La sentencia completa del caso Maru Ellena

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SENTENCIA NÚMERO:
Córdoba, 30 de octubre de dos mil quince.
Y VISTOS: Estos autos caratulados: "LUCA, Gustavo Gastón, C.M.B.
p.ss.aa Conducción peligrosa de vehículo en prueba de velocidad sin
autorización legal (el primero y el segundo), homicidio culposo (el segundo)"
(S.A.C n° 1065738)”, radicados en esta Excma. Cámara en lo Criminal de
Cuarta Nominación -Secretaría Nº 7-, Tribunal Colegiado bajo la presidencia del
Sr. Vocal Dr. Luis Miguel Nassiz e integrado por los señores Vocales Dr. Jorge
Raúl Montero y Dra. María Antonia De la Rua, en los que ha tenido lugar la
audiencia a los fines del debate, con la participación del Señor Fiscal Dr. Raúl
A. Gualda, del Dr. Carlos Palacio Laje, representante de los querellantes
particulares quien lo hace acompañado de dichos querellantes Sr. Hugo Ellena y
Sra. Isabel Inés Barraud, del Dr. Claudio Orosz, por la defensa del imputado
Gustavo Gastón Luca, de los Dres. Ricardo Moreno y Graciela Díaz, por la
defensa del imputado C.M.B, y de ambos imputados Gustavo Gastón Luca y
C.M.B.
El primero, Gustavo Gastón Luca, de nacionalidad argentina, D.N.I. n°
31.997.68, soltero, con instrucción, de 29 años de edad, nacido en la ciudad de
Córdoba el diecisiete de noviembre de mil novecientos ochenta y cinco, hijo de
Miriam Susana Aragone y de Juan Amadeo, con domicilio en calle Galileo N°
5.451, B° Ituzaingó de esta ciudad de Córdoba, Prio n° 1.177.510 A. G., sin
antecedentes penales computables conforme constancia de autos; quien en lo
conducente a sus condiciones de vida dijo (v. Acta fs. 1751):
Que en el lugar de referencia residía junto a su esposa e hijo menor de dos
años de edad, que había completado sus estudios secundarios y que actualmente
trabajaba en el comercio percibiendo un ingreso mensual de ocho mil quinientos
pesos ($8.500). Remarcó que no consumía alcohol ni drogas.
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A preguntas del Sr. Fiscal y el resto de las partes, refirió que no ingería
psicofármacos y que el comercio en el cual trabajaba se dedicaba a la venta de
indumentaria, encontrándose ubicado en “…calle Jujuy 266, primer piso”
También apuntó que no tenía vehículo desde hacía cuatro años pero que si
tenía licencia de conducir, especificó que no manejaba el vehículo de otros y se
informó por Secretaría que carecía de antecedentes penales computables.
El segundo (identificado con las siglas C.M.B. por ser menor de edad al
tiempo del suceso), de nacionalidad argentina, de estado civil soltero, D.N.I. N°
39.057.647, nacido en la ciudad de Córdoba el primero de septiembre de mil
novecientos noventa y cinco, hijo de Elvira Noemí Yomaha y de Juan Bautista,
con domicilio en calle Las Calandrias N° 119, B° Valle del Sol de la localidad de
Mendiolaza, provincia de Córdoba Prio. 1.188.563 A.G.; quien respecto a sus
condiciones de vida expuso que (v. Acta fs. 1750 vta.):
Trabajaba en una agencia de publicidad de lunes a viernes donde ganaba a
razón de ocho mil pesos mensuales ($ 8.000) y que actualmente residía de
manera temporal en calle Mariano Fragueiro al 1400 de Barrio Cofico, lugar
donde convive con la madre de su hija “Andrade Salas, Brenda, su hija, su
madre y cada tanto su hermana”, remarcando así que vivía en pareja.
Señaló que era sano, que no consumía alcohol ni drogas y que carecía de
antecedentes penales (Informado por Secretaría se ratificó dicha carencia de
antecedentes)
En función de preguntas formuladas por el Sr. Fiscal y el resto de las
partes contó que sus padres estaban divorciados desde hacía doce años a la fecha,
pero que mantenía con ellos una relación cordial “…no hay ningún problema”,
especificó. Refirió que tenía un hermano de veintiocho años y una hermana de
veintitrés, mas también, un hermano más chico por parte de su padre.
Especificó que con “…Brenda convive desde hace tres años y medio,
antes del hecho salíamos” y después constituyeron pareja, “…ella tiene 29 años
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y su hija 3”; apuntó que fue el embarazo de Brenda lo que propició la
convivencia.
Luego contó que trabajaba en “Estrella publicidad”, con horarios bastante
flexibles, que estaba terminando el secundario en el Instituto San Ignacio y que
tenía proyectos de continuar con una carrera universitaria; también, que
actualmente se encontraba realizando un tratamiento psiquiátrico “…desde el
primero de enero del dos mil doce” a razón de dos veces por mes junto con su
madre. Negó conocer al otro imputado en autos.
Con fecha 16 de octubre de dos mil quince se dictó sentencia.DE LA QUE RESULTA: Mediante
Auto Interlocutorio N° 118, de
elevación de la causa a juicio dictado por el Juzgado de Control N° 2 de esta
ciudad de Córdoba con fecha 28 de mayo del 2012, se tuvo por adecuada
(conforme al grado de probabilidad exigido en esa etapa del proceso) la
plataforma fáctica que el Sr. Fiscal de Instrucción del Distrito I, Quinto Turno
fijare como Primer Hecho con respecto a los imputados de autos del siguiente
modo:
“El dos de septiembre de dos mil once, siendo aproximadamente las 00:10
hs., el imputado Gustavo Gastón Luca se conducía al volante del automóvil Fiat
Spazio color azul Dominio SIZ 383 -vehículo previamente acondicionado para
competencias de velocidad-, por Av. Sabattini en dirección al centro de la
ciudad de Córdoba junto a Darío Emanuel Quinteros y Cristian Moreira quienes lo hacían como acompañantes-. En esas circunstancias y al llegar a la
intersección del Bv. Illia con la calle Tránsito Cáceres de Allende de Barrio
Nueva Córdoba, se habría detenido en el semáforo ubicado en dicha esquina,
situándose allí paralelamente a un "Fiat", modelo 147, dominio TYL 853,
también preparado para competir, en el que se desplazaba al volante C.M.B., de
dieciséis años de edad, en compañía de Brenda Micaela Andrade Salas. Así las
cosas, luego de encontrarse en la mencionada esquina, ambos vehículos habrían
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presionado el acelerador de manera ininterrumpida para emprender la marcha
velozmente cuando fueron habilitados por la luz verde del semáforo, hasta la Av.
Chacabuco, donde habrían doblado a la derecha en dirección a la Costanera
del río Suquía y al llegar a la intersección de la Av. Chacabuco con la calle
Corrientes -encontrándose la señal lumínica semafórica en rojo- el Fiat Spazio
conducido por Luca se habría detenido en dicha esquina, mientras que el menor
B. habría continuado la marcha sin frenar, creando ambos conductores una
situación de peligro para la vida e integridad física de las personas” (v. fs. 1196
y vta.).
Por su parte, al tiempo de la acusación formulada por el Sr. Fiscal
Correccional, y tal como surge del Auto Interlocutorio N° 33 pronunciado con
fecha 15 de abril de 2014 por el Juez Correccional de 4° Nominación de esta
ciudad de Córdoba (a través del cual se declaró materialmente incompetente
para intervenir en el decisorio del presente en función de la hipótesis dolosa
sentada a partir de la Acusación
actuante), el Prime Hecho
Alternativa invocada por el
Sr. Fiscal
atribuido a los imputados de autos quedó
prefigurado, en función de un aditamento, como a continuación se transcribe:
“El dos de septiembre de dos mil once, siendo aproximadamente las 00:10
hs., el imputado Gustavo Gastón Luca se conducía al volante del automóvil Fiat
Spazio color azul Dominio SIZ 383 -vehículo previamente acondicionado para
competencias de velocidad-, por Av. Sabattini en dirección al centro de la
ciudad de Córdoba junto a Darío Emanuel Quinteros y Cristian Moreira quienes lo hacían como acompañantes-. En esas circunstancias y al llegar a la
intersección del Bv. Illia con la calle Tránsito Cáceres de Allende de Barrio
Nueva Córdoba, se habría detenido en el semáforo ubicado en dicha esquina,
situándose allí paralelamente a un "Fiat", modelo 147, dominio TYL 853,
también preparado para competir, en el que se desplazaba al volante C. M. B.,
de dieciséis años de edad, en compañía de Brenda Micaela Andrade Salas. Así
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las cosas, luego de encontrarse en la mencionada esquina, ambos vehículos
habrían presionado el acelerador de manera ininterrumpida para emprender la
marcha velozmente cuando fueron habilitados por la luz verde del semáforo,
hasta la Av. Chacabuco, donde habrían doblado a la derecha prosiguiendo con
la competencia vehicular ilegal ya emprendida en dirección a la Costanera del
río Suquía y al llegar a la intersección de la Av. Chacabuco con la calle
Corrientes -encontrándose la señal lumínica semafórica en rojo- el Fiat Spazio
conducido por Luca se habría detenido en dicha esquina, mientras que el menor
B. habría continuado la marcha sin frenar, creando ambos conductores una
situación de peligro para la vida e integridad física de las personas”
-el
subrayado me pertenence-(v. fs. 1665 y ss.)
En lo conducente al Segundo Hecho, el referido Auto Interlocutorio N°
118, dictado por el Juzgado de Control N° 2, tuvo por verídica la siguiente
plataforma fáctica endilgada al imputado de autos C.M.B. por parte del Sr.
Fiscal de Instrucción del Distrito I, Quinto Turno de esta sede judicial:
“El dos de septiembre de dos mil once, siendo aproximadamente las 00:15
hs, el imputado C. M. B., quien por su edad -dieciséis años- no se encontraba
habilitado para hacerlo, se dirigía al volante del automóvil marca Fiat modelo
147 color blanco Dominio TYL 853 en compañía de la co-imputada Brenda
Micaela Andrade Salas, por la Avenida Chacabuco del centro de esta ciudad, en
sentido sur - norte, haciéndolo por el segundo carril izquierdo de la mencionada
avenida. En esas circunstancias, al arribar a la intersección de Avenida
Chacabuco con calle Corrientes, y conduciéndose de manera imprudente (toda
vez que lo hacía a una velocidad excesiva, que le impedía tener un efectivo
control del vehículo), e inobservando los reglamentos (en razón de que la señal
semafórica se lo impedía) habría transpuesto la mencionada encrucijada,
embistiendo con la parte frontal de su automóvil a Mariana Inés Ellena, que
cruzaba por la senda peatonal el Boulevard Chacabuco, en su intersección con
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calle Corrientes, quien con motivo del impacto -que la arrojó varios metros
adelante-, resultó con las siguientes heridas: glasgow 3/15, pupilas midriáticas,
herida contuso cortante parietal derecha y en arco superciliar izquierdo,
excoriaciones en tórax y abdomen, deformidad de brazo derecho, fractura
expuesta de húmero derecho, edema cerebral difuso severo, hemorragia
intraventricular, hematoma subaragnoideo, hematoma subdural fronto parietal
derecho, contusiones cerebrales múltiples pequeñas fronto temporo parietal,
fractura de peñasco derecho y parietal derecha y traumatismo craneoencefálico,
falleciendo el día siete de septiembre de 2011 en el Hospital de Urgencias, como
consecuencia de las lesiones sufridas, que fueron causa eficiente de su muerte.
Luego del impacto, tras descender B. y su acompañante del vehículo para
verificar las consecuencias, y advirtiendo que Mariana Ellena se encontraba
tendida en el pavimento gravemente herida, habrían abordado nuevamente el
automóvil para darse raudamente a la fuga” (v. fs. 1196/7)
Por su parte, en el mencionado Auto del Juzgado Correccional, y a partir
de los efectos jurídicos procesales que éste comportó, se planteó una variante
(supresión e inclusión) resultando fijado el Hecho nominado Segundo como a
continuación se expone:
“El dos de septiembre de dos mil once, siendo aproximadamente las 00:15
hs, el imputado C. M. B., quien por su edad -dieciséis años- no se encontraba
habilitado para hacerlo, se dirigía al volante del automóvil marca Fiat modelo
147 color blanco Dominio TYL 853 en compañía de Brenda Micaela Andrade
Salas, por la Avenida Chacabuco del centro de esta ciudad, en sentido sur norte, haciéndolo por el segundo carril izquierdo de la mencionada avenida. En
esas circunstancias,
el menor C.M.B se habría conducido a velocidad
aproximada a los 60 km/hs. que habría sido excesiva para el lugar y que le
habría impedido tener el efectivo control del vehículo y al arribar a la
intersección de Avenida Chacabuco con calle Corrientes, encontrándose el
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semáforo en rojo para la Avenida Chacabuco por la que se dirigía, se habría
representado en ese momento que en esas condiciones al continuar la marcha
del rodado a la velocidad aproximada mencionada, y cruzar el semáforo en
rojo, podía causar una tragedia, lesiones o muertes, y a pesar de esa
representación cuyo probable resultado habría sido menospreciado, siguió en su
camino en el que habría ratificado su aceptación del alto riesgo creado y al
transponer la encrucijada habría embestido con la parte frontal del Fiat 147
blanco en que se conducía a la peatón Mariana Ellena que cruzaba en sentido
este a oeste, por la senda peatonal ubicada en la encrucijaba sobre Avenida
Chacabuco cruzando Corrientes, (en sentido vehicular sur-norte), quien con
motivo del impacto -que la arrojó varios metros adelante-, resultó con las
siguientes heridas: glasgow 3/15, pupilas midriáticas, herida contuso cortante
parietal derecha y en arco superciliar izquierdo, excoriaciones en tórax y
abdomen, deformidad de brazo derecho, fractura expuesta de húmero derecho,
edema cerebral difuso severo, hemorragia intraventricular, hematoma
subaragnoideo, hematoma subdural fronto parietal derecho, contusiones
cerebrales múltiples pequeñas fronto temporo parietal, fractura de peñasco
derecho y parietal derecha y traumatismo craneoencefálico, falleciendo el día
siete de septiembre de 2011 en el Hospital de Urgencias, como consecuencia de
las lesiones sufridas, que fueron causa eficiente de su muerte. Luego del
impacto, tras descender B. y su acompañante del vehículo para verificar las
consecuencias, y advirtiendo que Mariana Ellena se encontraba tendida en el
pavimento gravemente herida, habrían abordado nuevamente el automóvil para
darse raudamente a la fuga” -el subrayado me pertenece- (v. fs. 1665 y ss.)
Y CONSIDERANDO:
Respuesta al planteo inicial defensivo en cuanto a la violación del Ne
Bis in Idem
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Como cuestión liminar, antes de dar inicio al debate, el Dr. Claudio Orosz,
por la defensa del prevenido Gustavo Gastón LUCA, sostuvo que su asistido
ya había sido juzgado, motivo por el cual con este debate se afectaba el Principio
del Ne Bis in Idem, vulnerándosele de este modo garantías individuales de
raigambre constitucional (v. Acta fs. 1749/50).
En sus dichos, el letrado de mención vertió:
“Tal como ha venido el relato con la lectura de la acusación, el imputado
Luca está acusado con la misma calificación legal por el mismo hecho por el
cual ha sido juzgado por el Juzgado Correccional, el hecho es exactamente el
mismo, por lo cual, el imputado Luca ya ha sido juzgado. Es decir hubo un
debate en el cual se receptó toda la prueba, y las facultades que establece el
CPP, es que o el Fiscal amplia el requerimiento porque hay hechos o
circunstancias que permiten sostener que hay un delito continuado o una
agravante del mismo delito, o, la posibilidad de sostener un hecho diverso al de
la acusación. Ninguna de las dos cosas ocurrió en aquélla audiencia, porque el
juez luego de resolver una cuestión de competencia dictó sentencia y declaró
abstracta la acusación alternativa que había sido planteada, en su resolución
dice que no hay acusación. Entonces, aquél juicio, tenía el mismo contenido
fáctico que éste, la discusión era sobre el segundo hecho, la cuestión concreta es
que los hechos que este mismo tribunal tiene que hoy volver a juzgar son los
mismos que juzgó el Juzgado Correccional”
Tras estas aseveraciones aditó: “…es el Estado quien debe hacerse cargo
de a quien elige como magistrado [el que] (…) luego de toda la valoración que
hizo debió dictar sentencia, por lo menos con respecto a Luca”.
No obstante lo expuesto, el Dr. Orosz puntualizó específicamente su
intención de que el planteo formulado fuera resuelto al final, para que “…esto
[no] aparezca como una chicana, como un recurso para frenar el debate”,
haciendo reserva de recurrir en Casación, dejando a salvo la cuestión federal, y
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también, para el caso, la ocurrencia en debida forma ante la Instancia
Interamericana.
Corrida vista de lo expuesto a las diferentes partes (conf. art. 384, segunda
parte, C.P.P.), el Sr. Fiscal de Cámara, y la defensa del imputado C.M.B,
manifestaron su plena adhesión al respecto (v. Acta fs. 1750 vta.), no así el
representante de la parte querellante (v. Acta fs. 1750) quien expuso:
“No estoy absolutamente en nada de acuerdo.
Creo que el Juez
Correccional no erró, creo que hizo una valoración adecuada de porqué
justificaba su incompetencia material. No creo que sea otro juicio sino la
continuación de un proceso ya iniciado, no hay Non Bis in Idem porque no hay
sentencia condenatoria o absolutoria que provoque esa situación. Creo que
tanto el Fiscal como la Defensa se olvidan de que la Acusación Alternativa ha
sido receptada por toda nuestra jurisprudencia nacional, incluso en el caso
María Soledad y en
Córdoba en el precedente “Simoncelli”. Esto es la
continuación de un proceso, no es un juicio nuevo, es la continuación de un
proceso a través de una acusación alternativa válida, que se ha leído para no
cercenar el derecho de defensa de los imputados”.
Explicitado entonces el asunto y emitidas las opiniones de rigor (i.e.
vistas), cabe a este Tribunal emitir un pronunciamiento, teniendo en cuenta que
acorde a la entidad de dicho planteo (ligado a la afección de garantías supremas,
conf. art. 75 inc. 22 C.N. y 39 C.P.), éste necesariamente redunda en una
cuestión urgida de tratamiento previo.
Debemos adelantar al efecto que la pretensión esgrimida no puede
prosperar. Damos razones:
Por un lado, y sin que ello suponga evitar dar respuesta a la cuestión que
gravita en el fondo, no debe olvidarse que conforme lo prescripto por el artículo
366 de nuestra normativa procesal, es “antes de fijarse la audiencia de debate”
cuando se produce la oportunidad para deducir las excepciones previstas en el
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artículo 17 del mismo cuerpo legal, rigiendo para esto un plazo de tres días
(conf. art. 19 C.P.P.).
En esta línea, el mencionado artículo 17 contempla entre sus supuestos las
excepciones por falta de acción, “porque ésta no se pudo promover, no fue
iniciada legalmente o no pudiere proseguir” (inc. 2°)
Entre las diversas situaciones que reconoce la precitada regla, la
imposibilidad de prosecución de la acción emparenta para alguna doctrina con
los casos abarcados por el Ne Bis in Idem, lo cual comporta la prohibición de
una persecución penal tanto sucesiva como simultánea contra la misma persona
por el mismo hecho (identidad de persona –eadem persona-, identidad de objeto
de persecución -eadem res-, e identidad de causa de persecución -eadem causa
petendi-).
Con esto, siguiendo tal línea de razonamiento, bien podría decirse que la
pretensión esgrimida por el defensor del prevenido Luca, al margen de lo
adecuado o no de su sustrato, redunda en un planteo extemporáneo, y que, sólo
por esto, no ameritaría tratamiento alguno.
Empero, como se ha señalado, al no ser pacífica dicha postura (en cuanto a
la captación del Ne Bis In Idem como un supuesto de falta de acción), conviene
dar respuesta a lo medular del asunto, y, de tal guisa, evitar por parte de este
Tribunal todo tipo de réplica eventualmente violatoria del Debido Proceso como
parte del Derecho de Defensa en juicio.
Así, apelando a las explicaciones de Julio B. Maier, el principio de
referencia (que bien ubica Marcelo A. Sancinetti entre las garantías propias del
Derecho Procesal Penal -Casos de Derecho Penal. Ed. Hammurabi 2005 p.
104.-) reconoce sus propias limitaciones, resultando declinable su aplicación
cuando la identidad de causa o la pretensión punitiva ocurre sólo en apariencia
(Julio B. Maier Derecho Procesal Penal. Fundamentos. T I p. 623 y ss. Ed. Del
Puerto. 2002).
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En efecto, en tales casos (i.e. de aparente semejanza persecutoria), no
existe en rigor de verdad identidad alguna, puesto que se trata, antes bien, de
situaciones en que, racional y razonablemente, se permite la múltiple persecución
penal de una misma persona, por un mismo hecho, “…cuando la primera
persecución, o una de ellas, no haya podido arribar a una decisión de mérito
(…) desde todos los puntos de vista jurídico penales que merece, debido a
obstáculos jurídicos” (ibid.).
Como aclara el autor glosado, “…no se trata del caso en el cual el tribunal
o el acusador, por error, no agotaron aquello que pudieron agotar, según reglas
jurídicas, sino del caso inverso, precisamente: una regla jurídica impide agotar
el caso” (ibid.).
Justamente por ello, cuando nuestra norma adjetiva establece en su artículo
primero que nadie podrá ser perseguido penalmente más de una vez por el
mismo hecho, aunque se modifique su calificación legal o se afirmen nuevas
circunstancias, se apura a especificar luego que “Esta última prohibición no
comprende los casos en que no se hubiere iniciado el proceso anterior o se
hubiere suspendido en razón de un obstáculo formal el ejercicio de la acción”.
Como se advierte pues, el paralelismo entre una y otra pretensión es sólo
ficticio, y, desde esta ficción, las garantía preservada tras el Principio de
referencia se mantiene incólume.
En el caso de marras, en oportunidad de alegar, y a la luz de todo lo que
había sido posible develar durante la sustanciación del debate, el Sr. Fiscal del
fuero correccional planteó la existencia de variaciones en las plataformas fácticas
de ambos sucesos bajo juzgamiento (vid. supra), las que, en el caso del segundo,
dieron forma a la hipótesis dolosa excluida como tal de la competencia material
del órgano llamado a dictar sentencia (v. fs. 1637/41).
Así entonces, frente a esta acusación alternativa (pretorianamente
admitida, conf. C.S.J.N. in re “Luque” Causa L 224 XXXIVS y T.S.J. S. N° 45
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del 28/07/1998 in re “Simoncelli”), el juzgador entendió conmovida su
jurisdicción en el asunto, en tanto la nueva hipótesis planteada (tipificación
dolosa del segundo evento) congenió en punto a la incompetencia material que
así declaró (v. A.I n° 33 del 15/04/2014, fs. 1671 vta.).
Cierto es que la modificación producida en cuanto al encuadre legal
alternativo de los hechos sub judice, indubitadamente gravitaba con sustancial
injerencia (a los fines de la cuestión de competencia) a partir de las variaciones
del segundo, empero, también lo es, que la vinculación contextual existente
entrambos y el eventual anclaje de uno en otro (atento a su ilación secuencial),
mal podían habilitar un pronunciamiento escindido, legitimando con ello el
riesgo de un razonamiento conclusivo fragmentado y por esto erróneo.
Se entiende entonces la falta de pronunciamiento del Sr. Juez Correccional
respecto a los dos eventos sometidos a juzgamiento, y de esta forma, el modo en
que el obstáculo al ejercicio de su poder encarnado en las nuevas circunstancias
(típicas) que lo corrieron de su campo de actuación (competencia), impactaron
en su habilitación para poder dictar un mérito conclusivo al efecto.
Tal como señala la doctrina experta en aquellos casos de identidad de
causa “para el efecto preclusivo del primer proceso se requiere que éste haya
sido susceptible jurídicamente de un agotamiento completo del caso (Lo que)
(…) supone la existencia de una pretensión hecha valer en un proceso ante un
tribunal con jurisdicción y competencia suficiente para examinarla plenamente”
(conf. Jorge Raúl Montero “Principio Non Bis in Idem. Prohibición de doble
persecución penal”
en Fallos actuales en materia penal. Corte Suprema de
Justicia de la Nación. Dir. José A. Buteler Ed. Nuevo Enfoque Jurídico 2007, p.
190).
Luce evidente ante todo este cuadro la existencia de un proceso aún en
danza por razones ajenas al yerro judicial, particularidad que conforme al marco
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conceptual expuesto supra, obra como prístina explicación de la improcedencia
del planteo efectuado por la defensa del encartado Luca.
Entenderlo así, por otro lado, no altera los pilares sobre los cuales
descansa el sistema acusatorio, puesto que este modo del juego procesal
mantiene en cabeza del juzgador (operador imparcial) la correcta aplicación de la
ley y el necesario resguardo de las garantías constitucionales.
Por todo lo expuesto, esta Cámara entiende que debe ser rechazado el
planteo formulado por el Dr. Claudio Orosz en representación del imputado
Gustavo Gastón LUCA, por entender, conforme a los argumentos fácticojurídicos desarrollados precedentemente, que no se encuentra cercenada garantía
alguna impeditiva de doble persecución penal (Ne Bis in Idem), debiéndose tener
presentes para el caso y mejor oportunidad, las reservas de casación y caso
federal por él articuladas. Así resolvemos.
Dilucidado esto, conforme al acta de deliberación, el Tribunal dispuso que
emitiría sus votos en el orden allí establecido, planteándose las siguientes
cuestiones a resolver:
PRIMERA: ¿Existieron los hechos y cabe endilgar responsabilidad jurídico
penal en estos a los imputados? ¿Cuáles son las circunstancias que habilitan
la conclusión al efecto?
SEGUNDA: En su caso ¿Cuál es
el encuadre típico que corresponde
aplicar?
TERCERA: De corresponder ¿Cuál es la consecuencia jurídico penal que
resulta procedente? y ¿Corresponde la imposición de costas?
A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA EL SEÑOR PRESIDENTE
DEL TRIBUNAL DR. LUIS MIGUEL NASSIZ DIJO:
I) La requisitoria de elevación a juicio dictada por la Fiscalía de
Instrucción del Distrito I, Quinto Turno, y que a su turno fuera confirmada por el
Juzgado de Control N° 2 de esta circunscripción judicial (v. fs. 1089/115. y conf.
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con fs. 1196/22), le atribuyó a Gustavo Gastón LUCA,
y a C.M.B la
intervención en calidad de co-autores penalmente responsables en el delito de
Conducción peligrosa de vehículo automotor en prueba de velocidad sin
autorización legal (Primer Hecho, arts. 193 bis y 45 del C. Penal), mientras que
al señalado C.M.B, le adjudicó también participación penalmente responsable en
calidad de autor en la conducta tipificada como Homicidio Culposo Agravado
(Segundo Hecho, arts. 84 y 45 del mencionado cuerpo legal).
A su turno, las adendas y modificaciones planteadas por el Sr. Fiscal
Correccional (v. fs.1665 y ss..), imprimieron un agregado en el hecho nominado
primero que no mutó su inicial encuadre típico (aunque si el aspecto
fenomenológico de este), mientras que en lo conducente al segundo hecho de la
requisitoria confirmada por el Control, se produjo una alternancia que permitió
la calificación de este como Homicidio Simple -con dolo eventual- (art. 79 del
C. Penal).
Los hechos que fundamentan la pretensión represiva hecha valer por el
Ministerio Fiscal (en uno y otro caso), fueron enunciados al comienzo del fallo
mediante la transcripción de los relatos contenidos en las diferentes piezas
acusatorias (según), por lo que a ellos me remito brevitatis causa,
cumplimentándose así lo normado por el art. 408, inciso 1º -in fine-, del C.P.P.
en cuanto se refiere a los requisitos estructurales de la sentencia.
II) Al ejercer su defensa material el imputado Gustavo G. LUCA, previa
intimación realizada conforme las exigencias legales vigentes (puesta en
conocimiento de los hechos atribuidos en las acusaciones -con sus resultantes
variaciones- y de las pruebas existentes en su contra) expresó en presencia de su
defensor, que negaba los hechos y se iba a abstener de contestar preguntas,
incorporándose por su lectura las declaraciones brindadas al tiempo de la
Instrucción (cfr. art. 385, segundo párrafo, C.P.P. v. Acta fs. 1751 y vta.).
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Así
fecha con fecha seis de octubre de dos mil once, durante la
investigación penal preparatoria, el imputado manifestó: “niega el hecho y va a
declarar, pero no responder preguntas, que niega terminantemente el hecho y en
particular niega haber corrido algún tipo de picada, y aclara que al momento
del evento, estaba totalmente detenido junto a otros vehículos en la intersección
de Chacabuco y Corrientes” (v. fs.282).
Seguidamente, en oportunidad de ejercer su defensa material, el prevenido
C.M.B., previa intimación de ley
(puesta en conocimiento de los hechos
atribuidos en las acusaciones -con sendas variaciones- y de las pruebas existentes
en su contra) y en presencia de su defensa dijo que negaba los hechos y se
abstenía de prestar declaración al respecto (v. Acta fs. 1751 vta.).
De igual forma que con el imputado Luca, y acorde lo previsto por el
artículo 385, segundo párrafo, del
C.P.P., se incorporaron por lectura las
declaraciones brindadas en sede fiscal.
