ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO TRIBUNAL DE APELACIONES REGIÓN JUDICIAL DE SAN JUAN Revisión Administrativa procedente de la Oficina del Gobernador del Estado Libre Asociado de Puerto Rico INICIATIVA PARA UN DESARROLLO SUSTENTABLE (IDS), CARMEN GUERRERO PEREZ, MIGUEL DÁVILA, DIANA DE JU, ANGEL BERRÍOS, ESTHER T. MELÉNDEZ BRADY, GLADYS V. HERNANDEZ CRUZ, SALLY TULLY FIGUEROA, FIDEL RODRIGUEZ DE JESUS, YASMÍN VIGIL MEDINA KLRA 2010-______ Recurrentes v. Caso JP Núm.: JP-PT-24 Sobre: Impugnación de aprobación de Plan de Ordenamiento Territorial, Municipio de Fajardo JUNTA DE PLANIFICACIÓN DE PUERTO RICO, representada por su presidente, ING. HÉCTOR MORALES VARGAS Recurrida ESCRITO DE REVISIÓN ADMINISTRATIVA AL HONORABLE TRIBUNAL: Comparecen las partes recurrentes, por conducto de la representación legal que suscribe y, respetuosamente, EXPONEN, ARGUMENTAN y SOLICITAN: I. INTRODUCCIÓN El caso de epígrafe provee a este Honorable Tribunal la oportunidad de expresarse sobre varios asuntos medulares de nuestro ordenamiento ambiental y de planificación. Específicamente, el recurso de autos versa sobre los requisitos dispuestos en la Ley de Municipios Autónomos para aprobar Planes de Ordenamiento Territorial, así como el proceso de evaluación de impacto ambiental incurso en él. Dichos asuntos, a su vez, se ven matizados dentro de las controversias relacionadas al manejo y conservación de los terrenos conocidos como el Corredor Ecológico del Noreste (en adelante CEN). El cuadro fáctico ante la consideración de este Ilustrado Foro es sencillo. El Municipio de Fajardo comenzó, hace más de una década, el proceso de elaboración de su Plan Territorial. Inicialmente, el borrador del Plan contemplaba la realización de ciertos desarrollos turísticos residenciales en los terrenos del CEN que se encuentran dentro de la demarcación del referido Municipio. Sin embargo, como resultado de la designación del CEN como Reserva Natural, mediante Orden Ejecutiva emitida por el ex-Gobernador de Puerto Rico, Hon. Aníbal Acevedo Vilá, el Municipio acogió las recomendaciones que entonces le cursó la Junta de Planificación, a los efectos de convertir los terrenos del CEN en áreas protegidas en el Plan, mediante su clasificación como “suelo rústico especialmente protegido”. Así enmendado el Plan, la Legislatura Municipal de Fajardo emitió una Ordenanza Municipal aprobándolo, en cumplimiento con lo requerido por la Ley de Municipios Autónomos. Igualmente, el Municipio de Fajardo sometió una Declaración de Impacto Ambiental Estratégica (DIA-E) ante la Junta de Calidad Ambiental (en adelante, JCA). Al igual que el Plan Territorial aprobado por el Municipio, la DIA-E contemplaba que los terrenos del CEN que ubicaban en Fajardo serían parte de una Reserva Natural. Con esa descripción ante sí, la JCA aprobó la referida DIA-E. Así, el Plan final fue sometido para aprobación por la Junta de Planificación (en adelante, JP), en diciembre de 2008. Sin embargo, con posterioridad a todo lo anterior, en octubre de 2009 el Estado determinó eliminar la Reserva Natural del CEN y, en su defecto, crear un Área de Planificación Especial para dichos terrenos. Igualmente, la JP emitió una moratoria de seis (6) meses sobre todos los terrenos que anteriormente comprendían la moratoria, prohibiendo toda actividad de “cambios de zonificación . . . y/o cualquier otro trámite disponible relacionado al uso de los suelos”, 1 como lo es, precisamente, un Plan Territorial. Ante esta situación, y vigente la moratoria, la JP optó por enmendar unilateralmente el Plan Territorial de Fajardo, eliminando todas las referencias a la Reserva Natural del CEN, y cambiando la clasificación de dichos suelos de “suelo rústico especialmente protegido” a “suelo rústico común”. Al así actuar, la JP no solicitó al Municipio de Fajardo que aprobara una nueva ordenanza municipal que reflejara su conformidad con dicho cambio; no se elaboró un 1 Id. en la pág. 169 del Apéndice (énfasis suplido). 2 nuevo documento ambiental que examinara el impacto ambiental de el nuevo Plan y su reducción en la protección otorgada a estos terrenos; y no se explicó cómo era posible aprobar dicho Plan, estando vigente una moratoria decretada por la propia JP. Por el contrario, ambas la Resolución aprobando el Plan de Fajardo y la Orden Ejecutiva promulgándolo descansan en que se cumplió con lo requerido por la Ley de Municipios Autónomos y la Ley de Política Pública Ambiental, dado que la versión anterior del Plan fue sometida a dichos procesos. Así, de acuerdo a esta contención, pese a que la Legislatura Municipal de Fajardo nunca manifestó su conformidad a los cambios unilateralmente impuestos por la JP, a que la JCA nunca examinó si un Plan que no provee protección particular a los terrenos del CEN cumple con la Ley de Política Pública Ambiental, y a que la propia JP había manifestado que no realizaría acción alguna sobre cambios de usos de suelos en relación con los terrenos del CEN, la determinación de aprobar el nuevo Plan de Fajardo era válida. Mediante el presente recurso, las partes aquí comparecientes imploran a este Honorable Tribunal que no avale tamaña burla de nuestro ordenamiento ambiental y de ordenación territorial. Los recurrentes de esta acción son ciudadanos del Estado Libre Asociado de Puerto Rico quienes han ejercido su deber ciudadano y responsabilidad de contribuir a la protección del medio ambiente, la conservación y mejor aprovechamiento de los recursos naturales y el desarrollo sostenible de los terrenos del CEN, ubicado en los municipios de Fajardo y Luquillo. Éstos han participado activa y consistentemente en promover y participar de diversas y numerosas iniciativas dirigidas a lograr la designación del CEN como reserva natural durante al menos los pasados cinco (5) años, para el disfrute de toda la ciudadanía, demostrando de esta forma un interés especial sobre esta área. Estas instancias incluyen, entre otras, haber participado o haber sido aceptados como interventores en procesos administrativos y adjudicativos ante la JCA y la JP, respectivamente, en varios casos o asuntos relacionados al uso de los terrenos en el CEN; haber participado en al menos cuatro (4) recursos legales, tanto federales como estatales, en relación al CEN, y participar en 3 vistas públicas y someter comentarios como parte del proceso para la aprobación del Plan Territorial de Fajardo. Disfrutan además de los valores estéticos y naturales del CEN los cuales se verán afectados negativamente por las actuaciones de los demandados. Las gestiones que han realizado, con el fin antes mencionado, han sido llevadas a cabo en el ejercicio de su derecho a gozar de un medio ambiente saludable, reiterado nuevamente mediante el reclamo y solicitud hechos en el presente recurso legal, y cobijado así en la Ley de Política Pública Ambiental, la Ley de Municipios Autónomos de Puerto Rico, entre otras fuentes y normas legales y al amparo del mandato constitucional dirigido a lograr la más eficaz conservación y mejor aprovechamiento y desarrollo de los recursos naturales de Puerto Rico para el beneficio general de la ciudadanía. CONST. ELA, Art. VI, § 19. A su vez, los recurrentes presentan su reclamo amparados en la doctrina jurisprudencial establecida por el Tribunal Supremo de Puerto Rico que estableció que cualquier persona puede impugnar la validez de una regla o reglamento aprobado por una agencia administrativa por el incumplimiento de las disposiciones legales y estatutarias y siempre que dicha acción se ejerza dentro del término establecido en ley, haya participado o no durante la celebración de las vistas públicas celebradas como parte del proceso para su aprobación. No tiene que ser afectad[a] por la aplicación de dicha regla o reglamento para tener la capacidad para promover la referida impugnación ante el Tribunal de Apelaciones. Centro Unido de Detallistas v. Comisión de Servicio Público, 2008 TSPR 116; Asoc. de Dueños de Casas de la Parguera v. Junta de Planificación, 148 DPR 307 (1999). En mérito de éstas y las demás razones esbozadas en el presente escrito, comparecen las partes recurrentes ante este Honorable Tribunal, y solicitan muy respetuosamente que se declare nulo e ineficaz el Plan de Ordenación del Municipio Autónomo de Fajardo y se ordene a las partes recurridas a cumplir con las disposiciones de la Ley de Municipios Autónomos, el Reglamento 24 de Planificación, la Ley de Política Pública Ambiental, así como con las propias Resoluciones emitidas por la Junta de Planificación respecto a la moratoria sobre los terrenos del Corredor Ecológico del Noreste. 