Cuadernos de Gestión del Conocimiento Empresarial Número 27. Noviembre 2010 DE LOS DISTRITOS A LAS REDES ESTRATÉGICAS DE EMPRESAS: EL CASO ITALIANO Davide Settembre Blundo 1 Resumen La figura de los distritos empresariales está evolucionando en Italia. De centros de conocimiento y experimentación que actuaban tanto como centros de formación como centros de competititividad institucional se ha pasado a una situación donde la globalización y deslocalización de la producción han puesto en riesgo su pervivencia. Su proximidad al territorio y su encastre en el tejido social y político han permitido que se revise el modelo de funcionamiento, de gran éxito en los años 90, con un resultado muy próximo a las mejores prácticas en materia de transferencia del conocimiento donde se ha impulsado la investigación, la innovación y el servicio frente a los procesos fabriles. En este documento se trata de explicar el trasfondo que ha permitido esta transformación así como apuntar algunos retos de futuro sobre los que se sigue trabajando en la actualidad. 1. INTRODUCCIÓN Uno de las realidades italianas más estudiadas, conocidas y admiradas en el extranjero son sin duda los distritos industriales: redes de medianas y pequeñas empresas altamente especializadas en la producción de un particular producto industrial y geográficamente concentradas en un área limitada, cuyas características sociales y económicas han creado a lo largo del tiempo una específica cultura empresarial local (Becattini, 1998). Para el tipo particular de relación que tienen con el territorio y las instituciones sociales locales, los distritos son tal vez la realidad productiva nacional que mejor representa el “made en Italy” en el mundo. La consolidación de este concepto depende del equilibrio entre componentes técnicoeconómicas y territoriales-culturales y, por lo tanto, cada producto es la suma de elementos tangibles (materias primas) e intangibles (métodos de trabajo, conocimiento social, conocimiento general, zona de origen). 1 Director de relaciones externas y comunicación de Colorobbia Italia S.p.A. y miembro del consejo de la Business Social Network Fior di Risorse es Profesor ayudante de cátedra del Departamento de Investigaciòn Empresariales, Universidad de Pavia – Italia y Doctorando en el Departamento de Marketing, Universidad Pontificia Comilla de Madrid – España. Email para correspondencia: [email protected] El dinamismo de las empresas ubicadas en estos territorios y su especial vocación para la exportación han hecho que, con la intensificación de los procesos de internacionalización, toda la red de relaciones entre las empresas locales y el territorio han tenido que lidiar con el proceso de la globalización (Rispoli, 2002). El encuentro entre los actores sociales y productivos con los nuevos procesos transnacionales ha creado un nuevo tipo de relaciones de las empresas medianas y pequeñas con el extranjero que se ha definido con un neologismo “glocalismo” (Bauman, 2005). 2. LOS PROCESOS DE INTERNACIONALIZACIÓN La internacionalización de los distritos industriales italianos comenzó a finales de los setenta después de la crisis del petróleo. En este periodo se disparó el precio del crudo poniendo en serias dificultades a las mayores empresas italianas a causa de un incremento en el coste de las materias primas así como de los costes laborales. Todo ello tuvo como resultado una situación de inflación galopante. Las PYME (que representan alrededor del 90% de las empresas italianas) fueron solo parcialmente afectadas por la crisis de aquellos años debido a una diferente estructura de financiación que les dio la flexibilidad necesaria para adaptarse a este nuevo entorno. La adaptación tuvo lugar por medio del impulso de los distritos industriales y de su vocación exportadora. A resultas de este proceso, los distritos industriales desarrollaron en los últimos treinta años dos características fundamentales: • La reubicación de los factores de producción, que se inició en los años noventa y que estaban vinculados a la relación entre los procesos de producción y el lugar donde estas actividades se llevan a cabo; y • La internacionalización y penetración de los productos italianos en los mercados extranjeros. El reto de los distritos industriales fue por tanto conciliar su demanda y capacidades nacionales, con base en el valor de la diversidad y especificidad, con las demandas de crecimiento y desarrollo a nivel global. Posteriormente, en los años noventa, las empresas asentadas en los distritos iniciaron su etapa de deslocalización. Las actividades de producción fueron trasladadas, al igual que las redes de abastecimiento (o subcontratación) a