ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO EN EL TRIBUNAL DE CIRCUITO DE APELACIONES PANEL SUSTITUTO DEL CIRCUITO REGIONAL IV EL PUEBLO DE PUERTO RICO Certiorari procedente del Tribunal de Primera Instancia, Sala Superior de Aguadilla Recurrido Vs. NELSON RUIZ COLON JOSE A. CARO PEREZ NELSON ORTIZ ALVAREZ Peticionarios KLCE200001438 Criminal Núm.: AVI19994G-0002 y Otros Asesinato en Primer Grado y Otros Panel sustitutivo integrado por su presidente, el juez Gierbolini, y los jueces Aponte Hernández y Rodríguez Muñiz. Rodríguez Muñiz, Juez Ponente RESOLUCION En San Juan, Puerto Rico, a 15 de agosto de 2001. Nelson Ruiz Colón y Nelson Ortiz Alvarez fueron convictos por los delitos de asesinato en primer grado, violación, secuestro agravado, robo e infracción al artículo 6 de la Ley de Armas. José A. Caro Pérez fue convicto por los delitos mencionados y por infracción al artículo 8 de la Ley de Armas.1 Todos fueron sentenciados el 17 de febrero de 1993 y apelaron mediante recurso presentado el 9 de marzo de 1993. El mismo está en proceso de ser perfeccionado. 1 En adelante “peticionarios”. nos referiremos a ellos como los KLCE200001438 2 Luego de seis (6) meses de dictadas las sentencias y estando pendiente dicho recurso de Apelación, los peticionarios presentaron ante el Tribunal de Primera Instancia, Sala Superior de Aguadilla, (en adelante, TPI), una moción de nuevo juicio.2 Fundamentaron la misma en una declaración que un testigo del Ministerio Público, Luis Monserrate Martínez, prestó y en la que se retractó de lo declarado en juicio contra los peticionarios. Luego de celebrar una vista para considerar los asuntos planteados, el foro de instancia concedió el remedio solicitado. En desacuerdo con la decisión del TPI, el Procurador General acudió ante nos mediante recurso de certiorari, solicitando la revocación de la resolución concediendo un nuevo juicio. El 9 de noviembre de 1999, emitimos sentencia revocatoria del dictamen del TPI en la que declaramos no ha lugar la solicitud de nuevo juicio presentada por los peticionarios. Inconformes con nuestra decisión, los peticionarios recurrieron al Tribunal Supremo mediante recurso de certiorari, El mismo fue denegado el 11 de julio de 2001.3 Estando aún pendiente ante nosotros los escritos de apelaciones presentados por los peticionarios, el 2 de mayo de 2000, éstos presentaron ante el TPI una segunda moción de nuevo juicio al amparo de la Regla 192 de Procedimiento Criminal, supra.4 Alegaron que el investigador privado Antonio Santana (en adelante, Santana), entrevistó a una testigo que le informó que su hermano y su actual esposa fueron los que causaron la 2 Reglas 188 y 192 de Procedimiento Criminal 34 L.P.R.A. Ap. II, R. 188 y 192. 3 El mandato no ha sido recibido en el Tribunal de Circuito de Apelaciones. 4 El 28 de agosto de 2000, emitimos una Resolución en este mismo caso en la que resolvimos que no existía impedimento alguno para que los peticionarios pudieran presentar múltiples mociones de nuevo juicio. KLCE200001438 3 muerte a Glorimar Pérez Santiago (en adelante, Glorimar). Según esa testigo, con posterioridad al asesinato de Glorimar, ella llevó a su hermano a la armería Hunter en Isabela y éste venció a dicha armería el revólver que ella entiende es el arma homicida. Que la investigación reveló que tal venta ocurrió y que la descripción del revolver es Smith & Wesson, Modelo 36, Calibre 38, Serie 4J4244. Continuaron alegando que el investigador Santana conoce la localización actual de dicha arma y asegura que el actual poseedor legal de la misma está en disposición de suministrarla a una autoridad competente, para que sea objeto de un examen de comparación con el proyectil que actualmente se encuentra como evidencia en el Tribunal de Circuito de Apelaciones. Que el arma de fuego es de particular importancia, pues el Estado nunca recuperó el arma que se utilizó para ultimar a Glorimar y, por lo tanto, no pudo ser sometida a pruebas