Marchas de la temporada 2009-10

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MARCHAS DE LA TEMPORADA 2009-10
Recorrido por Valderredible: Villaescusa, El Tobazo, Lora
17 de Octubre
Sargentes, San Martín de Elines
Recorrido por pueblos y cumbres bajas de Liébana: Piasca,
21 de Noviembre
El Hoyal, Tudes, Tollo, Vega de Liébana
18 de Diciembre
Cena de Navidad en Güemes
Costa de Cantabria: Mompía (tren), La Picota, Dunas de
19 de Diciembre
Liencres, Soto de la Marina (¡Buen vino en Liencres…!)
Valle de Udías, Caviedes, Monte Corona, Toporías, Zona de
16 de Enero
antiguas minas
20 de Febrero
Bárcena-Bárcena: Camino Real y Calzada Romana
20 de Marzo
Recorrido por pueblos de Campoo de Suso
17 de Abril
Recorrido por los pueblos de Polaciones
Recorrido por la Pernía (norte de Palencia): Casa Vegas,
15 de Mayo
Lores, El Campo. Sierras Albas (¡Fallida, por nieve!)
5 de Junio
Jubilaciones en Carabeos. Poema de Carlos Jeréz
Villaescusa, El Tobazo, La Lora, San Martín de Elines 
17 de octubre de 2009
1ª salida
Apuntes, ideas, notas, pistas…
"Sol en los hombros, avanzan unidos.
Hay. Siempre. Hay caminos."
Blas de Otero
La Repoblación, las patatas, el petróleo y la energía eólica
Los paisajes de estas comarcas al sur de la cordillera cantábrica se diferencian claramente de los paisajes verdes y montañosos del norte de la misma. Son estas tierras de transición y frontera con Castilla
Desde la orilla derecha del río subimos por la
ladera hacia el sur y enseguida vemos una cascada que
brota de una cueva que está algo más arriba,
corresponde a una espectacular surgencia cárstica
llamada "El Tobazo".
Valderredible que por su situación debió estar
ocupado desde siempre. tuvo durante la Alta Edad
Media un papel destacado en el fenómeno de la Repoblación que se produjo a partir del
siglo VIII desde los reinos del norte de la península hacia la meseta castellana Este movimiento migratorio dio lugar al asentamiento en la zona de una numerosa población que
detuvo las incursiones musulmanas hacia el norte y construyó las iglesias rupestres que
encontramos aquí y en las zonas cercanas de Palencia y Burgos ( Olleros, Arroyuelos,
Cadalso, etc.).
Una serie de iglesias excavadas en al roca arenisca que en algunos casos son simples oquedades y en otras una auténtica iglesia con naves bien marcadas, bóvedas y bancos. Fueron construidas durante el domino musulmán que hizo de estas tierras de frontera
y refugio aunque hay quien supone que fueron excavadas antes de la llegada de los árabes.
Algunas eran simples eremetirorios con sepulcros alrededor de tipo antropomorfo
excavados en la roca, como los que se encuentran entre las cascadas del Tobazo y en las
que se reunían pequeñas comunidades

Notas por gentileza de Miguel Cavia

Piasca, El Hoyal, Tudes, Tollo, Vega de Liébana
21 de noviembre de 2009
2ª salida
Dedicado a Vera.
Poco, tal vez nada, hay tan poético, ni tan ecológico, ni tan culto como injertarse, aunque sólo sea con nuestros sentidos, en el paisaje. Frente a la civilización de la exclusividad convendría la del injerto.
........................................................
Estoy convencido de que nadie es mejor de lo que mira y, en consecuencia,
de que cuanto más bello resulte lo mirado más el observador. Hay que sentirse
orgulloso de lo contemplado, como Borges lo estaba de lo leído, más que de lo
escrito. Porque mirar y sentir es ya creativo. Si sumo que la vida de los vivos y lo
que la hace posible me parece lo más bello, no puedo por menos que invitar a la
admiración por los paisajes naturales ( Unamuno, Azorín, Lorca); por los aires
frescos (Jorge Guillén ); por las aguas limpias ( Gerardo Diego, García Calvo );
por la "inteligencia de las flores" (Maeterlinck ) o por la "música callada" ( Juan de
la Cruz ) sea el soporte de un renacer de lo humano, de la comunicación y de la
capacidad para disfrutar de la propia vida. Que de eso trata la propuesta de
asomarnos más ahí fuera para sintiéndolo, amarlo. Y amándolo, amarnos más y
tratarnos mejor a nosotros mismos.
Joaquín Araujo
Liébana es una comarca con características propias, muy diferentes a las del resto de
los valles y regiones de la vertiente cantábrica, gracias a sus bien marcados límites. Con
unos valores naturales y culturales hasta ahora bastante bien conservados y con un paisaje
muy valioso. Esta comarca situada al pie de los Picos de Europa, está formada por tres valles: Pesaguero, y Cereceda (los que visitamos) y Valdebaró que confluyen en Potes, la primera población de la comarca.
Desde estos valles a las cimas de las montañas que la rodean hay diferencias de altura
de hasta 2.000 m. Esto hace que las nubes descarguen la mayor parte del agua que transportan al encontrarse con las altas montañas y que la precipitación en los valles sea más
escasa, de forma que las montañas reciben unos 2.000 litros y el fondo del valle menos de
700 l. de precipitación media anual. Por las mismas causas la temperatura media anual es
10º más baja en las cumbres que en el valle, mas soleado.
El clima en las montañas es atlántico, con las cimas cubiertas de nieve gran parte del
año mientras en los valles el microclima, seco y soleado, tiene rasgos mediterráneos. Aquí
se encuentran de forma natural encinares, sobre suelo ácido, y alcornocales (zufra), los únicos de la región cantábrica. Estos contrastes climáticos sumados a la diversidad de suelos
dan lugar a que la flora lebaniega sea, tal vez, la más variada de la región.
La difícil orografía de Liébana mantuvo esta comarca aislada económica, social y culturalmente. Hasta finales del pasado siglo estuvo mejor comunicada con Castilla que con el

Notas por gentileza de Miguel Cavia (Con permiso, por el atrevimiento, de Francisca y Fernando)
resto de Cantabria. Desde Ojedo, por la carretera que nos lleva a Piasca, pasando Pesaguero
se llegaba al puerto de Piedras Luengas ( 1354 m ) y desde allí hacia Cervera de Pisuerga o
Riaño,
La carretera que utilizamos hoy para llegar a Liébana se abrió a finales del siglo XIX a
través del Desfiladero de la Hermida, impresionante hoz de varios kilómetros excavada por
el río Deva en las calizas de montaña. Se buscaba, entre otras cosas, la salida al mar por
Unquera de los minerales de blenda, calamina y plomo que se extraían en los puertos de
Aliva y la Sierra de Andara en el Macizo Oriental de los Picos de Europa, llamado por ello
Macizo Minero
Hoy los Picos, cuya conservación es necesaria y urgente, son principal atractivo turístico y deportivo de Liébana pero están "ocultando" los demás valores naturales y culturales
que contiene, que son muchos. Esta vez trataremos de conocer algunos.
Está cubierta esta comarca de una variada vegetación. Junto a los pueblos y en las riberas de los ríos se encuentran chopos, fresnos, encinas, tilos, nogales, avellanos, cerezos,
castaños y todo tipo de frutales; a medida que va creciendo la altura van apareciendo robles, hayas y mezclados con ellos, pero en menor número, acebos, abedules, serbales, tejos
y arbustos (espinos, brezos, piornos...).
Este es el hábitat de una fauna, así mismo, rica y variada de: nutrias, tejones, ginetas,
lobos, corzos, jabalíes, martas, garduñas, en menor proporción, osos y urogallos y, en las
cumbres de los Picos rebecos.
La gran cantidad de especies vegetales pone la variedad en los colores con que se
embellece el paisaje lebaniego en las diferentes estaciones del año. En cambio el aspecto a
veces sombrío, húmedo, inquietante y extraño de los bosques de robles y hayas es marco
adecuado para que la fantasía vea trasgos, anjanas, ojáncanos y demás figuras o relatos
mitológicos de nuestro acervo tradicional.
La riqueza de la flora es solo a efectos de su variedad pues la producción agrícola se
reduce al abastecimiento familiar y comarcal dificultada por la excesiva parcelación (hasta 25
parcelas) de las explotaciones (entre 14 y 15 Has.) a causa de las herencias y de las compras
a vecinos que emigraron y por la difícil comercialización dado el ya mencionado aislamiento.
Aunque no hace mucho aumentó el censo de vacas frisonas de producción láctea sigue
siendo fundamental la ganadería extensiva tradicional de producción cárnica que cría con
este fin la vaca pardo-alpina, ovejas y cabras aprovechando las extensas zonas de pastos de
los terrenos comunales que constituyen tres cuartas partes de la superficie total de la comarca. Este ganado durante el invierno permanece en las cuadras y praderías cercanas a las
tierras cultivadas y desde la primavera al otoño sube a los puertos de montaña. Los animales han de estar por ello siempre vigilados, lo que hace que las familias y los vecinos hayan
de relevarse en su pastoreo, la vecería. Dedicación lebaniega ya antigua como se puede
apreciar, entre otras cosas, en la serranilla IX que dejó escrita el Marqués de Santillana,
(cuyo hijo D. Diego Hurtado de Mendoza fue señor de esta tierra en el siglo XV), a su paso
por Liébana
Serranilla de Bores
I
Moçuela de Bores,
allá do la Lama,
púsome' en amores.
grand tiempo dexado
de tales dolores,
que más que la llama
queman amadores.
fresca como rosa,
de tales colores
cual nunca vi dama
nin otra, señores.
II
Cuydé de olvidado
amor me tenía,
como quien s'avía
III
Mas vi la fermosa
de buen continente,
la cara placiente,
IV
Por lo qual: «Señora
- dije -, en verdad
la vuestra beldat
saldrá desde agora
dentre estos alcores,
pues meresçe fama
de grandes loores .»
V
Dixo: «Caballero,
tiradvos afuera:
dejad la vaquera
pasar al otero;
ça dos labradores
me piden de Frama,
entrambos pastores.»
VI
-«Señora, pastor
seré si queredes:
mandarme podedes,
como a servidor:
mayores dulzores
será a mí la brama
que oyr ruiseñores.»
VII
Así concluymos
el nuestro proçesso
sin fasçer excesso,
e nos avenimos.
E fueron las flores
de cabe Espinama
los encubridores.
Nuestro recorrido, que pasa por Frama, es una visita a dos de los tres valles principales que conforman Liébana. En los pueblos o aldeas que cruzaremos podemos ver algunas
de las características propias de la comarca. Es fácil observar que sus casas adosadas se
agrupan formando barrios, separados de las tierras de labor y las praderías, de forma distinta a lo que vemos en otras comarcas de Cantabria. Lo mismo ocurre con la arquitectura y
los materiales de construcción.
Esta cercanía de la población propició
la
convivencia y la colaboración de todos los vecinos en las
labores comunes, como el cuidado de los ganados, de
los caminos, de los pastos... Actividades tradicionales,
que hoy se pierden, y que estaban reguladas por Concejos o Juntas vecinales. No quiere decir eso que
estuvieran exentas de problemas y dificultades pero si
estaban muy lejos del individualismo y la competencia
actual. ¿No serán un modelo social alternativo?
El Concejo de Piasca comprende las parroquias de Los Cos, Yebas y Aceñaba. Por encima del Concejo los lebaniegos en lugar de identificarse por su ayuntamiento se refieren a
su valle, en este caso Valdeprado (río Bullón) o en La Vega al de Cereceda (río Quiviesa).
También se puede ver a primera vista la diferente forma de explotación de la tierra. A
cierta distancia del barrio comienza el monte, con propiedades particulares y colectivas que
son tanto más escasas cuanto más nos alejamos del núcleo.
Esta comarca por a sus especiales condiciones geográficas, fue durante la Edad Media
tierra de asilo y refugio de cristianos: tierra de
monasterios. Se citan no menos de veintiséis, entre
ellos los de San Martín de Turieno, que a partir del
siglo X modifica su advocación por la de Santo
Toribio y este de Santa María la Real de Piasca,
dependientes de las abadías benedictinas de Oña y
Sahagún desde el siglo XII hasta 1835 cuando se
produjo la Desamortización y la exclaustración de
sus monjes.
Santa María la Real de Piasca. Fue uno de
los monasterios más poderosos de Cantabria, el
más importante de Liébana después de Santo
Toribio. Ella sola justifica el camino. Por sus
características y sobre todo por su situación
geográfica parece, en principio, mas una fortaleza, que controla y defiende, que lugar de
oración. Los monasterios, durante la Reconquista, elegían estos lugares elevados y ocultos
en zonas boscosas para en caso de peligro refugiarse con facilidad.
Se le cita documentalmente ya en el 930, aunque posiblemente sea más antiguo, (siglos VIII - IX). Fue un monasterio dúplice, de monjas y monjes. Su dominio se extendía por
toda la cuenca del río Bullón, Valdeprado. La iglesia románica actual se construyó en el siglo XII, una de las épocas de auge económico, siendo dependiente del monasterio de Sahagún (León).