países emergentes con abundante mano de obra a bajo coste. De las razones de este cambio de política empresarial podrían destacarse varios aspectos: • La liberalización de los mercados, derivada de la globalización, que ha propiciado un modelo de globalización de la competencia con alto impacto de las economías emergentes en las otras más desarrolladas. Esta competencia se da en los mercados internacionales de los países emergentes, que producen a costes muy bajos (mano de obra, impuestos, materias primas baratas), haciendo sus productos muy atractivos en los mercados mundiales. • La excepcional calidad de sus productos, factor diferencial de los distritos italianos durante los años noventa. Mantener esta posición en el mercado ha llevado posteriormente a muchas empresas a la deslocalización para poder mantener una estructura competitiva en término de costes. En 2001, con la entrada de la República Popular China en la OMC (Organización Mundial del Comercio), se manifestaron las asimetrías de las normas sobre los costes laborales, lo que llevó a los productos chinos (de bajo coste) a ser más competitivos en los mercados internacionales, especialmente en relación con las empresas italianas, que han visto en el traslado de partes de su producción, la mejor manera de ganar competitividad. La crisis económica mundial que estalló en 2007 ha propiciado un nuevo cambio para las empresas de los distritos industriales italianos. El aumento de los precios del petróleo, los costes logísticos, los de transporte, y la mala calidad del trabajo en terceros países, han llevado a algunas empresas a cambiar de estrategia, volviendo a Italia fases de fabricación que se habían subcontratados en el extranjero. Para entender mejor este cambio de estrategia, debe analizarse el comportamiento de las empresas en algunos sectores de los distritos industriales (por ejemplo, el de la moda o de los muebles) donde se ha observado un retorno a modelos de producción interior. Uno de los factores que más ha contribuido a este cambio de tendencia fue sin duda la entrada en el mercado italiano de las empresas chinas que han minado el "sistema de distritos", basado en la calidad del producto y en la presencia corporativa en el territorio. Otra razón importante es, sin duda, la disminución de cooperación con las administraciones locales, y con las políticas de educación, que dio anteriormente la oportunidad de crear aquel valor añadido típico de los sistemas de distritos industriales, y que permitió a las generaciones más jóvenes formarse en trabajos de alta calidad. Las políticas de reubicación de trabajo utilizadas en los últimos años no solo han reducido la capacidad para producir de cada empresa de estos distritos, sino también de todas aquellas empresas relacionadas con el mismo sector. 3. DE LOS DISTRITOS A LAS REDES DE EMPRESAS El crecimiento de las economías emergentes (China, India y Brasil en el primer lugar) y la introducción del euro han propiciado la obsolescencia de la tradicional política de contención de costes y de imitación de los líderes a niveles nacional e internacional. Los primeros años del nuevo siglo han visto una difícil transición de las empresas de los distritos hacia un modelo organizacional y de gestión más adaptado a los retos de la globalización. El camino no se puede considerar concluido, pero ahora es posible esbozar los rasgos característicos de una nueva forma de competir a escala internacional. El fenómeno de la reubicación, ha conducido a un mayor formalismo en las relaciones entre las empresas, especialmente significativo en el caso de los proveedores extranjeros: • La creciente extensión geográfica de las redes de distribución, requiere prácticas comerciales distintas respecto a las tradicionales basadas en la confianza y conocimiento personal; • La importancia del territorio, lo que ha cambiado la relación que las empresas tienen con las instituciones locales y, sobre todo, con los nodos de producción de los conocimientos; y • La demanda de personal cualificado (en campo financiero, tecnológico y de la comunicación), que conduce a una rápida modernización de las estructuras tradicionales de asistencia técnica que en el pasado han suplido el déficit en la gestión empresarial de las empresas (Rullani, 2006). El renacimiento de localismos acentuados con particularismos exasperados, junto con la transformación de los sistemas de producción por efecto de los procesos de globalización económica que mina los sectores manufactureros con alta intensidad en mano de obra, requiere una reconsideración crítica de los modelos y herramientas de política de desarrollo territorial y sectoriales, especialmente