SERVICIO INSTITUTO NACIONAL DE SALUD NACIONAL DEL RADIUM SANTIAGO - CHILE Ote fiiogteóo* de (a iíítugía en relación can ios de la 'Cancetolagía pAaf. Di. Xenftaída (juzmán ? Mayo da 7953 C. fitogtete* de (a 'CUugía en telacíán can las de la 'Cancetología 8 t o f . Di. JUommIO. tjuzmái* ? Mayo cí» 7953 C. Sin duda alguna, que el hecho de que los cirujanos mostrasen ya desde hace siglos la posibilidad de eliminar cánceres extirpando la zona afectada, es lo que despertó en los centros médicos la idea de que esta afección implacable puede ser curada. Eso ha sido el punto de partida de todas las investigaciones, y, por lo tanto, de los progresos de la cirugía, que siempre sé afanó en combatir especialmente al cáncer, y de los de la biología y fisiopatología, disciplinas que nos han hecho comprender muchos fenómenos de la vida orgánica, que nos facilitan nuestra tarea médica. De allí es que no se pueda hacer una historia de la cancerología sin referirnos al arte quirúrgico, pues los únicos ataques que pudieron hacerse en contra del cáncer fueron, hasta comienzo del presente siglo, los del cirujano. Aún en el momento actual hay lesiones tumorales de este cofre que es la cavidad craneana; de este estuche magnifico que es el canal medular; de esa admirable caja elástica que es el tórax y de ese rico saco de sorpresas que es el abdomen, que sólo benefician de la inteligencia, de !a audacia y de la visión quirúrgica en colaboración con compañeras indispensables: asepsia y anestesia. Por lo tanto, es útil dar una mirada retrospectiva para saber cómo se desarrollaba la cirugía en otras épocas y comprobar así el hecho, hoy día inverosímil, de que no estaríamos en condiciones de hacer nada tan amp'io como lo que hoy practicamos si continuaran las cosas como eran. Cuando Luis Pasteur recibió el soplo de lo infinito y de lo inmortal, y lo transmitió, a través de Lister,. al mundo de la medicina hace aún menos de un siglo, sufrió todas las penurias que el prejuicio, la corta visión y el dogma oponen a los hombres extraordinarios. A tres siglos de distancia, puede decirse que se repitieron las violencias que hubo contra Vesalio y Servet en el campo médico; contra Copérnico y Galeno y Cristóbal Colón en el campo de las Ciencias y de la Geografía. Antes de Pasteur y de Lister era tan grande el desastre de la acción quirúrgica, que Becker Brown exclamaba en 1856, frente a la putrefacción de hospitales, la peritonitis y el tétanos, que "todo cuanto hacemos resulta inútil, pues siempre somos vencidos". Un día, Nélaton (1807-1873), estimulado por el prestigio de Spencer Wel!s (18181897) —quien se lavaba las manos y hacía sus operaciones fuera de los hospitales— fué a visitarlo. De regreso arrendó en Meudon una casa para operar; 19 mujeres sufrieron el martirio y 19 ataúdes encerraron sus despojos. La zozobra de Astley Cooper, cuando fué obligado a operar en 1821 a Jorge IV, Rey de Inglaterra, nos pinta de un brochazo lo que era aquello. Consideren sólo que se trataba de un modesto quiste sebáceo del cuero cabelludo, una de esas cosas menudas que hoy se deja a los internos que se inician, y, sin embargo, Cooper llegó a presagiar la posibilidad de la vacancia del trono por alguna grave complicación como las citadas. En cuanto a las que iban a ser madres, podía decirse en aquella época que la vida que cll is daban se pagaba violentamente con la que ellas perdían. Y bien, de esa pesadil'a sin término en aquel entonces, nos despertaron los dos hombres eminentes que he mencionado hace un minuto: Luis Pasteur y José Lister. De ejlos hablaré algunos momentos, porque no puede celebrarse ninguna conmemoración en la historia de nuestro arte sin que' sus figuras sean siquiera bosquejadas. Son un ejemplo que debe presentarse para estimular a la gente joven e inquieta. Pasteur, el hijo de un curtidor de Dole, alumno primero y Director después de la Escuela Normal de París, hombre dé gran espíritu crítico y de profunda fe en su capacidad de investigación, fué atraído en 1856, cuando ya gozaba de alto prestigio por sus trabajos de química, por una inexplicable perturbación en la fermentación de los productos azucarados. Desde el primer momento marchó por una senda que otros : no habían seguido. Como en'todo orden de' 4 P R O F . DR. IJKO.S" A R O O conocimiento humano, no se había progresado en ella porque se buscaba la verdad sólo en la palabra escrita, que han ido dejando tras de sí los creadores de dogmas. Todo se limitaba a correlacionar e interpretar frases de los textos y nadie afrontaba las fatigas y desazones de la experimentación y comprobación de los hechos, que son la