Titolo del corso A.A. 2010/11 Mediazione linguistica scritta (Primo Anno – Semestrale) Nome Docente Tamara Centurioni Sede Corso di Laurea in Scienze della Mediazione linguistica Via Pasquale Stanislao Mancini, 2 Roma tel. 06o6390300 fax 06o632853 e-mail: [email protected] Obiettivi e finalità dell’insegnamento Il corso si propone di analizzare i principi fondamentali della tecnica della traduzione; di affrontare le problematiche collegate alla traduzione di testi tecnico-scientifici e letterari, soffermandosi sull’analisi morfologica, lessicale, sintattica e stilistica dei vari testi, analizzando, allo stesso tempo, i diversi strumenti a disposizione degli studenti per la risoluzione di detti problemi (uso di dizionari, internet, riviste). Nel corso del semestre verranno trattati principalmente i seguenti argomenti: teoria della traduzione, ambito turistico e temi d’attualità facendo particolare attenzione all’analisi del registro, della sintassi, dello stile, del linguaggio e dei tecnicismi utilizzati nel testo. Lo studente dovrà acquisire sufficiente capacità traduttiva dei diversi generi considerati durante il semestre e padronanza dei linguaggi settoriali correlati, dimostrando una adeguata capacità di analisi del prototesto. Modalità dell’esame finale L’esame prevede una traduzione scritta verso la lingua italiana di un testo concernente uno degli argomenti trattati durante il semestre di una lunghezza di circa 90 righe da 60 battute l’una. L’insegnante si riserva di variare la lunghezza della prova d’esame in relazione alla sua difficoltà. Lo studente dovrà dimostrare la capacità di traduzione acquisita durante il corso applicando le tecniche richieste. Non è previsto l’utilizzo di dizionari bilingue (ita-spa-ita), è consentito l’uso del vocabolario della lingua italiana e dei sinonimi e contrari di italiano. Ricevimento dell’insegnante L’insegnante riceve su appuntamento. El silencio de Corleone De esta villa agrícola de 11.000 habitantes han salido los jefes más feroces de la Mafia siciliana: desde el sanguinario Totò Riina hasta el último padrino, Bernardo Provenzano, detenido en abril en una casa de pastores. ¿Qué tiene Corleone para haberse convertido en símbolo del crimen? En una calurosa tarde de finales de primavera, los pasillos del Palacio de Justicia de Palermo están desiertos. Como casi todos los domingos, el fiscal anti-Mafia Michele Prestipino trabaja en su despacho con la ventana blindada entreabierta mientras en la puerta le esperan cuatro guardaespaldas, con sus armas apenas, o nada, disimuladas. Los agentes le siguen, walkie-talkie en mano, incluso cuando se desplaza dentro del edificio, uno de los más protegidos de Italia. Prestipino, de 48 años, llegó a la capital de Sicilia en 1996 con un objetivo principal: capturar a Bernardo Provenzano, el jefe de la Cosa Nostra, en fuga desde 1963. El pasado 11 de abril, el Boss fue detenido en un chamizo de pastor a unos pocos kilómetros de su ciudad natal, un lugar mítico que se ha convertido en sinónimo de Mafia, de temor y de silencio: Corleone. Los domingos de Prestipino demuestran que, pese a la caída del último padrino, la lucha prosigue, pero en esta localidad de la Sicilia interior muchas cosas han cambiado desde los años noventa, cuando estaba en su apogeo el terror de los Corleoneses, la familia más violenta de la Cosa Nostra, que exterminó a todos sus rivales mientras llevaba a cabo una lucha terrorista contra el Estado italiano, que tuvo su momento más aciago en los asesinatos de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. “Cuando éramos pequeños, esto era inconcebible, algo imposible de hacer”, asegura un corleonés mientras camina de noche, tras haber tomado una cerveza en Strange Days, el bar de moda entre los jóvenes alternativos. Se refiere a algo tan sencillo como una passeggiata nocturna. “De noche ocurrían muchas cosas que no debíamos ver: sombras, movimientos, susurros que no convenía escuchar. Por eso no nos dejaban salir nunca tras el anochecer”, explica. “Corleone es ahora un lugar en el que me sentiría más seguro que en Mondelo, en Bagheria o en algunos barrios de Palermo”, señala por su parte John Dickie, profesor de la Universidad de Londres y autor del excelente libro Cosa Nostra. Historia de la Mafia siciliana (Debate). Emplazada 60 kilómetros al sur de Palermo, situada entre montañas en un oasis de trigales en medio de tierras de pastores, esta ciudad ha sido el símbolo de la Mafia desde hace mucho tiempo. Pero, en parte por el aumento de turistas que vienen tras las huellas de El Padrino, en parte por la estrategia de la inmersión decretada por Provenzano, que trató de hacer invisible el crimen organizado tras su época más sangrienta, que provocó una respuesta sin precedentes del Estado italiano, y en parte por la valentía del movimiento anti-Mafia, que ha ido ganando cada vez más espacios, el silencio de Corleone es mucho menos estruendoso. “Las cosas han cambiado. Antes tenía miedo de hablar de la Mafia, siempre miraba a mi alrededor. Ahora