COMISIÓN DE JUBILACIÓN Y PENSIONES DE LA U.I.A. Presidente

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COMISIÓN DE JUBILACIÓN Y PENSIONES DE LA U.I.A.
Presidente: José Mª Antràs Badia ([email protected])
Vice-Presidente: Jorge Omar Frega([email protected])
II
ACTUALIZACIÓN DEL MARCO LEGISLATIVO DE LOS ESTADOS EN RELACIÓN CON LAS ENTIDADES
DE PREVISIÓN SOCIAL PRIVADAS PROPIAS O CONCERTADAS DE LOS ABOGADOS.
ESPAÑA
Lucia Solanas Marcellán. Abogada. Vocal de la Junta de Gobierno de
la Mutualidad de la Abogacía
La Mutualidad de la Abogacía ha estado sometida a los cambios del
marco legislativo que el Gobierno de España ha introducido en los
últimos años, bien directamente con normas que inciden
directamente en el ámbito de funcionamiento de la Mutualidad o bien
con reformas de los estamentos públicos que indirectamente influyen
en el funcionamiento de la misma.
Las modificaciones más significativas del marco regulatorio, se han
producido no tanto en el control por parte de la normativa
aseguradora que afecta a los contratos de seguros y funcionamiento
como entidad aseguradora y dirigida fundamentalmente a cumplir con
las directivas europeas en materia de Solvencia II, sino al ámbito de
funcionamiento de las mutualidades desde la perspectiva del
aseguramiento de los abogados, ya sea como alternativa a los
regímenes públicos o como previsión social complementaria.
En los últimos años se han sucedido distintas disposiciones legales
que de una u otra forma inciden en la actividad de la Mutualidad de la
1
Abogacía, pues afectan a todas las Mutualidades de Previsión Social
alternativas al régimen de Seguridad Social de Autónomos.
Podemos afirmar que todas ellas son positivas o se han resuelto
favorablemente de acuerdo con los intereses de los mutualistas,
aunque todavía queda mucho camino por recorrer para que se
reconozca el papel estratégico que pueden tener las Mutualidades en
la resolución de la crisis de los sistemas de previsión social públicos
en España. Entre estos avances pendientes está el reconocimiento
pleno del derecho a la asistencia sanitaria para todos los
profesionales con independencia de sus ingresos, y el establecimiento
de un marco fiscal sencillamente equivalente al del Sistema Público o
al que se espera lleguen a tener los Planes de Pensiones.
Veamos el contenido de las reformas legales que se han producido:
Incompatibilidad de la continuidad del ejercicio profesional
con la percepción de una pensión pública
Orden TIN1362/2011, de 23 de mayo, sobre incompatibilidad
entre pensión de la seguridad social y trabajo profesional libre
Una primera amenaza para los mutualistas fue la Orden Ministerial de
23 de mayo de 2011, del Ministerio de Trabajo e Inmigración, que
aunque no incidía en las prestaciones de jubilación que reciben los
mutualistas de la Mutualidad de la Abogacía (siempre han sido
compatibles con el mantenimiento de la actividad profesional)
declaraba incompatible la percepción de una pensión de jubilación de
la Seguridad Social, con la continuidad del ejercicio profesional,
aunque éste estuviera respaldado por la afiliación a una Mutualidad
Alternativa, es decir, sin requerir el alta en la Seguridad Social.
La Orden contradecía una doctrina administrativa del propio
Ministerio de Trabajo (y de los Tribunales) que, durante décadas,
había considerado compatible el percibo de la pensión de la
Seguridad Social, con el trabajo por cuenta propia como profesional
libre, cuando los profesionales liberales seguían ejerciendo al amparo
de su afiliación a una mutualidad alternativa, pues los únicos trabajos
excluidos son los que exigen la afiliación a la Seguridad Social, y el de
abogado no tiene esa exigencia, pues se puede ejercer al amparo de
la afiliación a la Mutualidad.