4 II. JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL Este Honorable Tribunal tiene jurisdicción para entender en el presente recurso en virtud del inciso (c) del Artículo 4.006 de la Ley de la Judicatura del Estado Libre Asociado de Puerto Rico de 2003, Ley Núm. 201 del 22 de agosto de 2003, según enmendada, 4 LPRA § 24y (2009), la Sección 4.2 de la Ley de Procedimiento Administrativo Uniforme, Ley Núm. 170 del 12 de agosto de 1988, según enmendada, 3 LPRA § 2172 (2009) (en adelante LPAU), y la Regla 57 del Reglamento del Tribunal de Apelaciones, 4 LPRA Ap. XXII-B, R. 57 (2009). III. DICTAMEN RECURRIDO Se solicita revisión de la Resolución Núm. JP-PT-24-1 de la Junta de Planificación (JP) del 1 de marzo de 2010, y notificada el 5 de mayo de 2010 (en adelante “la Resolución del PT”), adoptando el Plan de Ordenamiento Territorial de Fajardo (en adelante el POT), 2 y la Orden Ejecutiva del Gobernador de Puerto Rico para Aprobar el Plan Territorial del Municipio de Fajardo, Boletín Administrativo Núm. OE-2010-017, aprobando el Plan Territorial de Fajardo, del 2 de mayo de 2010 (en adelante “Orden Ejecutiva del PT”). 3 El presente recurso se presenta dentro del término de treinta (30) días de la firma del Gobernador de Puerto Rico aprobando y otorgando vigencia al POT del Municipio de Fajardo. Véase Asoc. Dueños de Casas de la Parguera v. Junta de Planificación, 148 DPR 307 (1999); Municipio Autónomo de Aguadilla v. Junta de Planificación, KLRA 2004-00305 (Resolución del 11 de marzo de 2004) (expresando que en casos sobre impugnación de aprobación de un POT por parte de la Junta de Planificación y el Gobernador, “el término prescriptivo para recurrir en revisión administrativa . . . es el de 30 días dispuesto en la Ley de Procedimiento Administrativo Uniforme, . . . contados a partir de la notificación de la resolución de la Junta de Planificación”). Conforme a nuestro mejor conocimiento, no existe otro recurso pendiente ante éste u otro tribunal relacionado al asunto de epígrafe. Sin embargo, ante 2 Anejo I, en las págs. 1-6 del Apéndice. 3 Anejo II, en las págs. 7-8 del Apéndice. 5 el Tribunal de Primera Instancia, Sala Superior de San Juan, pende un recurso en el cual las partes aquí recurrentes impugnan la determinación de la Junta de Planificación y el Gobernador de Puerto Rico de eliminar la designación de la Reserva Natural del CEN y, en su defecto, crear un Área de Planificación Especial para dichos terrenos. Iniciativa para un Desarrollo Sustentable, et al. v. Fortuño Burset, et al., K PE2010-0343 (904). Aunque dichos actos forman parte de la relación de hechos del presente escrito, los mismos no son objeto de impugnación mediante el recurso de epígrafe. IV. BREVE RELACIÓN DE HECHOS El CEN, con una superficie aproximada de 3,057 cuerdas de terreno a lo largo de una franja en la zona costanera de los municipios de Fajardo y Luquillo, ha sido reconocido por agencias federales, estatales y organizaciones conservacionistas internacionales como una de las áreas de mayor valor natural en Puerto Rico. 4 El CEN “se distingue por contener la mayoría de los tipos de humedales costeros clasificados en Puerto Rico, tales como manglares, ciénagas, charcas, pantanos de Pterocarpus, además de una laguna bioluminiscente, así como otras asociaciones florísticas típicas del paisaje costero previo al periodo colonial español. Justo al norte CEN se pueden observar también áreas comprendidas por playas arenosas, playas rocosas, arrecifes de coral y praderas de yerbas marinas”. 5 “La diversidad de ecosistemas presentes en [el CEN] alberga una gran riqueza biológica la cual incluye sobre 50 especies raras, endémicas, vulnerables o en peligro de extinción. Este grupo de especies se consideran elementos críticos, que dependen de la integridad natural de la Reserva Natural del CEN para subsistir. De hecho, las playas de la Reserva son consideradas una de las más importantes para el anidaje del tinglar (Dermochelys coriacea) en el Caribe nororiental, al igual que en la jurisdicción de los Estados Unidos. Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (2008). Declaración de Impacto Ambiental Estratégica del Plan Integral de Usos de Terrenos y Manejo de la Reserva Natural Corredor Ecológico del Noreste. 4 5 Id. 6 El tinglar es la tortuga marina más grande del mundo y se encuentra designada en peligro de extinción por leyes federales y estatales”. 6 “El valor de la Reserva Natural del CEN se extiende más allá de sus límites al considerar su relación con otros ecosistemas costeros como los de la Reserva Natural Las Cabezas de San Juan y aquellos presentes en las condiciones montañosas correspondientes al Bosque Nacional El Yunque. La conexión que provee la Reserva Natural del CEN entre estas dos áreas permite tener representados en una región relativamente pequeña, las seis zonas de vidas identificadas en Puerto Rico, lo que constituye un fenómeno natural de extrema singularidad”. 7 Desde la década de 1970, agencias federales y estatales han reconocido el extraordinario valor natural del CEN, y gestionado diversos esfuerzos dirigidos a su conservación como reserva natural de forma parcial o total. Por ejemplo, en el 1977, la Junta de Planificación identificó a la Laguna Aguas Prietas y los terrenos en su periferia, ubicados en el extremo oriental del CEN, como una de las áreas de mayor importancia natural en la Isla, asignándole a su vez prioridad para su conservación. 8 En el 1978, el Gobierno de Puerto Rico y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) adoptaron el Programa de Manejo de la Zona Costanera de Puerto Rico, como parte del componente costero del Plan de Usos de Terrenos de Puerto Rico. Una de las áreas identificadas en este programa para ser designada como reserva natural incluía algunas de las fincas que componen la del CEN, específicamente Seven Seas y Convento Norte. 9 En los años 1979 y 1988, el DRNA reconoció la zona de la Laguna Aguas Prietas, ubicada en el extremo oriental del CEN, como un área crítica para la vida silvestre en Puerto Rico. 10 6 Id. 7 Id. 8 Junta de Planificación. (1977). Áreas Naturales de Puerto Rico. San Juan, PR. U.S. Department of Commerce and the Puerto Rico Department of Natural and Environmental Resources. (1978). Puerto Rico Coastal Management Program and Final Environmental Impact Statement. 9 Departamento de Recursos Naturales. (1979). Critical Wildlife Areas of Puerto Rico. San Juan, PR; Departamento de Recursos Naturales. (1988). Critical Coastal Wildlife Areas of Puerto Rico. San Juan, PR. 10 7 En el año 1992, el DRNA, junto al Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico, prepararon un documento de designación hacia estos mismos efectos, pero incluyendo prácticamente la totalidad de los terrenos del CEN. En el año 1999, la Asamblea Legislativa aprobó la Ley de la Reserva Natural de la Finca Seven Seas, la cual reconoció al CEN como “una de las áreas más valiosas desde el punto de vista ambiental y ecológico en todo Puerto Rico”. 