Conforme a ello, con fecha siete de septiembre de dos mil once, C.M.B.
declaró ante el Sr. Juez de Menores, oportunidad en que dijo: Tuve una gran
irresponsabilidad, por lo que pido perdón a Mariana y a toda su familia por el
dolor que he causado. Que tuve mucho miedo y mucho pánico, cuando me bajo
del auto y la veo a ella me shoqueó, actué con cobardía ya que me tendría que
haber quedado. Automáticamente llamo a mi hermano Juan Pablo Bertorello
para decirle que quiero presentarme ya que mi papá había ido a dejar a mi
hermana, Romina Bertorello, en Mendiolaza. Como a la hora vuelve mi papá de
Mendiolaza a casa de mi hermano, le comento el hecho sucedido y le digo que
me quiero presentar. Mi padre se reúne con el Dr. Fernando Seara en la casa de
este abogado, para averiguar como hacía para presentarme. Que esto fue
aproximadamente a las tres horas, en esa reunión estuvieron mi padre y mi
hermano, mientras me quedé en casa de mi hermano, que se desocuparon a las
cinco horas. El Dr. Fernando Seara dijo que presentarse era lo correcto, pero
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que primero hablaran con el Dr. Joaquín Martínez Paz, ya que es abogado
penalista. A las nueve y treinta horas nos reunimos en el estudio del Dr. Joaquín
Martínez Paz, mí padre, mi madre que recién había venido de Mendiolaza,
también estaban mis hermanos Romina y Juan Pablo. Luego nos fuimos a la
Unidad Judicial de Accidentología Vial. Simplemente quiero aclarar que esa
noche yo no me iba a un boliche ni nada por el estilo, sólo iba a dejar a mi
acompañante, Brenda Andrade, a su casa ya que el recorrido que hacía era de
Chacabuco a la calle Lima y de la calle Lima a la calle Sucre, ya que allí vive
(fs. 721/2).
Días después, el quince de septiembre de dos mil once, C.M.B. declaró
nuevamente ante el Sr. Juez de Menores, oportunidad en que dijo: “que se remite
a lo ya dicho en la declaración anterior, y agrego que no tuve ninguna actitud
fuguista, como ya lo explique, me agarró mucho pánico, mucho miedo porque en
el lugar había mucha gente y tal vez podrían agredirme, una vez que ya habían
llamado a la ambulancia. Que, más tarde, junto a toda mi familia, me hice
presente en accidentología vial, yo para presentarme, y mi hermana para poner
a disposición el automóvil, y para decir en donde se encontraba, en ese
momento me informaron que ya habían encontrado el auto. Que mi hermana dio
el dato de que mi acompañante era Brenda Andrade para colaborar con la
investigación. Quiero aclarar que yo no venía corriendo picadas, ni venía a la
carrera, ya que circulaba aproximadamente a 60 km por hora y que justo el
semáforo se cambia a verde, no la vi a Mariana, que según me dijeron venía
corriendo en ese momento por eso no tuve tiempo de frenar” (fs. 761/2).
Avanzada la investigación penal preparatoria, con fecha veintiséis de
octubre de dos mil once, el imputado dijo ante la sede fiscal que: “Ratifica lo
expuesto con anterioridad en su declaración ante el Juez de Menores y quiere
aclarar primero que jamás hubo hubo picadas ni venía a la carrera, venía a una
velocidad aproximada de 50 km por hora, y que el auto no está preparado para
16
correr, sino que el auto tiene un escape libre y puede haber una confusión con el
tema de las picadas porque el auto tiene escape libre. Que quiere resaltar que
no venía corriendo picada con nadie. En ningún momento hubo una intuición
competitiva con otro auto, no teniendo nada más que manifestar.” (fs. 342/3).
Finalmente, a los veintitrés días del mes de diciembre del dos mil once, y
también ante el Sr. Fiscal de Instrucción, declaró: “que ratifica lo expuesto con
anterioridad y se remite a sus declaraciones anteriores” (fs. 1064/5).
III) Durante la sustanciación del debate, en el marco de la oralidad
impuesta por éste, brindaron sus declaraciones testimoniales: Alexis Larry
BARTOLONI,
Florencia
Soledad
RODRIGUEZ,
Helvecia
IBAÑEZ
DELALIBE, Darío Emanuel QUINTEROS, José Luis VALLEJOS, Gustavo
Rafael DURANI, Tomás Carlos Silvestre CANTAGALLO, Mónica Vanesa
GARCÍA, Nadia Belén ARANDA, Cristian Alberto RODRIGUEZ, Abel
Enrique GARCÍA, Juan Ignacio CASTRO, Eric Martin HENDERSON, Delia
Angélica MOLINA, Marcos Adrián GONZÁLEZ, María Victoria PARODI y
Javier CORRADINI.
De estos testimonios, para lo que concierne al sub examine, cabe
reproducir lo reseñado por los siguientes testigos:
- Alexis Larry BARTOLONI, recordó que el día del hecho: “…estaba en
mi auto con mi novia en ese momento sobre la calle Chacabuco casi Corrientes
sobre la calzada derecha, paralelo a la calle. Se escuchan ruidos de escape
libre que venían bajando por Chacabuco, nos damos vuelta y vemos dos autos
que venían a la par uno frena y el otro sigue de lado, vemos el impacto y una
chica que vuela por los aires y vamos a socorrerla. Para mi entender vienen
fuerte, bajando por Chacabuco desde Illia, fuerte, a unos 80/90 km por hora,
más rápido que de lo que lo hacen en velocidad normal. No vienen en el medio
medio, sino más tirando hacia la izquierda. Cuando llegan a Corrientes frena
del costado izquierdo y el otro pasa, el que viene más cerca de la calzada
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derecha. El que lo pasa frena a la izquierda del auto que sobrepasa, no viene
por la izquierda, viene más cerca de la calzada derecha El semáforo estaba en
rojo, y el que frena lo hace a la derecha del que pasa, recuerdo que eran un
147 y otro un 128 creo uno blanco y otro azul creo; estoy seguro que uno era
blanco. La persona cruzaba en la senda posterior de Corrientes, por la senda
norte desde la terminal al centro, de derecha a izquierda”
A preguntas formuladas por el Sr. Fiscal de Cámara, el testigo respondió:
“Estaba conversando en el vehículo con mi novia, escucho a dos vehículos ya
cruzando Illia, los veo cuando están por Chacabuco, de mitad de cuadra no los
pierdo de vista, no se decir concretamente esa velocidad, los veo que vienen
fuerte, no sé si es una sensación o qué pero sé que vienen fuerte, no sé cuánto es
lo normal, pero vienen fuerte para mí, afirmo que vienen fuerte. Soy una
apersona que maneja y conduce y tengo claro cuando se anda fuerte y cuando
no. Me da la sensación por la acelerada brusca, es por el caño de escape que
estaba libre. Si hubiera tenido el caño de escape normal también diría que
venía fuerte. Si hubiera sido caño de escape con silenciador, normal, libre, me
hubiera dado cuenta igual porque lo veo. Auditivamente por el escape veo la
aproximación a la esquina rápido, más rápido de lo normal de lo que llega un
auto a la esquina, la frenada del que frena y del que pasa y no frena. Esa
noche vi vehículos de similitud en el paseo Buen Pastor sobre calle Bs. As., eran
vehículos del mismo estilo o similares con escape libre la reforma, autos bajos,
no puedo asegurar que sean los mismos, mi negocio estaba en Irigoyen esquina
Independencia. A las reformas las relaciono con estética más que con
velocidad. A los vehículos los empiezo a ver desde la esquina de boulevard Illia
y Chacabuco, uno se detiene y el blanco es el que pasa, el blanco pasó por la
izquierda del auto que frena, entre el cordón y el auto”
Seguidamente, a preguntas de la querella, dijo: “Mi vehículo un VW Vento,
se situaba sobre la calle Chacabuco a la derecha antes de la senda peatonal
18
paralelo al cordón, venían juntos los autos (escenifica con sus manos marcando
una suerte de variación en la que los vehículos van alternándose unos a otros)”
Y agregó: “Apenas los veo, luego se diferencian, llega primero el que
frena y el otro pasa. Veo un peatón cruzando la calle por la segunda senda,
caminando, no recuerdo si iban otras personas cruzando la calle, había buena
iluminación en esa zona. En ese momento de mi vida pasaba siempre por ahí
porque mi novia vivía por ahí así que todos los días la dejaba ahí. No puedo
asegurar pero mi sensación es que los autos venían juntos, porque posterior a
eso se paran uno a la par del otro, posterior al accidente, primero se para uno
y después a la par el otro. Me daba la sensación que venían compitiendo, no sé
si ese es el termino correcto, diría que venían picando, una corridita. Sé que el
auto venía fuerte porque sé, tuve un auto con escape libre, sin escape, tuve un
Ford Fiesta, era chico y jugaba con los autos, tenia 17 años y jugaba con los
autos, lo bajé, le puse escape libre, lo ploteé, bajarlo no lo provoca nada en la
velocidad al vehículo. Por haber tenido este auto pude reconocer la maniobra,
yo lo he hecho porque he hecho picadas inconscientemente, sin la debida
conciencia de la velocidad y del peligro que ello significa”
Seguidamente, regresando al momento del impacto, Bartoloni dijo no
haber visto “…por donde es el impacto de la chica, no ve el momento exacto
porque lo tapa otro autos parados. Se baja mi novia corriendo y me asusta
porque venían los autos de Illia cuando, ni bien colisiona, el otro auto sale con
el semáforo en rojo, antes que largue el semáforo. Cuando colisiona el auto
accidentado el otro sale. El auto que colisiona sale lejos, para como a unos 50
mts. Se bajan, me acuerdo de una persona femenina, la veo venir caminado, y
me parece que había un masculino, me parece que para ver la chica, duró un
minuto, el auto sigue y dobla, hoy no sé por qué calle era. La persona
atropellada estaba en la calle, no veo el impacto justo pero la veo a la chica ni
bien pasa la altura de los autos llega a la copa de los árboles y cae. No hace
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ninguna maniobra para evitar el accidente y si lo hubiera hecho no tenía tiempo
por la velocidad a la que venía”
A pedido del representante de los querellantes en autos, se incorporó por
su lectura la declaración brindada por el testigo ante la Unidad Judicial horas
posteriores a las del evento, oportunidad en la que expuso en términos similares
a lo narrado durante el debate, refiriendo que su automóvil, en el que se hallaba
junto a su novia, Florencia Soledad Rodríguez “ se encontraba estacionado a
45º grados del lado derecho de la calle, a la orilla de la calzada, en la
intersección de Chacabuco y Corrientes”, y que de los vehículos observados
“un auto 128 de color azul se detiene, y estando en rojo el semáforo pasa por el
segundo carril de izquierda a derecha un auto Fiat 147 de color blanco patente
TYL 153”, mas agregando también que “…la Chacabuco está bien iluminada
pero que la Corrientes hace una semana que no tiene luz”, y que “…luego de
que ocurrió el accidente observó que autos de ese estilo bajaban desde la zona
del Parque a donde ocurrió el hecho” (v. fs. 453 y vta.).
Frente a esta incorporación y a petición de las partes, el testigo dijo:
“…posterior al accidente vi autos tuneados, cuatro cinco, pasaban para
curiosear, a los cinco minutos del hecho. Nunca vi que el auto blanco frenara o
intentara frenar. Chacabuco desde Illia a Corrientes es en bajada, es una
pendiente descendente, no sé si es pronunciada, estaba seca, normal. La calle
Corrientes estaba bien iluminada”. Ante esta última aseveración el testigo
remarcó que con relación a su declaración prestada en la Unidad Judicial, “ si
dijo que la calle hacía una semana que no tenía luz así habrá sido”, mas
también contestó que no sabía porque había mencionado un 128 y luego cambió
a un 147.
Luego de ello, a requerimiento de parte, se incorporó por lectura la
declaración aportada por Bartoloni, también ante la Unidad Judicial actuante,
con fecha 05 de setiembre del 2011, ocasión en la que reiteró lo narrado en su
20
testimonio anterior y agregó: “ (E)l auto azul había frenado antes de cruzar la
intersección, dejando un espacio entre su lado izquierdo hacia el cordón del
mismo lado, suficiente para que „pase un auto y medio, deja el último carril, no
sé si son dos carriles o uno grande‟(…) „(E)l semáforo estaba en rojo cuando
pasa el Fiat 147 blanco, yo lo vi, pero estaba a punto de abrir‟ (…) la chica se
encontraba por la senda peatonal que se encuentra pasando la intersección, no
observando (…) si la misma iba caminando o corriendo, como tampoco el
sentido en que lo hacía” – resaltado agregado- (v. fs. 523 y conf. con croquis
fs. 524).
A razón de tal incorporación el testigo especificó “Yo la veo que cruza
caminando en el momento de la colisión, yo la veo hasta la mitad de la calzada,
iba caminando. Ya había pasado un tiempo, no acaba de ponerse el semáforo
que la habilita a la chica, había pasado un tiempo pero no digo que faltaba un
segundo. No vi la colisión en ese momento, no se si estaba caminando o
corriendo, hasta la mitad de la calle iba caminando. No sé porqué dije en ese
momento que no veo el sentido en el que iba, hay cosas que por el tiempo
transcurrido no sé, cruzaban varias personas, pero estoy seguro en el sentido
en que cruzaba la chica, iba de la terminal al centro, sé hoy el sentido en que
circulaba. Yo no la sigo a la chica veo gente cruzando pero no puedo asegurar
si era ella, había gente caminando y que cruza desde ese lado hacia el otro. No
me acuerdo de haber visto gente cruzar en dirección contraria. Deduzco que
viene desde la terminal veo a una sola persona que cruza, yo no la sigo a la
persona pero la veo hasta la mitad de la calzada, después no la veo hasta el
impacto, no se el tiempo, Estoy mirando para adelante veo la gente que cruza
veo a una chica bajar, y saco las conclusiones, porque unos cinco segundos más
adelante siento el impacto y es despedida”
En función de sus declaraciones y los dichos vertidos durante el debate,
visualizado el croquis realizado respecto al lugar del hecho (fs. 524 cit. supra),
21
Bartoloni señaló: “ Había tres o cuatro vehículos parados, así como figuran en
el plano (tres vehículos de izquierda a derecha, estacionados antes de la primera
senda peatonal de Bv. Chacabuco con el semáforo en rojo y antes de reseñar el
vehículo 147 azul, luego, a la par de este, con proyección de movimiento hacia
delante, señalización del impacto) y tenía plena visión”
Finalmente, como corolario de su declaración, el testigo dijo que por la
velocidad a la que venían los vehículos le dio la sensación que venían del
parque.
-Florencia Soledad RODRIGUEZ (quien se encontraba junto su novio,
el mencionado Bartoloni, el día del evento -v. testimoniales supra y sus
precedentes constancias de autos-), recordó que ese día:
“Estaba con mi novio parado sobre la calle Chacabuco, estacionados
sobre mano derecha, era de noche, en el mismo sentido de la calle, paralelo al
cordón porque cuando escuchamos el ruido del caño de escape miramos hacia
atrás y vimos que venían dos autos que hacían bastante ruido y es lo que nos
llama la atención y por eso nos quedamos viendo el recorrido del vehículo;
eran uno blanco y otro azul, el blanco es el que recuerdo bien, el azul frena en
el semáforo y el blanco atinó a tocar los frenos y siguió el recorrido, venían
más o menos juntos, el blanco sigue el recorrido y cuando termina de cruzar la
calle Corrientes allí atropella a Mariana, es despedida y vuela hacia adelante y
hacia arriba, y cuando vemos esto mi novio me dice „la chica‟, porque él la
había visto cruzar. Cruzaba como viniendo de la terminal, por la senda
cruzando Corrientes, es por la misma senda que intento cruzar yo, y ahí veo
que recién los autos pueden cruzar la calle porque el semáforo estaba en rojo.
Me acerco a ella y le pregunto el nombre, intentó balbucear algo pero no me
pudo decir nada, cuando miro por calle Chacabuco veo el 147 estacionado y
que venían dos personas se acercan a la chica la miran y se van. Nos quedamos
con la chica y llamamos al servicio de emergencia y ya se había juntado gente
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que tratamos de ayudarla. La persona que la atropella no se acerca al tumulto,
se baja del auto, mira desde la misma posición y se vuelve a subir. Los autos
venían rápido, venían como juntos, no sé si a la par, pienso que como dos
autos que se venían entendiendo entre sí. A los autos yo los veo venir por
Chacabuco, no sé si venían de Chacabuco o de Illía”
Frente a esta declaración, y a pedio de parte (en función de ciertas
contradicciones advertidas), se incorporó lo narrado por la testigo al tiempo de la
Instrucción(con fecha 05 de setiembre del año 2011) ocasión en la que dijo:
“…el día viernes a la madrugada dos de septiembre del corriente año, siendo
las doce y cuarto hs aproximadamente, se encontraba sentada en el asiento
delantero derecho del auto: VW Vento, el cual había sido conducido por su
novio Alexis Bartolini, y que se encontraba estacionado junto al cordón derecho
antes de cruzar la intersección de Bv. Chacabuco y calle Corrientes (…) desde
allí tengo la sensación de que vi a tres autos detenidos de la mitad a la izquierda
de Bv. Chacabuco, debido a que el semáforo del cruce de arterias se encontraba
en rojo (…) (E)n ese momento sentimos el ruido del auto, creo que era del auto
blanco del 147, de su caño de escape que venía avanzando por el Boulevard. Al
mismo tiempo otro auto que venía con el 147, venía más adelante como que
venían juntos; no lo registro muy bien, no lo vi bien, no me acuerdo la marca o
el color se detiene por el semáforo, entonces el auto blanco venía fuerte y al
llegar al semáforo parece que toca los frenos pasa por la derecha (del otro
auto), como que no sabe qué hacer, pero al final sigue y apenas termina de
cruzar la Corrientes sobre la senda peatonal la agarra a la chica, que vuela dos
o tres metros de arriba y termina tirada sobre la carpeta asfáltica quince metros
pasando la intersección y a dos metros del cordón, cerca de una camioneta
Nissan negra que está siempre ahí, parada frente a la heladería Bariloche (…)
(E)l auto blanco continúa su recorrido (…) hasta la otra esquina con calle Entre
Ríos. En ese instante (…) baja de su rodado, se aproxima a la chica y todavía no
23
había gente rodeándola, levanto la vista y el auto blanco todavía estaba en la
esquina, después la hable a la chica y al levantar la vista nuevamente, el auto
blanco ya no estaba (…) la chica fue impactada sobre la senda peatonal que
está pasando Corrientes (...) desconoce el recorrido posterior del otro auto. (…)
no observó el color del semáforo cuando el auto blanco cruza la intersección
tengo la sensación de que estaba por cambiar de rojo a verde” (v. fs. 521 y
conf. con Croquis fs. 522)
Ante ello, la testigo aclaró: “Había pocos autos detenidos, no eran
muchos como suele haber en la calle Chacabuco. A los tres vehículos
detenidos, no los conté pero no eran muchos estaban de la mitad hacia la
derecha y el azul, me suena de la mitad hacia la izquierda. Al blanco lo
recuerdo clarísimo, lo que si sé es que el blanco fue el que la atropelló a
Mariana, fue sobre el que puse el foco. El color azul es lo que me suena de
aquella época. Intento cruzar la senda de derecha hacia izquierda por el mismo
lugar que lo hizo la chica recién ahí cambió el semáforo a verde, tengo la
seguridad que el semáforo estaba en rojo cuando cruzó el blanco, pero no tengo
seguridad de cuando cambia al verde, pero si tengo la seguridad que estaba en
rojo cuando cruzó el blanco. Veo el color del semáforo, no veo cuándo cambia
de rojo a verde”
Señalado esto, y ante preguntas de la defensa del prevenido C.M.B.
respecto a si pudieron haber transcurrido dos cambios de semáforo entre que
ocurrió el hecho y llegó al cuerpo de la víctima, la testigo dijo:
“Estoy segura de que fue en el mismo cambio de semáforo, bajo del auto
corriendo, tengo cinco metros a la esquina, y ahí cruzo, fue en el mismo cambio
de semáforo, yo bajo corriendo. Veo cuando ya estaba por chocarla no cuando
empieza a cruzar la calle Chacabuco”.
Luego, tras preguntas efectuadas por el Sr. Fiscal y la defensa de C.M.B.,
agregó: “Cuando miro el recorrido, supongo que cuando ve el semáforo rojo
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atinó a frenar y siguió, no sé si a más o menos velocidad, es lo que yo veo. Veo
con claridad que intenta frenar y sigue acelerando hasta la siguiente esquina.
Toca los frenos un segundo y sigue normalmente, veo el movimiento que hace
el auto al intentar frenar. Como hace el vehículo cuando toca el freno, no hizo
ningún ruido, es lo que vi. Sé que iba rápido porque veo el recorrido que hace
desde mitad de Chacabuco hasta que toca la chica por eso tengo esa sensación,
los dos vehículos es como que se entendían entre ellos, los dos van rápido, uno
frena y el otro atina a frenar y sigue el recorrido, rápido, para mí, es una
velocidad de media a más rápido, no se precisar a qué velocidad. Sólo vi estos
dos autos, no recuerdo si los otros autos fueron parando antes o después que
estos autos aparecieran. No recuerdo si había otra gente cruzando por la senda
peatonal”
-Helvecia, IBAÑEZ DELALIBE, la cual contó que el día del hecho
“…venia por Chacabuco caminado con una amiga y venían autos haciendo
picadas, la avenida venía casi vacía, yo no me di vuelta a mirar pero sentía,
venía por la vereda desde Nueva Córdoba al centro por mano izquierda,
entonces escucho una acelerada y me dio a pensar que venían haciendo una
picada, nos llamó la atención el ruido de un impacto muy fuerte y pensé que
alguien había chocado una pared; veo a los autos parados y la chica estaba por
los aires. Vi a la chica perfectamente bien , la ropa, la zapatilla, la vi bien
porque pasa cerca del foco de la luz, se elevó, no creí que era una persona, yo
estaba por cruzar la calle Corriente, cruce corriendo y veo a la chica. Yo miré
los semáforos pero no recuerdo si estaba en rojo o verde en este momento,
quizás en otro si, no puedo precisar, quizá el paso del tiempo. Tenía los autos
adelante mío, pero no les prestaba atención porque sentía hace rato el ruido de
las picadas, acelerada, frenada, acelerada. Eran dos 147 uno blanco que
chocó a la chica y otro azul, los veo adelante mío que bajaban por Chacabuco,
el azul estaba detenido, el blanco también, pero cuando miro al blanco, porque
25
yo miré mejor a la persona que volaba por el aire, estaba detenido más
adelante. El otro azul se queda, después no lo vi más. Cuando la chica estaba en
el aire el blanco para un segundo y después se va. Estaba a un metro más o
menos del cruce de Corrientes. Antes del accidente vi como entre auto y auto
venían hablando entre ellos. Nunca vi quien conducía el 147 blanco, me
acerqué a la chica, estaba en un costadito cerca de un taxi, había una heladería
y nadie hacía nada, llamé a la policía nadie reaccionaba seguían tomando un
helado. Fue un golpe muy fuerte, en seco, como si fuera contra una pared. Yo
sentía que entre los autos se reian y daban gritos. En ese momento no había
mucha gente, en la zona había una heladería, quiosco, por el lado que veníamos
nosotros había un bar y no me fijé pero en la heladería sí. Escuché los ruidos
como
antes de Corrientes, los autos supuestamente venían desde Nueva
Córdoba, bajando por Chacabuco Al auto azul lo vi detenido, detrás del azul
había uno blanco detenido que no lo vi más. No vi ni presté atención quien llegó
primero de los autos sólo presto atención cuando siento el impacto, yo venía por
la vereda de la izquierda bajando, las risas y carcajadas fueron antes del
impacto eran los únicos autos, los dos 147. Vi al azul un poco más retirado,
llegan los dos juntos a calle Corrientes, para mi eran los chicos que venían
corriendo picadas. El azul como que no cruzó, el blanco si cruzó. Me parece
que había otro auto blanco detrás del azul que después no lo vi más, o sea que
habrá doblado por Corrientes porque después no
lo vi más. Las risas,
carcajadas, venían de esos dos autos, dos 147, no sé qué pasó esa noche que no
había autos, venían ellos dos. Al azul lo vi un poco más retirado, llegan juntos a
la esquina de Corrientes. El auto blanco pasó del lado del cordón de la vereda
de la heladería, por la izquierda, mas retirado de la vereda porque había taxis
estacionados. Yo veo sólo cuando siento el impacto porque me llamó la
atención, antes del impacto sólo escucho las risas, después del impacto veo al
auto blanco frenado sobre la senda peatonal y la chica volando por el aire”.
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-Darío Emanuel QUINTEROS (amigo del prevenido Luca y quien se
conducía junto a este y a Cristian Daniel Moreira al momento del evento)
contó: “Nosotros salíamos de la estación de servicio YPF del Parque Sarmiento
y lo vimos pasar al 147 blanco, nosotros veníamos en el 147 azul y lo manejaba
Gastón Luca y venia también Moreira Cristian. Luego lo vimos sobre el
boulevard cerca de la terminal, frenamos por el semáforo rojo, creo que es la
Tránsito Cáceres, donde está el primer semáforo, se pone en verde y seguimos
normal y veíamos el 147 blanco que a veces se quedaba atrás o adelante.
Cuando llegamos a Chacabuco doblamos a la derecha y bajamos hacia
Corrientes, estaba el semáforo en rojo y nosotros frenamos y el chico nos pasó
en rojo por el costado izquierdo y embiste a la chica. Sentimos el ruido del
impacto y doblamos hacia la izquierda y nos fuimos a nuestras casas. Producido
el impacto creo que estaba el semáforo en verde. La que cruzaba era una mujer,
al otro día me enteré que el chico se había dado a la fuga. Sentí el ruido y la
chica se fue para adelante, la desplaza varios metros. No sabíamos que hacer
porque estábamos en un estado de shock, nunca me imaginé que iba a quedar
sola sino que la iba a auxiliar la del 147 blanco. No recuerdo que pasó con el
147 blanco. No recuerdo si había otros autos. Esa noche íbamos a ver a un
chico por el tema de un tatuaje, no recuerdo si era para Cristian o para Gastón.
Luego me dejaron en mi casa y no se habló de nada y al otro día voy a trabajar
y un compañero me comenta de este accidente y ahí me enteré que la había
abandonado. Cuando estábamos en la intersección de la calle Transito Cáceres
de Allende, la chica del 147 blanco lo saluda a Gastón con la mano. Gastón
creo que me dijo que eran primos o amigos. Nosotros paramos del lado
izquierdo de la calle Chacabuco y el otro auto nos pasa por la izquierda”
A preguntas efectuadas por el Sr. Fiscal, el testigo contó: “Con Luca
somos amigos del barrio desde hace muchos años, y no tengo ningún interés en
particular, quiero que se haga justicia. Luca tenía un 147 azul con la suspensión
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modificada, bajo, el caño de escape no era el original, le habían cambiado el
escape, tenia otra forma otra salida. No he participado en picadas y no hubo
prueba de velocidad entre los 147, eso no pasó, no hubo ninguna picada, yo
sentía el ruido del que yo iba, también había música. Tampoco después de
vernos por primera vez hubo alguna prueba de velocidad, arranque rápido,
picada, etc. Nosotros hicimos nuestro camino sin prestar atención al otro
auto, no vimos que hubiera prueba de velocidad con otros vehículos. Nunca nos
pusimos a la par con el otro 147. No sentimos ruido de escape. Nosotros
estábamos frenados en Chacabuco antes de Corrientes con el semáforo en rojo,
y habrá doblado el 147 después, creo que venía detrás nuestro y veo que nos
esquiva, cuando frenamos nos esquiva. Vemos que hace así (efectúa
movimientos con las manos teatralizando un movimiento de esquive), sentí el
sonido de un auto, no de escape libre”. Ante esta última aseveración y
preguntado por el Sr. Fiscal acerca de cuál es el sonido de un auto, Quinteros
respondió “…no, no sé”.
Así, al advertir contradicciones en sus relatos, el Sr. Representante del
órgano fiscal solicitó la incorporación por lectura de los testimonios brindados
por el testigo durante la Instrucción.
