REVISTA DE MÚSICA Nº 191 - Noviembre 2004 - SCHERZO Año XIX - Nº 191 - Noviembre 2004 - 6 DOSIER Medio siglo sin Furtwängler ENCUENTROS Michael Tilson Thomas ACTUALIDAD Pierre-Laurent Aimard Carlo Bergonzi JAZZ Madrid, ciudad sin ley 9 778402 134807 0 01 9 1 AÑO XIX Nº 191 Noviembre 2004 6 € DOSIER OPINIÓN 2 Medio siglo sin Furtwängler CON NOMBRE PROPIO Pensamiento y estilo Arturo Reverter Pierre-Laurent Aimard 6 Blas Matamoro Enrique Pérez Adrián Fernando Fraga AGENDA 18 ACTUALIDAD NACIONAL 44 58 118 Discografía actualizada Carlo Bergonzi 10 114 El pañuelo de Furti Arturo Reverter 7 113 124 ENCUENTROS Michael Tilson Thomas Jaime Suñén LIBROS ACTUALIDAD INTERNACIONAL EDUCACIÓN Pedro Sarmiento ENTREVISTA EL CANTAR DE LOS CANTARES Montserrat Figueras y Jordi Savall, Arturo Reverter 130 133 134 136 treinta años de Hespèrion XXI JAZZ María Agüero 64 Discos del mes SCHERZO DISCOS 65 Sumario Pablo Sanz 138 LA GUÍA CONTRAPUNTO 140 Norman Lebrecht 144 Colaboran en este número: María Agüero, Javier Alfaya, Íñigo Arbiza, Daniel Álvarez Vázquez, Roberto Andrade, Rafael Banús Irusta, Alfredo Brotons Muñoz, José Antonio Cantón, Carmelo Di Gennaro, Fernando Fraga, Joaquín García, Manuel García Franco, José Antonio García y García, Mario Gerteis, José Guerrero Martín, Leopoldo Hontañón, Bernd Hoppe, Antonio Lasierra, Norman Lebrecht, Fiona Maddocks, Nadir Madriles, Santiago Martín Bermúdez, Joaquín Martín de Sagarmínaga, Enrique Martínez Miura, Aurelio Martínez Seco, Blas Matamoro, Erna Metdepenninghen, Antonio Muñoz Molina, Pau Nadal, Rafael Ortega Basagoiti, Josep Pascual, Enrique Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña, Francisco Ramos, Arturo Reverter, Barbara Röder, Justo Romero, Stefano Russomanno, Carlos Sáinz Medina, Pablo Sanz, Pedro Sarmiento, Bruno Serrou, Jaime Suñén, José Luis Téllez, Asier Vallejo Ugarte, Pablo J. Vayón, Juan Manuel Viana, Albert Vilardell. Traducciones Rafael Banús Irusta (alemán) - Enrique Martínez Miura (italiano) - Barbara McShane (inglés) - Juan Manuel Viana (francés) Impreso en papel 100% libre de cloro PRECIO DE SCHERZO PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN: por un año (11 Números) España (incluido Canarias) en Europa y América: 60 €. Europa: 93 €. EE.UU y Canadá 106 €. Méjico, América Central y del Sur 112 €. Europa: 6 €. Reino Unido: 5 £. USA, México y América del Sur: 10 $ Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de España, y de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos. SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. La dirección respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por tanto opinión oficial de la revista. 1 OPINIÓN OPINIÓN EDITORIAL 2 NUEVOS NOMBRES, NUEVOS TIEMPOS C omo en todos los ámbitos de la cultura, en la música hay quien piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor. Por ejemplo, al hablar de cantantes o de directores de orquesta se afirma por parte de aficionados y profesionales de toda solvencia que nada se ha avanzado desde los tiempos del Nuevo Bayreuth o que no ha habido recambio para las grandes batutas como Reiner, Szell o Celibidache, lo que significa no ya que hoy vivamos en precario sino que el futuro tampoco ofrece grandes esperanzas. De otra parte está el optimismo de quienes ven las cosas de otro modo y consideran que Jansons o Chailly son maestros que han sabido recoger la herencia y que en el horizonte asoman figuras como las de Daniel Harding o Vladimir Jurowski — éste quizá la mejor esperanza para los próximos años— dispuestas a tomar el relevo cuando se les pida. Generalmente, y eso sí es verdad, demasiado pronto en sus carreras. Como catalizadores del proceso, la crisis del disco, el descenso de las ventas, el recorte de gastos por parte de las multinacionales que prescinden de las estrellas del pasado, el surgimiento de pequeñas compañías y hasta la autogestión por parte de algunas orquestas de sus propias grabaciones. El caso es que el panorama se presenta complicado pero también apasionante. Que un director como Riccardo Chailly renuncie a la titularidad del Concertgebouw para marcharse a la más dudosa realidad económica —que no artística— de la Gewandhaus de Leipzig es tan sintomático de una situación como la doble titularidad de Jansons —un director que en concierto supera cualquiera de sus prestaciones discográficas— en el citado Concertgebouw de Amsterdam y en la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, dos de las mejores formaciones del mundo. Levine —hoy en precario estado de salud— fue un fiasco en Múnich y le sustituye al mando de la Filarmónica un Christian Thielemann a quien quiere verse a toda costa como uno de los salvadores de la crisis. Un director eficaz pero oscuro como Kurt Masur es, a la vez, titular en la Orquesta Nacional de Francia y en la Filarmónica de Londres, y Christoph Eschenbach en la Orquesta de París y en la de Filadelfia en una sorprendente doble prestación. Viejas glorias como Christoph von Dohnányi y André Previn —quien, sin embargo, conserva la confianza de las discográficas, también por su matrimonio con Anne Sophie Mutter—, se conforman por su parte con retiros dorados en Hamburgo y Oslo respectivamente, con el añadido en el caso de Dohnányi de llevar años de trabajo tan sólido como carente de brillo con la Philharmonia londinense. De otra parte, algunos jóvenes promesas que en su momento hicieron pensar en carreras espectaculares, se van quedando tímidamente atrás en su lucha por las grandes orquestas aunque, curiosamente, sigan bien situados en el panorama discográfico, contratados por firmas medianas o pequeñas. Así, Yakov Kreizberg, Paavo Järvi u Osmo Vänskä. Nombres tan sólidos como Esa Pekka Salonen o Valeri Gergiev prefieren la tranquilidad de Los Angeles o las turbulencias de San Petersburgo antes de dar un salto adelante que no acaba de llegar. Algunas orquestas norteamericanas pueden ser un buen ejemplo de cómo están las cosas en la cresta de la ola. La Filarmónica de Nueva York optó por no arriesgarse y jugó la carísima pero segura carta de un Lorin Maazel que sólo en contadas ocasiones vuelve por sus fueros. Ya está, al parecer, iniciado un periodo de transición hacia la designación de un sucesor que podría ser Riccardo Muti, buen conocedor de la aventura americana por su etapa en Filadelfia. Precisamente el caso de Filadelfia y Eschenbach es aún más sorprendente, al tratarse de una orquesta cuya bandera fue siempre la personalidad de su sonido y que, por tanto, debiera estar lejos de la uniformidad reinante y, por ello, de un director pluriempleado. El nombramiento en la Sinfónica de Pittsburgh de una tríada de directores como Sir Andrew Davis, Yan Pascal Tortelier y Marek Janowski —es decir, y para entendernos, de serie B— hace peligrar sin duda el mantenimiento del nivel altísimo a que Jansons llevó a una orquesta que hoy puede presumir de estar entre las mejores. De otra parte, ahí están las dificultades que pasó la Sinfónica de Boston para encontrar heredero a Seiji Ozawa por muy cantado que estuviera que iba a ser James Levine. Y dentro de nada la Sinfónica de Chicago necesitará un sucesor para Daniel Barenboim. Parece un juego de mesa en el que unos peones simplemente sustituyeran a otros. Pero es mucho más que eso. Para la música y para el negocio. OPINIÓN Diseño de portada Argonauta (Salvador Alarcó y Belén Gonzalez) La música extremada S Foto portada: Philippe Matsas E dit a : S CH E RZ O E D IT ORI AL S .L . C/Cartagena, 10. 1º C 28028 MADRID Teléfono: 913 567 622 FAX: 917 261 864 Internet: www.scherzo.es E mail: Redacción: [email protected] Administración: [email protected] Pr e s id en te Javier Alfaya Consejero Delegado Antonio Moral REVISTA DE MÚSICA Director Luis Suñén Redactor Jefe Enrique Martínez Miura Edición Arantza Quintanilla Maquetación Daniel de Labra Fotografía Rafa Martín Secciones Discos: Juan Manuel Viana Educación: Pedro Sarmiento Libros: Enrique Martínez Miura Página Web Iván Pascual Consejo de Dirección Javier Alfaya, Manuel García Franco, Santiago Martín Bermúdez, Antonio Moral, Enrique Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña y Arturo Reverter Departamento Económico José Antonio Andújar Departamento de publicidad Cristina García-Ramos (coordinación) [email protected] Magdalena Manzanares [email protected] DOBLE ESPACIO S.A. [email protected] Relaciones externas Barbara McShane Suscripciones y distribución Iván Pascual (E mail: [email protected]) Colaboradores Cristina García-Ramos Impresión GRAFICAS AGA S.A. Encuadernación CAYETANO S.L. Depósito Legal: M-41822-1985 ISSN: 0213-4802 obre un escenario venerable de Nueva York, el del centro cultural judío de la avenida Lexington y la calle 92, hay un atril de lectura y un piano de cola. El rumor nervioso del público y luego el silencio son idénticos a los que preceden a un concierto muy esperado, ese último minuto de impaciencia e intriga que nos afila la atención para escuchar la música. Por una puerta lateral aparece primero un hombre alto, calvo, fuerte, con traje oscuro, con mejillas encendidas de salud, como oreadas por intemperies frías; después otro hombre más bajo, de aire más circunspecto, con una sonrisa entre afable y distraída, con unos andares poco airosos que el aficionado español reconoce muy bien: es András Schiff, que hoy viene de acompañante, porque la principal atracción de la noche es el hombre alto y gallardo que ya se ha situado delante del atril y está abriendo un libro con una mano en la que se insinúa un temblor de Parkinson: Imre Kertész, que a los catorce años, cuando su país, Hungría, fue invadido por los nazis, se vio arrojado al campo de Auschwitz, que logró sobrevivir y muy pronto empezó a padecer en su tierra otra tiranía mucho más larga, que escribió y recordó en secreto durante todos los años del régimen comunista y hace tan sólo dos recibió el premio Nobel. Kertész y Schiff son antiguos amigos: en las miradas que se cruzan hay una visible complicidad, la desenvoltura de una camaradería fortalecida por la admiración mutua. Kertész empieza a leer, y András Schiff escucha, erguido delante del teclado, las manos ociosas sobre las rodillas. Imre Kertész lee en húngaro, con una voz recia y sosegada, sin énfasis, con una musicalidad austera que se hace más perceptible para quien no entiende ni una palabra de lo que está leyendo. Se interrumpe, cierra el libro, y ahora las manos de Schiff se adelantan hacia el teclado: toca piezas muy breves de Béla Bartók, el otro húngaro con el que los dos están unidos por una camaradería más rara y más profunda porque atraviesa las fronteras de la muerte: toca András Schiff y uno piensa que la música abrupta y des- SCHIFF MELODÍAS HÚNGARAS asosegada de Bartók tiene una prosodia, un ritmo como el de la lengua húngara, y cuando se hace el silencio y Kertész abre el libro y lee de nuevo la sensación es que esas palabras indescifrables nos hablan ahora con una musicalidad que las acerca a nuestro corazón tan cristalinamente como las notas del piano. Me acuerdo del sonido oracular de las palabras húngaras en El castillo de Barbazul, y ya casi no me pregunto por el significado de lo que estoy escuchando: me basta con distinguir sólo dos palabras, Budapest, Auschwitz; me acuerdo de la ironía dolorosa y sin rastro de sentimentalismo que tiene la prosa de Kertész en las traducciones españolas. Me acuerdo de que precisamente en esta ciudad murió Béla Bartók, pobre y enfermo, exiliado de su país no por obligación ni peligro de su vida, sino por asco moral, por el rechazo hacia una Europa regida por matones homicidas y envenenada por ideologías exterminadoras. Vuelve Schiff a tocar, y ahora es Schubert, el Andantino de la Sonata D. 959: como una compensación melancólica por tanto sufrimiento invocado, un recuerdo del sueño europeo que Auschwitz y el Gulag aniquilaron, y que sin embargo ha podido sobrevivir de algún modo, igual que sobrevivió, contra todo pronóstico, ese hombre canoso y alto que en 1944 vivía en Budapest y tenía 14 años. Las palabras, dice después, no pueden nombrar ciertas cosas demasiado atroces: tan sólo señalar hacia ellas; no pueden describir el abismo, sino mostrarle al lector su proximidad, su peligro. Y ahora parece que Bartók y Schubert pueden decir lo que las palabras no alcanzan, lo que sugiere la melodía hermética del idioma húngaro y el metal áspero y sereno de la voz de Imre Kertész. Antonio Muñoz Molina 3 OPINIÓN NO TAN PARADISÍACO Sr. Director: En primer lugar, quiero felicitarles por su revista; en el olvidado mundo de la música clásica es bonito saber que aún quedan publicaciones serias que nos informan con rigor. Escribo este mensaje para dar mi opinión sobre el editorial de la revista de septiembre. Estoy completamente de acuerdo en todo lo que en él se dice, pero me molesta un poco que se ponga a Zaragoza como ejemplo a seguir (soy aragonés de adopción y estudié allí mi carrera de música), ya que resulta curioso que resalten ustedes el hecho de que allí se disponga de un grupo de música contemporánea y de uno de música antigua y no el hecho de que allí todavía no hay orquesta. Dudo mucho que los políticos aragoneses tengan interés en promocionar la nueva música o los criterios historicistas en la interpretación, y la cruda realidad es que si estos dos grupos existen en Zaragoza es por cuestión de presupuesto, más bien por su raquítico presupuesto. ¿Para qué hacer una orquesta si con una pequeña parte de lo que se necesitaría para hacerla se tienen dos grupos que cubren las espaldas a los responsables de la nefasta política musical aragonesa? A esto hay que añadir que el Grupo Enigma no da un trabajo estable y todos sus componentes son profesores de conservatorio o músicos freelance (en España del mundo del bolo). Tengo mis razones para escribir este correo y ahora las voy a explicar: soy violista y para poder trabajar en una orquesta he tenido que venir a Asturias y cualquier aragonés que tenga aspiraciones de tocar profesionalmente va C A R TA S A L D I R E C TO R a tener que hacer lo mismo, así que, como ustedes pueden ver, Zaragoza no es el paraíso que parece a simple vista. Vicente Alamá. Oviedo LOS ENTENDIDOS Y LOS OTROS Sr. Director: He leído el artículo titulado “Chaikovski y el desdén” de Antonio Muñoz Molina en el nº 188 de SCHERZO. El tema expuesto es muy transcendente porque trata de los juicios de los entendidos y de los no entendidos. Yo personalmente viví esa experiencia en mi juventud. La diferencia con el autor del artículo sólo radica en que nunca claudiqué ante los entendidos. Siempre consideré que Chaikovski había sido uno de los grandes de la música. Pensé que el desdén tenía orígenes sociológicos más que musicológicos. Siempre consideré que algunos centroeuropeos (alemanes, austríacos y franceses principalmente) consideraban equivocadamente que ellos, los originarios de la llamada gran música clásica culta, eran los únicos capacitados para llevarla adelante con sus mayores glorias, los otros los de la periferia, no podían tener esa capacidad, entre ellos Albéniz, Elgar, Grieg, Sibelius, Chaikovski, Dvorák, Puccini, etc. Los juicios de esos entendidos casi siempre estaban teñidos de cierta parcialidad o ignorancia. Recuerdo, en mis épo- cas de estudiante de música, que ante el ejemplo que siempre se daba de la frase inicial del moderno Preludio nº 4 de Debussy, Les sons et les parfums tournent dans l’air du soir, publicado en 1910, presentándolo como un novedoso y genial avance por la utilización ocasional por parte del autor de compases irregulares de 5/4, yo les hacía notar que ya en 1893 Chaikovski había publicado una Sexta Sinfonía, que utilizaba ese compás de 5/4 durante todo su segundo movimiento, que era ten genial que ni siquiera se notaba su irregularidad. Por supuesto que jamás obtuve ninguna respuesta. Ejemplos como este son muy frecuentes en la apreciación de la música de Chaikovski y de los compositores de la periferia. Para concluir, otro hecho muy ilustrativo. Cuando Brahms estrena su Concierto para piano y orquesta nº 2 (1881) e incluye en su tercer movimiento la participación de un violonchelo solista, este hecho es calificado como una novedad genial, pero cuando Chaikovski, unos meses después, estrena su Concierto para piano y orquesta nº 2, incluyendo en su segundo movimiento la participación de un violín y un violonchelo solistas, es calificado este hecho como un dasatino imperdonable que no cabía en un concierto para piano. Sólo quiero agregar en este final que el complicado tema de los entendidos y de los no entendidos se da ahora en el campo de la música contemporánea y es mucho más complejo y trascendente, sería muy interesante que SCHERZO lo tratase a fondo en un futuro próximo. Sin otro particular, le saluda con la consideración más distinguida. Ricardo Maderna. Valencia Prismas VIEJOS DISCOS E 4 n alguna parte, entre mis viejos discos, hay unos cuantos a los que amo especialmente. Posiblemente los más modestos, los de presencia menos atractiva pero que, sin embargo, detrás de sus carátulas casi primitivas, de color entre amarillento y amarronado, comprados hace muchos años en saldos en las que hoy se llama “grandes superficies”, donde yacían colocados de cualquier manera sobre un mueble en el rincón más apartado de la tienda, guardan una inestimable calidad. Hay media docena de ellos —discos de vinilo, naturalmente— que cuido de manera especial: Noche transfigurada de Schoenberg más el Adagio de la Décima Sinfonía de Mahler por la Filarmónica Checa dirigida por el gran Václav Neumann; un maravilloso Œdipus Rex de Stravinski con la misma orquesta, más su Coro y un reparto vocal de primer orden, con el añadido de un soberbio Jean Desailly como Narrador, todos dirigidos por Karel Ancerl; el Concierto académico para violín y orquesta de Vaughan Williams y el Concierto para violín de Britten, ambos interpretados por la excelente N. Grumliková con la O. S. de Praga bajo la dirección de nuestro querido Peter Maag; un fantástico Romeo y Julieta de Prokofiev de nuevo por Ancerl con la que entonces era su orquesta —¡antes del 68 y de que en Praga entraran los tanques soviéticos!—; las suites de El gallo de oro y de La ciudad invisible de Kitege (sic) de RimskiKorsakov por Smetacek y otra vez la orquesta de Praga. Hay por lo menos una docena más, dispersos por las estanterías —por ejemplo, un inencontrable Camino de la vida de Alois Hába también dirigido por Smetacek. ¡Qué maravilla! Estos discos que me costaron entonces —allá por principios de los setenta más o menos— algo así como diez duros, suenan, por lo general, muy bien y pueden competir con las más elaboradas joyas de la era CD. Escuchándolos le doy la razón a ciertas afirmaciones polémicas de mi estimado amigo Orozco en los tiempos en los que escribía en esta revista sobre Alta Fidelidad. Es como para hacer un poco de filosofía casera y poner en duda, una vez más, ese misérrimo cuento del progreso ininterrumpido. Porque no se trata sólo de que las versiones sean de primer orden —que lo son—: se trata de que el sonido sigue emergiendo rico y sutil de esos viejos, venerables, despreciados discos del más barato vinilo. Toda una lección de modestia para los soberbios y pomposos. Javier Alfaya OPINIÓN Musica reservata DE LA MÚSICA COMO TEXTO Jacques Derrida In Memoriam ¿ Qué entendemos por texto? En tanto que estadio previo a la escritura, el texto es aquéllo que vive en el enigma de lo inconcreto, algo que sugiere una forma tanto como la rehúsa. El texto es un tejido abierto en el que la escritura se manifiesta tan sólo como posibilidad, como imagen anticipada de algo que, para realizarse, exige justamente que el texto desaparezca como tal texto al arribar a su punto de clausura, allí donde se alcanza esa rigidez propia de lo monumental que configura lo que entendemos por obra. El texto es el lugar de una producción cuyo fin es el producto al que aboca esa misma productividad: allí el texto se cierra, y el sentido se despliega retrospectivamente a partir del acorde conclusivo. En su espacio privilegiado, la música es el único discurso cuyo devenir es, solamente, texto, refractario a cualquier significación: naturaleza específica, irreductible, significancia extraña a todo referente. El texto se manifiesta nuevamente como texto en la lectura, en ese destello que rescata el instante y desdeña la estructura global, la red de sentidos que constituyen el trabajo de la escritura. Toda vez que éso que llamamos autor es una figura creada por la propia obra (el autor de Don Giovanni no existe hasta que Don Giovanni ha sido escrita): ¿qué capacidad mantiene el texto para sugerir una autoría, única o múltiple? Tomemos un fragmento musical cualquiera, como bien puede ser el que ilustra este mismo artículo: ¿no hay algo en su refinada ambigüedad armónica que puede emparentarlo con muchos otros fragmentos de autores cuyos nombres se vienen de inmediato a la cabeza, del último Debussy al primer Bartók, de Enesco a Zemlinsky, de Szymanowski a Malipiero? ¿Qué sucedería si imagináramos que se tratase de un apunte inédito del Beethoven tardío? Al margen de toda adscripción posible, el fragmento, desvinculado del discurso que le da sentido y en cuyo sentido se ancla, estalla en una difracción de connotaciones que se ramifica cuanto más pretendemos fijar sus límites: fragmento hecho de otros fragmentos, de instantes homófonos, polifónicos, armónicos, tonales, politonales, modales, melódicos, imitativos, que remiten a una suerte de humus, un depósito germinal en el que se enraíza la infinitud de los códigos. ¿Hasta dónde es posible la articulación, dónde se establece el límite de lo diferenciable? ¿En el compás, en la frase, en el motivo, en el acorde, en la simple nota? El texto (su autonomía productiva) revive en el fragmento. Parafraseando a Roland Barthes (el Barthes de Le plaisir du texte) cabe enunciar: el compromiso de un sonido que aspira a inscribirse como escritura (y no como ruido), es decir, a formar parte de una composición, tiene siempre algo de inasible, de perverso: para fijarlo (para escribirlo) el compositor camina entre las sombras, a la deriva, a la vez apresado por los sistemas y dueño efímero de ellos. Es una figura necesaria para el sentido (para nosotros, Don Giovanni existe en tanto que es una obra de Mozart), pero en sí mismo carece de sentido (el ciudadano Mozart es tanto más problemático cuanto más pretendemos casar su catálogo con su biografía). El compositor está creado por la obra, y sólo ahí alcanza su certeza: Mozart existe en tanto, y solamente en tanto, que autor de Don Giovanni, de Idomeneo, de Die Zauberflöte. En la realidad material no existen compositores, sino solamente obras, obras que, a su vez, son entramados de textos que remiten unos a otros en un continuum inconmensurable y en las que el nombre del autor no es sino una especie de marca distintiva. La única historia posible (la única no ideológica) de la música sería una historia de las relaciones textuales, una historia ajena a ese historicismo que la acerca a las falsas ciencias (la economía, la psicología, la sociología…) que parasitan el saber presente: un sílabo (que por definición sería inabarcable, infinito) de todas las simultaneidades y de todas las similitudes, de las múltiples inferencias entre todas las transversalidades y entre todos los estilos (¿cuánto hay de expresionista en Gesualdo, cuánto de impresionista en Schütz, cuánto de serial en Bach, cuánto Stravinski en Dunstable, cuánto Tristan en La traviata?), una historia del texto que considerase su objeto de estudio como espejo de memorias que predicen su pasado tanto como recuerdan su futuro, una trama de relaciones ajenas a la cronología, como en el famoso dístico de Baudelaire: L’homme y passe à travers des forêts de symboles Qui l’observent avec des regards familers. En su realidad textual, la música nos escucha, nos devuelve nuestra interpelación trasmutada en sonido, en escritura. Quizá el rasgo de mayor trascendencia de la segunda mitad del s. XX haya sido el de entender la música no como una manufactura de objetos, sino como una espiral de procesos abiertos, como el intento, por demás heroico (en tanto que contradictorio), de reclamar un (inimaginable) estatus textual para la integridad de la obra: no es otra la razón de ser de las múltiples formas del aleatorismo, ni otro el motor profundo de composiciones basadas en otras composiciones, de las que Ludwig van de Kagel, Wagner-Ydill de Schnebel o Sinfonia de Berio (pero también Credo in Us de Cage) constituyen algunos de los ejemplos más conmovedores y paradójicos. “Toda actividad ideológica se presenta bajo la forma de enunciados composicionalmente acabados”, nos advierte Julia Kristeva: el texto musical, si se quiere texto, habría de negarse a su clausura tanto como a su comienzo, a su globalidad como a su control. Ives llegó a entrever quizá una música así. José Luis Téllez 5 PROPIO CON NOMBRE CON NOMBRE PROPIO Rara avis PIERRE-LAURENT AIMARD C uando en el panorama internacional aparece un pianista de las características de Pierre-Laurent Aimard hay que festejarlo como un hecho refrescante y revelador. Porque nos encontramos ante una figura que, como se suele decir, va por libre, que busca y rebusca en las esquinas de un repertorio abordado en principio desde el ángulo más conectado con la música de nuestros días, a la que el artista, nacido en Lyon en 1957, se entregó con fervor a partir de sus contactos con la música de Messiaen. No en balde estudió con su esposa, la pianista Yvonne Loriod. Su unión al Ensemble InterContemporain de Boulez hizo el resto y propició que profundizara aún más en los secretos de la moderna creación. Sólo de este modo es posible enfrentarse a las tremebundas dificultades de las Sonatas de Boulez o las Piezas de Stockhausen; o a las notas dispuestas de manera tan exigente por Messiaen en su Sinfonía Turangalila o, sobre todo, en las Veinte miradas al Niño Jesús, de la que Aimard hace una interpretación escalofriante, tanto en vivo como en disco. Un camino que, muy lógicamente, le ha llevado a Ligeti, quien escribió para él algunos de los Estudios, seis de los cuales va a tocar en el concierto madrileño de 16 de noviembre. La cambiante música del compositor húngaro, su raro instinto poético, su síntesis del pianismo de muchos siglos, son pan comido para el artista de Lyon, que nos fascina con su toque variado y con su dominio de los más raros metros. En los tiempos más recientes, un tanto sorprendentemente, Aimard ha dirigido su mirada hacia la producción romántica, y ha entrado bruscamente en la música de Beethoven, de quien ha grabado una estimulante versión de los conciertos junto a Harnoncourt, y de quien Madrid. Auditorio Nacional. 16-XI2004. Grandes Intérpretes. Pierre-Laurent Aimard, piano. Debussy, Ligeti, Beethoven. viene saboreando algunas de las más importantes sonatas. Un campo abierto para establecer un refinado juego de resonancias, mezclando las armonías con el pedal y planificando un fraseo de claro trazo, ligero y vigoroso al tiempo, enunciado sobre la base de unas dinámicas muy amplias y una flexibilidad rítmica poco habitual. Cosas que podrá evidenciar en la anunciada interpretación de la Hammerklavier, uno de los más espinosos monumentos de toda la literatura pianística del XIX. Su reciente grabación de los 12 Estudios de Debussy nos ha permitido comprobar de nuevo la singular inteligencia del pianista en la administración de dinámicas y en la consecución de atmósferas; a lo que hay que añadir la hábil combinación de las voces, el manejo del sfumato y las plasticidad de la línea. En la sesión prevista Aimard ejecuta seis de esas dificilísimas piezas. Arturo Reverter DISCOGRAFÍA SUCINTA BEETHOVEN: Conciertos para piano nºs 1-5. ORQUESTA DE CÁMARA DE EUROPA. Director: NIKOLAUS HARNONCOURT. Teldec 0927 47334-2 (3 CDs). DEBUSSY: Imágenes, Estudios. Warner 857383940-2. DVORÁK: Concierto para piano op. 33. La rueca de oro. ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW. Director: NIKOLAUS HARNONCOURT. Teldec 8573 87630-2. IVES: Sonata nº 2, “Concord”, Tres piezas en cuartos de tono para dos pianos (con Alexei Lubimov, piano). Warner APEX 0927 49515-2. LIGETI: Estudios, Libros 1 y 2 (fragmentos del 3), Musica ricercata. Sony SK 62308. MESSIAEN: Veinte miradas al Niño Jesús. Teldec 3984 26868-2 (2 CDs). — Sinfonía Turangalila (versión revisada de 1990). FILARMÓNICA DE BERLÍN. Director: KENT NAGANO. Teldec 8573 82043-2. 6 CON NOMBRE PROPIO El tenor de Verdi CARLO BERGONZI E l 13 de julio pasado Carlo Bergonzi cumplió ochenta años. Desde esa llegada al mundo pudo estar predestinado a enfrentarse con el genio verdiano: nació en Vidalenzo cerca del Busetto del compositor y en aquella tierra parmesana. Aunque debutó con 24 años, bastante más al sur de estos lugares, en Lecce como barítono rossiniano, lo hizo en el lugar donde bastantes años atrás había nacido un mito de la cuerda tenoril, Tito Schipa. Quizás su benéfico fantasma le descubriera el cambio de posibilidades, pues pronto el barítono descubrió que alcanzaba notas más elevadas y podía orientar su voz hacia la tesitura de tenor. Se produjo así una transformación decisiva para la interpretación verdiana: renacía de nuevo el intérprete ideal de esta generosa galería de personajes verdianos creados para la más aguda cuerda masculina. Bergonzi se convirtió en el tenor verdiano por antonomasia de su generación y en modelo para las generaciones sucesivas. Cantó al completo 20 tenores de los 29 que suma la galería verdiana, incluyendo en ambos cómputos tanto la parte correspondiente de la Misa de réquiem como las sumas de Aroldo y Stiffelio y diferenciando el Oronte italiano del Gaston francés. Algunos sólo en estudio (Riccardo de Oberto, Carlo Moor de Masnadieri), otros en escasas ocasiones, como el Foresto de Attila; muchos al inicio de su periplo tenoril, gracias a las celebraciones de la RAI en 1951 del cincuentenario de la muerte del maestro: Riccardo, Jacopo Foscari, Don Alvaro, Carlo VII de Francia, Gabriele Adorno; cuatro en las suficientes ocasiones para que permitieran identificarle como el “tenor de Verdi”: Riccardo, Manrico, Don Alvaro y Radames. Su primer papel verdiano fue aquel rey Carlo de Giovanna D’arco en mayo de 1951 y el último, inesperadamente, en un alarde de madurez profesional, potencia física, dominio de recursos y osada seguridad en sí mismo, Otello que cantó únicamente en un ensayo general para el Carnegie Hall de Nueva York en mayo de 2000, debiendo de cancelar definitivamente el concierto sucesivo por un inoportuno resfriado. Abarcó por tanto una amplia muestra de la tenorabilidad verdiana, del lírico Duque de Mantua, de dulces acentos y seductoras expresiones, al ya decisivamente tenor de empuje que es el Radamés de Aida o el Don Alvaro de La forza del destino, sin duda esta última su creación más prodigiosa, junto al Riccardo (o Gustavo) del Ballo in maschera. Bergonzi, tímbrica y voluminosamente, de base, no poseía el instrumento idóneo para DISCOGRAFÍA SUCINTA DONIZETTI: L’elisir d’amore (NEMORINO). RENATA SCOTTO, este tipo de compromisos, pero sí como ningún otro cantante gozaba de una emisión ortodoxa que le permitía proyectar la voz por encima de la orquesta sin doblegarse tampoco ante colegas más dotados; dominaba todos los recovecos del canto ligado; contaba con un imaginativo fraseo que producía una selecta elección de matices. Esto le compensaba de la carencia de sonidos estentóreos, agudos penetrantes o titánicos acentos. Su pulcra exhibición de maneras y la fantasía en el planteamiento de sus personajes las extendió también a otras entidades más acá o más allá de las verdianas, Donizetti en un extremo, las del más duro verismo, en el otro. Ahí están Nemorino, Edgardo, Turiddu o Canio para convencer al más escéptico. O Andrea Chénier o incluso Enzo Grimaldo que tanto vienen necesitados de buen canto tradicional italiano como de repentinas efervescencias veristas. De Puccini fue sobre todo un Cavaradossi de altura, en disco al lado de la inolvidable Maria Callas, Pinkerton dando réplicas a la mejor de sus parejas sopraniles, Renata Scotto, y un poético Rodolfo de Bohème, aunque también fuera un vigoroso Des Grieux y, ocasionalmente, el algo rudo Luigi de Il tabarro y el heroico Calaf de Turandot. Cantó a muchos otros compositores, algunos impensables, (Boito, Cilea, Monteverdi, Gluck, Massenet, Montemezzi, Gounod, Janácek…) en otra exhibición de posibilidades, los propios de un artista único, casi podría decirse irrepetible. ¡Y pensar que en su periodo preparatorio un improvisado consejero llegó a desanimarle a que continuara estudiando! Fernando Fraga — La forza del destino (DON ALVARO). MARTINA ARROYO, PIERO CAPPUCCILLI, BIANCA MARIA CASONI, RUGGERO RAIMONDI. CORO AMBROSIAN OPERA. ORQUESTA ROYAL PHILHARMONIC. LAMBERTO GARDELLI. GIUSEPPE TADDEI, CARLO CAVA. CORO Y ORQUESTA DEL MAGGIO MUSICALE FIORENTINO. Director: GIANANDREA GAVAZZENI. EMI. 1969. Memories-LG Stage (CD). Hardy Classics (DVD). 1967. SHIRLEY VERRETT, ROBERT MERRILL, RERI GRIST, EZIO FLAGELLO, FERRUCCIO MAZZOLI. CORO Y ORQUESTA RCA ITALIANA. DIRECTOR: ERICH LEINSDORF. MASCAGNI: Cavalleria rusticana (TURIDDU). FIORENZA — Un ballo in maschera (RICCARDO-GUSTAVO). LEONTYNE PRICE, COSSOTTO, GIANGIACOMO GUELFI. CORO Y ORQUESTA TEATRO ALLA SCALA. Director: HERBERT VON KARAJAN. Deutsche Grammophon. 1965. PUCCINI: Madama Butterfly (PINKERTON). RENATA SCOTTO, ROLANDO PANERAI, ANNA DI STASIO. CORO Y ORQUESTA OPERA DE ROMA. DIRECTOR: SIR JOHN BARBIROLLI. EMI. 1966. VERDI: Rigoletto (DUQUE DE MANTUA). RENATA SCOTTO, DIETRICH FISCHER-DIESKAU, FIORENZA COSSOTTO, IVO VINCO. CORO Y ORQUESTA TEATRO ALLA SCALA. DIRECTOR: RAFAEL KUBELIK. — Aida (RADAMES). LEONTYNE PRICE, RITA GORR, MARIO SERENI, CESARE SIEPI, JOHN MACURDY. CORO Y ORQUESTA DEL METROPOLITAN DE NUEVA YORK. DIRECTOR: GEORG SOLTI. Deutsche Grammophon. 1963. Myto. 1963. RCA. 1966. — Don Carlo (DON CARLO). NICOLAI GHIAUROV, RENATA TEBALDI, DIETRICH FISCHER-DIESKAU, GRACE BUMBRY, MATTI TALVELA. CORO Y ORQUESTA ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN. SIR GEORG SOLTI. Decca. 1965. 7 AGENDA AGENDA Gaudí y T. L. de Victoria GUINJOAN: ÓPERA Y PREMIO E n breve lapso de tiempo, dos acontecimientos se han sumado para colocar a Joan Guinjoan en primera línea de actualidad. Por una parte, la concesión a principios de octubre del premio Tomás Luis de Victoria —dotado de 75000 euros—, el más importante sin duda de los musicales del ámbito iberoamericano. En segundo lugar, el estreno, esperado largamente, de su ópera Gaudí, con libreto de Josep M. Carandell. Esta obra fue un encargo con motivo de la Olimpiada cultural de 1992 pero no llegó a programarse con aquella ocasión y ha esperado doce años hasta que al fin va a producirse el estreno mundial. La dirección musical estará a cargo de Josep Pons y la escénica la firmará el cineasta Manuel Huerga. Barcelona. Gran Teatro del Liceo. 3, 5, 7, 9, 11, 13, 15, 18, 22-XI-2004. Guinjoan, Gaudí. Pons. Huerga. Bork, Ombuena, Matos, Vas. Estreno de la suite LA SOMBRA DEL INQUISIDOR E sta ópera en tres actos de Carlos Cruz de Castro, sobre un libreto de Javier Alfaya basado en su novela Leyenda o El viaje sentimental, es fruto de un encargo realizado por el INAEM en 1998. La narración que dio origen a la ópera — ambientada en una comarca del sur de Galicia a mediados del siglo XVIII— no sigue a aquélla al pie de la letra sino que ha sido profundamente reestructurada para adaptarla al ritmo de la obra musical — algunos de los personajes de la novela primitiva han desaparecido y otros asumen un nuevo carácter. En el próximo mes de noviembre será 10 estrenada en el Auditorio Nacional una suite de esa obra dirigida por Max Valdés. La suite está formada por partes orquestales de los tres actos: la obertura, la llegada del Abad al pazo de Viladouro, el preludio del segundo acto, el interludio del tercero, la llegada de los inquisidores, el Te Deum del segundo acto y los tres lamentos cantados ante el cadáver de Bruno, el protagonista, cantados por Isaura, su amante, el dúo-lamento de Aldara e Isaura, el del Abad y finalmente la canción-nana de Isaura, que enloquecida por el dolor se niega a reconocer la muerte de Bruno. Madrid. Auditorio Nacional. 16-XI-2004. Martins, Armentia, Echevarría. Coro y Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: Maximiliano Valdés. Cruz de Castro, Suite de “La sombra del inquisidor. AGENDA Regreso de la ópera de Bloch EL OTRO MACBETH L a tragedia Macbeth de Shakespeare ha inspirado diversas puesta en música, entre ellas la famosísima de Verdi. Mucho menos divulgada es la ópera homónima con música de Ernest Bloch y libreto, en francés, de Edmond Fleg. De estilo muy original, la ópera se caracteriza por su discurrir fuertemente declamatorio, que busca facilitar la percepción del texto, y su intensa carga dramática. La obra no se programa habitualmente en los teatros de ópera, por lo que su inclusión en la temporada del teatro de Francfort ha de ser todo un acontecimiento. Se representará la versión en inglés — hecha por el propio Bloch y Alex Cohen, a fin de obtener una mayor fidelidad al original—, con un montaje de Keith Warner y dirección musical de Sian Edwards. Francfort. Oper. 7, 11, 14, 18, 20, 25, 27-XI-2004. Bloch, Macbeth. Edwards. Warner. Sidhom, Winter, Larsson, Volle. Un recuerdo de Rodolfo Celletti EL MAESTRO L a muerte, hace pocas semanas, de Rodolfo Celletti, es un acontecimiento especialmente luctuoso para los aficionados y profesionales del canto. Durante decenios este escritor y musicólogo, de formación jurídica, nacido en 1917, ha derramado sus conocimientos con una autoridad, una claridad de juicio, una elocuencia literaria admirables; en amigable competencia con otros compatriotas italianos defensores de parecidos criterios, entre ellos Gualerzi, Pugliese, Soprano, Orselli, Battaglia, Giudici o Marchesi. Pero el olfato de Celletti era singularmente fino. Conocía la historia del canto y sus distintas manifestaciones a través del tiempo como nadie; y era capaz de situar, analizar y definir una voz con una seguridad y una infalibilidad extraordinarias. Poseía un italiano fluido, fácil, suave, colorista y diáfano. Fue un incansable defensor de las inviolables reglas del buen cantar y supo, desde esa postura, enlazar el canto antiguo, el llamado belcanto con los modernos procedimientos de emisión y sonoridad. Actualizó las técnicas pretéritas con ideas precisas, inteligibles. Muchos cantantes siguieron sus teorías y lecciones. Este maestro indiscutible, que no se casaba con nadie y podía ser durísimo en sus juicios, extendió su actividad a multitud de medios impresos. Colaboró asiduamente en enciclopedias y diccionarios, entre ellos el Grove y sobre todo la monumental Historia de la Ópera de la UTET, en cuyo tomo tercero trazó una magistral historia de la vocalidad. Fue asiduo articulista en el periódico Il Globo, del semanario Epoca y del mensual Discoteca, así como de las revistas Musica viva y Musica. Su diccionario Il teatro d’opera in disco, reeditado en 1988 por Rizzoli, es ejemplar; como lo son sus certeros análisis en el diccionario Le Grandi Voci (CentroStudi dello Spettacolo, 1964). Y sus numerosos libros: Storia del belcanto (La Nuova Italia Editrice, 1986, editado en París por Fayard en 1987), Il Canto (Vallardi. Garzanti, 1989), Voce di tenore (Idealibri S.p.A., 1989)… Escribió también tres novelas. Visitó España en los ochenta como jurado de un premio de canto Lauri-Volpi. Y fue, hasta hace pocos años, director del Festival della Valle d’Itria, un auténtico centro de recuperación de óperas belcantistas y neobelcantistas. Arturo Reverter NUEVO TEATRO EN POZUELO DE ALARCÓN E l 15 de octubre se inauguraba, con un concierto a cargo del pianista Joaquín Achúcarro acompañado por la ONE y bajo la dirección de Salvador Mas, el MIRA Teatro. Se trata de un espacio de 5000 metros cuadrados, distribuido en cuatro plantas y con un aforo cercano a las 600 localidades. El MIRA Teatro forma parte de la Red Española de Teatros y Auditorios y, a partir del próximo año, se integrará en la Red de Teatros de la Comunidad de Madrid. 11 AGENDA Recuerdo de Santiago Palés HASTA LUEGO, SANTIAGO A penas un adolescente, Santiago Palés se interesó por un arte tan poco adecuado para su edad como la ópera. Allá por sus catorce años, era un apasionado, cómo no, de la Callas, pero su afición iba más allá del culto fácil por una diva proclive a suscitar apasionamientos. Le seducía todo el tinglado operístico, desde la música, al vestuario o a su realización teatral. No extrañó a nadie, pues, que encarrilara su profesión por estos caminos, en el sendero de la dirección escénica. Culto, elegante, señorial y curioso, comenzaba a hacerse notar en tan aleatoria y complicada disciplina profesional. Tras la exigida formación y con un experiencia sólidamente envidiable a sus jóvenes espaldas, después de ofrecer varios ejemplos de su sensibilidad profesional, en el momento en que se enfrentaba a un título complicado del repertorio (Elektra de Richard Strauss en la temporada ovetense de ópera) que podía ser su trampolín definitivo en la profesión, fue entonces cuando la muerte ciega, implacable, insensible y despiadada, se apoderó de él, de improviso, casi a traición. A la insoportable sorpresa sucede un vacío agobiante. Ya no volveremos a verle en los recitales de canto o en alguna función operística, compartiendo comentarios, intercambiando opiniones o enfrentando reflexiones. Para los que nos quedamos ya nada va a ser igual. Fernando Fraga NACEN LOS MIDEM CLASSICAL AWARDS L os Midem Classical Awards se entregarán, por vez primera, el lunes 24 de enero de 2005 en el Palacio de Festivales de Cannes durante la celebración de la 39 edición del Mercado Internacional de la Música, que tendrá lugar entre los días 23 y 27. Dominique Leguern, directora del MIDEM, ha destacado “la oportunidad de poder cooperar con un prestigioso jurado internacional en la organización de un acontecimiento como éste. Dado que el MIDEM es la mayor cita internacional de la industria musical, era lógico, después de años de experiencia, crear un premio internacional dedicado a la música clásica y orientado, al mismo tiempo, hacia la industria y el gran público”. El jurado internacional, compuesto por revistas especializadas, emisoras de radio y organismos relacionados con la música, y que se reunirá para premiar a artistas y grabaciones, está formado por representantes de Radio Clasique y Le Monde de la Musique (Francia), Gramophone (Reino Unido y Estados Unidos), Fono Forum y Radio MDR/Figaro (Alemania), Crescendo (Bélgica), Pizzicato (Luxemburgo), Musik & Theater (Suiza), MusicManual e International Music+Media Centre (Austria), Musica (Italia), SCHERZO (España), Gramofon (Hungría), Muzyka21 (Polonia), AudioMusic (Rusia) y la International Artist Managers Asociation (IAMA, Reino Unido). Los Midem Classical Awards se repartirán en quince categorías, entre las que se incluyen premios a la mejor grabación, el mejor sello y el artista más destacado del año, así como reconocimientos al artista revelación y a una vida dedicada a la música. Dos premios corresponderán al soporte DVD. método dodecafónico, que se pondrá al frente de tres orquestas distintas. Junto a obras más divulgadas, como La noche transfigurada o La canción de la paloma del bosque de los Gurrelieder, se podrán oír el Concierto para violín —con Christian Tetzlaff—, Un superviviente de Varsovia, Paz en la tierra, La mano feliz (estreno en España), y las culminantes y com- plejísimas Variaciones para orquesta op. 31. Valencia, ciudad schoenbergiana PROYECTO SCHOENBERG D 12 e acontecimiento extraordinario debe calificarse el breve ciclo de tres conciertos denominado Proyecto Schoenberg que se celebrará en noviembre de este año y febrero y abril del próximo. El común denominador de las interpretaciones va a ser el director Michael Gielen, un reconocido experto mundial en la música del creador del Valencia. Palau de la Música. Proyecto Schoenberg. Michael Gielen. Orquesta de la Tonhalle de Zúrich. 23-XI-2004. Coro y Sinfónica de la Radio de Berlín. 20-II-2005. Sinfónica SWR de la Radio de Baden Baden y Friburgo. 12-IV-2005. AGENDA Meditación sobre el arte y la historia MÚSICA Y PODER: EL III REICH Y LA MÚSICA L a Cité de la Musique y su museo proponen una exposición titulada El Tercer Reich y la música, alrededor de la cual se han organizado cuatro series de actividades. La primera de ellas, titulada Compositores oficiales y difamados, ofrece desde primeros de octubre un fórum, siete conciertos y dos filmes; seguirá el ciclo El campo de Terezín, después Richard Strauss y la Escuela de Viena y, por último, El cabaret. El mérito de esta iniciativa emprendida por el musicológo Pascal Huynh consiste en no pretender ser un alegato antitotalitario, sino presentarse simplemente como una invitación a la meditación sobre el arte, la historia y las conexiones que mantienen la creación artística y el poder, planteando la cuestión del perdón. ¿Cómo “Alemania, país de la música” —como procla- maba en 1938 un cartel de Lothar Heinemann editado con fines turísticos— pudo engendrar al peor de los regímenes, el súmmum del odio, y cómo este doloroso período ha podido hacer de la música una apuesta política…? La retrospectiva describe con tacto e inteligencia las etapas de la toma de control y, posteriormente, la instrumentalización de la música por el régimen nazi. A comienzos de los años treinta, algunos musicólogos reavivan una absurda teoría proveniente del siglo XIX que consiste en estigmatizar la degeneración del arte alemán y la pérdida de su carácter ario y, a semejanza de Richard Eichenauer en Música y raza publicado en 1932, se entregan a una reescritura de la historia de la música. Se lanzan pullas contra los judíos y los eslavos mezclados, al tiem- po que se eleva a los altares a las grandes figures tutelares, como Haendel y Wagner. El tiempo de las prohibiciones llegará en 1938, con la exposición Entartete Musik (Música degenerada), organizada en Düsseldorf, que no logrará el éxito de su modelo, la exposición Entartete Kunst (Arte degenerado) presentada en Múnich dos años antes. El cartel anuncia claramente las fuentes de la degeneración que amalgama a los judíos, los negros y el jazz, a los que se añaden los compositores considerados demasiado modernos, como Webern —sin embargo bastante cercano a las tesis nazis—, Hindemith o Bartók, calificados especialmente de “bolcheviques”. Por el contrario, se glorifica a Wagner, Schumann o Liszt, se exhibe a Orff y Egk, se exalta a Bruckner —instalado en el Walhalla germánico en 1937— y se le confía el Richard Strauss y Joseph Goebbels en Düsseldorf en 1938 Cartel de Lothar Heinemann de 1938 “Alemania país de la música” 14 AGENDA puesto de presidente de la Cámara de Música del Reich a Richard Strauss, no obstante colaborador de judíos y abuelo de niños judíos, pero reconocido como portaestandarte de la música viva alemana en el mundo por su respeto a los cánones estéticos heredados del pasado. Rápidamente, tras la marcha de Strauss de la presidencia de la Reichskammermusik, las obras de los compositores judíos son prohibidas y se requiere a los intérpretes un carnet profesional mediante el cual certifiquen su no pertenencia a la etnia judía. La exposición presenta a este respecto una inquietante carta de Stravinski dirigida a las autoridades nazis alegando su ascendencia cristiana. El horror se acelera cuando los músicos son enviados a los campos, mientras otros muchos eligen el camino del exilio, en ocasiones interior. Compositores como Klein, Krása o Ullmann son recluidos en Terezín, campo cercano a Praga, presentado por la propaganda nazi como “regalo del Führer a los judíos”. En este campo-coartada, que la Cruz Roja internacional elogiará por la calidad de su entorno ambiental y su salubridad, los músicos continuaron trabajando antes de ser exterminados. Esta parte de la exposición acongoja aún más al visitante al disponerse en un pasillo que se va estrechando para desembocar en un magnífico poema de Paul Celan, Todesfuge, y sobre la foto de un prisionero conducido a su ejecución y al que acompaña un grupo de músicos. Esta exposición apasionante, la primera de su género en Francia, no sólo propicia la reflexión, también permite ver y escuchar, acompañándose de un catálogo lujosamente ilustrado y comentado. En el apartado de conciertos, la programación abarca toda la diversidad de componentes de la música de la época, y si tuviera que expresarse una única queja, ésta sería la de haber aislado a los compositores reconocidos como “degenerados” en lugar de mostrarlos directamente frente a los otros. Bruno Serrou Weill y su mujer Lotte Lenya en Berlín, 1928 Schoenberg fotografiado por Man Ray, 1930 Hasta el 9 de enero de 2005. Cité de la musique, 221 avenue Jean-Jaurès. 75009 París. Tél.: (+33) 1.44.84.44.84. www.cite-musique.fr. El catálogo de la exposición El III Reich y la música es una coedición Fayard/Cité de la musique (39 €). 15 AGENDA Del Liceu al Palau CONSERVAR EL PALAU C inco meses después de que se inaugurara la última ampliación del Palau de la Música Catalana, el emblemático auditorio modernista se prepara de nuevo para iniciar obras. El objetivo urgente es restaurar las fachadas del histórico edificio para frenar su degradación: grietas, suciedad, deterioros en mosaicos y piezas de cerámica vidriada, y agentes biológicos en la piedra, han ido deteriorando el edificio original de Lluís Domènech i Montaner tanto en su exterior como en su interior. El paso del tiempo, y la contaminación, han dejado ya una huella que los responsables del Palau quieren borrar antes de que la degradación sea irreversible. La restauración de las fachadas, que durará dos años, es el primer objetivo y será financiado gracias a la generosa aportación de Caja Madrid, que aportará 1, 6 millones de euros del coste de la restauración, cuyo presupuesto asciende a 1, 7 millones de euros. Una vez conseguido el apoyo de la entidad financiera madrileña —Félix Millet, presidente de la Fundación Palau de la Música-Orfeó Català, y Miguel Blesa, presidente de la Fundación Caja Madrid, oficializaron el acuerdo el pasado 13 de octubre— los responsables del Palau han iniciado ya la búsqueda de patrocinadores para la restauración de la sala de conciertos, que sufre también serias patologías en su fastuosa decoración. Su restauración también tiene un coste estimado de 1, 7 millones de euros y Félix Millet anunció que está buscando ese decisivo apoyo entre varias entidades financieras catalanas. Un detallado estudio encargado al Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC) servirá de base al proyecto de restauración, que será dirigido por los arquitectos Òscar Tusquets y Carles Díaz, autores también de las dos ampliaciones del Palau de la Música. Las obras se iniciarán a principios del 2005 con una primera actuación en las fachadas históricas, decoradas con desbordante imaginación a base de yeso, cerámica, vidrio y esculturas. Los daños que afectan a la decoración no son sólo causa del paso del tiempo: algunas alteraciones fueron fruto de anteriores restauraciones de escasa calidad. El actual proyecto quiere restituir los elementos originales que han desaparecido, en especial una pequeña cúpula metálica en el extremo superior de la esquina que preside el conjunto arquitectónico del escultor Miquel Blay, que desapareció a finales de la década de 1920, cuya reproducción se hará a partir de las fotografías conservadas. Conservar el Palau es, por tanto, la mejor inversión para el futuro de un auditorio que ha entrado en el siglo XXI con voluntad de seguir creciendo sin dejar de mirar con orgullo su pasado. Y es en ese espíritu emprendedor, capaz de conciliar tradición y modernidad, donde el Palau de la Música tiene la mejor arma para seguir siendo el corazón de la vida musical barcelonesa. Javier Pérez Senz RECTIFICACIÓN 16 Debido a un error informático, en nuestro número anterior publicamos un anuncio del Festival de Olivares que correspondía al año 2003, cuando evidentemente tenía que haber sido el del año en curso. Pedimos disculpas tanto al Festival como a nuestros lectores. ACTUALIDAD ALICANTE NAC I O NA L 18 EL ESPÍRITU DE GUERRERO Festival Internacional de Música Contemporánea. 27-IX/2-X. ALICANTE ACTUALIDAD Rueda, Lanchares, Durán-Loriga El espíritu de Francisco Guerrero (1951-1997) se paseó por la segunda mitad del Festival. Estuvo presente en el monográfico de su discípulo Jesús Rueda, un compositor cada vez más seguro de sus medios, que nos dio a conocer su Cuarteto nº 3 “Islas”, en tres movimientos o “islas”, obra madura, llena de claroscuros, poblada de masivos acordes, de lejanos ecos, de sugerentes glissandi, de violentos contratiempos, de sugestivos accelerandi, envuelta en ese especialísimo toque tímbrico de su autor, al tiempo ligero y denso, dotado de una substancia musical de primer orden. Aunque sin la magia de ese homérico canto silente —¿ecos de Feldman?— del segundo movimiento del Cuarteto nº 2. El Cuarteto nº 1 ofrece aún mayores dificultades de reproducción con sus guerrerianos y salvajes chisporroteos, anunciandores de Zayin, siete años posterior, una de las últimas composiciones del maestro. Asombrosa ósmosis. Rueda tuvo suerte, porque la cosa estuvo en los arcos del Cuarteto Arditti, que mostró de nuevo su afinidad con este tipo de escritura y, aparentemente, pudo con todas las diabólicas dificultades. Colaboraron bien el pianista Ananda Sukarlan, en el Quinteto Bitácora, y el contrabajista Toni García Araque, en el Quinteto Jardín mecánico. El citado teclista indonesio fue protagonista único de un recital en el que se estrenaba un fragmento del ballet Castor y Pollux de Santiago Lanchares, una partitura de desarrollo muy claro, llena de hallazgos y de giros sorprendentes, que va creando un tejido de creciente riqueza y densidad (el renacer de Castor). Virtuosismo de buena ley el desplegado también por Lanchares en Frances M. Lynch en I was born in a small village de Judith Weir Anandamanía y por Benet Casablancas en Tres bagatelas, ambas dedicadas al pianista, que tocó, con su acostumbrada limpieza y precisión de orfebre. Después de un olvidable concierto del Quinteto de viento Cuesta, en el que solamente nos divertimos con un quinteto muy francés y bien ordenado de Jacobo DuránLoriga, Wu Shing, nos reímos con las gracias escénicomusicales de la soprano escocesa Frances M. Lynch, que obtiene efectos sonoros atractivos de una voz limitada y fija. Buena actriz. Su versión de la ópera de cámara Saga del rey Harald de Judith Weir, fue modélica. Paul Bull colaboró con eficacia como ingeniero de sonido. Por su parte, el Grupo la Folía ofreció un concierto desigual, algo borroso, con obras barrocas y modernas. A la versión del Tiento y Diferencias de Garrido se le habría podido exigir algo más de gracia, viveza y precisión. Formidables los cinco instrumentistas del conjunto finlandés Uusinta, que acometieron partituras muy gratas de siete autores de su país. A menor altura el grupo vocal marsellés Musicatreize, que dirige el sudoroso Roland Hayrabedian. De su concierto hay que recordar Toprak de Mengel, una expresiva evocación de ciertos giros de la música otomana, O strana morte de Gouttenoire, sugerente tratamiento armónico de Gesualdo, y Nur de Guerrero, que se estrenaba, por fin, en nuestro país y que cerraba, muy justamente, el Festival. Una alucinada e incandescente composición para 16 voces reales de casi insufribles efectos armónicos, de afinación imposible, que tuvo una interpretación insuficiente. Arturo Reverter ACTUALIDAD ALICANTE XX Festival de Música Contemporánea INDISPENSABLE MIRADA Alicante. 21/26–IX-2004. ANA VEGA TOSCANO E l ya indispensable, en nuestro devenir musical culto, Festival de Música Contemporánea de Alicante ha alcanzado en el comienzo de este otoño su vigésima edición. Con plena vitalidad, en la que es ya la cuarta convocatoria dirigida por Jorge Fernández Guerra, y convertida la efeméride —como el propio director del CDMC ha dicho— “en una mirada intensa a un grupo generacional que, no sin razón, podría ser denominado como Generación Alicante”. Fueron la recientemente fallecida María Escribano, José Ramón Encinar y Alfredo Aracil los que ocuparon lugar en la primera mitad de este Festival 2004. Y fue precisamente la sesión dedicada a la primera (día 21, en el Centro Municipal de las Artes), la que abrió la vigésima edición de que tratamos. Estuvo confiada a la pianista Ana Vega Toscano que, tras las palabras de Fernández Guerra dedicándole a María el concierto, ofreció en sentidas traducciones la obra integral de ésta para piano solo: Quejío, Reve, Ofrenda, Hagadá y 786. La segunda de estas sesiones monográficas correspondió al compositor y director José Ramón Encinar (día 23, en el Teatro Principal). Unas bien entendidas y preparadas versiones del grupo Modus Novus y su director Santiago Serrate, con el guitarrista Antonio Madigán, las sopranos Carmen Jiménez y María Jesús Prieto y el tenor Francisco Garrigosa como solistas, nos explicaron con estilo y claridad el interesante revisionismo estético protagonizado por Encinar entre 1972 y 1985, a través de Samadhi, Opus 23, Cum plenus forem enthousiasmo, Ballade, Io la mangio con le mani y Almost on stage. El tercero de estos conciertos fue el dedicado al FERNÁNDEZ GUERRA Y ARACIL MODUS NOVUS también compositor madrileño Alfredo Aracil (día 26, en el ahora recuperado Teatro Arniches). También aquí, como en el caso de Encinar, resultó de interés seguir la trayectoria técnica y expresiva del lenguaje de Aracil, desde el Cántico, de 1986, hasta Paradiso (Cuaderno II), que a su condición de ser encargo del CDMC añadía la de suponer estreno mundial. En el bien entendido de que en el hacer de Aracil, y precisamente hasta llegar a la mayor fuerza y densidad que se aprecia en el nuevo título, se mantiene en mayor medida la personal tendencia a lo contemplativo y a la transparencia sonora. Más cuidada por los tres solistas —la soprano Estrella Estévez, el contratenor Josep Hernández y el tenor Antonio Lozano— que los en todo caso cumplidores Coro de la Generalitat Valenciana y Grup Instrumental de València que comandó Francesc Perales. En el primero de los dos conciertos confiados al gru- po Modus Novus, dirigido por Santiago Serrate, titulado “de 75 aniversarios” (día 22, en el Teatro Principal) se quería homenajear a algunos de nuestros más representativos creadores que hubieran cumplido o cumplen sus setenta y cinco años alrededor de esta vigésima edición. Y así, junto a Polifonías y Superficie nº1, de Carmelo Bernaola se pudieron escuchar la Pieza para cinco violines y Aschermittwoch, de Agustín González Acilu — muy teórico, pero atractivo estreno absoluto la primera—, Complanta per Xile y Tres moviments per a orquestra de cambra, de Josep Maria Mestres Quadreny, y Tres in promptus de Juan Gil Albert, también estreno absoluto, y Concierto Galante, de Agustín Bertomeu. Magníficas prestaciones solistas de la soprano Carmen Gurriarán, la flautista Mónica Raga y el corno inglés Salvador Barberá se vieron acompañadas de algún inocultable decaimiento expresivo. La Orquestra de Cambra Catalana, dirigida por Joan Pámies (día 24, en el Teatro Arniches), protagonizó, junto a la reposición de la Polifonía de cámara, de Albert Llanas, y Soledad, de Zulema de la Cruz, los estrenos mundiales de Coliolista, de Antonio Agúndez, Luz, de Marisa Manchado, Hacia el silencio, de Marcela Rodríguez, y Mecánica del olvido, concierto para violín y cuerdas, de Pablo Riviere, con la espléndida colaboración solista en éste de Jesús Ángel León y fruto los dos últimos títulos de encargos del CDMC. En la segunda (día 25, en el Teatro Principal), la London Sinfonietta, dirigida por Diego Masson y ejemplo de bien tocar y de bien interpretar, nos ofreció, junto al detalle de programar el Langsam de nuestro llorado Enrique X. Macías, un puñado de páginas bien seleccionadas de Oliver Knussen, Magnus Lindberg, Judith Weir, Bent Sorensen e Hilda Paredes, poco o nada conocidas por aquí. Para completar las referencias a la primera mitad del XX Festival de Alicante vaya un aplauso sin reservas a ese par de Creaciones radiofónicas (días 23 y 24, en el Casino de Alicante), fruto de esa “implicación directa de Radio Clásica en el Festival”, en palabras de su ejemplar organizador, mentor y presentador José Iges. Y otro, en fin, para esa Música Electroacústica a la Carta que el LIEM ha organizado como actividad paralela en el mismo Casino (desde el día 23 hasta el final), proporcionando la escucha personalizada de obras acusmáticas realizadas, en el propio Laboratorio que dirige Adolfo Núñez, por treinta y tres autores de la Generación de Alicante. Leopoldo Hontañón 19 ACTUALIDAD BARCELONA Comienza la etapa Weigle AIRES RENOVADORES Bofill Gran Teatre del Liceu. 29-IX-2004. Musorgski, Boris Godunov. Matti Salminen (Boris), Eric Halfvarson (Pimen), Anatoli Kotscherga (Varlaam), Philip Langridge (Shuiski), Brian Asawa (Feodor). Coro y Orquesta del Gran Teatro del Liceo. Coro de Cámara del Palau de la Música Catalana. Coro Vivaldi. Director musical: Sebastian Weigle. Director de escena: Willy Decker. Producción: De Nederlandse Opera de Ámsterdam. BARCELONA Matti Salminen en Boris Godunov en el Teatro del Liceo 20 El Liceu inicia su temporada escénica y lo hace con la presencia de su nuevo director musical, Sebastian Weigle, y con Boris Godunov, en una anunciada primera versión, que no lo fue tanto al incluir algunos fragmentos de la segunda. Weigle demostró tener las ideas muy claras y montó una versión densa, con un cierto intimismo, bastante contrastada y consiguió de la orquesta un nivel bastante superior al habitual, no sólo por la calidad de sonido y la cohesión, sino por incrementar su capacidad de matices. Es de esperar que estos aires renovadores vayan fructificando y la orquesta alcance el nivel de los grandes teatros. Muy válida fue también la prestación del Coro del teatro, reforzado por el Cor de Cambra del Palau y por los niños del Cor Vivaldi, que consiguieron integrarse en la producción y supieron captar el alma del pueblo ruso, coprotagonista de la acción. La producción procedía de Ámsterdam, de Willy Decker, realizada por Martin Gregor tenía un planteamiento coherente, queriendo reflejar el sufrimiento del pueblo ruso, las grandes dudas de Boris, la presencia constante del zarevich asesinado y la inclusión de una gran silla como trono vacilante. La idea es muy interesante, pero acaba siendo un poco reiterativa, las mismas paredes claustrofóbicas, y ni siquiera en el cuadro de la taberna relaja la tensión. Posiblemente el hecho de que se diera sin interrupción perjudicó la evolución, a pesar del detallado movimiento escénico y la cuidada iluminación de David Finn. La interpretación destacó por el buen espíritu de equipo del que sobresalieron los tres bajos. Matti Salminen supo reflejar al atormentado zar, con un fraseo claro, explícito, separando los momentos más nobles —la coronación—, los sutiles — encuentro con los hijos— y el momento del remordimiento, con una voz que mantiene su fuerza en los registros central y grave. Eric Halfvarson mostró su timbre rebosante, imponiendo fuerza y serenidad, mientras que Anatoli Kotscherga supo dar vitalidad y carácter al borracho Varlaam. Otros elementos destacables fueron Pär Lindskog, que sin el acto de Varsovia queda algo más limitado, pero mostró medios seguros y sentido del papel, Francisco Vas, cada día más especialista en personajes como el del Inocente, que mostró su capacidad de artista, así como el impacto teatral de Philip Langridge, una lección de cómo definir un personaje, el de Shuiski, lleno de detalles. Cumplieron el contratenor Brian Asawa, como Feodor, Maria Arnet, como Xenia y Stefania Toczyska en la nodriza, así como el resto del amplio reparto. Albert Vilardell TEMPORADA Scherzo 200x280 29/9/11 11:57 Página 1 2004 2005 ORQUESTAYCORO NACIONALES DE ESPAÑA Concierto 4 - Ciclo II 19, 20 y 21 noviembre 2004 Concierto 6 - Ciclo II (VIENA 1900) 10, 11 y 12 diciembre 2004 Orquesta Nacional de España Orquesta Nacional de España George Pehlivanian, director Josep Pons, director J. M. Sánchez Verdú Taqsim T. Takemitsu Quotation of dream Katia y Marielle Labèque, dúo de pianos W. Lutoslawski Variaciones sobre un tema de Paganini Katia y Marielle Labèque, dúo de pianos C. Franck Sinfonía en Re menor G. Mahler Sinfonía núm. 10 (edición: Deryck Cooke) Localidades a la venta a partir del 16 de noviembre Localidades a la venta Concierto 5 - Ciclo I 26, 27 y 28 noviembre 2004 Concierto 7 - Ciclo I 17, 18 y 19 diciembre 2004 Orquesta y Coro Nacionales de España Orquesta Nacional de España Lorenzo Ramos, director Semyon Bychkov, director W. A. Mozart Concierto para piano y orquesta núm. 9, en Mi bemol mayor, K 271, “Jeunehomme” Nelson Freire, piano W. A. Mozart Misa en Do menor, K 427 (417a) Deborah York, soprano I Laura Alonso, soprano II Christian Elsner, tenor Karsten Mewes, bajo C. Halffter Adagio en forma de rondó D. Shostakovich Sinfonía núm. 7, en Do mayor, opus 60 “Leningrado” Localidades a la venta a partir del 23 de noviembre Localidades a la venta a partir del 2 de noviembre Información general: los conciertos se celebrarán en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música (C/ Príncipe de Vergara, 146, Madrid). Venta de localidades: en taquillas del Auditorio Nacional de Música, Teatros INAEM y Servicaixa (tel.: 902 33 22 11 y www.servicaixa.com). JOSEP PONS DIRECTOR ARTÍSTICO Y TITULAR MINISTERIO DE CULTURA INSTITUTO NACIONAL DE LAS ARTES ESCÉNICAS Y DE LA MÚSICA ACTUALIDAD BARCELONA Caballé y las obras olvidadas EL TESTAMENTO DE MASSENET ontserrat Caballé se ha distinguido siempre por su deseo de redescubrir óperas olvidadas. Si en una primera época fueron las obras belcantistas, en su etapa actual pone especial énfasis en compositores como Massenet, famoso por un par de partituras, pero con otras muchas guardadas en el cajón de los recuerdos. Cléopâtre es una de ellas, con la característica que es la póstuma, ya que no fue estrenada en vida del autor. Se trata de un trabajo variado, que asume los cambios musicales de su época, con momentos de gran inspiración, como algunas arias, un trío, danzas e interludios y el bello dúo final, junto a otros momentos más dilui- Bofill Barcelona. Gran Teatre del Liceu. 13-X-2004. Massenet, Cléopâtre. Montserrat Caballé (Cléopâtre), Montserrat Martí (Octavie), Carlos Álvarez (Marc-Antoine), Nikolai Baskov (Spakos). Orquestra Simfònica y Cor del G. T. Liceu. Director: Miquel Ortega. Versión de concierto. M dos. La versión de Miquel Ortega mostró profesionalidad y conocimiento de la partitura, consiguiendo cohesión y algunos buenos resultados, pero como ocu- rre con demasiada frecuencia en las óperas en concierto, da la sensación que en Orquesta y Coros, el tiempo dedicado no fue el necesario, lo que origina algunos desajustes y una menor profundización. Montserrat Caballé tuvo una actuación variable, con momentos en que surgía esa impecable belleza sonora y esa facilidad para el piano, mientras que en otros la voz quedaba algo apagada. Carlos Álvarez mostró su calidad vocal, con su timbre de calidad, y supo expresar con rudeza contenida el apasionado caudillo, mientras que Montserrat Martí dio musicalidad a la delicada Octavie, pero le faltó capacidad de comunicación, completando el reparto el tenor Nikolai Baskov de bello timbre y brillante agudo, pero que debe mejorar su técnica. Albert Vilardell OBC UN GRAN COMIENZO Barcelona. L’Auditori. Temporada de la OBC. 18, 19, 20 y 22-IX-2004. Festival Mozart. Massimo Spadano (concertino invitado), violín; Alexandra Presaizen, violín; Josephine Fitzpatrick, viola; Damián Martínez, violonchelo; David B. Thompson, trompa. OBC. Christian Zacharias, piano y dirección. Obras de Mozart, Kraus, Haydn y Martín y Soler. 1-X-2004. Gianluca Cascioli, piano. OBC. Director: Ernest Martínez Izquierdo. Obras de Beethoven y Stravinski. omo en los dos años anteriores, la nueva temporada de la OBC ha empezado con el Festival Mozart: tres programas sinfónicos y un concierto de cámara. Se apostaba sobre seguro, porque repetía Christian Zacharias como pianista y director. Y los resultados han confirmado los mejores pronósticos. Se han alcanzado, además, los 12.000 abonados. Y la orquesta, para no ser menos, se presentó después del periodo estival, en un espléndido estado de forma. Esta vez se nos ha ofrecido un Mozart basado en sus Conciertos para piano nºs 11, 13, 14 y 15, compuestos en el periodo más optimista del compositor de Salzburgo en Viena, cosa C 22 que reflejan, con mayor o menor brillantez. Zacharias construye su Mozart desde el piano, a partir del cual proyecta sobre el conjunto de orquesta y solista su visión de este mundo clásico, con naturalidad, exactitud, meticulosidad y carencia de divismo o toques efectistas. Nos apresuramos a agradecerlo. A destacar también la Sinfonía “Haffner”, primera del periodo de madurez del autor e inicio de su última etapa sinfónica. Un discreto Joseph Martin Kraus (Sinfonía en do menor), un Haydn maestro en la utilización de sus recursos (Sinfonía nº 80 en re menor) y el Martín y Soler de Una cosa rara completaban el necesario panorama contextual. Mención especial a los solistas de la OBC en su intervención en la sesión de cámara y en el Concierto para trompa y orquesta nº 3 en mi bemol mayor, confirmación del buen momento de los músicos. Ya dentro del ciclo regular, a Mozart le ha sucedido Beethoven, bajo la dirección del director titular Ernest Martínez Izquierdo. Aquí, el triunfador indiscutible ha sido el pianista Gianluca Cascioli (Turín, 1979), con el Concierto “Emperador”. De riguroso negro, hierático, menudo, percutiendo el teclado con energía y soltura, su versión está más cerca del clasicismo que del romanticismo. Viéndole, asombra la facilidad con que resuelve su cometido (como hizo después con el regalo de la Sérénade interrumpue de Debussy), la madurez pese a su juventud, su inquietante y raro humor, su aparente tendencia a un peculiar autismo. Cascioli es una máquina, pero con sensibilidad y sentimientos. Martínez Izquierdo, discretamente, hizo que todo llegase a buen puerto. Luego, con La consagración de la primavera, se empleó a fondo para ofrecernos una magnífica interpretación, plena de furia, de fuerza salvaje, de brillantez en la agresividad sonora, de exactitud en la complejidad tímbrica y colorística. Lo dicho: un comienzo de altura. José Guerrero Martín ACTUALIDAD BARCELONA Schiff abre el ciclo de Ibercamera EXQUISITO Y AUTÉNTICO Rafa Martín ANDRÁS SCHIFF Barcelona. Palau de la Música Catalana. Temporada de Ibercamera. 8-X-2004. András Schiff, piano. Bach, Variaciones Goldberg. E l primer concierto de la temporada de Ibercamera que alterna los marcos del Auditorio y el Palau de la Música Catalana, se celebró en este último con la presencia del pianista húngaro András Schiff, enfrentado al serio compromiso de tocar las espléndidas Variaciones Goldberg, de Johann Sebastian Bach, que piden no sólo un pianista de sólida técnica y fácil y ágil mecanismo, sino también un músico de exquisita sensibilidad y capaz de brindar, lejos de buscar efectismos de cualquier tipo, una absoluta fidelidad estilística. Lo encontraron, desde luego, en un András Schiff tan exquisito en la muy conseguida amalgama de pulcritud y naturalidad, como en el patente dominio y conocimiento de la obra y su estilo. Schiff pudo demostrar una vez más que, aunque posee capacidad suficiente para abordar un amplio repertorio de obras de muy diversas épocas y estilos, en autores como Bach o como Mozart tiene hoy pocos rivales. Dio gusto escuchar estas Goldberg tocadas con esa naturalidad, esa certera ausencia de cualquier atisbo de afectación y también con una capacidad notable para mantener vivo el pulso de la interpretación del aria y las treinta variaciones. Realmente tocadas así las Variaciones Goldberg podían cumplir con el fin para el que fueron encargadas por el Conde de Keyserling hacia 1742 para hacer más llevaderas sus noches de insomnio. Hoy en día, la obra cumple con otros fines menos prosaicos, como el de hacer disfrutar a un público como el reunido esta vez en el barcelonés Palau de la Música Catalana, que, además, supo premiar justamente las excelencias de la modélica interpretación de András Schiff. Pau Nadal 23 ACTUALIDAD BILBAO Toda una institución PUCCINI EN ESENCIA Lucho Rengifo Palacio Euskalduna. 21-IX-2004. Puccini, La bohème. María Bayo, Aquiles Machado, Vladimir Stoyanov, María José Moreno, Rosendo Flores, Juan Tomás Martínez. Coro de Ópera de Bilbao. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Director musical: Kery-Lynn Wilson. Director de escena: Jonathan Miller. Realización de la puesta en escena: Jean-Christophe Mast. Coproducción de la Ópera Nacional de París y el Maggio Musicale Fiorentino. BILBAO La bohème de Puccini en el Palacio Euskalduna de Bilbao 24 Tras la inauguración de la nueva temporada de la ABAO, La bohème es ya el título más representado en la historia de la veterana asociación. La obra pucciniana es una institución en Bilbao; así, afrontar su puesta en escena ante el público de la villa (y ante su memoria) supone un reto tan apasionante como peligroso. Jonathan Miller propone en su producción, ambientada en la París de los años 30, un paisaje realista que conjuga drama y comedia, desolación y esperanza, pasión y ternura. Desde la sencillez, que no escasez de recursos, crea una atmósfera propia del Puccini más natural y apasionado. En Bilbao, el encargado de la dirección escénica fue Jean-Christophe Mast. Resultaron especialmente logrados, desde un punto de vista teatral, los actos segundo y cuarto, uno por el acierto en la dirección de actores y el otro por la atención minuciosa al detalle. La directora canadiense Kery-Lynn Wilson cumplió acertadamente con su cometido al frente de la Orquesta Sinfónica de Euskadi, controlando bien el foso y logrando cohesión musical en el escenario. A pesar de ello, a nuestro juicio, anchó demasiado el volumen orquestal en determinadas intervenciones y optó además por algunos tempi de discutible oportunidad. Los cantantes supieron afrontar con efectividad sus papeles. Uno echaría de menos una voz de más peso que la de María Bayo para Mimì, pero lo cierto es que la entrega y generosidad de la soprano navarra, sensible y musical, fueron totales. En los actos tercero y cuarto dio una sobrecogedora imagen de ternura y fragilidad que desenlazó en lo que no es fácil conseguir, a día de hoy, en La bohème, dados los ilustres nombres de sus predecesoras: emocionar y provocar el llanto. Los mayores aplausos fueron para ella. A su lado, Aquiles Machado fue un Rodolfo en consonancia, perfecto conocedor del papel y, a diferencia de su compañera, de vocalidad cercana a la tópica imagen de su personaje. Contenido inexplicablemente en el primer acto, pero natural y apasionado en los dos últimos, no pudo ocultar cierto deterioro de la voz en el registro agudo, con esporádicos feísmos y un vibrato aún escaso pero tal vez preocupante. Muy en su sitio la exquisita Musetta de María José Moreno, brillante, divertida y sensual, así como el Marcello de Vladimir Stoyanov (junto a Tosi, el único componente del reparto de origen no hispano), barítono lírico que opuso a su no excesivamente amplio volumen de voz un canto noble y un intenso sentido musical. Acertados Juan Tomás Martínez y Rosendo Flores como Schaunard y Colline, respectivamente; ausente y aburrido el Benoit de Giancarlo Tosi. Asier Vallejo Ugarte ACTUALIDAD BILBAO Sociedad Filarmónica EN PLENA FORMA KRYSTIAN ZIMERMAN Bilbao. 12-X-2004. Krystian Zimerman, piano. Obras de Mozart, Ravel y Chopin. E l pianista polaco Krystian Zimerman inauguró la temporada 2004-2005 de la Sociedad Filarmónica de Bilbao con un programa difícil por la complejidad de las obras elegidas y el carácter tan diferente de cada una de ellas. La primera parte comenzó con la Sonata en do mayor K. 330 de Mozart, obra perteneciente al ciclo de sonatas parisinas del compositor austriaco, que se distinguen especialmente por su belleza melódica y su claridad de líneas. Su interpretación resultó modélica, por la cuidada articulación, el uso ajustado del pedal y principalmente por la belleza sonora lograda. De entre los tres movimientos destacó el segundo tiempo, donde nos encontramos al Zimerman más musical, obteniendo un cantabile del piano que muy pocos instrumentistas pueden obtener. Posteriormente, en los Valses nobles y sentimentales de Ravel resaltó de forma contundente el color tan característico de esta obra. logrando una sonoridad muy definida a lo largo de toda su interpretación, adoptando unos ritmos muy marcados. Destacó principalmente la segunda pieza, interpretada con extrema serenidad y la viveza rítmica en la ejecución del numero seis de la serie. Chopin ocupó la parte final del recital, siendo la Cuarta Balada en fa menor la partitura encargada de cerrar esta primera sección. A lo largo de esta maravillosa obra, donde un pianista puede demostrar de lo que es capaz musicalmente, nos sorprendió el sonido cuidado y preciosista del tema principal, así como la excelente técnica en los pasajes más complicados. La segunda parte comenzó con las Cuatro mazurcas del Opus 24, donde resaltó el característico ritmo de manera muy especial. En la segunda pieza, en do mayor, consiguió un legato del instrumento de una limpieza sonora absoluta, así como la serenidad con la que acometió la obra que cierra la serie. Finalmente el recital terminó con la Sonata nº 2 del compositor polaco, obra que figura en su repertorio desde hace mucho tiempo y en la que su interpretación es una verdadera recreación de la genial partitura. De entre los cuatro movimientos, su interpretación de la Marcha fúnebre fue contundente, adoptando un tempo tal vez un poco moroso pero que funcionó muy bien. En el movimiento final el virtuosismo instrumental de Krystian Zimerman dio muestras de encontrarse en uno de sus mejores momentos. Carlos Sáinz Medina 25 ACTUALIDAD GRANADA / GRANOLLERS Orquesta Ciudad de Granada EMPIEZA LA TRANSICIÓN GRANADA Auditorio Manuel de Falla. Monica Huggett, violín y directora. 1-X-2004. Obras del Caballero de Saint-Georges, Boccherini y Haydn. 8-X-2004. Guy van Waas, clarinete, clave y director. Obras de Telemann, Stamitz, Gossec y Haydn. 15-X-2004. Grigori Sokolov, piano. Director: Víctor Pablo Pérez. Obras de Mozart y Wagner. Temporada de transición entre las direcciones de Pons y Kantorow la que se inicia este otoño en Granada. Como era lógico por su tardío nombramiento, la presencia del nuevo director titular y artístico es mínima en una programación en cuya planificación apenas ha podido participar, pero también resulta interesante observar cómo se desenvuelve la orquesta en manos de directores de formación e intereses notablemente diversos. Estos tres primeros conciertos pueden dar el pulso de lo que nos espera. En común, la presencia de los puntales del clasicismo vienés (Haydn, Mozart), algo casi obligado por la plantilla de la OCG. El concierto que protagonizó Huggett contó con dos obras del infrecuente Joseph Boulogne, caballero de SaintGeorges, la obertura de su ópera L’amant anonyme y el Concierto para violín op. 5, nº 1, en el que Hugget actuó como inspirada solista. MONICA HUGGETT Boccherini, con una obra de claras resonancias mozartianas, su Sinfonía concertante G. 523, y Haydn, con su Sinfonía nº 44 “Fúnebre”, constituyeron el plato fuerte. La violinista británica, que nos tiene acostumbrados a un repertorio más barroco, se desenvolvió con soltura como solista-directora en el lenguaje prerromántico de Saint-Georges y Boccherini y resultó algo menos idiomática en el Haydn. Aún más polivalente mostró ser Guy van Waas, que ofreció, bajo la rúbrica de “música para la temporada de caza”, obras de Telemann (Obertura “La caza”, interpretada sorprendentemente desde el palco), Stamitz (Conciertos para clarinete en si bemol mayor y para clave en re mayor op. 10), Gossec (Sinfonía de caza) y Haydn (Sinfonía nº 73 “La caza”). La inclusión de las obras del bohemio Stamitz, fuera de la línea directriz cinegética, resultó un feliz pretexto para probar sus habilidades en el clarinete barroco y el clave. Por último, inaugurando la serie de “conciertos sinfónicos”, Víctor Pablo Pérez dirigió obras de Mozart (Obertura de La clemenza di Tito y Concierto para piano nº 23) y la infrecuente Sinfonía en do mayor de Wagner, imprimiendo a la orquesta, incluso en las obras de Mozart, una sonoridad brillante alejada de la más apagada “de época” mostrada por la OCG en los dos conciertos anteriores. En el concierto de Mozart actuó como solista Sokolov, que como era de esperar se lució en el Adagio. Rotundo éxito entre el público en los tres conciertos, especialmente en el último reseñado. Joaquín García XXV Festival Internacional de Música LA CALLADA LABOR GRANOLLERS Teatre Auditori. 8-X-2004. Mozart, Don Giovanni. Isabel Monar (Donna Anna), Mª José Martos (Donna Elvira), Josep Miquel Ramón (Don Giovanni), José López Ferrero (Don Octavio), Carlos López Galarza (Leporello). Orquesta Sinfónica de Valencia. Cor de Cambra Amalthea. Director musical: Joan Cerveró. Director de escena: Carles Alfaro. Producción del Institut Valencià de la Música. 26 Una labor nunca suficientemente reconocida es la que realizan las ciudades como Granollers, que de forma callada, con gran esfuerzo y medios limitados, van organizando festivales que permiten gozar de la música al alcance de la mano. En este caso, van por su 25ª edición y lo han querido celebrar con solemnidad, inaugurando el ciclo con una obra como Don Giovanni, que además procedía de una producción realizada en otra Comunidad, la de Valencia. Esta producción, dirigida por Carles Alfaro, era sencilla basada en un fondo en el que la iluminación expresaba los sentimientos y unas pequeñas estructuras que generaban dos niveles, que permitían el desarrollo de la acción. La parte musical estaba a cargo de la Orquesta Sinfónica de Valencia, dirigida por Joan Cerveró con una versión correcta, tendiendo más a la cohesión que al matiz, al igual que el Cor de Cambra Amalthea. En la parte vocal destacó Josep Miquel Ramón, que posee una bella y timbrada voz y un fraseo cuidado, que le hizo dar variedad a la figura de Don Giovanni. Junto a Isabel Monar mostró su delicada musicalidad y María José Martos puso el carácter a la apasionada Donna Elvi- ra. José López Ferrero posee una voz bella y timbrada, pero su estilo de canto no es el más apropiado para Don Octavio, mientras que Carlos López Gallarza hizo un Leporello mejor en lo escénico que en lo vocal. Completaban el reparto de forma discreta Pilar Moral, como Zerlina, Augusto Val, como Masetto y Arno Weinländer como Commendatore. Albert Vilardell ACTUALIDAD MADRID La ópera de Bretón inaugura la temporada LA VUELTA DE UN MODELO Teatro Real. 2 y 3-X-2004. Bretón, La Dolores. Elisabete Matos / María Rodríguez, Alfredo Portillo / Gustavo Porta, Ángel Ódena / Juan Jesús Rodríguez, Cecilia Díaz, Darío Schmunck,; Stefano Palatchi, Enrique Baquerizo, Santiago S. Jericó. Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid. Director musical: Antoni Ros Marbà. Director de escena: José Carlos Plaza. 28 Jesús del Real MADRID Ochenta años separan la última vez que fue representada La Dolores en el Teatro Real (Temporada 1922-23), de estos días en los que vuelve a reencontrarse con el coliseo madrileño. Esta monumental ópera en tres actos, de prácticamente cincuenta minutos de duración cada uno, ha inaugurado la nueva temporada del Teatro Real, lo que no ha dejado de ser un acontecimiento en lo que supone una toma de conciencia de que la ópera española debe estar presente en las programaciones líricas, cosa que se ha venido haciendo últimamente de manera tímida. El maestro salmantino Tomás Bretón arreglaría el libreto y llevaría al pentagrama el drama teatral del mismo título de José Feliú y Codina, con gran éxito en 1895, en lo que supuso la producción de una ambientación realista y el acercamiento a la moderna concepción verista, abandonando el melodrama histórico romántico. La Dolores llegaría a ser un modelo de ópera española que influiría en muchas páginas de nuestra lírica y sería piedra de toque en la realización de los ensueños de su autor. La obra, aun conteniendo varios clichés escénicos, acierta a momentos con un eficaz dramatismo y contraste de afectos que se harán más efectivos en el último acto, en el que Bretón parece encontrar su inspiración expresada y realzada por una instrumentación vigorosa y energía poética. José Carlos Plaza hizo una propuesta escénica con ausencia de decorados, creando un espectáculo síntesis de lo pictórico con lo audiovisual, partiendo de siete pantallas en movimiento que hacen la transformación del espacio escénico de un rea- Elisabete Matos y Ángel Ódena en La Dolores de Tomás Bretón lismo hacia la abstracción, en un intento de jugar con la interiorización de las emociones y sentimientos de los personajes. No sé hasta qué punto tuvo su eficiencia. En otro aspecto, el espectáculo trató de despojarse de referencias localistas y del folclore tópico. En la parte vocal destacó el papel protagonista de Elisabete Matos, cuya voz de soprano lírico-dramática sostuvo el personaje en toda su complejidad con suficiente solvencia. En el segundo reparto lo asumiría María Rodríguez, de menor volumen vocal pero que supo arrancar desgarro al perso- naje y una mayor movilidad escénica. No llegaron a estar a la misma altura los personajes masculinos, aunque todos ellos cumplieron su papel con suficiencia. El bajo Stefano Palatchi, el día 3, tendría que abandonar la escena acabado el primer acto al sufrir problemas en la voz, algo que desde el principio del mismo comenzamos a observar. Sería sustituido por David Rubiera. Ros Marbà, buen conocedor de la partitura, recordemos que dirigió en 1998 la versión discográfica de la obra en la edición crítica de Ángel Oliver, nos ofreció una esmerada lectura de la misma, bien diseccionada, nada fácil en una orquestación en ocasiones abigarrada en su entretejido armónico. Quizá podría haberse evitado en ciertos momentos un predominio de la orquesta frente a las voces. Finalmente, hay que destacar la gran convocatoria de público que la representación de La Dolores ha traído debido a la gran pantalla de 40 metros que el día 2, aprovechando la excelente temperatura, se instaló en la fachada del teatro, al igual que se hiciera hace un año con La traviata de Verdi. Manuel García Franco ACTUALIDAD MADRID De Haendel a Previn La OSM interpreta a Arbós LA SOPRANÍSIMA EL DEBER CUMPLIDO FLEMING y LÓPEZ COBOS F leming ha de ser la actual soprano por excelencia, heredera de la tradición norteamericana de las Ponselle, Steber y Callas. Juzgada por su ya amplia discografía, escucharla en vivo es asistir a un auténtico espectáculo vocal, no sólo por la generosidad de sus facultades sino por la destreza de su emisión y la musicalidad de sus ejecuciones. La suya es una voz de soprano lírica sólida, de registros suntuosos y homogéneos, de timbre esmaltado y un dominio asombroso del aliento, que le permite regular volúmenes y mantener notas en cualquier lugar de la tesitura. Tras unos prescindibles Händel, Fleming entró en el mundo del romanticismo tardío y de la ópera moderna, que es lo pertinente. Sus reguladores en La ciudad muerta y Rusalka fueron de un glamour supremo. Las cadencias hacia el agudo y las escalas cromáticas hacia el grave en Summertime y el bolero de Las vísperas sici- Javier del Real Madrid. Teatro Real. 12-X-2004. Renée Fleming, soprano. Orquesta Sinfónica de Madrid. Director: Jesús López Cobos. Obras de Mozart, Händel, Massenet, Korngold, R. Strauss, Barber, Previn, Gershwin, Verdi, Puccini y Dvorák. lianas, de vértigo. Ejemplares, los acentos del monólogo de Blanche Dubois en Un tranvía llamado deseo de Previn. Por si fuera poco, clavó un par de sobreagudos diamantinos en Thaïs y en la mencionada página verdiana. ¿Trinos interminables y agilidades nítidas? También los hubo. ¿Diversidad de D alerta y fraseo repujado. En especial, la síntesis popularexpresionista de Martinu alcanzó niveles ejemplares con una selección de sus Canciones populares eslovacas. Pero no decayó el fuerte glamour de la velada con las Bíblicas de Dvorák y una antología de los Poemas populares moravos de Janácek. En Svec disfrutamos de un artista sensible, atento y de comparable imaginación. entro de los actos de su centenario, la Orquesta Sinfónica de Madrid ha presentado la obra orquestal del que fuera su titular durante 35 años, Enrique Fernández Arbós, coincidiendo además con la publicación de la misma y su grabación en CD. Un esfuerzo muy loable, además de absolutamente justo. Como ya comentamos hace unos meses, con motivo de la audición de la obra de cámara en el Teatro Real, la música del autor madrileño es agradable de oír, aunque creemos que éste encauzó mucho mejor su talento al servicio de un conjunto cuyos frutos, solera, tradición e historia aún persisten. El actual titular de la agrupación, Jesús López Cobos, trató de extraer lo mejor de estos pentagramas, logrando dar cierta gracia al Bolero y la Pequeña suite para orquesta, y el violinista Ara Malikian tocó con virtuosismo las Tres piezas de concierto, no mejores ni peores que otras similares de Sarasate o Monasterio. La segunda parte subió muchos enteros porque la base era considerablemente superior, y en ella pudimos contemplar Iberia y Navarra de Albéniz desde el prisma de su orquestador. El maestro zamorano destacó los aspectos más elegantes y “europeístas”, lejos del folclore facilón y de brocha gorda, haciendo resaltar los valores de una instrumentación a veces injustamente menospreciada, pero hecha con mucho amor y conocimiento de la paleta orquestal. B.M. Rafael Banús Irusta lenguas? Otro tanto. Monótono y superfluo es encarecer de nuevo la maestría de López Cobos: variedad de empleos, certeza en las demandas, limpieza segura en las exposiciones. Óptimo, el concertino de la Sinfónica. Blas Matamoro Ciclo de Lied FUERZA Y ENCANTO Madrid. Teatro de la Zarzuela. 