La iglesia es un edificio de tres naves, bastante modificadas, crucero y tres ábsides. En
ella tal vez lo mejor sea la talla de la piedra. En la puerta principal bajo una arquería románica lleva dos imágenes de San Pedro y San Pablo, siglo XII, entre las que se encuentra una
imagen de la Virgen, del XVI. Tanto fuera como dentro contiene una proverbial riqueza escultórica con capiteles, cimacios y arquivoltas muy historiados con distintos motivos propios
del románico, caso de las arquerías del ábside central. También contiene varios grupos escultóricos de madera, uno de ellos influencia flamenca.
Tras la visita dejando Piasca, una vez que
hayamos subido las primeras cuestas el camino
tiene altura suficiente para ver, a nuestros pies,
el valle del río Bullón y, por encima, una parte
de los Picos, la cordillera Cantábrica, Peña Labra,
Sierras Albas, y en la otra ladera, en la falda de
Peña Sagra, Lerones, Valderrodíes (Perrozo, San
Andrés y Lameo) y el Valle Estrechu (Luriezo y
Aniezo). Si el día es claro esta estación otoñal
puede ofrecernos un paisaje espléndido de
colores y... gratuito!
Después de ascender trescientos metros en un recorrido de unos tres kilómetros nos
pasamos al valle de Cereceda para bajar a Tudes
Una mina inagotable
debe ser Guatemala;
vais, cargáis, volvéis, gastáis,
y el fondo no merma nada.
Los muchos que allá hay de Tudes
volvéis pronto millonarios,
bien está explotar la tierra,
pero no a los operarios..."
De Don Marcial, citado por Isidro Cicero en "Liébana de punta a cabo". Y es que al
romperse el aislamiento y por las mismas vías que llegó el progreso marchó la emigración.
Primero hacia Sudamérica, los indianos, de los que hay una significativa representación en
este valle, y más tarde, en los años cincuenta, hacia las zonas industriales del País Vasco, de
Santander o de Torrelavega.
Personaje de la reciente historia de La Vega fue D. Marcial, el cura, humano, campechano, entrañable y sencillo. Procedente de las cercanas tierras leonesas de La Reina, del
otro lado del puerto de San Glorio, explicaba la doctrina de forma asequible "La gracia de
Dios, se reparte entre los fieles como se esparcen las cagalitas de los corderos por el campo"
y aquello de que “Eso que habéis hecho fuera
de la iglesia está muy mal….”Fuente de otras
innumerables anécdotas también tuvo en
algún caso algún encuentro con los maquis.
De Tudes a Tollo, en cuyo recorrido se
puede ver un panorama precioso de La Viorna,
los Picos de Europa y Peña Prieta. Y de Tollo a
La Vega por un sendero entre encinas que
acaba en la carretera que sube a Dobres. Cerca
de este lugar murió, el 24 de abril de 1957, en
un enfrentamiento con la Guardia Civil, Juan
Fernández Ayala, el casi legendario "Juanín".
Casualidad, traición, o error aun no se conocen bien las circunstancias de su muerte.
Nacido en La Vega (Señas) para sus vecinos fue de los que se echaron al monte, "de los
del monte", últimos representantes de los maquis o guerrilleros republicanos que mantuvieron, al terminar la guerra civil, la lucha antifranquista en los montes del norte y que, entre
otras cosas, obligaron a mantener una abundante dotación de efectivos de la Guardia Civil
en estas zonas para tratar de evitar sus acciones de sabotaje, secuestros, robos.... En Liébana y sus montes tenían un terreno duro y propicio para ese tipo de "guerrilla".
Veo las botas de Ramiro aplastarse entre la hierba en dirección a la collada, trepar por
la ladera de la peña delante de mis ojos, del vapor jadeante que nace de mi boca. Siento los
pasos de Juan detrás de mí, pegados a mis botas. Y adivino las botas de Gildo cerrando la
columna y el poso de la niebla. No podemos ver nada. Ningún sonido llega anunciando desde
lejos la batalla. Pero todos sabemos que la presencia de esas dos extrañas camionetas allá
abajo marca el presagio incierto de la muerte. Y que esta hora, la del amanecer, cuando la
escasa luz permite la avanzada sigilosa entre las urces y el sueño vence a veces la tensa
vigilancia del huido, es la elegida siempre por los guardias para subir al monte tras sus pasos.
En lo alto de la peña, nos tumbamos en el suelo, bajo los brezos, de espaldas unos a
otros. La niebla nos sepulta con un bramido blanco.
................................................................................
Miro alrededor: todos duermen. Me encojo bajo el peso del abrigo. Recuesto la cabeza
en el respaldo del asiento. Sólo oigo ya el rumor negro y frío del tren que me arrastra. Sólo
hay ya nieve dentro y fuera de mis ojos.
Luna de lobos
Julio Llamazares
Desde sus inmediaciones, en los cantiles del páramo de Bricia, podemos observar una
de las buitreras más numerosas de Cantabria. Esta especie estuvo hace años en peligro de extinción, peligro que parece haber superado. También se ven allí junto al río un molino y una
“fábrica de luz”.
Desde el Tobazo alcanzamos el páramo de La Lora. Comprendido entre el valle del
Ebro y la Peña Amaya, desde el punto de vista geológico forma parte de una cubeta sinclinal
de calizas cretácicas. Tierra paramera de pastos y clima extremado, de fuertes nevadas en el
invierno, casi despoblada, su habitantes no llegan a tres mil, repartidos en veintitrés núcleos
de población que viven de la explotación familiar de la agricultura y ganadería, de la patata
de secano y de las vacas y ovejas, modestos productos, casi paradigmas de la humildad agrícola y ganadera.
La Lora es una de esas comarcas de la llamada España profunda, rural, olvidada, inmóvil, donde
nunca pasa nada. La austeridad del paisaje sugiere su
humilde papel en la Historia. Se sabe que en la Edad
Media era parte de la Merindad de Aguilar de Campoo.
Desde entonces quizá lo más notable de esta comarca había sido el hecho de que en
Sargentes naciera el padre Andrés Manjón ( 1846 - 1923) un sacerdote, que a pesar de ser
Catedrático de Derecho Canónico se dedicó, sobre todo, a la Educación de los niños de los
barrios pobres de Granada. Introdujo la entonces original enseñanza activa; clases al aire libre,
enseñanza mediante el juego, las actividades manuales y el uso del teatro, representado por
escolares, para el conocimiento de la Historia. Cuando murió su idea se había extendido de tal
manera que había en España más de cuatrocientas de las escuelas del Ave María.
Pero La Lora se dio a conocer en 1964 cuando brotó en Valdeajos, desde los estratos
basales del páramo, el primero y, por ahora, único petróleo español. Anteriormente se había
buscado por el sistema de mina en el cercano valle de Zamanzas. En aquella España sin desarrollar y en aquella época gris, fue una noticia sensacional, de primera página.
En el mes de junio de aquel año cuando surgió el petróleo con él crecieron: la curiosidad; la expectación por las instalaciones y maniobras, por las tuberías y las bombas y la ilusión por lo que se esperaba iba a ser el motor, barato, del desarrollo económico español que
tanto se necesitaba y esperaba. Produjo un ambiente propio de aquella admirada película de
"Bienvenido Mister Marshall"
¿Sería la modernidad y la riqueza? El pueblo se llenó de cientos de curiosos, una romería, una peregrinación de forasteros, se abrieron ¡dos o tres! chiringuitos o bares nuevos.
El páramo olía a garaje y unas trescientas personas del pueblo y alrededores encontraron trabajo en la empresa con sueldos dignos. Pero no desatendieron a las ovejas y las patatas, los
campesinos no se alteraron demasiado, no perdieron la serenidad.
Se construyó un pequeño oleoducto para llevar los productos hacia la carretera Santander - Burgos cerca de Quintanilla de la Escalada y de allí, en camiones cisternas, a la refinería de Santurce. Pasó el tiempo y la vida volvió a la rutina y los puestos de trabajo se fueron
reduciendo a menos de un centenar, los de mantenimiento. Las previsiones iniciales se vieron
reducidas y las expectativas se apagaron.
Quedaron las instalaciones y las tuberías ya incorporadas al paisaje cotidiano y sigue
su explotación, con muy reducido personal de mantenimiento, la mayoría de los vecinos se
sigue dedicando a, lo de siempre, la producción de cuatro millones de kilos anuales de patatas
de secano de calidad, curioso contraste: petróleo y patatas.
Hoy otras formas de energía generan de nuevo expectativas en estas tierras. Por una
parte a diez kilómetros de aquí, en terrenos comuneros de los pueblos de La Población de
Abajo y Salcedo, no lejos del Higedo, un gran bosque de roble albar, el mayor de Cantabria,
se están haciendo prospecciones de investigación hasta cuatro mil metros de profundidad en
búsqueda de gas o petróleo. Es una zona apropiada como prueba la geología y lo ya extraído.
Y, por otra, sobre los cantiles del páramo y los altos del entorno ya se están instalados
generadores para transformar la energía del viento en energía eléctrica. En ellos están puestas
las nuevas ilusiones.
Existen además discutidísimos proyectos para establecer parques eólicos, no sólo en
Burgos y Valderredible, al que se destinan varios, si no también en sierras altas de Cantabria
como la zona del Escudo, Toranzo, Carriedo, San Pedro de Romeral, Sierra del Escudo de
Cabuérniga y alguna otra aunque únicamente está aprobado uno en el monte Ornedo de Valdeolea,
Los parques eólicos actuales están constituidos por 35 ó 40 aerogeneradores, gigantescas torres de hormigón de 10 x 10 m, con 60 Tm. de peso y entre 60 y 90 m de altura, con
unos brazos de 30 m. Está tecnología que progresa rápidamente es ya capaz de aprovechar
vientos con sólo 6,5 m/ seg. de velocidad y un parque con una inversión de 3.600 millones de
pesetas es capaz de alcanzar hasta 25 megavatios de potencia.
Esta es, nadie lo discute, una forma de energía renovable y limpia y aventaja claramente a las fuentes tradicionales, (carbón, gas, térmica nuclear, biomasa) pero lleva implícito
su "culatazo”. Los generadores son ruidosas, producen la muerte de las aves, necesitan pistas,
instalaciones, conducciones, para las que, por ahora, no parecen exigirse las condiciones para
que el impacto ambiental sea mínimo, dando prioridad a la rentabilidad económica de las empresas promotoras, las mismas productoras de las centrales hidroeléctricas, térmicas (carbón,
petróleo) o nucleares.
¿Que pasará con el paisaje, patrimonio común, que nos están privatizando?
Desde los 1100m de la Lora vemos como más abajo discurre, camino del Mediterráneo, el río Ebro. En Ruerrero dominando el pueblo se pueden ver los restos de una torre
altomedieval.
Este no es, como podemos apreciar, un valle de carácter cantábrico sino mesetario, es
decir, distinto del resto de la Región.
Cabe mencionar en él los cultivos de cereal, sobre todo cebada, y de patata, antiguamente de secano y muy apreciada- extensas manchas de roble melojo, la presencia de
"quercus fagínea" ( quejigo, típico de dominios mediterráneos ) y algunos hayedos en los cantiles del páramo de La Lora.
Son interesantes, también, los bosques de ribera, junto al Ebro. Un pasillo que señala
la trayectoria del río, que modera su velocidad y palía los efectos de las inundaciones. Está
formado por sauces arbustivos, sauces arbóreos, alisos, chopos, fresnos y olmos ordenados, de
acuerdo con su situación, desde las zonas más cercanas al cauce a las menos húmedas y asociados a otras plantas herbáceas (carrizos, espadañas...) y a una fauna característica.
Desde lo alto vemos algunos de los pueblos de este Ayuntamiento, el más extenso y el
menos poblado de Cantabria, que está en proceso de práctica desertización lo que permite,
hasta hoy, que su situación ecológica haya sido aceptable. La presión demográfica es nula y
los pueblos están habitados por ancianos en invierno y veraneantes en los meses de calor que
proceden sobre todo del País Vasco adonde emigraron de un modo constante a lo largo de los
años cincuenta. Sólo la capital Polientes, y Ruerrero presentan un saldo demográfico de cierta
entidad.
Caminamos unos cuatro kilómetros por el páramo, de clima extremado, hacia el oeste
para llegar hasta la Peña Camesía y sin llegar a ella bajar a San Martín de Elines.
Valderredible por su situación debió estar ocupado desde siempre. Ya en la Edad de
Bronce por los mismos pastores que utilizaban los puertos de Sejos donde subirían en verano.
Hay restos de pintura y grabados en el refugio de "El Cogular" en Ruanales, cerca del
Hijedo. Este se cita al parecer relacionado con la vida de San Millán, que anduvo de misión
por estas tierras y también en una nota añadida en el s. XI a un códice del siglo X "Cantabria
se localiza en el Monte Iggeto, cerca de las fuentes del Ebro. Y la destruyó el rey Leovigildo. Este rey fue hereje" Se le relaciona con las iglesias rupestres del valle que recuerdan
las antiguas habitaciones rupestres del monasterio de San Millán y probablemente corresponden a fundaciones visigodas, su cronología aun no es segura, pues la estructura actual parece
más moderna, en torno al siglo IX y tal vez no sea casual que se hallen próximas al Monte
Hijedo.
Valderredible, aparece en documentos del siglo X como Val de Ripa Hibre, es una
zona de transición entre la costa y al meseta, tuvo durante la Alta Edad Media un papel destacado en el fenómeno de la Repoblación que se produjo a partir del siglo VIII desde los reinos
del norte de la península hacia la meseta castellana (De ahí el pueblo de Báscones: sus repobladores fueron "vascones" que le dejaron el nombre). Este movimiento migratorio dio lugar
al asentamiento en la zona de una numerosa población que detuvo las incursiones musulmanas hacia el norte y construyó, excavándolas, las iglesias rupestres que encontramos (Olleros, Arroyuelos, Cadalso, etc.).
