Certámenes XXI CERTAMEN LITERARIO ÁNGEL VÁZQUEZ Departamento de Lengua Castellana Literatura SE OTORGARON LOS SIGUIENTES PREMIOS: INSTITUTO ESPAÑOL SEVERO OCHOA ALUMNOS DE 1º Y 2º DE ESO PRIMER PREMIO: Rafael González SEGUNDO PREMIO: Tiziri El Moussaoui FINALISTAS: Ali Souissi, Kaoutar Ben Moussa y Yousra Tanouti ALUMNOS DE 3º Y 4º DE ESO PRIMER PREMIO: Hamza Benattia SEGUNDO PREMIO: Kamaria Abadi FINALISTA: Amr Sibai ALUMNOS DE BACHILLERATO PRIMER PREMIO: Ahmed Benattia SEGUNDO PREMIO: Camélia Karmoun FINALISTA: Yassir El Morer ALUMNOS DE OTROS CENTROS FINALISTA: Mehdi Bouikech (The American School of Tangier) Se reproducen, a continuación, los trabajos de los primeros premios de cada categoría. 30 Kasbah junio 2008 Certámenes ALUMNOS DE BACHILLERATO I.E.E.S SEVERO OCHOA Primer premio: Ahmed Benattia Melgarejo LEE caricié la tapa, de un cuero verde y gastado, descubriendo con las yemas el relieve del misterioso título. El placer convulsionaba mis manos y se expandía por mi cuerpo hasta llegar a la punta de los pies. Era una sensación hermosa. Me encanta el tacto del cuero. A No era un tomo grueso pero pesaba considerablemente. Le di la vuelta y volvió a atormentarme la necesidad de levantar la tapa y vivir la aventura que me descubría el olor de sus hojas. Me lo llevé a la nariz y aspiré largamente y con fuerza. Extasiado, me hundí más profundamente en el sillón y volví a dejar el libro sobre mis piernas. Algo, en lo más recóndito de mi mente, me impedía abrirlo. Y sin embargo, me sentía bien. Increíblemente bien. A mi alrededor todo estaba oscuro y silencioso. Sólo una paz envolvente que vibraba en los oídos. Despacio, saqué un cigarro del bolsillo interior de la chaqueta. Lo coloqué entre los labios y lo encendí. El humo se extendió por mi interior con una calma pesada, lenta y embriagadora, para ascender después escalando hacia el exterior. Imaginé entonces la nube gris abriéndose paso en aquella oscuridad impenetrable. Llevaba en aquella habitación desde el principio de los tiempos, esperando la señal que me decidiera a abrirlo. Mientras tanto, me limitaba a repetir el mismo ritual. Era el título, más que cualquier otra cosa, el lastre que me impedía volar, el vínculo entre el mundo terrenal y ese al que acababa de asomarme. Había podido adivinar a la luz de la cerilla la orden dorada que atrofiaba mi mente; una orden tajante que me relegaba a la subordinación, que me despojaba del derecho a la renuncia y me volvía vulnerable. Una palabra que dictaba una orden innecesaria. semiinconsciencia, sentía el peso de aquel título: Lee Quería leer. Quería leer, recorrer con los ojos el trazo de las letras para engullir su significado, con lentitud, empapándome con cada una de las palabras para esculpir en el humo del cigarro la historia que escondía. Como una roca quieta durante siglos que se desprende con el estremecimiento del corazón de la Tierra, me levanté y alumbré una vela. Sostuve de nuevo el libro entre mis manos. Cerré los ojos y comencé a levantar la tapa, sin prisa, bebiendo de aquella sensación que me erizaba el vello de la nuca. Abrí los ojos. El aire que me envolvía se volvió pesado y no dejaba que lo respirase. ¡Aquella palabra de nuevo! En el centro de la hoja y tan grande como el título, se dibuja en negro su trazo: Lee Pasé las hojas, una a una pero con ansiedad, persiguiendo la sabia historia que había conseguido abstraer de su olor y su mudo sonido, en busca del consejo del mago, el amor del galán y la belleza de la dama. Lo único que encontré, ya en la última página, fue el camino que habría de llevarme a la comprensión del ser humano: Este no es el fin sino el principio. Lee Mis sentidos habían sucumbido hacía ya mucho tiempo al tacto del delicado cuero, a su sabiduría, acallada por el susurro de las hojas, que se mezclaba con el olor a papel y conseguía escapar por entre los pliegues de sus puertas verdes. Poco a poco fui sucumbiendo a un embriagador letargo. Embozado en un estado de Kasbah junio 2008 31 Certámenes ALUMNOS DE 3º y 4º ESO DEL I.E.E.S