Retos. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación 2011, nº 19, pp. 5-9 © Copyright: 2011 Federación Española de Asociaciones de Docentes de Educación Física (FEADEF) ISSN: Edición impresa: 1579-1726. Edición Web: 1988-2041 (www.retos.org). Amotivación en la actividad física de la población mayor de 15 años de Monterrey (México) Amotivation in physical activity of the population over 15 years of Monterrey (Mexico) *Jorge Isabel Zamarripa Rivera, **Francisco Ruiz Juan, *Jeanette M. López Walle, *Marco Antonio Garrido Salazar *Universidad Autónoma de Nuevo León, **Universidad de Murcia Resumen: El objetivo de éste trabajo es describir las razones que han originado la amotivación para no haber hecho actividad física los regiomontanos adultos en función al sexo, la edad y el nivel de estudios. La muestra se estimó en 1,118 sujetos para obtener una validez en los resultados con un margen de error muestral del ± 3% y un nivel de confianza del 95,5%. El procedimiento de muestreo utilizado ha sido polietápico con afijación proporcional, recurriendo a dos tipos de muestreo aleatorio estratificado y aleatorio por conglomerados. Los resultados revelan que las creencias de valor fueron las que generaron la amotivación para nunca haber realizado actividad física de tiempo libre de los sujetos de 30 a 44 años y con preparatoria. Palabra clave: Inactividad física, Amotivación. Abstract: The aim of this paper is to describe the reasons that have given origin to the amotivation of Monterrey adult citizens that have not done any physical activity according to gender, age and the level of studies. The sample was estimated in 1,118 subjects to obtain result validity with an error range of ±3% and a reliability level of 95.5%. The sample procedure used has been multistage with a proportional affixation, resorting to two types of stratificated random sampling by conglomerates. Results reveal that the values beliefs were the ones generating the amotivation to never have practiced any physical activity on leisure time of the subjects from 30 to 44 years old with high school finished. Key words: Physical Inactivity, Amotivation. 1. Introducción El estilo de vida sedentario permite la aparición de enfermedades cardiacas, algunos tipos de cáncer, diabetes tipo II, infarto de miocardio y ciertos desórdenes músculo esqueléticos (Booth, Chakravarthy, Gordon & Spangenburg, 2002; García Pérez, García Roche, Pérez Jiménez & Bonet Gorbea, 2007; Martinson, O’Connor & Pronk, 2001). La prevalencia de estas enfermedades, son un grave problema para la salud pública, ya que una proporción considerable de la mortalidad, es ocasionada por las enfermedades crónicas no transmisibles más frecuentes. En México, el porcentaje de mortalidad de las enfermedades crónicas no transmisibles supera el 40% (Pan American Health Organization [PAHO], 2004). Asimismo, las estadísticas muestran que más del 40 % de las muertes en Nuevo León, son ocasionadas por enfermedades que pueden ser prevenidas por medio de una práctica física regular, como las cardiovasculares, la diabetes mellitus y las cerebro-vasculares (Instituto Estatal de las Mujeres, Nuevo León [IEM], 2005). Esta situación, supone un grave inconveniente para los gobernantes e instituciones responsables de la salud pública si tenemos en cuenta que uno de sus principales objetivos es el de mantener y optimizar la calidad de vida de la población, lo cual no es tarea fácil. Pero para conseguir esto es necesario mejorar la salud de sus habitantes (Vuori, Oja, Cavill & Coumans, 2001). Diferentes estudios (Alemán-Mateo, Esparza-Romero & Valencia, 1999; Barrios Duarte, Borges Mojaiber & Cardoso Pérez, 2003; Lobelo, Pate, Parra, Duperly & Pratt, 2006; Marques, 1995; Vuori et al., 2001) e informes de salud (National Health Service Information Centre, Lifestyle Statistics [NHSICLS], 2009; United States Department of Health and Human Services [USDHHS], 1996; World Health Organization [WHO], 2008) han demostrado que las personas que realizan actividad física mejoran aspectos relacionados con beneficios a nivel físico, mental y social, los cuales se ven reflejados en su calidad de vida. La mayoría de las personas aceptan esta relación entre la actividad física, la condición física saludable y una positiva calidad de vida, sin Fecha recepción: 30-09-09 - Fecha envío revisores: 19-10-09 - Fecha de aceptación: 16-03-10 Correspondencia: Jorge Isabel Zamarripa Rivera C/ Mexicanos, n° 107, Col. Roberto Espinoza C.P. 66648 Apodaca, Nuevo León (México) E-mail: [email protected] Número 19, 2011 (1º semestre) embargo y a pesar de que son conscientes de los bienes que genera el estilo de vida activo, muy pocos se comprometen con su participación. Las razones que originan la práctica y aquellas que impiden la misma son diversas, Sallis y Owen (1999) después de una revisión literaria realizaron una clasificación de los correlatos asociados al ejercicio físico. En esta clasificación, identificaron al sexo, la edad y el nivel de estudios como fuertes indicadores de la actividad física. Muchos estudios e informes de salud, han coincidido sobre la diferencia marcada por el sexo en su comportamiento ante la actividad física, donde la prevalencia de inactividad física es mayor en las mujeres que en los varones (Barnes & Schoenborn, 2003; Burton & Turrell, 2000; Castro-Carvajal, Patiño-Villada, Cardona-Rendón & OchoaPatiño, 2008; CDCP, 2003, 2007; Curi, Gomes, Kingdon & Costa, 2003; Florindo et al., 2009; Martínez-González et al., 2001; NHSICLS, 2009; Porras-Sanchez, 2009; Ruiz-Juan, de la Cruz & Piéron, 2009; Ruiz-Juan & García-Montes, 2005; Varo et al., 2003; WHO, 2003a, 2003b). Igualmente, la edad es un factor fuertemente asociado con la inactividad física, los estudios realizados al respecto, mencionan que las personas mayores son menos activos que las personas más jóvenes (Borodulin, Laatikainen, Juolevi & Jousilahti, 2008; Burton & Turrell, 2000; Campbell, MacAuley, McCrum & Evans, 2001; Curi et al., 2003; Eyler et al., 2003; Florindo et al., 2009; García-Ferrando, 2001; Martínez-González et al., 2001; Porras-Sanchez, 2009; Ruiz-Juan, de la Cruz et al., 2009; Ruiz-Juan & García-Montes, 2005; Varo et al., 2003). El nivel educativo de las personas también es un factor importante en los comportamientos ante la actividad física. Los estudios concluyen que las personas que no tienen o tienen un nivel educativo bajo, presentan tasas de inactividad física mayores que aquellos que presentan un nivel académico mayor, es decir, el nivel académico está inversamente relacionado con la práctica de actividad físico-deportiva (Castro-Carvajal et al., 2008; Florindo et al., 2009; Gómez, Duperly, Lucumí, Gámez & Venegas, 2005; Haakstad & Bø, 2007; Hui & Morrow, 2001; MartínezGonzález et al., 2001; Seclén-Palacín & Jacoby, 2003; Varo et al., 2003; Wilcox, Castro, King, Housemann & Brownson, 2000). Al igual que los factores biológicos y demográficos, existen otros factores de tipo psicológico que pueden originar la inactividad física como la amotivación. El impulso de las personas para llevar a cabo comportamientos específicos pueden ser muy diferentes de aquellos factores responsables RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación -5- de su falta de voluntad. Por lo tanto, una mejor comprensión del fenómeno de la amotivación puede contribuir a clarificar el proceso complejo que involucra realizar cierto comportamiento (Pelletier, Dion, Tuson & Green-Demers, 1999). Los individuos amotivados son incapaces de prevenir las consecuencias de sus comportamientos, por lo tanto, no perciben la base de sus motivos, así que ellos dudan de sus acciones y probablemente desistan en el futuro (Pelletier et al., 1999). En este estudio, nos apoyaremos en la clasificación de la amotivación adaptada al ejercicio en personas mayores (Vlachopoulos & Gigoudi, 2008), la cual se compone de las creencias de capacidad, es decir, la amotivación surge cuando un sujeto cree que no posee lo necesario para realizar satisfactoriamente un comportamiento (Bandura, 1977, 1982; Pelletier et al., 1999; Skinner, Wellborn & Connell, 1990). La amotivación por creencias de resultados surge cuando un sujeto cree que un comportamiento específico no será eficaz para lograr la meta deseada (Bandura, 1977, 1982; Pelletier et al., 1999). La amotivación por creencias de esfuerzos surge cuando las personas creen, piensan o sienten que no podrán ejercer el esfuerzo sostenible para realizar y mantener el comportamiento (Legault, Green-Demers & Pelletier, 2006; Pelletier et al., 1999). La amotivación por creencias de valor surge cuando la actividad o comportamiento a realizar no representa un componente integral en la vida de una persona (Legault et al., 2006). El objetivo principal de este estudio es describir las razones que han originado la amotivación para nunca haber sido activo en el tiempo libre de los regiomontanos adultos en función al sexo, la edad y el nivel de estudios. 2. Material y método 2.1. Población y muestra En el presente estudio, participaron una muestra de 1,118 sujetos mayores de 14 años de Monterrey, Nuevo León, México. Los datos de esta investigación han sido obtenidos a través de la información proporcionada por el INEGI, en febrero de 2007, atendiendo al XII Censo General de Población y Vivienda 2000 (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática [INEGI], 2005). Éstos estaban distribuidos atendiendo al número de habitantes por distritos censales (área geo-estadística básica [AGEB], según codificación numérica). Igualmente, se nos proporcionó la distribución de la población por sexo y edad (15-29, 30-44, 45-59 y 60 años o más). A partir de estos datos, extrajimos el total de la población censada en Monterrey que asciende a 808,632 habitantes de los cuales 393,923 son varones y 414,709 mujeres. Toda investigación que contemple una población tan numerosa hace imposible que se pueda llegar a sondear a todos los individuos que la componen. Por ello, las técnicas estadísticas nos permiten acotar este número a otro mucho inferior (muestra) permitiéndonos, posteriormente, extrapolar la información recogida a toda la población. Es preciso, por lo tanto, recurrir a este tipo de procedimiento en el que la muestra, siendo lo suficientemente amplia, permita validar los resultados obtenidos con un error muestral pequeño y con un nivel de confianza alto. Teniendo en cuenta esto, en este estudio, el tamaño de la muestra se estimó en 1,118 sujetos para obtener una validez en los resultados con un margen de error muestral del ± 3% y un nivel de confianza del 95,5%. El procedimiento de muestreo utilizado ha sido polietápico con afijación proporcional, recurriendo a dos tipos de muestreo: el muestreo aleatorio estratificado y el muestreo aleatorio por conglomerados. 2.2. Instrumento Para obtener la información necesaria en esta investigación se utilizó el cuestionario denominado «Hábitos físico-deportivos y estilos de vida» (Ruiz-Juan, García-Montes & Piéron, 2009). Los bloques temáticos del cuestionario son: disponibilidad y ocupación del tiempo libre, valoración de la educación física recibida, hábitos físico-deportivos - 6 - de tiempo libre (interés, práctica y demanda de actividades físicodeportivas), percepción de la condición física y del estado de salud, enfermedades más habituales y hábitos de consumo (alimentación, medicamentos, alcohol, tabaco, otras drogas). Para el presente trabajo se han considerado las variables sobre por los que nunca se ha realizado actividad físico-deportiva, así como el sexo, la edad y el nivel de estudios. El cuestionario, cuenta con validez de contenido y de constructo. Igualmente, reseñar que hemos constatado la fiabilidad del cuestionario, mediante los diferentes estudios piloto, así como por las diferentes aportaciones hechas por los expertos que han colaborado en la investigación. Para conocer el porqué de su inactividad, los sujetos inactivos indicaron en una escala compuesta por 11 ítems, el grado de influencia acerca de las barreras relacionadas a nunca haber hecho práctica física de tiempo libre, es decir, las razones por las cuales las personas nunca han hecho actividad física. Las respuestas se recogieron en una escala de tipo Likert de 4 puntos que oscila desde 1 (nada) a 4 (mucho). 3. Resultados 3.1. Motivos por los que nunca se ha realizado actividad física 3.1.1. Propiedades psicométricas de la escala de motivos para nunca haber practicado actividad física en la población inactiva Se llevó a cabo un análisis factorial exploratorio a la escala antes mencionada. El coeficiente KMO fue de .765, lo que en este caso, nos indica un grado de adecuación muestral mediano, ya que el grado de variabilidad total de la muestra está explicado en un 76,5% El resultado obtenido mediante la prueba de Bartlett (Prueba de Bartlett = 650.35, gl = 55, p <.000) mostró que no existe relación lineal entre los factores de la escala. El análisis de componentes principales se llevó a cabo por medio de una rotación Varimax Kaiser utilizando como criterio de saturación significativa en los factores 0,40. Este análisis dio como resultado tres componentes con valor propio mayor que la unidad. El factor 1 obtuvo un eigenvalue de 3,170, lo que representa un 28,81% de la varianza total. El factor 2 obtuvo un eigenvalue de 1,608, lo que representa un 14,61% de la varianza total. El factor 3 obtuvo un eigenvalue de 1,037, lo que representa un 9,42% de la varianza total. El porcentaje acumulado de los tres factores explica el 52,86% de la varianza. La rotación Varimax Kaiser dio como resultado, tres subconjuntos o factores claramente diferenciados de variables, reflejados en la Tabla 1. 3.1.2. Fiabilidad El coeficiente del Alfa de Cronbach muestra una alta consistencia interna del conjunto de estas 11 variables ya que presenta un valor de á = .78. De acuerdo al análisis factorial exploratorio, se decidió calcular en cada uno de los cuatro factores resultantes el coeficiente alfa, para conocer el grado de consistencia interna que presentaba cada factor, lo que nos permite pasar a un conjunto de tres nuevas variables o factores, no directamente observables. Tabla 1 Cargas factoriales por componentes Indica en qué grado han influido los siguientes motivos para que nunca haya realizado actividad física y deportiva en su tiempo libre, en una escala del 1 (nada) al 4 (mucho). Componente No. Ítems 1 10 Sus padres no se lo inculcaron o no le dejaban ,792 2 3 9 Mis amigos no hacen ,673 14 Nadie me apoyo para iniciarme ,611 11 No me gusta la actividad físico-deportiva ,609 3 Sus experiencias y vivencias en clases de educación física no fueron muy agradables ,741 4 No se me da bien el deporte ,683 2 No le enseñaron en el centro de estudios ,590 1 No le veo ut ilidad y/o beneficios ,579 6 No tengo tiempo ,816 8 Salgo muy cansado del trabajo o del estudio ,764 7 No hay instalaciones cerca y/o adecuadas ,561 RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) realizado actividad física por creencias de valor, por creencias de resultados y capacidad o por creencias de esfuerzo. Figura. 1. Parámetros estandarizados de la escala. El primer factor (componente 1) lo componen cuatro variables relativas a las barreras sociales y al valor negativo que da el sujeto a las actividades físicas provocando su inactividad, incluyendo los ítems: 10, 9, 14 y 11. Para éste primer factor, el cual denominaremos creencias de valor el puntaje obtenido fue de .70, muy cerca de los valores considerados como respetables. En el segundo factor (componente 2) se concentran cuatro ítems relativos a la percepción sobre su capacidad y a los resultados esperados de la práctica física que pueden ocasionar la inactividad físico-deportiva en el tiempo libre de los sujetos, estos son: 3, 4, 2 y 1. El Alfa de Conbrach para este factor denominado creencias de resultados y capacidad, fue de .60. Finalmente, el tercer factor (componente 3) compuesto de tres ítems relacionados al esfuerzo que requiere la práctica física y que el sujeto no está dispuesto a asumir provocando la inactividad físicodeportiva, se refieren a los ítems: 6, 8 y 7. En este grupo, el cual llamaremos, creencias de esfuerzos obtuvo un valor de .62. 3.2. Análisis factorial confirmatorio de la escala de los motivos por los que nunca han realizado actividad física Después de realizar el análisis factorial exploratorio, se procedió a realizar el análisis factorial confirmatorio. Debido a que el modelo no cumple con el supuesto de normalidad multivariante, se utilizó la técnica libre de distribución asintótica como método de estimación La bondad del ajuste de la escala fue medida empleando los índices de ajuste absoluto son el Chi cuadrado (÷ 2), ÷ 2/gl; el índice de bondad de ajuste (GFI); y la raíz del promedio del error de aproximación (RMSEA). Los índices de bondad de ajuste para este modelo son adecuados, ya que diferencia encontrada entre el valor de discrepancia mínima de la muestra (CMIN) y el grado de libertad (DF) fue estadísticamente significativa y el ÷ 2/gl es menor a 5. El valor presentado para el índice de bondad del ajuste (GFI) fue de 0,94, logrando la consideración de aceptable. Finalmente, el índice de la raíz cuadrada media del error de la aproximación (RMSEA) nos indica un error razonable de aproximación a la población. El modelo evaluado presenta tres factores denominados: creencias de valor, creencias de resultados y capacidad, creencias de esfuerzos, las cuales permiten la validación del modelo teórico sobre las amotivaciones en sujetos físicamente inactivos de (Vlachopoulos & Gigoudi, 2008) y que se representa en la siguiente Figura 1. 3.3. Tipos de amotivaciones por las que nunca se ha realizado actividad física 3.3.1. Por sexo En nuestra población, las amotivaciones para nunca haber hecho actividad física no presentan una asociación con el sexo del sujeto en nuestra población. Es decir, el hecho de ser hombre o mujer, es un factor que no incide en la conducta físicamente inactiva, o para nunca haber Número 19, 2011 (1º semestre) Figura. 2. Amotivaciones por las que nunca se ha realizado actividad física. Diferencias según los grupos de edad. 3.3.2. Por edad La edad de los sujetos presentó diferencias significativas con la amotivación por las tres tipos de creencias para nunca haber realizado actividad física. Respecto a las creencias de valor, observamos una diferencia notable entre los sujetos entre los 15 y 29 y aquellos que tienen 60 años o más, siendo los más jóvenes quienes mostraron altos niveles para nunca haber realizado actividad física por este tipo de creencias. Por otro lado, la creencia de resultados y de capacidad mostró una diferencia considerable entre los sujetos con 15 y 29 años y aquellos entre los 44 y 59 años de edad, siendo de nuevo los más jóvenes quienes manifestaron en mayor medida que nunca habían realizado actividad física por este tipo de creencia. Finalmente, las creencias de esfuerzos para nunca haber hecho actividad física, fueron más relevantes entre los sujetos de 30 a 44 años. Estas personas, creen que la práctica física no es tan importante como para realizar el esfuerzo necesario para ser físicamente activo (Figura 2). 3.3.3. Por nivel de estudios Con relación al nivel de estudio, las creencias de valor y las creencias de esfuerzos mostraron diferencias significativas. La Figura 3, nos revela que las personas con estudios preparatorios terminados son las que, en mayor medida, nunca han hecho actividad física por estos tipos de creencias en comparación con aquellos que no tenían o tenían sólo la primaria. Por lo tanto, el poco valor atribuido a la práctica por estos sujetos y creer que no podrá sostener el esfuerzo necesario, puede estar relacionado al compromiso que actualmente requiere su formación universitaria. Figura.3. Amotivaciones por las que nunca se ha realizado actividad física. Diferencias según el nivel de estudios. RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación -7- 4. Discusión Nuestros resultados arrojaron datos interesantes sobre la amotivación para nunca haber realizado actividad físico-deportiva en el tiempo libre, ésta fue analizada sobre tres tipos de creencias: creencias de valor, creencias de resultados y capacidad y creencias de esfuerzos. Nuestros resultados no mostraron diferencias significativas sobre los tipos de amotivaciones y el sexo de los sujetos. Esto nos indica que, los regiomontanos que nunca han realizado actividad física, no muestran una variación considerable entre los varones y las mujeres y creer que la práctica física no es lo suficientemente valiosa, creer que no le dará resultados esperados, creer que no es capaz de realizar eficientemente cierta actividad o creer que el esfuerzo que va desplegar es demasiado. Sin embargo, otros estudios como el de Netz y Raviv (2004) y Daley y Duda (2006), las mujeres mostraron mayor desmotivación que los varones. Con relación a los grupos de edad, nuestros resultados mostraron diferencias significativas en los tres tipos de creencias. El grupo de 30 a 44 años, mostró mayor desmotivación por creencias de valor que el resto de los grupos. Está situación puede estar asociada con los compromisos que este grupo de personas suele tener, por ejemplo, la responsabilidad familiar y laboral, restándole valor a la práctica física. Por otro lado, las creencias de resultados y capacidad, influyeron más en el grupo más joven que en el resto de los grupos de edad. Es decir, las creencias de resultados y capacidad, fueron las causas más citadas por el grupo regiomontano más joven que nunca ha realizado actividad física. Posiblemente, esta situación se presenta en los jóvenes regiomontanos porque las experiencias y vivencias dentro de las clases de educación física no fueron agradables, lo que pudo provocar que el sujeto se crea incapaz de realizar alguna actividad físico-deportiva o que simplemente no le vea utilidad y beneficios. Los resultados del estudio de Biddle, Wang, Chatzisarantis y Spray (2003) coinciden parcialmente con nuestros resultados al revelar que los sujetos con baja percepción de competencia presentan mayor amotivación que aquellos con una alta percepción de competencia para la actividad física y el deporte. Por el contrario, y teniendo en cuenta que la auto-eficacia es considerada como los juicios de una persona sobre qué tan bien puede ejecutar los cursos de acción necesarios para afrontar una futura situación (Bandura, 1977), nuestros resultados sobre las creencias de capacidad contrastan con los de Netz y Raviv (2004), ya que los más viejos fueron los que percibieron menos auto-eficacia para la actividad física que los más jóvenes. Finalmente, los sujetos del grupo de 30 a 44 años de edad que nunca ha realizado actividad física, estuvieron más desmotivados por creencias de esfuerzos que el resto de los grupos de edad. Es decir, la creencia de que la actividad física requiere de demasiado esfuerzo como para llevarla a cabo, es una opinión que los regiomontanos entre 30 y 44 años de edad refieren para nunca haber realizado actividad física. Los estudios que han examinado las creencias de esfuerzos y la edad difieren con nuestros resultados, ya que los adultos mayores que nunca han sido activos manifiestan su desmotivación por creer que la actividad física requiere demasiado esfuerzo (Netz & Raviv, 2004; Thøgersen-Ntoumani, Ntoumanis & Nikitaras, 2008). Es probable que en el momento de la entrevista, la mayor parte de los regiomontanos entre 30 y 44 años tuviera una ocupación laboral, ya que la mayoría de personas con esta edad, ya terminaron sus estudios o no se han jubilado. Estas personas, posiblemente terminen muy cansados de su trabajo, o perciben que las instalaciones para realizar actividad física adecuadamente se encuentran demasiado lejos como para dedicarle el tiempo y esfuerzo necesario para trasladarse y llevar a cabo su práctica física. Por otro lado, las creencias de valor y de esfuerzos presentaron diferencias significativas entre los diferentes niveles de estudios. Nuestros - 8 - resultados indican que, principalmente los sujetos con preparatoria terminada, nunca han realizado actividad física porque creen que no es lo suficientemente valiosa para su práctica regular y porque consideran que la actividad física no es lo suficientemente valiosa. Cabe señalar que no se localizaron estudios que indagaran sobre estas variables, lo que nos ha impedido realizar las comparaciones pertinentes. Sin embargo, posiblemente estas personas no recibieron, ni reciben apoyo de sus padres, amigos o cualquier otra persona para realizar actividad físico-deportiva, provocando su desmotivación para nunca haber realizado ni experimentado la práctica de actividad física, lo que ha impedido disfrutar y desarrollar el gusto por la práctica física, restándole valor a la misma. 5. Bibliografía Alemán-Mateo, H., Esparza-Romero, J. & Valencia, M. (1999). Antropometría y composición corporal en personas mayores de 60 años. Importancia de la actividad física. 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Efectos de un programa de entrenamiento de fuerza con pesas en nadadores con Síndrome de Down Effects of Weight Resistance Training on Swimmers with Down Syndrome Fabián Víquez Ulate y Andrea Mora Campos Escuela de Ciencias del Deporte de la Universidad Nacional de Costa Rica Resumen: El objetivo de este estudio fue determinar el efecto de un programa de fuerza con pesas, sobre la fuerza máxima en nadadores con Síndrome de Down (SD). Participaron 7 nadadores con SD, 6 hombres y 1 mujer con edades de 23.14 años ± 4.59 y con 6.14 años ± 2.34 de práctica de deporte de la natación. Instrumentos: prueba de 1 repetición máxima (RM) para determinar la fuerza máxima muscular. Procedimiento: el estudio duró 10 semanas (2 semanas de línea de base, 6 semanas de tratamiento y 2 semanas para ver efectos de retención). Resultados: hubo cambios significativos positivos en la fuerza máxima de los músculos pectoral (F=5.768; p=0.006), dorsal (F= 26.770; p=7.45e-007), bíceps femoral (F= 32.530; p=1.76e007), cuádriceps (F= 8.391; p=0.001), tríceps (F= 11.217; p=0.0002) y estas adaptaciones se mantuvieron, sin cambios significativos, durante dos semanas; mientras que el músculo del bíceps (F=4.145; p=0.021) se comportó de una manera diferente pues no tuvo adaptaciones significativas al programa. Palabra clave: Síndrome de Down. Natación. Entrenamiento de fuerza. Abstract: The objective of this study was to determine the effect of weight resistance training on strength in swimmers with Down Syndrome (DS). Seven swimmers with DS participated in the study: 6 men and 1 woman, 23.14 years of age ± 4.59 and with 6.14 years ± 2.34 years of swimming. Instruments: One repetition maximum (RM) test to determine the individual’s maximum muscular strength. Procedure: the study was conducted for 10 weeks (2 weeks at baseline, 6 weeks of treatment and 2 weeks to see the effects of retention). Results: significantly positive changes were detected in the maximum strength of pectoral muscles (F=5.768; p=0.006), dorsal muscles (F = 26.770; p=7.45e-007), femoral biceps (F = 32.530; p=1.76e-007), quadriceps (F = 8.391; p=0.001), triceps (F = 11.217; p=0.0002) and these adjustments were maintained with no significant changes for two weeks, while the biceps muscle (F=4.145; p=0.021) behaved differently since it suffered no significant adjustments during the program. Key words: Down Syndrome, swimming, weight resistance training. 1. Introducción Los sujetos con SD tienen características específicas, como: bajos niveles de fuerza, tono muscular y consumo de oxígeno, alteraciones en la frecuencia cardiaca en reposo y durante el ejercicio, hiperflexibilidad, además de índices elevados de sedentarismo, en comparación con las poblaciones sin SD (Millar, Fernhall y Burkett, 1993; Horvat, Croce, Pitetti y Fernhall, 1999; Guerra, 2000; Pitetti, 2002); y aunque hay estudios que indican que en esta población, los beneficios del ejercicio y actividad física son inciertos por la poca cantidad de publicaciones disponibles (Andriolo, El Dib y Ramos, 2005; Guerra, Cuadrado, Jerónimo y Fernhall, 2009), hay evidencia que muestra que estos se suelen deducir de los beneficios encontrados en la población sin SD (Guerra, 2000). En personas con SD la carencia de fuerza es uno de sus principales problemas, ya que esta es básica para actividades de la vida diaria, aunado que hay estudios que muestran que esta población tiene menos capacidad de producirla (Carmeli, Barchad, Lenger, Coleman, 2002; Horvat, Pitetti y Croce 1997; Horvat et ál., 1999), por tanto, esta cualidad no debe ser olvidada en cualquier plan con objetivos de salud o de rendimiento (Howley y Franks, 1995; Wilmore y Costill, 2007). Si se refiere a programas de ejercicio físico donde se involucra el entrenamiento de fuerza en población con SD, la literatura es escasa pero en los estudios existentes se ha constatado cambios positivos en las variables medidas como resistencia muscular, consumo de oxígeno, flexibilidad, fuerza, porcentaje de grasa y peso (Pitetti y Fernhall, 2004; Heller, Hsieh y Rimmer, 2004; Baynard, Pitetti, Guerra y Fernhall, 2004; Lewis, Fragala-Pinkham, 2005; Andriolo, El Dib y Ramos, 2005; Arent, Karczewski y Greenwood, 2006). Por otro lado, en cuanto a la fuerza y natación, no existe duda de que el aumento de fuerza y potencia de los músculos del nadador se conviertan en mejores tiempos de nado y en cuanto más corta sea la prueba final, Fecha recepción: 30-09-09 - Fecha envío revisores: 19-10-09 - Fecha de aceptación: 16-03-10 Correspondencia: Fabián Víquez Ulate Escuela Ciencias del Deporte Universidad Nacional de Costa Rica E-mail: [email protected] - 10 - mayor rendimiento, por ejemplo un nadador que puede producir una fuerza máxima de 2000N, podrá soportar durante 2 ó 3 minutos cargas de 800N que representaría un 40% de su capacidad, mientras que uno que tenga como fuerza máxima 1000N, solo podría resistir estos 800N unos cuantos segundos, ya que representaría un 80% de su capacidad (Bosco, 1994; Macdougall, Wenger y Green, 1995 Wilmore y Costill, 2007, Baechle y Brennan, 2002, Newton, 2003, Stager y Tanner, 2005). Por ende, la presente investigación plantea contribuir con metodologías apropiadas para el tratamiento de las cualidades físicas en personas con SD y específicamente en practicantes de natación con fines deportivos competitivos. Por tanto, el objetivo de este estudio fue determinar el efecto de un programa de ejercicio de fuerza con pesas sobre la fuerza máxima en nadadores con SD. 2. Materiales y métodos Participaron 7 nadadores con SD, 6 hombres y 1 mujer con una edad de 23.14 años ± 4.59, con 6.14 años ± 2.34 de practicar el deporte de la natación (ver tabla 1 para otras características de los sujetos), estos participantes eran sujetos que entrenaban regularmente con fines de competición deportiva. Los criterios de inclusión fueron: nadadores activos, con SD, pero sin experiencia en el entrenamiento de fuerza con pesas, todos atletas de Olimpiadas Especiales, organización que proporciona entrenamiento deportivo y competición atlética de tipo olímpico, a todas las personas mayores de ocho años de edad con discapacidad intelectual (Olimpiadas Especiales, 2010). Para este estudio se utilizó la prueba de 1 RM (repetición máxima) para evaluar la fuerza muscular recomendada por el ACSM (2009). Para las evaluaciones se utilizaron máquinas de pesas marca Cibex®, con pesos mínimos de 5 lbs (la unidad de medida fue en libras). 2.1. Procedimientos Se citaron a los sujetos con sus padres y madres, para explicarles en qué consistía la investigación y solicitar su consentimiento. Los sujetos al ser nadadores activos, no podían dejar de entrenar en piscina durante el estudio; esto motivó que durante las diez semanas que duró la investigación continuasen nadando tres días a la semana, una hora cada RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) 2.2. Análisis estadístico Se utilizó estadística descriptiva para calcular promedios, desviaciones estándar y porcentajes de cambio. En cuanto a estadística inferencial, se corrió un análisis de t-Student de medidas pareadas para corroborar que no existieran diferencias en la línea base, en las variables dependientes. Además, se realizó el ANOVA de una vía de medidas repetidas y posteriormente se realizó post hoc de Bonferroni, para encontrar entre cuáles mediciones se dieron las diferencias o post hoc LSD (least significant difference), cuando fue necesario (en el caso de diferencias muy pequeñas que no fuesen detectadas con el post hoc de Bonferroni). Los datos se analizaron en el paquete estadístico SPSS versión 8.0 para Windows. Para efectos de este estudio el nivel de alfa fijado fue de 5% (p<0.05). en la línea base, o sea entre el pretest 1 ( X : 86.07 ± 19.08 Libras) y el pretest 2 ( X : 90.72 Libras ± 18.85 Libras), mientras que entre el pretest 2 y el postest 1 ( X : 98.07 Libras ± 22.75 Libras) sí existió diferencias significativas, lo que indica que el tratamiento mejoró la variable fuerza pectoral, ya que como se puede observar en el gráfico 1, se aumentó el peso levantado tras la aplicación del programa. Entre el postest 1 y el postest 2 ( X : 92.15 Libras ± 23.62 Libras) no se encontraron cambios significativos. Es decir que la variable fuerza mejorada en el músculo pectoral, no disminuyó significativamente, después de dos semanas sin entrenamiento de fuerza con pesas. Pretest 1 a Pretest 2: Línea base (2 semanas) Pretest 2 a Postest 1: Tratamiento (6 semanas) Postest 1 a Postest 2: Periodo de retención (2 semanas) 1 20 1 00 80 Libras sesión, con intensidad y carga constante no variable en todas las sesiones durante todo el periodo del estudio, es decir que todos los entrenamientos mantenían el mismo volumen, no solo total si no por segmentos, ya que se dedicaba la misma cantidad de metros para las diferentes segmentos del entrenamiento, técnica, patada, brazada, estilo, calentamiento y vuelta a la calma. El estudio se inició con una medición (pretest 1) y sin aplicación del tratamiento. Posteriormente, dos semanas después, se dio una segunda medición (pretest 2); lo anterior para tener un periodo de línea de base que sirviera de comparación para el periodo posterior de tratamiento, controlando así, los efectos del entrenamiento de natación. Después se aplicó el tratamiento durante seis semanas, iniciando con 3 series de 8 repeticiones al 60% de 1 RM, en la segunda semana se realizó 3 series de 10 repeticiones al 60% de 1 RM, en la tercer semana se realizó 3 series de 10 repeticiones al 70% de 1 RM, cuarta semana se realizó 3 series de 12 repeticiones al 70% de 1 RM, la quinta con 3 series de 12 repeticiones al 80% de 1 RM y sexta se realizó 3 series de 15 repeticiones al 80% de 1 RM. El programa se conformó de 6 ejercicios básico: el press de pecho vertical, remo sentado en máquina, flexión de codo en máquina, extensión de codo en máquina, extensión de rodilla en máquina, flexión de rodilla en máquina. La pausa entre series fue de 1 minuto y entre ejercicios de 3 minutos. La velocidad de ejecución fue de 2 segundos en las fases excéntricas como concéntricas (ACSM, 2009). Al terminar el tratamiento se realizaron otras mediciones (postest 1) para cuantificar los resultados del tratamiento y dos semanas después otra medición (postest 2) para medir el periodo de retención. 60 40 20 0 Pretest 1 Pretest 2 P ostest 1 Me di cio ne s P ostest 2 * = Cambios significativos (p<0.05) reportados entre el Pretest 2 y Postest 1 Gráfico 2. Variaciones entre mediciones para la variable fuerza del músculo dorsal, en un grupo de nadadores con SD, que recibieron un entrenamiento con pesas (n=7) Se realizó un ANOVA de medidas repetidas simple para la variable fuerza en el músculo dorsal y se obtuvieron diferencias significativas (F= 26.770; p=7.45e-007) entre los promedios de las mediciones realizadas. Al realizar el análisis post hoc de Bonferroni se encontró que no hubo diferencias significativas en la línea base, o sea entre el pretest 1 (: 81.50 libras ± 19.14 libras) y el pretest 2 ( X : 89 libras ± 18.52 libras), mientras que entre el pretest 2 y el postest 1 ( X : 107.01 libras ± 19.44 libras) existieron diferencias significativas, ya que se aumentó el peso levantado luego de la aplicación del programa. Entre el postest 1 y el postest 2 ( X : 105.14 libras ± 14.38 libras), no se encontraron Los promedios y desviaciones de este estudio han sido: un total de 7 sujetos , la edad media 23.14 ± 4.59; el peso medio 70.07 ± 7.31, la talla media 1.55 ± 0.07 y la media de los años de práctica 6.14 ± 2.34. El ANOVA de medidas repetidas simple para la variable fuerza en el músculo pectoral, mostró diferencias significativas (F=5.768; p=0.006) entre los promedios de las mediciones ejecutadas. Al realizar el análisis post hoc de Bonferroni se encontró que no hubo diferencias significativas Pretest 1 a Pretest 2: Línea base (2 semanas) Pretest 2 a Postest 1: Tratamiento (6 semanas) Postest 1 a Postest 2: Periodo de retención (2 semanas) 100 98 96 94 92 90 88 86 84 82 80 cambios significativos, es decir que la fuerza mejorada del músculo dorsal no disminuyó significativamente, después de dos semanas sin entrenamiento de fuerza con pesas. Pretest 1 a Pretest 2: Línea base (2 semanas) Pretest 2 a Postest 1: Tratamiento (6 semanas) Postest 1 a Postest 2: Periodo de retención (2 semanas) 90 80 70 60 50 40 Libra s 3. Resultados 30 20 10 0 Pret est 1 Pret est 2 P oste st 1 M e di cio n e s P o st est 2 * = Cambios significativos (p<0.05) reportados entre el Pretest 2 y Postest 1 Gráfico 3. Variaciones entre mediciones para la variable fuerza del músculo bíceps femoral, en un grupo de nadadores con SD, que recibieron un entrenamiento de fuerza con pesas (n=7) Pretest 1 Pretest 2 Po stest 1 Postest 2 Medicio nes * = Cambios significativos (p<0.05) reportados entre el Pretest 2 y Postest 1 Gráfico 1. Variaciones en las mediciones para la variable fuerza del músculo pectoral, en un grupo de nadadores con SD, que recibieron un entrenamiento de fuerza con pesas (n=7) Número 19, 2011 (1º semestre) Mediante un ANOVA de medidas repetidas simple para la variable fuerza del músculo bíceps femoral, se mostró que hubo diferencias significativas (F= 32.530; p=1.76e-007) entre los promedios de las mediciones realizadas. Al realizar el análisis post hoc de Bonferroni, se RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 11 - encontró que no hubo diferencias significativas en la línea base, o sea entre el pretest 1 (: 50 ± 5.59 libras) y el pretest 2 (: 52.14 libras ± 6.83 libras), mientras que entre el pretest 2 y el postest 1 (: 77.22 libras ± 15.13 libras), sí hubo diferencias significativas, ya que cómo se pudo observar el peso que lograron levantar fue mayor después de la aplicación del tratamiento. Entre el postest 1 y el postest 2 (: 72.15 libras ± 11.55 libras) no existieron cambios significativos, lo que quiere decir que la variable estudiada no disminuyó significativamente, después de dos semanas sin entrenamiento de fuerza con pesas. Pretest 1 a Pretest 2: Línea base (2 semanas) Pretest 2 a Postest 1: Tratamiento (6 semanas) Postest 1 a Postest 2: Periodo de retención (2 semanas) 70 60 postest 1 ( X : 125.07 libras ± 22.40 libras), existieron diferencias significativas, lo que indica que el tratamiento mejoró la variable fuerza del cuadriceps, ya que como se pudo ver, lograron levantar más peso finalizada la aplicación del programa. Entre el postest 1 y el postest 2 (: 117.81 libras ± 16.55 libras) no se hallaron cambios significativos, es decir que en la variable fuerza del cuádriceps, los efectos alcanzados no se redujeron, después de dos semanas sin entrenamiento de fuerza con pesas. El ANOVA de medidas repetidas simple para la variable fuerza del músculo bíceps, mostró diferencias significativas (F=4.145; p=0.021) entre los promedios de las mediciones efectuadas. Al realizar el análisis post hoc de Bonferroni, se encontró que entre el pretest 1 ( X : 35.37 50 libras ± 6.85 libras) y el pretest 2 ( X : 36.31 libras ± 10.27 libras), no Libra s 40 hubo diferencias significativas. Además, entre el pretest 2 y el postest 1 30 20 ( X : 43.30 libras ± 10.83 libras) no existió diferencias significativas, lo 10 que muestra que el tratamiento no mejoró la variable fuerza del bíceps, ya que cómo se pudo observar no aumentó significativamente el peso que levantaron luego de la aplicación del programa. Entre el Postest 1 y 0 Pretest 1 Pr etest 2 Po stest 1 Me dici o n e s Postest 2 el Postest 2 ( X : 37.10 libras ± 9.90 libras), se encontraron cambios * = Cambios significativos (p<0.05) reportados entre el Pretest 2 y Postest 1 Gráfico 4. Variaciones entre mediciones para la variable fuerza del músculo tríceps, en un grupo de nadadores con SD, que recibieron un entrenamiento de fuerza con pesas (n=7) significativos, es decir que la fuerza del bíceps disminuyó significativamente después de dos semanas sin entrenamiento de fuerza con pesas. Se efectuó un ANOVA de medidas repetidas simple, para la variable fuerza del músculo tríceps y se obtuvieron diferencias significativas (F= 11.217; p=0.0002) entre los promedios de las mediciones realizadas. Al realizar el análisis post hoc de Bonferroni se encontró que no hubo diferencias significativas en la línea base entre el pretest 1 (: 44.88 libras ± 8.61 libras) y el pretest 2 (: 45.07 libras ± 8.65 libras), mientras que entre el pretest 2 y el postest 1 (: 59.52 libras ± 14.73 libras) sí se observaron diferencias significativas, lo que indica que el tratamiento mejoró la variable dependiente, ya que cómo se pudo observar lograron levantar más peso después de la aplicar el tratamiento. Entre el postest 1 y el postest 2 (: 60.25 libras ± 15.16 libras) no se encontraron cambios significativos, es decir en la variable fuerza del músculo tríceps, no disminuyeron significativamente los efectos alcanzados, después de dos semanas sin entrenamiento de fuerza con pesas. Pretest 1 a Pretest 2: Línea base (2 semanas) Pretest 2 a Postest 1: Tratamiento (6 semanas) Postest 1 a Postest 2: Periodo de retención (2 semanas) Libras 50 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 Pretest 1 Pretest 2 Postest 1 Me di ci on e s Postest 2 * = Cambios significativos (p<0.05) reportados entre el Pretest 2 y Postest 1 Pretest 1 a Pretest 2: Línea base (2 semanas) Pretest 2 a Postest 1: Tratamiento (6 semanas) Postest 1 a Postest 2: Periodo de retención (2 semanas) 100 98 96 94 92 90 88 86 84 82 80 En la tabla 2 se observa los porcentajes de cambio que tuvieron los sujetos del estudio, después de haber realizado el tratamiento de 6 semanas de entrenamiento de fuerza con pesas, así como el porcentaje de cambio obtenido dos semanas después (periodo de retención). Como se puede observar, en todos los músculos implicados en el tratamiento, se dio una ganancia de fuerza entre un 8% y un 48%, con un promedio de 25.42% ± 13.55, mientras que 2 semanas después de terminar el Pretest 1 Pretest 2 Postest 1 Po stest 2 Me dicio ne s * = Cambios significativos (p<0.05) reportados entre el Pretest 2 y Postest 1 Gráfico 5. Variaciones entre mediciones para la variable fuerza del músculo cuadriceps, en un grupo de nadadores con SD, que recibieron un entrenamiento de fuerza con pesas (n=7) Se realizó un ANOVA de medidas repetidas simple para la variable fuerza del músculo cuadríceps y se hallaron diferencias significativas (F= 8.391; p=0.001) entre los promedios de las mediciones realizadas. Al efectuar el análisis post hoc LSD (se aplicó este, dado que las diferencias entre mediciones eran pequeñas para que fuesen detectadas por el análisis de Bonferroni), se halló que no existieron diferencias significativas en la línea base entre el pretest 1 (: 93.84 libras ± 21.93 libras) y el pretest 2 ( X : 100.07 libras ± 22.54 libras), mientras que entre el pretest 2 y el - 12 - Gráfico 6. Variaciones entre mediciones para la variable fuerza del músculo bíceps, en un grupo de nadadores con SD, que recibieron un entrenamiento de fuerza con pesas (n=7) Tabla 2. Resumen de porcentajes de cambio y de retención de la fuerza en los diferentes músculos trabajados en un grupo de nadadores con SD, mediante un entrenamiento de fuerza con pesas (n=7) Músculo tratado Pectoral Porcentaje de cambio Luego del tratamiento (entre pre 2 y post 1) Retención de fuerza 2 semanas después de terminar tratamiento (entre post 1 y post 2) 8.1% -6 % Dorsal 20.23% -1.7% Bíceps femoral 48.05% -6.5% Cuádriceps 24.98% -5.8% Bíceps 19.25% -14.31% 32% 1.2% Tríceps Nota: los porcentajes de cambio fueron determinados con las siguiente fórmula: [(Post 1 - Pre 2) / Pre 2] * 100. RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) tratamiento, se dio una caída porcentual de la fuerza entre un 1% y un 14%, con un promedio de 6.92% ± 4.9, excepto para la fuerza del tríceps, pues a diferencia de los demás músculos, aumentó un 1.2%, luego de no entrenarlo con pesas. 