Resolución del 15 de agosto de 2001

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ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO
EN EL TRIBUNAL DE CIRCUITO DE APELACIONES
PANEL SUSTITUTO DEL CIRCUITO REGIONAL IV
EL PUEBLO DE PUERTO RICO
Certiorari
procedente del
Tribunal de
Primera
Instancia,
Sala Superior
de Aguadilla
Recurrido
Vs.
NELSON RUIZ COLON
JOSE A. CARO PEREZ
NELSON ORTIZ ALVAREZ
Peticionarios
KLCE200001438 Criminal Núm.:
AVI19994G-0002
y
Otros
Asesinato en
Primer Grado y
Otros
Panel sustitutivo integrado por su presidente, el juez Gierbolini,
y los jueces Aponte Hernández y Rodríguez Muñiz.
Rodríguez Muñiz, Juez Ponente
RESOLUCION
En San Juan, Puerto Rico, a 15 de agosto de 2001.
Nelson Ruiz Colón y Nelson Ortiz Alvarez fueron
convictos por los delitos de asesinato en primer grado,
violación, secuestro agravado, robo e infracción al artículo 6 de
la Ley de Armas. José A. Caro Pérez fue convicto por los
delitos mencionados y por infracción al artículo 8 de la Ley de
Armas.1
Todos fueron sentenciados el 17 de febrero de 1993 y
apelaron mediante recurso presentado el 9 de marzo de 1993.
El mismo está en proceso de ser perfeccionado.
1
En adelante
“peticionarios”.
nos
referiremos
a
ellos
como
los
KLCE200001438
2
Luego de seis (6) meses de dictadas las sentencias y
estando pendiente dicho recurso de Apelación, los peticionarios
presentaron ante el Tribunal de Primera Instancia, Sala
Superior de Aguadilla, (en adelante, TPI), una moción de
nuevo juicio.2 Fundamentaron la misma en una declaración que
un testigo del Ministerio Público, Luis Monserrate Martínez,
prestó y en la que se retractó de lo declarado en juicio contra
los peticionarios. Luego de celebrar una vista para considerar
los asuntos planteados, el foro de instancia concedió el remedio
solicitado.
En desacuerdo con la decisión del TPI, el Procurador
General acudió ante nos mediante recurso de certiorari,
solicitando la revocación de la resolución concediendo un
nuevo juicio. El 9 de noviembre de 1999, emitimos sentencia
revocatoria del dictamen del TPI en la que declaramos no ha
lugar la solicitud de nuevo juicio presentada por los
peticionarios.
Inconformes con nuestra decisión, los peticionarios
recurrieron al Tribunal Supremo mediante recurso de certiorari,
El mismo fue denegado el 11 de julio de 2001.3
Estando aún pendiente ante nosotros los escritos de
apelaciones presentados por los peticionarios, el 2 de mayo de
2000, éstos presentaron ante el TPI una segunda moción de
nuevo juicio al amparo de la Regla 192 de Procedimiento
Criminal, supra.4
Alegaron que el investigador privado Antonio Santana
(en adelante, Santana), entrevistó a una testigo que le informó
que su hermano y su actual esposa fueron los que causaron la
2
Reglas 188 y 192 de Procedimiento Criminal 34 L.P.R.A. Ap.
II, R. 188 y 192.
3
El mandato no ha sido recibido en el Tribunal de Circuito de
Apelaciones.
4
El 28 de agosto de 2000, emitimos una Resolución en este
mismo caso en la que resolvimos que no existía impedimento
alguno para que los peticionarios pudieran presentar múltiples
mociones de nuevo juicio.
KLCE200001438
3
muerte a Glorimar Pérez Santiago (en adelante, Glorimar).
