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Revista del Ministerio
de Trabajo y Asuntos Sociales
Seguridad Social
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Revista del Ministerio
de Trabajo y Asuntos Sociales
Seguridad Social
SUMARIO
EDITORIAL, José María Marín Correa, 7
I. ESTUDIOS
La Seguridad Social en la nueva Ley Concursal, Aurelio Desdentado Bonete y
Elena Desdentado Daroca, 13
La nueva acción protectora del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos,
Francisco Javier Torollo González, 35
La contratación abusiva o fraudulenta temporal y el reintegro por el empleador
de la prestación contributiva por desempleo en la Ley 45/2002, Mariano Sampedro
Corral, 61
El aseguramiento voluntario en el Sistema de la Seguridad Social (la nueva
regulación del Convenio Especial), José Antonio Panizo Robles, 83
La Seguridad Social en el XXV Aniversario de la Constitución, Francisco Javier
Fernández Orrico, 127
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3
II. JURISPRUDENCIA
Jurisprudencia en materia de Seguridad Social del Tribunal Supremo. Sala Cuarta.
Septiembre 2002 a julio 2003, María Luz García Paredes, 171
III. RECENSIONES Y DOCUMENTACIÓN
RECENSIONES
La extinción de la relación laboral por jubilación del trabajador, Lourdes Mella
Méndez, 233
La Europa Social, Marta Magadán Díaz y Jesús Rivas García, 236
DOCUMENTACIÓN
Orden TAS/2865/2003, de 13 de octubre, por la que se regula el convenio especial
en el Sistema de la Seguridad Social, 241
Ley 56/2003, de 16 de diciembre, de empleo, 273
Real Decreto 1273/2003, de 10 de octubre, por el que se regula la cobertura de las
contingencias profesionales de los trabajadores incluidos en el Régimen Especial
de la Seguridad Social de los Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos, y la
ampliación de la prestación por incapacidad temporal para los trabajadores por
cuenta propia, 289
Ley 52/2003, de 10 de diciembre, de disposiciones específicas en materia de
Seguridad Social, 299
4
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Editorial
Editorial
JOSÉ MARÍA MARÍN CORREA*
E
l transcurso del tiempo desde la publicación del núm. 44 de la Revista del Ministerio de
Trabajo y Asuntos Sociales, último de los correspondientes a la serie de Seguridad
Social, ha llevado consigo muy profundas novedades en el ordenamiento de esta rama
jurídica. No sólo por la promulgación de normas de rango jerárquico de Ley e inferiores, directamente referidas a dicho ordenamiento específico (Ley 52/2003 de disposiciones específicas en
materia de Seguridad Social; Ley 56/2003 de Empleo; la acostumbrada Ley «de Acompañamiento», y la intervención de la Ley de Presupuestos del Estado en materia de la Seguridad Social)
sino las múltiples aparecidas en el BOE en este período y que tienen incidencias relevantes en el
ordenamiento y funcionamiento de la Seguridad Social. La Ley 40/2003 de Familias Numerosas,
que viene a ampliar los supuestos de prestación por hijo a cargo; la Ley 55/2003 Estatuto Marco
del Personal Estatutario de los Servicios de Salud; incluso la Ley 59/2003 sobre la Firma Electrónica, tendrán una incidencia muy importante en el amplísimo campo de la documentación propia de las múltiples relaciones que conforman el Sistema de la Seguridad Social.
Bajando al rango normativo de los Reales Decretos, el 1539/2003 de 5 de diciembre, que reduce la edad de jubilación en determinados supuestos de minusvalía; el RD 2505/03, que incorpora al Régimen Especial de la Seguridad Social de los Trabajadores Autónomos al nuevo Cuerpo de Notarios (Notarios y Corredores de Comercio), etc.
Pues bien, este número de la Revista, sin embargo, se ocupa de novedades en el ordenamiento de la Seguridad Social anteriores a las mencionadas. No es posible preparar comentarios urgentes, ni es conveniente acudir a los que estarían regidos forzosamente por una gran dosis de
improvisación. Por eso, ofrecemos estudios anticipados en sus respectivas materias a las novísimas fuentes legales arriba reseñadas.
El Magistrado del Tribunal Supremo D. Aurelio Desdentado y la Profesora Desdentado Daroca vuelven a nuestras páginas esta vez con sus reflexiones y esclarecimientos sobre la incidencia
que la Ley Concursal (aún no vigente, sino en vacatio legis) va a tener sobre la Seguridad Social.
Obviamente y, como en todo su ámbito de aplicación, con las dos proyecciones propias de la regulación de una ejecución general: El procedimiento, y los créditos. Así dividen los autores su interesante y esclarecedor trabajo, del que, en el ámbito procesal cabe destacar la nota de «desla-
** Magistrado del Tribunal Supremo (Sala de lo Social).
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7
EDITORIAL
boralización» del recurso contra el Auto del Juez del Concurso en materia de créditos de la Seguridad Social, que sigue el cauce del núm. 1 del artículo 197 de la Ley Concursal, y no el Laboral
a que remite el núm. 7 de este mismo artículo 197. En materia sustantiva o relativa a los créditos, es muy valiosa la sucesiva consideración de los créditos «públicos» como cotización, capitalcoste de renta, etc. Y muy seria la observación sobre la omisión de los créditos contra el concursado que puedan tener los beneficiarios del Sistema público de Seguridad Social como tales.
A continuación, el lector se encuentra con una panorámica de cual es el ámbito protector y como se regula en el Régimen Especial de la Seguridad Social de los Trabajadores Autónomos. El
Profesor de la Complutense y Abogado en ejercicio D. Francisco Javier Torollo González nos
ilustra con sistemática y claridad las diferentes relaciones (afiliación, cotización y protección),
que son núcleo general del Sistema. Pero, sin duda, hay que poner especial atención en la nueva
regulación (RD 1273/2003) de la protección frente a los riesgos profesionales. Sabido es que, tradicionalmente, nuestro legislador ha mantenido una especial cautela contra los posibles fraudes
en estas contingencias, indudablemente más proclives al error involuntario y, también, a la tentación de obtener una protección inmerecida. El estudio se hace eco de la relación de «causalidad» definitoria del accidente de trabajo, y su ineludible problemática. La necesidad de que el
elemento causal responda a una relación directa e inmediata, que venga a excluir las causalidades derivadas de la actividad «marginal o conexa» puede ser la clave de la rigidez cautelar, que
es forzoso mantener.
También es lugar común un cierto recelo por la justificación casuística de la condición de beneficiario de la protección pública de los desempleados. Si la sociedad apoya la protección de
quien realmente sufre en sí mismo la condición de desempleado involuntario, hay una reacción
instintiva contra un cierto sentimiento, más o menos fundado, de existencia de fraude. Uno de
los supuestos más que dudosos de la voluntariedad del desempleo ha venido consistiendo en el
cese voluntario por parte del trabajador en un contrato fijo y por tiempo indefinido, que daba lugar a una situación de imposible protección como desempleado, sustituida por un paro «involuntario» derivado de la extinción de un contrato claramente temporal, establecido ad hoc, es decir
sin otra finalidad que crear la aparente involuntariedad del cese. Conducta que contaba con la
doctrina tuitiva del TS que, desde hace muchos años había declarado que el trabajador cesado
por extinción de un contrato temporal, no tenía que demandar contra esta extinción para que su
desempleo se valorara como involuntario. Esta doctrina, mantenida hasta un tiempo muy próximo (Vid. STS de 7 de mayo de 1994, Ar. 4006) fue abandonada cuando el fraude quedó patente, y así la STS de 24 de febrero de 2003, Ar. 3788 niega la protección porque califica como fraudulenta la conducta arriba enunciada; y ello pese a que se había reiterado –como no podía ser
menos– la exención de la demanda contra la extinción del contrato por causas objetivas (Vid.
STS de 13 de febrero de 2002, Ar. 3788).
Pero la materia tratada por el Magistrado del Tribunal Supremo D. Mariano Sampedro Corral analiza la modalidad procesal especial introducida mediante el nuevo art. 137 bis de la
LPL, cuyo objeto es que el Desempleo recupere las prestaciones satisfechas indebidamente a un
trabajador sujeto de sucesivos contratos temporales, cuya temporalidad no haya tenido cobertura legal. La conclusión más transcendental, si tenemos en cuenta el fraude arriba enunciado, es
la limitación del objeto del procedimiento y de la acción ejercitada mediante tal cauce. Delimitado por el tiempo, por el objeto y por la causa, tal vez quede privada de justificación la introducción de la modalidad procesal, salvo que el legislador compruebe la extensión de las ocasiones en
que el Ente Gestor podría recuperar de un deudor subsidiario corresponsable del fraude, cuando se haya producido, con una autoría perfecta por indispensable.
8
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EDITORIAL
D. José Antonio Panizo Robles, a quien por su autoridad científica se abren frecuentemente
las páginas de la Revista, nos ilustra sobre las novedades que han sido introducidas en la regulación del cauce establecido para mantener la relación de afiliación y de cotización con el Sistema protector, cuando falte la cualidad esencial condicionante de dicha vinculación, enunciada
en el art. 7 de la LGSS como ejercer una de las actividades que también enuncia este precepto.
Se trata del «convenio especial», que, claramente, ve ampliadas sus posibilidades en extremos
muy significativos, tales como acomodarse a las medidas de la llamada «jubilación flexible», modalizar, ampliándolo, el plazo hábil para la suscripción del convenio, ampliar las posibilidades
en orden a la fijación cuantitativa de la base de cotización, e, igualmente, el posible mantenimiento de la base cuantitativa de cotización que se tenía antes de verse precisado a la suscripción del propio convenio.
Tan valiosos estudios se cierran con el ofrecido por D. Francisco Javier Fernández Orrico, con
el que este número de la Revista se une al 25º aniversario de la Constitución. Muy importantes
publicaciones han visto la luz con motivo de la efeméride, por lo que nuestra aportación singular
puede tildarse de sencilla; pero está cargada de significado y hemos de agradecer al autor el desgranar tantos y tan significativos apuntes de la relación entre el Sistema protector y el Texto
Constitucional. Si hubiera que resaltar alguno, muy actual, debería ser el del Principio de igualdad, entre todos los españoles, en su protección pública. Con claridad el estudio afirma la necesidad de que a la igualdad formal responda una igualdad real.
Extensa en cuanto resulta necesario la noticia jurisprudencial preparada por la Magistrada
Dª María Luz García de Paredes, completada con las notas legislativas y las siempre interesantes noticias de libros, que completan el contenido de este número 49.
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9
I. Estudios
La Seguridad Social en la nueva
Ley Concursal*
AURELIO DESDENTADO BONETE**
ELENA DESDENTADO DAROCA***
1. UN PANORAMA GENERAL
L
a nueva Ley Concursal1 entrará en
vigor el 1 de septiembre de 2004 y con
ella se producirá un cambio notable
* * Un estudio más amplio de las repercusiones de
la Ley Concursal en la Seguridad Social puede consultarse en los comentarios de los autores al art. 91.4º y disposición adicional 16ª de la Ley Concursal en AA. VV. (V.
GUILARTE, coord.) , «Comentarios a la Ley Concursal» de
próxima publicación por Lex Nova.
** Magistrado del Tribunal Supremo.
*** Profesora Asociada de Derecho del Trabajo y
Seguridad Social en la Universidad de Castilla-La Mancha.
1 En adelante, LC. Para la situación anterior a la
reforma de la LC, vid. A. DESDENTADO BONETE, «Los privilegios de los créditos de Seguridad Social» en AA. VV (B.
R ÍOS SALMERÓN, coord.), «Preferencias de créditos»,
CGPJ, Madrid, 2000, pp. 449-490 vid. A. DESDENTADO
BONETE, «Los privilegios de los créditos de Seguridad
Social» en AA. VV (B. RÍOS SALMERÓN, coord.), «Preferencias de créditos», CGPJ, Madrid, 2000, pp. 449-490.
Son básicos los trabajos de J.R MÍNGUEZ BENAVENTE, «La
preferencia de los créditos de la Seguridad Social. Análisis de la concurrencia con los restantes créditos privilegiados», Marcial Pons, Madrid, 1998, y J.L. LÓPEZ-TARAZONA ARENAS, «El privilegio de los créditos de la Seguridad Social, sus antecedentes y situación actual», en AA.
VV., «Análisis de diversas cuestiones sobre el Pacto de
Toledo», MTAS, 1997.
en la posición de los créditos de Seguridad
Social en los procesos concursales, aunque
también, de manera algo más limitada, en
otros puntos del régimen jurídico de la Seguridad Social. En una primera aproximación
podríamos distinguir entre los cambios en el
marco estricto de la posición de los créditos de
la Seguridad Social en el concurso y los cambios indirectos que afectan a determinadas
regulaciones de la Seguridad Social que pueden tener conexión con la materia concursal.
En el ámbito de las modificaciones directas hay que hacer una distinción fundamental entre las que afectan a los aspectos procesales y las que se proyectan sobre materias de
carácter sustantivo. En el ámbito procesal el
punto más importante es el que se refiere a la
fuerza atractiva del concurso sobre las pretensiones de Seguridad Social, con repercusiones importantes tanto sobre las ejecuciones administrativas en materia de Seguridad
Social, como sobre el ejercicio de acciones ejecutivas de Seguridad Social en el proceso
social. Pero no es la única modificación, porque habrá que tener en cuenta todo el régimen jurídico de la posición del crédito de
Seguridad Social en el concurso, desde la consideración de estos créditos en los presupuestos que se tienen en cuenta para la declaración del concurso hasta su tratamiento procedimental en la fase común del concurso y en
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13
ESTUDIOS
el marco de las fases del convenio y la liquidación.
La modificación directa de carácter sustantivo se refiere al régimen de la preferencia
de los créditos de Seguridad Social. Aquí nos
encontramos ante un sistema dual, pues la
Ley ha regulado el concurso como institución
civil, mercantil y procesal, pero no ha abordado una reforma que alcance de forma global a
todo el régimen de concurrencia y prelación
de créditos. Esto se advierte con claridad en
la disposición derogatoria única, en la que se
derogan los arts. 1912 a 1920 y los apartados
A y G del art. 1924 CC, pero se mantiene la
vigencia de los arts. 1921 a 1925 CC, salvo las
derogaciones parciales ya mencionadas en el
art. 1924, con lo que continúa rigiendo todo el
régimen civil de preferencias de los créditos.
Esta norma se aclara a la vista de lo previsto
en la disposición final primera, que modifica
el art. 1921 CC para hacerle decir que «en
caso de concurso, la clasificación y graduación de los créditos se regirá por lo establecido en la Ley Concursal». Se establece así un
doble sistema de preferencias del crédito: el
concursal, regulado en la LC, y el extraconcursal, que se contiene en el CC. Para este
último se prevé en la disposición final 31ª que
en el plazo de seis meses el Gobierno presentará a las Cortes «un proyecto de Ley reguladora de la concurrencia y prelación de créditos en caso de ejecuciones singulares». Esta
dualidad explica que la disposición final 16ª
haya modificado el art. 22 LGSS y que se
mantenga la subsistencia del art. 121.2
LGSS, con su remisión al también modificado
art. 32 ET. Estamos aquí en un régimen
extraconcursal de preferencias, que ha quedado fuera del sistema de la LC, pero que ha
sido afectado por ella. Junto a este sistema la
LC introduce un régimen concursal de preferencias dentro del concurso, que es el que se
regula en los arts. 89 a 92 LC, en especial en
el art. 91.4, que es el precepto central en esta
materia. En el ámbito sustantivo la LC mantiene la división entre los créditos de la Administración de la Seguridad Social, que se
14
mencionan en el apartado 4º del art. 91 LC, y
los créditos de los beneficiarios de la Seguridad Social, que no aparecen relacionados de
manera específica, planteando así el problema interpretativo más grave de la reforma.
Pero la reforma no se limita a estos puntos
esenciales relativos a la posición –sustantiva
y procesal– de los créditos de la Seguridad
Social en el concurso. Hay además una serie
de repercusiones indirectas que se recogen en
la disposición adicional 16ª LC. Ya hemos visto que el art. 22 LGSS –convertido ahora en
un precepto extraconcursal– ha sido modificado con ajustes limitados, aparte de la drástica reducción de su ámbito de aplicación y de
la referencia a la concurrencia entre la ejecución administrativa y la concursal. También
se ha modificado el art. 24 LGSS para adaptar la norma que permite a la TGSS las transacciones en los procesos concursales. Por
último, se reforma también el art. 208 LGSS
para ajustar la definición de la situación legal
de desempleo a los cambios en las instituciones concursales.
2. LA FUERZA ATRACTIVA DEL
CONCURSO SOBRE LAS
PRETENSIONES DE SEGURIDAD
SOCIAL Y EL TRATAMIENTO
PROCESAL DE ESTAS
PRETENSIONES EN EL CONCURSO
2.1. La fuerza atractiva del concurso
sobre las pretensiones de
Seguridad Social
Desde una perspectiva procesal el concurso puede definirse como el conjunto de actos
destinados a satisfacer a la generalidad de los
acreedores de un sujeto en crisis patrimonial
grave2. Es un proceso complejo en el que se
combinan medidas cautelares, elementos
2
A. DE LA OLIVA, I. D ÍEZ-PICAZO GIMÉNEZ y J. VEGAS
MARTÍNEZ, «Derecho Procesal. Ejecución forzosa y procesos especiales», Ceura, Madrid, 2000, p. 516.
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AURELIO DESDENTADO BONETE Y ELENA DESDENTADO DAROCA
propios del proceso declarativo y de la ejecución, y en el que hay además la fuerte presencia de un elemento transaccional que se
manifiesta en el convenio. La complejidad del
concurso se pone de relieve también en sus
distintas fases. Hay una fase común que comprende la declaración, el establecimiento de
la administración concursal, la determinación de la masa activa y el reconocimiento y
clasificación de los créditos. Y a esa fase
siguen una fase de convenio y, en su caso,
otra de liquidación, aparte de la calificación.
Pero, esta estructura general, ya en sí misma
bastante compleja, se complica como consecuencia de una serie de incidentes a través de
los cuales hay que abordar la resolución de
múltiples cuestiones conexas que van planteándose a lo largo del concurso desde la
impugnación de la lista de acreedores a la
resolución de las cuestiones laborales individuales3.
La finalidad fundamental del concurso es
lograr en la medida de lo posible una satisfacción general de los acreedores ante una situación patrimonial del deudor que hace poco
probable un pleno cumplimiento de sus obligaciones y más plausible una comunidad de
pérdidas. Lo que caracteriza al concurso, es,
por tanto, el establecimiento de un sistema
coordinado de satisfacción de los acreedores
que sustituye al sistema «anárquico» y «hobbesiano» de las ejecuciones separadas. La
coordinación se produce a través de la garantía del principio de igualdad (par conditio creditorum), con las únicas excepciones que derivan del principio de jerarquía (privilegios y
garantías reales aplicables a determinados
bienes), frente a la prioridad temporal de las
ejecuciones separadas. Esto explica la llamada fuerza atractiva del concurso sobre los procesos de contenido patrimonial que se dirijan
contra el deudor, como vía para lograr un tra-
3
Sobre el ámbito del incidente concursal vid. F. CORM ORENO, «Las normas procesales en el Proyecto de
Ley Concursal y, en especial, el incidente concursal»,
Actualidad Jurídica, Aranzadi, nº 561 /2003.
DÓN
tamiento ordenado de las distintas pretensiones con respeto al principio de igual condición
de los acreedores y a los privilegios legales.
La fuerza atractiva tiene una intensidad
distinta para cada tipo de pretensiones. En los
procesos declarativos la atracción es plena
para los procesos civiles con contenido patrimonial que se encomiendan al juez del concurso y con menos intensidad para algunas pretensiones laborales (arts. 8.1 y 2, 50.1 y 51.1
LC). Pero esta regla no juega para las pretensiones declarativas en materia de Seguridad
Social. Para los créditos de la Administración
de la Seguridad Social la denominada autotutela declarativa de ésta determina que la deuda se declare mediante el correspondiente
acto administrativo (p.e.: el acta de liquidación o la reclamación de deuda) y, por ello, no
hay referencia a las pretensiones contenciosoadministrativas en el art. 8 LC cuando éste
relaciona las competencias del juez del concurso. Por su parte, el art. 50.2 LC se limita a
prever que los jueces del orden contenciosoadministrativo ante los que se ejerciten, con
posterioridad a la declaración del concurso,
acciones que pudieran tener transcendencia
sobre el patrimonio del deudor citarán a la
administración concursal y la tendrán como
parte en la defensa de la masa. En cuanto a
los juicios de este carácter pendientes al
declararse el concurso, el art. 51 dispone que
continuará su tramitación hasta dictarse sentencia. Es interesante tener en cuenta la regla
del art. 87.2 LC, a tenor de la cual los créditos
de Derecho Público recurridos en vía administrativa o jurisdiccional se reconocen como condicionales, de forma que gozan del reconocimiento y de la calificación que les corresponde
con la reserva de que podrán anularse si el
recurso prospera. Por su parte, el art. 53 LC
aclara que las sentencias que se dicten en esos
procesos –antes o después de la declaración
del concurso– vinculan al juez de éste, el cual
tendrá que dar a estas resoluciones el tratamiento concursal que corresponda.
Las mismas consideraciones pueden
hacerse con alguna matización para las pre-
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49
15
ESTUDIOS
tensiones declarativas deducidas por los
beneficiarios de la Seguridad Social. Estas
pretensiones no quedan incluidas en la competencia del juez del concurso, por lo que pueden iniciarse después de declarado aquél; las
ya iniciadas no suspenden su tramitación,
sino que continúan hasta la sentencia (arts.
8, 50 y 51 LC).
La situación es muy distinta para las pretensiones ejecutivas. Para ellas rige la regla
del art. 55 LC, a tenor del cual «declarado el
concurso, no podrán iniciarse ejecuciones singulares..., ni seguirse apremios administrativos... contra el patrimonio del deudor». Las
actuaciones de ejecución que se encuentren
en tramitación quedan en suspenso desde la
fecha de declaración del concurso, sin perjuicio del tratamiento concursal que corresponda dar a los correspondientes créditos, que,
por tanto, entran en el orden de satisfacción
del concurso. Pero por excepción, pueden continuarse los procedimientos administrativos
en los que se hubiera dictado providencia de
apremio antes de iniciarse el concurso. Esta
regla incorpora el principio de prioridad temporal que ya contenía el art. 108. 3 RGRSS.
Para los créditos de los beneficiarios hay que
tener en cuenta que se tratará normalmente
de ejecuciones laborales y que éstas pueden
continuar, tras la declaración del concurso, si
en las mismas se hubieran embargado ya
bienes. Ahora bien, en ambos casos la continuidad de la ejecución administrativa o laboral se subordina a que «los bienes objeto de
embargo no resulten necesarios para la continuidad de la actividad empresarial o profesional del deudor».
Estas normas no rigen para la ejecución de
garantías reales, que se regula por el art. 56
LC, previendo la paralización de la ejecución
cuando ésta verse sobre bienes afectos a la
actividad profesional o empresarial del deudor. La paralización dura hasta que se apruebe un convenio o transcurra un año desde la
declaración del concurso sin que se hubiera
iniciado la liquidación.
16
Las medidas cautelares de contenido
patrimonial también entran en la fuerza
atractiva del concurso (art. 8.4º LC).
2.2. Los créditos de Seguridad Social
en el proceso concursal:
declaración del concurso,
reconocimiento de los créditos,
convenio o liquidación
El crédito de Seguridad Social tiene que
entrar, por tanto, en el concurso para lograr
su satisfacción. Pero puede también provocar
el concurso o actuar para que éste se declare.
En relación con esta posición «activa» del crédito de Seguridad Social en el concurso hay
que hacer referencia, en primer lugar, al presupuesto objetivo del concurso4, en la medida
en que los créditos por las cuotas de la Seguridad Social y por otros conceptos de recaudación conjunta5 tienen un tratamiento privilegiado, pues conforme al art. 2.4.4º LC el
incumplimiento generalizado de estas obligaciones por un período de tres meses permite
declarar el concurso, sin necesidad de tener
que probar la proyección general de la situación de insolvencia del deudor. Esto facilita
notablemente la acción de la Administración
de la Seguridad Social y además le permite
con facilidad acceder al tratamiento que se
deriva de la condición de solicitante del concurso (art. 91.6º LC). La solicitud del concurso habrá de atenerse a lo dispuesto en los
arts. 3 y 7 LC, sin más especialidades que las
que se derivan, en materia de representación
y defensa, de la remisión que el art. 184 LC
realiza a la LPL.
La entrada del crédito de Seguridad Social
requiere la comunicación del mismo en el
4 En relación con el presupuesto subjetivo del concurso, baste aquí indicar que la Administración de la
Seguridad Social está comprendida en la exclusión del
art. 1.3 LC: la Seguridad Social no puede ser declarada
en situación de concurso.
5
No los créditos de la Seguridad Social derivados de
otros conceptos (infra....).
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AURELIO DESDENTADO BONETE Y ELENA DESDENTADO DAROCA
plazo de un mes desde la última publicación
del auto de declaración del concurso (art. 85
en relación con el art. 21.1.5º LC), lo que ha
de hacerse identificando al acreedor y al propio crédito en la forma que indica el art. 85.
La falta de comunicación en plazo no impide
que el crédito se reconozca, porque, como dice
el art. 86, la administración concursal debe
realizar la inclusión o exclusión en la lista de
acreedores de los créditos puestos de manifiesto en el procedimiento, tanto si se han
comunicado expresamente6 como si resultaren de los libros o documentos del deudor7.
En el art. 87 se contiene una norma especial
a la que se ha aludido sobre el reconocimiento de los créditos públicos que deriven de
actos administrativos recurridos. La comunicación extemporánea del crédito puede, sin
embargo, determinar la exclusión definitiva
de éste, si no se subsana, o su tratamiento
como crédito subordinado en otro caso (art.
92.1º LC). El resultado del reconocimiento y
clasificación de los créditos por la administración concursal se refleja en la lista de
acreedores, que, referida a la fecha de solicitud del concurso, comprenderá «una relación
de los incluidos y otra de los excluidos». La
lista de acreedores acompaña al informe que
la administración concursal tiene que presentar conforme al art. 74 LC; es objeto de
notificación y puede impugnarse en el plazo
6
No se olvide que el deudor tiene que acompañar a
la solicitud del concurso la relación de acreedores (art. 6
LC).
7 El reconocimiento de los créditos de la Administración de la Seguridad Social no planteará normalmente
dificultades porque suelen estar reconocidos en resoluciones administrativas con fuerza ejecutiva a efectos del
art. 86.2 LC. En los créditos de los beneficiarios el reconocimiento puede ser más problemático. Si el crédito
está reconocido en sentencia o resolución administrativa, se incluirá aunque no se trate de resoluciones firmes.
Pero si no tiene este reconocimiento debe acreditarse su
existencia por cualquier otra vía, en especial en atención
a «los libros o documentos del deudor», aunque estos
tendrán que ser completados con la información que
acredite que se ha causado la prestación y la responsabilidad del empleador.
de diez días y a través del incidente concursal8.
Con la resolución que proceda y la adaptación en su caso de la lista termina la fase
común del concurso y se abren las de convenio
o liquidación (art. 98 LC)9.
El convenio es una vía de terminación del
concurso mediante un acuerdo entre los acreedores y el deudor común aprobado judicialmente, por el cual se establece una quita o
espera en el pago de los créditos o una acumulación de ambas. El concurso no termina
hasta el cumplimiento del convenio (art. 141
LC), pero cesan ya todos los efectos de la
declaración del concurso que quedan sustituidos por lo que establece el convenio y cesa
también la administración concursal (art.
133 LC). La propuesta de convenio se vota en
la Junta de Acreedores10, en la que los créditos de Seguridad Social tienen la posición que
deriva de su clasificación. El nuevo art. 24.2
LGSS11 permite a la TGSS suscribir o adherirse a los convenios o acuerdos previstos en
la LC, pero señala que su crédito no podrá
someterse a condiciones más favorables para
el deudor que las convenidas para el resto de
8
La impugnación plantea un problema de concurrencia de acciones declarativas en los supuestos en que
el crédito de Seguridad Social –normalmente, el crédito
del beneficiario– no esté reconocido por sentencia o
resolución administrativa. El beneficiario iniciará un
pleito ante el orden social para lograr el reconocimiento
de su derecho a la prestación, pero mientras tanto tendrá que incluir su crédito –todavía no reconocido formalmente– en el concurso, planteando en su caso el
incidente concursal. Las sentencias que resuelvan los
dos litigios pueden no ser coincidentes.
9 Puede haberse presentado antes una propuesta
anticipada de convenio (art. 104 LC), pero para aprobarse este convenio de tramitación anticipada tiene
que haberse fijado de forma definitiva la lista de acreedores bien por falta de impugnaciones o por haberse
formulado éstas después de terminado el plazo para la
revocación de las adhesiones a la propuesta (art. 109
LC).
10 Salvo que se haya aprobado una propuesta anticipada por adhesiones (art. 109 LC).
11 En la redacción de la disp. ad. 16ª LC.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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17
ESTUDIOS
los acreedores, lo que plantea delicados problemas de interpretación, porque el convenio
no se suscribe como un contrato entre dos
partes, sino que es un mecanismo de regulación colectiva que se aprueba por una votación mayoritaria12. El convenio se aprueba
por sentencia, tras la tramitación de las oposiciones que hubieran podido suscitarse en
los términos previstos por los arts. 128 a 131
LC. En cuanto a los efectos del convenio sobre
el crédito de Seguridad Social, éstos dependerán de que se haya ejercitado el derecho de
abstención. Si hay abstención, el crédito de
Seguridad Social quedará fuera del convenio
y podrá satisfacerse mediante una ejecución
extraconcursal, administrativa o judicial. Si
se acepta el convenio o si éste resulta aplicable, aunque no se haya aceptado, el abono del
crédito de Seguridad Social se ajustará a lo
dispuesto en él. El cumplimiento del convenio
determina la terminación del concurso (art.
176.1.2º LC) El concurso puede reabrirse en
caso de incumplimiento del convenio y en este
supuesto se pasa a la liquidación (art. 143
LC).
La fase de liquidación se abre cuando se
solicita por el deudor, cuando no hay propuesta de convenio, ésta no se aprueba o
aprobada se anula y cuando el convenio aprobado no se cumple. Se parte de un plan que
ha de elaborar la administración concursal,
que, sin embargo, puede no aprobarse, aplicándose entonces las reglas supletorias del
art. 149 LC, en las que hay una preferencia
por la transmisión en conjunto de los establecimientos empresariales. Con el producto de
la liquidación se procede al pago de los acreedores en la forma que deriva de la clasificación de los créditos. El pago de la totalidad de
los créditos o la comprobación de la inexis-
12 Vid. nuestro comentario a la disp. ad. 16ª LC en
AA. VV., «Comentarios a la Ley Concursal», cit.. Allí sostenemos que el precepto del art. 24.2 LGSS debe interpretarse como una autorización a la TGSS para votar o
adherirse a un convenio que reúna las condiciones de
trato no peyorativo mencionadas.
18
tencia de bienes con los que satisfacer a los
acreedores determina la conclusión del concurso.
Dentro del concurso la tramitación de
numerosas controversias que pueden surgir
al hilo de su desarrollo general se realiza a
través del denominado incidente concursal,
que se concibe como el aplicable para sustanciar todas las cuestiones que se susciten
durante el concurso y que no tengan específicamente prevista otra forma de tramitación
(art. 192.1 LC). Se mencionan expresamente
como objeto del incidente, entre otras, las
cuestiones relativas al reconocimiento de los
créditos, la impugnación de la lista de acreedores, la oposición a la aprobación del convenio, la solicitud de declaración del incumplimiento del convenio y la impugnación de la
declaración de la conclusión del concurso. La
LC prevé también, junto a este incidente concursal general, otro incidente laboral destinado a tramitar las acciones a que se refiere
el art. 64.8 LC. Quedan, por tanto, fuera de
este incidente laboral y dentro del incidente
general o del procedimiento especial correspondiente, las cuestiones que puedan plantearse en materia de Seguridad Social13. Lo
mismo sucede en materia de recursos. Los
que puedan plantearse en materia de Seguridad Social dentro del concurso seguirán las
reglas del sistema civil de recursos (reposición, apelación, casación y extraordinario de
infracción procesal en los términos del art.
197.1 LC) y no el sistema laboral del art.
197.7 LC, que se aplica sólo para la impugnación de las sentencias dictadas en el incidente laboral y del auto dictado por el Juez
del Concurso en los expedientes de modificación sustancial de condiciones de trabajo,
suspensión y extinción colectiva de las relaciones laborales.
13 F. HERRERO ALARCÓN y J. A. REVILLA GONZÁLEZ, «Las
acciones laborales ante el Juez Concursal» en AA. VV.,
«Memento de Procedimiento Laboral», de próxima
publicación en Ediciones Francis Lefebvre.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
AURELIO DESDENTADO BONETE Y ELENA DESDENTADO DAROCA
3. EL TRATAMIENTO SUSTANTIVO DE
LOS CRÉDITOS DE LA SEGURIDAD
SOCIAL EN EL CONCURSO:
LOS PRIVILEGIOS
3.1. Los créditos de la Administración
de la Seguridad Social
3.1.1. La clasificación general y las reglas
comunes
La posición material de un crédito en el
concurso depende no sólo de su reconocimiento, sino de su clasificación. La clasificación
está ligada al tratamiento sustantivo del crédito en el concurso. Determina, en primer
lugar, si el crédito entra en el concurso (créditos concursales) o queda fuera de él (créditos
extraconcursales o deudas contra la masa) y
fija también su orden de preferencia en el
pago y, en su caso, su posición política dentro
de la Junta General a efectos del convenio
(derecho de participación, de voto, de abstención...). Hay, como se ha visto, dos tipos de
créditos de Seguridad Social: los créditos de
la Administración de la Seguridad Social y
los créditos de los beneficiarios de la Seguridad Social. En este epígrafe nos referiremos a
los primeros que, a su vez, siguen la clasificación de los créditos concursales y pueden ser
créditos ordinarios, créditos con privilegio
especial, créditos con privilegio general, y los
créditos subalternos. El privilegio general se
aplica, por el total de su importe, a las cantidades correspondientes a retenciones de
Seguridad Social debidas por el concursado y
comprende también el importe normal de los
créditos de la Seguridad Social hasta el 50%
del total del crédito. El otro 50% será, en principio, un crédito ordinario. Pero también pueden existir privilegios especiales, si se ha
recurrido a algunas de las garantías enumeradas en el art. 90 LC, y puede tratarse de
créditos subordinados si se da alguna de las
condiciones del art. 92 LC, singularmente la
comunicación tardía o tratarse de créditos
correspondientes a intereses y recargos que
antes, sin razón, estaban privilegiados.
Al regular el privilegio general, tanto el
número 2º como el 4º del art. 91 LC se refieren a la Seguridad Social. Se trata de créditos de la Seguridad Social y, por ello, cabe
preguntarse qué hay que entender por Seguridad Social a estos efectos, aclarando que,
aunque la expresión se utiliza para definir el
privilegio general, resulta también aplicable
a los restantes (ordinarios, especiales y subordinados) y, desde luego, a las deudas de la
masa. La Seguridad Social es una institución 14, que cumple una función pública de
protección social y que jurídicamente actúa a
través de un patrimonio único (art. 80
LGSS)15 y de diversas entidades gestoras,
servicios comunes y entidades privadas que
colaboran en la gestión. Los créditos a los que
se concede el privilegio son, salvo los que se
mencionarán más adelante, créditos del
patrimonio de la Seguridad Social y no de los
organismos gestores o colaboradores de ésta.
Pero hay un organismo, la Tesorería General
de la Seguridad Social, que mantiene una
posición especial, ya que es el titular del
patrimonio de la Seguridad Social (art. 81
LGSS), sin perjuicio de las adscripciones que
correspondan a los restantes organismos
gestores y colaboradores (art. 12, art. 23 y
concordantes del RD 1221/1992). Es también
el encargado de la recaudación de los recursos del Sistema (art. 18 LGSS). La TGSS es,
por tanto, la encargada del cobro de los créditos y la beneficiaria directa de los eventuales
privilegios, en cuanto titular del patrimonio
único, aunque en realidad actúa también en
nombre de los restantes gestores de la Seguridad Social –beneficiarios indirectos de los
privilegios–, a los que tiene que transferir los
recursos precisos para su funcionamiento de
acuerdo con los presupuestos o con los conve-
14 M. ALONSO O LEA y J. L. T ORTUERO PLAZA, «Instituciones de Seguridad Social», Civitas, Madrid, 2002, pp.
19 y 20.
15 M. F. MIJARES GARCÍA PELAYO, «El patrimonio único
de la Seguridad Social», Revista Española de Derecho
del Trabajo, nº 66/1994.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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19
ESTUDIOS
nios de asociación vigentes en el caso de las
Mutuas16.
Mención especial merecen los capitales
coste de renta y cantidades asimiladas que,
según el art. 4.1 d) RGRSS, deben ingresar en
la TGSS las Mutuas de Accidentes de Trabajo y empresarios declarados responsables por
resolución administrativa del abono de una
prestación de la Seguridad Social. La función
de este ingreso es atender al pago por parte
de la TGSS de la prestación, con lo cual el verdadero destinatario de este ingreso es el
beneficiario de esa prestación. No obstante, si
se trata de una prestación que la Seguridad
Social tiene la obligación de anticipar o de
garantizar en caso de insolvencia del responsable17, la TGSS acabará asumiendo la titularidad del crédito por el mecanismo de la
subrogación que prevé el art. 126.3 LGSS.
Pero si no hay anticipo ni garantía de la
insolvencia, se produce una situación ciertamente anómala, pues figura como crédito de
la Seguridad Social un crédito que es en rea-
16 Hay, sin embargo, algunos créditos de cuya
cobranza se encarga la TGSS que requieren algunas precisiones. En primer lugar, están las denominadas exacciones de recaudación conjunta, que, según el art. 4.2
RGRSS son las cuotas de desempleo, del Fondo de
Garantía Salarial y las de formación profesional. Las cuotas de desempleo no son propiamente una exacción
externa al Sistema, sino un recurso afectado a una prestación normal de la Seguridad Social, que debe seguir el
régimen general, aunque la gestora del recurso es el
INEM. Las cuotas al Fondo de Garantía Salarial y las de
formación profesional sí son exacciones externas de
recaudación conjunta (disp. ad. 21ª LGSS). Es dudoso
que estas exacciones estén comprendidas dentro de la
noción de créditos de la Seguridad Social (infra 3.2.2.),
pero en todo caso la TGSS será, mientras se mantenga la
recaudación conjunta, el gestor del crédito a efectos del
concurso, aunque los acreedores reales serán el propio
Fondo de Garantía Salarial y los destinatarios de la cuota de formación profesional (disp. ad. 16ª de la Ley
49/1998).
17 Sobre el anticipo vid. M. J. HERNÁNDEZ MARTÍN, «La
responsabilidad de las prestaciones de la Seguridad Social», en AA. VV. (A. Desdentado Bonete, coord.), «Seguridad Social. Manual de Formación», CGPJ, Madrid,
2002, pp. 600-606.
20
lidad de un particular y que la TGSS sólo
estaba encargada de recaudar en una ejecución administrativa. Lo paradójico de la
situación se advierte si se examina el caso en
el que la responsabilidad de la Mutua o del
empresario haya sido declarada mediante
sentencia. En ese caso el responsable tiene
que ingresar también el capital coste de renta en la TGSS como consecuencia de una ejecución judicial (art. 286 LPL), pero ya no se
tratará de un crédito de la Administración de
la Seguridad Social, sino del crédito de un
beneficiario.
En la LC no hay una determinación de lo
que debe entenderse por crédito de la Seguridad Social a los efectos que ahora nos interesan. En la regulación anterior del art. 22
LGSS se distinguía entre los privilegios de los
créditos por cuotas y conceptos de recaudación conjunta, por una parte, y los privilegios
de los demás recursos, por otra18. Ahora, el
art. 91 LC, que otorga el privilegio general a
los créditos de la Seguridad Social, sólo contiene dos menciones. La primera se refiere a
las cantidades correspondientes a retenciones de Seguridad Social debidas por el concursado, que como veremos comprende un
determinado crédito por cuotas; la segunda
mención es la del art. 91.4º LC que se refiere
a los créditos de la Seguridad Social.
El problema consiste en determinar cuáles
son esos créditos, lo que no afecta sólo al régimen del art. 91.4º LC (créditos con privilegio
general), sino también a los créditos de Seguridad Social con privilegio especial y a los
ordinarios o subalternos. Hay que aclarar que
nos referimos ahora a los créditos de Seguridad Social de los que es titular la Administración y no a los que corresponden a los beneficiarios, y que pueden existir créditos de la
Administración de la Seguridad Social que no
sean créditos de Seguridad Social19. Esta es
18
La misma distinción se contiene en la nueva redacción del art. 22 LGSS, que contiene la disp. ad. 16ª LC.
19 Estos créditos siguen el régimen común de los
arts. 89, 90, 91 y 92 LC, pero no están comprendidos en
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
AURELIO DESDENTADO BONETE Y ELENA DESDENTADO DAROCA
la clase que ahora nos interesa: los créditos de
Seguridad Social de los que es titular la
Administración de la Seguridad Social. La
línea de delimitación ha de tener en cuenta
dos preceptos. El primero es el art. 86 LGSS.
En él encontramos una distinción fundamental que diferencia tres tipos de recursos de la
Seguridad Social: 1º) recursos de Derecho
Público afectados a la financiación de la
modalidad no contributiva de la Seguridad
Social, 2º) recursos de Derecho Público afectados a la financiación de la modalidad contributiva de Seguridad Social y 3º) recursos
de Derecho Privado.
Los recursos destinados a la financiación
de la Seguridad Social no contributiva están
constituidos por las aportaciones del Estado
y, para la asistencia sanitaria transferida a
las Comunidades Autónomas, por los que se
prevén en las normas de financiación autonómica20. Se trata de recursos que no entran
dentro de los créditos de la Seguridad Social a
el privilegio general, como créditos de Seguridad Social.
Podrán estarlo por otro concepto (p. e.: los créditos a
favor de la Seguridad Social derivados de una responsabilidad extracontractual).
20 Vid. art. 86.2 LGSS en relación con el art. 82 de la
LGS, ambos en la redacción de la Ley 21/2001. El art. 10
de la Ley 16/2003, sobre cohesión y calidad del Sistema
Nacional de la Salud, dispone que las prestaciones que
establece esta Ley son responsabilidad financiera de las
Comunidades Autónomas. Dentro de los recursos de la
asistencia sanitaria hay algunos de origen privado que
no quedarán incluidos en el privilegio general. Entre
ellos están los ingresos que se relacionan en la disp. ad.
22ª LGSS (ingresos por la asistencia prestada a usuarios
que no tienen la condición de beneficiarios, venta de
materiales de deshecho de los centros sanitarios, ingresos por servicios de naturaleza no asistencial, ingresos
procedentes de convenios, ayudas y donaciones para la
realización de actividades investigadoras y docentes y en
general todos los procedentes de atenciones o servicios
sanitarios que no constituyen prestaciones de la Seguridad Social). El nº 3 de esta disposición establece el destino de estos recursos y el nº 4 prevé que «serán reclamados por el Instituto Nacional de la Salud (hoy por el
organismo gestor que proceda) en nombre y por cuenta
de la Administración General del Estado para su ingreso
en el Tesoro».
efectos del concurso, porque son consignaciones presupuestarias o transferencias entre
entes públicos, que están excluidos del concurso por el art. 1.3 LC. Por el contrario, los
recursos destinados a la financiación de la
modalidad contributiva pueden tener la consideración de créditos de la Seguridad Social,
aunque con dos precisiones. La primera es
que no todos los recursos que enumera el art.
86.1 LGSS tendrán esta consideración y ello
por diversas razones. En primer lugar, habrá
que eliminar los de carácter privado21, pues el
privilegio general sólo afecta a créditos de
Derecho Público, entendiendo por tales los
que están sometidos a un régimen de este
carácter, sin comprender los créditos de Derecho Privado, como se deduce claramente de la
referencia inicial del art. 91.4º LC, que menciona los créditos tributarios y de Derecho
Público y como se desprende también de la
propia naturaleza del privilegio que recae
sobre créditos de naturaleza pública 22. De
esta forma, hay que excluir los créditos que
deriven de «los frutos, rentas intereses y cualquier otro producto» de los recursos patrimoniales de la Seguridad Social [art. 86.1.d)
LGSS]. En segundo lugar, también hay que
eliminar los créditos derivados de la imposición de sanciones administrativas [art.
86.1.c) LGSS], que tienen la consideración de
créditos subordinados en virtud del art. 92.4º
21
Para la distinción entre recursos de Derecho
Público y recursos de Derecho Privado vid. J. MARTÍN
Q UERALT y C. LOZANO S ERRANO , «Curso de Derecho
Financiero y Tributario», Tecnos, Madrid, 1994, p. 50. La
distinción afecta al régimen jurídico aplicable, pues en
relación con los primeros rigen las prerrogativas propias
de la posición de supremacía de los entes públicos,
mientras que en los segundos priman los principios del
ordenamiento privado que regulan relaciones entre
iguales. Por su objeto los recursos públicos se refieren a
los tributos, monopolios y deuda pública, y los privados
a los ingresos derivados de la explotación de los bienes
patrimoniales incluidos los derivados de explotaciones
mercantiles e industriales realizadas por entes públicos.
22 El privilegio del Estado se justifica únicamente
como medio para proteger el interés público. Para sus
defensores, este privilegio es necesario para el correcto
desempeño de las funciones públicas.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
21
ESTUDIOS
LC. Más problemática resulta la calificación
de las cantidades recaudadas en concepto de
recargos, que en este contexto alude a los
recargos de mora o de apremio (arts. 27 y 28
LGSS) y no al recargo de prestaciones del art.
123 LGSS. Es dudosa la calificación del recargo, que, por una parte, opera como un interés
de mora de carácter resarcitorio, pero en la
medida en que excede el interés legal aplicable puede considerarse también como una
sanción indirecta 23. En cualquier caso hay
que excluirlo, porque –«medida disuasoria» o
interés por mora– entra dentro del ámbito de
los créditos subordinados por la vía del nº 3º
(intereses) o por la del nº 4 (sanciones). Por
último, hay que eliminar las aportaciones del
Estado que son transferencias que proceden
de consignaciones presupuestarias, que tendrán su origen en ingresos tributarios y que
por su naturaleza quedan al margen del privilegio y del concurso. De esta forma, los créditos de Seguridad Social se identificarían
con los créditos por cuotas [art. 86.1. b)
LGSS]. Las cuotas son las aportaciones que
están obligados a realizar los sujetos incluidos directamente en el campo de aplicación
de forma directa o a través de otros sujetos
con los que mantienen una relación de servicios. Las cuotas quedan comprendidas en el
privilegio en todas sus modalidades y en los
distintos regímenes, incluidas las primas de
accidentes de trabajo, que tienen consideración de cuotas (art.17 LGSS) y se incorporan
al patrimonio de la Seguridad Social, aunque
se abonen en el marco de una relación de
cobertura establecida con una Mutua de Accidentes de Trabajo y con destino a ésta (art.
68.4 LGSS)24. A las cuotas se asimilan, con
23 Vid., sin embargo, la STC 164/1995 que considera que la parte del recargo que supera el interés legal no
es una sanción administrativa. Dice esta sentencia en
conclusión polémica que «la figura aquí examinada
cumple, aparte un cometido resarcitorio, una función
eminentemente disuasoria, lo que no es bastante para
conducirla al campo de las sanciones dada la ausencia
de finalidad represiva».
24
A las cuotas se asimilan con toda probabilidad las
aportaciones de las empresas colaboradoras a los Servi-
22
alguna duda, las exacciones de recaudación
conjunta (art. 4.2 RGRSS), a las que ya se ha
hecho referencia.
La segunda precisión consiste en que hay
créditos de la Seguridad Social que no están
enumerados en el art. 86 LGSS, por lo que
hay que recurrir al art. 4.1 RGRSS. En este
precepto, aparte de los que ya han sido examinados, se relacionan los siguientes recursos: 1) las aportaciones que, por cualquier
concepto, deban efectuarse a favor de la Seguridad Social en virtud de norma o concierto
que tenga por objeto la dispensación de atenciones o servicios que constituyan prestaciones de la Seguridad Social, 2) las aportaciones para el sostenimiento de los Servicios
Comunes y Sociales de la Seguridad Social y
de contribución a los demás gastos generales
y a la satisfacción de las exigencias de la solidaridad nacional, a efectuar por las Mutuas
de Accidentes de Trabajo y Enfermedades
Profesionales de la Seguridad Social, 3) los
capitales coste de renta y otras cantidades
que deban ingresar las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social y las empresas
declaradas responsables de prestaciones por
resolución administrativa, 4) los reintegros
de prestaciones indebidamente percibidas,
5) los reintegros de los préstamos que tengan el carácter de inversión social, 6) el
importe a que asciendan las aportaciones en
concepto de descuentos, general y complementario, de la industria farmacéutica a la
Seguridad Social y, en su caso, el importe de
las sanciones económicas previstas en el
correspondiente Convenio, 7) los premios de
cobranza o de gestión que se deriven de la
recaudación de cuotas u otros conceptos para
Organismos y Entidades ajenos a la Seguridad Social, 8) las aportaciones por ayudas
equivalentes a jubilaciones anticipadas o
cios Comunes [arts. 4.1.c) y 88 RGRSS] y las aportaciones por ayudas a la jubilación anticipada cuando se
recauden conjuntamente con las cuotas (art. 100
RGRSS).
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AURELIO DESDENTADO BONETE Y ELENA DESDENTADO DAROCA
para ayudas previas a las jubilaciones ordinarias, cuando no se recauden conjuntamente con las cuotas, y 9) cualesquiera otros
ingresos de Seguridad Social distintos de los
especificados en los apartados anteriores, que
tengan el carácter de ingresos de Derecho
Público, siempre que no sean objeto de recaudación conjunta con las cotizaciones.
Hay algunos de estos recursos que suscitan dudas en cuanto a su carácter de Derecho
Público. No puede entrarse aquí en un análisis detallado, pero cabe formular algunas
observaciones. Los reintegros de préstamos
afectan más bien a un negocio jurídico privado de las gestoras25 y en cuanto a los premios
de cobranza habrá que estar al sentido de
cada regla de establecimiento. Los descuentos de la industria farmacéutica difícilmente
pueden considerarse como créditos de Derecho Público y, desde luego, el importe de las
sanciones económicas previstas en el convenio no queda comprendido en el privilegio
general y será un crédito subordinado. Los
capitales coste de renta e ingresos asimilados
ya se ha visto que plantean problemas específicos de calificación cuando la gestora pública
no asume el pago de la prestación subrogándose en la posición del beneficiario frente al
responsable.
supone, por una parte, una situación de conflicto entre los acreedores en orden al cobro
de sus créditos ante la insuficiencia del
patrimonio del deudor y, por otra, la admisión de un sistema de preferencias como
excepción al principio de par conditio creditorum. Estas preferencias se han articulado
en nuestro Derecho mediante la combinación de dos criterios de distribución: los créditos amparados por una garantía real (hipoteca, prenda, anticresis...) y los créditos
amparados por un privilegio en sentido
estricto27. Esta división se mantiene en la
LC, a través de la distinción entre el privilegio especial del art. 90 y el privilegio general
del art. 91 frente a los que existen los créditos ordinarios sin privilegio y otra serie de
créditos –los subordinados–que tienen un
tratamiento inferior en el marco del concurso (art. 92).
El privilegio consiste en una facultad que
se concede a determinados acreedores para
cobrar con preferencia a otros sobre un bien
o sobre todos los bienes del deudor26, lo que
El art. 91 LC concede el privilegio general
a dos créditos de la Seguridad Social. El primero, recogido en el número 1 de este artículo, beneficia a las cantidades correspondientes a retenciones de Seguridad Social debidas
por el concursado en cumplimiento de una
obligación legal28. Estas cantidades son créditos por cuotas y, por tanto, créditos de la
Seguridad Social en sentido amplio. Es un
concepto que surge en el procedimiento de
recaudación. La cuota es el resultado de aplicar un tipo de cotización a una base, pero en
los regímenes de trabajadores por cuenta ajena hay dos aportaciones –la del empresario y
la del trabajador– que se determinan aplicando a la misma base dos fracciones del tipo. El
empresario está obligado al pago de su fracción, pero debe también –como un sustituto
25 Las inversiones de la Seguridad Social se regularon
por el D 2382/1963, modificado por el D 1177/1972, en
el que se fija un reparto proporcional de los fondos destinados a la inversión, en virtud del cual deben destinarse a inversiones sociales un máximo del 40%.
26 A. GULLON BALLESTEROS, Comentario al art. 921 del
CC, en AA. VV. «Comentarios al Código Civil y a las
Compilaciones Forales», T. XXIV, Edersa, Madrid, 1984,
p. 681.
27 A. DE COSSÍO, «Instituciones de Derecho Civil 2»,
V. 1, Alianza, Madrid, 1975, pp.334 y 335.
28 Para los antecedentes vid. supra 2.2. Era entonces
un supuesto de separación de la masa activa absolutamente atípico, que introdujo la Secretaría en la versión
de 5 septiembre 2001. Vid. también M. PÉREZ PÉREZ, «La
gestión recaudatoria de la Seguridad Social a la luz de la
reforma del régimen concursal de las empresas», Temas
Laborales, nº 66/2002, pp. 355-356.
3.1.2. El privilegio general: ámbito, orden de
la preferencia y derecho de abstención
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
23
ESTUDIOS
del contribuyente– descontar la fracción de
cuota del trabajador en el momento de abonarle su retribución mensual e ingresar su
importe al practicar la liquidación del mes29.
Desde el momento en que practica ese descuento el empresario se convierte en deudor
frente a la TGSS de la fracción de cuota del
trabajador, porque éste ya ha pagado y si
aquél no ingresara la fracción de cuota podría
incurrir en apropiación indebida. La particularidad de este crédito consiste en que goza
del privilegio general en todo su importe, sin
aplicación de la limitación del número 4 del
art. 91 LC.
El segundo grupo de créditos incluido en
el art. 91.4º LC es el que se refiere genéricamente a los créditos de la Seguridad Social.
Ya hemos determinado cuáles son esos créditos. Pero hay que introducir algunas precisiones adicionales. En primer lugar, hay que
excluir los créditos de la Seguridad Social
que tengan reconocido un beneficio especial,
conforme al art. 90 LC, es decir, los créditos
con garantía específica sobre un determinado bien, y los créditos por retenciones del art.
91.2º LC. En segundo lugar, los créditos de
Seguridad Social incluidos en el privilegio
general del nº 4 del art. 91 LC tienen además
un límite cuantitativo: la cantidad incluida
en el privilegio no puede superar el 50% del
conjunto de los créditos de la Seguridad
Social. En el conjunto entran únicamente los
créditos con privilegio general sin incluir los
especiales, los subordinados ni las retenciones30. Hay que insistir en que se trata de un
límite.
Por otra parte, como indica su nombre, el
privilegio del art. 91 LC es un privilegio
general en el sentido de que la preferencia
recae, en principio, sobre la totalidad del
patrimonio del deudor (art. 88.2 LC). El contenido del privilegio viene determinado por
29
Art. 104 LGSS, art. 9 RGRSS y art. 22 RGCL.
30 Esta es la interpretación que parece más lógica,
pues en otro caso se amplia la preferencia.
24
la preferencia que concede y por el derecho
de abstención. La preferencia se contiene en
el art. 156 LC, relativo al pago de los créditos
con privilegio general en la liquidación del
concurso. Dice el precepto citado que «deducidos de la masa activa los bienes y derechos
necesarios para satisfacer los créditos contra
la masa y con cargo a los bienes no afectos al
privilegio especial o del remanente que de
ellos quedase una vez pagados estos créditos,
se atenderá al pago del privilegio general,
por el orden establecido en el artículo 91 y,
en su caso a prorrata dentro de cada número». Esto supone que la preferencia de los
créditos de la Seguridad Social cede, de forma total, ante las deudas de la masa y, de
forma específica, en el importe garantizado
por el bien sobre el que recae el privilegio
especial en los créditos que gozan de este privilegio. Dentro del conjunto de bienes con
privilegio general, la preferencia se encuentra en el segundo y el cuarto grado. Las
retenciones van por detrás de los créditos por
salarios y asimilados y los demás créditos de
la Seguridad Social quedan en un nivel inferior a los salarios, las retenciones y los créditos por trabajo personal no dependiente o por
cesión de la explotación de los derechos de
autor. Preceden, sin embargo, estos créditos
a los derivados de responsabilidad extracontractual y a los créditos del acreedor que
solicitó la declaración del concurso y se
encuentran al mismo nivel que los créditos
tributarios –con el mismo límite del 50%–
con los que se abonarán a prorrata en caso
de concurrencia. Se ha dicho que esto supone
un tratamiento peyorativo con respecto al
régimen anterior contenido en el art. 22
LGSS, en especial si se tiene en cuenta que
la preferencia afecta sólo al 50% de los créditos y que una parte no desdeñable de éstos
desciende a la categoría de créditos subordinados31. Pero ello no obsta a que, en atención
31
M. PÉREZ PÉREZ, op. cit., p. 359. Este autor considera que la solución adoptada tiene cierta racionalidad,
al limitar el importe protegido por la preferencia y al
relegar a una posición secundaria a los créditos que tie-
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AURELIO DESDENTADO BONETE Y ELENA DESDENTADO DAROCA
al objetivo de la «poda de privilegios» y a las
tendencias existentes en orden a la limitación
de los privilegios de los créditos públicos, el
resultado final de la reforma sea en realidad
modesto, manteniendo un tratamiento de los
créditos difícil de justificar32.
El privilegio general permite además a la
Tesorería General ejercitar el derecho de
abstención en los términos del art. 123 LC y
con los efectos del art. 134 de la misma Ley.
Como acreedor privilegiado y con el alcance
de este privilegio, la Seguridad Social no
quedará vinculada por el contenido del convenio, salvo que hubiera votado a favor de la
propuesta o hubiera firmado o se hubiera
adherido a ésta. Desde el momento de la
aprobación del convenio y conforme al art.
133 LC cesa la prohibición de iniciar ejecuciones o la suspensión de éstas conforme al
art. 55 LC y el crédito privilegiado podrá realizarse por esta vía independiente, continuando o reabriendo la ejecución administrativa. Naturalmente, esto no impide que
los créditos ordinarios y subordinados de la
Seguridad Social queden afectados por el
convenio.
nen un carácter accesorio (intereses y sanciones). No
obstante, el aumento del porcentaje preferente desde el
inicial 10% establecido en el Anteproyecto al 50% del
Proyecto de Ley ha sido muy criticado por la doctrina
mercantil. En la actualidad se cuestiona el privilegio de
los créditos públicos (vid. nota siguiente).
32 Vid. en este sentido las críticas de A. ROJO («La
reforma del Derecho concursal español») y J. M. GARRIDO, «La graduación de los créditos»), en AA. VV. (A.
ROJO, director), «La reforma de la legislación concursal»,
Marcial Pons, Madrid, 2003, pp. 126,127, 234 y 235. En
general, se afirma que los privilegios de los créditos
públicos hacen recaer un peso desproporcionado de la
crisis del deudor sobre los acreedores privados cuando
los acreedores públicos cuentan con más medios (recaudación ejecutiva, información, medios de control...)
para la defensa de sus intereses y tienden a propagar las
crisis como consecuencia del denominado «efecto
dominó».
3.1.3. La posición de los créditos con
privilegio especial y de los créditos
ordinarios y subalternos
El art. 20 LGSS y el art. 31 RGRSS prevén
que, como garantía de los créditos de la Seguridad Social, en los casos de aplazamiento y
fraccionamiento de pago y en otros supuestos
podrán constituirse a favor de la Tesorería
determinadas garantías, entre ellas, la hipoteca, inmobiliaria o mobiliaria, y la prenda
con o sin desplazamiento. En este caso los
créditos garantizados tendrán la consideración de créditos con privilegio especial conforme al art. 90 LC con las consecuencias que de
ello se derivan. La primera es la preferencia
que recoge el art. 155 LC, a tenor del cual « el
pago de los créditos con privilegio especial se
hará con cargo a los bienes y derechos afectos,
ya sean objeto de ejecución separada o colectiva». La preferencia, aunque con la limitación derivada de la especialidad del bien objeto de su satisfacción, es la más fuerte en el
nuevo sistema, pues no sólo prevalece sobre
el privilegio general33, sino también sobre las
deudas de la masa, pues las deducciones para
su pago tienen que hacerse sobre bienes o
derechos no afectos al pago de créditos con
privilegio especial (art. 154.3 LC)34. No obstante, de los arts. 56 y 155 se derivan algunas
limitaciones, que se refieren, en primer lugar,
al periodo de espera que se impone a la realización de la garantía real en la que consiste el
privilegio especial, pues cuando aquélla
recaiga sobre bienes del concursado afectos a
su actividad profesional o a una unidad productiva no podrá iniciarse la ejecución o reanudarse la ya iniciada hasta que se apruebe
un convenio cuyo contenido no afecte a la
33 El art. 156 LC precisa que el pago de éstos ha de
realizarse con cargo a bienes no afectos a privilegio
especial o al remanente que de ellos quedase.
34 Al contrario que en el Anteproyecto de 1983 y la
Propuesta de 1995, en la Ley Concursal no existe un
superprivilegio salarial que pueda satisfacerse a cargo de
bienes afectos, cuando el resto es insuficiente. La garantía real se encuentra, pues, en el nivel más alto de la graduación.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
25
ESTUDIOS
garantía o hasta que transcurra un año desde
la declaración del concurso sin que se haya
producido la apertura de la liquidación, y, en
segundo lugar, a la posibilidad de que se ejercite dentro del plazo que se deriva del art. 56
la opción del art. 155.2 LC consistente en la
atención del pago inmediato con cargo a la
masa sin realización de los bienes afectos. La
segunda consecuencia del privilegio especial
consiste en el derecho de abstención en los
términos ya examinados para el privilegio
general.
Los créditos ordinarios de la Seguridad
Social se definen negativamente como los que
no se encuentran calificados como privilegiados, ni como subordinados (art. 89.3 LC). Son
créditos que no tienen ninguna preferencia y
se abonan de acuerdo con las normas del art.
157 LC: el pago se efectúa con cargo a los
bienes y derechos de la masa activa que resten una vez satisfechos los créditos contra la
masa y los privilegiados, satisfaciéndose a
prorrata, conjuntamente con los créditos con
privilegio especial en la parte de éstos que no
hubiere sido satisfecha con cargo a los bienes
o derechos afectados. Los créditos ordinarios
no tienen derecho de abstención y, por tanto,
quedan vinculados por el convenio y ello aunque no hubieran sido reconocidos (art. 134.1
LC). Tienen, sin embargo, derecho de asistencia a la Junta y de voto en ella (arts. 118 y 122
LC) y para instrumentar estos derechos el
art. 24.2º LGSS –en la redacción de la disposición final 16ª LC– modera para la TGSS,
como ya se ha visto, la prohibición de realizar
transacciones, autorizándola a suscribir o
adherirse a los convenios o acuerdos previstos en la Ley Concursal35.
En cuanto a los créditos subordinados, se
definen por su incorporación a una lista de
créditos que contiene seis criterios de calificación: la comunicación tardía, la calificación
contractual, el versar sobre intereses o sobre
sanciones y la vinculación personal del titular y la concurrencia de mala fe en caso de
créditos afectados por rescisión concursal36. A
efectos de Seguridad Social, los grupos más
importantes son los intereses y las sanciones, en los que hay que incluir los recargos.
Estos plantean un problema nada fácil de
calificación, porque, como ya se ha dicho, el
recargo incorpora a la función resarcitoria
propia del interés una función disuasoria
próxima a la sanción, por lo que caben dos
opciones:1ª) afirmar la prevalencia de una
función u otra a efectos de la inclusión de todo
el recargo en el grado 3º o en el 4º, 2ª) dividir
el recargo en dos partes, una correspondiente
al interés que se incluiría en el apartado 3º y
otra correspondiente a la sanción que estaría
en el 4º. Los créditos subordinados tienen un
status inferior al resto de los créditos tanto en
orden a su abono, como en lo que afecta a su
posición política en el sistema de decisiones
del concurso. Los créditos subordinados no se
abonan hasta que no hayan quedado íntegramente satisfechos los créditos ordinarios y se
realiza siguiendo el orden de graduación del
art. 92 y, en su caso, a prorrata dentro de
cada número (art. 158 LC). En el plano político tienen derecho a asistencia a la Junta (art.
118 LC), pero carecen de derecho al voto (art.
122.1.1º LC), lo que no impide que la Seguridad Social pueda ejercitar el derecho al voto
que le corresponda por otros créditos
(art.122.2 LC), con lo que su posición en la
Junta puede ser compleja: abstención por
unos créditos, voto por otros y sin él por los
créditos subalternos. Los créditos subordinados quedan afectados por las mismas quitas y
esperas establecidas en el convenio para los
créditos ordinarios, pero se precisa que «los
plazos de espera se computarán a partir del
íntegro cumplimiento del convenio respecto a
estos últimos» (art. 134.2 LC), con lo que su
situación se agrava.
35
Vid. el comentario a esta disposición final; en
especial sobre el último inciso del párrafo 2º del nuevo
art. 24 LGSS. Cfr. PÉREZ PÉREZ, op. cit., pp. 365- 367.
26
36 Sobre la clasificación vid. J.M. G ARRIDO, «La graduación de créditos....», cit. p. 240 – 243.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
AURELIO DESDENTADO BONETE Y ELENA DESDENTADO DAROCA
3.1.4. Los créditos de la Administración
de la Seguridad Social como deudas
de la masa
La noción de deudas de la masa surge en el
concurso en el que se distingue entre una
masa pasiva integrada por las deudas del
concursado y unas deudas de la masa, cuya
característica es su «prededucibilidad» de esa
masa pasiva antes de la satisfacción de los
acreedores concursales. Esta distinción aparece en el art. 84 LC que diferencia entre créditos concursales y créditos contra la masa,
que son los que se relacionan en el número 2
del art. 84, cuya característica común, salvo
alguna excepción, como la del apartado 1º, es
la de ser créditos vinculados por el propio funcionamiento del concurso o a la gestión del
patrimonio del concursado. Dentro de la lista
del art. 84.2. LC las deudas de la Administración como deudas contra la masa se relacionan en el apartado 5º que se refiere a los créditos generados por el ejercicio de la actividad
profesional o empresarial del deudor tras la
declaración del concurso, pues aunque el precepto incluye expresamente los créditos laborales a ellos se unen necesariamente los de
Seguridad Social por cuotas en la medida en
que la obligación de abonar éstas surge como
consecuencia del simple desarrollo de una
actividad incluida en el campo de aplicación
de la Seguridad Social de conformidad con los
arts. 1537, 103 y 106 LGSS38 y preceptos concordantes de los regímenes especiales39, con
37 «La obligación de cotizar nacerá desde el
momento de la iniciación de la actividad correspondiente».
38 «La obligación de cotizar nacerá con el mismo
comienzo de la prestación de trabajo» y «se mantendrá
por todo el período en el que el trabajador esté en alta o
preste sus servicios».
39 P ÉREZ P ÉREZ (op. cit., pp. 355 y 356) considera que
la calificación de las obligaciones de Seguridad Social
pueden derivarse también del apartado nº 9 del actual
texto (antiguo 10º), que se refiere a las obligaciones válidamente contraidas durante el procedimiento por la
administración concursal o, con la autorización o conformidad de ésta, por el concursado. Pero las obligacio-
lo que, en realidad, la continuidad de las
obligaciones de Seguridad Social se liga a
las decisiones generales sobre el mantenimiento de la actividad empresarial o profesional del deudor (art. 44 LC); materia en la
que la regla general es la continuidad salvo
que, como excepción, se acuerde el cese o
suspensión de actividades conforme al art.
44. 4 en relación con los arts. 64 y 65 LC. Las
cuotas pueden referirse tanto a los trabajadores al servicio del deudor, como a las de
éste mismo en cuanto trabajador por cuenta
propia si continuase desarrollando su actividad. Lo decisivo será que el período de
devengo sea posterior a la declaración del
concurso. Por otra parte, hay que aclarar
que, aunque la partida más importante de
deudas contra la masa en materia de Seguridad Social serán las cuotas, los créditos de
este carácter no se limitarán a este concepto, pues se extenderán, en principio, a todos
los susceptibles de ser calificados como créditos de la Seguridad Social, según los criterios ya examinados y que se devenguen después de la declaración del concurso. Un concepto típico será el de los capitales coste de
renta [art. 4.1.d) RGRSS] que el deudor debe
ingresar en la Tesorería por la responsabilidad en materia de prestaciones. Se trata de
un concepto que plantea problemas de calificación, dado que los incumplimientos determinantes de la responsabilidad pueden ser
anteriores a la declaración del concurso y su
declaración administrativa posterior. El criterio más lógico es atender para su calificación como crédito contra la masa o como crédito concursal a la fecha del hecho causante
de la prestación correspondiente, aunque en
algunos supuestos el art. 84 LC parece
seguir el criterio formal de la declaración,
como en el caso de los alimentos o las indemnizaciones.
nes de Seguridad Social nacen de los supuestos de
hecho ordenados por la Ley sin que sea necesario un
acto de reconocimiento o asunción por parte de los interesados. El supuesto del art. 5º es suficiente, por tanto,
para la calificación.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
27
ESTUDIOS
Los créditos contra la masa son prededucibles y se abonan «antes de proceder al abono
de los créditos concursales» (art. 154.1 LC).
En principio, su pago no queda afectado por el
concurso, pues han de satisfacerse «de forma
inmediata» a sus respectivos vencimientos
cualquiera que sea el estado del concurso».
Sin embargo, hay limitaciones importantes
que restringen este principio general. En primer lugar, el segundo inciso del nº 2 del art.
154 LC, después de indicar que «las acciones
relativas a la calificación o al pago de estos
créditos se ejercitarán ante el juez del concurso»40, establece que «no podrán iniciarse ejecuciones41 para hacerlos efectivos hasta que
se apruebe un convenio, se abra la liquidación
o transcurra un año desde la declaración del
concurso sin que se hubiere producido ninguno de estos actos», lo que supone que la satisfacción no es tan inmediata. En segundo
lugar, hay que tener en cuenta que el nº 3 del
art. 154 LC prevé que las deducciones para
atender el pago de los créditos contra la masa
se harán sobre los bienes y derechos no afectos al pago de los créditos con privilegio especial y si el importe de esos bienes y derechos
40 Esta regla plantea problemas importantes, pues
parece ampliar la competencia del juez mercantil a
todas las acciones sociales declarativas sobre deudas de
la masa, pues la calificación y el pago apuntan al conocimiento sobre el ejercicio de acciones de condena, lo
que amplía esa competencia muy por encima de la que
fija el art. 8.2º LC. En relación con los créditos de la
Administración de la Seguridad Social, las consecuencias son menos graves por las facultades de autotutela
declarativa de los organismos gestores, pero esas consecuencias pueden ser más inquietantes para los créditos
de los beneficiarios y los créditos laborales en general. La
solución consiste en entender que esta reserva de competencia tiene que moverse dentro de la atribución
general del art. 8.1 LC.
41 También resulta cuestionable determinar de qué
ejecuciones se trata y, en concreto, si pueden seguirse
ejecuciones administrativas para el cobro de las deudas
de Seguridad Social contra la masa o si han de seguirse
ante el juez mercantil de conformidad con el art. 8.3º
LC. Esta última posición es la que se impone a la vista de
la prohibición general del art. 55 LC y del propio tenor
literal del art. 8.3º en relación con el art. 154. 2 LC.
28
resulta insuficiente, «lo obtenido se distribuirá entre todos los acreedores de la masa por el
orden de sus vencimientos». De esta forma, en
la práctica, el crédito con privilegio especial
prevalece sobre el crédito contra la masa42.
3.2. Los créditos de los beneficiarios de
la Seguridad Social en el concurso,
¿un olvido del legislador?
3.2.1. El problema y las distintas
interpretaciones
Los créditos de Seguridad Social son de
dos clases: los créditos de la Administración
de la Seguridad Social y los créditos de los
beneficiarios. También se ha señalado que los
dos tipos de créditos tenían reconocida por la
LGSS una posición preferente en los procedimientos concursales. Sin embargo, en la LC
ha desaparecido cualquier mención expresa
de los créditos de los beneficiarios de la Seguridad Social en la regulación de los distintos
privilegios. No están, obviamente, en el art.
90 LC, pero tampoco en el art. 91 de la misma
Ley, donde sin duda deberían estar y, aunque
el art. 121. 2 LGSS no ha sido derogado, se
trata de una norma que rige sólo fuera del
concurso.
Ante esta situación se abren varias vías
interpretativas. La primera consiste en afirmar que los créditos de los beneficiarios no
ostentan ningún privilegio en el concurso.
Esta conclusión se funda en el criterio estricto que domina la creación de privilegios y que
se recoge ahora en el art. 89.2 LC: «no se
admitirá en el concurso ningún privilegio o
preferencia que no esté reconocida en esta
Ley»43, por lo que si los créditos de los benefi-
42 M. PÉREZ PÉREZ (op. cit., p. 372) dice que la garantía del pago inmediato queda deteriorada y la regla del
pago al vencimiento es meramente teórica.
43 La norma, sin duda vinculada al principio de unidad de regulación, resulta algo ingenua en su proyección de futuro, pues el principio de modernidad determina que cualquier ley posterior pueda establecer un
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49
AURELIO DESDENTADO BONETE Y ELENA DESDENTADO DAROCA
ciarios no son créditos con privilegio especial
ni general, serán necesariamente créditos
ordinarios de acuerdo con la definición residual del art. 89.3 LC. Esta conclusión sorprende, pero podría explicarse por un «olvido»
del legislador. Este ha pensado que los créditos de los beneficiarios por prestaciones de la
Seguridad Social son créditos contra la Seguridad Social o, más exactamente, contra sus
organismos gestores, de acuerdo con el principio de que la Seguridad Social tiene una
garantía pública que deriva del art. 41 CE.
Así, sucede, desde luego, en la mayoría de los
casos, incluso en aquellos en los se aprecia
una responsabilidad empresarial en el pago
de la prestación conforme al art. 126.2 LGSS,
porque aun en esos casos funcionan los mecanismos específicos de garantía pública44 y el
crédito del beneficiario se convierte en crédito de la Administración de la Seguridad
Social. Pero no sucede en todos los casos, pues
hay supuestos en los que no juegan estos
mecanismos45 y la gestora, aunque asuma el
crédito a efectos de la recaudación [art. 4.1.d)
RGRSS]46, no paga la prestación al beneficia-
privilegio, aunque no se trate nominalmente de una ley
concursal. Pero hacia el pasado resulta claro que no subsiste en el concurso ningún privilegio que no haya sido
recogido en la LC y ello aunque la norma que hubiera
establecido ese privilegio no hubiese sido incluida en la
disposición derogatoria de la LC. Por ello, el art. 121. 2
LGSS como el 32 ET continúa vigente, pero sólo para la
concurrencia de créditos que se produzca fuera del concurso.
44 Sobre estos mecanismos vid. A. DESDENTADO BONETE, «La acción protectora de la Seguridad Social. Régimen
jurídico, garantías y responsabilidades en materia de
prestaciones», en AA. VV., «Derecho de la Seguridad
Social», Tirant lo blanch, Valencia, 2002, pp. 344 y 345.
45 A. DESDENTADO BONETE, op. cit., p. 345, y M.J. HERNÁNDEZ VITORIA, op.cit., pp. 604-606.
46 También puede ocurrir que la prestación del
beneficiario y la responsabilidad del empresario se
hayan reconocido por sentencia. En ese caso el crédito
del beneficiario se convierte en crédito de la Seguridad
Social si ésta asume el pago de la prestación a su costa y
se subroga en la posición del beneficiario frente al
empresario conforme al art. 126.3 LGSS. Pero si no es
así, el crédito debe hacerse valer por el beneficiario en la
ejecución. Si ésta es singular, el crédito tendrá el privile-
rio, que tendrá que hacer valer el crédito contra el empresario responsable y si lo hace fuera del concurso tendrá el privilegio del art.
121.2 LGSS, pero si tiene que hacerlo en el
concurso, el crédito tendrá la consideración
de ordinario.
Esta solución es poco satisfactoria, por lo
que podría considerarse otra consistente en
asimilar el crédito del beneficiario al crédito
de la Seguridad Social y entender que se trata de un crédito con privilegio general incluido en el apartado 4º del art. 91 LC. Desde una
perspectiva de interpretación literal, esta
solución tiene bastante consistencia, porque
el precepto citado se refiere a «los créditos de
la Seguridad Social» y es claro que el crédito
del beneficiario lo es al menos en cuanto a su
contenido, que está constituido por una prestación de Seguridad Social. Por otra parte, el
resultado al que conduce esta solución es
menos absurdo que el de la anterior, porque
al menos reconoce al beneficiario un privilegio.
Pero también pueden formularse objeciones importantes a esta segunda solución,
pues el privilegio del apartado 4º del art. 91
LC es un privilegio concedido a créditos de
carácter público y el crédito del beneficiario
no lo es. Esta caracterización subjetiva es
esencial en la configuración del privilegio,
como se desprende del contexto de su regulación (la referencia al crédito de la Seguridad
Social se encuadra sistemáticamente en la
norma dedicada a los «créditos tributarios y
los de Derecho Público») y de un elemento
fundamental de su regulación –el límite del
gio del art. 121.2 LGSS, pero en el concurso este privilegio ya no se aplica. El problema también existe para la
entidad gestora en caso de subrogación, porque ésta tiene que actuar en el marco de una ejecución judicial y el
art. 4.1.d) RGRSS sólo rige en la ejecución administrativa. Así que si la gestora, como subrogada del beneficiario, tiene que ejecutar el crédito frente al empresario en
el concurso, se encontrará en la misma situación en que
estaría éste, es decir, sin la preferencia del art. 121.2
LGSS.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
29
ESTUDIOS
50%– que no tiene sentido respecto a los
beneficiarios. La solución más correcta, por
tanto, es incluir los créditos de los beneficiarios en el apartado 1º del art. 91 LC, que se
refiere al privilegio general de los créditos por
salarios sin privilegio especial, las indemnizaciones por extinción del contrato de trabajo, las indemnizaciones derivadas de accidente de trabajo y enfermedad profesional y los
recargos sobre las prestaciones por incumplimiento de las obligaciones en materia de
salud laboral47. La inclusión se justifica porque no cabe entender que la LC haya querido
excluir del privilegio las prestaciones de la
Seguridad Social que han de abonarse en
régimen de responsabilidad empresarial.
Esta premisa es clara, porque no tendría sentido en relación con el fundamento último de
los privilegios sociales, proteger las rentas
salariales y no proteger las prestaciones de la
Seguridad Social que son sustitutivas de
éstas y que reflejan una situación más necesitada de cobertura por parte de sus beneficiarios, como también sería absurdo proteger los
créditos de Seguridad Social fuera del concurso y no hacerlo dentro de él o dar cobertura a
las indemnizaciones y a los recargos, que
otorgan una protección complementaria en
relación con la que proporciona la Seguridad
Social, y excluir de esa cobertura a las prestaciones de ésta que constituyen la forma de
protección fundamental en términos de eficacia social48, como también carece de racionali47 Se trata del recargo del art. 123 LGSS en relación
con el art. 42.3 LPRL. El nombre correcto no es el que
emplea la LC con referencia al incumplimiento de las
obligaciones en materia de salud laboral, sino el recargo
de las prestaciones de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales que utiliza el art. 123 LGSS. Sobre la
naturaleza sancionadora o indemnizatoria del recargo
existe una amplia controversia, cuyo estado actual en la
doctrina científica y en la jurisprudencia puede verse en
A. DESDENTADO BONETE, «El recargo de prestaciones de la
Seguridad Social y su aseguramiento. Contribución a un
debate», Revista de Derecho Social, nº 21/2003.
48
Sobre el carácter complementario de la protección otorgada a través de las indemnizaciones civiles a
cargo del empresario y del recargo vid. A. DESDENTADO
BONETE y A. DE LA PUEBLA PINILLA, «Las medidas comple-
30
dad proteger los créditos de la Administración de la Seguridad Social, que tienen un
carácter instrumental en orden al logro de las
finalidades públicas de protección social y no
proteger las situaciones de necesidad a las
que directamente se vinculan esas finalidades. La tesis del «olvido del legislador concursal», que, quizá por la complejidad de la regulación49, no ha advertido que hay supuestos
patológicos en nuestro Sistema en los que las
prestaciones de la Seguridad Social se abonan por el empresario o no se abonan50, no
impide superar ese «olvido» mediante una
interpretación finalista y sistemática. Pero
para hacerlo no hay que recurrir a la vía literal del art. 91.4º LC, porque tratar el crédito
del beneficiario como un crédito de la Administración de la Seguridad Social no se ajusta
a las exigencias del primero: en términos de
mentarias de la protección del accidente de trabajo a
través de la responsabilidad civil y el recargo de prestaciones», en AA. VV., «Cien años de Seguridad Social»,
Muprespa /La Fraternidad, Madrid, 2000, p. 639 y ss, y
«La responsabilidad del empresario por los accidentes
de trabajo y el recargo de prestaciones por infracción de
normas de seguridad», Tribuna Social, mayo 2001. Es
cierto que esa protección complementaria se limita a las
prestaciones derivadas de las contingencias profesionales, pero ello no desvirtúa el argumento, porque esa falta de protección complementaria lo que hace es agudizar la situación de necesidad que el privilegio tiene que
proteger.
49 La complejidad es evidente. El art. 126 LGSS
remite a una regulación reglamentaria que no se ha dictado desde 1972, en que se encomendó esta tarea al
Gobierno por la Ley 24/1972. La disposición transitoria
del D 1645/1966 remitió provisionalmente a la aplicación de las normas derogadas de la Ley Articulada de la
Seguridad Social de 21 abril de 1966 y en esa situación
provisional continuamos. Quizá es exigir demasiado
que el legislador concursal de 2003 conozca este laberinto. El «desbocamiento» de las leyes del que habla el
profesor GARCÍA DE ENTERRÍA («Justicia y seguridad en un
mundo de leyes desbocadas», Civitas, Madrid, 1999) ha
llegado a tal punto que ni el propio legislador puede
controlar sus criaturas.
50 Claro que cabría cuestionar la constitucionalidad
de esta situación, como se hace en el voto particular a la
STS 1-2-2000 (RJ 1416), pero de momento las normas
sobre responsabilidad con sus vacíos de cobertura pública siguen aplicándose.
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49
AURELIO DESDENTADO BONETE Y ELENA DESDENTADO DAROCA
necesidad de protección la situación del beneficiario no es comparable con la de la Administración y además para el beneficiario el
límite de la protección no puede estar en el
importe total de la deuda acumulada, como
sucede en el art. 91.4º LC, sino en un tope de
renta garantizada que debería ser el mismo
que rige para las rentas salariales.
3.2.2. La protección del beneficiario
por la vía del art. 91.1º LC
El privilegio del crédito del beneficiario
debe ser el del apartado 1º del art. 91 LC. Pero
la delimitación de la regla aplicable dentro de
este grupo plantea un problema adicional,
porque hay en realidad dos supuestos: uno,
relativo a los salarios y a las indemnizaciones
por extinción de los contratos de trabajo sobre
los que opera un límite en la base de cálculo
del triple del salario mínimo interprofesional
multiplicado por los días de salario pendientes
de pago o por los días de cálculo de la indemnización por extinción 51 y otro, relativo a las
indemnizaciones y recargos por accidentes de
trabajo, que no tienen tope. La asimilación es
dudosa porque, en principio, la similitud es
mayor con el recargo de prestaciones52, que
51 El modelo de cálculo es la indemnización por despido de 45 días por cada año de servicio. Pero hay
módulos inferiores de 20 días.
52 En caso de accidente de trabajo funcionan tres
vías de reparación: 1ª) las prestaciones de la Seguridad
Social, que operan como un seguro público obligatorio
de la responsabilidad del empresario, 2ª) el recargo de
prestaciones, que aumenta las anteriores en un porcentaje (del 30 al 50%) para penalizar la culpa del empresario en la producción del accidente, cuando éste se ha
producido como consecuencia de la infracción de una
medida de seguridad y 3ª) la responsabilidad civil adicional que, según la última jurisprudencia, cubre la diferencia entre el importe total del daño y las prestaciones
de la Seguridad Social, sin deducir el recargo (STS 2-102000, RJ 9673). Pero hay divergencias de criterio en
relación con la concurrencia de estas distintas vías de
reparación. Vid. sobre ello los trabajos citados de A. DESDENTADO BONETE y A. DE LA PUEBLA P INILLA, y la STS 1-22000 (RJ 1416).
actúa simplemente como un incremento de la
prestación de la Seguridad Social 53 . Pero
mientras que el recargo no tiene ninguna
limitación, los salarios sí que están limitados
por el importe del triple del salario mínimo
interprofesional. Este tope debería ser también aplicable a las prestaciones de Seguridad Social en la medida en que éstas son sustitutivas del salario, por lo que parece en
principio más razonable la asimilación a
éstos de las prestaciones a efectos del privilegio. No obstante, debe prevalecer la asimilación al recargo no sólo por el peso de la mayor
proximidad conceptual (el recargo es el incremento de una prestación), sino por la lógica
del devengo. En efecto, los salarios entran en
el privilegio en función de los días de salario
devengados y no abonados con anterioridad a
la declaración del concurso, mientras que las
prestaciones tienen un tratamiento más complejo. Así las pensiones entran en el privilegio
por los valores del capital coste de renta54, a
los que ya no tiene sentido aplicar el tope del
salario mínimo interprofesional, porque
cubren un periodo de percepción futuro en el
que ese tope no estará vigente. Las prestaciones consistentes en cantidades a tanto alzado
están constituidas por valores fijados directamente por la Ley (lesiones permanentes no
invalidantes, auxilio por defunción) o mediante conexiones con la base reguladora (incapacidad parcial y muerte) en las que se pierde la
función de sustitución del salario, aparte de
que no se devengan por días. En estos dos
tipos de prestaciones –pensiones vitalicias e
indemnizaciones– la asimilación con el recargo es más clara. Entran en el privilegio en su
importe total siempre que se hayan devengado antes de la declaración del concurso,
53 De un 30% a un 50% del importe de la prestación. Normalmente, ésta se fija, a su vez, en un porcentaje aplicado a una base que se determina en función
del salario del accidentado.
54 Vid. art. 89 RGRSS en relación con el art. 78 del RD
2064/1995. El capital coste se aplica sólo a las pensiones.
Para el resto de las prestaciones –cantidades a tanto alzado o prestaciones periódicas que no son pensiones– se
toma el importe total de la prestación reconocida.
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49
31
ESTUDIOS
entendiéndose producido el devengo en el
momento del nacimiento del derecho, que
suele coincidir con el hecho causante de la
prestación. El caso de las prestaciones periódicas que no tienen la condición de pensiones
por no ser vitalicias –prestaciones por desempleo, incapacidad temporal y asignaciones
familiares– la situación es distinta, pues se
van devengando por días, con lo que deberían
asimilarse a los salarios y sería fácil aplicar el
tope del triple del SMI. Por otra parte, hay
que tener en cuenta que las prestaciones que
se calculan sobre bases de cotización ya tienen
un tope incorporado, pues su base de cálculo
está limitada por el tope máximo de cotización
aplicable en cada momento a las bases de
cotización55.
Un problema adicional se relaciona con la
exigencia de que las prestaciones se hayan
devengado antes de la declaración del concurso. También aquí la solución es compleja,
pues mientras que las pensiones –por su
transformación en capitales coste56– y las
indemnizaciones a tanto alzado se han de
entender normalmente devengadas en el
momento del hecho causante, no sucede lo
mismo con las prestaciones periódicas que no
son pensiones que se devengan día a día, aunque su reconocimiento se realice de una sola
vez con una condena de futuro condicionada a
la subsistencia de la situación protegida dentro de sus límites temporales.
El orden de preferencia será en cualquier
caso el que deriva de su inclusión en el apartado 1º del art. 91 LC, con lo que las prestaciones se pagarán en la forma prevista en el
art. 156 LC y los créditos tendrán el derecho
de abstención con los efectos ya examinados
(supra 3.1.4.).
3.2.3. El crédito del beneficiario como
crédito contra la masa
Menos problemas suscita la posición del
crédito del beneficiario como deuda contra la
masa. Su inclusión en el art. 84.1.5º LC no
plantea, en principio, ninguna duda en la
medida en que se tratará de créditos vinculados a responsabilidades derivadas de hechos
causantes producidos después de la declaración del concurso que han de ligarse al mantenimiento del ejercicio empresarial del deudor. Algún problema puede, sin embargo, surgir en relación con la determinación de la
posición temporal de estos créditos cuando,
aunque se refieren a prestaciones causadas
con posterioridad a la iniciación del concurso
respondan a incumplimientos anteriores. Es
cierto que como tal surge con el hecho causante de la prestación y no con el incumplimiento, pero no se trata de un crédito generado por la continuidad del ejercicio empresarial después del concurso, aunque nazca después de iniciado éste. Estos créditos seguirán
para su abono las reglas del art. 154 LC.
55
Ciertamente este tope es en la actualidad muy
superior al SMI. Este es para 2003 de 451,20 ? al mes,
lo que multiplicado por tres da un tope mensual de
1.353,6 ? mensuales, mientras que el tope máximo de
las bases de cotización es de 2.652 ? . Pero la dispersión
del cómputo de la base reguladora de las pensiones en
un largo período de tiempo reduce la diferencia.
56 Vid. en este sentido el art. 286.1 LPL, a tenor del
cual «en los procesos seguidos por prestaciones de pago
periódico de la Seguridad Social, una vez sea firme la
sentencia condenatoria a la constitución de capital, se
remitirá por el Juzgado copia certificada a la entidad gestora o servicio común competente».
32
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
AURELIO DESDENTADO BONETE Y ELENA DESDENTADO DAROCA
RESUMEN: El artículo aborda un estudio de las repercusiones de la Ley Concursal en la Seguridad Social.
Para ello se distinguen dos planos fundamentales: el procesal y el sustantivo. En el procesal,
la consecuencia más importante se relaciona con la denominada fuerza atractiva del concurso.
Esa atracción, a diferencia de lo que ocurre en materia laboral, va a quedar limitada a la ejecución y a las medidas cautelares de carácter patrimonial. En este sentido tanto los procedimientos administrativos de declaración de obligaciones en materia de Seguridad Social como
los procesos judiciales de este carácter podrán continuar iniciándose después de la declaración
del concurso, aunque la ejecución deberá realizarse dentro de éste. La segunda parte del trabajo se dedica al tratamiento sustantivo de los créditos de la Seguridad Social en el concurso
y, en concreto, a la clasificación de estos créditos y del régimen de privilegios. La Ley concede
un privilegio general, que se extiende a las retenciones por todo su importe y a los créditos de
la Administración de la Seguridad Social hasta un 50%, con lo que se ha moderado el propósito reformista inicial que tendía a una reducción drástica de los privilegios públicos. Pero los
créditos de la Administración de la Seguridad Social podrán también calificarse como créditos
con privilegio especial y como créditos ordinarios o subordinados. Con todo, el problema más
importante que plantea la reforma es el relativo al tratamiento de los beneficiarios de la Seguridad Social en el concurso. No se han incluido estos créditos en el privilegio general y esto
constituye un olvido que puede tener consecuencias graves en los supuestos de responsabilidad empresarial no cubiertos por el anticipo de las gestoras, si no se supera mediante una
interpretación integradora que incluya estos créditos en el nº 1 del art. 91 LC. El trabajo examina también la calificación de los créditos de Seguridad Social como deudas de la masa. Fuera del concurso los créditos de la Seguridad Social mantienen los privilegios de los arts. 22 y
121 de la LGSS.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
33
La nueva acción protectora del
Régimen Especial de Trabajadores
Autónomos
FRANCISCO JAVIER TOROLLO GONZÁLEZ*
1. EL SISTEMA DE LA SEGURIDAD
SOCIAL: RÉGIMEN GENERAL
Y REGÍMENES ESPECIALES
L
a Ley de Bases de la Seguridad Social
de 28 de diciembre de 1963 (en adelante LBSS) y, en su posterior desarrollo normativo, el Texto Articulado de la
Ley de Seguridad Social, de 21 de abril de
1966, articularon el actual Sistema de la
Seguridad Social a través de un Régimen
General (en adelante RGSS) y, en torno a él,
una serie de Regímenes Especiales 1 . Así
pues, la LBSS, pese a su intención unificadora y de protección única e indiferenciada,
también admitió la posibilidad de coexistencia del RGSS con los distintos Regímenes
Especiales, admitiendo, en definitiva, la instauración de distintas acciones protectoras.
Pluralidad de Regímenes que se fraguaron,
una vez vigente el citado Texto articulado de
1966, con la promulgación de los reglamentos
** Profesor Titular de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social. Facultad de Derecho. Universidad
Complutense de Madrid.
1 Con todo, esta pluralidad de acciones protectoras
cuenta con antecedentes anteriores, específicamente,
las que configuraron las diversas Mutualidades Laborales. Sobre ellas, véanse las primeras ediciones de las Instituciones de Seguridad Social, de 1963 y ss., de M.
ALONSO OLEA.
con los que se constituyó el régimen jurídico
de cada uno de los Regímenes Especiales.
Razones de muy diversa índole justificaron esta heterogeneidad protectora de la
Seguridad Social. A muchas de ellas aún se
recurre para justificar la pervivencia de los
desiguales niveles de protección aun vigentes
en el Sistema público de la Seguridad Social.
El motivo más invocado ha sido las siempre
presentes dificultades de naturaleza económica-fianciera2. A éste acompañan otros de
técnica jurídica y de gestión (v.gr., sujetos
2 Dificultades superadas en opinión de la Comisión
no permanente para la valoración de los resultados
obtenidos por la aplicación de las recomendaciones del
Pacto de Toledo, pues en su sesión de 30 de septiembre
de 2003 (BOCG núm. 596, de 2 de octubre de 2003),
tras estimar que debe impulsarse la labor de simplificación en cuanto a la acción protectora de la Seguridad
Social en todos sus regímenes, aboga por la implantación de mecanismos legales y financieros que favorezcan la redistribución de renta entre activos de distintas
profesiones o sectores. Para ello, tras invocar el principio
de solidaridad, concluye apuntando que «los superávits
en el balance positivo de determinados regímenes de la
Seguridad Social se aplicarán para mejorar la acción protectora en los regímenes especiales donde la cobertura
es inferior». A tales efectos es importante tomar en consideración la Ley 28/2003, de 29 de septiembre, reguladora del Fondo de Reserva de la Seguridad Social en
cuya Exposición de Motivos se apunta que la cuantía del
mismo supera los seis mil millones de euros.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
35
ESTUDIOS
obligados a la formalización de la relación
jurídica con la Seguridad Social) y otro difícil
de soslayar: la noción del trabajo por cuenta
ajena que constituye el objeto del Derecho del
Trabajo y en torno a su núcleo conceptual se
delimita el ámbito subjetivo del Régimen
General. Todos estos motivos son las causas
que constituyen el argumento central del discurso justificativo de las desiguales prestaciones de naturaleza contributiva que la
Seguridad Social articula ante unos mismos
riesgos. Como acertadamente advirtió Bayón
Chacón «Régimen Especial es aquél en el que
las prestaciones de los trabajadores incluidos
en él son diferentes de las previstas en el
Régimen General de la Seguridad Social»3. Y
son diferentes, como es sabido, porque la protección pública que se dispensa en estos Regímenes especiales, hoy al amparo del art. 41
de la CE, aún continua siendo inferior a la del
Régimen General.
Es precisamente esta heterogeneidad protectora de nuestro Sistema de la Seguridad
Social uno de los temas que con mayor intensidad se han debatido, no sólo dentro de la
doctrina científica y judicial4, también, obviamente, dentro del estamento político5. Y es
3
Cfr. G. BAYÓN CHACÓN, «El elemento de pluralidad
en la Seguridad Social Española: Régimen General y
Regímenes Especiales», en AA. VV. Diecisiete lecciones
sobre regímenes especiales de la Seguridad Social,
Madrid, 1972, p. 10.
4 Son muchas las sentencias del Tribunal Constitucional que han avalado la compatibilidad de la pluralidad de Regímenes de la Seguridad Social con la Carta
Magna, así, se estima que el principio de igualdad no se
quebranta con la exigencia de requisitos diferentes en
los diversos Regímenes, (STC 38/1995, de 13 de febrero) ni ello es discriminatorio (STC 184/1993 de 31 de
mayo). También en las SSTS de 12 de junio de 1992 (RJ
8276) y de 10 de marzo y 23 de octubre de 1993 (RJ
1848 y 8061).
5 Son muchos también los informes que se pueden
traer a colación. Así, la Ponencia que analiza los problemas estructurales de la Seguridad Social y los principales
que deberían acometerse, como la reducción paulatina
de los Regímenes Especiales (BOCG de 12 de abril de
1995, núm. 134). Tendencia armonizadora también
reflejada en la Disposición adicional 1ª de la Ley
36
que, como ya apunto Alonso Olea, «la primera
característica común a todos los regímenes
especiales es, llamémosla programática o
tendencial: los Regímenes especiales deben
tender a aproximarse al régimen general en
todos sus aspectos»6.
En efecto, esta obligada tendencia a la unificación ha sido durante muchos años objeto
de inquieto debate y comprometida reflexión7. Tras aisladas acciones normativas en
este sentido8 , el legislador, instado por los
interlocutores sociales, ha mostrado en los
últimos años una especial sensibilidad al res-
24/1997, de 15 de julio, de consolidación y racionalización del Sistema de la Seguridad Social, que dispuso que
el Gobierno en el plazo de ocho meses debía presentar
ante la Comisión de Política y Empleo del Congreso de
los Diputados, un estudio técnico y económico sobre
este Régimen Especial que contemplase la mejora de
prestaciones y su aproximación al Régimen General.
También se han realizado distintas proposiciones no de
Ley en este sentido; v.gr., la realizada por el Grupo
Socialista en la sesión de control de la acción del Gobierno, recogida en el BOCG, Congreso, serie D, núm. 79,
de 20 de octubre de 2000.
6 Cfr. M. ALONSO O LEA, «Características comunes y
clasificación de los regímenes especiales», en AA. VV.
Diecisiete lecciones sobre regímenes especiales…», cit.,
p. 26.
7 Así, en el debate de política general en torno al
estado de la Nación, recogido en el BOCG núm. 389, de
24 de julio de 2002, en la Propuesta de Resolución
núm. 39 se insta al Gobierno para la creación de un Estatuto para el trabajador autónomo que en materia de
protección social propicie una paulatina equiparación
del RETA al RGSS «que aborde y resuelva problemas tan
urgentes y acuciantes como: la enfermedad profesional
y los accidentes laborales, la incapacidad permanente,
la cobertura económica por pérdida del trabajo debida
a causa ajena a su voluntad y la jubilación anticipada».
Demandas que también se reiteran en las Propuestas de
Resolución núms. 85 y 111.
8 Al amparo de la Disposición adicional segunda de
la Ley 26/1985, de 31 de julio, de medidas urgentes
para la racionalización de la estructura y de la acción
protectora, el Real Decreto 2621/1986, de 24 de
diciembre, como se recordará, integró en el Régimen
General, suprimiéndolos, los Regímenes Especiales de
ferroviarios, jugadores de fútbol, representantes de
comercio, artistas y toreros y en el RETA integró al Especial de los escritores de libros.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER TOROLLO GONZÁLEZ
pecto y en las últimas reformas ha acortado,
de un lado, las grandes diferencias existentes
entre los propios Regímenes Especiales y, de
otro, las diferencias existentes entre los trabajadores que prestan su trabajo por cuenta
ajena en sectores adscritos a los Regímenes
Especiales con el RGSS, así como, del Régimen Especial de trabajadores autónomos o
por cuenta propia (en adelante RETA) frente
a éste.
Ciertamente, cada día estamos más cerca
del objetivo: constituir un sistema dual de
protección pública9. Voces autorizadas afirman que el RETA se perfila «como el único de
los Especiales cuya existencia se encuentra
verdaderamente justificada»10. Para ello queda aún mucho camino por andar. No obstante, no es mayor ni presenta más dificultades
que el andado. Identificar el mismo y describir la nueva acción protectora del RETA constituye el objeto del presente trabajo.
2. LA IMPORTANCIA DEL RETA:
BREVE REFERENCIA A LAS
MEDIDAS INCENTIVADORAS DEL
AUTOEMPLEO
Desde su constitución con el Decreto
2530/1970, de 20 de agosto, el RETA se ha
convertido en el instrumento más valioso
para integrar en el Sistema de la Seguridad
9
Este proceso de convergencia y simplificación de
regímenes, como apuntó el CES en su Memoria sobre la
situación socioeconómica y laboral de España en 2001,
aprobada en sesión extraordinaria el 29 de mayo de
2002, CES, 2002, pág. 719, debe iniciarse por la inclusión de los trabajadores por cuenta propia del Régimen
Especial Agrario en el RETA y seguirse sucesivamente
respecto de los trabajadores autónomos incluidos en el
Régimen Especial de Trabajadores del Mar, «sin perjuicio
de mantener las especialidades que procedan y de instituir los sistemas que se consideren precedentes en materia de afiliación, altas, bajas, cotización y recaudación».
10 Cfr. A. V. S EMPERE NAVARRO en su Prólogo a M. C.
LÓPEZ ANIORTE, Ambito subjetivo del Régimen Especial de
Trabajadores Autónomos, cit., p. 30.
Social a colectivos muy heterogéneos de trabajadores cuya prestación de servicios ha sido
desarrollada al margen de la ajenidad propia
del Derecho del Trabajo11 y en la práctica a
supuestos de dependencia difusa12.
En el RETA encuentran su protección el
16,5 por 100 del total de trabajadores afiliados
en el Sistema13, cuya participación en el PIB
supera el 13 por ciento del total14. Con tales
datos la importancia del RETA dentro del Sistema de la Seguridad Social y, por extensión,
dentro de nuestro sistema de relaciones laborales, es indiscutible. Como también lo es por
el hecho de que bajo este Régimen encuentren
su protección contributiva más de 900.000
pensionistas, cifra que se verá sensiblemente
incrementada en los años venideros.
El RETA también ha absorbido una gran
parte de los nuevos afiliados al Sistema de la
Seguridad Social, cuyo número ha aumentado en los dos últimos años15 y en este aumento ha tenido una participación relevante el
autoempleo de las mujeres, cuya evolución es
a todas luces ascendente y diversificada
hacia una mayor pluralidad de sectores productivos con un aumento de la titularidad
11 Con detalle, M. C. LÓPEZ ANIORTE, Ambito subjetivo del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos,
Aranzadi, 1996. Las disposiciones concretas que obligan
a la afiliación en este Régimen a los distintos colectivos
de profesionales, en A.V. SEMPERE NAVARRO y G. RODRÍGUEZ INIESTA, Código de la Seguridad Social, Aranzadi,
2003, págs. 1887 y 1888.
12 Realidad también reconocida por el Consejo Económico y Social, Memoria sobre la situación socioeconómica y laboral de España en 2001, cit., pág. 467.
13 El Boletín Mensual de Estadística del INE de agosto/setiembre de 2003, indicaba que el número de trabajadores afiliados al RETA era de 2.751.289 y el número
total de afiliados al Sistema de la Seguridad Social era de
16.660.731.
14 Cfr. BOCG núm. 389, de 24 de julio de 2002,
p. 39.
15 Cfr. Consejo Económico y Social en su Memoria
sobre la situación socioeconómica y laboral de España en
2001, cit., pág. 259. Aumento que, como reconoce,
pág. 262, «se produjo después de seis años de casi continuo descenso».
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
37
ESTUDIOS
femenina en el ámbito empresarial. Así,
durante el año 2002 el incremento de afiliados representó un 10,97 por ciento, siendo el
de las mujeres, sensiblemente superior, pues
alcanza el 16,30 por ciento.
Son muchos los factores que explican esta
tendencia al alza en la afiliación de trabajadores en el RETA. Uno de ellos, muy significativo, se encuentra en la STS de 29 de octubre de 1997 que dotó al requisito de la «habitualidad» de una naturaleza estrictamente
económica, entendiendo que ésta concurre
cuando los ingresos que se obtienen por la
actividad que se desarrolla superan el
umbral del Salario Mínimo Interprofesional.
Esta nueva concepción, posteriormente reiterada, «profesionaliza» trabajos hasta entonces prestados sin cobertura protectora pública alguna y obliga al alta y a la afiliación obligatoria en el RETA a una pluralidad de colectivos de diferentes sectores productivos16. Tal
decisión judicial avala la actitud política decididamente fiscalizadora de los «trabajos irregulares» cuyo alumbramiento provoca su
canalización hacia este Régimen Especial.
Por todos también es conocido el reto al
que se enfrenta el Derecho del Trabajo ante la
huida que del mismo permite el amplio campo de desenvolvimiento que las nuevas tecnologías y los nuevos cambios de producción y
organización empresarial facilitan a la prestación de servicios allende de sus fronteras.
Precisamente por ello dentro de la Unión
Europea la política orientada al fomento del
empleo ha encontrado acomodo la promoción
del trabajo autónomo como fórmula adecuada
a la demanda de servicios en los denominados
nuevos yacimientos de empleo.
Las previsiones más optimistas auguran
para el futuro un incremento paulatino de
esta prestación de servicios en la que el pro16 Como es sabido, el art. 2 del Decreto 2530/1970
define al trabajador por cuenta propia o autónomo a
«aquel que realiza de forma habitual, personal y directa
una actividad económica a título lucrativo».
38
pio «trabajador» asume la responsabilidad de
su empresa y su trabajo. Conscientes de los
beneficios de esta tendencia en el empleo y en
sintonía con la indicada política comunitaria
han aparecido recientemente en el ámbito
interno de los Estados miembros de la Unión
Europea normas de fomento del trabajo autónomo.
Dentro de nuestras fronteras han sido
muy numerosas las intervenciones legislativas en orden al fomento del autoempleo 17.
Entre ellas podemos situar la Ley 35/2002, de
12 de diciembre, de medidas para el establecimiento de un sistema de jubilación gradual
y flexible. Norma que, con la modificación de
la Disposición adicional trigesimosegunda de
la LGSS18, permite a los trabajadores mayores de sesenta y cinco años o más, si acreditan
al menos treinta y cinco años de cotización
efectiva a la Seguridad Social, que durante su
permanencia en el RETA en este período
extra de su vida laboral, (o en otros Regímenes), estén exentos de cotizar a la Seguridad
Social salvo, en su caso, por incapacidad temporal y por contingencias profesionales.
Así mismo, la nueva Disposición adicional
trigesimoquinta de la LGSS, en la redacción
dada por el art. 5 del Real Decreto-ley 2/2003,
reconoce a los trabajadores que tengan treinta años o menos y a las mujeres que tengan
cuarenta y cinco años o más, que ante su alta
inicial en el RETA puedan elegir durante los
tres primeros años la base de cotización que se
integre dentro del 75 por ciento de la base
mínima y la cuantía de la base máxima19.
17 J. L UJÁN ALCARAZ, «Los incentivos al autoempleo»,
AS, núm. 8, 2000, pp. 10 y ss; S. DEL REY GUANTER y C.
GALA D URÁN, «Trabajo autónomo y descentralización
productiva: nuevas perspectivas de una relación en progresivo desarrollo y dependencia», RL, 2000-I, pp. 445 y
ss. y B. GUTIÉRREZ-SOLAR CALVO, «La política de empleo
autónomo», RMTyAS, núm. 33.
18 Disposición adicional, posteriormente modificada por el art. sexto del Real Decreto-ley 2/2003, de 25
de abril, de medidas de reforma económica.
19
Previsión que se mantiene sin modificación alguna en el Proyecto de Ley de Medidas de Reforma Eco-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER TOROLLO GONZÁLEZ
También ya es una realidad la capitalización parcial de la prestación de desempleo
como aportación necesaria para constituirse
en socio, o como pago periódico para abonar
las cotizaciones a la Seguridad Social de
aquellos que quieran constituirse en trabajadores autónomos. Estos, además, podrán
capitalizar el 20 por ciento de su prestación si
se destina a afrontar los gastos de inicio de su
actividad profesional. Capitalización que
comprenderá el importe total de la prestación
de desempleo de nivel contributivo si la pretensión de constituirse en trabajadores autónomos deriva de personas con minusvalía
igual o superior al 33 por ciento (Disposición
final tercera del Real Decreto-ley 2/2003).
de alta si no presentaban oportunamente los
documentos de declaración de baja.
Por supuesto, las medidas incentivadoras
del autoempleo no son sólo de naturaleza económica. Conjuntamente con éstas se han
articulado muchas otras que han acercado la
cobertura del RETA a la del RGSS y, lógicamente, le han hecho aparecer más atractivo y
justo a los ojos de los trabajadores por cuenta
propia ante la disminución de la infraprotección que siempre le ha caracterizado. A las
normas que han procurado este acercamiento
del RETA al RGSS, obviamente, haremos
referencia en las líneas que siguen, así como a
las medidas mismas.
3. LA ACCION PROTECTORA DEL RETA
También la intervención judicial, dotando
de una interpretación acorde a los postulados
de la Carta Magna de distintos aspectos del
RETA, facilita que su gestión sea menos dañina a los intereses de sus afiliados. La STS de
10 de febrero de 2003, Sala 3ª, ha declarado la
nulidad de los artículos 10.3 y 13.2 del Decreto 2530/1970, en la redacción introducida por
el Real Decreto 497/1986, pues considera que
vulneran las exigencias derivadas del principio de legalidad. Como se recordará, estos
preceptos disponían la obligación de cotizar
de los trabajadores autónomos pese al cese de
los presupuestos que dan lugar a la situación
nómica, véase BOCG, Senado, núm. 153, de 26 de septiembre de 2003, p. 10.
En fin, previamente, también se flexibilizó
en sede normativa el requisito de «estar al
corriente de pago» de las cotizaciones a la
Seguridad Social anteriores a la fecha del
hecho causante, para que los afiliados a este
Régimen puedan disfrutar de las prestaciones contributivas. El mecanismo de la obligada «invitación al pago» en los cinco días
siguientes a su notificación, permite a estos
profesionales reparar este descubierto y así
disfrutar íntegramente las prestaciones reconocidas.
3.1. Introducción
El obligado proceso de convergencia con el
que se constituyeron los Regímenes Especiales de la Seguridad Social y del que obviamente participaba el RETA ha llevado a reconocer a éste una cobertura muy cercana al del
RGSS. El proceso ha sido lento, han transcurrido más de treinta años desde que se promulgó el citado Decreto 2530/1970, para
poder afirmar que la infraprotección del
RETA.
Salvo acciones normativas aisladas, la firma del Pacto de Toledo, aprobado por el Pleno
del Congreso de los Diputados el 6 de abril de
1995, ha tornado el proceso de convergencia
en un compromiso político del Gobierno en el
que participan los interlocutores sociales20.
20 Compromiso posteriormente reiterado, primero,
en el Acuerdo sobre Consolidación y Racionalización
del Sistema español de Seguridad Social (cláusula I), firmado el 9 de octubre de 1996 por el Gobierno con las
confederaciones sindicales UGT y CC OO y, posteriormente, en el Acuerdo para la Mejora y Desarrollo del sistema de Protección Social, firmado el 9 de abril de 2001
por el Gobierno, CC OO y las asociaciones empresariales CEOE y CEPYME. Acuerdo éste que no sólo optaba
por la simplificación de regímenes para construir un sis-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
39
ESTUDIOS
La última intervención normativa que ha
incidido con relevancia sustancial en la constitución de la cobertura actual que protege el
RETA ha sido el Real Decreto 1273/2003, de
10 de octubre. Con este reglamento, que constituye el desarrollo normativo del que pendía
la Disposición adicional trigésimo cuarta de
la LGSS incorporada por la Ley 53/2002 de
Medidas Fiscales, Administrativas y del
Orden Social, desaparece la característica
más significativa de este Régimen Especial:
la no diferenciación entre el carácter común o
profesional de los riesgos21.
El camino seguido hasta la actual configuración de la acción protectora del RETA ha
sido largo y tortuoso y ha reflejado una característica común a todas las reformas de la
Seguridad Social desde su implantación como
sistema: el ámbito parcial de las mismas en
una línea que ha sido definida como política
de parcheo.
Sin un ánimo exhaustivo y, a los solos efectos de su presentación, las normas que con
mayor trascendencia han afectado al régimen
jurídico de este Régimen Especial han sido
las siguientes:
• Real Decreto 43/1984, de 4 de enero, por
el que se amplía la acción protectora de
cobertura obligatoria en el Régimen
Especial de trabajadores autónomos.
• Real Decreto 691/1991, de 12 de abril
sobre cómputo recíproco de cuotas entre
Regímenes de Seguridad Social.
• Real Decreto 2110/1994, de 28 de octubre, que modifica determinados aspectos de la regulación de los Regímenes
tema público de protección dual, alrededor del RETA y
del RGSS, sino que, además, recogió el compromiso de
incluir dentro de la acción protectora del RETA las contingencias profesionales, previo el establecimiento de las
correspondientes cotizaciones sociales.
21
Sobre este aspecto, véase la STS de 26 de enero
de 1998 (RJ 1057) y las sentencias que cita.
40
Especiales de la Seguridad Social de
trabajadores por cuenta propia, autónomos, agrario y empleados del hogar.
• Ley 42/1994, de 30 de diciembre, de
Medidas Fiscales, Administrativas y del
Orden Social.
• Real Decreto 1300/1995, de 21 de julio,
por el que se desarrolla, en materia de
incapacidades laborales del Sistema de
la Seguridad Social, la Ley 42/1994, de
30 de diciembre, de Medidas Fiscales,
Administrativas y del Orden Social.
• Ley 47/1998, de 23 de diciembre, que
dicta las reglas para el reconocimiento
de la jubilación anticipada del Sistema
de la Seguridad Social en determinados
casos especiales.
• Ley 39/1999, de 5 de noviembre, de conciliación de la vida familiar y laboral de
las personas trabajadoras.
• Real Decreto 1251/2001, de 16 de noviembre, por el que se regulan las prestaciones económicas del Sistema de la
Seguridad Social por maternidad y riesgo durante el embarazo.
• Ley 35/2002, de 12 de julio, de medidas
para el establecimiento de un sistema
de jubilación gradual y flexible.
• Real Decreto 1132/2002, de 31 de octubre, de desarrollo de determinados preceptos de la Ley 35/2002.
• Ley 53/2002, de 30 de diciembre, por la
que se aprueba la Ley de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social.
• Real Decreto-ley 2/2003, de 25 de abril,
de medidas de reforma económica.
• Real Decreto 463/2003, de 25 de abril,
sobre reconocimiento del incremento de
la pensión de incapacidad permanente
total para la profesión habitual para los
trabajadores por cuenta propia».
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER TOROLLO GONZÁLEZ
• Real Decreto 1273/2003, de 10 de octubre, por el que se regula la cobertura de
las contingencias profesionales de los
trabajadores incluidos en el Régimen
Especial de la Seguridad Social de los
trabajadores por cuenta propia o autónomos, y la ampliación de la prestación
por incapacidad temporal para los trabajadores por cuenta propia.
La interacción de todas estas normas ha
conformado la acción protectora del RETA,
que es la que la sigue:
3.2. La incapacidad temporal
En su primera versión el Decreto 2530/
1970 no preveía una protección económica
para la incapacidad temporal. Esta posibilidad se abrió a los trabajadores afiliados al
RETA con el Real Decreto 1774/1978, de 23
de junio. Protección que se diseñó bajo el
principio de voluntariedad. Desde entonces
su régimen ha sufrido distintas modificaciones. Primero fue con el Real Decreto 43/1984,
de 4 de enero, que tornó en obligatoria la
inclusión de la incapacidad temporal dentro
de su cobertura protectora. Posteriormente,
con el Real Decreto 2110/1994, de 28 de octubre, que permitió que la protección de dicha
contingencia fuera nuevamente voluntaria.
Voluntariedad que, como es sabido, aun permanece. Por lo tanto, sólo si el trabajador
autónomo opta por su protección en el
momento del alta inicial o una vez transcurridos tres años naturales completos desde la
misma, éste percibirá una prestación económica por incapacidad temporal.
2/2003, que prevé para todos los trabajadores
afiliados en todos los Regímenes Especiales
de la Seguridad Social que la prestación económica por incapacidad temporal se percibirá
a partir del cuarto día de la baja en la correspondiente actividad si ésta deriva de riesgos
comunes. Obviamente, se requiere que el trabajador voluntariamente haya optado por
esta contingencia y cotice por ella. El citado
Real Decreto-ley 2/2003, entró en vigor el día
siguiente de su publicación en el BOE, por lo
tanto, el 27 de abril de 2003.
Obviamente, si la incapacidad temporal
deriva de riesgos profesionales, ésta se percibirá desde el día siguiente al de la baja laboral. Para ello se requiere que el trabajador
autónomo tenga cubierta la prestación económica por incapacidad temporal y haya optado
también por la cobertura de estos riesgos. No
obstante, esta prestación será real con la
entrada en vigor del Real Decreto 1273/2003
prevista para el día 1 de enero de 2004.
El período de espera para la percepción de
la indicada prestación económica desde su
origen ha sido de quince días. Período de
espera que, sin duda, se antojaba excesivo
frente al de cuatro días que rige en el Régimen General y al de tres días de espera que
prevé el Convenio 102 de la OIT.
La percepción de la prestación económica
propia de la incapacidad temporal a tenor de lo
dispuesto en el artículo octavo del citado Real
Decreto-ley 2/2003 «se producirá en los términos y condiciones que reglamentariamente se
establezcan». Pues bien, tal desarrollo reglamentario se ha llevado a cabo con el Real
Decreto 1273/2003 que establece en su artículo noveno que la prestación económica por
incapacidad temporal de los trabajadores por
cuenta propia, con independencia del riesgo en
que traiga su causa, se rige por lo previsto en
el Capítulo II «y en lo no regulado en él, por lo
establecido en el Régimen General, sin perjuicio de las peculiaridades previstas con respecto a las situaciones derivadas de accidente de
trabajo y enfermedad profesional». Con todo,
los demás aspectos que configuran el régimen
jurídico de esta prestación, pese a su nueva
regulación llevada a cabo por el citado Real
Decreto 1273/2003, no han sufrido modificaciones sustanciales de relevancia.
Este período de espera ha sido modificado
por el artículo octavo del Real Decreto-ley
Las principales novedades ya han sido
indicadas: se ha reducido el tiempo de espera
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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41
ESTUDIOS
para percibir la prestación económica por
incapacidad temporal y se permite la protección voluntaria de los riesgos profesionales.
La base reguladora continuará siendo la
base de cotización del trabajador correspondiente al mes anterior a la de la baja médica,
dividida entre treinta. El tipo aplicable no
difiere del que se reconoce en el RGSS. Así, si
la incapacidad temporal deriva de riesgos
comunes el autónomo percibirá el sesenta por
ciento de la base reguladora desde el cuarto
día de la baja hasta el vigésimo día y a partir
de éste el setenta y cinco por ciento y si deriva de riesgos profesionales el tipo es del
setenta y cinco por ciento desde el día
siguiente al de la baja médica.
Para el percibo de la prestación económica
se requiere que el trabajador se halle al
corriente en el pago de las correspondientes
cuotas a la Seguridad Social. Si no es así el
descubierto podrá cubrirse en los cinco días
siguientes a la invitación al pago que se le
realice.
Así mismo, el trabajador autónomo durante la baja médica vendrá obligado a presentar
ante la correspondiente entidad gestora o
colaboradora declaración sobre la persona
que gestione directamente el establecimiento
del que sea titular o, en su caso, el cese temporal o definitivo en la actividad. La forma en
que se ha de presentar esta declaración, así
como la periodicidad con la que ha de hacerlo
la determinará «la entidad gestora (no, pues,
la colaboradora) del régimen en que estén
encuadrados» (artículo duodécimo del Real
Decreto 1273/2003). En caso de incumplimiento de este requerimiento se suspenderá
cautelarmente el abono de la prestación económica hasta que se verifiquen si se cumplen
los requisitos condicionantes del acceso y percibo de la misma.
La protección de este riesgo se dispensa
obligatoriamente por las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social para los autóno-
42
mos que se den de alta o se hayan dado con
posterioridad a enero de 1998. Para los trabajadores que se dieron de alta con anterioridad a la fecha indicada y optaron por la entidad gestora se les seguirá respetando dicha
opción.
3.3. La prestación por maternidad
La Ley 42/1994, de 30 de diciembre, de
Medidas Fiscales, Administrativas y del
Orden Social incluyó, dentro de las Disposiciones adicionales de la LGSS una nueva, la
undécima bis, por la que se reconoce a los trabajadores autónomos de todos los Regímenes
Especiales del sistema «la prestación de
maternidad con la misma extensión y en los
mismos términos y condiciones que los previstos para los trabajadores del Régimen
General».
Posteriormente, el Real Decreto 1251/2001,
por el que se regulan las prestaciones económicas del Sistema de la Seguridad Social por
maternidad y riesgo durante el embarazo
reconoció la aplicación de la prestación de
maternidad a los afiliados al RETA.
También prevé este reglamento que si se
da el supuesto de que la madre no tiene
cubierto el período de cotización previo (ciento ochenta días dentro de los cinco años inmediatamente anteriores), la prestación por
maternidad pueda disfrutarla el padre,
excepto las seis primeras semanas, siempre
que ésta derive de un nacimiento por parto.
Por supuesto, los períodos de excedencia se
abren a los trabajadores autónomos, reconociéndoseles dichos períodos como situación
asimilada al alta, a efectos de todas las prestaciones de la Seguridad Social.
Con el ánimo de procurar que este colectivo de trabajadores pueda compatibilizar esta
prestación, en la proporción que voluntariamente estimen adecuada, con la actividad
profesional que habitualmente desempeñan,
permite el disfrute del período de descanso
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER TOROLLO GONZÁLEZ
por maternidad en régimen de jornada a
tiempo parcial22.
poralmente el mismo, durante el tiempo en
que concurra esta situación de riesgo.
Por otra parte, para el disfrute de la prestación por maternidad a la trabajadora autónoma titular de un establecimiento no se le
exige una declaración de actividad al modo en
que se exige para la incapacidad temporal o,
como veremos, para la protección del riesgo
durante el embarazo.
Lógicamente, la declaración empresarial
de inexistencia de riesgos viene sustituida
por una declaración de la propia trabajadora
sobre la actividad desarrollada, así como
sobre la inexistencia de un trabajo o función
en tal actividad compatible con su estado que
pueda ser llevado por aquella.
3.4. La protección del riesgo durante
el embarazo
3.5. Incapacidad permanente
La protección del riesgo durante el embarazo se reconoció a las trabajadoras autónomas con la Ley 39/1999, de 5 de noviembre.
Previsión posteriormente desarrollada con
los arts. 22 y siguientes del citado Real Decreto 1251/2001.
Son numerosas las reformas articuladas
en torno a la contingencia de incapacidad permanente del trabajador autónomo. Estas
reformas han afectado a los requisitos exigidos para su reconocimiento y, ya con las últimas, también, a los distintos grados de incapacidad a los que pueden acceder.
En este caso, se precisa también que los
servicios médicos certifiquen que la actividad
profesional de la trabajadora autónoma genera un peligro en su salud o en el feto. Tras
este reconocimiento, ésta podrá suspender su
prestación de servicios con derecho al disfrute de la prestación económica propia de las
trabajadoras protegidas por el RGSS, esto es,
el setenta y cinco por ciento de la base reguladora del mes anterior al día de la baja.
Por supuesto, el disfrute de esta prestación es totalmente incompatible con el ejercicio de la actividad profesional. De ahí que se
exija que la beneficiaria justifique mediante
una declaración de actividad que ha sido sustituida por otra persona en la gestión de su
establecimiento o, bien, que ha cerrado tem-
22
Con el ánimo de que la maternidad no suponga el
cese definitivo del negocio el Proyecto de Ley de
ampliación de derechos que posibiliten una real conciliación de la vida familiar de trabajadores y trabajadoras,
prevé en su articulado la bonificación íntegra de las cotizaciones de los trabajadores interinos celebrados con
desempleados para sustituir a trabajadores autónomos,
véase BOCG, de 15 de noviembre de 2002, p. 8.
Como se recordará, la redacción originaria
del art. 37 del Decreto 2530/1970, exigía a los
trabajadores autónomos dos requisitos previos para el reconocimiento de una invalidez:
un período mínimo de carencia de sesenta
meses dentro de los diez años inmediatamente anteriores a la fecha del hecho causante y,
para el reconocimiento de la prestación económica propia de la incapacidad permanente
total, otro de índole cronológica: que el trabajador tuviera cumplidos cuarenta y cinco
años. No obstante, aun siendo las más importantes, éstas no eran las únicas peculiaridades gravosas de este colectivo de trabajadores, también el régimen jurídico del RETA
fijaba un procedimiento específico para la
determinación de la Base Reguladora.
Una vez que por el Real Decreto 9/1991
fueron derogados los dos requisitos indicados,
el régimen jurídico de la contingencia de la
incapacidad permanente de los trabajadores
autónomos continuaba siendo muy diferente
de la del Régimen General, fundamentalmente, en cuatro aspectos de relevancia sustancial. Veámoslos:
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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43
ESTUDIOS
a) Uno, referente a la contingencia que origina la incapacidad permanente que,
hasta la reciente integración de los riesgos profesionales dentro de su acción
protectora, sólo podía derivar de riesgos
comunes.
b) Dos, la originaria y tradicional imposibilidad de reconocimiento de una incapacidad permanente en el grado de parcial y en el grado inferior de lesiones
permanentes no invalidantes (art. 36
RD 2530/1970 y art. 74.1 de la Orden de
Desarrollo).
c) Tres, las mayores dificultades tenidas
por el trabajador autónomo en el proceso de reconocimiento de una incapacidad permanente total y, una vez reconocida ésta, la imposibilidad de que se le
reconociese en el grado de cualificada,
prestación a la que sí podían acceder los
trabajadores por cuenta ajena del
RGSS (art. 139.2 LGSS y art. 6.2 del
Decreto 1646/1972, de 23 de junio).
d) Cuatro, la imposibilidad de reconocimiento de una incapacidad permanente al trabajador autónomo al que se le
agravaran lesiones previas a su afiliación al RETA.
Los Tribunales siempre han avalado esta
política restrictiva en la protección de los trabajadores autónomos. Para ello, en sus argumentaciones jurídicas han recurrido, tras la
referencia a la ausencia de una previsión normativa expresa (argumento más que suficiente para desestimar toda pretensión contraria a la voluntad del legislador)23, a explicaciones, sino ociosas, sí evidentes. Por lo
pronto, que en el trabajo autónomo hay dos
perspectivas profesionales a considerar: una,
23 STS de 26 de julio de 1993 (RJ 1993\5985), dictada para la unificación de doctrina, según la cual no es
aplicable a los trabajadores autónomos el incremento
que prevé el artículo 6 del Decreto 1646/1972, que desarrolla las previsiones del artículo 11 de la Ley 24/1972.