periciales ni ser presentada durante el juicio. Que gracias a un proyectil que se encontró en el cadáver de Glorimar mientras le practicaban la autopsia, el experto en armas de fuego de la Policía, Ernesto Barrios, declaró en el juicio que el arma utilizada en el asesinato fue un revólver Smith & Wesson, Calibre 38. Continuaron alegando que Santana tiene en su poder documentos oficiales que establecen cómo el arma, estando ilegalmente en Puerto Rico, se inscribió en el Registro de Armas de la Policía después de la muerte de Glorimar, siendo vendida luego a una persona no relacionada con los hechos. Continuaron los peticionarios alegando en su segunda moción de nuevo juicio que Santana recibió información ofrecida por varios testigos a los efectos de que la mujer que participó en los hechos del caso y que era entonces novia del pizzero sospechoso de Aguadilla, apareció con rasguños y golpes en la cara al otro día de la muerte de Glorimar. Que esta información recibida es importante, pues la patóloga, Dra. Yocasta Brugal, declaró que cortó las uñas del cadáver porque KLCE200001438 4 pensó que en este caso pudo haber lucha y podía haber piel u otro tipo de tejido en las uñas. Que los peticionarios han estado siempre disponibles para someterse a las muestras que les sean requeridas (pelo, sangre, semen, etc.) para compararlas con las muestras que se hayan levantado en este caso. Alegaron también los peticionarios, que en el curso de su investigación, Santana entrevistó a Ana Chávez Sánchez (en adelante, Chávez Sánchez). Que esta declaró que en horas de la tarde, como de 3:30 a 4:00 p.m. del sábado inmediatamente anterior al lunes en que se informó en las noticias que se había encontrado el cadáver de Glorimar, ella la vio en la cancha de tenis de la Base Ramey. Que luego la vio nuevamente entrando en la pizzería administrada por el pizzero sospechoso en el centro comercial que está ubicado frente al Colegio Regional de U.P.R. en Aguadilla. Que ambas estudiaban allí. Señaló Chávez Sánchez que no fue hasta esta entrevista que supo la importancia de esos hechos, pues desconocía que la prueba en el juicio fue que Glorimar fue secuestrada en Aguada y que nunca llegó a la cancha de tenis. Chávez Sánchez prestó una declaración jurada que fue sometida en evidencia junto a una Transcripción de Declaración Jurada Realizada en Video. Ambas exponen lo antes señalado en relación a su declaración. Santana también prestó una declaración jurada en la que hizo constar que lo que se informa en la Moción Sobre Nuevo Juicio, sobre sus gestiones y la información que obtuvo, le consta de personal conocimiento y es la verdad. Esta declaración también fue sometida en evidencia por los peticionarios.5 5 En la Moción Sobre Nuevo Juicio presentada ante el TPI los peticionarios hacen un resumen de lo sucedido en la vista sobre nuevo juicio cuya resolución fue objeto de revisión ante el Tribunal Supremo de Puerto Rico. Por ello nos abstendremos de considerar los mismos para resolver el recurso de certiorari ante nuestra consideración. KLCE200001438 5 Por último, alegaron los peticionarios que esta nueva evidencia no era conocida por ellos ni era susceptible de ser descubierta con razonable diligencia. En resolución emitida el 18 de octubre de 2000, sin la celebración de vista previa, el TPI declaró no ha lugar la solicitud de nuevo juicio. Fundamentó su decisión en que los peticionarios pretenden traer prueba impugnatoria de la desfilada durante el juicio, con la testigo Chávez Sánchez. La otra prueba que mencionan en la moción de nuevo juicio, son confidencias que no están sustentadas por declaraciones juradas. Continuó el TPI fundamentando su dictamen en que es preocupante que una persona espere doce (12) años para entonces alegar que tiene conocimiento de algo que a todas luces es increíble. Que el testimonio de Chávez Sánchez no hubiera cambiado el veredicto de culpabilidad y que la nueva prueba no justifica un nuevo juicio, pues