Adam Smith Adam Smith, es quizá el más famoso economista del mundo, de hecho, es considerado el padre de la economía moderna al ser el autor intelectual de una teoría que combina la historia, la naturaleza humana, la ética y el desarrollo económico de manera ejemplar. Este autor nació en 1723 en la pequeña ciudad escocesa de Kirkcaldy, justo al norte de Edimburgo, y fue el hijo único de un padre que murió pocos meses antes y de una madre que vivió hasta los noventa años. A los 14 años, Adam Smith obtuvo una beca para estudiar en la Universidad de Glasgow y más tarde otra para la Universidad de Oxford. Fue uno de los filósofos más importantes de su época y pronunció conferencias sobre ética, teología natural, jurisprudencia y economía política. Fue discípulo de Frances Hutcheson, amigo de David Hume y Francois Quesnay, y consta que sus discípulos viajaban de varios países europeos a escuchar sus ideas progresistas sobre la filosofía moral que fue la base de la ética kantiana. Adam Smith es el Economista Notable de esta semana. La teoría de los sentimientos morales Aunque Adam Smith era tímido y retraído, fue un excelente profesor y conferencista, querido por colegas y discípulos. En 1759, a los 36 años, publicó el primero de sus dos libros, La Teoría de los sentimientos morales, considerada una obra cumbre y excepcional en la historia intelectual del mundo, que fue aplaudida por David Hume, pese a tensionar su Treatise of Human Nature (1739). Se trata de una obra pionera en la ética y la filosofía moral, que precede a la obra monumental de Immanuel Kant. Por ello no es extraño que Kant dedique siempre palabras generosas a Adam Smith. La importancia de esta obra es el cuestionamiento que hace Smith a la tesis de Thomas Hobbes planteadas en El Leviatán (1651) que considera al hombre un depredador del hombre homo homini lupus, el hombre es el lobo del hombre. Smith se opone a la idea de un hombre inseguro y precario que ve en otro hombre a un competidor con el cual tendrá una guerra a muerte. Para Hobbes, es esta precariedad humana la que obliga la creación del Leviatán, el Estado Político al cual el hombre transfiere su libertad y, por tanto, su capacidad de asesinar. Casi 90 años más tarde, Hume fue muy débil en su Tratado de la Naturaleza Humana. El cambio radical lo hace Smith, quien demuestra queel hombre tiene la facultad de la empatía, lo que permite a un sujeto ponerse en el lugar de otro sujeto. Con esto ofrece una concepción dinámica e histórica de la naturaleza humana, criticando la concepción utilitarista planteada por David Hume, su maestro y amigo. En 1764, Smith dejó la enseñanza para aceptar un puesto como tutor para el hijo de un duque y pasó varios años en el continente, en particular Francia, tomando contacto con muchos pensadores franceses como Francois Quesney, la figura principal del movimiento conocido como Los Fisiócratasconsiderada la primera escuela de pensamiento económico. Quesnay es el autor del Tableau economique y el constructor de los esquemas del flujo circular de la renta y el gasto, que ejerció una gran influencia en Smith. A su regreso a Escocia, se retiró a Kirkcaldy y pasó 10 años en el estudio y la escritura, repensando las ideas de los fisiócratas que pensaban que cualquier política que produjera el efecto de ampliar el flujo circular era coherente con el crecimiento económico. La riqueza de las naciones Este análisis del proceso de crecimiento económico, se encuentra desarrollado en su obra más famosa: Investigación sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones, publicada en 1776, año de la independencia de Estados Unidos, y de la muerte de David Hume. En esta obra Smith continúa su linea antihobbsiana demostrando que el hombre es un ser social que colabora y participa con otros hombres. Temas como la división del trabajo y su clásico ejemplo de la fabricación de alfileres, el origen y uso del dinero, los precios de los bienes, los salarios de los trabajadores, los beneficios de los accionistas, la renta de la tierra y la fluctuación de los valores de la plata y el oro, son analizados en el primero de los cinco libros que componen La riqueza