-CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 119 CAPÍTULO V EL CANAL DE CASTILLA Fernando Rosell Campos Ingeniero de Caminos -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 120 -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 121 EL CANAL DE CASTILLA ( 121 INTRODUCCIÓN El Canal de Castilla es un canal situado en la vieja Castilla. Esta afirmación indiscutible puede a la vez resultar engañosa, porque oculta en su rotundidad todo lo que este canal tiene de distinto respecto de otros canales: sueños seculares de comunicación, empeños colosales para doblegar la naturaleza, estudio y aplicación de soluciones novedosas, concentración de ingenios mecánicos que aprovechan la energía del agua, creación de microclimas con su correspondiente utilidad vegetal y, como necesidad y consecuencia de todo ello, adquisición de técnicas, formación de especialistas y fijación de operarios, profesionales y empresarios que fueron impulso notable para la economía y el desarrollo de esta región. “El Canal de Castilla” es un apelativo con claro sentido antonomástico: no es un canal más del amplio territorio al que sirve, un canal en Castilla, sino que es entre todos ellos, singular, reconocido y característico y como tal fue concebido, nominado y realizado. En sus avatares a lo largo del tiempo, perdió su más notable función, la navegabilidad, por su imposible competencia frente a otros medios de transporte. En el presente, la sociedad aprecia muy especialmente otros valores, históricos, ambientales y lúdicos, que dan nuevo auge a esta obra tan especial. Todos los que hemos recorrido y estudiado “El Canal” conservamos un especial sentimiento de afecto y atracción hacia esta construcción admirable que nunca dejó de servir a la tierra que lo acoge, dándole comunicación, fuerza, bebida y riego, es decir, dándole vida, además de todas esas otras cosas (turismo, deporte, Figura 5.1. Croquis general del Canal -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 122 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 122 documentación histórica) de las que también tratamos en estas páginas. El Canal de Castilla constituye con sus tres ramales (del Norte, del Sur y de Campos) y el pequeño ramalillo de Palencia, una unidad funcional e histórica y en ese conjunto centramos este trabajo (figura 5.1). Sin embargo, el Canal se pensó como una red más amplia que no llegó a realizarse, aunque sí existen otros canales que se alimentan de él, e incluso muy recientemente algún otro que se le ha acercado para compartir sus caudales. Arriba: foto 5.1. Bifurcación de los ramales del Sur y Campos en El Serrón Abajo: foto 5.2. Cruce del Canal de Castilla y el río Pisuerga en Calahorra de Ribas El canal actual, con una longitud total de 207 kilómetros, está formado por tres ramas que se juntan en un nodo, situado en El Serrón, término municipal de Grijota, pocos kilómetros al norte de Palencia (foto 5.1). La apariencia geométrica es del dibujo de una copa en posición invertida. Desde ese nodo, podríamos decir que una de las ramas “viene” del Norte (Alar del Rey) y las aguas procedentes de ella se separan hacia las otras dos, hacia el Sur (Valladolid) y hacia el Oeste (Medina de Rioseco), recorriendo la Tierra de Campos. De ahí, los nombres aplicados a los tres ramales: del Norte, del Sur y de Campos. Como veremos, el canal mezcla e intercambia sus aguas procedentes del río Pisuerga en el cruce con el río Carrión, al pago de Calahorra, en término de Ribas de Campos, antes de llegar a El Serrón (foto 5.2). Fue frente a la Calahorra, en la margen derecha del Carrión, donde comenzó la construcción del canal, con aguas de ese río y en dirección a Medina de Rioseco, por lo que muchos autores han considerado como básico, con motivos históricos, el canal de Campos, arrancando desde Calahorra, el del Sur como ramal del anterior, y el del Norte desde Alar hasta su desembocadura en el río Carrión (fotos 5.3 y 5.4). Otros, con consideraciones de la concepción estratégica del canal (Mapa del Instituto Geográfico Nacional, hoja 273: Palencia), titulan como “Canal de Castilla” la alineación entre Alar y Valladolid y saliendo de él, el “Canal de Campos”, hacia Rioseco. La Compañía del Canal en 1893 y en su Reglamento del Servicio Facultativo, determinaba en su artículo 1º que: “El Canal de Castilla se considera dividido en tres ramales. El del Norte, que comprende desde el origen hasta la entrada en el río Carrión; el del Sur, desde el río Carrión inclusive hasta la terminación del Canal en Valladolid; y el de Campos, desde la puerta retención de El Serrón hasta Rioseco”. -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 123 EL CANAL DE CASTILLA ( 123 Izquierda: foto 5.3. Monolito conmemorativo del comienzo de la construcción, en Calahorra de Ribas Derecha: foto 5.4. Esclusas de Calahorra de Ribas En todo lo que sigue utilizaremos las denominaciones apoyadas en la realidad geométrica de las tres ramas con su nodo común en El Serrón, asociando el tramo troncal o intermedio entre Calahorra y El Serrón al Ramal del Norte; solamente las esclusas están numeradas, tal como siempre se ha venido haciendo, con números correlativos desde Alar a Valladolid (esclusas 1ª a 10ª y 11 a 42, nombres numerales ordinales hasta la décima y cardinales desde la once, según el habla común en Castilla) y se llama a las del ramal de Campos con las designaciones “1ª de Campos” hasta la “7ª de Campos”, esta última ya cerca de Medina de Rioseco. En resumen, llamamos “Ramal o canal de Campos” a la alineación entre El Serrón y Medina de Rioseco, “Ramal o canal del Norte” desde Alar a El Serrón y “Ramal o canal del Sur” desde El Serrón a Valladolid, reservando el nombre de “Canal de Castilla” para el conjunto de esos tres ramales o canales, todo ello como también debió ser usual y se refleja, por ejemplo, en portada del diario El Norte de Castilla de 26 de septiembre de 1914, en una abreviada historia del Canal con motivo del comienzo de las obras de los nuevos embalses de regulación proyectados. El Ramalillo de Palencia, proyectado en 1846 por Juan Moreno como “Canal de enlace del Canal de Castilla al Puente Mayor de Palencia” y construido el año siguiente, arranca en el P.K. 96.200, pasadas las esclusas 31 y 32 de Viñalta. De 1.100 metros de longitud total (foto 5.5), fue la solución para hacer llegar el canal y la navegación hasta la dársena que se situó en la propia ciudad de Palencia, origen -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 124 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 124 o destino para buena cantidad de mercancías y también de viajeros (foto 5.6). Fue entregado a la Compañía del Canal en 1881. Sirve de regulación del canal, con desagüe al río Carrión y posible bombeo inverso, del río a la dársena, que actualmente se usa para aportar más caudal del Carrión hacia el ramal del Sur, cuando es necesario. El Canal discurre por las provincias de Palencia y Valladolid, con dos tramos en la de Burgos, uno de tan solo 500 metros en término de Castrillo de Río Pisuerga y que aloja la esclusa décima y otro de casi diez kilómetros en término de Melgar de Fernamental, en el que se encuentra la esclusa catorce y otras construcciones importantes: Carrecalzada, Abánades, y la población de San Carlos de Abánades, de la que no queda sino el recuerdo y una marca como ermita aún en el Mapa Militar de 1959 (foto 5.7). Arriba: foto 5.5. Ramalillo de Palencia Abajo: foto 5.6. Dársena de Palencia Además de los valores utilitarios del Canal de Castilla, en los últimos años ha aumentado el aprecio y reconocimiento de su importancia cultural (histórica, ingenieril, paisajística y en otras muchas facetas) y, como consecuencia, han visto la luz multitud de trabajos que desarrollan las descripciones de esta construcción desde muy distintos puntos de vista. Por eso, en este breve ensayo hemos procurado no competir con esos excelentes y documentados textos, sino más bien ofrecer una panorámica que nos permita compartir la admiración hacia la obra y sus autores, encuadrándolos en su tiempo, y también aportar algunos datos y detalles obtenidos de la documentación existente pero menos destacados en las publicaciones más conocidas. GENIALIDADES EN LA INGENIERÍA DEL TRANSPORTE: LA RUEDA Y LA ESCLUSA Puede ser que experiencias sucesivas llevasen al hombre a caminar erguido y no tenemos noticias ciertas de si trepar a los árboles, reptar o nadar fueron aptitudes ancestrales o fueron fruto intelectual tras observar las acciones de distintos animales y comprobar su utilidad. De igual -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 125 EL CANAL DE CASTILLA ( 125 manera, no conocemos exactamente el proceso que llevó al invento de las distintas herramientas, pero indudablemente se produjo a través de procesos mentales y experimentales en los que se coordinaba el interés de alcanzar un objetivo y el conocimiento de posibilidades, partiendo de la observación y quizá también de intuiciones y pruebas. Es sencillo encadenar la visión de un árbol cruzado sobre un arroyo o una zanja con la invención del puente y también lo es asociar la represa producida por retención en un curso de agua a causa de elementos flotantes atascados, sedimentos, caída de rocas, o por la acción de castores u otros animales con la idea de construcción de un embalse. La aviación parece claramente basada en el vuelo de las aves. Muchos otros procesos, como empujar o tirar de un objeto para transportarlo; aprovechar otros vivientes mediante doma, acuerdo o esclavitud como fuentes de energía, como herramientas programables o como vehículos; utilizar madera como flotador para mantenerse sobre el agua, etc., son de elaboración fácilmente imaginable. También una piedra, una semilla, un tronco, algunos animales, pueden rodar por una pendiente e incluso en llano o en sentido ascendente si colabora el viento o las mareas. Sin embargo no conocemos ningún ejemplo natural de viviente dotado de ruedas como medio de movilidad volitiva y tampoco conocemos ninguno que modifique voluntaria y repetidamente el nivel del agua de su hábitat para aprovechar esa modificación a modo de ascensor. Por eso nos permitimos calificar de geniales los inventos de la rueda y de la esclusa. También lo son otros como el dirigible, heredero del globo aerostático, y el avión a reacción, derivado del viejo cohete chino, que completarían más recientemente los ingenios sin modelo natural de transporte por tierra, agua, aire y hasta por los espacios interestelares. Según datos ampliamente difundidos, la rueda maciza ya se utilizaba en Mesopotamia (la rueda de Ur, de arcilla y con un agujero redondo central), hace unos cinco mil años, hacia el 3000 a.C.; recientemente, el año 2003, ha aparecido en Eslovenia una rueda construida con madera de fresno y roble con agujero en L, casi cuadrado, para el eje y datada como de 5200 años de antigüedad (3200 a.C.). Anteriormente se habían encontrado otras, quizá Arriba: foto 5.7. El Canal sobre el Acueducto de Abánedes, que permite salvar el curso del río Valdavia Abajo: foto 5.8. El acueducto de Abánedes visto desde el cauce -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 126 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 126 un siglo más modernas, en Suiza y en Baviera. También los aborígenes americanos conocían la rueda pero, al parecer, sólo la utilizaron para juguetes. La rueda con radios se empleó unos mil años después (2000 a.C.); algunas fuentes consideran esta última como invento chino. La navegación en los ríos puede ser incluso más vieja que el hombre: animales de poco peso que navegan sobre una hoja u otros mayores que lo hacen sujetos a maderos más voluminosos o a otros animales que saben nadar, son sucesos habituales y no tenemos razones para suponer que sean posteriores a la aparición del hombre. Los primeros indicios de transporte por flotación con itinerario establecido utilizado por humanos se remontan al año 4200 a.C. en el Nilo, posiblemente muy anteriores a la rueda. Foto 5.9. Navegación por el Canal bajo el puente de Becerril de Campos Los canales, cauces artificiales de agua creados muchas veces como desvío de otros naturales para acercar el agua al hábitat, se pierden en los orígenes de la historia y quizá en los de la humanidad. Tenemos noticias de canales en Egipto, ya en el periodo predinástico: el de Menfis se data en 3000 a.C. También en el valle de Zaña (Perú) había canales con similar antigüedad y recientemente se han encontrado huellas de canales de esa misma época en la zona del Sinaí y Canaán. Todos estos canales se ha considerado que servían fundamentalmente para riego; sin embargo, según teorías más recientes, parece ser que los antiguos canales egipcios se construyeron y utilizaron inicialmente para el transporte (navegación), antes que para el riego. En China, hacia 480 a.C., ya existía el canal navegable entre los ríos Yang-Tse y Amarillo, que se cita en los libros de Confucio. En Egipto y la India aún existen canales de riego de tiempo inmemorial, quizá alguno navegable; el canal Imperial de Pekín a Cantón parece ser parte de las antiguas redes navegables chinas (foto 5.9). Hubo importantes canales navegables y puede que algunos con esclusas