El caso de la isla de La Palma

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COMPARACIÓN DE ESTILOS DE DESARROLLO INSULAR:
EL CASO DE LA ISLA DE LA PALMA.
Ángel Gabriel Díaz Cáceres
Francisco J. García Rodríguez
Manuel Antonio Martín Rocha
En la presente comunicación se trata de contraponer dos estilos alternativos de
desarrollo socioeconómico en un territorio insular concreto: la Isla de La Palma. Para
ello, se parte de un diagnóstico socioeconómico de la Isla, seleccionando aquéllas
variables que entendemos más relevantes, y concluyendo en la enorme importancia, no
sólo económica, sino también cultural y ambiental del sector primario, a diferencia de lo
que ocurre en algunas islas vecinas, en las que el desarrollo del turismo ha terciarizado
totalmente su estructura económica. No obstante lo anterior, fruto de la crisis por la que
atraviesa el sector primario, se está comenzando a apuntar en la actualidad una
alternativa de futuro para la isla que pasaría por apostar abiertamente por un desarrollo
del sector turístico. A caracterizar ese modelo dedicamos el segundo epígrafe.
Finalmente, concluimos apuntando algunas claves de un modelo alternativo que para
nosotros sí podría constituir una opción viable de futuro para la isla, en la que el respeto
a la identidad cultural y ambiental del territorio juegan un papel destacado.
Comunicación presentada al área 8 (Economía regional y territorio).
ÁNGEL GABRIEL DÍAZ CÁCERES
FRANCISCO J. GARCÍA RODRÍGUEZ
MANUEL ANTONIO MARTÍN ROCHA
Comparación de estilos de desarrollo insular: el caso de la Isla de La Palma
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1. ALGUNOS APUNTES, A MODO DE DIAGNÓSTICO SOCIOECONÓMICO,
DE LA ISLA DE LA PALMA.
A continuación presentamos, en forma de pequeñas pinceladas y a modo de
diagnóstico, los aspectos más relevantes de la realidad socioeconómica de la Isla de La
Palma. No pretendemos ser exhaustivos en el análisis sino, más bien, destacar sólo
aquellos aspectos de la realidad que puedan sernos de utilidad para lo que constituye el
objetivo básico de nuestro trabajo: comparar el modelo tendencial de desarrollo que se
adivina para nuestra isla, en función de sus circunstancias actuales, con otro alternativo
que pretendemos apuntar a modo de propuesta crítica para el debate.
1.1. Territorio y medio ambiente.
Canarias es una de las regiones con mayor biodiversidad del planeta. La gran
variedad de ecosistemas favorece la existencia de la alta diversidad específica. La
escasa extensión de los hábitats, lo reducido de las poblaciones y su distribución
limitada, son causas de la gran fragilidad de los ecosistemas. La mayor amenaza con la
que se enfrentan es la reducción y fragmentación de sus hábitats y la introducción de
especies exóticas.
La isla de La Palma es la segunda más occidental del Archipiélago Canario,
2
después de El Hierro, contando con una superficie de 708 km. . Es de destacar la
importancia de sus valores naturales, suponiendo sus espacios protegidos el 50% de su
territorio, resaltando la existencia de un Parque Nacional (Caldera de Taburiente) y una
Reserva de la Biosfera (Los Tilos). Es la segunda en altitud de la Región (alcanzando su
altura máxima en el Roque de Los Muchachos, con 2.426 m.), así como en diversidad
de hábitats, presentando 5 ecosistemas zonales diferentes, siendo superada en este
aspecto sólo por Tenerife. Asimismo, tras El Hierro, es la isla más joven de nuestro
Archipiélago, y compartiendo origen volcánico con el del resto de nuestro territorio.
El planeamiento territorial cuenta con un Plan Insular de Ordenación pendiente
aún del pronunciamiento del Cabildo Insular sobre las alegaciones que se presentaron en
su momento. En síntesis, dicho plan le da al turismo un carácter complementario y
mantiene el modelo agrario insular como eje del desarrollo futuro. La limitación al
crecimiento turístico ha encontrado fuerte contestación en los municipios dotados con
numerosas camas turísticas.
En la actualidad la falta de un marco referencial para actuar en el territorio
insular, permite actuaciones sectoriales sin orden ni prioridad, y en esta dinámica se han
enmarcado las últimas decisiones que se han tomado en aspectos tan potentes como
infraestructuras y planificación, es decir, sin un marco previo para el debate y la
participación en la definición de un marco global.
1.2. El hecho insular.
El carácter insular del territorio es un aspecto de singular relevancia a la hora de
realizar un análisis de la realidad palmera que, como veremos, va incluso más allá de los
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aspectos puramente físico – económicos, alcanzando zonas del ámbito de lo afectivo y
emocional.
Por otra parte, decir que se suelen destacar sobre todo los aspectos negativos del
hecho insular, indudablemente importantes, pero en ocasiones se sobredimensionan
hasta el punto de olvidar las facetas positivas o potencialidades del fenómeno, que
también las hay. A modo de resumen, y apoyándonos en parte en la aplicación al
territorio que nos ocupa de la escasa bibliografía existente en relación con el fenómeno
de la insularidad, podemos apuntar las siguientes características en relación con el
mismo:
1. El reducido tamaño del territorio supone una restricción de partida que
tiene una serie de efectos socioeconómicos como el carácter reducido del
mercado y la dificultad para beneficiarse de las economías de escala.
2. Dificultades de accesibilidad tanto externas como internas. Esta
característica viene condicionada por aspectos como los costes de transporte,
su regularidad y frecuencia; calidad de las infraestructuras; eficacia de las
telecomunicaciones; marco de competencia empresarial; etc.
3. Existencia de un situación de “doble insularidad”, caracterizada por las
dificultades adicionales que algunas islas del Archipiélago presentan en
relación con los dos aspectos anteriormente mencionados. En el caso canario
esta característica se hace muy patente, encontrándonos con la existencia de
dos islas, Gran Canaria y Tenerife, que ocupan una posición central, no sólo
a nivel geográfico sino también en los ámbitos político y económico. La
Palma, y el resto de islas llamadas “menores”, se constituyen en “periféricas”
de las capitalinas, en base a la centralización de las actividades económicas y
administrativas en ellas.
4. Lo reducido del territorio genera una gran presión sobre el suelo, que se
convierte en un recurso estratégico, y provoca competencia por diferentes
usos entre los distintos agentes que interactúan en él.
5. Si bien el mar puede ejercer un papel de “barrera natural” frente a los
“agentes patógenos” procedentes del exterior, los ecosistemas insulares,
ricos y complejos, presentan una gran vulnerabilidad y dificultad a la hora de
recuperarse ante posibles alteraciones de sus equilibrios ambientales.
