Genios murcianos de la Ingeniería y Arquitectura. Emilio Pérez

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EMILIO PÉREZ PIÑERO, SU VIDA.
Los primeros años de la vida de Emilio Pérez Piñero transcurren enmarcados en
una situación familiar especial, derivada de las circunstancias históricas que
vive el país en esos años, como consecuencia de la Guerra Civil española.
Nació el 27 de agosto de 1935, poco menos de un año antes de que estalle el
conflicto bélico, Emilio es hijo de doña Dolores Piñero Martínez y de don
Antonio
Pérez Ruiz, ingeniero militar que se mantiene leal al Gobierno republicano y
que, dada su profesión, cuando se produce el levantamiento del 18 de julio
debe separarse de su familia para participar en diversos frentes de la geografía
española.
El final de la guerra no supone el fin de la separación familiar. Terminada la
contienda, don Antonio sufre largos años de cárcel que le mantienen alejado de
Emilio y del resto de la familia, que continúa residiendo en la murciana villa de
Calasparra.
Hasta la edad de ocho años no se reunirá con su padre. Son años largos, difíciles
en los que a la ausencia paterna se une la discriminación social. Años que más
tarde, con amargura, recordará el futuro arquitecto: …a esa edad… no sabía
leer ni conocía los números… Me malcrié en un pueblo y de él saqué los
defectos y las pocas virtudes que esto trae consigo… .
Durante los primeros cursos de Bachillerato la formación de Emilio corre a cargo
de su padre y de don Ricardo López, personaje autodidacta calasparreño de
gran cultura, amigo de la familia.
Ingresa más tarde en el Instituto de Bachillerato de la vecina Caravaca. Al
principio es un mal estudiante. No le interesan las enseñanzas que allí se
imparten y demuestra una gran desconfianza en los difíciles primeros años de
su infancia.
Pronto cambia de actitud. Es una transformación producida por
…la
necesidad…, siempre estaba acostumbrado a ser el último. En el colegio
Cervantes vi que se tenía en gran consideración a quienes estudiaban y sacaban
buenas notas… Yo tenía una gran necesidad de que me consideraran… .
Esa necesidad, orgullo o tal vez ambición de superación inconsciente le induce a
centrarse en los estudios. Se da cuenta de que puede ser el primero y en los
cursos de sexto y séptimo obtiene matrícula de honor en todas las asignaturas.
Es también durante esos años cuando desarrolla una extraordinaria habilidad
manual y una lúcida visión espacial que ya había manifestado cuando, siendo
niño, se construía sus propios juguetes y que le serán de gran ayuda en el futuro
cuando desarrolle sus investigaciones sobre estructuras espaciales.
Tras obtener premio extraordinario en el Examen de Estado pretende hacerse
marinero mercante, pero choca con la oposición paterna, por lo que opta por la
posibilidad de cursar estudios de Bellas-Artes, aprovechando su gusto y
facilidad para el dibujo y la pintura.
Don Antonio, su padre, reconoce las habilidades de Emilio, pero teme el futuro
incierto que se le puede presentar con el ejercicio de esa profesión. Así, le
convence de que hay otras profesiones en las que, al mismo tiempo que
desarrollan las habilidades artísticas, presentan un porvenir más claro. De esta
forma le induce a que comience los estudios de Arquitectura.
Marcha Emilio a Madrid, aprueba los cursos exigidos en la Facultad de Ciencias,
realiza de forma satisfactoria las pruebas de dibujo y cálculo integral de la
Escuela de Arquitectura y, tras obtener matrícula de honor en las asignaturas de
Análisis
Matemático, ingresa, en 1957, en la Escuela Superior Técnica de Arquitectura de
Madrid.
Durante los tres primeros cursos de la carrera, Emilio es un estudiante más de la
Escuela, reservado, introvertido, que se mueve dentro de un reducido círculo de
amistades y que ya apunta una preocupación y un interés incipiente hacia la
investigación y el desarrollo de nuevas formas arquitectónicas. Será a partir del
cuarto curso cuando se produzca el cambio fundamental en la vida del joven
estudiante y cuando inicie los avances que le servirán de base para el futuro de
sus geniales investigaciones.