44
de dirección u organización y gestión del
negocio, empresa o explotación y, otra, la propia de la actividad profesional a desarrollar
en la que puede resultar necesario el empleo
de esfuerzo físico24. Además, se ha considerado que la actividad profesional del trabajador
autónomo puede desarrollarse en régimen de
autoorganización, sin sujeción, pues, a la disciplina, horario, y rendimiento propio de los
trabajadores por cuenta ajena. De ahí que la
prestación profesional del servicio siempre
podrá desarrollarse con el ritmo y la frecuencia que permita las capacidad física limitada
del autónomo, impidiendo una merma de las
labores fundamentales del oficio. Tal consideración se distancia del parámetro más utilizado para el reconocimiento de las incapacidades permanentes del trabajador por cuenta
ajena que, como es sabido, es aquel que estima que las lesiones le deben impedir el ejercicio de su profesión habitual, con un mínimo
de normalidad, continuidad y eficiencia25.
24 Como aspecto bifronte ha sido calificado por la
STSJ de Castilla-La Mancha de 20 de septiembre de
2001 (AS 3424).
25 SSTS de 7 de junio de 1985 (RJ 1985\3366), 9 de
junio de 1987 (RJ 1987\4322), 21 de abril de 1988 (RJ
1988\3011) y 5 de octubre de 1988 (RJ 1988\7537) y
STSJ del País Vasco de 20 de enero de 1998 (Ar. 5107),
y las sentencias que ésta cita. Por otra parte, no ha sido
aplicable a los trabajadores autónomos la doctrina reiteradísima que considera, acertadamente, que «la realización de una actividad laboral, por liviana que sea, incluso las sedentarias, sólo pueden consumarse mediante la
asistencia diaria al lugar de trabajo, permanencia en el
mismo durante toda la jornada, debe poder realizarse
con un mínimo de profesionalidad, rendimiento y eficacia, actuando de acuerdo con las exigencias, de todo
orden, que comporta la integración en una empresa, en
régimen de dependencia de un empresario, dentro de
un orden preestablecido y en interrelación con los quehaceres de otros compañeros, por cuanto no es posible
pensar que en el amplio campo de las actividades laborales exista alguna en la que no sean exigibles esos mínimos de dedicación, diligencia y atención, que son indispensables en el más simple de los oficios y en la última
de las categorías profesionales, salvo que se den un singular afán de superación y espíritu de sacrificio por parte del trabajador y un grado intenso de tolerancia en el
empresario pues, de no coincidir ambos, no cabe man-
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FRANCISCO JAVIER TOROLLO GONZÁLEZ
También los trabajadores autónomos
encuentran mayores dificultades en la compatibilidad de la pensión por incapacidad permanente con el ejercicio de otra actividad profesional. Fundamentalmente esta restricción
se aplica cuando en el autónomo se suman, en
la línea de la doctrina indicada, las labores de
administración y dirección de un negocio y las
labores propias de éste. Y es que, si se le reconoce la incapacidad permanente total, ésta
afectará a ambas actividades, pues «esa
suma de tareas configuraba la actividad económica que desarrollaba y constituía su profesión habitual»26 y, por lo tanto, ni podía trabajar, ni podía realizar labores de administración y dirección. Con la nueva reforma
parece que tales incompatibilidades pueden
diluirse, pues la realización de las tareas de
gestión y administración que acompañan
habitualmente a la titularidad del negocio
sólo tendrán el efecto de impedir que al trabajador autónomo que le ha sido reconocida
una incapacidad permanente total devenge la
prestación propia de la misma en el grado de
cualificada.
Asimismo, se ha tenido en cuenta que el
trabajador autónomo puede contar con el servicio remunerado de otros trabajadores para
la recepción o prestación de servicios, permitiéndose el «privilegio» de no desarrollar personalmente la actividad profesional. De ahí
la compatibilidad de la pensión de incapacidad permanente y de la jubilación con la titularidad del establecimiento.
El acceso de los autónomos al reconocimiento de las incapacidades permanentes
totales cualificadas ha sido una de las reivindicaciones clásicas del colectivo de trabajadores autónomos27. No se le reconocía no sólo
tener como relaciones laborales normales aquellas en las
que se ofrezcan tales carencias», cfr., STSJ de la Rioja de
25 de junio de 1998, (AS 2010).
26 Cfr. STSJ de Cataluña de 8 de octubre de 2001 (AS
4666).
27 Si al trabajador autónomo se le reconocía la pensión de incapacidad permanente derivada de enferme-
por cuestiones de mera legalidad, esto es, por
no estar prevista dicha contingencia, sino
también porque se tenía la convicción de que
«la dificultad de obtener empleo en actividad
distinta de la habitual a la anterior, no cabe
referirla a quien ofrece una actividad, por
cuenta propia»28.
El Acuerdo para la mejora y desarrollo del
sistema de previsión social de 9 de abril de
2001 se hizo eco de estas demandas y adoptó
el compromiso de un reconocimiento futuro
de las incapacidades permanentes cualificadas. Éste se ha producido con los arts. 41 y 42
de la Ley 53/2002, de Medidas Fiscales,
Administrativas y del Orden Social. No obstante, tal reconocimiento se produjo exclusivamente para los trabajadores por cuenta
propia incluidos en los Regímenes Especiales
Agrario y de los Trabajadores del Mar. Aunque como la aplicación de esta mejora se
supeditaba a la aprobación de un reglamento
de desarrollo, que ha sido realizado por el
Real Decreto 463/2003, de 25 de abril. Reglamento que cumplió con las expectativas de
extensión de este beneficio a los trabajadores
autónomos del RETA29.
Ahora bien, el reconocimiento sólo se realiza, tal como adelantó la Ley 53/2002, respecto a los trabajadores cuya incapacidad permanente sea reconocida «a partir de la entradad común al amparo del Régimen General por las cotizaciones en él realizadas, no le era extendible [STS de
12 de diciembre de 2001, (RJ 10163) y STJ de Cataluña
de 11 de enero de 2001, (AS 97892)].
28 Cfr. SSTS de 9 de febrero y 17 de mayo de 1982
(RJ 716 y 3171), de 26 de julio de 1993, (RJ 1705) y de
25 de junio de 1998 (RJ 5704) y las que citan. Además,
como nos recuerda la citada sentencia es oportuno
señalar que esta misma doctrina es la aplicada por la Sala
a los trabajadores autónomos de la agricultura [STS de
25 de noviembre de1991 (RJ 1991\8268), 16 de junio,
8 de julio, 5 y 28 deoctubre de 1992 (RJ 1992\4586, RJ
1992\5595, RJ 1992\7612 y RJ 1992\7846), y 8 de mayo
y 22 demayo de1993 ( RJ 1993\1717 y RJ 1993\4115)].
29 Así fue demandado por J. A. PANIZO ROBLES , «La
Seguridad Social en el año 2003 (modificaciones introducidas en las Leyes de Presupuestos y de ‘Acompañamiento’»), RTSS, núm. 239, 2003, p. 31.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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45
ESTUDIOS
da en vigor» de la citada Ley, esto es, el 1 de
enero de 2003. Limitación que es criticable
pues por un criterio temporal excluye del disfrute de este incremento en las prestaciones a
un colectivo de trabajadores autónomos al
margen de criterios de objetividad e igualdad
frente a unas situaciones de necesidad sustancialmente iguales. La exclusión depende
exclusivamente de cuál ha sido la fecha del
hecho causante. Limitación, en fin, que frustra las expectativas de muchos autónomos
incapacitados que veían la posibilidad de ver
incrementada su pensión. Motivo por el que
los efectos de tal discrecionalidad legislativa
podrían haberse reducido previendo un período de retroactividad limitada, tal como se dispuso para el aumento de los coeficientes en
las pensiones por muerte y supervivencia.
Con medidas de esta índole aparece cada vez
más clara la necesidad del laboralista de proceder a la lectura y al estudio de los proyectos
normativos y, en atención a su contenido,
decidir si al interesado le conviene agilizar o
retrasar la reivindicación de determinados
derechos o, en este caso, la evaluación de las
lesiones por el equipo de valoración de incapacidades del INSS.
Con todo, el balance es positivo y la contingencia de incapacidad permanente de los
autónomos ha sufrido una profunda transformación. Ha tendido, también, hacia su obligada convergencia con el RGSS.
Con el concepto de accidente de trabajo del
trabajador autónomo desaparece la tradicional imposibilidad de reconocimiento de una
incapacidad permanente al trabajador autónomo por el mero hecho de que las lesiones
padecidas eran previas a su afiliación al
RETA. Anteriormente se consideraba que
este hecho era el relevante y no que las lesiones se hubieran agravado como consecuencia
del ejercicio profesional.
Los requisitos que la citada Ley 53/2002
estableció para el reconocimiento de la incapacidad permanente total a los trabajadores
autónomos en nada se diferenciaban de los
46
exigidos para los trabajadores por cuenta ajena: que el trabajador haya cumplido 55 años
y no realizase trabajo remunerado alguno por
cuenta propia o ajena que diera lugar a su
inclusión en cualquiera de los Regímenes de
la Seguridad Social.
Posteriormente, desarrollando la citada
norma legal, el Real Decreto 463/2003, establece un nuevo requisito, que sería el tercero:
que el pensionista no ostente la titularidad de
un establecimiento mercantil o industrial
como propietario, arrendatario, usufructuario u otro concepto análogo.
Consiguientemente, la percepción de la
prestación de la incapacidad permanente no
cualificada es compatible con el ejercicio de
las funciones inherentes a la titularidad del
establecimiento, tal como las entiende la Circular núm. 5.028, de 14 de octubre de 1999,
del INSS, esto es, con funciones de mero
administrador con control de la sociedad y
allende a las que se refiere la Disposición adicional vigesimoséptima de la LGSS.
Las prestaciones previstas para sufragar
la carencia económica que provoca la incapacidad permanente total en el trabajador autónomo son las siguientes: «o una pensión vitalicia en los mismos términos en que se reconoce en el régimen general» o, a elección del
beneficiario, «la entrega de una cantidad a
tanto alzado equivalente a 40 mensualidades
de la base reguladora» que corresponda a la
fecha del hecho causante.
Así mismo, el artículo cuarto del Real
Decreto 1273/2003, ha reconocido el beneficio
de la incapacidad permanente parcial y el
derecho a las indemnizaciones a tanto alzado
por lesiones permanentes, derivadas de accidente de trabajo o enfermedad profesional,
que no causen enfermedad.
La concepción de la incapacidad permanente parcial es mucho más restrictiva que la
que se dispone en el RGSS. Mientras que
para este Régimen incapacidad permanente
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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FRANCISCO JAVIER TOROLLO GONZÁLEZ
parcial para la profesión habitual es «la que
sin alcanzar el grado de total, ocasione al trabajador una disminución no inferior al 33 por
ciento en su rendimiento normal para dicha
profesión, sin impedirle la realización de las
tareas fundamentales»30, para el RETA se
considera tal «la que, sin alcanzar el grado de
total, ocasiona al trabajador una disminución
no inferior al 50 por ciento en su rendimiento
normal para dicha profesión, sin impedirle la
realización de las tareas fundamentales de
aquélla».
3.6. La jubilación del trabajador
autónomo
La jubilación «obligatoria» se prevé para
los trabajadores autónomos que hayan alcanzado la edad de 65 años y cumplan con el período de carencia exigido. Por supuesto, la percepción íntegra de la prestación de jubilación
es incompatible con el ejercicio de cualquier
actividad profesional, ya sea por cuenta propia o por cuenta ajena.
No obstante, la jubilación parcial, esto es, la
percepción parcial de la prestación por vejez,
es compatible con la prestación de servicios a
tiempo parcial (Disposición adicional octava
de la LGSS, redactada por la Ley 35/2002).
La jubilación anticipada también ha sido
un beneficio al que no podían acceder los trabajadores autónomos, sencillamente, porque
no se contaba con previsión normativa alguna31.
Esta posibilidad se hizo viable con la promulgación del Real Decreto-ley 5/1998 y, posteriormente, la Ley 47/1998, de 23 de diciembre. Estas normas abrieron la puerta de la
30 Definición que se contenía en el art. 137.3 de la
LGSS hasta su derogación por la Ley 24/1997, de 15 de
julio, de consolidación y racionalización del Sistema de
la Seguridad Social.
31 SSTS de 11 de junio de 1992 (RJ 4568) y de 27 de
mayo de 1996 (RJ 4681).
jubilación anticipada a estos trabajadores si
concurrían las siguientes circunstancias. Que
el trabajador autónomo hubiera cotizado a
distintos Regímenes de la Seguridad Social,
necesariamente en alguno al menos con anterioridad al 1 de enero de 1967 y no reuniera
todos los requisitos exigidos para acceder a la
pensión de jubilación en ninguno de ellos,
pero al menos la cuarta parte de las cotizaciones totalizadas se hayan efectuado a regímenes que reconozcan el derecho32.
El Real Decreto 1132/2002, de 31 de octubre, como es sabido, otorga el derecho a la
jubilación anticipada con carácter general,
excepto para los empleados de hogar y los
trabajadores del RETA y del régimen especial agrario. No se precisa como era exigible
anteriormente que los trabajadores estuviesen afiliados a la Seguridad Social en fechas
anteriores al 1 de enero de 1967. Sólo se
requiere que la jubilación tenga lugar a partir de los sesenta y un años y siempre que,
además de estar en un Régimen de la Seguridad Social que contemple el derecho a la jubilación anticipada, se reúnan determinados
requisitos33. Al igual que ocurría antes de la
promulgación de esta norma, el trabajador
autónomo sólo podrá acceder a la jubilación
anticipada a tenor de lo dispuesto en la citada Ley 47/1998 (Disposición adicional segunda RD 1132/2002).
La jubilación del trabajador autónomo
sigue siendo compatible con la mera titularidad de un negocio y con el ejercicio de funciones inherentes a dicha titularidad en los términos previstos en la Resolución de la TGSS
de 14 de octubre de 1999.
32 Salvo que el total de las cotizaciones a lo largo de
la vida laboral del autónomo sea de treinta años o más,
pues en este caso es suficiente con acreditar un mínimo
de cinco años en los regímenes que reconozcan tal derecho, como el Régimen General.
33
Un período de carencia previo de, al menos,
treinta años. Involuntariedad en el cese en el trabajo y,
en el supuesto de despido colectivo, sujeción al correspondiente expediente de regulación de empleo.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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47
ESTUDIOS
3.7. Estudio particularizado de los
riesgos profesionales de los
trabajadores autónomos
Los arts. 27 y 36.2 del Decreto 2530/1970 y
el art. 74 de la Orden de 24 de septiembre de
1970 no preveían dentro de la acción protectora de este Régimen Especial la protección
específica por accidente de trabajo y enfermedad profesional.
Han sido múltiples y variadas las razones
argüidas para fundamentar la tradicional
exclusión de los riesgos profesionales en el
RETA. Una de ellas, suficientemente conocida, fue la que se asentaba en el hecho de que
los autónomos que se accidentasen en el ejercicio de su profesión no estaban desprotegidos, pues en todo caso se les reconocía la prestación económica de incapacidad temporal.
Prestación que era única e indiferenciada
para todos los riesgos profesionales o comunes34. Otras razones que ampararon la exclusión fueron de naturaleza económica (fundamentalmente, la crisis económica de la Seguridad Social) y de técnica jurídica (la heterogenidad de colectivos, de las actividades profesionales, que protege el RETA impide, se
decía, una protección homogénea de los riesgos profesionales35) y ya, finalmente, la concurrencia de un obstáculo insalvable: la evidente ausencia o dificultad extrema de fiscalización de los accidentes de trabajo que
sufren estos trabajadores y las consiguientes
posibilidades de fraude ante la inexistencia
del control empresarial36.
34
Por todas, STS de 26 de enero de 1998 (RJ 1057).
A «la heterogeneidad de características laborales y
económicas del sector», entre otros criterios, hacía referencia el Preámbulo del Decreto 1167/1960, de 23 de
junio, que ordena la extensión de los beneficios del
Mutualismo laboral a los trabajadores independientes.
Sobre esta norma, véase, A. MONTOYA MELGAR, «La Seguridad Social de los trabajadores autónomos», RISS, 1963,
pp. 1065 y ss.
36 Pero esta posibilidad de fraude no es privativa de
los trabajadores protegidos en el RETA. Así se pone de
manifiesto por la Comisión no permanente para la valo35
48
Tal como se adelantó por la Ley 53/2002, la
voluntariedad en la protección de los riesgos
profesionales permanece, de tal manera que
es el propio trabajador el que decidirá si este
riesgo lo protegerá o no en el Sistema público
de la Seguridad Social. Y si así lo decide y
opta por la cobertura de los riesgos profesionales, se le exigirá que cumpla con dos requisitos: uno, que previamente haya optado por
la protección de la incapacidad temporal y,
otro, que cotice con el porcentaje correspondiente (entre el 1,20 y el 8,95 por ciento) la
cuota complementaria que para estos riesgos
ha fijado el Anejo 2 del Real Decreto
2930/1979, de 29 de diciembre, sobre la base
de cotización elegida por el interesado, en la
actualización producida por el Real Decretoley 2/2003, de 25 de abril de medidas de reforma económica, también en su Anejo 237.
Esta voluntariedad en la protección económica de los riesgos profesionales no impide
que si el trabajador no opta por la misma no
se le proteja por estos riesgos. Tal como venía
realizándose hasta que se le ha reconocido
esta posibilidad, la protección se dispensará
bajo la cobertura propia de los riesgos comunes siempre que, claro está, el trabajador
autónomo haya optado por la misma.
La opción de los trabajadores afiliados al
RETA por la protección de los riesgos profe-
ración de los resultados obtenidos por la aplicación de
las recomendaciones del Pacto de Toledo. Esta Comisión
«insiste en la necesidad de seguir avanzando en la adopción de medidas destinadas a mejorar el control de las
prestaciones de incapacidad temporal e invalidez al
objeto de evitar prácticas abusivas en relación con las
mismas», cfr. BOCG de 2 de octubre de 2003, p. 95.
37 El Proyecto de Ley de los Presupuestos Generales
del Estado para 2004, prevé un tipo de cotización para
los trabajadores autónomos de un 29,80 por ciento. Si el
trabajador no se acogiese a la protección por incapacidad temporal el tipo sería de un 26,50 por ciento. Y para
las contingencias de accidente de trabajo y enfermedad
profesional, establece que «se aplicarán los porcentajes
de la tarifa de primas incluidas en el Anejo 2 del Real
Decreto 2930/1979, de 29 de diciembre, sobre la base
de cotización elegida por el interesado», cfr. BOCG de 2
de octubre de 2003, p. 79.
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sionales sólo está abierta para los que hubieran optado previamente por la cobertura de
la prestación económica de incapacidad temporal. Estos trabajadores son sólo los que
podrán tomar esta decisión dentro de los dos
meses siguientes a la fecha de entrada en
vigor del Real Decreto 1273/2003, esto es,
desde el 1 de enero hasta el 29 de febrero de
2004, ambos inclusive. Realizada la opción,
ésta tendrá efectos el día que se realice la
misma y vinculará a los trabajadores durante
los tres años naturales siguientes.
La Disposición transitoria primera del
Real Decreto 1273/2003 impide a los trabajadores autónomos que en su día no optaron por
incluir en su cobertura la prestación económica de incapacidad temporal que puedan optar
a la protección de los riesgos profesionales en
fecha anterior a la que abra el nuevo plazo de
opción, esto es, hasta que transcurran los tres
años naturales siguientes a los que se extienden la eficacia de su anterior decisión sobre la
protección o no de la incapacidad temporal.
La renuncia a la cobertura de la prestación
por incapacidad temporal afectará también a
la protección por contingencias profesionales.
La renuncia a la cobertura de esta última
prestación no afectará, salvo que se exprese
lo contrario, a la prestación económica por
incapacidad temporal.
de esta contingencia o la de adicionar a ésta
la de los riesgos profesionales o, en su caso,
decidiera cambiar de entidad colaboradora,
los efectos de tales opciones sólo producirán
efectos al día primero del mes siguiente a
aquel en que se produzca el alta médica y la
renuncia surtirá efectos el último día del mes
en que dicha alta haya tenido lugar.
3.7.1. El accidente de trabajo del autónomo
Como es sabido, una de las notas que han
caracterizado la infraprotección que tradicionalmente se ha dispensado a los afiliados al
RETA ha sido la ausencia de una cobertura
específica de los riesgos profesionales. El
accidente de trabajo y la enfermedad profesional para estos profesionales sólo ha contado con la cobertura propia de los riesgos
comunes. No obstante, en el proceso obligado
de convergencia del RETA con el RGSS el art.
40.4 de la Ley 53/2002 introdujo una nueva
Disposición adicional en el articulado de la
LGSS, la trigésimocuarta, con una rúbrica
que describe perfectamente su contenido:
«extensión de la acción protectora por contingencias profesionales a los trabajadores
incluidos en el Régimen Especial de la Seguridad Social de Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos».
Tal como dispone el artículo octavo del
Real Decreto 1273/2003, el reconocimiento
del derecho y el pago de las prestaciones derivadas de contingencias profesionales se llevará a cabo «en iguales términos y en las mismas situaciones que en el Régimen General
de la Seguridad Social». Por su parte, para
«las prestaciones de incapacidad permanente
e indemnizaciones por lesiones permanentes
no invalidantes, se estará a lo dispuesto en el
Real Decreto 1300/1995, de 21 de julio, y en
sus normas de aplicación y desarrollo».
La aplicación de esta medida quedó supeditada a la aprobación posterior de un reglamento de desarrollo. Esta obligación se ha
ejecutado a través del Real Decreto
1273/2003. Reglamento que conserva el concepto de accidente de trabajo de los trabajadores autónomos que se recoge en la citada
Disposición adicional trigésimocuarta de la
LGSS y que coincide sustancialmente con la
limitada concepción que del mismo se diseñó
para los trabajadores por cuenta propia de los
Regímenes Especiales Agrario y del Mar.
Éste es el siguiente:
Cuando un trabajador esté en proceso de
incapacidad temporal y decida optar por
incluir dentro de su cobertura la protección
«Se entenderá como accidente del trabajador autónomo el ocurrido como consecuencia directa e inmediata del trabajo que
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49
ESTUDIOS
realiza por su propia cuenta y que determina su inclusión en el campo de aplicación de dicho Régimen Especial»38.
En este concepto coexisten los tres elementos propios del tradicional accidente de trabajo: lesión o enfermedad, trabajo que se presta,
en este caso por cuenta propia, y relación de
causalidad.
De los tres elementos indicados, el tercero,
la relación de causalidad es el más problemático dada la concepción claramente restrictiva que con él se diseña39, pues dentro del concepto de accidente de trabajo sólo incluye a
los que tienen una relación directa e inmediata con el trabajo prestado. Así pues, excluye
de su manto protector a los accidentes que
acaecen «con ocasión» del trabajo profesional
prestado por el autónomo. Específicamente,
excluye a los accidentes que son consecuencia
de actividades marginales o conexas con la
propia actividad profesional prestada por
cuenta propia.
La exigencia de que el accidente para ser
calificado de trabajo sea «consecuencia directa e inmediata» de la actividad profesional
desarrollada exige la misma relación de causalidad exigida para que la enfermedad del
autónomo (y también del trabajador por
cuenta ajena) sea calificada como laboral
(esto es, que el trabajo sea causa exclusiva).
38 Repárese en que el legislador no regula el accidente de trabajo del trabajador autónomo, sino «el accidente del trabajador autónomo». El legislador evita en
una primera concepción calificar el accidente, seguramente para no tener que reformar el concepto clásico
de accidente de trabajo que se recoge en el art. 115 de
la LGSS para los trabajadores afiliados al RGSS. Como se
recordará, «se entiende por accidente de trabajo toda
lesión corporal que el trabajador sufra por ocasión o por
consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena».
39 Conclusión unánimemente apuntada por la doctrina. Por todos, M. R. MARTÍNEZ BARROSO, «Extensión de
la acción protectora por contingencias profesionales a
los trabajadores incluidos en el Régimen Especial de trabajadores por cuenta propia o autónomos», Estudios
Financieros, núm. 240, 2003, p. 37.
50
Los términos con los que está definido el
accidente de trabajo del autónomo, a diferencia del concepto de accidente de trabajo del
RGSS (art. 115 de la LGSS), no amparan
interpretaciones extensivas, éstas han de ser
estrictas y rigurosas. El legislador impide
desde sus orígenes la expansión de su ámbito
de cobertura, al modo en el que ocurrió para
los trabajadores asalariados. Problemas de
fiscalización y verificación parecen ser que
justifican esta concepción restrictiva.
No obstante, esta originaria concepción
restrictiva de accidente de trabajo diseñada
por la Ley 53/2002, ha sido atemperada por el
desarrollo que del concepto ha realizado el
citado Real Decreto 1273/2003 en su artículo
tercero.
En efecto, tras la transcrita definición
genérica y rígida de accidente de trabajo del
trabajador autónomo, se especifican una
serie de siniestros a los que puede extenderse
esta calificación, a saber:
a) Al accidente acaecido durante el tiempo
y lugar de trabajo «cuando se pruebe la
conexión con el trabajo realizado por
cuenta propia» (artículo tercero 2.b).
Tal como viene redactado, sorprende que
se haya diseñado un concepto de accidente de
trabajo del autónomo, con miras a incluir en
su seno a accidentes que no se producen con
ocasión directa e inmediata con el trabajo
prestado, sino que, se producen por el ejercicio de actividades que tan solo presentan
alguna conexión con éste. Es indiferente que
la conexión de las lesiones con el trabajo sea
directa o indirecta, mediata o inmediata. Es
suficiente conque la conexión exista.
No estamos, obviamente, ante la presunción de laboralidad que el art. 115.3 de la
LGSS establece para los trabajadores por
cuenta ajena, pero se acerca mucho a ella. El
profesional autónomo, en todo caso no se ve
liberado de la carga de la prueba orientada a
demostrar que el accidente se produjo en el
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tiempo y lugar de trabajo y que tiene conexión con éste.
La duda interpretativa que se suscita no es
otra que la de preguntarse si la carga de la
prueba del trabajador autónomo ha de dirigirse a acreditar una conexión directa e inmediata de las lesiones con el trabajo desarrollado, en sintonía con la concepción estricta que
precede a este supuesto o, si por el contrario,
la prueba sólo ha de soportar, como de una
interpretación literal se desprende, que las
lesiones sufridas por el trabajador tienen
«conexión con el trabajo realizado por cuenta
propia».
Ciertamente, el término «conexión» es confuso por difuso. Pero, precisamente por ello,
vemos que la ratio legis que le mueve es la
intención del legislador de proteger bajo esta
calificación todos los accidentes que se producen durante el tiempo y el lugar en el que éste
se presta. Entendemos que éstas coordenadas reflejan la conexión exigida reglamentariamente entre accidente y trabajo.
Por ello estimamos que la segunda interpretación es la adecuada. Lo contrario llevaría a pensar que su previsión normativa es
ociosa e intrascendente, lo que no parece ser
el caso. Por ello consideramos que para que
exista conexión es suficiente conque se dé una
relación de causa a efecto en grado tenue o
indirecta, no es necesario, porque no se exige,
una relación de causalidad estricta, directa e
inmediata.
No parece que existan dificultades en
identificar como lugar de trabajo los que
están próximos al mismo, ni para englobar
dentro de esta amplia concepción a los desplazamientos que se padecen al lugar (centro
de trabajo de otra empresa o domicilio del
cliente) en el que en concreto se van a realizar
los servicios, v. gr., de instalación, mantenimiento y reparación.
La diversidad heterogénea de actividades
profesionales que engloba el RETA hacen que
la judicialización del conflicto sea inevitable,
dada la imposibilidad de ofrecer una respuesta genérica para todos los supuestos de
hechos que pueden concurrir. Naturalmente,
toda decisión será necesariamente causalizada y, en atención a cada caso concreto, se irá
construyendo una doctrina judicial que complementará el ordenamiento, al modo en que
se realizó con el concepto de accidente de trabajo del RGSS. En el RETA será determinante la prueba testifical de las empresas proveedoras o de los clientes de los trabajadores
autónomos, según el caso. Así pues, serán
estos testigos los que, ante conflicto de calificación, realizaran un sucedáneo de control
del accidente, al modo en el que el empresario
lo realiza para los trabajadores asalariados.
Por supuesto, existen una serie de sectores
económicos en los que la calificación del accidente al amparo de esta concepción amplia
será muy problemática. Fundamentalmente
en las actividades propias de los abogados y
escritores de libros habida cuenta que estos
profesionales realizan su trabajo en numerosas ocasiones en su domicilio familiar, constituyendo éste, no sólo a efectos fiscales, lugar
de trabajo. Es más, en casi todas las actividades profesionales de naturaleza eminentemente investigadora o intelectual el trabajo
se confunde muy habitualmente con el ocio (o
durante el tiempo de ocio también se trabaja,
incluso en vacaciones). Con todo, estas realidades, pues se comparten, creemos que no
serán difíciles de valorar en sede judicial
dada la razonabilidad y naturalidad de sus
planteamientos.
Otros sectores son menos problemáticos
dado que se pueden importar los razonamientos vertidos por los Tribunales sobre el concepto de accidente de trabajo del RGSS. Así,
en el sector de transportes por carretera de
ámbito internacional o nacional, son suficientemente conocidas las singularidades de sus
horarios y jornadas laborales, así como que el
camión o el autocar constituye el lugar de trabajo de estos profesionales.
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51
ESTUDIOS
Ahora bien, considerando, tal como se ha
realizado en los pleitos de incapacidad permanente del trabajador autónomo, que éste
no se ve sometido a una subordinación de
horario y jornada en la prestación de sus servicios, parece claro que la carga de la prueba
del autónomo no sólo deberá dirigirse a acreditar la indicada conexión entre las lesiones y
los hechos acaecidos, sino a demostrar cuál es
su lugar habitual de trabajo y el tiempo en
que se presta.
Respecto al tiempo de trabajo, si en el
RGSS el tiempo de descanso para el bocadillo
se ha configurado como tal a los efectos de
calificar como laboral el accidente sufrido en
el mismo, no creemos que haya inconveniente
en extender esta calificación, al amparo del
presente apartado, a los profesionales que
prestan sus servicios por cuenta propia.
Sobre la cuestión de si pueden considerarse «lugar y tiempo de trabajo» los de celebración de actos o reuniones en los que asiste el
trabajador por su propio interés profesional
(específicamente, el de la empresa en la que
presta servicios), como es sabido, ya se ha
pronunciado el Tribunal Supremo afirmativamente cuando de trabajadores por cuenta
ajena se trata 40 . Afirmación que también
podrá extenderse si estas actividades se realizan por un trabajador autónomo. Máxime
cuando estas son calificadas fiscalmente
como «de representación» dada la conexión
que guardan con la profesión del beneficiado.
Tampoco vemos especiales dificultades en
subsumir dentro de este tipo a los denominados «accidentes en misión» de los trabajadores autónomos, esto es, a los sufridos en un
lugar distinto al del centro de trabajo si el
desplazamiento, obviamente, se realiza por
motivos profesionales. Estos constituyen
conexión suficiente para que la laboralidad
40 Por todas, STS de 18 de diciembre de 1996 (RJ
9727).
52
del accidente sea reconocida 41. Ahora bien,
tal como se ha pronunciado el Tribunal
Supremo en estos supuestos para el Régimen
General, debemos tener en cuenta que «por
estar desplazado un trabajador no ha de calificarse de laboral cualquier padecimiento que
sufra durante las veinticuatro horas del día;
sólo será laboral el que sufra trabajando, no
el que sufra fuera del horario laboral»42.
En fin, la interpretación de esta tipología
de accidentes de trabajo del autónomo ha de
ser amplia, pues sólo se exige una conexión,
no una relación de causalidad directa e inmediata entre las lesiones y el accidente. Por ello
han de incluirse dentro de su ámbito protector todo el tiempo en el que el trabajador por
cuenta propia esté en disponibilidad de
actuar en interés de su empresa. Así ocurre,
cuando uno de los socios, v. gr., es el responsable de atender los servicios que se demanden por los clientes (sectores de mantenimiento y reparación) y permaneciendo en
situación de «guardia» o «espera» y no necesariamente en el domicilio de la empresa, sufre
un accidente.
Por supuesto, el fraude es una tentación
dadas las amplias posibilidades que ofrece
este apartado en la calificación como de trabajo de muchos accidentes que al amparo del
concepto genérico y estricto quedarían fuera
de su manto protector.
b) «Los acaecidos en actos de salvamento
y otros de naturaleza análoga, cuando
unos y otros tengan conexión con el trabajo».
En un primer momento se pensó, tras el
análisis de la nueva Disposición adicional trigesimocuarta de la LGSS, que el concepto de
accidente del trabajador autónomo no se
extendería en su desarrollo reglamentario a
41 Para los trabajadores por cuenta ajena véanse las
SSTS de 27 de diciembre de 1995 y de 18 de diciembre
de 1996, (RJ, 9846 y 9727, respectivamente).
42 STSJ de Murcia de 22 de enero de 2001 (AS 133).
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los actos de salvamento. No obstante, como se
ha visto, ello no ha sido así. Y tal posibilidad
constituye una manifestación de laboralidad
del accidente sufrido con ocasión del trabajo,
es decir, por la concurrencia de unos hechos
que sólo guardan una relación indirecta con
éste y no directa ni inmediata, tal como se exige en su concepción genérica.
Consideramos que los actos de salvamento
a los que cabe incluir dentro de este apartado
no se ciñen sólo a aquellos que ha de realizar
el trabajador autónomo para que no se le
declare responsable en un delito de omisión
de socorro ex art. 195 del Código Penal.
Ante los bienes jurídicos que pretende salvaguardar el salvamento que pretende el trabajador accidentado, será suficiente en una
concepción genérica que éste pruebe que el
salvamento tuvo lugar en el lugar y el tiempo
de trabajo. Estos elementos aparecerán como
conexión suficiente.
c) «Las enfermedades no incluidas en el
apartado 5 de este artículo, que contraiga el trabajador con motivo de la realización de su trabajo, siempre que se
pruebe que la enfermedad tuvo por causa exclusiva la ejecución de aquél».
Este tipo de accidente de trabajo es idéntico al que prevé la LGSS en su art. 115.2.e)
para el RGSS. Consiguientemente toda la
doctrina y jurisprudencia que se ha formado
al respecto podrá ser trasladada, salvando las
peculiaridades derivadas de la prestación de
servicios por cuenta propia, al RETA.
No será aplicable, por el contrario la presunción de laboralidad que para los trabajadores por cuenta ajena el Tribunal Supremo
ha extendido a estos supuestos43, provocando
43
STS de 27 de diciembre de 1995 (RJ 9846) y las
que en ella se citan. No obstante, constituye jurisprudencia reiteradísima del Tribunal Supremo (por todas,
Sentencias de 30 de mayo y 11 de diciembre de 2000,
RJ 5891 y 2001/807) que en los supuestos de accidentes
la inversión de la carga de la prueba para el
interesado en evitar la calificación de accidente44.
Como en el RETA no se prevé esta presunción, el trabajador autónomo no se verá liberado de la carga de la prueba de que, efectivamente, la enfermedad padecida tiene su causa exclusiva en la realización de su trabajo.
Carga que soportará incluso, en supuestos en
los que concurran enfermedades de etiología
laboral45 e, incluso, a sabiendas de que «es de
conocimiento común que el esfuerzo de trabajo es con frecuencia factor desencadenante o
coadyuvante en la producción del infarto de
miocardio»46.
El trabajador autónomo deberá probar que
la enfermedad es de las consideradas laborales y que ésta se ha manifestado en el trabajo
y que en éste tiene su causa exclusiva. Sobre
él o sus herederos pesara la difícil tarea de
acreditar que el esfuerzo, dedicación y concentración que le exige su trabajo es la causa
única de la manifestación de su dolencia o
enfermedad.
Incluso, podemos pensar que toda enfermedad de etiología laboral que se manifieste
durante la prestación de servicios no será
calificada como profesional si se conocen
antecedentes de la misma o defectos genéticos no detectados hasta entonces.
vasculares no opera la presunción del art. 115.3 de la
LGSS.
44
Como es sabido, para excluir la presunción de
dicho precepto la prueba en contrario ha de evidenciar
de forma inequívoca la ruptura de la relación de causalidad entre el trabajo y la enfermedad, y por ello es preciso que se trate de enfermedades que no sean susceptibles de una etiología laboral o que esa etiología pueda
ser excluida mediante prueba en contrario, cfr. STS de
11 de diciembre de 1997, (RJ 9475).
45 Por tales se han identificado la crisis cardíaca (STS
de 18 de octubre de 1996, RJ 7774), la hemorragia cerebral (STS de 18 de diciembre de 1996, RJ 9727), la cardiopatía isquémica derivada de angina de pecho (STS de
18 de junio de 1997, RJ 4762).
46 Cfr. STS de 27 de septiembre de 1995 (AS 9846).
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53
ESTUDIOS
Menos problemas plantea considerar que
el fallecimiento del trabajador deriva de
enfermedad común si la lesión cardiaca o
cerebral de la misma se produce fuera del trabajo y, ello, aunque el trabajador no tuviera
antecedentes previos de la dolencia47.
Además, al utilizar el legislador el verbo
«contraer» y no el de «sufrir», parece que este
tipo legal se orienta a la subsunción de las
enfermedades que no acaecen repentinamente sino más lentamente. El término contraer
denota una gestión temporal más o menos
dilatada.
Sin duda, es accidente de trabajo el estrés
profesional 4 8 motivado por la atención,
esfuerzo, la prisa o bien cuando deriva, como
es habitual, de una situación de ansiedad y
preocupación por el ejercicio de la actividad
profesional49.
Con todo, no podemos sino apuntar que
son en ocasiones insalvables las dificultades
que tiene saber cuál fue el elemento que desencadena los óbitos producidos por lesiones
cardiovasculares.
d) «Las enfermedades o defectos padecidos con anterioridad por el trabajador,
que se agraven como consecuencia de la
lesión constitutiva del accidente».
Para el RGSS se prevé este supuesto de
accidente de trabajo en el art. 115.2.f). La
previsión en el RETA es a todas luces positiva
habida cuenta que hasta este momento tal
calificación en estos supuestos era imposible.
47 Pues entonces, como apunta la STSJ de Cantabria
de 21 de febrero de 2001 (AS 12952) en relación al
fallecimiento de un trabajador autónomo, «se llegaría al
absurdo de calificar como accidente no laboral cualquier fallecimiento que se produjera súbitamente, abstracción hecha del medio y circunstancias que le rodearan».
48 STSJ del País Vasco de 7 de octubre de 1997, (AS
3163).
49 SSTS de 10 de noviembre de 1981, (RJ 4396).
54
Habrá que entender que si el trabajador
autónomo antes del accidente ejercía su profesión con habitualidad y eficacia constituye
el accidente el elemento desencadenante de
la enfermedad padecida que hasta ese
momento no le impedía la prestación de servicios50.
Naturalmente, el trabajador autónomo
deberá acreditar que el ejercicio de la actividad profesional ha sido la causa del accidente
y éste ha provocado la agudización o manifestación de la dolencia o enfermedad que, aun
siendo congénita51, hasta este momento estaba latente y no le impedía trabajar52. Es necesario, pues dos relaciones de causalidad: una,
entre el trabajo por cuenta propia y el accidente y, otra, entre éste y la manifestación de
la enfermedad padecida con anterioridad.
Ambas deberá probar el trabajador.
Dentro del accidente de trabajo deben
incluirse supuestos muy variopintos, a los
que para el RGSS los Tribunales han extendido anteriormente esta calificación. V. gr.,
los derivados de una especial tensión emocional del accidentado53, o los derivados por las
sustancias disueltas en el ambiente en el que
se presta el trabajo54, así como los traumatismos sufridos por el trabajador directamente
en la zona enferma55.
e) «Las consecuencias del accidente que
resulten modificadas en su naturaleza,
50
Esta es una interpretación del art. 115.2.f) de la
LGSS realizada por la STSJ de Cataluña de 15 de
noviembre de 2000.
51
Así deberá ser en supuestos de artrosis (STSJ de
Navarra de 8 de septiembre de 1999, AS 3057) y de
infarto de miocardio (STSJ de Cataluña de 29 de octubre
de 1998, AS 7255).
52 Cfr. STSJ de Murcia de 13 de abril de 1999, (AS
1418).
53 STS de 10 de noviembre de 1981, (RJ 4396).
54 STSJ de Cataluña de 12 de abril de 2000, (AS
2163).
55 Sobre este supuesto existe una considerable doctrina judicial, por todas, SSTSJ de Cataluña de 29 de octubre
de 1998 (AS 7255) y de 30 de mayo de 1997 (AS 2241).
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duración, gravedad o terminación, por
enfermedades intercurrentes, que constituyan complicaciones derivadas del
proceso patológico determinado por el
accidente mismo o tengan su origen en
afecciones adquiridas en el nuevo
medio en que se haya situado al paciente para su curación».
Este tipo de accidentes vuelve a ser idéntico al establecido por el art. 115.2.g) de la
LGSS. Por lo tanto, también deben ser extendidas al RETA las conclusiones judicialmente
alcanzadas en torno al mismo. Una de las
más importantes es la que considera que en
la calificación de éstas es imprescindible que
exista una relación de causalidad inmediata
entre el accidente de trabajo inicial (que
deberá ser calificado como tal, obviamente, al
amparo de cualquiera de los supuestos precedentes) y la enfermedad derivada del proceso
patológico iniciado por aquél.
El concepto reglamentario del accidente de
trabajo finaliza, tal como ocurre en el RGSS,
con la exclusión expresa de determinados
supuestos, específicamente, los mismos que
se prevén en los apartados 4 y 5 del art. 115
de la LGSS. Estos son los siguientes:
a) «Los que sufra el trabajador al ir o al
volver del lugar de trabajo».
Tras la concepción estricta que del accidente de trabajo construyó la Ley 53/2002,
unánimemente se consideró que éste sería
uno de los supuestos que, lógicamente, quedarían excluidos. No parecería necesaria,
entonces, una exclusión expresa al respecto.
No obstante, el legislador sí la ha realizado. Y
creemos que acertadamente dada la amplitud de miras que facilita la posibilidad de calificar como accidente de trabajo a todo aquél
que se produzca durante el tiempo y lugar de
trabajo si «se prueba la conexión con el trabajo realizado por cuenta propia» (artículo tercero.2.b).
Y es que, si para el trabajador por cuenta
ajena queda claro que la jornada laboral se
inicia cuando éste se encuentra en su puesto
de trabajo (art. 34.5 ET) tal consideración no
puede trasladarse cuando la prestación de
servicios se realiza por cuenta propia. Sencillamente, porque el desplazamiento del trabajador autónomo al lugar de trabajo en muy
diversas profesiones se cobra al cliente, valorando el tiempo y la distancia. A ello hay que
unir la realidad de que en ocasiones, como
adelantamos, no es fácil diferenciar claramente si el autónomo trabaja o se traslada al
centro de trabajo o si, por el contrario, se
encuentra en su tiempo libre (cuantas veces
se confunden ambos). Confusión que se incrementa cuando el desplazamiento se produce
para ir a prestar el primer servicio o cuando
el último se ha prestado. ¿Quién identifica
ambos?. Pensemos en el hecho común de traslado del autónomo a su domicilio para verificar si cuenta en él con el material que necesita para el desarrollo de su actividad profesional o, en caso negativo, para reponerla.
¿Sería conexión suficiente para calificar el
accidente como de trabajo y no in itinere?. La
solución no está nada clara desde una perspectiva amplia y pro operario dada la susceptibilidad que genera las amplias posibilidades de fraude.
b) «Los que sean debidos a fuerza mayor
extraña al trabajo, entendiéndose por
ésta la que sea de tal naturaleza que
ninguna relación guarde con el trabajo
que se ejecutaba al ocurrir el accidente.
En ningún caso se considera fuerza
mayor extraña al trabajo la insolación,
el rayo y otros fenómenos análogos de
la naturaleza».
Existe fuerza mayor extraña al trabajo
cuando ésta no guarda relación o conexión
alguna con éste en el momento en que sobreviene el accidente. De esta exclusión los Tribunales realizan una interpretación restrictiva.
Sobre estos riesgos, hay que entender que,
tal como ocurre en el RGSS, «en ningún caso
serán objeto de protección… los riesgos decla-
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49
55
ESTUDIOS
rados catastróficos al amparo de su legislación especial» (art. 119 LGSS).
c) «Los que sean debidos a dolo o imprudencia temeraria del trabajador».
Sólo la voluntad dolosa y la imprudencia
temeraria del trabajador evitan la laboralidad del accidente del autónomo. Y, a sensu
contrario, la imprudencia profesional no.
Como no hay más posibles imprudencias,
estaremos siempre en presencia de una u
otra. La definición de la imprudencia profesional, siguiendo el art. 115.5.a) de la LGSS,
es aquella «que es consecuencia del ejercicio
habitual de un trabajo y se deriva de la confianza que éste inspira». Imprudencia temeraria es toda aquella que no es profesional.
Con todo, su concreción causal se ha llevado a
cabo por numerosos pronunciamientos judiciales cuya exportación al RETA no es forzada ni problemática. Por lo tanto, siguiendo
jurisprudencia consolidada concurre la
imprudencia temeraria en toda actividad que
se realiza con desprecio del instinto de conservación y clara conciencia y patente menosprecio del riesgo.
En el autolesionismo para percibir la prestación económica existe dolo56. En el suicidio
si deriva de un trastorno mental motivado
por el trabajo prestado no existe ni dolo ni
imprudencia y, por lo tanto, es accidente de
trabajo57.
Aunque el legislador no se haya referido a
la posible participación de un tercero en las
lesiones que sufra el trabajador autónomo,
ésta no impedirá la calificación del suceso
como accidente de trabajo siempre que exista
alguna conexión con el trabajo o, tal como
ocurre con el RGSS, siempre que guarde
56
Cfr. C. MIÑAMBRES PUIG, «Acción protectora de la
Seguridad Social», en A. M ONTOYA M ELGAR, (Coord.),
Curso de Seguridad Social, Madrid, 1998, p. 307.
57 V. gr. STSJ de Cataluña de 30 de mayo de 2001
(AS 2602).
56
alguna relación con éste. No obstante, la calificación como tal vendrá dada por su subsunción en el apartado a).
3.7.2. La enfermedad profesional del
autónomo
Desde un punto de vista cualitativo, se nos
presenta como mucho más importante la
ampliación de la cobertura del RETA con la
protección de la enfermedad profesional del
trabajador autónomo. Ello, porque, como es
sabido, hasta su expresa inclusión como riesgo específico protegido dentro de la acción
protectora de este Régimen Especial, la
enfermedad que el autónomo contraía por el
ejercicio de su profesión tenía consideración
de enfermedad común. Consiguientemente,
no le era aplicable la Disposición adicional
décimotercera.dos del Real Decreto 9/1991,
de 11 de enero, por el que, como se indicó, dejó
de ser exigible un período de carencia previo
para la contingencia de incapacidad permanente derivada de accidente, exigiéndose
éste, por tanto, en caso de enfermedad.
La definición que de la enfermedad profesional ha articulado el Real Decreto 1273/
2003 difiere en su redacción, que no en su
concepción ni en sus efectos, de la que adelantó el legislador con la Ley 53/2003.
El citado Real Decreto 1273/2003 en el
apartado 5 de su artículo tercero, diseña el
siguiente concepto de enfermedad profesional:
«La contraída a consecuencia del trabajo
ejecutado por cuenta propia, en la actividad
en virtud de la cual el trabajador está
incluido en el campo de aplicación del Régimen Especial, que esté provocada por la
acción de los elementos y sustancias y en
las actividades que se especifican en la lista de enfermedades profesionales con las
relaciones de las principales actividades
capaces de producirlas, anexa al Real
Decreto 1995/1978, de 12 de mayo, por el
que se aprueba el cuadro de enfermedades
profesionales en el Sistema de la Seguridad
Social».
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FRANCISCO JAVIER TOROLLO GONZÁLEZ
Al igual que sucede en el RGSS, los elementos que conforman el concepto de enfermedad profesional en el RETA son los
siguientes: a) la prestación de un trabajo, en
este supuesto, por cuenta propia; b) que esté
provocada por la acción de determinados elementos y sustancias, y c) que se geste o se desarrolle en alguna de las actividades identificadas en la lista de enfermedades profesionales.
Como es sabido, una de las peculiaridades
del RGSS en materia de prevención de riesgos laborales es la obligación empresarial de
reconocimientos médicos previos y periódicos
para evitar la actualización de las enfermedades profesionales (art. 196.1 LGSS). Obviamente, ante la inexistencia de empresario en
la prestación de servicios por cuenta propia,
no queda otra posible solución que la de exigir
tal obligación a las Mutuas de accidentes de
trabajo y enfermedades profesionales de la
Seguridad Social que a voluntad del trabajador asuman la cobertura de los riesgos profesionales. Identificada la actividad con la que
se da de alta el trabajador en el RETA se
identificarán también los riesgos de enfermedades profesionales que el ejercicio de la misma conlleva y no habrá dificultad alguna
para que nazca, si así se estimase, la obligación de reconocimientos médicos, al menos
periódicamente.
4. EL FUTURO DEL RETA:
EXPECTATIVAS
Tal como se ha indicado, la Seguridad
Social tiende hacia la implantación y consolidación de un sistema dual de regímenes: el
RGSS y el RETA. Así se pronunció expresamente la Comisión no permanente para la
valoración de los resultados obtenidos por la
aplicación de las recomendaciones del Pacto
de Toledo, en su sesión de 30 de septiembre
de 200358. En ésta se reiteró la necesidad de
agilizar el establecimiento de una protección
58
BOCG, núm. 596, de 2 de octubre de 2003, p. 42.
social equiparable entre los diferentes regímenes «en orden a la existencia futura de dos
grandes regímenes en los que queden encuadrados, por un lado, los trabajadores por
cuenta ajena y, por otro, los trabajadores por
cuenta propia».
Por lo tanto, el futuro del RETA está
garantizado y no desaparecerá, ni se integrará a sus afiliados con los trabajadores por
cuenta ajena en un mismo Régimen de Seguridad Social. Parece claro, pues, que la igualdad entre ambos regímenes no se alcanzará
nunca. Quizá los obstáculos técnicos-jurídicos existentes impiden el establecimiento de
una protección contributiva única, indiferenciada y universal para todos los trabajadores.
No obstante, se ha avanzado mucho en la
armonización del RETA con el RGSS. Tanto
es así que el único riesgo profesional que aún
no se reconoce a los trabajadores autónomos
es el paro forzoso. Conscientes de esta realidad, en ocasiones injustificada, la Ley
53/2002, de 30 de diciembre, contempla en su
Disposición final sexta, el compromiso de
estudio, específicamente, de elaboración de
un informe por parte del Gobierno, sobre la
posibilidad de creación de un fondo de garantía que compense el cese de actividad por causas objetivas en los casos en que los autónomos (dependientes) desarrollen su actividad
para sólo un empresario. El fin no es otro,
obviamente, que el de proporcionar cobertura
económica durante un tiempo determinado a
quienes, por causa ajena a su voluntad, pierdan la empresa que les demandaba la prestación de servicios con los que subvenían sus
necesidades y del que dependía exclusivamente su negocio. Aun no se conoce el estudio
ni si se ha producido tentativa alguna de su
contemplación futura en el RETA, pero seguramente se alcanzará, dada la razonabilidad
de su protección, únicamente demorada por
cuestiones de índole económica59.
59 Previamente, la Comisión de Economía y Hacienda por la que se aprueba el informe de la Subcomisión
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
57
ESTUDIOS
Por otra parte, si anteriormente apuntábamos el incremento que puede tener el
RETA con la incorporación de los nuevos afiliados que pretendan alargar parcialmente
su vida laboral, percibiendo, asimismo, la
prestación parcial de vejez que les corresponda, debemos estar atentos a las futuras reformas de este régimen porque en una de las
recomendaciones de la Comisión no permanente para la valoración de los resultados
obtenidos por la aplicación de las recomendaciones del Pacto de Toledo, se insta la modificación de la regulación de la jubilación flexible, retomando la fijación de una fecha de
jubilación obligatoria en aras a paliar las
nefastas consecuencias que tal medida conlleva para la incorporación de nuevas personas al mercado laboral. Aunque tal sea la
recomendación indicada, también es cierto
que tal modo de pensar desatiende los postulados que marca la Unión Europea en torno a
la necesidad de alargar la vida laboral de los
trabajadores habida cuenta el envejecimiento
tan alarmante de la población y sus nefastas
consecuencias al mantenimiento de un Sistema de Seguridad Social con los niveles actuales de cobertura.
Dos cuestiones más permanecen abiertas
a futuras reformas:
a) Una, si se continuará restringiendo a
estos trabajadores el acceso de los trabajadores autónomos a la jubilación
para impulsar el estatuto de la microempresa, del trabajador autónomo y del emprendedor, así como votos particulares presentados al mismo, adoptó un Acuerdo el 6
de junio de 2002 (BOCG, núm. 369, de 13 de junio de
2002) por el que la Subcomisión que se crea en su seno
deberá «realizar un estudio sobre el Régimen Especial de
los Trabajadores Autónomos de la Seguridad Social, en
el que se contemplen una serie de actuaciones de futuro al objeto de equiparar el actual régimen de protección al vigente en el Régimen General, haciendo especial hincapié en las prestaciones por incapacidad y en la
protección por desempleo, todo ello dentro del marco
de las conclusiones de la Comisión no permanente para
la valoración de los resultados obtenidos por la aplicación de las recomendaciones del Pacto de Toledo».
58
anticipada y, en su caso, si se les aplicaran los mecanismos compensadores
que se reconocen al colectivo protegido
en el RGSS y
b) otra, si se procederá en el futuro al
mecanismo de la integración de las
lagunas de cotización de los períodos en
los que no existió obligación de cotizar a
efectos de determinar la base reguladora de determinadas prestaciones económicas.
Al margen de estas consideraciones estimo
necesario que respecto al trabajo autónomo, y
no ya estrictamente ya en el ámbito de la
Seguridad Social, son necesarias activar dos
acciones normativas que deben afrontarse
ineludiblemente:
a) La primera, para un mayor éxito en el
fomento del autoempleo, debe promocionarse eficazmente la inclusión de los
trabajadores autónomos a los planes de
Formación Profesional Continua y
b) en el ámbito de la siniestrabilidad laboral, en el que es sobradamente conocido que los trabajadores autónomos
constituyen el colectivo que sufre un
mayor número de accidentes, dados los
sectores de alto riesgo en los que desarrollan su actividad profesional, consideramos que es no sólo posible sino
necesario60 perfeccionar la Recomendación del Consejo de la Unión Europea, de 18 de febrero de 2003, relativa
a la mejora de la protección de la salud
y la seguridad en el trabajo de los trabajadores autónomos61. Y es que, en el
60 Véase M. CARDENAL CARRO, «Mucho ruido y pocas
nueces en la salud laboral de los autónomos», AS, núm.
2, 2003, pp. 35 y ss.
61 Publicada en el Diario Oficial de la Unión Europea de 28 de febrero de 2003. El CES en su Memoria
sobre la situación socioeconómica y laboral de España en
2001, cit., pág. 467, recomienda la puesta en marcha de
una de las medidas del Plan de Acción contra la siniestrabilidad pendiente de realización: la mejora del siste-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER TOROLLO GONZÁLEZ
2002 falleció una media de un autónomo cada día62.
Social mucho más atractivo que en años ante-
En fin, la infraprotección del RETA aun
existente ha disminuido considerablemente,
haciendo de éste un Régimen de la Seguridad
mente ésta una de las medidas que con mayor
riores. Por ello, entendemos que es precisaeficacia incentivará el autoempleo en los próximos años.
ma de información respecto a determinados colectivos,
entre ellos, los autónomos.
62
Según señalo el Coordinador General de la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA) en
diciembre de 2002. Como apuntó, el número de accidentes laborales de trabajadores autónomos ascendió
hasta el 30 de noviembre de 2002 a 195.598, lo que
representa un aumento del 3,1 por ciento en relación a
2001.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
59
ESTUDIOS
RESUMEN: El RETA en los últimos años ha sido objeto de una profunda reforma. El estudio de cómo se ha
desarrollado la misma y cuáles son los riesgos que actualmente integran la acción protectora
de este Régimen Especial constituyen el núcleo central de este estudio. En él se realiza, por
otra parte, una análisis más detenido del accidente de trabajo y de la enfermedad profesional
recientemente regulados por el Real Decreto 1273/2003, de 10 de octubre, cuya entrada en
vigor se producirá el 1 enero de 2004.
60
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
La contratación abusiva o
fraudulenta temporal y el reintegro
por el empleador de la prestación
contributiva por desempleo en
la Ley 45/2002
MARIANO SAMPEDRO CORRAL*
1. INTRODUCCIÓN
1. Ha sido habitual, en el ordenamiento
jurídico laboral, que una modificación de su
derecho sustantivo sea acompañada de una
reforma equivalente en su derecho procesal,
siguiendo, así, la postura doctrinal de configurar el derecho procesal no sólo como instrumento de actuación del derecho sustantivo,
sino también como reforzamiento de los fines
que el mismo pretende conseguir.
Sirva de ejemplo la Ley 11/1994 de 19 de
mayo. Esta ley que, como declara su preámbulo, se inscribe dentro de las coordenadas de
adaptabilidad y flexibilidad de la relación
laboral en orden a una mejora de la competitividad, y, al mismo tiempo, de garantía del
derecho de los trabajadores, trató de conseguir un sistema equilibrado en el que tales
garantías no puedan «llegar a dificultar hasta el extremo de imposibilitar la adopción de
medidas que resulten necesarias». Conforme
a esta finalidad, la principal innovación de la
Ley 11/1994 fue la regulación de la modifica-
* Magistrado. Sala IV del Tribunal Supremo.
ción de las condiciones sustanciales del trabajo (art. 41 del Estatuto de los Trabajadores,
en adelante ET) y la movilización geográfica
determinante de cambio de residencia (art.
40 ET), reconociendo al empleador, en ambas
materias, la facultad de modificar la relación
laboral por las causas legalmente tasadas:
económicas, técnicas, organizativas o productivas; paralelamente, se concedió, a los trabajadores, las garantías, concretadas en trámites de notificaciones y consultas, que varían
según la medida sea individual o colectiva, y
los derechos de impugnar la decisión modificativa, aunque esta fuera adoptada de conformidad con los representantes de los trabajadores, y, también, de optar entre esta impugnación o de extinguir la relación laboral, percibiendo la indemnización legal correspondiente.
Fue, pues, la modificación legal, que supuso la sustitución del anterior control administrativo de cambio de condiciones de trabajo
por un control judicial, lo que determinó, en el
orden procesal laboral, la instauración de un
procedimiento urgente y de tramitación preferente, basado en los mecanismos de causalidad y control judicial, así como en la partici-
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49
61
ESTUDIOS
pación de los órganos colectivos –de diferente
intensidad según la naturaleza individual o
colectiva de la medida– en las decisiones
modificativas. El procedimiento, al efecto, se
reguló en el Capítulo V, del Título II, rotulado
«De las modalidades procesales», del Libro II
de la Ley de Procedimiento Laboral (LPL),
mediante la adicción de una nueva sección 4ª,
en la que se incluyó el art. 137 bis (hoy 138
LPL/1995) único precepto normativo del nuevo procedimiento.
2. La referida conexión causal entre modificación de derecho sustantivo y variación
simultánea del derecho procesal no se atisba
ni en el Real Decreto-ley (RDl) 5/2002 –que
introdujo una primera redacción del precepto
que examinamos– ni en la Ley 45/2002 de 12
de diciembre, que sustituyó, conforme al art.
86.3 de la Constitución Española (CE), la
anterior legislación de urgencia; Ley que conservó la misma denominación «de medidas
urgentes para la reforma del sistema de protección por desempleo y mejora de la ocupabilidad», aunque modificando, en forma sustancial, aquella norma procesal.
Ningún razonamiento incluye la Exposición de Motivos del RDl, ni de la propia Ley,
sobre la necesidad o razonabilidad de instauración de la nueva modalidad procesal laboral. La Ley calla, y el silencio tampoco es fácil
cubrir acudiendo a la Exposición de Motivos,
que proclama, como principio general, «que
los países de la Unión Europea deben organizar la protección por desempleo de manera
que, junto con las prestaciones económicas
necesarias para afrontar las situaciones de
paro ..... den oportunidades de formación y
empleo que posibiliten que los desempleados
puedan encontrar trabajo en el menor tiempo
posible», y que señala «como objetivos .... de
acuerdo con el principio general», bajo las
letras a) a d), «facilitar oportunidades de
empleo para todas las personas que deseen
incorporarse al mercado de trabajo» (a);
«mejorar el funcionamiento del mercado de
trabajo» (b); «corregir disfunciones observadas en la protección por desempleo (c); y
62
«ampliar la protección a colectivos que
actualmente carecen de ella» (d); Quizá, esta
falta de motivación, en la doble reforma, esté
en consonancia con la, a nuestro juicio, poco
afortunada redacción del precepto en sus dos
y sucesivas versiones y con los difíciles problemas aplicativos que su redacción va a
plantear.
3. Probablemente, el fundamento de la
norma debe inscribirse en el área de coordinación de la protección por desempleo y la
mejora de la ocupabilidad, y consecuentemente en el «objetivo» más específico de
«corregir disfunciones observadas en la protección por desempleo», de modo que su nacimiento persiga una mayor estabilidad en el
empleo, mediante un singular y específico
control de la contratación abusiva o fraudulenta en la línea de robustecimiento de la causalidad del contrato de trabajo. Causalidad
contractual, propia, en general, de nuestro
ordenamiento laboral, que fue recordada y
asumida más rigurosamente en la Ley
11/1994 de 19 de mayo, profundizada en la
Ley 63/1997 de Medidas Urgentes para la
reforma del mercado de trabajo y de la contratación indefinida, y normalizada, en la ley
12/2001, ley última, orientada hacía el
fomento de un empleo más estable y de mayor
calidad.
Esta última Ley, conforme al apartado
final de su Exposición de Motivos, incorpora
al ordenamiento interno el contenido de la
Directiva 1990/70 CE sobre el trabajo de
duración determinada, estableciendo una
serie de medidas tendentes a disuadir de la
utilización abusiva de la contratación temporal, como son la «penalización» de aquellos
contratos más propicios al fraude –cuál son
los de «obra o servicio determinado» y los
eventuales por circunstancias de la producción, en los que se establece el abono de una
indemnización a su término– y el fomento de
la contratación indefinida.
Pero son tantos los problemas que plantea
la sustanciación de la nueva modalidad pro-
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49
MARIANO SAMPEDRO CORRAL
cesal, que, quizá, hubiera sido preferible
dejar el control de la contratación temporal
abusiva a los mecanismos, ya existentes,
como el proceso de revisión de la Seguridad
Social del artículo 145 LPL, o los procesos de
oficio de los apartados b) y c) del art. 146 LPL;
aparte, naturalmente, del derivado de la
intervención de la entidad gestora en la fase
administrativa de reconocimiento de la prestación, cuya resolución puede ser impugnada
por el beneficiario a través de la vía procesal
de los arts. 139 a 144 LPL.
2. ORIGEN DEL PRECEPTO
1. El origen del precepto se encuentra en
la Disposición adicional tercera del RDl
5/2002, de 24 de mayo, bajo el rótulo «Reiteración en la contratación temporal». A su
tenor literal:
«Cuando la Entidad Gestora de las prestaciones por desempleo considere que puede no
existir una situación legal de desempleo por
entender que la reiteración de contratos temporales entre una misma empresa y un mismo trabajador pudiera ser abusiva o fraudulenta, lo podrá comunicar a la autoridad judicial, demandando la declaración de la relación laboral como indefinida y la readmisión
del trabajador.
En estos supuestos se reconocerán, provisionalmente, las prestaciones por desempleo
por extinción del contrato temporal, si se reúnen los requisitos exigidos y en el caso de
declaración en sentencia firme de la relación
laboral como indefinida con obligación de readmitir al trabajador será de aplicación lo previsto en la letra b) del apartado 5 del artículo 209
de la Ley General de la Seguridad Social».
2. La configuración legal del precepto difícilmente puede ser más desafortunada y únicamente la premura, con que debió ser redactado, justificaría su nacimiento. Entre otras,
y sin ningún ánimo exhaustivo, señalamos
las siguientes deficiencias:
1) Se concede, al parecer, una acción de
iniciativa al ente gestor –legitimado,
quizá, en el concepto de sustitución del
trabajador– frente al empresario cuyo
objeto es la «declaración de la relación
laboral como indefinida y la readmisión
del trabajador», en el sólo supuesto de
que «la reiteración de contratos temporales entre una misma empresa y un
mismo trabajador pudiera ser abusiva
o fraudulenta». Quedan, pues, fuera del
ámbito del proceso especial, otros casos
de ilicitud de los contratos no debidos a
abuso de derecho o fraude de ley, así
como la contratación temporal realizada por el trabajador con diferentes
empresas.
2) El objeto del proceso, así delimitado,
parece acumular, contra la prohibición
contenida en el art. 27 LPL, dos acciones: una declarativa de reconocimiento
de fijeza de la relación laboral, y otra,
propia del proceso de despido, cuál es la
readmisión por la empresa del trabajador. Este último pronunciamiento no
guarda la debida simetría con la situación causada en el supuesto de que sea
el trabajador quien impugne, por igual
causa de abuso de derecho o fraude en
la contratación temporal, el cese en el
trabajo, pues, en este caso, el despido
habría de ser calificado de improcedente y correspondería al empresario la
facultad de optar entre la readmisión o
la indemnización legal (art. 56.1 ET),
dado que el efecto de readmisión inmediata del trabajador únicamente procede en los supuestos de violación de
derechos fundamentales y normas protectoras de la maternidad y de las trabajadoras embarazadas, (art. 55.5 y 6
ET).
3) Si la acción es de despido, esta sometida al plazo de caducidad de 20 días del
art. 59.3 ET, y ello dificulta el ejercicio
de la acción, pues aunque el día inicial
del plazo se fije –lo que no se determina
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
63
ESTUDIOS
legalmente– en el momento de la solicitud de desempleo, difícilmente el ente
gestor, en tan corto periodo de tiempo,
puede hallar pruebas para acreditar, o
al menos relatar, en la demanda, la
abusiva o fraudulenta contratación
temporal sucesiva.
4) No establece la norma adicional adecuadamente los rasgos generales del
procedimiento en que se ha de ejercitar
la pretensión del ente gestor, ni sus
requisitos o presupuestos subjetivos,
objetivos y de actividad, limitándose,
como se ha dicho, a afirmar la iniciación del proceso por comunicación del
ente gestor a la «autoridad judicial», sin
aludir, siquiera, a la intervención del
empresario, quien, sin duda, ostenta la
cualidad de parte legitimada pasivamente, en cuanto posible obligado a la
readmisión, ni a la del trabajador, cuya
posición procesal, bien pudiera depender de la postura que asuma en el proceso, sea adhiriéndose a la pretensión
del ente gestor, ya manteniendo la tesis
del empresario demandado.
5) Quizá, y en definitiva, las deficiencias y
dificultades que plantea la aplicación
de la repetida Disposición adicional
comentada, ha determinado que, según
nuestro conocimiento, la entidad gestora no haya promovido acción alguna, en
la esfera de esta modalidad procesal
laboral, mediante la «comunicación» de
referencia, en el tiempo transcurrido
entre la vigencia del RDl 5/2002 (26
mayo 2002) y la entrada en vigor de la
Ley 45/2002 (12 de diciembre de 2002).
3. LA NUEVA MODALIDAD PROCESAL
EN LA LEY 45/2002, DE 12 DE
DICIEMBRE
La Ley 45/2002, de 12 de diciembre ha
ofrecido, en ubicación más adecuada y en forma más completa, lo que no quiere decir sufi-
64
cientemente clarificadora, una nueva solución a la regulación de la acción gestora para
el reintegro de las prestaciones de desempleo,
causadas por cumplimiento del término en
los contratos temporales en cadena celebrados entre un mismo empleado y trabajador,
cuando incida, en su otorgamiento, abuso de
derecho o fraude de ley. Al efecto, el art. 6.2
introduce un nuevo art. 145 bis dentro del
Capítulo VI «De la Seguridad Social», Título
II, del Libro II de la Ley de Procedimiento
Laboral, cuya regulación pasamos a exponer
y a comentar.
3.1. Naturaleza del proceso
1. El nuevo proceso debe configurarse
como una nueva modalidad del procedimiento especial laboral, regulado en el Título II
–bajo el rótulo «De las modalidades procesales»–, Capítulo VI -rúbricado «De la Seguridad Social»– en un solo art. 145 bis. Quizá,
hubiera debido ser aprovechada la reforma
para dividir el capítulo en tres secciones: la
primera, de los arts. 139 a 144, comprendería
las normas relativas a las demandas formuladas, por el beneficiario, en materia de Seguridad Social, contra las resoluciones de las
entidades gestoras o servicios comunes; la
segunda estaría integrada por el art. 145 e
incluiría aquellas demandas de las citadas
entidades, –también las del Instituto Nacional de Empleo (INEM)–, que tuvieran por
objeto la «revisión» de sus «actos declarativos
de derechos en perjuicio de sus beneficiarios»
y, en la tercera, se asentaría el novísimo art.
145 bis LPL. Diferencias sustanciales en
estas tres submodalidades de procesos de la
Seguridad Social justificarían su separación,
y, ello, sin perjuicio de establecer la supletoriedad de las normas contenidas en la sección
primera respecto a las otras dos secciones,
con prioridad a la supletoriedad general del
art. 102 LPL, expresivo de que «en todo lo que
no esté expresamente previsto en el presente
Título, regirán las disposiciones establecidas
para el proceso ordinario».
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARIANO SAMPEDRO CORRAL
2. El nuevo proceso especial no solamente
debe calificarse de modalidad de Seguridad
Social atendiendo a su lugar de situación,
sino también en atención a su objeto, que
constituye materia de Seguridad Social.
Como se ha afirmado jurisprudencialmente,
constituye materia litigiosa de Seguridad
Social toda aquella relacionada con el reconocimiento de prestaciones a los beneficiarios
en el campo de la relación jurídica de la Seguridad Social y que afecta a los elementos individuales de esa relación, incluidas las prestaciones por desempleo, así como las relativas a
los sistemas de mejoras de la acción protectora de la Seguridad Social, incluidos los planes
de pensiones [art. 2.c) LPL], y a las controversias entre los asociados y mutualidades a que
se refiere el artículo 2.d) LPL. Es de remarcar, además, que el reintegro de prestaciones,
que constituye el objeto a resolver en la
modalidad procesal que examinamos, viene
regulado expresamente en los arts. 43 a 45 de
la vigente LPL de 20 de junio de 1994.
3. Aparte de lo anteriormente expresado
existe otro dato que separa este proceso de los
procedimientos o al menos del más general de
los «procedimientos de oficio», regulados en
los arts. 146 a 150 LPL, integrados en el
Capítulo VII, Título II, Libro II LPL. En efecto:
a) En el proceso examinado, como se dirá
más tarde, el ente gestor asume la condición de parte en su plenitud, es decir,
en los términos del art. 10 LEC, asume
la «condición de parte procesal legitima», en cuanto comparece y actúa en
juicio «como titular de la relación jurídica u objeto litigioso», cuál es el reintegro de las prestaciones de desempleo
satisfechas al trabajador-beneficiario,
y cuyo reconocimiento ha sido debido a
actos abusivos o fraudulentos del
empleador.
b) La legislación no ha previsto esta condición de parte en aquellos procedimientos especiales en los que la Admi-
nistración, por propia voluntad, decide
poner en marcha el procedimiento laboral. En estos supuestos –arts. 146 a) y
b) LPL– la actividad procesal de la
administración termina con la remisión
al órgano judicial de la comunicacióndemanda, de modo que, a partir de este
momento, el proceso se desarrolla de
oficio por el órgano judicial y los trabajadores pueden comparecer como parte
en su condición de titulares de la relación jurídica laboral. Es cierto, no obstante, que, en el procedimiento de oficio
del art. 146 c) LPL, la Administración
sí ostenta la cualidad de parte, pero ello
se debe a que –quizá, esta singularidad,
como se ha afirmado, exigiría la creación de una sección en la que se integre
esta específica situación– lo determinante, independientemente de que
exista o no perjuicio para los trabajadores en el acta de infracción, es que la
sentencia judicial constituye un presupuesto para que la Administración pueda ejercer, eficaz y validamente, su
potestad sancionadora, con lo que, en
realidad, este interés directo en el objeto litigioso implica el reconocimiento de
su «condición de parte procesal legitima».
3.2. Ámbito del proceso especial
3.2.1. Delimitación por el objeto
El ámbito del proceso viene determinado
por el objeto del mismo, y este objeto, suficientemente explicito en el art. 145 bis 1, es
que «el empresario sea declarado responsable
del abono de las prestaciones de desempleo» y
que se condene al mismo «a la devolución a la
entidad gestora de aquellas prestaciones junto con las cotizaciones correspondientes»,
actuando como causa de pedir, la contratación temporal sucesiva realizada entre la
misma empresa y trabajador con referencia a
los cuatro últimos años «inmediatamente
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
65
ESTUDIOS
anteriores a una solicitud de prestaciones»,
«si la reiterada contratación temporal fuera
abusiva o violenta». Consecuentemente quedan fuera del ámbito del proceso, las siguientes cuestiones:
a) Todas aquellas que afecten a la protección por desempleo del trabajador beneficiario. Este percibió las prestaciones en su día,
al encontrarse en la situación legal de desempleo, prevista en el reformado –por esta misma Ley 45/2002– art. 209.5 LGSS, expresivo
de que: «En el supuesto de despido o extinción
de la relación laboral, la decisión del empresario de extinguir dicha relación se entenderá, por si misma, y sin necesidad de impugnación, como causa de situación legal de desempleo».
La exclusión del ámbito del proceso del
problema referente a la prestación de desempleo ya disfrutada y agotada es clara en la
norma del art. 145 bis 1, parágrafo cuarto:
«Lo dispuesto en este apartado no conllevará
la revisión de las resoluciones que hubieren
reconocido el derecho a las prestaciones por
desempleo derivadas de la finalización de los
reiterados contratos temporales, que se consideran debidos al trabajador».
b) También se excluye del ámbito del proceso, todo problema referente a la validez,
extinción y efectos de las relaciones contractuales laborales –tachadas de abusivas y
fraudulentas– entre el empresario demandado y el trabajador, de modo que ni siquiera el
órgano judicial puede cuestionar, al efecto, la
aplicación del derecho material, en cuanto, la
entidad gestora tiene la calidad de tercero y
no está habilitada para formular, ni introducir, en el proceso, tal pretensión. Esta atribución expresa de legitimación a persona distinta del titular si existía en el RDl 5/2002, que
antes criticamos.
El objeto, en definitiva, del proceso, no es
controlar la decisión empresarial de despedir,
ni calificar la repetida contratación temporal,
ni la regularidad de su extinción –a estos
66
efectos el trabajador mantiene intacta su
«condición de parte procesal legitimada» a
ejercer o no la pretensión que estime pertinente–, sino el expresamente «acotado» por el
legislador, anteriormente expuesto.
3.2.2. Delimitación temporal
La norma delimita el ámbito temporal de
en dos direcciones. En una, relacionada con la
contratación temporal sucesiva, el linde se
sitúa «en los cuatro años inmediatamente
anteriores a una solicitud de prestaciones»;
en la otra, referente al reintegro de prestaciones por desempleo, el mojón hace la salvedad
«de la prestación correspondiente al último
contrato temporal».
La primera limitación guarda armonía con
el art. 45.3 LGSS, que, en la redacción dada
por la Ley 9/1997, establece un plazo de prescripción de cuatro años para el reintegro de
prestaciones indebidas. Ningún sentido tendría, pues, extender el ejercicio de la acción a
un plazo superior a este tiempo.
Sin embargo no se colige el sentido de
excluir del reintegro la contratación temporal
referente al último año. Quizá, la justificación pudiera provenir de que el legislador
presupone que el trabajador se encuentra en
activo durante el último año, percibiendo un
salario incompatible con la renta sustitutoria
del desempleo, y que, sólo, por tanto, cuando
se extinga el contrato temporal y se solicite la
prestación, el órgano administrativo podrá
denegarla por ser la contratación abusiva y
fraudulenta.
3.2.3. Delimitación por la causa
Finalmente, el campo legalmente acotado
de esta nueva modalidad procesal laboral,
permite, únicamente, incluir los supuestos de
«reiterada contratación temporal abusiva o
fraudulenta», quedando, pues, fuera de este
procedimiento especial, todas aquellas con-
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MARIANO SAMPEDRO CORRAL
trataciones temporales sucesivas cuya irregularidad tenga causa en otro título de antjuridicidad.
La distinción entre las distintas causas
que puedan dar lugar a la anormalidad en la
contratación laboral se observa en la STS 29
de enero de 2002. Se planteaba, en esta resolución judicial, la cuestión de si a efectos del
reconocimiento del subsidio de desempleo
para mayores de 52 años –en el supuesto de
un trabajador contratado como «eventual» en
una industria de conservas vegetales durante
tres años consecutivos (1995-1997) en la temporada de conserva (4 meses, de abril a junio)
–la entidad gestora tiene competencia para
calificar la relación contractual antecedente
del subsidio– en la sentencia recurrida se
calificaba el contrato de fijo discontinuo; en la
«contraria» de «eventual», siendo esta calificación sustancial para el reconocimiento– o si
debe atenerse «a la calificación contractual
que hicieron las partes, no pudiendo negarse
la prestación, a no ser que se alegue y
demuestre que ha habido connivencia fraudulenta entre trabajador y empresario». La
resolución judicial afirma la competencia del
ente gestor para conocer no sólo de aquellos
supuestos en que no exista «connivencia
entre empresa y trabajador para adquisición
fraudulenta de prestaciones», sino también
de aquellos otros en que «puede haber errores
no deliberados de calificación en el tipo de
contrato celebrado». Estos, últimos, pues,
posibles errores de equivocación, que, incluso, no deliberados, pueden producirse entre
modalidades contractuales próximas –como
afirma esta sentencia– y que, en su día,
pudieran haber actuado a título de reconocimiento de la prestación, quedan fuera del
ámbito del proceso que examinamos.
De todas maneras la dificultad de la apreciación de la causa fraudulenta se observa
comparando las dos sentencias, «aparentemente» contradictorias, dictadas por el Tribunal Supremo en las recientes fechas de 6 de
febrero de 2003 (Rec. 1207/2002) y 24 de
febrero de 2003 (Rec. 4369/2001). Ambas
resoluciones examinaban unos contratos
encadenados: el primero indefinido en el que
el trabajador cesó voluntariamente, y que fue
seguido de otro de carácter eventual concertado con otro empresario, que se extinguió
cuando terminó la eventualidad. Sin embargo, la primera de las resoluciones estimó que
no había fraude en cuanto no es posible «construir una situación de fraude que solamente
se apoya en la simple sucesión contractual»,
en tanto que la segunda aún partiendo del
principio de que «ha sido afirmación constante de que el fraude de ley no se presume» llega a la solución contraria, afirmando que «el
carácter fraudulento de una contratación
puede establecerse por la vía de la prueba de
presunciones» y que este carácter se produce,
en el supuesto, como el litigioso de existencia
«de unos hechos ciertamente anómalos,
carentes de una explicación razonada».
3.3. Partes
3.3.1. Trabajador y empresario
Establece el art. 145 bis 3.a) que «el empresario y el trabajador que hubieran celebrado
los reiterados contratos temporales tendrán
la consideración de parte en el proceso», pero
matiza a continuación que «no podrán solicitar la suspensión del proceso, ni el trabajador
desistir» y que «aún sin su asistencia, el procedimiento se seguirá de oficio».
No cabe duda, pues, que por disposición
expresa de la ley, el empresario y el trabajador
tienen la consideración de parte en el proceso.
Ello quiere decir que uno y otro no tienen el
carácter de tercero, sino de parte procesal, concepto que es aplicable, en forma general, a la
persona que interpone la pretensión ante el
órgano jurisdiccional (demandante) y a aquella frente a la que se interpone (demandado).
Es pacífico que el empresario ocupará siempre
la posición de demandado, pues el éxito de la
pretensión actora determinará la responsabilidad empresarial de abono de las prestaciones
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de desempleo y cotizaciones correspondientes
y la condena a su reintegro.
Más difícil es determinar la posición que
ostenta el trabajador contratante en las relaciones sucesivas temporales tachadas de abusivas o fraudulentas, cuya terminación dieron lugar, en su día, al reconocimiento y pago
de la prestación de desempleo. La norma se
limita a transponer el art. 148.2.a) LPL
(enclavado en el Capítulo VII, Título II, Libro
II LPL, que regula el «Procedimiento de oficio») expresivo de que «el procedimiento se
seguirá de oficio, aún sin la asistencia de los
trabajadores perjudicados, que tendrán la consideración de parte, si bien no podrán desistir, ni solicitar la suspensión del proceso».
A partir de esta terminología pudiera
mantenerse que toda vez que el desistimiento, a diferencia del allanamiento, constituye
un acto de terminación del proceso propio del
demandante, el trabajador únicamente
podría ocupar la posición correspondiente al
actor, pero puede que ello no sea así. El precepto tiene su razón de ser en aquellos procesos iniciados de oficio [art. 146 a) LPL] en virtud de certificación de resolución firme de la
autoridad laboral «en la que se aprecien perjuicios económicos para los trabajadores afectados»; en este supuesto resultaría anómalo
asumir la posición de demandado, pero no así
en un proceso de Seguridad Social cuyo objeto es que el empleador reintegre las prestaciones de desempleo percibidas por el trabajador, con fundamento en la ilegalidad de los
repetidos contratos temporales celebrados
con este; trabajador al que, aún, siéndole ajeno el objeto del proceso, puede estar interesado en sostener la regularidad de la contratación temporal en que intervino, sea por simples razones de honorabilidad, ya para evitar
una hipotética medida sancionadora de la
Administración con fundamento en los
hechos probados en la sentencia que ponga
fin a la controversia judicial.
De todas formas, resulta complejo situar
en el proceso al trabajador, pues si bien el
mismo es parte en la relación jurídico mate-
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rial laboral de carácter temporal, cuya irregularidad, por abusiva o fraudulenta, constituye el presupuesto necesario para la estimación de la acción de reintegro ejercitada por la
entidad gestora, es esta entidad la que, en
concepto de parte material, es titular del bien
debatido, como gestor de los intereses del Instituto Nacional de Empleo.
3.3.2. Entidad gestora
La norma, que atribuye expresamente la
cualidad de parte al empresario y al trabajador, no se define, con esta claridad, respecto a
la entidad gestora (el precepto, esta vez previsor, no limita la legitimación al INEM sino
a la entidad gestora, que puede ser la autonómica si se cumplen las previsiones de la Disposición final segunda de la Ley), sobre la
que, únicamente, indica que «podrá dirigirse
de oficio a la autoridad judicial demandando
que el empresario sea declarado responsable
de abono de las mismas (prestaciones de desempleo y cotizaciones) y que «la comunicación
(que) tendrá la consideración de demanda»
(art. 145 bis 1, apartados primero y segundo).
No obstante esta falta de precisión, parece
que no surgen dudas sobre el carácter que la
entidad gestora asume en el proceso, tanto en
el concepto de parte procesal, como entidad
que ejercita la pretensión ante el órgano judicial, como en el concepto de parte material, en
cuanto titular del bien jurídico debatido, que
no es otro que mantener en su integridad el
patrimonio del Instituto Nacional de Empleo,
disminuido por el pago de unas prestaciones,
satisfechas con causa en una extinción contractual abusiva o fraudulenta por parte del
empleador. Sostener lo contrario, equivaldría
a privar del derecho constitucional de defensa
al INEM en cuanto ente gestor del interés
público de su patrimonio, y a infringir uno de
los principios básicos del proceso, cuál es la
dualidad de partes.
Lógica consecuencia de la asunción en plenitud de la calidad de parte –«condición de
parte procesal legitima» en los términos del
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art. 10 LEC– del ente gestor es que la ausencia del trabajador en el proceso no afecta al
desarrollo del mismo, que sigue su curso, sin
que se produzca el efecto normal de la ausencia, cual es tener al actor «por desistido en su
demanda» (art. 83.2. LPL); «desistimiento»
que, igualmente, se prohíbe al trabajador, sin
duda, porque el mismo no ostenta la «condición procesal de parte demandante». La asunción plena de la calidad de parte por la entidad gestora implica su derecho a ser citada
para el juicio oral y a ser notificada de cuantas
resoluciones se produzcan en el proceso, facultad para estar en el proceso y proponer las
pruebas que estime pertinentes y para impugnar o recurrir las resoluciones judiciales, que
considere perjudiciales a sus intereses.
En este sentido, incluso, mutatis mutandi,
la jurisprudencia ha mantenido el carácter de
parte de la Administración, en el proceso iniciado de oficio –art. 146 c) LPL– «como consecuencia de las comunicaciones de la autoridad laboral a la que se refiere el artículo 149».
Estas comunicaciones hacen referencia a las
actas de infracción levantadas por la Inspección de Trabajo, que hayan sido impugnadas
por el sujeto responsable para desvirtuar la
naturaleza laboral de la relación jurídica
objeto de la actuación inspectora. Y, en esta
controversia, parece lógico que la Administración, en su condición de titular de la potestad sancionadora, deba asumir la calidad de
parte para actuar en el proceso laboral –proceso que se configura a modo de una especie
de prejudicialidad devolutiva respecto del
procedimiento administrativo sancionador–
dado que, la sentencia de fondo, que lo ponga
fin, ha de servir a la Administración para fundar su posterior actividad sancionadora (por
todas, STS 5 noviembre 1998 –Ar 9540– y
STS 23 noviembre 2000 –Ar 1433–).
3.4. Legitimación
3.4.1. Legitimación activa
Como norma general, la legitimación activa coincidirá con la titularidad del derecho
subjetivo material y la legitimación pasiva
con la imputación al demandado de la titularidad de la obligación, aunque caben supuestos de legitimación activa y pasiva plural, que
pueden dar lugar a las llamadas situaciones
litisconsorciales en la doble vertiente de necesarias y eventuales.
En el proceso que nos ocupa, parece que no
se produce una situación litisconsorcial activa. El titular del derecho subjetivo material
es la entidad gestora, y no parece razonable,
atendiendo a la naturaleza y fin del proceso,
reconocer al trabajador el carácter de codemandante forzoso, legitimado para pedir
un interés ajeno, cuál es que se integren, en el
patrimonio de la entidad gestora, el importe
de las prestaciones de desempleo. El trabajador que ejercitara pareja pretensión carecería de legitimación activa al no estar habilitado legalmente para ello y el órgano judicial no
podría entrar a conocer de la cuestión de fondo.
Difícilmente, también, cabe admitir que el
trabajador pueda, frente a la resolución judicial estimatoria o desestimatoria de la pretensión del ente gestor, interponer recurso,
cuando no lo interponga la entidad gestora,
pues, como antes se ha afirmado, aunque el
trabajador sea parte ex lege, no tiene la condición de parte procesal legítima al serle ajeno
el bien o interés controvertido. Ello, naturalmente, sin perjuicio del derecho que asiste al
trabajador a ejercitar, por otra vía procesal,
toda pretensión referente a la naturaleza y
carácter del contrato y a las consecuencias
derivadas de la extinción del contrato de trabajo concertado con el empleador.
3.4.2. Legitimación pasiva
En este campo si se produce el fenómeno
de litisconsorcio, en cuanto la Ley expresamente reconoce la cualidad de parte a empresario y trabajador, y parece lógico concluir
que esta asunción implica la carga del ente
gestor de demandar conjuntamente a las par-
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tes del contrato de trabajo, que se tacha de
abusivo o fraudulento. Consecuentemente, la
falta de la citación de estos demandados debe
implicar que el órgano judicial aplique el art.
81.1 LPL al efecto de que se subsane el defecto. El plazo de subsanación –que no «termino», según la expresión legal– igual al señalado en los procesos de oficio, de diez días (art.
145 bis 2), es superior al de cuatro días, que
rige en la modalidad de Seguridad Social (art.
139), lo que, quizá se justifique por las dificultades que puede tener la Administración–
que no es parte en los contratos abusivos o
fraudulentos–, en averiguar y recoger los
datos exigidos y, además, por el interés público que se trata de proteger.
3.5. Acción
La acción dirigida a obtener una declaración judicial que constate la responsabilidad
del empleador al abono de las prestaciones de
desempleo, percibidos por el trabajador en
virtud de la extinción de sucesivos contratos
temporales abusivos o fraudulentos, tiene
especiales características que pasamos a
exponer.
3.5.1. Ejercicio
La acción ha de ejercitarse, mediante la
comunicación-demanda del Juzgado de lo
Social, dentro del «plazo de los tres meses
siguientes a la fecha en que se hubiera formulado la última solicitud de prestaciones en
tiempo y forma». (art. 145 bis1, apartado tercero).
Nada dice la Ley sobre si el ente gestor
está obligado a poner en marcha la acción
cuando constata la existencia de la contratación fraudulenta o abusiva, y tampoco aclara
si el plazo es de prescripción o de caducidad.
a) Referente a la primera cuestión, la
expresión «podrá dirigirse a la autoridad laboral» parece indicar el carácter
70
facultativo de la comunicación, pero esta
interpretación literal pudiera ir contra
el deber funcionarial de proteger el interés público. Con arreglo a un criterio
finalista, quizá deba entenderse que
esta facultad, de carácter discrecional,
–que no arbitraria– permite a la Administración no interponer la demandacomunicación, cuando el ente gestor no
lo considere conveniente en razón, p. ej.,
a una dificultad extrema para encontrar
y probar los datos sobre la causa de la
pretensión, pero no es así cuando sea
evidente el carácter abusivo o fraudulento de la contratación.
b) Referente al segundo problema, el plazo de tres meses se aparta desmesuradamente del plazo de prescripción de
cuatro años establecido por el art. 45.3
LGSS para el reintegro de las prestaciones indebidas y el de cinco años,
igualmente de prescripción, fijada por
el art. 145 LPL –en el contexto, pues, de
materias de Seguridad Social– en el
supuesto de que las entidades gestoras
soliciten la revisión de sus actos declarativos de derecho en perjuicio de sus
beneficiarios.
A falta de una expresa manifestación legal
–como se hizo en la redacción del art. 137 bis,
hoy 138 LPL, que califica de caducidad el plazo de veinte días concedido a los trabajadores
para impugnar la decisión modificadora de
condiciones de trabajo realizada por el empleador, que, incluso, dio lugar a la introducción
de un nuevo ordinal 4 del art. 59 ET–, entendemos que la laguna debe cubrirse, dada la
materia de Seguridad Social en que nos
encontramos, con las normas incluidas en la
sección 2ª, del Capítulo IV, del Título I de la
LGSS, bajo la rúbrica «prescripción, caducidad y reintegro de prestaciones indebidas».
Estas normas establecen un plazo general de
prescripción de cinco años para el reconocimiento de las prestaciones (art. 43), un plazo
de caducidad de un año para las prestaciones
a tanto alzado y por una sola vez, así como
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para prestaciones periódicas (art. 44) y otro
plazo, igualmente prescriptivo, de cuatro
años para el reintegro de las prestaciones
indebidas (art. 45.3). De otra parte, la naturaleza prescriptiva del plazo, establecida en
forma general en la LGSS, guarda más armonía, también, con el de cinco años fijado en el
art. 145 LPL, para el supuesto de que la entidad gestora solicite de la jurisdicción laboral
la revisión de sus actos declarativos de derechos en perjuicio de los beneficiarios.
3.5.2. Naturaleza del plazo
Un último problema hace referencia a la
naturaleza sustantiva o procesal del plazo de
tres meses concedidos a la entidad gestora
para que remita la comunicación-demanda a
la autoridad judicial. Entendemos que el plazo concedido para la iniciación de un proceso,
en tanto se desarrolla fuera y antes del proceso, es un plazo sustantivo y ello aunque el día
de la presentación de la demanda aparezca
como día final del plazo.
Consecuentemente el plazo, –en el caso de
meses, el cómputo es igual en los plazos sustantivos y procesales, lo que no ocurre cuando
el plazo se establece por días, en cuanto el
plazo sustantivo cuenta los hábiles e inhábiles, a diferencia del plazo procesal, que excluye del cómputo los inhábiles– correrá desde el
día de la presentación de la última solicitud
de prestaciones y se computará desde esta
fecha a igual fecha de tres meses más tarde
(art. 5 CC y art. 185 LOPJ).
La importancia de la naturaleza del plazo
deriva, también, de las consecuencias que
provoca su diferente calificación, cuales son:
que el plazo de prescripción se interrumpe
por cualquier reclamación judicial o extrajudicial, volviéndose a iniciar de nuevo, en tanto que la caducidad sólo suspende el plazo en
los casos legalmente establecidos; y que la
caducidad puede ser apreciada de oficio, lo
que no ocurre en la prescripción, que debe ser
alegada por la parte.
3.6. Contrataciones temporales
sucesivas abusivas o fraudulentas
como causa de pedir
1. La causa de pedir de la declaración de
responsabilidad del empleador en el pago de
prestaciones por desempleo y la condena a su
reintegro a la entidad gestora, es, según la
norma, la percepción por el trabajador de
«prestaciones por finalización de varios contratos temporales con una misma empresa en
los cuatro años inmediatamente anteriores a
una solicitud de prestaciones si la referida
contratación temporal fuera abusiva o fraudulenta» (art. 145 bis 1 LPL). Esta causa de
pedir –con la única adicción de la limitación
temporal– es sustancialmente igual a la
inserta en la Disposición adicional tercera del
RDl 5/2002 que concretaba la misma en «la
reiteración de contratos temporales entre
una misma empresa y un mismo trabajador».
La causa ofrece dificultades derivadas de su
redacción y, además, de la indefinición de los
conceptos indeterminados de abuso de derecho y fraude de ley.
2. Conforme al ordenamiento jurídico, la
nulidad del negocio jurídico se origina en el
caso de que la relación jurídica contradiga una
norma imperativa o prohibitiva y produce,
erga omnes, el efecto inmediato, –ipso iure– de
la privación total de eficacia del acto o negocio
jurídico, que no es susceptible de subsanación.
El fraude de ley hace referencia, igualmente,
al acto contra legem imperativa o prohibitiva,
pero esta inobservancia del precepto legal
inexcusable se hace indirectamente. Es decir
el fraude de ley, tipificado en el art. 6.4 Cc, exige la realización de una serie de actos, que
amparados en una Ley de cobertura, persiguen soslayar la aplicación de una ley ineludible, violando, «pese a su apariencia de legalidad .... el contenido ético de los preceptos o
normas legales en que se amparan» (STS 1ª de
4 de abril de 1994); habiendo aclarado la Sala
1ª TS «que no es preciso que la persona que
realice el fraude tenga intención o conciencia
de burlarse» (STS de 20 de junio de 1991).
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El abuso de derecho (art. 7.2 Cc) de aplicación restrictiva, dado su carácter excepcional
(STS de 2 de diciembre de 1994), viene determinado por la circunstancia subjetiva de
ausencia de finalidad seria y legitima y la
objetiva de exceso en el ejercicio del derecho
(STS 1ª de 11 de mayo de 1991), y, aunque su
«apreciación constituya una cuestión jurídica, siempre resultara necesario que las premisas de hecho pongan de manifiesto las circunstancias objetivas (anormalidad en el
ejercicio) o subjetivas (voluntad de perjudicar
o ausencia de interés legitimo) que lo determinan» (STS 1ª de 2 de noviembre de 1990).
En el tema que nos ocupa se actúa abusivamente cuando se sobrepasan manifiestamente los límites normales del derecho a contratar temporalmente con el trabajador, al
que se le priva del derecho a la estabilidad en
el empleo, y, fraudulentamente, cuando, bajo
la apariencia de legalidad, se conciertan contratos de trabajo que infrinjen los preceptos
que regulan la modalidad de contratación
determinada causal.
3. En su redacción originaria el art. 15 ET
disponía que «el contrato de trabajo se presupone celebrado por tiempo indefinido», pero
esta presunción de indefinidad desapareció
en la reforma del ET, realizada por la Ley
11/1994, de 19 de mayo. Ello no quiere decir
que la contratación laboral no obedezca al
principio de causalidad forzosa, la contratación indefinida sigue siendo la regla general,
de modo que la contratación temporal solo es
permitida en los casos tasados legalmente,
que se constituyen en «número cerrado».
La norma es clara y las excepciones también, pero la realidad acredita –en ello, quizá,
tuvo influencia una cierta descausalización
contractual laboral en los años 80, e incluso
una negociación colectiva que se excedió en
los plazos legales de los contratos de duración
determinada la existencia de innumerables
contrataciones temporales que no cumplen
con los requisitos legitimadores. De todas
maneras, como se ha dicho (Alonso Olea), los
72
casos más frecuentes de fraude en esta materia son «a) aquellos en que el contrato se sujeta en su duración a un tiempo determinado,
desconociendo que, salvo las causas legales,
si el trabajo obedece (STS 27 diciembre 1976)
‘a las necesidades permanentes de la empresa, es decir a su actividad normal y continuada ha de proveerse con personal fijo’. En este
contexto se ha dicho que el cese de un trabajador temporal y la admisión de otro con
igual carácter para el mismo trabajo hace
presumir que el cese es abusivo, y b) los pactos por los que se van sucediendo, respecto
del mismo trabajador y sin solución de continuidad, contratos ‘encadenados por cierto
tiempo’». La doctrina, pues, recaída sobre
estos supuestos de contratación en cadena
puede ser aplicable a la causa de pedir, de la
nueva modalidad procesal, si bien con algunas matizaciones, a las que nos referiremos
posteriormente.
4. En efecto, la creación de numerosas
modalidades de contratos temporales, –unido, a veces, a la coexistencia de contratos
temporales de fomento de empleo con su no
exigencia de causa íntrinseca de temporalidad– ha originado frecuentes debates judiciales sobre supuestos en los que se contemplaban largas cadenas de contratos de duración
determinada, en los que se alegaba, por el
trabajador, vicios o defectos en los primeros
contratos de la serie.
El problema se centraba en si el control de
la legalidad judicial debía abarcar toda la
serie contractual o solamente el último contrato, es decir, el vigente en el momento de la
ruptura unilateral causante del despido. La
jurisprudencia social, como recuerda la STS
de 20 de febrero de 1997, ha mantenido una
doctrina constante expresiva, en síntesis, de
que un contrato temporal inválido por falta
de causa o infracción de límites establecidos
en su propia regulación, con carácter necesario, constituye una relación laboral indefinida. Carácter que no pierde por novaciones
aparentes con nuevos contratos temporales,
sobretodo cuando la interrupción no alcanza
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el periodo de veinte días, en que el trabajador
pudo reclamar el despido. Esta misma resolución resalta, contundentemente, la existencia
de una doctrina consolidada al señalar que
«la afirmación realizada en ‘alguna sentencia’
de que, en el supuesto de contrataciones temporales sucesivas, el examen de los contratos
debe limitarse al ultimo de ellos, que es el
impugnado, es sin duda inadecuada en términos absolutos y puede llevar a la equivocada
idea de que la Sala olvida o rectifica lo que ha
sido una constante y matizada línea jurisprudencial». En suma, pues, la irregularidad
padecida por un contrato temporal, que inicia
la serie de los concertados entre la empresa y
el trabajador, produce la indefinidad del contrato desde su origen, con la consecuencia de
considerar tiempo de servicio, del art. 56.1.b)
ET, a efectos indemnizatorios, todo el periodo
trabajado y también se ha afirmado (STS de
16 de abril de 1999) que igual consideración
de tiempo de servicio ha de apreciarse cuando
los contratos precedentes temporales fueran
concertados regularmente y terminó injustamente el último de los contratos. Como sienta
la STS de 29 de mayo de 1997 –con fines cuasi-didácticos– la doctrina unificada puede
resumirse así:
1.º Si no existe solución de continuidad en
la secuencia contractual deben ser examinados todos los contratos sucesivos; 2º) si se ha
producido una interrupción en la secuencia
contractual superior a los veinte días previstos como plazo de caducidad para la acción
de despido, entonces solo procede el examen
o control de legalidad de los contratos celebrados cuando entre él y el anterior exista
una solución de continuidad no superior al
plazo de caducidad de la acción de despido y
3º) no obstante lo anterior, como se precisa
en sentencia de unificación de doctrina de
esta misma fecha, cabe el examen judicial de
toda la serie contractual, sin atender con
precisión aritmética a la duración de las
interrupciones entre contratos sucesivos, en
supuestos irregulares y excepcionales en que
se acreditan una actuación empresarial en
fraude de ley y al mismo tiempo la unidad
esencial del vínculo laboral.
5. En lo que respecta a la causa del nuevo
proceso debe matizarse que la contratación
en cadena, que da lugar, incluso dentro de los
intervalos antes mencionados, a la declaración de relación indefinida no constituye la
única causa de la pretensión. El control se
extiende, también, a aquella sucesión de contratos en que se supere la cadencia de los
veinte días, pues una cosa es la declaración
de indefinidad y, otra, el abuso de derecho o
fraude que motivó la extinción del contrato y
el reconocimiento y percepción de la prestación por desempleo. Debe tenerse en cuenta,
al efecto, que la finalidad perseguida por el
legislador se fija más en evitar el fraude a la
Seguridad Social y disuadir en la contratación temporal legitima, que en la cadencia de
la contratación en el tiempo delimitado de
cuatro años.
6. El precepto plantea otra dificultad, cuál
es determinar si la causa de la pretensión exige, en todo caso, una reiteración en la contratación temporal entre una misma empresa y
un mismo empleador o permite también la
actuación de la entidad gestora en el supuesto de un solo contrato temporal que el ente
gestor considere abusivo o fraudulento. La
doctrina se haya dividida; para un sector
(Martínez Girón con cita de Albiol Montesinos y Blasco Pellicer) el precepto permite
«accionar al INEM, aún en la hipótesis de
extinción de un único contrato temporal, que
se considere fraudulento o abusivo»; para otro
(Iglesias Cabero) «la referencia a que sean
varios los contratos de un lapso de tiempo
implica la repetición en la contratación entre
las mismas partes».
Es difícil terciar entre ambas posturas: la
última con asiento en la literalidad de la Ley
que habla de «finalización de contratos temporales con una misma empresa» y, de reintegro de prestaciones «salvo de la prestación del
último contrato temporal»; y la primera, con
cobijo en la «identidad de razón», y en la juris-
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prudencia –«precedente judicial» en el texto
de los autores– que consideran germen del
nuevo precepto procesal.
Esta última jurisprudencia, ha sentado, en
síntesis (STS en interés de ley de 2 de abril de
1984, reiterada, entre otras, en STS de 7 de
mayo de 1994, 20 de diciembre de 1995 y 6 de
marzo de 2001) que la falta de control de la
legalidad del contrato de trabajo por el trabajador no equivale a la aceptación del cese, ni a
la renuncia del derecho, y que, tampoco puede exigirse al trabajador cesado que se convierta en garante del ordenamiento jurídico
«salvo connivencia para adquisición fraudulenta de prestaciones por desempleo .... pues
la regulación de los contratos temporales es
muy compleja», por lo que la falta de reclamación del trabajador frente al cese no afecta a
la situación legal de desempleo. Pero entendemos que esta última jurisprudencia no es
suficiente para la conclusión a que llega la
doctrina primeramente expuesta: a) de una
parte, la mencionada jurisprudencia ha recaído sobre la impugnación de la resolución
administrativa que no reconocía la prestación de desempleo al trabajador, y por lo tanto en la esfera de aplicación del art. 139 y ss.
LPL; y de otro, la matización de que el reconocimiento de la prestación procede, aún no
existiendo reclamación frente al cese del trabajador beneficiario, se refiere a los supuestos en que «debe entenderse que ... el vínculo
mantiene una apariencia de temporalidad y
se produce la extinción por las causas previstas en el contrato» (STS de 7 de mayo de 1994)
y, además, deja «a salvo la connivencia para
la adquisición fraudulenta de las prestaciones de desempleo», b) esta misma doctrina es
la seguida en la STS de 29 de enero de 2002,
antes comentada, de modo que probablemente puede afirmarse que el fraude referido a un
solo contrato temporal está excluido de la
esfera de aplicación del nuevo art. 145 bis
LPL.
En conclusión, ante la contundencia literal
de los términos legales, quizá haya que decidir la interrogante a favor de la tesis de la
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repetición de las contrataciones. Al efecto,
debe tenerse en cuenta que la entidad gestora
puede «gestionar» las prestaciones de desempleo en tres ocasiones diferentes: a) en la vía
administrativa de reconocimiento, pudiendo
el beneficiario frente su resolución, acudir al
proceso regulado en los arts. 139 a 145 LGSS;
b) en la vía de revisión judicial de sus actos
reconocedores de derechos del art. 145 LPL y
c) en el proceso de nueva instauración regulado en el repetido art. 145 bis de la Ley procesal laboral. Siendo esto así, y teniendo en
cuanta que cada proceso tiene sus propios
requisitos condicionadores, parece que el proceso que examinamos, únicamente procede
en los supuestos de contratación sucesiva o
en cadena entre la misma empresa y trabajador, conclusión que tiene asiento en las repetidas dicciones legales: «varios contratos temporales», «revisión de las resoluciones que
hubieran reconocido el derecho a las prestaciones por desempleo», «finalización de los
reiterados contratos temporales» que aparecen en los parágrafos uno a tres del art. 145
bis LGSS, si bien una solución contraria puede desprenderse del párrafo tercero cuando
establece que a la demanda debe acompañar
«el expediente o expedientes administrativos
en que se fundamente».
7. Un último problema hace relación a los
elementos personales de la contratación «contratos temporales con una misma empresa» y
«empresario demandado responsable» y se
relaciona con la determinación del empleador. Para un sector doctrinal (Iglesias Cabero) el carácter sancionador de la norma o por
lo menos restrictiva de derechos individuales,
impide extender el concepto de empresario al
grupo empresarial. Quizá habría que estar al
caso concreto y distinguir, al menos, diversos
supuestos. Así, en los supuestos de fusión y
absorción de empresas, por cuyo fenómeno
una de las empresas pierde su personalidad
jurídica, nada impide que la nueva sociedad
responda solidariamente de la devolución de
las prestaciones de desempleo. En el caso de
que unas sociedades aparentes puedan encu-
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brir o no la existencia de una sola sociedad
real, comunidad económica y de gestión, será
la prueba sobre la determinación del empresario real la que determinará la responsabilidad exigible a cada sociedad integrada en el
grupo. La jurisprudencia (por todas STS de
30 de junio de 1993) ha venido exigiendo, en
síntesis, la responsabilidad solidaria de las
sociedades integrantes del grupo cuando concurran los siguientes requisitos: confusión
patrimonial; plantilla única o indistinta; funcionamiento integrado o unitario; protección
de servicios indistintos, sucesivos o simultáneos a favor de varios empresarios; apariencia externa de unidad empresarial y de unidad de dirección.
3.7. Requisitos preprocesales
No es exigible ni el acto de conciliación, ni
el de reclamación previa.
sentado, también, que la actuación procesal
de esta entidad no requiere la declaración
administrativa previa de lesividad, bastando con que a la demanda se acompañe el
expediente del acto cuya revisión se pretende.
3.8. Demanda
3.8.1. Requisitos formales
1. El art. 145 bis 1 se refiere en primer
momento «a la comunicación, que tendrá la
consideración de demanda», para en un
segundo momento ratificar la calificación de
demanda del escrito de comunicación y, añadir que «en la misma se configuran los requisitos generales exigidos por la presente Ley
para las demandas de los procesos ordinarios».
El primero, ya que el art. 64.1 LPL exime
del requisito de conciliación a los procesos
«que versen sobre la Seguridad Social». Y el
segundo porque conduciría al absurdo obligar a un órgano de la Seguridad Social cuando actúa como demandante, reclamar frente
a sí mismo. Así, pues, aunque la Ley no lo
prevé expresamente, la naturaleza del proceso que se inicia por la entidad gestora, en
su calidad de gestor de un patrimonio público, implica, aparte de la no procedencia de la
reclamación previa, la inexigencia, también,
del acto de la conciliación, lo que se justifica
por el carácter indisponible del objeto del
proceso y por el interés público que subyace
en la pretensión, y, ello, aunque la norma no
haya atribuido a este proceso el carácter de
urgente.
En su virtud (art. 80.1 LPL) la demanda
habrá de formularse por escrito, con designación: a) del órgano al que se presente; b) individualización del demandante, que será el
ente gestor, y demandados, –«interesados
que deban ser llamados al proceso», en la terminología legal– que serán las partes del contrato temporal que se tache de abusivo o
fraudulento; c) enumeración clara y concisa
de los hechos sobre los que verse la pretensión y cuantos resulten imprescindibles para
resolver las cuestiones planteadas; d) suplica y su formulación en términos adecuados
al contenido de las pretensiones ejercitadas;
e) fecha, firma y designación de domicilio en
la sede; f) asimismo se acompañarán tantas
copias de la demanda, y documentos que se
adjunten, como interesados.
En este sentido reiterada jurisprudencia,
dictada en aplicación del art. 145 LGSS –que
consideramos como precepto integrador en
primer grado, de las lagunas del art. 145 bis–
ha afirmado que no es necesario cumplir ningún trámite preprocesal cuando quien inicie
el proceso sea una entidad gestora, habiendo
Específicamente señala la norma que
«deberá acompañarse copia del expediente o
expedientes administrativos en que se fundamente», sin especificar a qué expedientes se
refieren, ni señalar los efectos que produce la
falta de aportación del expediente con la
demanda.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
75
ESTUDIOS
3.8.2. A c o m p a ñ a m i e n t o d e l e x p e d i e n t e
administrativo
1. Respecto a la primera cuestión, no creemos que el expediente administrativo que
debe acompañarse a la demanda se refiere o
tenga relación con la pretensión ejercitada
por el INEM en el nuevo proceso. Cuando las
acciones son ejercitadas por los beneficiarios
frente a las entidades gestoras de la Seguridad Social (art. 139 LPL) la aportación imperativa del expediente tiene por finalidad, de
una parte, garantizar el principio de igualdad
de armas en el proceso, ofreciendo al demandante el conocimiento de los hechos que fundamentan su pretensión; y de otra, poner en
conocimiento del órgano judicial cuantos
datos y circunstancias sean necesarias para
resolver si el beneficiario tiene derecho o no al
reconocimiento de la prestación litigiosa.
Pero estas connotaciones no ocurren cuando
la prestación de desempleo no puede cuestionarse en el juicio al ser, ex lege, irrevisable y
considerarse «debida al trabajador». Por lo
tanto –e independientemente de que el ente
gestor incoe, potestativamente, un expediente para aclarar y asentar el ejercicio de la
acción restitutoria– el «expediente o expedientes administrativos» que debe adjuntar
con la demanda son aquellos en que «se fundamente» la pretensión del INEM, es decir
aquellos que contengan los datos y las actuaciones practicadas, incluida la preceptiva
reclamación previa, y los informes y dictámenes emitidos en relación con el reconocimiento de las prestaciones de desempleo, cuya
devolución, previa declaración de la responsabilidad del empleador, constituye el objeto
del nuevo proceso.
La flexibilidad con que la jurisprudencia
ordinaria ha interpretado el art. 142.2 LPL
expresivo de que «en el proceso no podrá aducirse por ninguna de las partes hechos distintos de los alegados en el expediente administrativo» en el sentido de que la prohibición no
afecta a hechos nuevos, inexistentes en el
momento de la reclamación administrativa,
76
ni a los que se consideran inexcusables para
la individualización de la pretensión, ni a los
hechos constitutivos del derecho, aunque su
falta no haya sido alegada en el expediente
administrativo o resolución administrativa,
ni al principio iura novit curia, debe aplicarse, aún con mayor intensidad, en este nuevo
proceso en el que la probanza de la causa de
pedir va a exigir en la mayoría de los casos
una actividad probatoria distinta a la realizada en el expediente reconocedor del derecho. Es de remarcar que el propio Tribunal
Constitucional ha interpretado el art. 142.2
LPL en forma flexible, a fin de conciliarle con
el principio de defensa, de modo que el precepto únicamente prohíbe variaciones sustanciales que causen indefensión a la otra
parte.
2. En relación a la segunda cuestión sobre
los efectos que produce el hecho de que no se
adjunte el expediente con la demanda, creemos que, en cuanto sea pertinente, deben
aplicarse supletoriamente las normas establecidas en los arts. 142.1 y 143.1 y 2 LPL y,
también, que, en general podrán subsanarse
los defectos, omisiones o imprecisiones en que
se haya incurrido al dictar la demanda (art.
81.1 LPL).
Ello implica: a) que se acompañe el «expediente original y, en su caso informe de los
antecedentes que posea en relación con el
contenido de la demanda»; b) que el órgano
judicial, caso de no aportación, debe requerir
a la entidad gestora para que subsane el
defecto en el plazo de diez días, con apercibimiento de que, si no lo efectuase, ordenará su
archivo (art. 81.1 LPL). El archivo por no subsanación, no impide, creemos, al ente gestor
la interposición de una nueva demanda dentro del plazo legal para el ejercicio de la
acción –lo que dependerá de su naturaleza
prescriptiva o de caducidad-; c) caso de que el
juzgado no hubiera hecho uso del citado
requerimiento, entendemos sólo el «demandante» [art. 145 bis 3a) LPL], –no el empresario, ni el trabajador–, podrá solicitar la suspensión del juicio; d) no es aplicable el art.
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MARIANO SAMPEDRO CORRAL
143.3 LPL que preceptúa que, en defecto de
renvío del expediente, «podrán tenerse por
probados aquellos hechos alegados por el
demandante, cuya prueba fuera imposible o
de difícil demostración por medios distintos
de aquel», pues ello conduciría al absurdo de
premiar con la mencionada presunción el
incumplimiento de la carga, ex lege, impuesta
a la entidad gestora.
dencia (STS de 10 y 24 de junio de 1997), en el
sentido más acorde con el principio de igualdad, ciñendo la eficacia probatoria de las
actas de inspección solamente a los hechos,
que, por su objetividad sean susceptibles de
percepción directa por el inspector o los que
inmediatamente se deducen de las mismas,
sin que la presunción alcance «a simples
apreciaciones globales, juicios de valor o calificaciones jurídicas del inspector».
3.9. Presunción de veracidad de las
afirmaciones de hecho contenidas
en la demanda
La presunción iuris tantum, en todo caso,
únicamente cubre las «afirmaciones de hecho»
de la comunicación-demanda y no alcanza las
argumentaciones, razonamientos o conclusiones que la entidad gestora realice sobre los
hechos.
1. El art. 145 bis 3.b) LPL, establece literalmente que «las afirmaciones de hechos que
se contengan en la comunicación base del proceso harán fe salvo prueba en contrario,
incumbiendo la carga de la prueba al empresario demandado». A su tenor, es, pues, el
empresario quien debe acreditar que las afirmaciones fácticas relatadas en la demanda
no se ajustan a la realidad.
El principio es de dudosa legalidad constitucional, en cuanto su aplicación literal puede afectar al principio de igualdad en el proceso, que se inscribe en el ámbito de la efectiva tutela judicial del artículo 124 CE. Es cierto que la norma puede traer origen en el art.
148 d) LPL, expresivo de que «las afirmaciones de hecho que se contengan en la resolución o comunicación base del proceso harán fe
salvo prueba en contrario, incumbiendo toda
la carga de la prueba a la parte demandada»,
pero la presunción, en este caso, tiene por
base las actas de la Inspección de Trabajo, lo
que no ocurre en el proceso que nos ocupa, en
el que, en principio, el INEM ejercitó, en su
día el control sobre los contratos, cuya extinción dió lugar al reconocimiento de la prestación y cuyo importe trata de recuperar en el
proceso donde se establece aquella presunción, en el que además ostenta la condición de
parte procesal legítima.
2. Es de señalar que, incluso, el art. 148 d)
citado, ha sido interpretado por la jurispru-
3.10. Sentencia
3.10.1. Estructura formal
No contiene el precepto disposiciones reguladoras de la estructura formal de la sentencia, es decir de la resolución que «decide definitivamente el pleito o causa en cualquier
instancia o recurso» [art. 245.1.c) LOPJ], por
lo que serán de aplicación las normas comunes contenidas en los arts. 248.3 LOPJ, 372
de la LEC y 97.2 LPL. Consecuentemente
esta resolución debe contener una declaración de voluntad (fallo), emitida con ocasión
de la aplicación de la ley al caso concretamente enjuiciado (motivación), así como los datos
necesarios para identificar el proceso en que
se dicte (encabezamiento o rubrum), estableciendo –art. 97.2– en los antecedentes de
hecho «un resumen suficiente de los debatidos en el proceso» con referencia «en los fundamentos de derecho a los razonamientos que
le han llevado a esta conclusión».
Es dudoso si el juez social puede dictar
sentencia verbal «en el momento de terminar
el juicio». El art. 50.2 LPL prohíbe pronunciar
sentencias de viva voz en los procesos, entre
otros, «que versen sobre reconocimiento o
denegación del derecho a obtener prestacio-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
77
ESTUDIOS
nes de Seguridad Social, incluidas las de desempleo». Una interpretación literal del precepto puede conducir a la respuesta afirmativa toda vez que el nuevo proceso especial no
tiene por objeto el reconocimiento o denegación de una prestación de Seguridad Social
–que ex lege se considera irreversible y debida
al trabajador– sino la responsabilidad a su
abono por el empresario y condena al reintegro cuando se estime que la contratación temporal reiterada, causa del reconocimiento de
la prestación, fue abusiva o fraudulenta. No
obstante, cabe, también sostener la opinión
contraria, con fundamento en que la desconfianza del legislador hacia la forma verbal de
la sentencia, manifestada en las excepciones
que señala el repetido (art. 50.2 LPL) puede
hacer comprensible que la excepción alcance
a todo proceso cuyo objeto sea materia de
Seguridad Social, –es decir todos aquellos
regulados en el Capítulo VII, Título II, Libro
II LPL– máxime si se tiene en cuenta la complejidad del proceso, y el peligro de falta de
motivación, por la celeridad que su aplicación
genera.
3.10.2. Contenido
La regulación del contenido de la sentencia no puede ser más parca. El ordinal 4 del
repetido art. 145 b) se limita a señalar que «la
demanda de la entidad gestora será inmediatamente ejecutiva». La falta de toda referencia al contenido de las sentencias obliga a
hacer unas consideraciones en orden a tal
contenido.
a) Al efecto, una primera premisa se
impone y es que la sentencia ha de ser congruente con la pretensión actuada. La pretensión va dirigida a obtener una resolución
judicial que declare la responsabilidad del
empresario en el abono de las prestaciones
por desempleo y la condena al mismo a que
reintegre el importe económico de estas
prestaciones y cotizaciones y, por lo tanto, a
esta pretensión debe ajustarse la sentencia,
78
por aplicación del requisito de la congruencia.
Consecuentemente, sería incongruente
cualquier otro pronunciamiento que recayera:
1) Sobre el reconocimiento y cuantía de la
prestación por desempleo. La propia
Ley declara que «lo dispuesto en este
apartado (el 1 del art. 145 bis) no conllevará la revisión de las resoluciones
que hubieran reconocido el derecho a
las prestaciones por desempleo ...., que
se consideraran debidas al trabajador».
2) Sobre el carácter, naturaleza y efectos
de la contratación temporal, que se considera abusiva y fraudulenta, ya que, en
esta contratación, el INEM es un tercero y no tiene la condición de parte legitima para actuar pretensión alguna.
b) Siendo ello así parece que este proceso
no debe producir efectos de litispendencia, ni
de cosa juzgada material en el proceso que
inicie el trabajador en orden a la impugnación del cese del contrato temporal celebrado
con su empleador –sea, p.ej., para obtener la
declaración de fijeza, ya la calificación del
cese como despido nulo o improcedente– y lo
mismo se puede decir a la inversa, en el
supuesto que se sustancie, en primer lugar, la
controversia entre trabajador y empleador
sobre la naturaleza, validez y eficacia de la
contratación temporal.
Es cierto que se puede producir la paradoja de que las sentencias definitivas y firmes
de ambos procesos contengan diferentes pronunciamientos sobre el carácter abusivo o
fraudulento de la contratación temporal, pero
esta diferencia, que puede encontrar justificación en una actividad probatoria distinta,
no permite soslayar los requisitos legalmente
exigidos para la apreciación de las excepciones de litispendencia y cosa juzgada.
También es pacífico que la jurisprudencia,
tratando de evitar el desprestigio que causan
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MARIANO SAMPEDRO CORRAL
sentencias contradictorias y opuestas entre sí
(STS de 15 de abril y 19 de mayo de 1992), ha
hecho entrar a la cosa juzgada en el derecho
público, al declarar apreciable de oficio el
efecto positivo de la cosa juzgada material,
pero, es claro que, esta vinculación del juez al
contenido de una sentencia anterior exige la
concurrencia de requisitos subjetivos, objetivos y de la actividad establecidos en el derogado art. 1252 CC y contenidos en la actualidad, en el art. 222.1 y 4 LEC, expresivos, respectivamente, de que «la cosa juzgada de las
sentencias firmes, sean estimatorias o desestimatorias, excluirá, conforme a la Ley, un
ulterior proceso cuyo objeto sea idéntico al del
proceso en que aquélla se produjo» y de que
«lo resuelto con fuerza de cosa juzgada en la
sentencia firme que haya puesto fin a un proceso vinculará al tribunal de un proceso posterior cuando en éste aparezca como antecedente lógico de lo que sea su objeto, siempre
que los litigantes de ambos procesos sean los
mismos o la cosa juzgada se extienda a ellos
por disposición legal».
En definitiva, aunque puedan producirse
fallos contradictorios entre la sentencia que
ponga fin a esta modalidad procesal y aquellas otras que resuelvan la pretensión del trabajador sobre la naturaleza y efecto de las
relaciones laborales suscritas con el empleador, –consecuencia inevitable de los diversos
procesos existentes para la tutela efectiva de
los derechos y de la actividad probatoria realizada en uno y otro proceso– entendemos que
más perturbador sería desconocer el diferente «objeto» o «su antecedente lógico» a efectos
de apreciación de la cosa juzgada material en
su aspecto negativo y positivo, claramente
diferenciados en los citados ordinales 1 y 4
del art. 222 LEC. No se produce el efecto de
exclusión del segundo proceso, porque no
existe identidad de objeto con el proceso primero; pero tampoco tiene lugar el efecto positivo, porque no existe conexión entre el objeto
de la pretensión del primer recurso –declaración de responsabilidad del empleador y reintegro del importe de las prestaciones por des-
empleo– y el objeto del segundo –declaración
de fijeza del trabajador o despido nulo o
improcedente del mismo–, por lo que lo declarado en el primero no constituye presupuesto
condicionante de lo que puede resolverse en
el segundo.
3.10.3. Inmediata ejecutoriedad y
recurribilidad de la sentencia
El art. 145.4 y 5, –a falta de norma expresa, el plazo para dictar sentencia es de cinco
días conforme el art. 97.1 LPL– distingue, con
buena técnica jurídica, dos conceptos diferentes: la ejecutoriedad y la firmeza. Afirma el
ordinal 4 que «la sentencia será inmediatamente ejecutiva», es decir que su ejecución
«se anticipa» legalmente al momento posterior en que se resuelvan los recursos interpuestos.
El ordinal 5 se refiere, ya, a la firmeza de
la sentencia –carácter que se adquiere por no
recurrir frente a la misma, abandonar o desistir del recurso, o por resolución en el fondo de
los recursos interpuestos–.
Según el art. 448 LEC, de aplicación
supletoria, tienen derecho a recurrir las partes que sufran un perjuicio por la resolución
recurrida, en la terminología legal «contra
las resoluciones judiciales que les afecten
desfavorablemente, las partes podrán interponer los recursos previsto en la Ley». No
cabe duda que la sentencia puede causar gravamen en la entidad gestora y en el empresario, pero no al trabajador ajeno a la pretensión actuada en la demanda, por lo que
entendemos que este último únicamente
puede actuar, como recurrente en el caso de
que «las partes con capacidad procesal legitima» formulen el recurso.
En este sentido y en un asunto en que se
desestimó la pretensión de la trabajadora
reclamando despido improcedente, se rechazó
el recurso de casación de la entidad demandante, que pretendía se estimara la excepción
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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79
ESTUDIOS
de caducidad de la acción, afirmándose (STS
de 21 de febrero de 2000, dictada por la Sala
Social, reunida en Sala General) «que la verdadera causa del recurso es el interés del
recurrente, siempre que sea un interés personal, objetivo y directo», y que tal interés no
existe cuando el trabajador no ha interpuesto
recurso frente a la sentencia impugnada que
desestimó su pretensión. De la misma manera (STS de 20 de noviembre de 2001) se ha
declarado la falta de legitimación para recurrir de un sindicato que fue absuelto en la instancia en proceso de conflicto colectivo, argumentándose, al efecto, que «sólo la parte a la
que la resolución de instancia resulta desfavorable, puede como perjudicado o agraviado
por ella, utilizar los medios de impugnación
que la Ley concede» y que, consecuentemente,
carecen de legitimación activa para recurrir
«quienes no sufran ningún gravamen con la
sentencia de instancia dado que el presupuesto fundamental es que aquel provenga
de la parte dispositiva del pronunciamiento
que puso fin al proceso de instancia».
80
3.10.4. Comunicación de la sentencia a la
Inspección de Trabajo
El ordinal 5 del art. 145 bis LPL expresa
que «cuando la sentencia adquiera firmeza se
comunicará a la Inspección de Trabajo y
Seguridad Social». Naturalmente que, aunque no se diga expresamente, la sentencia
debe ser notificada a las partes, pero la comunicación especial, a que se refiere la Ley,
adquiere sentido en orden a la hipotética sanción administrativa «con base en la declaración de hechos probados» a que se refiere el
apartado segundo de este numero 5. Sorprende en este apartado: a) en primer lugar (Desdentado Bonete) que se espere a la firmeza de
la sentencia –lo que puede redundar en la
prescripción de la falta administrativa– para
el envío de la repetida comunicación, y b) en
segundo lugar (Iglesias Cabero) que se haga
remisión «aunque sea de forma indirecta, a
través de la cita del art. 149.2 LPL, a los arts.
95 y 96 ET, cuando ambos preceptos han quedado sin contenido, al entrar en vigor el RD
5/2000 de 4 de agosto».
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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MARIANO SAMPEDRO CORRAL
RESUMEN: La Ley 45/2002 ha instaurado un procedimiento, que regula el nuevo art. 138 bis LPL, legitimando al INEM para reclamar, al empleador, el importe de prestaciones de desempleo satisfechas en relación con la extinción de contratos de trabajo celebrados por el empleador con el
mismo trabajador con abuso de derecho o fraude de ley en los últimos cuatro años. El precedente del precepto se encuentra en el RDl 5/2002, que tiene el mismo enunciado que la Ley. El
nuevo precepto legal mejora, sustancialmente, la desafortunada configuración hecha por la
norma de urgencia pero no establece una regulación suficientemente clarificadora, lo que puede dar lugar a graves problemas de interpretación.
