V Congreso Europeo CEISAL de latinoamericanistas Bruselas 2007 / Abril 11-14 Simposio C/LIT-4 “Imaginarios poéticos de ida y vuelta: teorías y teoremas de América Latina y Europa” Gaëlle HOURDIN Doctorando y “Allocataire de recherche-monitrice” Departamento de español de la Universidad Toulouse-Le Mirail (Francia) Laboratorio FRAMESPA El imaginario poético de César Moro: un espacio entre dos lenguas Me voilà dans l’exil Parlant un langage de pierre Aux oreilles du vent1 César Moro Esos tres versos del poeta peruano César Moro parecen resumir muy bien su existencia y su itinerario poético; la existencia y el itinerario de un artista en una situación de marginalidad asumida y, en cierta medida, reivindicada; la condición, también, de un poeta que adoptó un lenguaje extranjero, lingüística y culturalmente ajeno al suyo; el destino, por último, de un creador en gran parte desoído por la crítica literaria. Aunque no se trate de un caso único en la literatura latinoamericana de su tiempo, el bilingüismo de César Moro representa una excepción con respecto a poetas como el chileno Vicente Huidobro o el español Juan Larrea; si ambos escribieron parte de su obra en francés, ésta resulta ser mucho más reducida que en el caso del poeta peruano, y la elección de la lengua extranjera parece responder en ellos a motivaciones diferentes. El bilingüismo de la obra de César Moro no se presenta como una etapa aislada del resto de su quehacer poético, sino que los dos idiomas 1 “Heme aquí en el exilio / Hablando un lenguaje de piedra / Al oído del viento” (Traducción de Ricardo SilvaSantisteban). 1 mantienen a lo largo de su actividad poética una relación de copresencia e incluso de interpenetración, que se puede simbolizar por un movimiento de ida y vuelta lingüístico. Antes de ir más lejos y para entender mejor este caso peculiar de bilingüismo, recordaremos algunos datos esenciales acerca de la biografía y de la obra moreana. Alfredo Quíspez Asín nace en Lima el 19 de agosto de 1903. Empieza su actividad artística con el dibujo y la pintura, y participa en las reuniones intelectuales organizadas en casa del poeta José María Eguren. Hacia el año 1923, adopta el nombre de César Moro que encontró leyendo una novela de Ramón Gómez de la Serna. Más que un seudónimo, este nombre corresponde desde entonces a su nueva identidad. Antes de su viaje a Francia, César Moro ha escrito ya algunos poemas en español, pero la motivación de su partida en 1925 se encuentra en la esperanza de exponer sus obras pictóricas y de aprender ballet. Si este último proyecto fracasó, en cambio, sus obras aparecen en galerías de París y Bruselas; pero el encuentro con André Breton y los primeros surrealistas es el acontecimiento decisivo que corresponde para Moro a la afirmación de la escritura poética que suplanta su actividad de pintor – sin que ésta desaparezca nunca − y a su elección casi definitiva del francés como idioma de escritura. Desarrolla a partir de ese momento una actividad poética que se nutre de la estética surrealista, y participa en las actividades del grupo parisino: colabora en el número 5 de la revista Le Surréalisme au Service de la Révolution (mayo de 1933); contribuye en la redacción de un texto de protesta en contra del gobierno peruano titulado La Mobilisation contre la Guerre n’est pas la paix; y escribe un poema destinado a ser incluido en el homenaje colectivo de los surrealistas a la parricida Violette Nozière. En cuanto a su obra poética, se conservaron dos poemarios en parte escritos en París y publicados mucho más tarde por André Coyné: Ces poèmes…(1930-1936) y Couleur de bas-rêves tête de nègre (1933-1934). A finales de 1933, César Moro vuelve a América Latina donde se encarga de difundir las producciones artísticas del movimiento surrealista. Organiza en Lima con Emilio Adolfo Westphalen la primera exposición surrealista del continente en 1935. Paralelamente, sigue escribiendo poemas sueltos en francés. En los años 1936-1937, publica con sus amigos poetas cinco números de la revista clandestina CADRE que defiende la República española y ataca el gobierno peruano del general Óscar Benavides. La represión que sigue precipita su salida del Perú para México en 1938. Es allí donde conoce a un joven militar que será la