no vierte nueva luz sobre los hechos y se limita a impugnar la declaración de los testigos de cargo. El 2 de noviembre de 2000, los peticionarios presentaron en el TPI una Moción de Reconsideración. La misma fue acompañada de una declaración jurada suscrita por Santana. De la misma surge que Nilsa Baucage (en adelante, Nilsa), le dijo a éste que el viernes antes de la muerte de Glorimar, su hermano Rafael José Baucage Colón (en adelante, Rafy), le prestó su vehículo a su novia Johan para que estuviera el fin de semana con sus padres en Juana Díaz. Que el sábado por la tarde su hermano Rafy estuvo hablando con Glorimar. Que Rafy le cogió prestado el vehículo a Nilsa. Glorimar y Rafy se fueron juntos de la pizzería. Al otro día, domingo, Nilsa escuchó que habían encontrado el cadáver de Glorimar en la playa de Isabela. Poco tiempo después, llegó Rafy a entregarle el carro que le había cogido prestado. A Nilsa le estuvo raro que Johan estuviera con él, ya que iba a estar todo el fin de semana con sus padres en Juana Díaz. De acuerdo a KLCE200001438 6 Nilsa, Johan tenía raspaduras en la cara y aparentaban ser recientes. Alega Nilsa que ella le dijo: “tú mataste a esa muchacha Glorimar que encontraron en la playa porqué tú te la llevaste”. El le contestó que se quedara callada y no dijera nada porque le iba a perjudicar. Nilsa chequeó su carro y notó que el mismo tenía sangre. Según ella, trataron de limpiar la sangre, pero siempre quedó. Nilsa fue donde su señora madre y le dijo que creía que Rafy había matado a Glorimar. Esta le insistió en que no dijera nada y que ella le iba a regalar una estadía en Orlando, Florida, para ella y su hija. Según la declaración jurada antes mencionada, continuó Nilsa alegadamente declarando que antes de irse para Florida, llevó a Rafy a Isabela a vender el arma de fuego que había utilizado en la muerte de Glorimar. Que éste vendió el arma, pues ingresó al “Navy” y necesitaba dinero para irse. Que antes de irse, también vendió su automóvil. Que la made de ambos la envió a ella a Orlando, donde estuvo por varios años. Entre otras cosas, Santana continuó declarando que fue a la armería Hunter de Isabela, donde se entrevistó con Gilberto Ruiz Rodríguez, el propietario. Este buscó los archivos y encontró el contrato de compraventa, donde él le compró a Rafy un revólver Smith & Wesson, Calibre 38, Modelo 36. En el encasillado del contrato donde se debe escribir el número de licencia de tener y poseer un arma, escribieron el número de serie de la misma. Notó también que el arma se le vendió a un tercero cuyo número de licencia de tener y poseer se le asignó a Rafy, ya que éste no tenía la licencia de tener y poseer. De acuerdo a Santana, el arma en cuestión no estaba inscrita en Puerto Rico, lo que indica que Rafy vendió, y la armería compró, un arma ilegal.6 6 Junto con la declaración jurada acompaña: un contrato de compraventa entre Rafy y la armería Hunter; documento donde la armería le comunica a la Policía haber recibido de Rafy el arma y donde identifica la licencia de posesión de éste como la KLCE200001438 7 Continuó Santana declarando que entrevistó a Julio Enrique Ruiz, quien le indicó, entre otras cosas, que el domingo, a finales de junio de 1988, vio a Johan con la cara raspada y le preguntó qué le había pasado. Que Rafy le contestó que Annie Chávez7 le había dado una pela. Este mismo testigo confirmó que vio un arma de fuego que Rafy portaba en una vaqueta amarrada a la pierna. Las heridas de Johan también fueron confirmadas por Francisco Javier Vélez, quien era empleado de la pizzería donde trabajaba Rafy, y por el Sr. Carlos Rubén Quiles, quien era empleado de la telefónica y quien fue reclutado como guardaespaldas de Rafy, ya que éste estaba amenazado de muerte por una deuda de dinero. Este testigo también describió el arma de fuego que portaba Rafy. Continuó Santana declarando, que por medio de esta información llegó donde Annie Chávez, quien posteriormente