"Resumen preparado para el XII Congreso Nacional de Ciencia Política, organizado por la Sociedad Argentina de Análisis Político y la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 12 al 15 de agosto de 2015". Título de la ponencia: El pilar alemán de la nueva historia intelectual: la historia de los conceptos de Reinhart Koselleck. Una breve exposición de sus críticas a la historia de las ideas y de los principales lineamientos del método que propuso para superarla. Nombre del autor: Luis Ignacio Garcia Sigman – CONICET/IEALC – [email protected] Área temática propuesta: Área teoría y filosofía política. Subárea temática propuesta: 6. Filosofía política contemporánea; 13. Relecturas de los clásicos del pensamiento político. Resumen: La historia del pensamiento político experimentó, a partir de la segunda mitad del siglo pasado, una profunda renovación metodológica como resultado de los aportes realizados por las escuelas que configuraron la nueva historia intelectual para superar la perspectiva de trabajo que rechazaban, es decir, la de la historia de las ideas; específicamente, se señala que, entre las corrientes que transformaron la disciplina, pueden destacarse las escuelas alemana (la historia de los conceptos [Begriffsgechichte]), anglosajona (Escuela de Cambridge) y francesa (historia conceptual de lo político) (Fernádez Sebastián, 2002; Garcia Sigman, 2014; Palti, 2005b, 2007a, 2008a, 2009a, 2009b, 2010a). El presente trabajo enfocará su atención en la historia conceptual y, en particular, en la obra de su mayor exponente, Reinhart Koselleck; específicamente, el trabajo se propone, primero, reseñar las críticas que este historiador realizó al método de la historia de las ideas y, segundo, establecer, de manera sucinta, los principales rasgos de la perspectiva de trabajo que propuso para superarlo. En tal sentido, se establece que, buscando la consecución de los citados propósitos, este estudio enfocará su atención en las siguientes obras del historiador alemán: las Directrices para el léxico de los conceptos políticos y sociales de los tiempos modernos [Richtlinien für das Lexikon politisch-sozialer Begriffe der Neuzeit] de 1967, a la Introducción al Diccionario histórico de conceptos políticos – sociales básicos en lengua alemana [Geschichtliche Grundbegriffe: Historisches Lexikon zur politischsozialen Sprache in Deutschland] de 1972 y a su libro Futuro Pasado. Para una semántica de los tiempos históricos de 1979. Asimismo, se señala que la decisión de articular la exposición del presente trabajo en torno a las aludidas obras del historiador alemán responde al hecho de que, en tales trabajos, Koselleck desplegó una porción substancial de sus reflexiones acerca de las temáticas que concentran el interés del presente estudio. I. Introducción. La historia del pensamiento político experimentó, a partir de la segunda mitad del siglo pasado, una profunda renovación metodológica como resultado de los aportes realizados por las escuelas que configuraron la nueva historia intelectual para superar la perspectiva de trabajo que rechazaban, es decir, la de la historia de las ideas; específicamente, se señala que, entre las corrientes que transformaron la disciplina, pueden destacarse las escuelas alemana (la historia de los conceptos [Begriffsgechichte]), anglosajona (Escuela de Cambridge) y francesa (historia conceptual de lo político) (Fernádez Sebastián, 2002; Garcia Sigman, 2014; Palti, 2005b, 2007a, 2008a, 2009a, 2009b, 2010a). El presente trabajo enfocará su atención en la historia conceptual y, en particular, en la obra de su mayor exponente, Reinhart Koselleck;1 específicamente, el trabajo se propone, primero, reseñar las críticas que este historiador realizó al método de la historia de las ideas y, segundo, establecer, de manera sucinta, los principales rasgos de la perspectiva de trabajo que propuso para superarlo. Teniendo en cuenta los propósitos que busca alcanzar, la exposición se realizará atendiendo, principalmente, a las Directrices para el léxico de los conceptos políticos y sociales de los tiempos modernos [Richtlinien für das Lexikon politisch-sozialer Begriffe der Neuzeit] de 1967, a la Introducción al Diccionario histórico de conceptos políticos – sociales básicos en lengua alemana [Geschichtliche Grundbegriffe: Historisches Lexikon zur politisch-sozialen Sprache in Deutschland] de 1972 y a su libro Futuro Pasado. Para una semántica de los tiempos históricos de 1979. 