pasión de su vida: Antonio. Este amor que no dura más que unos meses le inspira su único poemario en español: La tortuga ecuestre (1938-1939). Los años mexicanos dan a luz otros dos poemarios: 2 Le château de grisou (1939-1941) y Pierre des soleils (1944-1946). La publicación de Le château de grisou y del poema “Lettre d’amour” constituye la primera y casi única publicación en vida de César Moro. También se prosigue su labor de difusión del movimiento surrealista: colabora con E. A. Westphalen en la elaboración de la revista surrealista El uso de la palabra (diciembre de 1939) y organiza con el pintor Wolfang Paalen y André Breton la exposición internacional del surrealismo en enero y febrero de 1940. El estado físico del poeta empieza a empeorar durante los años 1940, lo cual lo incita a volver a Lima en 1948. Unos meses después, conoce a André Coyné que publicará después de su muerte la mayor parte de sus poemas en el Perú y en Europa. César Moro escribe Amour à mort (1949-1950) y Trafalgar Square (1953) y logra publicar este último en 1954, o sea dos años antes de su muerte que se produce por una enfermedad desconocida, el 10 de enero de 1956. Este rápido recorrido de la vida y la creación de César Moro permite percatarse de que la noción de ida y vuelta entre Europa y América es intrínseca a su obra poética y se materializa en la lengua, además del papel que Moro desempeñó en la difusión del movimiento surrealista francés en el Perú y en México. ¿Cómo se concreta este movimiento de ida y vuelta lingüístico en la obra poética moreana? ¿De qué manera puede constituir una vía de acceso a la significación? Procuraremos aclarar esos temas examinando la alternancia de las lenguas de expresión, su diálogo de poema a poema, y la emergencia de un idioma en otro como abertura de los sentidos. 1. De una lengua a otra: esbozo de una trayectoria poética bilingüe El estudio de la alternancia de los idiomas de expresión poética empleados por César Moro permite vislumbrar una relación a la lengua que cambia en su obra con el paso del español al francés y viceversa. Se pueden destacar tres períodos principales en su trayectoria poética, períodos que corresponden a la elección de un idioma de escritura privilegiado. El primero, que correspondería a la etapa surrealista, desde la estancia del poeta en París hasta el viaje a México, se ve asociado al descubrimiento y a la temprana adopción del francés como medio de expresión. Tanto su admiración por los poetas franceses entre los cuales sobresalen Charles Baudelaire, Pierre Reverdy y Lautréamont, como las relaciones que 3 estableció con el grupo surrealista parisino reunido alrededor de la figura de André Breton y el entusiasmo que experimentó frente a su práctica artística, pueden explicar el hecho de que haya decidido escribir en francés, y eso tan sólo unos años después de su llegada a la capital francesa. Lo más extraño es que haya conservado el francés como lengua casi exclusiva de su escritura poética después de su regreso al Perú en 1933, y de su alejamiento del surrealismo en 1944. Algunos estudiosos como Martha L. Canfield llegaron a postular el abandono e incluso el rechazo del idioma materno por parte de Moro, a favor de lo que llama ella la “lengua que salva”: “Hay que deducir que Moro, no solamente quiso cambiar su lengua materna, sino que incluso renegó de ella, llegando a deformarla y estropearla cuando se veía obligado a usarla.”2 Las teorías psicoanalíticas que expone en su artículo publicado en la revista brasileña Agulha no aclaran de manera muy convincente, a nuestro modo de ver, las razones por las cuales el poeta escribió, a pesar de su elección del francés, uno de sus poemarios más importantes en español, La tortuga ecuestre, que es también el único poemario escrito en esa lengua; y, sobre todo, el artículo hace caso omiso de los poemas sueltos que, aunque son pocos, fueron escritos en español hasta los últimos años de vida de César Moro. Estos textos son la prueba de un contacto mantenido con el idioma primero en la obra poética e impiden apoyar la tesis del rechazo y del menosprecio del español. La tortuga ecuestre es una obra nacida de la pasión amorosa devorante experimentada por el poeta con respecto al joven militar cuyo nombre aparece en uno