prestó la declaración jurada que ya anteriormente hemos mencionado. Finalmente declaró Santana, que entrevistó a Rafy en la Oficina de Reclutamiento del “Navy” en Mayagüez y en la residencia de su señora madre en Aguadilla. En esa entrevista estuvo presente Joel Montalvo, a quien Santana llevó para que le sirviera de testigo. De esa entrevista no surgió ningún dato adicional excepto que Rafy preguntó cómo se podía parar la investigación e insistió en parar la misma. número 81386; certificación de 20 de octubre de 1989, a los efectos de que Edwin Colón Santiago separó en la armería Hunter un revólver Smith & Wesson, Calibre 38; el contrato donde la armería Hunter le vende el arma a Edwin Colón Santiago el 20 de octubre de 1989; volante de arma de fuego donde se le concede a Edwin Colón Santiago licencia de tener y poseer el arma ya mencionada y tres autorizaciones para traslado del arma de Edwin Colón Santigo. Todos los documentos aparentan coincidir con el contenido de la declaración jurada de Santana. 7 Ana Chávez Sánchez fue la testigo que afirmó en su declaración jurada haber visto a Glorimar en las cachas de tenis y que se sometió su declaración en apoyo a la solicitud de nuevo juicio. KLCE200001438 Alegaron 8 los peticionarios en su moción de reconsideración, que los hechos antes narrados van dirigidos a probar que los peticionarios no fueron las personas que cometieron los delitos por los cuales fueron convictos. Que por ser prueba 1) muy importante no incluida en el récord del primer juicio 2) por no ser inherentemente increíble, 3) por no haberse podido aquilatar la credibilidad de estos testigos previamente, 4) por no haberse presentado declaraciones contrarias a estos nuevos testimonios, 5) por no ser la moción ni frívola ni totalmente carente de créditos, el tribunal debía celebrar una vista previo a determinar si consideraría o no la moción de nuevo juicio. El 10 de noviembre de 2000, el TPI declaró no ha lugar la moción de reconsideración. Inconformes con dicha resolución, comparecen ante nos los peticionarios mediante recurso de certiorari. Señalan la comisión de los siguientes errores pro parte del TPI: Primer error: El Tribunal de Primera Instancia abusó de su discreción al no conceder una vista evidenciaria para escuchar y evaluar la nueva prueba ofrecida por los Peticionarios. Segundo error: Erró el Tribunal de Primera Instancia al determinar que los testimonios que surgen de las declaraciones juradas son prueba impertinente, de carácter acumulativo y que se limitan a impugnar la declaración de los testigos de cargo. En la discusión del primer error, los peticionarios alegaron que la declaración jurada de Chávez Sánchez es de gran importancia pues ubica a Glorimar en la cancha de tenis y, por tanto es contraria a la teoría del Ministerio Público durante el juicio en el sentido de que ésta no llegó a la cancha pues fue secuestrada en el camino. Además, ubica a Glorimar en horas de la tarde del día del crimen entrando a la pizzería administrada por Rafy. Por lo tanto, corrobora la KLCE200001438 9 declaración de Nilsa en el sentido de que ella estuvo allí y observo a Glorimar y a Rafy salir juntos de la pizzería. Que en lo que concierne a la declaración jurada de Antonio Santana, el investigador privado, ésta acredita que él obtuvo información corroborable, constatable y potencialmente accesible en la vista evidenciaria mediante citaciones judiciales. Continuaron alegando que la prueba obtenida por el investigador privado establecería que: 1. Glorimar estuvo en horas de la tarde en la pizzería administrada por el presunto implicado y salió de allí con éste. 2. Ella pudo haber salido en su vehiculo de motor o en el del presunto implicado. 3. El vehículo que usaba Rafy posteriormente presentó manchas de sangre. 4. Aunque se supone que estaría fuera el fin de semana, la novia de Rafy llegó con éste a devolverle el vehículo a Nilsa, su hermana. 