revista ilustrada. Año 43, n. 1011 [ie 1013] - Gobierno

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Año XL11I
Pamplona 24 de mayo de 1937
Núm. 1.011
- ÓROANO DE LA "BIBLIOTECA CATÓLICO PROPAGANDISTA.
ADMINISTRACIÓN, ESTAFETA, 31
DIRECCIÓN, NAVAS DE TOLOSA, 21, 2.o ízq.
UNA PATRIA — UN ESTADO — UN CAUDILLO
UNA PATRIA: ESPAÑA — UN CAUDILLO: FRANCO
CORPUS CHRI8TI
porque a esto se replica que este pan común es pan antes
de la consagración, pero después de ella el pan se convierte en Carne de Cristo.
y si en nuestro pecho bulle la pregunta de cómo puede
ser que el pan se transmute en el Cuerpo de Cristo, se
responde que por medio de la consagración, y la consagración es bien sabido que se compone 'de palabras, de
vocablos de Jesucristo, pues hasta llegar a ella el sacerdote usa de frases suyas, rogando por el pueblo y por los
demás; empero al momento de la consagración ya no se
vale de palabras suyas, sino de las
de Jesucristo.
Por donde resulta que la palabra
de Jesucristo confecciona este Sacramento. ¿Qué palabra? Aquella
por la que se han hecho todas las
cosas. El Señor mandó, y se hizo
el cielo; mandó el Señor, y la tierra quedó hecha; el Señor mandó,
y brotaron los mares; mandó el
Señor, y fue engendrada toda criatura. Así es de operadora la palabra de Cristo, y sí hay tanta virtud en la palabra del Señor Jesús,
que comenzaron a ser las cosas
que no existían, ¿cuánto más eficaz
será para que como en nuestro
caso las cosas que existían se conmuten en otras?
sTA festividad tiene por objeto dar solemne y
especial culto al augusto Sacramento del Altar, porque la Religión nos manda creer que
en la Hostia consagrada no hay pan, sino que
allí está Jesucristo con su cuerpo, sangre, alma y divinidad; Jesucristo entero y vivo en estado gloriosoPresupuesta esta verdad de fe, nada más lógico, natural e imprescindible que festejar tan
venerable Misterio de la manera
más'cumplida que podamos hacer
la Iglesia docente y la discente; la
primera disponiendo los actos que
han de verificarse, y la segunda
cumpliendo religiosamente lo que
se haya estatuido.
Aunque para hallarse y permanecer Jesucristo en la Sagrada Eucaristía es preciso se verifiquen
unos cuantos portentos y milagros
estupendos, nada importa esto y
queda comprendido en aquellas palabras primeras del símbolo de los
Apóstoles: «Creo en Dios Padre
Todopoderoso», pues no lo sería si
no pudiera realizar esas obras maravillosas y otras cualesquiera,
Pero será muy del caso desenvolver este Misterio con las luces
de los doctores de la Iglesia, entre los cuales campea en esta materia el elocuente San Ambrosio.
Escribe este santo doctor, aleZARAGOZA.—Escultura de San Miguel
gando que nadie diga que el pan
en la iglesia de San Miguel de los Navarros
de la Sagrada Eucaristía es común,
(Gabriel loli-SígloXVI.)
He aquí cómo la diáfana inteligencia del santo doctor pone al alcance de cualquiera la credulidad
del Misterio del Altar.
El malogrado obispo de Oviedo,
doctor Pérez, gran escritor eucarístico, prueba la presencia real de
Jesús en el Sacramento, comparan-
I. A
no
AVALANCHA
tío e! pueblo hebreo, que carecía de la Santa Eucaristía,
con el católico, que la posee y ia usa sin cesar.
Pone de relieve la rebeldía de aquél, el apego a lo temporal, el desprecio de lo sobrenatural, su carrera vertiginosa por la senda del error y del vicio, hasta llegar al insospechado e imponderable crimen de! deicidio en la Persona de Jesús Nazareno.
En cambió, si se mira atentamente esa misma naturaleza humana, alimentada constantemente con el Pan celes*
tíai de la comunión, se ve totalmente transformada, se verifica en ella una metamorfosis de todo punto admirable;
sus pensamientos, sus anhelos y sus ideas son radicalmente distintos del hombre antiguo; de tal suerte que el pueblo
hebreo parece de otra especie que el católico, y que no
tienen ambos el mismo origen ni constitución.
Otro argumento que podemos aducir para creer en la
existencia de Jesús, Dios y Hombre, en ia Hostia consagrada, y que lo esgrimen los escritores católicos, es la serie de portentos realizados en muchos lugares, en el correr de los siglos, por la mano poderosa del Señor, en corroboración de esa verdad.
No vamos a llenar cuartillas—que fácil fuera—exponiendo al detalle diversas maravillas realizadas en todo el
orbe, sino solamente un admirable suceso, muy ruidoso,
cuyo instrumento fue el amable San Anronio de Padua.
Léese en su vida, que un hereje llamado Bononillo díspu*
tó con el Santo sobre este dogma, y para creer en él le
puso por condición que si su muio famélico honraba a la
Sagrada Eucaristía, prescindiendo de la paja y del grano,
se rendiría en seguida, adjurando de su herejía. Aceptó la
condición San Antonio, y después de celebrar la Santa
Misa con extraordinaria devoción, tomó el copón, y saliendo a la plaza donde estaba el mulo, con un ayuno riguroso de tres días, le conminó a que adorase a su Crea*
dór, que él llevaba en sus manos, y en efecto, el animal,
dejando el grano que se le ofrecía y que tanto apetecía
por su prolongada abstinencia, se acercó al Santo, y doblando las rodillas e inclinando la cabeza, indicó que veneraba a la Sagrada Hostia de la manera que podía; con
extraordinario regocijo de los católicos y con ingente
confusión de los herejes que habían acudido a presenciar
lo que ocurriese.
Siendo, pues, el milagro el sello inconfundible de la divinidad, cuando Dios lo realiza para comprobar una verdad, esa verdad queda confirmada irrebatiblemente, y aunque sea abstrusa e insondable, de ahí solo se deduce que
no puede ser comprendida y abarcada, pero su existencia
queda a salvo.
Adoremos, por tanto, al Señor con el entendimiento
rendido y con el corazón abrasado en su amor, y cantemos inspirados himnos y tributemos cálidas alabanzas al
Amado de nuestra alma, blanco y rubio, como dice el sabio Prelado aludido, «blanco con la blancura de la Hostia, y rubio con el color de la Sangre de sus venas».
EL
PRIOR DE RONCESVALLES
La verdadera caridad.—No es caridad la que socorriendo humilla con su ostentación: es caridad la que
aun sin dar socorro material llega al alma del necesitado
con una palabra de amor.