me siento mucho más libre”, afirma el corleonés Leo Cirasola, de 37 años, uno de los nueve fundadores de la cooperativa Placido Rizzotto, que cultiva tierras incautadas a la Mafia y cuyo producto estrella son las pastas de agricultura ecológica Libera Terra, que, con la frase “De las tierras liberadas a la Mafia”, se venden en los supermercados Coop de toda Italia y también en Sicilia. “Corleone ha producido los jefes más feroces de la Mafia siciliana desde los años cincuenta hasta los noventa; pero aquí también se ha desarrollado un fuerte movimiento anti-Mafia desde principios de siglo”, explica el historiador y líder anti-Mafia Dino Paternostro, de 53 años, antiguo corresponsal de L’Ora (el histórico diario siciliano, ahora desaparecido) y de La Repubblica en Corleone, director del diario digital www.cittanuove-corleone.it y autor de numerosos libros sobre su ciudad y la lucha contra la Cosa Nostra. Paternostro, que se mueve sin escolta, aunque le quemaron el coche en enero, es un tipo extraordinariamente simpático, que engancha pitillo con pitillo mientras se detiene a conversar con gran parte de las personas con las que se cruza en la calle. Habla con pasión de las dos figuras que trataron de organizar a los campesinos contra los mafiosos, que eran el brazo armado de los propietarios de las tierras: Bernardino Verro, asesinado en 1915, y Placido Rizzotto, asesinado en 1948. Verro tiene una placa en el lugar donde fue asesinado de 14 disparos de lupara (la escopeta de dos cañones que ha sido el arma tradicional de los hombres de honor; de hecho, Provenzano tenía una en su escondrijo). Paternostro relata que el Ayuntamiento tardó seis años en autorizar la colocación de la placa porque ponía “asesinado por la Mafia”, algo que, en unos tiempos en que los mafiosos, los políticos y los jueces estaban muchas veces compinchados, nunca se demostró en los tribunales. Placido Rizzotto tiene un busto frente al Ayuntamiento, y su nombre está en esos paquetes de pasta que simbolizan el terreno conquistado al chantaje y al miedo. El peso del pasado sigue siendo grande. Los corleoneses no tienen ningún problema en mostrar lugares de su ciudad relacionados con la Mafia: la vivienda familiar de Provenzano en la parte nueva, vacía desde la mañana de la captura; el chamizo en el que fue detenido el capo, en una calle campestre situada a unos tres kilómetros del centro llamada Montagna dei Cavalli; el extraño edificio en el que tiene su sede la Guardia di Finanza, con un intento de jardín japonés a la siciliana y una fachada ostentosa; nada extraño, ya que se trata de una vivienda incautada a Totò Riina, el más cruel de los jefes corleoneses, que cumple varias condenas a cadena perpetua desde 1993 por su implicación en 150 asesinatos, 40 de ellos cometidos personalmente; o la casa donde se escondió Luciano Leggio, el primer padrino corleonés, situada en la parte baja, junto al riachuelo. Pero evitan pasar y, desde luego, piden que no se fotografíe la casa en la que vive todavía la mujer de Riina, situada en la zona alta de la ciudad. Este tipo de escenarios pueden encontrarse en numerosos lugares de la isla más grande del Mediterráneo, pero ninguno ha quedado tan marcado por su pasado como Corleone. El fastuoso y decadente Grand Hotel et des Palmes de Palermo es recordado sobre todo porque es el lugar donde Wagner terminó de escribir su última ópera, Parsifal, y mucho menos porque allí, el 1 de octubre de 1955, se celebró la reunión, convocada por Lucky Luciano, con la que las mafias de las dos orillas del Atlántico sellaron su alianza. La cuestión está en saber por qué Corleone, una villa de 11.400 habitantes, con un 15% de paro y cuya economía depende en un 70% de la agricultura, una ciudad tan machacada por los invasores, la emigración, la Mafia, las guerras, el silencio y la pobreza como cualquier otra del interior de Sicilia, se ha convertido en sinónimo de Cosa Nostra; por qué Mario Puzo eligió este nombre para la familia protagonista de El Padrino, por qué los turistas se fotografían junto al cartel del pueblo, rodeado de chumberas; por qué la familia que ha dominado la Mafia en los últimos 30 años, con Luciano Leggio, Totò Riina y Bernardo Provenzano, proviene de allí. Como en la película de Giuseppe Tornatore Cinema Paradiso, en la plaza del pueblo vive un loco, y mujeres de negro escrutan la calle desde los balcones mientras los jubilados, todos con coppola, la tradicional gorra siciliana, pasan las tardes en los bancos conversando, en el dialecto local, trufado de palabras españolas, de los temas que ocupan la vida pública: el escándalo del fútbol italiano, la constante caída de los precios del campo (sobre todo de la uva y el trigo) ahora que se acerca la cosecha, la falta de trabajo y la emigración de los jóvenes (antes a Alemania, ahora al norte de Italia), y si, tras las elecciones regionales, por fin se va a empezar a construir la autovía con Palermo (ahora, 60 kilómetros se recorren en una hora). Una de las cosas más impresionantes de Corleone, una