Según esa testigo, con posterioridad al asesinato de Glorimar,
ella llevó a su hermano a la armería Hunter en Isabela y éste
venció a dicha armería el revólver que ella entiende es el arma
homicida. Que la investigación reveló que tal venta ocurrió y
que la descripción del revolver es Smith & Wesson, Modelo
36, Calibre 38, Serie 4J4244. Continuaron alegando que el
investigador Santana conoce la localización actual de dicha
arma y asegura que el actual poseedor legal de la misma está en
disposición de suministrarla a una autoridad competente, para
que sea objeto de un examen de comparación con el proyectil
que actualmente se encuentra como evidencia en el Tribunal de
Circuito de Apelaciones. Que el arma de fuego es de particular
importancia, pues el Estado nunca recuperó el arma que se
utilizó para ultimar a Glorimar y, por lo tanto, no pudo ser
sometida a pruebas periciales ni ser presentada durante el
juicio. Que gracias a un proyectil que se encontró en el cadáver
de Glorimar mientras le practicaban la autopsia, el experto en
armas de fuego de la Policía, Ernesto Barrios, declaró en el
juicio que el arma utilizada en el asesinato fue un revólver
Smith & Wesson, Calibre 38. Continuaron alegando que
Santana tiene en su poder documentos oficiales que establecen
cómo el arma, estando ilegalmente en Puerto Rico, se inscribió
en el Registro de Armas de la Policía después de la muerte de
Glorimar, siendo vendida luego a una persona no relacionada
con los hechos.
Continuaron los peticionarios alegando en su segunda
moción de nuevo juicio que Santana recibió información
ofrecida por varios testigos a los efectos de que la mujer que
participó en los hechos del caso y que era entonces novia del
pizzero sospechoso de Aguadilla, apareció con rasguños y
golpes en la cara al otro día de la muerte de Glorimar. Que esta
información recibida es importante, pues la patóloga, Dra.
Yocasta Brugal, declaró que cortó las uñas del cadáver porque
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4
pensó que en este caso pudo haber lucha y podía haber piel u
otro tipo de tejido en las uñas. Que los peticionarios han estado
siempre disponibles para someterse a las muestras que les sean
requeridas (pelo, sangre, semen, etc.) para compararlas con las
muestras que se hayan levantado en este caso.
Alegaron también los peticionarios, que en el curso de
su investigación, Santana entrevistó a Ana Chávez Sánchez (en
adelante, Chávez Sánchez). Que esta declaró que en horas de la
tarde, como de 3:30 a 4:00 p.m. del sábado inmediatamente
anterior al lunes en que se informó en las noticias que se había
encontrado el cadáver de Glorimar, ella la vio en la cancha de
tenis de la Base Ramey. Que luego la vio nuevamente entrando
en la pizzería administrada por el pizzero sospechoso en el
centro comercial que está ubicado frente al Colegio Regional
de U.P.R. en Aguadilla. Que ambas estudiaban allí. Señaló
Chávez Sánchez que no fue hasta esta entrevista que supo la
importancia de esos hechos, pues desconocía que la prueba en
el juicio fue que Glorimar fue secuestrada en Aguada y que
nunca llegó a la cancha de tenis.
Chávez Sánchez prestó una declaración jurada que fue
sometida en evidencia junto a una Transcripción de
Declaración Jurada Realizada en Video. Ambas exponen lo
antes señalado en relación a su declaración.
Santana también prestó una declaración jurada en la que
hizo constar que lo que se informa en la Moción Sobre Nuevo
Juicio, sobre sus gestiones y la información que obtuvo, le
consta de personal conocimiento y es la verdad. Esta
declaración también fue sometida en evidencia por los
peticionarios.5
5
En la Moción Sobre Nuevo Juicio presentada ante el TPI los
peticionarios hacen un resumen de lo sucedido en la vista sobre
nuevo juicio cuya resolución fue objeto de revisión ante el
Tribunal Supremo de Puerto Rico. Por ello nos abstendremos
de considerar los mismos para resolver el recurso de certiorari
ante nuestra consideración.
KLCE200001438
5
Por último, alegaron los peticionarios que esta nueva
evidencia no era conocida por ellos ni era susceptible de ser
descubierta con razonable diligencia.
En resolución emitida el 18 de octubre de 2000, sin la
celebración de vista previa, el TPI declaró no ha lugar la
solicitud de nuevo juicio.
Fundamentó su decisión en que los peticionarios
pretenden traer prueba impugnatoria de la desfilada durante el
juicio, con la testigo Chávez Sánchez. La otra prueba que
mencionan en la moción de nuevo juicio, son confidencias que
no están sustentadas por declaraciones juradas. Continuó el TPI
fundamentando su dictamen en que es preocupante que una
persona espere doce (12) años para entonces alegar que tiene
conocimiento de algo que a todas luces es increíble. Que el
testimonio de Chávez Sánchez no hubiera cambiado el
veredicto de culpabilidad y que la nueva prueba no justifica un
nuevo juicio, pues no vierte nueva luz sobre los hechos y se
limita a impugnar la declaración de los testigos de cargo.