Posteriormente, afianzada la presencia cristiana, se construyeron las numerosas iglesias románicas del valle entre las que destaca la de San Martín de Elines. Es un antiguo
monasterio que primitivamente tuvo fábrica mozárabe como revelan un par de arcos conservados. De su importancia nos da noticia el hecho de que inicialmente perteneciera a la diócesis de Oca, antes de que Burgos fuera "Caput castellae" y asumiera también la capitalidad
religiosa. Se destruyó en 1.102 y fue totalmente reconstruida en estilo románico. En su ábside
se conservan restos de la única pintura mural románica encontrada hasta la hace poco en Cantabria. Tiene un claustro añadido durante el siglo XVI.
Desde allí podemos volver a Villaescusa por un agradable
tramo del sendero que bordea el Ebro desde Fontibre hasta Deltebre.
Costa de Cantabria:
Mompía, La Picota, Dunas de Liencres, Soto de la Marina 
19 de diciembre de 2009
3ª salida
La Costa
Salvo las bahías de las villas costeras y algunas rías, nuestra Costa está formada por
acantilados de superficie plana, las rasas, antiguas plataformas que el oleaje formaba al pie
de los cantiles donde chocaba. Estas plataformas se incorporaron al relieve continental con el
ascenso de la costa Cantábrica a finales del Terciario. El nivel de rasa más común es de 60 m.
sobre el mar, como el comprendido entre Liencres y Santander.
La plataforma continental cantábrica sólo abarca de 5 a 11 millas frente a nuestra costa, 22 frente a Gijón y 100 en Francia. Estas plataformas continentales constituyen ecosistemas más productivos que las aguas situadas sobre los fondos oceánicos.
El talud continental abarca de 10 a 47 millas de nuestro litoral, desciende de los 200 m
a los 3.000 m. de profundidad y está recorrido por dos cañones submarinos.
La costa de Cantabria es predominantemente acantilada. Las calizas y areniscas resisten la acción del oleaje y donde las rocas presentan sus estratos perpendiculares al mar, se
forman entrantes y salientes - como al oeste de S. Vicente o Cabo Mayor - y si la estratificación es paralela a la línea de costa, esta suele ser rectilínea. Estos altos acantilados han dificultado las relaciones del hombre con el mar. Por esa causa este se dedicó originalmente a la
agricultura y a la ganadería, manteniendo unas relaciones muy equilibradas con el medio
natural que le han permitido conservarse en buenas condiciones.
Casi la mayor parte de esta costa es una rasa o plataforma de erosión tallada por el
oleaje antes de descender el nivel del mar. Este litoral es una sucesión continua de bellos rincones, de paisajes excepcionales, de estructuras geológicas, rocas o fósiles que nos hablan de
lo que ocurrió a lo largo de millones de años de historia geológica. Además de toda una serie
de comunidades biológicas, tanto terrestres como acuáticas y estas tanto de agua dulce como
marina muy bien desarrolladas que proporcionan muchas ocasiones de aprendizaje y contem
Notas por gentileza de Miguel Cavia
plación estética de estas maravillas del mundo natural y del que tan poco conocemos y valoramos a pesar de su proximidad y accesibilidad.
Desde el punto de vista geológico nuestro itinerario contiene una serie de puntos de
interés que nos sirven para estudiar su historia geológica: la ría Pas; las dunas de Liencres; las
rocas calizas del Somocueva que se formaron hace 110 millones de años en arrecifes de mares
cálidos; los arqueamientos espectaculares entre Liencres y Somocueva que nos muestran la
intensidad de la comprensión a que estuvo sometida esta parte hace entre 40 y 20 millones de
años, cuando se formaba la cordillera como una arruga por el empuje de la península sobre el
mar; las ensenadas de Liencres y San Juan de la Canal muestras de la erosión marina que
hace retroceder a los acantilados y la zona de la Maruca un buen ejemplo de zona intermareal
de estuario con una variedad de "habitats" en los que aparece un fauna y flora interesantes.
Destacan la desembocadura del Pas por lo espectacular del paisaje tal como se aprecia
desde la Picota. Desde allí se pueden ver sus llanuras aluviales entre los meandros que van
ensanchando el valle fluvial.
Las Rías
Las rías son entrantes costeros en forma de embudo formadas por la inmersión de valles fluviales como resultado de la subida del nivel del mar. Son zonas muy activas sometidas
a dos procesos fundamentales: las mareas y el intercambio y mezcla de agua dulce y salada,
esto hace que el nivel de agua y la salinidad sean variables y condicionen la vida en el estuario. Desde el punto de vista sedimentológico se mezclan aportes externos (arenas introducidas
por el oleaje y las mareas, y limos y arcillas de los ríos) con aportes internos (restos de conchas)
Las rías son de capital importancia por la gran productividad faunística de sus ecosistemas aunque no lo parezca a simple vista por el pequeño tamaño de las especies que abundan
en ellas los organismos planctónicos que lo pueblan hacen posible la alimentación de los moluscos, crustáceos y peces, constituyen eslabones tróficos fundamentales para el enlace de los
ecosistemas terrestres y los de la plataforma continental, siendo indispensables para mantener
la pesca en el litoral. Es claro que son sistemas de gran interés desde el punto de vista geológico y biológico. Su conservación es fundamental.
Las playas y arenales
Las playas están formadas fundamentalmente por acumulaciones de arenas constituidas por granos de cuarzo y por restos de conchas de organismos marinos rotos por el oleaje
que junto al material limoso de las orillas del río forman la extensa playa de Liencres. El viento que sopla aquí preferentemente del oeste con una dirección y fuerza constantes da origen
al desplazamiento de la arena que se conecta hacia el interior con una zona poco elevada y
desarrolla el sistema de dunas de Liencres, el mas grande del Cantábrico aunque no parece
tener mas que unos cientos de años. Los procesos geológicos que tienen lugar aquí son gran
interés para el estudio de la dinámica litoral y eólica y por lo tanto estos ecosistemas son de
conservación prioritaria.
En estos arenales se instala una biocenosis muy peculiar con especies exclusivas.
Compuestos de arenas sueltas que no retienen el agua y que están muy salinizados lo que hace
que tengan una escasa cobertura vegetal muy adaptada a esas condiciones tan especiales. Son
plantas herbáceas que presentan hojas reducidas y carnosas.
Por otra parte la movilidad de las arenas, por causa del viento, hace que la vegetación
existente durante el verano desaparezca con frecuencia cuando llegan el otoño y el invierno y
aparezca de nuevo, en otros lugares, al verano siguiente.
Existen pocas especies faunísticas ya que el biotopo es incapaz de sostener una población grande de animales. Los más importantes son los reptiles y las aves que nidifican en las
dunas, cada vez más escasas debido a la presión humana sobre este territorio.
Los estuarios
Los estuarios, como el del Pas, están sometidos a dos procesos fundamentales: las mareas y la mezcla e intercambio de agua dulce y salada, variables que condicionan la vida en la
ría. Además la riqueza y variedad de sedimentos, aportados tanto por el río como por el mar
son muy grandes, es prioritaria la conservación de estos ecosistemas.
En los acantilados e islotes, que vamos encontrando en nuestro camino, anidan aves
como el cormorán y la gaviota argentea que están representando un peligro para el resto de las
aves marinas por lo numeroso de sus colonias.
A este área los valores ecológicos y paisajísticos, junto a otros factores económicos, la
han dado una orientación ganadera, y, más recientemente, industrial, urbana y turística (Liencres, Soto de la Marina, Monte, Cueto)
Desde aquí se puede hacer un amplio estudio geográfico. Un buen lugar para detenerse
y a la vez que se disfruta de la belleza, que se ofrece gratis, hacer una reflexiones sobre algo
tan valioso y maltratado como el paisaje.
El Paisaje
Es el resultado de una serie de factores: suelo, clima, flora, fauna...; de las interacciones entre lo mismos y de la acción del hombre a lo largo de la Historia y aun más hoy a través de sus formas de vida, costumbres, relaciones económicas, sociales y políticas (explotaciones agrarias, pesqueras, ganaderas, formas de propiedad, espacios de ocio...).
Así es que se puede afirmar que el paisaje es el reflejo de la comunidad que lo habita
y, de ese modo, se transforma en patrimonio cultural y público que ha de preservarse, lo cual
no es incompatible con una transformación o crecimiento moderado, gradual, armónico y democrático de ese espacio común de convivencia.
El olvido de estos principios básicos, por un desarrollismo caracterizado por la absoluta falta de planificación y un crecimiento vertiginoso y caótico, ha destruido, entre otras riquezas, la calidad del paisaje en la mayoría de las costas, de los pueblos y de las ciudades de
España.
Ahora que parece que ya queda poco, es importante tomar conciencia del valor que
tiene este tramo de costa y que debe ser preservado para las generaciones venideras. Aquí
donde surgen con todo su atractivo rías, dunas, arenales, ensenadas, acantilados y playas que
jalonan el itinerario desde Liencres a Santander.
Por aquí aun podemos ver tramos de costa bien conservada, hasta hoy, casi en su aspecto original pero el urbanismo la cerca y ya ha dado muestras, (Mogro, Liencres...) de como
quedará el litoral ¡de todos! al cabo de pocos años. Si vamos a urbanizar y construir ¿por que
no lo hacemos racionalmente?
¿Tan difícil es de interpretar la Ley de Costas? En ella se dice que el Dominio público marítimo terrestre está formado por: toda la playa y el lugar que “alcanzan las olas en los
mayores temporales conocidos”, las dunas, tengan a no vegetación, formadas por la acción del
mar o del viento marino” y “los acantilados hasta su coronación”. En esta zona, (inalienable),
no permite ninguna edificación aunque como excepciones se permiten edificaciones que no
se puedan sustituir tales como faros, puertos…
En la misma ley se establece como Servidumbre de transito una franja de seis metros,
desde donde acaba el dominio publico, que debe quedar libre al paso.
Y así mismo, desde la ley de 1988, después de la Servidumbre de paso, implanta una
Servidumbre de protección., en los primeros cien metros, en la que salvo que la zona sea urbanizable, sólo puede haber cultivos o zonas deportivas.
Esto significa que las casas construidas dentro del dominio público antes de 1988 pasan a ser propiedad del Estado, que da a sus propietarios una concesión, de 30 años ampliable
a 60, y que todo lo construido después de 1988 es ilegal.
En nuestro recorrido podremos comprobar las consecuencias de la mala aplicación de
esta Ley de Costas y su espíritu, por medio de la utilización de todo tipo artimañas legales y
políticas, en maniobras especulativas que, al parecer, sólo encuentra freno en las organizaciones ecologistas que denuncian públicamente la falta de respeto por el entorno y la ley.
¿Cuando dejaremos de jugar con cosas que no tienen repuesto”?
Caviedes ¾ Monte Corona ¾ La Ayuela ¾
Toporías…♣
16 de enero de 2010
4ª salida
La sierra del Escudo de Cabuérniga paralela a la costa, comprendida entre el Saja
y el Nansa, a la que ya subimos desde la collada de Montea, separa la marina occidental
de Cantabria de los valles interiores de ambos ríos y limita por el sur los municipios de
Valdáliga y Udías que vamos a recorrer desde Caviedes.
Es este un pequeño y antiguo pueblo valdáligo, situado junto al Monte Corona,
que ha vivido de las tradicionales agricultura - del maíz, alubias, hortalizas, frutales, castaños, nogales…- y la ganadería. Que ha utilizado los pastos comunales cercanos del
Monte Corona y los más alejados de Campoo-Cabuérniga.
En Caviedes, como en los demás pueblos montañeses, encontramos, además de
las casas populares, con balcones y en hilera, casonas barrocas y entre ellas la fortificación medieval El Torraco, casa-torre de los Caviedes, y otras casas blasonadas, la Iglesia
de los santos Justo y Pastor y, fuera del núcleo del pueblo, la ermita de San Antonio, en
el Monte Corona. Por el cuidado y conservación de este conjunto fue declarado “Pueblo
de Cantabria” en el año 2006.
Aquí, como en Treceño y Cabezón de la Sal, se hallaron vestigios de pozos salados
de los que se extraía la sal que luego se elaboraba a fuego.
Por Caviedes entramos en el Monte Corona, compartido entre los municipios de Comillas, Udías y Valdáliga, e incluido parcialmente dentro del Parque Natural de Oyambre. Es uno
de los más interesantes de la región desde el punto de vista
paisajístico y natural, pues acoge valiosas zonas de prados y
bosques de frondosas autóctonas. Hace tiempo estuvo poblado
de robles, además de hayas y otros árboles y de una abundante fauna y flora de gran interés ecológico. Hoy su arbolado es
mayoritariamente alóctono debido a los trabajos de "repoblación" realizados durante la segunda mitad del siglo XX. En ellos
se plantaron pinos (834 hectáreas) y eucaliptos (621 hectáreas) y otras especies exóticas, con carácter experimental, como el roble americano (39
hectáreas) y la sequoya (5'5 hectáreas). Tal vez por eso la parte más valiosa del Corona
sea el sector correspondiente a este pueblo, cuyos vecinos salvaron de la tala el único
robledal autóctono de la costa cántabra (200 hectáreas), último vestigio del monte original. En este sector también se pueden encontrar hayas, lo que es raro por su situación
de baja altitud y cercanía a la costa.