La Orden Ministerial fue recurrida y finalmente anulada por la Ley
27/2011, de 1 de agosto, sobre Actualización, Adecuación y
Modernización del Sistema de la Seguridad Social, que en su
disposición adicional 37ª, sobre compatibilidad entre pensión de
jubilación y trabajo, establece que el Gobierno debe presentar un
proyecto de Ley que regule la compatibilidad entre pensión y trabajo,
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garantizando el relevo generacional y la prolongación de la vida
laboral, así como el tratamiento en condiciones de igualdad de las
diferentes actividades. Y declara, esta disposición adicional, que
“mientras no se produzca esta regulación, se mantendrá el criterio
que se venía aplicando con anterioridad a la entrada en vigor de la
Orden TIN/1362/2011, de 23 de mayo”. Su entrada en vigor el 2 de
agosto, reestablece la situación anterior de no incompatibilidad.
A pesar de la insuficiencia de la redacción de la DA 37ª de la Ley
27/2011 para resolver definitivamente este problema, en este punto
existe un pronunciamiento judicial que avala la derogación de facto
de la Orden Ministerial. Con todo, habrá que estar muy atentos a los
criterios que el Gobierno mantenga en el futuro sobre esta materia y
a la regulación que finalmente resulte, dado que lo que obviamente
pretendía la Orden Ministerial era un ahorro de costes impidiendo el
cobro de las prestaciones de la Seguridad Social a los profesionales
que habían alcanzado el derecho a la Pensión de Jubilación por la
edad, pero que querían seguir ejerciendo.
Prestaciones mínimas en los planes de previsión que ofrece la
Mutualidad a los abogados como alternativa al sistema público
de Seguridad Social
Disposición Adicional 46ª de la Ley 27/2011, de 1 de agosto,
sobre actualización, adecuación y modernización del sistema
de Seguridad Social, que establece las prestaciones mínimas
que deben ofrecer las mutualidades alternativas a Autónomos
La Ley de actualización, adecuación y modernización del sistema de la
Seguridad Social, de 1 de agosto, en su Disposición Adicional 46ª, ha
establecido que las mutualidades alternativas a la Seguridad Social
deben otorgar prestaciones mínimas similares a las de dicho régimen,
en concepto y cuantía. La Ley en esta materia entrará en vigor el 1
de enero de 2013. Por tanto se ha dado a las mutualidades algo más
de un año para adaptarse.
La Disposición Adicional 46ª de la ley 27/2011 establece que los
planes de previsión ofrecidos por las mutualidades, para que sean
una alternativa al Régimen Especial de Seguridad Social de
Autónomos, deben incluir, “de forma obligatoria, las coberturas
de jubilación; invalidez permanente; incapacidad temporal,
incluyendo maternidad, paternidad y riesgo del embarazo; y
fallecimiento que pueda dar lugar a viudedad y orfandad”.
La disposición establece además los mínimos de la cuantía de cada
prestación, para que puedan seguir siendo considerados sus planes
previsionales como alternativos al Régimen Especial de Seguridad
Social de Autónomos: “cuando adopten la forma de renta, habrán de
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alcanzar (las prestaciones) en el momento de producirse cualquiera
de las contingencias cubiertas a que se refiere el punto anterior, un
importe no inferior al 60% de la cuantía mínima inicial que para la
respectiva clase de pensión rija en dicho sistema de la Seguridad
Social, o si resultara superior, el importe establecido para las
pensiones no contributivas de la Seguridad Social. Si tales
prestaciones adoptaran la forma de capital, éste no podrá ser inferior
al importe capitalizado de la cuantía mínima establecida para caso de
renta”.
Es decir, se persigue que desparezca una mala práctica, que algunas
otras mutualidades hacían, cual es la de ofrecer planes de previsión
con coberturas muy pequeñas o que poco tienen que ver con la
previsión social.
La ley pues permite que las mutualidades sigan ofreciendo las
distintas modalidades de cobro de la prestación, en forma de renta o
de capital, reconociendo que éstas entidades deben aplicar “el
sistema de capitalización individual y la técnica aseguradora, en los
que operan”. El legislador ha tenido en cuenta que algunas
mutualidades no podrían cumplir con el requisito de prestaciones
mínimas, a pesar de ser más modestas que las que rigen en el RETA
sin un aumento sustancial de sus cuotas; y por ello ha establecido
una alternativa en el segundo párrafo del punto segundo de dicha
Disposición Adicional que “Se considerará, así mismo, que se cumple
con la obligación de cuantía mínima de la prestación, si las cuotas a
satisfacer por el mutualista, cualesquiera que sean las contingencias
contratadas con la Mutualidad Alternativa, de entre las obligatorias a
que se refiere el punto 1, equivalen al 80% de las cuotas mínimas
que haya de satisfacerse con carácter general en el Régimen Especial
de la Seguridad Social de los Trabajadores por Cuenta Propia o
Autónomos”.