El 2 de noviembre de 2000, los peticionarios
presentaron en el TPI una Moción de Reconsideración. La
misma fue acompañada de una declaración jurada suscrita por
Santana. De la misma surge que Nilsa Baucage (en adelante,
Nilsa), le dijo a éste que el viernes antes de la muerte de
Glorimar, su hermano Rafael José Baucage Colón (en adelante,
Rafy), le prestó su vehículo a su novia Johan para que estuviera
el fin de semana con sus padres en Juana Díaz. Que el sábado
por la tarde su hermano Rafy estuvo hablando con Glorimar.
Que Rafy le cogió prestado el vehículo a Nilsa. Glorimar y
Rafy se fueron juntos de la pizzería. Al otro día, domingo,
Nilsa escuchó que habían encontrado el cadáver de Glorimar
en la playa de Isabela. Poco tiempo después, llegó Rafy a
entregarle el carro que le había cogido prestado. A Nilsa le
estuvo raro que Johan estuviera con él, ya que iba a estar todo
el fin de semana con sus padres en Juana Díaz. De acuerdo a
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6
Nilsa, Johan tenía raspaduras en la cara y aparentaban ser
recientes. Alega Nilsa que ella le dijo: “tú mataste a esa
muchacha Glorimar que encontraron en la playa porqué tú te la
llevaste”. El le contestó que se quedara callada y no dijera nada
porque le iba a perjudicar. Nilsa chequeó su carro y notó que el
mismo tenía sangre. Según ella, trataron de limpiar la sangre,
pero siempre quedó. Nilsa fue donde su señora madre y le dijo
que creía que Rafy había matado a Glorimar. Esta le insistió en
que no dijera nada y que ella le iba a regalar una estadía en
Orlando, Florida, para ella y su hija. Según la declaración
jurada antes mencionada, continuó Nilsa alegadamente
declarando que antes de irse para Florida, llevó a Rafy a
Isabela a vender el arma de fuego que había utilizado en la
muerte de Glorimar. Que éste vendió el arma, pues ingresó al
“Navy” y necesitaba dinero para irse. Que antes de irse,
también vendió su automóvil. Que la made de ambos la envió a
ella a Orlando, donde estuvo por varios años.
Entre otras cosas, Santana continuó declarando que fue
a la armería Hunter de Isabela, donde se entrevistó con
Gilberto Ruiz Rodríguez, el propietario. Este buscó los
archivos y encontró el contrato de compraventa, donde él le
compró a Rafy un revólver Smith & Wesson, Calibre 38,
Modelo 36. En el encasillado del contrato donde se debe
escribir el número de licencia de tener y poseer un arma,
escribieron el número de serie de la misma. Notó también que
el arma se le vendió a un tercero cuyo número de licencia de
tener y poseer se le asignó a Rafy, ya que éste no tenía la
licencia de tener y poseer. De acuerdo a Santana, el arma en
cuestión no estaba inscrita en Puerto Rico, lo que indica que
Rafy vendió, y la armería compró, un arma ilegal.6
6
Junto con la declaración jurada acompaña: un contrato de
compraventa entre Rafy y la armería Hunter; documento donde
la armería le comunica a la Policía haber recibido de Rafy el
arma y donde identifica la licencia de posesión de éste como la
KLCE200001438
7
Continuó Santana declarando que entrevistó a Julio
Enrique Ruiz, quien le indicó, entre otras cosas, que el
domingo, a finales de junio de 1988, vio a Johan con la cara
raspada y le preguntó qué le había pasado. Que Rafy le
contestó que Annie Chávez7 le había dado una pela. Este
mismo testigo confirmó que vio un arma de fuego que Rafy
portaba en una vaqueta amarrada a la pierna. Las heridas de
Johan también fueron confirmadas por Francisco Javier Vélez,
quien era empleado de la pizzería donde trabajaba Rafy, y por
el Sr. Carlos
Rubén Quiles, quien era empleado de la
telefónica y quien fue reclutado como guardaespaldas de Rafy,
ya que éste estaba amenazado de muerte por una deuda de
dinero. Este testigo también describió el arma de fuego que
portaba Rafy.