ciudad situada entre dos extrañas montañas, como dos icebergs de roca, una de las cuales tiene un convento encima, es la cantidad de casas abandonadas que hay en el centro: en un siglo ha llegado a perder la mitad de sus habitantes, aunque nadie lo diría por los horribles edificios de varios pisos que se levantan en la parte nueva, un mal común en Sicilia, empezando por Palermo: no se puede olvidar que la Mafia ha hecho gigantescos negocios con el ladrillo. De hecho, los problemas de infraestructuras que padece la isla tienen muchas veces su origen en el control que tiene la Mafia sobre el sector de la construcción y en que el dinero desaparece antes de acabar la obra. Excursiones en Gran Canaria Gran Canaria Especial: Después de la recogida de los clientes por los diferentes puntos de encuentro, nos dirigimos al cruce de Arinaga, para llegar al pueblo de Aguimes. Una vez allí, nos adentramos en el barranco de Guayadeque donde visitamos la pequeña ermita Cueva de San Bartolomé y las casas cueva. Al terminar dicha visita, podemos degustar jamón, queso y vino incluido. Seguidamente, tomamos dirección al museo de Guayadeque, para hacer una visita de 30 minutes, siguiendo camino hada Ingenio, Cuatro Puertas, Telde, Marzagán, para llegar al cráter de Bandama, donde haremos una parada para fotos. La carretera de la Calzada nos lleva hasta el Jardín Canario "Viera y Clavijo" (40 minutos). Continuamos la ruta hacia San Lorenzo, Tamaraceite y Teror donde haremos una visita a la iglesia Nuestra Sra. Del Pino "patrona de Gran Canaria", y tendremos tiempo libre en el pueblo para un paseo. Seguidamente, nos iremos al restaurante para una sabrosa comida. Una vez terminado el almuerzo, conoceremos el pueblo de Firgas, con un paseo de unos 20 minutos para visitar la calle Fuente del agua y el Molino antiguo. Por los pueblos de Valleseco y Lanzarote, llegaremos al mirador del Roque Nublo (pico más grande de Gran Canaria), con parada para fotos. Seguidamente entraremos al museo de Guayere, donde degustaremos productos canarios (incluido). Parada en el pueblo de San Bartolomé de Tirajana con parada para fotos. Terminaremos el recorrido por el pueblo de Fataga, Mirador de las Moscas (parada para fotos). Regreso a los hoteles con llegada aproximada 19.00 hras. Vuelta a la Isla: Traslado al muelle de Arguineguin, desde donde zarpamos a las 10.00 hrs. en el "Volcán de Tenagua". Nuestro minicrucero alrededor de la Isla de Gran Canaria comienza con un cóctel de bienvenida a bordo e información sobre las distintas dependencias del buque. Durante la travesía (en sentido "W-N-E-S") se avistarán los diferentes pueblos de la isla, cuyos puntos de interés serán anunciados por megafonía. Tendremos música en directo, juegos para niños y adultos, piscina con hamacas, etc. Se tocara puerto sobre las 16.30 hrs. Regreso a Playa del Inglés, 17.00 hrs. Fiesta de la Cueva: Salida desde los diferentes hoteles con dirección a Ingenio, para llegar al barranco de Guayadeque, donde visitaremos las casas cuevas y la iglesia. Después de contemplar la pusta de sol tras los riscos de Guayadeque, pasaremos al restaurante cueva, en el que nos será servida una típica cena canaria. A continuación habrá música, juegos, concursos, etc... hasta las 23.00 hrs. en que partiremos de regreso. Todo el equipo de VIVA TOURS les deseamos una feliz estancia entre nosotros. A través del equipo de guías representantes, les informarán de nuestro variado programa de excursiones. CARTA DESDE NUEVA YORK La ciudad que nunca duerme Pepe Sobrino es uno de esos periodistas que se sentó un día a una maquina de escribir para probar y se quedo toda la vida. Conoce como nadie los vericuetos de unas Naciones Unidas que parecen condenadas a asistir al contemporáneo horror de Kosovo con las manos atadas por Washington y sus fieles aliados. Cuando desembarcó en Nueva York, hace más años de los que quiere recordar se encontró con una metrópoli áspera e indescifrable. Su amigo y pintor Portocarrero le explicó que no se atribulara, que llegaría un día en que no podría pasarse sin ella, en que descubriría el misterio insondable que la isla de Manhattan encierra. No tardó en ocurrir. Una noche lo invitaron a cenar al barrio de Queens. Había vino, pero no sacacorchos. Eran mas de las doce de la noche, pero eso no arredró a Sobrino, que se echo a la calle y recorrió con su coche calles y calles sin encontrar un sacacorchos en todo el distrito. «Eso me convenció de que allí no se podía vivir». Algo así jamás le hubiera ocurrido en Manhattan. No solo el metro no detiene nunca su vaivén de Brooklyn al Bronx, de Harlem a Queens, de Queens al corazón de Manhattan. Es que no hay prácticamente una manzana que no exhiba con un primor de kimono japonés su «deli», con flores y fruta fresca todo el año y todo lo que cualquiera pueda necesitar a las tres o a las cinco de la madrugada. Como escribió el novelista Thomas Wolfe, «la ciudad es aquel lugar en el que los hombres andan siempre en busca de una salida y donde están condenados a errar par