l^^S GR.ANDES SE^UTAS llesde 4942 al actual aí`io de 194^5, ínclusive, España está sufriendo prolongadas sequías con sus gravísirnos perjuicios, no sólo en 1a Fraducción agrícola, sino ta.mbíén en la fuerza motriz d^e todas 'las indu^tria^s que^ depen. den de ,saltos de agua. -Se ^cree que esto es exoe^pcional, pero ^hay que citar otras ^randas seyuías en toda o paTte de España, dusante e^ste siglo, en los años 1907, 19^23, 193E3 y 99^4, en el ^primer trim^estre. Lo sensible en 1a actual sequía e^ la abrumadora per =i^tencía ^desde 4943, inclusiv^, hasta la 1'e,cha. ^Pero, ademtís de pet^sistente, .ha sido tan genera^l, ^ue ^en 1^J4^ fué padecida ^en la r^ gión lluviosa de Ssniand^er, donde, ante 1a falta ds pastos, ha llegado algún agricultar a ^+ecurrir, para mejorar la aaimentacrón de^l ganado vacuno, al original medio de volver a dar a la vrica la leche g ue le ordeñó. En 1944^ no llovió absolutament^e en los dos primoros mes^s. No llovió ní en 1a clá^sica "^Gandela:ria". En cuanto a causas ^de ^sta ^enorme y persistente ^sequía, sólo podemos `deoir c^ue, duranGe ese prolan;gado p^ríodo, ha nabido una casi total fa.lta de masas de aire tropical^es, tibias y húmeda9 procedentes de4 Atlántico. Sin esfe aire húm^do del mar no podía haher llilvla.8. ^,Por qué ocurria Psto? Fatt.e.ndo ^ 5 _-e6la inCurcuación axtran jara, d^atrido a la ^uf^rra, no podemos fundamt^ntarlo en causas ^ errestres. Debemas recurrir a to que la ciencia astronómíca nos ^x^ uestra por m^edio d^e su estadística d^e manchas solares, o sea qu^e e^stamos actualmente bajo un mínima de actividad sola^r. I?esde diciembr,e de 49^3 (preci^samente ^cuando comenr.ó Ia sequía), el sol no presentó ninguna manchat salva el día 20, coincídienda con .la poquis^ma lluvia que cav6 en el noTte de F^spaña. EI sol ^está inactivo, pero la relacíón de la actividad de^ él con la de la tierra ^es tan paco conocida como ^con^plicada, y sólo se ^puede hoy p^resentar la ^ coincidencia expuesta. Electricidad^Las tempést^ade^s ^que ^se manifiestan por relámpagos v truenos, nos detnuestran que en la atmósfcra se p^roducen fenómenas eléetricos. ,La ele,ctricidad d^el aire es casi siempre pasitiva con tieln,po ^eco. La ^superficie de 1a tierra se manifie^sta como si estuviese c.a.rgad9a de electricidad ne^gativa, ^La tensión el^etrica del ai,ne aumenta con la niebla. la lluvia, la nieve^, y especialmenie cot^ la^s tormentas y granizadas, cambianda ^íe signo en muohos de estas ^casos, o sea ^haciéndase negativa. Graniao.-El granizo esfá constituído par `sozos ^ie ^híelo opaeo, red^andeado^a, de vo^utnen varia^)^^e, del tamaño ^medio de un gui- sxntr^, ht^rn st+ ^iatl <^^s^l, +ic l^egar h+^gia ttl^^ gramas. Suele caq^ en primavera ^ verano. ^Gen^eralmente va preoedido dp fuertes calares v ai>^e tx^an quilo. La proporción de los daños en la v^e,getación depcñde del tamaño SIGNOS -^--Da mae do 500 wiliwatros ""Da 500......, mil^mstro• •-" De menos Ea 500 wilimstror Plu^^ic>si;iaa ncarmzd ^ic ^a penínsu{a ibéri^a. de las granos, de la duración de ],a granizada v^de la violencia de la caída. Si ^1 ^granizo cae al comienzo del arecimiento de las plantas herbéce^as, ésta5 pueden s^eguir su desarrollo, rebrotando y aun d.a.r una casecha regular; pero ll^ega a perderse ^par comFleto la cosecha si la granizada cas adelantada la ^•^egetación. Esto n^urre también con las c9reales. En cf+^abio, son peores loQ efe^ctas del granizo al Fi i^icipiar el desarrollo qu^e al t^erminar, en e^^mafz, ie: l,slui,aa^, Irce reni^^:achny ^- IH:w r.aría.horias. En cualquier momento del desarrollo son m^ ^y perjudiciatp: las granizadas en $1 tabaco. e: lino y al cañamo. La vid el olivo y las fr^stales ^sient?n n^ucho 1a acciu^n del granizo, que