6. En una región archipielágica como la canaria, cada isla se ha ido
conformando históricamente en base a unas características culturales,
económicas, antropológicas y sociológicas determinadas, lo que ha dado
lugar a la existencia de auténticas “personalidades” insulares. Ello
permite, a nuestro juicio, que convivan en un corto espacio territorial estilos
de desarrollo que en un ámbito continental serían antagónicos, de lo que se
deducen evidentes potencialidades, no siempre bien aprovechadas. Así por
ejemplo, frente a la apuesta por un modelo de turismo de masas de las Islas
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de Gran Canaria y Tenerife, en la Isla de El Hierro nos encontramos con una
situación más próxima a un modelo tradicional de aprovechamiento de sus
recursos.
7. El vivir en una isla potencia el sentimiento de unidad, de “casa común” de
sus habitantes. Esta característica presenta una clara potencialidad en
relación con la implicación de la población en proyectos capaces de
ilusionar, si estos son compartidos por sus habitantes.
1.3. Organización político administrativa.
La Palma se divide administrativamente en 14 municipios, contando además con
un Cabildo Insular. En este sentido decir que los Cabildos Insulares quedan regulados
en el artículo 141.4 de la Constitución como auténticos órganos de “administración de
las islas”, habiéndose ido configurando con el tiempo, a través de la progresiva asunción
de nuevas competencias, en un órgano clave de cara a la planificación del territorio
insular, muy por encima del papel que en el ámbito peninsular juegan las Diputaciones
Provinciales.
1.4. Recursos humanos
Según el último padrón de habitantes del año 1.996 (ver tabla 1), La Palma
cuenta con 81.507 habitantes, siendo la tercera isla del Archipiélago en volumen de
población, a gran distancia de Gran Canaria y Tenerife, y representando el 5,07 % del
total de Canarias. Puede decirse que en los últimos años se aprecia un estancamiento
poblacional, ya que en la década 1986 –96 se ha registrado un incremento muy
moderado (2,23%) si se compara con el registrado en el conjunto de Canarias (9,56%),
aunque hay que significar que se ha producido una recuperación en el segundo
quinquenio (aumento del 3,35 %) tras el decrecimiento registrado en el período 1986 –
91 (-1,08%). No obstante, es de destacar que el incremento de 2.640 habitantes
registrado entre los años 1.991 y 1.996 se ha debido en su mayor parte al saldo
migratorio positivo ya que, según datos del ISTAC, en el período 1991 – 1994 (no
tenemos datos para los años 1.995 y 1.996) el crecimiento vegetativo de la isla ascendía
a sólo 396 habitantes. Este fenómeno, si bien en términos cuantitativos no es
excesivamente importante, sí que es reseñable desde la óptica de que, a falta de un
análisis más preciso, se trata de población mayoritariamente alemana, que adquiere
parcelas de terrenos e inmuebles tradicionalmente de uso agropecuario, en zonas de
nuestra isla donde la crisis de la agricultura de medianías ha golpeado con más fuerza,
lo que ha generado incentivos hacia la venta por parte de los propietarios tradicionales.
Esto tiene evidentes consecuencias desde las perspectivas social y cultural.
Los mayores poblamientos se concentran alrededor de dos puntos básicos: Santa
Cruz de La Palma (con un área de influencia que puede extenderse a Breña Alta y Breña
Baja) y el Valle de Aridane (formado por los municipios de Tazacorte, Los Llanos de
Aridane y El Paso). Este hecho se justifica, en el último caso en base a su carácter de
área de regadío, y en el caso de la capital, Santa Cruz de La Palma, por su carácter
comercial y administrativo. En la tabla 1 puede apreciarse que el conjunto de las dos
áreas representa el 72% de la población de la Isla y sólo los dos grandes municipios
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(S/C de La Palma y Los Llanos de Aridane) acogen al 43,2% de los habitantes. Este
fenómeno de concentración de la población ha corrido paralelo a la crisis del modelo de
agricultura tradicional de medianías (ver epígrafe 1.5) y al consiguiente proceso
migratorio que se ha originado desde los municipios donde ésta era mayoritaria, no sólo
a los núcleos anteriormente mencionados, sino a las islas centrales del Archipiélago e
incluso en algunas épocas a países del “Nuevo Mundo”.
TOTAL
% VARIACIÓN
% Isla
Año 1986 Año 1991 Año 1996 Año 1986-91 Año 1991-96 Año 1986-96 Año 1996
Barlovento
2.608
2.644
2.488
1,38
-5,90
-4,60
3,05
Breña Alta
5.190
5.432
5.816
4,66
7,07
12,06
7,14
Breña Baja
3.252
3.354
3.746
3,14
11,69
15,19
4,60
Fuencaliente
1.829
1.731
1.735
-5,36
0,23
-5,14
2,13
Garafía
2.062
2.013
2.002
-2,38
-0,55
-2,91
2,46
Los Llanos de Aridane
15.973
16.189
17.944
1,35
10,84
12,34
22,02
El Paso
6.794
7.010
7.006
3,18
-0,06
3,12
8,60
Puntagorda
1.692
1.802
1.798
6,50
-0,22
6,26
2,21
Puntallana
2.282
2.249
2.201
-1,45
-2,13
-3,55
2,70
San Andrés y Sauces
5.524
5.392
5.438
-2,39
0,85
-1,56
6,67
Santa Cruz de La Palma
17.706
17.205
17.265
-2,83
0,35
-2,49
21,18
Tazacorte
7.020
6.582
6.909
-6,24
4,97
-1,58
8,48
Tijarafe
2.725
2.195
2.658
-19,45
21,09
-2,46
3,26
Villa de Mazo
5.072
5.069
4.501
-0,06
-11,21
-11,26
5,52
LA PALMA
79.729
78.867
81.507
-1,08
3,35
2,23
100,00
CANARIAS
1.466.391 1.493.784 1.606.549
1,87
7,55
9,56
Tabla 1. Población en la Isla de La Palma, por municipios, 1986 – 96.
Fuente: Instituto Canario e Estadística (ISTAC).
La población de La Palma está sufriendo un envejecimiento progresivo. Así,
conforme se observa en la tabla 2, entre 1.986 y 1.996 la población entre 0 y 14 años
descendió en un 28,28%, cifra que supera en más de 6 puntos porcentuales a la
registrada para el conjunto del Archipiélago. Además, el colectivo de 55 y más años
registró en nuestra isla un crecimiento del 30,91%, lo que supone un registro superior al
doble del acaecido para Canarias en su conjunto.
LA PALMA
CANARIAS
Año 1986 Año 1991 Año 1996 % 86-96 Año 1986 Año 1991 Año 1996 % 86-96
0-14 años
19.061
15.711
13.670
-28,28
389.683 333.551 303.586
-22,09
15-19 años
7.175
7.204
7.204
0,40
146.549 146.638 136.017
-7,19
20-24 años
7.019
6.933
7.115
1,37
138.038 143.058 152.734
10,65
25-54 años
28.136
29.276
33.469
18,95
542.254 591.515 700.736
29,23
55 y más años
239.467 279.022 313.476
30,91
18.424
19.743
20.897
13,42
Tabla 2. Población en la Isla de La Palma, por grandes grupos de edad, 1986 – 96.
