Entre 10%-20%

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¿LAS PARLAMENTARIAS EN CHILE LEGISLAN A FAVOR DE LOS
INTERESES DE LAS MUJERES? 1990-2012.
Javiera Ulloa
Doctora en Ciencia Política, U. Complutense de Madrid
Académica de Ciencia Política, U. de Los Lagos
Presidenta Agrupación de Mujeres de Puerto Montt, Construyendo
Igualdad
RESUMEN
Durante los últimos años, la ciencia política y teoría política observan con preocupación
cómo las bases de las democracias contemporáneas se encuentran en tela de juicio
respecto a sus dificultades para representar la diversidad existente en la ciudadanía, de
responder a sus intereses y demandas y de abrir espacios de poder para aquellos grupos
sociales que se han visto imposibilitados de hacerlo en la práctica, como es lo que
acontece con las mujeres. Todas estas dificultades pudieran ser sintomáticas de una
profunda crisis de legitimidad sin vuelta atrás.
La teoría política feminista y el activismo feminista han argumentado que un reparto
equilibrado de los poderes públicos y políticos entre hombres y mujeres y el aumento
del número de mujeres en cargos de representación popular garantizarían una mejor
gestión de intereses y demandas colectivas de sus congéneres. Se alude al respecto que
las mujeres poseemos experiencias, intereses y valores que nos son comunes, porque
compartimos una socialización determinada, así como factores estructurales y
situacionales propios, los que no estarían siendo considerados por los actuales
representantes debido a que éstos en su mayoría son hombres, es decir, carecerían de
esta cultura política femenina.
Al respecto, se observará y analizará si las legisladores chilenas desde el año 1990 han
promovido temáticas vinculadas a la autonomía física,
autonomía en la toma de
decisiones y a la autonomía económica de las mujeres; con lo cual aportaremos
evidencia empírica respecto a las diferencias en estilos de liderazgo y valores de
legisladores (as) en Chile.
1
ABSTRACT
In recent years, political science and political theory were concerned how contemporary
democracies are questioned about the difficulties they present to represent the diversity
of the citizens, to respond to their interests and demands and open spaces power for
those social groups who have been unable to do so in practice, as is what happens with
women. All these difficulties could be symptomatic of a profound crisis of legitimacy
without turning back.
The feminist political theory and feminist activism have argued that a balanced
distribution of public and political powers between men and women and the increasing
number of women in elected positions would ensure a better representation of collective
interests and demands of their fellows.
This refers to the connection that women possess experiences, interests and values that
we share because we share a particular socialization and structural and situational
factors themselves, which would not be considered by the present representatives
because they are mostly men, ie, would be deprived of this female political culture. In
this respect, observe and analyze whether the Chilean lawmakers since 1990 have
promoted topics related to physical autonomy, autonomy in decision-making and
economic empowerment of women, thus will bring empirical evidence regarding
differences in styles leadership and values of legislators (as) in Chile.
Palabras claves: representación femenina, cultura política,
Durante los últimos años, la ciencia política y teoría política observan
con preocupación cómo las democracias contemporáneas se encuentran en tela de juicio
respecto a su capacidad para representar la diversidad existente en la ciudadanía, de
responder a sus intereses y demandas y de abrir espacios de poder para aquellos grupos
sociales que se han visto imposibilitados de hacerlo en la práctica, como es lo que
acontece con las mujeres. En definitiva, de ampliar las bases de representación de las
democracias actuales, de manera de no caer en una profunda crisis de legitimidad sin
vuelta atrás.
2
En este contexto, tanto el feminismo académico y el activismo feminista en Chile
coinciden respecto a la urgente necesidad de aumentar la presencia de mujeres en los
órganos de poder y especialmente en los espacios de representación política, a través de
mecanismos institucionales específicos y reformas legislativas pertinentes. Demandas
que en Europa tuvieron lugar a partir de la década del 80, en Chile han cobrado vida al
compás del actual debate político nacional de transformar el sistema electoral
mayoritario a uno de tipo proporcional, de manera de sintonizar más finamente las
políticas públicas con los intereses de la ciudadanía a través de la agregación de las
preferencias individuales de de quienes representan a la ciudadanía.
