PROPUESTA DE REFORMA LEGISLATIVA EN MATERIA DE CONTROL FISCAL Y DERECHOS POLÍTICOS PARA LA ASAMBLEA NACIONAL (Período 2016-2020) Por: Giuseppe Graterol Stefanelli Abogado y tesista de la Maestría en Derecho Constitucional UCAB Director de la asociación civil Un Estado de Derecho 1. SITUACIÓN Y EFECTOS DE LA LEGISLACIÓN NACIONAL APLICABLE EN MATERIA DE CONTROL FISCAL: Una vez examinado el articulado general de la vigente Ley Orgánica de la Contraloría Nacional de la República y del Sistema Nacional de Control Fiscal (en lo que sigue, LOCGR), cabe concluir que son varias las modificaciones que amerita este texto legislativo para fortalecer el ejercicio de la función de control fiscal que le toca desempeñar a ese órgano del Poder Ciudadano que es la Contraloría General de la República, pero también para tutelar los derechos políticos y las autonomías de los Estados y los Municipios frente a la Contraloría General. Respecto de esto último, a fin de garantizar la voluntad de los electores, la vigencia de los derechos políticos de los venezolanos, la división de Poderes, el Estado de Derecho y los mecanismos democráticos, consideramos urgente efectuar una reforma parcial de la LOCGR, en dos materias concretas, a fin de ajustarlas a lo establecido en la Constitución y a obligaciones internacionales del Estado venezolano en materia de derechos humanos. Esas materias son, en primer lugar, la potestad del Contralor General de dictar como medida accesoria a la declaratoria de responsabilidad administrativa y la imposición de multas, la sanción de inhabilitación hasta por 15 años, y en segundo lugar, las potestades de superior jerárquico que la ley actual le asigna al Contralor General respecto de los Contralores estadales y los Contralores municipales, por cuanto la atribución al Contralor de dichas potestades, como se explica de seguidas, constituye una flagrante violación a la Constitución. Respecto de la potestad de sancionar con inhabilitación para el ejercicio de cualquier cargo público, incluidos los cargos de elección popular, como medida accesoria a la sanción principal al término de un procedimiento administrativo (y no al término de un proceso judicial penal) prevista en el artículo 105 de la LOCGR, es claro que tal potestad atribuida con tal amplitud choca de manera frontal con lo establecido en el artículo 65 de la Constitución según el cual “no podrán optar a cargo alguno de elección popular quienes 2 hayan sido condenados o condenadas por delitos cometidos durante el ejercicio de sus funciones y otros que afecten el patrimonio público, dentro del tiempo que fije la ley, a partir del cumplimiento de la condena y de acuerdo con la gravedad del delito”. Según este artículo no pueden optar a cargos de elección popular quienes hayan sido condenados mediante sentencia judicial penal previa firme en la que se haya acordado, como pena accesoria a la pena principal de privación de libertad la inhabilitación política, pena que, entonces, sólo puede dictar el Poder Judicial, y en concreto un tribunal penal competente, no el Poder Ciudadano a través del Contralor General de la República mediante un acto sancionatorio que es, según la legislación vigente, ejecutivo y ejecutorio. Por otro lado, apoyada en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en su sentencia del Caso López Mendoza Vs. Venezuela, de 1° de septiembre de 2011 (Fondo, Reparaciones Y Costas), ordenó al Estado venezolano reformar el artículo 105 de la LOCGR para impedir que el Contralor General incurra en nuevas violaciones de derechos políticos como el derecho a postularse a cargos de elección popular si no se ha sido inhabilitado políticamente a través de una sentencia penal firma, orden que por demás está pendiente de acatamiento y que la Asamblea Nacional, mediante una reforma parcial de dicha Ley, puede y debe cumplir de manera urgente, a fin de evitar nuevas violaciones en este mismo sentido. En cuanto a la potestad del Contralor General de la República de actuar como superior jerárquico tanto de las Contralorías estadales como de las Contralorías municipales, se observa que la Constitución de la República no incluyó normas sobre estas instancias de control fiscal en su sección IV del capítulo IV, Título V, dedicado a regular al Poder Ciudadano y en él a la Contraloría General de la República, caso en el cual sin lugar a dudas se tratarían de órganos subordinados al Contralor General de la República, sino que las normas reguladoras de dichas instancias se encuentran en el capítulo III del Título IV, dedicado al Poder Estadal y en el capítulo IV, del mismo Título IV, dedicado al Poder Municipal. Así lo establecen los artículos 163 y 176 de la vigente Carta Magna. De acuerdo a lo anterior, debe interpretarse entonces que la intención del constituyente de 1999 fue hacer parte del Poder Estadal a las Contralorías estadales y del Poder Municipal a las Contralorías Municipales, y no hacerlas parte del Poder Nacional, y más en concreto del Poder Ciudadano, como de forma errónea se asumió y estableció desde la primera versión de la LOCGR. Por supuesto, es apropiado y ajustado a la Constitución que las Contralorías Estadales y las Contralorías Municipales se puedan apoyar en todos los asuntos que consideren oportuno y necesario, para el mejor ejercicio de sus competencias, en la Contraloría General de la República, pero esa relación institucional debe realizarse según los principios de coordinación y cooperación, y en ningún caso de acuerdo con el principio de jerarquía y de subordinación. 