Hacia un gobierno económico real

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ÁMBITO EUROPEO
Todas las
instituciones
europeas
se han
involucrado en
este proceso
de revisión
de la
coordinación
económica.
Hacia un gobierno
económico real
a nueva Comisión Europea que lidera Jean-Claude Juncker llegó al corazón de las
instituciones comunitarias consciente de que este mandato era “la última oportunidad para
recuperar a la ciudadanía europea”. El luxemburgués, viejo zorro de la política europea y conocido
federalista, trajo un plan ambicioso debajo del brazo para conjurar un peligro que acechaba por el
frente económico (riesgo de un estancamiento secular), el político (auge de los populismos) e
JORGE VALERO
incluso exterior (una Rusia más asertiva frente una Europa no del todo unida).
MARZO / ABRIL 2015
L
Preparó este plan de ataque por
tierra, mar y aire, en coordinación
con el presidente del Banco Central
Europeo, Mario Draghi. Fue el italiano el encargado de anunciarlo en
su famoso discurso de Jackson
Hole (EE.UU.) el pasado agosto.
Para dar alas a una recuperación
que se quedaba muy rezagada,
Europa necesita un estímulo fiscal,
nuevas medidas monetarias y una
aplicación más flexible de sus
reglas fiscales. Y, como colofón,
una gobernanza económica más
ambiciosa y, a la vez, más eficiente.
Desde entonces, Draghi y Juncker han ido levantando esta estrategia que rema en contra de la ortodoxia y la disciplina fiscal que ha
vigilado con mano firme Alemania.
Primero fue el paquete de inversión
38 Escritura PÚBLICA
Juncker defiende una
‘visión más clara’
para la unión
económica
y monetaria, mientras
que la Eurocámara
apuesta por una
mayor integración
para avanzar
que espera movilizar 315.000 millones de euros durante los próximos
tres años. Después llegó la nueva
interpretación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, para dar más
oxígeno en el ajuste en circunstancias económicas adversas o cuando se fomente la inversión productiva. Italia, Bélgica y sobre todo
Francia, se beneficiaron el pasado
febrero de este aflojamiento del
corsé fiscal escapando de sanciones y ganando más tiempo para
sus ajustes. Por último, Draghi
puso en marcha su máquina de
imprimir dinero con la compra de
bonos soberanos, para facilitar así
el crédito a empresas y familias.
Ayudados por unos precios del
petróleo en caída libre, Europa
saludó este cambio de rumbo tras
cinco años largos de austeridad
con una perspectiva económica
moderadamente más brillante,
como reflejaron las ultimas previsiones de invierno. Con las turbulencias
Semestre europeo. Para ello, las
instituciones pusieron en marcha el
llamado semestre europeo. Anclado en dos paquetes legislativos
que suman ocho directivas y regulaciones, este instrumento supervisa anualmente los presupuestos
desde Bruselas y puede imponer
reformas, con un procedimiento más
acelerado para sancionar los desajustes fiscales y, por primera vez,
castigar incluso los desequilibrios
macroeconómicos.
Pero estas reformas crearon
una maraña legislativa que ha
logrado magros resultados. De una
coordinación de la desorganización
se ha pasado a un “sistema complejo y opaco”, dice Pervenche
Berés, la eurodiputada socialista
francesa encargada de revisar el
sistema en el Parlamento Europeo.
Aunque el déficit se ha reducido
en los 28 (la media está por debajo
del 3 por ciento del PIB europeo en
la actualidad) la deuda pública se
ha disparado hasta superar el 92
por ciento del PIB y, sobre todo, la
mayoría de las reformas que sugieren las instituciones europeas continúan sin aplicarse en los Estados
miembros.
“Necesitamos un semestre europeo serio pero simplificado”, dijo
Juncker ante los eurodiputados. La
gobernanza económica “no es una
reunión amigable en torno a una cer-
La primera
hoja de ruta
a reforma de la gobernanza económica es un tema con solera y
frecuente morador en las conversaciones de Bruselas. Pero hubo un
documento que marcó un antes y un
después por poner en orden todas las
propuestas y por las soluciones prácticas que consiguió traer. Este fue el
Plan de acción para crear una unión
económica y monetaria profunda y
genuina. Este proyecto de noviembre
de 2012 incluía varias propuestas y
calendarios temporales para su aplicación (en función del apetito político). Algunas de las propuestas (como
el seguro de desempleo europeo)
continúan en el debate actual, mientras que otras vieron la luz del día,
como la unión bancaria, uno de los
mayores logros integradores desde el
inicio de la crisis.
