Muchas personas, muchos grupos, una vida, una

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Muchas personas, muchos
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grupos, una vida, una
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identidad; el legado
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Benemérita Universidad Autónoma de
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Puebla, Facultada Física - Matemática
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Salvador Hernández Morales
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28/02/2013
Primeros pasos; siendo personas con identidad y cultura
¿Te has puesto a pensar que aun que pertenezcas a un conjunto de
personas sigues siendo único y sin embargó perdura la similitud con ellos?
Efectivamente, suele suceder así. Debido que el concepto de único se relaciona
mas allá del comportamiento, ideas y forma de ser de la persona; es decir,
engloba más características de un ser humano. En cambio, la similitud que
perdura con el resto del conjunto al que pertenecemos, nos define o identifica
como personas que comparten una forma de pensar que nos distingue de otros
grupos. En otras palabras, aquello que nos permite y nos motivo a estar y
permanecer en un grupo de personas, es una identidad social.
Como lo menciona el autor Gilberto Giménez en su ensayo La cultura como
identidad y la identidad como cultura, la identidad se da a partir de sujetos
individuales que tienen conciencia, memoria y psicología propia; haciéndolos
actores sociales o colectivos. Ya que, una de las características o requisitos de
tener una identidad social, es que deben realizar acciones con sentido. De ahí,
surge el papel de actores sociales. Siendo relevante, aclarar que la identidad se
puede dar en una escala individual y colectiva, las cuales se diferencia por lo
consiente que están acerca de los atributos culturales que les distinguen del resto.
¿Pero cómo un actor social puede contribuir a la formación de la cultura?
Como el autor Gilberto Giménez lo expuso en su ensayo, la cultura está
conformada de una telaraña de símbolos y de las mismas identidades sociales
que hay. Pero estos símbolos tenían que tener ciertos criterios para pertenecer a
la cultura; en primer lugar que tenían que ser compartidos y en segundo lugar que
deberían ser duraderos. Y ahí es donde entra la relación indisociable entre cultura
e identidad, debido a que la identidad de una persona se limita a ciertos símbolos
culturales de acuerdo al espacio-tiempo en el que se encuentre y se cómo se
conforma su entorno cultural.
No está por menos, el definir lo que es una persona desde este punto de
vista. Ya que se ha visto arraigado por ser mal interpretado y confundido con el
concepto de individuo. Hemos de entender que el individuo es aquel que se
encuentra aislado, sin sentimientos, sin aspiraciones, sin responsabilidades y sin
que sus actos tengan valor. Sin embargo, el ser humano fuera de esta manera
seria alguien insignificante y desmoralizada. De esta manera, se puede afirma
que el ser humano no tiende ser así y sino tiende a ser una persona, que por
lógica es lo contrario de un individuo.
Para ello, se necesita realizar ciertos actos o acciones que nos permitan el
desarrollo de nuestra condición de persona y aun más el desarrollo de nuestra
cultura y lo que involucra esto mismo. Como describe el autor Federico Zaragoza
en su libro La nueva página, una de las principales razones de ser personas es
que se contribuye para aportar, dejar una descendencia o legado que enriquezca
nuestra cultura. También, es importante remarcar que nuestra cultura pueda
cambiar, nuestra identidad colectiva modificarse pero nuestra identidad individual
permanecerá firme.
Definiendo una identidad; creciendo
Nada mejor que explicar y mostrar, lo mencionado anteriormente que con
un gran ejemplo. Es así, que empezar con el comienzo de una vida es lo más
idóneo. Estoy seguro que muy pero muy pocos son capaces de tener recuerdos,
memoria y conciencia de aquellos momentos de la infancia; desde bebes. Pero no
es necesario hacer demasiado esfuerzo para comprender que sucedió para esos
entonces. En mi caso, como todo recién nacido, el primer contacto con el entorno
cultural en el que mis padres se encontraban fue un hospital, así que el primero
que llego a sujetarme fue el doctor, posteriormente mis padres. Para esa etapa,
apenas nuestros sentidos empiezan a desarrollarse y aunque seamos capaces de
percibir ciertas cosas, no son del todo parte de nuestra identidad individual, es
más no lo son. Lo que si podemos afirmar que esas pocas cosas que llegamos a
percibir empiezan a ser parte de nuestra red de símbolos.
Lentamente, mientras vamos creciendo, nuestros sentidos rápidamente se
desarrollan y comenzamos a darles ciertos símbolos un significado que vamos
relacionando uno con otro, como el simple hecho que si una padre oye llorar a su
recién nacido, inmediatamente recibe atención. Al paso del tiempo este pequeño
acto se vuelve rutinario o cotidiano por cierto tiempo, a lo que lleva inferir que
cada vez que llora lo hace para pedir algo. Evidentemente esto solo sucede cierto
tiempo hasta que el nacido empieza a desarrollar sus habilidades de
comunicación; el lenguaje. Mientras tanto, es cuestión que esa relación mutua
entre padres e hijos, especialmente la de la madre, que les permite deducir lo que
necesita su hijo. En mi caso, de acuerdo a mis padres, solía normalmente llorar
porque quería ingerir leche, algo que hasta ahora me gusta seguir haciendo; el
beber leche.