a nivel regional y provincial. En este contexto, modelos e instituciones para el desarrollo local, tales como son los distritos industriales, muestran las dificultades propias de una perspectiva de análisis y diseño que ya no refleja la realidad efectiva de la situación económica de los territorios y las comunidades locales. Los factores de producción han cambiado rápidamente en los últimos 5-10 años, impulsando la formación, incluso ocasional, de “cluster” inesperados y aparentemente "poco probables". Sin embargo, los distritos creativo, culturales, turísticos, tecnológicos, agroalimentarios ofrecen importantes procesos de agrupamiento, a menudo originales, especialmente si de alguna manera llevan al centro de las políticas de intervenciones no sólo los recursos y los factores estructurales para el desarrollo, sino también y sobre todo las personas y las comunidades como agentes de desarrollo local, partes interesadas, no ajenas a factores de impulso de carácter subjetivo y dirigido por los propios intereses corporativos. El dato más significativo es la importancia de una nueva generación de empresas líderes, en un contexto de rápido crecimiento en tamaño. Estas empresas, caracterizadas por una nueva calidad de gestión y por ventajas competitivas basadas en la investigación e innovación, no sólo en términos tecnológicos, sino entendida en sentido "Schumpeteriano". La literatura económica ha marcado a menudo estas empresas como "promedio", un término a camino entre las grandes empresas de estilo corporativo y las pequeñas empresas. El modelo de distrito industrial sigue siendo válido, pero la convergencia de las redes empresariales representa una oportunidad que debe aprovecharse. Estudios sobre el fenómeno de los distritos muestran que la diferencia de rendimiento entre las empresas que pertenecen al distrito y las que están fuera poco a poco se desvanecen. De hecho, en promedio, esta relación de ventaja incluso se invirtió ya que: • aumenta el número de pequeñas y medianas empresas en los distritos y esto conduce a una gradual concentración del sector; • el modelo sufre de enanismo, de una excesiva especialización y de una fuerte dependencia de los mecanismos de fabricación por terceros; y • las diferencias de rendimiento entre las empresas pertenecientes a un distrito, y aquellas entre diferentes distritos que operan en el mismo sector, están aumentando. En la base de este aumento de la variabilidad de resultados, hay diferencias en el posicionamiento estratégico y fuerza de los fundamentales, tanto para las empresas individuales, tanto de los distritos enteros. Por lo tanto, si el objetivo de las empresas pertenecientes a un distrito es que este represente un entorno que ofrece una protección contra las fuertes crisis, entonces las empresas deben operar en una nueva clave. La supervivencia y crecimiento pasan en estas empresas por fortalecer su posición competitiva favoreciendo nuevas formas de asociación y colaboración entre las empresas basadas no más en la proximidad geográfica, como en el caso del distrito, sino en la sinergia de conocimientos y experiencias; y por otro lado, aumentar su tamaño considerablemente y fortalecer los procesos estratégicos (por ejemplo, investigación y desarrollo, ventas y marketing y los procesos de gestión). El modelo de distritos, que se caracteriza por las ventajas competitivas de carácter sistémico, está asumiendo rápidamente nuevos retos del entorno, en los cuales están adquiriendo una importancia cada vez mayor las estrategias derivadas de la propia actuación de los agentes. El distrito de Marshall (Marshall, 1920), basado en un complejo equilibrio entre los procesos económicos y sociales, incluido entre competencia y cooperación, deja espacio para que los distritos se configuren como sistemas locales de innovación, donde la competitividad depende cada vez más de la inversión y de las estrategias de las empresas líderes a nivel internacional. En el momento en que el distrito internacionaliza, el papel de "capital social", que es uno de los factores fundamentales de la competitividad distrital puede reducirse, poniendo en juego el futuro de los distritos. Esta transformación no supone el final del territorio como un factor determinante de la competitividad de las empresas: por el contrario, el papel del territorio puede resultar estratégico y no sólo en relación con el resurgir del liderazgo. Se plantea por lo tanto la cuestión de la capacidad del capital social para soportar los procesos de producción propios del distrito cada vez más comerciales y menos fabriles. Sin embargo, para que este cambio se realice, debe aumentar el tamaño medio de las empresas, facilitando fusiones y adquisiciones e impulsando la transición generacional para acelerar un cambio en la gerencia. Es tambien importante el control de los resultados de las empresas y de los sistemas locales, ya que muchos de los indicadores económicos tradicionales, como, por ejemplo, la balanza comercial o el índice de la producción, tienen hoy una capacidad de servir como indicador inferior a lo observado en el pasado. Un sistema de empresas cada vez más internacional y centrado en el sector servicios, tiene progresivamente un menor reflejo en los indicadores estadísticos tradicionales. 