SEVERO OCHOA Primer premio 3º y 4º ESO: Hamza Benattia Melgarejo odavía recuerdo la primera vez que mi abuelo me contó la historia sobre aquel pequeño castillo, erigido a orillas del mar mediterráneo. El motivo de su construcción, -me relataba mi abuelo- era el de servir como fortaleza en caso de ataque, ya que por aquel entonces eran muy frecuentes las incursiones de los aguerridos y fornidos normandos y aun peor de los agresivos piratas berberiscos, procedentes en su mayoría del norte de África, y era tal su ferocidad, que se contaba que donde desembarcaban los berberiscos no volvía a crecer el trigo, ni ningún tipo de cultivo; las mujeres eran raptadas, y los hombres ancianos y niños asesinados sin piedad. T Mi abuelo me contaba todas estas razias sobre los piratas y yo lo escuchaba embelesado, esperando ávidamente a que terminase su narración, para reunirme con mis amigos y jugar a que éramos los defensores del castillo y que repelíamos con bravura los ataques de los sanguinarios asaltantes. Pero un día, quizás harto de que siempre ganásemos nosotros las batallas y nunca perdiéramos, o quizás aguijoneado por la curiosidad, decidí preguntarle a mi abuelo sobre el final de aquella fortaleza, que el me describía espléndida y grandiosa, y que yo veía como un simple montón de escombros, a partir de los cuales ni la persona más fantasiosa entre los mortales podría siquiera vislumbrar un torreón y cuatro paredes mal puestas. Ante esta pregunta, debo admitir que mi abuelo se quitó con parsimonia sus sobadas gafas y se secó rápidamente una lágrima, esperando quizás que me pasase desapercibida su fugaz debilidad. Pero el niño despierto y curioso que habitaba en mí se dio cuenta enseguida e ingenuamente preguntó: -Abuelo, ¿qué te pasa?, ¿por qué lloras? -Nada hijo, nada. Es una larga historia y quizás no lo comprendas...-respondió mi abuelo. -Dime, abuelo, ¿qué pasó?, ¿por qué te has puesto triste?-arremetí sin piedad. -Verás...- mi abuelo se levantó de su silla, y a través del ventanal, hizo vagar su mirada absorta por las ruinas de la fortaleza, que a aquellas horas de la mañana se hallaba bañada por la espesa bruma que flotaba por la playa. Finalmente, tras unos minutos de indecisión, se volvió a sentar en su silla y con la mirada perdida en algún punto 32 Kasbah junio 2008 del vasto mar, comenzó su historia: -Corría el año 1489, y la cercana ciudad de Cádiz había sido arrebatada no hacia mucho a los moros de Al Andalus. La pequeña fortaleza ya llevaba allí desde el año 600 y había sido erigida por los visigodos para frenar los asaltos de los normandos, pero durante la época musulmana había caído en desuso. No fue hasta ese mismo año, cuando le fue cedida por sus hazañas en la guerra a un caballero leonés, cuando fue reconstruido y se instaló un pequeño pueblo de pescadores y agricultores en las tierras que circundaban al castillo. Rodrigo, el caballero leonés, era un hombre de reconocida bravura y de mejor generosidad, hombre bondadoso y muy justo, aficionado a la cetrería y a las grandes fiestas a las que invitaba a todo el pueblo. Ante todo supo repeler siempre con éxito los ataques de los piratas y los forajidos que se habían aficionado a saquear aquellas costas. Por aquellos tiempos, los lugareños no recordaban haber disfrutado de tanta paz en su vida, y por eso, cuando les llegó la noticia de que su querido Rodrigo era requerido por los Reyes Católicos para que ayudase a la conquista del lejano reino de Granada, todos la recibieron con tristeza y amargura. Rodrigo partió sin demora, abandonando precipitadamente sus preciados halcones, y llevándose consigo a casi todos sus guerreros, encomendando la protección de las tierras y sus habitantes a su joven hijo de 20 años y a treinta de su mejores guerreros. Alfonso, hijo único de Rodrigo, era un muchacho apuesto de ojos claros y pelo marrón, mujeriego y amante de las fiestas acabadas en orgías desenfrenadas. Alfonso comenzó a derrochar el dinero de los aldeanos y a organizar fiestas para él y sus caballeros. Poco a poco