Admitido esto, a fs. 487/9 de autos, con fecha 04 de setiembre del 2011,
Quinteros declaró: “…el día miércoles 31 de agosto del corriente año siendo las
23:30 hs. Aproximadamente (…) se hallaba en su domicilio particular sito en
barrio Ituzaingó (…) (S)iendo las 23:45 hs. aproximadamente se apersona en su
domicilio el Sr. Luca Gastón a bordo de su auto de marca FIAT 147, DE
COLOR AZUL (…) Luca lo pasa a buscar para dirigirse hacia la zona de barrio
centro a llevarle el bosquejo de unos tatuajes a un tatuador al cual él (…) no lo
conoce (…) (S)ube al Fiat 147, azul, conducido por Luca (…) a su lado, o sea,
en el asiento delantero derecho se hallaba el Sr. Moreira Cristian y (…) él (…)
se ubica en el asiento trasero en la parte media (…) (R)ecuerda (…) que en el
28
trayecto ingresan a cargar combustible para continuar la marcha a la estación
de servicios de la empresa YPF, ACA sita en la Avenida Sabattini a la altura del
zoológico del parque Sarmiento (…) (L)uego salen de la misma y continúan la
marcha hacia la zona de barrio centro
(…) en esos instantes cuando se
hallaban saliendo de la Estación de servicios observan un auto de marca Fiat
147, que parecía de color crema, (…) les llamó la atención porque era un
rodado de los „tuneados‟ que se hallaba “planchado” con luces de xenón
delanteras y el rodado mencionado venía de la zona sur (…) (L)os ocupantes
del Fiat 147 azul, continúan la marcha hacia el centro (…), al llegar a la altura
de la Terminal de Ómnibus detienen la marcha en la intersección del Bv. Illia y
Tránsito Cáceres (….); cuando se hallaban detenidos en dicha esquina se
detiene hacia la izquierda de vehículo en que se hallaba el dicente, el Fiat 147
de color blanco mencionado ut supra (…) (E)n esos instantes observa que
dentro del auto de color blanco, que era conducido por una persona de sexo
masculino (…) no puede precisar la edad de dicho sujeto (…) tenía “una
barbilla” y una “pirincho” de cabello de color castaño oscuro, de tez blanca,
remera de color oscuro (…) se hallaba acompañado por una persona de sexo
femenino que recuerda que se hallaba con su rostro maquillado (…) no puede
precisar más datos identificatorios (…) (R)ecuerda (…) que en esos instantes el
Sr. Luca realiza una señal de saludo a la femenina que se hallaba en el Fiat 147
blanco (…) Luca les manifiesta a (él) y a Moreira que la conocía de, cree barrio
Altamira o de por ahí. Que luego el semáforo cambia a verde, que los ocupantes
del Fiat 147 azul, continúan la marcha por Bv. Illia hacia el centro, que en el
ínterin de la Terminal hacia Bv. Chacabuco el Fiat azul se dirigía en todo
momento adelante del Fiat de color blanco, que en algunas ocasiones el
conductor del Fiat blanco se colocaba adelante, que se dirigían en todo
momento a una velocidad baja, a criterio del dicente de unos 40 o 50 km por
hora, debido a que el vehículo se encontraba bajado y hay baches en la zona
29
(…) (L)legan a la intersección de Bv. Illia y Av. Chacabuco, el Sr. Luca continúa
la marcha por Bv. Chacabuco (…) al llegar a la intersección de Chacabuco y
calle Corrientes se detienen debido a que semáforo se hallaba en rojo entre el
segundo y el tercer carril de la Av. Chacabuco (…) (E)n esas circunstancias que
se hallaban detenidos observa que una persona de sexo femenino de unos
veintitantos años que vestía ropa de color oscuro, jean y un buzo de magas
largas, de tez clara, de cabello lacio, oscuro y largo, que se hallaba cruzando en
sentido este oeste, o sea en dirección de la Terminal hacia el centro, que se
dirigía caminando por la senda peatonal (…) en esos instantes escucha un ruido
de caño de escape (…) observa hacia atrás que venía el auto de color blanco del
que se hace mención a una velocidad, aproximadamente de unos 70 u 80 km
por hora (…) luego observa que el auto de color blanco continúa la marcha
elevada, que no frena en ningún momento, y que en ese trayecto escucha el
„grito de una mujer‟, posteriormente lo que observa es que esta persona de sexo
femenino es impactada por el Fiat de color blanco (…) (I)mpactada con su
cuerpo en la parte delantera del Fiat blanco sale despedida varios metros
quedando sobre la carpeta asfáltica del lateral izquierdo de Chacabuco a unos
quince metros aproximadamente del cordón cuneta del lateral izquierdo (…)
(E)n esos momentos el semáforo cambia a verde (…) el conductor de Fiat azul
dobla por calle Corrientes, y (…) deciden retornar hacia la zona del dicente
debido a que no tenían contestación del tatuador de si se hallaba (…) (E)l Fiat
blanco sólo llevaba un acompañante, la de sexo femenino ubicada en el
asiento delantero derecho del vehículo de quien se hizo mención anteriormente
(…)el estado de la carpeta asfáltica era bueno y (…) la luz era buena (…) en la
intersección de la colisión hay buena iluminación artificial (…) el semáforo
ubicado en la intersección de Chacabuco y Corrientes (…) se encontraba en
correcto funcionamiento (…) (E)l conductor del Fiat blanco no intentó frenar en
30
momento alguno, y (…) el peatón (…) se encontraba cruzando la calle por la
senda peatonal” –negritas agregadasAl día siguiente, Quinteros ratificó lo declarado con anterioridad y en
función de ello agregó: “ „Íbamos por Bv. Illia y al llegar a la Chacabuco,
doblamos y escuch(é) el ruido del escape del 147 de color blanco o cremita que
venía detrás nuestro‟ (...) (A)l llegar a la intersección con calle Corrientes, „yo
vi el semáforo en rojo y el „Negro‟ se detiene, no me acuerdo si detrás de otro
auto o no; en ese instante (…) observa a un cuarto de la calle (Chacabuco), a
una chica, estaba cruzando por la senda peatonal; no estoy seguro, no puedo
afirmar por cual senda pasaba, si era la que esta antes de cruzar la intersección
o la que está después de la intersección, y ahí yo calculé que la iba a agarrar a
la chica, inmediatamente „escuché un grito y mire y ya la había” (v. fs. 515 y
vta. y croquis fs. 516).
Finalmente, con fecha 23 de setiembre del 2011, el mencionado testigo
agregó que el día del hecho “…se detienen sobre la intersección de Bv. Illia y la
calle que va a la terminal (…) con el semáforo en rojo (…) (L)uego el semáforo
pasó de rojo a verde y ambos vehículos avanzaron (…) en el recorrido que va
desde la esquina mencionada hasta la avenida Chacabuco nos pasamos menos
de cinco veces; cuando cada uno frenaba por los pozos o vaditos, „nos
pasábamos por el costado, no me acuerdo por qué costado, creo que en ningún
momento los pasamos a ellos por su lado izquierdo; nosotros siempre fuimos por
el carril de la derecha. A los vaditos de las esquinas los pasábamos despacito,
sabe haber lomaditas y desperfectos de las calles. No me acuerdo si algún
semáforo nos dio en rojo o si nos detuvimos. El 147 está muy bajito, tenés que
pasar todo muy despacio (…) (E)l auto de Gastón apenas aceleras se siente un
ruido porque el escape no es original, no se puede andar fuerte por el tema de
los pozos. Al otro auto no le íbamos prestando atención, íbamos charlando y
escuchando música, hablando de autos, chicas, del tatuaje, lo de siempre. (E)l
31
Fiat 147 de color azul „tiene el caño de escape cambiado, de boca más ancha.
Tiene un tacómetro o cuentavueltas, de los baratos, es para hacer facha. Con
unas llantas puestas para la estética y el auto está muy bajo, eso es lo que más
me llama la atención junto al ruido‟ (…) con relación al Fiat 147 de color
blanco (…) no le presté atención, lo que sí vi es que estaba bajito porque
rebotaba en las esquinas o cuando agarra los pozos; además tenía las luces de
xenón antes descriptas (…) (D)urante todo el recorrido que va desde la
intersección de Bv. Illia hasta la intersección de Av. Chacabuco y calle
Corrientes (…) los rodados no realizaban ninguna prueba de velocidad o
destreza o similar y (…) no le prestaban atención al otro auto (…), se acordaría,
ni siquiera lo toreó con el acelerador (…) (N)unca anduvimos uno delante del
otro, cada uno iba por su carril y nos pasamos menos de cinco veces por los
badenes o porque la calle no está buena…” –énfasis agregado-(v. fs. 254/5 y
croquis fs. 256).
Tras estas incorporaciones, y a requerimiento de partes, el testigo dijo que
la mención a 70 km. por hora en cuanto a la velocidad a la que venía el vehículo
atendía a una suposición
“…cuando frenamos estaba en rojo y la chica
comenzó a cruzar desde el lado derecho, el nos pasa y siguió, no frenó, no sentí
el ruido de frenos, ni chillidos de goma, veo cuando impacta a la chica, él nos
pasa y no frena, no recuerdo ni veo si hizo alguna maniobra antes del impacto.
(C )uando doblamos por Illia al (147 blanco) lo perdemos de vista. Yo iba detrás
creo que al medio. El 147 blanco nos pasó en segundos, no llego al minuto.
Según mi cálculo iba a unos 70/80 km. por hora, nosotros íbamos a una
velocidad normal a unos 40/50 kms. Calculo. Nosotros acabábamos de doblar y
no tuvimos tiempo de levantar velocidad. Estaba en estado de shock porque
estaba sorprendido por lo que vi, por lo que paso, me quedé sin palabra por lo
que había visto”
32
A pedido de la defensa del imputado Luca, el testigo aclaró que en el
croquis de fs. 516, había indicado dos posibles lugares de impacto (uno sobre la
primera senda peatonal y otro sobre la segunda) porque no se acordaba si la
peatón había cruzado por la primera o por la segunda senda peatonal. Señaló
también que la calzada (desde Tránsito Cáceres de Allende hasta Chacabuco)
“…tenía unos baches, bajadas, no se podía andar fuerte por ninguna calle”
Luego, y para coronar su declaración, Quinteros señaló que no recordaba
si había peatones circulando, “…la vi a la chica sola cruzando”.
-José Luis VALLEJOS (empleado de CRESCE al momento del hecho y
conductor del vehículo afectado a la recolección de residuos en la zona), quien
señaló que el día del siniestro: “Escuché el ruido, que pasaban dos vehículos,
estaba a media cuadra de Corrientes, escucho un explosión como un choque,
cuando miro hacia adelante veo la chica que va cayendo , pasando Corrientes, a
metros de un vehículo
que estaba estacionado, sigo más adelante, cruzo
mientras veía a la chica en la calle, con la radio llamamos a la empresa para
que llamen a la policía, Veo más adelante a una pareja caminando, el chico
estaba todo ensangrentado, miran y se van, yo los sigo a los del vehículo y dio la
casualidad que el mismo camino que yo tengo que hacer hace el vehículo. Casi
llegando a General Paz nos cruzamos un patrullero y le avisamos. Antes del
impacto sentí el ruido de dos vehículos que venían fuerte, los miré y seguí con
lo mio”.
Tras cartón, a preguntas de las partes, el testigo indicó: “Llaman la
atención los motores cuando van en aceleración fuerte, giré, miré y no le seguí
prestando atención, por el ruido del caño de escape para mi van fuerte. Sentí
el ruido del impacto, no veo cuando impacta, y veo cuando va cayendo y un 147
blanco. Lo veo al 147, paro más adelante a uno metros por eso imaginé que ese
auto estaba involucrado. Escuché la frenada fuerte y el impacto seguidito, casi
simultáneamente. A la velocidad la determiné porque pienso que cuando
33
escucho los motores fuerte es porque van fuerte. La pareja se bajó del vehículo
blanco que estaba a unos metros, el chico tenía una camisa blanca con negro y
sangre en los brazos y en la cara, estuvieron unos segundos, nadie dijo nada,
se fue no muy rápido porque iba arrastrando en el asfalto el guardabarro
izquierdo, colgando, yo iba a 40, 50 metros”.
En función de esta declaración se incorporó por lectura la testimonial
brindada por Vallejos ante la sede de la Unidad Judicial, cuando a los seis días
del mes de setiembre del 2011 especificó que aquello “que iba arrastrando” era
“el paragolpes” y que “la parejita iba discutiendo, el chico manejaba” ( v. fs.
605 y conf. con fs. 606, croquis de recorrido del camión).
Incorporación ante la que aclaró que efectivamente era el paragolpes lo
que se arrastraba.
- Tomás Carlos Silvestre CANTAGALLO, contó que ese día “…bajaba
por Entre Ríos, yendo a la farmacia, cuando voy llegando veo un Fiat chiquito
que usan los pibes, blanco, que viene arrastrando el paragolpe, se pone en
rojo y pasa me acerco a la farmacia, y a mi espalda siento que una mujer grita
dentro de ese vehículo, pero no le dí importancia, estacionan sobre calle
Chacabuco pasando Entre Ríos sobre la izquierda, bajan corriendo hacia
Corrientes, un masculino y una femenina, y hablo con un taxista que me dice que
debe haber habido un accidente más arriba y le dije „Voy a tomar la chapa‟,
pero sin mayores expectativas mías, lo hice por las dudas, luego veo que estas
personas vuelven corriendo, primero llega el chico y la espera a la chica y se
van. Salgo de la farmacia y veo mucha gente y veo el cuerpo de una persona, le
digo a una mujer policía que le había tomado la chapa y me la pidió y me
pregunto si quería ser testigo”.
A preguntas de las partes Cantagallo recordó que en una parte de la zona
“…estaba oscuro, Entre Ríos y Corrientes estaban bien iluminadas, hacia
Corrientes, mucho antes de llegar a la esquina veo que allí no estaba muy
34
iluminada.
En
la esquina con Corrientes no me acuerdo, ya no vi.
El
masculino salió del lado del volante y el femenino del lado del acompañante
(…) Para subir el la espera a la chica”.
En función de esta declaración, se incorporaron por lectura los dichos
vertidos por el testigo en las postrimerías y los días subsiguientes al evento,
oportunidades en las que contó:
A fs. 450 y vta.: “…el día de hoy (02/09/2011) siendo aproximadamente
las 00:20 horas, cuando se encontraba en la esquina de las calles Entre Ríos y
Chacabuco, fuera de ella, en la cola esperando ser atendido, escucha un ruido de
un auto que arrastraba algo y un grito de una mujer, al escuchar esto, se da
vuelta y ve que un auto Fiat 147 de color blanco pasa en rojo y se estaciona
sobre la mano izquierda de la Avda. Chacabuco (…) (L)uego de esto observa a
dos persona, un hombre y una mujer, bajan del auto y corriendo va hacia el
lugar del accidente (…) (A)l ver que estas personas corrían, supone que algo
había pasado por lo que tomó la chapa patente del auto (…) (A) los escasos
minutos observa que estas personas que se habían bajado del auto volvían al
mismo, recordando que el chico tenía sangre en su cara, no recordando si
también estaba en esas condiciones la chica. Que estas personas se subieron al
auto y se dirigieron por la calle Chacabuco. (N)o observó ningún otro vehículo
que lo siguiera (L)uego se acercó al lugar en el cual se encontraban una persona
y allí observa a una chica en la calle, con un gran charco de sangre debajo de la
cabeza, inconsciente al ver esto se impresionó y se retiró de ese lugar (L)lamó al
107 pero la ambulancia demoró como 30 minutos al llegar (…) se retiró del
lugar una vez que llegó la ambulancia.
(E)l
semáforo funcionaba
correctamente, (…) no estaba en luz intermitente (…)la visibilidad e iluminación
en el lugar del hecho (…) que era la esquina (…) estaba bien iluminado (…)
(E)l automóvil (…) no circulaba fuerte porque venía como arrastrando una
chapa (…) (L)a chica lesionada (…) se encontraba frente a un Pizzería que se
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ubica al 249 de calle, cerca de los autos estacionados sobre la mano izquierda,
yendo por Maipú en dirección de Ciudad Universitaria al Centro (…) el lugar
estaba muy oscuro…” -resaltado agregado-.
-Y a fojas 476, aclaró: “… la visibilidad era muy buena, había buen
alumbrado público y también había luz de negocios”
Frente a esto, y a requerimiento de las partes, Cantagallo expuso: “…hace
4 años atrás tenía todo más claro Yo me volví loco por esa situación, a los
cuarenta minutos habrá llegado la ambulancia. Yo no recuerdo si estaba bien
iluminada, me costó ver el cuerpo. Ahí había una heladería, no recuerdo bien si
estaba bien iluminada, si lo dije debe ser así, el cuerpo estaba cerca de una
heladería. Había estupor entre la gente, estábamos todos alterados, la policía
ya estaba ahí, llegó varios minutos después”.
-Mónica Vanesa GARCÍA, señaló que ese día se encontraba trabajando
en el bar Lennon ((ubicado sobre calle Chacabuco 278, frente al lugar del
hecho) y sintió un ruido fuerte: “…como el local estaba debajo de un edificio
pensé que alguien se caía del edificio, que se había tirado una persona, salgo y
veo un auto blanco y la chica . El ruido fue creo del golpe que a ella le pegan.
Es una calle hipertransitada, muy bien no recuerdo. Hay cosas que no se
olvidan nunca como a ella tirada en el suelo. La veo al frente del local, en el
cordón cuneta, al lado del auto de mi ex pareja, pasando Corrientes, se juntó
mucha gente, yo llamé a la ambulancia. El negocio está en la segunda senda
peatonal pasando a unos treinta metros, más o menos, en la esquina había un
bar luego una heladería y después el local. Yo estaba justo frente a la ventana
que da a la calle haciendo un café. El ruido era como de estallido de vidrio. Vi
los autos que pasaron, de atrás un auto blanco y el otro no lo vi pero pasaron
rápido, después nos ocupamos de la chica. Los autos eran chicos, escuché los
ruidos de que estaban corriendo carreras, bajaban súper rápido por
36
Chacabuco. Primero fue el ruido del estallido y después el ruido de los autos;
el ruido de motores, de goma”
A pedido del Sr. Fiscal se incorporó por lectura la declaración brindada
por la testigo con fecha 08 de setiembre de 2011, ocasión en la que esta contó
que el día del evento, siendo las once y media, doce de la noche, cuando se
encontraba trabajando como empleada en el local comercial
de mención:
“…sentí un ruido fuerte, fuerte de explosión y de motores acelerando (no se
identificar bien, es un ruido de brum-brum) y salí a la calle, fui la primera que
la vi (en referencia a la víctima), yo pensé que se había tirado del edificio, en
ese instante pasaba un auto chico, blanco, un Fiat 147 pero no lo relacioné con
el accidente (La víctima estaba) sobre Chacabuco junto a la parte delantera
derecha de la camioneta de mi jefe, que estaba estacionada frente al negocio
(…). Entré al negocio a avisar al dueño y cuando volví a salir había mucha
gente (…) (M)ientras esperaban la ambulancia que tardó alrededor de cuarenta
y cinco minutos, había un hombre de traje que decía que anoten la chapa
patente, no me la voy a olvidar nunca y anotaron la patente en un papel y luego
se la dieron a la policía. También comentaban que había un auto estacionado
casi en la Entre Ríos y que habían bajado dos chicos, una chica y un chico, que
habían caminado hasta ahí, vieron y pegaron la vuelta. Además se comentaba
que había otro auto, un 128 ó 147 gris (…) (L)a chica se encontraba boca
arriba, en el piso, con un brazo sobre el rostro sin sangre y el otro quebrado, la
panza descubierta y respirando de forma lenta, suave, bajando en intensidad
con el tiempo (…) (S)obre Chacabuco siempre se hacen picadas, siempre se
escucha bajar a los autos a gran velocidad (N)o observé el momento y lugar
del impacto (…), yo estaba dentro del bar junto al mostrador cuando escuché
un ruido fuerte (…) (E)n el instante en que escuch(é) el ruido y cuando sal(í)
observ(é) la parte trasera de un auto Fiat 147 blanco (…) (E)n ningún momento
observ(é) a los ocupantes del Fiat 147 blanco (…) no v(í) a otro auto
37
corriendo…” En la oportunidad, preguntada por la Instrucción respecto a si
había observado al vehículo Fiat 147 blanco mencionado realizando picadas,
prueba de velocidad o de destreza en otras circunstancias u ocasión dijo “ (N)o
prest(o) atención a los vehículos que circulan por Chacabuco en los momentos
en que (me) encuentr(o) trabajando” -énfasis agregado- (v. fs. 219 y croquis fs.
220).
Ante dicha declaración y a preguntas formuladas por las partes, la testigo
señaló: “El caño de escape no se siente, depende del auto si el auto le hacen
cosas lo bajan se puede escuchar, yo he viajado en autos que no se le escucha el
caño de escape. Lo que yo sentí es el ruido del auto. Los dos autos pasaron
rápido, lo primero que creo es que la chica se tiró del edificio, primero no los
relaciono. Iban dos autos uno era un blanco el otro no sé pero eran dos autos.
No ví si había otro vehículo que estuviera haciendo picadas con el 147 blanco.
Un señor mayor, de cincuenta, cincuenta y cinco años, nos dijo que había
parado el 147 más allá, cerca de Farmacity, y que pudo anotar la patente del
vehículo. Otro que dijo que los había visto desde el Buen Pastor tomando
cerveza a los del auto, y desde allí los había pasado, comentaban que también
había otro vehículo. El ruido de auto fuerte se siente, identifico los ruidos
porque no venían tantos autos. Fueron segundos desde que escuche los ruido y
el impacto, el ruido de gomas, no sé si habrá querido frenar o no, supongo que
no frena porque si no como la choca. No vi el impacto no sé cómo explicarlo.
Interrogada por la defensa de C.M.B. la testigo especificó: “La heladería
que está junto al local tiene mostradores que están más o menos cerca de la
ventana”.
-Nadia Belén ARANDA (empleada de la heladería Bariloche al tiempo
del evento, ubicada también sobre calle Chacabuco, junto al local Lennon,
también frente al lugar del impacto), dijo: “Yo no recuerdo con lujo de detalle
pero si algo porque yo lo vi. Trabajaba en la heladería Bariloche, en Corrientes
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y Chacabuco, cruzando Corrientes del lado izquierdo, estaba cobrando cuando
siento un ruido y veo a la chica cruzando por la calle Chacabuco y veo cuando
la agarro el auto, veo cuando la choca, el auto venia como haciendo picadas
porque venía fuerte con otro auto y paso el semáforo en rojo. Venían los autos
fuertes y por la forma en como venían supongo que venían haciendo picadas.
La chocó bastante fuerte porque ella cae despedida del otro lado, cerca del árbol
del bar Lenon, el que impacta a la chica paso en roj. El local es todo vidriado y
se ve clarito primero salió mi compañero y después salí yo, una señora la tocó y
tenía poquito pulso, recuerdo que un taxi lo siguió al chico. Nosotros salimos a
ver a la chica, el auto impactó y siguió de largo. Yo estaba en la caja cobrando,
se veía bien, es todo vidriado, no recuerdo como se llamaba mi compañero, yo
no trabajo más ahí. Primero escuchamos que venía el auto fuerte y después que
impacta, era un 147 blanco, el otro vehículo no recuerdo cual era, no le preste
atención al otro auto, no vi que frenara ningún vehículo, no recuerdo”
En función de lo declarado y para ayudar a la memoria de la testigo, se
incorporó por lectura su declaración de fecha 08/09/2011, oportunidad en la que
Aranda contó:
“…la noche del día jueves, madrugada del viernes 02/09 del corriente
año, siendo pasadas las cero horas, pero sin poder precisar el horario, cuando
se encontraba trabajando en la heladería „Bariloche‟ de Chacabuco 290 de
barrio Centro de esta ciudad de Córdoba, estando dentro de la heladería con su
compañero Cristián, sin recordar bien pero cree que el apellido es Rodríguez,
siente un ruido por lo que mira a través de las puertas ventanas de la heladería y
allí observa que un auto azul frena antes de la intersección y un auto blanco
sigue, e impacta a una chica que venía caminando por las sendas peatonales,
pero el auto luego sigue la marcha (…) (L)a chica luego de pegar contra el
parabrisas del auto blanco, vuela hasta quedar sobre la calle, entre el frente de
la heladería y el frente de la Pizzería Lenon, pero antes de caer desplomada
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sobre la calle, pega contra una camioneta azul, „tipo familiar‟ que estaba
estacionada frente a la heladería y Lenon (…) (R)ecuerda que la camioneta se
movió, que le impresionó esto, siendo que es una camioneta grande (…) antes de
sentir el ruido del impacto, sentía el ruido de caño de escape, pero no puede
asegurar que los autos estuvieran corriendo picada, sino que por el ruido
seguro que venían a alta velocidad (…) (E)l auto blanco siguió (…) no lo ve
frenar (…) luego de que la chica fuera impactada por el auto, un taxi que se
había frenado junto al auto azul, pasa por el lado de la chica tendida en la calle,
la ve y sigue la marcha, en la misma dirección que el auto blanco (…) le dio la
sensación de que lo seguía pero no lo puede asegurar, que el traslado no dijo
nada, pero que iba fuerte (…) (E)l auto blanco del cual habla era un Fiat 147,
sin ninguna particularidad (…) el conductor de ese vehículo era un hombre que
no prestó atención (…) no alcanzó a ver cuántas personas iban en el 147 blanco
(E)l auto azul que ve frenarse cree que era un 147 también, no pudiendo
describir al conductor del auto azul (N)o puede aportar datos del taxi que se
encontraba en el lugar del hecho, solo vio que era un taxi azul y nada más y que
al conductor del mismo no lo vio (…) no había clientes en la heladería cuando
sintió el impacto (…) (H)ay semáforos en la esquina de las calles Chacabuco y
Corrientes, donde está ubicada la heladería en la cual trabaja (…) no lo vio a
los semáforos si funcionaban en el horario en el cual ocurrió el hecho, pero que
creería que sí, porque los autos frenaban de un lado y circulaban del otro y así
sucesivamente” –resaltado agregado- (v. fs.221)
Tras esta incorporación y a preguntas de las partes, la testigo dijo que antes
del impacto había sentido ruido “…porque esos autos son ruidosos, no sabe
cuántos eran los que hacían ruido. Los autos venían del lado de la derecha de
cómo estaba yo. No sé si venían corriendo pero venían juntos, al parecer venían
como picando mano a mano, la sensación es como que venían picando, porque
venían juntos”
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Tras plasmar en un croquis el lugar del impacto y el lugar en el cual cayó
el cuerpo de la víctima (lo primero sobre la segunda senda peatonal de Corrientes
y lo segundo sobre la mano izquierda de Chacabuco, pasando Corrientes,
“…cerca del árbol donde está la heladería y el bar Lennon”) la testigo agregó:
“No era habitual sentir esos ruidos de autos, en ningún momento la vi
correr a la víctima. Los autos venían fuerte por eso la impacto tanto, el auto 147
blanco siguió más allá del local después no lo vi más, el sector estaba bien
iluminado, yo podía ver no había mucho tránsito ese día era Domingo y era
tarde. Justo había entrado un cliente con un bebé en los brazos, por eso lo veo
porque estaba cobrando en la caja. Yo me di cuenta que estaba en rojo (el
semáforo) porque habían autos que estaban parados, yo no vi si estaban en rojo,
si vi el semáforo peatonal en verde La caja registradora estaba de frente a la
puerta a (indica una distancia similar a la que ocupa ahora entre su asiento y el
estrado). La puerta está del lado derecho del local y de frente El auto blanco le
pasa por la derecha del auto azul , mirando desde la heladería es a la derecha si
salgo de la heladería es a la izquierda. La chica cayó como a dos locales y
medios cayo y el impacto apenas en diagonal a la heladería, sobre la senda
peatonal”.
-Cristian Alberto RODRIGUEZ, quien también trabajaba en la heladería
Bariloche al momento del hecho, dijo: “Yo estaba trabajando en la heladería
Bariloche, de noche tipo doce, doce y cuarto, y se escucha una explosión,
calculé que era un accidente, ruidos de vidrios, veo pasar un auto con la parte de
frente rota y más adelante frena el auto y un chico pidió auxilio porque habían
chocado a una chica. Yo estaba con una compañera que estaba atendiendo por
eso no sale. Veo un auto color azul unos carriles más adelante, el que enviste es
el blanco, pasa despacio por el impacto y tenía todo roto frena a unos metros se
bajan unas personas y luego se van. Se supone que estaba en rojo porque
estaban los autos frenados sobre Chacabuco. No me acuerdo como se llamaba
41
la chica que estaba conmigo, porque siempre son personas nuevas que se toman
por temporada.”
Ante esto el Sr. Fiscal le preguntó al testigo si pudo haber visto si su
compañera salía, tras lo cual respondió: “Creo que no, salgo porque alguien
pidió auxilio”
Luego continuó: “Los que se bajaron del auto eran un hombre y una
mujer, y salieron fuerte de ahí, no escuche que salieran arando, salieron rápido.
Sobre Chacabuco en la senda los autos estaban detenidos, no recuerdo si había
otro auto de la misma marca y modelo que el blanco. A la noche siempre se
escucha que andan fuerte haciendo picadas, se escuchó el ruido del impacto y
supongo que era el que venía corriendo picadas con otro auto azul”
Para cooperar con la memoria del testigo el Sr. Representante del
Ministerio Público solicitó la incorporación por su lectura del testimonio
brindado por este con fecha 29/09/201, ocasión en la que dijo:
“…el día dos de septiembre del año en curso, siendo aproximadamente las
00:30 horas en momentos que (…) se encontraba en el interior de la heladería
atendiendo a una persona (…) sintió como una explosión en la calle creyendo
que había chocado una moto, no le dio importancia al principio, pero al ver que
un Fiat 147 de color blanco, detuvo su marcha frente a la heladería e
inmediatamente arrancó a alta velocidad (…) había un joven en la calle que
gritó hay una chica lesionada, por lo que de inmediato se dirige hacia la vía
pública, pudiendo observar que sobre la Chacabuco tirada en la carpeta
asfáltica, boca arriba al frente de la heladería a dos metros del cordón de la
vereda oeste, se encontraba una persona de sexo femenino la que emanaba
sangre de la cabeza, encontrándose ésta a menos de un metro de una camioneta
de color violeta que estaba estacionada sobre la mano izquierda, pegada al
cordón frente al negocio. En ese momento un taxi se detuvo a ver lo que había
pasado y sale en busca del fiat 147 blanco que se había fugado (…) (S)e juntaron
42
varias personas quienes preguntaban quien había sido el autor para ver si
lograban ubicarlo y se retiraban del lugar (…) (N)o logró ver al conductor del
auto, ya que en frente al negocio había una camioneta de color violeta, que debe
ser de alguien de los departamentos del sector (…) no puede precisar si este
vehículo venía picando con otro ya que estaba en el interior de la heladería
pero que el Fiat 147, cruzó en rojo ya que los otros vehículos que circulaban
por Chacabuco estaban detenidos esperando la habilitación, cruzando
normalmente los vehículos por calle Corrientes” -negritas agregadas- (v. fs.
261)
Ante la lectura de esta declaración y a preguntas de las partes Rodríguez
dijo: “Lo que dije en aquella época lo tenía más fresco que hoy. La heladería
creo que era el segundo local al lado creo que había una pizzería que vendían
lomitos, a ese lugar (en referencia a la sede de la heladería donde trabajaba esa
noche) fui muy pocas veces, mi lugar fijo era en O´Higgins, fui ahí porque me
mandaron. Tenía la caja y el mostrador todo a lo largo la caja estaba frente de
la puerta, si uno está en la caja ve hacia el frente, en ese momento no se si yo
estaba en la caja, todos atendían la caja. Había una persona que estaba
atendiendo mi compañera, ella estaba al medio y yo sobre mano izquierda. Yo
salí solo porque mi compañera estaba atendiendo. Yo llamé a la empresa, le dije
que había una chica tirada en la calle, una mujer también fue a ver a la chica no
recuerdo si mi compañera salió. Supuestamente el auto blanco paró a unos 12
mts. Más o menos. Pasó por el lado de la chica, no sé, no recuerdo bien, el auto
frenó un poco su marcha y siguió. Yo estaba en el mostrador y salgo cuando
piden auxilio La heladería tiene una amplia vista, se ve todo para el costado, se
ve bastante bien, siempre está bien iluminado el lugar, salgo afuera por el
auxilio que piden, el 147 ya había pasado y lo veo que está un poco más al
costado de donde está la chica. No me acuerdo si por Corrientes doblaron autos.
