INFORME A: Sr. Decano Miembros de la Junta Directiva De. Dirección de Derechos Humanos Asunto: La Pena de Muerte en el Ordenamiento Nacional – Asuntos Pendientes. Fecha: 3 de Marzo de 2008 ______________________________________________________________________ El derecho a la vida esta consagrado y protegido como el principal bien jurídico en nuestra Constitución y en los Convenios Internacionales de los cuales el Perú es parte. La Constitución de 1993 introdujo múltiples cambios en algunos casos de redacción relacionados a la celebración de tratados1 política exterior, etc; y, en otros casos, afectó derechos fundamentales del ser humano, como el derecho a la vida. Específicamente respecto al derecho a la vida, el artículo 140 de la Constitución de 1993 amplió las causales de pena de muerte, a los delitos de terrorismo y traición a la Patria. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ha señalado que la ampliación de las causales de pena de muerte por el Perú, contraviene las obligaciones internacionales asumidas por el Perú, específicamente del artículo 4º de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y ha recomendado a nuestro país que adecúe la norma constitucional a dicho instrumento internacional; pese a ello el artículo 140º no ha sido adecuado a la Convención Americana sobre Derechos Humanos hasta la fecha. El 1° de Marzo se celebra el Día Internacional de la Abolición de la Pena de Muerte, debido a esa ocasión, la Dirección de Derechos Humanos consideró necesario elaborar un Informe sobre la Pena de Muerte en el Ordenamiento Nacional. El presente informe se desarrolla a partir de una revisión del derecho nacional – la normatividad internacional y las leyes internas-; análisis de la misma, y finaliza con las conclusiones y recomendaciones. I. 1 MARCO LEGAL PERUANO Nos referimos principalmente al artículo 55 de la Constitución, que respecto al artículo 101 de la Constitución de 1979, suprime la jerarquía superior del tratado frente a ley en caso de conflicto. Asimismo, al artículo 56, que convierte en regla general la celebración de los tratados sin la exigencia de la aprobación legislativa y como regla excepcional dicha aprobación en los casos establecidos taxativamente por la norma constitucional. Finalmente, nos referimos al supresión de las normas contenidas en los artículos 105 y 106 de la Constitución de 1979 que consagraba la jerarquía constitucional a los preceptos contenidos en los tratados de derechos humanos, así como a la jerarquía superior de los tratados de integración 1.1 Normatividad Internacional 1.1.1 La Declaración Universal de Derechos Humanos2. Sirvió como base para la formulación de las dos convenciones internacionales de la ONU, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. La Declaración reconoce en su artículo 1° que: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternamente los unos con los otros” Asimismo en su artículo 3, señala: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona” 1.1.2 El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 19663. Consagra en su artículo 6° lo siguiente: “1. El derecho a la vida es inherente a la persona humana. Este derecho estará protegido por la ley. Nadie podrá ser privado de la vida arbitrariamente. 2. En los países en que no hayan abolido la pena capital sólo podrá imponerse la pena de muerte por los más graves delitos y de conformidad con leyes que estén en vigor en el momento de cometerse el delito y que no sean contrarias a las disposiciones del presente Pacto ni a la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio. Esta pena sólo podrá imponerse en cumplimiento de sentencia definitiva de un tribunal competente. 3. Cuando la privación de la vida constituya delito de genocidio se tendrá entendido que nada de lo dispuesto en este artículo excusará en modo alguno a los Estados Partes del cumplimiento de ninguna de las obligaciones asumidas en virtud de las disposiciones de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. 4. Toda persona condenada a muerte tendrá derecho a solicitar el indulto o la conmutación de la pena de muerte. La amnistía, el indulto o la conmutación de la pena capital podrán ser concedidos en todos los casos. 5. No se impondrá la pena de muerte por delitos cometidos por personas de menos de 18 años de edad, ni se la aplicará a las mujeres en estado de gravidez. 2 Adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948. Aprobada por el Perú mediante Resolución Legislativa Nº 13282 del 15 de diciembre de 1958. 3 Aprobado por el Perú con fecha 11 de Agosto de 1977 y ratificado el 28 de abril de 1978. Decreto Ley Nº 22128 6. Ninguna disposición de este artículo podrá ser invocada por un Estado Parte en el presente Pacto para demorar o impedir la abolición de la pena capital. 