Durante el año 1961, l Unión Internacional de Arquitectos convoca su VI
congreso, a celebrar el Londres durante el mes de julio. El comité organizador
determina que, dentro del programa de actos, se presenten trabajos de
alumnos de las Escuelas de Arquitectura de los distintos países concurrentes,
con tal de que éstos tengan relación con el motivo central del congreso, que
versa sobre las Nuevas Técnicas y Nuevos Materiales en la Construcción . Con
este motivo, la comisión ejecutiva propone a finales de 1960 a todas las
Escuelas de la U.I.A., integrada por cincuenta y siete países asociados, un tema a
desarrollar: Teatro ambulante .
La Escuela de Arquitectura de Madrid decide transmitir la propuesta de trabajo
a los alumnos de cuarto curso como una labor más dentro de su currículum,
fijando el tiempo de realización entre enero y abril de 1961.
Emilio se siente inmediatamente atraído por la convocatoria y, tras terminar
otro proyecto que tenía pendiente para la Escuela, inicia el estudio del Teatro
Ambulante , el 25 de enero del citado año.
A partir de ese momento, encerrado en su pequeña habitación de una pensión
de la madrileña calle de Pérez Galdós se centra en su nuevo trabajo,
planteándose la problemática general de cualquier teatro, al que había que
sumar la particularidad de tratarse de una construcción transportable, por lo
que era necesario añadirle las características de facilidad, rapidez y sencillez de
su montaje y desmontaje, así como facilitar su transporte y almacenamiento
evitando un excesivo volumen y peso.
Llega a la conclusión de que la clave del teatro ambulante es determinar
elementos estructurales de montaje y desmontaje rápido y económico.
En un principio piensa en adaptar una idea conocida, pero pronto desecha ese
pensamiento, para pasar a una solución desconocida concretada en una
estructura que no hubiera que descomponer en piezas para su transporte,
resolviendo el problema geométrico de articulación de barras de forma que
todas giraran y se adaptaran sin interferir unas a otras; y sobre todo el problema
mecánico de rigidización y desrigidización de la estructura de modo sencillo y
rápido.
Convierte su mesa de estudiante en un pequeño taller y trabaja sin reloj , de
un modo manual, construyendo una maqueta a escala 1/10 resolviendo las
cosas conforme se me iban presentando en el proceso de construcción .
Llega así a una estructura reticular etérea que puede plegarse y desplegarse de
modo sencillo, pasando de una forma rígida, capaz de resistir empujes y
cargas, a otra deformable que, mediante pequeñas presiones, puede plegarse o
desplegarse .
Presentados los trabajos, la Escuela de Arquitectura de Madrid selecciona el
proyecto de Ricardo Urgoiti y el de Emilio Pérez Piñero. Don Carlos de Miguel,
director de la revista Arquitectura , persona que apoyaba extraordinariamente
las ideas y proyectos de los jóvenes estudiantes, recuerda que la timidez de
Emilio era tal que tuvo que ser el propio Urgoiti quien explicara el proyecto de
su compañero.
La estructura presentada por Emilio entusiasma y la Escuela de Arquitectura
presta su apoyo para conseguir que la Dirección General de Arquitectura
conceda una subvención para construir y estudiar en su Centro Experimental un
modelo de 12 metros de diámetro de la estructura proyectada por Pérez Piñero.
Todo está preparado para presentar los trabajos en Londres cuando le surgen
nuevas dificultades: no se le concede permiso para salir de España. El desánimo
se apodera de él, ya que ve peligrar su presencia en el congreso de la U.I.A. La
ayuda de profesores y compañeros no soluciona el problema. Finalmente, por
medio de un antiguo compañero de armas de su padre, consigue el permiso de
salida.
En el congreso de la U.I.A. de Londres participan veinticuatro países, con un
total de 88 proyectos. Pérez Piñero visita la exposición el primer día de su
llegada y cada vez se convence más de lo acertado de su trabajo. Advierte que
su proyecto es totalmente nuevo y que destaca sobre las demás ideas
presentadas. Público en general y especialistas se fijan en su estructura, oye
comentarios y es requerido constantemente para que muestre su maqueta.
Cada apertura de la estructura cusa sensación. Aumentan las felicitaciones, no
cesan de hacerle fotos y cuando el día 8 de julio el príncipe de Edimburgo visita
la exposición le pide que le explique el funcionamiento de su teatro.
El entusiasmo de Emilio va creciendo y al finalizar el congreso los miembros del
jurado del mismo, entre los que se encontraban personalidades del mundo de la
arquitectura como Félix Candela o Fuller, incluyen la estructura plegable de
Emilio como una aportación técnica de primer orden y notable por su sencillez,
utilización y posibilidad de realización inmediata. En definitiva, su proyecto es
el mejor.