Fuente: Instituto Canario de Estadística (ISTAC).
Por otra parte, es interesante analizar el grado de formación de la población de
la isla, variable de evidente relevancia en relación, entre otros, con los aspectos
laborales, que con posterioridad pasaremos a abordar. En la tabla 3 se presenta la
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distribución de la población tanto de La Palma como de Canarias en función de los
estudios realizados. Puede apreciarse que si sumamos las categorías de analfabetos y sin
estudios, prácticamente no se aprecian diferencias entre los dos ámbitos territoriales
(27,52% en La Palma por 27, 72% en Canarias). Sin embargo, agrupando las dos
categorías de mayor nivel formativo (secundaria y enseñanzas especiales con
enseñanzas universitarias) se detecta un déficit para nuestra isla (43,83% de personas
en esa situación en La Palma por 47,36% de canarios en general).
LA PALMA
CANARIAS
Total
%
Total
%
Analfabetos
1.892
2,32
54.011
3,36
Sin estudios
20.543
25,20
391.306
24,36
Educación Infantil y primaria
23.347
28,64
400.490
24,93
Secundaria y enseñanzas especiales
30.197
37,05
650.770
40,51
Enseñanzas universitarias
5.528
6,78
109.972
6,85
TOTAL
81.507
100,00 1.606.549
100,00
Tabla 3. Población de la Isla de La Palma, según estudios realizados, año 1996.
Fuente: Instituto Canario de Estadística (ISTAC).
Por último veamos, brevemente, las principales características de la población
desde la perspectiva laboral. En el mes de septiembre de 1.999 el paro afectaba en
nuestra isla a un total de 4.798 personas. Esta cifra ha descendido de manera
ininterrumpida desde el año 1996, al igual que en el contexto regional y nacional, fruto
del ciclo económico expansivo. El desempleo se ceba con especial virulencia en dos
colectivos: los jóvenes (1 de cada cuatro desempleados busca su primer empleo) y las
mujeres (el 57% de las personas en paro son de género femenino y la mitad de las
menores de 25 años que se han incorporado al mercado de trabajo están desempleadas).
Por zonas, son de destacar las tasas de paro de Barlovento, Breña Alta, Garafía,
Puntagorda, Tijarafe y Tazacorte; en este último caso con una espectacular tasa de paro
juvenil (54,28%).
En relación con la ocupación, sin duda la característica más distintiva de la isla
es que más del 20% de los ocupados lo están en el sector agrícola, cifra sin parangón a
nivel regional.
1.5. Agricultura y ganadería
Cuando se estudia el papel del sector agrario en la economía de las islas, se hace
referencia a la cada vez más baja participación de éste en el P.I.B. Sin embargo, para el
caso de La Palma dicha participación sí que es relevante.
No obstante, aún cuando esta valoración economicista de la agricultura en la isla
nos da una idea del papel que juega en la economía insular, creemos que se debe valorar
también la función agraria desde distintos puntos de vista:
•
•
En la conservación ambiental y paisajística de la isla.
Las interrelaciones con otras actividades más pujantes (turismo), que se
benefician de los valores mencionados anteriormente.
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•
•
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El paisaje agrícola como elemento patrimonial a conservar, y que es
resultado de las inversiones en capital fijo para la actividad agraria, que se
produjeron en el pasado con la transformación de los suelos para uso
agrícola.
La cada vez más clara relación entre sociedad agraria y cohesión social, que
ya en otras islas con economías más terciarizadas se hace evidente. Así por
ejemplo, el papel que juega la agricultura a tiempo parcial como
amortiguador de efectos sociales por la fluctuación de las actividades en
otros sectores (turismo, construcción,...)
En definitiva, debemos pensar y reflexionar en las dimensiones económicas,
sociales y territoriales de la agricultura en la isla, y no sólo en la ponderación de los
índices más frecuentes hasta ahora (participación sobre el P.I.B y/o porcentaje de
población activa)
Se distinguen claramente dos tipos de agricultura: la tradicional y la de
exportación.
La agricultura tradicional se caracteriza por un reducido tamaño de las
explotaciones, falta de capitalización y baja rentabilidad de la actividad. A pesar de
ocupar gran parte de la superficie agraria su contribución al valor de la producción
agrícola es baja. Los cultivos principales son los frutales templados y los viñedos, que
en la actualidad viven un proceso de revalorización y expansión importante. Estos
espacios agrícolas tienen las muestras más evidentes de los variados sistemas
agrológicos de la isla.
La agricultura de exportación sin embargo, tiene un fuerte peso sobre el valor
total de la producción agraria total. El cultivo principal es el del plátano, con 2750 ha., y
representado el 30% aproximado de la superficie ocupada por este cultivo en Canarias.
Este cultivo es el principal responsable de la actividad económica de la Isla.
La distribución territorial de los usos agrícolas se caracteriza porque en las
medianías se establece la agricultura tradicional y las zonas de clima más cálido y cotas
más bajas la agricultura de exportación. En la zona del Valle de Aridane y San Andrés y
Sauces se ubican la mayoría de los suelos dedicados a platanera. La superficie dedicada
a este cultivo aumenta a partir de 1996 con la entrada en vigor de la OCM del plátano,
este organismo regula y protege las producciones de plátanos de la UE, garantizando
unas rentas mínimas a los productores.
El 20,3% de la población activa está ocupada en el sector agrario, siendo este el
valor más alto de todas las islas.
En el territorio que ocupa el sector agrario tradicional se dan fenómenos de
envejecimiento de población y abandono de suelos agrarios, a excepción del fenómeno
reciente del viñedo. Estos cultivos están en franco retroceso por razones tanto
económicas como sociales. Por otro lado, la agricultura ecológica es una alternativa con
cierta aceptación en las medianías de La Palma, siendo la tercera isla por superficie en
este cultivo.
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8
Respecto a la ganadería, ha registrado en los últimos años un repunte en la
cabaña de ganado bovino, pero un fuerte retroceso del ganado caprino mayoritario en la
isla. Tradicionalmente la ganadería, además de aportar la producción de alimentos juega
un papel importante en la generación de residuos que son utilizados en los sistemas
agrícolas de la Isla. En los últimos años se observa una tendencia a la intensificación de
las explotaciones ganaderas.
1.6. Turismo.
A partir de la década de los 70, el turismo se convierte en la “principal industria”
del Archipiélago Canario, llegando a representar en la actualidad, a través de los
binomios turismo – comercio y turismo – construcción, más del 80% del P.I.B.
regional. Aspectos como la bondad del clima, la belleza del medio natural, la
inestacionalidad de la oferta, la estabilidad social y política y la relativa cercanía a los
mercados emisores europeos han permitido a Canarias convertirse en el octavo destino
turístico mundial por vía aérea, y el líder casi exclusivo en turismo invernal.