Continuó Santana declarando, que por medio de esta
información llegó donde Annie Chávez, quien posteriormente
prestó la declaración jurada que ya anteriormente hemos
mencionado. Finalmente declaró Santana, que entrevistó a
Rafy en la Oficina de Reclutamiento del “Navy” en Mayagüez
y en la residencia de su señora madre en Aguadilla. En esa
entrevista estuvo presente Joel Montalvo, a quien Santana llevó
para que le sirviera de testigo. De esa entrevista no surgió
ningún dato adicional excepto que Rafy preguntó cómo se
podía parar la investigación e insistió en parar la misma.
número 81386; certificación de 20 de octubre de 1989, a los
efectos de que Edwin Colón Santiago separó en la armería
Hunter un revólver Smith & Wesson, Calibre 38; el contrato
donde la armería Hunter le vende el arma a Edwin Colón
Santiago el 20 de octubre de 1989; volante de arma de fuego
donde se le concede a Edwin Colón Santiago licencia de tener
y poseer el arma ya mencionada y tres autorizaciones para
traslado del arma de Edwin Colón Santigo. Todos los
documentos aparentan coincidir con el contenido de la
declaración jurada de Santana.
7
Ana Chávez Sánchez fue la testigo que afirmó en su
declaración jurada haber visto a Glorimar en las cachas de tenis
y que se sometió su declaración en apoyo a la solicitud de
nuevo juicio.
KLCE200001438
Alegaron
8
los
peticionarios
en
su
moción
de
reconsideración, que los hechos antes narrados van dirigidos a
probar que los peticionarios no fueron las personas que
cometieron los delitos por los cuales fueron convictos. Que por
ser prueba 1) muy importante no incluida en el récord del
primer juicio 2) por no ser inherentemente increíble, 3) por no
haberse podido aquilatar la credibilidad de estos testigos
previamente, 4) por no haberse presentado declaraciones
contrarias a estos nuevos testimonios, 5) por no ser la moción
ni frívola ni totalmente carente de créditos, el tribunal debía
celebrar una vista previo a determinar si consideraría o no la
moción de nuevo juicio.
El 10 de noviembre de 2000, el TPI declaró no ha lugar
la moción de reconsideración.
Inconformes con dicha resolución, comparecen ante nos
los peticionarios mediante recurso de certiorari. Señalan la
comisión de los siguientes errores pro parte del TPI:
Primer error: El Tribunal de Primera
Instancia abusó de su discreción al no conceder una
vista evidenciaria para escuchar y evaluar la nueva
prueba ofrecida por los Peticionarios.
Segundo error: Erró el Tribunal de
Primera Instancia al determinar que los testimonios
que surgen de las declaraciones juradas son prueba
impertinente, de carácter acumulativo y que se
limitan a impugnar la declaración de los testigos de
cargo.
En la discusión del primer error, los peticionarios
alegaron que la declaración jurada de Chávez Sánchez es de
gran importancia pues ubica a Glorimar en la cancha de
tenis y, por tanto es contraria a la teoría del Ministerio
Público durante el juicio en el sentido de que ésta no llegó a
la cancha pues fue secuestrada en el camino. Además, ubica
a Glorimar en horas de la tarde del día del crimen entrando a
la pizzería administrada por Rafy. Por lo tanto, corrobora la
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9
declaración de Nilsa en el sentido de que ella estuvo allí y
observo a Glorimar y a Rafy salir juntos de la pizzería.
Que en lo que concierne a la declaración jurada de
Antonio Santana, el investigador privado, ésta acredita que
él
obtuvo
información
corroborable,
constatable
y
potencialmente accesible en la vista evidenciaria mediante
citaciones judiciales.
Continuaron alegando que la prueba obtenida por el
investigador privado establecería que:
1. Glorimar estuvo en horas de la tarde en la
pizzería administrada por el presunto implicado y
salió de allí con éste.
2. Ella pudo haber salido en su vehiculo de motor o
en el del presunto implicado.
