Anteproyecto de Ley de Jurisdicción Voluntaria La cara y la cruz: El test de la verdad El ‘crowfunding’, a examen Director: Javier Moscoso del Prado Directora adjunta: Mabel Inda Errea Jueves, 5 de diciembre de 2012, Año XXI, número 854 PÁGINA 10 PÁGINA 2 PÁGINA 3 Director: Javier Moscoso del Prado Director adjunto: Carlos Balanza Nájera Jueves, 17 de abril de 2014, Año XXIII, número 883 Alternativas a las penas cortas de prisión Y además... ANÁLISIS RDIey 4/2014 y operaciones de derivados PÁGINA 6 Reforma del Gobierno corporativo de sociedades de capital PÁGINA 7 Derecho comunitario de los consumidores (Ley 1/2013) PÁGINA 8 Las formas sustitutivas a la pena privativa de libertad han logrado un alto nivel de implantación en los Estados miembros de la Unión Europea. No obstante, la sustitución de las penas cortas de prisión debe ser objeto de reflexión judicial y no de un mero automatismo legislativo. PÁGINA 12 Los 10 errores que los despachos de abogados deben evitar en las redes sociales La futura LOPJ diluye los Partidos Judiciales SUMARIO OPINIÓN................................. 2 ANÁLISIS................................ 4 NUEVAS TECNOLOGÍAS.........11 publicaciones.................... 13 TELARAÑA............................ 14 CRÓNICA TRIBUNALES......... 15 PÁGINA 11 PÁGINA 9 SIN LA TOGA......................... 16 2 | OPINIÓN Actualidad Jurídica Aranzadi, núm. 88317 de abril de 2014 OPINIÓN Selección e interpretación de la norma aplicable ANTONIO V. SEMPERE NAVARRO Catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos. L a intensidad de los cambios introducidos por la Reforma Laboral de 2012 torna especialmente delicada la función de seleccionar la norma aplicable e interpretarla con acierto. Es buena ocasión para revisar criterios y cuestiones de alcance general; seguidamente se mencionan unos pocos. El TJUE recordaba recientemente (censurando un precepto del Code du Travail) que los derechos fundamentales garantizados por el ordenamiento de la Unión deben ser aplicados en todas las situaciones reguladas por el Derecho de la Unión Europea. Al tiempo, sin embargo, advertía que no siempre puede aplicarse de forma directa un derecho recogido por el ordenamiento comunitario; hay que extremar la precaución a la hora de fundamentar la inaplicación de una ley nacional contraria a determinada directiva; ello sin per- juicio de que la parte perjudicada por esa colisión entre Derecho nacional y Comunitario obtenga, en su caso, reparación del daño sufrido. Alguna sentencia de Juzgado de lo Social viene considerando que la regulación del período de prueba en el contrato de trabajo por tiempo indefinido de apoyo a los emprendedores colisiona con preceptos de la Carta Social Europea y postula la inaplicación de la ley española. Otros sectores, sin embargo, realizan similar crítica pero entienden que los términos en que está redactado ese Instrumento internacional exigen que los poderes normativos internos sean los que canalicen sus mandatos. Los Convenios de la OIT también propician las opiniones que ven en la nueva regulación del despido o de aspectos colectivos incompatibilidades diversas entre el tenor de nuestras leyes y aquellos. Se hable de primacía o jerarquía, lo cierto es que nuestro ordenamiento tolera mal que acabe prevaleciendo una disposición interna (diversa a la Ley Fundamental) respecto de un Tratado Internacional. Se reabre, por tanto, el debate acerca de si el intérprete de la norma (esencialmente, el órgano jurisdiccional) ha de plantear una cuestión de constitucionalidad, dar prioridad a la norma internacional, primar la interna (sin perjuicio de los mecanismos para exi- Se reabre, por tanto, el debate acerca de si el intérprete de la norma ha de plantear una cuestión de constitucionalidad gencia de responsabilidad frente al Estado) o estar a las circunstancias del caso. En su reciente informe, el Comité de Libertad Sindical de la OIT censura la gestación de la Reforma Laboral (prescindiendo de un diálogo directo con los interlocutores sociales, pese a afectar a temas claramente relacionados con aspectos colectivos), critica el modo en que se ha producido el recorte de derechos en el ámbito del empleo público (afectando directamente al contenido de convenios colectivos en vigor) y subraya la conveniencia de que las reglas esenciales del sistema de relaciones laborales y de la negociación colectiva sean compartidas en la mayor medida posible por las organizaciones de trabajadores y de empleadores más representativas, invitando al Gobierno a que enmiende esa situación. Al tiempo, un auto dictado por el pleno del Tribunal Constitucional abordaba cuatro cuestiones cruciales relacionadas con la nueva regulación del despido improcedente (minorando la indemnización, eliminando los salarios de tramitación): la modificación de Estatuto de los Trabajadores y de Ley Reguladora de la Jurisdicción Social mediante Real Decreto-ley se considera constitucionalmente legítima; el derecho a la tutela judicial efectiva no exige que en los casos de despido improcedente el órgano judicial pueda imponer la readmisión; el derecho al trabajo se vulnera cuando hay un despido arbitrario, pero compete al legislador ordinario establecer sus consecuencias; no cabe hablar de discriminación entre trabajadores y contratantes de Derecho Privado a la hora de la reparación del perjuicio sufrido porque se trata de magnitudes diversas y la propia Ley Fundamental ha ordenado que exista un Estatuto de los Trabajadores. Las dudas son mucho más frecuentes cuando se aborda la ultraactividad del convenio colectivo vencido hace más de un año; importantes sectores defienden su contractualización, o la coexistencia entre sus reglas básicas con las del convenio de ámbito superior, o la arbitrariedad de la decisión empresarial de mantener la aplicación de algunas partes del mismo, cuando no la pervivencia del contenido íntegro hasta que se apruebe el nuevo convenio. Son ejemplos, todos ellos actuales, indicativos de que la tarea del intérprete resulta especialmente compleja (a la vez que atractiva) en estos tiempos de cambio. Es ocasión de comprobar cómo el ordenamiento laboral sigue siendo ámbito privilegiado para examinar el alcance de todas las construcciones que nuestra evolución jurídica va acuñando. También, si se permite, un escenario en el que conviene extremar el rigor en el razonamiento y fundamentar la selección normativa, o la interpretación acogida, de modo que se permita el contraste y la contradicción. LA CARA Y LA CRUZ El test de la verdad: prueba P300 a Miguel Carcaño María Soria Oliver Directora académica grado de Psicología UNIR Perito judicial El uso de potenciales evocados, analizando la actividad de la onda P300, no es pacífico en el ámbito de la investigación judicial. La práctica totalidad de medios de comunicación se ha hecho eco de una polémica que ha posicionado a juristas y expertos en neurociencias sobre el uso de la herramienta, en el enésimo giro de tuerca del caso de Marta del Castillo. El objetivo se centra en buscar recuerdos en la mente de Miguel Carcaño -asesino confeso- tras cinco años de improductivas búsquedas del paradero del cadáver. Dejando de lado el prolijo debate jurídico sobre el caso, cabe centrar el foco en dos cuestiones menos analizadas en estas semanas de encendido debate. A saber, los aspectos técnicos y los relativos a la comprensión cognitiva de las características de la prueba y el consentimiento necesario para ella. Por una parte, desde una óptica neurofuncional y con independencia de las garantías otorgadas en los medios de comunicación a la prueba, hay suficientes evidencias científicas sobre retrasos y alteraciones en la latencia global de la onda P300 en pacientes con trastornos del estado de ánimo, tales como los depresivos, esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, así como consumidores habituales de sustancias psicoactivas. Además, patologías cerebrales tales como lesiones occipitales, frontales o daño cerebral difuso por traumatismos pasados, pueden alterar los resultados de la prueba, distorsionando las conclusiones que de ellos se deriven. Así, no solo queda comprometida la fiabilidad, entendida como ausencia de errores de medida y grado de consistencia y estabilidad de los resultados, sino también la validez –capacidad para cuantificar de modo significativo aquello que se pretende medir– en particular en su vertiente retrospectiva. Tengamos, además presente un dato: la población criminal presenta cinco veces más patología psiquiátrica que la general. Y precisamente, la prueba se plantea para ser usada en un colectivo tendencialmente más vulnerable desde el punto de vista de la salud mental. De esta primera reflexión, cabe derivar otra. La importancia del consentimiento. Habida cuenta de que en nuestro ordenamiento jurídico, cobra singular relevancia el derecho a no declarar contra uno mismo, la aceptación a someterse a una prueba que profundiza en el núcleo psicofísico del ser humano hasta lo más profundo de la personalidad, requiere del ejercicio libre de la voluntad de quien acepta. Ejercicio, que excede a la disposición de los elementos personales requeridos para la práctica de pruebas de ADN u obtención de la huella digital, como han querido señalar por analogía en el caso algunas voces. Por este motivo, el consentimiento requiere de la comprensión profunda de los términos e implicaciones de la prueba. Cabe preguntarse en qué medida esta compleja y exhaustiva información es comprendida en su totalidad por quien se presta a la prueba. En particular, en sujetos que pueden presentar patologías psiquiátricas, neurológicas concomitantes. Más aún: en ausencia de trastornos mentales e incluso, en el caso de haber asegurado la comprensión cognitiva de los términos en que se realiza, al someterse a la prueba, la información proporcionada no permite al sujeto el control volitivo sobre ella y excede su nivel de conciencia. Podemos preguntarnos por tanto, si este consentimiento nace manteniendo la esencia de libertad que lo constituye como tal. Ante una sociedad y un sistema judicial que demanda de forma creciente rotundidad probatoria en las herramientas que se usen, parece razonable convocar el criterio de todas las instancias concernidas en un intento de garantizar de manera indubitada el respeto a los derechos fundamentales y la veracidad de los resultados obtenidos. Asunción de la Iglesia Profesora Titular de Derecho Constitucional Universidad de Navarra Si bien este texto se presenta como cara, lo es de manera más que matizada por mi parte pues, como advertirá el lector, las dudas de constitucionalidad que me suscita la prueba son varias y de calado. La aplicación de la P 300 a Carcaño, más allá de la singularidad del caso –pues aquí no se practica como prueba en la instrucción de proceso– ha abierto el debate sobre su licitud para la obtención de pruebas en el proceso penal. Esta técnica permite registrar los estímulos cerebrales generados en una respuesta de onda de 300 milisegundos provocados por imágenes a las que se expone al sujeto en unas determinadas condiciones para rastrear los recuerdos. En España no está regulada y en el ámbito comparado se debaten las técnicas de la neurociencia forense a efectos de imputabilidad y prueba. La discusión gira en torno a razones de carácter ético, técnico y jurídico. Son varias las cuestiones a considerar. En primer término ¿atenta esta prueba a la dignidad humana? Si así fuera, ni el consentimiento del propio afectado podría hacerla lícita. Es lo que ocurre con el suero de la verdad, la hipnosis o los narcóticos. Entre nosotros, el TS en las SS de 26 de noviembre de 1991 y de 23 de junio de 1997 los declaró contrarios a la dignidad humana por atentar a la integridad física y moral del art. 15 CE, incluso si los solicitan los sujetos, pues afectan al conjunto psicofísico de la persona e intervienen en el núcleo de la personalidad –STS 26 de noviembre de 1991– extrayendo respuestas de la capa profunda de la misma, y eso –a juicio del TS– es contrario a la dignidad humana. ¿Es así también la P-300? ¿Acceder a la capa profunda del subconsciente, sin fines curativos o de diagnóstico, podría suponer una intromisión tal en el espacio más íntimo –la mente humana– que debiera reputarse lesiva de la dignidad? Por esta razón algunos ordenamientos jurídicos la prohíben. En relación con la integridad física, y a diferencia de los otros métodos que rechaza el TS, no parece que tenga efectos negativos posteriores para la salud física o psíquica del sujeto, ni requiere inyección o consumo de sustancias o unas condiciones que pudieran reputarse excesivas. Sin embargo, en común con ellos presenta la mayor objeción: el acceso a la capa profunda de la mente humana para rastrear recuerdos. La neurociencia aplicada al ámbito forense viene generando un intenso debate que obliga a discriminar los métodos atendiendo también a su fiabilidad. Así, la jurisprudencia norteamericana exige superar un estricto test para admitir la idoneidad de una prueba y el respaldo de la comunidad científica a los resultados de la misma. ¿Existe esa certeza en cuanto a la fiabilidad de los resultados de la P-300? En cualquier caso, y aunque se entendiera –duda primera– que la P-300 no es lesiva de la dignidad humana ni atenta a la integridad física o moral, y salvada la idoneidad en lo técnico, ¿cómo se resuelve su compatibilidad con el derecho fundamental a guardar silencio y a no confesarse culpable recogido en el art. 24.2 CE y el 6.2. del CEDH?. A mi juicio, la prueba no podría realizarse sin consentimiento del sujeto. No bastaría la autorización judicial: en el proceso el sujeto acusado no puede convertirse en objeto de la investigación, sino que es sujeto de derechos. Añado una última duda sobre la prueba. Para la válida prestación del consentimiento sería precisa una exhaustiva información previa cuya falta invalidaría los resultados obtenidos. Pero con todo ¿puede reputarse válido el consentimiento cuando la información obtenida puede ir más allá de la consciencia del propio sujeto y no existe control voluntario de la misma? ¿qué ocurriría si el sujeto rechaza a posteriori el resultado de la prueba? Por último, la incorporación de la prueba reclamaría la intervención del legislador orgánico para fijar los límites, procedimientos y garantías y, desde luego, el respeto al test de proporcionalidad. En conclusión, la aplicación de la P-300 en el proceso penal suscita dudas y no creo que sea equiparable al supuesto del test de alcoholemia (STS 103/1985), pues hay un elemento que cambia radicalmente la naturaleza de la prueba, a saber: el objeto de rastreo es la mente humana. Director: Javier Moscoso del Prado. Director adjunto: Carlos Balanza Nájera. Coordinación contenidos: Juan Iribas Sánchez de Boado, Inés Larrayoz Sola y Mercedes García Quintas. Redacción y diseño: Thomson Reuters Aranzadi. Publicidad: Jesús Cadenas. Imprime: Rodona Industria Gráfica S.L. Editorial Aranzadi S.A., Camino de Galar, núm. 15, 31190-Cizur Menor (Navarra), Tel.: 902 444 144. Depósito Legal: NA-85-1995 – ISSN 1132-0257. Contacto: [email protected]. OPINIÓN | 3 Actualidad Jurídica Aranzadi, núm. 88317 de abril de 2014 Se estrecha el cerco al fraude fiscal internacional Eugenio Simón Acosta Catedrático de Derecho Financiero y Tributario [email protected] E l Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas acaba de anunciar el compromiso, auspiciado por España, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido, y asumido por cuarenta y cuatro países del mundo de progresar en el intercambio automático de información fiscal. Este es el método más eficaz para la lucha contra el fraude fiscal perpetrado mediante la deslocalización de capitales. Quienes no aprovecharon la oportunidad que les dio la regularización fiscal acordada en 2012 van a estar cada vez mas acosados por el Fisco. Entre los territorios que se suman al acuerdo figuran algunos de los paraísos fiscales más significativos, dependientes o tutelados por el Reino Unido, como son algunas islas anglonormandas (Guernsey, Jersey), la isla de Man, y ciertos territorios de ultramar (Anguila, Bermudas, Vírgenes Británicas, Caimán, Gibraltar, Montserrat e Islas Turcas y Caicos). Estos compromisos de asistencia mutua van a propiciar, a partir de 2017, la transferencia automática de información sobre cuentas y depósitos abiertos en entidades financieras, desde finales de 2015, a nombre de residentes en los demás países adheridos al acuerdo. El pacto tiene vocación de ampliar su ámbito de aplicación mediante la incorporación de otros países y con él se avanza en el objetivo de establecer una red mundial que permita suplir la ausencia de una autoridad global que ponga barreras a las oportunidades que dan los defraudadores las nuevas tecnologías de información y comunicación. El compromiso está inspirado en los acuerdos FATCA, así denominados por el acrónimo de la legislación sobre obligaciones fiscales relativas a cuentas extranjeras (Foreing Account Tax Compliance Act) aprobada por los Estados Unidos en marzo de 2010. Abreviadamente, estas disposiciones establecen obligaciones a determinadas instituciones financieras extranjeras, de suministro de información