Esa mención en exclusiva, de carácter extraordinario, que es la única que se
concede en el congreso y que no tiene antecedentes, confirma el éxito del
futuro arquitecto calasparreño.
A su vuelta a Madrid, tras el éxito conseguido en Londres, Emilio recibe diversas
ofertas de trabajo en Europa y EE.UU. Su obra comienza a ser difundida por los
medios de comunicación social, así como por revistas especializadas. El, a pesar
de su sorprendente éxito, decide centrarse en los estudios y acabar
rápidamente la carrera de Arquitectura. Durante el último curso compagina los
estudios con la investigación sobre estructuras especiales y con la participación
en diversas exposiciones y muestras.
En octubre de 1961 se celebra en Sao Paulo la III Bienal de Arte, Arquitectura y
Teatro. Don Luís González Robles, comisario de España en Brasil, propone a
Pérez Piñero que participe en la misma con alguno de sus trabajos. El arquitecto
acepta, rehace y concreta algunos aspectos estructurales y envía su proyecto a
Brasil, junto con diversa documentación gráfica.
Al igual que en Londres, los trabajos de Emilio causan sensación y le es
concedida la medalla de oro en la mencionada Bienal.
El arquitecto murciano comienza a ser conocido internacionalmente. Publica
artículos en revistas, hace exposiciones y pronuncia conferencias en diversos
lugares.
Se repiten las ofertas de diversos países, pero él quiere acabar primero sus
estudios. Además, está convencido de que aún puede avanzar mucho más en el
desarrollo de sus descubrimientos. Es consciente, y así lo reconocerá tiempo
después, de que
…en realidad sabía menos de lo que se podía pensar,
teniendo por tanto que empezar a estudiar y ponerme al día en lo que a
conocimiento de estructuras se refiere… , ya que, según él, …las enseñanzas
que sobre el tema e impartían en la Escuela pronto se me quedaron cortas… .
Durante el último año de carrera, curso 1961-62, se inicia un proceso que se
repetirá a lo largo de su corta vida. Su obra comienza a ser más conocida en el
extranjero que en su propio país. Nunca tuvo dificultad para dar a conocer sus
avances en los medios especializados de otros países, mientras que sólo tiene
cabida en contadas publicaciones españolas.
En julio de 1962 acaba los estudios de Arquitectura, obteniendo sobresaliente el
proyecto fin de carrera y premio Aníbal Alvarez como alumno más destacado.
Antes de eso había expuesto su obra en Munich, en donde participa también
como conferenciante, obtiene la medalla de oro en la Exposición Internacional
de
Inventores de Bruselas de marzo de 1962 y le es concedido el Laurel de Murcia
por la Asociación de la Prensa.
Termina el año 1962 con la presentación de su obra en Tokio y con la
participación en la Exposición Internacional de Arquitectura Lieu Theatre y
Lieu Culturel , que organiza la Maison du Theatre du Paris.
Terminado los estudios inicia una etapa fundamentalmente de investigación y
experimentación, en la que aprovecha la gran habilidad que tiene y la
extraordinaria visión espacial que posee para desarrollar su trabajo, mediante
la construcción de maquetas a diferentes escalas en las que plasma sus ideas y
de las que, en muchos casos, no se preocupa de reflejar en planos.
Tiene dificultades económicas que le impiden encargar la construcción de las
maquetas. Todo lo hace él mismo en el taller que se instala en Calasparra,
trabajando
en
solitario,
construyéndose
sus
propias
herramientas
y
aprovechando materiales de deshecho destinados originalmente a otras
funciones.
Muchas veces, fruto de una poderosa imaginación, durante el proceso de
elaboración de alguno de los modelos le surgía repentinamente la idea de otro
tipo de funcionamiento, de un diseño distinto. Entonces hacía los cálculos
precisos, terminaba de construir rápidamente el modelo en proceso y, una vez
comprobado su funcionamiento y anotada su disposición, destruía el modelo
primitivo para, con algunas de sus piezas y materiales, iniciar la construcción del
que ya tenía diseñado en su mente.
Es este también el motivo de que no existan modelos de todos sus proyectos y
sólo se conozcan algunos de ellos, a través de comentarios, reflexiones
manuscritas e incipientes bocetos, ya que la realización práctica de los mismos
se perdía en el proceso de reestructuración y plasmación de una nueva idea.
