Don Iñaki Azkuna, Alcalde de Bilbao Bilbao se transformó a finales del siglo XIX, del “Bilbao chiquito y bonito”, de la “tasita de plata” que dirían los bilbainos genuinos pasó a ser una gran capital del territorio de Bizkaia y leader de la industrialización de España. Sus minas de hierro, los Altos Hornos, la fundación del Banco de Bilbao y luego de Vizcaya, la potencia naval de la Ría y el nacimiento de una gran industria siderometalúrgica hicieron el portento, y así transcurrió la vida en la Villa y su entorno hasta la gran crisis de los ochenta. El precio del petróleo, la competencia del sudeste asiático, la obsolescencia de muchas industrias y una adaptación insuficiente a las nuevas tecnologías afectaron sobremanera a las ciudades y regiones industriales. Llegamos al 24% de desempleo, a la marginación y exclusión social, procesos de emigración que dejaron a Bilbao exhausta. Fueron las instituciones vascas las que reaccionaron valientemente, apoyando a la economía real y fundamentalmente a la industria y a la Villa de Bilbao con una estrategia claramente transformadora. Sabíamos manufacturar y transformar el hierro y el acero y había que seguir haciéndolo, pero la ciudad debía transformarse. De entonces viene el proyecto y la construcción del Museo Guggenheim, el Palacio de Congresos y de la Música, la limpieza de la Ría- finalizada recientemente y la construcción de la línea 1 del ferrocarril metropolitano. Pero ahí no se acabó la transformación y seguimos con la remodelación del Museo de Bellas Artes, la construcción de la línea 2 del Metro- a punto de finalizar- y la construcción del nuevo Abandoibarra por la Sociedad Bilbao Ría 2000. En aquella primera época mejoró la autoestima de los bilbainos, sumidos hasta entonces en lo negativo de la crisis. El orgullo bilbaino nos dio empuje, unido a unos buenos años fiscales. ¿Dónde estamos ahora? Hoy en día estamos a punto de reinaugurar el nuevo Teatro de los Campos Elíseos, abandonado y destrozado por una bomba de ETA; de inaugurar el próximo año el Palacio de Deportes sufragado al 50% por la Diputación y el Ayuntamiento y de hacerlo también en 2010 con la Alhóndiga municipal de la mano de Philippe Stark transformándola en un lugar cultural, de ocio y deportes. Ampliando el tranvía y a punto de comenzar la construcción de la línea 3 del Metro, amén de soterrar la línea de FEVE que discurre entre Basurto y Gordóniz, para cambiar una gran zanja en un boulevard. Y en la antigua Feria Internacional de Muestras, comienza a construirse el nuevo Campus tecnológica de la Universidad con la Facultad de Peritos y Minas y se discute públicamente estos días la construcción del nuevo campo del Athletic. El nuevo campo cambiará la fisonomía de la zona, dará entrada a muchos más socios del Athletic y podremos estar en los grandes circuitos internacionales de conciertos. Igualmente la Diputación construye la nueva entrada a Bilbao por San Mamés. Merece la pena. En Abandoibarra, ya en marcha la Biblioteca de la Universidad de Deusto (800.000 volúmenes)- segunda que se inaugura en Bilbao en los dos últimos años, tras la Biblioteca Foral- se construye a buen ritmo el Paraninfo de la Universidad del País Vasco y la torre de Iberdrola y la BBK. Y en Zorrozaurre seguimos resolviendo los temas urbanísticos, tras el master-plan ejecutado por Zaha Hadid. 1 Dos palabras sobre el Tren de Alta Velocidad que consideramos de vital importancia para Bilbao y para Euskadi. En caso contrario se quedaría fuera de las grandes comunicaciones interregionales. En la anterior crisis de los 80 llegamos a tener un paro del 24%. El tejido industrial se fue al traste y todos recordarán lo que fue aquella solución drástica en forma de “reconversión” propiciada por el gobierno socialista. La Ría de Bilbao, sus industrias, quedaron exhaustas. Cayeron las “joyas de la corona”, los astilleros Euskalduna, los Altos Hornos, en fin, todo lo que había supuesto la gran industrialización del Bilbao metropolitano. Una crisis en las ciudades industriales a nivel mundial sin precedentes