4. Discusión El objetivo de este estudio fue determinar el efecto de un programa de ejercicio de fuerza con pesas sobre la fuerza máxima en nadadores con SD. En la variable fuerza, para todos los músculos, no existieron cambios en la línea base, lo que demuestra que el trabajo de piscina realizado durante el periodo de línea base, no influyó significativamente en estas variables. Por otro lado, al aplicarle a la población con SD el trabajo de fuerza con pesas, en la etapa posterior a la línea base, sí se obtuvieron cambios significativos en todos los músculos a excepción del músculo del bíceps. La ganancia de fuerza producto del entrenamiento con pesas ha sido demostrada en personas regulares (Aceña, Díaz, González, Juárez y Navarro, 2007; Willmore y Costill, 2007 y Bosco, 1994). En sujetos con SD, son pocos los estudios existentes, donde se hayan reportado ganancias en fuerza, debido a entrenamiento con pesas. Entre los pocos estudios disponibles (Guerra y otros, 2000), se cuenta con el de Lewis y Fragala-Pinkham (2005), que realizaron un estudio de caso único (una niña de 10.5 años de edad con SD) y encontraron beneficios en la variable fuerza después de 6 semanas de entrenamiento de con pesas. Del mismo modo, Rimmer y otros (2004), reportaron también cambios significativos en personas con SD, después de 12 semanas de entrenamiento con pesas; y otro estudio es el de Arent, Karczewski y Greenwood (2006), quienes encontraron cambios significativos para la variable fuerza en musculatura pectoral, extensión flexión de hombro (p<0.01), después de 8 semanas de entrenamiento de fuerza con pesas, en sujetos con SD, que se preparaban para asistir a Olimpiadas Especiales de Verano, de forma similar a lo que ocurría con los sujetos de la presente investigación. Por su parte, ACSM (2009) reporta que existen ganancia de fuerza posterior a un entrenamiento de pesas de aproximadamente 20-50% en población regulares. En el presente estudio se encontraron porcentajes de cambio en fuerza de 8% a 48%, con un promedio de 25.42 % en los grupos musculares indicados antes, semejantes a reportados por el ACSM. Las mejoras en fuerza, obtenidas en población con SD, mostradas en los estudios ya citados y en la presente investigación, podrían deberse a varias adaptaciones propias del trabajo de fuerza con pesas, tanto estructurales, neuromusculares como de ejecución. En cuanto a la parte estructural, la hipertrofia, que es el signo más visible del entrenamiento de la fuerza, es un fenómeno que responde al aumento del área de una sección transversal de las fibras musculares y que trae consigo, mayor capacidad para realizar fuerza (Bompa, 2000; Willmore y Costill, 2007). En la parte neuromuscular, las mejoras pudieron deberse al patrón de reclutamiento de las unidades motoras y la sincronización de éstas, además de una mejoría de la precipitación de la contracción muscular, del número de neuronas implicadas y del tipo de neurona, así como el contrarrestar los impulsos inhibidores, lo que permite que los músculos se contraigan con mayor potencia. También es necesario destacar que la capacidad de reacción de los nervios y su selectividad mejora, entonces el aparato nervioso aprende a evitar contracciones musculares inútiles, lo que lo hace más efectivo (Bompa, 2000; Willmore y Costill, 2007). Asimismo, las mejoras pudieron también deberse a la parte de ejecución de la práctica repetitiva de un ejercicio, ya que esto va a llevar a su aprendizaje, y a una mejor técnica de ejecución, lo que pudo influenciar que los sujetos del estudio levantaran más carga, según lo indica Howley y Franks (1995), al decir que una buena técnica ayuda a tener un mejor desarrollo muscular y levantar más peso. Hay poca información sobre la retención de la fuerza post programas de ejercicios en personas con SD. Algunos autores han estudiado la retención de fuerza en un grupo personas sin SD (Aceña y otros, 2007). Este estudio demostró que la mejora en fuerza alcanzada tras el periodo Número 19, 2011 (1º semestre) de tratamiento, se mantuvo durante las dos semanas posteriores al programa de entrenamiento aplicado, esto es de gran importancia, ya que se puede utilizar en las planificaciones, sobre todo en las puntas deportivas, pues se puede dejar de entrenar fuerza con pesas, dos semanas antes de la competición, sin perder significativamente las adaptaciones y dedicarle tiempo a otros componentes técnicos o tácticos y de descanso que se requieran, propios de la fase de competición, como proponen otros investigadores (Stager y Tanner, 2005). Por otro lado, en la misma variable de fuerza en el músculo bíceps, se encontró un comportamiento diferente, aunque se mantuvo el nivel de fuerza de la línea base (antes de aplicar el programa), se observó una tendencia a mejorar después de realizar el tratamiento, no obstante, después de dos semanas de haber finalizado el entrenamiento, la fuerza cayó significativamente en ese periodo. Este comportamiento observado solo en el bíceps, se pudo deber a algunas características propias del SD y a otras propias de la evaluación que pudieron influir, y no tanto a factores de adaptación del músculo al entrenamiento. Un factor podría ser, que las personas con SD tienen menos tolerancia al dolor agudo producido por el ejercicio y reportan una menos amenidad a realizar ejercicio físico que sujetos sin SD (Whitt-Glover, O’Neill, Stettler, 2006 y Eberhard, Eterradossi, Rapacchi, 1989), si se tiene en cuenta esta baja aptitud al esfuerzo o a la fatiga y se considera que el músculo bíceps es más pequeño que los otros que se entrenaron, se puede considerar que el dolor que se puede percibir al realizar 1 RM, sería más intenso que en grupos musculares más grandes, lo cual limitaría su entrenabilidad y la evaluación de fuerza en ese músculo al hacer 1 RM en esta población. No obstante, en el estudio no se midió el grado de molestias o dolor provocado por el entrenamiento o por las pruebas físicas, lo cual sería un aspecto interesante de valorar en futuros estudios. Otra variable que pudo afectar la evaluación y se podría tener en cuenta en futuros estudios, es que el músculo bíceps tiene menos capacidad de producir fuerza que un músculo más grande y consecuentemente, de mover menos peso que uno más grande. Ahora bien, la máquina usada para hacer el ejercicio de bíceps, solamente permite hacer aumentos o disminuciones de 5 libras de peso. Esta variación de 5 libras, limita el poder detectar otras mejorías menores a 5 libras, la ganancia pudo haber sido menor a ese peso y no haberse detectado. Por otro lado, lo acontecido con el bíceps, no pasó con el músculo tríceps, que aunque es otro de los músculos pequeños evaluados, está más adaptado al ejercicio específico de los sujetos estudiados, por la gran cantidad de extensiones que realizan al nadar y este es uno de los músculos más utilizados en esta disciplina deportiva (Stager y Tanner, 2005; Baechle y Brennan, 2002), lo que explica por qué su comportamiento pudo ser diferente al del bíceps, pese a ser un músculo relativamente pequeño. Este argumento sirve, además para ampliar la explicación de los resultados mostrados por el bíceps, pues este músculo no se implica tanto durante los esfuerzos en la natación, como los demás músculos valorados. De los resultados encontrados, se destaca los beneficios físicos que el entrenamiento fuerza con pesas, puede traer a las personas con SD, no solo a en el nivel de salud, donde puede ayudar a mejorar su calidad de vida, sino también en variables de rendimiento como la fuerza, primordiales en deportes como la natación.Además de que es importante, dar más pasos en la investigación del rendimiento físico en población con SD, con el fin de mejorar algunos aspectos propios de la planificación y el entrenamiento deportivo, para que se ajusten de manera más precisa a las características propias del SD. 5. Conclusión Un programa de fuerza con pesas, con una duración de 6 semanas para personas con SD, mejora la fuerza en los músculos pectoral, dorsal, bíceps femoral, cuadríceps y tríceps; y estas mejoras se mantienen durante las dos semanas posteriores a la culminación del entrenamiento, lo que puede llegar a ser beneficioso para mejorar el rendimiento deportivo de esta población así como su calidad de vida, si se realiza de forma constante. RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 13 - 6. Bibliografía Aceña, R., Díaz, G., González, J., Juárez, D. y Navarro, F. (2007). Efecto sobre la mejora y retención de la fuerza de un programa de entrenamiento de fuerza con cargas concentradas en sujetos no entrenados. International Journal of Sport Science, 3 (7), 24-33. Arent, S., Karczewski, M. y Greenwood, J. (2006). Improving active range of motion of athletes with Down syndrome throung strength training. 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Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación 2011, nº 19, pp. 15-18 © Copyright: 2011 Federación Española de Asociaciones de Docentes de Educación Física (FEADEF) ISSN: Edición impresa: 1579-1726. Edición Web: 1988-2041 (www.retos.org). La toma de decisiones en los árbitros de alto nivel High level referees’ decisions making David Molero López-Barajas Universidad de Jaén Resumen: Presentamos un estudio basado en el análisis de la toma de decisiones realizadas por una muestra de 53 árbitros de balonmano (n=53) a partir de las puntuaciones obtenidas en la adaptación española del Decision Making Questionnaire en cada uno de sus factores: estrés en la toma de decisiones, decisión rápida con incertidumbre y determinación del compromiso en la toma de decisiones. Realizamos diferentes análisis de la varianza entre la categoría y edad de los árbitros y la toma de decisiones realizadas. Hemos encontrado diferencias significativas en los tres factores considerados en función de la categoría de los árbitros pero no en función de la edad de los mismos. Junto a los datos obtenidos y analizados se presentan unas líneas futuras de actuación en las cuales se consideran las bases para la tutorización de este colectivo. Palabra clave: toma de decisiones, arbitraje, deportes colectivos. Abstract: We show, in this work, a study based on the analysis of handball referees’ decisions making from the marks got in the spanish adaptation of Decision Making Questionnaire dealing with the following factors: stress in making decisions, quick decision with uncertainty and determination in the commitment of decisions making. We found significant differences in the three factors considered in function of the category of referees but not in terms of their age. With the data are collected and analyzed future lines of action considered in which the basis for this group tutoring. Key words: decision-making, refereeing, collective sports. 1. Introducción La toma de decisiones en el contexto deportivo tuvo sus orígenes en las aportaciones de otros ámbitos de conocimiento, las cuáles sirvieron de base epistemológica a ésta originando diversos campos de investigación. Si realizamos una búsqueda en la base de datos ERIC del descriptor Decision-Making (toma de decisiones), encontramos 4557 registros relacionados con él entre los años 1998 y 2009. Los primeros estudios sobre la toma de decisiones en el deporte están basados en investigaciones realizadas en contextos artificiales o estudios de laboratorio, en donde se intentaba reproducir las realidades deportivas. Pero, como los lectores entenderán, estas primeras aproximaciones distan mucho de la realidad deportiva. Entre ellas destacamos los estudios de Alain y Proteau (1977), Fleury y Carriere (1989). Más adelante, se desarrollaron otros trabajos en contextos más naturales, estudios de campo, como los basados en las capacidades para evocar y reconocer patrones de información y los relacionados con los patrones visuales perceptivos que utilizan los deportistas (Abernethy y Russell, 1987; Abernethy, 1990) o los relacionados con el feed-back de la toma de decisiones de deportistas (French y Thomas, 1987). También merecen especial atención las investigaciones realizadas en nuestro contexto, entre las que destacamos, sin ánimo de exhaustividad, los estudios de Buceta (1998), Ruiz, Graupera y Navarro (2000), Ruiz, Mendoza, del Valle y Sánchez (2001), Escartí (2002), Guillen et al (2003), Ruiz y Arruza (2005) y Ruiz y Graupera (2005), o los recientes estudios de Ureña, Alarcón y Ureña (2009) y García, Ruiz y Graupera (2009) los cuales analizan la toma de decisiones en el ámbito de deportes de equipo. Pero los inicios del estudio y análisis de la toma de decisiones en el arbitraje deportivo son más recientes, teniendo un campo de investigación menos dilatado en el tiempo, pero no por ello menos productivo. En el estudio de Plessner y Haar (2006) quedan evidenciados los cuatro componentes principales que afectan a la toma de decisiones de los jueces deportivos: percepción, clasificación, procesos de memorización e integración de la información. Estas evidencias están argumentadas en la secuencia del procesamiento de la información aplicada a los árbitros elaborada por Fecha recepción: 11-01-10 - Fecha envío revisores: 22-03-10 - Fecha de aceptación: 25-09-10 Correspondencia: David Molero López-Barajas Campus Las Lagunillas, s/n Universidad de Jaén. 23071 – Jaén E-mail: [email protected] Número 19, 2011 (1º semestre) Bless et al (2004), en donde se considera que los estímulos y los acontecimientos a los que se enfrentan los árbitros recibirán las respuestas adecuadas si se percibe, se clasifica, se organiza el conocimiento y se integra la información (véase Figura 1). Son bastantes las evidencias empíricas propuestas por los anteriores autores, las cuales justifican la presencia de los citados componentes en el proceso de toma decisiones de los jueces deportivos. En relación con el estudio de la percepción, dentro del procesamiento de la información, hemos analizado varios estudios basados en las percepciones del colectivo arbitral (Ford et al, 1995; Oudejans et al, 2000; Baldo et al, 2002; Oudejans et al, 2005; Hensen et al, 2006). También encontramos numerosas referencias relacionadas con la clasificación en el procesamiento de la información, como las basadas en el color de las equipaciones de los deportistas (Frank y Gilovich, 1988; Tiryaki, 2005), o en las relacionadas con la influencia de estereotipos en fútbol (Coulomb-Cabagno et al, 2005), o el trabajo de Souchon et al (2004) basado en el análisis de los estereotipos en función del género de los deportistas y las decisiones de los árbitros de balonmano, el estudio de Stone et al realizados con árbitros de baloncesto (1997) y el trabajo de Jacobs y Eccles (1992) basado en las percepciones en función del género por los jueces o árbitros. Otros estudios relevantes en relación con el procesamiento de la información realizada por los árbitros, son los basados en la reputación (Jones et al, 2002; Findlay y Ste-Marie, 2004) y los que se basan en la comunicación y en la expresión corporal (Greenless et al, 2005a; Grennless et al, 2005b). En relación con los procesos de memorización y organización del conocimiento, destacamos los trabajos de Ste-Marie et al (Ste-Marie et Memoria y organización del conocimiento Percepción Estímulos o acontecimientos Clasificación Integración de la información Comportamientos Actuaciones Respuestas Figura 1. Secuencia del procesamiento de información aplicada a árbitros (Fuente: Adaptado de Bless et al, 2004) RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 15 - al, 2001; Ste-Marie, 2003) y el de Unkelbach et al (2006). En el componente del procesamiento de la información en la toma de decisiones en el arbitraje que falta aún por revisar, la integración de la información, destacamos las evidencias encontradas en diversos estudios como los de Snnibe et al (2003), Burns (2004) y Brand et al (2006). En nuestra investigación hemos elegido el estudio de la toma de decisiones realizadas por los árbitros españoles de balonmano de las categorías más elevadas por ser España campeona del mundo en el año 2005, considerando que el colectivo analizado sería una muestra de referencia en el mundo del arbitraje al conocerse la liga española de balonmano como la mejor liga profesional del mundo. El problema de investigación que nos planteamos aborda varias cuestiones, la primera de ellas es conocer las decisiones que toman los árbitros españoles de balonmano de las máximas categorías. La segunda cuestión es determinar si existen diferencias, a nivel estadístico, entre la edad y categoría de los árbitros de balonmano españoles y la toma de decisiones que éstos realizan. Considerando el problema de investigación los objetivos del estudio, con carácter general, son los siguientes: (1) conocer la toma de decisiones que realizan los árbitros de las dos máximas categorías del balonmano español, (2) analizar la existencia de diferencias estadísticamente significativas entre las valoraciones realizadas por los árbitros de los dos grupos estudiados en cada uno de los factores considerados, y (3) determinar la existencia de diferencias significativas, a nivel estadístico, entre la edad de los participantes en el estudio y los resultados obtenidos en cada una de los factores de la toma de decisiones analizados. 2. Material y método 2.1. Sujetos La muestra está compuesta por 53 árbitros (n = 53) de las máximas categorías del balonmano español, distribuidos de la siguiente manera: 22 de División de Honor «Élite» y 31 de División de Honor (a partir de ahora DHE y DH) asistentes al curso de formación y actualización. Esta acción formativa está organizada por el Comité Técnico de Árbitros de la Real Federación Española de Balonmano (a partir de ahora RFEBM), celebrándose cada temporada al final del mes de diciembre coincidiendo con el descanso de la competición. La selección de los sujetos de la muestra responde a un muestro no probabilístico de tipo casual (Tójar y Matas, 2009, p. 149). A pesar de ello, la muestra es prácticamente la población de árbitros de estas categorías, ya que las plantillas oficiales de DHE y DH para la temporada 2006/2007 eran de 29 y 46 árbitros, respectivamente (RFEBM, 2007). La muestra seleccionada equivale a un 70,66% de la población (véase Tabla 1). La distribución de la muestra en función de los cinco grupos de edad considerados es la siguiente: 2 sujetos tienen entre 21 y 25 años de edad (3,78%), 7 tienen entre 26 y 30 años de edad (13,20%), 25 sujetos tienen entre 31 y 35 años de edad (47,17%), 10 encuestados tienen entre 36 y 40 años de edad (18,87%) y por último 9 sujetos tienen entre 41 y 45 años de edad (16,98%). Tabla 1. Distribución de la muestra Población (N) Frecuencia % de la Población División de Honor Élite (DHE) 29 22 75,86% División de Honor (DH) 46 31 67,39% Total 75 53 70,66% Tabla 2. Descriptivos obtenidos en cada Factor y puntuación global. División Honor Élite Media Desv. típica Suma (PD) Factor 1 1,3417 0,2439 Factor 2 1,3535 Factor 3 2,0443 Global 1,5798 - 16 - 2.3. Método Esta investigación es de tipo no experimental y de carácter transversal, empleando una metodología que combina los estudios descriptivos y los de relación. Se han realizado las pruebas para analizar los supuestos del análisis de varianza de normalidad, homogeneidad de las varianzas e independencia (Catena, Ramos y Trujillo, 2003, pp. 62-63) para los análisis de la varianza realizados; ejecutándose todos los procedimientos estadísticos a un nivel de confianza del 95%. 2.4. Procedimiento El cuestionario fue contestado por la muestra durante el curso de formación de árbitros de balonmano de las máximas categorías que se realiza anualmente al final del mes de diciembre (en nuestro caso diciembre de 2006) como ya indicamos con anterioridad. Los sujetos cumplimentaron el instrumento tras recibir unas normas para su contestación y de esta manera homogeneizar la aplicación del mismo. Para la corrección del cuestionario y la obtención de los resultados, se utilizó el mismo procedimiento seguido por otros autores (Mann, 1982; Gimeno, Buceta, Lahoz y Sanz, 1998), asignando a cada alternativa de respuesta un valor numérico, en nuestro caso: un 1 a la categoría nunca, un 2 a la categoría a veces y un 3 a la categoría siempre, salvo en los ítems de puntuación inversa. Muestra (n) Frecuencia Toda la Muestra 2.2. Instrumento Para la recogida de la información, utilizamos la adaptación de Gimeno, Buceta, Lahoz y Sanz (1998, p. 253) del cuestionario Decision Making Questionnaire II -DMQ-II- de Mann (1982) basado en la Teoría del Conflicto en la Toma de Decisiones y su posterior traducción al español del mismo de Barbero et al (1993), vinculándolo con el arbitraje en deportes en donde aparecen dos o más árbitros con responsabilidades compartidas. Existen diversos estudios que han tratado esta temática en diversos contextos tanto en el panorama internacional (Mann et al, 1997; Rulence-Pâques, Fruchart, Dru y Mullet, 2005), como en el nacional (Barbero, Vila, Maciá, Pérez-Llantada y Navas, 1993; Gimeno, Buceta, Lahoz y Sanz, 1998) utilizando en ellos instrumentos similares al elegido. El cuestionario que hemos empleado está compuesto por 31 ítems con tres alternativas de respuesta. Los tres factores encontrados por sus autores son: (1) Estrés en la toma de decisiones: Manejo de deficientes estrategias de afrontamiento del estrés en la toma de decisiones, compuesto por 18 ítems; (2) Decisión rápida con incertidumbre: Toma de decisiones en circunstancias que se presentan de manera inesperada y a las que hay que dar respuestas inmediatas sin disponer de toda la información. Este factor tiene 6 ítems, teniendo tres de ellos puntuaciones inversas (formulación negativa); (3) Determinación y compromiso en la toma de decisiones: Claridad y utilización de escape-evitación en la toma de decisiones, con un total de 5 cuestiones. En la versión original del cuestionario utilizada Gimeno, Buceta, Lahoz y Sanz (1998), siguiendo las indicaciones de sus autores, se eliminaron dos ítems (13 y 21), los cuales no tenían un peso específico en ninguno de los factores considerados. La versión del cuestionario empleada tiene un coeficiente de fiabilidad alfa igual a 0,80. División Honor B Media Desv. típica Suma (PD) Media Desv. típica Suma (PD) 24,1321 1,3384 ,3032 24,0455 1,3441 ,1969 24,1935 0,2439 8,0377 1,3864 ,2540 8,3182 1,3301 ,2379 7,8387 0,2727 10,0755 1,9386 ,3236 9,6364 2,1194 ,2039 10,3871 0,1703 42,2453 1,5545 ,2299 42,00 1,5978 ,1116 42,4194 3. Resultados Presentaremos los resultados diferenciándolos en función de los objetivos que nos hemos planteado, analizando en primer lugar las puntuaciones obtenidas en cada uno de los factores. A continuación, realizamos dos análisis de varianza entre la toma de decisiones realizadas por la muestra en función de la edad y la categoría a la que pertenecen. 3.1. Estudio descriptivo Las valoraciones realizadas en cada una de las dimensiones consideradas, así como la valoración global, aparecen reflejadas en la Tabla 2. El Factor que ha recibido la mayor puntuación por la muestra considerada ha sido el Factor 3, Determinación y compromiso en la RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) Toma de Decisiones, con una puntuación media de 2,04; seguido del Factor 2, Decisión rápida con incertidumbre y del Factor 1, Estrés en la Toma de Decisiones, con puntuaciones medias similares de 1,35 y 1,34, respectivamente. Si analizamos las medidas de dispersión que presentamos, desviaciones típicas, comprobamos que las respuestas de los encuestados Tabla 3. ANOVA: Categoría de los árbitros y toma de decisiones Factor Factor 1: Estrés Toma Decisión (F1) Factor 2: Decisión rápida con incertidumbre (F2) Factor 3: Determinación Compromiso Toma Decisiones (F3) Puntuación global Toma de Deci siones Varianza Suma de cuadrados gl Media cuadrática Inter.-grupos ,000 1 ,000 Intra-grupos 3,095 51 ,061 Total 3,095 52 Inter.-grupos ,041 1 ,041 Intra-grupos 3,053 51 ,060 Total 3,094 52 Inter.-grupos ,420 1 ,420 Intra-grupos 3,448 51 ,068 Total 3,868 52 Inter.-grupos ,024 1 ,024 Intra-grupos 1,485 51 ,029 Total 1,509 52 F Sig. ,007 ,934 ,680 ,413 6,216 ,016* ,832 ,366 *Hay diferencias significativas a nivel estadístico (p<0.05) V. Independientes: Categoría (grupo 1: DH Elite, grupo 2: DHB). V. Dependientes: F1, F2, F3, Global Toma Decisiones. no están muy dispersas, ya que las desviaciones típicas obtenidas en cada uno de los factores, así como en la valoración global, no son elevadas. Éste dato nos permite afirmar que el grupo de árbitros que estamos estudiando es homogéneo con respecto a las variables analizadas. 3.2. Análisis de la varianza Presentamos los análisis de la varianza realizados, informando de los resultados obtenidos según las indicaciones de la comunidad científica (Aron y Aron, 2001) informando de los grados de libertad (gl), el valor de la F de Fisher obtenido, la probabilidad (p), el tamaño del efecto (K²) y de la potencia estadística. En el primero de los ANOVA analizamos la existencia de diferencias estadísticamente significativas entre la categoría en la que militan los árbitros y las puntuaciones obtenidas en cada Factor y en la puntuación global (véase Tabla 3). Para la primera de las variables dependientes consideradas, Factor 1, no hemos apreciado diferencias significativas a nivel estadístico [F(1,51)=0,007; p=0,934; tamaño efecto (K²)=0,000, potencia estadística 5,10%]. En el Factor 2, tampoco tenemos evidencias de significatividad en las diferencias para los grados de libertad considerados [F(1,51) = 0,680; p=0,413; tamaño efecto (K²)=0,013, potencia estadística 12,8%]. Para el tercero de los Factores, si hemos encontrados diferencias significativas a nivel estadístico [F(1,51) = 6,216; p=0,016; tamaño efecto (K²)=0,109, potencia estadística 68,7%], por lo que podemos afirmar que entre los dos grupos considerados (DH «Élite» y DHB) hay comportamientos diferentes en las razones que determinan los compromisos en la toma de decisiones a favor de la máxima categoría en este factor. Tabla 4. ANOVA: Edad de los árbitros y toma de decisiones Factor Factor 1: Estrés Toma Decisión (F1) Factor 2: Decisión rápida con incertidumbre (F2) Factor 3: Determinación Compromiso Toma Decisiones (F3) Puntuación global Toma de Decisiones Varianza Suma de cuadrados gl Media cuadrática Inter.-grupos ,287 4 ,072 Intra-grupos 2,808 48 ,059 Total 3,095 52 Inter.-grupos ,281 4 ,070 Intra-grupos 2,813 48 ,059 Total 3,094 52 Inter.-grupos ,105 4 ,026 Intra-grupos 3,763 48 ,078 52 Total 3,868 Inter.-grupos ,044 4 ,011 Intra-grupos 1,465 48 ,031 Total 1,509 52 F Sig. 1,225 ,313 1,199 ,324 ,334 ,854 ,364 ,833 No Hay diferencias significativas a nivel estadístico (p>0.05) V. Independientes: Edad (21-25, 26-30, 31-35, 36-40, 40-45). V. Dependientes: F1, F2, F3, Global Toma Decisiones. Número 19, 2011 (1º semestre) Para la última de las variables dependientes de este ANOVA, la Puntuación Global en la toma de decisiones, no existen evidencias empíricas que avalen la existencia de diferencias significativas entre los dos grupos estudiados [F(1,51) = 0,832; p = 0,366; tamaño efecto (K²)=0,016, potencia estadística 14,6%]. En el segundo análisis de la varianza, estudio de la existencia de diferencias significativas entre los cinco grupos de edad de los árbitros considerados y las puntuaciones obtenidas en cada Factor y en la puntuación global (véase Tabla 4), no hemos obtenido significatividad en ninguna de las variables dependientes consideradas: F1 [F(4,48)=1,225; p=0,313; efecto (K²)=0,430, potencia estadística 69,4%], F2 [F(4,48)=1,199; p=0,324; efecto (K²)=0,331, potencia estadística 46,5%], F3 [F(4,48)=0,334; p=0,854; efecto (K²)=0,420, potencia estadística 67,1%] y Puntuación Global [F(4,48)=0,364; p=0,833; efecto (K²)=0,379, potencia estadística 57,5%], respectivamente, con probabilidades mayores a 0.05 (p>0.05) en todos los casos. Ya que no existen diferencias significativas entre las variables consideradas, no ha sido preciso realizar una prueba a posteriori o post hoc para determinar entre cuáles de los 5 grupos de edad analizados se encontrarían las diferencias. Si merece especial atención los valores del tamaño del efecto (K²) y de la potencia estadística en los resultados de este ANOVA, a pesar de no encontrarse significatividad. 4. Discusión Como hemos visto reflejado en los datos presentados con anterioridad, al presentar los resultados en función de los objetivos de la investigación planteados; los árbitros de las máximas categorías del balonmano español obtienen puntuaciones medias para cada uno de los factores analizados que nos permiten afirmar de manera global que toman las decisiones esperadas en la mayoría de las ocasiones. Pero sin embargo, el Estrés en la Toma de Decisiones y las Decisiones rápidas con incertidumbre precisan ser mejoradas por parte del colectivo arbitral. En relación con los diferentes análisis de varianza realizados, solo hemos encontrado diferencias significativas a nivel estadístico entre los dos grupos o categorías arbitrales consideradas en el Factor 3, Determinación de compromiso en la Toma de Decisión, el cual ha sido en el que la muestra ha obtenido mayores puntuaciones, y en donde la puntuación media de los árbitros de DH «Élite» (media igual a 2,11) es sensiblemente superior a la de sus compañeros de División de Honor B (media igual a 1,93). Los resultados obtenidos guardan relación con los de otros trabajos previos como los de Plessner y Harr (2006) en el que se analizan las decisiones de jueces deportivos en distintos contextos; así como las evidencias similares apreciadas en los estudios que emplean instrumentos similares en el panorama internacional (Mann et al, 1997; RulencesPâques et al, 2005) o en nuestro país (Barbero et al, 1993; Gimeno et al, 1998). Pero tenemos que ser cautos en la generalización de los resultados obtenidos a otros contextos diferentes al de la muestra considerada en este estudio. En cualquiera de los casos, las evidencias encontradas en este trabajo, nos permiten afirmar que la toma de decisiones que realizan los árbitros de los dos grupos considerados no presentan diferencias estadísticamente significativas, salvo la indicada, por lo que el nivel de desarrollo de estrategias para la elección de la decisión acertada es similar en ambas cohortes. 5. Conclusiones Creemos oportuno destacar la necesidad de desarrollar algunas líneas futuras de actuación, que pueden servir de ayuda al departamento de formación del comité de árbitros y ser un complemento a los constantes esfuerzos e iniciativas que se están desarrollando en los últimos años. Entre ellas, proponemos algunos de los posibles recursos del entrenamiento deportivo para la mejora de condición psicológica que propone Buceta (1998): Habituación a las condiciones de la competición, -Oportunidad de poner en práctica habilidades psicológicas adaptadas RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 17 - al arbitraje deportivo, -Oportunidad de detectar dificultades intervinientes, -Percepción de control y fortalecimiento de la autoconfianza, -Control del estrés, -Aumento de la motivación durante la dirección o arbitraje de partidos. A su vez, consideramos las recomendaciones de otros autores (Greco, 1996; Samulski y Noce, 2003), los cuales opinan que los aspectos que deben formar parte de los programas de formación para la toma de decisiones de los árbitros deben estar basados en los siguientes contenidos: -Formación de la personalidad del árbitro, -Educar su capacidad de observación, -Capacitarlos para abstraerse del medio ambiente en la toma de decisiones, -Esclarecer al máximo sus funciones y los alcances de las mismas, -Enseñarles a comprender el valor de los gestos específicos, -Enseñarles a disminuir el «sentido de culpa», -Concienciarlos de que las críticas son hechas generalmente a su función y no a su persona, Control frente a comportamientos agresivos de los jugadores, Preparación psicológica, pedagógica y formación de educador, Conocimientos de las reglas de cada deporte. Como se puede comprobar, el estudio, formación y análisis de los árbitros es una tarea compleja. Los esfuerzos formativos basados en propuestas como las citadas pueden ayudar a los árbitros de balonmano a optimizar las decisiones que tomen durante los encuentros. Ruiz y Arruza (2005, pp. 50-56) consideran que los deportistas, y porque no los árbitros, se equivocan en la decisiones que toman porque: analizan de manera insuficiente las situaciones, por su excesiva meticulosidad o exceso de perfección, por precipitación, por ser impulsivos, por no contemplar las alternativas posibles, por basarse únicamente en la intuición, y porque tienen preferencias al elegir y se sobrecargan en el número de decisiones tomadas; entre otras. Parece evidente que aspectos como los descritos tendrán que estar presentes en la preparación y en la formación de árbitros. Desde el inicio de esta investigación hasta la difusión de las evidencias obtenidas con la publicación de este articulo, se ha iniciado un proceso de tutorización de los diferentes jueces deportivos que constituyen la muestra. Los observadores y evaluadores arbitrales de la federación deportiva a la que pertenecen los sujetos se están responsabilizando de esta tutorización, realizando sesiones de trabajo de campo en los propios terrenos de juego tras la finalización de cada una de las competiciones. Las conclusiones y principales resultados del proceso de tutorización están siendo analizados con los tutorizados en los encuentros de formación que el colectivo arbitral realiza a lo largo de la temporada. Esperamos, en el futuro, poder poner en conocimiento de la comunidad científica los resultados finales de este proceso de tutorización de árbitros. 6. Bibliografía Abernethy, B. (1990). Expertise, visual search, and information pick-up in squash. Perception, 19, 63-77. Abernethy, B. y Russell, D. G. (1987). Expert-novice differences in an applied selective attention task. Journal of Sports Psychology, 9, 326-345. Alain, C. y Proteau, L. (1977). Perception of objective probabilities in motor performance. En B. 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Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación 2011, nº 19, pp. 19-24 © Copyright: 2011 Federación Española de Asociaciones de Docentes de Educación Física (FEADEF) ISSN: Edición impresa: 1579-1726. Edición Web: 1988-2041 (www.retos.org). Estudio del saque en jóvenes jugadores/as de voleibol, considerando la eficacia y función en juego Study of service in young volleyball players, taking into account efficacy and role play *Alexander Gil Arias, *M. Perla Moreno Arroyo, *Alberto Moreno Domínguez, **Luís García González, *Fernando Del Villar Álvarez *Universidad de Extremadura; **Universidad de Zaragoza Resumen: El objetivo fundamental del presente estudio fue analizar el saque de voleibol en etapas de formación en base a la función en juego del jugador sacador y receptor, así como su eficacia, estableciendo además asociaciones entre las variables mencionadas y el género. Para tal fin, se analizaron un total de 1827 acciones de saque pertenecientes al Campeonato de España de selecciones autonómicas de categoría cadete del año 2005. Los resultados muestran que tanto los chicos como las chicas orientan el balón de saque a otros jugadores que no son ni atacantes-delanteros, ni colocadores, ni líberos. Sin embargo, en la variable eficacia, en los chicos predominan los saques que permiten la construcción de ataques múltiples, mientras que las chicas efectúan saques que limitan las opciones de construcción del ataque. En el análisis inferencial, la variable género se asocia significativamente con las tres variables consideradas en la investigación, donde la realización del saque por parte de los receptores-atacantes y saques con eficacia 1 y 0 se asocian significativamente y de manera positiva con el género masculino, mientras que la realización del saque por parte del opuesto y el central y la eficacia 3 y 4 se asocian significativamente y de manera positiva con el género femenino. Palabra clave: voleibol, saque, eficacia, función en juego, etapa de formación. Abstract: The main objective of this study was to analyze the volleyball serve formative stages based on the function punch game player and receiver, and its effectiveness, and also establishing partnerships between these variables and gender. To this end, we analyzed a total of 1827 shares belonging to pull Spain Championship regional selections cadet class of 2005. The results show that both boys and girls guide to serve the ball to other players who are neither attackers-front, or underwriters, or releasing. However, the variable effectiveness, predominate in children serves to permit the construction of multiple attacks, while girls performed serves to limit the options of building the attack. In the inferential analysis, the gender variable is significantly associated with the three variables considered in the investigation, where the completion of the service by receptor-bombers and effectively services 1 and 0 are associated significantly and positively with male gender while carrying out the services from the opposite and the central and efficacy 3 and 4 are associated significantly and positively with the female gender. Key words: volleyball, service, efficacy, game role, formation stage. 1. Introducción El voleibol es un deporte de cooperación-oposición practicado por dos equipos de seis jugadores cada uno y que mediante la utilización de gestos o habilidades abiertas, en un terreno de 18 metros de largo por 9 de ancho y separados por una red, se pretende enviar el balón en las peores condiciones posibles al campo contrario para dificultar su neutralización, consiguiendo de esta manera punto, ya sea por fallo del adversario, o bien por mandar el balón a zonas del campo contrario que imposibiliten su neutralización. Según esto, estamos ante una actividad física de carácter acíclica, con duración indefinida y prolongada, y acciones de máxima aceleración e intensidad (Damas y Julián, 2002). En el desarrollo de una jugada en voleibol, las acciones finales son las que más determinan el rendimiento de un equipo, pero existen una serie de acciones intermedias, como la recepción y la colocación, que favorecen la secuencia de juego, a través de las que no es posible la consecución de punto de manera directa (Moreno, Moreno, Julián y Del Villar, 2005). Así, la calidad de estas acciones intermedias afecta directamente a la eficacia de las acciones de culminación. De esta manera, la ejecución del ataque dependen en gran medida de la calidad de las acciones anteriores, es decir, el hecho de haber una buena recepción del saque aumenta las posibilidades de realizar una buena colocación, obteniendo así más garantía de éxito en la culminación de la jugada (Papadimitriou, Pashali, Sermaki, Mellas y Papas, 2004). La recepción del saque es un elemento primordial que afecta directamente a la construcción del ataque, y por este motivo el contacto del balón en la recepción está condicionado por la trayectoria y velocidad del saque adversario (Alberda, 1995; Ureña, 1998, Ureña, Santos, Martínez, Calvo Fecha recepción: 29-01-10 - Fecha envío revisores: 22-03-10 - Fecha de aceptación: 23-06-10 Correspondencia: Alexander Gil Arias Universidad de Extremadura Av. de la Universidad s/n 10071 Cáceres E-mail: [email protected] Número 19, 2011 (1º semestre) y Oña, 2000), por lo que sin una buena técnica de recepción estamos facilitando la labor defensiva del contrario (Fröhner, 1988; Toyoda y Herrera, 1989; Ureña y Iglesias, 1993), y por este motivo el trabajo del saque y de la recepción en el proceso de entrenamiento resulta ser una tarea primordial para la mayoría de los equipos (Ureña, et al., 2001), ya que tal y como indican Asterios, Kostantinos, Athanasios y Dimitrios, (2009) el ataque que procede de la recepción del servicio constituye el mejor predictor para ganar un punto directamente después del servicio del oponente. Son muchos los autores que coinciden en indicar que el saque es la primera opción de puntuar para un equipo (Ejem, 2001; Díaz, 2001). Monge (2001) propone que dentro de una jugada existen tres objetivos: controlar, construir y culminar, situando la acción de saque dentro de las acciones de culminación con la posibilidad de conseguir punto. La estructura del voleibol se divide principalmente en dos complejos de juego: complejo I y complejo II, en donde el primero es conocido como el complejo de ataque, mientras que el segundo es identificado como el complejo de defensa. Posteriormente, autores como Herrera, Ramos, Despaigne (1996) introducen un tercer complejo definido como la fase de juego que se deriva de la finalización del KI y KII o lo que también es denominado como juego medio. Monge (2001, 2002) propone añadir dos complejos más para definir completamente las secuencias de juego, por lo que se introduce el complejo 0 y el complejo 4, donde el complejo 0 hace referencia a todas las secuencias que realiza un equipo con el saque a favor, como inicio de toda jugada estando compuesto tan solo por la acción de saque, justificando de esta manera la importancia del saque en el juego. En los inicios del voleibol, al saque se le consideraba como una puesta en juego del balón, pero con el paso del tiempo ha pasado a considerarse una acción técnico-táctica ofensiva (Maia y Mesquita, 2006), llegando a desarrollarse como un arma de ataque (Díaz-García, 2000), a través de la cual un equipo puede obtener punto de manera directa (Ejem, 2001). En la actualidad, el jugador al saque cuando se dispone a efectuar el servicio es necesario que tenga una determinada RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 19 - intención táctica, ya que al equipo contrario no se le puede dar la oportunidad de construir el ataque (Molina, 2003). A lo largo de la historia del voleibol se han producido numerosos cambios reglamentarios y, de acuerdo con el objetivo del estudio, queremos destacar los siguientes: Incorporación del jugador líbero, por lo que cada equipo tiene la opción de registrar al final de la lista de 12 jugadores, un jugador especializado en defensa que ayudará a aumentar el rendimiento en la recepción y por tanto, mejorar el KI facilitando así la obtención de punto. En la investigación llevada a cabo por Ureña, Calvo y Lozano (2002) llegaron a concluir que la participación del líbero en la recepción del saque no supone ninguna variación significativa del rendimiento de esta acción, ni en el resultado de la jugada en general. Sin embargo, Jõao, Mesquita, Sampaio y Mouthino (2008) constataron que cuando el jugador líbero intervenía en recepción se obtenía una mayor eficacia, proporcionando mejores condiciones en la distribución del ataque que cuando intervenían los jugadores principales en recepción. De esta manera, Zimmermann (1999) y Murphy (1999) concluyeron que esta figura está teniendo más repercusión sobre la recepción del saque que sobre la defensa, por lo que se ve favorecido el juego de ataque disminuyendo las opciones de puntuar del equipo que defiende. Cambio del sistema de puntuación del «cambio de saque» a «fase punto total» o «Rally Point System», por lo que en voleibol, cada jugada vale punto. Este cambio ha supuesto la implantación de dos filosofías de juego en cuanto al saque: por un lado aquella que prefiere darle todo el protagonismo al servicio, es decir, sacar a puntuar, ya sea a favor o en contra. Y por otro lado, aquella que prefiere darle un riesgo controlado al saque, y por consiguiente dotar al KII de un mayor protagonismo (Blain, 2001 citado por Molina, 2003). Como consecuencia de estos cambios reglamentarios, que afectan directa o indirectamente al saque, se han desarrollado diversos trabajos de investigación centrados en el análisis del saque en alto rendimiento y en etapas de formación. En voleibol masculino de alto nivel cabe destacar el estudio de Moreno, Molina y Santos (2008) que analizaron con profundidad las características del saque considerando entre otras, las variables de eficacia del saque, función en juego del jugador al saque, corriente del marcador y clasificación del equipo. Por otro lado, Ureña, Calvo y Gallardo (2000) establecieron las variables que afectan al rendimiento de la recepción del saque, principalmente en relación con el saque del oponente y la participación del líbero. Centrándose en esta figura especialista en defensa, Callejón (2006a) realizó un estudio cuantitativo de las intervenciones con balón del jugador líbero en partidos de máximo nivel competitivo, analizando en términos generales la participación de esta figura en diferentes situaciones tales como la recepción y la defensa del ataque. En esta misma línea, Callejón y Hernández (2009) con el objetivo de determinar las tendencias en la recepción en el voleibol masculino de alto rendimiento, analizaron las recepciones de los saques tanto de los jugadores del Equipo Nacional Masculino, como también las realizadas por los equipos adversarios. Con esta misma muestra, Callejón (2006b) determinó cuáles son las tendencias del saque en el Voleibol masculino de alto rendimiento, considerando diferentes variables relativas al saque, como son la eficacia, el tipo de técnica utilizada, así como las zonas de origen e impacto. En etapas de aprendizaje, González (2003) con una muestra de infantil masculino estudió como afecta la técnica de saque sobre el rendimiento del complejo I, sobre el número de construcciones del complejo II, sobre la culminación del punto, sobre el número de contactos con el balón realizados por equipo, sobre el número de transiciones del balón al campo contrario logradas por el equipo, sobre el índice de continuidad de las acciones de juego y sobre el resultado del punto. Debido a la introducción del nuevo sistema de puntuación, diversos autores se han mostrado críticos (Thines, 1992), ya que la introducción del tanteo acción-punto supondría a los equipos asumir un menor riesgo en el saque. En relación a este planteamiento, en alto rendimiento, Marcelino, Mesquita y Afonso (2008) confirmaron que los mejores - 20 - equipos presentaban un alto número de errores en el saque, explicando estos valores por la necesidad de incrementar el riesgo en el saque con el objetivo de neutralizar la eficacia del ataque del oponente, confirmando de esta manera una tendencia contraria en la concepción del nuevo sistema de puntuación (Zimmermann, 1995; Ejem, 2001). En lo que se refiere a categorías de formación, García- Tormo, Redondo, Valladares y Morante (2006) analizaron el nivel de riesgo que asumen las jugadoras de voleibol en el servicio y la eficacia que obtienen con los mismos, relacionando estos resultados con otras variables tales como la dirección del saque, tipo de saque, diferencia de puntos en el marcador y los puntos restantes para el final del set. El objetivo fundamental del presente estudio fue analizar el saque de voleibol en etapas de formación en base a la función en juego del jugador sacador y receptor, así como su eficacia, estableciendo además asociaciones entre las variables mencionadas y el género. 2. Método 2.1 Muestra La muestra del estudio estuvo compuesta por los saques realizados por los equipos participantes en el Campeonato de España de selecciones autonómicas de categoría cadete del año 2005. Se analizaron 1827 acciones de saques, de los cuales 886 pertenecen al género masculino y 941 al género femenino, realizadas en un total de 88 sets en 11 partidos. 2.2. Variables Las variables consideradas en el estudio fueron las siguientes: rol del receptor, rol del sacador, eficacia del saque y género. Indicamos a continuación el grado de apertura de cada una de las variables. Rol del receptor: Definido como el rol o función en juego del jugador al que es dirigido el saque para su recepción. Se diferencian cuatro funciones de juego: Colocador: El saque es dirigido y recibido por el colocador o jugador que cubre a éste. Atacante-Delantero: El saque es dirigido y recibido por el atacante delantero. Líbero: El saque es dirigido y recibido por el jugador líbero. Otros: El saque es dirigido y recibido por jugadores con funciones de juego diferentes a las mencionadas anteriormente. Rol del sacador: Definido como el rol o función en juego del jugador que efectúa el saque. Se diferencian cuatro roles de juego: Colocador: El saque es realizado por un colocador. Receptor-atacante: El saque es realizado por un receptor-atacante. Central: El saque es realizado por un central. Opuesto: El saque es realizado por un opuesto. Eficacia del saque: Definido como el rendimiento o efecto obtenido con el saque. Para la valoración de la eficacia se ha empleado el sistema estadístico FIVB, adaptado de Coleman (1975), diferenciando los siguientes valores: 0: Error de saque. 1: Saque que permite la construcción de cualquier tipo de ataque. 2: Saque que limita las opciones de construcción del ataque, no permitiendo la realización de ataques rápidos. 3: Saque que imposibilita la construcción del ataque y supone el envío de un free ball. 4: Punto directo. Género: masculino y femenino. 