1.1.3- La Convención Americana sobre Derechos Humanos de 19694. Señala en su artículo 4º Derecho a la vida , lo siguiente: 1. “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente. 2. En los países que no han abolido la pena de muerte, ésta sólo podrá imponerse por los delitos más graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal competente y de conformidad con una ley que establezca tal pena, dictada con anterioridad a la comisión del delito. Tampoco se extenderá su aplicación a delitos a los cuales no se la aplique actualmente. 3. No se restablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido. 4. En ningún caso se puede aplicar la pena de muerte por delitos políticos ni comunes conexos con los políticos. 5. No se impondrá la pena de muerte a personas que, en el momento de la comisión del delito, tuvieren menos de dieciocho años de edad o más de setenta, ni se le aplicará a las mujeres en estado de gravidez. 6. Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el indulto o la conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los casos. No se puede aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté pendiente de decisión ante autoridad competente” (Énfasis agregado). 1.2 Normatividad Nacional 1.2.1 Constitución del Perú de 1979, estableció la pena de muerte para casos de traición a la patria en caso de guerra exterior únicamente (articulo 235°). Era una manera de restringir el uso y abuso de la pena de muerte durante el régimen militar, en el cual se recuerdan ajusticiamientos a violadores de menores o asesinos de policías. “Art. 235°.- No hay pena de muerte, sino por traición a la Patria en caso de guerra exterior” 1.2.2 En la Constitución de 1993 vigente, se establece en el, “Art. 140°.- La pena de muerte sólo puede aplicarse por el delito de Traición a la Patria en caso de guerra, y el de terrorismo, conforme a las leyes y a los tratados de los que el Perú es parte obligada. II. 4 ANALISIS Aprobada por el Perú, mediante el Decreto Ley N° 22231, del 11 de julio de 1978 y ratificado el 28 de julio del mismo año. 2.1 La simple lectura del artículo 140º de la Constitución de 1993, permite constatar la ampliación de las causales de aplicación la pena de muerte en el Perú, a los casos de delito traición a la Patria en caso de guerra, y el de terrorismo, respecto de la Constitución de 1979. 2.2 El término guerra exterior que utiliza la Constitución de 1979, induce a reconocer que hay guerra que no son externas, sino no externas o internas; y en consecuencia la pena de muerte estaba restringida a los casos de traición a la patria en guerra exterior, excluyendo la posibilidad de aplicación en los casos de guerra interna. 2.3 Al eliminarse en la nueva Constitución el término "exterior", se entiende que la pena de muerte puede ser aplicada a los delitos de traición a la patria en caso de guerra externa e interna. 2.4 Debemos hacer presente que el término guerra utilizado en la Constitución de 19935, se refiere a un hecho prohibido, no sólo por la Carta de Naciones Unidas6, sino también por el Derecho Internacional General (Consuetudinario)7, que es la prohibición de la amenaza y uso de la fuerza, entendida esta fuerza como fuerza armada. Así la guerra en el Derecho Internacional Clásico entendida como el enfrentamiento armado de las fuerzas regulares de dos o más Estados quedaba proscrita en sus relaciones. 2.5 Pese a la proscripción de la guerra por el Derecho Internacional, la violecia armada ha subsistido, adoptando nuevas formas, comprendiendo a nuevos actores y manifestándose ya no solo en las fronteras entre los Estados sino en sus propios territorios. Todas estas situaciones han sido calificadas por el derecho internacional humanitario como conflictos armados. 2.6 Nuestra Constitución debiera utilizar la expresión “conflicto armado” y eliminar el término de guerra, que es un término militar antes que jurídico, además de estar proscrito en las relaciones de paz y amistad entre los Estados. 2.7 Si asimilamos el término guerra al de conflicto armado, tendremos que éste puede ser internacional o interno. En consecuencia, la Constitución de 1993 estaría comprendiendo las situaciones tanto de conflictos armados internacionales como de conflictos armados internos, respecto de la aplicación 5 La Constitución de 1979, también usó el término guerra. Carta de Naciones Unidas, artículo 2.4. 