11 En julio de 2005, el DRNA identificó al CEN como área crítica y de importancia primaria para la vida silvestre en Puerto Rico, recomendando nuevamente su designación como reserva natural. El estudio que dio base a dicha recomendación fue auspiciado por el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre y el Instituto Internacional de Dasonomía Tropical del Servicio Forestal Federal, adscrito al Departamento de Agricultura Federal. 12 En octubre de 2005, la Comisión de Recursos Naturales, Conservación y Medioambiente de la Cámara de Representantes de Puerto Rico sometió el P. de la C. 2105, con el fin de designar al CEN como una reserva natural, permitiendo a su vez su desarrollo mediante actividades basadas en el turismo de naturaleza y el ecoturismo. Este proyecto de ley fue aprobado por dicho cuerpo legislativo en noviembre de 2006, 13 en consenso tripartita. El 28 de febrero de 1994, la administración del gobierno municipal de Fajardo inició oficialmente los trámites dirigidos a la preparación de un Plan de Ordenación Territorial para el Municipio de Fajardo, en virtud de las disposiciones de la Ley de Municipios Autónomos. El 9 de noviembre de 2006, el Municipio de Fajardo celebró una vista pública para discutir los tres documentos que comprendían el Plan Territorial de Fajardo, es decir, el Programa, Memorial y el Reglamento. 14 En el Plan Territorial propuesto, específicamente en el documento de Programa, se recomendó la adopción de 11 Ley de la Reserva Natural de la Finca “Seven Seas”. (Ley Núm. 228 del 12 de agosto de 1999). Ventosa-Febles, E. A., Camacho-Rodríguez, M., Chabert-Llompart, J. L., Sustache-Sustache, J., & Dávila-Casanova, D. (2005). Puerto Rico Critical Wildlife Areas. San Juan, PR: Departamento de Recursos Naturales y Ambientales. 12 Cámara de Representantes de Puerto Rico. (2005). Proyecto de la Cámara de Representantes de Puerto Rico Núm. 2105 para Designar la Reserva Natural del Corredor Ecológico del Noreste. San Juan, PR: Comisión de Recursos Naturales, Conservación y Medio Ambiente. 13 14 Anejo III, en la pág. 9 del Apéndice. 8 un Plan de Ensanche, titulado como Plan de Ensanche Dos Mares, el cual proponía clasificar los terrenos del CEN bajo el ámbito de Fajardo como Suelo Urbano Programado. Dicha clasificación, según el documento del Programa, tenía el propósito de promover la construcción del proyecto residencial turístico Dos Mares Resort, consistente en al menos 250 unidades residenciales, un hotel de 350 habitaciones, un campo de golf de 18 hoyos, entre otras facilidades relacionadas. El documento del Programa presentado en vistas públicas también proponía la extensión o ampliación de la carretera PR-976 a través de gran parte del margen sur de los terrenos del CEN bajo el ámbito territorial de Fajardo. El 7 de diciembre de 2006, la Directora de la Oficina de Ordenación Territorial del Municipio de Fajardo, la Plan. Betsy L. López Roldán, preparó un Informe Preliminar sobre Recomendaciones al Plan Territorial de Fajardo resumiendo los comentarios vertidos en la vista pública celebrada el 9 de noviembre de 2006. 15 En el Informe se indicó que “los argumentos presentados en las distintas ponencias se pueden resumir en cuatro puntos principales. Estos son: conservación del denominado Corredor Ecológico del Noreste, protección de la Reserva Natural de Las Cabezas de San Juan, añadir políticas públicas reglamentarias en los documentos escritos y recomendaciones de zonificación”. 16 El 6 de febrero de 2007, el Lcdo. Harold J. Rivera Vázquez, abogado contratado por el Municipio de Fajardo, presentó un Informe sobre la Vista Pública de la Etapa Final del Plan Territorial de Fajardo al Alcalde de este municipio, Hon. Aníbal Meléndez Rivera. 17 Según señaló en dicho informe, “[l]a mayor preocupación de los ciudadanos se circunscribe a la protección de un área conocida como el [C]orredor Ecológico del Noreste, que se proteja el acceso 15 Anejo III, en las págs. 9-12 del Apéndice. 16 Anejo III, en la pág. 11 del Apéndice. 17 Anejo IV, en las págs. 13-16 del Apéndice. 9 público a las playas, la protección adecuada a los recursos históricos, y la rehabilitación y densificación de los desarrollos existentes”. 18 El 4 de octubre de 2007, fue aprobada la Orden Ejecutiva, Boletín Administrativo Núm. OE-2007-37, estableciendo como política pública del ELA la designación de la Reserva Natural del CEN junto a su desarrollo sostenible basado en actividades dirigidas a la apreciación o contemplación de sus paisajes y ecosistemas, el turismo de naturaleza y el ecoturismo (en adelante OE de 2007). 19 La OE de 2007 ordenaba específicamente a la Junta de Planificación a realizar todas las gestiones administrativas para crear, declarar y designar la Reserva Natural del CEN. La OE de 2007 ordenó también “al DRNA preparar, en el plazo de ocho meses a partir de [su] vigencia . . ., un “Plan Integral Manejo y Usos de Terrenos (en adelante “Plan Integral”) para la [entonces] Reserva Natural del CEN”. 20 El Plan “deber[ía] contener tanto los elementos que componen un plan de manejo de una reserva natural, según los requerimientos del DRNA, al igual que todos los elementos de un plan de usos de terrenos”, cónsono con las leyes y reglamentos que administra la Junta de Planificación. 21 El DRNA “someter[ía] a la Junta de Planificación las disposiciones sobre el uso de terrenos contenidas en el Plan Integral”, las cuales serían adoptadas eventualmente por el Gobernador. 22 La OE de 2007 ordenó también a la Junta de Planificación, a “adoptar y establecer la clasificación y calificación de los usos del suelo conforme al Plan Integral que se ordena[ba] elaborar al DRNA”. 23 Por medio de la adopción del Plan Integral, la Junta de Planificación iba a actualizar y a atemperar la clasificación y la calificación o zonificación de los terrenos en la entonces Reserva Natural del CEN de acuerdo a la información científica más reciente 18 Anejo IV, en la pág. 13 del Apéndice. 19 Anejo V, en las págs. 17-32 del Apéndice. 20 Anejo V, en la pág. 29 del Apéndice. 21 Id. 22 Id. 23 Id. en la pág. 27 del Apéndice. 10 sobre esta área y a la política pública en cuanto a su designación como reserva natural para poder cumplir así con todas las leyes sobre protección del medio ambiente, conservación de los recursos naturales, y desarrollo sostenible de los terrenos que han sido aprobadas en Puerto Rico desde el año 1994. En esta última fecha fue que la Junta de Planificación adoptó la clasificación y calificación de los usos del terreno que continúa aún vigente en el CEN. El 6 de febrero de 2008, la Junta de Planificación adoptó la designación de la Reserva Natural del CEN mediante la Resolución PU-02-2008-24(23) (en adelante “la Resolución de Designación”), 24 la cual fue aprobada y cuya efectividad cobró vigencia a través de la Orden Ejecutiva del 24 de abril de 2008, Boletín Administrativo Núm. OE-2008-22 (en adelante “OE de Designación”). 25 Posteriormente, los días 15 y 18 de agosto de 2008, la Junta de Planificación y el DRNA celebraron en conjunto vistas públicas en los municipios de Fajardo y Luquillo, respectivamente, para recibir comentarios sobre el Plan Integral. El 19 de agosto de 2008, el Alcalde de Fajardo, Hon. Aníbal Meléndez Rivera, solicitó mediante carta al Presidente de la Legislatura Municipal, Hon. Luis E. Matta Donatiu, incluir el proyecto de aprobación del Plan Territorial de Fajardo en la agenda de la siguiente sesión ordinaria de dicho cuerpo legislativo. 