sobre cuentas de ciudadanos y residentes en Estados Unidos, sustituibles por un recargo del 30% sobre las rentas de fuente norteamericana. Con el fin de posibilitar jurídicamente el suministro de tales informaciones, otros Estados participan en el proceso mediante acuerdos FATCA que obligan a los respectivos gobiernos a recopilar la información sobre no residentes y transmitirla automáticamente a las autoridades del país de residencia. España firmó un acuerdo FATCA con Estados Unidos el 14 de mayo de 2013. Este es el camino más eficaz para luchar contra la defraudación tributaria en el contexto internacional, pero queda mucho camino por recorrer. A falta de información o ante la dificultad de obtenerla, la alternativa es la amenaza de sanciones. Esto último es lo que se hizo en España en 2012, como medida complementaria y como estímulo para que los afectados se acogiesen al instrumento de la regularización fiscal mediante la declaración de patrimonios ocultos. Revisión de la normativa de 2012 Una vez agotados los plazos para presentar las declaraciones de bienes en el extranjero e iniciado el buen camino de los acuerdos internacionales de intercambio de información, convendría –a mi juicio– revisar la normativa de 2012 porque me temo que la desproporción de las obligaciones y sanciones establecidas acaben por convertirlas en papel mojado cuando intervengan los tribunales de justicia. Es desproporcionada la información requerida en el modelo de declaración de bienes en el extranjero (el conocido modelo 720). ¿Qué necesidad hay, por ejemplo, de exigir el domicilio y el código postal de las entidades depositarias o de las entidades emisoras de los valores si se declara el número de identificación de estos (el ISIN) o el código BIC del depositario? La omisión o inexactitud de uno sólo de esos datos referido a un solo título o valor se castiga con una sanción mínima de 10.000 euros. Me recuerda al delito de pecicidio de la Ley de Pesca Fluvial de 1942, del que daba cuenta el prof. Diez Picazo en aquel delicioso ensayo sobre Experiencias Jurídicas y Teoría del Derecho: la repugnancia de castigar la muerte de los peces igual que la muerte de un ser humano llevaba a los jueces a declarar no probados los hechos en sus sentencias sobre pesca con malas artes. Algo similar puede suceder con las sanciones desaforadas de la disposición adicional 18ª de la LGT. Es oscura y, por tanto, contraria al principio de seguridad jurídica. No hay mejor prueba de la oscuridad que el hecho de que la AEAT publique –como las páginas web de aplicaciones informáticas– largas listas de preguntas frecuentes que resuelven dudas no se sabe con qué valor jurídico. El TEDH ha declarado contrario al art. 1 del Protocolo Adicional Primero del Convenio Europeo de Derechos Humanos los tributos o multas basadas en normas oscuras. Es, incluso, inconstitucional (en mi modesta opinión) la ficción jurídica de calificar como incremento no justificado de patrimonio, sin admitir excepciones, la aparición de bienes no consignados en el modelo 720. De ello hablé en otra columna de Actualidad Jurídica Aranzadi, publicada en julio de 2012 (número 847) cuando la norma era sólo un proyecto de ley. A ella me remito. OJO AL DATO 90% contrataciones de abogados Las empresas realizan el 90% de las contrataciones de abogados, mientras que los despachos han reducido su plantilla, según un reciente estudio de la multinacional británica HAYS. El ‘crowdfunding’ que viene ÁNGEL CARRASCO PERERA Catedrático de Derecho Civil. E l Anteproyecto de Ley Financiera publicitado por el Gobierno regula el interesante fenómeno de las Plataformas de Financiación Participativas (PFP), vulgo crowdfunding. El primer intento no ha sido muy venturoso y las PFP hasta ahora operativas en España han suspendido su actividad, a la espera de un texto nuevo menos restrictivo. Es probable que existan también intereses creados adversos a la posibilidad de que institucionalice la financiación empresarial a través de préstamos concedidos por particulares y canalizados a través de PFP. Estos mecanismos de financiación privada descentralizada nacen entre esperanzas y riesgos. La operativa padece un riesgo inherente no marginal de pérdida absoluta de la inversión. La contraparte prestataria (promotor del proyecto) que deja de pagar será un insolvente, acaso ni siquiera conocido por el inversor, el cual no podrá asumir los costes de gestión y persecución del impago. La PFP no responde como garante y después de realizar infructuosamente las gestiones razonablemente exigibles para el cobro, se desentiende del crédito finalmente no recuperable. Se dan condiciones para que un incorrecto diseño legal, una publicidad precontractual halagadora o una equívoca arquitectura contractual conduzcan a situaciones de alarma colectiva parecida a la de las inversiones en sellos o participaciones preferentes. Hay que tener presente que nuestra raza ibérica profesa una moralidad exclusivamente oportunista, y el inversor no quiere repartir con el resto de ciudadanos su ganancia inversora mientras el negocio funciona, pero busca airado un bolsillo que le resarza del fracaso cuando la aventura finalmente falla. La cuestión no tendría mayor importancia si todos los agentes implicados apostaran con dinero privado No es así en el crowdfunding, porque las PFP están sujetas a registro, supervisión y control de la CNMV o del Banco de España. Es esto lo que a mí como contribuyente me preocupa, porque no dudo que los eventuales colectivos de engañados apostarán por demandar a las agencias gubernamentales alegando defectuosa labor de supervisión, con el designio de que el presupuesto público les resarza la pérdida. Sugiero dos medidas a tomar en la próxima revisión del articulado del Anteproyecto. La primera es que se imponga por Ley al Banco de España (en las PFP de préstamos) el deber de formular una declaración-tipo, escueta y de uso obligatorio, publicitada en la web del Banco y como información resaltada y repetida hasta la náusea en las webs de las PFP, en la que se describan en cuatro frases qué riesgo notable suscribe el inversor, cómo este riesgo es suyo y de nadie más, cómo las PFP no responden del impago y que el Banco de España no es garante en modo alguno ni tiene labor de seguimiento ni vigilancia de la viabilidad económica de los proyectos financiados. Pero para ello es preciso que la normativa adelgace la implicación de la autoridad supervisora, excesivamente intensa en el texto conocido, para que no resulte una incongruencia entre el nivel de envolvimiento real de la agencia pública y el alcance de sus disclaimers. La segunda medida que propongo es la de dejar para más adelante la regulación y tolerancia de las PFP que gestionan inversiones privadas en títulos financieros, al menos los de naturaleza participativa (acciones y participaciones sociales) no negociables en mercados regulados. A diferencia de los préstamos y de los instrumentos de deuda, los títulos participativos en sociedades no cotizadas son ilíquidos y su rendimiento depende de variables societarias que el inversor no controla. Salvo que el proyecto se conciba y se entienda como un tipo de inversión pro bono, acaso retribuida por medios indirectos o fuera del mercado. Una vez más, no se trata de protección paternalista, sino de preocupación por el bolsillo del contribuyente, cuando los estafados se revuelvan contra la CNMV. La exoneración de la CNMV es más difícil que la del Banco de España, porque el título participativo es una creación jurídica artificial cuya emisión y circulación colectiva difícilmente pueden producirse sin implicación real o exigible de la autoridad supervisora. No estoy proponiendo una prohibición de actuación de las PFP que gestionan inversiones en instrumentos de capital. Al contrario, patrocino la máxima permisibilidad para las PFP que operen fuera de España. La arquitectura tecnológica de las PFP impide el ejercicio de control sobre el operador que opera en el extranjero, aunque sus servicios sean accesibles universalmente. Es mejor que la ley española no se inmiscuya ni atribuya a las agencias gubernamentales competencias para vigilar o controlar el ejercicio de tales negocios con residentes minoristas en España. Y que así quede claramente explicitado en la ley y que se asegure que en la web de la CNMV y en otros medios de difusión social se hagan en cada momento las advertencias oportunas sobre los chiringuitos que se descubran y los riesgos de operar con ellos. LA FRASE «El Tribunal Supremo podrá establecer jurisprudencia sobre cualquier asunto de nuestro ordenamiento jurídico». Alberto Ruiz-Gallardón, ministro de Justicia. 4 | ANÁLISIS Actualidad Jurídica Aranzadi, núm. 88317 de abril de 2014 ANÁLISIS Las entidades financieras ante el canje de deuda de las empresas por capital privado: ¿una nueva vía de refinanciación? Juan Calvo Vérgez Profesor Titular de Derecho Financiero y Tributario. Universidad de Extremadura. Con fecha 8 de marzo de 2014 se publicó en el Boletín Oficial del Estado el Real Decreto-ley 4/2014, de 7 de marzo, de Medidas Urgentes de Refinanciación y Reestructuración de deuda comercial, que se presenta como la enésima iniciativa normativa destinada a facilitar el desapalancamiento de nuestro tejido empresarial así como a fortalecer su financiación. Dentro de las novedades recogidas en el citado texto legal (nuevamente un Real Decreto-ley) se encuentra la relativa a la posibilidad de que las empresas sobreendeudadas puedan pactar con las entidades financieras el canje de deuda por capital privado para evitar el concurso. A tal efecto se facilita el desarrollo de los procesos de refinanciación y reestructuración de deuda empresarial, contemplando fórmulas para que la banca pueda cambiar deuda de las compañías por capital. Con carácter general los dueños de una sociedad en situación de preconcurso podrán verse obligados a aceptar acuerdos de refinanciación hechos a medida de sus acreedores (entidades financieras y fondos de inversión) a través de quitas o conversiones en capital a cambio de la titularidad empresarial, previéndose incluso que aquellos administradores societarios o liquidadores de empresas en concurso que se nieguen, sin causa razonable, a la capitalización de créditos o a la emisión de valores o instrumentos convertibles (frustrando con ello la consecución del acuerdo de refinanciación) incurran en presunción de dolo o culpa grave, salvo que presenten prueba en contrario. El principal objetivo perseguido a través de la adopción de la presente regulación (que, nuevamente, y ya perdemos la cuenta, vuelve a modificar la Ley 22/2003, de 9 de julio) es pues incentivar que la banca capitalice la deuda de las empresas. Al capitalizar una deuda bancaria y convertirla en fondos propios se fortalece el balance de la empresa (ya no tiene que pagar intereses por esa cantidad). Sin embargo tradicionalmente las entidades financieras han venido manifestando su reticencia al respecto debido a que, de acuerdo con las reglas de Basilea III, el banco sufriría las consecuencias derivadas de lo anterior en sus propias exigencias de capital. Debido a ello, y al objeto de evitar dicho efecto dañino sobre el propio core capital de las entidades financieras, de un tiempo a esta parte se ha venido planteando la posibilidad de que la capitalización de estas deudas se realice a través de entidades de capital riesgo, de manera que los bancos aporten aquellas deudas que ya tengan provisionadas a fondos de capital riesgo y sean estos fondos los que tomen una participación en el capital de las empresas. De esta manera los bancos habrían convertido la deuda en capital con un menor consumo de su core capital. En principio esta fórmula ayudaría principalmente a empresas medianas y grandes, pero sería mucho más difícil que estos bancos y fondos aceptaran capitalizar empresas pequeñas, porque en muchos de los casos la capitalización implicará la toma de control y la responsabilidad de su gestión, a lo que es difícil que estén dispuestas las entidades bancarias. De acuerdo con lo dispuesto por el nuevo Real Decreto-ley 4/2014 aprobado se entiende que la recapitalización obedece a una causa razonable cuando así se declare mediante informe emitido, con anterioridad a la negativa del deudor, por un experto independiente (en la práctica, un registrador mercantil). Téngase presente no obstante que, con carácter general, la nueva regulación Las empresas sobreendeudadas pueden pactar con las entidades financieras el canje de deuda por capital privado para evitar el concurso aprobada elimina la obligación de que un experto independiente emita un informe, sustituyéndose este último por la certificación de un auditor de que concurre la mayoría exigida, excepto en el supuesto de que el deudor se oponga a la conversión de deuda en capital, en cuyo caso deberá emitir informe que declare el concurso culpable. No podrán ser objeto de rescisión los acuerdos de refinanciación con el deudor así como los negocios, actos y pagos (cualquiera que sea la forma en la que se hayan realizado) y tampoco las garantías constituidas en ejecución de tales acuerdos cuando, en virtud de éstos, se proceda, al menos, a la ampliación significativa del crédito disponible o a la modificación de sus obligaciones mediante prórroga de su plazo de vencimiento o el establecimiento de otras contraídas en sustitución de aquéllas. Dichas garantías deberán responder a un plan de viabilidad que permita la continuidad de la actividad profesional o empresarial en el corto y medio plazo, exigiéndose a tal efecto que con anterioridad a la declaración del concurso el acuerdo haya sido suscrito por acreedores cuyos créditos representen al menos tres quintos del pasivo del deudor en la fecha del acuerdo o la certificación del auditor del deudor sobre la suficiencia del pasivo exigido para adoptar el acuerdo. El nuevo texto aprobado contempla además la posibilidad de que los créditos de las entidades financieras con las empresas a las que asistan por esta vía sea recalificado como de riesgo normal, liberando provisiones, y que no pierdan derechos de cobro en caso de que la compañía acabe en liquidación. Como es sabido al amparo de la vigente regulación aplicable un crédito penaliza menos el balance de la entidad financiera que una participación en capital, ya que si el primero ha de ser provisionado en caso de entrar en mora, la segunda requiere dotaciones por pérdidas, consume más capital y deja a la entidad a la cola de cobro en caso de concurso de acreedores. La nueva normativa aprobada introduce además un nuevo supuesto en el cual los acuerdos alcanzados se consideran irrescindibles sin necesidad de alcanzar una mayoría de las tres quintas partes de la deuda, lo que ha de posibilitar la negociación directa del deudor con uno o más acreedores siempre que signifique mejora de la posición patrimonial, no implicando lo anterior merma alguna de los derechos del resto de los acreedores no intervinientes. Por otra parte se atribuye la consideración de crédito contra la masa a los nuevos ingresos de tesorería, que incluyen los aportados por el acuerdo de financiación y los realizados por el propio deudor o personas especialmente relacionadas, con exclusión de las operaciones de aumento de capital. Asimismo se limitan los supuestos de suspensión de ejecución de bienes dotados de garantía real a aquellos que resulten necesarios para la continuidad de la actividad profesional de su actividad profesional o empresarial del deudor, excluyéndose de las suspensiones las ejecuciones de acciones o participaciones de sociedades en exclusiva a la tenencia de un activo y del pasivo preciso para su financiación. En todo caso la normativa aprobada prevé que aquellos acreedores que hayan capitalizado todo o parte de sus créditos con la finalidad de refinanciar la empresa no sean considerados «personas especialmente relacionadas con el concurso» a efectos de que su deuda sea considerada subordinada. En materia fiscal se deja de considerar a las quitas como ingresos a efectos fiscales por los que haya que tributar, al quedar exonerados de gravamen los procesos de conversión de deuda en capital. Piénsese que, puesto que en el Impuesto sobre Sociedades la base imponible toma como punto de partida el resultado contable, inicialmente las quitas habrían de tributar como cualquier otro ingreso. Pues bien, tras la reforma introducida se prevé que el ingreso no tribute en el deudor en el momento de acuerdo de la quita, sino que se integre en la base imponible del IS a medida que se registren posteriormente los gastos financieros derivados de esa deuda. Con carácter adicional se amplían las exenciones previstas en el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados (ITPyAJD) a las quitas de deuda empresarial. La citada normativa fue posteriormente complementada por el Banco de España con la finalidad de incentivar la conversión de deuda en capital y permitir así que los créditos destinados a las empresas beneficiadas pasen, de estar considerados como de riesgo dudoso o subestándar, a ser calificados como normales transcurridos tres meses a contar desde el acuerdo de refinanciación sin incumplimiento del mismo. De este modo a los créditos refinanciados de la banca no se les exigirán provisiones, pasando a ser considerados créditos ordinarios. De cara a otorgarse la correspondiente autorización han de existir elementos objetivos que permitan concluir que resulta probable la recuperación de los importes debidos tras el acuerdo de refinanciación. Existiendo riesgo de que la empresa no vaya a poder hacer frente a sus acuerdos de refinanciación, las entidades deberán clasificar los créditos anteriormente concedidos como «riesgo distinto del normal» (subestándar). No obstante, si desapareciesen las causas que condujeron a esa clasificación se permitirá la reclasificación posterior de esas operaciones a una menor categoría de riesgo, lo que provocará que las entidades tengan que provisionar menos. Por tanto de conformidad con lo establecido en la Disposición Adicional Única del Real Decretoley 4/2014, relativa al tratamiento de las operaciones refinanciadas o restructuradas como consecuencia de un acuerdo de refinanciación, se habilita al Banco de España para que, en el plazo de un mes, modifique la normativa sobre análisis y cobertura de riesgos aplicable a las entidades de crédito de acuerdo con los siguientes principios. En primer lugar, se considerará que concurren circunstancias objetivas para la clasificación como riesgo normal de las operaciones refinanciadas o restructuradas como consecuencia de un acuerdo de refinanciación regulado por la Disposición Adicional Cuarta de la Ley 22/2003 (igualmente objeto de nueva redacción con la finalidad de ampliar el ámbito subjetivo del acuerdo, extendiéndose a todo tipo de acreedores de pasivos financieros, excluidos los acreedores por operaciones comerciales), cuando hayan transcurrido tres meses desde la publicación de la homologación judicial del acuerdo en el BOE sin incumplimiento de las obligaciones contractuales derivadas del mismo. A priori la conversión de deuda en capital ha de permitir evitar que las empresas caigan en suspensión de pagos, beneficiando con ello a la propia compañía, a sus acreedores y a la economía en general. No obstante, al convertirse los bancos en accionistas de las empresas con problemas, las entidades financieras se verán obligadas a reforzar su balance como contrapartida al riesgo de las nuevas participadas. 