Este extenso bosque fue, está claro, propiedad de la Corona que lo aprovechaba
para extraer la madera destinada a la construcción de los buques de la flota.
♣
Notas por gentileza de Miguel Cavia
Nada más entrar en él encontramos, en un bello paraje, la Ermita de San Antonio. (s.XVIII) En esta zona alta del bosque hay, además de zonas de comida, edificios
para el cuidado y vigilancia de esta masa boscosa y un extraño paraje dedicado a los
pintores montañeses. Cerca un mirador nos permite contemplar una gran parte el monte
Corona.
La carretera pasa junto a una torreta de vigilancia forestal y nos conduce después
a un cruce que por la derecha nos lleva al pueblo de la Ayuela.
Si nos fuésemos por la izquierda llegaríamos a la Ermita de San Esteban, situada en uno de los lugares más interesantes del monte, y volveríamos a disfrutar del excelente observatorio desde el que se puede ver hacia el norte un panorama amplísimo del
entorno formado por el Parque Natural de Oyambre, la Ría de La Rabia y un sector de la
costa cantábrica entre Comillas y San Vicente, bosques, prados, pueblos, estuarios,
acantilados y playas. Y por el sur las cimas más características de la cordillera Cantábrica
En la costa se recortan, entre otros, los edificios de la Universidad Pontificia de Comillas,
debida al poder económico y la influencia del Marqués de Comillas, el indiano por excelencia, que hoy parece tener un futuro interesante.
Por La Ayuela, el pueblo más alto del recorrido, junto a cuya ermita románica se
encontró una necrópolis altomedieval con tumbas de lajas y piedras con un sarcófago de
caja rectangular y cuerpo antropomorfo, entramos en el Valle de Udías.
Es este un paisaje cárstico formado por hoyos y colinas que se alzan entre 200 y
300 metros y dejan paso a los pequeños arroyos que se dirigen hacia Cobijón (significativo topónimo) ,el punto mas bajo de esta depresión cárstica, donde se encuentra la cueva de Rescaño, no confundir con la del Rascaño en Miera, descubierta hace un siglo por
las actividades mineras. Parte de ella sirve de cauce por el que fluyen hacia el mar las
aguas del poljé de Udías, aunque antes, previa depuración, sirven para abastecer a Novales.
Este sistema subterráneo con un desarrollo conocido de unos quince kilómetros es
muy interesante desde el punto de vista espeleológico, con el incentivo de no estar aun
completamente explorado.
En este pequeño valle de Udías se encuentran cercanos unos a otros los pueblos
de Canales, Cobijón, La Hayuela, El Llano, Pumalverde, Rodezas, Toporías, Valoria y La Virgen y en ellos destacan los conjuntos de casas en hilera, así como algunas
de sus iglesias, entre las que sobresale la de Pumalverde.
En el barrio de la Virgen trabajó entre 1679 y 1744 un horno alfarero donde entre
otras cosas se cocían tejas curvas como las que se encontraron cuando se investigó y
dató en la última década del pasado siglo.
Los materiales de esta depresión procedentes del Cretácico inferior, Aptiense.Albiense y por el norte son calizas y dolomías. En estos suelos, rellenando grietas,
estratos y cavidades cársticas se encontraron los
minerales de cinc y plomo que dieron pie a las
actividades mineras. Las más antiguas se remontan a la época romana de las que se han encontrado restos en una antigua mina con un sistema
de galerías inclinadas que permitían hacer trabajos a poca profundidad ayudados por los animales
de carga que podían acceder al interior.
En el siglo XIX Udías atrajo inversiones
mineras, merced a estos criaderos de calamina y
blenda. La sociedad que se ocupó de este área de
Comillas, Ruiloba, Udías, Lloredo y Celis fue “Minas y Fundiciones de Santander”, fundada en París en 1853.
La primera mina, a cielo abierto, estuvo en Canales, en ella se encontraron restos
de herramientas y monedas romanas que confirman su antigua explotación y en ella llegaron a trabajar 450 mineros aparte de de los carreteros dedicados al transporte. La materia extraída era en su práctica totalidad exportada a través del puerto de Comillas (12
Km.) donde previamente se calcinaba antes de embarcar.
En 1885 las explotaciones de
Udías pasaron a la “Real Compañía Asturiana de Minas”, empresa belga que
se había establecido en Cantabria en
1856 y que era la propietaria de otras
explotaciones en Reocín y los Picos de
Europa. Las actividades extractivas continuaron con el nuevo siglo y se ampliaron a la zona oriental del valle (Pozo
Madroño, Sel del Haya...) donde aparte
de de las explotaciones a cielo abierto
se recurrió a los pozos y las galerías.
Se trabajaba de sol a sol, el
arranque se contrataba a destajo y los
oficios y el transporte a jornal. Manuel Llano, que se casó en Udías, conoció bien este
mundo.
“La minería era el complemento de la labranza o viceversa. Y con estas dos ruedas caminaba el valle sencillamente, su paso discreto, sin tambaleos, sintiendo los silbos
de la maquinucas de la mina y los golpes secos de los mazos en la mies […] El labrador
llevaba a la mina polvo moreno de su bancal, y el minero traía a la mies polvo rojizo de
las galerías negras. Unas horas con el apero agrícola y otras con el candil y la piqueta
horadando rocas y arcillas.”
M. Llano 1933
Más adelante se cambió la vía de transporte. Un pequeño tren de tres kilómetros
de recorrido lo llevaba del Pozo Madroño a la Casa de la Mina donde estaba el núcleo de
las instalaciones y en el cuál confluía con el mineral de otros yacimientos. Desde allí un
cable aéreo de otros tres kilómetros lo llevaba a Ontoria y de allí en el ferrocarril hasta el
complejo Reocín-Torres desde donde por el ramal ferroviario de la empresa llegaba
hasta los embarcaderos de Hinojedo.
“La mayoría de los afanes estaban puestos en aquellas peñas orientales del valle
llenas de replanos, de túneles, de ajetreos fabriles, de ruidos de hierros y dinamitas”.
M. Llano 1933
Sin embargo, la primera Guerra Mundial marcó el final de la minería en Udías,
primero debido a la pérdida de los mercados internacionales que acompañó al conflicto y,
más tarde, a causa del agotamiento de mineral y a la falta de rentabilidad de las explotaciones que acabaron cerrando en 1932.
“Pero un día la cuenca se quedó silenciosa. Los hombres permanecieron en los
pueblecitos y la mina fue como un desierto de lastras, como un anticipo de ruinas […]
Caminatas de los pobres mineros por las carreteras pensando quizá en la intemperancia
de la civilización, que les echó de sus casas a correr la triste, la amarga aventura de la
mendicidad”
M. Llano 1933
La mina
A mediados del siglo XIX, en 1856 la Real Compañía Asturiana de Minas puso en
marcha la explotación de Reocín, Cantabria se convirtió en un área minera esencial, la
segunda región de España, tras Vizcaya, en explotaciones mineras. En la década final del
siglo se explotaban, desde Castro Urdiales a los Picos de Europa, (El macizo oriental se
llamó Macizo minero) 825 minas de cinc y hierro fundamentalmente. La mayor parte del
mineral extraído se destinaba a la exportación.
Esta actividad, financiada por capitales belgas, franceses, ingleses, vascos y locales,
junto con el aumento del comercio y las mejoras del puerto de Santander y de las comunicaciones significó un gran paso adelante en la modernización y desarrollo de la región.
La mina fue un fenómeno trascendental. Casi seis mil obreros llegaron a trabajar a
finales de siglo en este ramo. Trajo la economía moderna y unos fortísimos cambios sociales y culturales, convirtió al campesino en minero, creó la figura del "obrero mixto".
Cambió totalmente el carácter de los pueblos y produjo, también, impactos ambientales
aun apreciables como la destrucción, en parte, del paisaje, la desecación de extensas
áreas de marismas y la deforestación de las zonas bajas, agotando algunos de los últimos bosques de frondosas autóctonas.
Dejó un importante y abandonado patrimonio industrial en pozos, castilletes, planos
inclinados, tranvías aéreos, hornos, maquinas, trommeles, embarcaderos, hospitales,
viviendas economatos…que bien merecen su recuperación y conservación.
Bárcena de Pié de Concha - Bárcena de Pié de Concha
por
Camino Real y Calzada Romana ♣1
20 de febrero de 2010
5ª salida
Bárcena
Itinerario: Bárcena de Pié de Concha ¾ Camino Real ¾ Ventorrillo Pesquera, Somaconcha ¾ Calzada Romana ¾ Media Concha ¾ B.P. de C.
Distancia aproximada: 14 km
"A veces, Daniel, El Mochuelo, pensaba que su padre, el cura y el maestro,
tenían razón, que su valle era como una olla independiente, absolutamente aislada
del exterior. Y, sin embargo, no era así, el valle tenía su cordón umbilical, un doble cordón umbilical, mejor dicho, que le vitalizaba al mismo tiempo que le maleaba: la vía férrea y la carretera, ambas vías atravesaban el valle de sur a norte,
provenían de la parda y reseca llanura de Castilla y buscaban la llanura azul del
mar. Constituían, pues, el enlace de dos inmensos mundos contrapuestos.
En su trayecto por el valle, la vía, la carretera y el río -- que se unía a ellas
después de lanzarse en un frenesí de rápidos y torrentes desde lo alto del Pico
Rando - se entrecruzaban una y mil veces, creando una inquieta topografía de
puentes, túneles, pasos a nivel y viaductos."
Visión literaria del valle se puede encontrar en la novela "El camino" 1950
de Miguel Delibes, descendiente de un ingeniero de ferrocarriles que trabajó en
el trazado de la vía férrea que veremos.
Podemos comenzar nuestro recorrido, la subida, en el tramo que se conserva del antiguo "Camino Real", que se basó en un proyecto del ingeniero Sebastián
Rodolphe. Su ejecución fue aprobada en 1748 y corrió a cargo de los maestros de
obra Marcos de Vierna e Hilario Alfonso de Jorganes. El tramo que discurre entre Santander y Reinosa fue concluido en 1753 y supuso la apertura de, entre
otras, la llamada ‘ruta de las harinas’ que produjo el despegue comercial de Santander y la zona Reinosa y su entorno inmediato. En 1787, el Real Consulado de
♣
1
Notas por gentileza de Miguel Cavia
Ver fotografías de la Excursión del 10 de enero de 2009. Marchas del curso 2008-09.
La Joyanca: Marcha por Campoo de Suso
Espinilla, Soto, Proaño, Villar, Hoz de Abiada... 