Es decir, las mutualidades que no lleguen a los mínimos de prestación
que se establecen, tendrán que cobrar una cuota de como mínimo el
80% de la cotización al RETA, y tendrán que dedicar esas cuotas
exclusivamente a cubrir las prestaciones básicas, con lo que se
suprime la práctica de algunas entidades que cobraban de forma
obligatoria cuotas por prestaciones que no son propias del régimen de
autónomos, como seguros de decesos o de salud. Se exigen pues
unas prestaciones de cuantía económica ciertamente reducida (sólo el
60% de las que se exigen en el RETA, y si no se puede cumplir esta
condición, el 80% de las cuotas mínimas de éste régimen público),
inferiores a las que constituyen el mínimo en el régimen de
autónomos.
Estas cuantías mínimas, desde luego, la Mutualidad de la Abogacía las
cumple en todos sus términos, pues el sistema previsional,
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alternativo a la Seguridad Social, que tiene establecido la Mutualidad,
con carácter general, es superior, para todas las coberturas, a las
mínimas actuales del régimen público; y si se supera el 100% es
claro que también el 60%.
El marco prestacional superior en la Mutualidad de la Abogacía se
consigue con aportaciones y cuotas que para la generalidad de
edades normales de entrada en el Plan son aproximadamente de un
importe igual al 50% o 60% de las que se deberían pagar en la
Seguridad Social, lo que pone de manifiesto la ventaja que supone,
cuando ya se ha alcanzado la capitalización individual plena, el
método mutual. Cuando se entra en la Mutualidad a edades más
avanzadas, la mutualidad aplica cuotas más elevadas, aunque
siempre por debajo de las de Autónomos, con el fin de que se
alcancen prestaciones también superiores a las del RETA, ya que en
este caso en el sistema público se aplicaría la correspondiente
reducción (para ganar la pensión completa en el RETA son necesarios
35 y próximamente 37 años de cotización).
Este binomio “más prestaciones que el RETA a menor coste que el
RETA” es posible porque con el sistema de capitalización individual la
cobertura de jubilación es más barata que en reparto, al contarse con
los rendimientos financieros. Así la política de la Mutualidad consiste
en obtener la máxima rentabilidad con inversiones seguras y un
estricto control de gastos, de forma que las cuotas pueden ser más
reducidas y las prestaciones mejores. Y también las prestaciones de
riesgo son más baratas porque se aplican las cuotas estrictamente
necesarias según el riesgo del colectivo.
Por otra parte, la Mutualidad de la Abogacía, se ha dedicado a
fomentar que los mutualistas aumenten sus coberturas. No se ha
“vendido” un producto barato, con escasas coberturas; sino un plan
de previsión que incluye todas
las prestaciones que pueden
encontrarse en la Seguridad Social de Autónomos, con coberturas
mínimas más amplias y además mejorables voluntariamente.
COBERTURAS MÍNIMAS QUE
ESTABLECE LA DA 46ª DE LA LEY
27/2011, DE 1 DE AGOSTO, PARA
QUE UN PLAN DE PREVISIÓN
OFRECIDO POR UNA
MUTUALIDAD DE PREVISIÓN
SOCIAL, SEA ALTERNATIVO AL
RÉGIMEN DE AUTÓNOMOS
COBERTURAS MÍNIMAS QUE
TIENE ESTABLECIDAS LA
MUTUALIDAD DE LA ABOGACÍA
EN EL SISTEMA PROFESIONAL,
ALTERNATIVO A AUTÓNOMOS,
DEL PLAN UNIVERSAL
Las coberturas mínimas según la Ley deberán ser, a
partir de 1 de enero de 2013, las siguientes:
En la actualidad la expectativa de pensión y las
demás coberturas que ofrece como mínimas la
Mutualidad de la Abogacía son superiores al
100% de las mínimas del RETA (la ley sólo exige
el 60%). Los abogados que han ingresado en la
Mutualidad después del año 2005 y que suscriben
un Plan Universal exclusivamente en sus niveles
mínimos, sin ninguna mejora:
�
�
En Jubilación, un capital objetivo equivalente
a unos 500 euros mensuales (60% de la
base mínima del RETA). Significa que
aproximadamente hay que tener un saldo
acumulado final de unos 90.000 euros.