7 La terminología usada en la redacción de este artículo no sólo es anacrónica sino contraria al derecho internacional. Fue en el Pacto de la Liga de Naciones o Sociedad de Naciones (1919) que, por primera vez, se introdujo limitaciones al derecho de los Estados a recurrir a la guerra, produciéndose la primera condena a ella como recurso para la solución de controversias en el Pacto Briand Kellog (1928), en el cual los Estados renunciaron a la guerra como instrumento de política nacional en sus mutuas relaciones. Sin embargo, el Tribunal de Nüremberg señaló que “la solemne renuncia a la guerra como instrumento de política nacional involucra necesariamente la proposición de que dicha guerra es ilícita en el derecho internacional; y que aquellos que planeen y hagan una guerra tal, con sus inevitales y terribles consecuencias, están cometiendo un delito al hacerlo: (cit. por H. Kelsen “Principios de Derecho Internacional Público, El Ateneo, Buenos Aires, 1965, pág 119, n. 28. Con este mismo criterio, la Carta de NNUU, al prohibir la amenaza y el uso de la fuerza -armada- en las relaciones entre sus Estados miembros descarta el recurso a la guerra, y constituye el punto de partida de una nueva etapa del derecho internacional que tiene como premisa la solución pacífica de las controversias entre los Estados. 6 de la pena de muerte en los casos de traición a la patria, lo que supone ampliar la causal de pena de muerte a que se refiere la Constitución de 1979. 2.8 No puede pasar desapercibido que el 13 de agosto de 1992 se aprobó por el entonces gobierno de Alberto Fujimori el Decreto Legislativo No. 25659, que tipificó el delito de traición a la patria que comprendía a los actos de terrorismo agravado. Dicha norma fue declarada inconstitucional por el Tribunal Constitucional el 3 de enero de 20038. 2.9 Un segundo caso de ampliación de la pena de muerte en el artículo 140º de la Constitución de 1993, es que ella se aplicará también a los casos de terrorismo, causal no previsto en la Constitución de 1979. 2.10 La Constitución de 1993 ha consagrado que los tratados celebrados por el Perú y en vigor, forman parte del derecho nacional9; en tal sentido, cualquier estudio que se realice sobre la pena de muerte en el Perú, debe contemplar ambos sistemas de normas: las internas que tienen su origen en los órganos del Estado peruano, y las internacionales, específicamente los tratados respecto de los cuales nuestro país ha expresado su consentimiento en obligarse a través de la ratificación, adhesión o cualquier otra forma prevista en el tratado, y se encuentren vigentes. 2.11 El artículo 140 al extender la pena de muerte a supuestos no contemplados en la legislación peruana precedente contradice, en forma manifiesta, la norma internacional antes citada, específicamente, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que en su artículo 4.2º preceptúa que, 2. En los países que no han abolido la pena de muerte, ésta sólo podrá imponerse por los delitos más graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal competente y de conformidad con una ley que establezca tal pena, dictada con anterioridad a la comisión del delito. Tampoco se extenderá su aplicación a delitos a los cuales no se la aplique actualmente.(Énfasis agregado) 2.12 El término “actualmente”, contenido en el artículo antes citado, puede ser interpretado en el sentido que se refiere a la fecha de aprobación de la Convención10, es decir, el 22 de noviembre de 1969 en el caso del Perú. Una segunda interpretación sería que “actualmente” se refiere a la fecha de la firma de la Convención por parte del Estado; es decir, el 27 de julio de 1977 en el caso del Perú. Una tercera interpretación sería que “actualmente” se refiere a la fecha de ratificación de la Convención; es decir, el 28 de julio de 1978 fecha en que se depositó el instrumento de ratificación por parte del Perú. Una cuarta y última interpretación sería que “actualmente” se referiría al momento en que se pretende extender la aplicación de la pena de muerte. 8 Tribunal Constitucional en el caso Marcelino Tineo Silva y Más de 5000 Ciudadanos, Eexp. No. 010220-AI/TC. 9 Véase artículo 55 de la Constitución de 1993. La Constitución peruana 1979 consagró similar regla en el artículo 101. 10 La Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José, fue suscrita en San José de Costa Rica el 22 de noviembre de 1969, en la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos. 2.13 El Artículo 29° de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, señala que: Artículo 29. Normas de Interpretación Ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de: a. permitir a alguno de los Estados partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la prevista en ella; b. limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados partes o de acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos Estados; c. excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan de la forma democrática representativa de gobierno, y d. excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y otros actos internacionales de la misma naturaleza. 