Estas primeras investigaciones le llevan a tener en cuenta la forma como
aspecto básico a tener en cuenta, ya que …las fuerzas intermoleculares que,
variables con la temperatura, determinan el estado gaseoso, líquido y sólido de
la materia son, en último término, lo que en todos los cuerpos sólidos origina su
cohesión y su indeformabilidad. Es decir, la capacidad para mantener,
resistiendo esfuerzos externos que se oponen a ella .
Construye, a finales de 1962, el primer modelo de cúpula rebajada desplegable,
que le servirá para confirmar sus teorías y apreciar sus errores.
En 1963 es profesor de Estructura II en la Escuela Técnica Superior de
Arquitectura de Madrid y corresponsal en España de la revista D Student
Architet ,
al
tiempo
que
continúa
realizando
exposiciones,
dictando
conferencias y participando en diferentes manifestaciones relacionadas con la
Arquitectura, sin obviar, por ello, su permanente labor investigadora.
Durante ese mismo año de 1963 trabaja en una estructura en una estructura
reticular, en la que establece variante sobre la cúpula rebajada desplegable,
disponiendo las barras de forma distinta.
El diseño de esta estructura lo irá cambiando en años sucesivos, hasta hacerlo
transportable y desplegable desde un helicóptero, aprovechando la disposición
de los nudos interiores y superiores de manera que, según que la fuerza de
suspensión se efectúe sobre unos u otros, la cúpula se pliegue o se despliegue.
Igualmente de esta época data un teatro ambulante y desplegable que, parece
ser, no llegó a realizar, ya que sólo se han encontrado los planos del mismo,
pero no se ha hallado ninguna maqueta ni modelo de ensayo. Probablemente
realizó el proyecto con objeto de presentarse a algún concurso al que luego no
concurrió o con la idea de obtener alguna subvención para su realización
práctica que, más tarde, no le fue concedida.
La primera obra real que construye Emilio Pérez Piñero surge en enero de 1964
con la convocatoria de un concurso para
Pabellón Transportable de la
Exposición conmemorativa de los XXV años de paz .
En 1966, tras ser nombrado miembro del Comité de la Conferencia Internacional
sobre Estructuras Espaciales que se va a celebrar en Londres en el mes de
septiembre, recibe el encargo del Ministerio de Información y Turismo para
realizar un teatro transportable destinado a Festivales de España.
Se trata de construir un recinto, capaz de albergar a 1800 espectadores, que
contenga todos los elementos necesarios para poder realizar representaciones
de índole diversa y, al mismo tiempo, que sea desmontable y transportable
fácilmente.
Emilio opta por una solución de dos cúpulas reticulares macladas que construye
en Calasparra, adiestrando a una serie de artesanos locales, a los que enseña la
construcción y montaje de las piezas que componen la estructura.
La estructura diseñada para Festivales de España se inaugura en agosto de ese
mismo año en la plaza María Pita de La Coruña.
Decide entonces construir una cúpula desmontable destinada a realizar
proyecciones por el sistema de cinerama, que en esos momentos estaba de
moda. Para ello se basa en modelos y estudios anteriores a los que, ahora, une
el diseño de montaje y desmontaje, así como el de las herramientas y
maquinaria necesarias para el mismo, lo que supone un gran ahorro en cuanto a
tiempo y complejidad se refiere.
El proyecto para cinerama, que es una cúpula semiesférica cuyo sistema
constructivo es a base de discos de forma hexagonal que se conectan
directamente, se construye también en el taller de Calasparra y, terminada en
1967, recorrerá gran cantidad de localidades de la geografía española.
Completa el montaje general de cinerama con butacas, que ya había diseñado
para los mencionados Festivales de España, realizadas mediante un sistema de
barras que conforman grupos de trece localidades que se pliegan con
sorprendente facilidad, ocupando una vez plegadas el espacio equivalente a
una sola de ellas.
Tras la construcción del cinerama, el joven arquitecto va derivando hacia la
necesidad de llevar más a la práctica sus investigaciones, pues advierte que
gran parte de la obra que ha realizado hasta ese momento consiste en modelos
de estudio y ensayo que él mismo va superando con la introducción de nuevas
variantes en el diseño de estructuras.
Esta necesidad de realizaciones prácticas le lleva en 1968 a viajar a Méjico con
objeto de recabar el apoyo de don Félix Candela, al que no había visto desde el
congreso de la U.I.A. de 1961 en Londres, para que le ayude a introducir sus
sistemas en el mercado de Estados Unidos.