6 | ANÁLISIS Actualidad Jurídica Aranzadi, núm. 88317 de abril de 2014 DERECHO MERCANTIL Impacto del RDley 4/2014 en las operaciones de derivados Andrés Lorrio Socio Bird & Bird. El 7 de marzo de 2014, se aprobó el RDley 4/2014 por el que se adoptan medidas urgentes en materia de refinanciación y reestructuración de deuda empresarial (RDley 4/2014). A través de este artículo analizaremos si ciertas disposiciones del mismo afectan al régimen privilegiado de las operaciones de derivados. El objetivo del RDley 4/2014 es la implementación de ciertas medidas legales necesarias para lograr una viable reestructuración de la deuda empresarial, siendo las principales medidas adoptadas las siguientes: I. Se modifica el artículo 5 bis de la Ley Concursal (LC) permitiendo que la presentación de la comunicación de iniciación de negociaciones pueda suspender las ejecuciones judiciales de bienes que resulten necesarios para la continuidad de la actividad profesional del deudor. También se permite la suspensión de las ejecuciones singulares promovidas por los acreedores financieros, con quienes ya se hayan iniciado negociaciones encaminadas a la suscripción de un acuerdo de refinanciación. II. Los acuerdos de refinanciación pasan a regularse separadamente en un nuevo artículo 71 bis. En el mismo se Los acuerdos de refinanciación pasan a regularse separadamente en un nuevo artículo 71 bis introduce un nuevo supuesto en el cual los acuerdos alcanzados se declaran no rescindibles, sin necesidad de alcanzar determinadas mayorías de pasivo, constituyéndose un puerto seguro que permita la negociación directa del deudor con uno o más acreedores, siempre que signifiquen una mejora clara de la posición patrimonial del deudor. III. El RDley 4/2014 ha modificado sustancialmente el régimen de homologación judicial de los acuerdos de re- financiación. En este sentido: − Podrá homologarse judicialmente el acuerdo de refinanciación que, habiendo sido suscrito por acreedores1 que representen al menos el 51% de los pasivos financieros, reúna en el momento de su adopción las condiciones previstas en el artículo 71 bis 12. − Se posibilita la extensión a los acreedores disidentes o no participantes de los acuerdos de refinanciación, cuyos créditos no gocen de garantía real o por la parte de los créditos que exceda del valor de la garantía, no solo de las esperas, sino también, mediante un porcentaje de pasivo superior, de otras medidas, como es el caso de las quitas, capitalización de deuda y cesión de bienes en pago o para pago. − Se prevé la posibilidad de extender los efectos del acuerdo de refinanciación a determinados acreedores con garantía real. El régimen privilegiado de las operaciones de derivados se encuentra en el Capítulo II del RDley 5/2005, de reformas urgentes para el impulso a la productividad y para la mejora de la contratación pública (el RDley 5/2005), siendo las principales particularidades las siguientes: • El reconocimiento y eficacia de las cláusulas ipso facto: si bien conforme a la LC se tendrán por no puestas las cláusulas que establezcan la facultad de resolución del contrato por la sola causa de la declaración de concurso, el artículo 16 del RDley 5/2005 reconoce que las mismas no podrán verse limitadas, restringidas o afectadas por la apertura de un procedimiento concursal. • Excepción al régimen general de compensación previsto en la LC: el artículo 16 del RDley 5/2005 establece que declarado el vencimiento anticipado se incluirá como crédito o deuda de la parte incursa en concurso el importe neto de las operaciones amparadas en un contrato marco. Una operación de derivados no se verá afectada por el RDley 4/2014 mientras que el contrato se mantenga hasta vencimiento 1. Se extiende la posibilidad de suscribir este acuerdo a todo tipo de acreedores de pasivos financieros (excluidos los acreedores por operaciones comerciales y de derecho público). 2. Con la excepción de que el acuerdo haya sido suscrito por acreedores cuyos créditos representen al menos tres quintos del pasivo del deudor. • L imitaciones a las acciones de reintegración previstas en el artículo 71 de la LC: el RDley 5/2005 condiciona las acciones de reintegración a su ejercicio por la administración con concursal y a que se demuestre perjuicio en dicha contratación. Si bien hay ciertas voces que entiende que el RDley 4/2014 puede limitar el régimen privilegiado previsto en el RDley 5/2005, en nuestra opinión en ningún modo dicho régimen privilegiado se verá afectado por esta nueva reforma. Así lo establece expresamente la Exposición de Motivos del RDley 4/2014. Asimismo, no hemos de olvidar que ante un conflicto de leyes, debe aplicarse el criterio de la especialidad (lex specialis derogat legi generali), en virtud del cual cuando dos normas tratan una misma cuestión, se deberá dar prioridad a la más específica. No habiendo en el RDley4/2014 ninguna disposición que expresamente modifique o derogue el régimen privilegiado del RDley 5/2005, entendemos que debe prevalecer la ley especial sobre la general. Por todo ello, en nuestra opinión, una operación de derivados no se verá afectada por el RDley 4/2014 mientras que el contrato se mantenga hasta vencimiento. No obstante, sí puede afectar ciertas reformas del RDley 4/2014 a las deudas que resulten tras la terminación anticipada, el vencimiento o ejecución del contrato de derivados y que no estén garantizadas con garantía real, como pueden ser la extensión, por homologación judicial, de los efectos de un acuerdo de refinanciación al cual el proveedor del derivado no se haya adherido o que, el proveedor de un derivador opte por adherirse a un acuerdo de refinanciación. ANÁLISIS | 7 Actualidad Jurídica Aranzadi, núm. 88317 de abril de 2014 DERECHO MERCANTIL Gobierno corporativo de sociedades de capital: su inminente reforma Luis Marín Benítez Sara Curto del Valle Abogados. Cuatrecasas, GonçalvesPereira, Olivencia-Ballester. Derecho de información Se establece que en SA no será causa de impugnación la vulneración del derecho de información durante la celebración de la junta general, sin perjuicio de que el socio pueda exigir los daños y perjuicios causados. Igualmente, se prevé que no existe obligación de facilitar información al socio cuando: sea innecesaria para sus intereses, existan razones para considerar que será utilizada para fines extrasociales, o cuando la publicidad perjudique a la sociedad o a sociedades vinculadas. Por último, se tipifica la responsabilidad del socio por los daños y perjuicios causados en caso de utilización abusiva o perjudicial de la información solicitada. Régimen de mayorías El Anteproyecto de Ley por el que se modifica la Ley de Sociedades de Capital para la mejora del Gobierno Corporativo, implicará una importante reforma en sede de sociedades de capital al afectar a dos materias fundamentales como son, de un lado, las juntas generales y la impugnación de acuerdos sociales y, de otro lado, el estatuto de administradores, que se revisa en aspectos tan relevantes como los deberes de los administradores, el régimen de responsabilidad y la retribución del cargo. Las diferencias entre las soluciones normativas que en esta materia planteaba la Propuesta de Código Mercantil y las que se plasma en el Anteproyecto parece haber ralentizado esta reforma que, en cualquier caso, se antoja inevitable. En el presente artículo analizaremos, de forma somera, las modificaciones que en sede de no cotizadas tendrá la inminente reforma y que se pueden ordenar en dos ámbitos fundamentales: (i) las relativas a las juntas generales y adopción de acuerdos, con la nueva regulación de la impugnación de acuerdos sociales; y (ii) las relativas a la administración social con una nueva regulación del estatuto de los administradores. I Sobre las modificaciones en materia de junta general El Anteproyecto ha revisado el régimen aplicable a la junta general buscando, de un lado, el aumento de la participación de los socios, en tanto que dueños de la sociedad, y, de otro, el incremento del control de la junta general sobre los administradores. Impartición de instrucciones El Anteproyecto extiende a la SA la posibilidad de que la Junta pueda impartir instrucciones al órgano de administración o someter a su autorización la adopción de determinadas decisiones. Esta extensión implica difuminar, más si cabe, los rasgos diferenciadores existentes entre SA y SL, lo que en nuestra opinión no parece acertado dada la distinta tipología de una y otra. Conflicto de intereses Se reforma y unifica el tratamiento de los conflictos de intereses, delimitándose las situaciones en las que prohíbe ejercitar el derecho de voto. En los demás supuestos, se opta por permitir al socio afectado votar, si bien, en caso de impugnación, la carga de la prueba para acreditar la inexistencia de vulneración del interés social corresponderá a la sociedad y/o socios afectados. Se aclara el régimen de mayorías para la adopción de acuerdos por la Junta en SA, adoptándose un sistema de mayoría relativa o simple que resultará de que el número de votos a favor sea superior a los votos en contra. En los supuestos de mayorías reforzadas, en primera convocatoria, se opta por la mayoría absoluta. En segunda convocatoria, será necesario un quórum mínimo el 25% y el voto favorable de 2/3, salvo que se supere el 50% del capital social, en cuyo caso sería suficiente la mayoría absoluta. Igualmente, se introduce un nuevo artículo en el que se exige la votación separada de determinados asuntos como el nombramiento, ratificación, reelección o separación de cada administrador o la modificación de cada artículo estatutario o grupo de artículos que no sean interdependientes. Impugnación de acuerdos sociales Por último, se modifica sensiblemente el régimen de impugnación de acuerdos sociales con una aparente doble finalidad: maximizar la protección material de los accionistas minoritarios y minimizar los riesgos el uso fraudulento del derecho de impugnación. Las modificaciones más relevantes son las siguientes: (i) Supresión de la distinción entre acuerdos nulos o anulables, previéndose un único plazo de caducidad de un año, a excepción de los acuerdos contrarios al orden público que no caducan; (ii) Se crea como nueva causa de impugnación la infracción del reglamento de la junta o del Consejo; (iii) Se considera que se lesiona al interés social cuando el acuerdo, aún no causando daño a la sociedad, se impone de manera abusiva por la mayoría; (iv) Se establece de forma expresa que no será suficiente para la impugnación la mera infracción de ciertas normas como, por ejemplo, las procedimentales, de información o cómputo de votos; y (v) se exige a los socios titular un mínimo del 1% del capital social para poder impugnar acuerdos. II Sobre las modificaciones en materia de administradores El estatuto de los administradores: los deberes de diligencia y lealtad 1. El deber de diligencia se modula en atención a las funciones encomendadas a cada administrador. En este sentido, se diferencia el deber asumido por un consejero ejecutivo de un mero consejero externo que sólo tiene encomendadas funciones de control. Como novedad más significativa, se distinguen dos clases de remuneraciones: una para los consejeros y otra para los consejeros ejecutivos Igualmente, se regula el principio de discrecionalidad empresarial (business judgement rule), con objeto de proteger la discrecionalidad empresarial en el ámbito estratégico y en las decisiones de negocios, limitando pues el riesgo de responsabilidad de administradores en este ámbito. El derecho de información de los miembros del Consejo, junto con el deber de información, queda reconocido de forma expresa en el Anteproyecto, pero sin concretar la forma de ejercer ese derecho/deber. Es de destacar que la reforma proyectada es más estricta con el deber legal de lealtad que con el de diligencia, impidiendo en el primero toda posibilidad de limitación estatutaria. 2. El Anteproyecto refuerza el régimen del deber de lealtad mediante: (i) la regulación de obligaciones básicas y (ii) la tipificación y sistematización de conductas desleales asociadas a situaciones de conflicto de interés. Se prevé un régimen de dispensa de las obligaciones asociadas al deber de lealtad. Dicha autorización habrá de ser singular para cada caso concreto, pudiendo hacerla el órgano de administración, salvo que la transacción contenga un valor superior al 10% de los activos sociales, se refiera a la prohibición de obtener una ventaja o remuneración de un tercero o se refiera a que los administradores puedan hacer actividades competidoras, que habrá de ser autorizadas por la junta general. En SL, la junta general podrá autorizar la prestación de cualquier tipo de asistencia financiera a favor del administrador. Régimen de responsabilidad En la definición del alcance subjetivo al régimen de responsabilidad se precisa el concepto de administrador de hecho en la línea marcada por la jurisprudencia y se extiende a las personas físicas representantes de los administradores personas jurídicas, respondiendo solidariamente entre ellas. Asimismo, agrava sus consecuencias, al incluir además de la indemnización de daños y perjuicios la devolución del enriquecimiento obtenido con la infracción. Por último, se facilita el ejercicio de la acción social de responsabilidad por la minoría, al reducir la participación a un mínimo igual o superior al 3%. Asimismo, se propone que, cuando la acción se fundamente en la infracción del deber de lealtad, los socios legitimados pueden interponer la acción sin necesidad de acuerdo previo de la Junta General. El Consejo de Administración: composición, competencias y funcionamiento Con la finalidad de asegurar que el Consejo cumpla con su función de supervisión se amplía el catálogo de facultades indelegables del Consejo, entre las que destacan, la aprobación de operaciones vinculadas, la dispensa de las obligaciones del deber de lealtad y el nombramiento y destitución de los consejeros ejecutivos y altos directivos, el establecimiento de las condiciones de sus contratos, entre otras. Por otro lado, se regula la necesidad de que el Consejo de Administración se reúna, al menos, una vez al trimestre. Retribución de los administradores Se introducen normas legales para adecuar los sistemas de remuneración al mercado en que operan y a la situación de cada sociedad en cada momento. En SL se elimina la necesidad de aprobar la remuneración para cada ejercicio. Por otro lado, se permite pactar remuneraciones desiguales en administración separada o conjunta. Como novedad más significativa se distinguen dos clases de remuneraciones: (i) una para los consejeros por su condición de tales, que deberá constar en los estatutos sociales, cuyo importe máximo deberá ser aprobado por la Junta General, y (ii) otra para los Consejeros Ejecutivos, que deberá regularse en contrato aprobado con el voto favorable de 2/3 del Consejo, sin la participación del consejero afectado. A modo de conclusión En definitiva, con la regulación que se proyecta cambiará significativamente el equilibrio junta generaladministradores y mayoría-minoría, dotando de una mayor transparencia al órgano de administración, aumentándose el control de la junta general sobre los administradores, cuyo estatuto se pone al día en materia de retribución, deberes, responsabilidad y funcionamiento en caso de Consejo. Todo ello tendrá una importante incidencia práctica, pues exigirá adaptar a la reforma los estatutos sociales, acuerdos de socios y, en general, la concreta estructura de poder existente en cada sociedad de capital. 