Voces: HABEAS DATA - COMPETENCIA Tribunal: Cámara de

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MM&G
Mirande, Marchese & Gaetán
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Voces: HABEAS DATA - COMPETENCIA
Tribunal: Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario, Sala 2ª
Fecha: 31/3/11
Partes: A., M. c/Banco Santander Río SA s/Hábeas data
SUMARIO:
I – Más allá de lo opinable del tema, se advierte que frente a las imprecisiones
legales y jurisprudenciales no corresponde aplicar la doctrina emanada de
"Svatsky" de manera automática, máxime cuando el supuesto de los bancos de
datos personales interconectados encuadra dentro del supuesto de competencia
por distinta vecindad que, por esencia, es prorrogable, siendo factible incluso su
prórroga tácita que, en un caso como el presente, se puede materializar a través
del inicio del juicio en jurisdicción ordinaria (propuesta implícita de prórroga) y
su trámite sin objeción por parte del aforado federal (aceptación implícita de
prórroga).
II – No cabe presumir -aunque por cierto aquí aparece evidente lo contrario- que
una entidad financiera tiene bancos de datos interconectados en redes
interjurisdicciones y entonces correspondería a ella acreditarlo y plantearlo en su
oportunidad, desestimando la prórroga tácita.
III – Ni siquiera la circunstancia de la "réplica interjurisdiccional" desplazaría
automáticamente la competencia al fuero federal por tal hecho sino que, en tal
supuesto, el desplazamiento automático se operaría exclusivamente porque la
competencia federal emergería, con carácter de improrrogabilidad, del carácter
de "banco público de datos" del Banco Central de la República Argentina -banco
público "nacional"- y entonces la competencia sería federal e improrrogable ya no
por distinta vecindad sino por las personas, más concretamente por demandarse
-lato sensu- al Estado Nacional.
IV – No surgiendo hasta el momento de los hechos relatados por la actora la
existencia de alguna pauta atributiva de competencia federal que no pueda ser
desplazada y siendo que, eventualmente, de acreditarse que el demandado opera
bancos de datos personales interconectados interjurisdiccionalmente, tal
competencia sería prorrogable, el argumento del a quo debe ser descartado.
TEXTO COMPLETO:
I. El Dr. Puccinelli dijo:
-2Considerando:
1. La acción interpuesta. La actora interpuso una acción de hábeas data contra el
Banco Santander Río SA, la cual vehiculizó por la vía del amparo, en función de
los derechos acordados a su parte la Ley 25.326, en cuanto a acceder a sus datos
de carácter personal. Dice que solicitó información a la demandada y que no
habiéndosele contestado el informe requerido dentro del plazo legal no le quedó
otra opción que recurrir a los estrados judiciales a fin de viabilizar su derecho de
acceso mediante la acción de hábeas data.
La regla aplicable dispone: "Art. 14 (Derecho de acceso):
1. El titular de los datos, previa acreditación de su identidad, tiene derecho a
solicitar y obtener información de sus datos personales incluidos en los bancos de
datos públicos, o privados destinados a proveer informes.
2. El responsable o usuario debe proporcionar la información solicitada dentro de
los diez días corridos de haber sido intimado fehacientemente. Vencido el plazo
sin que se satisfaga el pedido, o si evacuado el informe, éste se estimara
insuficiente, quedará expedita la acción de protección de los datos personales o
de hábeas data prevista en esta ley.
3. El derecho de acceso a que se refiere este artículo sólo puede ser ejercido en
forma gratuita a intervalos no inferiores a seis meses, salvo que se acredite un
interés legítimo al efecto.
4. El ejercicio del derecho al cual se refiere este artículo en el caso de datos de
personas fallecidas le corresponderá a sus sucesores universales".
Esta norma fue reglamentada mediante Decreto 1.558/01, que expresa:
"Art. 14.- La solicitud a que se refiere el art. 14, inc. 1, de la Ley Nº 25.326, no
requiere de fórmulas específicas, siempre que garantice la identificación del
titular. Se puede efectuar de manera directa, presentándose el interesado ante el
responsable o usuario del archivo, registro, base o banco de datos, o de manera
indirecta, a través de la intimación fehaciente por medio escrito que deje
constancia de recepción. También pueden ser utilizados otros servicios de acceso
directo o semi-directo como los medios electrónicos, las líneas telefónicas, la
recepción del reclamo en pantalla u otro medio idóneo a tal fin. En cada
supuesto, se podrán ofrecer preferencias de medios para conocer la respuesta
requerida.
Si se tratara de archivos o bancos de datos públicos dependientes de un
organismo oficial destinados a la difusión al público en general, las condiciones
para el ejercicio del derecho de acceso podrán ser propuestas por el organismo y
aprobadas por la Dirección Nacional de Protección de Datos Personales, la cual
-3deberá asegurar que los procedimientos sugeridos no vulneren ni restrinjan en
modo alguno las garantías propias de ese derecho.
El derecho de acceso permitirá: a) conocer si el titular de los datos se encuentra o
no en el archivo, registro, base o banco de datos; b) conocer todos los datos
relativos a su persona que constan en el archivo; c) solicitar información sobre las
fuentes y los medios a través de los cuales se obtuvieron sus datos; d) solicitar las
finalidades para las que se recabaron; e) conocer el destino previsto para los
datos personales; f) saber si el archivo está registrado conforme a las exigencias
de la Ley Nº 25.326.
Vencido el plazo para contestar fijado en el art. 14, inc. 2, de la Ley Nº 25.326, el
interesado podrá ejercer la acción de protección de los datos personales y
denunciar el hecho ante la Dirección Nacional de Protección de Datos Personales
a los fines del control pertinente de este organismo.
En el caso de datos de personas fallecidas, deberá acreditarse el vínculo mediante
la declaratoria de herederos correspondiente, o por documento fehaciente que
verifique el carácter de sucesor universal del interesado".
2. La declaración de incompetencia. El Juez de Primera Instancia se declaró
incompetente para entender en la causa, fundándose en que "atento a lo normado
por el art. 36, incs. b y 44, tercer párrafo, de la Ley 25.326, y siendo el
demandado una institución bancaria obligada normativamente a cursar informes
al Banco Central de la República Argentina" corresponde entender en los
presentes a la justicia federal. Cita lo resuelto por la Corte Nacional en "Svatsky"
y lo sostenido en fallos de esta Cámara (Sala 1ª, "Guassardo", Zeus, T. 100 N°
7876 y Sala 2ª, "Retamar", Resolución N° 86, del 20/5/08).
3. El recurso de revocatoria y apelación subsidiaria. La actora dedujo recurso de
reposición y subsidiaria apelación contra el decreto en cuestión, aduciendo que
desconoce si existen archivos interconectados en redes interjurisdiccionales y
sería injusto obligarla a probar dicha situación, máxime cuando la empresa a la
que se le solicitan los datos se encuentra radicada en la ciudad. Cita
jurisprudencia en su apoyo.
4. El rechazo de la revocatoria. El a quo rechaza la revocatoria por considerar que
no brinda la recurrente ninguna prueba ni base argumental que vislumbre la
gravedad de la cuestión o la inminencia de algún perjuicio que requiera la
inmediata intervención del Tribunal y acusa de dogmático al planteo recursivo,
recordando que si el mismo recurrente dice que la solución sería distinta si se
demandase al Banco Central de la República Argentina por ser un banco
evidentemente interconectado y no siendo posible soslayar la obligación de las
entidades financieras de comunicar al Banco Central de la República Argentina la
información relacionada con los deudores del sistema financiero, entonces de
existir algún perjuicio el dato necesariamente estaría volcado en el sistema
-4interconectado de datos de todo el país y entonces emerge igualmente la
competencia federal.
Agrega por último, que no habiéndose acreditado un interés legítimo por parte de
la actora que permita atender excepcionalmente la pretensión, no corresponde
apartarse de los arts. 36 y 44 de la Ley 25.326.
5. La solución del caso. El a quo centró su declaración de incompetencia en dos
cuestiones: la primera, en que nos encontramos ante un caso de competencia
federal por ser demandado un banco de datos "interconectado" (en redes
nacionales o internacionales) y que cuando aún no lo estuviera, los datos en él
contenidos que le fueran perjudiciales se transmitirían interjurisdiccionalmente
por la obligación que, como entidad financiera, tiene de comunicar al Banco
Central de la República Argentina los datos sobre sus clientes (los cuales a su vez
este organismo nacional retransmitiría también interjuridiccionalmente), y el
segundo, en la falta de acreditación de interés legítimo o de urgencia que
justifique desplazar dicha competencia. Basa fundamentalmente su posición en lo
sostenido en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el
caso "Svatsky". Veamos ambas cuestiones, separadamente.
5.1. La interjurisdiccionalidad como fuente de competencia federal. A tenor de lo
dispuesto por los arts. 36 y 44 de la Ley 25.326 y por lo resuelto por la Corte
Nacional en el caso "Svatsky", en principio, la justicia provincial no resultaría
competente para tramitar este tipo de acciones. Sin embargo, por las razones que
expresaremos infra, nos encontramos en un supuesto de excepción que justifica
la intervención -al menos inicial- de la justicia provincial.
5.1.1. Ámbito espacial de aplicación de la Ley 25.326. La propia Ley de Protección
de Datos define su ámbito de aplicación, al establecer, en su art. 44: "Las normas
de la presente ley contenidas en los Capítulos I, II, III y IV, y art. 32 son de orden
público y de aplicación en lo pertinente en todo el territorio nacional". Luego, y
previo a definir los supuestos jurisdicción (administrativa y judicial) federal,
invita a las provincias a adherir a las normas de la Ley "que fueren de aplicación
exclusiva en jurisdicción nacional".
Como consecuencia de lo expresado, los sectores de la ley que están excluidos de
la aplicación en "todo el territorio nacional" y que dependen de la adhesión o de
la regulación autóctona de las provincias, son los relativos a los controles
administrativo (realizado por la Dirección Nacional de Protección de Datos
Personales) y jurisdiccional (a través de la acción del hábeas data), ubicados en
los capítulos V a VII.