1 En este punto, se considera apropiado indicar que, en el marco de la citada perspectiva de trabajo, las obras del referido historiador alemán abordaron tres grandes ejes temáticos: en primer lugar, el método de la historia conceptual, en segundo lugar, la investigación histórica y, en tercer lugar, la teoría de la historia [Historik]. Tal como se desprende de lo establecido el cuerpo principal, el interés de este trabajo estará centrado en el primero de los aludidos ámbitos sobre los que, a lo largo de su trayectoria intelectual, trabajó Koselleck. Tal decisión deriva de que, al proceder de esta manera, el presente estudio podrá alcanzar los objetivos que, en vinculación con este teórico, se propuso obtener; es decir, reseñar, por un lado, las críticas que el autor realizó a la perspectiva de trabajo de la historia de las ideas y, por otro lado, los principales rasgos del método que propuso para superarlo. Se señala, a su vez, que el hecho de que, tal como podrá apreciarse, esta exposición privilegie la presentación de esta última dimensión responde a que el autor alemán dedicó, en los escritos que interesan a este trabajo, una atención mucho mayor al establecimiento de su método que a la descripción de las debilidades de la perspectiva de trabajo que, con aquél, buscaba trascender. La determinación de enfocar la atención en dichos estudios responde a que, en los dos primeros, el historiador alemán estableció las líneas fundamentales que se siguieron en la confección de las entradas del Diccionario y a que, en el tercero, reunió una serie de ensayos, originalmente publicados por separado a partir de la década del sesenta, que exploraron el objeto, el método y el sentido de la historia conceptual. De todos modos, el hecho de concentrarse en tales trabajos no implica que, toda vez que se considere adecuado para enriquecer la exposición, se deje de recurrir a otras investigaciones del autor (Palti, 2001). La presentación se dividirá en tres partes. En la primera, se hará referencia, por un lado, a las críticas que Koselleck realizó a los trabajos que fueron concebidos en el marco de la historia de las ideas alemana y, por otro lado, al objeto del Diccionario. En la segunda, se señalarán los rasgos más salientes del método que el autor diseñó para alcanzar los propósitos que, en el marco del citado Diccionario, se había propuesto conseguir. Por último, se realizará, a modo de conclusión, una breve recapitulación de lo realizado a lo largo de la exposición. II. El rechazo a la historia de las ideas y el objeto del Diccionario. La historia conceptual de Koselleck nació como una crítica, por un lado, a los anacronismos en lo que incurría la historia social al transferir al pasado expresiones, términos y conceptos del presente; y, por otro lado, al supuesto de la historia de las ideas (en particular, la Ideengeschichte practicada por Friedrich Meinecke o Ernst Cassirer) según el cual éstas podían ser concebidas como entidades constantes y fundamentalmente inmutables (Koselleck, FP HC e HS; Abellan, 1991; Villanou, 2006)2. Se estima que, en tal sentido, se expresaba este académico alemán cuando establecía que la historia conceptual surgió como resultado del aludido doble impulso crítico: ¨Primero comenzó [la historia conceptual] como crítica a la transferencia desapercibida al pasado de expresiones de la vida 2 Un análisis específico del lugar que pasó a ocupar la historia conceptual en el tablero metodológico de la disciplina (no sólo en relación con los métodos tradicionales sino