No puedo ver desde adentro de la heladería a la chica tirada al suelo porque
43
había una camioneta al frente. Desde adentro de la heladería se puede ver
bastante amplio, el semáforo se ve, se ven los autos frenados y lo de los otros
autos, se ve todo, cuando cruza una persona. Mi compañera estaba sirviendo el
helado ya había cobrado. Yo estaba conversando con una persona no recuerdo
bien si estaba atendiendo a alguna persona”.
-Juan Ignacio CASTRO, contó que ese día: “…era pasajero de un taxi
que estaba frenado en un semáforo de Chacabuco y Corrientes, yo venía por
Chacabuco, era a la madrugada. Venía cruzando una chica por la senda
peatonal, veo que viene un auto por atrás y la impacta, me pregunta el taxista
si lo sigue le digo que si y veo que el auto frena y el taxi para delante del 147 y
los ocupantes se bajan era un chico y una chica. Como no había nadie en la
calle, yo vi a la chica que venía cruzando, y le digo al taxista que siga. Yo venía
viendo la chica que estaba cruzando, el auto nos pasa por la izquierda
estábamos estacionados por el lado derecho de la avenida. Yo vi ese solo
vehículo. El taxista me hace el comentario, viste el otro auto porque parece que
venían picando. Bajo por Chacabuco y una cuadra después frenamos por el
semáforo, entre la mitad de la mano derecha y el centro, más o menos, antes del
impacto escuché el sonido de un auto que venía desde atrás, del motor, un
sonido fuerte, no sé cómo describir exactamente, sentí el ruido del caño de
escape, era un sonido fuerte, sonaba como un caño de escape libre, pasó por mi
izquierda de la mitad de la avenida hacia la izquierda bastante lejos cerca del
cordón. De la mitad a la izquierda no recuerdo si había detenido algún vehículo,
creo que no había ninguno. La chica venia de mi derecha hacia la izquierda,
estaba parada en la esquina por cruzar, por la senda peatonal, por la primera,
ese es el recuerdo que tengo, esa pregunta me la hicieron varias veces, la
primera vez que declaré”
Frente a esto, y a pedio del órgano fiscal, se incorporaron por lectura las
declaraciones brindadas por Castro durante la Instrucción.
44
Con fecha 06/09/2011, el testigo contó que al arribar a la intersección de
Corrientes, el taxi en el que se trasladaba: “…detiene la marcha antes de las
líneas paralelas que cruzan la arteria de este a oeste y viceversa, ya que el
semáforo estaba en rojo para los vehículos que circulaban por esta y en verde
para los que iban por Corrientes. A todo esto (él) (…) iba sentado en el asiento
trasero en el costado derecho, observa por el frente del vehículo que una persona
de sexo femenino estaba parada a la altura de la senda peatonal de la ochava
sureste, la cual comenzó a cruzar normalmente pasando por frente del taxi y
cuando ya se encontraba más o menos a la mitad de la Chacabuco, miro hacia
la izquierda y vio que circulaba un auto, es como que intenta detenerse un
segundo, pero luego comenzó a correr, fue en ese instante que un automóvil
marca Fiat 147 de color blanco, la embiste ya que venía circulando a alta
velocidad no sabiendo precisar pero muy fuerte, pasó motivando esto a que la
chica salga despedida hacia delante por el aire a unos tres metros de altura
cayendo sobre la carpeta asfáltica, donde comenzó rodar dos o tres veces el
cuerpo y luego se arrastró hasta que detuvo su recorrido en la rueda trasera
izquierda de un vehículo que estaba estacionado de 45º a unos cinco o diez
metros de la ochava noroeste. El Fiat 147 pasa por el costado de la chica y toca
el freno pero continuó la marcha, en ese momento el taxista de dijo „Che este se
va a escapar puedo seguirlo‟ por lo que le respondió que sí entonces el taxi
pasar por el costado del cuerpo, donde puede ver (…) que la chica estaba como
muerta, al mirar hacia el frente observa que el Fiat 147 detiene la marcha
pasando uno o dos metros, la intersección con calle Entre Ríos, paralelo al
cordón por lo que el taxi se detiene al costado derecho de este rodado, desde
donde el deponente puede observar que al lado del acompañante bajaba una
persona de sexo femenino de unos 1.70 aproximadamente de estatura, cuerpo
medio robusta, tez trigueña, cabello largo no pudiendo especificar el color quien
lloraba y gritaba „Mirá lo que hiciste‟ y después baja su conductor siendo este
45
de estatura 1.75 a 1.80 de estatura, cuerpo normal, tez blanca, cabello negro
corto, observándole una herida cortante a la altura de la nariz de donde
emanaba sangre, quien vestía una camisa manga larga de color celeste.
Aclarando que iban únicamente dos personas en el auto, las cuales de dirigen
caminando en contramano por la carpeta asfáltica hacia donde se encontraba
la chica tirada, viendo esto el taxista hace marcha atrás y coloca el auto sobre
calle Entre Ríos en sentido Oeste a Este antes de cruzar Chacabuco, quedándose
en el interior del auto, logrando ver que estas dos personas llegan hasta donde
estaba la chica tirada, en ese momento el taxista le dijo te dejo por lo que
continuó la marcha por Entre Ríos y cuando estaban terminando de cruzar la
avenida, ve como que el conductor del Fiat 147 encara nuevamente hacia
donde estaba el auto pero continuaron la marcha y no sabe que pasó luego,
pero no parecía que se fueran a dar a la fuga (…) (N)o podría precisar ( si el
vehículo en cuestión venía corriendo picadas con algún otro auto) pero (…) el
taxista al instante de producirse la colisión le preguntó „No viste el otro auto‟, y
(él) respondió que no pero le aclara este venía picando con otro. Además (…) al
momento en que la peatón cruzaba la calle, el semáforo estaba en rojo para los
vehículos que circulaban por Chacabuco” -negritas agregadas- (v. fs. 602/3 y
conf. con Croquis fs. 604)
Luego, con fecha 29 de setiembre del mismo año dijo: (C)uando la chica
cruzaba escuchó el ruido del auto, del „caño de escape libre‟, y cuando miró vio
que el auto siguió como venía, y allí la embistió (…) (A)ntes del impacto le
parece (…) que la chica lo vio venir al auto, por lo que regulo su caminar y se
decidió a terminar de cruzar (…) (N)o vio que el auto frenara antes del
impacto, ni escuchó ruido de frenada (…) (R )cuerda bien que el taxista le
preguntó: „No viste que auto era el otro?‟, a lo que (él) le contestó que no, y el
taxista le manifestó „Sí venía picando con otro‟, pero como ya dijo él no vio el
auto al que el taxista se refirió” -resaltado agregado-(v. fs. 896)
46
Ante estas transcripciones, y frente a preguntas de las partes, el testigo
dijo: “Yo cuando escucho el sonido de un auto veo un cambio en la manera de
cruzar de la chica, como si viera el auto, fue como una duda, trató de apurarse
para cruzar, trató de detenerse, aceleró bastante el paso, no sé si correr. Del
auto que cruzó sentí el caño de escape, no frenó antes de la chica, después de
envestirla frena y continua, hace una cuadra más y frena y se bajan primero una
chica y después un chico. Cuando se bajó la chica se bajó insultando, creo que
al conductor del vehículo, como desesperada, asustada, lloraba. El taxista me
dice creo que venían picando. Creo que la chica cambia el paso porque venía el
vehículo. Venía sola, no venía cruzando nadie más. El semáforo se estaba por
poner en verde, no sé en el momento del impacto, yo veo el semáforo después
del impacto y estaba en verde. Yo escucho el sonido, un solo auto, cuando lo
escuché lo tenía prácticamente al lado. El impacto fue un ruido muy fuerte, voló
por el aire, y la deje de ver por el techo del taxi, después cae y se arrastró unos
metros, lo vi al cuerpo cuando el taxista pasa para seguir el auto el cuerpo
quedó unos veinte metros, pasando la esquina, del lado izquierdo. Cuando
íbamos andando detrás del otro auto, me dice „¿Viste al otro auto?‟, es lo que
recuerdo, vi que había gente y me quise ir.”.
-Delia Angélica MOLINA (encargada del consorcio del Edificio ubicado
en Bv. Chacabuco n° 269, frente a la zona del impacto), expuso: “No recuerdo el
año pero hará como 4 o 5 años, fue después de las 12, sentí el ruido de los
autos, los motores, el ruido de siempre, es muy transitada, y arriba se escuchan
más dimensionados, cuando se pone más pesadito después de las 12. Ya no se
le lleva el apunte porque es normal, ese día mi hijo veía tele y escuchó un ruido
y se asomó y me dijo que habían chocado a una chica y vi el cuerpo de una chica
se ve perfectamente desde el octavo piso, el chico se bajó y levantó algo que
arrastraba por el piso. Estaba la chica entre la heladería y Lennon, yo bajé
rapidísimo y ya había gente. Pensaba que la chica podía ser de mi edificio. Yo vi
47
el auto que pasó paró, era un Fiat blanco, escuchaba el ruido y vi que levantaba
algo. Había otro vehículo, pero el comentario era que había otro auto, que
estaban corriendo picadas eso decía la gente. Mi hijo, tenía 12 o 13 años, él
estaba viendo tele, el ruido fue una explosión, un golpe en seco fuerte, ahí nomás
me asomé y vi e inmediatamente bajé. La gente decía que dos autos iguales
estaban corriendo picadas dos 147, eso hablaban, es una correteada de autos,
uno era blanco y el otro no me acuerdo, porque entre los nervios de ver a la
chica no me acuerdo. La gente estaba enojada porque el chico se había ido,
primero vinieron y después se fue el del 147 blanco, yo lo vi levantaron esa
cosa, miraron y se fueron, para mi se asustaron. Lo que decían era que era un
muchacho y una chica. Escuché ruido de frenada desde arriba, todo fue junto, el
ruido de los autos y el ruido fuerte, la frenada fue en la esquina”.
Ante sus dichos, la querella solicitó la incorporación por lectura de los
dichos vertidos por Molina en sede fiscal, ocasión en la que relató:
“…normalmente durante el día, de 8:00 hs a 12:00 hs y de 16:00 hs a
20:00 hs, desarrolla su tarea de encargada
de manera tal que en dichos
horarios se encuentra ya sea en la entrada, en el pallier, en los balcones,
limpiando algún sector, etc. (…) (E )l pasado día viernes 02 de setiembre del año
en curso, siendo aproximadamente las 00:15 hs es decir en el horario donde
presumiblemente ocurrió el hecho según se le informó, se encontraba en su
departamento, hallándose específicamente en el comedor viendo televisión,
destacando que las ventanas del mismo están orientadas hacia el pallier interno
del edificio, como así también que se trata de un monoambiente en el cual tiene
separada la habitación del comedor y la cocina mediante un mueble (…)
(A)simismo en la ocasión se encontraba su hijo Abel Gudiño, 14 años, el cual se
encontraba estudiando en el sector de la habitación (…) (A) pesar de que (…) se
encontraba mirando televisión, tal como manifestó, en un momento determinado
sintió un ruido como de frenada fuerte de vehículos y luego un „estruendo
48
tremendo‟ y casi al mismo tiempo, con una diferencia de escasos segundos,
escuchó un ruido que le dió a entender que un auto arrastraba algo que iba
raspando contra el asfalto (…) (E) n forma simultánea su hijo le dijo: „Mamá
atropellaron a alguien‟ (…) (C)asi al mismo tiempo que su hijo le decía eso (…)
egresó de su departamento y cuando se encontraba en el pallier escucha el ruido
de un auto que retornaba la marcha a alta velocidad (…) (U)na vez que se
encontraba ya fuera del edificio observó que había un tumulto de gente en la
esquina entre el boulevard y calle Corrientes, a una distancia de unos veinte
metros aproximadamente, de manera tal que se acercó y al hacerlo se dio cuenta
de que se trataba de una muchacha joven que se hallaba boca hacia arriba y con
sus pies orientados hacia el sur, la cual se encontraba posicionada en diagonal
al cordón de la vereda contraria a aquella donde se encuentra el edificio donde
habita la declarante (…) (R)ecuerda que la muchacha poseía un corte en su
frente del cual emanaba sangre el cual había formado un pequeño charco (…) „
estaba como dormida… respiraba bien‟ (…) (D)ebido a que había muchísima
gente alrededor y muchas de esas personas se encontraban
insultando y
llamando a la policía (…) (E)n el momento en que (…) bajó del edificio y se
acercó a la intersección donde ocurrió el hecho no había en las mediaciones
ningún auto con signos o rastros de haber embestido a la muchacha,
manifestando asimismo que en la ocasión había poco tránsito (M)ientras estaba
alrededor de la muchacha escuchaba la indignación de la gente que estaba
preocupada con la ambulancia que no llegaba (…) (M)uchas de estas personas
cuando se hizo presente personal policial les gritaban: „ ¡Fue un 147!‟ „¡Uno
azul y uno blanco!‟, recordando que otro sujeto les decía la patente completa y
pedía que lo buscaran a partir de ello, recordando (…) sólo la primera letras,
las cuales era “TY” (…) (T)ambién recuerda que varias personas manifestaron
que los dos autos venían corriendo entre sí, e insultaban y se quejaban
aduciendo que „siempre hacen lo mismo‟, pero desconoce quiénes eran esas
49
personas ya que no viven en el edificio, destacando que en la ocasión (…) no
tenía puestos sus lentes de manera tal que veía los rostros un tanto borrosos, no
obstante lo cual expresa que no le eran familiares las voces (…) (P)ermaneció en
el lugar el tiempo en que tardó la ambulancia en llegar, asistir a la lesionada y
trasladarla del lugar, tras lo cual se retiró nuevamente al edificio (…) (S)u
atención se vio distraída por el chillido que provocó la frenada y luego de ello el
ruido o impacto ya referido” -énfasis agregado- (v. fs. 211/2)
Tras esta incorporación y a preguntas efectuadas por las partes Molina
aseveró: “A pesar del ruido de la tele escuché un ruido de frenada y después un
estruendo. Cuando me asomo, primero veo un cuerpo y después veo que era una
chica. En la zona todo estaba bien iluminado, y eso que no tenía
los lentes para ver nítido”.
-Javier CORRADINI (licenciado en psicología perteneciente, a su turno,
al Equipo Técnico de Menores, quien efectuare estudio psicológico respecto al
imputado C.M.B.) expuso:
“En un joven de quince, dieciséis años, la personalidad está en
configuración, en desarrollo, la omnipotencia es un rasgo propio de la etapa
vital de la adolescencia donde esos rasgos aparecen como más marcados,
exacerbados, por eso aparecen conductas más apegadas a sí mismo, a
impulsos. Son configuraciones muy típicas de adolescentes, llegar a suponer
que hay un control sobre las situaciones que lleva adelante. Estas caracteristicas
aparecieron en ese momento del examen”
Ante lo mencionado y por expreso pedido del Sr. Fiscal, se incorporó al
tiempo del debate el informe efectuado por el mencionado profesional a fs. 871/2,
en los tiempos inmediatos a la ocurrencia del evento, surgiendo de este,
específicamente, que:
“…En cuanto a datos relevantes de su historia vital, el joven no refiere
vivencias infantiles de exposición a situaciones de agresividad, malos tratos y/o
50
violencia familiar. Aproximadamente a sus ocho años se separan sus padres,
quedando él en convivencia con su madre y hermanos. Recuerda haber sido „el
mimado de mi mamá‟, según sus dichos (…) En su adolescencia se muda a
residir a Mendiolaza cambiando además de institución escolar. Inicia allí un
proceso de merma de rendimiento en el desarrollo de sus responsabilidades, con
nuevas vinculaciones de pares, prefiriendo contactos sociales con jóvenes
mayores de edad que él, o bien con escasos apegos al estudio. Decide
abandonar su escolaridad en segundo año, atravesando la negativa familiar sin
mayores consecuencias. Se ocupa luego en tareas laborales junto a su padre
como paliativo a la inactividad, iniciándose en el conocimiento de diseño de
páginas web (…). Se pueden apreciar fallas de integración entre aspectos
afectivos y racionales. Faltas de disciplina mental que debilitan su rendimiento.
En relación a psicopatologías diagnosticadas, al momento del examen no se
toma conocimiento de la existencia de psicopatologías previamente examinadas.
En cuanto a las características relevantes de personalidad, presenta rasgos de
tipo de personalidad en proceso de constitución dado la etapa de su desarrollo
vital. Se observan características egocéntricas, narcisistas, expansivas y
omnipotentes que resultan compensatorias a carencias psico emocionales
básicas encubiertas. Se monta en fachadas defensivas que procuran equilibrar
y controlar fallas de integración yoica y tendencias internas a la
desorganización. Dicha vulnerabilidad interna se exacerba y agrava a causa del
registro interno post traumático y doloroso no elaborado al momento del
examen. Apela a mecanismos defensivos de negación y disociación que le
impiden encontrarse con el componente emocional afectado. Presenta apego al
presente y a la satisfacción inmediata de sus propias necesidades e impulsos,
logrando instaurar estrategias resolutivas para tal fin. Evidencia así dificultades
con los límites y déficit en cuanto al registro anticipatorio de las consecuencias
de sus propios actos en otros. El encuentro posterior con lo trágico de su
51
conducta lo conecta con la dimensión del límite que ha sido capaz de traspasar.
Los controles que procura establecer frente a sus impulsos suelen resultarle
fallidos e ineficaces ante determinadas situaciones que son de su interés
satisfacer a su manera (…)Prevalece un tipo de estado de ánimo depresivo en
las entrevistas, con sentimientos desvitalizados de temor, inseguridad y vacío
interior. Vivencias internas de pérdida y daño, con baja autoestima y aspectos
internos confusionales. En relación a factores de agresividad, compulsividad o
impulsividad, al momento del examen no se observan indicadores actuales de
agresividad en orden exacerbado. No obstante ello, se advierten tendencias a
mantener en forma subyacente sus aspectos hostiles (…) (D)efine e incluye a
sus padres como permisivos, sobreprotectores y con débiles recursos para
limitarlo y frenar sus demandas inadecuadas y tendencias internas desmedidas.
Frente a esto insiste recurrentemente hasta lograr así lo que se propone. No
necesita para ello instrumentar modalidades excesivamente violentas. Se podría
presumir que el lugar de hijo menor y la credencial parental de que Catriel
habría sufrido mayores consecuencias negativas por la separación conyugal ha
propiciado un progresivo desajuste en cuanto a las pautas familiares que el
joven ha necesitado incorporar y sostener (…) En cuanto a aspectos sociales el
joven tiende, en términos generales, a la retracción y evitación de contactos. El
abandono escolar, su inclinación a vincularse con jóvenes de más edad y el
tiempo que transcurre con su familia lo ha ido distanciado paulatinamente de
espacios de contacto de pares”.
Frente a esta informe, el licenciado en cuestión señaló: “El funcionamiento
que se pudo advertir en él fue no haber tenido desarrollado adecuadamente
limites; él podía hacer cosas que otro joven de su edad no hace, como manejar,
no ir a la escuela, relacionarse con personas mayores que él. Logra
dimensionar el daño cometido pero esta dificultad se ve de manera previa, las
instancias reflexivas aparecen con posterioridad. El contexto en que fue
52
analizado fue a pocos días del hecho creo que aún no había fallecido la víctima y
termino de trabajarse luego del fallecimiento. El trabajo realizado con él, estuvo
marcado por la vulnerabilidad psicológica, por la cercanía del acontecimiento.
No aparece que para lograr las cosas haya tenido que recurrir a métodos
violentos o estrategias violentas. Los rasgos omnipotentes de pensamiento no
conducen a que uno pueda representarse mucho la peligrosidad, son actitudes
internas propias de la adolescencia. Él no se representó el peligro por las
características de su personalidad”
Asimismo, depusieron oportunamente durante el debate, el perito oficial
,Alexis G. ESPIL (técnico de la Oficina de Accidentología Vial de la Dirección
de Policía Judicial), y la psicóloga a cargo de realizar el peritaje oficial sobre la
persona de C.M.B., licenciada Marcela SCARAFFÍA.
En lo que respecto al primero, se incorporó antes del interrogatorio la
pericia obrante a fs. 906/10, surgiendo de esta las siguientes conclusiones: “1)
Respecto a la determinación de la mecánica del hecho, la posible mecánica del
hecho, en base a lo analizado en las documentales y de acuerdo a los indicios
técnicos accidentológicos con los que se cuenta en la causa hasta la presente
etapa procesal, descriptos en el apartado análisis de las documentales, a criterio
del suscripto puede ser la que a continuación se desarrolla: El día 2 de
septiembre de 2011, momentos antes de las 00:15 hs. el automóvil Fiat 147,
dominio TYL-853, circulaba por Bv. Chacabuco con sentido de Sur a Norte, en
determinado momento cuando lo hacía por un sector donde se encuentra
demarcada la senda peatonal Norte de la intersección con calle Corrientes,
impacta con su sector frontal derecho el cuerpo de la víctima, que en esos
instantes transitaba con dirección y sentido de Este a Oeste. Como consecuencia
de la colisión, el cuerpo de la víctima se proyecta hacia el parabrisas- techo del
automóvil, para luego ser despedido hacia el cardinal Noroeste y finalmente caer
sobre la calzada quedando en el sector donde se relevó la mancha de sangre. Del
53
automóvil no surgen evidencias técnicas con las cuales poder establecer los
movimientos posteriores a la colisión. 2) Respecto a la zona de impacto, en base
a lo descripto en el punto “d” del apartado análisis de las documentales, es
posible deducir que la zona o área de impacto sobre la calzada se encontraría
sobre la senda peatonal Norte de la intersección de Bv. Chacabuco calle
Corrientes, en el espacio inmediato anterior ( hacia el sur) al inicio de la marca
de arrastre de neumáticos derecha, observada en la fotografía inferior de fs. 181.
3) Respecto a la velocidad que llevaba el automóvil Fiat 147, domino TYL-853,
al momento de embestir a la víctima Mariana Inés Ellena, de acuerdo a lo
mencionado en el punto “e” del apartado análisis de las documentales y a los
cálculos realizados, se estima que al momento del impacto el automóvil Fiat 147,
domino TYL-853 habría circulado a una velocidad aproximada a los 55,58
km/h. 4) Por último, respecto a cualquier otro dato de interés que se advierta, el
funcionario policial interviniente menciona en su declaración de fs. 01/02, que en
el lugar hay semáforos en normal funcionamiento, hay semáforos peatonales,
siendo la visibilidad buena, con luz artificial. La carpeta asfáltica se encontraba
en buen estado, limpia y secas, lo que es posible observar en las fotografías
obrantes de fs. 180 a fs. 183. Del Informe Técnico Mecánico de fs. 50, surge que
el automóvil Fiat 147, domino TYL-853, presentaba en mal estado su tren
delantero y su tren trasero modificados en su altura, los amortiguadores no
realizan el recorrido correspondiente y el freno de mano el cable no acciona.
También se menciona que presentaba ambos neumáticos delanteros con excesivo
desgaste en su banda de rodamiento. Además de las posibles causas físicas (mal
estado de los vehículos y/o de la vía) y/o mal estado del tiempo, se debe
mencionar que existen otros factores que pueden influir en la producción de un
hecho como el que se investiga, tales como: fatiga, sueño, falta de atención,
imprudencia, descuido momentáneo, exceso de confianza, etc., por parte de los
conductores de los rodados y/o de los peatones” -resaltado agregado54
Frente a dicho peritaje, Espil señaló: “Respecto a la velocidad al
momento del impacto, con anterioridad el vehículo podría haber venido a una
velocidad mayor o menor pero no tengo forma de determinarlo. A esa
velocidad, se produjeron los daños que se produjeron en el vehículo por el tipo
de vehículo que era, en otro los daños serían menores.”
Ante ello, preguntado por el Sr. Vocal acerca de cuántos metros de
distancia se necesitan para frenar -en caso de accionar el mecanismo- al advertir
un obstáculo, este dijo: “Demora el tiempo de percepción y reacción, que se
toma entre 07 y 1 segundo más o menos, luego comienza el proceso de frenado,
aquí hay un tiempo en que el vehículo sigue a la misma velocidad que venía
supongamos a 60 km. Frenará entonces a unos 16 mts. Aproximadamente, desde
que percibe el objeto, piensa que hay un obstáculo y manda al cerebro la orden
pasan 16 mts.y desde que acciona el freno unos 20 mts. Mas los otros 16 son 36
mts, todo depende del vehiculo también hay que sumarle la reacción del sistema
de freno que serán unos 8 mts haciendo un total de 44 mts”.
En función de la velocidad elucidada, interrogado por el Sr. Fiscal sobre
qué hubiera sucedido si el vehículo hubiese ido a mayor velocidad, contestó: “Si
hubiese ido a 80 kms por hora, por ejemplo, hubiera evitado el impacto, y si lo
hubiese hecho a velocidad menor a la deducida, el lugar de impacto en el
vehículo sería otro. Entre 55 y 60 la reacción es la misma, a 80 no hubiera
habido contacto con la víctima”, tras ello continuó: “Apliqué la fórmula para el
cálculo utilizada porque no tenía más evidencias que las que tenía, si hubiera
habido frenada otro hubiera sido el cálculo”
Luego, también ha pedido del Sr. Fiscal, y sin objeción de parte se
incorporó la pericia de control aportada por la defensa de C.M.B. surgiendo de
esta:
“(…) 1) Con respecto al concepto de la mecánica del accidente más
probable, el suscripto adhiere al dictamen técnico formulado por el señor Perito
55
Mecánico Oficial, encontrando necesario destacar complementariamente los
aspectos siguientes: a) Al ocurrir el choque el vehículo Fiat 147 se desplazaba
describiendo una trayectoria rectilínea y paralela al eje longitudinal de la
calzada pavimentada del Bv. Chacabuco, haciéndolo por el segundo carril a
contar de la izquierda ( del Oeste) y en ese preciso momento había completado el
cruce de la calle Corrientes, sin que se pueda establecer cuál era la situación de
su correspondiente semáforo en ese instante. b) En esa misma circunstancia de
modo, tiempo y lugar, la víctima y a posteriori occisa de este tan lamentado
suceso, se desplazaba por la senda peatonal Norte del Bv. Chacabuco, con un
aire de marca que no fue inferior que un trote, haciéndolo completamente vestida
con ropas oscuras. c) De ésta manera, el cuerpo de la víctima resultó
interactuado a la altura de una de sus piernas, por el sector frontal derecho
(paragolpes) del Fiat 147 resultando inmediatamente proyectada hacia el sector
izquierdo del techo y parabrisas del citado automotor. d) Seguidamente y
cumpliendo con las leyes físicas el cuerpo de la extinta María Inés Ellena resultó
proyectado hacia el cuadrante Noroeste habida cuenta que la velocidad del Fiat
147 no resultaba elevada, ya que de otro modo, es decir, con una elevada
velocidad ( superior a los 60 km/h) se habría producido la conocida vuelta por el
techo ( “roof vault”) todo lo cual no ocurrió. De tal suerte la proyección del
cuerpo de la víctima se produjo sobre una distancia establecida de
aproximadamente 20,0 m pudiendo haber caído antes de esa medida y haber
experimentado un deslizamiento por el piso de la calzada. Tal como surge de las
constancias sumariales, el cuerpo de la víctima alcanzó su posición final a la
altura del N° 278 ( pizzería). 2) Con respecto a la zona del impacto el suscripto
adhiere al dictamen oficial y no tiene nada más que agregar. 3) Con respecto a
la velocidad que desarrollaba el vehículo Fiat 147 como ha sido científicamente
demostrado la misma fue aproximadamente 55,58 km/h encontrándose dentro de
los parámetros de la onda verde del Bv. Chacabuco. 4) El suscripto considera de
56
relevante importancia destacar a V.S. dos aspectos accidentológicos viales que
podrán ser de utilidad para una mejor dilucidación del caso que se trata:
conforme con las características ambientales y lumínicas del cruce del Bv.
Chacabuco con la calle Corrientes, al haberse encontrado la víctima vestida al
completo con ropas de color oscuro y haberse desplazado al trote, surge
inmediato que el conductor del vehículo Fiat 147 muy probablemente con escasa
experiencia en la conducción de vehículos, no haya alcanzado a registrar la
presencia de la víctima con la anticipación necesaria para haber podido evitar
este lamentable sucedo accidental, siendo que su conducido circulaba con una
velocidad moderada y reglamentaria. Teniendo en cuenta la intensidad de la
velocidad con la que se desplazaba el vehículo Fiat 147 cuando se suscitó el
choque (55,58 km/h), el suscripto determina que la mencionada velocidad no
resulta compatible con ningún tipo de competencia automovilística, sea cual
sea el nombre que se le pretenda asignar (carrera, picada, etc)” –negritas
agregadas-(v. fs. 912/5).
Ante ello, y a pedido del Sr. Fiscal, el perito aclaró en punto a la
bibliografía utilizada (Ing. Víctor Irureta Accidentología vial y Pericia): “Irureta
aplica un cálculo y daría una velocidad superior arriba de los 70 kms. El da
un valor pero no da una ecuación y da un valor que no hay por eso elegí una
fórmula físico-matemática diferente, él no sé dónde extrajo el valor. Yo no he
utilizado ese valor porque no tengo cómo saber de dónde lo ha extraído por eso
no la he utilizado. Yo aplico el método de Searley la diferencia es la eficiencia de
proyección lo que yo busqué es un modelo matemático para acercarme más a
la velocidad, y es lo que me ha dado. El perito de control no está de acuerdo con
el método Searley, yo sí. Yo utilizo un método más empírico”.