desde la segunda gran guerra. A partir de ahí vino la transformación de Bilbao en una ciudad de servicios ubicada como capital de una región industrial. La cultura, la educación, el comercio y los servicios en general se demostraron compatibles con una región – Bizkaia y Euskadi – industrial. La crisis del 2008 ha sido diferente. Nos ha cogido entre discusiones de si sólo afectaría a los bancos americanos – como si no existiera la globalización – que España estaba mejor preparada y la crisis sería una especie de desaceleración. Y por supuesto se negó la crisis por el gobierno español hasta el último momento. Todavía recuerdo encuentros televisivos donde se preguntaba si realmente estábamos en crisis y vaya que si estábamos. Los Ayuntamientos tenemos un indicador extraordinario en el número de ciudadanos que se acercan al Área de Acción Social o las noticias que nos llegan de organizaciones solidarias. El año 2009 está siendo muy duro y el 2010 lo será también, al menos prefiero aceptar esa premisa sin fiarme demasiado de los “brotes verdes” y explicaciones de ese tipo. En Euskadi, en general, notamos la crisis algo más tarde que en otras regiones españolas, porque nos ha afectado menos el sector de la construcción y el peso de la industria, la automoción y la máquina-herramienta, era mayor. Pero si no se vendían coches era lógico que repercutiera en nuestra industria. La industria se ha resentido, el comercio se ha resentido y lo hemos notado en la recaudación de nuestros impuestos. ¿Cómo afrontamos el 2009?. 1. Nos preocupamos por aprobar el presupuesto para el 2009. Daba estabilidad al gobierno municipal y cierta garantía para afrontar el año, con el miedo de no conseguir los ingresos necesarios, como así ha sido. El presupuesto del Ayuntamiento de Bilbao para 2009 era de 552 millones de euros. Pues bien, en Enero hubo que reducir 18 millones de euros, por mor de la caída de la recaudación de la Diputación de Bizkaia. Tuvimos los años 2005-2006-2007 extraordinarios, el 2008 fue crítico y el 2009 será muy malo. En Abril hubo que reducir otros 18 millones de euros. 2. El presupuesto descendió en todas las Áreas (36 millones de euros), excepto en Acción Sociall, augurando lo que esperábamos, y en Empleo. 2 3. Intentamos no perder el nivel de servicios y, lo digo coloquialmente, abrir la persiana todas las mañanas: bomberos, policía, basuras, transporte público…. Que la ciudad funcione. El problema se agudizará para las administraciones municipales para 2010. ¿Cómo haremos el presupuesto con los datos que tenemos y con una fiscalidad que va mal? El 2008 partimos de una buena situación económica. Para el presupuesto 2010 partimos de una malísima. ¿Cuánto podremos endeudarnos? ¿Y el 2011? En todo caso, en época de tribulación, en el Ayuntamiento hemos decidido congelar los tributos y apretarnos el cinturón. Sencillamente gastar menos. Tendremos un presupuesto similar al de 2007. Aunque mi disertación sea fundamentalmente municipal, no puedo sustraerme a referirme brevemente a la violencia. Todos los pueblos tienen alguna desgracia. La nuestra, la del pueblo vasco, ha sido el recurso a la violencia para resolver los problemas políticos. Y los problemas políticos se deben resolver con soluciones, razones y argumentos políticos. Es verdad que desde las guerras dinásticas españolas, desde el nefando Rey don Fernando VII, con la abolición de los fueros por Cánovas del Castillo, ha habido un porcentaje de población importante que no se ha sentido cómoda en el entramado político español. Tras las leyes abolitarias, fueron los liberales fueristas, entre ellos algunos monárquicos, los que pidieron, exigieron y consiguieron la existencia del Concierto Económico, luego anulado en 1936 en Bizkaia y Gipuzkoa por Franco, al declararles “provincias traidoras”. Eso, añadido a múltiples desgraciadas actuaciones del Gobierno central, no obstante, no da derecho al nacimiento y desarrollo de la violencia, a través de la lucha armada llevada a cabo por ETA y que tanta calamidad ha traído al