMO CUELLO FEMORAL Z
PRE - Z POST
Tabla 18. Comparativo diferencias relacionadas variables especificas (DMO)
grupo experimental y control antes y después de la intervención (pretest postest).
En la tabla anterior se evidencian cambios no estadísticamente significativos en el
comparativo de diferencias relacionadas a nivel de la columna lumbar en cada
uno de sus componentes DMO lumbar (p<0,031), T (p<0,030) y Z (p<0,016) en el
grupo experiemental, valores que difieren de los obtenidos por el grupo control
DMO lumbar (p<0,029), T (p<0,051) y Z (p<0,539).
9.2.4. Variables específicas (densidad mineral ósea)
PRETEST
MEDIA D.E
VARIABLE
GRUPO
COLUMNA
LUMBAR
(g/cm²)
COLUMNA
LUMBAR T
COLUMNA
LUMBAR Z
EXPERIMENTO
CONTROL
0,98
0,94
0,16
0,12
EXPERIMENTO
CONTROL
EXPERIMENTO
CONTROL
-1,71
-1,80
-0,52
-0,83
1,33
1,10
1,19
0,93
T
POSTEST
D.E
T
MEDIA
0,714
Valor
P
0,479
0,99
0,92
0,16
0,12
1,702
Valor
P
0,096
0,259
0,797
0,236
0,331
1,35
0,99
1,17
0,99
1,201
0,983
-1,57
-1,98
-0,34
-0,79
1,451
0,153
Tabla 19. Comparativo variables específicas (densidad mineral ósea columna
lumbar) entre el grupo experimental y el grupo control antes y después de la
intervención (pretest - postest)
El análisis del comparativo de las variables específicas densidad mineral ósea
(DMO) de columna lumbar antes y después de la intervención muestra para el
grupo experimental una media de 0,98g/cm² ±0,16 en el pretest y de 0,99g/cm²
±0,16 para el postest. Para el grupo control 0,94g/cm² ±0,12 en el pretest y
0,92g/cm² ±0,12 para el postest. Evidenciando cambios no estadísticamente
significativos en el post entre el grupo control y el grupo experimental, (p<0,096).
Para el grupo experimental la media del valor DMO T score en columna
lumbar muestra un promedio de -1,71 ±1,33 en el pretest y de -1,57 ±1,35 para el
postest. Por su Parte, el grupo control presenta una media de -1,80 ±1,10 en el
pretest y de -1,98 ±0,99 para el postest. Evidenciando mejora en el post en la
DMO T score en el grupo experimental con relación al grupo control, pero la
diferencia de las medias no es estadísticamente significativa p<0,236.
114
La media del valor DMO Z score en columna lumbar para el grupo experimental fue
de -0,52 ±1,19 en el pretest y de -0,34 ±1,17 para el postest. Para el grupo control
la media fue de -0,83 ±0,93 en el pretest y -0,79 ±0,99 para el postest.
Evidenciando mejora en el post en la DMO Z score en el grupo experimental con
relación al grupo control, sin ser estadísticamente significativa p<0,153.
Tabla 20. Medidas de asociación variable DMO columna lumbar
DMO columna
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
lumbar
G. Experimental.
6
18
24
G. Control.
21
3
24
RR: 0,285 IC 95% [0,140; 0,580] p, 0,000006
En cuanto a la tabla anterior se encuentra que existe asociación entre la
intervención realizada y la variable DMO columna lumbar RR 0,28. Confirmada en
el cálculo de su IC de 95%, y el valor de P estadísticamente significativo que
muestra.
Tabla 21. Medida de asociación variable DMO columna lumbar T score
DMO columna
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
lumbar T
G. Experimental.
14
10
24
G. Control.
19
5
24
RR: 0,736 IC 95% [0,496; 1,094] p, 0,068
En relación con la tabla anterior se encuentra que el RR 0,736 sugiere que existe
asociación entre la intervención realizada y la variable DMO columna lumbar T. Sin
embargo el cálculo de su IC de 95%, y el valor de P, no confirman este dato.
Valores demostrados de igual manera en el cálculo de diferencia de medias.
Tabla 22. Medida de asociación variable DMO columna lumbar Z score
DMO columna
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
lumbar Z
G. Experimental.
8
16
24
G. Control.
16
8
24
RR: 0,500 IC 95% [0,265; 0,941] p, 0,012
115
Observese en la tabla anterior un valor de RR 0,500 que sugiere que existe
asociación entre la intervención realizada y la variable DMO columna lumbar Z.
Datos confirmados en el cálculo de su IC de 95%, y el valor de P. Sin embargo, es
contrario a los datos obtenidos en el cálculo de diferencia de medias.
Tabla 23. Comparativo variables específicas (densidad mineral ósea cuello
femoral) entre el grupo experimental y el grupo control antes y después de la
intervención (pretest - postest)
PRETEST
MEDIA D.E
VARIABLE
GRUPO
CUELLO
FEMORAL
(g/cm²)
CUELLO
FEMORAL
T
CUELLO
FEMORAL
Z
EXPERIMENTO
0,87
0,15
CONTROL
0,81
0,11
EXPERIMENTO
-0,86
1,25
CONTROL
-1,35
0,99
EXPERIMENTO
0,28
1,13
CONTROL
-0,26
0,84
U
Valor
P
0,119
212,5
0,129
214,5
209,0
0,102
MEDIA
POSTEST
D.E
U
0,86
0,80
0,14
0,11
223,5
-0,91
-1,40
1,20
1,02
219,0
0,22
1,05
-0,29
0,86
208,0
Valor
P
0,183
0,154
0,098
El análisis del comparativo de las variables específicas densidad mineral ósea
(DMO) de cuello femoral antes y después de la intervención muestra para el grupo
experimental una media de 0,87g/cm² ±0,15 en el pretest y de 0,86 g/cm² ±0,14
para el postest. Para el grupo control 0,81g/cm² ±0,11 en el pretest y 0,80 g/cm²
±0,11 para el postest. Se evidencian cambios NO estadísticamente significativos de
acuerdo al pretest con un U mann Withney con p<0,119 y en el post la U mann
Withney de p<0,183.
Para el grupo experimental la media del valor DMO T score en cuello femoral
muestra un promedio de -0,86±1,25 en el pretest y de -0,91gr/cm² ±1,20 para el
postest. Para el grupo control -1,35 ±0,99 en el pretest y -1,40 ±1,02 para el
postest. Se evidencian cambios NO estadísticamente significativos de acuerdo al
pretest con un U mann Withney con p<0,129 y en el post la U mann Withney de
p<0,154.
La media del valor DMO Z score en columna lumbar para el grupo experimental fue
de 0,28 ±1,13 en el pretest y de 0,22 ±1,05 para el postest. Para el grupo control la
media fue de -0,26 DE±0,84 en el pretest y -0,29 DE ±0,86 para el postest. NO se
evidencian cambios estadísticamente significativos, de acuerdo al pretest con un U
mann Withney con p<0,102 y en el post la U mann Withney de p<0,098.
116
Tabla 24. Medidas de asociación variable DMO cuello femoral
DMO cuello
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
femoral.
G. Experimental.
17
7
24
G. Control.
14
10
24
RR: 1,21 IC 95% [0,794; 1,856] p, 0,193
Acerca de la tabla anterior se puede sugerir que no existe asociación entre la
intervención realizada y la variable DMO cuello femoral RR 1.21. Información que
se confirma con el IC del 95% y una P estadísticamente no significativa.
Demostrando con estos datos lo contrario a lo encontrado en el cálculo de
diferencia de medias.
Tabla 25. Medida de asociación variable DMO cuello femoral T score
DMO cuello
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
femoral T
G. Experimental.
19
5
24
G. Control.
16
8
24
RR: 1,187 IC 95% [0,837; 1,684] p, 0,177
Respecto de la tabla anterior se encuentra un valor de RR 1,187 que sugiere que
no existe asociación entre la intervención realizada y la variable DMO cuello
femoral T. Datos confirmados en el cálculo de su IC de 95%, y el valor de P. Estos
datos son contrarios a lo encontrado en el cálculo de la diferencia de medias.
Tabla 26. Medida de asociación variable DMO cuello femoral Z score
DMO cuello
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
femoral Z
G. Experimental.
21
3
24
G. Control.
20
4
24
RR: 1,050 IC 95% [0,830; 1,327] p, 0,353
Por lo que se refiere a la tabla anterior se evidencia un valor de RR 1,050 que
sugiere que no existe asociación entre la intervención realizada y la variable DMO
cuello femoral Z. Datos confirmados en el cálculo de su IC de 95%, y el valor de P.
Por lo tanto, estos datos confirman lo encontrado en el cálculo de la diferencia de
medias.
117
9.2.5. Variables funcionales (fuerza muscular explosiva) grupo experimental y
grupo control
Diferencias relacionadas
GRUPO
PISCINA
VUELO SQUAT JUMP PRE -
Sig.
Media
Desviación típ.
T
(bilateral)
-33,66667
36,00805
-4,580
0,000
-2,77083
3,15174
-4,307
0,000
-0,17042
0,18945
-4,407
0,000
-29,33333
38,30049
-3,752
0,001
-2,59583
3,40926
-3,730
0,001
-0,16292
0,18844
-4,236
0,000
-30,66667
36,44492
-4,122
0,000
-2,76667
3,32326
-4,078
0,000
-0,15125
0,17952
-4,127
0,000
5,66667
16,38309
1,694
0,104
0,48333
1,31997
1,794
0,086
0,02708
0,07838
1,693
0,104
SQUAT JUMP POST
ALTURA SQUAT JUMP PRE SQUAT JUMP POST
VELOCIDAD SQUAT JUMP
PRE - SQUAT JUMP POST
VUELO SALTO CONTRA
MOVIMIENTO PRE - SALTO
CONTRA MOVIMIENTO POST
ALTURA SALTO CONTRA
MOVIMIENTO PRE - SALTO
CONTRA MOVIMIENTO POST
VELOCIDAD SALTO CONTRA
MOVIMIENTO PRE - SALTO
CONTRA MOVIMIENTO POST
VUELO SALTO CONTRA
MOVIMIENTO AS PRE SALTO CONTRA
MOVIMIENTO AS POST
ALTURA SALTO CONTRA
MOVIMIENTO AS PRE SALTO CONTRA
MOVIMIENTO AS POST
VELOCIDAD SALTO CONTRA
MOVIMIENTO AS PRE CONTRA MOVIMIENTO AS
POST
CONTROL
VUELO SQUAT JUMP PRE VUELO SQUAT JUMP POST
ALTURA SQUAT JUMP PRE ALTURA SQUAT JUMP POST
VELOCIDAD SQUAT JUMP
PRE - VELOCIDAD SQUAT
JUMP POST
118
VUELO SALTO CONTRA
9,70833
21,74852
2,187
0,039
0,85417
1,83705
2,278
0,032
0,04708
0,10663
2,163
0,041
8,00000
23,47246
1,670
0,109
0,70417
1,96391
1,757
0,092
0,03792
0,11564
1,606
0,122
MOVIMIENTO PRE - VUELO
SALTO CONTRA
MOVIMIENTO POST
ALTURA SALTO CONTRA
MOVIMIENTO PRE - ALTURA
SALTO CONTRA
MOVIMIENTO POST
VELOCIDAD SALTO CONTRA
MOVIMIENTO PRE VELOCIDAD SALTO CONTRA
MOVIMIENTO POST
VUELO SALTO CONTRA
MOVIMIENTO AS PRE VUELO SALTO CONTRA
MOVIMIENTO AS POST
ALTURA SALTO CONTRA
MOVIMIENTO AS PRE ALTURA SALTO CONTRA
MOVIMIENTO AS POST
VELOCIDAD SALTO CONTRA
MOVIMIENTO AS PRE VELOCIDAD CONTRA
MOVIMIENTO AS POST
Tabla 27. Comparativo diferencias relacionadas variables funcionales: fuerza
muscular explosiva. Grupo experimental squat jump (SJ), salto contra movimiento
(CMJ) y salto contramovimiento as (CMJas) grupo experimental y control antes y
después de la intervención (pretest – postest).