única ruta que puede acercar el hombre a la verdad. Las teorías de Berzelius, Buffón y N.eedham los detenían. Pero Pasteur tenía inspiración e inquietud y después de dos años de trabajo pudo declarar, en 1859, a la Academia de Ciencias de París: "Que el desdoblamiento del azúcar en alcohol es un hecho que está en relación con un fenómeno vital de una organización de glóbulos". Y esta sola afirmación, producto de su trabajo tesonero y serio, arrojó sobre el mundo científico luz, tan nítida, transparente e intensa que hasta ahora aclara, sin atenuarse y sin penumbras, el mundo de la biología. Así lo previo en 1860, cuando guiado por su espíritu filial que lo acompañó hasta su última hora, escribe a su padre, diciéndole: "Dios quiera que, por los más perseverantes trabajos, yo aporte una pequeña piedra al edificio tan frágil y poco seguro de nuestros conocimientos sobre estos profundos misterios de la vida y de la muerte, en que hasta ahora nuestra razón se ha debatido tan tristemente". Sin embargo, ya entonces Pasteur había recibido las violentas invectivas de Pouchet, de Joly y de Musset, quienes sostenían la posibilidad de la generación espontánea en los líquidos orgánicos, mientras que Pasteur afirmaba que la fermentación se debía a elementos vivos, capaces de reproducirse. Lucha heroica, que necesitó carácter y convicción. No fué suave en la pelea. Por felicidad para nosotros, no lo fué, de modo que en el momento que pudo comprobar experimentalmente sus doctrinas y presentó el 30 de Abril de 1878 a la Academia de Ciencias su trabajo sobre "La teoría de los gérmenes y su aplicación en la medicina y cirugía", se transformó en el médico más egregio de todas las edades. Visualizado el nuevo mundo microorgánico, su provecho no podía dejarse esperar. Nació la idea de que todas las fermentaciones venían de ella y brotó sola la de exterminar la vida de los microorganismos o anular sus efectos o por medios químicos o ( U ' Z M A N C por el calor y, más tarde, por los sueros inmunizados. Una nueva era se iniciaba para el bien de la salud y de la riqueza de los pueblos civilizados. Por eso cuando visité su tumba y leí la inscripción elocuente que resume lo que fué Pasteur, no sentí asombro. Merecía que de él se escribiese lo que allí dice,- "Feliz aquel que lleva en sí un Dios; un Ideal de Belleza y que le obedece y le sirve; Ideal de Ciencia: Ideal de Patria; Ideal de las Virtudes del Evangelio". Todo eso poseía ese hombre modesto, orgullo y prez de la raza humana. En su tierra no fué comprendido todo el significado ni proyecciones de lo qué Pasteur había descubierto. Pero en Febrero de 1874 recibió, como dijo un escritor, el beso de Esculapio. Fué una carta de José Lister. No resisto a la tentación de leerla, porque ella representa la conjunción luminosa de dos astros. Decía así; Mi querido señor: "¿Quiére permitirme que le ofrezca "un folleto que le envío por este mismo "correo y que da cuenta de algunas investigaciones sobre un tema que Ud. "ha bañado de tanta luz: la teoria de los "gérmenes y la fermentación? Me com"place creer que Ud. podrá leer con "algún interés lo que he escrito sobre un "organismo que Ud. ha sido el primero "en estudiar en su memoria sobre la "Fermentación llamada Láctica. "Ignoro si los Anales de la Cirugía "Británica han pasado alguna vez bajo "sus ojos. En el caso que los haya leído, "habrá podido encontrar Ud., de vez en "cuando, noticias del sistema antiséptico "que, desde estos últimos nueve años, "trato de perfeccionar. "Permítame aprovechar esta oportuni"dad para dirigirle mis más cordiales "agradecimientos por haberse, gracias a "sus investigaciones brillantes, demost r a d o la verdad de la teoría de los gérm e n e s de putrefacción y haberse dado "así el único principio que pudo traer n "un buen término el sistema antiséptico. "Si viene Ud. algún día a Edimburgo, "creo que sería una verdadera recompen"sa para Ud. ver en nuestro Hospital en "qué forma tan amplia el género humanó "ha aprovechado sus trabajos. ¿Tendré "necesidad de agregar qué satisfacción LOS P R O G R E S O S DE LA C I R U G I A EN K ELACION' CON LOS I>E LA "tan grande probaría, si pudiese mostrarle "aquí lo que la Cirugía le debe? "Excuse la franqueza que me es inspirada por nuestro común amor a la "ciencia y crea en el profundo respeto de "su muy sincero, José Lister". ¿Quién era Lister? Nacido en Upton, Essex, estudió primero en Londres y después en Edimburgo, al lado de Syme. Allí empezó a experimentar, a reiniciar, por decirlo así, lo que había aconsejado con intuición profunda Galeno. Desde que llegó a la Cátedra de Glasgow en 1860, lo preocupó