País. Muertos, heridos, víctimas, ruina, extorsión, odios africanos, y sobre todo, el peor anuncio de publicidad para un pueblo que no se merece tanta villanía. Quien ha vivido y sufrido la época de la dictadura no puede seguir diciendo que la democracia no ha cambiado nada. Cuando oigo eso, me viene a la memoria los momentos que pasábamos cuando inocentes, te paraba el coche de la guardia civil y te metía por la ventanilla la bocacha del fusil; y más valía que no protestaras. La democracia no nace de la noche a la mañana, no forma demócratas instantáneamente. Hay que aprender y compararnos con quienes llevan muchos años. Por tanto, también hay que perfeccionar la democracia, evitar algunos tics de épocas pasadas y adaptarnos a la nueva sociedad. Pero con ser difícil el problema generacional, de haber vivido parte de nuestra vida en aquél régimen pacato, militaroide y cuartelero, hay que reconocer que la democracia ha sido un bálsamo y ha supuesto un aire fresco. Podemos reunirnos con quien queramos, leer lo que nos gusta, transmitir nuestras ideas, hacer política, hablar mal del Gobierno. Cuando pienso que para leer a Albert Camus había que pasar a la otra parte… . Incluso leer a Salvador de Madariaga y Unamuno era casi imposible. Si contamos esto a un joven de hoy en día no se lo cree. Como decía, una parte importante del País Vasco no se encuentra a gusto en la estructura política de España, pero eso no da derecho a utilizar la violencia y amargarnos la vida, la nuestra y la de ellos. En nombre de un movimiento de liberación nacional en país colonizado. 3 En la democracia uno puede pensar libremente, sentir emociones apasionadamente, luchar políticamente en pos de una idea: En España, por la España constitucional, por un estado federal, por un Estado multinacional o por aquella Confederación de pueblos ibéricos que enunciaron Irujo y otros y por supuesto, por la independencia de un territorio. Lo que en una democracia no se puede intentar es instaurar una dictadura (sería un golpe de Estado como el de 1936) o utilizar la violencia con fines políticos. No hay ninguna justificación. Este es nuestro mayor cáncer que ha traído tanta desgracia al País. Todo lo demás es discutible, pero la violencia es rechazable, condenable, obligatoriamente y moralmente reprobable. Hay quien sostiene que la lucha armada de ETA es una prolongación de la guerra civil y de las guerras dinásticas en que se acaban suprimiendo los fueros. La guerra civil española fue una reacción al golpe de Estado contra la República llevada a cabo por el estamento militar y la extrema derecha. Las guerras carlistas lo fueron dinásticas (Isabel II versus Carlos Mª Isidro de los Dolores), y los pretendientes pusieron al pueblo la zanahoria foral, y en cualquier caso los fueros no fueron suspendidos hasta el final de la contienda. Fue el castigo por soportar al pretendiente y, en el fondo, una manera de centralizar más aun el poder aunque Don Manuel Azaña matiza y dice aquello de que “la primera guerra carlista……… que a todos nos han enseñado que era una guerra dinástica, no fue tal, sino una guerra de asimilación, no sólo en el sentimiento religioso más potente en las Vascongadas y desacreditado en Madrid por los políticos liberales, sino en el orden administrativo contra los fueros vizcaínos y las tradiciones vascongadas” (27 de mayo 1932, discurso sobre el proyecto de Estatuto de Cataluña; tomado de Castells, pag. 191). Esto es otra cosa: esto es la confusión con las guerras de liberación nacional que, siendo jóvenes, fuimos testigos muchos de nosotros: primero en Indochina contra los franceses, que acabó con el desastre de Dien Vien Fhu, la batalla que sirvió para que MendesFrance acabara descolonizándoles de la metrópoli, luego la Guerra de Argelia, el Frente de Liberación Nacional, el putch de los generales en Argel, el final interpretado por De Gaulle, y la instauración del régimen argelino a las órdenes de Ben Bella, rápidamente despojado por Boumediane. Y por fin una guerra de liberación nacional que conmocionó al mundo: la guerra de Vietnam contra la potencia más poderosa, U.S.A., con su primera derrota. Ho-chi-ming y el general Giap lo consiguieron, al precio de miles de muertos. El general de cinco estrellas, Westmoreland, y todo el ejército americano sufrieron su primera derrota de la historia. Estos acontecimientos marcaron mucho nuestras calenturientas mentes y nuestras emociones siempre dispuestas a prestar ayuda a una idea. Marxismo y liberación nacional son dos ingredientes fáciles de digerir para un joven. Si a eso se une un régimen dictatorial que hace estragos culturales amén de los propios de la tiranía, la mezcla es un éxito seguro. Eso ayudó al desarrollo de ETA, más que su preocupación por los fueros o por la nación vasca. Y si tienen una idea sobre Euskadi, lo será en función de un estado dictatorial, lo cual hasta cierto punto es lógico en una organización armada, cerrada al exterior, que vive en la clandestinidad, con la violencia como único modo de expresión. Cuando en la España de 1936, los jóvenes intelectuales tuvieron que elegir el campo de batalla lo hicieron a través de la Falange o la vía marxista. Eran fascistas o comunistas. 4 En la época de la Guerra fría, en plena dictadura franquista, muchos jóvenes vascos sintieron la llamada de la violencia. La violencia física e intelectual del Estado dictatorial con unos cuerpos de seguridad opresores empujaban a ello. El régimen del general Franco contribuyó mucho más al desarrollo de ETA que la literatura marxista que circulaba clandestinamente. Esa ensoñación heroica ha costado más de 800 muertos asesinados y cientos de jóvenes en la cárcel, en el exilio o la clandestinidad. Un verdadero desastre injustificable. Sería bueno que no caigamos nunca en la tentación de utilizar a estos compañeros de viaje, mientras no se separen de la violencia, por mucho que nuestra situación política sea difícil. Un partido serio y responsable Mi partido ha mantenido unos valores que son inmutables en la vida del humano: el respeto a la vida, la defensa de la libertad, el valor de la democracia, la justicia social, la solidaridad. ¿Porqué si no ha pervivido durante más de cien años a pesar de Primo de Rivera, Franco y todas las mezquindades y catástrofes del mundo?. Por que ha mantenido coherencia con los principios, moderantismo en las formas, en su ser de vida, pragmatismo adaptándose a los tiempos y a eso hay que añadir la fraternidad con el pueblo, el sentimiento de pertenencia al pueblo vasco. Vasquidad por doquier, vasquidad por todas partes. El partido, mi partido, no aceptó pactar con Franco en julio de 1936, a pesar de los cantos de sirena que venían del entorno de Mola. No aceptó la violencia del golpe de Estado, a pesar de que supuso derrota militar, cárcel o exilio cuando no el paredón de fusilamiento. Tampoco aceptó una alianza con ETA al comienzo de la democracia y participó en el juego democrático estatal. Hemos condenado la violencia sistemáticamente aunque quizás hemos sido tibios en proporcionar calor a las víctimas, lo que afortunadamente ha cambiado positivamente en los últimos tiempos. Bien es verdad que otros han aprovechado el dolor transformándolo mezquinamente en ariete político. Debe quedarnos claro a los nacionalistas que solo el pacifismo, la condena de ETA sin paliativos y el calor y apoyo a la víctimas serán coherentes con nuestras señas de identidad, con nuestra tradición y acuerdo político. Sin perjuicio de defender nuestra ideología con tesón, con fuerza. Solo así nos podremos presentar en cualquier parte del mundo, como lo hicieron Aguirre, Landaburu, Irujo o Leizaola. Lo contrario, podría valer para una exigua escaramuza política, pero sería nuestra liquidación a medio y largo plazo. Quien ama y vive en la radicalidad, perece en ella. Hemos ganado las elecciones autonómicas de 2009, pero por mor de los pactos hemos perdido el gobierno. Es verdad que el PSE dijo que no pactaría con el PP y que este no se cansó de repetir que aquellos no son de fiar. Palabras que se lleva el viento. Yo pensé que había posibilidades