de los poemas: Antonio. La mayor parte de los textos que componen la obra – así como las cinco Cartas inspiradas por el mismo Antonio − están dirigidos al ser amado que aparece en segunda persona del singular como el destinatario del discurso. La vuelta al empleo del español no tiene entonces que sorprendernos por ser éste el idioma del amante y de la comunicación amorosa entre los dos seres. La intensidad del sentimiento y del deseo se traduce perfectamente por el flujo de la escritura, en la que abundan las anáforas y las repeticiones, las acumulaciones y los paralelismos, las imágenes luminosas e hiperbólicas. El español de La tortuga ecuestre, más que ser la lengua del otro, constituye la lengua de la pasión, como si un amor y un deseo tan intensos no pudieran sino expresarse en la lengua primera, la lengua de las emociones más hondamente ancladas en el ser: Solazarse en el aire rarificado En que quiero aprisionarte Y rodar por la pendiente de tu cuerpo 2 Martha L. CANFIELD, “César Moro, ¿bilingüismo o translingüismo?”, en Agulha, Fortaleza-São Paulo, n° 50, marzo-abril de 2006, http://www.secrel.com.br/jpoesia/ag50moro.htm. 4 Hasta tus pies centelleantes Hasta tus pies de constelaciones gemelas3 ¿Cómo, frente a la escritura ardiente de tales poemas de amor, y al poema dirigido a la Poesía que es “Viaje hacia la noche”, afirmar como lo hace Martha Canfield, que César Moro renegó del español a favor de un idioma del exilio? ¿Cómo, entonces, entender el hecho de que el poeta haya vuelto al francés después de alcanzar esas cumbres poéticas? Los poemarios posteriores a La tortuga ecuestre llaman la atención por su factura que contrasta fuertemente con la de los poemas a Antonio. El amante, ya definitivamente perdido, aparece únicamente en negativo, como una sombra, una ausencia invasora: Ton nom le plus beau sur terre Occupe l’horizon les siècles (…) L’ombre ne m’a plus quitté Je dors debout et ton nom claque dans le ciel4 El ímpetu del deseo ha dejado sitio a la ausencia y la añoranza, que se expresan en un lenguaje apaciguado y concentrado. Sin embargo, la sensación de destierro que provoca el alejamiento del amante se traduce por un destierro lingüístico: De trop t’avoir fixé ô pierre Me voilà dans l’exil Parlant un langage de pierre Aux oreilles du vent5 Efectivamente, este “lenguaje de piedra” evoluciona en el sentido de un hermetismo creciente, que alcanzará su colmo en el último poemario, Trafalgar Square. Si, en Le château de grisou, muchos poemas se anclan en el recuerdo de una relación amorosa perceptible por el lector, otros se ahondan en el juego sonoro que dificulta la inteligencia del texto: L’étoile inutile paravent Etiole la houle la fiole hurle Agile nu fertile inaugure le vent Qu’un paratonnerre file Errant sur la lisse 3 César MORO, “Vienes en la noche con el humo fabuloso de tu cabellera”, La tortuga ecuestre, en Obra poética I, Lima, Instituto Nacional de Cultura, 1980, p. 59. 4 « Tu nombre el más bello sobre la tierra / Ocupa el horizonte los siglos / (…) / La sombra ya no me abandona / Duermo de pie y tu nombre estalla en el cielo” (Traducción de Ricardo Silva-Santisteban). César MORO, “La source arborescente”, Le château de grisou, en Obra poética I, op. cit., p. 108. 5 César MORO, “Pierre mère”, ibid., p. 114. 5 Qui lie l’île au vent6 La utilización de un código lingüístico diferente y la invención de un lenguaje lúdico asentado en juegos de sonoridades que hacen pensar en un trabalenguas, son otros tantos medios para cifrar el texto, para velar el secreto que en él se expresa. El francés parece ser un idioma adecuado para la proliferación de esos juegos, un idioma quizás mejor adaptado que el español para multiplicar los homónimos, los parónimos y las repeticiones sonoras. De La tortuga ecuestre a Le château de grisou, la relación a la lengua se transforma con la relación al otro; antes íntima, carnal e inmediata, parece ahora más intelectualizada. Todavía se expresa el deseo, pero de manera encubierta, menos explícita; el francés representa en la poesía moreana la lengua del secreto, al mismo tiempo que constituye la lengua de la libertad expresiva, sonora y lúdica. Entendemos mejor, ahora, la naturaleza y la razón de ser de este movimiento de ida y vuelta lingüístico. Sin embargo, la relación que une el francés y el español es más compleja de lo que parece en un primer tiempo; más allá de la división evocada de la obra entre tres períodos principales, otras marcas de vaivén de una lengua a otra se pueden discernir en los mismos poemas. 