la inflamación y sus causas. Empezó a leer los trabajos de Pasteur y encontró gran similitud entre las fermentaciones descritas por aquél y las supuraciones de sus enfermos. Quizás si lo que Oliver Holmes (1) había afirmada en Bostón en 1842, y Semmelweiss, en Vieno (1847), que la fiebre puerperal era contagiosa, influyeron en su ánimo, para aceptar las doctrinas pasteurianas. Realizó sus ideas, "aplicando, según su propia expresión, un material de curación capaz de destruir la vida de los organismos que, como partículas flotantes, se mezclan con el aire" (1867). De esta manera ya pudo hacerse cirugía amplia, con grandes superficies cruentas. La estrenó Lister con una mastectomía por cáncer (1867), Ven ustedes cómo la enfermedad que preocupa a esta Sociedad fué la primera en aprovechar la que Pasteur y Lister regalaron a la humanidad y a la ciencia. No sólo evitó la putrefacción hospitalaria, sino que fué más allá: abrió un día un enorme absceso lumbar y colocó, sobre la herida abierta, una pasta fenicada. Al levantar el aposito al día siguiente, no había pus. Su material, así como sus manos y sus instrumentos, se limpiaban y sumergían en ácido fénico, y temeroso de la putrefacción que creía que el aire podía provocar, saturaba la atmósfera de su sala mediante pulverizaciones. Introdujo además, el uso del catgut y popularizó el de los tubos de drenaje de goma ideados por Chassaignac. Al mencionar estos procedimientos de Lister, nos sentimos casi obligados a decir que en el momento actual, en que espolvoreamos sulfas desde hace 18 años y penicilina desde hace 12 años, hemos vuelto un tanto hacia la práctica dé Lister. Como un paso adelante en el sendero desbrozado por los dos hombres ya menciona- CANCEROLOGIA S dos, fué la asepsia iniciada por Ernst von Bergmann (1836-1907), de Berlín; y defendida por Terrier (1883), Le Fort (18291883), Guérin (1817-1845), Lucas-Cham. pionniére (1843-1913) y Tarnier (18281897). A esos dos cimientos sólidos de la cirugía actual, se agregó otro casi coetáneamente. Parece que la mente humana se dirigiese en determinados momentos en un sentido, como si existiese una onda o fuerza desconocida que uniese muchas inteligencias de todos los ámbitos de la tierra para trabajar en un afanoso propósito común. Nueve décadas antes de que Lister extirpara un pecho canceroso, Priestley había descubierto el protóxido de nitrógeno y recomendado la neumoterapia. En 1799 Humphrey Davy lo prueba en sí mismo, y en 1800 en su libro "Vapores Médicos", después de haber comprobado que es analgésico, lo recomienda para operaciones en q u e "haya poca efusión de sangre". iHenry Hill Hickmann (Gran Bretaña) experimenta con éxito en animales; lo propone a las Sociedades Quirúrgicas Inglesas y Francesas y, a pesar, de que Larrey, el cirujano de Napoleón, se ofrece para ensayarlo en sí mismo, no aceptan la idea del "soñador o loco" como consideraron a Hiele* mann, quien muere a los 29 años de edad, en 1830, sin haber logrado que se escuchase su llamado para humanizar la cirugía, que era de crueldad suprema. Es sólo en 1844 que en Hartford, Conn. EE. UU., algunos jóvenes inhalan el gas hilarante para divertirse. Asiste Horacio Wells, dentista de 26 años, y al día siguiente se hace extraer una muela sana dormido bajo su acción. Se había usado por primera vez en forma consciente para servir al que sufre: pero la tragedia en que se transforma desde entonces la vida de Wells oscurece y perturba su vida. (1) Ustedes saben que a Oliver Wendell Holme*, que habló de la contagiosidad de la fiebre puerperal y que dijo que las salas de disección anatómicas eran f u e n t e s de infección, se le trató en forma abusiva y violenta. Se le dijo más o menos lo mismo que a Charles White (1773) y a Alexander Cordón (1795) cuando propusieron que, antes de tocar a una mujer en puerperio, los módicos y las nurses debieran lavarse las manos. A Ignacio Semmelweiss le ocurrió algo igual en 1847, porque todavía f u é más terminante que los anteriores en sus conceptos sobre 1» infección. Se confirma una vez más que las ideas dében perdurar durante largos períodos, para al fin, ser comprendidas y adaptadas. 