5. La novia de Rafy presentaba heridas en el rostro compatibles con una agresión hecha por alguien que se está defendiendo. 6. Rafy fue confrontado por Nilsa y por Santana y nunca negó haber cometido los hechos. 7. Rafy tenía un arma ilegal que luego vendió antes de abandonar el país después de cometido el crimen. 8. El arma de Rafy es la misma marca y calibre que el arma homicida. En la discusión del segundo error los peticionarios alegaron que, contrario a lo concluido por el TPI, la nueva prueba ofrecida va a los méritos del caso y no a la KLCE200001438 credibilidad de los testigos. Que el Ministerio Público basó su caso en la versión de que Glorimar fue secuestrada por el co-peticionario Nelson Ortiz Alvarez en el pueblo de Aguada, por lo que nunca llegó a la cancha de tenis en la Base Ramey, pero que tal versión es refutada por la declaración de Chávez Sánchez. Además, según los peticionarios, la declaración de Santana establece la existencia de abundante prueba circunstancial que relaciona al administrador de una pizzería y a su novia con la muerte de Glorimar. Que esa no es prueba de impugnación, sino evidencia contraria a la que ofreció el Ministerio Público. Entienden que esa evidencia establece una situación táctica diferente a la presentada por el Estado. Continuaron fundamentando el segundo error alegado, en el hecho de que los peticionarios tienen información sobre testigos que declararían que la muerte fue provocada por personas distintas a ellos, refiriéndose al ex administrador de la pizzería de Aguadilla y su actual esposa. Que de esta prueba haber estado disponible durante el juicio, el resultado8 hubiese sido distinto. Finalmente alegaron que la nueva prueba: 1. No estuvo disponible durante la celebración del juicio, pues el arma homicida nunca fue recuperad, por lo que no estuvo disponible para realizarle pruebas esenciales durante la investigación del caso. 2. Los testimonios del Chávez Sánchez y de la Nilsa surgieron como resultado de confidencias recibidas después de la vista y de investigaciones que llevaron a la misma luego de esfuerzos extraordinarios. 3. No es acumulativa ni impugnatoria, pues tiene información sobre testigos que indican que la 8 Entiéndase el veredicto rendido por el jurado. 10 KLCE200001438 muerte de Glorimar fue causada por dos personas distintas a los peticionarios. 4. Que la prueba va dirigida a los méritos del caso. 5. Consiste en testimonios potenciales que dejarían clara la inocencia de los peticionarios. Exponemos: En nuestro ordenamiento, el nuevo juicio por presentación de nueva prueba está reglamentado por dos esquemas procesales: de un lado la Regla 188(a) de Procedimiento Criminal permite el nuevo juicio bajo el supuesto de [q]ue se ha descubierto nueva prueba, la cual, de haber sido presentada en el juicio probablemente habría cambiado el veredicto o fallo del tribunal y la que no pudo el acusado con razonable diligencia descubrir y presentar en el juicio. Al solicitar nuevo juicio por este fundamente, el acusado deberá acompañar a su moción la nueva prueba en forma de declaraciones juradas de los testigos que la aducirán. Del otro lado, la Regla 192, que añade un fundamento adicional, reza También podrá el tribunal, a solicitud del acusado, conceder un nuevo juicio cuando después de dictada la sentencia sobreviene el conocimiento de nuevos hechos o de nuevos elementos de prueba de tal naturaleza que evidencian la inocencia del condenado Pueblo vs. Jorge Marcano Parilla, 2000 JTS 181, págs 297-398, op. de 22 de noviembre de 2000. El recurso de error coram nobis consiste en un remedio post-sentencia que busca la concesión de un nuevo juicio al invocar hechos que no desfilaron como evidencia ante el tribunal sentenciador y que, de haberlo hecho, habrían compelido al Tribunal a dictar sentencia en contrario. Exige la novedad de los hechos aludidos, por lo que, de haberlos considerado el tribunal sentenciador, o de haberlos podido 11 KLCE200001438 considerar a no ser por la falta de diligencia