En todo caso parece evidente –no sólo por la ubicación en la Ley de Procedimiento Laboral, sino
por la propia materia– que el nuevo proceso debe inscribirse en la modalidad de procesos de la
Seguridad Social, regulados en el Libro II, Título II y Capítulo VI de la Ley de Procedimiento
Laboral. Quizá hubiera debido aprovecharse la reforma para dividir este capítulo en tres secciones, dadas las diferencias sustanciales en las tres submodalidades de procesos de Seguridad Social que se incorporan en aquel capítulo: demandas formuladas por el beneficiario frente a acuerdos de la entidad gestora; revisión por estas entidades de sus resoluciones declarativas de derechos a favor de los beneficiarios; y el proceso, que ahora se examina, sobre reintegro de prestaciones de desempleo frente al empleador que haya contratado abusivamente o en
fraude de ley al trabajador.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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81
El aseguramiento voluntario
en el Sistema de la Seguridad Social
(la nueva regulacion del Convenio
Especial)
JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES*
INTRODUCCIÓN
P
ara evitar los efectos que, en el acceso
a las prestaciones de la Seguridad
Social, podía tener el hecho de dejar la
actividad antes de que concurriese el hecho
generador de la respectiva situación protegida 1 , el Sistema de la Seguridad Social ha
venido articulando diversos mecanismos que
permiten ampliar su eficacia protectora,
mediante el establecimiento de las figuras de
asimilación al alta2, es decir, la ficción de que
la persona está incluida en la Seguridad
Social, aunque no realice una actividad, diferenciando en estas situaciones entre aquellas
en las que existe la obligación (o la posibili-
* Administrador Civil del Estado. Miembro del Instituto Europeo de Seguridad Social.
1 Considerando que buena parte de las prestaciones
(en especial, las de carácter económico) precisan de la
situación de alta del causante –aunque existen prestaciones a las que se pueden acceder desde una situación
de no alta– y, sobre todo, la acreditación de unos períodos de cotización, de los cuales algunos deben estar
comprendidos en un espacio temporal previo al
momento de causar la prestación.
2 Un análisis en profundidad de la figura de la situación de asimilación al alta en B ARRIOS BAUDOR, G.L.
(1997).
dad) de cotizar o las que no se produce tal circunstancia.
En tal sentido, el articulo 125 de la Ley
General de la Seguridad Social, texto refundido aprobado por Real Decreto Legislativo
1/1994, de 20 de junio (LGSS) se refiere a las
situaciones asimiladas al alta, completado
por otras disposiciones3, situaciones entre las
que figura el convenio especial4, a través del
3 Como son el artículo 2 del Reglamento de la protección por desempleo, aprobado por Real Decreto
625/1985, de 2 de agosto, o el artículo 36 Reglamento
General de inscripción de empresas y afiliación, altas,
bajas y variación de datos de los trabajadores, aprobado
por Real Decreto 84/1996 ( RIA). Este último precepto
califica como situaciones asimiladas al alta: la situación
legal de desempleo total y subsidiado y la de paro involuntario; la excedencia forzosa, la situación de excedencia para el cuidado de hijo con reserva de puesto de trabajo; la suspensión del contrato de trabajo por servicio
militar; el traslado del trabajador por la empresa fuera
del territorio nacional; los períodos de inactividad entre
trabajos de temporada; la suscripción del convenio
especial; los períodos de prisión y como consecuencia
los supuestos contemplados en la Ley de Amnistía y
cualquier otra situación que establezca el Ministerio de
Trabajo y Asuntos Sociales.
4 El artículo 36 RIA califica, en aplicación del artículo 125 LGSS, al convenio especial como una de las situaciones de asimilación al alta.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
83
ESTUDIOS
cual y de forma voluntaria, las personas que
lo suscriben siguen cotizando a la Seguridad
Social, aunque no realicen una actividad por
la que deban estar encuadradas en algún
Régimen de la Seguridad Social. La figura del
convenio especial suele ser utilizada por los
trabajadores, al final de su período de actividad laboral, con el objetivo de completar cotizaciones que les permitan acceder a las prestaciones de la Seguridad Social (generalmente, la pensión de jubilación); en otras ocasiones, el convenio especial suele ser utilizado
para completar cotizaciones sociales, cuando
se produce, en períodos no muy largos, una
minoración de ingresos –y, derivado de ello–
una reducción en las bases de cotización, todo
ello con el propósito de mantener la base por
la que se venía cotizando.
Por ello, si bien el convenio especial «es
una cuestión de importancia marginal en el
mundo del Derecho de la Seguridad Social ...
sin embargo tiene una gran importancia cualitativa en un número determinado de casos»5
ya que a través del convenio especial se posibilita que se pueda acceder a las prestaciones
y que no se pierdan las carreras de aseguramiento efectuadas previamente. En definitiva, mediante dicha figura jurídica se permite
al trabajador continuar voluntariamente acogido al Sistema de la Seguridad Social, público y obligatorio, y, derivado de ello, sujeto a
las normas que lo regulan.
Los antecedentes del convenio especial se
encuentran en el Reglamento del Mutualismo Laboral (RGML)6 en cuyo artículo 21 se
5
MAGALLON ORTIN, M. y PÉREZ ALONSO, M. (1997),
p. 16.
Según los datos de la TGSS, a julio de 2003 existían
cerca de 125.000 convenios especiales suscritos, en la
siguiente forma: Régimen General: 85.131; Régimen de
Autónomos: 16.930: Régimen Agrario: 1.582; Régimen
del Mar: 4.121; Régimen del Carbón: 11.611; Régimen
de Hogar: 992; convenio de asistencia sanitaria: 4.409.
6 Aprobado por Orden del entonces Ministerio de
Trabajo, de 10 de septiembre de 1954. Un análisis del
artículo 21 RGML en CLEOFE SANCHEZ (1975)
84
preveía la posibilidad de suscribir un convenio con el Servicio del Mutualismo Laboral, a
través del cual el mutualista, a pesar de
haber cesado en la actividad que daba lugar
al encuadramiento en alguna de las Mutualidades, sin embargo seguía teniendo tal condición. A su vez, se preveía la posibilidad de que
la mujer trabajadora, en excedencia voluntaria por alumbramiento, suscribiese un convenio con el Instituto Nacional de Previsión.
La derogación del Reglamento citado por
la Ley de la Seguridad Social, de 21 de abril
de 1966, obligó a promulgar la Orden de 24 de
septiembre de 19687, sobre convenio especial
con las Mutualidades Laborales, posteriormente sustituida por la Orden de 1 de septiembre de 1973, reguladora del convenio
especial con las Entidades Gestoras del Sistema de la Seguridad Social, mediante la que se
adaptó la regulación de dicho mecanismo a la
Ley 24/1972, de financiación y perfeccionamiento de la acción protectora del Régimen
General de la Seguridad Social8, completada
por diferentes disposiciones que tendían a
7 Frente a la regulación del artículo 21 RGML, la
Orden de 24 de septiembre de 1968 amplió a 90 días el
perentorio plazo de 45 días fijado para efectuar solicitud
para la suscripción del convenio, al tiempo que redujo
desde 2.000 a 1.800 días, el periodo previo de cotización, necesario para dicha suscripción. La Orden de 24
de septiembre de 1968 fue modificada, parcialmente,
por la Orden de 6 de febrero de 1971, para adaptarla a
la cobertura de protección de los trabajadores emigrantes a países europeos, con los que España no tenía suscrito un Convenio de Seguridad Social. Posteriormente,
la Resolución de la entonces Dirección General de
Seguridad Social, de 28 de septiembre de 1971, extendió la modificación de la Orden de 1971 a los supuestos
de emigración a países no europeos, con los que España
no tuviese suscrito un Convenio de Seguridad Social.
8 Dentro de las novedades de la OM de 1 de septiembre de 1973 destacan la de ampliar el ámbito subjetivo del convenio especial a los perceptores del subsidio de invalidez provisional y a los perceptores de desempleo, la reducción a 700 días del periodo de carencia
para la suscripción del convenio, así como la modificación de la forma de determinar la base de cotización al
convenio. Un análisis de la misma en GARCÍA NINET, J.I.
(1984).
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49
JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
regular el convenio ante determinadas situaciones9.
A fin de regular en una sola disposición la
normativa del convenio especial, no solo en
relación con los que se suscribían en el Régimen General sino también en los Regímenes
Especiales, se dictó la Orden de 30 de octubre
de 198510, con una finalidad sistematizadora
y con el objetivo de dotar al aludido mecanismo de una regulación homogénea en todo el
Sistema de la Seguridad Social11.
El objetivo de la Orden de 30 de octubre de
1985 fue prontamente superado, en razón de
la aparición de nuevos supuestos en los que
se posibilitaba la suscripción del convenio
especial, para dar solución a las demandas de
protección que se venían demandando12, lo
que originó la promulgación de una nueva
9 Como fueron la Resolución de la Subsecretaría de
Seguridad Social, de 1 de febrero de 1982, en la que se
prevé el convenio especial, en favor de los trabajadores
con contrato a tiempo parcial; la Orden de 29 de julio
de 1982, reguladora de los convenios especiales a favor
de los Diputados y Senadores; la Orden de 7 de diciembre de 1981, sobre convenio especial en favor de los
miembros de los Gobiernos y de los Parlamentos de las
Comunidades Autónomas, etc.
10 Un análisis de la OM de 30 de octubre de 1985,
en BORRAJO DACRUZ (1990).
11 Carácter unitario que no fue alcanzado, tanto
por dejar fuera de la regulación de la Orden de 30 de
octubre de 1985 algunos convenios especiales, como
por dejar subsistentes los convenios que se hubiesen
celebrado con anterioridad a la promulgación de la
Orden. Una de las modificaciones de la Orden de
1985, frente a la normativa anterior, fue la de incrementar a 1.080 días –frente a los 700 anteriores– el
período de cotización necesario para poder suscribir el
convenio.
12 Como fueron, entre otras, la regulación del convenio especial en favor de los trabajadores con 55 años
(edad posteriormente reducida a 52 años) perceptores
del subsidio asistencial de desempleo, la de los pensionistas de incapacidad permanente, que hubiesen sido
declarados capaces, tras el procedimiento de revisión,
etc. o el convenio especial en favor de las personas que
ostentasen la condición de miembro del Parlamento
Europeo (conforme a la Orden del entonces Ministerio
de Trabajo y Seguridad Social, de 1 de junio de 1988).
Orden, la de 18 de julio de 199113, reguladora
del convenio especial en el Sistema de la
Seguridad Social, también con unas finalidades refundidoras y de sistematización de la
regulación de la Orden de 198514.
Al igual que sucedió con la legislación
anterior, los objetivos de la Orden de 1991
fueron pronto superados por dos circunstancias básicas: de una parte, porque la Orden de
1991 no recogió la regulación de todos los convenios especiales, ya que quedaron excluidos
de la misma algunos de ellos, dadas las peculiaridades intrínsecas de los mismos o el rango de la disposición en que se procede a su
regulación; de otra, por la propia dinamicidad
de la figura del convenio especial, que obligó a
recoger nuevas situaciones que, dado el
momento de su regulación, quedaron, en ocasiones, al margen de la regulación de la
Orden de 1991. A su vez, el artículo 6 de la
Ley 35/2002, de 12 de julio, de medidas para
el establecimiento de un sistema de jubilación gradual y flexible, ha establecido una
nueva modalidad de convenio especial en
favor de los trabajadores con 55 o más años, a
los que se le extinga la relación laboral en el
marco de un expediente de regulación de
empleo, difiriendo la norma legal a las disposiciones reglamentarias que se aprobasen en
cuanto a la regulación concreta de esta modalidad.
13
Un análisis de la Orden de 18 de julio de 1991 en
ESCUDERO RODRÍGUEZ (1991) y en PÉREZ ALONSO, (1992),
pp. 22 y ss.
14 La Orden de 1991 amplió los colectivos que podían suscribir el convenio especial –como son los supuestos
de los pensionistas de jubilación e invalidez, que veían
extinguida la pensión; los trabajadores que hubiesen
causado baja en el Régimen de la Seguridad Social, con
motivo de la solicitud de pensión que, finalmente, le era
denegada; los trabajadores que se encontrasen en huelga legal o causasen baja temporal por cierre patronal; las
personas que redujesen la jornada por cuidado de un
menor–; al tiempo, flexibilizó la fecha de efectos del
convenio, abrió más opciones en la determinación de la
base de cotización o, por último, introdujo, de forma
voluntaria, la cobertura, a través del convenio especial,
de la asistencia sanitaria.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
85
ESTUDIOS
Por ello, con fecha 18 de octubre de 2003,
se ha publicado la Orden TAS/2865/2003, de
13 de octubre, por la que se regula el convenio
especial en el Sistema de la Seguridad
Social15 (OCE) con una doble finalidad: de
una parte, producir la sistematización y
armonización de la normativa reguladora del
convenio especial16 y, de otra, dar una mayor
flexibilidad en la exigencia de los requisitos
que condicionan aquél, en orden a facilitar su
suscripción.
1. EL CONVENIO ESPECIAL COMUN
La OCE diferencia en la regulación jurídica del convenio especial dos situaciones: de
una parte, el convenio especial común o general; y, de otra, otras situaciones específicas de
mantenimiento de la relación jurídica con la
Seguridad Social, a través de la figura del
convenio especial. Además, la propia OCE
(Disposición transitoria) prevé que los convenios especiales suscritos con anterioridad a la
vigencia de la misma –1º de abril de 2004–17
se seguirán rigiéndo por la normativa conforme a la cual se suscribieron, con la opción de
los interesados para sustituir los anteriores
por los regulados en la OCE, siempre que se
reúnan los requisitos establecidos en la misma.
1.1. Regulación jurídica
La suscripción del convenio especial determina la iniciación o la continuación en la
situación de alta o asimilación al alta en el
Régimen de la Seguridad Social que corresponda en función de las actividades que el
trabajador lleve a cabo o haya desarrollado
anteriormente a la suscripción del convenio.
En tal sentido, «el convenio interesará, sobre
todo, al trabajador que cuenta con una extensa carrera de seguro» 1 8 , aunque existen
casos19 que tienden a cubrir las lagunas de
cotización que, temporalmente, se producen
como consecuencia de haber variado las condiciones de la actividad que se venía llevando
a cabo.
Por ello, la finalidad del convenio especial20 es la de dar cobertura a las contingencias y situaciones amparadas en el mismo,
con la obligación por parte del suscriptor de
aquél de abonar unas determinadas cotizaciones21. Es decir, que a través del convenio se
produce una especie de contrato, en el que
surgen obligaciones para las dos partes de
aquél: de una parte, las Entidades de la Seguridad Social (representadas por la Tesorería
General de la Seguridad Social –TGSS–22) se
18
BARRIOS BAUDOR (1997), p. 270.
Que básicamente se comentan en el apartado 2
de este trabajo.
20
Artículo 1º OCE.
21
No obstante, el apartado 2 del artículo 1º de la
OCE hace figurar como objeto del convenio especial «la
cotización al Régimen en cuyo ámbito se suscriba el convenio ...». Se entiende que la cotización es un elemento instrumental o un elemento subordinado al verdadero objeto del convenio especial, cual es el mantenimiento (o el establecimiento ex novo) de la relación de
aseguramiento con el Sistema de la Seguridad Social,
como se determina en el apartado 1 del citado artículo
1º OCE.
22 No a través de un acto expreso o tácito de representación, sino en virtud de las competencias que legal y
reglamentariamente le están atribuidas. En el caso de
que los convenios especiales se hayan de formalizar en
el Régimen Especial de los Trabajadores del Mar, es el
Instituto Social de la Marina (ISM) el Organismo que, por
delegación de la TGSS, ha de tramitar y formalizar tales
19
15
Con excepción de los que puedan suscribirse en
los diferentes Regímenes Especiales de Funcionarios
Públicos (Régimen Especial de Funcionarios Civiles del
Estado, Régimen Especial de las Fuerzas Armadas y Régimen Especial de los Funcionarios de la Administración
de Justicia) dada la exclusión de tales convenios de la
OCE (Disposición adicional 1ª).
16 En tal sentido, a través de su Disposición derogatoria, la OCE procede a la derogación expresa de 16
Ordenes Ministeriales.
17 De acuerdo con lo establecido en su Disposición
final 2ª, la OCE entra en vigor el día 1º del sexto mes
siguiente al de la publicación de la misma en el Boletín
Oficial del Estado, salvo en lo que se refiere al convenio
especial a favor de trabajadores despedidos en el marco
de un expediente de regulación de empleo (artículo 20),
cuya regulación entra en vigor el día siguiente al de la
publicación de la OCE.
86
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
comprometen a otorgar las prestaciones
incluidas en el ámbito de cobertura de aquél,
en el momento en que se produzca el hecho
causante de las mismas y siempre que el
beneficiario reúna los requisitos a que el
ordenamiento de la Seguridad Social condicione la correspondiente prestación; a su vez,
el interesado se compromete a abonar las
cotizaciones sociales, durante toda la vigencia del convenio, con las consecuencias que se
prevén para el incumplimiento de esta obligación (básicamente, la extinción del mismo).
Desde el ámbito de los interesados, pueden
suscribir el convenio especial común con la
TGSS, los siguientes colectivos:
• Los trabajadores o asimilados que causen baja en un Régimen de la Seguridad
Social en que estuviesen encuadrados
previamente, y no queden comprendidos en el campo de aplicación de cualquier otro Régimen del Sistema de la
Seguridad Social, reproduciendo, con
pequeñas matizaciones, una prevención
similar recogida en la normativa precedente25.
1.2. Ámbito subjetivo
El convenio especial se suscribe entre dos
partes: por un lado, los interesados, cumpliendo los requisitos que establezca el ordenamiento de la Seguridad Social y, de otro, la
Administración, la TGSS, a través de los
órganos competentes al efecto, de acuerdo con
la distribución de competencias establecida
en el ámbito de dicho Servicio Común.
Ahora bien, aunque el convenio se suscriba
a instancia de parte (es decir, mediando solicitud) este instituto jurídico carece de contenido negocial23, ya que tanto el contenido del
convenio, como otros aspectos del mismo,
aparecen establecidos de forma imperativa
en la normativa aplicable –la OCE– por lo
que la única opción que le queda al interesado es la de aceptar o no la oferta que implica
el convenio especial. Por ello, si no se precisara el cumplimiento de unos requisitos previos, con el convenio especial «nos encontraríamos con una auténtica relación voluntaria
de aseguramiento en el Sistema de la Seguridad Social, que incluso podría extenderse a
colectivos desprotegidos ...»24.
instrumentos jurídicos de mantenimiento de la relación
jurídica con la Seguridad Social (Disposición adicional
4ª OCE).
23 Como señala la doctrina. Vid. BARRIOS B AUDOR
(1997), p. 260.
24 G ARCÍA NINET, J. I. (1984).
Dentro de estos colectivos se encuentran
situaciones como las de:
– Trabajadores que causen baja en el Sistema de la Seguridad Social por habérseles extinguido su relación laboral o
haber cesado en la actividad por cuenta
propia.
– Trabajadores que pasen a excedencia
laboral por cuidado de hijos u otros
familiares en los términos previstos en el
25
En la normativa anterior se señalaba que el trabajador, para poder suscribir el convenio especial, no solo
no debía quedar comprendido en el campo de aplicación de un Régimen de Seguridad Social, sino también a
que en el respectivo Régimen no se le aplicase el cómputo recíproco de cotizaciones. En la actualidad, todos
los Regímenes de la Seguridad Social tienen establecido
entre sí el cómputo recíproco de cotizaciones; incluso
este mecanismo se ha extendido al Régimen de Clases
Pasivas del Estado, como establece el Real Decreto
691/1991, de 6 de abril. La única excepción se produce
con relación a los regímenes de protección social existentes en la Comunidad Autónoma de Navarra, respecto de los cuales la Disposición adicional 2ª de la Ley
50/1998, de Medidas Fiscales, Administrativas y del
Orden Social, autorizó al Gobierno para que en un plazo de 6 meses (plazo que terminó el día 30 de junio de
1999) procediese a su integración en el Régimen General de la Seguridad Social, sin que el mandado legal se
haya producido. Un análisis del contenido de la Disposición adicional 2ª de la Ley 50/1998 en PANIZO ROBLES
(1999).
Un análisis del cómputo recíproco de cotizaciones
en BLASCO LAHOZ (1993) y PIÑEYROA DE LA FUENTE (1992).
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
87
ESTUDIOS
artículo 46.3 del Estatuto de los Trabajadores (ET).
– Trabajadores que causen baja por emigrar a otros países con independencia de
que dicho país tenga o no suscrito con
España un Convenio Bilateral de Seguridad Social26.
• Los trabajadores por cuenta propia o por
cuenta ajena (en este caso, con contrato
indefinido) que sigan realizando una
actividad, respecto de la cual se encuentren exonerados de cotización, por acreditar los requisitos de haber cumplido
los 65 años y acreditar un período mínimo de cotización de 35 años.
Con la regulación de este supuesto, a través de la OCE se pretende posibilitar
que, en los casos de exoneración de cotizaciones27, previstos en el artículo 112
26 En el mes de mayo de 2002, en el marco de una
Conferencia de Ministros y Máximos Responsables de la
Seguridad Social de los países iberoamericanos, celebrada en Valencia, se suscribieron diferentes Acuerdos
entre España y diferentes Estados de la Comunidad Iberoamericana (expresamente, Brasil, Chile y Perú) en
orden, entre otras materias, a permitir que los nacionales de cada uno de los Estados puedan mantener un convenio especial con el Sistema de Seguridad Social donde
estaban afiliados anteriormente, aunque por su desplazamiento al otro Estado hubieran de quedar incluidos,
de forma obligatoria, en el respectivo Sistema de Seguridad Social.
27
El Acuerdo Social, suscrito el 9 de abril de 2001,
entre el Gobierno, las Organizaciones Empresariales y la
Confederación Sindical de Comisiones Obreras, dentro
de la finalidad de incentivar la permanencia en la actividad de los trabajadores de edad, recogió el compromiso
de exonerar de la obligación de cotizar (salvo en lo que
se refiere a las contingencias profesionales, así como a la
IT derivada de contingencias comunes) a los trabajadores que hubiesen cumplido los 65 años de edad y acreditasen un mínimo de cotización de 35 años. Un análisis
del Acuerdo Social en PANIZO R OBLES (2001) y LÓPEZ
GANDÍA (2001). Un estudio, desde determinadas perspectivas, del mencionado Acuerdo puede analizarse en
los números 6 y 7 (febrero/junio 2002) de la Revista Foro
de Seguridad Social.
El compromiso político se desarrolla en el Real
Decreto-ley 16/2001, de 27 de diciembre, de medidas
88
bis y en la Disposición adicional 32ª de la
Ley General de la Seguridad Social (en la
redacción dada por los artículos 11 y 13
de la Ley 35/2002, modificada, por lo que
se refiere a la adicional 32, por el artículo 6º del Real Decreto-ley 2/2003, de 25 de
abril, de medidas de reforma económica
–DLRE–) sin embargo los interesados
puedan seguir cotizando, a los efectos de
las correspondientes prestaciones.
Aunque acrediten 65 años y 35 de cotización, no pueden suscribir el convenio
especial –manteniendo la actividad, al
no ser beneficiarios de la exoneración
de cotizaciones– los trabajadores por
cuenta ajena o asimilados que presten
servicios en Administraciones Públicas
o en los Organismos Públicos regulados
en el Título II de la LOFAGE28.
• Los trabajadores que se encuentren en
una situación de pluriempleo o pluriactividad 29 , que pierdan una o las dos
actividades, con la finalidad de mantener las bases por las que venía cotizando. Se trata de uno de los supuestos
novedosos contenidos en la OCE, ya
que, antes de su entrada en vigor, la
pérdida de una actividad permaneciendo el interesado en activo en la otra,
impedía la suscripción del convenio
especial, con el posible perjuicio en el
para el establecimiento de un sistema de jubilación gradual y flexible (posteriormente sustituido por la Ley
35/2002, de 12 de febrero, de igual denominación, que
procede a su derogación). Un análisis del Real Decretoley citado en PANIZO ROBLES (2002) y TORTUERO PLAZA
(2002).
28 Ley 6/1997, de 14 de abril, de Organización y
Funcionamiento de la Administración General del Estado.
29
El ordenamiento de la Seguridad Social distingue
entre las situaciones de pluriempleo, realización de dos
actividades, en razón de las cuales el trabajador ha de
quedar encuadrado en un mismo Régimen; de la de
pluriactividad, realización simultánea de dos actividades, encuadradas, a efectos de Seguridad Social, en dos
Regímenes distintos de la Seguridad Social.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
acceso a las futuras prestaciones de la
Seguridad Social30.
Con la nueva regulación, se sigue el precedente de la posibilidad de suscribir el
convenio especial por parte de los trabajadores a tiempo parcial 31 , los cuales
siempre han podido suscribir aquél,
aunque de forma simultánea estuviesen
realizando una actividad.
• Los trabajadores o asimilados que cesen
en la prestación de servicios o en su actividad por cuenta propia, y sean contratados por el mismo u otro empresario,
pero con unas remuneraciones más
reducidas a las correspondientes al promedio de las bases de cotización correspondientes a los días cotizados en los 12
meses naturales anteriores a dicho cese.
• Los pensionistas de incapacidad permanente total que, con posterioridad a la
30 Piénsese, por ejemplo, en una persona que venía
realizando dos actividades en régimen de pluriactividad,
El cese en la actividad le impedía la suscripción del convenio especial y, derivado de ello, la imposibilidad de
mantener la cotización. En tales circunstancias, el trabajador podría encontrar mayores dificultades para acceder a la prestación en el Régimen de Seguridad Social en
que se cesó en la actividad, teniendo en cuenta los
requisitos adicionales que establece el ordenamiento de
la Seguridad Social para percibir más de una prestación
(en especial, de jubilación, respecto de la cual se exige
que para que pueda causarse dos pensiones, sin que en
los dos diferentes Regímenes el interesado se encuentre
en alta o en situación de asimilación al alta, que aquél
acredite un período mínimo de cotización de 15 años
superpuestos).
En estos casos, la Orden de 18 de julio de 1991 solo
contemplaba la posibilidad de suscribir un convenio, en
el supuesto de que el interesado causase baja en los dos
Regímenes, pudiendo optar por el Régimen en el que
suscribir el convenio, conforme a la Disposición adicional segunda.1 de la Orden señalada, confirmando una
práctica seguida en todas las regulaciones del convenio
especial, desde la Resolución de la entonces Dirección
General de Seguridad Social, de 19 de noviembre de
1974.
31 Desde la Resolución de la Subsecretaría de la
Seguridad Social, de 1 de febrero de 1982.
fecha de efectos de la pensión, hayan
realizado trabajos determinantes de su
inclusión en alguno de los Regímenes de
la Seguridad Social y se encuentren en
alguna de las situaciones anteriores (es
decir, cese en la actividad, exoneración
de cotizaciones sociales o nuevo contrato
con unas remuneraciones inferiores)32.
• Los trabajadores que se encuentren percibiendo las prestaciones contributivas
de desempleo y se les extinga el derecho
a las mismas, pasando o no a percibir las
prestaciones asistenciales, así como los
que cesen en el disfrute de éstas.
• Los pensionistas por incapacidad permanente, en cualquiera de sus grados,
que, como consecuencia de un expediente de revisión de la incapacidad, sean
declarados plenamente capaces o afectos
de una incapacidad permanente parcial.
• Los pensionistas de incapacidad permanente o jubilación a los que se le haya
extinguido la pensión en virtud de sentencia judicial o de otra causa.
• Los trabajadores o asimilados que causen baja en el Régimen de la Seguridad
Social, a consecuencia de solicitar una
pensión en el mismo, que le sea posteriormente denegada por resolución
administrativa o sentencia judicial33.
32 Por ello, para suscribir el convenio no es suficiente únicamente la condición de pensionista, sino la de
haber realizado trabajos con posterioridad en los que se
cesa. Vid. STSJ de Cataluña, de 30-12-1995. En esta
modalidad de convenio, vid. la jurisprudencia citada por
BARRIOS BAUDOR (1997), p. 272.
33 Este supuesto fue prontamente recogido en el
ordenamiento de la Seguridad Social, de acuerdo con la
Resolución de la Dirección General de Financiación de
la Seguridad Social, de 19 de abril de 1977. Vid. GARCÍA
NINET (1984), p. 19.
Existen otros supuestos de posibilidad de suscripción
del convenio especial, como es el caso de los trabajadores que, por disfrutar de un permiso individual de formación concedido al amparo de los Acuerdos de Formación Continua, vean suspendido su contrato de tra-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
89
ESTUDIOS
• Por último, los trabajadores u otras personas en los concretos supuestos de convenio especial que se analizan en el
apartado 2.
1.3. Requisitos para la suscripción del
convenio especial
Como viene siendo tradicional, la suscripción del convenio especial no es un acto incondicionado, ya que el mismo queda supeditado
al cumplimiento, por parte del interesado, de
una serie de requisitos, entre los que se
encuentran los siguientes:
a) La solicitud. El convenio especial precisa de la petición de suscripción por parte del
interesado, en el modelo oficial establecido
por la TGSS34, ante la Dirección Provincial o
bajo, causando baja en el Régimen de la Seguridad
Social, posibilidad que la doctrina extiende a los supuestos de suspensión del contrato de trabajo, en los casos
contemplados en el artículo 52.b) ET. Vid. RAMOS QUINTANA (1994).
De igual modo, pueden suscribir el convenio especial los funcionarios en servicios especiales, a los que el
Organismo de origen tenga que mantener el alta en la
Seguridad Social, a efectos de cotización por el abono
de los trienios que le corresponda (de acuerdo con el
artículo 8 del RD 365/1995, de 10 de marzo, por el que
se aprueba el Reglamento de Situaciones Administrativas de los Funcionarios Civiles de la Administración
General del Estado). La finalidad del convenio es completar la base de cotización por la que cotiza el Organismo Público. Vid. la Resolución de la Dirección General
de Ordenación Jurídica y Entidades Colaboradoras de la
Seguridad Social, de 7 de marzo de 1996, desarrollada
por la Circular 5-015, de 27 de marzo de 1996, de la
Dirección General de la TGSS.
34 Una parte de la doctrina ha criticado la existencia
de modelos, en los que se recoge una especie de contrato interpares, lo cual no se adecua a la regulación
actual del Sistema de la Seguridad Social, sino que parece más propio de otras épocas de escasa publificación
de los Organismos Gestores de la Seguridad Social. De
ahí que se propusiera que la solicitud de convenio especial concluyese con una Resolución administrativa, que
recogiera todos los aspectos contemplados en la LRJPAC
y se procediera a la supresión del modelo de convenio.
Vid. MAGALLÓN ORTIN (1997), p. 57 y ss.
90
Administración de la misma correspondiente
al domicilio de aquél. En el caso de convenios
especiales, suscritos en el Régimen Especial
de Trabajadores del Mar, los mismos se suscriben con el ISM.
Sin embargo, una de las novedades esenciales de la OCE es la supresión del plazo
para la suscripción del convenio especial, que
tradicionalmente era de 90 días35, plazo que
se configuraba como de caducidad, y cuya
superación imposibilitaba la formalización
del convenio, dando lugar a una múltiple, y a
veces contradictoria, jurisprudencia en cuanto a la exigencia del plazo mencionado, la
mayoría de la veces intentado flexibilizar
dicho requisito, propiciando, de esta forma, la
suscripción del convenio36. Para evitar esta
problemática, la OCE (artículo 3.1) prevé que
la solicitud se pueda formalizar en cualquier
momento, y en cualquiera de los lugares previstos en el artículo 38.4 de la Ley 30/1992, de
26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las
En la actualidad el modelo para la suscripción del
convenio especial se recoge en la Resolución de la
Dirección General de Ordenación Jurídica y Entidades
Colaboradoras, de 12 de diciembre de 1991. El apartado 2 de la Disposición final 1ª OCE habilita a la TGSS
para aprobar y, en su caso, modificar los modelos a los
que deben ajustarse los diferentes tipos de convenio
especial.
El artículo 3º OCE prevé también la posibilidad de
suscripción del convenio especial por los medios técnicos (se entiende, de naturaleza informática o telemática)
que establezca la Dirección General de la TGSS.
35 Inicialmente, el plazo era de 45 días, conforme
establecía el artículo 21 del Reglamento del Mutualismo
Laboral. La aplicación del plazo de 90 días dio lugar a
interpretaciones contradictorias de la jurisprudencia; así
por ejemplo, aplica el plazo con un amplio margen de
flexibilidad la STSJ (Madrid) de 25-10-1991; por el contrario, se exige el plazo con mayor rigurosidad en la STSJ
de Cataluña de 5-6-1992. Sin embargo, tras la STS de
24-5-1995 se han introducido, tanto por la jurisprudencia, como por la propia práctica administrativa, elementos de flexibilidad en el cómputo de los 90 días, a que
quedaba condicionada la suscripción del convenio.
36 Vid. la jurisprudencia exhaustiva que, sobre el
particular, cita y comenta BARRIOS BAUDOR (1997), pp.
274 y ss.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (LRJPAC).
Aunque el plazo de solicitud para la suscripción del convenio especial esté abierto en
todo el momento, sin embargo efectuarla en
una u otra fecha condiciona el inicio de los
efectos del convenio, ya que (artículo 5º OCE):
• Si la solicitud se produce en el plazo de
los 90 días siguientes a la fecha en el
cese en la actividad (en la fecha de anulación o extinción de la pensión o en la
fecha de extinción en la percepción de la
las prestaciones, contributivas o asistenciales, por desempleo) el convenio especial surte efectos desde el día siguiente
al de la baja, salvo que el interesado opte
porque los efectos de aquél se produzcan
en la fecha de la solicitud37. De no efectuarse la correspondiente opción, se
aplica, en orden a los efectos del convenio especial, la fecha del cese.
• Por el contrario, si la solicitud se produce transcurrido dicho plazo, el convenio
tiene efectos desde el día de la presentación de la solicitud.
b) Acreditar un periodo mínimo de cotización. Este período se sigue estableciendo en
los 1.080 días 38, los cuales han de quedar
comprendidos dentro del período de los últimos 12 años anteriores a la fecha de baja en
el correspondiente Régimen de Seguridad
37 No deja de ser, en buena parte de las ocasiones,
ficticia la posibilidad de retrotraer los efectos del convenio, puesto que, teniendo en cuenta que el trabajador es
el obligado al ingreso de la cuota, el mismo tendrá que
decidir si está económicamente interesado (y, seguramente, si tiene posibilidades para hacerlo) en afrontar el
pago de las cuotas correspondientes al período transcurrido desde la baja del correspondiente Régimen de la
Seguridad Social y la de la solicitud del convenio. Vid.
ESCUDERO RODRÍGUEZ (1991), p. 1261.
38 El establecimiento de un mínimo de cotización,
para poder suscribir el convenio, ha sido objeto de cierta crítica por parte de la doctrina. Vid. VILLA GIL y DESDENTADO BONETE (1977), p. 369.
Social39, ampliando en 5 años el período de los
últimos 7 años, como tradicionalmente venía
exigiendo la normativa reguladora del convenio especial.
A efectos de la acreditación de dicho período se computan la parte proporcional por gratificaciones extraordinarias40; las cotizaciones acreditadas, durante el primer año de
excedencia con reserva de puesto de trabajo,
por cuidado de hijo o menor41; las cotizaciones
efectuadas durante la percepción del desempleo; así como las acreditadas en los Sistemas
de la Seguridad Social de países del Espacio
Económico Europeo o de los países con los que
España tenga suscrito un convenio bilateral
en materia de Seguridad Social. En el caso de
convenios especiales suscritos por pensionis39 En el caso de que los pensionistas de incapacidad
permanente o jubilación, a los que se les extinga o anule el derecho de pensión, el período mínimo de cotización ha de estar cubierto en la fecha en que se extinguió
la obligación de cotizar.
40 De acuerdo con la práctica administrativa seguida
tras la Sentencia del Tribunal Supremo, dictada en interés de ley, con fecha de 10 de junio de 1974. También se
computan las cotizaciones correspondientes, aunque el
empresario hubiese incumplido sus obligaciones de afiliación y de cotización (STSJ Navarra, de 22 de febrero
de 1995).
Para los inválidos permanente totales para la profesión habitual que, con posterioridad a la adquisición de
la condición de pensionista, hayan realizado trabajos
determinantes de su inclusión en algún Régimen de
Seguridad Social, en el que hayan causado baja, para
completar el período de 1.080 días pueden computarse
las cotizaciones efectuadas con anterioridad a la fecha
de efectos de la pensión, como señala la Resolución de
la Dirección General de Ordenación Jurídica y Entidades Colaboradoras de la Seguridad Social, de 24 de enero de 1994.
41 El artículo 19 del proyecto de Ley de disposiciones
específicas en materia de Seguridad Social (en la actualidad tramitándose en el Senado) modifica el artículo 180
LGSS, considerando como período cotizado a la Seguridad Social también el período de excedencia con reserva de puesto de trabajo que los trabajadores disfruten
(artículo 46 ET) a causa del cuidado de un familiar, hasta el segundo grado de consanguinidad o afinidad, que
no pueda valerse por sí mismo, a causa de la edad, incapacidad, enfermedad o accidente, y que no realicen una
actividad retribuida.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
91
ESTUDIOS
tas a quienes se hubiese anulado o extinguido
la pensión, el período de cotización ha de
estar cumplido en el momento en que se
extinguió la obligación de cotizar. Por el contrario, no se computan los períodos, en los que
siendo el interesado el sujeto obligado al
pago, no esté al corriente en el pago de las
cuotas en la fecha de efectos del convenio.
salvo las siguientes43:
No obstante, y como se verá al analizar las
distintas modalidades específicas del convenio (apartado 2 de este trabajo) existen
supuestos en los que es posible la suscripción
de los mismos, aunque los interesados no
acrediten el período de cotización señalado.
Hay que tener en cuenta que, con carácter
general, las prestaciones indicadas vienen a
dar una cobertura económica a los ingresos
que se pierden, de forma temporal, a causa de
la suspensión de la relación laboral o del cese
temporal en la actividad, como consecuencia
de la enfermedad o el accidente, los períodos
de descanso por maternidad o el riesgo
durante el embarazo. Si el trabajador no desarrolla una actividad y, como consecuencia de
ello, no obtiene ingresos, no tendría ningún
sentido que el convenio especial ampliase su
ámbito de cobertura a tales situaciones. Asimismo, con carácter general no existe derecho (ni tampoco se cotiza) por las prestaciones
y servicios correspondientes a las situaciones
de desempleo, Fondo de Garantía Salarial y
Formación Profesional46.
Una vez solicitado el convenio, la TGSS
debe notificar la procedencia del mismo en el
plazo de los 3 meses siguientes a la fecha de
la solicitud. El convenio ha de ser suscrito
por dicho Servicio común y el interesado en el
plazo de los 3 meses siguientes a la notificación de su procedencia. Si la solicitud se
paraliza por causa del interesado, una vez
transcurridos los 3 meses sin la firma del
convenio especial, aquélla se entiende caducada, con el correspondiente archivo de
actuaciones.
1.4. El ámbito de la acción protectora
Acreditados los requisitos y suscrito el convenio especial, el interesado tiene la cobertura de la Seguridad Social frente a las situaciones y prestaciones objeto de protección
que, con carácter general, son las prestaciones derivadas de contingencias comunes42 ,
42
Es decir, la asistencia sanitaria, las pensiones y
otras prestaciones por jubilación e incapacidad permanente y muerte y supervivencia, en estos casos derivadas
de contingencias comunes, y los servicios sociales. Hay
que tener en cuenta que las cotizaciones efectuadas, a
través del convenio especial en relación con una situación de incapacidad permanente ya declarada, aunque
sin derecho a prestaciones, no tienen validez, ya que
únicamente las contingencias posteriores a la fecha de
efectos del convenio (nuevas lesiones, agravación de
92
• Las prestaciones económicas por incapacidad temporal.
• Las prestaciones económicas por maternidad44.
• Las prestaciones económicas durante la
situación de riesgo durante el embarazo45.
dolencias anteriores, etc.) son objeto de cobertura por el
convenio, pero nunca las mismas dolencias (SSTS 20 de
abril y 28 de septiembre de 1998, 23 de junio y 10 de
octubre de 1995 ó 29 de noviembre de 1996, con criterios reiterados por otras posteriores).
43
Véase el artículo 9 OCE.
44
Así se recoge, por ejemplo, en la Sentencia del
Juzgado de lo Social nº 3 de Zaragoza, de 7 de julio de
2003.
45 Frente a lo que sucedía en la Orden de 18 de julio
de 1991, en la que se expresaban las prestaciones objeto de cobertura a través del convenio, la OCE lo hace de
forma negativa: se tiene derecho a la totalidad de las
prestaciones derivadas de contingencias comunes, salvo
las excepciones que se señalan.
46 En este ámbito, la OCE mantiene el marco de
cobertura de la regulación precedente, con la rigidez
dada por la Orden de 26 de enero de 1998. La Orden
de 18 de julio de 1991, frente a la regulación anterior,
incluyó la posibilidad de ampliar la cobertura del convenio especial, formulando, de forma voluntaria, la prestación de asistencia sanitaria, lo cual fue valorado de for-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
Las prestaciones se conceden con arreglo a
las condiciones y requisitos establecidos en el
Régimen en que se suscribe el convenio, lo
cual como se ha indicado supone que «la situación de asimilación al alta del convenio especial no puede otorgar al beneficiario la adquisición de posibles derechos más allá de los que
hubiese tenido de permanecer en alta»47.
1.5. Las obligaciones del interesado:
la obligación de cotizar
A través del convenio especial el interesado sigue manteniendo la relación jurídica con
la Seguridad Social en orden a la cobertura
social respecto de determinadas prestaciones, pero, como contrapartida y dentro del
esquema contributivo de la protección, el suscriptor de aquél debe efectuar las cotizaciones correspondientes, durante toda la vigencia del convenio para lo que la OCE ofrece
toda una serie de disposiciones en orden a la
determinación de la cotización, teniendo en
cuenta que, durante la vigencia de aquél, la
cotización es obligatoria para el suscriptor
del mismo.
1.5.1. Base de cotización
Desde el año 1985, la regulación del convenio especial flexibilizó la determinación y
cuantía de la base de cotización, en orden a
posibilitar un mayor grado de suscripción de
aquél48. La OCE, de una parte, amplia esa fle-
ma positiva por la doctrina (vid. PÉREZ ALONSO (1992),
p.24. No obstante, la Disposición adicional 8ª de la
Orden de 26 de enero de 1998, estableció que, a partir
de 1º de enero de 1998, todos los convenios especiales
que se suscribieran llevarían incorporada, de forma obligatoria y dentro del ámbito de la acción protectora, la
prestación de asistencia sanitaria, con las consecuencias
en el alza de las cuotas a ingresar. Vid. sobre el particular
BARRIOS BAUDOR (1998), pp. 101 y ss.
47
M AGALLÓN ORTIN y PÉREZ ALONSO (1997), p. 29.
48 Hasta la reforma de 1985, la base de cotización
en el convenio especial era similar a la base por la que
xibilidad, en cuanto que amplia a 4 (frente a
las 3 anteriores) las opciones de determinación de base, pero, de otra, endurece el importe mínimo de la cuota a satisfacer en el convenio.
La base de cotización al convenio especial
tiene carácter mensual, aunque si fuese necesario tomar bases de cotización diarias, se
divide la base de cotización entre 30. La
determinación de la base de cotización (dentro de unos límites) se efectúa voluntariamente por el interesado, para lo cual se cuenta con una cuádruple opción, al poder elegir
una de las siguientes bases de cotización:
• La base máxima de cotización del grupo
de cotización correspondiente a la categoría profesional. Si bien, la posibilidad
de optar por esta base de cotización queda condicionada a que el interesado
hubiese cotizado por la misma durante
un período mínimo de 24 mensualidades, consecutivas o no, dentro de los 5
años anteriores a la fecha de suscripción
del convenio49.
venía cotizando el interesado antes de la baja en el
correspondiente Régimen. A partir de la Orden de 30 de
octubre de 1985, se previó una amplia gama de bases
de cotización, ya que el interesado tenía una triple
opción: cotizar por la base por la que venía cotizando
con anterioridad a la baja; la base mínima de cotización,
correspondiente al Régimen en que se suscribía el convenio ó una base de cotización que estuviese comprendida entre cualquiera de las otras dos. Esta opción se ha
mantenido en las reformas siguientes del convenio especial.
49 No es fácilmente comprensible la referencia que
se hace a la base máxima de cotización del grupo de
cotización, por cuanto que, desde el año 2002, todas las
bases máximas tienen el mismo importe, en aplicación
de las previsiones de la Disposición transitoria 15ª LGSS
y dentro de las orientaciones contenidas en la Recomendación 3ª del Pacto de Toledo. Esta referencia tiene
su explicación únicamente, en lo que respecta a los diferentes límites máximos de la base de cotización establecidos en el Régimen Especial de la Seguridad Social de
los Trabajadores Autónomos, en razón de la edad, ya
que los afiliados con 50 o más años tienen una base
máxima más reducida que los afiliados a dicho Régimen
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
93
ESTUDIOS
• La base de cotización equivalente a dividir entre 12 la suma de las bases de cotización por contingencias comunes, por
las que se haya cotizado durante los 12
meses consecutivos anteriores al cese en
la actividad o a la fecha de la anulación
o la extinción de la pensión. En el caso
de que no se hubiese acreditado un período de 12 meses, la base de cotización es
el resultado de multiplicar por 30 la
suma de las bases de cotización entre el
número de días cotizados50.
• La base mínima de cotización por contingencias comunes vigente en la fecha
en que haya de surtir efectos el convenio, en el Régimen Especial de Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos
(RETA)51. En este ámbito, se produce
de menor edad, todo ello de conformidad con las previsiones del artículo 81 LPGE 2003.
50 En la normativa precedente (Orden de 18 de julio
de 1991) la primera de las bases por las que podía optar
el interesado era el resultado de dividir las sumas de las
bases de cotización comprendidas en los 365 días anteriores a la baja en la actividad, por el número de días al
que correspondiesen las bases. Ello podía dar lugar a
que la base de cotización pudiese ser inferior a la que
venía cotizando el interesado con anterioridad a la suscripción el convenio, cuando aquélla tuviese una cotización mensual. Para evitar este efecto, la Resolución de la
Dirección General de Ordenación Jurídica y Entidades
Colaboradoras de la Seguridad Social, de 5 de septiembre de 1995, permitió que, en tales casos, la base de
cotización en el convenio especial fuese el resultado de
dividir por 12 el promedio de las bases de cotización del
interesado en los últimos 12 meses, criterio que recoge
la OCE.
Respecto de los trabajadores que prestan servicios a
tiempo parcial y que, como consecuencia de la baja en
el Régimen correspondiente, pasasen a suscribir un convenio especial, la Circular 5-034, de la Dirección General de la TGSS, establecía una triple opción de base de
cotización: la base mínima del Régimen en que se suscribiese el convenio, entendiendo su importe a tiempo
completo; la base promedio de cotización del último
año, de ser superior; o cualquier base comprendida
entre las dos señaladas anteriormente.
51 Para el año 2003, las bases mínimas de cotización, según los diferentes Regímenes, se contienen en el
artículo 81 de la Ley 52/002, de 30 de diciembre, de
94
una de las mayores novedades de la
regulación del convenio especial, puesto
que en la Orden de 18 de julio de 1991
(al igual que en la de 30 de octubre de
1985) la base mínima hacía referencia
al Régimen en que se suscribía el convenio especial.
Sin duda, la opción por aplicar la base
mínima vigente en el RETA se debe al
intento de evitar que, a través del convenio especial, se intente alcanzar pensiones de reducida cuantía que, posteriormente, hayan de ser completadas con
los respectivos complementos, en orden
a que las pensiones generadas alcancen
el importe de las pensiones mínimas52.
• Una base de cotización que esté comprendida entre cualquiera de las determinadas conforme a los criterios indicados en los dos apartados anteriores.
Como excepción, en el caso de convenios
especiales suscritos por personas que estuviesen exentos de cotizar (por la acreditación
de 65 años de edad y 35 de cotización), la base
de cotización al convenio especial está constituida por la diferencia entre la base por la que
debía haberse cotizado, de no existir la exoneración, y la base a que se refieren los artículos
162.2 y Disposición 32ª, ambos LGSS53. En
Presupuestos Generales del Estado para 2003, así como
en la Orden TAS/118/2003, de 31 de enero de 2003,
por la que se desarrollan las normas de cotización a la
Seguridad Social, Desempleo, Fondo de Garantía Salarial y Formación Profesional para el ejercicio 2003.
52 Hasta el año 1986, las bases mínimas de cotización en el RETA eran semejantes a las bases mínimas
vigentes en los Regímenes de Trabajadores por Cuenta
Ajena. A partir de dicho ejercicio, las bases mínimas en
el RETA comienzan a experimentar crecimientos superiores a las bases mínimas del Régimen General, con la
finalidad de que en dicho Régimen Especial, con el período mínimo de cotización exigible para causar la pensión de jubilación, se causase una pensión por un importe superior o muy cercano a la cuantía de las pensiones
mínimas.
53 Es decir, la base de cotización que se tiene en
cuenta para el cálculo de las correspondientes presta-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
este caso, no resulta comprensible la ventaja
de suscribir el convenio y de cotizar por la
diferencia entre la base de cotización por la
que se cotice realmente (a efectos de la prestación de IT por contingencias comunes o a la
globalidad de las prestaciones económicas) y
la que tomará en cuenta la Entidad Gestora,
a efectos del cálculo de la base reguladora en
las prestaciones a las que alcance la exoneración54.
Cada vez que, durante el período de vigencia del convenio, se modifique la base mínima
de cotización en el RETA, la base de cotización del convenio ha de incrementarse en el
porcentaje que elija el interesado y, como
mínimo, en el porcentaje en que haya aumentado dicha base mínima55 o, en su caso, en el
porcentaje que tenga derecho a elegir el interesado, sin que en ningún supuesto la base
resultante pueda ser superior a la base máxima que esté establecida en el Sistema de la
Seguridad Social56.
Las personas que hayan suscrito el convenio especial, y que hayan optado por cualquiera de las bases de cotización, de importe
superior a la base mínima aplicable en el
RETA, pueden solicitar de la TGSS que, en
tanto esté vigente el convenio, tales bases se
vayan incrementando automáticamente en el
ciones, correspondientes a los períodos de exención de
cotizar. Esta base es la equivalente a actualizar, conforme a la evolución del IPC, más dos puntos, la base de
cotización acreditada en el ejercicio anterior a la exoneración.
54 Ya que la diferencia señalada será, en todo caso,
escasa o incluso inexistente.
55 En los Regímenes en que existan diferentes bases
mínimas, según grupos de cotización, la referencia a la
base mínima se entiende realizada a la correspondiente
al grupo de cotización en que se encontrara incluido el
beneficiario antes de la baja.
56
En los casos en que coincidiesen cotizaciones por
períodos de actividad laboral y por convenio especial, la
suma de ambas cotizaciones no puede exceder del tope
máximo, por lo que debe reducirse la base del convenio
especial, para que no se produzca la superación de
dicho límite (artículo 6.2.4. OCE).
mismo porcentaje en que lo haga la base
máxima de cotización en el Régimen General
de la Seguridad Social.
Las opciones de incremento de la base de
cotización en el convenio especial se han de
efectuar por los interesados, con anterioridad
al 1º de octubre de cada año, con efectos desde
el día 1º de enero del ejercicio siguiente. De
igual modo, la renuncia a las opciones de
incremento de las bases habrá de realizarse
en el mismo plazo, y tiene efectos desde el día
1 de enero siguiente57.
1.5.2. Tipo de cotización
Sobre la base de cotización se aplica el tipo
de cotización vigente en el Régimen General
de la Seguridad Social, es decir, el 28,3%, y
ello, aunque en el Régimen en el que se suscriba el convenio especial tenga un tipo de
cotización diferente e, incluso inferior, como
sucede en los supuestos de los Regímenes
Especiales Agrario, de Empleados de Hogar o
en el RETA, en el caso de que los interesados
no hayan optado por tener cobertura de IT58.
1.5.3. Determinación de la cuota en el
convenio especial
Para determinar la cuota a ingresar, se
actúa de la forma siguiente:
• En primer lugar, se halla la cuota íntegra, es decir, el resultado de aplicar a la
57
Conforme al artículo 6 OCE.
Es decir, que el convenio especial se puede cotizar incluso por encima de la situación de actividad, aunque el ámbito de cobertura social sea menor. En el convenio especial se aplica el 28,3%, mientras que, durante
la actividad, se cotiza el 18,75% (Trabajadores por
Cuenta Propia del Régimen Especial Agrario), el 11,5%
(trabajadores por cuenta ajena, en el indicado Régimen), el 22% (Régimen de Empleados de Hogar) o el
26,5% (en el caso del Régimen de Trabajadores por
Cuenta Propia o Autónomos, sin cobertura de IT).
58
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
95
ESTUDIOS
base de cotización elegida por el interesado el porcentaje del 28,3 %.
• Sobre la cuota íntegra se aplica el coeficiente que haya establecido el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, constituyendo el resultado la cuota a ingresar.
• Cuando los efectos iniciales o finales del
convenio no sean coincidentes con el primero o el último día del mes, la cuota a
ingresar será el resultado de multiplicar
el cociente de dividir la cuota mensual
entre 30 por el número de días del mes
en que tenga o haya tenido efectos el
convenio.
Para el año 2003, los coeficientes para la
determinación de la cuota en el convenio
especial son, conforme al artículo 21 de la
Orden/TAS/118/2003, de 31 de enero, los
siguientes:
• Si el convenio especial comprende en su
ámbito de cobertura la asistencia sanitaria: el 0,94.
• Si el convenio hubiese sido suscrito con
anterioridad al 1º de enero de 1998, y no
comprendiese la asistencia sanitaria, el
0,7759.
1.5.4. Sujeto obligado al pago
El obligado al pago del convenio especial
es, con carácter general, el suscriptor del mismo60, salvo que en la propia modalidad del
59 Un ejemplo puede ayudar a comprender la cotización al convenio especial. Por ejemplo, si en el convenio se hubiese optado por una base de cotización de
1.300 euros, la cuota a ingresar sería:
• Cuota íntegra: 1.300 x 0,283 = 367,90 euros
• Cuota a ingresar: 367,90 x 0,94 = 345,83 euros.
60 En base a lo establecido en el artículo 9.1.1ª. m)
del Reglamento General de Recaudación de Recursos
del Sistema de la Seguridad Social, aprobado por Real
Decreto 1637/1995, de 6 de octubre (RGRSS).
96
convenio se prevea la existencia de otro obligado (como es el caso, del que se suscribe en
favor de trabajadores con 55 o más años, cuya
relación laboral se haya extinguido en un
expediente de regulación de empleo61), los
cuales han de ingresar las cuotas en el mes
siguiente al del devengo de las mismas, salvo
en el caso del RETA, en que se han de ingresar en la misma mensualidad a que se refieren62.
En todo caso, se prevé la posibilidad de que
personas físicas o jurídicas, previo consentimiento expreso de la TGSS y de los trabajadores o empresarios obligados al ingreso de
las cuotas, puedan actuar como sustitutos de
los obligados al pago de las cuotas, a cuyo
efecto se prevé que la Dirección Provincial de
la TGSS facilite al sustituto una copia del
convenio especial63.
La sustitución en la obligación de ingreso
de las cuotas, sin autorización de la TGSS, no
libera de sus obligaciones al suscriptor del
convenio, si bien si el sustituto efectúa el
ingreso de las cuotas, se considera efectuado
el pago por un tercero, con los efectos previstos en el RGRSS64.
61
En los términos previstos en el artículo 51.15 ET y
en la Disposición adicional 31ª LGSS, en la redacción
dada a ambos por la Ley 35 /2002, de 12 de julio.
62
El plazo de ingreso de las cuotas en el convenio
especial se recoge en el artículo 66, apartado 3.1, de la
Orden del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, de
26 de mayo de 1999, por la que se desarrolla el RGRSS
(OMR).
63 Esta posibilidad ya se recogía en la Orden del
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, de 26 de enero de 1996, sobre suscripción de convenio especial a
favor de los trabajadores comprendidos en los sistemas
especiales de frutas y hortalizas y conservas vegetales del
Régimen General de la Seguridad Social.
64 Conforme al artículo 15.3 RGRSS, el pago de las
obligaciones de Seguridad Social podrán efectuarse por
un tercero, tenga o no interés en el cumplimiento de la
obligación de cotizar, y con independencia de que lo
conozca y apruebe el deudor, o lo ignore. En ningún
caso, el tercero que pague la deuda esta legitimado para
el ejercicio, ante la Administración de la Seguridad
Social, de los derechos que correspondan al obligado, y
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
1.6. Suspensión y extinción del
convenio especial
En la regulación anterior, se preveían
determinadas causas de extinción del convenio especial, sin que existiesen causas de suspensión. Frente a ello, el artículo 10 OCE, y
como regulación novedosa, prevé la posibilidad de que, en determinadas circunstancias,
dicho instituto jurídico quede suspendido.
Con carácter general, el convenio se suspende por la realización de actividades que
determinen el encuadramiento en alguno de
los Regímenes de la Seguridad Social, siempre que la base de cotización del mismo sea
inferior a la que se venía cotizando con anterioridad en el convenio especial; no obstante,
el suscriptor puede manifestar su voluntad
de que el convenio se extinga o, en su caso,
que el convenio siga vigente. En cualquier
caso, se impone la obligación de comunicación
a la TGSS (a través de la Dirección Provincial
o Administración de la misma, correspondiente al domicilio del interesado) la reanudación de actividades, dentro de los 10 días
naturales siguientes a aquélla, produciendo
efectos la suspensión del convenio desde el
día anterior a la incorporación de la actividad. Si la notificación de realización de actividades se efectúa una vez transcurrido dicho
plazo, la suspensión producirá efectos desde
la fecha de la comunicación.
Finalizada la causa de suspensión, el convenio puede reanudarse, con efectos desde el
día siguiente al de la finalización de la actividad, siempre que el interesado hubiese comunicado a la TGSS tal circunstancia, en el plazo del mes natural siguiente a aquel en que se
produjo el cese en el trabajo. Si la comunicación se efectúa transcurrido el plazo indicado,
el convenio se reanuda desde el día de la solicitud.
todo ello sin perjuicio de las acciones de repetición que
puedan resultar procedentes, conforme al Derecho Privado.
Respecto a la extinción del convenio, la
misma se produce por las siguientes causas65:
a) Por quedar el interesado, en función de
la actividad realizada, incluido en el
campo de aplicación de un Régimen de
Seguridad Social, siempre que la nueva
base de cotización resulte igual o superior a la que se venía cotizando en el
convenio, y sin perjuicio de las particularidades contempladas en los casos de
pluriempleo y pluriactividad66.
b) Por adquirir el interesado la condición
de pensionista de jubilación o de incapacidad permanente en cualquiera de
los Regímenes del Sistema de la Seguridad Social67.
c) Por falta de abono de las cuotas del convenio correspondientes a 3 mensualidades consecutivas o 5 alternas, salvo causa justificada de fuerza mayor debidamente acreditada. En estos casos, el
interesado no puede suscribir un nuevo
convenio especial hasta el momento en
que se ponga al corriente en las cuotas
debidas en el convenio anterior, si bien,
en cualquier caso, el nuevo convenio
surtirá efectos desde el día de la solicitud.
65
Conforme al artículo 10.2. OCE.
Que se analizan el apartado 2. La jurisprudencia
ha reflejado la validez de esta causa de extinción. Vid.
STS de 8 de marzo de 1996. En la legislación precedente, sin embargo, la Administración (Resolución de la
entonces Dirección General de Ordenación Jurídica y
Entidades Colaboradoras de la Seguridad Social, de 17
de mayo de 1991) declaró la subsistencia de convenios
especiales suscritos con anterioridad a la aplicación del
cómputo recíproco de cotizaciones a los Regímenes de
Funcionarios Civiles.
67 La doctrina entiende compatible la suscripción de
un convenio especial con la percepción de una pensión
no contributiva. Vid. MAGALLON ORTIN (1997), p. 56, criterio recogido por la Administración (Resolución de la
Dirección General de Ordenación Jurídica y Entidades
Colaboradoras de la Seguridad Social, de 1 de diciembre de 1994).
66
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
97
ESTUDIOS
En este aspecto, la OCE establece dos
novedades no recogidas en la Orden de
18 de julio de 1991. De una parte, la precisión de que el no abono de 5 mensualidades alternas produce la extinción del
convenio (con anterioridad, únicamente
surtía efectos en la extinción, el no abono en 3 meses seguidos); de otra, la posibilidad de que el interesado pueda
demostrar la existencia de fuerza
mayor en el impago de las cotizaciones
debidas.
d) Por fallecimiento del interesado.
e) Por decisión del interesado, comunicada por escrito (o por los medios técnicos
oportunos) a la Dirección Provincial de
la TGSS o Administración de la misma,
surtiendo efectos la extinción a partir
del día primero del mes siguiente a la
fecha de notificación de la renuncia.
El artículo 10 OCE precisa que no se extingue el convenio por el hecho del desplazamiento del suscriptor al extranjero, aunque
este desplazamiento supere los 90 días, tanto
si el trabajador o asimilado queda incluido,
como si queda excluido del campo de aplicación de la Seguridad Social en el país al que se
desplace; con ello, se despejan las dudas, derivadas de la ausencia de normativa específica
sobre la materia, sobre si, en las circunstancias señaladas, el hecho de que el trabajador
pasase a prestar servicios en el extranjero,
con la correspondiente obligación de inclusión en la Seguridad Social del país de trabajo, originaba ope legis la extinción del convenio.
2. LAS MODALIDADES PARTICULARES
DE CONVENIO ESPECIAL
La OCE contempla todo un conjunto de
modalidades específicas de convenio especial,
dentro del Capítulo II, que se separan de la
regulación general contemplada en el Capítulo I, si bien en lo no previsto expresamente en
98
cada uno de los convenios se aplica la normativa común. La mayor singularidad de alguno
de ellos, frente a la normativa genérica, descansa en que posibilita la entrada ex novo en
la relación jurídica con la Seguridad Social,
rompiéndose, de esta forma, una de las características básicas del convenio especial, cual
era la de mantener una relación de aseguramiento, previamente constituida, para mantener el acceso a las pensiones, o posibilitar,
en su caso, la continuación en la cuantía de la
base de cotización la cual se veía reducida por
alguna causa (reducción de la jornada de trabajo por cuidado de familiares, trabajo a
tiempo parcial, etc.)68.
Por lo general, los convenios de nueva
entrada han tenido un respaldo legal, en
cuanto suponen que una persona que no
había mantenido ninguna relación previa con
la Seguridad Social, en razón de la actividad
desempeñada, por cuenta ajena o por cuenta
propia, pasaba, en virtud del instituto del
convenio especial, a incorporarse a la Seguridad Social69. Sin embargo, la pureza jurídica
no se mantuvo mucho tiempo y, a través de
disposiciones reglamentarias, se han incorporado al ordenamiento de la Seguridad Social
algunos convenios especiales de nueva entrada70. Esta línea es seguida por la OCE ya que
68 Esta diferencia entre convenios de mantenimiento
y convenios de nueva incorporación se ha mantenido en
la regulación precedente del convenio especial, tanto en
la Orden de 30 de octubre de 1985, como en la de 18
de julio de 1991. En ambas disposiciones se regulaba,
con carácter refundidor, el convenio especial común o
de mantenimiento, quedando excluidos los convenios
de entrada o nueva incorporación, que se regulaban por
su regulación específica.
69 Por ejemplo, el convenio especial en favor de los
diputados y senadores tuvo su fundamento en las previsiones del Reglamento de cada una de ambas Cámaras;
el convenio especial en favor de emigrantes e hijos de
emigrantes, en las previsiones del artículo 7º de la Ley
General de la Seguridad Social; o el convenio especial
en favor de los deportistas de alto nivel, en la Ley 10
/1990, General del Deporte.
70
Como ha sucedido con los convenios especiales
en favor de las personas que ostenten la condición de
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
en su Capítulo II –dedicado a la regulación
jurídica de los convenios especiales de carácter particular o ámbito de aplicación más
reducido– contempla tanto convenios de
mantenimiento, como aquellos que permiten
la incorporación al Sistema de la Seguridad
Social, a través del Régimen General de la
Seguridad Social.
En los apartados siguientes se efectúa un
somero análisis de cada una de las modalidades específicas de convenio especial, tanto los
regulados expresamente en la OCE, como los
que de hecho permanecen al margen de la
misma, destacando sus particularidades
frente a la regulación genérica reflejada en el
apartado 1 de este trabajo.
2.1. Convenios a favor de determinados
trabajadores por cuenta ajena
La OCE regula una serie de convenios
especiales, generalmente en favor de trabajadores por cuenta ajena, la mayor parte de los
cuales se dirige, no tanto a mantener la relación de aseguramiento, sino la de posibilitar
el mantenimiento de la base de cotización por
la que se venía cotizando con anterioridad a
producirse una situación que origina una
reducción de dicha base.
2.1.1. Convenio durante la situación de alta
especial como consecuencia de huelga
o cierre patronal
El Real Decreto-ley 17/1977, de 4 de marzo, estableció el alta especial en favor de los
trabajadores en los supuestos de huelga legal
o cierre patronal, por lo cual durante esas
situaciones pueden causarse prestaciones
(salvo excepciones) si bien, teniendo en cuenta que en tales situaciones no existe la obliga-
miembros del Parlamento Europeo; los convenios especiales en favor de los miembros de los Parlamentos de las
Comunidades Autónomas, etc.
ción de cotizar, tal circunstancia podría tener
efecto en la cuantía de las futuras prestaciones. Para evitar esta situación, el ordenamiento jurídico de la Seguridad Social viene
admitiendo la posibilidad de que, durante la
situación de huelga legal o cierre patronal – y
mientras duren las mismas– se suscriba convenio especial, que también recoge el artículo
18 OCE71.
Las particularidades del convenio especial
son las siguientes:
a) Para su suscripción no se requiere la
acreditación de períodos previos de
cotización.
b) Las contingencias cubiertas se corresponden con las prestaciones de incapacidad permanente y muerte y supervivencia, derivadas de contingencias
comunes, jubilación y servicios sociales, durante el período de duración de la
huelga o el cierre patronal.
c) La base diaria de cotización, durante
los días de huelga, será el promedio de
las bases de cotización por las que
hubiera venido cotizando el trabajador
durante el mes anterior a la fecha de
inicio de la huelga o del cierre patronal72.
El coeficiente aplicable, para la determinación de la cuota a ingresar, es el
0,9473.
71 Sobre la huelga y sus efectos en Seguridad Social,
vid. GOERLICH PESET (1992) y TORTUERO PLAZA (1993).
72 Si la huelga o el cierre patronal es parcial, la base
diaria de cotización en el convenio es la diferencia entre
la base de cotización del mes anterior a la huelga o al
cierre, y la base por la que el trabajador cotice durante
la huelga o el cierre patronal.
73 Conforme a lo previsto en el artículo 21c) de la
Orden/TAS/118/2003, de 31de enero. Con ello, de forma indirecta la asistencia sanitaria se protege doblemente (con la repercusión en la cotización) ya que, durante
la huelga o el cierre patronal, la situación de alta del trabajador lleva aparejada la cobertura de la asistencia
sanitaria, que vuelve a quedar incorporada a través del
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
99
ESTUDIOS
d) Los interesados son considerados en
situación de alta para el conjunto de la
acción protectora, de conformidad con
lo establecido en la Orden de 30 de enero de 1977 (artículo 2º).
2.1.2. Convenio durante las situaciones de
permanencia en alta sin retribución,
cumplimiento de deberes públicos,
permisos y licencias
Constituye una modalidad nueva de convenio especial, no recogida en la OM de 18 de
julio de 1991. Pueden suscribir el mismo
(artículo 19 OCE) los trabajadores que se
encuentren en situación de alta sin retribuciones, cumplimiento de deberes de carácter
público, permisos y licencias que no den lugar
a la excedencia en el trabajo, pero en las que
se mantiene la obligación de cotizar. No obstante, la posibilidad de este convenio queda
condicionada a que la base de cotización del
mes natural anterior a la fecha de efectos del
mismo, fuese superior a la base mínima
correspondiente al grupo de la categoría profesional del trabajador (ya que, durante la
situación de permanencia en alta sin retribución y demás a que se refiere el artículo 19
OCE, de no suscribirse el convenio, existe la
obligación de cotizar en función de la base
mínima)74.
En esta modalidad de convenio especial no
es precisa la acreditación de un período previo de cotización y la base de cotización en
esta modalidad de convenio está constituida
por la diferencia entre la base de cotización
del interesado en el mes anterior a la fecha de
inicio de las situaciones señaladas, y la base
mínima perteneciente al grupo de la categoría profesional del trabajador.
El interesado es considerado en situación de
alta para el conjunto de la acción protectora.
convenio especial, con la consiguiente aplicación del
coeficiente del 0,94.
74 De acuerdo con el artículo 69 del RGCL.
100
2.1.3. Convenio especial en los casos de
trabajadores sujetos a expedientes
de regulación de empleo
La Ley 35 /2000, de 12 de julio (así como su
precedente el Real Decreto-ley 16/2001, de 27
de diciembre) y dentro de las medidas de jubilación gradual y flexible, estableció la obligación de que empresarios y trabajadores, suscribieran, de forma obligatoria, un convenio
especial, de mantenimiento de las bases de
cotización de los segundos, cuando la extinción del contrato de trabajo se produjese en el
marco de un expediente de regulación de
empleo, por parte de empresas no incursas en
procedimientos concursales75, en los términos contenidos en el apartado 15 del artículo
51 del Estatuto de los Trabajadores (ET)76. La
finalidad de este convenio es la de mitigar,
parcialmente y en el ámbito de la Seguridad
Social, las consecuencias de la extinción de la
relación laboral77.
Las líneas generales del convenio se recogen en la Disposición adicional 31 LGSS (en
la redacción incorporada por el artículo 6º de
75 Los compromisos contenidos en la Ley 35 /2002
traen su causa en el Acuerdo para la mejora y el desarrollo de protección social, suscrito, con fecha de 9 de
abril de 2001, por el Gobierno, las Organizaciones
Empresariales de mayor representatividad y la Confederación Sindical de Comisiones Obreras. Un análisis del
Acuerdo en P ANIZO R OBLES (1991) y L ÓPEZ G ANDíA
(2001). La Ley 35/2002 ha sido desarrollada por el Real
Decreto 1132/2002, de 31 de octubre. Un análisis del
contenido de esta norma reglamentaria en P ANIZO
ROBLES (diciembre 2002 y enero 2003).
76 En la redacción dada por el artículo 5º de la Ley
35/2002.
77 No obstante, la doctrina entiende que la regulación indicada produce el efecto de la expulsión o de la
no aplicación de la medida a otros supuestos extintivos
de los contratos de trabajo, que producen el mismo
efecto en los trabajadores con 55 o más años, restricción que es más evidente teniendo en cuenta la proporción de extinciones a través de expedientes de
regulación de empleo, muy inferior al conjunto de las
extinciones producidas. Vid. ALONSO OLEA y T ORTUERO
PLAZA (2002), p. 473 y TORTUERO PLAZA (2002), p. 91 y
ss.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
la Ley 35/2002)78 que, en buena parte de las
materias, alude a lo que reglamentariamente
se establezca por el Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales. Las previsiones reglamentarias están constituidas por el artículo 20
OCE.
Las particularidades de esta modalidad de
convenio son las siguientes:
a) Si en el convenio especial aparecen dos
sujetos (la TGSS y el suscriptor y beneficiario de las prestaciones) en esta
modalidad existen tres: la TGSS, por
un lado, y el empresario (como sujeto
obligado) y el trabajador (como beneficiario y también como sujeto obligado)
de otro.
b) La solicitud de esta modalidad del convenio especial debe formularse durante
la tramitación del expediente de regulación de empleo, en el modelo que,
como anexo II de la OCE, se aprueba a
través de la Disposición final 1ª de la
misma.
c) Los sujetos beneficiarios del convenio
son los trabajadores, a los que se les
extinga el contrato de trabajo, con 55 o
más años, que no acrediten la condición
de mutualistas (es decir, la afiliación
antes de 1 de enero de 1967, en una
Mutualidad de trabajadores por cuenta
ajena)79.
d) Las bases de cotización son equivalentes al promedio de las bases de cotiza-
78
Un análisis del Real Decreto-ley 16/2001, PANIZO
ROBLES (febrero 2002).
79 La expulsión de los trabajadores mutualistas, a juicio de la doctrina, carece de justificación razonable
basada en criterios objetivos, lo que podría equivaler a
un trato desigual vedado por el artículo 14 CE. Aunque
podría entenderse que el origen de la desigualdad se
encontraría en la posibilidad de jubilación anticipada,
dicha circunstancia en nada afecta a la obligación
empresarial entre los 55 y los 61 años. Vid. ALONSO OLEA
y TORTUERO PLAZA (2002), p. 473.
ción del trabajador en los últimos 6
meses de ocupación cotizada. A las
bases de cotización se aplica el tipo
general de cotización y el resultado se
multiplica por el coeficiente que establezca el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales80. De la cantidad resultante, se ha de deducir la cotización a cargo del Instituto Nacional de Empleo,
correspondiente al período en que el
trabajador pueda tener derecho a la
percepción del subsidio de desempleo.
A tal efecto, se han de calcular las bases
y tipos de cotización aplicables en la
fecha de la suscripción del convenio
especial.
e) Las cuotas a cargo del empresario son
objeto de totalización por la TGSS. A
efectos de pago, el empresario puede
optar por realizar un solo pago, dentro
del mes siguiente al de la notificación,
por parte del citado Servicio, de la cantidad a ingresar o solicitar el fraccionamiento del pago, en tantas anualidades
como años le falten al trabajador para
cumplir los 61 años, pero siempre con
un máximo de 6 años.
Cuando se opta por el fraccionamiento,
el ingreso de la primera anualidad debe
realizarse en el plazo de los 30 días
naturales a partir de la fecha de la notificación por la TGSS de la cantidad a
entregar, presentando bien en un aval
solidario81, que sea suficiente a juicio de
80 De conformidad con lo establecido en la
Orden/TAS/118/2003, de 31 de enero, el coeficiente
aplicable, durante 2003, será el 0,94.
81 El aval ha de tener una validez hasta al menos 1
año, después del vencimiento de la anualidad o anualidades que garantice, y podrá ser presentado por una
multiplicidad de entidades, como establece el artículo
20 OCE. En este punto, la OCE sigue el precedente de la
Orden de 5 de octubre de 1994, por la que se regulan
las ayudas previas a la jubilación ordinaria. En tal sentido, el artículo 20 OCE prevé:
• El aval ha de tener una validez desde que se
apruebe el ERE hasta un año después del venci-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
101
ESTUDIOS
la TGSS, o documento de sustitución en
el pago por parte de una entidad financiera o aseguradora, sustitución que
debe contar también con el consentimiento de la Tesorería82. El ingreso de
las anualidades siguientes habrá de
producirse en el plazo de los 30 días
naturales, inmediatamente anteriores
a la iniciación de la correspondiente
anualidad83.
permanente, así como en los de realización de actividades en virtud de las cuales se efectúen cotizaciones al Sistema
de la Seguridad Social 84, siempre que
sean coincidentes con las cuotas efectuadas en el convenio especial85.
En todos estos casos, la TGSS ha de proceder a la devolución de las cuotas, previa la regularización anual. Las cantidades a devolver devengan el interés
del Banco Central Europeo en la fecha
desde la que proceda el reintegro, y calculado desde el momento de ingreso de
la cantidad no consumida objeto de
devolución hasta la fecha de la propuesta de pago, pero no dan derecho al cobro
del coste de los avales o de las sustituciones de las empresas. Para el pago de
tales cantidades, la TGSS puede aplicar
el procedimiento de deducción en los
términos previstos en los artículos 48 y
49 OMR.
f) Las cotizaciones a cargo del empresario
pueden ser objeto de devolución, por
parte de la TGSS, en los supuestos de
fallecimiento del trabajador, de reconocimiento de una pensión de incapacidad
miento de la anualidad o anualidades que garantiza.
• El aval ha de ajustarse al modelo que figura como
Anexo I a la OCE y puede ser presentado –conforme a lo establecido en el apartado 2.1 del art. 20
OCE– por una entidad financiera inscrita en el
Registro Oficial de Bancos o Banqueros o Cooperativa de Crédito inscrita en el Registro respectivo
(siempre que las firmas de los otorgantes del aval
estén legitimadas por Notario, que en el aval conste el número de inscripción en el Registro Especial
de Avales y que se acompañe copia cotejada del
original); una Compañía de Seguros autorizada por
el Ministerio de Hacienda para operar en el ramo
de caución (siempre que las firmas de los otorgantes estén legitimadas por Notario, que en el aval
conste el número de inscripción en el Registro de
Avales y que se acompañe copia de las condiciones generales y particulares de la póliza suscrita); o
una Sociedad de Garantía Recíproca (siempre que
se cumplan los requisitos establecidos en la Ley
1/1994, de 11 de marzo, sobre régimen jurídico de
las Sociedades de Garantía Recíproca).
82
La Entidad financiera o aseguradora que puede
sustituir al empresario en el cumplimiento de las obligaciones de aquél ha de ser una entidad financiera inscrita
en el Registro Oficial de Bancos o Banqueros o una Cooperativa de Crédito inscrita en el Registro Especial del
Banco de España o una entidad aseguradora, debidamente autorizada por el Ministerio de Hacienda para
operar en el ramo correspondiente.
83 En cualquier caso, los pagos fraccionados han de
ser objeto de domiciliación en alguna entidad financiera
habilitada para actuar como Oficina recaudadora, de
recursos de la Seguridad Social.
102
g) A partir de los 61 años, las cuotas son a
cargo del trabajador beneficiario, aplicándose, respecto a su determinación,
ingreso y demás efectos, lo establecido
en el Capítulo I OCE. A efectos de la
determinación de las correspondientes
cuotas, las bases de cotización se actualizan para cada ejercicio a través de la
aplicación de las reglas generales de
aumento de las bases de cotización al
convenio, reguladas en el artículo 6
OCE, sin que en ningún caso, la base de
cotización pueda ser inferior a la que
esté establecida en cada momento como
base mínima del RETA.
Un problema específico se plantea con el
carácter que, conforme a la Disposición
84
De acuerdo con las previsiones del apartado 3,
Disposición adicional 31ª LGSS, en la redacción incorporada por el artículo 7º de la Ley 35/2002.
85 Si bien, en este caso, en la cantidad de cuotas que
sean coincidentes con las realizadas en el convenio
especial.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
adicional 31ª LGSS, tienen las cuotas al
convenio a cargo del trabajador, que se
reputan como obligatorias. A pesar de
ello, se entiende que el interesado siempre tiene el derecho de renuncia o, en su
caso, el no pago de determinadas mensualidades, con lo que se produciría la
extinción del convenio especial.
2.1.4. Convenio especial en favor de
trabajadores que reduzcan la jornada
por cuidado de familiares
El artículo 21 OCE sigue los precedentes
de la Orden de 18 de julio de 199186, en orden
a regular las condiciones y requisitos en que
los trabajadores por cuenta ajena, por cuidado de un menor de 6 años, de un minusválido,
o de un familiar, hasta el 2º grado de consanguinidad o afinidad que, en razón de su edad,
accidente o enfermedad, no puedan valerse
por sí mismos, reduzcan su jornada de trabajo 87, con la consiguiente disminución de su
retribución y, derivado de ello, de sus bases
de cotización.
Por ello, la finalidad del convenio es mantener la base de cotización por la que se venía
cotizando con anterioridad a la reducción de
la jornada.
Las particularidades de esta modalidad
del convenio son las siguientes:
a) Para su suscripción no se precisa de la
acreditación de un período previo de
cotización.
b) La base de cotización está constituida
por la diferencia entre la base de cotización correspondiente a la reducción de
la jornada, y cualquiera de las bases
que correspondería de aplicar las reglas
generales.
Para la determinación de la cuota, se
aplica el coeficiente que, con carácter
anual, determine el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Para el año
2003, el coeficiente es el 0,94, salvo que
el convenio especial se hubiese suscrito
con anterioridad a 1º de enero de 1998,
en cuyo caso el coeficiente es el 0,7788.
c) La acción protectora es la correspondiente a las prestaciones de jubilación y
de incapacidad permanente y muerte y
supervivencia, derivadas de contingencias comunes.
d) Los trabajadores son considerados en
situación de alta para el conjunto de la
acción protectora.
2.1.5. Convenio especial en favor
de los trabajadores contratados
a tiempo parcial
La posibilidad de suscripción del convenio
especial por parte de los trabajadores contratados a tiempo parcial es una cuestión regulada desde antiguo en el ordenamiento de la
Seguridad Social89 y que, en la nueva normativa, se recoge en el artículo 22 OCE.
La finalidad del convenio especial es la de
completar la base de cotización correspondiente al trabajo a tiempo parcial hasta la
86
Con las modificaciones de la Orden de 9 de enero de 2001, que desarrolla las previsiones de la adicional
2ª de la Ley 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras.
87 De acuerdo con el artículo 37 ET o de la legislación funcionarial –artículo 29.4 de la Ley 30/1984, de 2
de agosto, de Medidas para la Reforma de la Función
Pública–, en la redacción dada a ambos por la Ley
39/1999.
88 De acuerdo con el artículo 21. c) de la Orden/
TAS/118/2003, de 31 de enero.
89 Esta modalidad de convenio especial ya figuraba
en la Resolución de la entonces Subsecretaría de Seguridad Social, de 1 de febrero de 1982. Con anterioridad a
la OCE se regulaba en el artículo 13 de la Orden de 18
de julio de 1991.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
103
ESTUDIOS
cuantía de la base mínima90 o, en su caso,
hasta el promedio de la base de cotización del
trabajador, en los 12 meses anteriores consecutivos, de ser este último superior.
Las particularidades del convenio especial, en esta modalidad, son las siguientes:
a) Para su suscripción no se precisa período previo de cotización alguna.
b) La acción protectora (y consecuentemente, la correspondiente a la cotización)
alcanza a las prestaciones de jubilación e
incapacidad permanente y muerte y
supervivencia, derivada de contingencias comunes.
c) La base de cotización al convenio será
mantenida durante todo el año en que
se suscriba, aunque se haya modificado,
durante ese año, la base de cotización
por el contrato a tiempo parcial, salvo
que el interesado manifieste su voluntad en contrario.
Los coeficientes son los establecidos con
carácter general, variables, en función
de la fecha de la suscripción del convenio especial.
d) El trabajador es considerado en situación de alta por todo el conjunto de la
acción protectora
2.1.6. Convenio en favor de trabajadores
en pluriempleo o en pluriactividad,
que cesen en la prestación de servicios
o actividades
El artículo 23 OCE pretende regular y dar
solución a una problemática específica, con90 Por ello, si el interesado cotiza por una base superior a la mínima no cabe la suscripción del convenio,
como señala el Criterio Jurídico Afiliación II/50, de la
TGSS, de 18 de marzo de 1998. No obstante, con la
nueva regulación, si anteriormente al contrato a tiempo
parcial, el interesado venía cotizando por una base
superior a la base mínima, el interesado puede suscribir
el convenio especial.
104
sistente en la situación de una persona que,
prestando servicios en dos actividades, perdía una de ellas y no podía mantener su
carrera de aseguramiento, al impedir la normativa reguladora del convenio la suscripción del mismo si el interesado se encontraba
en alta o en situación de asimilación al alta
en algún Régimen de la Seguridad Social.
Con ello, el interesado podía perder o ver
minoradas sus posibilidades de acceso a una
prestación, desde la situación de pluriactividad, teniendo en cuenta además los específicos requisitos exigidos por el ordenamiento
de la Seguridad Social para acceder a dos
pensiones91.
Frente a la situación anterior92, la OCE
prevé que cuando un trabajador o persona
asimilada a trabajador preste sus servicios a
dos o más empresarios, tanto en situación de
pluriempleo como en pluriactividad, en jornada completa o a tiempo parcial, y se extinga
alguno o la totalidad de los contratos o de las
actividades que se llevaban a cabo, lo sea en
forma simultánea o sucesiva, puede suscribir
convenio especial con objeto de mantener la
misma o las mismas bases de cotización por
91
No obstante, el artículo 11 del Real Decreto-ley
2/2003, de 25 de abril, de medidas de reforma económica, introduce una mejora de la regulación de los efectos de las cotizaciones ingresadas, en régimen de pluriactividad, cuando en uno de los regímenes, las correspondientes cotizaciones no dan lugar, por sí solas, a la
correspondiente pensión. En estos supuestos, las cotizaciones podrán acumularse a las del otro Régimen, a
efectos de la determinación de la respectiva base reguladora, con los requisitos exigidos en dicho precepto. Un
análisis del Real Decreto-ley citado en PANIZO ROBLES
(junio 2003).
92 Ver la Disposición adicional segunda de la Orden
de 18 de julio de 1991. En los casos de pluriactividad,
causando baja en las dos actividades, el trabajador podía
elegir, a efectos de la determinación de la base de cotización, entre una base calculada conforme a las reglas
generales (si bien referida a una sola de las actividades) o
cotizar por una base resultado de sumar las bases de
cotización por las que se venía cotizando, de forma
simultánea, sin que, en ningún caso, la base de cotización pudiese ser superior al tope máximo de cotización
vigente.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
las que venía cotizando, en situación de pluriempleo o pluriactividad.
A esta modalidad de convenio especial se
aplican las prescripciones reflejadas en el
apartado 1, con las particularidades siguientes:
a) Es necesario acreditar un período previo de cotización de 1.080 días, en la
situación de pluriempleo o de pluriactividad.
b) La base de cotización está constituida
por la base o bases que el trabajador
tuviese en el mes anterior al cese en la
totalidad de las actividades, o solamente por la diferencia que resulte de la
nueva distribución de las bases, si la
nueva base fuese inferior a la anterior a
la suscripción al convenio 93 , en los
supuestos de cese en la prestación de
servicios en alguna o algunas de las
empresas o en alguna o algunas de las
actividades, que sigan dando lugar a
las situaciones de pluriempleo y pluriactividad.
c) El suscriptor del convenio es considerado en situación de alta, a efectos del
conjunto de la acción protectora del
Régimen o de los Regímenes en que se
formalice el convenio.
En los casos de suscripción del convenio
especial por parte de un trabajador, que
hubiese cesado en la actividad y fuese contratado por el mismo u otro empresario, con una
remuneración inferior a la base de cotización
anterior, la base de cotización no podrá ser
superior a la diferencia entre el promedio de
las bases durante los 12 meses anteriores al
cese en la actividad y la que corresponda a la
nueva remuneración94.
93 Los coeficientes aplicables, a efectos de la determinación de la cuota a ingresar, son los establecidos con
carácter general.
94 De acuerdo con el artículo 23.2 OCE.
2.1.7. Convenio especial en favor de los
perceptores del subsidio asistencial
de desempleo, con derecho a cotización
por la contingencia de jubilación
Desde el año 1986, se abrió la posibilidad
de que los perceptores del subsidio asistencial de desempleo, en favor de los trabajadores con 52 años, pudiesen suscribir convenio
especial para completar el marco de la acción
protectora y la base de cotización del propio
subsidio. De acuerdo con el artículo 215
LGSS y artículo 7.3 del RD 625/1985, de 2 de
abril95, los trabajadores que tengan 52 años,
no superen un determinado límite de ingresos y cumplan todos los requisitos, salvo la
edad, para acceder a la pensión de jubilación
en su modalidad contributiva, tienen derecho
a un subsidio, en el que aparte de una renta
económica96, se cotiza por los interesados a
efectos de la pensión de jubilación, asistencia
sanitaria y protección familiar, consistiendo
la base de cotización en la base mínima que,
en cada momento, esté vigente para los trabajadores con 18 años.
La finalidad, por tanto, del convenio especial es la de completar el ámbito protector
(para extenderlo al conjunto de las pensiones
derivadas de contingencias comunes), así
como ampliar la base por la que se cotiza
durante la percepción del subsidio.
Las particularidades de esta modalidad de
convenio especial (que se recogen en el artículo 24 OCE) son las siguientes97:
a) Para la determinación de la cuota se
aplican las siguientes reglas:
95 Que aprueba el Reglamento de Protección por
Desempleo.
96 Equivalente al 75% del salario mínimo, deducida
la parte proporcional de las pagas extraordinarias.
97 El convenio especial también resulta de aplicación a los trabajadores fijos-discontinuos que sean perceptores del subsidio de desempleo, con derecho a la
cotización por la contingencia de jubilación, durante un
período de 60 días, de acuerdo con las previsiones del
artículo 218. 3 LGSS (artículo 24.2 OCE).
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
105
ESTUDIOS
• Para las pensiones (con exclusión de
la de jubilación) la cuota, resultante
de aplicar a la base de cotización elegida por el trabajador –aplicando las
reglas generales prevista en el artículo 6 OCE– el tipo de cotización, se
reduce con el coeficiente que establezca el Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales. Para el año 2003,
el coeficiente ha quedado fijado en el
0,29.
• Para la contingencia de jubilación, la
base de cotización es la diferencia
entre la base mínima (por la que cotiza el INEM) y la base que haya elegido el interesado a efectos de las
demás pensiones. A la cuota resultante (de multiplicar la diferencia de
base de cotización por el tipo general
de cotización) se aplica el coeficiente
que apruebe el Ministerio de Trabajo
y Asuntos Sociales. Para el ejercicio
2003, el coeficiente es el 0,5698.
• La suma de las dos cuotas anteriores
constituye la cuota a ingresar99.
b) El convenio especial surte efectos desde
la fecha en que nazca el derecho al subsidio de desempleo, salvo que el interesado
manifieste su opción de que el convenio
tenga efectos desde la solicitud.
98 De acuerdo con lo previsto en el artículo 21. d) de
la Orden/TAS/118/2003, de 31de enero.
99 Un ejemplo puede ayudar a comprender la forma
de determinación de la cuota en esta modalidad de convenio. Desempleado asistencial, que suscribe convenio
especial por una base de cotización de 1.210 euros/mes.
El INEM cotiza, en el subsidio asistencial, por la base
mínima de cotización, establecida, en el año 2002, en
516 euros/mes.
La cotización se determinaría de la siguiente forma:
• A efectos de las pensiones (salvo jubilación):
1.210 x 0,283 x 0,29 = 99,30 euros/mes.
• A efectos de la pensión de jubilación:
(1.210 – 516) x 0,283 x 0,56 = 109,99 euros/mes
• Cuota a ingresar:
99,30 + 109,99 = 209,29 euros/mes.
106
c) Si un trabajador hubiese suscrito el
convenio especial común y, posteriormente, pasa a tener derecho al subsidio
asistencial de desempleo, con cotización
por la contingencia de jubilación, puede
solicitar la suscripción del convenio
especial regulado en el artículo 24 OCE,
que sustituye al anterior.
d) Durante la situación de suspensión del
subsidio asistencial, se suspende, de
igual modo, el convenio especial previamente suscrito. Finalizada la suspensión del percibo del subsidio, puede reanudarse el convenio, mediante notificación expresa del interesado; si la comunicación se efectúa en el plazo de 90 días
desde la fecha de la finalización de la
suspensión, la reanudación surte efectos desde la señalada fecha; en caso contrario, surte efectos desde el momento
de la presentación de la solicitud.
e) Si, teniendo suscrito el convenio especial en la modalidad comentada, se
extingue el derecho al subsidio de desempleo, los interesados pueden formalizar el convenio especial común. Si el
mismo se solicita en el plazo de los 90
días siguientes al de la extinción (o
bien, a contar desde la fecha en que la
resolución administrativa o la sentencia judicial establezcan la extinción) el
nuevo convenio tiene efectos desde la
indicada fecha, salvo que el interesado
opte porque los efectos nazcan desde la
solicitud. Si se deja transcurrir el plazo
indicado, los efectos del convenio lo son
desde la solicitud.
2.1.8. Convenio especial en favor de los
trabajadores incluidos en el Régimen
de la Minería del Carbón
En el Régimen de la Minería del Carbón,
las particularidades del convenio especial
derivan de la forma especial de determinación de la cotización de los afiliados a este
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
Régimen, a través de la denominada normalización de las bases de cotización.
En el citado Régimen Especial, la cotización se lleva a cabo del modo siguiente:
• A efectos de la cotización por contingencias profesionales, se aplican las reglas
generales, de modo que las bases de cotización coinciden con los salarios de los
trabajadores, hasta el tope máximo
establecido con carácter general.
• En lo que respecta a la cotización por
contingencias comunes, las bases de
cotización son objeto de normalización,
a través de la totalización de las bases
de cotización del ejercicio anterior por
contingencias profesionales y correspondientes a todos los trabajadores,
pertenecientes a una misma categoría
profesional y a una misma zona minera 100. La suma de todas las bases de
cotización se divide por el número de
trabajadores, siendo el cociente la base
correspondiente a cada uno de los trabajadores, y vigente durante todo el
año.
100 La Orden del Ministerio de Trabajo de 28 de
noviembre de 1977 establece cuatro zonas, a efectos
de determinación de las bases de cotización normalizadas en el Régimen Especial de la Minería del Carbón.
Estas zonas son Asturias; Noroeste (León, Palencia,
Valladolid, Zamora, La Coruña, Orense, Pontevedra y
Lugo); Sur (Ciudad Real, Córdoba, Sevilla, Badajoz.
Huelva, Cádiz, Málaga, Granada, Jaén y Almería) y Centro Levante (el resto de provincias). Las bases de cotización, sobre la base de lo establecido en la correspondiente Ley de Presupuestos Generales del Estado, se
determinan para el Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales. Para el ejercicio 2002, último en el que se han
fijado las correspondientes bases, las mismas han sido
aprobadas por la Orden TAS/3123/2002, de 3 de
diciembre, complementada por la Resolución de la
Secretaría de Estado de la Seguridad Social, de 4 de
diciembre de 2002.
Un estudio del Régimen Especial de la Minería del
Carbón en MARTÍNEZ BARROSO (1997).
En función de estas especialidades, el convenio suscrito en el Régimen del Carbón se
ajusta a las siguientes reglas101:
a) La base de cotización inicial es la base
normalizada, vigente en el momento de
suscribir el convenio, correspondiente a
la categoría profesional o a la especialidad a la que pertenecía el trabajador.
Para ejercicios posteriores, la base de
cotización es siempre equivalente a la
que, en cada ejercicio económico, esté
vigente en la categoría profesional o
especialidad.
b) Si en un ejercicio económico la base
normalizada de la categoría o especialidad profesional a la que pertenecía la
persona que suscribe el convenio, fuese
inferior a la que venía aplicándose en el
convenio especial102, se mantiene la del
ejercicio anterior hasta que la nueva
base normalizada sea igual o superior a
la del convenio.
c) Si la categoría profesional correspondiente al suscriptor del convenio desaparece, durante la vigencia del mismo, la
base del convenio se actualiza, aplicando
las reglas generales (contenidas en el
artículo 6 OCE) si bien esa actualización
tiene como límite máximo el porcentaje
de incremento de la base mínima del
RETA (que coincide con la base mínima
aplicable en el convenio especial).
101
La regulación contenida en el artículo 25 OCE es
la misma que se recoge en las correspondientes Ordenes
Ministeriales por las que se desarrollan las normas de
cotización a la Seguridad Social, Desempleo, Fondo de
Garantía Salarial y Formación Profesional. Para el ejercicio 2003, esa regulación se contiene en la Disposición
adicional cuarta de la Orden/TAS/118 /2003, de 31 de
enero de 2003.
102 Lo cual puede suceder como consecuencia de
que, en un ejercicio, a través de la normalización se
determina una base normalizada inferior a la del ejercicio anterior, casi siempre como consecuencia de haber
variado, de un ejercicio a otro, el número de trabajadores correspondiente a la categoría profesional o el conjunto de sus retribuciones.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
107
ESTUDIOS
d) Por último, en el caso de categorías profesionales de nueva creación, que no
tengan establecida base normalizada,
en el momento de suscripción del convenio, la base de cotización se determina conforme a las reglas generales. Sin
embargo, dicha base será sustituida
por la base normalizada correspondiente, desde el momento en que el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales fije la
base normalizada correspondiente a la
respectiva categoría profesional.
2.1.9. Convenio especial a favor de los
trabajadores de temporada y para
los comprendidos en el campo de
aplicación de determinados Sistemas
especiales del Régimen General
El artículo 26 OCE recoge la regulación
contenida hasta el momento en las OOMM de
23 de marzo de 1971 y 25 de enero de 1996103,
respecto al convenio especial que pueden suscribir los trabajadores de temporada en los
períodos de inactividad, así como los trabajadores comprendidos en los sistemas especiales del Régimen General de Frutas y Hortalizas y de Conservas Vegetales104.
Las particularidades de esta modalidad de
convenio son las siguientes:
a) En el caso de los trabajadores de temporada, para poder suscribir el convenio durante los períodos de inactividad,
es preciso que hayan trabajado, en tal
condición, al menos en 3 campañas
completas durante los 7 años precedentes a la fecha del cese en la actividad de
temporada.
103
Un análisis detallado de las implicaciones de la
Orden de 25 de enero de 1996, en el Criterio Jurídico
Afiliación II/47, de la TGSS, de 27 de septiembre de
1998.
104 Estos sistemas especiales, establecidos al amparo
de las previsiones del artículo 11 LGSS, se regulan en la
Orden de 30 de mayo de 1991. Un análisis de los mismos, en LÓPEZ GANDÍA (1994).
108
En el caso de trabajadores de temporada, incluidos en el campo de aplicación
de los sistemas especiales de Frutas y
Hortalizas y de Conservas Vegetales
(regulados en la Orden del entonces
Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social, de 30 de mayo de 1991) es preciso que se acrediten cotizaciones como
trabajador de temporada, al menos,
durante 3 campañas completas anteriores a la fecha del cese en el trabajo o del
agotamiento de las prestaciones por
desempleo.
b) Es preciso solicitar el convenio ante la
Dirección Provincial de la TGSS o
Administración de la misma, dentro del
mes natural siguiente a aquel en que se
produce el cese en el trabajo de temporada, del agotamiento de la prestación
de desempleo contributivo o el transcurso del período de 60 días de subsidio
de desempleo, en el supuesto de trabajadores fijos-discontinuos.
c) El convenio surte efectos desde la fecha
de la baja en el Régimen General o, en su
caso, de la correspondiente a la extinción
de las prestaciones de desempleo.
d) La base de cotización es equivalente a
la base mínima por contingencias
comunes del Régimen General.
e) El plazo para el ingreso de las cuotas es
el del segundo mes natural siguiente a
aquél a que corresponda su devengo.
f) El convenio queda suspendido en los
períodos de actividad de los trabajadores de temporada.
Por último, la OCE declara que esta modalidad de convenio se aplica a los trabajadores
fijos-discontinuos, perceptores de subsidio de
desempleo, recogiendo las previsiones contenidas en la Orden de 4 de agosto de 1992105.
105 La subsistencia de los trabajadores fijos discontinuos y también su relación con la Seguridad Social, ha
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
2.2. Convenios especiales a favor
de personas que ostentan cargo
representativo o de gobierno de
carácter institucional
La OCE106 regula otra clase de convenios
especiales que pueden suscribirse en el Régimen General. En algunos casos, se trata de
convenios de entrada (es decir que, para su
suscripción no es necesario haber estado previamente incluido en algún Régimen de la
Seguridad Social) y su aplicación se extiende
a los Diputados y Senadores de las Cortes
Generales, miembros del Parlamento Europeo, parlamentarios de los Parlamentos de
las Comunidades Autónomas y miembros de
los Gobiernos de las Comunidades Autónomas107.
A continuación, se detallan las particularidades de estos convenios108.
sufrido variaciones a lo largo de los últimos años. Dotados de una regulación específica, contenida en el Real
Decreto 2104/1984, de 21 de noviembre, la misma fue
subsumida en la modalidad de contrato a tiempo parcial, a partir del Real Decreto-ley 19/1993, procediéndose a la derogación del RD 2104/1984, a través del RD
2546/1994, de 29 de diciembre. Esta regulación como
trabajadores a tiempo parcial continuó con las reformas
de 1997 (Ley 63/1997) y 1998 (Real Decreto-ley
15/1998, de 27 de noviembre).
Posteriormente, la Ley 12/2001, de 9 de julio, distinguió entre los fijos discontinuos, aquellos cuya actividad
se repitiera en fechas ciertas y aquéllos en que no se producía tal eventualidad, para clasificar a los primeros
como trabajadores a tiempo parcial. Sin embargo, respecto de la aplicación de la Seguridad Social, a todos los
trabajadores fijos discontinuos se les aplican las reglas
establecidas para los trabajadores contratados a tiempo
parcial, de acuerdo con el contenido de la Disposición
adicional 7ª LGSS, en la redacción incorporada por la
Ley 12/2001.
106 A través de la Sección 1ª del Capítulo II.
107 La OCE se aparta de los precedentes anteriores
(OOMM de 30 de octubre de 1985 ó 18 de julio de
1991) en los que estas clases de convenios quedaban al
margen de la regulación general del convenio especial.
108 No se analiza, por no tener ya aplicación práctica, el convenio especial regulado en el artículo 21 del
Mutualismo Laboral, aunque teóricamente sigue vigente
al no haberse producido la derogación expresa del mis-
2.2.1. Convenio especial a favor de
Diputados y Senadores
La incorporación en la Seguridad Social de
los diputados y senadores deriva de los Reglamentos provisionales del Congreso de los
Diputados (de 13 de octubre de 1977) y del
Senado (de 14 de octubre del mismo mes y año)
a través de los cuales se estableció (artículos
19 y 38, respectivamente) que los diputados y
senadores que, en razón de su mandato parlamentario, debiesen causar baja en el Régimen de la Seguridad Social en el que previamente estuviesen incluidos, quedarían en
situación de asimilación al alta, en dicho régimen; para incorporar al ordenamiento de la
Seguridad Social tal previsión, se dictó la
Orden de 7 de marzo de 1978, en la que se
preveía la suscripción de convenio especial
entre las Cortes y las correspondientes Entidades gestoras de la Seguridad Social.
Posteriormente, en virtud de acuerdos de
las Mesas del Congreso de los Diputados y del
Senado, se amplió el ámbito de cobertura con
objeto de incorporar también a quienes, con
carácter previo a su elección como parlamentario, no hubiesen estado afiliados a la Seguridad Social. Esta ampliación motivó una nueva
regulación, operada a través de la Orden del
entonces Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social, de 29 de julio de 1982, que reguló la
suscripción de convenio especial entre las Cortes Generales y las Entidades Gestoras de la
Seguridad Social, en favor de los diputados y
senadores de las Cortes Generales, con independencia de que, con anterioridad a su mandato parlamentario, hubiesen estado incluidos
o no en algún Régimen de la Seguridad Social.
El artículo 11 OCE regula este convenio,
siguiendo el precedente de la Orden 1982, de
la siguiente forma:
a) Las Cámaras legislativas pueden suscribir convenio especial, respecto de los
mo. Un somero estudio del mismo en M AGALLON ORTIN
(1997), p. 103 y ss.
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109
ESTUDIOS
diputados y los senadores que lo deseen, a efectos de su inclusión en el
Régimen General de la Seguridad
Social, aún cuando con anterioridad
hubiesen estado encuadrados en otro
Régimen de Seguridad Social 109 . Es
esta una novedad, respecto de la regulación anterior, en la que el convenio,
en relación con los parlamentarios que
hubiesen causado baja como consecuencia de su mandato parlamentario,
debía producirse en el Régimen anterior. Además, no es preciso que el interesado hubiese estado, con anterioridad a su mandato parlamentario,
incluido en la Seguridad Social; se trata, en consecuencia, de un convenio
especial de nueva incorporación.
Al igual que sucedía en la normativa
anterior, la suscripción del convenio
especial no es obligatoria, ya que
requiere de una decisión previa del interesado.
b) Es posible la suscripción del convenio
especial aunque el parlamentario,
aparte de su dedicación legislativa, esté
de alta en un Régimen de la Seguridad
Social, como consecuencia de la realización de una actividad en régimen de
trabajo a tiempo parcial.
c) No se requiere período de cotización
previo y la suscripción del convenio produce el efecto de que el parlamentario
se encuentre en situación de alta en el
Régimen General de la Seguridad
Social, a partir de la fecha de constitución de la legislatura para la que haya
sido elegido o, desde la fecha en que se
adquiriese la condición de diputado o
senador –si se ha efectuado con posterioridad– siempre que previamente
109
Esta situación podía provocar diferencias de protección entre personas que realizaban una misma actividad y por la que percibían una retribución similar.
110
hubiesen perfeccionado su condición de
parlamentario110.
d) La acción protectora abarca la totalidad de la dispensada en el Régimen
General, incluida la correspondiente a
contingencias profesionales, pero con
exclusión de las prestaciones por desempleo.
e) La base de cotización está constituida
por la asignación percibida por cada
parlamentario, aplicando la normativa
del Régimen General de la Seguridad
Social, con la aplicación del tope de cotización previsto para el Grupo 1 del
Régimen General. En el caso de que se
simultanee el convenio especial con el
alta en un Régimen de la Seguridad
Social, en razón de la realización de una
actividad a tiempo parcial, la base de
cotización está constituida por la diferencia entre la base máxima y el importe de la base por la que se cotice en el
Régimen General, en razón de la actividad laboral, en régimen parcial; si la
actividad lo es en otro Régimen de
Seguridad Social, se aplican las reglas
previstas para la pluriactividad, determinándose por separado las diferentes
bases de cotización.
Los tipos de cotización son los establecidos con carácter general; para las contingencias profesionales, se aplica el
epígrafe 113111.
f) La liquidación y el ingreso de las cotizaciones se ha de efectuar por las Cortes
Generales, aplicando las normas establecidas para la recaudación voluntaria.
g) El convenio se extingue por cesar en el
mandato parlamentario, así como
110 De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 224
de la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio.
111 De las tarifas de primas para la cotización a la
Seguridad Social por las contingencias profesionales,
aprobadas por RD 2939/1979, de 29 de diciembre.
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JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
pasar el interesado a percibir pensión
de jubilación o incapacidad permanente. No obstante, en caso de disolución de
la respectiva Cámara, la condición de
beneficiario queda prorrogada hasta la
fecha de constitución de la legislatura
siguiente.
2.2.2. Convenio especial en favor de los
miembros del Parlamento Europeo
Regulado a través de la Orden de 1 de julio
de 1988, permitía la suscripción de convenio
entre las Cortes Generales y las Entidades
Gestoras de la Seguridad Social, en favor de
las personas que ostenten la condición de
diputados al Parlamento Europeo. A esta
modalidad de convenio especial se aplica las
reglas contenidas en el artículo 11 OCE
(señaladas en el punto anterior) con las particularidades siguientes:
a) Se precisa ostentar la condición de
miembro del Parlamento Europeo, con
independencia de que, con anterioridad, hubiese estado de alta en alguno
de los Regímenes de la Seguridad
Social.
b) El convenio se extingue, en todo caso, al
cesar en el mandato parlamentario, si
bien se prorrogan hasta la nueva constitución del Parlamento.
El convenio especial regulado en la Orden
de 7 de diciembre de 1981 era un convenio de
mantenimiento, por lo que quedaba reservado
a los parlamentarios que, con anterioridad a su
mandato representativo y como consecuencia
del mismo, hubiesen causado baja en el correspondiente Régimen de la Seguridad Social;
además, la base de cotización al convenio quedaba limitada por la base por la que viniese
cotizando el interesado antes de su mandato
parlamentario. Estas particularidades separaban esta modalidad de convenio especial del
establecido para los miembros de las Cortes
Generales, por lo que existió una demanda de
los parlamentarios autonómicos de tener una
cobertura social semejante a la dispensada en
favor de los diputados y senadores112.
Para dar solución a esta problemática, con
fecha 1 de mayo de 1999, se promulgó el Real
Decreto 705/1999, de 30 de abril113, a través
del cual se regula el convenio especial con la
Administración de la Seguridad Social por los
Parlamentos de las Comunidades Autónomas,
en favor de sus miembros, modificándose la
regulación de tales convenios que, hasta el
momento, habían quedado regulados, de forma conjunta con los miembros de los Gobiernos autonómicos, por la citada Orden de 7 de
diciembre de 1981. La finalidad del nuevo convenio es lograr una regulación semejante a la
establecida para el convenio especial a favor
de diputados y senadores de las Cortes Generales114, permitiendo que, a través del conve112
2.2.3. Convenio especial en favor de
parlamentarios de los Parlamentos
de las Comunidades Autónomas
El convenio especial en favor de los miembros de los Parlamentos de las Comunidades
Autónomas fue regulado, por primera vez, a
través de la Orden de 7 de diciembre de 1981,
conjuntamente con el convenio especial en
favor de las personas que ostentasen la condición de miembros de los Gobiernos de las
indicadas Entidades Territoriales.
Vid. el Preámbulo del RD 705/1999.
El RD mantiene la vigencia de la Orden de 7 de
diciembre de 1981, con carácter transitorio, en tanto no
se extingan o se revisen los convenios especiales suscritos a su amparo.
114 La regulación contenida en el RD 705/1999 es
tan semejante a la recogida en la Orden de 29 de julio
de 1982 que, incluso, prevé la posibilidad de que también los parlamentarios autonómicos puedan acceder a
la pensión de jubilación en supuestos especiales, cuando los mismos hubiesen cumplido los 65 años, y no
acreditasen el período mínimo exigido para la pensión
de jubilación, en los mismos términos y condiciones que
los regulados para los parlamentarios de las Cortes
Generales.
113
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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111
ESTUDIOS
nio, no solo se mantenga la relación de Seguridad Social de aquéllos que, como consecuencia
de su mandato parlamentario, tengan que
causar baja en la actividad a través de la cual
estaban incorporados al Sistema, sino también posibilitar establecer esa relación de aseguramiento, aunque con anterioridad los interesados no hubiesen estado incluidos en algún
Régimen de la Seguridad Social.
El artículo 12 OCE no regula con detalle
este convenio, ya que, en razón del rango normativo de la disposición en que se recoge
aquél se limita a hacer una referencia a los
términos y requisitos previstos en el Real
Decreto 705/1999. De acuerdo con el mismo,
las características básicas de esta modalidad
de convenio especial son las siguientes:
a) Pueden suscribir el convenio con la
TGSS los Parlamentos Autonómicos,
con relación a sus miembros, aún cuando con anterioridad no hayan estado afiliados a la Seguridad Social. También
es posible la suscripción del convenio,
aunque el interesado continúe desarrollando una actividad a tiempo parcial.
b) La suscripción del convenio implica la
consideración de sus beneficiarios en la
situación de asimilación al alta respecto
de la acción protectora del Régimen
General.
c) La base de cotización está constituida
por la asignación del parlamentario115.
En estos casos, las Cortes (y ahora también los Parlamentos Autonómicos) pueden capitalizar en la Seguridad Social el importe de la pensión, en función del tiempo que le faltase al interesado para completar el período
mínimo de cotización.
115 Si el parlamentario no recibe asignaciones fijas o
solo percibe dietas por asistencia, la base de cotización
es el promedio de las bases de cotización de los 3 meses
anteriores a la baja en el Régimen de la Seguridad Social,
salvo en el caso de que el interesado no hubiese estado
de alta en la Seguridad Social, en cuyo caso, la base de
cotización al convenio es equivalente a la base mínima
de cotización aplicable en el Régimen General.
112
A dicha base se aplica los tipos de cotización previstos en el Régimen General.
Para la determinación de la cotización
por contingencias profesionales, se aplica el epígrafe 113 de la tarifa de primas
aprobado por Real Decreto 2930/1979.
d) El convenio se extingue cuando el beneficiario cese en la actividad parlamentaria o cuando adquiera la condición de
pensionista de jubilación o incapacidad
permanente. En el caso de disolución
de la Cámara, la condición de beneficiario del convenio se prorroga hasta la
fecha de la constitución de la legislatura siguiente, en cuyo momento pierde
la condición de beneficiario del convenio quien no haya resultado elegido
para tal legislatura.
2.2.4. Convenio especial en favor de los
miembros de los Gobiernos de las
Comunidades Autónomas
Regulado en la Orden de 7 de diciembre de
1981116 , tiene como finalidad mantener la
relación de Seguridad Social de los miembros
de los Gobiernos de las Comunidades Autónomas que, como consecuencia de su actividad
gubernamental, hayan de causar baja en el
correspondiente Régimen de Seguridad
Social. En tal sentido, el artículo 12 OCE se
limita a efectuar una remisión, respecto de la
regulación del convenio, a lo establecido en la
OM de 7 de diciembre de 1981117.
Las particularidades de este convenio
especial son las siguientes:
16 Desarrollada por Resolución de la entonces Subsecretaría de la Seguridad Social, de 30 de abril de 1982.
117 No resulta explicable que no se haya procedido
a la derogación de la Orden de 7 de diciembre de 1981,
procediéndose a aplicar al convenio especial a favor de
los miembros de los Gobiernos autonómicos las reglas
establecidas para el convenio especial a favor de Diputados o Senadores.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
a) Frente a lo que sucede con el convenio
especial en favor de los Diputados y los
Senadores o en favor de los parlamentarios de los Parlamentos autonómicos, el
correspondiente a los miembros de los
Gobiernos autonómicos es un convenio
de mantenimiento, por lo que es preciso
que exista una relación de aseguramiento anterior, en la que se causa baja precisamente por causa del ejercicio del cargo
público.
b) La suscripción del mismo no precisa de
periodo previo de cotización.
c) La acción protectora del convenio es la
correspondiente al Régimen en el que se
suscribe el convenio (que coincide con el
que estuviera con anterioridad el interesado).
d) La base de cotización es el promedio de
las bases de cotización de los 3 meses
anteriores a la baja en el Régimen que
corresponda. Esta base de cotización se
actualiza en función de la evolución del
salario mínimo interprofesional.
A la base de cotización se aplica el tipo
de cotización vigente en el Régimen en
que se suscribe el convenio. A efectos de
la cotización por contingencias profesionales, se aplica el epígrafe 113.
e) El convenio se extingue por falta de
abono correspondiente a 3 mensualidades, en el caso de que corresponda al
interesado el ingreso de las cuotas; por
cese de la actividad gubernamental; por
pasar a la condición de pensionista de
jubilación o incapacidad permanente;
por fallecimiento del interesado.
2.3. Convenios especiales en favor de
personas que ostentan la condición
de funcionarios, empleados
o agentes de Organizaciones
internacionales
en favor de los españoles que pasan a prestar
servicios en la Administración de la Unión
Europea) es la de cubrir las deficiencias de
protección que se producen respecto de los
españoles al servicio de organizaciones internacionales, pues aunque tales organizaciones
pueden tener establecidos regímenes de previsión específicos, dadas las divergencias
entre estos regímenes y los correspondientes
al Sistema español de Seguridad Social, podían surgir disfuncionalidades que mermen el
acceso real de los interesados a las prestaciones sociales.
2.3.1. Convenio especial en favor de las
personas incluidas en el campo
de aplicación del Sistema de la
Seguridad Social que pasen a prestar
servicios en la Administración de la
Unión Europea
De conformidad con las previsiones contenidas en el artículo 11, apartado 2, del Anexo
VIII, del Estatuto de los Funcionarios de la
Unión Europea (aprobado por Reglamento
259/1968) las personas que, habiendo estado
incluidas en un Sistema nacional de Seguridad Social, pasen a prestar servicios en la
Administración de la Unión Europea, tienen
el derecho de hacer transferir al sistema de
previsión de la misma los derechos de pensión generados en el sistema nacional.
La previsión comunitaria, respecto de la
transferencia de derechos de pensión en el
Sistema de Seguridad Social español al régimen comunitario de previsión, se recoge en la
Disposición adicional 5ª LGSS118, a tenor de
la cual:
• El asegurado que haya estado comprendido en el campo de aplicación del Sistema de la Seguridad Social y pase a pres-
118
La finalidad básica de estos convenios
(aunque no con tanta exactitud en el convenio
En la redacción incorporada por el artículo 80 de
la Ley 13/1996, de 30 de diciembre, de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social.
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113
ESTUDIOS
tar servicios en la Administración de la
Unión Europea, optando por el derecho
de transferencia de los derechos de pensión causados en aquél al sistema comunitario de previsión social119, ha de causar baja en la Seguridad Social española, si no lo ha hecho con anterioridad,
extinguiéndose la obligación de cotizar.
• No obstante, el interesado puede continuar protegido por el Sistema de la
Seguridad Social, si suscribe el oportuno convenio, de cuyo ámbito de protección quedan excluidas, en todo caso, las
prestaciones de jubilación y muerte y
supervivencia.
• Por último, si una vez producido el cese
en la prestación de servicios en la Administración de la Unión Europea, el interesado retorna a España y realiza una
actividad laboral por cuenta ajena o por
cuenta propia, si ejerce el derecho de
transferencia de los derechos de pensión desde la institución de previsión
comunitaria 120 al Sistema español de
Seguridad Social, una vez producido el
correspondiente ingreso en la TGSS, al
momento de causar derecho a la pensión
de jubilación o a las prestaciones de
muerte y supervivencia, se le computará el tiempo que hubiesen permanecido
al servicio de la Unión Europea.
Las previsiones de la Disposición adicional
5ª LGSS se han desarrollado reglamentariamente, a través del Real Decreto 2072/1999,
de 30 de diciembre, a través del cual se dictan
normas respecto a las transferencias recíprocas de derechos entre el sistema de previsión
119 En virtud de las obligaciones contenidas en el
artículo 11.2. del Anexo VIII del Estatuto de los Funcionarios de la Unión Europea, aprobado por Reglamento
(CEE, EURATOM, CECA) número 259/1968, de 29 de
febrero de 1968, en la redacción dada a dicho artículo
por el Reglamento (CEE, EURATOM, CECA) número
571/1992, del Consejo, de 2 de marzo de 1992.
120 Conforme al artículo 11.1. del Anexo VIII del
Reglamento comunitario indicado.
114
social del personal de las Comunidades Europeas y los regímenes públicos de previsión
social españoles. En consecuencia, para suscribir el convenio especial no se precisa únicamente que el interesado acredite un requisito subjetivo –la condición de funcionario de
la Administración comunitaria europea– sino
que, además, haya ejercitado el derecho a la
transferencia de los derechos de pensión desde el sistema español al sistema de previsión
comunitario. A este convenio se aplican las
reglas generales antes señaladas, con las particularidades siguientes, de conformidad con
lo establecido en el artículo 13 OCE:
a) Para su suscripción no se precisa período de cotización previa alguna (aunque,
lógicamente, el interesado habrá tenido
cotizaciones en España que hayan
generado los derechos de pensión que
se hacen transferir al sistema de previsión comunitario).
b) El plazo para la suscripción es el establecido con carácter general.
c) Del ámbito de la acción protectora del
convenio se excluyen las prestaciones
de jubilación y muerte y supervivencia.
Esta exclusión es coherente con el
ámbito de la transferencia de derechos
de pensión al sistema de previsión
comunitaria, transferencia que alcanza
a los derechos consolidados por el interesado, en el sistema español, por las
contingencias y situaciones de jubilación y de las prestaciones de muerte y
supervivencia.
d) A efectos de determinar la cotización,
se aplica el coeficiente que determina el
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Para el año 2003, el coeficiente es el
0,37%121.
121 De acuerdo con lo previsto en el artículo 21 f) de
la Orden/TAS/118/2003, de 31 de enero, por la que se
desarrollan las normas de cotización a la Seguridad
Social, Desempleo, Fondo de Garantía Salarial y Formación Profesional para el ejercicio 2003.
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JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
2.3.2. Convenio especial en favor de
españoles que ostenten la condición
de funcionarios de Organizaciones
internacionales
Al asumir las organizaciones internacionales intergubernamentales el principio de la
extraterritorialidad122, se produjo una dificultad, cuando no un impedimento, para la aplicación del Sistema español de la Seguridad
Social del personal, fuese español o extranjero, que prestara servicios en misiones u Organismos internacionales con sede en España.
Para solucionar esta problemática, y en lo
que respecta a las organizaciones internacionales indicadas123, el Real Decreto 2805/1979,
de 7 de diciembre (complementado por otros
posteriores, como el 1975/1982, de 24 de julio
y el 317/1985, de 6 de febrero) previó la inclusión en el Régimen General, de los españoles
que ostentasen la condición de funcionarios
de Organizaciones internacionales intergubernamentales, a través de la figura del convenio especial. Este convenio, si bien en un
primer momento, únicamente fue de aplicación a los españoles pertenecientes a Organizaciones intergubernamentales con sede fuera de España, posteriormente amparó también la posibilidad de suscribir el convenio,
aunque la Organización tuviese la sede en
territorio español.
122
Que, a veces, se califica como ficción jurídica
que en su día sirvió para fundamentar un régimen de
privilegios e inmunidades con respecto a las misiones
diplomáticas y consulares. Ester principio también fue
asumido por los Convenios o Acuerdos de Sede de las
Organizaciones internacionales.
123 Respecto del personal de misiones diplomáticas
y consulares, la Resolución de la entonces Secretaría
General para la Seguridad Social, de 25 de junio de
1984, estableció un procedimiento administrativo, en
orden a que aquéllas, en cuanto perteneciesen a países
con los que España no tuviese suscrito un convenio en
materia de Seguridad Social, pudiesen solicitar el ingreso en el Régimen General de la Seguridad Social de su
personal no funcionario –técnico, administrativo y de
servicio– que empleasen, con independencia de su
nacionalidad.
El convenio especial en favor de españoles
que ostenten la condición de funcionarios de
Organizaciones internacionales, se rige por
las normas del Capítulo I con las particularidades siguientes (previstas en el artículo 14
OCE):
a) Para su suscripción no se precisa la
acreditación de período previo de cotización alguna.
b) El interesado ha de ser español y ostentar la condición de funcionario o de
empleado de Organismos internacionales124 y no residir en España, salvo que
la sede de esos organismos se encuentre
en España125. De igual modo, el suscriptor del convenio no ha de tener la condición de funcionario de las Administraciones españolas, en virtud del cual le
corresponda la inclusión en alguno de
los Regímenes que integran el Sistema
de la Seguridad Social española.
c) El ámbito de la acción protectora alcanza las contingencias de jubilación, incapacidad permanente y muerte y supervivencia, derivadas de contingencias
comunes, así como los servicios sociales.
Frente a la regulación general del convenio especial, conforme a la cual la asistencia sanitaria forma parte del ámbito
de cobertura, en el correspondiente a los
funcionarios internacionales tiene naturaleza optativa, y únicamente alcanza a
los funcionarios que residan en España,
124 La condición de funcionario o empleado de la
Organización internacional se ha de acreditar mediante
certificación expedida por el correspondiente Organismo, refrendada por el Ministerio de Asuntos Exteriores.
125 Como son el Consejo Oleícola Internacional, la
Oficina de Educación Iberoamericana, la Agencia Espacial Europea, la Organización Mundial del Turismo; la
Delegación en España del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados, Centro Europeo
de Satélite de la Unión Europea Occidental o en el Cuartel General Conjunto Subregional Sudoeste de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
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49
115
ESTUDIOS
siempre que opten por incluir la asistencia sanitaria en el convenio o, alternativamente, suscribir únicamente el convenio de asistencia sanitaria. La inclusión
de la asistencia sanitaria lleva consigo la
cotización correspondiente126.
d) La base de cotización es la que elija el
interesado, entre las opciones contempladas en el artículo 6º OCE (establecidas para el convenio común)127 con la
particularidad de que la base elegida
no puede modificarse hasta que hayan
transcurrido 3 años desde la fecha de la
elección. Una vez cumplido dicho plazo,
el interesado puede optar por otra base
(de las establecidas con carácter general), elección que deberá efectuarse
antes del 1º de octubre de cada año, con
efectos desde el 1º de enero del siguiente.
El coeficiente aplicable para la determinación de la cuota a ingresar es, para el
año 2003, del 0,9%. Si el convenio, se
126
El convenio de asistencia sanitaria está previsto
únicamente para los funcionarios y empleados de Organizaciones Internacionales Intergubernamentales con
sede, oficinas de representación o delegación en España. La posibilidad de que, en el ámbito de cobertura, se
incluyese la prestación de asistencia sanitaria se recogió
en el RD 1658/1998, de 24 de junio. Se constituía, de
esta forma, un convenio especial que, aunque completaba el correspondiente a la asistencia sanitaria, era
independiente de él, como se deduce de la lectura del
citado RD. La cobertura de la asistencia sanitaria –que se
dispensa para el suscriptor del convenio y sus familiares
con el alcance previsto para el Régimen General de la
Seguridad Social– queda condicionada al pago de una
cuota en la cuantía que estableciese el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Para el año 2003, la cuota por
titular del convenio es de 79,93 euros/mes [artículo 23
a) de la Orden/TAS/118/2003, de 31 de enero].
127 Con ello, se acaba la fuerte rigidez que existía,
con anterioridad a la OCE, respecto a la elección de la
base de cotización en esta modalidad de convenio, ya
que los interesados tenían que optar entre la base mínima o la base máxima (sin ninguna base intermedia), base
que no podía ser modificada hasta el transcurso de 3
años.
116
suscribió con anterioridad al 1º de enero
de 1998, el 0,77128.
La Disposición adicional 2ª OCE establece
un plazo excepcional de suscripción del convenio especial, por parte de los españoles que,
ostentando la condición de funcionarios de
Organizaciones internacionales con anterioridad a la entrada en vigor de la OCE, no
hubieran suscrito el correspondiente convenio. En tal sentido, los interesados disponen
de un plazo de seis meses, contados a partir
del día 1º del mes siguiente al de la publicación de la Orden en el BOE (es decir, que el
plazo se computa a partir del 1º de noviembre
de 2033) para formalizar el convenio, el cual
surte efectos desde la fecha en que se adquirió
la condición de funcionario internacional o
desde el día siguiente al de la presentación de
la correspondiente solicitud.
2.4. Convenio especial en favor
de personas que realizan su
actividad en el exterior
La OCE, en su afán de sistematización de
la normativa reguladora de las diferentes clases de convenios, recoge la regulación de
aquellos que, desde los inicios de la década de
los 70, se fueron implantando para mejorar la
acción protectora de las personas, generalmente trabajadores por cuenta ajena, que
salían al extranjero para la realización de
una actividad retribuida, a fin de solventar
128
La Resolución de la Secretaría de Estado de la
Seguridad Social, de 23 de julio de 2001, ha venido a
aplicar al personal de Organizaciones Intergubernamentales (no incluidas de forma expresa) el procedimiento
de la Resolución de la Secretaría General para la Seguridad Social, de 25 de junio de 1984, relativa al personal
de representaciones diplomáticas, lo cual se traduce, de
hecho, en una ampliación de la acción protectora a dispensar (más amplia en la incorporación ordinaria que
mediante convenio especial) así como una extensión de
la cobertura, en cuanto que tales Resoluciones son también de aplicación al personal extranjero de tales Organizaciones.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
determinadas carencias de protección, tanto
para ellos, como para los familiares a cargo
(que, en buena parte de las ocasiones,
seguían residiendo en España) máxime si el
desplazamiento se producía a países con los
que España no tenía suscritos Convenios
Bilaterales en materia de Seguridad Social.