en China hacia el año 1000 de nuestra era. Hay referencias de que hacia 1300 se utilizaron esclusas en canales situados en Italia. No obstante, el primer libro técnico conocido que trata de las esclusas es “De re aedificatoria”, de Leone Battista Alberti, del año 1450. Nuestro Diccionario de la Real Academia Española, define con sencillez y claridad ese tipo de construcción y su utilidad, por lo que no insistimos en la descripción conceptual de la “esclusa”. Antiguamente se la denominó también “inclusa” (o “ynclusa”), como sinónimos según nuestro Diccionario, aunque a veces –entendemos nosotros– quizá con el matiz diferencial de que se usó más el término inclusa para el compartimiento o zona inicial o final de una esclusa que comunicaba con la vía de agua (canal, río, lago, mar) y que por tanto representaba de algún modo la puerta de entrada o salida al canal en que se encuentra. No olvidemos que etimológicamente inclusa y esclusa (como inspirar y espirar) son palabras que implican acciones de tránsito (entrar y salir o admitir y expulsar) a la vez complementarias y contrarias. En planos antiguos («Mapa Chorographico que manifiesta el Proyecto general de los Canales de Navegación y Riego que se egecutan en los Reynos de CASTILLA Y DE LEON» se determinan los elementos de las esclusas con el nombre de “balsa” aplicado al compartimiento donde se alojará la barca para cambiar de nivel, “ynclusa” al espacio o pasillo donde se alojan los portones, en las zonas de entrada o salida entre la balsa y el resto del canal, y con el nombre genérico “conducto” al caz, cuérnago, canalillo o acequia por donde se derivan las aguas sin pasar por la esclusa (por la balsa) y para posible aprovechamiento de -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 127 EL CANAL DE CASTILLA ( 127 su energía en el ingenio anejo (molino, batán, etc.) con devolución posterior al cauce del canal. En ese documento no se emplea la palabra esclusa y más bien parece que se usa “balsa” tanto para el compartimiento como para el conjunto. Leonardo da Vinci (1452-1519) proyectó y construyó una esclusa en Milán en su etapa al servicio del duque Ludovico Sforza (1482-1499), 40 años después del libro de Alberti. El dibujo original (Codex Atlanticus, folio 656) se conserva en la Biblioteca Ambrosiana de Milán. Se trata de una compuerta de madera con dos batientes u hojas que se acodalan en ángulo para mejorar la estanqueidad del cierre y con trampilla inferior para control del paso de agua hasta equilibrar las presiones (cotas de agua) entre ambos lados, todo ello con las mismas ideas que se mantienen hasta hoy. Otro dibujo de compuerta se conserva (Códice Forster III c.57v) en el Victoria and Albert Museum de Londres. Antes de la invención de la esclusa, la técnica de construcción de los canales navegables se encontraba limitada por una barrera infranqueable: cuando la orografía del terreno obligaba a salvar diferencias de nivel apreciables en distancias cortas, no existía ingenio adecuado para que las embarcaciones remontasen el salto. Se narran epopeyas de cómo, para superar ese inconveniente en algún río, se arrastraron por tierra los barcos, para trasvasarlos desde una zona con acceso marino a otras aguas interiores. Desde el siglo XV (o quizás antes) hasta fechas muy recientes, no ha existido otro procedimiento que las esclusas para dar continuidad a la navegación en canales que debieran salvar tramos con fuerte diferencia de cota. En el siglo XX se instalaron, junto a presas construidas en cauces navegables, algunos costosos y no muy prácticos sistemas a modo de ascensores para manejar embarcaciones generalmente pequeñas; para las grandes o muy grandes, el sistema secular de las esclusas sigue empleándose, con modificaciones que sólo afectan a los materiales (de la madera al acero), los mecanismos (de palancas y cabrestantes manuales a sistemas motorizados y automatizados) y los medios de arrastre (de tiro de sangre a locomotoras), pero sin notables diferencias conceptuales entre la vieja esclusa de Leonardo y las actualizadas del Canal de Panamá. A comienzos del siglo XXI se han realizado intentos innovadores, todavía sólo para embarcaciones menores, como la rueda de Falkirk (Escocia, 2002), que utilizando el principio de Arquímedes para mantener pesos equilibrados, eleva o baja una embarcación de tamaño comparable a las que hubo en el Canal de Castilla, flotando en un tramo de canal móvil dispuesto a modo de noria o Arriba: foto 5.10. Esclusas de Gatún en el Canal de Panamá, con tres barcos en ellas Abajo: foto 5.11. Esclusas para salvar el desnivel creado por la presa de Las Tres Gargantas (China) -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 128 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 128 solo 1,5 Kwh, es decir, un consumo semejante al de una de las luminarias que alumbran nuestras calzadas y carreteras durante una sola noche, todo ello según datos de sus gestores. Cada “canal móvil”, de 25 metros de longitud, tiene una capacidad de 300 metros cúbicos de agua (sección de 12 m²). El ingenio mecánico costó 26 millones de euros y 127 la obra completa, con restauración de canales y rehabilitación del entorno. La diferencia de cotas salvada por este ingenio equivale a la de ocho esclusas sucesivas en el Canal de Castilla. No entramos aquí en valoraciones de impacto ambiental, impactos –deseables o no– que por otra parte siempre se producen por las obras públicas y cuya evaluación depende de criterios personales, sociales o legales que deben sopesarse junto con los costes y los beneficios de la obra. ¿Sería urbanísticamente admisible la construcción hoy de un acueducto de notable altura y volumen cruzando el centro de una ciudad como Segovia? En algunos medios se está citando la rueda de Falkirk como representativa de Escocia, como pueda serlo la torre Eiffel para Francia o el puente de San Francisco para California, todas ellas obras de ingeniería, como lo es también nuestro acueducto segoviano (fotos 5.12 y 5.13). Arriba: foto 5.12. Rueda de Falkirk en posición inicial Abajo: foto 5.13. Rueda de Falkirk en posición de elevación de barco ANTECEDENTES: NECESIDADES Y PROYECTOS balancín: cada uno de los dos canales móviles actúa como barquilla de la noria, en los extremos de unos brazos, de manera que sube un canal mientras baja el opuesto. El ingenio, de 35 metros de diámetro exterior, salva una diferencia de niveles de 24 metros con una potencia de 22,5 Kw en un tiempo de 4 minutos y por tanto con un consumo energético para la elevación o descenso (o para simultánea ejecución del descenso de una embarcación y el ascenso de otra, no necesariamente iguales), de tan Todos los imperios han tenido las comunicaciones, a través de los caminos por tierra y agua, como valor fundamental en la base de su estrategia militar, pero no menor en sus intercambios comerciales. Las calzadas romanas, mal mantenidas tras la caída del Imperio, siguieron siendo durante siglos elementos importantes, muchas veces únicos, de nuestra red de transportes. Hubo esfuerzos aislados de mejora en la Edad Media, nuevos puentes y el camino de Santiago. El imperio español bajo los Austrias hizo algunos intentos de superación de esta situación, pero fueron los Borbones, con su cultura e influencias francesas y también, como no, la propia evolución cultural y técnica del siglo XVIII, quienes llevaron a un esfuerzo nacional en estos aspectos y en tantos otros. -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 129 EL CANAL DE CASTILLA ( 129 Arriba, figura 5.2. Esclusas de Frómista en los planos de Juan de Homar (1806) Izquierda: centro, foto 5.14. Paso de barcas en las esclusas de Olmos de Pisuerga; abajo, foto 5.15. Esclusas de Frómista Derecha: foto 5.16. Esclusas de Soto Albúrez -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 130 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 130 para el emperador Carlos I y sus sucesores, encontraban fuertes inconvenientes para conectar los puertos del norte con la meseta. Foto 5.17. Ranuras de compuertas y rebajes de amarre en las esclusas de Olmos de Pisuerga Acabada la Reconquista, el siglo XVI nace con una Corona de Castilla constituida por varios viejos reinos y que se extiende desde Finisterre y el Bidasoa hasta Tarifa y unas tierras de Indias recién descubiertas. Sus salidas al Océano serán en buena parte desde puertos andaluces, con escala en Canarias, pero también desde los cántabros y vascos que son sobre todo los de comunicación con Flandes, Francia o Inglaterra. Toledo, Valladolid, Madrid, son sucesivas sedes de la Corte de España; Medina del Campo y Burgos son importantes mercados de carácter nacional e internacional. La comunicación de la Meseta Norte con el Mediterráneo se realiza lógicamente a través de los reinos de la Corona de Aragón. Las comunicaciones con y a través de Portugal, incluso en las épocas de unión bajo un mismo monarca, nunca fueron especialmente fluidas, aparte de que la flota española es lógico que se basara en puertos españoles. Las tierras y mercados del pan, la lana y quizás también el vino y el queso, tenían su comunicación con la costa cantábrica como necesaria y fundamental, pero muchas veces precaria; también la estrategia militar y sus movimientos de tropas y bagajes, tan importantes Un embajador de Venecia (1524), viajó a Francia al terminar su misión en España y cuenta que entre Miranda y Vitoria encontró terreno muy áspero en la subida y …en la bajada muchas piedras y lodos y donde han querido remediarlo han puesto maderos de través y de tal suerte que hubiera sido mejor lo dejaran sin artificio alguno… Esta cita, recogida de la Historia de las Obras Públicas en España, del Ingeniero de Caminos Pablo Alzola (18411912), nos permite un atisbo de la situación del transporte ligero, gentes y mercancías sobre caballerías o en carruajes, que completamos con otra descripción de transporte pesado que nos ofrece el mismo autor: Alarmado Carlos I por el levantamiento de las Comunidades de Castilla, a pesar de la rapidez con que se dominó, trajo de Flandes en 1522 un tren formidable de artillería. Según Sandoval, seguían al Emperador al entrar en Valladolid procedentes de Santander: 28 falconetes, 18 cañones, 16 serpentinas, una bombarda, un trabuco magnus draco y varios tiros haciendo en junto 74 piezas. El trabuco lo arrastraban 34 pares de mulas, los tiros otras tantas, la bombarda por 30, las serpentinas por 22 pares, los cañones por 8 y los falconetes por 5 cada uno; de modo que el total de mulas era de 2.128 y de 1.074 el de carreteros para guiarlas. Venían además los azadoneros para habilitar los malos pasos del camino, quedando en Santander más de 1.000 carros con pólvora y balas. La marcha del tren seguía el orden indicado, pero iba precedido por el guía montado en un caballo blanco que iba eligiendo el camino. Quizás fueran 75 las piezas transportadas (deducible por el desajuste de los datos ofrecidos, salvo que se contaran otros vehículos de enseres), pero en todo caso, puede observarse en el panorama tan meticulosamente descrito cuál debía ser el coste material y en tiempo de semejante expedición. Queremos hacer notar que era preciso un guía para “elegir” el camino y pelotones de azadoneros para “habilitarlo”, lo que puede dar idea de hasta qué punto el camino estaba poco trazado y menos adecuado. No hay constancia de proyectos eficaces sobre el actual Canal de Castilla en el reinado de Carlos I, que en cambio si fue el de gestación en Aragón de la Acequia Imperial, proyectada hacia 1529 para riego y que ya estaba construida en 1551. En tiempos de Carlos III, hacia -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 131 EL CANAL DE CASTILLA ( 131 1778, esa Acequia Imperial fue rehecha, prolongada y ampliada como Canal Imperial de Aragón, siempre con una finalidad principal de canal de riego aunque también con uso de vía navegable. La orografía española no facilita la navegabilidad en nuestros ríos y canales, tan aprovechada y rentable en otros países de Europa. Quizá por ello se ha incardinado en nuestra cultura la idea de que la navegación interior es cosa de otras tierras. Como curiosidad, copiamos dos párrafos de la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana Espasa, el monumental ESPASA: en el tomo XI, editado en 1911 y en su entrada “Canales”, leemos: “En España no existe ningún canal de navegación propiamente dicho, pues solo en parte lo es el Imperial de Aragón y eso para pequeñas embarcaciones”; asimismo en el tomo XXI, publicado en 1923 y en la entrada “España: canales” dice: “En España no existen canales de navegación. El único río navegable para embarcaciones mayores es el Guadalquivir, y no está canalizado” y también puede leerse que “… sólo los ríos Guadalquivir, Tajo, Duero y Miño son navegables (aunque no canalizados) en sus cursos bajos, casi todos fronterizos o fuera de nuestro país”. Como se ve, el Canal de Castilla ni se considera en esas descripciones, pese a que siguió siendo navegable hasta más que mediado el siglo XX. En ese mismo volumen del Espasa, recordemos que compuesto en 1923, entre los canales de riego se dice que el “… canal del Duero se construyó para navegación, empezándose a utilizar para riego en 1891” y