8 | ANÁLISIS Actualidad Jurídica Aranzadi, núm. 88317 de abril de 2014 DERECHO COMUNITARIO La adecuación de la Ley 1/2013 y la STS (Sala 1ª) sobre derecho comunitario de los consumidores Juan Ignacio Navas Marqués Letrado Socio-Director de Navas & Cusí Abogados. La sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (STJUE) de 14 de marzo de 2013 –asunto Mohamed Aziz– dio inicio al proceso de defensa de los derechos de los Consumidores y Usuarios que acuden a los Juzgados y Tribunales españoles. Cierto es que, con anterioridad a dicha resolución ya venía gestándose cierta rebelión y, con frecuencia, los Juzgados de Primera Instancia apreciaban la abusividad de ciertas cláusulas contenidas en las Escrituras hipotecarias. Sin embargo, la STJUE ha supuesto un antes y un después y es que, tras dicha resolución y tras la entrada en vigor de la Ley 1/2013, de 14 de mayo, se concede un plazo extraordinario de oposición en los procedimientos hipotecarios para la alegación y discusión de la existencia de cláusulas abusivas y para que, en su caso, ello tenga consecuencias prácticas. Pero los efectos de la STJUE se han reflejado también en la Sentencia del Tribunal Supremo de 9 de mayo de 2013 que resuelve un Recurso de Casación que cuestionaba la validez o abusividad de las cláusulas túnel incorporadas por las entidades en préstamos financieros e hipotecarios. Y es que dicha resolución deja entrever el esfuerzo por adaptar nuestro Derecho a las exigencias imperativas de la jurisprudencia del TJUE, además de apostar por la claridad y precisión en su fundamentación y conclusiones. Sin embargo, a mi juicio, la resolución no alcanza el objetivo de cumplir plenamente con el Derecho comunitario. Así, las cuestiones fundamentales que aborda la sentencia pueden ser resumidas en cuatro: si las cláusulas suelo-techo constituyen Condiciones Generales de Contratación (CGC); si provocan per se una situación de desequilibrio en contra del consumidor; si forman parte sustancial de la prestación sinalagmática del contrato de préstamo; los efectos de su declaración de nulidad; y si la sentencia está en condiciones de limitar la retroactividad. Pues bien, respecto a dichas cuestiones, el TS es muy claro: las cláusulas suelo-techo forman parte de las CG pero, sin embargo, no pueden ser consideradas abusivas per se sino que, en aras a calificarlas de un modo u otro se deberá atender a cada caso concreto, analizar las mismas y concluir si se produce un desequilibrio que favorece a la entidad financiera. Manifiesta el TS que este tipo de cláusulas afectan la prestación sinalagmática fundamental de la relación contractual y que las mismas pueden ser declaradas abusivas si la prestación del consumidor es desproporcionada. Y en el caso concreto que enjuicia concluye que las cláusulas suelo-techo no son suficientemente claras y que tampoco cumplen con el nivel de información legalmente exigido. Por todo ello, concluye que dichas cláusulas han de ser consideradas abusivas, tenidas por no puestas –siguiendo la regla utile per inutile non vitiantur–, no debiendo producir efecto jurídico alguno. Atendiendo a los pronunciamientos contenidos en la Resolución, no puedo más que mostrar mi completa coincidencia con la parte dispositiva de la Sentencia y las conclusiones a la que la misma llega. Sin embargo, el problema de la citada resolución radica en la limitación de los efectos jurídicos derivados de la declaración de abusividad y, por tanto, de nulidad de las cláusulas objeto del litigio. Así, el TS, consciente de las consecuencias económicas de la Sentencia en el mundo financiero, acude a la prudencia para aminorarlas y hacerlas soportables e indica que dicha resolución sólo resultará de aplicación a las relaciones jurídicas objeto del Recurso de Casación; que los intereses derivados de la aplicación de la cláusula suelo no podrán percibirse con posterioridad a la fecha de la sentencia; y, lo más relevante y sorprendente, es que declara con carácter general que los contratantes no estarán obligados a la recíproca restitución de las cantidades pagadas/cobradas como consecuencia de la aplicación de la cláusula suelo declarada abusiva y, por ende, nula. En este último punto, especialmente cuestionable y, en cierto modo, polémico, el Tribunal se apoya en Jurisprudencia constitucional y comunitaria consolidada, citando los casos SKOV y BILKA, BRZEZIÑSKI, KALINCHEV, y RÇDLIHS, que limitan los daños que pudieran afectar a los intereses generales por la aplicación de Derecho comunitario. Esta visión de la resolución del TS debe ser completada con un análisis de la Ley 1/2013, de 14 de mayo, que a mi juicio no cumple con las exigencias del Derecho Comunitario ni, por tanto, con la TJUE de 14 de marzo de 2013. En primer lugar, resulta más que cuestionable que el art. 114 de la Ley Hipotecaria cumpla con las exigencias del Derecho de la UE, pues si bien el art. 114 fija limita el tipo de interés de demora, no impide la continuación del procedimiento de ejecución hipotecaria extrajudicial tras reducirse los intereses de demora hasta ese límite, y sin exigirse que la resolución no alcanza el objetivo de cumplir plenamente con el derecho comunitario la Escritura deba someterse a ulterior escrutinio de contener cláusulas abusivas. En segundo lugar, problemática resulta la modificación de diversos preceptos de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Así, los arts. 557-558 LEC, si bien conceden al ejecutado un plazo de cinco días para alegar la existencia de cláusulas abusivas, el precepto impide que el órgano declare no haber lugar a la ejecución del título y remitir a las partes al procedimiento declarativo pertinente. Por su parte, los arts. 575 y 579 LEC tampoco permiten al órgano jurisdiccional aplicar, de manera efectiva, la defensa de los derechos de los Consumidores y Usuarios, al no preverse el control de oficio de la abusividad de las cláusulas ni posibilitarse la celebración de prueba plena para acreditarlo. Se priva así a los Consumidores y Usuarios de poder impugnar eficazmente el título ejecutivo en tiempo útil. Y entre las cláusulas que puede suponer un mayor abuso de los derechos de los Consumidores, se encuentra la de vencimiento anticipado, permitiéndose la resolución unilateral del contrato –que posibilita el vencimiento anticipado– sin requerir un incumplimiento grave y desproporcionado de la contraparte, y sin que se valore la parte de cumplimiento que ya se ha producido con anterioridad, no permitiéndose al juez determinar una compensación adecuada por el porcentaje de crédito pagado ni aplicar el art. 1154 CC, y atenuar la cuantía de la pena convencional. Y, finalmente, el art. 561.1.3º LEC tampoco cumple con el principio de efectividad al poder el Juez seguir adelante con la ejecución al estimar que no concurren cláusulas abusivas en la Escritura, sin posibilidad de recurso contra dicha decisión, sin esperar a que la cuestión de la concurrencia de cláusulas abusivas en la Escritura sea resuelta en el correspondiente juicio declarativo; declarar que no procede seguir adelante con la ejecución al estimar que concurren una o varias cláusulas abusivas; y despachar la ejecución una vez que ha corregido el petitum de la demanda ejecutiva. En suma, la nueva regulación no permite al Juez desplegar la labor que el Derecho de los Consumidores le encomienda, al posibilitarse que la ejecución continúe pese a la existencia de cláusulas abusivas, debiéndose prever que no haya lugar a dictar Auto ejecutivo y se deba remitir a las partes al declarativo correspondiente. Pero, ¿cómo aplicar estos principios a las cláusulas suelo españolas a partir de la STS de 9 de mayo de 2.013? Los Tribunales españoles ya lo están haciendo. Asimismo, en la actualidad, y a raíz de nuestra Queja interpuesta en fecha 30 de mayo de 2013 ante la Comisión Europea (CE) se ha iniciado un procedimiento por eventual incumplimiento por parte del Reino de España de las Directivas 2004/39/ EC- MiFID- y 93/13/1993 –cláusulas abusivas. La tramitación de los dos motivos ha seguido una trayectoria diferenciada: respecto a la Directiva MiFID el Servicio de la CE encargado del asunto no aprecia la constatación de infracción por parte España; mientras que constata infracción prima facie de incumplimiento de la Directiva del Derecho de los Consumidores, la 93/13/CEE se refiere, habiendo derivado el procedimiento a un diálogo estructurado una vez constatada la falta de aseguramiento de la aplicación en la práctica del principio de efectividad en la protección de los Consumidores. El procedimiento iniciado por la CE podría acabar, si no cambian las circunstancias, en la emisión de un avis motivé dirigido a España, que mencionaría la nueva Ley 1/2013 de 14 de mayo. Y en el supuesto eventual de que no se atienda debidamente a los requerimientos del avis motivé, la CE podría presentar una demanda por incumplimiento frente a España, la cual podría eventualmente determinar una condena en virtud de lo dispuesto en el art. 248 TUE. Las consecuencias prácticas que tal Sentencia estimatoria tendría para las personas físicas y jurídicas serían diferentes según los casos. Respecto de las físicas que se integrasen en la categoría de Consumidores y Usuarios, los Juzgados y Tribunales les proporcionarían una protección efectiva y eficiente. Mayor dificultad tendrían aquellos individuos que no pudieran encuadrarse en la referida categoría pese a que, constatada la abusividad, la legislación española estaría en condiciones de otorgarles la debida protección a sus intereses, salvo casos muy excepcionales, en los que posiblemente no lo merecieran. Diferente es el caso de las personas jurídicas pues, de no constatarse infracción de norma comunitaria alguna –como sería el caso de la Directiva MiFID I–, les ha de ser de aplicación la Ley de Condiciones Generales de la Contratación y la Ley Española de Protección de los Consumidores y Usuarios, pudiéndose aplicar en este caso por analogía. Y por fin, la imposición al Estado miembro incumplidor la responsabilidad derivada de la infracción del Derecho de la Unión, exigida por el procedimiento estatal en vigor y siguiendo los principios de los Asuntos FACTORTAME II y KÖBLER. Estas son, en definitiva, las opciones que todavía restan a los sujetos de derechos que, a fecha de hoy, todavía no han visto resarcidos los perjuicios que han sufrido pero que, cada vez ven más cerca el final del túnel, y es que ya se vislumbra la luz. Si quiere ver la versión completa de este texto, consulte Thomson Reuters ProView. INFORMACIÓN | 9 Actualidad Jurídica Aranzadi, núm. 88317 de abril de 2014 INFORMACIÓN La Administración de Justicia gravitará sobre la provincia, diluyéndose el Partido Judicial Actualidad Jurídica Aranzadi. El Consejo de Ministros del 4 de abril aprobó el Anteproyecto de Ley Orgánica del Poder Judicial, que sustituirá en bloque a la actual, de 1985, y que ha sido sometida a numerosas reformas, concretamente cuarenta. Entre las grandes novedades que aporta la nueva ley, de orden profesional, organizativo y jurisdiccional destaca la nueva estructura judicial del Estado que inaugura, la cual hace cambiar el centro de gravedad desde el partido judicial, categoría del siglo XIX, a la provincia, categoría más acorde tanto con el esquema administrativo contemporáneo como con las infraestructuras y medios en general a disposición de la Justicia. En este sentido, se introduce el Tribunal Provincial de Instancia como nuevo órgano judicial de primer grado. Al ser de ámbito provincial, no coincidirá necesariamente con los actuales partidos judiciales, aunque ello no determinará la desaparición o cierre de los juzgados existentes en los distintos municipios, ya que uno de los criterios es que no quede ninguna infraestructura sin utilizar. Los Tribunales de Instancia sustituirán de manera progresiva a los órganos judiciales unipersonales. Ello facilitará la decisión colegiada sobre determinados asuntos por los integrantes de cada sección, lo que supone un avance para unificar criterios judiciales. Los nuevos tribunales de instancia reunirán a los jueces de cada partido judicial divididos por secciones (instrucción, civil, penal, social etc.). A su cabeza estará un presidente, sustituyendo a la figura actual de decano. Este presidente será elegido entre los jueces por cuatro años. En la nueva organización los servicios que originariamente asistían a los distintos juzgados asistirán ahora al conjunto de jueces y magistrados integrados en un Tribunal de Instancia. De este modo, el incremento de jueces podrá producirse con independencia del resto de personal asistente, lo que proporcio- nará mayor rapidez y evitará costes innecesarios. Los Tribunales de Instancia constarán de cuatro Salas, una por cada orden jurisdiccional. Dentro de cada Sala, habrá Unidades judiciales y Secciones. Asimismo, el conocimiento del asunto se podrá atribuir, de conformidad con la ley procesal correspondiente, a un Juez unipersonal o a un colegio de jueces. De esta forma, los Tribunales Provinciales de Instancia asumen todas las competencias que hoy corresponden a los Juzgados, así como las competencias que en primera instancia tienen actualmente atribuidas las Audiencias Provinciales en los órdenes civil y penal. Cuando el número de Jueces que formen el Tribunal Provincial de Instancia lo permita, podrán establecerse Unidades judiciales y Secciones especializadas en materias como familia, menores, o tributario. En el orden penal se introduce el sistema colegiado en materia de garantías de la instrucción, una importante novedad en nuestro Ordenamiento, siempre que concurran determinadas circunstancias; se pretende con ello la consecución de tres objetivos; en primer lugar, elevar el umbral de garantías en el procedimiento, pues las decisiones más importantes que afecten a los derechos de los inves- tigados serán adoptadas colegiadamente. En segundo lugar, se diluye la presión que pudiera existir sobre la figura del Juez único garante de la instrucción favoreciendo la corresponsabilidad en materia tan grave y en tercer lugar, se promueve la agilización del proceso. Los Tribunales Provinciales de Instancia tomarán el nombre de la provincia y tendrán su sede oficial en la capital. La Ley de todos modos contempla dos medidas distintas encaminadas a flexibilizar la regla general: en primer lugar, se prevé la posibilidad de que el Tribunal Provincial de instancia tenga otras sedes, además de la oficial, en alguna otra población de la provincia que reúna una serie de requisitos de población, carga de trabajo o la distancia a la capital, y, de igual forma, se tendrá en cuenta tanto el carácter uniprovincial de algunas Comunidades Autónomas como el hecho insular o las especiales características geográficas de una zona. En segundo lugar, se prevé que las Comunidades Autónomas puedan realizar una propuesta relativa a las sedes de los Tribunales provinciales de Instancia de su territorio, para de esta forma conjugar la implantación del modelo con las peculiaridades propias de cada Comunidad. tidos discrecionalmente debilitaría su capacidad de influir en el resto de los órganos judiciales porque la verdadera jurisprudencia no se construye mediante sentencias aisladas y puntuales, sino, tal y como expone el Anteproyecto, recordando y afinando constantemente el criterio a seguir ante cada problema relevante; y ello, como es obvio, sólo puede llevarse a cabo si determinada clase de asuntos tienen, en todo caso, legalmente garantizado el acceso a la casación. La admisión puramente discrecional de los recursos de casación en todos los casos no sólo tropezaría con pautas muy arraigadas en nuestra cultura jurídica, sino que podría prestarse a abusos. Además, se refuerza que el recurso de casación sea una vía de protección de los derechos fundamentales. Los Tribunales Superiores de Justicia seguirán siendo los órganos judiciales a nivel autonómico, pero ven ampliadas sus competencias porque asumirán las que tenían las Audiencias Provinciales en apelación en materia civil, y mantendrán las que tenían en contencioso y social. También serán los encargados de conocer los recursos de casación en derecho autonómico y continuarán encargándose de investigar y juzgar a los aforados que les atribuyan los correspondientes Estatutos de autonomía. Se refuerza el recurso de casación AJA. La que será nueva Ley Orgánica del Poder Judicial refuerza el recurso de casación como instrumento por excelencia para asegurar la uniformidad en la aplicación judicial del derecho. Dicho reforzamiento del recurso de casación consiste en abrir esta vía