No censures nunca a tus prójimos... Ten unos ojos tan
diáfanos que no veas las sombras de sus defectos, sino
la luminosa claridad de su virtud.
La Unidad Católica y los que la deshicieron
L 8 de mayo se ha recordado el
establecimiento de la Unidad Católica en España por virtud de la
conversión de Recaredo, que se
declaró y publicó en igual fecha
del año 589 en el tercer Concilio
de Toledo.
El miércoles 19 se ha celebrado el aniversario del fallecimiento
de Menéndez Pelayo, acaecido
en 1912, con singular interés de
patriotas y eruditos, por Tratarse
de un insigne historiador y literato de sólidas convicciones católicas,
defensor entusiasta de la
Iglesia y su influencia en nuestro país, y principalmente de
nuestra gloriosa Unidad religiosa, cuyos méritos compren*
día como nadie y cuyo arraigo supo también defender sin
competencia, presentando ¡a ruindad del origen y efectos
de la heterodoxia española como una comprobación más
de su oposición al carácter y cultura de los buenos españoles.
Puede servir de complemento a tales aniversarios el recuerdo de que también por ahora se cumplen los de la
desaparición legal de la Unidad Católica. El \i de mayo
votóse la tolerancia en el Congreso; el 11 de junio, en el
Senado, y la Constitución lleva fecha 30 del mismo mes.
¿Qué es la Unidad Católica?
Es el resultado conjunto de un principio racional y de
un hecho práctico.
El principio es la obligación que tiene la sociedad civil
de respetar y obedecer ia ley de Dios.
El hecho práctico es la conformidad de la gran mayoría de la nación en profesar la Religión católica, única
verdadera.
La Unidad Católica es, por lo tanto, expresión de la
salud religiosa en la sociedad civil; y de un modo parecído a como la salud corporal no suele ser conocida ni estimada hasta que se pierde, tampoco la Unidad Católica
ha solido comprenderse ni estimarse hasta que se vio en
peligro o sufrió merma.
Eso comenzó en el siglo XVIÍI y se hizo público en las
Cortes de Cádiz, cuando se afirmaba la Religión católica
en la Constitución de 1812 para adormecer a los incautos,
y proseguían por otro lado las ofensas a la Iglesia en sus
derechos y en su jerarquía. El ataque a fondo está censignado en los textos constitucionales de 1869 y 187o;
cuanto en ellos fue sembrando a título de liberalismo, lo
hemos ido recogiendo ahora en sucesivas revoluciones
académicas, parlamentarias o callejeras, hasta llegar a ia
lucha civil presenre.
Y como no basta que el glorioso movimiento nacional
luche y venza en los campos, sino también en las leyes,
séanos permitido recordar yerros pasados para procurar
su racional enmienda.
* *
•
La Unidad Católica fue compatible con la existencia
de moros en Ceuta y en Joló, protestantes en la Florida y
negros paganos en Cuba, pero con las debidas cautelas.
Tenían a su favor la tolerancia persona!, pero sin permí*
tírseles proselitismo ni abuso de ninguna clase; es más, los
protestantes y demás sectarios podían celebrar sus matrimonios en la forma que admite la Iglesia el matrimonio de
los heterodoxos, sin constituir base ni precedente para imponer a los demás limitaciones a título de supuesta igual»
dad, ni exigir a todos lo que se ha llamado «matrimonio
civil> y es lo que ustedes saben.
Adelantamos estos recuerdos para prevenir el riesgo de
que al oír lo de Unidad Católica se alboroten los gansos
del Capitolio liberal y comiencen las exclamaciones con*
sabidas sobre «intolerancia», «clericalismo» y «reacción».
No empece la Unidad Católica ciertas condescendencias con propios o extraños que por sus servicios a fa
LA
111
A V A L A N C H A
causa de España u otras causas merezcan esa distinción.
Adonde tales condescendencias no pueden llegar es a
conceder patente de corso alfilosofismo,ni extender la tolerancia que se conceda a ciertos disidentes, hasta ios que
no tienen religión alguna, para que se propasen a atacar o
escarnecer la verdadera.
Es interesante a estos efectos recordar cómo y por qué
don Antonio Cánovas defendió tan débilmente la buena
causa en 1869 y preparó los extravíos que comenzaron en
1876 bajo las apariencias de mera tolerancia de cultos disidentes.
Decía aquél, por otra parte celebrado hombre de gobierno, en la sesión de 9 de abril de 1869:
«yo no defiendo, pues, hace mucho tiempo, yo no defenderé jamás ¡a intolerancia religiosa, A la Iglesia no la
protegeré manteniendo la penalidad para los nacionales
que consigna aún en sus páginas el Código vigente. No
la protegeré tampoco pretendiendo que se renueven las
leyes que vedaban indirectamente a los extranjeros esta*
blecerse en España, obligándoles si querían establecerse
de todos modos a ocultar como un crimen su propia
creencia. Todo eso ha pasado para no volver en mi concepto; todo eso constituía una excepción en el mundo,
que es honra de todo español que desaparezca.»
D. Antonio desfiguraba lo existente a la sazón. El Código penal de 1850 tan solo castigaba los ataques o desprecios a la Religión cuando revestían publicidad o causa»
ban escándalo. El mismo Cánovas castigó en las leyes de
imprenta de la Restauración, el «atacar directamente o ridiculizar los dogmas de la religión del Estado, el culto o
los ministros de la misma, o la moral cristiana». * y solo
la progresiva impunidad de estos desmanes nos había traído, al través de medio siglo de licencia y procacidad, a la
situación presente.
En cuanto a las dificultades opuestas ¡indirectamente! a
la naturalización de extranjeros no católicos en España,
deben ponerse en comparación con las objeciones puestas por Hítler a la entrada y al proselitismo de los judíos
en Alemania.
Por eso, una sincera obediencia y una mejor interpreta»
ción de las proposiciones 77, 78 y 79 del Sílabus de 1864,
hubiera disipado los sofismas que oscurecieron la mente
de Cánovas y esterilizaron la Restauración, con gran daño
de contemporáneos y venideros.
La solución ecléctica y aparentemente tibia de 1876 fue
condenada por Pío IX en su célebre carta al Cardenal
Moreno, donde anuncia ya que «el referido artículo constitucional... por el que se intenta dar a la tolerancia de
cualquier culto no católico fuerza y vigor de derecho público... viola del todo los derechos de la Verdad y de la
Religión Católica, anula contra toda justicia el Concordato... en la parte mejor y más preciosa; comete un grave
atentado contra la nación, y abre al error los caminos para atacar la Religión Católica, preparando materia para
grandes caíamidades en daño de esta ilustre nación, entusiasta de la Religión Católica*.