Incapacidad Permanente: mínimo 500 euros
5
�
�
de renta vitalicia mensual, lo que equivale a
tener un seguro de invalidez de cómo
mínimo entre 200.000 a 300.000 de capital
asegurado según la edad.
Incapacidad Temporal: mínimo entre 16 y 24
euros diarios. Debe incluir maternidad,
paternidad y riesgo del embarazo.
Fallecimiento: un capital mínimo según la
edad entre 50.000 y 100.000 euros para
poder satisfacer la renta mínima de viudedad
y orfandad si es el caso.
No se puede incluir en el paquete alternativo a
autónomos, coberturas distintas, como seguros de
salud o decesos, que no son prestaciones básicas y no
se financian contributivamente con las cuotas del
RETA.
Caso de no poderse alcanzar estas prestaciones, la
Ley ofrece la alternativa de que la Mutualidad cobre
una cuota del 80% de la mínima del RETA, es decir,
unos 2.400 euros anuales (2.750 a partir de los 50
años), sólo para la previsión social básica, para poder
mantener su carácter de alternativa a Autónomos.
�
Tienen una expectativa de pensión de
jubilación comprendida entre los 9001.200 euros al mes (si cobran en esa
forma). Para ello se fija una cuota de
entrada que permite alcanzar un capital
objetivo final, a los 65 años, del orden
de 150-200.000 euros, según la edad de
entrada.
�
En las coberturas de riesgo, es
obligatoria
la
suscripción
de
la
incapacidad permanente, la incapacidad
temporal
y
maternidad
y
el
fallecimiento), y las prestaciones son
como mínimo de un importe igual al
150% de las mínimas del RETA, pues se
sitúan en los 1.200 euros mensuales o
su capital equivalente.
Los abogados anteriores a 2005 que no habían
suscrito aumentos, tenían contratada una renta
vitalicia mensual de 600 euros y una renta de
invalidez del mismo importe y no tenían cubierta
la incapacidad temporal. En estos años han
efectuado
aumentos
de
sus
aportaciones
periódicas para jubilación, y también han
complementado
sus
planes
básicos
con
aportaciones extraordinarias y movilizaciones
destinándolas a superar los mínimos.
Se ha elevado la renta de invalidez a 1.200 euros
mínimos (que se pueden ampliar a 2.400), se ha
incorporado la cobertura de incapacidad temporal
y maternidad con 30 euros diarios (ampliable a
90) y se ha incluido un capital de fallecimiento
(más el saldo acumulado) que permite atender
con los niveles mínimos la viudedad y orfandad.
Asistencia sanitaria pública: un derecho por fin reconocido a
los abogados que en lugar de afiliarse en la Seguridad Social
se encuadran en la Mutualidad
Una de las largas reivindicaciones que los profesionales acogidos a
mutualidades de previsión social alternativas a la Seguridad Social
han venido formulado en los últimos años, y donde la Mutualidad
General de la abogacía ha estado a la cabeza, ha sido la asistencia
sanitaria gratuita para los profesionales con cargo a fondos públicos,
sobre todo desde la cesión de su gestión a las Comunidades
autónomas y su financiación a través de los impuestos de los
ciudadanos.
En este tema se ha pasado por varios procesos de consecución, unas
veces positiva y otras no tanto, hasta llegar a lo establecido desde
agosto de 2012.
Antes de la Ley de Salud Pública, del año 2011, en diversas
regiones de España fue reconocido el derecho universal a la
asistencia sanitaria por los gobiernos regionales.
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Teniendo en cuenta que la sanidad pública se financia con impuestos
y no con cotizaciones a la Seguridad Social, una labor desarrollada
eficazmente por la Mutualidad cerca de las distintas comunidades
autónomas, consiguió durante los años 2010 y 2011, que en algunas
de ellas se reconociera el derecho a la asistencia a los no afiliados a
la Seguridad Social. Cataluña y Extremadura regularon en su
momento la inclusión de estos colectivos en sus servicios de salud,
garantizando así la sanidad, entre otros, a todos los abogados. En
otras comunidades como Galicia se incluyeron a los abogados del
turno de oficio y en Castilla-León los abogados jubilados.