Esta especialización ha tenido importantes implicaciones para el Archipiélago en
relación con la demanda de diversas dotaciones de carácter estratégico, tales como las
infraestructuras de transporte, recursos hidráulicos, energía, telecomunicaciones y
recursos ambientales, hasta el punto de que el “producto” turístico canario “entra en una
fase de agotamiento paulatino que puede conducir, si no se adoptan cambios relevantes
y progresivos, en una crisis de viabilidad y rentabilidad, pública y privada del sistema”
(Gobierno de Canarias, 1.997).
No obstante lo anterior, La Palma ha escapado hasta el momento a esta
tendencia de especialización en el “producto turístico de masas”, ya que el fenómeno se
ha concentrado sobre todo en las islas de Tenerife y Gran Canaria, y en menor medida
en las de Lanzarote y Fuerteventura, existiendo únicamente dos pequeños núcleos
reseñables en los municipios de Breña Baja (Los Cancajos) y Los Llanos de Aridane
(Puerto Naos). Sin embargo, sí que ha sido pionera nuestra isla en la implantación en la
región del turismo rural, concentrando el 26,5% del total de las aproximadamente mil
plazas ofertadas en la actualidad en Canarias.
Las razones de la dilatada ausencia del modelo turístico de masas en nuestra isla
serían, a nuestro juicio, las siguientes:
a) La condición de “doble insularidad” de La Palma, ya apuntada
anteriormente, ha creado dificultades añadidas a la accesibilidad tanto de
personas como de mercancías, factor indispensable para la implantación del
modelo.
b) Condiciones climáticas y naturales no del todo adecuadas. Así, la
inexistencia de grandes playas, las suaves temperaturas y la orografía
escarpada pueden apuntarse como factores limitantes.
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c) La elevada rentabilidad de la agricultura de exportación palmera, siempre ha
constituido un elemento disuasor a otros usos alternativos del suelo.
d) Las rentables inversiones turísticas en las islas centrales hacían
excesivamente alto el coste de oportunidad de eventuales llegadas de capital
inversor hasta nuestra isla.
e) La promulgación de la ley de espacios Naturales de Canarias a finales de la
década de los ochenta, momento en el que se detecta uno de los intentos más
serios de implantación del modelo, introdujo sin duda elementos restrictivos.
f) La contestación social al modelo turístico liderada por un dinámico, si bien
poco numeroso, movimiento ecologista palmero.
1.7. Industria.
El sector industrial en el Archipiélago Canario tiene un peso en la estructura
productiva regional sensiblemente inferior a la media nacional, no superando el 12% del
PIB regional ( Gobierno de Canarias, 1999). En el tejido industrial canario ha existido
además una debilidad estructural compartida prácticamente por todos las islas con
honrosas excepciones puntuales, lo cual podríamos explicar mediante diversos factores
entre los que cabría destacar los siguientes:
-
Escasez de recursos naturales, energía y materias primas.
-
Insularidad y lejanía respecto a los mercados dominantes.
-
Reducidas dimensiones y fragmentación territorial del mercado regional.
-
Derivación de capitales hacia otras actividades financieramente más
rentables en el corto plazo.
La inversión en el sector industrial se encuentra concentrada en Canarias en dos
ramas de actividad que rompen en cierta medida con la tendencia generalizada esbozada
anteriormente: “energía y agua” y “tabaco”, incluido en lo que sería “alimentación,
bebidas y tabaco”. Entre estas 2 ramas copan más del 70% de la producción industrial
canaria, sin olvidarnos de la construcción, puesto que además de su importancia
cuantitativa, la actividad industrial en Canarias está muy ligada a la constructora
(Gobierno de Canarias, 1995).
En La Palma, la dimensión del sector industrial está aún por debajo de la que
tiene a nivel regional. Señalar por ejemplo que sólo el 7.3% de la población ocupada
palmera corresponde a dicho sector.
La descripción realizada para el conjunto de la región, es perfectamente
aplicable a esta isla, debiendo sin embargo destacar algunas especificidades.1
(1)
Libro Blanco del M. A. En Canarias.
(2) Plan de Desarrollo Industrial de Canarias (PDINCA 95).
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Después de la rama “agua y energía”, “la industria del tabaco” tiene un peso
importante, centrado en el municipio de El Paso, donde está situada la Fabrica de
tabacos de R.J. REYNOLDS IBERIA S.A. Es de destacar la industria ligada al sector
primario, particularmente la del “empaquetado del plátano”, con un claro centro de
gravedad en el Valle de Aridane (Los Llanos de Aridane y Tazacorte).
Finalmente reseñar ciertas transformaciones agroalimentarias como por ejemplo
la repostería, con gran tradición en la isla, si bien con una estructura muy artesanal. De
hecho, la artesanía ha formado parte importante de la cultura palmera y, aunque haya
tenido un declive importante en las últimas décadas, desde la administración se intenta
revitalizarla, existiendo en la actualidad un creciente número de maestros artesanos.
1.8. Transporte
La movilidad, entendida como la capacidad de personas y objetos para
desplazarse a través del territorio, cobra una importancia crucial en las economías
modernas, hecho derivado de la creciente especialización funcional del espacio. Como
ya se dijo anteriormente, este hecho se acentúa aún más en un territorio insular como La
Palma. Así, ”la necesidad de movilidad para el isleño va más allá del hecho físico de
desplazarse, es preciso además tener la certeza de que el desplazamiento será posible
cuando se necesite o desee. Puede hablarse en este sentido de la existencia de una
necesidad psicológica de movilidad, es decir, es necesario garantizar unos niveles
mínimos de movilidad a la población si se quiere vencer la percepción de aislamiento,
asociada habitualmente a la condición de insularidad” (Gobierno de Canarias, 1.998(a)).
El Puerto de S/C de La Palma juega un papel estratégico en las comunicaciones
marítimas. Junto con los puertos de Arrecife (Lanzarote) y Morro Jable (Fuerteventura),
son los únicos del Archipiélago (aparte de los dos puertos capitalinos de las islas
centrales) que cuentan con instalaciones capaces de recibir carga contenerizada, además
de la rodada, aunque es esta última modalidad la mayoritaria. Así mismo es
fundamental su papel en el tráfico de pasajeros y vehículos, constituyéndose en este
último caso en el único punto de entrada y salida de la isla, mientras que en el caso de
pasajeros ha pasado a jugar un papel de importancia creciente en el tráfico interinsular,
a partir sobre todo de la reciente liberalización del sector, llegando en el año 1.998 a ser
la vía de entrada a la isla de más de 120.000 pasajeros (ver tabla 4).
El Aeropuerto de Mazo completa las infraestructuras de que dispone la Isla en
relación con las posibilidades de movilidad exterior, siendo receptor el pasado año de
casi 400.000 pasajeros (ver tabla 4), lo que da idea de su importancia. Esto ha llevado a
algunos representantes institucionales a hablar de que se está empezando a tocar el
“techo” de su capacidad operativa, sobre todo si se enmarca en un modelo de desarrollo
que apueste por el sector turístico como principal estrategia de futuro.