De manera específica, se plantea como necesario el reconocimiento de la paridad como
un principio político y derecho garantizado por la Constitución, es decir, que no
dependa de la voluntad del gobierno de turno. Y además se plantea que se establezcan
políticas de acciones afirmativas incluso con sanciones para aquellos partidos políticos
que no cumplan la normativa y finalmente, que se transite desde un sistema electoral
mayoritario como el binominal a uno de tipo proporcional; medidas que debieran dejar
atrás los magros porcentajes actuales de 13,2% en el Senado y de 14,2% en la Cámara
Baja de mujeres congresistas en Chile. Y, que en definitiva, logren echar por tierra la
tan recurrente imagen en la teoría feminista del techo de cristal.
Argumentos a favor de aumentar la representación femenina.
Diversos son los argumentos que la teoría y el activismo feminista han esgrimido para
justificar y persuadir a la clase política, siempre temerosa de la pérdida de espacios de
poder ya consolidados, acerca de la necesidad de un reparto equilibrado de los poderes
públicos y políticos entre hombres y mujeres y de manera específica, de alcanzar una
igual representación de mujeres y hombres. Mientras desde el feminismo más igualitario
se cuestiona la legitimidad de la democracia cuando en la práctica excluye a la mitad de
la población y que, por consiguiente, quedan fuera de los espacios en que se toman las
decisiones que incluso afectarán sus propias vidas.
Se alude a que una mayor presencia de mujeres en la tarea de legislar tendría efectos
importantes respecto a los alcances de las políticas públicas, debido a que éstas
considerarían y favorecerían los intereses y perspectivas de sus congéneres. Lo anterior
se sostiene, y es aquí donde me quiero centrar, a que las mujeres si bien no somos un
todo social homogéneo, poseemos experiencias, intereses y valores que nos son
3
comunes, producto de una socialización determinada, de factores estructurales y
situacionales propios, que no estarían siendo considerados por los actuales
representantes que en su mayoría son hombres, porque a éstos les sería imposible
hacerlo. Es así que una mayor incorporación de las mujeres al espacio público daría
como resultado la inclusión de nuevas temáticas, estilos y formas de hacer política.
Es decir, por sobre la gran diversidad de situaciones, formas y grados de explotación,
opresión y marginación que hemos sufrido las mujeres a lo largo de la historia, parece
haber algo que unifica conceptualmente nuestra situación. De igual forma, Rosa Cobo
se plantea las siguientes preguntas: ¿Estar sometida a una socialización patriarcal,
desempeñar unos roles sociales subordinados que se traducen en trabajo gratuito y estar
adscritas a un sistema estratificado no constituyen por sí solos datos inequívocos de
especificidad social? ¿Estos datos no avalan suficientemente la hipótesis de que las
mujeres constituyen un grupo social específico?” (Cobo, 2002: 41).
En síntesis, hombres y mujeres poseeríamos una cultura política dispar, promovida a
través de lecciones explícitas o implícitas de valores diferenciados y de menor valía en
el caso de las mujeres. La causa de estas actividades y necesidades propias, que no están
teniendo un correlato en el discurso y actuar político, estaría dada por una construcción
histórico-social. Esta especificidad argumenta la necesidad de agotar los esfuerzos para
incrementar el número de mujeres que participen y resulten favorecidas en los procesos
eleccionarios y a través de ello, que las decisiones públicas consideren las
características particulares del mundo económico, social y cultural que éstas viven.
Al respecto, existen investigaciones más propias de la perspectiva del feminismo de la
diferencia para las cuales hombres y mujeres poseemos distintas concepciones y nos
comportamos diferente respecto a algunas temáticas como las vinculadas a la violencia
y la paz o la protección del medio ambiente, etc. Que ontológicamente mujeres y
hombres somos diferentes y por tanto, conceptualizan el sexo como categoría fija e
inmutable. De esta manera, mientras las mujeres representarían a la naturaleza, los
hombres harían lo propio respecto a la cultura. Son estas mismas perspectivas que
otorgan a la exclusiva capacidad femenina de “parir”, la responsabilidad de que las
mujeres sean más proclives a luchar por la salvación del planeta.