6 PROF. DR: LEONARDO OUZMAN C; En cuanto al éter, su historia es más larga. Descubierto en el siglo XIII por Lully, lo redescubre Paracelso (1493-1541) en el siglo XV. Se da cuenta de que calma el dolor, pero se olvida, hasta que en orgías de éter en EE. UU. se confirman sus efectos, y sólo es empleado por Crawford Williamson Long, al operar, en 1842, a un estudiante, James Venable, quien tenía dos nodulos en el cuello. Pero en verdad, fué en octubre de 1846 que su acción se hizo bien conocida, cuando William Th. Green Morton lo usa para anestesiar a un enfermo con una gran masa de región carotídea y maxilar, que fué operada por el Dr. J. C. Warren.. Ocurrió aquello en el mismo pabellón en que Reginal H. Fitz reconoció clínicamente la apendicitis aguda. (1886). Hace años visité emocionado ese pabzllón, a cuyas puertas, que fueron atravesadas por los primeros enfermos en 1821, hay una modesta placa que encierra une profecía casi mesiánica y que dice: "Dedicada a la humanidad para aliviar la miseria y combatir y destruir la enfermedad y el dolor". Allí, en ese hospital en que renace la anestesia, para transformarse en una magnífica especialidad, aparece también esta nueva entidad clínica, la apendicitis, que había de permitir al ser diagnosticada, que se salvasen millones de vidas en el universo entero. Desconocida hasta la publicación de un pequeño folleto que decía simplemente: ""Perforating Inflamation of the vermiform appendix", ha sido, sin duda, su reconocimiento lo que —después de lo que descubrieron y aplicaron Pasteur, Lister y Morton— ha salvado más vidas y aliviado mayor número de dolores. Y digo esto, porque fyeron las frecuentes intervenciones por apendicitis las que hicieron perder el pavor que se tenía de poner el peritoneo en contacto con el aire, por una parte, y la mucosa intestinal, por otra. De allí nació la gran cirugía de las visceras de todas las cavidades. (1) Anestesia, ampliada ésta por el empleo del cloroformo, hecho en 1847 por Simpson en Inglaterra, antisepsia y asepsia, además de imaginación y audacia del cirujano, fueron los puntos de partida del asombroso auge de la cirugía actual. Ellas abatieron todos los dogmas y prejuicios, de manera que se pudo abrir el peritoneo y la pleura. romper el cráneo y abordar esa palpitante manifestación de vida que es el corazón. Pudieron, Billroth extirpar el primer cáncer de la laringe en 1870; y Péan, en 1879 y Billroth en 1880, resecar los primeros pitaros; pudo Woelfler, bajo la inspiración de Nicoladoní y ante la imposibilidad de resecar un cáncer gástrico, realizar la primera gastroanastomosis en 1881, esa operación que airadamente reprobó el Zentral Blatt fur Chirugie; pero de la cual se deriva el inmenso avance de la cirugía gastrointestinal que Mikulicz, Czerny» Woelfler y Murphy, estimularon y siguieron desde su nacimiento y en su desarrollo hasta la época de los Mayo, los Moyniham y tantos otros, que de la resección parcial del estómago llegaron a la del esófago. Poco antes, Wilhelm Alexander Freund. de Breslau en 1878, extirpaba el primer útero por cáncer; esta operación tan humana, que Ries, de Chicago; Clark, de Baltimore; Shauta y Wertheim, de Austria (1863-1920), y Faure, de París (18631947), habían de ir perfeccionando hasta reducir de 70% a 6 c /c su mortalidad. Antes de continuar, no olvidemos de citar que, para los perfeccionamientos introducidos por estos cirujanos y para la comprensión de la evolución del cáncer tuvieron enorme importancia los descubrimientos de William Hunter (1746) y de Mascagni (1787) sobre la independencia de la circulación linfática y sus conexiones con los ganglios respectivos. De esto se dedujo una idea bien clara sobre el modo de invasión del organismo por los cánceres y la necesidad de preocuparse de los ganglios para lograr curaciones permanentes. Organos como la vesícula biliar que, gracias a las ideas de Thudicum (1859) aparecían como posible campo de acción del cirujano, pudieron ser operados, una vez por error de diagnsótico, (John Bobbs, de EE. UU., en 1867) y otra vez francamente, por Kocher, de Berna (1878), quien para hacer una' colecistostomía aprovechó el (1) Kn el Massachusetts General Hospital, se ini ció también en mayo (le 18!)8, por Bradford Oannon, el estudio del estómago e intestino ante los rayos X, lo que ha originado un progreso inconmensurable en el diagnóstico y, por lo tanto, on la cirugía del tracto digestivo, y allí durante varios días pude ver a Harvev Cushing, el gran operador del sistema nervioso central, y a G w r g e Richard Minot, el que ideó el tratamiento de la anemia peruiciota por el hígado fresco. LOS P R O G R E S O S D E LA CTRnOTA EN R E L A C I O N CON LOS I>E LA CANCEROLOGIA avance que se había realizado desde que Lister, Koerbelé y Péan habían ideado las compresas, que un papel tan útil desempeñan en el acto quirúrgico. De allí se pasó el 82 a la extirpación de la vesícula que practicara Langenbuch, esta operación que en 1899 realizara en Chile por primera vez mi maestro, ese hombre extraordinario, formador de la actual generación de cirujanos