La Ley 33/2011, General de Salud Pública, previó que en el
plazo de seis meses a contar desde 1 de enero de 2012, el
Gobierno dictaría los términos y condiciones de la extensión
del derecho a la asistencia sanitaria pública, para quienes
ejerzan por cuenta propia afiliados a una mutualidad de
previsión social como alternativa al régimen de Autónomos de
la Seguridad Social.
Nuestro sistema sanitario público, por herencia de una situación ya
pasada, cuando el sistema de seguridad social incluía además las
prestaciones sanitarias, ha seguido manteniendo una vinculación
entre afiliación a la Seguridad Social y el derecho a la Sanidad a
todas luces equivocada, desde el momento en que estas prestaciones
se financian con impuestos y no con las cotizaciones sociales.
Sin embargo, la Ley 24/1997, de 15 de julio, de Consolidación y
Racionalización del Sistema de
Seguridad Social, reformó este
sistema y la asistencia sanitaria comenzó a ser considerada
prestación de naturaleza no contributiva y universal, y por lo tanto, a
ser financiada con los impuestos, y no con las cotizaciones a la
Seguridad Social de los trabajadores. A pesar del tiempo transcurrido,
determinados sectores de la población no han estado protegidos por
el sistema sanitario. Entre estos sectores se encuentran los
profesionales que pudiendo elegir entre afiliarse al régimen de
autónomos de la Seguridad Social o hacerlo en la mutualidad de
previsión social alternativa de su colegio profesional, los primeros
automáticamente pasan a estar protegidos por el sistema sanitario
público, pero a los segundos no se les reconocía este derecho.
Durante los últimos cuatro años ha habido diversas iniciativas
parlamentarias, unánimes, para resolver el problema. La Ley
33/2011, de 4 de octubre, General de Salud Pública, dio un paso en
la dirección de universalizar la asistencia sanitaria, incluyendo desde
el 1 de enero de 2012 a los parados que agotaban la prestación, pero
dejando todavía fuera a los profesionales que estaban afiliados a sus
propias mutualidades. No obstante, la propia Ley, en su Disposición
Adicional Sexta, estableció el plazo de seis meses a contar desde 1 de
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enero de 2012, para determinar reglamentariamente los términos y
condiciones de la extensión del derecho para quienes ejerzan una
actividad por cuenta propia.
El Real Decreto-Ley 16/2012, de 20 de abril de reforma de la
Sanidad Pública, que limita el derecho a la sanidad pública a
los “asegurados” en el sistema, supuso inicialmente un
retroceso en la lucha de la Mutualidad por conseguir la
universalización de la Sanidad para todos los profesionales.
Este Real Decreto-ley otorgó el carácter de asegurados del sistema a
los afiliados a la Seguridad Social, pero se olvidó de concretar que los
afiliados a las mutualidades profesionales alternativas también son
asegurados. Una parte considerable de los profesionales, abogados,
médicos, arquitectos, ingenieros… tienen en su mutualidad sus planes
de previsión alternativos al régimen especial de Trabajadores
Autónomos de la Seguridad Social, al haber optado por cubrir sus
prestaciones básicas del primer pilar de la previsión social en su
mutualidad, como una alternativa legalmente prevista a la afiliación a
la Seguridad Social.
El Real Decreto-Ley 16/2012, de 20 de abril, dejaba por lo tanto sin
resolver sobre un número importante de españoles que quedaba
excluidos por no ajustarse a la condición de “asegurado”, definido por
el Gobierno inicialmente como los afiliados a la Seguridad Social.
Entre estos casos quedaban fuera aquellos españoles residentes
excluidos del sistema por la Disposición Adicional 6ª de la Ley
General de Salud pública aprobada en octubre de 2011, es decir, los
profesionales no afiliados a la Seguridad Social.
Con el Real Decreto 1192/2012, de 3 de agosto, el Ministerio
de Sanidad amplía el derecho a la asistencia sanitaria con
cargo a fondos públicos a los no afiliados a la Seguridad
Social, pero sólo si su renta es inferior a los 100.000 euros.
A través del Real Decreto 1192/2012, de 3 de agosto, publicado el
día 4 en el BOE, por el que se regula la condición de asegurado y
beneficiario de la asistencia sanitaria con cargo a fondos públicos en
España, se incluye en el sistema público de salud a todos los
españoles afiliados o no la Seguridad Social, y por tanto se cumple
una de las largas reivindicaciones que los profesionales acogidos a
mutualidades de previsión social alternativas a la Seguridad Social
habíamos formulado en los últimos años.