Otros estudios caracterizan la perspectiva femenina como centrada en la ética del
cuidado, es decir, ligada a valores como la bondad, empatía, capacidad de cuidado,
generosidad o compasión. Incluso existe la institucionalización de la feminidad como
4
ideología que aglutina todos estos valores. Según esta perspectiva, al ser por naturaleza
las mujeres más virtuosas tenderían a purificar la política.
Paradójico, por decir lo menos que se recurra a la diferencia sexual para argumentar la
legitimidad de luchar por una mayor representación femenina en instituciones diseñadas
por y para los hombres y socializadas como neutras.
Otros estudios se alejan de la vertiente esencialista del feminismo de la diferencia y
aluden a que las élites políticas femeninas tenderían a apoyar iniciativas vinculadas al
ámbito de lo privado, de los niños y de la familia, debido a que se ubican en una
posición genérica que es compartida por todas las mujeres y que es producto de una
división sexual del trabajo de separación entre el mundo privado, la familia y el trabajo
doméstico y el mundo público. Incluso hay quienes llegan a sostener que este énfasis
entre las legisladoras se produciría al alcanzar un determinado porcentaje de
representación, tornándose más relevante la pertenencia al colectivo de mujeres por
sobre el partido político de pertenencia.
Por tanto, independiente de si hablamos desde la perspectiva de la igualdad o de la
diferencia, el feminismo en su totalidad plantea la existencia de dos mundos, dos formas
de sentir y ver el mundo; el de las mujeres y el de los hombres. Mientras la primera
alude a que este mundo dispar es resultado del poder de la socialización patriarcal, la
segunda apela a razones ontológicas y esencialistas y por tanto, inmutables (Cobo,
2002).
Por otra parte, hay autores que rechazan la existencia de esta dispar cultura política,
representación colectiva de la política o como le llamemos. Y quienes señalan que ésta
ha ido disminuyendo hasta llegar a un proceso de homogeneización en el caso de
sociedades avanzadas o postindustriales y entre los grupos más ricos, más educados y
que gozan de mayor seguridad. O lo que es lo mismo, se habría superado la brecha de
género o gender gap (Norris e Inglehart, 2003).
Cuando hablamos de intereses de las mujeres, ¿de qué estamos hablando?
Si uno de los argumentos a favor de la paridad y de las políticas de acción afirmativa
como las cuotas es que sólo a través de dichos instrumentos se garantizará el derecho
efectivo de las mujeres a presentarse y competir para ocupar cargos públicos – lo que es
demostrado por la evidencia empírica de los países que las han aplicado – y, a la vez, se
representarán de mejor manera los intereses y demandas colectivas de las mujeres,
revisaremos y analizaremos si las legisladoras chilenas aunque sin cuotas han
5
promovido desde el año 1990 en sus actuaciones al interior del Congreso dichos
intereses.
La primera dificultad con que nos topamos en el intento de realizar el análisis propuesto
es la definición acerca de cuáles son los intereses que son propios de un colectivo que
no es homogéneo, como es el de las mujeres. Y previo a lo anterior, nos encontramos
con la dificultad planteada ya por Hannah Pitkin (1985) en cuanto a que las cuestiones a
representar en el terreno político no son productos de mercadotecnia que se pueda elegir
según el gusto o simples datos empíricos, de fácil resolución a través de técnicas
científicas, sino acciones que se emprenden en nombre de la ciudadanía – en este caso
específico –en nombre de las mujeres, y que involucran valores y metas colectivas que
pueden generar conflictos.
