El Día de la Madre Tierra Provincia de Santa Fe - ABRIL DE 2013 - + INFO: Ministerio de Economía Secretaría de Planificación y Política Económica www.santafe.gob.ar/ipec www.santafe.gob.ar Abril 2013 EL DÍA DE LA MADRE TIERRA Señor Gobernador de la Provincia de Santa Fe DR. Antonio Bonfatti Ministro de Economía CPN Ángel José Sciara Secretario de Planificación y Política Económica CPN Pablo Andrés Olivares Director Provincial del Instituto Provincial de Estadística y Censos LIC. Jorge Alejandro Moore Equipo Responsable LIC. David Muratore Manuel López de Tejada Corrección Manuel López de Tejada Diseño y diagramación Angelina Araiz IPEC | Provincia de Santa Fe P.02 Abril 2013 EL DÍA DE LA MADRE TIERRA EL DÍA DE LA MADRE TIERRA PROVINCIA DE SANTA FE - ABRIL 2013 - INSTITUTO PROVINCIAL DE ESTADÍSTICA Y CENSOS Salta 2661 - 3º Piso - (3000) Santa Fe - C.C. N: 140 Tel.: +54 (342) 457-3753 / 457-3783 / 457-2539 | Tel/Fax: 457-4792 / 457-3747 Correo electrónico: [email protected] Santa Fe 1950 2º Piso - (2000) Rosario Tel.: +54 (341) 472-1115 / 472-1156 / 472-1317 Correo electrónico: [email protected] IPEC | Provincia de Santa Fe P.03 Abril 2013 EL DÍA DE LA MADRE TIERRA P.04 El Día de la Madre Tierra (...) “El hombre no pudo conocer y sucumbió. Entretanto, se elevaron enormes ciudades humeantes, las verdes hojas se encogían ante el caliente respiro de los hornos, la hermosa faz de la Naturaleza quedó deformada como por alguna repugnante enfermedad y yo pienso, mi dulce Una, que hubieran bastado nuestros soñolientos sentidos de lo forzado y de lo excesivo para detenernos en aquel punto” (...). COLOQUIO ENTRE MONOS Y UNA Edgar Allan Poe Se pueden citar los antecedentes que las Naciones Unidas admite como hitos en su carrera para crear conciencia de la necesidad de mantener un planeta “sostenible”. Podríamos hablar de fechas ya lejanas como Río 1992, o más atrás, en 1972, cuando en Estocolmo se impulsó por primera vez la idea del cuidado del medioambiente. Pero lejos de creer que la preocupación por “la madre tierra” comenzó hace 41 años, vemos como ya, en 1841, personas sensibles como Edgar Allan Poe interpretaban en un cuento los temores generados por la Revolución Industrial y los cambios ya observados en la naturaleza. No había grupos ecológicos entonces, ni se hacían estudios de impacto ambiental. Sin embargo, alrededor del mundo había personas que podían intuir que la sobreexplotación de la tierra (de todos sus recursos) tenía un límite, y que en algún punto ese límite no era otro que la propia desaparición de la especie. Como Instituto de Estadística nos podrán interpelar. Nos podrán decir: ustedes saben más que nadie, ya que ahí tienen los números, que el promedio de vida de un ser humano se ha duplicado desde la época de Poe (que apenas vivió 40 años). Y es cierto. Pero los números son sólo eso, números, datos que no tienen ningún sentido si no se los interpreta y, desde ya, esas interpretaciones nunca serán neutras. Que el hombre viva más no significa que viva mejor, e incluso siendo así, menos significa aún que el atropello contra nuestros recursos naturales no sea un atentado contra nuestra propia especie, un seguro que nadie podrá reembolsar. Pero así como tenemos el conocimiento de las consecuencias de la sobreexplotación de nuestros recursos, no hay cultura en el mundo que no tenga (o haya tenido) un respeto reverencial por la tierra, expresado de las más diversas formas. Es decir, tenemos por un lado, la conciencia surgida de la ciencia que nos dice que debemos “apropiarnos” de la naturaleza (si es que esto es posible) en forma sostenible (esto significa garantizar recursos naturales a las generaciones venideras); y por el otro, las sabidurías ancestrales que, desde otros lugares (religión, superstición), sabían de la necesidad de vivir armónicamente con el ambiente. Entender el mundo Para los egipcios, el Universo era una caja rectangular, en cuyo centro estaba situado Egipto y el cielo se sostenía por montañas. Los astros y los dioses viajaban en barcas y, durante la noche, el Sol navegaba oculto detrás de las montañas. Los hindúes suponían que la Tierra estaba sustentada por cuatro pilares que descansaban sobre elefantes y éstos, a la vez, sobre una tortuga que flotaba y nadaba en un océano gigantesco. En la antigua Mesopotamia, los sumerios suponían que la cúpula estelar era de metal y se apoyaba sobre una muralla que circundaba la Tierra. El Génesis de la Biblia no se aparta de esta serie de ideas antiguas. Hay un Dios que crea al mundo en siete días, y que