26 Esto, según la carta, tras “haber acogido los comentarios y recomendaciones de la Junta de Planificación” al Plan Territorial de Fajardo, y haber completado otras gestiones necesarias para su aprobación. 27 La sesión ordinaria fue finalmente convocada mediante misiva del 29 de agosto de 2008. 28 Ese mismo día, la Directora de la Oficina de Ordenación Territorial del Municipio de Fajardo, la Planificadora Betsy L. López Roldán, refirió una carta al Presidente de la Legislatura Municipal explicándole el proceso y los 24 Anejo VI, en las págs. 33-36 del Apéndice. T25 Anejo VII, en las págs. 37-42 del Apéndice. 26 Anejo VIII, en la pág. 43 del Apéndice. 27 Id. (énfasis suplido). 28 Anejo IX, en la pág. 44 del Apéndice. 11 diferentes cambios hechos hasta esa fecha al Plan Territorial de Fajardo desde la celebración de las vistas públicas celebradas en noviembre de 2006. 29 En dicha comunicación, la planificadora López Roldán señaló lo siguiente: Desde la presentación del Plan Territorial, a finales del 2006, no han ocurrido cambios significativos en éste. No obstante, siguiendo las recomendaciones de la Junta de Planificación se realizaron las siguientes modificaciones: 1. . . . . 2. Se eliminaron los siguientes Planes de Ensanche: a. Dos Mares .... 3. El Plan de Ensanche Dos Mares se eliminó acogiendo la Orden Ejecutiva del Gobernador, donde se declara la zona, donde estaba propuesto el Hotel Dos Mares, como Corredor Ecológico del Noreste. Toda esta zona fue clasificada como Suelo Rústico Especialmente Protegido. Una vez entre en vigor el Plan Integral de Usos de Terrenos y Manejo de la Reserva Natural Corredor Ecológico del Noreste, elaborando por la Junta de Planificación y el Departamento de Recursos Naturales, este documento formará parte del Plan Territorial de Fajardo. 30 El 4 de septiembre de 2008, la Legislatura Municipal de Fajardo, mediante la Ordenanza Núm. 6, Serie 2008-2009, aprobó el Plan de Ordenación Territorial del Municipio de Fajardo. 31 Posteriormente, el 23 de septiembre de 2008, el Alcalde Meléndez Rivera, firmó la Ordenanza Núm. 6, Serie 2008-2009, aprobando el Plan de Ordenación Territorial del Municipio de Fajardo (en adelante “Ordenanza del PT de Fajardo”). 32 Finalmente, el 30 de septiembre de 2008, la Secretaria de la Legislatura Municipal de Fajardo, Maribel Millán Monge, refirió a la Junta de Planificación copia de la Ordenanza Núm. 6, Serie 2008-2009, aprobando el Plan de Ordenación Territorial del Municipio de Fajardo. 33 El POT de Fajardo fue finalmente remitido a la Junta de Planificación, en su etapa final, el 29 de diciembre de 2008. Previo a ello, el 14 de noviembre de 2008, el Municipio de Fajardo sometió a la Junta de Calidad Ambiental una Declaración de Impacto 29 Anejo X, en las págs. 45-47 del Apéndice. 30 Id. en la pág. 46 del Apéndice (énfasis suplido). 31 Anejo XI, en las págs. 48-51 del Apéndice. 32 Id. en las págs. 50-51 del Apéndice. 33 Anejo XII, en la pág. 52 del Apéndice. 12 Ambiental Estratégica (DIA-E) sobre el Plan Territorial de Fajardo. 34 La DIA-E, en su sección 1.3.3 sobre suelo rústico, menciona que los terrenos del CEN en el municipio de Fajardo habían sido clasificados como suelo rústico especialmente protegido en el Plan Territorial de Fajardo (en adelante “PT de Fajardo”), en reconocimiento a su designación como reserva natural. 35 Dicha información se presentó a su vez en forma gráfica como parte de la Ilustración 2 de la DIA-E del PT de Fajardo, en donde se muestra la clasificación de los terrenos del municipio. 36 Por su parte, la Sección 1.4 de la DIA-E del PT de Fajardo, y que trata sobre la Interacción del Plan Territorial de Fajardo con otros planes, políticas y programas, discute en forma resumida el Plan Integral. 37 Finalmente, la Sección 2.1.7 de la DIA-E del PT de Fajardo, la cual discute las áreas naturales protegidas en los límites de este municipio, provee una descripción y un mapa con la extensión de la entonces Reserva Natural del CEN. 38 La Sección 3.2.2 de la DIA-E del PT de Fajardo, en la cual se discute la calificación o zonificación propuesta en el Plan Territorial de Fajardo, se señala que en este último se adoptó la calificación propuesta en el Plan Integral. 39 El 29 de enero de 2009, la JCA publicó un edicto anunciando el periodo de comentario público para la DIA-E del PT de Fajardo. 40 El 27 de febrero de 2009, el demandante IDS sometió comentarios por escrito a la DIA-E del PT de Fajardo a la JCA, recomendando su aprobación tras identificar que se habían incorporado los comentarios sometidos en las vista pública de noviembre de 2006, sobre el Plan Territorial de Fajardo y con ello, todo lo relacionado a la designación, clasificación y calificación de los terrenos de la entonces Reserva Natural del CEN. Finalmente, el 28 de mayo de 2009 la JCA emitió la Resolución Núm. R-09-13-2, en la cual determinó que la DIA-E del PT de 34 Anejo XIII, en las págs. 53-137 del Apéndice. 35 Id. en las págs. 69-70 del Apéndice. 36 Id. en la pág. 62 del Apéndice. 37 Id. en la pág. 72 del Apéndice. 38 Id. en las págs. 87-89 del Apéndice. 39 Id. en la pág. 112 del Apéndice. 40 Anejo XIV, en la pág. 139 del Apéndice. 13 Fajardo cumplía con los requisitos de la Ley sobre Política Pública Ambiental, Ley Núm. 416 de 22 de septiembre de 2004, según enmendada. 41 Aprobado y sometido, pues, el Plan Territorial de Fajardo, y culminado el proceso de evaluación de impacto ambiental, todo bajo la premisa de que los terrenos del CEN serían protegidos, de conformidad con su designación como Reserva Natural, el asunto quedó sometido ante la consideración de la Junta de Planificación. Sin embargo, el 21 de octubre de 2009, la demandada JP adoptó la Resolución Número PU-002-CEN-24(23) (en adelante “Resolución Derogatoria”) para dejar sin efecto su Resolución de Designación, aún estando vigentes la OE de 2007 y la OE de Designación. 42 En la Resolución Derogatoria, la JP solicita al DRNA que revise el Plan Integral y los límites de la Reserva Natural del CEN. De manera similar, el 30 de octubre de 2009, luego de emitida la Resolución Derogatoria de la JP, el Gobernador de Puerto Rico, Hon. Luis G. Fortuño Burset, amparándose en las alegaciones hechas por la JP en su Resolución Derogatoria, emitió la Orden Ejecutiva Núm. OE-2009-042 (en adelante “OE Derogatoria”), eliminando la Reserva Natural del CEN al revocar la OE de 2007 y la OE de Designación. 43 Posteriormente, el 3 de noviembre de 2009, la Junta de Planificación adoptó la Primera Extensión a la Resolución Número PU-002-CEN-24(23). 44 Mediante la misma, la agencia notificó la intención de establecer y designar un Área de Planificación Especial (APE) para los terrenos comprendidos originalmente por la Reserva Natural del CEN, y a su vez “[d]ecretar una moratoria de toda actividad de permisos, anteproyectos, cambios de zonificación, consultas de ubicación y/o cualquier otro trámite disponible relacionado al uso de los suelos u obra de construcción” en dichos terrenos, hasta el 5 de mayo de 2010. 45 41 Anejo XIV, en las págs. 138-143 del Apéndice. 42 Anejo XV, en las págs. 144-159 del Apéndice. 43 Anejo XVI, en las págs. 160-165 del Apéndice. 44 Anejo XVII, en las págs. 166-170 del Apéndice. 45 Id. en la pág. 169 del Apéndice (énfasis suplido). 14 Finalmente, el 1 de marzo de 2010, vigente la moratoria autoimpuesta, la Junta de Planificación emitió la Resolución objeto del presente recurso. 