a cualquier resolución de los Tribunales inferiores, de manera que no existan sectores del ordenamiento jurídico excluidos a priori del control de legalidad y de la consiguiente unificación de criterios interpretativos que corresponden al Tribunal Supremo. Se amplían los supuestos de acceso a la casación en materia conten- ciosa y se reestructura el recurso de casación en materia civil: la casación se abre a cualquier resolución de los demás tribunales en materia Civil y Contenciosa cuando exista un interés casacional o sea conveniente para alcanzar la unificación de doctrina, donde hasta ahora se necesitaba que la demanda alcanzara cierto importe para poder llegar al Alto Tribunal. Para ello se modificarán las leyes procesales respectivas. Se especifican una serie de situaciones en que objetivamente existe un interés para abrir el recurso de casación, que se regulan, siguiendo el modelo aplicado hasta ahora, en las leyes procesales correspondientes a cada orden jurisdiccional. De este modo, la función del Tribunal Supremo no queda reducida a la unificación de criterios interpretativos, sino que, para el correcto funcionamiento del ordenamiento jurídico, sigue ejerciendo el control casacional en supuestos de admisión reglada por materia o por cuantía, de la misma manera que está plenamente justificado que determinados asuntos –por su especial trascendencia- sean enjuiciados en primer y último grado por el propio Tribunal Supremo. Recursos de casación en Derecho autonómico Limitar el papel del Alto Tribunal al conocimiento de asuntos admi- 10 | ANÁLISIS Actualidad Jurídica Aranzadi, núm. 88317 de abril de 2014 INICIATIVAS LEGISLATIVAS A propósito del Anteproyecto de Ley de Jurisdicción voluntaria Antonio Fernández de Buján Catedrático UAM. Académico de Número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Vocal de las Ponencias de Jurisdicción Voluntaria en la Comisión General de Codificación, años 2002-2005 y 2012. Se hizo esperar desde el día 24 de octubre de 2007 en el que el Gobierno retiró el Proyecto de Ley de Jurisdicción Voluntaria de 2006, cuando iba a ser votado en el Pleno del Senado, hasta el día 31 de octubre de 2013, en que se aprobó el Anteproyecto de Ley de Jurisdicción Voluntaria, ALDJV, que se encuentra en trámite de consultas, información y debate público, en el momento actual. Una primera valoración global del texto del ALDJV debe ser positiva. Como aspectos a resaltar de la reforma cabe subrayar que: a) Se aborda la desjudicialización de determinadas competencias que se atribuyen a funcionarios públicos de especial prestigio, secretarios judiciales, notarios y registradores, en atención a su especialización, su consideración como relevantes operadores jurídicos procesales o extraprocesales, y a la seguridad jurídica que supone su intervención como garantes de la legalidad, y b) Se articula, por fin desde la LEC de 1881, un procedimiento judicial general de JV garantista, que tiene su antecedente en la Propuesta de ALDJV de 2005, en que se prevé: Que la comparecencia se sustanciará, de forma preferente, en el marco de los principios de oralidad, concentración e inmediación, por los trámites del juicio verbal y se registrará en soporte apto para la grabación del sonido y de la imagen. Que se dará audiencia además de a los promoventes, a los afectados e interesados. Que se practicarán todo tipo de pruebas. La formulación de oposición por alguno de los interesados no hará contencioso el expediente ni impedirá que continúe su tramitación hasta que sea resuelto, salvo que la ley expresamente prevea lo contrario. La supresión de la actual habilidad de todos los días y horas en JV, contenida en el art 1812 LEC 1881, y de la posibilidad de modificar de oficio las providencias y autos no definitivos, contenida en el art. 1818 del mismo texto legal. Los recursos de reposición, apelación y revisión, la acumulación de procedimientos y, el cumplimiento y ejecución de resoluciones, conforme a lo establecido en la LEC, a cuyas disposiciones se reenvía, en el art 8 del Anteproyecto, con carácter general y supletorio, en todo lo no regulado en el texto legal de JV. Si bien la desjudicialización parece haber sido el leitmotiv de la reforma, su principio inspirador por antonomasia, a mi juicio, pondría en el mismo plano de relevancia, la articulación del mencionado procedimiento judicial garantista, común a jueces y secretarios judiciales, configurado en la estela de los juicios especiales regulados en la LEC, de los que básicamente se diferencia por la ausencia de cosa juzgada material fuera del marco de la propia JV. Conformado como el procedimiento civil más rápido de los existentes, gratuito, plenamente garantista y respetuoso de la seguridad jurídica, está llamado a ser el instrumento adecuado para resolver, de forma satisfactoria, las cuestiones que se plantean en esta esfera del ordenamiento, relativas a los derechos subjetivos e intereses de suma relevancia en la esfera personal y patrimonial de las personas, y a generar confianza en la regulación de la JV, suficiente para remover el recelo existente en parte de la doctrina, que no ha mostrado, salvo honrosas excepciones, un especial interés en su estudio, y para impedir, por ende, que en el futuro, se identifique la institución con supresión de plazos, formalidades y garantías. En la JV no existe un proceso inter partes, por lesión, o no reconocimiento, de derecho subjetivo o interés legítimo o como consecuencia de un conflicto relevante; pero si existe, en numerosos supuestos contradicción y oposición y por ello se acude al órgano judicial, conforme a lo previsto en el ALDJV, por razones de urgencia, para atender a una necesidad perentoria, para resolver un conflicto de relevancia menor, o con la finalidad de evitar la excesiva dilación del proceso contencioso. De forma progresiva, y especialmente en los últimos decenios, la JV judicial ha evolucionado, desde su originaria conformación, básicamente negocial, constitutiva o complementadora, incardinada en el marco del ejercicio pacífico de derechos, hasta su actual perfil de tutela de intereses públicos y sociales, en los que se ven afectados intereses de Una primera valoración global del texto del ALDJV debe ser positiva menores, personas con capacidad judicial modificada, presuntos incapaces, personas con discapacidad o desamparadas, así como supuestos de tutela sumaria contradictoria en conflictos de intereses considerados de relevancia menor. La JV pactada, negocial, sin conflicto, en la que el órgano judicial se limita a realizar un control de legalidad del acto que se solicita y a colaborar en el nacimiento del acto o relación jurídica, es solo una parte del contenido, amplísimo, de esta esfera de la legislación procesal, por lo que responde a un momento histórico ya superado. Y es esta nueva concepción de la JV la que se visualiza y regula en el ALDJV. Los aspectos más discutibles contenidos en el ALDJV son, a mi juicio, los atinentes a los siguientes aspectos: La Exposición de Motivos, algunos de cuyos párrafos adolecen de un deficiente lenguaje jurídico, contienen afirmaciones discutibles y denotan un cierto desapego hacia la JV, que se manifiesta en la extrapolación de materias, como los expedientes de dominio y los procedimientos de derecho marítimo, a textos de derecho material. La ausencia de alternatividad en las competencias que se desgajan de la órbita judicial, lo que supone crear un problema, con los operadores jurídicos y entre los operadores jurídicos, donde no lo había, dado el sustancial acuerdo que al respecto se había operado entre los propios operadores destinatarios de las competencias, la doctrina científica, los grupos parlamentarios que intervinieron en la tramitación del Proyecto de JV de 2006, y la propia ciudadanía, a la que sustrae la posibilidad de optar por acudir, con análogo grado de seguridad jurídica, al en la JV hay derechos e intereses que exigen la presencia de un abogado órgano judicial, de forma gratuita o al Notariado o a un Registro Público, cuando consideren que el pago del arancel se ve compensado por razón de celeridad, proximidad o especialización. En el sentido mencionado se ha pronunciado asimismo el Consejo General del Poder Judicial, en su Informe, sobre el Anteproyecto, de 27 de febrero de 2014. La devaluación de la posición de los secretarios judiciales, a los que se atribuye sólo la decisión de siete procedimientos de JV de los 29 que se desjudicializan, lo que se contrapone con la previsión de competencia de estos operadores jurídicos en el art. 456.3 de la LOPJ, con la posición de todos los Grupos Parlamentarios que apoyaron el papel esencial de los SJ en todas las competencias desjudicializadas, con las previsiones legislativas y prelegislativas anteriores en la materia, y con la mayoría de doctrina procesalística que se ha ocupado, en sus publicaciones, sobre este asunto. La devaluación de la posición de los abogados, cuya intervención pasa de ser preceptiva, con carácter general, pasa a serlo sólo de forma específica en determinados procedimientos. Frente a la mencionada previsión de la obligatoriedad de la asistencia técnica configurada más como una excepción que como una regla general, cabe alegar que en la JV hay derechos e intereses de parte, de suma relevancia, que afectan a derechos indisponibles, derechos fundamentales, derechos de la personalidad, a menores, a la capacidad de las personas, al ejercicio de la patria potestad, a la tutela etc., que exigen la presencia de un abogado, que proceda a la defensa de los afectados, mediante el asesoramiento, asistencia técnica y consejo, cuando su interés esté en juego o resulte afectado, y la representación procesal de un procurador. En el sentido mencionado de mantener la preceptividad de abogados y procuradores, se ha pronunciado asimismo el Consejo General del Poder Judicial, en su mencionado Informe, sobre el ALDJV. Otros aspectos a revisar son: a) La ausencia de previsión de la cosa juzgada. b) La problemática competencia atribuida al Notariado para reclamar deudas dinerarias no contradichas, cuestionada en el Informe del CGPJ sobre el ALDJV. c) La ausencia de reserva jurisdiccional en las competencias atribuidas en exclusiva a la Autoridad Judicial, a la que se alude asimismo de forma crítica en el Informe del CGDPJ sobre el ALDJV. d) El trasvase del procedimiento de sustracción de menores en la marco a la LEC, cuando su incardinación en el ámbito de la JV por la Ley Orgánica de Protección del Menor de 1996, obedeció ya entonces a razones de brevedad, economía procesal y escasas formalidades propias de la JV, lo que supone una más rápida y efectiva reintegración del menor, y precisamente cuando va a regularse la JV con mayores garantías en el procedimiento. En definitiva, hay que elaborar una Ley de Jurisdicción Voluntaria con el máximo consenso político y jurídico que resulte posible, a fin de asegurar su permanencia en el tiempo, que adapte la institución a la dogmática procesal y a la actual realidad social, y que dé respuesta, también en esta parcela del ordenamiento, al desafío de una Justicia más moderna y eficaz. NUEVAS TECNOLOGÍAS | 11 Actualidad Jurídica Aranzadi, núm. 88317 de abril de 2014 NUEVAS TECNOLOGÍAS Los diez errores en las redes sociales que los despachos deben evitar bilateralidad: frente a otros medios, estas redes son una herramienta perfecta para fomentar el contacto y las relaciones con los clientes, ya sean actuales o futuros. Como señala Lidia Zommer, «si usas a las redes como un canal informativo sin aprovechar la interactividad estarás infrautilizando la herramienta». Por ello, debes contestar las menciones, las preguntas que te hagan llegar o los mensajes directos. Detrás de cada perfil de Facebook o de Twitter se encuentra una persona que espera tu respuesta y que quizás, esté buscando tu asesoramiento a otro nivel. Pero difícilmente te contratará si ni siquiera eres capaz de prestarle atención en una red social. Como dijo Trey Pennington, uno de los grandes expertos en Marketing y Social Media, las empresas que entienden el Social Media son las que dicen con su mensaje: te veo, te escucho y me importas. Mercedes H. Gayo Periodista jurídica. Las redes sociales son ya una realidad extendida entre los despachos de abogados. De hecho, el reciente informe Estudio sobre el uso que los abogados españoles hacen de las redes sociales realizado por la Fundación Instituto de Investigación aplicada a la Abogacía ha subrayado la importancia que tienen estas herramientas dentro de la abogacía y su uso generalizado entre todos los profesionales del sector. Sin embargo, ¿sabemos usarlas? ¿Somos capaces de extraer de ellas todo su potencial o por el contrario, son un nuevo frente que puede producir riesgos en la reputación de los despachos? Para evitar estos riesgos, aquí van los diez errores que no deberías cometer. 7. Entrar en polémicas 1. No planificar Las redes sociales exponen la imagen, la marca y la reputación de tu empresa a un público muy extenso y activo. ¿De verdad vas a lanzarte a usarlas sin planificar antes? Como numerosos casos han demostrado, no se trata sólo de estar en las redes sociales, sino de estar para algo. Por ello, los despachos de abogados deben implementar estrategias de social media concretas y adaptadas a sus necesidades. Como señala Eugenia Navarro, consultora de estrategia y marketing jurídico, en primer lugar, debe existir análisis sobre lo que está ocurriendo en el mercado, quiénes son mis clientes, dónde están, en qué foros se mueven.... Y añade, «una vez entendido esto se puede definir la estrategia que no es más que definir qué pasos quiero seguir para llegar a ser lo que quiero en el futuro. La planificación para la consecución de objetivos es la base de una estrategia». Definir en qué redes sociales vamos a estar, cuáles serán los mensajes y valores que queremos transmitir, qué tipo de estrategia digital vamos a desarrollar o a qué tipo de público vamos a orientar nuestro contenido es una reflexión inaplazable antes de entrar en la vorágine de las redes sociales. O de otra forma estaremos, pero no convenceremos. 2. Gestión no profesionalizada Como cualquier ámbito, la gestión de las redes sociales requiere de un profesional especializado que sea capaz de extraer de ellas todo su potencial. Se trata de una labor que requiere un gran esfuerzo y que a menudo, especialmente en los despachos más pequeños, se ha visto minusvalorado dado el escaso impacto inmediato de las redes sociales en las cuentas del negocio. Por ello, se ha optado por encargar la gestión de las redes a un empleado de bajo nivel, o incluso, a cualquiera que esté dispuesto a ello. Y esto es un gran error. No se trata de que obligatoriamente los despachos tengan que fichar a un experto o que se tenga que externalizar su gestión, pero sí se ha de ser consciente de que es necesario en primer lugar, centralizar la gestión de las redes sociales, para dotar de coherencia y coordinación los mensajes. En segundo lugar, esta persona debe compartir los valores del despacho y conocer la imagen, el valor y los compromisos de la marca. Por úl- timo, debe tener una gran capacidad comunicativa: este profesional va a ser la cara visible de nuestra marca en las redes sociales por lo que debe ser capaz de comunicar de forma eficaz y empática con los clientes potenciales que allí están presentes. No es desde luego una cuestión resuelta y la solución depende más de la estrategia del despacho, la implicación de sus miembros o de la dirección del mismo que de una solución unánime para todos. La situación ideal es que los perfiles de los abogados remitan al perfil del despacho y en ellos pueda verse los mismos valores y contenidos que el despacho pretende transmitir en las redes sociales. En definitiva, que todo converja hacia un mismo objetivo: generar valor. Por su parte, los perfiles personales –especialmente, los más activos y polémicos– deberían quedar desvinculados de cualquier mención al despacho, para evitar así una posible identificación de los mismos con la empresa. Y pase lo que pase, la regla número uno: no critiques a tu despacho en tu perfil en las redes sociales. El famoso el caso de Virgin Atlantic –que en 2008 despidió a 13 auxiliares de vuelo que habían comentado sus opiniones sobre la empresa en una página de Facebook– es el mejor exponente de ello. 3. Creer que todas las redes sociales son iguales Un error muy presente en la gestión de las redes sociales es querer estar presentes en todas ellas pero con un mismo contenido, sin entender que cada red social responde a un público diferente y unas características propias que deben estar presentes también en la gestión que nosotros hagamos de ellas. ¿O crees que los 140 caracteres de Twitter son iguales que los post en Facebook o las recomendaciones de Linkedln? Debes saber cómo comunicarte en cada una de ellas. Dado que es imposible estar en todas las redes sociales –requiere muchos recursos– elige las redes sociales que sean mejor para tu despacho: analiza tu sector, dónde está el público al que quieres dirigirte, qué tipo de red social se adapta mejor a los contenidos que quieres lanzar, etc. Y a partir de ahí, aprende todo sobre ella: desde las mejores estrategias, hasta el lenguaje que debes utilizar o los modos de relacionarte con la audiencia. En definitiva, no seas uniforme, porque es el primer paso del fracaso. 