siempre. En ninguna parte del mundo es eso más cierto que en Nueva York. Por horrible que sea su aspecto, es recordada como una ciudad de una belleza altiva y apasionada; el lugar del eterno deseo, y también aquel donde lo hombres sienten que su vida será colmada gloriosamente y su hambre saciada». Tal vez por eso no se apague nunca, no se detenga nunca, porque siente que si se detuviera a pensar sobre si misma se desintegraría como el espejismo más prodigioso de un siglo que se mira en un dudoso espejo, tan fascinante como aterrador. VIAJE A VENECIA La isla de tus deseos…Será un flechazo Enfrentarse con un viaje a Venecia no es tarea fácil. Todos los tópicos se te vienen a la cabeza y la idea de ser un turista más entre un millón no seduce demasiado. Pero, al mismo tiempo, todas esas imágenes bellísimas que hemos visto cientos de veces en el cine o en los libros de viaje se convierten en un poderoso imán. Por eso, intenta encontrar una vía intermedia, una visita a esta apasionante ciudad, con lo que tiene de inevitable pero también con sus rincones más escondidos. Para empezar, Venecia no es una ciudad al uso: aquí no hay coches. O te mueves a pie –y te aconsejamos que lleves un calzado muy cómodo– o en barco. Hasta los taxis son lanchas. Aunque a primera vista Venecia puede parecer complicada de entender, enseguida te harás con ella. Se divide en seis barrios (sestriere), y la “gran avenida” que sirve de unión entre unos y otros es el Gran Canal, sólo atravesado por tres puentes. Las plazas, aquí se llaman campo y todos tienen su iglesia. Las calles son calle; y las fundamenta es donde siempre encontrarás las paradas de los vaporetos. El resto, un sinfín de canales y puentes (no hay dos iguales), a cada cual más sugerente. Y todos conforman el mapa de una isla que flota en las aguas de una inmensa laguna del Adriático. Es irremediable. Nada más llegar, la plaza de San Marcos es el objetivo prioritario del viajero. Es única, una de las más célebres de nuestra hermana Italia y no sólo en sus atributos, también en el nombre: es la única que en Venecia se llama “piazza” y no “campo”. Si tu hotel está situado en cualquier otro barrio, coge alguno de los vaporetos que recorren el Gran Canal y disfruta del viaje con parada final en la mítica plaza. Su antesala es la Piazzetta, (plaza pequeña) donde se abre el magnífico Palacio Ducal, al que vale la pena entrar aunque sólo sea para ver el puente de los Suspiros. Por él pasaban los presos antes de ir a parar a los calabozos y era el último sitio donde divisaban el cielo y el mar. Que no te asuste el gentío; es lo normal. El entorno te embelesará igualmente. Entra en la basílica de San Marcos que, por cierto, es gratis y allí se guardan los restos de San Marcos, patrón de la ciudad. Ante ti un maravillosos mosaicos; pero nada de fotos, están prohibidísimas. Frente a la basílica se alza el Campanile, al que es obligatorio subir y las vistas son impresionantes. Toda Venecia a tus pies. Regresa a la plaza de San Marcos al atardecer, muchas guías sugieren esperar la puesta del sol en la terraza de alguno de los legendarios cafés que habitan bajo los soportales. Pero el barrio de San Marcos da para mucho más. Pasa por debajo de la torre del Reloj, preciosa, y que da acceso a la calle Mercerie, una de las más comerciales de Venecia. Callejea por los alrededores y encontrarás pequeñas joyas. El sestiere de Dorsoduro (espalda dura) es quizá el barrio más marchoso. En todos los sentidos: está repleto de animados cafés y bares, la mayoría de los edificios de la universidad se ubican aquí y alberga los dos museos más importantes de la ciudad. El campo de Santa Margherita es uno de los centros neurálgicos: una plaza amplia e irregular que de noche es un alegre lugar de reunión para jóvenes –y no tanto–. Si vas de día, entra en el Caffe’, muy agradable para tomar ese capuccino de media mañana y su oferta de tramezzini (sandwiches) fríos y calientes a tu gusto es alucinante. Olvídate de que Venecia es una ciudad cara; no hay razón para que renuncies a comer de mesa y mantel. Aquí, el pescado y el marisco (frutti di mare) son los reyes de la mesa. Roma es especial Desde el último Jubileo, en el año 2000, palacios, plazas e iglesias lucen sus colores originales: del amarillo al rojo pasando por el naranja. El centro histórico se ha peatonalizado casi por completo. Sus espectaculares fuentes están radiantes y con el agua clara. Y para celebrar esta nueva edad de oro, ha redescubierto su río, el Tiber, por el que ahora se puede navegar. El mejor momento para conocerla es al principio de la primavera, antes de que vengan las masas de turistas y cuando el clima es perfecto. No intentes sin embargo abarcar todos sus tesoros en un solo viaje. Te recomendamos que te limites a explorar los alrededores de cuatro de los lugares más característicos de esta capital extranjera. A cada paso encontrarás una sorpresa: una iglesia o un palacio repleto de obras maestras, un monumento desconocido, tiendas curiosas, minúsculos cafés, plazas