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Revista Pensamiento AMERICANO
Revista Pensamiento Americano
ISSN: 2027-2448 Vol 2 No. 6. Enero – Junio 2011
(Págs 85-89)
Principio constitucional del debido proceso
en la administración de justicia y su integración
con el bloque de constitucionalidad
Bernardita Pérez Restrepo*
“En su dimensión material, la Constitución trasciende el carácter de mero dato normativo
para ser expresión de un sistema de valores, de una utopía concreta, generadora
de una actitud práctica de transformación de lo real – presente”.
Resumen:
El Estado Social de Derecho reconoce la primacía y garantiza unos derechos inalienables, una esfera inderogable en la que
se desenvuelve la racionalidad y la libertad individual, directamente atribuidos por la Constitución como “patrimonio político” de
sus titulares. Estos garantes de la dignidad humana son los principios constitucionales; que son primeros, prioritarios y principales; características que los convierten en fundamentales de todos los demás de su campo de aplicación e irreductibles a otros
enunciados generales. Son el origen y fundamento de las normas y al fin, la causa del derecho positivo.
Cumplen ellos – los principios – a la vez el importante cometido legitimador de las formas constitucionales de ese Estado,
pues significan los presupuestos del consenso sobre el que se debe edificar cualquier sociedad democrática. Colombia, como lo
indica la Constitución en su primer artículo es un Estado Social de Derecho, por tanto sus principios deben estar encaminados
a la protección del individuo, principalmente, cuando éste se encuentra en desventaja con respecto al Estado mismo. Con la
entrada en vigencia del sistema acusatorio, la Constitución Nacional, abre la puertas al Bloque de Constitucionalidad para hacer
más efectivos los derechos y garantías en el Estado Social de Derecho, lo cual nos indica que contribuyen no sólo a la interpretación, alcance y aplicación del Derecho Constitucional sino que determinan la existencia funcional del ordenamiento procesal
y que a su vez este ordenamiento, tiene la obligación de hacer realidad las garantías constitucionales, sobre todo en ejercer
la potestad reguladora del poder punitivo del Estado, principalmente mediante el gran principio rector inspiración del presente
artículo, El Debido Proceso.
El Debido Proceso, derecho fundamental previsto en el artículo 29 de la Constitución Nacional, actualiza las garantías constitucionales, que son las encargadas de que prevalezca la dignidad del ser humano antes que cualquier otra atribución que se le
otorgue al Estado siendo los principios sus tutelas; porque un proceso no puede cumplir su cometido de reconocimiento de los
derechos consagrados en la ley sustancial, si no se ha desarrollado respetando tales garantías como una realidad y no como
una simple declaración de principios.
Para el desarrollo del presente artículo me referiré al debido proceso judicial ya que este aspecto es el que más sienten
vulnerados los ciudadanos en su quehacer jurídico, sobre todo su aplicación con la entrada en vigor del Bloque de Constitucionalidad para la administración de justicia, como herramientas para superar el caos que se está presentando en la administración
de justicia y no provocar un divorcio entre lo establecido en la normatividad vigente que busca la efectividad del debido proceso
y la realidad.
Palabras Claves:
Bloque de constitucionalidad, Debido Proceso, Estado Social de Derecho, Dignidad Humana.
Abstract:
The Social State recognizes the primacy of law and inalienable rights guarantees, an area in which no derogation is developed
rationality and individual freedom, directly attributed by the Constitution as “political heritage” of their owners. These guarantors of
human dignity are the constitutional principles that are first, priority and main features which make them fundamental to all others
in its scope and irreducible to other general statements. They are the source and foundation of the rules and order, the cause of
positive law.