lo conseguido por su padre se convirtió en nada, la situación se complicó, los aldeanos murmuraban contra Alfonso y comenzaban no ya a rogar a dios, sino a suplicarle por la vuelta de Rodrigo. La situación hubiese ido a peor si un día no hubiesen sido avistadas las ya más que conocidas velas de color negro con una gran media luna blanca... ¡Piratas berberiscos! Cuando las campanas de la fortaleza comenzaron a repicar, los habitantes del poblado confiados por las sucesivas victorias del padre de Alfonso, se demoraron en la partida y cuando comenzaron a andar y se dieron cuenta, los piratas distaban 100 metros escasos de la playa, pudién- Certámenes dose ver nítidamente la inmensa media luna de color blanco, pintada sobre un fondo negro. Los habitantes del pueblo, escoltados por 5 fornidos guerreros de la guarnición, huyeron tierra adentro, y, cuando estaban cruzando el río a dos kilómetros del pueblo, se relajaron y bajaron la guardia, pensando que el peligro había pasado, ¡Mas cuán equivocados estaban!, el peligro estaba en el río, pues los piratas berberiscos, que conocían el peligro de la fortaleza y de los caballeros que en él habitaban, habían dividido sus fuerzas para cortar la retirada, y, a la altura del río, masacrarlos a todos. Y así se cumplió, pues cuando todo el mundo, relajado, cruzaba el río, los berberiscos emboscados cayeron sobre la desarmada hueste, iniciando una verdadera carnicería. Más de 100 veces se alzaron los morenos brazos curtidos por el sol, y más de 100 veces esos mismos brazos descargaron sus curvas cimitarras sobre la marea humana segando cabezas, cercenando miembros y derramando la sangre de los habitantes del pueblo, respetando solamente a las mujeres, pues estas eran las que realmente valían como esclavas y allá en el puerto de Tánger se pagaban muy caras esas bellezas infieles. -¿Qué fue de los que se quedaron en la fortaleza?- dije ávidamente sin poder contenerme mas. La verdad, la historia me fascinaba, y ya me veía yo con mis amigos, reproduciendo las escenas de la batalla en las ruinas del castillo,… yo sería sin duda Alfonso... -Los de la fortaleza – me cortó mi abuelo, enviándome con la mirada un aviso para que callara. -Los de la fortaleza-repitió mi abuelo retomando el hilo de la historia- fueron cercados por los piratas. Tres días duró el asedio, al término de los cuales en un acto heroico, suicida o de desesperación, como se le prefiera llamar, envalentonados por el miedo a sufrir el mismo fin que los emboscados en el río, con el afán de venganza o dios sabe por qué arremetieron al amanecer del 4º día contra las posiciones berberiscas a la par que la campana repiqueteaba con frenesí, quizás por ultima vez. El caso es que no se sabe cómo, lograron masacrar a los piratas y les obligaron a batirse en retirada hacia el mar, mermando sus filas considerablemente. Aun así, no lograron rescatar a las mujeres de los barcos y, aun peor, Alfonso, fue herido gravemente en un costado, y guardó cama durante varios días hasta que la herida acabó consumiéndole y falleció rogando a dios que su padre le pudiese perdonar todo lo que habia hecho. Varias semanas más tarde, llegó al diezmado y desmoralizado puñado de hombres que se habían quedado en el castillo, no ya por fidelidad, sino porque no tenían otro sitio donde ir, la noticia de que una gran caravana de soldados y carromatos se acercaba al castillo con Rodrigo a la cabeza. Al llegar a la altura del pueblo y ver la desolación, pues este había sido quemado por los piratas, no logró contener el nerviosismo y espoleó a su montura que le condujo al galope hacia la fortaleza. Cuando le contaron lo ocurrido y consiguió asimilar todas las desgracias allí acaecidas, llegó a la conclusión de que allí ya no pintaba nada, y con una confusa mezcla de buenos y malos recuerdos del lugar, mandó incendiar el castillo y volver a su tierra natal, León. -Qué historia tan terrible abuelo- fue lo único que atine a decir. Mi abuelo esbozó una tierna sonrisa y se incorporó tendiéndome una mano e invitándome a