46 Mediante la misma, notificada el 5 de mayo de 2010 y de número JP-PT-24-1, la referida agencia adoptó una versión distinta del Plan Territorial de Fajardo que le había sido sometido en diciembre de 2008. Específicamente, el Plan Territorial de Fajardo adoptado por la JP enmendó el uso de los suelos en los terrenos del CEN y los designó como Área de Planificación Especial (APE), clasificándolos a su vez como Suelo Rústico Común. A su vez, el PT de Fajardo propone la ampliación de la carretera PR-976 a través de gran parte del margen sur del CEN en dicho municipio, contrario al Plan Territorial de Fajardo aprobado por el Municipio de Fajardo en su Ordenanza del PT de Fajardo y la DIA-E del PT de Fajardo endosada por la Junta de Calidad Ambiental. Finalmente, el 2 de mayo de 2010, el Gobernador de Puerto Rico, Hon. Luis G. Fortuño Burset, emitió la Orden Ejecutiva, Boletín Administrativo Núm. OE-2010-017 (en adelante “Orden Ejecutiva del PT de Fajardo”). 47 Mediante la misma, el Primer Mandatario aprobó el Plan Territorial de Fajardo adoptado por la JP, en violación al Plan Territorial de Fajardo aprobado por el gobierno municipal en su Ordenanza del PT de Fajardo, la DIA-E del PT de Fajardo endosada por la JCA, y la moratoria establecida por la JP. Inconformes con el antes mencionado proceder de la Junta de Planificación y el Gobernador de Puerto Rico, comparecen hoy las partes recurrentes de epígrafe mediante el presente escrito de revisión administrativa, mediante el cual se solicita muy respetuosamente a este Honorable Tribunal que tenga a bien revocar los dictámenes recurridos. V. SEÑALAMIENTOS DE ERROR 1. ERRÓ LA JUNTA DE PLANIFICACIÓN AL ADOPTAR Y FIRMAR PARA APROBACIÓN UN PLAN DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL DEL MUNICIPIO DE FAJARDO EN VIOLACIÓN A LA LEY DE MUNICIPIOS AUTÓNOMOS Y A SU REGLAMENTO SOBRE LOS PLANES DE ORDENACIÓN TERRITORIAL Y LA TRANSFERENCIA Y ADMINISTRACIÓN DE FACULTADES (REGLAMENTO DE 46 Anejo I, en las págs. 1-6 del Apéndice. 47 Anejo II, en las págs. 7-8 del Apéndice. 15 PLANIFICACIÓN NÚM. 24), CONVIRTIENDO DICHA APROBACIÓN EN NULA E INEFICAZ DE SU FAZ. 2. ERRÓ LA JUNTA DE PLANIFICACIÓN AL ALTERAR UNILATERALMENTE Y PROMULGAR EL PLAN TERRITORIAL DE FAJARDO EN AUSENCIA DE UNA DECLARACION DE IMPACTO AMBIENTAL ESTRATÉGICA QUE EXAMINARA LOS CAMBIOS EN LOS USOS PROVISTOS PARA LOS TERRENOS QUE COMPRENDEN EL CORREDOR ECOLÓGICO DEL NORESTE, EN VIOLACIÓN AL ARTÍCULO VI, SECCIÓN 19 DE LA CONSTITUCIÓN DEL ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO, LA LEY DE POLÍTICA PÚBLICA AMBIENTAL, EL REGLAMENTO PARA EL PROCESO DE PRESENTACIÓN, EVALUACIÓN Y TRÁMITE DE DOCUMENTOS AMBIENTALES, Y LA RESOLUCIÓN INTERPRETATIVA DE LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL SOBRE DECLARACIONES DE IMPACTO AMBIENTAL ESTRATÉGICAS PARA PLANES, POLÍTICAS Y PROGRAMAS. 3. ERRÓ LA JUNTA DE PLANIFICACIÓN AL ADOPTAR EL PLAN TERRITORIAL DE FAJARDO EN VIOLACIÓN A LA MORATORIA QUE LA PROPIA JUNTA DE PLANIFICACIÓN HABÍA EXTENDIDO SOBRE LOS TERRENOS DEL CORREDOR ECOLÓGICO DEL NORESTE. VI. DISCUSIÓN DE LOS SEÑALAMIENTOS DE ERROR A. Las violaciones relacionadas al proceso de aprobación de planes de ordenación territorial La Junta de Planificación es el organismo gubernamental creado con el propósito de desarrollar los recursos humanos, económicos, ambientales y físicos de forma coordinada para crear las condiciones necesarias que propendan al desarrollo integral de la sociedad puertorriqueña. 23 LPRA § 62c (2009). Su creación obedece a la necesidad de velar por la ordenada y adecuada utilización de nuestros escasos terrenos y recursos naturales. CONST. ELA, Art. VI, § 19. La Junta debe ejercer sus funciones cumpliendo con la política pública del Estado Libre Asociado de “fomentar la participación de la ciudadanía en el proceso de planificación de Puerto Rico”. 23 LPRA § 62v(a) (2009), Municipio de San Juan v Bosque Real SE, 158 DPR 743 (2003). La Junta de Planificación, al amparo de las facultades delegadas en su ley orgánica, tiene la encomienda de guiar el desarrollo integral del país y fomentar el bienestar social a través de dicho proceso. 23 LPRA § 62c (2009). Para ello se le ha concedido facultad para reglamentar y conceder autorizaciones con relación a la distribución de la población y los distritos de zonificación. En este esquema, la zonificación o rezonificación y las consultas de ubicación son los 16 instrumentos a través de los cuales la Junta desempeña generalmente su poder de implantar la política pública de planificación y urbanismo. Con posterioridad, la Ley de Municipios Autónomos, Ley Núm. 81 del 30 de agosto de 1991, según enmendada, declara como política pública del Estado Libre Asociado de Puerto Rico otorgar a los municipios el máximo posible de autonomía y proveerles las herramientas financieras y los poderes y facultades necesarias para asumir un rol central y fundamental en su desarrollo urbano, social y económico. En función de este postulado, la Ley de Municipios Autónomos otorgó a los municipios la capacidad para asumir nuevas funciones que le delegue el Gobierno Central, entre ellas, la ordenación territorial, con el fin de propiciar un uso juicioso y un aprovechamiento óptimo del territorio para asegurar el bienestar de las generaciones actuales y futuras, promoviendo un proceso de desarrollo ordenado, racional e integral de los mismos mediante la preparación de planes de ordenación territorial. El Artículo 13.002 de la Ley de Municipios Autónomos dispone que los planes de ordenación territorial cumplirán con metas y objetivos dirigidos a promover el bienestar social y económico de la población, entre los cuales se encuentran entre otros la “(2) protección de recursos de agua superficiales y subterráneos, y su cuenca inmediata, así como los sistemas ecológicos, hábitats de fauna y flora en peligro de extinción, y otros sistemas y recursos naturales de valor ecológico” y que en el proceso de su elaboración y adopción, se fomentará la participación de la ciudadanía (Énfasis suplido). Dicha ley ordena también que los planes de ordenación territorial deberán ser compatibles con las leyes, políticas públicas, y reglamentos del Gobierno de Puerto Rico. Como parte de las exigencias de la Ley 81 se estableció en su Art. 13 que los municipios, en el ejercicio de la preparación de sus planes de ordenación territorial, “no aprobarán desarrollos que puedan limitar o impedir el libre acceso del público a las costas o playas, ni que conlleven su disfrute privado o exclusivo en menoscabo o perjuicio del legítimo derecho del pueblo de Puerto Rico al libre uso y disfrute de las mismas” (Énfasis suplido). 17 Los Planes de Ordenación Territorial que permite realizar dicha ley son tres: el Plan Territorial, el Plan de Ensanche y el Plan de Área. El Plan Territorial es el primero de los tres que deberá ser preparado, y será requisito indispensable que esté en vigor para que el municipio pueda adoptar los últimos dos. El Plan Territorial definirá los elementos fundamentales de tal ordenación y establecerá el programa para su desarrollo y ejecución, así como el plazo de su vigencia. Como requisitos para la elaboración de dichos planes es indispensable el proceso de evaluación ciudadana mediante reuniones con la Junta de Comunidad, su presentación en vistas públicas, y la aprobación correspondiente por la JP. Dicha participación, según concebida por la propia ley, responde a una política pública de reformar el sistema de planificación de los usos del terreno a los fines de hacer de la gestión municipal “un vínculo fundamental entre el ciudadano y el gobierno” (Énfasis suplido). Véase Memorial Explicativo del Reglamento sobre los Planes de Ordenación Municipal y Transferencia y Administración de Facultades, Reglamento de Planificación Núm. 24 de 20 de mayo de 1994. El Plan de Ordenación que se adopte será el resultado de la consulta y coordinación entre las agencias públicas y el municipio. 21 LPRA § 4609 (2009). Los planes territoriales son el instrumento de ordenación integral y estratégico que abarca todo el municipio y divide la totalidad del suelo en tres clasificaciones: suelo urbano, suelo urbanizable y suelo rústico. 