Así comenzóse, por sólo la tolerancia de los cultos disidentes en privado; pero a la sombra de esto fueron desbordándose sucesivamente la cátedra, la prensa, la propaganda oral y toda clase de organizaciones, espectáculos y
conspiraciones.
Por los frutos se conoce el árbol; así es que aquí, donde ya conocíamos este árbol por malo y tan autorizadamente reprobado, han resultado sus frutos no solo malos,
sino peores,
JUSTO GARRAN.
* Ley de 1879, art. 16.
Refranes de mayo.—Mayo há las apuestas, y abril
las lleva a cuestas.
Mayo pardo, señal de buen año.
Guarda el sayo para mayo.
Agua de mayo mata cocho de un año.
Toro y gallo, trucha y barbo, todo en mayo.
En buena hora vengas, mayo, el mejor de todo el año.
El queso de mayo, pa guardallo.
Mayo come trigo y agosto bebe vino.
DE
MAYO
Iconografía mariana
(Conclusión)
Mundo traduce con asombrosa facilidad los lánguidos
éxtasis, las visiones paradisíacas, los martirios que parecen triunfos; es con toda excelencia el pintor del divino
Niño y de las Inmaculadas Concepciones. Sus cuadros
«La Sagrada Familia del pajarito», «La Adoración de los
Pastores», «La Natividad de la Virgen», «La aparición de
la Virgen a San Bernardo», son de su mejor estilo y factura más bella.
La elegante pintura de Zurbarán produjo, entre otras
obras, «La Natividad», «La Anunciación» y la «Adoración de los Reyes y de los Pastores», trazadas hacía el
año 1653, llenas de encanto, de tonos floridos y brillante
colorido. El divino Morales, Herrera el viejo, Velázquez
<el pintor español más realista), Alonso Cano, Rubens,
Van Dyck y otros muchos maestros del arte pictórico
sobresalen en sus cuadros de iconografía mariana.
El cristianismo de los diez primeros siglos utilizó en sus
iconas el dibujo más o menos perfecto, mejor que la talla
escultórica, sirviéndose de la pintura mural, de la orfebrería y el esmalte: éste, en representación tan poco estética
como la que supone la disposición de ios cuerpos planos
con las cabezas de relieve.
La combinación del estilo romano primitivo con el bi*
zantíno produjo las esculturas del arte latino bizantino prerománíco. Al mismo tiempo tomaba gran impulso en E u ropa la escuela carlovingia alemana, que, nacida en el siglo VIII, se distinguía por las influencias bizantinas, extendiendo sus obras de orfebrería y esmalte por todo el O c cidente. Esta escuela carlovingia duró hasta el año mil.
En España, las imágenes labradas durante la dominación
visigótica, cuya época fue poco pródiga en producción,
se mezclan con las labradas por el arte romano y bizantino.
El arte escultórico románico nació a principios del siglo XI y se desarrolló en el XII, cuando aparecieron las
escuelas italianas y francesas, que extendieron su imaginería, especialmente las vírgenes llamadas románicas, por
toda España. Según un famoso arqueólogo, estas vírgenes, esculturas del arte románico, fueron talladas por monjes del Cluni y del Císter, Sanjuanistas y Templarios, y
algunas traídas de Oriente por los cruzados.
En Aragón y en Navarra se veneran desde inmemorial
tiempo numerosas de estas virgencíras, algunas del siglo
once y muchas del XII y XIII. El recubrimiento con cinta
plateada, realizado en varias de estas esculturas en el siglo
XIII, ha contribuido a su conservación. Vírgenes miríficas
que desde el escabel donde se asientan, en el lugar prefe*
rente de los retablos mayores, han escuchado las plegarias
de diez generaciones en la noble solera del pueblo navarro. Allá en la serranía de Ujué, y en las vetustas naves
de ia primera Catedral de Pamplona, y en la iglesia templaría de Eunate, y en el cerro del Puy, y en el Rocamador de Estella, y en el austero cenobio de Irache, y en
Santa María de Sangüesa, y en la sierra de Codés, y en
el Campo de la Verdad, y en los fragosos bosques de
Musquilda, y en las vertientes de Arraco, oró la multitud,
desde la época del Reino pirenaico, postrada a los pies de
su Madre excelsa.
También del siglo XIV al siglo XVI se extendieron por
los templos hispanos las esculturas góticas de la Madre
de Dios, imágenes bellas que, de pie sobre floreadas cartelas bajo doseíetes ornados, tercian airosamente su manto
y con expresión risueña escuchan complacidas las plegarias de sus devotos. Desde el cuatrocientos se han pos»
trado los navarros a las plantas de sus vírgenes veneradas del Amparo y de la Esperanza en la Catedral de
Pamplona, del Romero en Cascante, de Araceli y del Villar en Corella, de Santa María en Huarte, de la Virgen
del Caminó en Pamplona, y de otras muchas conservadas
en diversos santuarios esparcidos densamente en los ámbitos de Navarra.
112
LA
AVA
Finalmente, en la época del Renacimiento se intensificó
en el país, con la construcción de hermosos retablos con»
teniendo exuberancia de hornacinas, la imaginería religiosa, especialmente las representaciones de los actos de la
vida de la Virgen. El sello ideal de la plástica renacentista fue la belleza clásica y la sencilla espiritualidad poética
medieval.
Acostumbrados nuestros pueblos a la exhibición de las
imágenes en frecuentes procesiones, tuvieron gran desarrollo, desde el siglo XVI, las imágenes vestidas, cuyo
valor escultórico se concentra en rostro y manos, ornando el cuerpo con mantos recamados y de brillante vistosidad.
Ei cristianismo intenso áz nuestro país es motivo para
que en él no exista pueblo que en el mes de mayo no
abrillante sus fervores a la Virgen, a la que en todos los
actos de su vida considera como el amor de sus amores.
M. A.
ESTAMPAS DS
LA
LA MONEDA OE LA VIUDA
I
íes! ¿y qué ocurre hoy en Pamplona? ¿Qué
bullicio es éste? ¿Qué espectáculo se fragua?
¿Qué se teme, qué se hace, qué pasa?
Es el 19 de julio. Ha amanecido un día alegre como un regalo. Día de luz y de sol. Las
calíes de Valencia, de San Nicolás, de Espoz y Mina, de
Chapitela, la Bajada de San Agustín, vuelcan sobre la
Plaza del Castillo impetuosos ríos de boinas rojas que se
funden en un inmenso mar de sangre. ¡Sangre que hierve!
¡Sangre navarra que se ofrece para salvar a la Patria en
peligro! ¿Cuántas veces lo has hecho?