del acusado, no procede el recurso. La diligencia del acusado, sin embargo, no está sujeta a límites de tiempo específicos, y se determina a base de la razonabilidad del momento de presentación del recurso. L. Yackle, Postconviction Remedies, págs. 32-33 (1981). Pueblo v. Jorge Marcano Parilla, pág. 398. La Regla 192 procede sólo después de dictada la sentencia, y su única restricción temporal es el que establece la Regla 189, a los efectos de que deberá presentarse antes de que se dicte la sentencia, excepto que […] cuando se fundare en lo dispuesto en la Regla 192 deberá presentarse dentro de los treinta (30) días siguientes a la fecha en que se tuvo conocimiento de los nuevos hechos o de los nuevos elementos de prueba Una moción de nuevo juicio al amparo de la Regla 188, sólo procede cuando esta última: (1) no se pudo descubrir con razonable diligencia antes del juicio, (2) no es meramente acumulativa, (3) no impugna la prueba aducida durante el juicio, (4) es creíble, y (5) probablemente produciría un resultado diferente; que dicha moción va dirigida a la discreción del tribunal sentenciador y que, denegada la referida moción por ese foro, este Tribunal no intervendrá con dicha determinación, a menos que se demuestre un claro e inequívoco abuso de discreción por parte del tribunal de instancia.” Pueblo v. Chévere Heredia, 139 D.P.R. 23 (1995). La procedencia de la Regla 192 sugiere una interpretación más restrictiva, en cuanto a la evidencia que satisface su quantum de prueba, que la correspondiente a la Regla 188. Aunque las cinco restricciones a la admisibilidad de nueva prueba establecidas en Pueblo v. Chévere Heredia, supra, ciertamente aplican a la Regla 192, ellas solas no son determinantes a la concesión de un nuevo juicio, pues la Regla 192 requiere evidencia con mayor fuerza persuasiva que la Regla 188. A la luz de la letra de la Regla 192 y del desarrollo doctrinal de las normas que la originan, entendemos que la prueba requerida para conceder un nuevo juicio después de dictada la sentencia ha de ser tal que deje clara la 12 KLCE200001438 inocencia del convicto al punto que la continuación de su encarcelamiento ofenda el sentido de justicia. Pueblo v. Jorge Marcano Parilla, supra, pág. 401. En Pueblo v. Rodríguez Vallejo, 100 D.P.R. 426 (1972), se solicitó un nuevo juicio sin acompañar las declaraciones juradas de terceras personas en cuyos testimonios se fundamentó la petición. En la vista celebrada para la discusión de la moción de nuevo juicio el apelante no presento prueba alguna, se limitó a repetir sus alegaciones. El tribunal declaró no ha lugar la moción y expresó que era innecesario citar a las terceras personas porque, aún de ser cierto lo que declararan ellas, eso no sería suficiente para mover al tribunal a conceder un nuevo juicio en vista de que un jurado no podía impugnar su veracidad. Lo que sucedió en el caso antes citado fue que las terceras personas, o los supuestos testigos, en cuyos supuestos testimonios orales descansaba la solicitud de nuevo juicio se negaron a declarar. El Tribunal Supremo resolvió, pág. 415, lo siguiente: Nada hay en los autos que indique que los testigos hubiesen declarado lo que el apelante alegó en su solicitud de nuevo juicio y en su moción informativa. El tribunal concluyó que no podía conceder un nuevo juicio basándose únicamente en prueba de referencia -la del propio peticionario- y entendemos que no abuso de su discreción. Como se sabe, las concesiones de nuevo juicio van dirigidas a la sana discreción del tribunal, excepto cuando se presenta evidencia que sustancia alguna de las razones que para conceder nuevo juicio establece la Regla 188 de Procedimiento Criminal. Tal cosa no ocurrió en este caso. Cuando una moción de nuevo juicio está fundamentada en hechos que no constan en el récord, el acusado viene obligado a establecerlos en la vista de la moción mediante evidencia competente recurriendo, si fuese necesario, a la citación de testigos bajo la Regla 235. 