seguirlo. Abrió la puerta y salimos al fresco aire de la mañana. Allá a lo lejos, entre los últimos jirones de bruma empujados por la brisa matutina, se adivinaban los imprecisos contornos de las ruinas del castillo. Un castillo que mis ojos ya no veían como una fuente de diversión, sino como un respetable lugar en el que bravos caballeros habían caído en defensa de una causa que se podría calificar de justa. Y así hubieron de comprenderlo también mis amigos cuando me convencieron de que debía contarles aquella historia, pues de una forma u otra, ya nadie quería volver a jugar a que éramos valientes caballeros y librábamos nobles batallas contra los salvajes enemigos de la otra orilla. Kasbah junio 2008 33 Certámenes ALUMNOS DE 1º y 2º ESO DEL I.E.E.S SEVERO OCHOA Primer premio: Rafael González LA TORRE DEL LORO P or aquellos tiempos yo vivía con mis abuelos en las afueras de Huelva, justo al pie de la playa, la playa de Torre del Loro. Mis abuelos, Tomas y Belinda, tenían una casita pequeña, de dos plantas. En la primera, se situaban las habitaciones y baños, junto a la cocina y el salón, y en la segunda, había un pequeño desván. En ese desván, mi abuelo guardaba todos los tesoros que había recopilado a lo largo de su vida. A mí me encantaba ir allí a curiosear, a buscar entre las cajas, a ver los álbumes de fotos…etc. Mi abuelo fue militar por lo que todas las noches venia a mi habitación con alguno de sus diarios y me contaba una historia para que me durmiera. Mientras, mi abuela se ponía a hacer punto en una vieja mecedora, que perteneció a mis tatarabuelos, hasta que el abuelo terminaba de contarme la historia. Cada historia que me contaba era aun mejor que la anterior. Todas las tardes, cuando volvía del colegio, mi abuela me tenía preparada la merienda, me la comía muy rápido y me iba con mi abuelo a la playa, a pasear y a jugar un poco. Siempre pasábamos por una especie de torre en ruinas, a la que llamaban Torre del Loro. Los habitantes de Huelva contaban que en esa torre había vivido un pirata llamado Barbaverde, que tenía un loro muy parlanchín, al que llamaban Barbarroja. A Barbaverde, le destinaron allí para que vigilara las costas de Huelva. El pirata vigilaba durante el día y por la noche dejaba al loro en una ventana, mirando hacia el mar. Si un barco se acercaba, emitía un grito ensordecedor. Gracias a eso, el pirata podía dormir por las noches con la seguridad de que, si se acercaban los enemigos, Barbarroja le despertaría y él podría dar la voz de alarma. Día tras día pasaba por esa torre y mi abuelo me enseñaba cuál era la habitación de Barbaverde, desde donde vigilaba el loro…etc. Aunque no se podía distinguir porque todo estaba derruido, me lo imaginaba. Un día, mi abuelo me mandó a buscar un libro al desván. Subí y empecé a buscarlo, quité unas cuantas cajas y encontré un arcón lleno de polvo. Lo abrí y en él encontré un trozo de pergamino. Lo cogí, me lo guardé en el bolsillo, cogí el libro, que estaba debajo del arcón, y fui a mi habitación para estudiar el pergamino. En él había un dibujo de la torre por la que siempre pasaba con mi abuelo. Había una piedra coloreada en un color distinto. Salí corriendo hacia la playa con la excusa de que iba hacer un trabajo en casa de un amigo y fui a la torre. Busqué esa piedra y empecé a tocarla. De repente, la piedra se cayó y dentro se podía ver un libro. Abrí el libro y encontré una foto. En la foto un rostro me pareció familiar. ¡Era mi abuelo! Al terminar de leer el libro y tras interrogar a algunos vecinos me di cuenta de todo: Mi abuelo, que era militar, estuvo en una misión aquí, en Huelva. Él y dos compañeros más estaban en la torre, que era un puesto de vigilancia, cuando una bomba impactó cerca del lugar. Sus dos compañeros murieron y él estuvo apunto de morir. Los objetos del desván eran todas las cosas que había en esa torre y que él tenia para recordar a sus amigos. La foto que siempre llevaba en el bolsillo era la que se hizo con sus tres amigos un día en la playa. En la parte baja de la foto encontré tres iniciales, las mismas que en uno de los ladrillos de la torre: T-J-A Amigos para siempre En aquel momento, supe por qué a mi abuelo le gustaba tanto pasear por allí y por qué me contó la historia del pirata. Pensó que si me contaba la verdad, estaba defraudando a sus amigos. 