encantadoras... Un paseo por la historia Alrededor del mayor anfiteatro que tuvo Roma no sólo podrás reconstruir la historia del Imperio desde sus orígenes hasta su desaparición, también descubrir el gueto judío, pasearte por la isla Tiberina y sumergirte en la vida cultural de la Roma del siglo XXI. Aunque no se puede dar un paso en el centro histórico sin encontrarse con algún recuerdo del Imperio Romano, la mayor concentración de monumentos está entre el Coliseo y el Victoriale, en una amplísima zona que de forma genérica se conoce como los Foros Imperiales. Para apreciar de verdad su importancia, te recomendamos que te dirijas primero al Centro de Interpretación del Foro. La entrada es gratuita y aquí a través de vídeos, maquetas y otros métodos pedagójicos se muestra cómo fue evolucionando urbanísticamente el centro de la Roma antigua y sobre todo, qué aspecto tenía. Por todo el barrio hay restos romanos importantes. Algunos los verás a simple vista, como el teatro Marcelo. Si te interesa llevarte algún recuerdo, visita justo al lado la excelente tienda de reproducciones. El dueño habla nuestro idioma y es una mina de información. Pero otros tesoros están ocultos dentro de edificios. En el atrio de la preciosa iglesia románica de Santa Maria se encuentra escondida la famosa Bocca de la Veritá, donde se probaba a los mentirosos desde el siglo VI. Desde aquí estás a dos pasos de la isola Tiberina, la única isla habitada del Tiber, un lugar tranquilo y delicioso donde tienes que tomarte un café en la única terraza de la isla. Cualquier momento del día es bueno para pasear por la Piazza della Rotonda, pero intenta conocerla al atardecer cuando se llena de terrazas desde donde observar el ir y venir de peregrinos al Panteón de los reyes de Italia y de artistas como Rafael. La entrada es gratuita. Lo típico es comprarse un panini y comérselo en los escalones de la fuente. Después busca detrás del edificio el obelisco del elefante en Piazza della Minerva. Aunque podrías pasarte una semana viendo cosas sin salir de este minúsculo estado, te proponemos que descubras además en sus alrededores los tesoros de la Via Coronari, que te pierdas por la calle comercial Cola di Renzo y te tomes un descanso navegando por el Tiber. Una vez en la capital italiana te puedes mover en metro (sólo hay dos líneas y no muy prácticas), en autobús, tranvía, taxi (caros), car de golf... pero lo más práctico es a pie. Olvídate de alquilar un coche. Encontrar donde aparcarlo es imposible y casi todo el centro está peatonalizado. JAPÓN Entra en otro mundo: Bienvenido al país de los grandes contrastes Japón es uno de los países más desarrollados del planeta, con una amplia oferta hotelera, una de las mejores, si no la mejor, red de transportes del mundo y a la vez uno de los lugares más seguros que existen. Esto da un claro balance a favor de viajar por tu cuenta antes de decidirte por un tour organizado. Eso sí, siempre y cuando tengas tiempo suficiente. A continuación te damos algunas claves para disfrutar al máximo de un país marcado por los tópicos extravagantes pero que encierra aspectos tan desconocidos y atractivos como interesantes entre sus fronteras. Un lugar único te espera. Aprende a moverte, será divertido Una vez en las ciudades lo mejor es moverse en metro, no es que sea barato pero sí mucho más accesible; es muy fácil moverte en metro, basta con que consigas un plano en inglés en cualquier estación, ya que todas las estaciones están señaladas con letreros en inglés y la megafonía también realiza las indicaciones en este idioma. Tampoco es complicado moverte en autobús o el tranvía pero en estos deberás estar más atento a las estaciones. Es el prototipo de ciudad del futuro La ruta que aquí te recomendamos engloba todo el centro-sur de la isla de Honshu y la isla de Kyushu, también al sur. Japón es un país con casi 4.000 islas y una ruta que lo abarque todo es demasiado para un viaje. Esta zona que vamos a recorrer comprende los lugares más interesantes del país y una visión casi completa de los diferentes japones que podemos encontrar en el archipiélago. Como si del escenario de la película Blade Runner se tratara, Tokio es el prototipo de ciudad del futuro. Es sencillamente impresionante. Necesitarás al menos cinco días completos para para saber por dónde andas. El barrio de Akihabara es imprescindible en un recorrido básico por la ciudad. Llamado también ciudad de la luz: sus altos edificios están forrados literalmente de neones y pantallas gigantes. En sus mil tiendas podrás encontrar toda la tecnología que desees a precios muy competitivos, quizá al nivel de Hong Kong o Singapur. Lo ideal es ir antes de la puesta de sol para sacar el máximo provecho a nuestra visita: compras y atmósfera surrealista. Las tiendas cierran tarde y recomendar una es pretender demasiado, ya que todas son similares y competitivas. Shinjuku y Kabukicho, como se conoce la zona, están repletas de tiendas, grandes áreas comerciales, restaurantes a cientos y de todos los niveles y