también en vinculación con el resto de las corrientes que promovieron la renovación metodológica de la historia del pensamiento político) puede consultarse: Abellán, J. (1991). Historia de los conceptos (Begriffsgeschichte) e historia social. A propósito del diccionario Geschichtliche Grundbegriffe. Revista de Estudios Histórico – Jurídicos, n° XIV, pp. 277 – 289 y Chignola, S. (1998). Historia de los conceptos e historiografía del discurso político. Res publica, n°1, pp. 7 – 23. social del presente y ligadas a la época; en segundo lugar, pretendió una crítica a la historia de las ideas, en tanto que éstas se mostraban como baremos constantes que sólo se articulaban en diferentes configuraciones históricas sin modificarse esencialmente¨ (Koselleck, 1993:113). De tal modo, el autor se propuso – al concebir, junto con sus colegas, el Diccionario [Geschichtliche Grundbegriffe] – alejarse de las perspectivas que criticaba; en tal sentido, se estima que, en relación con esta empresa intelectual de carácter colectivo, resulta adecuado indicar, en un primer momento, cuáles eran los propósitos, que en su marco, buscaban alcanzarse. Así, se recuerda que, en la Introducción del mismo, Koselleck comenzaba indicando que, en el Diccionario, se analizarían más de un centenar de conceptos histórico fundamentales del lenguaje político y social alemán (Koselleck, 2009: 2 – 3).; a su vez, se precisa que el hecho de que, en dicha propuesta, la atención se enfocara en tales conceptos históricos fundamentales derivaba de que – en tanto que, a su vez, estimaba que la historia era ciertamente historia en la medida en que se conceptualizaba – el historiador alemán consideraba que sólo a través de aquellos resultaba posible conocer la historia acontecida (Koselleck, 2009:3). 3 De tal modo, se indica que Koselleck establecía que el objetivo principal del Diccionario [Geschichtliche Grundbegriffe] consistía en analizar la disolución del viejo mundo y la emergencia del moderno por medio de la historia de su aprehensión conceptual; en tal sentido, se indica que, en un momento ulterior, el aludido autor se preocupaba por precisar el citado propósito general. En primer lugar, este especialista indicaba que, en tal obra, se ocupaba del período que abarcaba desde el 1700 hasta el umbral de la época en la que se encontraba escribiendo (Koselleck, 2009:4). En segundo lugar, esta académico señalaba que la atención del aludido proyecto se centraba en los conceptos de la modernidad. Así, el historiador especificaba que el hecho de hablar de este tipo de formaciones conceptuales no implicaba que dejara de reconocerse que éstas contaban con más significados que sólo los modernos; de hecho, una de las principales tareas de la historia conceptual radicaba, según este especialista, 3 Sobre las nociones de historia acontecida e historia relatada puede consultarse: Villacañas, J. L. & Oncina, F. (1997). Introducción. En Koselleck, R. & Gadamer, H. G. Historia y hermenéutica. Barcelona: Paidós. en analizar los solapamientos que, en el marco de estos conceptos, se daban entre significados modernos y antiguos (Koselleck, 2009:4). En tercer lugar, Koselleck indicaba que sólo se analizaban matrices conceptuales del ámbito lingüístico alemán. Por último, este autor también señalaba que el análisis concentraba su atención exclusivamente en los conceptos que registraban el proceso de metamorfosis sociopolítica que se dio como resultado de la revolución política e industrial; se indica que tal precisión estaba orientada a establecer que enseñar el conjunto del vocabulario político y social contemporáneo desde su origen excedía los propósitos de la referida empresa colectiva (Koselleck, 2009:4). Se indica, en este punto, que el enfoque heurístico que asumía el Diccionario suponía que el cambio de los conceptos que indicaban la emergencia del nuevo mundo tenía lugar, en el ámbito de la lengua alemana, durante un período bisagra [Sattelzeit] que se extendía entre 1750 y 18504. En tal