Tompe los brotes jávenéa o hiere y magulia ^lo^ frutos. Medios propueslos ^ra ^evitar el graniso.Los medio^ que _ se han .p.rapuesto pars, evitar el granizo son los siguier^tes: los llamadas cañones granífugo^s, a sean marteretes espeeiale!s provistas de un ^ran ^embudo; colocados verticaimente, ^ que ^s^e dis^paran con pólvara sola, al aproximarse las^ nWb^es ,caracberí^tica^s del granizo. Estos cañone^ se colocan a 500 ó 800 metros unos de otro^s ^en los campas, y danzan ^a ,gsan ^ltura lo,s gases ^proae.de^ntes de Ia inflamación de una fuerte carga de pólvora. ^ambién .se emplea ^en vez de la pólvora una mezcla de aire y aoetileno, aplicando las ^p rapie^d^ad^es e^xplo^ivas de ^este última, ^para 'Io que se construyen cañones adecuados. Estos forman tarbellinas ga^seo^sas, que son lanzadas ^hasta 4^00 ó 500 m^etros de altura. Hoy está completamente abandonado este pro^oadimiento, ^par^que lo^s :resultados que se oonseguían eran muy in •iertos. ^A,lgo me^ o^r es et e^m^p^leo de los cohetes ,granífugas, ^ue se lanzan hasta la^s nubes, en cuyo lnterior e^tallan y loq gtises de las explasionas detsrminan una agit,ación de las capasl inferiat+es, - (39 q ue :pueden hacer que t^stas se resuelvan en lluvia antes de ser alcanzadas por las bolas de hielo ya farmadas. Mi^mtras caue cun el caíión sa produee la b c Cuhete granifugu. detonación muy cerca d^el suelo, y al rep^arcutir en las altura^s, ha perdido, asce^ndiendo, mucha intensidad, con lae cahetes granífu$os lle^a hasta la$ nubes el ,p^roy^ectil, y la etxplo+ 7p _ sióu ^ae pro^iuce en la misma nia^sa de la nube del granízo, y los efectos son má^ seguros que con los cafiones. Se con^pone pl cohei^e granífugo dA dos }^art^.*s: una niág larga e infeTior, para el movimiento ascendente (B). y otra superior (^A), }^ara la exp}osión. Enciende el operador ^la mecha colocada en el extremo inferiar (ccj, la cual comunica con el depósito de pólvora ( 6). Al. quemarse éste ^poco a poco, origina ga^s^es que esca^pan por un$. abertura (c). A} salir los ga^es, dsterminan el empu je que hace^ subir al eohete. Segiín la altiira mayor o menar a que ha de }legar ^1 cohete, así será mayor o menar la ^ cantidad da pólvara. ^uando el cahete ^según está 1}ega a da a'tura que ^e quiere, o sea al ir a terminarse la pólvora, e1 fuego ae comunica por snedio de una mecha ( d), que hay ^en la corona superior, a la c^ímars. de explosión (e). Hay cahetes ^ranífu^os que ]levan explosivo^s mds enérgieos; llegando a alturas ^entre 600 y 4.2f10 metros. ^Para in^ tala^r los col^etes granífugos se . plantan estaca^s de 4,50 metros de^ altura, verticalmente ll^evan ^dos anillos^ horizontales, uno ^en la parte superior, v otro 50 centíme^ tro^s más bajo, que sirven para recibir la varilla del catietp y para guiarle en la ^salida. Ha,y ^ ue conta,r con vn escu^do ^pratector, can^stifufdo por dos ta;b.las d^e mad^ra, unida^ en dngulo recto, y que tengan 1;80 m^etros de- altura, sirvieri^lo para deí'ender al que dispara. Las personas ^ue manejen los cohetes granífugos han de ser prácticas en ^escc^ger el momento apartuno de lanzarlos, y esto exige una atenta v constante vigilancra en la época propia de las granizadas. Además, para ^ ómpl^eio éxito, l,a organización ha de eontar con gran número de ^estaciones granífugas que ocupen toda la extensión que s^e trat.e d^e sa^var del peligro. A p^esar de haberse ^ernpl^eado en Qataluña ^- La Rioja estos procedimie^ntos, se lucha con tantas dificultades, que hoy están aJban! donados. Es más práctico por ahora recu^rrir a lo < seguros de cosechas, procedimiento para aliviar al agricultor de est.e gran daño. Aunque el pe^drisco e^s una calami^lad casi normal ^en álgunas regiones, es un riesgo a-^^• gurabl^e, :porque