locales de strip-tease. Además apenas existe la delincuencia callejera y ¡tampoco verás casi agentes de policía! También podrás admirar enormes rascacielos modernos, como las oficinas del Gobierno Metropolitano, a cuyo último piso, donde se ubica un espectacular mirador, puedes subir sin coste alguno. Shibuya, ponte a la moda Shibuya es el barrio para las fashion victims, jóvenes, compras de todo tipo, sobre todo, moda. Es recomendable el Megastore Shibuya 109, a la salida de la estación de metro. En esta zona de Shibuya también encontrarás edificios altos, neones, cafés, restaurantes... Cerca, en la estación de metro Harayuku, a la salida y en el puente cercano podremos contemplar el espectáculo de los jóvenes disfrazados de ghotics, vampiros, marías antonietas, etc. Más allá de Tokio Pero Japón no se acaba en la capital. Osaka es otro exponente de lo que es una ciudad moderna japonesa, con jóvenes vestidos a la moda, miles de restaurantes, locales nocturnos y tiendas y galerías comerciales. Si quieres ambiente, busca el barrio de Dotombori para tomarle el pulso a la ciudad. ETERNAMENTE EGIPTO Disfruta de sus cruceros Al menos una vez en tu vida, haz de turista y déjate llevar. Un crucero por el Nilo, 3 o 4 días en El Cairo y la excursión a las pirámides de Giza es el itinerario que siguen cada día miles de visitantes. Además, en su deseo de proteger al turista, el control de las rutas es máximo y las medidas de seguridad pueden resultar algo incómodas. Por otro lado puedes estar tranquilo, ya que los lugares por los que pasarás son seguros casi al cien por cien. Nada más pisar Egipto desaparece cualquier posible miedo que uno haya podido sentir. Si sabes mirar detrás de las constantes demandas de propinas y regalos o la insistencia de los vendedores, vas a encontrar que los egipcios son alegres y sienten una simpatía especial por nuestro país. Recuerda la palabra jabibi. La vas a escuchar constantemente en las canciones modernas o cuando el guía se dirija a tí, con este apelativo que significa “cariño”. El nilo, un valle tranquilo. En la mayoría de los viajes organizados, lo normal es empezar la ruta con el crucero por el Nilo. O mejor dicho, sólo por un tramo de este río, que recorre el estado a lo largo de más de 2.000 kilómetros y desemboca en el norte. El crucero tradicional une las ciudades de Luxor y Asuán, a más de 600 km al sur de El Cairo, en el Alto Egipto. Aunque todo el Nilo es navegable, es en este trayecto de 200 km donde se concentran los más importantes tesoros faraónicos. Tráfico en el río Lo más problable es que primero vueles a Asuán o a Luxor. Es cierto que los cruceros actuales son muy distintos a los exóticos de finales del siglo XIX la época de las grandes exploraciones. Hoy en día, más de 250 cruceros recorren este tramo. Te codearás con más turistas que egipcios y los pocos nativos que te encuentres intentarán hacer negocio a tu costa. Que esto no te desaliente. Te olvidarás de todo cuando admires la grandiosidad de los templos y de los relieves jeroglíficos o al contemplar desde cubierta la vida que se expande por el frondoso valle del Nilo. Como todos los templos que verás entre Asuán y Luxor, este es de la época ptolemaica (postfaraónica, con influencias greco-romanas), en la que destacan las salas hipóstilas, de enormes columnas, que preceden al altar dedicado a un dios. Es importante que el guía te descifre los relieves más curiosos de este templo, como los que muestran objetos quirúrgicos y un calendario jeroglífico. En un lateral una habitación oscura guarda las momias de varios cocodrilos muy bien conservados. Serán los únicos que veas, ya que los que quedan en el Nilo viven en el lago Nasser. Tras las vistias tendrás que regresar cuanto antes al barco para evitar una espera demasiado larga. Debido a la gran cantidad de barcos que navegan entre Luxor y Asuán, se forman colas que pueden tardar horas e incluso todo el día en pasar el cambio del nivel de las aguas en Esna. Sobre todo en temporada alta (de Diciembre a Febrero). Debes saber que dos veces al año la esclusa se cierra para su limpieza. Por lo que en estas fechas no pasan los cruceros. EL MEXICO MÁS LINDO México tiene muchos colores. Más allá de las playas doradas y de unas vacaciones de postal, en esta ocasión apostamos por unos escenarios mucho más auténticos y, seguro que, con más dosis de aventura. Te proponemos un recorrido muy mexicano que te harán viajar a una época en la que el país fundió la herencia española con las influencias y sabores de sus pueblos indígenas. Un viaje que te sumergirá en el fascinante escenario colonial del centro del país, lleno de historias, gentes, tradiciones y arquitecturas que te transportarán a una realidad en la que el pasado y el presente convergen hoy en armonía. Son lugares mágicos que ahora vuelven a despuntar con luz propia. Seguro que caerás rendido ante sus encantos. Bienvenido a las más puritas raíces mexicanas. Dale color - Guanajuato Esta ciudad, ubicada en lo profundo de un cañón y rodeada de montañas ricas