2.3. Medida e instrumentos Mediante la observación sistemática del saque se realizó la medida de las variables indicadas anteriormente. Para la grabación de los partidos disputados se empleó una cámara digital JVC GR-DVP9 que fue colocada en uno de los fondos del campo en el cual se disputaban los partidos a una altura de 6 metros. Todo ello permitió la visualización del saque en ambos equipos, permitiendo RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) además que durante la reproducción se apreciase la totalidad del campo con la mayor claridad posible. Las grabaciones realizadas con la videocámara se hacían sobre formato MINI-DV que nos permitía reproducirlo en un reproductor MINI-DV, al objeto de hacer la observación del estudio y entrenamiento de observadores. Para estos procesos se utilizó un reproductor de marca SONY y modelo DSR-30P y un televisor de marca Panasonic y modelo 28N33D. Una vez realizada la recogida de datos se procedió a la observación de todos y cada uno de los partidos por un único observador. Para ello fue necesario pasar un proceso de entrenamiento de observadores con el fin de alcanzar una fiabilidad superior al 80% que nos garantizase la consistencia en la medida (Van Der Mars, 1989). El entrenamiento se llevó a cabo en un total de 2 sesiones, llegándose a alcanzar valores de fiabilidad del 100% en la variable rol del receptor, 100% en rol del sacador y 91.43% en la eficacia del saque. porcentajes de 23.4% y 16.9% respectivamente, destacando en este grupo el reducido valor porcentual de saques orientados hacia el colocador. En el análisis inferencial, la Tabla 1 nos da a conocer la asociación significativa entre las variables función del receptor y género (x2=62.813; V de Cramer =.202 p=.000). Las celdas que contribuyen de manera positiva a esta asociación son: líbero con género masculino y otros con género femenino, asociándose negativamente estas mismas casillas con el género contrario. 3. Resultados A continuación se presenta el análisis descriptivo de cada variable, así como el análisis inferencial, basándonos en las tablas de contingencia, los valores de Chi-cuadrado y V de Cramer, para conocer las posibles relaciones existentes entre las diferentes variables consideradas en el estudio y el género de los/as jugadores/as al saque. El nivel de significación estadística considerado fue de p<0.05. Figura 2: Porcentaje de saques en función del rol del sacador en masculino y femenino Rol del sacador-género En lo que se refiere a la variable rol del sacador y más concretamente en el género masculino, la Figura 2 nos muestra que el 42.9% de los saques son efectuados por los receptores-atacantes, seguido de los centrales, colocadores y opuestos que obtuvieron respectivamente unos porcentajes de 24.0%, 21.2% y 11.9%. En el caso del género femenino, el 35.5% de los servicios son llevados a cabo por el grupo de receptoresatacantes, seguido de los centrales con un porcentaje de 30.1%, destacando los valores tan similares que han obtenido el grupo de colocadores y opuestos (16.3% para el grupo de colocadores y 18.1% para el grupo de opuestos). Figura 1: Porcentaje de saques en función del rol del receptor en masculino y femenino Rol del receptor-género Atendiendo a la distribución de frecuencias, tal y como se muestra en la Figura 1, los chicos envían, con un valor del 42.5%, los saques a otros jugadores que no son ni atacantes-delanteros, ni colocadores, ni líberos, siendo el número de saques enviados a los colocadores muy reducido (2.4%). En el caso de las chicas, al igual que en los chicos, la mayoría de los saques fueron enviados al grupo de otros, seguido de los balones enviados al grupo de atacantes-delanteros y líbero, con TABLA 1. Tabla de contingencia Función del Receptor – género Género Total Masculino Femenino Recuento 165 187 352 Atacante Frecuencia esperada 169.4 182.6 352.0 Delantero % de Género 22.2% 23.4% 22.8% Residuos corregidos -.5 .5 Recuento 18 10 28 Frecuencia esperada 13.5 14.5 28.0 Colocador % de Género 2.4% 1.3% 1.8% Residuos corregidos 1.7 -1.7 Función del Receptor Recuento 244 135 379 Frecuencia esperada 182.4 196.6 379.0 Líbero % de Género 32.9% 16.9% 24.6% Residuos corregidos 7.3 -7.3 Recuento 315 468 783 Frecuencia esperada 376.8 406.2 783.0 Otros % de Género 42.5% 58.5% 50.8% Residuos corregidos -6.3 6.3 Recuento 742 800 1542 Total Frecuencia esperada 742 800 1542 % de Género 100% 100% 100% 0 casillas (0%) tienen una frecuencia esperada inferior a 5 y la frecuencia mínima esperada es 13.47. Número 19, 2011 (1º semestre) TABLA 2. Tabla de contingencia Rol del Sacador – género Género Total Masculino Femenino Recuento 187 153 340 Frecuencia esperada 164.8 175.2 340.0 Colocador % de Género 21.2% 16.3% 18.7% Residuos corregidos 2.7 -2.7 Recuento 212 283 495 Frecuencia esperada 239.9 255.1 495.0 Central % de Género 24.0% 30.1% 27.2% Residuos corregidos -2.9 2.9 Rol del Sacador Recuento 105 170 275 Frecuencia esperada 133.3 141.7 275.0 Opuesto % de Género 11.9% 18.1% 15.1% Residuos corregidos -3.7 3.7 Recuento 379 333 712 Frecuencia esperada 345.1 366.9 712.0 Receptor atacante % de Género 42.9% 35.5% 39.1% Residuos corregidos 3.3 -3.3 Recuento 883 939 1822 Total Frecuencia esperada 883 939 1822 % de Género 100% 100% 100% 0 casillas (0%) tienen una frecuencia esperada inferior a 5 y la frecuencia mínima esperada es 133.27. La Tabla 2 muestra los valores de la relación entre las variables rol del sacador y género, llegando a ser una asociación significativa (x2=16.649; V de Cramer =.129 p=.000). Las casillas que contribuyen a esta asociación de manera positiva son: opuesto con género femenino, receptor-atacante con género masculino, central con género femenino y colocador con género masculino, destacando que estas mismas celdas se asocian negativamente con el género opuesto. Eficacia del saque-género Como puede apreciarse en la Figura 3, en el género masculino el porcentaje más elevado de saques (35.7%) correspondió a servicios con eficacia 1, es decir, saques que posibilitan la construcción de cualquier tipo de ataque. El porcentaje de error en el saque (saques con eficacia 0) y saques que imposibilitan la construcción del ataque y supone el envío de un free ball (saques con eficacia 3), obtuvieron respectivamente unos RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 21 - Figura 3: Porcentaje de la eficacia en masculino y femenino porcentajes de 13.9% y 12.3%. Atendiendo al género femenino, el porcentaje más elevado de saques (37.7%) correspondió a servicios con eficacia 2, o lo que es lo mismo, saques que limitan las opciones de construcción del ataque, no permitiendo la realización de ataques rápidos. La obtención de error en el saque (saques con puntuación 0) y saques que supone la obtención de punto de directo, obtuvieron unos porcentajes de 10.7% y 12.5% respectivamente. La relación entre saques fallados y puntos directos logrados con el saque, está cercana a 2:1 en el género masculino y 1:1 en el femenino, es decir, en el caso de los chicos, aproximadamente se fallan dos saques por cada uno mediante el cual se obtiene punto directo, mientras que en el caso de las chicas se falla un saque por cada uno a través del cual se obtiene punto directo. En el análisis inferencial, existe una asociación significativa entre la eficacia del saque y el género (x2=59.463; V de Cramer =.181; p=.000). Las celdas que contribuyen de forma positiva a esta asociación son: ataque combinado con género masculino, ataque sin primeros tiempos con género femenino, punto directo con género femenino y error en saque con género masculino; destacando que estas mismas celdas se asocian negativamente con el género opuesto. TABLA 3 Tabla de contingencia eficacia – género Género Total Masculino Femenino Recuento 123 101 224 Frecuencia esperada 108.5 115.5 224 Eficacia 0 (Error en saque) % de Género 13.9% 10.7% 12.3% Residuos corregidos 2.1 -2.1 Recuento 316 205 521 Eficacia 1 (Ataque Frecuencia esperada 252.4 268.6 521 combinado) % de Género 35.7% 21.8% 28.5% Residuos corregidos 6.6 -6.6 Recuento 266 355 621 Eficacia 2 (Ataque sin Frecuencia esperada 300.8 320.2 621 Eficacia primeros tiempos) % de Género 30.1% 37.7% 34.0% Residuos corregidos -3.4 3.4 Recuento 109 162 271 Frecuencia esperada 131.3 139.7 271 Eficacia 3 (Envía Freeball) % de Género 12.3% 17.2% 14.8% Residuos corregidos -2.9 2.9 Recuento 70 118 188 Frecuencia esperada 91.1 96.9 188.0 Eficacia 4 (Punto directo) % de Género 7.9% 12.5% 10.3% Residuos corregidos -3.2 3.2 Recuento 884 941 1825 Total Frecuencia esperada 884 941 1825 % de Género 100% 100% 100% 0 casillas (0%) tienen una frecuencia esperada inferior a 5 y la frecuencia mínima esperada es 91.06. 4. Discusión El objetivo fundamental del presente estudio fue analizar el saque de voleibol en etapas de formación en base a la función en juego del jugador sacador y receptor, así como su eficacia, estableciendo además asociaciones entre las variables mencionadas y el género. Haciendo referencia a la función del receptor, la presente investigación nos muestra que los chicos envían en mayor medida los servicios a otros jugadores que no son ni líbero, ni atacantes delanteros, ni colocadores, subrayando la escasa frecuencia de saques que son orientados a los colocadores. Estos resultados van en consonancia con los obtenidos por Ureña, et al. (2002) con una muestra de la División de Honor masculina, en donde la participación de los receptores-zagueros en recepción es superior a la del líbero y receptor-delantero, concluyendo - 22 - los autores que la participación del líbero en la recepción del saque no supone ninguna variación significativa del rendimiento de esta acción ni en el resultado de la jugada en general. En esta misma línea, Callejón (2006a) con jugadores líberos tanto del equipo Nacional masculino como de los equipos adversarios de las Competiciones de la Liga Mundial de Voleibol de 2003, obtuvo resultados muy similares a los obtenidos en el presente estudio en lo que se refiere a la participación del líbero en recepción. Sin embargo, en esta misma investigación, el 63.6% de las recepciones corrían a cargo de los otros dos receptores, mientras que en nuestro estudio el 42.5% de las recepciones corrían a cargo de otros jugadores que no son ni líbero, ni colocadores, ni atacantes-delanteros. Por otro lado, Molina (2003, 2007) con jugadores de Primera División Nacional Masculina obtuvo también resultados semejantes a los obtenidos en nuestra investigación, en donde el jugador que más veces recibió el saque fue el jugador zaguero independientemente del tipo de saque. Sin embargo, Joao, Mesquita, Moutinho y Mota (2005) en un estudio realizado sobre la Liga Mundial de Voleibol, en el año 2001, mostraron que la aportación del líbero al equipo en la recepción del saque supone un 57.1%, mientras que el resto de los receptores intervienen en un 42.9%, resultados que difieren de los obtenidos en el presente estudio. Por último, Ureña, Calvo y Gallardo (2000) con una muestra que estaba conformada por el Equipo Nacional masculino que participó en el Campeonato del Mundo de 1998, considerando también la función del receptor, comprobó que más de la mitad de los servicios fueron orientados hacia jugadores zagueros, seguido de los saques que fueron neutralizados por los jugadores delanteros y líberos con porcentajes de 24.7% y 20.7% respectivamente. Estos resultados difieren a los obtenidos por nosotros, donde el líbero intervino en recepción en un 32.9% de las ocasiones, destacando el valor tan similar en lo que se refiere a los jugadores delanteros. Haciendo un análisis comparativo de los estudios mencionados anteriormente, se confirma el significado aumento de la participación del líbero en la recepción de los saques (36.4% en la Liga Mundial de 2003 frente al 20.7% de los Campeonatos del Mundo de 1998), destacando que el año 1998 fue el primer año de implantación del jugador líbero en competición oficial. El hecho de que los jugadores atacantes-delanteros reciban en el presente estudio en un 20% menos de las ocasiones respecto a aquellos jugadores que no son ni atacantes delanteros, ni colocadores y ni líberos puede estar relacionado con el hecho de que con la incorporación del líbero se incrementa las posibilidades de eliminar a los jugadores más ofensivos del sistema de recepción. Atendiendo al género femenino, los resultados descriptivos nos dan a conocer que más de la mitad de las recepciones de los saques corrían a cargo del grupo otros, seguido del grupo de atacantes-delanteras, líbero y colocadoras. En este mismo género, pero con una muestra procedente de la División de Honor Femenina destacamos el estudio de Lozano (2007), en el cual se consideró la variable función de la receptora, llegando a resultados que no difieren mucho de los obtenidos en nuestro estudio. En el estudio mencionado se halló que el 25.1% de la recepción de los saques eran llevados a cabo por las jugadoras líberos, mientras que el 50.9% corrían a cargo de las jugadoras zagueras-receptoras. Con estos resultados se demuestra la relevante presencia de la líbero en la acción de recepción como ya se ha demostrado en estudios anteriores (Murphy, 1999; Peña, 2000). Resulta importante destacar que tanto en etapas de formación como en el voleibol de alto rendimiento es muy reducido el porcentaje de saques que son enviados a jugadores que se encuentran fuera del sistema de recepción como pudiera ser el caso del colocador. Esto nos da a entender que los sacadores, en etapas de formación, como es el caso de nuestro estudio, no son lo suficientemente consciente de la ventaja que se obtiene al orientar el balón de saque a este tipo de jugadores con la finalidad de reducir su participación en la fase de construcción del ataque, facilitando así la labor defensiva del equipo sacador. Otra explicación a RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) todo esto, podría ser la estabilidad en la técnica de saque, ya que al encontrarnos con jugadores en etapas de formación es posible que el patrón técnico del saque no lo tengan lo suficientemente estabilizado como para enviar el balón con precisión a un jugador o una zona determinada. En lo que se refiere a la asociación de la variable rol del receptor en función del género existe una asociación significativa siendo más frecuente que lo esperado por el azar el envío del balón al líbero con género masculino y otros con género femenino. Atendiendo a la variable rol del sacador, la mayor parte de los saques masculinos fueron efectuados por los receptores-atacantes, seguido de los centrales y colocadores, matizando el reducido valor de saques efectuados por los jugadores opuestos. Estos resultados coinciden con los obtenidos por Moreno et al. (2008), donde los centrales y atacantes-receptores efectuaron la mayoría de los saques, realizando los opuestos un menor porcentaje de saques que los colocadores. En lo que se refiere al género femenino, se encuentran resultados similares entre los saques realizados por las receptoras-atacantes y centrales al igual que ocurre entre las opuestas y colocadoras. Estos resultados coinciden en parte con los obtenidos en el estudio de Quiroga et al. (en prensa), en el cual se manifestaron valores porcentuales similares entre las centrales y receptoras-atacantes al igual que entre las colocadoras y opuestas. Haciendo mención al análisis inferencial se comprueba que existe una asociación significativa entre rol del sacador y género, siendo más frecuente que lo esperado por el azar el rol de colocador y receptoratacante con género masculino y el rol de central y opuesto con género femenino. La eficacia del saque que más frecuentemente se ha obtenido en el género masculino han sido aquellos saques que permiten la construcción de ataques combinados (eficacia 1), seguido de los saques que no permiten la construcción de ataques a primeros tiempos (eficacia 2), siendo el valor porcentual de saques a través de los cuales se obtiene punto directo (eficacia 4) muy reducido. En esta misma línea, Molina (2003) en su estudio con jugadores de nivel intermedio pertenecientes a la Primera División Nacional obtuvo resultados similares, donde la mayor parte de los servicios obtuvieron una eficacia 1, seguido de los saques con eficacia 2. Sin embargo, Moreno et al. (2008) con una muestra de jugadores de voleibol masculino de alto nivel comprobaron que los saques con eficacia 2 fueron los más frecuentes. Esta diferencia de resultados puede deberse al nivel de pericia de los jugadores, ya que tanto en nuestro estudio como en el de Molina (2003), con jugadores de nivel bajo y medio, respectivamente, éstos tienden a efectuar saques más controlados que los jugadores de alto nivel, viéndose facilitada así la recepción y aumentándose las posibilidades de construir ataques múltiples. Sin embargo, los jugadores de alto rendimiento tenderán a proporcionar más potencia al saque, por lo que se verá mermada la recepción y como consecuencia de ello se verán limitadas las opciones de ataque. En el caso del género femenino, los saques con eficacia 2 fueron los que más predominaron frente a los servicios con eficacia 1 y 3, siendo los valores de los saques con eficacia 4 y 0 ligeramente reducidos. En este mismo género, destacamos el estudio de Lozano (2007) que con una muestra de jugadoras de División de Honor analizó el rendimiento en recepción, no obteniendo resultados muy coincidentes con los hallados en nuestro estudio, ya que la mitad de las recepciones permitían realizar un ataque combinado, seguido de las recepciones que permitían realizar un ataque simple, siendo reducido el valor de las recepciones sin ataque posterior y error de saque. En referencia a los resultados inferenciales, en la variable eficacia del saque en función del género existe una asociación significativa siendo más frecuente que lo esperado por el azar la realización de saques que permiten ataques combinados y el error en saque con género masculino y la realización de saques que permiten ataques sin primeros tiempos, envío de freeball y punto directo con género femenino. En este sentido, Palao, Santos y Ureña (2004) con una muestra de jugadores de Juegos Olímpicos de Sydney observaron que tanto en categoría masculina Número 19, 2011 (1º semestre) como en femenina, la utilización del servicio en salto potente implica un número significativamente mayor de puntos y de errores, que con la utilización del resto de tipos de saques. Este elevado número de errores con este tipo de servicio provoca que dos de cada diez acciones se pierdan directamente por el jugador al saque. Por otro lado, Palao, Manzanares y Ortega (2009) con una muestra de jugadores/as de alto nivel comprobaron que las chicas fueron más efectivas que los chicos en el saque, independientemente de la técnica de saque utilizada. Para las chicas, el saque en salto flotante fue el más efectivo, mientras que para los chicos fue el saque en salto potente. Atendiendo a la relación que existe entre error-acierto, los chicos mantienen una relación aproximada de 2:1, es decir, se fallan dos saques por cada uno mediante el cual se obtiene punto directo, siendo esta relación relativamente baja respecto a la encontrada por Moreno et al. (2008), que con una muestra de jugadores de Superliga masculina obtuvieron una elevada relación error-acierto en el saque, siendo ésta cercana a 4:1. Sin embargo, las chicas obtuvieron una relación de erroracierto más ajustada, siendo ésta de 1:1, coincidiendo estos resultados con los obtenidos a partir del estudio de García Tormo et al. (2006) con una muestra de jugadoras de categoría juvenil. A partir de estos datos, sería interesante que el equipo técnico calcularan esta relación de manera individual, con el fin de que el entrenador considere la misma para tomar sus decisiones durante la dirección de equipo (Drikos, Kountouris, Laios y Laios, 2009). 5. Bibliografía Alberda, A. (1995). Mayor variedad y versatilidad, perspectivas ofrecidas por la nueva regla del saque, Intemational Volley Teach (edición en castellano), 4/95: 4-7. Asterios, P., Kostantinos, C., Athanasios, M. y Dimitrios, K. (2009). Comparison of technical skills effectiveness of men’s National Volleyball teams. International Journal of Performance Analysis of Sport, 9, 1-7. Callejón, D. (2006a). Estudio y análisis de la participación técnicotáctica del jugador líbero en el voleibol masculino de alto rendimiento. Tesis Doctoral del Departamento de Física e Instalaciones aplicadas a la Edificación, al Medio Ambiente y al Urbanismo. 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Relación entre el nivel de habilidad motriz y la ansiedad percibida antes y después de una práctica de escalada en niños de Educación Primaria Relationship between the level of motor skill and perceived anxiety before and after practice climbing in Primary School children Raquel Pérez Ordás, Elena Hernández Hernández, Inmaculada García Sánchez Universidad Pablo de Olavide de Sevilla Resumen: El presente estudio se llevó a cabo con el propósito de: (1) Identificar si la edad influía en los niveles de habilidad motriz y en la ansiedad que percibían estudiantes de educación primaria antes y después de realizar una práctica de iniciación a la escalada. (2) Comprobar si el nivel de habilidad motriz se relacionaba con la ansiedad que percibían dichos estudiantes antes y después de la práctica de escalada. Se utilizó una muestra de 116 alumnnos con edades comprendidas entre 6 y 10 años. Se empleó un test de habilidad motora y una escala analógica visual de dibujos faciales. Se comprobó como el nivel de habilidad motriz mejoró significativamente conforme aumentaba la edad de los sujetos (p d» 0.01). Se observaron diferencias significativas en la ansiedad percibida por el grupo de estudiantes antes y después de escalar (p d» 0.01). La percepción de ansiedad pasó de 2,67 ± 1,56 antes de la práctica (valor que se corresponde con una magnitud del efecto positivo en la escala de dibujos faciales) a 4,28 ± 1,41 al finalizar la misma (valor que se corresponde con la categoría magnitud del afecto neutra en la escala de dibujos faciales). Antes de escalar, la relación entre nivel de habilidad motriz y ansiedad percibida, fue no significativa. Sin embargo, se observó una clara tendencia a la significación (p = -0.07) cuando se relacionó el nivel de habilidad motriz con la ansiedad percibida por el grupo al finalizar la práctica de escalada. Palabra clave: escalada deportiva, edad escolar, habilidad motriz, ansiedad. Abstract: This study was carried out with the purpose of: (1) Identifying whether age influenced motor skill levels and the anxiety perceived by a group of elementary students before and after making a practice of climbing. (2) Checking the level of motor ability was related to perceived anxiety of the children before and after climbing practice. A sample of 116 public schools was used, between 6 and 10 years of age. A motor skills test and a visual analogue scale of facial drawings suitable for subjects of these ages were used. It was established that the motor ability level of the group significantly improved with the increased age of the subjects (p d» 0.01). We observed significant differences in perceived anxiety in the group before and after scaling (p d» 0.01). The perception of anxiety increased from 2.67 ± 1.56 before practice (value that corresponds to a magnitude of the positive affect scale of facial drawings) to 4.28 ± 1.41 (value that corresponds to a magnitude of the affect scale of neutral facial drawings) when it ended. However, there was a clear trend towards significance (p = -0.07) when the skill level associated with perceived anxiety caused the group to end the climbing practice. Key words: sport climbing, school age, motor skill, anxiety. 1. Introducción Las actividades físicas en el medio natural permiten el desarrollo de las capacidades físicas, activando la capacidad de exploración y de reconocimiento del entorno real en contacto con el medio natural. Son actividades que implican a la persona de forma global (mente, cuerpo y sentimientos) y favorecen el redescubrimiento sensorial. Se basan en experiencias directas en entornos atractivos y normalmente nuevos, que invitan y animan a aprender (Parra, 2001). En un contexto educativo, este tipo de prácticas sirven al alumnado, no sólo como adquisición de aspectos motrices, sino también como recurso para organizar su tiempo libre y como medio para disfrutar de la naturaleza. Además, ofrecen la posibilidad de situar al alumnado en un ambiente saludable que al mismo tiempo proporcione infinidad de motivaciones para el juego, la aventura, el ejercicio físico natural, y la adquisición de destrezas manuales (Baena y Granero, 2008). El potencial educativo de este tipo de actividades queda demostrado en diversos trabajos donde se hace un tratamiento de las actividades en el medio natural desde una perspectiva integral y pedagógica, con tareas que además de tener en cuenta el aspecto motriz, integran el aspecto emocional y afectivo (Ascaso, Casterad, Generelo, Guillén, Lapetra y Tierz, 1996; Camerino, Miranda y Pigeassou, 1995; Canales y Perich, 2000; Goma y Wismeijer, 2001; Parra y Rovira, 2007; Sánchez Igual, 2005; Santos, 1998; Zuckerman, 1988), aspectos esenciales para una mejor adhesión a la práctica físico-deportiva Dentro de las actividades físicas en el medio natural, la escalada es una práctica deportiva que cada día tiene más auge entre los practicantes. Este creciente interés ha sido aprovechado para incluir este tipo de Fecha recepción: 18-05-10 - Fecha envío revisores: 26-05-10 - Fecha de aceptación: 01-10-10 Correspondencia: Raquel Pérez Ordás Crtra. Utrera km 1 41013 (Sevilla) E-mail: [email protected] Número 19, 2011 (1º semestre) actividades en propuestas para ser llevadas a cabo en el ámbito educativo (Dalmau, Gargallo, Alonso y Vidaurre, 2000; Funollet, 1995; Granero y Baena, 2007; Miguel, 2001; Parra, 2001; Santos y Martínez, 1999; Testevuide, 2007; Winter, 2000). En el curriculum de Educación Física para Secundaria queda recogido como contenido dentro del bloque «Actividades en el medio natural». De la misma forma, también tiene cabida en el curriculum de Educación Primaria formando parte del bloque «Juegos y actividades deportivas», cuyos contenidos hacen referencia al juego y a las actividades deportivas entendidas como manifestaciones culturales de la motricidad humana (Baena y Granero, 2008). En ambas etapas educativas, la escalada deportiva puede constituir una oportunidad para que el alumnado interaccione directamente con un entorno que le es conocido y en el que se desarrolla buena parte de la actividad física que habitualmente realiza, valorando su conservación mediante actividades sencillas y seguras. La escalada es una actividad que lleva implícito el reto personal, la aventura, la vivencia de nuevas sensaciones y la superación de situaciones de riesgo controlado (Ascaso et al., 1996), lo que, a su vez, hace que sea una actividad que puede producir mucho placer, pero también, ciertos niveles de ansiedad. Según la enciclopedia médica de la salud, la ansiedad queda definida como un sentimiento de recelo o de miedo. Se trata de una emoción que surge en situaciones de amenaza o peligro (miedo, fobia, angustia, tensión o preocupación) (Miguel, 1990). Miguel y Cano (1985), para definir el concepto de ansiedad, establecen un triple sistema de respuestas: respuestas fisiológicas, respuestas motoras y respuestas cognitivas. Desde esta perspectiva, la ansiedad puede ser definida como la respuesta emocional o patrón de respuestas (triple sistema de respuestas) que engloba aspectos cognitivos displacenteros, de tensión y aprensión; aspectos fisiológicos, caracterizados por un alto grado de activación del sistema nervioso autónomo; y aspectos motores que suelen implicar comportamientos poco ajustados y escasamente adaptativos (Miguel, 1990). La respuesta de ansiedad puede ser licitada RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 25 - tanto por estímulos externos o situacionales, como por estímulos internos al sujeto (respuestas anticipatorias), tales como pensamientos, ideas o imágenes, que son percibidos por el individuo como peligrosos o amenazantes. En estudios llevados a cabo a través de la propuestas de tareas motrices de diferente naturaleza, se ha visto como en la actividad física el estado emocional de la persona guarda una estrecha relación con el proceso de enseñanza-aprendizaje (Siquier, 1987; Zubiaur y Gutierrez, 2003). En esta línea, uno de los ámbitos donde se han realizado más investigaciones es el que ha relacionado los niveles de ansiedad con el aprendizaje motor en el medio acuático (Abadía, Umente, Salguero y Tuero 1998; Aznar, Fernández, Gómez y Roy, 1995; Salguero, Tuero y González, 2004). De ellos, uno de los aspectos más analizados ha sido el miedo al agua o hidrofobia. Estos trabajos han permitido hallar algunas de las causas que originan este tipo de fobia para, posteriormente, diseñar recursos metodológicos que puedan mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje de actividades en este tipo de medio De trabajos como los desarrollados por Bortoli y Robazza, (1994), y Zubiaur y Gutierrez (2003) se han podido extraer una serie de factores implicados en la aparición del miedo y/o la ansiedad durante la realización de tareas motrices: a) Factores externos, como las características de la tarea (nivel de dificultad y riesgo planteado) y medio utilizado (por ejemplo, el plano vertical es un medio de trabajo más novedoso); y b) Factores internos, como la auto-eficacia percibida (experiencias previas, vicarias y persuasión), la personalidad del alumno (nivel de ansiedad rasgo), la edad y el género. De forma más específica, en el ámbito de la escalada, se pueden encontrar algunos trabajos que hacen referencia a la incidencia que tienen algunos aspectos como el nivel de ejecución (Jones, Mace, y Stockbridge, 2002, Mace y Carroll, 1985; Manynard, McDonald y Warwick-Evans, 1997; Nieuwenhuys, Pijpers, Oudejans, y Bakker, 2008; Sánchez, Boschker, y Llewellyn, 2010), el estado físico del escalador (Bunting, Little, Tolson, y Jessup, 1986; Janot, Steffen, Porcari, y Maher, 2000; Pijpers, Oudejans, Holscheimer, y Bakker, 2003) o el tipo de escalada realizada (Draper, Jones, Fryer, Hodgson, y Blackwell, 2010), sobre aspectos psicológicos como la ansiedad, el stress, o la motivación. En la mayoría de ellos, en sus conclusiones, exponen que así como la técnica utilizada, o la dificultad de la vía a escalar, no son factores que afecten de forma determinante al estado psicológico del escalador, otros factores como la percepción del nivel que piensa el escalador que posee para realizar ese tipo de actividad, sí que pueden provocar un aumento de los niveles de ansiedad y stress. Este puede ser considerado, por tanto, como un elemento determinante en el rendimiento de la persona que escala. A pesar de ello, la mayoría de los trabajos que se pueden consultar en la literatura han sido realizados en poblaciones adultas, siendo escasos los que profundizan sobre como estos factores pueden influir en el incremento de los niveles de ansiedad o stress en poblaciones en edad escolar. Con la finalidad de aportar algo más de información a este respecto, el propósito de la presente investigación fue: (1) identificar si la edad influía en los niveles de habilidad motriz y en la ansiedad percibida por los estudiantes antes y después de realizar una práctica de escalada; y (2) comprobar si el nivel de habilidad motriz se relacionaba con la ansiedad percibida por estudiantes de educación primaria durante una situación de escalada en rocódromo. Tabla 1. Distribución de la muestra (n=116) Estudiantes 1º EPO Estudiantes 2º EPO Estudiantes 3º EPO 38 (32,75%) 37 (31,89 %) 41 (35,34%) 116 Rango 6,0-7,0 7,0-8,0 8,0-9,0 6,0-9,0 Media 6,42 7,30 8,56 7,8 Desv. Típica 0,53 0,45 0,39 1,2 N Edad (años) TOTAL Tabla 2. Nivel de ejecución motriz alcanzado por la muestra seleccionada (n = 116) en las pruebas del test de habilidad motora (%) Niveles de ejecución Pruebas Muy pobre/pobre Buena Muy buena Excelente Equilibrio estático 3,4 26,7 40,6 29,3 Equilibrio dinámico 0 0 49,1 50.9 Potencia en salto 1,7 4,3 34,5 31,9 Equilibrio dinámico-coordinación 0,9 8,6 65,5 25 Sentido rítmico 10,3 40,5 31 18,1 Sentido kinestésico 16,4 51,7 26,7 5,2 Lateralidad 43,1 36,2 20,7 0 2.2. Instrumentos En general, los tests deportivo-motores son métodos de prueba, aplicables en condiciones estándar y acordes con criterios científicos, para investigar características deportivo-motrices. Su objetivo es el de ofrecer indicaciones cuantitativas de la mayor exactitud posible acerca del grado de manifestación de tales características (Litwin y Fernández, 1995). Para obtener la información relativa al nivel de habilidad motriz, se utilizó el «Test de Habilidad Motora para Primaria» (Primary Motor Ability Test) (Blázquez, 1990; Litwin y Fernández, 1982; Ureña, Ureña, Velandrino y Alarcón, 2006). Este instrumento se aplica a niños de ambos sexos en los primeros años de la Enseñanza Primaria. Se ha seleccionado este test por ser específico para las edades comprendidas entre los 6 y 12 años, y por ser de fácil aplicabilidad en contextos escolares. El test está compuesto por siete pruebas: equilibrio estático, equilibrio dinámico, potencia, equilibrio dinámico-coordinación, sentido rítmico, sentido kinestésico y lateralidad. Cada prueba tiene una puntuación asociada en función del nivel de ejecución. Al finalizar todas las pruebas, se suman las puntuaciones estableciéndose las siguientes categorías: de 44 a 52= Excelente; de 36 a 43= Muy bueno; de 30 a 35= Bueno; de 24 a 29 = Pobre; y Menos de 24 = Muy pobre. Para obtener la información relativa al nivel de ansiedad, se utilizó un tipo de escala análoga visual de dibujos faciales denominada escala de las nueve caras (McGrath, De Veber y Hearn, 1985) (ver Figura 1). Las escalas análogas visuales son instrumentos válidos y fiables para la evaluación del dolor y la ansiedad en niños mayores de cuatro años (Abu-Saad, 1984; McGrath y De Veber, 1986). Este instrumento es el más adecuado para ponerlo en práctica con niños de edades comprendidas entre los 6 y 12 años, debido a que es fácil de utilizar en contextos educativos (solo tienen que escoger entre un gráfico visual). La escala de las nueve caras consta de nueve rostros de los que cuatro representan diversas magnitudes de afecto positivo, cuatro de afecto negativo y uno representa una cara neutra (MacGrath, Seifert, Speechley, Booth, Stitt y Gibson, 1996). 2. Material y método 2.1. Sujetos La muestra del estudio responde a un muestreo no probabilístico de tipo accidental o casual «aquellos a los que el investigador tiene acceso» (Latorre, del Rincón y Arnal, 2003) denominado por otros autores no aleatorio (Heinemann, 2003). Los alumnos de la muestra fueron niños (n= 116) de Educación Primaria pertenecientes al colegio público Montecorona de Sabiñanigo (Huesca). El grupo de estudiantes estaba compuesto por 38 alumnos de primer curso de Educación Primaria, 37 alumnos de segundo curso y 41 alumnos de tercer curso. La distribución de la muestra aparece reflejada en la Tabla 1. - 26 - RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Figura 1. Escala de las nueve caras. Tomada de McGrath et al. (1996) Número 19, 2011 (1º semestre) 2.3. Método El presente estudio presenta un diseño descriptivo correlacional. Se analizó la relación que se establecía entre el nivel de habilidad motriz y la ansiedad que pecibía un grupo de escolares antes y después de realizar una actividad de iniciación a la escalada. Para identificar si la edad de los sujetos influía tanto en la adquisición del nivel de habilidad motriz como en la percepción de ansiedad, se realizó un ANOVA de medidas repetidas de un factor. Se llevó a cabo una prueba T de student para establecer si se producían diferencias significativas entre el nivel de ansiedad que percibían los estudiantes antes y después de realizar la práctica de iniciación a la escalada. La relación entre ansiedad percibida y nivel de habilidad motriz se determinó utilizando el coeficiente de correlación de Pearson a través de un análisis de correlaciones bivariadas (HernándezSampieri, Fernández y Baptista, 2003). Se seleccionó un nivel de p d» 0.05 para indicar significación estadística. Los análisis estadísticos se llevaron a cabo mediante el paquete SPSS 15.0. y una vez finalizada la vía de escalada, cuando el sujeto se encontraba en el punto más alto. De esta forma, se evitó que la sobreexcitación que conllevaba el haber finalizado la actividad y regresar al suelo, pudiese inferir en los resultados posteriores. El alumno debía identificar la cara que mejor representaba su estado emocional tanto antes como después de la actividad. Una vez obtenidos los resultados de ambos test se procedió a la realización de los correspondientes análisis estadísticos. Tabla 3. Estadística descriptiva del nivel de habilidad motriz según edad de los sujetos Edad (años) N Media 6 31 2,10 0,746 7 26 2,38 0,752 8 41 2,93 0,848 9 17 3,18 0,883 Tabla 4. Magnitud del afecto percibida por la muestra seleccionada (n=116) antes y después de escalar (%) Magnitud del afecto Figura 2. Ejemplo de un alumno realizando la actividad de escalada Figura 3. Ejemplo de aseguramiento en Top-rope Durante la prueba, se utilizó el tipo de aseguramiento en Top-rope para escalada (Nieuwenhuys et al., 2008; Pijpers et al., 2003; Skinner y McMuller, 1993). El aseguramiento fue realizado por una persona externa (ver Figura 3) Se necesitaron tres sesiones para administrar las escalas visuales en dos momentos diferentes: antes de realizar la actividad Número 19, 2011 (1º semestre) ANTES DESPUÉS A (ansiedad mínima) 13,8 0,90 B 14,7 1,70 C 10,3 10,30 D 19 10,30 36,2 32,80 F 6 24,10 G No aparece 15,50 H No aparece 4,30 I (ansiedad máxima) No aparece No aparece E (punto medio: un poco de miedo/ansiedad) 3. Resultados Con respecto al nivel de ejecución motriz alcanzado por los estudiantes en cada una de las pruebas, se observó que más de la mitad presentaron un nivel de ejecución «muy bueno» y «excelente» en las pruebas de equilibrio dinámico-coordinación (65,5%) y equilibrio dinámico (50,9%), respectivamente. El 43,1% de los estudiantes alcanzaron un nivel de ejecución «muy pobre/pobre» en la prueba de lateralidad. Los alumnos mostraron niveles de ejecución «buenos» en las pruebas relacionadas con el sentido kinestésico (51,7%) y rítmico (40,5%) (Tabla 2). En general, los resultados mostraron que el 12,9% de los sujetos alcanzaron un nivel bajo de habilidad motriz; el 26,7% un nivel medio; el 45,7% un nivel alto y el 14,7% obtuvieron un puntaje final correspondiente a una habilidad motriz excelente. En función de la edad de los participantes, se encontraron diferencias significativas (p d» 0.01) con respecto al nivel de habilidad motriz (ver Figura 2). Los sujetos de 9 años fueron los que mejor nivel de habilidad motriz mostraron, seguidos por los de 8, 7 y 6 años. Los estadísticos descriptivos se recogen en la Tabla 3. En la Tabla 4 se recogen los resultados obtenidos de la administración de las escalas de dibujos faciales. Se puede observar como antes de escalar, los sujetos mostraron poca ansiedad (magnitud del afecto A-F). Sin embargo, al finalizar la actividad, se produjo un crecimiento de los Nivel habilidad motriz 2.4. Procedimiento Las pruebas se realizaron tras obtener el consentimiento informado tanto del centro educativo como de las familias de los estudiantes. En todos los casos, antes de la administración de los instrumentos, se enfatizó en el anonimato y en la confidencialidad de los resultados, así como en la voluntariedad de participar en el estudio.Asu vez se explicaron las normas, en qué consistían las actividades a realizar y se aclararon las dudas existentes. Para la evaluación del nivel de habilidad motriz se prepararon tarjetas de puntaje individuales donde se registró el resultado de la prueba, el puntaje obtenido y las observaciones pertinentes. Se estableció un orden para la realización de las pruebas y se organizaron los grupos para administrar el test en 6 sesiones (2 sesiones por curso durante tres semanas), coincidiendo con el horario habitual de las clases de Educación Física. Los resultados fueron codificados, obteniéndose la puntuación correspondiente a cada prueba. Una vez realizadas todas las pruebas, y codificados todos los resultados, se obtuvo la puntuación final (adjudicación del puntaje). La actividad de escalada se realizó en un rocódromo ubicado dentro de un pabellón polideportivo, donde las condiciones atmosféricas no interferían en la realización de la prueba (instalaciones públicas del Ayuntamiento de Sabiñánigo en Huesca) Todos los sujetos eran inexpertos y se iniciaban en una práctica deportiva de este tipo. Los alumnos subieron por la misma vía de escalada de 5 metros de altura, con 5 presas por metro cuadrado provistos del material de seguridad imprescindible para escalar (arnés y casco) (ver Figura 2). Todas las pruebas se realizaron en horario de mañana, dentro del horario de clases de Educación Física de los alumnos. Desv. Típica # # # # Edad (años) Figura 4. Nivel de habilidad motriz según edad de los sujetos. # Diferencias significativas (p = 0.01) con los niveles alcanzados por el resto de sujetos de la muestra. RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 27 - valores que representaban mayores niveles de ansiedad en la escala (magnitud del afecto F, G y H). Tanto antes (36,2%) como después de escalar (32,8%), la mayoría de los alumnos mostraron una magnitud del afecto neutra (un poco de miedo/ansiedad). Para la muestra seleccionada, se observaron diferencias significativas (p d» 0.01) entre la ansiedad percibida antes y después de escalar. La percepción de ansiedad pasó de 2,67 ± 1,565 antes de la práctica (valor que se corresponde con una magnitud del afecto positiva en la escala de dibujos faciales) a 4,28 ± 1,413 (valor que se corresponde con una magnitud del afecto neutra en la escala de dibujos faciales) cuando finalizó la misma. Con respeto a la edad de los sujetos, no se encontraron diferencias significativas en la ansiedad percibida ni antes ni después de la práctica de escalada. Antes de escalar, la relación entre nivel de habilidad motriz y percepción de ansiedad, fue no significativa. Sin embargo, se observó una clara tendencia hacia la significación (p = -0.07), cuando se relacionó el nivel de habilidad motriz con la ansiedad percibida por los sujetos después de la práctica de escalada. 4. Discusión Uno de los propósitos de la presente investigación fue comprobar si la edad influye en los niveles de habilidad en una situación de iniciación a la escalada. La edad escolar es un período que abarca desde los 6-7 hasta los 12 años, y resulta de gran importancia para un adecuado desarrollo motor y para la adquisición de habilidades motrices nuevas. En general, este período supone la transición desde habilidades motrices fundamentales refinadas hasta el inicio y posterior establecimiento de los primeros juegos y habilidades deportivas (Cratty, 2002). En el presente trabajo de investigación, el nivel de habilidad motriz que presentó un grupo de estudiantes de educación primaria, mejoró significativamente con la edad (6-9 años). Estos resultados son similares a los obtenidos en otros trabajos donde se han evaluado también la ejecución motora en la edad escolar (Rosa, Rodríguez y Márquez, 1996). En ellos, utilizando un grupo de 1.083 alumnos de edades comprendidas entre los 6 y los 12 años (588 niños y 495 niñas), los autores concluyeron que la edad de los escolares se relacionaba con la ejecución motora en mayor medida que el sexo. Los resultados aquí presentados también van en la línea de los desarrollados por Broadhead y Bruininks (1982). Estos autores utilizaron el test de BruninksOseretsky y obtuvieron curvas de ejecución lineales en los ocho subtest para niños con edades comprendidas entre los cinco y catorce años. Otro de los objetivos del estudio fue ver si la edad y el nivel de habilidad se relacionaban con el estado de ansiedad percibida, antes y después de realizar la actividad. Para ello, se identificó el nivel de ansiedad que percibían los escolares antes y después de realizar una práctica de iniciación a la escalada. Los resultados han mostrado como la ansiedad percibida por el grupo fue significativamente mayor después de realizar la actividad que al inicio de la misma. En este caso, la edad de los sujetos no influyó en los niveles de ansiedad percibida. Si se tienen en cuenta lo expuesto en los trabajos desarrollados por Bortoli y Robazza (1984) y Zubiaur y Gutierrez (2003), este incremento de la ansiedad percibida por los alumnos pudo ser debida a factores externos como el riesgo/ incertidumbre que supone el desplazamiento por un medio novedoso (plano vertical), o la influencia del profesor, y a factores internos como la edad, la personalidad del alumno, la percepción que tenga el alumno del dominio de la habilidad, o el miedo que supone el realizar una actividad en altura. El hecho de que el incremento en la ansiedad sea mayor después de la actividad, y no antes, puede tener su origen en la incertidumbre que supone el realizar actividades en un plano vertical si antes no se ha experimentado este tipo de actividades. El hecho de solicitar al alumno que se identificase con la cara que mejor recogía su estado emocional, justo al llegar al punto más alto, y sin que el alumno hubiese pisado suelo aún, pudo inferir en el estado de sobreexcitación del alumno. El no haber podido realizar un mayor número de sesiones, donde el alumno se fuese familiarizando más con la técnica y las - 28 - condiciones del medio, impide comprobar si realmente este factor es el que provoca el aumento del nivel de ansiedad, y si ésta disminuye conforme aumenta el conocimiento del alumno acerca de la actividad a realizar. Otras de las consideraciones que se han tenido en cuenta es que, a pesar de que la persona que realizó el aseguramiento fuese ajena a la investigación, ésta sí tenía que ser una persona conocida por los alumnos. De ahí que se escogiese, para realizar el aseguramiento, a su profesor de educación física. Este factor se tuvo en cuenta para evitar la desconfianza y el recelo de los alumnos por participar en la actividad. Aún así, el hecho de que sean mayores los niveles de ansiedad tras finalizar la actividad, muestra que no fue suficiente para paliarlos, el que la persona que los aseguraba fuese alguien conocido por ellos. Finalmente, los resultados mostraron que el nivel de habilidad motriz de los participantes no correlacionó con en el nivel de ansiedad percibido. Aún sí, se pudo observar en los resultados una clara tendencia a la significación cuando relacionamos habilidad motriz con ansiedad percibida después de la práctica de escalada. Los alumnos que obtuvieron mejores resultados en el test de habilidad, es decir, que motrizmente fueron más habilidosos, tendieron a percibir niveles de ansiedad más bajos que los menos habilidosos. La escalada es una actividad que obliga al escalador a desplazarse soportando constantemente la fuerza de la gravedad. Esto hace que, a parte de una gran demanda de fuerza, sean necesarios unos niveles altos de equilibrio y coordinación que favorezcan la estabilidad y la impulsión mediante los agarres de brazos y piernas. Es lógico pensar que, aquellos alumnos que demostraron un nivel de ejecución motriz más alto en pruebas de equilibrio estático, equilibrio dinámico, sentido rítmico, sentido kinestésico, lateralidad y potencia, fueran los que llevaran a cabo la actividad de escalada con un mayor control de la actividad, menos incertidumbre, y mejor percepción de cómo se iba desarrollando el proceso (Ortega, 2005). Es posible que si se hubiese alargado más el número de sesiones de intervención, haciendo que los alumnos hubiesen podido mejorar sus niveles de habilidad motriz, y su familiarización con la actividad, la relación: a mayor nivel de habilidad, menor nivel de ansiedad percibida hubiese podido ser significativa. De ser así, estos resultados irían en la línea de los trabajos hallados tras consultar en la literatura científica. En la mayoría de ellos (Jones et al., 2002, Mace y Carroll, 1985; Manynard et al., 1997; Nieuwenhuys et al., 2008; Sánchez, Boschker, y Llewellyn, 2010), el factor que más influye en un aumento de los niveles de ansiedad y stress percibida por los escaladores es la percepción que el propio escalador tenga de su habilidad motriz. Así, los escaladores menos habilidosos son los que perciben un mayor nivel de ansiedad, ya que piensan que su nivel motriz no será suficiente para superar la actividad. En cambio, aquellos escaladores más experimentados, que conocen la actividad, y están familiarizados con la dificultad de la vía de escalada, obtienen unos niveles inferiores de ansiedad. A pesar de todo, con los resultados aquí obtenidos, no se puede afirmar que, en poblaciones escolares como las del estudio presentado, el nivel de habilidad esté directamente relacionado con los niveles de ansiedad. Son necesarios más estudios, y de mayor duración, que verifiquen si se cumple esta relación, de la misma forma que es un factor determinante en la escalada deportiva con personas adultas. Aún siendo el propósito del estudio interesante, los resultados obtenidos con alumnos de educación primaria, no permiten establecer relaciones entre el nivel de habilidad motriz y la ansiedad que perciben los estudiantes antes y después de una práctica de escalada. No obstante, se puede afirmar que, independientemente de la edad, la iniciación a la escalada es una actividad que produce ansiedad en escolares que no están familiarizados con la actividad. Teniendo en cuenta que la edad escolar es un periodo de gran importancia para el adecuado desarrollo motor, y para la adquisición de habilidades motrices nuevas, incluir prácticas de iniciación deportiva a la escalada en las clases de Educación Física puede favorecer que se amplíe la adhesión de practicantes a este tipo de actividad física, y que no se convierta en una actividad rechazada por la ansiedad o por el miedo que pueda producir. RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) 5. Conclusiones Los resultados del presente estudio demostraron que el nivel de habilidad motriz de un grupo de estudiantes de educación primaria fue mejorando significativamente con la edad. Los niños de 9 años fueron los que mejor nivel de habilidad motriz mostraron, seguidos de los de 8, 7 y 6 años. La edad de los alumnos no influyó en la percepción de ansiedad, ni antes ni después de realizar la práctica de escalada. Antes de iniciar la práctica, la percepción de ansiedad fue significativamente menor que una vez finalizada la misma. Aunque no se encontraron relaciones significativas entre habilidad motriz y percepción de ansiedad, el nivel de habilidad motriz mostró una clara tendencia a la significación cuando se relacionó con la ansiedad percibida después de la práctica de escalada. Los alumnos con mejor nivel de habilidad motriz tendieron a percibir niveles de ansiedad más bajos que aquellos con peor nivel de habilidad. 