de las naciones. En el Libro II, Smith se aventura en una tesis sobre el Capital y una distinción sobre el trabajo productivo y el trabajo improductivo, tema que retoma Karl Marx en El Capital. En el Libro III traza un relato del desarrollo de Europa desde la caída del Imperio Romano, mientras el Libro IV analiza y critica las políticas comerciales de los países europeos y traza los argumentos en favor del libre comercio. Toda la extensión del Libro V la deja para la recaudación de los tributos, con gran detalle histórico sobre los diferentes métodos de defensa, administración de la justicia, el poder de la Iglesia, el origen y el crecimiento de los ejércitos, y el manejo de la deuda pública en las naciones modernas. Como vemos, Smith aborda una gran variedad de temas económicos, todos de gran relevancia. El éxito que tuvo esta obra monumental opacó el éxito alcanzado por La teoría de los sentimientos morales, en una brecha que se fue acrecentando con el tiempo. Incluso, en muchos casos, se toma La riqueza de las naciones como la obra central del pensamiento de Smith sin hacer referencia al marco ya existente en La teoría de los sentimientos morales. Este abandono se hace más evidente en las relaciones entre ética y economía que plantea Smith en su primera obra, así como en la necesidad de reconocer la pluralidad de las motivaciones humanas, y las exigencias que pone a la racionalidad. Un elemento a tomar en cuenta en el análisis de la obra de Smith es la influencia que tuvo el poema alegórico de Bernard de Mandeville La fábula de las abejas, texto que argumentaba que los vicios individuales hacen la prosperidad pública. Este elemento se convierte en uno de los temas centrales de la obra de Smith, quien señala que la motivación para el cambio económico en el mercado no tiene que valerse de ningún otro objetivo que la búsqueda del interés propio. En el pasaje más citado de La riqueza de las naciones, Smith escribe: “No es de la benevolencia del carnicero, el cervecero o el panadero que esperamos nuestra cena, sino de su relación con su propio interés. Nos dirigimos, no a su humanidad sino a su amor propio” En la tradición de la interpretación de Smith como el gurú del egoísmo (como a menudo se le llama), la lectura de sus escritos no parece ir más allá de esas pocas líneas, a pesar de que esta frase da cuenta de un tema concreto como es el intercambio, y nada dice sobre la distribución o la producción. Smith discute el funcionamiento del sistema económico en general, y del mercado en particular, en relación a que los seres humanos no se guían solo por el beneficio propio, pues sostiene que la humanidad, la justicia, la generosidad y el espíritu público, son cualidades centrales para el funcionamiento de la sociedad. La mano invisible La “mano invisible” es una de las ideas centrales de Smith, aunque en su origen no hay una confianza ciega en el mercado: Pero es sólo por su propio provecho que un hombre emplea su capital en apoyo de la industria; por tanto, siempre se esforzará en usarlo en la industria cuyo producto tienda a ser de mayor valor o en intercambiarlo por la mayor cantidad posible de dinero u otros bienes… En esto está, como en otros muchos casos, guiado por una mano invisible para alcanzar un fin que no formaba parte de su intención. Y tampoco es lo peor para la sociedad que esto haya sido así. Al buscar su propio interés, el hombre a menudo favorece el de la sociedad mejor que cuando realmente desea hacerlo. En los tiempos de Adam Smith una de las obras cumbres de la ciencia era los Principios Matemáticosde Isaac Newton (1667). Es Newton el que introduce la idea de mano invisible cuando, al referirse a los astros en el Universo, señala que estos parecen estar ordenados “por la mano invisible de Dios”. A Smith le gusta esta idea de una “mano invisible” que ordena las actividades en el mercado, pero asegura que nadie puede estar guiado por motivos de rentabilidad pura. Smith está convencido de que para el correcto funcionamiento de una economía de mercado se deben regular sus falencias. Por eso defiende las ideas de la Economía Política que buscan asegurar al Estado los ingresos