también que el “Canal de Castilla venía utilizándose para la navegación y está transformado en canal de riego”. Aclaramos que los textos “del Espasa”, compuestos en placas, no se actualizan, sino que se añaden referencias en los tomos de apéndices, editados en 1930 y años posteriores, a partir del tomo 71. LA GESTACIÓN DEL CANAL: LOS HOMBRES DE SU TIEMPO El Rey Fernando el Católico en 1509, menciona proyectar canales de riego y navegación en Castilla, pero sin consecuencias materiales. Hacia 1550, el matemático Pedro Esquivel realizaba las primeras triangulaciones del país. Según nos dice Pascual Madoz, por estos mismos años otros matemáticos e ingenieros reconocían y nivelaban el valle del Pisuerga y los campos de Valladolid. Bartolomé Bustamante, 1549, propuso una red de canales de riego, descartando la navegación por los muchos molinos y batanes de las cuencas de los ríos Carrión y Pisuerga, cuyas presas sería necesario desmontar. Según Alzola, en 1550 se empezó un titulado “Canal de Castilla” desde el río Carrión, con tan poco empeño que se paralizaron las obras enseguida. Lo único que puede asegurarse es que se pretendía comunicar mediante vía navegable el centro de la Península con el litoral cántabro, por motivaciones orientadas a mejorar esa comunicación de los centros de gobierno con el Cantábrico y de allí con los territorios del Imperio en Flandes y en América y también por objetivos más explícitamente comerciales de abastecimiento interior y comercio exterior, con la potenciación del transporte de los productos extranjeros y los del mar (pescado, sal, coloniales –con el tiempo destacaron azúcar, café, algodón, cacao, maderas y tabaco– y otros ultramarinos) y la salida de los cereales y las lanas de la meseta. El saldo de todo ese comercio fue siempre muy marcadamente exportador, porque las importaciones a la Meseta eran fundamentalmente para el consumo de la zona, no para su distribución al resto de España. El encarecimiento del transporte llegaba al extremo de que en la costa cantábrica y también en Andalucía se hicieron frecuentes importaciones de cereal europeo, que resultaba más económico en destino que el castellano. Según Juan Benito Arranz, los propósitos de Felipe II de levantar un mapa topográfico de España no debieron ser ajenos a estos proyectos –entre otros– de abrir algún canal de navegación; sin embargo, tal mapa sólo fue realizado parcialmente y con posterioridad. Las prioridades y hacienda de nuestros reyes de la casa de Austria no estaban orientadas hacia estas infraestructuras: las guerras de Felipe II y la decadencia posterior no permitieron continuar e incluso hicieron olvidar lo que se hubiera comenzado. El siglo XVIII empieza con la guerra de Sucesión y la instauración en España de la dinastía borbónica. Felipe V y su corte, de procedencia y cultura francesa, dan nuevos aires a la administración española; sus sucesores -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 132 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 132 encontrarán un país más estable y una sociedad más estructurada por la Ilustración y el Racionalismo. Los técnicos se benefician también de esa íntima relación con Francia: nuestro vecino crea el cuerpo de Ponts et Chaussées en 1716; en España se crea en 1717 el cuerpo de Ingenieros Militares y mucho después, la Dirección General de Caminos y Canales (Conde de Floridablanca, 1785), origen de la Inspección General de Caminos y Canales (Betancourt, 1799) y la correspondiente Escuela de Ingenieros de Caminos y Canales (1802). Precisamente en 1716 nace en Sevilla Antonio de Ulloa de la Torre-Guiral, de familia influyente. Su padre, Bernardo de Ulloa, economista, Alcalde y procurador Mayor de Sevilla, escribió textos intentando la apreciación de los tejidos españoles e incluso su exportación y la expansión de la flota comercial. Con estudios de Matemáticas, Antonio intenta ingresar como guardiamarina sin conseguir plaza, por lo que se alista en la escuadra de galeones reunida para luchar en Italia; a su regreso, con 17 años, consigue plaza como guardiamarina en la Armada. Paralelamente, el alicantino Jorge Juan y Santacilia, tres años mayor que Ulloa, caballero de Malta desde los 14 años, ingresa también en la Escuela Naval Militar de Cádiz. En 1734, el rey recibe una invitación de su primo Luis XV para que España participe en la medición de un grado del meridiano terrestre en aguas del Ecuador y otros detalles geográficos y ordena elegir a dos oficiales capaces de realizar los cálculos por sí mismos, al margen de los desarrollados por los franceses, pero además se les encomendó un informe sobre la situación política del Virreinato del Perú y control sobre la información que los franceses pudieran recoger sobre las colonias españolas. Elegidos Ulloa (con 18 años) y Jorge Juan para tal misión, como carecían de graduación adecuada, se les ascendió directamente a tenientes de navío. Estos dos hombres, tienen biografías muy semejantes en cuanto a su afán al servicio de España, sus ascensos y su brillantez social, pese a sus divergentes opciones familiares en su madurez: Juan, célibe por sus votos perpetuos como caballero de Malta, y Ulloa, casado por poderes en 1767, a los 51 años, cuando era el primer gobernador de España en Luisiana, con doña Francisca Ramírez de Laredo, noble limeña que le dio seis hijos: Josefa Buenaventura, Antonio María, Fran- cisco Javier, Martín José, José María y María del Carmen, tres de los cuales siguieron también la carrera de marinos. En 1745, de vuelta hacia España en un barco francés, tras una década de trabajo en América con Jorge Juan, el barco de Ulloa fue capturado por los ingleses, que se apoderaron de sus documentos, salvo los referentes a la situación política de las colonias, que el propio Ulloa se dice que arrojó al mar. En 1746, como reconocimiento a su trabajo científico, fue recibido en la Royal Society y tuvo ayudas para regresar a España, donde fue ascendido, junto con Jorge Juan, a capitán de navío. Hizo la primera descripción científica del platino, considerado hasta entonces como una plata de baja calidad (y de ahí su nombre de “platina”), fundó el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, reorganizó los colegios de Medicina y Cirugía y viajó por Europa llegando a Suecia, Alemania y Rusia, y estudiando sus adelantos científicos y técnicos. En Inglaterra investigó sus mejores procedimientos de tejido de lana y montó una Real fábrica en España con esos conocimientos. En Francia investigó, entre otras cosas reservadas o secretas, la construcción y funcionamiento de las esclusas y tomó contacto en 1749 con el ya brillante ingeniero Charles LeMaur, a quien convenció de que dejara su país para trabajar en el nuestro, inicialmente (1750) en unos regadíos de Cataluña y Valencia y desde finales de 1751 en el proyecto y ejecución de los canales navegables de Castilla. Jovellanos calificó años después a quien ya era Carlos Lemaur como el mejor ingeniero de su época. Nacido en Francia en 1720 ó 1724, fue fundamental desde poco después de su llegada a España en el proyecto y construcción de las primeras etapas del Canal de Castilla; luego (1763-1770) destacó por sus trabajos en Galicia (Camino Real a Galicia, drenaje de la ría de Betanzos, palacio Rajoy en la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela). También escribió sobre astronomía. Se ocupó más tarde (1771-1785) de otras obras notables, como el proyecto y ejecución del paso de Despeñaperros, 65 kilómetros del Camino Real a Andalucía, con puentes, terraplenes y muros de contención. Casado en 1755 en Madrid con Juana de Lamuraire, tuvo 6 hijos. -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 133 EL CANAL DE CASTILLA ( 133 Siendo ya brigadier general de Ingenieros, proyectó el Canal de Guadarrama al Océano que desde ese río seguiría por Madrid, Aranjuez, La Mancha y Sierra Morena hasta desembocar al río Guadalquivir, casi exactamente por el actual trazado del ferrocarril AVE y con un desarrollo de 771 kilómetros y desnivel de 800 metros. El proyecto, promovido por Francisco Cabarrús, director del Banco de San Carlos (luego Banco de España), lo terminó con la ayuda de sus cuatro hijos varones, dos de ellos (Carlos y Manuel Lemaur de Lamuraire –españolizado a veces como “la Murere”–) del Cuerpo de Ingenieros Militares. Firmó el proyecto el 7 de noviembre de 1785, 18 días antes de suicidarse en su casa de Madrid. Esta obra, dirigida por los hermanos Lemaur, se estuvo reconsiderando desde el primer momento por su difícil financiación, túneles muy largos de complicada ventilación durante las obras, previsibles problemas de abastecimiento de agua para su funcionamiento en algunos tramos y con zonas insalubres para los trabajadores, y se paralizó definitivamente por la rotura en 1799 de la presa del Gasco, en el río Guadarrama, cuando ya se elevaba 50 metros de los 93 previstos y que hubiera sido en su momento la mayor del mundo. Los 25 kilómetros de canal ya construidos, algunos acueductos y la presa inacabada quedaron abandonados hasta el presente. LA CONSTRUCCIÓN DEL CANAL: EMPRESA ESTATAL Y EMPRESA PRIVADA Fernando VI constituye en 1751 una comisión de estudios para contrastar la viabilidad de ejecución de los proyectos del canal de Castilla. Los comisionados principales son Antonio de Ulloa y Carlos Lemaur, con el mandato de reconocer de nuevo el trazado y asegurar la posibilidad de realizar el canal proyectado. En su equipo figuran otros ingenieros, entre ellos Fernando de Ulloa, hermano de Antonio. El renovado interés por esta obra puede explicarse contrastando el desarrollo de la red de caminos en la época: en el Repertorio de Caminos de Pedro Juan Villuga (1546), la vía que desde Valladolid y Palencia sigue hacia Paredes de Nava y Carrión de los Condes se desvía desde allí hacia Villadiego y Orduña, para empalmar con la que desde Burgos se dirige a Laredo: los puertos de Santander, Suances, etc., quedaban incomunicados, salvo grandes rodeos, con el eje Carrión-Valladolid. El Repertorio de Antonio de Meneses (1576) refleja esa misma estructura de comunicaciones, igual que en el Itinerario Figuras 5.3 a y 5.3.b. “Plano general del Proyecto ejecutado y por ejecutar de los Canales de Castilla que comprehende desde Olea a la ciudad de Segovia y así mismo el nuevo que le une desde Quintanilla de las Torres a Golmiz, distante un cuarto de legua de la Villa de Reynosa”, obra de Carlos Lemaur en 1752 -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 134 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 134 de Ottavio Colono (1608), la guía de Giuseppe Miselli (1684) y la de Pedro Pontón (1705). Sin embargo, José Matías Escribano menciona en 1760 un nuevo camino de ruedas que prolonga el ya conocido de Valladolid a Carrión hasta Reinosa y Santander. Tal camino debió ser sumamente precario, porque en las descripciones de la red de caminos de 1778 y las siguientes hasta 1830, vuelve a desaparecer salvo como camino de herradura, y solamente el tramo entre Reinosa y Santander se mantiene e incluso mejora. El estado descrito de la comunicación terrestre de los centros castellanos de producción con el litoral cántabro señala las ventajas o la necesidad de una ruta navegable. Tal ruta habría de ser el Canal de Castilla. Se proyectaba comenzar su trazado en la ría de San Martín de la Arena (que desemboca en Suances) para subir por el mismo valle del Besaya, atravesar la divisoria cruzándola junto a la sierra de Híjar, ya muy cerca de Reinosa, entre Matamorosa y Montesclaros, y continuar por el valle del río Camesa, afluente del Pisuerga, hasta Porquera de los Infantes, Villallano y la actual Alar del Rey, desde donde seguiría el trazado definitivo hasta Valladolid, Desde esta ciudad seguiría la navegación por los cauces naturales de los ríos Pisuerga y Duero cerca de Villanueva de Duero, continuando el trazado por los valles del Adaja y el Eresma hacia Segovia o El Espinar. En El Serrón, ligeramente aguas arriba de Palencia, arrancaba otro ramal prácticamente coincidente con el actual canal o ramal de Campos hasta Castil de Vela, donde se bifurcaría en otros dos, uno hasta Medina de Rioseco y otro hasta León. Aunque no lo hemos encontrado precisado en los documentos, entendemos que debieron preverse, para cuando quedase operativo el canal, aportaciones de agua procedentes de los ríos próximos a cada tramo. Arriba: foto 5.18. Puente de Valdemudo, obra de Carlos Lemaur Abajo: foto 5.19. Puente de Becerril de Campos Otras posibilidades y añadidos pensados fueron un tramo recto opcional de atajo para la navegación entre Grijota y Fuentes de Nava, evitando el rodeo a la Laguna de la Nava, y otro tramo prolongando el ramal de Campos desde Medina de Rioseco por el valle del río Sequillo, comunicando las zonas de Villanueva de los Caballeros, Castronuevo y Aspariegos, ya en el valle del Valderaduey, hasta llegar a Zamora. La pendiente de este último tramo resultaba mayor que la del propio curso Pisuerga-Duero, por lo que esta opción fue pronto -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 135 EL CANAL DE CASTILLA ( 135 desechada, optando por la navegación por el río Duero desde Villanueva de Duero hasta la ciudad de Zamora. Carlos