34 Kasbah junio 2008 Certámenes XI TORNEO DE MATEMÁTICA RECREATIVA Y XI OLIMPIADA DE CENTROS ESPAÑOLES Jesús Vidal Villalba. Departamento de Matemáticas n este curso 2007-2008, en el departamento de matemáticas del Severo Ochoa hemos desarrollado un intenso programa de actuaciones en lo que se refiere a las actividades extraescolares y complementarias. Por un lado hemos llevado a cabo a lo largo de los 5 primeros meses de curso un taller de matemática recreativa, en el que los alumnos que han acudido una vez por semana se han preparado en la resolución de ejercicios interesantes e ingeniosos, que les han servido para poder hacer un buen papel en las distintas competiciones matemáticas previstas a lo largo del curso. Este taller lo ha puesto en marcha el profesor Luís Gutiérrez Millán, quien ha contado con la colaboración del profesor Abdelkrim Chemlal hasta que este último se ha dedicado a la no menos interesante tarea de montar un taller de iniciación al ajedrez. E Pues bien, el 9 de Febrero tuvo lugar el XI torneo de matemática recreativa, que, como ya es costumbre, se viene celebrando en colaboración con el profesor Mustapha El Bouhtoury, quien fue portavoz de los colectivos de profesores de matemáticas de los colegios del sistema marroquí de la ciudad de Tánger. Ese día se desarrollaron las pruebas de las dos categorías A (1er ciclo de Eso) y B (2º Ciclo de Eso) en las que participaron 40 alumnos de nuestro centro y 35 alumnos de diversos colegios y liceos marroquíes de la ciudad de Tánger. El día de la prueba, que concluyó pasadas las 11 de la mañana, se organizó también una Gymkhana matemática, en la que los alumnos tuvieron que poner a prueba su destreza para resolver problemas y realizar mediciones basadas en divertidas cuestiones relacionadas con la historia del centro, planteadas por los profesores Jesús R. Oña y Luis G. Millán y en cuya organización estuvieron colaborando activamente un grupo de monitores formado voluntariamente por alumnos del centro. Poco después de la 1 se llevó a cabo la esperada entrega de premios en la que los alumnos de nuestro centro cosecharon dos importantes galardones (el 2º y el 3º de la categoría A). El cuadro de honor de los premiados fue el siguiente: Categoría A : 1er premio: Aiman Bensallam (Collége Al Akad) 2do premio: Douâa Rebja (IEES Severo Ochoa) 3er premio: Yasmine El Khatabi (IEES Severo Ochoa) Categoría B: 1er premio: Amine Benjelloun (Ibn Batuta) 2do premio: Fatima Zohra Laâroussi (College Abu Al Abas Sebti) 3er premio: Anas M’rabet (Collège Abu Al Abass Sebti) Al final de la entrega los premios el jurado leyó la lista de los alumnos de nuestro centro que habían sido seleccionados para representarle en la Olimpiada Matemática (que este curso se celebró en el Severo Ochoa). Los seleccionados fueron: Categoría A Categoría B Douâa Rebja Yasmine El Khatabi Mohamed Amine Zeggaf Amin Moufak Anas Aarab Nouhal Boudih No bien hubo acabado este torneo comenzamo los preparativos para la organización de la XI Olimpiada de los centros españoles en Marruecos, que se celebró finalmente el 1 de Marzo en nuestro centro y que contó con la asistencia de 42 alumnos de los siete centros españoles de 36 Kasbah junio 2008 Certámenes secundaria de Marruecos. Para agasajar a nuestros invitados y hacer que la jornada les fuera provechosa elaboramos un programa muy apretado de actividades. El viernes por la noche acudimos a la recepción del hotel Chellah, donde se alojaban los alumnos y los profesores de Rabat, Casablanca, Alhucemas y Nador y les dimos la bienvenida haciéndoles entrega de unos folletos turísticos sobre la ciudad de Tánger, con los que pudieron orientarse para conocer las zonas más interesantes. Al día siguiente quedamos citados a las 9 de