4-X-2004. Eva Urbanová, soprano; David Svec, piano. Obras de Dvorák, Martinu y Janácek. U n menú exigente, entre checo, moravo y eslovaco, se convirtió en triunfante desafío para la Urbanová, que incluyó fuera de programa una tensa versión del aria de la Luna (Dvorák: Russalka) y un amable respiro a quienes ignoramos severamente las lenguas eslavas: Del cabello más sutil de Obradors. Dotada de una voz esmaltada y carnosa, sólida en todo registro, de pastosos graves y agudos que pueden expandirse con bella acritud, Urbanová emite con maestría, trabajando la generosa vibración de sus medios y dominando los volúmenes hasta conseguir cristalinos ahilados cuando se cuadra. El repertorio elegido, aunque unilateral, tuvo en ella a una intérprete imaginativa y variada. Aun ignorando el significado de las palabras, era inevitable encararse con el sentido dramático o lírico de las páginas, servidas con dicción Madrid. Auditorio Nacional. 7-X-2004. Ara Malikian, violín. Orquesta Sinfónica de Madrid. Director: Jesús López Cobos. Obras de Enrique Fernández Arbós. 29 ACTUALIDAD MADRID Recital Extraordinario ITINERARIO DE EMOCIONES Madrid. Auditorio Nacional. Sala Sinfónica. 6-X-2004. Ibermúsica. Daniel Barenboim, piano. J. S. Bach, El clave bien temperado (Libro I). DANIEL BARENBOIM Ricardo Dávila E n la estupenda entrevista que José Luis Pérez de Arteaga realizó a Daniel Barenboim (SCHERZO PIANO nº 4) el gran pianista expone su convicción sobre las resonancias orquestales que, considera, deben extraerse en la interpretación de ese alimento pianístico diario que para tantos pianistas es El clave bien temperado, algo que reitera igualmente en el folleto que acompaña a su grabación discográfica. Y ese muy bien podría ser el resumen de su reciente, y de nuevo decididamente triunfal, aparición madrileña. El argentino nos llevó con claridad exquisita, con profunda emoción, por el “itinerario” bachiano, como él mismo lo describe. Tránsito en el que, desprovisto de cualquier atisbo de tendencia historicista, de la que se encuentra y confiesa lejano, nos introduce un discurso de singularísima grandeza reflexiva, de paz y clima a menudo muy intimista (Fuga nº 4) pero también de grandiosas reminiscencias organísticas (incluso con ayuda del pedal central en el sostenimiento prolongado de alguna nota larga en el bajo). Con exquisita riqueza de matices y variedad de colores, Barenboim nos acercó esta música visionaria y anticipada, grandiosa en todos los sentidos, desgranando con sobriedad, clari- dad exquisita y sólida coherencia la densa polifonía y dibujando con acierto las inflexiones armónicas tan esenciales (y en tantas ocasiones tan atrevidas) del Cantor. El concepto se sitúa muy lejos de la austeridad de Schiff, el puntillismo de Tureck o las libertades de Gould, y ni quiere ni pretende acercarse al mundo clavecinístico. Por el contrario, este es un Bach que, en efecto, parece más emparentado con el de Edwin Fischer (admirado por el pianista argentino), en alguna ocasión con la casi plegaria elevada por un Richter (Preludio nº 8) o, si me apuran, hasta con las antiguas interpretaciones organísticas de un Walcha. Se puede o no coincidir, naturalmente, con esta aproximación. Pero cuando la intemporal música (qué sublime comienzo de Barenboim en la Fuga nº 8) de Bach se hace con este grado de seriedad, convicción y humanidad, y cuando se sirve con un talento de primera magnitud como el de Barenboim, es difícil no dejar de lado cualquier otra consideración para sentirse apóstol de la misma doctrina. Estupendo concierto, un emotivo itinerario que hace esperar con ganas su acercamiento a la segunda parte de esta obra genial. Rafael Ortega Basagoiti Ciclo de la ORCAM CANTO DE ALABANZA Madrid. Auditorio Nacional. 28-IX-2004. Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. María José Martínez de Velasco y Celia Alcedo, sopranos; Emilio Sánchez, tenor. Director: Salvador Mas. Obras de Haydn y Mendelssohn. C 30 on muy buen sonido y carácter concertador sin tacha, abordó Salvador Mas su interpretación de la Sinfonía nº 100 en sol mayor “Militar”, de Franz Josef Haydn. El Haydn del director catalán tiene calidad, claridad y perfil en las voces y un juego instrumental con equilibrio y bien concertado, hasta exquisitamente concertado. Aunque queda distante, tal vez por una excesiva parsimonia. Moderados los tempi del maestro, lo que se acusó más en el Menuetto, arrojaron un fino trabajo algo falto de vuelo. Una sinfonía bastante inusual en los programas de concierto, la Sinfonía nº 2 en si bemol mayor op. 52 “Lobgesang” (Canto de alabanza) de Felix Mendelssohn completaba el programa. No está muy de acuerdo el firmante en que esta sinfonía haga pensar como antecedente directo en la Novena de Beethoven, y mucho menos pensando en la genialidad de la ruptura de la obra del de Bonn con todo lo anterior. Este Lobgesang es un canto protestante, casi litúrgico, y a mí me recuerda más las misas de Haydn o Schubert, por ejemplo, aunque supla el texto de la misa católica por el de himnos protestantes. La dirección de Mas fue aglutinante de los medios a su disposición más que de franco lucimiento por parte de la batuta rectora. Esplendente el Coro de la Comunidad, salvada una episódica destemplanza en las sopranos en la primera intervención coral, superadas ya las tres primeras partes instrumentales de la sinfonía. A señalar muy especialmente el desempeño del coro en el poli- fónico número seis de los nueve que forman la obra. El tenor Emilio Sánchez estuvo arrojado en su dramática parte del número cinco, aunque había arrancado con la voz fría y mal apoyada. Las sopranos —de buena línea, algo calante, Martínez de Velasco, y mejor voz Alcedo— cumplieron desahogadamente con sus partes. El público aplaudió satisfecho a todos, y al coro, con su director Jordi Casas Bayer al frente, de forma muy destacada. José A. García y García ACTUALIDAD MADRID Comienzo de los diálogos imaginarios PRIMERA RESIDENCIA Madrid. Auditorio Nacional. Liceo de Cámara. 13, 14-X-2004. Cuarteto Borodin. Obras de Shostakovich y Beethoven. E l Liceo de Cámara de este curso se presenta con la marca de los diálogos entre escuelas, creadores y épocas. Y, para empezar: ¿hay algo más razonable que un diálogo con siglo y medio de diferencia entre Beethoven y Shostakovich en tanto que compositores de cuartetos? El Borodin será en 20042005 el residente del Liceo de Cámara. Cumple ahora la formación nada menos que sesenta años. El chelista Valentin Berlinski, uno de los fundadores (los otros, ya no están), cumple a su vez ochenta. Es una fiesta, aunque el espléndido cuarteto no toque como si festejara nada. Inauguraron con el programa ShostakovichBeethoven y así llegaron al ciclo ciertas densidades explícitas de esas que marcan los discursos a fuego. Las interpretaciones de ambos días fueron asombrosas, y eso podía haber sido previsible; no lo era que el enfoque fuera ése, y no otro. Es cierto que el Borodin ha cambiado de componentes, pero también ha cambiado la manera de ver, tocar y hacer ver a este compositor señero. Comenzaron por el Undécimo de Shostakovich, despojado, sobrio, austero, fúnebre, estoico. Estas cualidades tiñeron la lectura del Séptimo. En ambos se puso de manifiesto la enorme fuerza que el Borodin saca de la media voz, lo a gusto que en ella se encuentra, el partido expresivo que le saca. Tanto en el Undécimo como en el Octavo, en los dos días consecutivos, hay repentinos saltos que bordean lo terrorífico y que el Borodin lleva hasta el alarido de la cuerda herida por los arcos. La resolución de este último fue mágica: esta vez, el público no pudo precipitarse a aplaudir, tal era la tensión acumulada en los dos Largos finales. Incluso la luminosidad de los Rasumovski quedaba matizada por los tonos oscuros, densos y líricamente amargos de estos cuatro músicos, por la aspereza y la tensión del enfoque o quién sabe si del ánima entresacada de ese Rasumovski que al fin y al cabo es compatriota de estos cuatro músicos; lo que no impide que en los dos movimientos finales del Op. 59, nº 2 brotara algo parecido al sol. La introspección, la reflexión, la expresión de la melancolía y las tensiones larvadas se enseñorearon de dos veladas insuperables en las que la disonancia y los estallidos cromáticos fueron invitado principal, y en las que se dieron momentos insuperables. Entre otros muchos, y por no poner siempre a Shostakovich: el milagroso Molto adagio del segundo Rasumovski. Dos propinas, una por cada día y de la misma obra, parecían sugerir que los ánimos eran distintos: el Minuetto del Op. 18 nº 4, pese a su gracejo explícito, fue pesante, cargado; en cambio, el Finale del mismo resultó tan relativamente luminoso como los dos movimientos que habían cerrado el segundo Rasumovski. Qué maestría, qué dominio el de Ruben Aharonian como primer violín. Con él es notorio que, con su propia escuela y cantera, el Borodin se sobrevive tras momentos difíciles. Pero ¿y Berlinski? La capacidad cantabile que demostró en la quejumbrosa línea del Adagio del Op. 59, nº 1 de Beethoven nos lo muestra en plena forma de mano y de concepto. Y, puesto que es residente, seguiremos con el Borodin en enero. S.M.B. 31 ACTUALIDAD MADRID Ibermúsica BRILLO Y REPOSO Madrid. Auditorio Nacional. 12 y 13-IX-2004. Marjana Lipovsek, mezzo; Yves Savary, violonchelo; Dietrich Cramer, viola; Markus Wolf, violín. Orfeó Català y Escolanía de Nuestra Señora del Recuerdo. Bayerisches Staatsorchester. Director: Zubin Mehta. Obras de Mahler y Strauss. ZUBIN MEHTA Z ubin Mehta conoce perfectamente los resortes que animan una obra tan híbrida y dilatada como la Tercera mahleriana; no en vano la grabó dos veces — Decca (1978) y Sony (1992)— y la ha tocado en numerosas ocasiones, de la emotiva cita neoyorquina poco después de la muerte de Bernstein (Adagio final) a la más reciente, este mismo verano en el Festival de Múnich. Desde la solemne introducción a cargo de las ocho trompas el maestro de origen hindú, con ayuda de unos tempi mesurados, ahormó convincentemente el ciclópeo primer movimiento permitiendo que los solistas de la orquesta de la que es titular desde 1998 mostraran sus excelencias: oboe, fagot, contrafagot, violonchelos y unos portentosos —por homogeneidad y belleza sonora— trombones (Langsam. Schwer). La delicadeza extrema con que fue expuesto el Minuetto propició el exquisito juego camerístico entre maderas y cuerdas que caracteriza a esta deliciosa y peligrosa página, siempre al borde del “bombón vienés”; los vientos brillaron de nuevo en la fidedigna traducción del clima Wunderhorn en el onírico tercer movimiento. Correctos los efectivos corales y estimable la veterana Lipovsek aunque sin alcanzar la altura de anteriores visitas. En el movimiento final se lograron cotas de emoción y recogimiento insospechadas en el tantas veces superficial Mehta. Al día siguiente, el monográfico Strauss (Don Quijote y Vida de héroe) subrayaría aún más las bondades de la víspera. A los muniqueses Mahler les resulta familiar pero con la obra de su paisano Richard Strauss, los músicos cantan realmente en su árbol genealógico. Si en la primera obra ambos solistas —primeros atriles de la orquesta— demostraron el envidiable nivel musical de la capital bávara en una lectura mesurada, madura y reflexiva del poema sinfónico, tanto aquí como en la magistral Vida de héroe la brillante batuta de Mehta, ahora en su salsa, permitió contemplar (pocas obras tan “visuales” como Don Quijote) el suntuoso festín de timbres instrumentales que los fabulosos miembros de la centuria muniquesa desgranaron de forma arrolladora. El otro Strauss, una versión “a lo grande” de esa arrebatadora obra maestra que es la obertura de El murciélago, cerró brillantemente la segunda velada. Éxito merecido para un muy notable inicio de ciclo de Ibermúsica. Juan Manuel Viana Los Siglos de Oro EL VIRTUOSO EN EL SALÓN Madrid. Escuela Superior de Canto. 9-X-2004. Edoardo Torbianelli y Tsunako Saito, piano. Obras de Scarlatti-Granados, Guelbenzu, Zabalza, Sánchez Allú, P. Albéniz, Herz, Colomer, Tintorer, Pujol y Ocón. P 32 arece imposible imaginar un marco más idóneo que el delicioso y recargado teatrito de la Escuela de Canto madrileña para saborear las delicias del pianismo romántico español elaborado en torno a la época del reinado de Isabel II. Desde los pintoresquistas Caprichos para piano a cuatro manos de Pedro Albéniz (1795-1855) —profesor de piano de la reina y de su hermana María Luisa Fernanda— a las dos sonatas de Scarlatti convenientemente “romantizadas” por Granados, el recital de Torbianelli tuvo el enorme valor de desempolvar un repertorio, en buena parte olvidado, que retrata con absoluta fidelidad las luces y las sombras de un período musical todavía por recuperar. En las piezas escuchadas hubo lugar para la brillantez a ultranza (Recuerdos de Andalucía de Eduardo Ocón), cierta trivialidad impersonal (Marche exotique de Colomer, Los encantos de Madrid de Henri Herz) y algo reiterativa (Insouciance de José Javier Guelbenzu) o un virtuosismo de salón inspirado por los operistas (Fausto de Juan Bautista Pujol, Capricho sobre motivos de “Macbeth” de Verdi de Martín Sánchez Allú). Pero también para el encanto melódico (Vénise de Blas María Colomer), la indagación de un estilo más personal (primera parte de Douce rosée de Pedro Tintorer) y un aroma nacionalista de cuño lisztiano (Las campanas del Roncal de Dámaso Zabalza) que sería injusto ignorar. El joven Edoardo Torbianelli (Trieste, 1970) —conocido sobre todo por un par de espléndidas grabaciones al fortepiano—, resultó el intérprete perfecto para este repertorio frágil y peligroso: musical, delicado y cuidadoso, supo sortear sin aspavientos las innumerables zancadillas digitales que poblaban los adornadísimos pentagramas; la japonesa Tsunako Saito se le unió en las citadas piezas de Albéniz, sin duda las más ligeras y tópicas de todo la velada. A las virtudes de la interpretación se añadió el atractivo de contar con un piano precioso, un Steinway de la Fundación Hazen Hosseschrueders construido en Nueva York hacia 1875, cuya sonoridad cálida y aterciopelada contribuyó a trasladar al oyente a aquella época en que podía vislumbrarse a Galdós y la Pardo Bazán por la acera de enfrente. J.M.V. Tradición El Cultural 4 copia 3 29/9/11 12:03 Página 1 CONCIERTOS DE LA TRADICIÓN NOVIEMBRE 2004 - MAYO 2005 9 de DICIEMBRE de 2004, 19,30 h 10 de NOVIEMBRE de 2004, 19,30 h 1 2 ORCHESTRA OF THE AGE OF ENLIGHTENMENT COLLEGIUM VOCALE GENT Director: Frans Brüggen Solistas: Liza Beznosiuk, flauta Programa: Obras de :H.PURCELL, G. MARINI, J. S. BACH, I STRAWINSKI y J. J. QUANTZ Director: Philippe Herreweghe Solistas: Sibylla Rubens, soprano Elisabeth Popien, contralto Mark Padmore, tenor Peter Kooij, bajo Programa: J. S. BACH: “Oratorio de Navidad” CANTATAS Nº 1, 2, 3 y 6 14 de ABRIL de 2005, 19,30 h 18 de FEBRERO de 2005, 22,30 h 11 de MAYO de 2005, 19,30 h 3 4 5 DAS NEUE CHORUS MUSICUS KÖLN COMBATTIMENTO CONSORT ORQUESTA DEL SIGLO XVIII Director: Christoph Spering Solistas: Ann Hallenberg, contralto Anne-Lise Sollied, soprano Christoph Genz, tenor Gunther Schmid, contratenor Istvan Kovacs, bajo Programa: G. F. HAENDEL:: Belshazzar hon Director: Jan Willem de Vried Solista: Nancy Argenta, soprano Johannette Zomer, soprano Patricia Bardon, mezzo Jörg Dürmuller, tenor Florian Boesch, bajo Programa: G.F. HAENDEL:“La Resurrezione” Director: Frans Brüggen Solistas: Cyndia Sieden, soprano Erich Hoeprich, clarinete Programa: W. A. MOZART: Arias para Aloysia Weber Concierto para clarinete Sinfonía nº 40 AUDITORIO NACIONAL DE MÚSICA PRECIO DE LOS ABONOS Y LOCALIDADES. Zona A B C D Abono Ciclo 180 € 153 € 108 € 90 € Localidades (Venta libre) 40 € 35 € 24 € 20 € RENOVACIÓN DE ABONOS: Del 1 al 15 de octubre de 2004: Unicamente en las taquillas del Auditorio Nacional de Música, VENTA DE ABONOS: Del 16 al 30 de octubre de 2004: En las taquillas del Auditorio Nacional de Música y en los Teatros Nacionales integrados en la Red del INAEM, durante el horario habitual de cada sala, y en el servicio de venta telefónica de Serviticket llamando al número 902 33 22 11 (de 8 a 24 horas), Servicaixa y Servicajeros de la Caixa. VENTA LIBRE DE LOCALIDADES. A partir del 3 de noviembre de 2004: En ltaquillas del Auditorio Nacional de Música y de la Red de Teatros Nacionales, en sus horarios habituales,y en el servicio de venta telefónica de Serviticket llamando al número 902 33 22 11 (de 8 a 24 horas), Servicaixa y Servicajeros de la Caixa. TELÉFONO DE INFORMACIÓN: 91 409 30 30 ACTUALIDAD MADRID Pons dirigió una excelente versión de los Gurrelieder PROMETEDOR ,ZWStUKPKH JVU[YHS[V MYHUJLZH Madrid. Auditorio Nacional. Orquesta Nacional de España. 3X-2004. E. Whitehouse, C. Hellekant, G. Winslade, A. Dohmen, T. Randle, B. Sukova. Coro de la Comunidad de Madrid. Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana. Director: Josep Pons. Schoenberg, Gurrelieder. 10-X-2004. Joaquín Achúcarro, piano. Director: Tuomas Ollila. Obras de Lindberg, Ravel, García Román y Sibelius. 5H[OHSPL :[\[aTHUU LU LS =PHQL KL 0U]PLYUV KL :JO\ILY[ E 3(: 4,36+Ð(: +,3 (34( %STE DISCO ES UNA JOYA 5NE A DOS MAGNÓlCAS INTÏRPRETES EN UNA OBRA EMBLEMÉTICA 6IAJE DE )NVIERNO DE 3CHUBERT .ATHALIE 3TUTZMANN ESTÉ RADIANTE JUGANDO CON LA INlNITA PALETA DE COLORES DE SU TIMBRE ,A VOZ ES CÉLIDA Y REDONDA CINCELADA CON MATICES CONTRASTADA A PLACER !×ADAMOS UNA INTERPRETACIØN DEL TEXTO Y DE SUS ACENTOS POÏTICOS EMOCIONANTE Q )NGER 3ODERGREN CONTRIBUYE EN GRAN MEDIDA A ESTE ÏXITO 0OCOS PIANISTAS INCLUSO ENTRE LOS MÉS RENOMBRADOS HAN SABIDO INCLUIR COMO ELLA UN PERSONAJE EN UN PAISAJE Q 0ARA ESCUCHAR INlNIDAD DE VECES 34 ¥ .ICOLAS ,IEBER Q l concierto inaugural de la temporada de la ONE ha sido el símbolo de muchas cosas. Era el arranque de la primera temporada claramente determinada por su nuevo titular, Josep Pons; su carta de presentación, con propósito de intenciones y puesta a punto de los motores con una obra tan monumental como los Gurrelieder de Schoenberg. Una partitura clave en la Viena de 1900 (uno de los núcleos temáticos de este curso, junto con Henze y el Quijote), como cierre del romanticismo y puerta a las vanguardias. Muchas ambiciones, sin duda, que tuvieron su reflejo en una versión llena de energía, excelentemente articulada, que, tras un comienzo al que quizá le faltó un poco de atmósfera y de misterio, fue incrementando su pulso dramático a medida que iba avanzando el discurso narrativo. La Orquesta Nacional respondió con todas sus fuerzas y estuvo a la altura de lo exigido, segura en los metales, compacta en las cuerdas. El Coro Nacional, reforzado por el Coro de Cámara del Palau y el de la Comunidad de Madrid, estuvo también magnífico. Los solistas formaron un cuadro bastante compacto, aunque el Waldemar de Glenn Winslade (al menos el domingo) quedó algo corto de fuelle, si bien se desenvolvió con corrección. Elizabeth Whitehouse fue una Tove un tanto lírica, pero entregada, al igual que los muy expresivos Charlotte Hellekant (Paloma del bosque), Albert Dohmen (Campesino) y Thomas Randle (Klaus el bufón), aunque la palma se la llevó la actriz alemana Barbara Sukowa, que supo emocionarnos con su vivencia casi física del Sprechgesang, que nos arrastró literalmente a la explosión del verano. A la semana siguiente, la ONE protagonizó otro concierto del máximo interés, que incluía dos novedades de bien diferente signo. Por un lado, la colorista Feria, una obra de 1997 del finlandés Magnus Lindberg, una de las voces más atractivas del panorama actual, que contrastó con la gravedad de De civitate speculorum, obra encargada por el conjunto a Jesús García Román para conmemorar el V centenario de la muerte de Isabel la Católica. Un homenaje a Granada, la ciudad tan querida por la reina castellana, con sus sonidos de muerte y de agua, que como señala su autor, es “la sangre de esta ciudad”. Una obra enjuta, sin concesiones, que prueba la seguridad y madurez en la escritura orquestal del compositor andaluz, y que obtuvo un ferviente aplauso del público, al igual que la de su nórdico colega. Entre ambas, Joaquín Achúcarro tocó una estupenda versión del Concierto en sol de Ravel, con una sobriedad y refinamiento no exentas de expresividad (la ensoñadora magia del segundo movimiento), y del que Tuomas Ollila supo extraer toda su modernidad. El programa, tal vez por tantas novedades, se cerró con una Quinta de Sibelius sorprendentemente rutinaria en una batuta que lleva esta música en la sangre (y otras veces así lo ha demostrado, como en aquel recordado Kullervo también con la ONE). Rafael Banús Irusta ACTUALIDAD MADRID Entusiasta ORTVE A VUELTAS CON LEAPER L a obra galardonada con el Premio Reina Sofía 2003, Les Algues de Massimo Botter, que debió de haber abierto la temporada, esperará hasta mejor ocasión por un retraso de los materiales de trabajo orquestales. Mendelssohn, por su parte, los tiene listos desde hace mucho, y pudo oírse sin problemas su más famoso Concierto para violín. Anne Akiko Meyers, cuyo talento conocíamos, es una violinista peculiar, capaz de un fraseo intenso y fantasioso, que le llevó a exhibir en el Andante un sonido cálido y reconfortante, sin apreturas. Con gran dominio del rebote del arco, su pasión se mide también en los gestos —y hasta en las genuflexiones— que definen su modo de tocar. Añadamos cierta intensidad casi brahmsiana en el primer tiempo y la presencia de Bach en la cadenza. La ORTVE, antaño algo remisa al Clasicismo, ha conquistado un pulso más firme en Mozart. En su Sinfonía nº 39 pudo oírse a un Adrian Leaper sin gran finura y algo marcial, pero nada desganado —muy al contra- rio—, vibrando al unísono con su orquesta en muchas respiraciones y fraseos. Pero lo más sorprendente fue el trabajo de Leaper —así como la entusiasta respuesta de toda la plantilla de la ORTVE— en La canción de la tierra de Mahler. En el número inicial, de tono heroico, Leaper desplegó todo el poderoso contingente orquestal, haciendo crepitar a maderas y tañer a metales con fuerza casi desbocada. Pero había un diseño, un dibujo de temas y ritmos. Incluso en la postrera Der Abschied, sin hacer bullir ni un solo momento una genuina vena lírica, defendió con orden, palmo a palmo, treinta largos minutos de música. A veces, es cierto, tapó algo o demasiado a las voces solistas: una Monica Groop refinada, de instrumento un poco entubado y no carente de limitaciones, y un Endrik Wottrich sin un timbre brillante, pero con una equilibrada emisión, bien igualada a lo largo de toda la gama. J. Martín de Sagarmínaga Foto: Éric Larrayadieu ADRIAN LEAPER Madrid. Teatro Monumental. 15-X-2004. Anne Akiko Meyers, violín. Orquesta Sinfónica de RTVE. Director: Adrian Leaper. Obras de Mendelssohn y Mozart. 21-X2004. María José Chacón, soprano; Vicent Puertos, trompa; Monica Groop, mezzosoprano, Endrik Wottrich, tenor. Orquesta Sinfónica de RTVE. Director: Adrian Leaper. Obras de Strauss y Mahler. Rosenmüller HISTORIA DE LA NAVIDAD KONRAD JUNGHÄNEL Concerto Palatino Cantus Cölln “Estas piezas sacras de Rosenmüller datan de los años 1645-1650, cuando el joven compositor disfrutaba de una fulgurante ascensión en Leipzig. Antes de su exilio veneciano, la suavidad italiana era ya perceptible en sus singulares recitales para la Navidad, donde Cantus Cölln se encuentra con su repertorio favorito, ocho años después de la primera grabación consagrada a las Vísperas del mismo compositor”. 35 ACTUALIDAD MÁLAGA Carlos Álvarez en su ciudad TRIUNFARON ELLOS Teatro Municipal Miguel de Cervantes. 1-X-2004. Donizetti, L’elisir d’amore. Rocío Ignacio, Ismael Jordi, Carlos Álvarez, Bruno de Simone, Lourdes Martín Leiva. Coro de Ópera de Málaga. Orquesta Filarmónica de Málaga. Director musical: Miquel Ortega i Pujol. Director de escena: Francisco López. MÁLAGA La temporada lírica del principal coso escénico malagueño ha contado con esta nueva y delicada producción del Teatro Villamarta de Jerez de la Frontera donde ha destacado el protagonismo de sus solistas masculinos, encabezados por la gran figura del malagueño Carlos Álvarez, eminente barítono de renombre universal. Su presencia atrajo toda la atención de sus paisanos e incondicionales que, con meses de anticipación, acapararon el billetaje de las escasas dos únicas representaciones programadas. Él se erigía así en el principal atractivo de la función, revestido de su reconocida fama internacional y su gran prestigio artístico. De ello se alimentó en gran medida su actuación en un papel, el del sargento (Belcore), que requiere la histriónica fanfarronería de un afectado actor, lejos del contenido dramatismo al que nos tiene acostumbrados en sus extraordinarias versiones de personajes verdianos. Su triunfo no fue tan espectacular como es habitual en este cantante, pero supuso un más que positivo descubrimiento apreciar su integración en el género cómico con su característica eficacia vocal y su singular presencia escénica. Del bajo Bruno de Simone poco queda por descubrir sino una gran profesionalidad curtida en multitud de experiencias operísticas. Su comicidad en el papel del embaucador matasanos (Dulcamara) no alcanzó las excelencias de otras intervenciones en la que su dominio vocal hace olvidar al espectador las dificultades técnicas de su canto, siempre resueltas con plena 36 seguridad. Su actuación no levantó ardor en el público que le aplaudió reconociendo su enorme oficio. El gran triunfador de la velada fue el jerezano Ismael Jordi en el personaje del enamorado protagonista (Nemorino). La calidad de su timbre, la finura de su impostación y la afinada colocación de su voz son producto de un esmerado y preciso aprendizaje heredado de su maestro, ese mito de la lírica española que fue Alfredo Kraus. Con un arcaizante estilo, que recuerda a los mejores tenores líricos, suplió la limitación de su intensidad vocal con una elegancia y corrección que llevaron al público a expresar su entusiasmo en la famosa romanza Una furtiva lacrima, momento siempre esperado y cumbre de esta ópera. Rocío Ignacio, desde su juventud, apunta evidentes posibilidades de soprano ligera, debiendo cuidar en lo musical su afinación en los registros agudos y en lo escénico la integración dramática en sus personajes. Se encuentra en el camino adecuado, pendiente de ir adquiriendo una mayor experiencia. La sencilla puesta en escena estuvo enriquecida por el original vestuario de Jesús Ruiz, como elemento potenciador de la comicidad de la obra, bien dirigida por Francisco López, que acentuó los momentos claves de la trama y correctamente conducida en lo musical por Miquel Ortega que, desde el foso, cuidó el carácter esencialmente melódico de esta obra con una buena integración de cantantes, coro y orquesta. En conjunto, un satisfactorio inicio de temporada. José Antonio Cantón García ACTUALIDAD MÁLAGA Nueva etapa POR LA SENDA DE BEETHOVEN Málaga. Teatro Municipal Miguel de Cervantes. 17-IX-2004. Danna Glaser, soprano; Laura Brioli, contralto; Steve Davislim, tenor; Ralf Lukas, bajo. Coro de Ópera de Málaga. Orquesta Filarmónica de Málaga. Director: Aldo Ceccato. Beethoven, Mar en calma y viaje feliz op. 112, Sinfonía nº 9 en re menor op. 125. A cometer el inicio de temporada con un programa tan retador, coincidiendo con el estreno de titularidad en la dirección de la orquesta malagueña, supone hacer patente que una nueva etapa de esperanza y nuevos logros se abre en la historia de esta formación, máxime si tenemos en cuenta las palabras de salutación del maestro Aldo Ceccato antes de iniciar el concierto, en las que expuso sus deseos de perseguir un constante enriquecimiento artístico, un incremento de vínculos y relaciones con la sociedad malagueña (público, instituciones públicas y privadas, patrocinadores, etc.), proyección de la orquesta hacia el exterior y la materialización de un propósito cultural importantísimo para Málaga como es la construcción de un gran espacio escénico que, también en calidad de auditorio, albergue la sede de la OFM. Como estético hilo conductor a las aspiraciones artísticas, el director italiano ha elegido la senda de Beethoven, autor recurrente en la programación de la orquesta para las dos próximas temporadas. En esta línea, nada más significativo que presentarse con una de las piezas sinfónicas más emblemáticas de la historia, precedida de una pintoresca cantata que, en su final, anticipa el último movimiento de la Sinfonía “Coral”, como contraste a un comienzo donde el compositor describe con serena plasticidad el contenido de los versos de Goethe, que le sirven de texto. Fue precisamente en este etéreo inicio donde orquesta y coro sufrieron más para alcanzar la precisa mixtura en la tenue dinámica de sonido que pide el compositor y que fue bien transmitida y matizada desde el pódium. Ceccato planteó la sinfonía desde una doble actitud; didáctica, haciendo que la orquesta trabajara con el tejido sonoro, aunando criterios y sensibilidades sobre una pieza bien conocida e inserta en el alma de todo músico y, comunicativa, transmitiendo al público la fuerza de su enorme contenido musical con la paradójica naturalidad de ser un profundo conocedor de su mensaje universal y eterno, que genera en el oyente la sensación de estar asistiendo a un sobrecogedor rito laico. La tensión que marcó la totalidad de la interpretación sólo quedó de alguna manera interrumpida en el Adagio que precede al movimiento coral, donde la obra exige un sublime virtuosismo de concepto y técnica, que permita dejar patente su alto contenido poético, muy lejos del efecto cansino que puedan producir su extensos y variados motivos ante una desconcentrada interpretación. La intervención de los solistas estuvo siempre enmarcada en los límites de la corrección, siendo secundados por un coro que levantó el entusiasmo del público en sus aplausos finales. Un concierto que abre muchas esperanzas en el aficionado y que deja traslucir un periodo de trabajo y perfeccionamiento en la orquesta, que es deseable sea pronto, intenso y fructífero. Para ello Beethoven es más que un pretexto y el mejor camino. José Antonio Cantón García 37 ACTUALIDAD OVIEDO Inicio de temporada en Oviedo PRUEBA SUPERADA Teatro Campoamor. 22-IX-04. Strauss, Elektra. Elizabeth Connell, Mette Ejsing, Inga Nielsen, Josep Ruiz, Claudio Otelli, Celestino Varela, Yolanda Montoussé, Guzmán Hernando, Marina Pardo, Claudio Schneider, María José Suárez, Mireia Casas, María José Martos. Director musical: Maximiano Valdés. Director de escena: Santiago Palés. Escenografía: Carmen Castañón. Vestuario: Gabriela Salaberri. Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. Coro de la AAAO. OVIEDO Elektra en la puesta en escena de Santiago Palés para la Ópera de Oviedo 38 A juzgar por el resultado final de la representación de la Elektra del Campoamor, presentada como una nueva producción de la Ópera de Oviedo, se puede decir que la temporada de ópera asturiana ha comenzado una nueva y prometedora singladura artística de la mano de Javier Menéndez, que le ha llevado a alcanzar las más altas calificaciones de calidad operística. La remodelación de la situación en la dirección ha llevado a la sociedad a comenzar la actual LVII Temporada Lírica con una obra no exenta de cierto riesgo, habida cuenta de los seculares gustos conservadores de buena parte de la afición ovetense, quizás demasiado interesados en el repertorio italiano. La conclusión no puede ser más positiva en el sentido artístico: se trata de una apabullante versión de la magistral obra de Richard Strauss ante la que no caben medias tintas. En primer lugar hay que resaltar la excelente versión orquestal de Maximiano Valdés, que afrontó su visión de la partitura desde un estudio profundo de la misma, lo que le ha llevado a conseguir una magnífica dirección musical, excepcionalmente secundada por la seriedad y brillantez de ejecución llevada a cabo por la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. Por otro lado, está el gran acierto respecto del reparto vocal, y eso a pesar de los cambios que la organización ha tenido que asumir al tener que sustituir a dos de los intérpretes principales, Robert Halle y Anja Silja, —esta última a escasos días del estreno por cuestiones todavía sin aclarar—, reemplazados magistralmente por Claudio Otelli y la contralto danesa Mette Ejsing. Por último, hay que resaltar el trabajo realizado por Santiago Palés para la escena, muy inteligente en cuanto a las posibilidades estéticas del diseño, así como enormemente impactante en el aspecto visual. La participación del elenco vocal se situó en niveles de excelencia artística. Elisabeth Connell se mostró impecable en el papel de Elektra, desplegando una enorme cantidad de recursos técnicos. Su participación escénica fue otro de los aspectos a destacar, sobre todo porque fue especialmente exigente. De igual manera cabe calificar a Inga Nielsen, en el papel de Crisotemis, con una capacidad lírica que hace buenas las afirmaciones del programa de mano acerca de su versatilidad como soprano; fue otra de las más aplaudidas de la noche. El trío de protagonistas femeninas se completa con Mette Ejsing, que ofreció una soberbia caracterización de Clitemnestra. Si las cantantes principales obtuvieron unos resultados de enorme categoría vocal y escénica, no se puede decir otra cosa de los restantes; es el caso del barítono Claudio Otelli, de características vocales y físicas muy adecuadas al personaje de Orestes, o el caso de Josep Ruiz, como Egisto, que dotó a su papel de una gran carga emotiva y calidad interpretativa. El resto del reparto, con papeles de menor envergadura en la obra fueron otro de los alicientes de la velada, redondeando una sesión de ópera difícil de olvidar por lo satisfactorio de su factura. A destacar el cuidadoso trabajo realizado por Yolanda Montoussé y el bajo Celestino Varela, así como las participaciones de Mireia Casas, María José Martos, Guzmán Hernando, Marina Pardo, Claudia Schneider y María José Suárez. Aurelio M. Seco ACTUALIDAD OVIEDO / PAMPLONA Excelente reparto vocal BEL CANTO DE ALTURA Oviedo. Teatro Campoamor: 12-X-2004. Rossini, Tancredi. Daniela Barcellona, David Menéndez, Mariola Cantarero, Gregory Kunde, Annamaria Popescu, Susana Cordón. Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo. Coro de la Generalitat Valenciana. Director musical: Alberto Zedda. Director de escena, escenografía y vestuario: Massimo Gasparon. Carlos R especto al resultado de la función, y a juzgar por el entusiasmo demostrado por el público al final de la misma, hay que considerar la producción como un éxito artístico. En la dirección musical se ha contado con Alberto Zedda, quizás el mayor experto en la obra del maestro de Pésaro, que ha demostrado una claridad de ideas y buen hacer como concertador que no ha hecho más que potenciar el trabajo del reparto vocal. En este sentido resulta difícil encontrar, hoy en día, un reparto más adecuado para afrontar una obra de estas características. En algunos casos, como el de Daniela Barcellona o Mariola Cantarero se roza la excelencia artística; en otros, a un gran nivel interpretativo. Si a todo esto le sumamos una concepción Mariola Cantarero y Daniela Barcellona en Tancredi para la escena que funciona, como en esta ocasión, además de la brillante participación del Coro de la Generalitat Valenciana y de la Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo, lo que se obtiene es una velada lírica de lujo, que no desentona con el apabullante comienzo mostrado con Elektra, sino que subraya, ya con indudable firmeza, un extraordinario principio para la temporada. El barítono David Menéndez actuó en el papel de Orbazzano, al que dotó de una presencia vocal sobresaliente. Gregory Kunde fue, junto con Menéndez, el que dotó a su personaje —Argirio— de una presencia escénica más atractiva. Demostró una enorme musicalidad y elegancia de fraseo. A un nivel alto se situaron las interpretaciones de Annamaria Popescu como Isaura y Susana Cordón en el papel de Roggiero. La puesta en escena, a cargo de Massimo Gasparón, se puede calificar de efectiva, ofreciendo una sensación de elegante consistencia. En resumen, nos encontramos con una gran versión del Tancredi rossiniano, con momentos ciertamente espléndidos, como el concertante final del primer acto. Nuevo acierto en una temporada de excelente nivel. Aurelio M. Seco Final del X Concurso Internaiconal de Canto Julián Gayarre LA HORA ESPAÑOLA la opción de tomárselo como una gala de ópera servida por cantantes noveles. La soprano catalana Tina Gorina sorprende en Caro nome por la cualidad algo aniñada del timbre; casi es un handicap. Después nos gana progresivamente por el cuidado de la línea vocal y los detalles. Urtnasan Urant- JORGE LUIS DE LEÓN En su anterior edición (acaso debido al exceso de aspirantes orientales, aunque no sea la única causa), el concurso, un tanto inopinadamente, tocó fondo en cuanto a calidad se refiere. Pero si oportuno es recordarlo, no es menos justo añadir que ahora ha sucedido lo contrario, y que la mayoría de los diez finalistas de esta nueva convocatoria conocían como mínimo los rudimentos del canto, e incluso tenían noticia de algo llamado intención interpretativa. A la hora de oírlos, pues, llegó a dominar el placer sobre el análisis puro, de tal forma que (siendo además el primer concierto de la temporada), a este oyente le cupo TINA GORINA PAMPLONA Teatro Gayarre. 19-IX-2002. Orquesta Pablo Sarasate. Director: Cristóbal Soler. setseg, soprano mongola, maneja con facilidad su voz de ligera. Agudos, picados o una genuina garra que parece querer forzar los umbrales de su propia tipología (tan propensa a ñoñismos), son las armas principales de una cantante ya muy cuajada, sobre la que gravita el dilema de su continuidad en perfectas condiciones. Mejor en Flauta que en Lucia, en el debe se sitúan cierto vibrato que afea alguna nota y una, en ocasiones, excesiva presión muscular. El canario Jorge Luis de León es un tenor lírico de voz agradable y bastante sonora, de ademanes tranquilos al cantar. Dos arias próximas en espíritu, Che gelida manina y Recondita armonia, fueron el vehículo que evidenció buenos detalles, ataques sin portamento ni arrastres y facilidad arriba, pero también (sobre todo en las primeras frases de las mismas), una evidente confusión de la resonancia en la máscara con el apoyo nasal. J. Martín de Sagarmínaga 39 ACTUALIDAD SAN SEBASTIAN Comenzó con estreno UN OCÉANO DE SENSACIONES SONORAS SAN SEBASTIÁN Auditorio Kursaal. 8-X-2004. Katia y Marielle Labéque, pianos. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Director: Gilbert Varga. Obras de Erkoreka, Mozart, Takemitsu y Barber. Dar comienzo a una temporada de abono con un estreno absoluto por encargo expreso a un compositor de la tierra es siempre algo que merece la pena ser destacado por aquello de apostar por lo de casa. Así comenzó la nueva temporada de abono de la OSE, dando a conocer la interesante y sugerente propuesta de Gabriel Erkoreka. Océano es el título de una partitura que busca conciliar lo temporal, lo que no cambia, con lo imprevisible a través de un viaje marino lleno de vida. El trabajo de la orques- ta fue magnífico, sobre todo de la percusión, a quien tanto exige Erkoreka en su sugerente trabajo. El otro punto caliente llegó a través de las manos de las hermanas Labéque que, como siempre, ofrecieron una interpretación con su peculiar estilo que puede gustar o no, pero a las que poco se puede criticar dada su pulcritud sonora. Fue una gozada observar la comunicación que existe entre esas experimentadas cuatro manos, frente a frente, ante un divertimento tan liviano como el que propuso Mozart en su Concierto para dos pianos y orquesta nº 10. Sonó excelente el Andante y contundente el Allegro final con el maestro Varga siempre pendiente de estas dos hermanas que interpretaron también Quotation of Dream- Say sea, take me! de Takemitsu, lo cual supuso el estreno en España de esa obra. Tras habernos zambullido en las aguas de Erkoreka seguimos navegando a través de las texturas con modos occidentales del nipón, basadas en el poema 162 de la norteamericana Emily Dickinson, y claramente alusivas a La Mer de Debussy, con un excelente trabajo del arpa. El programa se completó con la formación orquestal dando el do de pecho a través de la Meditación y danza de la venganza de Medea op. 23 de Barber, o lo que es lo mismo, el trabajo resultante del cuarto, quinto y séptimo movimiento (Choros, Medea y Éxodos) de la suite original para ballet. Varga supo obtener lo mejor de la orquesta con un sonido limpio y una ejecución muy concisa, tanto que fue espectacular ver su movimiento sobre el podio en el presto final. Iñigo Arbiza Alegoría y ópera MINIMALISMO AL CUBO San Sebastián. Auditorio Kursaal. 7-X-2004. Charpentier, Les Arts Florissants, Acteón. Academia Barroca Europea de Ambronay. Director musical: Christophe Rousset. Director de escena: Ludovic Lagarde. A 40 rrancó con fuerza la nueva temporada de la Fundación Kursaal de Donostia registrando un llenazo gracias a una propuesta que resultó como mínimo interesante y agradable con la puesta en escena de dos obras desconocidas de MarcAntoine Charpentier, la alegoría Les Arts Florissants y la ópera de caza en cinco escenas Acteón. Christophe Rousset dejó a un lado a sus Talens Lyriques y dirigió el trabajo realizado en el marco de la Academia Barroca de Ambronay, entidad que produce y difunde anualmente una obra del repertorio barroco y que este año ha elegido la obra de Charpentier y sin duda fue todo un gozo sonoro escuchar ambas partituras. El atractivo estuvo servido desde el punto de vista musical, si bien desde el escénico las cosas fueron algo diferentes. Tanto para la alegoría como la ópera se contó con una idéntica esce- Acteón de Charpentier, por Les Arts Florissants nografía basada en un juego de luces cuidado y detallista, con un cubo metálico en el centro del escenario donde los cantantes y bailarines realizaron un correcto trabajo. Sin embargo, esa visión tan simbólica restó interés a la puesta en escena que resultó excesivamente plana y minimalista, aunque sin restar puntos a las cuidadas coreografías. La alegoría Les Arts Florissants, al igual que la posterior Acteón contó con un elenco de jóvenes solistas que dio vida al nutrido grupo de disciplinas personificadas como la Música, la Pintura, la Poesía, etc. En cualquier caso sonó un grupo de voces correctas aunque limitadas. Lo más destacable fue el coro, que sonó ágil, dinámico, contundente y muy empastado, además de moverse con soltura sobre el escenario. En Acteón las cosas fueron más o menos parecidas, aunque al introducir el agua sobre la escena — dado que Diana y las ninfas se bañan en la fuente—, con su sonido fundiéndose con el conjunto instrumental, lo que confirió un elemento casi hipnótico, dada la sutileza y belleza de la partitura. El protagonista, Paul Crémazy, anduvo un tanto irregular en su emisión vocal, mientras que destacó la soprano Karen Perret en el rol de la diosa. Sin duda, un buen ejemplo de cómo se puede elaborar un aceptable producto, aunque sin grandes alardes, con bajo presupuesto. I.A. ACTUALIDAD TENERIFE Homenaje al cine italiano FELLINI DA SABOR A DONIZETTI TENERIFE Jordi Verdés Auditorio. 2-X-2004. Donizetti. L’elisir d’amore. Annamaria dell’Oste (Adina), Giuseppe Filianoti (Nemorino), Vittorio Vitelli (Belcore), Alfonso Antoniozzi (Dulcamara), Soledad Cardoso (Giannetta). Orquesta Sinfónica de Tenerife. Director musical: Víctor Pablo Pérez. Director de escena: Davide Livermore. Realización de la dirección de escena, escenografía y vestuario: Santi Centineo. Dio arranque el XXXIV festival operístico tinerfeño con esta conseguida versión de tan infalible partitura donizettiana, donde la inteligente labor escénica tuvo sus precisos ecos en la soleada versión musical y en la muy elogiable labor canora. Livermore imaginó este Elisir como un claro homenaje al cine italiano de posguerra en general y al de Federico Fellini en particular. Si la aparición de Belcore de inmediato nos evocó muy sugestivamente al carabiniero Carotenuto interpretado por Vittorio de Sica en la serie de filmes de Luigi Comencini Pan, amor y…, a continuación, repentinamente, la troupe que rodea al charlatán Dulcamara se vio poblada por algunos de los personajes fellinianos más entrañables (donde los más reconocibles fueron Gelsomina y Zampano, Ginger y Fred, la Sarracina, las gordas de opulentos senos), que no perjudicaban para nada al texto de Romani y al significado de la obra, aportando a la escena un colorido y una riqueza de acción que se complementaba con el detallado marcaje de la amplia comparsería y de un coro exhaustivamente utilizado, indicaciones extendidas por supuesto también a los cinco solistas vocales. El estallido de color que invadía la escena, con un juego de iluminación bastante sofisticado, y el vestuario seguían asimismo evocando cálidamente el cine en color de los años cincuenta. Un espectáculo teatral, pues, muy original, detallado, divertido, sin altibajos, con un ritmo incesante y de sorprendente sensibilidad y astucia escénicas y que, sobre todo, no imponía con violencia a la obra original. Algo que, peligrosamen- L’elisir d’amore en el Auditorio de Tenerife te, va haciéndose bastante raro hoy día. Los cantantes hubieron de demostrar su capacidad actoral, sin la cual los resultados se irían al garete o, al menos, no se manifestarían tan convincentes. Filianoti compuso un excelente Nemorino de encantadora ingenuidad y de atractiva presencia física, cantando la parte muy generosamente con los bonitos medios tenoriles que le distinguen, y que son los propios del papel, además de dar fe de su sabiduría de intérprete plena- mente formado técnicamente, imaginativo y de fácil comunicabilidad. Annamaria dell’Oste, igualmente con los medios vocales asociados a la caprichosa y luego tierna Adina, y también con una bien colaboradora presencia física, fue subiendo de nivel desde un prometedor inicio con el burlón Della crudele Isotta al patético Prendi per me sei libero, rematando brillantemente así su sobresaliente faena. Vitelli, en un papel de barítono lírico acorde con su vocalidad y su juventud, supo aprovechar CURSOS DE DANZA PARA NIÑOS Y ADULTOS C/ GENERAL VARELA, 28 28020 MADRID TEL: 9 66 777 / 639 322 927 CENTRO DE EXÁMEMES DE: ASSOCIATED BOARD OF THE ROYAL SCHOOL OF MUSIC con holgura su momento solista y en los dúos y conjuntos estuvo impecablemente cercano a sus anteriores compañeros tenor y soprano. La voz de Antoniozzi no sonó tan firme como en previas ocasiones escuchadas. Hubo notas secas, algún agudo forzado y ciertos momentos donde el volumen pareció achicarse, pero esto no le impidió que su Dulcamara se destacara con el indispensable perfil a que obliga un personaje que mueve los hilos de la trama. Soledad Cardoso dio más relieve de lo habitual a la periférica Giannetta, porque su voz que en principio podría definirse de soubrette es de una calidad y de una dulzura ostentosas y porque la actriz es desenvuelta y la muchacha muy vistosa. Desde el foso, la estupenda orquesta con su estupendo director desplegó matices, dando a cada escena y situación, bien fuera sentimental, jubilosa, cómica o caricaturesca, el mejor apoyo musical y pictórico. Una función, en conjunto, redonda. Fernando Fraga 41 ACTUALIDAD VALENCIA Preparando la nueva titularidad FAVORABLES AUGURIOS Valencia. Palau de la Música. 15-X-2004. Javier Eguillor, percusión. Orquesta de Valencia. Director: Yaron Traub. Obras de Jolivet y Chaikovski. VALENCIA Abríó la Orquesta de Valencia la temporada de abono 2004-2005 en el Palau de la Música dirigida por quien en la siguiente y por dos más será su director titular, el israelí Yaron Traub (Tel Aviv, 1964). En la primera parte, una de las más trascendentes incorporaciones recientes a la orquesta, el percusionista Javier Eguillor (Jijona, 1975), deslumbró en el Concierto de Jolivet. La obra es poco más que un exhaustivo ejercicio de virtuosismo, pero llegó a parecer cosa fácil. El público acogió con entusiasmo la exhibición de competencia técnica ofrecida por solista, orquesta y director, así como el tema (Pixie Dixie) y variación para timbales añadida como propina. En la Cuarta de Chaikovski se logró una versión sumamente coherente en sus diametrales contrastes. Así sucedió con los dos temas del primer movimiento, don- dinámicas igualmente encomiables. En el final, la potencia no estuvo reñida con la nitidez de las líneas internas y la frase en los violonchelos justo antes de la coda tuvo el ajustado carácter de remanso que pide ese momento antes de la traca conclusiva. Teniendo además en cuenta la comodidad con que los músicos parecieron tocar, los augurios no pueden ser más favorables. de a Traub sólo se le fue un tanto de las manos la aceleración que lleva al desarrollo. Los violonchelos respondieron con calidad y calidez en los varios pasajes de la sinfonía en que la melodía la lleva esta sección. En los tutti, la colocación de las trompas a la derecha pareció facilitar la presencia sonora de unos violines que también sonaron muy compactos. En el pizzicato del Scherzo, la pulsación resultó de una unanimidad y con unas regulaciones A.B.M. Versión de contrastes EN MANOS DE LA EMOCIÓN Valencia. Palau de la Música. 17-X-2004. Carolyn Sampson, soprano; Marina de Liso, mezzosoprano; Karine Deshayes, mezzosoprano; Bejun Mehta, contratenor; Carlo Allemano, tenor; Paul Bay, bajo. Le Concert d’Astrée. Directora: Emmanuelle Haïm. Haendel, Tamerlano (versión de concierto). EMMANUELLE HAÏM Sasha Gusov E n su versión escénica coproducida por los teatros de Lille, Caen y Burdeos y en versión de concierto procedente de los Campos Elíseos de París pasando por Vigo, esta lectura de Tamerlano ostentó como primera y más evidente virtud la unanimidad en el compromiso por entender a los personajes y sus con frecuencia contradictorios sentimientos. Como directora de la orquesta en los números cantados y como clavecinista en los recitativos, marcó constante criterio la formidable Emmanuelle Haïm. Su técnica en el primero de esos cometidos, heterodoxa como la de Harnoncourt en cuanto las manos no son sino uno más de los instru- mentos de control, logró sin excepción de sus no menos excelentes músicos el efecto más oportuno en cada momento. Cada intervalo, cada variación en la velocidad o el volumen, cada contraste entre líneas melódicas sucesivas o simultáneas, cada modulación armónica y cada matiz en el color sonoro parecían responder a una emoción que las palabras no alcanzaban a expresar. De ningún cantante se podrían predicar elogios menos entusiastas. Como Tamerlán, Bejun Mehta hizo gala de virtuosismo dominado con naturalidad. Le dieron réplica conmovedora las veristas encarnaciones que del noble Bajazet y la dulce pero valiente Asteria ofrecieron Carlo Allemano y Carolyn Sampson, con punto culminante en la escena del suicidio del primero. Karine Deshayes resaltó los acentos líricos de la despechada e inteligente princesa Irene, Marina de Liso se amoldó con versatilidad a las fases de heroísmo, enamoramiento, cálculo político por las que pasa Andrónico, y Paul Gay sacó con poderío a Leone del anonimato a que parece condenado por el argumento. Alfredo Brotons Muñoz CURSO DE LOCUCIÓN DRAMATIZADA EXPRESIÓN HABLADA ARTÍSTICA Profesor: Rafael Taibo Del 3 de diciembre al 29 de abril de 2005. Distribuido en 8 sesiones de 3 horas, siempre en viernes. Dirigido a alumnos de Conservatorios y Escuelas de Arte Dramático y Postgraduados. Máximo de 25 alumnos. Precio: 300 €. 42 www.cedam.es [email protected] ACTUALIDAD ZARAGOZA Nuevo enfoque del barroco italiano VENECIA VISTA CON QUEVEDOS Tino Gil Auditorio. 13 y 14-X-2004. Música Clásica Pilar 2004. Al Ayre Español Orquesta. Director: Eduardo López Banzo. Obras de Legrenzi, Albinoni y Vivaldi. ZARAGOZA Orquesta Barroca Al Ayre Español Eduardo López Banzo es bastante más que un paladín de la recuperación del barroco español. Aunque algunas de sus ideas —que no voy a revelar—, sorprendentes aunque sustentadas en documentos incontrovertibles, podrían revolucionar las interpretaciones tenidas por definitivas —incluso de la música del XIX—, por ahora, con su nueva Orquesta de Al Ayre Español, sabe medir sus pasos. En los conciertos pilaristas zaragozanos ha incurrido, por vez primera como director, en el barroco veneciano con un atractivo y bastante popular programa: Legrenzi (una Sonata para cuatro violines), Albinoni (dos Sonatas a cinco y el célebre segundo Concierto para oboe) y Vivaldi (dos Conciertos para cuerdas y continuo y el Concierto para dos violines, violonchelo, cuerdas y continuo RV. 565). Banzo ha acertado sorteando el escollo del déja vu. Sus lecturas nada deben a los grupos italianos dueños de la especialidad (algunos francamente avejentados), sino que escrutan Venecia con una óptica española que, amén de enlazar el presente del director con sus raíces artísticas, sienta admirablemente a la música itálica: teatralidad, ímpetu contagioso, acentuación de los contrastes internos, explotación de las posibilidades articulatorias, subrayado de los colores oscuros, ocasional continuo con rasgueados de guitarra —Vivaldi como preludio de Boccherini—, solos de violín rapsódicos hasta parecer agitanados… riqueza de ideas revestida con una cuerda de notoria calidad y la sorpresa del novel oboísta finés Jasu Moisio, dibujante de un Albinoni torrencial. Ovación de gala. Antonio Lasierra 43 ACTUALIDAD INTERNACIONAL 44 Marc Albrecht dirige una magnífica versión de la obra maestra de Debussy MAGIA Y MISTERIO Deutsche Oper. 10-X-2004. Debussy, Pelléas et Mélisande. Laurent Naouri, Véronique Gens, Richard Croft, Reinhard Hagen, Claire Powell, Sunhae Im. Director musical: Marc Albrecht. Director de escena y decorados: Marco Arturo Marelli. Vestuario: Dagmar Niefind-Marelli. El montaje simbolista de Ruth Berghaus del drame lyrique de Debussy Pelléas et Mélisande en la Staatsoper de Berlín permanece como algo inolvidable. Ahora, el vecino teatro en la Bismarckstraße ha presentado una nueva producción, totalmente distinta pero igualmente válida y fascinante. Marco Arturo Marelli, director de escena, escenógrafo y diseñador de luces, ha creado un mágico escenario que impresiona en su monumentalidad y misteriosa atmósfera. En el centro vemos un auténtico y profundo lago, al que llevan diferentes puentes, y limitado en ambos extremos y al fondo por altas y sombrías murallas de piedra. La escena inicial está sumergida en niebla y una luz difusa; sólo Mélisande, en un resplandeciente traje de seda blanca y sentada en una barca volcada, aparece como enigmática figura de luz. Un opresivo ambiente se respira en el interior del castillo de Allemonde, un gélido aliento de muerte entre los viejos muros, que también ofrecen ideales entornos para las escenas en la gruta y la cisterna. La más fuerte impresión, sin embargo, se produce por los cambiantes efectos de luz —débiles, espectrales—, que se unen al agua que se refleja en las paredes, o a gotas de lluvia que caen como perlas en el lago. La atmósfera de la obra queda reflejada en estos refinados cuadros de un modo admirable, lo que se corresponde también con el discurso de la música, sus riqueza de colores y matices, que Marc Albrecht y la Orquesta de la Deutsche Oper Berlin supieron plasmar a la perfección. El director ha vuelto a hacer pensar Bernd Uhlig BERLÍN ACTUALIDAD ALEMANIA Véronique Gens, Sunhae Im y Laurent Naouri en Pelléas et Mélisande en él de nuevo para el cargo de próximo director musical del teatro con esta extraordinaria prestación, a la que ha contribuido también un idiomático reparto, con muchos cantantes francófonos. Al frente del mismo, Laurent Naouri compuso un viril Golaud con una enérgica y corpórea voz de bajo-barítono y una ejemplar articulación. Véronique Gens, aunque su estatura no corresponde al ideal de una femme fragile, cantó el papel de Mélisande con un timbre vibrante, capaz tanto de delicados tonos como de la necesaria intensidad, y en ningún momento resultó cubierta por la orquesta. Éste fue quizá el único problema de Richard Croft, Pelléas de delicado y cautivador color. Reinhard Hagen hizo un sonoro rey Arkel, y Claire Powell una imponente Geneviève. Sunhae Im interpretó al pequeño Yniold con aniñados gestos y clara voz. Bernd Hoppe ACTUALIDAD ALEMANIA Luisi y Homoki presentan el testamento pucciniano como lo dejó su autor TURANDOT COMO TORSO El director musical Fabio Luisi y el director de escena Andreas Homoki han recordado el estreno de Turandot en la Scala de Milán, en 1926, dirigido por Arturo Toscanini. También ellos terminan la obra, en esta nueva producción de la Semperoper, con la muerte de Liù y el lamento de Timur, oscureciendo después la escena. También se renuncia a la pompa tradicional y al radiante esplendor que se asocian habitualmente con esta ópera. En un escenario casi vacío, tres aparatos de televisión con vacilantes pantallas, que se utilizan para las intervenciones del mandarín y el emperador Altoum, mientras las voces de Jürgen Commichau y Armin Ude son amplificadas desde el interior. Los aparatos sirven también para proyecciones de vídeo con jóvenes chinos haciendo ejercicios corporales en el gimnasio, la rígida imagen de la Matthias Creutziger DRESDE Semperoper. 9-X-2004. Puccini, Turandot. Evelyn Herlitzius, Carl Tanner, Annette Dasch, Johann Tilli. Director musical: Fabio Luisi. Director de escena: Andreas Homoki. Decorados: Wolfgang Gussmann. Vestuario: Wolfgang Gussmann y Frauke Schernau. Evelyn Herlitzius y Armin Ude (en la pantalla) en Turandot princesa como un fantasma televisivo o su rostro como una calavera. Un gran sofá de cuero blanco en estilo Bauhaus es el único mueble. En conjunto, el montaje respira la modesta atmósfera de una sala de ensayos, a lo que contribuyen las baratas batas azules. Sólo Turandot en su blanco traje de lentejuelas es adecuada a su rango, aunque nada indica su origen exótico (de lo que, por lo demás, no hay nada en esta producción). Pero éste no es el problema, sino que no existe ninguna magia, ninguna fantasía. Ésta vino, al menos, del foso orquestal, donde Fabio Luisi y la Sächsische Staatsakapelle Dresden desplegaron el amplio espectro de la música —desde la ardiente italianità, pasando por las irisaciones impresionistas hasta las dramáticas erupciones de sonido. El Coro de la Ópera Estatal y Miembros del Coro Sinfónico de Dresde cantaron con mucha fuerza y actuaron con imponente agilidad. Evelyn Herlitzius cantó el papel titular con interesante y vibrante tim- bre, que expresó de manera plástica la esencia del personaje, entre la histeria, la desesperación y el deseo. Carl Tanner como Calaf se impuso con su enérgica voz tenoril, los victoriosos agudos y un vehemente Nessun dorma. Sólo el interpolado do en la escena de los enigmas resultó demasiado forzado y escasamente atractivo. Annette Dasch fue una Liù sólida, pero con una voz excesivamente pequeña una presencia sin encanto exótico ni melancólica dulzura. El reparto lo completaron Johann Tilli como un robusto Timur, Jochen Kupfer, Gerald Hupach y Oliver Ringelhahn como los tres bien cantados ministros. Cuando al final Liù desconecta con el mando a distancia el programa y cae muerta al suelo, también nosotros tuvimos la impresión de haber experimentado una innecesaria noche televisiva más. Bernd Hoppe De Lincoln a Garibaldi GRACIAS A LA ESCENA FRIBURGO Freiburg-Im-Brisgau. Theater Freiburg, Stadthalle. 26-IX-2004. Glass, The Civil Wars. Heidi Elisabeth Meier, Sigrun Schell, Alex Sanmarti, Sung-Keun Park, Boris Koneczny, Annette Huber. Coro del Teatro de Freiburg. Miembros de PAN.OPTIKUM y de la Orquesta Filarmónica de Freiburg. Director musical: Karen Kamensek. Directores de escena, escenografía y vídeo: Sigrun Fritsch y Ralf Buron. Vestuario: Christophe Linéré. Instalación: Peter Zizka. Iluminación: Oliver Lorenz. Estrenada hace veinte años, el 23 de marzo de 1984 en la Ópera de Roma, The Civil Wars de Philip Glass se sitúa en la estela de la colaboración con su compatriota Robert Wilson, iniciada con Einstein On The Beach. El centro de acción de The Civil Wars es la Guerra de Secesión americana, con una incursión en la que propiciaría la unidad italiana; sus héroes son, por una parte, los líderes nordista Abraham Lincoln —así como su mujer— y sudista Robert E. Lee, y, por otra, el piamontés Giuseppe Garibaldi. El libreto políglota y abstruso de Wilson —que amalgama inglés, alemán, italiano y latín— sirve de soporte a una fastidiosa música repetitiva como en Glass es habitual, aunque aquí notablemente servida por los miembros del ensemble PAN.OPTIKUM y la Orquesta Filarmónica de Freiburg, dirigidos con precisión de metrónomo por Karen Kamensek, y un equipo de cantantes capitaneado por el barítono surcoreano Sung-Keun Park en el papel de Garibaldi y la mezzosoprano alemana Sigrun Schell en el de la Tierra. Pero fueron la puesta en escena y la escenografía de Sigrun Fritsch y Ralf Buron las que encumbraron la obra a cimas insospechadas, explotando el vasto espacio de la Stadthalle de Freiburg con una rara inteligencia. La recepción del espectáculo por el público resultó totalmente controlada por los intérpretes, que ejecutaron un auténtico ballet de graderíos desplazados según el desarrollo de las escenas. El vídeo quedó excelentemente integrado en la acción y algunos espectadores incluso tuvieron la sorpresa de encontrarse dispuestos entre los actores, al ver proyectados sus rostros sobre pantallas gigantes al lado de los protagonistas. Bruno Serrou 45 ACTUALIDAD ALEMANIA La ópera de Strauss como un reportaje televsivo ELEKTRA EN LA CNN: BOMBAS Y SANGRE FRANCFORT Oper. 2-X-2004. R. Strauss, Elektra. Susan Bullock, AnnMarie Backlund, Ingrid Tobiasson, Peteris Eglitis, HansJürgen Lazar. Director musical: Paolo Carignani. Director de escena: Falk Richter. 46 “Entrada de las 5 criadas y la celadora por la pequeña puerta en el patio. Llevan cubos negros llenos de sangre, que esparcen a través de la reja como en un sumidero. A través del personal de la corte (hombres en uniformes negros) les son constantemente traídos otros cubos con sangre desde el interior. La quinta sirvienta tiene un cubo de agua, y trata de quitar las manchas de sangre. Limpia la reja. Las sirvientas empiezan a lavar sus trajes manchados de sangre. Más sangre fluye por una construcción especial sobre el puente central desde el palacio (detrás de la puerta)”. Éstas son las ideas de la puesta en escena de Falk Richter para la escena inicial de Elektra. Corresponsales de la CNN comentan la nueva producción, mientras el agresivo grito que suena desde el foso orquestal, ejecutado de manera fulminante por la Frankfurter Museumsorchester al mando de Paolo Carignani, anuncia que aquí hay odios y asesinatos, y la música lo expande por todos los rincones. Durante una hora y cuarenta minutos suenan los más expresivos sonidos de horror y nuestra mirada se orienta hacia Abu Ghraib. Falk Richter ha vaciado caprichosamente el antiguo mito, actuando sin piedad en torno al parricidio y el matricidio. Las frases terribles, llenas de significado de Hofmannsthal son proyectadas con letras rojas a modo de sobretítulos. La reducción de la trama a la desnuda, brutal violencia resulta forzada. El amor del escritor por lo ambivalente e inde- terminado, por los estados anímicos faltan por completo. ¿Y dónde están los fuertes caracteres femeninos? ¿Ha mirado el director de escena en los abismos de Elektra, o ha tratado de descifrar los alucinados sueños de Clitemnestra? A Agamenón, el asesinado padre de Elektra, nos lo recuerda un abrigo militar en un pequeño nicho en la pared de delante, a la derecha. Hasta allí se arrastra Elektra, que evoca recuerdos o mira como una posesa. Susan Bullock, envuelta en un mono gris, se arrastra por el escenario como un animal inquieto, atormentado, y se creció durante la representación, viviendo cada matiz de su personaje. Su hermana Crisotemis (Ann-Marie Backlund), vestida con traje militar verde aceituna, resultó vocalmente dulce y delicada. La poderosa Clitemnestra de Ingrid Tobiasson lo dominó todo con su penetrante timbre y una imponente presencia. Con su pantalón de deporte apareció en escena Peteris Eglitis como un Orestes más tierno que vengativo. HansJürgen Lazar, ataviado con un traje blanco de vaquero, fue un Egisto de incisivos acentos. Musicalmente, el mito y la psique quedaron bien definidos gracias a Paolo Carignani y su Frankfurter Museumsorchester, quienes se preocuparon por ofrecer una lectura llena de contrastes y de alta tensión concentrada. El intento del director de escena de superar la realidad fracasó. Pero Elektra, al final, grita, se calla, baila y continúa siendo un eterno mito. Barbara Röder ACTUALIDAD BÉLGICA Ópera de mujeres ARIANE EN SU CASTILLO HEDWIG FASSBENDER The Vlaamse Opera. 13-X-2004. Hedwig Fassbender, Lionel Lohte, Patricia Bardon, Delphine Haidan. Director: Patrick Fournillier. Dukas, Ariane et Barbe-Bleue (versión de concierto). AMBERES No es costumbre que la Vlaamse Opera inaugure la temporada con una ópera en versión de concierto pero las restricciones financieras no permitían otra cosa. Además Ariane et Barbe-Bleue de Paul Dukas no es una obra muy conocida ni popular y hay poca acción. La partitura está dominada por voces femeninas, ya que BarbeBleue (Barba Azul) sólo canta unas cuantas líneas en el primer acto, no aparece en el segundo y permanece en silencio en el escenario durante el tercero. Ariane, un personaje creado por el escritor belga Maurice Maeterlinck (autor también de Pelléas et Mélisande), es parecida a Judith del Castillo de Barba Azul de Béla Bartók, pero a la vez muy distinta. Como una mujer de acción segura de sí misma, sólo puede vivir y amar rodeada por la verdad. Encuentra a las cinco anteriores mujeres de Barba Azul y las libera pero no es capaz de convencerlas para que salgan del castillo, porque prefieren permanecer en una situación con la que están familiarizadas e incluso están dispuestas a cuidar a Barba Azul, herido por un campesino que le hizo pri- 48 sionero. Así que al final sólo Ariane abandona el castillo, acompañada por su aya. La partitura de Dukas combina las influencias de Wagner y Debussy en una rica y colorida orquestación que retrata y comenta la acción de forma sugestiva. Las voces están entrecruzadas y a veces con tanta opulencia orquestal es difícil distinguirlas. Bajo la batuta de Patrick Fournillier la orquesta de la Vlaamse Opera tocó bien, pero a veces demasiado fuerte como para conseguir un buen equilibrio con los cantantes. El papel de Ariane exige una soprano de voz ancha con una rico registro medio y unos fáciles agudos y Hedwig Fassbender salió bastante airosa pero con algunas dificultades. A veces, desafortunadamente, fue difícil comprender lo que cantaba. Patricia Bardon (el aya) se encontró con aún más problemas a la hora de proyectar el texto. Delphine Haidan (Sélysette) fue la que dominaba entre las mujeres de Barba Azul, que se mostraron todas muy competentes, y los cantantes de los papeles menores fueron buenos. El coro podía haberse esforzado un poco más. Erna Metdepenninghen ACTUALIDAD ESTADOS UNIDOS Domingo y Gergiev TENOR Y BATUTA Metropolitan Opera. 29-IX-2004. Wagner, Die Walküre. Olga Sergeieva, Margaret Jane Wray, Yvonne Naef, Plácido Domingo, Vladimir Vaneiev, Stephen Milling. Director musical: Valeri Gergiev. Director de escena: Otto Schenk. Ken Howard NUEVA YORK A pesar de la presencia de Domingo, el reinante Siegmund del Met, y de Yvonne Naef, la más reciente Fricka de Levine, y de la familiar producción de fantasía de Schenk y SchneiderSiemssen, esta Wallküre fue líricamente más dinámica que las de Levine en su sede. Gergiev parecía tener sus ojos y oídos claramente puestos en avanzar el movimiento del drama de Wagner y no dejarlo suspendido en el tiempo como si fuera un mito. La orquesta le apoyó espléndidamente. Como siempre, Domingo fue una maravilla, aunque de vez en cuando en el primer acto parecía estar escuchando la batida de Levine y no la de Gergiev y racionó con gran cuidado sus fortes. Margaret Jane Wray y Plácido Domingo en La Valquiria Fue una conmovedora y solícita antítesis a Margaret Jane Wray, la nueva Sieglinde, que ha asumido los acostumbrados deberes de Deborah Voight y cumplió con ellos a la perfección. La otra voz auténticamente wagneriana perteneció a Stephen Milling, que cantó el papel de Hunding con escalofriante fuerza y lanzó el texto con ferocidad. Naef resultó ser una sim- pática pero inusitadamente vulnerable Fricka. Olga Sergeieva estuvo perfecta como modelo a lo Arthur Rackham de Brünnhilde e interpretó el papel con espíritu y convicción. Y Vladimir Vaneiev, como progenitor de esta desagradable prole, se mostró tristemente insuficiente. Canceló el ensayo general y la primera representación y al cantar ésta dejó a todo el mundo preguntándose si seguía enfermo o si simplemente no daba la talla para abordar las exigencias de este heroico papel abrumador. Lo sobrevivió pero seca y esforzadamente; pero no fue capaz de igualar la elocuente voz que Gergiev le estaba ofreciendo desde el foso. Patrick Dillon Nuevos bríos de Levine EL OTELLO DE HEPPNER Nueva York. Metropolitan Opera. 20-IX-2004. Verdi, Otello. Barbara Frittoli, Ben Heppner, Carlo Guelfi. Director musical: James Levine. Directora de escena: Sharon Thomas. Marti Sohl E sta reposición del Met de Otello, que inauguró la temporada de 20042005, fue una producción llena de placeres pero también de decepciones. Por ejemplo, la dirección musical de James Levine fue emocionante e impresionante: no trató la obra como si fuera simplemente otro Otello más entre los muchos que ha dirigido en los últimos treinta y dos años en el Met, sino que hizo una lectura llena de motivación y hondura, cuyos familiares y lentos tempi se convirtieron en puro ruido y furia en los momentos culminantes. Fue un placer escuchar a este problemático director interpretando la música, exactamente como sus admiradores dicen que siempre es Barbara Fritoli y Ben Heppner en Otello de Verdi capaz de hacer. Y Carlo Guelfi fue un excelente Iago, probablemente el mejor que ha tenido la producción. Los muchos méritos de su compatriota Barbara Frittoli en el papel de Desdemona son más conocidos pero no por eso menos apreciados. Es una soberbia intérprete y su escena del cuarto acto fue memorable. Ben Heppner parece haber recuperado su tono y su segu- ridad vocal que, hace algunas temporadas, le habían abandonado. Su Esultate! fue sensacional y también tuvo momentos más serenos en los que mostró otra faceta entrañable de su voz. Pero cantó casi todo el papel con prosaica energía, cuyo resultado fue la subsiguiente monotonía dramática: su Otello tuvo más bien una presencia neutral y torpe en un escenario que debía haber dominado. Heppner tiene la materia prima para transformarse en el próximo gran Otello del Met, tal vez le vendría bien cantar el papel unas cuantas veces en otro lugar para ir poniéndose al nivel de las exigencias del teatro. Patrick Dillon 49 ACTUALIDAD FRANCIA Música y compromiso BAJO EL SIGNO DE LA CONFRONTACIÓN ESTRASBURGO Festival Musica.17-IX/2-X-2004. Orquesta de París, Orquesta Filarmónica de la Radio Holandesa, Accroche Note, Las Percusiones de Estrasburgo, Orquesta de la SWF de Baden-Baden/Friburgo, SWR Vokalensemble, etc. François-Frédéric Guy, piano; Thomas Larcher, piano; Barbara Deleu, flauta, etc. Dirección musical: Alexander Briger, Marcus Creed, Reinbert De Leeuw, etc. Obras de Schönberg, Nono, Neuwirth, Rihm, Mantovani, Globokar, Adès, Ligeti, Dillon, etc. Teatro Nacional de Estrasburgo. 2-X-2004. James Dillon, Philomela. Anu Komsi, Susan Narucki, Lionel Peintre. Remix Ensemble. Director musical: Jurjen Hempel. Director de escena, instalación, vídeo y vestuario: Pascal Rambert. 50 La edición 2004 del festival Musica de Estrasburgo se ha orientado bajo el signo de la confrontación, con un centenar de obras de más de cuarenta compositores; confrontación al servicio de un ideal político o un compromiso focalizado en la exigencia artística, pero también confrontación de formas, géneros y prácticas musicales. El concierto inaugural se elaboró bajo la doble figura tutelar del austríaco Schönberg (18741951) y su yerno veneciano Luigi Nono (1924-1990), hilo conductor éste último de esta vigesimoprimera edición. Dos jóvenes compositores, la austríaca Olga Neuwirth (36 años) y el francés Bruno Mantovani (30), eligieron confrontarse cada uno de ellos con una obra de aquellos de quienes se consideran abiertamente herederos. El compromiso político de la primera se sitúa en línea directa de la inquietante expresividad de Nono; la obra de Neuwirth está “llena de cólera y protesta contra lo que no marcha”. Clinamen/Nodus fue compuesto tras las elecciones que llevaron al poder al FPÖ (en su estreno en Viena bajo la dirección de Pierre Boulez, la compositora llevaba un brazalete negro, reivindicando así su oposición al partido populista austríaco). Al lado de este grito vehemente, la obra maestra de Nono Como una ola de fuerza y luz, escrita en 19711972 a la muerte de un joven revolucionario chileno, aparece contenida y de una penetrante poesía, pese a lo monumental de la orquesta. La interpretación demasiado robusta que de ella dio el joven director australiano Alexander Briger disminuyó su alcance, aunque la Orquesta de París estaba en excelente forma. François-Frédéric Guy restituyó en su turbadora intimidad los impulsos autobiográficos del Concierto para piano de Schönberg. En su estreno mundial, las Seis piezas para orquesta de Mantovani se presentan como un homenaje a Schönberg, no tanto en el fondo como en su aspecto formal y tímbrico. Otro estreno, el largo y fastidioso tríptico El ángel de la historia para dos orquestas y dos directores de Vinko Globokar (1934) propuesto por la Orquesta de la SWF de Baden-Baden/Friburgo. Fundamentada sobre cantos populares yugoslavos, la primera parte es la más interesante; el resto se adscribe a un caduco estilo postDarmstadt. Uno de los mejores momentos del festival fue el recital del joven pianista austríaco Thomas Larcher que magnificó la tradición vienesa, de Schubert a Neuwirth —cuyo Marsyas (2004) destaca por su intensidad— pasando por Schönberg, cuyas Piezas op. 11 y 19 gozaron de una interpretación transparente. Las Percusiones de Estrasburgo y el SWR Vokalensemble dirigidos por Marcus Creed ofrecieron un Cori di Didone de Nono muy intenso; los primeros se asociaron a Accroche Note para el estreno de Una voz de Wolfgang Rihm (1952) que, en su estado de “work in progress”, presagia una página de primer orden. Después de un año sin ópera, no menos de tres han sido las obras escénicas que han marcado esta edición, representando otros tantos estilos como preocupaciones artísticas. Además de The Tempest de Thomas Adès, dada en su première francesa tras el estreno en Londres, y The Civil Wars de Philip Glass en Fribourg-en-Brisgau, Musica ha propuesto el estreno francés de Philomela de James Dillon, dada por vez primera unos días antes en Oporto. Ilustrando une partitura copiosa, la puesta en escena de Pascal Rambert se muestra excesivamente minimalista, lo que resulta perjudicial para el compositor. La historia se basa en una de las leyendas más crueles de la mitología occidental, la de Tereo, rey de Tracia, que viola a Filomela —hermana de Procné, su mujer— y le corta la lengua para impedirle que revele su crimen. La plana escenografía de Rambert da a esta tragedia inmutable el aspecto de un drama burgués felizmente trascendido por la interpretación que propone el Remix Ensemble de Oporto, dirigido con lirismo por Jurjen Hempel. La partitura está más conseguida instrumentalmente que en su aspecto vocal, que abusa continuamente del recitativo hasta el punto de provocar el enojo, con excepción de la espléndida aria de Filomela en la desgarradora escena de la violación, muy bien cantada por Anu Komsi pero desgraciadamente empañada por la escenografía ridículamente sanguinolenta impuesta por Rambert. La escritura torna- solada de Dillon, que gira alrededor del polo tonal de re menor, suscita unas páginas orquestales de gran belleza. Clausurando el festival, la Orquesta Filarmónica de la Radio Holandesa dirigida por Reinbert De Leeuw propuso un programa de una negrura petrificante, con dos obras fúnebres de Nono, Epitafio per Federico Garcia Lorca n° 2 (1952), cuya sombría profundidad quedó iluminada por las cálidas sonoridades de la flautista Barbara Deleu, y el abisal A Carlo Scarpa, archittetto, ai suoi infiniti possibili (1984), envolviendo a La lugubre gondola/Das Eismeer (19901992) donde Wolfgang Rihm se sitúa abiertamente en la línea de la segunda pieza de Nono, aunque menos potente. Tras un Lontano de Ligeti particularmente denso, con Chronochromie de Messiaen el festival concluía con una nota de esperanza. Bruno Serrou ACTUALIDAD FRANCIA Nuevo centro operístico EL VIERNES SANTO DE MARÍA MAGDALENA NANTES Angers Nantes Opéra, Théâtre Graslin. 6-X-2004. Giraud, Le vase de parfums. Sandrine Sutter, Jean-Paul Bonnevalle, Sébastien Lagrave, Mary Saint-Palais, Stephan Imboden. Ensemble Orchestral Contemporain. Director musical: Daniel Kawka. Director de escena e iluminación: Olivier Py. Decorados y vestuario: Pierre-André Weitz. La nueva entidad Angers Nantes Opéra ha visto oficialmente la luz con un estreno mundial; a Suzanne Giraud (nacida en 1958), autora de una cincuentena de obras, ha correspondido el honor de esta inauguración. Compositora libre e independiente, ha mantenido provechosos contactos con compositores como Claude Ballif, Giacinto Scelsi, Franco Donatoni, Brian Ferneyhough, Hugues Dufourt y Tristan Murail. Tras el inacabado Œdipe, Le vase de parfums constituye su segunda ópera. Escrita para cinco cantantes y veinte instrumentistas conforme al Mesías de Haendel, esta obra —en doce escenas, precedidas de un prólogo y seguidas de un epílogo en referencia a las catorce estaciones de la Pasión— cuenta, más allá del hecho histórico, la noche del Viernes Santo a través de la mirada de María de Magdala, protagonista aquí en su calidad de “mujer libre”. La partitura, de escritura concisa, remite a los colores y atmósferas del Renacimiento, al tiempo que la prosodia vocal se sitúa en la descendencia de Monteverdi y el recitativo cantando. Otra particularidad deseada por la compositora es que los músicos no se dispongan en el foso de la orquesta sino sobre el escenario. En el prólogo, sólo algunos instrumentos aparecen a la vista. Hombre de teatro de de actores es sobresaliente; el espectador queda sobrecogido por la veracidad de la conmovedora interpretación de la mezzo Sandrine Sutter en el personaje de María Magdalena y por la de la soprano Mary Saint-Palais como brillante moribunda; el contratenor Jean-Paul Bonnevalle impone su suntuoso legato en el papel de Ángel. Daniel Kawka dirige con fervor un Ensemble Orchestral Contemporain integrado por músicos de primer plano que, actores del drama, no se contentan con tocar sus instrumentos; también se les confía una parte del texto que cantan y tararean. los más dotados de su generación y firmante de un libreto un poco recargado para una ópera de noventa minutos —sobre todo cuando la música subraya el menor matiz—, el director de escena Olivier Py (nacido en 1965) ha dado libre curso a sus “obsesiones plásticas” (la lámpara de los oratorios, una cama metálica, una cruz blanca pintada en un muro). Su puesta en escena, respetuosa con su propio texto, no ha tenido la audacia habitual. Conforme al deseo de la compositora de sacar la orquesta del foso, sitúa a ésta en último plano sobre las gradas del sombrío y monumental decorado. Como podía esperarse de Py, la dirección Bruno Serrou Van Dam en el papel protagonista FRANCISCO DE ASÍS ASCÉTICO PARÍS En esta nueva producción de Stanislas Nordey, con los decorados geométricos de Emmanuel Clolus y los banales figurines de Raoul Fernandez, estamos lejos de la rutilancia de Sellars en 1992. Si no fuera por la irrupción de dos colores de vidriera, el rojo y el verde que aparecen puntualmente en el segundo acto para reunirse al fin en el cuadro inicial del acto final, se trataría de un Messiaen en blanco y negro. Los dos colores se funden por último en un naranja que aparece a la muerte del santo. La apuesta del ascetismo domina a lo largo de estos doscientos setenta minutos de un espectáculo que no resulta así de una alegría desmesurada, lo que se François Fogel Opéra Bastille. 9-X-2004. Messiaen, San Francisco de Asís. Christine Schäfer, José van Dam, Guillaume Antoine, David Bizic, Roland Bracht, Christophe Homberger, Chris Merritt, Brett Polegato, Charles Workman. Coros y Orquesta de la Ópera Nacional de París. Director musical: Sylvain Cambreling. Director de escena: Stanislas Nordey. Christine Schäfer y José van Dam en San Francisco de Asís de Messiaen contradice con una música opulenta, coloreada por el piar de flautines y marimbas, los gorjeos de la armonía y la rítmica inflexible. Además, la acústica de la sala juega alguna mala pasada a la espacialización de instrumentos como las ondas Martenot, de por sí poco controlables. Sylvain Cambreling está en su terreno en esta pajarería mística, asegurando la unidad entre la prosodia debussysta de los cantantes solistas, la masa berliozana de los coros y el abigarramiento de la orquesta. El inmenso fresco que configura la partitura de Messiaen queda dominado por la interioridad y la voz milagrosamente intacta de José van Dam que, en veintiún años, ha profundizado aún su interpretación del papel protagonista que él mismo estrenara. El conjunto del reparto aparece magnetizado por este timbre único, en particular el Ángel de Christine Schäffer cuyo timbre aéreo ofrece una idea del paraíso. Sólo la gastada voz de Chris Merritt en el rol del Leproso suscita reservas. B.S. 51 ACTUALIDAD FRANCIA Festival Octubre en Normandía LOS SORTILEGIOS DEL LUTHIER DE VENECIA RUÁN Théâtre des Arts. 7-X-2004. Dazzi, Le Luthier de Venise. Catherine Dubosc, Robert Expert, Ronan Nedelec, Christine Buffle. Anssi Karttunen, violonchelo. Joven Coro de París. Orquesta de la Ópera de Ruán. Director musical: Alain Antinoglu. Director de escena, dramaturgia y decorados: Giorgio Barberio Corsetti. Vestuario: Bettina Walter. Iluminación: Pier Giorgio Foti. La cuarta ópera de Gualtiero Dazzi (n. 1960) es un cuento musical para todos los públicos. Estrenada en la Ópera de Ruán en el cuadro del Festival Octubre en Normandía en coproducción con el Teatro del Châtelet donde fue representada diez días más tarde, El luthier de Venecia deja libre curso al cuento de hadas, con referencia a El niño y los sortilegios de Ravel. El deseo del compositor de crear una obra cálida y mágica, alegre y fácil de cantar aunque exigente tanto desde el punto de vista musical como teatral queda plenamente conseguido. Cuatro personajes, la Mendiga, Pierrot, el Gato y el Luthier, veinticinco instrumentistas y la voz de un violonchelo inmersos en un universo poético que la música de Dazzi realza y la direc- Escena de El luthier de Venecia de Gualtiero Dazzi ción escénica de Giorgio Barberio Corsetti iluminan con su entusiasmo colorista y festivo. La acción se desarrolla en Venecia, donde un luthier divide su pasión entre sus violines, un gato y un árbol. Cuando este último “rinde su alma”, el luthier la traspasa a un violonchelo encantado tallado con la venerable madera de aquél. La partitura homenajea a la canción veneciana, que superpone a la napolitana; el tránsito de una a otra atmósfera domina, con sus contrastes, el conjunto de las trece escenas de la ópera. La parte coral de esta primera producción de El luthier de Venecia ha sido confiada al Joven Coro de París, centro de formación para jóvenes cantantes creado en 1995 por Laurence Equilbey que, en su primera prestación escénica, se mostró particularmente concentrado y dichoso de participar en este emocionante carnaval al lado de un reparto de primer orden, en el que sobresale el vivaracho Pierrot de Catherine Dubosc, mientras Ronan Nedelec plantea un luthier tierno y jovial. Pero el “héroe” de este espectáculo es el violonchelista Anssi Karttunen. La puesta en escena y la escenografía de Giorgio Barberio Corsetti se adecúan a la perfección con el propósito del compositor, por su simplicidad y su sentido plástico. Bruno Serrou Presentación de Cambreling en el Bastille PELLÉAS Y MÉLISANDE EN CINEMASCOPE Opéra-Bastille. 13-IX-2004. Debussy, Pelléas et Mélisande. Simon Keenlyside, Mireille Delunsch, José van Dam, Ferruccio Furlanetto, Dagmar Peckova, Sébastien Ponsford, Frédéric Caton, David Bizic. Coro y Orquesta del Teatro Nacional de la Ópera de París. Director musical: Sylvain Cambreling. Director de escena, decorados e iluminación: Robert Wilson. PARÍS Estrenada en 1997 en el Palais Garnier en coproducción con el Festival de Salzburgo, la producción de Robert Wilson de Pelléas et Mélisande da la oportunidad al anterior director de la célebre representación salzburguesa, en su nueva reposición, de inscribir esta obra emblemática de la ópera francesa en el repertorio de la Opéra Bastille. Podía temerse legítimamente que el paso de una escena a la otra fuera nefasto para esta “micromúsica” —expresión querida del filósofo musicólogo Vladimir Jankélévitch— que se sitúa en la encrucijada del verbo y del silencio, para 52 aprehender el misterio del alma y el encanto del estado amoroso. Nada de esto ha ocurrido, como fue el caso cuando el traslado en 1977 de la misma obra desde la Salle Favart, donde se estrenó el 30 de abril de 1902, al Palais Garnier. La interpretación de una obra considerada difícil y poco popular en la gran sala de la Bastilla es fruto de la primera apuesta del nuevo director de la Ópera de París. Apuesta ganada a juzgar por la sorprendente adaptabilidad de la producción de Robert Wilson que, para la ocasión, ha retomado su propia y estilizada esceno- grafía, lo que le ha permitido sin duda resolver con éxito el paso de unas escenas a otras. El sentido plástico del pintor-fotógrafo-director de escena-escenógrafo americano, para el que el escenario hace las veces de lienzo en el que fija a sus personajes en posturas hieráticas, es trascendido por la anchura del escenario de la Bastilla, que produce un efecto de cinemascope estrechando la profundidad de campo. Pero el triunfo no es sólo palpable desde el punto de vista dramático y visual; también lo es en el plano musical. Sylvain Cambreling, que hace aquí su primera apari- ción en el foso de la Bastilla, se sumerge en los abismos de los misterios del alma humana. Del reparto de 1997 sólo queda José van Dam, Golaud doliente, cuya ya evidente fragilidad vocal acentúa la intensidad de su expresión. Ferruccio Furlanetto encarna un Arkel noble y sólido. Simon Keenlyside es un Pelléas con clase, de voz muy timbrada, al que Mireille Delunsch da una réplica cándida y espontánea, en una interpretación de Mélisande singularmente atractiva. B.S. ACTUALIDAD FRANCIA Contradicciones entre escena y música EL EMPERADOR JACKSON París. Théâtre des Champs-Elysées. 13-X-2004. Monteverdi, L’incoronazione di Poppea. Patrizia Ciofi, Anne Sofie von Otter, Anna Caterina Antonacci, Amel Brahim-Djellol, Lawrence Zazzo, Tom Allen, Dominique Visse, Antonio Abete, Mariana Ortiz-Francés, Carla di Censo. Concerto Vocale. Director musical: René Jacobs. Director de escena: David McVicar. Decorados: Robert Jones. Vestuario: Jenny Tiramani. Coreografía: Andrew George. É mulo de Peter Sellars, el director de escena escocés David McVicar revisita sistemáticamente las obras barrocas que tienen por marco la Antigüedad como si se tratara de un estreno contemporáneo con rap incluido. Así, tras Haendel y sus Agrippina en 2000 y Semele en febrero último en este mismo Teatro de los Campos Elíseos, le ha llegado a Popea la hora de ponerse al día. Bribón egocéntrico y colérico, Nerón aparece con el atuendo y las greñas de Michael Jackson; Séneca participa en un “reality show” televisivo; Amor, evidentemente ciego, se ve dotado de los mismos atributos (traje, bastón, fular) que en la Semele de la pasada temporada; las escenas subidas de tono se revelan insípidas, y las “damas” travestidas comienzan a cansar por consabidas en este tipo de producción. Los dislocados hip-hop son grotescos, y no se comprende qué es lo que buscan los directores de escena adaptando de esta manera las obras clásicas; quizá se imaginen que así se renueva el público de los teatros líricos… Por el contrario, en el foso nos encontramos con la búsqueda de la autenticidad más fructífera. René Jacobs, que conoce perfectamente el universo de Monteverdi al frecuentarlo desde hace muchos años, renueva su aproximación no sólo en las opciones de instrumentación y elección de fragmentos según los distintos orígenes de los manuscritos (parece, por la musicología, que se trata de una partitura nacida de Monteverdi y su “taller”), sino también por la fecunda inventiva y el calor absolutamente mediterráneo que emanan de su dirección. La sorpresa surge en cada recodo de la partitura, al extremo de lamentar que la obra termine: en fin, la dicha musical en estado puro. Tanto más cuanto que la orquesta Concerto Vocale y el reparto al completo son suntuosos; al servicio, es cierto, de una música de sublime belleza que ilustra el libreto más completo que se haya escrito para la ópera, a la vez novela policíaca y erótica, peplum hollywoodiense, drama político, espectáculo de commedia dell’arte, etc. Gian Francesco Busenello, inspirándose en Tácito, resultó incluso más inventivo que Shakespeare… Anna Caterina Antonacci, de voz carnosa y luminoso timbre, realiza un soberbio Nerón “negro”, granuja tiránico y enamorado fogoso (la cantante italiana será pronto Popea en la Ópera Garnier), Patrizia Ciofi es una Popea felina tan espontánea como calculadora, Anne Sofie von Otter una Octavia algo distante pero vocalmente en forma, Antonio Abete plantea un Séneca más inquieto y frágil que noble y altanero, Lawrence Zazzo otorga al personaje de Otón una dimensión legítimamente viril. Acostumbrado al papel, Dominique Visse rinde al máximo como Nodriza, mientras que Carla di Censo propone una conmovedora Drusila; también hay que aclamar la interpretación de Amel Brahim-Djelloul, que baila el hip-hop tan bien como canta… B.S. 53 ACTUALIDAD GRAN BRETAÑA Apasionado Werther de Marcelo Álvarez UNA TRAGEDIA ROMÁNTICA El Covent Garden inauguró su nueva temporada a lo grande con Werther, la tragedia romántica de Massenet de 1892. La elección del cineasta francés de culto Benoît Jacquot como director de escena prometía dar como resultado una mezcla de forma inteligente de los dos grandes extremos galos, la superficialidad y la seriedad. Los muy esmerados decorados germano-daneses de Charles Edwards y el vestuario de Christian Gasc sitúan la ópera en el siglo XVIII. El primer acto, dominado por un muro cubierto por la hiedra, empezó de forma indecisa, ya que el tenor argentino Marcelo Álvarez que cantó Werther tardó en entrar en el papel. Su sombra, debido a la iluminación ambiental de Edwards, llegaba antes que su cuerpo, pero su voz real- Catherine Ashmore LONDRES Royal Opera House Covent Garden. 