6. Bibliografía Abadía, O., Aumente, M., Salguero, A. y Tuero, C. (1998). La hidrofobia: una experiencia práctica. Lecturas: Educación Física y Deporte. Revista Digital. Año 3, N. 11. Abu-Saad, H. (1984). Assesing children´s responses to pain. Pain, 19, 163-171. Ascaso, J., Casterad, J., Generelo, E., Guillén, R., Lapetra, S. y Tierz, M.P. (1996). La actividad física y deportiva extraescolar en los centros educativos. Actividades en la naturaleza. Madrid: MEC. 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Validez y fiabilidad de dispositivos GPS de 5 Hz en carreras cortas con cambio de sentido Validity and reliability of 5 Hz GPS devices on short career with change of direction David Casamichana Gómez, Julen Castellano Paulis Universidad del País Vasco Resumen: El objetivo de este estudio fue estimar la validez y fiabilidad de los dispositivos GPS MinimaxX (Team Sport 2.5, Catapult Innovations) que opera con una frecuencia de muestreo de 5 Hz, registrando las distancias recorridas en carreras de ida y vuelta de 20 metros con cambios de dirección de 180º en diferentes rangos de velocidades. Se midieron las distancias realizadas por 10 jugadores de fútbol (edad, 22.5 ±2.9 años; altura, 174 ±7 cm.; peso, 72.6 ±3.4 kg.) en la prueba específica del test Yo -Yo de Resistencia nivel 1. El test acabó cuando los jugadores completaron los 10 primeros niveles (desde 2.22 hasta 3.48 m·s-1). Cuatro de los 10 participantes llevaron simultáneamente dos dispositivos GPS, lo que permitió valorar su fiabilidad. Para valorar la validez se compararon las distancias registradas por los GPS respecto a la distancia teórica del test medida previamente con cinta métrica. Se estimaron el coeficiente de variación (1 – 17 %), el error típico (2.3 – 136 m), el error estándar de medida (5 – 11 %) y la diferencias de medias (-0.7 – 89.2 m). Los resultados indican una moderada validez y fiabilidad a las intensidades estudiadas, casi para todos los niveles y también para la distancia total, aunque se sobreestimó la distancia recorrida. Palabra clave: tecnología GPS, análisis del movimiento, validez, fiabilidad, deportes de equipo, Yo-Yo test. Abstract: The aim of this study was to assess the validity and reliability of a MinimaxX GPS device (Team Sport 2.5, Catapult Innovations) operating with a sampling frequency of 5 Hz. Were measured distances made for 10 football players (age, 22.5 ±2.9 years, height 174 ±7 cm. and weight 72.6 ±3.4 kg) in the specific Yo-Yo Endurance Test level 1. The test ended when the players completed the first 10 levels of speed test (from 2.22 to 3.48 m·s-1). Four of the 10 participants took two simultaneously GPS, what allowed to value the reliability of the devices. In the validity study comparing the values obtained by the GPS with the actual values obtained by tape before performing the test. Statistical analysis were: coefficient of variation (1 – 17 %), standard error (2.3 – 136 m), standard error estimated, (5 – 11 %) and means difference (-0.7 – 89.2 m). The results indicate that although the reliability and validity showed satisfactory results at moderate intensities, almost all levels and for the total distance, although the distance was overestimated. Key words: GPS technology, movement analysis, validity, reliability, team sports, Yo-Yo test. 1. Introducción Los sistemas de posicionamiento global (Global Position System, GPS) son utilizados para medir los patrones de movimientos en diferentes deportes intermitentes, como son el fútbol sala (Barbero-Álvarez & Castagna, 2007), rugby (Cunniffe, Proctor, Baker & Davies, 2009), fútbol australiano (Coutts, Quinn, Hocking, Castagna & Rampinini, 2009; Brewer, Dawson, Heasman, Stewart & Cormack, 2010; Wisbey, Montgomery, Pyne & Rattray, 2009), fútbol playa (Castellano & Casamichana, 2010), tenis (Reid, Duffield, Dawsn, Baker & Crespo, 2008), cricket (Petersen, Pyne, Dawson, Portus & Kellet, 2010) o hockey (Gabbet, 2010) con el objetivo de aumentar el conocimiento referente al perfil físico de los jugadores durante la competición, conocer las diferencias entre puestos específicos (Brewer et al., 2010; Cunniffe et al., 2009; Petersen et al., 2010; Wisbey et al., 2010), entre diferentes niveles de rendimiento de los participantes (Brewer et al., 2010), entre diferentes partes de los partidos (Barbero-Álvarez & Castagna, 2007; Brewer et al., 2010; Coutts, Quinn, Hocking, Castagna & Rampinini, 2009), entre diferentes formatos de partidos (Petersen et al., 2010) o entre diferentes temporadas competitivas (Wisbey et al., 2010) y poder de esta manera, intervenir de una forma más específica durante el entrenamiento (Pereira, Kirkendall & Barros, 2007). Un receptor GPS debe recibir la señal de al menos 3 satélites para localizar la posición (Larsson, 2003). Utilizando esta información, un dispositivo de estas características puede calcular y registrar información referente a la velocidad y a la distancia recorrida principalmente (Reid et al., 2008). Estos dispositivos presentan una gran aplicabilidad debido a sus características como ligeros, pequeños, no muy caros, disminución de tiempo de registro de datos por realizar análisis automático de múltiples jugadores al mismo tiempo y facilidad de análisis (Aughey & Falloon, 2010; Edgecomb & Norton, 2006; MacLeod, Morris, Nevill & Sunderland, 2009), además de la reciente posibilidad de obtener Fecha recepción: 07-06-10 - Fecha envío revisores: 24-07-10 - Fecha de aceptación: 02-11-10 Correspondencia: Julen Castellano Paulis Portal de Lasarte 71, Vitoria-Gasteiz, 01007 E-mail: [email protected] - 30 - información en tiempo real, lo que permite tomar decisiones sobre el rendimiento de los jugadores y modificar estrategias durante partidos de competición o entrenamientos (Aughey & Falloon, 2010). Sin embargo, son pocos y recientes los trabajos que se han ocupado del estudio de la validez y la fiabilidad de los diferentes dispositivos comerciales de ámbito más recreativo (Townshend, Worringham & Stewart, 2008; Witte & Wilson, 2004) o más aplicados al ámbito del rendimiento y utilizados en la investigación (Coutts & Duffield, 2010; Duffield, Reid, Baker & Spratford, 2010; Macleod et al., 2009; Petersen, Pyne, Portus & Dawson, 2009), obteniéndose diferentes resultados debido a la existencia de: a) diferentes modelos, b) con desiguales frecuencias de muestreo (la empresa GPSports disponen de transmisores con una frecuencia de muestreo de 1 Hz [SPI-10, SPI Elite y WiSPI] y de 5 Hz [SPI Pro], mientras que Catapult Innovations dispone de dispositivos con frecuencia de 5 Hz y 10 Hz [MinimaxX]), c) con diferentes algoritmos asociados a los mismos (Macleod et al., 2009), d) que valoran parámetros alternativos (velocidad pico y media, distancias o posiciones), y por último, también, d) aplicados en diferentes pruebas: estático, paseo o caminata, pendientes, trayectorias rectilíneas de diferentes longitudes, trayectorias curvilíneas en circuitos de atletismo o de fútbol australiano, circuitos con cambios de dirección con diferentes grados, etc. A pesar de que parece que una mayor frecuencia de muestreo puede aumentar la precisión de la información aportada por los dispositivos (Duffield et al., 2010) existe poca información referente a los dispositivos con una frecuencia de muestreo de 5Hz (Duffiled et al., 2010; Janssen & Sachlikidis, 2010; Petersen et al., 2009), centrándose casi en la totalidad de los estudios en dispositivos de 1 Hz (Barbero-Álvarez, Coutts, Granda, Barbero-Álvarez & Castagna, 2010; Coutts & Duffield, 2010; Edgecomb & Norton, 2006; Macleod et al., 2009; Portas, Rush, Barnes & Batterham, 2007; Wisell, Williams & Lorenzen, 2007), no habiéndose estudiado la validez y fiabilidad de estos dispositivos en carreras cortas con cambios de sentido, realizadas de manera continua y a velocidad creciente. Por este motivo, y a diferencia del estudio previo (Petersen et al., 2009) que también analizó la fiabilidad y validez de estos dispositivos, se ha utilizado el Test Yo-Yo de Resistencia nivel 1, que se trata de una prueba consistente en carreras de ida y vuelta de 20 metros con cambios RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) de dirección de 180º recorridas a velocidad creciente (constituido por diferentes categorías de velocidad) y realizado de forma continua. Este test es utilizado para evaluar la capacidad de trabajo de forma continua durante un largo periodo de tiempo (Bangsbo, Iaia & Krustrup, 2008). Es necesario aumentar la información disponible en cuanto a fiabilidad y validez de estos dispositivos ya que están siendo utilizados para la monitorización de situaciones de entrenamiento (Gabbet, 2009; Montgomery, Pyne & Minahan, 2010) y de competición (Castellano & Casamichana, 2010; Petersen et al., 2010), en diferentes disciplinas deportivas, dónde frecuentemente se producen recorridos de corta duración realizados a diferentes velocidades y con cambios de dirección. El propósito de este estudio fue determinar la fiabilidad y la validez de los dispositivos GPS MinimaxX v2.5 a 5 Hz para monitorizar las distancias recorridas en carreras de ida y vuelta de 20 metros con diferentes cambios de dirección de 180º en diferentes rangos de velocidades bajas y moderadas utilizando el Test Yo-Yo de Resistencia nivel 1 (TYYR1). 2. Material y método 2.1. Participantes Diez jugadores varones de fútbol semiprofesionales participaron en el estudio (edad, 22.5 ±2.9 años; altura, 174 ±7 cm.; peso, 72.6 ±3.4 kg.), todos ellos pertenecientes al mismo equipo. Cada jugador fue informado acerca del diseño de la investigación y de sus requerimientos, beneficios y riesgos del estudio, aportando todos los participantes el consentimiento informado antes de comenzar el estudio. Además, el Comité Ético de la Universidad del País Vasco (CEISH) proporcionó la aprobación institucional para la realización de este estudio. No existe conflicto de intereses entre los autores y la empresa fabricante del sistema que se utiliza en el estudio. Los diez jugadores completaron el Test Yo-Yo de Resistencia nivel 1 (TYYR1) hasta cubrir la distancia de 1780 m, realizando carreras correspondientes a 10 niveles de velocidad diferentes (Tabla 1). Tabla 1. Velocidades y distancias de carrera de los 10 niveles realizados en el Test Yo-Yo de Resistencia nivel 1 Velocidad Nivel Distancia m·s -1 (km·h -1 ) m 1 2.2 (8.0) 140 2 2.4 (8.5) 160 3 2.5 (9.0) 160 4 2.7 (9.6) 160 5 2.8 (9.9) 180 6 3.0 (10.7) 180 7 3.1 (11.1) 200 8 3.2 (11.5) 200 9 3.3 (12.0) 220 10 3.5 (12.5) 180 TOTAL 1780 Nota: metros por segundo (m·s -1 ), kilómetros por hora (km·h -1 ) y metros (m). artificial, llevando todos los jugadores botas de fútbol durante la realización del test. Para la realización del test se pidió a los jugadores que sobrepasan con una de las piernas la línea que marca la separación de 20 metros del recorrido en el cambio de sentido (180º). De esta forma se procuró que el dispositivo GPS en los cambios de sentido quedara aproximadamente sobre las líneas que marcan los 20 metros del test. Además, se establecieron con pivotes carriles de 1 metro de ancho dentro de los cuales se distribuyó a los jugadores con el objetivo de que la distancia recorrida por cada jugador fuera realizada principalmente en línea recta, y evitar así posibles diferencias entre la ‘distancia recorrida’ con respecto a la ‘distancia teórica’ marcada en el test. Para estudiar la fiabilidad de los dispositivos intra-sujetos, cuatro de los participantes llevaron en el mismo chaleco dos unidades de GPS, de manera similar a cómo se ha realizado otros estudios (Duffield et al., 2010); el resto (6 jugadores) llevaron un único dispositivo GPS. 2.4. Análisis estadístico 2.2. Instrumentos Los estadísticos utilizados son similares a los utilizados en otros Todos los jugadores llevaron unidades GPS (MinimaxX, Team Sport trabajos (Duffield et al., 2010; MacLeod et al., 2009; Petersen et al., 2.5, Catapult Innovations) que operan con una frecuencia de muestreo 2009). En el estudio de la fiabilidad intra-sujeto se estimó la media (X), de 5 Hz. Utilizando un diseño específico de chaleco, los dispositivos se desviación estándar (s), el error típico (ET) de la medida en valores introdujeron en un bolsillo ubicado en la parte superior de su espalda, absolutos y en porcentaje de la media como coeficiente de variación entre las escápulas y la parte inferior de la espina cervical. Los dispositivos (CV) con valores relativos (Hopkins, 2000). Estos estadísticos se GPS fueron activados 15 minutos antes de la realización de la prueba realizaron para cada participante que llevó dos unidades y para cada siguiendo las recomendaciones del fabricante. distancia recorrida en cada categoría de velocidad, así como para la Con cinta métrica se midió la distancia de 20 metros que separan las distancia total recorrida. líneas situadas en los extremos del recorrido de la prueba (TYYR1). La Similar a la fiabilidad, para el estudio de validez se estimó la media ‘distancia teórica’ recorrida por los jugadores fue calculada sumando las (X), desviación estándar (s), el rango, la diferencia de medias (±LOA), idas y vueltas realizadas. La distancia registrada por los dispositivos error típico (ET), coeficiente de variación (CV), intervalo de confianza GPS, que denominaremos ‘distancia recorrida’, fue estimada a posteriori a través del software específico Tabla 2. Valores para estimar la fiabilid ad de los d isp ositivo s GPS tanto a partir de las d istancias totales recorridas como para cada uno de los niveles de velocidad. Logan Plus v.4.0 (Catapult Innovations, Melbourne, Participante 1 Participante 2 Participante 3 Participante 4 Australia). Los puntos de corte de los registros tomados X (s ) ET CV X (s) ET CV X (s) ET CV X (s) ET CV [m] [m] [%] [m] [m] [%] [m] [m] [%] [m] [m] [%] en los dispositivos GPS fueron realizados de la siguiente 180 9.0 1911.5 1752.0 2020.0 Dt 94 5 29 .5 2 60 3 136 7 manera: debido a que la duración de cada periodo es (132. 9) (41.7) (84.8) (192.3) 142. 0 155.5 140.0 179.0 D1 2 1 10 .5 7 11 8 30 17 conocido (viene marcado por el propio protocolo de la (2. 8) (14.8) (15.6) (42.4) 174. 5 171.0 165.5 185.0 prueba), se buscó la hora absoluta del GPS de inicio y D2 8.5 5 4 2 13.5 8 12 6 (12 .0) (5.6) (19.1) (16.9) posteriormente se hicieron los cortes desde esa hora de 176. 0 184.5 155.0 199.0 D3 1 1 8.5 5 3 2 8 4 (1. 4) (12.0) (4.2) (11.3) inicio hasta la hora final de cada uno de los periodos o 171. 5 175.0 150.0 197.0 D4 8.5 5 6 3 5 3 12 6 (12 .0) (8.5) (7.1) (16.9) niveles y de la finalización de la prueba. 189. 5 196.5 172.0 199.5 D5 2.3. Procedimiento Para el estudio de fiabilidad y validez se realizó el TYYR1 mediante la reproducción magnetofónica de las señales auditivas a través de una radio-CD Sanyo MCDUB275M. 10 jugadores realizaron la prueba en la misma sesión de entrenamiento, en cuatro turnos diferentes. Se realizó un día despejado sobre las 20:00 horas, para evitar posible variabilidad respecto a la hora del día (Petersen et al., 2009) en un campo de fútbol de hierba Número 19, 2011 (1º semestre) D6 D7 D8 D9 D10 Media niveles (3. 5) 171. 0 (19 .8) 186. 5 (40 .3) 209. 5 (2. 1) 209. 0 (38 .2) 174. 5 (7. 8) 2.5 1 14 8 28.5 15 1.5 1 27 13 5.5 2 9.9 5 (7.8) 184.5 (4.9) 219.5 (7.8) 203.0 (2.8) 229.0 (7.1) 184.5 (0.7) 5.5 3 3.5 2 5.5 3 2.0 1 5.0 2 0.5 0 5.1 3 (16.9) 170.0 (33.9) 185.0 (11.3) 207.5 (6.4) 231.5 (20.5) 170.5 (2.1) 12 7 24 14 8 4 4.5 2 14.5 6 1.5 1 9.7 6 (0.7) 195.5 (13.4) 219.5 (28.9) 224.0 (49.5) 229.0 (1.4) 183.5 (10.6) 0.5 0 9.5 5 20.5 9 35 16 1 0 7.5 4 13.6 7 Nota: X, media; s, desviación es tándar; ET, error típ ico; CV, co eficiente de variación; m, metro s; Dt, distancia total recorrida; D1, distancia recorrida en el nivel 1; D2, distancia reco rrida en el nivel 2 ; D3, distancia recorrida en el nivel 3; D4, distancia recorrida en el nivel 4; D5, distancia recorrida en el nivel 5; D6, dis tancia recorrid a en el nivel 6; D7, distancia recorrida en el nivel 7; D8, distancia recorrida en el nivel 8; D9, distancia recorrida en el nivel 9; D10, distancia reco rrida en el nivel 10. RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 31 - a 95 % (IC95%), sesgo (definido como el efecto que produce resultados que son sistemáticamente diferentes al valor ‘verdadero’, que en esta ocasión ha sido estimado a partir de la diferencia de la media obtenida respecto al valor real dividido por el valor real, multiplicado por 100) y el error estándar de medida (SEE). Además se realizó una t de student para muestras relacionadas entre las distancias reales y las obtenidas por los dispositivos GPS (distancia total recorrida y distancia en cada uno de los 10 niveles de velocidad). Todos los estadísticos fueron realizados con el software SPSS v.17.0 y con la hoja de cálculo Excel. El nivel de significación aceptado fue de p < 0.05. sobreestimación de 89.2 m para la distancia total recorrida, lo que representa el 6 %, llegando incluso a ascender en la distancia recorrida durante el nivel de velocidad el 1 y el 7 hasta 11 puntos. Los datos para los diferentes niveles del TYYR1 reflejan valores similares con un promedio de 8.3 metros de diferencia entre medias, 4.4 metros de ET, el 2 % de CV, un 5 % de sesgo y 9 % de SEE. 4. Discusión 0 M ed ia D9 D1 D8 D7 D6 D5 D 4 D3 D2 Dt - 32 - D1 CV (%) El propósito del trabajo fue estudiar la fiabilidad intra-sujeto y la validez de dispositivos GPS modelo MinimaxX (Catapult Innovations, 3. Resultados Melbourne, Australia) con una frecuencia de muestreo de 5 Hz, en carreras cortas de ida y vuelta, realizadas de forma continua, a una Los valores sobre la fiabilidad intra-sujeto están recogidos en la intensidad baja-moderada (<3.5 m·s-1) y a ritmo creciente. Se han escogido un amplio abanico de técnicas analíticas para estimar el error (absoluto Tabla 2, donde cada uno de los participantes que figuran en ella trasportaron simultáneamente dos dispositivos GPS de idénticas y relativo) que ha permitido llevar a cabo comparaciones con los estudios características. más representativos en esta temática. Los CV para la distancia total (Dt) recorrida son inferiores al 8 %. Según nuestro conocimiento, este es el primer trabajo que estudia la Por el contrario el CV en cada uno de los niveles muestran diferencias fiabilidad y validez de los dispositivos GPS MinimaxX a 5 Hz aplicando la prueba específica Yo-Yo (TYYR1), prueba muy utilizada en los deportes que van desde el 1 hasta el 17 % que se corresponde con el participante 4 en el primero de los niveles. Los valores medios del CV para cada uno colectivos para la valoración física y fisiológica de los jugadores. A pesar de los participantes son 5, 3, 6 y 7 % respectivamente. En la Figura 1 de que el estudio ha sido realizado utilizando un test específico que quedan representadas estas diferencias. incluye cambios de dirección de 180º, que ha permitido valorar 10 intensidades bajas-moderadas de carrera (entre 2.2 y 3.5 m·s-1). Las principales limitaciones del estudio podrían resumirse en: no haberse Participante 1 Participante 2 Participante 3 Participante 4 incluido en el estudio mayores intensidades de carrera (>3.5 m·s-1) y la 18 falta de una mayor variabilidad de grados en los cambios de dirección 16 realizados por los jugadores. Otro aspecto que creemos es necesario 14 subrayar es que puede ser probable que parte del error de medida 12 estimado esté asociado, además de a la derivada de los propios 10 dispositivos, a las diferencias entre la distancia teórica (20 metros en 8 cada largo) del test y al recorrido, no exactamente lineal, realizado por los 6 participantes (Coutts & Duffield, 2010), que puede afectar en la 4 sobreestimación de las distancias recorridas. 2 Los datos obtenidos en las distancias obtenidas con los dispositivos 0 GPS en este trabajo muestran que la mayoría de las distancias estudiadas Niveles TYYR 1 son sobreestimadas, existiendo diferencias estadísticamente significativas Figura 1. Valores del coeficiente de variación (CV) en porcentaje (%) para cada uno de los entre la distancia obtenida mediante los dispositivos GPS y la teórica participantes en la distancia total recorrida (Dt), distancia recorrida del nivel 1 (D1) al 10 (D10) y el del TYYR1 (p < 0.05). Además, observamos como los dispositivos valor medio (media) de los 10 niveles. presentan moderados valores de fiabilidad intra-sujeto. Los resultados para estimar la validez vienen recogidos en la Tabla Los resultados en la estimación de la fiabilidad intra-sujeto, es decir, la valoración del error asociado a los registros obtenidos a través de los 3. Se observan diferencias significativas en las categorías de distancia dos dispositivos GPS que lleva un mismo jugador, abarcan un amplio total recorrida, en la distancia recorrida durante el nivel 1, 4 y 5 (p < 0.05) espectro. Algunos autores como Coutts y Duffield (2010) cuando y en la distancia del nivel 2 y 3 (p = 0.01). compararon dispositivos de un mismo fabricante con una frecuencia de Todas las categorías de distancia recorridas, salvo la correspondiente muestreo de 1 Hz estimaron valores por debajo del 5 % en el coeficiente al nivel 7 y 10, son sobreestimadas por los dispositivos GPS, siendo la de variación (CV) respecto a la distancia total cubierta, similar a lo estimado en este trabajo (rango del 3 al 7 Tabla 3. Resumen estadís tico de la validez de la distancia recorrida en cada categoría de velocidad y para la distan cia total. %). De manera específica, a intensidades bajas de Distancias Distancias GPS Rango ±LOA ET CV IC95% Sesgo SEE carrera (<14.4 km·h-1) estos mismos autores (Coutts Niveles test [m] X (s) [m] [m] [m] [m] [%] [m] [%] [%] & Duffield, 2010) estimaron un rango en el CV que Dt 1780 1869. 2 (110.1)* 1692-2156 89.2 29. 6 2 1927.2-1811.2 5 6 varió desde 3.6 a 7.2 puntos para el conjunto de los D1 14 0 155. 4 (20.1)* 129-209 15.4 5.4 3 165.9-144.8 11 11 dispositivos analizados. Duffield et al. (2010) D2 16 0 1 74.2 (12.8 )** 152-197 14.2 3.4 2 180.9-167.5 9 7 encontraron un CV (9.8 %) algo superior al estimado D3 16 0 1 78.3 (15.5 )** 152-207 18.3 4.1 2 186.4-170.2 11 9 en este trabajo para los mismos dispositivos MinimaxX D4 16 0 172. 1 (16.3)* 145-209 12.1 4.4 3 180.7-163.6 8 9 respecto a la distancia cuando los sujetos recorrieron la D5 18 0 189. 4 (13.8)* 160-206 9.4 3.7 2 196.7-182.2 5 7 distancia a bajas intensidades. Por su parte, el CV y el D6 18 0 182.1 (16. 8) 146-205 2.1 4.5 2 190.9-173.4 1 9 sesgo estimado por Petersen et al. (2009) a velocidades D7 20 0 199.2 (21. 0) 158-240 -0. 8 5.6 3 210.2-188.2 0 11 de 2 m·s-1 y < 3.5 m·s-1 variaron desde 0.3 y 2.6 en los dos dispositivos MinimaxX que analizaron. Estos D8 20 0 2 06.6 ( 9. 1) 181-259 6.6 5.1 1 216.6-196.7 3 9 valores son inferiores a los estimados en nuestro estudio D9 22 0 226.3 (18. 9) 182-247 6.3 5.1 2 236.2-216.4 3 8 para el primero de los niveles del TYYR1 (2.2 m·s-1) y D10 18 0 179 .3 (8.7) 167-191 -0. 7 2.3 1 183.8-174.8 0 5 similares a los del nivel 10 (3.5 m·s-1). Para el conjunto Valores med ios para los 10 niveles 8.3 4.4 2 5 9 de los 10 niveles del TYYR1 los valores del CV rondaron Nota: n = 14 reg istros de d ispositivos GPS para la d istancia total (Dt) y la distancia de cad a uno de los niveles (D1-D10); X media; s, el 5 %. A bajas intensidades los valores encontrados desviación estánd ar; diferencias de medias, ±LOA; error típico, ET; coeficiente de variació n, CV; intervalo de confianza a 95 %, IC95%; sesgo; error estándar de med ida, SEE; y, metros (m). *Diferencias significativas entre la distancia teórica (TYYR1) y la recorrida (GPS) (p fueron similares a los SPI Pro (GPSports) a 5 Hz < 0.0 5); ** Diferencias significativas con las distancia teórica (TYYR1) y la reco rrida (GPS) (p = 0.0 1) (Petersen et al., 2009), alrededor del 3 % para distancias RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) de 8800 m recorridas andando y 2400 m recorridos a jogging. Para la distancia total (1780 m), en nuestro caso, donde únicamente hemos utilizado carreras cortas con cambios de sentido y que en ningún caso han superado la velocidad de 3.5 m·s-1, la media de los CV para la distancia total recorrida fue algo superior a 4 %, no observándose un aumento en este coeficiente a medida que aumenta la velocidad de la carrera. Respecto a la validez de los dispositivos GPS debemos comentar que se ha estimado un 2 % en el CV para la distancia total recorrida, valores similares a los encontrados por otros autores que evalúan los mismos dispositivos GPS a 5 Hz (Petersen, et al., 2009). El error estándar de medida (SEE) estimados por estos mismos autores (desde 1.8 % a una velocidad <3.5 m·s-1 hasta 3.8 % en la velocidad de 2 m·s-1) son inferiores a los estimados en el presente trabajo (5 % para el nivel 10, y 11 % para el nivel 1) a dichas velocidades y de un 6 % para distancia total del TYYR1 y del 9 % para la media de los niveles. Observamos como las diferencias con respecto a la distancia real son significativas, sobreestimando la distancia recorrida en la mayoría de las ocasiones (8 de los 10 niveles), de manera similar a los valores obtenidos por Petersen et al. (2009), con el dispositivo MinimaxX v2.5, donde también se sobreestima la distancia cuando la velocidad es baja y la distancia grande, y en otros dispositivos con una frecuencia de muestreo de 1 Hz (Townshend et al., 2008; Wissell et al., 2007). A pesar de que Duffield et al. (2010) estimó que estos mismos dispositivos MinimaxX subestimaban la distancia recorrida, nuestro estudio parece confirmar los resultados de los anteriores trabajos citados, dónde casi en la totalidad de los casos se sobreestima la distancia recorrida. También hemos encontrado discrepancias en los valores de las diferencias de medias (±LOA) estimados en nuestro estudio (8 m) que han sido superiores a los 2.5 m encontrados por Macleod et al. (2009) para una mayor distancia recorrida andando (6818 m), con una velocidad cercana a los 2 m·s-1. En este último trabajo el dispositivo que se analizó fue el SPI Elite (GPSports). En el trabajo de Portas et al. (2007) con dispositivos a 1 Hz también encontraron valores del CV entorno al 1 %. Esto ascendió hasta 6.3 puntos en el trabajo de Edgecomb y Norton (2006) con los dispositivos SPI 10. En el rango de intensidades que hemos estudiado, los resultados no parecen seguir un patrón determinado respecto a la distancia o intensidad de carrera. La mayor o menor validez de los dispositivos parece que no tienen que ver con una mayor o menor distancia o intensidad de carrera realizada por los sujetos. Quizás, la precisión de los dispositivos tiene que ver con otro tipo de factores como por ejemplo la ‘limpieza’ (o ausencia de ruidos e interferencias) de la señal de los satélites o el nº de satélites que están reportando la información al mismo tiempo (Witte & Wilson, 2004). Algunas de las futuras líneas de investigación que se plantean pueden ser las de estudiar la fiabilidad y validez de estos dispositivos a velocidades altas de carrera (>3.5 m·s-1), y comparar la fiabilidad y validez de dispositivos con diferente frecuencia de muestreo en este tipo de desplazamientos. Estos datos nos indican que debemos ser cautelosos en la interpretación de los resultados obtenidos en los trabajos que han utilizado dicha herramienta de monitorización y registro, ya que los resultados pueden estar sobreestimados. Parece necesario un aumento de la frecuencia de muestreo de los dispositivos para aumentar la validez y fiabilidad de los mismos, y poder de esta manera aplicar dicha herramienta al control y estudio de las diferentes modalidades deportivas. 5. Conclusiones Este es el primer trabajo que estudia la fiabilidad y validez de dispositivos GPS en carreras cortas con velocidad moderada y cambios de sentido de 180º. Podemos concluir que los dispositivos GPS MinimaxX v2.5 con una frecuencia de muestreo de 5 Hz sobreestiman la distancia recorrida en velocidades bajas y moderadas (<3.5 m· s-1), obteniendo unos valores moderados de fiabilidad intra-sujeto. Sin embargo, el incremento de la velocidad en los desplazamientos realizados, manteniéndose por debajo de 3.5 m·s-1, no disminuye la fiabilidad ni validez de los dispositivos. Número 19, 2011 (1º semestre) Los diferentes valores de error intra-sujeto estimados en los estadísticos utilizados apoyan la hipótesis de que es preferible que se utilicen los mismos dispositivos por parte de los mismos jugadores, lo que permitirá llevar a cabo, con mayor precisión, comparaciones intrasujeto a lo largo de sucesivos registros, evitando las diferencias derivadas de la aplicación de diferentes unidades de GPS. 6. Agradecimientos Este trabajo forma parte de la investigación Avances tecnológicos y metodológicos en la automatización de estudios observacionales en deporte que ha sido subvencionado por la Dirección General de Investigación, Ministerio de Ciencia e Innovación (PSI2008– 01179), durante el trienio 2008–2011. Además agradecemos a la Universidad el País Vasco (UPV-EHU)y al Departamente de EF por la financiación prestada. 7. Bibliografía Aughey, R. & Fallon, C. (2010). Real-time versus post-game GPS data in team sports. Journal of Science and Medicine in Sport, 13(3), 348-349. Bangsbo, J. Iaia, M. & Krustrup, P. (2008). The yo-yo intermittent recovery test. A useful tool for evaluation of physical performance in intermittent sports. Sports Medicine, 38(1), 37-51. Barbero-Álvarez, J. C. & Castagna, C. (2007). Activity patterns in professional futsal players using global position tracking system. Journal of Sports Science and Medicine, 6(S10), 208-209. Barbero-Álvarez, J. C. 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Efecto del holograma Power Balance® sobre el equilibrio, la flexibilidad, la fuerza y la velocidad-coordinación en estudiantes universitarios Effect of the Power Balance® hologram on balance, flexibility, strength and speed-coordination among university students Rafael Merino Marban, Daniel Mayorga Vega, Emilio Fernández Rodríguez, Francisco José Santana Pérez, Oscar Romero Ramos Universidad de Málaga Resumen: Basados en el campo de energía del cuerpo, los inventores de Power Balance® han creado un holograma que teóricamente funciona a través de frecuencias que se encuentran en nuestro ambiente natural. Sus creadores aseguran que las personas podrían experimentar una mejora del equilibrio, fuerza, flexibilidad, resistencia, concentración, coordinación y tiempo de recuperación, entre otros. El propósito de la presente investigación será evaluar el efecto del holograma Power Balance® sobre el equilibrio, la flexibilidad, la fuerza y la velocidad-coordinación en estudiantes universitarios. Una muestra de 105 jóvenes voluntarios estudiantes universitarios de educación física (edad 20,91±3,36 años; masa 69,69±11,35 kg; talla 171,70±8,07 cm) fue utilizada. Un diseño experimental mixto con grupo control y a doble ciego fue usado para evaluar los posibles efectos del holograma Power Balance® sobre el equilibrio dinámico, la flexibilidad, la fuerza-resistencia abdominal y la velocidad-coordinación medidos con el Test de Equilibrio Dinámico, Sit and Reach, Abdominales en 30 s y Carrera de ida y vuelta 10 x 5 m, respectivamente. Una t de Student para muestras independientes y dependientes fue usada para evaluar los posibles efectos entre-grupo e intra-grupo, respectivamente. El holograma Power Balance® no produce efectos significativos sobre el equilibrio, la flexibilidad, la fuerza y la velocidad-coordinación en estudiantes universitarios. Palabra clave: Power Balance, Equilibrio Dinámico, Flexibilidad, Fuerza Resistencia, Velocidad-coordinación, Jóvenes. Abstract: Based on the body’s energy field, the inventors of Power Balance® have created a hologram that theoretically runs through frequencies that are in our natural environment. Its creators say that people may experience improve balance, strength, flexibility, endurance, concentration, coordination and recovery time, among others. The purpose of this research is to evaluate the effect of Power Balance® hologram on balance, flexibility, strength and speed-coordination in university students. A sample of 105 young volunteers’ physical education students (age 20.91 ± 3.36 years, mass 69.69 ± 11.35 kg, height 171.70 ± 8.07 cm) was used. A between-group experimental design with double-blind control group was used to evaluate the possible effects of the Power Balance ® on the dynamic balance, flexibility, abdominal strength, endurance and speed-coordination measured with the Dynamic Balance Test, Sit and Reach, Sit-ups in 30 seconds and Race 10 x 5 m, respectively. A t of Student for independent and dependent samples was used to assess the potential effects between-group and intra-group, respectively. Power Balance®’s hologram produces no significant effects on the balance, flexibility, strength and speed-coordination among university students. Key words: Power Balance, Dynamic Balance, Flexibility, Endurance Strength, Speed-coordination, Young 1. Introducción Durante miles de años la medicina oriental ha estado utilizando técnicas para el bienestar personal a través de la búsqueda de elementos en la naturaleza que reaccionaban positivamente con el cuerpo. Sin embargo, en el campo científico no ha sido hasta las últimas décadas cuando los científicos han llegado a la convicción de que existen los campos de energía en el cuerpo humano, los cuales se denominan campos biomagnéticos (Oschman, 2008). Como consecuencia el interés por el biomagnetismo se ha esparcido ampliamente en la comunidad de investigación biomédica, por lo que los investigadores de la biomedicina están comenzando a realizar estudios sobre los métodos energéticos tradicionales (Oschman, 2008). Basados en el campo de energía del cuerpo, los inventores de Power Balance® han creado un holograma que teóricamente funciona a través de frecuencias que se encuentran en nuestro ambiente natural. En su página web, los creadores de la Power Balance® (http:// www.powerbalanceshop.es/) afirman que su producto es un holograma de «Mylar» en el que ha sido almacenada una frecuencia de materiales naturales conocidos por sus efectos beneficiosos para nuestro cuerpo. Son numerosos los beneficios que se le atribuyen desde Power Balance®, pero el principal que se describe es que brinda al cuerpo nuevamente un estado de armonía y equilibrio (http:// www.powerbalanceshop.es/). Como consecuencia, sus creadores aseguran que las personas podrían experimentar una mejora del equilibrio, fuerza, flexibilidad, resistencia, concentración, coordinación y tiempo Fecha recepción: 06-09-10 - Fecha envío revisores: 06-10-10 - Fecha de aceptación: 20-11-10 Correspondencia: Rafael Merino Marban C/Canales, 5. 4º A. 29002 Málaga E-mail: [email protected] - 34 - de recuperación, asimismo, como reducir el dolor, estrés, lesiones o fatiga y absorber parte de las radiaciones producidas por los cuerpos electromagnéticos que nos rodean (http://www.powerbalanceshop.es/). Tras una revisión exhaustiva sobre el tema en las principales bases de datos (Benito et al., 2007) no se han encontrado artículos sobre la aplicación o efectos del biomagnetismo en las cualidades físicas. La única referencia encontrada ha sido un estudio de Rojo (Pérez-Lanzac, 2010) a doble ciego realizado con 79 estudiantes voluntarios de 23,3 años de edad, en el que se realizaron las pruebas de apoyo monopodal y Romberg forzada sobre una plataforma dinamométrica. Los resultados fueron que las pulseras Power Balance® no tienen efecto alguno sobre el equilibrio. Consecuentemente, el objetivo de la presente investigación será evaluar el efecto del holograma Power Balance® sobre el equilibrio, la flexibilidad, la fuerza y la velocidad-coordinación en estudiantes universitarios. 2. Material y método 2.1. Sujetos La muestra fue constituida por 105 jóvenes voluntarios cuyas características se observan en la Tabla 1. Los participantes eran varones y mujeres estudiantes universitarios de educación física. Mediante una técnica de aleatorización la muestra fue dividida en dos grupos: a) un grupo experimental (GE) que realizaba los test con una muñequera con un holograma Power Balance® en su interior; b) un grupo control (GC) que realizaba los test con una muñequera sin el holograma. Los participantes con una enfermedad crónica o limitación ortopédica eran excluidos. Sesiones de familiarización con los instrumentos de medida no fueron realizadas. Los participantes fueron informados del protocolo y del procedimiento antes de su participación, obteniéndose su RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) consentimiento informado. El estudio fue realizado de acuerdo con las recomendaciones de Helsinki (Asociación Médica Mundial, 2008) y fue aprobado por el Comité de Ética de la Universidad de Málaga. Tabla 1. Características generales de los sujetos (media±DE) IMC (kg/m2) Muestra (n) Edad (años) Masa (kg) Talla (cm) Experimental (n=51) 21,44±3,75 68,17±10,96 170,80±7,79 23,31±3,01 Control (n=54) 20,42±2,89 71,13±11,63 172,56±8,30 23,85±3,24 Total (n=105) 20,91±3,36 69,69±11,35 171,70±8,07 23,59±3,13 2.2. Diseño Un diseño experimental mixto con grupo control (Gutiérrez-Dávila y Oña, 2005) y a doble ciego fue usado para evaluar los posibles efectos del Power Balance® sobre el equilibrio, la flexibilidad, la fuerza y la velocidad-coordinación. Los niveles de la variable independiente fueron tres: la realización de los test sin el holograma Power Balance®, con una muñequera con holograma y con una muñequera sin holograma. Las variables dependientes fueron el equilibrio, la flexibilidad, la fuerza y la velocidad-coordinación. En el estudio se controló el poder de sugestión positiva puesto que ni los evaluadores ni los participantes conocían si en el interior de la muñequera se encontraba el holograma. Además, la sesión de valoración se realizó en un pabellón cubierto por lo que fue posible controlar otras potenciales variables extrañas (viento, temperatura, etc.). 2.4. Procedimiento El presente estudio se llevó a cabo en un pabellón deportivo cubierto con suelo antideslizante. Los participantes usaron su propia ropa de entrenamiento y zapatillas deportivas. Antes de comenzar con los test los sujetos realizaron un calentamiento de 5 min. Durante los 3 primeros se realizaba carrera continua describiendo giros de tronco, slalom y toques de suelo con la mano a ambos lados, finalizando con dos progresivos de unos 10 m. Los siguientes dos minutos se destinaron a estiramientos que consistían en dos repeticiones mantenidas de 20 s cada uno de flexión de tronco con las piernas separadas y otras dos repeticiones de 20 s con las piernas juntas. Este calentamiento tenía como fin activar la musculatura que luego se iba a emplear en los test ya que se requería una intensidad máxima en su ejecución. A continuación, todos los sujetos fueron evaluados en dos ocasiones (pretest y postest). En primer lugar, todos los sujetos realizaron los test sin muñequera, para posteriormente tras una hora de descanso, volver a realizar el mismo calentamiento y batería de test con una de las muñequeras puesta. Se consideró que una hora de descanso era un tiempo suficiente para la recuperación completa (Harris, Edwards, Hultman, Nordesjo y Nylind, 1976; García-Manso, Navarro y Ruiz, 1996) y así reducir los posibles efectos contaminadores por el error progresivo. Ocho muñequeras negras de algodón de 6 cm de ancho fueron utilizadas para algunos de los niveles de la variable independiente de nuestro estudio. A cuatro de ellas se les había introducido en el interior un holograma de Figura 1. Muñequera con holograma Power Balance® Número 19, 2011 (1º semestre) «Mylar» de Power Balance®, mientras que las cuatro restantes no lo contenían. Todas las pulseras tenían una letra adherida para poder diferenciarlas y utilizarlas en el posterior análisis estadístico (Figura 1). De forma aleatoria todos los participantes fueron pasando por las diferentes pruebas. Cada sujeto portaba una hoja en la que se anotaban sus datos, las marcas de los test y la letra de su muñequera. Tras la ejecución de todos los sujetos se abrieron las muñequeras para determinar el grupo control y el grupo experimental. Cuatro evaluadores experimentados siguieron todas las directrices generales establecidas en el protocolo de los test (Ministerio de Educación y Ciencia, 1992; Rodríguez, López y Canteras, 2002; Cabedo y Roca, 2008). Las pruebas se realizaron en el orden siguiente: 1º Sit and Reach Test; 2º Test de Equilibrio Dinámico; 3º Carrera de Ida y Vuelta 10 x 5 m y 4ºAbdominales en 30 s. Sit and Reach Test (SRT). Fue usado por tratarse de un test de flexibilidad con una alta fiabilidad (0,95-0,99) (Liemohn, Wendell, Sharpe, Gina y Wasserman, 1994; Shaulis, Golding y Tandy, 1994; Jackson, Morrow, Jensen, Jones y Schultes, 1996; Mioto, Chodzko-Zajko, Reich y Supler, 1999; Hui y Yuen, 2000; Lemmink, Han, De Greef, Rispens y Stevens, 2001; López-Miñarro, Sáinz de Baranda y Rodríguez-García, 2009; Bozic, Pazin, Berjan, Planic y Cuk, 2010). Desde una posición de sentado frente al cajón, los participantes apoyaban la planta de los pies en la parte frontal dirigiendo la punta de los dedos hacia arriba y separados a la anchura de las caderas. Manteniendo las rodillas completamente extendidas, flexionaban el tronco adelante, intentando llegar lo más lejos posible con los dedos de la mano. Los sujetos tenían que realizar movimientos lentos y manteniendo la posición final durante al menos tres segundos. Un cajón de flexibilidad (Eveque, U. K.) de 34 cm de ancho y de alto fue empleado. El cajón utilizado tenía una regla adosada con una sensibilidad de 1 cm que permiten establecer la distancia alcanzada por los sujetos, donde el valor 15 cm corresponde con la tangente de los pies. La media de los dos intentos fue usado para el análisis de los datos (Ministerio de Educación y Ciencia, 1992; López, Ferragut, Alacid, Yuste y García, 2008; López-Miñarro et al., 2009). Test de Equilibrio Dinámico (TED). Fue empleado para medir el equilibrio dinámico. Desde una posición de pie, descalzo con las manos en la cintura, el sujeto realizaba la prueba con los dos pies en contacto en una de las plataformas. Durante el desplazamiento los participantes debían andar con un pie delante del otro, no permitiéndose caminar de lado o tener fase aérea (carrera). Un cronómetro manual (Oregon Scintific SL928M, USA) era puesto en funcionamiento cuando se realizaba el primer contacto con la barra y era detenido en el momento que ponía el pie en la plataforma por un evaluador experimentado. Si el sujeto tocaba el suelo el intento era considerado nulo. La barra de Gesell se colocaba de cara a la pared con el objeto de evitar distracciones. Para ello una barra de equilibrio de Gesell de 2,5 m de longitud, 4 cm de ancho y 12 cm de alto fue empleada. La medida presentaba una precisión de centésimas de segundo. El mejor tiempo conseguido en los dos intentos era registrado (Cabedo y Roca, 2008). Carrera de Ida y Vuelta 10 x 5 m (CIV). Fue empleado para evaluar la velocidad-coordinación. Situado de pie en la línea de salida, con un pie puesto justo detrás de la línea. A la señal, los participantes corrían a la máxima velocidad hasta la línea contraria, rebasarla con ambos pies y volver hasta la línea de salida en cinco ocasiones seguidas. Un cronómetro manual (Oregon Scintific SL928M, USA) era puesto en funcionamiento cuando el sujeto iniciaba el movimiento y era detenido en el momento que cruzaba la línea por un evaluador experimentado. Para ello dos parejas de conos eran usadas separadas 10 m de distancia entre la otra pareja y a cinco metros, mientras que entre ellos se colocaba una cinta adhesiva blanca adosada en el suelo. La medida presentaba una precisión de centésimas de segundo. La prueba constaba de un solo intento (Ministerio de Educación y Ciencia, 1992; Jürimäe y Volbekiene, 1998; Silla y Rodríguez, 2005; Turgut et al., 2009). Abdominales en 30 s (ABD). Se utilizó para medir la resistencia muscular abdominal. Los sujetos se colocaban tumbados en decúbito supino sobre una colchoneta semirígida, apoyando los pies en un plano vertical de pared y formando 120º en la articulación de la cadera. A partir RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 35 - de esta posición, y con los brazos colocados a ambos lados de la cabeza, paralelos entre sí y con los dedos entrelazados en la zona occipital, el sujeto realizaba una flexión de tronco hasta contactar los codos con la parte anterior de los muslos. En cada movimiento el sujeto debía contactar en el descenso con el dorso de las manos en la superficie de la colchoneta y en la subida con los codos en los muslos. Un solo intento fue permitido para cada sujeto. El número total de repeticiones completadas en 30 s fue registrado para el análisis de los datos (Rodríguez et al., 2002). 