en minerales, seguro que te va a enamorar. En ella descubrirás el encanto colonial, sin renunciar a sentirte en una urbe muy cosmopolita, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Te sorprenderá su carácter abierto y el ambiente de sus calles, pues es una ciudad con gran tradición universitaria y eso se nota en sus bares, restaurantes y actividades culturales. En el mes de octubre la ciudad celebra el Festival Internacional Cervantino, oportunidad única para vivir una gran oferta cultural ligada a la tradición del Teatro Universitario de Guanajuato y su repertorio sobre el Siglo de Oro español. Guanajuato es, de hecho, la capital cervantina de América y cada año reúne manifestaciones culturales de diversas regiones mexicanas y de otros países invitados. El centro de la ciudad es perfecto para chacharear (curiosear) tranquilamente en los diferentes negocios en busca de artesanía típicas. Las principales calles para dedicarse a ello coinciden además con sus rincones más bonitos en las que encontrarás puestos de artesanías, objetos de decoración y antigüedades, incluidos libros y discos. La Rana es el animal que es como la mascota de la ciudad, pues la palabra Guanajuato viene de un vocablo indígena que significa “lugar montañoso de ranas”. Y adentrándonos en sus supersticiones, inmortaliza tu estancia con una visita al callejón del Beso, en el que sobra decir, deberás dar un beso a alguien, mejor si es amado... La mejor panorámica de la ciudad la encontrarás subiendo al cerro de San Miguel, desde el mirador de El Pípila, nombre del minero inmortalizado en una estatua que preside estas vistas. Es un buen punto para admirar los colores del atardecer sobre la ciudad y las fachadas de sus monumentos más representativos. Como la iglesia de San Diego, el teatro Juárez y el jardín de la Unión, que con el ocaso se convierte en el lugar de encuentro de estudiantes. El fabuloso mercado Hidalgo es un sitio que no debes pasar por alto para curiosear y picar algo en alguno de sus puestos de comidas corridas (comida rápida). Las escenas diarias de este mercado te transportarán a una realidad cien por cien autóctona, aquí encontrarás gente “más mexicana que el nopal”, como les gusta presumir. Pátzcuaro es mágico Llega a Pátzcuaro, una localidad muy pintoresca que llama la atención por su arquitectura colonial, sus artesanías y el lago del mismo nombre, salpicado de islas. Su centro está lleno de gentes que acuden a vender y comprar todo tipo de artículos en sus mercadillos y tiendas. Y de vuelta, haz una parada en el asentamiento prehispánico de Tzintzuntzan, lugar de colibríes, un sitio arqueológico realmente mágico. México deja huella. Florencia: Con el corazón El arte y la historia lo copan todo Explorar Florencia es un placer, pero hay que ir piano, piano y, sobre todo, a pie. O si lo prefieres, en bicicleta, como un auténtico florentino. Lo ideal es dedicarle una semana, mínimo. Tampoco te obsesiones con verlo absolutamente todo: es imposible. Sólo la Galleria degli Uffizi requiere, al menos, un mes para recorrerla a fondo. Muchas veces aprenderás más de Florencia callejeando, explorando las orillas del Arno o subiendo a las colinas circundantes, que haciendo un tour frenético por sus monumentos. Dos advertencias: en la actualidad la ciudad está plagada de andamios, lo que no te impedirá la visita, pero sí hacer fotos maravillosas; y segundo, en Florencia no existe ninguna tarjeta turística que suponga descuentos en museos y transporte; aunque sí hay reducciones para jóvenes y jubilados. El centro puro y duro Si es tu primer viaje a la capital toscana, comienza por el centro puro y duro: Duomo, piazza della Signoria y Ponte Vecchio. Los 107 metros de altura de la cúpula de Santa Maria del Fiore (Duomo), diseñada por Brunelleschi, asombran a cualquiera desde el instante en que se pone un pie en la ciudad. Es la referencia visual florentina por excelencia; tanto que ningún edificio, por moderno que sea, ha usurpado su altura jamás. A medida que te acercas a la piazza del Duomo, desde cualquier calle adyacente, la impresión es como si la cúpula se te viniera encima, ocupando todo el firmamento. Una vez dentro, quizá te decepcione; todo el colorido de la fachada gótica se convierte en un conjunto de inusitada sencillez. Pero piensa en la historia que acumulan estas paredes. Aquí tuvo lugar la conjura más famosa del Renacimiento, cuando intentaron asesinar a Lorenzo de Médicis junto al altar mayor… La entrada es gratuita, no así la subida a la cúpula. Sube los casi quinientos escalones que llevan hasta la linterna y disfrutarás de unas vistas excepcionales. Esta zona y sus alrededores es peatonal, siempre está atiborrada de turistas y, en los últimos tiempos, de carabinieri (guardias civiles). Enfila la vía de los Calzaiuoli, llena de tentadores escaparates y heladerías de primera. La riada de gente es continua, pero date cuenta de que, en apenas un kilómetro de recorrido se concentran lugares tan imprescindibles como el Palazzo Vecchio (sede del