20-XI-2004. Massenet, Werther. Marcelo Álvarez, Ruxandra Donose, Sally Matthews, Ludovic Tézier. Director musical: Antonio Pappano. Director de escena: Benoît Jacquot. Ruxandra Donose y Marcelo Álvarez en Werther de Massenet mente no alcanzó este cuerpo hasta el segundo acto. La exteriorización de sus emociones, más que un coup de foudre, se reducía a retorcerse las manos y dar pasos tambaleantes hacia atrás como un boxeador de peso pesado después de recibir un fuerte puñetazo en la nariz. Pero en los grandes momentos desencadenó su enorme fuerza vocal consi- guiendo unos difíciles agudos y una ardiente pasión. El sonido no es sutil pero tampoco, para muchos de nosotros, lo es la ópera, a pesar de los poderes persuasivos de Antonio Pappano, el director musical de la Royal Opera House, que ama esta música y muestra su devoción por ella en cada compás. La Charlotte de Ruxandra Donose fue digna e intensa pero de suave tono, y Sally Matthews se mostró radiantemente conmovedora en su papel de la impetuosa Sophie. El barítono francés Ludovic Tézier (Albert) mostró una imponente elegancia y su perfecta y audible dicción más bien resaltó los defectos que exhibieron en este capítulo los otros cantantes. Pappano obtuvo una armoniosa interpretación de la orquesta, sobre todo en los pasajes para instrumentos solistas. La escenificación de Benoît, aunque fue muy elegante, no se centró, ni logró captar la crucial intimidad entre los protagonistas, hasta el principio del potente tercer acto. El final invernal también funcionó bien y el público prorrumpió en ovaciones, pero no fue lo mejor del Covent Garden. Fiona Maddocks Deslucido Berlioz ENEAS Y PETER PAN Londres. English National Opera. 24-IX-2004. Berlioz, Los troyanos. John Daszak, Sarah Connolly, Mark Padmore, Susan Bickely. Director musical: Paul Daniel. Director de escena: Richard Jones. P 54 odía haber estado unos diez minutos en el vestíbulo del Coliseum antes de que se levantara el telón para inaugurar la nueva temporada de la English National Opera o en las llanuras de una ventosa Troya, para el caso daba igual. Estaba casi vacío. Ningún bullicio, ninguna emoción. Parecía inconcebible que una escenificación de cinco horas y media de Los troyanos de Berlioz, un raro acontecimiento en cualquier teatro de ópera, no llenara más butacas. Pero los tiempos son sombríos en la ENO. Cuando se estrenaron las dos partes separadas de la produc- ción de Richard Jones, la crítica dijo un poco de todo. Para unir dos escenógrafos estilísticamente diferentes, Stewart Laing y John Macfarlane, en una sola producción parecía arriesgado, incluso teniendo en cuenta el hecho de que la primera parte ocurre en Troya y la segunda en Cartago. Pero ese es un problema menor. Llevar Troya a los EEUU en la década de los sesenta, con ecos del 11 de septiembre, quizá haya sido llevar las cosas demasiado lejos. Hay cowboys e indios con cabezas propias de dibujos animados, bancos de asientos de plástico de color lima verde, ropa de marca de un supermercado hasta para el héroe, Eneas (John Daszak), el momento hitchockiano en el cual el fantasma ensangrentado de Héctor da vueltas en su enorme sillón, puede dar la impresión de que se han pasado. En la segunda, las sexualmente confusas bailarinas (¿qué estaban haciendo?), los amantes flotando en el cielo nocturno como Peter Pan y Wendy, el fragmento fílmico de los delfines danzando, sigue el texto de Virgilio pero aparentemente aquí fuera de contexto, fue demasiado para los que salían furtivamente en varios y peligrosos intervalos. Esto dicho, Richard Jones es siempre un produc- tor serio. Si la interpretación hubiera sido expresiva, más nítida, mejor actuada y cantada, sin duda la acción hubiera encontrado su sitio. Pocos cantantes parecían contentos. Daszak luchaba como Eneas, la cálida y elegante Dido de Sarah Connolly fue una digna excepción. El Hylas de Mark Padmore fue una breve satisfacción y la Casandra de Susan Bickely tuvo autoridad. La orquesta, dirigida por Paul Daniel, sonó descolorida. El coro cantó con energía. En el último acto, la extraordinaria partitura de Berlioz ganó ese triste conflicto. F.M. ACTUALIDAD MADRID ITALIA Temporada florentina de otoño ESPERANDO A BORIS FLORENCIA El Teatro Comunale de Florencia ha inaugurado su temporada de otoño con una nueva producción —en colaboración con la Ópera de París— de Khovanschina de Musorgski. La elección de este título no ha sido fruto del azar, ya que constituye una suerte de introducción a Boris Godunov, que será escenificado en el próximo Mayo Musical. Es decir, que otra vez se opta en Florencia por una temporada de otoño que tenga conexiones orgánicas con lo que vendrá. No es necesario decir que esta Khovanschina se ha mantenido a los niveles altísimos a los que el Mayo tiene acostumbrado a su público. James Conlon conoce muy bien este repertorio, que ama apasionadamente, la suya resultó una lectura ejemplar por claridad estructural (el director americano ha escogido la versión orquestal de Shostakovich, apartándose sólo en el final del acto V —acabado por el autor sólo en lo referente al texto—, decidiendo ponerle música retomando la melodía del coro de los Viejos Creyentes del acto tercero) y por finura tímbrica, resaltando también las durezas armónicas que Rimski-Korsakov buscó ocultar en su orquestación y que sin embargo constituyen la esencia auténticamente original del pensamiento de Musorgski. Como de costumbre, la Orquesta y el Coro del Mayo Musical —seriamente empeñados— respondieron de manera excelente, sólo en el primer acto el coro estuvo algo difuminado, compensándolo ampliamente en el suntuoso final. Igualmente bueno el reparto, quizás sin puntas de excelencia absoluta, pero de notable nivel medio: Vladimir Ognovenko interpretó un convincente Ivan Kho- Gianluca Moggi Teatro Comunale. 24-IX-2004. Musorgski, Khovanschina. Vladimir Ognovenko, Roberto Scandiuzzi, Elena Zaremba, Clifton Forbis. Director musical: James Conlon. Director de escena: Andrei Serban. Escenografía y vestuario: Richard Hudson. 56 Khovanschina en el Teatro Comunale de Florencia vanski, y Roberto Scandiuzzi un estentóreo Dosifei. Magnífica asimismo la Marfa de Elena Zaremba, personaje cuyo corazón resulta dividido entre la adhesión espiritual a los Viejos Creyentes y el amor, nunca calmado, por el príncipe Andrei. Dignos Clifton Forbis (Andrei), Robert Brubaker (Golicin) y Valeri Alexeev (Sakloviti). Andrei Serban, aun renunciando a un espectáculo de corte moderno, decidió un tratamiento escénico esencial, que posee una elegancia innata. De modo que pocos y bien escogidos objetos escénicos para des- CICLO DE CLASES MAGISTRALES - PIANO NELSON GOERNER, ALAN WEISS, KARIN MERLE, ELSA PÚPPULO BARCELONA 93 408 00 40 centroestudiospianisticos.com cribir los diversos ambientes (la plaza del Cremlin, el bosque de los Viejos Creyentes) en una puesta que privilegiaba la expresión de los estados de ánimo de los personajes a través de una recitación muy cuidada. Particularmente lograda la última escena, la de la pira de los Viejos Creyentes, durante la cual los protagonistas se despojan de las vestimentas terrenales, de manera inquietante, para inmolarse, en nombre de su fe inquebrantable; el bosque estaba representado por sencillas tules, cuyas cintas grises individualizaban muy bien los clásicos abedules, en una atmósfera brumosa. Cierto que algunos lazos con la actualidad podrían resultar de impacto más fuerte, aunque debe reconocerse que Serban ha mantenido siempre una línea estética digna y nunca redundante. Carmelo Di Gennaro ACTUALIDAD SUIZA Una atípica versión de la opereta straussiana LOS MURCIÉLAGOS MUERDEN BASILEA Theater. 3-X-2004. J. Strauss, Die Fledermaus. Ursula Füri-Bernhard, Thomas J. Mayer, Catherine Swanson, Rita Ahonen, Claude Pia. Director musical: Wolfgang Bozic. Directora de escena: Barbara Frey. Decorados: Bettina Meyer. Realmente, la joven directora de escena Barbara Frey ha seguido el argumento de El murciélago de Johann Strauss con bastante exactitud. Excepto, por supuesto, el hecho de trasladar la acción al presente e introducir aquí y allá elementos superfluos: durante la obertura vemos una película con los tres personajes principales en el zoo de Basilea, donde los comportamientos animales y humanos se parecen de modo sorprendente; lo que nos aparta claramente de la música (y apenas nos deja apreciar que Wolfgang Bozic dirige de manera bastante tosca, aunque a lo largo de la representación mejorara); al final, Eisenstein apuñala a su rival amoroso Alfred, quizá para resaltar más claramente el contraste con la general alegría del final. Se trata del primer trabajo en el campo musical de la directora Barbara Frey, que procede del teatro dramático. Una cosa, sin duda, no se le puede reprochar, y es que abandone la trasnochada parafernalia de la opereta. Esto comienza ya en los decorados de Bettina Meyer: los actos I y III son prácticamente idénticos —la cocina de la familia Eisenstein se convertirá en la prisión de sólo en lo vocal sino también en lo coreográfico — todo es una danza sobre el volcán— e incluso gimnástico. En general, predomina la entrega corporal a las dotes canoras. El principal acento vocal lo pusieron las damas —las como siempre irresistibles Catherine Swanson como Adele y sobre todo Ursula Füri— Bernhard como Rosalinde, que volcó su temperamento húngaro en un inequívoco dialecto bernés y delineó soberanamente a la esposa engañada, pero en ningún modo indefensa. Frosch. Todo vuelve a empezar desde el principio. Y la fiesta del acto II en casa del aburrido snob ruso Orlofsky —aquí director de una fábrica de confetis en Basilea— tiene lugar en sus vacíos almacenes. Naturalmente, aquí no asistimos a ninguna fiesta de la alta sociedad, sino que el coro se compone de los trabajadores de la propia fábrica, ¡que bailan en un picante contraste con los embriagadores ritmos de vals! Todo el que viene del teatro hablado exige de sus actores un movimiento desinhibido, con lo que a la compañía no se le exige Mario Gerteis Los problemas del joven Verdi UN PASTOR CASI TAN FURIOSO COMO OTELLO ¿Es por el mediocre libreto, por lo que la decimoquinta ópera de Giuseppe Verdi, Stiffelio, aparece tan rara vez en el escenario (en la fallida adaptación, Aroldo, la encontramos todavía menos), con la historia de un pastor de una secta protestante, que es engañado por su mujer y a la que finalmente perdona? ¿o reside en una música que el compositor escribió de una manera relativamente rápida? En cualquier caso, es la última obra escénica de Verdi en el umbral hacia su madurez, y fue terminada poco antes que la trilogía popular. La producción de la Ópera de Zúrich, con todos sus indiscutibles méritos, no puede disipar esas dudas, ni las dramáticas ni las musicales. La puesta en escena de Cesare Lievi se limita a una rígida colocación de los personajes, sin un concepto Suzanne Schwiertz ZÚRICH Opernhaus. 26-IX-2004. Verdi, Stiffelio. José Cura, Leo Nucci, Emily Magee, Reinaldo Macías. Director musical: Stefano Ranzani. Director de escena: Cesare Lievi. Decorados: Csaba Antal. José Cura en Stiffelio de Verdi en la Ópera de Zúrich superior ni especiales hallazgos, aunque el decorado de Csaba Antal podría crear ambiente: el inacabado esqueleto de una iglesia, que indica que el fanático predicador Stiffelio fracasa en la realidad humana. Como Verdi utiliza el momento religioso sólo como un andamiaje, el montaje tendría que desarrollar el conflicto interno: la tragedia privada de un fanático idea- lista. Nada de ello ocurre, todo se queda en la superficie, insiste en el tópico, al igual que la dirección musical de Stefano Ranzani, quien al frente de la Orquesta de la Ópera (cuyas maderas oscilaron peligrosamente en sus solos) demostró tener poca confianza en el conjunto. Sin embargo, hubo algunas alegrías musicales gracias al excelente conjunto de cantantes, al menos en el acto III (indiscutiblemente lo mejor de la partitura, donde Verdi se acuerda de sus dotes para el dibujo psicológico mediante un diseño melódico muy personal). Del terceto protagonista, realmente sólo el veterano Leo Nucci es una auténtica voce verdiana, que sabe caracterizar un personaje a través de la voz, aunque Emily Magee logró también expresar su mundo de sentimientos mediante el canto. Curiosamente, el papel titular no tiene ningún aria. José Cura optó por interpretarlo casi excesivamente como un prólogo a Otello, con un timbre nasal que amenaza continuamente con explotar. Pero incluso esta imponente exhibición de fuerza encontró hacia el final tonos más delicados, más íntimos —y entonces resultó más creíble, volviéndose más humano. M.G. 57 ENTREVISTA MONTSERRAT FIGUERAS Y JORDI SAVALL MONTSERRAT FIGUERAS Y JORDI SAVALL, TREINTA AÑOS DE HESPÈRION XXI A lo largo de sus treinta años de andadura Hespèrion XX-XXI ha ido haciendo de la música su vida, de su vida la música. Esto suena a generalidad y vaguedad pero no lo es tanto, no lo es en absoluto, a partir de la creación, vitalidad y forma de vivir de sus dos ¿fundadores?, Montserrat Figueras y Jordi Savall. Quizá esto se pueda sintetizar en un par de principios únicos: búsqueda y vivencia. En estos momentos están en la fase final de un proyecto Escénico-musical encargado por la Sociedad Estatal de las Grandes Conmemoraciones Culturales y la Universidad de Cónsules que presentaron en Burgos los días 11 y 13 de noviembre. El espectáculo titulado Triunfos y lágrimas intenta acercar, de alguna manera, al público las luces y sombras del tiempo de Isabel I de Castilla desde diferentes perspectivas. Primero la historia y las crónicas del tiempo, después la lírica unida a la música y, finalmente, el teatro, la danza y la dramaturgia, unidos todos ellos en un espectáculo moderno, pero que ilustra y recrea el nacimiento del teatro musical hispánico entre 1450 y 1500. Para ello han realizado un importante trabajo de investigación documental y musical. ¿Estos documentos, papeles y músicas forman parte de su propia búsqueda? Foto: © Heikki Tuuli – Helsinki JORDI SAVALL.— Sí, claro, pero una búsqueda que se basa a su vez en los principales trabajos de investigación, histórica, musical y literaria ya existentes, realizados por grandes especialistas. No olvidemos que estamos en una de nuestras épocas antiguas más fascinantes y documentada, llena de acontecimientos extraordinarios, tanto históricos como culturales, que se cristalizan en los albores de lo que más tarde denominaremos el Renacimiento y los Siglos de Oro. Al final de un largo período de gestación, el proyecto toma forma a finales de 2003, después durante largos meses de trabajo tuve mi mesa de trabajo desbordada, documentos, crónicas, libros, música… que me inspiran y me 58 confirman en la posibilidad de realizar un gran fresco históricomusical ilustrado por los más representativos poetas, músicos y cronistas del tiempo. Textos poéticos y escénicos de Juan de Mena, Gómez Manrique, Jorge Manrique y anónimos, músicas y poemas Juan del Encina y de los Cancioneros de la Colombina y Palacio, Crónicas históricas sobre la muerte de Enrique IV, la expulsión de los judíos, la Reconquista, el descubrimiento del Nuevo Mundo y el testamento de la misma reina Isabel defendiendo los derechos de los Indios, constituyen la base final del espectáculo Triunfos y lágrimas. ¿Cuál es el elemento unificador y cómo presentan una tal cantidad y variedad de temas? J. S.— Articulado en siete breves escenas, el espectáculo se ENTREVISTA MONTSERRAT FIGUERAS Y JORDI SAVALL desarrolla como una gran retablo viviente, en el cual la muerte y el amor, las sombras y las luces, los triunfos y las lágrimas, forman el ritmo esencial de una memoria histórica, que nos puede volver a emocionar, gracias al poder expresivo de la declamación y del canto, de la música y del teatro. La dramaturgia es de Manuel Forcano, uno de los jóvenes poetas del grupo de “los Imparables” y especialista en las lenguas árabe y hebrea. La dirección de escena es de Davide Livermore y su equipo de Turín, el cual ha captado perfectamente la idea del espectáculo. Hay también teatro de sombras y trabajamos con proyección de imágenes: por ejemplo, cuando se lee el decreto de expulsión, el manuscrito original aparece en una pantalla. Me parecía muy importante unir la historia al teatro. De alguna manera la historia es teatro. En nuestro teatro la voz de la historia, a través de las crónicas, es la voz de Nuria Espert. ¿Son las Crónicas suficientemente elocuentes para un espectáculo teatral de hoy? J. S.— Absolutamente, si sabemos escoger en ellas los momentos adecuados. Los textos sobre la expulsión de los judíos son de una crueldad sobrecogedora, son la memoria de unas sombras y sufrimientos reales, que contrastan con los momentos de luz y esperanza, representados por la evocación del poder del amor, la celebración del nacimiento de Jesús, y al final del espectáculo con el descubrimiento del Nuevo Mundo y la declaración de la reina sobre los derechos de los indios. El texto sobre el descubrimiento de América, a través de una carta de Colón a la Reina. Es extraordinariamente evocador, ya que describe las primeras señales anunciando la proximidad de la tierra: es de noche y cerca del barco aparecen flotando ramas y pedazos de caña. Un marinero cree vislumbrar una luz en la lejanía: él no está seguro y va a avisar al capitán. Dice: Era como una luz chica de candela de cera que subíase y bajábase cada vez más cerca. A dos horas después de medianoche, la tierra apareció distante sólo de dos leguas”. Terminamos con la lectura de un fragmento del testamento de Isabel que dice que hay que tratar a los indios con todo el respeto. Creo que es la primera vez que se escribe un texto así que, de alguna manera, es la primera declaración de los derechos humanos. ¿Este montaje es obra de Hespèrion? J. S.— De Hespèrion y de la Capella Reial de Catalunya es todo el montaje musical. Creo que es la primera vez que hemos encontrado una mezcla de temas y caracteres que pone en evidencia la historia viviente de esta época. La historia misma tiene tanta fuerza… ¡Y es tan desconocida! Siempre nos movemos en torno a unos arquetipos. La historia siempre se nos presenta pintada de una forma esquematizada y, así, perdemos todos los matices. Si pensamos en la reina Isabel, nos queda sólo esa imagen tan negra de la creadora de la Inquisición, de las persecuciones y expulsiones, pero cuando analizas en profundidad su vida, es casi una Juana de Arco española. Es una mujer de una fuerza de carácter, de una moral y de una capacidad de decisión política excepcionales. Sí, la verdad es que el estudio de estos personajes históricos, el análisis de su época, los vuelve de pronto humanos. J. S.— Sí. Por supuesto. Evidentemente esa “historia negra” se alimenta de lo que significó la Inquisición que fue, sin ninguna duda, la gran desgracia de España. Instauró un régimen de terror demencial: cualquier persona podía ser acusada de no se sabe qué cosa y no saber siquiera quién le acusaba. Sí, pero habría que ver hasta qué punto, o dónde estaba el límite, por el que la Inquisición fue terrible no sólo porque fuera una “idea” mala, sino por la terrible manipulación de esa idea: intereses políticos, económicos. En realidad, era un poder paralelo. J. S.— Además fue la consecuencia de la lucha por la estabilidad en unos tiempos de profundas transformaciones y odios ancestrales, en una España marcada por las diferencias y conflictos multiculturales. Pero sobre todo un poder y una sociedad que no puede aceptar la diferencia de las culturas judías y araboandaluza, ya que en el fondo no las conoce, ni las respeta, ya que tiene la convicción de poseer la verdad absoluta de su propia fe. Es un tema que se repite actualmente. Creo que la solución a estos problemas fundamentales pasa, en parte, por nuestra capacidad de mantener nuestra memoria viva. Porque una de las miserias que tenemos histórica y políticamente es que la memoria es muy corta. Tenemos el ejemplo de lo que pasó entre la primera y la segunda guerra mundial. En tan corto periodo de tiempo se llegó al mismo terrible desenlace a partir del mismo problema. No deja de ser ahora el mismo problema de lo que está pasando en Chechenia, o Bosnia. La invasión de los nazis de Checoslovaquia es semejante a la actual de los rusos en Chechenia. Y Europa se sigue tapando los ojos. ¿Por qué siempre se comenten los mismos errores? Justamente son estos aspectos los que me llevan primero a reconocer y luego a afirmar que la música no se puede disociar de la vida. Se acabaron las torres de marfil. Tenemos que ser conscientes de que a través de la música también recuperamos la memoria de una época. No sólo recuperamos la memoria de la música cortesana o culta, sino la de todas esas, digamos, realidades paralelas: los excluidos, los expulsados… No podemos sólo beneficiarnos de la música que nos da placer. Para mí ésta es una cuestión fundamental. Hay que ser conscientes de que el don de hacer música tiene que ir más allá del mero salón de conciertos. Tenemos una responsabilidad que debe ser asumida: la que representa el privilegio de poder expresarse a partir de la música y darle el sentido justo, ya que la música en sí misma no es ni buena ni mala. Pero cumple una función en cada momento. J. S.— Puede ser revulsiva, espiritual… Desde esta perspectiva la música puede también deshumanizarnos cuando nos aísla del mundo. La gran tragedia de la Europa nazi era que el arte, y más concretamente la música, era una de las armas más fuertes del régimen, su estandarte. Para mí, esto conlleva el despojar a la música de su trascendencia, de su profundidad. Gieseking realizaba, creo que en 1944, un recital en la sala de conciertos de Múnich, con un repertorio magnífico, Schubert, Schumann… Durante el concierto pasó una caravana de detenidos judíos camino de los campos de exterminio. Los llantos, los gritos y lamentos de éstos no lograron suspender ni parar el concierto. Esto es el extremo del que hablaba como deshumanización del arte. Como decía George Steiner la música o el arte pueden estar tan sublimizados que, a veces, las tragedias cotidianas parecen banales. Pero de alguna manera es la contradicción del mundo del concierto. Para tocar necesitas unas condiciones “ambientales” alrededor que no dejan de ser teóricas o irreales. Realmente, para los que hacen música “histórica” podría ser sugerente pensar en las pésimas condiciones que en la época se tenían al hacer música: órganos portátiles, movimientos constantes de los músicos, ubicaciones extrañas… Las funciones originales de la música son, en mi opinión, irrecuperables. Eso no quiere decir que abandonemos la lucha o la investigación… pero habría que admitir la “recreación”. J. S.— Es cierto pero fíjese, uno de los conciertos más bonitos que he hecho en los últimos tiempos fue en Jaroslaw, un monasterio en el centro de Polonia. Toda la iluminación fue con velas. Fue maravilloso. Fue un ejemplo de la creación de una atmósfera, de una comunicación perfecta. Hay que hacer esfuerzos por crear ambientes que favorezcan la comunicación entre el músico y el oyente, que arropen nuestro trabajo. Las razones que se suelen dar, normalmente, son de seguridad y yo creo que no es cierto. Se han quemado más teatros a causa de la electricidad de los que pudieron ocurrir cuando se iluminaba con velas. Ahora estamos trabajando en la ópera Alcyone de Marin Marais para el que me interesaba recuperar la luz natural, pero las normas de seguridad lo hacen inviable. ¿Se refiere a maquinarias de época, históricas? J. S.— Sí, pero sobre todo en lo que se refiere a iluminación. El teatro de Burdeos, el único que todavía no se ha incendiado en Francia, nos plantea enormes “problemas” por razones de segu- 59 ENTREVISTA MONTSERRAT FIGUERAS Y JORDI SAVALL ridad. Y eso que los utensilios son perfectamente seguros. Las velas estarían encerradas en unos faroles de vidrio y espejo. Yo creo que es miedo a no respetar las normas, pero hay que asumir que inevitablemente eso conlleva no poder acercarnos a las situaciones y ambientes como se veían estos espectáculos en su momento de creación. ¡Qué triste! Se genera la impotencia de no poder acercarse a las obras de arte y de disfrutarlas tal y como son. En esta sociedad nuestra todo es excesivo: la luz, el sonido… Así pues, reconquistar de nuevo estos espacios, que existieron durante siglos, es algo devocional que requiere una imaginación, una ilusión y la capacidad de creación. Sabemos que los sonidos de antes no son los de hoy, pero aún hoy puedes leer en el periódico frases como: “Si Bach hubiera conocido el piano actual, lo habría preferido”. Para empezar Bach conoció el piano, llegó a amar el piano… ¿No se enseña? J. S.— Es muy difícil. El otro día escuché, y estoy plenamente de acuerdo, decir a Pierre Boulez sus dudas sobre la función de la enseñanza en la composición. El maestro puede y debe sacar todas las cosas buenas que tiene el alumno, enseñándole el dominio de la técnica, de las formas del estilo, etc. Pero en la parte final y más decisiva, que es expresarse a través de la música, cómo manifestar los sentimientos, el alumno deberá afrontarla por sí mismo. Sólo podemos enseñar a desbloquear todo lo que constriñe, lo que no permite hacer las cosas: cómo articular, cómo hacer un trino, el movimiento de un arco, pero nada más. Lo que queda en un concierto, en una interpretación es lo que el intérprete tiene en sí mismo. Todo lo demás, técnica incluida, es necesario pero no suficiente. Este es el gran misterio. Después de 25 años enseñando, ayudas a liberar tensiones del alumno, le enseñas a que pueda relajarse… pero en el último momento sólo queda la persona. Reflexiono mucho sobre el énfasis que damos, y no digo que no sea importante, a todo el proceso de aprendizaje, tanto técnico como musicológico. Pero todo este proceso sin el espíritu no es nada. Foto: © Philippe Matsas J. S.— Sí claro. Pero lo que es obvio y, sin embargo no se dice, es que si Bach hubiera conocido el “perfecto” piano moderno hubiera escrito una música muy diferente de la que escribió para el clave. Hay que ser riguroso hasta el final. Cuando Bach compone para el violín, el chelo o cualquier otro instrumento, compone para ese instrumento, para las posibilidades de ese instrumento. En este campo, donde todavía queda tanto por descubrir solamente es posible llegar al fondo de las cosas si te arriesgas, si experimentas lo que no se ha experimentado, si buscas ideas y formas nuevas… Siempre he pensado que lo importante en toda esta historia no es solamente el hecho de considerar si tocas la partitura exactamente igual que como está escrita, sino que los fraseos y la forma de interpretar acertada es una forma de expresión bella. De alguna manera son cosas muy difíciles de juzgar porque ¿dónde está la perfección? ¿dónde está lo ideal? Siempre estamos jugando con estos elementos que son muy aleatorios porque finalmente en el fondo llego siempre a la misma conclusión: lo más esencial de cualquier acto, sea musical o humano, es que haya una verdadera emoción, una expresión sincera del mensaje que estamos transmitiendo. Lo que te queda después de un buen concierto, generalmente no es la brillantez, ni la perfección, sino la emoción que has sido capaz de crear y de transmitir al público. Si eso se produce, esa emoción permanece para siempre en nuestra memoria. Esa calidad es la más difícil de enseñar, de hecho no se puede enseñar. 60 ENTREVISTA MONTSERRAT FIGUERAS Y JORDI SAVALL El problema es también del receptor. Te acostumbras tanto a escuchar siempre la misma versión discográfica que perdemos la capacidad de sorpresa ante algo novedoso. J. S.— En mi experiencia, en todo caso, un concierto supera siempre a cualquier grabación, aunque creo que también puedes conmover profundamente con ella. En una grabación, hecha como el intérprete quiere, llegas a registrar tus momentos de intimidad. Pongamos esto en el nivel de la imagen fotográfica. En principio, esta imagen es algo neutro, pero si la imagen que se ha tomado corresponde a un momento determinado de un sentimiento sincero del sujeto, por ejemplo un niño comiendo un pastel con cara de felicidad, si esa sensación es real, la percibiremos también a través de una foto. También hay imágenes en las que no pasa nada. Otro ejemplo que se me ocurre es la famosa fotografía del soldado en el momento de su muerte… sigue siendo, después de los años, conmovedora, dramática. Así la capacidad de conmover de un disco dependerá de que el sonido elegido sea emocionante. Por eso he luchado desde siempre por ser nosotros los que elijamos las tomas, porque somos nosotros los que sabemos cuándo estamos dando lo mejor. También las grabaciones son un arte mágico, aunque casi siempre se traten de una forma comercial. Las multinacionales te dicen: tiene usted cuatro días para grabar un disco. Así es imposible. Necesitamos un amplio margen para crear ese momento mágico que podemos considerar creativo. Hace muchos años renuncié al apoyo que me ofrecía una radio alemana, porque recuerdo la exigencia del productor a continuar diciendo: “lo tenemos todo, podemos seguir”. Atónito, le comentaba que sí, que habíamos tocado todas las notas, que estaban afinadas y conjuntadas, pero para mí aún no habíamos empezado a “hacer música”. Y esta noción de “hacer música” es para mí ir a ese espacio que va más allá de donde estás, cuando te olvidas de la técnica, la afinación porque ya está todo resuelto. Cuando te enamoras no puedes vivirlo todo en cinco minutos: encuentro, conocimiento, amor… Necesitas de un tiempo para entrar, vivir ese trabajo de conocer y descubrir. Es un proceso vital ligado a la interiorización y en consonancia con la propia evolución del ser humano. Se aprende con la experiencia, ¿no? J. S.— Claro. Se aprende cuando eres consciente de que lo necesitas. ¿Te has fijado en las bandas mecánicas de los aeropuertos? La gente entra y, una vez en la banda, algunas personas se detienen ¿por qué? Es decir, lo que podrías avanzar, porque para eso están las bandas, se inutiliza. El que debe avanzar eres tú, no la banda mecánica. En la música, como en la vida, es fundamental esta necesidad. La civilización actual tiende a menospreciar esta búsqueda de lo necesario, de lo fundamental, de la calidad. Buscamos la perfección, la técnica, y eso hace que cosas que antes llegaban de una forma natural ahora son un lujo, desde una comida sana a la forma de expresarse a través del arte. Volvemos a dar una vuelta de tuerca. Buscamos un ambiente diferente, una acústica humana, una funcionalidad de la música diferente a la actual, que no necesita de auditorios de 2000 personas. J. S.— Sí, pero ¡cuidado! que algunos de los oratorios del XVII fueron escuchados en grandes iglesias por más de mil personas… Exactamente, pero esa era la función de un oratorio. Ahí tenía su sentido. Normalmente sacas una Pasión de Bach de una iglesia y pierde gran parte de su expresividad y lógica. J. S.— Hay que buscar, de todas maneras, la forma de encontrarse bien aunque sea en un auditorio; crear la atmósfera cuando no existe previamente. La estructura es siempre rígida y no está concebida nuestra sociedad para resolver las cuestiones individuales. Así pues esto sucede tanto en un auditorio como en una iglesia. De hecho me pasó hace bien poco en la Chapelle Royale de Versalles. Tras dos piezas brillantes, tocábamos un Stabat Mater mucho más íntimo. Fue trabajosísimo conseguir que me bajaran la intensidad de la luz para poder crear una atmósfera más apropiada. ¿Serán éstas las motivaciones para el futuro Hespèrion? Después de esa lucha para recuperar y redescubrir un repertorio, que fue supongo la principal motivación en los inicios, a lo mejor el siguiente paso se centra en reinventar la manera de escuchar la música, la consecuencia de su forma de trabajar. J. S.— Claro. Es lo mismo. Cuando empezamos lo que la gente esperaba de nosotros era que tocáramos Bach, Haendel, Telemann y no canciones sefarditas y villancicos. Marais era entonces desconocido. Así pues, lo que hacíamos era en cierta forma revolucionario. Pudimos empezar a grabar para EMI gracias a un concierto. Estaba allí el productor, le fascinó nuestra forma de interpretar los Romances Sefarditas y las músicas del Siglo de Oro e inmediatamente nos propuso iniciar una colaboración con la nueva serie Reflexe, que él dirigía. Fue en 1975, hace casi 30 años. En esa época fue trascendental el hecho de estar ubicados en una ciudad como Basilea, punto de reunión de mucha gente de todo el mundo, algunos eran músicos vocacionales con ganas de hacer cosas, con talento. Nos encontramos con Hopkinson Smith, Lorenzo Alpert, Ton Koopman… Jóvenes de diferentes orígenes, pero con algo muy importante en común: la fascinación por hacer o por vivir estas músicas antiguas. Fue un proceso muy novedoso porque los grupos que existían en aquel momento eran la evolución de la “Haus muziek”. Eran músicos de gran calidad y voces interesantes, como Thomas Binkley o Andrea von Rahm, pero que tocaban un poco todo. Es decir, carecían de la especialización que teníamos nosotros. Nuestra idea era otra; las investigaciones que habíamos hecho nos habían llevado a considerar que los músicos antiguos que interpretábamos eran ellos mismos grandes creadores. Cabezón, Frescobaldi, Marais, Bach, etc., eran músicos totales capaces de tocar, improvisar, dirigir, improvisar y componer. Así pues, de esta reflexión surgió la esencia de nuestro grupo: cada músico tiene una personalidad propia y es capaz de llevar una carrera solista en su propio dominio. Planteamos un grupo con mucho rigor en la búsqueda de unos ideales históricos bien sea a nivel de sonido, de interpretación o de improvisación y, al mismo tiempo ser, como los músicos del renacimiento, muy creativos. Si una partitura de esta época la interpretamos como está escrita seremos fieles a la letra e infieles al espíritu. Esta es la gran problemática de la música antigua. Hay que ir más allá de la mera lectura pero con un rigor que no surge de la nada. Jordi Savall tiene trabajo y nos encontramos en el mismo espacio con Montserrat Figueras, el otro lado de Hespèrion, el femenino. Su visión del mundo, su vivencia de la música comparte mucho con la de Jordi Savall pero su realidad es otra, desde los inicios. ¿Se está refiriendo Jordi a la ornamentación como una manifestación de la improvisación en esa época? MONTSERRAT FIGUERAS.— Exacto. Cuando interpretamos una canción o un romance de Luys de Milán, donde se indica “aquí el cantante hace garganta” se refiere a desarrollar una línea melódica ornamentada según el estilo de su tiempo y siempre al servicio de la expresión del texto poético. Muy a menudo la obra existe en versión de canto llano o melodía simple donde la vihuela toca de gala, es decir con glosados instrumentales indicados por el compositor. Pero ¿donde se inspira el cantante para ornamentar? Para el repertorio hispánico, tenemos importantes fuentes como el Tratado de glosas de Diego Ortiz, El arte de tañer fantasía de Tomás Santa María, Venegas de Henestrosa, etc., donde ves ejemplos de ornamentaciones y, a partir de aquí, buscar también inspiración en música misma y en la tradición oral de músicas vinculadas a nuestra historia. Me resulta un clarísimo ejemplo El Misterio de Elche, donde los “gorgojeos” practicados tradicionalmente tienen un hilo en común con el “hacer garganta” renacentista. En ese sentido podríamos ver que una saeta es en su origen una forma de “hacer garganta”, probablemente desarrollada por los conversos de origen judío o árabe, bajo la necesidad de tener que demostrar a la comunidad su “conversión”, resultando un expresivo canto de gran belleza y fuerza dramática. Son, en todo caso, hipótesis porque la verdad nunca la conoceremos de forma absoluta. De nuevo una disyun- 61 ENTREVISTA MONTSERRAT FIGUERAS Y JORDI SAVALL tiva: encontrar equilibrio entre lo que nos ofrece una partitura, barroco era la prima prattica, la ornamentación exhaustiva de más o menos precisa, y lo que realmente es la práctica. los madrigales hasta hacer casi imposible su seguimiento tex¡Había tantas formas de cantar y de tocar! La forma en que tual. Ante los excesos, surge la seconda prattica con el “recitar se oponen estilísticamente Marais y Forqueray, Bermudo y Santa cantando” que da prioridad al sentido de la palabra. Las CameMaría, Guerrero y Victoria es como la extraña convivencia en el ratas que se crearon en Florencia, Ferrara, Urbino… reunieron a tiempo entre el arte plateresco y el herreriano. los principales humanistas de la época: filósofos, pintores, poeEn las reglas que escribía Guerrero para sus ministriles decía tas, músicos, astrónomos-astrólogos, que aportaron todo su que cuando se cantaba “un motete” la corneta y la chirimía que conocimiento al desarrollo de la humanidad. Entre ellos destaca tocaban la primera voz, no podían ornamentar a la vez, uno el maestro y pedagogo Giulio Caccini que nos habla cómo debía hacer el cantus firmus. Lo mismo para el sacabuche y chi- expresar los diferentes afectos, la mezza di voce, las exclamarimía alto, para el bajoncillo… ¡para cada voz! Imagínese cómo zioni, que pueden ser lánguidas, vivas o nostálgicas. Finalmendebía sonar un motete de Guerrero en Sevilla, hacia 1560, con te, cómo hay que cantar con una cierta sprezzatura, esa palabra todas las voces ornamentadas por un instrumento de viento, o mágica que nos explica Baldasare Castiglione en Il Cortegiano, incluso dos porque, evidentemente, si se prohibía algo, era en 1528. Ella es el máximo refinamiento en el arte del canto, sindebido a que de hecho se estaba haciendo. tetiza la idea del conocimiento profundo de la expresión de la Hay una grabación que nos sorprendió mucho de Jan Gar- voz humana, es una manera de entender que la mano derecha barek, fantástico saxofonista noruego, con el Hilliard Ensemble no sabe lo que hace la izquierda, aunque se entronquen juntas; que se llama Officium. En la grabación conviven piezas de Gue- es un arte espontáneo, resultado de la armonía y lejos de la rrero y Morales, sobre las que él improvisa con su saxo; es muy afectación. Todo encaminado a un único objetivo, “prima la moderno y a mí me impresiona por el nexo entre una práctica parola doppo la musica”. Todo ello culmina con el gran maestro muy antigua con el jazz. Claudio Monteverdi. Con ese repertorio Sin embargo, la música de Victoria latón nos define ya las dos y el movimiento humanista se da espano permite la adición de una sola nota. cio y valor al elemento femenino, la disciplinas fundamentales No se puede ni imaginar el Oficio de mujer cantante y artista tiene un gran Difuntos o el de Tinieblas con añadidos. para el desarrollo humano; la protagonismo, así nace el concerto delle La partitura está completa. donne. A partir de las crónicas, podemos De todo esto los músicos, y los críti- gimnasia para el cuerpo y la imaginar la emoción y la magia que descos, tienen que tener conciencia: no pertaban Vittoria Archilei, Francesca existe una verdad absoluta, nunca. La música para el bien del alma. Caccini, Barbara Strozzi y tantas otras. verdad es siempre subjetiva y depende Eran únicas, lo decían todos los poetas del camino emprendido por cada artista. Nos podemos deslum- las definían así con admiración. brar por la apariencia pero la interpretación artística implica el Parece que el italiano es su repertorio preferido… compromiso del artista con su verdad. Nuestro Ramón Pániker M. F.— Ciertamente, pero siempre me han fascinado también dice siempre que “con la música no se puede mentir”. otros repertorios, especialmente los del mundo mediterráneo y latino. Las grabaciones El Canto de la Sibila, hasta las reciente ¿Cómo vivió la experiencia de Basilea? M. F.— Creo que venimos de una generación, marcada por una Ninna Nanna, Misteri d’Elx e Isabel I, sin olvidar Trovayritz, Lliserie de condiciones de aquel momento, que hicieron posible el bre Vermell de Montserrat, Romances Sefardíes, Cancioneros del estudiar estudiar música antigua en un centro como la Schola Siglo de Oro, Tonos humanos del barroco hispánico, así como Cantorum de Basilea. Después de las vivencias en Ars Musicæ los monográficos dedicados a Milán, Mudarra, Narváez, Guerrede Barcelona con Enric Gispert, Vitoria de los Ángeles y tam- ro, Victoria, Marín, Merula, Monteverdi, Frescobaldi, Caccini, bién mi padre (violonchelista amateur), el contacto y la estimu- Sor, y también las óperas de Monteverdi (L’Orfeo) y Martín y lación de maestros pioneros como Alfred Deller, Nigel Rogers, Soler son el testimonio de lo que amo… está también Bach que, Thomas Binkley y Andrea von Rahm fueron esenciales y de por cierto, he cantado poquísimo. gran inspiración. Fueron años de estudio e investigación para ¿Por qué? adquirir un conocimiento de las épocas que queríamos interpre- M. F.— Es el precio de la especialización, sobre todo cuando tar. El intérprete/cantante de músicas históricas es como un empezamos con Hespèrion. Ahora, con parte del camino ya actor, en un mismo concierto debe transmitir diversos estados hecho, los cantantes pueden abarcar más repertorio que los de emotivos propios de la naturaleza humana: que van desde lo nuestra generación. Hay también una manera de enfrentar el excelso a lo más rústico, de lo más espiritual a los más sensual, repertorio que lleva su tiempo. Estoy convencida de que no se siempre pero con sutileza, belleza y naturalidad. Abordar en puede cantar a los vihuelistas si vienes de una formación aquellos años el repertorio de los Siglos de Oro y los Romances moderna. Llegar a lo antiguo desde la tradición del bel canto es Sefarditas fue una gran experiencia. Eran repertorios olvidados y muy difícil, pero la tradición es el poso cultural e histórico que muy poco interpretados, que nos suscitaron una gran nostalgia nos lleva a una determinada música. Hay que partir de los oríy necesidad de darles vida. genes, de las Cantigas y de los trovadores, del Códice de las Creo que ahí está también el motor, en la génesis de Hespèrion, para Huelgas y del Llibre Vermell, y llegar al Renacimiento y al Barroco como la evolución natural que es la del tiempo. conseguir esa comunicación entre todos, en la música española. M. F.— Sí, fueron tiempos de hermosos encuentros con Hopkin- Es casi una filosofía… son Smith, que se había formado con Emili Pujol, Ton Koop- M. F.— Sí, es el deseo de unir, de religar la música y el canto en man, Lorenzo Alpert y tantos otros. Estuvimos año y medio estu- una experiencia viva y completa. diando antes de hacer nuestro primer disco de música sefardita Estableciendo un puente entre el conocimiento y la espiritualiy de la época de los Reyes Católicos. Y sin embargo aún no dad. Platón nos define ya las dos disciplinas fundamentales para hemos terminado ¡es tanto lo que podemos aprender! Conectan- el desarrollo humano; la gimnasia para el cuerpo y la música do a la vez lo que nos ofrece historia, música, poesía, con el para el bien del alma. También San Pablo nos dice que el cuerpo es el templo del espíritu. sentido profundo de la palabra. P Es la manera de transmitir una esencia del ser humano. 62 M. F.— En todos los periodos históricos ha coexistido la fuerza y la fragilidad de este fenómeno. En el medioevo el texto era importantísimo, primordial. Pero también surge en cada época una búsqueda de lo ornamental. En el paso del Renacimiento al Montserrat, ¿Cree que existe una manera típicamente hispana de cantar? Me estoy refiriendo, concretamente, a que las cuestiones fonéticas impriman un determinado desarrollo físico del aparato vocal que defina, de alguna manera, su utilización. M. F.— Cuando doy clases de música española o italiana soy ENTREVISTA MONTSERRAT FIGUERAS Y JORDI SAVALL consciente de que cada repertorio es un mundo en sí mismo. El canto, como ya hemos hablado de ello, tiene su origen en la palabra, así llegas a la conclusión de que el español tiene unas peculiaridades fonéticas y rítmicas que lo diferencian. Los sonidos de nuestras lenguas son característicos porque conservan sus peculiaridades sonoras, de timbre y de articulación. Las diferencias y la tradición cultural generan diversidad y riqueza. De todas maneras creo que es muy necesario para los cantantes abrirse a un concepto “intercultural”, es decir, a otros mundos y culturas, sin renunciar a sus orígenes. Antes hablaba de lo femenino cuando se refería al repertorio ¿Existe una cierta “reivindicación” de lo femenino o una búsqueda especial en este campo? M. F.— Ya hablábamos antes de la parte femenina en el ser humano. Creo que las mujeres necesitamos también de ese lado masculino que nos da fuerza e impulso creativo. Y que el hombre necesita valorizar la femineidad en él mismo, si no ¿cómo se puede acceder a la espiritualidad? La música transporta a un estado de espiritualidad que es común a lo sagrado y a lo profano, independientemente de la religión. En España nuestra música religiosa es tan espiritual que probablemente sea nuestro mejor repertorio. ¿Cómo es su experiencia en pedagogía? Jordi nos comentaba que de alguna manera el maestro es un “liberador” del talento del alumno. M. F.— Sí, un buen maestro te desbloquea, pero sobre todo, te maravilla, te impulsa, te despierta como de un sueño, todas tus capacidades. Actualmente doy pocas clases, siempre en forma de masterclasses, en ellas me entrego apasionadamente, porque considero fundamental transmitir lo que hemos aprendido. Todavía canto mucho y no tengo la resistencia para compaginar una vida de conciertos y la regularidad de una actividad pedagógica. Nuestra vida familiar, nuestros hijos siguen teniendo un espacio esencial. Regresa Jordi Savall ya para despedirnos y me queda una sensación de que la suya es una filosofía de la vida, una manera de sentir y pensar que, evidentemente, está presente en su manera de hacer música J. S.— Los ideales que nos motivaron, hace treinta años, a crear Hespèrion XX, juntamente con músicos de tan distintas procedencias: y que consistían en rescatar del olvido músicas maravillosas e interpretarlas buscando una síntesis dinámica entre la expresión musical, los conocimientos estilísticos e históricos y la imaginación creativa en tanto que músicos de nuestro tiempo, siguen plenamente vigentes. Además hemos constatado durante estos treinta años de viajar por el mundo que todas estas maravillas de músicas medievales, renacentistas o barrocas, que dormían en archivos olvidados interesan a un público cada vez más numeroso y más joven. También es muy gratificante para nosotros ver cómo seguimos trabajando con gran parte de los músicos con los que empezamos. Los que ya no están con nosotros son aquellos que han creado su propia formación, pero siguen en la misma línea que se consolida como auténtica. M. F.— Hespèrion representa una filosofía de coexistencia. Esta coexistencia de personas y vivencias siempre ha sido y ha querido ser armoniosa. Nos parece necesario el diálogo para poder hacer música. No siempre es fácil pero tenemos este deseo y necesidad de armonía. Esto ha hecho que tengamos unas vivencias, una complicidad, unos recuerdos inolvidables, y que podamos vivir la música en toda su plenitud. J. S.— Esto se explica desde nuestra manera de trabajar que, a veces, puede parecer desorganizada pero que funciona muy bien siempre que cada uno de los intérpretes asuman de igual manera el hecho creativo, de alto nivel musical. Dentro de una clara dirección musical, nuestros músicos asumen un alto nivel de exigencia y tienen toda la libertad de desarrollo. A pesar de los conflictos hay una gran afinidad. La unión la provoca el amor a la música y el respeto mutuo. María Agüero 63 D I S C O S EXCEPCIONALES LOS DISCOS XCEPCIONALES DEL MES DE NOVIEMBRE DE 2004 La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia. BIBER: Sonatas del Rosario. Passacaglia para violín solo. ANDREW MANZE, violín; RICHARD EGARR, clave y órgano; ALISON MCGILLIVRAY, violonchelo (SONATA XII). MONTEVERDI: Vesperæ in Nativitate Domini. Más obras de Giovanni Gabrieli y Chiara Margarita Cozzolani. CURRENDE. Director: ERIK VAN NEVEL. 2 CD HARMONIA MUNDI HMU 907321. EUFODA 1352. Manze se coloca en lo más alto del escalafón con una lectura plena de fantasía y colorido. Un nuevo hito. E.M.M. Pg. 73 Unas Vísperas exquisitas, ricas en espiritualidad y recogimiento, en belleza de timbres y colores. S.M.B. Pg. 88 BRAHMS: Cuarteto para cuerdas nº 3 en si bemol mayor, op. 67. Quinteto para cuerdas nº 1 en fa mayor op. 88. SILKE-THORA MATTHIES Y CHRISTIAN KÖHN, piano a cuatro manos. SCHOENBERG: Integral de los NAXOS 8.554272. 3 CD PREISER PR 90572. Los intérpretes deslumbran al oyente con sus respectivas maestrías. Un Everest en un Himalaya. A.B.M. Pg. 74 Una excelente aportación a un repertorio que ya no tiene nada de marginal. S.M.B. Pg. 93 DVORÁK: Canciones. SHOSTAKOVICH: Prefacio op. BERNARDA FINK, mezzosoprano; ROGER VIGNOLES, piano. 123. Trío op. 67, e.a. N. SMIRNOVA, soprano; P. MIGUNOV, bajo; G. MOURJA, violín; M. HALLYNCK, chelo; A. SCHOONDERWOERD, piano. 2 CD ALPHA 055. HARMONIA MUNDI HMC 901824. Uno de los más bellos discos de lieder de los últimos años. Sin duda la primera opción para acercarse al mundo liederístico de Antonín Dvorák. R.B.I. Pg. 77 Un doble álbum muy cargado de sentido y de intencionalidad, y de gran originalidad y altura artística. S.M.B. Pg. 94 HUBER: Tenebræ. Intarsi TELEMANN: Obras para flauta y (Kammerkonzert). Protuberanzen. James Joyce chamber music. ORQUESTA FILARMÓNICA DE LUXEMBURGO. Director: ARTURO TAMAYO. violas. BARTHOLD KUIJKEN, traverso barroco. LES VOIX HUMAINES. ERIC MILNES, clave. TIMPANI 1C1075. Una clase magistral de cómo emplear la cita en un contexto en el que se acumulan las referencias a otras formas artísticas. F.R. Pg. 83 LACHENMANN: Reigen seliger Geister. NONO: FragmenteStille, an Diotima. CUARTETO DIOTIMA. ASSAI 222492. El Quatuor Diotima es formidable. Un disco que cualquier apasionado de música contemporánea no debería dejar escapar. S.R. Pg. 85 MONIUSZKO: La mansión encantada. ADAM KRUSZEWSKI, IWONA HOSSA, ANNA LUBANSKA, KRZYSZTOF SZMYT. CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA NACIONAL POLACA. Director: JACEK KASPSZYK. 2 CD EMI 5 57489 2. Una lectura llena de brío y que hace perfecta justicia a esta hermosa partitura. R.B.I. Pg.87 64 cuartetos de cuerda: Cuartetos en re mayor y opp 7, 10, 30 y 37; Presto en do mayor; Scherzo en fa mayor. CUARTETO ARON. ATMA ACD2 2245. Interpretaciones delicadas, elegantes, flexibles, contrastadas y matizadas con extraordinaria finura. Un disco soberbio. P.J.V. Pg. 97 ARIE, MADRIGALI & CANTATE. Obras de Merula, Carissimi, Monteverdi, Haendel, Vivaldi, e.a. SARA MINGARDO, contralto; MONICA BACELLI, mezzo. CONCERTO ITALIANO. Director: RINALDO ALESSANDRINI. OPUS 111 OP 30395. Uno de los más emotivos recitales de canto barroco de los que haya memoria. P.J.V. Pg. 103 JOSÉ MARÍA GALLARDO DEL REY. Guitarrista. Gallardo: Cadencias del Concierto de Toledo. California Suite. The Trees Speak. Piazzolla: Milonga del ángel, e.a. Bach: Chacona. DEUTSCHE GRAMMOPHON 0602498685280. Gallardo es capaz de todo y toque lo que toque lo tocará con la personalidad, virtuosismo y sensibilidad que le caracteriza. J.P. Pg. 107 DISCOS BERTRAND-AMOYEL Eric Manas CHRISTIAN TETZLAFF A. Vosding Año XIX – nº 191 – Noviembre 2004 CUARTETO DE LEIPZIG Novedades camerísticas ENTRE BRAHMS Y BARTÓK S SUMARIO ACTUALIDAD: Entre Brahms y Bartók . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 REEDICIONES: VAI. A.V. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 HM Classical Express. C.S.M. . . . . . . . . . . . . . 66 Urania. B.M. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67 Naxos Historical-Grandes Directores. E.P.A. . 68 Naxos Historical-Grandes Violinistas. R.A.. . . 69 DISCOS de la A a la Z. . . . . . . . . . . . . . . . 70 DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . 106 ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS . . . . . 111 EL BARATILLO. Nadir Madriles . . . . . . . . . 112 on muchas las novedades que el mundo del disco dedica al repertorio camerístico en los próximos meses. La obra para violonchelo y piano de Gabriel Fauré constituye una de las inmediatas apuestas del sello Ambroisie (Harmonia Mundi) en este repertorio: Ophélie Gaillard y Bruno Fontaine son sus protagonistas. Tras muchos años ausentes de los estudios de grabación, el Trío Beaux Arts regresa —esta vez de la mano de Warner— para ofrecernos un registro integrado por obras de Mendelssohn y Dvorák. Para ECM (Nuevos Medios) el violinista Thomas Zehetmair ha elegido un programa exigente que, pese a su relativa rareza, cuenta ya con algunas importantes referencias discográficas: las seis Sonatas para violín solo op. 27 de Eugène Ysaÿe. La (escasa) obra para chelo y piano de Liszt coprotagoniza, junto a una selección de sus fascinantes piezas pianísticas tardías, el último registro de Jos van Immerseel para Zig Zag (Diverdi), en compañía para la ocasión del violonchelista Sergei Istomin. Destinado al mismo plantel instrumental, Emmanuelle Bertrand y Pascal Amoyel defienden en Harmonia Mundi un interesante e inusual programa: la Sonata para chelo y piano nº 2 de Reger y la Sonata op. 6 de Richard Strauss. De nuevo en Zig Zag, el Cuarteto Manfred será el encargado de una nueva grabación del Cuarteto nº 2 de Schoenberg. La discografía de las Sonatas para violín y piano de Bartók tendrá en Christian Tetzlaff y Leif Ove Andsnes (Virgin) dos nuevos valedores, mientras que el legado brahmsiano contará desde ahora con nuevas versiones de sus tres Sonatas para violín (Peter Csaba/JeanFrançois Heisser en Praga) y los Quintetos de cuerda op. 88 y 111 (Cuarteto de Leipzig y el viola Hartmut Rohde para MDG). A estas novedades se suman el Cuarteto con piano y el Cuarteto de cuerda de Lekeu por Jan Michiels y el Cuarteto Spiegel (MDG), los Cuartetos de cuerda nºs 3 y 5 de Glazunov a cargo del Cuarteto de Utrecht (también para la discográfica de Detmold), el Quinteto con piano y la Sonata para violín y piano del bretón Paul Le Flem (Alain Jacquon, Philippe Koch y el Cuarteto Louvigny para Timpani), la Sonata para chelo solo op. 8 y la Sonata para chelo y piano op. 4 de Kodály —acopladas con la Sonata para chelo y piano op. 68 de Novák— por el dúo Bartá/Cech (Supraphon) y el primer volumen de la edición dedicada a la obra integral de Enrique Fernández Arbós, consagrado a su obra de cámara; un proyecto de la Sinfónica de Madrid en recuerdo de quien fuera su director titular durante más de tres décadas que publica Verso y Diverdi —como las cuatro grabaciones anteriores— distribuye. 65 D I S C O S REEDICIONES VAI EL PODER DEL ARTISTA L a nueva propuesta de VAI (LR Music) confirma el poder del artista protagonista. En I Capuleti e I Montecchi, de Vincenzo Bellini, cantado en Boston los días 5 y 7 de junio de 1975 (VAIA 1221-2) destaca la presencia de Beverly Sills, que un año más tarde la grabó para EMI. La gran soprano americana muestra su dominio del estilo, su facilidad para la coloratura, su capacidad para las agilidades, en una obra que no le permite en exceso desarrollar su amplia capacidad teatral. El personaje de Giulietta tiene páginas muy bellas, como el aria, que Sills canta con exquisitez, pero la obra no tiene exigencias dramáticas, sino que se desenvuelve en la fragancia melódica del compositor, en el canto flotante que la cantante desarrolla muy bien. A su lado Tatiana Troyanos sobresale por su gran musicalidad, subrayando el carácter apasionado de Romeo, con un fraseo claro y explícito, con una voz de gran calidad, a la que falta algo de densidad, sobre todo en el grave, con una técnica segura y una ductilidad comunicativa. Discretos el Tebaldo de Joseh Evans y el Capellio de Herbert Beattie. Como se trata de una composición de dos funciones, aparecen dos directores distintos, Sarah Caldwell y William Fred Scout, con una versión correcta, pero a la que le falta una mayor cantidad de matices. Otro Bellini, la función de La sonnambula dada en la RAI en 1956 (VAIA 1234-2), de la que existe una versión en DVD, nos permite contar con la presencia de la polivalente Anna Moffo, cantante de una voz muy bella, con una personalidad muy acusada y que daba a cada interpretación su sello personal. Como Amina demuestra su conocimiento del estilo belcantista, tal como se creía en la época, describiendo el carácter de la protagonista desde las escenas más románticas, donde expresa su amor, hasta la desesperación por la pérdida, sin razón, del ser querido. Su canto es fluido, seguro, con unos medios amplios, una delicada musicalidad, una técnica segura y una amplia capacidad expresiva. Su partenaire, Danilo Vega, es un tenor ligero, de medios limitados, que no brilla en todos los registros, completando el reparto el canto noble de Plinio Clabassi, como Conde Rodolfo y la correcta Lisa de Gianna Galli, todos dirigidos por Bruno Bartoletti, sin especial convicción. Jon Vickers es un gran tenor, con una voz no especialmente bella y a la que tienes que acostumbrarte, pero lo importante es su forma de expresar, con el uso alternativo de la voz, con frases extrovertidas llenas de fuerza y otras introvertidas en que la poesía surge por doquier, aunque su impacto aumenta con la presencia física. Es un cantante muy polivalente, que ha destacado en el repertorio alemán, pero que también ha sido un importante intérprete del repertorio inglés y del italiano. Jon Vickers ha tenido especial cariño por el personaje de Florestan, del que tiene dos versiones comerciales, la primera de 1962, en una época de oro, dirigida por Otto Klemperer y otra de 1970, más maduro, dirigida por Herbert von Karajan. La versión de Fidelio, que ahora sale al mercado, procede de una representación en Boston de mayo de 1976 (VAIA 1222-2) y el tenor muestra su gran madurez realzando el sufrimiento desesperado del personaje, la alegría al ver a Leonore y la exaltación final, con gran intención e inteligencia, adaptando el papel a sus condiciones del momento. Teresa Kubiak fue una buena profesional, con unos medios suficientes, destacando su Fidelio en los momentos más líricos, quedando algo limitada en aquellos de mayor fuerza. Del resto del reparto destaca Donald Gramm que sabe resaltar las características de Rocco, quedando más discreto Richard van Allan, como Pizarro, al que le falta mayor densidad. La dirección de Sarah Caldwell muestra oficio y capacidad de cohesión, pero le falta una mayor profundización para conseguir la sutileza del primer acto o la fuerza dramática de la escena de la cárcel. Albert Vilardell Harmonia Mundi Classical Express BUENA IDEA C lassical Express es un sello económico de reediciones perteneciente al catálogo de Harmonia Mundi, que en los últimos años ha adquirido un creciente interés debido principalmente a la calidad de sus grabaciones y a su atractivo precio. Cinco nuevos registros son los que salen a la luz, teniendo la característica de pertenecer cada uno de ellos a un solo compositor y guardar una estricta homogeneidad con el repertorio elegido. El primero de ellos está dedicado a la música para piano de Felix Mendelssohn (HCX 3957117). Son obras pertenecientes a la adolescencia del genial músico alemán, incluyéndose tres sonatas y el Rondó capriccioso. Las sonatas, de clara influencia beethoveniana, son partituras que poseen una línea melódi- 66 ca muy expresiva y una estructura rítmica muy definida. De entre todas ellas destaca la Sonata en si bemol mayor op. 106, por sus extensas dimensiones y por guardar una coherencia musical entre sus cuatro movimientos. La grabación finaliza con el Rondó capriccioso, obra donde el virtuosismo instrumental y musical alcanza un nivel importante, si tenemos en cuenta que está escrita por un joven de quince años. El pianista Frederic Chiu nos ofrece unas versiones compactas, sin fisuras, donde su excelente musicalidad prevalece por encima de todo. Los dos Cuartetos con piano de Mozart (HCX 3957018) son las partituras que integran el siguiente volumen de la serie. Las obras están interpretadas por The Mozartean Players, agrupación que utiliza instrumentos originales y que nos ofrece una versión muy equilibrada del complejo universo musical mozartiano. Del Cuarteto en mi bemol mayor destaca la expresividad lograda en el movimiento central y la frescura melódica del movimiento final. El Cuarteto en sol menor es una obra de carácter más dramático, donde los integrantes del conjunto instrumental logran una adecua- D I S C O S REEDICIONES Urania RESTAURA QUE ALGO QUEDA on excelentes resultados sonoros, sobre todo en el relieve, presencia y timbración de las voces, Urania (LR Music) vuelve sobre registros que han circulado en diversos soportes, algunos de ellos esquivos y minoritarios. Abre la marcha la histórica reposición de I vespri siciliani de Verdi, tomada en vivo en el Maggio Musicale Fiorentino de 1951 (3 CD URN 22179). Al frente de la tropa estuvo el ilustre Erich Kleiber y éste ha de ser un rarísimo ejemplo de su intervención en el repertorio italiano. A pesar de ciertas incertidumbres de las bobinas originales, la faena del maestro queda inmortalizada. Su energía narrativa, su sentido del contraste, la impecable elección de las velocidades, el equilibrio entre foso y proscenio y aquella ciencia kleiberiana por el detalle, aquella probidad microscópica de sus lecturas, consignan un resultado de primerísima calidad. En el reparto no faltan estrellas. Callas, que exhumó este olvidado papel, saca su garra de tigresa, su gran amplitud de registro, su arte de actriz y hasta virguerías y sobreagudos en el bolero. A su lado, otro actor cantante de escasos equivalentes, el patético y carnoso Boris Christoff. Enzo Maschetrini es un barítono noble de línea cuidadosa y sensible, y el hoy traspuesto tenor griego Giorgio Bardi Kokolios, de bello metal, está entregado y sonoro. En todos ellos se nota que Kleiber los dirigió, les marcó intenciones, alientos, matices. En fin, tela para cortar y de la fina. Ya que de estrellas se trata, sigamos con el telescopio. Kirsten Flagstad, voz mágica si las hubo, dejó un par de actuaciones en vivo recogidas en este CD (22.241 URN): San Francisco, 1950, con el probo director de ópera Gaetano Merola, C y Berlín, 1952, con el todo terreno Georg Sebastian, ambos cuidadosos y sensatos. Flagstad estaba en la sesentena cuando salió a cumplir programas agotadores. En Berlín canta parte de la escena del reconocimiento de la straussiana Elektra, las joyas de su Isolda (relato, pasaje del dúo, muerte de amor) y la inmolación de Brunilda. El relato, contemporáneo de la integral de estudio con Furtwängler, puede estar entre los mejores de Flagstad, por la insolencia de acentos, el poderío vocal, los matices de dicción y esa incomparable suntuosidad sonora que se instala en el escucha apenas ella abre la boca. Una Elektra tierna y de ejemplar ligado resulta excepcional ejemplo de un repertorio no frecuentado por la gran noruega. Senta y, de nuevo, Isolda, junto a un distraído Tristán (Set Svanholm) quedan como testimonio del concierto californiano. Algún agudo fatigado y rudo no desmerecen este contacto con uno de los grandes fenómenos musicales del canto moderno. Otro es Kathlenn Ferrier, a la cual se dedica el cofre con la Misa en si menor y la Pasión según San Mateo de Bach, dirigidas por von Karajan (URN 22.194). Se trata de las arias y dúos donde interviene la contralto, tomados de la integral datada en Viena en 1950. Como en el caso de Flagstad, es ocioso y superfluo presentar a Ferrier, pero no cabe evitar el elogio de su arte concentrado y hondo hasta esa profundidad que resulta, por paradoja, de la máxima elevación, a través de una densidad vocal lindante con el sacerdocio. Volver a Ferrier en el Agnus Dei y Erbarme Dich, mein Gott es descubrir la música, cubierta por los infinitos velos del enigma. Karajan, capaz de construir monumentos barrocos en aquellos felices años ción estilística admirable. La grabación es de una transparencia sonora espectacular, donde se escuchan cada uno de los instrumentos con similar nitidez. Mozart sigue siendo el protagonista del siguiente volumen, que agrupa música de cámara para corno di bassetto (HCX 3957017), los interpretes son The New World Basset Horn Trio ofreciéndonos dos divertimentos, un dúo y una serie de tercetos de Anton Stadler (17531812). Las partituras son ejecutadas con un equilibrio rítmico y melódico muy definido. A todo esto hay que añadir como excusa de compra, las pocas grabaciones existentes de estas obras del repertorio de cámara mozartiano. La siguiente grabación agrupa obras para flauta de Johann Sebastian Bach (HCX 3957025), incluyendo una Partita y una Sonata para flauta sola, y tres sonatas para flauta y clave. Con anterioridad se ha publicado el primer volumen de la serie, completándose de esta forma el conjunto de obras para este instrumento del músico barroco alemán. La flautista Janet See nos ofrece versiones de gran belleza instrumental, destacando su excelente legato y poseyendo un sonido grande. El acompañamiento al clave es responsabilidad de Davitt Moroney que realiza un gran trabajo, sobre todo por su excelente articulación y técnica. La serie se cierra con un volumen dedicado a William Byrd (HCX 3955182), donde podemos escuchar música vocal a cargo del grupo Chanticleer. Se recogen dos antífonas, un motete y las misas a cinco voces In Tempore Paschali y In Assumptione Baetæ Mariæ Virginis. Las voces del conjunto suenan perfectamente empastadas y logran transmitir la enorme espiritualidad contenida en estas obras. En definitiva una buena opción de compra por la calidad de la grabación y por su ajustado precio. Así como destacar el enorme interés que posee toda la serie precedente. Carlos Sáinz Medina en que originales eran los artistas y no los instrumentos a menudo anémicos de nuestros especialistas contemporáneos, en cambio pifia en esta Carmen tomada en vivo en Viena y en 1954 (2 CD RM 11.918). Pomposo, lento, impertinentemente germánico suena este don Heriberto, tan admirable en lo suyo. Arrastra de los pelos a los pobres cantantes, que además conforman una ensalada de difícil digestión. Muy por delante queda Nicolai Gedda, en un papel que no leconviene en principio a sus leves medios, pero que él resuelve con inobjetable técnica, exquisita musicalidad y una variedad de intenciones que luego revalidará en sus dos versiones de estudio, con de los Ángeles y Callas. Simionato, voz matronil y vetusto italianismo, no sabe qué hacer con la gitana. Hilde Gueden sí sabe qué hacer con Micaela: una soubrette de opereta vienesa. Michel Roux diseña un torero con acuarela en vez de óleo. Blas Matamoro 67 D I S C O S REEDICIONES Naxos Historical CURIOSIDADES N axos nos presenta en esta ocasión varias curiosidades protagonizadas por tres grandes batutas. Paradójicamente, la más importante seguramente será la más discutida: la versión de La Pasión según San Mateo dirigida por Willem Mengelberg en una grabación tomada en vivo en la gran sala del Concertgebouw en 1939 (3 CD 8.110880-82) excelentemente reprocesada y restaurada por Mark Obert-Thorn, que ha conseguido un registro, si no perfecto, sí de inestimable valía técnica e incluso superior al que Philips reeditó de esta misma versión en su serie Duo (aparte de los numerosos cortes que el sello holandés hizo para que cupiese esta interpretación en solo dos discos. Aquí nos encontramos con la versión íntegra que Mengelberg dirigió ese año en Ámsterdam, aunque el director también suprimió algunos números para ese concierto. El corte más largo comienza en medio del nº 49 y salta al 54; en total hay 62 números del total de 78). Por lo demás, aquí pueden encontrar todos los tópicos típicos de cuando se habla de estas versiones: sentimentalismo romántico, dramatización decimonónica, conexiones con Brahms y Mendelssohn antes que con el estilo de su creador, excesivos contingentes orquestales y corales, acentuaciones y caprichos ad libitum por parte de la batuta, además de una claridad considerable y una evidente intensidad espiritual. Solistas (Erb, Ravelli, Vincent, van Tudder y Schey), orquesta y coros están impecables. Es un documento histórico grabado en directo el 2 de abril de 1939, un Domingo de Ramos que preludiaba la catástrofe en la que se iba a hundir Europa sólo cinco meses después. El álbum se completa con todas las grabaciones comerciales que Mengelberg hizo de obras de Bach entre 1929 y 1938. Imprescindible para comprobar la evolución surgida en la interpretación bachiana, aparte de que el documento per se tenga un interés fuera de duda. Mengelberg también protagoniza el siguiente disco, dedicado en esta ocasión a dos populares obras de Chaikovski: la Patética y la Serenata para cuerdas, ambas interpretadas por la Concertgebouw en 1941 y 1938 respectivamente (8.110885), y, como siempre con este director, asistimos a versiones eminentemente subjetivas, plenas de emoción y expresividad, por no hablar de la belleza sonora de la orquesta, de gran efecto para los años en que fue grabada, aparte de su intrínseca calidad de insuperable conjunto sinfónico. Un disco imprescindible para buenos catadores chaikovskianos. Del siguiente CD protagonizado por Kusevtzki dirigiendo Sibelius (8.110168) ya hemos hablado en más de una ocasión desde estas mismas páginas. La versión de la Séptima con la Sinfónica de la BBC fue publicada anteriormente en la serie Grandes Directores del XX, de EMI; ésta, de sonido similar, se completa con una sensacional y siniestra lectura de Tapiola más otras breves composiciones de Sibelius y Grieg, todas ellas con la Sinfónica de Boston en registros de 19331940. Weingartner está presente en esta ocasión con dos curiosos registros dedi- cados a Beethoven: el Tercer Concierto con Marguerite Long, y el Triple con Odonoposoff, Auber y Morales; en el primero interviene la Orquesta del Conservatorio de París y en el segundo la Filarmónica de Viena (8.110878), dos versiones que podemos considerar como el frasco de las esencias de la interpretación beethoveniana, de riguroso clasicismo, claridad de texturas y perfecta correspondencia entre solistas y orquesta. Finalmente, magnífica Pastoral por Toscanini y la Sinfónica de la BBC, más oberturas de Mozart, Rossini, Weber y Brahms (8.110877, grabaciones de 1937-1938). Menos impulsiva y contundente que la versión con la NBC, esta Pastoral es un hito en la discografía toscaniniana, de sonido más cuidado y transparente, más fluida, refinada y espontánea. Seguro que sorprende a más de uno acostumbrado a convivir con viejos prejuicios. En fin, importantes documentos históricos con cuatro batutas esenciales en la historia de la música. Aun con todos los peros inimaginables que quieran poner, la interpretación de Bach por Mengelberg tiene una extraña fascinación que seguramente captará a los aficionados sensibles que no se dejen encorsetar por etiquetas o escuelas (evidentemente, no es una primera opción discográfica de la Pasión; más bien se recomienda para discófilos que conozcan algo el transcurso de la interpretación bachiana y la sepan situar en su contexto adecuado). Enrique Pérez Adrián PREPARACIÓN DE OPOSICIONES DE MÚSICA AL CUERPO DE PROFESORES DE PRIMARIA, SECUNDARIA Y CONSERVATORIO. www.cedam.es 68 [email protected] D I S C O S REEDICIONES Naxos Historical NATHAN MILSTEIN: SENSUAL Y DOMINADOR U na fiesta para los aficionados al violín: eso son los dos CD que Naxos dedica al fenomenal Nathan Milstein (1904-1992). Las grabaciones más antiguas corresponden al CD 8.110977, ADD como los otros tres que motivan esta reseña. De 1940 data el Concierto de Chaikovski (Sinfónica de Chicago/Stock), de 1942 el de Bruch con Barbirolli y de 1945 el de Mendelssohn con Bruno Walter, estos dos últimos grabados en Nueva York con la Orquesta Filarmónico-Sinfónica (hoy, Filarmónica a secas). Los resultados son siempre muy buenos aunque lo excepcional se alcanza sobre todo en la obra de Mendelssohn; el Concierto de Chaikovski “perteneció” más a Kogan y Oistrakh que a Heifetz o Milstein y, además, los cortes que Stock practica en los tiempos extremos (estamos en la época de las 78 rpm) no contribuyen a mejorar una dirección sólo aceptable. Barbirolli, por el contrario, envuelve a Milstein en una sonoridad orquestal cálida y extraordinariamente intensa, sobre la que flota el sonido transparente del excepcional Stradivarius “María Teresa” de Milstein, que toca con una elocuencia, una autoridad y una facilidad asombrosas, aplicando a su línea solista un lirismo de la mejor ley que revitaliza una obra demasiado oída. La colaboración con Bruno Walter en Mendelssohn es excepcional y suena, como subraya Tully Potter en sus comentarios, fresca y espontánea. De nuevo asombra la facilidad excepcional con que Milstein moldea las maravillosas frases mendelssohnianas. El Andante tiene un relieve inhabitual y en el tercer tiempo escuchamos, como debe ser, música de elfos. Una versión antológica, y un CD excepcional. El segundo compacto dedicado a Milstein (Naxos 8.110975) contiene otra especialidad de la casa, el Concierto de Glazunov, que Milstein tocó a los once años bajo la dirección del autor, y fue una de sus obras favoritas a todo lo largo de sus 70 años de carrera. De nuevo, el asombroso dominio y la seguridad con que supera las pavorosas dificultades del final y —no menos importante— la cálida sensualidad y el justo grado de portamento con que desgrana los temas del Moderato inicial y del Andante sostenuto, le sitúan junto a los otros dos máximos intérpretes de la obra, Heifetz y Oistrakh. Buena dirección de Steinberg a la Orquesta RCA en 1949. Muy hermosas las dos piezas de Mozart, Adagio K. 261 y Rondó K. 373, de bellísima sonoridad, legato perfecto y línea impecable. De nuevo colabora la Orquesta RCA, esta vez con Vladimir Golschmann y el lugar de grabación es el Manhattan Center neoyorkino (1950). Muy vibrante la versión que Milstein grabó en 1951 en Minneapolis, con la Orquesta de la ciudad y Dorati, del bello Concierto de Dvorák. Sonido purísimo, técnica arrolladora —en una obra muy espinosa— y perfecto encaje conceptual con la batuta; acaso pueda echarse de menos la autenticidad de otros violinistas, checos (Suk) o no (Stern). Aun con los matices indicados, un CD de adquisición obligada. Sobre Joseph Szigeti (1892-1973) ya escribí en estas páginas (véase SCHERZO, nº 179, p. 61). Gran músico y buen violinista, en muchos aspectos supuso el tránsito de la “vieja escuela” al violín del siglo XX; pero la comparación con Milstein revela un nivel técnico inferior, tanto en calidad del sonido como en precisión, manejo del arco y afinación. Con todo, el CD Naxos 8.110973 reúne tres registros de gran interés: el Primer Concierto de Prokofiev con la Filarmónica de Londres y Beecham (1935), no perfecto pero extraordinariamente interesante, el Concierto de Bloch, grabado con la Orquesta del Conservatorio de París y Charles Münch en marzo de 1939, de atractivo no inferior, y —lo mejor del CD— el Retrato op. 5, nº 1 de Bartók (Lambert, Filarmonia, 1946), que deja traslucir la nostalgia de la patria lejana. Cierra esta recensión el nombre de Albert Sammons (1886-1957), un notable violinista británico quien, con Lionel Tertis a la viola y Hamilton Harty interpreta una añosa Sinfonía Concertante K364 de Mozart y una muy atractiva versión de la Sonata de Elgar, op. 82, con William Murdoch al piano. El CD 8.110.957 se cierra con seis bises bien tocados, sin más (Humoreske de Dvorák, Meditación de Thaïs…). De interés histórico; el precio Naxos puede hacerlo atractivo. En los cuatro CDs, excelente reprocesado de Mark Obert–Thorn. Roberto Andrade 69 D I S C O S CRÍTICAS de la A a la Z DISCOS BACH-BACH Till Fellner DEVOCIÓN AL PIANO BACH: El clave bien temperado, Libro I. TILL FELLNER, piano. 2 CD ECM 1853/54. DDD. 137’. Grabación: Viena, IX/2002. Productor: Manfred Eicher. Ingeniero: Markus Heiland. Distribuidor: Nuevos medios. N PN El joven austríaco Till Fellner (Viena, 1972) ha mostrado en diversas ocasiones, ya desde sus inicios, un enorme talento artístico. Su acercamiento a Bach (cuando estas líneas vean la luz habrá interpretado esta misma obra en el Festival de Salzburgo de este año), aunque algunas cosas puedan no resultar del gusto de todos, viene a confirmarlo. Debo confesar que las cosas no empezaron demasiado bien, pues el archifamoso primer Preludio me pareció inicialmente demasiado “light” (aunque muy bien matizado), con la fuga excesivamente rápida, sensaciones que se repitieron en el segundo, quizá un punto mecánico en el preludio. Pero llegó el cuarto, en do sostenido menor, y su atmósfera intimista, casi religiosa, matizada con extraordinario gusto, me devolvió las sensaciones que recordaba del pianismo de este joven e interesantísimo artista. Algo que se repitió más tarde en el octavo, dibujado con unción y sentido organístico. Cierto, la interpretación es decididamente pianística, no renuncia al pedal y se inclina por un fraseo que favorece el legato de considerable amplitud (se sitúa en este sentido lejos de Tureck), lo que desde el punto de vista de la corrección estilística puede parecer discutible. Pero la intensidad expresiva está bien presente. Y por supuesto la claridad de exposición de las voces, el juego polifónico de las fugas perfectamente delineado; el sonido, hermoso y rico en colorido, es una constante. Fellner no es tan abierta- BACH: Fantasía cromática y fuga (versión Rust) BWV 903a. Adagio en sol mayor BWV 968. Fuga en sol menor (a partir del BWV 1000). Allemande en sol menor BWV 836. Menuet 1 y 3 BWV 841 y 843. Partita sobre el coral O Gott, du frommer Gott BWV 767. Partita en la menor BWV 1004 (en arreglo de Mortensen). CHRISTOPHER HOGWOOD, clavicordio. METRONOME MET CD 1056. DDD. 71’54’’. Grabación: Berkshire, 2001. Productor: Tim Smithies. Ingeniero: Leigh Jemison. Distribuidor: Gaudisc. N PN mente contrastado en su matiz como Richter, especialmente cuando éste se decanta por un sonido más monumental, y por supuesto está en los antípodas de las “libertades” de Gould. Tampoco resulta tan puntillista (sin que esto tenga nada de peyorativo) como Tureck ni tan austero como Schiff (que por momentos se acerca a lo aséptico). No, el suyo es un Bach más íntimo pero igualmente convencido. El de alguien que ama, conoce y cree en esta música, la interpreta con devoción, inteligencia y profundo sentimiento. Y ya se sabe, cuando uno cree en una música tan sublime como esta, y la conoce e interpreta con gusto y mimo, el resultado tiene que ser más que notable. Un álbum excelente, que reclama escuchas repetidas y que puede recomendarse abiertamente a quienes no sean “alérgicos” a Bach interpretado en el piano moderno (y con criterios en concordancia). Personalmente, espero que pronto nos llegue más Bach de este estupendo artista. Muy, muy recomendable. Rafael Ortega Basagoiti “Su instrumento preferido era el clavi- cordio. Los pianos a queue [claves], si bien permitían una gran variedad de interpretaciones, le parecían desprovistos de alma; en cuanto al pianoforte, estaba en su época en un estado inicial y tan rudimentario que no podía contentarse con él. Consideraba el clavicordio como el mejor instrumento de estudio y el mejor adaptado para el uso privado”. Esta cita de Forkel, que reproduce Hogwood en las notas al disco, justifica la elección del instrumento (o, mejor, los instrumentos, pues usa tres diferentes) TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA N Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo H Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un R 70 concierto en vivo o procede de archivos de radio Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo de soporte de audio o de vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o láser disco PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 € PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 € PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 € D I S C O S BACH-BACH Neville Marriner ENSEÑAR DELEITANDO BACH: El arte de la fuga. ACADEMY OF ST MARTIN-IN-THE-FIELDS. DIRECTOR: NEVILLE MARRINER. SACD PENTATONE PTC 5186 140. DSD. 80’27’’. Grabación: Londres, VII/1974. Productor e ingeniero: Wilhelm Hellweg. Distribuidor: Diverdi. R PN S ea en sus dos versiones originales posibles, para teclado o para cuarteto de cuerdas, sea en cualquier otra distribución que se disponga, si una obra requiere de sus intérpretes acierto en la dosificación equilibrada de rigor y frescura, esa es El arte de la fuga de Johann Sebastian Bach. Ahora reaparecida con los que a sí mismos se consideran los más avanzados procedimientos en el tratamiento del sonido (SACD y DSD), lo que sobre todo sigue importando en esta versión registrada hace treinta años por la St Martin no es su calidad material, sino precisamente lo divertida al tiempo que instructiva que resulta. Factores concomitantes a tan extraordinario resultado son por un lado la sabiduría de Andrew Davies y Neville Marriner como arreglistas, por otro la inteligencia o sensibilidad (hablando de arte, términos sinónimos) de las decisiones que con respecto a la ejecución se adoptaron. A mayor abundamiento, los fragmentos asignados a un par de claves cuentan con prestaciones como las de Christopher Hogwood y el propio Andrew Davies, que con todo merecimiento pueden considerarse legendarias. Ahí y en todo lo demás, que incluye unos colores orquestales en sí mismos sumamente elocuentes, las líneas se integran con un empaste que la pos- teridad quizá haya igualado o iguale, pero muy difícilmente superará. De discoteca básica. Alfred Brotons Muñoz Ton Koopman UN PASO MÁS 3 CD CHALLENGE CC72215. DDD. 71’55’’, 66’56’’, 68’51’’. Grabación: Amsterdam, III, XIXII/2001; II-III/2002. Productora: Tini Mathot. Ingeniero: Adrian Verstijnen. Distribuidor: Diverdi. N PN Nueva andadura de las cantatas de Bach perteneciente al ciclo de Koopman, que se centra en esta ocasión en obras de los años 1725-26. El nivel es el acostumbrado; es decir, muy alto, con excelentes empleados en este programa bachiano que, junto a obras habituales, incluye una transcripción de la Partita nº2 para violín solo BWV 1002 debida al clavecinista Lars Ulrik Mortensen y otra de la Fuga BWV 1000, a su vez versión para laúd de un movimiento de la Sonata nº1 para violín solo BWV 1001. Christopher Hogwood, cuya carrera como clavecinista se pierde en un remoto pasado vinculado a David Munrow y el Early Music Consort, se nos presenta aquí como un intérprete sensible y de una musicalidad sin tacha, acaso falto de una mayor agilidad en momentos especialmente comprometidos, como la Fuga del BWV 903 o la célebre Chacona del BWV 1002. Especialmente problemática resulta la versión del BWV 767 (original para órgano) que interpreta en un instrumen- prestaciones de coro y orquesta. Así, por ejemplo, la magnífica fuga del número inicial de la BWV 110, obra que cuenta también con sensacionales intervenciones de los instrumentos obligados. La sinfonía de la cantata BWV 146 contiene una participación concertante del órgano, en tanto que es una música que conocemos como el Concierto para clave BWV 1052. El propio Koopman se encarga de la parte con agilidad. Extraordinaria Sibylla Rubens en su aria y magnífico coral conclusivo. Pero si hay un protagonista indiscutible de la nueva entrega, ése es Mertens, que se muestra en plenitud de facultades y musicalidad de principio a fin. Conminatorio en el aria inicial de la BWV 168 —sobre una cuerda en ebullición permanente—, y con soberbias realizaciones de sus arias BACH BACH: Cantatas, vol. 15. BWV 3, 28, 85, 87, 108, 110, 128, 146, 168, 175, 176, 183. DEBORAH YORK, SANDRINE PIAU, JOHANNETTE ZOMER, SIBYLLA RUBENS, sopranos; BOGNA BARTOSZ, contralto; JÖRG DÜRMÜLLER, CHRISTOPH PRÉGARDIEN, PAUL AGNEW, JAMES GILCHRIST, tenores; KLAUS MERTENS. CORO Y ORQUESTA BARROCOS DE AMSTERDAM. Director: TON KOOPMAN. to copia de un G. F. Schmahl de 1807, el de sonoridad más cercana a la del piano de los tres empleados, obra en la que Hogwood tiene serios problemas de articulación. Muy atractiva en cambio la Fuga BWV 1000 (en un J. A. Hass de 1761, el instrumento más parecido a un clave), de gran transparencia y articulaciones mucho más fluidas. Interesante artículo anexo del propio Hogwood. P.J.V. en las cantatas BWV 175 y 3, así como la de apertura de la BWV 108. Otro peldaño de una serie imprescindible. Enrique Martínez Miura BACH: Cantatas “Mein Herze schwimmt im Blut” BWV 199 y “Ich habe genug” BWV 82a. Concierto en re menor para violín, oboe, cuerdas y continuo BWV 1060. EMMA KIRKBY, soprano; KARL KAISER, flauta travesera; KATHARINA ARFKEN, oboe; GOTTFRIED VON DER GOLTZ, violín. ORQUESTA BARROCA DE FRIBURGO. Director: GOTTFRIED VON DER GOLTZ. CARUS 83.302. DDD. 62’. Grabación: Colonia, III y IV/1999. Productor e ingeniero: John Hadden. Distribuidor: Diverdi. N PN La cantata BWV 199 fue escrita por Bach en Weimar en 1713, mientras que la BWV 82 data, en su versión original para bajo y oboe obligado, de 1727. Cuatro años después, el compositor preparó una versión para soprano y traverso, que es la que se presenta aquí. Final- 71 D I S C O S BACH-BOCCHERINI mente el Concierto BWV 1060 es seguramente la versión original (perdida) del Concierto para dos claves en do menor, con el que hoy comparte número de catálogo. La voz delicada, pequeña y frágil de Emma Kirkby matiza con gran encanto y notabilísima seguridad las arias de las dos cantatas. Kirkby mantiene la brillantez y la limpieza proverbiales de su timbre, pero además ha conseguido ganar consistencia en la región grave de su no demasiado amplio registro y ha logrado una mayor variedad en la expresión, lo cual beneficia enormemente la interpretación de estas dos joyas bachianas, en especial la BWV 82 que parece requerir una voz algo más densa (sobre todo en la impresionante aria Schlummert ein, ihr matten Augen), aunque la soprano británica la resuelve con notable elegancia, apoyada en el magnífico acompañamiento, que cuenta con un soberbio Karl Kaiser en el traverso. La Orquesta de Friburgo está al nivel acostumbrado, que es altísimo, tanto en las cantatas como en el concierto, que von der Goltz y Arfken tocan de manera extraordinaria. La agilidad de las articulaciones, la profundidad y transparencia de las texturas, la intensidad de los acentos y la sutileza de los contrastes nos permiten acceder a un Bach limpísimo, de fraseo exquisito y gran frescura expresiva. Opciones interesantes para unas obras que tienen ya una presencia muy destacada en el mercado. P.J.V. BARBER: Sinfonía nº 1. SCHUMANN: Sinfonía nº 4. ORQUESTA DEL ESTADO DE BAVIERA. Director: WOLFGANG SAWALLISCH. FARAO S 108 019. DDD. 53’47’’. Grabación: Múnich, Nationaltheater, VII/2003. Productor: Felix Gargerle. Ingeniero: Andreas Caemmerer. Distribuidor: Gaudisc. N PN A tención 72 al acoplamiento. Se podría esperar que quien le hiciera compañía a Barber fuera Schuman (William), no Schumann (Robert), pero es éste el acompañante, y resulta que no hay una especial lejanía espiritual entre el alemán y el americano. Ahora bien, por una vez no se le puede echar la culpa a Nadia Boulanger; Barber debió de ser de los pocos que no estudió con ella: llegó a esa especie de tradicionalismo por sus propios medios. La Primera Sinfonía es obra juvenil, pero de primera madurez (es de 1936, y Barber había nacido en 1910), y aunque se presenta en un solo movimiento, incluye internamente los cuatro de rigor. La lectura de Sawallisch se presenta aquí como una especie de sólida construcción, de poderoso navío, de avanzadilla imponente para presentar, como plato fuerte, otro plato para saciar cualquier apetito, una Cuarta de Schumann que poco tiene que envidiar a cualquier otra, incluida la del propio Sawallisch con Dresde en su integral para EMI. Futwängler está en los cielos, sin duda, porque lo desnazificaron a tiempo y murió en gracia plena; pues bien, sólo él supera —creemos que sólo él— esta manera que tienen Sawallisch y la Pequeña Baviera de preparar, motivar, abrir, planificar, disminuir, cerrar y qué sé yo qué más cosas de una partitura que, tocada de esta manera, se convierte en una de las grandes sinfonías de ambos siglos. Ni más ni menos. Porque es como una corriente eléctrica, o decididamente fluvial, tempestuosa, que si nos deja respirar es para que sigamos a continuación en la tensa escucha. Magnífico Sawallisch. S.M.B. BEETHOVEN: Trío en mi bemol mayor op. 1, nº 1. Trío en sol mayor op. 1, nº 2. Trío en mi bemol mayor WoO 38. TRÍO FLORESTAN. HYPERION CDA67393. DDD. 71’37’’. Grabación: Londres, XII/2002. Productor: Andrew Keener. Ingeniero: Simon Eadon. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Tercera entrega de esta serie de tríos con piano de Ludwig van Beethoven (17701827) que Hyperion viene ofreciendo a cargo de The Florestan Trio y que, no sabemos por qué, no están apareciendo por orden estrictamente cronológico. Los mismos intérpretes, los mismos técnicos de grabación y el mismo año de registro que en las entregas anteriores (véanse SCHERZO nº 177, julio-agosto de 2003, Op. 70, nºs 1 y 2; nº 184, marzo de 2004, Op. 97) nos permiten remitir al lector a los juicios entonces emitidos, perfectamente válidos para esta ocasión también. Estamos aquí ante el Op. 1, donde Beethoven se mueve sin prescindir —porque no quiere y porque no puede todavía— de la alargada sombra de Haydn pero tampoco de la de Mozart. Clasicismo, pues, en toda regla. Los dos primeros Tríos ahora ofrecidos fueron presentados en 1795, y el restante fue escrito en 1790 o 1791: una obra apenas programada, compuesta aún en Bonn, antes de marchar el autor a Viena en busca del triunfo, una obra casi “experimental” al lado de los ambiciosos dos Tríos que le acompañan en este CD; una obra amable, con encanto y sin pretensiones. Homogeneidad y equilibrio están garantizados por The Florestan Trio, formado en 1995 y del que nos llega un trabajo continuado de conjunto, labor de equipo que se percibe en los resultados, más allá de otras versiones en las que la unión de tres solistas virtuosos pueden aportar tal vez momentos aislados más brillantes o virtuosos pero a menudo menos equilibrados. La conjunción del Trío Florestan está avalada por anteriores trabajos: la pianista Susan Tomes y el violonchelista Richard Lester integraron el grupo Domus y ambos colaboraron además con el violinista Anthony Marwood en grabaciones para Hyperion. Del Op. 1 se incluyen en el CD que nos ocupa los números 1 y 2; el número 3 y último estará presente en el CD cuarto de esta serie. J.G.M. BEETHOVEN: Tríos para cuerda completos. TRÍO DE CUERDA DE ZÚRICH. 2 CD BRILLIANT 92292. DDD. 147’39’’. Grabación: Langlau, III/2002. Productor: Dan Rubinstein. Ingeniero: Andreas Werner. Distribuidor: Cat Music. N PE Publicación discográfica estupenda en la que lo descollante es la clase y el equilibrio entre voces con los que el Trío de Zúrich se comporta. También está incluido el Trío en mi bemol mayor op. 3, publicado por la editorial Artaria en Viena en 1796 (aunque se opine que pudo ser escrito en Bonn en 1792), obra clásica por completo y de atractivos indudables. En él la base del divertimento clásico se impregna de la corriente Sturm und Drang y da una obra de madura intensidad en un compositor de veintidós años. Se incluye asimismo en esta publicación que comento, la Serenata en re mayor op. 8, que, de cinco años más tarde, donde Beethoven rompe el curso del Adagio para combinarlo con un Scherzo, transgrediendo la pura estructura del divertimento. Los tres Tríos op. 9 son el trampolín a través del que salta el compositor hacia el cuarteto, dejando el importantísimo corpus del género que conocemos, en el que libera a la formación de cualquier condicionamiento anterior y, por añadidura, de cualquier función o dependencia social, cosa que no ocurre en sus Tríos. A pesar de eso y de que Beethoven los consideraba obras menores entre las suyas, influyeron estas obras abundantemente en otros compositores posteriores al de Bonn. La escrupulosidad con que plasma estos cinco Tríos el conjunto de instrumentistas suizos no los despojan del calor necesario, y sí ahondan en la estructura en un trabajo cuidadoso y sentido. Una excelente versión, completa y barata. J.A.G.G. BLANCAFORT: Obra completa para piano, vol. 2. Sis peces breus. Jocs i danses al camp. Cants íntims I. Vuit peces per a piano. MIQUEL VILLALBA, piano. NAXOS 8.557333. DDD. 61’29’’. Grabación: Jafre, Gerona, I/2003. Productor e ingeniero: Miquel Roger. Distribuidor: Ferysa. N PE Como dice el pianista Miquel Villalba, “con este segundo volumen, continuación del anterior, se cierra, dentro del ciclo pianístico, una primera etapa del compositor dominada por la obra corta, aislada o formando una suite, de estructura ternaria, carácter íntimo y nostálgico, de sabor popular, y por el empleo caso exclusivo de tonalidades menores”. Blancafort, influido por la música francesa de su tiempo y cuya actitud ante la obra artística entronca con el ideal noucentista de la obra bien hecha y clara en lo formal, expresa aquí, como él mismo dijo, “los sentimientos interiores y las impresiones del exterior”. Es éste el D I S C O S BACH-BOCCHERINI Andrew Manze y Richard Egarr VIOLÍN GOZOSO BIBER: Sonatas del Rosario. Passacaglia para violín solo. ANDREW MANZE, violín; RICHARD EGARR, clave y órgano; ALISON MCGILLIVRAY, violonchelo (Sonata XII). 2 CD HARMONIA MUNDI HMU 907321. DDD. 141’. Grabación: Londres, I/2003. Productora: Robina G. Young. Ingeniero: Brad Michel. N PN D eben caber pocas dudas sobre la condición de Manze como uno de los violinistas barrocos más grandes de nuestros días. A su fonografía, de todo punto sensacional, añade ahora el artista un nuevo hito, este portentoso acercamiento a las Sonatas del Rosario biberianas, unas piezas que por lo demás han contado con una gran fortuna discográfica. Manze se coloca en lo más alto del escalafón con una lectura plena de fantasía y colorido, en la que el vir- tuosismo se da por supuesto —incrementado además por el recurso de la scordatura, una afinación diferente de la habitual de las cuerdas del violín— y queda trascendido al servicio de un rico concepto musical. El timbre un punto penetrante y los drásticos contrastes de toda clase sustentan el imaginario biberiano que tiene mucho de simbólico. Todas las versiones de las Sonatas rayan a grandísima altura, secundado Manze en elocuente diálogo por Egarr al clave o el órgano, pero no deja de haber instantes memorables, como los cambios de color del violín en el Aria de la Sonata I, la claridad de tañido de las notas rápidas en non legato de la Ciacona que integra toda la Sonata IV o los autoecos del Aria de la Sonata XV. Una asombrosa interpretación de la Passacaglia sitúa esta obra como un monumental precedente de las Sonatas y Partitas bachianas. Enrique Martínez Miura Vincent Dumestre EN LA CORTE Y EN LA CALLE BOESSET: Je meurs sans mourir. Airs y ballets. LE POÈME HARMONIQUE. Director: VINCENT DUMESTRE. ALPHA 057. DDD. 60’29’’. Grabación: París, XI/2003. Productor: Richard Lorber. Ingeniero: Manuel Mohino. Distribuidor: Diverdi. N PN Antoine Boesset fue el músico de corte favorito de Luis XIII y participó activamente en el auge de los ballets de cour. Este disco magnífico es útil no sólo para divulgar, en condiciones óptimas, la deliciosa música de Boesset sino como testimonio de la influencia de la cultura española en la primera mitad del siglo XVII. Además del uso del castellano en alguna pieza, ritmos como el de la chaBlancafort más cercano a Satie y a Poulenc, posiblemente el más interesante, el que formó con Mompou el denominado Grupo de los Dos a imagen del Grupo de los Seis francés. Después, el autor siguió otros derroteros estéticos y perdió la frescura y la poesía de los años juveniles de los que este volumen da cumplida cuenta. Poco podría imaginarse cualquiera que conociera estas obras íntimas e intimistas que años después su autor, artífice de un arte exquisito y hasta un punto aristocrático, volviera su atención para crear alguna de sus canciones hacia los textos de un “poeta” como Primo de Rivera (!). Quizá el oportunismo guió su proceder posterior pero escuchando las obras que contiene este compacto uno tiene la impresión de que este Blancafort es auténtico y que su voluntaria vinculación con el noucentisme catalán (el de Carner, Ors… éste, por cierto, otro que estuvo al sol que más cona se dejan oír en las obras seleccionadas. El programa reúne airs de cour, ballets o recitativos en una mezcla representativa y muy bien realizada por Le Poème Harmonique. Hay algún toque irónico —caso de Una musiqua— y no falta una elocuente melancolía, como en Départ que le devoir me fait précipiter. El Ballet des vaillans combattans recibe una interpretación desenfadada y original, en tanto que el Récit du Temps es casi una escena callejera. La limpia emisión de las voces y la animación rítmica de los acompañamientos que así lo requieren revitalizan la música de Boesset, que puede ir de la nostalgia de Frescos Ayres del Prado a la exultante Gran chacona, que toma de Luis calienta) obedecía a un acto de fidelidad hacia sí mismo y no a seguir la moda del momento. Así debió ser pues un nombre importante en la música francesa y española de la época, el pianista Ricardo Viñes, le prestó atención y divulgó su obra. El parentesco con Mompou es notable en muchas ocasiones; incluso una composición de Blancafort, Cant íntims, tiene idéntico título a otra de Mompou, ésta, ciertamente absolutamente genial en su sobria esencialidad mientras que Blancafort parece mostrar una cierta tendencia romantizante, aunque con el debido distanciamiento propio de alguien muy influido por la estética francesa de la época. Las solventes versiones de Miquel Villalba aseguran fidelidad absoluta al peculiar universo sonoro y poético de este Blancafort lírico, el más interesante, el juvenil. J.P. de Briceño. Un disco soberbio. Enrique Martínez Miura BOCCHERINI: Quintetos para guitarra y cuarteto de cuerda en re mayor G. 448 y G. 449. DAVID MORATA, violín; FERRAN DE LA VARGA, violín; ANDREA MAMELI, viola; IÑAKI ETXEPARE, violonchelo; JOAN CARLES MARTÍNEZ, guitarra. COLUMNA MÚSICA 1CM0125. DDD. 48’02’’. Grabación: Barcelona, XII/2003. Ingeniero: Toni Soriano. Distribuidor: Diverdi. N PN P rosigue Columna Música su loable y difícil labor de dar a conocer autores y obras a contracorriente, fuera de modas, rutinas y condicionamientos espurios. En el presente CD ofrece el primer volumen de lo que habrá de ser la edición completa de los quintetos para cuerda y guitarra de Luigi Boccherini (1743-1805), el compositor italo-español que tan notable huella dejó en nuestro país. Empieza la serie con los Quintetos en re mayor G. 448 y G. 449, seguramente adaptados en 1798 —con fragmentos de otras obras 73 D I S C O S BOCCHERINI-CHOPIN del autor—, para uso exclusivo del conde-duque de Benavente-Osuna, peticionario de tales piezas. Aborda la no fácil empresa, de la que sale airosa con irregular nivel, la Formación de Cámara Almodis, creada en 1995 por el guitarrista Joan Carles Martínez con el propósito de redescubrir e interpretar obras de autores catalanes de la etapa modernista (finales del siglo XIX, principios del XX), meta que con el tiempo lógicamente habría de verse desbordada y ampliada. Y en eso estamos. Con los dos Quintetos aquí ofrecidos, la Formación explora y profundiza en el barroco europeo, campo casi infinito, de desigual valía y amplia variedad de estilos. Interesa saber, en el caso que nos ocupa, que estas obras, por sus peculiares circunstancias, no llegaron a publicarse en vida ni del compositor ni del destinatario. Y asimismo que las primeras ediciones son muy recientes y no siempre fieles al espíritu de Boccherini. Los intérpretes de este CD sí han procurado ajustarse a esa pretendida fidelidad al autor, al menos según su mejor saber y entender, y habrá de ser cada oyente quien juzgue sobre el resultado. Sí nos manifestamos claramente a favor de la utilización de las castañuelas (a cargo de Ludovica Mosca) en el Fandango del Quinteto IV en re mayor G. 448, brillante y marchoso final del compacto, porque en nuestra opinión realza la ya de por sí indudable belleza de semejante ritmo. J.G.M. Silke-Thora Matthies y Christian Köhn UN EVEREST EN UN HIMALAYA BRAHMS: Cuarteto para cuerdas nº 3 en si bemol mayor, op. 67. Quinteto para cuerdas nº 1 en fa mayor op. 88. SILKE-THORA MATTHIES Y CHRISTIAN KÖHN, piano a cuatro manos. NAXOS 8.554272. DDD. 68’30’’. Grabación: Sandhausen, XI/1997. Productor e ingeniero: Teije van Geest. Distribuidor: Ferysa. N PE V erdaderamente debe de constituir uno de los fenómenos discográficos recientes más imprevisibles que una integral de las reducciones para dos pianos y piano a cuatro manos de las obras orquestales y camerísticas de Brahms sobrepasar en tan gran medida los límites de la mera curiosidad como han conseguido hacerlo Matthies y Köhn. La versión del que cierra el apartado dedicado a los cuartetos de cuerdas resulta aún más estupenda si cabe que las que lo iniciaron (véase SCHER- ZO, nº 187, pág. 73), y de nuevo es en los movimientos centrales donde el arreglista (el propio compositor) y los intérpretes encuentran mayores oportunidades para el deslumbramiento del oyente con sus respectivas maestrías. En el tercero en concreto, la combinación de un tempo juiciosa y precisamente mantenido en Allegretto se combina con una expresión indicada agitato para lograr esa peculiar ambigüedad de toda la música brahmsiana a caballo entre la esperanza y el desencanto, el clasicismo y el romanticismo, la fluidez y la contención. En cuanto al primero de los quintetos, quizá acabe por ser una de las glorias de la extensa colección (vamos por la undécima entrega) aunque no sea más que por el contraste entre las sutiles difuminaciones con que se matizan los rápidos movimientos extremos y la no menor elocuencia con que en el central se colorean primero la concentración emocional en el Grave ed appasionato, luego el chispeante borboteo del Allegretto vivace. Un Everest en un Himalaya. Alfredo Brotons Muñoz Philippe Herreweghe FASCINANTE BRUCKNER: Sinfonía nº 7 en mi mayor. ORQUESTA DE LOS CAMPOS ELÍSEOS. Director: PHILIPPE HERREWEGHE. HARMONIA MUNDI HMC 901857. DDD. 59’54’’. Grabación: Utrecht, IV/2004. Productor: Abdreas Neubronner. Ingeniero: Markus Heiland. N PN Comienza Herreweghe un peregrinaje que se antoja fascinante, la interpretación de todas las sinfonías de Bruckner con una orquesta a la manera del siglo XIX. Se trata, obviamente, a juzgar por esta atractiva Séptima —edición Nowak—, de una indagación que atañe fundamentalmente al color y al equilibrio entre las familias; e igualmente la búsqueda de un camino propio que se aparte de los lugares comunes de la tradición germánica de un Bruckner únicamente ciclópeo. El enfoque del tempo está en el extremo opuesto de Celibidache, basta con comprobar que al director belga la 74 Séptima le queda por debajo de la barrera de la hora de duración. Herreweghe declara, en su informativo artículo del cuadernillo, que el Bruckner que ama es el de las vastas arquitecturas contrapuntísticas, algo que evidencia su clarificadora lectura. Desde luego, a tenor de la tradición interpretativa precedente, la versión es algo sumaria y de lirismo ocasionalmente un tanto seco — en el primer tiempo, por ejemplo—, pero lo que pretende la grabación es precisamente crear —o recuperar— una nueva vía interpretativa y en tal aspecto la propuesta es sumamente valiosa. El Adagio se alza como el núcleo emotivo de la interpretación, intenso, elegantemente fraseado y con una nítida percepción de los contracantos. El problemático Scherzo —el más endeble de los brucknerianos de madurez— es resuelto con habilidad, centrándose el director en el efusivo Trío. No hay masas sonoras gigantescas en el Finale, sino una seductora vivacidad. La orquesta responde con solvencia y sólo algunas sonoridades algo ácidas de los violines en el registro agudo empañan su rendimiento. Primer paso de un proyecto muy importante. Enrique Martínez Miura D I S C O S BOCCHERINI-CHOPIN CANO: Vestigios. Sobre los ángeles. JOVE ORQUESTRA DE LA GENERALITAT VALENCIANA. Director: MANUEL GALDUF. PMV Actual 002. DDD. 55’16’’. Grabación: Requena, IV/2002 y IV/2003 (en vivo). Producción: Institut Valencià de la Música. Ingeniero: Antonio Sanfeliu. Distribuidor: Diverdi. N PN Este segundo volumen de la serie Patrimonio Musical Valenciano Actual, promovido por el IVM (Institut Valencià de la Música), recoge dos obras recientes del compositor César Cano (Valencia, 1960), ambas terminadas en 2002 y compuestas expresamente para la Jove Orquestra de la Generalitat Valenciana, de la que fue —entre 2001 y 2002— su primer compositor residente. La primera de tales piezas, Vestigios, para orquesta de cámara y electroacústica, dividida en tres movimientos, se basa en cinco series de doce sonidos. La segunda, Sobre los ángeles, para gran orquesta, estructurada en cuatro movimientos, utiliza un lenguaje serial, basado en tres series de doce sonidos. En uno y otro caso el tratamiento de las series es libre, no estricto, inflexible o dogmático. Si Vestigios plantea un juego contrastado en el que se pretende reflejar sucesivamente las utopías humanas, las sintonías/desavenencias con el mundo real y la vida como motor infinito de nuestro universo y como juego existencial, Sobre los ángeles es un homenaje al gran libro de poemas de Rafael Alberti. La libertad en la utilización del lenguaje serial, los toques melódicos y rítmicos sabiamente dispuestos, o alguna cita textual tonal cuando procede, dotan a estas obras de un gran atractivo y de un interés cierto. Descriptiva y emocional Vestigios —aunque parezca un contrasentido por utilizar un lenguaje eminentemente abstracto— y generadora de sensaciones y estados anímicos Sobre los ángeles —en correspondencia con el intenso y lírico surrealismo del poeta gaditano—, las dos composiciones de este CD cuentan con una notable prestación de la Jove Orquestra de la Generalitat Valenciana, feliz realidad ya, más que promesa desde su creación en 1998, bajo la dirección de su titular, Manuel Galduf, batuta experta y segura. J.G.M. Peter Maag EL VIEJO MAESTRO CHAIKOVSKI: Sinfonía nº 5 en mi menor op. 64. Suite de Cascanueces. CORO DE VOCES BLANCAS MAGNIFICAT. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RAI DE TURÍN. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RAI DE ROMA. Director: PETER MAAG. ARTS Archives 47037-2. ADD. 78’17’’. Grabaciones: Roma, III/1967; Turín, IV/1982 (en vivo). Productor: Gian Andrea Lodovici. Distribuidor: Diverdi. N PM Una inicial pereza, no mala disposición, invade a quien va a escuchar tal programa, archirrepetido. Aunque sí choca el que el maestro suizo, tan querido en España, indiscutible en Mozart, en Mendelssohn, y que tanto nos deleitó con sus interpretaciones de óperas de Haydn, “se meta” con la Sinfonía nº 5 del ampuloso ruso. Los reparos se disipan a los poquí- CHARPENTIER: Misa de muertos H. 10. Velum templi scissum est H. 128. In Nativitatem Diomini Canticum H. 416 (Preludium y La Nuit). Psalmus Davidis 87us H. 207. Salve Regina a tres coros H. 24. MÁRIA ZÁDORI Y ANDREA CSEREKLYEI, sopranos; PÉTÉR BÁRÁNY Y ZOLTÁN GAVODI, haute-contres; PÉTER DRUCKER, ANDRÁS REGENHART Y REZSÖ KUTIK, tenores; ISTVÁN KOVÁCS Y MÁTÉ SÓLYOM-NAGY, bajos. CORO PURCELL. ORQUESTA ORFEO. Director: GYÖRGY VASHEGYI. HUNGAROTON HCD 32235. DDD. 60’25’’. Grabación: Budapest, IV/2003. Productor: Katalin Pusztási. Ingeniero: János Györi. Distribuidor: Gaudisc. N PN Tercera misa de Charpentier que graba György Vashegyi para Hungaroton, siempre al frente del Coro Purcell, la Orquesta Orfeo y un conjunto de solistas locales bien formados técnicamente y con un notable conocimiento de estilo. De la Messe des Morts H. 10, la tercera y última de este género compuesta por el músico, sólo existía un registro anterior, realizado a finales de los años 1970 por Louis Devos, por lo que éste adquiere especial importancia, sobre todo si tenemos en simos compases sólo con escuchar el tristísimo inicio, y desde ahí como desarrolla Maag exposiciones líricas, fuerza, pathos, duda, de un modo que yo calificaría de “celibidachiano”: pero me gusta más aún el resultado del suizo que los del rumano (me refiero a su interpretación vertida en cedé). La orquesta de Maag, nada carente de compacidad, canta más, aunque su calidad no sea totalmente irreprochable, su afiligranado goticismo es de nervaduras y arbotantes más aéreos, y su interpretación resulta soberbia, magistral. En la Suite de “Cascanueces” hay algún tempo que podría ser discutido. Poca cosa. Pero el nivel es alto, y cosas como la Danza árabe, absolutamente señeras. Un disco que hay que escuchar con atención para agradecerlo suficiencuenta que la interpretación es delicada, elegante, equilibrada, con contrastes finamente cincelados y una expresividad siempre contenida, capaz de reproducir a la perfección la atmósfera entre sensual y transida de emoción que tan bien conviene al compositor francés. Hay quizá algún momento menos conseguido, como el Quærens me, en el que las texturas corales suenan un tanto apelmazadas o el Oro supplex et acclinis, que canta Maria Zadori con excesiva languidez, pero en líneas generales la versión resulta extraordinaria y puede competir con la gran mayoría de los otros registros de misas de Charpentier que están hoy disponibles en el mercado. El Salmo Dominus Deus salutis meæ H. 207 se graba por primera vez, no así el Segundo responsorio para la Segunda Lección del Jueves Santo, Velum templi H. 128, como se indica en el disco, ya que esa pieza figura en los registros que a las Lamentaciones de Charpentier dedicó Gérard Lesne en Virgin. Del resto de obras, la Salve Regina a tres coros H. 24 es bien conocida, así como los dos movimientos instrumentales del H. 416, de los que la Orquesta Orfeo ofrece una temente, y deleitarse con esta labor de un soberbio director en repertorio que no era el suyo habitual. José Antonio García y García interpretación muy sugerente. En el Salmo y la Salve, el Coro Purcell muestra lo mejor de sí mismo, con unas recreaciones muy contrastadas y brillantes, en las que tanto las disonancias (Salmo) como los efectos de la policoralidad (Salve) quedan perfectamente recogidos, alcanzando en algunos instantes de especial unción un sentido del claroscuro de profundo sentido barroco. P.J.V. CHOPIN: Cuatro baladas. Preludios para piano op. 28. STEFAN VLADAR, piano. HARMONIA MUNDI HMC 905260. DDD. 74’15’’. Grabación: Berlín, II/2002. Productor: Martin Sauer. Ingeniero: Tobias Lehmann. N PN Está tan bien tocado que casi da reparos ponerle peros a este monográfico Chopin protagonizado por Stefan Vladar. La impecabilidad técnica, la claridad de un sonido hermosamente cuidado y la franqueza de ideas no bastan para convertir estas honorables versiones de las Cuatro baladas y de los Preludios op. 28 en 75 D I S C O S BOCCHERINI-EBERHARD referencias calibrables con lo mejor del inmenso legado discográfico disponible. Vladar se acerca al romanticismo chopiniano desde una actitud frontal y sin vericuetos. Se entrega al mismo con un pianismo obvio y quizá casi ingenuo, exento de esa expresión inexplicable que trasciende lo esperado para convertir en sorpresa y revelación lo mil veces oído. Todo transcurre como cabe esperar. Nada esta fuera de lugar. Baladas y Preludios que transpiran la nobleza de un intérprete virtuoso y honesto que no ha querido adjetivar la partitura maestra. Sólo la quejumbrosa y molesta respiración del pianista, que con frecuencia distrae la atención del oyente, perturba tanta fidelidad. Un buen disco que se beneficia de la estupenda y fiel toma de sonido. genuino compositor clásico de armonía y estructuras clarísimas (toda una lección de rigor formal del que siempre se aprende; clasicismo de libro), y su absoluto dominio de la escritura para piano (en este caso para piano a cuatro manos y para dos pianos) no puede hacer menos que nos descubramos ante este puñado de sonatas de perfecta factura. Las interpretaciones del Dúo GenovaDimitrov son excelentes y este compacto es todo un homenaje a su autor al presentarnos su música en unas condiciones impecables de adecuación estilística (puro clasicismo) que permiten un disfrute que posiblemente hace unos años no pensábamos que nos pudiera proporcionar la música de Clementi. J.P. J.R. Sonatas para dos pianos op. 1a y op. 12. Sonatas para piano a cuatro manos op. 14, nº 3; op. 3, nº1; op. 3, nº 2; op. 3, nº 3 y op. 6, nº 1. DÚO GENOVA-DIMITROV. CPO 999 935-2. DDD. 71’58’’. Grabación: Múnich, XII/2002. Productor: Bernhard Albrecht. Ingeniero: Klemens Kamp. Distribuidor: Diverdi. N PN 76 Para los que hemos estudiado piano, el nombre de Clementi, como el de Czerny, significó durante años algo así como un sinónimo de tortura pianística en forma de escalas, arpegios, ejercicios y más ejercicios de velocidad, trinos, pasajes endiablados, octavas, terceras y sextas que debíamos tocar lo más rápido posible… y una aparente ausencia de verdadera música. Pero a algunos de nosotros nos despertaban curiosidad este par de músicos cuando entre sus libros (¿por qué no decirlo?) odiados (que debíamos estudiar a la fuerza mientras era todo un placer estudiar las fugas de Bach y las sonatas de Haydn, Mozart y Beethoven) descubríamos, como por casualidad, algún pasaje (y también algún estudio de esos que no debíamos estudiar porque “no tocaba”) que nos mostraba que tanto Clementi como Czerny eran compositores de interés. Incluso, años después de haber estudiado algunas sonatas de Clementi, volvíamos a ellas por curiosidad y las tocábamos por puro placer, descubriendo verdadera música pues las veíamos de otro modo. Y si seguimos hablando de Clementi, para muchos de nosotros fue toda una revelación (hablo de hace unos cuantos años) el doble vinilo (hoy doble compacto, posiblemente descatalogado) de Erato en el que Claudio Scimone nos presentaba al muy interesante Clementi sinfonista. Poco se ha hecho, desde luego, por el Clementi compositor (igual que por el Czerny compositor, en este caso incluso menos) y este compacto es muy bienvenido, pues aquellos que le tenemos en alta consideración (hace años que le “perdonamos” los malos ratos que nos hizo pasar) debemos escucharlo con la atención que merece. La gran sabiduría musical de su autor, CORELLI: Sonatas op. 5, nºs 4, 7 y 12. Concerti grossi op. 6, nºs 4, 8, 10 (adaptaciones para flautas dulces). FRÉDÉRIC DE ROOS Y NATHALIE HOUTMAN, flautas dulces. LA PASTORELLA. Director: FRÉDÉRIC DE ROOS. RICERCAR RIC 235. DDD. 63’50’’. Grabación: Bolland, V/2003. Productor e ingeniero: Jérôme Lejeune. Distribuidor: Gaudisc. N PN CORELLI CLEMENTI: DVORÁK: Concierto para violín y orquesta op. 53. Trío op. 65. ISABELLE FAUST, violín; JEAN-GUIHEN QUEYRAS, violonchelo; ALEXANDER MELNIKOV, piano. PHILHARMONIA DE PRAGA. Director: JIRÍ BELOHLÁVEK. HARMONIA MUNDI HMC 901833. DDD. 69’45’’. Grabación: Praga, IX 2003 (op. 53); Berlín, XII/2003 (op. 65). Productor: Martin Saber. Ingeniero: Philipp Knop. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Con estos dos Dvorák, la excelente violinista francesa Isabelle Faust demuestra su capacidad, primero, como virtuosa en una obra concertante, y, segundo, como violinista en un conjunto de cámara. El CD está hecho a mayor gloria suya, sin duda, pero hay que admitir que se trata de un logro. No va a revolucionar nuestra perspectiva ni a añadir nada decisivo a una discografía ya amplia y rica tanto en uno como en otro título, pero quien escuche estas lecturas se las verá con una violinista dúctil, versátil, inspirada, con una aguda capacidad de insinuar, de frasear y de hacer crecer y disminuir el sonido como nadie. Ni ella ni el acompañamiento le echan mucha poesía, aunque sí premura, al Adagio del Concierto, pero son cosas que pasan. Aparte detalles, resulta muy inspirado ese acompañamiento de Belohlávek. La intensa prestación intimista de Faust, Queyras y Melnikov en el Trío op. 65 es obra de tres músicos de muy alto nivel. S.M.B. Curioso disco, que pretende fusionar el culto a Corelli en la Inglaterra de principios del siglo XVIII con la extraordinaria popularidad que por aquellos mismos años alcanzó la flauta dulce entre los músicos aficionados ingleses. Se nos presentan tres de las Sonatas para violín op. 5 en versiones para flauta así como tres de los Concerti grossi op. 6 con las partes del concertino asignadas a dos flautas y a un fagot, en lugar de a los dos violines y el violonchelo del original. En ambos casos, se trata de ediciones publicadas por John Walsh, que alcanzaron extraordinario éxito en las islas. Frédéric de Roos ha optado por emplear flautas de distintos modelos y tamaños (como preveía la edición de Walsh de la Op. 6), adaptándose al carácter y la tonalidad de cada pieza. Se apoya para las Sonatas en un continuo de gran riqueza, con violonchelo e instrumentos de cuerda pulsada (tiorba o guitarra) y teclado (clave u órgano), en función de la obra (muy sugerente la guitarra en la Follia), mientras que el ripieno de los Concerti grossi incluye dos violines, viola y violonchelo. Tanto Roos como Nathalie Houtman demuestran gran virtuosismo y La Pastorella se muestra como un conjunto con oficio, empastado, ágil y de sonido brillante. La variedad tímbrica es también un punto a favor de unas interpretaciones que, acaso, resultan un tanto rígidas en la concepción rítmica. P.J.V. DVORÁK: Rusalka op. 114. GABRIELA BENACKOVÁ (Rusalka), PETER DVORSKY (El príncipe), EVA RANDOVÁ (La princesa y La bruja), EVGENI NESTERENKO (El ondino). CORO Y ORQUESTA DE LA STAATSOPER DE VIENA. Director: VÁCLAV NEUMANN. 2 CD ORFEO C 638 0421. ADD. 139’36’’. Grabación: Viena, 10-IV-1987 (en vivo). Productor: Gerhard Lang. Ingeniero: Anfred Zavrel. Distribuidor: Diverdi. N PN En este álbum se reproduce una de las representaciones vienesas de Rusalka en 1987, con puesta en escena de Otto Schenk y dirección musical de Václav Neumann. Estas obras con bosques misteriosos y naturaleza tan mágica como desbordada han motivado desde hace un par de décadas, o más, puestas en escena que niegan todo ese escenario, como la por otra parte muy estimable de David Pountney para la English Nacional Opera, y que está en formato vídeo. La de Schenk no iba por ahí, porque hay de veras bosque y se sugería el agua; la magia no era subjetivismo rabioso ni locura para alienistas. A esa magia había que añadir la que salía del foso. Neumann había hecho a menudo esta ópera dentro de la más pura tradición no sólo checa, sino también centroeuropea. La ninfa, la sirena de río, es Rusalka, que viene de una tradición muy del romanticismo temprano en múltiples textos como los de La Motte Foqué y Andersen, dos de las fuentes del libretista Kvápil D I S C O S BOCCHERINI-EBERHARD Bernarda Fink y Roger Vignoles EN ESTADO PURO DVORÁK: Canciones. BERNARDA FINK, mezzosoprano; ROGER VIGNOLES, piano. HARMONIA MUNDI HMC 901824. DDD. 68’46’’. Grabación: Berlín, V/2003. Productor: Martin Sauer. Ingeniero: René Möller. N PN Las canciones son una de las parcelas menos conocidas de Antonín Dvorák, aunque algunos intérpretes van acercándose progresivamente a este campo y dándolo a conocer poco a poco fuera también del ámbito eslavo. Es el caso de la mezzosoprano argentina Bernarda Fink, quien, debido a su ascendencia eslovena, era lógico que, más tarde o más temprano, se acercase a este bellísimo repertorio y nos descubriese los infinitos tesoros ocultos en él, en este disco realizado con ocasión del centenario del nacimiento del compositor. Esta magnífica artista se había especializado hasta ahora, principalmente, en la música del Barroco y el Clasicismo, pero en los últimos tiempos se ha afirmado también como una excelente liederista, como demuestran sus grabaciones dedicadas a Wolf o a Schumann, así como en recitales en vivo como el estupendo que ofreció en el Festival de Granada de 2003. De los más de noventa lieder del compositor checo, Bernarda Fink ha escogido principalmente canciones para Dvorák; como la pieza de Pushkin, fuente de Dargomishki. Las secuelas de este personaje polimorfo llegan hasta Giraudoux, acaso más acá aún, quién sabe. El caso es que, por sus orígenes, no es extraño que la ópera de Dvorák suene a menudo tan a Freischütz. Lo nacional se entrevera con las inspiraciones de los vecinos de la Europa central y la que viene de la madre Rusia. Eso han buscado siempre los checos, y cuando lo han conseguido y había micrófonos por allí se ha producido el milagro sonoro que raras veces se ha dado: la Rusalka de Chalabala, en uno de sus últimos registros en vida, en 1961, con Subrtová, Zídek, Mixová y Haken; y la Rusalka de Neumann en Viena, ésta que recibimos ahora y que desde los primeros minutos evidencia mayor inspiración, sentido, capacidad de sugerencia y —hay que insistir— magia que la muy estimable del propio Neumann para Supraphon, de unos años antes, 1983. Estos dos lecturas, más la de Mackerras con Renée Fleming (Decca, 1998) son las referencias absolutas. Hay que reconocer que tres referencias son demasiadas cuando la historia fonográfica de Rusalka se reduce a ocho, pero las cosas están así a partir de que nos llega este álbum de Orfeo. Una pega para el disco que nos llega ahora: tiene unos veinte minutos menos que la grabada por el mismo Neumann para Supraphon. Neumann fue el primero en grabar la ópera completa. Nesterenko todavía está en buena forma en 1987, con esa voz escritas en su juventud, que hablan de sentimientos amorosos no correspondidos con esa melancolía tan típicamente eslava, y entre las que destacan las contenidas en la colección Cipreses op. 2, que darían lugar a las maravillosas piezas de igual título para cuarteto de cuerda. Otras contienen reflexiones sobre la naturaleza llenas de un romántico lirismo. Cierran el disco las apasionadas Canciones gitanas op. 55, una de las colecciones más difundidas de su autor, tanto en el original checo de Adolf Heyduck como en su traducción alemana. Bernarda Fink aporta la tersura de su voz de mezzosoprano lírica, cálida y homogénea en todos los registros, además de enormemente fonogénica, estableciendo un diálogo de un gran intimismo con el oyente. Sabe estar en ese punto justo entre lo culto y lo popular, y también aporta un punto de gravedad brahmsiana o schumanniana cuando la ocasión lo requiere. En sus cuerdas, el idioma checo (una de las mayores dificultades en la difusión de estas piezas) se vuelve un enormemente dúctil, suave, acariciador. Sólo en las Canciones gitanas se puede preferir una visión más arrebatada, pero no quita para darle a este disco la máxima puntuación. Sin duda la primera opción para acercarse al mundo liederístico de Antonín Dvorák, baja que siempre fue clara, que le presta a su viejo ondino una gran dignidad de porte vocal. Randová sale más airosa por histrionismo y por agudos y medios que por los habituales graves de sus dos cometidos, pero, salvo en esas eventuales bajadas, interpreta con plenitud tanto la bruja como la Princesa, dos papeles francamente complementarios. Convincentes en su cometido infantil y vivaz de hermanas revoltosas de las hijas del Rin (no de la muchachas flor) esas tres cantantes que asumen las ondinas y que no son voces eslavas (Sasaki, Sima, Intermeier). Dvorsky tiene una línea limpia, lírica (que puede tornarse heroica en tal o cual momento), aunque no siempre se vea cómodo en la emisión. En cuanto a la protagonista, Gabriela Benacknová, está en ese momento en plenitud de posesión del cometido, lírica y ardiente, dueña de una voz amplia y sin fisuras, y de una fantasía superior a la que mostraba cuatro años antes con el mismo Neumann. Atención a la consabida aria del primer acto, el canto a la luna, que por mucho que lo hayamos oído a lo largo de los años, nunca cansa, y que Beñacková vivo desgrana con un sortilegio único. Hay belleza, encanto y autenticidad en esta Rusalka en vivo de hace diecisiete años, con ruidos escénicos que no nos importan por eso, porque hay mucha verdad dramática y lírica en medio del desplegarse de una bella fantasía. S.M.B. por encima de las lecturas de Magdalena Kozená, excesivamente bisoña cuando acometió su primer recital para DG, o Dagmar Peckova en Supraphon, quizá más temperamental pero menos cuidadosa en cuanto a homogeneidad tímbrica, línea de canto y articulación. Un Roger Vignoles en estado de gracia se muestra como un acompañante perfectamente idóneo, que sabe dar toda la elocuencia a la parte pianística así como crear colores al pastel. Una grabación de la claridad a que nos tiene acostumbrados Harmonia Mundi redondean uno de los más bellos discos de lieder de los últimos años. Rafael Banús Irusta EBERHARD: Shadow of the Swan: Concerto for Piano and Orchestra. HALIDA DINOVA, piano. ORQUESTA SINFÓNICA CAPPELLA SAN PETERSBURGO. DIRECTOR: ALEXANDER CHERNUSHENKO. Prometheus Wept. PIOTR MIGUNOV, bajo. ORQUESTA SINFÓNICA CAPPELLA SAN PETERSBURGO. Director: ALEXANDER CHERNUSHENKO. NAXOS 8.559176. DDD. 56’07’’. Grabación: San Petersburgo, XI/2002. Productor: Ilya Petrov. Ingeniero: Alexander Gerutsky. Distribuidor: Ferysa. N PE Dos catástrofes sirven de inspiración al compositor americano Dennis Eberhard para las dos obras de que se nutre este compacto: la primera, la muerte de la tripulación del submarino ruso Kursk en las aguas del mar de Barents, se evoca en Shadow of the Swan (un concierto para piano y orquesta); y la segunda, las explosiones de dos bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, son el punto de partida de Prometheus Wept, para bajo y orquesta de cuerda. El concierto para piano y orquesta se divide en tres partes, siendo la primera de ellas The Fall, evocación entre expresionista y descriptiva (en ocasiones muy gráfica, quizá demasiado) del hundimiento del submarino, mientras que las dos restantes, Requiem y Quickering resultan bastante más subjetivas. No se puede negar a Eberhard su dominio del oficio y momentos brillantes e incluso inspirados, pero no es esta una de esas obras que entusiasman y el 77 D I S C O S EBERHARD-GARCÍA DE SALAZAR hecho de que en ella abunden referencias a imágenes y/o situaciones muy concretas, lo cual convertiría este concierto en una excelente y efectiva banda sonora, no hace que su audición sea del todo fácil al no resultar completamente comprensible como debe esperar el autor. No falta en ella el efectismo y algún que otro recurso entre fácil e ingenuo, a veces bastante tópico, pero lo cierto es que para escuchar esta obra una vez, vale. Bien distinta es Prometheus Wept, que empieza con un largo e impresionante solo de bajo (lo mejor del disco; no el solo… sino el bajo) a cargo de un cantante sensacional, de voz profunda y de gran expresividad, Piotr Migunov, que entona los versos del libro bíblico de las Revelaciones (capítulo 8, versículos 6 a 13) en ruso. Las influencias de la música ortodoxa son evidentes. Tras el solo de bajo llega una especie de meditación a cargo de las cuerdas que poco a poco va tornándose agitada para terminar tendiendo al silencio. El lenguaje de este fragmento orquestal recuerda el expresionismo de la obra anterior pero sin efectismo, y resulta bastante más interesante. Las versiones son excelentes y no sólo cabe destacar la labor del bajo sino también la del resto de intérpretes aquí convocados que dotan de gran expresividad a una música intensa y dramática. J.P. EÖTVÖS: Intervalles-Interieures. Windsequenzen. ORQUESTA DE CÁMARA UMZE. KLANGFORUM WIEN. Director: PETER EÖTVÖS. BMC 092. DDD. 57’48’’. Grabación: Budapest, X/2002. Productor: Laszlo Goz. Ingeniero: Peter Dorozsmai. Distribuidor: Diverdi. N PN 78 Las dos obras contenidas en este disco BMC consagrado a Peter Eötvös corresponden al primer período del autor, el comprendido entre los años 1975 y 1985. Intervalles-Interieures la acaba de componer Eötvös en 1981 y Windsequenzen la inicia en 1975 y, como una work in progress, la concluye en 2002, pero tiene todas las características de sus obras del período que él mismo llama ”experimental” o de exploración. En los últimos años, la música de Eötvös ha gozado de una considerable difusión. Es una música ecléctica, que se mueve entre el deseo por situarse en una modernidad aún no muy definida y la recuperación a ultranza de gestos del pasado. El Eötvös anterior, al que pertenecen estas dos obras, no es menos ambiguo. La indefinición del estilo le hace pasar por un compositor un tanto tendente a las sonoridades tenebristas, oscurantistas. Quizás sea su incapacidad para organizar un material musical de gran calado lo que le impulse a depositar tanta confianza en las relaciones interválicas. Eötvös se pierde, más en Intervalles que en la obra interpretada por el Klangforum Wien (Windsequenzen), en un juego de especulaciones que sólo le lle- va a componer un discurso del que está ausente tanto el rigor en el tratamiento tímbrico (desperdicia toda la parte grabada en cinta, que no es sino un simple basamento para desplegar los espasmódicos diálogos que intentan mantener el clarinete, el chelo y el trombón: aquí, una lejana influencia del jazz, tal vez por la presencia de Michael Svoboda al trombón) como la más mínima facultad expresiva. Igualmente plúmbea, las Windsequenzen demuestran el sinsentido de un planteamiento que parece actuar contra natura. Es imposible que funcione un material que dice basarse en las propiedades del sonido cuando a éste se le niega cualquier tipo de vuelo y de poética. La pretendida forma meditativa (“que conduce al zen”, se lee en las notas al programa) no es sino el cansino encadenamiento de unas secciones en las que los solistas parecen estar abandonados a su suerte: jamás el Klangforum Wien sonó tan triste. F.R. FALLA: Obras orquestales. JULIANNE BAIRD, soprano; MARTA SENN Y CECILIA ANGELL, mezzosopranos; FERNANDO DE LA MORA, tenor. RAFAEL PUYANA, clave. CORO SINFÓNICO Y ORQUESTA SINFÓNICA SIMÓN BOLÍVAR DE VENEZUELA. SOLISTAS DE MÉXICO. Director: EDUARDO MATA. 3CD BRILLIANT 6734. DDD. 186’06’’. Grabación: Caracas y México, VI/1993, VI y X/1994. Productor: David H. Walters. Ingenieros: David H. Walters, Craig D. Dory, Eliseo Bolland. Distribuidor: Cat Music. R PE Con un denominador común, la batuta rectora de Eduardo Mata, se editan en cedé obras orquestales de Manuel de Falla con el concurso fundamental del coro y de la buena orquesta venezolana y solistas bien cualificados. En primer lugar una interpretación sólida con resultados de muy buen tono general, de La vida breve, de alto contenido dramático que se afirma espléndido en la gran escena de la boda. La vocalización de quien incorpora a Salud es confusa, y solamente esto y el timbre relativamente grave del Abuelo (su nombre no costa en los discos) empañan algo la recreación de la obra. El amor brujo queda más flojo en conjunto, con auténtico salvajismo en la Danza del Terror, y adecuada prestación vocal. También autorizada, y hasta esmerada, la cantante Marta Senn en las Siete canciones populares españolas, bien acompañadas por Mata, que utiliza (y es de agradecer por su escasa presencia en disco y concierto) la muy esmerada orquestación de Luciano Berio. Y vamos de Suites. Homenajes se nos dan con claridad y contundencia, proverbiales es esta batuta, lo que le hace desquiciar un tanto la Segunda Suite de “El sombrero de tres picos”, aunque hay que señalar que la Farruca es francamente buena. Finalizo comentando el tercer disco, el más heterogéneo, con un magnífico Retablo de Maese Pedro: impresionante el Trujamán de Julianne Baird y muy bien el Maese (cuyo nombre no indican); Don Quijote es, creo, el mismo cantante que daba voz al Abuelo en La vida breve, al que hay que plantear las reticencias ya dichas. Escuchamos a continuación el poema Psyché, al que puso Falla música a cargo de un conjunto de voz y cinco instrumentos, con inclusión de arpa y flauta, satisfaciendo la petición del autor, su amigo G. Jean Aubry. Uno de sus máximos intérpretes, Rafael Puyana, toca la parte solista del Concierto para clave. Al ramillete de Falla se unen es este disco tercero dos obras de Julián Orbón (1925-1991), sobrias y reminiscentes, breves también, como sus títulos indican: Himnus ad Galli Canticum, con hierático tratamiento y texto latino, y Tres Cantigas del Rey, adecuación entre arcaica y moderna, para soprano, arpa y cuarteto de cuerda. J.A.G.G FURTWÄNGLER: Quinteto para piano y cuerdas. QUINTETO CLARENS. 2 CD TACET 119. DDD. 80’22’’. Grabación: Colonia, 2003. Coproducción con la DeutschlandRadio. Distribuidor: Gaudisc. N PN Tremendo y gigantesco monstruo camerístico furtwängleriano que más parece la reducción para piano y cuarteto de cuerda de una gran obra orquestal que una estricta composición de cámara. Aparte de que su lenguaje musical tiene cierta nobleza y singularidad, la realidad es que sus exageradas dimensiones (dura más que la Octava de Bruckner) y su retórica y grandilocuencia, hacen que su audición sea fatigosa en extremo. Los que logren mantener la atención durante sus tres interminables movimientos, observarán las buenas cualidades en su organización y sus evidentes influencias de compositores como Pfitzner, Reger e incluso del citado Bruckner. Pero, como decimos, (y mal que le pesase al genial director, que siempre se quejó de que se le hacía poco caso como compositor), la obra es difícil, prolija, pretenciosa, machacona y excesiva, de complicada asimilación y trágico mensaje musical. El Quinteto Clarens hace una labor irreprochable, pero de lo que es incapaz es de hacer milagros, por lo que la obra, de torturada inspiración, no sigue adelante en la sufrida mente del oyente pese a los buenos oficios de los músicos del quinteto. En suma, un lujo discográfico sólo apto para los que lo tengan todo y quieran ampliar repertorio, para curiosos dispuestos a sufrir o para seguidores del mítico maestro, que, si bien fue posiblemente el más importante director del XX, como compositor, con todos los respetos, era opinable en grado sumo, vamos, que la historia de la música hubiese vivido perfectamente sin sus colosales y retóricas producciones. Para más INRI, la publicación es de serie cara y el álbum tiene dos discos. E.P.A. D I S C O S EBERHARD-GARCÍA DE SALAZAR Paul Dombrecht FASCH REHABILITADO FASCH: Oberturas en sol menor, re menor y sol mayor. IL FONDAMENTO. Director: PAUL DOMBRECHT. FUGA LIBERA FUG502. DDD. 71’06’’. Grabación: Bélgica. II/2004. Productor: Paul Dombrecht. Ingeniero: Leo de Klerk. Distribuidor: Gaudisc. N PN Johann Friedrich Fasch (1688-1758) está conociendo una súbita rehabilitación fonográfica. Discos como los de MainBarockorchester Frankfurt (Aeolus), La Stravaganza Köln (CPO), Das Kleine Konzert (también CPO) o este recentísimo que comentamos ahora han difundido en los últimos meses la imagen de un compositor con una obra amplia y diversa, de fácil inventiva, generosa paleta tímbrica y gran dominio de las convenciones estilísticas de la época que le tocó vivir. Paul Dombrecht nos ofrece aquí, al frente de un impecable Il Fondamento, tres oberturas orquestales que responden al modelo empleado por Telemann, bási- camente francés en su estructura, formada por la obertura propiamente dicha (introducción lenta, seguida por un fugato rápido y una reexposición de la introducción) y una suite de danzas, que puede incluir alguna pieza de carácter y al menos un par de arias por suite, de carácter plenamente italiano. Interpretaciones de gran vitalidad y fuertes contrastes de colores, con unas maderas en muy primer plano y una tiorba que se hace notar desde el continuo, aportando aún mayor riqueza tímbrica al conjunto. A las sonoridades brillantes, Il Fondamento une una notable ductilidad para otorgar a cada danza su tempo y su carácter justos, bien representados por ejemplo por la frenética y desenfadada Réjouissance colocada entre los dos elegantes minuetos de la Obertura en re menor, de fraseo algo más amplio y envolvente, un fraseo que se aplica igualmente a la introducción lenta de los primeros movimientos de cada obra, que suenan majestuosos. En cambio, las arias marcadas con tempi lentos están resueltas con articulaciones más ágiles y una mayor ligereza de texturas. Muy recomendable para los aficionados a la música del tardobarroco. Pablo J. Vayón Jean Guillou PALADEANDO FRANCK: Obra completa para órgano. JEAN GUILLOU, órgano. 2 CD BRILLIANT 92282/1 y 92282/2. DDD. 74’16’’ y 72’ 15’’. Grabación: París, VI-VII/1989. Productor: Randall Fostvedt. Ingenieros: Craig D. Dory y Brian C. Peters. Distribuidor: Cat Music. R PE La música para órgano tiene unos antecedentes tempranos en César Franck (1822-1890), desde algún premio obtenido en el Conservatorio de París hasta la práctica del instrumento en varias iglesias y su magisterio en el propio Conservatorio parisino. En el presente CD, el destacado especialista de gran espectro y repertorio Jean Guillou asume la no pequeña tarea de reunir las doce más importantes piezas de la obra completa para órgano del compositor de Lieja que tanta influencia tuvo en la música francesa. Composiciones del periodo de madurez de Franck: las seis primeras GARCÍA DE SALAZAR: Officium et Missa pro defunctis. CAPILLA PEÑAFLORIDA. Director: JOSEP CABRÉ. K 617 162. DDD. 72’52’’. Grabación: San Sebastián, I/2004. Productor: Malcolm Bothwell. Ingeniero: Jean-Michel Olivares. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN La relación de la Capilla Peñaflorida con Juan García de Salazar viene de antiguo, como testimonia el disco de la Diputación Foral de Álava que el conjunto le dedicara en 1990 —con una primera ver- datan de 1860-2, las tres siguientes de 1878, y los tres Corales de 1890. Un rico cromatismo, una tendencia a iniciar sus piezas con diálogos (que Guillou resuelve con exquisitez), un ingenioso y sutil uso de procedimientos contrapuntísticos y la tendencia a repetir motivos melódicos clave caracterizan el estilo y el lenguaje del autor que nos ocupa, cuya escritura para órgano, en definitiva, ha sido llamada sinfónica, opuesta al contrapunto lineal. Una de las innovaciones de Franck. Cabe, a nuestro parecer, disfrutar despaciosamente de cada una de las piezas y no atracarse con demasiadas seguidas, ni mucho menos en dosis demasiado abundantes, dado el peculiar timbre del órgano. Pese a que la grabación es antigua, de 1989, nada en ella mengua su calidad. Y desde luego, para los paladares más exigentes hay respuestas apropiadas: una Grand pièce symphonique op. 17 en la estela de sus sión no en su contexto de la Misa de difuntos—, que por desgracia sería la última grabación de su director, José Rada, muerto muy poco después. Ahora recobra Cabré esa tradición fonográfica para una firma de alcance internacional y lo hace con una obra magna del compositor vasco. El estilo más bien arcaizante de Salazar en animado por los cantantes y puesto en su contexto litúrgico, de lo que dan fe las entonaciones de canto llano, tratado éste, si acaso, de manera un tanto seria. La solución interpretativa es admirados Liszt y Schumann; una Pastorale deudora de la tradición barroca; una magistral Prière; una deslumbrante Final… Y expresividad sentimental, y melodismo cantabile, o tendencia a los trazos heroicos en el resto. Un doble CD para gozar. José Guerrero Martín plausible, con fluidas partes de polifonía y el uso de un reducido grupo instrumental, en el que sobresale el órgano tañido por Loreto Fernández Imaz. Ésta tiene a su cargo, por ejemplo, el Tiento de falsas de segundo tono de Pablo Bruna, que funciona como una meditación en el marco mas amplio del Officium. Cabré consigue poner en pie con solvencia el complejo edificio, al que dota de una convincente expresividad. E.M.M. 79 D I S C O S GLINKA-HAENDEL GLINKA: Ruslán y Ludmila. TARAS SHTONDA, bajo-barítono (Ruslán); EKATERINA MOROZOVA, soprano (Ludmila); VADIM LINKOVSKI, bajo (Svetosar); ALEKSANDRA DURSENEVA, contralto (Ratmir). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO BOLSHOI DE MOSCÚ. Director: ALEXANDER VEDERNIKOV. 3 SACD PENTATONE PTC 5186 034. DSD. 203’32’’. Grabación: Moscú, Teatro Bolshoi, 23/27-IV-2003 (en vivo). Productor: Job Maarse. Ingeniero: Jean-Marie Geijsen. Distribuidor: Diverdi. N PN E sta grabación contaba de antemano con dos bazas interesantes, la investigación en busca de los manuscritos más próximos al original de Glinka y la tradición interpretativa del teatro moscovita. El primer apartado supone una propuesta ciertamente importante de lo que pudo ser la “versión original” de la obra, una de las piedras fundacionales del nacionalismo musical ruso. En cuanto a la otra, se respira un sano aire estilístico, mas por desgracia el momento por el que atraviesa el Bolshoi está lejos de sus años dorados. La orquesta suena magra y destemplada, escasa de virtuosismo, con trompas más bien toscas; el coro se comporta igualmente con rudeza. A mayor abundamiento, la versión que obtiene Vedernikov es colorista, pero inclinada hacia lo claramente ruidoso. No obstante, hay instantes más redondos, como el tono misterioso del comienzo del acto II, el sesgo irónico de toda la parte de la aparición de la cabeza, el clima nocturno del aria de Ratmir (nº 14) y las danzas orientales del acto cuarto. El reparto apenas alcanza un nivel suficiente: Shtonda es un Ruslán engolado —por ejemplo en O pole, pole (nº 8)— y Morozova pasa bastantes apuros en el registro agudo en su cavatina (nº 2); el resto cumple con altibajos. Una grabación decepcionante. E.M.M. GRANADOS: Integral de la música para piano, vol. 7. Valses sentimentales. Siete estudios. Seis estudios expresivos en forma de piezas fáciles. Bocetos. Exquise…! Vals tzigane. L’himne dels morts. Cartas de amor: Valses íntimos. A la antigua: Bourrée. Minueto. La góndola: escena poética. DOUGLAS RIVA, piano. NAXOS 8.557141. DDD. 72’58’’. Grabación: Hampshire, VIII/2002. Productores: Douglas Riva y John Taylor. Ingeniero: John Taylor. Distribuidor: Ferysa. N PE La integral de la música para piano de 80 Granados llega a su séptimo volumen y en esta nueva entrega encontramos nada menos que cinco primicias discográficas: Valses sentimentales, Siete estudios, L’himne dels morts, A la antigua: Bourrée y La góndola: escena poética. Las partituras utilizadas son las de la edición crítica publicada por Boileau que dirige Alicia de Larrocha y de la que Douglas Riva es el director asistente. El estado de dejadez de la música de Granados en lo que a publicaciones se refiere (no faltan errores y erratas en las partituras de “toda la vida” que cualquiera puede advertir si se fija un poco) ha hecho necesaria la iniciativa de poner orden en un legado de capital importancia en la música, no sólo española sino también universal, y el hecho de que además sea Riva, todo un experto en Granados, quien se encargue de las grabaciones supone el definitivo impulso para la difusión de estas obras en las mejores condiciones posibles. Riva, además, está llevando a cabo, con la colaboración del Instituto Complutense de Ciencias Musicales, la edición crítica de las obras orquestales de Granados, de modo que este trabajo discográfico se debe a una auténtica autoridad. Además Riva, y no lo descubrimos aquí y ahora, es un excelente pianista, poético como la propia música de Granados. Se incluyen aquí, entre las curiosidades que contiene esta grabación, tres obras compuestas para un instrumento construido por Baldomero Cateura presentado en Barcelona y en París en 1898 que era un piano con cuatro pedales que permitían prolongar las notas como si de un instrumento de arco se tratara, a la vez que evocar el timbre del clave. Se trata de las tres últimas obras (véase el programa), pero están interpretadas en esta ocasión por un magnífico Steinway & Sons (como el resto de las obras que escuchamos aquí) sonando como lo que son, auténticamente pianísticas. Sinfonía nº 5 (1977), un elogio al país del compositor y homenaje a la región y pueblo natales del mismo, y de la Sinfonía nº 6 (1981), compuesta para conmemorar el septuagésimo aniversario del Teatro Municipal de São Paulo y cuya novedad reside en aplicar un solo tema a cada uno de sus tres movimientos. Música esencialmente polifónica y sin efectos gratuitos, con gran fuerza expresiva incluso en los recursos atonales. En cuanto a la Suite Vila Rica, se trata de un ensamblaje de la música compuesta para el filme Rebellion in Vila Rica, con algunos fragmentos reorquestados y otros adaptados. Una oportunidad, perfectamente aprovechada por Guarnieri para poner de manifiesto sus dotes de buen orquestador y su capacidad para hacer coexistir expresiones de muy diferentes sentimientos humanos: amor, odio, miedo, felicidad, esperanza… Aquí introduce el autor el canto —coral o con el acompañamiento de guitarra— para erigirlo en cauce expresivo de las melodías populares escogidas. También lo hace en el tercer movimiento de su Sinfonía nº 5, sobre texto de su hermana Rossine Guarnieri, una vieja aspiración —la de insertar una parte cantada en una sinfonía— que anteriormente no había podido satisfacer. J.G.M. HAENDEL: Sinfonías nºs 5 y 6. Suite Vila Rica. ORQUESTA SINFÓNICA DEL ESTADO DE SÃO PAULO. Director: JOHN NESCHLING. Gideon (compilado por John Christopher Smith el Joven). BARBARA HANNIGAN, soprano; LINDA PERILLO, soprano; NICOLA WEMYSS, soprano; DAVID CORDIER, contratenor; KNUT SCHOCH, tenor; STEPHAN MACLEOD, bajo; JUNGE KANTOREI. ORQUESTA BARROCA DE FRANCFORT. Director: JOACHIM CARLOS MARTINI. BIS CD-1320. DDD. 62’49’’. Grabación: São Paulo, II/2003. Productor: Uli Schneider. Ingeniero: Thore Brinkmann. Distribuidor: Diverdi. N PN 2 CD NAXOS 8.557312-13. DDD. 151’52’’. Grabación: Rheingau, VI/2003. Distribuidor: Ferysa. N PE Tercer volumen del espléndido trabajo que John Neschling, al frente de la Orquesta Sinfónica de São Paulo, viene realizando para dar a conocer la obra del compositor brasileño Mozart Camargo Guarnieri (1907-1993). En los números 168 (octubre de 2002) y 184 (marzo de 2004) comentamos las cuatro primeras Sinfonías de este autor. Los mismos intérpretes ofrecen ahora las Sinfonías nºs 5 y 6, en primera grabación mundial, con el añadido de la Suite Vila Rica. Las motivaciones son distintas pero los desarrollos estéticos siguen caminos parecidos a los ya comentados en ocasiones anteriores, reiterando Guarnieri su extraordinaria habilidad en manejar y mezclar técnicas y elementos adquiridos en Europa con materiales autóctonos brasileños y elementos procedentes del campo folclórico, en una seductora labor de mestizaje cuyos resultados sonoros son muy gratos y satisfactorios. La buena Orquesta Sinfónica de São Paulo, dirigida por el brasileño de padres austriacos John Neschling, profundo conocedor de las obras de Camargo Guarnieri, nos dan a conocer magníficas versiones de la La fama de Haendel, enorme en vida, no ha hecho más que crecer hasta nuestros días desde el mismo momento de su muerte. Tal fue la sensación de orfandad en que dejó a la música inglesa, que durante varias décadas no fueron infrecuentes los pasticcios en los que se encadenaban fragmentos de procedencia diversa y texto convenientemente transformado. El oratorio Gideon, con libreto de Thomas Morell, se estrenó en el Covent Garden el año 1769. Su compilador, John Christopher Smith era hijo de su paisano y casi coetáneo Johann Christoph Schmidt, y durante los años que Haendel pasó ciego uno de sus últimos discípulos y el principal copista. Los recitativos y otros números de su propia cosecha con que completa esta obra demuestran que, aun sin acompañarlo de un solo gramo del don intransferible que llamamos el genio, sí había aprendido, y muy bien, lo que se puede aprender, el oficio. El resultado, por tanto, es de una calidad tan notable como homogénea. Entre los intérpretes, flojean las sopranos Barbara Hannigan y Linda Perillo (la primera en la pista 12 del J.P. GUARNIERI: D I S C O S GLINKA-HAENDEL Thomas Rajna FIDELIDAD 6CD BRILLIANT 92283. ADD. 66’35’’, 55’37’’, 66’06’’, 75’32’’, 74’27’’, 54’04’’. Grabación: 1976. Ingeniero: Bob Auger. Distribuidor: Cat Music. R PE Al margen de méritos y deméritos, cualquier aproximación al repertorio español llegada desde el extranjero debe de ser calurosamente acogida en la tierra de Victoria, Albéniz, Granados Falla y de tantos otros nombres ilustres de la música universal. En esta ocasión reaparece en disco compacto el clásico y hasta ahora bastante olvidado integral Granados registrado en los años setenta por el pianista húngaro Thomas Rajna, una hazaña pintoresca sólo comparable a la amplia incursión albeniciana hecha por aquellos mismos años por la pianista cretense Rena Kyriakou. La muy completa grabación de Rajna tiene la virtud añadida de haberse segundo disco y la segunda dos antes pasan verdaderos apuros con la coloratura) y el coro está tomado a muy excesiva distancia, pero siendo más numerosos los aciertos y esta la única grabación disponible, al menos los haendelianos deberían conocerla. A.B.M. HAENDEL: Acis & Galatea. SUZIE LEBLANC, soprano (Galatea); MARK BLEEKE, tenor (Acis); MARC MOLOMOT, tenor (Damon); NATHANIEL WATSON, barítono (Polifemo). LES BORÉADES. Director: ERIC MILNES. 2 CD ATMA ACD 2 2302. DDD. 93’39’’. Grabación: Quebec, VI/2003. Productor e ingeniero: Johanne Goyette. Distribuidor: Gaudisc. N PN Compuesta en 1718 para el duque de Chandos, esta obra no tiene nada que ver con la Serenata a tre que, con el mismo tema y casi idéntico título, Haendel escribió en Nápoles durante el verano realizado en un momento en el que de la música de Granados apenas se conocían las Goyescas, El pelele, el Allegro de concierto y algunas Danzas españolas. Muchos melómanos conocieron entonces, a través de estas grabaciones editadas en su día en disco de vinilo por el sello estadounidense Vox, este otro Granados, también elegante y refinado, pero al mismo tiempo decimonónico y anclado en un romanticismo salonnier un tanto ñoño y fuera de su tiempo. Los mismos títulos de las pequeñas y desconocidas páginas que se suceden en estos seis compactos —En el jardín, Canción de Margarita, Elisenda, Carezza-vals...— reflejan el mundo burgués y pretérito al que tan afecto era el compositor leridano. Un variado universo anímico cuidadosamente recreado en este valioso y muy goyescamente presentado cofre protagonizado por Thomas Rajna, quien pone sus vigorosos medios mecánicos y la mejor imaginación expresiva a disposición de unas lecturas que destilan fidelidad al músico y cercanía a unos compases que siente como propios. Desde sus pianismo virtuoso formado en las mejores tradiciones, Rajna aborda y se involucra con decisión y solvencia en el mundo diverso de este ambicioso integral que abarca obras tan distantes como la genialidad sin quiebra de Goyescas a las pequeñas paginillas que Granados escribía para alumnas y audiciones domésticas. La fidelidad a la letra no impide que las versiones se distingan también por su exquisita flexibilidad, libertad, naturaleza poética, imaginación expresiva y una variedad de recursos técnicos y expresivos que otorgan estimulante pluralidad al conjunto. HAENDEL GRANADOS: Obras completas para piano: Goyescas. El pelele. Danzas españolas. Capricho español. Rapsodia aragonesa. Carezza-vals. OrientasCanción variada. Intermedio y final. Dos impromptus. Moresque y árabe. Cuentos de la juventud. Sardana. Bocetos. Mazurca opus 2. Barcarola opus 45. Los soldados de cartón. A la pradera. Danza característica. A la cubana. Escenas poéticas. Escenas románticas. Valses poéticos. Allegro de concierto. Seis piezas sobre cantos populares españoles. PreludioAñoranza-Ecos de la Parranda… Danza lenta. Aparición. Cartas de amor, valses íntimos. Libro de horas. Impromptu op. 39. Seis estudios expresivos. Marcha militar. Estudio opus póstumo. Elisenda. Paisaje op. 35. Marchas militares nº s 1 y 2. THOMAS RAJNA, piano. de 1708. Diez años antes, el compositor alemán había adoptado el florido y sofisticado lenguaje de la ópera napolitana para agasajar al duque de Alvito en sus bodas. Ahora, el músico se ajustó a la tradición inglesa de la masque, de líneas melódicas más simples y ritmos a menudo populares. Bien sabido es que la capacidad mimética del caro sassone no conoció nunca límites. Acis y Galatea está discográficamente bien servida, pues hoy día no deben ser difíciles de localizar cerca de diez registros en formato CD, y eso sin contar las varias grabaciones de la versión que Mozart hizo de la obra a requerimientos del barón van Swieten. Desde Canadá nos llega ahora una interpretación que juega sus mejores bazas en la vitalidad La grabación adolece, sin embargo, de cierta monotonía en la toma de sonido, y de una sequedad agresiva que se deja sentir especialmente en los registros más agudos y fuertes, metálicos y en donde la dureza de los ataques —quizá resaltada por el instrumento utilizado, probablemente un Bössendorfer— restan redondez a unas interpretaciones que, en cualquier caso, destilan sabor y autenticidad. Lo mejor, claro, las Goyescas, que sin llegar a las inalcanzables cimas de Alicia de Larrocha, Joaquín Achúcarro y Rosa Sabater, también logran en las manos húngaras de Thomas Rajna relieve verdaderamente universal. El refinamiento popular de las Danzas españolas, las veladas alusiones wagnerianas de la “escena poética” de Eva y Walter, la elegancia consustancial de las Escenas románticas o la brillantez arrolladora de El pelele y el Allegro de concierto son también momentos prominentes de este todo Granados que ahora llega al melómano internacional en inmejorables condiciones económicas. Justo Romero que sabe imprimir Eric Milnes, las impecables prestaciones del conjunto instrumental y la voz fresca, clara y siempre bien colocada de la soprano Suize Le Blanc, Galatea sensual y atrevida, que refulge tanto en las aéreas melodías de Hush, ye pretty warbling quire como en la profundidad del lamento Heart, the seat of soft delight. Suficientes los tenores, con algún problema en el registro grave Mark Bleeke, Acis dulcísimo en Love in her eyes sit playing, y que redondea con LeBlanc un magnífico Happy we!, el dúo que termina transmutado en coro al final del primer acto. Nathaniel Watson es un Polifemo aguerrido, si bien algo monótono expresivamente. Coro minimalista, con el añadido de una voz de alto a las cuatro solistas, con la consiguiente delgadez de las texturas, que no afecta significativamente al sentido de la música. Buena alternativa a King (Hyperion), Gardiner (Archiv Blue) o Christie (Erato), las tres opciones en mi opinión preferibles. P.J.V. 81 D I S C O S HAYDN-KANCHELI HAYDN: HONEGGER: IMBRIE: Concierto para violín en sol mayor Hob. VII: 4. Concierto para piano en re mayor Hob XVIII: 11. Doble Concierto para violín y piano en fa mayor Hob XVIII: 6. CARMEN PIAZZINI, piano; MICHAIL GANTVARG, violín y director. SOLISTAS DE SAN PETERSBURGO. La música de cámara. DONG-SUK KANG, violín; PASCAL DEVOYON, piano; FUSAKO KONDO, mezzosoprano; PIERRE-HENRI XUEREB, viola; RAPHAEL WALLFISCH, violonchelo; JEAN ROSSI, contrabajo; ALAIN MARION, flauta; ASHILDUR HARALDSDOTTIR, flauta; CHRISTIAN MOREAUX, oboe; MICHEL ARRIGNON, clarinete; THIERRY CAENS, trompeta; MICHEL BECQUET, trombón; PASCALE ZANLONGHI, arpa. CUARTETO LUDWIG. Requiem. LISA SAFFER, soprano. NEW YORK VIRTUOSO SINGERS. ORQUESTA SINFÓNICA DE RIVERSIDE. Director: GEORGE ROTHMAN. Concierto para piano y orquesta nº 3. ALAN FEINBERG, piano. ORQUESTA SINFÓNICA DE RIVERSIDE. Director: GEORGE ROTHMAN. OEHMS OC 327. DDD. 55’47’’. Grabación: IV/2000. Productor: Victor Dinov. Distribuidor: Galileo MC. N PM Es este un disco que contiene dos obras que no se han prodigado mucho en grabaciones y salas de conciertos: el Doble Concierto y el Concierto para violín, junto a otra, el Concierto para piano en re mayor, que es por el contrario una de las piezas para teclado más interpretadas del compositor. El programa es pues atractivo, la grabación muy buena, y las versiones, bastante flojas y fuera de estilo en el caso de los Solistas de San Petersburgo. Su director y violín solista, Michail Gantvarg tampoco logra dar demasiado relieve a sus intervenciones, lejos del carácter, la vitalidad y aparente sencillez de la música. La pianista Carmen Piazzini, si muestra una natural afinidad con el clasicismo haydniano, y brilla especialmente en el concierto, segura, precisa, con un bello cantabile y un sonido muy cuidado. Con la de música española en general y andaluza en particular que queda por descubrir y redescubrir, y por mucho que Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz fuera un encargo gaditano, cuesta entender que para grabar un disco la Orquesta Barroca de Sevilla escoja a Haydn. El patrocinio de una caja de ahorros local no hace sino agravar la mala impresión, pues se trata de fondos con un destino en principio previsto como de subsidiariedad social o cultural y que aquí no acaba de percibirse como plenamente cumplido. Si por otro lado se tratara de una versión que aportara alguna novedad del tipo que fuera, que en sí misma deslumbrara por su calidad o todo ello a la vez como en el caso de Les Concert des Nations de Jordi Savall, aún se le encontraría un sentido a la empresa. Pero a estas alturas parece totalmente fuera de lugar presentar una versión fonográfica que como ejercicio de ajuste en un concierto en vivo no merecería más allá de un moderado elogio. Y ciertamente hay muy pocos motivos más en los que fundarlo y menos todavía enardecerlo, pues ni en la batuta se adivina mayor intención de contraste ni la orquesta responde con el mínimo de brillantez sonora que quizá la habría podido inspirar. Verdaderamente, un fallo de cálculo. La filosofía creativa de Arthur Honegger (1892-1955), compositor suizo vinculado a la escuela francesa, queda nítidamente de manifiesto en estos cuatro CDs que el sello Timpani nos ofrece ahora muy oportunamente. Escritura directa, con frecuencia contrapuntística y cromática; comunicación por la vía más corta con el destinatario de su música; anhelo de ampliar lo más posible el espectro de su público; alejamiento de las experimentaciones gratuitas… Todo ello sobre un fondo que su producción de cámara pone plenamente al descubierto: sublimación de la música en su máxima desnudez y potenciación de la gravedad y austeridad de la misma. Aunque perteneciente al llamado Grupo de los Seis, Honegger se siente distante de los extremismos y de las provocaciones de un Cocteau o de un Satie. Sin romper con lo tonal, su indiscutible modernidad no se sustrae de un deseo de homenajear a Bach (evidente en la Sonata para violín solo H. 143 de 1940), por el que siempre sintió gran atracción. En otros casos son pinceladas de jazz las que detectamos en determinadas piezas. Y, en general, oída en su conjunto, esta música es una galaxia en la que coexisten muchos y muy diversos mundos. Por lo tanto, ecos de músicas y estilos de diferentes épocas para enriquecimiento de un panorama sumamente atractivo. Desde la Sonata para violín y piano nº 0 H. 3 (1912), todavía obra de formación escolar, hasta Romance, para flauta y piano H. 211, casi en el umbral de su muerte, estos cuatro discos —aunque su contenido no guarde un estricto orden cronológico— permiten observar la evolución de este compositor y gozar de sus resultados. Ahí están los tres magníficos Cuartetos (H. 15, H. 103 y H. 114) y esa singular pieza para mezzosoprano y cuarteto de cuerdas, Pâques à New York, para gozar de la plenitud de su arte. Cuatro espléndidos discos, en consecuencia, servidos por un alto nivel interpretativo. No le hace falta a Honegger la gran orquesta para transmitir con intensidad, con el requerido clima en cada caso, con los efectos pretendidos y con un desarrollo en progresión, lo que quiere expresar. Lo consigue plenamente a través de su música de cámara. El sonido, demasiado seco y descarnado en algunas ocasiones, en especial en el compacto tercero. A.B.M. J.G.M. D.A.V. HAYDN: Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz. ORQUESTA BARROCA DE SEVILLA. Director: BARRY SARGENT. LINDORO MPC.0713. DDD. 53’07’’. Grabación: Lebrija, XI/2001. Productor: J. M. Martín Valverde. Ingeniero: X. Lagarder. Distribuidor: Diverdi. N PN 82 4 CD TIMPANI 4C1079. DDD. 72’15’’, 66’25’’, 52’28’’ y 72’38’’. Grabación: París, IV, IX y XI/1991. Productor: Stéphane Topakian. Ingeniero: Igor Kirkwood. Distribuidor: Diverdi. R PN BRIDGE 9091. DDD. 69’47’’. Grabaciones: Nueva York, I/1998 (Requiem), IV/1993 (Concierto). Productores: Judith Sherman (Requiem) y Adam Abeshouse (Concierto). Ingenieros: Glen Marchese (Requiem) y Adam Abeshouse (Concierto). Distribuidor: Diverdi. N PN Poco divulgada entre nosotros, la música del compositor norteamericano Andrew Imbrie (n. 1921), merece atención si nos dejamos guiar, no sólo por la justa fama y reconocimiento de que goza en su país, sino, sobre todo, por el contenido del compacto que presentamos ahora. A partir de la audición de estas dos obras, que intuimos que deben ser de las más importantes de Imbrie, percibiremos a un compositor importante. digno de una mayor divulgación. Y ciertamente parece que estemos ante dos obras mayores, ambas de plena madurez (la primera compuesta en 1984 y la segunda entre 1989 y 1991), que, dado el desconocimiento que de Imbrie tenemos a este lado del planeta, vienen a ser una excelente carta de presentación aunque nos llegue con cierto retraso pues el presente compacto se publicó hace ya cinco años en Estados Unidos. Para muchos será todo un descubrimiento y un estímulo para conocer más y mejor la producción de Imbrie. Empieza el programa con una composición de intensa expresividad, creada bajo la dolorosa experiencia por la que pasó el autor de perder a su hijo, fallecido antes de cumplir los veinte años de edad. Imbrie se implica mucho en este Réquiem, personalísimo, en el que no basta con los textos de la misa latina de difuntos sino que añade poemas de William Blake, George Herbert y John Donne. El dramatismo propio de una composición de estas características creada bajo un profundo dolor, se expresa en ocasiones con cierta serenidad sin llegar a la resignación de, pongamos por caso, un Fauré. Más bien cabe hablar aquí de alguien que acepta la pérdida que supone la muerte de alguien querido aunque no lo comprenda y el autor se mueve estéticamente en un lenguaje que entronca con algunos de los más destacados compositores dramáticos del siglo XX; los nombres de Britten, Bartók, Schoenberg y, sobre todo, Berg vendrán a la mente a más de uno cuando escuche esta obra extraordinaria en el justo sentido de la palabra. Si no es una obra maestra, desde luego está muy cerca de ser considerada como tal. La versión es igualmente magnífica y los intérpretes se han beneficiado para su trabajo del contacto directo con el autor, lo cual debe haberles resultado, sin duda, muy enriquecedor para dotar a su interpretación de una justa expresividad fruto del profundo conocimiento de este impactante Réquiem. Otro sentimiento humano, en este caso la nostalgia, parece iluminar el D I S C O S HAYDN-KANCHELI Arturo Tamayo DEL ALTO RIGOR HUBER: Tenebræ. Intarsi (Kammerkonzert). Protuberanzen. James Joyce chamber music. ORQUESTA FILARMÓNICA DE LUXEMBURGO. Director: ARTURO TAMAYO. TIMPANI 1C1075. DDD. 61’44’’. Grabación: Luxemburgo: VII/2003. Productor: Stéphane Topakian. Ingeniero: Jeannot Nies. Distribuidor: Diverdi.. N PN Oportunidad excelente la que brinda el sello Timpani, a través de la loable prestación de Arturo Tamayo y la orquesta luxemburguesa, de conocer la obra de Klaus Huber (n. 1924). A diferencia de los registros consagrados con anterioridad a este músico alemán contemporáneo de Stockhausen y Boulez (casi todos los discos, centrados en las obras escritas para la voz humana), el disco de Timpani da la impresión de que se ha realizado tras una concienzuda selección de las obras, agrupando los títulos con un acertado criterio: dos piezas para orquesta de los años 60 (Tenebræ y James Joyce chamber music) y otras dos más recientes, Kammerkonzert y Protuberanzen, en donde se sigue de forma clara la trayectoria del compositor y sus preocupaciones religiosas y espirituales. Huber se declara enemigo de la llamada “música pura”, convencido de que en la modernidad es poco pertinente producir lo que él considera un arte hermético destinado únicamente a “un futuro idealismo”. A este respecto, Huber no duda en calificar su propia obra como una “música de credo”. Los títulos de las piezas (Tenebræ, Ascensus) pueden poner sobre la pista acerca de una obsesión en el compositor suizo; la cruz. Rozando con las ideas del último Stockhausen, Huber intenta con su música una mediación entre el mundo de los hombres y el mundo divino. Para él, el artista cumple el papel, en efecto, de mediador y su obra, por tanto, es el símbolo de esta unión. La forma gráfica de la cruz está presente en muchas de las partituras de Huber: la cruz de Cristo, cuya simetría es el símbolo de la inmutano menos interesante Concierto para piano y orquesta nº 3, compuesto en Londres por un Imbrie que añoraba su amada ciudad de Nueva York. No es, pues, un retrato descriptivo ni colorista de la ciudad que se evoca, como sí hizo Gershwin en su magistral Un americano en París (a la vez que Gershwin expresaba la nostalgia y plasmaba en su obra impresiones parisinas más o menos inmediatas), sino una nostalgia que lo domina todo y en la que no hay lugar para nada más, siendo su lenguaje muy similar al del Réquiem y que, a la luz de lo escuchado aquí, debe de ser el estilo propio de Imbrie, un estilo muy personal a la vez que netamente clásico si entendemos por clásico el lenguaje de bilidad del mundo. El signo de la cruz se convierte, pues, en principio organizador de sus piezas: su geometría rige la forma y la armonía. Se obtiene, así, en muchas de sus obras, un estilo claramente de oratorio. Solamente por el tema de apertura del presente programa, Tenebræ, de un altísimo valor musical, merecería la atención este formidable registro, de una escucha nada fácil, por cierto. En el arte de Huber encontramos muchos de los problemas existenciales y de escritura que tanto preocuparan a los autores de la sensacional generación nacida en los años 20 (aparte, en muchos casos, de un talante beligerante contra el mundo que les tocara vivir). Una obra como Tenebræ se inserta, en efecto, y de modo admirable, en esa senda de experimentación sonora y de agitación interior que se da a partir de los años 50. Nono está muy cerca de esos parámetros en los que se mueve Huber. La diferencia estriba en que el italiano tiende hacia una plantilla instrumental novedosa y huye del cliché del concierto, mientras que Huber permanece fiel a los géneros musicales. Esa fidelidad a la tradición queda demostrada ampliamente en este disco. En Intarsi (Kammenkonzert), maneja Huber motivos extraídos del Concierto para piano K. 595 de Mozart y en James Joyce Chamber music, plantea un discurso que, más allá de ser una meditación musical sobre el ciclo poético de Joyce, se mueve dentro de los parámetros del concierto del clasicismo vienés. Huber, con este respeto hacia las formas consolidadas y con el vuelo espiritual que significa cada composición suya, promueve un tipo de obra sólidamente construida en la que se puede dar cabida a cualquier clase de experimentación y de inserto de sonoridades fuera de la norma, justamente sonoridades que están llamadas a provocar auténticos seísmos en la sensibilidad del oyente, quien asiste en una pieza como Tenebræ secuencias en las que el temblor y la inestabilidad en el comportamiento de la masa instrumental conduce a una “descoloca- ción” en la escucha, la misma que se siente cuando el oyente se enfrenta a obras del último Nono, a los frescos de Ustvolskaia o a las sinuosas incursiones que realiza el conjunto instrumental en una obra como Scardanelli zyklus en el meollo de la poesía del atormentado Hölderlin. A la música de Holliger, en efecto, le encontramos un claro precedente en esta pieza de Huber; en ambas estéticas se halla un feliz encuentro entre respeto por la forma canonizada y la tragedia de la escucha. En el excelente tema Intarsi (algo así como “incrustaciones”, concierto de cámara para piano y 17 instrumentistas), Huber maneja el material prestado (fragmentos del concierto mozartiano y el canto chileno El pueblo unido jamás será vencido) sin caer nunca en el collage. Huber da una clase magistral de cómo emplear la cita en un contexto que se vuelve absolutamente propio y en el que se acumulan las referencias a otras formas artísticas (la idea del jardín árabe, por ejemplo, que da cuerpo a la cuarta sección). En esta interrelación continua entre forma musical rigurosa y evocación de distintas expresiones artísticas se halla una de las claves del pensamiento de Huber, que queda amplia y admirablemente expuesto en este formidable registro comandado por el inquieto Arturo Tamayo. Francisco Ramos KANCHELI: Diplipito. THOMAS DEMENGA, violonchelo; DEREK LEE RAGIN, contratenor. STUTTGARTER KAMMERORCHESTER. Director: DENNIS RUSSEL DAVIES. Valse Boston. STUTTGARTER KAMMERORCHESTER. Piano y director: DENNIS RUSSEL DAVIES. los Schoenberg, Britten, Stravinski, Bartók y todos esos grandes compositores que hemos dado en llamar, con toda justicia, clásicos del siglo XX. Esperamos con el máximo interés que en España se divulgue como merece la música de este compositor que debe de ser artífice de una producción, como mínimo, digna de ser tenida en cuenta. J.P. ECM 1773. DDD. 57’07’’. Grabación: Stuttgart, I/2001. Productor: Manfred Eicher. Ingeniero: Peter Laenger. Distribuidor: Nuevos Medios. N PN Dos obras recientes de Kancheli (Dipli- pito de 1997 y Valse Boston de 1996) dirigidas por el polivalente Dennis Russell Davies (que igual empuña la batuta en conciertos para piano y orquesta de Mozart con Keith Jarrett como solista, que en óperas de Glass, en música de 83 D I S C O S KANCHELI-LISZT Reger, Pärt, Cage y un largo y variadísimo etcétera, y siempre con absoluta solvencia) al frente de la estupenda Stuttgarter Kammerorchester de la que es titular actualmente, contando aquí con dos solistas de primera fila como son el violonchelista Thomas Demenga y el contratenor Derek Lee Ragin. Dennis Russell Davies, además, asume la parte para piano de Valse Boston, en este doble programa Kancheli que es una muestra genuina del proceder habitual de este compositor; ya saben, cierto ensimismamiento, (supuesta) profundidad expresiva con el consabido estatismo que le acerca a los neos de la actualidad tan próximos al new-age, brutales contrastes dinámicos que van de pianísimos casi inaudibles a fortísimos que hacen temblar, importancia de la melodía (generalmente de raíz modal, por supuesto)… todo muy “moderno” pero también, justo es reconocerlo por encima de que se valore mucho o poco el resultado según la afinidad de cada uno con esta música, muy bien hecho. Sin ninguna duda, la importancia otorgada aquí a la melodía y la capacidad de Kancheli para crear climas, son las mayores bazas de esta música y hacen que pueda interesar a un público amplio. Claro que en esto también tiene mucho que ver la labor de los intérpretes que pueden lograr, como es el caso que nos ocupa, que estas obras parezcan más que lo que realmente son y la interpretación se sitúa unos puntos por encima de lo interpretado. J.P. KODÁLY: Háry János. Variaciones del pavo real. Psalmus hungaricus. Danzas de Marosszék. Danzas de Galánta. ANDRÁS MOLNÁR, tenor. CORO DEL ESTADO HÚNGARO. CORO DE NIÑOS BÉLA BARTÓK DE GYÖR. ORQUESTA SINFÓNICA DEL ESTADO HÚNGARO. ORQUESTA DEL FESTIVAL DE BUDAPEST. Directores: ADAM FISCHER E IVÁN FISCHER. 2 CD BRILLIANT 6514. DDD. 142’37’’. Grabaciones: Eisenstadt y Budapest, 1990. Productor: Ibolya Tóth. Ingeniero: Ferenc Péci. Distribuidor: Cat Music. R PE Un puntal de la música húngara, uno 84 de los músicos fundamentales en la historia musical de ese país, en interpretaciones regidas por las manos de los hermanos Fischer. En las de Adam Fischer, hay que decir que al frente de la rotunda, envolvente y sensacional sonoridad de la Orquesta Sinfónica del Estado Húngaro, ofrece la Suite de Háry János de 1927 en reproducción ejemplar, como lo hace, medido, contrastado y señorial, con las Variaciones del pavo real. Del encargo hecho a Béla Bartók, Ernst von Dohnányi y Zoltán Kodály para la conmemoración de la unificación de Pest, Buda y Óbuda en una sola ciudad, surgió por parte del último, el Psalmus hungaricus, que primero tituló Salmo 55, composición entre arcaizante y solemne de muy atrayentes resultados, espléndidamente reproducida aquí, vigorosa y transida bajo la batuta del otro Fischer, Iván. A destacar también la labor en el Psalmus, del tenor András Molnár. También este director, y asimismo con la Orquesta del Festival de Budapest, nos da unas Danzas de Galánta de dinámicas y ritmos acentuados, preferibles a las que grabó su propio hermano, y una versión magistral de las habitualmente Danzas de Marosszék, que son desgranadas en todos sus detalles, consiguiendo una riqueza rara en esta obra. LECLAIR: Seis sonatas para dos violines sin bajo Op. XII. MARC DESTRUBÉ Y CHANTAL RÉMILLARD, violines. ATMA ACD2 2241. DDD. 72’57’’. Grabación: Quebec, V/2000. Productora e ingeniera: Johanne Goyette. Distribuidor: Gaudisc. N PN D os colecciones de seis sonatas para NAXOS 8.557067. DDD. 72’06’’. Grabación: King City, Ontario, VIII/2002. Productores: Bonnie Silver y Norbert Kraft. Ingeniero: Norbert Kraft. Distribuidor: Ferysa. N PE dos violines sin bajo publicó Jean-Marie Leclair (1697-1764), el más italiano de los compositores franceses del siglo XVIII. La primera, publicada en 1730, estaba destinada a los aficionados, y tuvo un enorme éxito editorial. La segunda, que es la que se incluye en este disco, data de 1747 o 1749 y, aunque conservaba sus pretensiones de llegar a un público amplio, exige en muchos momentos un notable virtuosismo, con dobles y triples cuerdas y posiciones muy avanzadas. La escritura de Leclair para los dos violines sin bajo (aunque, a veces, los violines se hacen un acompañamiento a la manera del bajo) resplandece por su brillantez, su equilibrio y la imaginación de sus soluciones. Marc Destrubé y Chantal Rémillard nos la sirven con sobrado virtuosismo, fluidez y un empeño muy destacado por contrastar el carácter abierto y desenfadado de los movimientos de danzas más rápidos (Minueto de la II o Giga de la III) con el lirismo de los lentos (así, la zarabanda de la III o el muy afectuoso Largo de la IV). Con Korngold siempre se acaba (o se P.J.V. J.A.G.G. KORNGOLD: Sonata para violín y piano op. 6. Much ado about nothing, suite para violín y piano op. 11. Transcripciones para violín y piano: Ich ging zu ihm de “Das Wunder der Heliane”, Serenata de “Der Schneeman”, Tanzlied des Pierrot de “Die tote Stadt”, Caprice fantastique (Wichtelmännchen de Märchenbilder op 3, arr. de Rózsika Révay), Mafriettas Lied de “Die tote Stadt”. JOSEPH LIN, violín; BENJAMIN LOEB, piano. empieza) hablando de dos cosas: de la música que compuso para el cine y de su categoría de niño prodigio. Ahora tenemos que referirnos a esta segunda dimensión. Qué puede uno hacer ante esa impresionante Sonata para violín compuesta a los quince años y que dura más de media hora, un ejemplo de inventiva, de fluidez de ideas, de capacidad de desarrollo y, sin embargo, nada ancilar, nada seguidista de nadie en especial. En esa Sonata en cuatro dilatados movimientos se resume toda una tradición, que viene de Austria-Alemania, pero también de Francia. Y que conste que estamos todavía en 1912. Muy distinta es la adaptación para violín y piano de la música incidental para Mucho ruido y pocas nueces, de 1918, cuatro cuadros sugerentes que demuestran ya la capacidad de Korngold para la música dramática no operística. El teatro es el origen de todas las demás piezas, con excepción del Caprice: Der Schneemann, La ciudad muerta, El milagro de Heliane. El joven violinista Joseph Lin es un virtuoso con un agudo enfoque camerístico, intimista de estas obras llenas de sugerencias, y sitúa sus lecturas en una especie de tierra ajena, aunque no neutral, lo mismo frente a la tradición romántica que ante las sonoridades modernas. Le acompaña al piano un musicazo de Texas, Benjamin Loeb. Un disco sorprendente, un recital de gran altura que seducirá al aficionado. S.M.B. LE FLEM: Quinteto en mi menor para piano y cuerda. Sonata en sol menor para violín y piano. PHILIPPE KOCH, violín; ALAIN JACQUON, piano. CUARTETO LOUVIGNY. TIMPANI 1C1077. DDD. 66’. Grabación: Luxemburgo, XI/2003; I/2004. Productora: Odile Perceau. Ingeniero: Jeannot Nies. Ditribuidor: Diverdi. N PN Estos dos obras camerísticas del bretón Paul Le Flem son de 1905, cuando cumplía veinticuatro años y culminaba su aprendizaje en la Schola Cantorum, con el inevitable Vincent d’Indy, mas también con Albert Roussel. Le Flem debió de conocer en esos años a un condiscípulo bastante maduro, un curioso tipo cuarentón que estudiaba en la Schola por aquellos años y que se llamaba Erik Satie. Le Flem está impregnado de la filosofía (y la poética) de Bergson, y en general de todo un pensamiento intuicionista que es en buena medida ideología dominante, no oficial, en el tránsito de los dos siglos. También es seguidor, pese a la Schola, de otra ideología que domina en ese momento el arte y la música: el simbolismo y el debussysmo. Todo esto informa la inspiración intensa, bella hasta lo entrañable de estas dos piezas de un creador singular que vivirá todavía ochenta años. Sí, ochenta. Porque Le Flem, bretón hasta la médula como Cras o como Ropartz, vivió hasta 1984, y llegó a cumplir los 103 años. Su discografía es escasa, tal D I S C O S KANCHELI-LISZT Cuarteto Diotima EL CUARTETO Y LA MODERNIDAD LACHENMANN: Reigen seliger Geister. NONO: Fragmente-Stille, an Diotima. CUARTETO DIOTIMA. ASSAI 222492. DDD. 64’. Grabación: Tremblay-en-France, II/2003. Ingeniero: Michel Pierre. Distribuidor: Diverdi. N PN A este ritmo, Luigi Nono va camino de convertirse en un fenómeno discográfico, como lo fueron Ligeti o Schnittke. ¿Cuántas versiones de su cuarteto de cuerda circulan ya en el mercado? Ésta de los jóvenes franceses del Quatuor Diotima llega última en el tiempo, pero se sitúa de inmediato entre las mejores en términos de calidad por la tensión que logra inyectar en las inmateriales y suspendidas texturas de la pieza y por la primorosa realización de su finísima escritura. Lo que sí a estas alturas me atrevería a decir, sin querer herir sensibilidades, es que Fragmente-Stille tal vez sea una obra algo sobrevalorada en el conjunto de la producción de Nono. Es cierto que con ella el compositor italiano inaugura una nueva fase marcada por la interiorización del sonido, pero incluso dentro de esa misma estética hay piezas posiblemente más redondas tales como A Pierre, Dell’azzurro silenzio, inquietum o “Hay que caminar” soñando, para limitarme al ámbito camerístico. Confieso que soy de los (¿pocos?) que todavía no comparten el entusiasmo por la música de Lachenmann. A mí Lachenmann me parece cada vez más un sobreviviente de un debate estético que no tiene razón de ser. Como aquellos soldados japoneses atrincherados en alguna isla perdida del Pacífico que no se habían enterado de que la guerra vez porque su longevidad se ha unido a su falta de notoriedad (que contrasta con la altura de obras como el Quinteto y la Sonata de este CD) para precipitarlo en el purgatorio desde bastante antes de fallecer hasta ahora mismo, en que tal vez comienza su regreso. Que no creemos que sea nunca triunfal, aunque sí discreto, como requieren los creadores de obras exquisitas que nunca pretendieron seducir, hipnotizar o conducir a nadie. Tal vez sea cierto que su música está impregnada de sensibilidad celta (así nos lo asegura Michel Fleury en su artículo La part du rêve, incluido en el CD como presentación), o de mar, como glosa Michel Lemeu en un amplio, documentado y apasionado artículo de 1993 que puede consultarse en Internet (http://perso.wanadoo.fr/michel.lemeu/l e_flem/plf_menu.htm). Hay Fauré, Debussy y Ravel en su música, pero no a parte entera, ni de manera incondicional; hay una continuidad de un Lekeu, y un obvio pero no encendido parentesco con sus paisanos ya mencionados. Timpani vuelve a rendirle un espléndido tributo a la música había acabado treinta años antes. Por ejemplo: ¿cómo puede Lachenmann seguir afirmando a comienzos del siglo XXI que el cuarteto de cuerda es un género “burgués”? Seamos sinceros. ¿Cree de verdad el compositor alemán que la mayoría de los burgueses de hoy en día escuchan cuartetos de cuerda o se identifican en ellos? A mí me parece que están más interesados en otros géneros de cosas. Y tal vez siempre haya sido así. Lachenmann confunde la modernidad con el modernismo. Para él, una obra de arte no es algo a disfrutar sino un ejercicio de mortificación en pos de una comprensión más avanzada y superior. Tarea del artista sería la de rescatar al oyente, liberarlo de sus ataduras y sus limitaciones perceptivas. Por eso, no dejo de percibir muchas veces en su obra un fondo molesto: al mismo tiempo cerebral y estérilmente demostrativo. Más que interesado en hacer su propia música, Lachenmann parece empeñado en hacer la música que él considera que el oyente necesita. Personalmente creo que la tarea primordial de un artista — más allá de las declaraciones de principio— es dar forma a su mundo interior. Lo de abrir nuevos horizontes perceptivos debería producirse como consecuencia; me resulta discutible y presumido planteárselo como objetivo primario y deliberado. Dicho esto, he de reconocer que el cuarteto Reigen seliger Geister me encanta. Lo considero, junto con la ópera Das Mädchen mit den Schwefelhölzern, lo mejor de Lachenmann. Lo he escuchado varias veces y siempre con gran disfrute. Es una excelente muestra de lo que podría hacer el compositor alemán si francesa al traer estas magníficas obras de hace cien años. Las encendidas lecturas de Philippe Koch, con Jacquon una vez y con el Cuarteto Lauvigny otra, están a la altura de esa devoción en el rescate de los olvidos y las negligencias. En fin, otro singular y bello disco de Timpani. S.M.B. LISZT: New Liszt Discoveries-2. Preludios y armonías poéticas y religiosas. Concierto sin orquesta. Hoja de álbum: Magyar en si bemol menor. Marcha húngara en si bemol mayor. Pensées. Cuatro hojas de álbum. O lieb, so land du lieben kannst! LESLIE HOWARD, piano. HYPERION CDA67455. DDD. 79’34’’. Grabación: Suffolk, IV/2003. Productor e ingeniero: Tryggvi Tryggvason. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Obras desconocidas hasta ahora de Liszt (o bien, para ser más exactos, tal es el caso de la mayoría del contenido del compacto que nos ocupa, nuevas versiones de obras mejor o peor conocidas) abandonara sus actitudes mesiánicas. Reigen seliger Geister es una obra de clara filiación noniana y sin embargo es muy original. Imaginemos a un cuarteto “fantasma”, una especie de sombra sonora cuya filigrana hace adivinar ecos de alguna armonía perdida (¿Gluck?). Todo lo que subsiste son murmullos, notas tenidas y aisladas, glissandi, acordes silenciados, pizzicati procedentes de una guitarra ideal. Oculto, incluso detrás del sonido más deshilachado y balbuceante, hay un poso de lirismo (¡idea muy weberniana!) y una añoranza de belleza que rara vez se han hecho tan perceptibles en el catálogo de Lachenmann. El Quatuor Diotima es de nuevo un intérprete formidable, que se ha aprovechado del contacto directo con el compositor. Su versión supera a la del Cuarteto Arditti (Montaigne) y redondea un disco que cualquier apasionado de música contemporánea no debería dejar escapar. Stefano Russomanno nutren el programa de la ¿última? entrega de la integral de la música para piano de este compositor a cargo de Leslie Howard. Así pues, que nadie se engañe al ver que aquí se nos ofrece una obra de título tan seductor como Concierto sin orquesta pues se trata en realidad de la primera versión terminada de lo que después fue el Concierto para piano y orquesta nº 2. También sorprende el título de la última pieza, O lieb, so lang du Lieben kannst!; que es el mismo que el del célebre lied sobre el cual Liszt compuso el tercero de sus Liebesträume, el más popular. Pues bien, es una reelaboración a medio camino entre la transcripción más o menos libre del lied y el tercero de los Liebesträum presentado, por decirlo de algún modo, de otra manera, como si de una improvisación se tratara (repárese en la sección central, del Liszt más genuinamente rapsódico). Y podríamos continuar, pero mejor que el que suscribe se lo podrá explicar todo el doctor Howard en sus documentadísimos y amenos comentarios. Con todo, si usted se deja llevar sólo por la audición (algo que este compacto resiste aunque parezca destinado a 85 D I S C O S LISZT-MONIUSZKO llenar huecos, que también, e interesar casi en exclusiva a los muy puestos en Liszt) se llevará alguna que otra sorpresa, como el delicado y encantador nocturno titulado Pensées, una pequeña joya que se graba aquí por primera vez. Así pues, repetimos, aunque no lo parezca, estamos ante un programa Liszt perfectamente disfrutable y está interpretado con el rigor y solvencia habituales en Howard, que de Liszt sabe mucho. J.P. LLOBET: Scherzo-Vals. Estudio capricho. Mazurka. Trece canciones populares catalanas. Respuesta. Cinco preludios. Mazurka para Federico Bufaletti. Cuatro canciones populares. Estudio en mi mayor. Romanza. Variaciones sobre un tema de Sor. LORENZO MICHELI, guitarra. NAXOS 8.557351. DDD. 73’42’’. Grabación: Turín, IV-X/2002. Productor e ingeniero: Renato Campajola. Distribuidor: Ferysa. N PE M iquel Llobet (1878-1938) es uno de esos guitarristas-compositores ilustres cuya contribución a la divulgación de las posibilidades de su instrumento (una divulgación unida a una justa valoración de él y a la lucha por su definitiva equiparación con otros instrumentos unánimemente bien considerados en el ámbito clásico) y su actividad en pro de ello, siendo responsable de la creación de obras por parte de otros compositores dedicadas a él en tanto que concertista, ha oscurecido un tanto su faceta compo- sitiva. Su caso es similar al de Emilio Pujol, por citar a un guitarrista-compositor de la misma época y del mismo origen geográfico. De Llobet siempre se interpreta lo mismo; a saber, alguna o algunas de sus Trece canciones populares catalanas, parte habitual en el repertorio de los guitarristas de nuestro tiempo y, algunas veces (no muchas), sus Variaciones sobre un tema de Sor. Y poco más. Por ello el interés de este compacto es evidente, pues, entre otras cosas, contiene las Trece canciones populares catalanas completas (más allá de las conocidísimas El testament d’Amèlia, El noi de la mare y Cançó del lladre), pero hay más (aquí está todo lo que Llobet compuso para su instrumento), y todo ello excelentemente interpretado por Lorenzo Micheli, discípulo de, entre otros, Frédéric Zigante. Las obras de Llobet son genuinamente guitarrísticas y en ellas su autor extrae el máximo partido de las posibilidades de su instrumento, logrando efectos sorprendentes de gran importancia en este aspecto pero siempre muy musicales más allá del mero efectismo, como queda de manifiesto en las dos últimas variaciones de las Variaciones sobre un tema de Sor (la primera, toda en sonidos armónicos, y la segunda, que debe tocarse solamente con la mano izquierda). El lenguaje es esencialmente romántico pero en él caben, obviamente, los acentos populares aunque muy mesurados y sin excesos. Se trata, pues, de una música de aromas salonniers pero de concierto, siendo evidente el afecto de su autor (o al menos así cabe suponerlo al escuchar estas obras) hacia Michael Tilson Thomas SOBRIEDAD Y REFINAMIENTO MAHLER: Sinfonía nº 4. LAURA CLAYCOMB, soprano. ORQUESTA SINFÓNICA DE SAN FRANCISCO. Director: MICHAEL TILSON THOMAS. SACD AVIE 821936-0004-2. DDD. 54’36’’. Grabación: San Francisco, IX/2003 (en vivo). Productor: Andreas Neubronner. Ingeniero: Peter Laenger. Distribuidor: Gaudisc. N PN N uevo eslabón mahleriano del ciclo que Tilson Thomas está haciendo en San Francisco para el sello de la orquesta; en esta ocasión se trata de una versión de la Cuarta que podemos considerar como la más conseguida dentro de las tres o cuatro sinfonías registradas hasta la fecha en esa ciudad de California, interpretación sobria, rigurosa, brillante y refinada que podemos poner a la altura de las más conseguidas de la discografía (como saben, desde la antigua grabación de Mengelberg en 1939 para Philips, hasta esta que hoy comentamos, hay más de 150 recreaciones distintas protagonizadas por los directores más destacados en estos pentagramas). Pero, como decíamos, Tilson Thomas no se queda atrás, y gracias a una excelente intervención orquestal y a una soberbia grabación, 86 Chopin, no faltando audacias armónicas, pues su lenguaje se aventura en ocasiones por cromatismos sorprendentes en la música para guitarra de la época, y empleando a veces tonalidades tan poco comunes en la música para este instrumento como re bemol mayor (sección central del Scherzo-Vals). Este compacto es una importante contribución al conocimiento de la música de Llobet, pero también a la de la música para guitarra de una época crucial en el definitivo auge del instrumento. J.P. MARTIN: Misa para doble coro a cappella. Songs of Ariel. MESSIAEN: Cinq Rechants. O sacrum convivium. RIAS-KAMMERCHOR. Director: DANIEL REUSS. HARMONIA MUNDI HMC 901834. DDD. 66’40’’. Grabación: Berlín, IX-XI/2003. Productor: Florian B. Schmidt. Ingenieros: Geert Puhlmann y Brigitte Siewert. N PN La católica Misa de Frank Martin aquí incluida es obra de un calvinista suizo en tiempos que muy pronto se tornan poco favorables al ecumenismo. Estamos a finales de los años veinte, periodo de prosperidad y aparente superación de antagonismos. Pero vino lo que vino, y Martin dejó su Misa por ahí escondida. No la dio a conocer hasta que de veras vinieron tiempos como aquellos entresoñados. Y al mismo tiempo compuso otras obras sacras y sacro-teatrales. Esta Misa es clásica, en el espíritu del canto llano, una especie de oficio intemporal en que a la secuencia del sacrificio la iluminan voces angelicales. Angelicales son las del Coro de la RIAS berlinesa, dirigido con exquisito gusto por Daniel Reuss. Y ese clasicismo angelical (disculpen el acoplamiento de conceptos) se transforma en uno de sus parientes cercanos para ese bellísimo y aun hoy todavía original y sugerente canto de amor que son los Cinq Rechants de Messiaen (1948), hermanos de la Turangalila y del ciclo Harawi. Algo de angélico le adjudican Martin y el Coro de la RIAS al Ariel de La tempestad de Shakespeare en esos cinco bellos cantos polifónicos. Este exquisito disco, rico en espiritualidad y delicadeza, concluye con un Messiaen juvenil, O sacrum convivium, otro bello canto, ahora a la Eucaristía. S.M.B. por no hablar de una minuciosa planificación sin que por ello se resienta el mensaje expresivo, asistimos a una memorable recreación en vivo felizmente grabada que supone la cima más alta de este irregular ciclo Mahler. Bien la soprano Laura Claycomb en el último movimiento. En fin, hay que insistir en que como grabación, posiblemente no haya otra igual de buena, clara y contrastada. El SACD es compatible en cualquier lector de compactos. Enrique Pérez Adrián MIRA: Música de cámara. ITXARO MENTXAKA, mezzosoprano; JOSEP FERRER, bajo. GRUP INSTRUMENTAL DE VALÈNCIA. Director: JOAN CERVERÓ. PMV Actual 001. DDD. 64’51’’. Grabación: Valencia, I y VI/2003. Productor: J. Cerveró. Ingeniero: E. Morales. Distribuidor: Diverdi. N PN El CD que nos ocupa inaugura la serie Patrimonio Musical Valenciano Actual, patrocinado por el IVM (Institut Valencià de la Música), loable iniciativa encami- D I S C O S LISZT-MONIUSZKO nada a difundir y apoyar la obra de los compositores de la propia comunidad. Reúne este disco buena parte de la producción camerística que Rafael Mira (València, 1951) dio a la luz entre 1992 y 1997. Concebido originariamente como ballet para mezzosoprano, bajo y conjunto de cámara, Mikváh (1996), representado aquí por una suite, intenta ser el reflejo de la historia de un alumbramiento. Añil, rojo y violeta (1995) es la sucesión y entrelazamiento de tres momentos, de tres actitudes, de tres mundos diferentes. Meditación (1993) es un viaje de ida y vuelta hacia el silencio, una representación de las fijaciones y los pensamientos en la secuencia de su producción. Distancias (1992) se desliza por el eje que se extiende entre polaridades, y recrea la intranquilidad por no apercibirse de lo exacto. Y Bubbles rain (1992) contrapone distintos materiales, con sus fricciones, rupturas, caos y confusiones, dentro de un espacio. Claro está que poco o nada aclara al oyente el intento de explicar la música, porque ésta ha de escucharse y se explica por sí misma. Pero digamos que estamos ante una música muy abstracta que quiere hacerse entender. O, dicho de otra manera, se trata de otro lenguaje con el que comunicar cosas que ya se han dicho antes de formas bien distintas. Por fortuna, buenos intérpretes, profundamente conocedores de lo contemporáneo, bajo la batuta acreditada de Joan Cerveró (Manises, València, 1961), transmite con conocimiento y solvencia (nada más fácil en este repertorio y en estos casos que la confusión y el error) este lenguaje difícil en primera audición, que requiere la voluntad del oyente para su asimilación, sólo a partir de la cual se podrá ir extrayendo después sus contenidos y valores. No se olvide, como se nos dice en el libretillo de presentación, que Rafael Mira “es uno de los representantes del auge y decadencia de la radicalidad”. El Grup Instrumental de València, creado en 1991 y dirigido por Joan Cerveró desde 1994, es garantía de unas versiones comme il faut. J.G.M. MOMPOU: Canciones para voz y piano. vol II: Cantar del alma. Aureana do Sil. El niño mudo. Sant Martí. Primeros pasos. Mira quina resplendor. Becquerianas. Cinc melodies. TITON FRAUCA, mezzosoprano; MONTSERRAT MASSAGUER, piano. ANACRUSI AC 039. DDD. 54’26’’. Grabación: Jafre, Gerona, XI/2003. Productor e ingeniero: Miquel Roger. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Decía Mompou que su propia música era “la menos compuesta del mundo”, que “todo nos ha sido dado”, y que, como hizo notar Picasso sobre sí mismo, más que buscar, hallaba. Pero Mompou no fue (o al menos no sólo fue) un improvisador, sino que fue un auténtico orfebre de la música y como tal figura en el libro de Roger Prevel, titulado precisamente Orfebres de la música, junto a (lista significativa) Chausson, Séverac, Turina, Delius, Vaughan Williams, Janácek y Frank Martin. Prevel considera el arte de Mompou “siempre conciso, pero rico en confidencias (…), de gran intensidad pero pródigo en resonancias, pare- Jacek Kaspszyk LIRISMO A LA POLACA MONIUSZKO: Straszny Dwor (La mansión encantada). ADAM KRUSZEWSKI (Miecznik), IWONA HOSSA (Hanna), ANNA LUBANSKA (Jadwiga), KRZYSZTOF SZMYT (DAMAZY), DARIUSZ STACHURA (Stefan), PIOTR NOWACKI (Zbigniew), STEFANIA TOCZYSKA (Czesnikowa), ZBIGNIEW MACIAS (Maciej), ROMUALD TESAROWICZ (Skoluba), AGNIESZKA ZWIERKO (Marta), JACEK PAROL (Grzes). CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA NACIONAL POLACA. Director: JACEK KASPSZYK. 2 CD EMI 5 57489 2. DDD. 140’02’’. Grabación: Varsovia, VI/2001. Productores: Lech Dudzik, Gabriela Blicharz. Ingeniero: Stanislav Leszczynski. N PN Con sus más de 25 títulos para la escena —aunque fuera de su país sólo hayan alcanzado una cierta notoriedad Hálka y la que ahora se comenta—, Stanislaw Moniuszko (1819-1872) puede ser considerado como el padre de la ópera nacional polaca, y su importancia en este sentido es comparable a la que ejerció Mikhail Glinka en Rusia. Su principal obra, Straszny Dwor (La mansión encantada) fue estrenada dos años más tarde de la terrible y sangrienta insurrección de Varsovia en enero de 1863, pero los censores rusos la prohibieron después de tan sólo tres funciones y no volvió a representarse hasta 1914, convirtiéndose desde entonces en una especie de ópera nacional. En la época de gestación de Straszny Dwor, Polonia era una nación que trataba de afirmar su razón cultural más allá del desmembramiento político de su territorio entre Rusia, Austria y Prusia. Por ello su música está impreg- nada de ritmos de danzas y melodías populares (polcas, mazurcas, dumkas, polonesas) que hacen pensar en una especie de La novia vendida polaca. El argumento es bastante ingenuo, propio del Singspiel o la opéra-comique, aunque funciona dramáticamente muy bien. Nos presenta a dos hermanos soldados (Stefan y Zbigniew), quienes, al despedirse de sus compañeros de armas, juran que se mantendrán solteros para acudir a la llamada de la patria siempre que ésta los llame. En la región existe una mansión encantada a la que, según una extendida leyenda, todas las noches acuden los fantasmas de las muchachas a las que sus prometidos abandonaron en la víspera de su boda. Los fanfarrones hermanos no se achantan ante la idea de acudir allí por una apuesta, lo que aprovechan Hanna y Jadwiga, las dos hijas del tesorero (con las que, por otra parte, Czesnikowa, tía de los dos chicos, pretende casarlos). Ellas mismas se hacen pasar por espectros y finalmente logran obtener el corazón de los dos jóvenes, no sin antes burlarse de ellos entonando por última vez, ahora en clave delicada y femenina, su heroico juramento de celibato, que suena a modo de leitmotiv a lo largo de la obra. La grabación fue realizada paralelamente a unas representaciones que tuvieron lugar en Varsovia en junio de 2001 (una de las cuales se emitió por Radio Clásica, dentro de la temporada operística de Euroradio), lo cual imprime un carácter muy teatral a la versión. Todos los integrantes del extenso elenco se entregan en cuerpo y alma a sus respectivos cometidos, destacando el tenor Dariusz Stachura como Stefan, que da mucha efusividad a su intensa aria del acto III, al llegar a la mansión, o la soprano Iwonna Hossa como Hanna, que tiene a su cargo un aria de gran virtuosismo, con violín obligato, en el acto IV. En el papel de la casamentera Czesnikowa, encontramos a la veterana Stefania Toczyska, que hace un retrato de mucha enjundia y aporta su aún muy reconocible timbre de mezzosoprano. Al frente de los entusiastas conjuntos de la Ópera Nacional Polaca, Jacek Kaspszyk brinda una lectura llena de brío y que hace perfecta justicia a esta hermosa partitura, que con una distribución por una multinacional como la EMI aspira sin duda a salir de sus propios límites geográficos. Rafael Banús Irusta 87 D I S C O S MOMPOU-PROKOFIEV ce tener como único objetivo la paz del corazón y el descanso del alma”. Halló su propia voz en el piano, pero no puede negarse el gran interés de su Suite compostelana (para guitarra) o de sus Improperios (para barítono, coro y orquesta; reorquestado por Igor Markevich, pero cuya versión original resulta, y quizá es una opinión personal, preferible), por citar dos de sus experiencias no pianísticas aunque ciertamente muy significativas una y otra. Pero hay otro ámbito en la producción de su autor que es tan íntimo, genuino y esencial como pueda serlo su fundamental obra pianística: sus canciones. Y de sus canciones nos llega un segundo volumen de la integral a cargo de Titon Frauca y de Montserrat Massaguer que contiene algunas obras mayores, como Cantar del alma, Becquerianas y las Cinc melodies (sobre textos de Paul Valéry). Tan sólo cabe lamentar en la presente edición la ausencia total de comentarios sobre su contenido, pues tan sólo hallamos unos breves apuntes sobre la trayectoria de las intérpretes, una crítica elogiosa de éstas y los textos de las canciones en versión original. Decimos que tan sólo cabe lamentar esto puesto que lo que aquí se nos ofrece tiene un altísimo interés, tanto por el contenido (ya hemos indicado que hallamos obras mayores en la producción de su autor) como por las interpretaciones, tan contenidas y poéticas como la música misma de este grandísimo compositor. J.P. Erik van Nevel EUFORIA NAVIDEÑA MONTEVERDI: Vesperæ in Nativitate Domini. + obras de Giovanni Gabrieli y Chiara Margarita Cozzolani. CURRENDE. Director: ERIK VAN NEVEL. EUFODA 1352. DDD. 77’56’’. Grabación: Hoeven (Holanda), II/2003. Productor: Johan Favoreel. Ingenieros: Steven Maes, Dirk Sykora. Distribuidor: Diverdi. N PN Este recital consiste en ocho piezas de Monteverdi extraídas todas menos una de la colección Selva morale e spirituale, publicada menos de dos años antes de su muerte; más dos piezas del veneciano Giovanni Gabrieli, una coral (Hodie Christus natus est) y otra instrumental (Canzona terza); y una de Chiara Margarita Cozzolani, monja de Milán y compositora bastante más joven que los otros dos maestros, y que vivió buena parte del siglo XVII, entre 1602 y más o menos 1677. Imaginemos que el grupo Currende, formado por cantantes e instrumentistas y dirigido por Erik van Nevel, constituya una comunidad de monjes. Llega Navidad y se fabrican ellos solos unas Vísperas a partir del material histórico que tienen a su disposición. Hay que MOZART: Conciertos para piano nº 11 K. 413, nº 12 K. 414, nº 13 K. 415. SUSAN TOMES, PIANO. THE GAUDIER ENSEMBLE. HYPERION CDA67358. DDD. 70’39’’. Grabación: Londres, IV/2003. Ingeniero: Simon Eadon. Productor: Andrew Keener. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN U no 88 puede imaginarse muy bien el sonido del clave en las obras aquí reunidas, pero es el sonido —magnífico, pleno, hermoso— del piano de Susan Tomes el que nos hace llegar los tres Conciertos recogidos en este CD, con una fidelidad al estilo clásico que transmite las esencias mozartianas —del autor y de su época— con exquisitez, sensibilidad extrema, nítido fraseo y gran sentido de la musicalidad. Una intérprete avalada, además, por su trabajo en los grupos Domus y The Florestan Trio. Un verdadero placer, efectivamente, escuchar a esta artista, en la presente ocasión acompañada por The Gaudier Ensemble, bau- echar mano de cinco salmos, cada uno con su correspondiente antífona. Hay que incluir un himno, y es obligatorio cerrar aquello con un Magnificat. Pues bien, la colección de Monteverdi, la Selva, nos aporta casi todo. Por lo pronto, los cinco salmos navideños: Dixit Dominus, Confitebor, Beatus vir, Laudate pueri y Laudate Dominum. Pero como entre los himnos de la Selva no hay ninguno para Navidad, hay que acudir a otra parte o aceptar el consejo del propio Monteverdi: el contrafactum de uno de los himnos, con lo cual tenemos el Christe redemptor a partir de un himno distinto. El Magnificat, que van Nevel y los suyos se ven obligados a completar por carencias del original, también proviene de la Selva. A todo ello le añaden las dos piezas de Gabrieli y el diálogo de dos ángeles y dos pastorcillos (Gloria in altissimis Deo) de la monjita Cozzolani. Y ya está: los monjes tienen sus Vísperas y pueden preparar gozosos la Navidad. Si, además del rigor editorial, se canta y se toca como este nutrido grupo de musicazos holandeses, el resultado viene a ser una auténtica hermosura. En efecto, la luminosidad de los instrumen- tizado públicamente en 1986 y ya en su haber con numerosas grabaciones para Hyperion. Susan Tomes replica adecuadamente al brío y a la sutilidad que los contemporáneos de Mozart destacaban en el tocar del de Salzburgo con el nuevo instrumento que sustituía con ventaja al clave y cuyas características quiso poner de relieve en estos tres Conciertos, los primeros de una serie de ellos escritos para Viena y los primeros también publicados en su versión de imprenta (ya no sólo manuscritos). Mozart vio enseguida las posibilidades del pianoforte y se dispuso a explotarlas con entusiasmo en las obras de este CD, con influencias todavía de J. C. Bach. Aquí, los tres Conciertos son ofrecidos en la versión para conjunto de cámara, que el propio Mozart aceptaba como una posibilidad desde el mismo momento en que los compuso. The Gaudier Ensemble aporta dos violines (Marieke Blankestijn y Leslie Hartfield), una viola (Iris Juda), un violonchelo (Chistoph Marks) y un contra- tos (trombones, cinco cuerdas, dos tiorbas, órgano), la belleza de las siete voces solistas (2, 2, 2, 1) y las dieciséis que componen el dinámico coro consiguen unas Vísperas exquisitas, ricas en espiritualidad y recogimiento, en belleza de timbres y colores. Van Nevel y su grupo se apuntan un magnífico tanto al recrear con bellos y penetrantes sonidos la preparación monteverdiana de las euforias navideñas. Santiago Martín Bermúdez bajo (Steve Williams). Si Mozart fue el primer gran compositor capaz de comprender el potencial expresivo del piano y sus enormes recursos para dialogar con la orquesta, gocemos ahora sin reservas de esta demostración. J.G.M. MUSORGSKI: La obra completa para piano: Cuadros de una exposición, 17 Piezas para piano. SYLVIE CARBONEL, piano. SKARBO DSK 1037. DDD. 79’10’’. Grabación: París, X/1990. Productor e ingeniero: Jean-Charles Hoffelé. Distribuidor. LR Music. N PN N o es menor atractivo el que un CD con Cuadros de una exposición contenga, además, el resto de la producción pianística de Musorgski, escasa y dispersa en años y cuadernos. Las diecisiete piezas pianísticas de Musorgski resumen diversas tendencias: la música de salón D I S C O S MOMPOU-PROKOFIEV de la época, el interés del compositor por el mundo de los niños, un canto nacional incipiente, la música programática, y más cosas. Son en su mayor parte piezas muy juveniles, audaces en varios casos, y en algún momento traspaso de alguna de las óperas que Musorgski solía no terminar (el Gopak que cierra las Piezas viene de La feria de Sorochinski). Junto a piezas inmaduras, como la Polka que abre el recital (compuesta por un niño de trece años), hay unas cuantas que no desmerecen de Cuadros de una exposición. El recital de Sylvie Carbonel se cierra con Cuadros y, no es preciso insistir en ello, este ciclo domina todo el disco. Lo condiciona y lo atrae, porque todo tiende a él. Carbonel, de toque bastante afirmativo, por no decir contundente, diseña unos Cuadros de considerable interés en los que la sutileza no es la gran baza, aunque sí lo son la claridad de enunciado, la neta definición del suceso de cada episodio, la bella musicalidad del todo. S.M.B. PAISIELLO: Lo sposo burlato. LUCIANO DI PASQUALE, bajo (Don Totoro); PATRICIA CIGNA, soprano (Lesbina); NUNZIA SANTODIROCCO, soprano (Lisetta); MARGHERITA PACE, soprano (Lindoro); VITO MARTINO, tenor (Valerio). ORCHESTRA TEATRO E/O MUSICA. CORO OPERA. Director: PAOLO PARONI. BONGIOVANNI GB 2261-2. DDD. 72’50’’. Grabación: Sassari, XII/1998 (en vivo). Ingeniero: GianPiero Cubeddu. Distribuidor: Diverdi. N PN B ongiovanni rescata del olvido este dramma giocoso en dos actos de Giovanni Paisiello (1740-1816), uno de los autores más valorados en vida y que actualmente no goza del reconocimiento popular que disfrutó cuando sus óperas fueron estrenadas. El Teatro Lírico de Sassari (Cerdeña) puso en escena esta ópera en 1998, siendo esta grabación en vivo un fiel reflejo de aquellas representaciones. La obra es un encargo de la corte de San Petersburgo, lugar donde Paisiello era maestro de capilla y fue estrenada en 1778. La trama argumental se ciñe a los esquemas narrativos de la época, en los que el engaño a partir de un triángulo amoroso es la base de toda la acción. Sigue la fórmula habitual de combinar el recitativo con arias de los diferentes personajes, siendo el canto de coloratura una constante a lo largo de toda la obra. Del reparto vocal hay que destacar la sobresaliente Lesbina de Patricia Cigna, personaje lleno de dobles intenciones y donde la musicalidad de la soprano se desenvuelve con total naturalidad. Uno de sus momentos de mayor belleza es la interpretación del hermoso rondó Una rosa ed un giacinto. Otro personaje notable es el Totoro del bajo Luciano di Pasquale, que realiza una interpretación de gran valor dramático de los abundantes recitativos. El sonido de la grabación es de una claridad admirable, no pareciendo una toma en vivo. La presencia del público no se percibe y la transparencia tanto instrumental como vocal simula un registro de estudio. Una buena oportunidad de disfrutar de una partitura desconocida de uno de los operistas más aclamados del siglo XVIII. C.S.M. PROKOFIEV: Sur le Borysthène, op. 51. Lieutenant Kijé, op. 60. Semion Kotko, op. 81a. BORIS STATSENKO, barítono. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA WDR DE COLONIA. Director: MICHAIL JUROWSKI. 2 CD CPO 999 976-2. DDD. 129’06’’. Grabación: I/1998. Productores: Christoph Held, Hans Martin Höpner. Ingeniero: Franz-Peter Esser. Distribuidor: Diverdi. N PN El ballet en dos escenas Sur le Borysthène, la Suite sinfónica Teniente Kijé y la suite Semion Kotko, configuran un doble CD que se adentra en esas páginas que con mayor o menor éxito en las fechas de su estreno, han perdido cierta relevancia dentro del conjunto de la obra de Prokofiev. Ballet, en el primer caso; música originalmente concebida para el cine, transformada en suite sinfónica con intervención vocal, en el segundo; y por último, otra suite creada a partir de la ópera Semion Kotko, nos dan ocasión de ampliar el conocimiento musical de un autor que muestra aquí su perfecta adaptación a todos los estilos y su excelente escritura orquestal. Las versiones destacan por su solidez y aguerrido planteamiento, resultando compactas, directas y muy intensas. Tal vez, a pesar de la experimentada dirección de Jurowski, les falte un cierto grado de fantasía expresiva, de genuino idiomatismo, lo que las sitúa estilísticamente en un terreno un tanto indefinido. Cuestión de matices en cualquier caso que no empañan unas lecturas muy recomendables. D.A.V. PROKOFIEV: Sinfonía nº 5. Concierto para piano nº 1. JOVEN ORQUESTA NACIONAL DE GRAN BRETAÑA. Director: YAN PASCAL TORTELIER. NIKOLAI LUGANSKI, piano. REAL ORQUESTA NACIONAL DE ESCOCIA. Director: ALEXANDER LAZAREV. WARNER BBC Proms 2564 61551-2. DDD. Grabación: Londres, Royal Albert Hall, 9-VIII2003; 8-IX-2003 (en vivo). Productores: Brian Jackson y Edward Blakeman. Ingenieros: Paul Waton y Wendy Harris. N PN Pleno repertorio Prokofiev, a partir de un par de conciertos de los Proms en el año del cincuentenario. Un buen contraste: el agresivo joven de 1914, que compone eso, el Primer Concierto, y que es capaz de tocarlo; y la quintaesencia del compromiso del compositor entre creación y concesión, de manera que la Quinta tiene que gustar a todo el mundo. Sabemos que en este caso la cuestión es, si no más compleja, sí más com- plicada en el sentido castizo, pero no vamos ahora a glosar el asunto. El caso es que hay dos Prokofiev que son el mismo. Luganski tiene ya una buena carrera a sus jóvenes espaldas; ha grabado Chopin y Rachmaninov, y parece enfrentarse a Prokofiev desde esa perspectiva: nada más natural, a pesar de todo. Adecuado y potente acompañamiento de Lazarev con la Orquesta Nacional de Escocia. La magistral Quinta tiene una muy buena traducción sonora en esta toma en vivo de Tortelier con la Joven Orquesta británica. No va a romper moldes ni a desbancar referencias. Ni lo pretende, porque su presencia en los Proms tiene otro sentido. El caso es que una orquesta de chicos y un director dinámico y riguroso consiguen una propuesta muy equilibrada, rica a menudo en auténtica gracia teatral, cuatro movimientos que en su amplitud y largueza aparecen aquí como una secuencia de ideas inagotables. Tortelier y sus jóvenes siguen la amplia tradición de Quintas con altura y con agilidad; y con eso que nosotros llamamos vergüenza torera. S.M.B. PROKOFIEV: Ivan el Terrible op. 116 (arr. Abram Stasievich). IRINA CHISTIAKOVA, mezzo; JAMES RUTHEDOR, bajo-barítono; SIMON RUSSEL BEALE, narrador. CORO NACIONAL DE LA BBC DE GALES. CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE LA BBC. Director: LEONARD SLATKIN. WARNER BBC Proms 2564 16549-2. DDD. 62’46’’. Grabación: Londres, Royal Albert Hall, 18-VII-2003 (en vivo). Productora: Ann McKay. Ingeniero: Neil Pemberton. N PN Hemos comentado hace poco un regis- tro de toda la música de Iván el Terrible para las películas de Eisenstein. El registro que ahora reseñamos se atiene al arreglo de Abram Stasievich (1962), en el que imitó los procedimientos de Prokofiev cuando éste adaptó como cantata para sala de conciertos su música de Alexandr Nevski. Claro está, Stasievich partió de las composiciones de Prokofiev para esos filmes. El resultado le debe mucho a la ideología de éstos, marcada por la admiración de Stalin hacia aquel lejano zar que se distinguió por un largo reinado en que dio muerte tras muerte a aristócratas y otros, en uno de los típicos enfrentamientos del comienzo de la Modernidad entre el poder real y los poderes sociales vigentes con los que había que pactar y luchar. Así, la voz de un narrador conduce la acción, y tanto orquesta como coros y los dos solistas (mezzo y bajo barítono) parecen destinados a ilustrar lo que el narrador nos cuenta sobre el magnífico combate de ese héroe de las libertades rusas que fue Ivan Grozni. Y, francamente, la voz del narrador (aquí en inglés, allá en ruso), que nos cuenta todas esas cosas obvias y falsificadas, resulta molesta. Simon Russell Beale, hace lo que puede como narrador, hasta llegar al falsete. Pero uno prefiere la 89 D I S C O S PROKOFIEV-ROSSINI música simplemente. No está uno para que le aleccionen señores como Stasievich que, lo pretendiera o no, no hacía sino tender un puente entre la época dura de Stalin y el deshielo de Jrushov en que pergeñó el arreglo de Iván Los versos, debidos a Vladimir Lugovski, tienen tela marinera. Hay cosas tremendas, como el juramento de los oprichniki, que es toda una justificación de la Ojrana, del Konsomol y del KGB, todo junto. Así que lo peor de la ideología, que Prokofiev sorteó a menudo lo mejor que pudo, se cuela a expensas del compositor y de Eisenstein. ¡Y eso en 1962! Atención a esa fecha, porque este Iván de Stasievich tiene fecha de caducidad; hay que aspirar a que desaparezca de discos y salas de conciertos, que quede como lo que es, una entelequia con polillas de la tardía Tercera Internacional, que se atreve a usar el nombre de Prokofiev en vano. Ahora bien, las músicas para Iván son a menudo espléndidas, bellas, conmovedoras o inquietantes; líricas como el canto del cisne; contrastadas en sus extremos, como la secuencia tártara; agitadas y vivaces, como la canción de Basmanov seguida de la danza de los oprichniki. Etc. No hagan caso del narrador, aunque se esfuerce tanto como el muy meritorio Beale, y oigan lo que les propone Sergei Sergeievich, pese a manipulaciones ajenas, en la solución que le da Slatkin. Porque ahí es donde vence este maestro, con Chistiakova y con Rutherford, que brillan a gran altura, con ese par de coros y esa orquesta, todos radiofónicos, en una estupenda velada de los Proms. Merece la pena hacer abstracción de aquello y quedarse con esto que, después todo, dura mucho más. hacía resquebrajarse el proyecto de este concierto con solista, pero las piezas que le siguen, como estas Sonatas “Lao Tzu”, muestran que aquella simplicidad tan visible en The Quest no era sino un paso adelante por parte de Radulescu en pos de un renovado estilo en el que el talante de experimentación de antaño se aliase con el empleo de la melodía. El resultado es mucho más que atractivo y obliga a devolver la confianza en un músico que parecía perdido en la especulación. Radulescu ha asumido bien el papel del compositor moderno, que, sin desdeñar el trabajo de renovación del material instrumental, recurre con inteligencia al legado clásico (se piensa, cuando se escuchan las sonatas, fundamentalmente, en el Stravinski neoclásico). Radulescu aún mantiene aquí su devoción por Scelsi en lo tocante a los títulos de las secciones (Byzantine bells, Dance of the Eternal, The sacred sound), pero el halo de trascendencia de las obras del primer periodo (1975-1990) da paso ahora a un discurso de evidente inventiva, que se detiene en el ritual (Trumpets of the Eternal) o que acoge con sorprendente madurez secuencias de un melodismo claro y transparente (Doina, de la tercera sonata), capaz de cautivar a todo tipo de públicos. S.M.B. Sólo en los cinco primeros minutos de Music for 18 musicians hay más juegos armónicos que en todas las piezas del Reich anterior al año 1976, cuando se estrena esta obra capital en la carrera del autor norteamericano. Obra-eje del estilo de Steve Reich, Music for 18 musicians inaugura una forma de instrumentación mucho más coloreada. El brillo tímbrico se ve acompañado por un uso del ritmo verdaderamente especial. Los parámetros temporales de Music for 18 musicians se componen de dos campos simultáneos. Uno corresponde al de la pulsación regular que domina toda la pieza y que se percibe por medio del piano y los instrumentos de percusión. El otro evoca la cadencia de la respiración humana a través de las voces y los instrumentos de viento. Los músicos han de afrontar la pieza entera como si perteneciese a un solo y único organismo vivo, como una, en efecto, “respiración profunda”, tal como gusta de comentar el propio Reich. La respiración es, pues, la unidad de medida de esta sucesión de pulsaciones que es Music for 18 musicians. El resultado es un fascinante efecto ondulante en donde se asiste a la alternancia entre la respiración regular y la combinación de la rítmica proporcionada por los pianos y la percusión, a los que se agrega el rico arsenal tímbrico desplegado por los vientos. RADULESCU: Sonatas “Lao Tzu”. ORTWIN STÜRMER, piano. CPO 999 880-2. DDD. 55’45’’. Grabación: Munich, VII/2002. Productor: Burkhard Schmilgun. Ingeniero: Peter Urban. Distribuidor: Diverdi. N PN Las Sonatas para piano “Lao Tzu” mues- 90 tran la mejor cara hasta ahora de Horatiu Radulescu (n. 1942). Compuestas a lo largo de la década de los años noventa, estas sonatas, servidas por un excelente y poco conocido instrumentista, Ortwin Stürmer, suponen un importante paso adelante en la carrera del compositor rumano afincado en Francia. Las piezas de cámara compuestas anteriormente han envejecido demasiado rápidamente. Obras como Byzantine prayer o el Cuarteto 4º: Infinite to be cannot be infinite, estaban en exceso influidas por el estilo de Scelsi. Al lado del lenguaje expansivo del italiano, Radulescu parecía ahí dominado por el instrumento, empeñado en extraer timbres inesperados a partir del análisis espectral del sonido y del uso del temperamento igual. El giro que supuso en su carrera la obra para piano y orquesta The Quest (grabada en el sello CPO) planteaba un interés desconocido por la tradición folclórica. La mezcla de estéticas Este mundo sonoro, que ya ha conocido muy diversas aproximaciones fuera del propio Steve Reich Ensemble, cuenta ahora con una lectura apasionada por parte del grupo de percusión Amadinda en colaboración con un nutrido grupo de excelentes músicos del ámbito húngaro (algunos, pertenecientes al célebre Group 180). Con respecto a la última y excelente versión editada en disco, la del Ensemble Modern en RCA, esta interpretación de Amadinda aporta un mayor énfasis en el empleo de la percusión, de lo que resulta un conjunto sonoro más metálico, más relacionado con la sonoridad del primer minimalismo, por ejemplo, el del Reich de Four organs o Come out. El Modern aportaba un sentido más “orquestal”, más homogéneo. Pero a la hora de disfrutar con los encantamientos de la pieza y su contagioso sentido del ritmo, esta nueva versión de Hungaroton es preferible. F.R. RICCI: La prigione di Edimburgo (Selección). NUCCIA FOCILE, ELISABETTA SCANO, NICOLA ROSSI GIORDANO, CHRISTOPHER PURVES. CORO GEOFFREY MITCHELL. ORQUESTA PHILHARMONIA. Director: GABRIELE BELLINI. F.R. OPERA RARA ORR 228. 78’08’’. Grabación: Londres: VII y X/2003. Productor: Patric Schmid. Ingeniero: Chris Braclik. Distribuidor: Diverdi. N PN Music for 18 musicians. AMADINDA AND MUSICIANS. Hay compositores que gozaron de fama en vida, pero que poco a poco su obra, e incluso su nombre han pasado al olvido. Este es el caso de Federico Ricci, autor de casi veinte óperas, solo o con su hermano Luigi, de las que apenas hay referencias, salvo de Crispino e la comare, compuesta por ambos y que fue editada por Bongiovanni. Opera Rara, que siempre se ha preocupado de los compositores olvidados, nos presenta ahora una selección de la cuarta ópera de Federico, La prigione di Edimburgo, estrenada en el teatro Grande de Trieste, el 13 de marzo de 1838, con un importante éxito. El autor compuso diecinueve obras, solo o en compañía, y estudió en Nápoles, donde fue compañero de Vincenzo Bellini. Estuvo mucho tiempo en Italia, pero, como tantos otros, aceptó el cargo de maestro de capilla en San Petersburgo, más tarde se estableció en París creando, con cierto éxito, óperas bufas y se retiró a Treviso, donde falleció el 10 de diciembre de 1877. La partitura es fruto de su tiempo, recuerda a veces el estilo de Bellini, y muestra profesionalidad y conocimiento, con momentos de buena inspiración. El registro es una selección de los fragmentos más destacados, que se pueden seguir con un excelente libreto, donde está toda la obra y las páginas más destacadas son la escena, cavatina y cabaletta de Giovanna, sobre todo la segunda, el bello dúo de Ida y Giovanna del acto II y el finale II, muy contrastado. Entre los intérpretes, destaca la presencia de Nuccia Focile, con una voz bella y densa y un canto comunicativo, mientras que Elisabeta Scano es una cantante REICH: HUNGAROTON 32208. DDD. 61’09’’. Grabación: Budapest, V/1990. Productor: Andras Wilheim. Ingeniero: Imre Policza. Distribuidor: Gaudisc. N PN D I S C O S PROKOFIEV-ROSSINI musical de medios algo limitados, pero con buena expresión. Completan el reparto un efectivo Nicola Rossi Giordano, de timbre brillante y buena línea y el buen fraseo con medios menos interesantes de Christopher Purves. La dirección de Gabriele Bellini sabe captar la atmósfera y consigue de la orquesta y el coro londinense una versión cohesionada, con detalles interesantes. A.V. Gérard Abiton CÁLIDO Y POÉTICO RODRIGO: Por los campos de España. Sonata giocosa. Invocación y danza. Tres piezas españolas. GÉRARD ABITON, guitarra. MANDALA MAN 5079. DDD. 59’05’’. Grabación: París, 2004. Productor e ingeniero: Jean Michel Cassini. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Gérard Abiton (n. 1954), discípulo de, entre otros, Alexandre Lagoya y de Andrés Segovia, es un guitarrista cuyo dominio técnico le permite profundizar en aquello que interpreta y dota a sus versiones de gran calidez y aliento poético, además de resultar todo muy claro y limpio. Esto, de por sí, ya es mucho pero si cabe destacar algo en él es su asombrosa capacidad para hacer cantar a su instrumento, de modo que las melodías (importantísimas en Rodrigo) se destaquen con gran claridad y fluidez, riquísimas en matices dinámicos, algo no precisamente fácil y que en estas interpretaciones magníficas nos llega con gran naturalidad, una naturalidad fruto, sin ninguna duda, de un profundo estudio. En el repertorio está lo más destacado del importante catálogo de Rodrigo para guitarra sola: la bellísima Por los campos de España, con evidentes influencias del folclore andaluz y donde domina siempre el característico tono aristocrático del mejor Rodrigo; la genial y neoclásica Sonata Giocosa, brillantísimo exponente de ese encuentro entre lo popular y lo culto (con referencias a una obra con la que se relaciona de un modo natural, el célebre Concierto de Aranjuez); el sentido homenaje a Falla que es Evocación y danza, una de las obras más justamente apreciadas de su autor; y termina el programa volviendo al espíritu de Por los campos de España en las Tres piezas españolas. Así pues, el interés de lo que esta grabación nos ofrece salta a la vista por el repertorio elegido, pero además por las inter- pretaciones de Abiton, que son extraordinarias por su elegancia y por una tendencia a la esencialidad que es fiel reflejo de una profunda comprensión de la música de Rodrigo. Josep Pascual Jesús López Cobos ECOS DE PÉSARO ROSSINI: Le comte Ory. JUAN DIEGO FLÓREZ, tenor (Ory); STEFANIA BONFADELLI, soprano (Adèle); ALASTAIR MILES, bajo (Le Gouverneur); BRUNO PRATICÒ, barítono (Raimbaud); MARIE-ANGE TODOROVICH, mezzosoprano (Isolier). CORO DE CÁMARA DE PRAGA. ORQUESTA DEL TEATRO COMUNALE DE BOLONIA. Director: JESÚS LÓPEZ COBOS. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 477 5020. DDD. 130’29’’. Grabación: Pésaro, VIII/2003 (en vivo). Productores: Andrew Cornall y Ernesto Palacio. Ingeniero: Michael Seberich. Distribuidor: Universal. N PN Esta excelente toma en vivo de aquellas suculentas funciones que en el verano pesarense de 2003 dirigiera Lluís Pasqual, es lástima que los productores no se hubieran planteado su publicación audiovisual, dada la oportunidad que ahora brinda el DVD. Porque el montaje escénico era tan acertado en planteo como inteligente y divertido en resultados. De cualquier manera, el clima escénico y la estupenda labor de equipo se reflejan en la grabación discográfica. Sin la menor duda la estrella de la grabación es Flórez, protagonista impecable. Con su timbre untuoso, cuya límpida emisión le permite el canto legato que todos admiramos por pureza y disciplina y el ascenso repentino a un registro agudo que posee y domina con una habilidad de vértigo, deja de cada página un modelo a seguir, de difícil superación. Sus intenciones interpretativas amparadas en ese timbre de cálida y juvenil virilidad son, además, de una fina ironía y de tanta sagacidad de concepto que es así capaz de borrar del mapa de una vez por todas a los colegas discográficos que le han precedido. Desde los pioneros de los años 50, el honesto Michel Sénèchal y el respetable Juan Oncina a los más recientes y legítimos (a los que supera en riqueza vocal) William Matteuzzi y Rockwell Blake, con en medio los más bien modestos Bruce Brewer, John Aler y Marc Laho. Al lado de Flórez, aunque unos pocos escalones más abajo, se puede colocar la Adèle de Bonfadelli, vocalmente impecable por generosidad de volumen y desplegado registro agudo, hábil en sortear la coloratura (a veces de manera algo escolar, hay que añadirlo) y otras trampas posibles de tan belcantísimo papel, a la que solamente se le podría echar en cara que su voz no tiene el encanto o el brillo de otras colegas que en este mismo papel están haciendo historia (en especial, Mariella Devia). De nuevo se echa en falta el documento visual, ya que en escena la soprano es de extraordinaria eficacia física y actoral. Le Gouverneur de Miles, dignamente cantado, impone sin tapujos su corta pero destacada presencia; igual que la Todorovich diseñando un Isolier de solvencia vocal, musical e interpretativa. Menos convin- cente de lo esperable, dada su experiencia, carisma cómico y personalidad escénica el Raimbaud de Praticò, quien, pese a lo adelantado, en conjunto, acaba dejando clara su fácil disponibilidad para esta clase de cometidos. Completan convenientemente el equipo, la Ragonde, con aires juveniles, de Marina de Liso, y la Alice de Rossella Bevacqua. López Cobos con la sutileza proverbial, atento a poner de manifiesto la certera escritura orquestal rossiniana y a subrayar el canto de los solistas (escúchese cómo acompaña la cuerda, por ejemplo, a Flórez en Que les destins prospères), haciéndose cargo de aquel clima teatral que Pasqual se propuso y consiguió. Fernando Fraga 91 D I S C O S ROREM-SIEBER ROREM: Canciones y ciclos. LAURA AIKIN, soprano; NICOLA JÜRGENSEN, clarinete; GERHARD ZANK, violonchelo; DONALD SULZEN, piano. ORFEO C 620 041 A. DDD. 68’55’’. Grabación: Múnich, II/2003. Producción: Radio de Baviera. Ingeniero: Peter Urban. Distribuidor: Diverdi. N PN Más allá de la simplificación de ser llamado por algunos el “Schubert americano” —con la carga de inexactitud y desorientación consiguiente—, del compositor estadounidense Ned Rorem (Richmond, Indiana, 1923) no es mucho lo que se sabe por estos lares. La música vocal ocupa un importante lugar dentro de su variada producción, la cual se ha beneficiado de las consecuencias del contacto que en Europa tuvo con la música de Debussy y de Ravel —que cambiaría su vida para siempre—, con el enriquecimiento de las enseñanzas recibidas de Honegger más las influencias de personajes como Poulenc, Milhaud, Auric y Cocteau. De los años cincuenta y escritas originalmente para voz aguda y pequeña orquesta son las Seis canciones para soprano, con exigencias para cantante coloratura, con ribetes de virtuosismo y constantes contrastes en la zona más alta, que la soprano norteamericana Laura Aikin resuelve con bella voz, gran calidad, potencia y fuerza expresiva, como hace asimismo en sus otras intervenciones. El ciclo Últimos poemas de Wallace Stevens, estrenado en Nueva York en 1972 con gran éxito, ofrece un cambio de estilo, con un lenguaje más evolucionado y moderno, más audaz si se nos permite la expresión, aunque sin renegar nunca de la tonalidad que el autor considera necesaria para ser universalmente inteligible. En 1971 completó el ciclo Ariel, basado en una antología de poemas de Sylvia Plath y estilísticamente emparentado con Últimos poemas de Wallace Stevens. Finalmente, aunque no en cuanto a fechas pues datan también de los años cincuenta, Jack el destripador (sobre texto de Marie Laure) y Oda (sobre texto de Ronsard) muestran una estética neoclásica, con una elaboración melódica basada en la claridad y en la sobriedad expresiva. El clarinetista alemán Nicola Jürgensen, el violonchelista también alemán Gerhard Zank y el pianista estadounidense Donald Sulzen rayan a gran altura en su acompañamiento a Laura Aikin, figura destacada del compacto. J.G.M. SARTI: Armida e Rinaldo. ANNA CHIERICHETTI (Armida), GLORIA BANDITELLI (Rinaldo), FEDERICO LEPRE (Ubaldo), CARLA BRUSINI (Ismene). ORQUESTA PRO ARTE-MARCHE. CORO DE CÁMARA PRO ARTE. Director: MARCO BERDONDINI. BONGIOVANNI GB 2351-52. DDD. 94’15’’. Grabación: Teatro Masini di Faenza, 24-X-2002 (en vivo). Distribuidor: Diverdi. N PN 92 Giuseppe Sarti, que vivió entre 1729 y 1802, era hasta hace poco un compositor desconocido, a pesar del renombre que gozó en su época y de la gran cantidad de partituras que creó, dedicadas básicamente a la ópera, setenta obras y a la música religiosa. Solo en ocasiones surgía su controversia con Mozart. En los últimos tiempos, y especialmente gracias al esfuerzo de Bongiovanni, nos es permitido oír sus obras teatrales, como fue el caso de Giulio Sabino y Enea nel Lazio. Compositor viajero recaló en Rusia como era habitual y compuso para el público de San Petersburgo varias óperas. Una de ellas prevista para el Hermitage fue Armida e Rinaldo, estrenada en 1786, es una composición donde se muestra el domino de la técnica, con momentos de oficio y algunos de probada inspiración. Entre estos podemos destacar los dos duetinos del primer acto entre Rinaldo y Armida, o la difícil aria de esta última, Non bramo, o caro bene. Del reparto destaca la musicalidad de Gloria Banditelli, que supera sus medios no muy amplios, y la corrección del resto. La Orquesta y el Coro Pro Arte, demuestran su buena formación, bajo la dirección de un efectivo Marco Berdondini. A.V. SCHÜTZ: Musikalische Exequien SWV 279-281. Siete palabras de Cristo en la Cruz SWV 478. Die mit Tränen säen SWV 378. So fahr ich hin zu Jesu Christ SWV 379. VERONIKA WINTER Y BETTINA PAHN, sopranos; HENNING VOSS, contratenor; JAN KOBW Y HENNING KAISER, tenores; RALF GROBE Y ULRICH MAIER, bajos; BEATE RÖLLECKE, órgano. ALSFELDER VOKALENSEMBLE. HIMLISCHE CANTOREY. ORQUESTA BARROCA I FEBIARMONICI. Director: WOLFGANG HELBICH. NAXOS 8.555705. DDD. 52’51’’. Grabación: Bremen, X/2001. Productor: Andrew Walton. Ingeniero: Mike Clements. Distribuidor: Ferysa. N PE D os de las más populares obras de Schütz, las Musikalische Exequien y las Siete palabras de Cristo en la Cruz, conviven en este disco con dos piezas de las Geistliche Chormusik publicadas en 1648 como Op.11. Música que está muy bien representada en la discografía (Philippe Herreweghe en Harmonia Mundi y Françoise Lasserre en Pierre Verany han alcanzado con ella notables cotas de emoción), y con la que Wolfgang Helbich consigue interpretaciones de notable interés, apoyado en unos solistas de calidad (con mención destacadísima para los tenores, cuya labor queda realzada de forma especial en Las siete palabras) y unos conjuntos corales que, si por momentos parecen demasiado masivos, lo cual termina afectando a la transparencia y a la agilidad de las articulaciones (Concierto en forma de Réquiem alemán SWV 279), aportan una profundidad de texturas y una efusividad notables. Helbich incide en las sonoridades más oscuras, en el carácter austero y contrito de unas obras que tan bien refleja la Crucifixión de Grünewald que ilustra la portada del CD, logrando un clima de intensa expresividad y depurado equilibrio vocal e instrumental, merced a un discreto y elegante bajo continuo. Al precio de Naxos y para quienes no tengan las interpretaciones antes señaladas, la oportunidad es magnífica. P.J.V. SCODANIBBIO: Quando le montagne si colorano di rosa. Only connect. Ritorno a Cartagena. My new adress. Delle piú alte torri. MAGNUS ANDERSON, guitarra; MARIO CAROLI, flauta; ELENA CASOLI, guitarra; ROHAN DE SARAM, violonchelo; FRANCESCO D’ORAZIO, violín; IAN PACE, piano. STRADIVARIUS STR 33668. DDD. 64’. Grabaciones: Saarbrücken, X/1997; Bolonia, V/1994; Pollenza, VI/2003. Productor: Stefano Scodanibbio. Ingeniero: Gianluca Gentili. Distribuidor: Diverdi. N PN El disco consagrado a composiciones de Stefano Scodanibbio se cierra con un broche brillante, un tema para violonchelo y “elaborazione elettronica” titulado Delle piu alte torri, cuyo sutil y aéreo entramado sonoro (suerte de vago minimalismo) recuerda algunas de las piezas más felices de Gavin Bryars: los cuartetos de cuerda. El tema llama poderosamente la atención en un disco que, en su conjunto, explota la vertiente virtuosística y el tono improvisatorio. Esa sensación de “obra abierta” alcanza su apogeo, en efecto, en la excelente Della piu alte torri, creación de altos vuelos en donde Scodanibbio da rienda suelta a su vena compositiva, sin duda mucho más interesante de lo que hasta ahora podía pensarse debido al casi exclusivo conocimiento que tenemos del músico como gran intérprete del contrabajo. Scodanibbio se muestra aquí muy libre de influencias, las que sobre él han podido pesar al haber sido destinatario de tantas obras contemporáneas para el contrabajo. Sus composiciones han llegado a nosotros con cuentagotas y es por eso que la presente grabación supone una feliz sorpresa. El Scodanibbio aquí recogido pertenece más al campo de la música para improvisación que al de la música escrita. La libertad del sonido, la espacialización que percibimos en las muy inspiradas piezas Only connect, para piano, Quando le montagne si coloramo di rosa (espléndido uso de la guitarra solista, a un paso de las sonoridades de la electrificación del rock) o Ritorno a Cartagena (la flauta es acompañada por un juego de percusiones que hacen pensar en las largas improvisaciones del músico con el teclista Terry Riley) dan lugar a una escucha del todo placentera, a lo que ayuda sobremanera el ramillete de intérpretes (todos, nombres de probado prestigio: Pace, Caroli, De Saram) y que comunican a la perfección con las ideas de Stefano Scodanibbio. F.R. D I S C O S ROREM-SIEBER Cuarteto Aron ROMPEDOR SCHOENBERG: Integral de los cuartetos de cuerda: Cuartetos en re mayor y opp. 7, 10, 30 y 37; Presto en do mayor; Scherzo en fa mayor. CUARTETO ARON. 3 CD PREISER PR 90572. DDD. 162’. Grabación: Viena, XII/2002 y IX/2003. Productor e ingeniero: Wolfgang Steininger. Distribuidor: Diverdi. N PN De nuevo, una integral de Cuartetos de Schoenberg. El lector sabe que en estas páginas hemos comentado recientes integrales vienesas que hacen aún más lejanos los tiempos en que la del LaSalle era poco menos que referencia solitaria. El Prazák, el Leipzig y el llamado Schoenberg han pasado por aquí para mostrar la buena salud fonográfica de estas cinco espléndidas obras. Además, el curso pasado el Liceo de Cámara de Caja de Madrid daba todas las obras vienesas para cuarteto (incluido Zemlinsky) en el ciclo Viena, punto de encuentro. Nos llegan ahora los cinco Cuartetos de Schoenberg, incluidas dos piezas solitarias pero amplias (Presto y Scherzo) de la época del Cuarteto en re SHOSTAKOVICH: Sinfonías nºs 5 y 9. ORQUESTA DEL KÍROV, TEATRO MARIINSKI DE SAN PETERSBURGO. DIRECTOR: VALERI GERGIEV. PHILIPS 470-651-2. DDD. 74’. Grabación: San Petersburgo, V-VI/2002 (en vivo). Productor: Andre Cornall. Ingeniero: Philip Siney. Distribuidor: Universal. N PN Es curioso el resultado de este acoplamiento. Se trata de lecturas minuciosas que, a fuerza de detalle, pierden carácter en determinados episodios. La belleza innegable de las partes, de algunas partes, no da lugar a un todo de altura ni intención suficiente. Gergiev es un gran músico, pero no parece preocuparse gran cosa de lo mucho que ya se ha dicho en este repertorio; y no sólo en la muy paseada y muy grabada Quinta Sinfonía, sino también en la Novena. Salvo que este retroceder en concepto sea deliberado. El preciosismo de momentos como el Moderato de la Novena, muy bien tocado, no se traduce en una secuencia sinfónica lo bastante firme como para merecer un puesto frente a las lecturas de las grandes integrales. Al margen de lecturas como ésas, el CD que recibimos podría cumplir cometido de introducción a Shostakovich, pero no basta con la capacidad de análisis, con la precisión y el detalle. Digamos: no se puede plantear el Finale de la Novena como si fuera lo que parece, un festejo; ni el Finale de la Quinta como si fuera lo que finge, una marcha triunfal que hiciera en el centro una pausa para un almuerzo junto al pantano. Qué falta de nervio, qué poca arista, qué escasa intencionalidad. Qué poco Shostakovich. ¿O acaso será un Shostakovich revisado, esto es, revisionista? Quién lo menor, en interpretaciones muy rigurosas del Cuarteto Aron. Y decimos rigurosas porque no se permiten ni una sola especulación, no se salen del nivel de conciencia sonoro de cada momento en que el maestro vienés compuso cada una de las obras; es decir, que no son ni futuristas con el op. 10 ni dejan de exponer el op. 7 como hermano de Noche transfigurada. Los Opp. 7 y 10 ocupan el segundo CD, y su sonoridad proviene del contenido del primero, con las obras juveniles. El primer CD parece una continuación de Schubert; un diálogo (como se dice ahora) en el que el viejo compositor de La muerte y la doncella apareciera en ocasiones algo más brumoso; aún. El Aron parece romper con todo en el magnífico tercer CD, con los dos cuartetos de crisis, cambio y plena madurez. La sonoridad de estas dos piezas es de una modernidad que grita, pero al mismo tiempo sus intérpretes se permiten secuencias cantarinas, alegres, una alegría que no disfraza las aristas tan propias de Schoenberg, pero sin cargarlas iba a decir. Y, sin embargo, hay que insistir: qué bien tocado está. No, no hay contradicción. S.M.B. SHOSTAKOVICH: Sinfonía nº 8 en do mayor op. 65. WDR SINFONIE -ORCHESTER KÖLN. Director: SEMION BICHKOV. AVIE AV 0043. DDD. 62’05’’. Grabación: Colonia, III/2001. Productor: François Eckert. Ingeniero: Bardo Kox. Distribuidor: Gaudisc. N PN ¿Es la Octava la mejor sinfonía de Shostakovich? Después de escuchar esta referencia, y otras que son ya historia imprescindible, uno lo cree así. Esa es el cualidad de Shostakovich como sinfonista: que al oír casi cualquiera de ellas creemos que es la mejor. Pero en el caso de la Octava, estamos entre lo mejor de lo mejor. ¿O es que me lo parece a mí al oír la propuesta de Bichkov? Bichkov desarrolla unos impresionantes veintiséis minutos de Adagio, con tantos matices, tanta apertura y tanta solución sonora, que duda uno de que sea posible algo más tenso, más rico. Sabemos que hay referencias insuperables y que Bichkov no va a poder con ellas, como esas dos de Mravinski y Leningrado que circulan por ahí, con una orquesta y un maestro irrepetibles. Pero el sonido de este registro pone a nuestro alcance unos relieves excelsos y una secuencia diáfana, de manera que el dramatismo cambiante de la obra seduce, inquieta, convence. Atención al destemplado Allegro non troppo, con los gritos de maderas y metales que sobresalen en medio del ostinato de la cuerda media ni extremarlas. Creemos que se trata de una excelente aportación a un repertorio que, por su presencia tanto en conciertos como en fonografía, ya no tiene nada de marginal ni puede asustar seriamente al aficionado. Ha pasado tanto tiempo que estos cuartetos se pueden hacer ya así. Pese a aquellas brumas, así de diáfanos. Santiago Martín Bermúdez hasta culminar en el terrible, sobrecogedor solo de trompeta: aquel Adagio y este Allegro son la prueba del nueve de esta sinfonía. El resultado de Bichkov es demoledor, rabioso, turbador. Es decir, lo mismo que en otros grandes maestros, porque sin duda tiene que ser así. En resumen: excelente Shostakovich de la Radio de Colonia con Bichkov. S.M.B. SIEBER: 6 Sonatas para flauta dulce y bajo continuo. THOMAS KÜGLER, flauta dulce; IMKE DAVID, viola da gamba; RAINER JOHANNSEN, fagot; ANDRÉ HENRICH, archilaúd y chitarrone; WOLFGANG KOSTUJAK, clave y órgano. COVIELLO 20206. DDD. 59’24’’. Grabación: Berlín, XI/2001. Productora: Karola Parry. Ingeniero: Henri Thaon. Distribuidor: Gaudisc. N PN Apenas nada se sabe de Ignazio Sieber. Que fue primero maestro de oboe y luego de flauta dulce en el veneciano Ospedale della Pietà, en el tiempo en que Vivaldi trabajó allí como maestro de violín y de conciertos, y que en 1716 o 1717 publicó estas seis sonatas de flauta en la imprenta de Roger en Amsterdam acompañando a otras seis piezas similares de Monsieur Galliard, que abrían la colección. Las obras responden al modelo de sonata corelliana que se había impuesto en toda Italia por aquellas fechas, con cuatro movimientos (lento-rápido-lentorápido) que, en ocasiones, utilizan tiempos de danzas. No faltan sin embargo algunas innovaciones, como en las dos primeras obras, en las que a una estructura tripartita de danza se le antepone un 93 D I S C O S SIEBER-STRAVINSKI Smirnova, Migunov, Mourja, Hallynck, Schoonderwoerd COCODRILO SHOSTAKOVICH: Prefacio a la edición completa de mis obras y breves reflexiones sobre este prefacio op. 123. Preludio y fuga en do mayor op. 87, nº 1. Trío op. 67. Cinco romanzas para bajo y piano op. 24. Siete romanzas para soprano, violín, chelo y piano op. 127. Preludio y fuga en mi menor op. 87, nº 4. Sátiras op. 109. Sonata para violín y piano op. 134. Cuatro estrofas del Capitán Lebiadkin para bajo y piano op. 146. NADIA SMIRNOVA, soprano; PETR MIGUNOV, bajo; GRAF MOURJA, violín; MARIE HALLYNCK, chelo; ARTHUR SCHOONDERWOERD, piano. 2 CD ALPHA 055. DDD. 69’06’’ y 67’07’’. Grabación: La Chaux-de-Fonds, V/2003. Productora: Aline Blondiau. Ingeniero: Hugues Deschaux. Distribuidor: Diverdi. N PN ¿Cuál es el sentido de este programa camerístico Shostakovich? No se trata sólo de obras de la época final, porque ahí está el Trío op. 67 y las tempranas Romanzas op. 24. No sólo de obras en las que lo grotesco y lo chirriante se enseñorean del discurso, porque ahí tenemos las piezas pianísticas. ¿Qué sentido tiene ese bello autorretrato de Zinaida Serebriakova, pintado en 1909, cuando Shostakovich cumplía tres años, que Alpha propone como portada? No busquen justificación o sentido en las notas interiores, no lo encontrarán. Pero hay un título general, Krokodil, que nos dice mucho más que cualquier justificación. Krokodil era una revista satírica publicaba en tiempos de Jrushov y que continuó mejor o peor en tiempos de Brezniev. De cierto ejemplar de 1965 de esa revista sacó Shostakovich varios textos y compuso las sátiras del op. 121. El tono general de este espléndido álbum doble será, pues, Cocodrilo. ¿Qué hacen ahí ese par de Preludios y fugas del op. 87? ¿Desmentirlo? ¿Equilibrarlo? ¿Matizarlo? Bueno, tal vez alguna de esas cosas, permítanme que no me aventure. Están ahí, y basta. En esas romanzas satíricas, línea y acompañamiento cumplen sus cometidos de manera diferente a la habitual. La línea está cargada de una intención que nunca es evidente; el acompañamiento es a menudo comentario jocoso. Líneas y acompañamiento simulan una preludio de forma libre. En cualquier caso, a la música no le falta ni inspiración melódica ni vitalidad rítmica ni un justo equilibrio de proporciones. Thomas Kügler se pasea por ella con sobrada pericia técnica, claridad en las articulaciones, fluidez en el manejo del tempo y un diálogo abierto y de gran riqueza tímbrica con un continuo de gran calidad. Interesante por la novedad del repertorio y por unas interpretaciones muy atractivas. 94 P.J.V. dignidad que el sentido general les niega. Ese acompañamiento que danza por el personaje (que es el que canta, aunque no siempre) viene de obras danzantes tempranas como El perno y La edad de oro, pero su acidez es mayor. El compositor se burla de todo; tiene derecho a ello, puesto que empieza por burlarse de sí mismo y sus cositas. El sentido satírico se agudiza en la plena madurez, pero hunde sus raíces en el joven compositor de La nariz. Si Pasternak se inventó ese yo ideal al que llamó Iuri Zivago y, al modo de Pessoa, le atribuyó poemas que tal vez no podría haber escrito el propio Pasternak, Shostakovich se valió al final de su vida, para algo por el estilo, de un personajillo de una de las novelas más chirriantes y esperpénticas de Dostoievski, Demonios. Ya no se trata de enfrentar los versos de un poeta para ponerles música, sino de ponerle música a los versos atribuidos a una criatura ridícula que existió sin existir. Así surgen los Cuatro estrofas del capitán Lebiadnkin. La sátira era posible también con textos de auténticos poetas, como el de Sasha Chiorni, uno de los muchos emigrados a los que el exilio les supuso permanecer desconocidos. Algo de provocación tenía eso de elegir a Chiorni, como había elegido a la gloriosa pero siempre humillada y perseguida Ajmátova. Se ve que en 1961, con Jrushov, era posible. Antes no lo hubiera sido; algo después, tampoco. ¿Y Blok, el simbolista, qué hace ahí? ¿Sólo provocar un poco? Tal vez, y que conste que eso fue también por entonces. Ahora, está ahí también como equilibrio. Por cierto, el estreno de las Siete romanzas de Blok en 1967 fue con los siguientes intérpretes: Galina Vishnevskaia, que era la destinataria; Oistraj, Rostropovich y Vainberg. Caramba. Esta obra puede cumplir en el primer CD un cometido semejante al de la amplia, lírica, tensa Sonata para violín y piano op. 134. Pues bien, su estreno de 1969 reúne otra vez a Oistraj y a Richter. Qué lujo. En el lado contrario, el Trío op. 67 de 1944, aunque sólo sea por ese terrible Allegretto final, está del lado de lo (digamos) satírico. Y sin embargo, la Sonata op. 134 tiene en su Allegretto central un primo hermano de ese movi- SOLIVA: Giulia e Sesto Pompeo. FRANCESCA PEDACI, soprano (Fulvia); ELISABETTA SCANO, soprano (Giulia); CARLO VINCENZO ALLEMANO, tenor (Ottavio); PATRICIA SPENCE, mezzosoprano (Sesto Pompeo); CARLO BOSI, tenor (Aufido); DONATO DI STEFANO, bajo (Marco Antonio). ORQUESTA DE LA SUIZA ITALIANA. Director: ANGELO CAMPORI. 2 CD CPO 999 825-2. DDD. 122’23’’. Grabación: Lugano, X/1998. Productor: Carlo Piccardi. Ingeniero: Ulrich Ruscher. Distribuidor: Diverdi. N PN miento del Trío. En fin, háganme caso, pero no lo tomen al pie de la letra. Estos dos discos ofrecen un magnífico programa camerístico llevado a cabo por un grupo de sólo cinco artistas, que parecen cinco amigos que hubieran preparado a conciencia este Shostakovich que no aparece en contraste, sino en una doble perspectiva: la plenitud de las romanzas, con predominio de la sátira; el escorzo de los lirismos tensos y desolados. Nadia Smirnova, de voz bella y a penetrante, agresiva incluso, da fingida y cumplida seriedad a la sátira del op. 109; y lirismo de alto vuelo al Blok del op. 127. El bajo Petr Migunov, de templada voz profunda y fina capacidad histriónica, se enfrenta con verdadera gracia la coña marinera del fugaz op. 123 (Obras completas) y a la más dilatada pero no menos marinera de los opp. 121 (Cocodrilo) y 146 (Lebiadkin). Tres instrumentistas magníficos desgranan lo camerístico con arte, intención y tensión, y acompañan muy bien cuando se tercia. El excelente pianista Arthur Schoonderwoerd está en todas las pistas, y a veces brilla solo, como en ese par de Preludios y fugas que nos permiten esperar toda la serie. Le flanquean y acompañan dos instrumentistas de cuerda de categoría, Graf Mourja, superior en la Sonata, y la chelista Marie Hallynck. En resumen: un disco muy cargado de sentido y de intencionalidad, y muy bien interpretado por cinco musicazos fuera de lo común, da lugar a un doble álbum de gran originalidad y altura artística. Santiago Martín Bermúdez El prestigioso sello alemán CPO, especializado en la publicación de rarezas operísticas y primeras grabaciones mundiales, publica la segunda ópera del compositor italiano Carlo Soliva (17911853). El otro registro es La testa di bronzo, disponible asimismo en el catalogo de la discográfica. El estilo musical se acerca de forma muy acentuada al estilo rossiniano, pero mostrándonos un músico con mucho oficio y capaz de componer páginas de indudable calidad musical. D I S C O S SIEBER-STRAVINSKI Giulia e Sesto Pompeo estrenada en la Scala de Milán en 1818, es una ópera cuyo argumento recurre a las historias romanas incluidas en muchas de las óperas del XVIII. Resultando una ópera sólida, con un conjunto de arias y dúos de indudable belleza, que requiere para su correcta interpretación de un reparto con una excelente técnica vocal y musical. Del conjunto de cantantes destaca la soprano Elisabetta Scano como Giulia por la belleza de su voz y su excelente musicalidad, así como la exhibición de medios mostrada por la mezzosoprano Patricia Spence como Sesto. Del reparto masculino sobresale Vincenzo Allemano como Ottavio, por su excelente legato y por poseer un timbre vocal de gran belleza. El resto de los integrantes de la producción se mantiene en niveles más discretos. La grabación es de una claridad admirable, así como la presentación del libreto, proporcionándonos el texto completo de la ópera y unas excelentes notas criticas. C.S.M. STÖLZEL: Cantatas para Pentecostés. DOROTHEA MIELDS, soprano; MARTIN WÖLFEL, contratenor; JAN KOBOW, tenor; CHRISTIAN IMMLER, bajo. TELEMANNISCHES COLLEGIUM MICHAELSTEIN. Director: LUDGER RÉMY. CPO 999 876-2. DDD. 68’11’’. Grabación: Ditfurt, VI/2002. Productores: Burkhard Schmilgum y Thomas Baust. Ingeniero: Dietmar Staffe. Distribuidor: Diverdi. N PN Entre los compositores alemanes de la primera mitad del siglo XVIII que, ni mucho menos en vida pero sí para la posteridad, ha oscurecido la majestuosa figura de Bach, quizá uno de los nombres que convendría recuperar con más urgencia es el de Gottfried Henrinch Stölzel (1690-1749), de quien lo más que tradicionalmente ha llegado al conocimiento común ha sido el Concierto para trompeta, y eso porque venía de la mano de Maurice André. A ello parece estar dedicándose desde hace unos años el clavecinista y director de orquesta Ludger Rémy en una tarea de la que afortunadamente parece que por fin empiezan a verse los frutos. Lo que en el ciclo de seis cantatas compuestas para las celebraciones de Pentecostés en 1737 se encuentra dista de complejidades contrapuntísticas, pero es de una desarmante facilidad para la inspiración adaptada a la mayor brillantez de los resultados en unas voces tratadas con suma delicadeza en melismas sencillos pero perfectamente adecuados a unos textos de confiada esperanza religiosa. En la interpretación, quizá algún elemento, como la voz de la soprano Dorothea Mields, suena en ocasiones demasiado “cantarina” (pista 20, por ejemplo), pero la suya por lo demás y especialmente la del contratenor Martin Wölfel son aportaciones que encajan sin fisuras en unas ejecuciones precisamente controladas desde el punto de vista técnico y una concepción estilística globalmente muy convincente por su simultáneo respecto al género en que se inserta y a la diferencia específica que marca esta música. A.B.M. STRAUSS: Don Juan. BRAHMS: Sinfonía nº 2. ORQUESTA FILARMÓNICA CHECA. Director: JASCHA HORENSTEIN. SOMM CD 037. ADD. 59’22’’. Grabación: Festival de Montreux, IX/1966 (en vivo). Producción de la Radio Suisse Romande. Distribuidor: LR Music. N PM Buen concierto de Horenstein y la Filarmónica Checa en el Festival de Montreux de 1966 felizmente grabado por la Suisse Romande y comercializado ahora por el sello británico Somm. Excelentes versiones de ambas obras, como corresponde a esta intensísima batuta, fogosas, impulsivas, rigurosas y modélicamente tocadas por la orquesta checa a pesar de ciertos desajustes y roces propios de los conciertos en vivo, y seguramente debido también a la poca familiaridad de orquesta y director. La grabación es algo entubada, aunque clara, contrastada y en buen estéreo. La curiosidad de escuchar a una notable orquesta dirigida por un grandísimo director puede hacer inclinar la balanza del melómano curioso para adquirir este disco, aunque hay que hacer notar que de cualquiera de estas dos obras existen mejores versiones. Convencionales comentarios en los tres idiomas de siempre. En suma, indicado solamente para expertos en grabaciones históricas, seguidores del director o amantes de los conciertos en vivo. E.P.A. STRAVINSKI: Tres movimientos de Petrushka. DEBUSSY: Préludes (del Cuaderno I): Voiles, Le vent dans la plaine, Des pas sur la neige, La fille aux cheveux de lin, La sérénade interrompue, Minstrels. Images II. Prélude à l’après-midi d’un faune. ALEXANDER GURNING, piano. EMI 5 62665 2. DDD. 53’10’’. Grabación: Lugano, I/2003. Productor e ingeniero: Wolfgang Müller. N PN El virtuosismo de este Petrushka del belga Alexander Gurning nos descubre que así es como habría que tocar estas tres danzas, con una percutividad de veras martilleante y una capacidad de matizar al lado todo lo que haga falta en cuanto a dinámica y cambios de tempo. Por eso sorprende esta lectura, vigorosa y vivaz, que le hace justicia al original para el teatro. Si Petrushka le sirvió a Stravinski para alejarse del legado ruso inmediato y también de Debussy, se comprenderá que cuando Gurning pasa a los Preludios y las Imágenes de Claude de Francia se ve obligado a cambiar radicalmente de registro. Pero los dedos de Alexander Gurning no son etéreos. Son afirmativos, son diáfanos, y en estos Debussy alcan- zan la sutileza no a partir de un rozar apenas, sino de un afirmar como quien no. No sé si me explico, pero creo que me entienden. A veces hay que ponerse así para tratar de estar a la altura del lenguaje del virtuoso. Lástima que Gurning no nos dé todo el Libro I de Preludios, siquiera eso, sino sólo la mitad. Parece mentira, con la cantidad de cosas que se han dicho de Imágenes y Preludios, y todavía viene un joven pianista (treinta y un años en este momento), presentado por Martha Argerich, y nos hace pensar que así no se había pronunciado nadie, aunque se encuentre en la estela objetivista y de tacto afirmativo tan contraria, tan ajena a la tradición brumosa y la touchée etérea. Como fin de fiesta, se nos propone un Debussy pero menos: el Fauno, en la antigua y eficaz transcripción de Leonard Borwick. Pues bien, parece que Gurning, que nunca apresura el tempo, que parece retardarlo y complacerse en él, lo devolviera a su paleta orquestal; más aún, al ballet escandaloso aquel, ya saben. Con lo cual se cierra el círculo, puesto que tanto Petrushka como el Fauno fueron ballets para Diaguilev. Merece la pena comprobar cómo se explica Gurning en estos Debussy, cómo llega a la culminación de ese decir claro y refinado en las Campanas de las Imágenes; un Debussy que él nos introduce mediante las danzas de Petrushka. Por algo será. S.M.B. STRAVINSKI: Perséphone. DUKAS: Polyeucte, obertura. NICOLE TIBBELS, recitadora; PAUL GROVES, tenor. TRINITY BOY’S CHOIR. CANTATE YOUTH CHOIR. CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE LA BBC. Director: SIR ANDREW DAVIS (Perséphone). ORQUESTA SINFÓNICA DE LA BBC: YAN PASCAL TORTELIER (Polyeucte). WARNER BBC Proms 2564 61548-2. DDD. 66’36’’. Grabación: Londres, Royal Albert Hall, 19-VIII-2003 (en vivo). Productores e ingenieros: Simon Hancock y Paul Waton. N PN No hay muchas referencias de la Per- séphone de Stravinski. En su tiempo, la obra no fue muy bien recibida porque a muchos les pareció que no era ni carne ni pescado, sino poco menos que un engendro; y al cabo de las décadas no parece que se la estime gran cosa, ni siquiera entre las cuatro obras griegas, dos de las cuales (Apolo, Œdipus) parecen gozar de mucho más favor entre público e intérpretes. Antes de la lectura que ahora recibimos, existían cuatro referencias de gran interés, en especial la dirigida por Kent Nagano, con Anne Fournet y A. Rolfe Johnson (Virgin, 1991). Mas también la de Stravinski, que es de 1966 y que fue la única hasta que llegó Nagano; es decir, fue única durante un cuarto de siglo. Hubo un registro pionero, el de Cluytens con Claude Nollier y Nicolai Gedda, que creemos inencontrable desde hace décadas. La del fiel Robert Craft (I. Jacob, J. Aler) es de 1994, pero ese sello no lo vemos por aquí así como así. En fin, la de Tilson 95 D I S C O S STRAVINSKI-TELEMANN Thomas (Stéphanie Cosserat y Stuart Nelly, 1997) cerraba los nuevos registros de los noventa. La muy estimable y a menudo excelente lectura de Sir Andrew Davis es un registro radiofónico de unos Proms del año pasado que mantiene el alto nivel de este puñado de registros de una obra que, aunque no sea maldita, es objeto de pocas bendiciones. ¿Bastan las que recibe de stravinskianos como el que esto firma? Con un excelente sonido, esta lectura ante el público de los Proms tiene una especial gracia musical, y posee esas cualidades contrarias en lo aparente que encierran el secreto que la permite desplegarse como la peculiar obra maestra que es: la serenidad del conjunto orquestal, animada por una continua tensión interna; la delicadeza de los coros juveniles y la línea refinada del tenor (Groves), que por momentos se torna épica y hasta heroica; el equilibrio entre dramaticidad y ritual, entre historia y culto (y no se trata de una misa, pero…). Si el recitado de la diseuse (Tibbles) resulta algo irritante es porque sigue la tradición un poco cursi de sus antecesoras, entre ellas la Zorina del registro de Stravinski. ¿No sería ya hora de que los versos de Gide no se dijeran según tan apolillada tradición? No es necesario un gran cambio, sólo renunciar al “qué bien que lo digo, oye”; y limitarse a decirlo como un personaje, como una diosa tal vez, como los buenos cómicos que consiguen ocultar su pequeño ego detrás de la dignidad de su cometido. Por lo demás, y por lo dicho, este registro de Andrew Davis es una pequeña maravilla más en el ya no tan exiguo parnaso de las Perséfones. Que se complementa con una rareza, una exquisita obertura orquestal para Polyeucte, de Corneille, obra de un Dukas joven, más romántico que impresionista. Seguimos en los Proms, pero ahora dirige Yan Pascal Tortelier, y consigue una soberbio cuarto de hora, a veces emotivo, de música muy intensa. S.M.B. STROZZI: Cantate e ariette a voce sola. ENSEMBLE LA COMMEDIA DEL MONDO. CASCAVELLE VEL 3035. DDD. 68’06’’. Grabación: Baulmes, I/2001. Ingenieros: Louis Favre y Blaise Grandjean. Distribuidor: Gaudisc. N PN No es fácil la música de Barbara Strozzi 96 para una cantante. Exige combinar las mayores agilidades virtuosísticas, derivadas de una ornamentación de notable dificultad, con un conocimiento riguroso del canto declamado, y todo ello si no se quiere caer en la más vulgar monotonía o el más vacuo de los exhibicionismos. En los últimos años, los acercamientos a esta música se han multiplicado, en todos los casos a cargo de sopranos ligeras (Judith Nelson, Julianne Baird, Rosana Bertini, Mona Spägele o Emanuella Galli entre las más destacadas), que parecen ser las que más cómodas se encuentran en este repertorio a menudo peliagudo. A ellas debe unirse el nombre de Natacha Ducret, que en este disco nos ofrece unas interpretaciones de línea impecable y variada expresividad de arietas y cantatas de Strozzi, entre las que destacan los lamentos Sul Rodano severo y Lagrime mie, así como la cantata L’Eraclito amoroso, tres de las más conocidas piezas de su autora. El canto de Ducret, siempre intencionado en la acentuación de los términos claves de cada pieza, en correspondencia con los recursos retóricos empleados por Strozzi, resulta en cambio demasiado homogéneo a la hora de afrontar las breves arietas, que resultan aquí un tanto encorsetadas y demasiado serias. El bajo continuo, formado por Matthias Spaeter (chitarrone y archilaúd), Arianne Maurette (viola da gamba) y Philippe Despont (clave), acompaña con concentrada intensidad. piensa la música en términos de notación y no como un tejido compuesto por objetos sonoros. Pródiga en secuencias repetitivas y con un número reducido de fuentes sonoras, Touch y A sky denotan un cierto envejecimiento, mientras que la pieza que cierra el disco, Gestures, ofrece la mejor cara del músico. Los treinta años transcurridos entre Touch y esta excelente A Sky se traducen en un manejo extraordinario de la voz (la de su propia mujer, la siempre formidable Joan La Barbara) y del material electrónico, que, como en todo este fértil último período del autor, responde al interés por tratar el componente vocal y los instrumentos convencionales sin que adopten el papel de solistas, sino, siguiendo lo que Subotnick llama “ghost electronics”: configurar la trama sin que sea ya reconocible el sonido original tras el tratamiento que recibe cada fuente sonora. P.J.V. F.R. SUBOTNICK: TARTINI: Touch, A Sky of cloudless Sulphur. Gesture. JOAN LA BARBARA, voz. Conciertos para violín, vol 10. GIOVANNI GUGLIELMO, FEDERICO GUGLIELMO, CARLO LAZARI, violines. L’ARTE DELL’ARCO. Director: GIOVANNI GUGLIELMO. MODE 97. DDD. 72’48’’. Grabación: Estudio de Morton Subotnick. Productor: Brian Brandt. Ingeniero: Steve Puntolillo. Distribuidor: Diverdi. N PN A veces, el azar puede hacer que un compositor se convierta en popular de la manera más insospechada. El nombre de Morton Subotnick siempre estará ligado a un par de obras electrónicas, Silver apples of the moon y Touch. Las dos piezas aparecen en los años 1967 y 1968, en la California dominada por la corriente hippie (Subotnick pertenece al San Francisco Tape Music Center), el LSD y la música propulsada por los grupos de rock “psicodélico”. La sencillez formal de las piezas de Subotnick, su accesibilidad, gracias a un patrón muy equilibrado entre repetición e improvisación de unos materiales electrónicos que en esa época causaban furor entre los amantes de lo nuevo, llevarían a dos importantes sellos discográficos, Nonesuch y CBS, a grabar y lanzar comercialmente las dos creaciones de Subotnick. El éxito fue sorprendente: 40.000 ejemplares vendidos del disco Touch es un hito difícilmente superable. Subotnick estaba en el momento justo y en el lugar adecuado. Incluso, los títulos de sus piezas (recordemos, Silver apples of the moom y Touch) no se separaban mucho de los nombres de los discos que en aquella fecha circulaban en el mercado del rock más progresista. Desde entonces, la figura de Morton Subotnick ha quedado ligada a esa época y a la adscripción de la música electroacústica, cuando, en realidad, Subotnick es autor, fundamentalmente, de música instrumental. Esa filiación se percibe claramente en una obra como A Sky of cloudes Sulphur, planteada como una improvisación instrumental que viene servida, en la práctica, por un arsenal de tipo electrónico. La dependencia de la escritura instrumental es el gran lastre de esta producción de Subotnick, quien 2 CD DYNAMIC CDS 399/1-2. DDD. 58’58’’, 66’08’’. Grabación: II/2002. Productor: Fabio Fambra. Ingeniero: Marco Lincetto. Distribuidor: Diverdi. N PN Conciertos para violín, vol. 11. GIOVANNI GUGLIELMO, FEDERICO GUGLIELMO, CARLO LAZARI, violines. L’ARTE DELL’ARCO. Director: GIOVANNI GUGLIELMO. 