Y si bien la ley es clara en este punto -por lo que entonces el capítulo donde se
regula lo atinente al trámite de la acción de protección de datos personales (o de
hábeas data) no es aplicable en los estados federados-, ciertas e inexplicables
deficiencias de técnica legislativa han controvertido esta conclusión.
-5En efecto, ello ocurre por haberse mezclado dentro de un mismo capítulo (VII) y
bajo un único título ("Acción de protección de los datos personales")
disposiciones claramente ajenas a tal acción, en concreto, las relativas al ámbito
de aplicación de la ley, al plazo otorgado al Poder Ejecutivo para su
reglamentación, a las obligaciones de inscripción y de adecuación de los bancos
de datos preexistentes y al blanqueo de morosos que cancelen obligaciones al
momento de entrada en vigencia de la ley (que luego fuera vetado por el Poder
Ejecutivo). Incluso, las deficiencias llegan a tal punto que pareciera someterse a
la adhesión de las provincias a ciertas reglas que por su naturaleza no pueden
depender de ella (como el art. 48, de forma, y el art. 36, que refiere a los
supuestos en que resulta competente la justicia federal para tramitar la acción de
hábeas data, al cual a su vez, por un defecto de técnica legislativa, incluso
pareciera hacérselo colisionar con el art. 44).
Las falencias apuntadas han llevado a alguna doctrina a sostener derechamente
que la ley es de aplicación, íntegramente, en toda la República, y que el art. 44 es
inconstitucional por cuanto en todo lo que hace a la reglamentación de derechos
constitucionales en juego, la norma debe regir uniformemente en toda la Nación
y como consecuencia de tal criterio "si las partes en el juicio pretendieren no
encontrarse obligadas por los capítulos V, VI y VII, como consecuencia de la
aplicación de la cláusula que estamos comentando, habría que reputar
inconstitucional a la misma por irrazonable" (Humberto Quiroga Lavié:
"Lecciones de derecho constitucional", pág. 145).
Sobre este punto nos parece claro que la interpretación realizada por el autor más allá de sus indudablemente buenas intenciones- resulta excesiva,
especialmente en lo que se refiere a la aplicabilidad en toda la República de las
normas referentes al proceso de hábeas data contenidas en el Capítulo VII, pues
como lo indica Peyrano, si ello fuera así se llegaría a la ilógica consecuencia de
que habría que tramitar a todos los hábeas data que se presenten en la Argentina
por la vía regulada por la Ley 25.326 y ante la justicia federal, y para ello habría
que declarar inconstitucionales todas las leyes provinciales reglamentarias de la
acción de amparo (Guillermo F. Peyrano: "Régimen legal de los datos personales
y hábeas data", págs. 313 y sigs.).
Y es que -aclara además Peyrano- el diseño de la ley responde a las características
de "legislación mixta", donde se respeta tanto el principio general según el cual la
legislación procesal constituye una facultad no delegada a la Nación (arts. 75,
incs. 12, y 121 de la Constitución Nacional) como el carácter "excepcional" de la
competencia federal y como consecuencia de ello las reglas de los arts. 36 y 44
deben ser interpretadas restrictivamente y con eficacia sólo en el limitado ámbito
de aplicación al que el armónico juego de las disposiciones de la normativa
conduce, de modo que, en ese esquema interpretativo, la competencia judicial
para tramitar las acciones de hábeas data es provincial por cuanto -en su opiniónel art. 36 depende de adhesión local. Por último, advierte el autor que la creciente
interconexión de las bases de datos va a tornar dificultoso delimitar estos ámbitos
para determinar la competencia de los tribunales federales, que es de excepción,
-6y que la materia relativa a la protección de datos personales (por lo menos,
cuando la acción se dirige contra un sujeto de derecho privado o un registro
particular), antes de la entrada en vigencia de la Ley 25.326, se ha entendido que
pertenece a la órbita del derecho común, por lo que no se justifica -salvo
disposición expresa- la intervención de la justicia federal (Guillermo F. Peyrano:
"Régimen legal de los datos personales y hábeas data", págs. 313 y sigs.).
En nuestra opinión, la interpretación de Peyrano es la acertada -salvo en lo
relativo al diferimiento de los efectos del art. 36 a la adhesión de las provincias- y
coincide, además, con la que emerge de lo normado de manera muy similar por la
Ley 23.098, regulatoria del hábeas corpus, que dispone que su Capítulo I
("Disposiciones generales") tendrá vigencia en todo el territorio de la Nación (con
lo que quedan excluidos los Capítulos II -"Procedimiento"- y III -"Reglas de
aplicación"-), no obstando la aplicación de normas locales que otorguen una más
eficiente protección a los derechos tutelados por la ley (art. 1), correspondiendo
en definitiva la aplicación de la ley a los Tribunales Nacionales o Provinciales,
según el acto denunciado como lesivo emane de autoridad nacional o provincial
(art. 2).
Es que las potestades del Congreso Nacional en la materia "de fondo" que le da
base a la regulación de la acción de hábeas data (que luego transitará por el cauce
que se establezca en el plano federal o estadual) emanan principalmente de la
Constitución, tanto del art. 43, párrafo tercero (donde, con muchas implicancias
respecto de la acción se crea una suerte de amparo especializado para la
protección de los datos personales), como del 75, en sus incs. 12 (en el que se
faculta al Congreso a dictar las normas de "derecho común", al referirse a "los
códigos de fondo en cuerpos unificados o separados", y que funciona de manera
conjunta con el art. 126, según el cual las provincias no ejercen el poder delegado
a la Nación y entre otras prohibiciones, no pueden expedir leyes sobre comercio,
navegación interior o exterior, ni dictar los códigos de fondo después de ser
dictados por el Congreso), 13 (en el que se le atribuye "reglar el comercio con las
naciones extranjeras y de las provincias entre sí", usualmente denominada
"cláusula comercial", que autoriza "la regulación de todo tipo de tráfico,
intercambio, comunicación y tránsito de personas, mercaderías, cosas, productos,
ideas e imágenes, etc., que en sentido amplio se refiera en forma directa o
indirecta a las relaciones internacionales o de las provincias entre sí" (Helio J.
Zarini: "Derecho constitucional", pág. 617), 18 (en el que se lo faculta para
proveer lo conducente a la prosperidad del país respecto de varias materias) y 32
(en el que se le atribuye "hacer todas las leyes y reglamentos que sean
convenientes para poner en ejercicio los poderes antecedentes, y todos los otros
concedidos por la presente Constitución al Gobierno de la Nación Argentina").
Inclusive resulta de aplicación lo dispuesto por el art. 42, referente a la protección
de los derechos de los consumidores y usuarios de bienes y servicios (allí, por
ejemplo, están alcanzados quienes utilizan los servicios de información
crediticia).
-7Entre las normas precitadas, se ha generado alguna duda con relación a la
aplicabilidad del art. 75, inc. 12, el cual, como se dijo, alude a la atribución del
Congreso de dictar los "códigos de fondo", lo que puede hacerlo "en cuerpos
unificados o separados".
La cuestión es, entonces, justificar por qué la materia que se regula forma parte
de la que se adjudicó al Congreso. Y en este sentido, cabe afirmar que la Ley de
Protección de Datos -al decir de Quiroga Lavié- es reglamentaria de derechos
personales directamente emanados de la Constitución y aunque en realidad no
reviste estrictamente el carácter de "código", indudablemente es un cuerpo
sistematizado y autosuficiente que regula de manera integral materia de derecho
común (hay en ella previsiones de carácter civil, comercial, administrativo, penal,
laboral, etc.) y que por ello encaja perfectamente dentro de los contenidos del inc.
12, para cuya determinación debe estarse más a la sustancia que a la forma
(codificada o no), pues como lo aclara Bidart Campos: "la inserción formal de una
determinada ley que pueda disponer el Congreso rotulándola formalmente como
propia de las codificaciones que son competencia suya no basta para dar por
satisfactorio el encuadre, porque hay que verificar si, real y objetivamente, el
contenido y la materia regulados por aquella ley pertenecen o no al Código o la
legislación que el Congreso indica" (Germán J. Bidart Campos: "Manual de la
Constitución reformada", Ed. E., Buenos Aires, T. III, pág. 168).
La Ley 25.326, en definitiva, forma parte del "derecho de la protección de datos"
y regula, en las diversas áreas en las que impacta, el derecho al que
implícitamente refiere el art. 43 constitucional cuando consagra la acción de
hábeas data: el "derecho a la protección de los datos de carácter personal" (o
"derecho a la protección de datos", a secas), el cual, como derecho de carácter
medial, otorga tutela a un amplio abanico de bienes jurídicos (vgr., los derechos a
la vida, al honor, a la intimidad, a la integridad física, al duelo, a la verdad, de
propiedad, etc.), y ello por más que: a) la norma constitucional no mencione
expresamente ningún derecho tutelable por la acción de hábeas data (sólo
expresa que ella opera para los casos de "falsedad" o "discriminación") y b) el art.
1 de la Ley 25.326 aluda insuficientemente sólo a algunos de ellos (los derechos al
honor, a la intimidad y al acceso a la información personal propia). Así, pues,
estos bienes jurídicos encuentran abrigo a partir de la observancia de las reglas
establecidas por la Ley 25.326 para el tratamiento de los datos personales, y
cuando ello no ocurre, emerge la tutela principal -aunque no exclusiva- por vía de
la acción de hábeas data reconocida por el art. 43, párrafo tercero de la
Constitución.
Esa tutela del derecho a la protección de datos, entonces, requiere de un diseño
mínimo que corresponde a la Nación, atribución competencial que no implica
negar la existencia de competencias concurrentes entre ésta y los Estados
federados, ni de las facultades que exclusivamente les corresponden a éstos. En
efecto, tal como lo explica Bidart Campos: "En orden a los derechos personales, la
reglamentación de los que están contenidos en la constitución federal
corresponde al Congreso. La fórmula genérica de vieja data es la del art. 14.
-8Respetada que sea la distribución de competencias entre estado federal y
provincias para no invadir las del primero, las provincias pueden ampliar en su
derecho local el sistema de derechos y garantías de la constitución federal, que es
un piso y no un techo.