La tabla anterior muestra el comparativo de diferencias relacionadas de las
variables funcionales fuerza muscular explosiva en los tres tipos de saltos (SJ,
CMJ, CMJas) con sus tres variables tiempo de vuelo, altura del salto y velocidad
del salto evidenciando estadisticamente para el grupo experimental diferencias
altamente significativas entre el pre y el post intervención.
PRETEST
MEDIA
D.E
VARIABLE
GRUPO
T VUELO (ms)
EXPERIMENTO
320,6
35,06
CONTROL
328,1
45,27
EXPERIMENTO
12,75
2,80
CONTROL
EXPERIMENTO
13,44
1,57
3,58
0,17
CONTROL
1,59
0,22
ALTURA (cms)
VELOCIDAD
(m/s)
t
0,642
Valor
P
0,525
0,740
0,463
0,370
0,713
MEDIA
POSTEST
D.E
T
354,3
322,5
33,56
41,28
2,931
15,52
12,95
2,9
3,1
2,897
1,74
0,176
1,56
0,208
3,152
Valor
P
0,005
0,006
0,003
119
Tabla 28. Comparativo variables funcionales: fuerza muscular explosiva. squat
jump (SJ) entre el grupo experimental y el grupo control antes y después de la
intervención (pretest – postest)
El análisis del comparativo de las variables funcionales específicas fuerza muscular
explosiva Squat Jump (SJ) antes y después de la intervención muestra para el
grupo experimental una media de tiempo de vuelo de 320,6ms ±35,06 en el pretest
y de 354,3ms ±33,56 para el postest. Por su parte, el grupo control muestra un
promedio de tiempo de vuelo de 328,1ms ±45,27 en el pretest y 322,5ms±41,28
para el postest. Demostrando en la diferencia de las medias dependencia
estadísticamente, significativa para el grupo experimental con relación al control en
el post en torno a la mejora del tiempo de vuelo (p<0,005).
Para el grupo experimental la media del valor de la altura SJ para el grupo
experimental fue de 12,75cms ±2,80 en el pretest y de 15,52cms 2,9 para el
postest. El grupo control presenta un promedio de 13,44 ±3,58 en el pretest y 12,95
±3,1para el postest. Se encontró como la diferencia de la medias es
estadísticamente significativa para el grupo experimental con relación al control en
el post en torno a la mejora de la altura alcanzada (p<0,006).
La media del valor de la velocidad alcanzada en el SJ para el grupo experimental
fue de 1,57m/s ±0,17 en el pretest y de 1,74 ±0,176 para el postest y para el grupo
control 1,59m/s±0,22 en el pretest y 1,56 ±0,208 para el postest. Se encontró como
la diferencia de la medias es estadísticamente significativa para el grupo
experimental con relación al control en el post en torno a la mejora de la altura
(p<0,003).
Tabla 29. Medidas de asociación variable vuelo Squat Jump (SJ)
Vuelo SJ
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
G. Experimental.
5
19
24
G. Control.
21
3
24
RR: 0,238 IC 95% [0,107; 0,526] p, 0,000001
Con respecto al análisis de la tabla anterior se encuentra que existe asociación
entre la intervención realizada y la variable vuelo Squat Jump (SJ) RR 0,238. Datos
confirmados con los valores encontrados en el cálculo de su IC de 95%, y el valor
de P. Por lo tanto, estos datos confirman lo encontrado en el cálculo de la
diferencia de medias.
120
Tabla 30. Medida de asociación variable altura Squat Jump (SJ)
Altura SJ
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
G. Experimental.
5
19
24
G. Control.
22
2
24
RR: 0,227 IC 95% [0,103; 0,500] p, 0,0000002
En cuanto a la tabla anterior se encuentra que existe asociación entre la
intervención realizada y la variable altura Squat Jump (SJ) RR 0,227. Datos
confiirmados con los valores encontrados en el cálculo de su IC de 95%, y el valor
de P. En consecuencia, estos datos confirman lo encontrado en el cálculo de la
diferencia de medias.
Tabla 31. Medida de asociación variable velocidad Squat Jump (SJ)
Velocidad SJ
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
G. Experimental.
5
19
24
G. Control.
20
4
24
RR: 0,250 IC 95% [0,112; 0,556] p, 0,000008
En relación con la tabla anterior se encuentra que existe asociación entre la
intervención realizada y la variable velocidad Squat Jump (SJ) RR 0,250. Datos
confiirmados con los valores encontrados en el cálculo de su IC de 95%, y el valor
de P. Por ende, estos datos confirman lo encontrado en el cálculo de la diferencia
de medias.
Tabla 32. Comparativo variables funcionales: fuerza muscular explosiva. Salto
contra movimiento (CMJ) entre el grupo experimental y el grupo control antes y
después de la intervención (pretest - postest)
VARIABLE
Tiempo de vuelo
(miliseg)
GRUPO
EXPERIMENTO
CONTROL
Altura (cms)
T
Valor P
MEDIA
POSTEST
D.E
T
Valor P
333,29
339,45
34,98
41,36
-0,55
0,580
362,62
329,75
37,45
35,71
3,112
0,003
13,76
14,32
2,92
3,45
U
0,619
16,35
13,46
3,26
2,94
151,5
0,005
0,590
1,797
0,180
3,506
0,001
1,617
0,176
EXPERIMENTO
CONTROL
Velocidad (m/s)
PRETEST
MEDIA
D.E
264,0
-0,543
EXPERIMENTO
1,635
0,172
1,664
0,203
CONTROL
El análisis del comparativo de las variables funcionales específicas fuerza muscular
explosiva (contra movimiento CMJ) antes y después de la intervención muestra
para el grupo experimental una media de tiempo de vuelo de 333,29ms ±34,98 en
121
el pretest y de 362,62ms ±37,45 para el postest. Por su parte, el grupo control
presenta un promedio de tiempo de vuelo de 339,45ms ±41,36 en el pretest y
329,75ms±35,71 para el postest,. Se encontró como la diferencia de la medias es
estadísticamente significativa para el grupo experimental con relación al control en
el post en torno en torno a la mejora del tiempo de vuelo (p<0,003).
Para el grupo experimental la media del valor de la altura CMJ para el grupo
experimental fue de 13,76cms 2,92 en el pretest y de 16,35cms ±3,26 para el
postest. El grupo control presenta un promedio de 14,32cms±3,45 en el pretest y
13,46cms±2,94 para el postest. Demostrando dependencia estadísticamente
significativa para el grupo experimental con relación al control en el post en torno
en torno a la mejora de la altura alcanzada teniendo en cuenta el pretest con un U
mann Withney con p<0,619 y en el post la U mann Withney de p<0,005.
La media del valor de la velocidad alcanzada en el CMJ para el grupo experimental
fue de 1,635m/s ±0,172 en el pretest y de 1,797m/s±0,180 para el postest y para el
grupo control 1,664m/s±0,203 en el pretest y 1,617m/s±0,176 para el postest.
Demostrando
dependencia
estadísticamente
significativa
para
el
grupo
experimental con relación al control en el post en torno en torno a la mejora de la
velocidad alcanzada (p<0,001).
Tabla 33. Medida de asociación variable vuelo salto contra movimiento (CMJ)
Vuelo CMJ
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
G. Experimental.
7
17
24
G. Control.
21
3
24
RR: 0,333 IC 95% [0,175; 0,633] p, 0,00002
Nótese que al analizar la tabla anterior se encuentra que existe asociación entre la
intervención realizada y la variable vuelo salto contra movimiento (CMJ) RR 0,333.
Datos confirmados con los valores encontrados en el cálculo de su IC de 95%, y el
valor de P. Razón por la cual, estos datos confirman lo encontrado en el cálculo de
la diferencia de medias.
Tabla 34. Medida de asociación variable altura salto contra movimiento (CMJ)
Altura CMJ
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
G. Experimental.
5
19
24
G. Control.
21
3
24
122
RR: 0,238 IC 95% [0,107; 0,526] p, 0,000001
Acerca de la tabla anterior se puede observar que se encuentra que existe
asociación entre la intervención realizada y la variable altura salto contra
movimiento (CMJ) RR 0,238. Datos confirmados con los valores encontrados en el
cálculo de su IC de 95%, y el valor de P. Por consiguiente, estos datos confirman lo
encontrado en el cálculo de la diferencia de medias.
Tabla 35. Medida de asociación variable velocidad salto contra movimiento (CMJ)
Velocidad CMJ
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
G. Experimental.
5
19
24
G. Control.
20
4
24
RR: 0,250 IC 95% [0,112; 0,556] p, 0,000008
Al analizar la tabla anterior se encuentra que existe asociación entre la intervención
realizada y la variable velocidad salto contra movimiento (CMJ) RR 0,250. Datos
confirmados con los valores encontrados en el cálculo de su IC de 95%, y el valor
de P. Motivo por el que estos datos confirman lo encontrado en el cálculo de la
diferencia de medias.