2 CD DYNAMIC CDS 445/1-2. DDD. 51’44’’, 67’46’’. Grabación: I/2003. Productor: Fabio Fambra. Ingeniero: Marco Lincetto. Distribuidor: Diverdi. N PN Suma y sigue en esta valiosa integral de la obra violinística de Tartini, que el grupo italiano de instrumentos originales L’Arte dell’Arco está llevando a cabo para el sello Dynamic. Dos nuevos volúmenes dobles, que hacen ya los números diez y once, primeras grabaciones en la mayoría de los casos, y un contenido con obras de todos sus períodos artísticos siguiendo siempre la catalogación de Minos Dounias. Así, se incluyen los conciertos D. 14, 19, 20, 22, 23, 40, 41, 70a, 77, 83, 87, 94, 95, 96, 113 y 117. El papel solista se reparte entre el director del grupo Giovanni Guglielmo, y los miembros de la orquesta, Federico Guglielmo y Carlo Lazari, con un alto grado de virtuosismo instrumental y sentido expresivo. Las versiones como tales destacan siempre por su vitalidad, carácter contrastado y una coherencia interpretativa que se mantiene en todos los conciertos. Como es habitual ya desde el primer volumen de la colección, se aportan sustanciosas notas sobre las piezas interpretadas. Avanza pues una integral que se presume extensa y de un valor artístico incuestionable que puede convertirla por muchos años en referencia absoluta de la música de Tartini. D.A.V. D I S C O S STRAVINSKI-TELEMANN Kuijken, Les Voix Humaines, Milnes EL MÚSICO INAGOTABLE TELEMANN: Obras para flauta y violas. BARTHOLD KUIJKEN, traverso barroco. LES VOIX HUMAINES. ERIC MILNES, clave. ATMA ACD2 2245. DDD. 69’26’’. Grabación: Quebec, IX/2001. Ingeniero: Johanne Goyette. Distribuidor: Gaudisc. N PN Prácticamente un siglo después de que la viola da gamba hubiese pasado a mejor vida en Italia y cuando en Francia era ya una reliquia absolutamente demodé, en Alemania el instrumento seguía disfrutando del aprecio generalizado de los compositores. Telemann la empleó de manera habitual, como demuestra este disco excepcional, en el que el dúo formado por las violistas canadienses Susie Naper y Margaret Little, conocido artísticamente como Les Voix Humaines, se ha asociado al gran flautista belga Barthold Kuijken y al clavecinista Eric Milnes para ofrecer un recital tan variado como exquisito. Incluye dos fantasías para flauta sola, dos dúos para parejas de flautas transcritos (una quinta baja) para las violas, una sonata para flauta y continuo, otra sonata para flauta, viola y continuo y dos cuartetos de instrumentación prácticamente única en el Barroco, pues están destinados a la flauta, dos violas y continuo. Todas son obras escritas entre 1725 y 1735, aproximadamente, aunque algunas (como los dúos o las fantasías) se publicaran algunos años después. La maestría de Telemann en la mezcla de estilos queda patente en unas interpretaciones delicadas, elegantes, flexibles, contrastadas y matizadas con extraordinaria finura. Kuijken toca en solitario unas fantasías sin un solo exceso ni en materia de ornamentación ni de tempi. En la sonata con bajo continuo (con el clave de Eric Milnes) se muestra en cambio más desenfadado, con articulaciones de gran agilidad y mucha más flexibilidad rítmica. Las vio- las de Les Voix Humaines suenan con el equilibrio, la profundidad y la variedad de colores y de matices acostumbradas. Un disco soberbio. Pablo J. Vayón TELEMANN: TELEMANN: TELEMANN: Concierto para flauta dulce, viola da gamba, cuerdas y continuo en la menor. Concierto para flauta travesera, violín, cuerdas y continuo en mi menor. Suite para flauta dulce, cuerdas y continuo en la menor. FRANCIS COLPRON, flautas; SUSIE NAPPER, viola da gamba; MANFRED KRAEMER, violín. LES BORÉADES DE MONTRÉAL. Sonatas en trío para flauta de pico, violín y continuo. FABIO BIONDI, violín. TRIPLA CONCORDIA. Conciertos para violín, vol. I: TWV 51:C2; G8, e3, D9, E2, F2; D10. ELIZABETH WALFFISCH, violín. ORQUESTA BARROCA L’ORFEO. Directora: ELIZABETH WALLFISCH. Con la colaboración del gran violinista argentino Manfredo Kraemer y protagonismo del flautista Francis Colpron, el conjunto canadiense Les Boréades de Montréal interpreta tres de las más populares partituras orquestales de Telemann. Si en el Concierto para flauta dulce y viola da gamba, el instrumento de cuerda queda en demasiado segundo plano frente a los virtuosismos de la flauta de Colpron, en el Concierto para traverso y violín, Kraemer destaca la línea del violín con una interpretación llena de sensualidad, vigor y profusamente ornamentada, que además se beneficia de un carácter más intimista y refinado que el algo difuso y poco transparente concierto anterior. En cualquier caso, el plato fuerte del CD es la célebre Suite en la menor, de la que existen importantes grabaciones desde los tiempos heroicos de los Brüggen, Kuijken y compañía. Pese a algunas caídas de tensión (Air à l’italien demasiado premiosa) y un bajo continuo que se habría querido más imaginativo, esta versión resulta de gran interés por la elegancia y refinamiento con la que suena la cuerda, la precisión e intensidad de sonido que Colpron obtiene de su instrumento y un juego con el tempo que resulta especialmente atractivo en la Réjouissance o los Passepieds I y II. P.J.V. TELEMANN ATMA ACD 2 2193. DDD. 61’. Grabación: Québec, IV/1999. Productor e ingeniero: Johanne Goyette. Distribuidor: Gaudisc. N PN STRADIVARIUS STR 33685. DDD. 52’15’’. Grabación: Cagliari, VI/1997. Productor: Enrico Di Felice. Ingeniero: Valter Neri. Distribuidor: Diverdi. N PN CPO 999 900-2. DDD. 59’21’’. Grabación: Karlsruhe, IX/2002. Productor: Michael Sandner. Ingenieros: Roland Winger y Werner Grabinger. Distribuidor: Diverdi. N PN Se mire por donde se mire, resulta abso- grabar la integral de las sonatas en trío con flauta de pico de Telemann. Si en la primera ocasión se valieron de la prestigiosa colaboración del oboísta Alfredo Bernardini, en esta nueva entrega su compañero de viaje es nada menos que Fabio Biondi. En las notas del disco, el conjunto italiano confiesa haberse dejado contagiar por la teatralidad del violinista. Al escuchar el Allegro inicial de la Sonata en trío en re menor, uno no sabría decir si el autor es Telemann o más bien Vivaldi (¿quién pensaría que la pieza está escrita en el modo menor?). Lo cierto es que, salvo la primera Sonata en trío en la menor, todas las obras aquí grabadas rezuman aire italiano, por lo que estas versiones resultan de lo más idiomático y acertado. Los movimientos lentos están interpretados con buena dosis de lirismo (escúchense los Largos de la Sonata en trío en fa menor y la segunda Sonata en trío en la menor), mientras que los rápidos desprenden una luminosa vivacidad. El valor musical de las piezas, la impecable técnica instrumental de los intérpretes y la naturalidad de la grabación hacen de este disco una importante aportación a la discografía de Telemann. lutamente inexplicable que nuestro tiempo siga prestando tan poca atención a Telemann en general y a sus conciertos para violín en particular. Este disco, por ejemplo, ha sido ideal (se dice por experiencia personal) para pasar sin apenas sentir la mañana universalmente juzgada como la más calurosa del verano, y seguro que servirá con pareja eficacia para la más fría del invierno. ¿Ecléctico? ¿Intrascendente? Bueno, ¿y qué? Si en tantos otros lo primero no se considera deshonra, no se entiende por qué habría de serlo en este caso. En cuanto al segundo reproche, el problema lo tendrá más bien quien confunda trascendencia con tristeza: eso sí que es realmente triste. Para intentar evitar que nos vuelva a suceder lo mismo que con Vivaldi, he aquí algo más que un granito de arena. Elizabeth Wallfisch sabe lo que debe dar como solista y lo que debe pedir como directora, y en ambas facetas consigue resultados excelentes. El timbre de su violín no pierde en ningún pasaje de virtuosismo el inmaculado brillo que irradia en los cantabile. Los efectivos de la orquesta L’Orfeo rondan la veintena pero su respuesta es siempre ajustada en la letra y alerta en el carácter. Unas tomas cálidas, nítidas y sobre todo perfectas en el cálculo de la distancia adecuada entre las voces acaban de reforzar la entusiasta recomendación. S.R. A.B.M. Tripla Concordia sigue su proyecto de 97 D I S C O S TINCTORIS-VILLA-LOBOS TINCTORIS: Misa “L’homme armé”. Misa “Sine nomine” nº 1. THE CLERKS’ GROUP. DIRECTOR: EDWARD WICKHAM. CYPRÈS CYP 3608. DDD. 53’07’’. Grabación: West Wratting, IV-V/1997. Productores: Philippe Vendrix y Jonathan Freeman-Altwood. Ingeniero: Manuel Mohino. Distribuidor: Gaudisc. N PN El franco-flamenco Johannes Tinctoris (c. 1430-c. 1511) fue uno de los más importantes teóricos musicales de su tiempo. Desde aproximadamente 1472 y durante quince años tutor de Beatrice, la hija de Fernando I de Nápoles (hijo bastardo de Alfonso I el Magnánimo de Aragón), la biblioteca de la Universidad de Valencia conserva un volumen con algunos de sus más importantes escritos. Su producción “práctica” fue muy escasa: las dos misas reunidas en este disco representan la mitad de las suyas que han llegado hasta nuestros días. La que se inscribe en la larga tradición de partir de la popular tonada L’homme armé, a cuatro voces, fue probablemente compuesta, en 1492, como parte de las celebraciones por el ascenso al papado de Roderic Borja (de Gandía) con el nombre de Alejandro VI. Obra muy exigente con el fiato en zona aguda, esta versión se distingue por la solvencia con que resuelve este problema y el peculiar color que presenta a la cuerda contralto la combinación de un contratenor con un timbre femenino. Dispuesta para tres voces, en la Misa “Sine nomine” nº 1, sobre cuya fecha no caben siquiera conjeturas, las exigencias se presentan principalmente en los registros graves, con un resultado igualmente encomiable. Como único y menor reparo, allí donde los intervalos polifónicos son menores las tomas se antojan quizá un punto demasiado próximas. A.B.M. TINTORER: Quartetino per a violí, viola, violoncel i piano. Gran duo concertant per a violí i piano. Trio per a violí, violoncel i piano. Sis habaneras. Bebé Leontina. Sospirs d’un trobador. TRÍO REGER. MARIA VICTÒRIA CORTÈS, PIANO; FRANCESC BLANCO, piano. LA MÀ DE GUIDO LMG 2059. DDD. 70’35’’. Grabación: Búger, VIII/1998. Productor: La Mà de Guido. Ingeniero: Lajos Pétervári. Distribución: Gaudisc. N PN Nacido en Palma de Mallorca en 1814, 98 de padres catalanes emigrados como consecuencia de la guerra contra los franceses, y fallecido en Barcelona en 1891, Pere Tintorer i Sagarra es uno de los compositores, como muchos otros, de los que el aficionado medio no tiene noticia ni ha escuchado su música. Es de agradecer, por tanto, la iniciativa del sello La Mà de Guido de dar a conocer ahora este CD con música de cámara de un autor que se formó en Barcelona, Madrid, París y Lyon, y que incluso llegó a recibir lecciones de Franz Liszt. Con el tiempo, además, se convertiría en un reconocido y apreciado maestro de pia- no. Del algo más de un centenar de obras que compuso, las aquí reunidas forman un interesante y atractivo ramillete de piezas en las que Sis habaneras no necesitan mayor explicación pues es evidente su género de adscripción, como obvia es también la entidad de la polca de salón Bebé Leontina. Y en cuanto a Sospirs d’un trobador, un capricho-andantino, es la composición donde el estilo y el contenido romántico se hacen más evidentes. Las restantes obras —Quartetino per a violí, viola, violoncelo i piano, Gran duo concertant per a violí i piano; Trio per a violí, violoncelo i piano—, en las que el piano dialoga, convive y se confunde con violín, viola y violonchelo, son demostrativas de una música vital, alegre, desinhibida, espontánea, fresca, sin complicaciones, por ende muy directa y digerible. O lo que es lo mismo: grata al escucha y sin exigencias más allá de lo epidérmico. Muy cantabiles y expresivos los Andantes y el Andantino. Una música, en conjunto, de fácil melodismo, y desde luego más atractiva —e incluso de mayor calidad— que alguna otra que ha tenido mucho antes el dudoso premio de la grabación correspondiente. El Trío Reger (creado en 1991 por tres miembros de la Orquestra Simfònica de Balears e integrado por Barbara Walus-Jagla, Lluís Oliver Argelés y Katalin Szentirmai, violín, viola y violonchelo, respectivamente) y los pianistas Maria Victòria Cortès y Francesc Blanco, que se turnan en las distintas piezas que precisan de su concurso, logran una interpretación convincente. Un solo pero: el libretillo no aporta ni un dato informativo sobre ninguna de las composiciones aquí reunidas, para lamento del aficionado. J.G.M. VALVERDE: Espacios inasibles. Resplandor de los Surem. Terra incognita. El silencio ya no es el silencio. 5000 Voces. ORQUESTA SINFÓNICA DE MALMOE. Director: ARVO VOLMER. PRO CONTEMPORANIA TRIO. HAYDÉE SCHVARTZ, piano. MODE 94. DDD. 68’24’’ Grabaciones: Estocolmo, X/1994; Buenos Aires, XI/1998, Copenhague: X/1997. Productor: Briand Brandt. Ingenieros: Ove Bergvall, Gustavo Chab y Klaus Petersen. Distribuidor: Diverdi. N PN C ompletamente desconocido hasta el momento, este primer registro sirve para presentar entre nosotros al argentino Gabriel Valverde (n.1957), un compositor que posee un currículum de peso (currículum al que sólo podemos acceder a través de algunos datos en Internet, ya que Mode nos priva de cualquier información acerca del músico en el libreto, aunque las obras quedan largamente expuestas en el prolijo y críptico comentario firmado por Margarita Fernández): estudios en el IRCAM de París y, ya más personalmente, con músicos como Helmut Lachenmann; trabajos de investigación en las universidades norteamericanas (de ahí, posiblemente, el interés de Mode por el compositor) y, lo más llamativo, cursos realizados en el Instituto de Electroacústica de Bourges, el centro que acoge, como se sabe, uno de los más prestigiosos concursos de composición de música electroacústica. Esa familiaridad con el material electrónico se hace visible en el muy sabio manejo de la cinta en una pieza como Terra Incognita, excelente trabajo de mixtura entre un trío de cuerdas y el soporte electrónico. Esta música tendente al silencio y montada como si de un ritual se tratara, nos hace pensar en la figura de Luigi Nono. Valverde no conoció personalmente al músico veneciano, pero queda claro que, al menos a través de las enseñanzas de Lachenmann, Valverde habría de tomar buena nota de los procedimientos que hacen tan particulares las obras del período tardío de Nono, como prueba elocuentemente el uso de la línea vocal, rota en mil pedazos y soportada por un conjunto instrumental que funciona como en oleadas, en piezas como 5000 Voces. Un tema como El silencio ya no es el silencio parece redundar, ya desde el mismo título, en la estética tan cara a Nono. El problema es que Valverde la hace suya sin el sentimiento de desgarro que transmite el italiano. Si en el tema pianístico Resplandor de los Surem, fracasa absolutamente, al no extraer nada interesante del instrumento, en el conjunto instrumental se mueve mucho mejor, como lo demuestra la pieza inicial, Espacios inasibles, otro título que parece toda una presentación de intenciones. F.R. VERDI: Otello. PLÁCIDO DOMINGO, tenor (Otello); MIRELLA FRENI, soprano (Desdemona); PIERO CAPPUCCILLI, barítono (Yago); GIULIANO CIANNELLA, tenor (Casio). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO ALLA SCALA. Director: CARLOS KLEIBER. 2 CD MUSIC AND ARTS 1043 (2). AAD. 132’42’’. Grabación: Milán, XII/1976 (en vivo). Distribuidor: Diverdi. R PN Este Otello inauguró, con protestas callejeras bien difundidas por los medios, la temporada escalígera 1976-77, entrando de inmediato en la mitología más reciente del quizás más famoso teatro de ópera del mundo, como demuestran las varias ediciones (Exclusive, Myto) incluyendo una videográfica bastante mediocre (en Bel Canto Society) del que fuera uno de los montajes menos controvertidos de Franco Zeffirelli. La buena toma sonora resulta suficiente para disfrutar de la imponente lectura de Kleiber, que nos atrapa desde el principio por la energía del concepto, la luminosidad de la narración y la manifiesta interrelación de foso con escenario. No hay escena ni momento, por muy trivial o decorativo que resulte que esté dejado al azar o desatendido, siempre dentro de una lógica de tempi ideal y de una concepción global donde la atención minuciosa al detalle jamás desequilibra la arquitec- D I S C O S TINCTORIS-VILLA-LOBOS tura general ni la tensión dramática. Como en el caso de Toscanini (aunque la lectura de Kleiber esté casi en sus antípodas) se puede seguir el desarrollo de la trama escuchando sólo la agobiante presencia de una elocuentísima orquesta que jamás hace de menos al solista. Domingo acababa de debutar en el papel y, aunque aparecen algunas fisuras vocales aquí y allá, su personaje aparece ya maduramente muy definido en su dolorosa y angustiosa progresión hacia su propia destrucción y la de la infeliz esposa, consiguiendo ya que el público aceptara su inteligente e íntima visión, tras el impetuoso y heroico concepto al que nos tenía acostumbrado el escalofriante Mario del Monaco. Desdemona está magníficamente cantada por la Freni, y su retrato es prácticamente inatacable tanto en el plano instrumental como en el ejecutivo. Sí, por ejemplo, Scotto contemporáneamente, extraía del papel mayores detalles expresivos, pero a costa de, a veces, sonidos duros o agudos descontrolados. Cappuccilli, vocalmente implacable, está además (Kleiber impone, ayuda, aconseja) más matizado que de costumbre, totalmente convincente su Yago aunque no llegue a los extremos de un Gobbi, un Taddei o un Bruson, a quien por cierto Kleiber echaría del reparto con cajas destempladas por diferencias conceptuales. Magnífico apoyo del resto del equipo, desde el sutil Cassio de Giuliano Ciannella (¡qué pronto desapareció este chico, con su bonita voz de tenor lírico!) al Roderigo de Dano Raffanti (también rápidamente esfumado tras una loable carrera de intérprete rossiniano) o al Ludovico de Luigi Roni, el propio de un teatro de categoría, dentro del cual aún sobrevive el Heraldo de Giuseppe Morresi. F.F. VERDI: Il trovatore. ANDREA BOCELLI, tenor (Manrico); VERÓNICA VILLARROEL, soprano (Leonora); ELENA ZAREMBA, mezzosoprano (Azucena); CARLO GUELFI, barítono (Conde de Luna); CARLO COLOMBARA, bajo (Ferrando). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO MASSIMO BELLINI DE CATANIA. Director: STEVEN MERCURIO. 2 CD DECCA 475 366-2. DDD. 139’03’’. Grabación: Catania, VIII y IX/2001. Productores: Michele Torpedine, Clive Bennett y Anna Barry. Ingenieros: Ignacio Morviducci, Emanuele Maccarrone y Luciano Serena. Distribuidor: Universal. N PN L a popularidad de Bocelli centra esta publicación. Tras los puccinianos Rodolfo y Cavaradossi, se enfrenta ahora a obra y personaje más exigente y, en principio, por encima de los límites naturales de su vocalidad, definible como de tenor lírico. Sería fácil quitárselo de encima de un plumazo, pero resultaría injusto para él y poco ético para quien firma. Porque registro hay (escúchese el generoso Di quella pira esté o no en la tonalidad requerida) y también mucha seducción vocal y canora (dúo carcelario con Azucena donde la voz aparece con un irresistible fulgor y la melodía se aprovecha convenientemente: Riposa, oh madre), en un papel que parece algo más trabajado que los dos anteriores, quizás por las dificultades de salida. Es decir que cuando la voz se mueve cómoda y el momento pide más lirismo que empuje, Bocelli (estamos hablando de una interpretación de estudio) puede convencer de que su Manrico tiene sabor y color, aunque como en los dos personajes citados no demasiada vida. Los problemas vocales son más de tipo preparatorio. Esta voz naturalmente bonita, con un innato lirismo añadido, puede resolver frases con la anchura y la proyección necesarias, como las que logra en los diálogos con Azucena en el primer encuentro de la pareja y achicarse de improviso, cuando el canto transcurre por la zona de paso del centro al agudo. De cualquier manera, cuando el tenor acierta, su Manrico no es peor que el de Licitra, Alagna (el único que tímbricamente puede hacerle sombra), Volonté o del recién fallecido Frusoni, recordando los últimos intérpretes discográficos oficiales. Villarroel encuentra su talón de Aquiles en la zona centro-grave donde la voz se vela y entuba algo más que en el resto de la gama, pero hace una Leonora si no modélica, siempre respetable y, por momentos, bien aseada de canto y bien acertada de intenciones. Guelfi es hoy un Luna habitual en escenarios incluso de primera, pese a que roza la insignificancia desde cualquier aspecto que se le juzgue. Bastante buena instrumentalmente hablando pero adocenada de concepción la Azucena de Zaremba y elogiable siempre el Ferrando de Colombara, que se mueve comodísimamente en el papel. Mercurio, que les hace cantar a los intérpretes todo lo escrito incluyendo las repeticiones, demuestra que es algo más que un director “de recitales”, con un conocimiento y una maestría envidiables del tinglado operístico, al menos en este caso, del verdiano. F.F. VILLA-LOBOS: Sinfonía nº 7. Sinfonietta nº 1. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE STUTTGART (SWR). Director: CARL ST. CLAIR. CPO 999 713-2. DDD. 57’30’’. Grabación: Sindelfingen, IX/1998. Productores: Burkhard Schmilgun y Felix Fischer. Ingeniero: Wilfried Wenzl. Distribuidor: Diverdi N PN Con similares buenos resultados que las dos entregas anteriores que conocemos de esta serie (Sinfonías nºs 1 y 11; y Sinfonías nºs 4 y 12), ofrece el presente CD la Sinfonía nº 7 y la Sinfonietta nº 1 del compositor brasileño Heitor Villa-Lobos (1887-1959). Los mismos intérpretes abordan ahora, en primer lugar, la séptima de las doce sinfonías que compuso, escrita en 1945 para un concurso organizado en Detroit (Michigan), innovadora respecto a las anteriores en cuanto a conceptos y procedimientos. Concebida para gran orquesta, en cuatro movimien- tos, la formación alemana de la Radio de Stuttgart demuestra una gran ductilidad y compactación en su tarea de transmitir las densas y disonantes armonías que le pide el autor. Carl St. Clair es un buen conocedor del repertorio americano y en este caso penetra hasta en los últimos resquicios de una obra que refleja la progresión del brasileño, de obra abundante aunque desigual. Si a través de las doce sinfonías compuestas por VillaLobos entre 1916 y 1957 pueden verse no sólo las diferencias entre ellas sino también, y más importante, la evolución de su creador a lo largo de los años, en este CD cabe algo parecido entre la mencionada Sinfonía nº 7 y su acompañante Sinfonietta nº 1, una obra de juventud que data de 1916, el mismo año en que compuso su Sinfonía nº 1, cuya aparente intención era describir el conflicto entre la cultura —representada por los prejuicios y las reglas escolásticas— y el temperamento del artista libre, espontáneo e independiente de cualquier teoría. En la materialización de este espíritu reside el mayor interés de la Sinfonietta, basada en dos temas tomados de Mozart. J.G.M. VILLA-LOBOS: Uirapurú. Bachiana brasileira nº 4. The Emperor Jones. ORQUESTA SINFÓNICA DE ODENSE. Director: JAN WAGNER. BRIDGE 9129. DDD. 61’36’’. Grabaciones: Odense, 1999-2000. Productor e ingeniero: Henrik Wenzel Andreasen. Distribuidor: Diverdi. N PN E l venezolano Jan Wagner es director titular de la danesa Orquesta Sinfónica de Odense desde la temporada 19971998; quizá ello explique que el sello Bridge preste atención a la música sudamericana en versiones de esta orquesta con Wagner a la batuta, pues ahí está un monográfico de Ginastera y, sin ir más lejos, este compacto con obras de VillaLobos (lo cual no excluye que la misma orquesta y el mismo director graben también música de Nielsen). Es lo bueno que tiene la globalización, ¿verdad? Y el colorido propio de esta música y su definitoria espectacularidad hallan en la orquesta nórdica y en su director a unos fieles y eficaces intérpretes; un ejemplo más que nos dice que hay que ir arrinconando tópicos y supuestos idiomatismos ligados a la geografía (ya saben: el mejor Dvorák es el de los checos, el Ravel más genuino el de los franceses…). desde luego este compacto atrapa al oyente desde el primer momento, con una vibrante y encendida versión de Uirapurú, muestra del Villa-Lobos más (por decirlo de algún modo) indigenista son evidentes influencias de Debussy y del Stravinski más colorista (por ejemplo, el de El pájaro de fuego). Después de la agitación de Uirapurú, el PreludioIntroduçao de las Bachiana brasileira nº 4 da paso al Villa-Lobos más lírico, empezando con una de las melodías más hermosas que compuso el maestro brasileño. Toda la obra es, y no descu- 99 D I S C O S VILLA-LOBOS-RECITALES briremos aquí y ahora, una delicia y la versión que aquí escuchamos es magnífico de principio a fin. Termina el programa con The Emperor Jones, el último ballet de Villa-Lobos, que retoma el espíritu de la composición con que empieza este programa, aunque ambas, obviamente, sean sustancialmente distintas pues están separadas entre sí por casi cuarenta años (de 1917 Uirapurú, de 1956 The Emperor Jones) y por ser, por lo tanto, de juventud y de plena madurez la otra, pero ambas genuino e inconfundible Villa-Lobos. J.P. VIVALDI: Conciertos para flauta y orquesta Op. X, nºs 1-6. Conciertos de cámara RV 99, RV 106, RV 94, RV 105, RV 87, RV 103 y RV 88. LA PASTORELLA. Director y flautas de pico: FRÉDÉRIC DE ROOS. 2 CD ASSAI 222542. DDD. 55’24’’ y 48’27’’. Grabación: Seneffe, VIII/1997 y V/2001. Productor e ingeniero: Jérôme Lejeune. Distribuidor: Diverdi. R PN El sello Assai presenta una reedición de los dos CDs de Vivaldi que el conjunto belga La Pastorella registró, en 1997 y 2001 y en dos volúmenes independientes, para el sello Ricercar. Se trata en ambos casos de dos espléndidos recitales en los que el conjunto de cámara que dirige el flautista Frédéric de Roos exhibe una impecable precisión técnica sobre el instrumental barroco (con el propio de Roos a la cabeza), una palmaria transparencia de texturas, un depurado conocimiento estilístico y un refinamiento tímbrico y expresivo sensacional. No en vano se trata de dos de las referencias más destacadas del repertorio vivaldiano en cuestión, en ambos casos además con una límpida toma de sonido. Por todo ello es una pena que esta reedición no haya sido aprovechada para corregir los leves fallos de la edición original de Ricercar: por un lado se podría haber reeditado el Op. X (CD 1) con los movimientos de los conciertos diferenciados con cortes (cada uno de los seis conciertos aparece con todos los movimientos seguidos en una sola pista, tal y como ocurre en el CD original de Ricercar), y por otro se debería haber corregido el fallo en la identificación del Concierto de cámara RV 94 (CD 2), que aparece erróneamente designado como RV 217. Al margen de ello, la cosa merece mucho la pena, pues tiene el gran aliciente de aunar en un solo volumen las que hasta ahora son las dos únicas y excelentes contribuciones de La Pastorella a la discografía vivaldiana. P.Q.O. WOLPE: Composiciones para piano (1920-1952). DAVID HOLZMAN, piano. BRIDGE 9116. DDD. 64’30’’. Grabación: Roslindale (Massachussets), X y XI/2000 y VII/2001. Productores: Joel Gordon y Matthew Packwood. Ingeniero: Joel Gordon. Distribuidor: Diverdi. N PN Nacido en Berlín en 1902, ciudad en la que falleció setenta años después, el compositor Stefan Wolpe fue construyendo su obra adobándola con indudables influencias de sus maestros Webern (en Viena) y sobre todo Busoni (Berlín), además de con no disimuladas referencias al jazz y a los modos orientales, todo ello sobre presupuestos dodecafónicos. El presente CD recoge su obra pianística escrita entre 1920 y 1952, y lo hace contando con uno de los mejores intérpretes posibles, David Holzman (Nueva York, 1949), un entusiasta y profundo conocedor del autor que nos ocupa, cuyas partituras nos transmite con finura, gran solvencia y poder de convicción. Cronológicamente —aunque las piezas nos sean presentadas en otro orden—, Adagio, de 1920, es todavía una obra juvenil y en su elaboración la huella de Busoni es inevitable. Sonata nº 1, de 1925, nos es presentada como un radical experimento, “music of stasis” la llama Austin Clarkson, donde el principio de repetición reemplaza al principio de variación. De 1927 es Tango, en el que la sátira preside el espíritu de la composición, un juego dialéctico con fragmentarios elementos de este baile. Zemach Suite, de 1939, es un hito en el intento de síntesis entre la tradicional música del Medio Este y la progresista música europea, con ecos arábigos. En 1942 vio la luz The Good Spirit of a Right Cause, donde una agresiva marcha, austeras armonías y acerados ritmos se asientan en una melodía engañosamente dorada. Encouragements for Piano (1943-1947) es un conjunto de piezas motivadas fundamentalmente por un afán antibelicista, una protesta en definitiva contra la guerra y contra el fascismo, panorama en el que emerge Battle Piece como una defensa de las mejores y más legítimas aspiraciones humanas. Finalmente, Waltz for Merle, de 1952, precursor de obras posteriores, encierra parodia e ironía. Todo ello podemos resumirlo diciendo que la música de Stefan Wolpe recogida en el presente CD es sumamente atractiva, atrae por su estructura interna y agrada por su lenguaje, lo que no es poco tratándose de un compositor tan escasamente difundido entre nosotros. J.G.M. RECITALES Alfred Deller UNA LEYENDA ALFRED DELLER. CONTRATENOR. Portrait of a legend. Obras anónimas y de Purcell, Tallis, Couperin y otros. 4 CD HARMONIA MUNDI 29026164. AAD. 41’40’’, 56’35’’, 75’56’’ y 39’36’’. Grabaciones: 1967-1979. R PM En recuerdo del gran contratenor británico Alfred Deller (1912-1979) al cumplirse veinticinco años de su muerte, Harmonia Mundi presenta una interesante edición de cuatro discos, selección de algunas de sus mejores grabaciones, acompañados de un lujoso libreto que contiene numerosas fotografías y testimonios escritos de los personajes más relevantes en el campo de la música antigua. El primer CD recoge fragmentos diversos de obras de Purcell, mientras los tres restantes se dedican a la canción: religiosa, profana y folclórica. Le acompañan distintas agru- 100 paciones e instrumentistas, manteniendo un alto nivel de compenetración con el cantante. Los discos muestran a un cantante extremadamente sensible y exquisito, entregado al servicio de la música y el texto, destacando además porque transmite una constante sensación de sinceridad artística. Dice Harnoncourt en uno de los artículos del libreto al referirse a Deller: “…un timbre magnífico, de modulaciones refinadas, ligeras, ideales para los instrumentos antiguos…”, opinión fácilmente constatable al escuchar cualquier grabación del cantante. Pero quizás sean las palabras de Alan J. Howlett las que sitúan en su verdadera dimensión la figura de Alfred Deller: “…un fenómeno, una rareza, el primer contratenor de los tiempos modernos y un pionero en el renacimiento de la música antigua… uno de los más grandes músicos de la pasada centuria”. Daniel Álvarez Vázquez D I S C O S VILLA-LOBOS-RECITALES José María Gallardo del Rey EL QUE LO PRUEBA, REPITE JOSÉ MARÍA GALLARDO DEL REY. GUITARRISTA. The Trees Speak. Gallardo: Cadencias del Concierto de Toledo. California Suite. The Trees Speak. Piazzolla: Milonga del ángel. Adiós Nonino. Chau París. Bach: Chacona. DEUTSCHE GRAMMOPHON 0602498685280. DDD. 70’30’’. Grabación: Madrid, I/2004. Productor: José María Gallardo del Rey. Ingeniero: José Luis Martínez. Distribuidor: Universal. N PN Primer compacto del guitarrista sevillano José Mª Gallardo del Rey en DG en cuyo programa se incluyen muestras de su actividad creativa como compositor y como transcriptor, además de como intérprete. Se trata de un compacto soberbio, de lo mejor que uno ha escuchado últimamente, tanto por el repertorio como, sobre todo, por la interpretación, ambos aspectos íntimamente unidos (música hecha por el propio intérprete a la medida de sí mismo pero en absoluto acomodaticia, pues no es este un repertorio precisamente fácil en lo técnico), si bien uno tiene la sensación de que Gallardo es capaz de todo y que toque lo que toque lo tocará con la personalidad, vitalidad, virtuosismo y sensibilidad que le caracteriza. Desde la primera obra, Cadencias del Concierto de Toledo, ya atrapa al oyente. Esta obra de Gallardo es, como dice su título, un conjunto de tres cadencias para los otros tantos movimientos que componen el Concierto de Toledo de Fernando Arbex, MONIQUE HAAS. PIANISTA. Ravel: Concierto en sol. S INFONIE -O RCHESTER DES NWDR. Director: HANS SCHMIDT-ISSERSTEDT. Debussy: Tocata de Pour le piano. Bartók: Sonatina. Roussel: 3 piezas para piano. Bonus: Ravel: Boléro. ORQUESTA DE LA ASOCIACIÓN DE CONCIERTOS LAMOUREUX. Director: MAURICE RAVEL. HÄNSSLER Profil PH04042. ADD. 51’20’’. Grabaciones: 1930, 1948-49. Restauración digital: THS Studio Holger Siedler. Alemania. Distribuidor: Gaudisc. H PN La pianista parisiense Monique Haas vivió entre 1909 y 1987. Son legendarios su Debussy y su Ravel. En estos registros de inmediata postguerra, y en virtud de una de sus buenas costumbres, Monique Haas defiende piezas contemporáneas. Apenas cuatro minutos para Bartók y otros cuatro para Debussy, siete y medio para Roussel, y todo un Concierto en sol de Ravel. Schmidt-Isserstedt acompaña con nitidez la sorprendente lectura de Monique Haas, que rompe con cualquier sensibilidad romántica (no podía ser de otro modo) al tiempo que coloca la obra en la tradición de las piezas concertantes para piano y orquesta en las que el virtuoso enfatiza el discurso. Sólo que la percutividad, la agresividad del toque de Haas está al servicio de una opción composición ésta que el que suscribe desconoce pero que está deseando escuchar por lo hermosa que es la de Gallardo (especialmente la segunda de sus tres partes, de cautivador lirismo). Después escuchamos otra composición de Gallardo en la misma línea, entre virtuosística y lírica, California Suite, con ecos barrocos ya desde el primer momento (se evoca notoriamente al principio el Preludio de la Suite nº 1 para violonchelo solo de Bach), del mismo modo que la que cierra el programa y da título al disco, impregnada ésta de sabor andaluz. En estas composiciones cuya génesis, aspectos programáticos y evocadores, y propósito están explicados en las notas que acompañan la grabación, Gallardo da muestras del gran conocimiento que tiene de las posibilidades de su instrumento y de su afecto por la música popular, siendo un creador, como ya hemos dicho, eminentemente lírico (a veces, escuchándolas, uno piensa en las composiciones de Paco de Lucía, aunque son, claro está, bien distintas una de las otras, pero parece haber entre ellas un nexo común; o dos: la guitarra y lo popular como inspiraciones directas, aunque cabe señalar que Gallardo también debe alguna influencia al Claude Bolling crossover, el de las suites que se mueven entre el jazz y el “clásico”), de modo que no es extraño que tales afectos le hayan llevado a incluir aquí obras de Piazzolla (excelentemente transcritas por Gallardo para guitarra, implicándose moderna, objetivista. Una especie de puente entre tradiciones de ejecución, mientras que se corta cualquier comunicación entre sensibilidades; atención a la línea afirmativa de Haas en el Adagio, para entender que no se andaba con contemplaciones ni con ensueños; de manera que ese movimiento central motiva con lógica el estallido-toccata del Presto final. Es un gozo escuchar esta lectura del Concierto, porque a lo limitado del sonido —muy bien restaurado— le añadimos el placer de comprobar esa transición sonora. Además de su belleza, es éste un documento sonoro instructivo de veras. Las otras piezas, a modo de propinas, van en semejante dirección (es muy meritorio que en aquellos años se le quiten de ese modo brumas a Debussy, y se entienda así quién es Bartók); todas ellas redondean un recital cuyo rescate merece la atención del aficionado. Es un emotivo viaje en el tiempo. Sorprende la claridad sonora del Boléro de 1930, que es otro viaje por el estilo, algo más lejos aún. No es una de las lecturas de referencia de esta obra maestra tocada a todas horas y grabada por todo el mundo, pero es muy estimable y muy interesante. Es la primera, es la del propio compositor —que, a diferencia de Stravinski, no fue gran director de sus propias obras, ni vivió tanto como personalmente y como músico en ellas tanto como si fueran propias, aun reconociéndose, por supuesto, a Piazzolla). Pero hay más; y todo un desafío: la Chacona de Bach (la de la Partita nº 2 BWV 1004, se entiende) transcrita también por Gallardo, uno de los más imponentes monumentos musicales de toda la historia, y que ya cuenta con versiones discográficas del máximo nivel además de la ya histórica de Segovia, como, por ejemplo, la de John Williams. Pues bien, atención a la de Gallardo en medio de este muy atractivo recital, un recital que, al terminar, a uno le dan ganas de volver a escucharlo de cabo a rabo. Y, ¿saben una cosa? Es lo que ahora mismo va a hacer el que suscribe. Josep Pascual para demostrarlo. Es un documento, en especial por la disposición métrica y el crecimiento que el músico plantea de esta obra que ya era un éxito en 1930, pero que todavía no se había convertido en el gran hit del siglo XX que es desde hace cuatro o cinco décadas. Es también un excelente fonograma, aunque se pierda el relieve del color instrumental y aparezcan primados determinados colores. Añadamos que a Ravel su Boléro le dura 15 minutos y cuarenta segundos. S.M.B. CARLOS LAMA Y SOFÍA CABRUJA. DÚO DE PIANISTAS. Obras de Fauré, Rachmaninov, Montsalvatge y Basomba. KNS A/003. DDD. 60’13’’. Grabación: Gerona, VII/2003. Ingeniero: Toni París. N PN Puede parecer una gruesa perogrullada afirmar que los pianistas Carlos Lama y Sofía Cabruja forman un dúo —desde 1987— de rara y espectacular compenetración, porque si se dedican a esta minoritaria especialización del piano a cuatro manos se supone que la sincronización, como mínimo, es obligada. Sin embargo, todos sabemos que no siempre ocurre así, o al menos no en la 101 D I S C O S RECITALES-VARIOS medida demostrada por los artistas que nos ocupan, que además hacen gala de una bella calidad de sonido y de una rica variedad de colores en la paleta de su repertorio. Para poner todo ello de manifiesto ofrecen en este CD un programa a base de piezas más bien breves a través de las cuales se ven obligados a ir saltando de ritmo en ritmo, de melodía en melodía, de estilo en estilo: una verdadera prueba para lucir sus cualidades técnicas al servicio de un poder de comunicación y una capacidad de expresión verdaderamente grandes. La suite Dolly de Gabriel Fauré (1845-1924), con que se inicia el recital, ya pone a prueba la sensibilidad de los intérpretes para superar la gradación de registros de las seis piezas, cuyo remate es el tan corto como impactante Pas espagnol. Las Seis piezas op. 11 de Rachmaninov (1873-1943) responden asimismo a distintos momentos emocionales del autor, a diferentes puntos de partida en su inspiración, un garantizado retablo de contrates por lo tanto. La versión para cuatro manos que Montsalvatge (1912-2002) hizo de sus Tres divertimentos (originalmente escritos para piano) acentúa la fuerza de unas melodías populares que el compositor gerundense llamó “de autores olvidados” y que, al parecer, solían tocarse en las fiestas de los pueblos y en los bailes de los “entoldados”. Finalmente, los Tres estudios que Daniel Basomba (n. 1969) dedicó a estos intérpretes, fueron concebidos como una unidad en la que los extremos, de fuerte carácter rítmico, contrastan con el centro, para conformar una atractiva y asequible obra para el oyente medio. J.G.M. MARINA MESCHERIAKOVA. SOPRANO. Arias de Francesca da Rimini, Evgeni Onegin, Don Carlo, Luisa Miller, Simon Boccanegra, Norma, Maria Stuarda, La vestale y Ernani. CORO FILARMÓNICO ESLOVACO. SINFÓNICA DE LA RADIO ESLOVACA. Director: MICHEL HALÁSZ. NAXOS 8.557109. DDD. 56’16’’. Grabación: Bratislava, IX/2002. Productor: Emil Niznansky. Ingeniero: Hubert Geschwandtner. Distribución: Ferysa. N PE T ras sus dos grabaciones verdianas completas para Philips (Jérusalem y Alzira) Mescheriakova se presenta en solitario con este necesario y merecido recital donde vuelve a imponerse por la riqueza de sus medios y por una buena dosis de temperamento. Voz de soprano spinto, suntuosa y potente, capaz de expandirse en los momentos más dramáticos y reducirse en los íntimos, para esta presentación en sociedad discográfica ha elegido un repertorio donde combina valentía con tiento. Así ofrece una muestra de la Giulia spontiniana de La vestale, pero no la de la exigidísima Tu che invoco sino la más contemplativa de la plegaria O nume tutelar, donde no aparecen problemas para esta voz dotada, generosa y bella; canta Tu puniscimi, o Signore de Luisa Miller, pero no incluye el bravísimo A brani, a brani, o perfido. Sin embargo, se atreve con Norma tanto la de Casta diva (aceptable en conjunto) como la del Ah, bello a me ritorna (valiente, a costa de una coloratura algo escolar). La voz es siempre de una riqueza pasmosa y, si algunos ataques en piano o ciertos agudos rozan el chillido, ello apenas enturbia su sabroso jugo instrumental. Después de rendir culto a su país de origen con una excelente exposición de la interesante aria de la Francesca rachmaninoviana y una penetrante escena de la Tatiana chaikovskiana, pone autoridad y sentimiento en un Beverly Sills DOS HORAS CON UNA DIVA BEVERLY SILLS. SOPRANO. The Great Recordings. Páginas de I puritani, I Capuleti ed i Montecchi, Norma, Attila, Il barbiere di Siviglia, Roberto Devereux, El rapto en el serrallo, La traviata, Manon, Robert le Diable, Les contes de Hoffmann, Giudittta, The Ballad of Baby Doe. Vorrei spiegarvi, o Dio (Mozart), Amor (R. Strauss), Wien, Wien, dur allein (Sieczynski). Con otros solistas y varios coros, orquestas y directores. 2 CD DEUTSCHE GRAMMOPHON 474 947-2. ADD. 58’29’’ y 63’22’’. Grabaciones: 1959-1975. Distribuidor: Universal. R PM La mayoría de los fragmentos de este variado retrato de la grandísima Sills se sustenta en sus grabaciones completas, empezando por la deslumbrante polonesa de I puritani de 1973 (que incluye parte del diálogo sucesivo entre Enrichetta y Arturo, sin que se sepa por qué razón se ha incluido aquí) y cerrando el fascinante recorrido con el bonito Always throught the changing de La balada de Baby Doe de Douglas Moore, aria que parece hecha a medida y que la soprano grabara (al completo) en 1959, tres años después de su estreno. En medio, dos horas de las más llamativas muestras del arte de la cantante, con personajes decisivos para la definición de su personalidad, como la Valéry verdiana aquí representada a través del final del acto primero (donde repite el Andantino variándolo en diná- 102 micas como debe ser y con un Sempre libera de cortar la respiración) o la donizettiana Elisabetta del Roberto Devereux, la del patético Quel sangue versato, dicho con una emoción y con un magistral dominio del bel canto romántico o un escalofriante Martern aller Arten de la indómita Konstanze mozartiana, traducido con la energía y el empuje necesarios, aparte de resolver con holgura todas las dificultades. Hay partes que le van muy bien como el Oh! Quante volte de la Giulietta belliniana (en este caso no tomada del registro completo con Patané, sino del extraordinario recital grabado en 1968 en Viena con el sueco Jalas), el Contro un cor de la Rosina rossiniana o un Robert, toi que j’aime (insuperable) del Robert le Diable meyerbeeriano, todo ello más que el terrorífico Santo di Patria de esa dramática d’agilità que es Odabella y donde la soprano, no obstante, demuestra que sabe lo que se hace. Otra interpretación mágica es la de Vorrei spiegarvi, oh Dio, esa delicia mozartiana que parece venir directamente inspirada por Dios. El capítulo más frívolo de Sills viene reflejado en un delicioso Meine Lippen de Giuditta, mientras que se permite competir con las más seductoras “vienesas” (Schwarzkopf, Wellitsch o Streich) en la nostálgica Wien, Wien, nur du allein. En la selección llega también una pequeña muestra de su Norma, la del segundo dúo con Adalgisa (que es nada menos Shirley Verrett), obligándonos a lamentar de nuevo que aún no se haya publicado en CD la versión completa de la obra que se realizara en 1973. En fin, Amor el Op. 68, nº 5 de Strauss es una curiosidad añadida, que permite a Sills recordarnos de nuevo su capacidad más virtuosística (¡qué gran Zerbinetta grabaría!), al lado de unos fragmentos de la Manon que sin estorbar sobran un poco, al volverse a reeditar contemporáneamente la versión íntegra de la ópera, y con unos instantes de Los cuentos de Hoffmann que eran los menos esperables entre los que podrían destacarse de las tres heroínas de la obra que Sills registrara en 1972. Fernando Fraga D I S C O S RECITALES-VARIOS notable Tu che le vanità de la Elisabetta verdiana, mejor adaptado a su sonoridad sopranil que el sólo correcto Come in quest’aura bruna de la Maria-Amelia del mismo compositor, que en otras voces suena con mayor poesía y encanto. La presentación de la Stuarda le queda muy modesta, por no decir inoperante, porque le falta el clima y la morbidez propias del canto donizettiano que en esta parte exigen ineludible exposición. Sin embargo, en la nada fácil escena de Elvira de Ernani, entre las de cal y arena que da, hay un balance positivo a favor, tanto por la fortaleza con que está traducido el matizado aunque corto recitativo (incluyendo la fastidiosa nota grave de insegue) como por el muelle abandono por el que se deja llevar en el aria (con el trino previsto en eden). Luego, en la cabaletta sortea con buena voluntad las zancadillas vocales que pone Verdi a una soprano hasta ese momento de definición más bien dramática. De todos modos, Mescheriakova hace valer siempre, pese a las detectables fisuras indicadas de soslayo, y a lo largo de toda la grabación, un espectáculo vocal de primera magnitud y eso ya es bastante, si se suma, además, la posesión de un apañado talento teatral. Buen acompañamiento como era de esperar de Halász. F.F. JEAN NOTÉ. BARÍTONO. Arias y canciones. Páginas de Auber, Mozart, Rossini, Donizetti, Verdi, Meyerbeer, Halévy, Saint-Saëns, Thomas, Bizet, Diaz de la Pena, de Lara, Hüe, Planquette, Massenet, Dupont y Goublier. MUSIQUE EN WALLONIE CYP 3603. ADD. 66’46’’. Grabaciones: 1902-1918. Distribuidor: Diverdi. H PN J ean Noté fue un interesante barítono belga que vivió entre 1859 y 1922, debutando en 1883. Su carrera se desarrolló principalmente en Bélgica y en la Ópera de París, con frecuentes visitas al Covent Garden. Las grabaciones que nos propo- nen corresponden a los primeros tiempos de la industria discográfica y por ello el sonido, a pesar de la buena reconstrucción, mantiene un pequeño ruido de fondo, sobre todo en los registros más antiguos. Poseía una voz bella en el registro central, que no alcanzaba la misma brillantez en los registros extremos. Los mejores logros los consigue en los fragmentos del repertorio francés, con obras mas conocidas como La muette de Portici o Les pêcheurs de perles, o en otras obras menos divulgadas, destacando su buen fraseo en Charles VI y La reine de Chipre, de Halévy y en música de un autor para mi desconocido como Eugène-Emile Diaz de la Pena, con sus composiciones Benvenuto o La coupe du roi de Thulé. También destaca en autores como Hüe, de Lara y en melodías de Massenet, Dupont y Goubier. La parte menos interesante son los compositores italianos, donde a pesar de su buena línea, los resultados son poco intensos. A.V. VARIOS Sara Mingardo EXQUISITA Y CONMOVEDORA ARIE, MADRIGALI & CANTATE. Obras de Merula, Salvatore, Carissimi, Monteverdi, Cavalli, Legrenzi, Haendel y Vivaldi. SARA MINGARDO, contralto; MONICA BACELLI, mezzo. CONCERTO ITALIANO. Director: RINALDO ALESSANDRINI. OPUS 111 OP 30395. DDD. 71’40’’. Grabación: Roma, I/2004. Productor e ingeniero: Laurence Heym. Distribuidor: Diverdi. N PN Este disco se abre con la interpretación más profunda, conmovedora e intensa que hayamos oído nunca de Hor ch’è tempo di morire, una canzonetta spirituale de Tarquinio Merula de contenido ciertamente estremecedor, pues se trata de una nana que la Virgen María canta al niño y que consiste en la descripción de las penalidades que su cuerpo sufrirá durante la Pasión. La contralto Sara Mingardo obtiene de esta pieza singular unas tonalidades oscuras y unos matices expresivos verdaderamente turbadores, apoyada en una técnica exquisita, en la solidez de sus graves y en el acompañamiento delicadísimo del Concerto ItaliaL’ARBRE DE MAI. Canciones y danzas de la época de Guillaume Dufay. ALLÉGORIE. ALPHA 054. DDD. 64’05’’. Grabación: Portieux, VI/2002. Productora e ingeniera: Aline Blondiau. Distribuidor: Diverdi. N PN N adie como Guillaume Dufay (14001474) representa la hegemonía musical que durante el siglo XV pasó a ejercer en Europa, sustituyendo a la francesa, la llamada escuela “neerlandesa” (que incluye no, con ese ostinato de dos notas en el bajo de efecto absolutamente hipnótico. Casi nueve minutos de intensísima emoción. Tanta que resulta conveniente hacer una parada para disfrutar del resto del disco, marcado igualmente por la autoridad vocal y la profundidad expresiva de una de las grandes contraltos barrocas de nuestros días, homogénea en toda la tesitura, cálida siempre en el fraseo, cristalina en la prosodia, exquisita en las ornamentaciones, ágil y sobrada de fiato en los pasajes picados de Haendel y Vivaldi, con extraordinaria habilidad para las pequeñas inflexiones dinámicas, sensual, delicada, quejosa o inflamada en la expresión de los afectos de los textos, todos de contenido amoroso, pero cada uno individualizado con finura y elegancia. Acompañamiento de Alessandrini y un Concerto Italiano en versión reducida acorde con el empeño de la solista. La mezzo Monica Bacelli da réplica a Mingardo en Vorrei baciarti, de Monteverdi, uno de los dos madrigales del libro séptimo incluidos los territorios de los actuales Países Bajos, Bélgica y noroeste de Francia). Formado en su Borgoña natal, en la fase intermedia de su vida recorre el sur del continente y especialmente en Italia deja huella de su arte al tiempo que asimila las nuevas formas y sobre todo el nuevo espíritu renacentista que allí se respira. Si en su música religiosa el contenido todavía le impone cierta contención en el tratamiento técnico de los materiales, es sobre todo en el terreno profano donde en el disco (el otro es la magnífica Lettera amorosa). El resto del programa incluye una escena de La Calisto de Cavalli y cantatas de Salvatore, Carissimi, Legrenzi, Haendel (Lungi da me pensier tiranno) y Vivaldi (Pianti, sospiri e dimandar mercede). Precioso. Uno de los más emotivos recitales de canto barroco de los que haya memoria. Pablo J. Vayón más palpablemente se aprecia el desencadenamiento de las melodías. Al puñado de ejemplos del propio Dufay que de este carácter más desinhibido se incluyen, en este disco se añaden otras cuantas procedentes de los Manuscritos de Margarita de Austria, del de Bayeu, de la Colombina y de autores como Loyset Compère, Gulielmus l’hébreu y Arnold de Lantins, más algunas piezas anónimas (especialmente sugestivas las estampidas italianas). Además y por encima de la 103 D I S C O S VARIOS contextualización histórica que del primer gran músico renacentista se ofrece, eruditos y no eruditos disfrutarán de una frescura en la invención sonora que pocas veces se igualará en los siglos posteriores. Mérito este naturalmente atribuible tanto a los compositores como a sus fieles y competentes intérpretes. A.B.M. CLASICISMO VALENCIANO. Obras de Rafael Anglés y José Ferrer. RICARDO J. ROCA PADILLA, piano. EGT 937-CD. DDD. 53’39’’. Productor: Paco Bodí. Ingenieros: Alfonso Ródenas y Jorge G. Bastidas. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN La sonata dieciochesca en España tiene poco que ver en cuanto a forma y contenido, con las normas estipuladas por el admitido como clasicismo europeo. Más próximas al estilo galante y en un solo movimiento las de Anglés, aragonés de origen, como tantas de Domenico Scarlatti y del padre Soler, su forma binaria parece idónea para el teclado, responden más bien al entretenimiento dentro de la intención de distinguir la música instrumental de la vocal. Más rápidas, mas lentas, dentro de esa intención citada se agrupan las once de Anglés que en el disco se agrupan. La elegida para la grabación de José Ferrer Carbó se acerca más al modelo convencional en tres movimientos, entre dos rápidos el lento, culminando en uno final que parece ser en inicio “alla polaca” (de Polaca la etiquetó su autor) y luego se decanta por un gracejo danzable de aire más mediterráneo. Ricardo Jesús Roca Padilla acredita su clase de pianista en este disco, no dedicándose a una labor “de trámite” que alcance a nuestros oídos estas infrecuentes obras, sino que las trata con verdaderos arte y espíritu además de sobrados medios. J.A.G.G. CLÁSICOS RUSOS PARA ORQUESTA DE VIENTO. Glière: Obertura solemne para el vigésimo aniversario de la Revolución de Octubre op. 72. Stravinski: Circus Polka. Prokofiev: Marchas para banda militar op. 69. Rimski-Korsakov: Concierto para trombón. Shostakovich: Marcha de la Milicia Soviética op. 139. Prokofiev: Himno para banda militar. Khachaturian: La batalla de Stalingrado op. 74a. JACQUES MAUGER, TROMBÓN. ROYAL NORTHERN COLLEGE OF MUSIC WIND ORCHESTRA. Director: CLARK RUNDELL. CHANDOS CHAN 10166. DDD. 69’27’’. Grabación: Manchester, II/2003. Ingeniero: Don Hartridge. Productor: Ralph Couzens. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN 104 L a orquesta de viento es el común denominador del programa recogido en este CD por Clark Rundell, que es quien dirige la formación que con tan buen nivel lleva a término las interpretaciones de las obras que nos ocupan. Pero hay una característica más notable aún: estamos ante primeras grabaciones mundiales de algunas de las piezas, por razones que detallamos: de las cuatro obras para orquesta de viento que se suelen mencionar de Reinhold Glière (1875-1956), sólo la incluida aquí (Solemne obertura para el 20 aniversario de la Revolución de Octubre op. 72) ha sido localizada; de las cuatro Marchas para banda militar op. 69 de Sergei Prokofiev (1891-1953), sólo las dos primeras han estado a disposición de los intérpretes hasta hace poco tiempo; del propio Prokofiev, su Himno para banda militar op. 98, que presentó en 1943 al concurso para elegir el primer himno nacional soviético (que ganó Alexandre Alexandrov), no fue estrenado hasta febrero de 2003 en la versión aquí ofrecida; y, finalmente, también es primera grabación mundial la de la versión ahora presentada de La batalla de Stalingrado op. 74a de Aram Khachaturian (1903-1978), tomada de la suite de la música que compuso para el filme de Vladimir Petrov del mismo nombre. Pese a la buena prestación de la orquesta y, sobre todo, al excelente trabajo del director Clark Rundell en cada una de las facetas que le han permitido conformar este disco, estamos ante una música expansiva pero de irregular calidad, de muy escaso interés en muchos momentos. Música a la mayor gloria del régimen soviético (añadamos a los títulos mencionados la Marcha de la milicia soviética op. 139 de Dimitri Shostakovich (1906-1975)), con los condicionantes que ya conocemos. Para contrarrestar todo eso, el Circus Polka (número de los elefantes) de Igor Stravinski (1882-1971) y el notable Concierto para trombón de Nikolai Rimski-Korsakov (1844-1908). El buen hacer de cada uno de los compositores representados y la personal manera de concebir cada uno de ellos la obra abordada, con su correspondiente desarrollo, es tal vez donde reside el mayor atractivo de este CD. J.G.M. LA CONQUISTA DE GRANADA. Música de las cortes europeas, los cancioneros y la Andalucía de la dinastía Nasrid durante los siglos XV y XVI. MÚSICA ANTIGUA. Director: EDUARDO PANIAGUA. PNEUMA PN-660. DDD. 54’33’’. Grabación: Madrid, XII/2003. Productor: Eduardo Paniagua. Ingeniero: Hugo Westerdahl. Distribuidor: Karonte. N PN Esta vez con el quinto centenario de la muerte de Isabel la Católica como pretexto extramusical, Eduardo Paniagua vuelve a dar otra vuelta de tuerca a la música hecha o introducida en la Península Ibérica durante la Baja Edad Media. Lo hace con su grupo Música Antigua en una selección de las tonadas que debieron de ser más populares durante las tres campañas militares que culminaron con la toma de Granada en 1492. Luego, una vez consolidado el poder, vendrían los tiempos de la exclusión, pero estos todavía lo son de suma de fuerzas y voluntades, por tanto de contacto con las culturas de los reinos europeos que mandan efectivos a participar en lo que acaba por asumirse ideológicamente como una cruzada; también de tolerancia con los usos y costumbres de los que van a ser vencidos pero a los que todavía en Santa Fe, a las puertas de la capital nazarí, se les promete asimilación respetuosa. El espíritu de fusión integradora tiene su reflejo no sólo en la ecléctica composición del programa, sino asimismo en la variedad de los instrumentos que se emplean. Contrasta, y no para bien, con estos datos una cierta monotonía interpretativa que impregna incluso a la voz de César Carazo en sus cuatro intervenciones. Disco con todo valioso por el nuevo hueco que rellena en la recuperación de nuestro patrimonio musical. A.B.M. ISTANPITTA. Danzas florentinas del siglo XIV. HENRI AGNEL, sistro, ceterina, ud; MICHAEL NIOCK, quintón; HENRI TOURNIER, flauta bansuri; DJAMID CHEMIRAMI, zarb; IDRISS AGNEL, udu. Director: HENRI AGNEL. ALPHA 510. DDD. 57’09’’. Grabación: París, V/2003. Productor e ingeniero: Hughes Deschaux. Distribuidor: Diverdi. N PN R ecientemente descubiertos en el Museo Británico, los manuscritos de las estampidas recogidas en este CD se sabe que pertenecieron a una familia florentina de finales del siglo XIV, pero no contienen indicaciones que permitan establecer ni siquiera aproximadamente cuándo fueron compuestas ni por quién, así como tampoco sobre la distribución instrumental a que estaban destinadas. Esta última incógnita adquiere máximo relieve cuando se lleva al extremo el principio de otorgar al intérprete el estatus de coautor. Cuando un tópico se combate con otro, normalmente se acaba con dos tópicos donde sólo había uno; y el segundo suele adquirir mayores tamaño, vigor y resistencia que el primero. De acuerdo, nos movemos todavía en el terreno de la monodia y ha llegado el tiempo de la globalización, pero cuesta de creer que durante la Edad Media europea fuera menos curiosa por excepcional la interpretación musical con instrumentos procedentes del norte de África y de la India de lo que aún lo es ahora. Salvados estos posiblemente mal fundados escrúpulos historicistas, como experimento la iniciativa tiene un innegable interés desde el punto de vista antropológico. Con mayor dificultad, en cambio, se le encontrarán valores estéticos más allá de la también objetivamente constatable competencia de los músicos en su quehacer de ejecutantes. A.B.M. D I S C O S VARIOS Mieneke van der Velden DULCE MELANCOLÍA MUSICKES SWEETEST JOYES. Obras de Simpson, Jones, Hume, Locke, Dowland, Lanier y Corkine. MIENEKE VAN DER VELDEN, viola da gamba; FRED JACOBS, laúd y tiorba; JAAP TER LINDEN, viola da gamba; PETER KOOY, bajo; JOHANETTE ZOMER, soprano. CHANNEL CCS SA 21204. DDD. 70’46’’. Grabación: Deventer, I/2004. Productor e ingeniero: C. Jared Sacks. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN En formato SACD, se publica el tercer disco de la gambista Mieneke van der Velden para el sello Channel. Tras los dedicados a Marais y Couperin (SCHERZO nºs 154 y 176, respectivamente), cambio radical de registro, porque van der Velden se va a Inglaterra a solazarse con las músicas de Christopher Simpson, Tobias Hume, John Dowland o Matthew Locke. Entre disminuciones, bajos ostinados, pavanas, correntas y melancolía, PANORAMA PARA FLAUTA. Obras de Pierné, Roussel, Caplet, Milhaud, Koechlin, Ropartz, Poulenc, Ibert, Sancan, Dutilleux, Messiaen y Jolivet. MICHEL DEBOST, flauta; CHRISTIAN IVALDI, piano. 2 CD SKARBO SK 4955 y SK 4956. DDD. 73’13’’, 52’20’’. Grabación: París, 1993. Producción: MPO. Ingeniero: P. Cottrel. Distribuidor: LR Music. N PN Una asociación de treinta años del flautista Michel Debost con el pianista Christian Ivaldi convierte a este dúo de artistas en intérpretes apropiados, excepcionales, de este vasto panorama en dos CDs de música francesa para los dos instrumentos mencionados, en lo que parece ser el primer volumen de una serie (bajo el epígrafe París, 1920-1960). Asegurado, y muy bien, el capítulo interpretativo, agradezcamos enseguida la inclusión de unas cuantas obras de autores poco o nada programados entre nosotros, apenas conocidos del público medio y ligados de alguna manera a otros bien presentes. Es el caso de Gabriel Pierné (1863-1937), difusor de la obra de Debussy y de quien se ofrece la Sonata op. 36, adaptada para flauta del original para violín, homenaje a su maestro César Franck; de André Caplet (1878-1925), ejecutor testamentario —con Pierné— de Debussy una vez desaparecido éste y de quien hay ecos en su Rêverie mientras que en La petite valse hace una personal interpretación de esta danza; de Charles Koechlin (1867-1951), en cuya Sonata op. 52. con un lenguaje tonal y politonal, reserva a la flauta la representación de la Naturaleza que tanto amaba; de Guy Ropartz (1864-1955), heredero de Franck aunque alérgico a modas y tendencias, cuya Sonatine es un modelo de claridad y de equilibrio entre piano y flauta. En un segundo grupo de autores más conocidos, aunque también poco programados, están Albert Roussel (1869-1937), mucha melancolía, la gambista holandesa, rodeada por un pequeño pero magnífico equipo de colaboradores, incide en destacar el perfil más delicado y dulce de la sonoridad de su instrumento. Su punto de partida es bien diferente al adoptado por Vittorio Ghielmi en su reciente recital (Short tales for a viol; SCHERZO nº 189) para Winter & Winter. Si Ghielmi busca ante todo los contrastes extremados, la intensidad de acentos, el no dar respiro al oyente, van der Velden se pasea con calma por un repertorio que le invita a destacar el matiz más minúsculo de las fantasías de Locke o las danzas de Corkine, a marcar una modulación con un breve silencio o a variar el carácter de una pieza con una simple inflexión del arco. Por supuesto que las divisiones de Simpson ponen su virtuosismo a prueba, una prueba que supera con holgura, pese a algún pequeño problema con la articulación en los que en su Joueurs de flûte exhibe su conocimiento del instrumento y muestra un amplio espectro de cambios de humor, de estados de ánimo, etcétera, a través de él; Jacques Ibert (1890-1962), hoy un tanto olvidado, el carácter de cuya Sonatine queda explícito en ese subtítulo de Jeux; Henri Dutilleux (n. 1916), aquí representado por una pieza de juventud, Sonatine para flauta; y André Jolivet (1905-1975), quien en su Chant de Linos se propone evocar la Grecia antigua. Finalmente, el grupo de los privilegiados por su inclusión en programaciones de todo el mundo: Darius Milhaud (1892-1974), cuya Sonatine encierra aires de blues, de berceuse y de canción infantil; Francis Poulenc (18991963), cuya Sonate, de 1957, la obra más reciente de este CD, se convirtió enseguida en la más conocida del repertorio; y Olivier Messiaen (1908-1992), cuyo Le merle noir (1952) responde a sus constantes referencias ornitológicas que le caracterizaron a partir de 1950. Un CD, desde luego, a la mayor gloria y lucimiento de la flauta. Un panorama de la música francesa del siglo XX aún más rico y variado que el que muchos conocían. Con un interés indudable de todo el conjunto del programa. J.G.M. VOCES BÁLTICAS 2. Obras de Sisak, Tulev, Nørgärd, Grigorjeva y Schnittke. CORO FILÁRMONICO DE CÁMARA DE ESTONIA. Director: PAUL HILLIER. HARMONIA MUNDI HMU 907331. DDD. 67’59’’. Grabación: Haapsalu (Estonia), VII/2003. Productores: Robina G. Young y Brad Michel. Ingeniero: Brad Michel. N PN Esta segunda entrega de la serie Voces bálticas recoge música coral sacra perteneciente al variado ámbito ritual de la pasajes más inverosímiles. Tanto Kooy en las canciones de Hume como Zomer en las de Dowland ofrecen calidez de sonido y profundidad expresiva, melancólica, muy melancólica. Pablo J. Vayón región, que acoge tres prácticas cristianas: ortodoxa, católica y protestante. En el planteamiento, pues, existen las diferencias propias de cada uno de esos ritos, matizadas o potenciadas después por cada uno de los compositores. Pero en la resolución de cada obra y en los resultados de todas ellas hay coincidencia absoluta: la gran calidad del Coro Filarmónico de Cámara de Estonia, basada en la belleza y terciopelo de su sonido, en el empaste de las voces, en la capacidad para los matices y las gradaciones, en el dominio y ductilidad de los volúmenes. Con un especialista y artífice de todo ello al frente: Paul Hillier, director artístico y batuta principal del mencionado coro desde septiembre de 2001. Con las diferencias de fondo propias de cada creencia, estéticamente cada autor ha aplicado su código, sin audacias en ningún caso en cuanto a lenguajes. El rito ortodoxo está representado por el compositor rusoalemán Alfred Schnittke (1934-1998) y la compositora ucraniana-estoniana Galina Grigorieva (n. 1962), el primero con Tres himnos sacros (1983-84) y la segunda con On leaving (1999); el católico, por los estonianos Urmas Sisask (n. 1960) y Torvo Tulev (n. 1958), con cinco de los veinticuatro cánticos de su Gloria Patri (1988) y And then in silence there with me be only You (2002), respectivamente; y el protestante, por el danés Per Nørgärd (n. 1932) y su Himno de invierno (19761984). Estamos, pues, ante música a través de la cual se expresan aspectos de las eternas relaciones del hombre con el Creador, la Virgen, etcétera. Pero, al margen y más allá de las motivaciones religiosas, estas composiciones, primorosamente interpretadas —con un inteligente aprovechamiento de la resonancia de la iglesia en la que se han grabado—, son un bálsamo para el espíritu de cualquiera. J.G.M. 105 D I DS VC DO S Giselle. SOLISTAS, CUERPO DE BAILE Y ORQUESTA DEL BALLET NACIONAL DE CANADÁ. Director: GEORGE CRUM. VAI 4289. 84’. Grabación: 1976. Reedición digital: 2004. Productor: Raymond Edwards. Ingeniero: Edward Cardona. Distribuidor: LR Music. R PN Una óptima lección de tradicionalismo dieron, en su momento, los canadienses volviendo a una de las piezas favoritas del repertorio clásico. Filmada en estudios de televisión con un color rico y sutil, reunió todos los elementos del buen hacer hereditario, en su máximo nivel. La obra aparece ambientada en escenografías de cuento infantil y dotada de un vestuario suntuoso, variado y de un cromatismo imaginativo y elegante. La aldea idílica y el bosque lunar y fatídico juegan como mundos contrastados en los que discurren los personajes de la fábula. Karen Kain hace una impecable protagonista, de una belleza fresca e incauta pero con el punto de virginal seducción que Giselle propone. Sus dotes de actriz se explayan en la escena de la locura y en su transfiguración en willi. Un físico flexible y blanco sirve a sus evoluciones contrapuestas: medios saltos y piruetas en la primera parte, andantes y dúos en la segunda. No menos bello de presencia es el príncipe que encarna Frank Augustyn, con el perfil exacto de Albrecht y una desenvoltura elegante y señorial que se traduce, sobre todo, en el juego de sus escultóricas piernas: molinetes, baterías, saltos lanzados y precisas caídas. Nadia Potts propone una Reina de las Willis atractiva e implacable. No fallan los solistas y muestra su aplomo y ejercitación, la masa, correctamente servida por una orquesta fuera de escena. B.M. BEETHOVEN: Sonata para piano nº 29 en si bemol mayor op. 106 “Hammerklavier”. Rondó en sol mayor op. 51, nº 2. WILHELM KEMPFF, piano. VAI 4283. 57’. Grabación: Radiotelevisión Canadiense, 29-XI-1964. Formato imagen: 4:3. Blanco y negro. Formato sonido: Mono. Subtítulos en inglés. Distribuidor: LR Music. R PN 106 P elícula que tiene ya 40 años, y se notan, tanto en una calidad de imagen mediocre como en un sonido temblón, desde luego bien lejos de lo que los discos ofrecían por esa misma época. Presentación también un tanto cutre —el clásico folleto es sustituido por (literalmente) una hoja con una foto de Kempff en un lado y un índice en el otro—, algo que VAI, que por cierto cobra sus DVDs a precio de oro, debería cuidar más. Hechas estas puntualizaciones, digamos que ver a Kempff en acción, pese a la monocorde realización televisiva, es siempre un placer, y si es en Beethoven, más. Una preciosa interpretación del Rondó op. 51, nº 2 deja paso a una breve pero jugosa entrevista (en francés, con subtítulos en inglés) con Kempff sobre la Hammerklavier. El pianista ofrece luego su interpretación de la monumental página. Una versión que, como sería de esperar, tiene sus roces mecánicos, pero que tiene también toda la sabiduría y grandeza que Kempff sabía conseguir como pocos en la música del gran sordo. Su Beethoven fluye de manera natural, y aunque quizá no tiene la épica y el poderío apabullante de un Richter o un Gilels, tiene un carácter y profundidad envidiables. El propio Kempff declara en la entrevista que en su opinión es en los dos últimos tiempos donde está el centro de gravedad de esta obra extraordinaria. Y así lo muestra en su interpretación, nada caída de tempo pero, como indica Beethoven, acercándose al Adagio sostenuto con carácter apasionado y con profundo sentimiento. En efecto, su lectura es de una expresividad demoledora, con una intensidad y misterio sobresalientes. Algo que se confirma en una fuga final extraordinaria de claridad y dramatismo. Una interpretación que posee una grandeza y misterio que responde a la idea que el propio intérprete expone en la entrevista: “una música verdaderamente cósmica”. Documento, pues, más que interesante pese a las limitaciones técnicas. Recomendable. R.O.B. MASCAGNI: Cavalleria rusticana. SHIRLEY VERRETT, mezzosoprano (Santuzza); KRISTIAN JOHANNSON, tenor (Turiddu), ETTORE NOVA, barítono (Alfio). CORO DEL TEATRO COMUNALE DEI RINNOVATI DE SIENA. ORQUESTA FILARMÓNICA DE RUSIA. Director musical: BALDO PODIC. Director de escena: MARIO MONICELLI. Director de vídeo: PETER GOLDFARB. VAI 4285. 89’. Grabación: Siena, 1990. Subtítulos en inglés, francés y alemán. Distribuidor: LR Music. N PN MASCAGNI ADAM: CRÍTICAS de la A a la Z D V D ADAM-PUCCINI El director de cine y guionista responsable de este montaje apuesta por la más pura convención, proponiendo una Sicilia colorista y sensual, cálida y tópica, en la que mueve a sus actores con la esperada habilidad, aunque puede decepcionar un poco si recordamos que Monicelli es el responsable de filmes tan singulares como La gran guerra o Boccacio 70. La única y discutible originalidad de este siempre entretenido montaje consiste en hacer que Turiddu cante su siciliana en un palco de proscenio. El resto, todo ya visto, tanto en la predecible escenografía como en el apropiado vestuario. Verrett debutaba Santuzza con casi sesenta años y pone en juego una voz aún básicamente en forma, sólo lastrada por algunas incómodas notas graves, al servicio de una intensa y controlada caracteriza- D D V V D D ADAM-PUCCINI José de Eusebio MERLÍN AL COMPLETO ALBÉNIZ: Merlín. DAVID WILSON-JOHNSON (Merlin), EVA MARTON (Morgan le Fay), ARTHUR (Stuart Skelton), CAROL VANESS (Nivian), ÁNGEL ÓDENA (Mordred), ÁNGEL RODRÍGUEZ (Gawain), JUAN TOMÁS MARTÍNEZ (Sir Ector), FEDERICO GALLAR (Sir Pellinore), EDUARDO SANTAMARÍA (Kay). CORO DE NIÑOS DE LA COMUNIDAD DE MADRID. CORO Y ORQUESTA TITULARES DEL TEATRO REAL DE MADRID. Director musical: JOSÉ DE EUSEBIO. Director de escena: JOHN DEW. Director de vídeo: TONI BARGALLÓ. 2 DVD OPUS ARTE BBC OA 0888. 141’57’’. Grabación: Madrid, Teatro Real, VI/2003. Productor. Ferenc van Damme. Distribuidor: Ferysa. N PN Tras el estreno en el Teatro Real y la consiguiente grabación discográfica en un sello internacional (Decca), Merlín, la ópera maestra de Isaac Albéniz, vuelve al mundo del sonido grabado ahora en formato DVD, algo que invita a adentrarse de nuevo en el mundo mágico y alucinante de esta ópera más heredera de Wagner y de su Siegfried que del cosmopolita mundo francés, inglés y español que acompañó su génesis. La toma procede de una de las diez representaciones programadas por el Teatro Real de Madrid entre el 28 de mayo y el 12 de junio de 2003, exactamente la celebrada el 9 de junio. Aquel día los papeles protagonistas fueron encarnados por un sólido elenco de rango internacional en el que junto a las veteranas glorias de la carismática Eva Marton y la sensual Carol Vaness (ambas suplen juventud con oficio; vocalidad con experiencia y cierta sobrecarga de tintes dramáticos), aparecen el saludable y muy convincente Merlin del barítono británico David Wilson-Johnson (bastante más idiomático que Carlos Álvarez, que lo encarna en la grabación en disco compacto) y el entregado y lírico Arthur ción, donde se nos muestra a una Santuzza atormentada, sufriente y telúrica. Johannson sólo se preocupa de exhibir su torrencial materia tenoril, lo cual no es poco, pero en una superficial postura dramática lo que hace de su Turiddu un personaje monolítico y algo aburrido. Nova es asimismo un Alfio del montón, por medios y temperamento, mientras que resultan algo más solventes la vistosa Lola de Rosy Orany y, sobre todo, la Mamma Lucia de Ambra Vespasiani.. La obra, dirigida con singular corrección por Podic, se representó en el acogedor y hermosísimo teatro sienés (de Bibiena) con motivo del centenario de la obra, algo que nos explica, entre otras consideraciones, la propia Verrett al comienzo de la videograbación, sobre el fondo de la representativa plaza donde se sitúa el teatro. F.F. del tenor Stuart Skelton, menos tirante pero también menos convincente que el defendido discográficamente por Plácido Domingo. Vocalmente todo roza un nivel siempre aceptable, a veces notable y hasta sobresaliente, algo a lo que contribuye el estimable trabajo del resto del extenso reparto, en el que conviene resaltar las convincentes intervenciones de Ángel Rodríguez, Eduardo Santamaría y Ángel Ódena, así como el Arzobispo de Canterbury encarnado por Stephen Morscheck. No menos entidad revelan la Orquesta y Coros titulares del Teatro Real, que lucen calidades que poco o nada tienen que envidiar a las de otros prestigiosos teatros de renombre. José de Eusebio, que ha reanimado y hecho crecer esta partitura que él conoce como nadie, gobierna desde el podio una lectura viva, tensa y de alto voltaje dramático, lo que no os óbice para que todo fluya en ella con naturalidad y sin artificios, como si el activo maestro albeniciano quisiera despojar de barroquismos y rasgos decimonónicos una ópera nacida en los albores del siglo XX y que mira decididamente al futuro, aunque desde el afecto que Albéniz siente ante el siglo decimonónico que le vio nacer. El montaje escénico, firmado por el realizador John Dew, se adentra en un lenguaje contemporáneo que sienta de maravilla a la ópera de Albéniz. Vestuario, escenografía y movimiento escénico se sincretizan en una estética unitaria, bien coloreada y sumamente original que contribuye a disfrutar de este valioso DVD. Lástima que en la filmación no hubiera habido una imaginación creativa tipo Brian Large. El profesionalizado y buen trabajo camerístico de Toni Bargalló es incluso excelente, pero no se aparta de su PUCCINI: Madama Butterfly. ANNA MOFFO, soprano (Cio-Cio-San); RENATO CIONI, tenor (Pinkerton); AFRO POLI, barítono (Sharpless); MITI TRUCCATO PACE, mezzosoprano (Suzuki). CORO Y ORQUESTA DE LA RADIOTELEVISIÓN ITALIANA DE MILÁN. Director musical: OLIVIERO DE FABRITIIS. Director de vídeo: MARIO LANFRANCHI. VAI 4284. 127’. Grabación: Milán, I/1956. Blanco y negro. Subtítulos en francés, inglés y alemán. Distribuidor: LR Music. R PN Un considerable valor documental tiene esta producción, como otras similares de aquellos años televisivos italianos, porque por un lado nos pone cara a tantos cantantes ya conocidos y admirados a través del disco y, por otro, resucita una manera de hacer ópera ya finiquitada para siempre, a medio camino entre la filmación cinematográfica propiamente dicha y la toma en directo in situ, o sea, modesta vocación televisiva, lo que le aleja de los acabados trabajos que afortunadamente invaden el mercado videográfico internacional. Albéniz, Merlín y la ocasión hubieran merecido un tratamiento visual más genial. O, al menos, tan interesante como las conversaciones que ese maestro indiscutible de la entrevista que es José Luis Pérez de Arteaga sostiene en los extras con José de Eusebio, Eva Marton y David Wilson-Johnson, quien en su inteligente y deliciosa charla con Pérez de Arteaga define a Merlin como un “personaje maravilloso y muy completo: pacifista, filósofo, cínico, contrario a la guerra y de sexualidad ambigua... En muchos aspectos podría ser nuestro contemporáneo”. Justo Romero en el propio teatro, actualmente en vigor. Lanfranchi, que pronto se casaría con la soprano protagonista, sabe narrarnos con seguridad y aplomo la tragedia de la japonesita, solucionando determinados momentos peligrosos con astucia e intuición cinematográfica (por ejemplo, el preludio del acto III), moviendo a los actores (que hacen play back) con bastante provecho. Cuenta para ello con una actriz desenvuelta como Moffo (capaz de soportar impertérrita unos incómodos primeros planos durante el coro a bocca chiusa), hermosa (sobre todo cuando está filmada de frente), joven (con poco más de 23 años) y entusiasta, secundada por una Truccato Pace que se mueve también con eficacia, con un tenor que da un buen tipo para el seductor norteamericano y un barítono señorial y solemne, como corresponde. Musicalmente la cosa marcha sobre ruedas. Moffo (que no da el re bemol de su página de salida, 107 D I S C O S PUCCINI-VERDI pero que sí emitió en su grabación discográfica para RCA dos años más tarde) convence por su musicalidad y por el razonable uso que hace el recitato pucciniano, dando así un más que respetable complemento sonoro a su fascinante presencia física; Cioni, que fue un Pinkerton bien solicitado en la época (compañero de la Scotto y la Olivero, entre otras sopranos ilustres) con su voz de tenor lírico, luminosa y agradable, canta decorosamente demostrando sólo pasajeras fragilidades en algunos agudos; Poli es un veterano Sharpless, de nivel por encima de la media. El equipo de secundarios está a la altura de los solistas principales y de Fabritiis dirige dentro de la mejor y más reconocible rutina en esta filmación que, si se tienen en cuenta y se aceptan las convenciones del momento y del incipiente medio para el que fue realizada, resulta de enorme dignidad artística. Como Bonus: el final del acto I de La bohème (Bell Telephone Hour, 1963), donde a la dulce y sensual Mimì de la Moffo se le une el siempre vigoroso Rodolfo de Richard Tucker. F.F. de unos medios vocales nada extraordinarios. Rawnsley es asimismo un Figaro convincente y de buena compostura escénica en un papel vocalmente más adaptado a sus modestos medios que otros por los que es quizás más conocido (el Rigoletto de la inteligente puesta escénica de Jonathan Miller). Cosotti, en la línea de un Alva o un Benelli, canta con gracia y da elegancia a su Almaviva que luego aparece muy bien disfrazado tanto de soldado borrachín como de intrigante profesor de música. El Basilio de Furlanetto, el personaje más cercano a la caracterización convencional, es de buena calidad vocal y mejor teatral, mientras que Desderi (un excelente cantante para este tipo de obras y en la actualidad un reputado director de escena, de orquesta y artístico) hace un Bartolo de manual, sobre todo por la riquísima manera de decir y la impecable acentuación. Catherine McCord aprovecha con gracia su momento del aria di sorbetto. Cambreling, después de una obertura donde parece ya adelantar lo que va a pasar cuando se alce el telón, dirige muy atento a lo que pasa en la escena por lo que su lectura se acompasa perfectamente con ella. ROSSINI: El barbero de Sevilla. MARIA EWING, mezzosoprano (Rosina); MAX-RENÉ COSOTTI, tenor (Almaviva); JOHN RAWNSLEY, barítono (Figaro); CLAUDIO DESDERI, barítono (Don Bartolo); FERRUCCIO FURLANETTO, bajo (Don Basilio). THE GLYNDEBOURNE CHORUS. ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES. Director musical: SYLVAIN CAMBRELING. Director de escena: JOHN COX. Director de vídeo: DAVE HEATHER. NVC ARTS 4509-99223-2. 154’. Grabación: Glyndebourne, 1982. Subtítulos: inglés, francés, alemán, español. Distribuidor: Warner. R PN 108 Otro buen ejemplo de los buenos trabajos que Cox realizó para el Festival de Glyndebourne (quien tiene también otro montaje posterior y distinto para el Met, de momento publicado en láser disc), alineable con La Cenerentola y esa producción ya considerada clásica de The Rake’s Progress. Con bonitos decorados de William Dudley, que evocan una Sevilla estilizadamente reconocible, pero de ambientes más para comedia italiana (acto I) o de corte orientalista (II), mueve el regista a todos los personajes de manera comedida, queriendo limar a la obra de todas las malas costumbres escénicas aportadas por la tradición, algo así como, deslatinizando a Rossini, querer volver a los orígenes de la comedia vodevilesca de Beaumarchais. Todo ello sin perder de vista la narración y sin desaprovechar las magníficas situaciones teatrales que la acción permite. Contó con un buen equipo de actores que también se desenvuelven con bastante pericia como cantantes, aunque no sean sus voces las ideales para cada cometido. La Ewing está francamente deliciosa, tanto por el expresivo juego de sus miradas como por sus movimientos actorales, cantando con cierto cuidado y algo aproximativa de estilo, siempre a partir F.F. ROSSINI: La Cenerentola. KATHLEEN KUHLMANN (ANGELINA), LAURENCE DALE (Ramiro), CLAUDIO DESDERI (Don Magnifico), ALBERTO RINALDI (Dandini), RODERICK KENNEDY (Alidoro), MARTA TADDEI (Clorinda), LAURA ZANNINI (Tisbe). CORO DE GLYNDEBOURNE. ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES. Director musical: DONATO RENZETTI. Director de escena: JOHN COX. Director de vídeo: JOHN VERNON. NVC ARTS 5050467-0940-2-4. 151’. Grabación: Glyndebourne, 1982. Subtítulos en español. Distribuidor: Warner. R PN E sta producción de La Cenerentola es bien conocida del público español. Creada en 1982 en el Festival de Glyndebourne, fue posteriormente adquirida por el Teatro de la Zarzuela y sirvió como vehículo de presentación operística en Madrid de la gran mezzo griega Agnes Baltsa, en 1986. Posteriormente pudo verse también con otras cantantes más modestas, así como en otros escenarios de nuestra geografía. Los decorados y el vestuario de Allen Charles Klein evocan con particular gracia el mundo de los grabados de los cuentos de Perrault del siglo XVIII, y el experimentado John Cox maneja con habilidad los hilos de la comedia sin caer nunca en la bufonada fácil. El montaje tiene detalles particularmente logrados como la deliciosa realización de la tormenta, con la tramoya a la vista. Donato Renzetti dirige la partitura rossiniana con equilibrada elegancia, beneficiándose del magnífico coro del festival y, sobre todo, de una Filarmónica de Londres cuya escucha es un auténtico placer. Glyndebourne tuvo siempre una especial inclinación por las obras del compositor pesarés, como demuestran sus interpretaciones con Vittorio Gui ya en los años 50. Pero hay que reconocer que, desde que se grabó esta versión hace ya más de veinte años, las cosas han cambiado mucho en esta materia, y afortunadamente para bien. La mezzo americana Kathleen Kuhlmann se ve que ha aprendido la lección impartida por Berganza y transmitida después por von Stade, y propone una Angelina soñadora y romántica, de excelente estilo, si bien en las pirotecnias del rondó final le falta un poco de brillantez. El tenor Laurence Dale es un Ramiro adecuado en lo visual pero algo endeble en lo canoro. Claudio Desderi es un estupendo Don Magnifico, que conoce todas las reglas del género, al igual que Alberto Rinaldi como Dandini. Roderick Kennedy sabe otorgar el debido empaque al mago-filósofo Alidoro, y resultan muy simpáticas las dos hermanastras, Marta Taddei y Laura Zanini. Una buena alternativa a la espectacular versión de Bartoli en Decca, a la espera de que algún día salga en DVD la milagrosa producción de Abbado y Ponnelle de la Scala de Milán. R.B.I. J. STRAUSS: Die Fledermaus. THOMAS ALLEN (Gabriel von Eisenstein), PAMELA ARMSTRONG (Rosalinde), PÄR LINDSKOG (Alfred), ARTUR KORN (Frank), HAKAN HAGEGARD (Dr. Falke), MALENA ERNMAN (Orlofsky), LIUBOV PETROVA (Adele), RAGNAR ULFUNG (Dr. Blind), UDO SAMEL (Frosch), RENÉE SCHÜTTENGRUBER (Ida). CORO DE GLYNDEBOURNE. ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES. Director musical: VLADIMIR JUROWSKI. Director de escena: STEPHEN LAWLESS. Directora de vídeo: FRANCESCA KEMP. BBC OPUS ARTE OA 0889D. 196’. Grabación: Glyndebourne, 2003. Subtítulos en español. Distribuidor: Ferysa. N PN C omentaba en el número 179 de SCHERZO Luis Suñén esta misma producción de Die Fledermaus que ahora se edita en DVD. El abajo firmante coincide plenamente con aquella crítica. El murciélago es realmente una obra peligrosa, y el director de escena Stephen Lawless no termina de cogerle el punto. Y eso que el arranque es excelente, con un tono de magnífica comedia vienesa cuyos tipos están perfectamente reflejados (aunque nos preguntamos si el público británico apreciaría todas las sutilezas lingüísticas de los diálogos). La escenografía de estilo art-déco de Benoît Dugardyn es deslumbrante, al igual que los lujosos trajes de Ingeborg Bernerth. El primer acto funciona muy bien, pero al llegar la fiesta de Orlofsky todo se vuelve tan sofisticado que la obra pierde su ritmo teatral y llega a resultar peligrosamente aburrida. Lo cual es una lástima, porque la dirección de Vladimir Jurowski, el nuevo responsable musical de Glyndebourne (y sin duda aquí mucho más en su elemento que en La flauta mágica de este año) es excelente, combinando admirablemente brío y elegancia. Y el reparto es estupendo, desde Pamela Armstrong, toda una revelación como Rosalinde, hasta los veteranos D I S C O S PUCCINI-VERDI Thomas Allen, jugoso Gabriel von Eisenstein, y Hakan Hagegard, Falke lleno de espíritu. No desmerecen Pär Lindskog como Alfred y Liubov Petrova como Adele, pero el Orlofsky de Malena Ernman (que al final se descubre como una mujer, eliminando así todo el encanto ambiguo del personaje) participa del alambicamiento general. La representación, a causa precisamente de ese larguísimo segundo acto, ocupa dos DVDs, que se han completado con un reportaje sobre el nuevo teatro de Glyndebourne, otro acerca de la historia del vals y declaraciones de los principales intérpretes. Después del muy controvertido Murciélago salzburgués de Neuenfels y Janowski (no apto para todos los públicos), hay que volver a ver sin remedio el milagroso de Schenk y Kleiber en DG, como homenaje al recientemente desaparecido maestro, o al clásico del Covent Garden en Arthaus. Sin olvidar el modesto pero muy honorable de RTVE, que dirige con auténtico acento vienés Peter Guth y con la irresistible danza española de Lucero Tena. R.B.I. VECCHI: L’Amfiparnaso. SIMON CALLOW, narrador. I FAGIOLINI. Director musical: ROBERT HOLLINGWORTH. Director de escena: PETER WILSON. Director de vídeo: GREG BROWNING. CHANDOS Chaconne CHDVD 5029. Filmación: Dartington Hall Estate, Devon, VIII/2003. Formato imagen: 4: 3. DVD de dos caras (PAL / NTSC). Región: 0. Subtítulos en inglés, francés y alemán. Productor e ingeniero de sonido: Gary Cole. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Escrita en 1594 por Orazio Vecchi (15501605) y publicada tres años después, L’Amfiparnaso es una comedia madrigalesca, de las que se compusieron a finales del siglo XVI y abrieron el camino para la ópera. Obra todavía polifónica (a 5 voces), no pensada para ser representada, su temática, en torno a los personajes de la commedia dell’arte, invita a los juegos escénicos, como los que nos presentan los miembros de I Fagiolini en este DVD, el primero que publica el sello británico Chandos. Grabado en agosto de 2003 en la Gran Sala y los jardines del Dartington Hall Estate, en Devon, la producción juega con el sentido ambivalente del título de la obra, presentando las escenas cómicas tal y como se siguieron en el concierto en vivo celebrado en la Gran Sala, con unos actores que se mueven por un sencillo decorado mientras los cantantes se sitúan a su izquierda, y las serias en un montaje, algo almibarado, realizado en los jardines, expresamente para el DVD. Además, cada uno de los madrigales viene precedido por un recitado de Simon Callow, dicho con excelente prosodia y notable gracia. Desde el punto de vista musical, la interpretación es de gran delicadeza, equilibrada y bien contrastada expresivamente, aunque algo monocroma en el tratamiento tímbrico. Un laúd (Eligio Quinteiro) y un clave (Steven Devine) acompañan con excesiva discre- ción a las voces de I Fagiolini. El DVD presenta algunos extras interesantes, como una presentación de la obra a cargo de Robert Hollingworth y diversas imágenes de los ensayos. Lamentablemente, la productora no ha tenido en cuenta el idioma castellano para los subtítulos. do de la orquesta y se muestra bien equilibrada con el escenario, pero el concepto tiende globalmente a la morosidad y a la monotonía. Los dos discos que ocupan la obra apenas pueden aceptarse por los bonus acompañantes, entre los que destaca el que recuerda la obra del pintor en el escenario barcelonés. P.J.V. F.F. VERDI: Aida. DANIELA DESSÌ, soprano (Aida); FABIO ARMILIATO, tenor (Radames); ELISABETTA FIORILLO, mezzosoprano (Amneris); JUAN PONS, barítono (Amonasro); ROBERTO SCANDIUZZI, bajo (Ramfis); STEFANO PALATCHI, bajo (El rey). CORO Y ORQUESTA DEL GRAN TEATRO DEL LICEO. Director musical: MIGUEL ÁNGEL GÓMEZ MARTÍNEZ. Director de escena: JOSÉ ANTONIO GUTIÉRREZ. Director de vídeo: TONI BARGALLÓ. 2 DVD OPUS ARTE OA 0894 D. 186’. Grabación: Barcelona, VIII/2003. Subtítulos: inglés, alemán, castellano y catalán. Distribuidor: Ferysa. N PN Es justificable esta publicación sólo por el hecho de poder disfrutar de los bellísimos decorados “clásicos” de Mestres Cabanes (1936-1945, restaurados por Jordi Castells), es decir, pintados, hechura de una imaginación, un primor y una minuciosidad digna de un artista de su calidad y prestigio. Magníficamente iluminados por Albert Faurà (¡qué clima de poesía nocturna, por ejemplo, consigue en el acto del Nilo, o qué colorido tan apropiado para la dramática escena entre Amneris y Radamés!), con una puesta en escena sencilla, casi inexistente, quizás para no interferir en la belleza de la decoración, con un vestuario de la sutil y camaleónica Franca Squarciapino perfectamente acorde con la situación, este magnífico montaje nos traslada en el tiempo a épocas gloriosas del pasado que quizás ya no volverán, a no ser que se hagan este tipo de reposiciones. En lo musical y en lo canoro las cosas no son tan elogiables. Los bailables dentro de la más aséptica vulgaridad. Honesto reparto vocal, con algún que otro destello, sin más. Dessì parte a su favor con su larga experiencia, con cálidos momentos de lirismo y musicalidad, luchando a veces con un agudo rebelde, mientras que la Fiorillo logra ir imponiendo su personaje hasta hacerlo resplandecer en su gran escena del acto IV, favorecida por un genuino temperamento latino. Armiliato supera con tino las dificultades que su voz más bien lírica encuentra en Radames y, ya que dice con intensidad el texto, logra hacernos finalmente creíble su personaje, frente a Pons que vuelve a ser el Amonasro a que nos viene acostumbrando desde hace ya tiempo, sólido de medios pero rutinario de intenciones. Scandiuzzi se luce autoritario y desprendido, mejor en el registro central que en el superior y Palatchi cumple con su consabida profesionalidad. Por encima de la media, el Mensajero de Josep Fadó y la Sacerdotisa de Ana Nebot. Quizás si desde el foso hubiera algo más de entusiasmo las cosas hubieran resultado más convincentes; la batuta extrae buen soni- VERDI: Rigoletto. PLÁCIDO DOMINGO, tenor (Duque de Mantua); CORNELL MACNEIL, barítono (Rigoletto); ILEANA COTRUBAS, soprano (Gilda); JUSTINO DÍAZ, bajo (Sparafucile); ISOLA JONES, mezzosoprano (Maddalena). CORO Y ORQUESTA DE LA METROPOLITAN OPERA. Director musical: JAMES LEVINE. Director de escena: JOHN DEXTER. Director de vídeo: KIRK BROWNING. DEUTSCHE GRAMMOPHON 073 093-9. 137’. Grabación: Nueva York, XI/1977. Distribuidor: Universal. R PN Llega un poco por sorpresa esta decorosa producción metropolitana, donde la digna rutina del montaje se corresponde con una lectura musical y vocal nada memorable, pero de franco disfrute, porque todo está en su sitio, desde la intensa y teatral visión directiva de Levine hasta el montaje, a veces muy bonito, de Dexter que iniciaba una nutrida colaboración con el escenario, si juzgamos otros títulos conservados todos de Verdi (La forza del destino, Traviata y Don Carlos). Domingo y Cotrubas, a dos años de su grabación con Giulini, se enfrentan a dos papeles poco asociables a sus respectivas carreras. El tenor aprovecha la seducción tímbrica y la desenvoltura de su juego escénico para pintar un Duque jovial y atractivo, con momentos canoros de nivel (Questa o quella, por ejemplo) con otros de franca monotonía o insignificancia. Cotrubas canta muy bien, expresa con contención, supera con sencillez las partes de coloratura algo ajenas a su vocalidad de una lírica pura como es ella, actúa con sinceridad, pero como suele ser habitual acaba produciendo cierto aburrimiento auditivo. Al contrario de soprano y tenor, MacNeil hizo del jorobado verdiano su caballo de batalla y, aunque la toma le encuentra en un momento algo gastado (está en el umbral de los 55 años), la potencia sonora y la entidad de la concepción siguen obrando milagros. La Jones, provocativa y vistosa, canta con suficiente capacidad para cumplir las exigencias de Maddalena; lo mismo que Díaz, de imponente físico y conseguida caracterización. El resto del equipo, encabezado por el todo terreno de Cheek (que había debutado un mes antes en el teatro y aún sigue esporádicamente en activo) cumple de acuerdo a las expectativas asociadas a un escenario como el del Met. Entre los complementos, hay entrevistas (a veces algo insulsas) a los principales protagonistas y la esperada “galería” de intérpretes, así como subtítulos castellanos. F.F. 109 D I DS VC DO S RECITALES RECITALES Fritz Reiner EL MAGO EN ACCIÓN FRITZ REINER. DIRECTOR. Orquesta Sinfónica de Chicago. Retransmisiones históricas 1953-1954. Mozart: Sinfonía nº 39. Debussy: Petite Suite. Chaikovski: Valses de El cascanueces y La bella durmiente. Bach-Weiner: Tocata, Adagio y Fuga, BWV. 564. Beethoven: Sinfonía nº 2. VAI 4287. 