suficientes para proveer los servicios públicos como la educación gratuita y el alivio a la pobreza. El tema de la desigualdad y la pobreza es clave para Smith y por eso las políticas económicas deben enmendar esta falla. Smith es plenamente conciente de que una ampliación de la desigualdad puede arrastrar al colapso a la economía de mercado, y por eso que para su correcto funcionamiento el Estado debe garantizar el acceso de todos los agentes económicos a los mecanismos de mercado, sea por la vía de la regulación y por la intervención. Al contrario de las ideas que se han masificado, Smith fue un claro defensor de la estructura institucional y de los valores sociales que trascienden el afán de lucro. Con las introducción de las ideas de una economía de mercado abierta a todos los hombres, Smith logra superar el doloroso conflicto existente entre Estado e individuo. Hace 234 años y en las puertas de la revolución industrial, Smith vislumbró un futuro promisorio para la humanidad donde los temas de la ética y el desarrollo eran indisolubles. David Ricardo Dentro de nuestra serie de Economistas Notables, esta semana les presentamos a David Ricardo, un economista inglés, reconocido como uno de los máximos representantes de la corriente de economistas clásicos, recordado por sus importantes contribuciones a la macroeconomía, y a la teoría del valor económico. Biografía Ricardo nació en Londres el 19 de diciembre de 1772, en el seno de una familia sefardí de origen portugués que emigró a Holanda e Inglaterra antes del acaecimiento de su nacimiento. Fué el tercero de diecisiete hijos. Se casó a los 21 años de edad con una mujer ‘humilde’ en el año 1793, fuera de la tradicion judía, hecho que enfrió la relación con sus padres, fue un hombre de negocios destacado que consiguió amasar una importante fortuna a la edad de 41 años. Murió en la misma ciudad que le vió nacer el 11 de octubre de 1823. Carrera profesional David Ricado empezó a trabajar a la temprana cuando tan solo contaba con 14 años, trabajando gracias a su padre en el London Stock Exchange (LSE). Después de su boda, y tras distintas tiranteces con su progenitor, decidió establecerse por su cuenta, convirtiéndose en un hombre de negocios muy exitoso en el ámbito de la negociación de valores públicos, consiguiendo para el año 1815 una gran fortuna, convirtiéndose en un popular terrateniente. En ese mismo año fue elegido miembro del Consejo británico, cargo que ostentó hasta su muerte. Su interés por la política y la economía, y la posibilidades económicas, le permitieron poder dedicarse a los trabajos intelectuales desde muy joven. Sus primeros análisis datan del año 1809, cuando tras leer a Adam Smith, enviaba notas a la prensa con opiniones económicas firmadas con el pseudónimo de “R”, destacando con diferencia sus artículos, especialmente los que escribió sobre la devaluación de la moneda británica. Su colaboración con Malthus fue muy fructífera, sobretodo en los análisis sobre el mercado de divisas, criticando duramente la política monetaria expansiva experimentada por el Banco de Inglaterra. Pero no siempre fue así, sino que hubieron ocasiones en las que si manifestaron posiciones distintas, como por ejemplo sucedió respecto a las Leyes de Maíz, en las que Ricardo se mostró a favor del librecambio, argumentando que el proteccionismo mantenía los precios altos beneficiando únicamente a los terratenientes. Principales trabajos y contribuciones David Ricardo fue considerado un economista ‘muy denso’, por lo que muchos estudiosos de la ciencia económica optaron por leer en su lugar a economistas como Jean-Baptiste Say o John Ramsay McCulloch. Mucho más sintéticos en sus análisis. Ricardo escribió innumerable postulados y ensayos menores sobre distintas temáticas económicas, entre los que predominaban el análisis de las divisas, el reparto del valor y la distribución y libre circulación de los bienes. Si tenemos que destacar a alguna de sus obras, esta sería Principios de economía, política y tributación (1817), sin lugar a dudas su ‘obra maestra’, un alarde de madurez y precisión en el paradigma de la economía clásica, en la que fue muy