El reactor nuclear japonés y efectos de la radioactividad uránica Un reactor nuclear es una especie de tanque grande con paredes de acero con espesor de 15 cm, en donde se introduce una sustancia química radiactiva (generalmente uranio) la cual se” bombardea” mediante un mecanismo especial, con neutrones proveniente de una fuente de los mismos. Para entender lo anterior imagínese el juego del tiro al blanco: la flecha son los neutrones y el blanco la sustancia química. Cuando los neutrones llegan a la sustancia química ocurre la llamada reacción nuclear, caracterizada por la ruptura del núcleo de los átomos de la sustancia química radiactiva (fisión nuclear). Esta fisión nuclear origina gran cantidad de energía en forma de calor el cual se utiliza para hervir agua, y ésta a su vez origina vapor. Este vapor mueve turbinas que están conectadas a un generador de corriente eléctrica. Lo anterior constituye una central nuclear de electricidad. Japón utiliza este sistema de generación eléctrica porque no posee ríos en donde se pueda utilizar la corriente de sus aguas tal como lo hace Urra para generar electricidad en nuestro departamento. Para evitar que un reactor nuclear explote por las altas temperaturas que se alcanzan dentro del mismo, éste debe refrigerarse constantemente. Debido al terremoto que ocurrió en Japón y el posterior tsunami, los sistema de refrigeración en los reactores japoneses de la ciudad de Fukushima fallaron y estos explotaron, lanzando a la atmósfera material radiactivo el cual se está propagando peligrosamente con graves efectos para la salud pública y el medio ambiente. Además de depositarse en el suelo y el mar, se incorpora en la cadena alimentaria de los seres vivos mediante un proceso de bioacumulación. El efecto de la fisión nuclear del uranio origina 60 contaminantes radiactivos entre los que se destacan el yodo, estroncio y cesio como elementos principales los cuales pueden acumularse en el organismo humano, produciendo cáncer a nivel de tiroides, hígado y páncreas. Como puede deducirse, estamos ad portas de una contaminación radiológica con consecuencias fatales, que nos recuerda el accidente de Chernóbil en Rusia o las bombas atómicas que Estados Unidos sembró en territorio precisamente japonés durante la segunda guerra mundial