2. El espejo de la lengua La comparación de dos poemas – el primero en español, probablemente escrito poco tiempo después de la llegada de Moro a París (1925-1926), y el segundo en francés, escrito en el último período de creación del poeta (1948-1955) − atestigua la existencia de un diálogo entre las dos lenguas en el seno de la obra moreana. Se trata de los poemas que llevan el mismo título: “Axioma”7 y “Axiome”8, y se caracterizan por una gran similitud interna. Cada uno presenta ya una estructura binaria, materializada por un blanco tipográfico y dos números que corresponden a dos partes claramente diferenciadas. La organización poemática resulta ser particularmente interesante, en la medida en que la escritura del segundo poema, “Axiome”, que aparece como la reescritura del primero, responde al mismo procedimiento creativo que “Axioma”. 6 “La estrella inútil pantalla / Aja el oleaje fragor de frasco / Agil desnudo fértil inaugurando el viento / Que un pararrayos hila / Errando sobre la viga / Que une al viento la isla”. César MORO, “Etoile libre”, ibid., p. 92. 7 César MORO, La Tortuga Ecuestre y otros poemas, Lima, Tigrondine, 1957, p. 71-72. 8 César MORO, Amour à Mort et autres poèmes, Paris, Orphée / La Différence, 1990, p. 63-65. 6 Efectivamente, éste presenta en su segunda parte una variación de la primera, que se fundamenta básicamente sobre procesos de repetición, de inversión y de deslizamiento de las palabras. De la misma manera, con el cambio de idioma nace otro texto que, si bien consiste hasta cierto punto en la adaptación del primero, al mismo tiempo se aleja de él y se configura en una compleja dialéctica de la semejanza y de la diferencia. El procedimiento de escritura constitutivo del poema en español se ve así reproducido y sistematizado en la reescritura del poema en francés. Observaremos entonces en qué consisten estos parecidos y variantes y cómo se relacionan en ambos poemas lengua, escritura y sentido. AXIOMA AXIOME 1 1 Levantamos rostro a cielo y más, con el viento venía ya el dicho Pienso comer mañana de este aguacero y así, de cualquier trabajo que parezca corresponder por excelencia al materialismo grosero que rige los trabajos Nada menos que un hábito de la memoria ferviente admirador de ella el espíritu humano penetra hasta el corazón de los animales la vacilación es lo último que nos queda El mecanismo es todavía un absoluto una degradación de la inteligencia la abundancia de pormenores que encierra el instinto natural que sirve para orientarnos En general podemos decir de ellos que no son simples repeticiones sino funciones superiores del espíritu En la naturaleza la voluntad es libre las pasiones no pueden ser modificadas y su conocimiento es el instinto sexual que las conduce de manera indirecta Visage au ciel et plus Avec le vent Je pense de cette pluie le fait Et ainsi manger À ce travail quelconque Semblant correspondre Au rude matérialisme dominant Rien moins qu’une habitude De la mémoire l’esprit humain Pénètre au cœur des bêtes Ô doute pâture dernière Le mécanisme en est encore Un absolu dégradé intelligent Par l’abondance des allusions Instinctives orientant la démarche Simple des répétitions Liberté de la nature volontaire Aux passions immodifiables De la connaissance sexuelle Conduisant vers le but affaibli 2 2 A cielo y más, con el viento, levantamos el rostro Ya venían los dichos ya el aguacero alegre, pienso para comer mañana y así, de año en alero, correspondiendo al materialismo excelente, crecían los trabajos Visage au ciel et pur Avec le vent je pense Au faîte de la pluie Manger de ce travail Conque semblable Cimérienne de l’isthme Dominant 7 Menos que la memoria, un hábito que férvido admirador, en ella, postra en tierra el espíritu humano hasta sangrar el pobre corazón de las bestias en el vacilante reducto que nos dejan ¡Mecanismo absoluto! La inteligencia, de grada en grada, todavía, abunda en pormenores orientando el instinto sirviente que la naturaleza encierra. Lo general no es