Pudiera ser que en este intento de definir qué es lo que nos conviene como colectivo en
cuanto a temáticas, pudiera pesar el poder insoslayable del patriarcado y sea una más de
las heterodesignaciones a las cuales estamos condenadas. Pareciera además que incluso
para el propio colectivo de mujeres sería difícil dilucidar y priorizar las políticas más
convenientes y que respondan a sus intereses. Al respecto, Amelia Valcárcel le otorga a
los grupos feministas y asociaciones de mujeres la legitimidad “para hacer valer las
reivindicaciones comunes” (Valcárcel, 1997: 189).
No obstante, lo que sí la teoría feminista ha venido a reflexionar al respecto es que
hombres y mujeres presentan necesidades diferentes porque cumplen roles diferentes,
producto de la estructura patriarcal de la división sexual del trabajo. Y además distingue
entre necesidades prácticas de género y necesidades estratégicas de género, las que
serán utilizadas en el análisis de las mociones parlamentarias. Las necesidades prácticas
se derivan de aquellos roles socialmente asignados a ambos géneros y dicen relación
con la insatisfacción de necesidades básicas, tales como: vivienda, educación, salud,
ingresos, etc. Las estratégicas, en tanto, hacen patente las desventajas y menores
oportunidades de las mujeres respecto a los hombres que derivan de concepciones
culturales, históricas y por tanto, con potencial de transformación.
Descripción y Análisis de las Mociones Legislativas presentadas por mujeres.
Teniendo en consideración las dificultades antes mencionadas, para describir y analizar
la especificidad del actuar de las mujeres legisladoras chilenas en cuanto a temáticas
priorizadas por ella. Con este fin, consideraremos en primer lugar las mociones
6
parlamentarias1 presentadas desde el año 1990 en el Congreso Nacional relacionados a
proyectos emblemáticos para el movimiento feminista. En segundo lugar, nos
centraremos en las mociones patrocinadas por las Diputadas que actualmente ejercen el
cargo y que presentaron en el período que abarca desde el año 2011 hasta la primera
quincena del 2012. Para el análisis, identificaremos si en las iniciativas podemos
identificar legislación favorable hacia las mujeres, utilizando el criterio de clasificación
utilizado por la CEPAL en su observatorio de igualdad de género en América Latina. En
dicho instrumento confluyen los 3 pilares que según este organismo internacional son
necesarios para lograr una mayor igualdad de género, a saber: la Autonomía Física
(vinculada al respeto a los derechos sexuales y reproductivos y violencia de género o
intrafamiliar), sobre la autonomía en la toma de decisiones y respecto a la autonomía
económica de las mujeres. Es decir, iniciativas que responden a las necesidades
estratégicas ligadas a la autonomía y el empoderamiento de las mujeres. En cada ámbito
se priorizaron en la observación aquellos proyectos de ley que pudieran considerarse
emblemáticos para el movimiento feminista chileno, de manera de visualizar el
protagonismo de las mujeres parlamentarias traducido en si ellas patrocinaron el ingreso
de estas iniciativas al trámite legislativo a través de su firma.
En cuanto a la segunda parte del análisis, identificaremos si las mociones parlamentarias
presentadas por las legisladoras en el período en cuestión pretenden satisfacer
necesidades estratégicas de las mujeres a través de los distintos conceptos de autonomía
antes mencionados. O, en su defecto, para satisfacer necesidades prácticas de las
mujeres, es decir, aquellas vinculadas a la insatisfacción de necesidades básicas
producto de los roles socialmente asignados a cada sexo. Con este fin, se utilizaremos si
cada iniciativa parlamentaria en cuestión puede considerarse como perteneciente al
ámbito de lo privado, en la dicotomía público/privado. Lo privado ligado a los roles
reproductivos, de crianza y cuidado, es decir ligado a lo tradicionalmente considerado
como “lo femenino”, de acuerdo a la división sexual del trabajo. O si se trata de una
iniciativa que busca la autonomía de las mujeres, y por tanto, que pretende satisfacer
alguna necesidad estratégica.
1
Las mociones son iniciativas de ley presentadas por parlamentarios y parlamentarias y que, según sea el
caso, puede ser suscrita por hasta cinco senadores o por hasta diez diputados. Cuando el proyecto de ley o
iniciativa de ley es presentado por el Ejecutivo se denomina Mensaje.