Pero nunca como hoy. La Plaza del Castillo es una de
las mayores plazas de España. Sus diez y seis mil metros
cuadrados, y la amplitud elegante de sus pórticos de todas
las épocas, resultan insuficientes para contener, para en»
marcar, para acoger a toda la multitud que viene a recibir
órdenes.
Porque viene a eso nada más. A obedecer. A dar la
réplica al clarín que clama llamando a rebato. y q u e pide.
El clarín clama y pide hombres. Y acuden hombres.
De todas tas edades, de todos los estados, de todas las
clases sociales.
El clarín clama y pide armas, y allí están las armas.
Desde el trabuco histórico, desde la vieja y enmohecida
escopeta del veterano, hasta el último modelo de Winchester o de fusil ametrallador. Desde el pistoión, a la
Browning o a la navaja barbera, y cuando no hay nada
de eso, el corazón y ios puños, que son armas también.,.
II
Pasan los meses; la guerra, dura y traicionera, continúa; llega el otoño; el clarín que pedía hombres, clama y
pide ahora abrigos, pide mantas para los soldados que están en Somosierra. y allí están las colas de las mujeres
que acuden solícitas, que responden rápidas con sus manos aladas de esplendidez y generosidad...
El buen Presidente de la Junta Central Carlista de Guerra en Navarra no sabe exactamente dónde tiene la cabeza; es tanto ef trajín, son tantas las actividades que tiene
que desplegar, ¡son tan variados los asuntos que le están
encomendados!
No; don José Martínez Berasáín, Presidente de la Junta
Carlista de Guerra, no sabe bien dónde tiene la cabeza.
y allí está agradeciendo y arengando a las mujeres navarras que a centenares hacen ofrenda de piezas de abrigo.
De pronto, en medio de su atolondramiento y de su dinamismo, don José Martínez Berasáin descubre a una
mujer casi escondida, como avergonzada. Está en un rincón y la atropellan y la empujan y la increpan.
L A N C H A
El Presidente de la Junta Carlista se acerca bondadoso:
—¿Qué trae usted?
La mujer, enteca, enjuta, viejecita, le mira con unos
ojos vidriados por la emoción y por las lágrimas.
—yo, señor... No me atrevo... Hace un rato que espero... Tal vez usted lo encuentre mal...
—¿Mal? ¿El qué?
—Estas dos mantas, y o , sefior, sólo traigo esto, ¡y es
tan poca cosa dos mantas para lo que nuestros soldados
necesitan! Pero es, señor, que somos muy pobres, y en
casa no tenemos más mantas que esas dos... ¡y están
usadas! Pero no tenemos dinero ni para comprar otras...
Las he lavado y las he planchado yo misma...
El Presidente de la Junta Carlista de Guerra, hombre
entero, enérgico y fuerte, siente que la ternura se le escapa por los ojos y le salpica el cristal de sus gafas.
— y usted, buena mujer, ¿qué hará sin las mantas? ¡A
sus años!
—Aun no hace frío, señor; cuando él llegue, sí vivimos,
ya veremos lo que hacemos; Dios proveerá: en cambio,
en la montaña, y al aire libre, los soldados tendrán ya
frío: yo no lo tengo ahora...
¡Qué emoción! ¡Cuánta dulzura en ese desprendimiento
generoso! ¡Cuánto tiene que agradecerle España a esa
viejecita enteca y tímida!
Es el caso de ia moneda de la viuda, que narra el Evangelio. La moneda, la única que tenía, la agradeció Dios
más que las numerosas monedas que de sus cuantiosas
rentas ofreció una mujer rica! ¡Cuánta verdad hay en ello!
y cuando la viejecita se ausenta, todavía el Presidente
de la Junta Carlista de Guerra en Navarra tiene que emocionarse un poco. Allá, en el quicio de una puerta, una
mujer alta, fuerte, bella, llora desconsolada.
—¿Qué te ocurre, mujer?
—Es que me da mucha pena, señor... ¡y no tengo más
remedio! y o he venido aquí a entregarle estas trece onzas
de oro; eran mi regalo para la boda de mi hija. A mí me
las regaló mi madre el día que me casé... Hubiera preferido entregar cualquier cosa antes que esto... Pero esto es
lo único de valor que poseo... Y es para España, señor.
Y la mujer alta, fuerte, bella, rompió a llorar de nuevo
con desconsuelo infinito.
y entregó las trece monedas.
Con casos así, ¿cómo podía perderse la guerra?
Cuando un pueblo, cuando sus mujeres se entregan a
una causa de esta forma, no puede, no puede perderse
nunca una guerra.
y no se pierde...
A. PÉREZ DE OLAOUER
El "Corpus Christi,,
Notas históricas y arqueológicas
ERMOSA fiesta que, a
través de los siglos de su
existencia, ha destacado con su relumbre la
belleza eterna del catolicismo español; fiesta de
vida y de luz que orla con recamados áureos
el sentir cristiano del pueblo, el cual contempla con unción sagrada el fastuoso y solemne
tránsito, por sus engalanadas calles, de artísticos relicarios
conteniendo el Símbolo sacrosanto en su más sublime representación. El espíritu se concentra en admiración extática y la quietud suprema engendra el homenaje de una
oración que alienta en lo más íntimo de los corazones.
Antiguamente se celebraba en el día de Jueves Santo.
El Pontífice Urbano IV expidió el 8 de septiembre del año
1264 la Bula «Transiturus», en la cual, después de conmemorar y ensalzar el amor de Jesucristo que resplandece
en la Eucaristía, ordenó la celebración anual de la fiesta
del «Corpus Christi», señalando para ella el jueves siguiente al domingo de la Santísima Trinidad.
La muerte de Urbano IV, ocurrida el 2 de octubre del
mismo año 1264, retrasó la celebración universal de la fies-
LA
AVALANCHA
ta más de cuarenta anos. Clemente V se ocupó de nuevo
de este asunto, y en el Concilio general de Viena, celebrado el año 1311, se publicó un nuevo decreto en el cual
se contenía el de Urbano IV, ordenando se celebrase la
fiesta del «Corpus».
Juan XXII, sucesor de Clemente V, urgió su ejecución,
y en 133o acordó se celebrase octava y mandó se llevase
procesionalmente el Santísimo Sacramento.