sentido, se indica que, desde la óptica de este historiador, tal modificación conceptual se verificaba de diferentes modos (Koselleck, 2009:5). En primer lugar, viejas palabras asumían nuevos significados adaptados a las novedosas circunstancias; tales conceptos tenían, como Jano, una doble cara: por un lado, se referían a situaciones sociopolíticas del pasado que ya no resultaban comprensibles para nosotros sin una traducción y, por otro lado, obtenían una significación nueva que no requería de una traducción para ser comprendida. En segundo lugar, surgían neologismos y, por último, ciertas palabras antiguas que, en el pasado, ocuparon un lugar central en el vocabulario sociopolítico se vaciaban gradualmente de significado y perdían relevancia (Koselleck, 2009:5). En relación con la tesis del Sattelzeit, Koselleck establecía que, en tanto indicadores de la emergencia del nuevo mundo, los conceptos analizados experimentaron cuatro tipos de transformaciones durante el señalado período. En primer lugar, la democratización [demokratisierung]: con esta idea se buscaba llamar la atención sobre la ampliación del uso de la terminología política a nuevos estratos sociales. En segundo lugar, la 4 Una aguda crítica al concepto de período bisagra [Sattelzeit] puede consultarse en Palti, J. E. (2004). Koselleck y la idea de Sattelzeit. Un debate sobre modernidad y temporalidad. Ayer, n° 53, pp. 63 – 74. En este artículo, Palti logra revelar las limitaciones de la categoría de período bisagra [Sattelzeit] sirviéndose de los principios metodológicos propios de la historia conceptual. temporalización [verzeitliching]: a través de este criterio se indicaba que los conceptos iban a asumir referencias temporales relacionadas con expectativas sobre un porvenir deseable o con distinciones entre un antes que se había ido y un después que vendría (Koselleck, 2009:6 – 9). En tercer lugar, la politización [politisierung]: tal proceso daba cuenta de que los conceptos adquirían centralidad en el marco de las contiendas que se trababan entre enemigos políticos. Por último, la ideologización [ideologisierbarkeit]: con tal idea se buscaba señalar que ciertos conceptos (en particular, los singulares colectivos) eran convertidos en fórmulas vacías o abstractas y, a su vez, utilizados de modos diferentes (y, a veces, opuestos) según los intereses y la clase a la que pertenecía el orador que los utilizaba5 (Koselleck, 2009:9 – 10; Abellán, 1991:283). III. Los rasgos más salientes del método de la historia conceptual. Se considera que, en este punto, pueden exponerse, de manera sucinta, las características básicas del método con el que – a la hora de alcanzar los propósitos que, en el marco del citado proyecto, se planteó conseguir – operaba la historia conceptual: I. Análisis histórico – crítico o momento sincrónico. Este momento implicaba el análisis de los conceptos en determinados contextos sociopolíticos. A esta etapa de la investigación le incumbía preguntarse sobre el cui bono; se interrogaba, al mismo tiempo, si aquellos que utilizaban un determinado concepto se incluían o no al hacerlo; ¿a quién estaba destinado?; ¿era un concepto propio de una determinada capa social? (Koselleck, 2009:12 – 13). II. Principio diacrónico. La diacronía implicaba que se liberase a los conceptos de los contextos situacionales específicos para analizar los significados que asumieron a lo largo del tiempo y, posteriormente, clasificarlos relacionándolos. 