de Chile y a quien debemos un homenaje de admiración, porque nos enseñó a ser perseverantes, activos, trabajadores y amantes de nuestra profesión. Me refiero al Profesor Dr. Lucas Sierra. Pero no sólo en abdomen, con el cual se familiarizó, como hemos dicho, la cirugía más estrechamente desde que apareció el concepto de la apendicitis, se marchaba a banderas desplegadas, sometiendo las enfermedades al dominio del hombre. En efecto, en 1891 perfeccionó Halsted la operación radical para curar el cáncer del pecho, y en esa época ideó el uso de los guantes de goma para proteger las manos de la nurse que llegó a ser su esposa y para impedir muchas contaminaciones entre el enfermo y el cirujano. La tolerancia a esta enorme operación hizo presumir que otras tan amplias podrían también ser resistidas con éxito por los pacientes. Los trabajos de Willis, Flourens (1826). Broca (1861), y Ferrier, indicaron los principios de la fisiología de esta organización admirable que es el cerebro humano, que ha sido capaz de desentrañar día a día, o del fondo de la tierra o arrancar de la amplitud de los espacios, ya sean las riquezas que satisfagan su afán material, ya sean las energías que hacen de este ser aparentemente pequeño, que es el hombre, el dominador del universo. En 1850, William Detmold abrió el seno lateral de la dura madre por un absceso de la mastoides. En 1876 Mac Ewen no vaciló en abrir el cráneo para vaciar un absceso cerebral en un niño, volviéndole a la vidn en un emocionante cuadro de expectación, en que se mezclaban las ansiedades de la madre y dei cirujano audaz; en 1884, R. Godles extirpó el primer tumor cerebral, y en 1887, Horsley resecó un tumor de la médula espinal. Ya después la marcha fué rápida, y en estos últimos tiempos, los rayos X, aprovechados por el ingenio de Dandy, de Baltimore; de Sicard, de París, han permitido una exactitud de diagnóstico que han utilizado 7 Cushing, de Boston; Frazier, de Filadelfia; Elsberg, de Nueva York; Addson, de la Clínica de los Mayo; de Martel, Vicent y Lériche, de Francia; Asenjo y sus discípulos en Chile. Gracias a sus esfuerzos, cuántos hombres que habían perdido la facultad admirable de ver, la recuperaron; cuántos otros que vivían bajo el fantasma de la perturbación mental, han vuelto al mundo de las realidades ordenadas. No sólo esto ha significado la cirugía craneana; junto con la del bocio, que iniciaron Reverdin y Kocher (1882), han transformado en hombres de apariencia y de fondo normales a individuos que otrora pudieron haber sido considerados víctimas de los espíritus demoníacos, por la calidad de sus facciones y el retardo de sus facultades intelectuales. No ha sido, pues, toda esta marcha con provecho de carácter puramente material: lo psíquico ha sido también influenciado y espeíamos que- en el futi , r o se ha de acentuar esta labor. Y si el cerebro es explorado día a día gracias al progreso de la anestesia local y regional, en cuya formación intervienen Schleich, Bier, Matas, Cushing, Crile, y tantos otros, también el corazón fué susceptible de ser reparado desde los tiempos de Fariña, quien el 8 de junio de 1896 suturó el ventrículo derecho, para ser secundado por L. Rehn, de Francfort am Mein, cuyo enfermo vivió desde 1896 hasta 1914. Y pronto, en 1924, Cutler y Levine llevaron más allá su audacia, atreviéndose a seccionar una válvula estrechada de un enfermo del Peter Brigham Hospital de Boston. esta ciudad, que por los progresos que ha dado a la cirugía y a la medicina, es para mí lo que Padua fué en los tiempos del Renacimiento. Y el órgano que rodea al corazón, y que nos hace vivir gracias al ritmo de sus expansiones, el pulmón, también se domina. Se empezó por la decorticación de Edmond Delorme, hasta llegar a la cirugía de Sauerbruch, Overhol, Churchill, Alonso, y otros en Chile. Esta cirugía torácica había recibido un nuevo ímpetu en el curso de la primera guerra mundial, sobre todo por las posibilidades de luchar contra el shock y porque el anestesista pudo controlar la respiración, cuyo mecanismo se conoce mucho más desde esa época. La broncoscopia y la histología están contribuyendo desde hace 20 años al diag- 8 PROF. DR: LEONARDO OUZMAN C; nóstico visual y citológico de los tumores del pulmón. El esófago, abordado por Voelker a través del abdomen en 1908. y del tórax por Torek (Chicago 1913, en un individuo que vivió sano hasta 1941), es operado corrientemente. El cáncer del pulmón resecado por primera vez por Evarts Graham en 1933, es resecado con frecuencia. En el último volumen publicado sobre la materia (Davison. Smithers v Tubbs, Londres. Dic. 1951) se dice