L
veza”, añadió el presidente de la
Comisión. Frente a la maraña legislativa de procedimientos y dictados
de Bruselas, el luxemburgués defendió una fuerte involucración nacional
en el proceso, guiado por “mensajes
políticos que la ciudadanía pueda
entender”. Juncker fue más allá para
decir que más que una gobernanza
económica, el término usado en el
magma comunitario, defendía un
verdadero “gobierno económico”.
El cambio terminológico no está
exento de importancia, ya que
detrás del “gobierno” se encuentra
la vieja aspiración, y la gran carencia detectada por una mayoría significativa, de completar la unión
monetaria con una unión económica y fiscal robusta.
La idea lanzada por Juncker
pronto encontró la tracción esperada entre los eurodiputados, más
ambiciosos en el alcance de la integración que el Consejo (que agrupa
a los Estados miembros). Si el responsable del Comité de Asuntos
Económicos, el socialista italiano
Roberto Gualtieri, dio la bienvenida
a esta “nueva aproximación”, su
colega el presidente del Comité de
Presupuestos, el liberal francés
Jean Arthuis completó diciendo
que “no necesitamos más gobernanza, sino más gobierno”.
Y siguiendo la estela de la tradición francesa, defendió este gobierno económico propio para la eurozona, más allá de la estructura informal que supone el Eurogrupo en la
actualidad, para lo cual la reunión
de los ministros de Finanzas del
euro deberían contar con un presidente permanente.
Informe de los cuatro presidentes. Todas las instituciones europeas
se han involucrado en este proceso
de revisión de la coordinación económica. La columna vertebral de este
proceso será el informe que están
preparando los presidentes de la Comisión Europea, el Consejo Europeo,
el Eurogrupo y el Banco Central Europeo, y que quieren tener listo para
este mes de junio.
En la cumbre del pasado mes
de febrero, Juncker presentó una
primera nota analítica que supuso
el primer escalón. El documento
concluye que la unión económica y
monetaria está “lejos de ser completa” y hay espacio para progresar
“en el alcance, efectividad y legitimidad de nuestra unión”.
El papel analizaba los desequilibrios económicos pasados y la
situación actual, y planteaba una
serie de preguntas sobre las que se
quiere estructurar las propuestas
de reforma durante estos meses.
En la discusión se involucrará también a los Estados miembros, los
parlamentos nacionales y los agentes sociales europeos. De hecho,
España fue uno de los pocos países que envió una contribución ya
para el informe analítico, según
cuentas fuentes comunitarias, además de Italia y un papel conjunto
franco alemán.
Algunas de estas preguntas son
cómo mejorar la aplicación y cumplimiento del marco económico y si
se necesitan instituciones comunes
para ello. También cuestiona si es
MARZO / ABRIL 2015
de fondo que continúan llegando
de la saga griega, la UE encara
ahora la última fase de esta estrategia, y también la más complicada
de llevar a cabo: articular un gobierno económico digno de este nombre.
Europa no parte de cero, precisamente porque al diagnosticar el
origen de esta crisis observó que la
falta de coordinación macroeconómica, los desequilibrios entre la
competitividad de los socios europeos, y la falta de supervisión de
las cuentas nacionales magnificó el
colapso financiero que vino de
EE.UU., y en última instancia derivó
en la crisis del euro.
Escritura PÚBLICA 39
ÁMBITO EUROPEO
¿Una presidencia permanente
del Eurogrupo para Guindos?
l Parlamento Europeo ha defendido en repetidas ocasiones una presidencia
permanente del Eurogrupo, como también lo ha hecho el actual comisario de
Economía, Pierre Moscovici. El liberal francés Jean Arthuis cree que de esta
manera el Eurogrupo se convertiría en el interlocutor único del BCE, y contaría
además con un plan de gobierno para gestionar la unión económica y monetaria. El ministro de Economía, Luis de Guindos, parece ser uno de los principales
rivales para arrebatar la silla al presidente actual (no permanente), el ministro de
Finanzas holandés, Jeroen Dijsselbloem.