3. El vehículo que usaba Rafy posteriormente
presentó manchas de sangre.
4. Aunque se supone que estaría fuera el fin de
semana, la novia de Rafy llegó con éste a
devolverle el vehículo a Nilsa, su hermana.
5. La novia de Rafy presentaba heridas en el rostro
compatibles con una agresión hecha por alguien
que se está defendiendo.
6. Rafy fue confrontado por Nilsa y por Santana y
nunca negó haber cometido los hechos.
7. Rafy tenía un arma ilegal que luego vendió antes
de abandonar el país después de cometido el
crimen.
8. El arma de Rafy es la misma marca y calibre que
el arma homicida.
En la discusión del segundo error los peticionarios
alegaron que, contrario a lo concluido por el TPI, la nueva
prueba ofrecida va a los méritos del caso y no a la
KLCE200001438
credibilidad de los testigos. Que el Ministerio Público basó
su caso en la versión de que Glorimar fue secuestrada por el
co-peticionario Nelson Ortiz Alvarez en el pueblo de
Aguada, por lo que nunca llegó a la cancha de tenis en la
Base Ramey, pero que tal versión es refutada por la
declaración de Chávez Sánchez.
Además, según los peticionarios, la declaración de
Santana establece la existencia de abundante prueba
circunstancial que relaciona al administrador de una pizzería
y a su novia con la muerte de Glorimar. Que esa no es
prueba de impugnación, sino evidencia contraria a la que
ofreció el Ministerio Público. Entienden que esa evidencia
establece una situación táctica diferente a la presentada por
el Estado.
Continuaron fundamentando el segundo error
alegado, en el hecho de que los peticionarios tienen
información sobre testigos que declararían que la muerte fue
provocada por personas distintas a ellos, refiriéndose al ex
administrador de la pizzería de Aguadilla y su actual esposa.
Que de esta prueba haber estado disponible durante el
juicio, el resultado8 hubiese sido distinto.
Finalmente alegaron que la nueva prueba:
1. No estuvo disponible durante la celebración del
juicio, pues el arma homicida nunca fue
recuperad, por lo que no estuvo disponible para
realizarle pruebas esenciales durante la
investigación del caso.
2. Los testimonios del Chávez Sánchez y de la
Nilsa surgieron como resultado de confidencias
recibidas después de la vista y de investigaciones
que llevaron a la misma luego de esfuerzos
extraordinarios.
3. No es acumulativa ni impugnatoria, pues tiene
información sobre testigos que indican que la
8
Entiéndase el veredicto rendido por el jurado.
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muerte de Glorimar fue causada por dos personas
distintas a los peticionarios.
4. Que la prueba va dirigida a los méritos del caso.
5. Consiste en testimonios potenciales que dejarían
clara la inocencia de los peticionarios.
Exponemos:
En nuestro ordenamiento, el nuevo juicio
por presentación de nueva prueba está
reglamentado por dos esquemas procesales: de un
lado la Regla 188(a) de Procedimiento Criminal
permite el nuevo juicio bajo el supuesto de
[q]ue se ha descubierto nueva prueba, la
cual, de haber sido presentada en el juicio
probablemente habría cambiado el veredicto o
fallo del tribunal y la que no pudo el acusado con
razonable diligencia descubrir y presentar en el
juicio. Al solicitar nuevo juicio por este
fundamente, el acusado deberá acompañar a su
moción la nueva prueba en forma de
declaraciones juradas de los testigos que la
aducirán.
Del otro lado, la Regla 192, que añade un
fundamento adicional, reza
También podrá el tribunal, a solicitud del
acusado, conceder un nuevo juicio cuando
después de dictada la sentencia sobreviene el
conocimiento de nuevos hechos o de nuevos
elementos de prueba de tal naturaleza que
evidencian la inocencia del condenado
Pueblo vs. Jorge Marcano Parilla, 2000
JTS 181, págs 297-398, op. de 22 de noviembre
de 2000.