Tabla 36. Comparativo variables funcionales: fuerza muscular explosiva. Salto
contra movimiento as (CMJas) entre el grupo experimental y el grupo control
antes y después de la intervención (pretest - postest)
PRETEST
MEDIA
D.E
VARIABLE
GRUPO
T
T VUELO
(miliseg)
EXPERIMENTO
CONTROL
348,33
360,00
35,93
36,54
U
234,5
ALTURA
(cms)
VELOCIDAD
(m/s)
EXPERIMENTO
CONTROL
EXPERIMENTO
CONTROL
15,03
16,05
1,708
1,765
3,047
3,12
0,175
0,178
1,145
U
234,5
POSTEST
D.E
T
Valor
P
0,267
MEDIA
379,00
352,00
37,95
32,77
U
193,5
0,258
17,80
15,35
1,860
1,727
3,57
2,74
0,185
0,160
2,663
0,011
U
193,5
0,049
0,267
Valor
P
0,049
El análisis del comparativo de las variables funcionales específicas fuerza muscular
explosiva (contra movimiento CMJas) antes y después de la intervención muestra
para el grupo experimental una media de tiempo de vuelo de 348,33ms ±35,93 en
el pretest y de 379,00ms ±37,95 para el postest. Por su parte, el grupo control
presenta un promedio de tiempo de vuelo de 348,33ms ±35,93 en el pretest y de
379,00ms ±37,95 para el postest,. Demostrando dependencia estadísticamente
significativa para el grupo experimental con relación al control en el post en torno
en torno a la mejora del tiempo de vuelo, teniendo en cuenta el pretest con un U
Mann Withney con p<0,267 y en el post la U mann Withney de p<0,049.
123
Para el grupo experimental la media del valor de la altura CMJas para el grupo
experimental fue de 15,03cms ±3,047 en el pretest y de 17,80ms ±3,57 para el
postest. El grupo control presenta un promedio de 16,05 ±3,12 en el pretest y 15,35
±2,74 para el postest. Al compara las medias se encontró diferencias
estadísticamente significativas para el grupo experimental con relación al control
en el post en torno en torno a la mejora de la altura alcanzada (p<0,011).
La media del valor de la velocidad alcanzada en el CMJas para el grupo
experimental fue de 1,708m/s ±0,175 en el pretest y de 1,860m/s±0,185 para el
postest y para el grupo control 1,765m/s ±0,178 en el pretest y 1,727m/s±0,160
para el postest. Demostrando dependencia estadísticamente significativa para el
grupo experimental con relación al control en el post en torno en torno a la mejora
de la velocidad alcanzada teniendo en cuenta el pretest con un U mann Withney
con p<0,267 y en el post la U mann Withney de p<0,049.
Tabla 37. Medida de asociación variable vuelo salto contra movimiento as (CMJas)
Vuelo CMJas
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
G. Experimental.
6
18
24
G. Control.
20
4
24
RR: 0,300 IC 95% [0,146; 0,613] p, 0,00002
Adviertase que al analizar la tabla anterior se encuentra que existe asociación entre
la intervención realizada y la variable vuelo contra movimiento as (CMJas) RR
0,300. Datos confirmados con los valores encontrados en el cálculo de su IC de
95%, y el valor de P. Estos datos confirman lo encontrado en el cálculo de la
diferencia de medias.
Tabla 38. Medida de asociación variable altura salto contra movimiento as (CMJas)
Altura CMJas
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
G. Experimental.
6
18
24
G. Control.
21
3
24
RR: 0,285 IC 95% [0,140; 0,580] p, 0,000006
Respecto a la tabla anterior se encuentra que existe asociación entre la
intervención realizada y la variable vuelo contra movimiento as (CMJas) RR 0,285.
Datos confirmados con los valores encontrados en el cálculo de su IC de 95%, y el
124
valor de P. En consecuencia, estos datos confirman lo encontrado en el cálculo de
la diferencia de medias.
Tabla 39. Medida de asociación variable velocidad salto contra movimiento as
(CMJas)
Velocidad CMJas
+ NO MEJORO
-
MEJORO
TOTAL
G. Experimental.
7
17
24
G. Control.
21
3
24
RR: 0,333 IC 95% [0,175; 0,633] p, 0,00002
En relación con la tabla anterior se encuentra que existe asociación entre la
intervención realizada y la variable velocidad contra movimiento as (CMJas) RR
0,333. Datos confirmados con los valores encontrados en el cálculo de su IC de
95%, y el valor de P. Es así como, estos datos confirman lo encontrado en el
cálculo de la diferencia de medias.
Tabla 40. Comparativo edad vs variables específicas (DMO) antes y después de
la intervención (post)
VARIABLE
EDAD
COLUMNA LUMBAR
(g/cm²)
55 -60
MEDIA
PRETEST
D.E
Valor P
Valor
P
0,938
0,358
1,019
0,168
0,870
,394
0,380
0,9563
0,169
0,868
,400
1,002
0,161
0,9348
0,178
-1,531
1,30
0,936
0,359
-1,412
1,355
0,825
,418
-2,075
1,422
0,908
0,380
-1,900
1,383
0,819
,427
-0,6125
1,184
-0,47
0,640
-0,4375
1,166
-0,55
,583
-0,3625
1,286
-0,46
0,653
-0,1500
1,249
-0,54
,596
0,9012
0,139
1,089
0,288
0,8957
0,124
1,339
,194
0,8298
0,174
1,009
0,333
0,8136
0,173
1,196
,257
-0,8961
1,147
1,403
0,167
-0,9192
1,073
1,629
,110
-1,3590
1,129
1,405
0,167
-1,4454
1,163
1,617
,113
0,0730
1,039
0,454
0,652
0,06154
0,946
0,749
,458
-0,0636
1,038
0,454
0,652
-0,1545
1,051
0,742
,462
61 -65
COLUMNA LUMBAR T
MEDIA
POSTEST
D.E
T
T
0,908
55 -60
61 -65
COLUMNA LUMBAR Z
55 -60
61 -65
CUELLO FEMORAL
(g/cm²)
55 -60
61 -65
CUELLO FEMORAL
T
55 -60
61 -65
CUELLO FEMORAL
Z
55 -60
61 -65
Después de 16 semanas de entrenamiento pliométrico en medio acuático, y
teniendo en cuenta la relación edad DMO se observaron mayores cambios a nivel
de DMO en columna lumbar en las mujeres ubicadas en el rango de 55 a 60 años
que en las de 61 a 65 presentándose una disminución en los valores de la Z score
(pre -0,0636 – post -0,1545) en el grupo control, en el caso particular del cuello
125
femoral se muestra un valor a favor del grupo experimental en la DMO neta pero
disminución en los valores correspondientes a T y Z score correlacionado con la
edad en ambos grupos.
10. DISCUSIÓN DE RESULTADOS:
El centro de interés del presente proyecto fue el determinar el efecto del
entrenamiento pliométrico en agua (GE), sobre la fuerza muscular y la densidad
mineral ósea (DMO), comparado con programa de actividad física convencional no
sistematizada (tierra) (GC), en mujeres físicamente activas, con lo cual se pretendió
contribuir a encontrar nuevas alternativas que favorezcan los procesos de
adaptación biológica de los sistemas neuromuscular y óseo y como soporte a la
prevención, intervención y generación de modelos de entrenamiento de la fuerza
que alimenten las áreas de salud y el rendimiento deportivo, donde aún se perciben
vacios en la aplicación de este conocimiento.
El estudio se realizó con 48 mujeres físicamente activas divididas en dos
grupos experimental y control con un rango de edad de 55 a 65 años y con una
media 59,77añosDS±3,6. Los resultados indicaron inicialmente que las variables
morfológicas presentan un peso corporal (kgr) promedio de 64,94DE±9,6; talla
(cms) 156,08 DE± 5,7; IMC (kg/m²) de 26,63 DE±3,2; y porcentajes graso (%) 39,60
DE±6,3; y magro (kg) 25,27 DE±3,6.
El análisis del comparativo de las variables morfológicas antes y después de la
intervención tanto para el grupo experimental como para el grupo control no
muestra diferencias significativas, para ninguna de las variables (peso, talla, IMC,
porcentajes graso y magro), adicionalmente se encuentra que no existe asociación
entre la intervención realizada y la variable IMC RR 1,08.
Sin embargo en el grupo experimental el peso corporal, IMC y porcentaje graso
presentan cambios, donde posterior a la intervención, el porcentaje graso muestra
un aumento de 38,71 ±7,0 en el pretest a 40,18±5,5 para el postest con una U
mann Withney con p<0,312 y en el post la U mann Withney presenta un p<0,317, y
el porcentaje magro una disminución (pre 26,09kg – post 24,78kg), situación
totalmente contraria a la acaecida con el grupo control que descendió sus valores
excepto en el porcentaje magro que aumento levemente (24,46 kg – 24,64kg). Los
resultados de esta investigación la cual muestra una perdida de porcentaje magro
126
en el grupo experimental son contrarios a lo expuesto por Nordin (2004), Guyton
(2003) y Hartmann (2000) quienes establecieron que el porcentaje muscular puede
ser incrementado por entrenamiento de la fuerza o disminuido por la inactividad,
adicionalmente, estos mismos autores plantean el músculo esquelético es el tejido
más abundante en el cuerpo humano; oscilando entre el 30 a 35% el porcentaje
muscular en mujeres de la masa total del cuerpo, valores que no corresponden con
el porcentaje muscular pre y post intervención del grupo experimental que oscilan
entre 24 y 26kg.
Sin embargo las modificaciones en las variables morfológicas obtenidas en
esta investigación se hacen importantes desde el punto de vista de la DMO pues de
acuerdo con Michaelsson K, y cols (1996), el peso corporal es responsable entre el
15 y el 30% de las variaciones de densidad mineral ósea de los individuos, a
cualquier edad y en cualquier región ósea medida, es así como el peso favorece la
formación ósea por estimulo biomecánico asociándolo con aumento en la DMO, de
igual manera existe una correlación positiva entre el peso del cuerpo y la masa
ósea” citado por Nordin (2004, p. 52), por consiguiente los elevados valores de
IMC, porcentaje graso de una manera particular favorecen un mayor efecto
osteblastico debido a una mayor carga mecánica sobre el hueso y una mayor
producción de estrona por elevados panículos adiposos.
Aun más si se tiene en cuenta que durante el proceso de envejecimiento se
da al mismo tiempo un aumento de la masa grasa y un descenso de la masa libre
de grasa (musculo, órganos internos, piel y hueso) especialmente una reducción en
el sistema músculo esquelético según Guo SS y cols, (1999)., Kyle UG y cols,
(2001)., World Health Organization, (2007)., A Gómez C y cols, (2012).