97’. Formato imagen: 4 : 3, blanco y negro. Formato sonido: mono. Código región: 0. Coproducción de VAI, CSO y WGN Televisión. Distribuidor: LR Music. R PN Tercer DVD con películas de la Sinfónica de Chicago, en esta ocasión protagonizadas en su totalidad por uno de los indiscutibles artífices de la orquesta, el responsable de que el conjunto fuese uno de los primeros en cuanto a virtuosismo, técnica, brillantez, flexibilidad y belleza sonora. El documento nos presenta con aceptable sonido monofónico y adecuadas filmaciones, varias interpretaciones de Fritz Reiner en las que se puede observar con meridiana claridad el modus operandi de este director de directores, su sobriedad gestual, mirada implacable, férreo control y absoluto respeto a lo escrito (independientemente de que en algunos momentos, por ejemplo el arpa en el Vals de las flores, se invente arpegios y escalas no previstos por Chaikovski y que el instrumentista interpreta así para su mayor lucimiento). A cualquiera que le interese el mundo de la dirección de orquesta hay que apuntarle que el documento es una joya, a pesar también de que ni el sonido ni la imagen puedan competir con las actuales y perfectísimas producciones digitales. Pero en pocas ocasiones como aquí podrán ver y casi palpar el nervio interior y la concisión, concentración y ligereza de texturas expuestas en las páginas de Mozart, Beethoven y Debussy, por no hablar del virtuosismo de la orquesta en la obra de Bach orquestada por Weiner (una discutible masificación sonora tipo Stokowski que Reiner recrea con una portentosa claridad). En fin, un documento imprescindible para conocedores o especialistas: ver en acción a este mago de la batuta no se paga con nada. No se lo pierdan. Enrique Pérez Adrián Dawn Upshaw MUCHOS QUILATES DAWN UPSHAW. SOPRANO. Obras de Bolcom, Crawford Seeger, Harbison, Saariaho, Elise Schwendinger, Golijov, Crumb, Messiaen y Ives. GILBERT KALISH, piano. TDK DV-VTDU. 92’. Grabación: Théâtre du Châtelet, París, 2000. Director: Rodney Greenberg. Subtítulos en inglés, alemán, español, francés e italiano. Stereo digital 5.0. Código región: PAL all. Formato: DVD-9. Distribuidor: JRB. N PN La soprano estadounidense Dawn Upshaw se plantea en este recital parisiense una empresa de exquisito gusto y los resultados son de una altura y un interés desusados. El repertorio se aleja mucho de lo trillado, hasta el punto de que la mayor parte de las canciones incluidas serán sin duda desconocidas para muchos aficionados, como lo eran para quien firma estas líneas. El humor, el lirismo y la sugerencia dramática se reparten el sentido del repertorio. El humor de Amor, de William Bolcolm, obra de apertura; o el de Circus Band, un humor con melancolía que sirve de cierre. Hay varias culminaciones en el recital, en especial ese Lohn tan bello, de la finlandesa Kaija Saariaho, una especie de miniópera en lengua provenzal con texto del trovador Jufré Rudel. Otra se da con las tres mélodies de Messiaen, dos de los Poèmes pour Mi y uno de los 110 Chants de terre et du ciel; como si Upshaw prefiriera canciones sueltas, tomadas de aquí y de allá en la obra de un compositor de los que le gustan, como si se negara aquí a cantar ciclos completos: con una excepción, las Mirabai Songs, de John Harbison, seis canciones de 1982 bellas, orientalizantes, sugerentes. Hay cantos que sorprenderán, como Lúa descolorida, poema de Rosalía, en gallego, con música del argentino Osvaldo Golijov. No hay vanguardia, no hay cantos de ninguno de los grandes clásicos del siglo pasado, pero hay piezas señeras como The Sleeper, de Crumb (poema de Poe) y cosas ocultas y muy bellas de compositoras lejanas como Ruth Crawford Seeger, madrastra de Pete Seeger; o cercanas, como Laura Elise Schwendinger. Un repertorio de modernidad ajena a las gramáticas y un alto nivel interpretativo: la voz versátil de Dawn Upshaw —actriz sabia, cantante de todos los registros— ofrece un espectáculo dirigido al gusto y al criterio estético más exigentes, un recital de muchos quilates y características (hay que insistir en este aspecto) totalmente singulares. El acompañamiento de Gilbert Kalish brilla a igual altura, y la imagen permite comprobar la complicidad entre él y Upshaw; excepto en ese número de Saariaho, sin acompañamiento pianístico, con pedales y con sonidos preparados. Una entrevista con Upshaw recorre e interrumpe el recital, aunque puede prescindirse de ella si se prefiere sólo la música; también Kaija Saariaho, espléndida compositora que empezamos a conocer gracias a los discos, interviene en algún momento. El Châtelet ha visto mucho en su interior, pero ese día de hace cuatro años que recoge este magnífico DVD albergó un concierto excepcional. Santiago Martín Bermúdez D I S C O S ÍNDICE ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS Adam: Giselle. Crum. VAI. . . . . .106 Albéniz: Merlín. Wilson-Johnson, Marton, Vaness/De Eusebio. BBC. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .107 Árbol de mayo. Música de la época de Dufay. Allégorie. Alpha. . . .103 Arie, madrigali e cantate. Mingardo. Opus 111. . . . . . . . . . . . . . . . .103 Bach: Arte de la fuga. Marriner. Pentatone. . . . . . . . . . . . . . . . . .71 — Cantatas BWV 82a, 199. Kirkby/von der Goltz. Carus. . . .71 — Cantatas. Vol. 15. York, Piau, Agnew/Koopman. Challenge. . .71 — Clave bien temperado I. Fellner. ECM. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .70 — Fantasía cromática y otras. Hogwood. Metronome. . . . . . . .70 — Obras para flauta. See/Moroney. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . .67 — Pasión según san Mateo, Misa. Ferrier e. a./Karajan. Urania. . . .67 — Pasión según san Mateo. Mengelberg. Naxos. . . . . . . . . .68 Barber: Sinfonía 1. Sawallisch. Farao. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .72 Beethoven: Concierto para piano 3. Triple. Long, Odonoposoff, Auber, Morales/Weingartner. Naxos. . .68 — Fidelio. Vickers, Kubiak, Gramm/Caldwell. VAI. . . . . . . .66 — Sinfonía 6. Toscanini. Naxos. .68 — Sonata 29. Kempff. VAI. . . . .106 — Tríos de cuerda. Trío de Zúrich. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . .72 — Tríos con piano. Vol. 3. Florestan. Hyperion. . . . . . . . . . . . . . . . . .72 Bellini: Capuletos y Montescos. Sills, Evans, Beattie/Scout, Caldwell. VAI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .66 — Sonámbula. Moffo, Vega, Clabassi/Bartoletti. VAI. . . . . . . .66 Biber: Sonatas del Rosario. Manze/Egarr. H. Mundi. . . . . . .73 Bizet: Carmen. Simionato, Gedda, Gueden/Karajan. Urania. . . . . . .67 Blancafort: Obra para piano. Villalba. Naxos. . . . . . . . . . . . . .72 Boccherini: Quintetos con guitarra. Martínez y otros. Columna Música. . . . . . . . . . . .73 Boesset: Airs y ballets. Dumestre. Alpha. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .73 Brahms: Cuarteto 3, Quinteto 1. Matthies/Köhn. Naxos. . . . . . . .74 Bruckner: Sinfonía 7. Herreweghe. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . .74 Byrd: Antífonas, motete, misa. Chanticleer. H. Mundi. . . . . . . .67 Cano: Vestigios. Sobre los ángeles. Galduf. PMV. . . . . . . . . . . . . . .75 Chaikovski: Sinfonía 5. Maag. Arts. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .75 — Sinfonía 6. Mengelberg. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .68 Charpentier: Misa de difuntos. Vashegyi. Hungaroton. . . . . . . .75 Chopin: Baladas. Preludios. Vladar. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . .75 Clasicismo valenciano. Obras de Anglés y Ferrer. Roca Padilla. EGT. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .104 Clásicos rusos par orquesta de viento. Obras de Glière, Prokofiev y otros. Rundell. Chandos. . . . . .104 Clementi: Sonatas para dos pianos. Genova-Dimitrova. CPO. . . . . .76 Conquista de Granada. Paniagua. Pneuma. . . . . . . . . . . . . . . . . .104 Corelli: Sonatas op. 5. De Roout/Hotman. Ricercar. . . . . . .76 Deller, Alfred. Contratenor. Obras de Purcell, Tallis y otros. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . .100 Dvorák: Canciones. Fink/Vignoles. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . .77 — Concierto para violín. Faust/Belohlávek. H. Mundi. . . .76 — Rusalka. Beñacková, Dvorsky, Randova/Neumann. Orfeo. . . . .76 Eberhard: Concierto para piano. Chernuschenko. Naxos. . . . . . . .77 Eötvös: Intervalos. Klangforum. BMC. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .78 Falla: Obras orquestales. Mata. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . .78 Fasch: Oberturas. Dombrecht. Fuga Libera. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .79 Flagstadt, Kirsten. Soprano. Obras de Bellini, Strauss y Wagner. Urania. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .67 Franck: Obra para órgano. Guillou. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . .79 Furtwängler: Quinteto con piano. Clarens. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .78 Gallardo del Rey, José María. Guitarrista. Obras de Gallardo, Piazzolla y Bach. DG. . . . . . . .107 García de Salazar: Oficio y misa de difuntos. Cabré. K 617. . . . . . . .79 Glinka: Ruslán y Ludmila. Shtonda, Morozova, Linkovski/Vedernikov. Pentatone. . . . . . . . . . . . . . . . . .80 Granados: Obras completas para piano. Rajna. Brilliant. . . . . . . . .81 — Obras para piano. Vol. 14. Riva. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .80 Guarnieri: Sinfonías 5, 6. Neschling. BIS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .80 Haas, Monique. Pianista. Obras de Ravel, Debussy y otros. Hänssler. 101 Haendel: Acis y Galatea. LeBlanc, Blerke, Molomot/Milnes. Atma. .81 — Gideon. Hannigan, Perillo, Wemyss/Martini. Naxos. . . . . . .80 Haydn: Conciertos para violín y piano. Gantvarg. Oehms. . . . . . .82 — Siete palabras. Sargent. Lindoro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .82 Honegger: Música de cámara. Kang e. a. Timpani. . . . . . . . . . . . . . .82 Huber: Tenebræ. Tamayo. Timpani. . . . . . . . . . . . . . . . . . .83 Imbrie: Requiem. Rothman. Bridge. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .82 Istanpitta. Danzas florentinas del s. XV. Agnel. Alpha. . . . . . . . .104 Kancheli: Displipito. Russel Davies. ECM. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .83 Kodály: Háry Janos. Fischer. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . .84 Korngold: Obras para violín y piano. Lin/Loeb. Naxos. . . . . . . . . . . . .84 Lachenmann: Reigen. Diotima. Assai. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .85 Lama, Carlos; Cabruja, Sofía. Pianistas. Obras de Fauré, Rachmaninov y otros. KNS. . . .101 Leclair: Seis sonatas para dos violines. Destrubé/Rémillard. Atma. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .84 Le Flem: Quinteto. Sonata. Jacquon/Louvigny. Timpani. . . .84 Liszt: Descubrimientos 2. Howard. Hyperion. . . . . . . . . . . . . . . . . .85 Llobet: Obras para guitarra. Micheli. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .86 Mahler: Sinfonía 4. Tilson Thomas. Avie. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .86 Martini: Misa. Reuss. H. Mundi. .86 Mascagni: Cavalleria rusticana. Verrett, Johansson, Nova/Monicelli. VAI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .106 Mendelssohn: Obras para piano. Chiu. H. Mundi. . . . . . . . . . . . .66 Mescheriakova, Marina. Soprano. Arias. Naxos. . . . . . . . . . . . . . .102 Milstein, Nathan. Violinista. Obras de Chaikovski, Dvorák y otros. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .69 Mira: Música de cámara. Cerveró. PMV. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .86 Mompou: Canciones. Vol. 2. Frauca/Massaguer. Anacrusi. . . .87 Moniuszko: Mansión encantada. Kruszewski, Hossa, Lubanka/Kaspszyk. EMI. . . . . . .87 Monteverdi: Vísperas. Van Nevel. Eufoda. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .88 Mozart: Conciertos para piano 11-13. Tomes. Hyperion. . . . . . . . . . . .88 — Cuartetos con piano. Mozartean Players. H. Mundi. . . . . . . . . . . .66 — Música de cámara con corno di bassetto. New World. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . .67 Musickes sweetest joyes. Obras de Simpson, Jones y otros. Ter Linden/Kooy. Channel. . . .105 Musorgski: Obra para piano. Carbonel. Skarbo. . . . . . . . . . . .88 Noté, Jean. Barítono. Obras de Auber, Mozart y otros. Musique en Wallonie. . . . . . . . . . . . . . . . .103 Paisiello: Sposo burlato. Di Pasquale, Cigna, Pace/Paroni. Bongiovanni. . . . . . . . . . . . . . . .89 Panorama para flauta. Obras de Pierné, Roussel y otros. Debost/Ivaldi. Skarbo. . . . . . . .105 Prokofiev: Iván el Terrible. Slatkin. Warner. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .89 — Sinfonía 5. Concierto 1. Luganski/Tortelier. Warner. . . . .89 — Suites de ballets. Jurowski. CPO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .89 Puccini: Madama Butterfly. Moffo, Cioni, Poli/De Fabritiis. VAI. . .107 Radulescu: Sonatas “Lao Tzu”. Stürmer. CPO. . . . . . . . . . . . . . .90 Reich: Música para 18 músicos. Amadinda. Hungaroton. . . . . . .90 Reiner, Fritz. Director. Obras de Mozart, Debussy y otros. VAI. .110 Ricci: Prisión de Edimburgo. Focile, Scano, Rossi/Bellini. Opera Rara. . . . . . . . . . . . . . . . .90 Rodrigo: Obras para guitarra. Abiton. Mandala. . . . . . . . . . . . . . . . . . .91 Rorem: Canciones. Aikin/Sulzen. Orfeo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .92 Rossini: Barbero de Sevilla. Ewing, Cosotti, Rawnsley/Cambreling. NVC. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .108 — Cenerentola. Kuhlmann, Dale, Desderi/Renzetti. NVC. . . . . . .108 — Conde Ory. Flórez, Bonfadelli, Milnes/López Cobos. DG. . . . . .91 Sarti: Armida y Rinaldo. Chierichetti, Banditelli/Berdondini. Bongiovanni. . . . . . . . . . . . . . . .92 Schoenberg: Cuartetos. Aron. Preiser. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .93 Schütz: Exequias. Helbich. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .92 Scodanibbio: Quando le montagne y otras. Anderson e. a. Stradivarius. . . . . . . . . . . . . . . . .92 Shostakovich: Sinfonía 8. Bichkov. Avie. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .93 — Sinfonías 5, 9. Gergiev. Philips. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .93 — Trío y otras. Mourja e. a. Alpha. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .94 Sibelius: Sinfonía 7. Tapiola. Kusevitzki. Naxos. . . . . . . . . . . .68 Sieber: Sonatas para flauta. Kügler/Henrich. Coviello. . . . . .93 Sills, Beverly. Soprano. Grandes grabaciones. DG. . . . . . . . . . .102 Soliva: Giulia e Sesto Pompeo. Pedaci, Scano, Allemano/Campori. CPO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .94 Stölzel: Cantatas. Mields/Rémy. CPO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .95 Strauss, J.: Murciélago. Allen, Armstrong, Linds/Jurowski. BBC. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .108 Strauss, R.: Don Juan. Brahms: Sinfonía 2. Horenstein. SOMM. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .95 Stravinski: Perséfone. Tortelier. Warner. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .95 — Tres movimientos de Petruchka. y otros. Gurning. EMI. . . . . . . . . .95 Strozzi: Cantatas. Comedia del Mondo. Cascavelle. . . . . . . . . . .96 Subotnick: Touch. Sky. La Barbara. Mode. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .96 Tartini: Conciertos para violín. Vols. 10 y 11. Guglielmo. Dynamic. . . . . . . . . . . . . . . . . .96 Telemann: Conciertos. Boréades. Atma. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .97 — Conciertos para violín. Wallfisch. CPO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .97 — Obras para flauta y violas. Kuijken/Voix Humaines. Atma. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .97 — Sonatas en trío. Tripla Concordia. Stradivarius. . . . . . . . . . . . . . . . .97 Tinctoris: Misas. Wickham. Cyprès. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .98 Tintorer: Música de cámara. Reger e. a. Mà de Guido. . . . . . . . . . . . .98 Upshaw, Dawn. Soprano. Obras de Bolcom, Harbison y otros. TDK. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .110 Valverde: Espacios inasibles. Mode. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .98 Vecchi: Amfiparnaso.Callow/ Hollingsworth. Chandos. . . . . . .109 Verdi: Aida. Dessì, Armiliato, Fiorillo/Gómez Martínez. Opus Arte. . . . . . . . . . . . . . . . .109 — Otello. Domingo, Freni, Cappuccilli/Kleiber. Music and Arts. . . . . . . . . . . . . .98 — Rigoletto. Domingo, MacNeil, Cotrubas/Levine. DG. . . . . . . .109 — Trovador. Bocelli, Villarroel, Zaremba/Mercurio. decca. . . . .99 — Vísperas sicilianas. Callas, Christoff, Maschestrini/Kleiber. Urania. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .67 Villa-Lobos: Sinfonía 7. St. Clair. CPO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .99 — Uirapurú. Wagner. Bridge. . . .99 Vivaldi: Conciertos para flauta. De Roos. Assai. . . . . . . . . . . . .100 Voces bálticas 2. Obras de Tulev, Schnittke y otros. Hillier. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . .105 Wolpe: Obras para piano. Holzman. Bridge. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .100 111 EL BARATILLO VIEJAS GLORIAS L 112 a casa TIM —que distribuye Diverdi— es una de las reinas de la ganga y aquí se han ponderado sus trabajos en todo lo que valen, que suele ser mucho. Por eso sus lanzamientos son recibidos con alborozo por los habituales del circuito antes asilvestrado y hoy ya bastante menos, pues, por fortuna, estos discos se encuentran con facilidad, lo que me alivia esa misma conciencia que me remuerde cuando les recomiendo a ustedes cosas difíciles de encontrar. Hoy no es el caso. La última entrega de TIM, dentro de su serie Documents, es una fiesta para el comprador de pocos posibles. No todo es imprescindible pero todo es bueno y hasta buenísimo. Déjenme empezar por lo mejor que, esta vez, me parece la versión que Edwin Fischer grabara, entre 1933 y 1936 —y cuyo sonido es muy bueno— de El clave bien temperado de Bach y que también está disponible en Naxos. Llega, además, en un momento perfecto, es decir, justo después de que haya salido el registro del Primer Libro de la obra por Daniel Barenboim. No vamos a hacer comparaciones y habría que empezar diciendo que la versión del argentino-israelí-español es magnífica. Pero Fischer pone sordina a los papanatas. De aquí viene todo lo que se haya hecho después de él a la hora de tocar a Bach al piano, y por eso pocas grabaciones merecen como esta el calificativo de históricas. Es Bach, claro que es Bach aunque esté tocado al piano y, sobre todo, es la música en estado puro, la comunión entre el intérprete y el autor más allá de las notas y de los avances musicológicos. Cosas así quedan para siempre (3 CD 221535-348). Casi lo mismo habría que decir de otra joya sin tacha: las Suites para violonchelo solo del mismo Bach en el descubrimiento que Pablo Casals grabó entre —vaya añitos— 1936 y 1939 (2 CD 221536-303). Vayamos a la ópera. Formidable de todo punto es el registro bayreuthiano que de Los maestros cantores de Wagner hiciera Karajan en 1951. Con Edelman, Hopf, Kunz, Unger, Schwarzkopf y Malaniuk en los papeles principales, la función tiene sabor, alegría, nostalgia y todo lo que se le pide a obra tan maravillosa. El preludio del primer acto es algo de lo mejor que Karajan hizo en su vida y sólo por él valdría la pena hacerse con este álbum que suena muy bien (4 CD 221743-350). El Pelléas et Mélisande dirigido por Désormière en 1941 cuenta con el mejor protagonista de la historia: Jacques Jansen. La versión es, simplemente, sublime, pero amuela bastante el soplido de fondo que hay que eliminar, si el reproductor lo permite, a base de jugar con el control de tono. Como bonus, obras orquestales de Debussy dirigidas por Ansermet, Toscanini y Coppola (3 CD 221715- 348). Otro clásico entre los clásicos es el Boris Godunov registrado en 1952 bajo la dirección de Issay Dobrowen y que estuvo en EMI. Tiene la particularidad de que Boris Christoff hace —y cómo— los tres papeles principales de bajo mientras que Marina es Eugenia Zareska y Dimitri un maravilloso Nicolai Gedda. La dirección de Dobrowen es excelente, dramática y profunda, y sólo los coros desmerecen, le echan valor e idioma —eran rusos exiliados en París— pero les falta calidad (3 CD 221758-348). Histórico igualmente el Mefistófeles de Boito con un reparto que quita el hipo: De Angelis, Favero, Arangi-Lombardi y Melandri. Dirige el siempre competente Molajoli en una grabación —qué más da— de 1931 (2 CD 221541-303). Tulio Serafin dirige muy bien I puritani de Bellini, cosecha del 53, con una Callas esplendorosa pero los hombres —Di Stefano, Panerai y Rossi-Lemeni— están fuera de tiesto. Sólo para mitómanos, pues (2 CD 221716-303). Como el Orfeo y Eurídice de Gluck, abreviado, en el que la gran Kathleen Ferrier —a quien se dedica un disco entero de bonus en el que no se indican los acompañantes— hace gala de su capacidad para emocionar a la audiencia. Dirige Fritz Stiedry en 1947 (2 CD 221538-303). Cerramos el párrafo operístico con una recuperación muy interesante, quizá más para coleccionistas que para el común: La sonámbula de Bellini con la Amina de Lina Pagliughi, el Elvino de Ferruccio Tagliavini y el Conde de Cesare Siepi. Dirige el siempre muy probo Franco Capuana, en 1952, a las huestes de la RAI (221537303). ¿Qué nos queda? Pues un soberbio Elías de Mendelssohn, grabado en 1947, y con un sonido espectacular para la época, bajo la dirección del muy irregular Sir Malcolm Sargent que aquí, como en su El sueño de Geroncio de la misma época, está que se sale. A su excelentísima dirección hay que añadir que los papeles principales corren a cargo de dos cantantes extraordinarios: la gran Isobel Baillie para los papeles de soprano y James Johnston en el rol principal. El coro es el que entonces era el mejor de los ingleses, el de la Sociedad Coral de Huddersfield, y la orquesta la Filarmónica de Liverpool. Sensacional (2 CD 220759-303). Bajo el título Ein Portrait —Un retrato— se presentan tres álbumes dedicados, respectivamente, a Brahms, Grieg y Dvorák. El primero recoge perlas como el Réquiem alemán dirigido por Karajan a Schwarzkopf y Hotter, la Segunda Sinfonía por el propio Karajan, la Tercera por Kusevitzki, el Concierto nº 2 para piano por Horowitz y Toscanini, el de violín con Menuhin y Furtwängler, el Cuarteto con piano nº 1 por Rubinstein y el Pro Arte y, para cerrar, la Sonata nº 2 por Casals y Horszowski. Todo, como se ve, de primera (4 CD 221744-350). El de Grieg ofrece una selección de las Piezas líricas por Gieseking, fragmentos de arreglos de las dos suites de Peer Gynt —también la primera, completa, por Melgenberg, como las Dos melodías elegíacas—, el Concierto para piano con Benedetti-Michelangeli y Galliera, el Cuarteto, op. 27 por el Budapest y la Sonata nº 3 por Kreisler y Rachmaninov. Por si fuera poco, una selección de canciones por Kirsten Flagstadt —que se lleva la parte del león—, Schiotz, Bjoerling, Rethberg y… ¡Di Stefano! (4 CD 220758-350). El cofre dedicado a Dvorák presenta versiones actuales a cargo de artistas checos que, si no muy conocidos, son todos muy interesantes. El mejor, claro está, ese violonchelista sensacional que es Míchal Kanka, miembro del Cuarteto Prazak, que se marca una grandísima versión del Concierto acompañado por Vladimir Válek, que es responsable de unas sabrosas Rapsodias y Danzas eslavas. Unas cuantas oberturas, la Canción del héroe y la Suite checa son negociadas estupendamente por el propio Válek, Kukal y Stratton al mando de la Sinfónica de la Radio de Praga. El Quinteto, op. 81, el Trío, op. 21 y el Dumky cuentan con la presencia de gentes como Ivan Klánski. Por cuatro duros, un paseo muy agradable por la música de Dvorák (4 CD 220761-350). Nadir Madriles [email protected] D O S I E R WILHELM FURTWÄNGLER MEDIO SIGLO SIN FURTWÄNGLER E l 30 de noviembre de 1954 moría en Baden-Baden el director de orquesta y compositor alemán Wilhelm Furtwängler. Cincuenta años después de su desaparición, el extraordinario legado artístico de este intérprete sigue vigente en las muchas grabaciones discográficas que realizase, que una parte de la crítica considera referenciales en lo que respecta al gran repertorio romántico. En gran medida, con la muerte de Furtwängler desapareció toda una época de la dirección de orquesta, marcada por la fuerte impronta subjetiva de las interpretaciones. SCHERZO le dedica las páginas que siguen . 113 D O S I E R WILHELM FURTWÄNGLER PENSAMIENTO Y ESTILO P 114 ara la mayoría Wilhelm Furtwängler fue un renovador, un rompedor, un músico profundamente original, creador de un nuevo lenguaje expresivo, modelador de acentos sorprendentes, cincelador de fraseos insólitos y descubridor de un pensamiento musical. Algo o mucho hay de esto. Aunque se ha d partir de una premisa incontrovertible: el director berlinés fue un respetuoso servidor y seguidor de una tradición que enlazaba con Richard Wagner y pasaba por Hans Richter, Felix Mottl —que ahormaría y fijaría las bases técnicas y estilísticas del joven músico—, Arthur Nikisch y Felix Weingartner; y que conectaba lógicamente con los maestros que habían conducido sus primeros balbuceos en Munich: Rheinberger, Schillings y Walbrunn. Furtwängler era uno más de los numerosos directores que poblaban las provincias alemanas y que hacía un buen y ordenado trabajo sin estridencias, ocupado en un menester que no era el que le interesaba en realidad, porque él lo que quería era ser compositor. Por eso aprovechó la primera oportunidad que tuvo para dirigir, sobrevenida cuando andaba por los 20 años, para colocar en los atriles de la Orquesta Kaim su Sinfonía nº 1, que no gustó en absoluto. Como complemento, y eso demuestra evidentemente su arrojo, había elegido nada menos que la Sinfonía nº 9 de Bruckner, de la que hizo, según testigos, una interpretación escalofriante, más por la intensidad de la expresión que por la bondad de la ejecución. Revelaba ya una maneras a tener muy en cuenta. El encuentro con Hans Pfitzner en Estrasburgo y la protección de Bruno Walter avalaron, tras su oscuro desempeño como maestro de coros y como adjunto a la dirección en pequeñas localidades, su creciente progresión y su acceso a puestos de responsabilidad en sedes de cierto relieve como Lübeck o Mannheim y su llegada a Viena para ponerse al frente de la Tonkünstlerverein y a Berlín para regir la Ópera del Estado. La muerte de Nikisch fue la apertura hacia la cima: es nombrado titular de las dos formaciones que gobernaba el director húngaro, la Gewandhaus de Leipzig y la Filarmónica de Berlín. El encumbramiento definitivo se produjo en 1928 con su designación como rector de la Filarmónica de Viena tras la marcha de Weingartner. Hasta entonces nuestro músico, que eviden- ciaba ya talentos reconocibles y aplaudidos, circulaba por una senda abierta por sus predecesores, defendía similares presupuestos expresivos y andaba aún elaborando su técnica y su manera, que empezarían a hacerse presentes de inmediato y no tardarían en resplandecer y en sorprender. La actitud rompedora se apreciaba no en la utilización de nuevos planteamientos, de distintos esquemas, de un lenguaje diverso, porque éste era, sin duda, el de sus predecesores, como Nikisch, de quien había heredado la capacidad de comunicación, la facultad de magnetizar al respetable y de dirigir hacia la música una mirada libre, amplia, netamente romántica y de transformar de raíz la sonoridad de un conjunto orquestal al que nunca hubiera dirigido. Pero su pensamiento, fruto de una cultura y de un modo de ser, de una sensibilidad original y de una intuición milagrosa, era una muy otra cosa. De él se deriva en parte lo que podríamos llamar el estilo directorial furtwängleriano. En busca de la estructura básica Para el maestro alemán existía una idea básica, la de la humanidad y universalidad del arte; de ahí nacía la dificultad de su explicación, traslación e interpretación, en el caso que nos ocupa a través de un medio de reproducción sonoro de las notas que habitan una partitura, un instrumento o una serie de instrumentos que tocan juntos, una orquesta. Una recreación que había de tener en cuenta fundamentalmente el corazón, el núcleo expresivo, la estructura profunda de la composición; antes que el artificio, el virtuosismo más o menos superficial. Esos detalles que, inconexos, no poseen entidad ni auténtico significado, jugarán su papel y entrarán a formar parte del todo cuando se establezca entre ellos el adecuado encadenamiento lógico gracias al trabajo del oído interior, a la visión de conjunto que haya sido el origen del trabajo del creador. Ahí conocerán su misión en el todo, su verdadera función, su color y su tempo. Es necesario constatar que una obra musical —en mayor medida cuanto más perfecta sea— sólo puede ser comprendida e interpretada de una manera, la buena, derivada en cierto modo de un proceso interior, que será de una forma o de otra según el pueblo y la época de la que emane. En el caso D O S I E R WILHELM FURTWÄNGLER concreto de la música alemana, las formas —en particular las que podríamos denominar puras, como la fuga o la sonata, y hasta cierto punto lo que llamamos drama musical—, provienen de “un proceso, de un devenir psíquico”. El problema esencial para el traductor a sonidos de los pentagramas, el intérprete, puede llegar a tener la evidencia del camino a seguir para que los elementos aislados lleguen a reconstruir el todo. Ahí es preciso marcar la diferencia entre el trabajo de un hábil mezclador y el artista que es capaz de elaborar, de crear un todo orgánico que obedece las leyes de una lógica rigurosa. Es lo que sucede con la ejecución, la recreación nueva de una obra. Furtwängler expresa esta cuestión de una manera muy bella: “Nadie lo ha explicado mejor que Wagner en el episodio legendario en el que Siegfried forja la espada. Es imposible, incluso al más hábil forjador, soldar y mantener unidos los fragmentos de la espada rota. No es sino reduciendo el todo a un verdadero magma y, para ser fiel a nuestra imagen, volviendo a crear la situación primitiva, es decir, el caos que precedía a la creación, y luego dándole forma al todo, que se podrá reconstruir y verdaderamente recrear la obra en su forma original”. Pero, he ahí otra cuestión básica, ¿cómo sabrá el ejecutante que la obra ha sido finalmente restituida en su forma acabada y definitiva? ¿Y cómo llegará, partiendo de los detalles, de los fragmentos de la espada, a elevarse a la concepción de un “todo” y del “acontecimiento interior” del que ese “todo” es la imagen? ¿Cómo detectar que se está o no ante la Buena interpretación? (Wilhelm Furtwängler: Musique et verbe. Recopilación de textos del maestro y de sus entrevistas de 1948 con Walter Abendroth. Albin Michel/Hachette. París, 1979). Es muy difícil traducir a palabras, lo reconocía Furtwängler, la esencia de un proceso que podría definirse como orgánico. Al final el intérprete —y los que reciben su labor— deberá dejarse guiar por un gusto “individual”, incierto y contestable. En todo caso preferible —en esto insistía el director alemán— que el recurrir a la cómoda estupidez de la “fidelidad a las notas”. En definitiva, por resumir una cuestión que tiene poco de clara y de esquemática, el criterio de Furtwängler perseguía encontrar lo esencial de la partitura, su corazón, su estructura —“estructura viviente”—; saber “leerla” desde el fondo cuando esa estructura fuera más presentida que conocida. Ese conocimiento, concluía el músico “ha devenido a la vez más necesario y más difícil; más necesario porque no es la única manera de que el arte del pasado quede en nuestra posesión, más difícil porque nuestra época está cada vez más desamparada frente a todo lo que está anclado, orgánico, y porque el intérprete, a consecuencia de una falta de tradición instintiva y natural, está cada vez más reducido a sus propios recursos. Localizar esa estructura exige una musicalidad que sobrepasa las posibilidades de la mayoría”. 115 D O S I E R WILHELM FURTWÄNGLER Subjetivismo creador primitivo del tiempo del que todo evoluciona”. Toscanini, comentaba Norman Lebrecht (El mito del maestro. Acento. Madrid, 1997), era capaz de dedicar diez minutos enteros A Furtwängler se le asignaron una serie de características de ensayos para que las cuerdas tocasen perfectamente al que en ocasiones se convirtieron en cerrados tópicos, nada unísono. El resultado, afirmaba Furtwängler, era que “se congruentes con una realidad movediza y caleidoscópica. escuchaba el pasaje exactamente como estaba en la partituSe le tachaba de director lento, genial pero impreciso, metara, con despiadada claridad; pero la idea de Beethoven físico. Clichés que luego la realidad ha dinamitado. Por desaparecía”. Su interpretación era trémula, opaca, cargada supuesto, sus ideas no eran ni confortables ni rutinarias y de múltiples posibilidades. daban lugar a comportamientos muy subjetivos, en los que Para nuestro músico el tempo, que es una unidad absola voluntad del intérprete era la que mandaba en busca, por luta, debía estar influido —y lo dicho hasta aquí corrobora caminos no del todo rectilíneos, de esa verdad, de esa bonbuena parte de este aserto— por la sonoridad, tanto la de la dad, de esa estructura oculta depositada por el compositor propia orquesta como la conectada con la acústica de la en el fondo de su obra. Porque los pentagramas adquieren sala. Una cuestión básica, casi nunca tenida en cuenta, y su real importancia no en el papel pautado sino en el espaque fue la primera piedra de la teoría fenomenológica aplicio a través de los sonidos. Es, después de todo, el destino cada a la interpretación del arte de de cualquier composición musical. Es los sonidos desarrollada más tarde por tanto el intérprete, en este caso el e le tachaba de director por Sergiu Celibidache, en tanto director y los músicos que hacen que aspectos —no en todos— heredero lento, genial pero aquello suene, el responsable; y el de don Guillermo. La ecuación tiemmomento decisivo el de la ejecución, impreciso, metafísico. Clichés po-espacio, que invocaba el rumano, en la que Furtwängler se renovaba tenía su punto de partida en las concada vez, llevado de una febril activique luego la realidad ha cepciones, muchas veces intuitivas, dad; oficiaba entonces como un dinamitado. del alemán. auténtico sacerdote impulsado por un Muy interesantes eran las presciega fe. Dejaba que la música hiciera cripciones furtwanglerianas en la su entrada, explicaba Michelangelo parcela rítmica, que estaban en íntiZurletti (La direzione d’orchestra. ma comunión con su manifestación Grandi direttori de ieri e di oggi. gestual. Había que hablar no de Ricordi. Mlán, 1985), según un itinereglas estrictas, meramente métricas, rario en el que se fijaban psicológica sino de fluctuaciones, de oscilacioy analíticamente los resultados extrenes de tempo, que buscaban la mos, y permitía que la orquesta sonaansiada expresión —la realización ra pidiendo a los instrumentistas su que decía Celibidache. Lo que equimejor contribución. Luego lo que llevalía a sustituir el concepto ritmo gaba al oyente era una extraña y no por el concepto pulsación, más elássiempre confortable ni apacible comtico y, por supuesto, menos rigurobinación de pasión e intelecto, sino so. Y, claro, para ello era necesario un discurso tenso y amenazado por tener una transparente idea de lo la ruptura. Con su pasión por lo irreque significaba el rubato y de su petible, lo efímero, opinaba Hanscorrecta aplicación mediante el uso Klaus Jungheinrich (Los grandes del ritardando, del accelerando, del directores de orquesta. Alianza. stringendo, del affrettando y de Madrid, 1991), por la felicidad del otros conceptos relacionados con la instante, destaca como último expoagógica. Todo ello concedía al disnente de un tiempo que comienza a curso una extraordinaria capacidad amedrentar o aburrir a las generaciode seducción, de fuerza oratoria y de nes venideras con la fijación y la congusto por la oratoria. Se advertía en servación de las interpretaciones. ese estilo, subrayaba Zurletti, un No debe extrañar que a veces gusto por las pausas, por la dilataFurtwängler pudiera ser considerado ción de las coronas (cadencias), de establecer tremendas como director dialéctico. Su concepción de la dinámica busurgencias en los momentos decisivos, abriendo abismos de caba la permanente oposición de los contrarios —forte-pialuces y sombras. no— y, por otro lado, en lucha paralela, la continua contraEste modo de hacer suponía, lógicamente, otorgar un posición de los centros tonales. De ahí que encontrara su muy relativo relieve a los ensayos, en los que, además, el auténtica dimensión en el mundo sinfónico, más que en el maestro berlinés hablaba poco y muchas veces no explicaoperístico. Era la forma sonatística la que promovía sus ba nada. “Es un error habitual creer que cuantos más ensamejores impulsos. Sobre todo la construida por Beethoven, yos se hagan mejor se toca. Eso sería demasiado fácil. Es autor que programó en su vida en 1045 ocasiones. El juego que el ensayo no es algo independiente: separado del contemático beethoveniano, sus tremendos desarrollos, la fuercierto no posee ninguna virtud. Debe servir para que duranza interior de su música, sus presupuestos avanzados eran te el concierto no se improvise más que lo que es estrictacampo abonado. Como lo era el mundo más místico de mente indispensable improvisar. Pero ni menos ni más, eso Bruckner por razones hasta cierto punto parecidas. es muy importante”. Existía para él, al parecer, una suerte La lealtad fundamentalista de Toscanini ofendía la fe de de ley de la improvisación, que es la que regía toda forma Furtwängler en un arte vivo y fecundo. “Una fórmula para orgánica y exigía que el artista se identificara con la obra y la interpretación correcta de todo, que pueda llegar a ser con la trayectoria de su devenir. Durante la interpretación, una ley universal aplicable en todos los casos no existe, es decir, en el concierto, en suma, ¿qué debe hacer el direcaunque muchos piensen que sí”, decía el director alemán, tor para transmitir lo esencial, esa otra cosa, a la orquesta?: que hablaba de este modo del comienzo de la Novena de “El concierto es donde se encuentran lo no mensurable, el Beethoven (y volvemos al gran sordo): “El caos, el inicio S 116 D O S I E R WILHELM FURTWÄNGLER solos. Eso explica la riqueza de sonoridad de la orquesta, su alma y el espíritu de una obra, y las conquistas y las necesibrillo, su poder”. dades técnicas. Se trata de una terra incognita en la que la El gesto, confirmaba Zurletti, “era evanescente, ningún técnica no sirve, e incluso no existe, más que en relación autor de tratados de dirección habría podido recomendarlo: con el arte, en función del arte”. era un temblor vago, una llamada a la inanidad, una denunCon unos criterios como los expuestos, no es raro que cia de indeterminación”. Friedrich Herzfeld, en su conocido el contacto del director con la música de su tiempo fuera libro La magia de la batuta (Labor. Madrid, 1958), considerelativo; aunque no inexistente. De hecho, estrenaría numeraba que “las líneas ondulantes, aunque arbitrarias en aparosas partituras que hoy en día no relacionamos con él, así riencia, del gesto de Furtwängler, encierran un sentido prolas Variaciones para orquesta op. 31 de Schönberg. Fue fundo. En primer lugar, tienen un centro de gravedad que también un resuelto protector de la creación de Hindemith; la orquesta ha percibido de manera misteriosa”. Son famoy del propio compositor, a quien defendió durante el nazissos sus dibujos de las anacrusas, sus largos movimientos mo, un régimen con el que mantuvo no pocas concomitanprevios a la iniciación del ataque, que le servían para cias y con el que colaboró, eso sí, desde una posición de conectar psicológicamente con los instrumentistas. velada crítica. Pero esa es otra historia. En todo caso, las “Cuando usted dirige, ¿cuál es el papel de la mano creencias y pensamientos del director, hasta aquí enunciaizquierda?”, le preguntó un día a dos resumidamente, ponen de maniFurtwängler un joven colega. Y el fiesto que sus preocupaciones y apel ademán de Furtwängler director se dio cuenta entonces, tras tencias, también preparación, iban por expresaba de forma visible más de veinte años de práctica de la otros derroteros claramente imbricadirección de orquesta, que no se dos en la tradición pretérita germanosu pensamiento en cuanto a había planteado nunca tal cuestión. austriaca. la libertad de aproximación a “Es solamente —reflexionaba el maestro— cuando la obra de arte no ocupa Técnica y gesto la entraña de la música. todas sus fuerzas, toda su atención y toda su tensión, que el intérprete Bertha Geissmar, que fuera secretaria comienza a pensar en sí mismo y de Furtwängler —y luego lo sería de aprende —sobre todo si es director de sir Thomas Beecham, tras ser depuraorquesta— a posar —tipo de técnica da por los nazis—, contaba en su que un verdadero artista no tendrá, librote Baton and the Jackboot me parece a mí, tiempo de aprender. (Hamish Hamilton. Londres, 1944), La técnica deviene un fin en sí misma. que durante toda su vida el director Es el signo cierto de que se está en no cesó de trabajar la técnica de directrance de perder el sentido de la forción, incluso y de manera particular, ma, que es interpretación del espíritu sobre las partituras que conocía mejor de la técnica, del alma y de los que nadie, y de estudiar muy humildemedios de la música; que se está en mente la de sus colegas. El ademán de trance de perder el sentido de la neceFurtwängler expresaba de forma visisidad y de la veracidad artística; el ble su pensamiento en cuanto a la sentido de lo que convierte a la vida libertad de aproximación a la entraña en obra de arte”. de la música. Jungheinrich señalaba El arte de Furtwängler, decíamos que para él no había directrices ineen estas mismas páginas en febrero de quívocas, ni figuras de puntuación que 1986 (SCHERZO, nº 1), era en definitiindicasen limpiamente los modos de va extraordinariamente sugerente, compás. “Odiaba la dirección orquesprofundo y vital, contradictorio y limital como catálogo de órdenes aceptatado, calaba hondo en el oyente y das complacientemente. Sus gestos, su arrastraba a los instrumentistas. Ésta mímica, fueron siempre expresión, era sin duda la razón de que los camrepresentación enfática de la música, bios de tempo, las aparentemente reproducción preparatoria del acto innecesarias fluctuaciones, no llegaran musical. Una cierta vaguedad o indea resultar extraños. Y, decimos ahora, terminación servía para activar la initampoco reparamos ante lo que muchos podrán considerar ciativa de los músicos de la orquesta, de lo que, por tanto, atentados estilísticos, como los de tocar y acentuar de resultaba una imagen sonora bastante distinta de la rígidamanera evidentemente romántica obras del XVIII, como esa mente militar”. curiosa y muy criticada, y en todo caso interesantísima, La elevada estatura, la esbeltez de la figura, la extraña Pasión según san Mateo de Bach, expuesta con una libertad autoridad frente a la orquesta imponían. El gesto, siempre creadora magnífica; o interpretar a tutta orchestra, masivacalificado de poco claro, de ambiguo, poseía en todo caso mente, sinfonías de Haydn, que, sin embargo, resultaban un notable poder de sugestión y, al tiempo, era muy conesclarecedoramente enunciadas, cargadas de tensiones senvincente. Marcel Deblue, que fuera violinista de la Orquesta timentales por completo románticas y tocadas de un singude la Suisse Romande, recordando sus experiencias como lar —y en este caso conveniente— sentido del humor. instrumentista ante Furtwängler, escribía: “Cuando llegamos Evocamos hoy a aquella alta figura que oficiaba en el a comprender ese gesto el efecto fue sorprendente. No se podio una sorprendente ceremonia, perfectamente integratrataba de un golpe seco, métrico. Producía la sensación de da en la música que sonaba y en el gesto que la acompañauna masa que se agita, de un magma que se pone en moviba y de la que emanaba una tibia luz interior que aún hoy, miento dentro de una especie de halo. Y por eso, consciengracias al vídeo y al disco, nos acompaña, nos ilumina y te o inconscientemente, él no quería un gesto demasiado nos ilustra. claro. Teníamos el sentimiento de poder hacer música con total libertad dentro del respeto a cada una de nuestras perArturo Reverter sonalidades, como si hubiéramos tocado para nosotros E 117 D O S I E R WILHELM FURTWÄNGLER EL PAÑUELO DE FURTI E 118 n 1931, Wilhelm Furtwängler (también llamado Furti o simplemente Fu) fue designado director musical del Festival de Bayreuth. Habían muerto ya Cósima, la viuda del fundador, y Siegfried, su hijo. Como heredera titular quedaba Winifred Williams, nuera y supérstite, respectivamente, de los difuntos. A pesar de los enfermizos prejuicios raciales, el autoritarismo personal y las ideas políticas de la señora, amiga de Hitler, una nueva era parecía iniciarse en la vieja casa. De algún modo, se inhumaba realmente a Wagner y se abría su testamento. Furtwängler se incorporaba al equipo renovador. Era cumplidamente uno de los primeros directores de orquesta alemanes, aunque no le faltaban, por cierto, compañeros de suprema calidad, pero el flamante cargo significaba un plus en su carrera: debía convertirse en el sumo wagnerista del momento. A su lado figuraron el tangerino (nadie es perfecto) Heinz Tjetjen como director de escena, el escenógrafo Emil Preetorius y el iluminador Paul Eberhardt, de larga permanencia en el sitio, pues llegó hasta los años de la posguerra. Había que modernizar y poner orden en un establecimiento que debía dejar de ser una mansión de familia con mezcla de templo sectario, para convertirse en una institución de arte e investigación. Liselotte Schmidt se puso a sistematizar los archivos, tarea que no concluyó y que duró décadas. Tenía una ventaja muy personal: era la amante de Hans Frank, uno de los asesores jurídicos de Hitler. No obstante, las sospechas inherentes a una ideología con un fuerte componente paranoico —¿qué nacionalismo no lo es?— se hicieron notar enseguida. El Völkischen Beobachter, órgano oficial del nazismo, alertó sobre el izquierdista Kurt Singer, director de orquesta berlinés, y sobre Tjetjen, un socialista que perduró en su puesto, siempre soportando presiones e intrigas. El soplo provenía nada menos que de Alfred Rosenberg, ideólogo de primer orden. Otra alerta se encendió tras la “noche de los cuchillos largos” cuando, por sugestión del Ejército, fueron ultimados Ernst Röhm y docenas de sus compañeros de las SA, donde abundaban los homosexuales. La homofobia nazi se hizo sistemática. Bayreuth no fue librada: el tenor Max Lorenz, heroico Sigfrido, fue hallado en las bambalinas del templo intimando con un muchacho, procesado y encarcelado. Nadie osó recordar que la casa tenía su tradición en la materia, a contar —nada menos— desde Luis II de Baviera y Paul von Joukowsky, autor de los decorados del primer Parsifal, que aún seguían en pie acumulando polvo y medio siglo de fraternidad entre caballeros. Winifred no podía ignorar las costumbres de su marido ni las de Lauritz Melchior, que comparecía en Bayreuth con su novio, el escritor Hugh Walpole. Las puestas en escena fueron actualizadas y los decorados, simplificados con no pocas alusiones al expresionismo y al uso de volúmenes reales exaltados por la luz eléctrica. Goebbels no gustaba de los modernismos de Preetorius, que se negó a pintar la esvástica en El ocaso de los dioses, no obstante las sugestiones del partido respecto a ese símbolo arcaico del sol naciente. Tampoco, años más tarde, los que iniciaron la carrera de Wieland Wagner, a quien consideraba un jovencito diletante que convenía mantener en la reserva familiar. Mientras aquél se aburría con la senilidad de Parsifal (lo confiesa en sus diarios), Göring visitaba la sagrada colina para dedicarse a la cacería. Furtwängler sustituyó media orquesta con músicos de Berlín e inició con mal paso su tarea. Viajó en un avión par- ticular que debió aterrizar de apuro para continuar el viaje en coche. Llegó media hora tarde al primer ensayo, que era una ceremonia con merienda incluida y ribetes de liturgia. Nada conmovió, sin embargo, sus creencias estéticas. Había que dejar atrás la época de los intérpretes que conocieron a Wagner, independizarse de su persona, quitar intelecto y pedantería doctrinaria a las versiones y quedarse con su música y su poesía, a partir del sentimiento que suscitaban en la gente de 1931. Era un tiro por elevación contra cualquier monopolio tribal, desde luego. Wagner no era, para nuestro artista, un personaje pacífico ni exento de controversias. Su figura tenía aspectos antipáticos: su autoritarismo, su amor al lujo y al dinero, su cortesanía, su megalomanía. Resultaban anecdóticos y ya habían sido criticados por el mayor wagneriano de la primera hora, Nietzsche. Bayreuth era el lugar privilegiado de la revisión. La casa no parecía pacífica. Arturo Toscanini, que dirigía Parsifal y era conocido del público festivalero, no se amaba con Furtwängler, precisamente. Winifred Williams, tampoco con la secretaria del nuevo director, Berta Geissmar, a quien denominaba, sin demasiado cariño, “la judía”, ni con su jefe. Cuando le propuso un concierto con obras de Liszt, abuelo de su marido, y de ambos Wagner, él contestó que no quería “programas de dinastía” y se decidió por un menú Beethoven. A Winifred no le convenía llevarse mal con el director preferido de Hitler, a pesar de considerarlo un intruso y un espía, que se echaba encima a toda la prensa nazi y arruinaba el festival. Contratar a Toscanini para 1932 en Los maestros cantores y Parsifal fue un triunfo personal, por más que un italiano solía irritar a los wagneristas raciales. Goebbels, por su parte, apoyaba a Furti, sin el cual la temporada sería un reducto familiar. Göring, en cambio, sustentaba a la viuda. Hitler, con quien Winnie mantenía cierta privanza llamándolo Lobo —hay quien va más allá—, se puso de su lado, sugiriendo que se desplazara al director musical y al intrigante Tjetjen, a pesar de su temor al caótico gobierno de las mujeres. Ella contaba con el peso de la familia por cuyas venas seguía corriendo la sangre del dios fundador, excepto su hija Friedelind, que abandonó el país nazificado y no se vio con la madre en casi veinte años, hasta la Navidad de 1953, aunque se encontraba con Fu en París. Toscanini tampoco configuraba un ejemplo de serenidad. No era un Führer pero sí un Duce. Solía llevarse mal con los cantantes y empleaba su lengua materna para soltarles tacos. Por otra parte, políticamente no entonaba con la que se venía en Alemania. En mayo de 1931, poco antes de un frustrado concierto con obras de Martucci en Bolonia, estuvo a punto de ser ultimado por una pandilla mussoliniana al negarse a dirigir la marcha Giovinezza. Poco después iba a abandonar Italia, convertido en un enérgico antifascista. En otro orden, cuando Furti obtuvo un clamoroso éxito dirigiendo Tristán e Isolda —doscientas emisoras de radio lo transmitieron en directo— estalló de celos, ya que su Parsifal no llenaba la sala. Cierta opinión le era desfavorable, considerándolo extranjero, y los habituados a Carl Muck, cuyo Parsifal duraba 23 minutos más que el toscaninesco, juzgaban que su rapidez frenética era una burla a la santa memoria del genio. Un elemento personal, no obstante, lo atraía hacia Bayreuth: estaba entusiasmado con Winnie y si no llegó a tirar algún tejo, sí en cambio soportó sus monsergas hitlerianas con tierna paciencia. D O S I E R WILHELM FURTWÄNGLER Furti era una suerte de antiguo sacerdote germánico, que dirigía en éxtasis, a veces con los ojos cerrados, y llevaba a los ejecutantes y al público hacia zonas de trance. La dureza latina y la obsesiva exactitud de Toscanini molestaban a la mayor parte de los críticos tudescos, salvo excepciones: finalmente, era un ario y traía la devoción meridional por el arte nórdico. “Tosca”, en efecto, amaba la música alemana sin considerar a Bayreuth un templo sino un vulgar teatro, salvo la señorial Casa de Sigfrido donde se alojaba junto a su mujer, su chófer y su perro. Con el paso del tiempo, especialmente a partir de 1933, cuando Hitler asumió el poder, el Bayreuth de Winifred, se fue nazificando. La ciudad se convirtió en un escenario de paradas con aviones y motocicletas, guirnaldas, estandartes 119 D O S I E R WILHELM FURTWÄNGLER 120 da con un “no ario”— y solistas debieron escapar de la gamados y retratos de Adolfito, salvador de Alemania. El cacería racial. Klemperer y Walter, por ella, así como Kleiteatro se engalanó para los cincuenta años del Líder, en ber y Busch, por motivos políticos. Se autorizó, por excep1939, como si fuera su casa particular. Pero el gran año fue ción, a dos eminentes bajos, Alexander Kipnis y Emmanuel 1936, cuando coincidieron las conmemoraciones de Luis II, List, en tanto Hitler debió soportar al modélico Wotan de de la muerte de Liszt y el milenario de Enrique I el Pajarero, Friedrich Schorr y a la nuera y los dos nietos de Richard fundador del Primer Imperio. Strauss, judíos todos ellos, para no molestar a la gloria A propósito de este último, se representó Lohengrin, nacional. con escenografías esbozadas por el propio Hitler (sabemos Furtwängler dirigió en 1933 una carta de Goebbels, lúcique era un destacado pintor de tarjetas postales), la mimada da y honrosa, señalando la pérdida irreparable que significaMaría Müller y el desdichado Volker. Hay grabaciones del ba para el arte alemán la exclusión de unos artistas de priacto, que fue seguido de un Parsifal dirigido por Furtwänmera calidad, por el mero hecho de ser judíos. El arte une y gler y protagonizado por Helge Roswaenge, con un templo sólo admite la separación entre la buena y la mala calidad. nazi diseñado por Alfred Roller. Una de las noches se supo Hay que luchar contra la falta de gusto y los intérpretes desque Franco estaba sublevándose y hubo invitados españocalificados, sin atender a les. El intendente Willy otros motivos. El ministro Kannenberg cantó melodírespondió de modo tajanas berlinesas en un festejo te, con el más puro doctrilleno de políticos y unifornarismo nazi: la política mados, aunque nadie también es un arte y por advirtió que Göring y eso ha de inmiscuirse en la Goebbels, vestidos de guivida de los artistas. bichungos, se habían Furti nunca excluyó a incorporado al coro en el los judíos de sus orquestas segundo acto del Ocaso. e intercedió ante las autoNo menor que las ridades para que no perpeloteras internas, afectó a diesen sus trabajos. Hasta Bayreuth la persecución hubo algún funcionario contra los judíos, trágica y que habló de “los judíos repugnante si no exenta de Furtwängler”. El direcde episodios grotescos. A tor Hoesslin estuvo a punFu le tocó de cerca porque to de ser prohibido porque su fiel secretaria —llevaba su segunda mujer y, en dieciséis años con él— era consecuencia, sus dos judía, según quedó dicho. hijos, eran judíos y habían Atemorizada al llegar a la emigrado. Hasta tal extreciudad llena de insignias mo llegaba el prejuicio. Fu nazis y de la cual se habíhabló con Hitler del asunan escapado los judíos, to e, ingenuamente, le Berta debió ser protegida pidió que cesara el antisepor reflejo de su jefe. Hasmitismo partidario. El dicta Thomas Beecham intertador, sin duda que apacedió por ella ante von rentando conmoverse, Ribbentropp (entonces improvisó una figura: embajador en Londres) cuando se conduce un cuando la Filarmónica lonWilhelm Furtwängler con Sergiu Celibidache. Berlín, 1948 auto a gran velocidad, no dinense recorrió Alemania se lo puede detener ante por invitación de Hitler, Con Jean Sibelius en 1950 una montaña, so peligro quien quería acercarse a de desbarrancar. los círculos pronazis de Muchos judíos, en Inglaterra, con el rey camino a campos de conEduardo VIII en cabeza, centración, fueron salvaOswald Mosley y, ciertados por Fu, entre ellos, mente, sir Thomas, a por citar sólo un par de quien un fotomontaje ejemplos: el violinista Carl muestra saludando a Hitler Flesch, que estaba en en su palco, siendo que Holanda, y Heinrich WollAdolfito nunca concurrió a heim, a quien logró pasar sus conciertos. Berta acaa Suiza. Hasta consiguió bó saliendo del país y Fu convencer a Winifred, en logró verla en Suiza, en lo peor del exterminio, y 1949, pocos días antes de colaborando con ella, para morir ella. rescatar a condenados Incontables directores como Elsa Bernstein, Kurt de orquesta y de escena, Singer y Paul Ottenheimer. cantantes —algunos espeNo faltaron episodios grocializados en Wagner, tescos. En 1937, los dos como la soprano Frida Leihijos varones de Winnie der, nadie menos, que no enfermaron y se llamó al era judía pero estaba casa- WILHELM FURTWÄNGLER D O S I E R WILHELM FURTWÄNGLER 122 en 1935, le prohibieron La mujer silenciosa, una ópera con doctor de la familia, Helmut Treuter, quien estaba en la libreto del judío Stefan Zweig (luego se estrenó sin mención miseria, represaliado por contar a unos judíos y semijudíos del libretista). El músico protestó interrogándose si no entre sus clientes. En un concierto de Edwin Fischer entró podría ya estrenar más óperas en Berlín. Los nazis dejaron una pandilla nazi a expulsar a los músicos y a su público. pasar la protesta entendiendo que si se metían con un autor Fischer debió explicar su pureza racial. Los sicarios se habítan conocido en el mundo, habría jaleo en la prensa interan equivocado de sala. nacional. Furti renunció igualmente, a ese y sus demás carSegún adelanté, Furtwängler era, junto con Clemens gos, cuando fue interdicta la obra de Paul Hindemith, quien Krauss, el director favorito de Hitler. El escrutinio es curioso abandonó su cátedra y se marchó al exilio, primero en Turporque incluye a Fritz Busch, un “rojo” (liberal, democrátiquía y después en los Estados Unidos. A pesar de las circo) y excluye al nazi Hans Knappertsbusch, porque tocaba cunstancias, el director estrenó la suite de la ópera Matías el muy voluminoso y no dejaba oír a los cantantes, y a Bruno pintor en 1934. Walter, no por judío sino por blanducho y sentimental al A propósito del asunto, Fu escribió su texto de oposiestilo vienés. ción más notable, El caso Hindemith. Cuestionó que se Aquella admiración le valió a Fu un lugar de excepción enrostrara al músico tener parientes judíos y colaborar con en el mundo del nazismo, sin que se tratase de un nazi músicos “no arios” pero, sobre todo, censurar su arte por puntual, y con todas las incertidumbres de una dictadura motivos ideológicos. Defendió la ópera mencionada, de la policiaca que actuaba como una sociedad secreta. Fu no cual Hindemith es libretista y compositor, por su honda admiraba a Hitler en ningún sentido y, en especial, como conciencia moral. Elogió su melómano. Sus opiniones obra como creador y ensesobre arte eran convencioñante, solista de viola y nales y chatas. Sólo se interenovador del gusto. Pero, resaba por la ópera, apenas antes que nada, por su sessabía nada de lo sinfónico go alemán: austeridad, e ignoraba el género camerigor, contención sentimenrístico. Le horrorizaba que tal, solidez artesanal, gallarese personaje hubiera lleda rectitud, sencillez, objetigado al poder y retenía la vidad. No se trataba de sanpicante opinión del embagre ni de raza, sino de espíjador francés François Ponritu y cultura. Fue una cet: “Hitler es un tipo notadefensa tan apasionada ble, una mezcla de la Doncomo inteligente, merced a cella de Orléans con Carlila cual Hindemith resultaba tos Chaplin”. ser el legítimo heredero de Convencido o no, Furti una generosa tradición aleparticipó en liturgias oficiamana, que iba de Bach a les y recibió cargos y honoWagner y Brahms. res, con la deriva que vereLa réplica oficial no se mos. Las representaciones hizo esperar: Hindemith, de Los maestros cantores aunque ario, estaba judaizahechas en Nuremberg, ciudo en su arte, que respondad emblemática del nazisdía a los principios del bolmo, eran supervisadas por Con Daniel Barenboim y sus padres en Salzburgo, 1954 chevismo cultural. Un artista Hitler y dirigidas por alemán no es libre, debe Furtwängler. Con prescinservir al Estado y crear para dencia de su calidad, oblila nación y el pueblo, es gaban al Führer a mandar Wilhelm Furtwängler en Egipto, 1951 decir la raza. Frente a esta buscar a sus partidarios, sumisión del arte a la polítique se aburrían con Wagca, Furtwängler sostuvo la ner y dejaban los sitios autonomía del arte respecto vacíos para correr a las a las demás disciplinas tabernas. humanas. ¿Era acaso perverEl Bayreuth nazi contó sa la música de Salomé y de con él y asistió, aunque Electra por las perversidasólo una vez, al besamanos des que mostraban sus que significaba el cumpleaanécdotas teatrales? ños de Adolfito y su montaDesde entonces, ciertas ña de regalos. A la vez, el apariciones de Fu se tomapersonaje de Furti no dejó ron como encubiertos actos de ser incómodo y ambide resistencia. En una repreguo, si no francamente sentación de Otelo dirigida contradictorio. Algo va por Kleiber, el público acladicho al respecto. mó a éste y a Furti y silbó a El 15 de noviembre de Göring, en pleno Berlín. En 1933 Goebbels fundó la sus conciertos y ensayos, Fu Cámara de Arte del Impeno hacía el saludo nazi y rio, nombrando presidente mandaba retirar los gallara Richard Strauss y vicepredetes partidarios, con la sidente a Furtwängler. El excusa de que distraían a primero renunció cuando, D O S I E R WILHELM FURTWÄNGLER mulado en un tren de trabajadores, marchó hacia la frontelos músicos. Se sabía que, en sus apariciones fuera de Alera. Su pasaporte carecía de un sello y el empleado, pretexmania, aceptaba a solistas y cantantes judíos, lo cual tenían tando que era un error, lo subsanó y pudo llegar a Suiza. prohibido los paisanos, estrechamente vigilados por las resAllí escuchó, por la radio alemana, que Hitler había muerto. pectivas embajadas. En alguna ocasión se atrevió a dirigir Enseguida pasaron una grabación suya: la marcha fúnebre obras del judío Mendelssohn. En Mannheim, donde había del Ocaso. sido director en su juventud y trabó amistad con el escritor En Zúrich estaba su familia y en 1944 había nacido otro judío Friedrich Gundolf, especialista en Goethe —quien hijo. Los conciertos en que actuó fueron suspendidos o murió sin ver sus obras prohibidas y quemadas en la calle— prohibidos dadas las protestas, ahora de los antinazis. Los , por defender a otro judío, Simon Goldberg, una orquesta músicos del país lo apoyaron. En Viena, Krauss (que lo nazificada le dio plantón, arrojando las partituras al suelo. detestaba, llamándolo Monopoleón) tocaba para los soviétiJuró no volver a la ciudad. Logró también que se levantara cos. Luego desapareció por un tiempo. En Berlín quedaban la prohibición dictada contra ¡La Pasión según San Mateo! ejecutantes pero sin instrumentos ni salas. Su casa de Potspor contener “un texto judío”. dam fue ocupada por los rusos, que le dejaron una habitaLlegamos al final de la pesadilla, la pesadillesca derrota ción, un baño y una cocina. Querían que dirigiese la Ópera del régimen. El festival de Bayreuth cayó en la indigencia de Unter den Linden, así como los británicos, la Filarmónipor las restricciones del caso, fue creciendo la influencia de ca. Esto demoró su depuración en Alemania hasta 1947. En Wieland Wagner y a partir de 1944 se quitaron retratos e Austria fue absuelto inmediatamente. El proceso alemán lleinsignias. Hubo un forcejeo con Furti. Una llamada anónima vó un par de años y también le resultó favorable. Las decladel Ministerio de Propaganda le advirtió que si se iba a raciones en este sentido fueron casi unánimes. Tuvo el tocar fuera, no podría volver y su secretaria fue privada del decisivo auxilio de figuras como Yehudi Menuhin, que tocó pasaporte. Luego, se revisó la medida y Hitler concurrió a en un campo de concentración, sin cobrar. El domingo de un concierto suyo y le estrechó la mano. Viajes por Egipto y Pascua de 1947 dirigió un programa Beethoven en el TitaEstados Unidos lo distendieron. En Nueva York fue invitado nia Palast, un cine más o menos arreglado al efecto. Otras a dirigir por Toscanini (a quien detestaba por considerarlo presentaciones no fueron pacíficas por la intervención de la un flautista de Hamelin, que encantaba a las ratas para llepolicía norteamericana, que lo recordaba en la lista negra varlas a la ratonera). Pudo viajar a Viena, convertida por la del general MacClure. anexión en capital de la Marca Alemana del Este, donde Fuera de Alemania hubo un poco de todo. En Londres, mandó quitar las banderas gamadas durante los ensayos. reticencias y aplausos. En París, éxito. En Estados Unidos, Göring lo reprendió por negarse a dirigir Tannhäuser preescándalos. Toscanini había revisado su posición y, junto textando razones de salud, a la vez que rechazó volver a con artistas de origen judío —Horowitz, Rubinstein, Heifetz, dirigir la Ópera de Berlín. Fue la oportunidad para colocar etc.— pidieron que no se le permitiera actuar. Acabó rescinal joven nazi Herbert von Karajan. diendo sus compromisos. Colegas como Walter, Reinhardt y Durante la guerra apenas dirigió en países ocupados: Heinz Unger defendieron su postura. Thomas Mann, acaso pidió a Goebbels que no lo enviara tras los tanques, como recordando que había firmado una carta abierta de censura un ocupante más, para no humillar a los lugareños. Hasta contra él, en 1933, por sus conferencias sobre Wagner, no en países neutrales, como Suecia, lo seguían empleados aceptó reconciliarse, ni con él, ni con Strauss ni con el resto policiales para controlar con quién se veía. de los alemanes. Los consideraba responsables de esa Las condiciones de vida se agravaron. Su casa de Potsafrenta a la humanidad que fue el nazismo. Esta parte de la dam carecía de refugio y Hitler le ofreció otra más segura. biografía puede cerrarse el 21 de julio de 1951, cuando reaFu rechazó la oferta, argumentando que muchos alemanes brió Bayreuth dirigiendo la Novena Sinfonía de Beethoven. estaban desprotegidos y no tenía derecho a tal privilegio. Furtwängler tenía la idealista creencia de que el arte es Alquiló entonces un piso en una mansión de Achleiten, cerautónomo y puede salvarse en cualquier circunstancia históca de Linz, donde situó a su familia. Era un punto que facirica. Es claro que una cosa es el arte y otra, los artistas. Él litaba sus desplazamientos por Alemania. Por ese tiempo, el había hecho lo posible por preserQueen’s Hall de Londres y la sede var el patrimonio musical de su de la Filarmónica de Berlín, con país, para tiempos mejores. Si sus valiosos archivos, estaban en BIBLIOGRAFÍA pudo marcharse de Alemania, no ruinas. lo hizo, por convicción en la La Gestapo pensó en detenerlo Wilhelm Furtwängler, Ton und Wort. romántica aristocracia de los artisy Hitler se opuso. Fue entonces Brockaus, Wiesbaden, 1954. tas o, como pensaba Fritz Busch, cuando el ministro Albert Speer, Brigitte Hamann, Winifred Wagner por indecisión de carácter. De seguro de la derrota, le aconsejó oder Hitlers Bayreuth. cualquier forma, si se vive en una irse a Suiza y no volver. Sucedió Piper, München, 2002. cloaca, todo huele mal y un olfato tras su último concierto, en diciemJoachim Matzner, Furtwängler. Analyse, fino como el suyo debió percibirlo. bre de 1944. En abril de 1945, Dokument, Protokoll. Herausgegeben Un documental de la época Goebbels había movilizado a los von Stefan Jaeger. Atlantis, muestra a Hitler dándole la mano. músicos berlineses, hasta entonces Zürich, 1986. Furti saca un pañuelo y ¿limpia? la exceptuados de tal medida y así Hans Mayer, Richard Wagner in Bayreuth. suya. Se dice que las manos de posibilitar las actuaciones. Speer Belser, Stuttgart, 1976. Adolfito sudaban. La escena es una mandó quemar los registros para Curt Riess, Furtwängler. Musik und Politik. metáfora de lo que el maestro quiimpedir la medida. El argumento Alfred Scherz, Zürich, 1953. so hacer: mantener limpias sus de Goebbels era tajante: él había, Enzo Siciliano: Carta per musica. manos para que no mancharan el con su dinero, aupado a la orquesDiario di una passione da Mozart inmarcesible arte sonoro de Alemata y no quería dejársela a los vena Philip Glass. nia. Pagó un precio, el peaje que la cedores. Prefería que los ejecutanMondadori, Milano, 2004. historia cobra para abrir sus atajos tes muriesen en el indefenso frente Albert Speer, Memorias. solitarios. de batalla. Traducción de Ángel Sabrido. Furtwängler durmió en un Plaza y Janés, Barcelona, 1969. hotel y a la mañana siguiente, disiBlas Matamoro 123 D O S I E R WILHELM FURTWÄNGLER DISCOGRAFÍA ACTUALIZADA los cincuenta años justos de su desaparición, el legendario director sigue despertando el entusiasmo entre los amantes de la música, expertos conocedores, apasionados de las grabaciones históricas y compradores de discos en general. En Japón es un verdadero best-seller, en Corea del Sur un extraño fenómeno del Hit Parade clásico, y en Europa y Estados Unidos un reverenciado músico que siempre atrae el interés de la parroquia clásica, y en donde sellos de la más variada condición editan y reeditan sin descanso sus producciones de estudio así como las hechas en conciertos públicos y teatros de ópera. A pesar de las voces discordantes que tratan de menospreciar su indiscutible importancia en la historia de la música del siglo XX (voces existentes también entre nosotros, faltaría más, concretamente en algún programa de Radio Clásica de RNE lo han calificado como “producto para discófilos” —dejémosles a los discrepantes el recurso al pataleo—), el maestro berlinés sigue ahora más vivo que nunca entre los buenos aficionados, y de este músico, del que hay que decir que fue grande hasta en sus defectos, posiblemente el más grande director de todos los tiempos (aunque la contundente afirmación suene a exagerada), nos han quedado casi 500 referencias fonográficas que los expertos furtwänglerianos suelen dividir en cuatro grandes períodos: A De 1927 a 1936. Grabaciones exclusivamente hechas en Alemania para Polydor. De 1937 a 1939. Graba algunos discos en Berlín para la His Master’s Voice inglesa. De 1940 a 1945, o sea, durante la Guerra, graba para Telefunken y Electrola. De 1946 hasta su muerte en 1954, se dispersa entre Decca, Deutsche Grammophon y la citada His Master’s Voice. A todo eso hay que añadir los numerosos conciertos en vivo grabados por diversas emisoras europeas, principalmente alemanas, y que firmas como DG, EMI, Tahra, Orfeo, Testament, Andante y otras están negociando con ellas para 124 su publicación. Quizá estos documentos sean lo más valioso de su discografía. Por supuesto, no vamos a relacionar aquí todas las referencias actualmente disponibles (recordemos que Olsen, Gillis, Matzner, Ardoin, Trémine y otros compiladores, han necesitado libros de considerable grosor para publicar sus trabajos sobre la discografía de Furtwängler y aquí, desgraciadamente, no disponemos de ese espacio). O sea que lo mejor que podemos hacer es comentar brevemente las últimas reediciones hechas en diversos sellos (una forma de actualizar la discografía del director en CD), así como dos espacios más dedicados a la filmografía y a las grabaciones de Furtwängler como compositor. D O S I E R WILHELM FURTWÄNGLER Últimas publicaciones DEUTSCHE GRAMMOPHON Hagamos referencia en primer lugar al álbum de cinco CDs que abría la estupenda colección Original Masters (ya comentado en su día desde estas páginas de SCHERZO, referencia 474 030-2). Fue publicado en el sello amarillo el pasado año y contenía grabaciones radiofónicas de conciertos públicos hechos entre 1944 y 1953. Como dijimos en su momento, es un importantísimo eslabón en la fonografía en vivo de este director con grabaciones inéditas hasta el momento o publicadas por empresas piratas poco respetuosas con los registros originales. A destacar una alucinante Leonora III (1944), una profunda y poética Incompleta schubertiana (1952), una febril y demoníaca obertura Manfred de Schumann (1949), una intensísima Octava de Bruckner (1944), una tremenda Sinfonía de César Franck y una no menos intensa Segunda de Brahms (ambas de 1945) o, en fin, uno de los más bellos recitales orquestales wagnerianos llevados nunca al disco, con el Encantamiento del Viernes Santo (1951) más profundamente emotivo de toda la discografía. Imprescindible. El álbum anterior tiene continuación con una estricta novedad que DG acaba de publicar en la misma serie para conmemorar el cincuenta aniversario de la muerte del director en 1954 y que aprovechamos para comentar como reseña en SCHERZO. Se trata de otro álbum de grabaciones radiofónicas todo él con la Filarmónica de Berlín, esta vez de seis CDs, también de registros en vivo hechos entre 1943 y 1954 (477 006-2). En esta ocasión, el sexto y último CD contiene varias e interesantes reflexiones y entrevistas con el director hechas en los años 50 y cuyos contenidos son (en el libreto no viene ni siquiera traducción inglesa): Acerca del tempo, Acústicas en las salas grandes y pequeñas, Técnica y expresión, Cuestiones estilísticas, Problemas de la dirección orquestal y Música en la ópera, un gran documento sobre las concepciones musicales y humanistas de este director, pero que como decimos, hay que saber algo de alemán para enterarse claramente de lo que habla el maestro. En el álbum hay que destacar una Tercera Suite de Bach (1948) poseedora de un peculiar pero fascinante estilo personal, unas Metamorfosis straussianas (1947) memorables en su sombrío, intenso y trágico mensaje expresivo, la legendaria Novena de Bruckner (1944) caracterizada por una violencia de contrastes y una desolada intensidad que siempre han hecho mella indeleble en cualquier buen bruckneriano; una Gran fuga de Beethoven (1952) realmente cósmica, una especie de preludio al final los tiempos; una exaltada Primera de Brahms (1952) más una profunda e incomparable Tercera del mismo autor (1954), obra de la que Furtwängler comentó que por fin parecía que la estaba comprendiendo —estamos en el último año de su vida— y, en fin, una Primera de Schumann (1951, publicada anteriormente en Decca y en el sello alemán Orfeo D’Or) romántica y trascendente que podemos situar en la cima de cualquier recreación de esta obra. Otras sinfonías y piezas cortas (oberturas de Alceste, Egmont, Leonora II, Euryanthe, la Octava de Beethoven) completan este también imprescindible álbum conmemorativo, un indeleble recuerdo a la memoria del genial director. Nuestros lectores recordarán sin duda que DG también publicó en su día dos álbumes de conciertos en vivo de cuatro y cinco CDs respectivamente (471 289-2 y 471 294-2) con interpretaciones de los años de guerra, concretamente entre 1942 y 1944, que también comentamos desde estas páginas de crítica discográfica; creemos que todavía están en catálogo. No se puede hacer referencia a nada en concreto, ya que todas las interpretaciones eran poseedoras de una intensidad eléctrica, casi enloquecida e imposible de explicar con palabras. Recordemos, no obstante, varias obras beethovenianas imprescindibles en la discografía del director (Coriolano; Cuarta, Quinta y Séptima Sinfonías; Concierto de violín), además, entre otras, de la Novena de Schubert, el Segundo Concierto de Brahms (con Edwin Fischer) y la Quinta de Bruckner, como las recreaciones más destacadas e inigualables de esos trágicos años. Traigamos a la memoria que también había allí recreaciones extraordinarias de Mozart, Schumann, Sibelius y Ravel de efusión y trascendencia únicas. Furtwängler también estará presente en el sello amarillo dentro de una nueva colección llamada Musik... Sprache der Welt (Música… lenguaje universal) con un disco conteniendo la nº 88 de Haydn y la Cuarta de Schumann, versión esta última considerada por total unanimidad como la absoluta referencia discográfica en la historia interpretativa de la obra. Ambas versiones, con la Filarmónica de Berlín, fueron publicadas anteriormente en la serie The Originals, la primera acoplada con la Novena de Schubert de 1951 (447 439-2), y la segunda en un álbum de dos CDs de la misma serie con la Segunda Sinfonía del propio Furtwängler (2 CD 457 722-2). La colección proseguirá en sucesivos lanzamientos con otras versiones ahora descatalogadas (Novena de Schubert, Séptima de Bruckner). EMI Este fue el sello casi exclusivo de la última etapa discográfica de Furtwängler y, salvo error, todo ha sido publicado y pasado a CD (y obviamente comentado también en nuestras páginas de reseñas de discos). Recordemos a vuelapluma algunos de los más interesantes: en primer lugar, un bello álbum de 3 CDs de la serie Références con la Filarmónica de Viena en grabaciones hechas entre 1948 y 1954 (5 66770 2), una escogida selección de la música más conocida y querida por todos los públicos admirablemente interpretada: oberturas de Gluck (Alceste e Ifigenia), la nº 40 de Mozart, las dos arias de la Reina de la Noche (con Wilma Lipp), la nº 94 de Haydn, Los Preludios de Liszt, Las Hébridas de Mendelssohn, Rosamunda e Incompleta de Schubert, Manfred de Schumann y oberturas y páginas breves de Cherubini (Anacréon), Weber (Cazador furtivo, Oberon, Euryanthe), Berlioz (Marcha húngara), Nicolai (Las alegres comadres de Windsor) y Johann Strauss (Polca pizzicato y el vals del Emperador). Todas estas páginas, algunas provenientes de grabaciones de 78 rpm y otras hechas ya para los modernos microsurcos, con un impecable sentido del estilo interpretativo, poseen buen sonido, están admirablemente reprocesadas y todavía están disponibles en las tiendas especializadas. Es una buena selección del repertorio más popular y una estupenda introducción para los que quieran saber de este director. También en la serie Références está el álbum de 5 CDs con las 9 Sinfonías de Beethoven (5 67496 2) interpretadas por las Filarmónicas de Viena y Estocolmo y la Orquesta del Festival de Bayreuth, versiones editadas y reeditadas en múltiples ocasiones debidas al beethoveniano más profundo e inspirado. Lo mismo cabe predicar del álbum de 3 CDs con las 4 Sinfonías de Brahms por las Filarmónicas de Viena y Berlín (6 65513 2), reeditadas en Références, posiblemente las versiones más trascendentes e imaginativas de toda la discografía. En esta misma colección (Références), el Emperador más célebre de la discografía con Edwin Fischer y la Philharmonia (5 74800 2), además de otra curiosidad en la discografía furtwängleriana: el Segundo Concierto de Béla Bartók con Menuhin y otra vez la Philharmonia (5 74799 2). También ha sido transferido en su totalidad a este sello el recital completo de 22 Lieder de Hugo Wolf que Schwarzkopf y Furtwängler al piano dieron 125 D O S I E R WILHELM FURTWÄNGLER 126 en el Festival de Salzburgo de 1953 (5 67570 2). Finalmente, asimismo en Références, un soberbio recital de música orquestal de Wagner con Viena, Berlín y la Philharmonia — a destacar una Inmolación de Brunilda con Flagstad de quitar el hipo— (2 CDs 7 64395 2) y la peculiar aproximación del gran maestro a La Pasión según San Mateo (2 CDs 5 65509 2), interpretación discutible y fascinante, evidentemente propia de un tiempo ya pasado, pero con un sensacional equipo vocal y los coros y Orquesta Filarmónica de Viena. Recientemente se ha publicado la enésima reedición en la colección Great Recordings of the Century de Tristán e Isolda (5 67621 2), sin duda el registro fetiche de Furtwängler y casi sin discusión la incursión fonográfica más importante en toda la discografía wagneriana. En esta misma serie, otros tres discos emblemáticos: los Conciertos de Beethoven y Mendelssohn con Menuhin y las orquestas Philharmonia y Filarmónica de Berlín (5 66975 2), la publicación aislada de la Novena de Beethoven hecha en vivo en Bayreuth en 1951 (5 66901 2) y finalmente los maravillosos Lieder eines fahrenden Gesellen de Mahler con Dieskau y la Philharmonia (5 67556 2). Dentro de la nueva colección Great Artists of the Century, otros dos discos célebres de Furtwängler: los tres poemas sinfónicos más conocidos de Strauss: Don Juan, Till y Muerte y transfiguración más El Moldava de Smetana, todos con la Filarmónica de Viena (5 62790 2), además del Concierto de violín de Brahms con Menuhin y la Orquesta del Festival de Lucerna (5 62821 2), versiones ya conocidas y comentadas recientemente desde estas páginas por el firmante. Sin contar con Tristán e Isolda, en el capítulo de óperas EMI tuvo una relativa buena relación con Furtwängler. Aquí podemos encontrar actualmente la versión completa del Anillo con la orquesta de la RAI de Roma (13 CDs CZS 79123 2), la grabación completa en estudio de La Walkyria (3 CDs 7 63045 2), dos versiones de Fidelio, una en estudio (2 CDs 7 64496 2) y otra grabada en vivo en el Festival de Salzburgo de 1950 (descatalogada), además de varias grabaciones en vivo en dicho Festival que EMI tuvo la gran idea de negociar con la ORF y comercializar a precio medio. Entre estas últimas, recordemos Las bodas de Fígaro (ojo, cantadas en alemán, 7 66080 2), dos versiones de Don Giovanni (5 66567 2 y 7 63860 2), dos de La flauta mágica (5 65356 2 y la segunda que no consignamos por estar descatalogada), Otello (descatalogada) y El cazador furtivo (5 67419 2). De todas estas trascendentes, sutiles y grandiosas recreaciones, a veces de discutibles resultados finales, como el verdiano Otello, hemos hablado repetidamente desde las páginas de SCHERZO. Finalmente, además de alguna versión interesante actualmente descatalogada (la Serenata para 13 instrumentos de viento de Mozart), recordemos que en el centenario Bruckner (1996), EMI publicó dos curiosos álbumes (ahora descatalogados) con versiones de Hausegger, Böhm, Kabasta, Krauss y Furtwängler (más diversos fragmentos aislados de directores menos conocidos). Sería deseable la reedición de las versiones del último, una magnífica Sexta tomada en vivo en 1943 (que aunque le falta el primer movimiento, es una experiencia inolvidable), una espléndida Séptima hecha en estudio en 1949, y una monumental Octava interpretada en vivo en el Titania Palast también en 1949, las tres con la Filarmónica de Berlín. Apuntamos las referencias por si todavía pueden encontrar algún ejemplar en alguna tienda especializada (3 CDs 5 66206 2 y 3 CDs 5 66210 2). TAHRA El sello francés es quien más ha hecho en los últimos años por la discografía en vivo y en estudio del gran director, publicando grabaciones muy cuidadas en álbumes bien presentados y con magníficos comentarios de varios expertos furtwänglerianos franceses (a partir de ahora, Harmonia Mundi deja de ser su distribuidora en España y será otra vez Diverdi quien vuelva a la carga entre nosotros con las grabaciones de Furtwängler en particular y del sello Tahra en general). Hay algunos álbumes importantes que están descatalogados, especialmente las grabaciones procedentes de los tiempos de la Segunda Guerra Mundial (a destacar la referencia FURT 1034/39 con los archivos de Guerra de la Radio del Reich, un soberbio e impagable testimonio del magisterio de este director único, con obras como la Novena de Beethoven de 1942 para la que cualquier elogio se queda pequeño). Actualmente, y según el catálogo que se puede consultar en la D O S I E R WILHELM FURTWÄNGLER página Tahra en Internet (www.tahra.com), hay disponibles 26 referencias entre las que destacaríamos el álbum FURT 1032/33 (tres versiones distintas de la Quinta de Beethoven), además de la célebre versión de la Novena del Festival de Lucerna (FURT 1075, que según últimas informaciones saldrá publicada nuevamente en España junto a un periódico de difusión nacional), un álbum de grabaciones inéditas (FURT 1014/15), Furtwängler y la Filarmónica de Berlín (FURT 1063/66) y Furtwängler en Viena (FURT 1084/87), este último con registros publicados también en la caja EMI citada más arriba. Suponemos que la nueva distribuidora española dará un impulso sustancial para difundir más y mejor (y a ver a que precio) todos estos documentos. ORFEO D’OR Lo último que ha aparecido en el sello alemán es un doble álbum (C 559 022 I) conteniendo el concierto íntegro que Furtwängler dio en el Museo Alemán de Múnich el 29 de octubre de 1951 al frente de la Filarmónica de Viena con las siguientes obras: Coriolano de Beethoven, Primera de Schumann (la misma que acaba de salir en el álbum DG y publicada anteriormente en Decca) y Cuarta de Bruckner. También se incluye la nº 88 de Haydn procedente de un concierto dado por la misma orquesta y director siete días antes que el anterior en la ciudad de Stuttgart, un documento esencial de enorme entidad artística, bien grabado por la Radio Bávara para el año en que fue celebrado y adecuadamente reprocesado. Otras grabaciones que todavía están disponibles en este sello son: tres obras distintas de Beethoven (Leonora 3), Pfitzner (Sinfonía en do) y Brahms (Cuarta) en un solo CD (C 525 991 B) correspondientes a tres conciertos distintos con la Filarmónica de Viena de 1948, 49 y 50. Asimismo, otro concierto Beethoven con la Filarmónica de Viena en el Festival de Salzburgo de 1954 (C 293 921 B, Séptima y Octava Sinfonías). Otra Novena de Beethoven dada unos días después que la de Bayreuth en 1951, en esta ocasión también con Viena (C 533 001 B); los mahlerianos Fahrenden Gesellen con Dieskau en vivo (Festival de Salzburgo 1951, C 336 931 B) y finalmente la Segunda Sinfonía del propio Furtwängler dirigida por él mismo en un concierto de 1953, otra vez con la orquesta vienesa (C 375 941 B). En todos los casos, buenas grabaciones tomadas de las cintas originales. Como es obvio, todos estos registros han sido comentados en nuestras páginas de discos, por lo que no requieren más presentación. TESTAMENT El sello británico se ha limitado a reeditar algunas de las viejas grabaciones EMI comercializándolas con nuevos reprocesados, nueva presentación y lamentablemente a precio caro. Hoy por hoy, se pueden encontrar: la Octava de Bruckner en una versión con la Filarmónica de Berlín del 14 de marzo de 1949 (otra distinta a la publicada por EMI que hemos reseñado más arriba, referencia SBT 1143); una Primera de Brahms junto a unas Variaciones Haydn, de 1947 y 1952 respectivamente, ambas con Viena (SBT 1142), y, finalmente, un recital de música orquestal de Wagner con la Filarmónica de Viena y la Orquesta del Festival de Lucerna (SBT 1141), en donde se puede encontrar un preludio al acto 1 de Lohengrin nunca publicado con anterioridad. NAXOS Este sello ha comenzado a publicar una Furtwängler Edition dentro de su serie Great Conductors, si bien de momento sólo ha aparecido en el comercio un CD conteniendo la Patética de Chaikovski y el Preludio y Muerte de amor de Isolda, de Tristán e Isolda, ambas con la Filarmónica de Berlín en grabaciones hechas originalmente para La voz de su amo en 1938 (8.110865), y, como en todos los casos que hemos visto hasta aquí, este registro también fue comentado desde nuestras páginas de crítica discográfica. Recordemos que los buenos reprocesados y el evidente interés de ambas interpretaciones (sobre todo el de la página wagneriana), hacen que el disco sea un documento muy recomendable y además a precio muy económico. ANDANTE Tres álbumes con registros de Furtwängler en vivo podemos encontrar en este lujoso e impecable sello austriaco. En primer lugar, una olímpica y serena Octava de Bruckner con la Filarmónica de Viena grabada por la Rotweissrot (la radio de los aliados) el 24 de abril de 1954, una versión diametralmente opuesta a la de 1944, versión ya reseñada más arriba en las publicaciones de DG; este álbum Andante viene con otras interpretaciones brucknerianas de menor enjundia, aunque interesantes, protagonizadas por Böhm y Karajan (4 CDs RE-A-4070). El segundo contiene las cuatro Sinfonías de Brahms en ocho versiones distintas (4 CDs 99487 19732); la de Furtwängler, que dirige una intensa Segunda, corresponde a un concierto del 25 de enero de 1945 grabado en cinta por la Radio del Reich (también disponible en uno de los álbumes de Original Masters de DG). Finalmente, hay un álbum con seis Sinfonías de Beethoven con la Filarmónica de Viena (3 CDs 99487 49882) en el que Furtwängler está presente con una briosa y a la vez profunda Primera y una subjetiva e inolvidable Novena, ambas grabadas por la Rotweissrot el 29 de noviembre de 1952 y el 3 de febrero de 1952 respectivamente. Este sello anuncia otras grabaciones de Furtwängler que oportunamente daremos a conocer desde estas páginas. Dejamos sin comentar otros sellos como Grammofono 2000, Arlecchino, Hunt, Virtuoso, Arkadia, Cetra, Relief, Nuova Era, Disques Refrain y un abundante etcétera, todos ellos piratas y con abundantes discos de Furtwängler en su haber, pero publicados sin las debidas garantías sonoras y artísticas y encima con etiquetas en los discos del tipo de “the best sound quality” para confundir al comprador incauto o poco preparado. Sin ningún interés. También hay discos de este director en el sello norteamericano Music & Arts, aunque la mayoría de ellos han sido publicados paralelamente en Tahra. (Hagamos hincapié, no obstante, en una muy notable publicación del Anillo de La Scala —12 CDs CD M&A 914—, posiblemente la de mejor sonido, dentro de sus limitaciones, de las publicadas hasta la fecha en diversas marcas de poco fiar). Reseñamos también con las debidas cautelas el álbum de 5 CDs del sello alemán Acanta Furtwängler dirigiert Wagner, ya que aunque algunos registros son de indiscutible autoría, otros han sido discutidos por expertos furtwänglerianos, calificándolos como incorrectamente atribuidos a este director. Y a propósito de lo dicho, reseñamos también dentro de este apartado algunos registros de autoría dudosa y que han sido atribuidos erróneamente a Furtwängler. De los muchos que selecciona Zoltan Rockenbauer en la página de internet dedicada a la discografía de Furtwängler, elegimos aquí varios de los que todavía aparecen en las tiendas en CD falsamente interpretados por el maestro berlinés: Beethoven, Segunda. Filarmónica de Berlín, 1929. Publicado en CD Refrain (es Erich Kleiber con la Staatskapelle Berlin). Beethoven, Octava. Filarmónica de Berlín. 