El recurso de error coram nobis consiste
en un remedio post-sentencia que busca la
concesión de un nuevo juicio al invocar hechos
que no desfilaron como evidencia ante el tribunal
sentenciador y que, de haberlo hecho, habrían
compelido al Tribunal a dictar sentencia en
contrario. Exige la novedad de los hechos
aludidos, por lo que, de haberlos considerado el
tribunal sentenciador, o de haberlos podido
11
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considerar a no ser por la falta de diligencia del
acusado, no procede el recurso. La diligencia del
acusado, sin embargo, no está sujeta a límites de
tiempo específicos, y se determina a base de la
razonabilidad del momento de presentación del
recurso. L. Yackle, Postconviction Remedies,
págs. 32-33 (1981). Pueblo v. Jorge Marcano
Parilla, pág. 398.
La Regla 192 procede sólo después de
dictada la sentencia, y su única restricción
temporal es el que establece la Regla 189, a los
efectos de que deberá presentarse antes de que se
dicte la sentencia, excepto que […] cuando se
fundare en lo dispuesto en la Regla 192 deberá
presentarse dentro de los treinta (30) días
siguientes a la fecha en que se tuvo conocimiento
de los nuevos hechos o de los nuevos elementos
de prueba
Una moción de nuevo juicio al amparo de
la Regla 188, sólo procede cuando esta última: (1)
no se pudo descubrir con razonable diligencia
antes del juicio, (2) no es meramente acumulativa,
(3) no impugna la prueba aducida durante el
juicio, (4) es creíble, y (5) probablemente
produciría un resultado diferente; que dicha
moción va dirigida a la discreción del tribunal
sentenciador y que, denegada la referida moción
por ese foro, este Tribunal no intervendrá con
dicha determinación, a menos que se demuestre
un claro e inequívoco abuso de discreción por
parte del tribunal de instancia.” Pueblo v. Chévere
Heredia, 139 D.P.R. 23 (1995).
La procedencia de la Regla 192 sugiere
una interpretación más restrictiva, en cuanto a la
evidencia que satisface su quantum de prueba,
que la correspondiente a la Regla 188. Aunque las
cinco restricciones a la admisibilidad de nueva
prueba establecidas en Pueblo v. Chévere
Heredia, supra, ciertamente aplican a la Regla
192, ellas solas no son determinantes a la
concesión de un nuevo juicio, pues la Regla 192
requiere evidencia con mayor fuerza persuasiva
que la Regla 188. A la luz de la letra de la Regla
192 y del desarrollo doctrinal de las normas que
la originan, entendemos que la prueba requerida
para conceder un nuevo juicio después de dictada
la sentencia ha de ser tal que deje clara la
12
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inocencia del convicto al punto que la
continuación de su encarcelamiento ofenda el
sentido de justicia. Pueblo v. Jorge Marcano
Parilla, supra, pág. 401.
En Pueblo v. Rodríguez Vallejo, 100 D.P.R. 426
(1972), se solicitó un nuevo juicio sin acompañar las
declaraciones juradas de terceras personas en cuyos
testimonios se fundamentó la petición. En la vista celebrada
para la discusión de la moción de nuevo juicio el apelante
no presento prueba alguna, se limitó a repetir sus
alegaciones. El tribunal declaró no ha lugar la moción y
expresó que era innecesario citar a las terceras personas
porque, aún de ser cierto lo que declararan ellas, eso no sería
suficiente para mover al tribunal a conceder un nuevo juicio
en vista de que un jurado no podía impugnar su veracidad.
Lo que sucedió en el caso antes citado fue que las
terceras personas, o los supuestos testigos, en cuyos
supuestos testimonios orales descansaba la solicitud de
nuevo juicio se negaron a declarar.
El Tribunal Supremo resolvió, pág. 415, lo siguiente:
Nada hay en los autos que indique que los
testigos hubiesen declarado lo que el apelante
alegó en su solicitud de nuevo juicio y en su
moción informativa. El tribunal concluyó que no
podía conceder un nuevo juicio basándose
únicamente en prueba de referencia -la del propio
peticionario- y entendemos que no abuso de su
discreción. Como se sabe, las concesiones de
nuevo juicio van dirigidas a la sana discreción del
tribunal, excepto cuando se presenta evidencia
que sustancia alguna de las razones que para
conceder nuevo juicio establece la Regla 188 de
Procedimiento Criminal. Tal cosa no ocurrió en
este caso. Cuando una moción de nuevo juicio
está fundamentada en hechos que no constan en el
récord, el acusado viene obligado a establecerlos
en la vista de la moción mediante evidencia
competente recurriendo, si fuese necesario, a la
citación de testigos bajo la Regla 235.