Después de la reforma de 1994, el cúmulo de valores, principios y derechos que
condensa la parte orgánica -y para el caso del Congreso, el art. 75- proporciona
margen para que por leyes de diversa índole el Congreso confiera desarrollo y
aplicación obligatorios a muchos incisos del citado art. 75 (por ejemplo, incs. 17,
19 y 23) que guardan íntima vinculación con los derechos humanos" (Cfr.
Germán J. Bidart Campos: "Manual de la Constitución reformada", T. III, págs.
179 y 180).
Así es como la Ley 25.326 declara, en su art. 1, que "tiene por objeto la protección
integral de los datos personales", y con tal misión se ocupa, entre muchas otras
cosas, de establecer un régimen común respecto de ciertos bienes (los datos
personales) que: a) son susceptibles de apreciación pecuniaria; b) pueden estar
en posesión de una importante pluralidad de personas al mismo tiempo; c)
constituyen la "materia prima" para actividades que conllevan riesgos tangibles
para las personas (vgr., el telemarketing, los servicios de información crediticia);
d) pueden ser alterados por efecto de tratamientos defectuosos o ilegales, y e) en
su gran mayoría circulan en medios que no reconocen fronteras.
Desde luego, esas actividades son lícitas (la existencia misma de una regulación
integral del tratamiento de datos acaba por legitimarlas), aunque necesariamente
debe imponérsele límites a las operaciones respectivas (vgr., al requerir el
consentimiento informado para la recolección y transferencia, en los arts. 5, 6 y
11; al establecer, en los arts. 7 y 8 un régimen especial para los datos sensibles) y
regularse con detalle las formas en que queda habilitado el tratamiento de datos
en general (vgr., en el art. 9 se mencionan las medidas de seguridad que deben
adoptar quienes realizan este tipo de actividades, y en el art. 12 se fijan las
condiciones para habilitar la transferencia internacional de datos).
Así las cosas, en definitiva resulta claro que la materia que se regula en la ley,
desde varios ángulos, es federal e integrativa de la de los códigos de fondo, pues
coincide con el concepto de Joaquín V. González -traído a colación por Sabsay y
Onaindia-, en cuanto a que "las leyes comunes o los códigos significan la
Constitución extendida a las relaciones de los individuos, las corporaciones, del
Estado mismo en su carácter de persona privada" (Daniel Sabsay y Miguel
Onaindia: "La Constitución de los argentinos. Análisis y comentario de su texto
luego de la reforma de 1994", pág. 215). Y en este sentido, entonces, el art. 44 de
la Ley 25.326 correctamente regula las materias a las que declara de orden
público y respecto de las cuales establece que son aplicables en todo el territorio
de la República.
Ahora bien: todo lo dicho vale para la materia "de fondo", esto es, la que la Ley
25.326 -aún con las deficiencias y excepciones apuntadas- regula en sus primeros
-9capítulos y que son declaradas de orden público y aplicables en todo el territorio
nacional, pero no abarca lo relativo al proceso de hábeas data (regulado en el
Capítulo VII), que si bien rige para toda la República (porque justicia federal hay,
en definitiva, en todo el país), sólo lo aplican los jueces federales cuando la acción
deba tramitarse ante sus estrados, lo que concuerda con lo que indican Sabsay y
Onaindia, cuando refieren que este tipo de normas son federales pero su
aplicación queda a cargo de los Tribunales Provinciales, debiendo las provincias
organizar su justicia y dictar los códigos de procedimiento respectivos de
conformidad con el art. 5 de la Constitución Nacional (Daniel Sabsay y Miguel
Onaindia: "La Constitución de los argentinos. Análisis y comentario de su texto
luego de la reforma de 1994", pág. 216).
En definitiva, y para concluir en lo que a este caso interesa, pese a las dudas que
pueda generar la defectuosa técnica legislativa empleada por el legislador, las
reglas procesales que la Ley 25.326 excluyó de su aplicación en todo el territorio
de la República han sido correctamente excluidas -salvo, como se dijo, lo
dispuesto por el art. 36, relativo a la competencia federal para el trámite de la
acción y el art. 44 en cuanto alude a la jurisdicción (judicial y administrativa)
para las dirimir otras cuestiones emanadas de la ley no relacionadas con el
hábeas data- y, por lo tanto, el Capítulo VII, en cuanto regula el proceso de
hábeas data, sólo es de aplicación (y en todo el territorio nacional) para los juicios
ventilados ante la justicia federal, ya que la regulación del trámite de los procesos
de hábeas data ante la justicia local corresponde a los códigos procesales de tal
jurisdicción, de conformidad con lo establecido por el art. 43, tercer párrafo, de la
Constitución Nacional y en claro respeto de lo dispuesto en los arts. 75, incs. 12, y
121 del mismo cuerpo normativo.
Así las cosas, bajo el esquema actual de distribución constitucional de
competencias, únicamente podrían ser objeto de aplicación las reglas procesales
de la Ley 25.326 en las esferas locales si el legislador provincial reproduce esa
norma (vía una dudosa "adhesión" a la ley, o vía importación normativa) o si el
juez de un hábeas data tramitado en un estado federado extrae de esas normas
procesales federales alguna interpretación respecto de cuestiones de fondo (vgr.,
el plano de juzgamiento del juez del hábeas data, a partir de las disposiciones
relativas al contenido de la sentencia, expresadas por el art. 43 de la ley), u opta
por su aplicación analógica, forzado por la falta, insuficiencia o
inconstitucionalidad de la regulación procesal local.
5.1.2. La competencia judicial en el hábeas data. La Ley de Protección de Datos
adjudica competencia a la justicia federal cuando los bancos de datos se
encuentran interconectados en redes interjudisdiccionales, con lo cual se
encuentran alcanzados aquellos que pueden ser accedidos por Internet. Por otra
parte, la Constitución nacional prohíbe, en el art. 32 imponer a la imprenta
(único medio de prensa conocido al momento de sancionarse nuestra
Constitución originaria) la jurisdicción federal, norma que fue relativizada por la
Corte Nacional para otros medios de prensa (no específicamente los medios
escritos), en concreto cuando se trataba de la aplicación de la antigua Ley Federal
- 10 de Radiodifusión (vgr., "Provincia del Neuquén"), admitiendo la competencia de
los juzgados federales, entre otros argumentos, en razón de reconocer al Estado
nacional el carácter de garante de diversas normas internacionales que lo obligan
a garantizar el uso del espacio radioeléctrico.
La Ley de Protección de Datos trae dos artículos que inciden sobre la
competencia judicial para dirimir controversias: el art. 36 y el art. 44. Ambos se
encuentran ubicados en el último capítulo de la ley (rotulado "Acción de
Protección de los Datos Personales") pero en realidad sólo el primero de ellos
define la competencia judicial para el trámite de la acción, pues la pauta
competencial emergente del segundo artículo (que se aplica a todo tipo de juicio),
queda subsumida por lo dispuesto en aquél. Veamos:
La primera regla (art. 36) expresa que:
a) será competente para entender en esta acción el juez del domicilio del actor; el
del domicilio del demandado; el del lugar en el que el hecho o acto se exteriorice
o pudiera tener efecto, a elección del actor, y
b) procederá la competencia federal cuando la acción se interponga en contra de
archivos de datos públicos de organismos nacionales, y cuando los archivos de
datos se encuentren interconectados en redes interjurisdiccionales, nacionales o
internacionales. La previsión legal puede ser considerada por un lado amplia en
cuanto, como lo destaca Cesario, tiende a facilitar la interposición de la acción
protectoria y deja margen de elección al actor entre diversas alternativas pero
también puede ser tildada de restrictiva y conflictiva, debido a que no se previó la
competencia del "juez más inmediato" (in situ) -lo que provocaría que, por la
asignación de un juez competente distante, al accionante se le presenten serios
obstáculos para el ejercicio de esta acción "expedita" y "rápida"-; la competencia
de excepción pasa a ser la provincial -pues la mayoría de los casos entran en el
supuesto de "conexión interjurisdiccional" confiados por la regla a la justicia
federal, que debiera ser la de excepción-, y no se estableció el sistema de
competencia material indiscriminada, pese a que abundante doctrina lo propuso
con base en normativa comparada, lo que hubiera resuelto estériles conflictos de
competencia, especialmente entre los fueros civil, comercial y contenciosoadministrativo (Roberto Cesario: "Hábeas data. Ley 25.326", Ed. U., Buenos
Aires, 2001, pág. 172. Ver también lo expresado por Mario Masciotra: "El hábeas
data. La garantía polifuncional", Ed. P., La Plata, 2003, págs. 566/7).
La segunda regla (art. 44), al referirse en realidad al ámbito de aplicación de la
ley -como lo expresa su epígrafe- y no a la acción de protección de los datos
personales -como lo refiere el título del capítulo al cual fue incorrectamente
incorporado el artículo-, en primer lugar detalla las normas que declara de orden
público y de aplicación en lo pertinente en todo el territorio nacional -sin incluir
de manera expresa al capítulo que regula la acción de hábeas data entre ellas-; en
segundo término invita a las provincias a adherir a las normas de la ley que
fueren de aplicación exclusiva en jurisdicción nacional y por último dispone que
- 11 la jurisdicción federal regirá respecto de los registros, archivos, bases o bancos de
datos interconectados en redes de alcance interjurisdiccional, nacional o
internacional.
La técnica legislativa adoptada por la ley en los dos tramos donde alude a la
competencia judicial exhibe serias deficiencias, algunas de ellas secundarias, pero
otras realmente trascendentes y ello no sólo ocurre con el art. 36, sino también
con el art. 44, que además de presentar defectos en su formulación, exhibe una
incorrecta ubicación dentro de la ley, al haber sido colocado en el mismo capítulo
que trata la acción (y el proceso) de hábeas data, lo que no ha aportado sino a
provocar una confusión generalizada respecto de sus alcances, en especial porque
en realidad su tercer párrafo alude a la jurisdicción federal en general
(administrativa y judicial) y no a la competencia para la tramitación de la acción
de hábeas data, lo que ha llevado a error a la doctrina.