¿Te imaginas lo que para los padres significa cuando su hijo les dice
“Mamá” y “Papá”? Estoy completamente seguro que para el momento, les sería la
aceptación y reconocimiento de sus hijos, de aceptarlos como padres. Aunque
sabemos que no siempre suele suceder así, desafortunadamente, debido a que
involucra el tipo de identidad que adquirieron los padres durante su desarrollo. En
mi opinión, el verdadero comienzo de una relación padres e hijo. Por lo tanto, para
este momento el hijo ya paso por una de las etapas más importantes, el ser
consientes que su red de símbolos les permite relacionar más símbolos para hacer
un concepto. Y de esta manera, empieza uno a moldear su personalidad y entorno
cultural.
Como es de esperarse, mientras crecemos como niños, nos vemos
envueltos en el entorno cultural de nuestros padres, ya qué son parte de nuestra
guía y modelo a seguir. Es por eso también, comprender e identificar ese entorno
de nuestros padres. Por mi parte, empezando con mi madre, ella vivió en una
familia de 6 hermanos, siendo ella la mayor. Vivía en un pueblo retirado de las
ciudades pero no tan aislado como algunas comunidades étnicas, de modo que
desconocía mucho del mundo en sí. Su estatus económico era medio bajo, por lo
tanto no tenía muchos problemas con la comida, vestimenta, recursos, etc. No
pudo terminar la preparatoria por completo y se dedicaba mucho al hogar. Su
relación con sus padres fue complicada, ya que sus padres a cierto punto llegaban
a educar mediante golpes, pero buscaba la manera de ver el positivo o de mostrar
lo correcto aunque paso más tiempo con su abuela, siendo un sustituto de esa
figura paterna y materna que necesitaba, también solía ser tímida. Uno de sus
grandes sueños era ser maestra, que al fin está haciendo realidad, pero menciona
que siempre fue maestra desde que tuvo a sus hijos; a mi hermana y a mí. Por
otra, parte mi padre tuvo que trabajar desde temprana edad en el campo. Sufría
mucho de los escases de comida y otros recursos. No recibía mucha atención de
sus padres; su padre era de los que educaban y controlaban mediante golpes.
Vivía en una familia de 6 hermanos, siendo uno de los de en medio. Uno de sus
sueños era salir de esa vida y cambiarla. Por lo tanto, aparte del trabajo del campo
se dedico al estudio. Definitivamente, tuvo que pasar por grandes dificultades,
malas costumbres, entre otras. Ahora, el ya tiene un doctorado, un mejor estatus
económico, mejores costumbres, una esposa y dos hijos. Si, así es, ese es su
entorno en el cual fui parte de ello.
Retomando lo anterior, que nuestros padres son nuestra guía, para mí la
gran convicción de mis padres de seguir adelante, de ser mejores personas de lo
que ya eran. Son algo que, he heredado y son parte de mi identidad. Pero
pasemos, al como fui haciendo y desarrollando mi identidad. Es por eso que, de
acuerdo al autor Gilberto Giménez, él como se desarrolla nuestra identidad parte
de la cultura, posteriormente una identidad colectiva y finalmente nuestra identidad
individual, esto no quiere decir que va paso a paso, sino que es una continua
retroalimentación de uno con otro, ya que esto no es finito sino algo cíclico.
Básicamente, en la etapa de preescolar y la primaria, uno tiende a buscar
similitudes con personas con la que convivimos en ese entorno, también hay la
posibilidad de que busquemos estar con alguien que nos intrigue porque
queremos aprender de él.
Desde, niño siempre buscaba a aquellos quienes
resaltaban más que los demás, porque creía que a ellos los tomaban más en
cuenta. También buscaba estar con los que estaban más tranquilos para evitar
problemas y por último, buscaba estar con los profesores, para preguntar y
sentirme tranquilo. Ya que, en esa etapa es uno de los comienzos donde la
relación padres e hijos se ve distanciada. De esto, se puede deducir que el
comportamiento de cada niño en esta etapa, es de buscar la manera de sentirse
como en casa y buscar alternativas de las figuras paternas, también cabe
mencionar que el tener la oportunidad de salir de casa, nos permite ver nuevos
horizontes y con la tendencia de un niño de ser, en su mayoría, curiosos. Como,
es de esperarse, hay múltiples razones de cómo un niño se va
formando y
desarrollando, en mi caso, era por esas razones.