Se podría sugerir que en el caso particular del grupo experimental estos
cambios pueden estar mediados por la hora del entrenamiento 8 am y el gasto
energético que representa el trabajo en piscina, lo cual condujo a una ingesta
mayor en el desayuno por parte de las participantes favoreciendo el aumento de
peso y de porcentaje graso, además que las cargas de trabajo de la propuesta de
ejercicio no estuvo enfocada directamente a la betaoxidación de las grasas.
El análisis del comparativo de diferencias relacionadas de las variables
específicas densidad mineral ósea (DMO) de columna lumbar antes y después de
127
la intervención muestra para el grupo experimental mejora en los valores obtenidos
en cada uno de los referentes DMO g/cm² (p<0,031), T score (p<0,030) y Z score
(p<0,016), lo cual sugiere efectos positivos sobre el hueso debido a la intervención.
En el caso particular del valor neto de la DMO g/cm² para la columna lumbar
aunque los resultados obtenidos no evidencian cambios estadísticamente
significativos de acuerdo a la diferencia de medias (pre. p < 0,479 – pos. p < 0,096)
en el post, al analizar el cálculo de medidas de la fuerza de la asociación que para
estudios experimentales corresponde al Riesgo relativo (RR), se encuentra que
existe asociación entre la intervención realizada y la variable DMO columna lumbar
RR 0,28. Confirmada en el cálculo de su IC de 95% [0,140; 0,580], y el valor de P
estadísticamente significativo que muestra p<0,000006.
Resultados que refuerzan los planteamientos hechos por Nordin
(2004) al plantear que la remodelación ósea es producto de la solicitación
impuesta sobre el tejido óseo y la acción de la fuerza de gravedad; lo cual es
complementado por Miralles (1998), Izquierdo (2008), Malagón (2005)
Guyton (1991), Thibodeau (1995) Gutiérrez (2006), López Chicharro (2006),
López Chicharro (2008); Role. Marcus R. (2001), quienes establecen que en
el desarrollo del esqueleto, la emodelación ósea y también en la adquisición
de su máxima densidad mineral, también llamada pico de masa ósea es
regulada por diversos factores entre ellos los mecanicos como el ejercicio.
Así mismo, para el valor de columna lumbar T (pre. p < 0,797 – pos. p <
0,236) y Z (pre. p < 0,331 – pos. p < 0,153) score aunque no es estadísticamente
significativo desde la diferencia de medias, a partir de las medidas de asociación
RR 0,736 sugiere que existe asociación entre la intervención realizada y la variable
DMO columna lumbar T. Sin embargo en el cálculo de su IC de 95%, y el valor de
P, no confirman este dato.
De igual manera, para la variable Z score el RR 0,500 sugiere que existe
asociación entre la intervención realizada y la variable datos confirmados en el
cálculo de su IC de 95%, [0,265; 0,941] y el valor de p<0,012. Por el contrario el
grupo control mostro deterioro en los valores.
Situación que ratifica lo planteado por Andreoli, A; Monteleone, M; Van loan,
M; Promenzio, L; Tarantino U y de Lorenzo, A (2001); Ginty F; Rennie K. L. Mills.
L; Stear, S; Jones, S; Prentice; A. (2005) y Urtassum, E (2008) quienes destacan
en sus conclusiones “los ejercicios con carga mecánica leve o moderada parece no
128
provocan adaptaciones significativas en los depósitos minerales, por el contrario los
practicantes de modalidades deportivas de mayor carga mecánica presentan
resultados positivos” sin embargo es importante resaltar que estos autores basaron
sus conclusiones en trabajo pliométrico en tierra y no en agua.
Pero por otro lado, y de acuerdo con Peña A (2001) existe una relación
directamente proporcional entre el grado de actividad física desarrollado y la
densidad mineral ósea, en cualquier edad biológica, lo cual corrobora que al ser el
grupo experimental físicamente activo y al haber recibido carga de trabajo
pliométrico en medio acuático durante 16 semanas obtuvo resultados positivos
sobre la DMO en columna lumbar DMO g/cm² pre U p<0,119 y post la U de
p<0,183, , T score U con p<0,129 en el pre y en el post la U de p<0,154. y Z score
U pre de p<0,102 y U post de p<0,098, teniendo en cuenta los valores pre y post
intervención, más aun si se recuerda que los efectos del ejercicio sobre la masa
ósea varían según la edad, estados hormonal, nutricional y clase de ejercicio
prescrito, pues el ejercicio genera un estímulo que favorece el mantenimiento y
mejoramiento de la salud ósea, y de acuerdo con Peña (2001) las ganancias de
masa ósea puede ser 1 a 2% ó triplicarse si las cargas son elevadas; además que
es evidente que la inactividad física produce un efecto de pérdida de masa ósea
según este mismo autor, situación vivenciada por el grupo control al comparar el
antes y el después de la intervención DMO g/cm² (p<0,029), T score (p<0,051) y Z
score (p<0,539).
De igual manera, un amplio número de referentes muestran los beneficios
del ejercicio físico sobre el mantenimiento y salud del tejido óseo y especialmente
sobre la densidad mineral ósea (DMO), en cualquier edad biológica, especialmente
si se trata de ejercicio de impacto de moderada a alta intensidad y con cargas
axiales que recaen directamente sobre el hueso, estos estudios tiene como base el
entrenamiento en tierra. Aguilar JJ y cols (1999), Bouxsein ML y Marcus R., (1994),
Peña Arrebola A. (2001), Marcus R. (2001), Schwartz P y cols (1999), Henderson N
y White C., (2003), Gregg EW y Tonino RP (2000), Eiken PA., (2003), Wallace BA y
Cumming RG., (2000), Bonaiuti D y cols., (2002), Huuskonen J y cols., (2002),
Karlsson MK y cols., (2001).
El análisis del comparativo de las variables específicas densidad mineral
ósea (DMO) de cuello femoral antes y después de la intervención muestra para el
129
grupo experimental mejora en los valores obtenidos en cada uno de los referentes
sin ser estadísticamente significativos DMO g/cm²(U. p<0,119 pre, p<0.183 post),,
T score (pre U p<0,129 y post la U de p<0,154 post) y Z score (U pre con p<0,102 y
U post p<0,098), lo cual evidencia efectos positivos sobre el hueso debido a la
intervención, pero contrarios a los datos arroajdos por las medidas de asociación
las cuales encuentran que no existe asociación entre la intervención realizada y la
variable DMO cuello femoral en ninguno de sus tres valores RR (1,21; 1,18; 1,05).
El grupo control mostró deterioro en los valores.
Resultado que es afianzado por los obtenidos por Nikander y cols (2010) en su
meta-análisis quienes plantean que producto de la aplicación de programas de
ejercicio aeróbico, con pesas, de impacto o su combinación en mujeres
postmenopáusicas se han producido resultados mixtos sobre la DMO, incrementos
entre 1% y 2% en la columna lumbar, siendo contradictorios los resultados en torno
al cuello femoral, situación también presentada en el presente estudio. De igual
manera el mismo Nikander y cols (2010) demuestran que el entrenamiento
progresivo de resistencia (de alta intensidad) parece ser más eficaz para mejorar la
DMO vertebral, mientras que el entrenamiento de alto impacto reporta mayores
beneficios a nivel del cuello femoral a la vez que este mismo autor reporto que el
ejercicio de alto impacto más ejercicio casero no mostro ningún efecto sobre la
resistencia ósea, característica del programa de entrenamiento pliomterico aplicado
a la población de este estudio.
Los resultados obtenidos en las densitometrías óseas (columna lumbar y
cuello femoral) ponen sobre la mesa para su discusión la siguiente situación, los
valores a nivel de columna lumbar presentan resultados positivos que llevan a
plantear el efecto positivo del entrenamiento pliométrico en agua, pero
contrariamente los valores obtenidos a nivel del cuello femoral aunque no tuvieron
cambios estadísticamente significativos si presentaron deterioro en sus valores,
pudiéndose sugerir que la intervención no produce efectos de carga sobre el cuello
femoral, llevando a hacerse la siguiente pregunta ¿ese pequeño deterioro en los
valores es producto del deterioro óseo normal? o ¿el programa de entrenamiento
pliométrico influye negativamente sobre la estructura ósea? ¿Se requieren mayores
cargas de trabajo para alcanzar resultados positivos sobre la DMO en cuello
femoral?, situación que se aclara levemente al demostrar que no existe asociación
entre el programa de intervención realizado y la variable DMO cuello femoral.
130
De igual manera, Bouxsein y cols (1994) establecieron que en los adultos de
mediana edad y mayores, el tipo óptimo y la dosis de ejercicio que se necesita para
mejorar la geometría y la resistencia ósea no está lo suficientemente definida, pero
el consenso general de los últimos ensayos de intervención y meta-análisis con la
DMO dan como resultado principal que ejercicios de impacto y con pesas de baja a
moderada intensidad, en combinación con ejercicios de resistencia progresiva y/o
agilidad tienden a ser la forma más eficaz para mejorar la DMO de cadera y
columna (o prevenir la pérdida ósea) y la capacidad funcional tanto en hombres
como mujeres mayores.
En este mismo orden de ideas Heinonen., A y cols (2001) haciendo
referencia a la osteogénesis establece que uno de los mecanismos para esta
corresponde a una alteración de los fluidos intervertebrales y de los capilares óseos
producto de la presión ejercida por diversas cargas de compresión; adicionalmente,
el estímulo de las células generadoras de hueso (osteoblastos) a partir del ejercicio
físico inductor de cambios metabólicos, hormonales y humorales, efectos que son
proporcionalmente directos a la carga aplicada y representada en el sitio específico
de su aplicación tanto en hueso joven como maduro, situación a tener en cuenta
por el tipo de entrenamiento suministrado al grupo experimental de la presente
investigación quienes recibieron cargas de tipo axial sobre las estructuras óseas
especialmente en miembros inferiores y columna lumbar, aclarando que las cargas
otorgadas al cuello femoral son más de carácter angular que axial por la orientación
de los vectores de fuerza que influyeron sobre estas durante el entrenamiento.
Lo que conduciría a plantearse en contraposición a Macdonald H., Cooper D
y McKay H (2009), que teniendo en cuenta la respuesta ósea a la carga se pone de
manifiesto la existencia de diferencias regionales en la adaptación del hueso a la
carga, lo que para ellos no es evidenciado en sus investigaciones.