que Ochsner y De Bakey han deducido del estudio de 417 casos que el 23c/c de los enfermos operados (se operaron 246), esto es el 8% del total, ha sobrevivido más de 5 años. Es similar la estadística del Brompton Hospital en combinación con el Roya! Cáncer Hosoital, en donde se han analizado 345 casos. Qué distancia hay entre lo que vi a Sauerbruch, operando en una tienda de aire, con la sencillez actual, desde aue Rowbotham y Maqill de Inglaterra introdujeron el tubo de Trendenlenburg; y. W a t e r s y Guedel, el mango inflable para adaptarlo a la tráquea. De! pulmón se pasó al mediastino, y los resultados ron mejores: la mortalidad operatoria de los tumores benignos del mediastino no sube más de 5 %, y en los malignos alrededor de 15%. Aún se ha ido más lejos. Se está operando metástasis en el pulmón de lesiones malignas nacidas de otros órganos. En 1950 había 35 pacientes que habían tenido metástasis en los pulmones, que fueron operados, encontrándose sanos aún tres años después de la operación. Yo conozco un caso en nuestro país: el de una niña que tuvo un corioepitelioma con metástasis pulmonar hace tres años, y sigue sana. Los 35 casos a que me acabo de referir aparecen en el Journal of Surgery, mayo 1950. Si en el momento actual consideramos todas las posibilidades que nos ofrece el invento de John Gibbon, Director de Investigaciones Quirúrgicas de la Universidad de Jefferson, podemos abrigar la esperanza de que la cirugía del tórax, y que toda la cirugía se ampliará mucho más allá dé lo que nos imaginamos. Piensen ustedes que en la operación verificada en Filadelfia el 8 de mayo de este año (1953), se ha mantenido durante 26 minutos a una joven enferma. Cecila Bavelek, dependiendo totalmente de una máquina ideada por el hombre (Gibbon). Operaciones como la de Brunschwig, descritas en revista Cáncer N° 1 del l.er Vo!.. en que se ha hecho completo vaciamiento la pelvis, fijando los uréteres en la piel han dado alivio pasajero o por varios años a enfermas totalmente perdidas. La mortalidad de 60% en sus comienzos ha bajado a 20%, En diciembre de 1951 había 7 enfermas bien con más de tres años de vida confortable. Esta gran operación es la consecuencia de aquel gran atrevimiento que significó la operación de Halstead (mastectomía radica!, 1891-95) y la de Miles (resección abdómino perineal del recto, 1907, Londres), que marcaron hitos imborrables en el camino del arte médico quirúrgico. De allí derivan también las intervenciones amplísimas de la cavidad bucal, de la faringe y de la laringe. La cirugía gástrica, iniciada como hemos dicho por Péan (1879) y por Billroth (1880), no ha caminado rápidamente. Aún en 1935, la mortandad operatoria oscilaba entre 30 a 50% según los hospitales. En 1940, bajó a un promedio de 25%. La gastrectomía total se consideraba un ejercicio quirúrgico con demasiados riesgos para sec siqüiera aconsejaba. Sólo en la clínica de Finster de Viena y la de los Mayo, Rochester, Minn, se conseguían algunos éxitos. Las urgencias quirúrgicas dé la segunda Guerra Mundial mejoraron los conceptos de los cuidados pre y post operatorios, los estudios del equilibrio de los metabolitos, los requerimiéntos de la proteína, el uso de los antibióticos y la anestesiología con la succión traqueal hasta que los reflejos de la tos reaparezcan, traen la cirugía a su punto más alto. Así se ha llegado a una mortalidad operatoria que oscila entre 2 y 10% para las gastrectomías parciales, y de 2,5% que era la cifra qué curaba hasta 1940, se alcanza ahora a cifras que oscilan entre 25 y 35%, según las clínicas, de curaciones de más de tres años. Para apreciar el significado de esos guarismos, considérese que ningún enfermo de cáncer gástrico vive más de 2 años si se le deja sin operar. Pero aún estos resultados no nos satisfacen, ya que un estudio de Me. Neer y otros (Cáncer Vol. 4, N? 5, Sept., 1951) reveló, después de un análisis de protocolos de autopsias de pacientes que la habían tolerado, que su muerte, ocurrida meses más tarde, se debía a recidiva en el estómago remanente en 50%; en el duodeno en 14%; «n los ganglios linfáticos perigástricos en 22%. Sólo en 14% se debió a metástasis a distan- LOS P R O G R E S O S DE LA CIRTX.IA EX RELACION' • (ION LOS 1>E LA cia. Por lo tanto, es ahora un concepto común que la remoción total del estómago y una más amplia resección del duodeno se imponen. Ya este paso trajo uno nuevo: resecar parcial o totalmente órganos vecinos, si es necesario; páncreas, bazo, trozos de hígado, colon, mesocolon. Volviendo para ensalzar una vez más la hazaña transcendental de Gibbon de Fild'delfia, podemos decir que su