En lo que se refiere al tráfico interior tanto de personas como de mercancías, la
carretera es la única infraestructura implantada, al igual que en el resto de las Islas. En
este sentido, decir que la orografía es un factor altamente condicionante, y baste para
ello indicar que en nuestra isla es posible encontrar desniveles de más de 2.400 metros
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en distancias inferiores a 7 km, perfectamente equiparables a las que se encuentran en
algunas regiones alpinas (Gobierno de Canarias, 1.998(a)).
PROCEDENCIA
AÑO 1.996
AÑO 1.998
Vía Aérea
Vía Marítima
Vía Aérea
Vía Marítima
Lanzarote
1.214
27
1.289
84
Fuerteventura
0
13
116
145
Gran Canaria
37.219
3.918
37.881
9.369
Tenerife
163.839
82.718
179.237
94.025
La Gomera
0
15.293
0
10.060
El Hierrro
964
54
507
13
Total Interinsulares
203.236
102.023
219.030
113.696
Resto de España
15.456
789
27.645
2.202
Exterior
114.269
15.849
127.091
7.885
TOTAL
332.961
118.661
373.766
123.783
Tabla 4. Entrada de pasajeros según procedencia y vía en la Isla de La Palma.
Fuente: Instituto Canario de Estadística (ISTAC).
En este último aspecto destacar que, en lo que se refiere al transporte de
pasajeros, es el vehículo privado la modalidad más utilizada en los desplazamientos
interiores, ocupando el transporte público una posición meramente testimonial. Así, sólo
existe un operador de guaguas que preste servicio regular, siendo los itinerarios y las
frecuencias bastante limitadas y ofertando precios poco competitivos. Destacar que el
índice de motorización insular era en el año 1.996 de 493 vehículos/1.000 habitantes,
superando ampliamente el estatal (que se encuentra en la actualidad en 443).
1.9. Energía
El suministro energético es uno de los factores fundamentales para el desarrollo
de una economía; así mismo el modelo de abastecimiento o producción energética por
el que se opte será una de las cuestiones clave a dirimir en una economía, puesto que
condicionará el desarrollo y la calidad de vida en ese territorio.
Pues bien, podríamos decir que Canarias se encuentra constituida por sistemas
independientes desde el punto de vista energético, caracterizados a su vez por su
pequeña dimensión y por su alejamiento de los grandes centros de abastecimiento, a lo
cual debemos añadir la práctica inexistencia de recursos energéticos convencionales
propios. Es decir, que la dependencia energética exterior es casi absoluta.
El consumo per cápita de electricidad en Canarias es inferior que en el resto de
España, derivado del menor peso que, como ya se ha visto, posee el sector industrial y
de las condiciones climáticas más benévolas.
Estas características y las apropiadas condiciones climáticas de nuestro territorio
han llevado al Gobierno de Canarias a realizar algunas inversiones en el campo de las
energías renovables, especialmente en energía eólica y energía solar, llevándose a cabo
también actuaciones de este tipo en la isla de La Palma.
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En esta isla contamos con una central minihidráulica de 800 Kwp. de potencia, y
con un vertido a red que supone algo menos del 2% del consumo eléctrico de la isla.
Igualmente existe una central fotovoltaica de 25.125 Kwp. de potencia que vierte a red
27.251 Kw/h, aproximadamente el 0.02 % del consumo eléctrico total. Entre los tres
pequeños parques eólicos de la isla (uno de ellos en fase de construcción), hay 4.100
KWp de potencia eléctrica eólica instalada, con un vertido a la red eléctrica que supone
casi un 2% del consumo eléctrico total de la red. Es decir, que del consumo eléctrico
total de la red, algo menos del 4% es suministrado mediante energías renovables, siendo
el resto aportado básicamente por una central térmica mediante combustibles fósiles.
Añadir por último que el total de combustibles fósiles consumidos en La Palma en 1996
fue de 72.828 Tn2 y que existen pequeñas instalaciones normalmente privadas de
energía solar térmica que en 1998 totalizaban 2.046 m2 de paneles instalados,
asimilables a 157.57 Tep., así como algunas instalaciones de energía solar fotovoltaica
aisladas (que no vierten a la red).
1.10. Residuos sólidos urbanos
La gestión de Residuos (la adecuada gestión de éstos) se ha constituido en la
última década como uno de los principales problemas ambientales a resolver
prácticamente en el planeta, dado el considerable y constante crecimiento
experimentado en la generación de residuos y, especialmente, de Residuos Sólidos
Urbanos (RSU), debido fundamentalmente a la concentración demográfica y a la
generalización y estandarización de ciertas pautas de consumo y de distribución de
mercancías.
Pues bien, en un territorio como el que nos ocupa, con una dimensión física
reducida y acotada además por una orografía extremadamente abrupta y jalonada de
espacios naturales protegidos de gran fragilidad ecológica, esta circunstancia se agrava
aún más. De hecho los problemas derivados de la gestión de los RSU generados en la
isla ha sido la principal preocupación de los grupos ecologistas insulares en esta última
década y un tema importante para los diferentes gobiernos insulares en estos años, si
bien, la forma de abordarlo y los resultados obtenidos no han sido tan positivos como
era deseable.
Resumiendo la historia reciente de este problema en la isla, podemos decir que
la administración en estos años ha tratado de buscar una solución buena, bonita pero,
sobre todo, barata, intentando aportar diversas soluciones en el sentido de “verter los
residuos”, con frecuencia, al margen de la legislación vigente y con dura respuesta
desde el movimiento ecologista y desde la población en general.
La forma de vertido propuesta generalmente obedece a lo que algún teórico del
tema ha denominado “modelo Barranco”, es decir, simplemente deponer, y enterrar (a
lo sumo quemar) los RSU aprovechando algún accidente geográfico más o menos
alejado de los núcleos poblacionales (normalmente barrancos). La fuerte contestación
social ya mencionada obligó a adoptar soluciones de otro tipo, optándose entonces por
2
Los niveles de consumo, así como los porcentajes obtenidos, están referidos a 1.996, por ser éste el
último año del que disponemos de información completa.
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la incineración, también de manera desafortunada y nuevamente sin cumplir la
legislación vigente sobre este tema.
Esta sucesión de hechos nos ha llevado a una situación actual en la que existen
numerosos vertederos incontrolados en distintos barrancos de toda la isla, dos
incineradoras que ni siquiera pueden llamarse así ya que, todo lo más, “hornean la
basura” y una tercera incineradora con un mayor componente tecnológico añadido y la
única prevista de filtros de mangas para intentar controlar las emisiones, si bien,
tampoco se han dado los pasos y requisitos que marca la legislación, tanto a nivel
europeo como nacional en este sentido.
Así las cosas, de las más de 80Tn. de RSU generadas al día en La Palma,
aproximadamente 12 Tn. son incineradas en la última de las incineradoras mencionadas.
Por otra parte, señalar que éste es el volumen óptimo de tratamiento de esta
incineradora, si bien en determinados periodos se han llegado a “tratar” el doble de
RSU, con la disminución de eficiencia y el aumento del riesgo ambiental que esto
conlleva.