Ayuntamiento), la Loggia, los Ufizzi y el puente Vecchio, entre otras maravillas. Olvida la quietud que James Ivory reflejó en Una habitación con vistas; tendrás que hacerte sitio a codazos si quieres fotografiarte junto al imponente Neptuno de Ammannati o junto a la réplica del David de Miguel Ángel. Regresa al muro del río y enfila el Lungarno Archibusieri; paseando bajo los arcos, entre los puestos de pintores, te irás acercando al mítico Ponte Vecchio, el único que no saltó por los aires durante la II Guerra Mundial. Al atardecer es un hervidero de gente disparando sus flashes. Y en los últimos tiempos, de parejas que se juran amor eterno atando un candado con su nombre a la verja que rodea a Cellini; se cuentan por cientos y, aunque el Ayuntamiento los retira, reaparecen por arte de magia. Es uno de los barrios más populares, con sus talleres de cuero, tiendas de artesanía y pequeños comercios de ultramarinos. La iglesia de Santa Croce deslumbra de inmediato: el sol hace maravillas sobre el mármol de la fachada. En el interior reposan Miguel Ángel, Galileo, Maquiavelo entre otras glorias nacionales. Pasea por sus claustros y entra en la Capella Pazzi. Observa su cúpula y disfruta de los doce medallones de terracota de Lucca della Robbia; no existe un azul similar. Bolonia, ciudad para volver A la preciosa Bolonia se la conoce como “la gorda, la sabia y la roja” (la grassa, la dotta e la rossa). La gorda porque su gastronomía es famosa y de gran importancia para los boloñeses, de larga tradición culinaria, quienes gustan de reunirse con sus seres queridos y sentarse en largas sobremesas a degustar sus platos más típicos, en los que, por supuesto, nunca falta la pasta. La sabia porque Bolonia es sinónimo de cultura, ya que fue sede de la primera universidad del mundo occidental. Hasta ella han acudido incontables estudiantes desde lugares remotos; su barrio universitario, sus librerías y museos nos harán partícipes de su ambiente bohemio. Y la roja por su arquitectura: tiene el casco medieval mejor conservado de Europa, con sus construcciones levantadas de ladrillo cocido con el tono rojizo característico que le ha valido el apodo. Aunque cabe señalar el doble juego de la palabra, ya que Bolonia siempre ha sido considerada como un ciudad tradicionalmente de izquierdas. Para el turista ocasional, puede parecer un destino menos apetecible, estando tan cerca como está de Venecia, Florencia y Milán. Pero, sin duda, Bolonia te dejará totalmente satisfecho y será un gran descubrimiento si te acercas a ella por primera vez, ya que tiene numerosos alicientes. Un centro inevitabile Donde confluyen las principales vías del casco antiguo, la Via dell’Indipendenza y la Via Rizzoli, encontrarás, como no podía ser de otra manera, la Piazza Maggiore (plaza Mayor), un extenso espacio abierto que nos sobrecogerá por sus grandes dimensiones. Es, sin duda, uno de los puntos neurálgicos de la ciudad, donde verás en todo su esplendor la mezcla de sus habitantes y turistas conviviendo en armonía. Si la rodeamos, observarás una serie de edificios representativos. El primero de ellos es la basílica de San Petronio. Es la iglesia más importante y la más querida por los boloñeses. En el interior, fíjate en la Meridiana trazada en el suelo, utilizada para medir el avance de los meses y estaciones cuando el sol alcanza el mediodía y se cuela con sus rayos por un calculado orificio en el techo. Gracias a ella se estableció, con exactitud, el equinoccio de primavera. Se cuenta que cuando el papa se trasladó a Bolonia, mandó cubrir los genitales expuestos de la estatua para preservar la moral de las mujeres boloñesas, pero cuando, más tarde, Napoleón se hizo cargo de la ciudad retiró los calzones añadidos a la estatua. Paseo bajo los arcos Bolonia disfruta del casco medieval mejor conservado de Europa y es la ciudad más porticada del mundo, con más de 40 km de soportales variados y decorados, bajo los cuales pasear será un auténtico placer. La construcción de edificios con pórticos era una obligación promulgada desde las instituciones. Únicamente la gente rica podía edificar palacios sin soportales. Si prefieres calles menos bulliciosas, busca la Vía Saragozza, más allá del casco antiguo. Este es un recorrido típico que los boloñeses frecuentan los domingos y festivos y que algunos utilizan para hacer lo que llaman footing. Anatomía, ambiente y terrazas Bolonia presume de haber tenido la primera universidad de Occidente. Es, por tanto, una ciudad donde la cultura juega un papel predominante que se puede apreciar por todas partes. Incluso las librerías son algo más que simples tiendas de libros, son centros de ocio. Algunas permanecen abiertas al mediodía e incluso hasta las diez de la noche. En ellas, además de hojear sus distintas publicaciones, podrás degustar tranquilamente un café, comer, o conectarte a internet. No dejes de visitar el Archiginnasio di Bologna (espacio dedicado al estudio de la anatomía humana), justo al lado de la basílica de San Petronio por la parte de atrás.