En efecto, dado que, en lo que respecta a la jurisdicción judicial, tal previsión se
aplica respecto de cualquier tipo de causa -se trate o no del trámite de una acción
de hábeas data- en la que estén involucrados registros, archivos, bases o bancos
de datos interconectados en redes de alcance interjurisdiccional, nacional o
internacional y que en consecuencia incluye conflictos de la más diversa índole vgr., la impugnación judicial de una sanción administrativa aplicada por la
Dirección Nacional de Protección de Datos Personales-, cabe coincidir con
Quiroga Lavié en cuanto a que el art. 44 "complementa lo previsto en la ley en el
art. 36 cuando regula la competencia federal en la materia" (Humberto Quiroga
Lavié: "Hábeas data", Zavalía, Buenos Aires, 2001, pág. 146).
Ahora bien: aclarado este aspecto, aparece un segundo problema interpretativo,
ya que, como lo anticipáramos, cuando el art. 44 detalla las reglas de la ley que
son de orden público y de aplicación obligatoria en toda la República -por lo que
no dependen de la adhesión local a la ley- no incluye expresamente ninguna
norma del Capítulo VII, dentro del cual está tanto el art. 36 como el propio art.
44. Frente a esta situación, cabe preguntarse: ¿quiso el legislador establecer
reglas de competencia federal para el trámite de una acción haciéndolas depender
de la voluntad -formalizada a través de la respectiva ley de adhesión- de cada
Estado federado?, y por otra parte, ¿es racional interpretar que, por no incluirse
el propio artículo en el que se detallan los tramos de la ley que son de aplicación
obligatoria en toda la República, éste depende de la misma adhesión? Sin
perjuicio de adelantar que nuestra respuesta negativa a ambas preguntas, no
existe consenso al respecto entre los autores que se ocuparon, implícita o
explícitamente, de la problemática. Para un sector de la doctrina, en el que se
ubica Quiroga Lavié, ambos resultarían aplicables en toda la República, toda vez
que en su criterio, como se dijo, el art. 44 es complementario del art. 36
(Humberto Quiroga Lavié: "Hábeas data", Ed. Z., Buenos Aires, 2001, pág. 146).
Peyrano, por su parte, exhibe una posición sustancialmente diferente, pues al
tratar esta problemática y contestando -a diferencia nuestra- afirmativamente a
la primera pregunta, califica al art. 44 como sobreabundante y a la vez
contradictorio respecto del art. 36 y agrega que carece de lógica y sentido
- 12 interpretar que el legislador pretendió, por un lado, restringir la aplicabilidad de
las normas sobre competencia en el primer párrafo del art. 44 (al hacerlas
depender de adhesión local) y, al mismo tiempo, en el tercer párrafo, dejar sin
efecto esa restricción, por lo que debe hacerse primar lo establecido en el primero
(Guillermo F. Peyrano: "Régimen legal de los datos personales y hábeas data",
Ed. L.N., Buenos Aires, 2002, pág. 372).
Pese a que el argumento es interesante, no lo compartimos, con apoyo en
jurisprudencia de nuestra Corte nacional. En este sentido, nuestro tribunal
cimero -en argumento con el que coincidimos- ha sostenido en "Otero" que la
adjudicación de competencia a los Tribunales Federales es una atribución propia
del Congreso y no puede estar normada por Constituciones o Leyes Provinciales
("Fallos...", 57:337, citado por Néstor P. Sagüés: "Elementos de derecho
constitucional", Ed. A., Buenos Aires, 1999, T. 2, pág. 132), afirmación que resulta
claramente refractaria de cualquier posibilidad de delegar a la adhesión
provincial pautas de competencia federal. Por otra parte, la misma Corte ha
interpretado implícitamente en "Paolini" los alcances del art. 36 de la Ley 25.326
en lo que a este aspecto se refiere, al prescindir evaluar si la provincia de Entre
Ríos había o no adherido a la norma nacional para dictaminar en el sentido de
atribuirle competencia a la justicia provincial por tratarse de una demanda
interpuesta contra una autoridad local.
En nuestro criterio puede entenderse, sin forzar demasiado la interpretación, que
el legislador correctamente omitió considerar al primer párrafo del art. 36 (la
competencia en relación al domicilio de las partes o del lugar de exteriorización
del acto) entre las normas que declaró aplicables en toda la República, pues este
criterio no puede imponerse a los estados federados que prefieran regirse por sus
propias reglas procesales en lo que hace a las acciones que se tramiten en sus
jurisdicciones.
Asimismo, puede entenderse que se incurrió en una omisión involuntaria al no
incorporar al segundo párrafo del art. 36 con sus dos incisos entre las normas que
se declararon de aplicación en toda la República, pero de todos modos tal
omisión no trae consecuencias en la práctica.
En efecto, debido a lo que sí coincide entre los arts. 36 y 44 (los casos de conexión
interjurisdiccional), si nos adscribiésemos a la posición de Peyrano y si se
admitiese por hipótesis que las provincias pueden intervenir normativamente en
la atribución de la competencia federal, sólo dependería de adhesión el criterio
sentado en el inciso a) del segundo párrafo del art. 36, que adjudica la
competencia federal cuando la demanda de hábeas data "se interponga en contra
de archivos de datos públicos de organismos nacionales", pero ello en realidad
quedaría a su vez salvado tanto por aplicación del art. 116 constitucional (causas
en que el Estado nacional sea parte), como de la legislación que el art. 37 de la
propia ley declara supletoria, en especial por lo dispuesto en el art. 18 in fine de la
Ley 16.986 en cuanto dispone que las disposiciones de la ley se aplicarán "por los
jueces federales de las provincias en los casos en que el acto impugnado mediante
- 13 la acción de amparo provenga de una autoridad nacional". A ello cabe agregar
que la ley de hábeas corpus adolece de un idéntico error en su técnica legislativa su art. 8 traza la competencia de determinados juzgados federales, y también se
encuentra ubicado en un sector de la ley (el capítulo II, "Procedimiento") que
tampoco fue declarado de aplicación en toda la República por el art. 1 de la ley-, y
pese a ello se aplicó del modo previsto y sin dificultades, con lo cual nos parece
que debe adoptarse idéntico temperamento para el caso del art. 36 de la Ley
25.326.
En definitiva, y como lo expresa Uicich: "la acción de hábeas data tal como está
prevista en el capítulo VII de esta ley será tan sólo aplicable a las cuestiones
federales indicadas en el art. 36 hasta tanto la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
y las provincias no adhieran a este cuerpo normativo como él mismo sugiere"
(Rodolfo D. Uicich: "Hábeas data. Ley 25.326", Buenos Aires, págs. 154/5).
En cuanto a las pautas atributivas emanadas del segundo párrafo del art. 36, éste
trae dos supuestos de competencia: ratione personae y ratione loci, al expresar
que corresponde entender a la justicia federal cuando sean demandados
"archivos de datos públicos de organismos nacionales" (inc. a) y cuando "los
archivos de datos estén interconectados en redes interjurisdiccionales, nacionales
o internacionales" (inc. b).
Respecto del primer inciso, que encierra un caso puro de competencia ratione
personae, resulta claro que la competencia federal emerge siempre que sea parte
un banco público de datos de carácter nacional, esto es, cuando sean parte
"archivos de datos públicos de organismos nacionales".
Más allá de la sumamente defectuosa formulación técnica de la expresión
utilizada ("archivos de datos" que revistan el carácter de "públicos de organismos
nacionales"), aquí conceptualmente se encierran las "causas en que la Nación sea
parte" (art. 116 de la Constitución Nacional), con lo cual cuando los sujetos
demandados no revistan tal carácter (ya sea por tratarse de bancos privados o
bien de bancos públicos correspondientes a los estados federados, siempre no
estén alcanzados que por otras pautas atributivas de competencia federal, como
los casos de interconexión previstos en el inc. b) serán competentes los juzgados
locales, como precisamente ocurrió en "Paolini".
En este sentido, explica Toricelli: "Cuando se deniega el fuero federal -como lo
hizo con abundante jurisprudencia la Corte Suprema- por emanar el acto de una
autoridad provincial, la incompetencia no se funda en la índole del presunto
derecho agredido, ni en la materia sobre la que versa el amparo, sino más bien en
la naturaleza ‘no federal’ del acto lesivo proveniente de la autoridad pública local.
En el sub judice la resolución cuestionada tiene su origen y ejecutoria en
autoridad provincial y, por ende, aun cuando la ley citada (21.233),
genéricamente atribuye competencia para entender en los hechos previstos en la
ley, pero no como acaece en la especie, en que lo que se denuncia es un acto lesivo
a derecho con rango constitucional ‘proveniente de autoridad pública local’. En
- 14 ese supuesto va de suyo que tiene plena competencia la justicia local, desde que la
índole del acto participa de la autoridad que lo ha cumplido" (C. 1ª Civ., Com. y
Minas, San Juan, 4/12/78, "Ramella, Pablo y otros", L.L.- 1979-C-248).
"Cuando el acto emana de una autoridad militar, corresponde la jurisdicción
federal, pues ‘tratándose de una acción de amparo dirigida a cuestionar actos
jurisdiccionales de la administración militar, respecto de personal sometido a
una especial situación de revista, en virtud del empleo público ejercido, que
deben ser juzgados a la luz de un ordenamiento represivo propio de la actividad
castrense, considero que resulta competente para su conocimiento el fuero
contencioso-administrativo federal de esta Capital’" (CSJN, 25/7/89, "Carlos A.
Galuzzi c/Fiscal General de las Fuerzas Armadas", dictamen del Procurador
General al que adhirió la Corte, Fallos, 312:1195).
"No es tan pacífico el alcance nacional o local de los actos realizados por el
interventor federal en el desempeño de sus funciones. En ‘Fernández Bedoya’, la
Corte tuvo la oportunidad de afirmar que ‘la actuación de los interventores
federales, en el orden local, no pierde este último carácter, a pesar del origen de
la investidura que ejercen’ (CSJN, 8/5/68, ‘Fernández Bedoya, Juan y otros’,
E.D., 22-617, doctrina sentada en Fallos 257:229; 258:109; 263:539)".