5 La tesis del período bisagra [Sattelzeit] (y sus derivadas) ha sido uno de los puntos que J. A. Pocock le ha criticado a la historia conceptual; según el historiador británico, tales condiciones – centrales en el enfoque metodológico koselleckiano – fueron propias de la experiencia alemana y, por tanto, no extrapolables a otras latitudes. En términos de Coves: ¨ Pero una de las manzanas de la discordia entre ambas escuelas [alemana y anglosajona] estriba en el estatuto de la Sattelzeit en la historia conceptual. Los cuatro cambios característicos en los conceptos atribuidos por Koselleck al Sattelzeit en la Europa continental fueron temporalización, democratización, ideologización y politización. Pero Pocock no los reconoce como los elementos más significativos de los discursos en liza en Gran Bretaña entre 1780 y 1830. Koselleck ha estado escribiendo sobre historia alemana —lo cual no es del todo cierto, pues, por ejemplo, en Crítica y crisis se refiere al mundo francés y británico—, y la historia de los conceptos es «histórica, cultural y nacionalmente específica».¨(Coves, 1998:109) Sólo así resultaba posible, desde esta perspectiva, establecer la duración social de un determinado significado y también la de sus correspondientes estructuras. En función del principio diacrónico, los conceptos políticos y sociales podían ordenarse, desde una perspectiva temporal, en tres grupos: conceptos cuyo significado se mantenía, matrices conceptuales cuyo significado variaba completamente y neologismos o conceptos que se referían a situaciones político – sociales novedosas. Sólo a partir del desenvolvimiento del presente momento de la investigación, la historia de los conceptos superaba al método histórico – filológico e iba adquiriendo, al mismo tiempo, su especificidad como disciplina (Koselleck, 2009:13 – 14; Biset, 2010:128). III. Análisis semasiológico y onomasiológico. El primero consistía en el estudio de los diversos significados de una determinada palabra y sus modificaciones mientras que el segundo constaba del establecimiento e identificación de los diferente modos en que se denominaba un determinado estado de cosas (Koselleck, 2009:14 – 15). IV. Distinción entre palabra y concepto6. Tal distinción era llevada a cabo por el historiador alemán de una forma pragmática y no atendiendo al tradicional triángulo lingüístico de significante (designación) – significado (concepto) – cosa en sus diferentes variantes (Koselleck, 2009; Koselleck, 1967). Koselleck consideraba, por un lado, que, en tanto eran realidades históricas, las palabras y los conceptos se asemejaban en que podían poseer una pluralidad de significados y, por otro lado, que ambos términos se diferenciaban en la medida en que esa plurivocidad se daba de modo distinto en cada caso; en tal sentido, se estima que, en relación con estas dos consideraciones, resulta posible realizar dos precisiones. 6 Al respecto también pueden consultarse: Abellán, J. (2007). En torno al objeto de la 'Historia de los conceptos' de Reinhart Koselleck (215 – 248). En Bocardo Crespo, E. (ed.). El giro contextual. Cinco ensayos de Quentin Skinner, y seis comentarios. Madrid: Alianza; Bisset, E. (2010). Conceptos, totalidad y contingencia. Una lectura de Reinhart Koselleck. Res publica, n°23, pp. 123 – 143; Bödeker, H. E. (2009). Sobre el perfil metodológico de la historia conceptual. Temas, problemas, perspectivas. Historia y grafía, n° 32, pp. 131 – 168; y Palti, E. J. (2007). Reinhart Koselleck, su concepto de concepto y su historia. Inédito. Por un lado, se indica que, en relación con la primera, el autor, a su vez, estimaba que, en la medida en que sus significados dependían del contexto hablado o de la situación social, tanto los conceptos como las palabras podían ser consideradas polívocas. Por otro lado, se señala que, en vinculación con el segundo rasgo, el teórico en cuestión, asimismo, sostenía que la palabra podía ser unívoca en su uso mientras que el concepto siempre mantenía su polivocidad. Éste, desde la óptica del pensador alemán, estaba adherido a una palabra pero era mucho más que ella; en términos de este académico: ¨Ahora bien, una palabra puede hacerse unívoca —al ser usada—. Por el contrario, un concepto tiene que seguir siendo polívoco para poder ser concepto. También él esta adherido a una palabra, pero es algo más que una palabra:una palabra se convierte en concepto si la totalidad de un contexto de experiencia y significado sociopolítico, en el que se usa y para el que se usa una palabra, pasa a formar