de un pacto PNV-PSE, el más solicitado por la ciudadanía, y el que creo que vertebra mejor la realidad del País. No ha sido posible. Desde Lizarra y antes por el desmarque del PP de la Mesa de Ajuria Enea, las relaciones se enturbiaron y no se han restañado las heridas, que van a tardar en cicatrizar por ambos lados. Unos evocan Lizarra como una deslealtad y recuerdan el espectáculo de la manifestación tras el asesinato de Fernando Buesa. Los otros han recibido, hemos recibido, como un mazazo, la decisión del PSE de juntarse al PP – difícil de entender en el contexto español – para formar gobierno. Y la falta de sensibilidad del gobierno 5 Zapatero con el autogobierno. Sólo se ha traspasado una competencia in extremis a cambio de apoyar el presupuesto de 2009 en Las Cortes. Curiosamente el PP, que no tuvo un gran resultado, parece el vencedor si se escucha a sus dirigentes, subidos al púlpito de la política nacional, e inflados por su capacidad de decidir. Todo ello va a ensombrecer aún más y por bastante tiempo las relaciones inter partidos y, sin embargo, es fundamental para la definitiva vertebración del País un futuro gran acuerdo entre las dos grandes sensibilidades. No hay arreglo posible excluyendo a uno u otro 50% de la sensibilidad política en democracia. Los que de una parte y otra teorizan sobre el choque de trenes saben que en la realidad descarrilan ambos. Alguien no avezado en este proceloso mundo de la política, se preguntaría por qué existen estos problemas. Habría que contestarle que hay un porcentaje importante de personas en el País Vasco que no se encuentran cómodamente en la organización del Estado español. Unos porque desean la independencia de Euskadi y otros porque quieren más autogobierno. Estas personas conviven con las gentes que se consideran simplemente españolas y por tanto no presentan ese problema. Seguramente si no hubiera esa incomodidad o ese rechazo no se hubiese creado a finales del XIX el Partido Nacionalista Vasco, aunque hay que recordar que el nacionalismo español nació con unos rasgos muy virulentos a finales de ese siglo. La patronal catalana y la vizcaína que celebra un meeting apoyando el proteccionismo al grito de “España para los españoles”. El liberalismo, que fue fuerista a finales de la guerra carlista, se irá transformando en un liberalismo proteccionista que será según Montero (pag. 60, Crónicas de Bilbao y de Vizcaya) el embrión del nacionalismo español. “La identificación de los intereses nacionales con los empresariales y la desconfianza en los políticos, acompañará el nacionalismo español que comenzaba a gestarse en Vizcaya a finales del XIX. Nacido al mismo tiempo que el nacionalismo vasco y el movimiento obrero será uno de los ejes del pluralismo del País Vasco, según Montero. El ejemplo más violento del nacionalismo español será el golpe de Estado de 1936. Siendo ésta una realidad en la sociología del País Vasco, me atrevo a señalar sin embargo, algo que a todos los vascos nos diferencia con el resto de habitantes de España, excluyendo naturalmente a los navarros: la foralidad. En un mapa de España de 1852 - que incluye todavía las Antillas y las Filipinasaparece dividida en la España uniforme (prácticamente la corona de Catilla y León, desde Galicia hasta Andalucía), la España foral (País Vasco y Navarra) y la España incorporada o asimilada (Corona de Aragón). Adrián Celaya, citando a Labayru, destaca el significado histórico de “tierra aparte” que lo era Bizkaia respecto a Castilla, poseyendo una naturaleza diferente. Dice Celaya que está convencido (pag. 71) que Bizkaia y Castilla se unen porque les convenía aunque no todo el mundo piensa igualmente. El canónigo riojano Llorente- en época de Godoyafirma que la unión con Castilla se realizó por la fuerza de las armas destacando que los fueros no fueron más que el resultado de la gracia unilateral de los reyes (Castells, 192). Por tanto no hubo pactos de ninguna clase, según Llorente, cuando siempre se ha defendido que es la esencia del régimen foral. A pesar de la