E
MARZO / ABRIL 2015
Con las
turbulencias
de fondo que
continúan
llegando de
Grecia, la UE
encara ahora
articular un
gobierno
económico
digno de este
nombre.
“deseable” que se compartan más
riesgos entre los socios europeos
en el terreno fiscal, o cómo conquistar la deseada legitimidad y la
rendición de cuentas en el terreno
económico. Este ha sido un tema
nuclear a lo largo de la crisis, a
medida que aumentaban los poderes de Bruselas, en paralelo al desconocimiento y la falta de transparencia en la toma de decisiones,
40 Escritura PÚBLICA
como tan bien ha representado la
archiconocida 'troika' (Comisión,
Banco Central Europeo, Fondo
Monetario Internacional).
La tóxica negociación en torno
a la extensión del rescate griego a
punto estuvo de aparcar la primera
discusión formal de los líderes de la
reforma de la gobernanza económica, ya que el responsable de las
cumbres, el presidente del Consejo
Europeo, Donald Tusk, no quería
que los dos temas se mezclaran y
apostó por un debate orientativo.
Pero finalmente Juncker consiguió lanzar sus ideas, y sobre todo
su ambición para lo que está por
venir. En su discurso ante los líderes europeos, el luxemburgués pidió
que el debate progrese “con rapidez”. “Tenemos todos la responsabilidad de demostrar a nuestros ciudadanos que están mucho mejor
dentro de la Unión que fuera” aunque “en este momento este no es el
sentimiento ampliamente compartido en la eurozona”, reconoció. En su
mente tenía no solo a los griegos,
sino también a los británicos que
quieren salir de la UE.
El documento de los cuatro presidentes solo pretende poner las
bases de la discusión, insisten las
fuentes comunitarias, ante las críticas que han llegado desde la Eurocámara, incluida la francesa Berés,
por la falta de ambición. A corto plazo, en el próximo año y medio, el
documento quiere conseguir “compromisos más efectivos” por parte
de los Estados miembros con las
reformas estructurales. A largo plazo,
aunque no se sugiere en el documento, Juncker quiere una “visión
más clara” sobre “cómo crear una
unión más equilibrada y sólida”.
Aunque hasta junio no se concretarán las propuestas de reformas
de los cuatro presidentes, Berés
propone en el informe que ha preparado para recoger la posición de la
Eurocámara una unión fiscal, un
salario mínimo europeo y un seguro
de desempleo europeo, y un presupuesto propio para la eurozona.
Estas ideas representan las reivindicaciones más ambiciosas de los
que quieren conseguir una verdadera unión económica y fiscal que
complete a la unión monetaria. Cuan
cerca se quede de ellas la solución
final durante los próximos meses de
reforma determinará si los países
europeos realmente tienen apetito
para un verdadero gobierno económico, o continúa conformándose
con una gobernanza económica. DAVID CANO,
SOCIO DE AFI
ue un país establezca un tipo de cambio fijo entre su
moneda y la de otro (divisa ancla) puede generar estabilidad para su economía. Pero garantizar la permanencia de este tipo de cambio exige que el banco central
cuente con el suficiente nivel de reservas denominadas en la
moneda extranjera, lo que se consigue si el país presenta un
saldo positivo en balanza comercial. Para ello, debe mantener
una ventaja competitiva frente al resto del mundo que le permita exportar más de lo que importa. Dado que la evolución
del tipo de cambio de la divisa ancla evolucionará según la
posición cíclica de la economía que la emite, si esta no coincide con la del país que ancla su moneda, provocará distorsiones económicas que pueden poner fin al sistema del tipo de
cambio (el ejemplo de Argentina y el dólar estadounidense a
finales de la década de los noventa es de los más claros). Aunque de forma breve, la exposición que se ha hecho de la principal vulnerabilidad de
esta política cambiaria
Tal y como está
constata que si se
configurada hoy,
desea fijar el tipo de
el Área euro está
cambio de una moneda
se debe hacer con la de
en peligro, y no como
un país muy similar en
consecuencia de la
cuanto a las variables
actual crisis económica económicas, cuyo ciclo
económico sea lo más
parecido posible, que sea un importante socio comercial, que