Seguidamente preguntado por el Tribunal y por el resto de las partes Espil
señaló: “El vehículo cuando impacta absorbe energía, si la persona va caminado
o corriendo no lo tengo en cuenta porque el cuerpo al ser embestido se acelera
57
prácticamente a la velocidad del auto.
Si la persona viene caminando o
corriendo sólo modifica la zona de impacto en el auto. Si el vehículo va
acelarando posiblemente el cuerpo con el que impacta le baja la velocidad al
vehículo. Si yo hubiera tenido una huella de frenada posiblemente hubiera
aplicado otro método, pero lo único que tenía era el lugar del impacto y el lugar
de caída. Las marcas de arrastre no son huellas de frenada, sino huellas del
momento mismo del impacto”
Finalmente, interrogado acerca de si, conforme lo observado, podía
inferirse una prueba de velocidad, dijo:
“En una picada un vehículo comienza con una velocidad 0 y pasa por
55 y puede llegar a 120, técnicamente ha picado pero en esta causa no puedo
descartar ni afirmar que iba haciendo picadas. No tengo aseveraciones. En
cuanto a una persona común, sin conocimientos técnicos específicos,
determinar que un auto o más de un auto vienen picando por el ruido del
escape o por otra circunstancia depende de la persona, no es lo mismo para un
chico de dieciocho años que para una señora de ochenta .
Por su parte, en lo conducente a la licenciada Scaraffía, previo a brindar
sus explicitaciones al respecto, se incorporó por su lectura la pericia obrante a fs.
fs. 392/3 (compartida, in totum, por sendas peritos de control y realizada a
C.M.B. a escaso tiempo del evento), surgiendo de esta como datos de relevancia:
“(…) C. creció en el seno de una familia de la que parece haber recibido
amor orientación y contención. Ocupa el tercer lugar en la escala fraterna entre
tres hermanos. De los datos recabados no surgen trastornos del desarrollo ni
perturbaciones en la conducta de este joven. Sus padres a quienes se entrevistó,
lo describen como una persona tranquila, sociable, crédula y confiada en los
demás. Cuando desea algo insiste como lo hace todo adolescente para lograr su
cometido. Cuando rechaza una situación (como lo hizo con la escolarización
en su segundo año del secundario) se comporta con dilaciones, intencionada
58
ineficacia y oposicionismo pasivo, sin agresiones ni rebeldías manifiestas
(…)Cabe agregar que C. no habría sido un adolescente con conductas que
requirieran especial atención y avocamientos de los padres (no fuma, no bebe,
no consume sustancias, sale poco, en general se atiene a las consignas que le
dan, no es violento, no tiene trastornos de conducta, es sociable, tiene buen trato
con los demás) excepto la problemática escolar que oportunamente se habría
resuelto con la actividad laboral en la empresa familiar (…). Desarrolló un
especial apego a su hermano P., a quien considera su mejor amigo. Sus
amistades son en general los amigos de este hermano mayor. C. atraviesa la
etapa adolescente del desarrollo. La adolescencia es un período evolutivo
esencial en la maduración de las personas, en tanto en éste se definen patrones
de resolución de conflictos, es decir, estilos personales y particulares de
enfrentar y resolver situaciones, se cristaliza la identidad sexual, comienza a
considerarse el posicionamiento vital frente al mundo, la conceptualización de la
vida, el estilo vincular, la autoimagen. Todos estos factores van perfilando, por
su colorido y características, los rasgos de personalidad. Se suma a lo antes
mencionado un especial sentimiento y una modalidad de pensamiento
típicamente adolescente, de omnipotencia, en el que los jóvenes tienden a
correr los límites, a su vez buscándolos e intentando precisarlos. Es tarea de los
adultos y de la familia nuclear marcar cuáles son. Dicho esto, pasaremos a
describir cómo se dan estos factores en C. B. y cómo se perfilan sus
características generales de personalidad, aún en formación. Pueden advertirse
abundantes contenidos pasivos y dependientes. En este sentido, mantiene un
vínculo estrecho y dependiente con su familia. Parece un joven al que le cuesta
comunicar sus sentimientos y expresarlos abiertamente (…) Posee una
inteligencia normal. Sin embargo, su potencial creativo se ve enturbiado por un
escaso criterio de realidad y por características omnipotentes en su
personalidad (algo más sobredimensionadas que lo esperable en el típico
59
adolescente). Esto último (omnipotencia y bajo criterio) puede eventualmente
colaborar en la adquisición de una posición frente a las situaciones: creer que
puede controlar lo que no puede, que puede decidir lo que no puede, que puede
administrar lo que no debería. Es importante señalar aquí, la modalidad
conductual que este joven ha desarrollado para ir logrando lo que se propone.
Parece disponer de un modo oposicionista, pero sin expresión de agresividad,
sin rebeldía manifiesta, sin actitudes desafiantes. Permanece en una actitud
pasiva pero firme sobre lo que quiere. Si bien estas tendencias pueden ser
típicas de cualquier adolescente, también es verdad que el entorno íntimo se
ocupa en general de recortar los alcances de estas expresiones, como una suerte
de guía, de contención de los impulsos y de los instintos, que a esta edad pugnan
por expresarse. El material clínico y proyectivo muestra indicadores que se
correlacionan con cierta laxitud en la definición de límites que habría recibido
(…) Tener amigos de mayor edad que él, tener acceso ( por el motivo que sea) a
un automóvil y a trabajar, pueden haberle permitido desarrollar la creencia de
que se encuentra capacitado para desempeñar estas tareas, sin tener en cuenta
que un joven de 15 años (edad que tenía antes del accidente) seguramente no
logrará asumirlas de un modo adulto, sino con los sesgos y complicaciones que
obviamente presenta un adolescente. Tiene un registro endeble y precario de sí
mismo; no dispone de una buena capacidad de discriminación, de un adecuado
criterio de realidad, de capacidad para ser objetivo. Por este motivo no logra
advertir el peligro (o bien, en su actitud omnipotente, lo minimiza), ni tampoco
valorar en toda su dimensión la trascendencia e implicancia de sus actos para
sí y para terceros. Es menester aclarar que no se han detectado en C.
mecanismos ni rasgos de orden psicopático (…) Tampoco se observaron
indicadores agresividad ni de impulsos desmedidos, sin perjuicio de las
tendencias esperables en un adolescente de esta edad. Los hechos acaecidos han
impactado sobre su persona y habían modificado los parámetros y esquemas
vitales sobre los que se apoyaba en su proceso de maduración. Han
60
desarticulado su omnipotencia y su narcisismo. La presente situación constituye
un hito en su vida que, por su evidente conmoción actual, marcará un antes y un
después en su conceptualización y posicionamiento vital” –resaltado agregadoAnte dicho Informe, y a preguntas formuladas por las partes, la perito
explicitó: “En este caso a la omnipotencia de los adolescentes se asocia un
grado más de omnipotencia y el cree que a él no le van a pasar las cosas que a
los otros les pasan. No voy a cruzar el semáforo porque hay un riesgo, cree en
eso pero en él hay un bajo criterio de realidad respecto a lo más obvio y
consensuado por la sociedad. En él se incrementa lo de minimizar el riego.
Durante las entrevistas en la lámina nº 5, donde debe ver algo alado, una
mariposa o un murciélago, el ve un superhéroe que viene a salvar a la
humanidad. El pierde la realidad, para el no hay riesgo, y si lo hay lo va a
resolver. Estos son procesos inconscientes. Lo que no le permite hacer a él es
anticipar con criterio de realidad, él tiene una reflexión escasa y mide el peligro
escasamente. Alguien que tiene bajo criterio de la realidad no puede
discriminar claramente cuando hacerlo y cuando no. No advierte en su
verdadera dimensión cuando hacerlo y cuando no. Pasado esto él reflexiona,
advertí indicadores post traumáticos, estaba con pesadillas, con pensamientos
recurrentes por el evento, se lo veía muy angustiado, todo el peso de la realidad
cayó sobre él. Su conducta de omnipotencia no se modificó por haber cumplido
16 años a escasas horas del evento, después del hecho ahí cambio. De todos
modos hoy se lo debe analizar, debe mediar un proceso terapéutico para que se
termine de configurar en él el aprendizaje, lo que debe ser extendido sobre otras
cosas. Las características resaltadas respecto
a la omnipotencia y
dimensionamiento de la peligrosidad creada dependen de cada adolescente, de
cómo se le permite mirar la realidad, los padres y el entorno muestran como es
la realidad, y como se es persona y como se es responsable, en este caso se lo
hizo creer que podía hacer cosas que no estaba preparado. La realidad le
61
mostró un muy buen límite. Ha hecho conciencia de lo que hizo su daño, y esto
le tiene que ser útil, o no, y quedarse en la culpa”
Por otro lado, cabe señalar además que ha pedido de la querella y
cumplimentado el trámite de ley (art. 399 y cc C.P.P.), este Tribunal dispuso la
realización de una Inspección Judicial en el lugar del hecho (v. Acta fs. 1816 y
vta.).
De lo observado durante la realización del acto (efectuado con fecha 02
de octubre del año en curso, a las 00:15 hs., en la intersección de calles
Chacabuco y Corrientes), cabe resaltar que:
-Pudo visualizarse que el vehículo dentro del cual se encontraban los
testigos
Bartoloni
y Rodríguez
estaba estacionado
en la arteria de
estacionamiento derecha con la que cuenta la calle Chacabuco, a una distancia
aproximada de 20 metros de calle Corrientes, antes de la primera senda peatonal
demarcada sobre la mencionada Chacabuco (en sentido Sur-Norte).
-La calle, desde la ochava con Bv. Illia, adquiere una forma de pendiente
bastante pronunciada, presentando la carpeta asfáltica algunas irregularidades a la
fecha.
- La visión desde la caja ubicada en la heladería Bariloche (sobre mano
izquierda de calle Chacabuco, luego de la intersección de calle Corrientes), es
amplia, resultando factible observar desde allí el semáforo peatonal (ubicado
sobre la ochava Chacabuco/Corrientes, hacia el frente del local), si el observador
(enfrenado a la puerta del local, conforme ubicación de la caja) efectúa una
pequeña inclinación del cuerpo hacia la izquierda.
- Desde la máquina de café ubicada en el local Lennon (contiguo a la
heladería Bariloche) frente a la ventana que da hacia la vereda, existe buena
visibilidad de mitad de la calzada hacia mano derecha (Oeste), pudiéndose
apreciar con claridad el lugar en el que cayó la víctima.
62
- La iluminación artificial del lugar se advirtió sin irregularidades
aparentes, empero, de poca intensidad, siendo más bien amarillenta.
Finalmente, con expresa conformidad de las partes expuesta durante el
debate, y cuando no así, por resolución del Tribunal (Resoluciones fecha
02/10/2015 v. Acta fs. 1818/22), se incorporó por su sola lectura el resto de la
prueba colectada en autos.
Respecto a ello cabe señalar que, conforme se desprende de las
resoluciones precitadas, carece de todo sustento la discusión en torno a la
legalidad o no de esta modalidad (i.e. incorporación por lectura de la prueba
recabada durante la Instrucción), en tanto, como bien es sabido, la norma procesal
local así lo habilita (arts. 397 y 398 C.P.P.).
Por su parte, la eventual discordancia suscitada con relación a la
posibilidad de valorar testimonios anejados al debate por simple lectura, y, para
más, en los que no se haya contado con la posibilidad de materializar el control
de partes, también resulta despejada cuando la imposibilidad de oralización de
aquéllos escapa a toda previsión del juzgador, y, puntualmente, no se muestran
dirimentes - al menos prima facie- para trocar la línea argumental valorativa del
sentenciante.
Sustancialmente, ha sido esta la inteligencia adoptada para permitir la
incorporación por su sola lectura de las testificales receptadas y anexadas durante
la pesquisa sin control de partes (v. Acta cit.), por lo que, la valoración de
aquéllas se efectuará dentro de los estrictos límites que reclama toda merituación
puramente complementaria (mas nunca, claro está, decisiva).
Asimismo, debe señalarse que esta postura no confronta con las líneas
sentadas por la Suprema Corte de Justicia in re “Benítez” ( S. del 12/12/2006) y
tampoco con sus sucedáneos, puesto que, como bien fuera señalado supra, no se
trata de incorporar de un modo palmariamente anti-constitucional prueba de
63
nodal gravitación (y para más, así valorarla), sino tan sólo de integrar a este
decisorio elementos contestes con lo agregado frente al pleno control de partes.
Así, la evidencia incorporada de tal forma y complementaria del cuadro
probatorio sub examine consistió en:
Testimoniales de: Oficial Ayudante Mariano Allende (fs. 01/02, 408/9,
1629), Fernando Daniel Galoppo (fs. 17/8, 423/4, 1620), Of. Sub Inspector Darío
Sebastián Chavero (fs. 21, 426, 1629 vta.), María Victoria Parodi (fs. 22, 427,
1624 vta.), Agente Luis Esteban Videla (fs. 23/4, 428/9, 1624 vta.), Romina
Gisel Bertorello (fs. 36, 441), Gastón Alejandro Brito (fs. 44, 51, 64/5, 72, 80/81,
88, 91, 106, 123, 165, 242, 260, 456, 469/70, 477, 485, 486, 1610), Tomas Carlos
Cantagallo Silvestre (fs. 45, 71, 107, 450, 476, 513, 1626), Florencia Soledad
Rodríguez (fs. 452, 1610, 1620), Alexis Larry Bartoloni (fs. 48, 117, 453, 1611),
Martín Andrés Yennerich (fs. 54, 459, 1635), Tomas Mesticzky (fs. 62), Abel
García (fs. 78, 483, 1634 vta.), Marcos Adrián González (fs. 79, 484, 1628),
Darío Emmanuel Quintero (fs. 82/4, 109, 209, 254/255, 487/9, 515, 1627),
Cristian Daniel Moreira (fs. 85/7, 111, 210, 490/492, 517), Jorge Luis Herrera (fs.
113, 519, 1635), Julio Sebastián Chavez (fs. 130/1, 537/8), Ariel Antonio
Lescano (fs. 136, 152, 252, 273, 276, 543, 559, 646, 684), Eric Martín Henderson
(fs. 139/40, 546/7, 1635/6), Álvaro Ternavazio (fs. 160, 567), Héctor Alberto Del
Castillo (fs. 163, 570, 1633), Juan José Chamorro (fs. 169, 576), Hilario Nicasio
García (fs. 170, 577), Luis Emilio Martin (fs. 172, 578), Walter Daniel Otero (fs.
172, 579), Juan Ignacio Castro (fs. 195/6, 602/3), José Luis Vallejos (fs. 198,
605), Gustavo Rafael Durani (fs. 200, 607, 1626 vta.), Leonardo Emanuel Gómez
(fs. 201, 608), Delia Angélica Molina (fs. 211/2, 629/30), Mónica Vanesa García
(fs. 219, 634, 1624 vta.), Nadia Belén Aranda (fs. 276, 682), Abel Benjamín
Gudiño (fs. 224, 645), Jorge Gustavo Lobos (fs. 233, 1054), Fabián Alberto
Ferreyra (fs. 247/8, 1621/3, 1637), José Osvaldo Minuet (fs. 253, 263), Cristian
Alberto Rodríguez (fs. 261), Luis Esteban Cufre (fs. 270, 1633 vta. 1634), Pablo
64
Sebastián Griguol (fs. 272), Timoteo Serafín Griguol (fs. 275, 1634), José
Guillermo Cisterna (fs. 288, 1629), Jonathan Emanuel Capdevila (fs. 290),
Herbecía Desalive Ibañez (fs. 291, 1609), Sonia Alejandra Chavez (fs. 293), Juan
Pablo Bertorello (fs. 296), Marcelo Walter Ceballos (fs. 339), Jorge Daniel
Gimenez (fs. 340), Santiago Martín Crespo Pelliza (fs. 341), Nélida Heredia (fs.
402), Fernando Leonardo Seara (fs. 776/7), Jhonatan Bazan (fs. 1042/3,1634),
Sargento Primero Jorge Gustavo Lobos (fs. 1055), Fernando Bustos (fs. 1063)
Documental/Informativa: Croquis (fs. 411, 430, 516, 522, 526, 532/3,
539, 568, 604), Actas de inspección Ocular (fs. 124, 410, 432 y 531), Certificado
de consulta de dominio (fs. 13, 19, 20 y 419), Fotocopias directorio de Páginas
Amarillas (fs. 15, 52, 68, 94, 174, 421, 457, 473/4, 499 y 581/2) Constancia
registro de electores (fs. 422) Actas de secuestro de vehículos involucrados (fs.
297, 431, 478) Informe Pericial Mecánico del vehículo Fiat 147 Dominio TYL853 (fs. 298/300) Informe químico de Mariana Ellena (fs. 399). Actas de
secuestro del vehículo Fiat Spazio dominio SIZ 383 (fs. 478) Fotocopia de ticket
de playa de estacionamiento (fs. 433) Fotocopia de libreta de familia (fs.
442)Informe técnico medico Nº 1203133, 12031/90 y 1205191 realizado en la
persona de C.M.B. (fs. 445, 460, 461, 625) Informe técnico mecánico nº 7738
realizado sobre el Fiat 147, dominio TYL 853 (fs. 455) Informe técnico medico
Nº 12033226 realizado en la persona de Mariana Ines Ellena fax (fs. 61 y 466).
Fotocopia constancia de trámite de transferencia de vehículo dominio SIZ 383
(fs. 468) Certificado de secretaria del imputado Catriel Maximiliano Bertorello
(fs. 508) Informes del departamento de Comunicaciones de la Policía de Córdoba
-101 (fs. 549/50, 551 y 552/4) Acta de secuestro de imágenes tomadas por la
cámara se seguridad de fecha 02/11/2011, que se encuentra ubicada en el interior
de la playa de estacionamiento con nombre comercial “Parking Deán Funes” (fs.
573) Informe de la Empresa CRESE (fs. 580) Informe N° 1202916 de la Sección
65
Fotografía Legal (fs.584/7 y 589/98). Planimetría Legal (fs. 588) Informe técnico
de identificación de matrículas N° SB-2962 Fiat Spazio azul dominio SIZ 383 (fs.
588) Informe Mecánico del vehículo Fiat Spazio azul dominio SIZ 383 (fs.
213/5) Informe técnico informático N° 1204677 de Policía Judicial (fs. 614) Acta
de notificación de imputación a C.M.B. (fs. 628) Informe de innovaciones
Tecnológicas- Área de Video Legal- de Policía Judicial (fs. 657) Informe de
Innovaciones Tecnológicas-Área de Video Legal- de Policía Judicial- Anexo
Fotográfico (fs. 658/79) Informe de Innovaciones Tecnológicas-Área de Video
Legal- de Policía Judicial- Módulo video legal conteniendo un CD con rótulo que
dice “copia Video Legal sumario 4202/11 – UJ Acc. Vial- Cooperación 401495
(fs. 680) Acta de Defunción de Mariana Inés Ellena (fs. 681) Informe del
Hospital de Urgencias, departamento de Medicina Legal (fs.715) Impresión de
artículo de “La Voz on line” (fs. 729) Informe Médico elevado por la Secretaría
de la Niñez, Adolescencia y Familia en relación al menor C.M.B. (fs. 727)
Informe del P.A.E.DD. (Programa de Articulación, Evaluación y Derivación en
Drogadependencia) (fs. 740) Informes de la Sección Clínicas y Hospitales Policía
Judicial de la víctima Mariana Inés Ellena (fs. 566; 599; 601; 612, 651 y
fotocopias del Cuerpo I - fs. 39, 100 y 192) Informe de YPF (presenta copia
fílmica) (fs. 235) Informe de la firma comercial “Rueda Hermanos S. A.C.I. Y A.
(fs. 251) Informe Químico n° 17532 y 17533 (alcohol –droga) realizado en la
persona de Mariana Inés Ellena (fs. 399) Informe de la Subsecretaría de la Mujer,
Niñez, Adolescencia y Familia (fs. 741) Informe de la Subsecretaría de la Mujer,
Niñez, Adolescencia y Familia (fs. 744/47) Informe de la Subsecretaría de la
Mujer, Niñez, Adolescencia y Familia (fs. 748) Informe Químico N°17664
(alcohol) y N° 17533 (droga), (fs.765) Autopsia N° 1349-11 (fs.768) Informe
Químico N° 17573 (fs. 781) Partida de Nacimiento del acusado Catriel
Maximiliano Bertorello (fs. 814) Informe Social del acusado Catriel Maximiliano
Bertorello
(fs.
868/70)
Fotografía
66
Legal
(negativo
digital)
1205221
correspondiente al cuerpo de la víctima fatal (fs. 883/4) Informe Médico n°
1208228 realizado en la Morgue Judicial (fs. 885/7) Informe del Juzgado de
Control Niñez, Juventud y Penal Juvenil y Faltas de Río Segundo (fs. 893).
Informe de la Comisaría de Villa Dolores (fs. 894) Informe Químico N° 17493
(determinación grupo de sangre) (fs. 975) Recorte Periodístico (fs. 1024 y
1066/7) Informe Técnico Fotográfico elaborado por la Sección Fotografía Legal
de la Policía Judicial de la Pcia. de Córdoba(fs. 1312/21) Cooperación técnica de
Innovaciones Tecnológicas Área Video Legal sobre un DVD RW marca
Verbatim resguardado en caja acrílica (fs. 1326/38) Informe de la Dirección de
Alumbrado Público de la Municipalidad de esta Ciudad de Córdoba (fs. 1348/55)
Informe de la Dirección de Coordinación del Tránsito de la Municipalidad de esta
Capital (fs.1513/25) Informe al Sr. Juez Penal Juvenil de 4° Nominación de esta
Ciudad a los fines de conocer sobre la situación tutelar actual del menor CMB
que se encuentra a su disposición (fs.1477 y 1593) Informe pericial mecánico de
parte presentado por el querellante particular (fs. (l078/ 80) Plano elaborado por
la Dirección de Policía Judicial Sección de Planimetría Legal (fs.1320) Planilla
Prontuarial e Informe Nacional de Reincidencia de Catriel Maximiliano
Bertorello (fs. 1454, 1587, 1592) Planilla prontuarial e Informe Nacional de
Reincidencia de Gustavo Gastón Luca (fs. 277, 1448, 1589, 1591). Pericial:
Pericia Psiquiátrica (fs.848).
De este marco probatorio cabe resaltar la siguiente evidencia testimonial
(respaldada en algunos casos por la documental que se menciona):
-Oficial Ayte. Mariano ALLENDES, quien al constituirse en el lugar
del hecho dio cuenta de la presencia de la víctima en la calzada, remarcando que
esta “vestía jeans de color gris, un buzo de color negro (y) zapatillas negras”,
puntualizando además que: “(E)n el lugar
hay semáforos, en normal
funcionamiento, hay semáforos peatonales, no hay carteles de señalización vial
hay carteles nomencladores. Siendo la visibilidad buena, con luz artificial. La
67
carpeta asfáltica, en buen estado, limpia, seca, no observa marca de frenada, ni
de arrastre, estando la senda peatonal demarcada – negritas agregadas-(v. fs.
408/9, en igual sentido declaración del empleado policial Julio Sebstián
CHAVEZ, y también, en respaldo de lo manifestado, Croquis fs. 410 y Acta de
Inspección Ocular fs. 411).
-Gastón Alejandro BRITO,
otro de los comisionados para la
investigación del suceso, quien a más de efectuar Acta de Inspección Ocular de
la zona del evento (v. fs. 531) y Croquis ilustrativo de lo inspeccionado (v. fs.
532/3), expuso lo mencionado por algunos testigos entrevistados durante la
pesquisa, entre ellos lo narrado pro Tomás Mestczky, quien al presentarse
espontáneamente ante la Unidad Judicial “…le informa (…) que es el titular
registral del vehículo Fiat Spazio dominio SIZ 383, de color azul el cual se lo
vendió a un amigo a quien conoce de la secundaria de nombre Luca Gastón. Que
el entrevistado manifestó haberse enterado por los medios radiales y televisivos
del accidente en la víspera en el que participaron dos vehículos 147 el cual irían
haciendo picadas, por lo que se comunicó con el amigo Luca, y este le pregunta
si eran ellos los del accidente con la chica, textual „Decimen Negro que no fuiste
vos?‟ y Luca le responde que si eran pero que ellos no la habían chocado a la
chica, si no que fue el Fiat 147 de color blanco, que seguidamente le pregunta
con quien andaba que este respondió con el Darío y con Cristian alias
“Capocha” y que en el vehículo de color blanco de acompañante iba una chica
que conocía de nombre Brenda Micaela Andrade” – negritas agregadas- (v.fs.
469/70)
Luego a fs. 242 dijo:“…Continuando con la investigación se constituyó
en la Pizzería Salsitas de la esquina de Chacabuco y calle Entre Ríos, donde
entrevistó a Ferreyra Fabián (…) quien manifestó que observó dos vehículos ir
rápido por el sector de calle Chacabuco, siendo uno claro y otro oscuro, no
sabiendo precisar la marca y dominio de los mismos, pero cree que era un Fiat
68
147, además cree que les dio el semáforo en verde de Chacabuco y salieron a
gran velocidad ambos rodados y que uno impacta a una femenina que cae a la
altura de la heladería del lugar, para que luego el 147 se detenga a la altura de
su local y desciendan del mismo una pareja que se acercó hasta el lugar del
accidente, que después regresaron al auto y se fueron del lugar” –negritas
agregadas-Finalmente a fs. 260 agregó: “….se constituyeron en Av. Chacabuco al
371 “Kiosco” donde se entrevistaron con el Sr. Griguol Pablo (…) quien se
encontraba trabajando en el momento del accidente y que habría escuchado el
caño de escape de un vehículo y posteriormente un fuerte golpe…”
En tal sentido y en punto a los testigos entrevistados por el mencionado
Brito, en lo que aquí interesa, estos señalaron:
-Fabián Alberto FERREIRA: “(N)o recuerda la fecha exacta „fue entre
un jueves y un viernes‟ de setiembre del corriente año, siendo las „once veinte o y
media de la noche‟ hs aproximadamente (…) se encontraba trabajando en el
local comercial Pizzería Salsita ubicada en la esquina de la calle Entre Ríos y
Bv. Chacabuco y se dirigía a llevar un pedido „delibery‟ a la dirección de
Chacabuco 349 (…) caminaba por la vereda, pasó por el frente del local Lennon,
luego por la heladería Bariloche y llega a la esquina de la intersección del
boulevard y calle Corrientes, observa a „una parejita de veinte ó veintiún años‟
sobre dicha esquina (…) cruzó Corrientes, de allí cruzó el Boulevard y continuó
por la otra vereda hasta el domicilio antes mencionado (…) mientras estaba en
la escalera del edificio y observa la intersección de Chacabuco y Bv. Illía (no
puede precisar por donde circulaban antes), a „dos autos en aceleración,
cuando patina la rueda trasera del auto y por el modo de aceleración iba
haciendo picadas, ahí todos hacen picadas, los autos, las motos, todos‟ (…) uno
de los autos era como un súper europa, similar al Fiat 147 de color oscuro, pero
con la cola cortada y el otro no sé, porque iban al otro lado y no lo vi, pero
69
primero el otro auto iba un poco más atrás, después lo alcanzó y después lo
pasó por su lado izquierdo (…)Instantes después tres o cinco segundos más,
escuché un ruidazo, era fuerte, de los vidrios y golpe contra el auto. No pude ver
el impacto, al lado de donde yo estaba hay un edificio en construcción y no se
puede ver. (…) (N)o los vi al conductor de ambos rodados . Y cuando uno bajó
de su auto en la esquina de la Entre Ríos, estaba lejos y oscuro (…) los
vehículos mencionados iban haciendo picadas, porque iban bajando fuerte, no
iban frenando iban acelerando más (…) te digo por el ruido de motor. Yo soy
mecánico y se lo que es el ruido de un motor acelerando. Además en ese lugar,
todos los días, desde las 22:30 hs hasta las 00:00 hs casi no circulan autos y
todos hacen picadas” –énfasis agregado-(v. fs. 247/8 y conf. con Croquis fs.
249).
-Pablo Serafín GRIGUOL, contó a fs. 272 que ese día se encontraba
“…en su kiosco ubicado sobre Chacabuco 371 de barrio centro, había poca
gente, ese día no pasaba nada entonces pasando las doce (de la noche) yo estaba
cerrando (…) Yo estaba adentro del kiosco y mi papá (Timoteo Griguol) se
encontraba en la vereda junto al guardia de seguridad del edificio (Luis). En ese
momento escuché pasar a un auto muy fuerte pero no le presté atención.
Momentos después (…) termin(é) de cerrar (el) (…) local comercial. Salí y el
guardia no estaba, subimos al auto con mi papá y cuando estábamos por doblar
por Corrientes, encontramos al guardia y nos dijo atropellaron a una chica y
vimos mucha gente por la heladería y un camión de la basura, pero nosotros nos
fuimos. Todos los viernes siempre hay picadas y los jueves a la tarde también,
cuando hay poco tráfico (…) (N)o (vi) el auto no sé si era un auto o cuantos
autos eran, pero si escuché el ruido de escape, iba acelerando eso es seguro,
más parecido a una cámara de silens, iba acelerando (…) los ruidos del auto
que iba fuerte los escuché cuando estaba en la puerta, pero después no presté
atención me fui hacer caja y no escuché nada más.” –negritas agregadas-
70
A su turno, Timoteo Serafín GRIGUOL declaró en sentido similar a su
hijo, mas recalcó: “…estábamos de espalda a la calle y sentimos pasar vehículos
detrás nuestro, pero ahí siempre pasan picando a esa hora, siempre pasan
volando. Ya no le damos bolilla. No puedo precisar los vehículos, no los vi (…)
(N)o pued(o) atestiguar nada de eso ni ruido de choque, carreras de velocidad
prueba de aceleración o picada, sé que atropellaron a una chica y nada más,
pero no vi ningún auto” –resaltado agregado-(v. fs. 275)
Posteriormente, durante la sustanciación del juicio correccional precisó
que:“…, algunos pasan (vehículos) fuerte, no sé si corren picadas o no” (v. fs.