crítico con el reparto de los recursos, tal y como afirmaba en su prefacio: El principal problema de la economía política es determinar las leyes que regulan la distribución. Este fue el principal tratado económico tras Las causas de la riqueza de las naciones de Adam Smith, siendo sus puntos más destacados: La teoría del valor y de la distribución de los recursos, y el efecto que su abundancia o carestía proporciona a las diferencias de precios. Abogando por una libre circulación de los bienes y mercancias, y siendo partidario de eliminar las importantes trabas existentes al comercio internacional La Ley de los rendimientos marginales decrecientes, en la que el rendimiento marginal baja con la utilización de cada vez más insumos, por ejemplo, maquinaria y fuerza laboral, a un recurso fijo, por ejemplo, tierra La teoría de la renta, en la que realiza un análisis sobre las diferencias de renta existentes entre los terratenientes (capital) y los trabajadores (fuerza laboral). Siendo admirado por Karl Marx, convirtiéndose en el punto de arranque de sus obras al respecto Ventajas comparativas o costes comparativos en el ámbito del comercio exterior Los impuestos El paro tecnológico David Ricardo hoy en día Ricardo es recordado por su profundidad intelectual y la forma excepcionalmente moderna con la que abordaba los problemas económicos, con un elevado y riguroso nivel de abstracción a pesar de que carecía de formación universitaria reglada, consiguió que la influencia de los principios de Ricardo fuera perdurable, siendo admirado por economistas tan destacados como John Stuart Mill y Karl Marx en el siglo XIX, y posteriormente por Alfred Marshall, Piero Sraffa, entre otros, además de por intelectuales y políticos, perdurando sus análisis y teorías muy vivos también hoy en día. Thomas Robert Malthus Dentro de nuestra serie de Economistas Notables, hoy les presentamos a Thomas Robert Malthus, economista y filósofo inglés reconocido por sus estudios en política económica y en demografia. Biografía El reverendo Thomas Robert Malthus nació en Dorking, al sur de Londres, Reino Unido, el 13 de febrero de 1766, el sexto de siete hijos, el segundo varón. Su padre, Daniel Malthus, en esa época estaba en contacto regular con los filósofos François-Marie Arouet, conocido como Voltaire, Jean-Jacques Rousseau y David Hume. Thomas Robert Malthus estudió en la Universidad de Cambridge y fue elegido tutor de Jesus College, de esa universidad en 1793. Después de ser ordenado cura, dividió su tiempo entre el pueblo de Albury y Cambridge. En 1804, cuando se casó, dejó la Universidad de Cambridge y le nombraron profesor de Historia Moderna y de Política Económica de el colegio de la Compañía Británica de las Indias Orientales, en Haileybury, convirtiéndose en el primer académico de economía. Además de participar activamente en 1821 en la formación del Club de Economía Política (con David Ricardo y James Mill, padre de John Stuart Mill) y de la Real Sociedad de Estadísticas, en 1834. Recibió varios honores, incluyendo de la Real Academia de Berlin y también ser designado miembro de honor de la Academia francesa de Ciencias Políticas y Morales.. Thomas Robert Malthus falleció en Bath, Reino Unido, el 23 de diciembre de 1834. Principales trabajos y contribuciones En plena época del periodo de la Ilustración, del Siglo XVIII, donde se estaban primando las ideas del desarrollo humano, de las continuas mejoras y de la razón humana, ideas abanderadas por David Hume, Immanuel Kant y Adam Smith, Malthus llegó con sus ideas más negativas (realistas) sobre la naturaleza humana, basadas en sus estudios sobre la demografía con su enfoque que el crecimiento de la población está limitado por sus medios de subsistencia. Su obra maestra, con su título completo fue “Ensayo sobre los principios de la población como impacta a la mejora de la sociedad, con comentarios sobre las especulaciones del Sr. Godwin, Condorcet y otros escritores“. La parte final del título, refiriéndose a William Godwin y al Marqués de Condorcet y los ‘otros’ incluyendo refiriéndose a Adam Smith y a David Hume, lo añadió en sucesivas ediciones, respondiendo a