Lemaur pasó mucho tiempo visitando y recorriendo los posibles trazados y variantes. No es de extrañar por ello que después de cada visita retocara sus proyectos y hace en 1752 un plano del Canal, desde Olea (en el Cantábrico) hasta Segovia, con detalles para retenciones, acueductos, puentes y esclusas. En función de todo lo estudiado, Antonio de Ulloa informa favorablemente los tramos del canal que desde Golmir (actualmente Bolmir), junto a Reinosa, llegaría hasta Valladolid, Rioseco y Segovia, posponiendo a futuros estudios el difícil cruce de la divisoria cántabra. También el ramal a León queda pronto descartado. Con todas estas ideas, Ulloa realiza el “Proyecto General de los Canales de Navegación y Riego para los Reinos de Castilla y de León”, que presenta al Marqués de la Ensenada en 1753. EMPRESA ESTATAL El día 11 de junio de ese año 1753 comienza la actividad en la zona y el 16 de julio se emprenden las obras de excavación del canal bajo las instrucciones generales del propio Antonio de Ulloa (elaboró detalladas memorias sobre unidades de obra difíciles e importantes) y la dirección facultativa de Lemaur, arrancando frente a Calahorra de Ribas para tomar las aguas del río Carrión. La tensa relación entre Ulloa y Lemaur era cada vez más difícil, por sus divergencias de criterio. Algo más de un año después, finales de 1754, Ensenada es cesado de sus cargos y como consecuencia de todo ello, dimite Ulloa y poco después es cesado Lemaur, puede que por influencia de Ulloa. Las obras, en terrenos llanos y sin necesidad de esclusas, llegan a Sahagún el Real, cerca de Paredes de Nava. En esas cinco leguas (28 kilómetros) se invirtieron 5 millones de reales, ocupando a unas mil quinientas personas. Se terminan las obras en curso de ese tramo y después quedan paralizadas las restantes. Entre lo hecho, no podemos olvidar el puente de Valdemudo, el más antiguo del canal, proyectado y construido por Lemaur “sobre el suelo, ahorrando las cimbras”, como lo describe Jovellanos en su diario del viaje de 1791. En un estudio más detallado realizado hace veinte años, ya explicábamos que sí debió usarse una cimbra ligera para sostener el dovelado, aunque no para el relleno posterior. En los años siguientes, se pensó continuar ese tramo, pero finalmente se decidió realizar o completar el actual Ramal del Norte, desde el estrecho de Nogales, en La Veguilla, la zona del molino y batán del Monasterio de San Andrés del Arroyo, propiedad secular y perpetua de ese Monasterio, documentada en privilegio rodado de Fernando III (1220) que conserva la Confederación Hidrográfica del Duero. En ese entorno se formará en los siguientes años y como consecuencia del Canal, la población de Alar del Rey. Fernando de Ulloa, hermano de Antonio y cinco años más joven, que ya trabajó en el Canal como Ingeniero Ayudante, es nombrado director de esas obras, dotadas con ochenta mil reales al mes. Revisa y modifica el proyecto que había realizado el ingeniero Silvestre Abarca para el Ramal del Norte y comienza las obras en septiembre de 1759. La obra, de 75 kilómetros, empieza por el norte, por la zona más abrupta. Las esclusas inicialmente previstas, similares a las construidas en los canales franceses, se ampliaron para ahorrar tiempo de navegación permitiendo el movimiento simultáneo de dos barcas, y se dotaron de elementos para desviar las aguas a ingenios de aprovechamiento del correspondiente salto hidráulico y para caudales de riego. Se producen problemas de personal y de falta de recursos que en varias ocasiones paralizan las obras. La dotación económica de la obra se demostró escasa, pero se mantuvo cerca de veinte años; después se aumentó a doscientos mil reales mensuales, para reducirse enseguida a la cuantía original y luego oscilar de nuevo hasta la más elevada. Llegaron a trabajar hasta 4.000 personas en la obra, más de la mitad presidiarios condenados a trabajos forzados. Juan Bautista Homar, oscense nacido en 1732, fue hijo de un milanés que españolizó su apellido, Pedro Francisco Homario y Balanzana, enrolado en el ejército español como oficial de caballería, y de doña Margarita Pascual y Calders. Trabajó como Ingeniero Ayudante en el Canal desde 1774, tras haber sido militar, ingeniero delineador y llegar a Ingeniero de Caminos Puentes y Canales bajo las órdenes de Sabatini. En 1786 se jubila Fernando de Ulloa, y Homar le sustituye en la dirección de las obras, en las que ya habría actuado como tal por la delicada salud de Ulloa en los años anteriores. El -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 136 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 136 Izquierda: arriba, foto 5.20. Esclusa de retención de Alar del Rey, pocos metros aguas abajo del origen en el río Pisuerga; abajo, foto 5.21. Detalle de la retención de Alar del Rey vista desde aguas arriba, con los desagües laterales. Derecha: arriba, foto 5.22. Dársena del Canal en Alar del Rey; centro, foto 5.23. Azud de San Andrés, que permite el cruce del Pisuerga y del Canal, en su estado actual tras la reparación efectuada en la década de los 90; abajo, foto 5.24. Retención de Herrera de Pisuerga. Vista desde aguas abajo -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 137 EL CANAL DE CASTILLA ( 137 Izquierda: arriba, foto 5.25. Retención de Herrera de Pisuerga. Detalle de la compuerta; abajo, foto 5.26. Esclusas y Canal entre San Llorente de la Vega y Naveros de Pisuerga Derecha: arriba, foto 5.27. El Canal desde las esclusas de Frómista; abajo, foto 5.28. Esclusa superior y puente de Calahorra de Ribas -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 138 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 138 Izquierda: foto 5.29. Detalle de la placa de Calahorra, con el añadido entre líneas Derecha: foto 5.30. El Canal desde las esclusas de El Serrón volumen de obra se acelera bajo su dirección y además él influye y se esfuerza en la implantación de ingenios fabriles junto a las esclusas, algún aprovechamiento del canal para riegos en cabecera y en la fijación de población en los núcleos afectados por el canal o creados junto a él, aunque esta política de poblamiento no llegó nunca a alcanzar los objetivos inicialmente previstos. Se vuelve a demorar la prolongación norte del canal hacia Reinosa, por su mayor coste, pero Homar revisa el proyecto del ramal Sur a Valladolid, que se le aprobará en 1792. Mientras, se completa el ramal del norte hasta el cruce con el río Carrión, en Calahorra de Ribas (10 de agosto de 1791) y se rehabilita el tramo abandonado desde 34 años antes, de modo que un año después, en 1792, colo- cadas las puertas de esclusas y otros detalles, se hace navegable tanto el tramo desde Alar al río Carrión (fotos 5.23 a 5.26) como el de este punto (fotos 5.27 y 5.28) a Paredes de Nava, más de cien kilómetros en total. En el monumento que conmemora la unión de las aguas del Pisuerga y el Carrión en Calahorra, se cita a Homar como Juan de Homar Aguirreéchea, caballero de Calatrava; no sabemos la procedencia de ese segundo apellido, que parece “incrustado” o añadido en interlínea de la inscripción, pero sí que había ingresado en la Orden de Calatrava en 1777 (foto 5.29). Las obras del Ramal del Sur, en su tramo desde El Serrón (foto 5.30), comenzaron con buen ritmo gracias a las mayores aportaciones de dinero para la obra. Sin -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 139 EL CANAL DE CASTILLA ( 139 embargo, esa favorable situación económica decae con la entrada en el siglo XIX: los pagos se hacen con retraso y en menor cuantía, por lo que, tras sucesivas paradas de las obras, se produce una más definitiva en 1804, cuando Juan de Homar, apartado de la dirección del canal y luego jubilado, ya había sido sustituido por Juan López Peñalver, ingeniero del grupo de Agustín de Betancourt, el ingeniero canario fundador de la Escuela de Ingenieros de Caminos y Canales (pronto se añadiría “y Puertos”). El nuevo director nada pudo hacer dadas las condiciones de la economía, los movimientos militares y otras contingencias a las que siguió la invasión napoleónica de España y los desastres de la guerra. Para entonces, está excavado el ramal del Sur prácticamente hasta Dueñas (foto 5.31), pero en construcción avanzada una sola de las tres esclusas de Soto Albúrez (la esclusa 34) y a falta de otras obras, el canal sólo quedó navegable hasta las proximidades de Palencia. En 1806 Juan de Homar dibuja una colección de planos que reflejan el estado de las obras. Dos años más tarde, Homar, débil y enfermo, fue denunciado como colaborador y general de guerrilleros españoles. Un destacamento francés acudió a su domicilio con el objetivo de realizar su ejecución inmediata y, aunque el jefe del pelotón desistió al verle anciano y postrado, Homar falleció pocos días después, en diciembre de 1808, a consecuencia de tan dramática experiencia. Izquierda: foto 5.31. El Canal poco antes de llegar a Dueñas Derecha: figura 5.4. Sección longitudinal del Canal en las proximidades de Alar del Rey, según Juan de Homar -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 140 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 140 Arriba: figura 5.5. Sección del Canal en la fábrica de papel de Castrillo, según Juan de Homar Centro: figura 5.6. Sección longitudinal del Canal en la zona del Acueducto de Abánedes, según Juan de Homar Abajo: figura 5.7. Perfil del Canal en la zona del acueducto sobre el río Ucieza, según Juan de Homar Gracias a esa colección de planos de Homar, conservada en el Palacio Real de Madrid y editada en 1992 por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes con una notable y documentada introducción de Juan Helguera, se pueden conocer los detalles de la construcción y su estado en esas fechas (figuras 5.4 a 5.9). Los afanes en los reinados de los Borbones de lograr en España una adecuada red de transportes se truncan bajo la administración de Carlos IV. Este rey, que llegó al trono en 1788, continuó la labor de sus antecesores, pero las disensiones que crearon la inestabilidad política de finales del siglo XVIII ya hemos visto que llevaron a una precariedad en la asignación de recursos a las obras de infraestructuras. La invasión y la guerra paralizan ya totalmente la construcción de las incipientes redes de caminos e incluso destruyen alguna parte de lo hecho. Francisco Javier Barra, Director de Caminos hacia 1840, se lamenta de los desastres producidos y asegura que «de los caminos construidos por Carlos III, a pesar de los millones empleados, solo quedan escombros y ruinas». En la zona de nuestro estudio, la red de carreteras quedó cortada y sólo aparecen como utilizables la de -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 141 EL CANAL DE CASTILLA ( 141 Figura 5.8. Azud de San Andrés, según Juan de Homar Alar a Santander y la de Palencia a Valladolid. El canal, a pesar de no estar completo, es ahora fundamental en la comunicación. La «Carte Itineraire d’Espagne» de 1838 ya considera como camino real o de posta esos dos tramos citados, pero no los intermedios. Los caminos de Rioseco a Palencia y de Palencia hacia el Cantábrico siguen siendo dudosamente aptos para carruajes, aunque muy transitados por los arrieros, a falta de otros mejores. Sólo el canal, con todas sus carencias, es vía adecuada para el transporte. El propio transporte pasa por una etapa deprimida, consecuencia en parte de las malas comunicaciones, pero también de cuestiones políticas, económicas y sociales: los conflictos en las colonias americanas resuenan ya como otra guerra de independencia y el tráfico de mercancías con ellas, comercio y transporte, pasan por momentos difíciles. Las rebeliones en la metrópoli para derrocar la monarquía o al menos al rey Fernando VII, los reflujos del trienio constitucional (1820-1823) y la vuelta al absolutismo, con depuraciones contra los “liberales” en las que se llega incluso a cerrar otra vez la Escuela de Caminos –entre 1823 y 1834, es decir desde la vuelta al absolutismo hasta después del fallecimiento de Fernando VII–, no favorecen la dedicación ni la asignación de medios a estos objetivos, pese a intentos como la Real Orden de 27 de enero de 1815 en la que Fernando VII ordena la continuación de las obras del canal y la desecación de la laguna de La Nava para fines agrícolas. Para las redes de transporte son años en los que, prácticamente, sólo se realizan por el Estado trabajos de reparación y mantenimiento. EMPRESA PRIVADA En 1827, el Rey, aprovechando el regreso de su viaje a Cataluña, decide visitar las provincias de Palencia y Valladolid para tratar de solucionar personalmente esa situación. El 10 de septiembre de 1828 promulga un Real Decreto en el que se afirma que el aumento de poder y riqueza de la Monarquía en Castilla depende principalmente de las obras del Canal de Castilla, sin cuyo auxilio no puede progresar la agricultura de estas provincias. Se reconoce por tanto la necesidad de proseguir su construcción “tomando en consideración el clamor universal de los pueblos [de la zona] para que se lleven adelante esas obras” y -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 142 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 142 Un mes después, el 18 de abril, se firma en