realización magnífica cuasi sobrehumana es lo más auspicioso que la historia de nuestra civilización puede revelar y por lo tanto, sus proyecciones para el futuro de la cirugía, sobre todo para la cirugía del cáncer, que debe ser tan completa, tan exhaustiva como se dice hoy, es ilimitada. Consideren Uds. que el iftayor enemigo que quedaba hasta el momento actual, es y ha sido la hemorragia. Haciendo las desviaciones de la irrigación sanguínea, que podrán practicarse sin alterar la nutrición del cerebro, del hígado, de los ríñones, ni las funciones cardíacas y pulmonares, los cirujanos que ahora se inician y que estarán en la cumbre de su carrera en 15 o 20 años más, estarán en condiciones de emprender las más audaces operaciones dentro del tórax y del abdomen, cavidades en las que residen la mayoría de los cánceres que no se benefician por otro recurso que la cirugía. •¿Por qué digo que la hemorragia es el mayor enemigo? Desde luego, porque los peligras de la anestesia han disminuido en tal proporción que puede decirse que han desaparecido, gracias a los descubrimientos de Tredenlenburg (1871), d e Me. E w e n (1880), de Bier (1898), de Lurphardt y Cárter (1922), de Raph W a t e r s (1930), de Wisconsin que usa el ciclopropano, de Rowbothan y Magill, ya mencionados, de Arthur Guedel (1937) de los Angeles, de Smart Cullen que introduce el curare, etc. En cuanto a los peligros del shock, ocurre algo similar. De.Crile a Selye hay largo camino de adelantos. George Crile (18641943), de Cleveland popularizó las transfusiones que ya en 1665 había experimentado en animales Richard Lowe; y Johrt B. Murphy (1857-1916) difundió el empleo de los sueros salinos en su batalla contra el shock, batalla que ha aumentado sus recursos con los descubrimientos producidos por las investigaciones hormonales, que nos han entregado medios para mantener alta la presión sanguínea y activo el corazón en tas ('AXCEROLOÍ.IA (i graves emergencias de las largas operaciones. Por otra parte, desde los descubrimiento? de Alejandro Fleming y de Florey los procesos infecciosos han perdido su térrible influencia para matar inoportunamente al hombre y perturbar la acción del cirujano. Fleming tuvo el mérito de haber interpretado con genial perspicacia lo que observó en 1928 en una placa de Petri en que cultivaba estafilococos. El cultivo no progresaba y aun, había desaparecido en una mitad y sido reemplazado por un hongo que había caído en él: el Penicillum Notatum. En el acto comprendió que ahí había una substancia capaz de flestruir el estafilococo. Comprensión admirable que permitió librarnos de los peligros de las sulfas que habian sido descubiertas en 1933 y que el año 1-934 habían curado algunas septicemias y endocarditis lentas. Los nombres de Gethard Domagk, de Elberfeld, del Dr. Foerster, alemán y de M. y Mme. Tréfouél están relacionados con el descubrimiento, que hizo época, de la acción bacteriostática de los sulfas. -Este descubrimiento de las sulfas distrajo durante algún tiempo a Alejandro Fleming; pero como se veía que tenian inconvenientes bastantes serios y como la atmósfera europea era de tempestad, Howard Walter Florey del Laboratorio de Fleming, tuvo la idea de volver a las investigaciones de éste y de organizar la producción en gran escala de la Penicilina. Cuando Fleming fué a recibir el Premio Nobel dijo con modestia y al mismo tiempo con previsión: "Que la penicilina no puede ser lo mejor. Nuevos productos ampliarán las posibilidades de luchar contra los microorganismos. Hemos colocado sólo la primera piedra de un grande edificio que se completará en el porvenir". La estreptomicina, la cloromicetina, la aureomicina, la terramicina, la magnamicina han confirmado su sabia visión. Bottini ideó en 1866 la endoscopia, y desde entonces la exploración directa se amplia bajó las manos de Segales, de Nitze, de Albarrán y de Me. Carthy. Eí riñon, que permanecía oculto allá cerca de la columna, tras el hígado, debajo del diafragma, se estudia 10 PROF. DR: LEONARDO OUZMAN C; en la forma más perfecta posible en su funcionamiento y en su anatomía, de lo cual surgen todas las posibilidades que un día previera Bright, y otro día vislumbraran Civiale y Guyon. La laringoscopia, la esofagoscopia y la bronquioscopia se hacen de empleo diario, y la gastroscopia nos ayuda a diagnosticar el cáncer de la úlcera. Y todc esto se aprovecha especialmente contra las neoplasias. descubrimiento de Roentgen, en el Me. Gilí Hospital de Montreal (Canadá), se toma la primera radiografía de una mano enferma. Désde entonces, en vertiginosa carrera, se ha ido explorándolo todo: el