El texto del Real Decreto recoge que serán titulares del derecho a la
asistencia sanitaria todos aquellos ciudadanos con nacionalidad
española, residentes en territorio español, con independencia del
régimen de previsión social al que coticen, como es el caso de los
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profesionales que optaron por su mutualidad profesional propia en
vez de la Seguridad Social. No obstante, el Real Decreto contempla
una situación de discriminación al considerar fuera del derecho
universal a los no afiliados a la Seguridad Social que tengan ingresos
por encima de 100.000 euros.
La nueva norma es especialmente positiva para todos los nuevos
abogados, que en el momento de tener que decidir su afiliación a la
Seguridad Social o a la Mutualidad hasta ahora se encontraban con
que si elegían ésta carecían de asistencia sanitaria, derecho que a
partir de ahora se les reconoce, lo que ayudará a que la elección
sobre el sistema de previsión social pueda ser efectuada por los
interesados en condiciones de mayor igualdad.
Igualdad en el trato fiscal para las mutualidades de previsión
social con respecto a la Seguridad Social y con relación a otros
sistemas privados.
La Disposición Adicional 46ª de la Ley 27/2011, de 1 de
agosto, sobre actualización, adecuación y modernización del
sistema de Seguridad Social eleva a partir de 1 de enero de
2013 los límites fiscales de deducción en el impuesto sobre la
renta de las personas físicas por gastos de la actividad
profesional.
Un punto importante que se encuentra en la comentada y repetida
DA 46ª de la Ley 27/2011, de 1 de agosto, es la elevación del
máximo de deducción fiscal como gasto de la actividad profesional de
las cuotas pagadas a planes de previsión alternativos a Autónomos,
hasta el 50% de las cuotas máximas de este régimen público. Esto
supone en la práctica pasar de los 4.500 euros de deducción máxima
que regía hasta ahora, a los 5.750 euros anuales (considerando el
50% de la cuota máxima actual del RETA), lo que se pondrá en vigor
el 1 de enero de 2013.
Durante la tramitación de la Ley, la Mutualidad de la Abogacía había
instado a los grupos parlamentarios a elevar la cuantía de la
deducción máxima al 100% de la máxima del RETA, por coherencia
con el carácter alternativo de las mutualidades y buscando el
principio de igualdad. Es un tema que queda pendiente, pues un
sistema alternativo al público, que cumple las mismas finalidades que
éste, que no pueda contar con las mismas ventajas fiscales que el
régimen público, sufre una discriminación a todas luces inapropiada y
así se ha hecho ver a los distintos grupos políticos. De momento se
ha conseguido elevar de 4.500 a 5.750 el límite fiscal de deducción,
pero éste debería ser de 11.500, aproximadamente, que es la cuota
máxima del RETA.
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Esta mejora fiscal, que entrará en vigor el 1 de enero de 2013, ha
sido bien recibida por cuanto eleva el límite de deducción fiscal por
gastos de la actividad profesional pero, en materia fiscal, las
mutualidades aun están discriminadas y padecen bastantes
disfunciones fiscales que deben ser corregidas.
Para llevar a cabo la labor de divulgación de estas necesidades se
constituyó una ponencia de estudio, en el seno de la Mutualidad, para
la mejora del tratamiento fiscal que afecta a las mutualidades. El
resultado de la misma ha sido la puesta en marcha de una jornada
financiera donde se presentó un estudio con propuestas legales para
la mejora del tratamiento fiscal aplicable a las mutualidades de
previsión social profesionales que han sido plasmadas en la
publicación de un libro.
Las reformas que se proponen en el estudio marcan el camino que
entendemos que hay que seguir si queremos que España sea un país
normal en materia de previsión social, en una Europa en que la
previsión social complementaria lleva un desarrollo más avanzado.
La línea directriz del estudio es la búsqueda de una igualdad de trato
fiscal de los diversos instrumentos de previsión social, evitando las
discriminaciones entre los mismos, que afecta a la capacidad de
elección de los ciudadanos. Asimismo, en el estudio publicado en
forma de libro por la Mutualidad, se plantean propuestas de mejora
que sin ser específicas o exclusivas de las mutualidades de previsión
social, afectan también a los demás sistemas de previsión social que
se regulan en el artículo 51 de la Ley 35/2006 del IRPF, como los
planes de pensiones, los planes de previsión asegurados, los planes
individuales de ahorro sistemático, etc.