Meet them - the principles - while legitimizing the important role of constitutional forms of that State, because they mean the
budgets of consensus on which to build a democratic society. Colombia, as indicated by the constitution in its first article is a
social state of law, its principles must therefore be aimed at protecting the individual, especially when it is at a disadvantage with
respect to the state itself. With the entry into force of the adversarial system, the Constitution, it opens the doors to the block to
make more effective Constitutional rights and guarantees in the social state of law, which indicates that contribute not only to the
interpretation, scope and application the constitutional right but determined the functional existence of procedural rules and in turn
this ordinance, is required to fulfill the constitutional guarantees, especially in exercise regulatory power of the punitive power of
the state, mainly through the great guiding principle inspiration of this article, Due Process.
Due process, fundamental right under Article 29 of the Constitution, updates constitutional guarantees, which are responsible
for prevailing human dignity before any other allocation that is granted to state their principles being protected; because a process
can not fulfill its mission of recognizing the rights enshrined in the substantive law, but has been developed to conform to such
warranties as a reality rather than a simple statement.
For the development of this article I will refer to due judicial process and that this aspect is the most feel vulnerable citizens in
their legal task, especially its application with the entry into force of the constitutional for the administration of justice as a tool for
overcome the chaos that is occurring in the administration of justice and not cause a divorce between the provisions of current
regulations for the effectiveness of due process and reality. Key words:
Block of constitutionality, Due Process, Rule of Law, Human Dignity.
*Maestría en Filosofía Política, Universidad de Antioquia. Especialización en Filosofía del Derecho, Universidad Castilla La Mancha.
Artículo recibido: Marzo 13/2011. Aceptado: Agosto 16/2011.
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Principios constitucionales garantías de la dignidad humana en el estado social de derecho.
sibles a través de los textos legales; es necesario
valerse entonces de criterios finalistas – principios
– y de instrumentos de solución concreta para obtener una mejor comunicación con la sociedad.
E
l ordenamiento jurídico, reflejo de la sociedad
que lo conforma, delimita las zonas recíprocas
de acción en que se desenvuelven los partícipes de la sociedad, cuyo fin último es lograr la coexistencia armónica de todos sus miembros sobre la
base de la dignidad humana.
El Sistema Acusatorio Colombiano es un sistema
del siglo XXI, que lo conduce darse cuenta de que en
muchos ordenamientos jurídicos existen derechos o
principios que no se encuentran directamente en el
texto constitucional, pero que por, expreso mandato
constitucional, tiene rango constitucional y por ende
debe ser aplicado con todo el rigor y la legalidad que
concede la norma jerárquica superior.
El poder de delimitar la actuación social por parte
del ordenamiento jurídico de un Estado, constituye
una fuerza que está controlada por principios barreras de su ejercicio y de garantías de prerrogativas
esenciales que le son inherentes, por debajo de las
cuales es ilegítima cualquier tipo de actuación por
parte de éste. Estos principios consagrados en la
Constitución y previstos en el sistema procesal colombiano, reciben también el nombre de normas rectoras.
El Bloque de Constitucionalidad es entonces un
intento por sistematizar jurídicamente ese fenómeno, según el cual las normas materialmente constitucionales, son más numerosas que aquellas que son
formalmente constitucionales. ... “Por ello, el Bloque
de Constitucionalidad es compatible con la idea de la
constitución escrita y la supremacía de la misma por
cuanto es por mandato de la propia Constitución que
normas que no hacen parte de su articulado comparten empero su misma fuerza normativa, puesto
que la propia Carta, como fuente suprema del ordenamiento así lo ha ordenado”. (UPRIMNY, 2006
- 34)
La Corte Constitucional ha señalado que los principios constitucionales, consagran prescripciones
jurídicas generales que suponen una delimitación
política y axiológica reconocida y; en consecuencia,
restringen el espacio de interpretación, lo cual hace
de ellos normas de aplicación inmediata tanto por el
legislador como por el juez constitucional.