Teniendo en cuenta la evidencia disponible, es claro que hay que esperar
resultados de más largo plazo para establecer de acuerdo con los datos clínicos
relevantes las directrices de prescripción de ejercicio que puedan maximizar la
resistencia ósea, especialmente en la cadera y la columna vertebral, planteamiento
acogido también por Sievanen y Kannus (2007) y Bonaiuti y cols (2008) al decir que
aunque el ejercicio es ampliamente recomendado como una de las principales
estrategias preventivas para reducir el riesgo de osteoporosis, caídas y fracturas,
131
sus efectos sobre el hueso siguen siendo controvertidos debido a que su potencial
para mejorar la resistencia ósea general aún no ha sido evaluado adecuadamente.
En lo respecta al entrenamiento pliométrico, Bassey EJ., y cols (1998);
Izquierdo M and Aguado X., (1997); American College o Sport Medicine., (2002)
vienen sugiriendo la inclusión de saltos en los procesos orientados al mejoramiento
de la fuerza explosiva y el incremento de la densidad mineral ósea de los mayores
activos. De acuerdo a lo expuesto y con el objetivo de minimizar una reducción
funcional asociada con la edad, “es recomendable incluir ejercicios con cargas
elevadas y ejercicios de naturaleza explosiva en los programas de actividad física
para personas mayores Izquierdo M. (1997); Ramírez JF. (2006).
Así mismo, en el caso del adulto mayor el conocimiento acerca del efecto
del ejercicio sobre la masa ósea aun presenta vacios Marcus R (2001), motivo por
el cual, aunque el efecto del ejercicio sobre la masa ósea en la vejez sea discreto,
no debe descartarse para proteger a los ancianos de las caídas, puesto que más
del 90% de las fracturas de cadera suceden como una consecuencia inmediata de
una caída sobre ésta. Además, el 20% de las fracturas de cadera ocasionan la
muerte Sinaki M (1996).
Por otra parte, desde la actividad habitual de recreo sin ningún tipo de intervención
específica o actividad supervisada se tiene claro que no afecta a los huesos ni tiene
incidencia sobre la DMO Nikander y cols (2010), tal como quedo demostrado en
esta investigación con el grupo control, DMO g/cm² (p<0,029), T score (p<0,051) y
Z score (p<0,539). Por consiguiente esta variabilidad en el tipo y la dosis de
ejercicio prescrito entre los diferentes programas de intervención, puede explicar la
marcada variabilidad en la respuesta de formación ósea, pues los cambios
geométricos y de masa parece dependen en gran medida de la continuidad y la
capacidad de mantenimiento de la intensidad de la carga.
Es por estas razones que el hecho de plantear una investigación tendiente a
lograr efectos positivos sobre la DMO en mujeres adultas mayores y alcanzar
dichos cambios así sea en mínima proporción contribuye a ampliar el conocimiento
en torno a esta necesidad apremiante de establecer dosis y tipos de ejercicio para
beneficiar la salud de las poblaciones, necesidad demostrada por Mazzes RB y cols
(1991), Vanden Berg MQF y cols (1995) cuando evidencian dicha necesidad al
establecer que la población físicamente activa presenta una densidad mineral ósea
132
entre el 2% y el 10% mayor con relación a la inactiva, e incrementos del 5 % y del
10 % de la densidad mineral ósea reducirían el riesgo relativo de fractura Bouxsein
y cols (1994).
Por su parte, Bouxsein ML y cols (1994) indican que en mayores de 50 años
el riesgo de padecer una fractura en el resto de la vida se estima, en la raza blanca,
en aproximadamente un 40 % en las mujeres (una de cada dos mujeres) y un 13 %
en los hombres (uno de cada tres hombres).” Varios estudios muestran el efecto
protector del ejercicio físico en torno a las caídas y las fracturas, con una reducción
entre el 25% y el 50% en adultos mayores activos Chilibeck PD y cols (1995).,
Cummings SR (1995)., Frost HM (1997)., Feskanich D, ( 2002), en este mismo
sentido Gregg EW y cols (1998) en su estudio reportaron que el riesgo de fractura
disminuía al 55% en mujeres activas, con relación al grupo control (inactivas), las
mujeres que caminaron 4 horas por semana redujeron el riesgo de fractura de
cadera en un 41%, frente a un 36% en otro grupo de mujeres institucionalizadas;
teniendo en cuenta los anteriores planteamientos y teniendo en cuenta las
bondades del entrenamiento acuático, con las fuerzas de resistencia que favorecen
la deposición de Ca y a la vez evita elevadas cargas de impacto sobre el tejido
óseo y en este caso particular del entrenamiento pliométrico y los efectos
demostrados en esta investigación y que ya fueron mencionados anteriormente, se
convierte este en una posibilidad de contribuir a la problemática de la osteoporosis
y sarcopenia favoreciendo procesos de intervención con disminución de factores de
riesgo de caídas y riesgo de fractura en adultos mayores o poblaciones frágiles en
su sistema musculo esquelético.
Después de 16 semanas de entrenamiento pliométrico en agua, se observaron
mejoras estadísticamente significativas entre el pretest y el postest en el Squat
Jump (SJ) en el grupo experimental en el tiempo de vuelo en milisegundos (p<
0,005), altura en cms (p< 0,006) y velocidad en m/s (p< 0,003); de igual manera en
este grupo en el contra movimiento (CMJ) también se presentaron cambios
estadísticamente significativos que muestran ganancia en la fuerza muscular
producto del programa de entrenamiento pliométrico en medio acuático en el
tiempo de vuelo en milisegundos (p< 0,003), altura en cms el pretest con un U
mann Withney con p<0,619 y en el post la U mann Withney de p<0,005 y velocidad
en m/s (p< 0,001); y por último en el contra movimiento as (CMJas) los valores p
obtenidos en tiempo de vuelo en milisegundos de acuerdo al pretest con un U con
p<0,267 y en el post la U de p<0,049, altura en cms (p< 0,011) y velocidad en m/s
133
(U p<0,267 y en el post la U de p<0,049; evidenciando cambios estadísticamente
significativos.
Para el grupo experimental la media del valor de la altura CMJ para el grupo
experimental fue de 13,76cms 2,92 en el pretest y de 16,35cms ±3,26 para el
postest. El grupo control presenta un promedio de 14,32cms±3,45 en el pretest y
13,46cms±2,94 para el postest. Demostrando dependencia estadísticamente
significativa para el grupo experimental con relación al control en el post en torno
en torno a la mejora de la altura alcanzada teniendo en cuenta el pretest con un U
mann Withney con p<0,619 y en el post la U mann Withney de p<0,005.
Situación evidenciada ampliamente por otros estudios que demuestran que
el entrenamiento pliométrico en agua al igual que en tierra favorece las ganancias
en fuerza muscular, potencia, función articular, estabilidad articular, el salto vertical,
con menor incidencia de lesiones de rodilla y economía en la carrera, entre los que
destacan los de Bosco,
(2000); Bosco (1982); Cappa D., (2000); Chirosa R.L
(2000); Cometí G (2000); Durham, M. (2001); y que dan fuerza a la importancia de
reconocer la posibilidad de combinación de métodos de entrenamiento de la fuerza,
los cuales si están bien prescritos proporcionan resultados positivos en la mejora
de dicha cualidad.
Adicionalmente, teniendo en cuenta el cálculo de medidas de la fuerza de la
asociación que para estudios experimentales corresponde al Riesgo relativo (RR),
se ratifica que existe asociación entre la intervención realizada y las variables
funcionales (fuerza explosiva) representada en el tiempo de vuelo, altura y
velocidad en los tres tipos de saltos Squat Jump (SJ), salto contra movimiento
(CMJ), y salto contra movimiento as (CMJas), al mismo tiempo estos datos son
confirmados con los valores encontrados en el cálculo de sus IC de 95%, y los
valores de P en todas las variables sin excepción, apoyando los obtenidos por
Matavulj, D, Kukolj, M; Ugarkovic, D; Tihanyi, J y Jaric, S. (2001); Spurrs, R. W;
Murphy, A. J y Watsford, M.L. (2003), y Garcia, JA, Bresciani, y De Paz, (2005)
quienes “detectaron mejoras significativas en la capacidad de salto tras programas
de entrenamiento pliométrico, sobre todo en el salto con contra movimiento”.
El análisis del comparativo de las variables funcionales específicas fuerza muscular
explosiva (contra movimiento CMJas) antes y después de la intervención muestra
para el grupo experimental una media de tiempo de vuelo de 348,33ms ±35,93 en
el pretest y de 379,00ms ±37,95 para el postest. Por su parte, el grupo control
134
presenta un promedio de tiempo de vuelo de 348,33ms ±35,93 en el pretest y de
379,00ms ±37,95 para el postest,. Demostrando dependencia estadísticamente
significativa para el grupo experimental con relación al control en el post en torno
en torno a la mejora del tiempo de vuelo, teniendo en cuenta el pretest con un U
mann Withney con p<0,267 y en el post la U mann Withney de p<0,049.
Para el grupo experimental la media del valor de la altura CMJas para el grupo
experimental fue de 15,03cms ±3,047 en el pretest y de 17,80ms ±3,57 para el
postest. El grupo control presenta un promedio de 16,05 ±3,12 en el pretest y 15,35
±2,74 para el postest. Al compara las medias se encontró diferencias
estadísticamente significativas para el grupo experimental con relación al control
en el post en torno en torno a la mejora de la altura alcanzada (p<0,011).
La media del valor de la velocidad alcanzada en el CMJas para el grupo
experimental fue de 1,708m/s ±0,175 en el pretest y de 1,860m/s±0,185 para el
postest y para el grupo control 1,765m/s ±0,178 en el pretest y 1,727m/s±0,160
para el postest. Demostrando dependencia estadísticamente significativa para el
grupo experimental con relación al control en el post en torno en torno a la mejora
de la velocidad alcanzada teniendo en cuenta el pretest con un U mann Withney
con p<0,267 y en el post la U mann Withney de p<0,049.
Ramírez V., (2011) ha sugerido que “algunos… ensayos, han revelado la
posibilidad de mejorar la fuerza [explosiva] en sujetos entre 50-75 años… e incluso
en edades superiores entre los 88-96 años, con cambios substanciales en la
manifestación de esta capacidad de hasta el 100%”. Se han descrito incrementos
significativos tras la aplicación de este tipo de programas con cifras que van desde
18% Newton RU, Häkkinen K., (2002); Häkkinen K, Kallinen M., (1998), hasta datos
récord que informan de aumentos entre el 37% y 46%, cuando se emplea
dinamometría de tipo isoinercial como los saltos.