coloca tanto a la Tierra como al hombre en lugares preponderantes. Y si esto fuera una cronología, en el 500 a. de C. llegaría uno de los momentos de quiebre, no quizás en el conocimiento, pero sí en la forma de acceder a él. Aparece la inmensa cultura griega. Fue por entonces, durante la época clásica, que Aristóteles propuso que la Tierra se encontraba fija en el centro de una serie de esferas, cada IPEC | Provincia de Santa Fe Abril 2013 EL DÍA DE LA MADRE TIERRA P.05 una de las cuales contenía a un planeta, la Luna o el Sol. La esfera más externa contenía a las estrellas. El movimiento de los cuerpos celestes se explicaba por la rotación de las esferas sobre sus propios ejes. Como la Tierra ocupaba un lugar de privilegio en el centro del Cosmos, este modelo era geocéntrico. El ser humano aprendía a indagar, pero el verdadero cambio de mentalidad se produce a partir del descubrimiento de Copérnico y el despliegue majestuoso de la Ciencia. La doctrina de que la Tierra gira alrededor del Sol, en vez de considerar, como hasta ese momento, que el mundo gira alrededor de la Tierra, cambió la posición del hombre, porque si la Tierra ya no ocupaba el centro del Universo, el hombre tampoco podía erigirse en sentido y finalidad de la creación. Ahora, ¿qué puede significar para nosotros, los que habitamos la provincia de Santa Fe, el Día de la Tierra? Santa Fe ha sido históricamente ligada a las actividades rurales y buena parte de su economía tiene que ver con todo el entramado agropecuario. Los productos de la tierra por excelencia -cereales, carne, leche- han tenido siempre en la Provincia una gran importancia. Sin embargo, la mayoría de sus habitantes vive en ciudades, que van desde las que tienen más de un millón, a las más chicas, pero que (el 93 por ciento de los santafesinos/as) entran en lo que se denomina “población urbana”. El fenómeno de la urbanización es un proceso histórico que se dio en todo el mundo, y que está lejos de ser un fenómeno local; aunque claro que no se dio “per se”, sino en el marco de un período determinado: La Revolución Industrial y el Capitalismo (y en su momento también lo que fue el llamado “socialismo real”). La conciencia de comprender este Universo implacablemente dominador, de poder calcular sus leyes, le devolvió al hombre la seguridad en sus propias fuerzas -ya nada dependía de designios divinos-. Desde entonces, y fundamentalmente a lo largo del siglo XX, se avanza en un sentido científico y se le da al conocimiento un vuelo inagotable. Esta era tecnológica llega como consecuencia de toda esta aventura del hombre. La Tierra se puebla de inventos maravillosos, de fábricas, de instrumentos sofisticados para extraer los bienes de la naturaleza y el hombre comienza a concebir, a partir de su obra, su propia destrucción. No intentamos aquí hacer un ensayo crítico sobre el capitalismo depredador (los hay –los ensayos- y muy buenos) ni sobre otros sistemas que tampoco fueron o son benévolos con la naturaleza, sino de reflexionar, aprovechando este día (en realidad cada 22 de abril, desde 2005), sobre nuestras verdaderas necesidades, sobre nuestros verdaderos deseos, no los impuestos. Se trata de imaginar qué mundo queremos para nosotros, nuestros hijos y no mucho más, porque los efectos devastadores están a tiro de nuestros sentidos. No hablamos sólo de cuidar los bosques o de salvar las ballenas (que también hay que hacerlo), sino de pensar si necesitamos todas las cosas que suponemos que necesitamos para ser felices, porque las cosas se fabrican y se derrochan recursos que luego se transforman en basura contaminante. Retomando a Edgar Allan Poe, nadie puede decir que hoy “no conozcamos” los perjuicios que se le hacen a la Tierra, por lo que “sucumbir” sería muy parecido a un suicidio o, peor aún, a un asesinato masivo por parte de quienes tienen las responsabilidades y el poder de evitarlo, y no lo hacen. A decir verdad, con distinto grado de responsabilidad, a todos nos alcanza, somos 7.000.000.000 en el mundo y si las conjeturas demográficas aciertan alcanzaremos los 10.000.000.000 en el 2050. Cuidemos el planeta tierra en general y empecemos por aquello que está a nuestro alcance en particular. Crecimiento de la Población Mundial Miles de millones 10 Regiones en desarrollo Regiones industrializadas 8 6 4 2 1750 1800 1850 1900 1950 2000 Fuente: Atlas de Le Monde Diplomatique. Datos referidos a 2000. Elaboración propia Departamento de Urbanismo y Ordenación del Territorio (DUyOT). Rafael Córdoba Hernández. IPEC | Provincia de Santa Fe 2050