20 de marzo de 2010
6ª salida
Apuntes, ideas, notas, pistas…
La Joyanca Camino a pie: Se puede salir desde Argüeso o desde Espinilla ( mas corto) y seguir por Soto, Proaño, Villar, Hoz de Abiada, Abiada, La Lomba, Entrambasaguas, Mazandrero, Celada de Los Calderones o Naveda, Espinilla. Unos 16 km recortables en varios puntos. Mirador de la Joyanca en el puerto de montaña de Brañavieja Este lugar es uno de los "balcones" más privilegiados de Cantabria para contemplar un amanecer, con el valle de Campoo y el pantano del Ebro al fondo Campoo y Reinosa La comarca campurriana contiene tres ayuntamientos con toponimia medieval como corresponde al origen de sus pueblos y aldeas: Campoo de Suso ( arriba ), por el que cami‐
namos, que incluye veinticuatro pueblos; Campoo de Enmedio, junto a Reinosa, unos quince y Campoo de Yuso ( abajo ), en gran parte cubierto por las aguas del embalse del Ebro, con quince núcleos más. La capital de la comarca es Reinosa, el Ayuntamiento más pequeño de la región. Está asentada en el centro geográfico de Campoo de Suso, Enmedio y Campoo de Yuso. Al estar al sur de la cordillera cantábrica vivió más vinculada con Castilla que con el resto de la actual 
Notas por gentileza de Miguel Cavia
región. Fue la puerta de Cantabria a las influencias mediterráneas y a partir del siglo VIII de las corrientes contrarias hacia la meseta: La Reconquista. Siempre ha sido clave de las co‐
municaciones de Cantabria lo que ha condicionado el carácter de la ciudad y su historia. Campoo estuvo poblado por pueblos pastores predecesores de los Cántabros proba‐
blemente, como parecen sugerir los menhires de Sejos y Valdeolea, ya en la Edad del Bron‐
ce. Por los historiadores romanos sabemos que vivían junto al nacimiento del Ebro. Próximo a Reinosa se encuentra Aradillos, (Aracillum), donde al parecer, los mismos romanos, obtu‐
vieron la victoria definitiva en su guerra de conquista. No lejos, estaba Julióbriga, el actual Retortillo, refundada por Roma sobre una población anterior, en la que se instalaron tras la victoria. Fue clave en la romanización tardía y desigual de la zona. Era esta población, una etapa en la calzada que iba desde Portus Blendium (Suances) a Pisoraca (Herrera de Pisuer‐
ga) y se comunicaba con el Mediterráneo a través del Valle del Ebro. Durante los siglos XI y XII, Campoo estuvo sometido a Castilla a través del monasterio Cervatos que más adelante pasó a depender de Aguilar. Reinosa empezó a crecer, en 1749, al construirse la carretera de Santander, el Cami‐
no Real, como vía de salida de la Meseta al mar. Un siglo más tarde se construyó el ferroca‐
rril y en 1858 llegó el primer tren de mercancías a Santander. De la importancia de Reinosa como nudo de comunicaciones: ( Santander, Palencia, Burgos, Cervera, Liébana, Cabuérniga...) da fe el Diccionario de Madoz (1845‐1850) que en la información referida a Reinosa, precisa “gran parte de los moradores se dedican al acarreo de los vinos de Nava del Rey y su tierra, Toro, la Ribera de Aranda y Rioja, pero particular‐
mente y en mayor proporción, a conducir trigos y harinas de Castilla la Vieja y Alar del Rey, en donde concluye el ramo Norte perteneciente al Canal de Castilla, cuyos frutos, en su ma‐
yor parte, hacen escala en Reinosa, para ser luego trasladados a los puertos de Requejada y Santander retornando de ese último puerto géneros coloniales para las diferentes provincias de Castilla la Vieja”. El camino discurría por el valle del Besaya. Aprovechando la energía hidráulica del río y la térmica del carbón vegetal de sus montes se instalaron en él molinos harineros y ferre‐
rías que crecieron en importancia con el citado camino de Castilla por el que se transporta‐
ba la harina. Aquellos molinos y ferrerías dieron vida a la industria molinera y a la textil que fue notable en estos valles. Algunos se transformaron en ferrerías o martinetes ( en Los Corrales fueron el antecedente de las “Forjas de Buelna” de las que deriva la actual industria auto‐
movilística). Algunas ferrerías pasaron a ser fábricas de harinas que luego desaparecieron ( caso de las de Santiurde y Lantueno), otros se transformaron en “fabricas de luz” o pequeñas centrales hidroeléctricas y algunos desaparecieron con el abandono y las riadas. En todo caso fueron el germen de toda la industria instalada hoy en el “Corredor del Besaya”, desde Torrelavega a Reinosa. La carretería El transporte por la carretera de Reinosa entre el puerto y el Canal de Castilla se hacía en carros o a lomos de mula. El tráfico entre Alar y Santander era intenso y diario, incluidos domingos y días de fiesta. Sólo disminuía agosto, cuando los carreteros se dedicaban a segar y recoger la hierba en sus pueblos, o durante las fuertes nevadas del invierno. En este recorrido, 122,4 km., una pareja de bueyes tudancos empleaba 66 horas. Por él transitaban carreteros y trajinantes de esta región y también de algunas próximas. Los de Bezana tenían fama de rumbosos y eran conocidos como “marinos”, los había campurrianos, de la cercana comarca palentina de La Pernía, que usaban los únicos carros tirados por vacas, de Soria, que llevaban bueyes de larga cornamenta, y de otras co‐
marcas. Los tipos de carro variaban según la procedencia de los carreteros y se sabe, por ejemplo, que las llantas de los de Penagos eran estrechas. La mayoría usaba rodal de madera y llanta postiza. Cargaban hasta 140 arrobas (1.600 Kg.) Los toldos se enceraban para im‐
permeabilizarles y a los ejes se les untaba de jabón para que no chirriasen. A comienzos de este siglo se convirtió Reinosa en una importante zona industrial. Hacia 1917 se creó La Constructora Naval y dos años más tarde empiezan a funcionar sus talleres. Hacia 1931 se construye Cenemesa, empresa de material eléctrico, posteriormente Gómez Cuétara, fábrica de galletas, Forjas de Reinosa, La Farga Casanova y una serie de ta‐
lleres auxiliares de todas estas industrias que dieron prosperidad a la ciudad y su entorno hasta los años 70 en que comenzó una dura crisis industrial y social. Además de la industria y el transporte otra tradicional actividad campurriana ha sido y es la ganadería. Por lo menos desde el siglo XV se celebran en Reinosa mercados de gana‐
dos. Durante muchos años la feria de San Mateo suministró a toda España ganado caballar de extraordinaria calidad. Hoy se mantiene celebrándose esos días fiestas y encuentros de folklore regional. Campoo de Suso Está comarca está bien delimitada por las montañas de
las sierras del Cordel y de Labra, bordes del antiguo y claro
circo glaciar que hoy constituye la cabecera del Ebro, que desde
aquí se encamina hacia el Mediterráneo. Por el eje de este valle,
conocido por los campurrianos como “La Joyanca” que linda
con Polaciones y Liébana y por donde discurre el río Hijar,
que baja desde el pico Tresmares- donde también brotan el
Pisuerga ( vierte sus aguas en el Atlántico), y el Saja ( fluye
hacia el Cantábrico)- y recoge las aguas de media docena de
afluentes. En el llano se encuentra con los cerros Guariza y
Robleda y los rodea por el sur. Al norte de los cerros está
Fontibre donde “nace” el Ebro que en realidad no es más que
una surgencia de las aguas del Hijar que se han filtrado por
debajo de los dos montículos. El Ebro, desde el punto de vista
geográfico, es un afluente del Hijar, parece un hijo.
La comarca contiene en las vertientes norte de la sierra de Hijar amplias manchas de hayedos y en las laderas, por las que cruzaremos, orientadas al sol de la sierra de Isar, de influencia mediterránea, robles melojo y en las zonas llanas, grandes extensiones de pastiza‐
les de diente. También hay tejos, abedules, serbales, mostajos y acebos y en las riberas: fresnos, chopos y salces en peligro de desaparición por los, ¡otra vez!, injustificados encau‐
zamientos de los ríos. Por las tierras campurrianas se encuentran lobos, buitres, corzos, algunos osos, ardi‐
llas, martas, turones y liebres y vuelan por sus aires águilas reales, perdiceras y calzadas, cernícalos, milanos negros, cigüeñas, en su límite norte, perdices rojas y pardas, además de una gran variedad de otras aves menores y en el pantano vuelan y nada una rica avifauna migratoria. En nuestro recorrido pasaremos cerca de los hermosos acebales y hayedos de Abiada, cruzaremos los robledales de Proaño y veremos dos ejemplares monumentales: “El abuelo” nogal que se encuentra junto a la iglesia de La Hoz y sobretodo a La Cagiga de Abiada donde también encontraremos tejos como en Entrambasaguas y Soto. Campoo de Suso se beneficia de una economía mixta en la que las actividades agrarias, especialmente la ganadería de vacuno y caballar con destino cárnico, se compaginan con el trabajo en las industrias y el sector servicios, incluido el turismo, de Reinosa y su comarca. Es esta una comarca de una elevada altitud media, en torno a los 800 m. (las cumbres alcanzan 2000 m). Su clima es riguroso, seco y de inviernos fríos (En Reinosa hay dos esta‐
ciones: el invierno y... la del ferrocarril). Por aquí las pendientes son suaves y el paisaje, en parte atlántico y en parte continental, de transición entre Cantabria y la Meseta. Campoo de Suso esta formado por veinticuatro pueblos en los que viven unos dos mil vecinos. Se redujo notablemente su población en los años cincuenta del pasado siglo por la emigración hacia las zonas industriales y se recupera actualmente con el regreso y la doble vivienda. De los veinticuatro pueblos que tiene el Valle de Campoo, de los veinticuatro pueblos, Villacantid el mejor. La Joyanca Argüeso está estratégicamente situado en un paso entre los puertos de Palombera y de Somahoz. Por ellos viajaban ya en la alta edad media los “asturianos” (Asturias de Santi‐
llana) y “caornecanos” (Cabuérniga) hacia Brañosera y Castilla, aunque probablemente antes ya realizarían la trashumancia con sus ganados. Hacia el año 1000 ya existían la mayor parte de las actuales villas, aldeas y lugares de Campoo y en 1475 los Reyes Católicos elevaron el Señorío de Argüeso a Marquesado. “Los doce lugares del Marquesado” eran Argüeso, Suano, Barrio, Mazandrero, Villar, La Serna, Hoz, La Lomba, Entrambasaguas, Abiada, Naveda y Espinilla. La primera noticia de su Castillo es de 1410, tiempos de la poderosa Leonor de la Vega, madre del Marqués de Santillana. Este lo heredó de su madre junto con otros bienes y a su vez lo transmitió, al morir, a su hijo Diego Hurtado de Mendoza. Así se ha ido trasmitiendo sucesivamente a los mayorazgos de los Mendoza hasta nuestros días. Como muy bien podremos apreciar en nuestro recorrido por Campoo el paisaje y las formas de vida han dado lugar a un tipo de poblamiento y una arquitectura diferentes a los del resto de la región. Aquí la población se asienta en núcleos concentrados, no dispersos como ocurre al norte de la cordillera. Las casas se sitúan en torno a la plaza, donde está la iglesia, la escuela, el ayuntamiento, el pilón con la fuente y la tienda‐cantina. Separados del centro están los corrales de las ovejas, las cuadras de las vacas, las eras para trillar y los al‐
macenes para guardar el grano. La arquitectura de estos pueblos campurrianos, con influencias montañesas y castella‐
nas, y condicionada por: el clima frío y soleado; la agricultura de un solo corte de pasto anual lo que requiere mayores espacios de almacenamiento y el medio tiene ciertas características propias. Esta construcción tradicional no es muy uniforme pero en ella podríamos destacar: las portaladas continuación de las fachadas y no tan ostentosas como las montañesas; los col‐
gaizos adosados a la vivienda con tejados de un solo agua y abiertos; la corralada pavimen‐
tada de losas irregulares; la hornera en unos casos adosada al edificio principal y en otros independiente; el corredor, que no solana, mas resguardado adaptado al frío y el sol y unas cuadras y pajares grandes. Se han utilizado como materiales de construcción la piedra caliza en los muros y facha‐
das, el adobe en paredes que no soporten cargas, la madera de roble en vigas y pilares así como en el tillado de los pisos y la teja árabe en las cubiertas. En estos pueblos se conservan numerosas casas y casonas construidas desde la Edad Media a los siglos XVII y XVIII, y en ellas se mezclan elementos de la arquitectura popular con otros de procedencia culta, en una interpretación particular de la arquitectura barroca. Conviene fijarse en lo original y personal de sus casas y sus elementos arquitectónicos: las ventanas, variadísimas; las puertas, los escudos, los arcos y las corraladas, los pilones... en toda su arquitectura y urbanismo. Próximos a cada pueblo se extienden las mieses particulares y los terrenos comuna‐
les: unas se trabajan en común, y sus frutos se reparten entre los vecinos, y otras se dedican a pastos de los animales dedicados a la labranza, los que no suben a los puertos. Hay otras tierras comunes que se reparten los vecinos de forma individual. A medida que nos alejamos del centro del pueblo cada vez hay menos tierras particulares y más del común. Más alejados están los pastos de los puertos cuya propiedad comparten varios pue‐
blos. Caminando hacia el oeste, pasaremos por Soto y Ormas. Pronto llegamos a Proaño lo primero que vemos es una hermosa torre medieval (siglo XIV), cúbica, de cerrados muros de mampostería en los que se abren ventanas, saeteras y algunos arcos notables como el de la portada y el trilobulado, del primer piso. Fue propiedad de Ángel de los Ríos y Ríos, el “Sordo de Proaño”, erudito e historiador del siglo pasado. Al que citó José María de Pereda, como el “Sordo de Provedaño” en la no‐
vela “Peñas Arriba”, En el pueblo encontramos además grupos de casas alineadas que son casi un catálo‐
go de las casas campurrianas desde los siglos XV o XVI (rasgos góticos en arcos apuntados y ventanas ajimezadas, distribuidos asimétricamente por la fachada), hasta el XIX y XX, y no falta una casona barroca del XVIII con una fachada interesantísima. A la salida del pueblo, por la falda del Pico Liguardi, atravesamos un magnífico roble‐
dal que llega casi hasta La Hoz de Abiada. Aquí además de sus casas, una constante en to‐
dos los pueblos, a la salida, junto a la iglesia, se encuentra el “Abuelo” un nogal gigantesco, estropeado pero cuidado. Desde allí hasta Abiada caminamos por una carretera cuando menos desproporcio‐
nada. Cerca se localizan interesantes robledales, hayedos y acebales que no renunciamos a visitar en otra ocasión. Procuraremos, eso si, acercarnos en la parte alta del pueblo a uno de los árboles únicos de la región: una Cajiga colosal con más de veinticinco metros de enver‐
gadura También en el pueblo podemos ver algún tejo, frente a la iglesia, cuando vayamos hacia Entrambasaguas, a donde nos acercamos cruzando la explanada de La Joyanca. Desde Entrambasaguas a Mazandrero el punto más alto del recorrido a 1100 metros, desde donde se ve casi todo Campoo de Suso. Sus bosques de Gulatrapa, Lagos y Monte Milagro, están poblados de hayas, abedules y acebos, en ellos vive una fauna de montaña, formada lobos, venados, corzos o jabalís, en ocasiones pasa el oso pardo y rapaces como el águilas reales o perdiceras, azores, milanos o buitres Mazandrero es uno de los mejores conjuntos urbanos de Campoo con sus casas ba‐
rrocas del siglo XVII. Desde aquí salimos a través del bosque para bajar hacia Celada de los Calderones o Naveda y de allí a Espinilla. Todos los pueblos están cuidados y conservados (salvando algunos materiales mo‐
dernos como el aluminio y la uralita). Todo un contraste con lo que vemos en otras zonas de la región. Pruebas del apego y respeto que los campurrianos muestran por su patrimonio y sus tradiciones. Cuidan su patrimonio monumental; sus fiestas, (Fiesta de los Campanos en Abiada, Día de Campoo en Reinosa, Feria de San Mateo...); su artesanía de la madera, ligada a los bosques, sus aperos, muebles, almadreñas ( mochas, piconas, de pico de cuerno), los rabeles, útiles para el hogar, la ganadería, labranza y hasta esquís y su no menos importante patrimonio folclórico ( rondas de mozos, marzas, reyes..). Pero no todo es perfecto, se ven algunos chales de estilo foráneo y sobre todo en Espinilla junto a una casa preciosa, encontramos el monumento al cemento. Una horrible, desproporcionada e innecesaria rotonda. Ojala no sea el anuncio de lo que le espera a esta hermosa comarca a través de las nuevas comunicaciones. Santander se hizo cargo de este trayecto. Sobre este camino se levantó ya en el
siglo XX la N-611.