13 KLCE200001438 14 En el caso ante nuestra consideración, el TPI declaró no ha lugar la solicitud de nuevo juicio sin la celebración de una vista previa. Fundamentó su decisión en que los peticionarios: 1) pretenden traer prueba impugnatoria; 2) basan su solicitud en confidencias de terceras personas que no están sustentadas por declaraciones juradas; 3) la nueva prueba es increíble; 4) la misma no cambiaría el veredicto de culpabilidad y 5) la nueva prueba no vierte nueva luz sobre los hechos. Según los propios peticionarios, el Ministerio Público basó su caso durante el juicio en la versión de que Glorimar salió de su casa hacia la base Ramey de Aguadilla. No llegó, pues fue atajada y secuestrada por uno de los peticionarios en el pueblo de Aguada. A esos efectos, coincidimos con el TPI en que el testimonio de Chávez Sánchez, por sí sólo, es de carácter impugnatorio. Por tal razón, el mismo no es suficiente para conceder un nuevo juicio. Sin embargo, los testimonios de las terceras personas que no constan en declaraciones juradas, pueden ser presentados en evidencia recurriendo, si es necesario, a la citación de testigos bajo la Regla 235 de Procedimiento Criminal, 34 L.P.R.A. Ap. II, R. 235. La mencionada Regla dispone en su segundo párrafo lo siguiente: El juez de cualquier tribunal podrá expedir u ordenar al secretario que expida citación para la comparecencia de cualquier testigo a juicio, a la toma de su deposición o a cualquier vista. El secretario del tribunal, a petición del acusado, podrá expedir citaciones libres de costas a esos fines Si celebrada la vista, los peticionarios descansan en el testimonio de Santana, consistente en lo que le dijeron a él las terceras personas que no suscribieron declaraciones juradas, no procedería la solicitud de nuevo juicio. La misma estaría KLCE200001438 15 fundamentada en prueba de referencia pues se trataría de una declaración aparte de la que hace el declarante al testificar en la vista y que se ofrece en evidencia para probar la verdad de lo aseverado.9 Si celebrada la vista los peticionarios presentan como testigos a las terceras personas que menciona el investigador privado en la declaración jurada, que acompañó con la moción solicitando nuevo juicio, descansarían en testimonio brindado bajo juramento por quienes alegadamente conocen de propio y personal conocimiento lo aseverado. Por tanto, no sería prueba de referencia. Además, la alegada nueva prueba a presentarse no sería inherentemente increíble. De ser creída la misma por el TPI, le correspondería a dicho foro determinar si la nueva prueba deja clara la inocencia de los peticionarios al punto que su encarcelamiento ofenda el sentido de justicia. De ser así, procederá la concesión de un nuevo juicio. De lo contrario, la solicitud no procederá. Entendemos que el TPI erró al declarar no ha lugar la solicitud de nuevo juicio sin la celebración de una vista previa. La alegada nueva prueba, con la que alegadamente cuentan los peticionarios, es suficiente razón en derecho para celebrar una vista antes de decidir si se concede o no la celebración de un nuevo juicio. Los peticionarios alegan contar con la siguiente nueva prueba: una testigo que declara haber visto a su hermano10 salir junto a Glorimar de una pizzería el sábado. Ese día ella prestó su vehículo a Rafy. Al otro día por la mañana escuchó que encontraron a Glorimar muerta. Poco después llegó su hermano Rafy a devolverle el auto que ésta le había prestado. Ella notó que el carro tenía manchas de sangre, aunque se notaba que habían tratado de limpiarlas. Rafy estaba con su novia, quien mostraba raspaduras en la cara que aparentaban ser recientes. 9 32 L.P.R.A., Ap. IV 60(C) No a un tercero, sino a su hermano. 