1953. Publicado en CD Palette (es André Cluytens con la Filarmónica de Berlín). 127 D O S I E R WILHELM FURTWÄNGLER Beethoven, Coriolano. Filarmónica de Berlín, 1949. Publicado en CD Rodolphe (puede ser Hermann Scherchen). Brahms, Primera. Filarmónica de Viena, 1942. Publicado en CD Nippon Columbia (puede ser Karl Böhm). D’Albert, obertura de la ópera Tiefland (Terra baixa). Bayerisches Staatsorchester, 1942. Publicado en Russian CD y AS Disc. (Director desconocido. Furtwängler nunca dirigió esta obra). Dvorák, Novena. Filarmónica de Berlín, 1941. Publicado en CD en numerosos sellos como Philips Japanese, Legend, AS Disc y Relief (es Oswald Kabasta con la Filarmónica de Múnich). Grieg, Concierto para piano y orquesta, con Walter Gieseking. Filarmónica de Berlín, 1944. Publicado en CD Melodiya y Russian Disc (es Robert Heger). Haydn, Sinfonía nº 104. Filarmónica de Berlín, 1944. Publicado en DG (afortunadamente descatalogado), Melodiya y Russian Disc (es Alfons Dressel con la Orquesta de la Radio de Munich). Schubert, Sinfonías nºs 2 y 3. Filarmónica de Viena, sin fecha. Publicado en CD Nippon Columbia (Director desconocido. Furtwängler nunca dirigió estas obras). Wagner, El ocaso de los dioses, fragmentos de los actos 2º y 3º. 7 y 8 de julio de 1937, Festspielhaus de Bayreuth, con Leider, Lorenz, Prohaska y otros. Publicado en CD Dante/Lys (puede ser Leo Blech). Wagner, Parsifal, escena final. 1937, Bayreuth. Con Lorenz y Janssen. Publicado en CD Discocorp (puede ser Richard Strauss). FILMOGRAFÍA Comparado con otros directores como Toscanini (filmado en diez conciertos entre 1948 y 1952), Klemperer (a quien la BBC le filmó el ciclo completo de las Sinfonías de Beethoven en color con la New Philharmonia entre mayo y junio de 1970), o directores más recientes con numerosos testimonios fílmicos en su haber (Karajan, Bernstein), de Furtwängler sólo han sobrevivido tres documentos completos: el Don Giovanni publicado actualmente en DVD Deutsche Grammophon, el primer preludio de Meistersinger con la Filarmónica de Berlín filmado en la Fábrica AEG el 26 de febrero de 1942 (disponible hoy en una cinta VAI VHS con el nombre de Directores del Tercer Reich), y finalmente, el Till Eulenspiegel de Strauss, también con la Filarmónica de Berlín, publicado actualmente en un DVD Warner-Teldec bajo el nombre de Grandes directores del pasado. Además de estos tres documentos, René Trémine nos informa de todas las pequeñas apariciones fílmicas del director en su espléndido libro Furtwängler, A Discography (Tahra, 1997). Nosotros relacionamos las que se pueden encontrar ahora en diversos soportes: 128 Furtwängler dirigiendo el último movimiento de la Novena de Beethoven el 20 de abril de 1942 (cumpleaños de Hitler), sólo un fragmento del final. Al término del concierto, Goebbels le da la mano calurosamente al director, que trata de desprenderse rápidamente. Filarmónica de Berlín, solistas: Berger, Pitzinger, Rosvaenge y Watzke. Disponible en la citada cinta VHS Directores del Tercer Reich. Fragmentos de ensayos de la Incompleta y de la interpretación del primer preludio de Meistersinger con la Filarmónica de Berlín en el Titania Palast de Berlín. Disponible en el DVD Grandes directores del pasado. Furtwängler ensayando un fragmento del cuarto movimiento de la Cuarta de Brahms con la Filarmónica de Berlín en el Empress Hall de Londres el 3 de noviembre de 1948. DVD Grandes directores del pasado. Furtwängler dirigiendo Fidelio (1948), La flauta mágica (1951) y la Novena de Beethoven (1951), fragmentos disponibles en un Laser Disc japonés titulado Great conductors of the century de dos horas de duración. FURTWÄNGLER COMPOSITOR La discografía de Furtwängler compositor tiene menor interés que lo que hemos visto hasta ahora en sus numerosas intervenciones como director, ya que sus obras, muy extensas y de difícil asimilación, se interpretan muy raramente y evidentemente no han calado ni siquiera superficialmente en los gustos del público. Aparte de las dos versiones de su Segunda Sinfonía con las Filarmónicas de Viena y Berlín dirigidas por él mismo (Orfeo D’Or y DG, ya reseñadas), existen actualmente algunos registros de interés que apuntamos seguidamente: Sinfonía nº 2. Hay dos versiones disponibles además de las dos citadas del propio autor. La de la Filarmónica de Osaka dirigida por Asahina en una grabación en vivo de 1984 (JVC), y la reciente de Barenboim con la Sinfónica de Chicago (Teldec), versión recibida sin pena ni gloria por la crítica internacional, aunque con notable entusiasmo entre nosotros (el desaparecido Ángel Mayo me recomendó calurosamente este registro). Sinfonía nº 3. La más destacada es la de Sawallisch con la Orquesta Estatal de Baviera en una interpretación en vivo del 7 de enero de 1980 (Orfeo D’Or). Sinfonía nº 1. Filarmónica Eslovaca. Alfred Walter. (Marco Polo). Concierto sinfónico para piano y orquesta. La versión de más interés es la de Then-Berg con la Radio Bávara y Kubelik (Tahra), aunque también hay otras que pueden llamar la atención de los aficionados, como la de Barenboim y la Filarmónica de Israel dirigida por Mehta (Bongiovanni, grabación privada). Quinteto para piano y cuerdas. La versión más reciente es la del Quinteto Clarens (Tacet) que será comentada en el próximo número de SCHERZO. También hay otras grabaciones como la de Kerdoncuff y el Cuarteto Sine Nomine (Timpani). Sonatas para violín y piano nºs 1 y 2. Alexis Galpérine y François Kerdoncuff (nº 1). Dong-Suk Kang y François Kerdocuff (nº 2). (Timpani). También compuso numerosas piezas para piano, Lieder, Sonatas, Tríos, Cuartetos, Temas con variaciones, Cantatas, fugas e himnos religiosos, de los cuales no hay ninguna interpretación fonográfica. Enrique Pérez Adrián 29/9/11 12:22 Página 1 2 st 00 ill 3 in ava pric 20 ila es 05 bl ! e Midem_200x280 Meet the people that make a difference at Midem Classique & Jazz CLASSICAL JAZZ CONTEMPORARY TRADITIONAL No one brings you more music business people than Midem – the world’s definitive music market. Sign-up today for Midem Classique & Jazz to connect with 1,000 key music professionals from your sector and from 50 countries around the world. You will be in the heart of the action, working, learning and negotiating international deals. You can also further build your business through synergies with the 9,000 music community professionals from 94 countries who will be present at Midem. Register early for our special rate If you sign-up to participate without a stand by 21 December you save 150€ and pay just 700€. Our walk-in rate of 850€ begins 22 December. Book online today www.midem.com or contact Cornelia Much on tel: +49 (0) 7631 17680 email: [email protected] 23-27 January, 2005 • MidemNet [Music & Technology Forum] 22 January Palais des Festivals, Cannes, France • www.midem.com ENCUENTROS Michael Tilson Thomas “SER DIRECTOR DE UNA ORQUESTA AMERICANA ES UNA TAREA COLOSAL” M ichael Tilson Thomas parece un hombre feliz. Acaba de cumplir los sesenta años de edad y los diez de unión artística con la Orquesta Sinfónica de San Francisco, en cuya titularidad sucedió a Herbert Blomstedt. En el Davis Symphony Hall, la sede de la orquesta donde tuvo lugar esta entrevista en los días previos a su gira española, los aficionados pueden comprar recuerdos de la efemérides, entre otras cosas una gorra —en edición especial— en la que pueden leerse unas cuantas siglas aparentemente crípticas para cualquiera excepto para los seguidores de la vida musical de la ciudad californiana: MTT, SFS, TEN. Clarísimo. Nacido en Hollywood el 21 de diciembre de 1944, Tilson Thomas lleva maravillosamente bien sus seis decenios. ¿La fórmula? Quién sabe, pero seguro que algo influye la calidad de su orquesta y el clima, no sólo meteorológico, de una ciudad de la que es, desde hace tiempo, uno de sus símbolos sociales y culturales. Este año la Sinfónica de San Francisco y usted celebran sus diez años de matrimonio, se supone que feliz. Muy, muy feliz. No sólo hace diez años que soy director musical, también se cumplen treinta de mi debut con la orquesta. No dejamos de celebrar cosas últimamente… Usted llegó a San Francisco después de ser titular de la Sinfónica de Londres. ¿Encontró mucha diferencia entre una gran orquesta europea y una gran orquesta americana en cuanto a músicos y organización? En el mundo hay muchas grandes orquestas, todas con un carácter distinto y que dependen para su funciona- miento de cosas diferentes. San Francisco y Londres comparten un estilo muy rítmico y cromático, que es el que yo busco. La mayor diferencia que encontré en esta orquesta fue la de tener la inmensa fortuna de poder pasar más tiempo haciendo repertorio. En otras palabras: en los ocho años que estuve en Londres hicimos la mayoría de los programas una sola vez. Eso es lo normal allí. Sólo llegábamos a tocar una obra varias veces en las giras. Aquí, sin embargo, lo normal es repetir cada programa tres, cuatro o cinco veces en una semana, y en una gran sala que, por suerte, se llena habitualmente. Diría que la experiencia es distinta, te da la oportunidad de estar dentro de la música por más tiempo, de organizarte como músico y de vivir como tal. Por supuesto, hay dos momentos muy importantes en la vida de un músico. El primero es cuando tienes que inventarte a ti mismo y el segundo cuando tienes que mantener esa invención, recorrer la distancia, como en el atletismo, y mantener la visión, sostener la energía. Casi todos los titulares de la Sinfónica de San Francisco han sido europeos. ¿Se nota en la orquesta ese sustrato? 130 En efecto, hemos tenido a europeos muy distinguidos como directores en el pasado. De hecho, todas las orquestas de Estados Unidos fueron fundadas por europeos y modeladas enseguida como sociedades de conciertos según la tradición europea. Yo soy americano y supongo que incluso muy americano para ciertas cosas, pero para muchas otras no soy exactamente un americano típico. Crecí rodeado de europeos, de rusos, alemanes y austriacos sobre todo. Mi formación, mis experiencias con la música, la literatura y el arte estuvieron influenciadas por extraordinarios profesores europeos que fueron mis primeros mentores. ENCUENTROS MICHAEL TILSON THOMAS Usted trabajó en sus primeros años con Pierre Boulez. ¿Cómo le influyó el maestro francés? Es cierto que hizo muchos experimentos, aunque no estoy seguro de que haya incorporado muchos elementos sinfónicos a los lenguajes musicales no clásicos con los que ha trabajado. Lo que más me interesa de Pierre, aparte de la pura sonoridad de su música, es su capacidad para reconocer y desarrollar las posibilidades de situaciones musicales cuyos creadores, músicos de vanguardia, no tenían la técnica para llevar sus ideas a su máxima expresión. Henry Cowell es un ejemplo perfecto. Era una especie de americano salvaje de los años veinte que escribió piezas breves para piano absolutamente asombrosas. Una de las obras más recientes de Boulez, Sur Incises, toma como punto de partida esa música y la lleva a un brillante desarrollo técnico. Lo mismo se puede decir de sus obras menos objetivas, que organizan en un todo coherente el mundo musical de Cage. Usted siempre ha mostrado interés por los compositores contemporáneos… Es algo que he hecho mucho a lo largo de mi vida pero ahora dedico más atención la música que escribo. Quizás no esté tan atento a la música contemporánea como solía… Es algo que tengo que retomar. En los últimos años se ha prodigado como compositor y esta temporada está programada una de sus obras, Island Music… Tengo mucha música en la cabeza, siempre la he tenido. En los últimos tiempos me he sentido más relajado para escribirla y compartirla. Sé que esa música me define, soy yo y la forma en que la vida me hace sentirme. Por eso soy feliz cuando alguien que no conozco escucha estas piezas, o las toca, y me dice que realmente disfrutó con ellas o se rió o le hicieron llorar. Mi intención como compositor no es crear algo nuevo u original, sino expresar mi perspectiva. Me veo casi como un cineasta, casi todo lo que compongo gira en torno a cosas concretas, sea un género musical o el mundo de algún poeta. Cuando compuse mi ciclo sobre textos de Emily Dickinson, la inspiración no vino solamente de los poemas, sino también de lo que yo imaginaba que ella estaría haciendo al escribirlos: ¿En qué punto de su vida estaba, qué le ocurría? Es casi como hacer una película con sus distintas escenas. Island Music es una observación de la forma en que la gente hace música en Indonesia y el Caribe. Tiene mucho que ver con la superposición de ritmo y melodía. Summer, otra de mis piezas más recientes, cuenta la historia de un pia- nista que trabaja en un bar de vaqueros y, después de unas cuantas copas, es poseído por el espíritu de Schubert y Mahler, pero lo que toca sigue sonando a música del oeste. A través de sus dedos, que sólo pueden tocar música de vaqueros, Schubert y Mahler tratan de expresar ese mundo extraño de un modo muy particular. ¿Se puede seguir hablando, a la hora de referirse a las orquestas americanas, de “las cinco grandes” —Nueva York, Boston, Cleveland, Filadelfia y Chicago— o hay otras del mismo nivel: San Francisco, Los Angeles y Pittsburg, por ejemplo? Es una terminología de otra era. Hoy hay muchas grandes orquestas en Estados Unidos. La única forma de establecer una jerarquía sería examinándolas todos los años. La verdad es que una orquesta determinada puede tener una tradición muy fuerte respecto a cierta obra o compositor, porque todos están comprometidos y saben exactamente lo que quieren hacer con esa música. Logran con ella un resultado brillante pero quizá no lo alcanzan con otra obra con la que no se sienten tan cómodos. Pienso que es una situación común a muchas orquestas con distintos repertorios y circunstancias. En cualquier caso, cuando vas a escuchar a una orquesta lo que te puedas encontrar va a depender de muchas cosas: director, repertorio, de la química existente…, vas a apreciar muchos niveles distintos de interpretación. De todas formas, no me queda duda de que hay un nivel técnico muy alto. Pero déjeme que insista en la libertad y la confianza que me hace sentir la Sinfónica de San Francisco. Tenemos una relación de trabajo y amistad de diez años, nos lo estamos pasando mejor que nunca y hay una franqueza absoluta. Son músicos muy atrevidos, dispuestos a intentar cualquier cosa y hacerlo con entusiasmo. Esa libertad para experimentar es maravillosa. Estoy encantado de ir a España con la orquesta para tocar la música que nos gusta. La Sinfónica de San Francisco organiza, además, ciclos paralelos, conciertos populares, para jóvenes… Somos uno de los líderes en ciclos para jóvenes y programas educativos. Nos esforzamos en crear ciclos específicos para atraer a un público que probablemente nunca ha escuchado antes a una orquesta. que nos ayuda, intentar explicarles cómo utilizar su dinero… Inevitablemente, me convierto en una especie de portavoz de muchas cosas, lo que a veces es divertido y otras no tanto. Usted es un gran beethoveniano y grabó hace años todas sus sinfonías con la English Chamber Orchestra y con muy buena aceptación por parte de la crítica. ¿Está pensando en volverlo a intentar con la Sinfónica de San Francisco? No estoy muy seguro de que vaya a grabar otro ciclo en un futuro cercano. Lo que estamos haciendo ahora en San Francisco, al menos desde que tenemos nuestro propio sello y distribución, es construir poco a poco un archivo de grabaciones que nos convenzan. Estamos estudiando cómo hacérselas llegar al público que nos sigue, a la gente a la que le gusta nuestra tradición y lo que hacemos. Pienso que casi todo el mundo en el negocio de la música se ha dado cuenta de que los discos van a desaparecer. Así que la cuestión que nos queda es cómo hacer llegar esa música al público y, lo que es más importante, cuáles son las razones por las que quieren escucharla, introducirla en sus vidas. ¿Piensa que podría decir algo diferente de Beethoven en una nueva grabación? Sí, completamente diferente. La mayoría de las sinfonías las grabé con la idea de demostrar que las orquestas de la época eran más pequeñas y las marcas metronómicas extremas. La idea inicial era grabarlas con instrumentos originales, pero hace tanto tiempo de esto que no existían orquestas de este tipo lo bastante grandes. Se trataba, en cualquier caso, de ir en esa dirección. Ahora cuento con esa experiencia, además de muchas otras, y mi punto de vista no es el mismo pero tengo la sensación de que la música de Beethoven me resulta más natural que nunca. Al final, se trata de ser un intérprete. Vengo de una familia de intérpretes: mis abuelos eran actores rusos muy famosos y crecí más en el mundo del teatro que en el de la música. En el teatro un actor debe ocupar el espacio, crear un ambiente, meterse en el personaje… Yo utilizo el mismo punto de partida. ¿Disfruta con esta faceta de su trabajo? Ustedes están grabando ahora —las sinfonías de Mahler— con su propio sello, una idea esta que ya ha puesto en práctica la Sinfónica de Londres. ¿Por qué han tomado la decisión de crearlo? Después de haber grabado para Sony o para Deutsche Grammophon, ¿se siente así más libre? Enormemente. En realidad disfruto de todos los aspectos de mi trabajo. Ser director musical de una gran orquesta americana es una tarea colosal. Hay mucho de música, pero también otras cosas, como dirigir proyectos para televisión o internet, reunirse con la gente Ahora resulta mucho más sencillo decidir qué queremos hacer y cómo queremos hacerlo. Todas las multinacionales están pasando por un momento de reorganización y preguntándose cuál va ser su futuro. Hay mucha gente con opiniones distintas y 131 ENCUENTROS no creo que nadie espere un consenso rápido. No es fácil decidir cuál es la mejor forma de hacerlo, sobre todo por el formato y la distribución, pero ahora incluso pequeñas organizaciones pueden producir grabaciones — que tal vez no sean las mejores pero se dejan escuchar—, y distribuirlas en internet. Para mí, de todas formas, la música siempre ha sido una tradición viva. Siento una emoción, una alegría especial después de haber dado un concierto maravilloso que no se grabó en modo alguno. Es fabuloso. Te dices a ti mismo: “Esto es una de las mejores cosas que he hecho en mi vida”. La sensación al darte cuenta de que la música ha desaparecido para siempre es casi extática. Mientras ocurre es tan poderosa que domina tu mundo entero y cuando termina, ¡zas!, ha desaparecido. Y las preguntas que llevo haciéndome toda la vida son: ¿adónde se fue, qué queda cuando se va? Y una vez que termina: ¿qué recuerda la gente, una melodía, un ritmo, una armonía, un sentido de la energía? ¿Qué se llevan con ellos que de alguna manera cambie su forma de ver la vida o de verse a sí mismos? Hay tantas cosas que la música puede hacer… Hace años era bastante reticente a grabar las sinfonías de Mahler. ¿Cómo ha llegado a este cambio de opinión? Este ciclo ha crecido de forma muy orgánica durante estos años con la orquesta. Cuando era un músico joven, hace mucho tiempo, grabé una Primera de Chaikovski estupenda. Entonces tenía exactamente la misma edad que Chaikovski al escribir la partitura y eso me hizo sentir cómodo y seguro desde el principio. El disco tuvo bastante éxito y un mes después la discográfica me pidió que grabase la Quinta. Yo agradecí la oferta, que fue muy amable por su parte, pero les expliqué que no creía tener nada que decir sobre esa música. Podría haberlo hecho, desde luego, pero no había vivido lo bastante como para entender realmente de qué trata la Quinta. Hay cosas que uno tiene que comprender desde dentro antes de dejar una grabación. Con Mahler es distinto. He vivido mi vida con esas obras, he tenido muchas de las experiencias a las que se refieren y siento que este es el momento de grabarlas. Por supuesto, el peligro de grabar, y cualquiera que lo haga le dirá lo mismo, es que al terminar, independientemente del resultado, sientes que falta algo y te dices que ojalá pudieras empezar de nuevo. Jaime Suñén ASÍ ES LA SINFÓNICA DE SAN FRANCISCO L 132 a Orquesta Sinfónica de San Francisco fue fundada en 1911 y desde 1980 tiene su propia sede: el Davis Symphony Hall, una preciosa sala de excelente acústica. Con doce mil abonados, más de veinte mil socios protectores y una audiencia estimada entre todos sus programas de medio millón de espectadores al año, sus ciclos se dividen en series de seis y doce conciertos. Su director ejecutivo, Brent Assink, está especialmente satisfecho de que la orquesta vaya resolviendo los problemas financieros que afectan a la vida musical americana: “Y sin perder nuestra independencia. Los patrocinadores no afectan a la planificación de la temporada. Primero decidimos, con las ideas del director musical sobre la mesa, el repertorio y las giras y luego buscamos los patrocinadores”. Respecto de las grabaciones que la SFS realiza bajo su propio sello discográfico, Assink se explica con claridad: “Hace ya algún tiempo que se ven venir cambios drásticos en la industria discográfica, en la música clásica al menos, y, aunque nuestra relación con BMG, y antes con Decca, siempre fue buena, encontramos que su visión del repertorio era cada vez más estrecha. Lo que ellos querían que grabásemos, o lo que creían que debíamos grabar, dejó de ser lo que a nosotros nos interesaba. Al mismo tiempo, gracias a la capacidad que desarrollamos para vender nuestras grabaciones en internet, la distribución dejó de ser prioritaria. Así que decidimos hacer el experimento por ver si funcionaba, y superó nuestros mejores sueños. Todos pensábamos que la orquesta tenía algo propio y específico que decir en las sinfonías de Mahler, pero la acogida ha superado nuestras expectativas. No sólo por los Grammys y la repercusión internacional, que ha sido espectacular, sino porque ha despertado el orgullo local”. Pero sabe que hay que andar con cuidado: “Ahora estamos totalmente dedicados al ciclo Mahler, que terminaremos en 2006. Después ya veremos. No estamos seguros de qué vamos hacer. Aunque grabamos nuestros conciertos y potencialmente podríamos editarlos todos, el coste sigue siendo desorbitado y nos obliga a ser muy cuidadosos”. Respecto al control de calidad dentro de la SFS, el procedimiento es claro: “Cuando una plaza queda libre, habitualmente porque el músico se retira, seguimos un proceso de audi- ciones prescrito muy rigurosamente por el convenio sindical. La decisión final es del director musical, pero sólo después de que un comité de diez miembros de la orquesta haya seleccionado a los finalistas. Una vez obtenida la plaza, el músico pasa dos años a prueba antes de ganarse la titularidad”. La edad media de la formación es de unos cuarenta años y tiene algo que ver con su propia sede: “Al trasladarnos necesitamos reforzar la orquesta, por lo que muchos músicos de la misma edad entraron justo en ese momento. Por cierto, estamos muy orgullosos del Davis Symphony Hall pero me han dicho que el sonido de los auditorios españoles es formidable”. En estos días tienen ocasión de comprobarlo. J.S. LIBROS Un instrumento indispensable CASI TODA LA ZARZUELA EMILIO CASARES RODICIO (dir): Diccionario de la Zarzuela. España e Hispanoamérica. Vol. I A-G, vol. II H-Z. Madrid, ICCMU, 2002 y 2003. 962 y 1084 págs. U n diccionario es y ha sido siempre un instrumento. Instrumento cuya estructura externa, como la de tantos otros instrumentos indispensables dentro de nuestra civilización, está determinada rígidamente por el abecedario. Nace dentro de esta estructura, este diccionario especial y esperado, con características enciclopédicas, cuyo segundo y último volumen apareció el pasado año, culminando una obra en la que ya se llevaba trabajando algún tiempo y que prestará en adelante un gran servicio a muchos de los aficionados y especialistas de nuestro tantas veces vapuleado en sus idas y venidas género lírico. Se ha planteado este diccionario como una obra general, es decir, de personas y materias, centrando su objetivo en el mundo de la zarzuela española y la surgida en los países hispanoamericanos, con inclusión de todos los términos relacionados con ese mundo, que como se ha ido demostrando, es complejo y rico. Si el historiador de la cultura ha de encontrar en sus páginas un caudal abundante de información y una serie valiosa de estudios sobre la materia en cuestión, no implica que, por el hecho de que el diccionario sea un instrumento y que su producción sea un arte o una técnica, quede fuera del ámbito de la actividad científica. La realización ha sido posible gracias a la colaboración de más de veinte investigadores españoles e hispanoamericanos, coordinados por Emilio Casares Rodicio, que firman las más de tres mil entradas que contiene la obra, sintetizando con ello, hasta la fecha de su publicación, lo investigado sobre la zarzuela. Con ello se abren nuevas perspectivas que concurrirán en una mayor y mejor comprensión de su historia, controversias y peripecias. Pretende abarcar el diccionario la totalidad de los conceptos que existen sobre el género, tales como: autores de música, libretistas, cantantes, obras más destacadas, términos técnicos, fonografía, archivos, lugares geográficos, críticos, historiadores, escenografías, editores, empresarios y sociedades, acompañados de unos catálogos y bibliografías, todo ello enriquecido con un material gráfico que incluye fotografías y grabados históricos debido a la labor de Oliva García Balboa. Las biografías, siempre que existe suficiente documentación, constan de varios apartados que terminan con la producción zarzuelística del autor y la correspondiente bibliografía y fonografía si viniere al caso. En cuanto a las obras referenciadas cuentan con apartados como: título con la descripción de la obra; personajes y reparto con los nombres de los artistas que la estrenaron; orquestación; argumento, números musicales; comentario; fuentes, en la que se incluyen manuscritos, ediciones de música y texto y lugares en los que se encuentran. Añade el segundo volumen unos apéndices. El primero de ellos lo dedica a una fonografía actualizada sobre la producción zarzuelística que actualmente puede adquirirse en soporte digital (CD). El segundo recoge una lista alfabética de arias o romanzas clasificadas por cuerdas, con la indicación de la obra a la que pertenece y la tesitura de la misma, concluyendo con un índice de dichas romanzas ordenadas por autor. Es, en definitiva, un elemento rápido de búsqueda. Los diccionarios, en la mayoría de las veces, por sus grandes dimensiones, son obras que para su ejecución ofrecen muchas dificultades y por lo mismo están expuestas a defectos. En este caso tampoco puede evitarse el que hayamos notado algún número de ausencias, que bien por unas causas o por otras entendamos no hayan podido incluirse. Pero como decía Samuel Johnson “un trabajo grande es difícil porque es grande, aunque individualmente todas sus partes pudieran ser ejecutadas con facilidad; donde hay muchas cosas que hacer debe darse a cada una su parte de tiempo y de trabajo en la proporción que ella tiene en el conjunto”. Este importante diccionario es un logro en su intención de rescatar un legado y será de consulta obligada para todo aquél que quiera saber algo sobre la zarzuela y su cultura. Constituye su existencia un motivo de alegría. Aunque ya se sabe que los libros de esta clase, para alcanzar esa buena segunda edición no hay más camino que hacer antes la primera. Manuel García Franco 133 EDUCACIÓN LA MÚSICA EN LOS GENES Y OTRAS SARTENES Eliseo Parra, un músico dedicado a la música tradicional española, nos habla de sus ideas sobre la educación musical. de muchas formas, vine a Madrid y llamé a Pedro Zazpe, un excelente profesor, que me hizo una prueba auditiva para ver si me daba clases y me dijo que sí, que estaba preparado. Me iba a cobrar un dineral por clase, pero me dije: será que es bueno. Y a la tercera clase me dijo: “Yo que tú no estudiaba armonía. Tienes una visión de la música muy personal y muy diferente y si estudias armonía te la van a estropear”. ¡Por fin alguien me decía lo que yo llevaba pensando toda la vida! Por eso digo que siempre he tenido suerte con los profesores. También hay profesores a los que él enseña en cursos y seminarios: C uando Eliseo Parra (www.eliseoparra.com) dice al público de un concierto que va a tocar la sartén, intuimos que la lista de sorpresas va a ser larga. Sin embargo, no se trata de ninguna extravagancia, sino de un ejemplo entre un millón de cómo se hace música en un pueblo español de quinientos habitantes. La sartén suena tan adecuada al ritmo, al volumen, a la textura y al espíritu de la canción, que al escucharla nos damos cuenta de que es insustituible, y tenemos la impresión de que a veces un pueblo de quinientos habitantes puede más que una ciudad de quinientos mil. La música tradicional, el folclore, nunca es nuevo. Más bien produce en el oyente la sensación de haber recuperado algo que le pertenece. Imaginamos al especialista en folclore como alguien que ha crecido inmerso en un ambiente de cantos de la siega y sopas de la abuela, pero Eliseo Parra no es un caso típico entre los especialistas en folclore. Él nos resume con humor su trayectoria: 134 Soy de un pueblo de la Ribera del Duero donde la gente no canta nada, es un desierto. Entré en la música por el flamenco, poco a poco fui escuchando grabaciones de folclore y me fui interesando. Mis maestros para inventar canciones (y para todo, para el inglés, por ejemplo) habían sido los Beatles, pero un día me di cuenta de que no quería dedicarme a inventar canciones imitando a Paul McCartney, porque para eso estaba él mismo, y me fue pasando con otros tipos de música, como la salsa, por ejemplo, o con la batería. Al final me dije: mira a ver si con las jotas (se ríe), y me fue gustando, y a la hora de inspirarse, me parece lo mejor: inspirarse en nuestras raíces. Todo lo que sé de música tradicional lo he aprendido en los pueblos, oyendo a los viejos. Hablamos de sus estudios musicales: He tenido mucha suerte con los profesores que he tenido, porque es muy importante tener buenos maestros. Yo estudié por libre en el Conservatorio Municipal de Barcelona y en Barcelona tuve una profesora magnífica, magnífica, más joven que yo, que se llama Montserrat Roig. Precisamente, sus padres eran maestros de escuela y ella no fue a la escuela, sino que empezó aprendiendo música. Tenía la escuela en casa y su escuela fuera de casa era el conservatorio. Me enseñó muy bien, solfeo y piano. Con la armonía tuve mis luchas internas. No podía examinarme, porque yo, por más que lo intentaba, no creía en aquello. Después de intentarlo He hecho muchos cursos para profesores de primaria y de secundaria. Como gente, eran gente magnífica, pero como músicos no tengo muy buena opinión. Muchas veces al salir de la clase, pensaba: ¿será posible que esta persona esté enseñando música a los niños? Ya sé que es lo que hay, pero en general los profesores tenían muchísimos problemas rítmicos, de entonación y de cosas básicas. También son cursos en los que muchos se apuntan porque consiguen puntos, y no porque tengan un interés real en aprender. De hecho, ahora me llaman y pongo excusas para no dar ese tipo de cursos, porque no me motiva. En cambio, si me llama un músico que tiene mucho interés y que quiere dar unas clases conmigo, eso me encanta. Es una pena, porque tengo alumnos que son gente estupenda y que por otra parte son incapaces de poner la mano donde corresponde o de cantar a tiempo, y están dando clases de música a los chavales, con lo cual, ¿qué van a aprender los niños con profesores así? Yo creo que hay relación entre el desprecio a nuestra cultura y el desprecio a la enseñanza de la música. La música, en ese sentido, tiene una importancia ínfima, y ahí veo que no se ha olvidado del todo eso de “músicos y maleantes”. Da rabia pensar que los griegos tuvieran tan claro que lo primero que se enseñaba era danza y canto, porque formaba el espíritu para llevar una vida natural y armónica con lo que te rodea. En otros países noto que la educación musical tiene un nivel más alto, que tienen una educación musical que por lo menos les EDUCACIÓN hace no tener prejuicios. Hoy es profesor de un nuevo centro dedicado a la música tradicional: Desde el año pasado doy clases en la Escuela de Folclore Plaza de Castilla. La escuela es privada, porque a los estamentos oficiales no les importa nada la cultura tradicional. Para ellos el patrimonio sólo son las iglesias y este tipo de cosas. Lo otro no es patrimonio cultural. Y recoger lo poco que queda es lo más urgente. Llevamos años en esta lucha y no hay manera. La escuela la ha creado Fernando Llorente, que tiene un grupo de dulzaineros que se llama Los Talaos, y está en Madrid y, como su nombre indica, muy cerca de la Plaza de Castilla. Mis alumnos son de todas las edades, principalmente entre veinte y cuarenta años. Es gente que por lo general no se dedica profesionalmente a ello, sino que les gusta y ya está. Los buenos músicos tradicionales, además, tenían un oficio y después, el fin de semana se vestían de limpio y se iban a los pueblos a tocar la dulzaina y cobraban, pero no vivían de eso. Que en Madrid se pueda aprender a tocar el djembé (tambor africano) o la “percusión de la Antártida” y que no se pueda aprender a tocar el pandero cuadrado de Peñaparda o la pandereta como se toca en Cantabria, manda huevos: ponlo así. Está muy bien que la gente toque el djembé, pero también la sartén, como se toca en El Payo, o la txalaparta, la dulzaina, la zanfona, etc. No sólo hay ignorancia sobre la música tradicional, sino un cierto rechazo —motivado quizás por la dudosa recreación de que ha sido objeto— que hace difícil su acercamiento, aunque últimamente está mejorando. Pero Madrid tal vez sea una excepción en el aprecio de la cultura tradicional: Cada vez hay más gente a la que le interesa esta música. Hay que tener en cuenta que en las grandes ciudades puede que no sea tan visible, pero en algunos sitios de España hay una grandísima afición: en Galicia (hay muchísimas escuelas de pandereteiras), Asturias, Cantabria, País Vasco, Cataluña, etc. En Andalucía, sin embargo, nada. Parece que el flamenco se ha comido la música tradicional, y eso que es evidente que buena parte del flamenco viene del folclore. Tampoco hay casi afición en Extremadura, Castilla-La Mancha y Castilla-León, aunque en Castilla-León hay algunos núcleos, como Zamora y Salamanca, que tenía un Centro de Cultura Tradicional con 800 alumnos, en el que se aprendía de todo: música, bordados, cocina… Curiosamente, en Madrid no hay nada, precisamente donde más gente hay y E s urgente ir a los pueblos y grabar a los viejos que tanta sabiduría tienen en su cabeza. más gente de todos los sitios. Hasta hace nada, si querías aprender a tocar la gaita te tenías que ir, por ejemplo, a la Casa de Galicia. Ahora la música que hago está de moda. Hay cada vez más festivales. El valor de la música tradicional es indiscutible. La música tradicional te ayuda a conocerte a ti mismo. El público que viene a vernos, por ejemplo: no creo que haya otra música que reúna a tantas generaciones, desde niños hasta abuelos. Supongo que lo llevamos en los genes, porque aunque ellos no canten, a lo mejor su bisabuela cantaba, y por eso la música despierta algo en ellos. Hay muchísima gente que me dice que no para de escuchar algún disco mío, porque sus hijos se lo piden constantemente. Me encanta que les guste la música a los niños, porque son sinceros a la hora de elegir. Hay sitios en los que se está trabajando en la recuperación de música tradicional, pero a menudo, cuando las cosas van bien y eso tiene éxito, viene las instituciones o los políticos y lo estropean. Por ejemplo, el Centro de Cultura Tradicional de Salamanca, o el Centro Joaquín Díaz de Urueña, que es, creo, el más grande en este momento. Veo que no están haciendo lo más urgente, que es ir a los pueblos y grabar a los cuatro viejos que quedan con tanta sabiduría en su cabeza. Eso es lo verdaderamente urgente, no el que yo pueda hacer discos de recreación del folclore. También hacen falta más publicaciones. El centro de Salamanca funcionaba de maravilla, lo llevaba Ángel Carril, que murió hace dos años. Después ha entrado la Diputación y ha empeorado mucho, porque ahora no se valora la importancia que tiene la formación en las personas. Todo sirve para operaciones y bazas políticas determinadas. Ya le hemos hablado muchas veces a los políticos, que dicen que es “supernecesario”. Recuerdo un día, hablando dos horas con Gallardón, que decía que íbamos a hacer un centro de cultura tradicional en Madrid. “Llámame”, me dijo, y no se puso nunca al teléfono, y esa es la tónica de los políticos. ¿Y qué hay de la posibilidad de cursar estudios formales de música tradicional, incluso superiores? Falta por hacer en el folclore lo que ha pasado en el flamenco o en el jazz, y es que buenos músicos, buenos instrumentistas, han dado un empujón. Eso es lo que se ha hecho con la guitarra flamenca: ha habido una evolución brutal desde el Niño Ricardo hasta Paco de Lucía. Ahora está pasando con gaiteros, trikitilaris, y ahí andamos unos cuantos con la percusión. Esta música, precisamente jamás se ha enseñado en un conservatorio. Va contra natura. Es la música del pueblo que desde niño se aprendía viendo a los demás cómo la hacían. Todo el pueblo corea un estribillo, etc. En ese sentido, está reñido con la idea de enseñarlo en un sitio cerrado, pero precisamente ahí le veo la importancia al folclore, porque creo que deberíamos convivir mucho más con la música en todos los niveles, es decir, hacer música nosotros. Cada vez me interesa más que sea la gente que cante y que toque. Está muy bien enchufar la radio cuando llegas a casa, pero ¡canta tú también! Lo que se hace en los conciertos de pop, donde se juntan cinco mil niñas de trece años y corean todas las letras como papagayos, es como nos aprendíamos la lección en el cole, pero de ahí a ser tú por el que pasa el aire, que se convierte en sonido dentro de tu cuerpo, el que toca las palmas, el que se mueve, precisamente eso es la música tradicional. Y claro, se pega de frente con lo que ha llegado a ser la música hoy en día: cuatro mitos intocables, que ganan muchísimo dinero y son muy famosos, y tú estás abajo y ese cantante es Dios. La música tiene que ser mucho más participativa. Asistimos a un concierto de Eliseo Parra con Xavi Lozano en el Círculo de Bellas Artes de Madrid a modo de despedida. Tal como era de esperar, una sala llena de gente de todas las edades asiste embelesada a las brevísimas explicaciones sobre el origen de los instrumentos: una mesa, un plato, un cubo, un rabel... Lo cotidiano, una vez más, se viste de trascendencia, y todos nos ponemos a cantar. Pedro Sarmiento 135 VOCES El cantar de los cantares TIPOS VOCALES: SOPRANO (1) Corresponde hoy, tras todo lo comentado en los capítulos anteriores, que nos han ayudado a centrar el fenómeno vocal y a comprender su entidad y naturaleza, y luego de que, el pasado mes, enunciáramos los criterios de clasificación, empezar el estudio pormenorizado de los distintos tipos vocales. Expondremos en primer lugar nuestras consideraciones relativas al de soprano. L 136 a antigua voz superius —soperanus— actúa en régimen bifásico, de acuerdo con el tipo de respuesta de la laringe a las estimulaciones recurrenciales. Cuando la frecuencia sobrepasa los 450-500 impulsos por segundo, que se corresponden con el do4 del hombre, las fibrillas del músculo tiroaritenoideo interno se hallan casi completamente aplanadas; el fenómeno de la vibración se hace imposible y se produce un desfase entre la excitabilidad y las fibrillas laríngeas. Por ello cada influjo sólo contrae aproximadamente la mitad de aquéllas; la otra mitad es contraída por el impulso siguiente, por lo que las fibrillas se dividen en dos grupos que responden por turno una vez de cada dos. De ahí que la voz de cabeza de las mujeres —y la de falsete de los hombres— trabaje en régimen bifásico: el límite extremo agudo, que en las voces de pecho se obtiene cuando cada grupo de axones (parte filamentosa de las células cerebrales) alcanza la citada frecuencia de 450 a 500, en la voz de cabeza de las mujeres se produce en la frecuencia de la frecuencia de 900 a 1.000. Característica propia de la voz femenina y fundamentalmente de la de soprano, es la posibilidad de emitir con facilidad sonidos aflautados (el famoso flautato de los antiguos belcantistas). Este efecto, de carácter más instrumental que vocal, ha sido utilizado sobre todo por las sopranos, no sólo ligeras, sino también dramáticas. Tarneaud describe los fenómenos fisiológicos que se producen durante una emisión aflautada de la siguiente forma: “Las cuerdas vocales adquieren una especial tensión, pero no aparecen animadas de vibraciones evidentes y dejan pasar el aire de la misma forma que los labios durante el acto de silbar. La clasificación que hoy iniciamos y que enseguida esbozaremos se promueve para andar con mayor seguridad, pero sus escalones o estadios se pueden interrelacionar e interferir de continuo. Un procedimiento que seguiremos para analizar los demás tipos vocales de nuestra particular clasificación. Por lo que toca a la exten- sión, la de una voz de soprano es muy variable. Algunas se encuentran verdaderamente cómodas en el amplio intervalo que va desde un do2 a un fa5. Ligera. La voz más aguda, de brillo casi exclusivo en el registro de cabeza. Pequeño volumen, ligereza, levedad; extensión por arriba y fácil coloratura; con el pasaje de registro situado en el fa sostenido4. Es un tipo vocal que ha sido a menudo mal empleado: se lo ha destinado muchas veces, en virtud de su soltura en la zona aguda y sobreaguda, para partes cuya escritura y carácter requerían otro tipo de instrumento, de mayor peso y densidad, de mayor consistencia y robustez. Así ha sucedido, por ejem- plo, con el personaje de la Reina de la noche de La flauta mágica de Mozart, cuya voz ideal sería la de una dramática de agilidad o spinto-coloratura. Papeles clásicos de soprano ligera son, por ejemplo, Blonde de El rapto en el serrallo de Mozart, Norina de Don Pasquale de Donizetti, Anna Reich de Las alegres comadres de Windsor de Nicolai, Oscar de Un baile de máscaras y Nannetta de Falstaff, ambas de Verdi, Filina de Mignon de Thomas, Adela de El murciélago de Johann Strauss II, Zerbinetta de Ariadna en Naxos de Richard Strauss, Olimpia de Los cuentos de Hoffmann de Offenbach, Lakmé de Lakmé de Delibes o Cunegonde de Candide de Bernstein. Aunque algu- Mady Mesplé Amelita Galli-Curci Erika Köth Nathalie Dessay María Barrientos Adelina Patti Nellie Melba Bidu Sayao Rita Streich VOCES nos de estos personajes pueden quedar mejor servidos por voces más sólidas de lírico-ligera con fácil coloratura. No siempre las voces más ligeras son las más extensas y las más duchas en las agilidades más complicadas. Son, eso sí, instrumentos idóneos para servir los papeles de soubrette de la ópera cómica francesa. Habría que poner el acento de la duda respecto a las criaditas de Mozart. Una Despina, una Zerlina, desde luego una Susanna —no tanto la citada Blonde— parecen pedir, por su complejidad psicológica y por su riqueza de escritura, voces de más enjundia. Las francesas Mado Robin (1918-1960) y Mady Mesplé (1931), las italianas Amelita Galli-Curci (1882-1963) y Margherita Carosio (1908), la alemana Erika Köth (19271989), la austriaca Wilma Lipp (1925), la húngara Maria Ivogün (1891-1987), la rusa Antonina Neshdanova (18731950) y la holandesa Elly Ameling (1934) serían, con variantes y matices, ejemplos de ligera a todos los efectos. En la actualidad brillan con luz propia la francesa Nathalie Dessay (1965) y la alemana Dorothea Röschmann (1969). Y en su tiempo lo hicieron las pertenecientes a una importante generación de jilgueros españoles: María Barrientos, Elvira de Hidalgo, Graciela Pareto, María Galvany, Mercedes Capsir o Ángeles Otein. Lírico-ligera. De más amplitud en las cavidades de resonancia y de mayor carácter, de mayor fuerza expresiva. Posee también notable capacidad para la reproducción de agilidades y de florituras diversas, lo que le permite cantar, por lo general, con más propiedad e intensidad, papeles en principio netamente ligeros. Siempre que una voz de este tipo pueda cantar, por extensión y coloratura, lo establecido para una voz ligera, deberá hacerlo. Las criadas de Mozart, como se ha apuntado, La sonámbula (que fue estrenada, sin embargo, por una voz de fuste, la de Giuditta Pasta), Gilda son partes típicas. Como puedan serlo Cleopatra de Julio César de Haendel, Ilia de Idomeneo de Mozart, Marzelline de Fidelio de Beethoven, Adina de El elixir de amor y Linda de Linda de Chamounix, las dos de Donizetti, Giulietta de I Capuleti e i Montecchi de Bellini, Musetta de La bohème de Puccini y un largo etcétera que se de la mano con mucha frecuencia con las sopranos ligeras, que, a medida que cumplen años, experimentan, como tantas voces, una densificación y amplificación de su sonoridad, que, a la postre, las conduce a terrenos menos aéreos. Entre las grandes líricoligeras de la historia quizá deba citarse en primer lugar a Adelina Patti (18431919), voz purísima, cálida y sensible, servida por un mecanismo prodigioso, que inauguró la era de las modernas sopranos coloratura. Lírico-ligera fue también en sus inicios la australiana Nellie Melba (1861-1931), aunque después evolucionaría, en desarrollo muy natural, hacia lo lírico. Como voz lírico-ligera que podríamos denominar pura —aun considerando que este tipo vocal es un intermedio entre la pureza de una ligera y la pureza de una lírica—, aunque algo corta de extensión, habría que citar la de la brasileña Bidu Sayao (1902-). Como compañeras de altura, la alemana Rita Streich (19201987), una ligera reforzada, con un vibrato eléctrico, las eslovacas Lucia Popp (1939-1993) y Edita Gruberova (1946). La joven Barbara Hendricks (1948) o la joven María Bayo (1964) son buenas representantes. Todas ellas están hoy (las vivas), no siempre adecuadamente, atentas a cometidos de fuste más propiamente lírico o incluso lírico-spinto. Por hoy nos detenemos en este punto. Arturo Reverter BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN c/ Cartagena 10, 1ºc - 28028 MADRID Tel. 91.356 76 22 - Fax 91.726 18 64 E-mail: [email protected] - www.scherzo.es Deseo suscribirme, hasta nuevo aviso, a la revista SCHERZO por períodos renovables de un año natural (11 números) comenzando a partir del mes de ………………… nº…… El importe lo abonaré de la siguiente forma: Transferencia bancaria a la c/c 2038 1146 95 6000504183 de Caja de Madrid, a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Cheque a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Giro postal. VISA. Nº: …………………………………………… Caduca … /… /… Firma………..…………… Con cargo a cuenta corriente ………… ………… …… ………………………………… (No utilice este boletín para la renovación, será avisado oportunamente) Rellene y envíe este cupón por correo, fax o correo electrónico. O llámenos por teléfono de 10 a 15 h. También está disponible en nuestra página en internet. Nombre…………………………………………… ………………………………………..…………… Domicilio………………….................……….… …………………………………………………..… …………………………………..…………… CP………Población……………………………… Provincia……………………………..…………… Teléfono…………………………………………… Fax…………...………………………........……… E-mail……………………………………………… El importe de la suscripción será: España: 60 € Europa: 93 € por avión. Estados Unidos y Canadá: 106 € America Central y del Sur: 112 € El precio de los números atrasados es de 6 € TRATAMIENTO AUTOMATIZADO DE DATOS PERSONALES.Los datos recabados formán parte de los ficheros de la empresa, y son necesarios para la formalización de las suscripciones, su facturación y seguimiento posterior. Los datos se tratarán y protegerán según la LO. 15 /1999 de 13 de diciembre de Datos de Carácter Personal y el titular de los mismos podrá ejercer los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición ante las oficinas de la Sociedad sita en Madrid, calle Cartagena nº 10 1º C, 28028 Madrid. 137 JAZZ EL JAZZ Y MADRID: CIUDAD SIN LEY McCoy Tyner Biréli Lagrène Chucho Valdés Ben Sidran Pardo Perico Sambeat de Madrid, fueron un generoso ejercicio de jazz plural y equilibrado, al tiempo que se ajustaron a la economía de las arcas públicas; jazz clásico, de vanguardia, contemporáneo, acústico, eléctrico, puro, mestizo… y todo sin necesidad de alterar los impuestos municipales. Por ello ahora sorprende la entrada de la gestión privada en mitad del juego, ya que los titulares de aquella experiencia hoy todavía lucen su esplendor en cualquier hemeroteca. El refranero español es muy particular y puede llegar a ser traicionero, pero aquí uno se pregunta con fundamento: ¿Por qué cambiar algo que ya funciona? La única respuesta posible es para mejorar, aunque, por ahora y visto lo visto, mucho nos tememos que no es el caso. No obstante, el capítulo de rizados no acaba aquí, ya que se da una última paradoja más. La empresa contratada para desempeñar las mismas funciones que los organizadores del emociona!!!Jazz resulta que es la misma compañía que en su día abandonó al Festival de Jazz de Madrid a su suerte. Efectivamente, después de mediar la década de los noventa esta empresa, propietaria de la marca y responsable del “Festival de Jazz de Madrid”, decidía poner fin a 20 años de historia ininterrumpida. Los motivos nunca fueron suficientemente explicados — aunque presumiblemente todos apuntaron a factores económicos—, por lo que la ciudad de Madrid hubo de combatir la sequía jazzística otoñal gracias al quehacer de clubes e instituciones venerables como el Colegio Mayor Jazz San Juan Evangelista y certámenes de cuño reciente como el de Ciudad Lineal. Y así permaneció la escena jazzística madrileña, a golpe de riñón, hasta la puesta en marcha de los emociona!!!Jazz de Madrid. Finalmente, a todo ello hay que sumar la coincidencia de que esta empresa privada también es una de las agencias de management más poderosas del país, por lo que el perfil de su catálogo de músicas y artistas también se ha dejado notar en la programación de este año. Para algunos, el prólogo de este artículo pudiera ser excesivo e inapropiado, pero llegado a este punto es necesario recordar una vez más que el Festival de Jazz de Madrid se sufraga con dinero público y que es tarea de todos velar por una gestión cultural modélica. Y es que la cultura pública, como la sanidad o la educación, no sólo ha de atender a la industria y el mercado, sino que está obligada a ofrecer todas aquellas alternativas que la gestión privada ignora. Sólo así podemos avanzar, crecer y madurar como seres humanos ricos y plenos en experiencias. En este sentido, por supuesto, la pelota está en los tejados de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Madrid. E 138 l Festival de Jazz de Madrid ha cambiado este año de manos, que no de patrón. Y la decisión no se entiende, ni desde el punto de vista organizativo ni desde una perspectiva meramente artística. El Ayuntamiento de la capital sigue avalando y patrocinando esta la, sin duda, mayor cita jazzística de la temporada otoñal, aunque ahora se la entrega a una empresa privada que, fiel a los dictados de la doctrina mercantilista, presumiblemente velará por sus intereses económicos. De entrada, la reflexión encuentra justificada animadversión en un cartel diseñado con más corazón comercial que artístico, aunque en los créditos se descubran nombres venerables del género y estéticas de todo tipo. Pero si uno echa un vistazo panorámico a la programación se dará cuenta de que falta riesgo y ambición, sobra mucha latinidad y se añoran propuestas más escoradas. Así pues, el relumbrón de algunos de los nombres convocados no logra disimular las carencias de un festival pensado con una sola personalidad. Una segunda lectura en torno a este cambio de gobierno en el certamen capitalino también apunta hacia atrás. En este sentido, ahora es justo y necesario recordar las excelentes calificaciones obtenidas por las tres últimas ediciones del emociona!!!Jazz, encargado de cubrir esta música en este espacio de tiempo. Sus programaciones, diseñadas por acreditados profesionales vinculados al Ayuntamiento Brad De Algeciras a la Habana El XXI Festival Internacional de Madrid se desarrollará entre el 15 de octubre y JAZZ el 20 de noviembre, siendo Paco de Lucía y Bebo Valdés los encargados de abrir y cerrar el certamen, respectivamente. Ambos actuarán en el Palacio de Congresos Juan Carlos I del Campo de las Naciones, aunque el escenario oficial será el Centro Cultural de La Villa, que albergará más de una treintena de conciertos. El resto de escenarios se distribuyen por buena parte de los locales y clubes de la ciudad (Calle 54, Clamores, Café Berlín, Populart…), además de incorporar a su cartel la plusvalía jazzística del Club de Música y Jazz San Juan Evangelista (Hiromi, Ari Hoenig, Arto Lindsay, Bojan Z, Archie Shepp, Nnenna Freelin y Joachim Kühn). Estas alianzas ya fueron inauguradas por los emociona!!!Jazz, sólo que con mayor criterio y definición. De este modo, resulta comprensible que la oferta total de conciertos supere las 170 actuaciones, ya que se apropia y “alquila” la práctica totalidad de los actos jazzísticos programados en la cartelera madrileña. El festival, igualmente, cuenta con una nutrida puesta en escena de fiestas y sesiones para niños, proyecciones cinematográficas, mesas redondas, conferencias, etc. En cuanto al diseño artístico, ya se ha mencionado el predominio de un jazz con marcado acento latino. Además de Paco de Lucía (15 y 16 de octubre), aquí hay que incorporar a Gerardo Núñez (día 20), Tomatito y Javier Colina & Pancho Amat (día 22), el espectáculo “La familia Valdés”, con Chucho, Bebo y Mayra, (día 26), Eliane Elias (día 30), Chano Domínguez y Martirio (día 31) y Toquinho (3 y 4 de noviembre). A esta lista habría que añadir el resto de la feliz oferta española (Pedro Iturralde, Perico Sambeat, Pardo/Benavent/Di Geraldo, Antonio Serrano/Reinón/Poveda, José Antonio Ramos y Polo Ortí), así como la latinidad europea de Richard Galliano y Biréli Lagrène, la africanidad del senegalés Youssou N’Dour y las secciones especiales dedicadas a Argentina (Adrián Iaies, Gustavo Bergalli, Luis Salinas) y Austria (Vienna Art Orchestra). Por otro lado, y como ya se ha señalado, el festival también aporta nombres y propuestas del jazz más venerable, como las firmadas por McCoy Tyner (24 octubre), Wayne Shorter (6 noviembre), la Dizzy Gillespie All Stars Big Band (día 7), Brad Mehldau (día 10), Avishai Cohen (día 12), el trío John Scofield/Jack DeJohnette/Larry Goldings (día 14) y Ron Carter (día 16), además de los fogonazos de blues/soul de Solomon Burke (17 octubre) y Maceo Parker (11 noviembre). Por cierto, la actuación del pianista Brad Mehldau servirá también para rendir merecido homenaje y recuerdo a nuestro compañero Federico González. El resto de los detalles de Ron Carter Bojan Z fechas, lugares, horarios y precios (¡que rondan una elevada media de 20-25 euros!) se encuentran registrados en la página web www.esmadrid.com. Pablo Sanz CARTELERA XV FESTIVAL DE JAZZ DE ALMERÍA. Del 2 al 13 de noviembre. En los últimos años, el festival almeriense ha venido reclamando un merecido protagonismo que adquiere su máximo esplendor en la presente edición, en la que participan el trío Pardo/Benavent/Di Geraldo (día 2), Groove 4 & Friends (día 4), Eliane Elias (día 5), Marlango (día 6), Ron Carter (día 10), Scofield/DeJohnette/Goldings (día 12) y Jacques Loussier (día 13). JAZZ TARDOR. XI FESTIVAL DE JAZZ DE LLEIDA. Del 4 al 27 de noviembre. El conocimiento y amor de Josep Ramón Jové, alma también de la discográfica local Stachmo Records, ofrece todas las garantías de una cita a la que este año concurren Bebo Valdés (día 4), Martirio (día 5) Joe Magnarelli+Dexterity (día 6), Bruce Barth y Ron Carter (día 12), D’3 (día 13), Ramón Fossati Quintet (día 14) y Brad Mehldau Trío (día 27). Más información: www.almeriaculturaviva.com. CALLE 54. MADRID. Noviembre. El local que toma nombre de la película de Fernando Trueba dispone del hacer de Greg Osby (días 15, 16 y 17) y Bruce Barth (días 18, 19 y 20). Más información: www.calle54.net. BUTJAZZ. MADRID. Noviembre. Este nuevo local de jazz inaugura su actividad con un peso pesado, el saxofonista Maceo Parker (día 11). CAFÉ CENTRAL. MADRID. Noviembre. El clásico club de la plaza del Ángel programa a dos pianistas de estéticas dispares: Randy Weston (días 6 al 9) y Ben Sidran (días 10 al 20). CLUB DE MÚSICA Y JAZZ SAN JUAN EVANGELISTA. Noviembre. El templo capitalino del jazz siempre ofrece en otoño una espectacular oferta jazzística, contando este año con el concurso de Hiromi Trío (día 5), Ari Hoening Quartet (día 6), Arto Lindsay (día 8), Archie Shepp (día 12), Nnenna Frelon (día 13), Bojan Z (día 14), Jochim Kühn (día 26). XXXVI FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ DE BARCELONA. Del 30 de octubre al 27 de noviembre. El festival más veterano de nuestra escena acoge una nutrida programación que centra su principalmente en el mes de noviembre, con artistas de la talla de Bebo Valdés, Ron Carter, Brad Mehldau, Wayne Shorter, Caetano Veloso, Dizzy Gillespie All Stars Big Band, Chucho Valdés, etc. SALA CLAMORES. MADRID. Noviembre. Los fieles a la Sala Clamores disfrutarán de una leyenda del rock metida en la harina del jazz, el ex-baterista de King Crimsom Bill Brufford (día 14). Más información: www.clubsanjuan.org. Más información: www.the-project.net. Más información: www.salaclamores.com. Más información: www.cafecentralmadrid.com. 139 GGUUÍ A ÍA LA GUÍA DE SCHERZO BARCELONA TILSON THOMAS 5,6,7-XI: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña [www.obc.es]. Libor Pesek. Javier Perianes, piano. Gerhard, Scriabin, Dvorák. (Auditori [www.auditori.org]). 8: Sinfónica de San Francisco. Michael Tilson Thomas. Shostakovich, Debussy. (Palau 100 [www.palaumusica.org]).). 10: Sinfónica de Cincinnati. Paavo Järvi. Hélène Grimaud, piano. Nielsen, Beethoven, Sibelius. (Palau 100). 12,13,14: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Ernest Martínez Izquierdo. Josep Maria Colom, piano. Brahms, Sibelius. (Auditori). 19: Adrian Brendel, chelo; Alfred Brendel, piano. Beethoven. (Palau. Ibercamera [www.ibercamera.es]). 19,20,21: Coro y Orquesta del Gran Teatro del Liceo. Sebastian Weigle. Queiros, Stensvold. Schnyder, Brahms. (Auditori). 21: Orquesta de la Deutsche Oper de Berlín. Christian Thielemann. Wagner. (Palau 100). 22: Capella de Ministrers. Coro de la Generalitat Valenciana. Carles Magraner. Cancionero del Duque de Calabria. (Palau). 25: Midori, violín; Robert McDonald, piano. Debussy, Hersch, Janácek, Brahms. (Palau 100). 26,27,28: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Josep Caballé. Albert Attenelle, piano. Respighi, Benguerel, Strauss. (Auditori). GRAN TEATRE DEL LICEU WWW.LICEUBARCELONA.COM GAUDÍ (Guinjoan). Pons. Huerga. Bork, Ombuena, Matos, Vas. 3,5,7,9,11,13,15,18,22-XI. BILBAO PALACIO EUSKALDUNA WWW.ABAO.ORG NABUCCO (Verdi). Allemandi. Sparvoli. Ataneli, Neves, Vaneev, Goeldner. 13,16,19,22-XI. TEATRO ARRIAGA BAYO COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Bosman. Battistoni. Rey, Cullen, Rivenq, Malta. 17,18-XI. 25-XI: María Bayo, soprano. Pianista y programa por determinar. EUSKADI SINFÓNICA DE EUSKADI WWW.ORQUESTADEUSKADI.ES 140 29-XI: Gilbert Varga. Antonio Meneses, violonchelo. Sibelius, Elgar, Barber, Scriabin. (San Sebastián. 30: Pamplona). 5-XI: Coro de la Orquesta Ciudad de Granada. Gloria Isabel Ramos. Nebot, Martín-Royo. Marco, Beethoven, Fauré. 26: Sergiu Comissiona. Monasterio, Falla, Debussy, Bretón. LA CORUÑA ORQUESTA SINFÓNICA DE GALICIA WWW.SINFONICADEGALICIA.COM 5-XI: Víctor Pablo Pérez. Vara, Mahler. 11: Víctor Pablo Pérez. Coro de la OSG. Mendelssohn, Schubert. 19: Víctor Pablo Pérez. Jean-Yves Thibaudet, piano. Darias, Ravel, Musorgski. LAS PALMAS O RQUESTA F ILARMÓNICA DE G RAN CANARIA WWW.OFGRANCANARIA.COM 12-XI: Antoni Ros Marbà. Boris Giltburg, piano. Montsalvatge, Beethoven, Mozart. 26: Arturo Tamayo. María Orán, soprano. De Pablo, Berg, Stravinski. MADRID 3: Concierto Español. Emilio Moreno. Martín y Soler. (Siglos de oro. Real Monasterio de la Encarnación). 4: Sinfónica de San Francisco. Michael Tilson Thomas. Leif Ove Andsnes, piano. Copland, Rachmaninov, Sibelius. (Fundación Caja Madrid. Auditorio Nacional). 4,5: ORTVE [www.rtve.es]. Juanjo Mena. Hansjörg Schellenberger, oboe. Mozart, Bartók. (Teatro Monumental). 5: Sinfónica de San Francisco. Michael Tilson Thomas. Shostakovich, Debussy. (Ibermúsica [www.ibermusica.es]. A.N.). CENTRO PARA LA DIFUSIÓN DE LA MÚSICA CONTEMPORÁNEA 15 de noviembre de 2004. 19:00h. Salón de Actos de Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. JENSEN HORN-SIN LAM (Viola). Obras de: J. Cervelló, B. A. Zimmermann, K. Penderecki, M. Bustamante y G. Ligeti. 22 de noviembre de 2004. 19:00h. Salón de Actos de Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. DÚO ANANDA SUKARLAN –ÁNGEL LUIS CASTAÑO. Obras de: P. Vallejo, F. Panisello, J. Rueda, D. Puerto, I. Matheson y K. Mayo. 29 de noviembre de 2004. 19:00h. Salón de Actos de Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. BLACK JACKETS COMPANY ET LA PLUMA DE HU. Obras de: G. Platini, P. Alessandrini, S. Rivas, D. Nuñezañez, P. Kolp, I. Solano y F. Fiszbein. — Trío Beaux Arts. Mozart, Schnittke, Mendelssohn. (Liceo de Cámara. A.N.). 9: Sinfónica de Cincinnati. Paavo Järvi. Tüür, Kodály, Sibelius. (Ibermúsica. A.N.). 10: Orchestra of the Age of Elightenment. Frans Brüggen. Bach, Purcell, Stravinski. (Conciertos de la Tradición. A.N.). TEATRO REAL NOVIEMBRE Información: 91/ 516 06 60. Venta Telefónica: 902 24 48 48. Venta en Internet: teatro-real.com. Visitas guiadas: 91 / 516 06 96. ÓPERAS: MACBETH ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID Auditorio Nacional. Sala Sinfónica. Viernes, 12 de noviembre de 2004. 19,30 horas. CORO DE LA COMUNIDAD DE MADRID GRUPO DE METALES Y PERCUSIÓN DE LA ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID Jordi Casas Bayer, director H. Schütz Magnificat H. Purcell Música para el funeral de la Reina Mary R. Halffter pregón para una pascua pobre P. Hindemith Apparebit repentina dies Auditorio Nacional. Sala Sinfónica. Martes, 16 de noviembre de 2004. 22,30 horas ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID Leonel Morales, piano José Ramón Encinar, director J. M. Usandizaga Dans la mer S. Rachmaninov Rapsodia sobre un tema de Paganini, op. 43 L. de Pablo Vendaval J. S. Bach/F. de Freitas Chaconne Auditorio Nacional. Sala Sinfónica. Martes 23 de noviembre de 2004. 19,30 horas ORQUESTA Y CORO DE LA COMUNIDAD DE MADRID Marisa Martins, soprano Arantxa Armentia, mezzosoprano Alfonso Echevarría, barítono Maximiano Valdés, director V. Cuyás, La fattuchiera. Obertura C. Cruz de Castro, La sombra del inquisidor * (suite) H. Berlioz, Romeo y Julieta, suite CRUZ DE CASTRO Auditorio Nacional. Sala Sinfónica. Sábado, 27 de noviembre de 2004. 22,30 horas ORQUESTA DE LORRAINE Katarina Jovanovich, soprano Jacques Mercier, director P. Dukas La Péri O. Messiaen Poémes pour Mi F. Schmitt La tragédie de Salomé Abono 3B de Giuseppe Verdi. Noviembre: 2, 4, 5, 7, 8, 10, 12*, 13, 15, 16, 19, 21. * Función fuera de abono. 20:00 horas; domingos, 18:00. Nueva producción del Teatro Real en coproducción con la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera. Director musical: Jesús López Cobos. Director de escena, escenógrafo y figurinista: Gerardo Vera. Solistas: Carlos Álvarez/Vassily Gerello, Paoletta Marrocu/Tatiana Serjan, Carlo Colombara, María José Suárez, Aquiles Machado, Guillermo Orozco, Josep Miquel Ribot. RITA de Gaetano Donizetti. Noviembre: 9, 11*, 14+. Todas los días funciones de Ópera en familia a las 20:00 horas. * Función pedagógica también a las 12:00. + Función de Ópera en familia también a las 12:00. Producción del Teatro Real. Director musical: Vicente Alberola. Director de escena, vestuario y elementos escénicos: Eric Vigié. Solistas: Arantza Irañeta, José Luis Sola, Marco Moncloa, José Fernández Nieto. CONCIERTOS: ¡QUÉ ME CUENTAS!. Noviembre: 6. 12:00 y 20:00 horas, ambas de Ópera en familia. Director musical: Emilio Aragón. Textos: José Saramago, Hans Cristian Andersen y Luis Piedrahita. Narradores: Pilar del Río, Ana Duato y Luis Piedrahita. CENTENARIO DE LA O.S.M. con Teresa Berganza. Noviembre: 18. 20:00 horas. VI FESTIVAL INTERNACIONAL ‘COMA’. Noviembre: 22, 23, 24, 25. 11,12: ORTVE. George Pehlivanian. Mariana Gurkova, piano. Khachaturian, Dvorák, Chaikovski. (T. M.). 13: Scala Çeleyte. Andrés Cea. Raval, Soriano. (Siglos de Oro. Iglesia Vieja del Monasterio de El Escorial). 16: Pierre-Laurent Aimard, piano. Debussy, Ligeti, Beethoven. (Grandes Intérpretes. Fundación Scherzo. A.N.). AIMARD GRANADA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA WWW.ORQUESTACIUDADGRANADA.ES NACIONAL GGUUÍ A ÍA II Parte Sinfonía nº 3 en mi bemol mayor, op. 97 “Renana” de Robert Schumann Director: Cristóbal Halffter _______________ Actos conmemorativos del Centenario de la Orquesta Sinfónica de Madrid Concierto de Santa Cecilia (Edición 19) Teatro Real 18 de noviembre a las 20,00 horas Programa: I Parte Suite de “El Caballero de la Rosa”, op. 59 de Richard Strauss Seis canciones españolas de Eduard Toldrà Solista: Teresa Berganza Director: Jesús López Cobos TEATRO DE LA ZARZUELA. Jovellanos, 4. Metro Banco de España. Tlf.: (91) 5.24.54.00. Internet: http://teatrodelazarzuela.mcu.es. Director: Luis Olmos. Venta localidades Taquillas Teatros Nacionales o teléfono de ServiCaixa: 902 33 22 11. Horario de Taquillas: Venta anticipada de 12 a 17 horas. Días de representación, de 12 horas, hasta comienzo de la misma. Silvano, Sylvano/La Passion Selon Sade, de S. Bussotti. Del 4 al 6 de noviembre de 2004, a las 20 horas. Director Musical: Arturo Tamayo. Director de Escena: Sylvano Bussotti. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coproducen: Teatro de La Zarzuela y Música de Hoy. XI Ciclo de Lied. Lunes 8 de noviembre, a las 20 horas Christian Gerhaher, barítono, Gerold Huber, piano. Programa: R. Schumann. Coproducen: Fundación Caja Madrid y Teatro de La Zarzuela. 25,26: OCRTVE. Adrian Leaper. Garrick Ohlsson, piano. Häsler, Andreiev, Fresán. Stravinski, Rachmaninov. (T. M.). 26,27,28: OCNE. Lorenzo Ramos. York, Alonso, Elsner, Mewes. Nelson Freire, piano. Mozart. (A.N.). MURCIA AUDITORIO WWW.AUDITORIOMURCIA.ORG 15-XI: Orquesta Chaikovski de la Radio de Moscú. Vladimir Fedoseiev. Joshua Bell, violín. Mozart, Mendelssohn, Brahms. 27: Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Manuel Hernández-Silva. Eva Bátori, soprano. Mahler. OVIEDO TEATRO CAMPOAMOR WWW.OPERAOVIEDO.COM LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Goodwin. Sagi. Lanza, Ibarra, Orfila, Sala. 11,13,15-XI. 4,5-XI: Orquesta de la Comunidad de Madrid. José Ramón Encinar. José María Gallardo del Rey, guitarra. Aracil, Remacha, Haydn. 6: Sinfónica de San Francisco. Michael Tilson Thomas. Leif Ove Andsnes, piano. Copland, Rachmaninov, Sibelius. GIELEN SANTIAGO DE COMPOSTELA AUDITORIO DE GALICIA REAL FILHARMONÍA DE GALICIA 4-XI: Orquesta Sinfónica de Galicia. Víctor Pablo Pérez, director. J. Vara, G. Mahler. 11-XI: Real Filharmonía de Galicia. H. Schellenberger, director y solista. C. Bolsi, violín. W. A. Mozart, I. Stravinski, J. S. Bach. 18-XI: Real Filharmonía de Galicia. W. M. Costello, director. L. v. Beethoven, W. A. Mozart, J. Brahms. 25-XI Real Filharmonía de Galicia. A. Ros Marbà, director. Lluis Claret, violonchelo. F. J. Haydn 26: Orquesta de Valencia. Walter Weller. Kuba Jakowicz, violín; Daniel Müller-Schott, violonchelo. Mozart, Bruckner. VALLADOLID SINFÓNICA DE CASTILLA Y LEÓN WWW.ORQUESTACASTILLAYLEON.COM 11,12-XI: Alejandro Posada. Ara Malikian, violín. Montsalvatge, Berg, Musorgski. ZARAGOZA AUDITORIO WWW.AUDITORIOZARAGOZA.COM 7-XI: Sinfónica de San Francisco. Michael Tilson Thomas. Leif Ove Andsnes, piano. Copland, Rachmaninov, Sibelius. 11: Orquesta Nacional de España. Brenno Ambrosini, Leonel Morales, piano. García Abril. 22: Midori, violín; Robert McDonald, piano. Debussy, Hersch, Janácek, Brahms. INTERNACIONAL TENERIFE ORQUESTA SINFÓNICA DE TENERIFE Auditorio de Tenerife www.ost.es Información: 922 239 801 18 y 20 de noviembre de 2004: Festival de Ópera de Tenerife. G. Puccini: La bohème. AMBERES DE VLAAMSE OPERA WWW.VLAAMSEOPERA.BE JENUFA (Janácek). Klingele. Carsen. Kampe, Barstow, Vogt, Straka. 2,5,7,10,13-XI. AMSTERDAM REAL ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW WWW.CONCERTGEBOUWORKEST.NL 24,25,26,28-XI: Nikolaus Harnoncourt. Christian Gerhaher, barítono. Beethoven, Dvorák, Schumann. 26 de noviembre de 2004: Víctor Pablo Pérez/ Ingrid Fliter. J. Sibelius, M. de Falla y F. Chopin. VALENCIA PAMPLONA BALUARTE WWW.BALUARTE.COM ENCINAR II Parte Canciones españolas antiguas de Federico García Lorca Rapsodia Espagnole de Maurice Ravel Gould, Anthony, Korhonen, Schnaut. Wagner. 23: Orquesta de la Tonhalle de Zúrich. Michael Gielen. Ivonne Naef, mezzo; Christian Tetzlaff, violín. Wagner, Schoenberg, Berg. HARNONCOURT Solista: Beate Altenburg, violonchelo 18,19: OCRTVE. Helmuth Rilling. Petersen, Vermillion, Odinius, Jentsens. Mendelssohn, Elías. (T. M.). 19,20,21: ONE [www.ocne.mcu.es]. George Pehlivanian. Katia y Marielle Labèque, pianos. Sánchez Verdú, Takemitsu, Lutoslawski, Franck. (A.N.). 20: Sinfónica de Madrid. Jesús López Cobos. Nancy Fabiola Herrera, soprano. Strauss, Toldrà, García Lorca, Ravel. (Ciclo de la Universidad Politécnica. A.N.). 24: Midori, violín; Robert McDonald, piano. Debussy, Hersch, Janácek, Brahms. (Ibermúsica. A.N.). 25,26: La Risonanza. Fabio Bonizzoni. Biber, Sonatas del Rosario. (Liceo de Cámara. A.N.). 19: Orquesta Chaikovski de la Radio de Moscú. Vladimir Fedoseiev. Joshua Bell, violín. Mozart, Mendelssohn, Brahms. 23,24: Mozart, Così fan tutte, montaje de Strehler. 25,26: Orquesta Pablo Sarasate de Pamplona. Lutz Kohler. Wagner, Prokofiev, Shostakovich. 3-XI: Brigitte Engerer, Boris Berezovski, pianos. Beethoven-Liszt, Rachmaninov, Borodin. 6: Capella de Ministrers. Carles Magraner. Martín y Soler. 11: Orpheus Chamber Orchestra. Ute Lemper, voz. Schulhoff, Milhaud; canciones. LEMPER Programa I Parte Obertura de “Los esclavos felices” de Juan Crisóstomo Arriaga Concierto para violonchelo y orquesta nº 2 de Cristóbal Halffter THIELEMANN Ciclo Musical con la Comunidad de Madrid Auditorio Nacional de Música 6 de noviembre a las 19,30 horas 18: Orquesta de la Deutsche Oper de Berlín. Christian Thielemann. Gould, Anthony, Korhonen, Schnaut. Wagner. BONIZZONI ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID 18: Orquesta de Valencia. Ondrej Lenard. Igor Ardasev, piano. Dvorák. 19: Orquesta de la Deutsche Oper de Berlín. Christian Thielemann. DE NEDERLANDSE WWW.DNO.NL OPERA RIGOLETTO (Verdi). Callegari. Wagemakers. Calleja, Michaels-Moore, Forte, Luperi. 4,7,9,12,16,19,22, 25,28,30-XI. BERLÍN DEUTSCHE OPER WWW.DEUTSCHEOPERBERLIN.DE LA GIOCONDA (Ponchielli). Olmi. Sanjust. Shafajinskaja, Powell, Kotchinian, Fraccaro. 4,7,10,16-XI. SEMIRAMIDE (Rossini). Rovaris. Harms. Mazzola, Halevi, Weiss, Pertusi. 11,15,18-XI. STAATSOPER WWW.STAATSOPER-BERLIN.ORG LA TRAVIATA (Verdi). Ettinger. Mussbach. Samuil, Schäfer, Kammer- 141 GUÍA LONDRES BARBICAN CENTRE WWW.LSO.CO.UK 3,4-XI: Sinfónica de Londres. Mstislav Rostropovich. Nikolai Znaider, violín. Glinka, Prokofiev, Shostakovich. DRESDE SEMPEROPER WWW.SEMPEROPER.DE ESCHENBACH 11,12,13,16-XI: Tan Dun. Shostakovich, Borodin, Dun. 18,19,22: Coro de Filadelfia. Christoph Eschenbach. Pintscher, Mahler. 26,27,30: Christoph Eschenbach. Mendelssohn, Rachmaninov. FLORENCIA TEATRO COMUNALE WWW.MAGGIOFIORENTINO.COM COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Korsten. Miller. Harteros, Bacelli, Comparato, Spagnoli. 2,4-XI. FRANCFORT OPER FRANKFURT WWW.OPER-FRANKFURT.DE DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (Mozart). Böer. Loy. Aikin, Avemo, Montvidas, Marsh. 6-XI. MACBETH (Bloch). Edwards. Warner. Sidhom, Winter, Larsson, Volte. 7,11,14,18,20,25,27-XI. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Jones. Kirchner. Baldvinsson, Mathey, Stallmeister, Fink. 12,17,26,28-XI. MEFISTOFELE (Boito). Morandi. Hilsdorf. Frank, Hernández, Raspagliosi, Backlund. 13,19,21-XI. 142 GINEBRA GRAND THÉÂTRE 26: Midori, violín; Robert McDonald, piano. Debussy, Hersch, Janácek, Brahms. 28: Sinfónica de Londres. Lorin Maazel. Schubert, Bruckner. THE SOUTH BANK CENTRE WWW.SBC.ORG.UK 2-XI: Cuarteto Arditti. Birtwistle. 3: Pierre-Laurent Aimard, piano. Birtwistle, Ligeti, Bartók. 4: Orchestra of the Age of Enlightenment. Frans Brüggen. Stravinski. 6: London Sinfonietta. Pierre André Valade. Birtwistle. 7: Bernarda Fink, mezzo, Roger Vignoles, piano. Dvorák. 9: Sinfónica de la BBC. Martyn Brabbins. Birtwistle. 10: Coro y The King’s Consort. Robert King. Bach, Corelli, Geminiani. 11: Orquesta Philharmonia. JukkaPekka Saraste. Arcadi Volodos, piano. Mozart, Rachmaninov, Sibelius. SARASTE FILADELFIA ORQUESTA DE FILADELFIA WWW.PHILORCH.ORG 11,14: Sinfónica de Londres. Colin Davis. Evgeni Kissin, piano. Beethoven, Conciertos. 20: Sinfónica de Londres. Michael Tilson Thomas. Joshua Bell, violín, Chaikovski. BELL COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Mühlbach. Jenor. Schörg, Vondung, Kupfer, Kim. 3,6-XI. L’ITALIANA IN ALGERI (Rossini). Frizza. Boysen. Sigmundsson, Incontrera, Wilke, Hennenberg. 4-XI. AIDA (Verdi). Rennert. Samel. Greg, Michael, Crider, Maisuradze. 9,11,15XI. PRODANA NEVESTA (Smetana). Zimmer. Konwitschny. Commichau, Ihle, Jenis, Büsching. 16,18,20-XI. DIE WALKÜRE (Wagner). Decker. Treleaven, Rydl, Titus, Dalayman. 25-XI. 13: Filarmónica de Londres. Vernon Hadley. Schubert, Vaughan Williams. 18: Orquesta Philharmonia. Richard Hickox. Steven Isserlis, chelo. Butterworth, Elgar, Holst. 19: Filarmónica de Londres. Marin Alsop. Gergely Boganyi, piano. Kodály, Chopin, Bartók. 22: Camerata Salzburg. Haydn, Mozart, Weber. 23: Coro de la Sinfónica de Londres. Orquesta Philharmonia. Richard Hickox. Martinu, Dvorák. LA FORZA DEL DESTINO (Verdi). Muti. De Ana. Licitra, Urmana, Maestri, Furlanetto. 1,3,6-XI. LA RONDINE (Puccini). Villaume. Joël. Gheorghiu, Dell’Oste, Kuafmann, Streit. 12,15,18,20,23,26-XI. DON PASQUALE (Donizetti). Campanella. Miller. Flórez, Alaimo, Corbelli. 27,30-XI. LOS ANGELES LOS ANGELES OPERA WWW.LOSANGELESOPERA.COM CARMEN (Bizet). Domingo. Sagi. Kitic, Leech, Schrott, Giannattasio. 3,5,6,7-XI. LA BOHÈME (Puccini). Foster. Ross. Berti, Martínez, Daza, Morscheck. 20,24,28-XI. VANESSA (Barber). Young. Cox. Te Kanawa, Schaufer, Elias, Matz. 27XI. MÚNICH FILARMÓNICA DE MÚNICH WWW.MUENCHNERPHILHARMONIKER.DE 5,6,7-XI: Christian Thielemann. Rudolf Buchbinder, piano. Brahms, Henze. 14,15: Zubin Mehta. Ragna Schirmer, piano. Messiaen, Debussy, Ravel. 18,19,20: Yakov Kreizberg. Nathan Gunn, barítono. Mahler, Shostakovich. 25,26,28: Marc Albrecht. Messien, Brahms. BAYERISCHE STAATSOPER WWW.STAATSOPER.DE DIE MEISTERSINGER VON NÜRNBERG (Wagner). Mehta. Langhoff. Rootering, Moll, Reß, Kaune. 1,7-XI. LULU (Berg). Reck. Alden. De Arellano, Karnéus, Helzel, Fox. 2-XI. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Bolton. Everding- Lehberger. Moll, Damrau, Trost, Banse. 3,6,11,15,20-XI. LA TRAVIATA (Verdi). Mehta. Krämer. Bonfadelli, Sindram, Beltrán, Gavanelli. 4,10,17-XI. OTELLO (Verdi). Mehta. Zambello. O’Neill, Leiferkus, Muraro, Frittoli. 13,16,19-XI. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Hofstetter. Dorn. Keenlyside, Roocorft, Bonitatibus, Lemalu. 18,21,24, 27-XI. MANON LESCAUT (Puccini). Luisotti. Homoki. Romanko, Gavanelli, Palombi, Petrozzi. 25,28-XI. SCHNEIDER ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN WWW.ROYALOPERAHOUSE.ORG NUEVA YORK METROPOLITAN OPERA WWW.METOPERA.ORG LA BOHÈME (Puccini). Oren. Swenson, Arteta, M. Álvarez, Mattei. 1,5,11,17,20,24,27-XI. AIDA (Verdi). Viotti. Cedolins, Zajick, Farina, Pons. 2,6,15,19,23,27-XI. CAVALLERIA RUSTICANA (Mascagni) / I PAGLIACCI (Leoncavallo). Davies. Urbanová, Dessì, Armiliato, Pons. 3,6,10,13-XI. CARMEN (Bizet). Levine. Borodina, Shicoff, Abdrazakov, Hong. 4,9,12XI. I VESPRI SICILIANI (Verdi). Viotti. Radvanovski, Casanova, Nucci, Ramey. 8,13,16,20,29-XI. TANNHÄUSER (Wagner). Elder. Voigt, DeYoung, Seiffert, Hampson. 18,22,26,30-XI. PARÍS 2-XI: Andreas Scholl, contratenor; Markus Märkl, clave y fortepiano. Mozart y Haendel. (Teatro de los Campos Elíseos). 5: Sinfónica de Cincinnati. Paavo Järvi. Hélène Grimaud, piano. Beehoven, Mahler. (Châtelet). 10: Cuarteto Emerson. Shostakovich, Mendelssohn. (Museo del Louvre). 22: Anne Sofie von Otter, mezzo; Bengt Forsberg, piano. Berlioz, Chaminade, Poulenc, Larsson. (Châtelet). VON OTTER REIGEN (Boesmans). Chalvin. Jocelyn. Siqueira, Reinhart, Lee, Sotgiu. 14,16,17,19,21-XI. ELEKTRA (Strauss). Schneider. Wernicke. Henschel, Schnaut, Gantner, Dussmann. 26-XI. 23: Elisabeth Leonskaia, piano. Schumann, Brahms, Schubert. (T.C.E.). 26: Filarmónica de Radio Francia. Kazushi Ono. Zoltán Kocsis, piano. Wagner, Liszt. (T.C.E.). 27: Orquesta Nacional de Francia. Georges Prêtre. Programa por determinar. (T.C.E.). 29: Piotr Anderszewski, piano. Bach, Szymanowski, Chopin. (T.C.E.). OPÉRA BASTILLE WWW.OPERA-DE-PARIS.FR ARIADNE AUF NAXOS (Strauss). Jordan. Pelly. Valentine, Bär, Dessay, Kringelborn. 1,4,8,11,14-XI. SAINT FRANÇOIS D’ASSISE (Messiaen). Cambreling. Nordey. Schäfer, van Dam, Merritt, Polegato. 2,5-XI. DIALOGUES DE CARMÉLITES (Poulenc). Nagano. Zambello. Vernhes, Upshaw, Sénéchal, Palmer. 6,9,13,17,21,24,27-XI. NAGANO LAUSANA OPÉRA WWW.OPERA-LAUSANNE.CH 24,27: Filarmónica de Londres. Kurt Masur. Beethoven. 25: Orchestra of the Age of Enlightenment. Rinaldo Alessandrini. Porta, Vivaldi, Haendel. 28,30: Orquesta Philharmonia. Alexander Lazarev. Chaikovski, Musorgski. / Chaikovski, Rachmaninov, Prokofiev. GHEORGHIU 4,5,6-XI: Esa-Pekka Salonen. Mitsuko Uchida, piano. Hillborg, Bartók, Berlioz. 11,12,13: James Conlon. Vadim Repin, violín. Zemlinsky, Dvorák. 26,27,28: Franz Welser-Möst. Stravinski, Beethoven, Dutilleux. Z MRTVÉHO DOMU (Janácek). Belohlávek. Strosser. Mikulas, Novacek, Margita, Vasiliev. 4,6,8,10,12, 14-XI. MEHTA CLEVELAND ORQUESTA DE CLEVELAND WWW.CLEVELANDORCHESTRA.COM WWW.GENEVEOPERA.CH ROSTROPOVICH loher, Schröder. 1,4,7,12-XI. DER FERNE KLANG (Schreker). Gielen. Mussbach. Zettisch, Schwanewilms, Künzli, Priew. 3-XI. TOSCA (Puccini). Ettinger. Riha. Fantini, Todorovich, Vratogna, Zettisch. 6,11,14,20-XI. L’ELISIR D’AMORE (Donizetti). Ettinger. Adlon. Samuil, Schäfer, Breslík, Daza. 19,23,26-XI. DIE WALKÜRE (Wagner). Barenboim. Kupfer. Gambill, Ryhänen, Schavernoch. 28-XI. GUÍA STAATSOPER WWW.WIENER-STAATSOPER.AT KÁT’A KABANOVÁ (Janácek). Cambreling. Marthaler. Denoke, Bracht, Henschel, Homberger. 3,6,9,12,16, 19-XI. SIEGFRIED (Wagner). Schneider. Watson, Treleaven, Titus, Pecoraro. 1-XI. FIDELIO (Beethoven). Ozawa. Meiere, Botha, Struckmann, Rydl. 2,5,8,11-XI. THEÂTRE DES CHAMPS ÉLYSÉES WWW.THEATRECHAMPSELYSEES.FR LA CENERENTOLA (Rossini). Pidò. Brook. Mironov, D’Arcangelo, de Carolis, Di Censo. 18,20,22,24-XI. TURÍN TEATRO REGIO WWW.TEATROREGIO.TORINO.IT OZAWA PALAIS GARNIER WWW.OPERA-DE-PARIS.FR MAAZEL BILLY BUDD (Britten). Franklin. Livermore. Maltman, Lewis, West, Turner. 12,14,16,18,21-XI. LA TRAVIATA (Verdi). Maazel. Carsen. Ciofi, Saccà, Hvorostovski, Tufano. 12,13,14,16,17,18,19,20-XI. VIENA MUSIKVEREIN WWW.MUSIKVEREIN.AT ZACHARIAS 3,5-XI: Robert Holl, bajo; Roger Vignoles, piano. Schumann, Wolf, Pfitzner. 6,7,8: Sächsische Staatskapelle Dresden. Bernard Haitink. Weber, Strauss, Beethoven, Hindemith. 10: Cuarteto Borodin. Beethoven. 16: Venice Baroque. Giuliano Carmignola, violín. Albinoni, Tartini, Vivaldi. 17: Christian Zacharias, piano. Chopin, Liszt. VENGEROV 19: Sinfónica de la Radio de Berlín. Bertrand de Billy. Sabine Meyer, clarinete. Ravel, Trojahn, Debussy, Roussel. 24,25: Sinfónica de Viena. Vladimir Fedoseiev. Mozart, Villa-Lobos, Chaikovski. 28: Orquesta de la Deutsche Oper de Berlín. Christian Thielemann. Wagner. 29: Anne Sofie von Otter, mezzo; Bengt Forsberg, piano. Berlioz, Chaminade, Poulenc, Larsson. 30: Maxim Vengerov, violín; Evgenia Startseva, piano. Brahms, Paganini, Sarasate. TOSCA (Puccini). Soltesz. Lukács, Botha, Struckmann. 12-XI. L’ELISIR D’AMORE (Donizetti). Chaslin. Kühmeier, Ikaia-Purdy, Kai, Sramek. 15,18-XI. STIFFELIO (Verdi). Armiliato. Coelho, Cura, Bruson. 17,19,21-XI. CURA VENECIA TEATRO MALIBRAN WWW.TEATROLAFENICE.IT OPRISANU DON CARLOS (Verdi). De Billy. Konwitschny. Tamar, Michael, Pape, Vargas. 4,7-XI. GÖTTERDÄMMERUNG (Wagner). Schneider. Watson, Franz, Salminen. 6-XI. LA JUIVE (Halévy). Sutej. Papian, Keszei, Shicoff, Miles, Zhang. 9,13,20-XI. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Soltesz. Oprisanu, Siragusa, Sramek, Croft. 10-XI. NABUCCO (Verdi). Palumbo. Lukács, Pons, Furlanetto, Ikaia-Purdy. 23,26,29-XI. CAVALLERIA RUSTICANA (Mascagni) / I PAGLIACCI (Leoncavallo). Armiliato. Baltsa, Stoyanova, Botha, Cura. 25,27-XI. ZÚRICH OPERNHAUS WWW.OPERNHAUS.CH MANON LESCAUT (Puccini). Santi. Asagaroff. Valayre, Schmid, Giordani, Davidson. 2,4,7,10-XI. LA CENERENTOLA (Rossini). Marin. Lievi. Nikiteanu, Siragusa, Widmer, Chausson. 3,7-XI. LUCIA DI LAMMERMOOR (Donizetti). Wiekert. Carsen. Sartori, Antonucci, Daniluk, Winkler. 6,9,13-XI. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Soltesz. Miller. Hartelius, Liebau, Mathey, Mayr. 12-XI. PELLÉAS ET MÉLISANDE (Debussy). Welser-Möst. Bechtolf. Rey, Kallisch, Liebau, Gilfry. 14,16,18,20-XI. IL TROVATORE (Verdi). Carignani. Schmid. Marrocu, D’Intino, Lucic, Scorsin. 27-XI. 143 CONTRAPUNTO UN COMPOSITOR EN LA PRÓXIMA ESTACIÓN E 144 stoy sentado en el vestíbulo de la casa de Béla Bartók en Budapest y me pregunto dónde está. De los compositores que transformaron la música del siglo XX —Schoenberg, Janácek, Stravinski, Shostakovich— es Bartók el que recibe menos atención y el menos central al mundo de la cultura. Desde el último frenesí de actividad en 1981, cuando se celebró el centenario de su nacimiento, ninguna orquesta fuera de Hungría ha hecho una importante exhibición de su música, ni ninguna reinterpretación de ella ha atraído el interés internacional. Una vez caído en el olvido, un compositor se encuentra estancado en un tiempo y un lugar. Para Bartók, fue Budapest de la década de los 1930, una casa en la ladera de una colina, una multitud de nuevas partituras, y todos los honores que quisiera recibir en un estado fascista que se volvía más repugnante cada mes. En 1940, después de la muerte de su madre, renunció al bienestar y se fue a los Estados Unidos donde, cinco años más tarde, murió como un indigente. Únicamente compuso dos obras en el exilio —el Concierto para orquesta y una Sonata para violín sin acompañamiento, para Yehudi Menuhin. Casi toda su música tiene sus raíces en Budapest. En aquella ciudad, las condiciones que le inspiraban y le repugnaban están a flor de piel. Los muros de las calles están acribillados de disparos, algunos llevan ahí desde la guerra civil de 1919, otros desde las ocupaciones alemana y rusa, y también están los que son más recientes, hechos por la mafia. La madre del hombre que me sirvió el almuerzo fue muerta a tiros mientras le daba de mamar. “Violentas” es el adjetivo que muchas veces se usa para describir las disonancias de Bartók, que reflejan una realidad de su país. Puede que Hungría sea un miembro liberado de la Unión Europea y un ávido integrante del mercado abierto, pero su temperamento es decididamente desmedido. Sabemos muy poco de esta revoltosa tierra. Hace nueve meses, un millón de personas en Gran Bretaña pudieron ver el festival Magia magiar, pero la Ministra de las artes, al inaugurar el festival, no fue capaz de mencionar el nombre de un solo artista húngaro. La Ópera y Ballet Nacional Húngaros visitaron Londres en octubre para presentar El castillo de Barba Azul y El mandarín maravilloso en el Sadler’s Wells; y una estatua de Bartók, de tamaño natural, fue descubierta recientemente en un islote del tráfico, enfrente de la estación de metro de South Kensington. La estatua, una copia de la que hizo Imre Varga del compositor tocado con un sombrero en su jardín de Budapest, fue encargada por la Sociedad Peter Warlock, los admiradores del efímero y medio chiflado compositor inglés que introdujo a Bartók en Gran Bretaña. Hace dieciséis años, cuando los restos de Bartók volvieron a su casa desde el exilio, Margaret Thatcher fue desde Downing Street hasta Southampton para presentar sus respetos. El mes pasado, ningún secretario de estado estaba dispuesto a ir en metro a la estación de South Kensington para inaugurar la estatua. Ya que la guerra fría ha terminado, Bartók no representa una preocupación oficial. Existen varias razones para el olvido en el que ha caído. Bartók fue un hombre distante, a quien ni sus amigos, ni siquiera sus dos mujeres —que habían sido sus alumnas—, le conocían bien. Una gran parte de su música es desagradable, sus textos están escritos en húngaro. Aunque obviamente muy importante, su arte no es fácilmente asimilable —no es una música que emocione al oírla por primera vez. Durante medio siglo, su música fue tocada por sus compatriotas en el exilio —Eugene Ormandy en Filadelfia, Fritz Reiner en Chicago, Georg Szell en Cleveland, Ferenc Fricsay en Berlín, Antal Dorati en Londres y Washington, Georg Solti en Londres y Chicago. Después de la muerte de todos estos maestros no fue lo mismo. Los dos principales directores de Budapest, Zoltán Kocsis e Iván Fischer, son enemigos mortales. Los hijos de Bartók, uno húngaro y el otro norteamericano, están a la greña por la herencia. Sus manuscritos están esparcidos por media docena de archivos en Budapest y también están en un museo suizo privado. Al contrario de Schoenberg y Stravinski, Bartók no relacionaba ninguna filosofía con su música. Fue el menos teórico de los revolucionarios y, en consecuencia, el más apto para contradecirse a sí mismo. En una pared de su casa (ahora museo) hay una cita suya según la cual dijo que todo lo que había hecho fue por Hungría. En otra pared, afirma que lo único que quería era el entendimiento entre las naciones. Un asceta llevado al estoicismo, sus únicos ópera y ballet están llenos de lujuria y sangre. El castillo de Barbazul trata de un duque que mata a sus novias después de acostarse con ellas; en El mandarín maravilloso aparecen tres chulos que junto con una prostituta asesinan al cliente de ésta. Las dos obras provocan el escándalo. El director saliente del Ballet Nacional de Hungría, Gyula Harangozo, es hijo del primer coreógrafo del Mandarín y su coreografía fue prohibida por los comunistas por demasiado explícita. Su hijo ya ha estrenado el Mandarín original, que considera la quintaesencia de la expresión húngara. “Nosotros, aquí en Budapest, probablemente no bailaremos una obra de Balanchine como lo hace el New York City ballet o un Lago de los cisnes como lo hace el Kirov”, dice Harangozo, “pero haremos mejor que nadie un ballet con una poderosa historia”. Una de las cosas más llamativas del Mandarín es lo aterradoramente contemporáneo que es. Bartók puede hacer un ruido tan fuerte como el de una roca que se parte o un gesto tan subido de tono como los de Madonna. Fue el primer compositor que adoptó el multiculturalismo, respetando tanto la música de los Balcanes como la del norte de África que recogía en sus viajes. Su sensibilidad para con la naturaleza fue grande, sus cuartetos para cuerda zumban con las alas de los insectos y la noche. Podría ser el patrón de los partidos verdes. Para Hungría, aislada del resto del mundo por lo impenetrable de su idioma, Bartók es un mediador vital. Hungría está hoy situada al borde del mundo conocido. Está a una hora por el Danubio de los Balcanes, devastados por la guerra. Hoy es imposible navegar más allá de Novi Sad, el río está atascado con los escombros de la guerra. Budapest tiene un ambicioso gobierno con miras hacia el exterior. La construcción pública va viento en popa —se están edificando un nuevo teatro nacional y una sala de conciertos al lado del Danubio, pero en las calles se amontonan los mendigos, los servicios públicos son bastante malos y la retórica política raya con la violencia física y racial. En el nuevo e inseguro corredor ensangrentado que va desde Belgrado hasta Beslan, Budapest se ha convertido en el nuevo Berlín, la ciudad fronteriza de una guerra no declarada. Budapest representa un interés vital para la seguridad de toda Europa Occidental, pero pocos que no sepan su idioma comprenden su forma de ser. Y en eso nos puede ayudar Bartók. Es el único húngaro que habla al mundo sin tener que ser traducido. Su estatua en South Kensington, más que un trozo de bronce es un indicador del futuro de Europa. Norman Lebrecht