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14
En el caso ante nuestra consideración, el TPI declaró no
ha lugar la solicitud de nuevo juicio sin la celebración de una
vista previa. Fundamentó su decisión en que los peticionarios:
1) pretenden traer prueba impugnatoria; 2) basan su solicitud
en confidencias de terceras personas que no están sustentadas
por declaraciones juradas; 3) la nueva prueba es increíble; 4) la
misma no cambiaría el veredicto de culpabilidad y 5) la nueva
prueba no vierte nueva luz sobre los hechos.
Según los propios peticionarios, el Ministerio Público
basó su caso durante el juicio en la versión de que Glorimar
salió de su casa hacia la base Ramey de Aguadilla. No llegó,
pues fue atajada y secuestrada por uno de los peticionarios en
el pueblo de Aguada. A esos efectos, coincidimos con el TPI
en que el testimonio de Chávez Sánchez, por sí sólo, es de
carácter impugnatorio. Por tal razón, el mismo no es suficiente
para conceder un nuevo juicio.
Sin embargo, los testimonios de las terceras personas
que no constan en declaraciones juradas, pueden ser
presentados en evidencia recurriendo, si es necesario, a la
citación de testigos bajo la Regla 235 de Procedimiento
Criminal, 34 L.P.R.A. Ap. II, R. 235. La mencionada Regla
dispone en su segundo párrafo lo siguiente:
El juez de cualquier tribunal podrá expedir
u ordenar al secretario que expida citación para la
comparecencia de cualquier testigo a juicio, a la
toma de su deposición o a cualquier vista. El
secretario del tribunal, a petición del acusado,
podrá expedir citaciones libres de costas a esos
fines
Si celebrada la vista, los peticionarios descansan en el
testimonio de Santana, consistente en lo que le dijeron a él las
terceras personas que no suscribieron declaraciones juradas, no
procedería la solicitud de nuevo juicio. La misma estaría
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15
fundamentada en prueba de referencia pues se trataría de una
declaración aparte de la que hace el declarante al testificar en la
vista y que se ofrece en evidencia para probar la verdad de lo
aseverado.9
Si celebrada la vista los peticionarios presentan como
testigos a las terceras personas que menciona el investigador
privado en la declaración jurada, que acompañó con la moción
solicitando nuevo juicio, descansarían en testimonio brindado
bajo juramento por quienes alegadamente conocen de propio y
personal conocimiento lo aseverado. Por tanto, no sería prueba
de referencia. Además, la alegada nueva prueba a presentarse
no sería inherentemente increíble.
De ser creída la misma por el TPI, le correspondería a
dicho foro determinar si la nueva prueba deja clara la inocencia
de los peticionarios al punto que su encarcelamiento ofenda el
sentido de justicia. De ser así, procederá la concesión de un
nuevo juicio. De lo contrario, la solicitud no procederá.
Entendemos que el TPI erró al declarar no ha lugar la
solicitud de nuevo juicio sin la celebración de una vista previa.
La alegada nueva prueba, con la que alegadamente
cuentan los peticionarios, es suficiente razón en derecho para
celebrar una vista antes de decidir si se concede o no la
celebración de un nuevo juicio.
Los peticionarios alegan contar con la siguiente nueva
prueba: una testigo que declara haber visto a su hermano10 salir
junto a Glorimar de una pizzería el sábado. Ese día ella prestó
su vehículo a Rafy. Al otro día por la mañana escuchó que
encontraron a Glorimar muerta. Poco después llegó su hermano
Rafy a devolverle el auto que ésta le había prestado. Ella notó
que el carro tenía manchas de sangre, aunque se notaba que
habían tratado de limpiarlas. Rafy estaba con su novia, quien
mostraba raspaduras en la cara que aparentaban ser recientes.
9
32 L.P.R.A., Ap. IV 60(C)
No a un tercero, sino a su hermano.
