ASOCIACIÓN URUGUAYA DE PSICOANÁLISIS DE LAS CONFIGURACIONES VINCULARES Docentes: Psic. Nelson Gottlieb, Psic. Carlos Arévalo Alumna: Psic. Mariela Barreto Sánchez ENTRE “ENTRES” Y MAFALDAS Desde que me recibí he trabajado en la clínica individual desde un marco teórico psicoanalítico. El despliegue del mundo interno del paciente con sus relaciones de objeto, fantasías, representaciones, forman parte de lo cotidiano en mi consultorio. Mucho tiempo viendo las cosas desde la misma óptica. ¡Qué difícil es verlo desde otro lugar! Desde otro ángulo, ¿Serán las mismas? Cuando comencé el curso vino a mi mente la tira de Quino. Luego recordé una entrevista radial que un periodista argentino le hiciera a Hebe de Bonafini, Presidenta de las Madres de la Plaza de Mayo. Hebe dijo con vehemencia que sentía que a ellas (las Madres de la Plaza) las habían parido sus hijos. La escuché siendo adolescente, la frase me impactó al punto a que aún hoy la recuerdo. Hebe y Quino entonces, actuarán como estímulo para ayudarme a reflexionar sobre esto tan complejo y oscuro para mí como es el vínculo. ¿Qué entendemos por vínculo? Sería agradable y tranquilizador que para cada pregunta hubiese una única respuesta. Tranquilizador sí, pero también obturante. El modo en que pensamos la realidad enlaza con el modo en que concebimos las relaciones y tiene efectos en cada quien. Concebir respuestas únicas supondría concebir verdades absolutas. Dar cabida a la complejidad abre un abanico que perturba, pero que posibilita. Retomo la pregunta: ¿qué entendemos por vínculo? Berenstein en su libro “DEVENIR OTRO CON OTRO(S)” lo define como: “…una situación inconsciente que, ligando a dos o más sujetos, los determina en base a una relación de presencia.” Más tarde en su libro “DEL SER AL HACER” lo definía como: “… una relación entre otros…” Cuando hablamos del otro, hablamos de imposición, de límite al yo. El otro lo enfrenta con lo ajeno, lo no representado. Supone esfuerzo, romper con la ilusión de que el mundo es capturable a través de la representación. Genera quiebre. Engendra nuevas marcas. Vamos virando de una lógica del pensar basada en el uno para ingresar en una lógica del pensar de dos. Desde el uno se concibe al sujeto como centro. Se trata de un sujeto estructurado en base a sus primeros años de vida y a los avatares de su conflictiva edípica. Estamos en el reino de la linealidad pulsional, la causalidad inconsciente. Pensar desde el dos exige romper con el sujeto como centro, con la linealidad pulsional, abrir otras fuentes de determinación. Supone concebir a un sujeto en un devenir constante donde se producen nuevas marcas a través de vínculos que subjetivizan. Quizás el concepto mismo de sujeto podría ser cuestionado en la medida que lo concebimos más allá de las sujeciones que supone pensar desde el uno. El vínculo requiere cierta violencia, el proceso de subjetivación supone cierta desestructuración de la subjetividad anterior. El vínculo nos enfrenta con lo ajeno, lo no representado, frente a esto debemos responder. Podemos defendernos negando lo nuevo, aniquilar al otro, o hacer un lugar a esto que se nos impone más allá de nuestros deseos. Así como al mundo interno podríamos pensarlo como el reino de las representaciones, lo ajeno, lo no representado, nos problematiza. Arroja al sujeto al devenir, al mundo de los otros, al de los vínculos. La novedad se presenta, no se representa ni se evoca. Ese esfuerzo es motor del vínculo para Berenstein. Lo antedicho enlaza con la idea de acontecimiento. Aquello nuevo que no tiene lugar ni representación previa, que no puede ser aprehendido hasta después de producido. No hay un lugar esperándolo, pero cuando se hace cambia la significación hasta ese momento. Vínculo, entre, nociones complejas, confusas, oscuras. ¿Cómo pensar algo que no puede representarse? ¿Cómo escapar al pensamiento – representación, al pensamiento – palabra? ¿Cómo escapar a las sujeciones que atrapan y constriñen a ver las cosas desde los mismos lugares, desde moldes? Masud Khan describía el estar en barbecho como un estado no integrado, receptivo y lábil, ampliamente no verbal, liberado de la representación. Una capacidad del yo. Un estado no conflictivo, no instintivo, donde se excluye la crítica. El pensamiento proviene de afuera decía Deleuze. Afuera de las sujeciones de las representaciones. Se cuestiona la forma hombre como anclaje del conocer, donde pensar es conocer. Ahora bien, no es fácil lograr este cometido. Al pensar el vínculo, el entre, lo primero que me surge es tratar de “formatearlos” para transformarlos en algo conocido. La noción de entre, sin embargo, no es representacional. Podemos asociarla a lo transicional de Winnicott. El objeto, el espacio, los fenómenos transicionales saltan la lógica binaria exigiendo un esfuerzo de pensamiento distinto. No pertenecen al adentro ni al afuera, no son suma. Será en estas zonas no capturables por las representaciones donde transcurre para Winnicott la mayor parte de la vida del ser humano. Para Tortorelli el sujeto es producción del vínculo. Es constituido y destituido en y por el vínculo. Lo antedicho supone un quiebre, o por lo menos exige un modo diferente de pensar la identidad. Nos habla de la identidad diferida, la identidad como efecto de un proceso de diferenciación que no termina, que perturba a la vez que constituye. Se trata de pensar en el entre, en los procesos de producción que allí acontecen. Vamos siendo en la medida que se genera esta suerte de espacio, que no es físico, que nos supone, pero nos excede. Vuelvo al principio, a Quino, a Hebe. ¿Dónde está el principio en el vínculo? ¿Quién está primero?. ¿ Lospadres, los hijos? Para Levina el vìnculo es anarquico, no hay origen. A esta altura podríamos pensar que lo primero es un entre a partir del cual podemos hablar de una madre y un hijo. Para Winnicott el infante y el cuidado materno se pertenecen recíprocamente. No podemos pensar el uno sin el otro. El infante sería algo a desmadejar del cuidado materno el cual es tal porque hay algo a desmadejar de él. Quino, Hebe, ¿estarían pensando en torno al vínculo, al entre, cuando se expresaron de esta manera? No puedo saberlo. Quizás lograron captar de una manera más directa y simple algo que a mi me cuesta tanto. Sea como sea, vuelvo a Winnicott, a una de sus frases que en lo personal me parece muy interesante: “Si hay algo de cierto en lo que digo se verá que los poetas ya hablaron de ello”. BIBLIOGRAFÍA: Gottlieb, N. (2007). La pareja: mapeo de planos. Comité Familia y Pareja de FEPAL. Setiembre 2007. Masud Khan, Donald W. Winnicott. Buenos Aires, Editorial Trieb. Puget, J. (2007). Cada vez nos conocemos menos. Buenos Aires. 2007. Tortorelli, A. “Entre”.