(Maximiliano Toricelli: "La competencia en el amparo", Zeus, 1999, págs. 62/3).
Según Gozaíni, "La diferencia que suelen establecer las normas reglamentarias,
entre archivos públicos y privados, lleva también a distinguir la jurisdicción
interviniente y la actuación de un fuero en particular".
Cuando el hábeas data se plantea ante un banco de datos oficial la competencia es
federal por estar comprometido el interés del Estado y corresponderle a éste la
defensa de la Nación y sus dependencias.
No obstante, en el estado actual de nuestra jurisprudencia, la Corte Nacional ha
dicho que "dado que las acciones de amparo y hábeas data iniciadas contra una
empresa de televisión por cable con el fin de conocer los datos personales y
antecedentes que dicha entidad tiene del actor no ponen en tela de juicio ninguna
materia relativa a cuestiones regladas por la Ley 19.798 de telecomunicaciones, ni
comprometen la responsabilidad del Estado, no resulta competente para
entender en las mismas la justicia federal.
De todos modos, el criterio mayoritariamente seguido es aquel por el cual se
sostiene que, cuando la situación a tutelar por el hábeas data se relaciona con el
ejercicio de la función administrativa y los registros o bases de datos pertenecen a
la administración pública, el fuero competente debe ser el contencioso
administrativo (Cfr. C. Cont. Adm. Córdoba 1ª Nominación, 23/3/95, in re
‘García de Llanos, Isabel c/Caja de Jubilaciones, Pensiones y Retiros de
Córdoba’)", (Osvaldo A. Gozaíni: "Derecho Procesal Constitucional. Hábeas data.
Protección de datos personales", Ed. R.C., 2001, págs. 395/7).
- 15 Ya respecto del segundo inciso del art. 36, encierra una pauta de atribución de
competencia ratione loci, atribuyendo competencia federal a los bancos de datos
(públicos o privados, no interesa) conectados a través de redes nacionales o
internacionales. La regla coincide, como vimos, con lo establecido en el art. 44,
tercer párrafo, que amplía la competencia federal a la tramitación de otras
acciones distintas del hábeas data donde uno de los sujetos de la relación
procesal sea un banco de datos conectado interjurisdiccionalmente.
Para cierta parte de la doctrina, la ley adjudica esta jurisdicción federal
explicitando de la pauta emanada del art. 116 constitucional en cuanto adjudica
competencia a la justicia federal para la resolución de las causas de distinta
vecindad y aquellas donde se encuentre involucrado un Estado o un ciudadano
extranjero (Luis R. Carranza Torres: "Hábeas data. La protección jurídica de los
datos personales", A. Ed., Córdoba, 2001, págs. 158/9), Para otros, es directa
consecuencia de la "cláusula comercial", contenida en el art. 75, inc. 13 de la
Constitución (Eugenio L. Palazzo: "Competencia judicial en lugares virtuales",
E.D., diario "Derecho constitucional", 26/7/00, y "El federalismo ante las nuevas
garantías. Ley de hábeas data", E.D., diario especial sobre derecho constitucional,
19/10/90).
La fijación de esta regla -que coincide con lo establecido en el art. 44, tercer
párrafo, que refiere a la jurisdicción (judicial y administrativa) y que implica que
en lo judicial se adjudica competencia a los tribunales federales para todo tipo de
causa (se trate o no de un hábeas data) en la cual uno de los sujetos de la relación
procesal sea un banco de datos conectado interjurisdiccionalmente-, significa, a
criterio de Quiroga Lavié, que en los demás casos (cuando se tratare de archivos
privados no interconectados, o cuando los clientes de estos archivos tuvieren
domicilio fuera de un territorio federal), será competente la justicia local, pero
que si los hechos o los actos, o los efectos que le produjeren perjuicio al actor,
estuvieren vinculados a archivos interconectados, siempre abrirá la competencia
federal, aunque aquéllos se hubieran producido en los ámbitos locales (Humberto
Quiroga Lavié: "Hábeas data", Zavalía, Buenos Aires, 2001, pág. 132).
La jurisprudencia dictada luego de la entrada en vigencia de la Ley 25.326 aplicó
el criterio legal, y en tal sentido se resolvió:
"Corresponde la intervención de la Justicia Civil y Comercial Federal en la acción
de hábeas data si se persigue la rectificación de datos erróneos existentes en los
registros de una empresa que opera una red interconectada e interjurisdiccional
de datos (Cfr. art. 36, inc. b) de la Ley 25.326)" ("Agüero, Walter c/Organización
Veraz SA s/Hábeas Data", C. N. Civ., Tribunal de Superintendencia, 13/6/01,
citado por Gustavo Tanús en http://protecciondedatos.com.ar), y "En la
actualidad, de acuerdo a lo normado por la Ley 25.326, resulta competente la
justicia federal para intervenir en la causa originada por la interposición de un
hábeas data, cuando los archivos de datos se encuentran interconectados en
redes interjurisdiccionales, nacionales o internacionales" ("R., L. L.
- 16 c/Organización Veraz SA", C. N. Civ., Sala I, 21/8/01, E.D., 195:398, citado por
Gustavo Tanús en http://protecciondedatos.com.ar).
Al evaluar la previsión legal, indica Palazzi que la atribución de competencia
federal en los casos de conexión a través de redes interjurisdiccionales coincide
con los antecedentes jurisprudenciales de la Corte Nacional referidos a la
Internet y que, concretamente, encuentra apoyo en lo resuelto en "Cámpoli",
donde el alto tribunal dirimió en favor del Juzgado Federal de Comodoro
Rivadavia, provincia de Chubut, el conflicto de competencia que se suscitara
entre éste y el Juzgado en lo Civil y Comercial Nº 1 de la misma localidad, en una
demanda iniciada contra "deremate.com", "Multimedia Solutions Daltee" y
"Mercado Libre SA", por la que se pretendía que los codemandados se
abstuvieran de realizar remates a través de sus páginas web sin la actuación de un
martillero público prevista en la Ley 20.266, regulatoria de esta actividad
("Cámpoli, Gabriel A. s/Acción de amparo", CSJN, 1/6/00, Competencia 147,
L.XXXVI).
Para determinar la competencia federal, concluye Palazzi, la Corte siguió el
dictamen del Procurador General de la Nación, quien consideró: a) Que la
modalidad de remates por la Internet implica que esas operaciones pueden ser
concertadas en todo el territorio nacional e incluso en el exterior, por lo que el
pronunciamiento que recaiga respecto de su legalidad trasciende la órbita local y
que, conforme la jurisprudencia de la propia Corte nacional, cada vez que se vean
comprometidos servicios empleados en el comercio interprovincial o
internacional, la sujeción al ámbito local de la causa a que pudiera haber lugar
(en ese caso derivada de un Contrato de Trabajo) afectaría intereses que exceden
los tribunales provinciales, y que, según los arts. 2, incs. 8 a 10, de la Ley 13.998,
el art. 11, inc. 9, de la Ley 1.893, y art. 42, inc. b, de la Ley 48, se encuentran
reservados a la jurisdicción federal (doctrina de CSJN, "Fallos...", 313:1467). b)
Que la misma Corte ha sostenido que la facultad exclusiva que al Congreso otorga
al art. 75, inc. 13, de la Constitución Nacional, en cuanto a regular el comercio con
las naciones extranjeras y de las provincias entre sí, determina un ámbito
específicamente federal en todas las materias concernientes al comercio y
transporte interprovincial e internacional (doctrina de CSJN, "Fallos...",
312:1495).
La regla bajo examen no ha sido aceptada pacíficamente, pues mientras parte de
la doctrina no ha formulado objeción a la atribución de competencia federal en
este caso (Alejandra M. Gils Carbó: "Régimen legal de las bases de datos y hábeas
data", L.L., Buenos Aires, 2001, pág. 271; Osvaldo A. Gozaíni: "Derecho Procesal
Constitucional. Hábeas data. Protección de datos personales", Ed. R.C., Buenos
Aires, 2001, pág. 396, y Humberto Quiroga Lavié: "Hábeas data", Ed. Z., Buenos
Aires, 2001, pág. 132), otra la ha cuestionado.
Entre este último grupo, Peyrano se alza contra la regla, sosteniendo su falta de
razonabilidad técnica, pues:
- 17 a) Estos procesos sólo arbitrariamente pueden ser asignados a una jurisdicción
territorial, ya que en realidad se producen en una dimensión casi inmaterial y
refractaria a las localizaciones y, por ende, no puede asimilarse la circulación de
datos al comercio interjurisdiccional. La regla es irrazonable "en orden a la
naturaleza y características, tanto de los datos personales en sí mismos, como de
las modalidades utilizadas para su registración y tratamiento, como finalmente,
de las formas en que se materializan sus cesiones, traspasos, comunicaciones o
transferencias; los datos en sí mismos constituyen realidades de carácter
inmaterial representativas de porciones de información y son colectados,
almacenados, registrados, procesados, transferidos y comunicados, en la inmensa
mayoría de los casos utilizando medios informáticos", y
b) La "interconexión en redes interjurisdiccionales" es una realidad de alta
mutabilidad como para que se considere una pauta de atribución de competencia.
Esto es así para el autor por cuanto: "Desde la generalización de Internet,
conectar una base o archivo de datos, a una red interjurisdiccional, resulta algo
demasiado sencillo y mutable para constituirse en un factor de atribución de
competencia jurisdiccional".
"Basta conectar el procesador donde se encuentre archivada la base de datos a un
servidor de servicios de Internet, conexión que puede ser gratuita y hasta sólo
temporaria, para que esa base se encuentre conectada en una red
interjurisdiccional -además de carácter internacional-, y por tanto configurarse el
supuesto de asignación de competencia federal".
"Por otra parte, la ulterior desconexión de esa base, implicaría que ya no se
encontrara legalmente justificada dicha atribución de competencia".
"Por lo expresado la norma debió ser más precisa y limitada, disponiendo por
ejemplo que las redes a que refiere tengan característica ‘Intranet’, es decir
caracterizadas por la restricción de usuarios de las mismas".
