P. de la C. 2808 - Cámara de Representantes

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ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO
17ma. Asamblea
Legislativa
7ma. Sesión
Ordinaria
CAMARA DE REPRESENTANTES
P. de la C. 2808
9 DE FEBRERO DE 2016
Presentado por el representante López Muñoz
Referido a la Comisión de lo Jurídico
LEY
Para enmendar el inciso (2) del Artículo 685; derogar los Artículos 706, 711, 735, 736, 737,
738, 739, 741, 742, 743,744, 745, 746, 747, 748, 749, 750, 751, 752, 753, 754, 755, 756 y
757; enmendar el Artículo 758; derogar los Artículos 759 y 760; enmendar el
Artículo 761; derogar los Artículos 762 y 766; enmendar los Artículos 763 y 764;
derogar los Artículos 773, 774, 775, 776, 777, 778, 779 y 780; derogar los Artículos
940 y 941; y enmendar el Artículo 989, del Código Civil de Puerto Rico, Edición de
1930, para reconocer la libertad absoluta para testar en Puerto Rico.
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
“Sus parientes no se portaban con la corrección que era de esperar en personas
decentes. ¡La herencia! Sólo la herencia era allí objeto de cuidados, sin que se atendiera
gran cosa al infeliz enfermo a quien, a veces, olvidábanse de darles las medicinas.”
Aquel enfermo, Tirso, en conversación con su amigo Ocampo, decía: “Estoy
rodeado de enemigos. Los que están en mi torno son malvados que me detestan. Yo no
supe hacerme amar y ellos hoy aguardan impacientes que desaparezca para apoderarse
de mi fortuna. Yo hubiera querido legalizar mi voluntad, disponer de mis bienes
libremente. ¡Imposible!” (MANUEL ZENO GANDIA, “Garduña”, 1896).
Esa imposibilidad de Tirso de disponer libremente de sus bienes mediante
testamento, emana del Código Civil que entonces y todavía rige en Puerto Rico.
2
Aun cuando en esta jurisdicción se ha consagrado el concepto de la libertad de
testar, al igual que en todos los sistemas que reconocen el principio de la propiedad
individual y transmisible, lo cierto es que en Puerto Rico esa libertad es limitada, por el
concepto de la legítima.
Legítima es la porción de bienes que el testador no puede disponer por haberla
reservado la ley a determinados herederos, llamados por esto herederos forzosos.
Artículo 735, Código Civil de Puerto Rico. Son herederos forzosos los hijos y
descendientes; a falta de estos, los padres y ascendientes legítimos; y el cónyuge viudo.
Art. 736, Código Civil.
La legítima de los hijos y descendientes es de dos terceras partes del haber
hereditario; la de los padres y ascendientes es la mitad; y la del cónyuge viudo es de una
cuota en usufructo. Arts. 737, 738 y 761 del Código Civil.
Esto significa que un testador con hijos o descendientes sólo podrá ejercer la
libertad de testar sobre una tercera parte de su caudal. “Este principio de libertad tiene,
por vía de excepción, ciertas limitaciones que constituyen un verdadero ataque al
mismo”. José Ramón VELEZ TORRES, “Derecho de Sucesiones” (1974), pagina 125.
En España el concepto de la legítima se instauró mediante la legislación visigótica
y luego resurgió en el Fuero Juzgo y en el Fuero Real. Continuó, con modificaciones, en
las Partidas, las leyes de Toro y finalmente, en el Código Civil. Guaroa VELAZQUEZ,
“Teoría del Derecho Sucesorio Puertorriqueño” (1968), pág. 133. Ese Código Civil
empezó a regir en Puerto Rico en 1890.
En opinión del Profesor Efraín González Tejera, ese Código ya era “en parte
obsoleto incluso para la sociedad española de fines del siglo XIX”, y ha reconocido que
los “dramáticos cambios socio-económicos en el último siglo han sacudido los
fundamentos del Derecho de sucesiones de España y Puerto Rico”. “La Transferencia de
Riqueza Mortis Causa y la Protección de la Familia: Experiencia HispanoPuertorriqueña”, 55 Revista Jurídica Universidad de Puerto Rico 523 (1986).
Por su parte, la actual Juez Presidenta del Tribunal Supremo de Puerto Rico, Hon.
Liana Fiol Matta, se expresó como sigue: “The Puerto Rico Civil Code is over onehundred years old; it was imposed on us by a colonial power and is a product of late 18th
century socio-economics. Without a profound and integral revision it will soon lose
much of its relevance in Puerto Rico”. “Common Law and Civil Law in the Legal Method
of Puerto Rico: The Transmission of Legal Discourse”, 64 Revista Jurídica U.P.R. 501
(1995), a la página 526.