1634).
Por su parte, Luis Esteban CUFRE, empleado de seguridad del edificio
ubicado en Chacabuco 371, y quien fuera señalado por los testigos Griguol como
quien se encontraba junto a ellos al tiempo del evento, a fs. 270 de autos remarcó:
(T)odos los días hay ruido de picadas, de caños de escape, que se torean, se
ponen a acelerar, entonces no le damos bola. Veintitrés años hace que trabajo
ahí y todos los viernes se libera el centro y hay picadas (…) (E)n ese momento
había luces que estaban prendidas y otras apagadas, no se ve bien. Siempre
había problemas de iluminación, ahora está lleno de lamparitas” -negritas
agregadas- (v. también Croquis fs. 271).
Al tiempo del debate correccional el señalado testigo dijo: “No puedo
decir que esa noche había picada, no puedo garantizarlo, porque no vi nada
Momentos previos escuché ruidos de vehículos que pasan rápido” –negritas
agregadas- (v. fs. 1633vta/34).
Asimismo, otros testigos habitualmente presentes en la zona del siniestro,
al aportar su versión de lo oído y visualizado en la ocasión, si bien señalaron no
haber presenciado el impacto ni corridas previas, destacaron
que “…en la
Chacabuco siempre hacen picadas, es común a esa hora, todo lo saben, corren
los autos y las motos” (José Guillermo CISTERNA, v. fs.288 y también
71
Croquis fs. 289), así como también la habituación a tales conductas
“…no
escuchó ruidos de aceleración o de frenadas de autos”, puesto que “ no le presta
atención debido a que esos ruidos son comunes en esa cuadra” (Abel Benjamín
GUDIÑO, hijo de la testigo Delia Angélica Molina, fs. 224)
En cuanto a la testigo Florencia S. RODRÍGUEZ (quien depuso durante
el debate), cabe resaltar de sus testimoniales incorporadas por su sola lectura las
siguientes expresiones:
En los momentos posteriores más próximos al evento Rodríguez refirió
que: “… (L)a chica lesionada (…) era una chica flaquita, de unos 23 años de
edad, de pelo lacio, vestida de negro, con el pelo de un largo un poco más del
hombro, de color castaño” -negritas agregadas- (v. fs. 452).
Finalmente, en cuanto al resto de los testimonios insertos por su sola
lectura, merece destacarse lo narrado a su turno por Jonathan BAZAN (anterior
propietario del vehículo conducido por C.M.B.), quien a fs. 1042/3 de autos
refirió que cuando detentaba dicho automotor: “Como todos sus amigos tenían
los autos „Bajados‟ le solicitó permiso a su madre para „Bajarlo‟, ello implica
cortar los espirales de los amortiguadores, es decir se le modifica la
suspensión”, y que: “(E)n oportunidad de hacer un viaje a Catamarca con su
madre, al regresar, y como el auto estaba muy bajo, al atravesar unas vías
férreas, tocó las vías y saltó el cambio y comenzó a perder aceite la caja de
velocidades y se rompió, por lo que los tuvo que trasladar una grúa hasta el
domicilio y allí tuvieron que cambiarle la caja de velocidades”
A su turno en ocasión del debate, entre otras cosas señaló: “…donde haya
pavimento y sea sana la calle se puede ir a velocidad de 80 a 100 km/h” (v. fs.
1633/4).
Desde otro costado, de la prueba Documental/Informativa incorporada
cabe reseñar:
72
-Informe Pericial Mecánico Nº 78 del vehículo Fiat 147 blanco,
Dominio TYL-853
(fs. 298/300), en el cual se indicó: “…se observa
estéticamente estándar, no presentando alteraciones en su estructura, a
excepción del sistema de suspensión delantera que ha sido modificado, acortado
en altura, presentando sus espirales disminuidos en vueltas, no teniendo
recorrido sus amortiguadores (…) y el tren trasero el sistema ha sido
suplementado (…) de ésta forma durante el comportamiento dinámico del rodado
al bajar el centro de gravedad de la carrocería, se logra brindar mayor agarre y
contención en las curvas, pero disminuyendo el confort, no presenta otra
observación al respecto. En cuanto a accesorios que aligeren o brinden mejor
rendimiento al motor no se observan, una vez puesto en marcha el mismo, el
régimen de ralentí, medio y alto, se mantiene dentro de los comportamientos
estandarizados, no constatando características iniciarias de sonorización que
hagan presumir la alteración o modificación del núcleo motriz (…). Por otro
lado se testeó el sistema eléctrico, observándose que se modificó la capacidad
de las lámparas de alta y baja, la cual han sido reemplazados ambos elementos
por lámparas de Zenón presentando únicamente luces alta, careciendo de las
bajas, así también limpiaparabrisas y bocina no funcionan, no advirtiéndose
accesorios adicionales sobre el tablero” –resaltado agregado-Informe Mecánico del vehículo Fiat 147 Spazio azul, dominio SIZ 383
(fs. 213/5), del cual se desprende: “… se observa tuneado o personalizado,
acondicionado para competencia, teniendo en primer lugar el sistema de
suspensión delantera que ha sido modificado, acortado en altura, presentando
sus espirales disminuidos en vueltas, no teniendo recorrido sus amortiguadores
(…) y el tren trasero el sistema ha sido suplementado (…) de esta forma durante
el comportamiento dinámico del rodado al bajar el centro de gravedad de la
carrocería, se logra brindar mayor agarre y contención en las curvas, pero
disminuyendo el confort, por otro lado presenta el paragolpe delantero
73
reformado, con diseño de spoiler inferior, que actúa como deflector de aire (…)
lo que disminuye la resistencia al mismo (…) En cuanto al núcleo motriz se
observó salida de escape modificada del tipo silens, el cual le da el sonido
característico y la salida de gases más libre (…) Con respecto al rendimiento y
potenciación, el motor se puso en marcha pudiéndose determinar que en
fracciones de segundos mediante el accionamiento del acelerador el mismo
eleva las revoluciones constatando en el sonido característico del escape,
saliendo fuera del régimen o parámetro estándar de un vehículo de calle…” –
negritas agregadas-.
- Informe N° 1202916 elaborado por la Sección Fotografía Legal de la
Policía Judicial de la Provincia, en el cual pueden visualizarse tomas
fotográficas del lugar del hecho efectuadas con luz artificial y en el horario
nocturno (v. fs.584/7).
-Informe realizado por la Dirección de Alumbrado Público de la
Municipalidad de esta Ciudad de Córdoba relativo a la calidad del alumbrado
en el lugar del evento, de donde puede extraerse que: “…en la calle Av
Chacabuco, a la altura de su intersección con la calle Corrientes, la iluminación
existente es integral, con columna de acero de altura libre de 12 m con brazo
curvo de 4 m y artefactos cerrados con lámparas de vapor de sodio de 400w. El
horario
que
permanecen
encendidas
en
el
mes
de
septiembre
es
aproximadamente de 20:00hs a 07:00, dependiendo de las condiciones
atmosféricas. El encendido y apagado se realiza mediante tablero controlado por
foto interruptor”,
sin contar dicho departamento con antecedentes sobre el
estado de funcionamiento a la fecha del hecho 02 de septiembre de 2011 (v. fs.
1348/55).
-Informe de la Dirección de Coordinación del Tránsito de la
Municipalidad de esta ciudad capital, del cual se desprende: “…en la esquina
Corrientes y Chacabuco se pudieron observar las pendientes indicadas en el
74
croquis en sentido S-N con descendiente hacia el norte del orden de 0,004 m/m,
y E-O descendiente hacia el Oeste, de 0,048m/m, que se indica en el croquis
adjunto. La inspección fue realizada en el lugar el día 15 de agosto de 2013, se
constató que tanto la carpeta asfáltica como el pavimento de hormigón existente,
están en buen estado” (fs.1513/25).
IV) Al emitir sus conclusiones, el Sr. Fiscal de Cámara, Dr. Raúl A.
Gualda, luego de analizar detenidamente la prueba colectada y de una nutrida
exposición jurídica respecto a las aristas dogmáticas del dolo (en lo conducente al
segundo suceso enrostrado), sostuvo que debía absolverse a los imputados de
marras por el primer suceso enrostrado (encuadrable en la figura de conducción
peligrosa de vehículo automotor en prueba de velocidad no autorizada, art. 193,
bis.
C.P.), y condenarse a C.M.B. como autor penalmente responsable de
Homicidio culposo agravado por conducción, imprudente, negligente, inexperta o
antirreglamentaria de un vehículo automotor (conf. art. 84, segundo párrafo
C.P.), en lo referente al segundo suceso a este achacado.
De este modo, entendió improcedente la configuración dolosa de aquél
obrar, y en lo atinente a la pena aplicable a este por el siniestro culposo, atento a
la menor edad existente al tiempo de su comisión, requirió la remisión del
decisorio al Juez Penal Juvenil competente (v. Acta fs. 1.828/32)
Por su parte, en la misma oportunidad, y a su turno, expuso la querella su
disidencia con el pedido fiscal, y tras un pormenorizado examen de la evidencia
colectada, no sin efectuar distingos desde la doctrina y la jurisprudencia afín,
solicitó la condena de los coimputados por el primer evento en calidad de
coautores del delito de conducción peligrosa de vehículo automotor en prueba de
velocidad no autorizada, mientras que para C.M.B. pidió también la declaración
de responsabilidad como autor de Homicidio doloso, con dolo eventual -conf. art.
79 C.P.- .
75
Con ello, en cuanto a la pena aplicable, requirió para Luca la imposición
de Dos años y seis meses de prisión, más inhabilitación por el doble de la
condena, mientras que para C.M.B. reiteró lo expuesto a su turno por el órgano
fiscal (v. Acta fs. 1836/8).
Desde otro costado, la defensa del prevenido Luca señaló su total acuerdo
con el pedido del Sr. Fiscal, del mismo modo que la defensa de C.M.B..
Ambos letrados, en sendos alegatos, dejando a salvo sus posicionamientos
dogmáticos, o sumando más argumentos a lo razonado por el Sr. Fiscal,
solicitaron la absolución para Gustavo G. Luca respecto al único hecho
inicialmente achacado a este (tipo del art. 193 bis C.P.), en tanto, en lo que
respecta a C.M.B., pidieron la absolución por aquél primer factum y la
declaración de responsabilidad por el segundo, encuadrándolo, claro está, en el
tipo del Homicidio culposo agravado -conf. art. 84, segundo párrafo, C.P. cit.
supra- (v. Acta. fs. 1838/40)
V) Valoración de la prueba: Frente al cúmulo evidencial descripto supra,
y oídas las valoraciones expuestas por las partes al efecto, he de señalar que un
pormenorizado análisis del corpus convictivo de autos me autoriza a concluir
que en lo conducente a los prevenidos de marras se encuentran suficientemente
acreditados ambos extremos de la imputación jurídico delictiva, i.e., existencia
material del hecho penalmente relevante y participación responsable de éstos en
aquél.
Sabido es que en los presentes, dentro de un mismo marco contextual, se
han deslindado dos sucesos jurídico penalmente relevantes, y entrambos, dos
alternativas posibles, por lo que corresponde ahora, cuando han de explicitarse las
razones sobre las que afinca la imputación, definir cuáles de aquéllas alternativas
se condicen con el reproche penal que cabe a Gustavo Gastón Luca y C.M.B.
76
Así, en lo que concierne al primer evento enrostrado he de optar por la
segunda hipótesis planteada, mas en lo conducente al segundo me inclinaré por la
primera.
A fin de mantener cierto orden expositivo en la explicación de mi
anticipada conclusión, las probanzas al respecto serán examinadas en distintos
apartados (individualizados como “A” y “B”) contestes con los hechos fijados.
Veamos
A. Primer Hecho: El primer hecho atribuido a los imputados de autos y
que aquí se tiene por certeramente acreditado, se corresponde con el siguiente
relato:
“El dos de septiembre de dos mil once, siendo aproximadamente las 00:10
hs., el imputado Gustavo Gastón Luca se conducía al volante del automóvil Fiat
Spazio color azul Dominio SIZ 383 -vehículo previamente acondicionado para
competencias de velocidad-, por Av. Sabattini en dirección al centro de la ciudad
de Córdoba junto a Darío Emanuel Quinteros y Cristian Moreira - quienes lo
hacían como acompañantes-. En esas circunstancias y al llegar a la intersección
del Bv. Illia con la calle Tránsito Cáceres de Allende de Barrio Nueva Córdoba,
se habría detenido en el semáforo ubicado en dicha esquina, situándose allí
paralelamente a un "Fiat", modelo 147, dominio TYL 853, también preparado
para competir, en el que se desplazaba al volante C. M. B., de dieciséis años de
edad, en compañía de Brenda Micaela Andrade Salas. Así las cosas, luego de
encontrarse en la mencionada esquina, ambos vehículos habrían presionado el
acelerador de manera ininterrumpida para emprender la marcha velozmente
cuando fueron habilitados por la luz verde del semáforo, hasta la Av.
Chacabuco, donde habrían doblado a la derecha prosiguiendo con la
competencia vehicular ilegal ya emprendida en dirección a la Costanera del río
Suquía y al llegar a la intersección de la Av. Chacabuco con la calle Corrientes encontrándose la señal lumínica semafórica en rojo- el Fiat Spazio conducido
77
por Luca se habría detenido en dicha esquina, mientras que el menor B. habría
continuado la marcha sin frenar, creando ambos conductores una situación de
peligro para la vida e integridad física de las personas” .
Como he señalado, la sola concatenación de la evidencia recabada en los
presentes permite reconstruir el escenario descripto supra con el grado convictivo
que requiere el decisorio final del juicio.
En efecto, tal como lo narró Quinteros al tiempo del debate (y en
anteriores ocasiones al turno de la pesquisa), ese día (el del siniestro) en horario
coincidente con el precisado, se conducía junto al prevenido Luca y Cristian
Moreira en el vehículo del primero (Fiat Spazio color azul Dominio SIZ 383),
automóvil este que, conforme la prueba técnica rendida en autos (Informe fs.
213/5), a más de “tuneado o personalizado”, se encontraba “acondicionado
para competir”.
En su relato (similar al aportado por Moreira durante la Instrucción v. fs.
85/7, 111, 210, 490/492, 517), Quinteros contó que el motivo del encuentro
atendía a que, Luca, su “amigo del barrio”, quería visitar a un tatuador, mas al
salir “de la estación de servicio YPF del Parque Sarmiento”, vieron pasar “al
147 blanco”(conf. Registros fílmicos fs. 1331/8, surgiendo de allí, entre otras
cosas la correspondencia temporal).
Aparece aquí, en los giros del relato, la mención de un primer contacto
visual que no pasó desapercibido, tanto como para ser reactualizado momentos
posteriores, cuando ambos vehículos se encontraron al frenar “sobre el boulevard
cerca de la terminal” (intersección del Bv. Illia con la calle Tránsito Cáceres de
Allende), a razón de hallarse “ el semáforo rojo” (“les llamó la atención porque
era un rodado de los „tuneados‟ que se hallaba „planchado‟ con luces de xenón
delanteras y el rodado mencionado venía de la zona sur”, dijo Quinteros al
tiempo de la pesquisa, coincidiendo esto, más tarde, con la inspección efectuada
al Fiat 147 blanco de marras)
78
A partir de esa convergencia, el testigo (y también, como fuera señalado,
su compañero Moreira) narró un acontecer marcado por una observación nada
casual, sino más bien vigilante respecto al otro automotor y sus ocupantes (i.e.
Fiat 147 Blanco).
En efecto, tras el intercambio de saludos entre la acompañante del
conductor del referido vehículo (Andrade Salas) y su amigo Luca, describió con
cierto detalle las peculiaridades de estos (“tenía una barbilla y una pirincho de
cabello de color castaño oscuro, de tez blanca, remera de color oscuro” y “se
hallaba acompañado por una persona de sexo femenino... con su rostro
maquillado”, contó), y luego de la habilitación semafórica, rememoró un transitar
sobre Bv. Illía, en el que “el 147 blanco (…) aveces se quedaba atrás o
adelante”, “en algunas ocasiones (…) se colocaba adelante”, por lo que “nos
pasamos menos de cinco veces”.
Frente a ello, explicó entonces que la minoración de la marcha de los
rodados estaba impuesta por los “baches en la zona” (“…no se podía andar
fuerte por ninguna calle”, aseveró durante el debate) congeniando al respecto la
estructura de estos, debido a que, refirió, se hallaban bajados (centro de gravedad
de la carrocería intencionalmente bajado, señalaron ambos Informes técnicos).
En efecto, cuando el testigo (e insisto, también el otro acompañante)
brindó detalles del recorrido hasta la ochava de Chacabuco, explicó que eran esos
“pozo o vaditos” los que marcaban el compás de la minoración de la velocidad,
señalando que “a los vaditos de las esquinas los pasábamos despacito” (en
consonancia con este efecto declaró a su turno Bazán)
En este marco, caracterizado por una atención nada escasa, cuyo foco fue
colocado en el andar de ambos rodados respecto al “ir y venir” de cada uno en
función del otro (al punto de no recordar “si algún semáforo nos dio en rojo o si
nos detuvimos”), pierden coherencia las palabras del propio Quinteros, cuando en
79
su última declaración prestada ente este Tribunal dijo: “Nosotros hicimos nuestro
camino sin prestar atención al otro auto”.
Continuando con su relato, el señalado refirió que al doblar en la
intersección con Chacabuco, avanzaron hasta el cruce con Corrientes,
deteniéndose “entre el segundo y el tercer carril de la Av. Chacabuco”, debido a
que el “semáforo se hallaba en rojo”; allí, dijo: “el chico nos pasó en rojo por
el costado izquierdo”, momento en el cual “embiste a la chica, haciendo
mención con estas alusiones al conductor del “Fiat 147 blanco” y a la víctima de
marras (conforme a la versión del comisionado Britos, el testigo Mesticzki brindó
a su turno una versión similar respecto a este último punto) .
A partir de ese desplazamiento que permitió el cambio de circulación de
los vehículos en cuestión (i.e. de Bv. Illía hacia Chacabuco), y, momentos
posteriores, la ocurrencia del suceso fatal (i.e muerte de Mariana Ellena), se
instauró el espacio donde otros testimonios cobraron vida en función de la
posición ocupada en el contexto de la escena criminis.
Así, Bartoloni y Rodríguez, ubicados dentro del vehículo del primero
estacionado sobre la arteria derecha de Chacabuco, en el sentido de esta
(Sur/Norte), coincidieron en esencia al recordar que dos vehículos con las
características de los involucrados en autos, “venían a la par”, brindando la
sensación
de que venían compitiendo; “una picada, una corridita”
“rápido…como dos autos que se venían entendiendo”.
Señalando además que por el lugar en que ellos se ubicaban, habían
visualizado el recorrido de ambos rodados desde la mitad del tramo comprendido
entre Chacabuco y Corrientes.
Desde otro lugar próximo al de los nombrados, Ibañez también refirió que
esa noche sintió que “venían autos haciendo picadas”, puesto que escuchó
“…una acelerada y me dio a pensar que venían haciendo una picada”, e
inmediatamente, aquello que oía venir detrás suyo (conforme describió su
80
caminar por Chacabuco) adquirió forma en dos rodados coincidentes con los de
autos, pudiendo identificar “…risas, carcajadas (que) venían de esos dos… 147”
De igual modo Vallejos, quien a bordo del camión recolector de residuos,
y en las inmediaciones temporo-espaciales del suceso, pese a la concentración
demandada por la realización de la tarea cotidiana, bien pudo señalar: “Antes del
impacto sentí el ruido de dos vehículos que venían fuerte (…) Llaman la atención
los motores cuando van en aceleración fuerte, giré, miré y no le seguí prestando
atención”.
También García (“…escuché los ruidos de que estaban corriendo
carreras, bajaban súper rápido por Chacabuco”); Aranda (“Venían los autos
fuertes y por la forma en como venían supongo que venían haciendo picadas”);
Rodríguez (“A la noche siempre se escucha que andan fuerte haciendo
picadas”); y Castro (“El taxista me hace el comentario, viste el otro auto porque
parece que venían picando… antes del impacto escuché el sonido de un auto que
venía desde atrás, del motor, un sonido fuerte”); desde sus diferentes e
independientes posiciones en la escena (muy próximos a la zona de impacto),
dieron cuenta de un andar -entre vehículos- que, si bien no atrajo en demasía la
atención de sus sentidos, sí les pareció parte de una dinámica familiarizada que
calificaron como “picada” (giro que alude, según la jerga popular, a
predeterminadas o improvisadas competencias de automotores en tramos de
superficie).Respecto a esto último (i.e. acostumbramiento de las picadas), ha de
reparase que otros testigos, habituales residentes o trabajadores de la zona,
también aludieron a la normalidad a la que habían trasuntado este tipo de
conductas (conf. Molina, y también, gran parte del resto de los testimonios
debidamente incorporados por su sola lectura).
Empero, nótese, la habituación de estos escenarios no les impidió a varios
de los testigos alertar los sentidos al efecto.
81
Cierto es que estos se refirieron a sensaciones y pareceres, pero también lo
es, que como tales no puede exigírseles la precisión de un evaluador experto
(esto es, determinación exacta del grado de aceleración de los rodados conforme
parámetros técnicos); requerir ello para imprimir fiabilidad al testimonio de un
ciudadano, la más de las veces neófito en la materia, tropezaría con principios
que guían la interpretación racional de la prueba -sobre la que se afinca la
elucidación del entuerto- donde la experiencia y la psicología articulan como
reglas que obligan a leer la evidencia con la coherencia impuesta por el sentido
común.
Así, lo contundente aquí, es que todos los testigos de mención
convergieron desde su costado sensitivo, su lenguaje, su habituación y sus
particularidades, al señalar que dos vehículos coincidentes con los de marras
bajaban por Chacabuco hacia Corrientes, a la par, en una suerte de tácito acuerdo,
con un andar y una emisión de sonidos que les permitieron inferir la existencia de
una picada.
Pero no es esta la única evidencia que abona en el sentido expuesto supra,
en tanto también se encaminan en esa dirección el examen técnico efectuado
sobre los rodados y la observación experta del tramo final en el que circularon
ambos vehículos (Chacabuco/ Corrientes).
En efecto, tal como ha quedado plasmado en el apartado pertinente, los
Informes técnico mecánicos efectuados sobre el automotor Fiat 147 blanco y Fiat
147 Spazio azul, remarcaron que estos poseían el centro de gravedad bajado,
lográndose con ello “brindar mayor agarre y contención en las curvas, pero
disminuyendo el confort”, para más, respecto al segundo (como se dijo,
acondicionado para competir), las modificaciones en el motor dieron cuenta de
sus posibilidades de aceleración en fracción de segundos, colocándose entonces
“fuera de los parámetros de un vehículo de calle”.
82
Desde otro costado, en auxilio de estos elementos ya valorados, se agregan
a autos otros datos emergentes de diferentes medios legalmente incorporados
(Inspecciones oculares, fotografías, Informe de la Dirección de Coordinación del
Tránsito de la Municipalidad de esta ciudad capital, e Inspección Judicial), que
dan cuenta de las características integrales de calle Chacabuco, en el sector
comprendido entre Boulevard Illia y calle Corrientes, evidenciando que la misma,
a diferencia del tramo de Bv. Illía por el cual transitaron previamente los
vehículos, no presentaba (y no lo hace aún) el típico obstáculo de todo boulevard
(i.e. cantero intermedio), ni tampoco otras peculiaridades existentes en éste
(baches, bajadas en las esquinas, y ausencia de declive, reconocidos por los
testigos de marras); comparativo que, a fin de cuentas, muestra a “Chacabuco”
(en ese sector), como una calle ancha, sin dificultades materiales para la
continuidad de la circulación y propicia para el envión; esto es, un lugar óptimo
para definir la carrera que las condiciones del terrero anteriormente no permitían.
En esta línea, cobra cabal sentido el peritaje técnico oficial efectuado
sobre el Fiat 147 blanco a fin de determinar, entre otras cosas, la velocidad de
circulación al momento del impacto, puesto que si bien en su análisis el perito
concluyó en una velocidad inferior a la máxima permitida (55,58 km/h, siendo 60
km/h la máxima permitida en la zona del impacto conf. art. 82 Código de Faltas
Municipal), no resultando ello “compatible con ningún tipo de competencia
automovilística”, luego, durante el debate, efectuó precisiones que otorgaron a
dicha conclusión un sentido menos contundente.
Así, refirió que cuando un vehículo “…va acelerando posiblemente el
cuerpo con el que impacta le baja la velocidad”, y aclaró que “…en una picada
un vehículo comienza con una velocidad 0 y pasa por 55 y puede llegar a 120”,
aseverando que: “…técnicamente ha picado”, mas también dijo que si el
vehículo “… hubiese ido a 80 kms por hora, por ejemplo, hubiera evitado el
impacto”.
83
Estas expresiones, que serán retomadas al tiempo de explicitar la segunda
cuestión aquí planteada, permiten asentir que aun cuando la velocidad del
automóvil Fiat 147 blanco no superaba la máxima autorizada “al tiempo del
impacto”, ello bien pudo ser diferente momentos antes, cuando este y el otro
vehículo (cuya velocidad, obviamente, no pudo peritarse), comenzaron a
“entenderse” hasta la señal semafórica de calle Corrientes.
Se entienden además, en función de este análisis experto, aquéllas
expresiones puestas de manifiesto por los testigos de marras, los que, como fuera
resaltado, sin poder brindar exactitudes técnicas al efecto (y a quienes no cabe
desconocerles algunas discordancias o lagunas propias del paso del tiempo) no
vacilaron en remarcar la manera como circulaban los dos rodados, fuere cual
fuere el nombre técnico aplicable a esta dinámica relacional.
Recuérdese en punto a esto, que fue el mismo Espil quien para coronar sus
explicitaciones orales señaló: “En cuanto a una persona común, sin
conocimientos técnicos específicos, determinar que un auto o más de un auto
vienen picando por el ruido del escape o por otra circunstancia, depende de la
persona”.
Resta entonces a fin de cerrar esta evaluación que se viene haciendo de las
distintas inferencias que sugieren cada uno de los datos de conocimientos
legalmente incorporados que, en armonía, fueron interrelacionándose entre sí,
ponderar como indicio negativo, la actitud asumida por el coimputado Luca con
posterioridad al luctuoso hecho que terminó con la vida de Mariana Inés Ellena,
consistente en irse del lugar sin brindar auxilio, de manera intempestiva, casi
sigilosamente, con el endeble argumento ensayado por uno de los tripulantes del
147 azúl (Darío Emanuel Quinteros) a la hora de explicar “porqué” se habían
alejado del lugar del accidente con tanta premura: “deciden retornar hacia la zona
del dicente (doblando por calle Corrientes y apenas habilitó el semáforo) debido a
que no tenían contestación del tatuador de si se hallaba….” (v. fs. 487/9).
84
Respuesta poco creíble si se atiende al hecho que los habría motivado a
constituirse en la zona céntrica de nuestra ciudad (llevarle al tatuador un bosquejo
de tatuajes), pues, de ser así, pareciera que nunca contaron con la seguridad de
cumplir con esa finalidad, por lo que mal puede pensarse en un regreso
apresurado a raíz de no poder comunicarse con el supuesto tatuador, sino más
bien, plausible resulta concluir que una actitud de esta naturaleza sólo encuentra
explicación razonable en una clara intención exteriorizada en el mismísimo
momento de la colisión, de correrse del lugar que alguna implicación podría
aparejarles.Así, la concatenación razonada de la evidencia colectada (descripta supra)
dibuja un contexto absolutamente compatible con la plataforma fáctica citada al
comienzo de este análisis, permitiendo afirmar con certeza que, tras plantearse el
tácito acuerdo competitivo entre los conductores de ambos rodados (al coincidir
en la intersección de Bv. Illía y Tránsito Cáceres), la carrera se inició por la
primera, viéndose limitada por las condiciones del terreno y de los vehículos,
empero, al girar hacia Chacabuco, indudablemente de condiciones físicas más
propicias que las que el boulevard les ofrecía, a los coimputados de referencia les
permitió girar abruptamente sin inconvenientes, logrando la delantera el rodado
mejor acondicionado para elevar revoluciones (Fiat 147 Spazio, azul), intentando
alcanzarlo el otro rodado (Fiat 147, blanco); uno, el que arribó primero a la
intersección con calle Corrientes se detuvo ante la señal semafórica, el otro,
continuó.
Hasta aquí entonces este primer suceso que tuvo como penalmente
responsables (en tanto nada ha dado cuenta de su justificación o falta de
responsabilidad individual) a Gustavo Gastón LUCA y a C.M.B.;
lo que
continúa es patrimonio del otro hecho enrostrado al segundo y que habré de
analizar a continuación.