21 LPRA § 4603 (2009). Dentro de las definiciones incluidas en la Ley de Municipios Autónomos, se establece que suelo rústico, y sus dos subcategorías de suelo rústico común y suelo rústico especialmente protegido, se definen como sigue: Significará una clasificación del terreno en el Plan Territorial y estará constituido por los terrenos que el Plan Territorial considere que deban ser expresamente protegidos del proceso urbanizador() por razón, entre otros, de su valor agrícola y pecuario, actual o potencial; de su valor natural; de su valor recreativo, actual o potencial; de los riesgos a la seguridad o salud pública; o por no ser necesarios para atender las expectativas de crecimiento urbano en el futuro previsible de ocho (8) años. Art. 13.003(ee) de la Ley de Municipios Autónomos - Suelo rústico común: es aquel no contemplado para uso urbano o urbanizable en un PT debido, entre otros, a que el suelo urbano o 18 el suelo urbanizable clasificado por el PT es suficiente para acomodar el desarrollo urbano esperado. - Suelo rústico especialmente protegido: es aquel no contemplado para uso urbano o urbanizable en un PT, y que por su especial ubicación, topografía, valor estético, arqueológico o ecológico, recursos naturales únicos u otros atributos, se identifica como un terreno que nunca deberá utilizarse como suelo urbano. (Énfasis suplido) 21 LPRA § 4601 (2009). La clasificación de suelo rústico busca proteger terrenos del proceso urbanizador. Sin embargo, existe una distinción fundamental, mientras que aquellos terrenos clasificados como suelo rústico común están protegidos por un periodo de al menos ocho años desde la vigencia del Plan Territorial, aquellos clasificados como suelo rústico especialmente protegido nunca podrán ser urbanizados con el fin de salvaguardar la integridad de sus características geográficas o topográficas, o sus valores paisajistas, ecológicos o históricos. Para materializar dicha acción, facultada por la Ley de Municipios Autónomos, la Junta de Planificación aprobó el Reglamento Sobre Los Planes De Ordenación Municipal y la Transferencia y Administración De Facultades, Reglamento de Planificación número 24 o Reglamento número 5987, aprobado el 15 de junio del 1994. De la exposición de motivos de dicho reglamento surge que “la política pública enunciada en la nueva ley va dirigida a propiciar un uso juicioso y aprovechamiento óptimo del territorio municipal para asegurar el bienestar de las generaciones futuras y actuales, promoviendo un proceso de desarrollo ordenado, racional, e integral de los terrenos. El proceso de ordenación de los terrenos cuando se desarrolle a nivel Municipal, será a través de un Plan de Ordenación Territorial. Estos planes contendrán las estrategias para el manejo del suelo urbano, la transformación del suelo urbanizable a suelo urbano de forma funcional, estética y compacta y la conservación, protección, y utilización (de forma no urbana) del suelo rústico. El municipio fomentará y promoverá la participación ciudadana en los procesos de elaboración y adopción de los planes de ordenación”. (Énfasis suplido). 19 Para que sean eficaces y entren en vigor los planes de ordenación, el Tópico 5, sección 13 del Reglamento 24, establece los requisitos con los cuales es exigido cumplir para lograr la vigencia de los planes de ordenación territorial. El cumplimiento con dichos criterios es requisito sine qua non para la vigencia de dicho plan. Esta sección dispone que “para entrar en vigencia los planes requerirán su aprobación por la Asamblea Municipal, su adopción por la Junta y la adopción del Gobernador del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. De conformidad con el artículo 13.02, al concluir la elaboración del plan de ordenación en todas sus fases, se requerirá primeramente la Aprobación de la Asamblea o Legislatura Municipal. Es necesario distinguir que, no solo es un requisito indispensable dicha aprobación por la Legislatura Municipal del Plan de Ordenación que se pretende aprobar, sino que el cumplimiento con dicha aprobación es el primer paso sin el cual el proceso para lograr su vigencia no puede continuar. La ley otorga una clasificación jerárquica a la aprobación de la Legislatura Municipal de la cual de dependen los pasos posteriores, entiéndase la adopción de la Junta de Planificación en segundo lugar y por último la firma o aprobación del Gobernador. En el caso de autos, uno de los errores o controversias gira en torno al incumplimiento de tales requisitos del Artículo 13.02. Sin embargo, adquiere mayor importancia toda vez que se trata además de un plan el cual modifica o enmienda, contrario a los objetivos de la ley y en ausencia de fundamentos científicos válidos, la clasificación de unos terrenos de excepcional valor ecológico como son los terrenos que comprenden el CEN. Es un hecho histórico y de conocimiento general todas las gestiones gubernamentales, civiles y científicas realizadas que validan y reafirman el incalculable valor ecológico del CEN. Dichos esfuerzos gubernamentales han incluido también la asignación y uso de fondos públicos significativos hacia este fin. Parte de los terrenos que integran dicho singular valuarte ecológico ubican dentro de los límites municipales del Municipio de Fajardo. 20 En el caso de autos, en cumplimiento con los criterios sobre la aplicabilidad y responsabilidad de la ordenación territorial que impone la Ley de Municipios Autónomos a los municipios, el Municipio de Fajardo en su Plan de Ordenación Territorial, cumplió con los requisitos sobre participación pública y vistas. Surgió de dichas vistas públicas, de forma prominente, las preocupaciones y fundamentos científicos sobre el CEN que justifican y apoyan su conservación y protección. Con posterioridad a dichos procesos, el Municipio reconoció dicho valor ecológico. Por ende, en su Plan Territorial, clasificó Suelo los terrenos del CEN como Rústico Especialmente Protegido 48 . Es un hecho incontrovertible que como resultado de dicho proceso y adoptando la recomendación de la propia Junta de Planificación de designación como reserva natural de los terrenos del CEN, el Municipio de Fajardo eliminó el Plan de Ensanche Dos Mares y acogió la Orden Ejecutiva del Gobernador, donde se declara la zona, donde estaba propuesto el Hotel Dos Mares, como Corredor Ecológico del Noreste y su consecuencia en el Plan de Ordenación fue que toda esta zona fue clasificada como Suelo Rústico Especialmente Protegido. Dicha gestión, a su vez, se concretó en virtud de la responsabilidad que tiene el Municipio de Fajardo y la Junta de Planificación de cumplir con el deber de conservar los recursos naturales al amparo de la sección 19 de la Constitución. Mediante misiva del 29 de agosto de 2008, suscrita por la Directora de la Oficina de Planificación y Ordenación Territorial del Municipio de Fajardo, Betsy L. López Roldán, se informó a la Legislatura Municipal sobre los procesos y cambios al Plan Territorial de Fajardo que sería y debía ser presentado ante la Legislatura Municipal para su aprobación mediante ordenanza, según requerido por la Ley de Municipios Autónomos. Observe el Tribunal que los Suelo Rústico Especialmente Protegido (SREP) es la clasificación de los terrenos del Plan Territorial de Fajardo presentado y aprobado por Legislatura Municipal de Fajardo y referido a la Junta de Planificación para adopción. La versión anterior del plan, presentada en vistas públicas, contenía unos planes de ensanche que fueron rechazados y eliminados instrumentando el Municipio en su lugar la clasificación SREP para el CEN. Es además la versión del Plan que fue contemplada en la DIA–Estratégica refrendada por la Junta de Calidad Ambiental. 