Violaciones a los Derechos Humanos en Guatemala Retos en la defensa del territorio, la lucha por la justicia y la convivencia en el marco de la ley Esta gira ecuménica de Guatemala busca informar a los organismos internacionales de derechos humanos, Iglesias, miembros de gobiernos europeos y el público en general, los graves retrocesos que se viven en el país centroamericano y, en particular, en las comunidades indígenas y campesinas en materia de derechos humanos y los espacios para la defensa y promoción de los derechos humanos. La firma de la paz trajo al país espacios importantes para la promoción y la defensa de derechos humanos. La modernización legislativa en muchos aspectos fue acompañada de movimientos sociales y ciudadanos que se han comprometido en coadyuvar al Estado en que se hagan vigentes los derechos de la población. Tal es el caso de la lucha en contra de la violencia contra la mujer, las reformas legales, el impulso de la institucionalidad y el aumento de denuncia y conciencia ciudadana. Otro ejemplo, ha sido el compromiso de la Dra. Claudia Paz y Paz y otros defensores/as de derechos humanos para fortalecer el actuar del Ministerio Público que ha resultado no sólo en el enjuiciamiento de personas responsables de graves violaciones de derechos humanos y genocidio durante el conflicto armado, sino también en el aumento de persecución penal de femicidas y violadores de mujeres, desestructuración de bandas criminales con participación de pandilleros, narcotraficantes, abogados y empresarios corruptos y funcionarios públicos. El aumento de efectividad es del 26% en el último año. Los procesos de transformación de una ciudadanía anómica a una ciudadanía defensora de derechos humanos, en general, y a pueblos indígenas actores de su desarrollo, en particular. Lamentablemente aquello que es una aspiración humana, en Guatemala, choca con la debilidad del Estado y la supremacía de poderes ajenos al mismo. Esto se evidencia claramente en la demanda cada vez más fuerte por el respeto del derecho a la consulta, al derecho a un desarrollo sostenible y sustentable y a un ambiente sano y la contradicción existente con las inversiones transnacionales y nacionales que buscan la concentración de la tierra, la extracción de recursos y que amenazan la sostenibilidad de la forma de vida de pueblos indígenas y comunidades tradicionalmente excluidas por el sistema. Ante esto, el Estado no aplica las leyes orientadas a garantizar que las inversiones se rijan bajo estándares internacionales, que los derechos humanos de las personas y los colectivos se cumplan y que ante la violación exista pronto remedio. El resultado es la aprobación e impulso de proyectos que están siendo cuestionados por las comunidades, el incumplimiento de leyes y decisiones judiciales por parte de funcionarios y la estigmatización del liderazgo que a la suma son defensores y defensoras de derechos humanos que se cristaliza en acciones de criminalización, agresión e incluso asesinato. La situación de defensores y defensoras de derechos humanos llegó en el 2013 a una violencia no registrada con anterioridad registrando 659 agresiones que implicó un aumento del 124% de las mismas y que se viven con dramatismo en regiones donde la lucha por derechos se ha genarizado como es el oriente del país. El año pasado se dió un estado de sitio que violó todos los principios aceptados en el pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos, la criminalización del liderazgo de Santa Rosa y Jalapa que defienden la tierra y el territorio que hoy gozan de libertad simple por decisión de juez pero siguen perseguidos, el asesinato de líderes históricos que defendían derecho al desarrollo, el trabajo, la alimentación y ambiente, como lo era Carlos Hernández, y la criminalización y estigmatización de líderes religiosos que acompañan a las comunidades. Esta situación se ve agravada ahora por la decisión de actores dentro del estado y fuera de él de retroceder la institucionalidad de derechos humanos en el país desde la generación de una opinión sobre el defensor de derechos humanos y los derechos humanos como terrorismo e intromisión del comunismo internacional hasta los movimientos para retroceder la institucionalidad del Ministerio Público; destituir al Procurador de Derechos Humanos; derrogar o cambiar los mandatos de la CICIG y OACDH y retroceder la política pública sobre los derechos humanos a la planteada por los militares durante el proceso de transición de inicios de la década del ochenta. Por ello, estaremos planteando, entre varias acciones Apoyar en la búsqueda de mecanismos para que las empresas europeas sean responsables bajo los principios voluntarios de ddhh y empresas que implica el no hacer daño, reparar y favorecer la justicia. Apoyar a la continuación del mandato de la CICIG más allá del 2015 y de la renovación del mandato de la OACDH sin condicionamiento. Repudiar los movimientos tendientes a limitar la actuación de la fiscal general y del procurador de derechos humanos. En el caso de la fiscal general insistir en que la selección de la comisión postuladora y del presidente sobre la base del mejor candidato y no las presiones de los sectores que buscan regresar al estatus quo de hace tres décadas. Insistir en la obligación de la protección de defensores de derechos humanos por parte del estado de Guatemala y de los estados europeas, exigiendo que los representantes diplomáticos sean claros y públicos sobre su apoyo a los defensores y la lucha contra la impunidad