la mañana para realizar la prueba, a la que se presentaron también los alumnos de Tánger, Larache y Tetuán. Para hacer más agradable la espera, mientras el jurado hacía las correcciones y se ponía de acuerdo sobre la distribución de los premios, en el Coto se desarrolló nuevamente una competición de Gymkhana matemática y una exhibición de juegos de contenido matemático. También se proyectó la película PI, cuya enigmática trama contribuyó a tensar aún más los nervios de la dilatada espera, ya que las deliberaciones del jurado se hicieron difíciles, al estar los ejercicios de los alumnos bastante igualados. Hacia las dos de la tarde los alumnos y sus profesores celebraron una comida de convivencia en un restaurante cercano al centro, pero tuvieron poco tiempo para reponerse de la jornada de la mañana, ya que, seguidamente, tuvieron que acabar las pruebas de la gymkhana que habían dejado para la tarde y asistir a un taller de papiroflexia en el que el profesor Khalid Karzazi les enseñó a fabricar distintas figuras con trozos de papel doblado. Hacia las 6 de la tarde tuvo lugar el acto académico central de la jornada que comenzó con una conferencia del profesor Manuel Morán Cabré, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, quien de manera muy amena nos enseñó algunas demostraciones de teoremas importantes que pueden realizarse usando sólo ilustraciones, acciones de fácil ejecución o juegos en lugar de usar las palabras. La intención del profesor Morán, que lleva muchos años enseñando en Madrid a alumnos de ESO con capacidad extraordinaria para las Matemáticas, fue hacer ver a los asistentes cómo se puede aprender matemáticas usando la imaginación y disfrutando de un modo tan placentero como si se estuviera practicando un juego. Al acabar la interesantísima charla del profesor Morán recibimos la sorpresa de que se encontraban en la sala la presidenta del consejo escolar de estado, el director del Instituto de evaluación Educativa y el propio consejero de educación de España en Marruecos, lo que permitió realzar el tono académico del acto ya que fueron estos tres representantes del ministerio quienes, junto con el director del centro, hicieron entrega a los vencedores de sus premios y galardones. Los premiados en las pruebas individuales fueron los siguientes: Categoría A: Primer premio: Rachid Aouraghe (IE Lope de Vega, Nador) Segundo premio: Souha Marouan (IE Juan Ramón Jiménez, Casablanca) Tercer premio: Houda Mhader (Colegio Español Luis Vives, Larache) Categoría B: Primer premio: Hind Bennis (IE Juan Ramón Jiménez, Casablanca) Segundo premio: Anas Aarab (IEES Severo Ochoa, Tánger) Tercer premio: Lyna Berrannoun (IE Juan Ramón Jiménez, Casablanca) Para finalizar, después de agradecer a los alumnos su participación y citar a los monitores que habían controlado las pruebas colectivas, el jefe del departamento, en representación del comité organizador invitó a los dos primeros clasificados de la categoría A a participar en la XIX Olimpiada Matemática Nacional para alumnos de segundo de ESO y convocó a todos los centros a participar en la XII Olimpiada de los Centros Españoles en Marruecos que se celebrará en Rabat durante el transcurso del curso 2008/2009. La jornada olímpica finalizó con una cena en el coto y una fiesta amenizada por el tetuaní DJ Hassan, en la que los alumnos bailaron y conversaron animadamente hasta la hora de la despedida y el traslado al hotel Chellah, desde el que emprendieron el viaje de regreso al día siguiente. Kasbah junio 2008 37 Certámenes FILOSOFÍA - 2008 Antonio Montesinos, Departamento de Filosofía Sobre el Premio “Filosofía 2008”. or segundo año el Departamento de Filosofía convocó un premio destinado al mejor trabajo sobre un texto de un filósofo español. En esta ocasión el texto propuesto para dar pie a la expresión del pensamiento de los estudiantes fue un fragmento del libro de Fernando Savater “Panfleto contra el Todo”, en concreto el apartado titulado “La falacia de la opinión pública”. P Las características de este concurso