Como se refleja en el resumen siguiente, las propuestas que se efectúan en el estudio están agrupadas
en tres grupos:
Propuestas de mejora del tratamiento fiscal aplicable a las mutualidades de previsión social
profesionales respecto de su faceta como alternativas al sistema público de Seguridad Social
Propuesta 1: Unificación del tratamiento fiscal de las aportaciones y cuotas satisfechas por los
mutualistas con el establecido para las contribuciones de los trabajadores por cuenta propia a la
seguridad social (IRPF).
Propuesta 2: Aplicación de la reducción del 40% a los rendimientos del trabajo derivados de la
percepción de prestaciones concertadas con mutualidades de previsión social (IRPF).
Propuesta 3: Equiparación fiscal de las mutualidades alternativas con la seguridad social. Exención de
las rentas derivadas de su actividad como alternativas de la seguridad social (IS).
Propuesta 4: Exención de los derechos de contenido económico de los planes de previsión contratados
con mutualidades de previsión social alternativas a la seguridad social (IP).
Propuestas en el tratamiento fiscal aplicable a las mutualidades de previsión social
profesionales en su faceta como complementarias al sistema público de Seguridad Social
Propuesta 5: Mejora las cantidades percibidas por mutualistas en los casos de desempleo de larga
duración y enfermedad grave (IRPF).
Propuesta 6: Eliminación del límite financiero máximo de aportación a las mutualidades de previsión
social, sin perjuicio de los límites máximos de reducción fiscal vigentes en cada momento (IRPF).
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Propuesta 7: Equiparación del tipo de gravamen aplicable a las mutualidades de previsión social con el
establecido - 0% - para los planes y fondos de pensiones (IS).
Propuesta 8: Exención explicita de los derechos de contenido económico derivados de aportaciones,
contribuciones y primas realizadas a mutualidades de previsión social (IP).
Propuestas en el tratamiento fiscal aplicable a los sistemas de previsión social en general.
Propuesta 9: Aplicación separada e independiente de los límites de reducción de la base imponible a las
aportaciones individuales de los contribuyentes y a las contribuciones realizadas por las empresas a
favor de los mismos (IRPF).
Propuesta 10: Reducción en la base imponible del ahorro de las aportaciones y contribuciones a
sistemas de previsión social que no hayan sido objeto de reducción en la base imponible general del
IRPF (IRPF).
Propuesta 11: Incremento - a 4.000 euros - del límite de reducción fiscal por aportaciones a sistemas
de previsión social a favor del cónyuge (IRPF).
Propuesta 12: Extensión de la reducción del 40% a los rendimientos del trabajo derivados de
prestaciones procedentes de sistemas de previsión social complementaria, percibidas en forma de capital
(IRPF).
Propuesta 13: Integración como rendimientos de capital mobiliario de la parte de las prestaciones,
percibidas en forma de capital o de renta, que se corresponda con la rentabilidad financiera de las
aportaciones realizadas (IRPF).
Propuesta 14: Tratamiento financiero y fiscal independiente para los seguros de dependencia (IRPF).
Propuesta 15: Mejora del tratamiento fiscal de la hipoteca inversa (IRPF).
Propuesta 16: Elevación del límite máximo de aportación a los planes de ahorro sistemático y de la
cuantía total por contribuyente (IRPF).
Propuesta 17: Recuperación de la deducción en cuota integra, por las contribuciones empresariales
recogidas en el art. 43, apartados 1, 2, 3, y 4 de la Ley del Impuesto de Sociedades, actualmente
derogado (IS).
Las propuestas afectan a tres impuestos; el de renta de las personas
físicas (IRPF), al de Patrimonio (IP) y al de Sociedades (IS).
Actividad de la Mutualidad de la Abogacía dentro de su
entorno social
En los últimos años la Mutualidad General de la Abogacía, con
independencia de su función estricta de dar solución a la previsión de
los abogados, pero para contribuir a la mejora de la misma, ha
intentado expandirse y darse a conocer, permitiendo que la
Mutualidad sea una institución cada vez más apreciada, al servicio de
la abogacía y también colaborando al desarrollo del sector de las
mutualidades, del seguro general, y de la abogacía, en beneficio de
todos los profesionales.