La cobertura de las situaciones, a través
de la flexibilización en la suscripción de convenios, circunscrita primero a la asistencia
sanitaria, en favor de trabajadores por cuenta ajena, se incrementó a partir de mediados
de los ochenta, con la aparición de convenios
especiales a favor de emigrantes, a efectos de
las pensiones, para, a su vez, abrir el convenio especial a los trabajadores por cuenta
propia.
2.4.1. Convenios especiales en favor
de emigrantes e hijos de emigrantes
que trabajen en el extranjero
En el marco de la protección que los poderes públicos han de prestar a los emigrantes,
conforme al artículo 7 LGSS, el Real Decreto
996/1986, de 25 de abril, abrió la posibilidad
de suscribir el instituto del convenio especial,
por parte de los españoles emigrantes, así
como sus hijos, que efectuasen trabajos en el
extranjero, posibilidad que mantiene también la OCE.
La finalidad del convenio es posibilitar que
los interesados puedan alcanzar una protección mínima en el Sistema de la Seguridad
Social española, dadas las carencias del país
en que se trabaje. En la redacción originaria
de 1996, se había condicionado la suscripción
del convenio a que la residencia y la realización de la actividad lo fuese en un país que no
tuviese suscrito con España un Convenio
Bilateral o Acuerdo en materia de Seguridad
Social129 o que, aún teniéndolo, el Convenio o
129 Además de los países pertenecientes al Espacio
Económico Europeo (los 15 de la Unión Europea, más
Acuerdo no cubriesen todas o alguna de las
situaciones de jubilación, incapacidad permanente y muerte y supervivencia, debidas a
contingencias comunes o profesionales130. Sin
embargo, el RD 1203/20003, de 19 de septiembre, procede a eliminar ese condicionante131, por lo que para la suscripción del convenio es indiferente el hecho de que el país de
residencia tenga suscrito o no con España un
Convenio o Acuerdo Bilateral en materia de
Seguridad Social, así como el ámbito de
cobertura del mismo132.
Islandia, Noruega y Liechtenstein, así como Suiza) España tiene suscritos Convenios Bilaterales en materia de
Seguridad Social con los siguientes países: Andorra,
Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Chile, Ecuador,
Eslovaquia, Estados Unidos, Filipinas, Marruecos, Méjico, Paraguay, Perú, Rusia, Suecia, Túnez, Ucrania, Uruguay y Venezuela.
130 La entonces Dirección General de Ordenación
Jurídica y Entidades Colaboradoras de la Seguridad
Social dictó, con fecha 17 de mayo de 1994, Resolución
mediante la que se establecía la posibilidad de suscribir
este convenio por parte de los españoles beneficiarios
de las prestaciones de la Seguridad Social de Suiza, que
retornasen a España y que, al cumplir la edad de jubilación, dejasen de percibir las pensiones, recibiendo una
indemnización única a cargo del indicado Estado.
131 A través de la modificación del artículo 5 del RD
966/1986.
132 La limitación, para suscribir el convenio especial,
a la ausencia de un instrumento internacional en materia de Seguridad Social, se justificaba (vid. el Preámbulo
del RD 966/1986) en el hecho de que, si existían normas
de coordinación entre la legislación española y la extranjera –como consecuencia del Convenio o Acuerdo Bilateral– las mismas podían producir que no se totalizasen
las cotizaciones a la Seguridad Social española –en virtud del convenio especial. Superpuestas en el tiempo a
las acreditadas en el país extranjero como consecuencia
de la actividad desarrollada.
No obstante, algunos instrumentos internacionales
permiten que sea factible el cómputo de las cotizaciones
en uno y otro caso, si bien por legislaciones separadas.
Además, la acumulación de cotizaciones puede producir efectos beneficiosos para el interesado, en virtud de
lo previsto en instrumentos internacionales. Así, por
ejemplo, en el ámbito comunitario, los Reglamentos de
coordinación (artículo 15.3 del Reglamento CEE
1408/1971) admiten la eventual acumulación de un
seguro facultativo o voluntario (por ejemplo, convenio
especial) con otro aseguramiento obligatorio, y aunque
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49
117
ESTUDIOS
Por ello, el convenio especial se puede suscribir tanto durante el período de trabajo en
el extranjero, como desde el momento del
retorno a territorio español, siempre que en
este caso no se hallen incluidos obligatoriamente en cualquiera de los Regímenes de la
Seguridad Social133.
Las particularidades del convenio especial
son las siguientes (artículo 15 OCE):
a) Pueden suscribir el convenio los emigrantes españoles y los hijos de éstos,
hayan estado o no previamente afiliados a la Seguridad Social, y con independencia del país en que se lleve a
cabo la actividad o que el mismo tenga
suscrito o no con España un Convenio o
Acuerdo Bilateral en materia de Seguridad Social.
De igual modo, los emigrantes españoles y los hijos de éstos, con nacionalidad
española, con independencia del país en
el que se trabajaba, en el momento del
retorno, siempre que no se hallen incluidos en algunos de los Regímenes del Sistema español de Seguridad Social.
b) Para la suscripción del convenio no se
requiere período de cotización previo.
c) El plazo para solicitar el convenio es el
establecido con carácter general, es
decir, se puede efectuar en cualquier
momento, si bien los efectos del mismo
pueden ser diferentes, según se solicite
se establece la no consideración de los períodos voluntarios en orden a su totalización con los períodos obligatorios [artículo 15.1.b) del Reglamento CEE 574/1972],
sin embargo los primeros pueden ser objeto de consideración para el cálculo de la cuantía teórica de la pensión,
así como para la de la cuantía efectiva (artículo 46 del
Reglamento 1408/1971).
133 Vid. MAGALLON ORTIN (1997), p. 89, en la que se
reflejan una serie de sentencias, respecto a la aceptación
o no del convenio especial por parte de emigrantes, en
función de si el país de residencia tiene suscrito con
España o no un Convenio Bilateral.
118
en el plazo de los 90 días o transcurrido
el mismo. La solicitud ha de formularse
ante la Dirección Provincial de la TGSS
en Madrid, salvo que se trate de emigrantes o hijos de emigrantes retornados, respecto de los que la solicitud se
llevará a cabo ante la Dirección Provincial de la TGSS o Administración de la
misma, correspondiente al domicilio
donde hayan fijado su residencia.
d) La prueba de la estancia y trabajo en el
extranjero se acredita por cualquier
medio admitido en derecho y, en especial, mediante fotocopia compulsada por
la representación española en el país de
trabajo. A su vez, el retorno al territorio
español, se acredita a través de certificación expedida por la Delegación o Subdelegación de Gobierno de la provincia
correspondiente a la residencia del interesado.
e) Los efectos del convenio se producen
desde el día primero del mes siguiente
al de la fecha de la solicitud.
f) La base de cotización es, en todo caso, la
base mínima de cotización que esté
vigente en cada momento en el Régimen
General134. Para la determinación de la
cuota a ingresar, se aplica el coeficiente
del 0,77, cualquiera que sea la fecha de
suscripción del convenio especial135.
g) Cuando se trata de emigrantes residentes en el extranjero, las cuotas se han de
ingresar por trimestres vencidos dentro
de la mensualidad siguiente a cada trimestre natural.
h) Las contingencias cubiertas (jubilación, incapacidad y muerte y supervi-
134 La justicia ha desestimado las pretensiones de
suscriptores de estos convenios de cotizar por bases
superiores, al entender que no resulta discriminatoria la
adopción de soluciones distintas para situaciones distintas. Vid. STSJ de 10 de enero de 1993.
135 Artículo 21 g) Orden/TAS/118 /2003, de 31 de
enero.
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JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
vencia) no se limitan a las contingencias comunes, sino que se extienden a
las de naturaleza profesional.
i) El convenio se extingue, además de
otras causas generales, por la falta de
ingreso, en plazo reglamentario, de las
cuotas correspondientes a dos trimestres consecutivos.
2.4.2. Convenios de asistencia sanitaria
en favor de emigrantes trabajadores
y pensionistas de un Sistema de
Seguridad Social extranjero
retornados, así como familiares de
unos y otros
La finalidad básica de esta modalidad de
convenio (regulado en el artículo 16 OCE) es
la del otorgamiento de las prestaciones de
asistencia sanitaria, dentro del territorio
español, en favor de personas que desarrollaron su actividad en el extranjero y que, a su
retorno –temporal o definitivo– a España
carecen de la posibilidad de obtener esta
prestación.
Tienen derecho a la suscripción del convenio especial, los siguientes colectivos:
• Los españoles que sean pensionistas de
un sistema de previsión social del
extranjero, así como sus familiares, que
al trasladar su residencia en España, no
tengan derecho a la asistencia sanitaria136. De igual modo, los familiares de
136 En la regulación procedente –Orden de 5 de
mayo de 1980– este convenio estaba limitado a los
españoles que ostentasen la condición de pensionistas
de la Seguridad Social de Suiza. La OCE extiende la
regulación a cualquier español, pensionista de cualquier
sistema de pensiones o de renta, que no tenga, por ningún título, derecho a la asistencia sanitaria, en los desplazamientos definitivos o temporales a España.
No obstante, la Disposición adicional 2ª OCE permite la suscripción de esta modalidad de convenio especial
a los beneficiarios de las pensiones previstas en la legislación federal suiza, de esta nacionalidad, que residan
los españoles pensionistas de otro Sistema de Seguridad Social, que estén incluidos en el convenio de asistencia sanitaria del causante en el momento del fallecimiento de este último.
También pueden suscribir el convenio
los trabajadores españoles retornados a
España que, después de haber desarrollado su actividad laboral en el extranjero, no tengan derecho por título alguno a
las prestaciones de asistencia sanitaria,
así como los familiares de emigrantes
españoles que, en el momento del fallecimiento de éstos, estuviesen a su cargo
y no tuviesen derecho, por otro título, a
las prestaciones de asistencia sanitaria137.
• Los emigrantes españoles y sus beneficiarios que sean beneficiarios de prestaciones derivadas de un seguro de pensiones o de renta en el país en que desarrollen su actividad laboral, durante
sus estancias temporales españolas138.
en España, todo ello de conformidad con lo establecido
en el punto 17 del Protocolo Final del convenio de Seguridad Social entre España y Suiza, de 13 de octubre de
1969, así como de las previsiones contenidas al efecto
en los Acuerdos entre Suiza y la Unión Europea, que han
entrado en vigor el 1º de julio de 2002.
137 En todos los casos, los interesados deberán
acompañar a la solicitud la acreditación de la nacionalidad española; la titularidad de un seguro de pensiones;
la fecha de fijación de la residencia en España o la existencia de familiares a su cargo.
138 Los desplazamientos temporales, y no solo los
definitivos, ya daban lugar a la suscripción del convenio
de asistencia sanitaria, como recogían la Resolución, de
20 de agosto de 1985, de la entonces Secretaría General para la Seguridad Social (relativa a la aplicación de la
Orden de 18 de febrero de 1981 a los emigrantes pensionistas y sus familiares que se desplazan temporalmente a España) o la Resolución de la Secretaría de
Estado de la Seguridad Social, de 21 de abril de 1997
(mediante la que se dictan instrucciones en materia de
los convenios especiales de asistencia sanitaria, a favor
de españoles que retornan al territorio español y de
pensionistas de la Seguridad Social de Suiza residentes
en España).
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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119
ESTUDIOS
Las particularidades de este convenio, respecto a las disposiciones comunes, son las
siguientes:
a) Para su suscripción no se precisa período de cotización previo.
b) La solicitud139 del convenio puede ser
formulada por el interesado en cualquier momento posterior a la fecha de
retorno o del desplazamiento temporal
a España. En todo caso, el convenio
surte efectos a partir del día de presentación de la correspondiente solicitud.
En el caso de familiares, la solicitud se
podrá formular desde el día siguiente al
de la fecha del fallecimiento del causante, si aquél se produce en territorio
español o, desde la fecha del retorno a
España de los familiares, si la defunción tiene lugar fuera de España.
c) Como compensación a la protección dispensada, los beneficiarios han de abonar la cuota que establezca el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Para
el ejercicio 2003 la cuota ha quedado
fijada en 79,93 euros/mes, por titular
del Convenio.
d) El plazo de ingreso es el establecido con
carácter general, con la particularidad
de que cuando el convenio se refiera a
emigrantes pensionistas o perceptores
de rentas y sus familiares, que se desplacen temporalmente a España, la
TGSS, al tiempo de proceder a la sus-
139
A la solicitud deberán acompañarse los documentos acreditativos de la nacionalidad española, la
titularidad de una pensión o rentas o cantidades a tanto
alzado, en virtud del Sistema de Seguridad Social extranjero, la fecha de fijación de la residencia en España, la
existencia, en su caso, de familiares que, conforme a la
legislación española puedan tener derecho a prestaciones sanitarias y, en el supuesto de que en el convenio se
incluyan prestaciones o tratamientos sanitarios de origen
profesional, que la pensión o renta de la que es titular el
solicitante del convenio deriva de una contingencia profesional.
120
cripción del convenio, emite los documentos de cotización correspondientes a
todo el período de permanencia en España, y el sujeto obligado al pago ha de realizar el ingreso de dichas cuotas de una
sola vez, y con carácter previo a la entrega del documento por el que se reconozca el derecho a la asistencia sanitaria,
aunque los efectos de la cobertura de
dicha prestación se produzcan desde la
fecha de la solicitud del convenio.
A fin de no agravar la situación del interesado, la TGSS puede autorizar, a solicitud del interesado, el pago fraccionado mensual de las cuotas en supuestos
de estancias temporales superiores a 3
meses. En tales casos, una vez efectuado el pago de 3 mensualidades completas de una sola vez, el abono del resto de
las cuotas se efectúa dentro del mes a
que corresponda la liquidación.
2.4.3. Convenio especial de asistencia
sanitaria en favor de trabajadores
españoles que realicen en el extranjero
una actividad por cuenta propia
Por lo general, los convenios especiales en
favor de españoles, residentes en el extranjero, se aplicaban a los trabajadores por cuenta
ajena (con excepción de lo establecido por el
Real Decreto 996/1986). Para evitar las situaciones de desprotección que podrían producirse para los trabajadores por cuenta propia, el
Real Decreto 1564/1998, de 17 de julio, abrió
la posibilidad de que se suscribiera un convenio especial, por parte de los españoles que
realicen en el extranjero una actividad por
cuenta propia.
El artículo 17 OCE no ofrece una regulación detallada de esta modalidad de convenio,
sino que se limita a una remisión al Real
Decreto 1584/1998. De acuerdo con esta norma, la suscripción del convenio especial queda
condicionada a que el país en el que se efectúa
la actividad por cuenta propia no tenga sus-
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49
JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
crito con España un Convenio Bilateral o sea
parte de un Tratado ratificado por España o
que, teniéndolo, el mismo no comprenda o no
garantice adecuadamente la prestación de
asistencia sanitaria a los referidos trabajadores en el exterior140.
El objeto del convenio es la dispensación
de la asistencia sanitaria a los trabajadores y
a sus familiares en sus desplazamientos a
España o a los familiares de aquéllos que
residan en territorio español.
Las particularidades del convenio son las
siguientes:
a) La cobertura de la asistencia sanitaria
se extiende al titular del convenio y a
sus familiares, tanto en los supuestos
de estancia temporal como en los casos
de residencia permanente de los mismos en nuestro país. De esta forma, el
convenio especial complementa las previsiones del Decreto 1075/1970, de 9 de
abril, respecto de los trabajadores emigrantes por cuenta ajena, que retornan
transitoriamente a España.
b) El interesado ha de asumir el coste de la
cuota que determine el Ministerio de
Trabajo y Asuntos Sociales. Para el año
2003, la cuota por titular es de 79,93 euros/mes141.
140
Por lo general, no todos los Convenios Bilaterales
suscritos por España se hacen cargo de la plenitud de las
prestaciones que contempla el Sistema español de Seguridad Social, sobre todo cuando las mismas derivan de
contingencias comunes. Vid. GARCÍA RODRÍGUEZ (1991),
pp. 405 y ss.
141 De acuerdo con las previsiones del artículo 23 a)
de la Orden/TAS/118 /2003, de 31 de enero. La cuota es
sensiblemente superior a la que tienen que abonar los
trabajadores por cuenta ajena, que, para el mismo ejercicio, se sitúa en 51,27 euros/mes. Pero, además, de esta
última cuantía, el trabajador solo ha de abonar la cantidad de 7,78 euros/mes, corriendo el resto a cargo de la
Dirección General de Migraciones del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, todo ello de acuerdo con lo previsto en el artículo 23 c) de la Orden TAS/118/2003, de
31 de enero.
c) El convenio se extingue, además de las
causas generales, por perder el titular
la condición de trabajador por cuenta
propia; por quedar comprendido en
cualquier régimen de la Seguridad
Social, en cuya acción protectora esté
comprendida la asistencia sanitaria:
por fallecimiento del interesado o como
consecuencia de la aplicación de una
norma internacional, en virtud de la
cual el interesado o sus familiares
pasen a tener garantizada la protección
de la asistencia sanitaria.
2.5. Otros convenios especiales:
el convenio en favor de los
deportistas de alto nivel
Por remisión a lo establecido en el Real
Decreto 1467/1997, de 19 de diciembre142, el
artículo 27 OCE prevé que los deportistas de
alto nivel que, en razón de su actividad deportiva, no estén encuadrados en un Régimen de
Seguridad Social, pueden solicitar la suscripción de un convenio especial. Este convenio
va dirigido básicamente a los deportistas de
alto nivel que no mantengan una relación
laboral de carácter especial, al amparo de lo
previsto en el Real Decreto 1066/21985, de 26
de junio, ya que, en otro caso, los interesados
quedan obligatoriamente comprendidos en el
ámbito de aplicación del Régimen General de
la Seguridad Social, de acuerdo con lo previsto en el Real Decreto 287/2003, de 7 de marzo143.
142
El convenio apareció regulado por primera vez
en el artículo 14 del RD 1856/1995, de 17 de noviembre, que resulta derogado por el artículo 14 RD
1467/1997.
143 El Real Decreto 287/2003 ha supuesto la culminación del proceso de la incorporación en la Seguridad
Social, de los deportistas profesionales, finalizando con
la diferenciación existente anteriormente entre deportistas profesionales que se habían incorporado al citado
Régimen (por ejemplo, futbolistas profesionales –RD
2621/1986, de 24 de diciembre-; ciclistas profesionales
–Real Decreto 1820/1991, de 27 de diciembre-; juga-
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49
121
ESTUDIOS
Las particularidades del convenio son las
siguientes:
a) Pueden suscribir el convenio los deportistas de alto nivel144 que, por su actividad, no estén encuadrados en un Régimen de Seguridad Social. La condición
de deportista de alto nivel se acredita
mediante la inclusión en las listas que
elabora el Consejo Superior de Deportes. Asimismo, tienen la consideración
de deportistas de alto nivel, con minusvalía, quienes, en pruebas deportivas
individuales o colectivas, se hayan clasificado entre los tres primeros puestos
en Juegos Paralímpicos o Campeonatos
del Mundo de su especialidad.
b) Para la suscripción del convenio especial no se precisa la acreditación de
período previo de cotización.
dores profesionales de baloncesto – Real Decreto
766/1993, de 21 de mayo– o jugadores profesionales de
balonmano – Real Decreto 1708/1997, de 14 de
noviembre-) y quienes, aún manteniendo una relación
laboral de carácter especial, sin embargo quedaban
excluidos del Sistema, al no haberse dictado la disposición expresa de inclusión. Conforme al contenido de la
Disposición final segunda del citado RD 287/2003, a
partir del 1 de junio de 2003, todos los deportistas profesionales han quedado incluidos en el Régimen General de la Seguridad Social, correspondiéndoles el ámbito
de la acción protectora dispensada, con carácter general, en dicho Régimen y asumiendo los clubes, entidades
deportivas u organizadores de espectáculos o actividades deportivas, la consideración de empresarios, a efectos de las obligaciones que para éstos se establecen en el
Régimen General de la Seguridad Social.
144 De acuerdo con el artículo 52 de la Ley 10/1990,
de 15 de octubre, General del Deporte, las relaciones de
los deportistas de alto nivel son elaboradas por el Consejo Superior de Deportes, en colaboración con las
Federaciones Deportivas Españolas y, en su caso, con las
Comunidades Autónomas, estableciendo el Real Decreto 1467/1997, de 19 de septiembre, sobre deportistas
de alto nivel, los criterios que deben ser tenidos en
cuenta. Por Resolución de la Presidencia del Consejo
Superior de Deportes, de 10 de febrero de 2003 (BOE
de 12 de marzo de 2003), se ha publicado la relación de
deportistas de alto nivel, correspondiente al ejercicio
2002.
122
c) La fecha de efectos del convenio es la
del día 1º del mes en que se haya adquirido la condición de deportista de alto
nivel, salvo que el interesado opte porque los efectos lo sean desde el momento de la solicitud.
d) El convenio se suscribe en el RETA, por
lo que el interesado puede elegir la base
de cotización aplicando las reglas
vigentes en dicho Régimen145.
e) El convenio se extingue por las causas
establecidas con carácter general. Como
particularidad, la normativa específica146 prevé que no será causa de extinción la exclusión, en las sucesivas listas
anuales publicadas, de deportistas que
hubiesen estado incluidas en las mismas y hubiesen suscrito el convenio
especial. Con ello se evita que una posible exclusión de la relación de deportistas de alto nivel de personas que se
dediquen a actividades deportivas,
pudiese implicar la exclusión del Sistema de la Seguridad Social.
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145 La doctrina ha manifestado la incoherencia de
que, para el cumplimiento de lo preceptuado en el artículo 53.2. e) de la Ley 10/1990, de 15 de octubre, del
Deporte y en la Disposición adicional 3ª LGSS (a través
de la cual se prevé que el Gobierno, como medida para
facilitar la plena integración social y profesional de los
deportistas de alto nivel, puede establecer la inclusión
de los mismos en el Sistema de la Seguridad Social) haya
sido elegido el mecanismo del convenio especial y, aun
más, dentro del Régimen de Autónomos. Vid. BARRIOS
BAUDOR (1998), p. 125.
146 Artículo 14.3.e) RD 1456/1997.
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REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
JOSÉ ANTONIO PANIZO ROBLES
RESUMEN: El acceso a las prestaciones económicas de Seguridad Social suele condicionarse a que el causante de las mismas, en el momento de producirse la situación protegida, esté en alta en la
Seguridad Social y que acredite unos determinados períodos de cotización previos a tal
momento. Esta regulación –que no obstante se ha suavizado para algunas prestaciones– podía
originar que personas con amplias carreras de seguro quedasen al margen de la protección por
haber causado baja en la Seguridad Social antes de la posibilidad de generar la prestación.
Para evitar tales efectos, el Sistema de la Seguridad Social regula la figura del convenio especial, a través del cual se posibilita el mantenimiento de la relación con la Seguridad Social,
aunque ya no se reúnan las condiciones que obligaban a la inclusión en el Sistema y al alta en
uno de sus Regímenes.
En este ámbito, la reciente Orden TAS/2865/2003, de 13 de octubre (BOE de 18 de octubre) ha
modificado la normativa a aplicar al convenio especial con una triple finalidad: incluir en ella,
la regulación de los diferentes convenios especiales; desarrollar las previsiones de la Ley
35/2002, de 12 de julio, de medidas para el establecimiento de un sistema de jubilación gradual
y flexible, sobre la modalidad de convenio especial en favor de los trabajadores con 55 o más
años, a los que se le extinga la relación laboral en el marco de un expediente de regulación de
empleo y, por último, flexibilizar el convenio especial, en determinados ámbitos, entre los que
destacan la supresión de un plazo taxativo para su suscripción, mayores opciones respecto de
la base de cotización y, sobre todo, la posibilidad de suscribir con carácter general convenios
especiales, con la finalidad de mantener la base o las bases por las que se venía cotizando previamente.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
125
La Seguridad Social en el XXV
Aniversario de la Constitución
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO*
1. INTRODUCCIÓN
L
a conmemoración de los veinticinco
años de la Constitución de 1978, es
una nueva oportunidad para analizar si los principios que inspiraron en su
momento la Carta Magna siguen teniendo
sentido. Si todo el complejo organigrama de
la estructura jurídica del Estado puede
seguir guiándose con firmeza en esos preceptos fundamentales que nacieron en momentos claves de nuestra historia.
Con la perspectiva que el paso del tiempo
descubre, puede afirmarse sin temor a error
que en estos veinticinco años, la Norma Fundamental, pese a sus innegables defectos, ha
sido el marco de unión que ha propiciado el
consenso (expresión muy común durante la
transición) de todas las tendencias e ideologías que componen el entramado social, político y jurídico en que vivimos.
A la hora de hacer balance, ciertamente el
resultado en conjunto es positivo. Lo que no
significa que no puedan ser mejorados aquellos preceptos que en su momento cumplieron
un papel primordial, necesario para hacer
viable el desarrollo normativo, pero que en la
actualidad, han perdido vigor, merced a la
* Doctor en Derecho. Profesor de la UMH de
Elche. Subinspector de Empleo y Seguridad Social.
desaparición de la causa que los originaron o,
a la pérdida de sentido hoy día. Pienso que no
es éste el caso de nuestro Sistema de Seguridad Social. El programa que se propone para
la previsión social española descansa sobre
tres pilares. El primero, es abierto, se incoa
una cobertura universal, que llegue a todos
los ciudadanos, y a todas las contingencias. A
continuación, se persigue que la protección
alcance en especial a aquellos colectivos que
se encuentran en situaciones de necesidad. Y,
finalmente, se le exige a los poderes públicos,
no sólo que mantengan el Sistema existente,
eminentemente contributivo, sino que los
medios utilizados para cubrir esas situaciones de necesidad sean suficientes.
Verdaderamente el programa que se
planteó en 1978 para la Seguridad Social
española era ambicioso. Basta recordar que
en esa época, el Sistema sólo contemplaba la
protección contributiva en su nivel básico, y
ello, pese a que la Ley de Bases de 1963 fue
precursora de alguna de las notas instauradas por la Constitución, como era la asistencia social interna «que actuará para paliar o
eliminar los estados de necesidad en que
puedan incidir las personas incluidas en el
campo de aplicación de la Ley» (Apartado III
del preámbulo de la Ley 193/1963 de 28 de
diciembre, de Bases de la Seguridad Social).
Si bien tal nota adolece del principio de universalidad, al dirigirse únicamente a las personas pertenecientes al Sistema.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
127
ESTUDIOS
Quizá causó extrañeza, que el legislador
constitucional, asignara a la Seguridad
Social el lugar destinado a los principios rectores de la política social y económica (Capítulo III del Título I), en lugar de un puesto de
mayor relevancia, si no como un derecho
fundamental (sección 1ª del Capítulo II del
Título I), sí, al menos como un derecho –el de
la Seguridad Social–, de los ciudadanos (sección 2ª del Capítulo II del Título I), equiparable al derecho al trabajo. Sin embargo, el
transcurso de estos veinticinco años, no ha
impedido que pese a enunciarse como un
principio rector por la Constitución en su
artículo 41, se contemple la Seguridad Social
como un auténtico derecho, tal y como afirma el artículo 1, de la vigente Ley General
de la Seguridad Social de 1994. Esa circunstancia unida al hecho de que paulatinamente, durante estos veinticinco años se han
desarrollado legislativamente los principios
enunciados por la Constitución hace que,
efectivamente, pueda afirmarse que la Seguridad Social es un derecho incuestionable de
todos los ciudadanos.
El propósito de estas páginas no ha sido la
enumeración exhaustiva y minuciosa de las
diversas normas de Seguridad Social que se
han ido sucediendo en estos veinticinco
años. Labor no exenta de importancia para
comprender la evolución que ha sufrido el
Sistema. El objetivo marcado, ha ido un poco
más allá, si se me permite, ha sido más
ambicioso, pues se ha intentado irrumpir en
el corazón mismo de los preceptos constitucionales que directa o colateralmente hacen
referencia a la Seguridad Social, desentrañando su interior, interpretando su contenido, y asignándole, por fin, la versión que,
desde mi particular visión, debería observarse por las normas que desarrollan aquellos preceptos. En definitiva, intento averiguar el sentido que, a la luz de la Constitución, tiene la Seguridad Social, y su repercusión sobre los ciudadanos.
En materia tan relevante para todos, he
querido contar al desarrollar las páginas que
128
siguen, con las opiniones de la mayoría de la
doctrina que han tratado el tema de la Seguridad Social y la Constitución. Por eso, me
ha parecido oportuno reflejarlas, dejando
constancia de ellas, a través de abundantes
notas a pie de página que, de alguna manera
acompañan a las reflexiones que han dado
vida al presente estudio con motivo del XXV
aniversario de nuestra Constitución.
Sirvan estas páginas como sentido homenaje a quienes, durante estos veinticinco
años, han contribuido con su labor a la mejora de la Seguridad Social española en sus
diversas vertientes.
2. EL CONTENIDO DE LA SEGURIDAD
SOCIAL EN LA CONSTITUCIÓN
Cuando la Constitución establece en su
artículo 41 1 que los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad
Social, está indicando que ésta última es
una institución concreta que ya existía en el
momento de su promulgación2, consistente
en un «sistema técnico-jurídico destinado a
proteger a determinadas colectividades de
personas frente a determinados riesgos o
contingencias, que provocan en ellas situaciones de necesidad, sea por defectos de rentas o exceso de gastos»3. Es clara, por tanto,
la intención del legislador constitucional de
que continuara perviviendo el mecanismo de
protección de Seguridad Social como tal. No
olvidemos que «el origen de la Seguridad
Social se encuentra en la voluntad del poder
1
Pues si no hubiera existido la Seguridad Social, se
hubiera empleado, en lugar del término «mantendrán»
del artículo 41, la expresión «crearán» u otra similar.
También podría interpretarse el término como «sostener».
2 MONTOYA M ELGAR, A., Derecho del Trabajo, Técnos, 21ª edición, Madrid, 2001, p. 603.
3 M ONTOYA M ELGAR , A., «Estudio preliminar»,
Comentarios a la Ley General de la Seguridad Social
(VVAA. Director Antonio V. SEMPERE N AVARRO), Ediciones Laborum, Murcia, 2003, p. 35.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
público de luchar contra las necesidades
sociales»4.
La cuestión que se planteó era la forma de
cómo debían asumirse los principios en
materia de Seguridad Social que trazó el
constituyente, sin que quebrara el sistema
entonces vigente, pues es claro que éste
debía adecuarse a las previsiones constitucionales5. La entrada en vigor de la Constitución «ofreció la base político-jurídica para
el replanteamiento sistemático de la Seguridad Social en todos sus regímenes y, a la vez,
para su integración armónica en un adecuado sistema de Protección Social»6, sin embargo, se ha afirmado que se «despreció la oportunidad histórica de remodelar el Sistema
de Seguridad Social, prefiriendo mantener
casi en su totalidad el modelo de 1963-67»7.
Y es que la Seguridad Social es una materia
cuya regulación jurídica es muy cambiante,
pero que se resiste a la tentación de hacer
tabla rasa de todo lo anterior y partir de
cero8.
4 Cfr. ALARCÓN CARACUEL , M. R. y G ONZÁLEZ O RTEGA,
S., Compendio de Seguridad Social, Tecnos, 4ª edición,
1991, p. 40.
5 BORRAJO S ACRUZ, E., «De la previsión social a la
protección en España: Bases histórico-institucionales
hasta la Constitución», Revista de Economía y Sociología del Trabajo, núm. 3, marzo, 1989, p. 27.
6 DE LA VILLA G IL, L. E. (Director), «Estudio preliminar», Derecho de la Seguridad Social, segunda edición,
Valencia, 1999, p. 38.
7 Y así, la «remodelación» de la Seguridad Social de
los años sesenta, (...) no consiguió extinguir de una
manera total el ordenamiento anterior, siendo el núcleo
de los riesgos profesionales, el que más se resistió, precisamente por su mayor consolidación histórica» (D URÁN
LÓPEZ, F. y AA.VV., «Evolución del derecho de la Seguridad Social», Papeles de Economía Española, núms.
12/13, 1982, p. 180); por tanto, «en sus elementos básicos, el edificio actual de la Seguridad Social se asienta en
gran medida, sobre las anteriores bases» (CONSEJO ECONOMICO SOCIAL, La protección social de las mujeres, CES,
Colección Informes, núm. 4/2000, Madrid, p. 14).
8 M ONTOYA M ELGAR, A. (Coordinador), Curso de
Seguridad Social, Madrid, Servicio de Publicaciones de
la Universidad Complutense, 2ª edición, 2000, p. 56.
De hecho, «la Constitución no ordena a
los poderes públicos (básicamente, al Estado) que establezcan o creen un sistema radicalmente nuevo de Seguridad Social, sino
que, consciente la Ley Fundamental de que
ese sistema ya existe, se limita a pedirles
que lo mantegan o conserven (...) sin perjuicio, claro está, de que este modelo haya de
esforzarse, como realmente se viene esforzando, en adaptarse a los principios constituciona- les» 9. La Constitución no cuestiona, por tanto, el sistema anterior de Seguridad Social, con independencia de cualquier
otra consideración acerca de la legitimidad
del régimen en que se desarrolló, y apuesta
por su mantenimiento y perfeccionamiento 10.
Por tanto, es necesario determinar si el
ordenamiento vigente en materia de Seguridad Social es respetuoso con aquellos principios para, en caso contrario, realizar las
reformas precisas hasta ajustarse al diseño
constitucional 11.
Por otro lado, la Seguridad Social que presenta la Constitución hace referencia a un
conjunto de acciones, más que a una serie de
instituciones concretas12. En ese sentido, se
contempla como el «conjunto protector compuesto por técnicas de previsión social, asis-
9 Cfr. «Informe de la Ponencia para el Análisis de
los problemas estructurales del Sistema de la Seguridad
Social y de las principales reformas que deberán acometerse (Pacto de Toledo)», MTAS, Colección Seguridad Social, núm. 15, Madrid, 1996, p. 23.
10 Cfr. CAVAS M ARTÍNEZ, F., «El modelo constitucional
de Seguridad Social: desarrollos normativos y aspectos
pendientes», Revista de Trabajo y Seguridad Social,
Centro de Estudios Financieros, núm. 128, noviembre,
1993, p. 76.
11 Cfr. BARRADA RODRÍGUEZ , A., «Los derechos de
Seguridad Social en la Constitución española de 1978»,
Revista de Seguridad Social, abril-junio, núm. 2, 1979,
p. 65.
12 VIDA S ORIA, J., «La Seguridad Social en la Constitución de 1978», Jornadas Técnicas sobre Seguridad
Social, Instituto de Estudios Laborales y de Seguridad
Social, Madrid, 1984, p. 104.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
129
ESTUDIOS
tencia pública, asistencia social y servicios
sociales» 13.
Precisamente la Constitución ha hecho
posible que parte de esa asistencia social ajena a la Seguridad Social, existente con anterioridad a la propia Constitución, se transformara en una porción del sistema de la
Seguridad Social, propiciándose la ampliación de ésta a través de las pensiones no contributivas otorgadas a los ciudadanos que se
encuentran ante situaciones de necesidad.
La creación de las pensiones no contributivas «conecta, y muy directamente, con el
cambio de modelo de Seguridad Social a que
ha dado lugar la redacción del artículo 41 de
la Constitución española» 14. Siendo el elemento central de su nuevo diseño la situación de necesidad 15, así como la extensión de
la protección a todos los ciudadanos sin distinción. Tal expansión en los ámbitos objetivo y subjetivo conlleva, necesariamente, la
diversificación de las técnicas de cobertura16.
13 M ARTÍN VALVERDE, A., «Las pensiones de la Seguridad Social: su dimensión jurídica», Los sistemas de
Seguridad Social y las nuevas realidades sociales, Colección Seguridad Social, núm. 7, Madrid, 1992, p. 37.
Sobre la formación del artículo 41 de la Constitución
puede consultarse: DE PEREDA M ATEOS, A., «La asistencia
social y los servicios sociales en la Constitución de
1978», Jornadas sobre Derecho del Trabajo y Constitución, IELSS, Madrid, 1985, pp. 474-476.
14 Cfr. G ONZÁLEZ O RTEGA, S., «Prestaciones no contributivas de la Seguridad Social», X Jornadas Universitarias Andaluzas del Derecho del Trabajo y Relaciones
Laborales, Editorial Trotta, Madrid, 1992, p. 209.
15 Cfr. L ANDA Z APIRAIN, J. P., «Desde el Sistema Público de Seguridad Social hacia un modelo global de protección social tutelado públicamente», Pensiones
Sociales. Problemas y Alternativas. IX Congreso Nacional de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social,
MTAS. Colección Seguridad Social, núm. 18, Madrid,
1999, p. 44.
16 Que se han dado en llamar «magma normativo
constitucional», por extenderse en una amplia lista de
disposiciones dispersas, cfr. MULAS GARCÍA, A., «Seguridad Social, Constitución y Autonomías», Jornadas sobre
Derecho del Trabajo y Constitución, IELSS, Madrid,
1985, p. 439.
130
La Constitución contempla a la Seguridad
Social, de forma expresa, en cuatro artículos:
25.2, 41, 129.1, y en el 149.1.17ª. Sin embargo, no se especifica en ninguno de ellos, salvo
en el 41, al aludir a la prestación por desempleo, en qué consiste el contenido concreto de
la Seguridad Social. En cambio, en otros preceptos se establecen diversos mandatos a los
poderes públicos para que atiendan a diversas situaciones de necesidad que se producen
en diferentes grupos sociales17. Nos referimos
a los artículos, 39, 43, 49, 50, de la Constitución, que se deben relacionar con los principios constitucionales del Estado social, de
igualdad real, e igualdad ante la ley18, para
evitar que pudiera producirse cualquier tipo
de discriminación en el acceso a la protección
social que impulsa la propia Constitución.
El artículo 41 de la Constitución constituye la norma fundamental respecto de la cual
los demás preceptos constitucionales –como
son: la protección a la familia (artículo 39); la
asistencia sanitaria (artículo 43); protección
a los minusválidos (artículo 49); tercera
edad (artículo 50) e incluso la protección de
los derechos económicos y sociales de los trabajadores españoles en el extranjero (artículo 42)19–, no serían sino especificaciones del
contenido de la Seguridad Social referidas a
materias concretas20, en todo caso reconducibles sin obstáculo al genérico artículo 4121.
17 Principios contenidos en los artículos 1.1, 9.2 y
14, respectivamente, de la Constitución.
18
Véase a este respecto, L OSADA GONZÁLEZ, H.,
«Algunas reflexiones sobre el modelo constitucional de
seguridad social», La Constitución española en su XXV
aniversario (VVAA.), Editorial Bosch, Barcelona, 2003,
p. 1.091, y nota 7.
19 Cfr. VALLEJO DA C OSTA, R., «Prestaciones no contributivas y asistencia social; delimitación de títulos competenciales», X Jornadas Universitarias Andaluzas del
Derecho del Trabajo y Relaciones Laborales, Editorial,
Trotta, Madrid, 1992, p. 315.
20 Cfr. M OLINA N AVARRETE, C., Génesis y evolución de
la protección social por vejez en España, MTAS, TGSS,
Madrid, 2002, p. 112.
21 Cfr. P ANIZO R OBLES, J. A., «El marco de las prestaciones no contributivas», Revista de Treball, núm. 15,
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
En ese sentido, la Ley 26/1990, de 20 de
diciembre, que establece prestaciones no contributivas en el sistema de la Seguridad
Social, puso en práctica el desarrollo, no sólo
del artículo 41 de la Constitución, sino también de los citados artículos, universalizando,
de ese modo, la protección de la Seguridad
Social22, y respondiendo de ese modo a las exigencias constitucionales. Así, se puede afirmar que estamos hablando de contenidos propios de «Seguridad Social», pese a no figurar
dicho término en tales preceptos constitucionales23 o, encontrarse en secciones separadas, pues carecería de sentido que la Seguridad Social no otorgara protección a tales
situaciones de necesidad24. Estas materias
venían siendo incluidas, como protección de
Seguridad Social, con antelación a la promulgación de la Constitución25, y el hecho de que
aparezcan dispersas con respecto al artículo
1991, p. 16; B LASCO LAHOZ, J. F., La protección asistencial en la Seguridad Social: La ley de prestaciones no
contributivas, Tirant Lo Blanc, Valencia, 1992, p. 106;
«Memoria del Proyecto de Ley por la que se establecen
en la Seguridad Social prestaciones no contributivas»,
Revista de Seguridad Social, núm. 42, 1989, p. 153;
SALVADOR PÉREZ, F., «La pensión no contributiva de jubilación de la Seguridad Social y la pensión asistencial de
ancianidad: un análisis comparativo», X Jornadas Universitarias Andaluzas de Derecho del Trabajo y Relaciones Laborales, Editorial Trotta, Valladolid, 1992, p. 239.
22 Aunque algún autor explica la omisión de ese
término atribuyéndolo a determinadas deficiencias
técnicas de la Constitución. Véase en este sentido, SUÁREZ G ONZÁLEZ, F., «La Seguridad Social y la Constitución
de 1978», Papeles de Economía Española, núms. 12/13,
1982, p. 120.
23 Cfr. RODRÍGUEZ -P IÑERO y BRAVO-F ERRER, M., «La
dimensión constitucional de las pensiones de Seguridad Social no contributivas», Pensiones no contributivas, Colección Seguridad Social, núm. 1, Madrid,
1991, p. 154. Por el contrario «estas situaciones de
necesidad, serían los caballos que tiran hacia un modelo de protección social». López López, J., Marcos autonómicos de relaciones laborales y de protección social,
Marcial Pons, Madrid, 1993, p. 183.
24 Cfr. ALARCÓN C ARACUEL, M. R. y G ONZÁLEZ O RTEGA,
S., Compendio..., cit., p. 45.
25 Cfr. VIDA S ORIA, J., «La Seguridad Social en la
Constitución de 1978», cit., p. 95.
41, no supone obstáculo alguno para que
sigan considerándose propias de la Seguridad
Social, ya que el cumplimiento de las previsiones constitucionales se realiza mediante la
coordinación de sus propios preceptos26.
Por otro lado, tampoco se especifica en
aquellos preceptos constitucionales, que los
colectivos formados por las familias, los
minusválidos y los ancianos, deban ser protegidos de forma exclusiva a través de medidas de Seguridad Social, permitiendo así al
Estado actuar en favor de los mismos
mediante otro tipo de medidas, de carácter
asistencial, incluso fiscal por ejemplo, que
otorgan una más amplia protección que si se
considerara tan sólo a la Seguridad Social27.
De modo, que la protección de tales situaciones de necesidad lo asume, no sólo el sistema
de la Seguridad Social, sino otros campos de
protección públicos, con base en el carácter
global de la protección28.
2.1. El artículo 41 de la Constitución,
como referente de la Seguridad
Social española, en especial de su
modalidad no contributiva
Si hubiera que escoger en nuestra Norma
Fundamental algún artículo que reflejara el
26 Cfr. VIDA S ORIA, J., «La Seguridad Social en la
Constitución de 1978», cit., p. 99; en el mismo sentido,
véase, MESO LLAMOSAS, I., «Situación actual y perspectivas de la Seguridad Social», Análisis de diversas cuestiones sobre los Pactos de Toledo, Colección Seguridad
Social, núm. 17, Madrid, 1997, p. 319.
27 Cfr. ALARCÓN CARACUEL, M. R. y G ONZÁLEZ O RTEGA,
S., Compendio..., cit., p. 45; en el mismo sentido, PÉREZ
AMOROS, F., «Ampliació de la Protecció Social: les prestacions no contributives», Anuario Socio-Laboral de
l’Institut d’Estudis Laborals, Barcelona, 1990, p. 76;
C AVAS M ARTÍNEZ, F., «El modelo constitucional de Seguridad Social:...», cit., p. 78; en el mismo sentido, ALARCÓN CARACUEL, M. R., La Seguridad Social en España,
Aranzadi, Pamplona, 1999, p. 50.
28 «Informe de la Ponencia para el análisis de los
problemas estructurales del Sistema de la Seguridad
Social y de las principales reformas que deberán acometerse», cit., p. 21.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
131
ESTUDIOS
rumbo hacia el que debe dirigirse el sistema
de la Seguridad Social en España, nadie
dudaría en afirmar que tal artículo es el 41.
Se le considera, «al mismo tiempo punto de
partida y punto de llegada. Es un punto de
partida porque debe regir cualquier actuación en materia de Seguridad Social, en particular cualquier modificación que se introduzca en el sistema vigente. Es un punto de
llegada porque supone la culminación de un
proceso evolutivo que tiene su origen en los
primeros seguros sociales que se establecen
a principios del siglo XX»29. Sin embargo, se
le ha considerado como de los menos interesantes, el que la Constitución dedica a la
Seguridad Social30. Incluso se ha estimado
que «es uno de los peores de la parte dogmática de la Constitución de 1978», a pesar de
ser reconocido como «eje de las previsiones
constitucionales», pues se piensa que tal precepto es «tan ambiguo y tan débil que puede
permitir algún tipo de regresión sobre lo ya
establecido»31.
El artículo 41 de la Constitución, no es lo
suficientemente claro como para determinar
de forma precisa cuál fue el modelo concreto
de Seguridad Social que querían nuestros
constituyentes32. Quizá, la razón estriba en
que se siguió la propia línea de la Constitución, de ser abierta a todas las tendencias, y
flexible33. Y es que «la Constitución no con-
29
Cfr. BORRAJO DACRUZ, E., «El modelo constitucional de la Seguridad Social en España», Revista de Trabajo, enero-marzo, 1982, núm. 65, cit., p. 26.
30 VIDA S ORIA, J., «La Seguridad Social en la Constitución de 1978», cit., pp. 93, 98, 102.
31 La ambigüedad del artículo 41 se refleja en la
expresión, «polivalencia constitucional» acuñada por
B ORRAJO, en virtud de la cual se han propugnado hasta
cuatro modelos de Seguridad Social, cfr. B ORRAJO
D ACRUZ, E., «El modelo constitucional de la Seguridad
Social en España», cit., p. 32.
32
Cfr. ALONSO OLEA, M. y T ORTUERO PLAZA, J. L., Instituciones de Seguridad Social, Civitas, 18ª edición revisada, Madrid, 2002, p. 50.
33 Contrasta el artículo 41 de la Constitución con
anteriores preceptos fundamentales más cerrados,
como el artículo 46, párrafo 2º de la Constitución de
132
tiene un modelo preciso y terminante de
Seguridad Social34, pero sí ofrece unos criterios básicos sobre los que necesariamente ha
de articularse el modelo «legal»»35. En consecuencia, «no es fácil contestar a la pregunta
¿existe un modelo constitucional de Seguridad Social?» 36, toda vez que los caracteres
definitorios de ese modelo de Seguridad
Social deberán ser determinados por la
legislación que desarrolle el artículo 41 de la
Constitución 37. Con lo que ese modelo que
configura la Constitución es circunstancial,
al quedar obligado sine die el legislador, a
dar alcance a los objetivos que se fijan en el
artículo 4138.
1931, en donde se decía: «La República asegurará a
todo trabajador las condiciones necesarias de una
existencia digna. Su legislación social regulará: los
casos de seguro de enfermedad, accidente, paro forzoso, vejez, invalidez y muerte; la jornada de trabajo
de las mujeres y de los jóvenes y especialmente la protección a la maternidad». Todavía no se hacía referencia a la Seguridad Social, pero sí a su precedente el
seguro social. En términos similares, el artículo 28 del
Fuero de los Españoles establecía que «el Estado español garantiza a los trabajadores la seguridad de amparo en el infortunio y les reconoce el derecho a la asistencia en los casos de vejez, muerte, enfermedad,
maternidad, accidentes de trabajo, invalidez, paro forzoso y demás riesgos que puedan ser objeto de seguro
social».
34
M ONTOYA M ELGAR, A. (Coordinador), Curso de
Seguridad Social, cit., p. 55; en el mismo sentido, véase,
DE LA VILLA G IL, L. E. (Director), «Estudio preliminar»,
Derecho de la Seguridad Social, cit., p. 38; MONEREO
PÉREZ, J. L. (Director) AA.VV. Comentario a la Ley General
de la Seguridad Social, Comares, Granada, 1999, p. 18;
GARCÍA VALVERDE, M., La cuantía de las prestaciones en el
sistema de la Seguridad Social, Editorial Comares, S. L.,
Granada, 2003, p. 88.
35 ALONSO O LEA, M., Prólogo del trabajo de SÁNCHEZ-URAN AZAÑA, Y., Seguridad Social y Constitución,
Civitas, Madrid, 1995, p. 11.
36 Cfr. S ÁNCHEZ-U RAN A ZAÑA, Y., Seguridad Social y
Constitución, Civitas, Madrid, 1995, p. 34.
37
Cfr. ÁLVAREZ C ORTÉS, J. C., Comentarios a la Ley
General de la Seguridad Social, Thomson/Aranzadi,
Cizur Menor, 2003, p. 33.
38 Por no ser demasiado vinculante para el Gobierno y dejar suficiente campo de actuación para que
puedan entrar diversas ideologías, cfr. B LASCO LAHOZ, J.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
Si bien esa indeterminación del modelo de
Seguridad Social podría constituir una ventaja en el ámbito político39, al incidir sobre
una cuestión técnica, como es el modelo aplicable de Seguridad Social, lo cierto es que
podría desembocar en cierta inseguridad
jurídica. Por otro lado, tratándose de Seguridad Social, materia en constante movimiento por su enorme dependencia de las circunstancias sociales y económicas, esa movilidad
beneficia al legislador ordinario en su tarea
de adaptar la realidad a la normativa social,
dejándole un amplio margen de maniobra
para la construcción del Sistema de Seguridad Social40. Labor ésta última no exenta de
dificultad.
El artículo 41 de la Constitución42 es el
único precepto que aborda la materia de
Seguridad Social de forma global y directa
en el ámbito del Estado 43 . Y la configura
como una institución cuyo contenido, objeto,
niveles y técnicas de financiación se dirigen
a reconocer una protección universalista y
asistencial 4 4 . Sin olvidar, que «continúa
vigente en buena parte, el gran bloque normativo anterior a la Constitución» 45, pues,
como afirma el Tribunal Constitucional, «la
Constitución no ha deslegitimado el modelo
preexistente de Seguridad Social que en
buena parte descansa aún sobre la consideración de las contingencias, de los eventos
dañosos que originan las situaciones de
necesidad»46.
A pesar de ello, se puede afirmar que el
artículo 41 abrió, de par en par, las puertas a
la entrada del nivel no contributivo de protección del Sistema de Seguridad Social41. Que
se haya llevado a cabo de la forma adecuada
nos lo dirá la sola perspectiva de estos veinticinco años de vigencia de la Constitución.
La explicación de ello estriba en que el
nacimiento de los sistemas contributivos de
Seguridad Social47 tuvo por objeto, y de for-
F., Curso de Seguridad Social (Régimen General y prestaciones no contributivas), Tirant Lo Blanch, 7ª edición,
Valencia, 2000, p. 70; en el mismo sentido, véase SÁNCHEZ-U RAN AZAÑA, Y., Seguridad Social y Constitución,
cit., p. 34.
39 En el mismo sentido, véase, S AN M ARTÍN M AZZUCCONI, C., Comentarios a la Ley General de la Seguridad
Social, (VVAA. Director ANTONIO V. SEMPERE N AVARRO),
Ediciones Laborum, Murcia, 2003, p. 48.
40
La propia Ley 26/1990, en su Preámbulo lo reconoce, cuando afirma que la Ley tiene como objetivo
principal el establecimiento y regulación de un nivel no
contributivo de prestaciones económicas del sistema de
la Seguridad Social, como desarrollo del principio rector
contenido en el artículo 41 de nuestra Constitución,
que encomienda a los poderes públicos el mantenimiento de un régimen público de Seguridad Social para
todos los ciudadanos.
41 Los poderes públicos mantendrán un régimen
público de Seguridad Social para todos los ciudadanos,
que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en
caso de desempleo. La asistencia y prestaciones complementarias serán libres (artículo 41 de la Constitución).
42 Cfr. VIDA S ORIA, J., «La Seguridad Social en la
Constitución de 1978», cit., p. 93.
43 Cfr. LÓPEZ GANDÍA, J., «Los niveles de Seguridad
Social en la Constitución Española entre la interpretación jurisprudencial y desarrollo legislativo», Tribuna
Social, núm. 35, noviembre, 1993, p. 14.
44 M ONTOYA M ELGAR, A., Derecho del Trabajo, cit.,
p. 603.
45 STC 38/1995, de 13 de febrero, f. j. 3º.
46 Tales sistemas, tuvieron su precedente remoto en
el mensaje imperial de 17 de noviembre de 1881
(transcrito por ALONSO OLEA, M., «Cien años de Seguridad Social», Papeles de Economía Española, núms.
12/13, 1982, pp. 117-118), conocido como el inspirador del sistema de seguro de Bismarck.
47
Cfr. M INISTERIO DE T RABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL,
Estudios preparatorios para la Ley de prestaciones no
contributivas, Colección Seguridad Social, núm. 3,
Madrid, 1991, p. 19; FUENTES QUINTANA, E., BAREA TEJEIRO, J, y otros, «Estrategia para un tratamiento de los problemas de la Seguridad Social española», Papeles de
Economía Española, núms. 12/13, 1982, p. 20; Sin
embargo, en determinadas ocasiones, y de forma
excepcional, es posible acceder, desde concretas situaciones sin estar desempeñando una actividad profesional o laboral concreta. Es el caso de las situaciones de
asimilación al alta, suscripción del Convenio Especial, o
de mantenimiento de la cotización en determinadas
situaciones a pesar de encontrarse inactivo, como por
ejemplo, la situación de desempleo (Cfr. G ONZÁLEZ
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
133
ESTUDIOS
ma exclusiva, la protección de determinados
grupos de trabajadores. Por eso, para estar
comprendido dentro del ámbito de protección de la Seguridad Social era imprescindible que los trabajadores realizaran una actividad profesional, tratándose, por tanto, de
un sistema de protección social profesionalizado 48. No tendría sentido, por tanto, que
después del esfuerzo realizado a lo largo de
la historia en alcanzar una Seguridad Social
óptima para los trabajadores que desempeñan una actividad profesional, quedara
aquélla desvirtuada, menoscabada o, peor
aún, eliminada, por el hecho de no reiterar la
Constitución en su texto la normativa existente de Seguridad Social por lo que al nivel
contributivo se refiere49, máxime cuando en
el debate constitucional se acordó que la
Seguridad Social se articularía en dos áreas
de acción: una mínima, básica para todos los
ciudadanos, financiada con impuestos, y
otra profesional financiada a través de cuotas50.
ORTEGA, S., «Prestaciones no contributivas de la Seguridad Social», X Jornadas Universitarias Andaluzas..., cit.,
pp. 201-202), o de las situaciones de incapacidad temporal, maternidad y riesgo durante el embarazo. Una
peculiar incorporación, con respecto al criterio profesional sería el Régimen Especial de los Estudiantes (cfr.
T ORTUERO PLAZA, J. L., en AA.VV. (Director M ONEREO
PÉREZ, J. L.) Comentario a la Ley General de la Seguridad
Social, Comares, Granada, 1999, p. 147.
48 Cfr. ÁLVAREZ DE LA ROSA, J. M., «Razones para una
reforma de la Seguridad Social», Relaciones Laborales,
Vol. I, 1985, p. 405. Se ha llegado a hablar de que el
nivel contributivo no figuraba en la Constitución como
público, y que en estos supuestos cabría una privatización de la Seguridad Social, dejando subsistente como
público el nivel asistencial. Véase, LÓPEZ GANDÍA, J.,
«Los niveles de Seguridad Social en la Constitución
Española...», cit., p. 14.
49 Cfr. RODRÍGUEZ-PIÑERO y B RAVO-FERRER, M., «Pensiones contributivas y pensiones complementarias privadas», Relaciones Laborales, 1988, Vol. 2, p. 4. Sobre
la cuestión de la constitucionalidad del nivel contributivo de la Seguridad Social, véase, SÁNCHEZ-U RAN AZAÑA, Y., Seguridad Social y Constitución, cit., pp. 36-42.
50 Cfr. ÁLVAREZ DE LA R OSA, J. M., «El artículo 41 de la
Constitución: garantía institucional y compromisos
internacionales», Revista de Seguridad Social, núm. 15,
134
En opinión de un amplio sector de la doctrina, el modelo de Seguridad Social en la
Constitución se articula en dos niveles: el
primero, como deber del Estado con todos los
ciudadanos de garantizar prestaciones suficientes en caso de necesidad; y el segundo,
un nivel de prestaciones complementarias
que será libre, aunque no necesariamente
privado 51 . Sin perjuicio de incluir, entre
estos niveles, el sistema preconstitucional
eminentemente contributivo y profesional 52.
A este respecto, el Tribunal Constitucional señala que la Constitución «permite,
aunque no impone una diferente protección
en atención a las causas que originan las
situaciones de necesidad y, por tanto, no es
ilegítimo ni irrazonable que el legislador o el
Gobierno puedan tomar en consideración
estos factores causales para acordar un régimen jurídico diverso»53. En definitiva, en el
julio-septiembre, 1982, pp. 78-79; del mismo autor,
«Razones para una reforma de la Seguridad Social», cit.,
p. 405; en el mismo sentido, VIDA SORIA, J., «La Seguridad Social en la Constitución de 1978», cit., p. 108;
CAVAS MARTÍNEZ, F., «El modelo constitucional de Seguridad Social:...», cit., p. 82; para ALARCÓN CARACUEL, M.
R. y GONZÁLEZ ORTEGA, S., Compendio..., cit., p. 43, la
exigencia del artículo 41 de la Constitución, de una
Seguridad Social para todos los ciudadanos «invierte la
proporción de sus componentes, pasando a ser «más
asistencial que contributiva», si se quiere respetar ese
imperativo constitucional. Como expresivas de las
diversas tendencias doctrinales puede consultarse,
igualmente, SÁNCHEZ-U RAN AZAÑA, Y., Seguridad Social y
Constitución, cit., p. 51, nota 54.
51 Sobre los niveles de protección de la seguridad
Social, véase ALONSO OLEA, M., «La Seguridad Social:
pasado, presente, futuro», Cien años de Seguridad
Social, Fraternidad, Muprespa, y UNED, Madrid, 2000,
p. 186.
52 STC 38/1995, de 13 de febrero, f. j. 3º.
53 Cfr. R ODRÍGUEZ-P IÑERO y B RAVO-F ERRER, M., «La
dimensión constitucional de las pensiones de Seguridad Social no contributivas», Pensiones no contributivas, cit., pp. 157-158; en el mismo sentido, véase,
ALARCÓN CARACUEL, M. R. y GONZÁLEZ ORTEGA, S., Compendio..., cit., pp. 64 y 391; GONZÁLEZ ORTEGA, S.,
«Prestaciones no contributivas de la Seguridad Social»,
X Jornadas Universitarias Andaluzas..., cit., pág 210;
MONTOYA M ELGAR, A. (Coordinador), Curso de Seguri-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
vigente sistema, se mantiene el criterio de la
consideración de las contingencias, propio
del nivel contributivo, sin descartar la protección ante situaciones de necesidad, rasgo
característico del nivel no contributivo.
2.2. La protección mixta de la
Seguridad Social según la
Constitución. El mantenimiento
del nivel profesional
Como pone de relieve la doctrina mayoritaria54, el modelo de Seguridad Social que
dad Social, cit., pp. 32 y 41; PÉREZ AMOROS, F., «Ampliació de la Protecció Social: les prestacions no contributives», cit., p. 75; del mismo autor, «La Renta Mínima en
el contexto estatal: ¿Qué posibilidades tiene el Estado
de intervenir en la configuración y regulación de la
Renta Mínima?, Documentación Social, núm. 78,
1990, p. 165; en el mismo sentido, SÁNCHEZ-U RAN AZAÑA, Y., Seguridad Social y Constitución, cit., pp. 40-41;
sobre las diferencias entre los modelos de Seguridad
Social de Bismarck (de naturaleza contributiva) y de
Beveridge (de naturaleza asistencial), véase, A LONSO
OLEA, M., «Cien años de Seguridad Social», cit., pp.
110-111; FUENTES QUINTANA, E., B AREA TEJEIRO, J, y otros,
«Estrategia para un tratamiento de los problemas de la
Seguridad Social española», cit., pp. 21-22; CAVAS M ARTÍNEZ , F., «El modelo constitucional de Seguridad
Social:...», cit., pp. 79 y 83; LÓPEZ LÓPEZ, J., Marcos
autonómicos de relaciones laborales..., cit., p. 180;
M ESO LLAMOSAS, I., «Situación actual y perspectivas de la
Seguridad Social», Análisis de diversas cuestiones sobre
los Pactos de Toledo, cit., p. 318; LÓPEZ-ROMERO GONZÁLEZ, P., «Seguridad Social, financiación y acción protectora», Pensiones Sociales. Problemas y alternativas. IX
Congreso Nacional de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, MTAS, Colección Seguridad Social, núm.
18, Madrid, 1999. p. 59; CONSEJO ECONOMICO SOCIAL,
La protección social de las mujeres, cit., p. 15; ALONSO
SECO, J. M. y GONZALO GONZÁLEZ, B., La Asistencia Social
y los Servicios Sociales en España, B.O.E., Estudios Jurídicos núm. 8, Madrid, 2000, p. 114, en donde se citan
algunas Sentencias del Tribunal Constitucional; LÓPEZT AMES IGLESIAS, R., Jurisdicción laboral y contencioso
administrativa (doctrina y jurisprudencia), Editorial
Dijusa, enero 2001, p. 392; GARCÍA VALVERDE, M., La
cuantía de las prestaciones en el sistema de la Seguridad
Social, cit., p. 58.
54 D ESDENTADO BONETE, A., «La reforma del régimen
de pensiones y su conexión con los niveles no contri-
rige en la actualidad en España es mixto, y
lo compone tanto el nivel contributivo como
el nivel no contributivo, de forma que se
garantiza «una cobertura de ingresos mínimos a las personas sin recursos y una relativa conservación del nivel de rentas profesionales en las situaciones pasivas»55.
Se ha sostenido que, en lugar de un sistema mixto, sería «más exacto decir que el sistema de Seguros Sociales de Bismarck se
asume y se trasciende en el Sistema de Seguridad Social de Beveridge» 56. Es decir, que el
sistema de Beveridge no excluye el de Bismarck, sino que lo completa. No parece que
exista gran diferencia entre esta explicación
y la consideración mixta del modelo de Seguridad Social.
De ese modo, sin desvirtuar la función del
nivel contributivo, se amplía la protección
uti singuli (singularizada en cada supuesto),
a la protección uti universi (genérica) por
causa de objetivas situaciones de necesidad57.
Y es que, como afirma Alonso Olea58, «ningún Sistema de Seguridad Social es hoy ni
puramente bismarckiano ni puramente
beveridgeano». De hecho, ambas posturas
butivos de protección. Algunas reflexiones sobre el Proyecto de Ley de medidas urgentes para la racionalización de la estructura y de la acción protectora de la
Seguridad Social», Revista de Seguridad Social, núm.
25, 1985, p. 80; del mismo autor y título, en, Relaciones Laborales, 1985, Vol. 2, p. 60; en el mismo sentido,
véase, S ÁNCHEZ-U RAN A ZAÑA, Y., Seguridad Social y
Constitución, cit., p. 27.
55 ALARCÓN CARACUEL , M. R., La Seguridad Social en
España, cit., p. 42.
56 Cfr. P ÉREZ P IÑAR, F., «La Seguridad Social, un bien
jurídico esencial para la nueva sociedad», Tribuna
Social, núm. 42, junio, 1994, p. 50; en el mismo sentido, DE LA VILLA GIL, L. E., «Las pensiones sociales. Problemas y alternativas (parte I)», MTAS, colección Seguridad Social, núm. 18, p. 7.
57 A LONSO O LEA , M., «Cien años de Seguridad
Social», cit., p. 111.
58 Cfr. BORRAJO DACRUZ, E., «La reforma de la Seguridad Social: de los modelos teóricos...» cit., p. 10.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
135
ESTUDIOS
han pugnado para aportar soluciones a la
crisis de cada etapa histórica59. Se trataría,
por tanto, de aunar ambos niveles de protección, de modo que cada uno atienda a su propia finalidad 60 . En realidad la Seguridad
Social supone una superación de ambos
modelos, en la medida que asume e integra
los dos modelos en el mismo ordenamiento61.
En consecuencia, la existencia de un sistema mixto, asistencial-contributivo, de
Seguridad Social 62, es el que se acomoda
mejor a la Constitución, siendo además exigido por ella 63. Y es el que confirma en el
momento actual, la inexistencia de un sistema puro, contributivo o no contributivo.
59 No ha faltado algún autor, que no lo ha visto de
ese modo, entendiendo, por el contrario que ambas
técnicas conviven en un sistema bastante desnaturalizado, debido a que tendencias centrífugas (universalización de la protección) y centrípetas (aseguramiento
de los riesgos profesionales) se desarrollan simultáneamente de modo contradictorio. Cfr. LANDA ZAPIRAIN, J.
P., «Desde el Sistema Público de Seguridad Social hacia
un modelo global de protección social tutelado públicamente», Pensiones Sociales. Problemas y Alternativas..., cit., p. 44.
60 Cfr. ÁLVAREZ CORTÉS, J. C., Comentarios a la Ley
General de la Seguridad Social, cit, p. 32.
61 Cfr. R ODRÍGUEZ-P IÑERO y BRAVO-F ERRER, M., «La
dimensión constitucional de las pensiones de Seguridad Social no contributivas», Pensiones no contributivas, cit., pp. 160-161; del mismo autor, «Pensiones
contributivas y pensiones complementarias privadas»,
cit., p. 3.
62 Cfr. RODRÍGUEZ-PIÑERO y B RAVO-FERRER, M., «Pensiones contributivas y pensiones complementarias privadas», cit., p. 4.
63 Cfr. EUZEBY, CH., «Aspectos económicos de las
pensiones de vejez no contributivas», Revista de Seguridad Social, núm. 34, 1987, pág 89; véase el mismo estudio en, Pensiones no contributivas, MTSS, Colección,
Seguridad Social, núm. 1, 1991, p. 111. Véase asimismo del mismo autor: «¿Es ineluctable en los países de la
OCDE el desarrollo de las pensiones de vejez no contributivas?», Revista Internacional de Trabajo, Vol. 108,
1989, núm. 1, p. 15; en el mismo sentido, véase AKSEL
HATLAND, «Pensiones no contributivas», Revista de Seguridad Social, núm. 34, p. 162; véase el mismo estudio
en, Pensiones no contributivas, MTSS, Colección Seguridad Social, núm. 1, Madrid, 1991, p. 102.
136
Por otro lado, en esa evolución hacia un
sistema mixto de protección social, no todos
los países han adoptado ese modelo desde el
mismo o similar punto de partida, pues
mientras que los que optaron por un sistema
basado en la idea de seguro (Bismarck) han
creado, en su mayoría, una prestación básica
mínima, los países que adoptaron el modelo
universal (Beveridge) también han evolucionado hacia sistemas menos puros, introduciendo prestaciones complementarias vinculadas a los ingresos profesionales, añadidas
a la pensión básica64.
2.3. La Seguridad Social, como
principio rector de la política
social y económica
Al ubicarse el artículo 41 de la Constitución en el Capítulo III del Título I, sobre los
principios rectores de la política social y económica, nos encontramos, más que ante el
reconocimiento de un derecho de los ciudadanos65, ante un compromiso por parte del
Estado de hacer realidad lo que exige ese
precepto 66 . «No cabe olvidar que en estos
derechos de prestación el grado de su efectividad se encuentra condicionado por los
medios económicos disponibles, dado el
64 A pesar de que así lo declara el artículo 1 de la
LGSS, cuando previene que «el derecho de los españoles a la Seguridad Social, establecido en el artículo 41
de la Constitución, se ajustará a lo dispuesto en la presente Ley». Igualmente, se aprecia que la LGSS se refiere, tan sólo, a un sector de los ciudadanos, «los españoles».
65 F ERNÁNDEZ O RRICO, F. J., «La modalidad asistencial
básica de Seguridad Social desarrollada en España: las
pensiones no contributivas», Revista del Ministerio de
Trabajo y Asuntos Sociales, Seguridad Social, núm. 34,
2002, p. 102.
66 Cfr. R ODRÍGUEZ-P IÑERO y B RAVO-F ERRER, M., «La
dimensión constitucional de las pensiones de Seguridad Social no contributivas», Pensiones no contributivas, cit., pp. 155-156; en el mismo sentido, véase,
POLO SÁNCHEZ, M. C., «Prestaciones no contributivas y
principio de igualdad», Actualidad Laboral, 1995, Vol.
I, p. 118.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
carácter limitado de los recursos» (SSTC
162/1989, 37/1994). Ello se encuentra en
consonancia con la configuración de un Estado social, según los artículos 1 y 9 de la Constitución, en donde se encomienda a los poderes públicos la promoción de condiciones que
aseguren la igualdad y la libertad efectiva de
los ciudadanos67.
Ni siquiera se plantea como un derecho (no
fundamental) a la Seguridad Social del ciudadano, de la sección 2ª (de los Derechos y Deberes de los ciudadanos), del Capítulo II (Derechos y Libertades), del Título I de la Constitución, del mismo modo que el propio Derecho al
Trabajo (artículo 35.1 de la Constitución).
Únicamente se reconoce como una garantía
de que los «poderes públicos mantendrán un
régimen público de Seguridad Social para
todos los ciudadanos...», es decir, como «función del Estado» 68, desde nuestro punto de
vista insuficiente, por tratarse de un derecho
social fundamental69, aunque no sea reconocido de ese modo por la Constitución.
67 Cfr. LANDA ZAPIRAIN, J. P., «Desde el Sistema Público de Seguridad Social hacia un modelo global de protección social tutelado públicamente», Pensiones
Sociales. Problemas y Alternativas..., cit., p. 47.
68 Véase en este sentido, M ONEREO P ÉREZ, J. L.
(Director) AA.VV., Comentario a la Ley General de la
Seguridad Social, cit., p. 13.
69 No hacía falta que a los reclusos se les otorgara
por la Constitución esa especialísima garantía, pues el
derecho a la Seguridad Social ya venía reconocido por
la legislación de Seguridad Social existente al promulgarse la Constitución, en el Decreto 573/1967, de 16
de marzo, por el que se asimilan a trabajadores por
cuenta ajena, a efectos de su inclusión en el Régimen
General de la Seguridad Social, a los reclusos que realicen trabajos penitenciarios retribuidos (BOE núm. 77,
de 31 de marzo de 1967). Decreto expresamente derogado por el Real Decreto 782/2001, de 6 de julio, por
el que se regula la relación laboral de carácter especial
de los penados que realicen actividades laborales en
talleres penitenciarios y la protección de Seguridad
Social de los sometidos a penas de trabajo en beneficio
de la comunidad (BOE del 7). Norma habilitada por el
artículo 21 de la Ley 55/1999, de 29 de diciembre, de
medidas fiscales, administrativas y del orden social.
Por tanto, se ha dado un paso atrás, a
nivel de principios, con respecto a la protección social, relegando un derecho tan esencial como es la posibilidad de que, tanto en
supuestos en que se actualice un riesgo
(nivel contributivo de Seguridad Social)
como en los casos de la aparición de una
situación de necesidad (Seguridad Social no
contributiva) quede privado el ciudadano de
las garantías de protección que le otorga el
Sistema.
Por otro lado, el artículo 25.2 de la Constitución otorga protección –como derecho fundamental– a los condenados a, penas de prisión, mediante el «derecho a un trabajo
remunerado y a los beneficios correspondientes de la Seguridad Social» 70. Dicha garantía
supera, aparentemente, las otorgadas a
cualquier ciudadano que no esté privado de
libertad71. Sin embargo, el precepto presupone la existencia de tales derechos –los correspondientes–, reconociendo indirectamente
además, la existencia del nivel profesional
(aunque en lugar insospechado), de hecho
inoperante dada la privación de libertad.
70 Se debe hacer constar, a este respecto, que la
jurisprudencia constitucional ha rebajado la exigibilidad de este derecho, no configurándolo como absoluto y afirmando que el derecho del recluso interno a un
trabajo remunerado «es un derecho de aplicación progresiva cuya efectividad se encuentra condicionada a
los medios de que disponga la Administración en cada
momento, no pudiendo pretenderse, conforme a su
naturaleza, su total exigencia de forma inmediata» y
que la Administración penitenciaria tiene un específico
deber de crear y proporcionar los puestos de trabajo
que permitan sus disponibilidades presupuestarias
(SSTC 172/1989, de 19 de octubre y 17/1993, de 18
de enero).
71 Con una postura más radical, VENTURI, se muestra
contrario a que los reclusos tengan derecho a la Seguridad Social ya que «la satisfacción de sus necesidades,
compatible con las exigencias de la acción punitiva, ya
grava a la colectividad, y la satisfacción de necesidades
ulteriores contrastaría con el fin social de la pena» (VENTURI, A., Los fundamentos científicos de la Seguridad
Social, MTSS, Colección Seguridad Social nº 12,
Madrid, 1995, pp. 348-349).
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
137
ESTUDIOS
Vemos, pues, que no sólo se ha dado un
paso hacia atrás, con respecto a épocas precedentes, sino que existe un colectivo, el de los
presos, que tienen un privilegio, no suficientemente justificado, para que puedan exigir
al Estado el derecho a la Seguridad Social,
incluso por encima de cualquier otro ciudadano que, al contrario del colectivo citado, en
principio no ha conculcado el orden vigente72.
Sin embargo, pese a su ubicación, no es un
derecho de aplicación directa, y por tanto
susceptible de recurso de amparo73, sino sólo
cuando se deniega al recluso un trabajo
remunerado cuando «existiera un puesto de
trabajo adecuado disponible en la prisión y al
mismo tuviera derecho el solicitante de
amparo dentro del orden de prelación establecido para el caso de que no existan puestos
de trabajo remunerados para todos» (STC
17/1993, de 18 de enero, f. j. 3).
No estaría de más, la recuperación en el
ámbito constitucional, del derecho a la Seguridad Social como derecho fundamental del
ciudadano, como ya lo fuera en la Constitución Republicana de 1931. No obstante, el
hecho de que la Seguridad Social se encuentre incluida en la Constitución como principio rector es positivo, pues ello implica que el
legislador ordinario no puede eliminar el sistema de la Seguridad Social, porque tal decisión sería inconstitucional.
2.4. La garantía que otorga el artículo 41
de la Constitución como norma de
aplicación indirecta en materia
de Seguridad Social
Como continuación de las reflexiones
anteriores, en particular respecto al lugar
72 Cfr. L OSADA G ONZÁLEZ, H., «Algunas reflexiones
sobre el modelo constitucional de seguridad social»,
cit., p. 1.094.
73 Cfr. G ARCÍA O RTEGA, J. y GARCÍA N INET, J. I., «La
protección por jubilación en la modalidad no contributiva de la Seguridad Social», Revista de Treball, 1991,
núm. 15, p. 25.
138
ocupado por la Seguridad Social en el texto
constitucional, resulta paradójico que no
quepa interponer recurso de amparo por los
ciudadanos en materia de Seguridad Social,
por no encontrarse el artículo 41 incluido
dentro de las garantías reconocidas por el
artículo 53.2 para los artículos 14 a 30 de la
Constitución, y sí puedan interponer aquel
recurso los reclusos, pues el artículo 25.2, se
encuentra ubicado dentro de este grupo de
privilegiada protección y reconoce el derecho
de aquellos a los beneficios correspondientes
de la Seguridad Social. Ello se ha querido
justificar argumentándose que el derecho
del recluso es al trabajo, y sólo con referencia
a él se tiene derecho a la Seguridad Social74.
Sin embargo, tampoco se debe olvidar que
ese derecho al trabajo se reconoce a los españoles en el artículo 35.1, de la Constitución,
y tampoco se garantiza a través del recurso
de amparo, por no encontrase ubicado en la
sección primera, del Capítulo II, Título primero, de la Constitución.
En consecuencia, si la garantía de protección a los ciudadanos libres no alcanza al
recurso de amparo en materia de Seguridad
Social, ¿cuál sería el conducto ordinario para
que se les reconozca el derecho a la Seguridad Social?
Quizá con un ejemplo pueda verse gráficamente el modo en que opera la normativa
para reconocer el derecho a la Seguridad
Social. Concretamente me refiero al reconocimiento de las prestaciones no contributivas de Seguridad Social. Las personas que
no reúnen los requisitos legalmente exigidos
para acceder al derecho de prestaciones no
contributivas de Seguridad Social, a pesar
de encontrarse en extrema situación de
necesidad, no pueden reclamar prestación
alguna con el único respaldo de lo establecido en el artículo 41, por carecer de eficacia
74 Cfr. GARCÍA O RTEGA, J. y G ARCÍA N INET, J. I., «La
protección por jubilación en la modalidad no contributiva de la Seguridad Social», cit., p. 24.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
directa75, ya que según el artículo 53.3 de la
Constitución, la protección de los principios
reconocidos en el Capítulo III «solo podrán
ser alegados ante la Jurisdicción ordinaria
de acuerdo con lo que dispongan las leyes
que los desarrollen»76.
Así pues, la aparición de la Ley 26/1990,
produjo un verdadero desarrollo de los principios reconocidos en el artículo 41, al permitir
la resolución de los conflictos relativos a las
prestaciones no contributivas por la jurisdicción ordinaria, como sucede con las prestaciones contributivas, por tratarse en ambos
casos de materia de Seguridad Social77.
En ese sentido, la garantía del derecho a
la Seguridad Social se reconoce indirectamente, al imponerse como un mandato a los
poderes públicos de mantener un régimen de
Seguridad Social. La protección mínima de
75 Cfr. STC 172/1989 de 19 de octubre y 17/1993
de 18 de enero.
76 Otra cuestión que suscita no pocos problemas,
es la interpretación del artículo 9.5 de la Ley Orgánica
6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, acerca de los
supuestos de hecho que constituyen la materia de
Seguridad Social. A este respecto, véase con respecto a
la delimitación de la Seguridad Social con el Orden
Civil, LASAOSA IRIGOYEN, E., Delimitación competencial
entre los Ordenes Social y Civil de la Jurisdicción. Un
estudio aplicado. Facultad de Derecho, Universidad de
Navarra. Tesis doctoral, Pamplona, 2001, pp. 99-107;
con respecto a la delimitación de la Seguridad Social
con el Orden Contencioso-Administrativo, véase FERNÁNDEZ VILLAZÓN, L. A., Distribución y Delimitación de
Competencias entre la Jurisdicción Social y la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, Editorial Lex nova,
Valladolid, 2001, pp. 351-431.
La competencia para resolver las cuestiones reconocidas como materia de Seguridad Social corresponde a los órganos jurisdiccionales del orden social, de
acuerdo con el artículo 2.b), del Real Decreto Legislativo 2/1995, de 7 de abril, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Procedimiento Laboral.
77 De ahí que no se cuestione la fuerza normativa
que supone la garantía del acceso a la Seguridad
Social para todos los ciudadanos, ya que no se trata
tan sólo de una declaración de intenciones. Cfr. LÓPEZ
LÓPEZ , J., Marcos autonómicos de relaciones laborales..., cit. p. 179.
que goza este derecho, que no por ser reducida deja de ser protección78, se traduce, por
una parte, en la prohibición de promulgar
leyes contrarias a sus propios términos, y
por otra, en el mandato de la creación de disposiciones legislativas orientadas a la finalidad perseguida en el precepto constitucional79. Por tanto, la garantía de protección se
ve «precisada de la concreción por el desarrollo del derecho objetivo,... aunque su violación cruda (sin desarrollo legislativo) es
inconstitucional»80.
2.5. El significado del término
«mantendrán» del artículo 41
de la Constitución
El término «mantendrán», en el contexto
del artículo 41 de la Constitución, ha sido
objeto de diversas interpretaciones doctrinales81. Entre ellas, hay quienes le atribuyen el
78 Cfr. P ALOMEQUE L ÓPEZ, M. C., «Los derechos a la
Seguridad Social y a la salud en la Constitución», Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Constitución, CEC, 1980, p. 335; en el mismo sentido, M ONEREO PÉREZ, J. L. (Director) AA.VV., Comentario a la Ley
General de la Seguridad Social, cit., p. 13.
79 ALONSO O LEA, M. y TORTUERO P LAZA, J. L., Instituciones..., cit., pp. 51-52. En ese sentido, «una cosa es
que los principios rectores exijan normas adicionales
para su efectividad práctica, (...) y otra muy distinta que
las normas que en efecto se dicten puedan violarlos
impunemente» (ALONSO OLEA, M., «El sistema normativo del Estado y de las Comunidades Autónomas»,
Revista de Política Social, núm. 121, 1979, p. 47); del
mismo autor, véase, «El sistema normativo del Estado y
de las Comunidades Autónomas», en Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Constitución, Madrid,
1980, pp. 18-20; así como, Las fuentes del Derecho, en
especial del Derecho del Trabajo según la Constitución,
Cívitas, 2ª edición, Madrid, 1990, pp. 42-45.
80 Sobre las diversas interpretaciones de su significado, véase, G ETE C ASTRILLO, P., El nuevo Derecho
común de las pensiones públicas, Editorial Lex nova,
Valladolid, 1997, pp. 236-237.
81 Cfr. SUÁREZ G ONZÁLEZ, F., «La Seguridad Social y la
Constitución de 1978», cit., p. 124; en el mismo sentido, BORRAJO DACRUZ, E., «El modelo constitucional de la
Seguridad Social en España», cit., p. 35; GARCÍA ORTEGA,
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
139
ESTUDIOS
sentido de que los poderes públicos deben
garantizar un mínimo de protección de
Seguridad Social en el futuro, que correspondería a los niveles alcanzados en el
momento de entrada en vigor de la Constitución, extendiéndose a todos los ciudadanos82.
Lo contrario supondría, en una interpretación extensiva, ir contra lo establecido en el
artículo 9.3, de la propia Constitución, que
se refiere, entre otras cuestiones, a la irretroactividad de las disposiciones no favorables o restrictivas de derechos individuales83. En el ámbito político, implicaría asimismo, un retroceso en materia de Seguridad Social84.
Otra interpretación, más coherente, es la
que sostiene que quienes elaboraron el texto
constitucional introdujeron ese término,
equiparándolo a otras palabras como organizar, establecer, etc.85. En este caso, la expresión «mantendrán», debe interpretarse en el
sentido de sostenimiento, no sólo de organización, etc., sino sobre todo, de mantenimiento económico del Sistema, haciendo
posible el funcionamiento del mismo
mediante las funciones recaudadoras, de
gestión y de otorgamiento de las diversas
prestaciones.
J. y GARCÍA NINET, J. I., «La protección por jubilación en la
modalidad no contributiva de la Seguridad Social», cit.,
p. 24; RODRÍGUEZ-PIÑERO y BRAVO-FERRER, M., «Pensiones
contributivas y pensiones complementarias privadas»,
cit., p. 4; CAVAS MARTÍNEZ, F., «El modelo constitucional
de Seguridad Social:...», cit., p. 83; SÁNCHEZ-URAN AZAÑA, Y., Seguridad Social y Constitución, cit., pp. 35-36,
40, y nota 23. Por último, VIDA SORIA, J. en, «La Seguridad
Social en la Constitución de 1978», cit., p. 101, niega
que el término «mantendrán» tenga virtualidad alguna,
negando significación temporal a la palabra.
82 Sensu contrario, a las disposiciones más favorables, sí se les podría aplicar la retroactividad.
83 Cfr. G ONZÁLEZ RABANAL , C., «La Seguridad Social
en la Constitución», Revista de Trabajo, núm. 92, 1988,
octubre-diciembre, p. 48.
84 Cfr. DE LA VILLA GIL , L. E. y D ESDENTADO BONETE, A.,
Manual de Seguridad Social, Pamplona, 1979, p. 228.
85 Cfr. CAVAS M ARTÍNEZ, F., «El modelo constitucional
de Seguridad Social:...», cit., p. 80.
140
2.6. El régimen público del Sistema
de la Seguridad Social
El artículo 41 deja muy clara la naturaleza de Seguridad Social que debe ser mantenida por los poderes públicos, reforzándose
con la reiteración de la palabra «público» tal
carácter. De ese modo, se concibe a la Seguridad Social como un servicio oficial del que
responde el Poder establecido86. Esa naturaleza pública del Sistema de Seguridad Social
ya era un rasgo esencial antes de la Constitución87.
La expresión «régimen» no se circunscribe
a la clásica distinción, dentro del nivel contributivo de la Seguridad Social, entre Régimen General y Regímenes Especiales, sino
que «tiene un alcance más genérico, se refiere a «régimen jurídico», concepto tan indeterminado como los de «ámbitos», «carácter»
o «naturaleza»»88.
En consecuencia, de la obligación de los
poderes públicos de mantener un régimen
público de Seguridad Social, se desprenden
dos exigencias: por un lado, la concepción de
la Seguridad Social como un servicio público,
y por otro, la conversión de todos los ciudadanos en beneficiarios de la misma 89.
La doctrina ha interpretado esta expresión
de diversa forma, pues mientras para algunos, «régimen público de Seguridad Social»
equivale a «Sistema de Seguridad Social»,
quedando fuera del mismo el nivel complementario90, para otros, el régimen público se
86 Cfr. S ÁNCHEZ-U RAN A ZAÑA, Y., Seguridad Social y
Constitución, cit., p. 66.
87 ALMANSA P ASTOR, J. M., Derecho de la Seguridad
Social, Tecnos, 7ª edición, Madrid, 1991, p. 105.
88 Cfr. GARRIDO F ALLA, F., Comentarios a la Constitución, 3ª edición, Civitas, Madrid, 2001, p. 868.
89 Este sería el punto de vista de L ÓPEZ LÓPEZ, J., en,
Marcos autonómicos de relaciones laborales..., cit. pp.
183 y 185.
90 Cfr. G ONZÁLEZ RABANAL, C., «La Seguridad Social
en la Constitución», Revista de Trabajo, cit., 49-50; SÁNCHEZ-URAN AZAÑA, Y., Seguridad Social y Constitución,
cit., p. 64.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
contrapone a régimen privado, y régimen
libre a obligatorio91.
Con respecto a, si es posible la existencia
de una Seguridad Social privada, la mayoría
de la doctrina piensa que ha de ser pública
en todos los casos92 en especial, la administración y gestión del sistema de pensiones93,
y exige la participación de los interesados94
91 Cfr. ALONSO O LEA, M. y T ORTUERO P LAZA, J. L., Instituciones..., cit., p. 31; VIDA SORIA, J., «La Seguridad
Social en la Constitución de 1978», cit., p. 105; del mismo autor, ¿Qué fue eso de la Seguridad Social? Relaciones Laborales, núm. 22, noviembre de 2001, p. 15; FERNÁNDEZ P ASTRANA, J. M., «El servicio público de la Seguridad Social», Revista de Seguridad Social, núm. 15,
julio- agosto, 1982, p. 227; M ONTOYA MELGAR, A. (Coordinador), Curso de Seguridad Social, cit., p. 56, para
quien no cabe hablar de una Seguridad Social privada;
ALMANSA PASTOR, J. M., «Gestión pública e iniciativa privada», Papeles de Economía Española, núms. 12/13,
1982, pp. 166-177, monográfico sobre el tema; ALARCON CARACUEL, M. R. y G ONZÁLEZ O RTEGA, S., Compendio..., cit., p. 49, para quien «los términos «Seguridad
Social» y «privada», se repelen entre sí»; B LASCO LAHOZ,
J. F., Curso de Seguridad Social..., cit., p. 73; GETE C ASTRILLO, P., El nuevo Derecho común de las pensiones
públicas, cit., p. 108.
92 Sobre las ventajas e inconvenientes de la privatización del sistema de pensiones, véase, TORRES LÓPEZ, J.,
«La estrategia de reforma del Sistema público de pensiones: el penúltimo botín», Pensiones públicas: ¿y mañana
qué?, Ariel, Barcelona, 1996, pp. 135-141; M UÑOZ DE
B USTILLO, R. y ESTEVE M ORA, F., «La crisis del Sistema
Público de Pensiones: ¿un problema de eficiencia?», El
Sistema Público de Pensiones: Presente y Futuro, Germanía Serveis Gràfics, S.L., Alzira, 1998, pp. 105-151.
93 Cfr. P ÉREZ AMOROS , F., «Ampliació de la Protecció
Social: les prestacions no contributives», cit., p. 75. De
hecho, diversos estudios realizados sobre la reforma
del sistema chileno, llegan a la conclusión de que privatizando la Seguridad Social no se logra una mayor
seguridad para los jubilados del futuro, y además, la
experiencia chilena indica que ese sistema puede
implicar un importante déficit para el sector público,
presentando deficiencias en relación con la misión de
ofrecer cobertura adecuada en la vejez. Cfr. D ORIS E.,
«El nuevo sistema previsional chileno: ¿un modelo para
la Seguridad Social?», Pensiones públicas: ¿y mañana
qué?, (Coordinador, JUAN TORRES LÓPEZ) Ariel, Barcelona, 1996, p. 172.
94 Cfr. CAVAS M ARTÍNEZ, F., «El modelo constitucional
de Seguridad Social:...», cit., p. 80.
Sin embargo, a pesar del carácter público
de las entidades gestoras de la Seguridad
Social, las entidades privadas pueden participar en la gestión en algún caso, en forma
de colaboración, siempre que cumplan determinados requisitos y se encuentren bajo el
control y subordinación de la Administración Pública de la Seguridad Social95, como
sucede con las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la
Seguridad Social96 o las empresas que colaboran con la Seguridad Social, así como con
asociaciones, fundaciones y entidades públicas y privadas, de acuerdo con el artículo 67
de la LGSS97.
Otro aspecto de la cuestión planteada es
el de, si la gestión de la Seguridad Social
debe ser compartida con otros entes públicos diferentes del Estado 98. En principio la
gestión de la Seguridad Social se lleva a
cabo por los poderes públicos, entendiendo
por éstos tanto al Estado 9 9 como a las
95
Su principal objeto es el de «colaborar en la gestión de la Seguridad Social» (artículo 68.1 de la LGSS).
96 Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio,
por el que se aprueba el texto refundido de la Ley
General de la Seguridad Social.
97 Cfr. ALARCÓN C ARACUEL, M. R., «La integración de
los Servicios Sociales y la Asistencia Social en la Seguridad Social», Temas Laborales, núm. 7, abril-junio,
1986, cit., p. 24.
98
Respecto a la identidad de los llamados «poderes
públicos», el artículo 149.1.17ª de la Constitución, lo
determina de forma clara, en materia de «legislación
básica» y «régimen económico» de Seguridad Social, al
atribuirse estas competencias al Estado.
99 La expresión «poderes públicos» en la Constitución puede conducir a ciertos equívocos, ya que en
algunos casos, como en el presente, se refiere al Estado
o a las Comunidades Autónomas, pero también podría
referirse a alguno de sus poderes, bien a otros entes
territoriales o a varios a la vez, cfr. SUÁREZ GONZÁLEZ, F.,
«La Seguridad Social y la Constitución de 1978», cit., p.
122; del mismo autor, véase, «El principio de igualdad
en la Constitución», Jornadas sobre cuestiones actuales
de enjuiciamiento laboral, IELSS, Madrid, 1985, pp.
227-228, en donde precisa que la definición de poderes públicos no está contenida en la Constitución, a
pesar del número de veces que aparece en su texto
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
141
ESTUDIOS
Comunidades Autónomas100 .
2.7. Interpretaciones del último inciso
del artículo 41 de la Constitución:
«La asistencia y prestaciones
complementarias serán libres»
El último inciso del artículo 41 de la Constitución permite la existencia de «asistencia
y prestaciones complementarias» que califica como de «libres». Se trata de prestaciones
privadas de carácter complementario del
Sistema de Seguridad Social. En consecuencia, nos encontramos ante un modelo de
Seguridad Social abierto y flexible que
armoniza el sistema público de prestaciones
con las pensiones privadas101.
Es un nivel, el complementario, que presupone la existencia de un nivel suficiente, a
partir del cual es posible hablar de complementariedad102. Y así, al régimen de pensiones contributivas y no contributivas, entendidas como básicas dentro del sistema de la
Seguridad Social, se puede adicionar otro
nivel, el complementario, objeto de múltiples
interpretaciones, previsto en el inciso final
del artículo 41 de la Constitución, y al que se
le atribuye un significado u otro según la evolución del sistema de la Seguridad Social103.
De hecho, el régimen complementario de las
atribuyéndoseles diferentes funciones y competencias;
en el mismo sentido, GONZÁLEZ RABANAL, C., «La Seguridad Social en la Constitución», cit., p. 46.
100 Cfr. CABANILLAS BERMÚDEZ, J. M., El Pacto de Toledo, Tecnos, Madrid, 1997, p. 151; en el mismo sentido,
M ONEREO PÉREZ, J. L. (Director) AA.VV., Comentario a la
Ley General de la Seguridad Social, cit., p. 7.
101 Cfr. SUAREZ G ONZÁLEZ, F., «La Seguridad Social y
la Constitución de 1978», cit., p. 126; LÓPEZ GANDÍA, J.,
«Los niveles de Seguridad Social en la Constitución
Española...», cit., p. 14.
102 Cfr. G ARCÉS S ANAGUSTÍN, A., Las prestaciones económicas en el ámbito de la protección social, Cedecs,
Barcelona, 1996, p. 186.
103 Cfr. DE LA VILLA G IL, L. E. y D ESDENTADO BONETE,
A., Manual de Seguridad Social, cit., pp. 230-231;
A LONSO OLEA, M. y T ORTUERO PLAZA, J. L., Institucio-
142
prestaciones podría ser incluido en el régimen público o en el privado, existiendo un
justificado temor por parte de algún sector,
de que si imperara el régimen privado, tal
posición podría suponer la reducción del sistema público de pensiones, pudiéndose llegar
a un sistema insolidario104. Esa evolución,
hasta cierto punto, sería posible, pues la configuración de la Seguridad Social como servicio público no implica la exclusión de los
agentes privados105.
Por eso, alguna voz se ha alzado en contra
de esa posibilidad, para denunciar que la
meta del «Pacto de Toledo» es reconducir «las
estructuras asistenciales hacia la creación
de regímenes protectores opcionales de solidaridad limitada y hacia la apertura de vías
de protección complementaria no obligatorias (...) con un cierto componente de capitalización sobre base voluntaria y de carácter
privado» 106. De ahí que la tendencia privatizadora de la Seguridad Social, por la vía del
régimen complementario libre, no deje de
ser peligrosa, sobre todo, a través de instituciones de previsión voluntaria, como son los
planes de fondos y pensiones privados107.
El constituyente no se decantó por ningún
mecanismo concreto a la hora de cubrir esa
función complementaria, que ha venido
siendo realizada a través de los seguros privados, los planes y fondos de pensiones, las
mutualidades de previsión social 108 , las
nes..., cit., p. 52; RODRÍGUEZ-PIÑERO y B RAVO-FERRER, M.,
«Pensiones contributivas y pensiones complementarias
privadas», cit., p. 7.
104 Cfr. G ARCÉS SANAGUSTÍN, A., Las prestaciones económicas en el ámbito..., cit., p. 187.
105 G ONZALO G ONZÁLEZ, B., «La Seguridad Social en
la encrucijada: entre los saldos del «Estado del Bienestar»», Relaciones Laborales, Vol. II, 1996, p. 398.
106 Cfr. M ONEREO P ÉREZ, J. L., «La política de pensiones entre Estado y Mercado», Pensiones públicas: ¿y
mañana qué?, cit., p. 39.
107 DE LA VILLA G IL, L. E. (Director), «Estudio preliminar», Derecho de la Seguridad Social, cit., p. 39.
108 Cfr. G ONZÁLEZ RABANAL, C., «La Seguridad Social
en la Constitución», cit., p. 58.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
mejoras de Seguridad Social pactadas en
convenio colectivo, etc. No obstante, sí quiso
que se adoptaran dos niveles de protección:
un nivel mínimo y otro óptimo, mediante la
iniciativa privada que complemente la protección pública109.
Lo cierto es que la fórmula «híbrida y
ambigua» que aparece en la redacción del
último inciso del artículo 41 de la Constitución hace posible la existencia de un amplio
abanico de interpretaciones que pueden,
incluso, llegar a ser opuestas112.
No parece probable, en consecuencia, que
el futuro del nivel complementario privado y
voluntario pueda entrañar peligro alguno
para el actual sistema público de Seguridad
Social. Sobre todo, si se tienen en cuenta las
primeras palabras del artículo 41 de la Constitución, al comprometer a los poderes públicos para que mantengan un régimen público
de Seguridad Social.
Ahora bien, si partimos del compromiso
del Estado en la realización de los fines de la
Seguridad Social, según el artículo 41 de la
Constitución, se concluye que toda acción de
Seguridad Social es tarea del Estado. Y así
llegaríamos a la interpretación 113 del último
inciso del artículo 41, en donde se establece
que únicamente sería libre, «la actividad
complementaria (voluntaria y privada)»,
ajena a la Seguridad Social. Es decir, que tal
«asistencia y prestaciones complementarias» libres, no están organizadas por el
Estado114. Con lo que contrario sensu, se confirma la obligatoriedad del régimen público
de Seguridad Social desarrollado en la primera parte del artículo 41 115.
Existe pues, cierta tensión entre los partidarios de la Seguridad Social absolutamente pública y los que desean su privatización. Y es que, el término «libre», que califica a esa asistencia y prestaciones complementarias, no es suficientemente nítido,
pues no especifica hasta donde llega esa
libertad, ni tampoco queda claro quién ejerce esa libertad, los poderes públicos o bien
la iniciativa privada. Se puede admitir que
el citado inciso permite que la protección
social complementaria sea cubierta, de forma voluntaria, mediante la iniciativa privada 110. La ventaja de estos sistemas privados
de protección reside en que, además de
mejorar las pensiones públicas, permiten la
aplicación de técnicas privadas complementarias más abiertas y flexibles, así como
más individualizadas, y en consecuencia,
adecuadas al supuesto objeto de protección 111.
109 Cfr. RODRÍGUEZ-P IÑERO y BRAVO-F ERRER, M., «Pensiones contributivas y pensiones complementarias privadas», cit., pp. 8 y 9; GARCÉS SANAGUSTÍN, A., Las prestaciones económicas en el ámbito..., cit., p. 187.
110 Cfr. RODRÍGUEZ-P IÑERO y BRAVO-F ERRER, M., «Pensiones contributivas y pensiones complementarias privadas», cit., p. 9.
111 Cfr. VIDA S ORIA, J., «La Seguridad Social en la
Constitución de 1978», cit., p. 98; véase igualmente, la
confusa interpretación conceptual que describe ALAR-
Por otro lado, el hecho de que se diga por
la Constitución que «la asistencia y presta-
CÓN C ARACUEL, M. R. y GONZÁLEZ O RTEGA, S., Compendio..., cit., p. 49.
112 Cfr. VIDA S ORIA, J., «La Seguridad Social en la
Constitución de 1978», cit., p. 105. En el mismo sentido, M ONTOYA M ELGAR, A. (Coordinador), Curso de Seguridad Social, cit., p. 56.
113 Cfr. G ARRIDO F ALLA, F., Comentarios a la Constitución, cit., p. 869.
114 Cfr. S AN M ARTÍN M AZZUCCONI, C., Comentarios a
la Ley General de la Seguridad Social, cit. p. 48.
115 Tal afirmación es combatida por ALARCÓN CARACUEL, M. R. y GONZÁLEZ ORTEGA, S., Compendio..., cit., pp.
49-50, quienes afirman que esas prestaciones complementarias libres a las que se hace referencia en el inciso
que comentamos, son otra cosa diferente a la Seguridad
Social complementaria (servicios sociales, asistencia
social). Y para explicar la diferencia, lo representan de
forma gráfica con la comparación de que, «mientras la
Seguridad Social complementaria cubre los huecos que
se cuelan entre las primeras mallas de protección, no suficientemente densas del sistema, las prestaciones complementarias libres son aquellas que algunos pueden permitirse el lujo de contratar privadamente «por encima» de la
protección que brinda la Seguridad Social».
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
143
ESTUDIOS
ciones complementarias serán libres», no
implica necesariamente que tales actuaciones estén desconectadas de la Seguridad
Social, pues existe una Seguridad Social
externa, privada, que algunos autores han
dado en llamar prestaciones complementarias de Seguridad Social116.
El término «libre» no equivale necesariamente a «privado»117, y por tanto, no tiene
por qué oponerse a un régimen público de
protección social, pues aunque a priori no
parezca lógico, ese término se refiere a una
protección voluntaria o no obligatoria que,
sin embargo, no es necesariamente privada o
pública. Podría ser una u otra.
De hecho, y a la vista del mencionado inciso, cabría incorporar, como Seguridad Social,
un nivel complementario público de carácter
interno a la misma (cosa que no ha ocurrido).
Sin embargo, sólo se ha desarrollado tal protección complementaria de forma privada.
Tratándose, como se decía al principio, de un
nivel que abarca prestaciones aisladas, que
se añaden a un sistema público que debe
aspirar a la suficiencia118.
En ese caso, estaríamos en un nivel complementario de Seguridad Social incorporado
al propio sistema, voluntario en la concertación de la cobertura, y de gestión pública119,
de modo, que no habría obstáculo para que
esas prestaciones complementarias fuesen
116 Cfr. PALOMEQUE L ÓPEZ, M. C., «Los derechos a la
Seguridad Social y a la Salud en la Constitución», cit.,
p. 330.
117 Cfr. BLASCO LAHOZ, J. F. y otros, Curso de Seguridad Social, cit., p. 69; en el mismo sentido, M ONEREO
PÉREZ, J. L. (Director) AA.VV., Comentario a la Ley general de la Seguridad Social, cit., p. 17.
118 Cfr. PALOMEQUE L ÓPEZ, M. C., «Los derechos a la
Seguridad Social y a la salud en la Constitución», cit.,
pp. 329-330.
119 Cfr. M ONEREO P ÉREZ, J. L., «El futuro del sistema
de pensiones: sistema público y sistemas privados (I)»,
Revista Española de Derecho del Trabajo, núm. 88,
1998, p. 204.
144
gestionadas públicamente120. Sin embargo,
esa posibilidad no parece probable dado que,
con carácter general, los regímenes de Seguridad Social de reparto –como es el español–,
son públicos y los de capitalización –como es el
del nivel complementario–, lo son privados121.
Sin contar con otras razones, como es el
esfuerzo económico y de gestión que supondría
la organización de un entramado nuevo, paralelo al Sistema, de carácter no obligatorio.
Vemos pues, que el verdadero problema
no es, tanto la privacidad o publificación de
la Seguridad Social complementaria, como
su obligatoriedad o voluntariedad.
Concluyendo sobre este espinoso asunto,
parece correcta la interpretación por la que,
conforme con el artículo 41 de la Constitución,
debe existir un régimen público y preceptivo
de Seguridad Social que garantice a todos los
ciudadanos prestaciones básicas suficientes
ante situaciones de necesidad, –en el que tendrían cabida tanto el nivel contributivo como
el no contributivo–, y puede existir un régimen
privado y libre de prestaciones complementarias122, así como un régimen público y no preceptivo (libre) que asegure prestaciones complementarias. «Sin embargo, es muy discutible, en cambio, que dentro de la Constitución
quepa un régimen privado y preceptivo»123. De
hecho, la Constitución no habla de régimen
120
Cfr. DE LA FUENTE LAVIN, M., «Razón financiera
frente a Razón Social: La Reforma del Sistema Público
y el Impulso a la Previsión Privada de Pensiones», Aranzadi Social, núm. 16, diciembre 1998, p. 69.
121 Pero que no estaría integrado junto a los niveles,
contributivo y no contributivo por financiarse de forma
privada. Cfr. ALARCÓN C ARACUEL, M. R., «La financiación
de la Seguridad Social», La reforma de las pensiones de
1997, Marcial Pons, Madrid, 1999, p. 12.
122
BARRADA RODRÍGUEZ, A., «Los derechos de Seguridad Social en la Constitución española de 1978», cit.,
p. 66.
123 ALONSO O LEA, ya se hizo eco de la aparición de
una «Seguridad Social complementaria y voluntaria muy
amplia» a través de la figura del convenio colectivo. Cfr.
ALONSO OLEA, M., «Cien años de Seguridad Social», cit.,
p. 112.
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49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
privado y obligatorio, por lo que entendemos
que sí sería posible una Seguridad Social
voluntaria complementaria 124.
Con respecto a las prestaciones no contributivas, es evidente, por tratarse de protección básica de la Seguridad Social125, que no
constituyen prestaciones complementarias126. Y serían ajenas al nivel complementario de protección, no sólo por encontrarse en
ámbitos de protección diferentes, sino porque
no se concibe que un beneficiario de cualquier
pensión no contributiva, que no alcanza un
determinado nivel de suficiencia económica,
y que por tanto se encuentra en una situación
de necesidad, se beneficie, al mismo tiempo,
de una serie de prestaciones complementarias de naturaleza voluntaria y privada127.
De lo expuesto se puede concluir, en primer lugar, que en la actualidad, mientras
esté en vigor el artículo 41 de la Constitución y vivamos en un Estado social, no es
posible cuestionarse ni tan siquiera jurídicamente, la sustitución de un sistema de
pensiones públicas por otro de pensiones privadas, sino tan sólo añadirlo o complementarlo a aquél128, ni siquiera cabría, destinar
una parte de las cotizaciones sociales a sistemas de capitalización con el fin de que el
cotizante tuviera derecho en el futuro a una
prestación más elevada, por las dificultades
que entrañaría la gestión de ambos sistemas, de reparto y de capitalización. Sin que
sea probable, en segundo lugar, que el nivel
no contributivo de la Seguridad Social se vea
fácilmente conectado con los sistemas privados de pensiones.
124
Véase a este respecto, FERNÁNDEZ ORRICO, F. J.,
«La modalidad asistencial básica de Seguridad Social
desarrollada en España: las pensiones no contributivas», cit., pp. 97-98.
125 DE P EREDA M ATEOS, A., defiende lo contrario, al
encuadrar el nivel asistencial (hoy el no contributivo)
dentro de la denominada, por el autor, complementariedad subjetiva, que integraría a aquellos colectivos
que no han accedido al nivel contributivo, y que consistiría en prestaciones compensatorias. Cfr. DE PEREDA
M ATEOS, A., Ponencia presentada en el Foro sobre la
reforma de la Seguridad Social, celebrado en Madrid los
días 6 y 7 de mayo de 1985.
126 A pesar de ello, técnicamente no encuentro
inconveniente, pues no se ha previsto la incompatibilidad expresa, de complementar una pensión no contributiva con una prestación complementaria, salvo que
la cuantía de ésta última superara el denominado «límite de acumulación de recursos», entendido como
aquella cuantía económica máxima, llegada a la cual
desaparece la situación de necesidad exigida para
tener derecho a las pensiones no contributivas [véase el
artículo 144.1.d) y el art. 167.1 de la LGSS].
127 Cfr. DE LA VILLA G IL, L. E., «Estudio preliminar»,
Pensiones Privadas, Planes y Fondos de Pensiones, Seguros de Vida, Entidades de Previsión Social, ACARL,
Madrid, 1997, p. XXIII; del mismo autor véase, «Las
pensiones sociales. Problemas y alternativas», Pensiones sociales. Problemas y alternativas, cit., p. 23; en el
mismo sentido, GARCÍA M URCIA, J., «El espacio de las
pensiones privadas», Pensiones sociales. Problemas y
alternativas. MTAS, Colección Seguridad Social,
Madrid, 1999, p. 42.
2.8. La participación de los
interesados en la Seguridad
Social
El artículo 129.1 de la Constitución prescribe que la ley establecerá las formas de
participación de los interesados en la Seguridad Social.
Se trata de un precepto que confiere a la
ley un amplio margen de maniobra sobre la
posición del «interesado»129 y su posible par-
128 Con anterioridad a la aparición de la Constitución, los interesados, eran únicamente los trabajadores, los empresarios y asimilados que formaban parte
de la Seguridad Social (trabajadores autónomos, pensionistas, desempleados, etc.). El principio de universalidad implícito en el artículo 41 de la Constitución
amplía el concepto de interesado acogiendo, además,
a los ciudadanos. Cfr. BORRAJO DACRUZ , E., «El modelo
constitucional de la Seguridad Social en España», cit.,
p. 38; en el mismo sentido, GONZALO GONZÁLEZ, B. y
FERRERAS ALONSO, F., «La participación de los interesados en la gestión de la Seguridad Social española»,
Revista de Seguridad Social, núm. 5, enero-marzo
1980, p. 19.
129
Con respecto a la participación ciudadana en la
gestión de la asistencia social y de los servicios sociales,
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
145
ESTUDIOS
ticipación en la Seguridad Social, sin que,
por otra parte, se fijen criterios para desarrollar tal previsión constitucional.
No obstante, se han dictado diversos preceptos que desarrollan la participación de
los interesados en la Seguridad Social 130,
como es la facultad atribuida al Gobierno,
según el tenor literal del artículo 60 de la
LGSS131, para regular la participación en el
véase, ALONSO SECO, J. M. y GONZALO GONZÁLEZ, B., La
Asistencia Social y los Servicios Sociales en España, cit.,
pp. 199-208.
130 Este precepto encuentra su origen en el artículo
3 del Real Decreto-ley 36/1978, sobre gestión institucional de la Seguridad Social, la salud y el empleo,
expresamente derogado por la Disposición derogatoria
única, b).1, de la LGSS.
131 Otras manifestaciones de la participación de los
interesados en la Seguridad Social son: Real Decreto
3064/1978, de 22 de diciembre, por el que se regula
provisionalmente la participación en la Seguridad
Social, la Salud y el Empleo (BOE del 30); Orden de 17
de enero de 1980, por la que se aprueba el Reglamento de régimen y funcionamiento de los Consejos Generales del INSS, INSALUD, e INSERSO (BOE del 22);
Orden de 8 de julio de 1981, por la que se aprueba el
Reglamento de funcionamiento del Consejo General,
Comisión Ejecutiva y Comisiones Ejecutivas Provinciales del INEM (BOE del 9); Orden de 16 de noviembre
de 1981, por la que se aprueba el Reglamento de régimen y funcionamiento de las Comisiones Ejecutivas
Provinciales de los Consejos Generales de los Institutos
Nacionales de la Seguridad Social, de la Salud y de Servicios Sociales; Orden de 21 de febrero de 1983, por la
que se aprueba la constitución de las Comisiones Ejecutivas Insulares del INEM; Orden de 11 de mayo de
1983, por la que se regula el régimen y funcionamiento de los órganos de participación colegiados del Instituto Social de la Marina; Real Decreto 2171/1994, de
4 de noviembre, por el que se crea y regula el Consejo
Estatal de las personas mayores (modificado por el Real
Decreto 428/1999, de 12 de marzo); Real Decreto
702/1998, de 24 de abril, sobre organización de los
servicios territoriales del INSALUD y de modificación
de los órganos de participación en el control y vigilancia de la gestión. Es en este Real Decreto referido al
INSALUD, en donde, a diferencia de las demás Entidades Gestoras en que la participación de los interesados
se reduce a representaciones sindicales y empresariales, se ha añadido una representación de los usuarios y
consumidores; y Orden de 29 de abril de 1998, sobre
normas reguladoras por las que se establecen compen-
146
control y vigilancia de la gestión de las entidades gestoras, añadiendo que se realizará
de forma gradual por representantes de los
distintos sindicatos, de las organizaciones
empresariales y de la Administración Pública132.
La Seguridad Social se configura como
servicio público133, sin perjuicio de que en lo
referente a la gestión, concurran los particulares como sujetos de derecho privado, pues
no se desprende del texto constitucional que
exista un monopolio del Estado en lo que se
refiere a la gestión de la Seguridad Social134.
Y así, tanto en materia administrativa como
de financiación se ha señalado que, «la divergencia de formas de organización impuestas
a la seguridad social no es susceptible de
poner en cuestión su carácter de servicio
público, que ha adquirido por la misma
razón que la asistencia»135.
Entiendo, por tanto, que la gestión de la
Seguridad Social debe ser pública, aunque
admitiendo que pueda participar en la misma la iniciativa privada, pero eso sólo, parti-
saciones económicas a las centrales sindicales y organizaciones empresariales por su participación en los
órganos consultivos del Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales.
132
Que como tal sería susceptible de descentralización, de concesiones administrativas y de conciertos.
Véase GONZÁLEZ R ABANAL, C., «La Seguridad Social en la
Constitución», cit., p. 50; RAMON FERNÁNDEZ, T., «Derecho Administrativo y Derecho de la Seguridad Social»,
Jornadas Técnicas sobre Seguridad Social, IELSS,
Madrid, 1984, p. 31.
133 Cfr. B ORRAJO D ACRUZ, E., «El modelo constitucional de la Seguridad Social en España», cit., p. 36; SUÁREZ G ONZÁLEZ, F., «La Seguridad Social y la Constitución
de 1978», cit., p. 127; ALARCÓN CARACUEL, M. R. y GONZÁLEZ O RTEGA, S., Compendio..., cit., p. 49.
134 La divergence des modes d’organisation imposés
à la sécurité sociale n’est pas susceptible de mettre en
cause son caractère de service public, qu’elle a acquis
au mème titre que l’assitance. (PERRIN, G., «Les prestations non contributives et la sécurité sociale», Droit
Social, núm. 3, 1961, p. 181).
135 Véase en el mismo sentido, G ONZÁLEZ R ABANAL,
C., «La Seguridad Social en la Constitución», cit., p. 52.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
cipar (artículo 129.1 Constitución), no gestionarla directamente, de forma independiente 136. En este sentido, cabe destacar la
importancia de las Mutuas de Accidentes de
Trabajo y Enfermedades Profesionales137 ,
cuya finalidad primordial es colaborar en la
gestión de la Seguridad Social, y que tienen
una naturaleza jurídica compleja, pues aunque su creación es de iniciativa privada, sin
embargo los criterios de gestión, existencia,
y personalidad jurídica propia, se condiciona
a la autorización del Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales, debiendo ajustarse al régimen jurídico y económico establecido por el
Ministerio, estando además sus recursos
afectados al cumplimiento de los fines propios de la Seguridad Social, o lo que es igual,
a un fin público138.
Con relación a la participación en la gestión
de las pensiones no contributivas, existe una
verdadera participación institucional en el
control y vigilancia de la gestión de tales pensiones139, a través de los órganos establecidos
en el IMSERSO, o en la Comunidades Autónomas, y más específicamente a través de las
denominadas, respectivamente, Comisiones
Ejecutivas Provinciales y las Comisiones de
Seguimiento de la gestión de las pensiones no
contributivas de la Seguridad Social140.
136 Véase en este sentido, S EMPERE NAVARRO, A. V.,
Régimen jurídico de las mutuas patronales, Cívitas,
Madrid, 1986.
137
Cfr. DURENDEZ SAEZ, I., «Gestión de la Seguridad
Social», (Coordinador) M ONTOYA M ELGAR, A., Curso de
Seguridad Social, Universidad Complutense, Madrid,
2ª edición, 2000, p. 98.
138 Al menos, en teoría se ha previsto reglamentariamente la existencia de tales órganos de participación.
139 Véase a este respecto, el artículo 26 del Real
Decreto 357/1991, de 15 de marzo, por el que se desarrolla en materia de pensiones no contributivas la Ley
26/1990, así como la Orden de 18 de junio de 1992,
regula el funcionamiento de las Comisiones de Seguimiento de la gestión de las pensiones no contributivas
de la Seguridad Social dependientes de las Comisiones
Ejecutivas Provinciales (BOE de 1 de julio).
140 Cfr. VENTURI, A., Los fundamentos científicos de
la Seguridad Social, cit., p. 341.
3. EL PRINCIPIO DE UNIVERSALIDAD
DE LA SEGURIDAD SOCIAL
Con la implantación del principio de universalidad en la Seguridad Social se incluye
en su campo de aplicación a toda la población, con independencia de la profesión o de
la situación concreta del individuo141.
Principio enunciado en el artículo 41 de la
Constitución, al establecer un régimen
público de Seguridad Social para todos los
ciudadanos, y que nos conduce al nivel no
contributivo, según expresiones del mismo
artículo tales como, «ciudadano», «estado de
necesidad», «régimen público», o «asistencia»142. Pues, aunque en el texto del artículo
41 de la Constitución, no figura la expresión
«prestaciones no contributivas», cuya denominación y regulación jurídica se dejó para
su desarrollo legislativo, sí que estableció de
forma inequívoca el principio de universalidad143 como germen del nivel no contributivo
de la Seguridad Social. Siendo posible, de
ese modo, la cobertura de los huecos faltos de
protección que pueden existir en un modelo
profesional de Seguridad Social144 . Porque
141 Cfr. B LASCO L AHOZ, J. F., Curso de Seguridad
Social..., cit., p. 68.
142 Cfr. P OLO SÁNCHEZ, M. C., «Prestaciones no contributivas y principio de igualdad», cit., p. 126.
143 Cfr. M ARTÍN VALVERDE, A., «Las pensiones de la
Seguridad Social: su dimensión jurídica», cit., p. 37; en
el mismo sentido, A LONSO OLEA, M., «Cien años de
Seguridad Social», cit., p. 109; GONZÁLEZ ORTEGA, S.,
«Prestaciones no contributivas de la Seguridad Social»,
X Jornadas Universitarias Andaluzas..., cit., p. 211.
144 Cfr. DESDENTADO B ONETE, A., «Las pensiones no
contributivas en el marco constitucional», Pensiones no
contributivas, MTSS, Colección Seguridad Social núm.
1, Madrid, 1991, p. 276; en el mismo sentido, GONZÁLEZ O RTEGA, S., «Prestaciones no contributivas de la
Seguridad Social», X Jornadas Universitarias Andaluzas..., cit., p. 211; VIDA SORIA, J., «La Seguridad Social
en la Constitución de 1978», cit., p. 100, que consagra
la «deslaboralización» de la Seguridad Social; A ZNAR
LÓPEZ, M., «Deficiencias del sistema público de protección social. Necesidad de nuevas técnicas no contributivas de cobertura» en, Prestaciones no contributivas y
lucha contra la pobreza, Instituto Sindical de Estudios,
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
147
ESTUDIOS
no se puede basar un régimen público de
Seguridad Social para todos los ciudadanos,
exclusivamente en el nivel profesional contributivo, pues la universalidad hace referencia a ambos niveles de protección145. Pero
tampoco, la implantación del principio de
universalidad a través de las técnicas asistenciales implica la desaparición del modelo
profesional-contributivo, pues éste se
encuentra fuertemente arraigado en España; con independencia de que se extienda la
protección a todos los ciudadanos sin distinción, a través de la implantación de las pensiones no contributivas146.
Se trata de un principio, el de universalidad, que, en materia de Seguridad Social, se
desdobla, por una parte, en la consideración
del reconocimiento del derecho a la protección por parte de la totalidad de la población148 (universalidad subjetiva); y por otra,
en el favorecimiento de la cobertura de todas
las situaciones de necesidad (universalidad
objetiva). De cada una de estas dos vertientes nos ocuparemos en los siguientes apartados.
Al afirmar que el régimen de Seguridad
Social debe ser universal, para todos los ciudadanos, descartamos que se dirija exclusivamente a determinados sectores de la
población, ya sean, quienes no perciben rentas suficientes para una vida digna o, al contrario, los que obtienen excesos de ingresos.
Los primeros, porque precisan del Sistema
para acceder o mantener una vida digna, y
los segundos, porque es el propio Sistema,
quien precisa de su colaboración, generalmente a través de las cotizaciones sociales o
de impuestos. De esa forma se cumple otro
gran principio, el de la solidaridad general
que «debe ser el valor de fondo de la extensión universal de la tutela de las pensiones»147.
La ampliación de los destinatarios del
Sistema a toda la población supuso con la
llegada de la Constitución una novedad,
pues hasta entonces la Seguridad Social
básica tan sólo contemplaba el denominado
nivel contributivo, pasándose así «de la llamada Seguridad Social Laboral, a la Seguridad Social sin apellidos restrictivos»149, porque hasta entonces, la nota de universalidad
«ha correspondido siempre y únicamente a
la rama de prestaciones asistenciales» 150 ,
conocida como asistencia social externa de la
Seguridad Social, como en alguna ocasión la
ha denominado el Tribunal Constitucional151. En ese sentido, la nota de universali-
Madrid, 1989, p. 43; POLO SÁNCHEZ, M. C., «Prestaciones no contributivas y principio de igualdad», cit., p.
118; DE LA VILLA GIL, L. E., «Las pensiones sociales. Problemas y alternativas...», cit., p. 6.
145 Cfr. E SCUDERO RODRÍGUEZ, R., «Una norma de
envergadura: La Ley de prestaciones no contributivas
de la Seguridad Social», Relaciones Laborales, núm. 4,
1991, p. 918; en el mismo sentido, POLO SÁNCHEZ, M.
C., «Prestaciones no contributivas y principio de igualdad», cit., p. 127.
146 GUIDO BALANDI, G., «Las pensiones no contributivas en Europa: el caso italiano», Revista de Treball,
núm. 15, enero-abril, 1991, p. 115.
147 Cfr. VENTURI, A., Los fundamentos científicos...,
cit., p. 287; GUIDO B ALANDI, G., «Las pensiones no contributivas en Europa: el caso italiano», cit., p. 113;
M ONEREO PÉREZ, J. L., «La política de pensiones entre
148
3.1. Universalidad subjetiva
Estado y Mercado», Pensiones públicas: ¿y mañana
qué?, cit., p. 38; SÁNCHEZ-U RAN AZAÑA, Y., Seguridad
Social y Constitución, cit., p. 43.
148 VIDA S ORIA, J., «La Seguridad Social en la Constitución de 1978», cit., p. 106; en el mismo sentido,
MARTÍN VALVERDE, A., «Las pensiones de la Seguridad
Social: su dimensión jurídica», cit., p. 37.
149 G ONZALO G ONZÁLEZ, B., «Las pensiones no contributivas en Europa», Documentación Laboral núm.
27/28 IV (1988)- I (1989), p. 14.
150 Cfr. STC 76/1986, de 9 de junio, f. d. 6º.
151 AKSEL H ATLAND, «Pensiones no contributivas»,
Pensiones no contributivas, cit., p. 102; en el mismo
sentido, véase, ALMANSA PASTOR, J. M., Derecho de la
Seguridad Social, cit., p. 105; BORRAJO DACRUZ, E., «La
reforma de la Seguridad Social: de los modelos teóricos
a las revisiones razonables. El informe Beveridge en
1985», Documentación Laboral, núm. 15, enero-marzo, 1985», p. 10.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
dad que se predica de la Seguridad Social
conlleva la utilización de la técnica asistencial.
3.1.1. La aplicación del principio de
universalidad subjetiva en el régimen
jurídico español de Seguridad Social
En consecuencia, «la Seguridad Social
debe incluir al conjunto de la población»152, y
para ello se debe garantizar que «todo ciudadano que se encuentre en situación de necesidad, por el mero hecho de serlo, tenga derecho a algún tipo de protección»153.
Una muestra de la consolidación del principio de universalidad subjetiva, consagrado
en el artículo 41 de la Constitución, ha cristalizado en la LGSS, que además de establecer la inclusión en el Sistema de Seguridad
Social, en su modalidad contributiva, de
españoles y extranjeros que residan en
España 157, su artículo 7.3 incluye en el campo de aplicación del Sistema de la Seguridad
Social, a efectos de las prestaciones no contributivas, a todos los españoles residentes
en territorio nacional. Y no sólo a los españoles, sino también a los ciudadanos comunitarios, determinados nacionales de países con
arraigo de origen hispano y extranjeros,
éstos últimos con ciertos límites derivados
del Derecho internacional158.
Con ello se da cumplimiento, además, al
artículo 14 de la Constitución, que prohíbe
cualquier tipo de discriminación social 154,
pero sin confundirse con una faceta del principio de igualdad de trato, en el campo de la
Seguridad Social, pues el acceso a la cobertura universal no significa que sea igual
para todos los beneficiarios155, ya proceda de
uno u otro nivel de la Seguridad Social.
Tampoco puede interpretarse esa implantación del principio de universalidad como
que cualquier ciudadano tiene derecho, indiscriminadamente, a cualquier prestación del
Sistema de la Seguridad Social, pues éstas se
otorgan en función del tipo de contingencia
que establezcan, bien, el nivel profesional, o
la situación de necesidad del nivel no contributivo156. En realidad, cabe afirmar que el
principio de universalidad lo construyen
ambos niveles de la Seguridad Social.
152 ALARCÓN CARACUEL, M. R. y G ONZÁLEZ ORTEGA, S.,
Compendio...cit., p. 63; en el mismo sentido, véase,
GONZÁLEZ ORTEGA, S, «Prestaciones no contributivas de
la Seguridad Social», X Jornadas Universitarias Andaluzas..., cit., p. 212; CAVAS M ARTÍNEZ, F., «El modelo constitucional de Seguridad Social:...», cit., p. 85.
153 Cfr. POLO S ÁNCHEZ, M. C., «Prestaciones no contributivas y principio de igualdad», cit., p. 118.
154 Cfr. G ONZÁLEZ RABANAL , C., «La Seguridad Social
en la Constitución», cit., pp. 50-51.
155 Cfr. ALARCÓN CARACUEL , M. R. y GONZÁLEZ ORTEGA, S., Compendio..., cit., p. 62; G ONZÁLEZ ORTEGA, S,
«Prestaciones no contributivas de la Seguridad Social»,
X Jornadas Universitarias Andaluzas..., cit., pág 211;
M ONTOYA M ELGAR, A, (Coordinador), Curso de Seguridad Social, cit., p. 47.
156 Cfr. artículo 7.1, de la LGSS.
Pero si queremos hablar de una real universalidad subjetiva, la protección del Sistema, en ambos niveles, no debe limitarse a los
propios ciudadanos nacionales, sino extenderse también a los extranjeros que residan en
España159. En ese sentido, lo que era una aspiración se hizo realidad con la aparición de la
Ley de Extranjería, y su posterior Reforma160,
157 Cfr. artículo 7.5, de la LGSS y Reglamento
1408/71, respectivamente.
158 Cfr. MONTOYA M ELGAR, A. (Coordinador), Curso
de Seguridad Social, cit., pp. 49 y 59 nota 16.
159 Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre
derechos y libertades de los extranjeros en España y su
integración social, reformada por la Ley Orgánica
8/2000, de 22 de diciembre. Nuevamente reformada
por la Ley Orgánica 14/2003, de 20 de noviembre, que
reforma asimismo la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases de Régimen Local; de la Ley 30/1992,
de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, y de la Ley 3/1991, de 10 de enero, de
Competencia desleal.