están, en buena medida, basadas en el uso de Internet. Así, la convocatoria es enviada desde el Severo Ochoa a todos los Centros Españoles en Marruecos para invitar a participar a todos el alumnado que cursa Bachillerato en ellos. Las bases de la convocatoria, el cartel anunciador y el texto propuesto se exponen en la página web del departamento y la única forma de presentar los trabajos es enviarlos por correo electrónico a la dirección electrónica del departamento. Se intenta combinar de ese modo la promoción de la filosofía con el fomento del uso de las nuevas tecnologías. El reto propuesto no era fácil. Escribir sobre temas abstractos no está al alcance de todos y exige una dedicación mucho más que momentánea. Sin embargo, la participación aumentó respecto a la del curso pasado. Los centros que participaron fueron, eso sí, los mismos, el “Juan Ramón Jiménez” de Casablanca, que envió dos trabajos y el “Severo Ochoa” de Tánger, del que se recibieron cuatro ensayos. Los trabajos tenían formatos muy diferentes, desde elaborados comentarios siguiendo un esquema muy escolar a ensayos muy creativos pero poco atañentes a la obra propuesta. Se concedió el premio al que combinaba mejor los dos aspectos: demostrar una buena comprensión del texto y aportar la propia opinión de forma razonada. Ese trabajo, titulado “Crítica del Todo. Capítulo II. Diálogo entre el Todo y el individuo”, estaba firmado por Marwan Benaissa, de segundo de Bachillerato del Instituto de Tánger. El breve ensayo destaca, además, por el original formato, el diálogo en la mejor tradición platónica, que el autor le dio. El Departamento de Filosofía, a la hora de emitir el fallo, destacó como finalistas dos trabajos: el de Zineb Tamoui de 1º de Bachillerato del Instituto “Juan Ramón Jiménez”, de Casablanca y el de Ali Bennani de 2º de Bachillerato del Instituto “Severo Ochoa” de Tánger. Cualquiera de los dos merecía también el premio. La calidad del resto de los otros no era, en ningún caso, desdeñable. Desde el Departamento de Filosofía del Instituto Español de Educación Secundaria “Severo Ochoa” de Tánger, gracias a los colegas de filosofía de los otros Centros Españoles en Marruecos, y muy en especial al profesor de Filosofía de Casablanca, por su colaboración, gracias a la Dirección del “Severo Ochoa” por respaldar una idea tan arriesgada y dotarla generosamente y gracias, sobre todo, a los alumnos que participaron y, también a todos aquellos que lo intentaron aunque no llegaran a acabar su trabajo. 38 Kasbah junio 2008 Certámenes Crítica del Todo Capítulo II, Diálogo entre el Todo y el individuo Marwan Benaissa, 2º Bachillerato —Pero, ¿acaso tengo, al modo kantiano, que “obrar sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal”? ¿Acaso lo que dice uno, al no ser de opinión unánime debe considerarse sin importancia e irrelevante? —preguntó Uno. —Cierto. —Veamos. La sociedad está formada por individuos, cada uno de los cuales es una parte que contribuye con su particular opinión, pensada por él mismo. Sin embargo, llega un momento en el cual la diferencia de opiniones genera disensiones entre los pensantes lo que lleva por instinto natural a la imposición de uno de aquellos pensamientos el cual tiene como característica la pluralidad de su repetición. —¡Por Alá que sí! —¿Verdad que en caso contrario, en caso de que todos excepto uno fueran altos, sería aquel, como poco, visto como “algo” diferente y fuera de lo normal? —Pues del mismo modo una sociedad tiende a buscar una normalización, un estándar al cual las personas deben ajustarse o de lo contrario serán relegados a la insignificancia, a un valor mínimo si es que no son tratados de locos o “no normales”. —También es cierto. —Y, ¿qué dices de aquel que en su discurso incluye a todo el mundo tras de sus palabras sin prestarles ocasión alguna de expresarse con la libertad de discrepar de él? ¿Acaso no crees que el respaldo a la opinión de este falsario se hace invisible al no poderse concretar tantas fuerzas individuales que le respaldan, mientras