interpretación de Llorente, 6 diremos que Bizkaia sintió la necesidad de regular la foralidad y lo hizo en forma espléndida en el Fuero de 1452. Con altibajos, con fueros y contrafueros se llega a las guerras dinásticas, tras el reinado del infausto Fernando VII y Cánovas del Castillo pone en marcha la ley abolitaria de 1876. Solamente, gracias al empeño de los liberales fueristas, quedará indemne el Concierto Económico, anulado únicamente por Franco en Bizkaia y Gipuzkoa en la guerra civil de 1936, tal como lo he explicado. Así se dirigieron a Las Cortes en 1839 los liberales: “El amor a sus fueros es en Vizcaya un sentimiento tan natural como lo es al hombre el instinto de su conservación”. ¿Por qué traigo a colación la foralidad? Porque subsiste en el País Vasco y Navarra, porque fue lo primero que se reivindicó y remendó tras el paso de la dictadura a la democracia, porque se recogió en el Estatuto y en la Constitución y ha pervivido en el subconsciente colectivo. De hecho en Euskadi todos los partidos – alguno es verdad que con la boca chiquita- apoyaron la recuperación del Concierto. En otras partes de España, donde existieron los Fueros, no han durado hasta nuestros días, lo cual significa que no había pervivido ese sentimiento, habían caído en el unitarismo y que se encuentran bien acomodados en la España uniforme. ¿Acaso no habla de foralidad la Adicional de la Constitución del año 1978? Dice así “La Constitución ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales. La actualización general de dicho régimen foral se llevará a cabo, en su caso, en el marco de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía”. La foralidad es la madre del cordero de los derechos históricos, o en otras palabras la foralidad es una parte esencial de esos derechos. Eso lo digo yo desde mi prisma político, aunque un jurista de la talla de Tomás Ramón Fernández diga que “los derechos históricos aluden a una pluralidad de derechos sin más, mientras que el régimen foral apunta a una realidad institucional, a un verdadero sistema” (Castells, pag. 89). De todos modos, así entiendo la seguridad y la firmeza de Juan José Yandiola, en la época napoleónica, representante de Bizkaia en la Asamblea de Bayona cuando escribe: “La autoridad de Bizkaia estaba limitada a las Juntas de Gernika. En nadie más residía: ni en Napoleón ni en España ni en el Soberano de España como Señor o Conde de Bizkaia y menos como monarca de España. En las Juntas de Gernika radicaba la potestad de hacer leyes y allí donde radica semejante potestad, allí es donde se entroniza la soberanía”. Don Fidel de Sagarmínaga, Diputado General de Bizkaia (1876-78) se reafirma “en el poder originario de autogobierno y de soberanía, aunque ésta sea parcial del régimen foral. Evidentemente desde Bayona han pasado muchas cosas: tres guerras dinásticas, la ley abolitoria de los Fueros, la Restauración monárquica, la primera y segunda repúblicas, el golpe de Franco de 1936 y la guerra civil y la restauración de la democracia con la Constitución que declara monarquía parlamentaria al sistema político español. Declara también que la soberanía reside en el pueblo español, pero no olvidemos la adicional que habla de los derechos históricos. Este breve preámbulo histórico me hace introducir –después de que algunos políticos y sindicalistas anunciaran el fallecimiento del vigente Estatuto- el problema que expuso en su conferencia de diciembre del 2008 el Sr. Txema Montero: “El problema básico y no resuelto es la forma de estar de Vasconia en España: como un elemento más en el conjunto del Estado o como un país singular, reconocido como sujeto de poder propio y 7 con el que se relaciona bilateralmente. Y prosigue Montero: Podemos poner fecha a la finalización del conflicto: la reintegración foral plena o si utilizamos terminología actual, el reconocimiento de los derechos históricos de los vascos, recogido en la vigente Constitución Española, que no es otra cosa que la devolución del poder político que en su día nos fue arrebatado por un hecho