2.5. Análisis estadístico Métodos estadísticos descriptivos fueron usados para calcular la media y las desviaciones estándar. Una t de Student para muestras independientes fue usada para comparar el GE y GC. Asimismo, una t de Student para muestras dependientes se utilizó para evaluar el factor intra-grupo (Vincent, 2005). Las variables analizadas fueron el equilibrio, flexibilidad, fuerza y velocidad-coordinación. El análisis estadístico fue realizado mediante el paquete estadístico SPSS 15.0 para Windows (SPSS® Inc., Chicago, IL). El nivel de significación se estableció en p<0,05. 3. Resultados Los valores medios y la desviación estándar de los resultados de los test para el GE y GC en cada una de las condiciones se presentan en la Tabla 2. No hubo diferencias estadísticamente significativas (p>0,05) entre los grupos en la evaluación inicial (pretest). En el GE el holograma Power Balance® no produjo cambios estadísticamente significativos en los test SRT, TED, CIV y ABD. Sin embargo, tanto en el GE como el GC sufrieron un incremento estadísticamente significativo (p<0,05) con respecto a los valores basales. No se produjeron lesiones durante el presente estudio. Tabla 2. Valores obtenidas en las pruebas (media±DE), diferencias entre el pre-postest (%) y resultados de la aplicación de la t de Student. Test Grupo Pretest Postest p Diferencias SRT (cm) GE GC 18,60 ± 9,93 16,25 ± 7,60 20,29 ± 9,80* 17,19 ± 7,64* 0,073 + 9,09 + 5,79 TED (s) GE GC 1,62 ± 0,37 1,61 ± 0,35 1,40 ± 0,28* 1,37 ± 0,23* 0,467 - 13,58 - 14,91 CIV (s) GE GC 20,46 ± 1,63 20,33 ± 1,28 19,92 ± 1,56* 19,80 ± 1,34* 0,667 - 2,64 - 2,61 ABD (repet.) GE GC 16,75 ± 3,57 16,13 ± 2,70 18,63 ± 4,75* 19,34 ± 3,32* 0,380 + 11,22 + 19,90 SRT: Sit and Reach Test; TED: Test de Equilibrio Dinámico; CIV: Carrera de Ida y Vuelta 10 x 5 m; ABD: Abdominales en 30 s; p nivel de significación en el postest entre el GE y GC; * diferencias estadísticamente significativas pre-postest (p<0,05). donde estudiantes universitarios eran evaluados con la misma prueba (Jackson et al., 1996; Chung y Yuen, 1999; Baltaci, Un, Tunay, Besler y Gerceker, 2003; Benavent, Tella, González-Millan y Colado, 2008; Davis, Quinn, Whiteman, Williams y Young, 2008; Bozic et al., 2010). Asimismo, nuestros participantes presentaron valores similares a los del grupo de edad a los que pertenecen para las pruebas TED (Cabedo y Roca, 2008) y CIV (Jürimäe y Volbekiene, 1998). Para la prueba ABD no fueron encontrados valores de referencia que pudiéramos comparar con los resultados obtenidos. En el presente trabajo el GC, al igual que el GE, sufrió un incremento estadísticamente significativo (p<0,05) en el postest con respecto a los valores del pretest para todas las variables estudiadas. En los diseños experimentales mixtos la comparación pre-postest del GC nos puede asegurar la no intervención de posibles factores contaminadores producidos por el error progresivo (Gutiérrez-Dávila y Oña, 2005), lo que nos indica que en nuestro estudio ha habido ciertas variables extrañas que no han sido controladas. Una de las limitaciones podría encontrarse en los instrumentos de medida empleados. Los test utilizados son pruebas de campo que, a pesar de estar validados, presentan un menor rigor y control científico que otras pruebas que existen en la actualidad. Otra posible fuente de contaminación podría encontrarse en el hecho de valorar bajo las diferentes condiciones de estudio durante la misma sesión. Si bien es cierto que en muchos estudios similares se han realizado en sesiones de evaluación separadas (Jürimäe y Volbekiene, 1998; Donncha y Watson, 1999; Tsigilis, Douda y Tokmakidis, 2002), en nuestro estudio se dejo una hora de separación entre pretest y postest. Pues se consideró que era un tiempo suficiente para la recuperación completa (Harris et al., 1976; García-Manso et al., 1996), minimizando así el efecto del error progresivo. Pero no se realizaron sesiones de familiarización con las pruebas, por lo que quizás podría haberse incurrido en error progresivo. Otra posible fuente de error podría encontrarse en la técnica de control utilizada para la formación de los grupos experimentales. Dado que teníamos un número elevado de sujetos (n = 105) utilizamos una técnica de aleatorización para cumplir con los supuestos de equivalencia y distribución normal dentro de cada grupo (Gutiérrez-Dávila y Oña, 2005).Así, diferencias estadísticamente significativas (p>0,05) no fueron encontradas en las características de los sujetos como la edad, la masa corporal o la talla. Sin embargo, en la variable género observamos cómo se produjo un porcentaje mayor de mujeres en el GE (35,29%) frente al GC (16,67%). Por ello, técnicas de balanceo se hubiesen necesitado para lograr una mayor equivalencia en la formación de los grupos experimentales. 5. Conclusiones 4. Discusión El objetivo de la presente investigación fue evaluar el efecto del holograma Power Balance® sobre el equilibrio, la flexibilidad, la fuerza y la velocidad-coordinación en estudiantes universitarios. Los resultados encontrados revelan que el holograma Power Balance® no tiene efectos estadísticamente significativos (p>0,05) sobre el equilibrio, la flexibilidad, la fuerza ni la velocidad-coordinación. A pesar de que los creadores de Power Balance® aseguran que las personas llevando el holograma podrían experimentar un aumento del equilibrio, flexibilidad, fuerza y coordinación (http:// www.powerbalanceshop.es/), en el presente estudio no se han encontrado evidencias científicas que corroboren dichas afirmaciones. Asimismo, coincidiendo con nuestro trabajo, Rojo (Pérez-Lanzac, 2010) en un estudio realizado igualmente con estudiantes universitarios en el que se realizaron dos pruebas de equilibrio estático encuentran que las pulseras Power Balance® no producen efecto alguno sobre el equilibrio. No se encontró ningún estudio que analizara el efecto del holograma Power Balance® sobre el resto de variables analizadas en nuestro trabajo. En el SRT los participantes de este estudio obtuvieron valores normales de flexibilidad (Ferrer, 1998), coincidiendo con otros estudios - 36 - El holograma Power Balance® no produce efectos significativos (p>0,05) sobre el equilibrio, la flexibilidad, la fuerza y la velocidadcoordinación en estudiantes universitarios. Una de las principales limitaciones del presente estudio se encuentra en los instrumentos de medida utilizados que, a pesar de estar validados, presentan un menor rigor y control científico que otras pruebas en la actualidad, de ahí que debamos ser cautos a la hora de extrapolar los resultados. Debido a la novedad del producto estudiado son necesarias más investigaciones en esta línea. 6. Bibibliografía Asociación Médica Mundial (2008). Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial: principios éticos para las investigaciones médicas en seres humanos [en línea]. Disponible en: http://www.bioetica.uchile.cl/doc/helsink.htm [Consulta: 2008, 13 de noviembre]. 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El autoconcepto físico en adolescentes sevillanos en función del sexo y de la evolución de la carrera deportivo Physical self-concept in adolescents from Seville in relation with gender and the evolution of sport career Francis Ries Universidad de Sevilla Resumen: El objetivo del presente estudio ha sido examinar las capacidades físicas y el atractivo físico en deportistas de Sevilla y si estas percepciones varían en función del sexo y de la evolución de la carrera deportiva. 90 adolescentes de 12 a 18 años (50 chicas y 40 chicos) completaron una adaptación al castellano del Physical Self Description Questionnaire (Marsh, Richards, Johnson, Roche y Tremaye, 1994; Tomás, 1998) así como una escala para recoger el atractivo físico percibido (Alfermann, Saborowski y Würth, 1997). Los resultados muestran que los varones tienen un autoconcepto físico más positivo que las mujeres. No se encontró ninguna relación de las variables con el nivel de rendimiento deportivo. La encuesta de seguimiento, un año más tarde, señala un aumento en algunos subdominios del autoconcepto en función de una evolución positiva de la carrera deportiva. En este estudio los cambios físicos relacionados con la maduración en la adolescencia parecen no tener tanta influencia en la percepción del propio cuerpo como se han reportado en otros trabajos. Palabra clave: autoconcepto físico, deportistas, carrera deportiva, adolescencia. Abstract: The aim of this study was to examine the physical capacities and the physical attractiveness of Seville adolescent athletes and whether these perceptions vary by gender and sport career development. 90 adolescents from 12 to 18 years (50 girls and 40 boys) completed a Spanish adaptation of the Physical Self Description Questionnaire (Marsh, Richards, Johnson, Roche y Tremaye, 1994; Tomás, 1998) and a scale to collect physical attractiveness perceived (Alfermann, Saborowski y Würth, 1997). The results show that males have a more positive physical self-concept than females. There were no relationships of the variables with the level of sports performance. The follow-up survey, one year later, noted an increase in some subdomains of self-concept in terms of positive developments in the sport career. In this study the physical changes associated with maturation in adolescence seem to have fewer influences on the perception of the body as it has been reported in other studies. Key words: physical self-concept, athletes, sport career, adolescence. 1. Introducción Existen numerosas definiciones del autoconcepto físico y los enfoques principales tienden a considerarlo como un subconjunto del autoconcepto global (Marsh y Shavelson, 1985; Shavelson y Bolus, 1992; Shavelson, Hubner y Stanton, 1976). Por otra parte, se considera que el autoconcepto tiene una estructura multidimensional que abarca numerosos subdominios como la condición física, la competencia deportiva y en otras actividades físicas, el atractivo del cuerpo y la apariencia física (Fox, 1990; Marsh y Redmayne, 1994). Estos modelos multidimensionales han recibido un apoyo considerable en estudios con adultos (Hagger, Lindwall y Asçi, 2004; Marsh y Redmayne, 1994; Marsh y cols., 1994) y con adolescentes de diferentes culturas (Asçi, Asçi y Zorba, 1999; Hagger, Ashford y Stambulova, 1997; Hagger, Biddle y Wang, 2005; Hagger, Biddle, Chow, Stambulova y Kavussanu, 2003; Marsh, Asçi y Marco, 2002). Una ventaja de los modelos multidimensionales de autoconcepto es que permiten el análisis de las diferentes dimensiones de forma aislada de las demás y que los constructos generalizados, como el autoconcepto, sirven como representaciones generales de todas los subdominios del autoconcepto en un ámbito en particular (Marsh y Shavelson, 1985). Los apoyos a una estructura jerárquica de los diferentes componentes del autoconcepto son menos acentuados e investigaciones recientes parecen cuestionar este aspecto (Kowalski, Crocker, Kowalski, Chad y Humbert, 2003). Sobre la base de las reflexiones anteriores entendemos el autoconcepto físico como la parte del autoconcepto general en la que se subsuman todas las informaciones referidas al propio cuerpo. Estas informaciones referidas al cuerpo proceden de la percepción subjetiva de las capacidades físicas (fuerza, flexibilidad, coordinación, resistencia y velocidad) que se resumen en el conjunto de condición física, y del atractivo físico (actitud hacia el propio cuerpo). Fecha recepción: 12-10-10 - Fecha envío revisores: 22-10-10 - Fecha de aceptación: 15-11-10 Correspondencia: Francis Ries Calle Pirotecnia, s/n 41013 Sevilla E-mail: [email protected] - 38 - Reconociendo dicha contribución del dominio físico, y con el objeto de medir su alcance, se han diseñado numerosos cuestionarios que lo contemplan (p.ej.): Perceived Competence Scale for Children (Harter, 1982), Self-Perception Profile for Children (Harter, 1985), SelfPerception Profile for Adolescents (Harter, 1988), The Physical SelfPerception Profile (Fox, 1990; Fox y Corbin, 1989), Self Description Questionnaire (SDQ) (Marsh, 1986), y Physical Self Description Questionnaire (PSDQ) (Marsh y cols., 1994). Debido a las diferencias citadas de concepción, términos y operatividad, los estudios realizados sobre el autoconcepto físico no siempre son comparables entre sí. No obstante, pueden resumirse en el sentido de que entre los 10 y los 12 años comienza una clara diferenciación de subdominios del autoconcepto que conlleva una estimación más crítica, siendo la valoración de estas partes mayoritariamente el resultado de comparaciones sociales (Harter, 1990; Horn y Weiss, 1991; Marsh, 1990). Además se constató en numerosos estudios que las mujeres tienen mayor preocupación por su cuerpo y su imagen (Bane y McAuley, 1998), mostrando que estas son más críticas con sus cuerpos y están más preocupadas por la apariencia física que los hombres (De Gracía, Marcó y Trujado, 2007; Marsh, 1998; Marsh, Barnes, Cairns y Tidman, 1984; Mullan, Albinson y Markland, 1997). Del mismo modo, las mujeres alcanzan puntuaciones inferiores a los hombres en todos los subdominios del autoconcepto físico (Fox y Corbin, 1989; Hayes, Crocker y Kowalski, 1999). Un mejor autoconcepto físico general lo asocian con un atractivo corporal, mientras que los hombres se basan más en el deporte y aspectos de fuerza física en relación con el ego personal (Asçi y cols., 1999; Hayes y cols., 1999; Moreno, Cervelló y Moreno, 2008). Pero la cuestión central particularmente interesante en el ámbito de la Psicología del Desarrollo es en qué medida se benefician los jóvenes de la actividad físico-deportiva y qué efectos tiene ésta sobre el desarrollo de la personalidad. Cuando se trata de aspectos de la salud física y social, la actividad físico-deportiva parece jugar un papel importante en el fomento de la salud de los adolescentes. Esnaola (2005), Fox y Corbin (1989) y Marsh (1997) afirman que cualquier tipo de ejercicio físico practicado con regularidad tiene una influencia positiva sobre la percepción de la habilidad deportiva y aspectos de la condición física. RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) Otros estudios indican que la práctica habitual de actividad físicodeportiva puede ir unida a un estilo de vida más saludable, que los jóvenes se sienten menos agobiados y que se reducen síntomas como depresión, miedo o estrés (Calfas y Taylor, 1994; Moreno y cols., 2008; Moscoso y cols., 2009; Smith y Biddle, 2008). Contreras, Fernández, García, Palou y Ponseti (2010), relacionaron en su reciente trabajo además factores como la frecuencia, cantidad, adherencia, satisfacción y gusto por la práctica de actividad físico-deportiva con mejores percepciones físicas. En un estudio realizado con estudiantes deportistas en EE.UU., Welk, Corbin y Lewis (1995) descubrieron que los deportistas tenían una mejor percepción corporal que los deportivamente inactivos Según Brettschneider y Heim (1997), el deporte a nivel de rendimiento puede también abrir la posibilidad de contactar mejor con deportistas de la misma edad, así como fomentar las facultades intelectuales. Whitehead y Corbin (1997) llegan a la conclusión de que el deporte puede ser de gran utilidad en el desarrollo de la autoestima, siendo los niños con baja autoestima los más beneficiados. En relación con las actividades físico-deportivas practicadas con el fin de mejorar el aspecto físico o dónde la estética es importante (andar, footing, musculación, actividades de expresión o aeróbicos), Fernández, Contreras, García y González (2010) destacan que los practicantes y especialmente las chicas adolescentes presentan peores percepciones físicas (atractivo físico, autoconcepto físico y general). Para poder analizar la relación entre el autoconcepto físico y la evolución del rendimiento deportivo, nos basamos en el modelo de Salmela (1994) que divide la carrera deportiva en tres fases: la fase de inicio, la fase de desarrollo y la fase de competiciones. La distribución en las tres fases de la carrera deportiva y sus transiciones permite, ante todo y junto con el desarrollo comprobable del rendimiento, la edad y el sexo, el seguimiento de factores de influencia situacional y social en las carreras de deportistas jóvenes. 48; 28 chicas y 20 chicos) y fase de Competiciones (n = 14; 10 chicas y 4 chicos). Mientras se realizaba el presente estudio, 32 deportistas lograron ascender a la siguiente fase en el plazo de un año, mientras que 55 permanecieron en la misma fase y tres atletas sufrieron un retroceso en su carrera deportiva. 2.2. Instrumentos De las nueve subescalas originales del PSDQ (Marsh y cols., 1994) utilizamos cinco subescalas para medir, por un lado las capacidades físicas (fuerza, resistencia, flexibilidad y coordinación) y por otro lado una para la competencia deportiva. Utilizamos la adaptación española de estas subescalas (Tomás, 1998; Tomás y González-Romá, 2000) y añadimos una subescala sobre velocidad, así como una escala para recoger el atractivo físico percibido (Alfermann y cols., 1997). Para todas las subescalas se establecieron escalas de medición tipo Likert con 4 alternativas de respuesta (1: en total desacuerdo hasta 4: totalmente de acuerdo). Tabla 1: Estadísticos descriptivos. M D.T. α Resistencia 3.12 0.59 .80 Fuerza 2.78 0.49 .77 Velocidad 2.89 0.55 .72 Flexibilidad 2.56 0.61 .79 Coordinación 2.99 0.56 .75 Comp. deportiva 3.34 0.49 .74 Atractivo físico 2.81 0.52 .78 SUBESCALA Tabla 2: Correlaciones. Coordinación Fuerza Flexibilidad Fuerza Flexibilidad Resistencia Velocidad Comp.dep. Atract. físico .48* .54* .51* .58* .57* .49* .38* .32* .39* .49* .29* .18* .43* .38* .30* .34* .42* .35* .67* .37* Resistencia Velocidad 1.1. Objetivos El presente estudio trata de aclarar la cuestión de en qué medida los resultados de los estudios realizados hasta ahora respecto al autoconcepto son también constatables en deportistas adolescentes de ambos sexos. Para comprobar esta cuestión, y dentro del marco de un estudio longitudinal sobre las influencias sociales en las etapas transitorias de las carreras deportivas, se acompañó durante un año a jóvenes deportistas, que fueron interrogados en dos ocasiones sobre su autoconcepto físico. Hipotetizamos que (H1) en la fase de desarrollo los jóvenes deportistas de ambos sexos valorarán menos sus capacidades físicas, y que percibirán el propio cuerpo (atractivo físico) de manera más negativa que en las fases del inicio y de competiciones. (H2) Durante un período de un año, la evolución de la carrera deportivo mostrará diferencias en las percepciones subjetivas del autoconcepto físico en el sentido de que quienes ascienden se valorarán mejor que quienes se estancan. De conformidad con los resultados sobre diferencias de género se espera que (H3) los chicos se valorarán mejor que las chicas en cuanto al atractivo físico y las capacidades físicas. 2. Material y métodos 2.1. Muestra Para ambas tomas de datos contamos con 90 deportistas de 12 a 18 años (M = 14.58, DT = 2.10; 50 chicas y 40 chicos) pertenecientes a clubes deportivos sevillanos. El 100% de la muestra eran alumnos de diferentes institutos de Sevilla en el momento de la primera toma de datos. Desde hace 4.12 años de media (D.T. = 1.73) habían practicado los siguientes deportes: fútbol (26%), baloncesto (13%), hockey sobre patines (8%), atletismo (10%), tenis (13%), pádel (18%) y natación (55%). Con ayuda de datos descriptivos como sexo, edad, tipo de deporte, volumen de entrenamiento, frecuencia de competiciones y nivel de las competiciones, pudimos adjudicar a los deportistas en las correspondientes tres fases de la carrera deportiva según Salmela (1994). Fase de Inicio (n = 28; 12 chicas y 16 chicos), fase de Desarrollo (n = Número 19, 2011 (1º semestre) Comp. dep. .40* Nota: * p < .001 Con las dos subescalas añadidas en alemán se llevó a cabo una traducción al castellano, utilizando el procedimiento de retrotraducción o back-translation (Brislin, 1986). Para ello un equipo constituido por tres personas bilingües (alemán – español), a las que se informó de la metodología de la adaptación, tradujo la versión original. Se compararon las versiones y se acordó una versión única. Esta versión fue de nuevo traducida al alemán independientemente por otros dos traductores bilingües, que desconocían la versión original. La versión española y la alemana de esas dos subescalas se consideraron conceptualmente equivalentes. Posteriormente se realizó un pretest a un grupo piloto, constituido por 34 deportistas (50% chicas) de diferentes edades y nivel socioeconómico, con el fin de comprobar la comprensibilidad de los ítems. La validez de constructo de la escala completa se estimó mediante análisis factorial exploratorio con rotación varimax. Los estadísticos descriptivos de las diferentes subescalas se pueden observar en la tabla 1. La consistencia interna para las once subescalas del PSDQ original, obtenida con diversas muestras de adolescentes, oscila entre .82 y .96 (Marsh y cols., 1994; Marsh y cols., 1997); valores similares a los hallados por Tomás y González-Romá (2000) con 986 escolares españoles de 12-16 años, cuyo rango para las once dimensiones fue de .79-.93 (alfa media, .87). Como puede comprobarse en la tabla 2, las correlaciones entre las diferentes variables de la escala utilizada son discretas. Ello se corresponde sólo en parte con los resultados de Marsh, Hey, Roche y Perry (1997), que encontraron correlaciones medias y altas. 2.3. Procedimiento El estudio se realizó con adolescentes socios de clubes deportivos en la ciudad de Sevilla. En primer lugar se informó a los directivos, respectivamente a los entrenadores de los clubes participantes sobre el objetivo del estudio, la participación voluntaria y el anonimato. Contando con la aprobación de los clubes, entrenadores y padres, se distribuyeron RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 39 - los cuestionarios en los grupos con el ruego de que fueran contestados individualmente en el propio hogar. La primera recogida de datos tuvo lugar entre los meses de octubre y diciembre 2008 y se repitió un año después. 2.4. Análisis estadístico Para comprobar si había diferencias entre los grupos en las variables objeto de estudio se llevó a cabo un MANOVA con dos factores de medidas independientes, sexo (mujeres-hombres) y las fases de la evolución de la carrera deportivo (Fase de inicio, fase de desarrollo y fase de competiciones), y las cinco variables dependientes (capacidades físicas), así como un ANOVA con los mismos dos factores de medidas independientes y dos variables dependientes atractivo físico y para la competencia deportiva (variable dependiente). Para el análisis longitudinal, se calcularon ANOVA y MANOVA con medidas repetidas (tomas de datos 1 y 2). Además del sexo, se incluyó en el análisis la evolución de la carrera deportiva (los que ascendieron y los que se estancaron) como variable independiente. 3. Resultados Si observamos las capacidades físicas, se aprecian diferencias estadísticas significativas entre ambos sexos en cuatro de las cinco dimensiones (Tabla 3). Como suponíamos, los chicos se valoran significativamente mejor que las chicas (H3) en cuanto a coordinación, velocidad, fuerza y resistencia. El efecto ç2 toma valores entre .03 y .15 indicando con ello una explicación de la varianza entre escasa y media mediante la variable independiente sexo. Por el contrario, no se registran diferencias en el autoconcepto físico entre las diferentes fases de la carrera deportiva (H1) (Tabla 3). En contra de lo esperado, los deportistas adolescentes de ambos sexos perciben sus capacidades físicas en la fase del inicio del mismo modo que los deportistas en las fases de desarrollo y de competiciones (H1). También para el atractivo físico podemos constatar diferencias significativas de sexo (F = 15.27, p < .001, ç2 = .14) Como se esperaba, las chicas están más descontentas de su aspecto físico que los chicos (H3). Observando los valores medios, constatamos que ambos grupos valoran su atractivo físico de manera relativamente elevada. Según las fases de la carrera deportiva no encontramos diferencias significativas (F = 1.01, p = n.s.), del mismo modo que no se pudieron comprobar efectos de interacción (Tabla 3), con lo que hemos de desechar H1. Las diferencias de sexo encontradas para las capacidades físicas se repiten también para la segunda de toma de datos (Tabla 4). Las chicas se valoran peor que los chicos (Tabla 5); además, también acorde con la hipótesis (H2), se manifiesta un efecto de interacción tiempo x fase de desarrollo en carrera deportiva (T x FCD) para las capacidades físicas. VD M Tabla 4: Análisis de varianza para las capacidades físicas y el atractivo físico (datos longitudinales). F Fuente de var. Vel. Res. Flex. Fuerza Coord. C.dep. Atr.fís. COMPARACIONES DE GRUPOS Sexo (s) 8.22* 8.51* 0.03 3.84† 14.01** 4.23 † 13.15** ?2 .05 .06 .00 .02 .08 .03 .08 FCD 1.21 0.19 1.68 1.22 0.41 0.01 4.15† 2 ? .01 .00 .01 .01 .00 .00 .02 S x FCD 0.39 1.18 3.24 0.05 0.61 0.19 0.01 ?2 .00 .01 .02 .00 .00 .00 .00 MEDIDAS REPETIDAS Tiempo (T) 1.45 0.79 0.14 5.47* 2.98 0.18 0.03 ?2 .01 .00 .00 .03 .02 .00 .00 T xS 1.68 0.13 1.19 0.16 0.10 2.15 0.04 ?2 .01 .00 .01 .00 .00 .02 .00 T x FCD 0.83 0.12 0.11 7.17** 3.76† 0.71 0.49 ?2 .00 .00 .00 .05 .02 .00 .00 T x S x FCD 0.12 0.07 1.98 2.12 0.03 0.41 3.13 ?2 .00 .00 .01 .01 .00 .00 .02 Nota: Vel. = velocidad; res. = resistenci a; Flex. = flexibilidad; Coord. = coordinación; C.dep. = competencia deportiva; Atr. fís. = atractivo físico; FCD = Fase en carrera deportiva; † p < .05, * p < .01, ** p< .001. Los resultados univariados demuestran que los deportistas que superaron una fase en el plazo de un año, valoraban de manera más significativa su fuerza y coordinación que los que no pudieran superar la fase (Tabla 4). Para éstos últimos no observamos cambios entre ambos tiempos de toma de datos. No se demostraron efectos significativos para la dimensión de la competencia deportiva (F = 0.71, p = n.s.). Después de un año, se valoraron en la misma medida, tanto los que superaron fase como los que no. Tabla 5: Estadísticos descriptivos (estudio longitudinal) según sexo y evolución de la carrera deportiva. Sexo Evolución de la carrera deportiva Chicos VD M1 DT M2 Chicas DT M1 DT M2 Ascenso DT M1 DT M2 Estancamiento DT M1 DT M2 DT F. 3.10 0.51 3.15 0.53 2.90 0.52 2.92 0.53 3.07 0.50 3.22 0.51 2.96 0.55 2.95 0.55 R. 3.18 0.62 3.21 0.58 2.89 0.62 2.90 0.59 3.10 0.63 3.11 0.68 3.01 0.63 3.03 0.64 C. 3.17 0.49 3.12 0.49 2.81 0.48 2.88 0.51 3.01 0.40 3.09 0.49 2.94 0.51 2.94 0.53 V. 3.11 0.51 2.86 0.61 2.88 0.53 3.03 0.59 3.09 0.49 3.02 0.56 2.89 0.60 2.90 0.62 Fl. 2.89 0.60 2.90 0.60 2.98 0.53 2.97 0.64 3.01 0.53 3.00 0.58 2.88 0.65 2.89 0.62 C.d. 3.40 0.51 3.39 0.53 3.05 0.52 3.12 0.51 3.22 0.41 3.28 0.49 3.21 0.52 3.23 0.53 A.F. 3.19 0.54 3.17 0.52 2.91 0.55 2.81 0.53 3.09 0.39 3.10 0.44 2.98 0.53 2.99 0.52 Nota: VD = Variable dependiente; F. = Fuerza; R. = Resistencia; C. = Coordinación; V. = Velocidad; Fl. = Flexibilidad; C.d. = Competencia deportiva; A.F. = Atractivo Físico; DT = Desviación Típica; M1 = media en toma de datos 1; M2 = media en toma de datos 2 Para el atractivo físico, los valores medios no arrojan diferencias significativas según el tiempo (F = 0.03; p = n.s.) (Tabla 5). Las diferencias de sexo en la primera toma de datos señaladas anteriormente, también se comprueben un año más tarde (F = 13.15, p < .001, ç2 = .08). Con respecto al éxito de la transición hacia una siguiente fase, los resultados no muestran efectos significativos Tabla 3: Estadísticos descriptivos, ANOVA y MANOVA según sexo (S) y fase de carrera depo rtiva (FCD). a lo largo del tiempo (F = 0.41, p = n.s.). El desarrollo Sexo (S) Fases de carrera deportiva (FCD) de la carrera deportiva no parece tener influencia en el Chicos Chicas Inicio Desarrollo Competiciones atractivo físico percibido. D.T. M D.T. M D.T. M D.T. M D.T. Los valores medios de los atletas que no superaron 0.55 2.85 0.54 3.14 0.49 2.99 0.60 2. 85 0.68 0.68 2.91 0.61 3.07 0.63 3.01 0.62 3. 34 0.72 la fase de la carrera, no registran diferencias 0.64 2.93 0.59 3.05 0.51 2.91 0.61 2. 89 0.74 significativas con los de aquellos que sí lo lograron 0.52 3.01 0.51 3.01 0.49 2.98 0.53 2. 98 0.62 (Tabla 5). 0.47 2.71 0.50 3.11 0.47 2.93 0.54 2. 99 0.65 Velocidad 3.21 Res istencia 3.31 Flexibilidad 2.87 Fuerza 3.24 Coordinació n 3.19 Comp. dep. 3.51 0.43 3.04 0.52 3.42 0.45 3.33 0.53 3. 22 0.67 Atr. Fís. 3.21 0.32 2.93 0.53 3.10 0.43 2.98 0.52 2. 98 0.65 4. Discusión Fuente de la varianza VD S gl=1 ?2 FCD gl=2 ?2 S x FCD gl=2 ?2 Velocidad 6.51** .03 2.30 .02 0.34 .00 Res istencia 10.95** .05 2.74 .03 2.05 .02 Flexibilidad 0.30 .01 2.14 .02 1.08 .01 Fuerza 5.27* .04 0.24 .01 1.02 .01 Coordinació n 13.16** .06 0.72 .01 0.29 .00 Comp. dep. 16.22** .08 0.15 .00 2.15 .02 Atr. Fís. 15.87** .15 1.09 .01 1.03 .01 Nota: VD = variable dependiente; S = Sexo; FCD = fase de carrera deportiva; M = media; D.T. = desviació n típica; gl = grados de libertad; Comp. dep. = competencia d eportiva; Atr. Fís. = Atractivo físico; * p< .01; ** p < .001.; ?2 = fuerza del efecto. - 40 - RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Los estudios realizados en relación con el desarrollo del autoconcepto mostraron que con el paso de la edad infantil a la adulta, se ponen en marcha procesos de diferenciación que llevan a un aumento de diversos subdominios del autoconcepto (Harter, 1999). La típica intensiva ocupación con la propia persona, y especialmente con el propio cuerpo, que arranca en la adolescencia, va frecuentemente unida a una actitud más negativa, y con ello, también a una Número 19, 2011 (1º semestre) menor valoración en el autoconcepto físico.Ala actividad físico-deportiva se le atribuye una especie de «función amortiguadora» en este proceso. Con el trasfondo de los presupuestos teóricos sobre la estructura del autoconcepto físico (Fox, 1998; Fox y Corbin, 1989; Marsh, 1998), nos planteamos en este estudio de cómo perciben el autoconcepto físico los jóvenes deportistas de diferentes edades y sexo, y a qué cambios está sujeto el citado autoconcepto físico en el plazo de un año. Los resultados demuestran que las diferencias de sexo, cambios a lo largo del tiempo y diferencias en la fase de desarrollo formuladas a priori, sólo se confirman parcialmente. Encontramos diferencias de sexo en ambas tomas de datos. Como esperábamos, los chicos valoran mejor que las chicas sus capacidades físicas en las dimensiones coordinación, velocidad, fuerza y resistencia, así como su atractivo físico, con lo que estos resultados confirman los de estudios similares (Brettschneider y Heim, 1997). En contra de nuestros presupuestos, la fase de la carrera deportiva que considera, entre otros, las diferencias de edad y las especificidades de cada tipo de deporte, no parece tener influencia sobre la percepción subjetiva de las capacidades físicas ni en el atractivo físico. Los deportistas que se encuentran en la fase de desarrollo de su carrera deportiva, tienen un concepto tan positivo de su cuerpo como los que se encuentran en la fase de inicio, y los que están en la fase de competiciones. Parece evidente que el modelo de fases de Salmela (1994) aquí no es útil para la diferenciación. El modelo presupone diferencias objetivas de rendimiento entre las fases, que no se reflejan en las autovaloraciones subjetivas. Los deportistas no hacen comparaciones con sujetos que se encuentran en otras fases de su carrera deportiva, sino más bien utilizan como marco de referencia externa a personas que se hallan en el mismo nivel de rendimiento (Marsh, 1986). El resultado apoya también los resultados resumidos por Harter (1990). La valoración subjetiva de diversos subdominios del autoconcepto proviene principalmente de procesos sociales comparativos que cambian en el transcurso del avance de la edad infantil a la adulta (Harter, 1999). Así, es característica la elección de personas de referencia en la adolescencia (por ej. del mismo sexo, edad similar, misma modalidad deportiva). En el ámbito del deporte de competición, ello se ve reforzado por el propio sistema de competición existente, que prevé homogeneidad de sexo y edad en los encuentros. Por último, las investigaciones socio-psicológicas muestran que para valorar las propias capacidades es típico referirse a personas parecidas como grupo comparable porque ello hace la comparación más informativa que si se tratara de personas desiguales (Harter, 1999). Los valores medios muestran igualmente que los participantes se valoran perfectamente competentes en el aspecto deportivo. Aquí podrían haberse producido procesos comparativos con otros jóvenes menos deportistas, que no hemos considerado en nuestro estudio. Otra posible explicación de la ausencia de diferencias según la fase de evolución de la carrera deportiva puede ser el recurso a normas individuales internas (por ej. la mejor marca personal) o también otras dimensiones (por ej. el rendimiento escolar), conformando así una propia escala interna de referencia (Marsh, 1986) para la apreciación de las propias capacidades. Los resultados de la segunda toma de datos, un año más tarde, muestran un efecto de interacción T x FCD, confirmando de este modo la suposición de la hipótesis (H2), pero sólo en dos de las siete subescalas. Los deportistas que en el plazo de un año ascendieron a una fase superior, valoran sus capacidades físicas (fuerza y coordinación) parcialmente mejor que los que no lograron ascender. Dado que la transición entre fases puede considerarse un tramo crítico debido al aumento de las exigencias, pueden interpretarse los resultados en el sentido de que el ascenso realizado en el transcurso del presente trabajo está unido con una mayor confianza en las propias capacidades físicas, estando así unido a una mejor percepción subjetiva, lo que ha podido constatarse por igual para chicos y chicas. La mejora objetiva del rendimiento deportivo va de este modo unida a una mejor valoración subjetiva, sugiriendo que un autoconcepto físico positivo repercute tanto a corto Número 19, 2011 (1º semestre) plazo (por ej. en la superación de un fracaso temporal), como también a largo plazo, moderando el desarrollo del rendimiento. Ello permite deducir que las deportistas adolescentes de este estudio, dadas las diferencias individuales internas, disponen de un autoconcepto físico relativamente positivo que puede continuar mejorando por medio de rendimientos adecuados, resultado que también es apoyado por otros trabajos (Marsh y cols., 1997; Welk y cols., 1995). Es evidente que el compromiso deportivo debe afrontarse de tal modo que los progresos en el rendimiento sean visibles (por ej. mediante éxitos en competición o ascenso a una clase superior), y que con ello los jóvenes puedan destacar. Por el contrario, los meros cambios corporales de la adolescencia debidos al proceso del crecimiento parecen afectar de modo menos positivo, y pueden sumarse longitudinalmente a una reducción de la autovaloración de las capacidades físicas (Brettschneider y Heim, 1997). 5. Conclusiones La relación entre la evolución de la carrera deportiva y el autoconcepto físico y el sexo ofrece importantes indicaciones en la práctica de la psicología del deporte. Los entrenadores de nuevas generaciones en el deporte de rendimiento pueden aprovechar estos conocimientos proporcionando experiencias exitosas y fomentando y gratificando mejoras en el rendimiento. Junto con la propuesta de patrones atributivos que fomentan el éxito, ello puede conducir al fortalecimiento del autoconcepto físico que sea, a su vez, fuente de motivación para el rendimiento, lo que, de nuevo, es una importante premisa para la consecución de objetivos deportivos más elevados.Aunque las diferencias de sexo encontradas confirman resultados de otros estudios, no pueden satisfacernos: ¿por qué las chicas tienen un autoconcepto más negativo de sus capacidades y de su atractivo físico? Estudios relacionados con las diferencias de sexo en el contexto del rendimiento deportivo (p. ej. Gerlach, 2007) indican una más cautelosa autovaloración por parte las chicas. Las diferencias de sexo en el autoconcepto físico podrían basarse en una tendencia opuesta de «auto-minusvaloración» de las chicas y en una de «auto-sobreestimación» de los chicos. Pero por otra parte, estas consideraciones podrían ser también reflejo de las presentes diferencias de sexo en el rendimiento motor. Consecuentemente, en el ámbito deportivo, las chicas elegirían al grupo dominante, es decir, los chicos, como grupo de referencia y no a su propio grupo. Desde el punto de vista de la Psicología del Deporte parece por tanto razonable resaltar la escala individual interna precisamente en las chicas al elegir al propio sexo como grupo de referencia en el marco de comparaciones sociales, lo que sin duda sugiere el sistema de separación por sexos en la competición. El bajo atractivo físico percibido en las chicas particularmente en la adolescencia, es igualmente un hallazgo ampliamente encontrado en otros estudios que refleja tanto el alto significado del atractivo físico, como las exigencias de belleza y esbeltez de nuestra cultura hacia al sexo femenino. La ropa de competición deportiva, las normas evaluativas y las noticias deportivas, incrementan este aspecto en el ámbito deportivo, en lugar de reducirlo. Es importante sensibilizar a padres y entrenadores acerca de esta problemática para evitar que las deportistas sufran comentarios negativos acerca de su aspecto, y no desatar competencias relacionadas con la belleza y la figura dentro del equipo. El deporte y el contexto social pueden reforzar el autoconcepto físico cuando se consiguen éxitos. Padres y entrenadores pueden ayudar a que así sea. 6. Bibliografía Alfermann, D., Saborowski, C., & Würth, S. (1997). 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Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación 2011, nº 19, pp. 43-46 © Copyright: 2011 Federación Española de Asociaciones de Docentes de Educación Física (FEADEF) ISSN: Edición impresa: 1579-1726. Edición Web: 1988-2041 (www.retos.org). La velocidad y la precisión en el lanzamiento en jóvenes jugadores de balonmano en función de la concentración de la práctica The speed and accuracy in the shot in young handball players according to the concentration of practice *Juan Antonio García Herrero, **Fco. Javier Moreno Hernández, **Raúl Reina Vaíllo, ***Ruperto Menayo Antúnez *Universidad de Salamanca, **Universidad Miguel Hernández de Elche, ***Universidad de Extremadura Resumen: El presente trabajo tiene como objetivo analizar los valores de la velocidad y de la precisión en el lanzamiento de siete metros en balonmano con jóvenes jugadores en función de la distribución de la práctica. En este estudio han participado dos grupos de diez jugadores de balonmano de categoría infantil (12,5 años, SD=0,9). Cada uno de estos dos grupos ha sido sometido a dos condiciones de práctica diferente (práctica concentrada y distribuida), en tres series de lanzamientos. Los resultados han mostrado que el grupo con una mayor concentración de la práctica lanza con menor precisión la segunda que la primera serie (F1,9 = 7.92; p<0.05). El grupo con mayor distribución de la práctica es significativamente más preciso (F1,18 = 7.18; p<0.05). Respecto a la velocidad del lanzamiento, el grupo que ha sido sometido a práctica concentrada presenta diferencias significativas mostrando un descenso de velocidad en los lanzamientos a partir de la primera serie. Palabra clave: distribución de la práctica, velocidad, precisión, balonmano. Abstract: This study analyzes the effect of the practice distribution in the precision and speed of handball shots performed by young players. Two groups of ten participants were involved in the study (12.5 ± 0.9 years old), with different practice conditions. One group participated under massed practice and the other one under a distributed practice, both in a three series of shots. A within-group analysis showed that the group of mass practice was less accurate in the second series than the previous one (F1, 9 = 7.92, p <0.05). A between-groups analysis showed that the group of distribution practice was more accurate in the third series of shots (F1, 18 = 7.18, p <0.05). Regarding to the shot’s speed, there are differences for the massed practice group showing slower shots after series one. Key words: distribution of practice, speed, accuracy, handball. 1. Introducción La velocidad y precisión son dos de los principales factores que afectan el rendimiento del lanzamiento en balonmano (Tillaar y Ettema, 2006). El estudio de ambos factores ha recibido una atención relevante en numerosos deportes (Bayios, Anastasopoulou, Sioudris y Boudolos, 2001; Gorostiaga, Granados, Ibáñez y Izquierdo, 2005; Jöris, Edwards van Muijen, Van Ingen Schenau y Kemper, 1985; Matsuo, Escamilla, Fleisig, Barrentine y Andrews, 2001). El lanzamiento de siete metros en balonmano es una tarea que demanda al sujeto no sólo un compromiso en la precisión sino igualmente, un requerimiento de fuerza para lograr el objetivo (Antón, 2000). Distintos trabajos han profundizado en la relación entre la precisión y la velocidad del lanzamiento en balonmano (Tillaar y Ettema, 2003a; 2003b y 2006; Zapartidis, Gouvali, Bayios y Boudolos, 2007), intentando analizar los distintos factores que determinan el éxito en la acción. Esta relación entre la velocidad y la precisión ha sufrido varias interpretaciones en función de los resultados de las investigaciones. Tillaar y Ettema (2003a), encontraron que el tipo de instrucción que se daba a los sujetos (expertos), influyó en la velocidad del lanzamiento pero no en la precisión, y que por tanto un incremento o disminución de la velocidad suponga necesariamente un incremento o disminución en la precisión del lanzamiento. Resultados semejantes a los encontrados con sujetos expertos, volvieron a obtenerlos Tillaar y Ettema (2006) con una muestra de inexpertos en un trabajo posterior. En otras tareas de lanzamiento, los resultados encontrados han sido diversos. Así, Indermill y Husak (1984), en una tarea donde había que lanzar una pelota de tenis, y Etnyre (1998), (en una tarea de lanzamiento de dardos) encontraron que la consecución del objetivo en la tarea influenciaba la velocidad del lanzamiento y la precisión de una manera inversa. Por el contrario, en el trabajo de Freeston, Ferdinands y Rooney (2007), en una tarea de lanzamiento en cricket, los sujetos alcanzaron su Fecha recepción: 14-05-10 - Fecha envío revisores: 26-05-10 - Fecha de aceptación: 29-11-10 Correspondencia: Juan Antonio García Herrero Campus Viriato. Avda. Príncipe de Asturias, s/n. 49029- Zamora E-mail: [email protected] Número 19, 2011 (1º semestre) mayor precisión lanzando entre el 75% y el 85% de su velocidad máxima, constatando igualmente que un aumento en la velocidad del lanzamiento no implicaba una disminución en la precisión del mismo. Al parecer, cuanto menor es el nivel de experiencia del deportista, más parece influenciar la velocidad del lanzamiento en la precisión conseguida. En el trabajo de Menayo, Fuentes, Moreno, Clemente y García (2008), con jugadores de tenis en etapa de perfeccionamiento, el incremento de velocidad sí supuso una disminución en la precisión en el saque plano. En el estudio de Fábrica, Gómez y Fariña (2008), donde analizan la velocidad del lanzamiento de siete metros en jugadoras expertas en balonmano en competición, encontraron una velocidad significativamente mayor durante la primera mitad del partido en comparación con la segunda. El estudio de esta relación entre la velocidad en el lanzamiento y la precisión del mismo en función de las condiciones de la práctica, ha tenido algunos antecendentes en el ámbito del balonmano. El trabajo de Zapartidis, Gouvali, Bayios y Boudolos (2007), con jugadoras expertas de balonmano, permitió registrar la velocidad y la precisión en el lanzamiento antes de la realización de actividades simuladas del juego (SGA), a los treinta minutos del inicio y al finalizar la misma (60 minutos). La eficacia en la localización del lanzamiento estaba perceptiblemente afectada por el tiempo, por lo que la exactitud disminuyó gradualmente. Sin embargo, la velocidad del balón en el lanzamiento se mantuvo estable a lo largo del tiempo. En las investigaciones en el ámbito del aprendizaje la forma en la que se distribuyen los bloques de práctica contemplan generalmente dos niveles para esta variable: la práctica concentrada y la práctica distribuida. La práctica concentrada se ha definido como un tipo de práctica en la que se agruparían todos los ensayos de una misma tarea sin descanso (o con períodos de descanso muy breves). De esta forma, las unidades de práctica de una tarea se realizarían todas seguidas y sin pausa hasta completar el número total previsto por el investigador (Oña, Martínez, Moreno y Ruiz, 1999). La práctica distribuida se ha definido por la ejecución del mismo número de ensayos que en la práctica concentrada, pero distribuyendo las unidades de práctica de manera que los sujetos puedan tener períodos de descanso (o períodos de práctica de otra habilidad). RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 43 - La manipulación de la distribución de la práctica ha sido considerada como uno de los factores contextuales que condicionan los niveles de rendimiento (también de retención), alcanzados por los sujetos que aprenden una tarea motriz. Tradicionalmente, una práctica con una distribución más espaciada se ha asociado a mejores niveles de rendimiento al finalizar el período de adquisición. Los primeros trabajos con el rotor de persecución (Adams y Reynolds, 1954; Bourne y Archer, 1956; Denny, Frisbey y Weaver, 1955), muestran ya resultados significativamente favorables a los sujetos que aprenden bajo condiciones de práctica con un mayor espaciamiento entre los ensayos (o bloques de ensayos). La justificación que se ha dado al efecto que provoca en los sujetos un tipo u otro de distribución de la práctica se ha centrado, entre otros factores, en la fatiga que se alcanza con períodos prolongados de práctica (Ammons, 1988; Schmidt y Lee 2005), cuestión que no sería beneficiosa para conseguir niveles altos de rendimiento en la tarea. La mayor parte de los trabajos de distribución de la práctica se han llevado a cabo en situaciones de laboratorio, siendo escasos los trabajos realizados en situación de campo o en habilidades complejas tal y como destacan Donovan y Radosevich (1999), donde analizan 63 estudios os trabajos acerca de la distribución de la práctica. Parece que el efecto sobre el aprendizaje de tareas motrices no es el mismo con uno u otro tipo de movimientos. En nuestro estudio, se pretendía investigar cómo una menor o mayor concentración de la práctica podría afectar a la precisión y a la velocidad en el lanzamiento en jóvenes jugadores de balonmano. El objetivo de conocer cómo la eficacia (medida como velocidad en el lanzamiento y precisión del mismo) podría verse afectada por la concentración de la práctica. Así mismo, se presentar la relación existente entre la velocidad y la precisión de los lanzamientos. divididos en tres bloques de quince lanzamientos con un minuto de descanso entre cada bloque. El otro grupo realizó los 45 lanzamientos divididos en tres series de 15 lanzamientos espaciadas 48 horas. Se empleó el mismo balón para todos los lanzamientos. Cada uno de los sujetos en función del grupo asignado, debía ejecutar una serie de 45 lanzamientos a portería con un balón de balonmano (marca Luanvi de 50 cm. de diámetro y 300grms de peso) desde siete metros, localizando el lanzamiento aleatoriamente en uno de los diez cuadrantes de 40cm x 40cm en los que se dividía la portería (Figura 1). La secuencia de lanzamientos a portería fue igual para todos los participantes. Entre lanzamiento y lanzamiento los participantes disponían de 5 segundos, tiempo que empleaba el investigador principal para indicar al sujeto el cuadrante al que debía localizar el siguiente lanzamiento. Para determinar el tiempo entre cada lanzamiento (5 segundos) se siguieron las pautas que Tripp, Boswell, Gansneder y Shultz (2004) proponen en su trabajo. La instrucción que se le dio a los participantes fue la de lanzar con la mayor precisión posible, por lo que los participantes lanzaron los 45 intentos con la velocidad que consideraban que eran más precisos. 