críticas y comentarios a ediciones anteriores. La primera de sus seis ediciones de esta obra, que inicialmente la publicó de forma anónima, salió en 1798, y la sexta y última edición se publicó en 1826. Su proposición fundamental consistía en que el aumento de la población seguía un ritmo geométrico mientras el crecimiento de los recursos para la subsistencia crecían a un ritmo aritmético. Como consecuencia, el crecimiento de la población y de la riqueza tiene un techo natural y que la naturaleza tenderá a forzar la limitación de la población a través de acontecimientos naturales, como son el crimen, las epidemias, las guerras y los vicios. También vio la pobreza como un control natural al crecimiento de la población, creyendo que personas con pocos medios tendrían menos hijos. Su “Ensayo sobre los principios de la población“ fue leído por los biólogos Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, con su enfoque también en la evolución económica y el crecimiento dinámico, que reconocieron que impulsó sus teorías de la selección natural. Por la aparente lógica de estas ideas, la menor disponibilidad de reproducción de los pobres por su falta de recursos, y la relación geométrica/aritmética mencionada, estas ideas tuvieron mucho auge en su momento. El problema es que las dos ideas fundamentales de Malthus resultaron ser equivocadas. Primero, se han visto resultados exactamente opuestos en términos de reproducción de los más pobres. Por razones estrictamente darwinianas, relacionado con la incertidumbre de la supervivencia de sus hijos, resulta que los más pobres tienen más hijos que los más ricos. Segundo, su análisis geométrica/aritmética sobre la control de la población también resultó ser equivocada en la realidad por no tener en cuenta el desarrollo humano de los medios de producción, la división y especialización del trabajo y el aumento de la inversión. En cuanto a la agricultura, Malthus ignoró las mejoras en su productividad, la introducción de la ciencia en la agricultura, mejoras en los métodos agrícolas, su mecanización, nuevas pesticidas y la introducción de variedades de trigo y otras variedades de alto rendimiento, es decir, no predijo la revolución verde. Además de ser criticado por los líderes de la Ilustración, Malthus también fue criticado por Karl Marx yFriedrich Engels que argumentaron que este exceso de población engrosaría las filas de la fuerza laboral industrial que explotarían los capitalistas y que les mantendrían vivos, aunque al límite. Además, criticaban las teorías malthusianas por dar justificación científica a los capitalistas por el estado lamentable de la población, estado mantenido por estos capitalistas en su camino a la explotación. En 1800, Malthus se interesó por lo monetario y publicó un folleto argumentando que la subida de precios seguía el aumento de la masa monetaria, que suena monetarista. A partir de 1810, inició una larga amistad de 20 años con David Ricardo y mantuvieron un diálogo sobre temas monetarios, casi siempre estando en desacuerdo sobre estos temas. Cuando en 1814 se lanzó en apoyo de las Leyes de Maíz, donde el gobierno inglés introdujo aranceles sobre la importación de maíz, argumentando en favor de la producción nacional, Malthus se juntó en el lado de los proteccionistas. Malthus también desarrollo su teoría de desajustes entre la demanda y oferta donde excesos de algunos productos se podrían producir, admirado por John Maynard Keynes. Malthus hoy en día Las teorías de Thomas Robert Malthus se ven hoy, siempre que se lee algo relacionado con el exceso de población, con la falta de recursos y con la imposibilidad de sostener el crecimiento de la población y del consumo continuo. También se ve a Malthus en estos momentos que se está hablando mucho de las limitaciones del medio ambiente y de su incapacidad de sostener el camino consumista y de crecimiento en el que estamos. En el pasado, la innovación, el desarrollo de la tecnología y el ingenio humano le ha desmentido. Veremos más innovación, desarrollo de tecnología e ingenio humano en el futuro, espero que suficiente. John Stuart Mill John Stuart Mill nació en Londres el 20 