La necesidad de actualizar el ordenamiento civil fue puntualizada por la Profesora
Enid Martínez Moya, “El Derecho Sucesorio Puertorriqueño”, 67 Revista Jurídica U.P.R. 1
3
(1998), a la página 3: “La clara conciencia que tenemos del origen de nuestras instituciones
y el aprecio y respeto hacia éstas, nos ha permitido conservar su identidad a pesar de los
intentos, a veces no solapados, de desfigurarlas. Esto, sin embargo, no debe cohibirnos
ni entorpecer nuestra facultad para reconocer que muchas de esas instituciones ya no
están a tono con las realidades económicas y sociológicas de nuestro momento. Desde
hace tiempo éstas claman por cambios que las revitalicen y las transformen en
instrumentos más dinámicos y agilizadores”.
En el mismo sentido son expresiones del Profesor Demetrio Fernández, vertidas
en el artículo “El Choque de Dos Culturas Jurídicas en Puerto Rico: Un Comentario
También Chocante”, 61 Revista Jurídica U.P.R. 13 (1992): “La realidad, amigos míos, es que
la vigencia durante más de un siglo no puede lograr, por el simple hecho de que el tiempo
haya transcurrido, que un código español se convierta en un código verdaderamente
puertorriqueño. El código español que aún tiene vigencia en Puerto Rico nunca ha sido
el espejo de nuestras aspiraciones personales y colectivas ni el reflejo de nuestro trato
diario con los demás”.
Los conceptos sobre disposición de bienes mortis causa deben evaluarse a la luz
de las exigencias de nuestros tiempos y de las circunstancias en que se encuentran
muchas personas, particularmente los envejecientes.
La población de envejecientes en Puerto Rico está en crecimiento. En 1950, sólo el
6.11 por ciento de la población tenía 60 años de edad o más. Para el 2005 esa cifra había
llegado a 17.2 por ciento, y se proyectó que sobrepasaría más del 20 por ciento para 2010
y casi el 40 por ciento para 2050. La proporción de envejecientes va a ser mayor que la de
los menores de edad. “These statistics reflect the interaction of three long term factors:
the tendency toward declining birth rates, the trend toward greater and greater longevity
and a rising standard of living, including progressively improved health care”. David M.
HELFELD, “From the Research Seminar: On Ageing and the Law, Identifying Problems,
Proposing Solutions”, 79 Revista Jurídica U.P.R. 33 (2010), pág. 35
Un grave problema social en Puerto Rico es la incidencia de abuso, maltrato,
negligencia y explotación financiera contra personas envejecientes. Esto ha sido objeto
de discusión pública desde hace bastante tiempo.
Hace más de una década, la periodista María Judith Luciano, escribiendo en “El
Nuevo Día”, 28 de mayo de 2003, pág. 85, comentó lo siguiente: “La gran mayoría de los
ancianos no solamente sufren la falta de sustento o de custodia por parte de sus hijos y
familiares, sino que viven en condiciones deprimentes, no tienen vivienda, cariño,
atención, buena alimentación y, más que nada, sufren la angustia de vivir en soledad. El
maltrato de los ancianos según artículos publicados, se describe como una conducta
destructiva que ocurre en el contexto de una relación que denota confianza y reviste
suficiente intensidad o frecuencia para producir efectos nocivos de carácter físico,
4
psicológico, social y/o financiero de innecesario sufrimiento, lesión, dolor, pérdida o
violación a los derechos humanos y disminución en la calidad de vida (Hudson 1991)”.
Ese problema ha continuado en aumento, aun cuando no es fácil detectarlo. “Elder
abuse is often a hidden problem; studies estimate that the number of incidents reported
is only a fraction of the number of cases that actually take place. Elder abuse may occur
in various settings. Domestic abuse takes place in a home environment and the
perpetrator is a family member…It is then in the domestic setting where most incidents
of abuse occur”. Irisel Collazo Nazario, “Elder Abuse: In Need of a More Comprehensive
Legal Framework”, 79 Revista Jurídica U.P.R. 287 (2010) a la pág. 288.
El Dr. Walter Rosich, Profesor de Gerontología de la U.P.R., en comentarios sobre
el maltrato de ancianos, (“El Nuevo Día”, 5 de diciembre 2010, pág. 70), ha hecho constar
lo siguiente: “El denominador común en estas situaciones es la vulnerabilidad del
anciano. A medida que envejece, se hace más frágil físicamente, aumenta su aislamiento
social y dependencia. Estos factores hacen al viejo sensible a maltrato por parte de
familiares y cuidadores.”