48 21 cambios realizados en ese momento ocurrieron antes de presentarse el propuesto Plan Territorial a la Legislatura Municipal. Como producto de dichos cambios, el Plan de Ensanche había sido descartado y se clasificarían los terrenos del CEN como suelo rústico especialmente protegido. En cumplimiento con los requisitos reglamentarios del Reglamento 24, antes citado, el Municipio de Fajardo presentó ante su Legislatura Municipal el Plan Territorial que clasificaba los terrenos del CEN como suelo rústico especialmente protegido. Así las cosas, el 4 de septiembre de 2008, a través de la Ordenanza Núm. 6 serie 2008-2009, se aprobó el Plan Territorial de Fajardo que incluía los cambios realizados a priori a su presentación ante la Legislatura Municipal y cuyos cambios fueron contemplados por éstos en dicha aprobación. Conforme a la Ley de Municipios Autónomos y el Reglamento 24, procedía la adopción por parte de la Junta de Planificación del Plan de Ordenación Territorial, incluyendo su Plan Territorial, aprobado por la Legislatura Municipal y el Alcalde de Fajardo, para recibir eventualmente su aprobación mediante la firma del Gobernador. Sin embargo, con posterioridad a la aprobación del Plan de Ordenación Territorial por la Legislatura Municipal y el Alcalde de Fajardo, y antes de la firma del Gobernador, dicho plan fue enmendado de forma unilateral por la Junta de Planificación. La Junta de Planificación enmendó la clasificación de los terrenos del CEN de suelo rústico especialmente protegido a suelo rústico común, proponiendo a su vez su designación como un área de planificación especial. Estos cambios en clasificación y designación no fueron presentados o discutidos en vistas públicas ni aprobados por la Legislatura Municipal ni el Alcalde de Fajardo. Su adopción por parte de la Junta de Planificación y posterior aprobación por parte del Gobernador, por lo tanto, adolece de tener la aprobación mediante ordenanza municipal conforme lo exige la Ley de Municipios Autónomos. A su vez, la Junta de Planificación, al emitir la Resolución Derogatoria, el 21 de octubre de 2009, eliminó la designación de la Reserva Natural del CEN, 1 año y un mes luego de la aprobación del Plan Territorial mediante la Ordenanza del PT de Fajardo. Dicha Resolución Derogatoria fue acogida por el 22 Gobernador por medio de la OE Derogatoria. Como verá el Honorable Tribunal, tanto la Resolución Derogatoria como la OE Derogatoria tuvieron el efecto de enmendar el Plan Territorial aprobado anteriormente por el gobierno municipal en su Ordenanza del PT de Fajardo, al eliminar la clasificación de suelo rústico especialmente protegido para los terrenos del CEN, dado que dicha clasificación es la única compatible o conforme con la designación de un área como reserva natural. Cabe destacar que estos cambios tienen también el efecto de permitir la urbanización y otros usos en los terrenos que anteriormente estaban prohibidos en el CEN, según la intención o propósitos de la Legislatura Municipal y el Alcalde de Fajardo, por entre otras razones, ser contrarios a los objetivos y usos dirigidos a la conservación, y a las políticas públicas aplicables a terrenos de gran valor ecológico. Estos cambios fueron refrendados en el Plan Territorial mediante la Resolución del PT de Fajardo adoptada por la Junta de Planificación el 1 de marzo del 2010, poco más de 5 meses después de que esta agencia derogara la designación del CEN como reserva natural. Es importante señalar también que la Resolución del PT de Fajardo adoptada por la Junta de Planificación, y aprobada por el Gobernador mediante la OE del PT de Fajardo, contempla la designación de los terrenos del CEN como un área de planificación especial, designación que tampoco surge del Plan Territorial aprobado por el gobierno municipal de Fajardo en su ordenanza de 2008. Dicho de otra forma, la Junta de Planificación y el Gobernador, a través de la Resolución del PT de Fajardo y la Orden Ejecutiva del PT de Fajardo, respectivamente, adoptaron o aprobaron un tercera versión del Plan Territorial de Fajardo que nunca fue contemplada por el gobierno municipal de Fajardo, ni presentada o surgida como resultado de comentarios vertidos en vistas públicas, ni aprobada mediante ordenanza por la Legislatura Municipal de Fajardo, contrario a lo dispuesto en la Ley de Municipios Autónomos y el Reglamento de los POTs. Las actuaciones de la Junta de Planificación y el Gobernador tuvieron a su vez el efecto de revisar el Plan Territorial de Fajardo 23 aprobado por la administración municipal, es decir, la Legislatura Municipal y el Alcalde de Fajardo. Los Planes de Ordenación Territorial consisten de las normas que ordenan el territorio municipal y que afectan los derechos sustantivos de los individuos; es decir, crean derechos, imponen obligaciones y establecen un patrón de conducta que tiene fuerza de ley. En otras palabras, son reglas legislativas que requieren cumplan con los requisitos que la propia ley exige sean aplicadas a terceros. Contrario al proceso de reglamentación administrativo que contempla la Ley de Procedimiento Administrativo Uniforme (LPAU), Ley Núm. 170 de 12 de agosto de 1988, 3 LPRA §§ 2102 et seq., que requiere que las agencias administrativas cumplan con ciertos requisitos al aprobar, enmendar o derogar sus reglamentos, la Ley de Municipios Autónomos expresamente establece cuales son los requisitos que validan dicha reglamentación. Sin embargo, aunque no le son aplicables las disposiciones de la LPAU, de forma análoga la Ley de Municipios Autónomos estableció, con anterioridad al requisito de la aprobación por parte de la legislatura municipal, el cumplimiento con requisitos de participación ciudadana que incluyen el proceso de vistas públicas sobre la reglamentación propuesta. La propia Ley de Municipios Autónomos contempla en su Art. 13.008 sobre Elaboración, adopción y revisión de los Planes de Ordenación, 21 LPRA § 4606, que la revisión parcial de los Planes de Ordenación requerirá la celebración de vistas públicas en el municipio correspondiente, la aprobación por la Legislatura Municipal mediante ordenanza, su adopción por la Junta de Planificación y la ratificación por el Gobernador en los siguientes elementos de un Plan de Ordenación; (a) Plan Territorial (1) Documento de las Políticas del Plan incluido en el Memorial; (2) Los siguientes planos incluidos en el Programa: (i) Infraestructura, (ii) Plan Vial, (iii) Dotaciones Generales; (3) La sección del Programa de Proyectos de Inversión, certificados por las agencias públicas; (4) Plano de Clasificación de Suelos; (5) Planos de Ordenación; (6) Reglamentos de Ordenación. Las disposiciones de esta ley establecen clara e indiscutiblemente que es necesaria, primero, la 24 presentación en vistas públicas, para su posterior aprobación por parte de la Legislatura Municipal, de manera que se pueda enmendar o revisar un Plan de Ordenación Territorial, como precepto fundamental y espina dorsal de la autonomía municipal. La participación ciudadana mediante la presentación del Plan de Ordenación Territorial en vistas públicas no consiste de un mero formalismo inicial, sino de un requisito indispensable previo a cualquier actuación municipal o del gobierno estatal. De igual manera, es un requisito la aprobación mediante ordenanza de un Plan de Ordenación Territorial por parte de la Legislatura Municipal, como cuerpo legislativo y rector de dicho territorio, previo a cualquier intervención de la Junta de Planificación. Los cambios o enmiendas realizados por la Junta de Planificación y el Gobernador al Plan Territorial de Fajardo a posteriori de haber obtenido la aprobación de la Legislatura Municipal