2.14 Es decir, la Convención Americana sobre Derechos Humanos no puede ser interpretada en el sentido de suprimir el goce y el ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la Convención, entre ellos el derecho a la vida. De este modo, tanto la primera, segunda y tercera interpretación, en tanto se basan en situaciones anteriores a la Constitución de 1979 que restringió la pena de muerte al delito de traición a la patria en caso de guerra exterior, podrían suprimir y limitar el derecho a la vida en mayor medida de la prevista en el artículo 4º de la Convención. La única interpretación posible sería la cuarta en tanto restringe la aplicación de la pena de muerte en el Perú a una sola causal. 2.15 Otro tipo de interpretación sería contraria a lo estipulado por la propia Convención que, en el artículo 29º antes citado, en líneas generales, recoge el principio pro homine para la interpretación de los derechos y libertades incluidos en dicho tratado. 2.16 De otro lado, la Constitución de 1993 debe ser interpretada de manera integral y sistemática. El artículo 139 inc. 22 de la Constitución establece que la pena tiene como función la reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad11, lo que no se podría cumplir si se admite la aplicación de la pena de muerte en el Perú, no solo como excepción, sino dentro de una facultad discrecional del Estado para ampliar las causas de su aplicación. La única vía de eliminar esta posibilidad y esta ambigüedad jurídica es la reforma constitucional para abolir la pena de muerte o, en todo caso, su derogación mediante ley. 11 Constitución Política de 1993, artículo 138 sobre Principios y derechos de la función jurisdiccional, “22. El principio de que el régimen penitenciario tiene por objeto la reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad”. 2.17 No obstante ello, cabe señalar que el derecho a la vida en la Constitución peruana, así como en el sistema constitucional comparado, es el presupuesto para la existencia de todos los demás derechos, sin derecho a la vida no pueden ser ejercidos el resto de derechos constitucionales. Y, el fundamento del derecho a la vida es la dignidad de acuerdo al artículo 1° de nuestro texto constitucional. Desde esta perspectiva el derecho a la vida es un derecho fundamental garantizado por la Constitución en tanto su ubicación constitucional lo cual significa que su contenido va a limitar a los jueces al aplicar la ley penal ya que las penas obedecen al principio constitucional del régimen penitenciario previsto en el artículo 139.22 y lógicamente significa la obligación ineludible que tienen éstos al administrar justicia: que deben hacerlo de acuerdo a la Constitución tal como lo señala el artículo 138 de la misma. 2.18 Por ello, en esta línea interpretativa de los derechos fundamentales, debe tomarse en cuenta además, que la regulación constitucional sobre la pena de muerte ha de encontrarse condicionada de conformidad con los tratados internacionales ratificados por el Perú sobre derechos humanos, esto, según la Cuarta disposición final y transitoria de la Constitución de 1993 2.19 En este sentido sobre la base de una interpretación sistemática favorable para la protección de los derechos fundamentales, la pena de muerte, al atentar contra el presupuesto de todos los derechos fundamentales, no será aplicada en tanto se interprete la Constitución correctamente. Esta interpretación tiene su base en la doctrina constitucional sentada por el Tribunal Constitucional peruano, por el derecho constitucional comparado y por el Derecho Internacional que se nutre de los Tratados sobre derechos humanos de los cuales el Perú es parte. Por ello, los jueces, mientras se realice la reforma constitucional o se derogue el artículo 140 de la referida Carta Magna, tienen la obligación constitucional de aplicar la ley penal respetando los principios democráticos en defensa y garantía de los derechos fundamentales y, la vida, es el soporte para el ejercicio de todos los derechos constitucionales12. 