La Higiene Industrial es una disciplina técnica de la prevención de

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La Higiene Industrial es una disciplina técnica de la prevención de riesgos laborales cuyo
objetivo es la evaluación y control de los riesgos que pudieran originar una enfermedad
profesional. Específicamente se encarga de los riesgos relacionados con agentes químicos,
agentes físicos (ruido, vibraciones, radiaciones) y agentes biológicos.
Históricamente se ha considerado la Higiene Industrial como una disciplina “cara” de aplicar,
ya que los métodos de medición de los diferentes agentes a analizar conllevan unos costes
muy elevados (gastos de los aparatos, gastos de los laboratorios, metodologías muy
específicas, etc.). Ello ha repercutido directamente en la implantación de las técnicas de la
Higiene Industrial en las empresas. Y es que el resultado más directo ha sido que las empresas
en general no han podido asumir los gastos procedentes del sistema de evaluación,
impidiendo por tanto la planificación y puesta en marcha de medidas preventivas adecuadas.
La aparatosidad de la propia metodología impedía en muchos casos la asunción efectiva de
esta parte de la prevención. Algunos expertos argumentan que la estructuración de la gestión
preventiva a través de servicios de prevención ajenos ha contribuido a ello, estableciéndose la
Higiene Industrial como una disciplina eminentemente técnica y compleja, donde el
empresariado poco tenía que aportar,
estableciéndose métodos de análisis sumamente
especializados. Esta confirmación, si bien puede ser válida para empresas del tipo industrial,
químico o sanitario con alta probabilidad de incidencia de agentes higiénicos peligrosos, no lo
es para muchas empresas (pymes y micro pymes) donde tanto la incidencia como la
probabilidad del daño son bastante más reducidas.
Por todo ello, en la actualidad el proceso se está orientando hacia una Higiene Simplificada. La
base fundamental de esta simplificación está recogida en la mayoría de los reglamentos
específicos (agentes químicos, ruido, vibraciones, agentes biológicos). Y es que en todos los
reglamentos se establece la obligación de evaluar los riesgos higiénicos, pero no de medir los
riesgos higiénicos. La medición se contempla como una herramienta más de la metodología de
evaluación, pero no es ni mucho menos lo mismo. Habrá ocasiones en que la metodología sea
suficientemente concluyente sin necesidad de realizar una costosa y dificultosa medición.
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También es verdad que habrá veces en que la medición será absolutamente necesaria. Pero ni
mucho menos la medición debe ser tomada como la primera actuación a realizar.
La mayoría de las metodologías simplificadas se basan en una primera fase de recogida de
datos. Aspectos como la información del fabricante de un agente químico o el manual de un
equipo de trabajo, el tiempo y duración de trabajo, las características del proceso, etc. deben
ser tomados en cuenta. Hay mucha información que no debe ser ignorada: peligrosidad de un
producto químico, capacidad de penetración en la piel o vaporización, intensidad del ruido o la
vibración emitida por una máquina, si existe vacunación para un agente biológico
determinado. El simple análisis de toda esta información nos puede facilitar un dictamen
esclarecedor de una posible situación de riesgo. Si el riesgo detectado es menor, en otras
palabras, tolerable; las actuaciones a seguir serán de control y seguimiento. Si el riesgo
detectado es muy alto, no hace falta realizar una medición; los esfuerzos deberán centrarse en
la adopción inmediata de medidas preventivas. Si el riesgo detectado es indeterminado o hay
dudas entonces sí puede ser necesaria una medición. Pero no hemos convertido la medición
en la propia evaluación, sino en una herramienta de la misma, ahorrando en muchos casos
costes, tiempo, esfuerzos, etc.
El INSHT recoge esta tendencia y son cada vez más las metodologías simplificadas publicadas,
ya sean a través de Notas Técnicas Prevención (NTP´s), aplicaciones informáticas, base de
datos, etc. todo ello con el objetivo de acercar la higiene industrial al empresariado
consiguiendo una correcta y completa implementación de la prevención. Debemos destacar:
•
NTP 750. Evaluación del riesgo por exposición inhalatoria
de agentes químicos.
Metodología Simplificada. Se toman en cuenta la peligrosidad del producto según las
frases R (H), la volatilidad o pulverulencia y la cantidad utilizada, estableciéndose 4
niveles de riesgo.
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•
NTP 749. Evaluación del riesgo de accidentes por agentes químicos. Metodología
Simplificada. A través de un cuestionario y de las características del propio agente se
establecen tres criterios: nivel de peligrosidad objetiva, nivel de exposición y nivel de
consecuencias que determinarán el nivel de riesgo.
•
NTP 896. Exposición dérmica a sustancias químicas. Metodología Simplificada para su
determinación. El riesgo se determina en función de variables como la clase del peligro
(frases R, características, VLA conocido, etc.), la superficie del cuerpo expuesta (Una
mano, dos manos, brazos, etc.) y la frecuencia de exposición
•
NTP 833. Agentes biológicos. Evaluación Simplificada. Se tiene en cuenta el grupo al
que pertenece el agente biológico, la actividad en la que puede desarrollarse, la
posibilidad de contacto, la generación de aerosoles y su dispersión, la cantidad
manejada, etc.
•
Base de datos de vibraciones mecánicas del INSHT.
•
Calculador para las Vibraciones Mecánicas
•
Calculador Exposición a agentes químicos. Evaluación cualitativa.
La Prevención de Riesgos Laborales sin el análisis de la Higiene Industrial no será completa. El
argumento de la dificultad, la costosidad de los procesos higienistas, etc., tampoco puede ser
excusa. Mediante todas estas metodologías, suficientemente acreditadas por la propia
normativa, el empresariado cobra una importancia relevante. Conocedor de los datos, del
proceso, de las tareas, etc. no necesitará en muchos casos de la subcontratación de personal
sumamente especializado (si acaso, asesores) canalizando los esfuerzos en aplicar medidas
preventivas que es a la postre lo que nos evitará los daños y la posibilidad de desarrollo de una
enfermedad profesional.
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