Y"a el año 1306 sé celebró esta fiesta en Colonia (Alemania), después en Worms el 1315, y en Estrasburgo el
1310. En Inglaterra se introdujo, procedente de Bélgica,
entre los años 1320 y 1325. En España, Barcelona fue la
primera que la celebró el año 1319. Refiere la historia que
en la procesión del año 1535 de esta población, el emperador Carlos V llevó una de las varas del palio, y que anteriormente la misma vara había sido portada por el rey
Alfonso V, el año 1424, acompañado por los concelleres y
otras personalidades. Distinguiéronse en España, por su
carácter y originalidad, las fiestas del «Corpus» celebradas
en Barcelona, Zaragoza, Sevilla y otras poblaciones, las
cuales presentaron pasajes de los Testamentos; exhibieron
danzas de espadas, de ángeles y de diablos; idearon tarascas, carros de triunfo, gigantones y enanos. Con ocasión de las fiestas del «Corpus» se compusieron los autos
sacramentales, dramas alegóricos en los que los esclarecidos poetas Lope de Vega, Tirso de Molina y Calderón
de !a Barca ensalzaron las glorias del Dios sacramentado
ante el pueblo español, católico ferviente, que los entendía, los gustaba y aplaudía como a la expresión genuína
del arte dramático nacional.
Una de las custodias más antiguas es la de los Corporales de Daroca, probablemente ofrendada por los reyes
don Juan I y su esposa doña Violante hacia el año 1390,
quizá para cumplir algún voto de su padre Pedro IV de
Aragón. La alhaja es ejemplar valioso de orfebrería ara*
gonesa con influencias del arte de Montpetler. Mide, sin
contar las estatuirás y el viril colocado en el siglo XVIII,
para llevar una forma recién consagrada ad cauteCam, 80
centímetros de altura. La puerta anterior del ostensorio está blasonada, y en el interior, en un armario, se guardan
las seis sagradas formas halladas milagrosamente en el
campo aragonés, empapadas en sangre y pegadas al lienzo que las envolvía. La parte posterior de la alhaja lleva
dos recuadros: en el superior está Jesús crucificado custodiado por dos guerreros, y en el inferior, la Virgen María y dos orantes Los dos cuadros están separados por
galerías que destacan del fondo azul oscuro esmaltado,
En los laterales lleva sobre ménsulas y bajo doseletes diez
y nueve estatuitas y diez blasones heráldicos con las barras del escudo de Aragón. Los esmaltes parecen ser obra
de la escuela de Montpeller de (a época que hemos citado.
La custodia de mayor ostentación y más artística de!
período ojival es la de Toledo, del año 1524, hecha después de la famosa de Córdoba, del año 151o, por Enrique
de Arfe; de este artista es también la del monasterio de
San Benito de Sahagún, obra de planta triangular. De plata y del más puro estilo ojival es la custodia de Barcelona, que descansa como en un trono en la silla llamada del
rey don Martín, obra labrada en 1408; también son ojivales las de Vích y Gerona.
13
La custodia más monumental y espléndida, de estilo pía*
teresco, es la del Salvador, de Zaragoza, obra de Pedro
Lamaisa, ejecutada en los años 1529 al 1541, según proyecto del arquitecto aragonés Martín Tudela. Destaca
entre los ostensorios de estilo grecorromano herreresco la
de Sevilla, hecha en 1587 por Juan de Arfe; del mismo
artista son las de Avila, de 1571, y la de Valladolid, de
1590. La de Santiago de Composteía es obra de Antonio
de Arfe, padre del anterior, de 1544, y la de Medina de
Rioseco, de 1555. La más ostentosa es la de Cádiz, en la
que se coloca el magnífico Cogoíío, templete ojival labrado en 1548, donde se expone el viril llamado del millón.
La de Santa María, de Madrid, fue labrada en 1568 por
Francisco Alvarez, que dispuso la planta cuadrada, la
subdividió en dos pisos, sin basamento el principal, como
no lo tuvieron los demás ostensorios hasta el barroquismo.
Todas las poblaciones españolas tuvieron custodias procesionales, muchas de ellas desaparecidas en las guerras.
Cítanse entre las más importantes las de León, del año
1500; Cuenca, 1528; Zamora, 1528; Salamanca, de igual
fecha; Jaén, 1533; Toro, 1538; Calahorra, 1538; Avila,
1571; Patencia, 1582; Palma, 15S5; Marchena, 1586; Burgos, 1588; Osma, de igual fecha; Sigüenza, 1591; Huesca,
1590; San Felipe, de Zaragoza, de primer tercio del XVI;
San Pablo, de Zaragoza, de primer tercio de XVII; Jaca,
1636; Tortosa, 1656; Segovia, 1654; Murcia, 1677; Cartuja del Paular, 1710; San Lorenzo de Huesca, 1733; Teruel,
la grande, 1742; Sigüenza, la grande, 1779- Además, en las
capitales existen otros templetes notabilísimos pertenecientes a templos parroquiales, minervas o sacramentales,
que se exhiben como las custodias procesionales cate*dralicías.
Muchas de fas custodias que han existido en España han desaparecido; algunas, para aprovecharse sus metales en la construcción de otras, con arreglo al gusto de la
época; otras, para fundirlas y amonedar su metal; muchas
fueron objeto de la rapacidad, y varias pasaron a los
museos extranjeros.
En los tiempos modernos ia orfebrería española ha
continuado las tradiciones gloriosas de la Edad media y
del Renacimiento, siendo numerosas las custodias construidas con ornamentaciones más o menos artísticas y espléndidas.
La Naturaleza entera se asocia a la celebración de la
brillante fiesta del «Corpus», con las galas de sus panoramas majestuosamente hermosos. El sol baña el caserío de
las ciudades en oro vivo, bajo el azul del cielo; el renacer
primaveral adorna con flores de santidad la melancolía
poética de la triste humanidad, que en el santuario de su
conciencia rumorea una súplica del alma consolada años
y años en su comunión con la sagrada forma, a la cual
eleva diariamente el incienso de sus plegarias.
Todo en la solemne fiesta es delicadeza y armonía, robustez de la fe y primores de amor; todo enlazado en la
feliz inspiración de la Iglesia católica.
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14
LA
AVALANCHA
del mundo, cambios radicales en la actuación de los hombres, especialmente en los regidores de pueblos, asi como en los escenarios históricos donde ellos representan
su papel en el drama de la vida. Porque si el actual período de cruzada nacional y de restauración española
Intermitencias
discrepa notablemente de ia época, tristemente célebre,
de orgía republicana y de políticos malvados o semianalADÍE podía suponer, hace pocos
fabetos, también es cierto que antes de 1931 había cono\ meses, que una gran parte de
cido España la Dictadura de Primo de Rivera, que Nevó
España estaría como está hoy,
el Gobierno nacional por caminos de redención, y que
manumitida de la esclavitud bolcon anterioridad hubo variaciones no solo en la política,
chevique que sufría y obedeciensino en todas las perspectivas de la vida española; unas
do al paternal Gobierno del Geveces en sentido autoritario y otras en sentido demagóneralísimo Franco. Y sin embargico, o con otras manifestaciones, como si se tratara de
go, antes del 17 de julio último
vaivenes que con ciertas intermitencias llevasen de un
todo el territorio español estaba
lado a otro las diferentes tendencias o ideales de la
condenado a soportar la horrible
sociedad.