7
Cabe hacer la precisión que el sistema político chileno restringe de forma importante la
capacidad del Congreso Nacional para iniciar legislación, y dan iniciativa exclusiva al
Presidente de la República sobre la mayor parte de la política económica de la nación,
sobre las divisiones político-administrativas y sobre materias laborales y de seguridad
social2. Es así que evidencia empírica respecto a la actividad legislativa chilena plantean
que a través de los poderes que otorga la Constitución al Ejecutivo le permiten controlar
qué proyectos de ley se analizan durante la mayor parte del proceso legislativo (Aninat,
2006).
En este sentido, se omitieron todos aquellos proyectos que aun pudiendo considerarse
parte de los distintos ámbitos de autonomía a analizar, se iniciaron en el Ejecutivo, en
cualquiera de sus ministerios.
En primer lugar, como una forma de introducirnos al trabajo legislativo, pusimos
atención en las Comisiones Permanentes de ambas cámaras3. Respecto a cuáles de ellas
cuentan con un mayor número de mujeres y cuáles son presididas por mujeres, se puede
concluir lo siguiente: son escasos estos grupos de trabajo que en la Cámara de
Diputados son encabezadas actualmente por mujeres. Tan sólo una comisión es
presidida por una mujer (la correspondiente a Recursos Naturales, Bienes Nacionales y
Medioambiente), lo cual representa el 3,8% de las comisiones permanentes. Esta cifra
no se corresponde con el 14,2% de mujeres congresistas en la Cámara Baja. En el caso
del Senado, si bien en términos absolutos, la cifra de comisiones presididas por mujeres
(suman 3), ésta representa el 15,8% del total de comisiones, incluso superior a la
representación femenina en dicha Cámara (13,2%). Sin embargo, de este último dato no
es posible señalar que sea significativo para el análisis considerando que la Cámara Alta
sólo cuenta con 4 senadoras entre sus integrantes.
Otro elemento que vale la pena consignar es que una Comisión que tanto en la Cámara
Baja como en el Senado es liderada por mujeres es la correspondiente a Medioambiente
2
Además la Constitución le otorga entre otras facultades, la de introducir y retirar urgencias legislativas
en todo momento de la tramitación legislativa. Esto redunda en que sea el Ejecutivo quien puede
determinar el orden del día, porque las urgencias en la mayor parte de los casos deben ser tratadas antes
que el resto de los proyectos (salvo en caso de acusaciones constitucionales o proyectos relativos a la Ley
de Presupuesto)3
Las comisiones permanentes se encuentran reguladas en los reglamentos internos de ambas Cámaras. Se
componen según sea el caso, por cinco senadores o por trece diputados. Su función es estudiar
detalladamente los proyectos de ley y demás materias sometidas a conocimiento. Usualmente reciben la
opinión de expertos en la materia de que se trate y se ofrecen audiencias a organizaciones de la sociedad
civil interesadas en el tema.
8
y Bienes Nacionales. Este dato es coherente con aquellas investigaciones ligadas a la
perspectiva del feminismo de la diferencia que señalan que las mujeres por el hecho
exclusivo de ser madres y su relación con la naturaleza serían más proclives a
interesarse por temáticas medioambientales y proteger los recursos naturales. Además
cabe destacar que las comisiones en que las mujeres superan a los hombres en número
es la de Medioambiente del Senado y la Comisión de Familia. Esta última es
conformada por 13 miembros, 7 de los cuales son mujeres. Por el contrario, las
comisiones de la Cámara Baja que no cuentan con ninguna mujer entre sus miembros
son las de Hacienda y Minería y Energía.