85
B. Segundo Hecho: Conforme ha sido explicitado antes del desarrollo de
estos apartados, el segundo hecho atribuido al imputado C.M.B. que aquí se tiene
por certeramente acreditado, se corresponde con la siguiente descripción:
“El dos de septiembre de dos mil once, siendo aproximadamente las 00:15
hs, el imputado C. M. B., quien por su edad -dieciséis años- no se encontraba
habilitado para hacerlo, se dirigía al volante del automóvil marca Fiat modelo
147 color blanco Dominio TYL 853 en compañía de la co-imputada Brenda
Micaela Andrade Salas (actualmente sobreseída conf. A.I. Nº 118, 28/05/2012,
fs. 1122), por la Avenida Chacabuco del centro de esta ciudad, en sentido sur norte, haciéndolo por el segundo carril izquierdo de la mencionada avenida. En
esas circunstancias, al arribar a la intersección de Avenida Chacabuco con
calle Corrientes, y conduciéndose de manera imprudente (toda vez que lo hacía
a una velocidad excesiva, que le impedía tener un efectivo control del vehículo),
e inobservando los reglamentos (en razón de que la señal semafórica se lo
impedía) habría transpuesto la mencionada encrucijada, embistiendo con la
parte frontal de su automóvil a Mariana Inés Ellena, que cruzaba por la senda
peatonal el Boulevard Chacabuco, en su intersección con calle Corrientes, quien
con motivo del impacto -que la arrojó varios metros adelante-, resultó con las
siguientes heridas: glasgow 3/15, pupilas midriáticas, herida contuso cortante
parietal derecha y en arco superciliar izquierdo, excoriaciones en tórax y
abdomen, deformidad de brazo derecho, fractura expuesta de húmero derecho,
edema cerebral difuso severo, hemorragia intraventricular, hematoma
subaragnoideo, hematoma subdural fronto parietal derecho, contusiones
cerebrales múltiples pequeñas fronto temporo parietal, fractura de peñasco
derecho y parietal derecha y traumatismo craneoencefálico, falleciendo el día
siete de septiembre de 2011 en el Hospital de Urgencias, como consecuencia de
las lesiones sufridas, que fueron causa eficiente de su muerte. Luego del
impacto, tras descender B. y su acompañante del vehículo para verificar las
86
consecuencias, y advirtiendo que Mariana Ellena se encontraba tendida en el
pavimento gravemente herida, habrían abordado nuevamente el automóvil para
darse raudamente a la fuga”.
Al igual que en el suceso anterior, ha sido la articulación de toda la prueba
recabada en autos la que me ha permitido arribar a la certeza mencionada supra
en cuanto a la plataforma fáctica achacable a C.M.B., sin dejar de señalar no
obstante que las bondades de la oralización también han hecho posible enfocar
con mayor profundidad algunas aristas de aquel entuerto.
Así, para dar cuenta de esta aseveración, preciso es ubicarse previamente
en el tramo final del espacio donde se desplegó el primer suceso reprochado a
B., en tanto buena parte de los testigos de aquél evento fueron los que a su turno,
en el marco de dicho contexto y al tiempo de presenciar la picada, visualizaron
la embestida.
Entonces, tomando la punta del recorrido de ambos vehículos sobre
Chacabuco, Bartoloni y Rodríguez remarcaron, de manera coincidente, que tras
percatarse de la corrida de los dos autos por Chacabuco, al llegar a Corrientes,
“uno frena y el otro sigue”, y tras identificar al que frena como el azul y al que
no lo hizo como el blanco, dieron cuenta de que el que pasó lo hizo con el
semáforo en rojo, por la derecha del que frena, puntualizando Rodríguez:
“…atinó a tocar los frenos y siguió el recorrido… tengo la seguridad que estaba
en rojo cuando cruzó el blanco”.
También recordó esta última –lo cual obra a favor de la claridad con la que
pudo observar lo acaecido- que ese día “había pocos autos detenidos, no eran
muchos como suele haber en la calle Chacabuco”, del mismo modo que Ibañez,
desde su posición, aseveró “…la avenida venía casi vacía”.
Tras ello, tales testigos, siempre desde sus diferentes ubicaciones,
describieron un cuadro en el que una “…persona cruzaba en la senda posterior
de Corrientes, por la senda norte desde la terminal al centro” (Bartoloni), y
87
entonces “el blanco sigue el recorrido y cuando termina de cruzar la calle
Corrientes allí (la) atropella (…) es despedida y vuela hacia adelante y hacia
arriba, y cuando vemos esto mi novio me dice „la chica‟, porque él la había visto
cruzar” (Rodríguez) “…eran dos 147 uno blanco que chocó la chica y otro
azul, los veo adelante mío que bajaban por Chacabuco” (Ibañez).
Frente a tales relatos -congruentes para más con la dinámica del suceso
hipotetizada por el perito oficial Espil-, García, Aranda, C. Rodríguez y Castro,
delinearon un espacio congruente con lo narrado por aquéllos (i.e. Bartoloni, F.
Rodríguez e Ibañez), señalando lo que sus sentidos permitieron advertirles al
efecto:
-“Sentí un ruido fuerte, fuerte de explosión y de motores acelerando … y
salí a la calle, fui la primera que la vi (en referencia a la víctima), yo pensé que
se había tirado del edificio, en ese instante pasaba un auto chico, blanco, un
Fiat 147”, dijo García.
-“Siento un ruido y veo a la chica cruzando por la calle Chacabuco y veo
cuando la agarró el auto, veo cuando la choca, el auto venía como haciendo
picadas porque venía fuerte con otro auto y pasó el semáforo en rojo… el auto
147 blanco siguió más allá del local después no lo vi más”, rememoró Aranda,
para agregar que cuando la víctima cruzaba vió “…el semáforo peatonal en
verde”
-“Desde adentro de la heladería (lugar donde estaba ubicada Aranda) se
puede ver bastante amplio, el semáforo se ve, se ven los autos frenados y lo de
los otros autos, se ve todo, cuando cruza una persona”, refirió a su turno
Rodríguez, dando de esta forma mayor fuerza convictiva al relato de Aranda, y
coincidiendo también con lo que pudo apreciarse al tiempo de la Inspección
Judicial.
-“Como no había nadie en la calle, yo vi a la chica que venía cruzando…
Yo venía viendo la chica que estaba cruzando, el auto nos pasa por la izquierda,
88
(…) Yo cuando escucho el sonido de un auto veo un cambio en la manera de
cruzar de la chica, como si viera el auto, fue como una duda, trató de apurarse
para cruzar …Creo que la chica cambia el paso porque venía el vehículo”,
apuntó finalmente Castro, remontándose al tiempo del evento, cuando se
trasladaba como pasajero de un taxi detenido sobre Corrientes (a razón del
semáforo en rojo) a la altura de los vehículos en carrera.
Adviértase también, tal como ya se ha deslizado en el epígrafe anterior,
que incluso Quinteros describió la embestida en el mismo sentido que el resto de
los testigos: “cuando frenamos estaba en rojo y la chica comenzó a cruzar desde
el lado derecho, él nos pasa y siguió, no frenó (…), veo cuando impacta a la
chica, él nos pasa y no frena”, recordó con relación al vehículo Fiat 147 blanco
con el cual se habían encontrado, minutos antes, en la esquina de Bv. Illía y
Tránsito Cáceres de Allende.
Finalmente, tras el impacto, algunos de los
testigos coincidieron en
señalar que, una vez ocurrido, el vehículo Fiat 147 blanco detuvo la marcha casi
llegando a la intersección de calle Entre Ríos, descendiendo de este un joven
(luego individualizado como C.M.B.) y una mujer (identificada a su tiempo
como Andrade Salas), quienes se aproximaron al lugar en donde yacía el cuerpo
de la víctima, y luego, sin llegar allí, retornaron al vehículo para continuar el
recorrido por Chacabuco.
Fue en dicho contexto que Cantagallo y Castro traen a colación una suerte
de discusión entre el joven y la mujer; “a mi espalda siento que una mujer grita
dentro de ese vehículo” dijo el primero, al tiempo que el segundo destacó
“Cuando se bajó la chica se bajó insultando, creo que al conductor del vehículo,
como desesperada, asustada, lloraba”, recordando que ésta le gritaba “Mirá lo
que hiciste”.
En este marco, fue nuevamente Cantagallo quien contó: “había estupor
entre la gente, estábamos todos alterados”, lo cual resultó ratificado por Molina,
89
cuando dijo: “La gente estaba enojada porque el chico se había ido (…),
miraron y se fueron, para mí se asustaron”
Hasta aquí entonces el segundo evento enrostrado a C.M.B., apoyado,
desde este costado (i.e. atribuibilidad fáctica), no sólo en el reconocimiento
expuesto a su turno por el nombrado (indagatorias), sino también en buena parte
del material probatorio colectado en autos, apto para liar a un vehículo Fiat 147
blanco, Dominio TYL-853, secuestrado en las inmediaciones del suceso y en un
lugar relativamente próximo (playa de estacionamiento “Parking Dean Funes”),
con aquél productor de la embestida, también conducido por el señalado B. en
ese momento, y que arrojó como fatal resultado el deceso de Mariana Inés Ellena
(v. Certificado de consulta de dominio, fs. 19, Acta de secuestro del vehículo
Fiat 147 dominio TYL 853, fs. 431, Fotocopia de ticket de playa de
estacionamiento de la playa “Parking Deán Funes”, fs. 433,
Informe de
Innovaciones Tecnológicas-Área de Video Legal- de Policía Judicial,
conteniendo las imágenes tomadas en el interior de dicha playa donde dejó
finalmente el vehículo el prevenido B., fs. 658/79 y fotografías del vehículo de
referencia, fs. 590/1; también, Informes médicos vinculados a Mariana Inés
Ellena, Acta de Defunción, fs. 681, de la que surge concretamente que el óbito se
produjo con fecha 07/09/2011, y Autopsia N° 1349-11, (ver fs. 768), surgiendo
de esta última como causa eficiente de su deceso las lesiones sufridas tras la
embestida, oportunamente descritas en la correspondiente plataforma fáctica).
Pero no puede concluir allí el análisis de las probanzas que permiten
aseverar la certera existencia de la plataforma fáctica descripta al comienzo de
este análisis (con las salvedades ya efectuadas), puesto que, junto a ellas, la
consideración de otras peculiaridades introducidas por la integralidad de la
prueba arrimada, da sustento a la hipótesis que aquí se ha tenido como
acabadamente acreditada (i.e. extremos de la imputación jurídico delictiva en la
forma descripta supra).
90
Así, tal como lo señalaron algunos de los testigos, pese a que la
iluminación artificial de la intersección entre Chacabuco y Corrientes era
habitualmente normal (dando cuenta de ello el Informe N° 1202916 elaborado
por la Sección Fotografía Legal de la Policía Judicial de la Provincia, y el
Informe realizado por la Dirección de Alumbrado Público de la Municipalidad
de esta Ciudad de Córdoba), esa noche, conforme lo señalaron Bartoloni y
Cantagallo, la iluminación sobre calle Corrientes no era muy buena.
Todavía más, el primero de los mencionados ratificó en el debate lo
expuesto durante la Instrucción en cuanto a que desde hacía una semana aquélla
no tenía luz, y el segundo, en la misma ocasión, reconoció que le había costado
“ver el cuerpo”.
En consonancia con esto, en ocasión de la Inspección realizada por este
Tribunal, sin soslayar el tiempo transcurrido entre la ocurrencia del siniestro y la
realización de dicho acto, pudo advertirse que aunque la iluminación artificial
del lugar no presentaba irregularidades aparentes, su intensidad era escasa
“siendo más bien amarillenta”.
Adunado a ello, no debe perderse de vista que la víctima vestía al
momento del hecho prendas de color oscuro (así lo resaltaron también el
comisionado Allende y la testigo Rodríguez).
Por su parte, retornando a la pericia accidentológica efectuada por Espil y
parcialmente analizada en el apartado anterior (i.e. Primer Hecho), la velocidad
de circulación del vehículo de referencia al momento del impacto decantó en un
guarismo absolutamente compatible con los daños existentes en el rodado. Del
mismo modo que el desplazamiento de la víctima: hacia arriba y hacia delante;
en tanto “el cuerpo al ser embestido se acelera prácticamente a la velocidad del
auto”, señaló Espil en ocasión del debate.
Pero no sólo ello, explicó también el perito, debido a que (como ya se ha
expuesto) la velocidad previamente asignada al automóvil en que se conducía
91
C.M.B. bien pudo ser superior e incluso resultar disminuida a razón de la
resistencia opuesta por el impacto; “si el vehículo va acelerando posiblemente el
cuerpo con el que impacta le baja la velocidad al vehículo”, dijo.
Incluso destacó Espil que no podía arribar a mayores conclusiones dado
que no contaba en el lugar del hecho con huellas de frenada.
Ahora bien, y vale la disquisición en este punto, la certeza exigida por este
último tramo del proceso (i.e. juicio oral) no puede apoyarse en inferencia
refutables (como ocurriría si en virtud de las explicitaciones brindadas por Espil
se afirmase que la velocidad de circulación del vehículo de B, antes de la
embestida era excesiva por ser superior a la máxima permitida), pero lo que sí
puede sostenerse con fiabilidad (porque así
surge de autos), es que esta
velocidad, aunque técnicamente muy cercana a la máxima permitida, sólo en
términos cuantitativos era normal (i.e. no excesiva), más no desde el aspecto
cualitativo (cuestión que será retomada en el análisis de la cuestión
subsiguiente).
Así, como bien ha quedado deslindado al analizar el hecho precedente,
C.M.B. ocupaba, al tiempo de la embestida, el lugar de un conductor en
competencia, en una zona habitualmente transitada y aprovechando las ventajas y
comodidades de una calle óptima (en el sentido meramente fáctico) para ello
(i.e. tramo de Chacabuco entre Bv. Illia y Corrientes).
Con esto, la velocidad no fue excesiva por superar un límite numérico,
sino por elevarse a un índice excesivo en función de las peculiaridades expuestas
supra (contexto en el que se desarrolló esta “contienda”, marcada por la
concurrencia de personas que normalmente deambulan por el lugar, el horario
en que ello ocurrió, etc.). Luce prístino entonces, el análisis es tan cuantitativo
como cualitativo.
De tal guisa, frente a la evidencia que permite reconstruir las aristas
objetivas del suceso (dinámica del hecho desde la órbita externa al agente), resta
92
reparar en aquéllas que han posibilitado a este magistrado despejar el ámbito
subjetivo de la cuestión (mecánica del hecho desde la faz interna del agente),
resultando nodal al efecto lo expuesto por quienes hurgaron a su turno en la
psicología de C.M.B.
Así, tanto el licenciado Corradini como la perito Scaraffia, coincidieron en
señalar al imputado como un joven marcado por una historia vital muy particular,
caracterizada por un entorno afectivo amoroso pero sin presencia de límites
modeladores.
Allí, donde debió existir la negativa para recortar la demanda inadecuada,
apareció el relajamiento permisivo, y, como reflejo de esto, la autoimagen de
“todo es posible, todo lo puedo”; tanto como para no requerir oposicionismos
activos de su parte frente a una eventual respuesta denegatoria (“Insiste
recurrentemente hasta lograr así lo que se propone. No necesita para ello
instrumentar modalidades excesivamente violentas”, contó Corradini en su
informe, refiriendo luego Scaraffia: “Cuando rechaza una situación… se
comporta con dilaciones, intencionada ineficacia y oposicionismo pasivo, sin
agresiones ni rebeldías manifiestas”)
En efecto, resultó gráfico lo expuesto por Corradini en el debate, cuando
sintetizó la biografía de este joven como la de un sujeto en donde los límites no
fueron desarrollados adecuadamente; “ él podía hacer cosas que otro joven de
su edad no hace, como manejar, no ir a la escuela, relacionarse con personas
mayores que él”, dijo sin vacilar.
Fue entonces frente a este contexto donde emergieron singulares
características de omnipotencia, rasgo típico de todo adolescente, pero que en
C.M.B se apreció asociado a un grado mayor, puesto que, como dijo a su turno la
perito psicóloga: “...él cree que a él no le van a pasar las cosas que a los otros
les pasan (…) los padres y el entorno (son quienes) muestran como es la
93
realidad, y como se es persona y como se es responsable, en este caso se lo hizo
creer que podía hacer cosas que no estaba preparado”,.
Siendo así ¿Cómo se prefiguró históricamente el riesgo para este joven?
¿Cuál fue el sentido de la realidad que administró ante situaciones de peligro?
Otra vez, los expertos en el estudio de su comportamiento advirtieron en
B. “…un bajo criterio de realidad respecto a lo más obvio y consensuado por la
sociedad. En él se incrementa lo de minimizar el riego… No voy a cruzar el
semáforo porque hay un riesgo, cree en eso pero en él hay un bajo criterio de
realidad respecto a lo más obvio y consensuado por la sociedad” (Scaraffía),
para coronar Corradini, en atención a este suceso enrostrado, puntualizó: “Él no
se representó el peligro por las características de su personalidad”.
Claro que, y esto debe señalarse, aquéllas particularidades
psicológicas en modo alguno redundaron en una patología aniquiladora de la faz
subjetiva de la atribuibilidad jurídico-penal, en tanto la pericia psiquiátrica
efectuada a C.M.B. fue contundente en cuanto a la cabal existencia de los
extremos de la imputabilidad (v. Pericia fs. 848).
De tal guisa, ante todo este panorama ¿Cuál es el marco situacional
que permite desandar la evidencia colectada? ¿Cuál la situación que se erige
frente a la razonada mirada de este juzgador?
La lógica concatenación de la prueba recabada deja visualizar sin
hesitaciones la descripción del suceso efectuada al comienzo de este análisis.
En efecto, no resulta complejo elucidar que C.M.B., continente de
un acervo subjetivo matizado por una particular forma de visualizar el peligro,
en el marco de una carrera vehicular que, aunque prohibida, habitual en la zona
(tal como lo señalaron vecinos del lugar), dio cauce sin más a la competencia
entablada, tanto como para concentrarse en la ventaja ofrecida por el que sería el
tramo final del reto (Chacabuco entre Bvard. Illía y Corrientes), donde, pese a la
94
advertencia semafórica impeditiva (que por otro lado, al ser respetada por el
rodado que llevaba la delantera le garantió preeminencia) decidió continuar.
Ahora bien, tras esa desacertada decisión, B. se topó con mucho más de lo
que sus sentidos permitieron alertarle (i.e. contravención), en tanto la
convergencia de ciertas condiciones físicas (como la baja intensidad de la
iluminación y la vestimenta oscura de la víctima), culturales (picadas
normalizadas en la zona), y, particularmente psicológicas (específicos rasgos de
omnipotencia direccionadores del mayor caudal de atención hacia “su propia
meta”), congeniaron para enfrentarlo con una realidad que se le mostraba harto
remota (embestida de una persona), dándose de bruces con una situación de la
que, perplejo, sólo atinó a huir (lo narrado por los testigos en cuanto a la actitud
posterior y los reclamos de su pareja, permiten, en parte, inferir ello).
¿Cómo se construye la realidad para un sujeto, dentro de parámetros
normales? ¿Cómo lo fue para C.M.B.? Estas son, a fin de cuentas, las preguntas
que gravitan en el fondo de este asunto.
Aparece aquí un joven con una historia afectiva en la que los límites
preventivos resultaron laxos, en ese devenir, como bien señaló la perito
psicóloga, drásticamente, la realidad le mostró el límite, ingresando a la vida
adulta (acababa de cumplir 16 años) con la provocación de una muerte.
Claro que, como bien se dijo, no fue este el único aspecto que propició un
obrar en tal sentido, quizá el razonamiento se modificaría si las condiciones
físicas, y aún las pautas culturales, hubiesen sido diferentes, pero cierto es que
todas aquellas, ante un sujeto como C.M.B., inmerso en la adrenalina de una
ilícita competencia, confluyeron para configurar el marco propicio en punto a la
no visualización de ese riesgo, dejando como remanente, únicamente, la remota
posibilidad de ocasionar un daño mayor al de infringir una norma de tránsito.
Con esto, vale la pena aclararlo, mal cabría conceptualizar a este fatal
suceso como meramente accidental, tal yerro, insistentemente sostenido por el
95
discurso popular en hechos similares al de marras, omite considerar aspectos
vitales del asunto, tales como que en lo fortuito no cabe el achaque penal.
Aquí, el imputado, se constituyó en sujeto activo de un delito provocado
en el marco de un obrar delictivo (y contravencional) previo, aunque, sin asumir
las resultas de ese último delito ex ante, y sin que tal obrar pueda resultar
reprochable a Luca, quien, como ya ha quedado develado en el apartado anterior,
frenó su vehículo frente a la luz semafórica roja.
Concluyo así de este modo el análisis de este segundo hecho, en el que,
como bien ha resultado develado, corresponde atribuir responsabilidad jurídico
penal al encartado C.M.B. conforme a la plataforma fáctica delineada supra.
De tal guisa, doy de este modo respuesta a la primera cuestión planteada,
dando por reproducidos los verídicos relatos contemplados en las descripciones
fácticas oportunamente efectuadas, tanto en este apartado “B”, como en
precedente denominado “A”(Conf. art. 408, inc. 3º del C.P.P.). Así voto.
A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA LOS SEÑORES
VOCALES DR. JORGE RAÚL MONTERO Y DRA. MARÍA ANTONIA
DE LA RUA, DIJERON: Que adherían in totum al voto del vocal preopinante,
y en consecuencia, así votaban
A
LA
SEGUNDA
CUESTION
PLANTEADA
EL
SEÑOR
PRESIDENTE DEL TRIBUNAL DR. LUIS MIGUEL NASSIZ, DIJO:
Conforme la fijación de los hechos plasmada al contestar la cuestión
precedente, corresponde a continuación calificar legalmente la conducta
desplegada por Gustavo Gastón Luca y C.M.B.
Debo señalar al respecto que comparto aquí la calificación sostenida por la
querella en cuanto al encuadre típico del primer hecho atribuido a sendos
imputados (Conducción peligrosa de vehículo automotor en prueba de
velocidad no permitida, conf. art. 193 bis, primer párrafo, del C.P.,
numeración aún no modificada por Digesto Jurídico conf. art. 20 y 23 Ley
96
26.939), mientras que en lo conducente al segundo de ellos, acuerdo con la
calificación efectuada por el Sr. Fiscal de Cámara, también compartida por la
defensa de B. (Homicidio culposo agravado por la conducción imprudente de
un vehículo automotor, conf. art. 84, segundo párrafo, del C.P.).
A fin de resguardar el orden expositivo planteado en la cuestión
precedente, también serán analizados aquí, de manera discriminada, como
apartados “A” y “B”, los encuadres típicos de los hechos enrostrados a Luca y a
B..
A. Calificación legal del Primer Hecho: Tal como lo preceptúa el
artículo 193 bis de nuestra norma penal sustantiva, corresponde la aplicación de
una pena de prisión de seis meses a tres años, más la de inhabilitación por el
doble tiempo de la condena, al conductor que creare una situación de peligro
para la vida o integridad física de las personas mediante la participación, entre
otras cosas, en una prueba de velocidad con un vehículo automotor “…sin la
debida autorización de la autoridad competente”.
Se advierten así, en la descripción de la conducta jurídico-penalmente
relevante, la existencia de una serie de componentes que permiten, a su turno, la
construcción del tipo al efecto.
No puede dejar de mencionarse, al menos de modo sintético y sin mayores
pretensiones expositivas que las reclamadas por la racionalidad de todo
decisorio, que la figura de mención fue la resultante de un debate parlamentario
muy nutrido, permeado por una coyuntura atravesada por el estupor social dejado
como saldo de violentas muertes en hechos de tránsito.
Al margen de las divergentes opiniones expuestas durante el debate
parlamentario, diputados y senadores coincidieron en remarcar, con igual
intensidad, la seguridad del tráfico viario que perseguía resguardar la introducida
norma (por la vía oblicua del reproche), más también, y muy particularmente “la
mayor protección de bienes jurídicos esenciales como la vida o la integridad
97
física” (conf. Expedientes 2682 –D-06, 2835 D-06, Diputados, y en igual
sentido, 3ª Reunión, 2ª Sesión ordinaria, 26/03/2008 de Cámara de Senadores,
donde finalmente se aprobó el proyecto girado por la cámara baja).
En esta bidimensionalidad protectora, alguna doctrina ha discutido a su
turno la ubicación sistemática del tipo, puesto que contemplado como uno más
de los delitos contra la seguridad pública y los medios de transporte y de
comunicación (Título VII. C. Penal conf. Ley 26.362/2008) se alejaría de lo
primordial para la nueva figura, concentrada en la afectación de la vida y de la
integridad física (Conf. Germán Castelli, Ezequiel Berón Astrada en Código
Penal y normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial David
Baigún, Eugenio R. Zaffaroni, directores. Hammurabi 2009. T. 8, p.676).
No obstante ello, desde otro costado, mas sin descuidar este último aspecto
(i.e. importancia del bien jurídico “vida” e “integridad física”), se ha explicitado
que: “…el Titulo VII congrega todas aquéllas figuras que tienen como
denominador común conductas que afectan la seguridad de las personas y cosas
determinadas, y (…) el nuevo delito, es respetuoso de esa sistemática, desde que
la forma en que se ordena el tránsito vehicular y peatonal con el propósito de
evitar colisiones de cualquier tipo permite colegir que comportamientos como
los descriptos (…) podrán afectar la vida o la integridad de personas
determinadas” (ibid.).
Como se advierte, aunque dividido el pensamiento doctrinal (reflejo en
gran parte de las dilemáticas discusiones parlamentarias), indiscutible resulta que
tanto la seguridad del tránsito como la vida y la integridad física de las personas,
han motivado la producción encarnada por el legislador, y han sido entonces
objetivos de resguardo por parte del tipo.
Tampoco ha sido unánime el acuerdo doctrinal en cuanto al tipo de peligro
configurado por tales conductas (i.e. abstracto o concreto), lo que no es más que
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una de las tantas derivaciones de una discusión mayor (si corresponde o no tal
distinción en el marco de los delitos de peligro).
Empero, al margen de ello, comparto la postura de quienes advierten en la
descripción del citado artículo un delito de peligro concreto (Castelli, Astrada,
cit. y también Juan Ávila El artículo 193 bis, Cod. Penal, incorporado por ley
26.362, SJA, 3/09/08), en el que resulta evidente frente a los bienes jurídicos
protegidos y las conductas recriminables al efecto, que el peligro corrido por
aquéllos es ciertamente real en función del despliegue de tales conductas.
Esto, posibilita una mejor comprensión de las exigencias que impone el
precepto (elementos objetivos y normativos del tipo objetivo), pero además,
obliga a una lectura de tales aristas en articulación con aquéllas particularidades.
Así, por “vehículo automotor” a los fines del tipo del art. 193 bis, debe
entenderse a todo vehículo de más de dos ruedas que tiene motor y tracción
propia (art. 5, inc. “x” Ley Nacional de Tránsito Nº 24.449/ 95, congruente al
respecto con la Ley Provincial 8560/2004); para lo que interesa al sub judice, no
caben dudas entonces de que los automóviles resultan captados por este elemento
normativo.
Por otro lado se ha explicitado, tomando para ello una de las acepciones de
la Real Academia Española, que cabe la nominación de “conductor” tanto a la
persona que conduce un vehículo como a quien realiza dicha actividad como
oficio, resultando discutible si corresponde la extensión del término (y de la
cooptación por parte del tipo) al copiloto (Castelli, Astrada. Ob. cit. p. 682).
Finalmente, y he aquí el meollo del asunto, el núcleo del tipo requiere que
la creación de una situación de peligro para la vida o la integridad física de las
personas aparezca como el efecto de la intervención -por parte de ese conductor
al volante de un vehículo automotor - en una prueba de velocidad o de destreza
no autorizada.
99
Luce patente de este modo que con la acción de formar parte activa de
una prueba de tal clase, debe concretarse un peligro hacia los bienes jurídicos
explícitamente mencionados en la norma, sin que resulte relevante al efecto
“quién de los que tomaron parte pudo haber generado concretamente el peligro
(…) ya que lo que se encuentra prohibido es participar en una prueba que
concretó el peligro” (Ávila, ob. cit. y también Castelli, Astrada, cit. p. 683).
Con esto, el eje significativo del tipo, gravita en torno, pues, a la creación
de concreto peligro para las personas, sin que importe si la intervención en una
prueba de la mencionada naturaleza lo ha sido de modo planificado o
espontáneo, sofisticado o simple, en un lugar público o privado, discutiéndose
incluso si necesariamente debe existir una decisión conjunta (explícita o no)
característica de toda competencia, puesto que alguna doctrina tiene dicho que el
tipo también puede configurarse con la conducta de un único autor en “una
demostración solitaria de las habilidades personales” (conf. Jorge E.
Buompadre Actividades peligrosas relacionadas con la conducción de un
vehículo automotor (La reforma penal de la ley 26.362) en “Revista Nova Tesis.
Derecho Penal y Procesal Penal”, Rosario, 19/08/08, vol.9).
Así, por ser tan relevante al tipo la generación de peligro, y al mismo
tiempo, resultar el peligro de una relatividad contextual, la mención en el
precepto del término “velocidad” reclama una comprensión integral de este
(nunca sesgada, o aislada), tanto como para no ignorar el correlato que le
antepone la norma (i.e. “prueba de”), y tampoco soslayar las significaciones de
este constructo en función de una hermenéutica tan respetuosa de los esquemas
dogmáticos como de la intencionalidad del legislador.
Frente a lo expuesto, casi obvio aparece que la carencia de debida
autorización emanada de la autoridad competente (otro elemento normativo del
tipo objetivo), se infiere de la valoración global del hecho (Claus Roxin,
Derecho Penal. Parte General. T. I. Civitas, Madrid. 1997 p 299/302), y que
100
como núcleo del tipo subjetivo el delito admite el dolo en todas sus formas,
abarcativo, como tal, del conocimiento de los elementos del tipo objetivo
(conducción de un automotor en prueba de velocidad o destreza, ausencia de
autorización, y puesta en peligro) y de la voluntad de realizarlos (Castelli,
Astrada. Ob. cit. p. 684).
Efectuadas estas precisiones técnicas, no se muestra compleja su
articulación con los datos emergentes de marras, elucidados razonadamente en la
cuestión precedente.
