Situación de la tuberculosis en la población penitenciaria de Cataluña

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Rev Esp Sanid Penit 1999; 1: 115-118
R A Guerrero, F March. Situación de la tuberculosis
en la población penitenciaria de Cataluña
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Situación de la tuberculosis
en la población penitenciaria de Cataluña
R A Guerrero, F March
Grupo de estudio de la tuberculosis en la población penitenciaria catalana.
En Cataluña, única comunidad autónoma que tiene transferidas las competencias en materia penitenciaria, el control de la tuberculosis (TBC) se rige por
un programa específico de Prevención y Control que
se puso en marcha el año 1985, gracias a la cooperación entre la Comisión de Seguimiento del Programa
de Prevención y control de la tuberculosis en Cataluña y la Sección de Sanidad de la Dirección General de
Servicios Penitenciarios y de Rehabilitación (DGSPiR). Este Programa sigue las recomendaciones de los
organismos oficiales (CDC, OMS, Comités de expertos)1-4 y la estrategia sanitaria utilizada se caracteriza
por: cubrir a todos los internos; ser permanente y
adaptada a las necesidades de la población; estar integrado en los equipos sanitarios de los diferentes centros penitenciarios y en íntima relación con los programas existentes en el ámbito extrapenitenciario. Sus
actividades básicas son educacionales (formación
continuada de los profesionales y educación sanitaria
de los internos), de vigilancia epidemiológica (identificación de enfermos [fig. 1] e infectados, notificación
a sanidad y estudio de contactos), de control (aislamiento, quimioterapia y quimioprofilaxis) y de evaluación.
Cada centro penitenciario tiene designado un responsable o coordinador del programa de prevención
y control de la tuberculosis. Los objetivos concretos
del programa son conocidos por todos los profesionales del centro. Y está coordinado con los programas
de vigilancia y control de la tuberculosis comunitarios, laboratorios de microbiología y hospitales de referencia, así como con los programas de vigilancia y
control de la infección por el VIH, intra y extrapenitenciarios.
Conducta a seguir en paciente VIH (+)
sospechoso de tuberculosis respiratoria
Historia clínica (HC)
Reacción Tuberculínica (RT)
Radiología de tórax (Rx)
Final
Estudio
-
Remitir
Especialista
BK
QT
+
BK
HC-N
RT-(-)
Rx-N
HC-P
RT-(-)
Rx-N
HC-N
RT-(-)
Rx-P
HC-N o P
RT-(+)
Rx-P
BK
+
BK
+
-
QT
HC-N
RT-(+)
Rx-N
Remitir
Especialista
+
-
QT
QP2
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en la población penitenciaria de Cataluña
CARACTERÍSTICAS DE LOS CASOS DE
TUBERCULOSIS DETECTADOS EN LOS
CENTROS PENITENCIARIOS
DE CATALUNYA
La tasa de incidencia de tuberculosis encontrada en la población penitenciaria catalana, es muy elevada, detectándose incidencias que oscilan entre
2.775/100.000 por año en 1996, hasta 1.040/100.000
por año, en 1998. Tasas muy superiores a las calculadas en la ciudad de Barcelona para la población general e, incluso, superiores a las detectadas en el distrito
de la ciudad más deprimido socialmente.
La tasa de incidencia se ha calculado teniendo en
cuenta el número total de días que los internos han estado recluidos. En este sentido, los casos diagnosticados como consecuencia de una búsqueda activa en el
momento del ingreso se habrían de considerar, como
casos prevalentes (incidentes en la población de origen), sobrestimando, en este caso, la incidencia real de
TBC dentro de la prisión.
La valoración de estas cifras no solamente nos indica que la TBC representa un problema muy serio
para los centros penitenciarios, sino también para la
población general donde los presos son liberados.