Por su parte, la procuradora de las Personas Pensionadas y de la Tercera Edad,
Concepción Silva, (“Primera Hora”, 7 de agosto 2013, pág. 4) manifestó que “el 48 por
ciento de los casos de maltrato contra viejos y viejas es cometido por los hijos e hijas o
familiares más cercanos. El agravio incluye la explotación financiera, el uso impropio de
los bienes de la persona de edad avanzada”.
Esos hijos e hijas, no importa de ordinario la conducta que observen hacia sus
progenitores, tendrán derecho, según el ordenamiento sucesoral vigente, a por lo menos
dos terceras partes del caudal hereditario que dejen sus padres.
Ante la situación de los envejecientes, se hace necesario que se atempere el
ordenamiento sucesoral con la realidad social, de manera tal que se promueva el que los
hijos atiendan con mayor dedicación a las necesidades, calidad de vida y bienestar de
sus padres. Ello puede propiciarse con el reconocimiento en Puerto Rico de la libertad
absoluta para testar.
A ese propósito, es oportuno evocar unas palabras del tratadista Antonio
Hernández Gil, vertidas en un discurso pronunciado el 27 de octubre de 1981, en Madrid:
“Los Códigos, como los monumentos, requieren de una vigilante conservación; pero la
conservación de los Códigos, a diferencia de la de los monumentos, no consiste en
mantener su fidelidad originaria, ni en dejar que se enmohezcan o se doren por la acción
lenta del tiempo. Conservarlos es, a la par que mantenerlos, revisarlos, reformarlos,
atemperarlos a las nuevas situaciones, necesidades y aspiraciones sociales, hacer que
penetre en ellos el aire de la modernidad. A veces puede imponerse la profunda cirugía
del cambio. Incluso la sustitución”.
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Es meritorio el planteamiento de un abogado sobre la limitación a la libertad de
testar que es el concepto de la legítima: “ Se nos ocurre pensar que tal vez las exigencias
de nuestros tiempos en el país en que vivimos pueden haber creado ya suficiente
conciencia social y jurídica para plantearnos la necesidad de eliminar las legítimas, y
enfatizar el uso mayor de los testamentos…Nos preguntamos hasta qué punto el
reconocimiento de la dignidad personal pueda estar en conflicto en tiempos de hoy con
la noción de estar obligado a reservar, forzosamente, una porción del caudal económico
a favor de descendientes o ascendientes, en su caso…El derecho a testar libremente, ¿no
es suficiente garantía del que desea transmitir sus bienes o parte de ellos hacia aquellos a
quienes se considere ligado por afecto, por razones económicas, por delicadeza o por
mera opción subjetiva? “ Benjamín RODRIGUEZ RAMON, “Comentarios a una Ponencia
sobre el Derecho Sucesoral Puertorriqueño”, 52 Revista Jurídica UPR 315 (1983), págs.
321-322.
La libertad de testar se ha reconocido en gran Bretaña, Canadá, Estados Unidos
(excepto e Luisiana) y algunos pueblos de la América Española, entre los que se cuentan
Méjico, Costa Rica, Honduras y Panamá. José CASTAN TOBEÑAS, Derecho Civil
Español, Común y Foral, 8va. Edición (1979), VI (Vol. II), pág. 493.
En el caso de Méjico, se consideraron como fundamentos para la libertad de testar,
entre otros, el ensanche de la libertad individual; que es un reconocimiento del derecho
de propiedad que produce un estímulo al trabajo; que la legítima es una restricción al
derecho constitucional de propiedad; y que el régimen de libre disposición es el mejor
auxiliar de la autoridad del padre. Rodríguez-Ramón, op. cit., pág. 322.
Por su parte, Castán, op. cit, págs., 487-488, expone argumentos de carácter
familiar en favor de libertad de testar: robustece la autoridad paterna, garantiza el acierto
en la “ elección de heredero o en la distribución de la herencia por el mejor conocimiento
del padre; estimula la cooperación y el esfuerzo de los hijos; conserva las familias,
evitando su liquidación; mantiene el espíritu y las relaciones de la familia y es escuela de
cumplimiento de los deberes familiares de los que especialmente se inviste al heredero”.
Esos fundamentos son aplicables en Puerto Rico, y servirán para atemperar la
realidad social de los envejecientes con un ordenamiento sucesoral adecuado a las
circunstancias jurídicas, sociales y económicas. Es a esos fines que se aprueba esta
medida.
DECRÉTASE POR LA ASAMBLEA LEGISLATIVA DE PUERTO RICO:
1
2
Sección 1.-Se enmienda el inciso (2) del Artículo 685 del Código Civil de Puerto
Rico, Edición de 1930, según enmendado, para que se lea como sigue:
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"Artículo 685.-Incapacidad por causa de indignidad. – Son incapaces de
1
2
suceder por causa de indignidad:
3
1.
…
4
2.
El que fuere condenado en juicio por haber atentado contra la vida del
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testador, de su cónyuge, descendientes o ascendientes.