Será este el inicio de una relación que superará el carácter puramente
profesional para convertirse en una fuerte amistad, que durará más allá de la
temprana muerte de Emilio Pérez Piñero.
En Estados Unidos toman contacto con diversas entidades y personas
interesadas en sus proyectos y, mientras Emilio regresa a Madrid para
establecer un estudio asociado con Candela, éste continúa desde Méjico
intentando encontrar nuevos contactos que permitan colocar en Estados
Unidos los sistemas diseñados por
Emilio.
En febrero de 1969 se presenta la primera oportunidad de introducción en el
mercado americano cuando se recibe una carta de J. V. Tyrrell, de la División de
Structural Engineering del Departamento de la Armada, interesados en la
posibilidad de emplear una de las estructuras diseñadas por Pérez Piñero que
sirviera para la instalación de una base de operaciones geodésicas en la
Antártida.
La intervención de los Servicios de Inteligencia americanos controla la
comunicación de la Armada con Candela y retienen la carta, impiden que el
proyecto de Emilio llegue a tiempo y otros se adelanten a los deseos de la
Marina americana. Así se frustra la oportunidad que había entusiasmado a
ambos arquitectos españoles.
Una nueva luz de esperanza aparece a finales del verano de 1969: Candela viaja
a Houston y se presenta una oportunidad única y de enormes perspectivas para
el futuro de las estructuras de Pérez Piñero.
Allí, Candela conoce a diversas personas que le ponen en contacto con
responsables de la NASA. Un biólogo le informa del interés por construir en la
Luna un invernadero, ya que habían comprobado que el polvo lunar permitía el
desarrollo de algunas especies vegetales con un ritmo de crecimiento cuatro o
cinco veces mayor que el de la Tierra. Las estructuras de Emilio podían servir de
manera perfecta para la construcción de este invernadero.
Entusiasmado con las altas perspectivas que se les ofrecían, Candela escribe a
Emilio, enviándole un mapa de la Luna que le habían entregado en la NASA,
para que eligiese el cráter en donde instalar el invernadero y estudiase la
estructura idónea.
Con la pasión que ponía en todos sus proyectos, Pérez Piñero inicia
rápidamente el estudio para la adaptación de alguno de los diseños en que
venía trabajando, para poder aplicarlos a los propósitos de la NASA.
Pero una nueva desilusión vendría a sumarse a la labor del arquitecto:
…topamos de nuevo con la impenetrable barrera de la organización. La
presentación a las altas jerarquías no dio resultado positivo y el entusiasmo se
fue apagando a juzgar por la correspondencia posterior .
No será el fracaso de las negociaciones con la NASA y la Marina americanas los
únicos motivos de abatimiento que tendrá el arquitecto en ese año. El 26 de
abril muere don Antonio Pérez Ruiz.
La muerte de su padre afecta mucho a Emilio, que pasa largas semanas retirado,
centrado en el recuerdo de ese hombre, …cuyo carácter era una auténtica roca
que rechazaba toda componenda . Las secuelas de la Guerra Civil y el acoso a
que fue sometido después hicieron que don Antonio, …intransigente, por
naturaleza, con la inmoralidad, haya vivido enclaustrado, sin pedir ni aceptar
nada durante los últimos treinta años. Se ha negado a comenzar otros treinta .
Poco a poco va recuperándose y vuelve Emilio al desarrollo de sus
investigaciones.
Al tiempo que trabaja en diversos proyectos se presenta, junto con Candela, a
un concurso para cubrir dos estadios en el Camerún, en el que obtendrán el
segundo premio.
En agosto de 1970 recibe de don Alejandro Ferrant, arquitecto conservador de
la IV Zona, la propuesta para que lleve a cabo la cubrición del sector de tumbas
del
Museo Paleocristiano de Tarragona.
El proyecto consiste en cubrir una zona que rodea al edificio del museo,
compuesta por dos rectángulos, con una superficie total en torno a los mil
metros cuadrados.
En septiembre de ese mismo año Emilio envía un anteproyecto en el que
propone
…la cubrición de la zona mediante ocho cúpulas vaídas reticulares y
yuxtapuestas, que se apoyan en sus cuatro vértices, que modulan y cubren la
totalidad del espacio propuesto con dieciocho soportes metálicos, anclados
sobre dados de H.A. que cimentan y anclan los soportes metálicos .