El Bloque de Constitucionalidad favorece entonces la adaptación histórica de las constituciones a
nuevas realidades sociales y políticas, y en esa medida mantiene el dinamismo de los textos constitucionales. (Uprimny, 2006 - 29)
Su alcance normativo no consiste en la enunciación de ideales que deben guiar los destinos institucionales y sociales con el objeto de que algún día se
llegue a ellos; su valor normativo debe ser entendido
de tal manera que signifiquen una definición en el
presente, una base axiológica – jurídica sin la cual
cambiaría la naturaleza misma de la Constitución y
por lo tanto toda parte organizativa perderá su significado y su razón de ser.
Esto es importante porque no sólo los jueces, sino
los abogados litigantes y los ciudadanos pueden encontrar argumentos sólidos para la garantía de los
derechos establecidos y el reconocimiento de nuevos de derechos. Lo que permite un gran adelanto
en la interpretación y alcance de las normas legales;
convirtiendo a las decisiones judiciales en verdaderas herramientas de justicia que se orientan en la
teleología del welfare state o Estado del Bienestar.
Con la entrada en vigencia del Sistema Penal
Acusatorio en Colombia, es necesario que los operadores de justicia den una mirada radical hacia los
principios fundamentales del Estado, ya que se convierten en una pauta de interpretación ineludible por
la simple razón de que son parte de la Constitución
misma y están dotado de toda la fuerza normativa
que les otorga el artículo cuarto del texto fundamental.
La evolución histórica de las declaraciones y
reconocimientos de los derechos de las personas
han tenido como constante la contemplación del
derecho al Debido Proceso como garantía de primer
orden para todas las personas.
Desde este artículo y del 93 de la Constitución Nacional, en 1995 la Corte Constitucional Colombiana,
con la sentencia C-225, ha dado entrada a una nueva fuente de constitucionalidad para la resolución de
conflictos, especialmente en materia penal, que es el
Bloque de Constitucionalidad. (UPRIMNY, 2006)
Es por ello que con miras al cambio que estamos
viviendo en el Distrito de Barranquilla y en el departamento del Atlántico, el juez penal, ya sea como juez
de garantías o de conocimiento tenga en cuenta las
normas que integran dicho Bloque de Constitucionalidad para determinar el alcance de las garantías
en el proceso penal, para que de esa manera pueda
proteger adecuadamente los derechos fundamentales en el proceso penal, que es una de sus funciones
esenciales.
La cobertura jurídica que tiene que proveer la
capacidad del Estado Social de Derecho y el desarrollo de la democracia constitucional; donde la ley
pierde su tradicional posición predominante, ya que
el derecho no puede prever todas las soluciones po86
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Del debido proceso
El derecho al Debido Proceso comprende no sólo
la observancia de los pasos que la ley impone a los
procesos judiciales y a los procesos y trámites administrativos, sino también el respeto a las formalidades propias de cada juicio, que se encuentran en
general contenidas en los principios que los inspiran,
el tipo de intereses en litigio, las calidades de los
jueces y funcionarios encargados de resolver”.
La situación conflictiva que surge de cualquier tipo
de proceso exige una regulación jurídica y una limitación de los poderes estatales, así como un respeto
de los derechos y obligaciones de los intervinientes
o partes procesales. La verdad no se ha de investigar a cualquier precio, sino protegiendo la persona
con su dignidad, su personalidad y su desarrollo;
es por ello que existe una estrecha relación entre el
derecho procesal y el derecho constitucional, convergiendo en el principio de legalidad del proceso
– Derecho del Debido Proceso –.
El Debido Proceso penal está regulado internacionalmente en los artículos 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el 8 de la
Convención Americana de Derechos Humanos, que
son normas esenciales pues desarrollan garantías
del Debido Proceso, en ciertos aspectos con mayor
claridad que la Constitución.
Este principio, como principio político fundamentalmente garantista se convierte en la valla más eficaz para racionalizar el ejercicio del poder represivo
del Estado, es el instrumento garantizador de los
derechos del individuo frente a esta potestad estatal,
y de allí su capital importancia, porque de hecho se
convierte en el medio regulador entre el poder del
Estado y la debilidad e impotencia que frente a él
deben soportar los ciudadanos.
