5 formas en que Dar es bueno para ti Por Jason Marsh y Jill Suttie Este ensayo apareció originalmente en Greater Good, la revista online del Greater Good Science Center en Uc Berkeley. 1.- Dar nos hace sentir felices. Un estudio en el 2008 realizado por la Escuela de Negocios de Harvard por el profesor Michael Norton y sus colegas, encontró que dar dinero a alguien más elevó más la felicidad de los participantes que gastándolo en ellos mismos (a pesar de la predicción de los participantes de que gastando este dinero en ellos mismos los iba a hacer más felices). El experto en felicidad Sonja Lyubomirsky, un profesor de psicología de la Universidad de California en Riverside, vio resultados similares cuando pidió a la gente que realizaran cinco actos de bondad cada semana durante seis semanas. Estos sentimientos agradables se reflejan en nuestra biología. En un estudio realizado en el 2006, Jorge Moll y sus colegas del National Institutes of Health encontraron que cuando la gente dona a caridad, se activan zonas del cerebro asociadas al placer, la conexión social y la confianza, creando un efecto de “crecimiento tibio”. Los científicos también creen que el comportamiento altruista hace que se liberen endorfinas en el cerebro, produciendo sensaciones positivas conocidas como la “elevación del ayudador”. 2.- Dar es bueno para nuestra salud. Un rango amplio de investigaciones ha relacionado diferentes formas de generosidad con mayor salud, aún entre los enfermos y los ancianos. En su libro Por que las cosas buenas le pasan a las personas buenas, Stephen Post, un profesor de medicina preventiva en la Universidad de Stony Brook, reporta que dar a otros ha demostrado que incrementa los beneficios en la salud en personas con enfermedades crónicas, incluyendo VIH y esclerosis múltiple. Un estudio en 1999 llevado por Doug Oman de la Universidad de California en Berkely, encontró que los ancianos que realizaban actividades de voluntariado para dos o más organizaciones, eran 44% menos propensos a morir en un periodo de 5 años que los no voluntarios, a pesar de los controles de edad, hábitos de ejercicio, salud en general y hábitos negativos como fumar. Stephanie Brorwn, ahora investigadora en el Stony Brook University, vio resultados similares en un estudio en 2003 en parejas de ansianos. Ella y sus colegas encontraron que aquellos individuos que ayudaban de manera práctica a sus amigos, familiares o vecinos, o daban soporte emocional a sus parejas, tenían un riesgo menor de morir en los próximos cinco años que los que no lo hacían. Lo interesante es que recibir ayuda no estaba relacionado con reducir el riesgo de muerte. Los investigadores sugieren que una de las razones por las que dar debe mejorar la salud física y la longevidad es que ayuda a reducir el estrés, el cual esta asociado con una variedad de problemas de salud. En un estudio del 2006 realizado por Rachel Piferi de la Universidad de Jhons Hopkins y por Kathleen Lawler de la Universidad de Tennessee, la gente que aportaba apoyo social a otros, tenía menor nivel de presión arterial que los participantes que no lo hacían, lo cual sugiere un beneficio fisiológico directo para aquellos que se dan de sí mismos. 3.- El Dar promueve la cooperación y la conexión social. Cuando tu das, es más probable que recibas de vuelta. Muchos estudios, incluyendo el trabajo de los sociólogos Brent Simpson y Robb Willer, han sugerido que cuando das a otros, es probable que tu generosidad sea redituada por otros - algunas veces por la persona a la que diste, algunas veces por alguien más. Estos intercambios promueven un sentido de confianza y cooperación que fortalece nuestros lazos con otros – e investigaciones han mostrado que teniendo interacciones sociales positivas es central para la buena salud física y mental. Como el investigador John Cacioppo escribe en su libro Soledad: Naturaleza Humana y la Necesidad de Conexión Social, “Mientras más extenso sea el altruismo recíproco nacido de la conexión social… mayor será el avance hacia la salud, abundancia y felicidad.” Más aún, cuando damos a otros, no solamente los hacemos sentir más cercanos a nosotros, también nosotros nos sentimos más cercanos a ellos. “Ser amable y generoso te lleva a percibir a otros de forma más positiva y caritativa,” escribe Lyubomirsky en su libro El Cómo de la Felicidad, y esto “fomenta un sentido más elevado de interdependencia y cooperación en tu comunidad.” 4.- Dar evoca a la gratitud. Ya sea que tu seas el dador o el que recibe un regalo, ese regalo despierta sentimientos de gratitud – puede ser una forma de expresar gratitud o de inculcar gratitud en quien recibe. La investigación ha encontrado que la gratitud es una parte integral de la felicidad, la salud y los lazos sociales. Robert Emmons y Michael McCoullough, pioneros en el estudio científico de la gratitud, han encontrado que enseñar a alumnos de universidad a “contar sus bendiciones” y cultivar la gratitud ha causado en ellos que se ejerciten más, sean más optimistas y se sientan mejor acerca de su vida en general. Un estudio reciente guiado por Nathaniel Lambert en la Universidad del Estado de Florida encontró que expresar gratitud a un amigo cercano o a una pareja romántica fortalece nuestro sentido de conexión con esa persona. Barbara Fredrickson, una líder en investigaciones sobre felicidad, sugiere que cultivar la gratitud en la vida cotidiana es una de las llaves para aumentar la felicidad personal. “Cuando expresas tu gratitud a través de palabras o acciones, no solamente impulsas tu propia positividad, sino que la de otras personas también,” ella escribe en su libro Positividad. “Y en el proceso fortaleces su bondad los lazos entre ustedes.” 5.- El Dar es contagioso. Cuando damos, no solamente ayudamos de forma inmediata a quien recibe nuestro regalo. También estimulamos un efecto expansivo de generosidad a través de nuestra comunidad. Un estudio realizado por James Flower de la Universidad de California, San Diego y Nicholas Christakis de Harvard, publicado en el Proceedings of the National Academy of Science (Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencia), muestra que cuando una persona se porta de manera generosa, inspira a los observadores a comportarse de forma generosa posteriormente con alguien más. De hecho, los investigadores encontraron que el altruismo puede esparcirse en tres grados – de una persona a otra, a otra y a otra. “Como resultado,” escriben, “cada persona en la red puede influenciar docenas o incluso cientos de personas, algunos de los cuales él o ella no conoce.” Dar ha estado también relacionado con la segregación de oxytocina, una hormona (también segregada durante el sexo y la amamantación) que induce sentimientos cálidos, de euforia y conexión con otros. En estudios de laboratorio, Paul Zak, el director del Centro de Estudios de Neuroeconomía en la Universidad de Claremont Graduate, ha encontrado que una dosis de oxytocina provoca que la gente de de manera más generosa y sienta más empatía hacia otros, con “síntomas” que duran hasta dos horas. Y esas personas en un “viaje de oxytocina” pueden potencialmente comenzar un “círculo virtuoso, donde el comportamiento generoso de una persona dispara el comportamiento de alguien más,” dice Zak. Ya sea que compres regalos, dediques tu tiempo a un voluntariado o dones dinero a caridad, el hecho de dar puede ayudarte a construir conexiones sociales más fuertes e incluso comenzar una cascada de generosidad a través de tu comunidad. Y no te sorprendas si te encuentras a ti mismo beneficiado por una gran dosis de felicidad en el proceso. Jason Marsh es jefe de editores y director de programas en el Greater Good Science Center (Centro de Ciencias El Mayor Bien) y productor del curso “La Ciencia de la Felicidad.” Jill Suttie, Psy.D., es editor de Greater Good´s y contribuye frecuentemente a la revista.