Uno de los principales factores que me han hecho determinar mi identidad,
es que mi padre, al tener sus propias metas, viajaba mucho por lo tanto la pasaba
mas con mi madre y mi hermana. Más aun uno un tiempo en el que, vivíamos con
la familia de mi mamá, pero yo tenía cierto inconveniente. En la familia de mi
madre la mayoría eran mujeres. Los únicos hombres que veía con más frecuencia
eran los dos hermanos de mi madre, los más chicos, con quienes pase gran parte
de mi infancia con ellos. Aun así, el hecho de estar rodeado de mujeres me hizo
ser más comprensible de lo que eran ellas, de alguna manera se podía decir que
aprendí a comprender un poco de su forma de ser y pensar. He aquí recalcar que
aunque no fui consciente de lo que sucedía con la identidad del hombre y de la
mujer para ese entonces, ahora sé que puedo hacer y contribuir para un balance
entre ambas identidades. A veces creo que mis padres me mantenían al margen
de esa situación, ya que no querían que perteneciera a ese conflicto sino que a
futuro buscara una solución; no cometer errores del pasado.
Por otra parte, el hecho de que mi padre siguiera en su lucha de cambio y
complimiento de sus metas, teníamos que estar cambiando constantemente de
lugar y casa. Siempre estuvimos rentando y cambiando, cosas que ahora sigo
haciendo por mi propia cuanta. Pero esto es un gran ejemplo de cómo nuestra
cultura puede cambiar y aun así, nuestra identidad perdura. En una de las
ocasiones de cambiar de vivienda, nos tuvimos que ir del país; nos fuimos a
Miami, Florida, Estados Unidos; por parte del trabajo de mi padre. Esto solo fue
por dos años, los cuales tuve que estudiar en una escuela de allá, sin embargo yo
apenas empezaba el sexto año de primaria, lo cual en Florida, era el comienzo de
la secundaria. Para mi fortuna entre en una escuela hispana, donde
definitivamente había una situación muy peculiar, el multiculturalismo. De alguna,
manera me fue fácil adaptarme a esa situación porque aun podía hacer uso de mi
lenguaje y no había una diferencia muy grande entre personas hispanas. En esta
situación, de acuerdo al ensayo La cultura como identidad y la identidad como
cultura, Gilberto Giménez, es la oportunidad de hacer un alto a la discriminación,
es una puerta a que uno pueda reconocer e identificar, y sobre todo aceptar otras
culturas, de modo que los horizontes que nos engloban en una sola cultura
desaparecen. Aun así hay que saber cómo manejar esta situación, porque no
todos lo aceptan.
Finalmente el regreso. El regresar a lo que fue tus primeros horizontes
culturales, te permite poder invitar a los que se han conformado de no ver mas allá
de lo que sus ojos pueden comprender, a moverse y expandir nuestros horizontes.
Ya que como personas, tenemos que seguir creciendo, para contribuir y hacer que
la sociedad sea mejor y organizada; funcione. Como dijo Federico Zaragoza: “…
Seamos rebeldes con causa...”
Para ese, entonces el volver a integrar al grupo social, al entorno cultural al
que el cual partí. Me permitió, aparte de comprender, reflexionar y observar, a
actuar; ser un actor social a seguir, de acuerdo a como lo describe Gilberto
Giménez en su ensayo.
Mi identidad; el legado
Hasta ahora, legalmente soy un adulto, que está comprometido con la
sociedad a participar y actuar desde la perspectiva social, por el bienestar de la
organización de la sociedad a la que ahora pertenezco. Pero definitivamente, es el
comienzo de que debo ser un actor socialmente responsable y sin importa el
momento en que madure como persona.
Tal vez haya quienes aun no conocen por completo su identidad individual,
eso no quiere decir que no la tiene, al contrario todos tenemos una identidad. Y
con ella, en el momento que podamos identificarla y reconocerla, seremos
capaces de retro alimentar nuestra cultura. Siendo que mi identidad sea vuelva un
legado. Como menciona Federico Zaragoza: “… La vida como un presente que
lleva dentro de si el pasado y lo proyecta hacia un futuro enriqueciéndolo…”
Nuestros, padres han dejado un legado tanto como en la sociedad como en
nosotros. Es tiempo que ahora sea nuestro turno de dejar nuestro legado, y no
cualquier legado, sino un legado constructivo. He aquí resaltar que no implica en
enfocarnos en nosotros y ser el héroe del mañana, al contrario no somos héroes
sino personas con el rol de ser actores sociales y que podamos unir a mas actores
sociales para hacer de una cultura y sociedad eficiente, constructiva, responsable
y organizada.
Bibliografía
 Giménez, Gilberto. La cultura como identidad y la identidad como cultura.
Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
 Mayor Zaragoza, Federico. La nueva página. Barcelona, Galaxia.
Gutenberg; Círculo de Lectores, Ediciones UNESCO, 1994
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