160 El citado artículo no ha sufrido modificación
alguna por la publicación posterior de la Ley Orgánica
8/2000, de 22 de diciembre, ni por la Ley Orgánica
14/2003, de 20 de noviembre.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
149
ESTUDIOS
por la que los extranjeros residentes tendrán
derecho a acceder a las prestaciones y servicios de la Seguridad Social en las mismas
condiciones que los españoles (artículo
14.1)161. Debemos entender, por tanto, que
entre las prestaciones de Seguridad Social a
las que pueden tener derecho los extranjeros
en las mismas condiciones que los españoles
se incluyen las pensiones no contributivas162. Y ello, sin necesidad de acudir, como
hasta hace poco tiempo, a diversas equiparaciones establecidas en el artículo 7.5 de la
LGSS, para que los extranjeros con residencia en España pudieran acceder a tales pensiones.
Con la creación de las pensiones no contributivas se alcanza el objetivo de cumplir
con el principio de universalización subjetiva, cuyo criterio básico de aplicación es el de
que las prestaciones se otorguen a todos los
ciudadanos que se encuentren en situación
de necesidad163, sin que se exija requisito
alguno de pertenencia a determinadas categorías, grupos sociales, ni siquiera la condición de realizar alguna actividad profesional164, excluyéndose, por tanto, cualquier
exigencia discriminatoria como puede ser la
edad, sexo, raza, religión y nacionalidad. Tan
sólo se pide un límite espacial que coincide
con el marco de aplicación de las leyes: el del
territorio del Estado que las promulga165.
161 FERNÁNDEZ ORRICO, F. J., «La protección social de
los extranjeros en España», Aranzadi Social, núm. 21,
marzo 2002, pp. 51-53.
162 Cfr. G ONZÁLEZ O RTEGA, S., «Prestaciones no contributivas de la Seguridad Social», X Jornadas Universitarias Andaluzas..., cit., pp. 211-212.
163 Cfr. ALMANSA P ASTOR, J. M., «La reforma de la
protección familiar en el derecho de la Seguridad
Social», Revista de Seguridad Social, núm. 9, eneromarzo, 1981, p. 72.
164 Cfr. VENTURI, A., Los fundamentos científicos...,
cit., p. 344.
165 Desarrollado, respectivamente, por el Real
Decreto 728/1993, de 14 de mayo, que establece pensiones asistenciales por ancianidad en favor de los emigrantes españoles, y por la Orden de 29 de agosto de
2000, por la que se establecen las bases reguladoras de
150
Incluso, cabría considerar la naturaleza
de la posible protección otorgada a los españoles en situación de necesidad allende a
nuestras fronteras, conforme al artículo 7.4,
de la LGSS, dirigida a los ancianos y minusválidos166.
Por último, en lo que se refiere a la efectividad del principio de universalidad subjetiva, no se puede afirmar que se haya extendido a toda la población la protección otorgada
por la Seguridad Social, puesto que, con ser
muy importante, todavía quedan sectores de
población que se encuentran al margen de
aquélla167, ya sea por motivos personales,
como es el caso de aquellas personas que tienen un patrimonio tan elevado que prescindan, no sólo de la realización de cualquier
actividad profesional, sino igualmente de la
protección del Sistema, o la de aquellos profesionales, que en lugar de solicitar su alta
en el Régimen Especial de Trabajadores
Autónomos de la Seguridad Social hayan
optado, si así lo establece su Colegio Profesional, por permanecer en su respectiva
Mutualidad168.
También existen colectivos que, encontrándose en situación de necesidad, no son
ancianos, ni inválidos, ni tienen hijos a cargo, y sin embargo, no les alcanza la protección de la Seguridad Social, a pesar de expre-
la concesión de ayudas y subvenciones públicas correspondientes a los programas de actuación en favor de
los emigrantes españoles (BOE de 14 de septiembre).
Véase asimismo, la orden TAS/236/2003, de 4 de
febrero, por la que se establecen las bases reguladoras
de la concesión de las ayudas públicas correspondientes a los programas de actuación en favor de los emigrantes españoles (BOE del 12).
166 Cfr. M ONTOYA M ELGAR, A., (Coordinador), Curso
de Seguridad Social, cit., p. 73.
167 Cfr. Disposición adicional 15ª, de la Ley
30/1995, de Ordenación y Supervisión de los Seguros
Privados, modificada por el artículo 33 de la Ley
50/1998, de 30 de diciembre, de Medidas Fiscales,
Administrativas y del Orden Social.
168 Cfr. A LARCÓN C ARACUEL , M. R., La Seguridad
Social en España, cit., p. 76.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
sarlo la propia Constitución en el artículo
41, porque la norma de desarrollo no lo ha
previsto aún, careciendo de mecanismo protector alguno para ellos 169. Esas diversas
situaciones objeto de protección, son las que
se examinan en el apartado siguiente, dedicado a la universalidad objetiva.
3.2. Universalidad objetiva
En el artículo 41 de la Constitución no
figura relación alguna, sobre cuáles son las
situaciones de necesidad objeto de cobertura
por parte de la Seguridad Social, con la
excepción del desempleo, apreciándose así,
un evidente privilegio de esta prestación en
detrimento de las demás170.
Las contingencias de ancianidad y minusvalía fueron las primeras en obtener protección no contributiva, porque se trataba de
cubrir las necesidades más básicas y estas
personas, por su misma edad o incapacidad
no pueden incorporarse al sistema de protección contributivo, ni ser sus beneficiarios171.
En concreto, tan sólo se han desarrollado, en
el nivel no contributivo, las situaciones de
169 Cfr. VIDA S ORIA, J., «La Seguridad Social en la
Constitución de 1978», cit., p. 110; en el mismo sentido, PALOMEQUE LÓPEZ , M. C., «Los derechos a la Seguridad Social y a la salud en la Constitución», cit., pp.
327-328; GONZÁLEZ RABANAL, C., «La Seguridad Social
en la Constitución», cit., pp. 56-57; C AVAS M ARTÍNEZ, F.,
«El modelo constitucional de Seguridad Social:...», cit.,
p. 90; SÁNCHEZ-U RAN AZAÑA, Y., Seguridad Social y Constitución, cit., pp. 44-45; MORGADO PANADERO, P. y M ORENO DE VEGA y LOMO, F., «las responsabilidades familiares
en el nivel no contributivo de Seguridad Social», Tribuna
Social, núm. 96, diciembre, 1998, p. 22.
170 Cfr. MINISTERIO DE TRABAJO Y S EGURIDAD S OCIAL,
Estudios preparatorios para la Ley de prestaciones no
contributivas, cit., p. 172.
171 Cfr. ALARCÓN CARACUEL , M. R. y GONZÁLEZ ORTEGA, S., Compendio..., cit., p. 68; G ONZÁLEZ O RTEGA, S.,
«Prestaciones no contributivas de la Seguridad Social»,
X Jornadas Universitarias Andaluzas..., cit., p. 214;
CAVAS M ARTÍNEZ, F., «El modelo constitucional de Seguridad Social:...», cit., p. 88.
necesidad ocasionadas por la invalidez con un
grado mínimo del 65 % (artículo 144 de la
LGSS); mayores de 65 años (artículo 167 de la
LGSS); hijos o menores acogidos a cargo,
menores de 18 años o mayores minusválidos,
nacimiento o adopción de un tercer o sucesivos hijos, así como el parto o adopción múltiple (artículo 181 y siguientes de la LGSS, en
la redacción de la Ley 52/2003, de 10 de
diciembre, de disposiciones específicas en
materia de Seguridad Social). Siendo criticable que únicamente se cubran las originadas
por tales contingencias172, que no alcanzan al
amplio espectro de ciudadanos que están en
situación de necesidad173, por no encontrarse
entre quienes sufren tales contingencias o,
porque aún estando incluidos no cumplen con
algún requisito exigido, ya sea de residencia,
grado de invalidez etc., pues únicamente el
umbral de la pobreza174 debería ser el criterio
establecido con carácter general para otorgar la prestación175.
172 En ese sentido, F ERNÁNDEZ O RRICO, F. J., «Las
pensiones no contributivas ante la Ley 24/97», Revista
de Trabajo y Seguridad Social, CEF, núm. 194, mayo de
1999, p. 49; SÁNCHEZ-RODAS NAVARRO, C., El régimen
jurídico de las prestaciones no contributivas de Seguridad Social en el ordenamiento español, Ediciones Laborum, Murcia, 1998, p. 23.
173 Cuyo límite no superado constituye la situación
de necesidad, como consideración conjunta de todos
los riesgos sociales, que debe ser cubierta mediante
prestaciones económicas de subsistencia para todos los
ciudadanos. Cfr. ALONSO OLEA, M., «Cien años de Seguridad Social», cit., p. 109.
174 En otros países, como Gran Bretaña, se incluyen
además de las pensiones de jubilación e invalidez no
contributiva y de la prestación de protección a la familia, cierto grupo de estudiantes en prácticas, los refugiados que están aprendiendo inglés, los que cuidan de sus
hijos u otro familiar y no pueden realizar a la vez un trabajo remunerado, e incluso es posible compensar rentas de trabajo por asistir a un juicio como parte, testigo
o jurado. A este respecto, véase, BLAZQUEZ AGUDO, E.
M., «Income Support. Una prestación de garantía de
renta mínima para ciertos grupos de ciudadanos», Revista de Trabajo y Seguridad Social, CEF, núm. 207, p. 23.
175 Cfr. C AVAS M ARTÍNEZ, F., «El modelo constitucional de Seguridad Social:...», cit., p. 88; en el mismo
sentido, R ODRÍGUEZ RAMOS, M. J., «Las prestaciones no
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
151
ESTUDIOS
En consecuencia, el principio de universalidad objetivo no está plenamente desarrollado176, porque la Ley 26/1990, no creó en sí
misma ninguna prestación de mínimo vital
para todos los ciudadanos177, pese a que en
su preámbulo se reconoce que se trata de un
primer paso para la universalización de las
prestaciones no contributivas178. En ese sentido, debe tenerse en cuenta el escaso bagaje
con que se encontraba España anteriormente a su aparición 179. Por eso, es preciso avanzar en la conquista de la protección de nuevos estados de necesidad que requieran
prestaciones económicas, como pueden ser:
la viudedad no contributiva para menores de
65 años, pues con esa edad se puede acceder
a la pensión de jubilación; la orfandad, la
invalidez con grados comprendidos entre el
33 y el 65 por 100, los desempleados que no
han accedido al mercado de trabajo 180, así
como la aparición de nuevos colectivos cuya
nota más destacable sea su situación de
necesidad.
Se puede concluir, asumiendo que la promulgación de la Ley de prestaciones no contributivas no puede considerarse completamente satisfactoria 181, porque en la actualidad nos encontramos en un estadio intermedio de desarrollo del artículo 41 de la Consti-
contributivas», Sistema de Seguridad Social, Tecnos,
Madrid, 1999, p. 433.
176 Cfr. A LARCÓN C ARACUEL , M. R., La Seguridad
Social en España, cit., p. 83.
177 Cfr. G ONZÁLEZ O RTEGA, S., «Prestaciones no contributivas de la Seguridad Social», X Jornadas Universitarias Andaluzas..., cit., p. 214; en el mismo sentido,
HURTADO GONZÁLEZ, L., «Asistencia Social y Seguridad
Social: sus fronteras actuales», Actualidad Laboral,
núm. 25, 21-27 junio 1993, p. 462.
178 Cfr. M INISTERIO DE T RABAJO Y S EGURIDAD SOCIAL ,
Estudios preparatorios para la Ley de prestaciones no
contributivas, cit., p. 176.
179 Cfr. C AVAS M ARTÍNEZ, F., «El modelo constitucional de Seguridad Social:...», cit., p. 88.
180 Cfr. A LARCÓN C ARACUEL , M. R., La Seguridad
Social en España, cit., p. 57.
181 Cfr. SSTC 77/1991 de 11 de abril y 29/1992, de
9 de marzo.
152
tución, en lo que se refiere a la universalidad
objetiva, donde se ha avanzado en lo que se
refiere al número de contingencias protegidas, pero que todavía es insuficiente, por lo
que se deberá incluir, con el transcurso del
tiempo y según las disponibilidades económicas, el resto de situaciones de necesidad
cubiertas tradicionalmente por el Sistema
de Seguridad Social (muerte, supervivencia,
desempleo, etc.), si se quiere realmente cumplir con el principio de universalidad objetiva.
De hecho, el Tribunal Constitucional abre
camino al prever que si el legislador estableciera prestaciones no contributivas de muerte y supervivencia, según la apreciación de
las circunstancias socioeconómicas de cada
momento a la hora de administrar los recursos, la prestación debería acoger a los
supérstites con independencia de que estuvieran o no ligados al fallecido mediante vínculo matrimonial, y por tanto se incluiría a
las uniones de hecho182. Sin embargo, la doctrina no es unánime en esta cuestión habida
cuenta de la ausencia de regulación legal en
materia de muerte y supervivencia no contributiva183.
Se puede afirmar, por tanto, que si el
principio de universalización como generalización objetiva abarca la cobertura de todas
las situaciones de necesidad184, nuestro Sistema de Seguridad Social sólo ha alcanzado
una universalidad relativa 185.
182 Cfr. S ÁNCHEZ-U RAN AZAÑA, Y., Seguridad Social y
Constitución, cit., pp. 87-88, y nota 94.
183 Cfr. DESDENTADO BONETE, A., «Las pensiones no
contributivas en el marco constitucional», Pensiones no
contributivas, cit., p. 278; en el mismo sentido, VENTURI, A., Los fundamentos científicos..., cit., p. 349.
184 Cfr. T ORTUERO PLAZA, J. L., en (AA.VV., director
MONEREO PÉREZ, J. L.), Comentario a la Ley General de la
Seguridad Social, cit., p. 146.
185 Cfr. G ONZÁLEZ RABANAL, C., «La Seguridad Social
en la Constitución», cit., p. 43.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
3.3. Universalidad y uniformidad
El principio de universalidad tiende a
proteger a toda la población, mientras que la
uniformidad trata de que la protección se
extienda ante los mismos riesgos, y con igual
intensidad, distinguiéndose entre el tipo de
riesgo, genéricos unos –a los que sí es posible
aplicar la protección uniforme–, y específicos
otros –a los que no es siempre posible extender el mismo grado de protección–186.
Por eso, el objetivo de una cobertura universal en la protección, no supone en absoluto una protección cuya cuantía sea uniforme
para todos los ciudadanos, pues ello llevaría
a una discriminación entre quienes por realizar una actividad laboral están obligados a
cotizar, y aquellos otros que percibiendo una
misma cuantía, por no ser trabajadores, no
lo están, con lo que éstos últimos podrían
resultar favorecidos 1 8 7 . Tal posibilidad
podría dar lugar a fraudes, buscando eludir
la cotización, pues, al fin y al cabo, al causar
derecho a la pensión, sus efectos económicos
serían los mismos188.
Esa uniformidad desincentivaría la búsqueda de trabajo, y consiguientemente, el
ingreso de las correspondientes cotizaciones,
con lo que de riesgo supone de cara al mantenimiento del Sistema. Por ello, el presupuesto previsto para financiar el nivel no
contributivo debe ser, hasta cierto punto,
reducido189. En ese sentido, parece conveniente que la frontera existente entre los dos
186 Cfr. POLO S ÁNCHEZ, M. C., «Prestaciones no contributivas y principio de igualdad», cit., p. 121.
187
Cfr. RODRÍGUEZ R AMOS, M. J., «Las prestaciones
no contributivas», cit., pp. 433-434.
188 Cfr. TORRES L ÓPEZ, J., «La estrategia de reforma
del Sistema público de pensiones: el penúltimo botín»,
Pensiones públicas: ¿y mañana qué?, cit., p. 111; en el
mismo sentido, RODRÍGUEZ RAMOS, M. J., «Las prestaciones no contributivas», cit., p. 433.
189 Cfr. D ESDENTADO BONETE, A., «Las pensiones no
contributivas en el marco constitucional», Las pensiones no contributivas, cit., p. 279.
niveles de protección se refuerce, delimitándose sus funciones 190 , y, al mismo tiempo
implantar de forma progresiva la universalidad de la protección, de modo que se mantengan esas distancias, mediante un claro
límite que impida que ambas modalidades
puedan confundirse191.
En un principio, parece que sería predicable esa uniformidad con respecto a las
pensiones no contributivas entre sí, pues lo
es, tanto por la cotización uniforme que realizan los ciudadanos en forma de impuestos,
proporcionales a sus rentas, como de la
cuantía económica a que tienen derecho los
beneficiarios, que será uniforme o igual
para todos los que se encuentren en la misma situación de necesidad192. Para ello, esa
situación de necesidad debe estar en relación directa con los ingresos de que disponga el beneficiario. Sin embargo, la realidad
es que no todos los beneficiarios se encuentran en la misma situación de necesidad,
por lo que las prestaciones no son iguales ni
uniformes de forma absoluta para todos los
beneficiarios.
Con relación a las prestaciones contributivas, tampoco sería atribuible la uniformidad, puesto que tanto la cotización del trabajador, como la cuantía de la prestación percibida por el beneficiario, son diferenciadas,
en proporción a las rentas del asegurado193.
190
Cfr. POLO SÁNCHEZ, M. C., «Prestaciones no contributivas y principio de igualdad», cit., p. 132. Es lo
que ESCUDERO denomina como «distancia de seguridad». Cfr. ESCUDERO R ODRÍGUEZ, R., «Una norma de
envergadura: La Ley de prestaciones no contributivas
de la Seguridad Social», cit., p. 53.
191 Cfr. G ONZÁLEZ O RTEGA, S., «Prestaciones no contributivas de la Seguridad Social», X Jornadas Universitarias Andaluzas..., cit., p. 217; SÁNCHEZ-URAN AZAÑA,
Y., Seguridad Social y Constitución, cit., pp. 70-71.
192 Cfr. ALONSO O LEA, M., «Cien años de Seguridad
Social», cit., p. 110.
193 Indirectamente, también le afecta al beneficiario de una pensión contributiva los ingresos obtenidos,
cuando procedan de rentas salariales, aunque en sentido inverso a la modalidad no contributiva, pues mayo-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
153
ESTUDIOS
Si bien, tal afirmación debe matizarse, en el
sentido de que la uniformidad, se mantiene
fuera de los límites de las pensiones, es
decir, entre el tope máximo a percibir y el
complemento a mínimos. De modo que únicamente sería uniforme para los beneficiarios cuyas cuantías económicas no están
comprendidas entre ambos límites al percibir, precisamente el tope máximo o mínimo,
igual para todos.
En consecuencia, las prestaciones de
ambos niveles no son siempre uniformes. Y
ello se debe a que, si en el nivel no contributivo la cuantía de la prestación depende de
los ingresos que perciba el beneficiario, en el
nivel contributivo dicha cuantía se encuentra en función de lo cotizado anteriormente194, pero se convierte en uniforme si traspasa los indicados límites. Vemos en ello una
muestra de que ambos niveles de protección
no se encuentran separados totalmente, al
considerarse en determinadas circunstancias del nivel contributivo los límites de rentas, propio del nivel no contributivo, existiendo, de ese modo, una mixtificación en
ambos.
Por tanto, más que de una uniformidad
de prestaciones, se debe hablar de la suficiencia de las mismas195. Llegamos de esta
forma a la consideración de otro de los grandes principios instaurados por la Constitución, el principio de suficiencia.
4. PRINCIPIO DE SUFICIENCIA
EN LA CONSTITUCIÓN
La Constitución prevé en el artículo 41, la
existencia de asistencia y prestaciones socia-
res rentas de trabajo implican una más alta cotización,
por tanto, ello supondrá una pensión contributiva de
mayor cuantía económica.
194 Cfr. P OLO SÁNCHEZ, M. C., «Prestaciones no contributivas y principio de igualdad», cit., p. 132.
195 Cfr. C AVAS M ARTÍNEZ, F., «El modelo constitucional de Seguridad Social:...», cit., p. 92.
154
les (...) ante situaciones de necesidad, pero
dota a esa protección de un calificativo esencial muy importante: que sean suficientes.
No basta, por tanto, que se proteja al ciudadano de cualquier forma. Es preciso que esa
protección sea suficiente, al menos para
paliar su situación de necesidad.
La noción de suficiencia o insuficiencia
aparece cinco veces en la Constitución: Con
relación al salario, que debe ser suficiente,
en el artículo 35; en el artículo 41, en donde
se califica a las prestaciones como suficientes; en el artículo 50 referido a las pensiones
de jubilación, que deben ser suficientes; al
referirse a la justicia gratuita para quienes
acreditan insuficiencia de recursos, en el
artículo 119; y por fin, al establecer que la
Haciendas Locales deben disponer de los
medios suficientes para el cumplimiento de
sus funciones, en el artículo 142.
La suficiencia a la que me refiero es la que
concierne al segundo y tercer artículos citados, por afectar a la suficiencia de las prestaciones de Seguridad Social de los ciudadanos, progresando tanto en extensión (situaciones de necesidad objeto de protección),
como en intensidad, es decir, en la suficiencia de cobertura196.
196 D ESDENTADO B ONETE, A., «Las pensiones no contributivas en el marco constitucional», Las pensiones no
contributivas, cit., p. 278; en el mismo sentido, PALOMEQUE L ÓPEZ , M. C., «Los derechos a la Seguridad
Social y a la salud en la Constitución» cit., p. 327, en
donde afirma este autor, que tales indeterminaciones
«abonan una interpretación evolutiva del texto constitucional»; en el mismo sentido, GONZÁLEZ ORTEGA, S.,
«Prestaciones no contributivas de la Seguridad Social»,
X Jornadas Universitarias Andaluzas..., cit., p. 215; Cfr.
AZNAR LÓPEZ, M.; NIÑO RAEZ, E. y OROZCO JIMÉNEZ, F.,
«La «Ley de pensiones» desde la perspectiva constitucional», Revista española de Derecho del Trabajo, núm.
23, 1985, p. 350; Z ORRILLA RUIZ, M. M. y M ANRIQUE
LÓPEZ, V. F., «Panorama del Derecho de la Seguridad
Social. Un futuro incierto para el año 2000», Revista
Española de Derecho del Trabajo, núm. 28, octubrediciembre 1986, p. 560; CAVAS M ARTÍNEZ, F., «El modelo
constitucional de Seguridad Social:...», cit., p. 90; ALARCÓN CARACUEL, M. R., La Seguridad Social en España, cit.,
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
4.1. La noción de «suficiencia»
del artículo 41 de la Constitución,
referida a la asistencia y
prestaciones sociales
La nota de suficiencia que se atribuye a
las prestaciones de la Seguridad Social en la
Constitución «tiene la indeterminación propia de una norma de finalidad, que requiere
una mediación política e instrumental por
parte del legislador ordinario»197. Pues así
como para los trabajadores que pasan a ser
pensionistas, el concepto de suficiencia está
constitucionalmente previsto, mediante su
referencia a la remuneración suficiente, falta una definición de la suficiencia en la cuantía de las prestaciones para el resto de los
ciudadanos198.
La palabra «suficiente», tiene diversos
significados: «lo justo», «bastante», «necesario», «preciso», «no más», «conveniente»,
«proporcionado». Esos términos sinónimos
pueden ayudar a revelar cuál es el sentido
que se debe atribuir a los sustantivos a los
que califican, como son la «asistencia» y
«prestaciones sociales», que aparecen como
dos formas de protección social diferentes en
el artículo 41 de la Constitución. Será necesario, por tanto, desentrañar qué se entiende como suficiente para cada una.
Como paso previo, se hace necesario conocer el contenido concreto de ese sustantivo al
que califican. Y así, a la palabra «asistencia»
no se le ha dado un contenido concreto en el
p. 85; CONSEJO ECONOMICO SOCIAL, La protección social
de las mujeres, cit., p. 12; GARCÍA VALVERDE, M., La cuantía de las prestaciones en el sistema de la Seguridad
Social, cit., pp. 89-92.
197 Cfr. Z ORRILLA RUIZ, M. M. y M ANRIQUE L ÓPEZ, V. F.,
«Panorama del Derecho de la Seguridad Social...», cit.,
p. 553.
198 Sobre las diversas interpretaciones realizadas
acerca de su significado, véase, BORRAJO DACRUZ, E., «El
modelo constitucional de la Seguridad Social en España», cit., pp. 30-32; GARCÍA ORTEGA, J. y GARCÍA NINET, J.
I., «La protección por jubilación en la modalidad no
contributiva...», cit., p. 24.
artículo 41 de la Constitución199, siendo identificada con las prestaciones asistenciales. Y
a las «prestaciones sociales» se las ha identificado con las prestaciones de previsión
social200. Cabría otra interpretación de tales
expresiones, como la que distingue entre lo
que es Seguridad Social, y la asistencia social
interna de la propia Seguridad Social.
Aún cabrían más interpretaciones, pues
mientras para un sector doctrinal, la «asistencia y prestaciones suficientes» del artículo 41 de la Constitución es un concepto genérico de protección o tutela que se garantiza
ante situaciones de necesidad201, para otro,
la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad para
todos los ciudadanos, es configurador de un
«sistema de tipo asistencial», adaptándose
con mayor dificultad al nivel contributivo,
más cercano al principio de proporcionalidad (entre cotizaciones y prestaciones) que
al de suficiencia 202.
La interpretación más adecuada, conforme al espíritu de la Constitución, es la que
identifica a la «asistencia», que describe el
artículo 41 de la Constitución, con las pensiones no contributivas, y las «prestaciones
sociales», con las prestaciones de naturaleza
contributiva203, ambas de Seguridad Social.
199 Cfr. VIDA S ORIA, J., «La Seguridad Social en la
Constitución de 1978», cit., p. 110.
200 Cfr. P ALOMEQUE L ÓPEZ , M. C., «Los derechos a la
Seguridad Social y a la salud en la Constitución» cit.,
p. 327.
201 Cfr. ALARCÓN C ARACUEL, M. R., «La integración
de los Servicios Sociales y...», cit., p. 11; en el mismo
sentido, cfr. RODRÍGUEZ-PIÑERO y BRAVO-FERRER, M., «La
dimensión constitucional de las pensiones de Seguridad Social no contributivas», Pensiones no contributivas, cit., pp. 158-159; igualmente se pronuncia AZNAR
LÓPEZ, M.; NIÑO RAEZ, E. y OROZCO JIMÉNEZ, F., «La «Ley
de pensiones» desde la perspectiva constitucional»,
cit., pp. 354-355.
202 Cfr. P OLO SÁNCHEZ, M. C., «Prestaciones no contributivas y principio de igualdad», cit., pag. 128.
203 Cfr. O LARTE ENCABO, S., El derecho a prestaciones
de Seguridad Social. Un estudio del régimen jurídico
general de las prestaciones de la Seguridad Social, CES,
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
155
ESTUDIOS
Quedaría por despejar el significado de la
«suficiencia» en las prestaciones reconocidas
por la Seguridad Social. Ahora bien, esa suficiencia debe matizarse, graduándose de forma diferente, según se trate del nivel de la
prestación 204, de sustitución en el nivel contributivo, o de compensación consistente «en
otorgar rentas de subsistencia a quienes se
encuentran en situación de necesidad y carecen de recursos»205 en el nivel no contributivo206.
En las primeras, la función esencial es la
de sustituir las rentas que venían percibiendo, ordinariamente, los trabajadores207, cal-
Colección Estudios, núm. 53, Madrid, 1997; M OLINA
N AVARRETE, C., Génesis y evolución de la protección
social por vejez en España, cit., p. 119.
204 D ESDENTADO BONETE, A., «La reforma del régimen de pensiones y su conexión...», cit., p. 79; Véase,
asimismo, SÁNCHEZ-U RAN AZAÑA, Y., Seguridad Social y
Constitución, cit., pp. 47, 107-134.
205 Sobre los criterios aplicables de suficiencia en
cada nivel, véase, PERRIN, G., «Racionalización y humanización, dos objetivos prioritarios para una reforma de
la Seguridad Social» en, Papeles de Economía Española,
12/13, 1982, pp. 483-485; BORRAJO D ACRUZ, E., «La
reforma del derecho de las pensiones» en Revista de
Seguridad Social, núm. 25, 1985, p. 136; B LASCO
LAHOZ, J. F., La protección asistencial...», cit., pp. 103105; SALVADOR PÉREZ, F., «La nueva pensión no contributiva de jubilación: objeto de la protección y régimen
jurídico (I)», Actualidad Laboral, núm. 7, semana 17-23
febrero, 1992, pp. 105-106.
206 Cfr. S ÁNCHEZ-B ARRIGA P EÑAS , R., «Situación de
necesidad y protección familiar en la Seguridad
Social», X Jornadas Universitarias Andaluzas de Derecho
del Trabajo y Relaciones Laborales, Editorial Trotta,
Madrid, 1992, pp. 271-272.
207 Cfr. G ONZÁLEZ O RTEGA, S., «Prestaciones no contributivas de la Seguridad Social», X Jornadas Universitarias Andaluzas..., cit., p. 203; D ESDENTADO BONETE, A.,
«La reforma del régimen de pensiones y su conexión
con los niveles no contributivos de protección...», cit.,
p. 80; SALVADOR PÉREZ, F., «La nueva pensión no contributiva de jubilación:...(I)», cit., p. 106; EUZEBY, CH.,
«¿Es ineluctable en los países de la OCDE el desarrollo
de las pensiones de vejez no contributivas?», cit., p. 15;
del mismo autor, «Aspectos económicos de las pensiones de vejez no contributivas», cit., p. 88; véase el mismo estudio en, Pensiones no contributivas, cit., pp.
110-111.
156
culándose en función del tiempo trabajado y
de la cuantía de las cotizaciones realizadas208.
En las prestaciones no contributivas, sin
embargo, al conceptuarse como rentas de compensación, lo que se persigue es la obtención
por parte del beneficiario de unos ingresos
mínimos de subsistencia, que le garanticen
cubrir su situación de necesidad209, sin considerar las contribuciones realizadas210. Y «se
fundan en la idea de ayuda o de solidaridad, en
contraposición a las pensiones contributivas,
que se basan en mecanismos de seguro»211.
Se trata, en consecuencia, de dos naturalezas diferentes de garantía: «garantía subsistencial frente a garantía de rentas proporcionales212.
Esa es la razón de que la protección de un
Sistema de Seguridad Social gire en torno,
208
Cfr. POLO SÁNCHEZ, M. C., «Prestaciones no contributivas y principio de igualdad», cit., p. 129; en el
mismo sentido, SÁNCHEZ -U RAN A ZAÑA, Y., Seguridad
Social y Constitución, cit., pp. 47-48 y 110-111; OLARTE ENCABO, S., El derecho a prestaciones de Seguridad
Social, cit., pp. 4 y 67; JIMÉNEZ FERNÁNDEZ, A., «Presentación», Pensiones no contributivas, MTSS, Colección
Seguridad Social, núm. 1, Madrid, 1991, p. 15; M INISTERIO DE T RABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL, Estudios preparatorios para la Ley de prestaciones no contributivas, cit., p.
10; PANIZO ROBLES, J. A., «El futuro de las pensiones no
contributivas para ancianos y minusválidos en España»,
cit., p. 44.
209 Cfr. D ESDENTADO BONETE, A., «La reforma del
régimen de pensiones y su conexión con los niveles no
contributivos de protección...», cit., p. 79.
210 E UZEBY, CH., «¿Es ineluctable en los países de la
OCDE el desarrollo de las pensiones de vejez no contributivas?», cit., p. 15; del mismo autor, «Aspectos económicos de las pensiones de vejez no contributivas»,
cit., p. 88; véase el mismo estudio en, Pensiones no
contributivas, cit., p. 111.
211 BORRAJO D ACRUZ, E., «La reforma de la Seguridad Social: de los modelos teóricos a las revisiones
razonables. El informe Beveridge en 1985», cit., p. 11.
212 Cfr. J IMÉNEZ F ERNÁNDEZ, A., «Sesión de apertura:
Intervención del Secretario General para la Seguridad
Social al coloquio extraordinario del Instituto Europeo
de Seguridad Social sobre pensiones no contributivas
en Europa» en Pensiones no contributivas, MTSS,
Colección Seguridad Social, núm. 1, 1991, p. 27.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
bien a un modelo asistencial, en donde la
puesta en marcha del derecho a una determinada prestación se funda en la existencia
de una concreta situación de necesidad, que
se supedita a una «condición de recursos o
prueba de necesidad» 213, bien a un modelo
contributivo, en donde lo que condiciona el
derecho a prestación es la acreditación de un
determinado período previo de carencia214.
De ahí que sea oportuno el establecimiento
de diferentes criterios de suficiencia, en función del nivel de cobertura que proporcione
la Seguridad Social215.
Se aprecia, por tanto, una tensión entre el
principio de proporcionalidad y el de solidaridad, en el sentido de que un objetivo ambicioso en materia de solidaridad, concretado
en la fijación de un nivel elevado de pensiones mínimas podría suponer una quiebra
importante del grado de proporcionalidad216.
4.1.1. El criterio de suficiencia en las
prestaciones no contributivas
Para establecer el criterio de suficiencia
que se debe considerar en las prestaciones
económicas del nivel no contributivo, se «exi-
213
Cfr. ESCUDERO RODRÍGUEZ, R. y NOGUEIRA GUASTAM., «Acción protectora (I) contingencias protegidas», Derecho de la Seguridad Social, Tirant lo Blanch,
segunda edición, Valencia, 1999, p. 294; en el mismo
sentido, GARCÍA R OMERO, B., «Las Prestaciones Sociales:
criterios de delimitación», Pensiones Sociales. Problemas y Alternativas. MTAS, Colección Seguridad Social,
núm. 18, Vol. 1, Madrid, 1999, p. 116; de la misma
autora, Rentas Mínimas Garantizadas en la Unión Europea, CES, Madrid, 1999, p. 274.
214 En este sentido, véase, G ARCÍA VALVERDE, M., La
cuantía de las prestaciones en el sistema de la Seguridad
Social, p. 97.
215 Cfr. M ONASTERIO E SCUDERO, C., «Cumplimiento
del Pacto de Toledo y Presupuestos de la Seguridad
Social para el ejercicio 2000», Revista del Ministerio
de Trabajo y Asuntos Sociales, Seguridad Social, 2000,
p. 131.
216 ALONSO O LEA, M. y TORTUERO PLAZA, J. L., Instituciones..., cit., p. 34.
VINO,
ge la determinación previa de cuál sea el
nivel mínimo a mantener, para fijar la renta
mínima a proporcionar; lo que por lo general
se hace «intuitivamente», con lo que la prueba de la necesidad no lo es de cuál sea ésta de
antemano fijada, sino de si se está incurso en
ella»217. Se han ofrecido diversos criterios,
como el que fija la noción de pobreza en Estados Unidos, en el sentido de cubrir las necesidades alimenticias, o con base en encuestas
de consumo, o relacionados con el nivel de
vida general de la población218. Sin embargo,
ante la ausencia de un criterio de suficiencia
en la Constitución, se hace necesaria una
«mediación legislativa» para su determinación 219.
Una propuesta podría ser la de alcanzar
el nivel de suficiencia legal del salario mínimo interprofesional 220. No me parece adecuada esa postura, pues tal criterio de suficiencia es más propio del nivel contributivo,
y además, podría ocasionarse un agravio
217 Cfr. DE LA F UENTE LAVIN, M., «Razón financiera
frente a Razón Social: La Reforma del Sistema Público
y...», cit., p. 62.
218 Cfr. VALDES DAL-RE, F., «Estado Social y Seguridad
Social (I)», Relaciones Laborales, núm. 2, 1994, p. 75.
219 Cfr. BORRAJO DACRUZ, E., «El modelo constitucional de la Seguridad Social en España», cit., p. 36; en el
mismo sentido, VIDA SORIA, J., «La Seguridad Social en la
Constitución de 1978», cit., p. 111; CAVAS M ARTÍNEZ, F.,
«El modelo constitucional de Seguridad Social:...», cit.,
p. 91; M OLINA N AVARRETE, C., Génesis y evolución de la
protección social por vejez en España, cit., p. 118. Cfr.
GARCÍA VALVERDE, M., La cuantía de las prestaciones en el
sistema de la Seguridad Social, p. 96.
220 La cuantía económica reconocida en los complementos para las pensiones de viudedad de menores
de sesenta años (4.081,98 ? para 2004), viene a equipararse a la cuantía económica de la pensión no contributiva (3.868,20 ? para 2004). Incluso en el caso de la
pensión de orfandad y en favor de familiares, su cuantía (1.659,42 ? para 2004) es notoriamente inferior a la
de la pensión no contributiva, conforme establecen los
artículos 38 y 44.4 de la Ley 61/2003, de 30 de
diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para
el año 2004, así como el artículo 16 y el Anexo I, respectivamente, del Real Decreto 2/2004, de 9 de enero,
sobre revalorización de las pensiones del Sistema de la
Seguridad Social para el ejercicio 2004.
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157
ESTUDIOS
comparativo entre beneficiarios del nivel
contributivo y el no contributivo, pues existen prestaciones del nivel contributivo 221
que a duras penas alcanzan tal grado de rentas mínimas, y podría darse el caso de que el
legislador estableciera una cuantía para las
pensiones no contributivas que quizá pudiera ser mayor que las de naturaleza contributiva222, de tal forma que algunos pensionistas con complemento a mínimos percibieran
cuantías económicas inferiores a las de los
beneficiarios de pensiones no contributivas223.
Una solución podría ser la elevación del
límite respectivo de cada modalidad, de
modo que si para alcanzar la suficiencia en
el nivel no contributivo se toma como punto
de referencia el salario mínimo, en el nivel
contributivo esa suficiencia se alcanzará en
la medida que las prestaciones se acerquen a
la cuantía de los ingresos profesionales obtenidos con anterioridad224. El problema vendría cuando estos últimos percibieran el
salario mínimo.
En consecuencia, no parece que tenga
mucho sentido la propuesta de identificar o
fusionar ambos niveles de protección social,
a través de la fijación de un sólo criterio de
suficiencia, como pudiera ser la cuantía del
salario mínimo fijada cada año, pues son a
221
Cfr. SÁNCHEZ-URAN AZAÑA, Y., Seguridad Social y
Constitución, cit., p. 110.
222 Cfr. CRUZ ROCHE, I., «Aspectos económicos de la
evolución de la Seguridad Social no contributiva», Pensiones no contributivas, MTSS, Colección Seguridad
Social, núm. 1, Madrid, 1991, p. 214; en el mismo sentido, POLO SÁNCHEZ, M. C., «Prestaciones no contributivas y principio de igualdad», cit., p. 131; GONZÁLEZ
ORTEGA, S., «Prestaciones no contributivas de la Seguridad Social», X Jornadas Universitarias Andaluzas..., cit.,
p. 217.
223
Cfr. ALARCÓN C ARACUEL, M. R., «La integración
de los Servicios Sociales y...», cit., p. 26.
224 Cfr. M ONASTERIO E SCUDERO, C., «Cumplimiento
del Pacto de Toledo y Presupuestos de la Seguridad
Social para el ejercicio 2000», Revista del Ministerio de
Trabajo..., cit., p. 131.
158
todas luces diferentes, e incluso opuestos,
tanto por sus orígenes y desarrollo, como por
las respectivas finalidades de cada uno.
Por otro lado, el tener funcionando al mismo tiempo dos modalidades de pensiones
mínimas, plantea el dilema de que, si el
mínimo de subsistencia coincidiera con el
fijado para las pensiones no contributivas,
resultaría difícil de justificar la mayor transferencia para las pensiones mínimas de tipo
contributivo, que son más elevadas. De modo
alternativo, si la renta mínima necesaria
estuviera en línea con las pensiones mínimas contributivas, carecería de eficacia, por
insuficiente, la política de pensiones mínimas no contributivas, por encontrarse a un
nivel inferior225.
Sin embargo, no parece que exista inconveniente, en tomar como referencia, en el
nivel no contributivo, el salario mínimo aplicándole un porcentaje entre el 50 ó el 75 por
100226. O, como recomienda la OIT, que «las
prestaciones mínimas que se abonen a quienes no trabajan les garanticen un nivel de
vida que corresponda por lo menos a la
mitad del promedio del ingreso disponible
neto por habitante»227.
En Europa, se dan diversos procedimientos para establecer el ingreso mínimo, como
renta suficiente, ya sea relacionándolo con el
coste de los bienes que se consideran indispensables, o en referencia al salario mínimo
o al salario medio, o sin referencia a ningún
patrón concreto, de forma discrecional228.
225
Cfr. CRUZ R OCHE, I., «Aspectos económicos de la
evolución de la Seguridad Social no contributiva», Pensiones no contributivas, cit., p. 214.
226 OIT, La seguridad social en la perspectiva del
año 2000, Ginebra, 1984, p. 30.
227 M INISTERIO DE T RABAJO Y S EGURIDAD S OCIAL, Estudios preparatorios para la Ley de prestaciones no contributivas, cit., p. 106.
228 Cfr. G ONZÁLEZ O RTEGA, S., «Prestaciones no contributivas de la Seguridad Social», X Jornadas Universitarias Andaluzas..., cit., p. 217.
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FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
En nuestro país se han sugerido diversas
propuestas acerca de cuál podría ser ese
nivel mínimo de ingresos, por debajo del cual
existe situación de necesidad, tales como las
pensiones mínimas garantizadas, o incluso
el subsidio de desempleo 229. Pero seguiría
existiendo cierta desincentivación por parte
de los beneficiarios procedentes del nivel
contributivo, pues no se olvide que esos elementos de referencia de ingresos mínimos se
establecieron para este último colectivo.
Por estas razones, la determinación de
cuál es el nivel de suficiencia en las prestaciones no contributivas es más problemática, pues para ello sería preciso delimitar la
situación concreta, de forma personal e individualizada de cada persona 230, ya que no
todos los individuos permanecen en idénticas situaciones de necesidad. Por eso, el
«estado de necesidad no puede apreciarse
objetivamente mas que con el medio de un
baremo de recursos. Sin embargo, sería arbitrario fijar, con la ayuda de ese baremo, el
nivel de recursos correspondiente al estado
de necesidad, que justificaría la asistencia,
(...) pues la apreciación del estado de necesidad y de insuficiencia de recursos varía en
función del desarrollo económico y social de
los países...»231.
De hecho, al desarrollarse el principio de
suficiencia por la Ley 26/1990, se criticó que
por encima de un límite legal de ingresos
exista suficiencia económica, cuando ello
depende de otras circunstancias, y no significa que se pueda llevar una vida digna en
cualquier lugar del territorio nacional donde
el beneficiario tenga su residencia232 . Por
229
Cfr. POLO SÁNCHEZ, M. C., «Prestaciones no contributivas y principio de igualdad», cit., p. 130.
230 P ERRIN, G., «Les prestations non contributives et
la sécurité sociale», cit., p. 180.
231
Cfr. GARCÍA ORTEGA, J. y GARCÍA NINET, J. I., «La
protección por jubilación en la modalidad no contributiva de la Seguridad Social...», cit., p. 28.
232 Cfr. G ONZÁLEZ O RTEGA, S., «Prestaciones no contributivas de la Seguridad Social», X Jornadas Universi-
tanto, no deja de ser relativa la fijación de un
límite, traspasado el cual desaparezca la
situación de necesidad233.
A la vista de ello, me pregunto si la cuantía establecida para las pensiones no contributivas es o no suficiente234.
El límite concreto que fijó la Ley 26/1990
fue criticado por la doctrina, al vincularse «la
suficiencia de la prestación a la carencia de
rentas mínimas de subsistencia, por lo que el
legislador tiene un margen de discrecionalidad más amplio para determinar la cuantía
de estas prestaciones»235, pues, en primer
lugar, para fijarlo no toma ningún elemento
de referencia, sino que se remite a la propia
Ley, que es la que considera a priori cuándo
existe situación de necesidad236. En segundo
lugar, identifica la suficiencia de recursos
económicos con la cuantía de la prestación237.
De tal forma que, quien acredite que obtiene
ingresos iguales a la prestación económica, no
se encuentra en situación de necesidad, lo cual
no deja de ser una presunción que, si no fuera
por su consideración iuris et de iure, en la realidad podría ser fácilmente destruida.
tarias Andaluzas..., cit., p. 217; en el mismo sentido,
GARCÍA ORTEGA, J. y GARCÍA NINET, J. I., «La protección
por jubilación en la modalidad no contributiva de la
Seguridad Social», cit., p. 28.
233
Se ha afirmado que, teniendo en cuenta que en
1999, la cuantía máxima que podía percibirse, era de
531.370 pesetas al año, lo que suponía un 54,79% del
salario mínimo interprofesional entonces vigente, no
parecía que ese principio se respetara correctamente.
Cfr. ALARCÓN CARACUEL, M. R., La Seguridad Social en
España, cit. p. 88. En el año 2004 la cuantía máxima a
percibir en concepto de pensión no contributiva
(3.868,20 ? anuales), supone el 60% del salario mínimo interprofesional para 2004, que es de 6.447,00 ? al
año (14 mensualidades).
234 OLARTE E NCABO, S., El derecho a prestaciones de
Seguridad Social, cit., p. 67.
235 Cfr. artículo 144.1.d), de la LGSS en relación
con el artículo 11.1 del RD 357/1991.
236 Cfr. artículo 11.1. del RD 357/1991.
237 Cfr. G ONZÁLEZ O RTEGA, S., «Prestaciones no contributivas de la Seguridad Social», X Jornadas Universitarias Andaluzas..., cit., p. 216.
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159
ESTUDIOS
La conclusión que se desprende de ello es
que la cuantía establecida para las pensiones no contributivas es lo que se entiende
como renta suficiente por ser igual a sí misma 2 3 8 . Tratándose, en definitiva, de un
supuesto de auténtica autolegitimación 239.
y de otra distinta para el pensionista procedente de una actividad anterior242. De ese
modo, «frente a una remuneración suficiente, deberá existir una prestación suficiente,
por vía de cotización, que logre el equilibrio»243.
Para paliar tal estado de cosas, el Tribunal Constitucional, ha descrito los criterios
que se deben aplicar en la determinación de
esa situación de necesidad, al estimar que
tales situaciones se deben considerar
«teniendo en cuenta el contexto general en
que se produzcan y en conexión con las circunstancias económicas, las disponibilidades del momento y las necesidades de los
diversos grupos sociales»240, siendo el Estado
quien debe realizar tales valoraciones, consistentes en la delimitación objetiva de una
línea de pobreza (poverty-line) por debajo de
la cual se considera que el interesado se
encuentra en situación de necesidad. De esa
objetivación deriva la plenitud del derecho a
las prestaciones241.
En ese sentido, como se apuntó, una de las
acepciones del término «suficiente» era «proporcionado» 244 . Por tanto, una prestación
contributiva es «suficiente», si guarda proporción con las cotizaciones previas que realizó la persona beneficiaria245.
4.1.2. La proporcionalidad como nota
característica de la suficiencia
en las prestaciones contributivas
Partimos de que las prestaciones contributivas son sustitutivas de las rentas profesionales anteriormente percibidas. Sin
embargo, sólo ello no basta, pues no podemos
hablar de una suficiencia para el trabajador,
238
Cfr. SÁNCHEZ-URAN AZAÑA, Y., Seguridad Social y
Constitución, cit., p. 112, nota 120.
239 STC 65/1987, de 21 de mayo, (f. j. 17); doctrina
reiterada en SSTC 127/1987, de 16 de julio (f. j. 4),
134/1987, de 21 de julio (f. j. 5), 97/1990, de 24 de
mayo, (f. j. 3), y 37/1994, de 10 de febrero (f. j. 3).
240 Cfr. H URTADO GONZÁLEZ, L., «Asistencia Social y
Seguridad Social: sus fronteras actuales», cit., p. 472.
241 Cfr. B ORRAJO D ACRUZ, E., «El derecho a la asistencia sanitaria de la Seguridad Social», Revista de
Seguridad Social, 1980, núm. 8, pp. 36-37; en el mismo sentido, G ONZÁLEZ R ABANAL, C., «La Seguridad
Social en la Constitución», cit., p. 55.
160
Sin embargo, el problema de la suficiencia
en las prestaciones contributivas no siempre
queda resuelto aplicando la proporcionalidad de las prestaciones con relación a las
rentas anteriores, ya que esa proporcionalidad no tiene por qué ser siempre sinalagmática, al no existir una relación matemática
entre la contribución previa y la prestación
que se otorga, pues no se trata de un seguro
242 ZORRILLA RUIZ, M. M. y M ANRIQUE L ÓPEZ, V. F.,
«Panorama del Derecho de la Seguridad Social...», cit.,
p. 555.
243 M OLINA N AVARRETE, C., realiza un análisis de la
noción de «suficiencia» en el nivel contributivo en,
Génesis y evolución de la protección social por vejez en
España, cit., pp. 117-118, y destaca la nota de la proporcionalidad de las prestaciones contributivas respecto al esfuerzo de cotización realizado (p. 117); en el
mismo sentido, GARCÍA VALVERDE, M., La cuantía de las
prestaciones en el Sistema de la Seguridad Social, cit.,
p. 94.
244 Cfr. G ONZÁLEZ O RTEGA, S., «Prestaciones no contributivas de la Seguridad Social», X Jornadas Universitarias Andaluzas..., cit., p. 215; D ESDENTADO BONETE, A.,
«Las pensiones no contributivas en el marco constitucional», Las pensiones no contributivas, cit., pp. 278-279;
en el mismo sentido, SÁNCHEZ-URAN AZAÑA, Y., Seguridad
Social y Constitución, cit., pp. 47, 109-110; GETE CASTRILLO, P., El nuevo Derecho común de las pensiones públicas, cit., pp. 528-529, en especial la nota 14.
245 Sobre esta cuestión, precisa el Tribunal Constitucional, que «existe, sin duda, una cierta correspondencia entre cotización y prestación, pero que no es de
índole estrictamente matemática ni puede equipararse
con lo que deriva de una relación contractual, como
ocurre en el seguro privado» ( f. j. 4º de la STC
134/1987, de 21 de julio).
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FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
privado246. Y ello se debe a que puede darse
la situación de trabajadores que, por no reunir suficiente período de carencia, accedan a
pensiones muy reducidas. Ese problema se
amortigua aplicando, en su caso, las pensiones mínimas garantizadas, consistentes en
el incremento de la pensión, a través de los
denominados «complementos por mínimos»247 hasta la pensión mínima establecida
anualmente por el Gobierno, según sus circunstancias.
También podría suceder que, aun existiendo proporcionalidad, una vez realizadas
las oportunas correcciones entre renta y
prestación, ésta no fuera suficiente, especialmente por la nueva situación en que se
encuentra el beneficiario derivada de la contingencia sufrida, que podría generar no sólo
menos ingresos, sino mayores gastos. En
estos supuestos, entiendo que procedería la
puesta en marcha de un mecanismo asistencial de la propia Seguridad Social, de carácter complementario o subsidiario, que alivie
en lo posible la situación de necesidad del
beneficiario, siendo, a nuestro juicio, lícita, e
incluso equitativa, la inconexión entre cuotas y prestaciones. Y además, existen otros
factores, como las disponibilidades económicas del sistema, la situación del país, la relación entre trabajadores en activo que cotizan
y los que perciben prestaciones. En definitiva, se debe contar con el principio de solidaridad nacional presente en el Sistema 248.
Por otro lado, en el caso de que las retribuciones consideradas sobrepasaran la base
máxima de cotización, sólo ésta es la que se
tendrá en cuenta para calcular la base reguladora de la prestación sin que, la cuantía de
246
Acerca de esta figura, véase, FERNÁNDEZ ORRICO,
F. J., «La naturaleza asistencial interna del complemento por mínimos de las pensiones contributivas», Aranzadi Social, núm. 15, diciembre de 2002.
247
Cfr. SÁNCHEZ-URAN AZAÑA, Y., Seguridad Social y
Constitución, cit., pp. 110 y 117.
248 Cfr. ALARCÓN CARACUEL, M. R., «La financiación
de la Seguridad Social», La reforma..., cit., p. 25.
la pensión pueda sobrepasar el límite máximo establecido en los Presupuestos de cada
año. En pocas palabras, no se debe caer en la
idea de que las cotizaciones que realizan los
beneficiarios siempre les deben ser devueltas al final por la vía de las pensiones, como
si se tratara de un sistema de capitalización 249.
5. EL PRINCIPIO CONSTITUCIONAL
DE IGUALDAD EN LA SEGURIDAD
SOCIAL
El principio de igualdad inunda de contenido gran parte de las materias constitucionales, y no podía dejar de hacerlo también
con respecto a la Seguridad Social250.
Ese principio, se encuentra formulado en
el artículo 14 de la Constitución, que relacionado con el artículo 41 de la Constitución, al
afirmar que, «los poderes públicos mantendrán un régimen público para todos los ciudadanos...» 251, refleja una clara interpretación de cómo debe afectar ese principio fundamental en la Seguridad Social. Porque,
aunque en el artículo 14 de la Constitución 252 no figura de forma expresa la igualdad en materia de Seguridad Social, sin
embargo, el último inciso nos permite interpretar tal principio, en sentido amplio, cuando después de enumerar una serie de causas
discriminatorias253 termina extendiéndolas
249 Cfr. ALMANSA PASTOR, J. M., Derecho de la Seguridad Social, cit., p. 105.
250 Cabe resaltar que el primero de los artículos
citados se dirige a los españoles, mientras que el segundo se refiere a los ciudadanos.
251 Los españoles son iguales ante la ley, sin que
pueda prevalecer discriminación alguna por razón de
nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra
condición o circunstancia personal o social (artículo 14
de la Constitución).
252 Las más representativas para el momento en
que se promulgó la Constitución, según sus redactores.
253 STC 75/1983, de 3 de agosto. Cuestión de
inconstitucionalidad 44/1982 (BOE de 18 de agosto de
1983).
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49
161
ESTUDIOS
a cualquier otra condición o circunstancia
personal o social. De modo, que no debe pensarse en «una intención tipificadora cerrada
que excluya cualquiera otra de las pensadas
en el texto legal» 254.
Principio de igualdad, que puede ser
expresado de forma positiva como tal, o negativa, como principio de no-discriminación255,
entendido como «desigualdad de tratamiento legal que sea injustificada por no ser razonable» 256, y que eleva al derecho de la Seguridad Social, en cuanto afecta a su posible
relación con el principio de no-discriminación, en el grado máximo de nivel de garantía
constitucional, según el juego de los artículos
53.2 y 81 de la Constitución, a través de un
procedimiento basado en los principios de
preferencia y sumariedad, así como mediante
el recurso de amparo 257 , y el recurso de
inconstitucionalidad frente a las leyes que no
respeten el contenido de la Constitución258.
Se hace preciso, por tanto, delimitar el
concepto de igualdad, en lo que afecta a
materia de Seguridad Social, según el artículo 14 de la Constitución, es decir, cuáles
serían los aspectos susceptibles de discriminación dentro de la Seguridad Social, y a su
vez, como operaría el principio de igualdad
frente al conjunto de derechos y obligaciones de los ciudadanos ante la Seguridad
Social.
Para algún autor259, el principio de igualdad rige para las prestaciones de la Seguridad Social, como medida para asegurar a
todos los ciudadanos beneficios iguales, sin
considerar otros aspectos en que pudiera
actuar, sin embargo, entendemos que el citado principio podría aplicarse con diferente
alcance, diversas formas de expresión y distinta naturaleza260. Estando, además, unido
dicho principio de forma intensa con la universalidad en la aplicación de la Seguridad
Social261. Se podría afirmar, por tanto, que el
principio de igualdad nos conduce necesariamente a otro gran principio ya examinado,
como es el principio de universalidad.
5.1. La igualdad real: de la igualdad
formal a la material
La referencia al principio de igualdad
supone la delimitación del tipo de igualdad
así como ha de ser entendida, a la hora de su
concreta aplicación en materia de Seguridad
Social. No se trata tan sólo de que todas las
personas sean igualmente aptas para disfrutar de los derechos, sino de que a todas les
alcance un ejercicio igual de aquellos derechos262, o que, al menos les garantice iguales
posibilidades en el ejercicio de los mismos263.
La Seguridad Social, al tener el objetivo
de proteger a los ciudadanos ante situacio-
259
254
Cfr. ALONSO OLEA, M., «Discriminaciones laborales y jurisprudencia constitucional», Jornadas sobre
Derecho del Trabajo y Constitución, IELSS, Madrid,
1985, p. 338.
255
R UIZ V ADILLO, E., «Especial consideración del
Derecho del Trabajo frente al principio constitucional
de igualdad», Jornadas sobre cuestiones actuales de
enjuiciamiento laboral, IELSS, Madrid, 1985, p. 297.
256 Cfr. MULAS G ARCÍA, A., «Seguridad Social, Constitución y Autonomías», cit., pp. 445-446.
257 Cfr. M ONTOYA M ELGAR, A., «La protección constitucional de los derechos laborales», Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Constitución, CEC,
Madrid, 1980, p. 274.
258
Cfr. VENTURI, A., Los fundamentos científicos de
la Seguridad Social, cit., pp. 287-288.
162
Cfr. M ARTÍNEZ R OCAMORA , L. G., Decisiones
empresariales y principio de igualdad, Cedecs, Barcelona, 1998, p. 83.
260 Cfr. VENTURI, A., Los fundamentos científicos de
la Seguridad Social, cit., p. 350.
261
Cfr. SUÁREZ GONZÁLEZ, F., «El principio de igualdad en la Constitución», en, Jornadas sobre cuestiones
actuales de enjuiciamiento laboral, IELSS, Madrid,
1985, p. 224.
262 Cfr. ÁVILA ROMERO, M., «El principio de igualdad
en el procedimiento ante las Entidades Gestoras de la
Seguridad Social para conceder las prestaciones de la
acción protectora» en, Jornadas sobre cuestiones actuales
de enjuiciamiento laboral, IELSS, Madrid, 1985, p. 349.
263
GARCÍA ORTEGA, J. y GARCÍA NINET, J. I., «La protección por jubilación en la modalidad no contributiva
de la Seguridad Social», cit., p. 23.
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49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
nes de necesidad, desarrolla una función
«instrumental» del Estado Social, realizando
la redistribución de las rentas entre las
diversas capas de la sociedad, cumpliéndose
así el principio constitucional de la igualdad264. No es una simple igualdad «formal»,
«entendida en términos tan absolutos que
determine la imposibilidad de leyes que
otorguen tratos diferenciados ante situaciones distintas. Todo lo contrario; la igualdad,
como valor superior de nuestro ordenamiento jurídico, impone, la existencia de normas
niveladoras ante situaciones sociales de desigualdad» 265. En definitiva, debe tratarse de
una auténtica igualdad «material», entendiéndose ésta como una implicación de los
poderes públicos en virtud del artículo 9.2 de
la Constitución, para que remuevan los obstáculos que impidan una verdadera igualdad sustancial266.
Nos encontramos ante una materia –la
Seguridad Social– en donde se aprecia con
mayor nitidez la crisis de la igualdad formal.
Por ello es necesaria la existencia de una
norma constitucional que otorgue a los poderes públicos la capacidad necesaria para
corregir las desigualdades sociales que obstaculizan la meta consistente en alcanzar
una verdadera igualdad267. Se hace preciso,
por tanto, la indagación de los aspectos en
los que la igualdad podría verse mermada, y
asumir la decisión de corregirlos. En ese sen-
264
M ARTÍNEZ EMPERADOR, R., «El principio de igualdad en las relaciones laborales» en, Jornadas sobre
cuestiones actuales de enjuiciamiento laboral, IELSS,
Madrid, 1985, p. 244.
265 Cfr. M UÑOZ C AMPOS , J., «El principio de igualdad
en el proceso laboral» en Jornadas sobre cuestiones
actuales de enjuiciamiento laboral, IELSS, Madrid,
1985, p. 367; en el mismo sentido, véase, POLO SÁNCHEZ, M. C., «Prestaciones no contributivas y principio
de igualdad», cit., pp. 116-117.
266 Cfr. M ONTALVO CORREA, J., «Igualdad de derechos
y Seguridad Social» en Jornadas sobre cuestiones actuales..., cit., pp. 325-326.
267 Cfr. POLO S ÁNCHEZ, M. C., «Prestaciones no contributivas y principio de igualdad», cit., p. 132.
tido, la doctrina del Tribunal Constitucional
ha desempeñado una importante labor de
interpretación a la luz del mencionado principio, como se verá más adelante. Pero también las normas que se van elaborando,
deben respetarlo, especialmente el acceso a
prestaciones sociales, si no suficientes para
todos los ciudadanos, sí, al menos, de carácter de urgencia o perentorias para cubrir las
necesidades de vida más elementales de
aquellos que realmente lo necesiten.
No se trata, de la debilitación de las prestaciones suficientes y en determinados casos
más que suficientes, sino de atender y elevar
aquellas que son insuficientes, y a veces
incluso simbólicas. En definitiva, igualar,
elevando la calidad y cantidad de las prestaciones, y no al contrario.
Hacia la consecución de esa igualdad se
dirigió la promulgación de la Ley 26/1990, al
ampliar la cobertura de protección social de
dos colectivos especialmente necesitados, los
ancianos y minusválidos, que careciendo de
prestaciones del nivel contributivo, por no
reunir los requisitos exigidos, se veían apartados de la protección otorgada por el sistema, con lo que tal situación se apartaba del
principio de universalidad del artículo 41, de
la Constitución268, pero también del principio
de igualdad proclamado en su artículo 14.
5.2. Jurisprudencia constitucional
relativa al principio de igualdad
en materia de Seguridad Social
La aplicación del principio de igualdad se
ha reflejado, entre otras, como más significa-
268
Véase especialmente, ALONSO OLEA, M., «discriminaciones laborales y jurisprudencia constitucional»,
Jornadas sobre Derecho del Trabajo y Constitución,
IELSS, Madrid, 1985, pp. 335-350; igualmente, CASAS
B AHAMONDE, M. E., «Jurisprudencia constitucional y
relaciones laborales», La Constitución española de
1978 en su XXV aniversario (VV.AA.), Editorial Bosch,
Barcelona, 2003, pp. 218-219.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
163
ESTUDIOS
tivas, en las siguientes supuestos objeto de
diversas sentencias constitucionales:
• El caso del viudo discriminado
Las que reconocen la pensión de viudedad en favor del viudo en igualdad de condiciones que la viuda 269, ya que «el precepto
legal cuestionado (artículo 160.2 LGSS de
1974) supone un trato desigual en perjuicio
del varón, desde el momento en que el fallecimiento de éste es determinante en todo
caso de pensión de viudedad en favor de su
esposa, mientras que el de ésta solamente lo
es si concurren las exigencias específicas
que allí se señalan (...) El trato desigual en
perjuicio del varón es un hecho indiscutible»
(STC 103/1983, de 22 de noviembre, por la
que se declara la inconstitucionalidad del
apartado 2 del art. 160, y el inciso del párrafo primero de dicho artículo, que dice la viuda)270.
• Efectos jurídicos de Seguridad Social
de las parejas de hecho
Para causar derecho a la pensión de viudedad se exige la existencia del previo vínculo matrimonial entre el cónyuge fallecido y el
supérstite. Sin embargo, con relación a las
parejas de hecho271, el Tribunal Constitucional, desde un principio no descartó la posibilidad de su constitucionalidad, pues, «las
diferencias constitucionales entre matrimonio y unión de hecho pueden ser legítimamente tomadas en consideración por el legis-
269
Véanse asimismo, las SSTC 104/1983, 23 de
noviembre; 42/1984, de 23 de marzo; 253/1988, de
20 de diciembre; 144/1989, de 18 de septiembre;
142/1990, de 20 de septiembre.
270 Sobre el particular, véase G ARCÍA-PERROTE E SCARTÍN, I., Jurisprudencia constitucional y relaciones laborales, estudios en homenaje a D. Francisco Tomás y Valiente, La Ley-Actualidad, 1987, pp. 190-195.
271 En el mismo sentido, SSTC 29, 30, 31, 35, 38 y
77/1991; 29/1992 y 66/1994.
164
lador a la hora de regular las pensiones de
supervivencia» (STC 184/1990, de 15 de
noviembre). Un tiempo después, cuando se
vuelve a tratar la cuestión, la jurisprudencia
constitucional mantiene su criterio e insiste,
en la STC 28 de febrero de 1994, que «no
cabe admitir que vulnere la Constitución el
hecho de que no se reconozcan los derechos
derivados del matrimonio a quien no lo contrajo pudiéndolo hacer, por más que oponga
razones ideológicas a contraer el vínculo
matrimonial», y que «aunque tal objeción le
deba ser respetada, no suple el incumplimiento objetivo de un requisito legalmente
impuesto por el legislador, el cual, aunque
podría conceder prestaciones de viudedad en
favor de quienes hubieren formado parejas
de hecho y convivido more uxorio, no lo ha
considerado oportuno por el momento».
• Las consecuencias jurídicas de la
convivencia de hecho de pensionistas
de viudedad
En cambio, el Tribunal Constitucional ha
afirmado que no es conforme a la Constitución la interpretación de que la «convivencia
de hecho» extinga el derecho, al disfrute de
la pensión de viudedad por parte de la persona viuda simultáneamente con la convivencia de hecho. En ese sentido señala que aunque «los derechos prestacionales requieren
una base financiera sólida y una administración de recursos escasos que permiten al
legislador una amplia libertad de configuración y dentro de ella la no consideración a
efectos de obtención del derecho a prestaciones de viudedad de la convivencia more uxorio, que este Tribunal no ha considerado contrario a la Constitución, entre otras razones,
por estimar que con ello no se dificulta irrazonablemente al hombre y mujer que desean
convivir more uxorio. Sin embargo, el que
sea constitucional la opción legislativa de
exigir la convivencia matrimonial como
requisito para la concesión de determinadas
prestaciones no justifica que pueda judicial-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
mente declararse, sin que la ley así lo establezca expresamente, la pérdida de un derecho a pensión causada en un anterior matrimonio por un convivencia more uxorio tras el
fallecimiento del anterior marido» (STC
126/1994, de 25 de abril).
• ¿Es discriminatoria la existencia de
diversos Regímenes Especiales?
Sobre esta cuestión, acerca de la diversidad de regímenes en los que se estructura el
Sistema de Seguridad Social español (régimen general y regímenes especiales), «no
puede alegarse discriminación como resultado de la comparación de regímenes de Seguridad Social distintos, dado que no son términos homogéneos y que las peculiaridades
de cada sector de actividad y las diferencias
entre trabajadores de unos y otros son muy
claras» (STC173/1988, de 3 de octubre), no
obstante, «debe irse más allá del dato puramente formal de la diversidad de ordenamientos jurídicos y comprobar si desde una
perspectiva material esa diversidad responde a diferencias reales que, por ser objetivas,
razonables y congruentes, constituyen suficiente justificación del tratamiento desigual» (SSTC 39/1982; 184/1993; 268/1993,
de 20 de septiembre).
• El requisito de la edad como causa de
discriminación
Acerca de, si la edad pudiera ser una causa de discriminación y por tanto lesionar el
artículo 14 de la Constitución, se razonó por
el alto Tribunal, en referencia a la denominada por la doctrina «incapacidad permanente total cualificada», que «el incremento
del 20% para los pensionistas de incapacidad permanente total para mayores de 55
años no entraña discriminación para quienes no alcanzan esa edad, sino una medida
tendente a compensar las mayores dificultades que para encontrar otro empleo puedan
tener los que la hayan cumplido» (SSTC
184/1983, de 31 de mayo; 137/1987).
• La inembargabilidad absoluta de las
prestaciones de Seguridad Social
El artículo 22.1 LGSS de 1974, establecía
la inembargabilidad de las prestaciones de
la Seguridad Social. Sobre esta cuestión, el
Tribunal Constitucional señala que tal disposición vulnera, por un lado, el artículo
24.1 de la Constitución «en la medida en que,
al no señalar límite cuantitativo, constituye
sacrificio desproporcionado del derecho a
que las sentencias firmes se ejecuten» y, por
otro lado, el artículo 14 de la Constitución «al
no existir en esa norma causa razonable que
justifique las ventajas de las que se benefician, sin límite alguno, los perceptores de las
prestaciones sociales, ni la posición de desventaja en que se coloca a sus acreedores en
relación con quienes lo sean de perceptores
de otras retribuciones subsidios o pensiones»
(STC 113/1989, de 22 de junio).
6. BREVE COMENTARIO
Y UN RUEGO FINAL
Hasta aquí las reflexiones que, junto con
las opiniones y comentarios a la Constitución vertidos por la doctrina durante estos
25 años, constituyen un repaso a la filosofía
general de la que nuestra Seguridad Social
se vio revestida a raíz de la promulgación del
texto constitucional.
Creo como decía al principio que este aniversario debe se motivo de unión, de aglutinar esfuerzos para que, siguiendo las pautas
que marca la Constitución, se alcancen objetivos más ambiciosos de protección ante la
aparición de nuevas situaciones de necesidad.
Me hallaba escribiendo esta líneas y deliberando sobre la conveniencia de hacer
alguna referencia al aspecto competencial
entre el Estado y las Comunidades Autóno-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
165
ESTUDIOS
mas, cuando me sorprendió la aprobación, el
27 de noviembre de 2003, por el pleno del
Congreso, del Proyecto de Ley de disposiciones específicas en materia de Seguridad
Social, y la anticipada respuesta de la
Comunidad Autónoma de Andalucía, a través de los Decretos 330 y 332/2003, de 28 de
noviembre (publicado el día 29, antes de la
publicación de la Ley), por la que se creaban
nuevos complementos asistenciales a las
pensiones no contributivas así como a las
pensiones contributivas de viudedad, en su
vertiente asistencial. Estos hechos me decidieron a no entrar en esta polémica, pues
sobre ello ya me pronuncié en diversas ocasiones, como también lo ha hecho gran parte
de la doctrina, y no creo que éste sea el
momento más apropiado para caldear el
ambiente. Sin embargo, no renuncio, en un
futuro más o menos inmediato al análisis
detenido sobre las consecuencias jurídicas
de todo ello.
Sí quisiera expresar mi profunda preocupación, al observar que este asunto (la concesión de ayudas, prestaciones, complementos, sean de Seguridad Social o de Asistencia
Social) viene siendo objeto de reclamo político para atraer al electorado.
Existen asuntos que por su propia naturaleza exigen una política común, como es el
166
problema del terrorismo o la defensa del
Estado. Pienso que la ayuda al necesitado
mediante prestaciones económicas o prestaciones técnicas de reinserción social y laboral, exigen el pleno acuerdo de los diversos
partidos políticos, pero sobre todo, exigen la
correcta coordinación, sean del signo que
sean, entre las distintas Administraciones
Públicas del Estado, Comunidades Autónomas y Entidades Locales. Lo importante es
que la ayuda llegue al necesitado, sin importar si es el Estado o la Autonomía correspondiente quien debe proporcionar la cobertura,
si es Seguridad Social o Asistencia Social, sin
aprovechar el desconcierto que producen
algunas situaciones en las que no se acierta a
distinguir con claridad si la protección social
es de una u otra naturaleza, y si puede o, si
debe, en el caso concreto de la Comunidad
andaluza, otorgar el complemento a los beneficiarios de prestaciones no contributivas.
Creo llegado el momento de afrontar con
decisión este reto, con la seguridad de que, si
se entra al diálogo sosegado y sin apasionamientos entre los distintos responsables
políticos, se llegará a las soluciones más
apropiadas que satisfagan, no lo olvidemos a
los verdaderos protagonistas, los más necesitados. Qué mejor ocasión, el 25 aniversario
de la Constitución que celebramos para que
se cumplan estos deseos.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ORRICO
RESUMEN: La senda por la que discurre la andadura del Sistema de la Seguridad Social ha sufrido una evolución caracterizada por su gran flexibilidad y dinamismo, notas propias de una disciplina, el
derecho de la Seguridad Social, que precisa amoldarse con celeridad a las circunstancias sociales del momento. Así, por ejemplo, si se incrementa el número de desempleados que buscan una
actividad, se activan políticas que remedien esa situación incentivando a las empresas (como
entidades de mayor creación de fuentes de riqueza) mediante bonificaciones en las cotizaciones
sociales; si se detecta que desciende la natalidad hasta extremos de riesgo, se crean medidas
favorecedoras dirigidas tanto para las mujeres en edad de ser madres (más y mejores prestaciones), como para los empresarios (exenciones y bonificaciones en las cuotas), que favorezcan
la llegada de nuevos hijos, por un lado, y que animen a las empresas a contratar a aquellas.
Pues bien, si en lo cotidiano, en lo inmediato, se produce esa pronta respuesta de los mecanismos
de la Seguridad Social a las legítimas reivindicaciones de la sociedad del momento, lo mismo
sucede en el plano de los principios que sustentan el modus operandi, el espíritu del Sistema.
La Seguridad Social que conocemos hoy día en España, no es más que la consecuencia de la
evolución, primero de los Seguros Sociales de los inicios del siglo XX, y más tarde del perfeccionamiento de la primera Ley General de la Seguridad Social de 1966, gestada por la trascendental Ley de Bases de 1963.
Verdaderamente la creación de la Ley General de la Seguridad Social supuso un hito en esta
andadura de la protección social, pero lo fue más formal que sustancial. Me explicaré; el fundamento del seguro social, basado en la más pura contributividad de funcionamiento (financiación a través de cuotas de empresa y trabajador, protección basada en la aparición del riesgo en lugar de la situación de necesidad), se mantuvo incólume al trasladarse a la Seguridad
Social, si a ello exceptuamos las ayudas de las «prestaciones extrarreglamentarias» (creadas
por el Mutualismo Laboral), verdadero precedente de la asistencia social «interna» de la Seguridad Social.
En la justificación y directrices de la Ley de Bases, se afirmaba textualmente, que parecía «llegado el momento de operar el tránsito de un conjunto de seguros sociales a un Sistema de
Seguridad Social», en realidad, lo más imperioso fue la creación de un único cuerpo que regulara el conjunto de los distintos seguros sociales que se encontraban dispersos, si bien de la lectura atenta de aquellas directrices, se desprende que latía una inquietud en alcanzar un verdadero Sistema de Seguridad Social.
Llegados a este punto, es fácil adivinar que todo lo anterior ha servido para resaltar el cambio
sustancial que ha sufrido el Sistema de la Seguridad Social desde la promulgación de la Constitución de 1978. En efecto, la denominación formal seguía siendo la misma, «Seguridad Social»,
pero algo sucedió que permitió, a partir de entonces, que la Seguridad Social dejara de ser patrimonio exclusivo de los trabajadores para extenderse a toda la población (principio de universalidad), al igual que no sólo se activara la protección cuando se actualizaba el riesgo, sino que era
necesario ampliar su acción protectora a las personas que se encuentran en situación de necesidad, y en fin, que se le exigiera a los poderes públicos, que no bastaba una asistencia y prestaciones, sin más, que esa protección debía ser suficiente. Principios todos ellos, que hacían presagiar un definitivo cambio de rumbo, esta vez en los mismos cimientos de nuestro Sistema.
Parece oportuno, pues, detener el tiempo y analizar con rigor, las consecuencias jurídicas que
la instauración de la Constitución de 1978 ha supuesto para el Sistema de la Seguridad Social
en estos veinticinco años. Ese ha sido el objetivo del estudio.
Para terminar este comentario, y acogiéndome a la enunciada necesidad que tiene la Seguridad Social de adaptarse a los cambios sociales (ese es su principal rasgo), no puedo dejar de
señalar, brevísimamente, dos cuestiones que reclaman una pronta solución. Me refiero a la
distinción entre lo que es el concepto de Seguridad Social y de asistencia social, y a la polémica situación creada con ocasión de las ayudas otorgadas por algunas Autonomías a beneficiarios de pensiones no contributivas o de viudedad, de la Seguridad Social.
Esta última cuestión ha sido objeto de tensión entre algunas Autonomías y la Administración
del Estado, siendo objeto de visiones contradictorias (STC 239/2002, de 11 de diciembre,
Decretos 330 y 332/2003, de 28 de noviembre, de la Junta de Andalucía; apartado 4 del artículo 38 de la LGSS, incorporada por Ley 52/2003).
Creo que tales conflictos, habida cuenta de quienes son los realmente afectados (quienes se
encuentran en situación de necesidad), tienen entidad suficiente para que se clarifiquen lo
antes posible, a través de instrumentos adecuados, pero sobre todo, es necesario alcanzar en
este punto, esa palabra que tanto se utilizó en nuestro elogiado proceso constituyente, «el consenso».
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
167
II. Jurisprudencia
Jurisprudencia en materia de
Seguridad Social del Tribunal
Supremo. Sala Cuarta.
Septiembre 2002 a julio 2003
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES*
ÍNDICE POR MATERIAS1
Accidente de trabajo
– Asistencia sanitaria. Rehabilitación: 6
– Asistencia sanitaria. Reintegro a la Mutua
del 30%: 74
– Contratas. Responsabilidades. Propia actividad: 34
– Daños y perjuicios. Responsabilidad culposa: 75, 103
– Daños y perjuicios. Responsabilidad solidaria: 75
– Incapacidad temporal. Impago del subsidio. Responsabilidades: 8
– In itinere: 102
– Lesiones agravadas por el accidente: 107
– Recargo por falta de medidas de seguridad:
117
– Reintegro a Mutua de indemnización a
tanto alzado: 85
– Responsabilidades. Sucesión de accidentes: 100
– Trabajador extranjero sin permiso de trabajo ni residencia: 106
* Magistrada del Gabinete Técnico de la Sala 4ª del
Tribunal Supremo.
1 La referencia de cada concepto viene dada por la
ordenación de las Sentencias.
Accidente no laboral
– Ingestión de droga: 37
– Responsabilidad por descubiertos en cotizaciones: 60
Agentes de seguros
– Régimen especial de trabajadores autónomos. Habitualidad: 32
Alta (situación asimilada al alta)
– Accidente no laboral: 12
– Incapacidad temporal. Trabajador de baja
en RETA: 61
– Jubilación anticipada. Paro involuntario:
62
– Maternidad. Excedencia por cuidado de
hijo: 29
– Maternidad. Trabajadora autónoma: 44
Asistencia sanitaria
– Accidente de trabajo. Tratamiento rehabilitador: 6
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
171
JURISPRUDENCIA
Complementos por mínimo
– Síndrome tóxico. Actualización del complemento por mínimos: 65
Desempleo
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
Compensación de cantidades: 13
Duración: 118
Fraude de ley: 73, 81
Incompatibilidad con incapacidad temporal: 25
Régimen especial agrario. Fijo discontinuo: 7
Subsidio por desempleo. Rentas de cualquier naturaleza: 66, 70
Subsidio por desempleo. Ingresos provisionales: 72
Subsidio por desempleo. Pérdida de trabajo a tiempo completo de escasa duración:
104
Subsidio por desempleo. Responsabilidades familiares: 113
Subsidio por desempleo para mayores de
52 años. Trabajador con derecho a pensión
de jubilación en país comunitario: 84
Subsidio por desempleo para mayores de
52 años. Rentas y unidad familiar: 21
Subsidio por desempleo para mayores de
52 años. Pérdida trabajo parcial: 52
Ejecución de Sentencias
– Ejecución provisional. Prestaciones de
pago único: 59
– Intereses legales. Plazo: 80
– Plazo de prescripción: 50
– Reintegro del capital coste: 58
– Base reguladora. Efectos de revisión: 109
– Base reguladora. Desempleo y doctrina del
paréntesis: 18
– Gran invalidez por revisión: 33
– Efectos económicos, sin previa incapacidad
temporal: 14
– Incompatibilidades: 51
– Invalidez no contributiva. Beneficiario con
rentas: 27, 47
– Invalidez no contributiva. Nivel de ingresos: 99
– Invalidez no contributiva. Ingresos brutos:
43
– Invalidez no contributiva. Reintegro de lo
indebidamente percibido: 43
– Invalidez no contributiva. Unidad económica de convivencia: 99
– Pro rata temporis: 120
– Profesión habitual: 41, 77
– Revisión por agravación. Accidente laboral
y enfermedad común: 19
– Suspensión. Competencia para adoptarla:
88
Incapacidad temporal
– Falta de alta. Alta fuera de plazo: 112
– Enfermedad profesional. Base reguladora:
3
– Colaboración voluntaria de la empresa.
Responsabilidades: 82
– Duración: 83, 111
– Gestión. Opción por la Mutua. Responsabilidades: 20
– Impago del subsidio por el empresario.
Responsabilidades: 8, 119
– Pago indebido por el empresario: 39,92
– Periodo de carencia. Baja tras agotar plazo
máximo: 16
– Situación asimilada al alta: 1
Incapacidad permanente
– Accidente no laboral. Base reguladora: 12
– Absoluta. Efectos económicos: 76
– Base reguladora y doctrina del paréntesis:
10
172
Intereses legales
– Administración Pública. Fecha de devengo: 45
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
Jubilación
– Jubilación anticipada. Situación asimilada
al alta: 62
– No contributiva. Unidad económica de convivencia: 4, 110
– Periodo de carencia. Empleo dejado por
incompatibilidad: 93
– Porcentaje. Mutualidad de la Confección:
53
– Porcentaje. Actualización de bases. Trabajador comunitario: 87
– Responsabilidades. Falta de cotización:
115
– Trabajador con cotizaciones en país comunitario. Base reguladora y pro rata temporis: 9
Jurisdicción social
– Altas y bajas en el Régimen de Seguridad
Social: 124
– Cuantificación del capital coste renta de
pensión: 26
– Grado de minusvalía: 22
– Caducidad del expediente administrativo:
31
– Capital coste, religiosos secularizados: 78
Lesiones permanentes no
invalidantes
–
–
–
–
–
–
–
Cajas de Ahorros. Cuantía: 67
Indemnización por mora: 91
Modificación por convenio: 123
No cobertura de la mejora: 23
RENFE: 71
Repsol Butano, S.A.: 69
Riesgo definido en el seguro colectivo: 116
Muerte y supervivencia
– Orfandad. Extinción. Adopción: 11
– Prestación en favor de familiares. Dependencia del causante e incompatibilidad
pensión de invalidez: 30
– Prestación a favor de familiares. Extinción: 49
Prejubilación
– Telefónica de España, S.A.. Porcentaje de
pensión anticipada y cese voluntario: 36
Prestaciones familiares por hijo
a cargo
– Pensión no contributiva. Causante residente en extranjero: 63
Previsión Nacional Sanitaria
– Hipoacusia en ambos oídos pero sólo uno
afectado en zona conversacional: 35
– Caducidad: 54, 55
Maternidad
Proceso en materia de Seguridad
Social
– Duración. Adopción extranjero: 40
– Situación asimilada al alta. Excedencia
por cuidado de hijo: 29
– Situación asimilada al alta. Trabajadora
autónoma: 44
– Alegación de hechos y expediente administrativo: 86
– Litisconsorcio activo necesario. Comunidad hereditaria: 15
– Costas procesales: 122
Mejoras voluntarias de las
prestaciones a la Seguridad Social
Reclamación previa
– Banco Bilbao Vizcaya, S.A.: 96
– Resoluciones dictadas durante el procedimiento administrativo: 121
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
173
JURISPRUDENCIA
Recurso de casación para la
unificación de doctrina
Régimen especial de trabajadores
de mar
– Identidad en los fundamentos jurídicos: 5
– Precepto legal infringido: 48
– Encuadramiento. Sociedades no estatales
de estiba y desestiba: 95
– Incapacidad permanente e incremento del
20%: 24
Rercurso de suplicación
– Competencia por razón de la materia: 2
– Reglas para determinar la cuantía: 38
Reintegro de gastos sanitarios
– Servicio Gallego de Salud. Responsabilidad y transferencias: 89
Régimen especial agrario
– Encuadramiento. Medio fundamental de
vida: 68
Régimen especial de trabajadores
autónomos
– Agentes de seguros: 32
– Cotizaciones. Incremento fraudulento: 94
– Estar al corriente en el pago de las cotizaciones: 114
– Prestación por maternidad. Situación asimilada al alta: 44
– Incapacidad permanente total. Incremento
25%: 79
– Incapacidad temporal. Situación asimilada al alta: 61
– Jubilación. Periodo de carencia. Hecho
causante bajo la Ley 66/97: 105
Reintegro de prestaciones
indebidamente percibidas
– Prestaciones no contributivas: 43
– Plazo de la Ley 66/97: 28
– Reclamación de oficio: 108
Seguro obligatorio de vejez e
invalidez (SOVI)
– Fecha de efectos: 101
– Periodo de carencia. Caja Provincial de
trabajadores portuarios: 42
Sentencia
– Incongruencia: 57, 90
Viudedad
Régimen especial de empleados del
hogar
– Incapacidad permanente. Base reguladora: 46
174
– Accidente no laboral: 37
– Hecho causante anterior a la Ley 24/72: 97
– Complemento de mínimos. Beneficiaria
separada del causante: 17
– Cotizaciones en país no comunitario: 56
– Responsabilidades. Accidente de trabajo
anterior a 1966: 98
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
ÍNDICE DE DISPOSICIONES
LEGALES*
Ley de Enjuiciamiento Civil
(Real Decreto 3 de febrero de 1881)
Art. 921: 45
Art. 1101: 75
Art. 1105: 75
Art. 1902: 75
Código Civil
(Real Decreto 24 julio de 1889)
Art. 6.4: 73, 81, 94
Art. 178.2.1: 11
Art. 756: 15
Art. 848: 15
Art. 1255: 96
Art. 1344: 110
Art. 1347: 110
Art. 1385: 15
Art. 1902: 103
Orden Ministerial, de 2 de febrero
de 1940, sobre subsidio de vejez
Art. 2: 42
Art. 7: 42
Art. 10: 101
Orden Ministerial, de 25 de
noviembre de 1966, de Colaboración
de las Empresas en la gestión del
Régimen General
Art. 2: 92
Art. 17.1 b): 8
Art. 17.1 c): 39,92
Art. 19: 8
Art. 20: 39, 92
Decreto 3158/1966, de 23 de
diciembre, por el que se aprueba
el Reglamento General de
Prestaciones económicas de la
Seguridad Social
Art. 2: 3
Orden de 18 de enero de 1967,
por la que se establecen normas para la
aplicación y desarrollo de la prestación
de Vejez en el Régimen General de la
Seguridad Social
Disposición Transitoria 2ª: 9
Estatutos de la Mutualidad Laboral
de la Caja de Jubilaciones y
Subsidios Textil, aprobados por
Orden de 4 de marzo de 1955
Art. 3: 53
Art. 6: 53
Orden Ministerial, de 13 de febrero
de 1967, sobre prestaciones de muerte
y supervivencia en el Régimen General
Art. 3: 69
Art. 21: 11
Art. 22.1 c): 30
Art. 24: 49
Ley de Seguridad Social de 1966
Art. 16: 98
Art. 54.1: 97
Art. 94.2 b): 8
Art. 199: 98
Disposición Transitoria 5ª: 98
* La referencia de cada concepto viene dada por la
ordenación de las Sentencias.
Orden Ministerial, de 13 de octubre
de 1967, por la que se dictan normas
para la aplicación y desarrollo de la
prestación de incapacidad laboral
transitoria en el Régimen General de la
Seguridad Social
Art. 2: 3
Art. 4: 61
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
175
JURISPRUDENCIA
Decreto 2766/1967, de 16 de
noviembre de 1967, sobre Asistencia
Sanitaria y Ordenación de los Servicios
Médicos de la Seguridad Social
Art. 11.1: 74
Art. 12: 74
Orden Ministerial, de 15 de abril
de 1969, sobre prestaciones
de invalidez
Art. 11.2: 41
Art. 46: 35
Decreto 2530/1970, de 20 de agosto,
regulador del Régimen Especial
de Trabajadores Autónomos
Art. 2.1: 32
Art. 3 a): 32
Art. 28: 105
Art. 29: 44
Art. 29.1: 61
Art. 38.1: 79
Orden de 24 de septiembre de 1970,
sobre aplicación y desarrollo del
Régimen Especial Seguridad Social
de Trabajadores por Cuenta Propia
Art. 69.1: 61
Reglamento (CEE) 1408/1971 del
Consejo, de 14 de junio de 1971, relativo
a la aplicación de los regímenes de
Seguridad Social a los trabajadores por
cuenta ajena y a sus familias que se
desplazan dentro de la Comunidad, en
la versión del Reglamento 1248/1992
Art. 38.1: 120
Art. 45.1: 120
Art. 46.2: 9
176
Art. 67.3: 84
Anexo VI.D.4: 9, 87
Decreto 1646/72, de 23 de junio, que
desarrolla la Ley 24/1972, de 21 de
junio de 1972, en materia de
prestaciones del Régimen General
Art. 7: 12
Art. 13: 3
Decreto 3772/1972, de 23 de
diciembre, por el que se aprueba el
Reglamento General del Régimen
Especial Agrario de la Seguridad
Social
Art. 2.2: 69
Decreto 298/1973, de 8 de febrero,
normas que se refieren al Régimen
Especial de la Seguridad Social
para la Minería del Carbón
Art. 8.2: 24
Art. 9: 24
Decreto 806/1973, de 12 de abril,
sobre incorporación de los Agentes de
Seguros en el RETA:
32
Convenio entre el Estado español y
la República Federal de Alemania
sobre Seguridad Social, de 4 de
diciembre de 1973
Art. 25.1 b): 9
Ley General de la Seguridad Social
de 1974, de 30 de mayo
Art. 21.1: 96
Art. 96.1: 74
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
Art. 108: 74
Art. 144.3: 85
Art. 202.2 a): 74
Art. 213.4: 74
Decreto 2864/1974, de 30 de agosto,
por el que se aprueba el Texto
Refundido del Régimen Especial
de Trabajadores del Mar
Exposición de Motivos: 24
Art. 2 a) 6: 95
Acuerdo de Cooperación entre
la CEE y el Reino de Marruecos
firmado el 27 de abril de 1976
aprobado por Reglamento CEE
2211/78, de 26 de septiembre
63
Convenio Hispano-Americano
suscrito en Quito el 21-1-1978 y
ratificado por España el 16-8-1982
Art. 17: 56
Acuerdo administrativo de
Seguridad Social entre el Gobierno
de España y el Gobierno de Panamá
de 8-3-1978 (BOE 03/0580):
56
Real Decreto-ley 36/1978, de 16
de noviembre, sobre Gestión
institucional de la Seguridad
Social, la salud y el empleo
Disposición Adicional 1ª: 98
Ley 50/1980, de 8 de octubre,
de contrato de seguro
Art. 1: 23, 116
Art. 3: 116
Art. 4: 23
Art. 100: 23, 116
Orden Ministerial, de 27 de enero
de 1981, por la que se regula la
asunción por la Tesorería General
de la Seguridad Social de las
funciones que correspondían al
extinguido Servicio de Reaseguro
de Accidentes de Trabajo, de
acuerdo con lo dispuesto en el Real
Decreto-ley 13/1980, de 3 de
octubre
Art. 1.2: 74
Art. 1.3: 74
Real Decreto 1469/1981, de 19 de
junio, sobre prestaciones por
desempleo a trabajadores por
cuenta ajena de carácter fijo
incluidos en el Régimen Especial
Agrario de la Seguridad Social
Art. 1.2: 7
Convenio sobre seguridad y salud
de los trabajadores (núm. 155)
de la OIT, de 22 de junio de 1981
Art. 16: 75, 117
Convenio sobre la conservación
de los derechos en materia de
Seguridad Social (núm 157) de la
OIT, de 1982
Art. 1 g): 63
Real Decreto 43/1984, de 4 de enero,
sobre ampliación de la Acción
Protectora de cobertura obligatoria
en el Régimen Especial de la
Seguridad Social de los
Trabajadores por Cuenta Propia
o Autónomos
Art. 1: 61
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
177
JURISPRUDENCIA
Real Decreto 625/1985, de 2 de
abril, por el que se desarrolla la
Ley 31/1984, de protección por
desempleo
Art. 6: 13
Art. 18: 113
Real Decreto 1044/1985, de 19 de
junio, por el que se regula el abono
de la prestación en su modalidad
de pago único por el valor actual
del importe
Art. 5.1: 13
Ley 6/1985, de 1 de julio, del Poder
Judicial
Art. 9.5: 78
Real Decreto 1799/1985, de 2 de
octubre, para la aplicación de la
Ley 26/85, de 31 de julio, en la
materia de racionalización de las
pensiones de jubilación e invalidez
permanente
Art. 1.2: 62
Real Decreto 996/1986, de 25 de
abril, sobre Convenio especial de
Seguridad Social para los españoles
emigrantes e hijos de éstos
Art. 1.1: 56
Real Decreto Legislativo 1091/1988,
de 23 de septiembre, por el que se
aprueba la Ley General
Presupuestaria
Art. 45: 45, 80
178
Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de
Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del
Procedimiento Administrativo
Art. 78: 121
Real Decreto 1679/1990, de 28
de diciembre, de traspaso a la
Comunidad Autónoma de Galicia
de las funciones y servicios del
Instituto Nacional de la Salud
Art. 2: 89
Art. 3: 89
Real Decreto 357/1991, de 15 de
marzo, por el que se desarrolla
en materia de pensiones no
contributivas la Ley 26/1990,
de 20 de diciembre, por la que se
establecen en la Seguridad Social
prestaciones no contributivas
Art. 8 c): 27
Art. 11: 27, 99
Art. 11.2: 110
Art. 12: 99
Art. 13: 110
Art. 14: 99, 110
Art. 16: 43
Art. 16.2: 108
Art. 24: 22
Art. 25.3: 43
Ley 9/1992, de 30 de abril, sobre
Mediación en los Seguros Privados
Art. 6.1: 32
Art. 6.2: 32
Art. 7.3: 32
Convenio Colectivo de RENFE, de
25 de junio de 1993
Art. 513: 71
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
Acuerdo para la regulación de las
Relaciones Laborales en los
Puertos de 3-11-1993
Art. 2: 95
Art. 10: 95
Real Decreto Legislativo 1/1994,
de 20 de junio, que aprueba el Texto
Refundido de la Ley General de la
Seguridad Social
Art. 38.1: 74, 100
Art. 43.1: 109
Art. 44: 64
Art. 44.2: 54, 55
Art. 45: 44, 92
Art. 45.2: 85
Art. 50: 65
Art. 68.3: 74
Art. 70.2: 20
Art. 77: 92
Art. 87: 20
Art. 115: 37, 100
Art. 115.2 f): 107
Art. 115.3: 102
Art. 122: 51
Art. 123: 117
Art. 124: 44
Art. 124.1: 1, 5, 56
Art. 124.4: 37
Art. 125: 44, 61
Art. 125.1: 1
Art. 125.3: 106
Art. 126: 19, 115
Art. 126.1: 23, 74, 82, 119
Art. 126.2: 8, 60
Art. 126.3: 60, 82, 119
Art. 128: 16
Art. 128.1 a): 83, 111
Art. 129: 3
Art. 130: 16
Art. 131: 16
Art. 131. bis.1: 111
Art. 131 bis 2: 83
Art. 131 bis 2.2: 76
Art. 131 bis 3: 111
Art. 133: 5
Art. 133 bis: 29
Art. 133 ter: 29
Art. 137.2: 41
Art. 137.4: 77, 88
Art. 138: 10
Art. 138.3: 12
Art. 139.2: 79
Art. 140: 10
Art. 140.1: 12, 46
Art. 140.2: 46
Art. 140.3: 12
Art. 140.4: 18
Art. 141.2: 88
Art. 143: 19
Art. 143.2: 88
Art. 144.1 d): 27, 46, 110
Art. 144.4: 4
Art. 144.5: 99
Art. 145.2: 33
Art. 150: 35
Art. 153.3: 6
Art. 154.5: 6
Art. 161.1 b): 62, 93, 105
Art. 161.4: 62
Art. 162.2: 94
Art. 167: 4
Art. 172.1 a): 56
Art. 174.1: 37, 56
Art. 174.2: 17
Art. 175: 37
Art. 176.2 d): 30
Art. 178: 64
Art. 180: 29
Art. 183: 63
Art. 191 a 194: 116
Art. 192: 123
Art. 205. 2: 7
Art. 209: 1
Art. 210: 52
Art. 213.1 f): 118
Art. 215: 21
Art. 215.1: 72
Art. 215.1.1: 70
Art. 215.2: 66, 113
Art. 217.1: 52, 104
Art. 222.1: 25
Art. 222.2: 25
Disposición Adicional 9ª: 105
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
179
JURISPRUDENCIA
Disposición Adicional 11 bis: 44
Disposición Transitoria 3ª, 1.2: 36
Disposición Transitoria 7ª: 42
Ley de Procedimiento Laboral
de 1995
Art. 1: 78
Art. 2: 31, 78
Art. 2 b): 22, 26, 124
Art. 3: 31
Art. 3.1 b): 78, 124
Art. 72: 86
Art. 99: 58
Art. 111.1: 25
Art. 142: 86
Art. 145.1: 108
Art. 145.2: 43, 108
Art. 189: 2, 38
Art. 205: 48
Art. 217: 91, 121
Art. 222: 48
Art. 241: 50
Art. 292: 59
Art. 293: 59
Real Decreto 63/1995, de 20 de
enero, sobre ordenación de
prestaciones sanitarias del
sistema nacional de salud
Art. 2: 6
Real Decreto Legislativo 1/1995, de
24 de marzo, que regula el Estatuto de
los Trabajadores
Art. 19.1: 75
Art. 42.2: 34
Art. 82.3: 96
Art. 82.4: 123
Real Decreto 1300/1995, de 21 de
julio, sobre incapacidades laborales del
Sistema de la Seguridad Social
Art. 6: 14, 85
180
Real Decreto 1637/1995, de 6 de
octubre, que aprobó el Reglamento
General de Recaudación de los Recursos
del Sistema de la
Seguridad Social
Art. 42.3 b): 114
Art. 91.3: 85
Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de
Prevención de Riesgos Laborales
Art. 15.3: 117
Art. 24.3: 34
Art. 42.2: 34
Decreto 1993/1995, de 7 de
diciembre de 1995, por el que
se aprueba el Reglamento de
Colaboración Mutuas Accidentes
Trabajo y Enfermedades
Profesionales
Art. 61: 20
Art. 69.1: 20
Art. 70.2: 20
Art. 71.1: 20
Art. 73.3: 20
Art. 74: 20
Art. 80: 20
Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero,
de Protección Jurídica del Menor
Disposición Adicional 2ª: 40
Disposición Final 2ª: 40
Orden Ministerial, de 18 de enero
de 1996, para la aplicación y desarrollo del RD 1300/1995, de 21 de
julio, sobre incapacidades laborales del
Sistema de la Seguridad Social
Art. 13.2: 14
Disposición Adicional 3ª.3: 111
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
Real Decreto 84/1996, de 26 de
enero, por el que se aprueba
el Reglamento General sobre
inscripción de Empresas y
afiliación, altas, bajas y variaciones
de datos de trabajadores en la
Seguridad Social
Anexo i): 89
Ley 24/1997, de 15 de julio, sobre
consolidación y racionalización del
Sistema de Seguridad Social
Disposición Transitoria 6ª bis: 64
Art. 35.1.1 3ª: 112
Art. 36: 18
Art. 36.1.1: 62
Art. 36.1.15: 44
Art. 36.2: 44
Real Decreto 148/1996, 5 de febrero,
Procedimiento especial para el reintegro
de las prestaciones de la Seguridad
Social indebidamente percibidas
Real Decreto 1647/1997, de 31 de
octubre, por el que se desarrollan
determinados aspectos de la Ley
24/1997, de consolidación y
racionalización del Sistema
de la Seguridad Social
Disposición Adicional Unica: 11
Disposición Transitoria 2ª: 36
31
Orden Ministerial, de 22 de febrero
de 1996, de desarrollo del Reglamento
General de Recaudación de los
Recursos del Sistema aprobado por
el Real Decreto 1637/1995
Art. 27.1: 114
Real Decreto 575/1997, de 18 de
abril, sobre Gestión y Control de
Prestaciones de la Seguridad Social
por Incapacidad Temporal
Art. 4.1: 20
Real Decreto 212/1996, de 9 de
febrero, sobre traspaso a la
Comunidad Autónoma de Galicia
de las funciones y servicios de la
Seguridad Social, en materia de
Asistencia Sanitaria encomendada al
Instituto Social de la Marina
(ISM)
Anexo e): 89
Ley 66/1997, de 3 de diciembre,
sobre Medidas Fiscales,
Administrativas y del Orden
Social
Art. 37: 28
Disposición Adicional 2ª: 105
Real Decreto 2032/1998, de 25
de septiembre, que modifica el
Reglamento General de
Recaudación de los recursos del
Sistema, aprobado por Real
Decreto 1637/1995
Art. 48: 28
Real Decreto 1971/1999, de 23
de diciembre, de procedimiento
para el reconocimiento,
declaración y calificación del
grado de minusvalía
Art. 12: 22
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
181
JURISPRUDENCIA
Real Decreto 2064/99, de 30 de
diciembre, de revalorización de
pensiones para el ejercicio 2000
Art. 5.1: 65
Art. 5.2: 65
Ley 1/2000, de 7 de enero, de
Enjuiciamiento Civil
Art. 218: 57
Art. 386: 73, 81
Art. 517.1: 58
Art. 576: 80
Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero,
sobre extranjería
Art. 33.3: 106
Real Decreto Legislativo 5/2000, de
4 de agosto, sobre infracciones y
sanciones en el orden social
Art. 42.3: 34
SENTENCIAS
SENTENCIA NÚM. 1
Sala 4ª
Fecha: 18 de septiembre de 2002
Recurso: 3184/01
Materia: INCAPACIDAD TEMPORAL. INICIO DE UN PROCESO DE INCAPACIDAD
TEMPORAL TRAS LA EXTINCION DE
OTRO ANTERIOR, DURANTE EL QUE SE
PRODUJO LA EXTINCION DEL CONTRATO DE TRABAJO: NO ES UN SUPUESTO
DE SITUACION ASIMILADA AL ALTA
DEL ART. 125.1 LGSS.
Resumen: No procede reconocer el subsidio de incapacidad temporal a quien inicia
esta situación tras haber terminado otro proceso de incapacidad temporal, durante el cual
182
se produjo la extinción del contrato, y ello porque no se encuentra en situación asimilada al
alta al no ser perceptor de prestación por desempleo.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 124.1,
125.1 y 209.
SENTENCIA NÚM. 2
Sala 4ª
Fecha: 23 de septiembre de 2002
Recurso: 3704/01
Materia: RECURSO DE SUPLICACION.
ACCESO AL RECURSO EN LA CUESTION
DE COMPETENCIA POR RAZON DE LA
MATERIA PERO SIN ENTRAR A CONOCER DE LA CUESTION DE FONDO.
Resumen: No procede entrar a resolver la
cuestión relativa a la suspensión por sanción
del subsidio de incapacidad temporal por un
mes, cuando la Sala de suplicación ha resuelto la infracción que afecta al procedimiento y,
por la cual, se admitió exclusivamente el
recurso de suplicación –competencia o no del
orden social para conocer de la demanda–.
Disposiciones Legales: LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: art. 189.
SENTENCIA NÚM. 3
Sala 4ª
Fecha: 23 de septiembre de 2002
Recurso: 3884/01
Materia: INCAPACIDAD TEMPORAL.
ENFERMEDAD PROFESIONAL. BASE
REGULADORA. TRABAJADOR QUE EN
EL MES ANTERIOR A LA BAJA PRESTÓ
SERVICIO DOS DIAS.
Resumen: La base reguladora del subsidio de incapacidad temporal se obtiene de
dividir las bases de cotización del mes anterior a la baja por el número de días a que
dicha cotización se refiere. Por ello, en el caso
que se resuelve, al demandante le debe ser
calculada la base reguladora en atención a los
dos días de trabajo que tuvo en el mes anterior a la baja.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 129;
DECRETO 3158/1966, de 23 de diciembre,
por el que se aprueba el Reglamento General
de Prestaciones económicas d e la Seguridad
Social: art. 2; ORDEN MINISTERIAL de 13
de octubre de 1967, por la que se dictan normas para la aplicación y desarrollo de la prestación de incapacidad laboral transitoria en
el Régimen General de la Seguridad Social:
art. 2; DECRETO 1646/72, de 23 de junio que
desarrolla la Ley 24/1972, de 21 de junio de
1972, en materia de prestaciones del Régimen General: art. 13.
SENTENCIA NÚM. 4
Sala 4ª
Fecha: 23 de septiembre de 2002
Recurso: 40/02
Materia: JUBILACION NO CONTRIBUTIVA. UNIDAD ECONOMICA DE CONVIVENCIA. BENEFICIARIA QUE CONVIVE
CON SU HIJA Y YERNO QUE PERCIBE
INGRESOS POR TRABAJO POR CUENTA
AJENA.
Resumen: No integra la unidad económica de convivencia la hija que se encuentra
casada y cuyo marido percibe ingresos por su
trabajo por cuenta ajena, cuyos ingresos tampoco son computables a tales efectos, aunque
ambos convivan con la reclamante.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 144.4ª y
167.
SENTENCIA NÚM. 5
Sala 4ª
Fecha: 24 de septiembre de 2002
Recurso: 1012/01
Materia: RECURSO DE CASACION PARA
LA UNIFICACION DE DOCTRINA. IDENTIDAD SUSTANCIAL EN LOS FUNDAMENTOS JURIDICOS DETERMINANTES
DEL FALLO.
Resumen: Se plantea recurso de casación
para la unificación de doctrina por la Entidad
Gestora para que se deniege el subsidio por
maternidad a la demandante, afiliada al
RETA, por considerar que no se encuentra en
situación asimilada al alta, según exige el
art. 214.1 LGSS. La sentencia recurrida
había estimado la demanda porque en el
momento del hecho causante se encontraba
la beneficiaria de baja por incapacidad temporal. La sentencia invocada de contraste se
pronuncia sobre un supuesto de hecho similar pero rechaza la demanda porque en el
momento del hecho causante no se encontraba en situación asimilada al alta, no siendo
aplicable a esta prestación la situación asimilada al alta que se contempla para el caso de
ocasionarse el hecho causante dentro de los
90 días siguientes a la baja en el RETA. La
Sala 4ª del TS aprecia la falta de identidad en
los fundamentos jurídicos ya que el fallo que
se ha emitido tiene como causa legal distinto
precepto. Además sobre el pronunciamiento
de la sentencia de contraste, la Sala 4ª ha unificado doctrina en sentido contrario al que se
recoge en dicha sentencia.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 124.1 y
133.
SENTENCIA NÚM. 6
Sala 4ª
Fecha: 24 de septiembre de 2002
Recurso: 3431/01
Materia: ASISTENCIA SANITARIA EN
ACCIDENTE DE TRABAJO. TRATAMIENTO REHABILITADOR. ENTIDAD RESPONSABLE DEL PAGO TRAS LA DECLARACION DE INCAPACIDAD PERMANENTE DEL ACCIDENTADO
Resumen: La responsabilidad en el pago
del tratamiento rehabilitador corresponden a
la Mutua de Accidentes, aunque el trabajador
accidentado tenga reconocida una situación
de incapacidad permanente.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
183
JURISPRUDENCIA
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 153.3.
154.5; REAL DECRETO 63/1995, de 20 de
enero, sobre ordenación de prestaciones sanitarias del sistema nacional de salud: art. 2.
SENTENCIA NÚM. 7
Sala 4ª
Fecha: 25 de septiembre de 2002
Recurso: 3941/01
Materia: DESEMPLEO. TRABAJADORES
FIJOS DISCONTINUOS DEL REGIMEN
ESPECIAL AGRARIO Y PERIODO DE
INTERRUPCION DE LA ACTIVIDAD O
CAMPAÑA.
Resumen: Los trabajadores fijos discontinuos que prestan servicios agrícolas, por
cuenta ajena, no tienen derecho a percibir
prestación por desempleo en los periodos de
inactividad laboral por conclusión de la campaña y hasta el inicio de la siguiente, ya que
así se desprende de lo dispuesto en el art. 2.3
del RD 1469/1981, de 19 de junio.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 205.2;
REAL DECRETO 1469/1981, de 19 de junio,
sobre prestaciones por desempleo a trabajadores por cuenta ajena de carácter fijo incluidos en el Régimen Especial Agrario de la
Seguridad Social: art. 1.2.
SENTENCIA NÚM. 8
Sala 4ª
Fecha: 30 de septiembre de 2002
Recurso: 223/02
Materia: INCAPACIDAD TEMPORAL
DERIVADA DE ACCIDENTE DE TRABAJO. RESPONSABILIDAD EN EL ABONO
DEL SUBSIDIO. SUPUESTO EN EL QUE
EL EMPRESARIO CESA EN EL PAGO
DELEGADO DEL SUBSIDIO, NO ESTANDO EN DESCUBIERTO EN LAS COTIZACIONES. NO EXISTE RESPONSABILIDAD
SUBSIDIARIA DEL INSS EN CASO DE
INSOLVENCIA DEL EMPRESARIO.
184
Resumen: La sentencia recurrida condenó a la Mutua al anticipo del pago del subsidio de incapacidad temporal que dejó de abonar el empresario, responsable principal y
que se encontraba al corriente en el pago de
las cotizaciones, y declaró la responsabilidad
subsidiaria del INSS en caso de insolvencia
del citado empresario. El INSS plantea recurso de casación para la unificación de doctrina
impugnando la condena que se le ha impuesto. La Sala 4ª del TS estima el recurso porque
distingue entre las responsabilidades que se
derivan de las obligaciones en materia de
prestaciones y las que corresponde al régimen de colaboración en la gestión de la prestación de incapacidad temporal. Las primeras tienen su base en el art. 94.2 b) LSS que
no es aplicable al incumplimiento del pago
delegado del subsidio que se regula por la OM
de 25 de noviembre de 1966. Aclara la Sala
que la responsabilidad, por tanto, en el pago
del subsidio correspondía directamente a la
Mutua y no por vía de anticipo; por ello la responsabilidad subsidiaria del INSS, como
Fondo de Garantía de Accidentes de Trabajo,
que se contempla en el art. 94.4 LSS, no es la
que se cuestionó en la sentencia recurrida
que lo era para el caso de insolvencia del
empresario que, como se ha aclarado, no tiene
responsabilidad en esta cuestión.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 126.2;
LEY DE SEGURIDAD SOCIAL 1966: art.
94.2 b); ORDEN MINISTERIAL de 25 de
noviembre de 1966, Colaboración de las
Empresas en la gestión del Régimen General:
arts. 17.1 b) y 19.
SENTENCIA NÚM. 9
Sala 4ª
Fecha: 30 de septiembre de 2002
Recurso: 231/02
Materia: JUBILACION. TRABAJADOR
CON COTIZACIONES EN ESPAÑA Y ALEMANIA. BASE REGULADORA Y BASES
MEDIAS. PORCENTAJE DE LA PENSION
Y PRO RATA TEMPORIS A CARGO DE LA
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
SEGURIDAD SOCIAL ESPAÑOLA. COMPUTO DE COTIZACIONES DURANTE EL
SUBSIDIO POR DESEMPLEO PARA
MAYORES DE 52 AÑOS Y DE COTIZACIONES FICTICIAS.
Resumen: En materia de bases de cotización para el cálculo de la base reguladora y la
aplicación de las bases medias, reitera doctrina recogida en sentencias de 7 de junio de
1999 y 15 de noviembre de 2001, entre otras.
En relación con el cómputo de las cotizaciones por subsidio por desempleo para mayores de 52 años para el cálculo de la pensión,
reitera doctrina de la sentencia de 21 de
febrero de 1997 y 16 de febrero de 1998.
Respecto al cómputo de las cotizaciones
ficticias para el cálculo de la prorrata de pensión con cargo a la Seguridad social española,
reitera doctrina de las sentencias de 5 de julio
de 2001 y posteriores.
Disposiciones Legales: CONVENIO
entre el Estado español y la República Federal de Alemania sobre Seguridad Social, de 4
de diciembre de 1973: art. 25.1.b); REGLAMENTO (CEE) 1408/1971 del Consejo, de 14
de junio de 1971, relativo a la aplicación de
los regímenes de Seguridad Social a los trabajadores por cuenta ajena y a sus familias
que se desplazan dentro de la Comunidad, en
la versión del Reglamento 1248/1992: art.
46.2 y Anexo VI.D).4); ORDEN de 18 de enero de 1967 por la que se establecen normas
para la aplicación y desarrollo de la prestación de Vejez en el Régimen General de la
Seguridad Social: Disposición Transitoria 2ª.
SENTENCIA NÚM. 10
Sala 4ª. Sala General
Fecha: 1 de octubre de 2002
Recurso: 3666/01
Materia: INCAPACIDAD PERMANENTE.
BASE REGULADORA Y DOCTRINA DEL
PARENTESIS EN SITUACIONES EN QUE
NO EXISTE OBLIGACION DE COTIZAR.
RECTIFICACION DE DOCTRINA.
Resumen: La base reguladora de la incapacidad permanente, en situaciones en la que
va precedida de incapacidad temporal sin
obligación de cotizar debe obtenerse, en atención al art. 140.4 LGSS, con las bases mínimas, sin aplicación de la doctrina del paréntesis, la cual sólo está prevista para los casos
de invalidez provisional y prórrogas del art.
131 bis.2 LGSS.
Rectifica doctrina de 7 de febrero de 2000.
Reitera doctrina de la sentencia de 18 de
septiembre de 1991.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 138 y
140.
SENTENCIA NÚM. 11
Sala 4ª
Fecha: 7 de octubre de 2002
Recurso: 2993/01
Materia: MUERTE Y SUPERVIVENCIA.
PENSION DE ORFANDAD. CAUSAS DE
EXTINCION: NO LO ES LA ADOPCION
DEL HUERFANO POR LA ESPOSA DE SU
PADRE.
Resumen: El INSS plantea demanda
para que se deje sin efecto la resolución por la
que reconocía la pensión de orfandad a favor
de un menor que había sido posteriormente
adoptado por la segunda esposa de su padre.
La sentencia recurrida desestimó la demanda siendo confirmada dicha sentencia por la
Sala 4ª del TS, al considerar que entre las
causas de extinción de la pensión de orfandad
no se contempla la adopción sino el cambio de
status civil del huérfano que no puede equipararse por analogía a la adopción. Tampoco
el cambio de situación familiar que permite
cubrir el estado de necesidad, como el de contraer nuevas nupcias, puede extenderse a la
adopción.
Disposiciones Legales: ORDEN MINISTERIAL de 13 de febrero de 1967, sobre prestaciones de muerte y supervivencia en el
Régimen General: art. 21; REAL DECRETO
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
185
JURISPRUDENCIA
1647/1997, de 31 de octubre, por el que se desarrolla determinados aspectos de la Ley
24/1997, de consolidación y racionalización
del Sistema de la Seguridad Social: Disposición Adicional Unica; CODIGO CIVIL: art.
178.2.1
SENTENCIA NÚM. 12
Sala 4ª
Fecha: 15 de octubre de 2002
Recurso: 832/02
Materia: ACCIDENTE NO LABORAL EN
SITUACION DE ALTA O ASIMILADA AL
ALTA. INCAPACIDAD PERMANENTE
ABSOLUTA. BASE REGULADORA: NO SE
APLICA EL ART. 140 LGSS.
Resumen: La base reguladora de la pensión de incapacidad permanente absoluta,
derivada de accidente no laboral correspondiente a un trabajador en alta o situación asimilada al alta no debe calcularse con la integración de lagunas del art. 140.4 LGSS, en el
período de los dos años elegidos entre los siete precedentes al hecho causante, ya que este
precepto es sólo aplicable a las situaciones de
no alta o no asimilada al alta. En el caso que
se resuelve, el art. 5.4 del RD 1799/85 contempla este supuesto y prevé que el calculo de
la base reguladora se obtendrá conforme a las
normas en vigor con anterioridad a la Ley
26/85. Esta norma es el art. 7 del Decreto
1646/72 y art. 15.2 a) y 17 de la O de 15 de
abril de 1969. Reitera doctrina recogida en
sentencia de 10 de abril de 2001.
SENTENCIA NÚM. 13
Sala 4ª
Fecha: 17 de octubre de 2002
Recurso: 412/02
Materia: DESEMPLEO. PRESTACION DE
PAGO PERIODICO TRAS DEJARSE SIN
EFECTO UNA EN LA MODALIDAD DE
PAGO UNICO: NO PROCEDE COMPENSACION CON CANTIDADES NO REINTEGRADAS.
Resumen: La cuestión suscitada en unificación de doctrina consiste en determinar si
procede compensar las cantidades percibidas
como prestación por desempleo en la modalidad de pago único, que ha sido posteriormente dejada sin efecto y cuya cuantía debe reintegrar el beneficiario, con las cantidades que
le corresponde ahora percibir como prestación
en pago periódico. La sentencia recurrida considera que no procede tal compensación porque se está ante una nueva situación que
deberá ser valorada a los efectos de generar
una nueva prestación mientras que la de contraste considera que el derecho se generó en
su día y puede compensarse la cantidad percibida y no devuelta. La Sala 4ª del TS confirma
la sentencia recurrida porque tras la consideración de pago indebido de la modalidad de
pago único y devolución de lo percibido debe
valorarse la situación del trabajador para el
pago de la prestación por desempleo, por lo
que no procede compensación de prestaciones.
Disposiciones Legales: REAL DECRETO 625/1985, de 2 de abril, por el que se desarrolla la Ley 31/1984, de protección por desempleo: art. 6; REAL DECRETO 1044/1985, de
19 de junio, por el que se regula el abono de la
prestación en su modalidad de pago único por
el valor actual del importe: art. 5.1.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts.
138.3, 140.1 y 140.3; DECRETO 1646/1972,
de 23 de junio de 1972 por el que se aplica la
Ley 24/1972, en materia de prestaciones del
Régimen General de la Seguridad Social:
art. 7.
186
SENTENCIA NÚM. 14
Sala 4ª
Fecha: 21 de octubre de 2002
Recurso: 3764/01
Materia: INCAPACIDAD PERMANENTE
SIN PREVIA INCAPACIDAD TEMPORAL.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
FECHA DE EFECTOS ECONOMICOS.
SUPUESTO EXCEPCIONAL: LESIONES
QUE SON IRREVERSIBLES EN EL
MOMENTO DE LA SOLICITUD.
RECURSO DE CASACION PARA LA UNIFICACION DE DOCTRINA. HECHOS PROBADOS INADVERTIDOS POR LA SALA DE
SUPLICACION: PUEDEN SER CORREGIDOS DE OFICIO EN EL RECURSO DE
UNIFICACION DE DOCTRINA.
Resumen: La sentencia recurrida ha fijado como fecha de efectos económicos de la
pensión de incapacidad permanente la del
dictamen del EVI en un supuesto en que no
existe previa incapacidad temporal y hay un
retraso injustificado de la Entidad Gestora en
la emisión del dictamen, pero no queda probado que las lesiones han quedado fijadas
como definitivas e irreversibles en el momento de la solicitud de la invalidez, para poder
aplicar la regla excepcional de efectos económicos al momento de la solicitud. La Sala 4ª
del TS, tras referirse a la doctrina de la Sala
en casos similares, estima el recurso porque
en los hechos probados, que se remiten a la
prueba documental y no fueron atacados en
suplicación, queda constancia de que el cuadro clínico que presentaba en el momento del
dictamen era el mismo que el existente en el
momento de la solicitud. Por ello, la inadvertencia por la Sala de suplicación de esta circunstancia permite ahora en unificación de
doctrina ser corregida de oficio y aplicar la
doctrina correcta.
Disposiciones Legales: REAL DECRETO 1300/1995, de 21 de julio sobre incapacidades laborales del Sistema de la Seguridad
Social: art. 6; ORDEN MINISTERIAL de 18
de enero de 1996, para la aplicación y desarrollo del RD 1300/1995, de 21 de julio, sobre
incapacidades laborales del Sistema de la
Seguridad Social: 13.2.
SENTENCIA NÚM. 15
Sala 4ª
Fecha: 21 de octubre de 2002
Recurso: 438/02
Materia: PROCESO LABORAL. LITIS
CONSORCIO ACTIVO NECESARIO,
DEMANDANTE QUE ACTUA EN NOMBRE DE LA COMUNIDAD HEREDITARIA.
Resumen: Se analiza en unificación de
doctrina si concurre la excepción de falta de
litis consorcio activo necesario en el proceso
iniciado por el padre del causante de la prestación sin que figure como parte demandante
la madre como heredera de su hijo. La Sala 4ª
del TS, tras apreciar la legitimación actividad del padre, en su condición de heredero del
causante, señala que el Código Civil le permite actuar en beneficio de la comunidad hereditaria, sin que pueda imputarse al demandante una maniobra de apropiación de la
herencia de su cónyuge porque en el proceso
consta su expresa manifestación de que actúa
en nombre de la comunidad hereditaria.
Reitera doctrina recogida en la sentencia de 6
de julio de 1992.
Disposiciones Legales: CODIGO
CIVIL: arts. 756, 848 y 1385.
SENTENCIA NÚM. 16
Sala 4ª
Fecha: 22 de octubre de 2002
Recurso: 656/02
Materia: INCAPACIDAD TEMPORAL.
AGOTAMIENTO DEL PLAZO MAXIMO Y
NUEVA BAJA POR IGUAL ENFERMEDAD. TRABAJO DURANTE SEIS MESES Y
PERIODO DE COTIZACION DE 180 DIAS
Resumen: La cuestión planteada en unificación de doctrina se refiere a si puede causar
derecho al subsidio de incapacidad temporal
el trabajador que, tras haber agotado un período máximo de subsidio con la prórroga y
denegado la incapacidad permanente, causa
baja por la misma enfermedad sin haber
cumplido en ese lapso de tiempo seis meses
de trabajo, pero reúne los 180 días de cotización en los últimos cinco años. La Sala rechaza que sea aplicable el art. 9.1 OM de
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
187
JURISPRUDENCIA
13/10/67 sino en el art. 130 LGSS en el que se
contemplan los requisitos para acceder al
subsidio sin que recoja supuestos especiales.
La sentencia de la Sala de 17/12/01 mantiene
un pronunciamiento contrario pero con relación a un supuesto en el que el trabajador no
se encontraba en situación de alta. Reitera
doctrina recogida en la sentencia de 20 de
febrero de 2002.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 128, 130
y 131 bis.
SENTENCIA NÚM. 17
Sala 4ª
Fecha: 22 de octubre de 2002
Recurso: 687/02
Materia: PENSION DE VIUDEDAD.
CUANTIA DEL COMPLEMENTO DE
MINIMOS. SUPUESTO DE BENEFICIARIA SEPARADA JUDICIALMENTE DEL
CAUSANTE PERO SIN CONCURRIR CON
OTRA BENEFICIARIA.
Resumen: El complemento de mínimos
que corresponde a la pensión de viudedad de
una beneficiaria que ha obtenido pensión en
atención al tiempo de convivencia con el causante, debe calcularse en igual forma, esto es
aplicando el mismo porcentaje que le corresponde a la pensión, aunque no concurra otra
beneficiaria, ya que estos mínimos afectan a
la prestación y no a cada uno de sus beneficiarios. Reitera doctrina recogida en sentencia de 20 de mayo de 2002.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 174.2.
SENTENCIA NÚM. 18
Sala 4ª
Fecha: 25 de octubre de 2002
Recurso: 1/02
Materia: INCAPACIDAD PERMANENTE.
BASE REGULADORA. SITUACION DE
DESEMPLEO CON INSCRIPCION COMO
188
DEMANDANTE DE EMPLEO. INAPLICACION DE LA TEORIA DEL PARENTESIS.
Resumen: Se pretende por la demandante la aplicación de la teoría del paréntesis a
un supuesto en el que la incapacidad permanente total que reclama va precedida de una
situación de desempleo sin obligación de cotizar. La Sala 4ª resuelve el recurso de casación
para la unificación de doctrina en el sentido
de estimar aplicable la reciente doctrina recogida en la sentencia de 1 de octubre que rectifica una anterior. Según esta nueva doctrina,
la base reguladora de la incapacidad permanente, en situaciones en la que va precedida
de incapacidad temporal sin obligación de
cotizar debe obtenerse, en atención al art.
140.4 LGSS, con las bases mínimas, sin aplicación de la doctrina del paréntesis, la cual
sólo está prevista para los casos de invalidez
provisional y prórrogas del art. 131 bis.2
LGSS.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 140.4;
REAL DECRETO 84/1996, de 26 de enero,
por el que se aprueba el Reglamento General
sobre inscripción de Empresas y afiliación,
altas, bajas y variaciones de datos de trabajadores en la Seguridad Social: art. 36.
SENTENCIA NÚM. 19
Sala 4ª
Fecha: 28 de octubre de 2002
Recurso: 82/02
Materia: INCAPACIDAD PERMANENTE.
REVISION POR AGRAVACION DE INCAPACIDAD PERMANENTE PARCIAL,
DERIVADA DE ACCIDENTE DE TRABAJO
Y NUEVA SITUACION DE INCAPACIDAD
PERMANENTE TOTAL DERIVADA DE
ENFERMEDAD COMUN. APRECIACION
CONJUNTA DE LAS SECUELAS. RESPONSABILIDADES.
Resumen: La sentencia recurrida ha estimado la revisión del la incapacidad permanente que tenía reconocida el demandante, al
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
existir una agravación de las lesiones que
presentaba, derivadas de accidente de trabajo, como consecuencia de dolencias derivadas
de enfermedad común. La entidad gestora
recurre dicho pronunciamiento porque
entiende que no procede la revisión instada
y, en otro caso, las responsabilidades deberían
ser compartidas con la Mutua demandada.
La Sala 4ª del TS reiterando la doctrina
sobre la posibilidad de apreciar conjuntamente las lesiones o secuelas que, de distintas contingencias, pueda presentar el trabajador, admite que pueda en estos casos revisarse por agravación el grado de incapacidad
permanente. En cuanto a las responsabilidades en el abono de la nueva prestación, se
declara la responsabilidad del INSS ya que
la Mutua agotó su responsabilidad con el
pago de la indemnización a tanto alzado, sin
que con ello se quiera establecer una doctrina general ya que deberá estar a las circunstancias que en cada supuesto concurran y
puedan justificar una distribución de responsabilidades.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 126 y 143.
SENTENCIA NÚM. 20
Sala 4ª
Fecha: 28 de octubre de 2’002
Recurso: 767/02
Materia: INCAPACIDAD TEMPORAL.
ENTIDAD RESPONSABLE DEL ABONO
DEL SUBSIDIO. SUPUESTO DE OPCION
DE LA EMPRESA POR LA GESTIÓN DE LA
INCAPACIDAD TEMPORAL POR LA
MUTUA DE ACCIDENTES.
Resumen: Se plantea en unificación de
doctrina que la Entidad Gestora debe responder del abono del subsidio de incapacidad
temporal que se inicia cuando la empresa tiene asegurada su gestión con el INSS y después opta porque sea una Mutua la que gestione dicha prestación. La Sala 4ª del TS estima correcta la decisión adoptada por la sentencia recurrida al imponer la obligación de
pago del subsidio a la Mutua, ya que así se
desprende del RD 1993/95 al señalar que
cuando el empresario opta porque la cobertura de la incapacidad temporal se lleve a cabo
por una Mutua, ésta debe asumir la cobertura de todos los trabajadores de la empresa,
debiendo entenderse incluídos los que se
encuentren en situación de incapacidad temporal en el momento de asumir dicha gestión,
máxime atendiendo a lo dispuesto en el art.