2. Método 2.1. Participantes En la investigación han participado un total de 20 niños de sexo masculino. Todos ellos poseían experiencia previa en el entrenamiento en balonmano entre uno y cuatro años. Se establecieron dos grupos (n=10) a los que se le asignó una condición de practica diferente (con mayor o menor concentración de la misma), donde fueron asignados cada uno de los participantes tras haber sido balanceados en función de una prueba previa. El balanceo correspondió a una prueba inicial donde se les pedía a los sujetos la misma tarea sobre la que posteriormente fueron medidos, y con una exigencia idéntica en cuanto a la velocidad y la precisión a la prueba final. La edad media de los participantes era 12,5 años (SD=0,9). Todos los participantes contaron con el consentimiento de sus padres y tutores después de que éstos fueran informados de las características del estudio. Los datos se trataron de forma anónima, cumpliendo con los requisitos establecidos por la comisión ética de la universidad y siguiendo las instrucciones de la declaración de Helsinki. 2.2. Procedimiento Antes del comienzo de la toma de datos, se informó a todos los participantes de la tarea a ejecutar, así como de la duración de todo el proceso de medida. Esta información se aportó en el mismo lugar donde se realizaría la toma de datos. Seguidamente se procedió a contar con el consentimiento informado de los participantes. Tras esto, se realizó un calentamiento estandarizado para todos los sujetos por igual y se procedió a la medición de la velocidad máxima de lanzamiento, para lo cual se posibilitó a cada sujeto que realizara cinco lanzamientos a portería sin ningún compromiso de precisión con un minuto de descanso entre cada lanzamiento. De los cinco intentos se eligió el de mayor velocidad. Se dividió a los participantes en dos grupos, realizando un balanceo de la composición de los grupos con los valores de velocidad obtenidos en el test inicial, partiendo pues de grupos semejantes. El grupo con una condición de práctica concentrada realizó 45 lanzamientos a portería - 44 - Figura 1. Portería de balonmano dividida en 10 cuadrantes de 40cm.x 40cm. 2.3. Instrumentos empleados y variables analizadas Para medir la velocidad de lanzamiento se empleó un radar de la marca Sports Radar Ltd. (modelo SR 3600). Igualmente se empleó una cámara digital SONY DCR-HC18E, situada frente a la portería a dos metros por detrás de la línea desde donde se debían realizar los lanzamientos (la cámara estaba situada a 9m. de la línea de portería y a una altura de 2,5m.). Todos los lanzamientos fueron digitalizados con una aplicación informática diseñada para la investigación que permitía identificar las desviaciones de los lanzamientos respecto al objetivo. Mediante la digitalización se identificaron los puntos por donde el balón superó la línea de gol y, tomando como referencia las dimensiones de la portería, se calcularon las coordenadas reales en plano (tanto las desviaciones en el eje X como en el eje Y). La variable dependiente en este experimento fue la precisión en la localización del lanzamiento (error radial), medida como la distancia en centímetros entre el lugar donde se lanza el balón y el centro del cuadrante al que se debe lanzar, y la velocidad del mismo expresada en términos porcentuales respecto al lanzamiento más potente realizado en el test inicial. Siendo la variable independiente la mayor o menor concentración de la práctica. 2.4. Análisis estadístico. Tras la realización de una prueba de normalidad de KolmogorovSmirnov y homogeneidad de varianzas mediante el test de Levene, se procedió a la realización de un análisis de varianza de medidas repetidas, atendiendo a las variables entre-grupos (concentrada vs. distribuida), e intra-grupos de nuestro estudio: series y áreas de lanzamiento. Cabe indicar que los resultados obtenidos de ambos tests muestran una distribución normal de los datos. Para la variable área se ha aplicado un análisis pos-hoc DHS de Tukey para analizar las diferencias entre los RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) diferentes niveles de la variable área de lanzamiento. Posteriormente, también se presentan los resultados obtenidos del análisis de correlación de Rho de Spearman entre las variables dependientes de velocidad y precisión. tres series de lanzamientos muestra diferencias (F1,18 = 5.55; p<0.05) en la serie 3, con mayores valores de velocidad de lanzamiento del grupo de práctica distribuida respecto al de práctica concentrada (87.61 ± 1.44%). 3. Resultados * * 140 130 120 110 100 Cms. 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Serie 1 Serie 2 Distribuida Serie 3 Concentrada Figura 2. Valores de error para los grupos de práctica concentrada y distribuida. * p<0.05 ** ** 92,00 % de Velocidad Máxima 3.1. Precisión de los lanzamientos. La Figura 2 muestra los valores de precisión obtenidos por los dos grupos en las tres series de 15 lanzamientos cada una. Tras realizar un ANOVA para el análisis intra-grupo (entre las tres series) se aprecia que el grupo de práctica concentrada presenta diferencias significativas entre la primera (79.9 ± 37.07 cm) y segunda (93.34 ± 48 cm) serie de lanzamientos (F1,9 = 7.92; p<0.05; hp2 = 0.71), no encontrando diferencias significativas entre las series 2 y 3. No se han hallado diferencias significativas entre las tres series del grupo de práctica distribuida. Sin embargo, si encontramos diferencias significativas en la interacción de las variables grupo de práctica y la serie de lanzamientos (F1,18 = 6.61; p<0.05; hp2 = 0.27). Aunque dichas diferencias no llegan a ser significativas para la serie 2 (p=0.63), son significativas en el tercer bloque de lanzamientos (F1,18 = 7.18; p<0.05), con mejores valores de precisión, con un menor error, del grupo de práctica distribuida (47.63 ± 9.38 cm) respecto al de concentrada (90.53 ± 49.76 cm). 150 * 93,00 91,00 90,00 89,00 88,00 87,00 86,00 85,00 84,00 Serie 1 Serie 2 Distribuida Serie 3 Concentrada Figura 3. Valores de velocidad para los grupos de práctica concentrada y distribuida. (* p < 0.05; ** p < 0.01) 3.3. Análisis de correlación. En primera instancia, el análisis de correlación Rho de Spearman realizado entre las variables de error radial y velocidad de lanzamiento, sin diferenciar entre la serie de lanzamiento y el grupo de práctica, muestra una baja correlación (r = -0.224), no siendo ésta significativa. Sin embargo, atendiendo a la serie de lanzamiento, encontramos que, en la tercera serie, los jugadores mostraron una menor cantidad de error con lanzamientos más rápidos (r = -0.476*). Sin embargo, este resultado debemos tomarlo con cautela debido a las diferencias en los valores medios y de dispersión en la precisión del grupo concentrada (90.53 ± 49.76 cm) respecto al grupo de práctica distribuida (47.63 ± 9.39 cm). Un análisis diferenciado para cada grupo nos muestra que el grupo de práctica concentrada manifiesta correlaciones en el mismo sentido para las series 1 (r = -0.247**) y 2 (r = -0.185*). En cambio, el grupo de práctica distribuida no muestra correlaciones entre las variables de error y velocidad de los lanzamientos. 4. Discusión En cuanto a los resultados de los dos grupos de práctica en función de las áreas de lanzamiento, se ha realizado un análisis de KruskalWallis, al no encontrarse homogeneidad de varianzas. Se han obtenido valores de Chi-cuadrado de 10.88 (p=0.28) para el grupo de práctica distribuida, y de 24.81 (p<0.01) para el grupo de práctica concentrada. Con el fin de detectar en qué áreas de lanzamiento se producen las diferencias para el grupo de práctica concentrada, se aplicó un proceso de la C de Dunnet, donde no se requiere igualdad de varianzas. Así, el grupo de práctica concentrada muestra significativamente un mayor error radial entre la zona 7 (156.08 cm) y las zonas 1 (56.55 cm), 2 (60.53 cm), 3 (57.97 cm), 4 (66.11 cm), y 5 (53.87). También se hallaron diferencias significativas entre la zona 8 (101.94 cm) con las 1, 3, y 5. 3.2. Velocidad de los lanzamientos. En lo que respecta a la velocidad de los lanzamientos (Figura 3), el análisis intra-grupo realizado para la interacción de la serie de lanzamiento con el grupo de práctica, muestra diferencias significativas para esta variable (F1,18 = 5.49; p<0.05; hp2 = 0.27). Concretamente, el grupo de práctica concentrada muestra una potencia explicativa alta (F1,9 = 16.12; p<0.01; hp2 = 0.64), mostrando diferencias significativas entre las series 1 (89.6 ± 1.57%) y 2 (87.76 ± 1.9%), así como entre las series 1 y 3 (87.61 ± 1.44%). Por su parte, el grupo de práctica distribuida no muestra diferencias significativas para esta variable en su conjunto, si bien encontramos leves diferencias entre los valores de la serie 2 (88.47 ± 2.52%) y la serie 3 (89.92 ± 2.74%). En cuanto al análisis entre-grupos, no hayamos diferencias para esta variable. Sin embargo, el análisis diferenciado para cada una de las Número 19, 2011 (1º semestre) En este estudio se ha analizado la influencia de la concentración/ distribución de la práctica en jóvenes jugadores de balonmano, y su efecto sobre la velocidad y la precisión en el lanzamiento de siete metros en balonmano. En la comparación de la velocidad del lanzamiento en los dos grupos respecto a las tres series, no se aprecian diferencias significativas en las dos primeras series, mientras que en la tercera el grupo con mayor distribución de la práctica lanza significativamente más rápido que el otro grupo. Por otro lado, en el análisis intragrupo para el grupo con una mayor concentración de la práctica, se observa que la velocidad media del lanzamiento entre la primera serie y las otras dos es significativamente favorable a esa primera serie. Consideramos que estos resultados podrían representar el efecto de la fatiga en la manifestación de fuerza, cuestión que supone que al aumentarse el tiempo de práctica, disminuye la velocidad en el lanzamiento. Este resultado concuerda con el encontrado por Fábrica, Gómez y Fariña (2008), donde el incremento del tiempo de práctica (en competición) repercute en una disminución significativa en la velocidad del lanzamiento de siete metros. Respecto a la velocidad de lanzamiento empleada para conseguir una óptima precisión, en el caso del grupo con una mayor distribución de la práctica, la velocidad media a la que lanzan es del 89,09% de su velocidad máxima, siendo el valor para el grupo de práctica concentrada del 88,25%. Estos valores son ligeramente superiores a los encontrados por Tillaar y Ettema (2006), donde el grupo de sujetos expertos lanzó al 85% de su velocidad máxima y el grupo de noveles al 84% cuando buscaban la máxima precisión. Del mismo modo, este resultado se RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 45 - aproximaría a los encontrados por Freeston, Ferdinands y Rooney (2007), donde en una tarea de lanzamiento en cricket, todos los grupos (de jugadores de élite y sub-élite) alcanzan su mayor precisión lanzando entre el 75% y el 85% de su velocidad máxima. Los resultados de otros estudios donde el incremento de la práctica disminuye el rendimiento en tareas de precisión (Forestier y Nougier, 1998; Lyons, Al-Nakeeb, y Nevill, 2006), se ve confirmada parcialmente en nuestro estudio donde el grupo con una mayor concentración de la práctica ha sido significativamente más preciso en la primera serie respecto a la segunda (aunque no respecto a la tercera). Igualmente, el análisis de los estadísticos descriptivos de los dos grupos, muestran una clara tendencia: en la comparación entre la primera y la última serie de lanzamientos, el grupo con una mayor distribución de la práctica tiene una precisión mayor y una desviación típica (DT) menor en la última serie. Precisamente, valores contrarios a los que presenta el grupo con una concentración de la práctica mayor, donde en la última serie de lanzamientos muestran una menor precisión y una DT mayor que en su primera serie de lanzamientos. Estos resultados indican que este último grupo no sólo es menos preciso sino que la dispersión de sus lanzamientos es notablemente superior. Es posible, que tanto la disminución en la precisión del lanzamiento, como el incremento en la dispersión de los valores, sean consecuencia de la fatiga generada en los sujetos por la acumulación de la práctica. Los resultados encontrados respecto a la precisión en las distintas áreas muestran escasas diferencias entre ellas. Únicamente en el grupo de práctica concentrada las áreas 7 y 8 aparecen como menos precisas. Estas diferencias hay que valorarlas con cautela al no ser muchos los lanzamientos que se dirigen a cada área, por lo que parece que el área de lanzamiento no ha influido en la precisión de los sujetos. 5. Conclusiones Una mayor concentración de la práctica puede afectar a la precisión y a la velocidad en el lanzamiento de siete metros con jóvenes jugadores de balonmano. Así, a la hora de planificar la cantidad de lanzamientos con jóvenes jugadores; es preciso considerar los efectos descritos anteriormente. El incremento de ensayos de práctica poco espaciados entre ellos puede conducir a una disminución en los valores de precisión y de velocidad en jóvenes jugadores de balonmano. 6. Bibliografía Adams, J. A. y Reynolds, B. (1954). Effect of shift in distribution of practice conditions following interpolated rest. Journal of Experimental Psychology, 47, 32-36. Ammons, R. B. (1988). Distribution of practice in motor skill acquisition: A few questions and comments. Research Quarterly for Exercise and Sport, 59, 288-290. Antón, J. L. (2000). Análisis táctico individual del lanzamiento de siete metros (1ª parte). En Balonmano. Perfeccionamiento e investigación (p. 51-69). Barcelona. INDE. Bayios, I.A.; Anastasopoulou, E.M.; Sioudris, D.S. y Boudolos, K.D. (2001). 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Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación 2011, nº 19, pp. 49-53 © Copyright: 2011 Federación Española de Asociaciones de Docentes de Educación Física (FEADEF) ISSN: Edición impresa: 1579-1726. Edición Web: 1988-2041 (www.retos.org). Análisis de los diferentes métodos de evaluación de la huella plantar Analysis of different methods to evaluate the footprint Silvia Lara Diéguez, Amador Jesús Lara Sánchez, María Luisa Zagalaz Sánchez, Emilio J. Martínez-López Universidad de Jaén Resumen: Los métodos estáticos de obtención y análisis de la huella plantar son una manera útil, más sencilla y menos costosa que los métodos dinámicos para estudiar la estructura del pie. Los métodos dinámicos son más usados para estudiar la funcionalidad del pie. A través de los métodos estáticos se puede dar solución, entre otros problemas, a lesiones de los pies, que puedan repercutir en un futuro en problemas del miembro inferior, o incluso para prescripción de órtesis, etc. En el análisis realizado de la bibliografía se ha observado que existen diferentes métodos de análisis de la huella plantar, a través de impresiones de la misma, a través de imágenes digitalizadas, etc. El objetivo de este trabajo ha sido realizar un análisis de los criterios de utilización de estos métodos de análisis estático de la huella. Para concluir, los métodos estáticos presentan ciertas ventajas sobre los dinámicos, no obstante, el estudio dinámico aporta información más precisa. Palabra clave: biomecánica, morfología, pie, impresión plantar, métodos estáticos. Abstract: Static methods are a useful tool to analize the footprint, more simple and less expensive tran the dynamic methos to study the structure of the foot. Dynamic methods are often used to stydy foot´s funcionality. Through static methods we can provide a solution, among other problems like foot injuries, which could impact on future lower limb problems, or even to prescribe orthotics, etc. The aim of this study is to perform an analysis criteria for these methos of static analysis of the footprint. To conclude, static methos give more advanteges over the dynamics, however they could provide specific information. Key words: biomechanics, morfology, foot, footprint, static methods. 1. Introducción Al estudiar el aparato locomotor, el pie merece un análisis detallado y profundo, ya que es la base de nuestro cuerpo por ser el único contacto que tenemos con la superficie de apoyo. En este sentido, algunos autores, como Viladot (2000) lo han estudiado (Viladot, 2000). Este autor expone que el pie es una estructura tridimensional variable, base del mecanismo antigravitatorio y constituye una pieza fundamental para la posición bipodal y la marcha humana. La funcionalidad del pie humano está claramente influenciada por su estructura, sobre todo por la conformación de su arco interno (McCrory, Young, Boulton y Cavanagh, 1997; Shiang, Lee, Lee, y Chu, 1998; Menz y Munteanu, 2005; Torrijos, Abián-Vicén, Abián y Abián, 2009), ya que gracias a la forma cupular (Hernández, 1989; Kapandji, 1998; Viladot, 2000) de la bóveda plantar y sus puntos de apoyo en talón y metatarsianos, es capaz de soportar todo el peso de nuestro cuerpo sin hundirse. Además, la altura del arco longitudinal interno tiene influencia sobre otras estructuras del cuerpo, como la espalda (Hernández, 1989; Gómez, 2003) o la movilidad de toda la extremidad inferior (Menz y Munteanu, 2005). El pie tiene una función tanto estática como dinámica, pero durante la marcha, la función estática supera a la dinámica (Escobar, 2007). Así, la primera fase se desarrollaría durante el primer 60% de la marcha mientras que la fase de balanceo o dinámica tendría lugar durante el 40% restante. Este trabajo solamente se va a centrar en el estudio de los métodos de análisis estáticos. Esta revisión se ha realizado con la intención de mostrar que existe una manera clara y sencilla de estudiar la morfología podal, con intención de poder prevenir ciertas lesiones prescribiendo órtesis, clasificar un tipo de pie y observar sus posibles consecuencias en el resto del cuerpo y a partir de ahí, poder aplicar estos conocimientos a deportistas bien como prevención de lesiones derivadas de los pies o como simple clasificación de la estática de los mismos. Para realizar la búsqueda se ha utilizado la base de datos Pubmed, la base de datos de la Universidad de Jaén con sus revistas adscritas y en la de la Universidad Complutense de Madrid (septiembre 2009-marzo 2010). Los términos introducidos para realizar la búsqueda han sido los Fecha recepción: 12-04-10 - Fecha envío revisores: 22-04-10 - Fecha de aceptación: 10-12-10 Correspondencia: Silvia Lara Diéguez Paraje Las Lagunillas; Edif D2, Desp. 134 23071, Jaén E-mail: [email protected] Número 19, 2011 (1º semestre) siguientes: footprints, methods AND footprint, foot biomechanics, foot morfology, foot AND sport, foot evaluation, female sport and foot. 2. Métodos de análisis y obtención de la huella plantar Según Howard y Briggs (2006), así como Elvira, Vera-García, Meana y García (2008a), las mediciones del pie se suelen hacer con la intención de prescribir órtesis o ayudar en el descubrimiento de factores de riesgo y lesiones deportivas o de otro tipo. Existe una gran cantidad de métodos para cuantificar la huella plantar y establecer una clasificación del tipo de pie (Tabla 1), pero muchos no están aceptados ni validados (Razeghi y Batt, 2000). Estos mismos autores, Howard y Briggs (2006) y Elvira et al. (2008a), al igual que Murley, Menz y Landorf (2009), dividen los métodos de análisis en las siguientes categorías: - Inspección visual no cuantitativa: exploración visual, uso del podoscopio, valoración de la pronación o supinación del pie por inspección, etc. Para realizar un análisis en función de este tipo de inspección se ha de tener una experiencia clínica considerable, ya que son métodos muy subjetivos que pueden llevar a errores metodológicos a un investigador novel. Dichos métodos son útiles para aportar idea de la estructura o el tipo de pie. - Valoración antropométrica: mediante referencias óseas marcadas a través de la piel como la altura del escafoides, el ángulo tibio-calcáneo o el ángulo del retropié. - Parámetros recogidos de la huella plantar: Arch Index o índice del arco (IA), índice del arco modificado (IAM), ángulo del arco, índice de la huella, índice del arco truncado, índice de la longitud del arco, etc. - Evaluación radiográfica: ángulo de inclinación del calcáneo y ángulo entre el calcáneo y primer metatarsiano. Otros autores, consideran también la línea de Feiss (Baker y Bell, 1991) o ángulo de Costa-Bartani (Salazar, 2007) como otros parámetros a incluir en este método. Así mismo, se han descrito los siguientes métodos: 2.1. Valoración antropométrica Se incluye en este tipo de valoración las realizadas a través de referencias óseas marcadas sobre la piel, como por ejemplo la medición del ángulo tibio-calcáneo (ATC) con goniómetro (Viladot, 2000; Albert, 2009) (Figura 1), la altura del escafoides (AE) respecto al suelo y la altura del dorso del pie. Esta última también ha sido usada como medida para caracterizar el arco plantar (Cowan, Jones y Robinson 1993; Williams y McClay, 2000) y se define como la longitud más alta del dorso del pie RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 49 - Tabla 1: En esta tabla se encuentra los métodos de análisis y obtención de la huella plantar más comúmente utilizadados, así como los autores que los han empleado y las ventajas e inconvenientes que pueden reportar cada uno (ATC: ángulo tibio-calcáneo; IA: índice del arco). MÉTODOS DE ANÁLISIS AUTOR/ES (AÑO/S) PARÁMETRO MEDIDO VENTAJAS INCONVENIENTES Inspección visual no cuantitativa Cavanagh y Rodgers (1987). Forma del pie por observación visual. Rápido y útil. Subjetivo, necesidad mucha experiencia examinador. Ángulo tibio-calcáneo (ATC) con goniómetro Viladot (2000) y Albert (2009). Ángulo entre la tibia y el calcáneo. Sencillez, determina pie valgo o varo. Subjetivo, necesidad mucha experiencia examinador. Altura del dorso del pie Cowan, et al. (1993); Williams y McClay (2000). Longitud más alta del dorso del pie tomada al 50% de la longitud real del pie. Válido. Subjetividad. Altura del escafoides: palpación directa Chu et al. (1995); Saltzman et al. (1995). Medición tubérculo escafoides hasta el suelo para determinar medida ángulo interno. Rápido, sencillo, no riesgo para los participantes. Subjetivo, basado en medida estática. Caída del escafoides Sachithanandam y Joseph (1995); Shrader et al. (2005); Howard y Briggs (2006); Billis et al. (2007); Nielsen et al. (2008); Razeghi y Batt (2000). Medida desde tuberosidad escafoides en descarga y después en apoyo bipodal. Rápido, sencillo, no riesgo para los participantes. Subjetivo, basado en medida estática. Altura del escafoides normalizada Williams y McClay (2000); Menz y Munteanu (2005); Scott et al. (2007); Nielsen et al. (2008). Altura del escafoides entre longitud total del pie. Rápido, sencillo, no riesgo para los participantes. Subjetivo, basado en medida estática. Altura del escafoides truncada Cowan et al. (1993); Saltzman et al. (1995); Kaufman et al. (1999); Williams y MacClay (2000); Menz y Munteanu (2005); Murley et al. (2009). Altura del escafoides entre la longitud truncada de la huella. Proporciona la representación más válida del esqueleto óseo del pie. Subjetividad. Índice del Arco (IA) Cavanagh y Rodgers (1987); Hamil et al. (1989); McCrory et al. (1997); Nikolaidou y Boudolos (2006). Proporción entre las áreas de contacto de las diferentes partes de la huella plantar excluyendo los dedos. Medida útil y un predictor válido de la altura del arco interno del pie. Errores al determinar la superficie del pie. Índice de la impresión del pie Redmon et al. (2006); Redmon et al. (2008). Método observacional de clasificación de la postura estática del pie. Rápido y sencillo, toma datos de la huella plantar impresa. Necesidad de experiencia previa por parte del examinador, destreza manual para la palpación y subjetividad. Método de Hernández Corvo Hernández (1989); Sirgo y Aguado (1991); Sirgo et al. (1997); Abián et al. (2005); López et al. (2006); Zurita et al. (2006); Abián et al. (2008); Aguilar et al. (2009). Tipificar el pie según unas medidas que se realizan en base a la impresión plantar. Buena precisión, tanto en la realización como en la clasificación del tipo de pie. Basado en medida estática. tomada al 50% de la longitud real del pie (desde la parte más posterior una marca ósea sobre la piel, que está basado en una medida estática sin del calcáneo hasta la parte final del dedo más largo). tener en cuenta el comportamiento dinámico del pie (Razeghi y Batt, Respecto a la altura del escafoides, 2000) y que necesita de experiencia del examinador (Shiang et al. 1998), puede ser medida para determinar la aunque se ha demostrado que tiene correlación ( r = -0,70) con el IA altura del arco longitudinal interno, ya (Chu et al., 1995) y una alta fiabilidad intertest (0,98) e intratest (0,99) que su prominencia es el punto más respecto a métodos como el IA y el ángulo de la huella (Hawes, Nachbauer, alto del mismo (Kapandji, 1998; Sovak y Nigg, 1992). Razeghi y Batt, 2000; Viladot, 2000; -Tomando como referencia la tuberosidad del escafoides existe otra Schünke, Schulte, Schumacher, Voll y medida, la caída del escafoides, que tiene como objetivo medir la Wesker, 2008). Se puede realizar por tuberosidad más prominente del escafoides en descarga y, posteriormente, métodos radiográficos, como hacen en apoyo bipodal con el 50% del peso del cuerpo (Razeghi y Batt, McCrory et al. (1997), Menz y 2000). Algunos autores han estudiado esta variable en sus trabajos, Munteanu (2005), Redmon, Crosbie como Sachithanandam y Joseph (1995); Shrader, Popovich, Gracey y y Ouvrier, (2006) o Murley et al. Danoff, (2005); Howard y Briggs (2006); Billis, Katsakiori, Kapodistrias (2009), o bien manuales. Medido sobre y Kapreli, (2007) y Nielsen et al. (2008). placas radiográficas, es el método clínico -La altura del escafoides normalizada. Se obtiene midiendo la altura usado más directo para determinar la del escafoides y dividiéndola entre la longitud total del pie, desde la parte altura del arco (Chu, Lee, Chu, Wang y más posterior del talón, a la más anterior de los dedos (Williams y Figura 1: Marcación del ATC Lee, 1995; Shiang et al., 1998). No McClay, 2000; Menz y Munteanu, 2005; Scott, Menz y Newcombe, obstante, tiene la desventaja de la 2007; Nielsen et al., 2008). exposición de los participantes a la radiación, el alto coste y los posibles -La altura del escafoides truncada. Se calcula dividiendo la altura del problemas debidos a la propia técnica de escafoides entre la longitud truncada de la huella, radiografía. Otras formas de medir la altura del es decir, la longitud de la impresión plantar escafoides son: exceptuando los dedos, que coincide con la -La medición de la altura del escafoides a través articulación metatarsofalángica (Cowan, Jones de la palpación directa (Figura 2), como describen y Robinson, 1993; Saltzman et al., 1995; Chu, et al. (1995) y Saltzman, Nawoczenski y Kaufman, Brodine, Shaffer, Johnson y Cullison, Talbot (1995), tiene también sus ventajas e 1999; Williams y MacClay, 2000; Menz y Munteanu, 2005; Martínez-López, Lara, Cachón inconvenientes. Dentro de las ventajas estarían y Rodríguez, 2009; Murley et al., 2009). que es un método rápido de usar, sencillo y no Saltzman et al. (1995), McCrory et al. (1997) y presenta ningún tipo de riesgo para los participantes. En cambio, los inconvenientes son Murley et al. (2009), encontraron que esta medida del escafoides es la que ha presentado mayor que es un método subjetivo, ya que se realiza Figura 2: marcación del escafoides por palpación - 50 - RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) correlación con las medidas angulares tomadas por radiografía. Menz y Munteanu (2005) afirman que proporciona la representación más válida del esqueleto óseo del pie. Murley et al. (2009) proponen como medidas normales de la altura del escafoides entre 0,22-0,31 cm, pero no existe un protocolo de clasificación para los distintos tipos de pie. Cowan et al. (1993), recoge la altura del escafoides medida de forma manual y su correspondencia con el tipo de pie que observó: - Plano: 2,72 - 4,08 cm - Normal: 4,09 - 5,08 cm - Cavo: 5,09 - 6,05 cm 2.2. Métodos cuantitativos Los métodos cuantitativos de medida del arco plantar, como las radiografías del pie, han sido y son muy usados (Cowan et al., 1993; Cavanagh et al., 1997; McCrory et al., 1997; Nawoczenski, Saltzman y Cook, 1998; Williams y MacClay, 2000; López,Alburquerque, Santos, Sánchez y Domínguez, 2005; Menz y Munteanu, 2005; Billis et al., 2006; Murley et al., 2009) ya que constituyen una importante ayuda en la evaluación de las características morfológicas del pie y también proporcionan información para valorar los riesgos de lesiones en jóvenes adultos físicamente activos. Son considerados como medidas de oro por Saltzman et al. (1995) pero son más costosos y pueden tener algún perjuicio para los participantes como la exposición a la radiación (Chu et al., 1995; Shiang et al., 1998). La radiografía se usa tanto como método de obtención de la huella como método de análisis de la misma. 2.3. Índice del Arco El IA, descrito por Cavanagh y Rodgers (1987), es una medida útil y un predictor válido de la altura del arco interno del pie. Según Nikolaidou y Boudolos (2006) es uno de los parámetros de la huella plantar más citados en la literatura. Además, demuestran que, comparado con el resto de mediciones que usan, es el que proporciona menos casos de pies sin clasificar. McCrory et al. (1997) demostraron su validez para evaluar y además explicar el 50% de la varianza de la altura del arco interno. Con medidas cuantitativas demuestra buenas correlaciones con la altura del arco longitudinal del pie (Shiang et al., 1998). En concreto, demostraron una fuerte asociación con la altura del escafoides medida en base a una radiografía (r = 0,67). Howard y Briggs (2006) estipulan que es una alternativa de cuantificación de la estructura del pie en posición de reparto de cargas, es decir, en estancia bipodal normal. Otros autores que también han usado el IA en sus estudios, han sido Hamil, Bates, Knutzen y Kirpatrick (1989) para determinar por ejemplo la correlación entre las medidas estáticas y las dinámicas (r = 0,95); que Igbigbi y Msamati (2002) encontraron una correlación de r = 0,96 medida en el mismo día del IA; además de otros como Aydog et al. (2005a); Aydog, Tetik, Demirel y Doral (2005b); Scott et al. (2007); Murley et al. (2009) o Castro, Rebelatto, Aurichio y Greve (2010). El IA está definido como «la proporción entre las áreas de contacto de las diferentes partes de la huella plantar excluyendo los dedos». Para dividir el pie en tres partes iguales se tiene que tomar primero el eje axial Ecuación 1: ecuación para hallar el Índice del Arco (Cavanagh y Rodgers, 1987). Figura 3. Medición del índice del Arco. Número 19, 2011 (1º semestre) del pie, que es una línea que va desde el centro del talón hasta lo más alto del segundo dedo. El IA se mide como la proporción del área del medio pie entre la superficie total del pie exceptuando los dedos (Figura 3). Así, se obtienen los siguientes valores que determinan el tipo de pie según los centímetros cuadrados (Ecuación 1): -Pie cavo se considera cuando IA d» 0,21 -Pie normal está comprendido entre 0,21 < IA< 0,26 -Pie plano se considera cuando IA e» 0,26. Este indicador ha sido estudiado en profundidad. McCrory et al. (1997) han demostrado su correlación con la altura del escafoides (r = 0,67), y con la altura del escafoides normalizada (r = 0,71). Esta normalización se realiza en función de la longitud del pie medida en placa radiográfica. Para Murley et al. (2009) se consideran valores normales entre 0,11 y 0,25 cm2. 2.4. Índice del Arco Modificado Chu et al. (1995) describieron un método alternativo al IA, denominado Índice del Arco Modificado (IAM). Basándose en el IA original de Cavanagh y Rodgers (1987), incluye datos de presiones plantares según la superficie de contacto. Chu et al. (1995) comprobaron que tiene mayor reproducibilidad y menor subjetividad que el IA, aunque describen que el IA es capaz de analizar huellas de pies cavos extremos, algo que otros métodos no consiguen. No obstante, el material para utilizar este método es más costoso, ya que se necesita una plataforma para registrar las presiones. 2.5. Ángulo de Clarke El ArchAngle, ángulo de la huella o ángulo de Clarke (Clarke, 1933) se basa en calcular un ángulo formado por la línea que tangente a las dos zonas más salientes de la parte interna de la huella, con la línea que une el punto más interno del antepié y el punto que se encuentra en la parte más pendiente del arco que coincide con la zona metatarsal. El ángulo de Clarke representa un coeficiente de fiabilidad de 0,97 computado por test duplicado. Como limitaciones presenta una gran dificultad a la hora de colocar la línea B, además de no poseer normas establecidas para la clasificación de los datos y no poder puntuar los tipos de pie extremos (Clarke, 1933). 2.6. Índice de la Impresión del Pie El método del Índice de la Impresión del Pie o Footprints Index (FPI) es un método observacional de clasificación de la postura estática del pie. Fue desarrollado por Redmon et al. (2006), y modificado dos años después por Redmon, Crane y Menz (2008). El primer método constaba de seis criterios observacionales y el modificado, consta de 8 criterios evaluados en posición bipodal relajada, cuyos resultados varían entre -16 (pie supinado) hasta +16 (pie pronado): 1.Palpación de la cabeza del astrágalo. 2.Curvatura inframaleolar y supramaleolar del maleolo peroneo o lateral. 3.Línea de Helbing. 4.Alineación del calcáneo en el plano frontal (es decir, medición del ángulo tibio-calcáneo). 5.Prominencia en la región de la articulación astragaloescafoidea. 6.Congruencia del arco longitudinal medial. 7.Congruencia del borde lateral del pie. 8.Abducción / aducción del retropié respecto al antepié. Algunos autores, como Shiang et al. (1998); Menz y Munteanu (2005); Cain, Nicholson, Adams y Burns, (2007); Scott et al. (2007) o Castro et al. (2010) han utilizado este método para sus estudios. No obstante, Redmon et al. (2006) consideran que presenta algunas limitaciones, como son la necesidad de experiencia previa por parte del examinador, destreza manual para la palpación y la objetividad propia de un método observacional. En cuanto a la predicción de los movimientos del mediopié durante la marcha, se ha comprobado que el FPI es un indicador pobre. Así, ha llegado a proponerse que la simple evaluación visual del mediopié y de la eversión/inversión de calcáneo son similares a éste modelo (Nielsen et al., 2008). RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 51 - 2.7. Altura del Dorso del Pie La altura del dorso del pie también ha sido usada como medida para caracterizar el arco plantar (Cowan et al., 1993; Williams y MacClay, 2000). Se define como la longitud más alta del dorso del pie tomada al 50% de la longitud real del pie (desde la parte más posterior del calcáneo hasta la parte final del dedo más largo). 2.8. El método de Hernández Corvo El método de Hernández Corvo (HC) (Hernández, 1989), consiste en tipificar el pie según unas medidas que se realizan en base a la impresión plantar. Presenta una buena precisión, tanto en la realización como en la clasificación del tipo de pie, que va desde el pie plano hasta el pie cavo extremo (Sirgo y Aguado, 1991; Sirgo, Méndez, Egocheaga, Maestro y Del Valle, 1997; Abián, Alegre, Lara, Jiménez y Aguado, 2005; López, Meana, Vera y García, 2006; Zurita, Martínez y Zurita, 2006; Abián, 2008; Aguilar, Calahorro y Moral, 2009). El procedimiento consiste en: marcar dos puntos, en las prominencias más internas de la huella (1 y 1´). Una vez hecho esto, se realiza el «trazo inicial» que es el que une ambos puntos. Después se marca otro punto en la parte más anterior de la huella (incluyendo los dedos) y en la parte más posterior otro (2 y 2´). Se trazan perpendiculares a estos últimos puntos respecto al trazo inicial. La distancia entre este trazo y el punto 1 es la «medida fundamental» y se ha de trasladar tantas veces como quepa en el trazo inicial (3, 4 y 5). Se traza una perpendicular a la línea 3, pasando por la parte más externa de la huella; otra perpendicular a 4 y otra a 5 pasando también por la parte más externa (6, 7 y 8 respectivamente). La distancia entre el trazo inicial y 6 es X (ancho del metatarso); la distancia entre 9 y 7 es Y (arco externo, superficie apoyo mediopié) (Figura 4). Con las medidas resultantes y utilizando la Ecuación 2 se puede obtener el tipo de pie según el método de Hernández Corvo (1989). Ecuación 2. Ecuación de Hernández Corvo (1989) para evaluar el tipo de pie (0-34%: Pie plano; 35-39%: Pie plano/normal; 40-54%: Pie normal; 55-59%: Pie normal/cavo; 6074%: Pie cavo; 75-84%: Pie cavo fuerte; 85100%: Pie cavo extremo). Figura 4. Evaluación de la huella plantar según el protocolo de Hernández Corvo (1989) Figura 5: Resultado final de la imagen método, tiene que ver con la afirmación de Razeghi y Batt (2000). Estos autores consideran que este método de obtención de la huella plantar es un método útil para clasificar el tipo de pie en diferentes grupos, algo que otros métodos no son capaces de hacer. 2.10. Pedígrafo El uso del pedígrafo también es frecuente en la práctica clínica. Consiste en pisar sobre un dispositivo de goma impregnado en tinta bajo el cual hay un papel que tras la pisada se impregna de la tinta y señala la huella plantar (Gómez, 2003). 3. Consideraciones finales Los métodos de medición estáticos sirven para clasificar el tipo de pie y están basados como su propio nombre indica en características morfológicas estáticas. No obstante, estas técnicas no proporcionan relación entre las variables estructurales y los comportamientos biomecánicos anormales del pie durante la fase dinámica. Es útil el estudio de este aspecto estático para obtener asociaciones entre el tipo de pie y las lesiones que tenga el paciente o para prevenirlas, realizar clasificaciones del tipo de pie según una disciplina deportiva practicada, prescribir el uso de órtesis, etc. Pero el estudio dinámico puede aportarnos información más específica. Para este último análisis se utilizan sobre todo las plataformas de presiones y de fuerzas que toman diferentes imágenes durante la marcha o la carrera. Así mismo, estas plataformas registran el tiempo de contacto del pie, pico máximo de presión, la fuerza máxima y mínima, el área de contacto, etc (Putti, Arnold y Abboud, 2009). 4. Aplicaciones prácticas El estudio de la huella plantar es interesante en muchos ámbitos, en concreto en el mundo del deporte porque se puede usar para confirmar que la práctica de actividad provoca cambios en la morfología de los pies, los vuelve más homogéneos, a la vez que se caracteriza un tipo de pie según la disciplina que se practique. Se puede usar en ámbito sanitario para prevenir lesiones en niveles superiores al tener controlada y tratada sus posibles patologías, y para prevenir lesiones asociadas a un tipo de pie en concreto. Éstas son algunas de las aplicaciones prácticas del estudio de la huella plantar, pero puede tener otras muchas más, por ejemplo para prescribir órtesis, etc. Como futuras líneas de investigación proponemos, por ejemplo, el estudio dinámico de la huella plantar y realizar alguna comparativa con los métodos estáticos. Otra línea sería estudiar la huella en dos deportes concretos durante un período de tiempo largo y observar los cambios en la misma. 5. Bibliografía 2.9. Fotopodograma En otro sentido, como método de obtención de la huella plantar, Viladot (2000) propone el fotopodograma (Figura 5). Este método ha sido utilizado por numerosos autores (Clarke, 1933; Cavanahg y Rodgers, 1987; Sirgo y Aguado, 1991; Aguado, Izquierdo y González, 1997, McCrory et al., 1997; Sirgo et al., 1997; Abián et al., 2005 y 2008; López et al., 2006; Redmon et al., 2006 y Elvira et al., 2008a y 2008b). Este método permite obtener un contorno objetivo de la porción del pie que se apoya, aportando una buena impresión de la huella sin ensuciar la planta del pie con tintas. Puede orientar sobre las presiones de la huella de una manera superficial. Además, ofrece la posibilidad de evaluación del tipo de pie. Por último, permite seguir de manera objetiva la evolución de las malformaciones podológicas. El uso de este método de evaluación de la huella plantar tiene ventajas como su bajo coste y su facilidad de uso. No obstante, también tiene desventajas, como que no aporta datos cuantitativos y la posibilidad de error en cualquiera de los momentos por los que pasa el análisis de la huella (Chu et al., 1995). Una de las cosas más importantes por las que se aconseja utilizar este - 52 - Abián, J. (2008). Biomecánica del vendaje funcional preventivo de tobillo: elástico vs no elástico. Tesis Doctoral. Universidad de Castilla la Mancha. Toledo. Abian, J., Alegre, L. M., Lara, A. J., Jiménez, L. & Aguado, X. (2005). Fuerzas de reacción del suelo en pies planos y cavos. Archivos de Medicina del Deporte, 108, 285-292. Aguado X., Izquierdo, M., & González, J. L. (1997). Biomecánica fuera y dentro del laboratorio. León: Universidad de León. Aguilar, J., Calahorro, F. & Moral, J.E. (2009). La condición física y el entrenamiento: objetivos y principios. Trances, 1 (5), 222-233. Albert, C. (2009). Pie plano infantil. Tratamiento conservador y postquirúrgico. 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Edición Web: 1988-2041 (www.retos.org). Análisis y modificación de los juegos y deportes tradicionales para su adecuada aplicación en el ámbito educativo Analysis and modification of traditional games and sports towards their correct use in educational contexts Antonio Méndez-Giménez y Javier Fernández-Río Universidad de Oviedo Resumen: Este trabajo sostiene la idea de modificar los juegos y deportes tradicionales al objeto de facilitar al alumnado experiencias realmente educativas y significativas. En ese sentido, se presenta el análisis estructural-funcional de la tradición lúdica y su manipulación didáctica como estrategia que permite ensalzar su potencial didáctico en las clases de Educación Física, y como recurso para mantener los juegos más presentes en las prácticas habituales del alumnado. Se revisan las estructuras de cada categoría de juegos tradicionales y se apuntan cambios pertinentes para su implementación, considerando las características de los niños y las limitaciones del contexto educativo. Asimismo, se justifica el empleo de materiales autoconstruidos para dar respuesta a ese reajuste, potenciar la participación y despertar la motivación por su práctica. Palabra clave: Juegos tradicionales, Juegos populares, Educación Física, Materiales autoconstruidos. Abstract: This article supports the idea of modifying traditional games and sports in order to provide students with significant educational experiences. First, a structural-functional analysis of traditional games is presented. Second, a teaching strategy to enhance their potential in physical education classes is introduced. Third, an approach to make traditional games more vivid for students is offered. The structure of each of the traditional games’ categories is revised, and a few changes are introduced bearing in mind the children’s characteristics and the school context’s limitations. Finally, homemade materials are presented as a perfect tool for these changes, and to foster children’s participation and motivation on traditional games. Key words: Traditional games, Folk games, Physical Education, Homemade materials. 