tiene las dos condiciones es^encia^les pa^r.a e91o: det,erminación clara del siniestro y posible m^edida de ^sus daños. En mayo de 4935, decía el Sr. Ara•ón Monte,jo, Director gerente^ de ^la ^Ca,ja de ^Seguros Mutuas contra el pPdrisco ^en la A^sociación de A^gricultores de E^paña, Io que sigue: "Algunas . So^ci^e^dades sseguradoras, han co. ulenzado a traba,jar ia rama del pedrisco, y merced a todo esto, ^Pl volum^en tota:l de las casechas asaguTada.s alcanza ya una cifra mu,y respetable. aunque siempre resulta peque"na, comparada con cl volumen total de las __ 72 -- cus^echas que están sujetas al riesgo. La Cajd Mulual de Agricultores, por sí sola, as^eguró el año pasado mQs de 36 millones. ^El seRuro de caseahas contra el pedriscro ofre^ce dificultades y^peligro^s en su reáliza• ción, que sólo pu^eden hoy sa^v+^^^^se mediante ^,na cuidadosa seleceihn de riesgos ^que ^rechace aquellog mayores o]o^s sbmeta a fuert^s primas, y a la formación de cupos bien repartidós, cuando se trate de Qompañía^s ase.gura^dores. Y merced a ciertas aportaciones o ayudas del Estado que ^robustezcan los fondos y 2os pongan en condiciones de ^pa^ar los ^siniestros en años aciagos, cuando s^e trate de^ mutua'lidades ^nue no ^pu^eden el^egir ^riesgos y que han de óubrir ha^sta los mtís in• deseables. De t.ados modos, el Esta^do encnntrará economía siempre, ya que el segura le permite' ^prescindir de aquella^s partidas de "Ca'lamidad^es pública.s" qu^e se ^dedicaban prefenentemente a remediar las ruina^ ^producidas por el pe.d.risco, ^en cos^chas de' electores adictas al pa^rtido político qu^e golbiernaba. . Las estadísticas de orden general constituy^en una orientación para los seguros, orientación muy apreciáble para a'lgunas d^ ^ellos v ds muy escaso valor técnico para otros, cual o^curre con e'1 ped^ris^co. La estadística. que ve^rdaderamente vale e.s la que destila el prapio ^se+guro, la que se desprende de él, porque gs 7a que apreoia los ^rieagos en sus con- - 7S --- becuencias económicas y dentro de su zona a4etrurada. Lna estadístíca meteorológica podrá decirnos cuál es la f,recueneia e intensidad del ^pedri^sca ^en un lugar determinado. Si relacionamos con esa astadística otra de orden ,agronómico (,y ya es complicar 1as cosas), podremos, por el estado de crscimiento que corre!sponda a las cosechas en ]os días ^qu^e se produ,j^eron los^ p^edriscos, deducir si ^la gravedad de los daños pudo ser mayor o mQnor. ^Pera todo esto es muy poco. muy ind^eterminado, sobne todo teniendo en cuenta que las nubes d,e piedra co^en zonas de eseasa anc.hurá, ^con lo cual fincas mu^ cercanas resultan . con daños ta.n diferente^, como 7a destrucción total de la case^cha y la no p^ercepción de lrer.juicios. La, .solución no es^ otra Rue plantear el s^ee^uro de un modo muy empírico e i,rle perfeccionando v acap'lando a m^edida ^nue él nas ofrece al^úna hase esta= dística dé apreciable cerúeza." T^erminaremos lo que se refiere al perdri^sco, diciendo que^ si éste fué .muy fuerte, habTá qu^e modificar la poda. Debe quitarse en ^eneral de la aepa que haya sufrida el p^edrisco todo :10 ^d^struído par ést^e, favorecienda e4 dcsarrollo de las varas o ramos^ ^por deba,jo de lo destrufdo. Vientos:--.Los vi^entos son producidas por el movimiento de trasl^ación del ai^e, a cau^sa d^e las diferentes temperat^iras a que están -74-- ^ome^tidos los distintos puntos del Cilobo terrestre. El aire se tras?ada de la^s zonas de más pr^'sión barométrica a las de presión má^s ba^a, en dirección aproximadamente paralela a la superfi^cie te;rre^tre, y aunque se producen en la atmó^sfera corrientes ascendentes y desoendentes, por ser é:^tas débiles en ^eneral y de difícil ab^ervación, sólo se consrdera como vi^ento el que se mueve en dirección a^proximadament^e harizontal. Nombres ct.c los rientos.