Hay que tener presente que cada año un número muy
elevado de adultos jóvenes (2.281 preventivos y 4.794
penados el año 1996, según datos de la DGSPiR, dejan los centros para integrarse en la comunidad. De
aquí la idea ampliamente aceptada que las prisiones
constituyen un reservorio de TBC para la sociedad en
general5-7.
La distribución anual de casos [fig. 2] ha experimentado una disminución progresiva desde 1994, año
en el que se declararon 247 casos, hasta el año 1998 en
el que se han diagnosticado 72 casos.
La distribución anual de los casos, según el sexo y
los grupos de edad, nos muestra una afectación más
alta en los hombres (95%), que se mantiene a lo largo
del tiempo. Esta cifra refleja, fundamentalmente, la
existencia de un número muy superior de internos
Nº de casos
300
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
250
200
150
100
50
0
1
2
3
4
5
AÑOS
6
7
8
Tasa de cumplimiento
Evolución anual de casos de tuberculosis y tasa de
cumplimiento del tratamiento
respecto al de internas y en menor medida el mayor
riesgo relativo de presentar tuberculosis que tiene el
sexo masculino.
El grupo de edad más afectado ha sido el de 25-34
años, edad íntimamente relacionada con la infección
por el VIH y con el consumo de drogas.
El lugar de residencia habitual de los casos de TBC
diagnosticados en la prisión, se reparte por igual entre
los residentes en la ciudad de Barcelona y el resto de
la provincia (45 y 49% respectivamente). Para los residentes en Barcelona, el lugar de residencia del 67%
de los casos ha sido uno de los cuatro distritos con las
tasas de incidencia más elevadas de tuberculosis (Ciutat Vella, Nou Barris, Sants-Montjuic, Sant Martí)8.
Especialmente es el caso de Ciutat Vella en el que residen el 27% de los casos.
En los casos residentes en la provincia de Barcelona hay que destacar que la mayoría de los casos residen en las ciudades del cinturón urbano que rodea
Barcelona. Ciudades que se vieron aumentadas por la
emigración de zonas económicamente más deprimidas del Estado español.
Las prisiones, por sus características (masificación,
falta de ventilación, gran número de traslados, etc.),
constituyen por sí misma un factor de riesgo para la
exposición de casos de TBC9. No obstante, para valorar el centro penitenciario como factor de riesgo es
importante distinguir entre los casos diagnosticados
antes del ingreso y los casos diagnosticados durante
los primeros meses después del ingreso y los casos
diagnosticados a lo largo del encarcelamiento. Un
porcentaje importante del total de casos notificados
(15%) se diagnostican antes de entrar en prisión y siguen tratamiento en el momento del ingreso. Asimismo, un 10% del total de casos diagnosticados dentro
de la prisión, se realiza durante los 3 primeros meses
después del ingreso, considerándose dentro del proceso de búsqueda activa al ingreso.
Las prisiones donde ingresan la mayoría de internos en situación de preventivos notifican el 82% de
los casos diagnosticados antes de ingresar y el 59% de
los casos diagnosticados durante los 3 primeros meses
después de su ingreso. De otro lado, los centros de
penados son los que notifican el porcentaje más elevado de casos (41%) una vez pasados 3 meses desde
su ingreso.
Cuando hemos estudiado la historia de prisión de
los internos con TBC, hemos podido distinguir 2 grupos claramente diferenciados. De una lado, el grupo
mayoritario (71%) que ha pasado más de 1 año en prisión antes de desarrollar la enfermedad y dentro de
este grupo, 2/3 partes han pasado de 2 a 5 años. Y de
otro lado, un grupo reducido (29%) que han presen-
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tado una historia de encarcelamiento de menos de 1
año, la mitad de los cuales han sido diagnosticados
durante los 3 primeros meses después del ingreso.
Entre los antecedentes personales de la población
penitenciaria, destaca que el 89% de los casos de TBC
son o han sido UDVP y el 84% están infectados por
el VIH (+). De todos ellos, el 82% han estado infectados por el VIH y han sido UDVP o exUDVP. Estos
valores son muy superiores a los observados en los
casos de TBC de la población general.