El resto de RSU se reparte entre los citados vertederos incontrolados y los otros
dos “hornos para quemar basura”. Inclusive se ha improvisado otro vertedero
incontrolado junto a la incineradora, de tal forma que las escorias y cenizas procedentes
de la incineración son vertidos sin más tratamiento ni control junto a la incineradora, y
con frecuencia conjuntamente con otros residuos que no se incineran. Debemos añadir
que en este “complejo ambiental”, que así es llamado, existe así mismo un pequeño
incinerador para los residuos provenientes del Matadero Insular, único existente.
Dado este desolador panorama, y presionado por diferentes colectivos sociales,
el Cabildo Insular se decide en 1995 a contratar a un prestigioso equipo de expertos en
esta tema a nivel nacional para la elaboración del “Plan Integral de Gestión de Residuos
de La Palma”. Dicho plan está basado en la recogida selectiva en origen, separando
inicialmente dos fracciones de la basura: materia orgánica y el resto. Esto permitiría
elaborar un compost de buena calidad (a partir básicamente de esta fracción orgánica),
el cual podría ser utilizado por el sector agrario, mientras que la otra fracción sería
fácilmente separable de cara a su posible aprovechamiento (reciclaje). En este momento
parecía comenzarse a vislumbrar una solución más adecuada y acorde con la legislación
vigente al problema de los residuos; sin embargo, el mencionado equipo de expertos
finaliza la redacción de este Plan a finales de 1996 sin llevarse a cabo hasta el momento
las actuaciones propuestas, por diversos motivos institucionales y políticos y no
técnicos, y ello a pesar de contar dicho Plan con el beneplácito de los grupos ecologistas
y un amplio apoyo social.
2. EL MODELO TENDENCIAL DE DESARROLLO.
Creemos no equivocarnos si decimos que La Palma está atravesando en estos
momentos por una de las etapas más importantes de su historia reciente. Las decisiones
que se tomen en el presente en relación con diversas variables de las analizadas en el
apartado anterior van a condicionar, de manera irreversible, su futuro.
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A continuación vamos a tratar de caracterizar, de forma suscinta, lo que a
nuestro juicio constituye el modelo tendencial de desarrollo a que se ve abocada la isla,
en función de los parámetros mayoritariamente manejados por los centros de poder
político y económico. No pretendemos ser prolijos en el análisis, sino más bien destacar
aquellos aspectos más relevantes del modelo, en función de su influencia en la
construcción de los escenarios futuros, y de cara a contrastarlos con el modelo
alternativo que proponemos en el epígrafe siguiente.
1) Creciente visión de sector turístico como alternativa de futuro. Esta
postura se suele fundamentar en dos hechos principales:
-
Crisis del sector agrícola. A la profunda crisis de la agricultura de
medianías, caracterizada por la ausencia de relevo generacional,
descapitalización, deficiencias en la comercialización, etc. se le unen
las importantes incertidumbres futuras a las que se enfrenta el sector
exportador. Así, la desaparición de la OCM del plátano, al menos en
los ventajosos términos actuales, parece ser un hecho inapelable en
un horizonte de medio plazo. Ello provocaría la pérdida de la mayor
parte del mercado comunitario para el plátano canario, con los
consiguientes reajustes en la producción.
-
Crisis socioeconómica generalizada. Caracterizada por los altos
niveles de paro, estancamiento poblacional, procesos migratorios
(tanto internos como externos), etc.
2) Negación del sector primario como alternativa viable de futuro, en el
marco de la economía de mercado. La crisis de la agricultura y la ganadería
es irreversible y su papel futuro va a ser meramente testimonial.
3) Existencia de un importante volumen de capital especulador ligado al
binomio turismo – construcción dispuesto a desembarcar en la isla. Este
fenómeno es apoyado además por el aparente agotamiento del modelo
turístico en las islas con mayor tradición del Archipiélago (Gran Canaria,
Tenerife y Lanzarote).
4) Se apuesta por el modelo turístico llamado “de calidad”, lo que se identifica
exclusivamente con atraer visitantes de “alto poder adquisitivo”. Esto va
aparejado a la promoción de una oferta adecuada de servicios, tales como
complejos hoteleros de lujo, campos de golf, etc.
5) Los promotores de estas actividades son agentes externos a la isla, lo que
implica que los beneficios ligados a las mismas, en su inmensa mayoría,
no se reinvertirían en ella, a diferencia de lo que ocurriría con los costes
abientales o externalidades, que han de ser asumidos en su totalidad por el
territorio insular.
6) No se tiene en cuenta que la implantación de este modelo de desarrollo, lleva
aparejado una serie de cambios añadidos, tales como:
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15
-
Aumento de la presión sobre el recurso agua, derivado de la
escalada en el consumo turístico.
-
Acentuación de comportamientos especuladores en relación con el
territorio, encareciéndolo e hipotecando usos alternativos al turístico
– residencial.
-
Introducción de elementos distorsionadores de la cultura local.
-
Aumento del consumo energético. A ello se añaden las escasas
actuaciones existentes o previstas en el campo las energías
renovables, al menos en relación con el potencial que presenta la isla.
7) Para la implantación del modelo, las infraestructuras se interpretan como
una variable estratégica, positivas en sí mismas, “facilitadoras del
desarrollo”. Así, se sostiene que “En Canarias se dobla el valor de la media
nacional en lo que a densidad superficial de la red viaria se refiere (…). Sin
embargo, si consideramos que la densidad del tráfico es muy superior a la
nacional (…) podemos comprobar la insuficiencia de la red viaria”
(Gobierno de Canarias, 1.995). Esto va asociado al carácter polarizado del
modelo, en lo que a su implantación territorial se refiere: para que el
desarrollo se difunda desde los “polos de crecimiento” hacia el resto del
territorio, son indispensables, por ejemplo, las infraestructuras de transporte.
8) La visión desde la que se plantea este modelo es, a nuestro juicio,
cortoplacista y carente de planificación a medio y largo plazo. En este
sentido, los erráticos comportamientos seguidos hasta ahora en relación con
el Plan Insular de Residuos Sólidos y la inexistencia aún de un Plan Insular
de Ordenación del Territorio son dos claras muestras de este particular. Todo
ello conlleva a que las actuaciones sobre el territorio se realicen de manera
desordenada, con la ausencia de una perspectiva del conjunto de la isla.
Además, esto lleva aparejado el peligro de que los intereses particulares, con
frecuencia de manera soterrada, sean quienes fijen prioridades y determinen
actuaciones.
9) Es curioso constatar como, desde el ámbito político, se suele utilizar un
lenguaje que no se corresponde con la praxis cotidiana. Así, las
actuaciones encaminadas a la implantación del modelo que venimos
caracterizando, conviven con fervorosos manifiestos políticos en defensa de
valores (ambientales, culturales, etc.) cercenados por el mismo.
3. HACIA LA
DESARROLLO.