1. Planteamiento Múltiples son los intentos por rescatar y reanimar la tradición lúdica que en otros tiempos solía desarrollarse en calles, patios, plazas y parques, y constituía una fuente insustituible de transmisión cultural entre generaciones de épocas distintas (Méndez-Giménez, 1999; Moreno et al, 1993; Pelegrín, 1990; Trigo, 1994; Rosa y del Rio, 1997). En la actualidad, los cambios en el estilo de vida, el fenómeno de la globalización y el surgimiento de un ocio pasivo asociado a las tecnologías han instaurado una fuerte tendencia al olvido de multitud de juegos motores de antaño, que en poco tiempo han ido quedando aletargados en la memoria de nuestros mayores. Otros juegos más afortunados han sobrevivido al declive gracias a su proceso de deportivización; éste el caso de varias modalidades de bolos, la sogatira, las modalidades de pelota vasca y valenciana, el lanzamiento de barra o la lucha canaria y leonesa.Acambio, han debido soportar la unificación de sus reglamentos, lo que inevitablemente ha excluido las peculiaridades de cada zona, su variabilidad. Pese a este período de crisis lúdica, todavía los juegos tradicionales siguen constituyendo una fuente de interés didáctico a todos los niveles: motor, físico, social, intelectual y cultural (Maestro, 2007; Trigueros, 2002; 2009) y, en consecuencia, suponen una herramienta educativa firme y un bloque de contenidos curricular (específico en secundaria o integrado en el bloque de juegos y deportes en primaria). Junto al aprendizaje de habilidades y destrezas motrices, la tradición lúdica arrastra formas de vida, costumbres, hábitos y otras características de los diferentes grupos étnicos. A través de los juegos tradicionales, los niños no sólo pueden divertirse mientras practican habilidades y se socializan; también pueden adentrarse en formas de vida ajenas, en el conocimiento más profundo de otras generaciones. Al mismo tiempo, las posibilidades de interconexión del juego tradicional con las diversas áreas de conocimiento, su uso como herramienta interdisciplinar y su contribución al desarrollo de las competencias básicas han sido puestos de manifiesto y enfatizados en trabajos preliminares (Maestro, 2004; Méndez-Giménez y Fernández-Río, 2010; Ortí, 2003). Fecha recepción: 13-11-10 - Fecha envío revisores: 16-11-10 - Fecha de aceptación: 10-12-10 Correspondencia: Antonio Méndez Giménez C/ Aniceto Sela, s/n 33005. Oviedo. Asturias E-mail: [email protected] - 54 - Ciertamente, muchos juegos y deportes tradicionales podrían ser abordados en los contextos escolares y recreativos tal cual son recordados. Su simplicidad reglamentaria, el empleo de materiales inocuos y fáciles de conseguir (incluso en la sociedad urbana del s. XXI), sus aportes al desarrollo psicomotor del niño o su contenido procedimental y prosocial son características que incrementan su interés didáctico y garantizan su fácil aplicación. Sin embargo, en otros casos, se requiere cierta transformación teniendo en cuenta que surgieron para satisfacer los desafíos de adultos especializados en labores agrícolas o que requieren el empleo de materiales potencialmente peligrosos (fichas metálicas, hachas, barras pesadas, layas…). Por otro lado, los juegos tradicionales reproducen valores sociales cambiantes en cada época dado que son el reflejo de la sociedad en la que se encuentran inmersos. Lo que antiguamente era aceptado por la población, hoy puede ser cuestionable. No es extraño encontrar manifestaciones lúdicas que promueven directamente o de manera oculta ciertos contravalores: por ejemplo, retahílas y canciones con carga sexista, roles asociados al género, segregación por sexo, mayor participación de los varones, marginación de los menos competentes motrices, ambientes cargados de excesiva competitividad en los que destaca la comparación de resultados entre los protagonistas, la violencia física y el maltrato o el abuso de animales (Lavega et al, 2006; Trigueros, 2002). Así pues, el juego tradicional cobra todo su sentido en el aula en la medida en que adquiera el rango de educativo. Sánchez (2009) subraya algunos de los requisitos que debe cumplir el juego para tal fin; entre otros, que permita el desarrollo integral del alumnado, que evite la exclusión y la hipercompetitividad, que suponga un reto alcanzable, que fomente la participación, que otorgue oportunidades de éxito a todo el alumnado y que impulse el aprendizaje cooperativo y creativo. Ciertamente, determinados juegos institucionalizados enfatizan la colaboración entre los participantes para que el juego fluya: por ejemplo, el proceso de armado de la bolera, la formación de los castillos humanos o el aprendizaje del manejo de los zancos. Sin embargo, Lavega et al (2006) concluyen que sólo una minoría de juegos y deportes tradicionales en Europa alcanzan niveles elevados de cooperación. Desde el punto de vista educativo, la motivación de los participantes hacia estas prácticas podría incrementarse si se enfatizara más la comparación con uno mismo y no con los demás, si se establecieran relaciones de cooperación, si se formaran grupos heterogéneos perdurables, incluso de distintas edades, y si se fijase la figura del líder del equipo rotativo junto con el de otros roles durante la unidad didáctica (Siedentop, 1994). RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) En este sentido, valoramos muy positivamente las posibilidades que ofrece la autoconstrucción de materiales para producir recursos ajustados al niño y no a la inversa. En la sociedad rural antigua, los niños aprovechaban cualquier objeto disponible a su alcance para transformarlo en un juguete (Maestro, 2007). En aquel contexto socioeconómico austero, una buena dosis de imaginación y alguna herramienta casera eran los ingredientes suficientes para dar forma a tirachinas, trompos, cerbatanas, billardas o cometas, juguetes que ocupaban su tiempo de ocio. Hoy, el comercio facilita el acceso a aquellos «pequeños tesoros» y son pocos los chiquillos que se animan a dejar de lado sus entretenimientos digitales para aventurarse en la elaboración de sus propios juguetes con recursos naturales. Sin embargo, las ventajas que reporta la autoconstrucción de materiales para desarrollar los bloques de contenido de la Educación Física han sido enfatizadas por varios autores (Méndez-Giménez, 2008; Palacios, Toja y Abraldes, 2001). Entre otros beneficios, se ha destacado que requieren un escaso o nulo coste económico, permiten aumentar el tiempo de participación activa, posibilitan la prolongación de la práctica en el periodo extraescolar, favorecen el desarrollo de procesos de pensamiento divergente, permiten el desarrollo de transversalidad e interdisciplinariedad, dan pie el trabajo cooperativo y, sobre todo, contribuyen a la adaptación del material al alumnado y no a la inversa. Igualmente, la estrategia de involucrar al alumnado en la construcción del propio equipamiento y brindarle la oportunidad de experimentar con el propio y ajeno, así como de valorar pros y contras de cada material y discernir criterios de seguridad y funcionalidad ha sido presentada como una herramienta más en la evaluación formativa (Méndez-Giménez y Fernández-Río, 2009). Las pautas sugeridas en este trabajo pretenden optimizar los recursos lúdicos y facilitar actividades más acordes y ajustadas a cada grupo de alumnos. Sin embargo, el docente no es el único que debe utilizar este marco de modificaciones. Bajo las orientaciones del profesor, los alumnos pueden y deben reinventar los juegos tradicionales de manera que ese proceso de modificación constituya, en sí mismo, una herramienta relevante para su desarrollo personal y social (MéndezGiménez, 2011). 2. Desarrollo de la propuesta 2.1. Análisis de los elementos estructurales, funcionales y socio-culturales de los juegos tradicionales Los elementos estructurales de los juegos motores constituyen los aspectos formales o característicos del mismo, su esqueleto o armazón. Entre otros, el espacio, el tiempo, los jugadores (compañeros y/o adversarios), la meta, el móvil, las reglas de juego, y en ocasiones, la red, la pared, los implementos y demás utensilios definen la esencia de cada juego. La mayoría de los juegos deportivizados han regulado las dimensiones de estas variables pensando en las características del adulto, lo que nos lleva a su necesaria modificación tanto en el ámbito educativo como recreativo. Los alumnos de los centros escolares no son «deportistas de élite bajitos», sino que se encuentran inmersos en procesos de crecimiento y maduración, en pleno desarrollo evolutivo y cognitivo. Por tanto, quizás no sea suficiente con disminuir el tamaño del terreno de juego, las distancias o aligerar el peso del móvil; en determinados casos habrá también que simplificar las reglas de juego y reducir su complejidad, manteniendo la esencia de su naturaleza, de tal forma que el objetivo del juego resulte alcanzable y, a la par, atractivo a los ojos de los estudiantes. No obstante, la simplificación de los elementos estructurales que comparten cada categoría del juego incide también en los aspectos funcionales. Tratar de reproducir en clase el juego de pelota vasca exactamente como se describe en su reglamento no parece lógico; quizás sea más adecuado reducir la distancia de las líneas de «pasa» y de «falta» hasta la pared y establecer unas reglas simples que permitan un juego sencillo, inteligente y fluido; por ejemplo, dejando atrapar y lanzar una pelota suave hacia un lugar intencionado, en lugar de golpearla directamente. Junto con los aspectos estructurales de los juegos motores encontramos los elementos funcionales, que hacen referencia a los Número 19, 2011 (1º semestre) componentes procedimentales de las acciones y que, en suma, conforman la lógica interna del juego. Se trata de la aplicación de los principios tácticos (toma de decisión) en función de los roles y subroles de juego y la realización de las habilidades técnicas requeridas en las situaciones de ataque y defensa. Como Lavega (1997) afirma, además de los elementos de la lógica interna (estructurales y funcionales) es preciso comprender los elementos sociales y culturales del juego tradicional (lógica externa), lo que permite una interpretación más holística de su función y sentido en un marco determinado (Lavega et al. 2006). Hasta no hace mucho tiempo, la sociedad ha estado gobernada por la fuerza de la costumbre y el peso de la tradición. Las actividades lúdicas junto con las ocupaciones en el limitado tiempo de ocio se han visto sometidas al influjo de la rutina transmitida de generación en generación y han sido normativizadas en función del género (varones o mujeres) y la edad (niños, mozos y adultos), dependiendo de los roles sociales que desempeñaban en esa sociedad (Maestro Guerrero, 2007). Para Lavega et al (2006) la lógica interna se complementa con la lógica externa del juego, es decir, aquella información sociocultural correspondiente a las características de sus protagonistas (edad, género o condición social), las condiciones de práctica (emplazamientos donde tienen lugar: plaza, trinquete, calle…), los materiales requeridos (su proceso de construcción y personalización), así como el valor que se le confiere al juego (su vinculación a la religión o un régimen político), o la localización temporal (momento de práctica: festividad, época del año, momento del día). 2.2. Modificaciones propuestas para cada categoría de juegos tradicionales Respecto a la implementación de los juegos tradicionales propios de adultos en el ámbito escolar, nuestra propuesta persigue su ajuste a las características de los usuarios más jóvenes, al tiempo que se garantiza mayor participación e implicación y se preserva su seguridad. Para ello, tomamos como marco y ampliamos la clasificación de los juegos y deportes tradicionales de Moreno (1992) y proponemos el análisis de cada categoría antes de sugerir pautas para su transformación, que deberá realizarse tanto por parte del docente como por el discente. Esta clasificación se elaboró considerando la combinación de criterios como las habilidades motrices implicadas (lanzamiento, carrera, tracción, empuje, trepa…), los medios materiales necesarios (pelotas, bolos, animales...), o las cualidades físicas que se desarrollan (fuerza, resistencia, velocidad…). 1. Juegos de locomoción. En esta familia se recogen las modalidades que requieren cualquier forma de desplazamiento corporal, ya sea marcha, carrera (recogida de mazorcas), salto (pasiego, con bastón canario, recortadores…), gateo, trepa (castillos humanos, cucañas verticales) o acciones de equilibrio (zancos, cucañas horizontales o rayar). Se trata de todo tipo de desafíos individuales para comprobar quién es más rápido, quién llega más lejos o consigue más altura. Generalmente, en las pruebas pedestres no se utiliza mucho material (mazorcas, sacos) y éste es fácilmente sustituible por otro alternativo. Los elementos estructurales susceptibles de cambio son espacio, tiempo y número de jugadores. En cuanto al espacio, se recomienda reducir sus dimensiones, adecuándolo a los niveles funcionales de los protagonistas. Por ejemplo, en las pruebas de carrera de sacos es conveniente emplear recorridos pequeños que garanticen que todos los niños pueden llegar a la meta, sobre superficies llanas, no abrasivas y que amortigüen posibles caídas (hierba). Cuando el desafío del espacio es vertical, la altura debe ser limitada y supeditada a la disposición de las medidas de seguridad. Deben darse todo tipo de ayudas que garanticen una progresión adecuada. Por ejemplo, en el abordaje de zancos se deben favorecer experiencias de menor a mayor altura (por ejemplo, empezando por los construidos con un bote y pasando a la unión de dos o tres con cinta americana). A la par se introducirán medidas de ayuda por parejas (dar la mano al compañero) sobre colchonetas. En la siguiente fase, con zancos de madera «manos libres», se enseñará la técnica de caída de rodillas RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 55 - (empleando rodilleras y muñequeras), antes de pasar a habilidades de desplazamiento con y sin ayuda. Igualmente, se extremarán las medidas de seguridad a la hora de abordar los castells. Una posibilidad es emplear los materiales disponibles en los gimnasios para simular los castillos, empleando bancos suecos o colchonetas quitamiedos mantenidas en pie por los compañeros. Se tendrá en cuenta que los niños no están preparados para soportar grandes cargas, por lo que se realizan figuras en cuadrupedia de 2-4 alturas (espalda recta, indicando donde apoyar las rodillas y manos para no provocar daños a los de abajo). Las pruebas de saltos con bastón o palo requieren demasiada habilidad y fuerza explosiva para los niños. Más adecuados son los saltos a pies juntos, de comba o goma, habitualmente practicados en su tiempo de ocio. Para simular las cucañas (horizontales o verticales) se pueden utilizar objetos del gimnasio (colchonetas quitamiedos o bancos suecos, respectivamente), que sujetados por el grupo posibilitan que un compañero gatee, trepe o se arrastra sobre ellos. Por último, en la prueba de rayar se sustituirá la exigente modalidad de apoyo en un palo por la cooperativa (con ayudas de dos compañeros en los laterales) o la de manos libres hacia una pared. En cuanto a los jugadores, en todas las modalidades se potenciarán los grupos mixtos, el trabajo cooperativo y las pruebas por equipos con objetivos comunes (pruebas de saltos sumativos, recogida de mazorcas por equipos, comba en grupo). 2. Juegos de lanzamiento de distancia. Se trata de arrojar, impulsar o golpear objetos diversos a la mayor distancia posible: txapela, azada, barra, honda, albarca, fardo o billarda. Generalmente, estos móviles arrojadizos eran utensilios empleados en diversas tareas agrícolas o laborales (la barra del barrenero o molinero, la reja del labrador, la azada del campesino, la boina que protegía del sol al lugareño, las piedras o bolas de los cañones o el fardo de paja del labriego). Los elementos estructurales más susceptibles de manipulación son el espacio, el móvil y, en su caso, el implemento. En cuanto a la adaptación de los materiales, conviene reducir su peso y sustituir los objetos punzantes o peligrosos por otros reciclados e inofensivos. La utilización de móviles suaves, como pelotas autoconstruidas con papel para el lanzamiento de honda, o la elaboración de azadas o barras simuladas con papel de periódico encintado garantizará la seguridad en caso de impacto. La superficie de contacto de los implementos (billarda) puede ser aumentada para incrementar las posibilidades de éxito. Se pueden construir fácilmente con cartones o palos romos. El desafío del espacio casi siempre es considerado en la horizontal. La excepción la encontramos en el lanzamiento de fardo que consiste en lograr la mayor altura posible, tal y como ocurre en el salto de altura o pértiga. Es preciso organizar las zonas de lanzamiento extremando las medidas de seguridad. Respecto a los jugadores, se potenciarán equipos mixtos y equilibrados con marcadores colectivos para evitar las comparaciones individuales. Igualmente, se fomentará la medición compartida de las distancias conseguidas. 3. Juegos de lanzamiento de precisión. Este tipo de juegos consiste en lanzar o golpear objetos con precisión hacia dianas inmóviles (honda, herradura, bolos, rana, llave, chito…) empleando, para ello, las manos o herramientas específicas. En España han llegado hasta nuestros días una gran cantidad de juegos de esta naturaleza, a los que podríamos añadir otros ya olvidados de la Edad Media como el lanzamiento de dardos, las - 56 - ballestas o el lanzamiento de bohordos (Rodrigo-Estevan, 2007). Se trata, pues, de una categoría muy extensa y de fácil aplicación en el ámbito educativo y recreativo. Los elementos estructurales susceptibles de ser modificados son el espacio, los móviles (bolas, bolos, discos metálicos), el implemento (mazos, honda, tirachinas…), los jugadores y las reglas. En cuanto al espacio, se reducirá la distancia de lanzamiento hacia los objetos-diana y se establecerán zonas de seguridad. En general, también se sugiere reducir el peso de los elementos arrojadizos (especialmente en las modalidades de pasabolo) y emplear materiales blandos para evitar riesgos en caso de impactos. En cuanto a la transformación de las dianas existen dos opciones: si el objetivo es golpear un objeto, al aumentar su tamaño se facilita el logro. Por otro lado, si se trata de introducir los móviles en lugares concretos, las metas deberán contar con grandes aberturas. Los móviles deberán ser fabricados con elementos ligeros, por ejemplo, fondos de envases de plástico lastrados con arena, tapones de botellas o pelotas pequeñas. A continuación, detallamos algunos ejemplos concretos de modificaciones del material para aumentar el éxito de los estudiantes: ·Rana: Para facilitar el éxito en el lanzamiento, se aconseja aumentar el tamaño de los agujeros de la rana, molinos y puentes, manteniendo fijo el de los petancos. El tamaño de los agujeros y la presencia o no de obstáculos que dificulten el objetivo determinarán el valor o puntuación obtenida en cada caso. ·Dardos: Utilizaremos dardos-diana construidos con ventosas y bolsas de plástico (Méndez-Giménez, 2003). Conviene aumentar el tamaño de la diana y de cada uno de los subespacios de tanteo. ·Herrón: Disminuir el grosor del palo y hacer aros grandes y estables en el vuelo (dos capas de cartón encintadas). ·Llave: Aumentar el tamaño de las fichas y de las aspas giratorias. ·Lanzamiento de bohordos (astados o lanzas): En vez de desplazarse sobre un caballo utilizar bicicletas o patines. En cuanto a los jugadores, nuevamente promoveremos el trabajo grupal, mixto y con marcadores colectivos. Las reglas serán simplificadas y se introducirán de manera gradual, especialmente en las modalidades complejas de bolos, comenzando, por ejemplo, sólo con la fase de tiro y, posteriormente, una vez experimentada y comprendida, introduciendo la fase de birle. 4. Juegos de pelota. Son juegos en los que se emplea un móvil esférico hueco o relleno, todavía en muchos casos de carácter artesanal, que tiene la peculiaridad de botar. En nuestra opinión, esta familia englobaría tanto a los juegos de pared (modalidades de pelota indirectas practicados en el muro de la iglesia, en trinquete o frontón), como a los juegos de cancha dividida (modalidades directas: pelota valenciana y pelotamano canaria, raspall), y a los juegos de bateo, frecuentes en los claustros de los monasterios medievales. Los elementos estructurales con posibilidades de modificación son el espacio, el móvil (pelota), los implementos (palas, cesta punta, remonte…), las reglas y los jugadores. Como en los casos anteriores, los espacios deben ser más reducidos, al igual que la distancia entre las líneas de saque y las que delimitan las zonas de juego. Conviene construir pelotas blandas (por ejemplo, con guantes de látex, lana e hilo) o emplear las convencionales más suaves, como las de tenis o floorball. No obstante, en los juegos de pared o de cancha dividida que se golpea con la mano es preciso protegerse los dedos y palmas con esparadrapo y cartón para evitar molestias en el golpeo. Los implementos (cesta, remonte, palas) se pueden construir con materiales reciclados (envases de suavizante o lejía, cartón y RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) contrachapado), aligerando así su peso y tamaño (Méndez-Giménez, 2003). Igualmente, se simplificarán las reglas favoreciendo el flujo del juego y la comprensión táctica y de puntuación. 5. Juegos de combate. En esta categoría se incluyen las diferentes modalidades de lucha cuerpo a cuerpo (canaria, leonesa, al baltu, joc mahonés) en las que se emplean técnicas o mañas para derribar al oponente y los combates con palos o bastones, como el palo canario y la esgrima (deporte de destreza plenamente regulado en el Aragón de comienzos del s. XVI – Rodrigo-Estevan, 2007). Los juegos de combate implican una gran destreza y dominio técnico, así como cierto material específico y medidas de seguridad, como colchonetas o tatami, cintos para el agarre o ropa apropiada (kimono). Puesto que los púgiles están agarrados para proyectarse, su puesta en escena conlleva un riesgo importante de lesión en las caídas, por lo que sugerimos algunas modificaciones reglamentarias, tales como eliminar las proyecciones (al menos en las primeras fases), simplificar las técnicas o mañas y potenciar la colaboración con el oponente para aprender las técnicas. A nivel de competición se pueden realizar juegos de empuje y tracción con marcadores colectivos para tratar de sacar al oponente del espacio de juego. En el caso de la esgrima y el palo canario se pueden construir las espadas y palos con forespan o papel de periódico y cinta adhesiva. Así mismo, se evitará el contacto practicando las habilidades a cámara lenta. 6. Juegos de fuerza. Se trata de pruebas que comprenden esfuerzos máximos y extenuantes, como los requeridos en el levantamiento o transporte de grandes pesos (piedras, txingas, yunques, cántaros…), y juegos deportivos de tracción y empuje (sogatira, tiro del palo, garrote aragonés o pulso) que implican acciones de fuerza-resistencia. Debido a que los niños están en pleno desarrollo, el primer grupo de pruebas no es recomendable para ellos, ya que el tipo de cargas requerido podría provocar efectos nocivos en sus tejidos conjuntivos (tendones, ligamentos y cápsulas articulares) y en las estructuras óseo-articulares. Para simular los juegos de transporte, se recomienda recorrer distancias más cortas. Respecto a los materiales, su adaptación pasa por disminuir considerablemente su peso, de manera que supongan cargas más livianas. Por ejemplo, se pueden construir las lecheras o txingas con envases de plástico lastrados, enfundar sacos de arena de pocos kilos para realizar carreras con ellos sobre los hombros, así como efectuar juegos de arrastre de compañeros sentados sobre colchonetas. Por otro lado, los juegos de tracciones y empujes parecen más recomendables si bien se debe hacer especial hincapié en equilibrar los bandos y en la adecuada posición y actitud corporal (Vera et al., 2005). 7. Juegos náuticos y acuáticos. La necesidad de instalaciones específicas genera dificultades de aplicación de esta categoría en los centros educativos. No obstante, las pruebas de natación se pueden realizar en piscinas próximas a los centros escolares en el marco de unidades específicas. Los descensos fluviales en piragua se suelen realizar como actividad extraescolar en ríos o lagos cercanos al centro educativo y las pruebas de vela forman parte de semanas azules. 8. Juegos con animales (adiestramiento, tiro y arrastre, habilidad de los perros, pruebas hípicas, cintas, lucha de animales). En la sociedad actual, una gran parte de los «juegos» pertenecientes a esta categoría ha sido cuestionada por el uso inapropiado y el abuso de los animales para el recreo del ser humano. En el ámbito educativo, eliminaremos todo rasgo de violencia y adoptaremos algunas fórmulas de cambio, por ejemplo, en las pruebas de monta (cintas) se puede sustituir el uso de Número 19, 2011 (1º semestre) animales por habilidades alternativas, como correr, dar saltos a pies juntos o a pata coja, o montar en bicicleta o en patines. 9. Juegos y pruebas de habilidad en el trabajo (corte de troncos, sierra manual, siega, barrenadores, roturación…). En esta ocasión, afrontamos un grupo de pruebas dirigidas específicamente a adultos especializados, por lo que su aplicación al ámbito educativo ciertamente es complicada. Solamente, algunas modalidades realizadas con herramientas menos peligrosas, como las carreras sobre layas o el riego con calabazo, pueden ser adaptadas más fácilmente o reproducidas para su conocimiento y práctica en contextos lúdicos. 10. Juegos populares y tradicionales infantiles. La mayoría de los juegos infantiles de antaño se pueden aplicar directamente en la sesión de Educación Física, dado que muchos elementos estructurales ya están adaptados a sus capacidades. Sin embargo, como hemos adelantado en la introducción, los juegos tradicionales reflejan las estructuras sociales y los roles de género predominantes (Ruiz, 2007). Considerando los cambios sociales producidos y el enfoque educativo que enmarca esta propuesta, sugerimos las siguientes pautas para no seguir reproduciendo actitudes discriminatorias, ya sea por cuestiones de sexo, raza, edad, estatus social o discapacidad: ·Formar grupos mixtos y heterogéneos en los que todo el alumnado rote por los roles de liderazgo. ·Evitar la exclusión de los juegos proporcionando tareas alternativas (por ejemplo, en el pañuelo, si se es cazado, se pasa a compartir el número de otro compañero). En todo caso, la eliminación debe ser temporal y con posibilidad de reincorporación lo más justa e inmediata posible (por ejemplo, salvarse por orden aunque otro jugador haya logrado la acción liberadora). ·Simplificar los juegos demasiado complejos. ·No enfatizar la competición, ensalzar la participación, la cooperación, la consecución de objetivos comunes y el juego limpio. ·Establecer un número de jugadores reducido en cada partida para multiplicar la participación. ·Evitar individualismos, potenciar el contacto social. ·Emplear metodologías activas que impliquen al alumno en la búsqueda y enseñanza de los juegos. ·Erradicar la violencia y estimular el diálogo y el consenso. ·Supervisar la seguridad de los materiales construidos antes de jugar. ·Ajustar el tamaño de los campos a las características del jugador de tal forma que todos tengan posibilidades de éxito. 11. Juegos del mundo. La educación intercultural pretende el conocimiento, respeto y valoración de las distintas culturas del planeta al objeto de evitar actitudes xenófobas o racistas en el entorno social. Hemos incluido esta categoría de juegos (no presente en la taxonomía estudiada), para estimular las relaciones interculturales a partir de la puesta en práctica de manifestaciones lúdicas de otros lugares y la investigación de otros juegos tradicionales que forman parte del patrimonio cultural de la humanidad. Creemos que el juego es una herramienta magnífica para la aproximación entre los pueblos. En palabras Tabla 1. Elementos estructurales susceptibles de ser manipulados, el foco o cualidad hacia la que dirigir la atención y los objetivos pretendidos con cada modificación. Estructura Móvil Implemento Meta Espacio Tiempo Jugadores Reglamento Foco de la adaptación/modificación Objetivos educativos Número, tamaño, forma, peso, color, material, suavidad... Facilitar o mejorar la habilidad Tipo, número, tamaño, forma, peso, color, Simpli ficar/exagerar la táctica (para material... facilitar su comprensión) Ajustarse a las medidas antropométricas Tipo, número, tamaño, ubicación, forma Ajustarse a los niveles funcionales Evitar lesiones Reducir dimensiones, forma... Desarrollar la creatividad Aumentar la participación, el reto, el Regular el tiempo de juego ritmo de juego Aumentar la motivación Número, tipo de agrupación (mixta y Trabajar la coeducación Atender a la diversidad heterogénea), roles rotativos Interdi sciplinariedad Cómo puntuar, infracciones, relaciones entre jugadores sanciones, RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 57 - de Morris y Stiehl (1999), verdaderamente, después de jugar varios juegos internacionales, con frecuencia los jugadores descubren que las gentes de otros pueblos y culturas no son tan extraños como antes, no son tan misteriosos, e incluso no están tan lejos. En la aplicación de los juegos del mundo emplearemos el marco de modificaciones propuesto en las categorías anteriores sintetizado en la tabla 1. 3. Conclusiones El hecho de abordar la enseñanza de los juegos tradicionales de la manera «mecanicista tradicional» puede estar limitando la consecución de los efectos deseados en cuanto al aprendizaje, el desarrollo de hábitos en el tiempo libre y la transmisión cultural (Trigueros, 2009). Junto con el uso de metodologías más participativas, activas y cooperativas (tanto la búsqueda y transmisión de información como a la hora de transformar las actividades), la utilización de materiales autoconstruidos y la modificación estructural-funcional de los juegos ancestrales pueden constituir fórmulas eficaces para el acercamiento de este bloque de contenidos a los niños del siglo XXI. Como ocurre con la práctica deportiva, la puesta en escena en el contexto escolar de juegos tradicionales adultos tal cual fueron diseñados es cuestionable. En contrapartida, la simplificación estructural de los juegos tradicionales permite su aproximación al alumnado, y su mayor conocimiento a partir de prácticas simuladas y adaptadas. Conocer el contexto sociocultural en el que se desenvolvieron los juegos antiguos puede ayudar al alumnado a interpretar mejor la historia, a conocer las costumbres de sus antepasados y a valorar las tradiciones. Sin embargo, desde un punto de vista educativo, algunas reglas que afectan a los aspectos sociales y actitudinales deben ser modificadas para no perpetuar los contravalores mencionados a lo largo de este artículo. Desde una perspectiva crítica, hemos enfatizado los aspectos positivos y educativos que encierra el juego tradicional, si bien se hace una llamada de atención para redistribuir equitativamente el uso de los espacios, los roles de liderazgo y las posibilidades de éxito entre todo el alumnado. En ese proceso de reinvención del juego, los propios protagonistas tienen mucho que aportar. Finalmente, queremos elevar este llamamiento a las Federaciones de Juegos y Deportes Tradicionales y Autóctonos, para que adapten los materiales convencionales y las reglas de juego a los niños. No es previsible que los estudiantes tengan experiencias significativas de éxito si se emplean los reglamentos diseñados para adultos. 4. Bibliografía Lavega, P. (1997). Funciones y sentido de los juegos popularestradicionales a partir de una metodología transversal (pluridisciplinar). Comunicación presentada en el 3er Congrés en Ciències de l’activitat física, l’esport i la la recreació. INEFCLleida. Lavega, P. et al (2006). Los juegos y deportes tradicionales en Europa: entre la tradición y la modernidad. Apunts. Educación Física y Deportes, 85, 68-81. Maestro, F. (2004). Los juegos tradicionales en la Educación Primaria. «Los juegos tradicionales herramienta educativa multidisciplinar». Curso del CPR Calatayud. http://cprcalat.educa.aragon.es/ jornadas2004/tradicionales.PDF. 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Arturo Abraldes Valeiras Universidad de Murcia Resumen: Anualmente en España mueren un gran número de personas por enfermedades relacionadas con el corazón. El paro cardíaco es la causa principal en este tipo de muertes. Conocer y dominar las técnicas de Reanimación Cardiopulmonar Básica (RCPB) son fundamentales para auxiliar a un accidentado de estas características. En este estudio se analizó 1) la importancia de conocer estas técnicas en la población en general, y 2) la percepción de la dificultad de comprensión y ejecución de las técnicas. Se utilizó un cuestionario diseñado «ad hoc» como instrumento para la recogida de información. El instrumento se sometió a procesos de validación y fiabilidad para el estudio. Se administró el cuestionario a 235 personas voluntarias de edades comprendidas entre los 10 y los 65 años. Se realizó un análisis estadístico descriptivo, en función del género y de las variables importancia de conocimiento y aprendizaje / ejecución de las técnicas. Entre los resultados más relevantes, podemos destacar un interés de la sociedad a aumentar la formación en este tipo de conocimientos. Formación que sería ideal en la mayoría de los grupos de edad de la población (adolescentes a ancianos). Así mismo, las técnicas de RCPB son fáciles de comprender y, en menor medida de ejecutar, percepción más relevante entre de la gente que manifiesta conocer y dominar dichas técnicas. Palabra clave: Soporte vital básico, enfermedad cardiovascular, primeros auxilios, educación. Abstract: Annually in Spain many people die from diseases related to heart. Heart attack is the main cause of such deaths. Know and control the basic techniques of basic Cardiopulmonary resuscitation (CPR) are essential to help a person away from these features. This study examined 1) the importance of knowing these techniques in the general population, and 2) the perception of the difficulty of understanding and application of techniques. We used a questionnaire designed «ad hoc» as a tool for collecting information. The instrument was subjected to validation and reliability for the study. The questionnaire was completed by 235 volunteers aged between 10 and 65. We performed a descriptive analysis, based on gender and the variables importance of knowledge and learning / apply techniques. Among the most relevant results, we emphasize an interest of society to improve training in this type of knowledge. Training would be ideal in most age groups of people (teens to seniors). Likewise, CPR techniques are easy to understand and execute a lesser extent, relevant perception among people who acknowledge and application these techniques. Key words: Basic Life Support, cardiovascular disease, first aids, education. 1. Introducción Cada año, casi 40.000 personas mueren en España debido a enfermedades cardiovasculares. En el año 2004 éstas fueron la principal causa de muerte, representando el 33,3% del total de defunciones según los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Dentro de este grupo las enfermedades isquémicas del corazón (infarto agudo de miocardio, angina de pecho, etc.) fueron la primera causa de muerte (INE, 2006). Las personas más propensas a padecer un paro cardiaco son varones, próximos a los 60 años y mujeres cercanas a los 70 años de edad. Así mismo, las personas obesas tienen mayor probabilidad de sufrir una angina de pecho. De mismo modo, los hombres presentan el doble de probabilidad que las mujeres de sufrir un paro cardiaco (ERC, 2005). Aproximadamente, el 50% de estas muertes se produce antes de que la víctima pueda llegar al hospital. Las estadísticas nos indican que en el 75% de los paros cardiacos ocurren en el hogar (ERC, 2005). El efecto de estos trastornos circulatorios es la anoxia, que desemboca en daños irreversibles a nivel neurológico o la muerte en algunos minutos (Liberman, Golberg, Mulder y Sampalis, 2000). Para evitar estos efectos se hace extremadamente necesaria una intervención rápida y eficaz, ya que tan sólo se dispone de 3 a 5 minutos para realizar una primera intervención con técnicas de Reanimación Cardiopulmonar Básica (RCPB). Este tiempo aumenta a 15 minutos cuando el soporte vital avanzado se realiza con ayuda de desfibrilador, por parte del personal médico especializado (Pearn, 2000; Uray et al., 2003). Teniendo en cuenta que los servicios de emergencia urbanos, incluso bien organizados, tardan como mínimo 10 minutos en llegar al lugar del Fecha recepción: 07-11-10 - Fecha envío revisores: 16-11-10 - Fecha de aceptación: 17-12-10 Correspondencia: J. Arturo Abraldes Valeiras Calle Argentina, s/n 30720 - Santiago de la Ribera. Murcia E-mail: [email protected] Número 19, 2011 (1º semestre) accidente (Cummins, Ornato, Thies y Pepe, 1991; Eisenburger y Safar, 1999) es de vital importancia la presencia de personas con conocimientos en RCPB en el mismo lugar. En el 80% de las muertes súbitas por paro cardiaco, éstas se producen en presencia de un familiar o un amigo (Abraldes, Rodríguez, Rubio y Martínez, 2006) y miembros del público en general, lo que justifica la necesidad de que la mayor cantidad de personas posean conocimientos en RCPB (Celenza et al., 2002; Liberman, Golberg, Mulder y Sampalis, 2000; Morgan, Donnelly, Lester y Assar, 1996; Sekimoto et al., 2001; Selby et al., 1982; Uray et al., 2003). La rápida intervención en un paro cardiaco mediante técnicas de RCPB duplica las posibilidades de supervivencia de la víctima (Abraldes, Rodríguez, Rubio y Martínez, 2006; ERC, 2005). De entre el público en general son especialmente las mujeres las que tienen mayor interés en los aspectos de salud pública, las que más llaman a los servicios de información sanitaria, y además, las más interesadas en recibir información y formación en la realización de las técnicas de RCPB (Selby et al., 1982). Un aspecto importante para que las personas realicen cursos de primeros auxilios y en especial de RCPB, reside en la motivación de la persona por aprender estas habilidades y la importancia que ellos les dan a estos conocimientos (Axelsson, Herlitz y Fridlund, 2000). Del mismo modo, dependiendo del trabajo y/o actividad realizada por cada persona deberá tener un mayor conocimiento de estas técnicas por su probabilidad de aparición (deportistas, bomberos, educadores, etc.) (Abraldes y Ortín, 2008; Ortín y Abraldes, 2007). Por tanto, se planteó en este estudio un doble objetivo. Por un lado, analizar la importancia de conocer las técnicas de RCPB en la población en general, y la percepción de la dificultad de comprensión y ejecución de las mismas. Se observaron estas variables en relación al género de la muestra, de tal forma que se pudo conocer la motivación y el grado de comprensión y dificultad práctica que suponen los cursos específicos para la población en general. RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 59 - 2. Método 2.1. Muestra La muestra del estudio queda delimitada a personas residentes en la Región de Murcia (España). Ésta asciende a un total de 235 personas, de entre los que han contestado a la pregunta de género (n = 224) el 38,39% (n = 86) son hombres y el 61,61% (n = 138) son mujeres. Los participantes presentan una edad media total de 30,85 años (± 12,91), siendo la población femenina más joven que la masculina (29,05 años (± 13,41) de media en las mujeres, frente a los 33,99 años (± 11,53) de término medio en los hombres). Así mismo, manifiestan que el 64,73% de ellos realiza actividad física de forma frecuente (más de un día por semana). 2.2. Procedimiento La elección del cuestionario como instrumento de esta investigación atendió a ventajas que éstos presentan (Gómez, 1992; Fernández Balboa, 1997) y que, fundamentalmente, se centran, en dos aspectos: la ventaja de recoger información a grandes muestras y, la brevedad de tiempo en la que la información es recogida. Por las características que se reflejan en este estudio nos hemos decantado por este instrumento, a pesar de los inconvenientes que también presenta (Moreira, 2004; Magalhães y Hill, 2005). El planteamiento de los ítems del cuestionario y de las áreas relacionadas a sus contenidos se estableció en función de las hipótesis planteadas, así como de los objetivos propuestos en la investigación. Se diseñó un primer cuestionario estructurado teniendo en cuenta las diferentes áreas temáticas que se deseaba investigar. Una vez diseñado este primer cuestionario, se sometió a las observaciones y aportaciones de otros investigadores, que llevaron a una mejor redacción del mismo y a la sustitución y/o inclusión de nuevos ítems de relevancia. La valoración y validación de la herramienta se realizó por consenso por parte de doctores y expertos afines a las áreas incluidas en el cuestionario. Estas áreas estaban representadas por formadores en primeros auxilios, estadísticos, médicos y psicólogos. Dichas aportaciones llevaron a otra modificación del cuestionario, dotándole de un mejor lenguaje y una mayor claridad de contenidos a la hora de rellenarlo. Finalmente se llegó a la redacción de un cuestionario, que contenía un total de 24 preguntas específicas (3 abiertas, 18 cerradas y 3 semicerradas). A su vez, las preguntas cerradas disponían de, según los casos, otras preguntas afines al contenido de la pregunta principal o una opción («otros») para aclarar o completar la respuesta. A su vez, y para una mejor comprensión del mismo, éste se dividía en cuatro grandes apartados o contenidos: ·En el primer apartado se encuentran las preguntas de control, las cuales se referían a la comunidad en la que residían, el género del encuestado, profesión, fecha de nacimiento y su práctica de actividad física habitual. Éstas eran un total de 5, de ellas 3 eran de carácter abierto y 2 de carácter cerrado. ·Un segundo apartado se centra principalmente en preguntas sobre el conocimiento que los encuestados tenían sobre las técnicas de RCP. Aquí, nos encontramos con un total de 8 preguntas, de las cuales 6 son de carácter cerrado y 2 de carácter semicerrado (cerradas con posibilidad de una respuesta abierta). ·Un tercer apartado incluye preguntas de carácter sociodemográfico y de valoración de un taller de RCP. En éste nos encontramos con 6 preguntas, de las cuales 5 eran cerradas y 1 semicerrada. ·Un cuarto y último apartado se centra en preguntas sobre la importancia de las técnicas de RCP. Aquí nos encontramos con un total de 5 preguntas, todas ellas de carácter cerrado. Para detectar la fiabilidad se procedió a la administración del mismo cuestionario dos veces, a varios sujetos, con una semana de diferencia temporal entre una prueba y otra. Dicha fiabilidad se realizó a un grupo de sujetos que pertenecían a la población de estudio pero que no estaban incluidos en la muestra (Magalhães y Hill, 2005). Obteniéndose valores de fiabilidad por encima de 0,86 en el índice de Kappa. - 60 - 2.3. Diseño Para la realización de este estudio, se llevó a cabo un diseño transversal descriptivo analizando los valores de las variables recogidas en relación al género de los sujetos entrevistados (adaptado de Hernández, Fernández, & Baptista, 2000). La recogida de datos se llevó a cabo al mismo tiempo que se celebraba la Semana de la Ciencia y la Tecnología de la Región de Murcia. En ella, se ofertaba una práctica de primeros auxilios donde se demostraban las técnicas de RCPB. Los cuestionarios eran rellenados voluntariamente, tanto por la gente que participaba en el taller como por espectadores que solamente observaban las demostraciones. La introducción de datos se realizó a través de una plantilla diseñada, para tal fin, con el programa Excel del paquete informático Microsoft Office 2003 del entorno Windows XP Profesional, codificando y categorizando cada una de las variables. Una vez introducidos los datos, se realizaba una revisión de los mismos de forma aleatoria, escogiendo diferentes cuestionarios al azar y se comprobaba si se habían cometido errores en la trascripción al ordenador. En total se revisaron aleatoriamente un total de 120 cuestionarios (51,06 % del total). 