París el contrato de constitución de la Empresa del Real Canal de Castilla, con un capital social suscrito de dos millones de reales, de los que sólo debió desembolsarse la mitad, según se deduce de posteriores capitulaciones entre los socios, que eran inicialmente: Alejandro Aguado, marqués de las Marismas (50%); Francisco Javier de Burgos (20%); Gaspar de Remisa, marqués de Remisa (20%) y Carlos Fernando Martínez de Irujo McKean, duque de Sotomayor (10%). Figura 5.9. Fábrica de papel de Viñalta, según Juan de Homar para realizarlas, se considera como medio eficaz la fundación de una empresa privada, para lo cual ha de constituirse una Junta Preparatoria para la creación de un pliego de bases y para recibir las subsecuentes ofertas de los licitadores. Esa Junta, presidida por el Capitán General de Castilla la Vieja, estaba formada por hacendados y personas ilustradas –entre ellas don José Omar, con un apellido que suena familiar en el Canal– y con fecha 17 de marzo de 1831 se acepta por Real Cédula la proposición hecha por D. Alejandro Aguado, marqués de las Marismas del Guadalquivir, como representante de la Empresa del Canal de Castilla, que ofrecía las condiciones que se consideraron más ventajosas por menor plazo para la finalización de las obras y mayores garantías económicas. Por estos años ya circulaban en la parte útil del canal hasta 17 barcas dedicadas al propio servicio del canal. Alejandro Aguado, tildado de afrancesado, se había establecido en París como banquero y quizás para introducirse en la sociedad española de su tiempo, emprendió proyectos de gran empeño, que aunque no llegaron a ejecutarse totalmente, le aportaron un prestigio en la Corte que le valió el título de marqués de las Marismas del Guadalquivir, precisamente por su proyecto de desecación de esas marismas, como mas tarde el similar de desecación de la laguna de La Nava, ya dentro del plan del Canal de Castilla. En estas zonas de humedales, además de su posible futuro como tierras de labor, se buscaba una salubridad muy condicionada por el paludismo –enfermedad de alta mortalidad, hoy más conocida como malaria, producida por el protozoo Plasmodium, transmitida por la hembra del mosquito Anopheles y no erradicada de España hasta 1961- y otras graves enfermedades hídricas, especialmente el cólera, propias de aguas empantanadas o de contaminación a las aguas potables por contacto con las residuales. El 22 de noviembre de 1831, Aguado se aparta del negocio y vende su participación a los otros socios; el 5 de mayo de 1832 vende Javier de Burgos y queda la empresa en manos de Remisa (73,33%) e Irujo (26,67%). Los términos de la concesión se especifican en la citada Real Cédula de 17 de marzo de 1831 a través de 45 artículos. Cabe destacar el plazo de siete años fijado para la terminación de las obras, la concesión de aprovechamiento durante 80 años contados a partir del remate de las obras, la cesión a perpetuidad de los terrenos ganados por desecación de La Nava que debería realizarse en los tres primeros años y el derecho de la empresa para disponer como mano de obra de 2.400 presidiarios, con prioridad a cualquier otra concesión similar por parte del Estado y obligándose éste a reemplazar cada seis -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 143 EL CANAL DE CASTILLA ( 143 meses las bajas habidas. Trata también este documento sobre los molinos y otros ingenios ya existentes para aprovechamiento de la energía de sus saltos y muchos otros detalles. Los artículos 37º y 45º fueron posiblemente las mejores bazas de la Empresa frente al Estado. En el 37º se prevé la posibilidad de no prolongar el ramal del Norte, el más difícil y costoso, a cambio de una pérdida en las concesiones proporcional a las longitudes no realizadas, es decir, a precio medio; lógicamente, la prolongación del canal de Alar a Reinosa queda así paralizada a perpetuidad. El artículo 45º parece colmar el sueño de los contratistas de cualquier época, pues dice textualmente …si ocurriesen dudas sobre la inteligencia de algunos artículos de esta contrata, se interpretarán a favor de la Compañía, que desde ahora me digno tomar bajo mi augusta protección… Las obras empiezan con brío, bajo la dirección de Epifanio Esteban, pero con notables dificultades desde su inicio: habían desaparecido los planos primitivos con los que se evaluó la obra a ejecutar, los recursos económicos que debía aportar el Estado en plazos prefijados, sufrieron retrasos, la cesión a la Empresa de la laguna de La Nava y sus pastos dieron lugar a notable descontento en las poblaciones vecinas y a las consiguientes cuestiones y querellas, las abundantes fugas de prisioneros disminuían la mano de obra y alteraban la organización. La primera guerra carlista (1833-1840) entorpece aún más las obras, no sólo por las guerrillas en la zona, sino porque los presos que no escaparon debían permanecer recluidos y no en los tajos, por falta de tropas de vigilancia, reducidas para atender otras necesidades bélicas. Los trabajos se suspenden en 1835, pero se ha conseguido acabar el ramal del Sur, por el que llega a Valladolid el 11 de marzo de 1835 la primera barcaza con cargamento de trigo. Previamente se habían movido barcas por ese tramo, con personal o materiales, para el propio servicio de la obra (figura 5.10). El mismo esfuerzo de guerra impide al Gobierno abonar la consignación debida de 300.000 reales anuales; además, también se produjeron epidemias de cólera que diezmaron algunas poblaciones. La interrupción de las obras se prolongará hasta 1842. Mientras, litigan el Estado y la Empresa del Canal en pleito sobre sus obligaciones mutuas, que llega a las Cortes y se prolonga hasta que, por ley de 10 de junio de 1841, se autoriza al Gobierno a negociar con los propietarios de la Compañía. Un tribunal de arbitraje entre las partes emite su resolución que se eleva a escritura pública el 28 de septiembre de 1841; en ella, se releva a la Compañía de realizar la prolongación hacia el norte desde Alar, tras los informes del Ingeniero de Caminos José María Otero, representante del Estado, y del Coronel de Ingenieros Joaquín de Leresecha por parte de la Empresa. La compensación estipulada por la no construcción de esa prolongación será hacer un buen camino sustitutorio. Se renueva además la concesión de aportación de mano de obra forzada de 2.000 presidiarios, y se limita el plazo de la Concesión del Canal a 70 años desde la conclusión de las obras. La Compañía, ahora saneada en sus obligaciones, se convierte en Sociedad Anónima por Acciones mediante escritura de 10 de febrero de 1842, con capital de 22 Figura 5.10. Proyecto de puente sobre el Pisuerga entre Dueñas y Valladolid, según Epifanio Esteban -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 144 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 144 millones de reales reflejado en 5.500 acciones de cuatro mil reales, de las que siete onceavos, es decir 3.500 acciones, se entregan a los antiguos propietarios de la Compañía, por lo que deducimos que esta se valoró a efectos de trasmisión en 14 millones de reales. Nos parece oportuno explicar que la mano de obra forzada, empleada en unas u otras formas –esclavitud, servidumbre, condena judicial– desde tiempo inmemorial hasta el presente, aplicada en España como condena hasta mediado el siglo XX y aún vigente en otros países, tenía características que pocas veces vemos desarrolladas. Haremos aquí un somero bosquejo, tomado de estudios aplicados a las obras públicas de mediados del siglo XIX y expresado con las mismas frases que emplean esos informes de la época: Un cuartel–presidio para 500 confinados en obras de carreteras o canales tenía una guarnición de escolta de 250 hombres, entre los de a pié y los de a caballo. Posiblemente para un cuartel de 1.000 confinados pudiera bastar con 400 guardias. La ley expresaba que el Ingeniero Director mandaba en todo lo relacionado con la obra y el Comandante en el resto de actividades, pero parece que la división no era clara y los técnicos pretendían que la organización mejoraría si dependía de ellos en todo momento, cosa que no parece que admitiesen los militares ni llegara a formular el Gobierno. La guarnición recibía sus haberes y avituallamiento del Estado, pero devengaba una gratificación por día de vigilancia en obra. La empresa se ocupaba de preparar el cuartel y alojamientos de penados, que habían de amortizarse en el tiempo de ejecución y costeaba también la sopa matutina que se da por cuenta de las obras, además del plus, los días de trabajo. Los enfermos no devengan plus ni reciben la sopa matutina, puesto que no van a los tajos. El traslado a la obra de las cuerdas de presos desde otro penal, puede suponer, según emplazamientos, unos diez días de marcha, como si fueran de trabajo. Además, la obra mantiene una plana mayor de mandos y servicios sobre los confinados. Con todo esto, algún ingeniero justificaba que el coste de mano de obra de penados puede ser equivalente por peonada al de trabajadores libres. Se da como razonable un dos o dos y medio por ciento de bajas por enfermedad, lo cual no parece una proporción alta de absentismo práctico, dado el trabajo penoso y a la intemperie. Se plantea el millar de forzados dividido en diez brigadas de cien penados, cada una de ellas con 8 cabos de vara, 6 confinados de oficio y 86 confina- dos braceros y el conjunto total dirigido por un Comandante, dos Ayudantes, un médico, un capellán, un furrier –oficial encargado de cuentas y cobros– y 10 capataces de brigada. A efectos de mano de obra directa, además del porcentaje de enfermos hay que descontar ordenanzas, cuarteleros, aguadores, rancheros, enfermeros y otros varios hasta un total de unos 47 braceros. Esas discutibles cuentas de coste equivalente de mano de obra libre o forzada, se sopesan por otras condiciones: resulta desfavorable el trabajo forzado porque algunos pueden ser más débiles físicamente que los libres contratados, que se seleccionan siempre fuertes, desechando a los que se presentan sin serlo; porque la cadena que reglamentariamente llevan atada del pie a la cintura, aunque sólo consista en un simple ramal, les coarta el movimiento y resta desenvoltura y porque la jornada no puede ser de sol a sol, sino bastante menor, según distancia al tajo, quizá una hora menos, ya que tienen que ir y volver de día, para evitar fugas. En cambio, resulta favorable que algunos de los forzados son de más inteligencia que los braceros libres y que muchos, al hacer la misma tarea durante mucho tiempo, llegan a ser muy buenos profesionales en su trabajo, y además no parece cierto que su productividad sea menor que la de los libres, gracias a la mejor disciplina, mejor organización y el estímulo que se despierta entre las brigadas. Otra ventaja de los forzados es que muchas obras públicas se realizan en zonas deshabitadas y los obreros libres no se encuentran con facilidad para trabajar desplazados. Los obreros libres, además, en zonas como Castilla, desaparecían y se llegaban a parar las obras justamente en verano, la temporada de mayor productividad, para ocuparse ellos de las faenas de recolección en sus propias tierras o las de sus vecinos. La Sociedad Anónima del Canal de Castilla, que seguirá conociéndose como la Empresa del Canal o La Compañía, no tendría efectividad jurídica hasta poner en servicio el Ramal de Campos completo, hasta Medina de Rioseco. Se comienzan las obras ese mismo año y se revisan los estudios para su conclusión, y el 8 de noviembre de 1849 llegan las aguas a Rioseco, quedando abierta la navegación en todo el Canal de las últimas previsiones (apenas el 50% del imaginado un siglo atrás) el día 14 de diciembre de 1849, noventa y seis años y medio después de las primeras excavaciones. Por su peculiar estilo y los datos que aporta, consideramos como adecuado final de este relato de la construc- -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:37 Página 145 EL CANAL DE CASTILLA ( 145 ción del Canal incluir aquí la transcripción íntegra del texto de la placa conmemorativa que, con motivo de la terminación de las obras, se colocó en la iglesia de Santa María, en Medina de Rioseco: «REINANDO ISABEL II, EL 8 DE NOVIEMBRE DE 1849, SE CANTO SOLEMNE TEDEUM EN ACCION DE GRACIAS AL TODOPODEROSO POR HABERSE ECHADO LAS AGUAS DEL TROZO DE NAVEGACIÓN QUE TERMINA EN ESTA CIUDAD DE RIOSECO; EJECUTADO A EXPENSAS DE SUS CONCESIONARIOS EL EXCMO. MARQUÉS DE REMISA, SENADOR DEL REINO, Y DEL EXCMO. MARQUES DE CASA IRUJO, DUQUE DE SOTOMAYOR, GRANDE DE ESPAÑA DE 1ª CLASE, Y SIENDO SUS INGENIEROS DON JOSE RAFO, DIRECTOR DEL MISMO CANAL, Y DON ANDRÉS DE MENDIZÁBAL, DE LA ORDEN DE CARLOS III. PARA SOLEMNIZAR TAN FAUSTO ACONTECI- MIENTO, DISTRIBUYO LA EMPRESA CUANTIOSAS LIMOSNAS ENTRE LOS HOSPITALES Y ESTABLECIMIENTOS DE BENEFICENCIA DE ESTA CIUDAD; Y EN PRUEBA DE LO GRATO QUE HABÍAN SIDO TAN BENEFICIOSOS ACTOS, EL EXCELENTÍSIMO E ILUSTRÍSIMO SEÑOR DON DE PALENCIA, CARLOS LABORDA, OBISPO PERMITIÓ LA COLOCACIÓN DE ESTA LÁPIDA EN TAN SAGRADO SITIO». Una vez abierto todo el canal a la navegación, se completa en los años siguientes con algunos puentes y con aprovechamientos de saltos. Se edifican obras complementarias, cuadras, casas, fábricas, almacenes