Por lo tanto el funcionario judicial del sistema acusatorio debe tener en cuenta los siguientes aspectos:
“...1) Cuáles son las normas constitucionales y de
derechos humanos convencionales más importantes
en relación con el proceso penal.
Hoy con la Constitución, evidentemente influida
por la teoría universal de los Derechos Humanos,
se tiene un concepto mucho más amplio del Debido
Proceso; art. 29 CN. “El Debido Proceso se aplicará
a toda clase de actuaciones judiciales y administrativas. Nadie podrá ser juzgado sino conforme a las
leyes preexistentes al acto que se le imputa, ante
juez o tribunal competente y con observancia de la
plenitud de las formas propias de cada juicio.
2) Tener claro cómo optar entre disposiciones que
puedan tener tensiones o contradicciones en este
aspecto.
3)Saber usar la doctrina y la jurisprudencia internacionales de derechos humanos en este campo.
4)Tener claro el valor que pueden tener ciertos
documentos internacionales de derechos humanos,
que no son tratados ni jurisprudencia, pero pueden
ser relevantes, como es el caso de ciertas declaraciones aprobadas por la Asamblea General de las
Naciones Unidas”. (Uprimny (b), 2006 – 55).
El proceso de globalización que vive el mundo
lanza un reto a los estudiosos del derecho y del Estado con respecto a las garantías y derechos de los
ciudadanos, ya que cada día por la cercanía que nos
permiten las telecomunicaciones éstas prerrogativas se internacionalizan más y más lo que obliga a
nuestros sistemas judiciales aplicarlas, expandiendo
el alcance de las Garantías Constitucionales a fronteras más allá de las colombianas para garantizar
el equilibrio armónico de las partes intervinientes en
el proceso, bajo la dirección de un tercero imparcial
que estará dispuesto a dar el derecho a quien le corresponda, en virtud de lo probado, es decir, de lo
evidenciado por las partes bajo parámetros de legitimidad y oportunidad.
En materia penal la Ley permisiva o favorable,
aún cuando sea posterior, se aplicará de preferencia a la restrictiva o desfavorable. Toda persona se
presume inocente mientras no se haya declarado
judicialmente culpable. Quien sea sindicado tiene
derecho a la defensa y a la asistencia de un abogado escogido por él o de oficio, durante la investigación y el juzgamiento; a un debido proceso público, sin dilaciones injustificadas, a presentar pruebas y a controvertir las que se alleguen en su contra,
a impugnar al sentencia condenatoria, y a no ser
juzgado dos veces por el mismo hecho. Es nula de
pleno derecho, la prueba obtenida con violación del
Debido Proceso”.
Al respecto ha precisado la Corte Constitucional
en sentencia T – 516 de septiembre 15 de 1992 que:
“El carácter fundamental del derecho al Debido Proceso proviene de su estrecho vínculo, con el principio de legalidad al que debe ajustarse no sólo las
autoridades judiciales, sino también en adelante las
administrativas en la definición de los derechos de
los individuos. Es pues una defensa de los procedimientos, en especial de la posibilidad de ser oído
y vencido en juicio, según la fórmula clásica o lo que
es lo mismo de la posibilidad de ejercer el derecho
de defensa.
Lo que se traduce como la expresión más clara de
un sistema que desea que los fallos de sus jueces se
aproximen con la mayor certeza posible a la verdad
de los hechos, y conservar la garantía mínima a los
ciudadanos, de que tendrán siempre la posibilidad
de ser escuchados.
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En el sistema penal es vital el papel a cumplir por
los magistrados y jueces penales colombianos.
compra la independencia e imparcialidad de los administradores de justicia.