10 KLCE200001438 16 Le estuvo raro la presencia de la novia de su hermano, pues éste le había prestado su guagua porque ella iba a estar todo el fin de semana con sus padres en Juana Díaz. La testigo le dijo a su hermano Rafy: “tú mataste a esa muchacha Glorimar que encontraron en la playa porque tú te la llevaste”. Rafy le contestó que se quedara callada y no dijera nada porque le iba a perjudicar. La madre de la testigo también le pidió que no dijera nada y luego la envió a Florida para que viviera allá varios años. Antes de irse para Florida, la testigo acompañó a su hermano Rafy a una armería en Isabela donde éste vendió un revólver. El mismo era un arma similar a la que se utilizó para dar muerte a Glorimar, un Smith & Wesson, Calibre 38. Los peticionarios también alegan contar con otro testigo que ya declaró haber visto a Glorimar en la cancha de tenis de Aguadilla y que luego la vio entrar a la piezzería. También alegan contar con un detective privado que ya declaró lo siguiente: que verificó en la armería de Isabela y, efectivamente, Rafy vendió allí su arma. Que la vendió a pesar de que la poseía ilegalmente, pues no tenía licencia para ello. Que tiene en su poder documentos11 que le fueron entregados en la armería y los mismos evidencian que fueron alterados al efectuarse la compraventa del arma de fuego. Eso se hizo pues Rafy, como ya indicamos, la poseía ilegalmente. Continúan alegando los peticionarios que el arma fue vendida posteriormente. Que el comprador tiene el arma en su poder y está en disposición de suministrarla a una autoridad competente para que sea objeto de un examen de comparación 11 Descritos anteriormente en esta Resolución y sometidos al TPI como evidencia. También sometidos ante nos como parte del apéndice. KLCE200001438 17 con el proyectil que se encuentra como evidencia en el expediente de apelación.12 También alegan tener otros cuatro (4) testigos que confirman las heridas de la novia de Rafy. Dos (2) de estos cuatro (4) testigos alegadamente declararon haber visto un arma que portaba Rafy. Uno de ellos también declaró que fue contratado como guardaespaldas de Rafy. Como si esto fuera poco, el detective ya declaró que Rafy, quien alegadamente se llevó a Glorimar de la pizzería, le insistía en que le indicara cómo se podía parar la investigación. Que esto lo manifestó frente al detective y a otra persona que éste llevó para que le sirviera de testigo. Lo anterior es suficiente, a nuestro juicio, para que el TPI celebre una vista evidenciaria.13 Luego de escuchar y observar la prueba que se le presente, y sujeto a su sana discreción, deberá resolver si concede o no la solicitud de nuevo juicio que le fuera sometida. Todo ello conforme a lo resuelto por el Tribunal Supremo en Pueblo v. Jorge Marcano Parrilla, supra.14 Hasta tanto se disponga de un método infalible para averiguar sin lugar a dudas dónde está la verdad, su determinación tendrá que ser una cuestión de conciencia. Ese deber de conciencia no para en el fallo del tribunal sentenciador. Nosotros también tenemos derecho a tenerla tranquila. Pueblo v Feliciano Rodríguez, 2000 JTS 47, página 780 Opinión del 29 de febrero de 2000. 12 Proyectil que alegadamente se encontró en el cuerpo de Glorimar cuando la patóloga le practicó la autopsia. 13 Aunque aún no se ha sometido el arma que alegadamente se vendió a la armería a un examen balístico. ¿Y si resultara que el proyectil recuperado del cuerpo de Glorimar fue disparado por el arma que Rafy alegadamente vendió a la armería en Isabela? ¿Cuáles serían las implicaciones de esa nueva prueba aún no descubierta? 14 En el caso el Juez Asociado señor Rebollo López emitió una Opinión Disidente. KLCE200001438 18 Expedimos el auto de certiorari presentado. Le ordenamos al Tribunal de Primera Instancia, Sala Superior de Aguadilla, celebrar una vista evidenciaria previa a su determinación de si procedo o no la concesión de nuevo juicio solicitado por los peticionarios. El juez Gierbolini disidente sin opinión escrita. Lo acordó y manda el Tribunal y lo certifica la Secretaria General. Gladis E. Ortega Ramírez Subsecretaria General Aida Ileana Oquendo Graulau Secretaria General