73.3, en la redacción dada por el D 575/97.
Reitera doctrina recogida en sentencia de 27
de febrero y 31 de mayo de 2001.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 70.2 y
87; REAL DECRETO 1993/1995, de 7 de
diciembre de 1995 por el que se aprueba el
Reglamento de Colaboración Mutuas Accidentes Trabajo y Enfermedades Profesionales: arts. 61, 69.1, 70.2, 71.1, 73.3, 74 y 80;
REAL DECRETO 575/1997, de 18 de abril de
1997 sobre Gestión y Control de Prestación
de la Seguridad Social por Incapacidad Temporal: art. 4.1.
SENTENCIA NÚM. 21
Sala 4ª
Fecha: 28 de octubre de 2002
Recurso: 957/02
Materia: DESEMPLEO. SUBSIDIO POR
DESEMPLEO PARA MAYORES DE 52
AÑOS. CARECER DE RENTAS DE CUALQUIER NATURALEZA Y MIEMBROS DE
LA UNIDAD FAMILIAR.
Resumen: No procede reconocer el subsidio por desempleo cuando el solicitante percibe ingresos que superan el 75% del s.m.i.,
aunque la unidad familiar esté integrada
por otros dos miembros, hijos del solicitante,
que carecen de ingresos. Reitera doctrina
recogida en la sentencia de 27 de julio de
2000.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 215.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
189
JURISPRUDENCIA
SENTENCIA NÚM. 22
Sala 4ª
Fecha: 31 de octubre de 2002
Recurso: 3385/01
Materia: JURISDICCION SOCIAL. COMPETENCIA PARA CONOCER DE LA
DETERMINACION DEL GRADO DE
MINUSVALIA. RD 1971/99.
Resumen: Se plantea en unificación de
doctrina si la jurisdicción social debe conocer
de una pretensión en la que se reclame un
determinado porcentaje de minusvalía. La
Sala 4ª del TS reitera la doctrina que atribuye al orden social la competencia para conocer de la pretensión sobre el porcentaje de la
minusvalía. Reitera doctrina recogida en sentencia de 17 y 24 de diciembre de 2001 y 13 de
mayo de 2002.
Disposiciones Legales: LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: art. 2 b); REAL
DECRETO 357/1991, de 15 de marzo, por el
que se desarrolla en materia de pensiones no
contributivas la Ley 26/1990, de 20 de
diciembre, por la que se establecen en la
Seguridad Social prestaciones no contributivas: art. 24; REAL DECRETO 1971/1999, de
23 de diciembre, de procedimiento para el
reconocimiento, declaración y calificación del
grado de minusvalía: art. 12.
SENTENCIA NÚM. 23
Sala 4ª
Fecha: 31 de octubre de 2002
Recurso: 3902/00
Materia: MEJORAS VOLUNTARIAS DE
LAS PRESTACIONES DE SEGURIDAD
SOCIAL. INDEMNIZACION ESTABLECIDA EN EL MOMENTO DE ACAECER EL
ACCIDENTE. RESPONSABILIDAD EN EL
PAGO DE LA MEJORA. EMPRESA QUE
NO TENIA CUBIERTA LA MEJORA EN EL
MOMENTO DEL ACCIDENTE.
Resumen: Se plantea en unificación de
doctrina la determinación de la entidad responsable de la mejora voluntaria que reclama
190
el demandante y la cuantía de la indemnización que corresponde abonar. El demandante
sufrió un accidente de trabajo en enero de
1993, por el que fue declarado en incapacidad
permanente total, el 6 de agosto de 1998. La
Sala, atendiendo a la doctrina que se recoge
en la sentencia de 1 de febrero de 2000, establece que el asegurador que debe responder
de la mejora es el que tenga suscrita la póliza
en el momento en que se produce el riesgo
objeto de cobertura –accidente- y no el que lo
sea cuando se dicta la resolución administrativa reconociendo la prestación correspondiente a la contingencia de accidente. Como
quiera que en ese momento la empresa no
tenía suscrita una póliza, es ella la que debe
responder en este caso de la mejora reclamada. Además, respecto de la cuantía que se
debe abonar señala que es la que se contemplaba en el convenio colectivo vigente en el
momento de ocurrir el accidente. Reitera doctrina recogida en la sentencia de 18 de abril,
24 de mayo, 20 de julio de 2000 y 10 de junio
de 2002, entre otras.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 126.1;
LEY 50/1980, de 8 de octubre, de contrato de
seguro: arts. 1, 4 y 100.
SENTENCIA NÚM. 24
Sala 4ª
Fecha: 4 de noviembre de 2002
Recurso: 320/02
Materia: REGIMEN ESPECIAL DE TRABAJADORES DEL MAR. INCREMENTO
DEL 20% DE LA PENSION DE INCAPACIDAD PERMANENTE TOTAL PREVISTA
PARA EL REGIMEN ESPECIAL DE LA
MINERÍA: NO PROCEDE.
Resumen: La pensión de incapacidad permanente total que percibe un trabajador del
Régimen Especial de Trabajadores del Mar
no puede ser incrementada con el 20% que se
establece para los trabajadores de la minería
al no ser de aplicación analógica esta normativa, con la que no mantiene identidad de
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
razón. La Sala recuerda que la sentencia de
28 de octubre de 1994 contempla un supuesto
en el que extiende la bonificación por edad
pero dentro de sector de la minería, distinto
del carbón. Reitera doctrina recogida en sentencia de 12 de marzo de 2002.
Disposiciones Legales: DECRETO
298/1973, de 8 de febrero, normas que se
refieren al Régimen Especial de la Seguridad
Social para la Minería del Carbón: arts. 8.2 y
9; DECRETO 2864/1974, de 30 de agosto por
el que se aprueba el Texto Refundido del
Régimen Especial de Trabajadores del Mar:
Exposición de motivos, apartado 2ª) y apartado 7.
cuando se produce la segunda sentencia,
aquella se encontraba en situación de incapacidad temporal, con los efectos que se establecen en el art. 222.1 LGSS. Por ello, el INEM
no puede reclamar el reintegro de lo indebidamente percibido durante la situación de IT,
sin perjuicio de que dicha reclamación la realice frente al responsable del abono de dichas
cantidades.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 222.1 y 2;
LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: art.
111.1.
SENTENCIA NÚM. 25
Sala 4ª
Fecha: 5 de noviembre de 2002
Recurso: 3663/01
Materia: DESEMPLEO. PERCEPCION DE
PRESTACION POR DESEMPLEO DURANTE SITUACION DE INCAPACIDAD TEMPORAL.
SENTENCIA NÚM. 26
Sala 4ª
Fecha: 6 de noviembre de 2002
Recurso: 56/02
Materia: JURISDICCION SOCIAL, COMPETENCIA PARA CONOCER DE LA
CUANTIFICACION DEL CAPITAL COSTE
DE PENSION QUE SE DEBE INGRESAR
EN VIRTUD DE SENTENCIA QUE RECONOCE EL DERECHO A LA PRESTACION.
Resumen: La cuestión suscitada en unificación de doctrina se centra en determinar si
las prestaciones por desempleo que percibió
la demandante, a tenor de lo dispuesto en el
art. 111 LPL, eran procedentes cuando resulta que durante el período que se reclama por
el INEM estuvo percibiendo la trabajadora el
subsidio de incapacidad temporal. La Sala 4ª
del TS parte de las incidencias que se produjeron desde que se dictó sentencia declarando
la improcedencia del despido, posteriormente
anulada, y durante cuya tramitación y hasta
que se dictó la segunda sentencia que nuevamente procedía a la declaración de despido
improcedente, la demandante estuvo percibiendo prestaciones por desempleo y, en el
momento en que pasó a IT, también percibió
el subsidio de incapacidad abonado por el
INSS. Ante esta situación, se estima que la
nulidad de la sentencia primera hace decaer
la situación de desempleo que con amparo en
la misma tuvo la demandante y, por tanto,
Resumen: Se plantea en unificación de
doctrina si el orden social es competente para
conocer de la cuantificación del capital coste
de pensión que debe ingresar la Mutua como
consecuencia de la sentencia que reconoce el
derecho a la prestación. La Sala 4ª del TS casa
la sentencia recurrida que había declarado la
incompetencia para conocer de la cuestión
planteada, poniendo de manifiesto la Sala que
es indiferente, en este caso que esta reclamación se plantee al margen del proceso de ejecución de la sentencia que reconoce el derecho, ya que esta cuestión no ha sido suscitada.
La competencia del orden social deriva de la
existencia de una sentencia dictada en este
orden jurisdiccional, en virtud de la cual debe
procederse a la constitución del capital coste
de renta. La competencia del orden contencioso-administrativo sería procedente si la controversia sobre el capital coste deriva de la
resolución de la entidad gestora que reconoce
el derecho a la prestación.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
191
JURISPRUDENCIA
Disposiciones Legales: LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: art. 2 b).
SENTENCIA NÚM. 27
Sala 4ª
Fecha: 7 de noviembre de 2002
Recurso: 972/02
Materia: INVALIDEZ NO CONTRIBUTIVA. BENEFICIARIO CON RENTAS O
INGRESOS SUFICIENTES.
Resumen: El requisito de carencia de
ingresos o rentas suficientes, en cómputo
anual, inferior a la cuantía de las pensiones
no contributivas, también en cómputo anual,
es un requisito que debe concurrir en el solicitante de la prestación no contributiva, sin
que pueda acudirse al criterio de los ingresos
de la unidad de convivencia ya que éstos son
considerados cuando el beneficiario carece de
aquellos ingresos o rentas, antes mencionados. Reitera doctrina recogida en sentencia
de 8 de junio de 1995 y posteriores.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 144.1 d):
REAL DECRETO 357/1991, de 15 de marzo,
que desarrolla, en materia de pensiones no
contributivas, la Ley 26/1990, por la que se
establecen prestaciones no contributivas:
arts. 8 c) y 11.
SENTENCIA NÚM. 28
Sala 4ª
Fecha: 12 de noviembre de 2002
Recurso: 888/02
Materia: REINTEGRO DE PRESTACIONES INDEBIDAMENTE PERCIBIDAS
ALCANCE TEMPORAL. TRES MESES
ANTERIORES A 1 DE ENERO DE 1998 Y
PLAZO DE LA LEY 66/97 PARA EL PERIODO POSTERIOR.
Resumen: Se plantea en unificación de
doctrina el plazo de reintegro de las prestaciones de orfandad indebidamente percibidas
por el demandado desde que cumplió los 18
192
años de edad hasta enero de 2000. La sentencia recurrida estima la demanda planteada
por el INSS, en la que reclama todo el período
anteriormente indicado. La Sala 4ª del TS
estima el recurso planteado por la demandada ya que considera que al período anterior a
1 de enero de 1998 debe aplicarse la normativa que regía con anterioridad a la reforma
introducida en esta materia por la Ley 66/97.
En este caso, en el período anterior a la citada fecha ha quedado acreditada una actuación de buena fe por la perceptora de la prestación y demora de la Entidad Gestora en la
regularización de la devolución de lo percibido indebidamente. Por ello debe reintegrar lo
correspondiente a los tres últimos meses de
1997 y todo el período posterior a esa fecha
que también reclama la Entidad Gestora. Ver
sentencias de 28 de enero y 24 de julio de
2002.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 45; LEY
66/1997, de 30 de diciembre, sobre Medidas
fiscales, administrativas y del orden social:
art. 37; REAL DECRETO 2032/1998, de 25 de
septiembre que modifica el Reglamento
General de Recaudación de los recursos del
sistema, aprobado por Real Decreto
1637/1995: art. 48.
SENTENCIA NÚM. 29
Sala 4ª
Fecha: 14 de noviembre de 2002
Recurso: 3841/01
Materia: PRESTACION POR MATERNIDAD. SITUACION DE ASIMILACION AL
ALTA. TRABAJADORA EN EXCEDENCIA
POR CUIDADO DE HIJO.
Resumen: La trabajadora que se encuentra en situación de excedencia por cuidado de
un hijo y dentro del primer año da a luz otro
hijo, se encuentra en situación asimilada al
alta a los efectos de poder causar el derecho a
la prestación por maternidad que corresponde a este segundo nacimiento ya que la
maternidad sobrevenida es una situación
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
protegida y, además, el primer año de excedencia por cuidado de hijo tiene la condición
de período cotizado, siendo este período considerado como período en situación de alta,
según dispone el art. 17 RD 356/91.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 133 bis;
133 ter y 180.
SENTENCIA NÚM. 30
Sala 4ª
Fecha: 18 de noviembre de 2002
Recurso: 1079/02
Materia: PRESTACION A FAVOR DE
FAMILIARES. DEPENDENCIA DEL CAUSANTE. INCOMPATIBILIDAD CON PRESTACION DE INVALIDEZ Y DERECHO DE
OPCION.
Resumen: El INSS ha denegado al
demandante la prestación a favor de familiares porque no concurre el requisito de dependencia del causante y ser perceptor desde
mayo de 1997 de una pensión de invalidez en
cuantía del 55% de la base reguladora de
64.498 ptas., si bien hasta la sentencia del
TSJ de marzo de 1998 la venía percibiendo en
cuantía de 40.000 pesetas mensuales. El causante era pensionista de jubilación, en cuantía de 54.825 pesetas, y falleció en noviembre
de 1997. La sentencia recurrida ha desestimado la demanda y en unificación de doctrina
se confirma la sentencia dictada en la instancia porque existe dependencia del beneficiario respecto del causante ya que sus ingresos
eran inferiores al s.m.i. Además, el que el
beneficiario sea perceptor de una pensión de
invalidez no impide el reconocimiento de la
prestación a favor de familiares ya que, en
este caso, puede optar por aquella que le sea
más beneficiosa, ante la incompatibilidad
que puede existir entre ambas percepciones.
Reitera doctrina de las sentencias de 20 de
marzo de 2000 y 17 de diciembre de 1997.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 176.2 d);
ORDEN MINISTERIAL de 13 de febrero de
1967, sobre prestaciones por muerte y supervivencia en el Régimen General: art. 22.1 c).
SENTENCIA NÚM. 31
Sala 4ª
Fecha: 19 de noviembre de 2002
Recurso: 428/02
Materia: JURISDICCION SOCIAL. COMPETENCIA PARA CONOCER DE LA
CADUCIDAD DEL EXPEDIENTE ADMINISTRATIVO.
Resumen: El orden social de la jurisdicción es competente para conocer de todas las
pretensiones que afecten a materia de Seguridad Social, a excepción de las referidas a la
gestión recaudatoria de la TGSS y decisiones
similares de otros organismos gestores. Por
tanto, todos los actos de encuadramiento y los
de la acción protectora son controlables en
esta vía judicial, tanto en el aspecto material
como formal. La invocación de la caducidad
del procedimiento administrativo es materia
de la que puede conocer la jurisdicción social,
ya que no estamos ante los denominados
actos separables –criterio aplicable a otros
ámbitos de la actuación administrativa- ni
tampoco ante ninguna de las materias a que
se refiere el art. 3 LPL. Por tanto, procede
declarar la nulidad de todo lo actuado para
que por el Juez de instancia se dicte sentencia
entrando a conocer las cuestiones formales
denunciadas.
Disposiciones Legales: LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: arts. 2 y 3; REAL
DECRETO 148/1996, 5 de febrero, Procedimiento especial para el reintegro de las prestaciones de la Seguridad Social indebidamente percibidas.
SENTENCIA NÚM. 32
Sala 4ª
Fecha: 19 de noviembre de 2002
Recurso: 895/02
Materia: AGENTE DE SEGUROS. ALTA
EN EL REGIMEN ESPECIAL DE TRABA-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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193
JURISPRUDENCIA
JADORES AUTONOMOS. CRITERIO DE
HABITUALIDAD.
PERMANENTE ABSOLUTA: NECESIDAD
O NO DE AGRAVACION.
Resumen: La sentencia recurrida en unificación de doctrina ha estimado que el
demandante, Agente de Seguros, no debe
estar en alta en el RETA al considerar que los
ingresos por cartera no deben ser computados para determinar si existe habitualidad
en su prestación de servicios. La Sala 4ª del
TS casa dicha sentencia ya que rechaza que
al colectivo de Agentes de Seguros se aplique
el concepto de habitualidad con base en el criterio de nivel de ingresos, más propio de los
Subagentes de seguros. Ambos colectivos tienen distinta posición a la hora de determinar
su inclusión o no en el RETA ya que el Agente de seguros suscribe un contrato de agencia
para desempeñar una actividad de manera
continuada y estable, lo que no sucede en los
subagentes de seguros. Por ello, debe entenderse que implícitamente cumple con el
requisito de habitualidad, no siendo necesario acudir a niveles de ingresos. Sólo en el
caso de que se acreditase que su actividad no
tiene continuidad y estabilidad podría acudirse al criterio de ingresos. Reitera doctrina
recogida en sentencia de 14 de febrero de
2002 y posteriores.
Resumen: Se presenta demanda en revisión de una incapacidad permanente absoluta por agravación y para que se declare la
existencia de gran invalidez. La sentencia
recurrida desestima la demanda por no existir agravación y, previamente, eliminó del
relato de hechos probados la referencia a que
«el demandante precisa la ayuda constante
de otra persona para llevar a cabo las actividades más elementales de la vida cotidiana»,
por ser predeterminante del fallo. En unificación de doctrina se impugna dicha sentencia
en estos dos aspectos. En relación con la eliminación del hecho probado en cuestión, se
aprecia la falta de identidad con la sentencia
de contraste porque en ésta las expresiones
recogidas en el relato de hechos probados, en
revisión admitida en suplicación, se refería al
«grave deterioro en la capacidad de juicio y
raciocinio, que afecta a su capacidad intelectual, laboral y social y que requiere permanentemente la asistencia de otra persona
para sus cuidados, desenvolvimiento social y
tratamiento médico», lo que evidencia una
mayor diferencia en relación con la definición
legal del grado de invalidez que se insta. Además, aprecia la Sala la falta de denuncia del
precepto legal que corresponde a la infracción
que se denuncia.
Disposiciones Legales: LEY 9/1992, de
30 de abril sobre Mediación en los Seguros
Privados: arts. 6.1, 6.2 y 7.3; DECRETO
2530/1970, de 20 de agosto, regulador del
Régimen Especial de Trabajadores Autónomos: arts. 2.1 y 3 a); DECRETO 806/1973, de
12 de abril, sobre incorporación de los Agentes de Seguros en el RETA.
SENTENCIA NÚM. 33
Sala 4ª
Fecha: 20 de noviembre de 2002
Recurso: 2473/01
Materia: GRAN INVALIDEZ. AYUDA DE
OTRA PERSONA PARA LOS ACTOS ESENCIALES DE LA VIDA: HECHO PROBADO
O VALORACION JURIDICA. GRAN INVALIDEZ POR REVISION DE INCAPACIDAD
194
En relación con la agravación para que se
pueda estimar la incapacidad de superior
grado que se reclama, la Sala 4ª reitera la
doctrina de la sentencia de 22 de julio de
1996, según la cual es necesario que exista
agravación cuando la incapacidad permanente que se insta no es la inicial sino una revisión de otra anterior.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 145.2
SENTENCIA NÚM. 34
Sala 4ª
Fecha: 24 de noviembre de 2002
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
Recurso: 3904/01
Materia: ACCIDENTE DE TRABAJO. RESPONSABILIDADES EN CONTRATAS.
CONCEPTO DE «PROPIA ACTIVIDAD».
COLOCACION DE POSTES PARA EL TENDIDO DE LINEA TELEFONICA.
Materia: LESIONES PERMANENTES NO
INVALIDANTES. INDEMNIZACION
SEGÚN BAREMO. HIPOACUSIA EN
AMBOS OIDOS PERO AFECTA A LA ZONA
CONVERSACIONAL EN UN SOLO OIDO.
BAREMO 9.
Resumen: Se reclama una indemnización
de daños y perjuicios derivados del accidente
de trabajo que sufrió el trabajador cuando se
encontraba prestando servicios en la obra
que había contratado su empresa con Telefónica de España, S.A. para la instalación y
mantenimiento de líneas y cables telefónicos
en una provincia. La cuestión suscitada en
unificación de doctrina se centra en determinar si la responsabilidad alcanza solidariamente a la empresa principal, tal y como
había declarado la sentencia recurrida. La
Sala 4ª del TS confirma dicha resolución porque la actividad contratada por la empresa
del trabajador accidentado se puede calificar
como actividad propia de la empresa principal ya que es el soporte permanente de la
actividad de telefonía por lo que forma parte
del ciclo productivo de Telefónica. A ello debe
unirse la existencia de falta de adopción de
medidas de seguridad por parte de la empresa principal, la cual tenía conocimiento del
desarrollo de las tareas que se llevaban a
cabo, bajo su control, en lo que se puede calificar como su centro de trabajo, aunque éste
sea un despoblado o en el campo.
Resumen: La cuestión suscitada en unificación de doctrina se centra en determinar si
cuando un trabajador se encuentra afectado
de hipoacusia en ambos oídos, pero sólo en
uno de ellos afecta al área conversacional,
procede reconocerle como lesiones permanentes no invalidantes una indemnización por
baremo 9 y 8 o solamente por el primer baremo. La sentencia recurrida estimó la pretensión del demandante que reclamaba las cantidades correspondientes a ambos baremos
pero la Sala 4ª del TS casa dicha sentencia
porque el baremo 9 se aplica cuando, siendo
normal un oído, el otro está afectado por hipoacusia en el área conversacional, mientras
que el baremo 8 se reconoce cuando la hipoacusia no se extienda al área conversacional.
Reitera doctrina recogida en la sentencia de
30 de abril de 2002.
Disposiciones Legales: REAL DECRETO LEGISLATIVO 1/1995, de 24 de marzo
que regula el ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES: art. 42.2; LEY 31/1995, de 8 de
noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales: arts. 42.2 y 24.3; REAL DECRETO
LEGISLATIVO 5/2000, DE 4 DE AGOSTO,
sobre infracciones y sanciones en el orden
social: art. 42.3
SENTENCIA NÚM. 35
Sala 4ª
Fecha: 25 de noviembre de 2002
Recurso: 4340/01
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 150;
ORDEN MINISTERIAL de 15 de abril de
1969 sobre prestaciones de invalidez: art. 46
SENTENCIA NÚM. 36
Sala 4ª
Fecha: 25 de noviembre de 2002
Recurso: 1463/02
Materia: TELEFONICA DE ESPAÑA, S.A.
CONTRATO DE PREJUBILACION Y
REDUCCION DEL PORCENTAJE DE LA
PENSION DE JUBILACION ANTICIPADA.
CESE VOLUNTARIO.
Resumen: Determinados trabajadores de
Telefónica de España, S.A. cesaron en la
empresa al suscribir un contrato de prejubilación, acogiéndose al sistema de prejubilaciones que se refiere en la cláusula 6.2 del
Convenio colectivo de 1996, establecido para
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
195
JURISPRUDENCIA
adaptar la plantilla a las necesidades reales
de la empresa. El trabajador que aceptaba
dicho plan percibía una compensación económica. Al demandante le fue reconocida por el
INSS una pensión de jubilación con la cual no
se encuentra conforme al considerar que le
corresponde un porcentaje superior, a tenor
de la Disposición Transitoria 3ª LGSS, que no
le reconoce el INSS por haber cesado voluntariamente en su relación laboral. La cuestión
suscitada en unificación de doctrina se centra
en determinar si, a los efectos del porcentaje
de reducción de la pensión de jubilación anticipada que se recoge en la disposición citada,
el cese fue por causa no imputable a la libre
voluntad del trabajador. La Sala 4ª del TS
considera que la extinción de las relaciones de
trabajo de quienes se acogieron al plan de prejubilación del Convenio colectivo para 1996 no
puede verse incluído en el art. 51 ETT ya que
fue una oferta incentivada de la empresa,
aceptada a nivel individual por los trabajadores que se acogieron al sistema. Por tanto, no
procede estimar la pretensión que formula el
demandante, al no serle de aplicación la Disposición en que amparaba su pretensión.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: Disposición
Transitoria 3ª.1.2º; REAL DECRETO
1647/1997, de 31 de octubre por el que se desarrolla determinados aspectos de la Ley
24/1997, de consolidación y racionalización
del sistema de la Seguridad Social: Disposición Transitoria 2ª.
si el fallecimiento del causante se produjo
como consecuencia de un accidente no laboral, lo que hace inexigible un período de
carencia para causar derecho a las prestaciones que se reclaman, o la contingencia es
derivada de enfermedad común, lo que impediría el reconocimiento de dichas prestaciones por falta del período de carencia. La Sala
4ª del TS estima la pretensión de la viuda
porque el fallecimiento tuvo lugar por la
ingestión de una droga que por su exceso o
defecto de calidad produjo una reacción
anormal en el organismo. Reitera doctrina
recogida en la sentencia de 22 de octubre de
1999, entre otras.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 115,
124.4, 174.1 y 175.
SENTENCIA NÚM. 38
Sala 4ª
Fecha: 27 de noviembre de 2002
Recurso: 817/02
Materia: RECURSO DE SUPLICACION.
ACCESO POR RAZON DE CUANTIA.
INAPLICACION DEL ART. 251.7 LEC.
SENTENCIA NÚM. 37
Sala 4ª
Fecha: 27 de noviembre de 2002
Recurso: 509/02
Materia: PRESTACIONES POR MUERTE
Y SUPERVIVENCIA. PENSION DE VIUDEDAD, ACCIDENTE NO LABORAL.
INGESTION DE SUSTANCIAS ESTUPEFACIENTES.
Resumen: Se plantea en unificación de
doctrina cuál es la regla que determina la
cuantía para acceder al recurso de suplicación en supuesto en los que se reclama una
diferencia en la base reguladora de la pensión
de Seguridad Social. La sentencia recurrida
ha tomado en consideración el art. 251.7ª
LEC vigente y declara la recurribilidad de la
sentencia de instancia porque la cuantía que
resulta de una anualidad multiplicada por
diez supera las 300.000 pesetas. La Sala 4ª
del TS casa dicha sentencia porque no son
aplicables las reglas de la LEC sino las de la
LPL, en la interpretación que se ha dado reiteradamente por la Sala, tomando como cómputo el anual.
Resumen: La cuestión suscitada en unificación de doctrina se centra en determinar
Disposiciones Legales: LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: art. 189.
196
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
SENTENCIA NÚM. 39
Sala 4ª
Fecha: 4 de diciembre de 2002
Recurso: 1111/02
Materia: INCAPACIDAD TEMPORAL.
PAGO POR LA EMPRESA DEL SUBSIDIO,
CUANDO EL TRABAJADOR NO GENERA
TAL DERECHO. REINTEGRO AL INSS DE
LO ABONADO AL TRABAJADOR.
Resumen: El INSS es acreedor del empresario y por las cantidades abonadas al trabajador, en concepto de subsidio de incapacidad
temporal, cuando éste no reunía el período de
carencia exigible y la empresa no observó la
diligencia necesaria para comprobar que al
trabajador le asistía el derecho al subsidio.
Además, el empresario había procedido al
reintegro de las cantidades abonadas al trabajador, mediante el descuento en las liquidaciones de ingreso de cuotas. Todo ello, sin
perjuicio de la acción que le asista al empresario frente al trabajador para reintegro de lo
que éste ha percibido indebidamente por
dicho concepto, y que no es debatido en este
recurso. Reitera doctrina recogida en sentencia de 25 de septiembre de 2001.
Disposiciones Legales: ORDEN MINISTERIAL de 25 de noviembre de 1966, por la
que se regula la colaboración de las empresas
en la gestión del Régimen General de la
Seguridad Social: arts. 17.1 c) y 20.
SENTENCIA NÚM. 40
Sala 4ª
Fecha: 9 de diciembre de 2002
Recurso: 913/02
Materia: PRESTACION POR MATERNIDAD. DURACION. HECHO CAUSANTE EN
SUPUESTO DE ADOPCION EN EL
EXTRANJERO.
Resumen: La cuestión suscitada en unificación de doctrina se centra en determinar si
la duración de la prestación por maternidad
que se reclama es la que se establece en la
Ley 39/99 o debe estarse a la regulación ante-
rior a la misma. Para ello, se cuestiona la
fecha del hecho causante de la prestación que
deriva de la adopción peticionada y resuelta
por el Tribunal de Justicia del Estado de la
India. La sentencia recurrida ha estimado
que corresponde una duración de ocho semanas, conforme a la regulación anterior a la
Ley 39/99 porque debe estarse a la fecha de la
resolución judicial extranjera. La Sala 4ª del
TS estima el recurso de la beneficiaria porque
sólo surte efectos la adopción en el extranjero
cuando ha sido reconocida en España. Por
ello, en el caso que se resuelve, una vez expedido el certificado de convivencia por el Instituto Madrileño del Menor y de la Familia y se
promueve por la Comisión de Tutela del
Menor la constitución de la adopción en España es cuando puede entenderse reconocida en
España la adopción, lo que sucede una vez
vigente la Ley 39/99.
Disposiciones Legales: Ley Orgánica
1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica
del Menor: Disposición Adicional 2ª y Disposición Final 2ª.
SENTENCIA NÚM. 41
Sala 4ª
Fecha: 9 de diciembre de 2002
Recurso: 1197/02
Materia: INCAPACIDAD PERMANENTE
TOTAL. PROFESION HABITUAL.
Resumen: La profesión habitual que debe
considerarse para calificar si existe incapacidad permanente total es la desempeñada de
forma prolongada, y no la residual que haya
podido llevar a la situación invalidante. En el
caso que se resuelve, el demandante estuvo
prestando servicios casi 20 años como mecánico de automóviles, desempeñando desde
junio de 1999 a noviembre de dicho año la
profesión de guarda, en virtud de un contrato
para trabajadores minusválidos; por ello,
procede tener en consideración la profesión
de mecánico para que la Sala de suplicación
pueda valorar en atención a la misma la
situación incapacitante del demandante. Rei-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
197
JURISPRUDENCIA
tera doctrina recogida en sentencia de 7 de
febrero de 2002.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 137.2;
ORDEN de 15 de abril de 1969, sobre prestaciones por invalidez : art. 11.2.
SENTENCIA NÚM. 42
Sala 4ª
Fecha: 9 de diciembre de 2002
Recurso: 1279/02
Materia: SEGURO OBLIGATORIO DE
VEJEZ E INVALIDEZ. PERIODO DE
CARENCIA. COTIZACION A LA CAJA
PROVINCIAL DE PENSIONES DE TRABAJADORES PORTUARIOS.
Resumen: Se plantea en unificación de
doctrina si las cotizaciones a la Caja Provincial de Previsión de Trabajadores Portuarios
pueden servir para cubrir el período de cotización exigible para tener derecho a la pensión con cargo al SOVI. La Sala 4ª del TS,
tomando la doctrina de la sentencia de contraste, de 7 de mayo de 1997, considera procedente el cómputo de dichas cotizaciones
porque en dicha sentencia se impuso un criterio amplio sobre intercambio de cotizaciones
entre los sistemas oficiales de protección
social que coexistían con el SOVI. En este
caso, la Caja Provincial era el órgano de
actuación del Régimen de Previsión de los
Trabajadores Portuarios, funcionalmente
vinculada a la Dirección General de Previsión; por ello, los servicios prestados a la
Organización de Trabajos Portuarios conllevaban la pertenencia a este sistema de previsión, cuyas cotizaciones deben tener el efecto
útil y de intercomunicabilidad con los demás
sistemas.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: Disposición
Transitoria 7ª; ORDEN MINISTERIAL de 2
de febrero de 1940, sobre subsidio de vejez:
arts. 2 y 7.
198
SENTENCIA NÚM. 43
Sala 4ª
Fecha: 10 de diciembre de 2002
Recurso: 1641/02
Materia: INCAPACIDAD PERMANENTE
NO CONTRIBUTIVA. REINTEGRO DE LO
INDEBIDAMENTE PERCIBIDO. RECLAMACION DE OFICO. SUPUESTOS EN LOS
QUE PROCEDE. INGRESOS PERCIBIDOS:
SON INGRESOS BRUTOS.
Resumen: Se impugna por el demandante
la resolución de la Consejería de Servicios
Sociales, por la que se deja sin efecto la prestación no contributiva que venía percibiendo
el demandante y se le reclama el reintegro de
lo indebidamente percibido por dicho concepto. En unificación de doctrina, el demandante
impugna la sentencia que había desestimado
su pretensión, porque considera que la Entidad demandada no puede revisar de oficio la
prestación ni reclamar de oficio el reintegro
de lo indebidamente percibido. Igualmente,
considera que reúne los requisitos para mantener la prestación porque deben deducirse
de los ingresos los gastos que los generan y
excluirse las cotizaciones obligatorias a la
Seguridad Social. La Sala 4ª del TS rechaza el
recurso porque respecto a la revisión de oficio
de la prestación es una cuestión no suscitada
con anterioridad. Respecto al reintegro de lo
percibido no es necesario que acuda la Entidad demandada a los tribunales para su
reclamación al poder hacerlo de oficio, cuando
el beneficiario no da cumplimiento a sus obligaciones de información en las declaraciones
anuales de ingresos. Por lo que se refiere a los
ingresos percibidos, debe entenderse que son
ingresos brutos, sin deducción alguna.
Reitera doctrina recogida en sentencia de
3 de octubre de 2001, en relación con el reintegro de lo indebidamente percibido; sentencia de 6 de marzo de 1998, respecto del concepto de ingresos percibidos.
Disposiciones Legales: LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: art. 145.2; LEY
GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL:
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
art. 45; REAL DECRETO 357/1991, de 15 de
marzo, por el que se desarrolla en materia de
pensiones no contributivas la Ley 26/1990, de
20 de diciembre, por la que se establecen en la
Seguridad Social prestaciones no contributivas: arts. 16.1 y 25.3.
SENTENCIA NÚM. 44
Sala 4ª
Fecha: 10 de diciembre de 2002
Recurso: 1939/02
Materia: REGIMEN ESPECIAL DE TRABAJADORES AUTONOMOS. PRESTACION POR MATERNIDAD Y SITUACION
DE ALTA O ASIMILADA AL ALTA.
Resumen: La trabajadora estuvo en alta
en el Régimen Especial de Trabajadores
Autónomos desde 1997 al 28 de febrero de
2001, en que solicitó la baja. Previamente, el
10 de febrero de 2001 causó baja por incapacidad temporal en la que permaneció hasta el
26 de abril de 2001, percibiendo el subsidio
correspondiente. El 27 de abril de 2001 inicia
descanso de maternidad solicitando el correspondiente subsidio el 7 de mayo de 2001 que
le fue denegado por no estar en alta o situación asimilada. La sentencia recurrida desestimó la pretensión siendo casada por la Sala
4ª del TS que estima que la situación asimilada al alta, a los efectos de obtener el subsidio
por maternidad, se aprecia cuando concurren
las circunstancias del art. 29 del Decreto
2530/1970, de 20 de agosto, por el que se regula el Régimen Especial de la Seguridad Social
de los trabajadores por cuenta propia o Autónomos, reiteradas en el art. 36.I.1.5 del RD
84/1996. Reitera doctrina recogida en sentencia de 29 de abril de 2002.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 124, 125
y Disposición Adicional 11 bis; DECRETO
2539/70 de 20 de agosto por el que se regula el
Régimen Especial de Trabajadores Autónomos: art. 29; REAL DECRETO 84/1996, de 26
de enero por el que se aprueba el Reglamento
General sobre inscripción de empresas y afi-
liación, altas, bajas y variaciones de datos de
trabajadores en la Seguridad Social: arts.
36.1.15 y 36.2
SENTENCIA NÚM. 45
Sala 4ª
Fecha: 13 de diciembre de 2002
Recurso: 1609/02
Materia: INTERESES LEGALES CON
CARGO A LA ADMINISTRACION PUBLICA. FECHA DE DEVENGO: DESDE SENTENCIA DE CONDENA AUNQUE NO SEA
FIRME.
Resumen: Los intereses legales correspondientes a las cantidades a las que ha sido
judicialmente condenada la Administración
Pública se devengan desde la fecha de la sentencia condenatoria, sin necesidad de que
dicha sentencia gane firmeza. Por tanto, en el
caso que se resuelve procede desde la sentencia dictada por el juez de lo social, en la que
condena a la entidad gestora al pago de la
prestación de pago único sin que pueda
tomarse como fecha de inicio la del auto de
aclaración de la sentencia dictada el resolver
el recurso de suplicación. Reitera doctrina
recogida en sentencia de 4 de noviembre de
1997 y 22 de febrero de 2001.
Disposiciones Legales: REAL DECRETO LEGISLATIVO, 1091/1988, de 23 de septiembre, por el que se aprueba la Ley General
Presupuestaria: art. 45; LEY DE ENJUICIAMIENTO CIVIL 1881: art. 921.
SENTENCIA NÚM. 46
Sala 4ª
Fecha: 16 de diciembre de 2002
Recurso: 1151/02
Materia: REGIMEN ESPECIAL DE
EMPLEADOS DE HOGAR. INCAPACIDAD
PERMANENTE ABSOLUTA. BASE REGULADORA EN SITUACIONES DE INVALIDEZ PROVISIONAL NO PRECEDENTES
AL HECHO CAUSANTE.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
199
JURISPRUDENCIA
Resumen: Se cuestiona en unificación de
doctrina si procede aplicar la doctrina del
paréntesis al cálculo de una base reguladora
en un supuesto en el que el beneficiario ha
estado en invalidez provisional en un momento no inmediato precedente al hecho causante.
La sentencia recurrida aplicó dicha doctrina
del paréntesis, siendo confirmada dicha resolución por la Sala 4ª del TS que considera que
en estos casos, al igual que cuando la invalidez
provisional precede al hecho causante de la
incapacidad permanente, existe la imposibilidad de cotizar por causa ajena a la voluntad
del beneficiario. Reitera doctrina recogida en
sentencia de 5 de febrero y 16 de mayo de 2001.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 140.1 y
140.2.
SENTENCIA NÚM. 47
Sala 4ª
Fecha: 16 de diciembre de 2002
Recurso: 2998/01
Materia: INVALIDEZ NO CONTRIBUTIVA. BENEFICIARIO CON RENTAS O
INGRESOS SUFICIENTES.
Resumen: El requisito de carencia de
ingresos o rentas suficientes, en cómputo
anual, inferior a la cuantía de las pensiones
no contributivas, también en cómputo anual,
es un requisito que debe concurrir en el solicitante de la prestación no contributiva, sin
que pueda acudirse al criterio de los ingresos
de la unidad de convivencia ya que éstos son
considerados cuando el beneficiario carece de
aquellos ingresos o rentas, antes mencionados. Reitera doctrina recogida en sentencia
de 8 de junio de 1995 y 7 de noviembre de
2002, entre otras.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 144.1 d).
SENTENCIA NÚM. 48
Sala 4ª
Fecha: 17 de diciembre de 2002
Recurso: 850/02
200
Materia: RECURSO DE CASACION PARA
LA UNIFICACION DE DOCTRINA, PRECEPTO LEGAL INFRINGIDO: NO ES
VALIDO EL REGLAMENTO DE LA
MUTUALIDAD NO PUBLICADO EN BOE
NI APORTADO AL PROCESO COMO
PRUEBA. MUTUALIDAD GENERAL DE
PREVISION DEL HOGAR «DIVINA PASTORA».
Resumen: Se interpone recurso de casación para la unificación de doctrina denunciando como infringido el art. 8 F) Y 46 del
Reglamento de la Mutualidad. La demanda
instaba el reconocimiento de la prestación
complementario que, en este, caso, debería
ser causada conforme a las reglas del Reglamento de la Mutualidad, por la muerte en
accidente del marido de la demandante y en
concepto de rescate del plan de jubilación. La
sentencia recurrida estimó la demanda y en
unificación de doctrina se confirma dicha sentencia por la Sala 4ª del TS porque el precepto legal denunciado como infringido por la
parte recurrente, al ser un precepto del
Reglamento de la Mutualidad, no publicado
en el BOE, debió ser incorporado a los autos a
fin de que la Sala pudiera analizar su vulneración. Reitera doctrina recogida en sentencia de 18 de febrero de 2002.
Disposiciones Legales: LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: arts. 205 y 222.
SENTENCIA NÚM. 49
Sala 4ª
Fecha: 17 de diciembre de 2002
Recurso: 1198/02
Materia: PRESTACION EN FAVOR DE
FAMILIARES. EXTINCION: PROCEDE
CUANDO EL BENEFICIARIO YA NO REUNE ALGUNO DE LOS REQUSITOS QUE
PERMITIERON SU RECONOCIMIENTO.
Resumen: La prestación a favor de familiares procede cuando el beneficiario carece
de medios de subsistencia y no quedan familiares con la obligación y posibilidad de pres-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
tar alimentos. Por ello, cuando es reconocida
esta prestación y el beneficiario mejora su
situación económica, de forma que ya no concurren los requisitos que permitieron su reconocimiento, es procedente la extinción de la
pensión, aunque tal causa no venga explícitamente establecida en la norma, ya que estos
deben concurrir no sólo en el momento en que
se solicita la misma sino, también, durante el
tiempo de su percepción.
Disposiciones Legales: ORDEN MINISTERIAL de 13 de febrero de 1967, sobre prestaciones por muerte y supervivencia en el
Régimen General: art. 24.
SENTENCIA NÚM. 50
Sala 4ª
Fecha: 17 de diciembre de 2002
Recurso: 2023/02
Materia: EJECUCION DE SENTENCIAS
DICTADAS EN PROCESOS DE SEGURIDAD SOCIAL. PLAZO DE PRESCRIPCION
DE LA ACCION. LEY 50/1998.
Resumen: El plazo de prescripción de la
ejecución es el aplicable al reconocimiento del
derecho, según se dispone en el art. 241 LPL,
en la redacción dada por Ley 50/1998. En el
caso que se resuelve, debe aplicarse la nueva
normativa ya que la acción ejecutiva se ha
iniciado tras la entrada en vigor de la reforma, aunque el plazo de prescripción se haya
producido con anterioridad. Reitera doctrina
recogida en sentencia de 14 de mayo de 2002
Disposiciones Legales: LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: art. 241.
SENTENCIA NÚM. 51
Sala 4ª
Fecha: 18 de diciembre de 2002
Recurso: 173/02
Materia: INCAPACIDAD PERMANENTE
TOTAL. INCOMPATIBILIDAD ENTRE
PRESTACION DERIVADA DE ENFERMEDAD COMUN Y ACCIDENTE NO LABO-
RAL, AMBAS POR DIFERENTES OFICIOS.
DERECHO DE OPCION.
Resumen: La percepción de una prestación de incapacidad permanente total, derivada de enfermedad común, para la profesión
de encofrador, y otra reconocida posteriormente pero derivada de accidente no laboral y
para la profesión de operario de lavandería,
es incompatible según lo dispone el art. 122
LGSS, por lo que el beneficiario de las mismas deberá optar por una de ellas, encontrándose justificada esta incompatibilidad en
que la pensión sustituye la pérdida de rentas
por el trabajo y por ello no puede percibirse
dos pensiones que cubren la misma finalidad.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 122.
SENTENCIA NÚM. 52
Sala 4ª. Sala General
Fecha: 20 de diciembre de 2002
Recurso: 2859/01
Materia: DESEMPLEO. SUBSIDIO POR
DESEMPLEO PARA MAYORES DE 52
AÑOS. CUANTIA. SUPUESTO DE PERDIDA DE TRABAJO A TIEMPO PARCIAL.
Resumen: Se reclama por la demandante
el subsidio por desempleo para mayores de 52
años que le ha sido reconocido por el INEM en
una cuantía con la que la demandante no está
conforme. La actora prestó servicios a jornada completa desde el 29/04/93 al 09/10/94 y a
jornada parcial, en un 50%, desde el 09/11/94
al 08/05/95 (total de 729 días cotizados). La
sentencia recurrida casó la sentencia de instancia que había reconocido un porcentaje del
87,58% del 75% s.m.i. y reconoce la cantidad
de 25.975 ptas., equivalente al 50% del 75%
s.m.i. En unificación de doctrina, la Sala 4ª
del TS, tras reseñar la regulación que existe
en el nivel contributivo respecto a la pérdida
de una trabajo a tiempo parcial y su diferencia con el desempleo parcial, considera que en
el nivel asistencial la cuantía del subsidio por
pérdida de un trabajo a tiempo parcial debe
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
201
JURISPRUDENCIA
ser en proporción a las horas previamente
trabajadas, entendiendo que este criterio de
proporcionalidad comprende tanto las jornadas a tiempo completo, de existir éstas, como
las de trabajo a tiempo parcial. Partiendo de
este criterio señala que el período que debe
tomarse para el cálculo de la proporcionalidad, entre las distintas opciones que presenta, es el que sirvió para el cálculo de la prestación contributiva y su duración. En el caso
que resuelve es el de 729 días que fue el que
aplicó el juez de instancia (548 días a tiempo
completo y 191 a tiempo parcial), lo que da
como coeficiente el 87.58% que se aplica al
subsidio base (75% del s.m.i.).
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 210 y
217.1.
SENTENCIA NÚM. 53
Sala 4ª
Fecha: 20 de diciembre de 2002
Recurso: 951/02
Materia: PENSION DE JUBILACION.
PORCENTAJE TRABAJADORA DE LA
MUTUALIDAD DE CONFECCION.
INAPLICACION DE LAS NORMAS DE LA
CAJA DE JUBILACIONES Y SUBSIDIO
DEL TEXTIL
Resumen: La cuestión suscitada en unificación de doctrina se centra en determinar el
porcentaje de pensión de jubilación que
corresponde a la demandante. La demandante obtuvo el reconocimiento de una pensión de
jubilación anticipada del 65% de la base reguladora y pretende que dicho porcentaje sea el
80% en aplicación de los Estatutos de la Caja
de Jubilaciones y Subsidios del Textil, sin que
el INSS procediera a tal reconocimiento porque la actora estaba en la Mutualidad de la
Confección. La Sala 4ª del TS confirma la sentencia recurrida, que había desestimado la
pretensión de la actora porque la única vinculación que el sector de la confección tuvo con
el textil, jurídicamente, lo fue en relación con
la aplicación de la Ordenanza Laboral del
202
Textil y, por tanto, sólo a efectos laborales y
no de Seguridad Social. La Mutualidad de la
Confección no se integró en la Caja de Jubilaciones y Subsidio del Textil.
Disposiciones Legales: Estatutos de la
Mutualidad Laboral de la Caja de Jubilaciones y Subsidios Textil, aprobados por
ORDEN de 4 de marzo de 1955: arts. 3 y 6.
SENTENCIA NÚM. 54
Sala 4ª. Sala General
Fecha: 23 de diciembre de 2002
Recurso: 3796/01
Materia: PREVISION SANITARIA NACIONAL. NATURALEZA, CADUCIDAD DEL
ART. 44.2 LGSS.
Resumen: Se plantea en unificación de
doctrina si procede aplicar el plazo de caducidad del art. 44 LGSS a las prestaciones solicitadas por los demandantes, afiliados y cotizantes de la Previsión Sanitaria Nacional, en
su condición de médicos ejercientes, que desde noviembre de 1998 no las han percibido.
La sentencia recurrida confirmó la de instancia que había aplicado la caducidad del
importe de las cantidades anteriores al año
de la reclamación. La Sala 4ª del TS casa
dicha sentencia porque, tras analizar la evolución que ha sufrido la Entidad demandada,
al perder el carácter de Entidad de Previsión
Social, a partir del Acuerdo adoptado por la
Asamblea y autorizado por OM de 1 de febrero de 1995, no cabe predicar su condición de
entidad de previsión sustitutoria y complementaria del sistema de la Seguridad Social,
por lo que no le es de aplicación las normas
propias del mismo. Por ello, no procede apreciar la caducidad que se invoca al amparo del
art. 44.2 LGSS que, además, no podría estimarse al no concurrir una actuación pasiva
de los beneficiarios frente a las circunstancias que acontecieron en su relación con la
Entidad demandada.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 44.2.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
SENTENCIA NÚM. 55
Sala 4ª. Sala General
Fecha: 23 de diciembre de 2002
Recurso: 157/02
Materia: PREVISION SANITARIA NACIONAL. NATURALEZA, CADUCIDAD DEL
ART. 44.2 LGSS.
Resumen: Se plantea en unificación de
doctrina si procede aplicar el plazo de caducidad del art. 44 LGSS a las prestaciones solicitadas por los demandantes, afiliados y cotizantes de la Previsión Sanitaria Nacional, en
su condición de médicos ejercientes, que desde noviembre de 1998 no las han percibido.
La sentencia recurrida confirmó la de instancia que había aplicado la caducidad del
importe de las cantidades anteriores al año
de la reclamación. La Sala 4ª del TS casa
dicha sentencia porque, tras analizar la evolución que ha sufrido la Entidad demandada,
al perder el carácter de Entidad de Previsión
Social, a partir del Acuerdo adoptado por la
Asamblea y autorizado por OM de 1 de febrero de 1995, no cabe predicar su condición de
entidad de previsión sustitutoria y complementaria del sistema de la Seguridad Social,
por lo que no le es de aplicación las normas
propias del mismo. Por ello, no procede apreciar la caducidad que se invoca al amparo del
art. 44.2 LGSS que, además, no podría estimarse al no concurrir una actuación pasiva
de los beneficiarios frente a las circunstancias que acontecieron en su relación con la
Entidad demandada. Además, razona la Sala
que no procede tener en consideración la sentencia de 20 de noviembre de 2001
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 44.2.
SENTENCIA NÚM. 56
Sala 4ª
Fecha: 23 de diciembre de 2002
Recurso: 241/02
Materia: MUERTE Y SUPERVIVENCIA.
VIUDEDAD. COTIZACIONES EN PAIS
EXTRANJERO NO PERTENECIENTE A
LA COMUNIDAD EUROPEA. COMPUTO
DE ESTAS COTIZACIONES SI EXISTE
ACUERDO.
Resumen: Se reclama una pensión de viudedad que le ha sido denegada por el INSS
porque no considera al causante en alta y no
reunir el período de carencia exigible. El causante estuvo cotizando en España, en el Régimen General, desde el 1 de junio de 1965 al 24
de julio de 1965; del 16 de enero de 1990 al 23
de julio de 1990 y del 1 de agosto de 1990 al 14
de mayo de 1991, y en el RETA desde el 1 de
julio de 1980 a 30 de noviembre de 1983; en
Panamá desde el 27 de septiembre de 1993 al
11 de abril de 1997, falleciendo el 16 de
diciembre de 1997, encontrándose percibiendo en España subsidio por desempleo para
emigrantes retornados. La Sala 4ª del TS confirma la desestimación de la demanda porque
para que los emigrantes tengan en los países
en los que trabajan la cobertura de Seguridad
Social es necesario que entre el país de origen
y el de destino, a los efectos de reconocimiento de las prestaciones de la Seguridad Social
española, exista una convenio que establezca
este derecho. El Convenio Hispanoamericano
de Seguridad Social, de 26 de enero de 1978,
ratificado por España, en materia de prestaciones por supervivencia remite al Estado
receptor la competencia para reconocerlas y
la totalización de cotizaciones está condicionada a la legislación de cada país. El Acuerdo
de Seguridad Social entre España y Panamá,
de 8 de marzo de 1978, tiene un ámbito referido a la asistencia sanitaria, sin comprender
las prestaciones objeto de demanda. Reitera
doctrina recogida en la sentencia de 18 de
marzo de 2002
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 124.1,
172.1 a) y 174.1; Acuerdo administrativo de
Seguridad Social entre el Gobierno de España y el Gobierno de Panamá de 8-3-1978
(BOE 03/0580); CONVENIO HISPANOAMERICANO suscrito en Quito el 21-1-1978
y ratificado por España el 16-8-1982: art. 17;
REAL DECRETO 996/1986, de 25 de abril
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
203
JURISPRUDENCIA
sobre Convenio especial de Seguridad Social
para los españoles e hijos de éstos.: art. 1.1.
SENTENCIA NÚM. 57
Sala 4ª
Fecha: 23 de diciembre de 2002
Recurso: 332/02
Materia: SENTENCIA. INCONGRUENCIA
OMISIVA: EXISTE CUANDO NO SE PRONUNCIA LA SENTENCIA SOBRE UNA
PETICION SUBSIDIARIA, TRAS DESESTIMAR LA PRINCIPAL.
Resumen: Se presentó demanda solicitando la declaración de incapacidad permanente total, con derecho a la prestación
correspondiente; en el acto de juicio se ratificó el demandante en su pretensión u subsidiariamente instó el reconocimiento de una
incapacidad permanente parcial. Estimada
en la instancia la pretensión principal, la
Sala de suplicación estimó el recurso del
INSS, rechazando el grado de incapacidad
reconocido en la instancia y sin pronunciamiento alguno sobre la petición subsidiaria
planteada. La Sala 4ª del TS estima, en unificación de doctrina, que se ha incurrido en
incongruencia omisiva por la sentencia recurrida, por cuanto que es ajustado a derecho
conceder un grado inferior al que se solicita
ya que el reconocimiento de un grado de invalidez implica el de todos los inferiores al solicitado. Reitera doctrina recogida en sentencia de 21 de julio de 2000.
Disposiciones Legales: LEY DE ENJUICIAMIENTO CIVIL 2000: art. 218.
SENTENCIA NÚM. 58
Sala 4ª
Fecha: 26 de diciembre de 2002
Recurso: 1164/02
Materia: EJECUCION DE SENTENCIA.
REINTEGRO DEL CAPITAL COSTE DE
RENTA QUE TRAE CAUSA DE UNA SENTENCIA QUE FIJA UNA BASE REGULADORA INFERIOR A LA RECONOCIDA
ADMINISTRATIVAMENTE.
204
Resumen: La cuestión suscitada en unificación de doctrina se centra en determinar la
vía procesal adecuada para el reintegro del
capital coste de renta que corresponde a la
diferencia entre la prestación reconocida en
vía administrativa y la inferior establecida
en vía judicial. La Mutua, que reclama el
reintegro de la diferencia, solicitó dicha cantidad en ejecución de la sentencia que reconocía dicha base, siendo rechazada tal petición
por la sentencia recurrida. En unificación de
doctrina se estima el recurso porque la diferencia reclamada se produce como consecuencia de la sentencia que modificó la resolución administrativa y es dicha sentencia la
que debe hacerse efectiva mediante su ejecución.
Disposiciones Legales: LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: art. 99; LEY DE
ENJUICIAMIENTO CIVIL: art. 517.1.
SENTENCIA NÚM. 59
Sala 4ª
Fecha: 27 de diciembre de 2002
Recurso: 3637/01
Materia: EJECUCION PROVISIONAL DE
SENTENCIA EN MATERIA DE SEGURIDAD SOCIAL. PRESTACIONES EN PAGO
UNICO. VIA PROCESAL PARA EL REINTEGRO DE LO ADELANTADO EN LA EJECUCION PROVISIONAL.
Resumen: La cuestión sobre la que se pronuncia la Sala, de oficio, hace referencia a la
inadecuada vía que ha seguido la Mutua
demandante para el reintegro por el trabajador de las cantidades percibidas como prestación en pago único, en vía de ejecución provisional de una sentencia que ha sido revocada
en suplicación. La Mutua planteó demanda
en reclamación de aquellas cantidades y la
Sala 4ª del TS entra a conocer de la competencia funcional para conocer del recurso que
se le ha planteado y declara que el proceso
seguido por la Mutua no es el adecuado porque el Juez que conoció de la ejecución provisional de la sentencia condenatoria que dictó
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
es el competente para resolver las incidencias
que en la misma se puedan producir. Advierte la Sala que no prejuzga la naturaleza de la
cantidad reclamada a estos efectos, en cuanto
corresponde a un subsidio de incapacidad
temporal cuyo importe total se reclama y que
ello constituya entrega de prestación de pago
único, ya que esta valoración debe ser analizada por el Juez de lo Social que conoce de la
ejecución provisional.
Disposiciones Legales: LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: arts. 292 y 293.
SENTENCIA NÚM. 60
Sala 4ª
Fecha: 20 de enero de 2003
Recurso: 4490/01
Materia: ACCIDENTE DE TRABAJO. RESPONSABILIDADES POR DESCUBIERTOS
EN LA COTIZACIÓN. CRITERIOS PARA
SU DETERMINACION.
Resumen: La empresa para la que prestaba servicios el trabajador accidentado, desde
1983, había incurrido en descubiertos en el
pago de la prima por accidente, en el período
de diciembre de 1983 a enero de 1985, no cotizando en los meses que transcurren desde
septiembre de 1995 a enero de 1996. Con base
en estos hechos, la Sala 4ª del TS exonera de
responsabilidad a la empresa en atención a
que en el período inmediato anterior al accidente sólo había incurrido en un defecto de
cotización de cinco meses, lo que no es un
período significativo si se atiende a la duración de la relación de aseguramiento.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 126.2 y 3.
SENTENCIA NÚM. 61
Sala 4ª
Fecha: 20 de enero de 2003
Recurso: 1185/02
Materia: REGIMEN ESPECIAL DE TRABAJADORES AUTONOMOS. INCAPACI-
DAD TEMPORAL. SITUACION ASIMILADA AL ALTA DE TRABAJADOR QUE CAUSA BAJA EN EL RETA.
Resumen: El trabajador que causa una
situación de incapacidad temporal dentro de
los 90 días en que causó baja en el Régimen
Especial no tiene derecho al subsidio por
incapacidad temporal, al no estar en situación asimilada al alta, ya que los preceptos
que deben ser aplicados en este caso no son
los correspondientes al Decreto 2530/70 sino
el art. 125 LGSS y la OM de 13 de octubre de
1967. Reitera doctrina recogida en sentencia
de 26 de octubre de 2001.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 125;
ORDEN de 13 de octubre de 1967, por la que
se dictan normas para la aplicación y desarrollo de la prestación de incapacidad laboral transitoria en el Régimen General de la
Seguridad Social: art. 4; DECRETO
2530/1970, de 20 de agosto, por el que se regula el Régimen Especial de Trabajadores por
cuenta propia o Autónomos: art. 29.1;
ORDEN de 24 de septiembre de 1970 sobre
aplicación y desarrollo del Régimen Especial
Seguridad Social de trabajadores por cuenta
propia: art. 69.1; REAL DECRETO 43/1984,
de 4 de enero, sobre ampliación de la Acción
Protectora de cobertura obligatoria en el
Régimen Especial de la Seguridad Social de
los Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos: art. 1.
SENTENCIA NÚM. 62
Sala 4ª
Fecha: 20 de enero de 2003
Recurso: 1290/02
Materia: JUBILACION ANTICIPADA.
SITUACION ASIMILADA AL ALTA. PARO
INVOLUNTARIO Y MOMENTO EN QUE
DEBE CONCURRIR.
Resumen: Se deniega la prestación de
jubilación anticipada que pretende el demandante porque al momento de presentar la
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
205
JURISPRUDENCIA
solicitud no se encontraba en situación de
alta o asimilada al alta ya que agotó prestaciones por desempleo, contributivas y asistenciales, en agosto de 1987, cesando en la
demanda de empleo hasta 1993 en que volvió
a inscribirse, solicitando en 2000 la pensión
de jubilación. La Sala niega que se encuentre
en situación asimilada al alta por paro involuntario porque esta situación no debe valorarse únicamente al momento del hecho causante sino, con carácter general, debe referirse al momento que sigue al agotamiento de
las prestaciones por desempleo, momento a
partir del cual, la inscripción como demandante de empleo pone de manifiesto la voluntad de búsqueda de empleo y el carácter involuntario al paro.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 161.1 b)
y 161.4; REAL DECRETO 1799/1985, de 2 de
octubre, para la aplicación de la Ley 26/85, de
31 de julio, en la materia de racionalización
de las pensiones de jubilación e invalidez permanente: art. 1.2; REAL DECRETO 84/1996,
de 26 de enero, por el que se aprueba el Reglamento general sobre inscripción de empresas
y afiliación, altas y bajas y variaciones de
datos de trabajadores en la Seguridad Social:
art. 36,1.1
SENTENCIA NÚM. 63
Sala 4ª
Fecha: 21 de enero de 2003
Recurso: 152/02
Materia: PENSION NO CONTRIBUTIVA
POR HIJO A CARGO. REQUISITO DE
CONVIVENCIA. CAUSANTE QUE RESIDE
EN EL EXTRANJERO.
Resumen: Se solicita la prestación por
hijo a cargo, no contributiva, por un trabajador marroquí, afiliado al Régimen General,
cuyos hijos residen en Marruecos. La Entidad
Gestora le denegó la prestación porque no se
encontraba amparado por el art. 7 LGSS. La
Sala 4ª del TS desestima el recurso del INSS
y confirma la sentencia estimatoria de la pre-
206
tensión porque, tomando la doctrina que
había elaborado en materia de desempleo
asistencial, considera que la asignación económica por hijo a cargo supone que los familiares dependan económicamente del beneficiario aunque no convivan con él, debiendo
interpretarse la falta del término «convivencia» en el art. 183 LGSS en el sentido de considerar que no es exigible para la concesión
de la prestación. Esta interpretación se confirma con lo dispuesto en el Convenio 157
OIT, en su art. 1 g).
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 183;
Acuerdo de Cooperación entre la CEE y el
Reino de Marruecos firmado el 27 de abril de
1976 aprobado por Reglamento CEE
2211/78, de 26 de septiembre; Convenio
sobre la conservación de los derechos en
materia de Seguridad Social, núm. 157, de la
OIT, 1982: art. 1 g).
SENTENCIA NÚM. 64
Sala 4ª
Fecha: 21 de enero de 2003
Recurso: 369/02
Materia: MUERTE Y SUPERVIVENCIA.
PENSION DE ORFANDAD. FECHA DE
EFECTOS ECONOMICOS. TRES MESES
ANTERIORES A LA SOLICITUD.
Resumen: La cuestión suscitada en unificación de doctrina hace referencia a la fecha
de efectos de la recuperación de la pensión de
orfandad como consecuencia de la aplicación
de la reforma operada por la Ley 24/1997.
Concretamente, en el caso que se resuelve el
demandante instaba el reconocimiento de la
pensión con efectos de la fecha en que le fue
extinguida por cumplir 18 años de edad –7 de
agosto de 1996– y hasta el 7 de agosto de 1997
–en que cumple 19 años–. La sentencia recurrida desestima la pretensión porque le
hubiera correspondido la pensión hasta el 7
de agosto de 1995, pero con efectos de la
entrada en vigor de la norma, ahora bien,
como la solicitud la planteó el 13 de febrero de
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
2001, en virtud del art. 178 LGSS no procede
ninguna cantidad. La Sala 4ª del TS considera que no hay contradicción con la STS de
Castilla-León (Valladolid), de 9 de octubre de
2000 porque en ésta, la pensión se extinguió
con efectos del 28 de julio de 1997, por cumplir 18 años, y la solicitud de recuperación se
presentó el 9 de noviembre de 1999, siendo
estimada la pretensión con efectos de 5 de
agosto de 1997, sin aplicar el art. 178 LGSS al
no ser una nueva prestación la que se reconoce. No obstante la Sala 4ª del TS considera
que aunque se apreciara la contradicción, la
sentencia recurrida sigue en criterio adoptado por la Sala en las sentencias de 23/09/99 y
22/05/00.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 44 y 178;
LEY 24/1997, de 15 de julio, sobre consolidación y racionalización del Sistema de Seguridad Social: Disposición Transitoria 6ª bis.
SENTENCIA NÚM. 65
Sala 4ª
Fecha: 21 de enero de 2003
Recurso: 1150/02
Materia: COMPLEMENTO POR MINIMOS. APLICACIÓN RETROACTIVA AL
CESAR EL ABONO DE LA PENSION DEL
SINDROME TOXICO.
Resumen: Se solicita por la demandante
el complemento por mínimos que le correspondía percibir por su pensión de viudedad y
que no le fue abonado como consecuencia de
estar percibiendo la pensión del síndrome
tóxico que le ha sido dejada sin efecto como
consecuencia de la indemnización reconocida
en vía penal, de la cual se le ha descontado lo
percibido en concepto de pensión del síndrome tóxico. La sentencia recurrida ha estimado la pretensión y en unificación de doctrina
se confirma dicho pronunciamiento porque al
reembolsar lo percibido como pensión, que
provocaba la concurrencia e impedía la aplicación del complemento por mínimos, la concurrencia queda anulada. Además, al impu-
tarse las cantidades percibidas a una indemnización, pierden su condición de pensión y,
por tanto, ya no entran dentro del concepto de
rentas de trabajo y de capital, para el régimen del complemento por mínimos, porque la
indemnización no tiene tal condición sino que
es una compensación por los daños sufridos.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 50; REAL
DECRETO 2064/99, de 30 de diciembre de
revalorización de pensiones para el ejercicio
2000: art. 5.1 y 5.2.
SENTENCIA NÚM. 66
Sala 4ª
Fecha: 24 de enero de 2003
Recurso: 804/02
Materia: DESEMPLEO. SUBSIDIO POR
DESEMPLEO. RENTAS DE CUALQUIER
NATURALEZA. PLUS DE DISTANCIA Y
COMIDAS.
Resumen: La cuestión sobre la que se pronuncia la Sala 4ª del TS se refiere a la determinación del concepto de rentas de cualquier
naturaleza para poder acceder al subsidio por
desempleo. Concretamente, si lo percibido
por plus de distancia y comidas (dietas por
desplazamiento y «kilometraje», en la sentencia de contraste), son ingresos o rentas computables, partiendo de que la sentencia recurrida y la de contraste consideran que dichas
retribuciones tienen naturaleza indemnizatoria. Se estima por la Sala que ambos percepciones, no deben ser tomadas en consideración para el cómputo de las rentas familiares, según doctrina de la Sala, recogida en la
sentencia de 29 de octubre de 2001, por ser
cantidades que compensan un gasto ajeno a
las necesidades personales y de subsistencia.
Al resolver el debate planteado en suplicación, relativo a la determinación de la renta
teórica individualizada, la Sala considera que
debe partirse del número de miembros que
componen la unidad familiar, al margen de si
éstos son carga familiar. Por ello, estima la
pretensión ya que los ingresos de la unidad
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
207
JURISPRUDENCIA
familiar (los que percibe el esposo), divididos
por el número de miembros de la misma
(demandante, esposo y dos hijos) no supera el
75% del s.m.i.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 215.2.
SENTENCIA NÚM. 67
Sala 4ª
Fecha: 24 de enero de 2003
Recurso: 1266/02
Materia: MEJORA VOLUNTARIA DE LAS
PRESTACIONES DE LA SEGURIDAD
SOCIAL. COMPLEMENTO DE PENSION
DE JUBILACION. CUANTIA. PERSONAL
DE LAS CAJAS DE AHORROS.
Resumen: La cuestión que se plantea en
unificación de doctrina se centra en determinar si el complemento de la pensión de jubilación (o invalidez, en la sentencia de contraste), que percibe el personal que ha prestado
servicios en Cajas de Ahorro, debe calcularse
sobre la pensión real que, reconocida conforme a la Ley 26/85, percibe el beneficiario del
INSS o la pensión teórica que corresponde,
según la normativa anterior a la citada Ley.
La Sala 4ª del TS, reiterando la doctrina de la
sentencia dictada en el proceso de conflicto
colectivo, de 29 de diciembre de 1999, considera que la intención de las partes al redactar
el art. 70 del Convenio Colectivo fue la de que
la pensión que debía tomarse para el cálculo
del complemento era la que disponía la OM
de 18 de enero de 1967.
Disposiciones Legales: CONVENIO
COLECTIVO DE CAJAS DE AHORRO: art.
70.
SENTENCIA NÚM. 68
Sala 4ª
Fecha: 27 de enero de 2003
Recurso: 1852/02
Materia: REGIMEN ESPECIAL AGRARIO.
ENCUADRAMIENTO. REQUISITOS.
MEDIO FUNDAMENTAL DE VIDA.
208
Resumen: La sentencia recurrida en unificación de doctrina confirma la de instancia
que había estimado la demanda de la demandante de permanecer en alta en el Régimen
Especial Agrario. La TGSS había dictado
resolución por la que procede a la baja en el
REA de la demandante porque los ingresos
que obtiene de su actividad agraria no constituyen un medio fundamental de vida del grupo familiar ya que, según la declaración del
IRPF, los ingresos por estas actividades
alcanzan la cuantía de 1.001.961 pesetas y los
del trabajo de su esposo la de 2.307.951. En
unificación de doctrina, la Sala 4ª del TS
aprecia la falta de contradicción con la sentencia de contraste porque las cuantías de las
percepciones en uno y otro caso difieren a los
efectos de valorar si los ingresos de la demandante constituyen medio fundamental de
vida, y ello atendiendo a la doctrina de la sentencia de 16 de abril de 2002.
Disposiciones Legales: DECRETO
3772/1972, de 23 de diciembre por el que se
aprueba el Reglamento General del Régimen
Especial Agrario de la Seguridad Social: art.
2.2
SENTENCIA NÚM. 69
Sala 4ª
Fecha: 28 de enero de 2003
Recurso: 1508/02
Materia: MEJORA VOLUNTARIA DE LAS
PRESTACIONES DE SEGURIDAD
SOCIAL. COMPLEMENTO DE PENSION
DE VIUDEDAD A CARGO DE REPSOL
BUTANO, S.A.
Resumen: Se reclama por la demandante
el importe de la mejora de la pensión de viudedad en un importe que resulte de tomar
como importe de la pensión de jubilación la
que estuviera percibiendo el causante al
momento de su fallecimiento y no la que le ha
aplicado la entidad demandada, tomando
como importe el que correspondía al momento en que se reconoció la pensión de jubilación. La Sala 4ª del TS casa la sentencia recu-
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49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
rrida, que había estimado correcto el cálculo
efectuado por la empresa, y estima que cuando se habla de «pensión de jubilación reconocida», debe entenderse la que se estaba percibiendo al momento de producirse el hecho
causante de la pensión de viudedad, de manera que así se mantiene la economía familiar
que existía en vida del causante.
Disposiciones Legales: ORDEN MINISTERIAL, de 13 de febrero de 1967, sobre
prestaciones por muerte y supervivencia en
el Régimen General: art. 3.
SENTENCIA NÚM. 70
Sala 4ª
Fecha: 30 de enero de 2003
Recurso: 1429/01
Materia: DESEMPLEO. SUBSIDIO POR
DESEMPLEO. COMPUTO DE TRANSMISION DE FONDOS Y ACCIONES.
Resumen: Se plantea en unificación de
doctrina si el incremento del patrimonio como
consecuencia de la venta de fondos de inversión debe computarse para determinar el
nivel de rentas estimable para acceder al subsidio por desempleo. La Sala, partiendo de la
doctrina unificada, distingue entre el efecto
tributario que origina la venta y su consideración como bien patrimonial que es sustituido por otro de distinta naturaleza y por tanto,
a los efectos del subsidio que se reclama, los
incrementos del patrimonio que se producen
de la venta de «acciones» o participaciones en
«fondos de inversión» no se computan como
rentas para acceder al subsidio por desempleo ya que lo único relevante en relación con
tales elementos patrimoniales serían los
ingresos periódicos que proporcionaran al
interesado, que sí que serían computables y
podrían neutralizar en su caso el derecho a la
prestación asistencial. Reitera doctrina recogida en la sentencia de 31 de mayo de 1999 y
30 de junio de 2000, 17 de septiembre de
2001, 26 de febrero y 23 de marzo de 2002.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 215.1.1.
SENTENCIA NÚM. 71
Sala 4ª
Fecha: 30 de enero de 2003
Recurso: 2060/02
Materia: MEJORA VOLUNTARIA DE LAS
PRESTACIONES DE SEGURIDAD
SOCIAL. COMPLEMENTO DEL SUBSIDIO
DE INCAPACIDAD TEMPORAL POR
ENFERMEDAD COMUN O ACCIDENTE
NO LABORAL. CALCULO. RENFE.
Resumen: La base de cotización que debe
tomarse para el cálculo del complemento del
subsidio de incapacidad temporal, por enfermedad común o accidente no laboral, es la
correspondiente al mes anterior a la baja,
según dispone el art. 531 de la Normativa
Laboral, que es la misma que la de las prestaciones de seguridad social, sin que pueda
tomarse la correspondiente al mismo mes de
la baja por no ser ésta la que dispone la Normativa Laboral, y sin que las reglas sobre
cotización a la Seguridad Social impidan
cumplir aquella disposición ya que la cotización por retribuciones variables que se abonan en el mes siguiente al de su devengo puede presentarse hasta el último día del mes
siguiente al que corresponde dicha cotización.
Disposiciones Legales: CONVENIO
COLECTIVO DE RENFE, de 25 de junio de
1993: art. 531.
SENTENCIA NÚM. 72
Sala 4ª
Fecha: 4 de febrero de 2003
Recurso: 37/02
Materia: DESEMPLEO. SUBSIDIO POR
DESEMPLEO. INGRESOS DE LA UNIDAD
FAMILIAR. CARÁCTER PROVISIONAL
DE LOS INGRESOS. FALTA DE CONTRADICCION.
Resumen: Se reclama por el demandante
el derecho al subsidio por desempleo que le ha
sido denegado por el INEM por superar el
límite de ingresos que permite acceder al sub-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
209
JURISPRUDENCIA
sidio reclamado. Concretamente, los ingresos
de la unidad familiar se vieron afectados por
la contratación temporal que, por seis meses
y a tiempo parcial (seis días cada mes), que
firmó la hija de la demandante. La sentencia
recurrida desestimó la demanda y en unificación de doctrina la Sala 4ª del TS aprecia la
falta de contradicción con la sentencia de contraste porque la naturaleza de las rentas de
la unidad familiar difieren, ya que el carácter
permanente de los ingresos de la hija, en la
contratación temporal, no puede identificarse
con las de carácter esporádico de la prestación por desempleo y salario que percibe del
marido y el subsidio por desempleo que percibe la esposa, en la sentencia de contraste.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 215.1
SENTENCIA NÚM. 73
Sala 4ª
Fecha: 6 de febrero de 2003
Recurso: 1207/02
Materia: DESEMPLEO. FRAUDE DE LEY
EN LA SUCESION CONTRACTUAL.
REQUISITOS PARA SU APRECIACION.
Resumen: El demandante solicita la prestación por desempleo que le fue denegada por
el INEM al considerar que no existe situación
legal de desempleo porque tras causar baja
voluntaria en una empresa, fue contratado
como eventual, por tres meses en otra empresa, sin que se justifique el cese en la anterior
relación indefinida. La sentencia recurrida
rechazó la demanda y en unificación de doctrina, la Sala 4ª del TS, previa precisión de lo
que constituye el debate de casación, aspecto
jurídico sobre las reglas de la carga de la
prueba y de presunciones, sin pretender
modificar los hechos que han quedado fijados
en la sentencia impugnada, casa la misma
porque en la sucesión de contratos, como la
que es objeto del recurso, no es exigible al trabajador que acredite las causas del cese
voluntario en el anterior contrato ni que la
sucesión de contratos sin más constituya un
210
supuesto de fraude de ley, sin perjuicio de que
se acrediten circunstancias especiales que
puedan presumir tal actuación fraudulenta.
Disposiciones Legales: LEY DE
ENJUICIAMIENTO CIVIL: art. 386; CODIGO CIVIL: art. 6.4
SENTENCIA NÚM. 74
Sala 4ª
Fecha: 6 de febrero de 2003
Recurso: 1628/02
Materia: ACCIDENTE DE TRABAJO.
ASISTENCIA SANITARIA. REINTEGRO A
LA MUTUA DEL 30% DEL IMPORTE DE
UNA PROTESIS: NO PROCEDE.
Resumen: El derecho de las Mutuas al
reintegro del 30% de las prestaciones no
incluye la «asistencia sanitaria», que no es
una prestación económica sino en especie, por
lo que la TGSS no está obligada a reintegrar
dicho porcentaje. Reitera doctrina recogida
en sentencia de 21 de noviembre de 2001.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 38.1,
68.3 a) y 126.1; LEY GENERAL DE LA
SEGURIDAD SOCIAL 1974: arts. 96.1; 108,
202.2 a) y 213.4; DECRETO 2766/1967, de 16
de noviembre de 1967 sobre Asistencia Sanitaria y Ordenación de los Servicios Médicos de
la Seguridad Social: arts. 11.1 y 12; ORDEN
MINISTERIAL de 27 de enero de 1981 por la
que se regula la asunción por la Tesorería
General de la Seguridad Social de las Funciones que correspondían al Extinguido Servicio
de Reaseguro de Accidentes de Trabajo, de
acuerdo con lo dispuesto en el Real Decretoley 13/1980, de 3 de octubre: arts. 1.2 y 1.3.
SENTENCIA NÚM. 75
Sala 4ª
Fecha: 7 de febrero de 2003
Recurso: 1663/02
Materia: ACCIDENTE DE TRABAJO. RESPONSABILIDAD POR DAÑOS Y PERJUI-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
CIOS. RESPONSABILIDAD EMPRESARIAL CULPOSA. RESPONSABILIDAD
SOLIDARIA DE LA COMPAÑÍA ASEGURADORA.
Resumen: La cuestión suscitada en unificación de doctrina se centra en determinar si
el empresario ha incurrido en una actuación
culposa o negligente al no adoptar las medidas necesarias en la actividad de transporte
de material pirotécnico que realizaba el trabajador accidentado. La sentencia recurrida ha
estimado que el accidente que sufrió el trabajador era fortuito y eximió de responsabilidad
al empresario demandado. En unificación de
doctrina, la Sala 4ª del TS casa dicha sentencia porque en el manejo de explosivos es exigible al empresario una especial adopción de
medidas de precaución que eviten el peligro
que dicho uso conlleva. Considera que no era
imprevisible el accidente porque en la forma
en que se produjo el traslado, omitiendo el
cumplimiento de las normas que impone el
RD 2114/78 en materia de transporte personal del material pirotécnico, era predecible lo
sucedido. Por otro lado, en relación con la responsabilidad de la Compañía Aseguradora,
atendiendo a las cláusulas del contrato de
seguro, procede su imposición al no excluirse
de ella ninguna forma o medio de transporte,
por lo que debe entenderse incluido el transporte personal, y comprender los daños causados a terceros por la explotación de una
empresa de pirotecnia, debiendo entenderse
incluido en el término explotación el transporte del material, la quema y disparo del mismo.
Disposiciones Legales: ESTATUTO DE
LOS TRABAJADORES: arts. 19.1; CODIGO
CIVIL: arts. 1101, 1105 y 1902; Convenio
sobre seguridad y salud de los trabajadores
(núm 155) de la OIT, de 22 de junio de 1981 y
ratificado por España en 26 de julio de 1985:
art. 16.
SENTENCIA NÚM. 76
Sala 4ª
Fecha: 11 de febrero de 2003
Recurso: 535/02
Materia: INCAPACIDAD PERMANENTE
ABSOLUTA. EFECTOS ECONOMICOS.
SUPUESTO DE PRORROGA DE LA INCAPACIDAD TEMPORAL.
Resumen: Se plantea en unificación de
doctrina la determinación de la fecha de efectos económicos de la incapacidad permanente
absoluta que es reconocida en el periodo en
que se encuentra prorrogada la incapacidad
temporal, una vez agotado el plazo máximo y
por seguir necesitando tratamiento médico el
trabajador. La sentencia recurrida había
tomado como fecha de efectos la de la terminación del plazo máximo de la incapacidad
temporal, siendo casado dicho pronunciamiento por la Sala 4ª del TS ya que considera
que los efectos de la prórroga de la incapacidad temporal hasta un máximo de 30 meses
vienen regulados en el párrafo 3 del art. 131
bis LGSS, por lo que deben establecerse en la
fecha de calificación de la incapacidad permanente. Precepto legal que pretende que los
efectos no se establezcan en momento anterior a que quede definitivamente establecido
el carácter irreversible de las lesiones. No
debe confundirse los efectos económicos de la
situación que transcurre desde el agotamiento de la incapacidad temporal y la tramitación del expediente, con la prórroga de la
incapacidad temporal por la situación clínica
que presenta el interesado.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 131
bis.2.2.
SENTENCIA NÚM. 77
Sala 4ª
Fecha: 12 de febrero de 2003
Recurso: 861/02
Materia: ACCIDENTE DE TRABAJO.
INCAPACIDAD PERMANENTE TOTAL.
PROFESION HABITUAL. CONDUCTOR
DE CAMIONES, PRIVADO DEL CARNET
DE CONDUCIR EN LA CLASE C Y D.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
211
JURISPRUDENCIA
Resumen: Se solicitó por el demandante
la declaración de incapacidad permanente
total para su profesión habitual, de conductor
de camiones, al presentar limitaciones que le
impiden desempeñar dicha función y verse
privado del carnet de conducir de la clase C y
D, que le habilitan para poder desempeñar
dicha función. La sentencia recurrida ha desestimado dicha pretensión porque puede
seguir desempeñando su profesión de conductor al mantener el carnet de la clase B. En
unificación de doctrina, la Sala 4ª del TS casa
dicha sentencia porque el oficio de «camionero» constituye una «profesión habitual», en
los términos del art. 137 LGSS, que se diferencia de otras que se refieren a la conducción, sin que la habilitación de la clase B
impida reconocer la incapacidad permanente
total para la profesión de camionero porque
ésta requiere de unos conocimientos teóricos
y prácticos específicos, no exigibles para la
inferior, de forma tal que la privación del carnet de conducir de la clase C y D impide al
trabajador realizar las fundamentales tareas
de su profesión.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 137.4.
SENTENCIA NÚM. 78
Sala 4ª
Fecha: 12 de febrero de 2003
Recurso: 2239/02
Materia: JURISDICCION SOCIAL. COMPETENCIA PARA CONOCER DEL ACUERDO DE LA ENTIDAD GESTORA SOBRE EL
ABONO DEL CAPITAL COSTE. SACERDOTES Y RELIGIOSOS SECULARIZADOS.
Resumen: La jurisdicción social es competente para conocer de la pretensión en la
que se impugna la resolución del INSS en la
que se procedía a fijar el capital coste de renta que correspondía abonar al demandante,
una vez regularizada la pensión de jubilación, con los incrementos del porcentaje que
resultaba del RD 2665/98. Esta competencia
se aprecia porque lo que realiza la norma
212
antes citada es una compensación económica
que resulta de otorgar una cotizaciones ficticias en periodo en que no era posible cotizar
por el colectivo de sacerdotes y religiosos
secularizados de la Iglesias Católica, con lo
que el capital coste de renta que se establece
como compensación a esa cotización ficticia
que permite incrementar el porcentaje de la
pensión, no obedece a una cotización real
cuya reclamación podría calificarse como gestión recaudatoria.
Disposiciones Legales: LEY 6/1985, de
1 de julio, del PODER JUDICIAL: art. 9.5;
LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL:
arts. 1, 2 y 3.1.b).
SENTENCIA NÚM. 79
Sala 4ª
Fecha: 13 de febrero de 2003
Recurso: 2210/02
Materia: REGIMEN ESPECIAL DE TRABAJADORES AUTONOMOS. INCAPACIDAD PERMANENTE TOTAL. INCREMENTO DEL 20%: NO PROCEDE.
Resumen: No procede reconocer el incremento del 25% en la pensión e incapacidad
permanente total, cuando la pensión es reconocida con cargo al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos. Reitera doctrina recogida en sentencia de 12 de junio de 2000. Sobre
el incremento en el Régimen Especial de Trabajadores del Mar y Agrario, trabajadores por
cuenta propia, ver la modificación introducida
por Ley 53/2002, de 30 de diciembre.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 139.2;
DECRETO 2530/1970 de 20 de agosto, por el
que se regula el Régimen Especial de los Trabajadores por cuenta propia o autónomos:
art. 38.1
SENTENCIA NÚM. 80
Sala 4ª
Fecha: 18 de febrero de 2003
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
Recurso: 1419/02
Materia: INTERESES LEGALES. EJECUCION DE SENTENCIA. EJECUCION
FRENTE AL INSS, COMO FONDO ESPECIAL, TRAS LA EXTINCION DE LA
MUTUALIDAD DE PREVISION, CONDENADA EN LA SENTENCIA EJECUTADA.
PLAZO DE TRES MESES DESDE LA NOTIFICACION DE LA SENTENCIA DE INSTANCIA.
Resumen: Los intereses que corresponde
abonar al INSS, que en ejecución de sentencia ha sido requerido del pago al que fue condenado por la sentencia ejecutada la Mutualidad de la Previsión, deben fijarse a partir de
los tres meses siguientes a la notificación de
la sentencia de primer grado y no desde los
tres meses de la notificación del auto en el
que el INSS es requerido de pago, en ejecución de sentencia que condenaba a la Mutualidad ya que en este caso se ha producido una
sucesión procesal por la que el INSS asume
las obligaciones de la Mutualidad, tanto del
principal como de los intereses que éste genera, de la misma forma que hubiera tenido que
abonar la Mutualidad extinguida.
Disposiciones Legales: LEY DE ENJUCIIAMIENTO CIVIL: art. 576: LEY GENERAL PRESUPUESTARIA: art. 45
SENTENCIA NÚM. 81
Sala 4ª
Fecha: 24 de febrero de 2003
Recurso: 4369/01
Materia: DESEMPLEO. FRAUDE DE LEY
EN LA SUCESION CONTRACTUAL.
REQUISITOS PARA SU APRECIACION.
PRESUNCIONES.
Resumen: El demandante solicita la prestación por desempleo que le fue denegado por
el INEM al considerar que no existe situación
legal de desempleo porque tras causar baja
voluntaria en una empresa, fue contratado
por dos meses en otra empresa, siendo ésta
última fraudulenta. La sentencia recurrida
rechazó la demanda y en unificación de doctrina, la Sala 4ª del TS, previa precisión de lo
que constituye el debate de casación, aspecto
jurídico sobre la prueba del fraude de ley y las
presunciones, confirma la sentencia recurrida porque en la sucesión de contratos, como la
que es objeto del recurso, aunque la mera
sucesión de contratos no constituye un
supuesto de fraude de ley, es posible que se
acrediten circunstancias especiales que puedan presumir tal actuación fraudulenta. En
el caso que se resuelve, la sentencia recurrida, de unos hechos anómalos, sin explicación
razonable, ha llegado a concluir que el contrato era fraudulento. No es necesario, como
por el contrario considera la sentencia de contraste, que el INEM tenga que acreditar el
carácter ficticio del segundo contrato o la
ausencia de causa.
Disposiciones Legales: LEY DE
ENJUICIAMIENTO CIVIL: art. 386; CODIGO CIVIL: art. 6.4
SENTENCIA NÚM. 82
Sala 4ª
Fecha: 24 de febrero de 2003
Recurso: 1392/01
Materia: INCAPACIDAD TEMPORAL
DERIVADA DE ENFERMEDAD COMUN.
COLABORACION VOLUNTARIA DE LA
EMPRESA EN LA GESTION DE LA PRESTACION: EXISTE RESPONSABILIDAD
SUBSIDIARIA DEL INSS.
Resumen: Existe responsabilidad subsidiaria del INSS, tras la insolvencia empresarial, en el pago del subsidio de incapacidad
temporal cuando la gestión del mismo ha sido
asumida voluntariamente por el empresario,
al no existir precepto legal que prive al beneficiario de las garantías accesorias establecidas en el sistema para el caso de incumplimiento de la obligación del responsable principal de la prestación. Reitera doctrina recogida en sentencia de 14 de junio de 2000 y 15
de mayo de 2001 (Sala General) y 8 de
noviembre de 2001.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
213
JURISPRUDENCIA
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 126.1 y
126.3.
SENTENCIA NÚM. 83
Sala 4ª
Fecha: 25 de febrero de 2003
Recurso: 1138/02
Materia: INCAPACIDAD TEMPORAL.
DURACION. SUPUESTO DE AGOTAMIENTO DEL PLAZO MAXIMO Y DENEGACION DE INCAPACIDAD PERMANENTE POR FALTA DE CARENCIA.
Resumen: La demandante pretende que
se mantenga hasta los treinta meses la situación de incapacidad temporal y el percibo del
subsidio correspondiente, tras haberse dictado resolución denegatoria en el expediente de
incapacidad permanente, por falta del periodo de carencia. La sentencia recurrida rechazó su pretensión y la Sala 4ª del TS confirma
dicho pronunciamiento porque el apartado 2
del art. 131 bis.2 LGSS lo que establece es un
plazo, durante el cual se sigue percibiendo el
subsidio de incapacidad temporal, para que
durante el mismo se lleve a cabo la tramitación del expediente administrativo que valore
la existencia o no de una incapacidad permanente. Si antes de concluir dicho plazo se produce la resolución administrativa, la incapacidad temporal se extingue.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 128.1 a)
y 131 bis 2.
SENTENCIA NÚM. 84
Sala 4ª
Fecha: 27 de febrero de 2003
Recurso: 2103/02
Materia: DESEMPLEO. SUBSIDIO POR
DESEMPLEO PARA MAYORES DE 52
AÑOS. PERIODO DE COTIZACION EN
ESPAÑA. TRABAJADOR QUE TIENE
DERECHO A PENSION DE JUBILACION
CONFORME A LA SEGURIDAD SOCIAL
ALEMANA: PROCEDE EL SUBSIDIO.
214
Resumen: no es exigible ningún período
previo de cotización a la Seguridad Social
española para poder acceder al subsidio, que
se reconocerá cuando se reúnan los requisitos
del artículo 215.1, 3) de la Ley General de la
Seguridad Social. Reitera doctrina recogida
en la sentencia de 3 de diciembre de 1998 y 27
de septiembre de 1999, entre otras.
Disposiciones Legales: REGLAMENTO
(CEE) 1408/1971, de 14 de junio, de aplicación de los regímenes de Seguridad Social a
los trabajadores por cuenta ajena y familiares que se desplazan dentro de la Comunidad:
art. 67.3.
SENTENCIA NÚM. 85
Sala 4ª
Fecha: 6 de marzo de 2003
Recurso: 2089/02
Materia: ACCIDENTE DE TRABAJO. RESPONSABILIDAD EN EL REINTEGRO A LA
MUTUA DE LA INDEMNIZACIÓN A TANTO ALZADO PERCIBIDA POR EL TRABAJADOR QUE, POSTERIORMENTE, ES
DECLARADO EN INCAPACIDAD PERMANENTE. RESPONSABILIDAD SUBSIDIARIA DEL INSS.
Resumen: Se reclama por la Mutua de
Accidente el reintegro de la indemnización a
tanto alzado que abonó al trabajador al haber
sido declarado en situación de incapacidad
permanente parcial, derivada de accidente
laboral. Esta reclamación la realiza al haber
sido declarado el trabajador en situación de
incapacidad permanente total. La sentencia
recurrida estimó la pretensión de la Mutua
demandante, condenando al trabajador al
reintegro de lo percibido y absolviendo al
INSS de toda responsabilidad. La Mutua
interpone recurso a los efectos de que se
declare la responsabilidad del INSS y la Sala
4ª del TS, recordando la doctrina sobre
incompatibilidad entre la prestación de incapacidad permanente parcial y la correspondiente a la incapacidad permanente total
(STS 4 de marzo y 7 de abril de 1998), declara
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
que el INSS es responsable subsidiario ya
que éste dio lugar al abono de dicha cantidad
en virtud de una resolución administrativa,
de inmediata ejecutividad, que posteriormente fue dejada sin efecto, máxime la función de
fondo de garantía frente a las Mutuas que tiene encomendado dicho Organismo. Reitera
doctrina recogida en la sentencia de 31 de
octubre de 2001.
los requisitos necesarios para su reconocimiento. Tampoco se causa indefensión ni se
incurre en incongruencia cuando al analizar
los requisitos para acceder al derecho reclamado es objeto de debate algún otro que no ha
sido invocado por la Entidad Gestora en el
expediente administrativo, pero consta en el
mismo. Reitera doctrina recogida en la sentencia de 23 de enero de 2001.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 45.2; LEY
GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL de
1974: art. 144.3; REAL DECRETO
1637/1995, de 6 de octubre, que aprobó el
Reglamento General de Recaudación de los
Recursos del Sistema de la Seguridad Social:
art. 91.3; REAL DECRETO 1300/1995, de 21
de julio, por el que se desarrolla, en materia
de incapacidades laborales del Sistema de la
Seguridad Social, la Ley 42/1994, de 30 de
diciembre, de medidas fiscales, administrativas y de orden social: art. 6.4.
Disposiciones Legales: LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: arts. 72 y 142.
SENTENCIA NÚM. 86
Sala 4ª
Fecha: 10 de marzo de 2003
Recurso: 2505/02
Materia: PROCESO DE SEGURIDAD
SOCIAL. ALEGACIÓN EN JUICIO DE
HECHOS QUE CONSTANDO EN EL EXPEDIENTE ADMINISTRATIVO NO FUERON
INVOCADOS PARA ADOPTAR LA RESOLUCIÓN ADMINISTRATIVA.
Resumen: La cuestión suscitada en unificación de doctrina se centra en determinar si
puede alegarse por el INSS en el acto de juicio
motivos de oposición a la demanda que no
fueron tomados en consideración a la hora de
resolver el expediente administrativo pero si
constaban en el mismo. El TS, recordando la
doctrina de la Sala emitida en casos similares, casa la sentencia recurrida, que había
rechazado tal oposición, y considera que no se
vulneran los artículos. 72 y 142 LPL porque
quien afirma en un proceso la existencia de
un derecho debe acreditar la concurrencia de
SENTENCIA NÚM. 87
Sala 4ª
Fecha: 12 de marzo de 2003
Recurso: 1929/02
Materia: JUBILACIÓN. PORCENTAJE DE
PENSION CON CARGO A LA SEGURIDAD
SOCIAL ESPAÑOLA.
Resumen: El demandante tiene reconocida una pensión de jubilación anticipada con
arreglo a Reglamentos Comunitarios y reclama un incremento de su base reguladora
mediante un sistema de revalorización basado en el incremento sucesivo del s.m.i. El
INSS interpone recurso de casación para la
unificación de doctrina planteando que el
porcentaje a abonar por la Seguridad Social
española debe obtenerse sin aplicar el s.m.i.
desde la última cotización realizada en España, que es el criterio adoptado por al sentencia recurrida. La Sala 4ª del TS desestima el
recurso porque considera que es posible aplicar otros criterios alternativos para la actualización de dichas bases, como con los incrementos experimentados por el salario mínimo interprofesional. Reitera doctrina recogida en sentencia de 9 de marzo y 30 de septiembre de 1999 y 2 de enero de 2000.
Disposiciones Legales: REGLAMENTO
(CEE) 1408/1971, de 14 de junio, de aplicación de los regímenes de Seguridad Social a
los trabajadores por cuenta ajena y familiares que se desplazan dentro de la Comunidad:
Anexo VI. D.4
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
215
JURISPRUDENCIA
SENTENCIA NÚM. 88
Sala 4ª
Fecha: 13 de marzo de 2003
Recurso: 2943/02
Materia: INCAPACIDAD PERMANENTE
TOTAL. SUSPENSIÓN DE LA PRESTACIÓN POR INCOMPATIBILIDAD CON EL
TRABAJO DESARROLLADO. COMPETENCIA DEL INSS PARA LA SUSPENSION.
Resumen: El INSS no puede suspender
de oficio la pensión de incapacidad permanente total por incompatibilidad con el trabajo desarrollado, ya que tal facultad solo está
contemplada legalmente para los supuestos
de incapacidad permanente absoluta o gran
invalidez.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 137.4,
141.2 y 143.2.
SENTENCIA NÚM. 89
Sala 4ª
Fecha: 18 de marzo de 2003
Recurso: 1479/02
Materia: REINTEGRO DE GASTOS PSIQUIATRICOS. RESPONSABILIDAD DEL
SERVICIO GALLEGO DE SALUD. GASTOS
MEDICOS ANTERIORES A LA TRANSFERENCIA DE COMPETENCIAS A LA
COMUNIDAD AUTONOMA Y RECLAMADOS CON POSTERIORIDAD.
Resumen: La cuestión suscitada en unificación de doctrina se refiere a la entidad responsable del abono de los gastos médicos psiquiátricos que corresponde reintegrar al
beneficiario por la asistencia recibida antes
de tener lugar la transferencia de competencias del Instituto Social de la Marina a la
Comunidad Autónoma pero que se reclaman
con posterioridad a dicho momento. La Sala
4ª del TS declara la responsabilidad del SERGAS porque, atendiendo a la fecha del hecho
causante anterior a marzo de 1996, la Comunidad Autónoma tenía traspasados los bienes, derechos y obligaciones, según dispone el
216
art. 2 del RD 212/96. Por otro lado, no es aplicable la excepción que se contempla en la normativa citada porque no se reclaman cantidades reconocidas en sentencia judicial firme de
actuaciones procesales anteriores a la fecha
de efectos de la transferencia. Reitera doctrina recogida en sentencia de 7 de junio de
2001, entre otras.
Disposiciones Legales: REAL DECRETO 1679/1990, de 28 de diciembre, traspaso a
la Comunidad Autónoma de Galicia de las
funciones y servicios del Instituto Nacional
de la Salud: arts. 2 y 3; REAL DECRETO
212/1996, de 9 de febrero, sobre traspaso a la
Comunidad Autónoma de Galicia de las funciones y servicios de la Seguridad Social, en
materia de Asistencia Sanitaria encomendada al Instituto Social de la Marina (ISM):
Anexo.e) y Anexo.i).
SENTENCIA NÚM. 90
Sala 4ª
Fecha: 20 de marzo de 2003
Recurso: 675/02
Materia: SENTENCIA. INCONGRUENCIA
OMISIVA.
Resumen: La sentencia que rechaza la
pretensión principal, sin entrar a conocer de
la petición subsidiaria, incurre en manifiesta
incongruencia. Esto ocurre en el caso que se
resuelve, en el que el demandante solicitaba
una base reguladora superior a la reconocida
por el INSS. En el acto de juicio, la Mutua
demandada estaba disconforme con la reclamación pero reconocía una base reguladora
superior a la que figuraba en la resolución
administrativa. La sentencia recurrida
rechazó la demanda y en unificación de doctrina se declara la incongruencia de la sentencia al no reconocer la base que se señalaba
por la Mutua.
SENTENCIA NÚM. 91
Sala 4ª
Fecha: 24 de marzo de 2003
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
Recurso: 3516/01
Materia: MEJORAS VOLUNTARIAS DE
LAS PRESTACIONES DE LA SEGURIDAD
SOCIAL. RESPONSABILIDADES. INDEMNIZACIÓN POR MORA.
Resumen: La responsabilidad en el abono
de las mejoras debe establecerse en atención
a la entidad aseguradora que tenía cubierta
dicha mejora en la fecha del accidente. En
relación con los intereses por mora, señala la
Sala 4ª del TS que no proceden cuando existe
causa justificada o no imputable a la entidad
responsable del pago de la mejora. Respecto a
la cuantía de la mejora no entra a resolver al
no existir contradicción con la sentencia invocada como contradictoria.
Disposiciones Legales: LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: art. 217
SENTENCIA NÚM. 92
Sala 4ª. Sala General
Fecha: 2 de abril de 2003
Recurso: 2723/02
Materia: INCAPACIDAD TEMPORAL.
PAGO INDEBIDO POR EL EMPRESARIO Y
NO OBLIGACION DE REINTEGRO AL
INSS.
Resumen: La cuestión suscitada en unificación de doctrina se refiere a si el empresario está obligado a reintegrar al INSS el pago
del subsidio de incapacidad temporal que, en
su condición de pagador delegado, abonó al
trabajador, sin que éste tuviera derecho a su
percibo al no reunir el periodo de cotización
exigible. La Sala 4ª del TS, partiendo de que
el empresario actúa como pagador delegado,
la única obligación que le incumbe es la de
pagar el subsidio tan pronto como el trabajador justifique que se encuentra en incapacidad temporal, sin que se le pueda exigir la
constatación de que dicho trabajador reúne el
resto de requisitos para acceder al subsidio.
Tampoco pesa sobre aquél la obligación de
reclamar el reintegro de lo que abonó al trabajador que indebidamente estuvo percibien-
do el subsidio ya que tal facultad le corresponde al INSS y, por tanto, tampoco tiene
obligación el empresario de reintegrar lo que
abonó al trabajador. Aclara la sentencia que
en este caso el pago se prolongó durante 10
meses, lo que facilitó que el INSS pudiera
conocer la situación en la que se encontraba
el trabajador y no de un pago inicial, por lo
que la doctrina no contradice lo dispuesto en
el art. 18 de la OM de 25 de noviembre de
1966.
Rectifica doctrina recogida en las sentencias de 25 de septiembre de 2001 y 4 de
diciembre de 2002.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 45, 77;
ORDEN MINISTERIAL de 25 de noviembre
de 1966, por la que se regula la colaboración de
las empresas en la gestión del Régimen General de la Seguridad Social: arts. 2, 17 c) y 20.
SENTENCIA NÚM. 93
Sala 4ª
Fecha: 9 de abril de 2003
Recurso: 1044/02
Materia: JUBILACION. PERIODOS DE
CARENCIA. ABANDONO DE UN EMPLEO
POR INCOMPATIBILIDAD CON OTRA
OCUPACION.
Resumen: El demandante solicita del
INSS una pensión de jubilación con cargo al
Régimen General que le ha sido denegada por
no reunir el periodo genérico de carencia. El
demandante estuvo prestando servicios para
el INSALUD hasta que pasó a la situación de
excedencia por incompatibilidad con otro
empleo en HUNOSA, en el que permaneció
hasta causar jubilación, con derecho a la pensión con cargo al Régimen Especial de la
Minería del Carbón. Pretende el recurrente
que el periodo de 15 años de cotización se
complete integrando las lagunas con bases
mínimas de cotización en el periodo que
transcurre desde que causó excedencia por
incompatibilidad hasta la fecha del hecho
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
217
JURISPRUDENCIA
causante que es tiempo asimilado al alta, en
aplicación del art. 161 1b), párrafo segundo
LGSS. La Sala 4ª del TS rechaza el recurso
porque la interpretación que intenta dar el
recurrente a la Disposición Adicional 1ª de la
Ley 53/84 no es admisible ya que está pensada para derechos consolidados o en trámite
de consolidación que en este caso no se han
desconocido ya que las cotizaciones por servicios prestados en una segunda actividad no
tienen validez.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 161.1 b)
SENTENCIA NÚM. 94
Sala 4ª
Fecha: 11 de abril de 2003
Recurso: 2209/02
Materia: REGIMEN ESPECIAL DE TRABAJADORES AUTÓNOMOS. PENSION DE
JUBILACIÓN. INCREMENTO FRAUDULENTO DE LAS COTIZACIONES: EFECTOS CUANDO SE HA PRODUCIDO UN
CAMBIO DE REGIMEN DE LA SEGURIDAD SOCIAL EN EL QUE LAS BASES SE
HAN CALCULADO SOBRE LAS BASES
INCREMENTADAS DEL REGIMEN ANTERIOR.
Resumen: Se reclama una pensión de
jubilación con una base reguladora superior a
la que fue reconocida por la Entidad Gestora.
Concretamente, se pretende que en el periodo
en el que se aplicó por dicha Entidad bases de
cotización correspondientes a 1991, incrementadas con las subidas del IPC en los respectivos años, sea sustituida por las bases
reales de cotización, concurriendo en este
tiempo un incremento de las cotizaciones del
63,78%, en el Régimen General, seguido de
un cambio de Régimen en el que las cotizaciones fueron calculadas desde las bases anteriormente realizadas al General. La sentencia recurrida estimó que sólo las cotizaciones
al Régimen General son calificables de fraudulentas, sin que las posteriores, realizadas
al RETA, deban verse afectadas por tal
218
actuación. La Sala 4ª del TS estima el recurso
del INSS y considera que la cotización, fraudulentamente incrementada por el asegurado, aunque sea aceptada por la TGSS en un
cambio de Régimen de Seguridad Social, no
pueden tener eficacia para generar prestaciones en este nuevo régimen.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 162.2;
CODIGO CIVIL: art. 6.4
SENTENCIA NÚM. 95
Sala 4ª
Fecha: 15 de abril de 2003
Recurso: 3117/02
Materia: REGIMEN ESPECIAL DE TRABAJADORES DEL MAR. ENCUADRAMIENTO: SERVICIOS EN EMPRESAS NO
CONSTITUIDAS COMO SOCIEDADES
ESTATALES DE ESTIBA Y DESESTIBA.
Resumen: Los estibadores portuarios que
prestan servicios en empresas no constituidas como Sociedad Estatal de Estiba y Desestiba deben estar encuadrados en este régimen especial dado que prestan un trabajo de
estiba y desestiba en la actividad portuaria,
sometidos a una misma actividad laboral que
quienes la realizan para una Sociedad Estatal y del art. 2 del Real Decreto 2864/1974 no
se desprende otra cosa ya que engloba dentro
del Régimen Especial del Mar el «trabajo de
los estibadores portuarios» sin ninguna condición derivada de la empresa para la que
prestan sus servicio.
Disposiciones Legales: DECRETO
2864/ 1974, de 30 de agosto, por el que se
aprueba el texto refundido del Régimen Especial de Trabajadores del Mar: art. 2.a) 6;
ACUERDO para la Regulación de las Relaciones Laborales en los Puertos de 3-11-1993:
arts. 2 y 10.
SENTENCIA NÚM. 96
Sala 4ª
Fecha: 17 de abril de 2003
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
Recurso: 3072/02
Materia: MEJORA DE LAS PRESTACIONES DE LA SEGURIDAD SOCIAL. CUANTIA Y DEDUCCIÓN DE CUOTAS DE
SEGURIDAD SOCIAL CON CARGO AL
TRABAJADOR. BANCO BILBAO VIZCAYA, S.A.
Resumen: Los demandantes suscribieron
acuerdos con la demandada en virtud de los
cuales, procederían a suspender sus contratos de trabajo previamente a solicitar la jubilación anticipada, o a la situación de jubilación. Llegada la fecha de la jubilación voluntaria, el acuerdo que las partes suscribieron
fue del abono por parte de la empresa del
complemento necesario para que sumado a la
pensión que le reconozca la Seguridad Social
el trabajador perciba el 100% de las percepciones brutas pensionables anuales, que tenga derecho a percibir al cumplir 60 años,
deducidas las cuotas de la Seguridad Social a
su cargo. La base que el Banco toma para
determinar la pensión complementaria tiene
ya deducida las cuotas de seguridad social de
los actores en el año de su jubilación. La Sala
de lo Social del TSJ estimó la demanda, por lo
que la entidad bancaria interpuso recurso de
casación para la unificación de doctrina que
ha sido estimado por la Sala 4ª del TS, confirmando el pronunciamiento dictado en instancia porque no procede descontar las cuotas de
seguridad social que corresponde abonar al
trabajador. Reitera doctrina recogida en sentencia de 10 de julio de 2002.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL 1974: arts. 21.1
y 181.1 a); ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES: art. 82.3; CODIGO CIVIL: art. 1255.
SENTENCIA NÚM. 97
Sala 4ª
Fecha: 12 de mayo de 2003
Recurso: 3183/02
Materia: PENSION DE VIUDEDAD. CAUSANTE FALLECIDA EN 1967 Y SOLICITUD PRESENTADA POR EL ESPOSO
TRAS LA ENTRADA EN VIGOR DE LA LEY
24/72.
Resumen: Se reclama por el viudo la pensión de viudedad por el fallecimiento de su
esposa, que tuvo lugar en 1967. La sentencia
recurrida estimó la demanda siendo planteado recurso de unificación de doctrina por la
Entidad Gestora que ha sido desestimado por
la Sala 4ª del TS al considerar que tras la
entrada en vigor de la CE o desde la declaración de inconstitucionalidad del término «viuda» que se utiliza en el texto de la LGSS 1974,
procede reconocer al reclamante el derecho a
la pensión de viudedad que, a partir de la Ley
24/1972, es un derecho imprescriptible, y ello
aunque el hecho causante tuviera lugar bajo
la vigencia de la LSS 1966 ya que entonces la
norma reguladora de la pensión era discriminatoria para los viudos.
Disposiciones Legales: LEY DE SEGURIDAD SOCIAL: art. 54.1.
SENTENCIA NÚM. 98
Sala 4ª
Fecha: 14 de mayo de 2003
Recurso: 2437/02
Materia: PENSION DE VIUDEDAD. CAUSANTE PERCEPTOR DE PENSION DE
INCAPACIDAD DERIVADA DE ACCIDENTE DE TRABAJO, ACAECIDO CON ANTERIORIDAD A 1966. RESPONSABILIDAD
EN EL PAGO DE LAS PRESTACIONES.
Resumen: El pago de las prestaciones que
se deriven del accidente de trabajo corresponde a la entidad aseguradora de la contingencia a la fecha del accidente. Además, en el
caso que se resuelve, habiendo acaecido el
accidente antes de 1966, debe mantenerse la
responsabilidad de la entidad aseguradora de
aquel accidente ya que dichos aseguramientos seguían produciendo efectos conforme a la
legislación anterior, no obstante el cese de las
compañías privadas en la gestión del seguro
de accidentes de trabajo a partir del 30 de
abril de 1966. Finalmente, el INSS no puede
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
219
JURISPRUDENCIA
responder del pago de la prestación, en su
condición de Fondo de Garantía de Accidentes porque su responsabilidad nace cuando se
produce una falta de aseguramiento o insolvencia de las Aseguradoras o en ante el reaseguro.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 172.2;
LEY DE SEGURIDAD SOCIAL de 1966:
arts. 16, 199 y Disposición Transitoria 5ª;
REAL DECRETO-LEY 36/1978, de 16 de
noviembre, sobre Gestión institucional de la
Seguridad Social, la salud y el empleo: Disposición Adicional 1ª.
SENTENCIA NÚM. 99
Sala 4ª
Fecha: 16 de mayo de 2003
Recurso: 2238/02
Materia: INCAPACIDAD PERMANENTE.
PENSION NO CONTRIBUTIVA. UNIDAD
ECONOMICA DE CONVIVENCIA Y NIVEL
DE INGRESOS: COMPUTA EL PLAN DE
PENSIONES DE UN MIEMBRO DE LA
UNIDAD.
Resumen: La demandante impugna la
resolución de la Diputación en la que se le
había dejado sin efecto la pensión no contributiva de invalidez que venía percibiendo
porque los ingresos de la unidad familiar
superaban el límite legal, al incluir en su
cómputo los que el padre de la demandante
había percibido por un plan de pensiones. La
sentencia recurrida estima la pretensión de
la beneficiaria. La Sala 4ª del TS, apreciando
la identidad con un supuesto en el que el
ingreso que se discutía como computable era
la indemnización percibida por el marido de
la beneficiaria al causar baja en la empresa
por invalidez, considera que debe computarse
lo percibido por el plan de pensiones al ser
ingresos de naturaleza prestacional, según
dispone el art. 1.2 de la Ley 8/87 en relación
con el art. 144.5 LGSS, sin que en este caso
pueda acudirse a la doctrina de la Sala, en
materia de subsidio por desempleo y el cóm-
220
puto de los incrementos patrimoniales derivados de fondos de inversión.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 144.5;
REAL DECRETO 357/1991, de 15 de marzo
por el que se desarrolla en materia de pensiones no contributivas la Ley 26/90, de 30 de
diciembre, por la que se establecen en la
Seguridad social prestaciones no contributivas: arts. 11, 12 y 14.
SENTENCIA NÚM. 100
Sala 4ª
Fecha: 26 de mayo de 2003
Recurso: 1846/02
Materia: ACCIDENTE DE TRABAJO. ENTIDAD RESPONSABLE CUANDO SE SUCEDEN DOS ACCIDENTES DE TRABAJO.
Resumen: Se impugna una resolución del
INSS en la que se reconoce una incapacidad
permanente, derivada de accidente de trabajo, haciendo responsable de la prestación a la
Mutua que tenía asegurado dicho riesgo en el
momento del accidente acaecido en 1999. El
trabajador, tras una intervención quirúrgica
de hernia discal L4-L5 en 1990 –sin constancia de contingencia alguna–, sufrió un accidente laboral en 1996, causando baja por
lumbalgia, teniendo cubierta dicha contingencia por el INSS; en 1999 sufre otro accidente del que resulta lesionado en hernia discal L5-S1 y una recidiva en L4-L5. La sentencia recurrida condenó a las dos entidades aseguradoras de la contingencia profesional, en
el momento de los dos accidentes. El INSS
plantea recurso de unificación de doctrina y
la Sala 4ª del TS, partiendo de que la incapacidad permanente trae causa del segundo
accidente, aunque resulte afectada las lesiones de enfermedad común del año 1990,
declara que la única entidad responsable de
las prestaciones es la Mutua aseguradora y
no el INSS que cubría la contingencia en
1996, sin que el accidente ocurrido entonces
haya influido en la actual situación de incapacidad que presenta el trabajador.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 38, 115 a
118.
SENTENCIA NÚM. 101
Sala 4ª
Fecha: 28 de mayo de 2003
Recurso: 4149/02
Materia: SEGURO OBLIGATORIO DE
VEJEZ E INVALIDEZ (SOVI). FECHA DE
EFECTOS. NO APLICACIÓN DE CRITERIO DE EQUIDAD.
Resumen: El demandante venía percibiendo una pensión de jubilación desde el 27
de febrero de 1988 y al cabo de once años solicita el reconocimiento de una pensión de
vejez con cargo al SOVI, de mayor cuantía
que la que venía percibiendo. El INSS le reconoce dicha pensión con efectos de 1 de marzo
de 2001, al haber presentado la solicitud el 27
de febrero de dicho año. La sentencia recurrida revoca dicha decisión porque considera
que, por el principio de equidad, los efectos
económicos deben ser desde el cumplimiento
de la edad, sin perjuicio de aplicar el art. 43.1
LGSS. La Sala 4ª del TS estima el recurso del
INSS y casa la sentencia porque su decisión
se ajusta a lo dispuesto en el art. 10 de la OM
de 2 de febrero de 1940 y no es de aplicación al
caso las normas sobre prestaciones de la
Seguridad Social, dado el carácter residual de
las pensiones del SOVI; además, el principio
de equidad no puede tomarse en consideración al no contemplarlo la normativa aplicable.
Disposiciones Legales: ORDEN MINISTERIAL de 2 de febrero de 1940, sobre subsidio de vejez: art. 10.
SENTENCIA NÚM. 102
Sala 4ª
Fecha: 30 de mayo de 2003
Recurso: 1639/02
Materia: ACCIDENTE DE TRABAJO.
ACCIDENTE IN ITINERE. FALTA DE
RELACION ENTRE LA LESION Y EL TRABAJO.
Resumen: El trabajador se dirigía en su
vehículo al centro de trabajo, desde su domicilio, cuando como consecuencia de un infarto
de miocardio se salió de la carretera, produciéndose un accidente de tráfico que le causó
la muerte. Se reclama por su viuda que las
prestaciones sean derivadas de la contingencia de accidente de trabajo y la sentencia
recurrida rechaza dicha pretensión por no
existir relación entre la causa del fallecimiento y el trabajo. La Sala 4ª del TS, en unificación de doctrina, confirma dicho pronunciamiento al aplicar la sentencia impugnada la
doctrina sobre el accidente in itinere, recogida en sentencias de 21 de diciembre de 1998 y
30 de mayo de 2000, entre otras.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 115.3.
SENTENCIA NÚM. 103
Sala 4ª
Fecha: 3 de junio de 2003
Recurso: 3129/02
Materia: ACCIDENTE DE TRABAJO. RESPONSABILIDADES. RESPONSABILIDAD
POR CULPA EXTRACONTRACTUAL.
Resumen: Se plantea en unificación de
doctrina si el trabajador, al margen de percibir
las prestaciones de Seguridad Social que
corresponde a un accidente de trabajo, puede
reclamar una indemnización de daños y perjuicios por responsabilidad por culpa extracontractual. La Sala 4ª del TS reitera la doctrina
recogida en sentencias de 10 de diciembre de
1998 y 17 de diciembre de 1999, entre otras.
Disposiciones Legales: CODIGO
CIVIL: art. 1902.
SENTENCIA NÚM. 104
Sala 4ª
Fecha: 3 de junio de 2003
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
221
JURISPRUDENCIA
Recurso: 3507/02
Materia: DESEMPLEO. SUBSIDIO POR
DESEMPLEO. PERDIDA DE UN TRABAJO
A TIEMPO COMPLETO QUE DURO DOCE
DIAS, PRECEDIDO DE OTRO A TIEMPO
PARCIAL.
Resumen: La demandante impugna la
resolución del INEM en la que se le reconoce
el derecho al subsidio de desempleo en un
40% del s.m.i. ya que considera que le corresponde el 75%. La sentencia recurrida desestimó la pretensión porque consideró aplicable
el criterio de proporcionalidad del art. 217.1
LGSS. En unificación de doctrina, la Sala 4ª
confirma dicha sentencia ya que aunque el
último contrato fue a tiempo completo, el
número de días cotizados por dicha modalidad no alcanza el legalmente exigido, siendo
que si se reunía con el trabajo a tiempo parcial que precedió al de tiempo completo. Ante
esta situación, procede acudir a una interpretación lógica del precepto y reconocer el subsidio con el criterio de proporcionalidad que
se recoge en el mismo. Pone de manifiesto la
Sala que no se discute la forma de cálculo del
porcentaje, por lo que no entra a una posible
aplicación de la doctrina de la sentencia de 20
de diciembre de 2002.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 217.1
jubilación con cargo al RETA que le fue reconocida con el 86% de la base reguladora de
86.042 pesetas, con efectos de 1 de octubre de
2000. Disconforme con el porcentaje, pretende que le sean computadas las cotizaciones
anteriores al alta (01/09/73) y por el periodo
de 1 de septiembre de 1968 a 31 de agosto de
1973. La sentencia recurrida confirma la de
instancia que había reconocido el 90% de la
base regulado y el INSS plantea recurso de
unificación de doctrina que es rechazado por
la Sala 4ª del TS al no existir contradicción
con su sentencia de 15 de noviembre de 1996.
La falta de identidad la aprecia porque en
esta última sentencia no se pudo contemplar
la Ley 22/93 que otorgaba eficacia a dichas
cotizaciones y que se encontraba vigente en el
momento del hecho causante de la sentencia
recurrida. Ver sentencia de 27 de marzo y 21
de mayo de 2001, entre otras, sobre hechos
causantes bajo la vigencia de la Ley 66/97 y
con altas anteriores a enero de 1994, en la
que se hace irrelevante la Ley 22/93, por no
ser aplicable.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 161.1.b),
Disposición Adicional 9ª; DECRETO
2530/1970, de 20 de agosto, por el que se regula el régimen especial de la Seguridad Social
de los trabajadores por cuenta propia o autónomos: art. 28; LEY 66/1997, de 30 de diciembre, de Medidas Fiscales, Administrativas y
del Orden Social: Disposición Adicional 2ª.
SENTENCIA NÚM. 105
Sala 4ª
Fecha: 3 de junio de 2003
Recurso: 3606/02
Materia: REGIMEN ESPECIAL DE TRABAJADORES AUTONOMOS. JUBILACION. PERIODO DE CARENCIA Y EFICACIA DE LAS COTIZACIONES ANTERIORES AL ALTA. HECHO CAUSANTE BAJO
LA VIGENCIA DE LA LEY 66/1997 Y ALTA
ANTERIOR A ENERO DE 1994. FALTA DE
CONTRADICCION.
SENTENCIA NÚM. 106
Sala 4ª
Fecha: 9 de junio de 2003
Recurso: 4217/02
Materia: ACCIDENTE DE TRABAJO. RESPONSABILIDADES EN EL PAGO DE LAS
PRESTACIONES. SUPUESTO DE TRABAJADOR EXTRANJERO (ECUATORIANO)
SIN PERMISO DE TRABAJO NI RESIDENCIA.
Resumen: El demandante, nacido el 4 de
septiembre de 1935, solicitó prestación de
Resumen: Se cuestiona en unificación de
doctrina si el INSS debe responder de las
222
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
prestaciones en materia de accidente de trabajo que en la sentencia recurrida se han
reconocido al trabajador, extranjero sin permiso de trabajo y residencia, como consecuencia del accidente de trabajo que sufrió mientras prestaba servicios para la empresa. La
Sala 4ª del TS, poniendo de manifiesto la doctrina sobre responsabilidad en esta contingencia, cuando el empresario incumple sus
obligaciones en materia de Seguridad Social,
señala que la falta de la correspondiente
autorización no invalida el contrato de trabajo, según la Ley 4/00, aplicable al momento
del hecho causante, y por tanto no puede quedar desprotegido en el ámbito de la Seguridad
Social. Por otra parte, la normativa internacional ampara esta conclusión ya que se reconoce la reciprocidad en todo caso, respecto de
las contingencias de accidente de trabajo y,
además, España y Ecuador tienen suscrito un
Convenio Adicional, según el cual los trabajadores ecuatorianos en España tendrán iguales condiciones que los nacionales, por lo que
a aquéllos les alcanza el principio de automaticidad en las prestaciones que rige en nuestro sistema.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 125.3;
LEY ORGANICA 4/2000 de 11 de enero,
sobre extranjería: art. 33.3
SENTENCIA NÚM. 107
Sala 4ª
Fecha: 10 de junio de 2003
Recurso: 1866/02
Materia: ACCIDENTE DE TRABAJO.
LESIONES ANTERIORES AGRAVADAS
POR EL ACCIDENTE.
Resumen: Se plantea en unificación de
doctrina si la contingencia por la que ha sido
declarado el demandante en situación de
incapacidad permanente debe calificarse
como accidente de trabajo o enfermedad
común. La situación sobre la que se establece
el debate parte de un accidente en tiempo y
lugar de trabajo por el que se originan unas
determinadas lesiones, apareciendo otras
que estaban latentes con anterioridad al
siniestro laboral, siendo objeto de análisis el
apartado f) del núm. 2 del art. 115 LGSS. La
Sala 4ª del TS estima que no se ha destruido
la presunción de laboralidad de las lesiones
que padece el demandante, por lo que debe
estimarse que la contingencia que debe reconocerse es la de accidente de trabajo.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 115.2 f)
SENTENCIA NÚM. 108
Sala 4ª
Fecha: 10 de junio de 2003
Recurso: 2880/02
Materia: REINTEGRO DE PRESTACIONES INDEBIDAMENTE PERCIBIDAS.
RECLAMACION DE OFICIO: REGLA
GENERAL Y EXCEPCIONES. SUPUESTO
DE PENSION NO CONTRIBUTIVA.
Resumen: Se plantea en unificación de
doctrina si la Entidad Gestora puede reclamar de oficio lo indebidamente percibido por
la demandante, como pensión no contributiva, cuando en el año 1999 superó el límite de
ingresos que permitía acceder a la pensión,
habiendo efectuado la beneficiaria la declaración de ingresos durante el primer trimestre
del año 2000, referido al año precedente. La
Sala 4ª del TS, tras recordar la doctrina de la
Sala sobre la aplicación del art. 145. 1 y 2 de
la LPL, considera que el caso que resuelve no
está incluido dentro de la excepcionalidad del
precepto ni de ninguno de los supuestos que
permiten reclamar de oficio lo indebidamente
percibido por el beneficiario. Parte de que la
demandante dio cumplimiento al art.16.2 del
RD 357/91 y, por tanto, la entidad gestora
debe acudir a la vía judicial para reclamar las
cantidades a devolver.
Disposiciones Legales: LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: art. 145.1 y
145.2; REAL DECRETO 357/1991, de 15 de
marzo, por el que se desarrolla la Ley 26/90,
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
223
JURISPRUDENCIA
de 20 de diciembre, sobre prestaciones no
contributivas: art. 16.2
SENTENCIA NÚM. 109
Sala 4ª
Fecha: 11 de junio de 2003
Recurso: 3759/02
Materia: INCAPACIDAD PERMANENTE.
BASE REGULADORA. MODIFICACION
POR APLICACIÓN DE CRITERIO JURISPRUDENCIAL. EFECTOS DESDE SU
RECONOCIMIENTO.
Resumen: El demandante solicitó la
modificación de la pensión de incapacidad
permanente, en la cuantía que resultaba de
aplicar los convenios bilaterales, siéndole
reconocida la misma pero con efectos desde
los tres meses anteriores a esta solicitud al no
existir error de la Entidad Gestora sino un
nuevo criterio jurisprudencial. Se recurre en
unificación de doctrina y la Sala 4ª del TS
casa la sentencia porque los efectos del reconocimiento de la pensión son desde los tres
meses de la solicitud, siendo ésta la inicial
aunque lo que se solicite sea la modificación
de la cuantía. Además, el hecho de que la
modificación de la cuantía traiga causa de
una doctrina judicial que se origina con posterioridad al reconocimiento de la pensión no
impide que los efectos sean desde la fecha en
que se reconoció el derecho a la prestación, ya
que el error de la entidad gestora existió en
todo momento, al calcular la base reguladora
de forma contraria a la norma y la interpretación que de la misma se realizó por la doctrina
jurisprudencial, aunque ésta sea posterior.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 43.1
SENTENCIA NÚM. 110
Sala 4ª
Fecha: 11 de junio de 2003
Recurso: 3941/02
Materia: JUBILACION. PENSION NO
CONTRIBUTIVA. INGRESOS DE LA UNI-
224
DAD ECONOMICA DE CONVIVENCIA.
SUPUESTO DE MIEMBRO (HIJA DE LA
SOLICITANTE) CASADO EN REGIMEN
DE GANANCIALES.
Resumen: La cuestión sobre la que se pronuncia la Sala 4ª consiste en si procede computar los ingresos de la hija, casada en régimen de gananciales, de la solicitante a los
efectos de reconocer una pensión no contributiva. La unidad de convivencia está formada
por la solicitante, su esposo, la hija de ambos
y el marido de ésta, que no ha sido considerado como miembro de dicha unidad, a los efectos de la pensión solicitada. Por tanto, sin discutirse por las partes ni debatido en la sentencia recurrida si la hija forma parte de la
unidad familiar, lo que se resuelve es si lo percibido por la hija debe computarse en su integridad o por mitad. La Sala 4ª del TS, siendo
indiferente la procedencia de los ingresos de
la sociedad ganancial, considera que deben
computarse la mitad de ellos, máxime teniendo presente que, a estos efectos el esposo de la
hija no se integra en la unidad de convivencia
–aunque la convivencia de los esposos es
impuesta legalmente-, cuando, por el contrario, es obligado que los miembros de la unidad
mantengan una convivencia.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 144.1 d);
CODIGO CIVIL: arts. 1344 y 1347; DECRETO 357/1991, de 15 de marzo, por el que se
desarrolla la Ley 26/90, de 20 de diciembre,
sobre prestaciones no contributivas: arts.
11.2, 13 y 14.
SENTENCIA NÚM. 111
Sala 4ª
Fecha: 13 de junio de 2003
Recurso: 1104/02
Materia: INCAPACIDAD TEMPORAL.
ALTA CON PROPUESTA DE INVALIDEZ.