simple repetición sin función de los ritos del espíritu La libre voluntad modifica las pasiones naturales que conoce el instante sexual al llevarlas indirectamente a su manera Nier moins qu’une habitude De la mémoire l’esprit Ô bêtes pâture douteuse Du cœur Le dégradé intelligent De l’absolu des allusions Oriente la démarche instinctive Des répétitions dégradées Liberté conduisant Vers le but immodifiable La connaissance sexuelle Des passions affaiblies Ô ciel visage pur De la pluie défait le vent Des banquises et ainsi Le travail ne manque Aux cœurs subjugués Néanmoins une habitude Nie l’habitude l’esprit Des bêtes au fond des pâturages Las dos partes del poema “Axioma”, que constan de un número de versos casi equivalente – veintidós y veinte respectivamente −, se diferencian primero por una reorganización estrófica por la cual la tercera y larga estrofa de once versos deja sitio a dos estrofas breves de seis y tres versos. La reorganización se opera también a nivel textual con el cambio del orden de aparición de las palabras, de la sintaxis y de la escasa puntuación que no consiste más que en comas y en los dos signos de admiración que aparecen en el verso 34. A nivel léxico, además de la desaparición o de la adición de unas palabras, destacan entre los recursos más notables: el cambio de categoría gramatical – de sustantivo a verbo, por ejemplo: “conocimiento” (v. 21), “conoce” (v. 41) −, el empleo de palabras afines – “ferviente” (v. 8) / “férvido” (v. 30); “nos queda” (v. 11) / “nos dejan” (v. 33) −, de parónimos – “instinto” (v. 21) / “instante” (v. 41) ; “sino” (v. 18) / “sin” (v. 39) −, de palabras sonoramente parecidas − “degradación” (v. 13) / “de grada en grada” (v. 35) −, y el cambio de artículos – “rostro” (v. 1) / “el rostro” (v. 23); “este aguacero” (v. 3) / “el aguacero” (v. 25). El paso del español al francés responde a otra lógica de variación. En el poema “Axiome” se opera un estrechamiento de la materia textual, evidenciado por la utilización de 8 versos más cortos, mientras éstos son un poco más numerosos – cuarenta y siete en vez de cuarenta y dos −. El reparto de esta materia textual entre los versos es, por consiguiente, muy diferente, y ella tiende a sintetizarse, a depurarse, volviendo la inteligencia del poema todavía más compleja. El examen de la primera estrofa permite darse cuenta de este proceso de concentración de la expresión. En el verso 1 desaparece el verbo y, con él, la acción y el sujeto: “Levantamos rostro a cielo”; “Visage au ciel”. Desaparecen otros elementos como la proposición del verso 2: “venía ya el dicho”, la locución adverbial “por excelencia” o los “trabajos” del último verso. El poema parece despojarse de todo lo superfluo, lo prescindible, mientras el discurso se hace más personal, con el paso de la primera persona del plural, de valor generalizador, a la primera persona del singular, que remite a la sola voz poética. Además, la desaparición total de la puntuación y la alteración de la sintaxis en beneficio de un estilo esencialmente nominal que multiplica los sustantivos, los complementos nominales y los adjetivos mientras que escasean los verbos conjugados, favorecen la ambigüedad del texto y un grado mayor de abstracción. Varias proposiciones subordinadas se simplifican formalmente en un gerundio: “que sirve para orientarnos” / “orientant” (v. 15). Las frases propiamente dichas son pocas; la escritura privilegia los grupos nominales cuyo contexto resulta difícil de determinar. El carácter más hermético de la expresión nace también del recurso a unos procedimientos literarios, como en los versos 11; mientras que el verso español consiste en una frase sencilla, corriente y clara: “la vacilación es lo último que nos queda”, en el verso francés el poeta recurre a un apóstrofe dirigida a una abstracción “Ô doute”, y a una metaforización: “pâture dernière”, mientras desaparece otra vez con el verbo el sujeto que contextualizaba la afirmación. La indeterminación y el aspecto borroso de la significación del poema no hacen sino acentuarse en la segunda parte del texto, donde aparecen unas palabras nuevas, descontextualizadas y a veces fonéticamente disímiles a la primera parte: “conque” (v. 25), palabra en la que un lector hispanohablante lee un “con que”; “Cimérienne