La infección por el VIH ha modificado el patrón
clásico asociado a la enfermedad tuberculosa, en relación a las manifestaciones clínicas y a su diagnóstico.
La distribución de los casos, según la localización
anatómica, muestra que el 60% tienen una localización exclusiva del aparato respiratorio, el 23% presentan una localización exclusiva extrarespiratoria,
siendo más frecuente que en la población general, y el
17% presentan ambas localizaciones.
El estudio radiológico de los casos con afectación
pulmonar (exclusivamente pulmonar más pulmonares
y extrapulmonares) nos muestra que la imagen radiológica más frecuente es la anormal no cavitada (70%),
el patrón radiológico normal (21%) se ha asociado a
un grado importante de inmunosupresión.
En los casos con afectación pulmonar, el estudio
bacteriológico se ha llevado a término en el 93% de
los casos. Por lo que hace al porcentaje de bacilíferos,
un 32% de los casos con afectación del aparato respiratorio han presentado baciloscopias positiva. La sensibilidad del examen directo se ha calculado en función tanto del patrón radiológico como de si el
paciente ha sido o no infectado por el VIH. En los pacientes VIH (-) con afectación pulmonar y cultivo positivo, el examen directo ha sido positivo en el 75% de
los casos con formas cavitadas y en el 40% con radiología anormal no cavitada. De otro lado, en los pacientes VIH (+), el 71% de los casos con imagen cavitada han presentado examen directo positivo.
También ha sido así en el 45% de los casos con radiología anormal no cavitada y en el 34% de los casos
con radiología normal. Así podemos decir, que la sensibilidad del examen directo se ha asociado al tipo de
patrón radiológico y no se ha visto afectado directamente por la infección VIH.
No hemos observado una asociación entre población penitenciaria, VIH y tuberculosis resistente. Ni
hemos detectado transmisión de cepas resistentes. El
estudio de sensibilidad a los fármacos antituberculosos da una tasa de resistencia primaria de 2,9% y de
resistencia adquirida de 5,8%. El bajo porcentaje de
resistencias adquiridas no refleja solamente la eficacia
del tratamiento directamente observado que se realiza
en todas las prisiones de Cataluña, sino también por
el gran intercambio de presos entre los centros penitenciarios y la comunidad, la eficacia del programa de
control de la tuberculosis en la población extrapenitenciaria en los últimos años.
La metodología del estudio de contactos que se
utiliza en los centros penitenciarios es la conocida como la técnica de anillos concéntricos, o la piedra en el
estanque, es decir, se estudian las personas más próximas (compañeros de celda) producidos durante los
tres meses anteriores al diagnóstico y se va ampliando
el círculo a medida que se detectan nuevos casos. La
media de contactos estudiados por cada caso en la población penitenciaria ha aumentado progresivamente
de 0,69 casos por enfermo en 1992 a 6 contactos por
caso. No obstante, esta medida es insuficiente para
evaluar este estudio de contactos.
Finalmente la aplicación de la terapia directamente observada en los centros penitenciarios, ha permitido que la tasa de cumplimiento de tratamiento haya
pasado del 56,5% en 1991 al 90 % en 1998.
En estos momentos, los datos publicados en diversos contextos8,10, parecen reflejar la buena progresión y el impacto positivo de las medidas de salud
pública aplicadas para hacer frente a la enfermedad,
en el marco de los programas de prevención y control de la TBC. Así como la utilización de los tratamientos combinados en los casos de infección por
VIH/sida. Todas coinciden en la necesidad de mantener y profundizar los esfuerzos que se están llevando a término, especialmente, en los grupos de
riesgo elevado. No olvidemos que la prevalencia de
infección tuberculosa en la población penitenciaria
general catalana es del 53% y en los menores de 35
años (población susceptible de realizar quimioprofilaxis) es del 38,7%.
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