Así, al adunar tales explicitaciones con la plataforma fáctica que aquí se
ha tenido como veraz, se impone un escenario en el que Gustavo G. Luca y
C.M.B., a bordo de diferentes automóviles (particularmente acondicionados, para
más o para menos), y en un espacio objetivamente riesgoso (calles céntricas
normalmente transitadas), dieron cauce a una competencia, al menos,
implícitamente pactada (mediante el intercambio de saludos, el aproximamiento
entre vehículos, y la coincidencia, no espontánea, en la subsiguiente circulación),
sin que las particularidades del entorno habilitaren a inferir la existencia de
autorización legal al efecto, y generando a partir de allí un concreto peligro
(conocido y querido)
para la vida y la integridad física de eventuales
conductores y transeúntes.
En este sentido debe enfatizarse (lo cual también será puntualizado líneas
abajo), aún a riego de reiteración, que lo conocido y querido para ambos autores
fue, para el caso, la concreta situación de peligro para la integridad física y la
vida de las personas, sin que desde allí corresponda afirmar, sin más, el
conocimiento y aceptación de un inminente resultado letal (sólo exhibido por el
comportamiento externo, y desde la faz anímica el agente, como probable).
Con esto, las artistas típicas del señalado artículo 193, bis, primer párrafo,
se adecuan sin hesitación a la conducta desplegada por ambos imputados, y se
101
entienden de tal guisa, como lógica derivación lógica de las precedentes
explicaciones.
Corresponde dar razón ahora de la anticipada calificación legal que
corresponde al segundo hecho achacado a B.
B. Calificación legal del Segundo Hecho: Sabido es el significado como
bien supremo que casi universalmente se le ha dado a la vida humana, esto, ha
tenido su reflejo en un sinnúmero de expresiones de la cultura, en la que el
derecho, máxime en sociedades occidentales como la nuestra, posee un valor
rector primordial.
En este marco, nuestro ordenamiento penal, instrumento ordenador
coercitivo de última ratio, ha preferido a la vida humana como bien jurídico
protegido con clara preeminencia sobre otros, y es así que la pretendida
preservación de ésta ocupa el capítulo inicial de la parte especial del código
(“Delitos contra la vida”), donde ubicado en un título que privilegia a la persona
humana (“Delitos contra las personas”), adquiere la máxima jerarquía (intercapítulos) en función de los diferentes modos de afección de dicha persona.
¿Cómo se afecta entonces la vida, bien jurídico protegido por todos los
tipos contemplados en el señalado capítulo, del modo más gravoso y
reprochable? Aniquilándola.
Claro que esta aniquilación desplegada por el agente (sujeto activo)
mediante un específico accionar (matar), cual verbo típico (explícito o implícito)
de los mencionados tipos, y causa eficiente (en términos de relevancia jurídico
penal) del final de la vida de otra persona (sujeto pasivo y elemento normativo
del tipo objetivo), admite diferentes modos de materialización, pero,
particularmente, dos maneras subjetivamente disímiles de poner a rodar el
comportamiento productor del resultado lesivo.
102
He aquí la histórica divergencia entre el dolo y la culpa (modernamente
llamada imprudencia), elementos clave (y excluyentes entre sí) del tipo
subjetivo.
Así, es la distinción entre uno y otra la que traza el límite del reproche
penal, puesto que conociendo y queriendo el sujeto activo los elementos del tipo
objetivo (matar a otro), podrá, en su caso, configurarse el homicidio simple (art.
79 C.P.), mas ante la merma del aspecto volitivo (de acuerdo a la teoría que aquí
se adopta), aparecerá, de acuerdo a su graduación, el terreno que dará finalmente
paso al espacio de la culpa (Homicidio culposo, conf. art. 84 C.P.).
También es este deslinde trascendental el que inaugura, a su turno, la
conocida problemática del dolo eventual, y, ceñido a ello, la distinción entre
aquél y la culpa con representación (o consciente; es decir, donde el aspecto
volitivo no aparece del todo neutralizado).
No resulta ello un dato menor si se piensa que a partir de estas creaciones
dogmáticas, cual graduaciones de los elementos del tipo subjetivo legalmente
admitidos (por lo que mal puede sostenerse que la ausencia de descripción en el
código del dolo eventual o de la culpa consciente suponen un atentado contra la
legalidad penal), se define finalmente la captación por un tipo integralmente más
gravoso (art. 79 C.P.) o sustancialmente más leve (art. 84 C.P.)
Para despejar el terreno, las explicaciones brindadas por la doctrina
experta en la materia comportan sin dudas un muy valioso aporte.
En el estado actual de la cuestión, se tiene dicho entonces que los intentos
por procurar aislar las características definitorias del dolo se han materializado
por diversos caminos (conf. Gabriel Pérez Barberá El dolo eventual. Hacia el
abandono de la idea de dolo como estado mental. Hammurabi 2011 p. 227 y ss).
Así, están aquéllos que “convencidos de que dolo es sólo conocimiento
han tratado de especificar qué clase de conocimiento es el que caracteriza al
dolo eventual y lo diferencia del conocimiento propio de la imprudencia
103
consciente, o (…) han caracterizado a la imprudencia general como un supuesto
de ausencia de ese conocimiento” (ibid.)
Por otro lado, “están quienes creen que lo que caracteriza al dolo eventual
es la presencia de un determinado elemento de tipo voluntativo (…)
procur(ando) no sólo caracterizar ese elemento, sino también –y especialmentedemostrar que sin su concurrencia la caracterización del dolo eventual (y con
ello la distinción de la imprudencia consciente) se torna imposible” (ibid.)
Finalmente, aparecen quienes a partir del peligro objetivo creado por la
acción “han intentado describir las características específicas que debe poseer
ese peligro para fundamentar (…) una imputación a título de dolo” (ibid.)
Puede admitirse sin mayor objeción, que los que reclaman la presencia de
algún elemento de tipo voluntativo para caracterizar al dolo eventual (segundo
grupo descripto supra) y distinguirlo, especialmente, de la culpa consciente,
conforman la opinión dominante en doctrina y jurisprudencia, y es entonces por
dicha razón que desde sus diferentes variantes concentradas en datos psíquicos
del autor (toma de postura, indiferencia, acuerdo, resignación, tomárselo en serio
etc.), han sido rotuladas como Teorías de la actitud interna (Pérez Barberá, ob.
cit. y también Sebastián Soler Derecho Penal Argentino T.II. Bs. As.1970 p.
116), concentradas como tales en el aspecto material del asunto antes que en el
procesal.
En efecto, y atendiendo a una sintética distinción entre estas, sea que se
admita como determinante de la esencia del dolo al concepto de indiferencia
(componente emocional del sujeto) ligado a la representación de la consecuencia
típica, para, de acuerdo a sus características, distinguirlo de la culpa (i.e
indiferencia ante la representación del daño ínsito en el delito. Engisch Karl
Untersuchungen über Vorsatz und Fahrlässigkeit im Strafrecht, Liebmann,
Berlin, 1930, y en igual sentido Ricardo Nuñez Derecho Penal Argentino Parte
General, Bibliográfica Argentina, Bs As. 1960), o, sea que como resultado de la
104
tesis mayoritaria de la voluntad (i.e. voluntad en sentido débil), se asuma que no
existe voluntad sin representación, y entonces se acuda a elementos emocionales
en función del resultado para afirmar el dolo allí donde el querer es difuso
(consentimiento, aprobación, estar de acuerdo con el resultado, tomárselo en
serio, et. al.), o negarlo asintiendo así la culpa (voluntad de evitación, confianza
o creencia, rechazo interno, etc.) –Pérez Barberá, Ob. Cit. p. 176/8-. Lo cierto es
que para esa forma de mirar al dolo (eventual) discriminativamente de la culpa
(consciente), la representación del resultado para el agente, o del efectivo e
inminente peligro de provocarlo, se erige como un dato nodal que en modo
alguno puede ignorarse.
Con ello, la necesidad de reparar en el aspecto anímico del autor, o mejor,
en su actitud interna como un asunto independiente a la consideración de su
estado de salud mental (análisis reservado para la imputabilidad como parte de la
culpabilidad), se impone al juzgador (quien debe efectuar el silogismo adecuador
de la norma y su teoría, con la realidad del caso) como una obligación ineludible,
y así, frente a constelaciones donde el autor del delito nada pudo representarse
(como próximo, inminente, o muy probable), mal puede achacársele un actuar
doloso.
Seguro que existen otras formas de explicar la atribuibilidad subjetiva de
esta clase de situaciones, de hecho, ya se ha sintetizado supra el estado actual de
la cuestión en la dogmática.
Empero, así lo entiendo, también lo es que decidirse por posicionamientos
más objetivables, acarrea el riesgo de reubicar a las personas como mero
portadores de un rol, minimizando de este modo la importancia del lugar del
sujeto, que en términos psicoanalíticos, es distinto para “cada uno”.
En un sistema jurídico de garantías como el nuestro, la particularidad del
sujeto aparece como el punto cardinal de la creación y de la interpretación
normativa, mas asumiéndose el derecho penal como una herramienta de última
105
ratio, mal podría ser convocado a modificar espacios urgidos de otras
intervenciones previas, precisamente, las que encarnan los primeros ámbitos de
sociabilización del sujeto (familia, escuela, grupo de pares, etc.), y que también
resultan captadas, de una u otra forma, por diversas expresiones del derecho
(civil, de familia, laboral, administrativo, etc.).
Traspoladas todas estas consideraciones a este hecho objeto de análisis
(reprochable a C.M.B. conforme ya ha sido esclarecido), no resulta demasiado
complejo dar cuenta de la decisión adoptada en la cuestión precedente, cuando al
tiempo de analizar la evidencia colectada, se optó, como situación fáctica
absolutamente acreditada, por la primera hipótesis de la acusación inicialmente
alternativa (ajustable, desde los extremos típicos, al Homicidio culposo
agravado, conf. art. 84, segundo párrafo, C.P., (letra “B” en la presente sentencia
y cuestión precedente).
Así, bien puede decirse con ello, que mediante la conducción imprudente
del vehículo que conducía (elemento normativo que permite la agravante de la
figura básica) en el marco de una prueba de velocidad no permitida (delito
anterior), C.M.B., particular persona atravesada por una historia vital en la que la
visualización de ciertos peligros resultaba desvirtuada, asumió una conducta en
la que, anímicamente, sólo pudo admitir un concreto peligro (contra la vida o
integridad física de las personas), mas no, una inminente lesión (ídem.).
En efecto, las peculiaridades de este individuo, adolescente con una
omnipotencia exacerbada propiciada por un entorno amoroso especialmente
permisivo, y, al mismo tiempo promotor de una biografía alimentada por el todo
lo puedo (v. supra. y también las explicitaciones de la licenciada Scaraffia al
señalar que en los test realizados C.M.B. visualizó en las láminas de manchas un
héroe salvador), lo colocaron aceptando su intervención en una carrera que si
bien visualizó riesgosa, nunca se representó tan cercanamente derivable en una
lesión (muerte de una persona).
106
Y ello, porque su continente subjetivo (particular forma de discriminar el
peligro), liado a ciertas condiciones externas (ya explicitadas ) favorables en
dicho sentido, lo enfrentaron con un escenario donde al no advertir más
obstáculo que el de una señal semafórica, decidió continuar imprudentemente la
marcha (conf. art. 89, Código Municipal de Tránsito, Ordenanza 9981); la fatal y
triste realidad encarnada en la muerte de Mariana resultó para él, ex ante, tan
remota y lejana como tan concreta y palpable lo fue luego (ex post.).
He aquí entonces el correlato de la culpa inconsciente (caracterizada por la
ausencia de elemento volitivo traducido como “querer,” o al menos admitir, el
resultado), y desde allí, la razón del encuadre típico correspondiente al segundo
evento atribuible a
C.M.B.; Homicidio culposo agravado (art. 84, segundo
párrafo, C.P. cit.).
Debe entenderse que para el razonamiento aquí adoptado, no se niega
(como ya fuere expuesto) el dolo de concreto peligro presente en el primer
suceso enrostrado a C.M.B. (conducción peligrosa), pero este peligro,
normativamente construido por el legislador para luego así ubicarlo en la norma
(art. 193 bis. C.P.), no obró de tal forma en este tramo final de la carrera
emprendida por el nombrado, donde la proximidad de la lesión encarnada en la
muerte de la joven Ellena, se prefiguró para sus sentidos como un suceso que
aunque no imposible, sí improbable.
Con esto, y como también se dijo, aspectos anímicos y contingencias
externas articularon en un escenario propicio para aquella lejana visualización de
daño, componiendo lo aquí mencionado, el soporte material de la señalada culpa
inconsciente.
La concatenación explicitada supra en cuanto al espacio fáctico en que se
sucedió esta conducta (Homicidio) como tramo final de un raid marcado por la
conducta anterior jurídicamente independiente (Conducción peligrosa), dan
sustento a las reglas del concurso ideal (en este sentido Castelli y Astrada ob.
107
cit. et. al.), siendo así finalmente como deberán concurrir ambos delitos
enrostrados a C.M.B., de conformidad a lo establecido en el artículo 54, de la ley
sustantiva.
Y es que al enfocar el plano único de la realidad material (unidad fáctica)
sobre el que acontecieron ambos injustos (pluralidad jurídica), no resulta
complejo elucidar un terreno en el que la competencia vehicular asumida por
sendos autores fue el marco en el que sólo uno de ellos (C.M.B.), y pese a la
contravención admitida, se vio motivado a continuar, emergiendo tras dicha
desacertada decisión el resultado lesivo que para aquél se avizoraba harto
remoto.
La cuestión aquí tratada resulta laudable de una reflexión final: la
posición adoptada para marcar el deslinde entre el dolo y la culpa ha generado
durante el proceso de esta causa y en este juicio final expectativas y debates.
Mucho se ha dicho, y un tanto más ha demandado el clamor público en
cuanto a la genérica ubicación de conductas como las de autos en el terreno del
dolo.
Desde estos reclamos, generalmente sostenidos por discursos apasionados
que, en su fragor, suelen ignorar la vigencia de la ley en el Estado de Derecho y
el carácter pacificador a que debe sujetarse todo derecho equitativo; cabe
destacar que enrolarse en una postura como la que se ha elucidado (y asumido)
en el presente, en modo alguno debe ser interpretado como una forma de desairar
el incalculable valor que la vida humana posee.
Muy por el contrario, supone mejor, admitir que víctimas y victimarios,
aunque en las antípodas del conflicto penal, comparten la primordial condición
de personas (que como tal poseen dignidad), con todo lo que ello implica para
una innumerable cantidad de espacios sociales.
Ha sido precisamente ello (conforme lo deslizara líneas arriba) lo que en
abono de un sistema jurídico como el nuestro, esto es, apegado a la necesaria
108
consideración de las particularidades subjetivas para dar cuenta de todos los
elementos que componen el delito, me ha llevado a reparar en las específicas
características de la personalidad del aquí autor.
En ese raid, me he topado con un sujeto en pleno proceso de maduración,
ingresado torpemente a la vida adulta, inmerso en un entorno afectivo
lamentablemente funcional a su disfuncionalidad, extremos estos que mal puedo
ignorar (desde un posicionamiento teórico como el ya explicitado) para justificar
la existencia, o no, de un obrar doloso de su parte.
Si efectivamente asumimos que el derecho penal es el último recurso para
la resolución de conflictos con que cuenta el Estado (ultima ratio), puesto que
así lo determina nuestro universo constitucional, y reparamos en que como tal no
es el primero convocado a regular y pacificar las relaciones interindividuales,
comprenderemos finalmente la importancia de no reemplazar “el lugar de sujeto”
por el de “rol social”; aunque claro, puedan existir constelaciones donde ello no
opere en desmedro de garantía alguna.
Para lo que a este caso importa, el rechazo del dolo en la conducta
desplegada por C.M.B. y la admisión de la culpa inconsciente (sin
representación), no ha sido más que el corolario de una valoración en la que
tanto la humanidad de Mariana como la de éste, fueron especialmente
consideradas, sin ignorar por ello, los parámetros interpretativos que impone un
modelo de Estado de Derecho como el nuestro.
No soslayar el costado anímico del individuo para marcar el límite entre el
dolo y la culpa, se muestra tan adecuado a lo expuesto supra como reconocer su
responsabilidad jurídico penal en aquéllos sucesos que en modo alguno cabe
rotular como meramente accidentales.
Concluyo así esta segunda cuestión y voto entonces en el sentido referido
supra en cuanto a la tipificación del segundo evento adjudicado a C.M.B. (i.e.
Homicidio culposo agravado, conf. art. 84, segundo párrafo, C.P.)
109
A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA LOS SEÑORES
VOCALES DR. JORGE RAUL MONTERO Y DRA. MARÍA ANTONIA
DE LA RUA, DIJERON: Que adherían in totum al voto del vocal preopinante,
y en consecuencia, así votaban.
A
LA
TERCERA
CUESTION
PLANTEADA
EL
SEÑOR
PRESIDENTE DR. LUIS MIGUEL NASSIZ, DIJO:
Corresponde en esta última cuestión mensurar la pena aplicable en función
de las conductas típicas achacadas conforme ha quedado despejado en las
cuestiones precedentes.
Debo señalar, previo a todo análisis en tal sentido, que conforme lo
estipulado por la normativa especial dictada en la materia, no es este Tribunal el
órgano jurisdiccional competente para mensurar la pena que eventualmente
correspondería aplicársele a C.M.B. puesto que, como bien es sabido y se
encuentra acreditado en autos, el nombrado, al momento de los hechos
enrostrados revestía la calidad de menor punible (conf. art. 1º, Ley Nº 22.278).
Siendo así, habrá de remitirse copia de la presente sentencia al Juez Penal
Juvenil competente, para que obre, a efectos de lo señalado supra, conforme a
derecho (conf. art. 4 ss. y cc. de la Ley Nacional Nº 22.278 y arts. 85, 105 y cc.
de la ley provincial Nº 9.944).
Por otro lado, en orden a la individualización de la sanción aplicable a
Gustavo G. Luca, advierto como especiales circunstancias agravantes de su
conducta delictuosa, el despliegue de un obrar como el que afrontó, en
condiciones temporo-espaciales particularmente peligrosas (art. 41, inciso 1º peligros causados- e inciso 2º -circunstancias de tiempo, lugar, ocasión-, C.P.).
Ello así, en tanto como bien se ha explicitado en la cuestión precedente, el
comportamiento delictual desplegado por Luca no reclama como específico
contenido típico la ejecución de la acción en un espacio público con masiva
concurrencia de personas (in abstracto).
110
El acusado, decidido a formar parte de una reprochable competencia
vehicular, la afrontó en pleno espacio céntrico de esta ciudad, y en un horario y
día (incipiente madrugada cercana al fin de semana) en el que a más de las
particularidades de ese momento y de la habitualidad de la conducta al respecto
(en esa zona), la presencia de otras muchas personas (sobre todo jóvenes) sólo
podía no ocurrir por una mera casualidad (en efecto, así lo destacaron los
testigos).
En este marco, aparece otra circunstancia que se torna altamente
desfavorable para Luca, y es aquélla actitud posterior asumida por este cuando
como coronación de la fatal carrera su contrincante fue por más, trastabillando
así con la embestida de Mariana I. Ellena.
Aunque ha quedado claramente establecido que este último episodio no
puede enrostrarse al acusado jurídico- penalmente, no lo es menos que la evasiva
puesta de manifiesto por éste tras un hecho producto de un espacio previo en el
que sí fue coautor, revela un peculiar modo de asumir responsabilidades (lato
sensu) frente al prójimo, y en este sentido, como se dijo, ello no puede resultarle
favorable (conf. art. 41, inciso 2º, C.P. cit.)
Desde otro extremo, no puedo omitir como circunstancias que juegan
como atenuantes para la fijación de la pena aplicable, la relativamente corta
edad del nombrado, su condición de primario (y con esto la ausencia de
reincidencias), su sostenida inserción social mediante un empleo cotidiano
(puesto de manifiesto al tiempo de iniciar el debate) y su condición de padre de
un niño menor de dos años (también expuesto en ocasión del debate).
Lo dicho, me lleva pues a concluir que Gustavo Gastón Luca, evidencia un
grado de peligrosidad criminal medio alto.
Asimismo, todos los datos de su historia vital (coherentes con lo
estipulado por el artículo 41, inciso 2º, C.P. cit.) permiten graficar un contexto
propicio para su mínima reinserción social (objetivo primordial de la ejecución
111
penal, conf. art. 1º, Ley 24.660), en tanto emerge un constructo social afectivo
que bien podría obrar como suficiente anclaje para mantenerlo al margen de todo
nuevo ilícito penal.
Es precisamente ello lo que me inclina a pensar en la inconveniencia de
una pena de cumplimiento efectivo, cuya condicionalidad queda habilitada ab
initio desde el máximo in abstracto previsto por la figura penal achacable (Tres
años, conf. art. 193, bis, primer párrafo, C.P.).
En efecto, bien se ha dicho que la fundamentación del instituto de la
Condenación condicional, atiende, entre otras cosas, a la inconveniencia de
ejecutar una pena de encierro a personas que han incurrido por primera vez en el
delito “…cuando la pena es de poca monta, atento a que resulta más negativo
para el delincuente tomar contacto por un corto tiempo con el mundo carcelario
con los efectos colaterales que ello puede traer” (Oscar Vera Barros,
Condenación Condicional. Cuadernos del Instituto de Derecho Penal N° 6,
1969)
También se ha invocado al efecto el Principio de Mínima Suficiencia, en
tanto, “…si la advertencia de condena es suficiente para frenar al individuo no
hace falta el encierro” (Leandro Quijada. Condena condicional y caducidad de
los registros ¿Son Institutos que se contraponen? Opúsculos de Derecho Penal y
Criminología N° 79 Lerner, p. 13).
La articulación de las pautas objetivas y subjetivas expuestas supra en
punto a la mensuración de la condena aplicable a Gustavo G. Luca, me habilitan
entonces a concluir que la pena aplicable al mismo, aunque no muy alejada del
máximo, tampoco puede igualarse a éste, y, desde ese extremo, tampoco luce
ajustada una pena privativa de la libertad de cumplimiento efectivo.
Así, estimo razonable en justicia, imponer al nombrado la pena de DOS
AÑÓS y CUATRO MESES en forma de ejecución condicional, más la de
112
inhabilitación especial para conducir vehículos por el período de CUATRO
AÑOS y OCHO MESES (Conf. art. 193, bis, primer párrafo, C.P.)
A razón de todo ello, el nombrado deberá someterse por un período igual
al de la condena de prisión (Dos años y cuatro meses) a las siguientes pautas de
conducta: a) Fijar domicilio, donde deberá residir y del que no podrá mudarse ni
ausentarse sin autorización del Tribunal competente; b) Abstenerse del consumo
de bebidas alcohólicas y/o estupefacientes; c) Adoptar en un término prudencial
empleo, ocupación u oficio acorde a sus capacidades; d) No cometer nuevos
delitos;
e)
Participar
activamente
en
alguna
actividad
educativa
de
concientización ciudadana (curso, seminario, etc.) vinculada con la conducción
responsable de vehículos automotores en la vía pública, cuyo dictado podrá
encontrarse a cargo de una entidad pública o privada, debiendo acreditar
fehacientemente el nombrado ante el órgano judicial competente el
cumplimiento de dicha condición; f) Someterse al cuidado del Patronato de
Liberados (conf. art. 27 bis, C.P.).
Asimismo, en función de la inhabilitación especial impuesta, corresponde
ordenar el secuestro de la licencia habilitante otorgada a Gustavo Gastón Luca
para conducir vehículos, debiendo entregarla ante este Tribunal, para que, previa
registración en acta, sea remitida junto con copia de este decisorio a la Oficina
Pública correspondiente (art. 193 bis, primer párrafo del C.P, 210 y cc del
C.P.P).
De igual modo, por haber resultado en un caso una de las cosas que
sirvieron para la comisión del delito, y en el otro, una cosa peligrosa para la
seguridad común, también deberá disponerse el decomiso a favor del Estado
Provincial, de los siguientes vehículos: a) Fiat Spazio azul, dominio SIZ 383,
chasis Nª RPA 467959, Motor Nº 159AZ0388055115, propiedad del acusado ;
b) Fiat 147, modelo 50 TR, dominio TYL-853 (dominio anterior C-1481220),
chasis Nº 147bb007184171, motor Nª 128ª10387481804, el que se hará efectivo
113
cuando deje de ser necesarios a los fines procesales (conf. art. 23 del C.P., y art.
542 y cc del C.P.P.).
Finalmente, corresponde regular los honorarios profesionales de los
letrados intervinientes en autos, a cargo de sus respectivos asistidos, en la suma
de pesos diez mil ($ 10.000), debiendo serlo en conjunto y proporción de ley
para el caso de la co-defensa ejercida por la Dra. Graciela de Lourdes Díaz y el
Dr. Ricardo Moreno (arts. 24, 25, 29, 34, 36, 86, y concordantes de la ley 9459).
Así voto.
A LA TERCERA CUESTION PLANTEADA LOS SEÑORES
VOCALES LOS SEÑORES VOCALES DR. JORGE RAUL MONTERO Y
DRA. MARÍA ANTONIA DE LA RUA, DIJERON: Que adherían a los
argumentos brindados en el voto del vocal preopinante, y en consecuencia, así
votaban.
Por todo lo dicho, este Tribunal, por unanimidad RESUELVE: I. No
hacer lugar al planteo formulado por el Dr. Claudio Orosz, en representación de
su asistido Gustavo Gastón Luca, en cuanto a la violación del principio Ne Bis
in Idem, acorde a las razones de hecho y de derecho expuestas al comienzo de
este decisorio como cuestión de previo y especial pronunciamiento. II. Declarar
a Gustavo Gastón LUCA, ya filiado, coautor penalmente responsable del delito
de conducción peligrosa de un vehículo automotor en prueba de velocidad sin la
debida autorización legal (arts. 45 y 193 bis, primer párrafo, del C.P.), y a
C.M.B, coautor penalmente responsable del delito de conducción peligrosa de un
vehículo automotor en prueba de velocidad sin la debida autorización legal
(conf. art. 45 y 193 bis, primer párrafo, del C.P.); y autor penalmente responsable
del delito de Homicidio culposo agravado (conf. art. 45 y 84, segundo párrafo,
del C.P.), en concurso ideal (conf. art. 54 C.P.). III. Imponer a Gustavo Gastón
LUCA, por la conducta atribuida y a efectos de su tratamiento penitenciario, la
pena de DOS AÑOS Y CUATRO MESES de prisión en forma de ejecución
114
condicional, más la de inhabilitación especial para conducir por el término de
CUATRO AÑOS Y OCHO MESES, con costas (conf. arts. 193 bis, primer
párrafo, 26, 40 y 41 del C.P. y arts. 412, 550 y 551 del C.P.P.). IV. A los fines de
lo resuelto en el punto precedente, Gustavo Gastón LUCA deberá someterse
durante el plazo de dos años y cuatro meses a las siguientes reglas de conducta:
a) Fijar domicilio, donde deberá residir y del que no podrá mudarse ni ausentarse
sin autorización del Tribunal competente; b) Abstenerse del consumo de bebidas
alcohólicas y/o estupefacientes; c) Adoptar en un término prudencial empleo,
ocupación u oficio acorde a sus capacidades; d) No cometer nuevos delitos; e)
Participar activamente en alguna actividad educativa de concientización
ciudadana (curso, seminario, etc.) vinculada con la conducción responsable de
vehículos automotores en la vía pública, cuyo dictado podrá encontrarse a cargo
de una entidad pública o privada, debiendo acreditar fehacientemente el
nombrado ante el órgano judicial competente el cumplimiento de dicha
condición; f) Someterse al cuidado del Patronato de Liberados (conf. art. 27 bis.
C.P.). V. Remítase a los fines de la pena eventualmente aplicable a C.M.B.,
copia de la presente sentencia al Juez Penal Juvenil competente, acorde a lo
preceptuado en el artículo 4 ss. y cc. de la Ley Nacional Nº 22.278 y artículos 85,
105 y cc. de la ley provincial Nº 9.944, en atención a que el nombrado, a la fecha
de las conductas achacables, era menor punible. VI. Disponer el decomiso a
favor del Estado Provincial, de los siguientes vehículos: a) Fiat Spazio azul,
dominio SIZ 383, chasis Nª
RPA 467959, Motor
Nº 159AZ0388055115,
propiedad del acusado ; b) Fiat 147, modelo 50 TR,
dominio
TYL-853
(dominio anterior C-1481220), chasis Nº 147bb007184171, motor Nª
128ª10387481804, el que se hará efectivo cuando deje de ser necesarios a los
fines procesales (conf. art. .23 del C.P., y art. 542 y cc del C.P.P.). VII. A razón
de la inhabilitación especial impuesta a Gustavo Gastón LUCA por el término de
cuatro años y ocho meses, ordenar el secuestro de la licencia habilitante otorgada
115
a este para conducir vehículos, el cual deberá ser entregado por el nombrado a
este Tribunal, para que, previa registración en acta, sea remitido junto con copia
de este decisorio a la Oficina Pública correspondiente (art. 193 bis, primer
párrafo del C.P, 210 y cc del C.P.P). VIII. Regular los honorarios profesionales
de los letrados intervinientes en autos, a cargo de sus respectivos asistidos, en la
suma de pesos diez mil ($ 10.000), debiendo serlo en conjunto y proporción de
ley para el caso de la co-defensa ejercida por la Dra. Graciela de Lourdes Díaz y
el Dr. Ricardo Moreno (arts. 24, 25, 29, 34, 36, 86, y concordantes de la ley
9459). IX. Téngase presente para mejor oportunidad y para el caso de que
corresponda, las reservas articuladas por el letrado defensor Claudio Orosz, en
punto al incidente resuelto como cuestión de previo y especial pronunciamiento
en el presente decisorio. PROTOCOLICESE, HAGASE SABER, OFÍCIESE
Y DÉSE COPIA.-
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