“Ellos deberán marcar el punto de equilibrio entre
la pretensión acusadora de la fiscalía, la respuesta
del imputado y la defensa y las demandas de justicia de la víctima y del Ministerio Público. Qué duda
cabe en cuanto a que el cumplimiento de esta función precisa funcionarios judiciales respetuosos de
los distintos roles procesales pero capaces de asumir, con respeto y con firmeza, la dirección del proceso penal y, por lo mismo, legitimados y formados
para orientarlos hacia el descubrimiento de la verdad, la realización de la justicia y el respeto de los
derechos de sus distintos intervinientes.
La situación actual requiere de una formación seria, ética y responsable del recurso humano encargado de que el proceso judicial sea una verdadera
garantía y cumpla el fin de ser principio fundamentador del Estado Social de Derecho.
Que la escogencia de este personal se realice
bajo parámetros de eficiencia y calidad humana para
que el ciudadano del común tenga la tranquilidad de
confiar en que se hará justicia con cada decisión judicial.
El aula de clase de derecho debe ser un centro
generador de ideas y pensamientos tendientes al
mejoramiento de la rama jurisdiccional, para que
con una formación siempre encaminada a la investigación y la innovación que formule tesis audaces, serias, responsables, pero sobre todo neutrales, con el
fin de superar las disfuncionalidades que se retroalimentan y se enquistan en el sistema judicial (congestión, lentitud en los trámites y la congestión).
Es decir el nuevo sistema procesal les plantea
a los magistrados y jueces penales colombianos el
reto de hacer del proceso, no un simple escenario
de contemplación de la disputa entre partes en conflicto, sino un ámbito de realización de precisos fines
constitucionales y legales que necesariamente convocan su responsabilidad como juzgadores”. (Uprimny (a), 2006 – 28)
Cada uno de los elementos constitutivos del Debido Proceso tiene que ser garantía de libertad e
igualdad para cada una de las partes del proceso; y
un escollo de vieja data, no superado aún en nuestro
sistema judicial y político, que puede dar al traste con
el sistema acusatorio, es que a pesar de que existe
la jerarquización de las normas en donde el puesto
privilegiado lo ocupan los principios y la entrada en
vigencia del Bloque de Constitucionalidad.
El Debido Proceso para que realmente sea debido, requiere que la administración de justicia e interdependientemente con las otras ramas del poder público funcionen; se necesita de un cambio de actitud
del juez frente a la sociedad; una nueva mentalidad,
un compromiso, que el hombre juez no sea inferior a
la investidura que lo caracteriza y que lo convierte en
el instrumento de ese oficio sagrado de decir derecho. La majestad de la justicia no existe si los hombres que la representan carecen de estatura moral y
de capacidad de entrega. (Rodríguez, 1998).
El desequilibrio que en la práctica se ha presentado siempre en la Rama Judicial respecto de las
otras Ramas del Poder Público que la muestran con
una estructura extremadamente débil, provoca que
el funcionario judicial ocupe parte de su tiempo en
investigaciones sin sentido, inocuas para la teoría
del conocimiento del Derecho y lesivas del costo de
oportunidad del proceso; debido a la incoherencia
y la inflación legislativa a la que está sometida la
rama jurisdiccional, en razón de la dependencia al
capricho de los legisladores.
Conclusiones
El Estado Social de Derecho al reconocer unos
principios jerárquicamente superiores, exige una
aplicación inmediata de éstos, para hacer efectiva
la dignidad humana, base sobre la cual se sienta cualquier sociedad o Estado.
Los principios constitucionales son el origen y fundamento de las normas y al fin la causa del derecho positivo, por esta razón se consideran primeros, prioritarios y principales. Estos contribuyen a la interpretación,
alcance y aplicación del derecho haciendo realidad
las garantías constitucionales, sobre todo en ejercer
la potestad reguladora del poder punitivo del Estado.