-,Los vientas se d^ecignan con ^l nombre que tiene el punto del ^harizonte de donde parece c^ue vien^en. En tier.i•a se us1^n 4E3 nombres, se^un otras t^antas direccione?. Así, vient.o Sur es el que sopla del polo Sur 'hacia el polo Norte. Viento h^ste, el ^que mar^cha de Oriente hacia ^Occid^ente. Las cuatro vientas ,principales son, pv^s; Norte, Sur, Est,e v Oeste. l^os laterales son Nordeste, Sude+ste, Sudoeste y Noraeste, o sean `los ini^ermedio., entre los cuatro principales. Los co'!ate.rales son Narnord^este, E^snnrde^ste, Esudaste, SursudQSte, Sur^^udoeste, OE^ssudoeste, Uesnoroeste y Nornoroeste. j'aria^ción de la direccidn de los vi,entos.Según lag ^estaciones, varía la dirección pTedominante d^e las vientos. E^stos ^se ^roducen por el desigual caldeamiento de la trarra y el mar, s^ún sea ve^rano o invi^erno. Burants el primero, la tierra se calienta más que el ma^r, y 1as capas de aire más densas en c,uutactu coii el mar ^ dirigen hacia tierra. Así vemos, por ejemplo, en La Coruña, que en verano pc^edominan los víentos Norte. Naroeste v Noc^de^ste. En invi^erno conserva el mar una temp^era-. tura relativamente elevada, mi^entras ^que la tierra se enfría notahlemente `• ^se produc^e el f^enómeno ^can6rario, dirigiéndós^e el aire denso de la tie,rra hacia el niar. Así obs^ervama,, en ^el citado pucito de La, Coruña, la frecuencia en invierno d^e^ los vientos ^Sudae^ste, Sur v Sudest^. Seg^ín la^ huras dei día, también varía la dirección de los vientos. En las costas, en las priuieras horas.d^e ia mañana, hay^ calma en tierra. P^ero a medida que va ase^endie^ndo ^el sol, se va calentando la ti^erra, se forman corrienúes as,cendentes, que al ll^egar a gran altura, ^se extienden, ^^ pasando : sobre las ca^pas inferiores, o s^ea en contacto con el mar .haoen que ósi.as s^e diri,jan hacia tierra. Así obse^rvatno^s ^en !as cast^t: 1a brisa que viene del mar, a las dos o las tres de la t,arde en ^el verano. Es^e vicnto penetra muchos kiIdm^etros tierra ad^enti•o. S^e le llama generalmente "marea". ^ Durante I,a, noch^e, por irradiación de la tierra, ha perdido mucha parbe del calor que a^bsorbió durante el -día. El aire. en contactu de ^ella, es mós denso qu© el mar y se dirige de la tierra ha^cis el mar, constii,u;^endo el viento llamado "terra"', que nn lle^ga a^epaMarse muctlo d^e la costa, - 76 - En el inLerior de las nrontairas ocurre que duTante el día el aire en tiernpo normal se dirige desda el valle o llanura hacia las montañas, suaediendo que durante la noohe^ va . de éstas a las valleg. Atedios^ de observar la dirección de los vientos^La dirección de los vientos se^ puede cono^cer ^por medio de las ^neletas o anemoscopins: Puede servir de veleta en un momento dcsterminado cualquier objeio ligero, ^suspendido lilbp•emente en el aire; por ejemplo, una cinta. La dire^ccián de una calumna de humo ^ambién nos puede guiar. Para las sitas zonas de la atmósfeTa puede servirnos la maroha de las • nubes. ,Actualmente ^se emple^an con ese abjeto los eometas y los globos s^ondas. ^Con frecuencia es distinta ]a dirección del ^-iento en las capas inferio^re^ de ^la atmósfera y en las ^superiores. Eso d^epende de Ra di^stribucián en dirección vertical de la temperatura, ^la presión barométri^aa y e4 vapor de agua. Medios de d^eterminar la velociáad d^l vic^^+to.-iSe conoae la velacidad, por medio de los apasatos llamadas anemómetros. Ejectos^ del vi^^zto soóre la veqetación.)