y demás obras accesorias. Circulan ya por el canal 106 barcazas, 80 de ellas de propiedad particular para el transporte de sus mercancías, 10 al servicio de las obras, para movimiento de materiales y de los presos, 12 para servicio público de transporte de mercancías y cuatro como barcos-diligencia, para transporte de viajeros, correo y paquetería. Es un momento vital y esperanzador que quizá puede resumirse con la sola mención a los “Estudios sobre el Proyecto Europeo de la Unión de los Tres Mares, Mediterráneo, Cantábrico y Atlántico por el Ebro y el Duero, al Canal Imperial y el de Castilla” de Nicolás Malo (Madrid, 1850). El Canal navegable pasa ahora por su época de esplendor: en 1860 se alcanza el máximo de toda la historia del Canal, con 365 barcazas navegando por él y de ellas más de 300 de propiedad particular. Pronto, la competencia del ferrocarril producirá su ocaso, y la pérdida de nuestras últimas colonias trasatlánticas lo acelerará más aún. En 1919, sólo una barca particular y nueve de la Compañía del Canal seguían en servicio, dedicadas prácticamente en exclusiva al transporte de materiales y personal del propio canal. En algunos textos se comenta que la Compañía del ferrocarril forzó a la del Canal en 1867 a subir sus tarifas, que había bajado dos años antes para competir, como consecuencia de un pacto no público entre ambas a cambio de dinero (más de un millón de reales al año); puede que esos manejos aceleraran el declive del tránsito en el Canal, pero en todo caso, tal declive de la navegación hubiese sido imparable. Por Real Orden de 6 de febrero de 1909 se crea la “Jefatura del Canal de Castilla y sus pantanos y la Canalización del Manzanares”. En la misma Real Orden, se trasluce el mal futuro que se prevé para la navegación por el Canal y el interés en convertirlo como canal para riego. Se expresa que para rentabilizar la obra se pretende ahora aprovecharla como arteria conductora de agua para riegos, sin descartar la navegación ni el aprovechamiento de la fuerza motriz en los saltos. Por estos motivos, se encargan a la Jefatura recién creada varios proyectos de embalses, para alimentar y regular los mayores caudales que habrá de transportar el Canal. Poco después, el 7 de mayo de 1909, se autoriza la construcción de los embalses de Compuerto (en servicio desde 1960) y Camporredondo (1930) en el río Carrión, de Requejada (1942) y Aguilar (1963) en el Pisuerga y de Cervera (1923) en el río Ribera, afluente del anterior. Pera compaginar las condiciones de navegabilidad con los caudales de riego, se llegó a una solución de compromiso, manteniendo las exigencias para navegación y aprovechando las retenciones del canal para derivar agua hacia canales secundarios y acequias. Asimismo, las aguas que llegan por el canal hasta sus dársenas finales pueden aprovecharse para alimentar también otros canales. Se estimó la zona así regable en 55 mil hectáreas, servida por el canal del Pisuerga que arranca de la retención de San Andrés, acequias de Osorno y Frómista, -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:38 Página 146 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 146 REVERSIÓN AL ESTADO El 12 de diciembre de 1919, cumplidos 70 años desde la apertura a la navegación del último tramo del Canal, y de acuerdo con lo pactado por el arbitraje de 1841, el Canal de Castilla revierte al Estado. Foto 5.32. Compuertas de 1919 en la esclusa 42, Ramal del Sur, en las proximidades de Valladolid canal de Palencia, con toma en la presa de Calahorra sobre el Carrión, la acequia de la Retención, que sale del canal de Castilla aguas abajo de su cruce con el Carrión, los canales de La Nava (Norte y Sur) y el canal de Macías Picavea, que deriva del de Castilla casi a su llegada a Medina de Rioseco, todo esto además de otras tomas secundarias en distintos puntos de la traza. El canal de Macías Picavea, aunque no navegable, podría contemplarse como la prolongación del de Castilla ya considerada entre las opciones a los proyectos iniciales del siglo XVIII, para llegar por Tordehumos y Villagarcía de Campos al río Sequillo y por este en Castronuevo al Valderaduey, hacia Zamora. La navegación condiciona la velocidad del agua y la sección determina el caudal: mientras pervivió la navegación, el caudal no pudo crecer apenas ni los regadíos abastecerse con generosidad. Tras la reversión, se pretende mejorar, ahora con los medios del Estado, las condiciones de navegación, aumentando hasta 17 las barcas propiedad del Canal, se amplía la plantilla para atención de fielatos y esclusas (foto 5.32) y se mejoran éstas colocando nuevas puertas de armadura metálica, se reparan almacenes y otros edificios, se actualizan varaderos, astilleros y talleres, se motorizan algunas de las barcas, las de madera conviven con otras metálicas de más capacidad e incluso con alguna de hormigón –proyectada por el Ingeniero de Caminos Julio Murúa en 1918 con las dimensiones máximas– 18 x 4 x 2 metros –admisibles en el canal– y con otras de conservación y dragado. En 1920, este mismo ingeniero publica artículos en el diario “El Sol” defendiendo de nuevo la posibilidad de prolongar el ramal del Norte hasta el Cantábrico y el ramal de Campos hasta las cuencas mineras de León, para facilitar el flujo de carbón hacia Castilla. Los 33 saltos aprovechados en 1919 entre los de esclusas, el molino de Alar y los tres de cada derrame (desagües finales) en Valladolid y Rioseco, se incrementan en más de un 30% en una década y casi se duplica la potencia instalada, con un incremento de casi 1200 kilovatios, quedando sin aprovechamiento apenas una decena de esclusas. Estos nuevos impulsos y las reducciones de tarifas hacen subir el tonelaje transportado, hasta 1928, pero a partir de ese año la caída es imparable. La Confederación Hidrográfica del Duero, creada en 1927, acerca físicamente la Administración al Canal, pero no produce cambios notables en su gestión inmediata. En el siglo XIX, resultaba ya más importante desde un punto de vista económico la producción en los ingenios de aprovechamiento energético del Canal que la propia navegación por él. Esta diferencia fue mucho mayor cuando el ferrocarril entró en competencia con el Canal como medio de transporte. En el siglo XX, el transporte por el canal es ya casi simbólico, salvo alguna época, como los años 20 y la posguerra civil, en que la falta de carburantes produjo un breve y no muy brillante resurgimiento. Las cada vez mayores zonas regables exigen -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:38 Página 147 EL CANAL DE CASTILLA ( 147 cada vez mas agua. Los abastecimientos a poblaciones, especialmente a Valladolid, son otros notables puntos de consumo. A partir de la suspensión de hecho a la navegación en 1955, cuando en todo el semestre anterior ya no había circulado ninguna barca particular, se busca el medio de aumentar el caudal de agua transportado por el Canal. En 1960, el Ingeniero Manuel Jiménez, de la Confederación, proyecta una reconversión del Canal, que se dice recuperable para la navegación, por la que se modifica la pendiente hidráulica ya que no la física, a base de conexiones sin retención en las esclusas, eliminación de sus puertas de aguas abajo y algunos retoques locales (elevación de presas de retención y de costeros en el tramo troncal y en el inicio del ramal de Campos) que permiten un importante aumento de los caudales transportados. Una vez perdida toda esperanza de rehabilitación de la navegabilidad, incluso se han permitido cruces de caminos y carreteras sobre el canal que han reducido el gálibo en él, quedando la losa de soporte del camino en algún caso límite prácticamente a nivel con la superficie del agua del canal. A partir de 1970, se han ido cerrando la mayor parte de los ingenios que aprovechaban la energía del canal o reconvirtiéndose algunos a minicentrales hidroeléctricas. Sin embargo, quizás la mayor holgura económica del país a final del siglo XX ha permitido actuaciones con nuevos o reforzados objetivos lúdicos, ecológicos, deportivos, históricos y turísticos e incluso se han vuelto a hacer navegables, exclusivamente por razones de turismo y entretenimiento, algunos tramos y esclusas del canal. USOS Y PRIORIDADES DEL CANAL La economía de la meseta castellana, hasta la industrialización de la segunda mitad del siglo XX, ya la hemos resumido en dos palabras: harina y lana. No cabe duda de que en el siglo XVIII, la prioridad del Canal fue la navegación, para permitir la exportación de esos productos a precios competitivos y también como vía de Arriba: foto 5.33. Dragadora trabajando en la dársena de Valladolid a principios del siglo XX Centro: foto 5.34. Batea y dragadora trabajando en el Canal a principios del siglo XX Abajo: foto 5.35. Retención de Calahorra de Ribas -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:38 Página 148 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 148 Izquierda: foto 5.36. Toma de riego en las proximidades del acueducto de Abánedes Derecha: foto 5.37. Estado actual de la toma de agua del Canal de Palencia, obra de principios del siglo XX comunicación general. Su otro uso previsto entonces, el riego, quedó muy en segundo plano dada la incompatibilidad entre ambos usos intensivos (fotos 5.36 y 5.37). En el último tercio del siglo XIX, el ferrocarril gana sin discusión la competencia frente a la navegación interior y más en un canal con tan poca velocidad comercial en razón de sus ajustadas dimensiones y sus muchas esclusas. En cambio, el canal tiene otros potenciales, previstos, pero quizá no suficientemente evaluados por sus proyectistas: energía, fijación de población, desarrollo industrial y económico, movimientos bancarios, etc. La fijación en nuevos núcleos de población agrícola, intentada por los ilustrados, no tuvo éxito, pero lo ha tenido y grande a través de la industrialización. En el siglo XX, ya demostrada la poca utilidad económica de la navegación, se aprecia sin embargo la de la fabricación, apoyada en las máquinas movidas por energía hidráulica y, más adelante, la fabricación de energía transportable (eléctrica) que amplía el territorio en que pueden implantarse las fábricas, ya no directamente dependientes del agua. Simultáneamente, la expansión de regadíos con agua transportada por el canal implica un aumento de su caudal, que ya no está limitado por la navegabilidad, y que proporciona mayor energía en sus saltos. Hasta bien entrado el siglo XX, el abastecimiento de agua a las poblaciones dependía de unas “traídas de aguas” no siempre abundantes ni seguras para las poblaciones grandes. Para las menores, nadie les traía el agua, sino que eran los propios vecinos quienes iban a buscarla a manantiales o cursos de agua próximos. El Canal de Castilla, a pesar de su largo recorrido y posibles vertidos incontrolados, trae agua de buena calidad, nunca estuvo especialmente contaminado hasta épocas recientes y los saltos en las esclusas son un método involuntario pero muy eficaz de oxigenación del agua. Este nuevo uso para abastecimientos ha ido tomando importancia y ahora, por ley, es prioritario en sus condiciones frente a cualquier otro (foto 5.38). Otras utilidades aparejadas a la existencia del Canal, siempre compatibles con las que hemos calificado de prioritarias, han sido y son la pesca, la formación y aprovechamiento de masas arbóreas y, consecuencia de estas y de la humidificación general alrededor del curso de agua, la creación de microclimas apetecibles para usos lúdicos y de estancia, apreciados antaño, pero con una especial puesta en valor en el siglo XXI como base de actividades turísticas y deportivas, muy apoyadas con otras de conocimiento histórico, formación de museos de construcción y navegación interior, mecánica, fauna y flora autóctonas, etc. -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:38 Página 149 EL CANAL DE CASTILLA ( 149 UNA ARTERIA EN CASTILLA: LA FUERZA Y LOS INGENIOS El título del proyecto de Antonio de Ulloa aprobado por el Marqués de la Ensenada, «Proyecto General de los Canales de Navegación y Riego para los Reinos de Castilla y de León», nos señala ya claramente los objetivos prioritarios de esta construcción. Sin embargo, para que un canal con los medios de tracción de la época (tiro de sangre desde los caminos de sirga y timoneo desde la barca para mantener la distancia a la orilla) resultase práctico como navegable, especialmente a contracorriente, la velocidad del agua debe ser suficientemente pequeña, lo cual es contradictorio con su aplicación como canal de riego de amplias superficies, que precisaría transportar caudales mayores que implican mayor velocidad del agua o mucha mayor sección del canal. Por eso, salvo algunos regadíos poco extensos en las zonas situadas cerca de las tomas de agua para el canal, el dimensionado y la construcción se realizaron con prioridad absoluta para la navegación. Hasta que se construyeron embalses reguladores de los ríos de aporte, tampoco pudieron derivarse caudales importantes precisamente en la temporada de riegos, por coincidir casi con el estiaje en los ríos. La sección útil del canal, determinada desde el primer proyecto y modificada durante la ejecución y después, incluso hasta duplicar