de mayo de 1806. Fue el hijo mayor del economista e historiador James Mill, autor de la compendiosa History of British India, un pensador adicto a las doctrinas éticas de Bentham y a las económicas de Ricardo, ambos amigos suyos. Estas circunstancias favorecieron la formación del pequeño John Stuart, quien fue sometido a un riguroso método pedagógico desde la infancia. Familiarizado con el griego, el latin y los grandes clásicos desde los tres años, temas ampliamente dominados por su padre, a los doce años, el pequeño John Stuart, escribe una Historia del gobierno de Roma y termina un libro en verso. A los trece años, su padre le explica un curso completo de economía política, basado en las ideas de David Ricardo. John Stuart Mill, autor de uno de los libros más eruditos del análisis económico clásico, y cuyos aportes a las ciencias sociales se mantienen aún vigentes, es el Economista Notable de esta semana. Educación completa a los 14 años A los catorce años, John Stuart Mill fue a Francia para realizar estudios de filosofía, economía y derecho, que pronto cristalizaron en obras originales. A esta edad alcanza una educación formal completa. La base de su formación filosófica fue el utilitarismo de Bentham, y la filosofía de John Locke, David Hume, George Berkeley y David Hartley, junto a los pensadores de la escuela escocesa del common sense, Thomas Reid y Dugald Stewart. En 1822-1823 fundó una Sociedad Utilitarista, y animó, en unión de varios amigos, otra sociedad de oradores, donde se debatían temas de filosofía y de política públicamente. La portentosa y sólida educación que tuvo nunca le hizo perder la humildad. Y al reflexionar sobre ésto en su Autobiografía, escribió: Lo que yo pude hacer, seguramente puede hacerlo cualquier muchacho o muchacha de una capacidad media y de una sana constitución física; y si yo he hecho algo, lo debo, entre otras afortunadas circunstancias, al hecho de que gracias a la anticipada preparación con que me favoreció mi padre, yo partí, puedo decirlo francamente, con la ventaja de un cuarto de siglo sobre los de mi edad. En 1823 fue nombrado Examiner de la East India Company, cargo al que debió una desahogada posición económica durante toda su vida. Ese año publica en The Traveller, de Londres, su primer articulo sobre economía. En esta época desarrolla también una intensa labor de escritor, colaborando en la Westminster Review, fundada por Jeremy Bentham. Sin embargo, a la edad de 20 años, John Stuart sufre una severa y prolongada depresión mental producto de las exigencias intelectuales de su padre, quien abusó de los principios de la psicología asociacionista de Jeremy Bentham y sus ansias de tener un hijo genio. Esto marca en John Stuart un cambio que lo hace volcarse hacia las obras de los poetas románticos Coleridge y Wordsworth, y especialmente a las ideas de los filósofos franceses de la Ilustración. También marca una ruptura con su padre que se verá acentuada muy pronto cuando John Stuart Mill conozca a la mujer de su vida Obras de madurez Durante su crisis, John Stuart Mill lee las obras de Auguste Comte, el filósofo francés que inaugura la tradición de la sociología como una ciencia general del hombre, y siente gran simpatía hacia estas ideas. Comte, el padre del positivismo, pensaba que la economía debía subsumirse a esta ciencia más general, dado que la economía, al ser una ciencia deductiva, carecía de relevancia empírica e histórica. John Stuart Mill mantiene una larga correspondencia con Comte y a partir de 1834 dirige la revistaLondon and Westminster y prepara su Sistema de la Lógica, que publica en 1843. Le sigue en 1848 (el mismo año en que Karl Marx y Friedrich Engels publican El Manifiesto Comunista) sus Principios de Economía Política. Estas dos obras aseguraron la reputación de John Stuart Mill como uno de los pensadores más sobresalientes de su época. De ahí en adelante toda su obra fue ejemplar: Sobre la Libertad, Pensamientos sobre la reforma parlamentaria, Disertaciones y Discusiones (1859),Consideraciones sobre el gobierno representativo (1861), El utilitarismo (1863), Examen de la filosofía de sir William Hamilton (1865), Augusto