Esta carretera fue construida para la exportación de lanas, vinos y harinas
de Castilla y pasa por las Hoces de Bárcena, el tajo que el río Besaya ha tallado
en las areniscas del Triásico.
La historia del Camino real comienza a mediados del llamado Siglo de las
Luces. Su construcción formaba parte de uno de los tres proyectos fundamentales de un plan del Marqués de la Ensenada y su ministro Patiño (P. Rábago) para la
mejora de las comunicaciones interiores como clave para la recuperación económica de la España de su tiempo. Fue uno de los intentos de la Ilustración española
para sacar a la nación de su secular decadencia.
El primero de los proyectos era superar el obstáculo de la Cordillera Cantábrica para hacer posible el tráfico de carretas entre Castilla y el mar: carretera de Reinosa a Santander, El segundo era atravesar el Sistema Central por
el puerto de Guadarrama: carretera de El Espinar, Segovia. El tercero consistía en enlazar por medio de un sistema de canales navegables Reinosa con El
Espinar: El canal de Castilla.
La apertura del puerto de Santander al comercio con América activó el
trasiego de harinas, ya tradicional, y de productos coloniales por este Camino de
Reinosa o de Castilla. La carretera se construyó en 1749. En 1753, año de su
apertura, Santander tenía 2.000 habitantes de Santander de los que a 30.202
en el censo de 1860. También Torrelavega, Reinosa y otros pueblos próximos al
Camino prosperaron de forma espectacular. En 1820 se arregló la Carretera de
Reinosa.
De la importancia del Camino Real da fe el Diccionario de Madoz (18451850) que en la información referida a Reinosa, precisa "gran parte de los mora-
dores se dedican al acarreo de los vinos de Nava del Rey y su tierra, Toro, la Ribera de Aranda y Rioja, pero particularmente y en mayor proporción, a conducir
trigos y harinas de Castilla la Vieja y Alar del Rey, en donde concluye el ramo
Norte perteneciente al Canal de Castilla, cuyos frutos, en su mayor parte, hacen
escala en Reinosa, para ser luego trasladados a los puertos de Requejada y Santander retornando de ese último puerto géneros coloniales para las diferentes
provincias de Castilla la Vieja".
La carretería
El transporte entre el puerto y el Canal de Castilla se hacía en carros o a
lomos de mula. El tráfico era intenso y diario. Disminuía agosto, cuando los carreteros se dedicaban a segar y recoger la yerba en sus pueblos, o durante las
fuertes nevadas del invierno. En este recorrido, 122,4 km., una pareja de bueyes
tudancos empleaba 66 horas.
¡Habías de haber visto aquello! Tóo el camino de Alar a Santander lleno de
carros, enraberaos, sin hueco pa pasar de láu a láu...Según entrabas en la carretera, tomabas la derecha para dir a Castilla y, según ibas andando, veías venir
carros cargaos, sin que dejaras de verlos en tóo el camino: y detrás de ti, otra
fila tan larga de vacíos, que iban a cargar como tú. ¡ Puño, aquello era la gloria !.
Duque y Merino, "El último carretero".
Por él andaban carreteros y trajinantes de esta región y también de algunas próximas. Los tipos de carro eran variados. La mayoría usaba rodal de madera
y llanta postiza. Cargaban hasta 140 arrobas (1.600 kg.) Los toldos se enceraban
para impermeabilizarles y a los ejes se les untaba de jabón para que no chirriasen.
..y hala pallá ¡ cutres!, con la pareja enmantá, el eje bien enjabonao por la
calentaera, pa que no cantara, porque si allega a cantar, multaban los camineros...,
multaban ¡ajo! multaban..., y con mucha cuenta y razón ¡cutres! que a cantar cá
carro de aquella senfinidá de ellos, cosa juera de no poderse vivir en los vecindarios transeúntes... ¡ Santísimo Cristo de mi padre, cómo estaba aquel camino real
por aquellos entonces de la pompa de la carretría!
José María Pereda. "Cutres"
Además de las harinas, vinos y productos castellanos y coloniales cargaban mineral en San Martín de la Arena (Suances) o Requejada para las ferrerías
de Santiurde, Pesquera, Portolín y Bustasur, junto al Ebro en Montesclaros.
Tras unos cinco kilómetros de subida por el Camino y un kilómetro y medio
por el arcén, sin tráfico gracias a la apertura de la autovía, de la carretera nacional 611, se llega a El Ventorrillo, significativo nombre, en este tramo se pueden por el río restos de presas y molinos o fabricas.
Cuando en el siglo XVIII se abrió el Camino Real (1752), y se liberalizó
(1776) el comercio con Ultramar a través del puerto de Santander - lo que terminó con el monopolio que hasta entonces tenían los puertos de Sevilla y Cádizse produjo aquí un aumento espectacular de la actividad económica y del tráfico
carretero. Sobre la carretera se construyeron las ferrerías y fábricas de harina
de Santiurde y Pesquera y ventas y tabernas como la de El Ventorrillo (Junto a
Pesquera)
En estas ventas y tabernas se servía de comer y beber. En 12 de leguas
había 34 tabernas y junto a las ventas había portalones, largos edificios de piedra donde se soltaba el ganado para descansar.
Carretero que te vas,/ carretero que te vienes;/ siempre la misma carreta,/ siempre delante de bueyes. / Carretero que te vas,/ carretero que te vienes.
(Canción campurriana )
La estratégica situación de este valle, la energía de sus ríos y del carbón
vegetal de sus montes facilitaron la instalación de ferrerías y molinos harineros.
Estos crecieron en importancia al abrirse, en el siglo XVIII el citado camino de
Castilla, por el que se transportaba la harina.
Los molinos son conocidos desde el comienzo de las sociedades agrícolas.
Los primeros eran rudimentarios y movidos a mano, poco más que dos piedras
que se frotaban, como aún se ve en algunas sociedades africanas menos evolucionadas. En Grecia y Roma ya se emplearon molinos de muelas de piedras con fuerza humana o animal y fue en la Edad Media cuando se extendió el empleo de la
energía hidráulica en los molinos. Al menos en Cosgaya ya existía uno en el año
827. Aquella tecnología se ha conservado invariable hasta hace bien poco.
Estuvieron muy extendidos por toda la región. Generalmente eran pequeñas instalaciones sobre regatos y arroyos que solo funcionaban cuando el caudal
era suficiente, un par de meses al año. Su emplazamiento, en casi todos los núcleos rurales estaba justificado por la dispersión de la población, la dificultad de
las comunicaciones y la falta de recursos y capital. Cada uno, generalmente, solo
atendía a un núcleo rural y molía el cereal que se producía en su terrazgo.
Había molinos de propiedad concejil pero lo habitual era que fueran de
propiedad privada. Esta solía estar dividida por días de molienda. La renta se pagaba en especie, era una parte de la maquila (un maquilero era un cuarto de celemín castellano) y la cobraba el molinero por su trabajo.
Vengo de moler morena / de los molinos de arriba, / dormí con la molinera,
/ no me cobró la maquila
(Copla popular )
Algunos funcionaron hasta tiempos recientes o aun funcionan. Usaban una
fuente de energía limpia y barata: la del agua. Eran, además, un lugar de encuentro, en ellos se reunían los vecinos. En las esperas de la vez se hablaba, se criticaba, se contaba, se cantaba, se convivía...
La noche del molino está llena de mentiras, mientras la rueda hace la harina del grano nuevo. Retiembla el suelo de tabla, amarillento: La cítola parece el
latido de los segundos. -- el agua se oye abajo, como hoja caída del castañal
grande pisada por rebaños que van corriendo...
Mentiras de la noche del molino al son del río y de la tarabilla, mientras se
espera la vez de la molienda.
ra...
Afuera, el aire caliente del otoño va pintando oros en los nogales de la le-
Mentiras de nutrias verdes, de mirlos amarillos; de águilas que se llevaron
por el cielo allá a unas pastoras pulidas; de guindos que florecían en la época de la
nieve; de raposas rubias que guardaban los aseladeros; de lodos azules que eran
muy amigos de los mastines; de huesos de calandrios que curaban la malaria; de
abadejos que escondían corales...
Unos labios de niño sonríen amable estupor.
Cree a la mentira, verdad de otros años, verdad de tiempos de cuando la
honda de David, de cuando los sacos de trigo de los hermanos de José.
Mentiras de vientos que rompieron picos de colina, torres, castillos; de cárabos que tenían los siete colores; de doncellas que se fueron a vivir a las estrellas; de niñas que encontraron abarcas de oro; de yerbas que curan las penas; de
rebecos blancos; de gallos revoladores como palomas; de la noche en que se vieron tres lunas; de la malva que alivia el remordimiento, el mal desear, las ganas de
venganza...
Cara de pascuas de moza que tiene ganas de querer, sentada en el escalón
que va a la rueda, cree verdades de siempre las mentiras de la noche corta del
molino.
Mentiras guapas de mozos que anduvieron leguas de nieve y de tiniebla por
amor; de bodas de pastores y de reinas; de noviazgos largos, castos hasta la
muerte...
Mentiras de alondras del color de las flores del espino; de piedras verdes
que curan la impaciencia y el recelo; de yerbas que abren todos los candados; de
corzos que enseñan el camino a los que se extravían en el monte; de robles que se
abren para guarecer de los vendavales, de los lobos, de la noche mala, a los caminantes; de palomos que vencieron a los azores...
La cítola sigue contando el tiempo de la noche del molino. Entre la verdad
lenta de la rueda, entre la verdad amarilla de la harina, del caz, de los cedazos, la
mentira sigue hablando de centenos sembrados por el diablo, de mijos, de lino...
Manuel Llano Monteazor
Aquellos molinos y ferrerías dieron vida al Camino de Castilla, a sus fábricas de harina, a la industria molinera y a la textil que fue notable en estos
valles. Algunos se transformaron en ferrerías o martinetes (en Los Corrales
fueron el antecedente de las "Forjas de Buelna" de las que deriva la actual industria automovilística), algunas ferrerías pasaron a ser fábricas de harinas que luego desaparecieron (caso de las de Santiurde y Lantueno), otros se trocaron en
"fabricas de luz" o pequeñas centrales hidroeléctricas o desaparecieron con el
abandono y las riadas. En todo caso fueron el germen de toda la industria instalada hoy en el "Corredor del Besaya", desde Torrelavega a Reinosa.
Estos molinos tuvieron una clara influencia, a lo largo de muchos años, en
las costumbres, tradiciones orales, el folclore... la cultura de nuestra Región. En
cambio hoy les tenemos prácticamente olvidados Es tiempo de conservar, rehabilitar y estudiar nuestros viejos molinos y todo lo que fueron y representaron. Lo
mismo que las ferrerías, los carros, el ferrocarril, sus herramientas, sus métodos de trabajo, su entorno..., los astilleros, las minas o cualquier otra instalación
industrial, artesana, agrícola, ganadera o de cualquier tipo, junto con sus útiles y
aperos, sus técnicas y sus costumbres forman parte de nuestro Patrimonio cultural e Histórico colectivo y es necesario que nos demos cuenta todos de su importancia e interés para que los escasos y meritorios intentos de conservación y
restauración se generalicen y sean objetivo común de personas e instituciones.
Tal vez por esto en Pesquera, a un kilómetro de El Ventorrillo se está
construyendo, despacio, un centro de interpretación del Camino de las harinas y
allí también se localizan un área de Interpretación de la Calzada. (una serie de
siete paneles) y un Arboretum dedicado a la conservación de la flora autóctona.
La incidencia de esta carretera en el valle fue decisiva. En 1752 se pusieron en marcha la ferrerías de Santiurde (30 carboneros y 1500 carros para
traer carbón) y El Gorgollón. Las dos estaban en la orilla del Besaya y los bosques de los que se obtenía el carbón vegetal eran, naturalmente, los de Aguayo
en los que se produjo un incremento extraordinario del carboneo. Esta fue, al
menos durante los dos últimos siglos, una de las ocupaciones peculiares de los
vecinos de Aguayo. En Santa María el oficio más practicado por los vecinos era
el de carbonero.
En Santiurde hacen garrotes/ En Aguayo hacen carbón/ En Rioseco las albarcas. / Pesquera lleva la flor.
(Canción popular)
En torno a las ferrerías los carboneros, leñadores, carreteros... (Normalmente eran los mismos campesinos de la zona) formaban un entramado de trabajos auxiliares, una especie de organización preindustrial.
Al final del siglo XVIII se distribuían entre todos los valles de nuestra
región hasta 26 ferrerías además de otras instalaciones menores (martinetes,
fraguas...). Entre ellas las de Santiurde y Pesquera, las de Guriezo y los altos
hornos de Liérganes y La Cavada fueron las más importantes.