tiranía roja, que convertía a la
patria en un montón de ruinas
Y no es que la historia sea como un péndulo que lleva
humeantes. La mutación ha sido
y trae por turno las naciones hacia la derecha o hacia la
en alto grado inesperada y sorizquierda, alternativamente; pues aunque la sociedad se
prendente.
desenvuelve conducida por los hombres, nadie puede
dudar que está guiada por Dios, y además que los homLa verdad es que en otras muchas ocasiones hubo
bres están dotados de libertad; pudiendo éstos, por tanto,
también no solo en España, sino en todas las naciones
inclinarse hacia el mal o hacia el bien,
,
no de un modo fatal, sino con plena
NAVARRA
voluntad, como tiene que suceder
para que exista el mérito o el demérito que justifiquen el premio o el
castigo a que aquellos se hagan acreedores, según normas de justicia. Pero se observa que algunos acontecimientos se suceden frecuentemente
con ciertas alternativas, por lo cual
se dice que la historia se repite, aunque yo entiendo que esta afirmación
no es ni puede ser verdad.
Ya sabemos que la voluntad popular, caprichosa y variable, suele tener
oscilaciones más o menos periódicas
o intermitentes que colocan a los regidores de pueblos en situaciones insospechadas, que muchas veces recuerdan otras que parecían caducadas, llevándolos en ciertas ocasiones
de abajo a arriba y después de arriba
a abajo; pero esto, en rigor, no es repetir la historia, sino probar la inconstancia de los hombres.
Claro es que estas oscilaciones no
isuelen alcanzar a todos los sectores
lie opinión, porque los hayfirmesen
[la defensa de ideales fijos, sobre todo
los relacionados con los principios
fundamentales de la sociedad, que
han tenido, tienen y tendrán sostenedores hasta la muerte; pero nadie ignora la existencia de un gran conglomerado llamado masa neutra, que
con frecuencia se inclina a donde menos puede esperarse por tener bastante parecido, en este aspecto, con
una veleta siempre agitada por ios
vientos.
En la historia abundan los casos
de intermitencias u oscilaciones de la
voluntad popular, los cuales traen y
llevan los acontecimientos por las
mismas o parecidas rutas.
Así vemos que el Emperador Napoleón I, después de un período de
grandeza y dominación incomparables, se oscurece y decae hasta recluirse,
anulado, en la isla de Elba, de
Este bellísimo retablo gótico figura en el altar mayor de la iglesia de los Padres Pasiola cual resurge otra vez con su fama
nistas de Tafalla. El día 17 de los corrientes se celebró su inauguración con asistencia de
y poderío, aclamado por el pueblo
nuestro Excmo. Sr. Obispo, que aprovechó la fiesta para dar !a Comunión a los niños de
aquella ciudad que por primera vez la recibían. Luego, a las diez, en la misa solemne preque antes lo abatió, para caer en Wadicó el M. I. Sr. D. Blas Goñi, que ensalzó la figura del Fundador de los Pasionistas, San
tcrloo y morir desprestigiado y escarPablo de la Cruz. Este retablo se proyectó y realizó en ios talleres de don Luis Menchón,
necido en la lejana isla de Sta. Elena.
que ha recibido con tal motivo muchas felicitaciones
RASGOS DE LA PATRIA
LA
AVALANCHA
El célebre valido D. Manuel Godoy sube rápidamente, desde simple guardia de corps a capitán general y
primer ministro de la monarquía española. Sus grandes
desaciertos le hacen caer ruidosamente, exonerado y aborrecido por el pueblo. Vuelve a ascender otra vez, sostenido en el gobierno por el favor de ios reyes y una
parte de la opinión nacional, y después de ser Príncipe
de la Paz y casi rey y señor de la corte de España, termina su asombrosa carrera política en el famoso motín
de Aranjuez, en el cual salvó milagrosamente la vida, pero perdiendo todos sus honores, grandezas y emolumentos, y teniendo que vivir en el destierro, perseguido y
odiado por sus compatriotas.
Un navarro famoso, el preclaro hijo de Aoiz D, José
Miguel de Azanza, se distingue notablemente como político, como diplomático, como guerrero y como ministro
de Carlos IV, aplaudido de todos en circunstancias muy
115
y a ios republicanos de 1873; a los conservadores de
Cánovas, Silvela, Maura y Dato, y a los liberales de Sagasta, Moret, Romanones y García Prieto; después el
advenimiento de la infausta República en 1931; luego, el
aparente aniquilamiento de tas derechas; pronto, el triunfo electoral derechista de 1933; después, la inesperada
derrota de febrero de 1936, y ahora, el glorioso movimiento nacional que está alumbrando la aurora del nuevo día para la salvación, grandeza y honor de España.
Para abreviar, entiendo que bastará la mención de
dos casos importantísimos que recuerdan a otros muchos que fácilmente podrían presentarse a la consideración del lector: uno, el más trascendental de la historia
del mundo, llevado a la práctica sin razón ninguna, y otro
perfectamente justificado y destinado a adquirir la mayor resonancia en España.
El primero se refiere a la variación observada en Je-
PAMPLONA.-Rlo Arga en el Barrio d.e la
Foto. L. líoisin
difíciles; mas, en pugna con Godoy, se derrumba todo
su poder hasta que al Indo de Fernando VII, triunfante
en 1808, se eleva nuevamente. Otra vez sube Azanza al
gobierno nacional, pero por muy poco tiempo, porque
después de la abdicación de Carlos IV y de Fernando VII en Napoleón, el ministro navarro reconoce al
Emperador, preside las mal llamadas Cortes de Bayona
y presta sus servicios al rey intruso José Bonaparte; y al
marchar éste, destronado y vencido, a Francia, Azanza
le sigue al destierro, completamente descalificado por la
opinión pública; y cuando parece que iba a rehabilitarse
Otra vez, entonces le sorprende la muerte. De manera
que D. José Miguel de Azanza fue en varias ocasiones
ensalzado y abatido por el pueblo y trajo a España situaciones políticas semejantes o completamente distintas
a otras en las cuales él intervino.
Creo que no hace ninguna falta recordar las numerosas reconciliaciones de los agramonteses y beamomeses
en Navarra, el poderío y abatimiento que alternativamente llegaron a tener y las diferentes actuaciones que
realizaron en la política de los últimos tiempos de la monarquía navarra, porque supongo que no habrá lector
que las desconozca.