Ya introduciéndonos en la primera parte del análisis hay que señalar que las
parlamentarias durante el período que abarca el año 2011 y hasta la primera quincena de
junio del presente año habían presentado (patrocinado a través de su firma) 386
iniciativas. De esas iniciativas se eligieron algunas consideradas emblemáticas por el
activismo feminista, dejando fuera aquellas presentadas por el Ejecutivo y sus distintos
ministerios, tales como: Ley 19.325 de Violencia Intrafamiliar, Ley 20.005 sobre acoso
sexual, Ley 20.166 sobre amamantamiento, entre otras. A modo de ejemplo se puede
mencionar algunas que sí fueron consideradas como las que pretendían despenalizar el
aborto en algunas de sus formas, como cuando corre peligro la vida de la madre,
inviabilidad del feto o en caso de violación; cuya idea de legislar fue votada en contra
fundamentalmente por representantes de la Alianza y del Partido Demócrata Cristiano.
TABLA 1: MOCIONES PARLAMENTARIAS 2011-2012 SEGÚN ÁMBITO DE
AUTONOMÍA Y PESO APOYO HOMBRE/MUJER
ÁMBITOS
DESCRIPCIÓN
TIPO Y NÚMERO
MOCIONES
APOYO
HOMBRE/MUJER
9
1.-Autonomía Física
(Derechos Sexuales y
Reproductivos)4
Se refiere al control de
su cuerpo que tienen las
mujeres. Los proyectos
elegidos se relacionan
con el respeto a los
derechos sexuales y
reproductivos y a la
violencia de género.
-
Sobre
despenalización del
aborto: 7 mociones.
Relación
de
parlamentarios
23
/1
parlamentaria
-
Sobre
violencia
intrafamiliar
y
femicidio: 1
Relación
9
parlamentarios
/4
parlamentarias
2.-Autonomía
Económica5
3.-Autonomía en la
toma de decisiones6
Capacidad de generar
ingresos y recursos
propios. Los proyectos
elegidos se relacionan
con
políticas
del
cuidado y patrimonio.
Plena participación en
la toma de decisiones
que afectan la vida de
las mujeres y su
colectividad.
Los
proyectos elegidos se
vinculan a aquellos que
buscan promover la
participación
equilibrada de los sexos
y autonomía personal.
-
Acerca de permisos
para cuidado de
familiares
y
descanso:
6
mociones
25 parlamentarios / 22
parlamentarias
-
Sobre Patrimonio:
1 moción.
5
parlamentarios/1
parlamentaria
-
Sobre participación
equilibrada:
3
mociones
13 parlamentarios/ 16
parlamentarias
-
Autonomía
personal: 1 moción
(nueva
ley
de
Matrimonio Civil)
6 parlamentarios/
parlamentarias
3
Fuente: Elaboración propia con datos oficiales del Congreso Nacional publicados en www.camara.cl y
www.senado.cl.
4
Respecto a las iniciativas a favor de la despenalización del aborto se consideraron las firmadas por los
actuales Senadores Camilo Escalona (PS), Guido Girardi (PPD), Fulvio Rossi (PS), Jorge Pizarro (DC),
Mariano Ruíz-Esquide (DC), Ignacio Walker (DC), Ricardo Lagos Weber (PPD), Jaime Quintana (PPD)
y Eugenio Tuma (PPD) y los actuales Diputados Alfonso de Urresti (PS), Marcos Espinoza (PR), Ramón
Farías (PPD), Tucapel Jiménez (PPD) y Marco Antonio Núñez (PPD). En el caso del femicidio se incluyó
la Ley 20.480 que tipifica el delito y que nació por mociones de las Diputadas Adriana Muñoz (PPD)
María Antonieta Saa (PPD), Carolina Goic (DC), Clemira Pacheco (PS), Alejandra Sepúlveda (PRI),
Ximena Vidal (PPD) y de los Diputados Jorge Burgos (DC) y Guillermo Ceroni (PPD) y de ex diputados
y ex diputadas.