que lo dicho por uno tiene bien claro su respaldo? —Comprende entonces que solo hay libertad para actuar en la dirección del querer general y común, dirección que ha de ser creada por aquellos que tienen los hilos de las marionetas de la Opinión Pública y que la sociedad posteriormente obliga a ser partícipes de dicha opinión o por el contrario relegados a un rincón desierto e inhóspito. —Ciertamente. —Comprendo. —Y es así dado que el Poder del Todo quiere que uno se vea a sí mismo, como un ser impotente ante un destino colectivo en el cual sólo puede elegir entre dos caminos: la debilidad y falsedad del individuo o la verdad, acierto y poder del colectivo. —Cierto. Pero ten en cuenta que al fundamentarse el Poder en la opinión pública, ésta ha de ser, como la propia palabra indica, pública, general, ha de ser la voluntad de la mayoría. —¿Es por tanto la universalidad condición implacable para la validez de una opinión? ¿es lo dicho por uno, por el mero hecho de ser dicho por uno y por tanto no compartido por otro, irrelevante? ¿es irrelevante debido a que es el pensamiento de uno solo minoría? ¿está loco o debe ser tratado como tal? —Permíteme, entonces, analizar esta cuestión con un ejemplo explicativo: ¿verdad que en una sociedad en que todos fuesen enanos y tan sólo uno de ellos fuera alto, éste último sería causa de risa, burla o tratado de anormal? —Verdad es también que, a lo largo de la historia de la sociedad, cuando uno forma parte de la mayoría se siente más reconfortado, aunque aquello que haya hecho sea tan terrible como, por extremar la situación al límite, arrebatar de la vida de alguien. Se dirá “pues no he sido yo solo, hemos sido todos”. Es pues como aquel que lee un libro acerca del lugar en que habita, y dicho libro recoge unos vicios de los cuales son partícipes la mayoría y, no obstante, al leerlo todo el mundo se considera de aquella minoría “santa” que no incurre en ellos. Así pues una razón humana colectiva se impone, de modo que evita las mayores diferencias que habría si cada uno diese a conocer una razón individual distinta. Pues el hombre tiene una necesidad natural de solucionar problemas. Es pues la razón individual “el cáncer” de la sociedad, en la medida en que se aleja de la voluntad general y afloja los cimientos de la razón colectiva ¿Cómo, entonces, el hombre soluciona esto? Excluyendo. Tomemos el ejemplo de un grupo reducido de personas. En este grupo habrá una mayoría que piense de una determinada manera. Si en este grupo hay un individuo que difiere de la voluntad grupal el grupo ten- Kasbah junio 2008 39 Certámenes derá a rechazarlo y a mantenerlo al margen, y, en última instancia, a excluirlo del grupo. Así pues el hombre necesita de unas creencias, en el sentido de Ortega, o simplemente opiniones que da por sentadas sin el paso previo de pararse a pensar en ellas. Esas opiniones “están en el hombre” y de ellas se queda con las más útiles. De este modo en una sociedad las razones individuales son como los ladrillos que forman una casa: de por sí no tienen ningún peso o valor; sin embargo, una vez formada la casa es ésta la que tiene valor, y ésta a su vez es un conjunto de ladrillos cambiado de nombre. Así las razones individuales forman el complejo entramado que desemboca en la razón nacional o colectiva. —¿Y cómo se explica que en la sociedad moderna se acepte cualquier tipo de opinión de manera indepen- 40 Kasbah junio 2008 diente al resto de pensamientos? —Pues del mismo modo, es la misma Opinión Pública moderna, es decir, la opinión mayoritaria partidaria de aceptar cualquier tipo de pensamiento. Ese es el estándar y el que no acepta cualquiera es el que es visto de manera ajena. Pero el trasfondo sigue siendo el mismo: aquel que no se ajusta al estándar que le impone la sociedad corre el riesgo de ser excluido. —¡Comprendo! Es, por tanto, la razón individual la que da pie a la razón colectiva, que a su vez impide el proceso inverso. Esta razón colectiva cimienta una voluntad general entendida como necesaria en la sociedad.