4. No distinguir el perfil profesional vs. personal Uno de los mayores debates abiertos en los social media es el de la diferenciación entre el perfil profesional de una empresa y el perfil personal de sus miembros, o en concreto, donde están los límites de cada uno de ellos. Planteemos un caso: un abogado que utiliza Twitter de forma personal y, por tanto, comentando todo tipo de noticias, incluidas las más ideológicas o conflictivas, pero que sin embargo incluye en su biografía su pertenencia a un determinado despacho, ¿está haciendo un uso profesional o por el contrario es algo estrictamente personal y tiene total libertad en cuanto al contenido? 5. Publicar por publicar Un error muy presente en la gestión de las redes sociales es querer estar en todas ellas con un mismo contenido Las redes sociales son una gran oportunidad para que tu despacho lance mensajes y contenidos que, de otra forma, difícilmente podrían llegar a su público objetivo. Aprovéchalo. Por ello, evita simplemente retwitear o enlazar con publicaciones ya realizadas o limitarte a recomendar el contenido de otros. Como señala Lidia Zommer, directora de Mirada 360º marketing para abogados, «si te limitas a retwitear contenidos de los demás y a conversar, conseguirás relaciones, quizás te consideren muy majo, pero difícilmente te verán como alguien al que acudir con un problema. Para conseguir credibilidad debes crear contenidos propios, de calidad y enfocados a tus objetivos». Piensa que las redes sociales son el mejor escaparate para mostrarte como experto en tu especialización y generar valor para tu negocio. No lo desaproveches. 6. No interactuar Si hay una característica que define a las redes sociales es la de su Las redes sociales son espacios abiertos en los que hay una pluralidad de opiniones y valores enfrentados. ¿De verdad tu despacho quiere cerrarse las puertas a un determinado público sólo por comentar una determina noticia polémica? Reflexiona antes de entrar en enfrentamientos ideológicos, religiosos, políticos… y evitar herir sensibilidades que puedan cerrarte las puertas a clientes potenciales. Antes de hacer un comentario analízalo, separa tus propias ideas y sensibilidades y piensa en lo que le conviene a tu negocio. 8. No tener un plan de crisis Pese a todo, es muy posible que en un determinado momento tu despacho se vea envuelto en una pequeña crisis de reputación en las redes sociales. Conversar con tantas personas en un canal tan interactivo puede provocar malentendidos y ataques que en cualquier caso requieren de una respuesta por parte del despacho. Nunca los ignores o evites contestar, porque con ello sólo conseguirás que el problema se acrecente. Para ello es fundamental el desarrollo de un plan de crisis que debe incluir siempre el dar una respuesta individual y personalizada a los usuarios y, a ser posible, remitirlo a una vía privada de comunicación. 9. No aprender Las relaciones virtuales, las crisis o incluso los consejos de los profesionales deben ayudarnos a aprender y a profundizar cada vez más en esa búsqueda de valor que pretendemos para el despacho. Por ello, una de las principales misiones que debe hacerse en el gestión de las redes sociales es la de ser capaz de analizar los resultados utilizando para ello alguna de las herramientas que actualmente existen. Pero además se trata no sólo observar la evolución de nuestra estrategia digital, sino aprender de ella y realizar modificaciones, adaptaciones o reformulaciones que nos ayuden a avanzar y sostenernos en el tiempo. 10. No disfrutar Por último, no te olvides de disfrutar. Las redes sociales son un espacio abierto a las relaciones humanas, al contacto personal, a la interactividad. Aprende a disfrutar de su rapidez, de su viralidad, de su capacidad informativa, de su componente persuasivo, de su enorme potencial. Ese disfrute, no lo olvides, se verá también reflejado en tu despacho. 12 | ANÁLISIS Actualidad Jurídica Aranzadi, núm. 88317 de abril de 2014 DERECHO PENAL Alternativas a las penas cortas de prisión y el Proyecto de Ley de reforma del Código Penal Ricardo Rodríguez Fernández Doctor en Derecho. Magistrado. Una política criminal orientada a la sustitución de las penas cortas de prisión por reacciones penales de distinta naturaleza se basa fundamentalmente en una concepción del Derecho penal como ultima ratio, que en el caso español puede encontrar un válido apoyo en la proclamación constitucional de la libertad como valor superior del ordenamiento jurídico (art. 1 CE); en tal medida puede afirmarse que la restricción absoluta de la libertad que conlleva la prisión debe reservarse para aquellos casos en que no resultan suficientes para la prevención de delitos mecanismos menos agresivos. En tal sentido, en los países de nuestro entorno cultural, de la Unión Europea, las formas sustitutivas a la pena privativa de libertad (o los también denominados «modos ejecutivos alternativos a la pena de prisión») han logrado un alto de grado de implantación ante los escasos niveles de éxito de las penas cortas de prisión, tanto desde el punto de vista preventivo general como preventivo especial y nuestro código ha copiado y es tributario de tal forma de proceder, constituyendo una de las mayores novedades del actual Código Penal de 1995 (y sus numerosas reformas posteriores). Ahora bien y en todo caso, como criterio general, la sustitución o no de las penas cortas debe ser objeto de reflexión judicial, y no de un mero automatismo legislativo, valorándose todo el contexto del autor y del delito en orden a su procedencia o no. No obstante, debe decirse que las penas de muy corta duración, en verdad, no constituyen más que un puro problema y debieran, en todo caso, ser objeto de un régimen de sustitución, que debe mantenerse como una posibilidad y nunca como una obligación para el órgano judicial ejecutor de la sentencia condenatoria, siempre –lógico es y así lo entendemos– con la correspondiente motivación, a favor o en contra, de la sustitución de la pena privativa de libertad impuesta. Así, junto a los tradicionales mecanismos de la suspensión condicional de la pena privativa de libertad (la denominada condena condicional o más correctamente remisión condicional de la condena, arts. 80 y ss CP) y de la libertad condicional (arts. 90 y ss CP), de antigua raigambre en nuestra legislación, se contempla en el actual código la sustitución de las penas privativas de libertad (arts. 88 y ss CP) e, incluso la excarcelación con anterioridad al cumplimiento íntegro de la pena impuesta por circunstancias excepcionales, según la línea marcada por el largo proceso de reforma penal español en los Proyectos de Código Penal de 1980, 1992 y 1994. Los dos principios inspiradores del sistema de penas del vigente código, cuales son la evitación de penas cortas de prisión y su sustitución por medio de penas que evitan el ingreso en prisión, tienen su fundamento constitucional en el principio orientador de las penas de la resocialización Las formas sustitutivas a la pena privativa de libertad han logrado un alto grado de implantación del delincuente. Pero, esta máxima preventivo-especial no debe ser interpretada en el sentido de que las reacciones punitivas alternativas o sustitutivas a la pena de prisión deban comportar necesariamente medidas reeducadoras sino que se trata, simplemente, de mecanismos sancionadores (y esta idea puede detectarse en la pena de multa). En definitiva, aunque la opción legal sea, claramente, la de establecer mayores márgenes a la individualización judicial de la pena, no debemos olvidar la vinculación de los órganos judiciales tanto al principio de legalidad como a los principios de orden material, aunque derivados también del orden constitucional, que orientan o deben orientar las determinación de la pena entendida en el sentido amplio al incluir la elección de una reacción penal distinta de la inicialmente impuesta. Y para conseguir los fines pretendidos de evitar, en la medida de lo posible, las penas cortas privativas de libertad, se establecen las reglas para la determinación e individualización de la pena al caso concreto, que cada vez son más en los Códigos Penales de los países de nuestro entorno. Y con ello se pretende que los órganos judiciales sentenciadores (unipersonales o colegiados) puedan ponderar cuidadosamente las circunstancias personales de los condenados con objeto de adecuar las penas genéricamente impuestas a cada tipo delictivo –en los términos que la ley prescribe y dentro de los márgenes que la ley les concede– a la gravedad de los hechos y a la personalidad de los criminalmente responsables de los mismos, procurando siempre huir de estereotipos y de la concesión automática de los beneficios legalmente admitidos, por cuanto no puede responder nunca a las exigencias más profundas de la justicia tratar de igual modo a los desiguales. En efecto, la auténtica individualización judicial de la pena es cuando el juez o tribunal toma en consideración una serie de circunstancias no siempre previstas expresamente en la ley, susceptibles de generalización, que afectan «al mal causado por la infracción» y a las «circunstancias personales del reo» (art. 4.3) que sirve de referente para la determinación de la pena al caso concreto y que deben ser valoradas uniformemente según imperativo del principio de igualdad. En todo caso, el sistema español otorga una mayor incidencia a este proceso, en los supuestos de ausencia de circunstancias modificativas genéricas (art. 66.1.6°) donde los jueces se guiarán según «las circunstancias personales del delincuente» y «la mayor o menor gravedad del hecho» pudiéndose recorrer toda la extensión de la pena. la auténtica individualización judicial de la pena sucede cuando se toma en consideración una serie de circunstancias, no siempre previstas expresamente en la ley Ponderación de los bienes protegidos Si al legislador corresponde fijar las líneas maestras del sistema de penas en el ordenamiento jurídico, ponderando a tal fin -desde la óptica constitucional- el distinto valor de los bienes jurídicamente protegidos, determinando las correspondientes penas de acuerdo con las exigencias del principio de proporcionalidad, y señalando al propio tiempo los criterios de individualización de las penas, en atención no sólo al grado de ejecución del delito sino también a las circunstancias concurrentes en cada caso, es el Juzgador el que, finalmente, ha de determinar concretamente la pena a imponer al responsable de la infracción penal de que se trate, para lo que, en modo alguno, puede prescindir de las circunstancias personales del mismo y específicamente de Proyecto de reforma del Código Penal: Proyecto de Ley aprobado por el Consejo de Ministros el 20 de septiembre de 2013 y actualmente finalizándose el trámite parlamentario. su personalidad. De ahí la necesidad de que el órgano jurisdiccional disponga en la causa de suficientes elementos de juicio sobre el particular y los que en la actualidad, por desgracia, no constan en el procedimiento, seguramente por el gran volumen de procedimientos penales que soporta cada juzgado, sea de instrucción, sea de enjuiciamiento. La finalidad de estas reglas establecidas legalmente para determinación e individualización de la pena al caso concreto con amplias atribuciones al órgano judicial encargado de la ejecución de la sentencia condenatoria impuesta es clara: la evitación de penas cortas de prisión y su sustitución por medio de penas que evitan el ingreso en prisión (antiguos arrestos de fin de semana, pena de localización permanente –verdadera alternativa a la pena de prisión inferior a seis meses, introducida en el Código por la reforma de la LO 5/2010, de 22 junio–, trabajos en beneficio de la comunidad y, cada día más, penas pecuniarias). Así, por ejemplo, ante la eventualidad de una condena a una pena de prisión superior a tres meses e inferior a un año, al tribunal se le abre una amplio abanico de posibilidades en la función judicial de individualización del castigo: se podrá optar por ejecutar la condena de prisión; por su sustitución en favor de una pena de trabajos en beneficio de la comunidad, pena de multa o, sólo si fuere inferior a los seis meses, por la de localización permanente; o, por último, por la adopción de la suspensión de la condena que permite el instituto de la remisión condicional de la misma, con o sin imposición de obligaciones o normas de conducta. Como se puede observar, el margen y opciones de individualización es amplio, dentro de un marco de principios orientadores que la ley penal fija al juez o tribunal, en los que, pese a la primacía de los fines preventivos especiales, se hayan presentes también elementos preventivo-generales tendentes a asegurar la función admonitoria, coactiva e incluso retributiva de la sanción alternativa a la prisión. Y en este sentido es loable el Proyecto de Ley de Reforma del Código Penal, aprobado en Consejo de Ministros de 20 de septiembre de 2013 (y actualmente en fase parlamentaria, como hemos señalado ut supra), en que da a los órganos sentenciadores y, esencialmente, a los ejecutores, mayores facultades para determinar: si procede o no suspender la pena privativa de libertad y con qué condiciones (incluso sin sujeción a requisito alguno en caso de penados con «enfermedad muy grave con padecimientos incurables» –art. 80.5 del Proyecto de Ley– o hasta cinco años si fuesen penados por delitos cometidos a causa de dependencia de sustancias estupefacientes –apartado 6 del precepto anterior–) ; si procede o no sustituir la pena privativa de libertad impuesta por otra menos gravosa; y, en definitiva, mayor flexibilidad para valorar los incumplimientos de las medidas impuestas para suspender la pena privativa de libertad a la que fue condenado (art. 85.3). PUBLICACIONES | 13 Actualidad Jurídica Aranzadi, núm. 88317 de abril de 2014 PUBLICACIONES Plazos procesales: influencia del tiempo en el proceso Carlos Manuel Martín Jiménez Abogado y escritor. Tempus fugit. El tiempo –el «material del que está hecho la vida»– huye. Esta máxima, cuyo origen se relaciona con Virgilio, invita a la reflexión sobre el carácter fungible y la brevedad de nuestra existencia. El tiempo condiciona de manera determinante multitud de aspectos de la actuación humana, tanto en un plano individual como en el de su relación social. Y esta influencia se aprecia de manera particularmente palpable en nuestro ordenamiento jurídico. Desde tiempos muy remotos, la literatura jurídica clásica nos brinda un inagotable catálogo de brocardos y aforismos jurídicos que tienen al tiempo como protagonista. Estas reglas proyectan su influjo tanto en la perspectiva material –«in tempus spectatur, quo contrahimus» (en los pactos se atiende al tiempo en que contratamos), «quod in diem debetur, non compensabitur antequam dies venerit» (lo que se debe a término no se compensará antes de que aquél se alcance)…–, como en la ritual –es el caso del muy conocido principio «tempus regit actum», de indiscutida aplicación en la órbita procesal–. El tiempo justo accede al campo de nuestras garantías constitucionales, a través de la configuración del derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales, que integra la obligación de garantizar un «proceso público sin dilaciones indebidas». La necesidad de eludir tales «dilaciones indebidas» conduce, inexorablemente, al establecimiento de un sistema de plazos procesales, que arrastra el establecimiento –para los plazos propios– de principios como los de improrrogabilidad o preclusión. Las preguntas que asaltarán a quien deba interpretar situaciones procesales relacionadas con el transcurso del tiempo «van mucho más allá» de aquellas recurrentes cuestiones que se plantea cotidianamente el profesional del derecho –¿de qué plazo dispongo?, ¿cuándo vence?–. La gama de situaciones procesales matizadas por la influencia del tiempo es amplia y heterogénea. Puede justificarse esta apreciación con una simple referencia a cuestiones como la interpretación del principio de irretroactividad de las leyes procesales, la determinación del tiempo hábil para la práctica de las actuaciones judiciales, el propio concepto de plazos –con su consiguiente clasificación y estudio de sus diferentes naturalezas y los efectos que desencadenan–, la naturaleza de los términos, el principio general de improrrogabilidad y el régimen de interrupción de plazos y demora de términos, el tiempo y la presentación de escritos, las diferentes manifestaciones de la preclusión, el impulso de las actuaciones y la caducidad de la instancia, la caducidad de la acción ejecutiva, cuestiones relativas al plazo de espera para la ejecución de las resoluciones judiciales y un prolijo conjunto de situaciones que revelan la influencia extraordinaria que el tiempo ejerce en la dinámica procesal. Cierto es que algunas de las cuestiones que pueden plantearse al analizar la influencia del tiempo en el proceso tienen un carácter teórico –¿elimina la LEC, realmente y como tajantemente pregona en su Exposición de Motivos los «plazos de designación judicial»?