5
En cuanto a la autonomía económica se analizaron las Ley 20.399 que otorga derecho a la sala cuna al
trabajador, la Ley 20.367 que extiende permiso a la madre en caso de adopción de un/a menor, la Ley
20.366 sobre descanso semanal de trabajadores de casa particular, la Ley 20.166 sobre amamantamiento y
la Ley 20.137 sobre permiso por muerte y nacimiento de parientes. En el sub-ámbito sobre patrimonio se
analizó la moción que introduce modificaciones a diversas disposiciones del Código Civil, consagrando el
derecho de la mujer casada bajo el régimen de sociedad conyugal, de administrar los bienes propios que
adquiera a título de herencia, legado o donación.
6
Respecto al tercer y último ámbito, las mociones analizadas hacen referencia a iniciativas que buscan
promover la participación equilibrada en la vida pública, por ejemplo a través del establecimiento de
cuotas. Además se incorpora en este ámbito la Nueva Ley de Matrimonio Civil (Ley N° 19.947),
publicada en mayo del año 2004, que rige además el divorcio.
10
Llama la atención que en una iniciativa emblemática como es el aborto en materia de
derechos sexuales y reproductivos, de los 24 congresistas que patrocinaron las 7
mociones, sólo una sea mujer. Es decir, el apoyo femenino correspondió a un 4,1%,
bastante inferior a la cifra actual de representación de las mujeres en ambas cámaras y
que no ha variado significativamente desde su reapertura en el año 1990 (actual 13,2%
en el Senado y 14,2% en la Cámara Baja). Precisamente en las mociones sobre
despenalización del aborto terapéutico fue el único tipo de proyecto en que el porcentaje
de patrocinio fue inferior al porcentaje de representación de las mujeres en el Poder
Legislativo. En el resto de los tipos de proyectos, el patrocinio fue muy por sobre el
porcentaje de representación, alcanzando las más altas cifras las relativas a mociones
sobre participación pública equilibrada (65%) seguida la correspondiente a cuidado de
familiares y descanso.
GRÁFICO 1: PORCENTAJE DE APOYO DE PARLAMENTARIAS POR TIPO
DE PROYECTO
70
65
60
47
50
40
33.3
30
30
17
20
10
4.1
0
Despenalización Violencia
de Aborto
Intrafamiliar y
Femicidio
Cuidado de
familiares y
Descanso
Sobre
Patrimonio
Participación
pública
Equilibrada
Autonomía
Personal:
Divorcio
Fuente: Elaboración propia con datos oficiales del Congreso Nacional publicados en www.camara.cl y
www.senado.cl.
Como anticipábamos, nos corresponde identificar si las 386 iniciativas patrocinadas por
las Diputadas desde el año pasado hasta ahora se inscriben en el ámbito de lo privado
11
(necesidad práctica) o bien, en el campo de la autonomía (necesidad estratégica).
De esta manera, el conjunto de las mociones se desagregan de la siguiente manera:
GRÁFICO 2: PORCENTAJE DE TIPO DE INICIATIVAS PATROCINADAS
POR DIPUTADAS 2011-2012
Autonomía Económica
Autonomía Toma de Decisiones
Autonomía Física
Público
Privado
Fuente: Elaboración propia con datos oficiales del Congreso Nacional publicados en www.camara.cl y
www.senado.cl
Del gráfico se desprende que en general las mujeres parlamentarias no constituyen en
ningún caso una “bancada femenina”. En su mayor parte, durante el período analizado,
las legisladoras patrocinaron proyectos ligados al ámbito de lo público, considerada la
tradicional dicotomía público/privado.
Cabe señalar que este análisis no considera aspectos cualitativos relacionados con el
liderazgo asumido por algunas parlamentarias en temas específicos, como el que tuvo
lugar este año respecto a los proyectos del postnatal de seis meses, del aborto
terapéutico, entre otros.
Ahora bien, si nos abocamos ahora a medir en cada diputada cuál es su porcentaje de
mociones patrocinadas en el período 2011-2012 relacionadas con la satisfacción de los
intereses y necesidades de las mujeres (prácticas y estratégicas). Las cifras nos indican
12
que la Diputada María Antonieta Saa (PPD, Distrito 17) es quien registra un mayor
porcentaje de iniciativas patrocinadas que responden a los intereses de las mujeres
(prácticas y estratégicas) alcanzando una cifra de 65%. En tanto, es la Diputada Marisol
Turres (UDI, Distrito 57) quien patrocinó menos iniciativas en el período estudiado que
satisfagan dichos intereses, según el análisis propuesto.