2. PROPUESTAS LEGISLATIVAS PARA MODIFICAR PARCIALMENTE LEGISLACIÓN NACIONAL EN MATERIA DE CONTROL FISCAL: LA Consideramos indispensable, en primer lugar, una reforma de los artículos 9, 27, 28, 29, 32 y 34 de la LOCGR, entre otros, a fin de derogar las actuales normas que establecen una relación de jerarquía y subordinación entre la Contraloría General de la República y las Contralorías estadales y municipales (en temas como realización de concursos de ingreso, anulación de resultados de concursos, remoción de los Contralores estadales y municipales, intervención de las Contralorías de Estados y Municipios, etc.), a fin de sustituirlas por normas que, ajustadas a los principios de coordinación, cooperación y 3 lealtad institucional, reconozcan autonomía funcional a las Contralorías de los Estados y los Municipios (también a las de los Distritos Metropolitanos allí donde existan) e impidan que desde la Contraloría General se puedan utilizar a las Contralorías estadales y municipales como instrumento para perseguir con fines políticos a adversarios del Poder Ejecutivo Nacional, o simplemente para subordinar bajo amenaza de sanciones a funcionarios la acción administrativa o gubernativa de Estados y Municipios al Ejecutivo Nacional. En las nuevas normas de la LOCGR, deben ser los Consejos legislativos y los Concejos municipales los que asuman la competencia en lo relativo a la designación previo concurso de los Contralores estadales y municipales, así como lo relativo a su remoción, siempre con debido proceso previo y la participación de la Contraloría General mediante opiniones relativas a cada caso concreto. Asimismo, en segundo lugar, es indispensable reformar el artículo 105 de la LOCGR, a fin de establecer que el Contralor General de la República podrá imponer, siempre que se haya advertido al investigado de la posibilidad de imposición de esta medida accesoria desde el acto de inicio del procedimiento y atendiendo la gravedad de la irregularidad cometida, la medida de inhabilitación administrativa para el ejercicio de cargos de carrera o libre nombramiento y remoción hasta por un máximo de cinco años, y especificar que en ningún caso el Contralor General de la República podrá acordar la inhabilitación política para el ejercicio de cargos de elección popular, por cuanto ésta sólo podrá ser impuesta por un juez penal competente, independiente e imparcial, como medida accesoria al término de un proceso judicial, según lo establecido en la Constitución de la República. En este aspecto, la reforma deberá proponer la suspensión automática de la medida de inhabilitación administrativa, mientras dure el juicio de nulidad contra el acto que la haya impuesto. Finalmente, en tercer lugar, es necesario que la reforma de la LOCGR ofrezca soluciones a los inhabilitados políticamente, de forma inconstitucional, por el Contralor General de la República, y que en la actualidad son víctimas de violaciones a derechos humanos. En tal sentido, a partir de la entrada en vigencia de la reforma propuesta deberían quedar sin efecto jurídico y extinguidos de pleno derecho el acto por el cual se acordó la inhabilitación política declarada contraria a la Convención Americana sobre Derechos Humanos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en fecha de 1° de septiembre de 2011, así como todos los actos contentivos de inhabilitaciones políticas dictados por el Contralor General de la República con posterioridad a la fecha de publicación de la referida sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Por otro lado, los afectados por actos dictados por el Contralor General de la República con inhabilitaciones políticas con anterioridad a la fecha en que se publicó la sentencia antes mencionada de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, deberían tener derecho a acudir de nuevo o por primera vez ante el tribunal competente a demandar la nulidad de dichas inhabilitaciones, con base en la reforma parcial de la ley, aun cuando haya operado el plazo de caducidad previsto en la legislación reformada (contentiva de la inhabilitación política por parte del Contralor) para demandar esa nulidad.