FECHA DE EFECTOS ECONOMICOS:
HASTA LA RESOLUCION QUE RESUELVE EL EXPEDIENTE DE INCAPACIDAD
PERMANENTE.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
Resumen: Se pretende por el empresario
que el pago del subsidio de incapacidad temporal concluya en el momento en que se da el
alta al trabajador con propuesta de invalidez,
solicitando el reintegro de lo abonado hasta la
fecha de efectos económicos de la incapacidad
permanente que le fue reconocida al trabajador. La Sala 4ª del TS estima el recurso que
planteó la entidad gestora frente a la sentencia de suplicación que estimó la demanda,
porque los efectos del subsidio de incapacidad
temporal, en los supuestos como el que es
objeto del recurso, se prorrogan hasta el
momento de la calificación de la incapacidad
permanente, en cuyo momento se inician los
efectos de la invalidez.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 128.1 a),
131 bis 1 y 131 bis 3; ORDEN MINISTERIAL
de 18 de enero de 1996 para la aplicación y
desarrollo del RD 1300/95: Disposición Adicional 3ª.3.
SENTENCIA NÚM. 112
Sala 4ª
Fecha: 23 de junio de 2003
Recurso: 3079/02
Materia: INCAPACIDAD TEMPORAL.
RESPONSABILIDADES POR FALTA DE
ALTA. ALTA FUERA DE PLAZO AUTORIZADO Y COTIZACIONES ABONADAS CON
POSTERIORIDAD AL HECHO CAUSANTE.
Resumen: El trabajador, estando prestando servicios desde noviembre, causó baja
por enfermedad en diciembre, siendo dado de
alta en el mes de febrero siguiente. El SVS
para el que prestaba servicios la demandante
tiene autorización para demorar el plazo de
presentación de los documentos de afiliación
alta y baja de 30 días a partir del día siguiente al inicio, cese en la actividad o variación de
datos y para diferir el ingreso de las liquidaciones de cuotas. El alta se presenta el 2 de
Febrero de 2001, desconociéndose la fecha de
ingreso de las cotizaciones de Noviembre,
Diciembre y Enero de 2001 que, en último
caso, aunque fuera dentro del plazo autorizado, sería posterior al hecho causante. Solicitado el pago del subsidio de incapacidad temporal le es denegado por el INSS al trabajador por no estar en alta. En unificación de
doctrina se declara la responsabilidad del
empresario en el abono del subsidio porque el
alta se ha realizado fuera de plazo autorizado
y las cotizaciones, aunque abonadas en el plazo autorizado, lo fueron con posterioridad al
hecho causante, por lo que su eficacia retroactiva no alcanzaría a esa fecha.
Disposiciones Legales: REAL DECRETO 84/1996, de 26 de enero por el que se
aprueba el Reglamento sobre inscripción de
empresas y afiliación, altas, bajas y variaciones de datos de trabajadores en la Seguridad
Social: art. 35.1.1º.3.
SENTENCIA NÚM. 113
Sala 4ª
Fecha: 25 de junio de 2003
Recurso: 3192/03
Materia: DESEMPLEO. SUBSIDIO POR
DESEMPLEO. RESPONSABILIDADES
FAMILIARES. HIJO PRIVATIVO DEL
CONYUGE DEL SOLICITANTE, QUE NO
CONVIVE CON ESTE.
Resumen: La cuestión que se plantea en
el recurso de unificación consiste en determinar si el hijo del marido de la solicitante del
subsidio por desempleo, que no convive con su
padre, puede considerarse como miembro de
la unidad familiar para determinar las responsabilidades familiares. La Sala 4ª del TS
considera que en tal situación no puede considerarse hijo a cargo a quién siendo hijo privativo de uno de los esposos no convive con ellos.
La convivencia no es exigible para los supuestos en que los hijos son los del solicitante que
están en el supuesto del art. 18.3 del RD
625/85.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 215.2;
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
225
JURISPRUDENCIA
REAL DECRETO 625/1985, de 2 de abril por
el que se desarrolla la Ley 31/84 de protección
por dsempleo: art. 18.
SENTENCIA NÚM. 114
Sala 4ª
Fecha: 26 de junio de 2003
Recurso: 3625/02
Materia: REGIMEN ESPECIAL DE TRABAJADORES AUTONOMOS. INCAPACIDAD TEMPORAL. ESTAR AL CORRIENTE
EN EL PAGO DE LAS COTIZACIONES AL
MOMENTO DEL HECHO CAUSANTE.
POSTERIOR ACUERDO DE FRACCIONAMIENTO DEL PAGO.
Resumen: El aplazamiento en el pago de
las cotizaciones que autoriza la TGSS debe
obtenerse con anterioridad al hecho causante
de la prestación, para que pueda tener los
efectos de considerar al beneficiario al
corriente en el pago de las prestaciones.
Disposiciones Legales: REAL DECRETO 1637/1995, de 6 de octubre que aprobó el
Reglamento General de Recaudación de los
recursos del sistema de la Seguridad Social:
art. 42.3 b); ORDEN MINISTERIAL de 22 de
febrero de 1996 de desarrollo del Reglamento
General de Recaudación de los Recursos del
Sistema aprobado por el Real Decreto
1637/1995: art. 27.1
SENTENCIA NÚM. 115
Sala 4ª
Fecha: 25 de junio de 2003
Recurso: 3478/02
Materia: JUBILACIÓN. RESPONSABILIDAD EN EL PAGO DE LA PENSION.
SUPUESTO DE FALTA DE COTIZACION
EN PERIODO EN QUE SE DECLARA EN
VIA JUDICIAL QUE HA EXISTIDO RELACION LABORAL.
Resumen: Se plantea en unificación de
doctrina si la empresa es responsable del
pago de la pensión de jubilación que le ha sido
226
denegada al trabajador por no tener el periodo de carencia. El debate sobre la responsabilidad surge porque el trabajador obtuvo sentencia en la que fue declarado fijo en la
empresa demandada, con efectos de diciembre 1967, y como consecuencia de esa declaración fue dado de alta en Seguridad Social,
señalando la empresa como fecha de efectos
el 1 de julio de 1995, si bien se acordó por la
TGSS, la de diciembre de 1967, siendo
impugnada por la empresa en vía judicial,
pendiente de resolver. Ante estas circunstancias, la Sala 4ª del TS pone de manifiesto la
falta de buena fe en la empresa que, junto a
otros hechos, hacen inaplicable el criterio de
proporcionalidad en la apreciación de la responsabilidad.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 126.
SENTENCIA NÚM. 116
Sala 4ª
Fecha: 26 de junio de 2003
Recurso: 4518/02
Materia: MEJORAS VOLUNTARIAS DE
LAS PRESTACIONES DE LA SEGURIDAD
SOCIAL. GRADO DE INVALIDEZ: DEFINICION EN EL SEGURO COLECTIVO, NO
ACORDE CON EL CONCEPTO LEGAL EN
EL AMBITO DE LA SEGURIDAD SOCIAL.
Resumen: La cuestión suscitada en unificación de doctrina se centra en determinar si
el concepto de invalidez que se recoge en el
seguro colectivo suscrito en beneficio de los
trabajadores de la empresa demandada, a los
efectos de las mejoras voluntarias que les
corresponden, es válido, no obstante no coincidir con el que se recoge en la Ley General de
la Seguridad Social. Concretamente, se refiere a la «muerte por accidente de trabajo» que
es definida en la póliza excluyendo la muerte
por infarto de miocardio. La Sala 4ª del TS
considera que debe estarse al concepto definido en la póliza, salvo que en la misma no se
recojan o lo sean en términos no claros o oscuros, en cuyo caso deberá acudirse a las nor-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
mas del sistema de seguridad social. Reitera
doctrina recogida en la sentencia de 22 de
noviembre de 1996 y las que en ella se citan.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 191 a
194; LEY 50/1980, de 8 de octubre, de contrato de seguro: art. 1. 3 y 100.
SENTENCIA NÚM. 117
Sala 4ª
Fecha: 30 de junio de 2003
Recurso: 2403/02
Materia: ACCIDENTE DE TRABAJO.
RECARGO POR FALTA DE MEDIDAS DE
SEGURIDAD. EXISTENCIA DE NEXO
CAUSAL. INAPLICACION DEL PRINCIPIO DE PRESUNCION DE INOCENCIA.
Resumen: Se suscita en unificación de
doctrina si procede imponer el recargo por
falta de medidas de seguridad que ha sido
negado por la sentencia recurrida con base en
no quedar acreditada la relación de causalidad entre la infracción y los hechos que ocasionaron la muerte de los trabajadores, no
constando la causa del accidente. La Sala 4ª
del TS casa dicho pronunciamiento porque
considera que por el empresario se asignó
unas tareas a los trabajadores cuando éstos
carecían de la cualificación profesional necesaria para llevarlas a cabo; además, los
medios utilizados no eran los adecuados para
realizar el trabajo, sin que en el lugar se
encontrara ningún técnico que dirigiera el
trabajo. Todo ello contribuye a estimar razonable que se generó una situación de riesgo y
que la explosión tuvo lugar por esas deficiencias, sin que existan elementos que permitan
valorar un posible caso fortuito. El principio
de presunción de inocencia que parece aplicar
la sentencia recurrida, al declarar que no
queda aclarada la forma en que se produjo el
siniestro, debe ser rechazada porque dicho
principio no tiene cabida en el ámbito de
incumplimiento del deber de seguridad que
debe asumir el empleador.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 123;
CONVENIO sobre seguridad y salud de los
trabajadores (núm. 155) de la OIT, de 22 de
junio de 1981: art. 16; LEY 31/1995, de 8 de
noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales: art. 15.3.
SENTENCIA NÚM. 118
Sala 4ª
Fecha: 1 de julio de 2003
Recurso: 4017/02
Materia: DESEMPLEO. DURACION. REAPERTURA TRAS PENSION DE INCAPACIDAD PERMANENTE PERCIBIDA EN EJECUCION PROVISIONAL.
Resumen: El demandante estuvo percibiendo prestación por desempleo hasta que le
fue reconocida una pensión de incapacidad
permanente. Esta pensión la cobró en ejecución provisional de sentencia, por opción, y
hasta que fue revocada por la Sala de suplicación. Tras la sentencia firme, vuelve a percibir prestación por desempleo, siendo objeto
de debate el tiempo de duración de esa prestación y si el transcurrido durante la percepción de la pensión de incapacidad es deducible. La sentencia recurrida no ha descontado
este espacio temporal y en unificación de doctrina se confirma dicha decisión porque se
prohibe la percepción simultánea de dos prestaciones y no la percepción sucesiva.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 213.1 f).
SENTENCIA NÚM. 119
Sala 4ª
Fecha: 2 de julio de 2003
Recurso: 3499/02
Materia: INCAPACIDAD TEMPORAL.
IMPAGO DEL SUBSIDIO POR LA EMPRESA QUE HABIA ASUMIDO VOLUNTARIAMENTE LA GESTION DE LA PRESTACION. RESPONSABILIDAD SUBSIDIARIA
DEL INSS.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
227
JURISPRUDENCIA
Resumen: La cuestión suscitada en unificación de doctrina se centra en determinar si
el INSS es responsable subsidiario del pago
del subsidio de incapacidad temporal, cuya
gestión había sido asumida voluntariamente
por la empresa que había incurrido en impago del subsidio y de cuotas correspondientes a
periodos posteriores al hecho causante. La
Sala 4ª del TS, reiterando doctrina recogida
en la sentencia de Sala General de 15 de
mayo de 2001, mantiene la declaración de
responsabilidad subsidiaria que se había
declarado en la sentencia recurrida porque el
beneficiario de las prestaciones debe mantener el mismo sistema de derecho que en
materia de prestaciones se establece en el sistema de Seguridad Social, sin que éste deje de
aplicarse por existir una colaboración voluntaria en la gestión de la prestación.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: arts. 126.1 y
126.3.
SENTENCIA NÚM. 120
Sala 4ª
Fecha: 3 de julio de 2003
Recurso: 669/02
Materia: INCAPACIDAD PERMANENTE.
PRORRATA TEMPORIS. CALCULO CONFORME A TODO EL PERIODO COTIZADO
A LA SEGURIDAD SOCIAL EXTRANJERA
Y NO SOLO EL NECESARIO PARA
CUBRIR EL PERIODO DE CARENCIA.
Resumen: Se plantea en el recurso de unificación de doctrina si el porcentaje que debe
abonar la Seguridad Social española, como
prorrata temporis, debe calcularse tomando
sólo el periodo de cotización en el extranjero
que fue necesario para cubrir el periodo de
carencia o todo el tiempo de cotización. La
sentencia recurrida consideró que debe calcularse la parte correspondiente a la Seguridad
Social española tomando sólo las cotizaciones
realizadas en el país extranjero que fueron
necesarias para completar el periodo de
carencia. La Sala 4ª del TS casa dicha senten-
228
cia porque el art. 46 del Reglamento Comunitario dispone que el importe efectivo de la
prestación, prorrateando la cuantía teórica,
se determina en relación con la duración total
de los periodos de seguro cubiertos bajo las
legislaciones de todos los estados miembros
afectados. El art. 45 de dicho reglamento
hace referencia al periodo de carencia y no al
importe económico.
Disposiciones Legales: REGLAMENTO (CEE) 1408/1971, del Consejo, de 14 de
junio de 1971, relativo a la aplicación de los
Regímenes de Seguridad Social a los trabajadores por cuenta ajena y a sus familiares que
se desplazan dentro de la comunidad, en la
versión del Reglamento 1248/92: arts. 38.1 y
45.1.
SENTENCIA NÚM. 121
Sala 4ª
Fecha: 9 de julio de 2003
Recurso: 1375/02
Materia: RECLAMACION PREVIA EN
MATERIA DE SEGURIDAD SOCIAL.
IMPUGNACION DE RESOLUCIONES DICTADAS DURANTE LA TRAMITACION
DEL EXPEDIENTE.
Resumen: La reclamación previa sólo
puede plantearse frente a resoluciones que
resuelvan definitivamente el expediente
administrativo y no contra las dictadas
durante su tramitación ya que una resolución
intermedia, de trámite, dictada en un expediente administrativo en materia de seguridad social, no es impugnable en vía judicial
laboral, en donde la impugnación que corresponde es la referida a la resolución definitiva
que se dicte en el expediente y pone fin a la
vía administrativa.
Disposiciones Legales: LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: art. 71.1; LEY
30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen
jurídico de las Administraciones Públicas y
del Procedimiento Administrativo: art. 78.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
MARÍA LUZ GARCÍA PAREDES
SENTENCIA NÚM. 122
Sala 4ª
Fecha: 9 de julio de 2003
Recurso: 3398/02
Materia: COSTAS PROCESALES. SERVICIO CANARIO DE SALUD. FALTA DE
IDENTIDAD POR NO SER ENTIDAD GESTORA. NO PROCEDE IMPONER COSTAS.
Resumen: Se cuestiona en unificación de
doctrina si el Servicio Canario de Salud puede ser condenado en costas, invocándose
como sentencia de contraste una en la que se
debate la misma cuestión en relación con el
INSALUD. La Sala 4ª del TS aprecia la falta
de identidad porque el Servicio de Salud no es
una Entidad Gestora. No obstante, al tener
que resolver sobre las costas del recurso de
casación, considera que no procede imponerlas porque a los organismos de las Comunidades Autónomas que asumen la función de
Seguridad Social, les es de aplicación el beneficio de justicia gratuita del que gozan las
Entidades Gestoras. Sobre identidad entre
INSALUD y Servicio Andaluz de Salud, a
estos efectos, ver sentencia de 17 de julio de
2000.
Disposiciones Legales: LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: art. 217.
SENTENCIA NÚM. 123
Sala 4ª. Sala General
Fecha: 16 de julio de 2003
Recurso: 862/02
Materia: MEJORAS VOLUNTARIAS DE
LAS PRESTACIONES DE LA SEGURIDAD
SOCIAL. MODIFICACION DE LAS RECONOCIDAS EN CONVENIO COLECTIVO
POR OTRO POSTERIOR.
Resumen: La cuestión sobre la que se pronuncia la Sala 4ª del TS se refiere a si las
mejoras voluntarias reconocidas en convenio
colectivo pueden ser suprimidas o modificadas por otro convenio posterior. La Sala, tras
recodar la doctrina que se elaboró con ante-
rioridad a la reforma de la Ley 11/94, señala
que el número 4 del art. 82 dispone con claridad que un convenio colectivo puede disponer
de los derechos reconocidos en otro anterior.
Pone de manifiesto, también, que en el debate de dicha reforma se pretendió introducir
una enmienda, rechazada, en la que se imponía el respeto a los derechos adquiridos o en
curso de adquisición, lo que significa que las
facultades de convenir no podían quedar limitadas por anteriores pacto o acuerdos privados, aunque sean de dimensión colectiva. Por
tanto, en el caso que se resuelve, las mejoras
voluntarias que tenían reconocidos los
demandantes por pacto colectivo no individual, posteriormente incorporadas al convenio colectivo fueron válidamente sustituidas
en el último convenio por otras condiciones
con distinto alcance que fueron rechazadas
por los demandantes.
Disposiciones Legales: LEY GENERAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL: art. 192;
ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES: art.
82.4.
SENTENCIA NÚM. 124
Sala 4ª
Fecha: 18 de julio de 2003
Recurso: 2319/02
Materia: JURISDICCION SOCIAL. COMPETENCIA PARA CONOCER DE LA
IMPUGNACION DE ALTAS Y BAJAS EN
EL REGIMEN DE LA SEGURIDAD
SOCIAL.
Resumen: La jurisdicción social es competente para conocer de la demanda en la que
se impugna el alta de oficio en el Régimen
General de la Seguridad Social que se efectuó
por la TGSS, al no ser materia comprendida
dentro de la gestión recaudatoria. Reitera
doctrina recogida en sentencia de 30 de abril
de 2002 y posteriores.
Disposiciones Legales: LEY DE PROCEDIMIENTO LABORAL: art. 2 b) y 3 b).
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
229
III. Recensiones y Documentación
Recensiones
«LA EXTINCIÓN DE LA
RELACIÓN LABORAL POR
JUBILACIÓN DEL
TRABAJADOR»
LOURDES MELLA MÉNDEZ *
Editorial Lex Nova
Valladolid, 2002
284 páginas
En la presente obra se desarrollan las
peculiaridades y efectos del binomio «edad
máxima - extinción de la relación laboral». Se
entiende dicha edad máxima como la ordinaria de jubilación, ya sea la general de sesenta
y cinco años, ya sean otras que puedan existir
en determinadas relaciones laborales. Además, el cumplimiento de esa edad máxima
debe permitir el disfrute de la pensión de
jubilación por cumplirse el periodo de carencia exigido para ello.
esta materia. A partir de esa fecha se establece un régimen general, uniforme y mínimo
respecto de la jubilación como causa de extinción contractual.
En palabras de la profesora Mella Méndez:
«La azarosa regulación que caracteriza a la
figura de la jubilación del trabajador por
cumplimiento de una edad determinada en
las etapas previas al Estatuto de los Trabajadores (ET) de 1980 no acaba con el tratamiento que recibe en éste» y afirma «que es, a
partir de entonces, cuando se suscitan los
mayores problemas de aquella, entre ellos los
de su constitucionalidad».
El origen y evolución histórica de la jubilación de trabajador como causa de extinción
contractual se analiza desde las Reglamentaciones de Trabajo que, a partir de la década
de 1940, contienen la previsión sobre jubilación por cumplimiento de una edad considerada como máxima para poder prestar servicios. Ante la divergencia de regulaciones de
las diferentes Reglamentaciones de Trabajo,
el Ministerio de Trabajo publica una Orden
ministerial en 1953 por la que «unifica los
distintos criterios seguidos en las referidas
ordenanzas de trabajo» y dicta la oportuna
disposición que, con carácter general, regula
La disposición adicional quinta del ET de
1980 establece que «la capacidad para trabajar, así como la extinción de los contratos de
trabajo, tendrá el límite máximo de edad que
fije el Gobierno en función de las disponibilidades de la Seguridad Social y del mercado de
trabajo. De cualquier modo, la edad máxima
será la de sesenta y nueve años, sin perjuicio
de que puedan completarse los periodos de
carencia para la jubilación». Su interpretación literal revela que la gran novedad se
halla en la fijación de una edad general que
incapacita para trabajar. Alcanzada ésta no
se pueden celebrar nuevos contratos y se
extingue el vigente. Las críticas de inconstitucionalidad a esta disposición avanzaron en
vía jurisdiccional y culminaron con la Sentencia del Tribunal Constitucional 22/1981, de 2
de julio, a partir de la cual «no existe ninguna
edad que, por sí sola, impida la perfección o
desarrollo del contrato de trabajo».
** Profesora Titular de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social, Universidad de Santiago de Compostela
El Texto refundido del ET de 1995 dispone,
en su disposición adicional décima, que, primero «dentro de los límites y condiciones fijados en este precepto, la jubilación forzosa
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
233
RECENSIONES
podrá ser utilizada como instrumento para
realizar una política de empleo; segundo,« la
capacidad para trabajar, así como la extinción de los contratos de trabajo tendrá el límite máximo de edad que fije el Gobierno en
función de las disponibilidades de la Seguridad Social y del mercado de trabajo, sin perjuicio de que puedan completarse los periodos
de carencia para la jubilación»; y, tercero,« en
la negociación colectiva podrán pactarse
libremente edades de jubilación sin perjuicio
de lo dispuesto en materia de Seguridad
Social a estos efectos.
A la disposición anterior la siguen las
Recomendaciones del Pacto de Toledo (1995),
la Ley de consolidación y racionalización del
sistema de la Seguridad Social (1997) y la firma del «Acuerdo para la mejora y el desarrollo del sistema de protección social» (2001). El
último paso normativo del progresivo cambio
que se analiza lo constituyen las medidas
para el establecimiento de un sistema de jubilación gradual y flexible con el objetivo de
poner en práctica los compromisos asumidos
por el Gobierno en el citado Acuerdo. Estas
medidas impulsan la prolongación de la vida
activa al compatibilizar percibir una pensión
de jubilación con el desarrollo de una actividad laboral y exoneran del pago de cotizaciones sociales por contingencias comunes, salvo
respecto de la incapacidad temporal, a los
trabajadores que voluntariamente decidan
continuar su actividad y siempre que reúnan
determinados requisitos personales.
La profesora Mella Méndez analiza la
compleja naturaleza jurídica de la jubilación
del trabajador en cuanto vía de extinción contractual. En relación con la jubilación voluntaria diferencia dos modalidades principales:
la ordinaria y la incentivada. A diferencia de
lo que ocurre en la jubilación voluntaria, la
extinción contractual por jubilación forzosa
no depende de la voluntad del trabajador ni
interfiere en concurso con la del empresario.
El término «forzosa» evidencia que el cese por
edad es impuesto o exigido al trabajador, al
que no le queda otra solución que aceptarlo.
234
En este caso, la autora diferencia entre la
«extinción por cumplimiento de la condición
resolutoria», «extinción por cumplimiento del
término y automaticidad de la extinción por
jubilación forzosa» y la «extinción por desistimiento del empresario».
El origen de las primeras cláusulas convencionales estableciendo la figura de la jubilación forzosa o« cláusulas guillotina» –declaradas, en un primer momento, nulas al chocar con el carácter voluntario que a la jubilación se le confería desde 1953– se sitúa en los
años posteriores a la Ley de convenios colectivos de 1958. La evolución de la jubilación forzosa en la negociación colectiva está marcada
por Sentencias del Tribunal Supremo (STS) y
Tribunal Constitucional (STC). Respecto a
las de éste último, la autora destaca la STC
22/1981, que no se pronuncia sobre la jubilación concreta que podía pactarse en la negociación colectiva; la STC 58/1985 pues« no
puede considerarse inconstitucional que se
permita que mediante el convenio pueda
fijarse un límite temporal al derecho individual, en la medida en que no se establezca sin
compensación para el afectado, que pasa a
percibir la pensión de jubilación»; y la STC
95/1985. El debate doctrinal suscitado entre
esas fechas oscilaba entre la consideración de
que el párrafo segundo de la disposición adicional quinta del ET establecía la posibilidad
de pactar una jubilación forzosa y aquella
otra que negaba tal posibilidad.
Aunque en la mayoría de las ocasiones las
cláusulas de jubilación forzosa aparecen previstas en convenios colectivos estatutarios, la
autora se plantea su posible previsión en
otros productos de ésta, como los «convenios
extraestatutarios» y «acuerdos marco» o
sobre materias concretas.
A partir de la STC 22/1981, los pronunciamientos posteriores tanto del mismo Tribunal como de los ordinarios, analizados por la
profesora Mella Méndez, condicionaron,
mayoritariamente, la constitucionalidad de
las cláusulas convencionales de jubilación
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
RECENSIONES
forzosa al desarrollo de una determinada
política de empleo dirigida al reparto de éste.
Dicha política de empleo exigía dos requisitos: la no amortización de los puestos de trabajo y el acceso a la pensión de jubilación. La
autora profundiza en el estudio y evolución
de estos requisitos hasta la actualidad. Para
ello se detiene, inicialmente, en el análisis de
los caracteres generales de la «observancia de
una determinada edad» y en los «supuestos
de jubilación forzosa a edad diferente de la de
los sesenta y cinco años», tanto por edad inferior como superior.
El requisito de la no amortización de los
puestos de trabajo, como elemento esencial
de la política de empleo que justifica la jubilación forzosa, ha sido objeto de una evolución
especialmente significativa durante los últimos años. La cambiante posición de la jurisprudencia desde 1981, lleva a la autora a considerar dos grandes etapas separadas por dos
transcendentales sentencias del TS de octubre de1987. La contradictoria evolución posterior se debe a que, a partir de esta fecha, el
referido órgano jurisdiccional no adopte,
radicalmente, la posición flexibilizadora que
establecían aquellas, en cuanto defendían la
amortización de los puestos vacantes por
jubilación forzosa. En efecto,« la doctrina flexibilizadora del referido Tribunal aún presenta distintos niveles de exigencia y, en ocasiones, se vuelve a requerir la no autorización
en cuestión». Ante la situación, el TS se pronuncia en unificación de doctrina en el año
2000, declarando la constitucionalidad de la
cláusula de jubilación forzosa que únicamente garantiza la pensión de jubilación al trabajador.
Por lo que respecta al tratamiento que el
requisito de la no amortización de los puestos
de trabajo ha venido recibiendo en los últimos
años en la negociación colectiva, no es excepcional el encontrar casos en que todavía se
hace expresa alusión al mismo.
La imposición al trabajador de la jubilación forzosa a una determinada edad implica
la extinción de su contrato de trabajo. Esto
supone un «sacrificio personal y económico»
para el mismo. Ante la clara existencia de
perjuicios, para el TC resulta evidente que
estos deben ser objeto de compensación. La
compensación en cuestión admite dos modalidades principales: pensión de jubilación y
prestaciones complementarias. El acceso a la
correspondiente pensión de la Seguridad
Social sólo se consigue en los casos en que
aquél haya cubierto los periodos de carencia
necesarios para el disfrute de ésta. El cese
forzoso por edad se producirá «sin perjuicio de
que puedan completarse los periodos de
carencia para la jubilación» o «sin perjuicio de
lo dispuesto en materia de Seguridad Social a
estos efectos». La garantía de los «derechos
pasivos» se concreta en la cobertura del periodo de carencia exigible para alcanzar el derecho a la prestación de jubilación.
Junto a la garantía de acceso a la pensión
de jubilación, el cese forzoso por edad suele
compensarse con el establecimiento de mejoras voluntarias que tienen por finalidad
mejorar el sistema público de la Seguridad
Social. Las mejoras voluntarias directas en
relación con la pensión de jubilación son,
principalmente, un complemento y un premio
de jubilación, ambos de naturaleza económica. Entre los rasgos generales de estas mejoras voluntarias están los de complementariedad, voluntariedad, carácter colectivo, y gestión privada. Las mejoras citadas tienen la
consideración de meras expectativas de derecho hasta el momento en que se produce el
hecho causante que actúa a modo de condición, es decir, el cese forzoso por razón de
edad. La condición tiene naturaleza suspensiva, pues sólo al cumplirse la misma nace el
derecho a la mejora.
La asimilación de la jubilación forzosa al
despido, entendido éste de forma amplia, ha
sido tradicionalmente aceptada por la doctrina y los Tribunales laborales y justifica la
impugnación de la jubilación forzosa a través
de la modalidad procesal del despido disciplinario.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
235
RECENSIONES
La profesora Mella Méndez también estudia algunas jubilaciones forzosas especiales
como es el caso de los «estibadores portuarios»
y el «personal civil no funcionario al servicio de
establecimientos militares», así como la jubilación en el «ámbito de la Función Pública».
Respecto a los estibadores portuarios (que
tienen una relación laboral especial de carácter indefinido con la sociedad estatal que se
constituya en cada puerto de interés público)
se revisa la constitucionalidad de esta jubilación forzosa en cuanto a la no amortización de
los puestos y el acceso a la pensión de jubilación; y la responsabilidad patrimonial del
Estado por defectuoso funcionamiento del
poder legislativo que determina, en este último supuesto, la competencia del orden contencioso-administrativo en cuanto a reclamaciones indemnizatorias.
Otro supuesto de jubilación forzosa establecido por el legislador es el del personal
civil no funcionario al servicio de establecimientos militares. Después de exponer los
antecedentes y su configuración actual, la
autora pone de relieve los requisitos de dicha
jubilación forzosa recogidos en los sucesivos
convenios colectivos del personal laboral del
Ministerio de Defensa.
La profesora Mella Méndez cierra su estudio de la jubilación como causa extintiva del
contrato de trabajo, exponiendo el régimen de
la jubilación en el ámbito de la Función Pública que afecta a funcionarios, personal laboral
y personal estatutario a su servicio, prestando
atención a los distintos tipos de jubilación que
existen en la misma. En el caso de funcionarios, estos son: la forzosa por edad, la forzosa
por incapacidad permanente, la voluntaria y
la voluntaria incentivada. En éste ámbito, la
jubilación forzosa se caracteriza por los rasgos
de tipicidad, generalidad, irreversibilidad y
automaticidad; y la edad general de los sesenta y cinco años para jubilarse puede prolongarse voluntariamente hasta los setenta años.
LUIS FERNÁNDEZ BRICEÑO
236
«LA EUROPA SOCIAL»
MARTA MAGADÁN DÍAZ*
JESÚS RIVAS GARCÍA **
J.M. Bosch Editor
Barcelona, 1999
207 páginas
A juicio de los autores, la existencia de disparidades económicas y sociales en la Unión
Europea (UE) pueden ser un obstáculo para
la realización armoniosa de la integración
europea y el buen funcionamiento del euro. Al
incrementarse la movilidad del factor trabajo
y del factor capital se pueden agudizar las
diferencias regionales y poner en peligro el
objetivo de la convergencia real. La UE, a través de los Fondos Estructurales y el Fondo de
Cohesión, se propone reducir las divergencias
existentes entre regiones y países.
En este entorno, Marta Magadán y Jesús
Rivas analizan la evolución de la «Europa
social» de la UE exponiendo una realidad de
fuerte divergencia.
El Tratado de Roma incluía esporádicas
disposiciones en materia de política social que
se consideraron como un apéndice a la política
económica y se mantuvo como una política de
acompañamiento. En los años 70 el Consejo
adoptó determinadas Directivas y programas
sociales. En la década de los 80 hay más actividad en el ámbito de la política social. Así, el
Acta Única Europea (1986) facilita la realización del mercado interior y establece normas
que impiden el dumping social. En el Tratado
de Roma se incluye un nuevo Título V denominado «Cohesión Económica y Social». Al final
de la década (1989) se aprueba la denominada
Carta Social. En enero de 2000 se aprueba la
Agenda de política social 2000-2005, que tendrá una revisión intermedia en 2003.
** Economista.
** Profesor de Hacienda Pública y Sector Público,
Universidad de Oviedo.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
RECENSIONES
El Tratado de Maastricht (1992) amplía
las competencias de la UE en el ámbito social
y de mercado de trabajo. La UE deberá
fomentar un mejor nivel de vida y garantizar
un alto nivel de protección social. Se amplían
las tareas del Fondo Social Europeo (FSE) y
se incluye un nuevo capítulo sobre educación
y formación profesional. Desde el Tratado de
Amsterdam (1997), la UE aplica una política
de fortalecimiento sobre cohesión económica
y social y modifica el cometido del FSE.
Actualmente, en el Mercado Único participan 380 millones de ciudadanos europeos
pertenecientes a quince países, con una gran
variedad cultural y lingüística. Ser ciudadano europeo supone ser acreedor de una serie
de derechos y deudor de un conjunto de deberes complementarios a los derechos y deberes
vinculados a la ciudadanía propia de un Estado miembro.
La libertad de circulación de las personas y
la eliminación de controles en las fronteras
interiores forman parte de un concepto más
amplio, el de mercado interior, en el que no es
posible que existan fronteras interiores ni
que las personas vean sus movimientos obstaculizados. Sin embargo, los ciudadanos
europeos aún se topan con obstáculos legales
y prácticos, cuando intentan ejercer sus derechos de libre circulación y residencia dentro
de la UE.
Un inconveniente que puede frenar la
movilidad de las personas es el nivel de formación académica. Los autores analizan la
situación de la educación obligatoria, la educación secundaria, la educación superior universitaria y no universitaria en los Estados
miembros. En todos los países de la UE la
educación obligatoria es gratuita, siempre
que la enseñanza sea pública, la educación
secundaria no es gratuita en la totalidad de la
UE. Respecto a la enseñanza superior, en la
UE existe diversidad en los conceptos «título
universitario» y en la «duración de los programas universitarios».
Las actividades de la UE en los ámbitos de
educación, formación y juventud están concebidas para ayudar a los ciudadanos. Los principales programas actuales se denominan
«Leonardo da Vinci», que se centra en la formación profesional y «Sócrates» cuyas acciones refuerzan la cooperación transnacional y
en el que destaca el capítulo «Erasmus» por el
que los estudiantes europeos participan en el
programa de intercambio del mismo nombre.
En cuanto al contexto socioeconómico y
demográfico de la educación, los autores consideran las condiciones en las que operan los
sistemas educativos. Tales condiciones incluyen la demanda de educación en los distintos
niveles y sectores de la enseñanza, así como
los mecanismos de gobierno de dichos sistemas y el perfil de la población de referencia
(estructura de la educación en la fuerza de
trabajo, paro juvenil por niveles educativos y
tasas de desempleo por sexos y formación).
Una característica común a todos los Estados
miembros es el creciente número de mujeres
que reciben enseñanza superior universitaria y que se incorporan al mercado de trabajo. Su participación en la población activa y
el empleo global crece de manera regular,
pero las diferencias entre Estados miembros
son considerables.
En cuanto a los sistemas fiscales no existe
ninguna legislación comunitaria específica
sobre los impuestos directos a los que están
sujetas las personas físicas, por lo que la fiscalidad varía de un Estado a otro. De forma
general, las disposiciones fiscales nacionales
han de atenerse al principio fundamental de
no discriminación establecido en el Derecho
comunitario. Los autores analizan los
impuestos que gravan la renta, el patrimonio,
los que recaen sobre sucesiones y donaciones
y los impuestos sobre transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados de los
Estados miembros. En general no hay mucho
camino recorrido en materia de armonización
de la imposición directa. La única elaboración
programática sobre imposición realizada en
la UE se refiere a la imposición indirecta.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
237
RECENSIONES
En las últimas décadas se ha producido un
importante desarrollo de los sistemas de protección social a nivel internacional. Esta tendencia se observa de manera destacada en el
marco de la UE. El objetivo de las disposiciones comunitarias no se dirige a una armonización de los regímenes de seguridad social
de los Estados miembros sino, simplemente,
a su coordinación sobre cuatro pilares fundamentales: Igualdad de trato, una única legislación aplicable, la acumulación de los periodos y la exportación de cualquier pensión a
todos los Estados miembros.
Aunque los sistemas de protección social
existentes en los Estados miembros difieren
en su modo de financiación y en su ámbito de
aplicación, sus principales características
son, básicamente, similares. Todos los Estados miembros conceden prestaciones en caso
de vejez, enfermedad, invalidez y desempleo
y cuidado de niños y dan derecho a disfrutar
de un sistema de asistencia sanitaria gratuita o casi gratuita.
El desempleo, que afecta casi al 8% (enero2003) de la población activa se ha convertido
en el problema político, económico y social
más grave de la UE-15. La tendencia se fue
agravando desde el principio de los ochenta.
Los expertos difieren sobre sus causas profundas, pero reconocen que se trata de un
problema estructural. Con el Tratado de
Amsterdam (1997) se hace del empleo un
asunto de preocupación general. Los esfuerzos de creación de empleo sólo pueden realizarlos cada uno de los Estados miembros. La
UE proporciona un marco de crecimiento económico y de apoyo a soluciones específicas,
como formación y otras políticas activas, para
incorporar a los parados al mercado de trabajo.
El Mercado Único y la Unión Monetaria
Europea se centran en el ajuste económico.
En cuanto al mercado laboral se exige flexibilidad en materia laboral, salarial, movilidad
geográfica y movilidad ocupacional. La
«Agenda de política social 2000-2005» indica
238
cuatro líneas de acción: Establecer las condiciones para el crecimiento sostenible del
empleo, dar prioridad al conocimiento y a la
tecnología, modernizar los mecanismos de
empleo y mejorar las condiciones de vida.
Existen grandes diferencias en las retribuciones del trabajo y en los costes de trabajo de
los países industrializados. También la tasa
de actividad y la duración media de una
semana de trabajo son muy distintas. Mientras la tasa de actividad es menor del 50% en
España, Italia y Grecia, se sitúa por encima
del 60% en Finlandia (61,1%), Reino Unido
(61,5%) y Suecia (62,9%), siendo la proporción de mujeres en el mercado laboral el factor que explica las diferencias.
La Cohesión Económica y Social se introdujo en el Acta Única de 1986 y se redefine en
el Tratado de Maastricht (1992). La cohesión
económica es decisiva para formular y desarrollar las demás políticas de la UE y el mercado interior. A su servicio aparecen como
instrumentos prioritarios el Fondo de Cohesión y los llamados Fondos Estructurales:
Fondo Europeo de Orientación y Garantía
Agrícola (FEOGA-Orientación, 1964), Fondo
Europeo de Desarrollo Regional (FEDER,
1975) y el Fondo Social Europeo (FSE, 1958).
Magadán y Rivas examinan problemas
latentes. La protección social es un concepto
dinámico que debe dar respuesta a las continuas necesidades sociales. Los sistemas
nacionales deben atender a los nuevos problemas que afectan al entorno. Los grandes
condicionantes que afectan hoy a los sistemas nacionales de protección social se resumen en la evolución demográfica (caída de la
tasa de natalidad, envejecimiento, deterioro
de la relación trabajador activo/pasivo,
migraciones), transformaciones de la estructura de las familias (reducción de su tamaño)
y los cambios producidos en el mercado de
trabajo, con un nuevo orden laboral frente al
desempleo en todos y cada uno de los Estados
miembros.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
RECENSIONES
La crisis económica y los avances tecnológicos, junto a la persistencia de un cierto paro
que puede ser calificado de estructural, ha
conducido al mercado de trabajo a una situación paradójica: una demanda de trabajo que
no puede ser satisfecha por falta de especialización, empleo temporal y economía sumergida.
Los distintos informes sobre protección
social en Europa contribuyen con medidas
para fomentar el crecimiento del empleo, la
libre circulación, el mercado interior, la integración económica y analizan la evolución de
los sistemas de protección social de los Estados miembros que presentan notables diferencias. Difieren en los aspectos concretos de
organización y en los métodos de financiación, aunque los sistemas de protección social
de los distintos Estados miembros son similares en cuanto a sus objetivos: garantizar unos
ingresos mínimos, prestar asistencia sanitaria y ofrecer servicios sociales.
Para los autores, los dos factores principales que plantean problemas a los sistemas
existentes son el envejecimiento de la población de la UE y la persistencia de un elevado
desempleo. Por lo expuesto, los gobiernos de
la UE deben encontrar un difícil equilibrio:
mantener el nivel de prestaciones y no incrementar el gasto público para no aumentar el
déficit público.
LUIS FERNÁNDEZ BRICEÑO
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
239
Documentación
Orden TAS/2865/2003, de 13 de
octubre, por la que se regula
el convenio especial en el Sistema
de la Seguridad Social
Al amparo de lo previsto en el apartado 2
del artículo 125 del Texto Refundido de la
Ley General de la Seguridad Social, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1994, de
20 de junio, la Orden de 18 de julio de 1991
del entonces Ministerio de Trabajo y Seguridad Social reguló el convenio especial en el
Sistema de Seguridad Social, conteniendo
en el Capítulo I las normas generales del
mismo y en el Capítulo II las relativas a
determinados supuestos especiales.
Sin embargo, existían ya o se han dictado
posteriormente disposiciones de distinto
rango que en función del artículo 97.2.l) de la
propia Ley General de la Seguridad Social
instrumentaron, mediante el instituto del
convenio especial, la inclusión en diversos
Regímenes del Sistema, como asimilados a
trabajadores por cuenta ajena, de distintos
colectivos para los que, por razón de su actividad, así lo determinó el Gobierno por Real
Decreto a propuesta del Ministro de Trabajo
y Asuntos Sociales.
Todo ello ha originado una nueva dispersión normativa en la regulación de las distintas modalidades de convenios especiales,
dispersión que debe ser superada reconduciéndola a un texto unitario que recoja todas
las diversas modalidades existentes en la
actualidad.
Por otro lado, resulta asimismo necesario
clarificar y actualizar las actuales previsiones legales en parte superadas por ulteriores normas de distinto rango que inciden en
su regulación, considerándose oportuno,
dadas las nuevas figuras contractuales en el
ámbito sustantivo laboral y los colectivos
incluidos en el Sistema, para que los mismos
no resulten perjudicados en su carrera de
previsión, que el convenio especial sea instituto jurídico válido no sólo para la conservación, sino también, cuando así se establezca
en norma de rango suficiente, para la iniciación de situaciones de alta o asimiladas a la
de alta en el Régimen de la Seguridad Social
que corresponda en razón de la actividad que
el trabajador o asimilado desarrolle o que
haya desarrollado.
En otros casos resulta necesario también
dar debido cumplimiento a exigencias legales, como en el convenio especial de empresas y trabajadores sujetos a expediente de
regulación de empleo que incluyan a trabajadores de 55 o más años y cuyo régimen
jurídico general se establece en la Disposición Adicional Trigésima Primera de la Ley
General de la Seguridad Social, agregada
por el artículo 7 del Real Decreto-ley
16/2001, de 27 de diciembre, primero, y de la
Ley 35/2002, de 12 de julio, después, ambos
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
241
DOCUMENTACIÓN
de medidas para el establecimiento de un
sistema de jubilación gradual y flexible.
blecen en esta Orden y demás disposiciones
complementarias.
En fin, la conveniencia y servicio a los ciudadanos hacen necesario facilitar la suscripción de convenios especiales tanto en cuanto
al plazo para solicitarlo como en cuanto a los
requisitos exigibles para suscribirlos.
2. El convenio especial con la Seguridad
Social tendrá como objeto la cotización al
Régimen de la misma en cuyo ámbito se suscriba el convenio y la cobertura de las situaciones derivadas de contingencias comunes
mediante el otorgamiento de las prestaciones a que se extienda la acción protectora de
dicho Régimen de la Seguridad Social por
tales contingencias, de la que asimismo quedan excluidas, salvo en los supuestos en que
otra cosa resulte de lo dispuesto en el Capítulo II de esta Orden, las situaciones de incapacidad temporal, maternidad y riesgo
durante el embarazo y los subsidios correspondientes a las mismas. Asimismo quedarán excluidas del convenio especial la cotización y la protección por Desempleo, Fondo de
Garantía Salarial y Formación Profesional.
A tales finalidades de refundir, al menos
formalmente, en un texto normativo único a
nivel de Orden Ministerial las diversas disposiciones de este rango reguladoras de los
convenios especiales en la actualidad, así
como a las de completar las lagunas existentes en la regulación de ciertos tipos de convenios especiales y posibilitar la suscripción de
convenio especial para determinadas situaciones y colectivos a los que les estaba vedado de acuerdo con la normativa vigente, responde fundamentalmente la presente
Orden.
En su virtud, este Ministerio, en uso de
las atribuciones que tiene conferidas, con la
previa aprobación del Ministerio de Administraciones Públicas, ha tenido a bien disponer:
CAPÍTULO I
Regulación general
SECCIÓN 1.ª
Disposiciones comunes
Artículo 1. Finalidad y objeto generales
1. La suscripción de convenio especial
con la Seguridad Social en sus diferentes
tipos determinará la iniciación o la continuación de la situación de alta o asimilada a la
de alta en el Régimen de la Seguridad Social
que corresponda en razón de la actividad que
el trabajador o asimilado desarrolle o haya
desarrollado con anterioridad a la suscripción del convenio en los términos que se esta-
242
Artículo 2. Suscriptores del convenio especial
1. El convenio especial con la Seguridad
Social se suscribirá con la Tesorería General
de la Seguridad Social a través de los órganos competentes al efecto, de acuerdo con la
distribución de competencias que la misma
tenga establecida.
2. Podrán suscribir el convenio especial
con la Tesorería General de la Seguridad
Social:
a) Los trabajadores o asimilados que causen baja en el Régimen de la Seguridad
Social en que se hallen encuadrados y no
estén comprendidos en el momento de la
suscripción en el campo de aplicación de
cualquier otro Régimen del Sistema de la
Seguridad Social.
b) Los trabajadores por cuenta ajena con
contrato de trabajo de carácter indefinido,
así como los trabajadores por cuenta propia
incluidos en el Sistema de la Seguridad
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
Social, siempre que unos y otros continúen
en situación de alta y tengan cumplidos 65 o
más años de edad y acrediten 35 o más años
de cotización efectiva, y queden exentos de la
obligación de cotizar a la Seguridad Social,
en los términos establecidos en el artículo
112.bis y disposición adicional trigésima
segunda del Texto Refundido de la Ley
General de la Seguridad Social, a excepción
en todo caso de los trabajadores que presten
sus servicios en las Administraciones Públicas o en los Organismos Públicos regulados
en el Título III de la Ley 6/1997, de 14 de
abril, de Organización y Funcionamiento de
la Administración General del Estado.
c) Los trabajadores o asimilados en
situación de pluriempleo o de pluriactividad
que cesen en alguna de las actividades por
cuenta ajena determinantes de la situación
de pluriempleo o en la actividad o actividades por cuenta propia o en la prestación o
prestaciones de servicios por cuenta ajena
constitutivas de su situación de pluriactividad, en los términos regulados en el artículo
23.
d) Los trabajadores o asimilados que
cesen en su prestación de servicios por cuenta ajena o en su actividad por cuenta propia
y que sean contratados por el mismo u otro
empresario con remuneraciones que den
lugar a una base de cotización inferior al
promedio de las bases de cotización correspondientes a los días cotizados en los doce
meses inmediatamente anteriores a dicho
cese.
e) Los pensionistas de incapacidad permanente total para la profesión habitual
que, con posterioridad a la fecha de efectos
de la correspondiente pensión, hayan realizado trabajos determinantes de su inclusión
en el campo de aplicación de alguno de los
Regímenes que integran el Sistema de la
Seguridad Social y se encuentren en las
situaciones previstas en los apartados anteriores.
f) Los trabajadores que se encuentren
percibiendo prestaciones económicas del
nivel contributivo por desempleo y se les
extinga el derecho a las mismas o pasen a
percibir el subsidio por desempleo, así como
los que cesen en la percepción de este último.
g) Los pensionistas de incapacidad permanente, en cualquiera de sus grados, que
sean declarados plenamente capaces o con
incapacidad permanente parcial para la profesión habitual como consecuencia de un
expediente de revisión por mejoría o error de
diagnóstico.
h) Los pensionistas de incapacidad permanente o jubilación a quienes se anule su
pensión en virtud de sentencia firme o se
extinga la misma por cualquier otra causa.
i) Los trabajadores o asimilados que causen baja en el correspondiente Régimen de la
Seguridad Social por haber solicitado una
pensión del mismo y ésta les sea posteriormente denegada por resolución administrativa o judicial firme.
j) Los demás trabajadores por cuenta
propia o por cuenta ajena o asimilados, en
los supuestos especiales que se regulan en el
Capítulo II de esta Orden.
Artículo 3. Requisitos
Para suscribir el convenio especial con la
Seguridad Social será necesario el cumplimiento de los siguientes requisitos:
1. Solicitar la suscripción del convenio
especial ante la Dirección Provincial de la
Tesorería General de la Seguridad Social o
Administración de la misma correspondiente al domicilio del solicitante. La solicitud se
formulará en el modelo oficial o por el procedimiento técnico establecido al efecto por la
Dirección General de la Tesorería General
de la Seguridad Social.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
243
DOCUMENTACIÓN
Dicha solicitud podrá formularse en cualquier momento, siempre que el interesado se
encuentre en alguna de las situaciones que
permiten suscribir el convenio especial conforme a lo señalado en el artículo 2 y podrá
presentarse en cualquiera de los lugares
previstos en el artículo 38.4 de la Ley
30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen
Jurídico de las Administraciones Públicas y
del Procedimiento Administrativo Común.
2. Tener cubierto, en la fecha de solicitud
del convenio especial, un periodo de mil
ochenta días de cotización al Sistema de la
Seguridad Social en los doce años inmediatamente anteriores a la baja en el Régimen
de la Seguridad Social de que se trate.
2.1. A tales efectos, se computarán las
cotizaciones efectuadas a cualquiera de los
Regímenes del Sistema de la Seguridad
Social, incluidas las correspondientes a los
días-cuotas por pagas extraordinarias, las
que hubieren podido realizarse como consecuencia de otro convenio especial para la
cobertura de las mismas prestaciones económicas, las relativas a los días que se consideren como periodo de cotización efectiva
durante el primer año de excedencia o periodo menor, de acuerdo con la legislación aplicable, por razón del cuidado de cada hijo o de
familiar hasta el segundo grado por razones
de edad, accidente o enfermedad, así como,
en su caso, los días cotizados durante el
periodo de percepción de las prestaciones o
subsidios por desempleo y los periodos asimismo cotizados en otro de los Estados
Miembros del Espacio Económico Europeo o
con los que exista Convenio Internacional al
respecto, salvo que la norma especial o el
Convenio Internacional prevean otra cosa,
siempre que no se superpongan y sean anteriores a la fecha de efectos del convenio especial cuya celebración se solicita.
Sin embargo, no se computarán los días
en que, siendo el trabajador solicitante el
obligado al cumplimiento de la obligación de
cotizar, no esté al corriente en el pago de las
244
cuotas anteriores a la fecha de efectos del
convenio.
2.2. En el caso de pensionistas de incapacidad permanente o jubilación, a los que se
les hubiere anulado o extinguido por cualquier causa el derecho a la pensión, dicho
periodo mínimo de cotización deberá estar
cubierto en el momento en que se extinguió
la obligación de cotizar.
2.3. No será exigible el periodo mínimo
de cotización en los convenios especiales a
que se refieren los artículos 11 a 22 de esta
Orden, ni, en general, cuando reglamentariamente se prevea la suscripción de convenio especial para la inclusión en el Sistema
de Seguridad Social.
Artículo 4. Formalización
1. La notificación por la Tesorería sobre
la procedencia de celebrar el convenio especial solicitado deberá producirse dentro de
los tres meses siguientes a la fecha en que la
solicitud haya tenido entrada en el registro
de la Dirección Provincial o Administración
competente para su tramitación.
De acuerdo con lo establecido en la Disposición Adicional Vigésima Quinta del Texto
Refundido de la Ley General de la Seguridad
Social, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio, la falta de resolución expresa en el plazo previsto en el párrafo anterior tendrá como efecto la estimación
de la respectiva solicitud por silencio administrativo.
2. El convenio especial se suscribirá por
la Tesorería General y por el interesado, en
el modelo aprobado por la Dirección General
de dicho Servicio Común de la Seguridad
Social, dentro de los tres meses siguientes a
la fecha de notificación de su procedencia,
entendiéndose caducado el procedimiento
iniciado cuando transcurra dicho plazo sin
que se produzca su firma por causa imputable al interesado.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
SECCIÓN 2.ª
Efectos generales
Artículo 5. Efectos del convenio especial:
Fecha de los mismos
1. Las personas que suscriban el convenio especial con la Seguridad Social en cualquiera de sus modalidades se considerarán
en situación de alta o asimilada a la de alta
en el Régimen o, en su caso, en los Regímenes de la Seguridad Social en que se haya
suscrito, respecto de las contingencias y en
las condiciones que se establecen en esta
Orden desde la fecha de efectos del mismo.
2. Las fechas de iniciación de los efectos
del convenio especial serán las siguientes:
2.1. Si la solicitud del convenio especial
se hubiere presentado dentro de los noventa
días naturales siguientes a la fecha del cese
en la actividad o en la situación que determine la baja en el correspondiente Régimen de
la Seguridad Social con extinción de la obligación de cotizar, de la cesación en la actividad determinante de la situación de pluriempleo o pluriactividad, de la vigencia del
contrato o situación determinante de la cotización inferior a la que se venía cotizando,
en los supuestos previstos respectivamente
en los párrafos a), b), c), d) y e) del apartado
2 del artículo 2, o a la fecha en que se haya
extinguido el derecho o se hubiere notificado
la resolución firme, administrativa o judicial, denegatoria de las prestaciones correspondientes, en los supuestos previstos en los
párrafos f), g), h) e i) del mismo apartado 2,
el convenio especial surtirá efectos desde el
día siguiente a aquel en que haya producido
efectos la baja en el Régimen correspondiente, la cesación de la actividad, la vigencia del
contrato de trabajo o situación determinante
de la cotización inferior a la que se venía
cotizando, la extinción o la denegación del
derecho a las prestaciones respectivas.
2.2. Si la solicitud del convenio se hubiere presentado fuera del plazo señalado en el
apartado precedente, el mismo surtirá efectos desde el día de la presentación de la solicitud de convenio especial en cualquiera de
los lugares previstos en el artículo 38.4 de la
Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo
Común.
2.3. En todo caso, en la solicitud del convenio especial presentada en el plazo de
noventa días y hasta la suscripción del mismo, el suscriptor podrá optar entre las
fechas de efectos indicadas en el apartado
2.1 precedente o la correspondiente a la presentación de la solicitud, entendiéndose que,
de no efectuarse tal opción, la fecha de efectos del convenio especial será la que resulta
de lo dispuesto en el citado apartado 2.1
anterior.
Artículo 6. Obligación de cotizar: Base de
cotización
1. En la situación de convenio especial, la
cotización a la Seguridad Social será obligatoria desde la fecha de efectos del convenio y
mientras se mantenga la vigencia del mismo.
2. La base de cotización por convenio
especial tendrá carácter mensual. En los
supuestos en que fuese necesario tomar
bases diarias, la base anterior se dividirá por
treinta en todos los casos.
2.1. En el momento de suscribir el convenio especial el interesado podrá elegir cualquiera de las siguientes bases mensuales de
cotización, sin perjuicio de lo que con carácter de especialidad se establece en el Capítulo II de esta Orden:
a) La base máxima de cotización del grupo de cotización correspondiente a la categoría profesional del interesado elegida por el
mismo, siempre que haya cotizado por ella al
menos durante veinticuatro meses, consecutivos o no, en los últimos cinco años.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
245
DOCUMENTACIÓN
b) La base de cotización que sea el resultado de dividir por 12 la suma de las bases
por contingencias comunes por las que se
hayan efectuado cotizaciones, respecto del
trabajador solicitante del convenio especial,
durante los doce meses consecutivos anteriores a aquel en que haya surtido efectos la
baja o se haya extinguido la obligación de
cotizar y que sea superior a la base mínima a
que se refiere el apartado c) siguiente.
De tener acreditado un periodo de cotización inferior a doce meses, esta base estará
constituida por el resultado de multiplicar
por 30 el cociente de dividir la suma de las
bases de cotización entre el número de días
cotizados.
c) La base mínima de cotización vigente,
en la fecha de efectos del convenio especial,
en el Régimen Especial de la Seguridad
Social de los Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos.
d) Una base de cotización que esté comprendida entre las bases determinadas conforme a lo dispuesto en los apartados a), b) y
c) anteriores.
No obstante, en el supuesto del párrafo b)
del apartado 2 del artículo 2 de esta Orden,
la base de cotización estará constituida únicamente por la diferencia entre la base superior por la que se hubiere tenido que cotizar
de no gozar de exención y la base a que se
refieren, respectivamente, el apartado 6 del
artículo 162 y la disposición adicional trigésima segunda de la Ley General de la Seguridad Social.
2.2. Cada vez que, durante el periodo de
vigencia del convenio especial, la base mínima de cotización en el Régimen Especial de
la Seguridad Social de los Trabajadores por
Cuenta Propia o Autónomos sea modificada
la base de cotización correspondiente al convenio será incrementada, como mínimo, en
el mismo porcentaje que haya experimentado aquella base mínima o, en su caso, en el
246
porcentaje superior que tenga derecho a elegir el interesado, hasta que la cuantía de la
base resultante sea como máximo la base
prevista en el apartado 2.1.a) anterior.
2.3. Las personas que suscriban el convenio especial y hayan optado por la base de
cotización a que se refieren los apartados
2.1.a), b) y d) anteriores podrán solicitar que,
mientras mantengan su situación de alta o
asimilada a la de alta por la suscripción del
convenio, su base de cotización se incremente automáticamente en el mismo porcentaje
en que se aumente en lo sucesivo la base
máxima de cotización del Régimen de la
Seguridad Social de que se trate.
2.4. Asimismo, en ningún caso la base de
cotización resultante podrá ser superior al
tope máximo de cotización vigente. En los
casos de suspensión del convenio especial en
los términos previstos en el apartado 1 del
artículo 10, cuando el trabajador o asimilado,
por los periodos de actividad, fuere objeto de
inclusión en el mismo o en otro Régimen de la
Seguridad Social y coincidieren cotizaciones
por periodos de actividad laboral y por convenio especial, la suma de ambas bases de cotización no podrá exceder del tope máximo de
cotización vigente en cada momento, debiendo, en su caso, rectificarse la base de cotización del convenio especial en la cantidad
necesaria para que no se produzca la superación del indicado tope máximo.
2.5. En aquellos Regímenes en que han
de tenerse en cuenta, a efectos de cotización,
distintas categorías profesionales, las bases
mínima o máxima, señaladas en los apartados anteriores, se entenderán referidas a las
correspondientes al grupo de cotización en
que se encuentre comprendida la categoría
que tenía el trabajador antes de la baja,
siempre que sean superiores a la base mínima a que se refiere el apartado siguiente.
2.6. En ningún caso el importe de la base
de cotización por convenio especial podrá ser
inferior al de la base mínima a que se refiere
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
el apartado 2.1.c) de este artículo y surtirá
efectos en cada caso desde la fecha de vigencia de la disposición modificadora de la base
mínima de cotización.
2.7. Las opciones a que se refieren los
apartados 2.1 y 2.3 anteriores que se ejerciten con posterioridad a la suscripción del convenio especial deberán efectuarse antes del
primero de octubre de cada año y tendrán
efectos desde el día 1 de enero del año
siguiente a la fecha de solicitud.
La renuncia a estas opciones podrá realizarse en el mismo plazo y tendrá efectos desde el 1 de enero del año siguiente al de la formulación de la renuncia.
Artículo 7. Tipo de cotización y determinación de la cuota
1. El tipo de cotización por convenio especial será único y estará constituido por el
vigente en cada momento en el Régimen
General de la Seguridad Social.
2. Para determinar la cuota a ingresar
por convenio especial se actuará de la forma
siguiente:
a) Se calculará la cuota íntegra aplicando
a la base de cotización que corresponda el
tipo único de cotización vigente en el Régimen General.
b) El resultado obtenido se multiplicará
por el coeficiente o coeficientes reductores
aplicables, en función de la acción protectora
dispensada por el convenio especial, y el producto que resulte constituirá la cuota líquida
a ingresar.
A estos efectos, los coeficientes a aplicar
para la cotización en la situación de convenio
especial serán los fijados anualmente por el
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
c) Cuando los efectos iniciales o finales
del convenio especial no sean coincidentes
con el primero o el último día del mes, la cuota mensual se dividirá por 30 y el cociente se
multiplicará por los días del mes que tenga o
haya tenido efectos el convenio.
Artículo 8. Sujetos responsables del cumplimiento de la obligación de cotizar y plazo
1. Conforme a lo establecido en el apartado 1.1.a m) del artículo 9 del Reglamento
General de Recaudación de los Recursos del
Sistema de la Seguridad Social, aprobado
por el Real Decreto 1637/1995, de 6 de octubre, en la situación de convenio especial es
sujeto responsable del cumplimiento de la
obligación de cotizar a la Seguridad Social el
comprometido en el convenio a abonar a su
cargo el importe de la cuota correspondiente
en los términos que el convenio establezca y,
en su caso, aquel a quien se imponga expresamente dicha obligación en esta Orden u
otra norma específica.
No obstante, podrán actuar como sustitutos de los trabajadores o asimilados que suscriban el convenio especial o, en su caso, de
los empresarios obligados al pago de la aportación correspondiente las personas físicas o
jurídicas que asuman voluntariamente esta
obligación con autorización expresa de
dichos trabajadores, empresarios o asimilados. En tales casos y a los solos efectos de
facilitar la liquidación y cumplimiento de la
obligación de cotizar en virtud del convenio
especial, la Dirección Provincial de la Tesorería General de la Seguridad Social o Administración de la misma correspondiente dará
traslado de una copia de dicho convenio
especial a la persona física o jurídica que
sustituya al empresario o al trabajador o asimilado en el cumplimiento de la obligación
de ingresar las cuotas respectivas.
La sustitución en la persona del deudor
hecha sin consentimiento expreso de la
Tesorería General de la Seguridad Social no
liberará al suscriptor del convenio, sin perjuicio de que, si el sustituto realizare el pago,
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
247
DOCUMENTACIÓN
éste se considere efectuado por tercero con
los efectos previstos en el apartado 3 del artículo 15 del Reglamento General de Recaudación de los Recursos del Sistema de la
Seguridad Social.
2. El plazo reglamentario de ingreso de
las cuotas correspondientes será el establecido en el apartado 3.1 del artículo 66 de la
Orden Ministerial de 26 de mayo de 1999,
por la que se desarrolla el Reglamento General de Recaudación de los Recursos del Sistema de la Seguridad Social.
Artículo 9. Acción protectora
1. En las situaciones de alta o asimiladas
a la de alta por convenio especial, al producirse el respectivo hecho causante se otorgarán, si se reúnen los requisitos necesarios,
las prestaciones correspondientes derivadas
de contingencias comunes a excepción de los
subsidios por incapacidad temporal, maternidad y riesgo durante el embarazo, quedando asimismo excluidas la protección por Desempleo, Fondo de Garantía Salarial y Formación Profesional, sin perjuicio de lo que
con carácter de especialidad se establece en
el Capítulo II de esta Orden.
2. Las prestaciones señaladas en el apartado anterior se reconocerán con arreglo a
las normas que las regulan en el Régimen o
Regímenes de la Seguridad Social en los que
figure incluido el suscriptor del convenio
especial.
Artículo 10. Suspensión y extinción del convenio especial
1. El convenio especial con la Seguridad
Social regulado en la presente Orden quedará suspendido, respecto de la obligación de
cotizar y la protección correspondiente,
durante los periodos de actividad del trabajador o asimilado que lo hubiera suscrito
cuando los mismos, tanto si tienen carácter
248
continuo como discontinuo, determinen su
encuadramiento en el campo de aplicación
de alguno de los Regímenes de la Seguridad
Social, siempre que la base de cotización a
éste sea inferior a la base de cotización aplicada en el convenio especial, salvo que el
suscriptor del convenio especial manifieste
expresamente su voluntad de que el convenio se extinga o que el mismo siga vigente,
en cuyo caso se estará a lo especialmente
previsto en el artículo 23 de esta Orden.
A tales efectos, la realización de las actividades que den lugar a dicha suspensión
habrá de ser comunicada, por el suscriptor
del convenio o por su representante, a la respectiva Dirección Provincial de la Tesorería
General de la Seguridad Social o Administración de la misma correspondiente, dentro
de los diez días naturales siguientes a la
citada reanudación de actividades, produciendo efectos la suspensión del convenio
especial desde el día anterior al de la incorporación al trabajo. Si se notificare después
de dicho plazo, la suspensión únicamente
surtirá efectos desde la fecha de comunicación.
Finalizada la causa determinante de la
suspensión del convenio especial, podrá reanudarse la efectividad del convenio que se
tenía suscrito desde el día siguiente a aquel
en que finalizó la causa de la suspensión, si
el interesado efectúa comunicación al respecto a la correspondiente Dirección Provincial de la Tesorería o Administración de la
misma dentro del mes natural siguiente a
aquel en que se produjo el cese en el trabajo
determinante de la suspensión. Si se comunicara después de dicho plazo, la reanudación de la efectividad del convenio se producirá desde el día de la presentación de la
comunicación, salvo que hubiere efectuado
con anterioridad cotizaciones por el convenio, en cuyo caso la reanudación se producirá desde la fecha de efectos del primer pago,
en plazo reglamentario, posterior a la fecha
en que se haya producido el cese en el trabajo determinante de la suspensión.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
2. El convenio especial se extinguirá por
cualquiera de las siguientes causas:
a) Por quedar el interesado comprendido,
por la realización de actividad, en el campo
de aplicación del mismo Régimen de Seguridad Social en el que se suscribiera el convenio o en otro Régimen de los que integran el
Sistema de la Seguridad Social, siempre que
el trabajador o asimilado que lo suscribiere
preste sus servicios o ejerza su nueva actividad a tiempo completo o a tiempo parcial,
por tiempo indefinido o por duración determinada, con carácter continuo o discontinuo,
y la nueva base de cotización que corresponda sea igual o superior a la base de cotización
del convenio especial.
No obstante, no se producirá la extinción
del convenio especial por esta causa, salvo
que el interesado manifieste expresamente
lo contrario, en los casos de pluriempleo o
pluriactividad en los términos establecidos
en el Capítulo II de esta Orden.
b) Por adquirir el interesado la condición
de pensionista por jubilación o de incapacidad permanente en cualquiera de los Regímenes del Sistema de Seguridad Social.
c) Por falta de abono de las cuotas correspondientes a tres mensualidades consecutivas o a cinco alternativas, salvo causa justificada de fuerza mayor debidamente acreditada. En estos casos el interesado no podrá
suscribir nuevo convenio especial hasta que
se encuentre al corriente en el pago de las
cuotas adeudadas por convenio anterior, en
cuyo caso el nuevo convenio únicamente surtirá efectos desde el día de la nueva solicitud.
d) Por fallecimiento del interesado.
e) Por decisión del interesado, comunicada por escrito o por medios técnicos a la
Dirección Provincial de la Tesorería General
de la Seguridad Social o Administración
correspondiente de la misma. En este caso, la
extinción del convenio especial tendrá lugar
a partir del día primero del mes siguiente a la
fecha de la comunicación.
No se extinguirá el convenio especial por
desplazamiento del suscriptor al extranjero
aunque este desplazamiento supere el plazo
de 90 días o, en su caso, la prórroga que pueda concederse, tanto si el trabajador o asimilado queda incluido como si queda excluido
del campo de aplicación de la Seguridad
Social en el país al que se desplace el suscriptor del convenio.
CAPÍTULO II
Modalidades de convenio especial
SECCIÓN 1.ª
Convenios especiales con
determinados órganos u organismos
en favor de sus miembros
Artículo 11. Convenios especiales aplicables
a los Diputados y Senadores de las Cortes
Generales y a los Diputados del Parlamento Europeo
1. Las Cortes Generales y la Tesorería
General de la Seguridad Social podrán suscribir un convenio especial o revisar los ya
suscritos con las mismas respecto de estos
Diputados y Senadores al amparo de lo dispuesto en las Órdenes de 29 de julio de 1982
y de 1 de junio de 1988, todo ello de acuerdo
con los criterios que se fijan en este artículo.
2. Las Cortes Generales podrán suscribir
convenio especial respecto de aquellos Senadores y Diputados que lo deseen a efectos de
su inclusión en el Régimen General de la
Seguridad Social, aun cuando con anterioridad aquéllos hubieren estado encuadrados
en alguno de los Regímenes del Sistema de
la Seguridad Social.
3. La suscripción de este convenio especial determinará para los beneficiarios la
consideración de situación asimilada a la de
alta en el Régimen General de la Seguridad
Social a partir de la fecha de constitución de
la legislatura para la que fueron elegidos o,
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
249
DOCUMENTACIÓN
en su caso, desde la posterior fecha de adquisición de la condición de Senador o Diputado
de las Cortes Generales o a partir de la fecha
de la solicitud por los Diputados al Parlamento Europeo, siempre que previamente
hubiera perfeccionado su condición de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 224 de la
Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, y, en
uno u otro caso, hasta la fecha de extinción
del convenio especial, conforme a lo previsto
en el apartado 6 de este artículo.
4. La acción protectora para los beneficiarios de este convenio especial abarcará la
totalidad de la acción protectora del Régimen General de la Seguridad Social, incluida la correspondiente a contingencias profesionales, pero quedarán excluidos de la protección y correspondiente cotización por
Desempleo, Fondo de Garantía Salarial y
Formación Profesional.
5. El convenio especial determinará la
obligación de cotizar respecto de los miembros de las Cortes Generales y al Parlamento Europeo incluidos en el mismo hasta la
fecha de constitución de la legislatura
siguiente o hasta la fecha de extinción de su
mandato, respecto de los que por cualquier
causa perdieren la condición de Senador o
Diputado durante la legislatura para la que
fueron elegidos.
Respecto de los Diputados y Senadores de
las Cortes Generales y de los Diputados al
Parlamento Europeo acogidos al convenio,
no existirá obligación de cotizar por los conceptos de recaudación conjunta con las cuotas de Seguridad Social.
5.1. La base mensual de cotización de los
Diputados y Senadores acogidos al convenio
especial estará constituida por la asignación
que perciba cada Diputado o Senador por su
condición de parlamentario hasta la base
máxima vigente del grupo 1 de los grupos de
cotización por categorías profesionales del
Régimen General establecida para cada
ejercicio en la respectiva Ley de Presupuestos Generales del Estado.
250
En los casos de pluriactividad, se aplicarán las reglas de cotización correspondientes
a cada Régimen de la Seguridad Social en
que el Senador o Diputado quede incluido y
en alta o en situación asimilada a la de alta.
5.2. El tipo de cotización para las contingencias comunes será el vigente en cada
momento en el Régimen General.
Para las contingencias de accidentes de
trabajo y enfermedades profesionales se aplicará el epígrafe 113 de la tarifa de primas
aprobada por el Real Decreto 2930/1979, de
29 de diciembre, por el que se revisa la tarifa
de primas para la cotización a la Seguridad
Social por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, sin perjuicio de lo que al
efecto establezca la Ley de Presupuestos
Generales de Estado para cada ejercicio.
5.3. La liquidación e ingreso de las cotizaciones se efectuará por las Cortes Generales de conformidad con lo establecido en la
normativa aplicable al Régimen General de
la Seguridad Social
6. El convenio especial a que se refiere el
presente artículo se extinguirá cuando el
Senador o Diputado cese en su mandato por
cualquier causa. No obstante, en caso de
disolución de las Cortes Generales o del Parlamento Europeo, la situación de asimilación al alta por convenio especial quedará
prorrogada hasta la fecha de constitución de
la legislatura siguiente, en cuyo momento se
extinguirá el convenio respecto de los Diputados y Senadores que no hubieran sido elegidos para la nueva legislatura.
Artículo 12. Convenios especiales respecto de
los miembros de los Parlamentos y Gobiernos de las Comunidades Autónomas
1. El convenio especial con la Tesorería
General de la Seguridad Social y los Parlamentos de las Comunidades Autónomas en
favor de sus miembros se regirá por lo esta-
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49
DOCUMENTACIÓN
blecido en el Real Decreto 705/1999, de 30 de
abril, por el que se modifica la regulación
relativa a la suscripción del convenio especial con la Administración de la Seguridad
Social por los Parlamentos de las Comunidades Autónomas en favor de sus miembros.
2. El convenio especial con la Tesorería
General de la Seguridad Social y los Gobiernos de las Comunidades Autónomas en favor
de sus miembros se regirá por lo dispuesto
en la Orden de 7 de diciembre de 1981, por la
que se regula la suscripción de convenio
especial con las Entidades Gestoras de la
Seguridad Social por los Gobiernos y Parlamentos de las Comunidades Autónomas, a
favor de sus miembros, en la parte de la misma no derogada por el citado Real Decreto
705/1999, de 30 de abril.
3. Los convenios especiales a que se refieren los apartados anteriores se regirán
supletoriamente por las normas contenidas
en el artículo anterior y en su defecto por las
del Capítulo I de esta Orden.
SECCIÓN 2.ª
Convenios especiales para los que
presten servicios en la Administración
de la Unión Europea y en
organizaciones internacionales
Artículo 13. Convenio especial para los
incluidos en el campo de aplicación del
Sistema de Seguridad Social español que
pasen a prestar servicios en la Administración de la Unión Europea
Los incluidos en el ámbito de aplicación
del Sistema español de Seguridad Social que
pasen a prestar servicios en la Administración de la Unión Europea y que, por ejercer
el derecho de opción que les concede el artículo 11, apartado 2, del anexo VIII del
Estatuto de Funcionarios de la Unión Europea, causen baja en el Sistema español de
Seguridad Social, conforme a lo establecido
en la Disposición Adicional Quinta del Texto
Refundido de la Ley General de la Seguridad
Social, desarrollada por el Real Decreto
2072/1999, de 30 de diciembre, sobre transferencias recíprocas de derechos entre el sistema de previsión social del personal de las
Comunidades Europeas y los regímenes
públicos de previsión social españoles,
podrán continuar en situación asimilada a
la de alta en el Sistema de Seguridad Social
español si continuaren acogidos al convenio
especial con el mismo que tuvieren suscrito
con anterioridad o lo suscribieran posteriormente en el plazo, condiciones y efectos
establecidos en el Capítulo I de la presente
Orden. En todo caso, quedarán excluidos de
la obligación de cotizar por el convenio especial respecto de las contingencias de jubilación y muerte y supervivencia y, consiguientemente, de la acción protectora cubierta
por el mismo en relación con esas contingencias.
Artículo 14. Convenio especial para los españoles que ostenten la condición de funcionarios o empleados de organizaciones
internacionales intergubernamentales
La suscripción del convenio especial a que
se refieren los Reales Decretos 2805/1979, de
7 de diciembre; 1975/1982, de 24 de julio,
317/1985, de 6 de febrero, y 1658/1998, de 24
de julio; se regirá por lo dispuesto en el Capítulo I de la presente Orden, con las particularidades siguientes:
1. Podrán suscribir esta modalidad de
convenio especial las personas que reúnan
los siguientes requisitos:
a) Ser español que ostenta la condición
de empleado o funcionario de Organismos
internacionales intergubernamentales con
sede, oficina o delegación en España.
La condición de funcionario o empleado de
dichas Organizaciones se acreditará mediante certificación expedida por el correspon-
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49
251
DOCUMENTACIÓN
diente Organismo, refrendada por el Ministerio de Asuntos Exteriores.
b) No residir en territorio nacional, salvo
que se trate de españoles residentes en
España que presten servicios en las Sedes
Centrales del Consejo Oleícola Internacional, en la Oficina de Educación Iberoamericana, en la Agencia Espacial Europea, en la
Organización Mundial del Turismo, en la
Delegación en España del Alto Comisionado
de las Naciones Unidas para los Refugiados,
en el Centro Europeo de Satélites de la
Unión Europea Occidental o en el Cuartel
General Conjunto Subregional Sudoeste de
la Organización del Tratado del Atlántico
Norte con sede en España u otro organismo
internacional que se determine.
c) No tener la condición de funcionario de
las Administraciones Públicas españolas
que den lugar a la inclusión en algún Régimen de los que integran el Sistema de Seguridad Social español.
2. La suscripción de esta modalidad de
convenio especial determina la afiliación al
Sistema de Seguridad Social y la situación
de asimilada a la de alta en el Régimen
General de la Seguridad Social, con limitación de la cotización y la protección por las
contingencias de jubilación, incapacidad
permanente y muerte y supervivencia derivadas de enfermedad común y accidente no
laboral, así como de los Servicios Sociales
que, en su caso, tenga establecidos la Seguridad Social.
No obstante, los españoles residentes en
territorio nacional que puedan suscribir esta
modalidad de convenio especial, que presten
sus servicios en las Organizaciones Internacionales Intergubernamentales con sede, oficinas de representación o delegación en
España y no tengan derecho a la asistencia
sanitaria, con carácter obligatorio, en cualquier Régimen del Sistema de la Seguridad
Social podrán solicitar la inclusión de la
asistencia sanitaria por contingencias comu-
252
nes dentro del ámbito de protección de este
convenio especial, o la celebración de un convenio especial limitado únicamente a las
prestaciones de asistencia sanitaria, con la
cotización correspondiente, tanto para el
interesado como para sus familiares, en las
condiciones y con la amplitud establecida en
el Régimen General para las contingencias
comunes.
2.1. La base mensual de cotización será
la que elija el interesado entre las fijadas en
el apartado 2.1 del artículo 6 de esta Orden,
con la particularidad de que la base elegida
no podrá sufrir otras modificaciones hasta
transcurridos tres años desde la fecha de la
elección. Cumplido dicho plazo, podrán elegir otra base de las establecidas en dicho
artículo 6, antes del 1 de octubre de cada
año, para que surta efectos el 1 de enero
siguiente.
2.2. El tipo de cotización aplicable será el
vigente en cada momento en el Régimen
General de la Seguridad Social, con aplicación, a la cuota íntegra resultante, del coeficiente reductor que fije el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales en cada ejercicio.
SECCIÓN 3.ª
Convenios especiales para emigrantes
e hijos de éstos y de pensionistas de
un sistema de previsión social
extranjero residente en España
Artículo 15. Convenio especial para los emigrantes españoles e hijos de estos que trabajen en el extranjero
1. De conformidad con lo dispuesto en el
Real Decreto 996/1986, de 25 de abril, por el
que se regula la suscripción de convenio
especial de los emigrantes e hijos de emigrantes, podrán solicitar y suscribir esta
modalidad de convenio especial, con el
alcance que se determina en el artículo 2 de
dicho Real Decreto:
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
1.1. Los emigrantes españoles y los hijos
de estos que posean nacionalidad española,
con independencia de que con anterioridad
hayan estado o no afiliados a la Seguridad
Social española, e independientemente del
país en el que trabajen y de que dicho país
tenga o no suscrito con España acuerdo o
convenio en materia de Seguridad Social.
1.2. Los emigrantes españoles y los hijos
de estos que posean nacionalidad española y
sea cual fuese el país en el que trabajen, en el
momento de su retorno a territorio español,
siempre que no se hallen incluidos obligatoriamente en algún régimen público de protección social en España.
2. La solicitud para suscribir esta modalidad de convenio especial podrá formularse
en el plazo y en los lugares fijados en el apartado 1 del artículo 3 de esta Orden, a efectos
de su tramitación, por lo que respecta a los
emigrantes e hijos de estos que residan en el
país de inmigración, en la Dirección Provincial de la Tesorería General de la Seguridad
Social en Madrid y, por lo que respecta a los
emigrantes e hijos de éstos retornados a
territorio español, en la Dirección Provincial
de la Tesorería General de la Seguridad
Social o Administración de la misma correspondiente al domicilio donde los mismos
hayan fijado su residencia.
2.1. La prueba de la estancia y trabajo en
el extranjero del emigrante podrá acreditarse por cualquiera de los medios admitidos en
derecho y, en especial, por medio de fotocopia compulsada por la Consejería Laboral y
de Asuntos Sociales española o por el Consulado español del país de inmigración del permiso de trabajo o de estancia, extendidos por
las autoridades correspondientes de dicho
país.
2.2. El retorno a territorio español se
acreditará mediante certificado que expida
al efecto la Delegación o Subdelegación del
Gobierno de la provincia de residencia del
interesado.
3. La suscripción de esta modalidad de
convenio especial determina la situación asimilada a la de alta en el Régimen General
respecto de las contingencias de jubilación,
así como incapacidad permanente o muerte
y supervivencia debidas a cualquier contingencia y surtirá efectos en todo caso desde el
día primero del mes siguiente al de la fecha
de presentación de la solicitud en cualquiera
de los lugares previstos en el artículo 38.4 de
la Ley 30/1992, de 26 de noviembre.
4. La base mensual de cotización en esta
modalidad de convenio especial será en todos
los casos la base mínima de cotización que,
en cada momento, se halle establecida en el
Régimen General de la Seguridad Social,
aplicando a la misma el tipo y las normas
para la determinación de la cuota establecidas en el artículo 7 de la presente Orden.
5. El plazo reglamentario de ingreso de
las cuotas correspondientes será el establecido en el apartado 2 del artículo 8 de esta
Orden, salvo cuando se trate de convenio
especial suscrito por los emigrantes residentes en el extranjero, en cuyo caso se ingresarán por trimestres vencidos dentro del mes
siguiente a cada trimestre natural.
6. Esta modalidad de convenio especial
se extinguirá por las causas establecidas en
el apartado 2 del artículo 10 de esta Orden,
pero la causa prevista en su apartado c) en
esta modalidad de convenio estará referida,
para los suscriptores del mismo que no residan en España, a la falta de pago en plazo
reglamentario de las cuotas correspondientes a dos trimestres consecutivos.
Artículo 16. Convenio especial para la
cobertura de la asistencia sanitaria a emigrantes trabajadores y pensionistas de un
sistema de previsión social extranjero que
retornen a territorio nacional y a familiares de los mismos
1. Esta modalidad de convenio especial
tiene como objeto el otorgamiento de las pres-
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49
253
DOCUMENTACIÓN
taciones de asistencia sanitaria, dentro del
territorio español y en la extensión establecida
para la misma, por las contingencias comunes
de accidente no laboral, enfermedad común,
maternidad y riesgo durante el embarazo en el
Régimen General de la Seguridad Social.
Las prestaciones de asistencia sanitaria
se harán extensivas a los tratamientos que
fueren precisos por consecuencia de accidente de trabajo o enfermedad profesional acaecidos en el extranjero al emigrante retornado o desplazado titular del convenio.
2. Esta modalidad de convenio especial
podrá solicitarse y suscribirse para las
siguientes personas:
2.1. Los españoles que sean pensionistas
de un sistema de previsión social extranjero
cuando, al trasladar su residencia a España,
no tengan derecho a la asistencia sanitaria
por cuenta y a cargo del país extranjero.
También podrán solicitar o suscribir este
convenio especial los familiares de los españoles pensionistas de otra Seguridad Social
que estuviesen incluidos como beneficiarios
en el convenio especial de asistencia sanitaria del causante en el momento del fallecimiento de éste.
Asimismo, podrán solicitar y suscribir esta
modalidad de convenio especial, en general,
los trabajadores españoles retornados a
España que, después de haber desarrollado
sus actividades laborales en el extranjero, no
tuvieren derecho por título alguno a las prestaciones de asistencia sanitaria de acuerdo
con las disposiciones de la legislación de
Seguridad Social española, las del Estado de
procedencia o de los convenios establecidos al
efecto.
También podrán suscribirlo los familiares
de emigrantes españoles que en el momento
de fallecimiento de éstos estuviesen a su cargo y no tuvieren derecho por otro título a las
prestaciones de asistencia sanitaria objeto
de esta modalidad de convenio.
254
El solicitante deberá acompañar a la solicitud los documentos que acrediten los
hechos siguientes:
a) Que ostenta la nacionalidad española.
b) Que es titular de un seguro de pensiones o, en su caso, de rentas o de cantidades a
tanto alzado sustitutivas de las anteriores
exclusivamente en virtud de legislación de
Previsión Social o de Seguridad Social distinta de la española.
c) La fecha de fijación de su residencia
habitual en España.
d) La existencia, en su caso, de familiares
a su cargo que, con arreglo a las normas del
Régimen General de la Seguridad Social,
puedan ser beneficiarios de las prestaciones
de asistencia sanitaria.
e) Cuando el objeto de esta modalidad de
convenio especial tenga además por objeto la
inclusión de las prestaciones de asistencia
sanitaria a los tratamientos precisos como
consecuencia de contingencias profesionales
ocurridas en el extranjero al titular del derecho, el interesado deberá acreditar que la
pensión, renta o cantidad a tanto alzado de
la que el causante es o ha sido beneficiario
tiene o ha tenido su causa en alguna de tales
contingencias.
2.2. Podrán también solicitar la suscripción de esta modalidad de convenio especial
los emigrantes españoles y sus familiares
que sean beneficiarios de prestaciones derivadas de un seguro de pensiones o de rentas
en el país en que desarrollaran su actividad,
durante sus estancias temporales en España, y que acrediten los demás hechos que se
indican en el anterior apartado 2.1 de este
mismo artículo.
Cuando los familiares que soliciten y pretendan suscribir el convenio sean varios, la
solicitud deberá ser formulada y el convenio
deberá ser suscrito conjuntamente por todos
y cada uno de ellos, respondiendo solidaria-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
mente de las obligaciones que del mismo se
deriven. Cuando se trate de menores o incapacitados, la solicitud y la suscripción será
efectuada por la persona que los represente
y solamente podrán ser beneficiarios de las
prestaciones derivadas del Convenio los
propios familiares que lo suscriban, ya sea
por sí mismos o a través de la persona que
los represente.
3. La solicitud de esta modalidad de convenio especial podrá ser formulada por el
interesado en cualquier momento posterior
a la fecha de retorno o desplazamiento temporal al territorio español o al traslado de su
residencia a España.
Las solicitudes de los familiares que puedan suscribir este convenio especial podrán
formularse desde el día siguiente al de la
fecha de fallecimiento del causante, si aquél
se produce en territorio español, o desde la
fecha de retorno a España de sus familiares,
si la defunción del emigrante tiene lugar fuera del territorio español.
4. El convenio especial a que se refiere
este artículo surtirá efectos a partir del día
de presentación de la solicitud correspondiente.
5. El suscriptor del convenio especial
abonará la cuota mensual fijada anualmente por el Ministro de Trabajo y Asuntos
Sociales y que se ingresará en el plazo señalado en el apartado 3.1 del artículo 66 de la
Orden de 26 de mayo de 1999, con la particularidad de que, en el convenio especial
suscrito por emigrantes españoles pensionistas o perceptores de rentas y sus familiares que se desplacen temporalmente a España, la Tesorería General de la Seguridad
Social, al tiempo de la suscripción del convenio, emitirá los documentos de cotización
correspondientes a todo el periodo de permanencia en España y el sujeto obligado realizará el ingreso de dichas cuotas de una sola
vez y con carácter previo a la entrega del
documento por el que se le reconozca el dere-
cho a la asistencia sanitaria, aunque los
efectos de la cobertura de dicha prestación se
produzcan desde la fecha de la solicitud del
convenio.
No obstante, la Tesorería General de la
Seguridad Social podrá autorizar, previa
solicitud del interesado, el pago fraccionado
mensual de las cuotas en supuestos de
estancias temporales cuya duración sea
superior a tres meses. En tal caso, una vez
efectuado como mínimo el pago de tres mensualidades completas de una sola vez, el abono del resto de las cuotas se efectuará dentro
del mismo mes a que corresponda la liquidación mediante el boletín de cotización antes
indicado.
Artículo 17. Convenio especial de asistencia
sanitaria respecto de trabajadores españoles que realicen una actividad por cuenta propia en el extranjero
El convenio especial de asistencia sanitaria entre la Tesorería General de la Seguridad Social y los emigrantes españoles en el
exterior que pudieran tener la consideración
de trabajadores por cuenta propia a efectos
de su inclusión en los Regímenes Especiales
de Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos, Agrario y de los Trabajadores del
Mar del Sistema Español de Seguridad
Social, siempre que su actividad se realice
en un país extranjero con el que España no
tenga ratificado convenio internacional de
Seguridad Social o que, teniéndolo, el mismo
no regule o no garantice debidamente la
prestación de asistencia sanitaria a los referidos trabajadores por cuenta propia en el
exterior, en los supuestos de estancia de los
mismos y sus familiares en territorio español o de residencia de estos últimos en el
referido territorio, se regirá por el Real
Decreto 1564/1998, de 17 de julio, por el que
se regula este convenio especial y, en lo que
en el mismo no se halle previsto, por las normas del capítulo I de esta Orden.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
255
DOCUMENTACIÓN
SECCIÓN 4.ª
Otros Convenios especiales respecto
de determinados trabajadores
Artículo 18. Convenio especial durante la
situación de alta especial como consecuencia de huelga legal o cierre patronal
1. Los trabajadores que se encuentren en
la situación de alta especial, prevista en el
Real Decreto-ley 17/1977, de 4 de marzo, y
regulada por la Orden del Ministerio de Trabajo de 30 de abril de 1977, podrán suscribir
con la Tesorería General de la Seguridad
Social convenio especial cuyo objeto será el
de completar las bases de cotización correspondientes a las contingencias de incapacidad permanente y muerte y supervivencia,
derivadas de enfermedad común y accidente
no laboral, jubilación y servicios sociales
durante el periodo de huelga legal o cierre
patronal legal.
2. Esta modalidad de convenio especial
se rige por lo dispuesto en el Capítulo I de
esta Orden con las particularidades siguientes:
2.1. La base de cotización será la siguiente:
2.1.1. En los casos de huelga legal total o
cierre patronal legal, la base diaria de cotización será el promedio de las bases de cotización por las que hubiera venido cotizando
el trabajador durante el mes anterior a la
fecha de inicio de la huelga total o del cierre
patronal.
2.1.2. En los supuestos de huelga legal
parcial, la base diaria de cotización será la
diferencia entre la base de cotización calculada conforme al apartado 2.1.1 anterior y la
base por la que se cotice diariamente por el
trabajador durante la situación de huelga
legal parcial.
2.2. El efecto de la suscripción de este
convenio especial será la de alta especial,
256
respecto del conjunto de la acción protectora
del Régimen de que se trate, de conformidad
con lo previsto en el artículo 2 de la citada
Orden de 30 de abril de 1977.
Artículo 19. Convenio especial durante las
situaciones de permanencia en alta sin
retribución, cumplimiento de deberes
públicos, permisos y licencias
1. Podrán suscribir esta modalidad de
convenio especial los trabajadores que se
encuentren en situación de alta sin retribuciones, cumplimiento de deberes de carácter
público, permisos y licencias que no den
lugar a excedencia en el trabajo, en las que,
conforme a lo establecido en el artículo 69
del Reglamento General sobre Cotización y
Liquidación de otros Derechos de la Seguridad Social, aprobado por el Real Decreto
2064/1995, de 22 de diciembre, se mantenga
la obligación de cotizar, si la base de cotización del mes natural anterior a la fecha de
iniciación de tales situaciones fuere superior
a la base mínima correspondiente al grupo
de la categoría profesional del trabajador.
2. La base de cotización en esta modalidad de convenio estará constituida por la
diferencia entre la base de cotización del
interesado en el mes anterior a la fecha de
inicio de estas situaciones y la base mínima
correspondiente al grupo de la categoría profesional del trabajador.
3. La suscripción de este convenio especial determinará la situación de alta respecto del conjunto de la acción protectora del
régimen en que figure incluido dicho trabajador o asimilado.
Artículo 20. Convenio especial de empresarios y trabajadores sujetos a expedientes
de regulación de empleo que incluyan trabajadores con 55 o más años
El convenio especial celebrado en relación
con los expedientes de regulación de empleo
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DOCUMENTACIÓN
con empresas no incursas en procedimiento
concursal que incluyan trabajadores con 55 o
más años de edad que no tuvieren la condición de mutualistas el 1 de enero de 1967, al
que se refiere el apartado 15 del artículo 51
del Texto Refundido de la Ley del Estatuto de
los Trabajadores, se regirá por lo establecido
en la disposición adicional trigésima primera
del Texto Refundido de la Ley General de la
Seguridad Social, así como por las disposiciones contenidas en el Capítulo I de esta
Orden, con las particularidades siguientes:
años. En este caso, el ingreso de la primera
anualidad deberá realizarse en el plazo de
treinta días naturales a partir de la notificación de la cantidad a ingresar, presentando
en el mismo plazo, para responder de las
cotizaciones pendientes, bien aval solidario
suficiente a juicio de la Tesorería General de
la Seguridad Social o bien sustituyendo, con
el consentimiento de dicho Servicio Común,
la responsabilidad del empresario por la de
una entidad financiera o una entidad aseguradora.
1. La solicitud de esta modalidad de convenio especial deberá formularse durante la
tramitación del expediente de regulación de
empleo.
2.1. El aval se presentará durante la tramitación del expediente de regulación de
empleo y habrá de tener validez desde la
fecha en que se produzca el cese en el trabajo o, en su caso, en que cese la obligación de
cotizar por extinción de la prestación por
desempleo contributivo y hasta, al menos,
un año después del vencimiento de la anualidad o anualidades que garantiza.
El convenio especial será suscrito por el
empresario y el trabajador, por un lado, y la
Tesorería General de la Seguridad Social,
por otro.
2. Las cuotas correspondientes a estos
convenios especiales, determinadas conforme a lo dispuesto en el apartado 2 de la indicada disposición adicional trigésima primera, serán objeto de totalización por la Tesorería General de la Seguridad Social respecto de cada trabajador hasta que éste cumpla
61 años de edad y por todas las contingencias incluidas en la acción protectora del convenio especial.
Las cotizaciones a que se refiere el párrafo anterior serán a cargo exclusivo del
empresario, que podrá optar, respecto de
todos los trabajadores, por realizar un pago
único de las mismas, en cuyo caso deberá
manifestarlo por escrito a la Tesorería General de la Seguridad Social y efectuar su
ingreso en la misma dentro del mes siguiente al de la notificación por parte de dicho Servicio Común de la cantidad a ingresar, o por
solicitar de la Tesorería General de la Seguridad Social el fraccionamiento de su pago
en tantas anualidades como años le falten al
trabajador o trabajadores para cumplir los
61 años de edad, con un máximo de seis
Dicho aval se ajustará al modelo que se
acompaña como Anexo I y podrá ser presentado por:
a) Una entidad financiera inscrita en el
Registro Oficial de Bancos o Banqueros o Cooperativa de Crédito inscrita en el Registro
Especial del Banco de España. Para que puedan ser aceptados estos avales será necesario:
a’) Que las firmas de los otorgantes del
aval estén legitimadas o el documento intervenido por Notario colegiado.
b’) Que conste en el aval el número de
inscripción del mismo en el Registro Especial de Avales.
c’) Que se acompañe copia, previamente
cotejada con el original, de los poderes de las
personas firmantes del aval.
b) Una compañía de seguros debidamente autorizada por el Ministerio de Hacienda
para operar en este ramo de caución. Para
que puedan ser aceptados estos avales será
necesario:
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257
DOCUMENTACIÓN
a’) Que las firmas de los otorgantes estén
legitimadas o intervenido el documento por
Notario.
General de Recaudación de los Recursos del
Sistema de la Seguridad Social y en sus normas de desarrollo.
b’) Que conste el número de inscripción
en el Registro Especial de Avales y el número de póliza a la que corresponde.
3. La base de cotización aplicada respecto de cada trabajador en esta modalidad de
convenio especial podrá ser incrementada en
cada ejercicio a partir del cumplimiento de
los 61 años, en los términos establecidos en
los apartados 2.2 a 2.5 del artículo 6 de esta
Orden.
c’) Que se acompañe copia de las condiciones generales y particulares de la póliza
suscrita por el avalado con la compañía avalista.
c) Una Sociedad de Garantía Recíproca.
Si el aval fuera prestado por este tipo de
sociedad habrán de cumplirse los requisitos
establecidos en la Ley 1/1994, de 11 de marzo, y normas complementarias, sobre el
Régimen Jurídico de las Sociedades de
Garantía Recíproca, acompañando certificado expedido por el Secretario del Consejo de
Administración, con el visto bueno de su
Presidente, en el que se acredite la cantidad
avalada y que la sociedad reúne todos los
requisitos exigidos por la Ley 1/1994, de 11
de marzo, debiendo tener dicha certificación
legitimadas las firmas por Notario.
2.2. La entidad financiera o aseguradora
que puede sustituir al empresario en el cumplimiento de las obligaciones de aquél ha de
ser una entidad financiera inscrita en el
Registro Oficial de Bancos o Banqueros o
una Cooperativa de Crédito inscrita en el
Registro Especial del Banco de España o una
entidad aseguradora debidamente autorizada por el Ministerio de Hacienda para operar en el ramo correspondiente.
2.3. El plazo para el ingreso de las anualidades fraccionadas distintas de la primera
será el de los treinta días naturales inmediatamente anteriores a la iniciación de la
anualidad de que se trate.
En todo caso estos pagos fraccionados
deberán ser objeto de domiciliación en alguna de las entidades financieras habilitadas
para actuar como oficinas recaudadoras en
los términos establecidos en el Reglamento
258
4. En los supuestos en que proceda el
reintegro al empresario de cotizaciones abonadas por el mismo conforme a lo establecido en la disposición adicional trigésima primera del Texto Refundido de la Ley General
de la Seguridad Social, la Tesorería General
de la Seguridad Social procederá a la regularización de las cuotas ingresadas que correspondan al periodo posterior a la fecha del
fallecimiento del trabajador, a la fecha de
efectos de la incapacidad permanente o, en
su caso, sean coincidentes con las efectuadas
por la realización de actividades en virtud de
las cuales se efectúen cotizaciones a algún
Régimen del Sistema de Seguridad Social y
hasta las cuantías correspondientes a estas
últimas, devolviendo al empresario las abonadas que correspondan a los periodos posteriores a tales hechos, sin perjuicio, en su
caso, de lo previsto en el artículo 10 de esta
Orden.
Estas regularizaciones devengarán el
interés del Banco Central Europeo vigente
en la fecha en que se produzca el hecho causante del reintegro, calculado desde la fecha
del ingreso de la cantidad no consumida
objeto de devolución hasta la propuesta de
pago pero no darán derecho al cobro del coste de los avales o de las sustituciones de la
empresa deudora y para su pago la Tesorería
General podrá aplicar el procedimiento de
deducción en los términos previstos en los
artículos 48 y 49 de la Orden de 26 de mayo
de 1999 por la que se desarrolla el Reglamento General de Recaudación de los Recursos del Sistema de la Seguridad Social.
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DOCUMENTACIÓN
Artículo 21. Convenios especiales de trabajadores que reduzcan la jornada por cuidado de menor, minusválido o familiar
Los trabajadores por cuenta ajena o asimilados que, conforme a los apartados 5 y 4.bis
del artículo 37 del Texto Refundido de la Ley
del Estatuto de los Trabajadores, aprobado
por Real Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de
marzo, o a la legislación específica que regule su prestación de servicios y en razón del
cuidado directo de un menor de seis años, de
un minusválido físico, psíquico o sensorial, o
de un familiar, hasta el segundo grado de
consanguinidad o afinidad, que por razones
de edad, accidente o enfermedad no pueda
valerse por sí mismo, o en los casos de nacimiento de hijos prematuros o que por cualquier causa deban permanecer hospitalizados a continuación del parto, reduzcan su jornada de trabajo, con la disminución proporcional del salario, podrán suscribir la modalidad de convenio especial que se regula en este
artículo, a fin de mantener las bases de cotización en las cuantías por las que venían cotizando con anterioridad a la reducción de la
jornada, con las particularidades siguientes:
a) La base mensual de cotización estará
constituida por la diferencia entre las bases
correspondientes a la reducción de jornada y
la de cualquiera de las bases elegida por el
interesado de entre las señaladas en el apartado 2.1 del artículo 6 de la presente Orden,
pero referido el cómputo previsto en sus
apartados a) y b), respectivamente, a los
veinticuatro o a los doce meses anteriores al
inicio de la situación de jornada reducida o,
en su caso, a la fecha en que se extinguiera la
obligación de cotizar.
b) La cotización a completar en esta
modalidad de convenio especial será la
correspondiente a las situaciones y contingencias de jubilación, incapacidad permanente y muerte y supervivencia, derivadas
de enfermedad común o accidente no laboral, en el Régimen de la Seguridad Social en
que se suscriba el convenio.
c) Los trabajadores que suscriban el convenio especial serán considerados en situación de alta, a efectos del conjunto de la
acción protectora del Régimen de Seguridad
Social correspondiente.
Artículo 22. Convenio especial de trabajadores contratados a tiempo parcial
1. Los trabajadores contratados a tiempo
parcial que no estén percibiendo prestaciones de desempleo podrán suscribir convenio
especial para completar la cotización derivada del contrato a tiempo parcial hasta la
base mínima de cotización establecida con
carácter general para su categoría profesional o hasta la base a que se refiere la letra b)
del apartado 2.1 del artículo 6 de esta Orden
si fuere superior.
2. La base mensual de cotización estará
constituida por la diferencia entre la base de
cotización por el contrato a tiempo parcial y,
a opción del interesado, la base a que se
refieren las letras b) y c) del apartado 2.1 del
artículo 6.
La base fijada en el convenio será mantenida hasta la finalización del año en que se
suscriba el convenio cuando se modificare
durante el mismo la base de cotización por el
contrato a tiempo parcial, salvo voluntad
expresa en contrario del interesado.
3. La cotización a completar en la modalidad de convenio especial regulada en este
artículo será la correspondiente a las situaciones de jubilación, incapacidad permanente y muerte y supervivencia, derivadas de
enfermedad común o accidente no laboral,
en el Régimen de la Seguridad Social en que
se suscriba el convenio.
4. Los trabajadores que suscriban esta
modalidad de convenio especial serán considerados en situación de alta, a efectos del
conjunto de la acción protectora del Régimen
de Seguridad Social correspondiente.
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DOCUMENTACIÓN
Artículo 23. Convenio especial para trabajadores que cesen en las prestaciones de servicios o actividades
1. Cuando el trabajador o asimilado preste sus servicios a dos o más empresarios en
situación de pluriempleo, sea en régimen de
contratación a tiempo completo o sea a tiempo parcial, perciba o no la prestación o subsidio por desempleo, y se extinga alguno o todos
sus contratos de trabajo o cuando preste sus
servicios en situación de pluriactividad y cese
en alguna o todas las actividades que dieron
lugar a su inclusión obligatoria en dos o mas
Regímenes del Sistema de Seguridad Social,
ya sea en forma simultánea o sucesiva, aquél
podrá suscribir convenio especial con el objeto de mantener la misma o mismas bases de
cotización por las que venía cotizando en
situación de pluriempleo o pluriactividad,
con las particularidades siguientes:
1.1. Para la suscripción de esta modalidad de convenio especial será necesario acreditar un periodo específico de cotización previa de, al menos, 1.080 días en la respectiva
situación de pluriempleo o de pluriactividad.
1.2. En esta modalidad de convenio especial la base mensual de cotización estará
constituida por la misma base o bases de
cotización que el trabajador o asimilado
tuviere en el mes natural anterior al cese en
todas las empresas o actividades, o solamente por la diferencia que resulte de la nueva
distribución de las bases si la nueva base
fuere inferior a la anterior a la suscripción
del convenio, en los casos de cese de la prestación de servicios a alguna o algunas de
dichas empresas o en alguna o algunas de
las actividades que sigan dando lugar a la
situación de pluriempleo o pluriactividad.
1.3. Los suscriptores de esta modalidad
de convenio especial serán considerados en
situación de alta a efectos del conjunto de la
acción protectora en el Régimen o en los
Regímenes del Sistema de Seguridad Social
en el que se suscribiera el convenio especial.
260
2. El trabajador o asimilado a que se
refiere el apartado 2.d) del artículo 2 de esta
Orden podrá suscribir convenio especial con
la particularidad de que la base de cotización
no podrá ser superior a la diferencia entre la
base de cotización en razón de su nueva actividad y el promedio de las bases cotizadas
durante los doce meses anteriores al cese.
Será asimismo aplicable a esta modalidad
de convenio especial lo previsto en los apartados 1.1 y 1.3 de este artículo.
3. En lo no previsto en los apartados
anteriores, serán aplicables las normas del
Capítulo I de esta Orden.
Artículo 24. Convenio especial de trabajadores perceptores del subsidio de desempleo,
con derecho a cotización por la contingencia de jubilación
1. Los trabajadores perceptores del subsidio de desempleo, con derecho a cotización
por la contingencia de jubilación, mayores de
52 años, podrán suscribir convenio especial
conforme a lo dispuesto en el Capítulo I de la
presente Orden, con las particularidades
que se indican en los apartados siguientes:
1.1. Para determinar la cotización al convenio especial se aplicarán las siguientes
reglas:
1.ª Para las contingencias de incapacidad
permanente y muerte y supervivencia, derivadas de enfermedad común y accidente no
laboral, la cuota a ingresar será el resultado
de aplicar a la cuota íntegra, calculada conforme a la base y tipo previstos en los apartados 2.1 del artículo 6 y 1 del artículo 7, el
coeficiente reductor correspondiente a las
contingencias citadas fijado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
2.ª Para la contingencia de jubilación, la
base de cotización al convenio especial estará constituida por la diferencia entre la base
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DOCUMENTACIÓN
de cotización elegida por el interesado según
lo previsto en la regla anterior y aquella por
la que cotice, en cada momento, el Instituto
Nacional de Empleo. A la cuota íntegra
resultante se aplicará el coeficiente reductor
correspondiente a la contingencia de jubilación fijado al efecto por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
3.ª La suma de las cuotas que resulten de
lo dispuesto en las dos reglas anteriores
constituirá el importe total de la cuota a
ingresar en esta modalidad de convenio
especial.
1.2. El convenio especial surtirá efectos
en la fecha en que nazca el derecho al subsidio de desempleo, salvo que el interesado
opte porque los efectos del convenio se inicien en la fecha de presentación de la solicitud del mismo.
1.3. Si un trabajador que hubiese suscrito el convenio especial regulado en el Capítulo I tuviese posteriormente derecho al subsidio de desempleo, con cotización por la contingencia de jubilación, podrá solicitar la
suscripción del convenio especial regulado
en este artículo.
1.4. En caso de suspensión de la situación
de desempleo asistencial, por alguna de las
causas previstas en su normativa reguladora,
se suspenderá, asimismo, la situación de convenio especial. Los interesados podrán solicitar la suscripción del convenio especial regulado en el Capítulo I que surtirá efectos desde
el día siguiente al de la suspensión pero, si lo
solicitare fuera de los noventa días naturales
siguientes, el convenio surtirá efectos desde
la fecha de presentación de la solicitud.
Finalizada la suspensión del percibo del
subsidio de desempleo, el interesado podrá
reanudar la efectividad del convenio en los
términos previstos en el artículo 10.1 de esta
Orden.
1.5. Las personas que, teniendo suscrito
la modalidad de convenio especial previsto
en este artículo, vean extinguido su derecho
al subsidio de desempleo con cotización por
la contingencia de jubilación, podrán solicitar la suscripción del convenio especial previsto en el Capítulo I, en cualquier momento.
Si lo solicitase dentro del plazo de noventa
días naturales a contar desde la fecha en que
la citada extinción haya tenido efectos o bien
desde la fecha en que la resolución administrativa o sentencia judicial haya adquirido
firmeza, el convenio especial surtirá efectos
desde el día en que se haya extinguido el
subsidio de desempleo, salvo que el interesado opte porque el convenio especial tenga
efectos en la fecha de presentación de la solicitud o fecha de efectos asimismo aplicable
cuando la solicitud se formule fuera del plazo indicado de los noventa días naturales.
2. Lo dispuesto en el apartado 1 anterior
es aplicable a los trabajadores fijos discontinuos que sean perceptores del subsidio de
desempleo con derecho a cotización a la
Seguridad Social por la contingencia de jubilación durante sesenta días, de acuerdo con
el apartado 3 del artículo 218 del Texto
Refundido de la Ley General de la Seguridad
Social.
SECCIÓN 5.ª
Convenios especiales de trabajadores
incluidos en el Régimen Especial
de la Minería del Carbón para los
trabajadores de temporada y en los
sistemas especiales regulados por la
Orden de de 25 de enero de 1996
y en el Régimen Especial de
Trabajadores Autónomos
Artículo 25. Convenio especial para los trabajadores incluidos en el Régimen Especial de la Minería del Carbón
El convenio especial, suscrito por los
incluidos en el Régimen Especial de la Minería del Carbón, se regirá por lo dispuesto en
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DOCUMENTACIÓN
el Capítulo I de esta Orden, con las particularidades en la cotización que se determinan
en los apartados siguientes:
1. En los supuestos de categorías o especialidades profesionales que tengan fijada
base normalizada de cotización en el
momento de suscripción del convenio especial, la cotización se sujetará a las siguientes
reglas:
1.ª La base inicial de cotización correspondiente al convenio especial será la base
normalizada vigente en el momento de la
suscripción del convenio para la categoría o
especialidad profesional a la que pertenecía
el trabajador. Las sucesivas bases de cotización serán equivalentes a las bases normalizadas que, en cada ejercicio económico, se
fijen para la respectiva categoría o especialidad profesional.
2.ª Si la base normalizada de la categoría
o especialidad profesional de que se trate
tuviese, en el ejercicio económico correspondiente, un importe inferior a la base del convenio especial, ésta permanecerá inalterable
hasta que la base normalizada que se fije sea
de una cuantía igual o superior a la del convenio especial.
3.ª En el supuesto de que desaparezca la
categoría o especialidad profesional a la que
perteneció, en su momento, el trabajador
que suscribió el convenio especial, la base de
cotización podrá ser actualizada en los términos establecidos en el apartado 2.7 del
artículo 6, pero pudiendo incrementarse
dicha base, como máximo, en el porcentaje
de variación de la base mínima de cotización
por convenio especial.
A partir del momento en que vuelva a
fijarse la base normalizada de cotización
para la categoría o especialidad profesional
correspondiente, al crearse de nuevo, la base
de cotización en el convenio especial será
dicha base normalizada, sin perjuicio de lo
señalado en la regla 2.ª.
262
2. En los supuestos de categorías o especialidades profesionales de nueva creación,
que no tienen fijada base normalizada en el
momento de la suscripción del convenio
especial, la base de cotización en dicho
momento será la que resulte de aplicar la
establecida en el apartado 2.1.b) del artículo
6 de esta Orden pero esa base inicial así
determinada será sustituida posteriormente
por la base normalizada que, para la categoría o especialidad profesional, se fije por el
Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales.
Artículo 26. Convenios especiales para los
trabajadores de temporada en periodos de
inactividad y para los comprendidos en
los Sistemas Especiales de Frutas y Hortalizas y Conservas Vegetales del Régimen
General de la Seguridad Social
1. Podrán suscribir convenio especial con
la Seguridad Social los trabajadores por
cuenta ajena incluidos en alguno de los Regímenes del Sistema por el ejercicio de trabajos de temporada llevados a cabo en una actividad que tenga ese carácter, por el periodo
que medie entre dos temporadas consecutivas, cuando hayan trabajado, con ingreso de
las correspondientes cuotas, como tales trabajadores de temporada, al menos, durante
tres años dentro de los siete inmediatamente anteriores a la fecha del cese en el trabajo
de temporada.
2. Asimismo podrán suscribir convenio
especial con la Seguridad Social los trabajadores de temporada que presten servicios en
empresas dedicadas a las actividades de
manipulación, envasado y comercialización
de frutas y hortalizas y de fabricación de
conservas vegetales, incluidos en los Sistemas Especiales de Frutas y Hortalizas y de
Conservas Vegetales del Régimen General
de la Seguridad Social, que causen baja en el
mismo y no queden comprendidos en cualquier Régimen del Sistema de la Seguridad
Social que tenga establecido con aquél cómputo recíproco de cuotas.
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49
DOCUMENTACIÓN
2.1. Para suscribir esta modalidad de
convenio especial será necesario el cumplimiento de los siguientes requisitos:
2.1.1. Solicitarlo ante la Dirección Provincial de la Tesorería General de la Seguridad Social o Administración de la misma
correspondiente, dentro del mes natural
siguiente a aquél en el que se produjo el cese
en el trabajo de temporada de que se trate, el
agotamiento de la prestación económica del
nivel contributivo por desempleo o el transcurso del periodo de sesenta días de subsidio
de desempleo de trabajadores fijos discontinuos con derecho a cotización a la Seguridad
Social por la contingencia de jubilación.
2.1.2. Acreditar cotizaciones como trabajador de temporada, al menos, durante tres
campañas completas durante los siete años
anteriores a la fecha del cese en el trabajo o
del agotamiento de prestaciones por desempleo a que se refiere el párrafo anterior.
2.2. La fecha de efectos de esta modalidad de convenio especial será la del día natural siguiente a aquél en que haya surtido
efectos la baja en el Régimen General de la
Seguridad Social o la extinción del derecho a
las prestaciones por desempleo.
2.3. La cotización por el convenio especial será obligatoria desde la fecha de efectos
del mismo y mientras se mantenga su vigencia.
La base mensual de cotización en este
convenio especial se corresponderá con la
base mínima de cotización por contingencias
comunes vigente en cada momento en el
Régimen General de la Seguridad Social.
2.4. El plazo de ingreso de las cuotas
relativas a esta modalidad de convenio especial será el del segundo mes natural siguiente a aquél a que corresponda su devengo.
3. Estas modalidades de convenio especial quedarán suspendidas durante los
periodos de actividad de los trabajadores de
temporada que pueden suscribirlo, aplicándose, en lo no establecido en los apartados
precedentes, lo dispuesto en el Capítulo I de
esta Orden.
Artículo 27. Convenio especial para deportistas de alto nivel
1. Los deportistas de alto nivel, mayores
de dieciocho años que, en razón de su actividad deportiva o de cualquier otra actividad
profesional que realicen no estén ya incluidos en cualquiera de los Regímenes del Sistema de la Seguridad Social, podrán solicitar su inclusión en el Régimen Especial de
Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos mediante la suscripción de un convenio
especial con la Tesorería General de la Seguridad Social.
2. Este convenio especial se sujetará a las
particularidades establecidas en el Real
Decreto 1467/1997, de 19 de septiembre,
sobre deportistas profesionales y, en su
defecto, se estará a lo dispuesto en el Capítulo I de esta Orden.
Disposición adicional primera. Exclusión de
los Regímenes de funcionarios públicos
La presente Orden no será de aplicación a
los Regímenes Especiales de los Funcionarios Civiles del Estado, de las Fuerzas Armadas y del Personal al Servicio de la Administración de Justicia.
Disposición adicional segunda. Plazo de
suscripción del convenio especial por españoles que ostentaren la condición de funcionarios o empleados de Organizaciones
Internacionales después del 1 de febrero
de 1997
Los españoles que hayan adquirido la
condición de funcionario o empleado de
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DOCUMENTACIÓN
Organizaciones Internacionales Intergubernamentales entre el 1 de febrero de 1997 y la
fecha de entrada en vigor de la presente
Orden y que no hubieren suscrito el convenio
especial regulado en el Real Decreto
2805/1979, de 7 de diciembre, dentro del plazo de los seis meses siguientes a la adquisición de su condición de funcionario o empleado de tales Organizaciones, podrán suscribir el mismo dentro del plazo de seis meses,
a partir del día 1 del mes siguiente al de la
publicación de la presente Orden en el Boletín Oficial del Estado, para que surta efectos, a opción del solicitante, bien desde que
adquirieron aquella condición de funcionarios o empleados de Organizaciones Internacionales Intergubernamentales o bien desde
el día siguiente a la presentación de la solicitud.
Disposición adicional tercera. Convenio
especial de asistencia sanitaria para pensionistas de nacionalidad suiza residentes
en España
Los beneficiarios de pensiones previstas
por la legislación federal suiza de Seguridad
Social de esta última nacionalidad, que residan en España, podrán suscribir el convenio
especial para la cobertura de la asistencia
sanitaria regulado en el artículo 16 de la presente Orden, de conformidad con la dispuesto en el punto 17 del Protocolo Final del Convenio de Seguridad Social entre España y
Suiza de 13 de octubre de 1969.
Disposición adicional cuarta. Delegación de
competencias en el Instituto Social de la
Marina
Al objeto de mantener la necesaria coordinación respecto del sector marítimo pesquero por las especialidades que en el mismo
concurren, el Instituto Social de la Marina
tramitará y formalizará, por delegación de la
Tesorería General de la Seguridad Social,
264
los convenios especiales con trabajadores y
asimilados incluidos en el Régimen Especial
de la Seguridad Social de los Trabajadores
del Mar en los términos establecidos en esta
Orden.
Disposición transitoria. Vigencia de convenios anteriores
Los convenios especiales suscritos con
anterioridad a la entrada en vigor de esta
Orden seguirán rigiéndose por la normativa
anterior que les sea de aplicación. No obstante, los suscriptores podrán optar por sustituirlos por alguno de los regulados en esta
Orden, siempre que reúnan los requisitos
establecidos en la misma.
Disposición derogatoria
1. Quedan derogadas las siguientes disposiciones:
– La Orden Ministerial de 23 de marzo de
1971, por la que se declara situación asimilable a la de alta en el Régimen General de la
Seguridad Social la constituida por los periodos de inactividad entre los trabajos de temporada.
– La Orden Ministerial de 7 de marzo de
1978, por la que se dictan normas para la
aplicación en materia de Seguridad Social de
los Reglamentos Provisionales del Congreso
de los Diputados y del Senado.
– La Orden Ministerial de 14 de febrero
de 1980, por la que dictan normas de aplicación y desarrollo del Real Decreto 2805/1979,
de 7 de diciembre, sobre inclusión en el campo de aplicación del Régimen General de la
Seguridad Social de los españoles no residentes en territorio nacional que ostenten la
condición de funcionarios o empleados de
Organizaciones Internacionales Intergubernamentales.
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DOCUMENTACIÓN
– La Orden Ministerial de 5 de mayo de
1980, sobre asistencia sanitaria a los españoles pensionistas de la Seguridad Social de
Suiza que trasladen su residencia a España.
– La Orden Ministerial de 18 de febrero de
1981, por la que se establece convenio de asistencia sanitaria en el Régimen General de la
Seguridad Social a favor de los españoles emigrantes que retornan al territorio español.
– La Orden Ministerial de 29 de julio de
1982, por la que se regula la suscripción de
convenio especial de Seguridad Social entre
las Cortes Generales y el Instituto Nacional
de la Seguridad Social y se modifica la Orden
de 7 de marzo de 1978 y las normas dictadas
para su aplicación y desarrollo en lo que respecta a los parlamentarios que con anterioridad hubieren estado afiliados al Régimen
General de la Seguridad Social, en cuanto se
oponga a lo dispuesto en la presente Orden,
con excepción del artículo 7 de la primera
que continuará en vigor.
– La Orden Ministerial de 28 de julio de
1987, por la que se desarrolla el Real Decreto 996/1986, de 25 de abril, regulador del
convenio especial de los emigrantes e hijos
de emigrantes.
– La Orden Ministerial de 1 de junio de
1988, por la que se autoriza a la Tesorería
General de la Seguridad Social a suscribir
con las Cortes Generales un convenio especial con objeto de incluir en el campo de aplicación del Régimen General de la Seguridad
Social a los españoles que ostenten la condición de Diputados al Parlamento Europeo.
– La Orden Ministerial de 18 de julio de
1991, por la que se regula el convenio especial en el Sistema de la Seguridad Social.
– La Orden Ministerial de 4 de agosto de
1992, sobre regulación del convenio especial
de los trabajadores fijos discontinuos perceptores del subsidio de desempleo con derecho a la cotización a la Seguridad Social por
la contingencia de jubilación.
– La Orden Ministerial de 17 de mayo de
1994, por la que se declaran comprendidos en
el Real Decreto 2805/1979, de 7 de diciembre,
a los españoles residentes en España que
presten servicios para la Agencia Espacial
Europea y se abre un nuevo plazo especial
para la suscripción del convenio especial con
la Seguridad Social por los funcionarios de la
Organización de Estados Iberoamericanos
para la Ciencia, la Educación y la Cultura, a
que se refiere el Real Decreto 317/1985, de 6
de febrero.
– La Orden Ministerial de 25 de enero de
1996, por la que se regula la suscripción de
convenio especial por parte de los trabajadores de temporada comprendidos en los Sistemas Especiales de Frutas y Hortalizas y
Conservas Vegetales del Régimen General
de la Seguridad Social.
– La Orden Ministerial de 22 de diciembre de 1997, por la que se declaran comprendidos en el Real Decreto 2805/1979, de 7 de
diciembre, a los españoles residentes en
España que presten servicio en la Delegación en España del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados.
– La Orden Ministerial de 8 de junio de
1999, de desarrollo del Real Decreto 1658/
1998, de 24 de julio, por el que se regula el
convenio especial en materia de asistencia
sanitaria en el Régimen General de la Seguridad Social a favor de españoles residentes
en territorio nacional que ostenten la condición de funcionarios o empleados de Organizaciones Internacionales Intergubernamentales.
– La Orden Ministerial de 14 de enero de
2000, sobre supresión del plazo para la suscripción del convenio especial de Seguridad
Social de los emigrantes e hijos de emigrantes, regulado por el Real Decreto 996/1986,
de 25 de abril.
– La Orden TAS/1817/2002, de 8 de julio,
por la que se declaran comprendidos en el
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
265
DOCUMENTACIÓN
ámbito de aplicación del Real Decreto
2805/1979, de 7 de diciembre, a los españoles
residentes en España que prestan servicios
en el Cuartel General Conjunto Subregional
Sudoeste de la Organización del Tratado del
Atlántico Norte.
2. Asimismo, quedan derogadas cuantas
disposiciones de igual o inferior rango se
opongan a lo establecido en la presente
Orden.
Disposición final primera. Habilitación
1. Se aprueba el modelo, que se acompaña como Anexo II, de convenio especial de
empresarios y trabajadores sujetos a expediente de regulación de empleo que incluyan
trabajadores con 55 o más años y la Tesorería General de la Seguridad Social.
266
2. Se faculta a la Dirección General de la
Tesorería General de la Seguridad Social
para aprobar y, en su caso, modificar los
modelos a que deban ajustarse los distintos
tipos de convenio especial regulados en esta
Orden, con sujeción en todo caso a lo dispuesto en la misma.
Disposición final segunda. Entrada en vigor
La presente Orden entrará en vigor el día
1 del sexto mes siguiente al de su publicación en el Boletín Oficial del Estado, salvo lo
dispuesto en el artículo 20 que entrará en
vigor el día siguiente al de dicha publicación.
Madrid, 13 de octubre de 2003.
ZAPLANA H ERNÁNDEZ -SORO
Excmo. Sr. Secretario de Estado
de la Seguridad Social
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
Anexo I
CONVENIO ESPECIAL DE EMPRESARIOS Y TRABAJADORES SUJETOS
A EXPEDIENTES DE REGULACIÓN DE EMPLEO
La entidad--------------------------------------------------------------------------------------------------- y en su
nombre D. ------------------------------------------------------------------------------------------------ con poderes
suficientes para obligarse en este acto según resulta de la escritura de poderes otorgada en
fecha de---------------------------------------- de ---------------------- ante el Notario de ----------------------D. ----------------------------------, con el número ---------------------------------------------- de su protocolo,
avala con carácter solidario a la empresa ------------------------------------------------------------------ de -------------------------------con el número -------------------------------- de código de cuenta de cotización
a la Seguridad Social, ante la Tesorería General de la Seguridad Social de ---------------------- y a
favor de la misma, hasta la cantidad de -------------------------- euros (------------en letra-------- euros),
en concepto de garantía especial para responder de las cotizaciones a la Seguridad Social asumidas por dicha empresa en relación con sus trabajadores, sujetos al expediente de regulación de
empleo nº ------------- aprobado por resolución de la autoridad laboral competente -----------------en orden a la financiación del convenio especial previsto en el apartado 15 del artículo 51 del
Texto Refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, aprobado por el Real Decreto
Legislativo 1/1995, de 24 de marzo, y en la disposición adicional trigésima primera del Texto
Refundido de la Ley General de la Seguridad Social, aprobado porel Real Decreto Legislativo
1/1994, de 20 dejunio.
Este aval, que se formaliza con renuncia expresa a los beneficios de excusión y división, tendrá validez desde ----------------------- hasta ----------------------- (habrá de ponerse como fecha un
año después del vencimiento de la anualidad que se garantiza) figurando inscrito en el Registro Especial de Avales con el número ------------- con fecha ------------- de ----- de ---------- 200----.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
267
DOCUMENTACIÓN
Anexo II
CONVENIO ESPECIAL DE EMPRESARIOS Y TRABAJADORES SUJETOS
A EXPEDIENTES DE REGULACIÓN DE EMPLEO
En -------------------------, con fecha -----------------------REUNIDOS
De una parte, D./D.ª -------------------------------------------------------, con documento nacional de
identidad núm. ---------------------------------------------------- y domiciliado (a) en -----------------------c/. -----------------------------------------------------------------------------, en su condición de representante
debidamente acreditado de la empresa ---------------------------------------------------------------------,
domiciliada en ----------------------------------------------- , C/.-------------------------------------------------,
con CIF (NIF) ------------------------------------------------ sujeta a expediente de regulación de empleo
núm.------------------------------------------, aprobado por (la Autoridad Laboral correspondiente) y
no incursa en procedimiento concursal, así como D./D.ª -------------------------------------------------------------------------------------- con documento nacional de identidad núm,--------------------------------,
nacido(a) el -----------------------------------------, con domicilio en ---------------------------------------------,
c/. ------------------------------------------------------------------- afiliado(a) a la Seguridad Social con el
núm. -------------------------------------------------, e incluido(a) en el Régimen (General o Especial que
corresponda), como trabajador(a) de dicha empresa afectado(a) por el citado expediente de
regulación de empleo y al (a la) que en virtud del mismo se le ha extinguido su relación laboral con fecha ------------------------------------------.
Y de otra parte, D./D.ª -----------------------------------------------------------------------, en su condición
de ----------(especificar el cargo)------------------------ de la Dirección Provincial de la Tesorería General
de la Seguridad Social de ------------------------------------------------.
268
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
EXPONEN
I.
Que tanto la citada empresa como dicho(a) trabajador(a) acreditan reunir todos los
requisitos y condiciones para suscribir el convenio especial con la Seguridad Social en
el marco de los expedientes de regulación de empleo, a que se refiere el artículo 51.15
del Texto Refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores y cuyo régimen jurídico se regula en la Disposición Adicional Trigésima Primera del Texto Refundido de
la Ley General de la Seguridad Social así como en la Orden de -----------------------------.
II.
Que, en consecuencia y conforme a la voluntad así expresada por dicha empresa y trabajador(a), resulta procedente la suscripción del referido convenio especial con la
Seguridad Social en los términos que se especifican en las Cláusulas que a continuación se exponen.
En su virtud, las partes antes citadas otorgan el presente convenio especial con la Seguridad Social, en el marco de expedientes de regulación de empleo, con arreglo a las siguientes
CLAÚSULAS
Primera. A partir de la fecha de iniciación de los efectos de la suscripción de este convenio
especial, fijada en la Cláusula Octava , D./D.º ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------ (trabajador(a) en cuyo favor se suscribe el convenio)
será considerado(a) en situación asimilada a la de alta en el Régimen (General o Especial
correspondiente de la Seguridad Social) y hasta la extinción del convenio por cualquiera de las
causas establecidas por la normativa vigente al respecto y que más adelante se detallan en la
Cláusula Séptima.