En la época contemporánea encontramos en España,
inclinados unas veces hacia la derecha y otras hacía la
izquierda, a Fernando VII y sus camarillas; a los moderados y a los progresistas; a los revolucionarios de 1868
rusalén, al recibir con hosanas y con los máximos honores a Jesucristo, para rectificarse muy poco después,
trocando las entusiastas aclamaciones con los mayores
insultos, llegando la locura hasta a pedir la Pasión y
Muerte del Redentor del mundo. No hay mudanza de
opinión tan improcedente e injusta como la mencionada.
El segundo se contrae exclusivamente al movimiento
nacionalista de España, 1936-37, opuesto y antípoda de
la revolución que se inició en 1931 para descristianizar y
destruir hasta los cimientos de nuestra patria.
Pero resulta que no fueron los ciudadanos más dignos, sino los de la plebe más ínfima, ruin y perversa, los
que con sus intemperancias, osadías y crímenes influyeron en la variación que tuvo el pueblo judío para facilitar la consumación del Deicidio del Gólgota; mientras
que la actual cruzada española resulta, es verdad, un alzamiento nacional contrario a la voluntad reflejada en
las urnas en febrero de 1936, pero esa voluntad había
sido descaradamente falseada yes justamente combatida
para descubrir a la verdadera España y realizar la gesta
de salvarla y engrandecerla, gesta gloriosa que aplauden
todos los hombres honrados y que admirarán y ensalzarán todas generaciones.
No me parece bien desenvolver más el tema, y concluyo preguntando: ¿Por qué estas intermitencias u oscilaciones que convierten muchas veces la voluntad popular en un péndulo, y no un péndulo corriente, sino pén-
LA
116
AVALANCHA
dulo loco, que marcha no solo de derecha a izquierda,
sino también de arriba a abajo, frecuentemente con movimientos bruscos, y algunas veces con sacudidas catastróficas? ¿Es que se trata de alguna fuerza que rige al
mundo de un modo fatal? De ninguna manera. Se trata
de inconsecuencias de la opinión, de caprichos de la fantasía, de imposiciones de las circunstancias, más o menos justificadas y explicables, según los casos; pero que
generalmente se observan menos en las naciones poderosas y bien gobernadas, que en las mal constituidas y
propensas a variar con los vientos que mejor soplan o
con el sol que más calienta.
Ya verá el lector cómo esas intermitencias, si no desaparecen, disminuirán notablemente en nuestra patria,
con el buen gobierno, con la virilidad y con el civismo
que en la nueva España harán resurgir los cruzados de
la santa causa nacional.
JUAN P. ESTEBAN y CHAVABRÍA
TRIBUNAL
BARATO
Tilín, tilín...
—Abre, que llaman.
—¡Viva Franco! ¡Viva España! ¡Arriba España!...
—¡Viva! sí. ¡Vivan España y el generalísimo Franco
que es el generalísimo de los ejércitos de Dios!
—Y que mira pol probé, que naide haicho caso de
nusotros. Tol mundo a engananus siempre, io mesmo
drechas qu'izquierdas, que to es una mentira. ¡Este sí
qu'es hombre! Y al que no vaya drecho, garrotazo limpio, qu'es la única manera d'hacer andar drecho a to biche viviente.
—Todos vemos en Franco al hombre providencial que
ha levantado su espada valiente y victoriosa al servicio
de la verdad y del bien. En esto veis claro, y no podía
ser de otro modo. Pero sois injustos en hacer esa condenación universal y poner a las derechas al nivel de las
izquierdas. ¡Y en esta hora! ¿Aun no se os han abierto
los ojos?
—Usté no me negará que no s'haícho más qu'explotar al probé; qu'el obrero es el que produce y el capitalista s'ha enriquecido con la sudor del trebajador; qu'el
capitalismo es la causa de lodo.
—No sé a qué has venido aquí, porque no me lo has
dicho, ni has pedido permiso al entrar, ni has saludado...
Estás ante este tribunal, te he dejado hablar con libertad;
pero no te aguanto más impertinencias. ¿Te parece que
estás en algún mitin proletario de la época funesta que
ya pasó?
No voy a confundir a todos los obreros contigo. Aun
hay desgraciados como tú que lleváis en el fondo de
vuestra alma todos los absurdos e infamias del marxismo y el odio idiota y satánico que produce la envidia a
todo el que es más que vosotros. Veis la situación actual
como un aclo de fuerza, y gozáis pensando en el aplastamiento de los que aborrecéis. Reconocéis a Franco, pero
porque es fuerte, y le aclamáis porque os sentís débiles,
por cobardía. Sois una insignificante minoría ridicula; no
sois España, ni el cbrero. España y el mundo intelectual
y el del trabajo están identificados con Franco y bendicen, llenos de gozo, a Dios.
Vosotros marcháis y envenenáis cuanto tocáis. Os habéis llenado la boca de "el obrero,, "los derechos del
obrero,,, "el trabajo.,; parecía que hablabais de algo sagrado que nadie podía profanar, y sois vosotros los que
más lo habéis degradado. Habéis nacido trabajadores, pero, en cuanto habéis podido, habéis huido del trabajo,
buscando cargos que os librasen del trabajo, o viviendo
en holganza viciosa, a costa de las cotizaciones de los
obreros o encaramándoos a los puestos administrativos
y políticos, para llevar vida fastuosa, vestir con lujo y
recibir agasajos y homenajes, sin sentir vergüenza de
vuestra ineptitud, trastornándolo todo y arruinándolo todo con vuestras orgías y vuestros robos. Vosotros, ado-
radores del trabajo, habéis puesto vuestro único programa de reivindicaciones obreras en imponer "menos horas de trabajo y más jornal»; y habéis inventado todos
!os medios de aniquilar al trabajo y la producción, con
las huelgas de mil pretextos: la huelga de brazos caídos,
es decir, la de la holgazanería, la ocupación de fábricas,
el sabotage, el boicot...
—Señor Mago, usted va contra el obrero.
—Voy contra ios vividores y engañadores y explotadores del obrero. Ya eso ha acabado para siempre, gracias a Dios, pero no puedo consentir que se recuerde siquiera con ese sedimento envenenado e injusto. Vosotros, que habláis tanto de ser los que producís y no os
preocupáis más que de producción, sois los que habéis
desorganizado y aniquilado la producción. La producción era espléndida, y jamás se ha visto crisis semejante
con tanto paro obrero y tantas fábricas cerradas desde
que vuestras organizaciones han ejercido su funesto
poder.
—Pero usted no me negará que los ricos campan y
tos pobres se mueren de hambre.
—Los ricos campan, y los que más, sin comparación,
en todas partes deí mundo, vuestros jefes, que antes
eran unos pobres como vosotros y ahora son millonarios, con sus autos y sus hoteles, y vosotros seguís con el
jornal. Y eso no os escandaliza, al contrario, ha sido lo
que ha excitado más vuestra codicia; queríais el reparto
y cada uno una casa en el paseo, y que trabajen los demás. Vosotros habéis envilecido el trabajo.