3. UN NUEVO PARADIGMA Las empresas que pertenecen a un distrito tienen una ventaja relativa sobre sus competidores que operan en ambientes no distritales. Este beneficio es el conocimiento profundo del perfil estratégico de empresas similares y la compartición, a veces, de segmentos completos de la cadena de valor. La proximidad geográfica, la asistencia de los mismos proveedores, el uso de los recursos humanos del mismo origen y formación, la relación con los mismos bancos, etc. son elementos que promueven la comprensión mutua de las características de negocio entre las empresas en el mismo distrito. Esto hace que sea más fácil y más rápido el estudio y la realización de sinergias operativas, financieras y de conocimientos que, aplicadas efectivamente, fortalecen el núcleo de las empresas y las conducen a un tamaño más sólido y, por tanto, más capaces de hacer frente a tiempos difíciles como los actuales. La nueva internacionalización que se está afirmando en una serie de sistemas locales de producción tiende a dar mucho más espacio a los intercambios transnacionales de conocimiento, en lugar de limitar las relaciones externas para la comercialización de los productos terminados o intermedios. Este no es un cambio de naturaleza especial, que abarcaría sólo la economía de las empresas. Es más bien un cambio de efectos generales. De hecho, las exportaciones no son la única forma de desarrollar el intercambio de conocimientos a nivel internacional, mucho menos lo son cuando se fijan sólo en los productos finales. Esto, en última instancia, es el terreno en el que los sistemas de producción locales puede convertirse en estructuras más competitivas, o, por el contrario, volver a soluciones que reproducen las relaciones anteriores de complementariedad interna: el epicentro de la revolución en curso está representado por los costes y riesgos de inversión en conocimiento y el desarrollo de este recurso se debe buscar a todos los niveles de la cadena de valor. No sólo eso; aun cuando la proyección internacional es de naturaleza totalmente exportadora, las cosas no siguen como antes: más que la cantidad del exportado, ahora cuenta la calidad. Así pues, parece necesario un nuevo perfil competitivo de las empresas. La dimensión de la fabricación tiende a perder la importancia que tuvo en el pasado, en beneficio de las funciones de servicios que tienden a estar ubicadas en su mayoría aguas arriba y aguas abajo de la "fábrica". Aguas arriba, es importante tener un atención elevada en investigación y innovación, incluso en sus componentes intangibles, tales como el diseño. Aguas abajo, es crucial un enfoque de mercado nuevo, con un marketing que tiene por objeto mejorar el producto, la marca y canal de distribución para empujar el centro de gravedad de la empresa cada vez más cerca del cliente final. ¿Cómo las empresas pueden entrar en el círculo virtuoso de la internacionalización que amplía la división del trabajo cognitivo y disminuye los costos de los recursos críticos? Los grandes, por supuesto, puede hacerlo mediante el desarrollo de una red de sucursales, o bien convirtiéndose en empresas multinacionales. Pero esta no es la única manera: de hecho, la novedad de la internacionalización consiste en superar el estereotipo de una gran empresa multinacional, y en la apertura de varias rutas que utilizan intensivamente las redes, o sea relaciones estables de la ventas, compra, concesión de licencias, franquicias u otros. En todos los casos, más allá de la forma jurídica adoptada, la relación establecida enlaza empresas independientes ubicadas en diferentes países, y se alimenta por recursos de comunicación y cooperación proporcionados con el propósito, por las empresas interesadas y reproducidas por las prácticas de negocios. El intercambio, en otras palabras, no tiene lugar en el mercado "libre" y entre partes y anónimas, sino dentro de una red de relaciones que se construye y se confirma por las operaciones llevadas a cabo cada vez. Son las redes más que las empresas individuales, las que se internacionalizan, y esto hace que la internacionalización de hoy en día sea mucho más "democrática" y omnipresente, en comparación con el modelo de ayer. Incluso las empresas pequeñas y medianas pueden ser parte de una cadena transnacional de valor, a veces siguiendo a un líder, a veces en la base de relaciones de cambio estables construidas entre iguales o pares. En resumen, podemos decir que la producción de valor es un concepto pertinente no más a la empresa individual, sino a la cadena transnacional de valor a la cual las empresas individuales participan. 