estómaqo, mejorando el buen diágnostico y ampliando su terapéutica médica y quirúrgica; el tórax, descubriendo los primeros signos de la tuberculosis y de los tumores, y haciendo posible su curación; los órganos genitales femeninos; la vejiga, el riñon, la vesícula y como coronamiento de todo, los ventrículos cerebrales y la hipófisis. Lo que el telescopio había permitido en el reconocimiento del mundo celeste, lo que la Como he dicho, mucho han tenido que brújula había hecho posible en la exploraver en el progreso de la cirugía las inves- ción del universo, los rayos X lo han hecho tigaciones hormonales y las relativas a las en la exploración del organismo, y todavía, causas y a la manera de luchar en contra como consecuencia de una interpretación el shock. del significado en sí mismo de esas radiaA este propósito es justo reconocer que ciones mágicas del tubo CrOoks y del Roentantes de que las investigaciones hormona- gen, brota un día la física de lo infinitamenles alcanzaran las luces que ahora tan útiles te pequeño e infinitamente ilimitado que hanos son, Beatson (Cáncer) propuso la cas- bía de revolucionarla y aportar un alivio más tración quirúrgica de las mujeres que tenían al dolor humano: nace el radium, del cerebro cáncer del pecho, pues preveía la estrecha áail, exDerimcntador y analítico de M. y correlación entre una hiperproduccíón de lo? Mme. Curie. ovarios y un cáncer del pecho (1896). Desde ese momento-se unen Cirugía, RaPero ha sido mi noble amigo, Charles yos y Radium en contra de esa plaga do'oHuggins, de Chicago, quien subraya y apro- rosa que nos deprime moral y físicamente: vecha su trascendencia al extirpar, en 1941, el cáncer. las gónadas masculinas para tratar los cánYa la cirugía era capaz de sanarlo, pero ceres de la próstata, y cuando elimina, desde solamente en su primera etapa, antes del 1950, las suprarrenales para tratar los cán- período invasor, mientras que ahora su cuceres de la próstata y los del pecho. ración se hace cada día más posible y vasEsto sólo ha podido realizarse, porque es tamente. porque a la cirugía se ha asociado posible reemplazar las funciones de las su- el uso de las radiaciones. Los números que prarrenales por la cortisona. copio a continuación, os darán idea clara y Los otros trabajos hormonales que han os confirmarán algo que hay que enseñar: permitido la producción y el uso de las hor- que el cáncer es curable. En el American Comonas hipofiSiarias y suprarrenales han in- Uege of Surgery se hizo en 1938 las más sefluido mucho en la ampliación de la cirugía, veras encuestas sobre este tema, y pudo y es su empleo lo que ha permitido decir a comprobar que ese año habia 32.000 indiviun hombre de la calidad de George T. Pack, duos en EE. UU., que habían sido curados que ningún cirujano ni radiólogo debe re- hácía más de cinco años de cánceres de dihusar al paciente de cáncer la más mínima versas localizaciones. Pues bien, en 1949. posibilidad que puede existir de curarlo o había 229.765 personas de cáncer, curadas aliviarlo, puesto que sabemos que un cán- de cáncer a lo menos por 5 años. cer no tratado acarrea siempre la muerte a breve plazo, mientras que la cirugía y las radiaciones ayudadas por tantos recursos nuevos nos procuran sorpresas gratas e inesperadas. Llego al final de esta larga exposición. Algo más agrega la física: Roentgen descubre esos rayos maravillosos que atravie- Lo que he dicho no puede ser completo ni san las carnes y escrudriñan sus secretos, y invariable, puesto que la historia se está haun día de febrero de i 896, poco despuéstlel ciendo di» a día y la apreciación de los he- 11 chos puede cambiar, de tal manera que mañana quizás se dé gran importancia a lo que hoy aparentemente carece de ella, y por otra parte, quizás se !e reste a lo que hoy consideramos de trascendencia. De todas maneras, este vistazo retrospectivo que he dado a muchos hechos que se han desarrollado a nuestros ojos, pueden ser de utilidad para estimularlos a seguir luchando con energía para progresar, única manera de que podamos ver nuevos horizontes en que haya aún más luz que esta que podemos gozar hoy día, que es debida a lo que han soñado y mate- rializado hombres eminentes, de gran genio e intuición; de carácter inquebrantable, que no retrocedieron ni ante el ridículo aparente ni ante las tragedias que tuvieron que afrontar para servir a sus ideales, que siempre se confundieron con la necesidad de aliviar a aquella parte de !a humanidad que sufre. Santiago, 28 de Mayo d"e 1953.— Prof. Dr. Leonardo Guzmán, Presidente de la Sociedad Chilena de C'ancerologís. Director del Instituto Nacional del Hadium