2.20 La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha referido en su Informe Anual de 1993 sobre el Perú, que la última parte del artículo bajo análisis, que expresa que la pena de muerte se aplicará conforme a "los tratados de los que el Perú es parte obligada", no es posible de ser armonizar con lo que establece el artículo 4 de la Convención.13 En tal sentido, señaló que la ampliación de las causales de pena de muerte, es: “... aún más grave si se tiene en cuenta que numerosos casos de terrorismo y de traición a la patria se resuelven mediante juicios sumarísimos, y por esta razón existe la posibilidad de que se cometan errores judiciales irreparables y se prive del derecho a la vida a personas inocentes”14 12 Pérez Royo, Javier. Curso de derecho constitucional. Madrid, Marcial Pons, 2005, pp. 315 y 315. En el mismo sentido: Blaguer Callejón, Francisco. Manual de Derecho constitucional, Madrid, Tecnos, 2007, p. 94 13 CIDH. Informe Annual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Secretaría General, OEA. Washington D.C., 1994. pag. 543. 14 CIDH. Ob. Cit. Pág 544. 2.21 De igual manera, el 8 de noviembre de 1993, la Comisión Interamericana solicitó a la Corte una Opinión Consultiva, respecto a los efectos de esta normativa interna desde el punto de vista del derecho internacional, así como, sobre la responsabilidad internacional del Estado y de sus agentes al poner en ejecución dicho dispositivo. 2.22 La Corte en su Opinión Consultiva OC-14 consideró que la Comisión, al tener entre sus atribuciones la de formular recomendaciones a los Estados miembros para que adopten medidas progresivas en favor de los derechos humanos, dentro del marco de sus leyes internas y sus preceptos constitucionales; tenía legitimidad para presentar la solicitud de opinión consultiva, ya que no pretendía ni solicitaba una expresa declaratoria de compatibilidad entre una ley interna de un Estado y normas de la Convención. En tales circunstancias, agregó que "la competencia consultiva de la Corte (…) puede y debe resultar valioso apoyo (…)."15. 2.23 La Corte al pronunciarse sobre dicho pedido señaló que, “la promulgación de una ley manifiestamente contraria a las obligaciones asumidas por un Estado al ratificar o adherir a la Convención constituye una violación de ésta, y que en el evento que esa violación afecte derechos y libertades protegidos respecto a individuos determinados, genera responsabilidad internacional para el Estado". 2.24 En tal sentido, la Corte precisó que se referiría a la palabra "ley" en su sentido material y no formal16 es decir la norma que el Estado debe dictar en virtud de la obligación que ha asumido, para hacer efectivos los derechos y libertades contenidas en la Convención.17 Asimismo, puntualizó que la solicitud de opinión conlleva implícitamente a referirse a la interpretación de los artículos 1 y 2 de la Convención Americana que establece el compromiso de los Estados de respetar los derechos y libertades fundamentales reconocidos en ellos y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona sometida a su jurisdicción y a adoptar, en su caso, las medidas legislativas o de otro carácter para hacer efectivos tales derechos y libertades.18 2.25 Sobre este último aspecto señaló que, si se ha contraído la obligación de adoptar las medidas aludidas, con mayor razón lo está la de no adoptar aquellas que contradigan el objeto y fin de la Convención19 ya que esta es "una de las muchas formas como un Estado puede violar un tratado internacional". 2.26 De esta manera, tal como la Corte señaló en un pronunciamiento anterior, “(...) la Convención prohíbe absolutamente la extensión de la pena de muerte y que, en consecuencia, no puede el Gobierno de un Estado Parte aplicar la pena 15 OC-14, párr 25 OC-14, párr 31 17 Ob. Cit párr 33 in fine 18 Ob.Cit. párr 33 19 Ob.cit. párr.36. Este es un claro ejemplo de la forma como la jurisprudencia de la Corte mediante su interpretación está extendiendo el ámbito material de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, específicamente en cuanto a obligaciones positivas de los Estados Partes. 16 de muerte a delitos para los cuales no estaba contemplada anteriormente en su legislación interna...”20 2.27 Si bien la Corte no se pronunció en forma expresa sobre el artículo 140° de la Constitución peruana, se afirmó que un Estado parte de la Convención, no puede ampliar las causales de pena de muerte, como es el caso de nuestro país, ya que ello comporta una violación a las garantías judiciales,21 entre otros derechos; contraviniendo, además, sus obligaciones internacionales en esta materia. Si bien nuestro país se encuentra inmerso en diversos sistemas de protección internacional de los derechos humanos,22 está íntimamente vinculado al Sistema Interamericano de Derechos Humanos. 