10
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16
Le estuvo raro la presencia de la novia de su hermano, pues
éste le había prestado su guagua porque ella iba a estar todo el
fin de semana con sus padres en Juana Díaz. La testigo le dijo a
su hermano Rafy: “tú mataste a esa muchacha Glorimar que
encontraron en la playa porque tú te la llevaste”. Rafy le
contestó que se quedara callada y no dijera nada porque le iba a
perjudicar. La madre de la testigo también le pidió que no
dijera nada y luego la envió a Florida para que viviera allá
varios años.
Antes de irse para Florida, la testigo acompañó a su
hermano Rafy a una armería en Isabela donde éste vendió un
revólver. El mismo era un arma similar a la que se utilizó para
dar muerte a Glorimar, un Smith & Wesson, Calibre 38.
Los peticionarios también alegan contar con otro testigo
que ya declaró haber visto a Glorimar en la cancha de tenis de
Aguadilla y que luego la vio entrar a la piezzería.
También alegan contar con un detective privado que ya
declaró lo siguiente: que verificó en la armería de Isabela y,
efectivamente, Rafy vendió allí su arma. Que la vendió a pesar
de que la poseía ilegalmente, pues no tenía licencia para ello.
Que tiene en su poder documentos11 que le fueron entregados
en la armería y los mismos evidencian que fueron alterados al
efectuarse la compraventa del arma de fuego. Eso se hizo pues
Rafy, como ya indicamos, la poseía ilegalmente.
Continúan alegando los peticionarios que el arma fue
vendida posteriormente. Que el comprador tiene el arma en su
poder y está en disposición de suministrarla a una autoridad
competente para que sea objeto de un examen de comparación
11
Descritos anteriormente en esta Resolución y sometidos al
TPI como evidencia. También sometidos ante nos como parte
del apéndice.
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con el proyectil que se encuentra como evidencia en el
expediente de apelación.12
También alegan tener otros cuatro (4) testigos que
confirman las heridas de la novia de Rafy. Dos (2) de estos
cuatro (4) testigos alegadamente declararon haber visto un
arma que portaba Rafy. Uno de ellos también declaró que fue
contratado como guardaespaldas de Rafy.
Como si esto fuera poco, el detective ya declaró que
Rafy, quien alegadamente se llevó a Glorimar de la pizzería, le
insistía en que le indicara cómo se podía parar la investigación.
Que esto lo manifestó frente al detective y a otra persona que
éste llevó para que le sirviera de testigo.
Lo anterior es suficiente, a nuestro juicio, para que el
TPI celebre una vista evidenciaria.13 Luego de escuchar y
observar la prueba que se le presente, y sujeto a su sana
discreción, deberá resolver si concede o no la solicitud de
nuevo juicio que le fuera sometida. Todo ello conforme a lo
resuelto por el Tribunal Supremo en Pueblo v. Jorge Marcano
Parrilla, supra.14
Hasta tanto se disponga de un método
infalible para averiguar sin lugar a dudas dónde
está la verdad, su determinación tendrá que ser
una cuestión de conciencia. Ese deber de
conciencia no para en el fallo del tribunal
sentenciador. Nosotros también tenemos derecho
a tenerla tranquila. Pueblo v Feliciano Rodríguez,
2000 JTS 47, página 780 Opinión del 29 de
febrero de 2000.
12
Proyectil que alegadamente se encontró en el cuerpo de
Glorimar cuando la patóloga le practicó la autopsia.
13
Aunque aún no se ha sometido el arma que alegadamente se
vendió a la armería a un examen balístico. ¿Y si resultara que
el proyectil recuperado del cuerpo de Glorimar fue disparado
por el arma que Rafy alegadamente vendió a la armería en
Isabela? ¿Cuáles serían las implicaciones de esa nueva prueba
aún no descubierta?
14
En el caso el Juez Asociado señor Rebollo López emitió una
Opinión Disidente.
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18
Expedimos el auto de certiorari presentado. Le
ordenamos al Tribunal de Primera Instancia, Sala Superior de
Aguadilla, celebrar una vista evidenciaria previa a su
determinación de si procedo o no la concesión de nuevo juicio
solicitado por los peticionarios.
El juez Gierbolini disidente sin opinión escrita.
Lo acordó y manda el Tribunal y lo certifica la
Secretaria General.
Gladis E. Ortega Ramírez
Subsecretaria General
Aida Ileana Oquendo Graulau
Secretaria General
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