DEFINICIÓN
DE
UN
ESTILO
ALTERNATIVO
DE
Tras haber hecho un esbozo sintético de los principales pilares del modelo
socioeconómico actual en la isla de La Palma y de las previsiones futuras en base a
proyecciones de tal modelo, intentaremos plantear, aunque sea someramente, ciertas
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16
líneas de actuación alternativas, las cuales pensamos que podrían resultar convenientes
para un desarrollo socioeconómico sostenible y equilibrado en La Palma.
Sobre esto debemos hacer algunas observaciones previas:
1- Cuando hablamos de desarrollo socioeconómico sostenible partimos del hecho de
que un punto irrenunciable de ese modelo de desarrollo debe ser el no poner en
peligro la capacidad de generaciones futuras de satisfacer sus necesidades, pudiendo
disponer de aquellos recursos naturales de los que ahora también disponemos
nosotros. Obviamente esta consigna parte de un juicio de valor explícito: la
deseabilidad (necesidad) de conservar el patrimonio natural del que dispone nuestro
territorio (muy rico como ya se ha visto). Reseñar que, intentaremos explicitar las
condiciones de partida del modelo y los juicios de valor (subjetivos por tanto) que
nos llevan a ello, a diferencia de otros modelos que a priori parecen estrictamente
“científicos” bajo la pantalla de lo “únicamente analítico”, aunque contengan juicios
de valor implícitos.
2- Por otra parte, la utilización del término equilibrado tampoco ha sido azarosa, sino
que se deriva de apostar por un modelo de desarrollo que alcance a la totalidad del
territorio y, sobre todo, a la totalidad de la población. Esto además se desprende de
que el objetivo central que persigue el modelo de desarrollo que planteamos es la
Calidad de Vida Global (término al que dedicaremos una reflexión específica), de
toda la población palmera. El modelo debe estar dotado por tanto de los oportunos
mecanismos de redistribución (equilibrio), tanto a nivel territorial como social, y no
sólo en cuanto a las rentas sino también en otros aspectos como por ejemplo los
culturales.
Con referencia al término Calidad de Vida, pensamos que es cada ciudadano quien
debe tener la oportunidad de definir su idea de tal concepto llegando, en la medida
de lo posible, a un relativo consenso social; sin embargo, en la actualidad, con
determinadas actuaciones que parten desde una fracción minoritaria y elitista de la
sociedad, se está, de hecho, apostando por una vía que hipoteca otras alternativas sin
que ello haya sido ni siquiera debatido.
Hemos hablado de aportar algunas líneas de actuación. Pues bien, ello no quiere
decir ni mucho menos que juzguemos como erróneas todas las líneas emprendidas hasta
el momento. De hecho, la historia reciente de La Palma está jalonada tanto de demandas
sociales como de propuestas institucionales de gran coherencia y oportunidad. El
problema llega cuando todas estas propuestas se quedan por el camino, es decir, no se
llevan a cabo en la práctica, en buena parte de las ocasiones por falta de decisión y/o
voluntad política. Sin embargo, en estos casos cabe otro análisis: cualquier propuesta
de actuación debe contener una doble vertiente para garantizar su éxito: vertiente de
arriba a abajo y vertiente de abajo a arriba. Es decir, para que una propuesta
institucional (Administración Pública) llegue a buen término, es conveniente que tenga
un importante apoyo popular, el cual hay que aprovechar para llevar a cabo actuaciones
en esa línea. Igualmente, cuando desde cualquier sector social más o menos amplio se
realiza una demanda, esta debe difundirse, fundamentarse y buscar apoyos, entre otros,
por supuesto, los de la Administración Pública. En resumen, podemos decir que
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17
abogamos por fomentar un debate social amplio que incluya, especialmente, todos
aquellos temas que jueguen o puedan jugar un papel decisivo en el futuro inmediato o a
medio plazo de la vida socioeconómica, cultural y ambiental de todos/as los/as
palmeros/as, debate inexistente en la actualidad, donde la inmensa mayoría de las
decisiones importantes para el futuro de la isla, están siendo tomadas desde pequeños
núcleos decisorios, sin el respaldo ( bien es verdad que, con frecuencia, sin mucha
oposición ) de una parte muy significativa de la sociedad. De hecho, reivindicando
algunas de éstas y otras cuestiones, ha surgido en la isla una plataforma social
denominada FORO DEBATE XXI, en cuyo manifiesto de presentación se podía leer la
siguiente reflexión ( compartida por quienes suscriben este texto ): “ (...) se constata la
carencia de un marco orientador socialmente debatido que regule las intervenciones de
los distintos agentes sociales en nuestro territorio, dándose la paradoja de la existencia
de profundas contradicciones entre lo inicialmente aprobado por el Cabildo Insular en
las directrices básicas del Plan Insular de Ordenación del Territorio y lo recogido en
diversas normativas de planificación urbana municipales (..) además, se enmarca en un
contexto de escasa participación social y de una cierta inercia, aparentemente
irreflexiva, en la toma de decisiones, a pesar de que éstas van a afectar de manera
decisiva al marco cotidiano de convivencia de los ciudadanos de esta isla”
De lo anterior se desprende además una actuación que consideramos
absolutamente urgente e imprescindible: la aprobación de un marco normativo general
de ordenación y planificación territorial de la actividad económica y de los distintos
usos del suelo: el Plan Insular de Ordenación de La Palma (PIOLP), actuando dicho
documento como patrón regulador supramunicipal.
El estilo de desarrollo insular que se defina para el futuro debe tener como
premisa irrenunciable la conservación de su Patrimonio Natural. En este sentido, es
importante demostrar que los valores naturales y paisajísticos de la Isla son los que le
dan gran parte de su personalidad e identidad, dotándola de un carácter diferenciado.
La capacidad que tengamos de conservar y potenciar los valores ambientales
dependerá, en gran medida, de que las palmeras y los palmeros perciban este recurso
como un valor propio, no sólo ambiental, sino también económico y cultural. Resulta
así clara la importancia de la sensibilización y la gestión sensata de los múltiples e
interrelacionados aspectos ambientales en la isla. Veamos algunas propuestas concretas
en este campo:
•
•
•
Necesidad de contar con las herramientas de planeamiento previstas en la
legislación ambiental para cada uno de los Espacios Naturales Protegidos de la isla.
Contemplar la dimensión económica en la gestión de los Espacios Naturales
Protegidos, como elemento potenciador, y no en perjuicio de la conservación de
éstos. En muchos casos, los usos compatibles que se realizaban de forma tradicional,
no sólo deben ser permitidos sino que, como creadores y mantenedores del paisaje,
deben ser revalorizados.
Favorecer una participación real de la Sociedad en la gestión de sus valores
ambientales, protegidos o no.