La ejecución de esta obra, que, al principio, como ocurría con las demás,
ilusionaba a Pérez Piñero, irá complicándose por motivos ajenos al arquitecto,
que se quejará de las dificultades que le ponen para su realización y del bajo
presupuesto obtenido para llevarlo a cabo.
La relación que mantuvo Pérez Piñero con Dalí se inicia de manera casi casual en
1964 y como consecuencia de las ideas dalinianas en cuanto a la construcción
del
Museo Dalí en el antiguo Teatro Municipal de Figueras.
Desde que en 1960 un grupo de personas entusiastas del arte, entre las que
destaca el entonces alcalde de Figueras, don Ramón Guardiola Rovira, inician
las gestiones para conseguir la creación de un museo que albergará gran parte
de la obra del pintor ampurdanés, Dalí mostró su deseo de incluir una cúpula
como símbolo de sus ideas para que se constituyera como imagen del museo y
de la ciudad.
Dalí conocía las cúpulas de Fuller e insistió durante los largos años que abarca el
proceso de creación del museo en que fuese una de esas cúpulas la que cubriese
el mismo.
Dificultades de presupuesto y problemas administrativos retrasaban y hacían
difícil terminar la construcción del edificio y más aún de la cúpula que cubriría el
antiguo espacio escénico. Don Antonio Cámara, arquitecto enviado por la
Dirección General de Arquitectura en 1968 para supervisar las obras del museo,
comunica a Dalí que en Calasparra, un pueblo de Murcia, hay un joven
arquitecto que lleva años investigando, casi de manera solitaria, sobre
estructuras diversas y que construye cúpulas reticulares tan apropiadas para sus
deseos e incluso mejores que las de Fuller.
Don Antonio Cámara se pone en contacto con Emilio, comentándole el tema del
museo y pidiéndole que estudiase el problema de la cúpula de cubrición que era
difícil de resolver.
Como siempre se puso a trabajar con la entrega que ponía en cada nueva
realización y, en los primeros días de agosto de 1969, Dalí puede ver planos de
las cúpulas hechas por Pérez Piñero, que le dejan impresionado.
Dalí quiere inmediatamente ponerse en contacto con Emilio y éste viaja a
Figueras en septiembre de 1969 para presentarle al pintor alguna muestra de su
obra.
El pintor queda sorprendido con los trabajos del joven arquitecto y enseguida
anuncia que su museo se cubrirá con una cúpula, concretamente con el número
12 de los planos enviados, de Emilio Pérez Piñero.
Además de la cúpula, Emilio diseña una maqueta para sustentar una vidriera
que pintaría el propio Dalí y que cerraría la entrada que separaba el patio de
butacas el espacio escénico del antiguo Teatro Municipal de Figueras.
Dalí presenta la obra de Pérez Piñero en París y enseña la maqueta de la vidriera
a todo el que va a visitarle.
Incansablemente trabaja el arquitecto y en enero de 1972 presenta el proyecto
concreto para construir la cúpula. Serán obras que el autor no podrá ver
terminadas. José María, su hermano, ingeniero y eficaz calculista, que ya antes
había colaborado con él, tendrá que ser quien finalice tales proyectos.
En ese mismo año se le concede a Emilio Pérez Piñero el premio internacional
Augusto Perret , máximo galardón que puede alcanzar la obra de un
arquitecto.
Todo un mundo de posibilidades se abría para el joven calasparreño.
Pero ese previsible extraordinario futuro quedó trágicamente truncado. El 8 de
julio de 1972, cuando volvía de Figueras de concretar aspectos de su trabajo con
Dalí, para continuar su labor en Calasparra, sufre un accidente de coche en las
proximidades de Torreblanca que acabó con su vida y con la promesa de un
brillante y esperanzador futuro para el mundo de la Arquitectura.
El 7 de marzo de 1992, por iniciativa de la familia del arquitecto y con el apoyo
del
Ayuntamiento calasparreño, su hijo Emilio Pérez Belda y su entrañable amigo
Félix Candela, en un magnífico y emotivo acto, presentan en Calasparra la
Fundación Emilio Pérez Piñero, que pretende proyectar su figura y su obra,
animando a las futuras generaciones a seguir sus pasos.
El irrepetible marco de la Exposición Universal de Sevilla, dentro del Pabellón de
Murcia, acogerá, para la admiración de todos sus visitantes, junto a las figuras
de
Peral y De la Cierva, la de Emilio Pérez Piñero.
Francisco Cassinello Martínez
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