"De cualquier modo y aun con esa limitación, tampoco tendría demasiada
razonabilidad la atribución de competencia federal en cuestión". (Entonces)... "Si
carecen de mayor importancia las localizaciones físicas, por la propia naturaleza
de los datos y por las características del ‘universo’ en el que son tratados y
circulan estas informaciones, el detonante para el establecimiento de la
competencia de los Tribunales en la acción de hábeas data pasa por las
características de los derechos y bienes jurídicos que la misma se encuentra
destinada a tutelar y, en tal sentido, los Tribunales Ordinarios resultan los que
tienen mayor afinidad para entender en la materia" (Guillermo F. Peyrano:
"Régimen legal de los datos personales y hábeas data", L.N., Buenos Aires, 2002,
pág. 320).
Por nuestra parte, desde la aprobación de la ley venimos objetándola -en reparos
que aún hoy mantenemos pese a interpretar la ley en sentido diferente- por
razones de conveniencia práctica. Es que si bien el art. 36 está revestido en
- 18 principio de legalidad, su inconveniente central radica en que pese a que exhibe
inicialmente pretensiones tutelares apreciables por su amplitud (en cuanto
permite al actor elegir el Tribunal que le resulte más cómodo), inmediatamente
después se contradice y las obtura -y ello independientemente de la pertinencia
de sus razones-, al actuar en la práctica en detrimento del acceso a una tutela
judicial que pueda considerarse efectiva, ya que, al establecer la competencia
federal para los casos de bancos de datos conectados en redes
interjurisdiccionales -que en definitiva son los que dieron origen a la casi
totalidad de los hábeas data ventilados hasta el momento en los Tribunales
Argentinos-, y debido a que los juzgados federales exhiben una notoria
inferioridad numérica respecto de los juzgados provinciales y ostentan un mayor
grado de concentración territorial, muchas veces el afectado verá frustrado su
derecho al no poder recorrer distancias importantes o recurrir a abogados
especializados de otras ciudades, lo que entorpece la eficacia protectora del
instituto y obviamente contradice el espíritu aperturista del art. 43
constitucional, además de contribuir a la congestión innecesaria de un fuero que
es, por naturaleza, de excepción.
Todo ello incide en poner en duda la compatibilidad constitucional del sistema
pergeñado legal respecto del claro espíritu contrario que consagró el art. 43 de
nuestra Carta Magna federal (Oscar R. Puccinelli: "El hábeas data en las
constituciones indoiberoamericanas. Marco constitucional, jurisprudencial y
legal argentino", en: "La defensa de la intimidad y de los datos personales a través
del hábeas data", Ed. E., Buenos Aires, 2001, pág. 129). Así las cosas, coincidimos
con Peyrano en cuanto a que sería deseable que las acciones de hábeas data sean
tramitadas preponderantemente ante el fuero provincial (Guillermo F. Peyrano:
"Régimen legal de los datos personales y hábeas data", L.N., Buenos Aires, 2002,
pág. 372), pero ello por las diferentes razones que expresamos, que podrían o no
ser consideradas suficientes para declarar la inconstitucionalidad de la previsión
por desnaturalizarse, vía reglamentaria, el núcleo esencial de la garantía
contenida en el tercer párrafo del art. 43 constitucional.
Pese a lo expuesto, como se dijo, la Corte Nacional mantuvo la competencia
federal en supuestos de interconexión. Así, por ejemplo, en "Svatsky" ("Fallos..."
328:1252), expresó -siguiendo el dictamen del Procurador General- que
corresponde entender al fuero de excepción cuando "los datos que se pretenden
eliminar constan en una base de datos (red internacional), a la que se puede tener
acceso desde cualquier lugar del país, como del mundo...". Más tarde, en
"Vázquez, Matheus", en un conflicto negativo de competencia, declaró -de
conformidad con lo dictaminado por la Procuradora Fiscal-, que resultaba
competente para conocer en las actuaciones la justicia nacional de Primera
Instancia en lo Civil y Comercial Federal, por aplicación de la doctrina sentada en
"Fallos...", 328:1252 ("Svatsky") y en "Víctor D. Fernando y otro c/BBVA Banco
Francés SA s/Hábeas data" (S. C. Comp. N° 921, L.XL) donde se sostuvo que es
competente la justicia federal en aquellos casos en que los archivos de datos se
encuentren interconectados en redes interjurisdiccionales, nacionales o
internacionales (Cfr. art. 36, inc. b, de la Ley 25.326) ("Vázquez, Matheus, Jesús
- 19 c/BBVA Banco Francés SA s/Hábeas data" -art. 43 de la Constitución Nacional-.
Competencia N° 1.336, XLIII, 8/4/08).
Evaluando esta tendencia jurisprudencial, Sagüés expresa: "La segunda parte del
art. 36 de la Ley 25.326 declara la competencia federal por dos motivos. El
primero, perfectamente explicable, es cuando se interponga contra archivos de
datos públicos de organismos nacionales. Esta competencia surge del art. 116 de
la Constitución Nacional, puesto que la Nación es entonces parte en ese proceso.
La segunda fuente de competencia federal es la que proviene del inc. b del art. 36,
que aparece ‘cuando los archivos de datos se encuentran interconectados en
redes interjurisdiccionales, nacionales o internacionales’. La norma puede
explicarse porque estas redes, por lo común, están captadas por la cláusula
comercial de la Constitución (art. 75, inc. 13), concerniente a la regulación del
tráfico interprovincial o internacional, de modo análogo a la tesis que justífica la
competencia federal, por ejemplo, en materia aeronáutica (Eugenio L. Palazzo:
"Competencia judicial en lugares virtuales", E.D., diario derecho constitucional,
26/7/00, y "El federalismo ante las nuevas garantías. Ley de hábeas data", E.D.,
diario especial sobre derecho constitucional, 19/10/90). Asimismo, en "Svatsky",
la Corte afirmó la competencia federal respecto de bases de datos situales en
Internet (CSJN, "Fallos...", 328:1252).
"Lo cierto es que no porque el hábeas data esté en el art. 43 de la Constitución
necesariamente debe ser diligenciado ante la justicia federal. Lo mismo ocurre
con cualquier amparo (ver Nº 619). Corresponde la jurisdicción federal cuando,
por razón de las personas, de la materia y del lugar, así debe ser. En el caso del
hábeas data, el legislador reputó que la interconexión con redes
interjurisdiccionales motiva competencia federal (para ello, pudo haberse tenido
en cuenta el criterio de la Corte Suprema en ‘Cámpoli’, donde el Tribunal destacó
que las operaciones de subastas a través de Internet trascienden la esfera local de
las provincias y justifican la competencia federal, pues pueden concertarse en
cualquier lugar y hacen al comercio interprovincial o internacional -CSJN, Fallos,
323:153-). En una posición moderada, Palazzi viabiliza la jurisdicción federal
solamente cuando el dato cuestionado efectivamente haya sido difundido por
Internet o por un medio operativamente conectado con una red
interjurisdiccional" -Pablo Palazzi: "La protección de los datos personales en
Argentina", pág. 243-, y tal solución no es inconstitucional.
"Cabe anticipar que el art. 44 de la Ley 25.326 vuelve a señalar que ‘la
jurisdicción federal regirá respecto de los registros, archivos, bases o bancos de
datos interconectados en redes de alcance interjurisdiccional, nacional o
internacional’, sin hacer mención a la aceptación por las provincias de esta última
regla, y que tal énfasis legislativo acredita la voluntad del Congreso de asignar
competencia federal en los hábeas data, ratione materiae, cuando la base de datos
cuente con la citada interconexión" (Néstor P. Sagüés: "Compendio de derecho
procesal constitucional", Ed. A., Buenos Aires, 2009, págs. 635/637).
- 20 Ahora bien: más allá de lo expresado, cabe puntualizar que la Corte, con
anterioridad a la sanción de la Ley 25.326 pero con posterioridad a la reforma
constitucional de 1994 -en el primer hábeas data que tuvo a su consideración- no
consideró que la materia de protección de datos fuera "derecho estrictamente
federal". En efecto, en "Steifensand" nuestro Máximo Tribunal Nacional resolvió
que la justicia federal no resultaba competente para entender en las acciones de
amparo y hábeas data iniciadas contra una empresa de televisión por cable con el
fin de conocer los datos personales y antecedentes que ésta poseía respecto del
actor (y que éste entendió que estaban en su poder, a raíz del contenido de un
documental emitido por la demandada), pues no estaba en tela de juicio ninguna
materia relativa a cuestiones regidas por la Ley 19.798 de telecomunicaciones, ni
se encontraba comprometida la responsabilidad del Estado ("Steifensand, Egbert
F. c/Cablevisión SA", CSJN, 19/12/95, L.L., Suplemento de Derecho
Constitucional
del
12/7/96,
cit.
por
Gustavo
Tanús
en
http://protecciondedatos.com.ar).
A tenor de lo expuesto, cabe advertir que en "Svatsky", la actora promovió acción
de amparo-hábeas data, con el fin de que la demandada, una sociedad anónima,
suprima de su base de datos cierta información sobre su situación patrimonial, a
la cual calificó de falsa, y que la Corte, siguiendo al Procurador General, estimó de
aplicación al caso "lo estipulado por el inc. b) del art. 36 de la Ley 25.326, en
cuanto dispone que será competente la justicia federal en aquellos casos en que
los archivos de datos se encuentren interconectados en redes interjurisdicciones,
nacionales o internacionales".
"Ello es así por cuanto, como surge de los hechos relatados en el escrito de
demanda -a los que se debe atender a fin de determinar la competencia (ver
Fallos 323: 3284; 324: 2592; entre muchos otros)- los datos que se pretenden
eliminar constan en una base de datos de Internet (red internacional), a la que se
puede tener acceso desde cualquier lugar del país, como del mundo".
Agregó a tales argumentos que "al presente no le es aplicable la doctrina sentada
en la causa de fallos 324:2592, desde que aquí la actividad judicial a realizarse no
se encuentra vinculada con datos o actos administrativos llevados a cabo por
autoridades públicas del Estado o que se encuentran bajo la jurisdicción directa
de ellas."