De la misma forma, Wilson y cols., (1993); Flarity y cols., (2001); Diallo y
cols., (2001); Matavulj y cols., (2001); Spurrs y cols., (2003), García, JA, Bresciani,
y De Paz (2005); plantean que el entrenamiento sistemático de la fuerza
(entrenamiento pliométrico) favorece la funcionalidad del organismo, evidenciando
mejoras significativas en la capacidad de generación de fuerza adicionalmente,
Gregory F. Martel y cols., (2005) demostraron la incidencia de esta cualidad sobre
el sistema neuromuscular, teniendo en cuenta que estos reportes fueron realizados
135
en medio terrestre, donde los niveles de evidencia son mayores que en agua pero
que de los pocos estudios realizados en el medio acuático también se refuerzan los
resultados alcanzados en el presente estudio en torno a la ganancia de fuerza
producto del entrenamiento pliométrico.
Es así como, los logros estadísticamente significativos alcanzados en torno
a la altura, tiempo de vuelo y velocidad del salto en el presente estudio y que
permiten demostrar en general las ganancias en fuerza explosiva en el grupo
experimental también ponen de manifiesto la relación existente con otros estudios
que demuestran como a través del entrenamiento acuático se obtienen ganancias
en la fuerza muscular en diversas poblaciones, Colado S., (2004), Emslander y
cols., (1998), Thein y Brody (1998), Gehlsen y cols., (1984), Bravo y cols., (1997),
Binkley., (1997), Ruoti y cols., (1994) y Sanders., (1994), la carga homogénea
generada en el medio acuático sobre el cuerpo, sumada a la hipogravidez conlleva
una participación equilibrada de músculos agonistas y antagonistas, favoreciendo el
aumento de la fuerza Colado (2004). Además, Robles (2006) describe los cambios
isocinéticos con ejercicios pliométricos en el agua estableciendo que un programa
de ejercicios pliométricos acuáticos para miembros inferiores en tanque terapéutico
sí tuvo diferencia significativa en todos los valores excepto en resistencia a la fatiga
de músculos flexores y extensores, y potencia de extensores.
En este sentido, Grantham (2002) sugiere que los ejercicios pliométricos en
medio acuático aumenta la masa muscular, la fuerza y reduce las fuerzas de
impacto y advierte que los pliométricos favorecen la generación de lesiones
excepto si se realizan en medios controlados, como fue el utilizado en esta
investigación, donde las cargas de trabajo pliométrico fueron totalmente
controladas por las variables de los componentes de la carga (intensidad,
frecuencia, duración, volumen…).
Conjuntamente, Miller y cols (2002) comparando los efectos sobre el salto
vertical de un programa de 8 semanas de entrenamiento pliométrico aplicado en
tierra y agua, demostraron incremento del pico torque flexión de rodilla en ambos
grupos en una sola de las velocidades (6,28 rads), sin aumento significativo en el
salto vertical en ninguno de los grupos, lo cual aducen que seguramente fue por la
intensidad de carga suministrada durante las cuatro primeras semanas (baja a
media).
136
Finalmente Stemm y cols (2007) concluyen en su estudio que los grupos
agua y tierra superaron significativamente al grupo control en el salto vertical
posterior al entrenamiento y no encontraron diferencia significativa en el salto
vertical entre el grupo agua y tierra, adicionalmente plantean que la profundidad del
agua es un factor fundamental cuando el objetivo es aumentar la fuerza muscular
con entrenamiento pliométrico, factor tenido en cuenta en este estudio donde el
agua de la piscina siempre cubrió el 75% o más del cuerpo de las participantes.
Con respecto al programa empleado en el medio acuático durante 16
semanas con un volumen de trabajo promedio de 156,3 saltos a la semana mostro
efectos positivos en las variables funcionales (fuerza muscular) y especifica (DMO),
información compatible con los datos reportados en los pocos estudios a nivel de
agua y la amplia evidencia en tierra donde pone de manifiesto “que existe cierta
sensibilidad reportada por sujetos ancianos relacionada con la duración, el volumen
y el tipo de entrenamiento”, mostrando que no todos los programas son apropiados
a la hora de estimular el sistema muscular Komi PV., (1986); Häkkinen K and
Parakinen (1994), además de los beneficios funcionales, atendiendo a la intensidad
y la duración de los procesos, Ramírez V., (2011) plantea “otros estudios dejan ver
la posibilidad de aumentar el área de sección transversal muscular en población
envejecida, sin la presencia de lesiones o problemas derivados de las
intervenciones” tal y como sucede con el entrenamiento en medio acuático.
Ramírez V, (2007) reporta que “algunos estudios encuentran una respuesta
osteogénica y muscular importante tras la aplicación de programas que vinculan
saltos, especialmente en mujeres premenopáusicas y varones de edad avanzada,
pero sin cambios en mujeres posmenopáusicas, a pesar de prolongarse la actividad
sobre periodos superiores a seis meses”; situación totalmente contraria a la
presentada por esta investigación que con 16 semanas de entrenamiento
pliométrico y en medio acuático si evidencio cambios en la respuesta osteogénica y
muscular. Kohrt WM, Ehsani AA, and Birge SJ. (1997) observaron tras el uso
combinado de un sobrepeso de 5 kilogramos, control nutricional y saltos múltiples,
un descenso en la perdida de densidad mineral ósea comparado con el grupo
control respectivo, aunque sin incrementos significativos para la misma.
Se ratifica entonces a partir de la presente investigación y de los resultados
alcanzados por investigaciones previas (enumeradas acá) tanto en tierra como en
agua que el entrenamiento pliométrico tiene efectos positivos sobre la fuerza
137
muscular, y a la vez tal y como plantee en la problematización el ejercicio
pliométrico en agua además de presentar esta posibilidad de mejorar la fuerza
muscular y la DMO también puede brindar efectos protectivos sobre el sistema
musculo esquelético debido a la disminución de carga axial sobre los tejidos por la
influencia del agua.
De ahí que, los efectos producidos (en la fuerza muscular y la DMO) por la
aplicación de este programa de entrenamiento pliométrico en medio acuático en
mujeres adultas mayores físicamente activas reafirme los resultados alcanzados
por otras investigaciones en torno al papel protectivo del entrenamiento acuático
como por ejemplo Adams, K. O”Shea, J.P. O”Shea K.L. y Climstein, M (1992),
Robles (2006) quienes afirman que el entrenamiento pliométrico en agua se
convierte en un factor protectivo, puesto que se disminuye la carga sobre los tejidos
gracias a la gravedad cero del cuerpo en el agua. Idea reforzada por Martel y cols
(2005), al plantear el entrenamiento pliométrico acuático (EPA) podría dar lugar a
beneficios similares a los de la tierra pero con un menor riesgo debido a la
flotabilidad y la resistencia del agua para el aterrizaje. Miller y cols (2002) al
comparar la altura del salto vertical en tres grupos agua, tierra y control después de
6 semanas de entrenamiento pliométrico en agua sugirió un aumento en los
resultados alcanzados en el salto vertical y la no existencia de diferencias
significativas entre los grupos tierra y agua, lo cual sugiere que el entrenamiento en
agua reduce la carga sobre los tejidos debido a la flotabilidad y la resistencia del
agua en el aterrizaje. Para Stemm, J y cols (2007), si las fuerzas de reacción del
piso en los ejercicios pliométricos se pueden reducir al máximo sin comprometer el
efecto del entrenamiento, el potencial de lesión por impacto puede ser reducido.
Miller y cols, (2002), Grantham, N (2002), Robinson, L. (2004), Martel, G.F
(2005), Stemm, J.D. (2007), (Robles, O (2006), plantean que el entrenamiento
pliométrico acuático proporciona las mismas ventajas que los pliométricos en
tierra… por
lo
tanto,
los
pliométricos
acuáticos
son
opción viable
de
entrenamiento… se sugiere que la combinación de ejercicios pliométricos y el agua
pueden facilitar el desarrollo de la fuerza explosiva… disminuyendo el impacto en
las articulaciones adicionalmente, “el entrenamiento pliométrico en agua reduce el
reflejo de estiramiento y la cantidad de carga excéntrica, pero los individuos
encuentran mayor resistencia durante la contracción concéntrica debido a la
viscosidad del agua, [a la flotabilidad y la resistencia del agua en el aterrizaje], lo
cual podría brindar un estimulo levemente diferente al proporcionado por el
138
entrenamiento pliométrico en tierra” Martel, G.F. (2005) validando la necesidad de
continuar en la profundización de dicho tema.
De igual manera Robinson y cols (2004) “parece que el entrenamiento EPA
posee el potencial para proporcionar mejoras similares en la función musculo
esquelética o las relacionadas con el deporte a las generadas por el entrenamiento
pliométrico en tierra pero con menos dolor” situación que requiere mayor
supervisión con los grupos poblacionales en el manejo de las cargas debido a esta
sensación de trabajo menos intenso y que puede conllevara sobrecarga del tejido.
Por lo que se refiere al grupo control en los tres tipos de salto no mostro
diferencias estadísticamente significativas, sin embargo los valores obtenidos entre
el pretest y el postest mostraron deterioro de los valores alcanzados.
Dadas las características de los valores obtenidos y desde los mejores
resultados en la velocidad del movimiento, no cabe duda que las adaptaciones
mostradas son de tipo funcional favoreciendo una mayor y rápida respuesta al
estimulo por parte del sistema neuromuscular, lo cual parece reforzado al analizarlo
desde el porcentaje magro, pues este disminuyo en las participantes en lugar de
ser aumentado como producto del entrenamiento.
Una característica importante del trabajo en medio acuático es que por las
propiedades del agua (flotabilidad, fuerzas de resistencia y presión hidrostática
entre otras...) y teniendo en cuenta las respuestas del movimiento de los cuerpos
dentro del medio este tipo de ejercicio se comporta como un ejercicio isocinético, el
cual de acuerdo con Häkkinen K, Kraemer W., (2001); González JJ and Gorostiaga
E. y cols (1995); Jozsi A, Campell W, y cols (1999), presenta ganancias
significativas e importantes en torno a la fuerza explosiva que se sitúan entre 17% y
el 25%, datos que se relacionan con las variaciones observadas en la fuerza
máxima isométrica y la pendiente máxima de fuerza en los primeros milisegundos
de la curva fuerza-tiempo, tal y como sucedió en la presente investigación, producto
de una mejora en la capacidad de realizar movimientos rápidos Earles D, Judge J,
and Gunnarsson. O. (2001); Häkkinen K and Häkkinen A. (1995).