6
[Si el ofensor fuese heredero forzoso, perderá su derecho a la legítima.]
7
3.
8
Sección 2.-Se derogan los Artículos 706 y 711 del Código Civil de Puerto Rico,
9
…
Edición de 1930.
10
Sección 3.-Se derogan los Artículos 735, 736,737, 738, 739, 741, 742, 743, 744, 745,
11
746, 747, 748, 749 y 750 del Código Civil de Puerto Rico, Edición de 1930, relativos a las
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legítimas.
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15
16
Sección 4.-Se derogan los Artículos 751, 752, 753, 754, 755, 756 y 757 del Código
Civil de Puerto Rico, Edición de 1930, relativos las mejoras.
Sección 5.-Se enmienda el Artículo 758 del Código Civil de Puerto Rico, Edición
de 1930, para que se lea como sigue:
17
“Artículo 758.-Validez de los acuerdos en capitulaciones matrimoniales. –
18
[No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, podrá] Podrá válidamente
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pactarse, en capitulaciones matrimoniales, que muriendo intestado uno de los
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cónyuges, pueda el viudo o viuda que no haya contraído nuevas nupcias,
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distribuir, a su prudente arbitrio, los bienes del difunto. [ y mejorar en ellos a los
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1
hijos comunes, sin perjuicio de las legítimas y de las mejoras hechas en vida por
2
el finado.]
3
Sección 6.-Se derogan los Artículos 759 y 760 del Código Civil de Puerto Rico,
4
5
6
Edición de 1930, relativos a las mejoras.
Sección 7.-Se enmienda el Artículo 761 del Código Civil de Puerto Rico, Edición
de 1930, según enmendado, para que se lea como sigue:
7
“Artículo 761.-Derecho de usufructo del cónyuge viudo.- El cónyuge viudo
8
tendrá derecho a una cuota, en usufructo, igual a la que por legítima corresponda
9
a cada uno de sus hijos o descendientes . [no mejorados.]
10
Si no quedara más que un solo hijo o descendiente legítimo, el viudo o
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viuda tendrá el usufructo del tercio [destinado por ley a constituir la mejora] de
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la herencia, conservando aquél la nuda propiedad, hasta que por fallecimiento del
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cónyuge supérstite se consolide en él el dominio.
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Si estuvieren los cónyuges separados por demanda de divorcio, se esperará
el resultado del pleito.
16
Las disposiciones de este artículo y de los artículos [762] 763, 764 y 765 [y
17
766] de este código serán aplicables [del propio modo] a la sucesión intestada .”
18
[que a la sucesión testamentaria.]
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Sección 8.-Se derogan los Artículos 762 y 766 del Código Civil de Puerto Rico,
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21
22
Edición de 1930.
Sección 9.-Se enmienda el Artículo 763 del Código Civil de Puerto Rico, Edición
de 1930, para que se lea como sigue:
8
1
“Artículo 763.-Derechos del cónyuge sobreviviente, cuando no hay
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descendientes. – No dejando el [testador] causante descendientes, pero sí
3
ascendientes, el cónyuge sobreviviente tendrá derecho a la tercera parte de la
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herencia en usufructo.”
5
[Este tercio se sacará de la mitad libre, pudiendo el testador disponer de
6
la propiedad del mismo.]
7
Sección 10.-Se enmienda el Artículo 764 del Código Civil de Puerto Rico, Edición
8
de 1930, para que se lea como sigue:
9
“Artículo 764.-Cuando no hay descendientes ni ascendientes. – Cuando el
10
[testador] causante no dejare descendientes ni ascendientes [legítimos], el cónyuge
11
sobreviviente tendrá derecho a la mitad de la herencia, también en usufructo.”
12
Sección 11.-Se derogan los Artículos 773, 774, 775, 776, 777, 778, 779 y 780 del
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15
16
17
Código Civil de Puerto Rico, Edición de 1930, relativos a la desheredación.
Sección 12.-Se derogan los Artículos 940 y 941 del Código Civil de puerto Rico,
Edición de 1930.
Sección 13.-Se enmienda el Artículo 989 del Código Civil de Puerto Rico, Edición
de 1930, para que se lea como sigue:
18
“Artículo 989.-Bienes recibidos en vida del causante de la herencia, sujetos
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a colación. El heredero [forzoso] que concurra con otros que también lo sean a una
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sucesión, deberá traer a la masa hereditaria los bienes o valores que hubiese
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recibido del causante de la herencia, en vida de éste, por dote, donación u otro
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título lucrativo, para computarlo [en la regulación de las legítimas y] en la cuenta
2
de partición.”
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Sección 14.-Esta Ley comenzará a regir inmediatamente después de su aprobación.
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