de fuerza que según Cánovas era generador de derecho. El profesor Innerarity, en una conferencia organizada dentro del programa nacionalista “Think Gaur” decía, refiriéndose a una hipotética reforma estatutaria que “no hay pacto sin un sistema recíproco de garantías, cuya interpretación y cumplimiento no queda al arbitrio de una de las partes. Toda solución ha de ser, en última instancia un pacto en el que haya bilateralidad efectiva, garantías y condiciones de lealtad. El pacto que es un procedimiento que conecta con nuestra mejor tradición foral”. Pues bien, siguiendo a Txema Montero y al Profesor Innerarity, tarde o temprano- si se quiere ir arreglando el problema- las dos grandes sensibilidades existentes en el País Vasco, la vasquista y la española deberán sentarse alrededor de una mesa para, huyendo de maximalismos, encontrar una solución al largo contencioso estudiado por multitud de autores, entre ellos Herrero de Miñón. No me estoy refiriendo a un pacto de Gobierno de dichas sensibilidades en la hora presente, por otro lado, difícil de ejecutar. Me estoy refiriendo a un gran pacto de Estado, en el que intervengan los máximos poderes, si estamos interesados en llegar a buen puerto y a una solución razonable para la gran mayoría de los vascos y los españoles. No veo otra solución democráticamente hablando. Las soluciones no democráticas, excluyentes o sojuzgadoras, ni las contemplo. Ya viví en ellas más de la mitad de mi vida. No es fácil esto, en todo caso, porque corren tiempos adversos. Los poderes del Estado están muy cómodos con el nuevo Gobierno Vasco nacido de un pacto PSE-PP. Ya lo han dicho públicamente que “Euskadi ahora es un oasis”. Y el Gobierno Vasco parece estar también muy a gusto en ese ambiente uniformizador. Ya lo ha dicho el Lehendakari López: “el cambio consiste en hacer normal lo que debe ser normal”. (y pone como ejemplos cumplir con la ley de banderas, las relaciones con los vecinos, navarros, riojanos, etc.., la prohibición de la apología del terrorismo) ( El País, 4 de octubre de 2009) o la asistencia en Madrid al día de las Fuerzas Armadas. Yo más bien creo que eso, lo que denominan normalización, es una obligación democrática que, con mayor o peor fortuna y ganas, hemos cumplido muchos demócratas. Que haya habido algunos que ofrecían resistencias, no debe incitar a la generalización. En todo caso, si era tan fácil normalizar el País- y en tan pocos meses- ¿por qué tantos problemas desde la abolición foral? Porque no se ha tocado más que la superficie del problema. Bizkaia ya no es “tierra aparte”, es una provincia más. En Madrid están muy contentos porque han dominado a esos bárbaros del norte que siempre estaban protestando, y sin embargo se equivocan. “Lo contrario de la diferencia no es la igualdad, sino la uniformidad”, decía Gurutz Jauregui, y yo añado que pasada la anestesia, el País Vasco debe responder democráticamente. En su historia ha habido ocasiones en que el grave problema tenía arreglo y si no quieren ver y ser sensibles a la diferencia que nos otorga la foralidad, apoyada en la Adicional de la Constitución, es decir, la diferencia dentro del Estado, la solución de los que en Madrid y en Euskadi están contentos con la actual situación, lo será mediante acuerdos como los vigentespor pactos de Estado y errores de los demás- ocupando el Gobierno autónomo y, si es posible, otras instituciones. Lo cual es legítimo pero no soluciona el problema, como se está demostrando con la falta de sensibilidad de los partidos estatales respecto al mal llamado “blindaje del Concierto”. Son tiempos de asimilación y uniformización por 8 parte del Estado. No hay políticos de la talla de la transición y del espíritu constituyente (aquella frase de “imaginación, transacción y consenso). Y los actuales políticos de los partidos estatales desean que el problema vasco no exista, que es cosa de nacionalistas. Y sin embargo, como diría Galileo: “ E pur si muove”. En todo caso, dirigiéndome a mi partido, confieso que lo único que nos ha ido bien siempre ha sido