las dimensiones mínimas en algunos tramos (sobre todo el ancho) para aumentar el caudal para riegos, es en forma de artesa o trapecio isósceles, de 20 pies castellanos (5’57 m) en el fondo, y calado o altura mínima de seis pies (1’67 m); los taludes de los cajeros o laterales son en general de pendiente 1,20 (6/5), para conseguir suficiente estabilidad y evitar deslizamientos de tierras hacia el fondo, por lo que en la superficie del agua, el ancho mínimo es de 30 pies (8’36 m), lo que permite el cruce de las barcas. Las pendientes longitudinales de los tramos se proyectaron de 30 millonésimas (tres centímetros por kilómetro) desde el río Carrión en Calahorra de Ribas hasta Rioseco, 50 desde Reinosa –en realidad desde Alar del Rey– hasta el Carrión y 33 millonésimas (medio pie en 5.000 varas, según el proyecto) en el ramal del Sur. La sección mínima fijada de 11,63 m2 y un caudal máximo de 3 m3 por segundo –valor realista considerando res- Foto 5.38. Toma de agua para el abastecimiento de la población de Osorno guardos en los costeros del canal, pérdidas de carga en esclusas e ingenios o variaciones locales de pendiente– implican una velocidad media de 0,26 metros por segundo, es decir 0,5 nudos o si se prefiere 0,93 km/hora. La diferencia entre circular hacia aguas arriba o aguas abajo se traducirá en la potencia suficiente para mover la barca a una velocidad adicional de 1,86 km/hora y por eso las barcas solían arrastrarse con un tiro de dos mulas hacia aguas abajo o en vacío y con tres hacia aguas arriba y cargadas, Las mulas siempre circulaban por el camino de sirga de la derecha según su sentido de marcha, salvo si en el tramo no existía uno de los caminos o estaba fuera de servicio. La denominación aplicada a los caminos adyacentes al canal se debe a que se tiraba de las barcas mediante “sirgas”, nombre náutico dado a las maromas que sirven precisamente para arrastrar embarcaciones o redes de pesca. En parte de los tramos ejecutados en el sigo XIX, ya con la Compañía privada, no se construyó uno de los dos caminos de sirga y el tiro se realizaba allí siempre por la otra margen, con problemas de cruce. En el canal nunca pudieron hacerse adelantamientos, salvo barcas con motor o en zonas especiales de fondeo: habría -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:38 Página 150 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 150 Arriba: foto 5.39. Operarios del canal moviendo las compuertas de las esclusas ovaladas de Calahorra Abajo: foto 5.40. Operarios del canal en una esclusa rectangular del Canal del Sur que desenganchar un tiro para que pasase el otro. La navegación a vela, que se usó en el Canal Imperial, no nos consta que se emplease en el de Castilla, aunque algún texto lo menciona para la etapa inicial de construcción. En el tramo inicial construido (1753-1755) no hubo necesidad de esclusas y por tanto no hay saltos de agua; al construir el tramo norte del Canal (1759-1791) desde Alar, sí que se disponen cerca de las esclusas los cuérnagos o desvíos que permitirían el aprovechamiento de la energía hidráulica de los correspondientes saltos de agua, pero obsérvese que se trata de utilizar el salto, nunca de crearlo para ese fin energético. Por tanto, el caudal aprovechable era el que llegaba con la pequeña pendiente prevista para navegación, excepto el utilizado en el funcionamiento de las esclusas y el derivado previamente para riegos y poblaciones –eludimos el concepto de abastecimiento o el de traída de aguas para esa época y para núcleos menores–, pero en ningún caso se forzó la pendiente para conseguir mayores caudales y potencias. Fue Juan de Homar quien promovió con un empeño muy personal el aprovechamiento industrial de la energía de los saltos. También intentó, con mucho menos éxito, la fijación de población en nuevos pequeños núcleos junto al canal. Las esclusas construidas en el siglo XVIII (de la 1ª a la 34, o sea todo el Ramal del Norte, y el del Sur hasta Soto Albúrez) son ovaladas, al estilo de las francesas, y anchas para poder alojar simultáneamente dos barcas, ahorrando así maniobras y tiempos de espera. Sus principales dimensiones son de 30 varas (25 m) de longitud y 12 varas (10 m) en la parte más ancha del vaso, que tiene una longitud entre quicios de puertas de 20 m. Las gargantas de acceso al vaso de la esclusa miden 6 metros de ancho, considerando todas esas medidas como útiles, tomadas por el interior del muro o forro de piedra que conforma la esclusa. La 34, ovalada, pero acabada por La Compañía, sólo tiene 6,40 metros de ancho máximo en vez de 10 metros (foto 5.39). Las construidas por la Compañía del Canal, en el siglo XIX, de la 35 a la 42, es decir, dos de las tres de Soto Albú- rez y las restantes hasta Valladolid en el Ramal del Sur, así como las siete del Ramal de Campos, son más angostas y sencillas, de forma rectangular y con capacidad para una sola barca. Sus dimensiones son de 25 m. entre quicios y 5,05 m de ancho constante. También ofrecen un ahorro en la anchura de puertas, al ser más estrechas las gargantas de acceso al vaso, no solo por el material y refuerzos, sino por menor resistencia para su manejo. Al -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:38 Página 151 EL CANAL DE CASTILLA ( 151 Izquierda: arriba, foto 5.41. Antigua fábrica de harinas de San Lorenzo, cerca de Olmos de Pisuerga, utilizada posteriormente como “fábrica de luz”. Vista desde aguas abajo, con el desagüe de la turbina; centro, foto 5.42. Antigua fábrica de San Lorenzo. Vista con el conjunto de esclusa, la número nueve, y puente; abajo, foto 5.43. Desagüe de canal en esclusa y puente Derecha: arriba, foto 5.44. Desvío en canal y ranuras para compuertas, configuración clásica en todas las esclusas; centro, foto 5.45. Restos del antiguo molino de San Llorente de la Vega; abajo, foto 5.46. Antigua fábrica de harinas de La Estrella, en las cercanías de Dueñas -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:38 Página 152 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 152 ser el vaso menos voluminoso, disminuye el gasto de agua para llenarlo y también el tiempo, siempre que no se produzcan esperas para una barca si la esclusa está ocupada por la anterior. En las construcciones situadas al norte de la esclusa 12 predomina la piedra arenisca, con más matices de color, mientras que desde la 13 hacia el Sur se utiliza piedra caliza, más blanca (foto 5.40). Otros capítulos de este libro describen las obras e ingenios hidráulicos construidos y utilizados en las distintas épocas y lugares. Sólo cabe aquí señalar los que existieron o existen aprovechando la energía del Canal, sin describirlos. El Canal dispone en total de 24 esclusas con salto en el ramal del Norte, 18 en el del Sur y 7 en el de Campos, además de los artificios o ingenios del azud de Alar (molino y batán). A estos efectos de aprovechamiento energético, no tenemos que considerar las esclusas de las retenciones, específicamente reguladoras de caudales y navegación, pero sí los tres saltos de los derrames o devoluciones del caudal sobrante de agua al río, desde las dársenas de Valladolid al río Pisuerga –ramal del Sur– y de Rioseco al Sequillo –ramal de Campos–. Tenemos por tanto un “salto cero”, de Alar, 49 saltos que se corresponden con las correspondientes esclusas y se numeran como ellas y seis saltos en los derrames finales de ramal, es decir, 56 saltos de posible aprovechamiento. Las esclusas 11 y 12 de Olmos de Pisuerga, las 17, 18, 19 y 20 en Frómista, las 22, 23 y 24 en Calahorra de Ribas de Campos, las 25, 26 y 27 en la bifurcación de El Serrón, pero ya en el ramal del Sur, las 28 y 29 de Grijota, las 31 y 32 de Viñalta, y las 34, 35 y 36 de Soto Albúrez son esclusas agrupadas físicamente, como peldaños de un mismo tramo de escalera y por eso, sus saltos se han utilizado en ocasiones como un solo salto de más altura, así como en otros casos, el salto de una esclusa única se ha usado para más de un ingenio fabril. Arrriba: foto 5.47. El Serrón. Esclusas, puente y antigua fábrica de harinas, con su desagüe a la izquierda del canal. La fábrica de harinas aprovecha el triple salto para mover cuatro molinos Abajo: foto 5.48. Restos de la antigua fábrica de harinas en Grijota, emplazada en el lugar de cuatro molinos maquileros al poco tiempo de la construcción del tramo en el que se ubicaban De todos esos saltos, solamente el 2º, 3º y 6º del Norte, el 39 del Sur y el 3º, 4º y 5º de Campos parecen no haber sido aprovechados jamás y entre ellos, el 3º del Norte posiblemente nunca tuvo ni siquiera puente y el esclusero debió cruzar para manejar la esclusa con algún gallipuente o pasarela rústica, apoyado en el tranco inferior de la esclusa, que no ha dejado señal ni noticia. El 5º del Norte pudo tener un artefacto sin recuerdo o que no llegó a instalarse, aunque figurase en planos antiguos. -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:38 Página 153 EL CANAL DE CASTILLA ( 153 De los restantes, casi todos alimentaron molinos de cereal o fábricas más completas de harinas; muchos de estos dejaron de usarse o se transformaron en fábricas de luz –ahora diríamos minicentrales eléctricas– cuya electricidad se empleaba o bien en fábricas junto al canal ya motorizadas con ese fluido y por tanto no directamente dependientes del agua del Canal o bien en otros usos ajenos. Además de la molienda, hubo otros aprovechamientos, como los “batanes” para enfurtir paños en Alar, en la esclusa 19 y en la 20; “ferrería” o “martinete” en la esclusa 1ª del Norte; una “fábrica de papel” que pretendió ser la mejor de España en la 11 y la 12; “fundición siderúrgica” en el primer derrame de Valladolid e “hilatura” en el último. Algunas fábricas han pasado por sucesivas remodelaciones: así, la instalación de la 7ª esclusa del Norte, conocida como “batán del Rey” se dedicó a curtido del cuero, luego a fábrica de harinas y acabó como central eléctrica con una potencia de 85 kw (fotos 5.41 a 5.46). Según estudios de 1990, los únicos aprovechamientos energéticos rentables serían los de Frómista (saltos 17 a 20), Calahorra (22 a 24) y Soto Albúrez (34 a 36) y dudosamente rentables los de Olmos (11 y 12), El Serrón (25 a 27), Grijota (28 y 29) y Viñalta (31 y 32). Funcionan actualmente o pueden funcionar los del salto 4º del Norte, 9º, 14, Frómista, Viñalta, Soto Albúrez y los 37 y 40 para servicio propio. Han cerrado muy recientemente los de Villamuriel (33), Rioseco y Valladolid. La fábrica de harinas de Villamuriel y la de ladrillos de El Serrón siguen funcionando, pero no con energía obtenida directamente del Canal (fotos 5.47 a 5.49). EL SIGLO XIX, CENIT Y OCASO: HIDROCARRIL Y FERROCARRIL La historia nos demuestra que el canal como vía navegable fue genial en su concepción y tardío en su realización. La existencia de una vía especializada con vehículos adecuados a ella es una clara ventaja para el transporte en cualquier época. El canal fue realmente concebido como un “hidrocarril”, una vía acuática reservada a sus bar- Foto 5.49. Fábrica de harinas de Villamuriel de Cerrato, todavía en funcionamiento cas. En los siglos XVIII y XIX fue la gran solución para los transportes pesados y voluminosos, duros y difíciles a lomo o en carros, sobre todo por caminos escasos y poco estabilizados. El camino especializado produce orden y comodidad porque tiene normas claras de circulación –tiro por la derecha, aviso con banderola roja en transporte de mercancías peligrosas, prioridad del cargado respecto del descargado y del que va contracorriente frente al que circula a favor, prohibición o limitación de uso nocturno, etc– y complementos adecuados –almacenes, dársenas, muelles, grúas, alojamientos, cuadras, fondeaderos, astilleros, diques secos, talleres, etc–. En ese tiempo, los arrieros se quejaban de que el canal dejaba sin trabajo a cientos de familias que vivían de la arriería, y eso a pesar de que les quedó el imprescindible trasbordo desde Alar hasta el mar Cantábrico. Con etapas de unos 20 km/día –30 en vacío–, un itinerario normal podía ser: Rioseco-Capillas-Casa del Pescador (entre Paredes y Fuentes de Nava)-El Serrón-CalahorraFrómista-La Quince (Osorno)-La Novena (Ventosa)Alar del Rey, de ocho días que se reducían a siete desde -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:38 Página 154 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 154 Arriba: foto 5.50. Barco “Antonio de Ulloa” Abajo: foto 5.51. El barco “Antonio de Ulloa” pasando una esclusa Valladolid, porque las tres jornadas del ramal de Campos hasta El Serrón se reducían a dos (Valladolid-DueñasEl Serrón). El retorno en vacío y aguas abajo podía ser de cuatro o cinco días: Alar-Carrecalzada (Melgar)-La Veintiuna (Frómista)-El Serrón-Fuentes de Nava-Rioseco. Los barcos-diligencia consiguieron realizar el trayecto de 46 km y diez esclusas entre Palencia y Valladolid en unas siete horas. Los cruces a nivel de ríos se realizaban por el sistema de guía de cuerda o cable fijo y ayuda de cabrestantes, y los mismos animales de tiro podían cruzar en barcas adecuadas para ello. Hoy podría parecer absurdo un medio de transporte cuya velocidad no superaba cuatro o cinco nudos (7 a 9 km/hora) por el tipo de arrastre y para no dañar por oleaje los cajeros