Lo que aquí hizo la Corte, como se resolvió en los fallos previamente citados, fue
aplicar la regla de la interjurisdiccionalidad frente a un caso donde se generó un
conflicto negativo de competencia, del cual sólo se sabe a ciencia cierta -pues el
fallo no relata con detalle el origen del conflicto- que la Corte tuvo que resolver tal
cuestión frente a la oposición de ambos jueces a entender en el asunto.
Del contenido del fallo de la Corte Nacional no surge si el demandante inició el
juicio directamente a la justicia federal o si comenzó en el juzgado nacional y en
algún momento compareció el demandado y se opuso a una prórroga tácita de
competencia. Tampoco surge expreso de lo sostenido por la Corte si en "Svatsky"
- 21 la determinación de la competencia federal se estableció en razón de la materia
(lo que la haría improrrogable) o en razón de las personas (lo que la haría
prorrogable), por lo que en nuestro entender nos encontraríamos en el segundo
caso, donde sería prorrogable.
Por ello -y más allá de lo opinable del tema- se advierte que frente a tales
imprecisiones legales y jurisprudenciales no corresponde aplicar la doctrina
emanada de "Svatsky" de manera automática, máxime cuando el supuesto de los
bancos de datos personales interconectados encuadra -en nuestro entenderdentro del supuesto de competencia por distinta vecindad, que por esencia es
prorrogable, siendo factible incluso su prórroga tácita, que en un caso como el
presente se puede materializar a través del inicio del juicio en jurisdicción
ordinaria (propuesta implícita de prórroga) y su trámite sin objeción por parte
del aforado federal (aceptación implícita de prórroga).
En síntesis, como lo dice la recurrente, no cabe presumir -aunque por cierto aquí
aparece evidente lo contrario- que una entidad financiera tiene bancos de datos
interconectados en redes interjurisdicciones y entonces correspondería a ella
acreditarlo y plantearlo en su oportunidad, desestimando la prórroga tácita.
De otro lado, nada tiene que ver -aunque por cierto el argumento es original- que
los datos que la persona requiere y provenientes de la demandada luego le serían
comunicados al Banco Central de la República Argentina y éste a su vez los
transmitiría interjurisdiccionalmente, pues este ente oficial sólo lo haría en el
caso en que existieran datos de deudores del sistema financiero (en principio,
negativos, salvo el de categoría 1 en la Central de Riesgos del Sistema Financiero,
que significa deudor sin mora) y puede que la actora tuviera datos positivos que
no se comunican o simples datos personales erróneamente asentados, que
tampoco necesariamente se comunican y está claro, en virtud de los derechos
emanados de la ley, que se tiene derecho a saber que ese banco de datos no tiene
datos personales de la persona que los solicita, e incluso a que se le comuniquen
los no pedidos. En este sentido, disponen las reglas aplicables del sistema de
protección de datos:
a) "… El derecho de acceso permitirá: a) conocer si el titular de los datos se
encuentra o no en el archivo, registro, base o banco de datos; b) conocer todos los
datos relativos a su persona que constan en el archivo…" (art. 14 del Decreto
1.558/01).
b) "1. La información debe ser suministrada en forma clara, exenta de
codificaciones y en su caso acompañada de una explicación, en lenguaje accesible
al conocimiento medio de la población, de los términos que se utilicen".
"2. La información debe ser amplia y versar sobre la totalidad del registro
perteneciente al titular, aun cuando el requerimiento sólo comprenda un aspecto
de los datos personales. En ningún caso el informe podrá revelar datos
pertenecientes a terceros, aun cuando se vinculen con el interesado".
- 22 "3. La información, a opción del titular, podrá suministrarse por escrito, por
medios electrónicos, telefónicos, de imagen, u otro idóneo a tal fin" (art. 15 de la
Ley 25.326).
c) "El responsable o usuario del archivo, registro, base o banco de datos deberá
contestar la solicitud que se le dirija, con independencia de que figuren o no datos
personales del afectado, debiendo para ello valerse de cualquiera de los medios
autorizados en el art. 15, inc. 3, de la Ley Nº 25.326, a opción del titular de los
datos, o las preferencias que el interesado hubiere expresamente manifestado al
interponer el derecho de acceso" (art. 15 del Decreto 1.558/01).
Por otra parte, ni siquiera tal circunstancia -la "réplica interjurisdiccional"desplazaría automáticamente la competencia al fuero federal por tal hecho, sino
que en tal supuesto el desplazamiento automático se operaría exclusivamente
porque la competencia federal emergería, con carácter de improrrogabilidad, del
carácter de "banco público de datos" del Banco Central de la República Argentina
-banco público "nacional"- y entonces la competencia sería federal e
improrrogable ya no por distinta vecindad, sino por las personas, más
concretamente por demandarse -lato sensu- al Estado nacional.
En este sentido, en "González", la Corte Nacional admitió que la competencia
debía ser federal atento a estar involucrado en la causa el Banco Central de la
República Argentina y por corresponder por aplicación del art. 55 de su carta
orgánica, la Ley 24.144 y el art. 116 de la Constitución Nacional (CSJN, 28/8/01,
E.D., 189:423).
Pero aquí el Banco Central de la República Argentina no fue demandado y
mientras así no ocurra estamos entonces ante otro supuesto, el de
prorrogabilidad, y así la declaración de incompetencia es temprana por faltar la
invocación de parte. Valga recordar que las centrales de información crediticia
(vgr., Organización Veraz), llevan bancos de datos interconectados
interjurisdiccionalmente (obviamente privados), y en la praxis forense se
observan innumerables casos tramitados ante los fueros provinciales sin que la
competencia fuera invocada por tales entidades y por ello no se ha llegado a tal
declaración oficiosa.
Así las cosas, no surgiendo hasta el momento de los hechos relatados por la
actora la existencia de alguna pauta atributiva de competencia federal que no
pueda ser desplazada, y siendo que eventualmente, de acreditarse que el
demandado
opera
bancos
de
datos
personales
interconectados
interjurisdiccionalmente, tal competencia sería prorrogable, el argumento del a
quo debe ser descartado.
5.2. La inexistencia de acreditación de urgencia y de interés legítimo y la eventual
"prostitución" del hábeas data a través de una utilización abusiva con fines
espurios. En este fundamento, el a quo se basa primeramente en la falta de
acreditación de urgencia, pero su conclusión es errónea, pues si bien constituye
- 23 un principio general del derecho procesal que en virtud de la urgencia en la
conjuración de un daño inminente y grave el juez requerido puede atender a esa
situación excepcional (vgr., el despacho de una medida cautelar), sin perjuicio de
que superada esa urgencia siga entendiendo el juez "natural", no se ha pretendido
aquí el dictado de ninguna cautelar ni la atención prioritaria de una cuestión
urgente que permita soslayar la competencia regular del tribunal.
En cuanto al interés legítimo, el art. 14 de la Ley 25.326 es claro en cuanto a
quiénes y en qué supuestos están legitimados para exigir del banco del datos
requerido que se le brinde la información solicitada, y en que si tal pedido de
información no es satisfecho en el término previsto, puede el titular de los datos
interponer la acción de hábeas data prevista en el último capítulo de la ley.
Así, en sus dos primeros parágrafos expresa: "1. El titular de los datos, previa
acreditación de su identidad, tiene derecho a solicitar y obtener información de
sus datos personales incluidos en los bancos de datos públicos, o privados
destinados a proveer informes".
"2. El responsable o usuario debe proporcionar la información solicitada dentro
de los diez días corridos de haber sido intimado fehacientemente. Vencido el
plazo sin que se satisfaga el pedido, o si evacuado el informe, éste se estimara
insuficiente, quedará expedita la acción de protección de los datos personales o
de hábeas data prevista en esta ley".
Ahora bien: a fin de entender correctamente lo que esta norma dispone en cuanto
al legitimado pasivo del reclamo, cabe concordarla con lo dispuesto por el art. 2
de la misma ley que expresa, entre sus definiciones, qué sistemas de información
están alcanzados por las reglas en ella contenidas: "Art. 2. (Definiciones). A los
fines de la presente ley se entiende por: Archivo, registro, base o banco de datos:
Indistintamente, designan al conjunto organizado de datos personales que sean
objeto de tratamiento o procesamiento, electrónico o no, cualquiera que fuere la
modalidad de su formación, almacenamiento, organización o acceso".
Y acerca de la característica establecida por la ley respecto de los bancos de datos
de titularidad privada, en cuanto a que deben estar "destinados a proveer
informes", en el Decreto 1.558/01, que al reglamentar el art. 1 de la ley dispone:
"Art. 1. A los efectos de esta reglamentación, quedan comprendidos en el
concepto de archivos, registros, bases o bancos de datos privados destinados a
dar informes, aquellos que exceden el uso exclusivamente personal y los que
tienen como finalidad la cesión o transferencia de datos personales,
independientemente de que la circulación del informe o la información producida
sea a título oneroso o gratuito".
En definitiva, el esquema legal autoriza a toda persona, previa acreditación de su
identidad, a solicitar los datos que sobre ella estuvieran en poder de cualquier
banco de datos de carácter personal de titularidad pública y en el caso de los
privados sólo no puede requerirlo cuando se trate de un banco de datos de uso
- 24 exclusivo de su registrador (vgr., los que figuran en su agenda electrónica o en su
computadora personal, ello en concordancia con la protección constitucional de
los "papeles privados" -art. 18 de la Constitución Nacional), esto es, mientras a
ese banco de datos no accedan otras personas, sea por vía física o electrónica. Y
frente a esa solicitud -vía intimación fehaciente-, realizada por el legitimado
activo al legitimado pasivo, éste tiene la obligación de contestarle en el plazo de
diez días corridos.
Argumentado esto por la actora, el juez requerido debe expedirse favorablemente
sobre la admisibilidad de la acción intentada -incluso a falta de acreditación del
requerimiento previo, si se optara por la segunda interpretación a que da pie la
redacción del art. 14 de la ley, respecto de su no exigibilidad en los fueros
ordinarios-. Esto, como se dijo, se verifica en el plano de la admisibilidad a fin de
dar inicio al trámite, y será recién cuando éste se haya finalizado, el momento
adecuado para que el juzgador evalúe la procedencia.