parte globalmente de esa única palabra¨7 (Koselleck, 1993:117). Una serie de diferencias entre conceptos y palabras derivaban del citado criterio de distinción propuesto por Koselleck. En primer lugar, el historiador alemán sostenía que, en el caso de las palabras, el significado y lo mentado podían pensarse de manera separada. En cambio, cuando se trataba de los conceptos: 7 Se señala, en este punto, que el hecho de que, en el marco del enfoque metodológico de Koselleck, se considerase que un concepto adquiría entidad como tal en la medida en que la totalidad de un contexto de experiencia y de significado pasaba a formar parte de una palabra, entraba, tal como lúcidamente lo señalara Bisset (2010), en directa contradicción con otros de los supuestos sobre los que se sostenía tal perspectiva de trabajo: ¨La polivocidad inherente a los conceptos políticos se sustenta en su propia definición, un concepto es tal si la totalidad de un contexto de experiencia y significado pasa a formar parte de esa palabra. En tanto incluye la totalidad de un contexto comprende una pluralidad de significados. El problema fundamental del concepto koselleckiano es esta referencia a la totalidad, porque sus mismos presupuestos imposibilitan que la totalidad de un contexto de experiencia pase a formar parte de un concepto. No es posible por tres razones, en primer lugar, porque existe un hiato entre conceptos y estado de cosas, entre lo lingüístico y lo no-lingüístico, es decir, siempre existe un doble exceso entre realidad y lenguaje. Esto no significa pensar los conceptos desde una teoría especular sucedánea, sino señalar que todo concepto, como todo lenguaje, se estructura alrededor de una falta constitutiva. Esa falta es lo que Koselleck llama estado de cosas. Ahora bien, en segundo lugar, y como ya fue referido, si un concepto es índice y factor de la realidad su inscripción es doble, registra una realidad y es una forma de intervenir en ella. La doble inscripción imposibilita cualquier cierre, cualquier totalización de un campo semántico. En tercer lugar, tampoco es posible unificar la totalidad del significado porque todo concepto es en sí mismo incompleto en cuanto se define por aquello que excluye.¨ (Bisset, 2010: 135). ¨…la significación y lo mentado coinciden en tanto la diversidad de la realidad histórica pasa a formar parte de la polisemia de una palabra de tal forma que aquélla sólo recibe su sentido, es comprendida, en esa palabra¨ (Koselleck, 2009:16). En segundo lugar, Koselleck señalaba que las palabras contenían posibilidades significativas mientras que los conceptos unificaban en sí la totalidad o el conjunto de los significados; esto remitía a lo indicado previamente: los conceptos podían ser claros pero debían ser equívocos (Koselleck, 1993:116 – 118). Por último, este académico señalaba que, a diferencia de las palabras, los conceptos configuraban una red semántica compleja que articulaba múltiples relaciones entre diversos significados; a su vez, este especialista precisaba que, en dicho marco, el cambio de uno de los elementos podía modificar al conjunto (Koselleck, 2009:16) V. Premisa teórica subyacente. El supuesto teórico que subyacía a la historia conceptual sostenía que ¨la historia se deposita en determinados conceptos y que precisamente llega a ser historia mediante ellos tal y cómo ésta se entiende…¨ (Koselleck, 1972:16). Tal supuesto conducía a exponer la naturaleza de la relación que, según el autor, se trababa entre concepto y realidad; entre ellos existía, según Koselleck, un vínculo de tensión. Tal tirantez derivaba de considerar que no existía una identidad entre lenguaje y realidad o entre fenómenos y conceptos sociopolíticos (Koselleck, 1972). El autor reconocía que, en la medida en que sin ellos resultaba imposible alcanzar algún grado de unidad para la acción política, no existía sociedad que no elaborase conceptos y también que las matrices conceptuales estaban basadas en realidades sociopolíticas; sin embargo, no