sin revestir, con notables reducciones en la velocidad comercial por el importante número de esclusas y limitaciones de calado que hicieron que las barcas metálicas más modernas, ya en el siglo XX –tipo alemán de 40 toneladas y tipo francés de 53, con eslora de 18 metros y manga de 3’50 metros–, no pudieran cargarse al máximo por insuficiencia de calado. Los últimos intentos de mejora probaron formar trenes de barcas enganchados a un remolcador, método poco práctico con esclusas. Las barcas motorizadas, autopropulsadas, marcaron una no demostrada posibilidad de futuro, cortado por el cierre a la navegación. En el último tercio del siglo XIX, el “ferrocarril” ahogó económica y casi físicamente al canal como hidrocarril. El Canal había comunicado Alar y Palencia con Valladolid en 1835 y con Rioseco en 1849. El ferrocarril AlarReinosa se inaugura en 1857 y en 1858 hasta Santander: es en principio un magnífico complemento al Canal que por fin “comunica” bien con el mar. En 1860 la misma Compañía del FC General del Norte pone en servicio el tramo Medina del Campo-Valladolid, también beneficioso para el Canal, pero en el mismo 1860 se inaugura el Valladolid-Venta de Baños y en 1866 se completa la línea hasta Santander coincidente con todo el trazado de los ramales del Canal del Norte y del Sur. Las posteriores líneas de Palencia a León por Sahagún y la de vía estrecha de Valladolid a Rioseco, que sigue prolongada hacia Villalón y Palencia, completan la superposición de los ferrocarriles sobre el canal, con todas sus ventajas de velocidad real y comercial, sin esclusas, sin animales de tiro y tantas otras. En el último tercio del siglo XX, también el ferrocarril ha sido desplazado en buena parte por los modernos y ágiles transportes por carretera y autovía, aunque las crisis energéticas, razones medioambientales, los nuevos trenes veloces y la saturación de vehículos pueden reanimar el tránsito ferroviario de mercancías y viajeros en el siglo XXI. También el desarrollo longitudinal de las vías -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:38 Página 155 EL CANAL DE CASTILLA ( 155 modernas es más corto y recto: las pendientes del canal navegable con tiro de sangre pueden ser 10 veces mayores para riego o con motores potentes, 100 veces para el ferrocarril y hasta mil veces para las carreteras sin dificultad alguna para sus tránsitos. Para todos ellos, las modernas técnicas de construcción de puentes y túneles facilitan aún más la optimización de los trazados. EL SIGLO XX, LA RECONVERSIÓN: RIEGOS Y ABASTECIMIENTOS La navegación languidece desde finales del siglo XIX y esta tendencia no se supera ni con las buenas voluntades ni con las inyecciones económicas que se producen tras la reversión al Estado en 1919 de la Compañía del Canal, que solo durante unos años logra mantener y hasta elevar en un 50% los bajos volúmenes de actividad. Cuando en 1955 pasa un semestre completo sin que circule carga en ninguna barca particular y las de la Empresa (ahora del Estado) sólo transportan materiales para servicio del propio Canal, se considera que el Canal se ha cerrado a la navegación, aunque no hemos encontrado documento alguno en que se imponga oficialmente tal cierre. Los regadíos aumentan, precisan más agua. Se proyecta (1960) la reconversión del Canal y se realizan obras para aumentar los caudales de agua transportados y servir a las cada vez más extensas superficies regables. Esas obras dejan las esclusas fuera de servicio, pero se afirma que es una actuación reversible. Cuando el canal era navegable, tomaba al parecer un caudal medio de 2,41 m3/s del río Pisuerga, en Alar y Herrera y 1,68 del Carrión en Calahorra; cerrado el canal a la navegación, estos caudales subieron algo, hasta 2,5 y 2,0 m3/s; en la reconversión, se consideraron necesarios caudales de 9 m3/s en el Ramal del Norte y hasta 13,5 en la toma del Carrión, de los que 5,5 se destinan al Ramal del Sur y 8 al de Campos, valores que incluyen los canales derivados del de Castilla. Actualmente se atienden con este conjunto de canales 55.000 hectáreas de Arriba: foto 5.52. El acueducto original de Los Cinco Ojos, que salvaba el desagüe natural de la Laguna de La Nava, antes de su rotura. Centro: foto 5.53. El acueducto de Los Cinco Ojos tras la rotura acaecida en 1935. Abajo: foto 5.54. El astillero de Villaumbrales, en el Ramal de Campos, hacia 1930 -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:38 Página 156 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 156 que se llegan a tomar en temporada de riegos 2,5 m3/s del Pisuerga en Alar y casi 9, también del Pisuerga por San Andrés, en Herrera, de los que llegan a Calahorra de Ribas 2 ó 3 m3/s que desaguan al Carrión. Se toman de él 6 ó 7 m3/s, hacia El Serrón, donde se divide hacia los ramales del Sur y Campos. Por el trasvase del Esla en La Nava, entre Fuentes y Paredes, entran de 4 a 6 m3/s más al Ramal de Campos, que pueden circular en ambas direcciones según balance de caudales. Finalmente, llegan de 1 a 2 m3/s hasta el Canal de Macías Picavea y Rioseco y de 2 a 3 a Valladolid. EL SIGLO XXI, NUEVA VIDA: ECOLOGÍA Y TURISMO, HISTORIA Y MUSEO DE LA CIENCIA Siempre se ha pretendido con mayor o menor éxito defender el Canal como testimonio de la historia, museo vivo de construcciones e industrias, paisajes no frecuentes en la tierra castellana y en muchos otros aspectos. Bastantes años después del cierre y de la reconversión, muy útil para aumentar el caudal transportado y quizá necesariamente poco conveniente para esos intereses culturales de conservación, se hizo en 1986 un Estudio de Rehabilitación Integral que desembocó en su declaración como Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico (13-06-1991) y en un Plan Regional de Ámbito Territorial (2-08-2001) para su Protección Integral. Algunos monumentos de cierta relación con el Canal, como Santa María en Rioseco o el Monasterio de San Andrés del Arroyo, tenían esa calificación de BIC desde 1931, por lo que hay textos que confunden ambas fechas. Arriba: foto 5.55. Actuaciones de recuperación y rehabilitación en el Canal Abajo: foto 5.56. Señalización del recorrido por el Canal regadío y cuarenta poblaciones que reciben su abastecimiento (200.000 personas) desde el Canal, entre ellos Palencia y Valladolid, aunque este último solo en parte. La regulación de estos caudales, como ya hemos dicho, se produce en los embalses de los ríos abastecedores y con las compuertas del propio canal. Como balance actual de caudales de agua en el canal, se estima según datos recogidos sin contraste documental, José Sáenz de Oíza, Ingeniero de Caminos, Director de la Confederación Hidrográfica del Duero, y entusiasta del Canal, proponía en el congreso en Palencia de 1990 una serie de espacios singulares a los que aplicar tratamiento diferencial para conservación y nuevos usos. Citaba a Ortega y Gasset para señalar que todas esas actuaciones tratarán de “mantener la unidad de lo diverso y la diferencia de lo uno”. Entre esos puntos diferenciados, citaba: -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:38 Página 157 EL CANAL DE CASTILLA ( 157 el tramo Dueñas–Valladolid, por su paralelismo y proximidad a la autovía, al río y al ferrocarril y su accesibilidad desde la mayor población de Castilla y León; el ramalillo de Palencia, paseo para esa capital; el tramo entre las esclusas 21 y 22, actualmente coincidente con la variante del Camino de Santiago hacia Frómista, con acueductos sobre el río Ucieza y otros, almenaras, puentes y la llegada a Calahorra y al río Carrión; el tramo de Medina de Rioseco a las esclusas 7ª y 6ª de Campos y su posibilidad de navegación; los sotos comprendidos entre el Canal de Castilla y el del Pisuerga o la acequia de la Retención; las zonas húmedas; los conjuntos notables de Calahorra, El Serrón, Villaumbrales, y Sahagún el Viejo; los puntos de cruce del Canal con cañadas o con la vía romana de Astorga a Zaragoza; las dársenas de Alar, Palencia, Valladolid y Rioseco; y las obras de fábrica, en particular esclusas y acueductos (fotos 5.55 y 5.56). Otro Ingeniero de Caminos, Ramón Pérez Cecilia, después también Director de la C.H.D., relacionó en ese mismo congreso las zonas húmedas marginales al Canal, situadas en los términos municipales de San Cebrián de Campos, Amusco, Frómista, Boadilla del Camino, Lantadilla, Becerril, Husillos, Villaumbrales, Paredes de Nava y Dueñas. Muy recientemente –resolución de 16 de enero de 2006– se ha legislado un “Plan de Excelencia Turística”, ya en ejecución, que incluye señalización, reparación de caminos de sirga y su acondicionamiento como rutas cicloturísticas, reforestación, reparación de distintos edificios –Casas del Rey y otros–, centros de interpretación del Canal, Museo del Canal y sus industrias, reacondicionamiento de algunos tramos para hacerlos navegables incluyendo sus esclusas, reinstalación y uso de algunos almacenes y Casas del Rey, zonas deportivas con cursos y competiciones, disposición y utilización de embarcaciones adecuadas para paseos por el canal, oficinas de información, y otras más. Entre ellas, están ya realizadas o previstas adaptaciones de edificios en Alar para centro de interpretación y escuela-taller; reparadas las esclusas 5ª y 6ª, cerca de Herrera, con tramo navegable en dos barcas eléctricas que acceden al interior de la esclusa 6ª desde un muelle en la retención de San Andrés, y centro de interpretación e iniciativas turísticas que lo explota y relaciona con el Aula de arqueología de Herrera, con especial dedicación a culturas pre- rromanas y a la estancia y asentamiento en época romana de la legión IV Macedónica; navegabilidad en la zona de Melgar de Fernamental (Burgos); campamento juvenil en Abánades; en la Casa del Rey de Villaumbrales y su entorno se propone el Museo del Agua que antes se preveía en Palencia y se ha cedido el uso a la asociación San Cebrián de Campos como centro de formación y trabajos de jardinería para personas con discapacidad intelectual; en las casas del Rey de Sahagún, se adaptó uno de los almacenes con literas para albergue juvenil, hasta ahora con escaso uso; acondicionamiento de un área de recreo en Soto Albúrez y tienda con exposición y cafetería en Abarca, actualmente cerrada. En el final del Ramal del Sur (foto 5.57), la fábrica parada de harinas para piensos y los edificios deshabitados de la esclusa 41, de propiedad privada, se han reacondicionado con vistas a salas de museo no público, con objetos propios; junto a la esclusa 42, hace años que funciona un centro de la Confederación del Duero que realiza la evaluación hidráulica e hidrológica en tiempo real de la cuenca del Duero, para lo que está provista de especial centro de comunicaciones por satélite; en la dársena de Valladolid, Foto 5.57. Paseos laterales y pasarela en el tramo final del Canal Sur, en el municipio de Valladolid -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:38 Página 158 HISTORIA DE LAS OBRAS PÚBLICAS EN CASTILLA Y LEÓN. INGENIERÍA, TERRITORIO Y PATRIMONIO ( 158 Foto 5.58. Vista aérea de la Dársena de Medina de Rioseco además de su conservación general, se han habilitado edificios para servicio de la propia CHD y sus archivos y algunos de los almacenes para diversos usos. En los derrames finales al Pisuerga, zona ya urbanizada en Valladolid, quedaba la fábrica de harinas “La Perla” que recientemente ha cerrado, puede que para transformarse en un “hotel con encanto”. En el final del Ramal de Campos, Medina de Rioseco (foto 5.58) ha promocionado muchas innovaciones en el canal: los caminos de sirga, arreglados, sirven como ruta cicloturística; el barco “Antonio de Ulloa”, de rueda de paletas, y la barca “Juan de Homar” para ocho pasajeros, pueden navegar con motor eléctrico desde la dársena de Rioseco hasta la esclusa 6ª de Campos, utilizando la 7ª para salvar el desnivel; en las paneras (naves almacén) rehabilitadas de la dársena se ha organizado un albergue y un centro de recepción de viajeros del Canal que facilita información, alquiler de bicicletas, piraguas y barcas eléctricas, entradas para el barco y la barca de turismo y también organiza cursos, competiciones deportivas y exposiciones temporales. En el derrame al río Sequillo, la fábrica de harinas “San Antonio”, parada hace años, ha mantenido a punto sus mecanismos, cuidadosamente conservados por sus propietarios, y actualmente aloja la oficina de turismo de la ciudad y se conserva como museo industrial. Esperemos que las utilidades del ocio y la cultura, en sustitución de la energía y el transporte, den nueva y larga vida a nuestro Canal, que seguirá regando muchos campos y abasteciendo a muchos hombres e industrias de Castilla. Así sea. -CAP. 5:Maquetación 1 29/5/08 16:38 Página 159 EL CANAL DE CASTILLA ( 159 BIBLIOGRAFÍA El Canal de Castilla en 1930. CHD. Reposición de película sobre navegación en el Canal. Gaceta de Madrid, 4-06-1931 & alt. Revista de Obras Públicas. Antecedentes de la planificación hidrológica en España. Manuel Díaz-Marta Pinilla, Mayo 1993. Revista de Obras Públicas. Canal del Pisuerga. José García Augustín, 1934. Historia de las Obras Públicas en España. Pablo Alzola, 1899. Edic. CICCP, 1994. 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