El divorcio que existe entre lo contemplado en la
ley acerca del Debido Proceso y lo que se da en la
realidad, agudizado por la crisis de la justicia, enmarcado dentro de un conjunto de problemas políticos,
sociales, económicos y culturales, trae como consecuencia su lejana eficacia en el ámbito jurídico, y de
ahí que con razón plantear propuestas parciales o
micros que no toquen el fondo del problema son innecesarias, mientras el conflicto social del país siga con
las dimensiones actuales, éste siempre desbordará
la capacidad laboral de jueces y fiscales, quienes
no darán abasto con la carga de trabajo; además de
la manifiesta doble moral de nuestra sociedad que
pregona la transparencia en los procesos, pero que
La apertura de fronteras de la globalización no
solo ha traído consigo internacionalización del comercio o de la cultura sino también la internacionalización de los derechos y prerrogativas de los seres
humanos, de ahí la Constitución de 1991 ha abierto
el espacio para que los principios y derechos que no
están formalmente en nuestra Carta magna, hagan
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parte material de la misma para ser herramienta para
la protección del individuo, su personalidad, dignidad
y desarrollo.
GACETA DE LA CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T – 445 de 1992. Magistrado Ponente. SIMON RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ. 1992
Estos derechos materiales que los podemos encontrar en los tratados internacionales ratificados
por Colombia, se denominan Bloque de Constitucionalidad.
GACETA DE LA CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C – 486 de 1993. Magistrado Ponente HERNANDO
HERRERA VERGARA. Tomo 10. octubre de 1993
GHAHIN LIZCANO, Guillermo. El concepto de la justicia en la realidad del pensamiento jurídico. Revista de
teoría del derecho y análisis jurídico Nº 4. Universidad
Nacional de Colombia. Bogotá, 1997
El carácter fundamental del derecho al Debido
Proceso proviene de su estrecho vínculo, con el principio de legalidad al que deben ajustarse las autoridades judiciales en la definición de los derechos de
individuos reconocidos mundialmente.
PINILLA PINILLA, Nilson. Corrupción en la justicia.
Corte Suprema, Revista Nº10 año 3 octubre – diciembre
de 1999
El derecho al Debido Proceso no sólo comprende
la observancia de los pasos que la ley le impone a los
procesos, sino también el respeto a las formalidades
propias de cada juicio, que se encuentran en general
contenidas en los principios que los inspiran.
RAMÍREZ GOMEZ, José Fernando. Del Debido Proceso. Corte Suprema, Revista Nº 5 año 2 julio – septiembre de 1998
RAMÍREZ GOMEZ, José Fernando. La justicia un compromiso de todos. Ponencia presentada por el presidente
de la Corte Suprema de Justicia, ante la Asamblea de
la Corporación Excelencia en la Justicia, 23 de abril de
1998.
En este nuevo sistema acusatorio, para que el Debido Proceso sea realmente debido, requiere que la
administración de justicia funcione. Se necesita una
nueva actitud del juez frente a la sociedad, para que
éste no sea inferior a la investidura que lo caracteriza.
UPRIMNY YEPES, Rodrigo (b); BARBOSA CASTILLO,
Gerardo; CARDONA APONTE, Alejandro y otros. Reflexiones sobre el nuevo sistema procesal penal. Escuela
Judicial Rodrigo Lara Bonilla. Bogotá 2006.
Bibliografía
UPRIMNY YEPES, Rodrigo (a). Bloque de Constitucionalidad, Derechos Humanos y Proceso Penal. Escuela
Judicial Rodrigo Lara Bonilla. Bogotá 2006
DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Principios fundamentales del derecho procesal penal 2ª edición. Biblioteca
Jurídica Dike. Medellín, 1998.
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE COLOMBIA. Ed Legis
2006.
GACETA DE LA CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T – 406 de 1992. Magistrado Ponente. CIRO ANGARITA BAON. Tomo 2 Junio 1992.
GACETA DE LA CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T – 516 de 1992. Página 210.
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