CONTEXTO HISTÓRICO-CULTURAL Y FILOSÓFICO DE

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CONTEXTO HISTÓRICO-CULTURAL Y FILOSÓFICO DE DESCARTES
René Descartes (1596-1650) nació en La Haya (Francia) y estudió filosofía, medicina y
derecho. La época en la que vivió fue significativa en diversos aspectos:
En el campo político, el siglo XVII fue una época con la monarquía absoluta como
forma de gobierno. Europa, liderada por Francia, Inglaterra y España, sufría una
crisis política que implicó la caída del sistema de producción feudal, el inicio del
capitalismo como nuevo sistema económico, etc.
Las tensiones entre las naciones europeas hicieron estallar un conflicto
aparentemente motivado por la religión, pero que en el fondo, tenía motivos
hegemónicos, entre otros. Fue la Guerra de los Treinta Años, una contienda de raíz
religiosa que enfrentaba a católicos con reformados. Este conflicto, en el que
Descartes participó, provocó una profunda crisis económica y demográfica, además
de que reestructuró el mapa europeo.
El Renacimiento planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano, con
nuevos enfoques en los campos de las artes, la política y las ciencias. Con su
mentalidad crítica, trajo consigo el cuestionamiento de las enseñanzas y prácticas de
la Iglesia, confrontándose principios humanistas con la ciencia escolástica medieval.
Dos hechos influyeron en la concepción del mundo: la invención de la imprenta, con
la que las ideas de los reformadores se expandieron con rapidez y, por otro lado, el
descubrimiento de América, que demostró la esfericidad de la Tierra.
En cuanto al contexto cultural, fue el Barroco el medio de expresión de la crisis en la
cultura, surgido a principios del siglo XVI. Cualquier medio de expresión artístico
debía ser principalmente didáctico y seductor, debía llegar fácilmente al público y
debía entusiasmarle, hacerle comulgar con el mensaje que transmitía.
El carácter ilusorio de la vida y la amenaza de la muerte de la época se reflejan en la
literatura, como en La vida es sueño, de Calderón de la Barca.
En el campo científico la observación sensible se alía con la medición exacta y de
ambas surge la nueva teoría natural, que evolucionará la ciencia como nunca se
había hecho: se cambia el paradigma, del finalista al mecanicista (ruptura de lo
tradicional con lo moderno), lo que fue posible gracias a la matematización de las
ciencias, pues proponían demostraciones indudables.
Ésto supuso la revolución científica gestada por Copérnico, Kepler y Galileo que inició
la exaltación de la razón.
La filosofía moderna se centra esencialmente en la teoría del conocimiento a causa
de la pérdida de autoridad tanto de la metafísica aristotélica como de la Biblia,
además de la situación de crisis.
El problema del método pasa al primer plano, y se proponen como solución los
movimientos empirismo y racionalismo:
El racionalismo (Descartes, Spinoza, Malebranche) sólo reconoce a la razón como
fuente de conocimiento, rechazando por tanto la fe-revelación, la tradición, los
sentidos, etc. que son considerados como engañosos. Tiene la capacidad de sacar de
sí misma ideas innatas.
El empirismo (Locke, Hume, Bacon) enfatiza el papel de la experiencia, ligada a la
percepción sensorial, como fuente del conocimiento. Parte del mundo sensible para
formar los conceptos y éstos encuentran en lo sensible su justificación y su
limitación.
Una tercera línea de pensamiento fue el escepticismo, que aclaraba la imposibilidad
de alcanzar la verdad absoluta. Este movimiento tenía representantes en la Francia
de la época como Michel de Montaigne, de quien en la “segunda parte” del Discurso
aparecen expresiones literales. Por eso, la estrategia cartesiana empezará por vencer
el escepticismo (Michel de Montaigne), es decir, asumirá los argumentos escépticos
para transformar la duda escéptica en metódica.
La razón es capaz de alcanzar la verdad por su propia naturaleza, pero necesita un
método, que ha de ser riguroso y sometido a reglas fáciles y ciertas, de obligado
cumplimiento.
Por ello, Descartes se dedicó a buscar el método adecuado que saneara las raíces del
saber y se adaptase a las exigencias de la razón, aumentando gradualmente la
ciencia.
Lo hizo centrándose en las matemáticas, por su evidencia y claridad (influencia de la
geometría de Euclides). Así, se establecerían verdades ciertas y seguras y acabaría la
sensación de inseguridad vital del Barroco.
En 1637 Descartes publica en Leyde el “Discurso del método para conducir bien la
propia razón y buscar la verdad en las ciencias”. Presentado como discurso y no como
tratado científico, es el prólogo a tres ensayos, en los que Descartes se limita a
exteriorizar sus propias investigaciones.
Según él, ésta obra es el instrumento que proporcionaría las certezas para sobrevivir
a la crisis y superaría el saber escolástico, que no servía para descubrir
conocimientos, tan sólo para justificar los ya conocidos.
Influenciado por Galileo, Descartes cree que sobre el mundo material prevalecen dos
cosas: la materia de la que está compuesto (materia indefinida), y el movimiento que
le ha sido asignado. Aun así, lo más destacable de su obra física es su concepción
mecanicista del mundo: trata al universo como una máquina, para cuya explicación
no son precisas ni las formas substanciales ni las cualidades ocultas. Basta recurrir a
partículas de materia extensa y a causas eficientes, quedando un Universo regido por
las leyes de la mecánica. Descartes extendió esta explicación incluso a los cuerpos
animados, pero dejó al alma fuera de este sistema mecanicista (res extensa y res
cogitans).
La influencia del estoicismo se manifiesta en la afirmación de Descartes de que la
felicidad es conseguida mediante el ejercicio de la razón. Esta influencia es visible
en la tercera máxima donde se dice que “Es más feliz quien sabe controlar lo que
desea que quien vive constantemente pendiente de sus deseos”.
Andrea Sabán Morales.
2º Bachillerato A.
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