Comte y el positivismo (1865), Inglaterra e Irlanda (1868), La esclavitud de las mujeres (1869), Capitulos y Discursos sobre la cuestión de Irlanda (1870),Autobiografia (1873) y Tres ensayos sobre la religión (1874). Contribuciones al pensamiento económico En su obra de 1848, John Stuart Mill se hace cargo de las críticas de Comte y reconstruye los fundamentos filosóficos y metodológicos que establecieron a la economía política como una disciplina autónoma. En estos Principios de Economía Política, reafirma el marco ricardiano, incorporando nuevas ideas y el respaldo de evidencias en numerosas materias de política económica. De todos los libros de economía política, los Principios de John Stuart Mill se convirtieron en el texto de lectura económica obligada durante más de cuarenta años, hasta que fue reemplazado por los Principios de Economía de Alfred Marshall, en 1891. En su obra, Mill elaboró varias de las ideas de David Ricardo yAdam Smith, ayudando a desarrollar los conceptos de economías de escala, costo de oportunidad, yventaja comparativa. John Stuart Mill fue un gran defensor de la libertad, y defendía la libertad por dos motivos: porque la sociedad como conjunto maximiza su utilidad si cada persona es libre de tomar sus propias decisiones, y porque la libertad es necesaria para el desarrollo de cada persona como una persona completa. En su célebre ensayo Sobre la Utilidad (1859), Mill alude a la gran idea motora de la historia del hombre: la libertad social o civil, la naturaleza y los limites del poder que puede ser ejercido en forma legitima por la sociedad sobre el individuo. Las propias circunstancias personales de su vida, lo llevaron a seguir el principio de la reciprocidad kantiana, que establece el límite de la libertad individual en el punto en que perjudica la libertad de otro. También aceptó el despotismo y autoritarismo cuando las circunstancias así lo ameritan, y justificó el despotismo de la autoridad en las sociedades atrasadas, cuando el déspota persigue los intereses del pueblo y no los propios. Mill detectaba un gran peligro en la volubilidad de las masas, en el conformismo complaciente y manipulable de las mayorias, y por ello toma conciencia que los valores de la individualidad y los valores de la sociedad comienzan a gestarse como fuerzas opuestas, tendientes a la ruptura de ese equilibrio idealizado como armonía del mundo. Por eso, John Stuart Mill no es un defensor del laissez-faire, y tampoco piensa que los contratos y los derechos de propiedad formen parte de la libertad. Como principal autor del liberalismo, favorece la herencia fiscal, el proteccionismo y la regulación, comenzando por regular las horas de trabajo de los empleados, para evitar jornadas abusivas. Asimismo, en sus Principios de Economía Políticaargumenta en contra del crecimiento ilimitado que permite la revolución industrial, por el inevitable impacto que este tiene en el deterioro de la naturaleza. Fue, por tanto, uno de los primeros medioambientalistas, y uno de los primeros luchadores por la igualdad de derechos. En todas estas ideas vanguardistas tuvo, a lo largo de 28 años, el apoyo sustancial de quien fuera el amor de su vida. Quizá uno de los aspectos más desconocidos de John Stuart Mill es su relación con su esposa, Harriet Taylor, a quien conoció en 1830 y con quien se casó en 1851, tras la muerte de John Taylor, el marido de ella. Harriet Taylor fue una filósofa que aún hace historia con sus escritos sobre los derechos de la mujer, y fue la principal inspiradora de los debates intelectuales de John Stuart. A él le sedujo la belleza y capacidad intelectual de Harriet, y a ella que John Stuart la tratara como un igual intelectual. Harriet Taylor Mill fue la primera en criticar los efectos degradantes de la dependencia económica de las mujeres por los hombres. Tras su muerte, en 1858, John Stuart dedicó Sobre la libertad “a la querida y llorada memoria de quien fue la inspiradora de lo mejor que hay en mis obras; a la memoria de la amiga y de la esposa, cuyo vehemente sentido de la verdad y la justicia fue mi más vivo apoyo y en cuya aprobación estribaba mi principal recompensa”.