de l’isthme” (v. 26); “banquises” (v. 42); “subjugués” (v. 44). Por otra parte, las variaciones homonímicas o paronímicas, ya presentes en el poema español, se ven amplificadas: “plus” / “pur” (v. 1 y 21), “fait” / “faîte” / “défait” (v. 3, 23 y 41), “quelconque” / “conque semblable” (v. 5 y 25), “matérialisme” / “l’isthme” (v. 7 y 26), “Rien moins” / “Nier moins” / “Néanmoins” (v. 8, 28 y 45). En el último caso, la primera variante consiste en el anagrama de la palabra “rien”, que engendra en la segunda su sinónimo “néant” contenido en la conjunción “néanmoins”. Estos procedimientos que consisten en 9 jugar con las palabras a través de sus sonoridades y de su sentido son múltiples y más frecuentes en el segundo poema. La evolución notable de un texto a otro es representativa del proceso que recorre la totalidad de la actividad creadora de César Moro, orientada hacia una sistematización de esos juegos sonoros en el último período (Amour à mort). Es importante notar que, antes de crecer y desarrollarse, el germen de este rasgo de la escritura moreana ya se encontraba en unos poemas muy anteriores y corresponde entonces a una preocupación muy temprana del poeta por los aspectos sonoros de la lengua. Eso puede explicar su afán por escribir en francés que debía de permitirle más variaciones fonéticas y ortográficas que su idioma materno. La semejanza de ambos poemas, así como su común principio estructurante, son el testimonio del movimiento de ida y vuelta que ha podido efectuar el poeta entre dos lenguas y dos períodos de escritura a primera vista muy diferentes. Los dos textos se construyen según un doble eje de simetría: el primero, vertical, entre las dos partes que los constituyen; y el segundo, que calificaremos de horizontal, entre el primer poema español y su imagen deformada en francés. La idea de eje está por lo demás incluida en el título que contiene la palabra francesa “axe”, asociada a los pronombres y posesivo de primera persona del singular (“axioma” / “axiome”). El yo poético surge así de las palabras. Estos dos textos, que separan unos veinticinco años, parecen ser el primer ejemplo de lo que llamé en mi estudio sobre el poemario Amour à mort los poemas en miroir. Esta expresión permite dar cuenta de la construcción específica de estos poemas que constituyen el reflejo uno de otro e invitan a una lectura paralela, de ida y vuelta de un texto a otro. El aspecto novedoso de “Axioma” y “axiome” consiste en esta estructura en miroir doble, a la vez interna y externa, en el seno de un poema y de un poema a otro. Las dos últimas estrofas de “Axiome” sugieren la continuación de este proceso de auto engendramiento del poema – vislumbrado desde el título – con su vuelta a los versos que inician las dos partes: “Ô ciel visage pur…”; ocho versos formando una coda que viene concluir el poema; otros tantos versos que constituyen lo que podríamos llamar, para retomar una imagen moreana, un “écho de miroir”. Yolanda Westphalen, en el estudio que dedicó a la obra de César Moro titulado César Moro: La poética del ritual y la escritura mítica de la realidad, señala la existencia de otros dos poemas que podrían presentar la misma relación; se trata del poema “Renommée de l’amour”, publicado por primera vez en 1933 en el número 5 de la revista Le surréalisme au service de la Révolution, y de otro texto en español, “Renombre del amor”, aparecido en el número 3 de la revista Escandalar (1980). La hipótesis según la cual se trataría de un poema 10 diferente y no de una traducción se vería reforzada, según Yolanda Westphalen “tanto por las diferencias de construcción – se trata de un poema en prosa − como por el hecho de que no figure traductor y se presente, por lo tanto, como una versión originalmente escrita en castellano.”9 Merecería la pena examinar detenidamente ambos poemas para determinar qué tipo de vínculos los reúnen. Desgraciadamente, la dificultad para tener acceso a esta revista no nos ha permitido hasta ahora efectuar la comparación. 