Si nos enfocamos de manera específica en la promoción de aquellas iniciativas que
promueven la autonomía y el empoderamiento femenino, la lista de parlamentarias
queda de la siguiente manera:
FIGURA 1: PORCENTAJE DE INICIATIVAS PARLAMENTARIAS
PROMOTORAS DE AUTONOMÍA DE LAS MUJERES. PERÍODO 20112012.
Sobre 30%
María Antonieta Saa
Menos 10%
Andrea Molina
Cristina Girardi
María José Hoffmann
Marta Isasi
Claudia Nogueira
Denise Pascal
Karla Rubilar
Entre 10%20%
María Angélica Cristi
Carolina Goic
Adriana Muñoz
Clemira Pacheco
Ximena Vidal
Marcela Sabat
Alejandra Sepúlveda
Marisol Turres
Mónica Zalaquett
Del cuadro se desprende que más de la mitad de las diputadas durante el período
analizado menos del 10% de sus iniciativas buscaron satisfacer las necesidades
estratégicas de las mujeres. Es decir sólo una mínima parte de sus mociones buscó
13
transformar la desigual distribución de poder que existe entre los géneros. Entre quienes
menos contribuyeron en transformar este reparto poco equitativo durante el período
legislativo 2011 y lo que va del año 2012, más de la mitad corresponden a
parlamentarias de la Alianza; 8 de 11 de las diputadas.
Conclusiones y Nuevas Interrogantes
A la luz de las evidencias empíricas arrojadas en el análisis, las legisladoras en materias
ligadas a la autonomía de las mujeres (física, económica y de toma de decisiones)
tienen un protagonismo muy por sobre los magros porcentajes de representación.
En ningún caso, las parlamentarias chilenas se han comportado durante el período
analizado como una “bancada femenina”. En general, las legisladoras optaron por
patrocinar iniciativas ligadas al ámbito de lo público, considerado éste según la
tradicional dicotomía público/privado.
Por otra parte, desde el retorno a la democracia y a la vista de la participación de las
legisladoras en proyectos emblemáticos en relación a sus colegas hombres, éstas dieron
preponderancia a la participación pública equilibrada y al cuidado de familiares y
descanso. A pesar de ello, sólo un escaso margen de iniciativas presentadas busca
transformar de raíz las inequidades sexuales en el país, con lo cual no estarían
respondiendo a los intereses de las mujeres según las prioridades de los feminismos.
Algunas tareas pendientes dejan el esfuerzo realizado. Este es sólo un primer esfuerzo
de acercarnos a diferencias en estilos de liderazgo y temáticas distintas de preocupación
entre ambos sexos. De manera específica, cómo se traducen estas diferencias al legislar
en Chile.
La primera tarea a seguir es sin lugar a dudas realizar el segundo análisis con los
diputados actuales en el mismo período observado, de manera de identificar si ellos
están más interesados en el ámbito público, por sobre el ámbito privado y la satisfacción
de las necesidades estratégicas de las mujeres chilenas.
Además cabe incorporar en un próximo análisis el peso de la pertenencia de las
legisladoras a determinados partidos políticos, considerando que cada uno tiene
14
principios ideológicos distintos y visiones y prácticas dispares respecto al rol de las
mujeres en la sociedad. Así también cabe plantearse preguntas acerca de cómo y sobre
qué tipo de proyectos es posible pensar en alianzas transversales entre las actuales
legisladoras chilenas.
El objetivo de completar las tareas pendientes es ir brindando evidencia empírica que
nos permita señalar a ciencia cierta si la presencia de legisladoras trae consigo esa
cultura política femenina diversa de la que nos habla la teoría política y feminista
producto de la socialización y de razones estructurales. En la medida que esto sea así
podremos logran la tan anhelada representación sustantiva de las mujeres en nuestras
democracias.
15
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