Del fin de la Historia al inicio de la “Multi-Historia” Georg Wilhelm Friedrich Hegel, en su obra “Fenomenología del Espíritu” afirmaba que “la historia viaja de este a oeste, porque Europa es absolutamente el fin de la historia y Asia el comienzo”, esta aseveración predomino del siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX, el mismo, se argumentó en el modelo histórico ascendente y el modo de producción, aspectos que explicaban el desarrollo del mundo europeo a la cabeza de Inglaterra como líder político y económico de la época. A finales del siglo XX, 1992, el politólogo estadounidense de descendencia japonesa Francis Fukuyama, escribió su obra “El fin de la historia y el último hombre”, en el que aseveraba que la lucha entre la ideología política, liberalismo y socialismo, y la ideología económica, de mercado y planificación central, había concluido, dando inicio a un mundo basado en la política y economía liberal como un único fundamento valido. Esta aseveración, se fundamentaba en los principales sucesos acaecidos en el mundo, la caída del muro de Berlín, la desintegración de Yugoslavia y Checoslovaquia, y la “Guerra del Golfo”, hechos que habían determinado el fin de la “Guerra Fría”, con el triunfo del modelo neoliberal, liderado por Estados Unidos EEUU y el fracaso del régimen comunista, liderado por la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS. Sin embargo, durante este periodo de tiempo, al parecer, se desestimó el crecimiento de las economías emergentes y de otras ideologías, las cuales se hacían espacio político y económico en el escenario mundial. El posicionamiento de Japón en el contexto internacional era una realidad, así también, emergían otros países como China, Brasil e India que representaban las “nuevas economías” con un crecimiento sostenido de su producto durante las últimas décadas, lo cual auguraba vientos de cambio para el siglo XXI. China, con un crecimiento promedio superior al 9% anual y una contribución cada vez mayor al producto mundial, representa una transformación de este país, pero al mismo tiempo del mundo en su conjunto. Es decir ya no es solamente el “taller del mundo”, sino que también en la actual crisis se convirtió en el banquero de Estados Unidos, por ser uno de los principales compradores de los bonos del tesoro norteamericano, a este contexto se suma el enorme mercado que representa 1.400 millones de habitantes. En el caso de Brasil, su crecimiento promedio es de 7 % anual y un mercado potencial de 192 millones de habitantes, mientras que la India, tiene un crecimiento anual que bordea el 8 % y un mercado potencial de 1.200 millones de personas. Es indudable que estos países han aceptado en menor o mayor medida la economía de mercado, pero ninguno de ellos comparte la misma idea de “mercado” que tiene Estados Unidos y lo cierto es que durante los últimos años se han intensificado los tratados y acuerdos entre ellos, que no necesariamente tiene la presencia de Estados Unidos, en otrora un “invitado” indispensable, el BRIC, IBSA, G-20, UNASUR y otros denotan el surgimiento de nuevos actores en un renovado escenario mundial que cada vez va conglomerando a nuevas “economías” e “ideologías” como un elemento colateral. En la actualidad el mundo del “Centro” se debate en una profunda crisis, la “Periferia” siente los efectos pero en menor cuantía, situación que es propicia para la consolidación de las nuevas “potencias económicas”, que seguramente reconfigurarán los “equilibrios de poder”. En este escenario, el “fin de la historia” y la “unipolaridad” son parte del principio transitorio de la historia, mientras tanto la “multipolaridad” comenzó a escribir un nuevo capítulo de la humanidad con ribetes de una “Multi-Historia”. Gustavo Gómez Velásquez Es Economista.