el nivel de los tipos de interés sea equiparable, etc. En definitiva, que exista una cierta convergencia. Lo que decidió hacer
en 1999 un grupo de países europeos fue fijar sus respectivos
tipos de cambio a una moneda, en este caso el euro. Y para
aportar más credibilidad al proceso, se retiraron de la circulación los billetes y monedas de sus antiguas divisas. Esto último no habría hecho falta desde un punto de vista monetario
pero servía para dar una mayor credibilidad. Para cimentar un
poco más un proceso que se basó inicialmente en solo el
cumplimiento de una serie de indicadores económicos (los criterios de Convergencia de Maastricht) se hacía imprescindible
avanzar en un verdadero proceso de sincronización, de coordinación, de convergencia económica real. La Gran Recesión
supuso una prueba de resistencia para comprobar el grado de
similitud entre las economías que comparten el euro. Y los
resultados fueron negativos. Una unión monetaria, para que
sea irreversible, requiere mucho más que compartir un banco
central (y, desde luego, no basta con tener los mismos billetes
y monedas en circulación). Exige compartir política económica, política fiscal, etc. Es imprescindible una unión económica.
Q
No en vano, el área euro es una unión económica y monetaria
(UME). Y se están dando pasos para ello pero, de momento,
insuficientes. Entre esos pasos podemos citar la unión bancaria: si hace 10 años una entidad financiera de Murcia podía ser
supervisada por un burgalés en Madrid, ahora un banco español es supervisado por un finlandés desde Fráncfort. Y, con el
tiempo, perderá sentido eso de un “banco español”, igual que
ya no lo tiene “una caja extremeña”. Es un ejemplo de un
avance en la integración. Pero queda mucho por hacer. Son
muchos los ámbitos en los que se impone ceder soberanía (lo
cual no es incompatible con que la ejecución sea descentralizada), igual que se ha hecho en el ámbito de la política monetaria (tipos de interés de intervención y tipo de cambio de la
moneda) y, más recientemente, en el bancario. Este es un
camino. La otra alternativa es establecer mecanismos compensatorios en caso de que las divergencias entre países (o,
mejor dicho, entre regiones) del área euro persistan. Estas son
muy importantes entre Estados de EE.UU., seguramente incluso más que las que existen entre Alemania, Francia, España y
Grecia. Pero allí se cuenta con una mutualización de las deudas, con un único gobierno económico, con una plena movilidad del factor trabajo, con entidades bancarias a nivel nacional, etc. Nadie se plantea la potencial salida del dólar de un
Estado de EE.UU. si atraviesa por serias dificultades económicas. Y no lo hace porque EE.UU. es una unión económica.
Tal y como está configurada hoy, el Área euro está en peligro, y no como consecuencia de la actual crisis económica. El
riesgo se vivió con intensidad en verano de 2012 pero, desde
entonces, medidas como la creación del Mecanismo Europeo
de Estabilidad (MEDE), el anuncio de la OMT del BCE, los avances en la supervisión bancaria o la capacidad de recuperación
del PIB de Irlanda, España y Portugal han permitido aplazar
una potencial fractura de la UME. Será sometida a una nueva
prueba de resistencia en la próxima crisis económica, que
indudablemente tendrá lugar y que podría afectar a otros países que presentan en la actualidad claras debilidades (nos
estamos refiriendo a Francia). Pero, ¿y si fuera Alemania la
que atravesara una intensa y prolongada recesión? El proceso
de unión económica y monetaria está incompleto. Y si no se
avanza, tarde o temprano se desintegrará. O avanzamos en la
unión (estrategia que defiendo) o en la transferencia entre
Estados (modelo Federal). Cualquiera de los dos casos exige
ceder soberanía, exige sacrificios para ayudar al resto, exige
creer en el proyecto de unión. Los ciudadanos tendrán la palabra. Lo que podría poner fin a la UME es que los votantes no
entendieran las ventajas de formar parte de la unión económica o consideraran que los costes asociados son mayores.
MARZO / ABRIL 2015
Unión incompleta, unión en riesgo
Escritura PÚBLICA 41
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