Segunda. La cuota mensual correspondiente al presente convenio especial queda fijada
en -------------------------------------------------- euros, resultado de aplicar al promedio de las bases de
cotización del (de la) trabajador(a) de que se trata en los últimos seis meses de ocupación cotizada ------------------------------------------ euros) el tipo único dez cotización y coeficientes previstos
en el artículo 7 de la Orden de-------------------------, en función de la acción protectora dispensada por el convenio, y que actualmente son el ----------------- % y EL --------------, respectivamente,
todo ello de acuerdo con lo establecido en el apartado 2 de la Disposición Adicional Trigésima
Primera del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social y artículo 20 de la
Orden de --------------.
Conforme a dicho apartado 2 de esa Disposición Adicional Trigésima Primera, procede/no
procede que de la cantidad resultante como cuota íntegra se deduzca la cotización a cargo de
INEM y correspondiente al periodo en que el (la) trabajador(a) tuviere derecho al percibo del
subsidio de desempleo, calculando esa cotización en función de la base y tipo aplicables en la
fecha de suscripción del convenio especial, lo que da lugar a que durante ese periodo la cuota
por este convenio quede fijada en ----------------------------- euros.
Tercera. El importe totalizado de las cuotas del presente convenio especial desde su fecha
de efectos hasta el -------------------------, día anterior al cumplimiento de los 61 años de edad
del(de la) trabajador(a) de que se trata, asciende a ------------------------------------- euros, siendo tal
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
269
DOCUMENTACIÓN
importe a cargo exclusivo de la citada empresa -----------------------------------------------, que deberá
efectuar su pago por cualquiera de las modalidades siguientes, de acuerdo con el artículo 20 de
la Orden de ------------------.
o De una sola vez, abonando el indicado importe total de las cuotas a su cargo dentro del
mes siguiente al de la fecha de suscripción de este convenio especial.
o De forma fraccionada, en tantas anualidades como años le faltan al trabajador(a) de que
se trata para cumplir los 61 años de edad y, concretamente, en ---------------------- anualidades, por un importe cada una de ellas de ------------------- euros.
A ese respecto, el ingreso de la primera anualidad ha de realizarse en el plazo de 30 días
naturales a partir de la fecha de suscripción del presente convenio, debiendo presentar
la empresa en ese mismo plazo, para responder del importe de las anualidades pendientes, aval solidario suficiente en los términos y condiciones señalados en el citado artículo 20 de la Orden de ------------------------------------------------.
El plazo para el ingreso de estas anualidades fraccionadas distintas de la primera será el
de los 30 días naturales inmediatamente anteriores a la iniciación de la anualidad de que
se trate.
La empresa sustituye/no sustituye el cumplimiento de su obligación de pago del importe
total de las cuotas a su cargo por el de la entidad financiera o aseguradora -----------------.
A estos efectos, la empresa presentará la documentación correspondiente al respecto, justificativa de esa sustitución de su obligación de pago por la de la correspondiente entidad
financiera o aseguradora, en los términos establecidos, sustitución a la que la Tesorería
General de la Seguridad Social presta su consentimiento en este acto.
Cuarta. En los supuestos de fallecimiento de¡ (de la) trabajador(a) a que se refiere el convenio, de reconocimiento al mismo (a la misma) de pensión de incapacidad permanente o de
realización por él (ella) de actividades en virtud de las cuales se efectúen cotizaciones al Sistema de la Seguridad Social, se reintegrarán a la empresa, previa la correspondiente regularización por esta Tesorería General, las cuotas que, en su caso, se hubieran abonado a su cargo
por este convenio relativas al periodo posterior a la fecha en que hubiere tenido lugar el fallecimiento o a la fecha de efectos de la incapacidad permanente o las coincidentes con las efectuadas por la realización de las actividades antes citadas y hasta las cuantías de éstas últimas.
En estos casos, tales regularizaciones y reintegros en favor de la empresa no le darán derecho al cobro de intereses ni a la devolución del coste de los avales constituidos o de las sustituciones efectuadas al respecto a través de entidad financiera y aseguradora, pudiendo la Tesorería General de la Seguridad Social aplicar para el pago de esos reintegros el procedimiento
de deducción en los términos previstos en los artículos 48 y 49 de la Orden de 26 de mayo de
1999, por la que se desarrolla el Reglamento General de Recaudación de los Recursos del Sistema de la Seguridad Social, aprobado por el Real Decreto 1637/1995, de 6 de octubre, todo ello
conforme a lo establecido en el ya citado artículo 20 de la Orden de -----------------------------------.
Quinta. A partir de ----------------------------------, fecha de cumplimiento de los 61 años de
edad del trabajador o de la trabajadora a que se refiere el convenio, las cuotas mensuales
correspondientes a este convenio especial serán a cargo exclusivo de dicho(a) trabajador(a) que
deberá efectuar su pago en el plazo establecido con carácter general en la normativa regula-
270
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
dora de los convenios especiales (artículo 8 de la Orden de --------------------------------------------------------).
A ese respecto, la base de cotización aplicada en este convenio especial podrá ser incrementada en cada ejercicio a partir de dicho cumplimiento de los 61 años de edad del (de la) trabajador(a) afectado(a) por el convenio, en los términos establecidos en el artículo 20, en relación
con el artículo 6, de la Orden de --------------------------------------.
Pero, en ningún caso, la base de cotización elegida podrá ser inferior a la base mínima de
cotización prevista en el apartado 2.1.c) del citado articulo 6 de la ---------------------------------Orden de
Sexta. La acción protectora a que se extiende el presente convenio especial en favor del (de
la) trabajador(a) a que se refiere el presente convenio es la establecida con carácter general en
la normativa reguladora de los convenios especiales, teniendo por tanto como objeto la cobertura de todas las prestaciones derivadas de contingencias comunes, a excepción de los subsidios por incapacidad temporal, maternidad y riesgo durante el embarazo.
Séptima. El presente convenio especial quedará extinguido por cualquiera de las siguientes causas:
a) Por quedar el interesado comprendido en el campo de aplicación de un Régimen de Seguridad Social que tenga establecido cómputo recíproco de cotizaciones con el Régimen en
virtud del cual se suscribió el convenio especial.
No se producirá la extinción del convenio especial cuando la inclusión en un Régimen de
la Seguridad Social se produzca como consecuencia de un contrato a tiempo parcial, en
cuyo caso la suma de ambas bases de cotización no podrá exceder del tope máximo de cotización vigente en cada momento, debiendo, en su caso, rectificarse la base de cotización
del convenio especial en la cantidad necesaria para que no produzca la superación de
dicho tope máximo.
b) Por adquirir la condición de pensionista por jubilación, ordinaria o anticipada, o por
incapacidad permanente en cualquiera de los Regímenes a que se refiere el apartado
anterior, así como por el cumplimiento de los 65 años de edad.
c) Por falta de abono de las cuotas correspondientes a tres mensualidades consecutivas o a
cinco alternativas, cuando el pago pase a ser efectuado, en esta modalidad de convenio
especial, a cargo exclusivo del trabajador, es decir, a partir del cumplimiento por el mismo de los 61 años de edad.
d) Por fallecimiento de¡ interesado.
e) Por decisión del interesado, comunicada por escrito a la Dirección Provincial de la Tesorería General de la Seguridad Social o Administración de la Seguridad Social correspondiente.
La extinción tendrá lugar a partir del día 1 del mes siguiente al de la fecha de la comunicación escrita.
Octava. Se fija como fecha de iniciación de los efectos de este convenio especial la de -----------------------, día siguiente a la fecha de extinción de la relación laboral del trabajador o traREVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
271
DOCUMENTACIÓN
bajadora a que se refiere el convenio, como consecuencia del expediente de regulación de
empleo, o, en su caso, fecha del cese en la obligación de cotizar por extinción de la prestación
por desempleo contributivo, conforme a la citada Disposición Adicional Trigésima Primera. 1.
Lo que en prueba de conformidad firman las partes indicadas al principio, por triplicado
ejemplar, quedando en poder de cada una de ellas (trabajador o trabajadora beneficiario o
beneficiaria del convenio, empresa afectada y Administración de la Seguridad Social) un
ejemplar de este convenio especial.
En
EL TRABAJADOR/A
272
de
de
POR LA EMPRESA
POR LA ADMINISTRACIÓN
DE LA SEGURIDAD SOCIAL
El/la cargo o representacion)
El/la
Fdo.:
Fdo.:
-------------------------------Fdo.:
,a
(cargo)
---------------------------------
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
Ley 56/2003, de 18 de diciembre,
de empleo
JUAN CARLOS I
REY DE ESPAÑA
A todos los que la presente vieren y entendieren.
Sabed: Que las Cortes Generales han aprobado y Yo vengo en sancionar la siguiente ley.
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
La vigente Ley Básica de Empleo 51/1980,
de 8 de octubre, se aprobó en un contexto en el
que la situación socioeconómica, tecnológica y
de organización territorial presentaba unos
perfiles bien distintos de los actuales. Dicha
situación se caracterizaba por la existencia
de un único servicio público de empleo, que
actuaba formalmente en régimen de monopolio, centralizado en torno al Instituto Nacional de Empleo y con competencia en la totalidad del territorio estatal. La implantación de
las políticas activas era muy moderada,
mientras que la protección por desempleo era
concebida exclusivamente como prestación
económica en las situaciones de falta de trabajo.
A lo largo de los últimos años, el entorno
social, económico, organizativo y tecnológico
ha experimentado cambios fundamentales.
Efectivamente, en primer término, la evolución del mercado de trabajo en el largo
periodo de tiempo transcurrido desde la aprobación de la Ley Básica de Empleo ha visto
cómo se producían situaciones de pérdida de
puestos de trabajo, con expulsión del mismo
de los colectivos más sensibles, a la vez que
aumentaba la dificultad de su acceso al
empleo, el desempleo y las tasas de temporalidad en la contratación, acentuándose los
desequilibrios territoriales.
Junto a ello, se han producido situaciones
expansivas que han permitido la creación de
empleo. No obstante, persiste una alta tasa
de paro y una baja tasa de ocupación, comparativamente con las cifras de la Unión Europea, especialmente para el colectivo de mujeres. Además, se mantienen dificultades de
incorporación al mercado de trabajo de determinados colectivos, con especial incidencia en
el paro de larga duración, carencias de capacitación de la población trabajadora, retenciones a la movilidad geográfica y funcional,
desequilibrios entre los distintos mercados de
trabajo, una excesiva temporalidad en la ocupación y una escasa tasa de participación de
los servicios públicos de empleo en la intermediación laboral.
Diversos factores adicionales han afectado
al mercado de trabajo en estos años: la evolución demográfica, primero con la presión ejercida por los jóvenes en el acceso a su primer
empleo y, posteriormente, con el envejecimiento de la población activa; el fenómeno
inmigratorio, con la consiguiente llegada de
importantes recursos humanos procedentes
del exterior a nuestro mercado de trabajo; de
otra parte, el desarrollo fulgurante de las tecnologías de la información y de la comunicación; la nueva orientación de la política social
(de la asistencia pasiva a los incentivos para
la reinserción laboral), o la apertura a los
agentes privados de los servicios de información, orientación e intermediación, constituyen un conjunto formidable de retos a los que
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
273
DOCUMENTACIÓN
se enfrenta una política de empleo tendente
al pleno empleo.
Pero no sólo se ha transformado y se ha
vuelto más complejo el mercado de trabajo en
el que actúan los servicios públicos de
empleo, también ha cambiado el entorno político e institucional. El método tradicional de
gestión estatal del mercado de trabajo ha
dado paso a planteamientos más descentralizados con transferencias de funciones y servicios para la ejecución de las políticas activas
de empleo a las comunidades autónomas. De
otra parte, la financiación de estas políticas
tiene un componente importante de fondos
procedentes de la Unión Europea, a través
del Servicio Público de Empleo Estatal, aun
cuando la gestión de las mismas se lleva a
cabo por las Administraciones autonómicas.
En la actualidad, los servicios públicos de
empleo han de actuar en un entorno más
competitivo, complejo y dinámico y han de
posicionarse en el mercado prestando un servicio de calidad a sus usuarios.
Por último, la globalización de la economía
y el progreso de integración europea ya no
permiten pensar y actuar sólo en clave nacional. La estrategia de coordinación de políticas iniciada en la Unión Europea –política
económica, a través de las Grandes Orientaciones de Política Económica, y política de
empleo, a través de las Directrices de Empleo
y los Planes nacionales de acción para el
empleo, en coordinación con la estrategia de
inclusión social– obliga al Estado español a
establecer objetivos cuantificados de actuación con desempleados, toda vez que la Unión
Europea vincula la distribución de fondos
europeos (Fondo Social Europeo) al logro de
dichos objetivos, lo que necesariamente obliga al establecimiento de mecanismos que
hagan posible su cumplimiento.
En este contexto, esta ley tiene por objetivo incrementar la eficiencia del funcionamiento del mercado de trabajo y mejorar las
oportunidades de incorporación al mismo
274
para conseguir el objetivo del pleno empleo,
en línea con lo que reiteradamente los Jefes
de Estado y de Gobierno han venido acordando en las cumbres de la Unión Europea, desde el inicio del proceso de Luxemburgo hasta
su ratificación en la Cumbre de Barcelona.
Ello se traduce en ofrecer a los desempleados,
bajo los principios de igualdad de oportunidades, no-discriminación, transparencia, gratuidad, efectividad y calidad en la prestación
de servicios, una atención preventiva y personalizada por los servicios públicos de empleo,
con especial atención a los colectivos desfavorecidos, entre los cuales las personas con discapacidad ocupan un lugar preferente. Las
políticas de empleo deben funcionar como instrumentos incentivadores para la incorporación efectiva de los desempleados al mercado
de trabajo, estimulando la búsqueda activa
de empleo y la movilidad geográfica y funcional.
Desde una perspectiva de armonización
del nuevo modelo con la actual distribución
de competencias constitucionales entre el
Estado y las comunidades autónomas, en
materia de política de empleo, los objetivos se
centran en asegurar la cooperación y coordinación entre las Administraciones implicadas de modo que se logre la máxima efectividad movilizando y optimizando todos los
recursos disponibles. El instrumento nuclear
para conseguir tal finalidad es el Sistema
Nacional de Empleo, considerado este como
un conjunto de estructuras, medidas y acciones necesarias para promover y desarrollar la
política de empleo, que tiene como finalidad
el desarrollo de programas y medidas tendentes a la consecución del pleno empleo en los
términos acordados en la Cumbre de Jefes de
Estado y de Gobierno de Lisboa. Dicho Sistema está integrado por el Servicio Público de
Empleo Estatal y los Servicios Públicos de las
comunidades autónomas. Sus órganos son la
Conferencia Sectorial de Asuntos Laborales y
el Consejo General del Sistema Nacional de
Empleo. Sus instrumentos, el Plan nacional
de acción para el empleo, el Programa anual
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
de trabajo del Sistema Nacional de Empleo y
el Sistema de información de los Servicios
Públicos de Empleo. La participación de las
organizaciones empresariales y sindicales
más representativas en dicho sistema, así
como en los Servicios Públicos de Empleo
Estatal y de las comunidades autónomas,
además de ser necesaria en un modelo constitucional como el español y respetuosa con
nuestros compromisos internacionales, aporta, finalmente, mayores garantías de cohesión y éxito al proyecto.
Finalmente, es objetivo esencial de la ley
la definición de la intermediación laboral,
instrumento básico de la política de empleo,
en la que cabe la colaboración con la sociedad
civil, con respeto a los principios constitucionales y de acuerdo a criterios de objetividad y
eficacia. La ley establece también un concepto más moderno de las políticas activas de
empleo, verdaderas herramientas de activación frente al desempleo, que se complementan y relacionan con la prestación económica
por desempleo y se articulan en torno a itinerarios de atención personalizada a los
demandantes de empleo, en función de sus
características y requerimientos personales y
profesionales.
TÍTULO PRELIMINAR
De la política de empleo
CAPÍTULO ÚNICO
Normas generales
Artículo 1. Definición
Teniendo en cuenta lo establecido en los
artículos 40 y 41 de la Constitución, la política de empleo es el conjunto de decisiones
adoptadas por el Estado y las comunidades
autónomas que tienen por finalidad el desarrollo de programas y medidas tendentes a
la consecución del pleno empleo, así como la
calidad en el empleo, a la adecuación cuantitativa y cualitativa de la oferta y demanda de
empleo, a la reducción de las situaciones de
desempleo y a la debida protección en las
situaciones de desempleo.
La política de empleo se desarrollará, dentro de las orientaciones generales de la política económica, en el ámbito de la estrategia
coordinada para el empleo regulada por el
Tratado constitutivo de la Comunidad Europea.
Artículo 2. Objetivos de la política de empleo
Son objetivos generales de la política de
empleo:
a) Garantizar la efectiva igualdad de
oportunidades y la no discriminación, teniendo en cuenta lo previsto en el artículo 9.2 de la
Constitución Española, en el acceso al empleo
y en las acciones orientadas a conseguirlo, así
como la libre elección de profesión oficio sin
que pueda prevalecer discriminación alguna,
en los términos establecidos en el artículo 17
del Estatuto de los Trabajadores.
Dichos principios serán de aplicación a los
nacionales de Estados miembros del Espacio
Económico Europeo y, en los términos que
determine la normativa reguladora de sus
derechos y libertades, a los restantes extranjeros.
b) Mantener un sistema eficaz de protección ante las situaciones de desempleo, que
comprende las políticas activas de empleo y
las prestaciones por desempleo, asegurando
la coordinación entre las mismas y la colaboración entre los distintos entes implicados en
la ejecución de la política de empleo y su gestión y la interrelación entre las distintas
acciones de intermediación laboral.
c) Adoptar un enfoque preventivo frente
al desempleo, especialmente de larga duración, facilitando una atención individualiza-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
275
DOCUMENTACIÓN
da a los desempleados, mediante acciones
integradas de políticas activas que mejoren
su ocupabilidad.
Igualmente, la política de empleo tenderá
a adoptar un enfoque preventivo frente al
desempleo y de anticipación del cambio a través de acciones formativas que faciliten al
trabajador el mantenimiento y la mejora de
su calificación profesional, empleabilidad y,
en su caso, recalificación y adaptación de sus
competencias profesionales a los requerimientos del mercado de trabajo.
d) Asegurar políticas adecuadas de integración laboral dirigidas a aquellos colectivos
que presenten mayores dificultades de inserción laboral, especialmente jóvenes, mujeres,
discapacitados y parados de larga duración
mayores de 45 años.
e) Mantener la unidad del mercado de trabajo en todo el territorio estatal, teniendo en
cuenta las características específicas y diversas de los diferentes territorios y promoviendo la corrección de los desequilibrios territoriales y sociales.
f) Asegurar la libre circulación de los trabajadores y facilitar la movilidad geográfica,
tanto en el ámbito estatal como en el europeo,
de quienes desean trasladarse por razones de
empleo.
g) Coordinar su articulación con la dimensión del fenómeno migratorio interno y externo, de acuerdo con lo establecido en los párrafos a) y d) en colaboración con las comunidades autónomas, en el marco de sus respectivas competencias.
Artículo 3. Planificación y ejecución de la
política de empleo
1. En el ámbito de competencia estatal
corresponde al Gobierno, a través del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, en el
marco de los acuerdos adoptados por la Con-
276
ferencia Sectorial de Asuntos Laborales, la
coordinación de la política de empleo.
Igualmente, corresponde al Gobierno, a
propuesta del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, y previo informe de este ministerio a la Conferencia Sectorial de Asuntos
Laborales, la aprobación de los proyectos de
normas con rango de ley y la elaboración y
aprobación de las disposiciones reglamentarias en relación con la intermediación y colocación en el mercado de trabajo, fomento de
empleo, protección por desempleo, formación
profesional ocupacional y continua en el
ámbito estatal, así como el desarrollo de
dicha ordenación, todo ello sin perjuicio de las
competencias que en materia de extranjería
corresponden al Ministerio del Interior.
En cualquier caso, corresponde al Gobierno, a través del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, la gestión y control de las prestaciones por desempleo.
2. De conformidad con la Constitución y
sus Estatutos de Autonomía, corresponde a
las comunidades autónomas en su ámbito
territorial el desarrollo de la política de
empleo, el fomento del empleo y la ejecución
de la legislación laboral y de los programas y
medidas que les hayan sido transferidas.
3. Los Planes nacionales de acción para el
empleo se elaborarán por el Gobierno, a través del Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales con la participación de las comunidades autónomas, y se definirán de acuerdo con
la Estrategia Europea de Empleo, configurándose como un instrumento esencial de
planificación de la política de empleo. Asímismo se contará con la participación de las
organizaciones empresariales y sindicales
más representativas. Las medidas contenidas en los Planes nacionales de acción para el
empleo estarán coordinadas e integradas con
el resto de políticas de origen estatal y de la
Unión Europea y, especialmente, con las
establecidas en los Planes de integración
social, con las que deberán guardar la cohe-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
rencia necesaria para garantizar su máxima
efectividad.
Las comunidades autónomas, en sus respectivos ámbitos territoriales, establecerán
sus programas de empleo, de acuerdo con las
obligaciones establecidas por la Estrategia
Europea de Empleo, a través de los Planes
nacionales de acción para el empleo.
Artículo 4. La dimensión local de la política
de empleo
De acuerdo con lo establecido en la Estrategia Europea de Empleo, las políticas de
empleo en su diseño y modelo de gestión
deberán tener en cuenta su dimensión local
para ajustarlas a las necesidades del territorio, de manera que favorezcan y apoyen las
iniciativas de generación de empleo en el
ámbito local.
De conformidad con la Constitución, con
los Estatutos de Autonomía y con la Ley
7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases
de Régimen Local, los Servicios Públicos de
Empleo de las comunidades autónomas establecerán los mecanismos de colaboración
oportunos y en su caso de participación con
las corporaciones locales para la ejecución de
los programas y medidas de las políticas activas de empleo.
TÍTULO I
El Sistema Nacional de Empleo
CAPÍTULO I
Disposiciones generales
nal de Empleo está integrado por el Servicio
Público de Empleo Estatal y los Servicios
Públicos de Empleo de las comunidades autónomas.
Artículo 6. Fines
1. El Sistema Nacional de Empleo deberá
garantizar el cumplimiento de los siguientes
fines:
a) Fomentar el empleo y apoyar la creación de puestos de trabajo, en especial dirigidos a personas con mayor dificultad de inserción laboral.
b) Ofrecer un servicio de empleo público y
gratuito a trabajadores y empresarios, capaz
de captar las ofertas de empleo del mercado de
trabajo, sobre la base de una atención eficaz y
de calidad con vistas a incrementar progresivamente sus tasas de intermediación laboral.
c) Facilitar la información necesaria que
permita a los demandantes de empleo encontrar un trabajo omejorar sus posibilidades de
ocupación, y a los empleadores, contratar los
trabajadores adecuados apropiados a sus
necesidades, asegurando el principio de
igualdad en el acceso de los trabajadores y
empresarios a los servicios prestados por el
servicio público de empleo.
d) Asegurar que los servicios públicos de
empleo, en el ámbito de sus respectivas competencias, aplican las políticas activas conforme a los principios de igualdad y no discriminación, en los términos previstos en el artículo 9 de la Constitución, y promueven la superación de los desequilibrios territoriales.
Artículo 5. Concepto
e) Garantizar la aplicación de las políticas
activas de empleo y de la acción protectora
por desempleo.
Se entiende por Sistema Nacional de
Empleo el conjunto de estructuras, medidas y
acciones necesarias para promover y desarrollar la política de empleo. El Sistema Nacio-
f) Asegurar la unidad del mercado de trabajo en todo el territorio español y su integración en el mercado único europeo, así como la
libre circulación de los trabajadores.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
277
DOCUMENTACIÓN
g) Impulsar la cooperación del servicio
público de empleo y de las empresas en aquellas acciones de políticas activas y cualificación profesional que éstas desarrollen y que
puedan resultar efectivas para la integración
laboral, la formación o recualificación de los
desempleados.
riamente se determinarán sus funciones, en
consonancia con las atribuidas al Sistema
Nacional de Empleo por el artículo 9 de esta
ley, entre las que se encuentra la de consulta
e informe del Plan nacional de acción para el
empleo y del Programa anual de trabajo de
dicho Sistema Nacional de Empleo.
2. En el cumplimiento de estos fines, el
Sistema Nacional de Empleo será objeto de
evaluación periódica con el fin de adecuar sus
estructuras, medidas y acciones a las necesidades reales del mercado laboral.
2. La coordinación del Sistema Nacional
de Empleo se llevará a cabo principalmente a
través de los siguientes instrumentos:
Artículo 7. Órganos del Sistema Nacional de
Empleo
1. Los órganos del Sistema Nacional de
Empleo son:
a) La Conferencia Sectorial de Asuntos
Laborales, que es el instrumento general de
colaboración, coordinación y cooperación
entre la Administración del Estado y la de las
comunidades autónomas en materia de política de empleo y especialmente en la elaboración de los Planes nacionales de acción para
el empleo. Así mismo le corresponde la aprobación del Programa anual de trabajo del sistema nacional de empleo.
b) El Consejo General del Sistema Nacional de Empleo, que es el órgano consultivo de
participación institucional en materia de
política de empleo. El Consejo estará integrado por un representante de cada una de las
comunidades autónomas y por igual número
de miembros de la Administración General
del Estado, de las organizaciones empresariales y de las organizaciones sindicales más
representativas. Para la adopción de acuerdos se ponderarán los votos de las organizaciones empresariales y los de las organizaciones sindicales para que cada una de estas dos
representaciones cuente con el mismo peso
que el conjunto de los representantes de
ambas Administraciones, manteniendo así el
carácter tripartito del Consejo. Reglamenta-
278
a) El Plan nacional de acción para el
empleo.
b) El Programa anual de trabajo del Sistema Nacional de Empleo.
c) El Sistema de información de los Servicios Públicos de Empleo.
Artículo 8. Principios de organización y funcionamiento
La organización y funcionamiento del Sistema Nacional de Empleo se basará en los
siguientes principios:
1. Participación de las organizaciones
empresariales y sindicales más representativas en el Servicio Público de Empleo Estatal
y en los Servicios Públicos de Empleo de las
comunidades autónomas, en la forma en que
éstos determinen, de acuerdo con lo previsto
en esta ley.
2. Transparencia en el funcionamiento
del mercado de trabajo y establecimiento de
las políticas necesarias para asegurar la libre
circulación de trabajadores por razones de
empleo o formación, teniendo en cuenta,
como elementos esenciales para garantizar
este principio los siguientes:
a) Integración, compatibilidad y coordinación de los sistemas de información. El Servicio Público de Empleo Estatal y los Servicios
Públicos de Empleo de las comunidades autónomas colaborarán en la creación, explota-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
ción y mantenimiento de un sistema de información común que se organizará con una
estructura informática integrada y compatible. Ello permitirá llevar a cabo de forma adecuada las funciones de intermediación laboral sin barreras territoriales, el registro de
paro, las estadísticas comunes, la comunicación del contenido de los contratos y el seguimiento y control de la utilización de fondos
procedentes de la Administración General
del Estado o europea para su justificación.
b) Existencia de un sitio común en red
telemática que posibilite el conocimiento por
los ciudadanos de las ofertas, demandas de
empleo y oportunidades de formación existentes en todo el territorio del Estado, así
como en el resto de los países del Espacio Económico Europeo, respetando lo establecido en
la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre,
de Protección de Datos de Carácter Personal.
3. Los Servicios Públicos de Empleo son
los responsables de asumir, en los términos
establecidos en esta ley, la ejecución de las
políticas activas de empleo, sin perjuicio de
que puedan establecerse instrumentos de
colaboración con otras entidades que actuarán bajo su coordinación. Dichas entidades
deberán respetar en todo caso los principios
de igualdad y no discriminación.
La colaboración de tales entidades se
orientará en función de criterios objetivos de
eficacia, calidad y especialización en la prestación del servicio encomendado, de acuerdo
en todo caso con lo establecido en la normativa correspondiente. La colaboración de los
interlocutores sociales deberá considerarse
de manera específica.
4. Calidad en la prestación del servicio,
favoreciendo el impulso y la permanente
mejora de los servicios públicos de empleo
para adaptarse a las necesidades del mercado
de trabajo, con aprovechamiento de las nuevas tecnologías como elemento dinamizador
del cambio, con dotación suficiente de recursos humanos y materiales que posibiliten una
atención especializada y personalizada tanto
a los demandantes de empleo como a las
empresas.
Artículo 9. Funciones del Sistema Nacional
de Empleo
1. Aplicar la Estrategia Europea de
Empleo, en el marco de sus competencias, a
través de los Planes nacionales de acción
para el empleo.
2. Garantizar la coordinación y cooperación del Servicio Público de Empleo Estatal y
los Servicios Públicos de Empleo de las comunidades autónomas, prestando especial atención a la coordinación entre las políticas activas de empleo y las prestaciones por desempleo.
3. Establecer objetivos concretos y coordinados a través del Programa anual de trabajo del Sistema Nacional de Empleo que permitan evaluar los resultados y eficacia de las
políticas de empleo y definir indicadores comparables.
4. Impulsar y coordinar la permanente
adaptación de los servicios públicos de
empleo a las necesidades del mercado de trabajo, en el marco de los acuerdos que se alcancen en la Conferencia Sectorial de Asuntos
Laborales.
5. Informar, proponer y recomendar a las
Administraciones públicas sobre cuestiones
relacionadas con las políticas activas de
empleo.
6. Analizar el mercado laboral en los distintos sectores de actividad y ámbitos territoriales con el fin de adecuar las políticas activas de empleo a sus necesidades, así como
para determinar la situación nacional de
empleo que contribuya a la fijación de las
necesidades de trabajadores extranjeros, de
acuerdo con la normativa derivada de la política migratoria.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
279
DOCUMENTACIÓN
CAPÍTULO II
El Servicio Público de Empleo Estatal
Artículo 10. Concepto
El Servicio Público de Empleo Estatal es el
organismo autónomo de la Administración
General del Estado al que se le encomienda la
ordenación, desarrollo y seguimiento de los
programas y medidas de la política de
empleo, en el marco de lo establecido en esta
ley.
Artículo 11. Naturaleza y régimen jurídico
miento de sus competencias. Las organizaciones empresariales y sindicales más representativas participarán, de forma tripartita y
paritaria, en sus órganos correspondientes.
En todo caso, la estructura central se dotará de un consejo general y de una comisión
ejecutiva, cuya composición y funciones se
establecerán reglamentariamente, de acuerdo con las competencias atribuidas al Servicio Público de Empleo Estatal.
Artículo 13. Competencias
El Servicio Público de Empleo Estatal tendrá las siguientes competencias:
El Servicio Público de Empleo Estatal es
un organismo autónomo de los previstos en el
capítulo II del título III de la Ley 6/1997, de
14 de abril, de Organización y Funcionamiento de la Administración General del Estado,
adscrito al Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales, a través de su titular.
a) Elaborar y elevar al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales las propuestas normativas de ámbito estatal en materia de
empleo que procedan.
Como organismo autónomo tiene personalidad jurídica propia e independiente de la
Administración General del Estado, plena
capacidad de obrar para el cumplimiento de
sus funciones, patrimonio y tesorería propios,
así como autonomía de gestión, rigiéndose
por lo establecido en la Ley 6/1997, de 14 de
abril, de Organización y Funcionamiento de
la Administración General del Estado, la Ley
30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen
Jurídico de las Administraciones Públicas y
del Procedimiento Administrativo Común, la
Ley General Presupuestaria y por las demás
disposiciones de aplicación a los organismos
autónomos de la Administración General del
Estado.
c) Percibir las ayudas de fondos europeos
para la cofinanciación de acciones a cargo de
su presupuesto y proceder a la justificación
de las mismas, a través de la autoridad de
gestión designada por la normativa de la
Unión Europea.
Artículo 12. Organización
El Servicio Público de Empleo Estatal se
articula en torno a una estructura central y a
una estructura periférica, para el cumpli-
280
b) Formular el anteproyecto de presupuesto de ingresos y gastos.
d) Colaborar con las comunidades autónomas en la elaboración del Plan nacional de
acción para el empleo, ajustado a la Estrategia Europea de Empleo, y del Programa
anual de trabajo del Sistema Nacional de
Empleo. Las organizaciones empresariales y
sindicales más representativas participarán
en la elaboración de dicho Plan nacional de
acción para el empleo y recibirán información
periódica sobre su desarrollo y evaluación.
Dicha periodicidad no deberá ser superior a
seis meses.
e) Gestionar los programas financiados
con cargo a la reserva de crédito establecida
en su presupuesto de gastos. Estos programas serán:
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
1.º Programas cuya ejecución afecte a un
ámbito geográfico superior al de una comunidad autónoma, cuando éstos exijan la movilidad geográfica de los desempleados o trabajadores participantes en los mismos a otra
comunidad autónoma distinta a la suya y
precisen de una coordinación unificada.
2.º Programas para la mejora de la ocupación de los demandantes de empleo mediante
la colaboración del Servicio Público de
Empleo Estatal con órganos de la Administración General del Estado o sus organismos
autónomos para la realización de acciones
formativas y ejecución de obras y servicios de
interés general y social relativas a competencias exclusivas del Estado.
3.º Programas de intermediación y políticas activas de empleo cuyo objetivo sea la
integración laboral de trabajadores inmigrantes, realizados en sus países de origen,
facilitando la ordenación de los flujos migratorios.
La reserva de crédito a que hace referencia
este párrafo
e) se dotará anualmente, previo informe
de la Conferencia Sectorial de Asuntos Laborales, por la Ley de Presupuestos Generales
del Estado. De los resultados de las actuaciones financiadas con cargo a los mismos se
informará anualmente a dicha Conferencia
Sectorial.
f) Llevar a cabo investigaciones, estudios
y análisis sobre la situación del mercado de
trabajo y los instrumentos para mejorarlo, en
colaboración con las respectivas comunidades
autónomas.
g) Mantener las bases de datos que garanticen el registro público de ofertas, demandas
y contratos, mantener el observatorio de las
ocupaciones y elaborar las estadísticas en
materia de empleo a nivel estatal.
h) La gestión y el control de las prestaciones por desempleo, sin perjuicio del cometido
de vigilancia y exigencia del cumplimiento de
las normas legales y reglamentarias sobre
obtención y disfrute de las prestaciones del
sistema de la Seguridad Social que el artículo
3 de la Ley 42/1997, de 14 de noviembre,
Ordenadora de la Inspección de Trabajo y
Seguridad Social, atribuye a los funcionarios
del Cuerpo Superior de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social y del Cuerpo de Subinspectores de Empleo y Seguridad Social.
A los efectos de garantizar la coordinación
entre políticas activas y prestaciones por desempleo, la gestión de esta prestación se desarrollará mediante sistemas de cooperación
con los Servicios Públicos de Empleo de las
comunidades autónomas. El Servicio Público
de Empleo Estatal deberá colaborar con las
comunidades autónomas que hayan asumido
el traspaso de las competencias.
i) Cualesquiera otras competencias que
legal o reglamentariamente se le atribuyan.
Artículo 14. Presupuestación de fondos de
empleo de ámbito nacional
1. El Estado, a través del Servicio Público
de Empleo Estatal, tiene las competencias en
materia de fondos de empleo de ámbito nacional, que figurarán en su presupuesto debidamente identificados y desagregados. Dichos
fondos, que no forman parte del coste efectivo
de los traspasos de competencias de gestión a
las comunidades autónomas, se distribuirán
de conformidad con lo establecido en la normativa presupuestaria, cuando correspondan
a programas cuya gestión ha sido transferida.
2. En la distribución de los fondos a las
comunidades autónomas acordada en la
Conferencia Sectorial de Asuntos Laborales,
se identificará aquella parte de los mismos
destinada a políticas activas para los colectivos que específicamente se determinen de
acuerdo con las prioridades de la Estrategia
Europea de Empleo y teniendo en cuenta las
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
281
DOCUMENTACIÓN
peculiaridades existentes en las diferentes
comunidades autónomas, a fin a garantizar
el cumplimiento del Plan nacional de
empleo.
Será objeto de devolución al Servicio
Público de Empleo Estatal los fondos con
destino específico que no se hayan utilizado
para tal fin, salvo que por circunstancias
excepcionales, sobrevenidas y de urgente
atención dichos fondos deban utilizarse para
otros colectivos dentro de las finalidades presupuestarias específicas, precisando en otro
caso informe del Ministerio de Hacienda. En
todo caso, el Servicio Público de Empleo
Estatal y el correspondiente órgano de la
comunidad autónoma acordarán la reasignación de tales fondos, reasignación que en
ningún caso dará lugar a la modificación del
presupuesto del Servicio Público de Empleo
Estatal.
3. Del total de los fondos de empleo de
ámbito nacional se establecerá una reserva
de crédito, no sujeta a la distribución a que se
hace referencia en los apartados anteriores,
para gestionar por el Servicio Público de
Empleo Estatal los programas señalados en
el párrafo e) del artículo 13 de esta ley.
Artículo 15. Políticas activas cofinanciadas
por los fondos de la Unión Europea
1. En la distribución de los fondos a gestionar por las comunidades autónomas a los que
se refiere el artículo anterior, según el procedimiento previsto en la Ley General Presupuestaria, se identificarán los programas
cofinanciados por los fondos de la Unión
Europea.
2. Cuando las políticas activas estén
cofinanciadas por fondos de la Unión Europea, las comunidades autónomas que hayan
asumido su gestión asumirán, igualmente,
la responsabilidad financiera derivada del
cumplimiento de los requisitos contemplados en la legislación comunitaria aplicable.
282
Artículo 16. Órganos de seguimiento y control de los fondos
1. Son órganos de seguimiento y control
de los fondos de empleo de ámbito nacional:
a) El Servicio Público de Empleo Estatal.
b) Los órganos de las comunidades autónomas, respecto de la gestión transferida.
c) La Inspección de Trabajo y Seguridad
Social.
d) La Intervención General de la Administración del Estado.
e) El Tribunal de Cuentas.
f) En la medida en que los fondos estén
cofinanciados por la Unión Europea, los órganos correspondientes de ésta, así como, en el
ámbito estatal, los organismos designados
como autoridades de gestión y autoridades
pagadoras de los fondos estructurales.
2. Las acciones de control se ejercerán por
dichos órganos de conformidad con la normativa que les es de aplicación.
CAPÍTULO III
Los Servicios Públicos de Empleo de
las comunidades autónomas
Artículo 17. Concepto y competencias
1. Se entiende por Servicio Público de
Empleo de las comunidades autónomas los
órganos o entidades de las mismas a los que
dichas Administraciones encomienden, en
sus respectivos ámbitos territoriales, el ejercicio de las funciones necesarias para la gestión de la intermediación laboral, según lo
establecido en el artículo 20 y siguientes de
esta Ley, y de las políticas activas de empleo,
a las que se refieren los artículos 23 y siguientes de esta misma disposición.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
2. Los Servicios Públicos de Empleo de las
comunidades autónomas y el Servicio de
Empleo Público Estatal participarán en la elaboración de la propuesta del Programa anual
de trabajo del Sistema Nacional de Empleo,
para su aprobación por la Conferencia Sectorial de Asuntos Laborales y posterior ejecución
en sus respectivos ámbitos territoriales.
contacto las ofertas de trabajo con los demandantes de empleo para su colocación. La
intermediación laboral tiene como finalidad
proporcionar a los trabajadores un empleo
adecuado a sus características y facilitar a los
empleadores los trabajadores más apropiados a sus requerimientos y necesidades.
Artículo 18. Organización
Artículo 21. Agentes de la intermediación
Los Servicios Públicos de Empleo de las
comunidades autónomas, en función de su
capacidad de autoorganización, se dotarán de
los órganos de dirección y estructura para
prestación del servicio al ciudadano.
A efectos del Sistema Nacional de Empleo,
la intermediación en el mercado de trabajo se
realizará a través de:
Dichos Servicios Públicos de Empleo contarán con la participación de las organizaciones
empresariales y sindicales más representativas en los órganos de representación de carácter consultivo, en la forma en que se prevea por
las comunidades autónomas, teniendo dicha
participación carácter tripartito y paritario.
Artículo 19. Financiación autonómica de las
políticas activas de empleo
Las políticas activas desarrolladas en las
comunidades autónomas y cuya financiación
no corresponda al Servicio Público de Empleo
Estatal, o en su caso las complementarias de
las del Servicio Público Estatal, se financiarán,
en su caso, con las correspondientes partidas
que los presupuestos de la comunidad autónoma establezcan, así como con la participación
en los fondos procedentes de la Unión Europea.
TÍTULO II
Instrumentos de la política de empleo
CAPÍTULO I
La intermediación laboral
Artículo 20. Concepto
La intermediación laboral es el conjunto
de acciones que tienen por objeto poner en
a) Los servicios públicos de empleo, por sí
mismos o a través de las entidades que colaboren con los mismos.
b) Las agencias de colocación, debidamente autorizadas.
c) Aquellos otros servicios que reglamentariamente se determinen para los trabajadores en el exterior.
Artículo 22. Principios básicos de la intermediación de los servicios públicos de empleo
1. Los servicios públicos de empleo asumen la dimensión pública de la intermediación laboral, si bien podrán establecer con
otras entidades convenios, acuerdos u otros
instrumentos de coordinación que tengan por
objeto favorecer la colocación de demandantes de empleo.
2. La intermediación laboral realizada
por los servicios públicos de empleo y las
agencias de colocación, así como las acciones
de intermediación que puedan realizar otras
entidades colaboradoras de aquéllos, se prestarán de acuerdo a los principios constitucionales de igualdad de oportunidades en el
acceso al empleo y no discriminación, garantizándose la plena transparencia en el funcionamiento de los mismos.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
283
DOCUMENTACIÓN
3. Con el fin de asegurar el cumplimiento
de los citados principios, los servicios públicos
de empleo garantizarán que el proceso específico de selección y casación entre oferta de
trabajo y demanda de empleo corresponde,
con carácter general, al servicio público de
empleo y a las agencias de colocación debidamente autorizadas.
En el supuesto de colectivos con especiales
dificultades de inserción laboral, los servicios
públicos de empleo podrán contar con entidades colaboradoras especializadas para realizar el proceso a que se refiere el párrafo anterior.
4. La intermediación laboral realizada
por los servicios públicos de empleo, por sí
mismos o a través de las entidades que colaboren con ellos, conforme a lo establecido en
este capítulo, se realizará de forma gratuita
para los trabajadores y para los empleadores.
CAPÍTULO II
Las políticas activas de empleo
Artículo 23. Concepto de políticas activas de
empleo
coordinada entre los agentes de formación
profesional e intermediación laboral que
realizan tales acciones, con objeto de favorecer la colocación de los demandantes de
empleo.
2. Dichas políticas se complementarán y
se relacionarán, en su caso, con la protección
por desempleo regulada en el título III del
texto refundido de la Ley General de la
Seguridad Social, aprobado por el Real
Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio.
La acción protectora por desempleo a que se
refiere el artículo 206 del referido texto legal
comprende las prestaciones por desempleo
de nivel contributivo y asistencial y las
acciones que integran las políticas activas de
empleo.
Artículo 24. El enfoque preventivo de las políticas activas de empleo
1. De acuerdo con las directrices derivadas de la Estrategia Europea de Empleo, en
las que se establece el tratamiento preventivo
de las situaciones de paro de larga duración y
a tenor de la normativa reguladora de los fondos estructurales de la Unión Europea, los
servicios públicos de empleo orientarán su
gestión para facilitar nuevas oportunidades
de incorporación al empleo a los desempleados antes de que éstos pasen a una situación
de paro de larga duración.
1. Se entiende por políticas activas de
empleo el conjunto de programas y medidas
de orientación, empleo y formación que tienen por objeto mejorar las posibilidades de
acceso al empleo de los desempleados en el
mercado de trabajo, por cuenta propia o ajena, y la adaptación de la formación y recalificación para el empleo de los trabajadores,
así como aquellas otras destinadas a fomentar el espíritu empresarial y la economía
social.
2. La articulación de los servicios y políticas activas en favor de los desempleados se
ordenará por los servicios públicos de empleo
en un itinerario de inserción laboral individualizado, en colaboración con el demandante de empleo de acuerdo con las circunstancias profesionales y personales de éste.
Las políticas definidas en el párrafo anterior deberán desarrollarse en todo el Estado,
teniendo en cuenta la Estrategia Europea de
Empleo, las necesidades de los demandantes
de empleo y los requerimientos de los respectivos mercados de trabajo, de manera
3. Los demandantes de empleo deberán de
participar, de acuerdo con lo establecido en sus
itinerarios de inserción laboral individualizados, en las políticas activas de empleo, con la
finalidad de mejorar sus oportunidades de ocupación.
284
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
Artículo 25. Clasificación
Artículo 26. Colectivos prioritarios
1. Los programas y medidas que integren
las políticas activas de empleo se orientarán y
se ordenarán por su correspondiente norma
reguladora, mediante actuaciones que persigan los siguientes objetivos:
1. El Gobierno y las comunidades autónomas adoptarán, de acuerdo con los preceptos
constitucionales y estatutarios, así como con
los compromisos asumidos en el ámbito de la
Unión Europea, programas específicos destinados a fomentar el empleo de las personas
con especiales dificultades de integración en
el mercado de trabajo, especialmente jóvenes,
mujeres, parados de larga duración mayores
de 45 años, discapacitados e inmigrantes, con
respeto a la legislación de extranjería.
a) Informar y orientar hacia la búsqueda
activa de empleo.
b) Desarrollar programas de formación
profesional ocupacional y continua y cualificar para el trabajo.
c) Facilitar la práctica profesional.
d) Crear y fomentar el empleo, especialmente el estable y de calidad.
e) Fomentar el autoempleo, la economía
social y el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas.
f) Promover la creación de actividad que
genere empleo.
2. Teniendo en cuenta las especiales circunstancias de estos colectivos, los servicios
públicos de empleo asegurarán el diseño de
itinerarios de inserción que combinen las
diferentes medidas y políticas, debidamente
ordenadas y ajustadas al perfil profesional de
estos desempleados y a sus necesidades específicas. Cuando ello sea necesario, los servicios públicos de empleo valorarán la necesidad de coordinación con los servicios sociales
para dar una mejor atención al desempleado.
g) Facilitar la movilidad geográfica.
h) Promover políticas destinadas a inserción laboral de personas en situación o riesgo
de exclusión social.
En el diseño de estas políticas se tendrá
en cuenta de manera activa el objetivo de la
igualdad de trato entre hombres y mujeres
para garantizar en la práctica la plena
igualdad por razón de sexo, así como el objetivo de garantizar la igualdad de oportunidades y no discriminación, en los términos
previstos en el párrafo a) del artículo 2 de
esta ley.
2. Los programas de formación profesional ocupacional y continua se desarrollarán
de acuerdo con lo establecido en esta ley, así
como en la Ley Orgánica de las Cualificaciones y de la Formación Profesional y en las
normas que se dicten para su aplicación.
CAPÍTULO III
La coordinación entre las políticas
activas y la protección económica
frente al desempleo
Artículo 27. La inscripción de los beneficiarios de prestaciones como demandantes de
empleo y su participación en las políticas
activas de empleo
1. Los solicitantes y perceptores de prestaciones y subsidios por desempleo deberán
inscribirse y mantener la inscripción como
demandantes de empleo en el servicio público
de empleo.
2. La inscripción como demandante de
empleo se realizará con plena disponibilidad
para aceptar una oferta de colocación adecuada.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
285
DOCUMENTACIÓN
3. Las Administraciones públicas competentes en la gestión de políticas activas
garantizarán la aplicación de las políticas
activas de empleo a los beneficiarios de prestaciones y subsidios por desempleo, en el
marco de lo que se establezca de acuerdo con
lo previsto en el artículo 14.2 de esta ley. A
estos efectos, se deberá atender mediante
dichas políticas, como mínimo, al volumen de
beneficiarios proporcional a la participación
que los mismos tengan en el total de desempleados de su territorio.
4. Los beneficiarios de prestaciones y subsidios por desempleo inscritos en los servicios
públicos de empleo deberán participar en las
políticas activas de empleo que se determinen
en el itinerario de inserción. Las Administraciones públicas competentes deberán verificar el cumplimiento de las obligaciones como
demandantes de empleo de los beneficiarios
de prestaciones y subsidios por desempleo y
deberán comunicar los incumplimientos de
esas obligaciones al Servicio Público de
Empleo Estatal, en el momento en que se produzcan o conozcan.
Artículo 28. Cooperación y colaboración
entre los servicios públicos de empleo que
gestionan las políticas activas y el Servicio
Público de Empleo Estatal en materia de
protección económica frente al desempleo
1. Las Administraciones y los organismos
públicos que tengan atribuidas la competencia de la gestión del empleo y el Servicio
Público de Empleo Estatal deberán cooperar
y colaborar en el ejercicio de sus competencias garantizando la coordinación de las distintas actuaciones de intermediación e inserción laboral y las de solicitud, reconocimiento
y percepción de las prestaciones por desempleo, a través de los acuerdos que se adopten
en Conferencia Sectorial y de los convenios de
colaboración que se alcancen, en aplicación
de lo previsto en los artículos 5 y 6 de la Ley
30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen
286
Jurídico de las Administraciones Públicas y
del Procedimiento Administrativo Común.
2. En ese marco se fijará la conexión de los
procesos de gestión y de los sistemas de información relacionados; la colaboración en la
ejecución de las actividades; la comunicación
de la información necesaria para el ejercicio
de las respectivas competencias; la prestación integrada de servicios a los demandantes de empleo solicitantes y beneficiarios de
prestaciones por desempleo, y la aplicación
de intermediación, de medidas de inserción
laboral y de planes de mejora de la ocupabilidad y de comprobación de la disponibilidad
del colectivo.
Disposición adicional primera. Identificación del Servicio Público de Empleo Estatal
El Instituto Nacional de Empleo pasa a
denominarse Servicio Público de Empleo
Estatal, conservando el régimen jurídico, económico, presupuestario, patrimonial y de
personal, así como la misma personalidad
jurídica y naturaleza de organismo autónomo
de la Administración General del Estado, con
las peculiaridades previstas en esta ley.
En consecuencia con lo anterior, todas las
referencias que en la legislación vigente se efectúan al Instituto Nacional de Empleo o a sus
funciones y unidades deben entenderse realizadas al Servicio Público de Empleo Estatal.
Disposición adicional segunda. Empresas de
trabajo temporal
Las empresas de trabajo temporal ajustarán su actividad a lo establecido en la normativa reguladora de las mismas.
Disposición adicional tercera. Colaboración
en materia de información con los servicios
públicos de empleo
Todos los organismos y entidades de carácter público y privado estarán obligados a faci-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
litar al Servicio Público de Empleo Estatal y a
los Servicios Públicos de Empleo de las comunidades autónomas cuantos datos les sean
solicitados en relación con el cumplimiento de
los fines que les son propios, respetando lo
establecido en la Ley Orgánica 15/1999, de 13
de diciembre, de Protección de Datos de
Carácter Personal.
Disposición adicional cuarta
Los programas financiados con cargo a la
reserva de crédito establecida en su presupuesto de gastos, cuya ejecución afecte a un
ámbito geográfico superior al de una comunidad autónoma sin que implique la movilidad
geográfica de los desempleados a trabajadores participantes en los mismos, podrán ser
gestionados por el Servicio Público de Empleo
Estatal cuando precisen una coordinación
unificada y previo acuerdo entre el Servicio
Público de Empleo Estatal y las comunidades
autónomas en las que vayan a ejecutarse los
citados programas.
Disposición adicional quinta. Plan integral
de empleo de Canarias
Considerando la situación económica,
social y laboral de Canarias, dada su condición de región ultraperiférica derivada de su
insularidad y lejanía reconocida por el artículo 138.1 de la Constitución y por el artículo
299.2 del Tratado de la Unión Europea y, respecto de las ayudas de los fondos estructurales, por el artículo 3.1 del Reglamento (CE)
n.o 1260/1999 del Consejo, de 21 de junio de
1999, en orden a incrementar el empleo en su
territorio, el Estado podrá participar en la
financiación de un Plan integral de empleo
que se dotará, de forma diferenciada, en el
estado de gastos del Servicio Público de
Empleo Estatal, para su gestión directa por
dicha comunidad autónoma, no integrado en
la reserva de crédito a que se refiere el artículo 13.e) de esta ley y que será independiente
de la asignación de los fondos de empleo de
ámbito nacional, regulados en el artículo 14,
que le corresponda.
Disposición transitoria primera. Entidades
que colaboran en la gestión del empleo
Las entidades que a la entrada en vigor de
esta ley colaborasen con los servicios públicos
de empleo mantendrán tal condición de
acuerdo con la normativa en virtud de la cual
se estableció la colaboración, en tanto no se
desarrolle reglamentariamente un nuevo
régimen de colaboración con los servicios
públicos de empleo. Esta regulación establecerá los requisitos mínimos de las entidades
para colaborar en la gestión, sin perjuicio del
desarrollo que en cada comunidad autónoma
pueda hacerse de la misma.
Disposición transitoria segunda. Gestión de
políticas activas por el Servicio Público de
Empleo Estatal
El Servicio Público de Empleo Estatal gestionará las políticas activas de empleo relativas a la intermediación y colocación en el
mercado de trabajo, fomento de empleo en el
ámbito estatal, formación profesional y continua, mientras la gestión de la misma no haya
sido objeto de transferencia a las comunidades autónomas.
Disposición transitoria tercera
En tanto subsistan las actuales tasas de
ocupación y de paro respecto de la población
activa femenina, los poderes públicos deberán organizar la gestión de las políticas activas de tal forma que el colectivo femenino se
beneficie de la aplicación de tales políticas en
una proporción equivalente a su peso en el
colectivo de los desempleados.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
287
DOCUMENTACIÓN
Disposición derogatoria única. Derogación
normativa
Quedan derogadas cuantas disposiciones
se opongan a lo establecido en esta ley y,
expresamente, los artículos vigentes de la
Ley 51/1980, de 8 de octubre, Básica de
Empleo.
Disposición final primera. Títulos competenciales
Esta Ley se dicta al amparo de lo establecido en los apartados 1.1.a, 1.7.a y 1.17.a del
artículo 149 de la Constitución. El artículo
13.e) se dicta al amparo de lo que establece el
artículo 149.1.13.ª de la Constitución.
Disposición final segunda. Habilitación
reglamentaria
Se autoriza al Gobierno para dictar cuantas disposiciones sean necesarias para la
aplicación y desarrollo de esta ley.
Disposición final tercera. Recursos del Sistema Nacional de Empleo
Con el fin de asegurar el cumplimiento de
los fines del Sistema Nacional de Empleo, los
poderes públicos, en el ámbito de sus respectivas competencias, velarán porque los servicios de empleo creados en esta ley estén dotados con el personal que en cada momento
resulte necesario para el desempeño de las
funciones que la ley le encomienda.
Disposición final cuarta. Convenios de colaboración entre el Servicio Público de Empleo
Estatal y los Servicios Públicos de Empleo
de las comunidades autónomas para la
financiación de gastos compartidos, correspondientes a la gestión estatal de prestaciones por desempleo que no impliquen la
ampliación del coste efectivo traspasado a
las comunidades autónomas
De conformidad con los principios propugnados en esta ley sobre cooperación y colaboración entre los Servicios Públicos de Empleo
de las comunidades autónomas y el Servicio
Público de Empleo Estatal, el Servicio Público de Empleo Estatal financiará, con cargo a
su presupuesto, los gastos compartidos que
eventualmente puedan producirse en la red
de oficinas de empleo de titularidad traspasada a las comunidades autónomas, imputables
a la prestación de servicios del personal gestor de las prestaciones por desempleo.
La financiación de dichos gastos, que tendrá carácter ocasional, no implicará la
ampliación del coste efectivo de los medios
traspasados a las comunidades autónomas de
la competencia de la gestión realizada por el
Instituto Nacional de Empleo en el ámbito
del trabajo, el empleo y la formación, articulándose a través de convenios de colaboración, en los que se determinará la aportación
económica del Servicio Público de Empleo
Estatal correspondiente a los gastos compartidos, derivados de la gestión de las prestaciones por desempleo en el ámbito territorial de
las comunidades autónomas.
Por tanto,
Mando a todos los españoles, particulares
y autoridades, que guarden y hagan guardar
esta ley.
Madrid, 16 de diciembre de 2003.
JUAN CARLOS R.
El Presidente del Gobierno,
JOSÉ MARÍA AZNAR LÓPEZ
288
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
Real Decreto 1273/2003, de 10 de
octubre, por el que se regula la
cobertura de las contingencias
profesionales de los trabajadores
incluidos en el Régimen Especial
de la Seguridad Social de los
Trabajadores por Cuenta Propia
o Autónomos, y la ampliación de la
prestación por incapacidad temporal
para los trabajadores por cuenta
propia
La disposición adicional trigésima cuarta
del texto refundido de la Ley General de la
Seguridad Social, aprobado por el Real
Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio,
introducida por el artículo 40.cuatro de la
Ley 53/2002, de 30 de diciembre, de medidas
fiscales, administrativas y del orden social,
establece que los trabajadores por cuenta
propia incluidos en el Régimen Especial de
la Seguridad Social de los Trabajadores por
Cuenta Propia o Autónomos podrán mejorar
de forma voluntaria el ámbito de la acción
protectora que les dispensa dicho régimen,
incorporando la correspondiente a las contingencias profesionales, siempre que tales
trabajadores hayan optado por incluir también, previa o simultáneamente, dentro de
dicho ámbito, la protección por incapacidad
temporal derivada de contingencias comunes.
La citada disposición prevé que, por las
contingencias indicadas, se reconocerán las
prestaciones que, por causa de aquéllas, se
conceden a los trabajadores incluidos en el
Régimen General, en las condiciones que
reglamentariamente se establezcan, determinando asimismo la consiguiente obligación de cotizar por las repetidas contingencias y remitiendo a las normas correspondientes la especificación de los epígrafes de
la tarifa de primas por esas contingencias
profesionales que hayan de aplicarse a estos
trabajadores autónomos en función de sus
actividades.
En consecuencia con ello, de acuerdo con
lo determinado en la referida disposición
adicional y al objeto de hacer plenamente
efectiva la nueva mejora voluntaria de la
acción protectora de los incluidos en el aludi-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
289
DOCUMENTACIÓN
do Régimen Especial de Autónomos, se hace
preciso proceder al oportuno desarrollo
reglamentario tanto en materia de prestaciones como en relación con el régimen jurídico de las opciones que al respecto pueden
formular los interesados y con los aspectos
relativos a la cotización por las expresadas
contingencias.
Por otra parte, en el Régimen Especial de
Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos, así como en lo que se refiere a los trabajadores por cuenta propia incluidos en los
Regímenes Especiales Agrario y de Trabajadores del Mar, el nacimiento de la prestación
económica por incapacidad temporal ha venido produciéndose a partir del día decimoquinto de la baja, regulación que contrasta
con lo establecido para los trabajadores por
cuenta ajena, respecto de los cuales el apartado 1 del artículo 131 del citado texto refundido de la Ley General de la Seguridad Social
prevé que la prestación nazca, en el supuesto
de que la prestación se origine por contingencias comunes, a partir del día cuarto de la
baja, si bien con la particularidad de que
dicha prestación, durante los días cuarto al
decimoquinto, ambos inclusive, esté a cargo
del empresario correspondiente.
En relación con ello, el apartado 4 del
artículo 10 del repetido cuerpo legal prevé
que en la regulación de los Regímenes Especiales se tenderá a la máxima homogeneidad
posible con el Régimen General. En el mismo
sentido, la recomendación 4.a del denominado Pacto de Toledo prevé también la homogeneidad del ámbito protector, al tiempo que
se va equiparando el esfuerzo contributivo.
A su vez, en el marco del objetivo de la convergencia de regímenes especiales, el apartado VII del Acuerdo para la mejora y el desarrollo del sistema de protección social, de 9
de abril de 2001, considera conveniente la
introducción de las medidas que mejoren el
marco de la acción protectora de los trabajadores por cuenta propia, de forma que aquélla se vaya acercando a la dispensada en el
Régimen General.
290
En cumplimiento de tales previsiones, el
artículo 8 del Real Decreto ley 2/2003, de 25
de abril, establece que para los trabajadores
por cuenta propia, cualquiera que sea el
régimen en que se hallen encuadrados, el
nacimiento de la prestación económica por
incapacidad temporal a que pudieran tener
derecho se producirá a partir del cuarto día
de la baja, salvo en los casos en que, habiendo optado el interesado por la cobertura de
las contingencias profesionales, el subsidio
traiga su origen en un accidente de trabajo o
en una enfermedad profesional, en cuyo
caso, el nacimiento de la prestación se producirá a partir del día siguiente al de la baja,
difiriendo a las disposiciones reglamentarias los términos y condiciones de dicho reconocimiento y percibo de la prestación. Se
hace preciso, pues, proceder al desarrollo
reglamentario de las previsiones antes señaladas.
En su virtud, a propuesta del Ministro de
Trabajo y Asuntos Sociales, de acuerdo con
el Consejo de Estado y previa deliberación
del Consejo de Ministros en su reunión del
día 10 de octubre de 2003,
DISPONGO:
CAPÍTULO I
Cobertura de las contingencias
profesionales de los trabajadores
incluidos en el Régimen Especial de
Autónomos
SECCIÓN 1.ª
Opción de cobertura y cotización
Artículo primero. Opción para la cobertura
de las contingencias de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales
Se modifica el artículo 47 del Reglamento
general sobre inscripción de empresas y afiliación, altas, bajas y variaciones de datos de
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
trabajadores en la Seguridad Social, aprobado por el Real Decreto 84/1996, de 26 de enero, en los siguientes términos:
Uno. El apartado 2 del artículo 47 queda
redactado como sigue:
«2. En el momento de causar alta en este
régimen especial, los trabajadores podrán
acogerse voluntariamente a la cobertura de
la prestación económica por incapacidad
temporal. Realizada la opción en favor de
dicha cobertura, ésta surtirá efectos desde el
alta, sin perjuicio de lo dispuesto a efectos de
cotización en el apartado 3 del artículo 35 de
este reglamento y demás disposiciones complementarias.
Aquellos trabajadores que en el momento
de causar alta en este régimen no hayan
optado por la cobertura del subsidio de incapacidad temporal podrán, no obstante, optar
por acogerse a dicha protección una vez
transcurridos tres años naturales desde la
fecha de efectos del alta, en cuyo caso deberán formular solicitud al respecto y por
escrito antes del día primero del mes de octubre de cada año, surtiendo efectos desde el
día primero del mes de enero del año
siguiente.
1.º Los derechos y obligaciones derivados
de la opción realizada en favor de la cobertura de la prestación por incapacidad temporal
serán exigibles por un período mínimo de
tres años, computados por años naturales
completos, que se prorrogará automáticamente por períodos de igual duración, salvo
modificación de la opción realizada en la forma, plazos, condiciones y con los efectos
establecidos en los apartados 3.3.º y 3.4.º del
artículo anterior.
2.º Los trabajadores que hubieran optado
por la cobertura de la prestación económica
por incapacidad temporal deberán formalizarla con una mutua de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad Social, en los términos y con los efectos
establecidos en este artículo y demás disposiciones complementarias, la cual deberá
aceptarla obligatoriamente, conforme a lo
previsto en los artículos 74 y 75 del Reglamento sobre colaboración de las mutuas de
accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad Social, aprobado
por el Real Decreto 1993/1995, de 7 de
diciembre.»
Dos. El apartado 3 del artículo 47 queda
redactado como sigue:
«3. Los trabajadores incluidos en este
régimen especial que hayan optado voluntariamente por la inclusión de la prestación
económica por incapacidad temporal en el
ámbito de la acción protectora de este régimen podrán optar por mejorar asimismo
voluntariamente la acción protectora que
dicho régimen les dispensa, incorporando la
protección por las contingencias de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales
en los términos establecidos en este apartado.
1.º La opción de estos trabajadores en
favor de la protección por contingencias profesionales deberá formalizarse con la misma
entidad gestora o colaboradora con la que se
haya formalizado o se formalice dicha cobertura de la incapacidad temporal.
La renuncia a la cobertura de la prestación por incapacidad temporal implicará en
todo caso la renuncia a la protección por contingencias profesionales, sin que la renuncia
a esta última conlleve la renuncia a la cobertura por incapacidad temporal, salvo que así
se solicite expresamente.
2.º La opción por la protección frente a
las contingencias de accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales y, en su caso, la
renuncia a ella se realizarán en la forma,
plazos y demás condiciones y con los efectos
establecidos en el apartado 2 precedente
sobre la opción y la renuncia de la protección
por la prestación económica por incapacidad
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
291
DOCUMENTACIÓN
temporal, con las particularidades siguientes:
Uno. El artículo 44 queda redactado
como sigue:
a) En los supuestos de cambio de mutua
de accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales, la fecha de los efectos de la
opción de cobertura por incapacidad temporal y por contingencias profesionales o los de
la renuncia a su cobertura será la de la fecha
de efectos del cambio de mutua.
«Artículo 44. Cotización en los supuestos
de mejora voluntaria por incapacidad temporal y por contingencias profesionales.
Si la fecha de efectos de las opciones de
cobertura o las renuncias a la protección de
la incapacidad temporal o frente a las contingencias profesionales, se realicen o no
simultáneamente, no coincidiese con la
fecha de efectos del cambio de mutua, la
fecha de efectos de las opciones de cobertura
de la incapacidad temporal y de las contingencias profesionales o de su renuncia será,
respectivamente, el día primero del mes de
enero del año siguiente al de la formulación
de la correspondiente opción o el último día
del mes de diciembre del año de presentación de la renuncia.
b) Cuando, en la fecha de efectos de las
opciones, las renuncias o los cambios de
mutuas a que se refiere el párrafo anterior,
el trabajador se encontrase en situación de
incapacidad temporal, los efectos de la
opción o del cambio se demorarán al día primero del mes siguiente a aquel en que se
produzca el alta médica y la renuncia surtirá efectos el último día del mes en que dicha
alta haya tenido lugar.»
Tres. Los actuales apartados 3 y 4 del
artículo 47 pasan a constituir, respectivamente, los apartados 4 y 5.
Artículo segundo. Cotización
El Reglamento general sobre cotización y
liquidación de otros derechos de la Seguridad Social, aprobado por el Real Decreto
2064/1995, de 22 de diciembre, se modifica
en los siguientes términos:
292
Los trabajadores incluidos en el campo de
aplicación del Régimen Especial de Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos únicamente estarán obligados a cotizar por la contingencia de incapacidad temporal y por las
contingencias derivadas de accidente de trabajo y enfermedad profesional cuando hayan
optado voluntariamente por acogerse a la
protección por tales contingencias en los términos señalados en el artículo 47 del Reglamento general sobre inscripción de empresas y afiliación, altas, bajas y variaciones de
datos de los trabajadores en la Seguridad
Social.»
Dos. El apartado 4 del artículo 45 queda
redactado como sigue:
«4. La mejora de la acción protectora por
contingencias profesionales determina para
los acogidos a ella el nacimiento de la obligación de cotizar por la misma base por la que
coticen por contingencias comunes y conforme a los porcentajes fijados en el anejo 2 del
Real Decreto 2930/1979, de 29 de diciembre,
por el que se revisa la tarifa de primas para
la cotización a la Seguridad Social por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.»
Tres. Se adiciona un nuevo apartado 5 al
artículo 45 con la siguiente redacción:
«5. En el supuesto de que estos trabajadores, que hubiesen optado por la protección
por incapacidad temporal y frente a las contingencias profesionales, queden excluidos
de la obligación de cotizar por tener cumplidos 65 o más años de edad y acreditar 35 o
más de cotización efectiva a la Seguridad
Social conforme a lo establecido en la disposición adicional trigésima segunda de la Ley
General de la Seguridad Social, se manten-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
drá la obligación de cotizar por incapacidad
temporal y por las contingencias profesionales hasta la fecha de efectos de la renuncia a
dicha cobertura o de la de baja en este régimen especial.»
Cuatro. El actual apartado 4 del artículo
45 pasa a constituir su apartado 6.
SECCIÓN 2.ª
Acción protectora
Artículo tercero. Contingencias protegidas y
prestaciones
1. Los trabajadores incluidos en el Régimen Especial de la Seguridad Social de los
Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos que hayan mejorado voluntariamente el
ámbito de la acción protectora que dicho régimen les dispensa, incorporando la correspondiente a las contingencias de accidentes de
trabajo y enfermedades profesionales, siempre que los interesados, previa o simultáneamente, hayan optado por incluir, dentro de
dicho ámbito, la prestación económica por
incapacidad temporal, tendrán derecho a las
prestaciones originadas por dichas contingencias, en la misma extensión, forma, términos y condiciones que en el régimen general, con las particularidades que se determinan en este real decreto.
b) Las lesiones que sufra el trabajador
durante el tiempo y en el lugar del trabajo,
cuando se pruebe la conexión con el trabajo
realizado por cuenta propia.
c) Las enfermedades, no incluidas en el
apartado 5 de este artículo, que contraiga el
trabajador con motivo de la realización de su
trabajo, siempre que se pruebe que la enfermedad tuvo por causa exclusiva la ejecución
de aquél.
d) Las enfermedades o defectos padecidos con anterioridad por el trabajador, que
se agraven como consecuencia de la lesión
constitutiva del accidente.
e) Las consecuencias del accidente que
resulten modificadas en su naturaleza, duración, gravedad o terminación, por enfermedades intercurrentes, que constituyan complicaciones derivadas del proceso patológico
determinado por el accidente mismo o tengan su origen en afecciones adquiridas en el
nuevo medio en que se haya situado el
paciente para su curación.
3. No tendrán la consideración de accidentes de trabajo en el Régimen Especial de
Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos:
a) Los que sufra el trabajador al ir o al
volver del lugar del trabajo.
2. Se entenderá como accidente de trabajo del trabajador autónomo el ocurrido como
consecuencia directa e inmediata del trabajo
que realiza por su propia cuenta y que determina su inclusión en el campo de aplicación
del régimen especial.
b) Los que sean debidos a fuerza mayor
extraña al trabajo, entendiéndose por ésta la
que sea de tal naturaleza que ninguna relación guarde con el trabajo que se ejecutaba al
ocurrir el accidente. En ningún caso, se considera fuerza mayor extraña al trabajo la
insolación, el rayo y otros fenómenos análogos de la naturaleza.
A tal efecto, tendrán la consideración de
accidente de trabajo:
c) Los que sean debidos a dolo o a imprudencia temeraria del trabajador.
a) Los acaecidos en actos de salvamento y
otros de naturaleza análoga, cuando unos y
otros tengan conexión con el trabajo.
4. No impedirá la calificación de un accidente como de trabajo la concurrencia de la
culpabilidad civil o criminal de un tercero,
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
293
DOCUMENTACIÓN
salvo que no guarde relación alguna con el
trabajo.
5. Se entiende por enfermedad profesional la contraída a consecuencia del trabajo
ejecutado por cuenta propia, en la actividad
en virtud de la cual el trabajador está incluido en el campo de aplicación del régimen
especial, que esté provocada por la acción de
los elementos y sustancias y en las actividades contenidos en la lista de enfermedades
profesionales con las relaciones de las principales actividades capaces de producirlas,
anexa al Real Decreto 1995/1978, de 12 de
mayo, por el que se aprueba el cuadro de
enfermedades profesionales en el sistema de
la Seguridad Social.
Artículo cuarto. Alcance de la acción protectora
1. Los trabajadores a que se refiere el
apartado 1 del artículo anterior y, en su caso,
sus familiares tendrán derecho a las prestaciones siguientes:
a) Asistencia sanitaria.
b) Subsidio por incapacidad temporal.
c) Prestaciones por incapacidad permanente.
d) Prestaciones por muerte y supervivencia.
e) Indemnizaciones a tanto alzado por
lesiones permanentes, derivadas de accidentes de trabajo o enfermedad profesional, que
no causen incapacidad.
2. En el Régimen Especial de Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos, se
entenderá por incapacidad permanente parcial para la profesión habitual la que, sin
alcanzar el grado de total, ocasione al trabajador una disminución no inferior al 50 por
ciento en su rendimiento normal para dicha
profesión, sin impedirle la realización de las
tareas fundamentales de aquélla.
294
3. En el caso de incapacidad permanente
total para la profesión habitual, el beneficiario tendrá derecho a la entrega de una cantidad a tanto alzado equivalente a 40 mensualidades de la base reguladora, calculada ésta
según lo previsto en el artículo séptimo, o a
una pensión vitalicia en los mismos términos en que se reconoce en el régimen general.
4. No será de aplicación a estos trabajadores el recargo de las prestaciones económicas en caso de accidente de trabajo y enfermedad profesional por falta de medidas de
prevención de riesgos laborales, a que se
refiere el artículo 123 del texto refundido de
la Ley General de la Seguridad Social.
Artículo quinto. Condiciones de acceso a las
prestaciones
Será requisito imprescindible para el
reconocimiento y abono de las prestaciones
que los interesados estén afiliados y en
situación de alta o asimilada, así como que,
con excepción del auxilio por defunción, se
hallen al corriente en el pago de las cuotas a
la Seguridad Social. De no ser así, se les cursará invitación en los términos y con los efectos previstos en el artículo 28 del Decreto
2530/1970, de 20 de agosto, por el que se
regula el Régimen Especial de la Seguridad
Social de los Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos.
Artículo sexto. Subsidio por incapacidad
temporal
1. El derecho al subsidio por incapacidad
temporal, en los casos de accidente de trabajo o enfermedad profesional, nacerá en los
términos previstos en el artículo décimo.
2. La cuantía diaria del subsidio será el
resultado de aplicar el porcentaje establecido en el artículo undécimo. b) a la correspondiente base reguladora.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
La base reguladora de la prestación estará constituida por la base de cotización del
trabajador correspondiente al mes anterior
al de la baja médica, dividida entre 30. Dicha
base se mantendrá durante todo el proceso
de incapacidad temporal, incluidas las
correspondientes recaídas, salvo que el interesado hubiese optado por una base de cotización de cuantía inferior, en cuyo caso se
tendrá en cuenta esta última.
3. La gestión y el control de la prestación
económica por incapacidad temporal derivada de contingencias profesionales se llevarán a cabo de conformidad con lo establecido
en la materia, con carácter general.
Artículo séptimo. Base reguladora de las
prestaciones
La base reguladora de las prestaciones de
incapacidad permanente y de muerte y
supervivencia, derivadas de contingencias
profesionales, será equivalente a la base de
cotización del trabajador en la fecha del
hecho causante de la prestación.
Artículo octavo. Reconocimiento del derecho
y pago
El reconocimiento del derecho y el pago de
las prestaciones derivadas de contingencias
profesionales se llevarán a cabo, en iguales
términos y en las mismas situaciones que en
el Régimen General de la Seguridad Social,
por el Instituto Nacional de la Seguridad
Social o por la mutua de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad Social, en función, respectivamente,
de la entidad gestora o colaboradora con la
que se haya formalizado la cobertura de la
incapacidad temporal.
Respecto de las prestaciones de incapacidad permanente e indemnizaciones por
lesiones permanentes no invalidantes, se
estará a lo dispuesto en el Real Decreto
1300/1995, de 21 de julio, y en sus normas de
aplicación y desarrollo.
CAPÍTULO II
Incapacidad temporal de los
trabajadores por cuenta propia
Artículo noveno. Régimen jurídico de la
prestación económica por incapacidad
temporal
La prestación económica por incapacidad
temporal de los trabajadores por cuenta propia, cualquiera que sea la contingencia de la
que derive, se regirá por lo previsto en este
capítulo y, en lo no regulado en él, por lo
establecido en el Régimen General, sin perjuicio de las especialidades previstas con
respecto a las situaciones derivadas de accidente de trabajo o enfermedad profesional.
Artículo décimo. Nacimiento del derecho
Los trabajadores por cuenta propia que
tengan derecho a la prestación económica
por incapacidad temporal percibirán el
correspondiente subsidio:
a) Con carácter general, a partir del
cuarto día inclusive de la baja en el trabajo o
actividad.
b) En los supuestos en que el interesado
hubiese optado por la cobertura de las contingencias profesionales, o las tenga cubiertas de forma obligatoria, y el subsidio se
hubiese originado a causa de un accidente de
trabajo o de una enfermedad profesional a
partir del día siguiente al de la baja.
Artículo undécimo. Cuantía de la prestación
La cuantía del subsidio será el resultado
de aplicar sobre la correspondiente base
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
295
DOCUMENTACIÓN
reguladora, determinada en el artículo sexto.2, los siguientes porcentajes:
a) Con carácter general, desde el día
cuarto al vigésimo de la baja, ambos inclusive, en la correspondiente actividad, el 60 por
ciento. A partir del día vigésimo primero, el
75 por ciento.
b) En los supuestos en que el interesado
hubiese optado por la cobertura de las contingencias profesionales, o las tenga cubiertas de forma obligatoria, y el subsidio se
hubiese originado a causa de un accidente de
trabajo o de una enfermedad profesional, el
75 por ciento desde el día siguiente al de la
baja.
Artículo duodécimo. Requisitos
En los supuestos a que se refiere este
capítulo, será requisito indispensable para
el reconocimiento del derecho a la prestación
por incapacidad temporal que el interesado
se halle al corriente en el pago de las correspondientes cuotas a la Seguridad Social, sin
perjuicio de los efectos de la invitación al
ingreso de las cuotas debidas en los casos en
que aquella proceda.
Asimismo, los trabajadores que se encuentren en incapacidad temporal vendrán obligados a presentar, ante la correspondiente
entidad gestora o colaboradora, en la forma
y con la periodicidad que determine la entidad gestora del régimen en que estén encuadrados, declaración sobre la persona que
gestione directamente el establecimiento
mercantil, industrial o de otra naturaleza
del que sean titulares o, en su caso, el cese
temporal o definitivo en la actividad. La falta de presentación de la declaración dará
lugar a que por la entidad gestora o colaboradora se suspenda cautelarmente el abono
de la prestación, iniciándose las actuaciones
administrativas oportunas a efectos de verificar que se cumplen los requisitos condicionantes del acceso y percibo de la prestación.
296
Disposición transitoria primera. Plazo de
opción de los trabajadores autónomos en
alta
Los trabajadores por cuenta propia o
autónomos, que figuren en alta en el Régimen Especial de la Seguridad Social de los
Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos en la fecha de entrada en vigor de este
real decreto y que hubieran optado en dicha
fecha por la cobertura de la prestación económica por incapacidad temporal, podrán
optar por la cobertura de las contingencias
profesionales dentro de los dos meses
siguientes a la fecha de entrada en vigor de
este real decreto, surtiendo efectos desde el
día de dicha opción y hasta el día en que finalice la opción por incapacidad temporal por
contingencias comunes, aunque no coincida
con un período de tres años.
Disposición transitoria segunda. Opción
para acogerse a la cobertura por incapacidad temporal producida antes del 1 de
enero de 1998
No obstante lo dispuesto en el artículo
primero.uno, que da nueva redacción al
apartado 2.2.º del artículo 47 del Reglamento general sobre inscripción de empresas y
afiliación, altas, bajas y variaciones de datos
de trabajadores en la Seguridad Social, las
opciones para acogerse a la cobertura por
incapacidad temporal que se hubiesen producido antes del 1 de enero de 1998, formalizadas con una entidad gestora o con una
mutua de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad Social,
mantendrán su validez con la entidad con la
que se hubiesen celebrado, a los efectos de lo
previsto en el citado artículo 47.2.
Disposición derogatoria única. Derogación
normativa
Quedan derogadas cuantas disposiciones
de igual o inferior rango se opongan a lo dis-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
DOCUMENTACIÓN
puesto en este Real Decreto y, específicamente, las siguientes:
a) Los artículos 5 y 6 del Real Decreto
1976/1982, de 24 de julio, por el que se desarrolla lo dispuesto en el Real Decreto ley
9/1982, de 30 de abril, por el que se modifica
la redacción de los artículos 25 y 31 del texto
refundido regulador del Régimen Especial
Agrario de la Seguridad Social.
b) Los artículos 5 y 6 de la Orden de 28 de
julio de 1978, por la que se desarrolla lo dispuesto en el Real Decreto 1774/1978, de 23 de
junio, por el que se incluye la incapacidad
laboral transitoria como mejora voluntaria en
el Régimen Especial de la Seguridad Social de
los Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos.
c) La disposición adicional décima del
Real Decreto 2319/1993, de 29 de diciembre,
sobre revalorización de las pensiones del Sistema de la Seguridad Social y de otras prestaciones de protección social pública para
1994.
Disposición final primera. Facultades de
aplicación y desarrollo
Se faculta al Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales para dictar las disposiciones que
sean necesarias para la aplicación y desarrollo de lo dispuesto en este real decreto.
Disposición final segunda. Entrada en
vigor
El presente Real Decreto entrará en vigor
el día 1 de enero de 2004, salvo lo establecido
en su Capítulo II, que entrará en vigor el día
primero del mes siguiente al de su publicación en el «Boletín Oficial del Estado».
Dado en Madrid, a 10 de octubre de 2003.
JUAN CARLOS R.
El Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales,
EDUARDO ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
297
Ley 52/2003, de 10 de diciembre,
de disposiciones específicas en
materia de Seguridad Social
JUAN CARLOS I
REY DE ESPAÑA
A todos los que la presente vieren y entendieren.
Sabed: Que las Cortes Generales han
aprobado y Yo vengo en sancionar la siguiente ley.
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
El carácter dinámico de la regulación normativa de la Seguridad Social que, en razón
de los constantes cambios sociales y de la
necesidad perentoria de acomodar a éstos los
criterios de la protección que aquélla dispensa, se traduce en una actualización constante de las normas aplicables, produciéndose
una mutabilidad normativa muy superior a
la experimentada en otras parcelas distintas
de nuestro ordenamiento jurídico.
La necesidad de esta acelerada producción normativa en el campo de la Seguridad
Social, en el curso de la anterior década
había venido propiciando, además de la
aprobación de no pocos nuevos textos legales, acudir al recurso de la correspondiente
Ley anual de medidas fiscales, administrativas y del orden social, las llamadas «Leyes
de Acompañamiento» a las respectivas
Leyes de Presupuestos Generales del Estado, en la que se han venido incluyendo distintas previsiones en materia de Seguridad
Social.
No obstante, parece más apropiado utilizar una ley específica en la que, sin los requisitos que se exigen con respecto a las materias reguladas en aquellas otras leyes, se
pueda dar acogida a los contenidos que
requieren de una regulación legal.
Ésta constituye la finalidad de esta ley,
en cuyo contenido se engloban un conjunto
de medidas relativas a aspectos sustanciales, como la acción protectora del sistema, y
a otros de carácter instrumental pero de no
menor trascendencia, como los de gestión y
financiación.
En primer término, se delimitan los fines
del sistema de la Seguridad Social, de modo
que se perfile legalmente con toda nitidez el
régimen público de Seguridad Social dispuesto en el artículo 41 de la Constitución, y
se enuncian los principios de universalidad,
unidad, solidaridad e igualdad en que dicho
sistema se fundamenta.
Como de manera reiterada ha establecido
la doctrina del Tribunal Constitucional en
relación con el artículo 149.1.17.a de la Constitución, corresponde al Estado dentro de su
competencia exclusiva preservar la unidad
del sistema español de Seguridad Social y el
mantenimiento de un régimen público, es
decir, único y unitario de Seguridad Social
para todos los ciudadanos (artículo 41 C.E.),
que garantice al tiempo la igualdad de todos
los españoles en el ejercicio de los derechos y
en el cumplimiento de los deberes en materia
de Seguridad Social (artículo 149.1.1.ª C.E.)
y haga efectivos los principios de solidaridad
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
299
DOCUMENTACIÓN
interterritorial y financiera y de unidad de
caja, impidiendo la existencia de políticas
diferenciadas de Seguridad Social en cada
una de las comunidades autónomas.
En el plano organizativo y competencial,
se atribuye al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales el ejercicio de las funciones económico-financieras de la Seguridad Social.
En materia de cotización y recaudación
se producen numerosas y profundas modificaciones con las que se persiguen diferentes
objetivos. En este sentido, cabe resaltar la
introducción de mayor flexibilidad en la
concesión de aplazamientos para facilitar
las regularizaciones en las situaciones de
morosidad, y la simplificación y agilización
y mejora de los procesos recaudatorios, así
como la aproximación de la regulación
recaudatoria de la Seguridad Social a la que
rige en el ámbito tributario, procediéndose,
con tal finalidad, a modificaciones como,
por ejemplo, las siguientes: la eliminación
de la obligación de presentación de los documentos de cotización con respecto a determinados regímenes especiales; el establecimiento de un recargo único, en lugar de los
precedentes de mora y de apremio, incorporando el interés de demora, y eliminando,
para determinados supuestos, la reclamación de deuda; la reordenación de los aplazamientos, en especial en lo relativo al interés legal aplicable, que se concilia con el
interés de demora, y el perfeccionamiento
de los procedimientos recaudatorios seguidos frente al sector público, en especial los
entes locales.
En materia de cesión de datos de carácter
personal, se procede a una ampliación de la
regulación hasta hoy vigente para contemplar también otros fines diferentes de los
estrictamente recaudatorios.
Con respecto a las mutuas de accidentes
de trabajo y enfermedades profesionales de
la Seguridad Social, se clarifica el régimen
aplicable a la gestión de la prestación econó-
300
mica por incapacidad temporal derivada de
contingencias comunes.
En lo concerniente al régimen económico,
se introducen modificaciones en materia de
patrimonio, colmándose el vacío normativo
hasta ahora existente en relación con las
funciones que corresponden a las Administraciones públicas y entidades de derecho
público con respecto a los bienes inmuebles
del patrimonio de la Seguridad Social que
les hayan sido adscritos o transferidos, y se
mejora el régimen de cesión de bienes
inmuebles en el supuesto de que no resulten
necesarios para el cumplimiento de los fines
del sistema.
En el ámbito de la responsabilidad en
orden a las prestaciones, se regula el alcance
de la responsabilidad empresarial en determinados supuestos especiales.
Por lo que se refiere a la materia de acción
protectora, las modificaciones introducidas
abarcan diversas prestaciones.
Con relación a la incapacidad permanente, y en línea con lo operado en la reforma de
1997 en relación con la pensión de jubilación, se determina el cómputo del período de
cotización exigible y la forma de cálculo de la
base reguladora de la pensión en los supuestos en que se accede a ésta desde una situación de alta o asimilada a la de alta, sin obligación de cotizar; asimismo, se precisan los
plazos que han de discurrir a efectos de instar la revisión de la incapacidad; por último,
se establece la presunción de que el interesado ha otorgado su consentimiento, salvo oposición expresa por escrito, en relación con la
remisión por las instituciones sanitarias de
los datos e informes médicos del interesado,
a efectos tanto de la declaración de la incapacidad permanente como del reconocimiento o mantenimiento del percibo de las prestaciones de incapacidad temporal, orfandad
o asignaciones familiares por hijo a cargo,
con el fin de agilizar la tramitación de los
correspondientes expedientes y evitar la
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49
DOCUMENTACIÓN
innecesaria repetición de pruebas médicas.
En lo referente a la pensión de invalidez en
su modalidad no contributiva, se posibilita
su concurrencia con las percepciones derivadas de los programas de renta activa de
inserción. En lo relativo a las prestaciones
por muerte y supervivencia, se explicitan los
términos en que ha de acreditarse el período
de carencia exigido para acceder a la pensión
de viudedad desde situación de no alta y se
dan reglas sobre el régimen de compatibilidad en el supuesto de concurrencia de pensiones por supervivencia causadas en diferentes regímenes. Por otra parte, se procede
a la reordenación de la regulación de las
prestaciones familiares de la Seguridad
Social, con tres objetivos básicos: clarificar la
naturaleza de esta clase de prestaciones y, a
su vez, sistematizar las normas legales aplicables incluyendo en un único cuerpo legal la
regulación de todas las prestaciones familiares, evitando la actual dispersión. En la nueva ordenación se configuran como prestaciones de naturaleza no contributiva la totalidad de las prestaciones familiares de la
Seguridad Social, excepto la consideración
como período de cotización efectiva del primer año de excedencia con reserva de puesto
de trabajo que los trabajadores disfruten por
razón del cuidado de cada hijo nacido o adoptado, o de acogimiento permanente o preadoptivo de menores acogidos. Además,
siguiendo las previsiones contenidas en el
Plan Integral de Apoyo a la Familia (20012004), aprobado por el Gobierno el 8 de
noviembre de 2001, se prevé la extensión de
las prestaciones familiares a tanto alzado a
los supuestos de adopción o por el cuidado de
otros familiares. Igualmente, y en adecuación a la Ley sobre Protección a las Familias
Numerosas, se procede a introducir las
modificaciones correspondientes para tales
supuestos.
Finalmente, se introducen algunos ajustes en el régimen jurídico y económico aplicable a la asistencia sanitaria, derivada de
contingencias comunes, de los funcionarios
procedentes del extinguido régimen especial
de funcionarios de la Administración local.
También, en conexión con el derecho a
protección, se regula, de manera uniforme y
superando las diferencias entre regímenes
ahora existentes, la exigencia del requisito
de hallarse al corriente en el pago de cotizaciones para el acceso a las prestaciones,
cuando los trabajadores sean responsables
del ingreso por tal concepto.
En último término, se modifican asimismo
algunas materias incluidas en otros cuerpos
legales, pero que tienen una estrecha conexión con el ordenamiento de la Seguridad
Social. Tal es el caso de las modificaciones
que se introducen en la Ley de Procedimiento
Laboral, para residenciar en el orden jurisdiccional contencioso- administrativo el conocimiento de todas las pretensiones relativas a
las relaciones jurídicas instrumentales (inscripción, altas, bajas, cotización y recaudación) y en la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social, para tipificar como
infracción grave la no transmisión por parte
de los obligados o acogidos al Sistema RED de
los datos relativos a la inscripción de empresas, afiliación y altas de trabajadores, como
infracción leve la no transmisión igualmente
por parte de los obligados o acogidos al Sistema RED de los datos relativos a las bajas y
variaciones de datos de los trabajadores,
como infracción grave el no ingreso de cuotas
habiendo presentado los documentos, pasando a muy grave cuando se hubiera omitido tal
presentación y se hubiera retenido la aportación del trabajador. Igualmente se procede a
residenciar en el orden jurisdiccional social el
conocimiento de las cuestiones en materia de
sanciones que las entidades gestoras impongan a los trabajadores y beneficiarios de prestaciones.
Artículo 1. Principios y fines de la Seguridad Social
Uno. Se modifica el artículo 2 del texto
refundido de la Ley General de la Seguridad
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301
DOCUMENTACIÓN
Social, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio, en los siguientes
términos:
«Artículo 2. Principios y fines de la Seguridad Social
1. El Sistema de la Seguridad Social,
configurado por la acción protectora en
sus modalidades contributiva y no contributiva, se fundamenta en los principios
de universalidad, unidad, solidaridad e
igualdad.
2. El Estado, por medio de la Seguridad Social, garantiza a las personas comprendidas en el campo de aplicación de
ésta, por cumplir los requisitos exigidos
en las modalidades contributiva o no contributiva, así como a los familiares o asimilados que tuvieran a su cargo, la protección adecuada frente a las contingencias y en las situaciones que se contemplan en esta ley.»
Dos. Se introduce un nuevo apartado 4
en el artículo 38 del texto refundido de la Ley
General de la Seguridad Social, aprobado
por el Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20
de junio, en los siguientes términos:
«4. Cualquier prestación de carácter
público que tenga por finalidad complementar, ampliar o modificar las prestaciones económicas de la Seguridad Social,
tanto en sus modalidades contributiva
como no contributiva, forma parte del sistema de la Seguridad Social y está sujeta a
los principios regulados en el artículo 2 de
esta ley.»
Artículo 2. Competencias del Ministerio de
Trabajo y Asuntos Sociales
Se da nueva redacción al párrafo c) del
apartado 2 del artículo 5 del texto refundido
de la Ley General de la Seguridad Social,
aprobado por el Real Decreto Legislativo
1/1994, de 20 de junio, en los siguientes términos:
302
«c) El desarrollo de las funciones económico-financieras de la Seguridad
Social, a excepción de las encomendadas
en la Ley General Presupuestaria y disposiciones concordantes al Ministerio de
Hacienda o, en su caso, a otros órganos a
los que dicha ley otorgue competencias
específicas en la materia, y de dirección y
tutela de las entidades gestoras y servicios comunes de la Seguridad Social, así
como de las entidades que colaboren en la
gestión de la misma, pudiendo suspender
o modificar los poderes y facultades de los
mismos en los casos y con las formalidades y requisitos que se determinen reglamentariamente.»
Artículo 3. Aplazamiento de pago
Se modifica el artículo 20 del texto refundido de la Ley General de la Seguridad
Social, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio, que queda redactado en los términos siguientes:
«Artículo 20. Aplazamiento de pago
1. La Tesorería General de la Seguridad Social, a solicitud del deudor y en los
términos y con las condiciones que reglamentariamente se establezcan, podrá
conceder aplazamiento del pago de las
deudas con la Seguridad Social, que suspenderá el procedimiento recaudatorio
que se establece en esta ley.
2. El aplazamiento no podrá comprender las cuotas correspondientes a la aportación de los trabajadores y a las contingencias de accidente de trabajo y enfermedad profesional. La eficacia de la resolución administrativa de concesión quedará supeditada al ingreso de las que
pudieran adeudarse en el plazo máximo
de un mes desde su notificación.
3. El aplazamiento comprenderá el
principal de la deuda y, en su caso, los
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DOCUMENTACIÓN
recargos, intereses y costas del procedimiento que fueran exigibles en la fecha de
solicitud, sin que a partir de la concesión
puedan considerarse exigibles otros, a
salvo de lo que se dispone para el caso de
incumplimiento.
4. El cumplimiento del aplazamiento
deberá asegurarse mediante garantías
suficientes para cubrir el principal de la
deuda, recargos, intereses y costas, considerándose incumplido si no se constituyesen los derechos personales o reales de
garantía que establezca la resolución de
concesión, en el plazo que ésta determine.
No será exigible dicha obligación en los
supuestos que, en razón a la cuantía de la
deuda aplazada o de la condición del beneficiario, se establezcan reglamentariamente. Excepcionalmente, podrá eximirse
total o parcialmente del requisito establecido en el párrafo anterior cuando concurran causas de carácter extraordinario
que así lo aconsejen.
5. El principal de la deuda, los recargos sobre la misma y las costas del procedimiento que fueran objeto de aplazamiento devengarán interés, que será exigible desde su concesión hasta la fecha de
pago, conforme al tipo de interés legal del
dinero que se encuentre vigente en cada
momento durante la duración del aplazamiento. Dicho interés será el de demora si
el deudor fuera eximido de la obligación
de constituir garantías por causas de
carácter extraordinario.
6. En caso de incumplimiento de cualquiera de las condiciones o pagos del aplazamiento, se proseguirá, sin más trámite,
el procedimiento de apremio que se hubiera iniciado antes de la concesión. Se dictará, asimismo, sin más trámite providencia
de apremio por aquella deuda que no
hubiera sido ya apremiada, a la que se
aplicará el recargo del 20 por ciento del
principal, si se hubieran presentado los
documentos de cotización dentro del plazo
reglamentario de ingreso, o del 35 por
ciento, en caso contrario.
En todo caso, los intereses de demora
que se exijan serán los devengados desde
el vencimiento de los respectivos plazos
reglamentarios de ingreso.
7. Se considerará incumplido el aplazamiento en el momento en que el beneficiario deje de mantenerse al corriente en
el pago de sus obligaciones con la Seguridad Social, con posterioridad a la concesión.»
Artículo 4. Interés de demora
Se modifica el párrafo b) del apartado 1.1
del artículo 23 del texto refundido de la Ley
General de la Seguridad Social, aprobado
por el Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20
de junio, que queda redactado en los términos siguientes:
«b) El interés de demora previsto en el
artículo 28.3 de esta Ley, aplicado a las
cantidades indebidamente ingresadas
por el tiempo transcurrido desde la fecha
de su ingreso en la Tesorería General de
la Seguridad Social hasta la propuesta de
pago. En todo caso, el tipo de interés de
demora aplicable será el vigente a lo largo
del periodo en que dicho interés se devengue.»
Artículo 5. Recaudación en período voluntario y en vía ejecutiva
Se da nueva redacción al artículo 25, al
apartado 1 del artículo 26 y a los artículos
27, 28, 29, 30, 31, 32, 33 y 34 del texto refundido de la Ley General de la Seguridad
Social, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio, en los siguientes
términos:
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
49
303
DOCUMENTACIÓN
Uno
«Artículo 25. Efectos de la falta de pago en
plazo reglamentario
La falta de pago de la deuda dentro del
plazo reglamentario de ingreso establecido determinará la aplicación del recargo y
el devengo de los intereses de demora en
los términos fijados en esta ley.
El recargo y los intereses de demora,
cuando sean exigibles, se ingresarán conjuntamente con las deudas sobre las que
recaigan.
Cuando el ingreso fuera del plazo
reglamentario sea imputable a error de la
Administración, sin que la misma actúe
en calidad de empresario, no se aplicará
recargo ni se devengarán intereses.»
Dos
«Artículo 26. Presentación de los documentos
de cotización y compensación
1. Los sujetos responsables del cumplimiento de la obligación de cotizar deberán efectuar su liquidación y pago con
sujeción a las formalidades o por los
medios electrónicos, informáticos y telemáticos que reglamentariamente se establezcan, debiendo realizar la transmisión
de las respectivas liquidaciones o la presentación de los documentos de cotización
dentro de los plazos reglamentarios establecidos aun cuando no se ingresen las
cuotas correspondientes, o se ingrese
exclusivamente la aportación del trabajador. Dicha presentación o transmisión o
su falta producirán los efectos señalados
en esta ley y en sus disposiciones de aplicación y desarrollo.
No será exigible, sin embargo, la presentación de documentos de cotización en
plazo reglamentario respecto de las cuotas
de los Regímenes Especiales de los Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos,
304
Empleados de Hogar, cuotas fijas del Régimen Especial Agrario y del Régimen Especial del Mar, cuotas del Seguro Escolar y
cualquier otra cuota fija que pudiera establecerse, siempre que los sujetos obligados
a que se refieran dichas cuotas hayan sido
dados de alta en el plazo reglamentariamente establecido. En tales casos, será
aplicable lo previsto en esta ley para los
supuestos en que, existiendo dicha obligación, se hubieran presentado los documentos de cotización en plazo reglamentario.»
Tres
«Artículo 27. Recargos por ingreso fuera de
plazo
1. Transcurrido el plazo reglamentario establecido para el pago de las cuotas a
la Seguridad Social sin ingreso de las mismas y sin perjuicio de las especialidades
previstas para los aplazamientos, se
devengarán los siguientes recargos:
1.1. Cuando los sujetos responsables
del pago hubieran presentado los documentos de cotización dentro del plazo
reglamentario:
a) Recargo del tres por ciento de la
deuda, si se abonasen las cuotas debidas
dentro del primer mes siguiente al vencimiento del plazo reglamentario.
b) Recargo del cinco por ciento de la
deuda, si se abonasen las cuotas debidas
dentro del segundo mes siguiente al vencimiento del plazo reglamentario.
c) Recargo del 10 por ciento de la deuda, si se abonasen las cuotas debidas dentro del tercer mes siguiente al vencimiento del plazo reglamentario.
d) Recargo del 20 por ciento de la deuda, si se abonasen las cuotas debidas a
partir del tercer mes siguiente al vencimiento del plazo reglamentario.
1.2. Cuando los sujetos responsables
del pago no hubieran presentado los docu-
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49
DOCUMENTACIÓN
mentos de cotización dentro del plazo
reglamentario:
a) Recargo del 20 por ciento de la deuda, si se abonasen las cuotas debidas
antes de la terminación del plazo de
ingreso establecido en la reclamación de
deuda o acta de liquidación.
b) Recargo del 35 por ciento de la deuda, si se abonasen las cuotas debidas a
partir de la terminación de dicho plazo de
ingreso.
2. Las deudas con la Seguridad Social
que tengan carácter de ingresos de derecho
público y cuyo objeto esté constituido por
recursos distintos a cuotas, cuando no se
abonen dentro del plazo reglamentario que
tengan establecido, se incrementarán con
el correspondiente recargo previsto en el
apartado 1.1 anterior, según la fecha del
pago de la deuda.»
Cuatro
«Artículo 28. Interés de demora
1. Los intereses de demora por las
deudas con la Seguridad Social serán exigibles, en todo caso, si no se hubiese abonado la deuda una vez transcurridos
quince días desde la notificación de la providencia de apremio o desde la comunicación del inicio del procedimiento de deducción.
Asimismo, serán exigibles dichos intereses cuando no se hubiese abonado el
importe de la deuda en el plazo fijado en
las resoluciones desestimatorias de los
recursos presentados contra las reclamaciones de deuda o actas de liquidación, si
la ejecución de dichas resoluciones fuese
suspendida en los trámites del recurso
contencioso-administrativo que contra
ellas se hubiese interpuesto.
2. Los intereses de demora exigibles
serán los que haya devengado el principal de la deuda desde el vencimiento del
plazo reglamentario de ingreso y los que
haya devengado, además, el recargo aplicable en el momento del pago, desde la
fecha en que, según el apartado anterior,
sean exigibles.
3. El tipo de interés de demora será el
interés legal del dinero vigente en cada
momento del período de devengo, incrementado en un 25 por ciento, salvo que la
Ley de Presupuestos Generales del Estado establezca uno diferente.»
Cinco
«Artículo 29. Imputación de pagos
Sin perjuicio de las especialidades previstas en esta ley para los aplazamientos
y en el ordenamiento jurídico para el deudor incurso en procedimiento concursal,
el cobro parcial de la deuda apremiada se
imputará, en primer lugar, al pago de la
que hubiera sido objeto del embargo o
garantía cuya ejecución haya producido
dicho cobro y, luego, al resto de la deuda.
Tanto en un caso como en otro, el cobro se
aplicará primero a las costas y, luego, a
los títulos más antiguos, distribuyéndose
proporcionalmente el importe entre principal, recargo e intereses.»
Seis
«Artículo 30. Reclamaciones de deudas
1. Transcurrido el plazo reglamentario sin ingreso de las cuotas debidas, la
Tesorería General de la Seguridad Social
reclamará su importe al sujeto responsable incrementado con el recargo que proceda, conforme a lo dispuesto en el artículo 27 de esta ley, en los siguientes supuestos:
a) Falta de cotización respecto de trabajadores dados de alta, cuando no se
hubiesen presentado los documentos de
cotización en plazo reglamentario o cuando, habiéndose presentado, contengan
errores aritméticos o de cálculo que resulten directamente de tales documentos. Si
estas circunstancias fuesen comprobadas
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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305
DOCUMENTACIÓN
por la Inspección de Trabajo y Seguridad
Social, lo comunicará a la Tesorería General de la Seguridad Social con la propuesta de liquidación que proceda.
3. Los importes exigidos en las reclamaciones de deudas por cuotas, impugnadas o no, deberán hacerse efectivos dentro
de los plazos siguientes:
b) Falta de cotización en relación con
trabajadores dados de alta que no consten
en los documentos de cotización presentados en plazo reglamentario, respecto de
los que se considerará que no han sido
presentados dichos documentos.
a) Las notificadas entre los días 1 y 15
de cada mes, desde la fecha de la notificación hasta el día 5 del mes siguiente o el
inmediato hábil posterior.
c) Diferencias de importe entre las
cuotas ingresadas y las que legalmente
corresponda liquidar, debidas a errores
aritméticos o de cálculo que resulten
directamente de los documentos de cotización presentados.
d) Deudas por cuotas cuya liquidación
no corresponda a la Inspección de Trabajo
y Seguridad Social.
2. Procederá también reclamación de
deuda cuando, en atención a los datos
obrantes en la Tesorería General de la
Seguridad Social y por aplicación de cualquier norma con rango de ley que no
excluya la responsabilidad por deudas de
Seguridad Social, deba exigirse el pago de
dichas deudas:
a) A los responsables solidarios, en
cuyo caso la reclamación comprenderá el
principal de la deuda a que se extienda la
responsabilidad solidaria, los recargos,
intereses y costas devengados hasta el
momento en que se emita dicha reclamación.
b) Al responsable subsidiario, por no
haber ingresado éste el principal adeudado por el deudor inicial en el plazo reglamentario señalado en la comunicación
que, en este caso, se libre a tal efecto.
c) A quien haya asumido la responsabilidad por causa de la muerte del deudor
originario, en cuyo caso, la reclamación
comprenderá el principal de la deuda, los
recargos, intereses y costas devengados
hasta que se emita.
306
b) Las notificadas entre los días 16 y
último de cada mes, desde la fecha de
notificación hasta el día 20 del mes
siguiente o el inmediato hábil posterior.
4. Las deudas con la Seguridad Social
por recursos distintos a cuotas, serán
objeto igualmente de reclamación de deuda, en la que se indicará el importe de la
misma, así como los plazos reglamentarios de ingreso.
5. La interposición de recurso de alzada contra las reclamaciones de deuda sólo
suspenderá el procedimiento recaudatorio cuando se garantice con aval suficiente o se consigne el importe de la deuda,
incluido, en su caso, el recargo en que se
hubiere incurrido.
En caso de resolución desestimatoria
del recurso, transcurrido el plazo de 15
días desde su notificación sin pago de la
deuda, se iniciará el procedimiento de
apremio mediante la expedición de la providencia de apremio o el procedimiento de
deducción, según proceda.»
Siete
«Artículo 31. Actas de liquidación de cuotas
1. Procederá la formulación de actas
de liquidación en las deudas por cuotas
originadas por:
a) Falta de afiliación o de alta de trabajadores en cualquiera de los regímenes
del sistema de la Seguridad Social.
b) Diferencias de cotización por trabajadores dados de alta, cuando dichas diferencias no resulten directamente de los
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DOCUMENTACIÓN
documentos de cotización presentados
dentro o fuera del plazo reglamentario.
c) Por derivación de la responsabilidad del sujeto obligado al pago, cualquiera que sea su causa y régimen de la Seguridad Social aplicable, y en base a cualquier norma con rango de ley que no
excluya la responsabilidad por deudas de
Seguridad Social. En los casos de responsabilidad solidaria legalmente previstos,
la Inspección podrá extender acta a todos
los sujetos responsables o a alguno de
ellos, en cuyo caso el acta de liquidación
comprenderá el principal de la deuda a
que se extienda la responsabilidad solidaria, los recargos, intereses y costas devengadas hasta la fecha en que se extienda el
acta.
En los casos a los que se refieren los
párrafos anteriores a), b) y c), la Inspección de Trabajo y Seguridad Social podrá
formular requerimientos a los sujetos
obligados al pago de cuotas adeudadas
por cualquier causa, previo reconocimiento de la deuda por aquéllos ante el funcionario actuante. En este caso, el ingreso de
la deuda por cuotas contenida en el requerimiento será hecho efectivo hasta el último día del mes siguiente al de su notificación. En caso de incumplimiento del
requerimiento se procederá a extender
acta de liquidación y de infracción por
impago de cuotas.
Las actas de liquidación de cuotas se
extenderán por la Inspección de Trabajo y
Seguridad Social, notificándose en todos
los casos a través de los órganos de dicha
Inspección que, asimismo, notificarán las
actas de infracción practicadas por los
mismos hechos, en la forma que reglamentariamente se establezca.
2. Las actas de liquidación extendidas
con los requisitos reglamentariamente
establecidos, una vez notificadas a los
interesados, tendrán el carácter de liquidaciones provisionales y se elevarán a
definitivas mediante acto administrativo
del respectivo jefe de la unidad especializada de Seguridad Social de la Inspección
de Trabajo y Seguridad Social, previa
audiencia del interesado. Contra dichos
actos liquidatorios definitivos cabrá
recurso de alzada ante el órgano superior
jerárquico del que los dictó. De las actas
de liquidación se dará traslado a los trabajadores, pudiendo los que resulten afectados interponer reclamación respecto del
período de tiempo o la base de cotización a
que la liquidación se contrae.
3. Los importes de las deudas figurados en las actas de liquidación serán
hechos efectivos hasta el último día del
mes siguiente al de su notificación, una
vez dictado el correspondiente acto administrativo definitivo de liquidación, iniciándose en otro caso el procedimiento de
deducción o el procedimiento de apremio
en los términos establecidos en esta ley y
en las normas de desarrollo.
4. Las actas de liquidación y las de
infracción que se refieran a los mismos
hechos se practicarán simultáneamente
por la Inspección de Trabajo y Seguridad
Social. La competencia y procedimiento
para su resolución son los señalados en el
apartado 2 de este artículo.
Las sanciones por infracciones propuestas en dichas actas de infracción se
reducirán automáticamente al 50 por
ciento de su cuantía, si el infractor diese
su conformidad a la liquidación practicada ingresando su importe en el plazo
señalado en el apartado 3.»
Ocho
«Artículo 32. Determinación de las deudas
por cuotas
1. Las reclamaciones de deudas por
cuotas se extenderán en función de las
bases declaradas por el sujeto responsable. Si no existiese declaración, se tomará
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DOCUMENTACIÓN
como base de cotización la media entre la
base mínima y máxima correspondiente
al último grupo de cotización conocido en
que estuviese encuadrada la categoría de
los trabajadores a que se refiera la reclamación.
2. Las actas de liquidación se extenderán en base a la remuneración total que
tenga derecho a percibir el trabajador o la
que efectivamente perciba de ser ésta superior en razón del trabajo que realice por
cuenta ajena y que deba integrar la base de
cotización en los términos establecidos en
la ley o en las normas de desarrollo.
Cuando la Inspección de Trabajo y
Seguridad Social se vea en la imposibilidad de conocer el importe de las remuneraciones percibidas por el trabajador, se
estimará como base de cotización la
media entre la base mínima y máxima
correspondiente al último grupo de cotización conocido en que estuviese encuadrada la categoría de los trabajadores a que
se refiera el acta de liquidación.»
Nueve
«Artículo 33. Medidas cautelares
Para asegurar el cobro de las deudas
con la Seguridad Social, la Tesorería
General de la misma podrá adoptar medidas cautelares de carácter provisional
cuando existan indicios racionales de que,
en otro caso, dicho cobro se verá frustrado
o gravemente dificultado.
a) Las medidas habrán de ser proporcionadas al daño que se pretenda evitar.
En ningún caso se adoptarán aquellas
que puedan producir un perjuicio de difícil o imposible reparación.
La medida cautelar podrá consistir en
alguna de las siguientes:
1.ª Retención del pago de devoluciones
de ingresos indebidos o de otros pagos que
308
deba realizar la Tesorería General de la
Seguridad Social, en la cuantía estrictamente necesaria para asegurar el cobro
de la deuda.
La retención cautelar total o parcial de
una devolución de ingresos indebidos
deberá ser notificada al interesado juntamente con el acuerdo de devolución.
2.ª Embargo preventivo de bienes o
derechos. Este embargo preventivo se
asegurará mediante su anotación en los
registros públicos correspondientes o
mediante el depósito de los bienes muebles embargados.
3.ª Cualquiera otra legalmente prevista.
b) Cuando la deuda con la Seguridad
Social no se encuentre liquidada pero se
haya devengado y haya transcurrido el
plazo reglamentario para su pago, y siempre que corresponda a cantidades determinables por la aplicación de las bases,
tipos y otros datos objetivos previamente
establecidos que permitan fijar una cifra
máxima de responsabilidad, la Tesorería
General de la Seguridad Social podrá
adoptar medidas cautelares que aseguren
su cobro, previa autorización, en su respectivo ámbito, del Director Provincial de
la Tesorería General de la Seguridad
Social o, en su caso, del Director General
de la misma o autoridad en quien deleguen.
c) Las medidas cautelares así adoptadas se levantarán, aun cuando no haya
sido pagada la deuda, si desaparecen las
circunstancias que justificaron su adopción o si, a solicitud del interesado, se
acuerda su sustitución por otra garantía
que se estime suficiente.
Las medidas cautelares podrán convertirse en definitivas en el marco del procedimiento de apremio. En otro caso, se
levantarán de oficio, sin que puedan pro-
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DOCUMENTACIÓN
rrogarse más allá del plazo de seis meses
desde su adopción.
d) Se podrá acordar el embargo preventivo de dinero y mercancías en cuantía
suficiente para asegurar el pago de la
deuda con la Seguridad Social que corresponda exigir por actividades y trabajos
lucrativos ejercidos sin establecimiento
cuando los trabajadores no hayan sido afiliados o, en su caso, no hayan sido dados
de alta en la Seguridad Social.
Asimismo, podrán intervenirse los
ingresos de los espectáculos públicos de
las empresas cuyos trabajadores no
hayan sido afiliados ni dados de alta o por
los que no hubieren efectuado sus cotizaciones a la Seguridad Social.»
Diez
«Artículo 34. Providencia de apremio,
impugnación de la misma, ejecución
patrimonial y otros actos del procedimiento ejecutivo
1. Transcurrido el plazo reglamentario de ingreso y una vez adquieran firmeza en vía administrativa la reclamación
de deuda o el acta de liquidación en los
casos en que éstas procedan, sin que se
haya satisfecho la deuda, se iniciará el
procedimiento de apremio mediante la
emisión de providencia de apremio, en la
que se identificará la deuda pendiente de
pago con el recargo correspondiente.
2. La providencia de apremio, emitida
por el órgano competente, constituye el
título ejecutivo suficiente para el inicio
del procedimiento de apremio por la Tesorería General de la Seguridad Social y tiene la misma fuerza ejecutiva que las sentencias judiciales para proceder contra los
bienes y derechos de los sujetos obligados
al pago de la deuda.
En la notificación de la providencia de
apremio se advertirá al sujeto responsa-
ble de que si la deuda exigida no se ingresa dentro de los 15 días siguientes a su
recepción o publicación serán exigibles los
intereses de demora devengados y se procederá al embargo de sus bienes.
3. El recurso de alzada contra la providencia de apremio sólo será admisible por
los siguientes motivos, debidamente justificados:
a) Pago.
b) Prescripción.
c) Error material o aritmético en la
determinación de la deuda.
d) Condonación, aplazamiento de la
deuda o suspensión del procedimiento.
e) Falta de notificación de la reclamación de deuda, cuando ésta proceda, del
acta de liquidación o de las resoluciones
que las mismas o las autoliquidaciones de
cuotas originen.
La interposición del recurso suspenderá el procedimiento de apremio, sin necesidad de la presentación de la garantía,
hasta la resolución de la impugnación.
4. Si los interesados formularan recurso de alzada o contencioso-administrativo
contra actos dictados en el procedimiento
ejecutivo distintos de la providencia de
apremio, el procedimiento de apremio no
se suspenderá si no se realiza el pago de la
deuda perseguida, se garantiza con aval
suficiente o se consigna su importe,
incluidos el recargo, los intereses devengados y un tres por ciento del principal
como cantidad a cuenta de las costas
reglamentariamente establecidas, a disposición de la Tesorería General de la
Seguridad Social.
5. La ejecución contra el patrimonio
del deudor se efectuará mediante el
embargo y la realización del valor o, en su
caso, la adjudicación de bienes del deudor
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DOCUMENTACIÓN
a la Tesorería General de la Seguridad
Social. El embargo se efectuará en cuantía
suficiente para cubrir el principal de la
deuda, los recargos y los intereses y costas
del procedimiento que se hayan causado y
se prevea que se causen hasta la fecha de
ingreso o de la adjudicación a favor de la
Seguridad Social, con respeto siempre al
principio de proporcionalidad.
Si el cumplimiento de la obligación con
la Seguridad Social estuviere garantizado
mediante aval, prenda, hipoteca o cualquiera otra garantía personal o real, se
procederá en primer lugar a ejecutarla, lo
que se realizará en todo caso por los órganos de recaudación de la Administración
de la Seguridad Social, a través del procedimiento administrativo de apremio.
6. Si el deudor fuese una Administración pública, organismo autónomo, entidad pública empresarial o, en general,
cualquier entidad de derecho público, el
órgano competente de la Tesorería General de la Seguridad Social, transcurridos
los plazos a que se refiere el apartado 1 de
este artículo, iniciará el procedimiento de
deducción, acordando, previa audiencia
de la entidad afectada, la retención a
favor de la Seguridad Social en la cuantía
que corresponda por principal, recargo e
intereses, sobre el importe total que con
cargo a los Presupuestos Generales del
Estado deba transferirse a la entidad deudora, quedando extinguida total o parcialmente la deuda desde que la Tesorería
General de la Seguridad Social aplique el
importe retenido al pago de la misma.
Sólo se iniciará la vía de apremio sobre
el patrimonio de estas entidades, en los
términos establecidos en el apartado 2 de
este artículo, cuando la ley prevea que
puedan ostentar la titularidad de bienes
embargables. En este caso, y una vez definitiva en vía administrativa la providencia de apremio, el órgano competente de
la Tesorería General de la Seguridad
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Social acordará la retención prevista en el
párrafo anterior, sin perjuicio de la continuación del procedimiento de apremio
sobre los bienes embargables hasta completar el cobro de los débitos.
7. Las costas y gastos que origine la
recaudación en vía ejecutiva serán siempre a cargo del sujeto responsable del
pago.
8. El Gobierno, mediante real decreto,
a propuesta del Ministro de Trabajo y
Asuntos Sociales, aprobará el oportuno
procedimiento para la cobranza de los
débitos a la Seguridad Social en vía de
apremio.
9. Lo dispuesto en los números precedentes se entiende sin perjuicio de lo
especialmente previsto en el artículo 35
de esta ley y en la normativa reguladora
de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa.»
Artículo 6. Datos de carácter personal
Se modifican los artículos 36 y 66 del texto refundido de la Ley General de la Seguridad Social, aprobado por el Real Decreto
Legislativo 1/1994, de 20 de junio, en los
siguientes términos:
Uno. El apartado 6 del artículo 36 queda
redactado en los términos siguientes:
«6. La cesión de aquellos datos de
carácter personal, objeto de tratamiento
automatizado, que se deba efectuar a la
Administración de la Seguridad Social
conforme a lo dispuesto en este artículo o,
en general, en cumplimiento del deber de
colaborar para la efectiva recaudación de
los recursos de la Seguridad Social, no
requerirá el consentimiento del afectado.
En este ámbito, tampoco será de aplicación lo que, respecto a las Administraciones Públicas, establece el apartado 1 del
artículo 21 de la Ley Orgánica 15/1999, de
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DOCUMENTACIÓN
13 de diciembre, de Protección de Datos
de Carácter Personal.
En los casos en que la cesión de datos
se efectúe por parte de la Agencia Estatal
de la Administración Tributaria, éstos se
instrumentarán preferentemente por
medios electrónicos, informáticos o telemáticos.»
Dos. Se suprime el apartado 7 del artículo 36.
Tres. Se modifica la rúbrica y el apartado
1 del artículo 66, que quedan redactados en
los términos siguientes:
«Artículo 66. Reserva de datos y régimen
de personal
1. Los datos, informes o antecedentes
obtenidos por la Administración de la
Seguridad Social en el ejercicio de sus
funciones tienen carácter reservado y sólo
podrán utilizarse para los fines encomendados a las distintas entidades gestoras y
servicios comunes de la Seguridad Social,
sin que puedan ser cedidos o comunicados
a terceros, salvo que la cesión o comunicación tenga por objeto:
a) La investigación o persecución de
delitos públicos por los órganos jurisdiccionales, el Ministerio Público o la Administración de la Seguridad Social.
b) La colaboración con las Administraciones tributarias a efectos del cumplimiento de obligaciones fiscales en el
ámbito de sus competencias.
c) La colaboración con la Inspección de
Trabajo y Seguridad Social, en el ejercicio
de la función inspectora o con las demás
entidades gestoras de la Seguridad Social
distintas del cedente y demás órganos de
la Administración de la Seguridad Social.
d) La colaboración con cualesquiera
otras Administraciones públicas para la
lucha contra el fraude en la obtención o
percepción de ayudas o subvenciones a
cargo de fondos públicos, incluidos los de
la Unión Europea, así como en la obtención o percepción de prestaciones incompatibles en los distintos regímenes del sistema de la Seguridad Social.
e) La colaboración con las comisiones
parlamentarias de investigación en el
marco legalmente establecido.
f) La protección de los derechos e intereses de los menores o incapacitados por
los órganos jurisdiccionales o el Ministerio Público.
g) La colaboración con el Tribunal de
Cuentas en el ejercicio de sus funciones de
fiscalización de la Administración de la
Seguridad Social.
h) La colaboración con los jueces y tribunales en el curso del proceso y para la
ejecución de resoluciones judiciales firmes. La solicitud judicial de información
exigirá resolución expresa, en la que, por
haberse agotado los demás medios o fuentes de conocimiento sobre la existencia de
bienes y derechos del deudor, se motive la
necesidad de recabar datos de la Administración de la Seguridad Social.
1.1. El acceso a los datos, informes o
antecedentes de todo tipo obtenidos por la
Administración de la Seguridad Social
sobre personas físicas o jurídicas, cualquiera que sea su soporte, por el personal
al servicio de aquélla y para fines distintos de las funciones que le son propias, se
considerará siempre falta disciplinaria
grave.
1.2. Cuantas autoridades y personal
al servicio de la Administración de la
Seguridad Social tengan conocimiento de
estos datos o informes estarán obligados
al más estricto y completo sigilo respecto
de ellos, salvo en los casos de los delitos
citados, en los que se limitarán a deducir
el tanto de culpa o a remitir al Ministerio
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DOCUMENTACIÓN
Fiscal relación circunstanciada de los
hechos que se estimen constitutivos de
delito. Con independencia de las responsabilidades penales o civiles que pudieran
corresponder, la infracción de este particular deber de sigilo se considerará siempre falta disciplinaria muy grave.»
Cuatro. Los actuales apartados 1 y 2 del
artículo 66 pasan a constituir, respectivamente, los apartados 2 y 3 del mismo.
Artículo 7. Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la
Seguridad Social
Uno. Se da nueva redacción al párrafo
tercero y se añade un párrafo cuarto al apartado 3 del artículo 68 del texto refundido de
la Ley General de la Seguridad Social, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1994,
de 20 de junio, en los siguientes términos:
«Dicha colaboración se llevará a cabo
en los términos y condiciones establecidos
en la disposición adicional undécima de
esta ley y en el artículo 78 de la Ley
13/1996, de 30 de diciembre, de medidas
fiscales, administrativas y del orden
social y demás normas reglamentarias de
desarrollo.
Las prestaciones, asistencias y servicios objeto de la colaboración forman parte de la acción protectora de la Seguridad
Social y están sujetas al régimen establecido en esta ley y en sus normas de aplicación y desarrollo.»
Dos. Se incorpora un inciso final en el
párrafo segundo del apartado 2 de la disposición adicional undécima del texto refundido
de la Ley General de la Seguridad Social,
aprobado por el Real Decreto Legislativo
1/1994, de 20 de junio, con la redacción
siguiente:
«No obstante, los trabajadores que
hayan solicitado o soliciten el alta en el
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correspondiente Régimen de Seguridad
Social a partir de 1 de enero de 1998 y
opten por acogerse a dicha cobertura,
deberán formalizar la misma con una
mutua de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad
Social. De igual modo, los trabajadores
que en la fecha antes citada hubiesen
optado por formalizar su cobertura con
una mutua, sólo podrán modificar su
opción a favor de otra mutua.»
Artículo 8. Patrimonio de la Seguridad
Social
En el apartado 1 del artículo 81 del texto
refundido de la Ley General de la Seguridad
Social, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio, se añaden nuevos
párrafos con la siguiente redacción:
«En todo caso, en relación con los bienes
inmuebles del patrimonio de la Seguridad
Social que figuren adscritos o transferidos
a otras Administraciones públicas o a entidades de derecho público con personalidad
jurídica propia o vinculadas o dependientes de las mismas, corresponden a éstas las
siguientes funciones, salvo que en el acuerdo de traspaso o en base al mismo se haya
previsto otra cosa:
a) Realizar las reparaciones necesarias en orden a su conservación.
b) Efectuar las obras de mejora que
estimen convenientes.
c) Ejercitar las acciones posesorias
que, en defensa de dichos bienes, procedan en Derecho.
d) Asumir, por subrogación, el pago de
las obligaciones tributarias que afecten a
dichos bienes.
Los bienes inmuebles del patrimonio
de la Seguridad Social adscritos a otras
Administraciones o entidades de derecho
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público, salvo que otra cosa se establezca
en el acuerdo de traspaso o en base al mismo, revertirán a la Tesorería General de
la Seguridad Social en el caso de no uso o
cambio de destino para el que se adscribieron, conforme a lo dispuesto en la
legislación reguladora del Patrimonio del
Estado, siendo a cargo de la Administración o entidad a la que fueron adscritos los
gastos derivados de su conservación y
mantenimiento, así como la subrogación
en el pago de las obligaciones tributarias
que afecten a los mismos, hasta la finalización del ejercicio económico en el que se
produzca dicho cambio o falta de uso.»
Artículo 9. Cesión de bienes inmuebles
Se da nueva redacción al apartado 4 del
artículo 84 del texto refundido de la Ley
General de la Seguridad Social, aprobado
por el Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20
de junio, en los términos siguientes:
«4. Los bienes inmuebles del patrimonio de la Seguridad Social que no resulten
necesarios para el cumplimiento de sus
fines, y respecto de los cuales no se considere conveniente su enajenación o explotación, podrán ser cedidos gratuitamente
para fines de utilidad pública o de interés
de la Seguridad Social por el Ministro de
Trabajo y Asuntos Sociales, a propuesta
de la Tesorería General de la Seguridad
Social previa comunicación a la Dirección
General de Patrimonio del Estado.»
derivadas de accidente de trabajo cuya
responsabilidad corresponda asumir a las
mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad
Social o, en su caso, a las empresas declaradas responsables, se procederá a la
capitalización del importe de dichas pensiones, debiendo las entidades señaladas
constituir en la Tesorería General de la
Seguridad Social, hasta el límite de su
respectiva responsabilidad, los capitales
coste correspondientes.
Por capital coste se entenderá el valor
actual de dichas prestaciones, que se
determinará en función de las características de cada pensión y aplicando los criterios técnicos-actuariales más apropiados, de forma que los importes que se
obtengan garanticen la cobertura de las
prestaciones con el grado de aproximación más adecuado y a cuyo efecto el
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales
aprobará las tablas de mortalidad y la
tasa de interés aplicables.
Asimismo, el Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales podrá establecer la obligación de las mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la
Seguridad Social de reasegurar los riesgos asumidos que se determinen, a través
de un régimen de reaseguro proporcional
obligatorio y no proporcional facultativo o
mediante cualquier otro sistema de compensación de resultados.»
Artículo 11. Ingreso de cuotas fuera de plazo
Artículo 10. Sistema financiero
Se modifica el apartado 3 del artículo 87
del texto refundido de la Ley General de la
Seguridad Social, aprobado por el Real Decreto 
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