dejaba de establecer que el entramado social no era idéntico a los conceptos que acuñaba ni de indicar que las estructuras políticas excedían sus conceptualizaciones. En términos del autor: ¨No existe ninguna sociedad sin conceptos en común y, sobre todo, no hay unidad para la acción política. Al contrario, nuestros conceptos se basan en sistemas sociopolíticos que son mucho más complejos que su mera concepción como comunidades lingüísticas bajo determinados conceptos rectores. Una ´sociedad´ y sus ´conceptos´ se encuentran en una relación de tensión que caracteriza igualmente a las disciplinas científicas de la historia que se subordina a ellos¨ (Koselleck, 1993:106) Sólo unas páginas más adelante, el pensador alemán se expresaba en un mismo sentido: ¨Entre el concepto y el estado de cosas existe más bien una tensión que tan pronto se supera como irrumpe de nuevo o parece irresoluble. Continuamente se puede advertir un hiato entre las situaciones sociales y el uso lingüístico que tiende a ellas o que las trasciende¨ (Koselleck, 1993:119). Tal modo de concebir la relación entre lo lingüístico y lo extralingüístico se reflejaba e impactaba decisivamente en las reflexiones del teórico en torno a otras temáticas relevantes para la metodología de la historia conceptual. En primer lugar, en su modo de entender a los conceptos como indicadores y factores del movimiento histórico. Los conceptos registraban una realidad que los excedía pero, al mismo tiempo, configuraban una intervención sobre ella: Así pues, todo lenguaje es a la vez activo y receptivo; toma nota del mundo, pero al mismo tiempo es un factor activo en la percepción (Wahrnehmung) en la cognición (Erkenntnis) y en el conocimiento (Wissen) de las cosas. La propia realidad no se deja reducir a su significado y forma lingüística (Gestaltung) pero sin tales contribuciones lingüísticas probablemente no habría realidad, al menos para nosotros¨. (Koselleck, 2004:30). En segundo lugar, en su manera de concebir con ritmos diferenciales las historias de los conceptos y de las realidades sociopolíticas. En tal sentido, Koselleck seguía a Heiner Schultz (1979) y establecía que existían cuatro posibilidades para analizar el cambio recíproco entre conceptos y fenómenos sociopolíticos: a. no cambiaba el significado de los conceptos ni las circunstancias, b. la matriz conceptual se modificaba pero la realidad no lo hacía; c. el concepto mantenía su significado pero se modificaba la realidad aprehendida previamente; y c. se alteraban tanto la formación conceptual como la realidad (Koselleck, 2004). En tercer lugar, en su modo de entender la relación entre historia conceptual e historia social. Koselleck sostenía que, a primera vista, podía creerse que el vínculo entre tales disciplinas era leve y/o difícil; en tal sentido, el autor en cuestión indicaba que lo establecido podía concluirse si sólo se tenía en cuenta que la historia conceptual se dedicaba al estudio de las palabras y los textos del pasado mientras que la historia social solamente se servía de las obras pretéritas para derivar de ellas situaciones, estados o movimientos que no estaban contenidos en los textos mismos (Koselleck, 1993:105 – 106). Una vez expuesto lo anterior, el teórico alemán señalaba que tal primera aproximación al análisis de la relación existente entre historia conceptual e historia social resultaba completamente superficial. En tal sentido, este pensador señalaba, por un lado, que, entre tales disciplinas, se reproducía, en tanto aquellos configuraban sus objetos, la relación de tensión que, según su perspectiva, caracterizaba al vínculo que se trababa entre realidad y lenguaje; y, por otro lado, que era, precisamente, tal tirantez la que posibilitaba la complementariedad entre ambas (Koselleck, 1993: 105 – 126). De tal modo, Koselleck estimaba que tales disciplinas se brindaban conocimientos que no podían obtener por sí mismas y sin los cuales les resultaba imposible desarrollar adecuadamente sus respectivas