Entre las acciones a mencionar está la puesta en marcha de la que
denominamos “Cátedra Mutualidad”, un proyecto conjunto con las
escuelas de Práctica Jurídica homologadas por el Consejo General de
la Abogacía Española.
Esta Cátedra persigue como objetivos:
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Ofrecer a las escuelas materiales didácticos sobre la
Organización Profesional del Abogado, incluyendo materias de
previsión social
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�
�
�
�
Ofrecer a las Escuelas financiar a los profesores de estas
materias o hacernos cargo de la formación de estos módulos si
se nos solicita
Implantar un sistema de becas para los alumnos que deseen
realizar cursos de iniciación a la abogacía, a los alumnos con
mayores capacidades
Establecer los Premios a la Excelencia, para los mejores
alumnos de cada curso, y
Ofrecer a las escuelas un seguro de accidentes para los
alumnos, gratuito para los cursos de iniciación a la abogacía.
En el plano cultural, la Mutualidad participa con el Consejo General de
la Abogacía Españolam, en los Premios a Microrrelatos y en el
Premio Anual Abogados de Novela, del que ya llevamos tres
ediciones. Este premio intenta explicar las características, problemas
y valores de nuestra profesión, haciéndolos llegar a los lectores. Este
año han concurrido más de 130 obras.
Por otra parte sin olvidar el carácter solidario que una Mutualidad
lleva implícito, la evolución en el tiempo, ha hecho a través de la
normativa de seguros que tenga que ajustarse a un estricto control
de su actividad aseguradora, ejercido este por el Ministerio de
Economía y Hacienda a través de la Dirección General de Seguros, al
igual que cualquier compañía de seguros, y dejando al margen de esa
actividad aseguradora las acciones solidarías. Es por ello, que con la
denominación Fundación Obra Social de la Abogacía Española se
creó en 2004, por la Mutualidad, una fundación de interés general,
que se rige por sus Estatutos y, en todo caso, por la Ley 50/2002, de
26 de diciembre, de Fundaciones. La Fundación tiene como fin la
asistencia social y el bienestar de los mutualistas, los abogados en
general, aunque no sean mutualistas, y de todos los profesionales del
derecho, a través del fomento, promoción y desarrollo de la
solidaridad entre los mismos. Los beneficiarios de la Fundación son
los mutualistas y los abogados inscritos en cualquier Colegio de
Abogados de España y, en general, todos los profesionales del
Derecho. También podrán serlo, como se recoge en sus Estatutos, los
cónyuges, descendientes y ascendientes de los anteriores.
Entre las acciones que actualmente desarrolla la Fundación están:
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Garantizar unas mínimas cuantías de las pensiones, para
aquellos mutualistas o beneficiarios procedentes de los antiguos
planes, que no superan los 350 euros mensuales.
Protección a los hijos minusválidos psíquicos de mutualistas a
través de un aseguramiento para el caso de fallecimiento del
padre o madre mutualista.
Concesión de becas a hijos de mutualistas.
Concesión de becas para estudios de iniciación de la abogacía.
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Ayuda a los pensionistas para la realización de viajes y
estancias en balnearios.
Por último y desde un punto de vista más comercial, pero con el
objetivo de optimizar el beneficio del mutualista, la Mutualidad creó el
“Club Privilegia” al que pertenecen todos los mutualistas por el
hecho de serlo. Privilegia es el Club exclusivo cuyo fin es seleccionar
y canalizar productos y servicios relacionados con el ámbito personal
y profesional de los mutualistas, que la Mutualidad no practica y
ponerlos a su disposición de una forma ventajosa.
Los sectores ofertados son Seguros (Autos, Hogar, Multirriesgo de
Despachos...) Servicios Bancarios (Cuentas corrientes, préstamos,
tarjetas…) Fondos de inversión de renta variable y otros servicios
(Servicios técnicos de apoyo al abogado, Gourment y alimentación,
etc.).
Las condiciones especiales que se obtienen a través del Club se
resumen en precios exclusivos, ofertas especiales y sobre todo ahorro
para el propio mutualista a través del programa premios privilegia, al
abonarse en su Plan Universal un porcentaje del dinero consumido en
cada oferta.
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