Igualmente los resultados alcanzados en la fuerza explosiva (altura, tiempo
de vuelo y velocidad) pero sin cambios evidentes en la masa muscular sugieren
cambios funcionales en las fibras musculares de las adultas mayores participantes
en esta investigación, que de igual manera han sido descritos por autores como
139
Heideken PWV, Littbrand H., (2002) con aumentos en la fuerza explosiva de los
miembros inferiores y mejora en tareas funcionales como la velocidad de
desplazamiento, aunque sin cambios en el área de sección transversal muscular,
posiblemente causada por una respuesta adaptativa o ajuste de tipo neural, que de
acuerdo con Izquierdo, (2008) corresponde al número de unidades motoras activas,
a aumentos en la frecuencia de estimulación que se den en las motoneuronas que
gobiernan las fibras musculares, al número de sarcomeras que se activen, los
factores facilitadores e inhibidores de la activación neuromuscular y las
características del manejo del calcio iónico en el interior de la fibra, aspectos
básicos para la generación de la fuerza muscular y que por el tipo de entrenamiento
aplicado fueron estimulados en el grupo experimental, puesto que los ejercicios de
multisaltos producen un aumento en la excitabilidad del sistema nervioso para
mejorar la capacidad de reacción del sistema neuromuscular Prentice, (2001).
Al mismo tiempo se puede señalar una mejora en la coordinación
neuromuscular respuesta propia del entrenamiento pliométrico, que puede ser
usada con diversos fines que van desde el rendimiento deportivo hasta programas
de rehabilitación, sin embargo éste método ha sido más utilizado para mejorar el
rendimiento deportivo, que con fines terapéuticos, planteamiento reforzado por
Ramírez V., (2011) cuando establece que la mayor parte de trabajos científicos que
hacen referencia a la fuerza, han nacido del contexto del alto rendimiento… sin
embargo, este conocimiento puede también, ser útil en otras poblaciones con
características especiales, tal y como lo demuestra el presente estudio.
Teniendo en cuenta estos resultados producto de la investigación y la
hipótesis alterna planteada la cual establece que: “Al aplicar el programa de
entrenamiento pliométrico en agua comparado con la actividad física convencional
no sistematizada (tierra), se genera una mejoría en la densidad mineral ósea
(DMO) y un incremento en la fuerza muscular, en mujeres físicamente activas”. se
confirma dicha hipótesis como cierta y da pie a nuevas hipótesis conducentes a
continuar por este rumbo temático.
Conceptualmente, estos datos podrían indicar que el entrenamiento
pliométrico en agua favorece la mejora de la DMO a nivel de la columna lumbar por
el eje de carga sobre la misma estimulada a partir del trabajo de saltos, que genera
un estimulo de carácter compresivo favoreciendo la formación ósea, pero de
140
manera contraria no favorece el cuello femoral pues los vectores de fuerza se
disipan en mayor proporción generando cargas angulares a nivel de dicha
estructura no suficientes para estimular la formación o fortalecimiento óseo.
Desde el punto de vista de la morfología se hace necesario tener un mayor
control sobre las variables que la componen, teniendo en cuenta para próximos
estudios estar más atentos a poder ejercer un estimulo más directo sobre dichos
elementos, de igual manera el haber obtenido ganancias estadísticamente
significativas en la fuerza muscular de adultos mayores con un programa de
entrenamiento pliométrico de 16 semanas pone nuevamente en evidencia la
necesidad de seguir indagando acerca del efecto que genera dicho entrenamiento
sobre la fuerza de la población, manifestado en la fuerza explosiva, pues existen
amplias diferencias en las conclusiones alcanzadas en las investigaciones
planteadas, sobre todo en lo que respecta a los componentes de las cargas de
trabajo (duración, intensidad, frecuencia, volumen y densidad) y los efectos que
estas pueden generar realmente sobre la estructura músculo esquelética y la
aplicación en diferentes medios como el acuático donde aún existen muchos vacios
en torno al conocimiento, planteamiento reforzado por Martel y cols (2005) cuando
afirma que “existe poca información acerca del entrenamiento pliométrico acuático”
y como ya se discutió anteriormente.
Sin embargo teniendo en cuenta el objetivo de esta investigación el cual se
centralizo en determinar los efectos del entrenamiento pliométrico en el medio
acuático sobre la fuerza muscular y la DMO, se pudo poner nuevamente en
evidencia que el ejercicio físico en general y la fuerza muscular en particular son los
factores con mayor influencia sobre el sistema neuromuscular y óseo (la densidad
mineral ósea) debido al estrés mecánico que produce sobre estos, convirtiéndose
en una herramienta perfecta para el fortalecimiento de la arquitectura ósea, así
como para la atención primaria, secundaria, y terciaria (promoción-prevención,
enfermedad, discapacidad) del aparato musculo esquelético.
Por tanto, la intención de abordar la problemática de determinar el efecto del
entrenamiento pliométrico en agua y tierra en mujeres físicamente activas,
demostró a partir de los resultados alcanzados en esta investigación, que el
entrenamiento pliométrico en agua puede ser una alternativa de prevención e
intervención sobre los sistemas neuromuscular y óseo que favorece los procesos
de adaptación biológica y generación de modelos de entrenamiento de la fuerza
141
que alimenten las áreas de salud y el rendimiento deportivo, donde aún se perciben
vacios en la aplicación de este conocimiento.
Se partió de la premisa que al comparar los dos medios, el acuático y el
terrestre y los efectos que estos generan en la estructura neuromuscular y en la
geometría y estructura ósea (DMO), la consecuencia de la aplicación del método
pliométrico sería la presentación de mayores cambios en la DMO por el
entrenamiento en suelo, situación ratificada por diversos autores “ya que existe una
correlación positiva entre el peso del cuerpo y la masa ósea” citado por Nordin
(2004, p. 52), ahora bien se planteo en contraposición que en el agua no mejoraría
dado que se presenta una disminución del peso, producto de la acción de la
gravedad en el medio acuoso, por lo que las solicitaciones mecánicas se darían
sobre el hueso solo a expensas de la acción muscular, pero de acuerdo a los
resultados obtenidos en la presente investigación se generaron cambios positivos
sobre la estructura ósea de mujeres adultas mayores a nivel de la columna lumbar
que aunque estadísticamente no fueron significativos, en los valores que permiten
diagnosticar la osteopenia o la osteoporosis (T score), si lo fueron pues permitieron
observar evoluciones diagnósticas positivas en la población en cuanto a
estabilización o reversión de la patología o estado clínico.
Sin embargo haber demostrado con este trabajo que en el medio acuático
se presentan en la DMO mínimos cambios frente al entrenamiento en tierra, se
hace necesario continuar con la investigación en dicho tema, con miras a ver la
posibilidad de poderlo recomendar como un método de intervención para
deportistas, adultos mayores y personas aparentemente sanas o con patología,
debido que al generarse menos impacto sobre los tejidos, se favorece el estado de
salud de los individuos con un menor riesgo biológico a través del tiempo, tal y
como también lo sugieren Martel y cols (2005)., Stemm y cols (2007)., Robinson y
cols (2004)., Miller y cols (2002)., Grantham, N (2002) y Harrison y cols (2002).
Actualmente existe poca información acerca del entrenamiento pliométrico
acuático, sin embargo los estudios reportados muestran resultados interesantes en
torno a la fuerza, desde este mismo referente estos pocos estudios, presentan
resultados que son alentadores frente al efecto de este entrenamiento sobre la
fuerza muscular, sin embargo se hace necesario continuar el trabajo investigativo
con diferentes grupos poblacionales y en diferentes edades a través del ciclo vital.
142
11. CONCLUSIONES
Los resultados del presente estudio demostraron que el entrenamiento
pliométrico en agua no genero diferencias significativas a partir de la intervención
en el peso corporal (p<0,026), el IMC (p<0,808) y los porcentajes graso (p<0,175) y
magro (p<0,149) en mujeres adultas mayores físicamente activas, pero si muestra
la necesidad para futuras investigaciones de realizar un control más riguroso de
dichas variables y establecer cargas de trabajo también orientadas a ellas.
El entrenamiento pliométrico en agua tiene un efecto positivo sobre la DMO
de columna lumbar DMO g/cm² (p<0,031), T score (p<0,030) y Z score (p<0,016) y
no es estadísticamente significativo para el cuello femoral, DMO g/cm² (p<0,174), T
score (p<0,328) y Z score (p<0,274). se hace necesario realizar nuevos estudios
con población adulta mayor y realizar mediciones que permitan adicionalmente
medir riesgo de fractura y respuesta ósea a la carga de trabajo.
Se fortalece la teoría que plantea que el entrenamiento pliométrico en agua
favorece el aumento de la fuerza muscular, con los resultados estadísticamente
significativos logrados en la presente investigación donde para los tres tipos de
salto SJ, CMJ y CMJas para sus tres variables tiempo de vuelo, altura y velocidad
del salto se presenta una (p<0,000) para todas las variables, en el caso particular
del vuelo y altura CMJ estas presentaron una (p<0,001).
Aunque de los tres tipos de salto el CMJas fue el que presentó resultados
más bajos porcentualmente hablando y del cual se esperaba se tuviesen valores de
salto más altos por la ayuda de los miembros superiores, se sugiere que dos de las
razones por las cuales estos valores fueron menores pueden estar dados por fatiga
muscular dada por las repeticiones previas hechas en el SJ y CMJ y la segunda la
gran influencia de la coordinación en el patrón de movimiento.
Los resultados sugieren que no existen diferencias significativas en los
logros alcanzados en la fuerza explosiva en medio acuático en esta investigación
comparados con el medio terrestre y reportados por diversos estudios.
Se ratifica que a menor edad mayor proceso osteogénico, sin embargo en
adultos mayores el ejercicio dosificado genera efectos positivos sobre la salud ósea
y muscular como lo demuestra esta investigación.
143
A pesar de que la bibliografía referencia la necesidad de realizar estudios
con periodos de tiempo prolongados para observar cambios en la estructura ósea,
la problemática toma otro rumbo y es el de la designación de la carga de trabajo
adecuada para alcanzar los resultados esperados en esta variable de análisis.
A partir de los resultados alcanzados en esta investigación, se puede
establecer que el entrenamiento pliométrico en agua puede ser una alternativa de
prevención e intervención sobre los sistemas neuromuscular y óseo que favorece
los procesos de adaptación biológica y la generación de modelos de entrenamiento
de la fuerza que alimenten las áreas de salud y el rendimiento deportivo.
El haber demostrado con este trabajo que en el medio acuático se
presentan en la DMO mínimos cambios frente al entrenamiento en tierra, DMO de
columna lumbar DMO g/cm² (p<0,031), T score (p<0,030) y Z score (p<0,016), se
hace necesario continuar con la investigación en dicho tema, con miras a ver la
posibilidad de poderlo recomendar como un método de intervención para
deportistas, adultos mayores y personas aparentemente sanas o con patología,
puesto que al generarse menos impacto sobre los tejidos, se favorece el estado de
salud de los individuos con un menor riesgo biológico a través del tiempo.