4. NUEVAS OPORTUNIDADES El cambio del entorno competitivo internacional está teniendo un efecto significativo en la industria italiana, obligando a las empresas a rediseñar sus estrategias y su posicionamiento en los mercados. El fuerte crecimiento de las cuotas de mercado de los países emergentes, el aumento de las presiones competitivas rediseña la estructura de las relaciones económicas internacionales. Pero el efecto principal es el cambio radical en las relaciones entre las empresas, con la expansión y la fragmentación de las cadenas de producción. Este nuevo entorno competitivo está poniendo en discusión algunas de las piedras angulares del modelo de los distritos italianos: la fragmentación de las cadenas de suministro está obligando a las empresas de los distritos en internacionalizarse, abriendo al exterior las cadenas de valor, no sólo en los anillos finales. La fase de fabricación es cada vez menos importantes, por lo tanto los procesos de fabricación conocen una impresionante expansión geográfica sin que los costes de coordinación realizados por las empresas aumenten como consecuencia. En lugar adquieren centralidad unas funciones intangibles, tales como la organización las ventas, el marketing y la gestión empresarial. Sin embargo, la transformación que los distritos industriales están pasando, no reduce la importancia del territorio como lugar de concentración de conocimientos y experiencia para las actividades económicas de valor añadido. Las empresas distritales son capaces de competir a escala global "aplastan" a sus procesos de producción, centrándose en una nueva geografía de la producción, apostan por las nuevas tecnologías para gestionar una logística cada vez más global y compleja. Al mismo tiempo, la creciente atención en funciones no estrictamente productivas sino creativas, lleva a las empresas a buscar en el territorio economías externas de tipo de reputacional y cognitivas que hoy definen la nueva "cultura del producto". Cultura de producto no es sólo de fabricación, sino más bien, una riqueza de conocimientos y habilidades basadas en comunicarse con la producción, el mercado, el diseño, buscando nuevas maneras de convertirse en una matriz de los procesos de innovación. Entre los operadores distritales italianos, por un lado, hay quienes temen que el proceso de internacionalización de las empresas y del mismo distrito marque el declive de la realidad productiva local agotando capitales, recursos humanos y cambiando la necesaria relación con el territorio. Por otro lado, algunos consideran que la internacionalización de los distritos sea la única salvación posible para evitar la pérdida de competitividad de las pequeñas y medianas empresas que no serían capaces de mantener sus cuotas de mercado en el nuevo reto mundial para los mercados mundiales. Entre estos dos enfoques, caracterizados en cierta medida por una visión ideológica de las relaciones económicas internacionales, se colocan todas las políticas de internacionalización de los distritos, cuyo objetivo es aumentar mediante la creación de redes transnacionales la competitividad de las PYME y, en particular de las relacionadas con las redes de distritales. Para ocupar los nuevos espacios, y no verse desplazados, cada distrito tiene que cambiar los productos que hace, y la manera en que los hace, a partir del núcleo en que se basa en su ventaja competitiva: las habilidades exclusivas adquiridas en un determinado campo de "saber hacer". Tras el distrito, la red de empresas puede convertirse en el nuevo modelo para superar los límites de tamaño de las empresas italianas. 5. BIBLIOGRAFÍA • Bauman Z. (2005), Globalizzazione e Glocalizzazione, Armando Editore, Roma. • Becattini G. (1989), Riflessioni sul distretto industriale marshalliano come concetto socioeconomico, Stato e Mercato, (25) 111-128. • Marshall A. (1920), Principles of Economics, Macmillan, London, eight edition. • Rispoli M. (2002), Strategia e sviluppo d’impresa, il Mulino, Bolonia. • Rullani E. (2006), L’internazionalizzazione invisibile. La nuova geografia dei distretti e delle filiere produttive, Sinergie, (69) 3-32.