la coherencia, la seriedad, la responsabilidad y nuestro servicio a Euskadi. En este momento toca reagrupar a todos los nacionalistas democráticos desperdigados en siglas que solo han conseguido debilitarnos. En mi debilidad está la fuerza, clamaba San Pablo, fuerza que es posible uniendo a los demócratas que creen que Euskadi es una nación, que puede convivir sin problemas con otros pueblos del Estado, y que amando intensamente a nuestra tierra podemos tener una visión universal. Esta visión nos puede llevar otra vez a presentar un partido sólido, democrático, renovado, de servicio a Euskadi y sus instituciones, un partido abierto y tolerante, que respete la pluralidad de la sociedad vasca y que, apoyando o criticando, colabore en la estabilidad del Estado. Naturalmente, apoyando de manera inequívoca el autogobierno. Así entiendo yo el mensaje que, en forma de artículo (“Hagamos los deberes”) aparecía en Deia, firmado por Pello González, Inaxio Oliveri y Eneko Oregi, y que decía: “Pero el nacionalismo no puede esperar al desgaste ni a los errores ajenos, debe desde la nueva posición proceder a la adecuación de sus mensajes a los nuevos tiempos, revisar actitudes posicionales, abrir espacios de entendimiento y reforzar su liderazgo ante una sociedad que tiene sentido de “su diferencia”….. Antes habían escrito que el resultado de las autonómicas propiciaba una excelente ocasión para la formación de un gobierno PNV-PSE sólido, de amplia mayoría, capaz de superar una etapa de enfrentamiento y materializar un acuerdo singular interno y con el Estado, que normalice la convivencia política. Pero se ha desperdiciado y dejado en evidencia que las razones de Estado han primado sobre las necesidades vascas y se ha conformado otro bloque. Como en Navarra”. En el Gobierno o en la oposición seremos serios y responsables. Hagamos los deberes como señalan los autores del mencionado artículo. Hagamos los deberes sobre todo para que podamos convivir en paz. Convivencia o sea vivencia entre diferentes, entre gentes que piensan de manera distinta. Esto es la Pluralidad, que ha sido santo y seña de Bilbao desde antaño, solo alterado por la dictadura donde el pensamiento único del caudillaje y el miedo hacían que el mundo sólo pudiera ser visto de una manera. Seamos patriotas para ahorrar sufrimiento a nuestro País y buscar una solución idónea, aceptable para la gran mayoría. Patriotas siguiendo aquella definición de Manuel Azaña: “La patria no es un dios, ni un rey, ni un culto…. sino una cultura que cuando es compartida por todos hace que la patria no sea mas que la justicia organizada para el bien común. Adrián Celaya, más cercano, señala: “Mi patria son todos los hombres….(pág. 72). Me parece errada la versión de la patria vasca concebida en términos románticos como algo que vive en una especie de mundo etéreo e irreal de un modo similar a quienes piensan que España es una unidad indivisible y una realidad eterna….con una unidad de destino adquirida de forma taumatúrgica. Para defender Euskadi, dice Celaya, no me parece el mejor camino copiar las aberraciones de un españolismo simplista. Y da la puntilla cuando cita a Monseñor Leclerc que ponía en duda que el patriotismo fuera una virtud. 9 Como ven, las canas dan autoridad. Yo creo que hoy, ser patriota, es defender una serie de valores democráticos y éticos que trabajan por el progreso, la solidaridad y la justicia social de la comunidad. Y no quiero dejar de recordar el patriotismo ilustrado de los de la Bascongada de Amigos del País en el siglo de las luces. Defiendo la diferencia que nos da la foralidad y desde esa diferencia podemos contribuir al progreso del Estado, esperando Euskadi la recíproca, tal como lo hizo Bizkaia, que era tierra aparte, con Castilla. No hay otros caminos para buscar la diferencia. Ésta estaba en nuestra historia, en la tradición, en los usos y costumbres que dieron al País una forma de gobernarse. Y esto es compatible con nuestra convivencia con el resto de los pueblos, regiones y ciudades del Estado. He dicho. 10