En 1865 el hierro de las ferrerías no podía competir con el de producción
industrial y las mismas se transformaron en fábricas de harinas. Desde entonces
el carboneo en Aguayo quedó sólo para abastecer el pequeño consumo doméstico.
Su producción fue descendiendo hasta desaparecer a mediados de este siglo.
Esta actividad, común en el norte en aquel tiempo, fue una de las causas de la
desaparición no sólo de los bosques de Aguayo sino de los de gran parte de la región, a pesar de que ya entonces se tomaban medidas conservadoras.
Para llegar a Pesquera habremos pasado por debajo de la vía del tren, cerca de la estación.
Este se proyectó en 1844 entre Alar del Rey (Palencia) y Santander,
con el fin de unir "El Canal de Castilla" con el puerto de Santander y facilitar la
salida ferroviaria de Castilla al Cantábrico para llevar los trigos castellanos a
competir en los mercados ingleses.
Vino a sustituir al lento transporte de los carros. Durante los primeros
años los carreteros se negaron a ver lo que era evidente, no creyeron que la técnica venciese a la naturaleza, sobre todo en el tramo de las "hoces", como acabó
ocurriendo. Durante la construcción de la vía hubo roces y enfrentamientos entre
carreteros y constructores del ferrocarril. Al final venció el ferrocarril, acabó
con la carretería y transformó la forma tradicional de vida de los pueblos que
recorre. Los caminos se vaciaron y los portalones y tabernas acabaron desapareciendo.
El 22 de 0ctubre de 1858 llegó a Santander el primer tren cargado con mil
arrobas de harina de Castilla molida en los molinos de la cuenca del Besaya. La
apertura de dos tramos del ferrocarril de Alar a Santander (Alar - Reinosa y
Los Corrales - Santander) dio un gran impulso al tráfico por el Canal de Castilla
pero posteriormente fue la causa de que el perdiera su rentabilidad como vía de
transporte.
Hasta 1866 no se puso en servicio el tramo completo desde Alar a Santander debido a las dificultades orográficas del mismo, sobre todo el tramo de Bárcena a Reinosa que fue el último en terminarse y en el que llegaron a trabajar
1100 hombres a la vez.
Por aquí pasa también la recién construida autopista hacia la meseta que
veremos en algunos tramos en nuestro recorrido de Pesquera a Bárcena. (Se en-
trecruzaban una y mil veces, creando una inquieta topografía de puentes, túneles,
pasos a nivel y viaductos."),
Dejamos Pesquera subiendo a Somaconcha. Otra vez el topónimo dándonos pistas y es que desde la época romana se conserva entre los pueblos de Somaconcha, Mediaconcha y Pie de Concha un tramo de calzada que discurre por
un área montañosa, cubierta por formaciones boscosas autóctonas (robledales,
castaños, hayedos). Empieza a una altura de 710 metros, cerca de un paraje conocido como Peña del Cuervo, y desciende a 348 metros oscilando su anchura entre los 3 y los 4,1 metros y una longitud de 3.875 metros. El firme está formado
por grandes losas que delimitan las partes externas entre las cuales se colocan
lajas de menor tamaño.
Su construcción se remonta a las "Guerras Cántabras" (29-19 antes de
Cristo). Perteneció a la vía que unía León ( Legio VII ) con Suances ( Portus Blendium ) y Santander ( Portus Victoriae Juliobrigensium ), pasando por Herrera de
Pisuerga ( Pisoraca ) y Retortillo ( Julióbriga ).
La guerra de Roma contra los cántabros constituyó el último episodio de
la conquista de la Península. Una vez finalizada se inició el proceso de "romanización", tardía y escasa, cuyos aspectos destacables fueron: la creación de ciudades con una organización política distinta a la existencia de comunidades gentilicias que caracterizaban, hasta entonces, a la organización autóctona (Julióbriga,
Portus Blendium, Portus Victoriae...); la inserción del territorio en el convento
jurídico de Clunia de la provincia Tarraconensis y el desarrollo del comercio.
Cantabria importaba productos alimenticios, el trigo, cerámicas y enseres
personales y, según Estrabón, exportaba jamones de bellota y caballos, probablemente del tipo de los asturcones. Pero la mayor riqueza de la región estaba en
las minas de hierro (Peñacabarga), que se embarcaría en algún puerto al sur de la
bahía, plomo, en forma de galena, y blenda de Reocín y Comillas, que se exportaría a través de Suances (Portus Blendium) y San Vicente (Portus Vereasueca).
También se cita la sal procedente casi con seguridad de Cabezón.
Toda esta actividad necesitó el desarrollo de vías de comunicación, en torno a las cuales, surgieron los principales municipios. Estas calzadas cumplieron
varias funciones: una militar, facilitaron el paso de las legiones; otra comercial,
unieron Cantabria a la Meseta y sirvieron para romanizar y divulgar la cultura
latina.
Durante el Imperio romano, acabada la campaña militar, la calzada se empleó para fines comerciales y administrativos y continuó siendo la principal vía de
comunicación con la meseta (Por aquí pasó Carlos V en 1522 camino de la corte)
hasta la realización del Camino real. Por aquí, se transportaron los productos
castellanos y ultramarinos en ambas direcciones y más tarde las tropas de Napoleón utilizaron este mismo camino para llegar a la costa.
En contraste con la calzada, en la cercana autovía, tal vez se pueda ver el
viaducto de Montabliz, el más alto de España.
Como importante vía de paso, el valle, estuvo muy poblado y despertó en
la Edad Media el interés de los condes castellanos. En él se conserva la antigua, y
visible, torre de Cobejo que probablemente sirvió para controlar el transito que
transcurría por la calzada romana. Curiosamente, la torre, carecía de puerta por
lo que la entrada en la misma se haría por un subterráneo.
El valle de Iguña tiene unos rasgos geológicos peculiares, diferentes a los
de los demás valles de la región. Está formado por dos bloques levantados de
areniscas rojas triásicas y entrambos bloques están las arcillas violáceas del
triásico superior erosionadas por el Besaya para formar el valle que vemos a
nuestros pies. Un tajo del mismo río en las areniscas triásicas forma las Hoces
de Bárcena y el Torina otra garganta de las mismas características por debajo
del embalse de Alsa.
Su numerosa población explica la abundancia de construcciones religiosas
que se encuentran en él. Entre ellas el antiguo monasterio románico del siglo XII
de San Facundo y San Primitivo en Silió y en Bárcena de Pie de Concha una
iglesia románica de los siglos XI y XII, con una sola nave y ábside semicircular.
En Santa Cruz de Iguña nació Leonardo Torres Quevedo (1852 - 1936)
Ingeniero de Caminos y Matemático. Que inventó el telekino, un robot dirigido a
distancia por medio de ondas; la maquina algebraica, capaz de resolver ecuaciones y raíces imaginarias; el ajedrecista mecánico y un trasbordador funicular de
580 m en las cataratas del Niágara. Se le tiene por precursor de la Automática y
la Informática.
MAPA de la ruta
POLACIONES♣
17 de abril de 2010
7ª salida
POLACIONES
Itinerario: Tresabuela Lombraña Puente Pumar La Laguna
(13 km.)
Así eras tú, río claro,
río mozo, río Nansa,
así eras tú sin temores
bajo la peña giganta.
Si un argayo, el fabuloso
ojáncano te arrojaba,
saltabas al cielo estrecho
en mil júbilos de lanzas,
y te reunías contigo
en tu lecho de cascadas
rodeando al torpe intruso
y royéndole las calzas.
Y cuando el cuello ofrecías
a yugo y puente de tablas,
yo te escuchaba tu égloga
desde el balcón de Tudanca.
Yo bien quisiera cantarte
y entretejer con mi flauta
en tu solo de rabel
una rústica sonata.
Pero una hórrida ortopedia
ha lisiado tu garganta
y vacío de ti mismo
enmudeces por La Lastra,
hacia Cosío agonizas,
te arrastras a Puentenansa
esperando a los arroyos
inocentes que te salvan
Y cuando en la Tina vuelcas
tu viril son de venganza,
tu querella el mar asume,
río mártir, río Nansa.
Gerardo Diego
Cuando desde Pesués vamos remontando el valle del “río mártir” se pueden ver
aquí y allá los tubos y canales que forman
parte del complejo hidroeléctrico de los
"Saltos del Nansa". Y es que al Nansa, le
han, ¿hemos?, quitado su naturalidad en la
mayor parte de su camino hacia el mar.
Desde la espectacular Hoz de Bejo, excavada por el río en las areniscas rojizas del Triásico en las que se apoya la presa de La Cohilla, hasta Trascudía, muy cerca de su des-
embocadura, en Val de San Vicente.
♣
Notas por gentileza de Miguel Cavia
Desde la presa hasta la central de la Lastra, desde aquí a la de Rozadío, de aquí
a la central de Celis y desde el embalse de Palombera hasta Trascudía una gran parte
de su caudal discurre a través de canales paralelos a su cauce, en sucesivos escalones
descendentes empleados en la producción de energía eléctrica por la empresa hidroeléctrica que fue "Saltos del Nansa, S. A”. Es, evidentemente, una importante modificación del ecosistema original de todo el valle.
Al pasar por La Lastra vemos Tudanca, pueblo declarado Monumento Histórico -- Artístico y en él la "Casona", en ella se inspiró J. Mª. Pereda para escribir la novela "Peñas arriba".
Fue construida en 1750 por Pascual Fernández de Linares (Corregidor y Gobernador de la Corona) a su regreso de Perú.
Perteneció a José María de Cossío curioso
erudito, autor de la enciclopedia "Los Toros" considerada la obra más importante
escrita hasta el momento sobre el tema
taurino. Por la casa pasaron muchos de
los conocidos escritores españoles del
pasado siglo: Unamuno, Alberti, Miguel
Hernández, Gerardo Diego...Allí hay reunidos unos 25.000 volúmenes, muchísimos manuscritos y otras obras de arte
que Cossío, una de las personalidades más notables de la cultura española de ese siglo.
En ella se localizan, además, pinturas, dibujos y grabados de Zuloaga, Solana, etc. Cosío
donó la Casona y sus pertenencias a la Comunidad de Cantabria, fue un humanista a
cuya amistosa hospitalidad se acogieron también Alberti, Giner, Marañón, Gerardo
Diego y Cela, que estuvieron y escribieron en el sosiego de estos parajes y de los que
se conservan en la biblioteca algunos manuscritos.
La Tudanca
Para describir los pueblos de este Ayuntamiento se dice popularmente:
En Tudanca tengo vacas,
en La Lastra las ovejas,
en Santotís las albarcas,
lindas palas en Sarceda.
Es esta la raza de vacuno más conocida de entre las autóctonas de la región, se
emplea fundamentalmente en la producción cárnica y pasa la mayor parte de su vida
pastando al aire libre. A su cría y cuidado se dedican también los habitantes de estos
pueblos conservando prácticas comunales tales como la Siega del Prao Concejo y el
aprovechamiento de los Puertos de altura. Desde la primavera al otoño más de seis
mil cabezas de este ganado, siguiendo una tradición de más de doscientos cincuenta
años, suben a estos puertos a pasar el verano. Es lamentable que la tudanca sea hoy
una raza en vías de extinción.
Situado encima de Tudanca el Prao Concejo es un prado comunal, que todos
los años se reparte, dividido en lotes, entre los vecinos del pueblo, con iguales derechos, y que siegan todos juntos en los días que señala el regidor. Le aprovechan Tudanca, La Lastra y Santotís. A esta institución dedicó un interesante estudio Don Miguel de Unamuno, que presenció la siega anual, durante su estancia en la Casona de
Cossío. Esta práctica se ha considerado como modelo de explotación colectiva.
Desde La Lastra se entra en el
llamado "Caos de Bejo" un desfiladero
sobre el que se apoya la espectacular
presa de La Cohilla. Por encima de la
misma se encuentra el valle de Polaciones que junto a Liébana es uno de
los valles mejor conservados desde el
punto de vista de los valores naturales
y etnográficos.
Estos valles altos de los ríos Saja y Nansa y La Liébana constituyen el
territorio geográfico de mayor valor natural de la Región. Sus aldeas eminentemente
rurales, sus montes y sus bosques de hayas, como los de Uznayo, el robledal de Cueto
Cucón, etc. nos recuerdan que nos hallamos en pleno corazón de la mayor Reserva de
caza de España y verdadera joya ecológica de Cantabria que todos debemos preservar
como oro en paño. Al pie de Peñasagra, en su ladera norte, y en los Puertos de Sejos
aparecen excelentes ejemplos de valles glaciares con formas morrénicas bien conservadas y en algunos casos estos rasgos están retocados por fenómenos de ladera.
El valle de Polaciones
Encuadrado por las sierras de Peña Labra, Peña Sagra y El Cordel, cuyas cumbres
superan los dos mil metros, es un territorio especialmente valioso desde el punto de
vista etnográfico y natural, una especie de museo vivo en cuyas aldeas "lo rural" alcanza la máxima expresión y vigencia. Está formado por trece pueblos. Son asentamientos
agrupados, lo mismo que en Campoo y Valderredible, en torno a la iglesia y la plaza,
con la casa-concejo, la escuela, el pilón, el potro de herrar y la tienda-cantina (la tienda
donde se vende de todo, a modo de bazar). Algunos por encima de los 1000 m. de
altitud y con malas comunicaciones, no es difícil que las nevadas los aislen durante
varios días en los inviernos. "Polaciones buena tierra, donde nieva de continuo, el que
no mata el lichón, tampoco come tocino" dice la copla popular.