—¿Y los ricos qui han hecho?
—Dios es el que ha instituido el trabajo, le ha dado
virtud creadora, y por eso lleva el sello divino. Lo impuso a Adán y Eva en su estado de justicia original. Jesucristo lo ha ennoblecido. El, que era rico, quiso nacer de
familia obrera, fue obrero y con el trabajo de sus manos
se ganó el pan toda su vida. La Iglesia lo ha entendido y
enseñado así. Nada tan claro y terminante como lo que
dice León X í ! l en su Encíclica Rerum novarum..., que
fue llamada la Carta Magna del Trabajo, y ratificado y
ampliado en ía Quadrage simo... de Pío X I . La Iglesia
se ha preocupado siempre de los obreros y de los pobres. Cierto que no ha sido escuchada y secundada debidamente aun entre los católicos, pero no se puede confundir a todos en el mismo odio injusto e ignorante; ni,
menos aún, confundir a los católicos o a las derechas con
los ricos y capitalistas.
¿Por qué en lugar de atacar t ¡n ofuscadamente no lo
hacéis observando la realidad? Nosotros no aprobamos
el proceder injusto de los ricos aunque se llamen de derechas y vayan a misa. Si obran mal, son malos y no
son de les nuestros. Mas no es verdad que todos los ricos sean malos; los hay verdaderamente ejemplares, pero también los habéis calumniado y perseguido lo mismo. Era necesario llenarlos de inmundicia para poder
aborrecerlos. Los buenos, os avergüenzan, y por eso es
a quienes atacáis siempre con más furor. En cambio sabemos de muchos ricos dueños de grandes empresas,
sobre todo judíos, contra los cuales no os dirigís nunca.
Cierto que se ha abusado del obrero, y nosotros, repito, somos los primeros en lamentarlo; pero, ¿cuándo los
patronos han hecho las violencias y crímenes que han
hecho los obreíos contra ellos? Hemos visto muchísimos casos de patronos asesinados por los obreros; ¿cuándo ha ocurrido que se concierten los patronos para asesinar a los obreros?
Habéis perdido el sentido común; porque, aunque no
entendéis de estos asuntos, bastaría el sentido moral, el
sentido de humanidad, para ver claro y horrorizaros de
las monstruosidades que habéis defendido.
Pero sois unos pocos los que aun estáis tan cerrilmente ofuscados. Todos los que tienen el corazón recto ven
claro y alaban y bendicen a Dios en este amanecer grande y espiritual.
E L MAGO
LA
AVALANCHA
HISTORIA DE LA CALUMNIA
j Mirad/ un niño coge
varios copos de nieve,
y en Bacer una Bofa
tranguifo se entretiene.
Mas cuando ya en sus manos
fa ve formada, en Breve
a ía vecina caífe
fa arroja indiferente.
A agitarfa comienzan
unos cuantos piffetes,
y gozosos fa empujan
af verfa engrandecerse.
Y tanto y tanto rueda,
gue af cabo se convierte
en gfoBo gigantesco
fo gue nació juguete.
Lo mismo yo en ef mundo
tornarse vi cien veces
en BorriBfes cafumnias
mentiras inocentes.
La imprudencia fas fiace,
fa mafdad fas impefe,
y rodando se engruesan
como Bofas de nieve.
117
mala sombra lució en los seis años de República, vertiendo pelladas de cieno sobre Cristo, su Iglesia y las Ordenes Religiosas. Sólo en una nación decadente, a falta
de un Hornero, un Camoens, un Lope de Vega, un Calderón o un Dante, se llegó a tener por poeta a este armatoste, poetastro ramplón, que ha acabado de desacreditar a la poesía, a ta que no llegó nunca su musa pedestre, a medias freganchina y verdulera. Y basta de epitafio. „
Cosas que se leen.— La esposa de M. Joseph Pollet,
de Lille (Francia), bien merece un título honorífico de la
Patria, pues cuenta actualmente con más de mi! trescientos resobrinos, caso que no se registra en la historia
de la longevidad francesa.
Aforismos morales de Séneca.—Menos duran los
deleites que su memoria.
Nadie puede ganar sin que otro pierda.
Mucho falta al que mucho tiene.
M. 'RAMOS CARRIÓN
MESA REVUELTA
¡Nos han engañadol—En el hospital de Oñate ha fallecido un oficial de las milicias vascas, herido y hecho
prisionero por los nacionales en el Frente de Arechavaleta. Su muerte ha sido ejemplar. Besaba con fervor las
medallas que pendían de su cuello y apretaba entre sus
manos el crucifijo.
Se negó en absoluto a hacer declaraciones relativas a
le guerra. Interrogado acerca de la actuación de los nacionalistas vascos con los rojos, sólo contestó con el acento amargo y la energía de un agonizante:
—¡Nos han engañado!
(Reproducimos esta noticia de la revista "Aránzazu,.)
3MHC
Tapia el de los ripios.—De! coplero sectario de los
ripios Luis de Tapia, fallecido recientemente, escribe un
querido colega de Sevilla esta semblanza:
"Ha muerto el títere literario, poetastro blasfemo, que
solía confeccionar hileras de ripios, Luis de Tapia. Su
Más agradable es dar que recibir.
Las cosas que mucho suben, al mejor tiempo caen.
Muy poco nos es absolutamente necesario.
Pierde la virtud sus fuerzas si le falta oposición.
Malo se puede llamar al que solamente por su provecho es bueno.
Sepultura es de ingenios la sensualidad.
Más cuenta tiene con Dios el desdichado que el feliz.
No hay cosa más fuerte que el verdadero amor.
No hay felicidad que dure mucho.
"RecordB.—Madame Dublé, francesa, está en posesión del "record,, mundial de confeccionadora de "sandwiches,: 2.007 en 19 horas.
Mr. Clooks, de Londres, es el "recordman,, de los
mondadores de patatas: 14 kilos en 7 minutos.
M. Oupont, en Gourdon, ha vencido a todos los cascadores de nueces: 2.844 en 60 minutos.
Lawney, americano, ha abierto 104 ostras en 4 minutos.
Una inglesa, Miss. Carret, en 84 minutos compró un
objeto, con factura, en cada uno de los almacenes de modas de dos de las principales calles de Londres.
Un berlinés, Luctwig Wblging, ha ganado el "record,
de los fumadores en cantidad, consumiendo 19 puros sin
beber ni escupir.
El de los fumadores lentos, M. Loys Bollaer, ha hecho
durar un cigarro dos horas.
Máxima moral.—Es la presunción un concepto excesivamente ventajoso que uno hace de sí mismo. La mayor prueba de que uno se conoce poco es estimarse en
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