Es importante hacer énfasis en que los estudios orientados a determinar los
efectos del entrenamiento pliométrico en agua son escasos y con los resultados
alcanzados se convierte en una necesidad apremiante poder aportar al
conocimiento en dicha área, (entrenamiento acuático) en diversas poblaciones y
sobre todo en aquellas que presentan vulnerabilidad en su sistema músculo
esquelético.
144
12. RECOMENDACIONES
A pesar de los hallazgos particulares de este estudio, existen factores que
se podrían ampliar en futuras investigaciones, como por ejemplo en diferentes
poblaciones: en mujeres pre menopáusicas, niños, deportistas, poblaciones con
patologías, en alteraciones del balance y el equilibrio entre otras.
Teniendo en cuenta las necesidades de seguir ahondando en torno a los
efectos del ejercicio físico sobre la fuerza muscular y la densidad mineral ósea y los
conocimientos alcanzados recientemente en torno al entrenamiento acuático, se
hace pertinente generar propuestas como la del entrenamiento pliométrico en agua
para construir aportes que contribuyan a la dinámica de prevención e intervención
del sistema músculo esquelético en diversos grupos poblacionales durante el ciclo
vital.
145
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164
Anexos:
ANEXO A
FACULTAD DE SALUD
GRUPO DE INVESTIGACION CUERPO MOVIMIENTO
PROGRAMA DE ENTRENAMIENTO PLIOMÉTRICO
FEB
RER
O
SEMAN
A1
SERIES
REPETI
CIONE
S
FRECU
ENCIA
RECUP
ERACI
ÓN (sg)
CONTE
NIDO
CHOQ
UE
SEMA
NA 2
SEMA
NA 3
2
1 1 1
2 6 7 9
9
3 4 6
10
No
EJERCI
CIOS
INTENS
IDAD
MARZO
ABRIL
SEMANA 4
20
21
SEMA
NA 1
22
SE
MA
NA
3
SEMA
NA 2
2 2 3 1 1 1 1
7 8 0 0 1 2 3
17
SEMANA 4
1
8
19
20
SEMA
NA 1
24
2 2 2
5 6 7
3
3
3
3
3
3
3
3
3
2
2
2
3
2
2
2
3
2
8
8
8
8
10
10
10
10
8
3
3
3
3
3
3
3
3
3
120
120
120
90
120
120
120
90
90
saltos
tipo A
saltos
tipo A
saltos
tipo A
saltos tipo A
Saltos
Tipo A
Saltos
tipo A
Saltos tipo
A
Saltos
tipo A
JUEGO VELOCIDAD
AGILIDAD -1 JUEGO
RELEVOS
Saltos
Tipo B
JUEGO VELOCIDAD
AGILIDAD -1 JUEGO
RELEVOS
165
MAYO
SEMANA
2
2
3 4 8
SEMANA 3
9
JUNIO
SEMANA 4
1
0
15
16
17
SEMANA
1
2 2 2
5 6 7
SEMANA
2
SEMANA
3
2
8
3
4
9
10
SEMANA 4
15
16
3
3
3
3
3
3
3
2
2
2
2
2
2
2
8
8
8
10
8
8
8
3
3
3
3
3
3
3
90
90
90
90
90
90
60
Saltos
Tipo B
Saltos
Tipo B
Saltos Tipo B
Saltos
Tipo B
Saltos
Tipo B
Saltos
Tipo B
JUEGO VELOCIDAD
AGILIDAD -1 JUEGO
RELEVOS
17
Saltos Tipo B
JUEGO VELOCIDAD
AGILIDAD -1 JUEGO
RELEVOS
166
ANEXO B: CUESTIONARIO APTITUD PARA LA ACTIVIDAD FÍSICA ACSM
Nombre y
apellidos:
Edad:
Fecha de
nacimiento:
Nombre del profesional de la salud:
Por favor lea las siguientes preguntas con cuidado y responda a cada una de ellas
manera honesta. Por favor marque SI o NO.
¿Le ha dicho alguna vez su médico que tiene una afección del corazón y
que únicamente debe hacer actividad física recomendada por un profesional de la
salud?
ninguna actividad física?
quilibrio debido a mareo o alguna vez ha perdido la
conciencia?
rodilla o cadera) que podría ser empeorado por un aumento en su actividad física?
mente algún medicamento recetado por su médico
para la presión sanguínea o afección del corazón (por ejemplo: diuréticos)?
¿Conoce usted alguna otra razón por la que no debería realizar actividad
física?
Tomado del Cuestionario de Aptitud para Actividad Física (PAR-Q) © 2002.
Utilizado con el permiso de la Sociedad Canadiense para Fisiología del Ejercicio.
www.ejercicioesmedicinaes.org
167
ANEXO C: CRITERIOS PARA LA CLASIFICACIÓN DE LOS NIVELES DE
ACTIVIDAD FÍSICA PROPUESTO POR EL COLEGIO AMERICANO DE
MEDICINA DEL DEPORTE (ACSM)
NIVEL ACTIVIDAD
FÍSICA
FITNESS
SALUD
CATEGORÍA
CARACTERÍSTICA
MUY ACTIVOS
REGULARMENTE
ACTIVOS
Cualquier intensidad o
actividad 5 v/sem, al
menos 30 min. por
ocasión.
IRREGULARMENTE
ACTIVOS
Actividad física menor a 3
v/sem. Menor a 20 min.
INACTIVOS
No realizaron actividad
física en el mes pasado
(leisure time)
168
ANEXO D:
FACULTAD DE SALUD
GRUPO DE INVESTIGACION CUERPO MOVIMIENTO
FORMATO DE CONSENTIMIENTO INFORMADO PARA LA
PARTICIPACIÓN EN INVESTIGACIONES
Título del proyecto: EFECTOS DEL ENTRENAMIENTO PLIOMÉTRICO EN
AGUA Y EN TIERRA SOBRE FUERZA MUSCULAR Y DENSIDAD MINERAL
ÓSEA, COMPARADO CON ACTIVIDAD FÍSICA CONVENCIONAL NO
SISTEMATIZADA, EN MUJERES FÍSICAMENTE ACTIVAS. BOGOTÁ 2012
Manizales ____________________________Yo,
__________________________________________
una vez informado sobre los propósitos, objetivos, procedimientos de intervención y
evaluación que se llevarán a cabo en esta investigación y los posibles riesgos que
se puedan generar de ella, autorizo a MANUEL ALBERTO RIVEROS MEDINA,
estudiante de la Universidad Autónoma de Manizales, para la realización de los
siguientes procedimientos:
1.
2.
3.
4.
Registro de información socio demográfica
Evaluación médica
Registro de información sobre aptitud para la práctica de actividad física ACSM.
Registro de información sobre criterios para la clasificación de los niveles de
actividad física propuesto por el colegio americano de medicina del deporte
(ACSM).
5. Registro de información sobre la valoración de mi condición física a través de
las siguientes pruebas: La fuerza muscular mediante la aplicación del test de
Bosco y Komi en tapete de saltos AXON JUMP. Este test es comúnmente
utilizado para valorar la máxima potencia muscular desarrollada en un corto
periodo de tiempo por los músculos extensores de rodilla. La densidad mineral
ósea (DMO) será evaluada mediante densitometrías óseas realizadas en un
centro radiológico especializado. Este test permitirá medir la pérdida ósea y
también evaluar el riesgo que tiene cada una de las participantes para
desarrollar fracturas. El peso corporal será tomado con un monitor de
composición corporal marca Omron HBF-510W Full Body Composition Monitor,
esta medición permitirá conocer el dato inicial de peso corporal y su influencia
sobre la DMO, además que será base unido a la toma de la talla con un
estadiómetro (CLASSIC-ROLLER). MARCA: SECA, Portátil, implementado con
clavija en la pared, cinta refractable. Rango de medición de lectura directa en el
contador 1-220 cm, para hallar el IMC mediante la aplicación de la formula
peso/talla² el cual nos permitirá determinar estado de salud de las mujeres
adultas mayores físicamente activas y su influencia sobre la DMO. (la
evaluación se realizara antes y después de la intervención para registrar dichos
datos)
Adicionalmente se me informó que:
169





Mi participación en esta investigación es completamente libre y voluntaria, estoy
en libertad de retirarme de ella en cualquier momento.
No recibiré beneficio personal de ninguna clase por la participación en este
proyecto de investigación. Sin embargo, se espera que los resultados obtenidos
permitirán mejorar los procesos de evaluación de procesos de promoción de la
salud.
Se me explicó que uno de los posibles riesgos es la lesión de tobillo o rodilla
para la cual planteo que tengo vigente mi seguridad social y puedo hacer uso
de ella.
Toda la información obtenida y los resultados de la investigación serán tratados
confidencialmente. Esta información será archivada en papel y medio
electrónico. El archivo del estudio se guardará en la Universidad Autónoma de
Manizales bajo la responsabilidad de los investigadores.
Puesto que toda la información en este proyecto de investigación es llevada al
anonimato, los resultados personales no pueden estar disponibles para terceras
personas como empleadores, organizaciones gubernamentales, compañías de
seguros u otras instituciones educativas. Esto también se aplica a mi cónyuge,
a otros miembros de mi familia y a mis médicos.
Hago constar que el presente documento ha sido leído y entendido por mí en su
integridad de manera libre y espontánea.
HUELLA
______________________________________________
Firma
CC No._________________ de________________
170
ANEXO E:
FACULTAD DE SALUD
GRUPO DE INVESTIGACION CUERPO MOVIMIENTO
FORMATO DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN
Datos sociodemográficos
Nombre y
apellidos:
Edad:
Barrio:
Dirección:
Estrato
socioeconomic
Variables Morfológicas:
Talla
Peso
IMC
% graso
% magro
Pretest
Postest
Variables funcionales: Fuerza explosiva
Test Bosco y Komi en tapete de salto Axon Jump
Tiempo
vuelo
(ms)
Pretest
Altura
(cms)
Velocidad
(m/s)
Tiempo
vuelo
(ms)
Postest
Altura
(cms)
Velocidad
(m/s)
SJ
CMJ
CMJas
Variables específicas: Densidad mineral ósea
variable
zona corporal
Densidad
mineral ósea
(g/cm²)
T score
columna
lumbar
cuello femoral
columna
lumbar
cuello femoral
columna
lumbar
cuello femoral
Z score
fecha
pretest
valor
postest
valor
Nombre
comentario
Dx
Firma
Evaluador pretest
Evaluador postest
171
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