2.28 La Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su Informe sobre el Perú correspondiente al año 1996, volvió a referirse a la leyes antiterroristas, en ese sentido, señaló: “La Comisión observa con preocupación que ciertas disposiciones contenidas en la legislación antiterrorista han sido incorporadas como normas constitucionales. De esa forma han adquirido carácter permanente ciertas restricciones a derechos fundamentales. Entre estas normas se encuentran: el artículo 140 de la Constitución Política del Perú,23[15] que permite extender la pena de muerte a los delitos de traición a la patria y terrorismo, a los cuales no se les aplicaba previamente;” 2.29 Y recomendó, “…se modifiquen los artículos 140, 173 y 2 párrafo 24, literales "g" y "f" de la Constitución, para adecuarlos a lo establecido, inter alia, en los artículos 4, 7 y 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos”. 2.30 En el año 2006 se presentaron dos proyectos de ley de reforma constitucional, con Nros. 669/2006-PE, 00282/2006-CR y 00164/2006-CR mediante los cuales se pretende imponer la pena de muerte en caso de violación sexual de menor de siete años de edad seguida de muerte; y, terrorismo. Mas aún, dichos proyectos piden que se autorice al Presidente de la 20 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Opinión Consultiva OC-3/83 del 8 de Septiembre de 1983 "Restricciones a la Pena de Muerte (Arts. 4.2 y 4.4 Convención Americana sobre Derechos Humanos)" solicitada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Parte Resolutiva, Pág. 44. 21 La Constitución de 1993 al permitir el juzgamiento de personas civiles por la jurisdicción militar, los desvió de su juez natural. 22 Nuestro país participa en los Sistemas Universal y Regional de Protección de los Derechos Humanos. En el marco de Naciones Unidas, el sistema puede ser institucional y convencional. De este modo las personas que consideren violados los derechos consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos pueden presentar peticiones que contengan denuncias a la Comisión de Derechos Humanos de NNUU; o al Comité de Derechos Humanos, al Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial ó al Comité contra la Tortura, si sus respectivos países han ratificado los tratados correspondientes y aceptado la competencia de dichos órganos. El Perú no ha aceptado la competencia del Comité contra la Tortura. En el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, al haber ratificado nuestro país la Convención Americana sobre Derechos Humanos y aceptado la competencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para los casos de denuncias de Estados contra Estados, así como la competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, toda persona, grupo de personas, u organización no gubernamental reconocido en uno de los Estados, podrá presentar denuncias individuales alegando violación de los derechos que consagra la Convención, pudiendo la Comisión llevar su caso a la Corte Interamericana. República, para denunciar los tratados internacionales de los que el Perú es parte y que limiten la aplicación de la Pena de Muerte. 2.31 Es decir, la no adecuación del artículo 140º de la Constitución del Estado a los estándares de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, por el Perú, conforme ha sido recomendado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, constituye una violación continua de las obligaciones internacionales que se derivan para el Perú de los artículos 1.1º y 2º de dicha; así como una puerta abierta para la posibilidad o al menos intentos de continuar ampliando las causales de pena de muerte en el Perú. III. CONCLUSIONES 3.1 El texto del artículo 140° de la Constitución de 1993, constituye una amenaza latente. Mientras el Estado peruano no cumpla con adecuar su normatividad respecto a la aplicación de la Pena de Muerte a los estándares internacionales, específicamente la Convención Americana sobre Derechos Humanos, existe la posibilidad de que Perú aplique la Pena de Muerte violando sus obligaciones internacionales. 3.2 Resulta necesario que la Orden haga un llamado a las autoridades del Estado competentes como el Congreso de la República para que cumplan con adecuar la Constitución del Estado a la Convención Americana sobre Derechos Humanos. IV. RECOMENDACIONES El Colegio de Abogados de Lima, en cumplimiento de sus funciones estatutarias de promover y defender los derechos humanos de quienes ejercen la abogacía y de la sociedad, debe llamar la atención del Congreso de la República, del Ministerio de Relaciones Exteriores, del Ministerio de Justicia así como de la Defensoría del Pueblo para que el Estado peruano cumpla con adecuar el artículo 140° de la Constitución a los estándares de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, a la mayor brevedad posible.