La postura del a quo se enrola evidentemente en una postura defensiva de este
noble proceso, la que ha sido adoptada, aunque por diferentes fundamentos, por
otros magistrados de este fuero frente a acciones que prima facie parecieran
motivadas por finalidades diferentes a las tenidas en miras por el constituyente y
por el legislador ordinario, es decir, dirigidas a satisfacer un interés distinto al
que se pretende mostrar desde lo formal. Tal postura defensiva, tendiente a evitar
la prostitución del hábeas data -como otrora ocurriera con el amparo,
generándose el fenómeno anómalo de la "amparitis" (bien descripta por Sagüés
en su obra: "Derecho Procesal Constitucional". "Acción de Amparo", Ed. A.). Así
primero los Tribunales, luego el legislador y nuevamente la judicatura frente a la
falta de adecuación de las reglas del amparo a la reforma constitucional de 1994,
intentaron caminos diversos para preservar esta vía regia y evitar el
congestionamiento de los Tribunales con demandas innecesarias o de
configuración forzada, que sólo contribuían a la ordinarización y consecuente
muerte del instituto.
Pero en el presente caso y en esta temprana etapa no aparece configurada
ninguna de tales situaciones que justifiquen la obturación de la vía elegida. Será
en oportunidad de evaluar su procedencia, y en función de la prueba colectada y
de los argumentos defensivos de un oponente aún ausente, que el juez requerido
podrá decidir si quien utilizó esta especial y delicada vía lo hizo correcta o
incorrectamente, e incluso (pues allí parecerían afincarse las afirmaciones del
decisorio recurrido) determinar que aún cuando se reunieron formalmente los
recaudos de procedencia de la acción, se utilizó la vía de un modo anormal,
abusando del derecho conferido por la norma de fondo o del proceso, al intentar
obtener un rédito indebido y, en tal caso, podrá rechazar la demanda o
eventualmente aún cuando la admitiera, aplicar las costas a quien abusare de su
derecho o del proceso, ya sean las partes o sus abogados. Pero, se insiste,
cualquier consideración al respecto es en esta instancia prematura.
- 25 Cabe a todo evento apuntar que desde lo literal, la norma se refiere a la acción de
hábeas data prevista en el capítulo VII, que es la que se establece para el fuero
federal. Es decir, se habilita la perspectiva interpretativa acerca de si el
requerimiento previo es condición sólo para la acción de hábeas data prevista
para el fuero federal -y entonces si en el caso resulta competente la justicia
provincial podría requerirse los datos directamente por la vía judicial del hábeas
data o del amparo provincial- o si, por el contrario, se entiende que el legislador
quiso referirse a la acción de hábeas data que emana del art. 43 de la Constitución
y que rige en toda la República. En cualquier caso, resulta claro que el
demandante está dentro de uno de esos supuestos
II. La Dra. Lotti dijo: que en relación a los antecedentes del caso y la acción
interpuesta, la declaración de incompetencia, la decisión recurrida y el rechazo de
la revocatoria me remito a lo expresado por el vocal preopinante, apartados 1, 2, 3
y 4.
Asimismo adhiero en lo sustancial a la solución a la que arriba en cuanto que
corresponde entender a la justicia provincial en el caso sub examine y, en
particular, en cuanto expresa:
"Por ello -y más allá de lo opinable del tema- se advierte que frente a tales
imprecisiones legales y jurisprudenciales no corresponde aplicar la doctrina
emanada de ‘Svatsky’ de manera automática, máxime cuando el supuesto de los
bancos de datos personales interconectados encuadra -en nuestro entenderdentro del supuesto de competencia por distinta vecindad, que por esencia es
prorrogable, siendo factible incluso su prórroga tácita, que en un caso como el
presente se puede materializar a través del inicio del juicio en jurisdicción
ordinaria (propuesta implícita de prórroga) y su trámite sin objeción por parte
del aforado federal (aceptación implícita de prórroga)".
"Por otra parte, ni siquiera tal circunstancia -la ‘réplica interjurisdiccional’desplazaría automáticamente la competencia al fuero federal por tal hecho, sino
que en tal supuesto el desplazamiento automático se operaría exclusivamente
porque la competencia federal emergería, con carácter de improrrogabilidad, del
carácter de ‘banco público de datos’ del Banco Central de la República Argentina,
más concretamente banco público ‘nacional’ y entonces la competencia sería
federal e improrrogable ya no por distinta vecindad, sino por las personas, más
concretamente por demandarse -lato sensu- al Estado Nacional".
"En este sentido, en ‘González’, la Corte Nacional admitió que la competencia
debía ser federal atento a estar involucrado en la causa el Banco Central de la
República Argentina y por corresponder por aplicación del art. 55 de su carta
orgánica, la Ley 24.144 y el art. 116 de la Constitución Nacional (CSJN, 28/8/01,
E.D., 189:423)".
"Pero aquí el Banco Central de la República Argentina no fue demandado, y
mientras así no ocurra estamos entonces ante otro supuesto, el de
- 26 prorrogabilidad, y así la declaración de incompetencia es temprana por faltar la
invocación de parte. Valga recordar que las centrales de información crediticia
(vgr., Organización Veraz), llevan bancos de datos interconectados
interjurisdiccionalmente (obviamente privados) y en la praxis forense se
observan innumerables casos tramitados ante los fueros provinciales sin que la
competencia fuera invocada por tales entidades y por ello no se ha llegado a tal
declaración oficiosa".
"Así las cosas, no surgiendo hasta el momento de los hechos relatados por la
actora la existencia de alguna pauta atributiva de competencia federal que no
pueda ser desplazada, y siendo que eventualmente, de acreditarse que el
demandado
opera
bancos
de
datos
personales
interconectados
interjurisdiccionalmente, tal competencia sería prorrogable, el argumento del a
quo debe ser descartado".
"Si bien constituye un principio general del derecho procesal que en virtud de la
urgencia en la conjuración de un daño inminente y grave el juez requerido puede
atender a esa situación excepcional (vgr., el despacho de una medida cautelar),
sin perjuicio de que superada esa urgencia siga entendiendo el juez ‘natural’, no
se ha pretendido aquí el dictado de ninguna cautelar ni la atención prioritaria de
una cuestión urgente que permita soslayar la competencia regular del Tribunal".
"En cuanto al interés legítimo, el art. 14 de la Ley 25.326 es claro en cuanto a
quiénes y en qué supuestos están legitimados para exigir del banco del datos
requerido que se le brinde la información solicitada y en que si tal pedido de
información no es satisfecho en el término previsto, puede el titular de los datos
interponer la acción de hábeas data prevista en el último capítulo de la ley".
"En definitiva, el esquema legal autoriza a toda persona, previa acreditación de su
identidad, a solicitar los datos que sobre ella estuvieran en poder de cualquier
banco de datos de carácter personal de titularidad pública y en el caso de los
privados sólo no puede requerirlo cuando se trate de un banco de datos de uso
exclusivo de su registrador (vgr., los que figuran en su agenda electrónica o en su
computadora personal, ello en concordancia con la protección constitucional de
los "papeles privados" -art. 18 de la Constitución Nacional-), esto es, mientras a
ese banco de datos no accedan otras personas, sea por vía física o electrónica. Y
frente a esa solicitud -vía intimación fehaciente-, realizada por el legitimado
activo al legitimado pasivo, éste tiene la obligación de contestarle en el plazo de
diez días corridos".
"Argumentado esto por la actora, el juez requerido debe expedirse sobre la
admisibilidad de la acción intentada. Esto, como se dijo, se verifica en el plano de
la admisibilidad a fin de dar inicio al trámite, y será recién cuando éste se haya
finalizado, el momento adecuado para que el juzgador evalúe la procedencia".
A tenor de lo dicho hasta aquí, lo cierto es que el auto impugnado debe ser
revocado por las siguientes razones:
- 27 -
a) resulta ocioso destacar que para la determinación de la competencia
corresponde atender de modo principal a la exposición de los hechos efectuada
en la demanda y sólo en la medida en que se adecue a ellos, al derecho que se
invoca como fundamento de la pretensión1;
b) como surge de lo transcrito precedentemente en este caso, la actora inscribió
su pretensión en el marco de la Ley 25.326, en cuanto a acceder a sus datos de
carácter personal; en tal hipótesis -y a la luz de la competencia residual que surge
de lo dispuesto en los arts. 69 y 72 de la Ley 10.160- resulta competente el Juez de
Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial; y,
c) por último, pero no menos importante, en este caso no cabe la declaración
oficiosa de incompetencia, dado que implica una reprochable restricción del
derecho de defensa del demandado -a quien por vía de esa declaración
anticipada, se le está vedando la posibilidad de oponer la pertinente excepción-.
Cuando la competencia es prorrogable (y tanto lo es la territorial como la federal
en razón de distinta vecindad), la demanda interpuesta ante un juez
incompetente debe reputarse como una propuesta de prórroga tácita, la cual
queda configurada si el demandado nada dice al respecto; por ende, mal puede
repelerse oficiosamente una demanda en base a cualesquiera de tales extremos.
En síntesis: la demanda debe ser admitida por el Juzgado Civil y Comercial
Provincial, sin perjuicio de lo que pudiere resolver ulteriormente acerca de su
competencia para entender en la causa, en el marco de la eventual excepción que,
en su caso, interpusiere la demandada.
No se advierte, pues, que tal interpretación resquebraje la interpretación que
amerita lo dispuesto en la última parte del art. 2 de la Ley 10.160.
III. El Dr. Gerardo F. Muñoz dijo: coincido plenamente con los fundamentos
expuestos por el Dr. Puccinelli y voto en el mismo sentido que los Dres. Puccinelli
y Lotti.
Se resuelve: Revocar el auto apelado y declarar la competencia de la justicia
ordinaria de la provincia para entender en los presentes.
Puccinelli. Lotti (por sus fundamentos). Muñoz.
1. CS, "Cerda v. YPF SA", 11/4/00, L.L. 2000-D. 216 (del dictamen del Procurador
que la Corte hace suyos).
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