3. Ecos, reflejos y afloramiento del sentido El concepto de ida y vuelta entre dos lenguas que ya hemos percibido en la obra poética de César Moro resulta ser igualmente pertinente a nivel del verso o de la palabra. La imagen del espejo, aludida a propósito de la construcción peculiar de los poemas “Axioma” y “Axiome”, puede ser válida a la hora de considerar la interpenetración de un idioma en otro en ciertos poemas. Esta convivencia lingüística aparece primero al lector atento en los escasos hispanismos y galicismos que surgen en algunos textos. Pensamos por ejemplo en este verso del poema “Vie de l’air” (Amour à mort): “Venu à plus dans l’infortune”, derivado de la expresión idiomática española “venir a menos”, y que sólo puede ser entendido por un hispanohablante. Sin embargo, estos casos son muy raros, y los galicismos léxicos y sintácticos en los poemas en español parecen incluso un poco más frecuentes, y eso ya durante los primeros años que Moro pasa en París, hacia 1927-1928. Américo Ferrari cita unos ejemplos en su artículo “Traducción y bilingüismo: el caso de César Moro” 10: “voltigea” por “revolotea” en “Oráculo”, publicado en 1928 en la revista Amauta, o “pasantes” por “transeúntes” (La tortuga ecuestre). ¿Se tratará de calcos intencionados? No se puede afirmar con toda certeza pero se puede suponer, y eso tanto más cuanto que el gusto de César Moro por deformar la lengua es muy perceptible en una carta que envió a su amigo Emilio Adolfo Westphalen, fechada en el primero de octubre de 1946. En ésta, el poeta se complace en cambiar la ortografía de las palabras a lo largo de dos párrafos, confundiendo la be y la uve, la ce, la ese y la zeta, y omitiendo la hache inicial: “Debes haber rezivido ya carta mía, la puse al correo hace unos diaz después de aberla tenido guardada. Convensido de que la avía enbiado 9 Yolanda WESTPHALEN, César Moro: La poética del ritual y la escritura mítica de la realidad, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1997, p. 58. 10 Américo FERRARI, “Traducción y bilingüismo: el caso de César Moro”, TriploV, http://www.triplov.com/surreal/americo_ferrari/traduccion.htm. 11 ya.”11 Tanto este fragmento de carta deliberadamente lúdico como los ejemplos de deslizamiento de un idioma hacia otro que surgen a veces en los poemas, permiten entender que las interferencias que se producen a nivel lingüístico en la obra moreana son una manera para el poeta de apropiarse el idioma extranjero y de crear su idiolecto, a medio camino entre el español y el francés. No existen pues fronteras claras entre ambas lenguas, sino que cada una se nutre de los aportes de la otra, dando lugar a un movimiento de ida y vuelta interno al proceso de escritura poética. El examen de este intercambio lingüístico resulta muy aprovechable en el momento de analizar los poemas, particularmente los poemas en francés. Más allá de los casos de calco o de trastorno de la ortografía, existe otro nivel de interrelación, muy pertinente para la intelección del texto. Leer el poema en francés conservando en la mente la lengua española sugiere a veces al lector bilingüe otro texto, otras palabras, engendradas por una sucesión de sonidos. Algunas palabras francesas evocan, desde un punto de vista sonoro o incluso visual, palabras españolas. A este respecto, el poemario Amour à mort representa un ejemplo esclarecedor. El mismo título conlleva la idea doble de reflejo y de eco sonoro. La repetición de la misma sucesión sonora “a”, “m”, “r” y el número de sílabas producen un ritmo y un paralelismo, una simetría perceptible por el oído, entre los dos sustantivos “amour” y “mort”, que tiende a fundirlos en una relación analógica; el amor del que se trata no es únicamente un “amor hasta la muerte”, sino un amor que equivale a la muerte, se confunde con ella o la lleva en su seno. Esta idea se ve reiterada por la proximidad sonora del sustantivo “amour” y del verbo “mourir”; las dos ideas fusionan en el título, como en el epígrafe que abre el poemario y deja oír el amor en el verbo que dice la muerte: “A mourir debout / Il est dit qu’on gagne / Ce coin d’herbes folles / Où commence la solitude”. Sin embargo, lo que más nos interesa es notar que la segunda parte del título: “à mort” es el reflejo de “amour”, ya que contiene su equivalente español: “amor”. El reflejo del español en el francés confirma e intensifica la analogía entre amor y muerte ya contenida en la repetición de los fonemas. El título del poemario, construido sobre el modelo del espejo en sus dimensiones sintáctica, rítmica, sonora y lingüística, hace fusionar en sus dos sustantivos dos nociones a priori antitéticas: el amor, que supone vida y energía vital, y la muerte. La correspondencia parece total: el “amour” es un “mourir” y la “mort” un “amor”. Tal equivalencia sugerida por dos niveles de lectura reaparece a continuación en versos de varios poemas: “A la mort les augures” (“La reine couronnée”), “Illuminent la mort 11 César MORO, “Algunas cartas escritas en México”, en Vuelta, México, n° 95, octubre de 1984, p. 27. 