tareas. La historia social, en su afán por analizar las estructuras sociopolíticas de un determinado período, debía tener en cuenta, desde la óptica de este académico, la manera en que se articulaba la experiencia histórica en dicha etapa; tal conocimiento sólo podía ser provisto por la historia conceptual. Ésta, a su vez, para estudiar los diferentes conceptos históricos fundamentales en los que se concentraba no podía prescindir, desde la perspectiva de este teórico, de la referencia a los sistemas políticos y sociales del pasado; dicho conocimiento resultaba de la labor de la historia social (Koselleck, 1993: 105 – 126). Finalmente, se considera adecuado señalar las fuentes a las que se recurrían para analizar los conceptos históricos fundamentales de los que se ocupaba el Diccionario. En relación con aquellas, resulta posible señalar que eran sumamente diversas y, al vez, puede precisarse que estaban constituidas por: las obras clásicas de los grandes pensadores del pasado, los diccionarios y las enciclopedias de las diferentes épocas, las revistas, los diarios, los panfletos, los registros de los debates parlamentarios, las leyes, las resoluciones, las cartas y diarios personales (Koselleck, 2009). VI. Recapitulación. Tal como se indicara, la historia del pensamiento político, en tanto disciplina, se vio conmovida, a partir de la segunda mitad del siglo XX, por una auténtica ¨revolución metodológica¨; ésta tomo entidad a partir de la convergencia de tres corrientes renovadoras: la anlgosajona (Escuela de Cambridge), la alemana (la historia de los conceptos) y la francesa (la historia conceptual de lo político) (Fernández Sebastián, 2002; Garcia Sigman, 2014; Palti, 2005, 2007, 2008, 2009a, 2009b, 2010). El presente trabajó centró su interés en el pilar alemán de la citada renovación metodológica y, específicamente, en los trabajos de su principal referente, Reinhart Koselleck (Garcia Sigman, 2014; Palti, 2005, 2007, 2008, 2009a, 2009b, 2010). En particular, se intentó, en un primer momento, indicar las críticas que el autor francés hizo a la perspectiva de trabajo de la historia de las ideas y, en un segundo momento, exponer, brevemente, los principales rasgos de la propuesta metodológica que concibió para trascenderla. Bibliografía. Abellán, J. (2007). En torno al objeto de la 'Historia de los conceptos' de Reinhart Koselleck (215 – 248). En Bocardo Crespo, E. (ed.). El giro contextual. Cinco ensayos de Quentin Skinner, y seis comentarios. Madrid: Alianza. Bisset, E. (2010). Conceptos, totalidad y contingencia. Una lectura de Reinhart Koselleck. Res publica, N°23, pp. 123 – 143. Bödeker, H. E. (2009). Sobre el perfil metodológico de la historia conceptual. Temas, problemas, perspectivas. Historia y grafía, n° 32, pp. 131 – 168. Chignola, S. (2004). Sobre el concepto de historia. Ayer, n° 53, pp. 75 – 95. Chignola, S. (2007). Temporalizar la historia. Sobre la Historik de Reinhart Koselleck. Isegoría, N°37, pp. 11 – 33. Coves, F. O. (1998). Experiencia y política en la historia conceptual. Res publica, n°1, pp. 103 – 119. Fernandez Sebastian, J. (2002). Historia de los conceptos. Nuevas perspectivas para el estudio de los lenguajes políticos europeos. Revista de Historia Ayer, 48, 331 – 364. Garcia Sigman, L. I. (2014). El pensamiento alberdiano desde la perspectiva de sus comentaristas: ¿Historia o metodología? Una lectura crítica sobre el método adoptado por la literatura especializada y los resultados obtenidos por ella (Tesis de doctorado). Universidad de Belgrano, Buenos Aires, Argentina. Koselleck, R. (1993). Futuro pasado: para una semántica de los tiempos históricos. Barcelona: Paidós. Koselleck, R. (1996). A Response to Comments on the Geschichtliche Grundbegrife. En Richter, M. Lehman, H. (eds.). The Meaning of Historical Terms and Concepts. New Studies on Begriffsgeschichte (59 – 70). Washington D. C.: German Historical Institute. Koselleck, R. & Gadamer H. G. (1997). 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