Dadas estas difíciles condiciones de
vida ya casi no quedan
purriegos, así se llama a
los naturales de Polaciones, por eso está hoy
casi despoblado lo cual
trae como consecuencia
la desaparición de una
serie de importantes
valores culturales como
su ganadería, sus tradiciones, su arquitectura,
su folclore, la artesanía
de la madera y el resto de sus costumbres.
Aquí es menor la superficie de prados que las extensiones de los bosques y las
dedicadas a pastos por ello se desarrolló la ganadería extensiva con vacas tudancas
que utiliza los pastos de altura de sus puertos. Los escasos ingresos producidos por
esta ganadería se completaban con los obtenidos de la madera de los bosques y así
sus habitantes han sido tradicionalmente albarqueros, garroteros, cesteros, carreteros y serrones, especializados en la fabricación de albarcas, garrotes, carpanchos, madera de Castilla o garauja (rastrillos, bieldos, horcas, etc. aperos para la recolección del
cereal castellano). Los serrones emigraban temporalmente a la corta de bosques en
Navarra, País Vasco y Asturias y los carreteros para el transporte de mercan-cías desde
la costa a Castilla.
El Rabel
En Polaciones y Campoo para acompañar las coplas se utiliza el rabel, un instrumento músico pastoril de tres cuerdas (dos en estos
valles) que se tocan con un arco. Es parecido al laúd y de
sonidos agudos. Aquí se fabrica de madera, piel de oveja y
cuerdas de pelo de caballo. De procedencia oriental los
árabes lo trajeron a España y parece que llegó aquí gracias
a los pastores trashumantes extremeños que venían en
verano a estos puertos con sus ganados.
Se usaba para cantar en las hilas, las largas reuniones de las largas noches de invierno, cuando el frío clima
obliga a recogerse en tertulias familiares y vecinales a las
que acudían todos: casados y solteros, viudos y viudas, menos niños, por lo avanzado
de la hora y por el carácter de las coplas que se cantaban, de "un talante un tanto subido". Sentados, en bancos adosados a la pared o en tajos, alrededor del hogar. Cada
mujer tenía su rueca, huso y copo de lana o lueta con las que se hilaba, torcía y devanaba la lana en ovillos.
En estas hilas el rabel era tocado por los hombres, normalmente de la misma
familia que cantaban cantares coloraos o picantes cuyos motivos trataban siempre
de las relaciones entre hombre y mujer y estaban cargados de picaresca y connotaciones sexuales.
En mi pueblo hay una moza
que se tiene por doncella
y tiene roto el mandil
de mirar a las estrellas.
A mi novia le picó
una pulga en la rodilla,
cuando la picaré yo
cuarta y media más arriba.
Los protagonistas de los cantares eran y son jóvenes y viejos: los primeros como representantes de la vida y los segundos de la decrepitud. Es un folklore que aun
se mantiene vivo.
En el pueblo purriego de Pejanda se celebran anualmente para honrar a la Virgen de la Luz certámenes en los que participan rabelistas viejos, jóvenes y niños.
En San Mamés. a más de mil metros, con una parroquia del siglo XVII y un interesante conjunto de construcciones empezamos a caminar, hacia Belmonte.
En el pueblo de Tresabuela, hallamos junto a la iglesia una casa notable (el que
quiera saber lo que cuesta, que haga otra como ésta). En ella nació en el siglo XVIII el
P. Francisco de Rábago y Noriega, jesuita, autor de una veintena de libros de Teología
y Filosofía, Profesor en las Universidades de Valladolid, Salamanca, La Sorbona y Sacro
Colegio Romano, Consultor del Papa, Confesor del Rey Fernando VI , apoyó la apertura
del Camino de Reinosa (1753) clave para el desarrollo de nuestra Región, gestionó
para Santander el título de Ciudad (1754) y el Obispado para la provincia.
En el valle purriego hay un desarrollo notable de bosques autóctonos robledales que van siendo sustituidos por hayedos y abedulares a medida que va creciendo la
altitud. En ellos se encuentran también otras especies como serbales, espinos albares,
acebos y brezos arbóreos.
Estos bosques sirven de refugio a una variada fauna de urogallos (escasos), ciervos, corzos, azores, jabalíes, lobos, etc. Los lobos que habitan las laderas de Peñasagra
suelen ser noticia por sus ataques a los ganados de esta y otras zonas
"No compres la mula en Potes,
ni la mujer en Tudanca,
ni el amigo en Polaciones,
porque todos te fracasan.
De Polaciones no te fíes,
aunque te den la palabra,
porque engañaron al lobo
en el Corral de Lombraña"
El Lobo
Por Lombraña, capital del municipio, que está en el centro del valle, en las faldas de Peñalabra, destaca su iglesia románica, pasamos camino de La Laguna, donde
acabaremos el recorrido. En este valle situaba Fausto, nacido en 1899, en Rozadío
(Rionansa) la siguiente historia que contó a Jesús García Preciados que la publicó en el
Diario Montañés.
"El Corral de los lobos"
Entonces se metían hasta por las ventanas de la cocina. Nos comían las ovejas
en la misma cuadra. Se asomaban los lobos por una ventana que había, y nos comían
allí, ¿qué le parece? Y a mí estropearon un rebaño de cabras del demonio! Sí señor.
Así que los de Polaciones hicieron eso, engañaron al lobo con un corral; una poza muy honda! Con leña del monte hicieron una cañada con dos paredes muy altas. Y
allá, al final, pusieron una oveja en el "chorco" aquél, en la poza. La oveja empezaba a
berrar, y el lobo...enseguida quería echarla el guante !. Entraba el lobu por la cañada
alante, y - como aquello era tan alto - no podía tirarse a los laos, no podía salirse. Porque además iba arreau de atrás; iban ellos atrás arreándole. Y claru!, iba a tropezarse
con la oveja, y allí quedaba él también en la poza.
Es clara la relación que estas tradiciones orales tienen con el entorno y que
también describía José A. Valverde en El Libro de la Naturaleza.
Pude haber ido a pie y encontrármelos lo mismo, y estoy seguro de que el miedo
se me hubiera agarrado a la garganta y me habría erizado el pelo del cogote, como
dicen los paisanos que les pasa a ellos cuando se lo encuentran. “Te das cuenta de que
te sigue el lobo porque de repente te quedas mudo y se te eriza el pelo", dicen confundiendo luego la causa con el efecto. Y eso te lo dicen en todos los pueblos pastores que
rodean la Meseta castellana, esos pueblos que anidan entre montes de brezo y roble y
han vivido siempre con el lobo a la puerta en invierno. Cuando vienen las nieves y las
hambres, los lobos no encuentran ya comida en el monte, porque en el día corto los
rebaños no van lejos, y en la nieve andan poco y se ve bien al lobo. Entonces los hombres y los perros le corren como le han corrido desde hace mil o dos mil años - ¡ el lobo,
el lobo ! - , cuando el lobo espera la noche para acercarse, siguiendo el rastro cálido del
rebaño, y busca en el pueblo lo que se encuentra
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Por sentir un estremecimiento en la espalda, corren como locos nuestros chicos
en sus rápidas motos y tiemblan muchísimas madres. Esas motos son artefactos inútiles que consumen gasolina y vidas, y rinden estruendo y contaminación. Pero son el
patrimonio de una juventud que las ama y no tenemos derecho a quitárselas porque
sean nocivas.
El hermano lobo está ahí también, donde ha estado siempre. Hace un daño menor, que se paga en ovejas y en cabras, y que un Estado puede permitirse compensar,
incluso quizá ganando dinero con ello, si se cobra caro el lujo de las licencias especiales
de caza necesarias para eliminar cualquier exceso de población lobuna que puede producirse.
El lobo está ahí, enriqueciendo el monte con su salvajismo, su encanto y su leyenda. El hecho de que nos sirva para mantener sanos a los corzos o a los ciervos, como
que nos haga algún daño, no importa nada. Importa que esté y esparza pavor y leyenda, y que haga correr un ramalazo de vida con un escalofrío en la espalda cada vez que
nuestros chicos, en su acampada le oigan aullar pidiendo ayuda.
En Puente Pumar, encontramos la casa de los Coroneles y el Ecomuseo SajaNansa. Desde aquí se sube a Uznayo y desde allí se asciende entre prados y bosques
con panorámicas cada vez más amplias del Valle de Polaciones, de Peñalabra y Peñasagra por una pista, sin pérdida, hasta el Collado de Sejos donde se encuentran los
menhires del Collado del Hitón, restos de la cultura megalítica y prueba de la antigüedad de la ocupación ganadera de estos pastos.
¡Brañas de la Cardosa, puertos de Palombera, encrucijadas y laberintos de Sejos,
cumbre de la Lobezna, canal de la Fuentona, seles apacibles de los puertos, montes
nemorosos, riberas sombrías [...]!
Manuel Llano
SIERRAS ALBAS♣ 15 de mayo de 2010 8ª salida Cumbreando por Sierras Albas Reciben el nombre de Sierras Albas el grupo de cumbres entre el Bistruey (2002 m) al oeste y Peña Labra (2029 m) al este que delimitan la Pernía por el Norte y marcan la divisoria entre Palencia y Cantabria. El nombre de Sierras Albas se debe al color blanco de la abundante nieve que tapiza estas cumbres durante el invierno. Las magníficas vistas desde estas cumbres de suaves pendientes, se conjugan con la belleza de las praderías de montaña y los hayedos donde se mueven los osos pardos de la Cordillera Can‐
tábrica. Iniciaremos la ruta en el pueblo de Casavegas por una ancha pista que durante siglos fue la única comunicación carreteril con el pueblo cántabro de Caloca. El camino asciende con una mo‐
derada pendiente durante 1,5 km aproximadamente, para posteriormente realizar una suave bajada atravesando un pequeño hayedo A los 2,8 km encontraremos la bifurcación del camino hacia Caloca, nosotros tomare‐
mos el camino de nuestra izquierda que nos conducirá al Collado Velasco que desde sus proximidades nos ofrecerá una singular vista de Caloca ♣
Notas por gentileza de Nacho
Después de una pequeña remontada el camino se vuelve casi plano ascendiendo a través de los puertos de Pineda hasta el Collado de Brañaseca (1744 m), que es la máxima cota de nuestro recorrido, desde donde se divisa la falda del Bistruey. Desde este punto se comienza a descender hacia el valle del arroyo de Aruz (o Arauz) que fue la antigua ruta del Carrión, de Cervera de Pisuerga a Liébana. A 3 km de Brañaseca accederemos al “chozo” del pueblo de San Salvador de Cantamu‐
da en los puertos de Cortes, al pie del pico Lezna, donde repondremos fuerzas. Desde aquí un descenso prolongado, por buena pista y sin dificultades nos llevará has‐
ta el pueblo de Lores atravesando praderías de montaña y el collado de la Cruz de Ta‐
ñuga. ACTO LITERARIO
POR EL POETA CARLOS JEREZ
Carabeos 5-junio-2010
A fuerza de criar pollos
se ha quedado el pobre cura
como el gallo de Morón.
Vaya un obispo de altura
que nos haría el colega
fomentando tanta gula,
tanto dispendio sin tasa.
A la calle iba sin duda
sí anillo obispal tuviera
menos mal que no le apura
púrpura ni solideo.
Saludado el propietario
del material de cazuela
pasamos al respetable
que se pira de la escuela
¿Nos piraremos algunos
después del compás de espera
que nos clava este gobierno
entre una y otra ceja?
Moncha asegura que no
vaya mérito tuviera
después de arrancar a Nacho
de la química diversa
y llevar “pa” casita
con faltriquera rellena.
sin bullicio ni tonteras
¿Qué contará José Luis?
Lo sabremos cuando sea
que en tocante a la palabra
no se prodiga el colega.
Cuando oiga el despertador
y se de la media vuelta
se escuchará el carcajeo
hasta en las peñas de Liébana.
¿Y el clásico Tomasiño?
Ya no le coge de nuevas,
lleva un año paseando
entre bromas y entre veras,
que si espero a la chiquilla
aunque pase de sesenta,
que me agobian las alumnas
porque más de siete fuera...
Ya por fin se decidió,
al gallego se asemeja
en terminar de parir
no sabe si macho o hembra.
Ángel, el rojo más rojo
según el cura dijera,
se escapó de Santa Clara
pensando en hacer carrera
fuera de la Secundaria
y aquí regresa veloz
que la uni no es tan buena.
Quedan para el fin las damas,
las dos chicas de bandera
Amalia se dio una vuelta
por la pérfida Inglaterra
y volvió con un galés,
quién imitarla pudiera,
llegar y besar el santo:
¿el manejo de la lengua?
Inglesa digo, que la otra
es cosa de él y ella.
Y por fin Mª José,
que Bolado es por más señas
tiemblen todas bibliotecas
lloren y penen gavetas.
Se les fue la sexadora
de libros y letra impresa
ya no estarán ordenados
nunca más como estuvieran
no volverá a graduarse
bibliotecaria como ella.
Alégrense los jilgueros,
baile la naturaleza
que no habrá desaguisado
sin denunciar en la tierra.
Escóndase basureros,
ruinas y las escombreras
que tanto abundan hogaño
por adentro y por afuera
si le damos tiempo al tiempo
y a Joaco mucha paciencia
no quedará nada sucio
en el jodido planeta.
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