2.4. Estadística El análisis estadístico de los datos se realizó con el paquete informático SPSS 15.0 en el entorno Windows XP Profesional, llevándose a cabo un análisis descriptivo de los datos (frecuencias, absolutas, medias, porcentajes, desviaciones,…). Se realizaron tablas de contingencia en función de las variables de estudio y el sexo. 3. Resultados Los principales resultados encontrados tras el análisis de datos se detallan en las siguientes tablas que hacen referencia al interés, importancia y percepción de las técnicas de RCPB en la muestra de estudio. Tabla 1. Interés de los encuestados en ampliar su formación en las técnicas de RCPB (N = 220). Género Casos No Sí n 16 67 % 19,28 80,72 n 26 111 % 18,98 81,02 n 42 178 % 19,09 80,91 Masculino Femenino Total Leyenda: (N) Número total de sujetos qu e responden a la pregunta (No) No tiene interés en formarse en conten idos de RCP. (Sí) Presenta interés en fo rmarse en contenidos de RCP. Tabla 2. Importancia del conocimiento de la RCP en función del rango de edad. Género Casos Niños Adolescentes Adultos Mayores N 170 209 202 179 n 42 72 74 62 % 68,9 94,7 98,7 95,4 Masculino n 85 129 123 107 % 81,0 99,2 100,0 96,4 Femenino n 127 201 197 169 % 76,5 97,6 99,5 96,0 Total Leyenda: (N) Número total de sujetos que responden a la pregunta. (Niños) Importancia de que los niños sí tengan conocimiento de la RCP. (Adolescentes) Importancia de que los adolescentes sí tengan conocimiento de la RCP. (Adultos) Importancia de que los adultos sí tengan conocimiento de la RCP. (Mayores) Importancia de que los mayores sí tengan conocimiento de la RCP. RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) Tabla 3. Importancia de los contenidos en RCP en la formación escolar. Género Casos Colegios Institutos Ambos N 212 206 235 n 70 75 58 % 89,7 98,7 65,9 Masculino n 117 124 102 % 90,7 97,6 71,8 Femenino n 187 199 160 % 90,3 98,0 69,6 Total Leyenda : (N) Número total de sujetos que responden a la preg unta. (Colegios) Sí considera importante el aprendizaje de los contenidos de la RCP en el colegio. (Instituto s) Sí considera importante el aprendizaje de los contenidos de la RCP en el instituto. (Ambos) Sí considera importante el aprendizaje de los contenidos de la RCP tan to en colegios como institutos Tabla 4. Percepción de la facilidad de aprendizaje y ejecución de RCP en función del interés (N = 225). Género Casos No tienen interés en estos co ntenidos Sí tienen interés en estos contenidos 43 (19,1%) 182 (80,9%) Aprender Realizar Aprender n 14 9 54 29 % 93,33 60,00 85,71 54,72 Femenino Realizar n 21 9 100 51 % 87,50 42,86 92,59 51,00 Masculino n 35 18 154 80 % 89,74 50,00 90,06 52,29 Total Leyenda: (N) Número total de sujetos que responden a la pregunta. (Aprender) Facilidad de dominar conceptualmente las técnicas de RCP. (Realizar) Facilidad de ejecución correcta de las técnicas de RCP. Tabla 5. Percepción de la facilidad de aprendizaje y ejecución de las técnicas de RCP en función de si saben o no realizar las técnicas de RCP (N = 231). Género Casos No saben realizar RCPB Sí saben realizar RCPB 120 (51,9%) 111 (48,1%) Aprender Realizar Aprender n 35 15 36 26 % 85,37 42,86 90,00 68,42 Femenino Realizar n 61 28 63 32 % 88,41 43,75 95,45 54,24 Masculino n 96 43 99 58 % 87,27 43,43 93,40 59,79 Total Leyenda: (N) Número total de sujetos que responden a la pregunta. (Aprender) Facilidad de dominar conceptualmente las técnicas de RCP. (Realizar) Facilidad de ejecución co rrecta de las técnicas de RCP. 4. Discusión La gran mayoría de los sujetos encuestados (80,91%) indican estar interesados en ampliar su formación en RCPB (Tabla 1), no existiendo apenas diferencias entre el porcentaje de hombres (80,72%) y el de mujeres (81,02%). Estos datos, en principio discrepan con el estudio de Selby et al (1982) que expresa un mayor interés por parte de las mujeres con respecto al interés en la formación de estos contenidos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en valores absolutos, de los 178 sujetos que respondieron a esta pregunta afirmativamente son casi el doble de mujeres (111) que de hombres (67). En relación a la importancia (Tabla 2) que los encuestados dan a quienes deberían conocer y dominar las técnicas de RCPB en función de la franja de edad, el 97,6% manifiestan que deberían ser conocidos por adolescentes (entre 12 y 18 años), el 99,5% por adultos (entre 18 y 65 años) y el 96% por personas mayores de 65 años. A este respecto, Número 19, 2011 (1º semestre) apreciamos que en más del 96%, se manifiesta que los mayores de 12 años deberían conocer y dominar este contenido. Así mismo, vemos como estos contenidos ya se imparten en formaciones básicas y regladas, como el carnet de conducir, cursos de monitores y otros, en los que mayoritariamente sus alumnos presentan una edad entorno a los 16 años. Sin embargo, el porcentaje disminuye cuando se trata de niños menores de 12 años (76,5%), quizás por la percepción errónea de que, en esas edades no pueden ayudar ante un accidente de tal envergadura. En contraposición a esto, existe evidencia científica de que niños de edades entre los 6 y 15 años son capaces de comprender y practicar adecuadamente los primeros auxilios, incluyendo las técnicas de RCPB (Frederick, Bixby, Orzel, Stewart-Brown y Willett, 2002; Lewis, Fulstow y Smith, 1997; Uray et al., 2003). Es notorio como, en este aspecto, las mujeres manifiestan en mayor porcentaje (81,0%) frente a los hombres (68,9%), la importancia de adquirir estos conocimientos en los menores de 12 años. Aspecto que concuerda con los estudios aportados por Selby et al (1982) y Lewis, Fulstow y Smith, (1997). No obstante, al hablar de si estos contenidos deberían incluirse dentro de la formación de los escolares de primaria y secundaria (Tabla 3), la gran mayoría indica que sería de gran importancia incluirlos en colegios (90,3%) o institutos (98,0%), coincidiendo estas cifras con el estudio de Uray et al. (2003), en el que el 94% de los sujetos encuestados (padres de alumnos) indicaron que debería ser una asignatura obligatoria en los colegios con una carga lectiva de una hora al mes. Así mismo, hemos encontrado propuestas de intervención de estos contenidos en escuelas que muestran resultados muy satisfactorios en el aprendizaje (Lewis, Fulstow y Smith, 1997). Una línea adecuada de enfoque de estos contenidos en secundaria sería la llevada acabo en Nueva Zelanda donde desde 1999 en el Currículo de Educación Física y Salud para las escuelas se introdujo la opción de tratar los contenidos en materia de RCPB en las edades de entre 5 y 18 años (Lafferty, Larsen y Galletly, 2003). Abraldes y Ortín (2008) estudiaron el conocimiento en los primeros auxilios en profesores de Educación Física de enseñanza secundaria. Las conclusiones manifestaban un bajo nivel de formación general, tanto en hombres como en mujeres, y sobre todo en contenidos de RCPB, frente a otros como traumatismos o heridas. Datos similares a los encontrados en otros estudios referentes a la enseñanza primaria (García, Solís y Vasques, 1998). Lo que nos lleva a cuestionar resultados notables (Frederick, Bixby, Orzel, Stewart-Brown y Willett, 2002; Lewis, Fulstow y Smith, 1997; Uray et al., 2003) en estos contenidos en los alumnos de educación primaria y secundaria, si los profesores no están debidamente actualizados (Ortín y Abraldes, 2007). Otro hecho a destacar es la apreciación que tiene el público en general sobre la facilidad de aprendizaje y realización de las técnicas de RCPB (Tabla 4). La mayoría de los encuestados creen que estas técnicas son fáciles de dominar conceptualmente, tanto interesados (90,06%) o no en estos contenidos (89,74%). Sin embargo, a la hora de realizarlos en la práctica, el grado de percepción de facilidad disminuye a un 50% en aquellos que no tienen interés en éstos contenidos y, de manera similar, a un 52,29% en aquellos que sí tienen interés en este tipo contenidos. Por otro lado, si comparamos valores teniendo en cuenta la variable de saber realizar las técnicas de RCPB, prácticamente no se observan diferencias entre los que no saben realizar la RCPB (87,27%) y los que saben realizarla (93,40%) en cuanto a su percepción de facilidad de aprendizaje. La percepción de la facilidad de ejecución de las técnicas de RCPB (Tabla 5) se ve incrementada en los sujetos que saben realizar la RCPB (59,79%) con respecto a los que no la saben realizar (43,43%). Este aspecto parece indicar que las personas que saben realizar la RCPB perciben más facilidad en la ejecución de las técnicas de RCPB que los que no conocen previamente estas técnicas. Los datos encontrados muestran mayores valores porcentuales entre las personas que tienen un mayor interés y conocimiento, sobre la facilidad de comprensión y ejecución de las técnicas de RCPB. Estos datos están en relación con la RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 61 - importancia que tiene el aprendizaje en función de la motivación que tiene el alumno en este tipo de contenidos (Axelsson, Herlitz y Fridlund, 2000). Este aspecto nos muestra una vía de intervención en la que se planteen cursos de formación para aquellas personas que deseen formarse en este campo. A este respecto, los organismos públicos y asociaciones encargadas de la formación y divulgación de estos contenidos, deberían aunar esfuerzos en informar a la sociedad de la importancia de los mismos. Así, se vería aumentada la motivación y, en consecuencia, el conocimiento y aprendizaje de dichos contenidos. 5. Conclusiones Como conclusiones de este estudio podemos afirmar las siguientes: ·Encontramos un interés similar en relación al género, en el aprendizaje de las técnicas de RCPB. ·Existe la mayoritaria opinión de que esta formación debería ser conocida por toda la sociedad. Las mujeres manifiestan más que los hombres, que incluso ésta la debería de conocer los niños menores de 12 años. ·La formación en estos contenidos debería incluirse en las escuelas, tanto en primaria (colegios) como en secundaria (institutos), lo que viene a reforzar la formación en grupos de edad joven. ·La percepción encontrada para el aprendizaje de estas técnicas indica que es asequible a la inmensa mayoría, principalmente a nivel de comprensión (aprender como se hace) y, en menor medida, a nivel de ejecución práctica. ·La percepción de facilidad de aprendizaje de estas técnicas es mayor en aquellas personas que presentan interés en estos contenidos, así como en aquellas que manifiestan dominar las técnicas de RCPB. 6. Referencias Abraldes, JA. y Ortín, A. (2008). La formación del profesorado de Educación Física en Primeros Auxilios. Almería: Asociación de profesores de Educación Física de Almería (APEF) y Federación Española de Asociaciones de Docentes de Educación Física (FEADEF) Abraldes, JA., Rodríguez, N., Rubio, JA. y Martínez, P. (2006). Actualización y aprendizaje de la RCP Básica. Coruña: Federación de Salvamento e Socorrismo de Galicia. Axelsson, A., Herlitz, J. y Fridlund, B. (2000). How bystanders perceive their cardiopulmonary resuscitation intervention; a qualitative study. Resuscitation, 47(1), 71-81. Celenza, T., Gennat, HC., O’Brien, D., Jacobs, IG., Lynch, DM. y Jelinek, GA. (2002). Community competence in cardiopulmonary resuscitation. Resuscitation, 55(2), 157-165. Cummins, RO., Ornato, JP., Thies, WH. y Pepe, PE. (1991). Improving survival from sudden cardiac arrest: the «chain of survival» concept. A statement for health professionals from the Advanced Cardiac Life Support Subcommittee and the Emergency Cardiac Care Committee, American Heart Association. Circulation, 83(5), 18321847. 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Importancia de las competencias profesionales de los Maestros en Educación Física expresadas por los estudiantes Importance of the professional competencies of the Primary Teachers in Physical Education expressed by the students Cipriano Romero Cerezo*, Mª Luisa Zagalaz Sánchez**, Miriam Noemí Romero Rodríguez*** y Emilio J. Martínez López** *Universidad de Granada, **Universidad de Jaén, ***CEIP Virgen de Guadalupe Resumen: Con el presente trabajo hemos pretendido determinar cuáles han sido las competencias profesionales más valoradas por los estudiantes de la Titulación de Maestro en Educación Física para su posterior desempeño laboral. Estudio descriptivo y de corte transversal, en el que participan 439 estudiantes de magisterio de la especialidad de Educación Física de las universidades Andaluzas de Granada, Jaén y Almería. Mediante un cuestionario diseñado al efecto, denominado Cuestionario de Competencias Profesionales del Maestro en EF, cuya finalidad es obtener información sobre la relevancia que otorgan los estudiantes a los distintos tipos de competencias: transversales, básicas del docente y específicas del maestro especialista, utilizando una gradación de respuesta tipo Likert de cuatro opciones. El análisis descriptivo, nos ha permitido ordenar las competencias más valoradas y el análisis inferencial, ha posibilitado establecer las diferencias en función del género y del curso de los estudiantes (t student y ANOVA de un factor respectivamente). Se destaca como más relevante la capacidad para trabajar en equipo, la capacidad para estimular y transmitir valores y la capacidad de establecer la relación necesaria entre la actividad física con los hábitos de higiene, posturales y de salud. Palabra clave: Competencias profesionales, Formación de maestros, Estudiante universitario, Educación Física, Espacio Europeo de Educación Superior. Abstract: With this work we have tried to determine which have been the professional competencies Physical Education students valued more for their future professional development. This is a descriptive and transverse study with a population of 439 Physical Education students from three Andalusian universities, Granada, Jaen and Almería. We have used a questionnaire designed to the effect, Questionnaire of Professional Competencies for Physical Education Primary Teacher. The purpose was to obtain information about the importance the students grant to the different types of competencies: transversal, basic and specific. We have used a four-option Likert-scale. The descriptive analysis has allowed us to arrange the most valued competencies and the inferential analysis has made it possible to establish the differences depending on the genre and the course of the students (t student and ANOVA of a factor respectively). The factor most value is the ability to work in groups, to stimulate others, transmit values and set up necessary links between aspects such as physical education and hygiene, body postures and health. Key words: Professional competencies, Primary teacher education, University students, Physical Education, European Higher Education Area. 1. Introducción La motivación y oportunidad de este trabajo surge de los nuevos modelos educativos del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). En España, al igual que el resto de los países de la Comunidad Europea, el enfoque de los nuevos estudios se centra en el discurso de las competencias (Bolivar, 2008), por la necesidad de orientar y acercar los estudios universitarios hacia la sociedad y al ámbito práctico del mercado laboral. El Real Decreto 1393/2007, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales, indica que los planes de estudios deberán diseñarse de forma que permitan obtener las competencias y conocimientos adecuados para desarrollar el ejercicio profesional. El proyecto Tuning Educational Structures in Europe como modelobase de convergencia de los nuevos Planes de Estudio sitúa a las competencias en el centro de los perfiles profesionales (González y Wagenaar, 2003). Los perfiles profesionales de las titulaciones universitarias establecen las competencias asociadas a una determinada práctica en la que se consideran las funciones y responsabilidades a desarrollar en los contextos sociales y profesionales (Yaniz, 2008). Por tanto, las competencias sirven de referencia para establecer los objetivos formativos y los enfoques metodológicos de las nuevas enseñanzas universitarias. Zabalza (2003) considera que las competencias ayudan a definir el contexto formativo, los espacios y situaciones en los que el estudiante se situará durante su proceso formativo en relación con sus necesidades de aprendizaje y de su propio desarrollo personal y profesional. Fecha recepción: 12-12-09 - Fecha envío revisores: 20-12-09 - Fecha de aceptación: 19-12-10 Correspondencia: Cipriano Romero Cerezo Campus Universitario de Cartuja, s/n, 18071. Granada E-mail: [email protected] Número 19, 2011 (1º semestre) Dada la importancia que tienen las competencias en la formación de los estudiantes universitarios, habrá que posicionarse sobre su concepto, no siendo una tarea fácil por tratarse de un aspecto plural que permite distintos enfoques y posicionamientos. Encontramos una aproximación sobre el concepto de competencia profesional en Zabalza (2003), entendiéndola como un conjunto de conocimientos y habilidades que los sujetos necesitan para desarrollar algún tipo de actividad. Igualmente, De Miguel (2006) las asocia a la capacidad que tiene un sujeto para adaptarse y a hacer frente a las situaciones y exigencias que requiere desempeñar eficazmente un trabajo profesional. Lasnier (2000) apunta en el mismo sentido, asumiendo la complejidad que supone la movilización y disposición de un conjunto de capacidades y habilidades (de orden cognoscitivo, afectivo, psicomotor o social) para utilizarlas de manera eficiente, para lo cual la persona debe estar preparada. Navio (2005) y Tejada (2005) realizan revisiones sobre las competencias, desprendiéndose que no sólo es un conjunto de saberes, capacidades o habilidades que se aplican en la resolución de problemas vinculados a un perfil profesional determinado, además tienen connotaciones psicológicas y sociales. De los argumentos dados por estos autores podemos extraer las ideas de que además de que una persona es capaz de aplicar sus conocimientos y destrezas ante diversas situaciones y tareas del mundo laboral («sabe» y «sabe hacer»), es una persona que «sabe estar» y «saber ser». Por ello, Eraut (1998) las aborda desde un concepto situado socialmente y personalmente, considerándose aquellas que aluden los comportamientos de las personas en su ocupación, en sus actividades profesionales, en su desarrollo social, personal y cívico. Permitiéndonos definirlas como la capacidad de desenvolverse profesional, cultural y socialmente en distintos contextos, para lo que es necesaria una sólida preparación personal, académica y profesional (Zagalaz, 2007, p. 228). Estas cuestiones podrían sintetizarse en competencias de conocimiento, competencias RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 63 - sobre saber actuar, competencias sobre el ser y competencias sobre el saber estar, que tiene gran interés para nuestro estudio. Centrándonos en la formación del profesorado, ésta no está ajena a los enfoques de los objetivos del EEES, al describir el perfil profesional fundamentado en las competencias (Ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales, MEC, 2007a). Además, el Consejo Escolar del Estado (2007) reconoce al docente como pilar fundamental para conseguir una educación de calidad, por lo que su formación inicial debe responder a las demandas sociales y a los retos a que se enfrentará la profesión en el futuro, con una cultura, con unos saberes específicos y didácticos, que emplee recursos para el desarrollo de aprendizajes, que eduque en valores, comprometido con el entorno y una capacidad afectiva. La Ley Orgánica de Educación (LOE, MEC, 2006) pone de manifiesto que, para ejercer la profesión de Maestro, se necesita el título oficial de Grado (artículo 93). Además, para su formación inicial, encomienda al Ministerio de Educación y Ciencia el establecimiento de los requisitos respecto a objetivos del título y planificación de las enseñanzas, estableciendo las condiciones a que deberán adecuarse los planes de estudio para garantizar que se pueden acreditar las competencias y conocimientos adecuados para el ejercicio profesional. Por ello, el MEC (2007b) publica la Orden por la que se establecen los requisitos para la verificación de los títulos universitarios oficiales que habiliten para el ejercicio de la profesión de Maestro en Educación Primaria (EP). En el apartado 5, recoge que podrán proponerse menciones cualificadoras, adecuadas a los objetivos, ciclos y áreas de la EP (entre las que se encuentra la EF). Por tanto, el maestro que se encargue de impartir el área de EF en la Etapa de Educación Primaria deberá tener la capacitación y la especialización adecuada (Mención cualificadora), de manera que podrá afrontar los retos del sistema educativo y adaptar sus enseñanzas a las necesidades educativas. En este sentido, la formación inicial del Maestro de EP con Mención en EF, debe dotar de las competencias necesarias para un buen desempeño en su labor profesional y garantizar unos procesos de calidad y transcendencia educativa mediante el área curricular que imparte (Romero Cerezo, 2004). En los nuevos planes de estudio de la formación de los maestros se enfatiza la adquisición de competencias, de tal manera que frente a los enfoques tradicionales de los programas de formación del profesorado centrados en el conocimiento, ahora el enfoque está basado en el desarrollo de las competencias. Bolivar (2008) diferencia que los primeros suelen ser poco útiles, por su escasa posibilidad de transferencia fuera del contexto formativo, así como por la falta de habilidades básicas para adecuarse a situaciones cambiantes de la vida y el trabajo, que exigen respuestas complejas; mientras que el enfoque de competencias permite situar la enseñanza al desarrollo de habilidades complejas, que posibiliten la adaptación posterior a un entorno variable y a aprender a adquirir nuevos conocimientos (Perrenoud, 2004). De acuerdo al MEC (2007a y b), en los objetivos de los títulos oficiales, deben asociarse a las competencias generales y específicas que los estudiantes deben adquirir durante sus estudios. La formación de Grado debe proporcionar una enseñanza universitaria en la que se integren armónicamente las diferentes tipos de competencias. Así, dentro del título de Grado de Maestro con la Mención en EF deberán considerarse las: a) Competencias transversales: cultura general como universitario (enseñanzas básicas y de formación general). b) Competencias básicas docentes: conocimientos y habilidades docentes generales, cuestiones asumidas por los contenidos formativos comunes establecidos en las directrices generales propias del título de grado de maestro de EP (ANECA, 2005). c) Competencias específicas: formación que garantice la capacitación y cualificación profesional para impartir EF. Cuestiones de la investigación Si desde los nuevos enfoques de las enseñanzas universitarias se está reclamando: por un lado, un acercamiento a la sociedad y al mundo laboral; y por otro, una enseñanza más práctica y útil para los estudiantes a través de las competencias. En este sentido, las concepciones y percepciones que tienen los estudiantes sobre las competencias pueden - 64 - ser de gran interés para diseñar la enseñanza con un carácter más práctico, más útil y garantizar aprendizajes más significativos y funcionales (Yaniz, 2008). Por ello, valorar el modo en que los futuros docentes puedan estar preparados para ejercer la actividad docente (competencias profesionales), pasa por evaluar cómo se perciben a sí mismos y valoran las capacidades y habilidades que necesitan para hacer frente a una situación educativa en un contexto real. De este modo, se hacen conscientes de que es lo que realmente necesitan para promocionarse profesionalmente y tener bases suficientes para reorientar sus aprendizajes (López, 1999). Estas cuestiones nos han llevado a estudiar la relevancia que tiene para los estudiantes de primero, segundo y tercero de las provincias de Granada, Jaén y Almería (titulación de Maestro en EF) las competencias profesionales que necesitan para un posterior proceso de inserción y socialización profesional los maestros en EF. Objetivos - Conocer el grado de relevancia que el alumnado de magisterio especialista en EF asigna a las diferentes competencias (transversales, básicas docentes y específicas) del grado de EP con mención en EF. - Establecer las diferencias que se dan en las diversas competencias considerando los factores género y curso de los estudiantes. 2. Método Estudio de tipo descriptivo y de corte transversal para obtener las estimaciones de los estudiantes universitarios sobre las competencias profesionales de los maestros en EF. Se ha empleado un cuestionario, para cuya elaboración, validación y cálculo de fiabilidad, se han seguido: la revisión de estudios sobre competencias transversales del proyecto Tuning (González y Wagenaar, 2003), las competencias comunes a todos los magisterios y las específicas del maestro especialista en EF del Libro Blanco (ANECA, 2005), las contempladas en la Orden del título de maestro y otras extraídas de la literatura específica (Hernández, 2007; Romero Granados, 2007). El cuestionario construido con preguntas cerradas a modo de escala, consta de 60 ítems: Competencias Básicas del docente (22 ítems), Competencias transversales del grado universitario (19 ítems) y Competencias específicas del maestro en EF (19 ítems), utilizando una gradación de respuesta tipo Likert de cuatro opciones (de 1 = nada relevante a 4 = muy relevante). Para la comprobación de la discriminación de los ítems, hemos calculado la correlación del ítem-total con todos los demás, obteniendo correlaciones entre todos, oscilando entre 0,31 del ítem 3 y 0,62 del ítem 28. Al estar todos los ítems por encima de 0,30, están homogéneamente relacionados con la escala a la que pertenecen, obteniendo los estadísticos descriptivos y el intervalo de confianza el 95 % de las correlaciones y al nivel de significación de 0,01 en los ítems. Para la fiabilidad de las preguntas hemos empleado el coeficiente alfa de Cronbach que, para los 60 ítems tiene un valor de 0,95. También hemos calculado la correlación de Spearman-Brow entre cada mitad (0,91) y el alfa de Cronbach de cada una de las partes (0,91 para la primera y 0,92 para la segunda). Lo que demuestra que el Cuestionario de Competencias Profesionales del Maestro en EF (CCPMEF) discrimina y tiene muy buena consistencia interna, siendo útil para lo que pretende medir. Los participantes son 439 estudiantes de Maestro de la especialidad de EF matriculados en algún curso de los tres que conforman la titulación en las universidades de Granada, Jaén y Almería. El 62,7 % de estos estudiantes son hombres y 37,3% son mujeres; el 42,6 % pertenecen al primer curso, el 29,8% al segundo curso y el 27,6% al tercer curso. La aplicación del cuestionario se llevó a cabo «in situ» durante enero de 2007, cumplimentándose en unos veinte minutos, garantizándose el anonimato. Para el análisis de resultados se ha utilizado el paquete estadístico SPSS v. 15, realizándose un análisis descriptivo previo de cada uno de los tipos de competencias (transversales, básicas docentes y específicas). También se ha aplicado el análisis de varianza para la comprobación de RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) las diferencias del factor género y del curso de los estudiantes; en el caso del género, se obtuvieron mediante comparación de medias con análisis de la t para muestras independientes (t student) y, en el caso del curso, se calcularon a través de la ANOVA de un factor (con la prueba de rango post hoc y las comparaciones múltiples por parejas de Scheffé) respectivamente. Para la significación estadística, el criterio de rechazo fue establecido en p<0.05. b) Las competencias básicas docentes Las competencias genéricas básicas del docente más relevantes para el alumnado son, por orden de puntuación, las contempladas en la Tabla 2. T abla 2. Resultados de las compe tencias docentes por género y c urso C ompetencias B ásicas de l docente 3. Resultados El análisis descriptivo se realiza atendiendo al tipo de competencia, exponiendo los resultados en promedio (M) y desviación típica (DT) de las competencias transversales, docentes y específicas del maestro de EF respectivamente, más relevantes para el alumnado, atendiendo la diferenciación por género y curso (t student y ANOVA de un factor respectivamente). a) Las competencias transversales De las 19 competencias transversales hemos seleccionado las diez más valoradas (Tabla I). Y dentro de ellas, lo que más estiman los estudiantes es la «capacidad para trabajar en equipo compartiendo saberes y experiencias (C31)», seguido de «Capacidad de organización y planificación (C02)», coincidiendo en el orden de puntuación los posicionamientos de los hombres y de las mujeres y entre el alumnado de primero y de tercero. El alumnado de segundo valora por encima de esta competencia la «Capacidad de innovación y creatividad (C16)» que para el resto ocupa un tercer lugar en el orden de la puntuación. T abla 1. Resultados por género y curso: c ompetencias transv ersale s Género Compe te ncias Transversales Resultados globa les Curso Hombre (n=274) M ujer (n=165) Primero (n=187) Segundo (n=131) Terce ro (n= 121) M DT M DT M DT M DT M DT M DT C31. Trabaja r en equipo 3,41 ,657 3,32 ,68 3,56 0,59 3,32 ,70 3,42 ,63 3,55 ,57 C02. Orga nizac ión y pla nific ación 3,36 ,691 3,31 ,69 3,44 0,67 3,31 ,74 3,36 ,68 3,43 ,60 C16. Innovación y creativida d 3,31 ,683 3,27 ,67 3,37 0,69 3,19 ,70 3,40 ,65 3,39 ,66 C17. Transm itir y comprende r mensa jes 3,23 ,726 3,18 ,72 3,32 0,72 3,20 ,73 3,24 ,70 3,29 ,74 C09. Preocupación por la c alidad 3,23 ,729 3,15 ,75 3,36 0,66 3,17 ,75 3,30 ,68 3,26 ,72 C11. Vincula r teoría con prá ctica 3,23 ,768 3,14 ,81 3,36 0,67 3,17 ,82 3,37 ,66 3,15 ,77 C06. Apre ndizaje para la vida 3,20 ,761 3,12 ,77 3,34 0,73 3,09 ,78 3,26 ,74 3,31 ,71 C19. Empatía 3,20 ,764 3,13 ,79 3,31 0,69 3,10 ,78 3,24 ,75 3,30 ,72 C08. Inic iativa y espíritu emprendedor 3,19 ,750 3,08 ,77 3,36 0,68 3,05 ,77 3,22 ,76 3,36 ,65 C12. Crítica y autocrítica 3,19 ,721 3,15 ,73 3,27 0,69 3,06 ,76 3,31 ,68 3,26 ,66 En el orden de las valoraciones, le sigue la «Capacidad para transmitir y comprender mensajes expresados de manera oral y escrita (C17)», la «Preocupación por la calidad en el desempeño profesional (C09)» y la «Capacidad para vincular el conocimiento teórico a la práctica (C11)», obteniendo una puntuación igual en los resultados globales, pero dándose distinto orden de valoración según género y curso. En el contraste de las medias obtenidas en el factor género (t student), se evidencia que hay diferencias significativas a favor de las mujeres en las competencias relacionadas con el trabajo en equipo (C31), t(433) = -3,816, p= ,000; la iniciativa (C08), t(433) = -3,819, p= ,00; la preocupación por la calidad y el desempeño profesional (C09), t(433) = -2,985, p= ,011; la aplicación del conocimiento (teoría y práctica) (C11), t(433) = -2,911, p=,004; el aprendizaje para la vida (C06), t(433) = -2,866, p=,015; la empatía (C19), t(433) = -2,499, p= ,043) y la conciencia crítica (C12), t(433) = -2,126, p= ,016. Las diferencias en cuanto al curso del alumnado (ANOVA de un factor) se dan en seis competencias, siempre a favor con mayor puntuación en los cursos más avanzados. En concreto, la valoración sobre la capacidad de trabajar en equipo (C31), F(2,434)= 4,215, p=,015) y la iniciativa (C08), F(2,434)= 6,648, p=,002) entre el alumnado de tercero y primero; la capacidad de innovación (C16), F(2,434)= 4,630, p=,013 y p=,047) es mayor en el tercer y segundo que en primero; y la conciencia crítica (C12), F(2,434)= 5,095, p=,013, la valoran más los de segundo que los de primero. Número 19, 2011 (1º semestre) Género Resultados globales Hombre (n=274) Muje r (n=165) C urso Primero (n=187) Se gundo (n=131) Tercero (n=121) M DT M DT M DT M DT M DT M DT C60.Estimular y transmitir valore s 3,45 ,68 3,41 ,68 3,52 ,67 3,41 ,74 3,45 ,63 3,51 ,62 C05. Detectar y resolver proble ma 3,34 ,73 3,27 ,74 3,47 ,70 3,21 ,78 3,42 ,70 3,45 ,64 C59. Ate nder a la diversida d 3,34 ,67 3,26 ,68 3,48 ,63 3,17 ,72 3,42 ,64 3,51 ,55 C30. Apre ndizaje coope rativo 3,31 ,67 3,21 ,70 3,46 ,61 3,17 ,72 3,32 ,63 3,50 ,59 C57. Necesidades Educ ativas Especiale s 3,27 ,69 3,19 ,71 3,41 ,63 3,13 ,75 3,35 ,64 3,41 ,60 C35. Re ndim ie nto académico alumnado 3,27 ,69 3,20 ,72 3,39 ,63 3,22 ,73 3,34 ,67 3,27 ,65 C53. Utilizar el diá logo 3,25 ,72 3,18 ,75 3,37 ,63 3,16 ,75 3,29 ,68 3,33 ,68 C43. Primeros auxilios 3,23 ,85 3,18 ,87 3,34 ,81 3,13 ,88 3,36 ,86 3,26 ,80 C20. Diseñar, planific ar y evaluar 3,22 ,73 3,14 ,74 3,36 ,70 3,09 ,78 3,24 ,71 3,40 ,63 C34. Utilizar el diá logo 3,18 ,76 3,10 ,81 3,18 ,76 3,11 ,80 3,23 ,74 3,23 ,71 Destaca como más valorada la «Capacidad para estimular y transmitir valores como el esfuerzo, la constancia y la disciplina personal a los alumnos y alumnas (C60)», independientemente del género o del curso que estudian. Luego la «Capacidad para detectar y resolver problemas en el contexto educativo (C5)» y la «capacidad para apreciar y saber atender a la diversidad (C59)». Con puntuaciones globales iguales, similares con respecto al género y al curso, ya que se sitúa el segundo lugar en unos casos y en el tercer lugar en otros. A continuación está «Adquirir conciencia de la importancia de un aprendizaje cooperativo para un buen desarrollo social y emocional del alumnado (C30)», suele ubicarse en puntuaciones altas, obteniendo el mismo orden de clasificación para los hombres y mujeres y manteniéndose en un orden similar entre los cursos, a excepción del alumnado de segundo. El «Adquirir conciencia de la importancia de normalización de los alumnos y alumnas con Necesidades Educativas Especiales apostando por una escuela inclusiva y la competencia (C57)» y «Compromiso de potenciar el rendimiento académico de los alumnos y de las alumnas y su progreso escolar en el marco de una educación integral (C35)» se encuentran en quinto y sexto lugar de la puntuación, con igual puntuación a nivel global y cambiando el orden entre las mujeres y los hombres y del primer curso respecto a segundo y tercero. Las diferencias, atendiendo al factor género (t student), se dan a favor de las mujeres respecto a los chicos sobre las competencias docentes para atender a la diversidad (C59), t(433)= -3,345, p= ,001; para el aprendizaje cooperativo (C30), t(435)= -3,759, p= ,000; en la normalización de los escolares (C57), t(435)= -3,195, p= ,001; la dimensión ética (C34), t(433)= -2,953, p= ,003; la gestión del aula (C5), t(433)= -2,724, p= ,007; el compromiso del rendimiento académico (C35), t(435)= -2,814, p= ,005; el diálogo (C53), t(435)= -2,677, p= ,018 y el diseño, planificación y evaluación (C20), t(435)= -3,018, p= ,000. En cuanto al curso, hay diferencias (ANOVA de un factor) entre el alumnado de tercero con respecto a primero en las competencias al aprendizaje cooperativo (C30), F(2,436)= 9,568, p= ,000; y en la planificación (C20), F(2,435)= 6,5571,p= ,002. Entre los estudiantes de tercero con los de primero y los de segundo con la gestión del aula (C5), F(2,436)= 5,128, p= ,018 y p=,046; atender a la diversidad (C59), F(2,435)= 10,447, p=,000 y p=,006 y en la normalización (C57), F(2,436)= 7,575, p=,017 y p=,002. c) Las competencias específicas del Maestro en EF Las competencias específicas que han sido más valoradas por los estudiantes son las que se exponen en la Tabla 3. Destacan la «Capacidad de relación necesaria entre la actividad física con los hábitos de higiene, posturales y de salud, como contenido específico del área de EF y como RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación - 65 - contenido transversal junto con el resto de áreas que conforman el currículum (C50)» y «Promover hábitos y estilos de vida saludables, estableciendo relaciones transversales con todas las áreas del currículo (C46)». Atendiendo al orden según la puntuación, se sitúan en el primer o segundo lugar según la población estudiada. La relación entre la actividad física y la salud ocupar el primer lugar a nivel general, en el caso de las mujeres y en el primer curso; mientras que promover hábitos y estilos saludables, está en primer lugar para los hombres y en el tercer curso. Tabla 3. Resultados por género y c urso: competencias espec ífic as Género Compe tencias Espe cífica s Re sultados globale s M Curso M ujer (n= 165) Primero (n=187) Segundo (n=131) Te rcero (n=121) M M M M DT M DT 3,42 ,68 3,28 ,72 3,65 ,56 C46. Há bitos y estilos de vida saludables. 3,41 ,70 3,30 ,74 3,59 ,61 3,23 ,78 3,50 ,62 3,58 ,60 C44. El juego motor 3,33 ,66 3,22 ,68 3,51 ,58 3,22 ,70 3,37 ,58 3,45 ,64 C37. Ha bilidades motr ices 3,32 ,70 3,26 ,73 3,42 ,63 3,13 ,76 3,44 ,64 3,49 ,57 C40. Seleccionar, construir y adapta r ma te ria les. 3,31 ,66 3,27 ,66 3,39 ,66 3,22 ,69 3,31 ,65 3,45 ,63 C36. Desa rrollo cor poral 3,31 ,72 3,20 ,73 3,48 ,67 3,15 ,74 3,42 ,69 3,43 ,68 C38. Fundame ntos didá cticos EF 3,29 ,76 3,28 ,80 3,33 ,70 3,27 ,82 3,25 ,75 3,36 ,69 C39. Recr eación y Ocio 3,28 ,70 3,24 ,71 3,36 ,70 3,22 ,76 3,31 ,67 3,36 ,64 C49. Bases biológic as y fisiológica s 3,26 ,71 3,21 ,75 3,36 ,63 3,18 ,78 3,24 ,67 3,40 ,62 C22. Objetivos de Etapa y de EF 3,22 ,73 3,17 ,72 3,31 ,74 3,21 ,74 3,19 ,78 3,26 ,65 C50. Ac tividad física y salud DT Hombre (n=274) DT DT DT 3,30 ,74 3,50 ,67 3,52 ,57 Siguiendo con el orden de la puntuación, nos encontramos con el C44 y la C37, donde las mujeres otorgan el tercer lugar a «Saber utilizar el juego motor como recurso didáctico y como contenido de enseñanza (C44)», pero para los chicos ocupa un séptimo lugar. Para ambos, «Conocer el desarrollo de las capacidades y habilidades motrices y sus variables de intervención educativa (C37)», se encuentra en el quinto lugar. Los cursos segundo y tercero otorgan una tercera posición al ítem C37, mientras que para los de primero ocupa un décimo lugar. Las mujeres ubican la «Capacidad para seleccionar, construir y adaptar diferentes materiales didácticos de EF y utilizarlos en diversos espacios e instalaciones de acuerdo con las necesidades educativas del alumnado (C40)» en un sexto puesto y los chicos en cuarto lugar. Las estudiantes valoran en 4º lugar a «Conocer y valorar la importancia del desarrollo corporal y las posibilidades educativas que ofrecen las actividades motoras, así como su contribución en el desarrollo integral (C36)» y los chicos el noveno. Hemos encontrado diferencias significativas (t student) del género femenino con respecto al masculino en: las competencias relacionadas con la actividad física saludable (C50), t(435)= -5,551, p= ,000; en la promoción de la salud (C46), t(435)= -4,206, p= ,000; en la utilización del juego motor (C44), t(434)= -4,483, p= ,000; y sobre el desarrollo corporal (C36), t(435)= -3,991,p= ,000). También se dan en el desarrollo de capacidades y habilidades motrices (C37), t(433)= -2,343, p= ,025; y en el conocimiento biológico y fisiológico del movimiento (C49), t(434)= -2,139, p= ,033. Aplicando la ANOVA de un factor y las comparaciones múltiples, las diferencias más significativas son del alumnado de tercero y segundo con el de primero: en la promoción de la salud (C46), F(2,436)= 10,894, p= ,000 y p= ,004; en el desarrollo de habilidades motrices (C37), F(2,436)= 12,868, p= ,000 y p= ,000; y el desarrollo corporal (36), F(2,436)= 8,066, p= ,004 y p= ,004. Hay diferencias entre tercero con primero y segundo con primero en la actividad física salud (C50), F(2,436)= 5,243, p= ,021 y p= ,032. Hay diferencias al valorar más los estudiantes de tercero que los de primero, las competencias: sobre el juego motor (C44), F(2,436)= 4,998, p= ,010; y el conocimiento biológico y fisiológico (C49), F(2,435)= 3,394, p= ,039. 4. Discusión y conclusiones En este estudio se ha puesto de manifiesto la relevancia que otorgan los estudiantes de la titulación de EF a las competencias profesionales estudiadas y que vamos a concretar en cada uno de los tipos establecidos. - 66 - En las competencias transversales, nuestros estudiantes valoran más las competencias que le dan significado a las situaciones prácticas del trabajo, buscando un desempeño efectivo que solucione problemas surgidos en un contexto cambiante (Navio, 2005), abarcando los aspectos sociales del trabajo colaborativo, exigencias de la comunicación y relaciones interpersonales, al igual que los atributos personales para el desempeño profesional. Poniendo de manifiesto la importancia de saber escuchar y respetar las opiniones de los otros, entendiéndose y trabajando conjuntamente. La capacidad para el trabajo en equipo está muy valorado, coincidiendo con los datos del informe Tuning (González y Wagenaar, 2003), que sitúa esta competencia entre las más consideradas. En la ANECA (2007 y 2008), los graduados de todos los tipos de titulación revelan valores medios elevados, destacando ligeramente los graduados en carreras de ciclo corto del área de Salud y de Educación. Igualmente en el Libro blanco de Grado en Magisterio (ANECA, 2005), está en un segundo bloque entre las de mejor estimación. La capacidad de organización y planificación tiene también una buena valoración entre los estudiantes de nuestro estudio, coincidiendo con la ANECA (2005) que la cataloga dentro de un primer sector (las más valoradas) y el décimo lugar en el Informe Tuning. En cambio, la capacidad de innovación y creatividad, a pesar de que en nuestro estudio está muy valorada, en el informe Tuning (2003) no lo está. ParaAccenture y Universia (2007), los estudiantes la sitúan por encima del punto central de la escala establecida (de 1 a 10), produciéndose diferencias en las puntuaciones otorgadas entre la importancia que le conceden y las puntuaciones sobre el nivel de desarrollo que creen que han logrado. Los estudiantes tienen alta estima sobre la capacidad para transmitir y comprender mensajes expresados de manera oral y escrita. Existe una coincidencia con el informe Tuning, donde se muestra la puntuació alta que se otorgan a esta competencia. En en el estudio de Accenture y Universia se sitúa con una puntuación alta al superar la puntuación de 7 (en una escala de 10), dándose diferencias entre la importancia concedida y el desarrollo obtenido en la carrera. La capacidad para vincular el conocimiento teórico a la práctica es una competencia que está bien considerada por los estudiantes de nuestro estudio, se valora bastante en el informe Tuning, aunque no se contempla en el estudio realizado para el Libro Blanco del título de Maestro en Educación Primaria. Igualmente los estudiantes de este estudio muestran sus valoraciones positivas sobre la preocupación por la calidad en el desempeño profesional, teniendo una cierta similitud con las valoraciones que efectúan los estudiantes del informe Tuning, que sitúan a esta competencia entre las seis primeras de su estudio. Atendiendo al factor género, las mujeres suelen tener mayores inquietudes sobre el desempeño profesional para vincular la teoría con la práctica, están más preocupadas por el aprendizaje a lo largo de la vida y por la empatía. Asimismo, para las estudiantes tiene valor la conciencia crítica y autocrítica, el trabajo en equipo y hacia las iniciativas y el espíritu emprendedor, lo cual coincide con las expuestas por Corominas et at. (2006). Por lo que, atendiendo a lo argumentado, podemos aseverar que las mujeres se sienten más motivadas por el aprendizaje y el desarrollo de su profesión, tienen una mayor preocupación por las competencias de las relaciones interpersonales y las competencias para el trabajo en equipo. Referente al curso, se ha verificado las diferencias de los estudiantes de tercero sobre los de segundo y los de primero sobre que están más sensibilizados para trabajar en equipo, para el aprendizaje para toda la vida y para tener iniciativa y espíritu emprendedor. La capacidad para vincular el conocimiento teórico a la práctica es más apreciado por los estudiantes de segundo, lo mismo que la capacidad de innovación y creatividad y la de tener una conciencia crítica y autocrítica. Lo que nos indica que cuanta más experiencia tengan los estudiantes y más cercanos se encuentren a la inserción en el trabajo docente, mayor inquietud tienen para el trabajo en equipo, preocupándose más por aprender, de buscar experiencias novedosas y de ser críticos con el conocimiento que se les presentan (López, 1999). RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 19, 2011 (1º semestre) Las competencias básicas docentes seleccionadas aluden al saber hacer o actuar como futuros docentes y al saber ser, referidas a los valores como forma de percibir y vivir. Se destaca las habilidades que todo docente debe tener para propiciar las condiciones adecuadas para la transmisión de valores en los que los escolares se puedan implicar a través del esfuerzo, la constancia y la disciplina personal, detectando y resolviendo problemas y apreciando y sabiendo atender a la diversidad. Está muy bien valorada la importancia de un aprendizaje cooperativo para un buen desarrollo social y emocional del alumnado y la conciencia de la importancia de normalización del alumnado con necesidades específicas. Lo mismo, ocurre con el compromiso de potenciar el rendimiento académico de los escolares y su progreso en el marco de una educación integral. Gauthier (2006), en sus argumentos sobre los componentes que el futuro docente, debe saber crear y aplicar situaciones de enseñanza-aprendizaje, desde establecer las condiciones, disponer los recursos, guiar y orientar a los escolares favoreciendo la integración y la transferencia de aprendizaje, y habituar en la cooperación evaluando la progresión, gestionar la clase, adaptar su enseñanza a las situaciones contextualizadas. Existe una similitud con las competencias 1, 4, 6 y 7 de formación disciplinar y profesional comunes a todos los títulos de maestro (ANECA, 2005), requiriendo la capacidad de comprender la complejidad de los procesos educativos en general y los de enseñanza y aprendizaje en particular para diseñar proyectos que se dan en un determinado contexto socio-cultural. Además, debe atender las diferencias culturales y personales, promoviendo aprendizajes autónomos en los escolares basándose en los objetivos y contenidos propios del nivel educativo, desarrollando estrategias que eviten la exclusión y la discriminación. Como aportación del estudio, consideramos la importancia de que los futuros docentes puedan conocer, diseñar y evaluar los procesos de enseñanza-aprendizaje, de generar ambientes cooperativos y fomentar la convivencia en el aula y en su contexto social. En ello, coincidimos con los estudios de Pesquero et at. (2008) en la importancia de que los maestros puedan facilitar un clima de confianza, respecto y colaboración en el aula. En el factor género, se verifica que las mujeres con respecto a los hombres están más preocupadas por el quehacer docente, para detectar y resolver problemas en el contexto educativo, para potenciar el rendimiento académico de los escolares, a utilizar el diálogo como cauce de la participación en la convivencia en el aula y para conocer, diseñar, planificar y evaluar procesos de enseñanza y aprendizaje. Coincidimos con los datos de Palomera, Gil-Olarte y Brackett (2006), que también se dan estas diferencias en la capacidad para estimular y transmitir valores, tener una conciencia sobre la normalización de los escolares con necesidades, apostando por una escuela inclusiva, asumiendo un compromiso ético de potenciar una actitud de ciudadanía crítica y responsable. Atendiendo al curso, conformen van conociendo lo que es la profesión docente (Perrenoud, 2004), el alumnado de tercero, a diferencia del de primero, se va haciendo más consciente de la necesidad de tener capacidad para detectar y resolver problemas en el contexto educativo, de tener conciencia de la importancia de normalización del alumnado, atendiendo a la diversidad y desarrollando un aprendizaje cooperativo y de planificar y evaluar los procesos de enseñanza y aprendizaje. En las competencias específicas del maestro en EF, la capacidad de relación necesaria entre la actividad física con los hábitos de higiene, posturales y de salud, como contenidos específicos del área y transversales junto al resto de áreas que conforman el currículum, y la de promover hábitos y estilos de vida saludables. Se aprecia como un aspecto de interés social la aportación que se pueda hacer desde la escuela y la EF como área curricular en la promoción de la actividad física y la salud (Romero Cerezo, 2007), entendiéndose como la gran contribución de los objetivos de ésta área a los de la Etapa, si tenemos en cuenta la LOE. Son relevantes las competencias relacionadas con saber y saber hacer con respecto a contenidos, habilidades didácticas y las disposiciones de las condiciones para los aprendizajes (Pieron y Cloes, 2007), valorando: Número 19, 2011 (1º semestre) el saber utilizar el juego motor como recurso didáctico y contenido de enseñanza; conocer el desarrollo de las capacidades y habilidades motrices y sus variables de intervención educativa; la capacidad para seleccionar, construir y adaptar diferentes materiales didácticos de EF y utilizarlos en diversos espacios e instalaciones de acuerdo con las necesidades educativas del alumnado (Hernández, 2007); al igual que conocer y valorar la importancia del desarrollo corporal y las posibilidades educativas que ofrecen las actividades motoras. Existe una coincidencia con la ANECA (2005), destacando la importancia que se concede al juego como recurso educativo y contenido del currículo, lo mismo que a la reflexión sobre el propio cuerpo y el conocimiento de las capacidades perceptivo-motoras. Atendiendo al factor género, a las mujeres les va a preocupar más que a los hombres los temas que relacionan la actividad física con la salud y el papel que puedan desempeñar la escuela y el área, junto al valor que le conceden al saber aplicar el juego como un recurso didáctico y contenido de enseñanza (Romero Cerezo, 2009). De la misma manera, la preocupación por conocer y valorar el desarrollo corporal y lo que esto supone en su contribución para la educación integral. Por último, los estudiantes de tercero y segundo tienen más interés que los de primero por: promover hábitos y estilos de vida saludables y la relación que se puedan dar entre las áreas del currículo; por el desarrollo de las capacidades y habilidades motrices y las referidas al desarrollo corporal y las posibilidades educativas. De manera similar, se da para utilizar el juego como un recurso didáctico y contenido propio del área de EF y sobre los conocimientos básicos que aluden a las bases biológicas y fisiológicas del movimiento. 5. Referencias Accenture y Universia (2007). Las competencias profesionales de los titulados. Contraste y diálogo Universidad-Empresa. Madrid: Centro de Alto Rendimiento de Accenture y Universia. ANECA (2005). Libro Blanco. Título de Grado en Magisterio. Madrid: Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y la Acreditación - (2007). REFLEX. El profesional flexible en la Sociedad del Conocimiento. 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