12 à vos pieds” (“Au verso de l’aiguille”). Las palabras “amor” y “mort” se pueden oír también en otros términos como en el verso siguiente: “L’automne débridé recourt à l’amorphe anthropomorphisme / Du cachot” (“Élève âgé de l’air”) que deja entender la expresión “court à la mort / l’amor” y duplica la presencia de la muerte en el sustantivo que sigue: “anthropomorphisme”. Cabe advertir, por último, que las mismas palabras “amor” y “mort” llaman a la mente el propio apellido de César Moro, en un proceso de triple asociación; la muerte y el amor aparecen como intrínsecos al poeta, íntimamente vinculados a su existencia. Eso es lo que sugiere el empleo del adjetivo “marmoréen” en el poema “First arrangement of fealty”, con la fusión del amor, de la “mort” contenida sonora y semánticamente en el mármol, y del adjetivo derivado del apellido de Moro: “moréen”. El juego sonoro establecido entre “mort” y “amor” ya se encontraba en un poema sin título, incluido en la edición de La Tortuga Ecuestre y otros poemas publicada en Lima en 1957 por André Coyné: La poesía Que prefiero EN AMOR “Je fis d’abord le pré ou R la mort”12 Esos versos muy breves presentan el interés de establecer el mismo vínculo semánticosonoro con la diferencia que, en este caso, el paralelismo es explícito por el bilingüismo interno al poema. Al respecto, esta situación de diglosia del texto es otra modalidad del movimiento de ida y vuelta lingüístico operante en los poemas moreanos. Concierne sobre todo unos de los primeros poemas escritos por César Moro en Francia, y la elección de este modo expresivo ambivalente puede explicarse por dos factores concomitantes: la falta de dominio de la lengua francesa por el poeta y, al mismo tiempo, su atracción por ésta. En un poema temprano en prosa, fechado en septiembre de 1925 y que empieza por la fórmula epistolar “Querido gracias”, los fragmentos en francés están puestos de relieve por destacarse en negrilla; se trata principalmente del final de una frase inciada en español: “No, es una continuelle grimace, et pas tout à fait drôle.”; “Llueve o florece, yo no me apercibo, tellement je suis dans l’attente.”; o de palabras que remiten a un entorno parisino: “un boulevard (…) las culottes de sport. Boulevard Strasbourg, pasaje Brady”. Notamos también el galicismo – atestado, sin embargo, en la lengua española − “no me apercibo”, derivado del verbo francés “s’apercevoir”. Observamos entonces que la apropiación del 12 César Moro, La Tortuga Ecuestre y otros poemas, op. cit., p.58. 13 idioma es el resultado de un proceso progresivo que parte de la inclusión explícita en el texto español del francés que contextualiza el poema y le confiere un color particular, para desembocar en la adopción casi definitiva del francés que deja emerger el español para abrir y multiplicar los sentidos. La relación desigual entre un idioma y otro acaba por invertirse cuando el francés obtiene la primacía. Por el examen detenido de la obra poética de César Moro, entendemos que éste constituye un caso aparte de bilingüismo literario, por haber aprendido el francés tarde y haberlo asimilado y convertido en su primera lengua poética, o sea su medio de expresión de lo íntimo, incluso después de su vuelta a América Latina. Quizás lo más característico del caso moreano radique en que estos dos idiomas no son excluyentes uno de otro sino que, por el contrario, conviven, se completan y se interrelacionan, mientras cada uno responde a un objetivo expresivo determinado. Esta ambivalencia puesta de relieve en el campo lingüístico está acorde con la vivencia de César Moro, a medio camino entre la vanguardia y el alejamiento del ámbito literario nacional, entre su situación de exilio ontológico y su apego a su país. 14