^.stas efectos ^son muv variabl^es. Los vientos mod^eradas son útiles, ponque renuevan el aire ^que Todea a las plantas, fortifican sus fibras y favai•ecen en desarrollo de las raíces. También estos vientos ayudan a 9a feounda- --^ 77 - t+i^in, wvhrt^ tu^ltt en lus vagetalt^ que lient•n ^us ^sexos separadas. A las p!antas textiles les perjudioa, por hacer ásperas sus fibTas. Los vientos fuertes, ^muy fu^erte^s o huracan^ados, son siempre perjudl:ciales, por acelerar la desecacidn dp los su^elas, por depositar sobre las ^plantas detritus mineral^es que perjudican :su funcionamiento, por arrancar ;hojas y flores: romper ramas o descuajam ár^t>fo'les. IPor s^ humedad, aun siendo suaves, pued^en determinar la aparición de enf^ermedades producidas ^por hongos pequeñísimos. Por su alta temperatura, pueden originar la de5eaaeión de hojas y^brotes. Uno de lo^s efectas d^e1 viento que más daño rep^rese^nta en algunas regiones, como Galicia, es el vuelco y encamado de los trigos. En ^el atoño de 4fl08 .hemos sembrado diez variedades aconsejadas por Vilmorin contra e^ste accidente y conti^rua $ e1Las; el t:rigo del país, propenso al encamado. El resultado fué ^el sigui^ente : Varledadea Bstado d¢ le planta ¢n )unlo Tr1go ro^o de oto8o barbsdo ......... $e v o 1 c 6 tlgeramente q volvld a levantare0. Idem ía. involcsble de Burdeoe....... No ae vulcd ne.da. [dem id. de Eecucla ..... ................. Idem !d. Idem !d. de Srfe ........... ...:.^............ Tdem 1d: ` Veiirdadva Trigp ro^o de E•t.-Laud ... .................. Idem ^ria de St.-Laud .. .................. Idem azul o Noé ........... .....y........... [dem híbrído del buen colpno .......-. Idem Id. del Teeoro ............ ............. Idem fd, de Champlan ...... .. .......... Idem del pate ...... ........... ................ t:eledo dr I• plania en ^ unlp Idem id. Idem íd. Idem io. ^ Idem id. Idem fd. Idem 1d. 3e volcó y aontinuó saf. La^s fuertes lluvias de la p^rimera quinoena de junio de aquel año ^sometieron a buena p^rueba dicha cualidad contra el encama,do. V^emas que la única. variedad que se volcó, y se mantuvo caída en ,gran parte, es.^la del país. Ahor$ bien; ^cutíles son las causas que pu^eden determinar el ^encamado? La falta de sílice en el suelo, como exporien algunos, no puede ser, pues, precisamente en esta pa^rte de la región galle,ga; a,bundan lo^s terrenas silíaeos, como el que nos si^rve de base a]a experiencia. Quedan, por tanto, como cáus+as: 4:° 1.a condición peculiar. 2.0 ^EI exce.,o de nitrógeno en los abonos. 3°. La mucha hum^edad del suelo. ^ ° ^T^o ^espeso de la^s ^si^embras. 5° La $cción de plantas extraña^s, que. como la srveja vellasa, retienen volcadas las mieses. Veamos cbmo pademas defendernos de estas cRUSas de accidente: -- 79 - La primera, u sea la cuali^ia^1 pecuiiar de la variedad del país, pronto podía elimín^rse, adoptando una ^le las resi^stentes. Pero, te. niendo presente la gran producción de trigo del país, ^debemos esiudiar si las res^tantes causas del vuel^co la:^ podemos ^anular, manteni^endo el trigo del país, dada su buena producción. ^La ^se,gunda causa la podemo^s combatir con el emp.^eo de abonoG químicos fosfatados y re^tringiendo el uso de estiércoles. ^, tercera, empl^eando la labor asurcada propia del país, o sea con mesetas separadas por ^110AdoS $UPCO5 llanladOS "regos", que sanean el terreno. La cuarta, echando m^enos ^cantidad de^ a^ milla en la siem^bra. La quinta, con la práctica de mayor número de escardas. Y con todos es^tas medias preventivos la sexta cauGa,, ^la aceión de lluvias y vientos, ^qu^e ya no ^está :en nuestras manas hacer desaparecer, t,er^drá mucha m^enas influencia. Pero si aun con todas estas medidas preventiva^s, no obtenemos ^resvltado favorable, sustitui.r ^en toda o en parte la variedad del país (mezclándola) con la va^riedad ^que más producto nos dé, entre las ^similares, re^sisiente al encamado ^que hemos m^encionado.