–, pero sin ninguna duda son las preguntas de carácter práctico las que cobran protagonismo a la hora de solucionar la problemática interpretativa que salpica el desarrollo del procedimiento: ¿resultan de aplicación las disposiciones sobre plazos procesales a los plazos materiales?, ¿puede interrumpirse un plazo para subsanar el defecto de la falta de traslado de copias?, ¿resulta del inicio del cómputo del plazo de caducidad de la acción ejecutiva del artículo 518 LEC?, ¿la inobservancia del plazo máximo para notificar las resoluciones dictadas por los Tribunales o Secretarios Judiciales supone infracción de garantías constitucionales que deben llevar aparejada nulidad de actuaciones?, ¿cómo se computa el plazo del artículo 818.2 LEC cuando media el mes de agosto?, ¿qué norma se aplica en la interpretación de los plazos procesales contemplados en la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional?, y un interminable etcétera. Aplicación de las unidades temporales La influencia del tiempo en el proceso se revela tanto desde una perspectiva teórica como desde la óptica práctica de aplicación el denominado día de gracia del artículo 135 LEC a la presentación de documentos relativos a cargas procesales?, ¿cómo se debe computar un plazo de anticipación –como aquellos con los que se debe de presentar un informe pericial o la reconvención en el proceso verbal–?, ¿qué día debe considerase como el La influencia del tiempo en el proceso se revela, en consecuencia, como una cuestión trascendental, tanto desde una perspectiva teórica que repara en la configuración filosófica del proceso como desde la óptica de su propio desarrollo práctico, a través de la correcta aplicación de las unidades temporales que se concretan en los plazos. Sin embargo, esta crucial materia no ha merecido excesiva atención en la literatura jurídica. Si dejamos al margen algunos tratados sobre la preclusión o sobre la eficacia temporal del proceso y los comentarios integrados en los tratados procesales generalistas, no nos resultará sencillo encontrar bibliografía específica relativa a las pautas con las que deben interpretarse y computarse los plazos procesales. Parecía necesario abordar el tratamiento de este amplio catálogo de circunstancias procesales condicionadas por aspectos temporales. Y resultaba conveniente realizarlo a través de un enfoque pragmático, que recogiese los posicionamientos que han adoptado nuestros tribunales a la hora de interpretar como deben computarse e interpretarse los plazos procesales. Con esta perspectiva se afrontó la elaboración del libro Plazos procesales civiles. Guía para su interpretación y cómputo, para intentar dar una respuesta a preguntas que irán asaltando a quien se enfrente a la necesidad de interpretar los aspectos temporales de las diferentes fases de desarrollo del proceso. No debemos olvidar que las reglas que inspiran el proceso civil se exportan a los procedimientos que rigen otros órdenes jurisdiccionales, a través del carácter supletorio de las normas de nuestra Ley de Enjuiciamiento Civil, que proclama su artículo 4. A contestar todas las preguntas que antes se enunciaron, además de dar respuesta a una extensa gama de otras cuestiones, aspira la obra Plazos procesales. Guía para su interpretación y cómputo, libro que desarrolla una labor que abarca una perspectiva amplia relativa a cuantas cuestiones tienen que ver con la influencia del tiempo en el proceso, mucho más allá de la estricta consideración de los plazos procesales. El espíritu pragmático con que se afronta su elaboración se refleja tanto en la recopilación de los criterios jurisprudenciales y doctrinales como en la forma de abordar la problemática, que incluye la propuesta de un centenar de cuestiones prácticas para las que se propone una respuesta basada en tales criterios. Desde una perspectiva práctica, la vigilancia de los plazos –su correcta interpretación y aplicación– constituye una necesidad derivada no solo de la salvaguarda de las expectativas procesales –cuya pérdida se genera por el transcurso de los plazos denominados propios sin que se realice dentro del tiempo señalado la actuación o la potestad procesal concedida–, sino un mecanismo de defensa relacionado la propia responsabilidad de quien debe adoptar decisiones relativas al buen gobierno de la dinámica procesal. Plazos Procesales. Guía para su interpretación y cómputo aspira, en definitiva, a proporcionar al usuario del Derecho una herramienta práctica para disponer de mejores expectativas de éxito a la hora de interpretar multitud de aspectos que revelan la influencia del tiempo en el proceso. (1) A expensas de que la eventual cristalización del proyecto de Ley de modificación de la LEC ponga fin a esta situación. (2) Pueden destacarse, entre otras interesantes obras, La Preclusión en el Proceso Civil, de Enrique VALLINES GARCÍA, o La eficacia temporal del proceso. El juicio sin dilaciones indebidas, de Cristina RIBA TREPAT. 14 | TELARAÑA Actualidad Jurídica Aranzadi, núm. 88317 de abril de 2014 TELARAÑA AGENDA Linklaters nombra a Jorge Alegre nuevo socio en España Linklaters ha nombrado nuevo socio de su departamento de Derecho financiero a Jorge Alegre, que se incorporó en 2005 a la oficina de la firma en Madrid, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera. El nombramiento será efectivo a partir del 1 de mayo. Jorge Alegre cuenta con más de 13 años de experiencia en el ámbito bancario y del mercado de valores, tiene amplia experiencia en salidas a bolsa, colocaciones aceleradas y ampliaciones de capital así como en emisiones de bonos (simples, canjeables y convertibles), capital regulatorio y en operaciones de reestructuración de deuda (liability management), trabajando tanto para entidades financieras como para emisores. Asimismo, cuenta con experiencia en operaciones bancarias y en fusiones y ad- CURSO quisiciones de entidades financieras. Las ediciones 2010 a 2014 de Chambers le consideran un leading individual en el ámbito del mercado de valores. Este nombramiento refuerza un área de práctica fundamental para Linklaters como es la financiera y contribuye a consolidar la destacada posición que Linklaters ocupa en el mercado nacional. Igualmente, confirma una vez más la firme apuesta de Linklaters por retener el talento. Para Sebastián Albella, Senior Partner de la oficina de Madrid de Linklaters, «la firma a nivel global ha nombrado internamente este año 21 nuevos socios y 22 counsels. Estamos encantados de que entre ellos haya, un año más, un nuevo socio en la oficina de Madrid.” Iñigo Berrícano, Managing Partner de la oficina de Madrid de Linklaters, comenta que “El nombramiento de Jorge como socio demuestra la importancia que tiene España para la firma y es el resultado del excelente desempeño de la oficina de Madrid en los últimos años. Sin duda este nombramiento contribuirá a nuestro objetivo de continuar prestando a nuestros clientes un asesoramiento del máximo nivel y a reforzar aún más la posición de liderazgo del despacho en el mercado español.» La Jornada ‘Protege tu marca’ analiza aspectos como la prevención y la caducidad de la misma Recientemente se ha celebrado la Jornada Protege tu marca en la sede de los Jóvenes Empresarios de Madrid (AJE). Por un lado, Paz Martín, abogada de Herrero & Asociados, explicó que la marca se protege registrándola y que este proceso se puede llevar a cabo de distintas maneras, según los intereses comerciales de la empresa (nacional, internacional y comunitario). Por otra parte, Martín argumenta que la marca registrada también debe usarse por parte del titular, sino puede ser caducada. En este sentido, Fernando Dombriz, destaca la obligación que existe para los titulares de las marcas el uso que deben dar a las mismas de manera real y efectiva. Ambos ponentes también subrayaron la trascendencia de las medidas preventivas, ya que, además de ser más económicas que los procesos a posteriori, atribuyen inmediatez en la detección de la falsificación y reducen el deterioro y el riesgo de confusión de la marca. Paz Martín, explicó la envergadura que la prevención tiene también en el registro de los nuevos dominios, alrededor de unos 1.700 aprobados por el ICANN, y el hecho de hacer un registro previo de la marca en el Trademark Clearinghouse. Finalmente, la abogada Paz Martín, insiste en la consideración de emprender acciones legales si alguien utiliza nuestra marca sin permiso para que el infractor cese, para obtener una indemnización, destruir mercancías y evitar que se vuelva a infringir, entre otras medidas. Aspecto práctico y consecuencias en la administración local de la ley 27/2013, de 27 de diciembre, de racionalización y sostenibilidad de la administración local Fecha: 8 y 9 de mayo de 2014 Inscripción: • Cuota general: 75 euros. • Cuota para miembros de la Asociación de Letrados de Entidades Locales de Andalucía: 50 euros. La cuota en ambos casos comprende: Asistencia a las Jornadas Documentación Copa en El Pimpi el jueves, día 8 de Mayo, a las 20.30 h. Café en el Museo en la mañana del día 9 de mayo. • Actividad complementaria de carácter voluntario: 42 euros. Comprende: Almuerzo viernes día 9 de mayo. Visita guiada al Museo Carmen Thyssen Málaga, día 9 de mayo a las 19.15 h. Temas: I. Motivación de la reforma génesis, evolución y resultado final de la Ley 27/2013, de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local. II. Los servicios públicos según la Ley 27/2013, la reordenación del Sector Público Local. III. La nueva estructura competencial de las Entidades Locales ¿Una Administración una competencia? IV. La organización del personal de Entidades Locales desde la perspectiva de la racionalización y sostenibilidad introducidas por la Ley 27/2013. V. La Ley 27/2013 y los Municipios de Gran Población. VI. La reforma como solución a los problemas locales detectados en la Jurisdicción Contencioso Administrativa. Las consecuencias de la eventual inaplicación de Ley 27/2013. Para más información: Contactos: Asesoría Jurídica del Ayuntamiento de Málaga. Avda. de Cervantes, nº 4, 2ª Planta. 29016 Málaga. Milagros Messa Poullet, [email protected]; Ana Escalante Ayllón, [email protected].; María Luisa Pernía Pallarés, [email protected]; Miguel Ángel Ibáñez Molina, maimolina@malaga. LIBROS DESTACADOS COMENTARIOS A LA LEY DE ARRENDAMIENTOS URBANOS TO FORMA DÚO 1 ª edición AUTOR/ES: Celia Martínez Escribano, Vicente Guilarte Gutierrez, Fernando Crespo Allué, Jacobo B. Mateos Sanz, Henar Álvarez Álvarez MARCA: Lex Nova COLECCIÓN: Monografías PÁGINAS: 1400 ENCUADERNACIÓN: Tapa dura al cromo CM: 10002496 • ISBN: 978-84-9898-742-3 PVP s/IVA: 123,08 € - PVP c/IVA: 128,00 € La presente monografía tiene como objetivo aunar todos los desarrollos doctrinales y jurisprudenciales que la aplicación de la Ley de Arrendamientos Urbanos ha propiciado en los casi veinte años de vigencia. TODOS NUESTROS LIBROS EN FORMATO DUO: PAPEL + EBOOK AL MISMO PRECIO RENTA Y PATRIMONIO 2014 1ª edición AUTOR/ES: Jose Antonio Marco Sanjuán, Jesús Badás Cerezo MARCA: Lex Nova COLECCIÓN: Monografías PÁGINAS: 1000 ENCUADERNACIÓN: Tapa dura al cromo CM: 10002466 • ISBN: 978-84-9898-745-4 PVP s/IVA: 100,00 € - PVP c/IVA: 104,00 € El presente manual desmenuza, de forma didáctica, la actual ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. Thomson Reuters ProView, la biblioteca digital de Aranzadi: La solución para consultar todo tipo de publicaciones digitales, actualizarlas, hacer anotaciones, subrayar y realizar búsquedas... desde tu ordenador o tableta. Consulta cualquier libro de tu biblioteca digital en cualquier lugar y sin conexión a internet. Descubre todo lo que Thomson Reuters ProView puede ofrecerte. THOMSON REUTERS PROVIEWTM Tu despacho siempre a mano CRÓNICA DE TRIBUNALES | 15 Actualidad Jurídica Aranzadi, núm. 88317 de abril de 2014 CRÓNICA DE TRIBUNALES COMUNITARIO Posibilidad de bloquear, mediante requerimiento judicial, el acceso a una web por vulnerar derechos de autor Sentencia de 27 marzo 2014 TJUE (Sala Cuarta) (JUR 2014, 98583) Asunto C 314/12: Telekabel Constantin Film y Wega, dos productoras cinematográficas, comprobaron que un sitio de Internet ofrecía, sin su consentimiento, la posibilidad de descargar o de ver en «streaming» algunas de las películas que habían producido, por lo que solicitaron y consiguieron que el tribunal competente adoptara medidas cautelares, concretamente, un requerimiento judicial en el que se ordenaba a Telekabel, proveedor de acceso a Internet, bloquear el acceso de sus clientes al sitio de Internet, basado en el artículo 8. 3, de la Directiva 2001/29/CE. Telekabel impugnó estas medidas que consideraba vulneraban la citada Directiva y eran excesivamente onerosas. El Tribunal de Justicia, en primer lugar, considera que toda persona que pone a disposición del público en un sitio de Internet prestaciones protegidas sin el consentimiento de quien es titular de los derechos, es un «intermediario» a cuyos servicios se recurre para infringir derechos de autor en el sentido del art. 8. 3 de la Directiva 2001/29/CE, así ocurre en este caso con Telekabel. En segundo lugar el TJUE valora la conformidad con los derechos fundamentales reconocidos por el Derecho de la Unión, del requerimiento judicial controvertido. El Tribunal considera que dicho requerimiento judicial, hace que diversos derechos fundamentales entren en conflicto, por un lado, los derechos de autor, por otro, la libertad de empresa PENAL ‘Justicia española’ para los ocho jesuitas asesinados en El Salvador Juzgado Central de Instrucción nº 6 Madrid, de 31 marzo 2014 (JUR 2014, 96975) Ponente: Ilmo. Sr. Eloy Velasco Núñez La entrada en vigor de la Ley Orgánica 1/2014, de 13 de marzo, relativa a la justicia universal, ha provocado que causas como las abiertas por la muerte de José Couso o los genocidios del Tibet, puedan resultar finamente archivadas. Por suerte o, más bien, gracias a la decisión del Juzgado Central de Instrucción núm. 6 de Madrid, esto no sucederá con la que en su momento se inició a raíz del asesinato en 1989 de ocho jesuitas españoles en el Salvador. En un auto dictado el 31 de marzo de 2014, el Juzgado ha resuelto la continuación de la causa por las imputaciones de asesinatos terroristas, dejando sin efecto, no obstante, el procesamiento por los cargos de lesa humanidad al no concurrir los presupuestos que ahora exige la LOPJ. Como ya hemos dicho, la causa sí proseguirá por los ocho delitos de asesinato terroristas, el juez estima que, aunque las muertes ocurrieron en el extranjero, las víctimas tenían nacionalidad española en el momento de la comisión de los hechos (al menos cinco de las ocho personas asesinadas eran españolas), por lo que el caso sería encuadrable en lo dispuesto en el nuevo artículo 23.4.e).4º de la LOPJ. Aun así, el enjuiciamiento dependerá del cum- plimiento de un requisito más, que no es otro que el de analizar si el juicio que tuvo lugar en El Salvador por los mismos hechos fue un auténtico proceso de enjuiciamiento o constituyó un mero fraude (no se hizo comparecer ante el Tribunal ni a los inductores ni ordenantes del crimen, ni tan siquiera a todos los autores materiales, el jurado recibió instrucciones políticas incompatibles con la independencia judicial…), y para su determinación el juez ordena elevar una exposición razonada ante la Sala 2 del Tribunal Supremo. Destacar, finalmente, la interpretación que se plasma en el auto sobre la Disposición Transitoria la L.O. 1/2014 antes referida: «Las causas que en el momento de la entrada en vigor de esta Ley se encuentren en tramitación por los delitos a los que se hace referencia en la misma quedarán sobreseídas hasta que no se acredite el cumplimiento de los requisitos establecidos», el Juez manifiesta que no cabe una interpretación literal ya que es evidente que la acreditación del cumplimiento de los requisitos que el legislador impone no puede hacerse en el seno de una causa sobreseída, por lo que debe entenderse que las causas deberán sobreseerse si no cumplen los requisitos. Maite de la Parte Polanco. Departamento Derecho Penal. ¿Adelantamos el parto o retrasamos la oposición? Ponente: Excmo. Sr. Pablo Lucas Murillo de la Cueva Oposición a dos plazas de enfermería convocadas en el año 2008 en el Servicio de Salud de Castilla y León. Mujer, opositora, residente en Burgos y en avanzado estado de gestación, ante la previsión de que en la fecha señalada del primer ejercicio estuviera de parto - el tribunal calificador lo dispuso para el 30 de noviembre -, pidió el 18 de noviembre celebrar el ejercicio en su domicilio o en el centro sanitario en el que estuviere ingresada. La Comunidad de Castilla y León le denegó la petición. Argumentó que el lugar fijado para la celebración de la oposición era León y bajo llamamiento único. La mujer dio a luz el 29 de noviembre de 2008 y obtuvo el alta el 1 de diciembre. La pretensión esgrimida por la recurrente está directamente relacionada con la maternidad, y su lógica solicitud a restablecer las condiciones de igualdad que se habían alterado con el parto con respecto a los otros opositores. Veamos muy resumido el iter procesal del caso. Ya el TSJ de Castilla y León dio la razón a la opositora recurrente basándose