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18
En lo que al sector agropecuario se refiere, hablaremos más genéricamente del
espacio rural, como el ámbito donde interactúan múltiples y variables facetas. Aún
teniendo en cuenta que los espacios rurales se enmarcan en un entorno cada vez más
global, donde las decisiones estratégicas se pueden definir en esferas de poder muy
alejadas, así como la situación de incertidumbre, crisis y cambios que vive el campo
palmero, no sería admisible que la sociedad isleña se dejara llevar por la inercia de las
circunstancias. Con esto queremos decir que, en la medida que nos pongamos a trabajar
para compensar los perjuicios que se producirán con los cambios que se avecinan
podremos afrontar mejor estos problemas. En este sentido, podemos apuntar una serie
de cuestiones que nos parecen importantes:
•
Debe existir coherencia en las políticas intersectoriales de las instituciones públicas
en concordancia con las necesidades y realidad del sector agrario, así como eliminar
el clientelismo político y la subjetividad de las Administraciones.
•
Se debería tener en cuenta la dimensión social en cualquier propuesta o plan de
desarrollo rural. La importancia de la dinamización social necesaria que facilite la
participación en las estrategias de desarrollo, los aspectos culturales, el papel de la
Sociedad Civil, la capacidad organizativa,... en definitiva la visión integradora de
todas las interrelaciones que se dan en el mundo rural.
•
La complementariedad de las rentas, como estrategia ante la dificultad de generar
economías de escala en las condiciones agrícolas de la isla.
•
Una adecuada distribución y comercialización de los productos agropecuarios,
valorizándolos y explotando los mercados potenciales, que en la isla deben llevar el
atributo de calidad para ser competitivos.
•
Explotar las potencialidades que ofrece la Agricultura Ecológica en la isla, tanto
para el mercado interior como exterior. Este tipo de agricultura se adapta
perfectamente a las necesidades de sostenibilidad de la actividad, producto de alta
calidad y diversificación de cultivos, amén de que existe una creciente demanda de
tales productos, por parte de la población residente de origen alemán.
•
Potenciación de la ganadería como productora de riqueza en sí misma, así como de
su papel complementario en los sistemas agrológicos.
•
La industria agroalimentaria, que añade valor a los productos tanto de la agricultura
tradicional como de la de exportación, debe ser otro sector a potenciar de manera
importante. En este sector se enmarca la fuerte tradición de la artesanía alimentaria
en la isla.
En lo que al modelo de transporte se refiere, entendemos que su definición
debe partir de una planificación del territorio en la que traten de minimizarse los flujos
de personas y mercancías. En este sentido puede sostenerse que “el mejor
desplazamiento es el que no es necesario realizar”, y ello tanto para los flujos interiores
como para los exteriores a la isla. Esto entronca directamente con la necesidad de
avanzar hacia la disminución de la dependencia, tanto de la isla con el exterior, como de
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Comparación de estilos de desarrollo insular: el caso de la Isla de La Palma
19
las comunidades interiores, en la línea de los postulados desarrollados por la
Permacultura. Apostamos por tanto para Nuestra Isla por un “desarrollo no polarizado”,
aunque sin renunciar a las necesarias dosis de especialización. Todo ello no es
concebible sin una apuesta clara por la diversificación de la economía y revitalización
del sector primario. Por otra parte, para los flujos materiales indispensables, ha de
realizarse una apuesta decidida por redes integradas de transportes colectivos que,
introduciendo criterios de intermodalidad, permitan tanto a las personas como a las
mercancías desplazarse por el territorio minimizando los impactos en el medio.
La principal razón que se suele aducir para justificar el viraje estructural que
pretende implantarse en Nuestra Isla, en términos de modelo económico, es la capacidad
de generación de empleo que presentan las nuevas actividades, ligadas al sector
turístico. A nuestro entender, en relación con la variable empleo cabe hacer las
siguientes matizaciones y propuestas de futuro:
1) La capacitación de los recursos humanos con que cuenta la isla no se
corresponde con el perfil de las actividades que ese modelo de desarrollo
generaría con lo que, o bien dichos puestos de trabajo serían ocupados por
trabajadores procedentes del exterior, o bien habría de incurrirse en unos
altos costes de adaptación.
2) Cuando se habla de empleo no debe hacerse sólo en términos cuantitativos y
de corto plazo, sino que han de introducirse criterios de sostenibilidad. En
este sentido entendemos por empleo sostenible aquel que está ligado a
actividades que tienen ese carácter y que además presentan ciertas garantías
de estabilidad en el tiempo. A nuestro entender este requisito es claramente
incumplido por el modelo de desarrollo descrito en el epígrafe anterior.
En correspondencia con los puntos precedentes, apostamos por poner énfasis en
la creación de empleo en aquellas actividades más respetuosas con la idiosincracia de la
isla: sector primario, recuperación y protección del medio ambiente, turismo sostenible,
etc.
En el sector energético, llama la atención el hecho de que cerca de un 4% del
consumo eléctrico total sea suministrado a la red mediante energías renovables, sobre
todo si tenemos en cuenta que la instauración de este tipo de energías comienza en La
Palma prácticamente desde unos 5 ó 6 años atrás; es decir que las grandes
potencialidades de la isla en este terreno han permitido que en un espacio relativamente
corto de tiempo y con 4 ó 5 acciones bien planificadas y no de gran envergadura, se ha
conseguido un avance en este terreno que comienza a ser significativo. Sin embargo, en
el medio plazo no se contemplan acciones en este campo (excepción hecha de las
subvenciones a la energía solar), en el cual pensamos que aún queda un largo y
prometedor camino por recorrer, avanzando así en una de las líneas transversales de este
trabajo, como es la disminución de la dependencia exterior.
Los Residuos Sólidos Urbanos es otro campo que, además de levantar gran
controversia social en la isla, ha sido tratado de forma claramente deficiente, como se ha
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Comparación de estilos de desarrollo insular: el caso de la Isla de La Palma
20
comentado en el primer punto de este trabajo. La contratación del equipo ya
mencionado para la elaboración del Plan Integral de Gestión de Residuos de La Palma
(con frecuencia denominado PIRSILP), parecía marcar un hito favorable en esta
cuestión y, desde luego, un punto de inflexión sobre lo ocurrido con anterioridad. Sin
embargo, las expectativas se han visto frustradas. Desde este trabajo queremos señalar
nuestro acuerdo con el planteamiento inicial de dicho plan (con su aprobación inicial),
basado fundamentalmente en la recogida selectiva en origen de dos fracciones de la
basura, la materia orgánica y el resto. Esto facilitaría la fabricación de un abono
orgánico de alta calidad, lo cual permitiría eliminar la mitad del problema de la gestión
de residuos en la isla ( donde la materia orgánica supone aproximadamente el 50% en
peso de los residuos sólidos urbanos ). En un territorio como el nuestro, este hecho es de
gran importancia para la regeneración de suelos y como complemento agrícola a un
coste moderado.
Por otra parte La Palma podría ser el primer territorio insular en llevar a cabo un
proyecto de gestión de residuos tan ambicioso (hecho por el cual mereció ser recogido
en distintas publicaciones a nivel europeo), lo cual podría ser aprovechado para
establecer una sinergia favorable en el trinomio Agricultura (utilización de compost)Turismo de calidad (imagen verde)-Medio Ambiente (Adecuada Gestión de Residuos).
Bibliografía
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