en la doctrina del TS y del TC, contraria a los tratamientos peyorativos todas las medidas razonables. El Tribunal de Justicia estima, por lo tanto, que los derechos fundamentales no se oponen a dicho requerimiento judicial, con la doble condición de que las medidas adoptadas por el proveedor de acceso no priven inútilmente a los usuarios de Internet de la posibilidad de acceder de forma lícita a la información disponible y tengan como efecto impedir o, al menos, hacer difícilmente realizable el acceso no autorizado a las prestaciones protegidas. Mª Cruz Urcelay Lecue. Departamento Derecho Público. CIVIL Anulada la cláusula que permitió a una compañía telefónica cobrar el servicio de identificación de llamada SAP Cantabria, de 12 marzo 2014 (AC 2014, 142) Ponente: Ilma. Sra. María José Arroyo García La compañía telefónica procedió a prestar a sus clientes de forma gratuita durante un periodo de tiempo el servicio de identificación de las llamadas entrantes. A partir de este periodo la compañía notificó a sus clientes que el servicio dejaba de ser gratuito. El Ministerio Fiscal solicita que se declare la nulidad de la cláusula: «Informamos que a partir de la fecha 10 junio (1 octubre) finaliza la promoción de gratuidad del servicio de identificación de llamadas, pasando a cobrar por el servicio de identificación de llamadas 0,58 euros». La cuestión objeto de debate es determinar si estamos ante una nueva contratación o ante una simple modificación de las condiciones del contrato. La sentencia de instancia considera que estamos ante una simple modificación de las condiciones del contrato. La sala no comparte el criterio del Juzgador de instancia. El art. 62 de la Ley para la Defensa de los Consumidores y Usuarios, establece: «En la contratación con consumidores y usuarios debe constar de forma inequívoca su voluntad de con- tratar o, en su caso, de poner fin al contrato». Su art. 99.1 dice: «En ningún caso la falta de respuesta a la oferta de contratación a distancia podrá considerarse como aceptación de ésta». Es clara la voluntad del legislador: el consumidor y usuario debe dar su consentimiento de forma inequívoca al servicio que contrata. El hecho de que se dé, al consumidor y usuario, un bien o servicio gratuito y el cliente no se oponga, no supone una contratación expresa del bien o servicio. La entidad demandada no prueba que contrató dicho servicio de identificación de llamadas con cada uno de los clientes de las distintas líneas. Para poder cobrar dicho servicio debía haber notificado que dejaba de prestar el servicio de identificación de llamadas de forma gratuita y que quien quisiese disponer dicho servicio debía contratarlo expresamente, siendo su coste 0,58 euros al mes. La notificación realizada por la entidad demandada a sus clientes supone la imposición de un servicio oneroso no solicitado, siendo declarada nula la cláusula por abusiva. Eva Hernández Guillén. Departamento Derecho Civil-Mercantil. SOCIAL CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO STS (Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 7ª), de 14 marzo 2014 (JUR 2014, 97110) de que gozan los operadores económicos, como los proveedores de acceso a Internet y, por último, la libertad de información de los usuarios de Internet. Recuerda el Tribunal que en estos casos incumbe a los Estados miembros procurar basarse en una interpretación del Derecho de la Unión y de su Derecho nacional que permita garantizar un justo equilibrio entre esos derechos fundamentales. Concretamente respecto al derecho a la libertad de empresa del proveedor de acceso a Internet, el Tribunal de Justicia estima que tal requerimiento judicial no parece atentar contra la esencia misma de dicho derecho, dado que, por una parte, permite a su destinatario definir las medidas concretas que hayan de adoptarse para alcanzar el resultado perseguido, y, por otra parte, le permite eximirse de responsabilidad probando que ha adoptado que se fundan en el sexo o en circunstancias relacionadas directamente con él, y, en particular, con el embarazo, así como en la defensa de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres. Y ahora la sala rechaza también el recurso interpuesto por la Junta de Castilla y León contra la sentencia del TSJ. Recurso fundamentado en que las bases no contemplaban el caso del embarazo como excepción a la regla del llamamiento único, y que el rechazo de su solicitud se debió a la imposibilidad manifiesta de atenderla sin perjudicar el desarrollo del proceso selectivo. Así pues, se confirma el derecho de la ciudadana a participar en la oposición a estas dos plazas de enfermería en el servicio regional de salud. Queda claro, «la prohibición constitucional de discriminación por razón de sexo (artículo 14)» que se proyecta sobre la maternidad, y subrayando que las bases del concurso-oposición debían interpretarse conforme a la Constitución y al principio de igualdad. No se puede excluir a una mujer de una oposición sólo porque el examen coincida con las fechas en las que iba a ponerse de parto. Carlos Jericó Asín. Departamento Derecho Público. El objeto del contrato define la ‘temporalidad’ de los trabajos de colaboración social STS, de 27 diciembre 2013 (JUR 2014, 68900) Ponente: Excmo. Sr. Fernando Salinas Molina La Consejería de Empleo, Industria y Comercio de la comunidad autónoma de Canarias contrató a una trabajadora en régimen de adscripción a trabajos en colaboración social, para la realización de tareas de auxiliar administrativo el 30 de enero de 2008. La adscripción se fue prorrogando, siendo la última de 1 de noviembre de 2010 a 31 de noviembre de 2010. La obra o servicio se denominó «acciones de apoyo en la gestión de los servicios de interés general». Contra la conclusión de la adscripción en colaboración social la trabajadora formuló demanda por despido. Según señala el Alto Tribunal, dos son los requisitos para que la Administración contratante pueda hacer uso de esta figura de trabajos temporales de colaboración social: que se trate de trabajos que sean de utilidad social y redunden en beneficio de la comunidad (algo que se presupone, dado el imperativo constitucional de que la Administración Pública sirve con objetividad los intereses generales) y que tenga carácter temporal, tal como se dispone en el art. 213 LGSS, desarrollado por el art. 38 RD 1445/1982. Hasta ahora, la Sala Cuarta del TS había interpretado dichos preceptos en el sentido de que estos contratos son necesariamente temporales puesto que solamente pueden concertarse con perceptores de prestaciones por desempleo, que nunca son indefinidas y, por lo tanto, su objeto cumple necesariamente la exigencia de temporalidad que la propia ley prescribe. Sin embargo, con esta sentencia cambia su doctrina, ya que, carecería de sentido que el art. 39.1 RD 1445/1982 exija a la Administración Pública contratante la acreditación de «la obra, trabajo o servicio que se vaya a realizar y su exacta localización», así como «la duración prevista tanto del total de la obra, trabajo o servicio, como de la actuación de los trabajadores por especialidades y categorías». En el caso analizado en la presente sentencia, los servicios prestados por la trabajadora corresponden a las actividades normales y permanentes de la Administración demandada sin que se haya justificado ningún hecho determinante de temporalidad y habiéndose mantenido la relación durante más de dos años. Por ello, no juega la exclusión de laboralidad prevista en el art. 213.3 LGSS y la denuncia extintiva formulada por la empresa constituye un despido improcedente. Almudena Domínguez Martín. Departamento Derecho Social. Director: Javier Moscoso del Prado. Director adjunto: Carlos Balanza Nájera. Coordinación contenidos: Juan Iribas Sánchez de Boado, Inés Larrayoz Sola y Mercedes García Quintas. Redacción y diseño: Thomson Reuters Aranzadi. Publicidad: Jesús Cadenas. Imprime: Rodona Industria Gráfica S.L. Editorial Aranzadi S.A., Camino de Galar, núm. 15, 31190-Cizur Menor (Navarra), Tel.: 902 444 144. Depósito Legal: NA-85-1995 – ISSN 1132-0257. Contacto: [email protected]. CON LA VENIA ... de Oroz SIN LA TOGA Marta Morales Crespo, socia de Legal de Deloitte Abogados en Andalucía «Aún existen importantes obstáculos para una implantación plena de la mediación y el arbitraje» Desde su perspectiva y experiencia, ¿es siempre mejor un acuerdo que un pleito? Por supuesto. Un acuerdo supone haber llegado a un entendimiento, que las dos partes han puesto su voluntad para llegar a un acuerdo, y eso siempre es positivo y mejor que llegar a un pleito. Encontramos además otros factores favorecedores de los acuerdos, como el ahorro de costes, o la simplificación de los tiempos. Actualidad Jurídica Aranzadi Marta Morales Crespo, socia de Legal de Deloitte Abogados en Andalucía, nos ofrece un interesante enfoque de la profesión. Y lo hace gracias a su dilatada experiencia como miembro de una gran firma mundial de servicios profesionales, que acompañan a los clientes allí por donde se vayan desarrollando sus intereses empresariales. Conversar con Marta Morales nos ha servido de guía para conocer con mayor detalle un perfil de abogado, en el que el carácter multidisciplinar del despacho genera un significativo crecimiento profesional en los equipos de trabajo. ¿Qué supone ser socia de una firma como Deloitte Abogados? Ser socia de esta firma supone, por un lado, una responsabilidad y por otro, un gran honor. Responsabilidad; porque entre mis funciones se encuentra el desarrollo de los equipos de trabajo a mi cargo, el desarrollo de la práctica de Legal en Andalucía y exceder las expectativas de los clientes a los que prestamos asesoramiento. Y es un gran honor pertenecer a un equipo de más de 35 socios con una calidad humana y profesional enorme y contribuir a dejar un despacho mejor del que me encontré a finales de los años 90. Deloitte es una firma de servicios profesionales multinacional. En relación con su experiencia en un despacho de abogados puro, ¿cómo se está enriqueciendo su experiencia profesional? Uno de los aspectos que diferencian a Deloitte Abogados del resto de despachos tradicionales es ser parte de una firma multidisciplinar, donde existen variedad de especializaciones y diversidad de perfiles. El carácter multidisciplinar de nuestro despacho enriquece, sin duda, el servicio que prestamos a los clientes y genera mayor crecimiento profesional en los equipos de trabajo. Otro aspecto diferencial, y quizá más importante, es la cultura. En Deloitte Abogados se trabaja por objetivos, es una cultura basada en el esfuerzo donde la meritocracia y el trabajo en equipo se premia, por encima de los resultados individuales. ¿Qué aspectos de su currículum considera que fueron esenciales para su incorporación a Deloitte Abogados? El tipo de personas que buscamos para nuestro despacho no viene determinado por los años de experiencia o lo brillante que sea el currículum. Se busca que el profesional tenga unas cualidades determinadas: madurez, versatilidad, integridad, capacidad de esfuerzo y compromiso. En mi caso concreto, estos factores, unidos a mis enormes ganas de trabajar en un entorno como el que me proporcionaba Deloitte Abogados, fueron decisivos para mi incorporación. En la formación interna que reciben ustedes, ¿qué puntos más novedosos destacaría? La formación es uno de los pilares fundamentales de nuestro despacho. La razón es muy sencilla: nuestro principal valor son nuestros profesionales y, por ello, queremos contar con el mejor talento. Uno de los aspectos más destacados de nuestra formación es que cada profesional cuenta desde el primer día con un plan personalizado, que se ajusta tanto a las necesidades y objetivos del despacho, como a los intereses de los profesionales. Este plan de carrera pone de manifiesto el valor y compromiso de Deloitte Abogados con sus profesionales, para que cuenten con una carrera sólida, lo que, sin duda, contribuirá también al liderazgo del despacho. Nuestro principal activo es nuestro capital humano. Somos lo que son nuestros profesionales y cómo trabajan. De ahí la importancia de atraer el mejor talento, así como la exigencia y el nivel de responsabilidad que solicitamos. Para incorporar a un junior a su equipo, ¿qué virtudes personales y profesionales debe apreciar en él? Deloitte Abogados busca que sus profesionales posean una excelente formación técnica de base, con una sólida trayectoria académica, un alto nivel de inglés, proactividad y espíritu innovador. Han de ser personas con ganas de aprender, de afrontar nuevos retos, con capacidad de trabajo en equipo, un cierto entendimiento del negocio y visión comercial. También es importante la motivación profesional, es decir, que sean conscientes de que tener la oportunidad de desarrollar la profesión en una firma como Deloitte es un privilegio. Otro de los aspectos importantes relativos a la relación con los profesionales junior y los más veteranos es el de mantener un diálogo bidireccional; porque escuchar sus propuestas, inquietudes o retos forma parte de una gestión y liderazgo efectivo. Usted es socia en Andalucía. ¿Qué peculiaridades tiene la línea de negocio respecto a Madrid o Barcelona? El mercado legal y tributario andaluz se caracteriza por su marcado carácter familiar y regional. Es un mercado muy cercano y en el que, a diferencia de núcleos como Madrid o Barcelona, el volumen de negocio está mucho más repartido por ciudades empresarialmente importantes como Málaga o Sevilla. Nos encontramos con compañías que, a pesar de su crecimiento y expansión internacional, siguen muy arraigadas a nuestra tierra. ¿Qué puntos tienen en común? En primer lugar, el equipo de profesionales tan altamente cualificados tanto en Andalucía como en el resto de la geografía española. En segundo lugar, nuestro enfoque es el cliente. Alineamos nuestros objetivos con los suyos y buscamos relaciones a medio-largo plazo, algo para lo que es fundamental nuestra flexibilidad geográfica y nuestro componente multidisciplinar, que nos permite ofrecer soluciones completas, que incluyen todo tipo de conocimiento económico y sectorial en cualquier geografía. Junto a esto, otro punto en común es nuestra vocación clara por la internacionalización, uno de los factores clave en el camino hacia la recuperación económica, que parece ya hemos emprendido. Esta vocación, y pertenecer a una gran firma mundial de servicios profesionales, nos permite acompañar a nuestros clientes, en un mundo cada día más global, allí donde tengan intereses, asesorándoles en aquellos retos que, muchas veces, son nuevos para ellos. Pasemos al aspecto contencioso. Vemos con frecuencia quejas acerca de la complicación de presentar un asunto en el juzgado. ¿Cómo valora las iniciativas oficiales para fomentar la mediación y el arbitraje? La mediación y el arbitraje son vías alternativas que tienen efectos muy positivos sobre nuestra Justicia. No sólo suponen un ahorro de costes, sino que rebajan el tiempo de espera, por lo que agilizan los juzgados, con la consiguiente descongestión de la Justicia. En cualquier caso, existen aún importantes obstáculos para una implantación plena y efectiva del arbitraje en nuestro sistema jurídico. En primer lugar, el desconocimiento. Las empresas y los ciudadanos no conocen la existencia de estos métodos alternativos, cómo funcionan, cuál es su utilidad real y el valor añadido que generan. En segundo, también tenemos que luchar frente a la desconfianza que en muchas ocasiones se genera respecto a la imparcialidad e independencia de los árbitros; al exceso de instituciones y Cortes arbitrales en España; y a la escasez de profesionales con experiencia y reconocimiento internacional en la materia. Usted lleva en la firma desde 1999, podríamos decir que ha visto varios ciclos económicos del país pasando sobre su mesa. ¿Qué moraleja podría sintetizar para nosotros? Durante estos más de 15 años, si algo he aprendido es que toda crisis debe tratarse como una oportunidad. Aunque parezca un tópico, es una realidad. De todas nuestras experiencias, podemos sacar una lección positiva. ¿Cómo ha ido evolucionando el cliente desde el inicio de la crisis? El mercado jurídico y fiscal, al igual que el resto del entorno económico, está en constante evolución, y la crisis económica está suponiendo una transformación muy fuerte en muchos aspectos. El primer cambio es, en mi opinión, que el mercado –los clientes–, se ha vuelto más exigente, no sólo en honorarios, donde es cierto que la presión a veces es excesiva, sino también en el perfil del asesor o abogado que buscan. La excelencia técnica ya no es el único criterio de selección, se pide también un conocimiento de la industria muy profundo y que las soluciones que se aporten superen las expectativas. Estamos viviendo una transformación del mercado sin precedentes. Creo que debemos acostumbrarnos a gestionar en entornos de incertidumbre. Esa será la tónica general a partir de ahora. Más aún cuando nuestras empresas están cada vez más presente en entornos nuevos de mercado y las reformas a las que tienen que hacer frente son más numerosas. Las empresas cada vez realizan más operaciones de mayor complejidad, que exigen soluciones innovadoras e imaginativas.