constituyen una reclasificación al uso de los suelos en el CEN que han provocado para todo fin práctico una revisión parcial del plan y cuyos cambios soslayan y atropellan los recursos de alto valor ecológico de dicho municipio en su suelo rústico especialmente protegido. Por virtud de la Ley de Municipios Autónomos era requerido que antes de la firma del Gobernador y la adopción del Plan de Ordenación Territorial por parte de la Junta de Planificación, dichos cambios hubiesen sido presentados en vistas públicas y aprobados posteriormente por la Legislatura Municipal. Varias razones coligen a que las actuaciones de la Junta de Planificación y el Gobernador son violatorias de la Ley 81 y el Reglamento de los POTs. Primero dichos cambios o enmiendas constituyen una enmienda parcial al Plan de Ordenación Territorial de Fajardo aprobado por la Legislatura Municipal, pues ocurrieron con posterioridad a la aprobación de la Ordenanza del PT de Fajardo; segundo no fueron ni han sido presentados en un proceso de participación pública o vistas públicas según dispone la ley; tercero, no han sido presentados con sus enmiendas ante la Legislatura Municipal para su aprobación antes de su adopción por la Junta de Planificación en marzo de 2010 y la firma del Gobernador en mayo de 2010. Por lo tanto, el Plan de 25 Ordenación Territorial de Fajardo adoptado por la Junta de Planificación y aprobado por el Gobernador es nulo e ineficaz toda vez que viola los preceptos de la Ley de Municipios Autónomos para la aprobación y vigencia del mismo. A su vez, la actuación de la Junta de Planificación excede su facultad sobre este asunto. Nuestro Tribunal Supremo ha establecido reiteradamente que al determinarse si una agencia cuenta con facultad para reglamentar cierto asunto o actuar de cierta forma hay que atenerse a lo dispuesto en su ley habilitadora. Franco v. Depto. de Educación, 148 DPR 703, 711-12 (1999); De esa manera se evita que la agencia exceda el marco de autoridad delegado por la Asamblea Legislativa y actúe de manera ilegal o ultra vires. Puerto Rico Telephone Co. v. Junta Reglamentadota de Telecomunicaciones, 2000 TSPR 83. De igual forma, la regla o reglamento debe ser razonable. Franco, 148 DPR en la pág. 712. Es necesario reconocer que aunque la Ley Orgánica de la Junta de Planificación le faculta para emitir resoluciones sobre asuntos de naturaleza sobre el uso de los suelos, la Ley de Municipios Autónomos específicamente realiza o promueve una delegación de poderes a los municipios a través de los Convenios de Transferencias de Facultades a los Municipios. La propia Ley de Municipios Autónomos otorga a la Junta de Planificación una facultad limitada para que evalúe y apruebe los Planes de Ordenación Territorial que hayan cumplido con los requisitos impuestos, entiéndase, que haya sido previamente presentado en vistas públicas y avalado y aprobado por la Legislatura Municipal del municipio correspondiente. De una lectura del artículo 13.00 de la Ley de Municipios Autónomos surgen las disposiciones legales relacionadas con la delegación de funciones de la Junta de Planificación y, se desprende que el legislador no tuvo la intención de autorizar a esta agencia la capacidad de aprobar un Plan de Ordenación Territorial en ausencia de estos dos trámites legales. Esta Ley especifica el requisito de celebración de vistas públicas y la aprobación por la Legislatura Municipal previo a su adopción por parte de la Junta de Planificación. Siendo esto así, la Junta de Planificación actuó ultra vires y 26 más allá del poder delegado. Comité de Vecinos Pro-Mejoramiento, Inc. v. Junta de Planificación de Puerto Rico, 147 DPR 750. Es por lo tanto, jurídicamente inválido el que la Junta de Planificación apruebe un Plan de Ordenación Territorial o enmienda parcial al mismo de forma unilateral sin que cuente con el aval de la legislatura municipal a priori por medio de ordenanza. De hecho, las actuaciones o enmiendas realizadas por la Junta de Planificación y por ende, el Gobernador, sin dicha aprobación legislativa son ineficaces e inválidas ab initio y el efecto jurídico sobre dicho Plan, al no entrar en vigor, es que no puede ser aplicado por no tener vigencia alguna. Al igual que ocurre cuando se promulga un reglamento al amparo de la LPAU, una regla o reglamento aprobado [...] será nulo si no cumpliera sustancialmente con las disposiciones de [la LPAU]. De forma análoga, es nulo un plan de ordenación territorial que no cumple con las disposiciones del Artículo 13 de la Ley de Municipios Autónomos. Evidentemente, a fin de evaluar una impugnación bajo dicho fundamento es necesario tomar en cuenta cuáles son los requisitos que la ley considera de ineludible cumplimiento. Al respecto, la letra de la ley es clara sobre la obligatoriedad con el requisito inicial sobre su aprobación por la Asamblea Municipal, requisito que es igualmente exigible cuando como en este caso el plan de ordenación territorial sufre de enmiendas parciales o cambios que no habían sido presentados y aprobados anteriormente. Dicha obligatoriedad va ligada, según la propia ley, al requisito indispensable e ineludible de que la regla propuesta o, en este caso, el plan propuesto (incluyendo la revisión parcial) sea objeto de vistas públicas. El profesor Fernández Quiñones señala que según el texto de la LPAU “es imprescindible cumplir con los requisitos de la notificación de la regla propuesta, concesión de oportunidad a la ciudadanía de presentar sus escritos y publicación de la regla adoptada como precepto del debido proceso de ley procesal”. Fernández Quiñones, supra, págs. 120-21. En conclusión, el Plan de Ordenación de Fajardo adoptado por la Junta de Planificación y aprobado por el Gobernador, es nulo de su faz y no adquirió 27 vigencia alguna, debido a que las actuaciones de la Junta de Planificación y del Gobernador fueron ultra vires. Además, las actuaciones sobre unas enmiendas o enmienda parcial al Plan de Ordenación Territorial de Fajardo no han cumplido con el requisito de ley de haber sido aprobadas por la Legislatura Municipal de Fajardo, ni haber sido objeto de las consultas públicas, ambas condiciones requeridas por la Ley de Municipios Autónomos. Por lo tanto, el error fue cometido. B. El error de promulgar un Plan de Ordenación Territorial en violación a la política pública ambiental articulada en la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico y en la Ley sobre política pública ambiental 1. Derecho Aplicable a. Marco constitucional La política pública en torno a la protección y conservación del medioambiente en Puerto Rico es clara y de origen constitucional. La Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico establece en su Artículo VI, sección 19, que será política pública “la más eficaz conservación de los recursos naturales, así como el mayor aprovechamiento de los mismos para el beneficio de la comunidad . . .”.CONST. ELA, Art. VI § 19. Esta cláusula colocó a Puerto Rico en el sitial de países con constituciones vanguardistas, para el 1952, al dotar con rango constitucional la protección del medio ambiente. Los debates en la Convención Constituyente en torno a la referida disposición son particularmente reveladores en cuanto al propósito y alcance que nuestros delegados pretendieron darle. Propuesto por el Dr. Pablo Morales Otero que la política pública del Estado en torno a la conservación de nuestros recursos naturales ostentara rango constitucional, III JOSÉ TRÍAS MONGE, HISTORIA CONSTITUCIONAL DE PUERTO RICO 235 (1982), el delegado Jaime Benítez se opuso a su inclusión. 3 DIARIO DE PUERTO RICO 2114 (Ed. DE SESIONES DE LA Conmemorativa CONVENCIÓN CONSTITUYENTE 2003). Razonó éste que proposiciones como ésta son “innecesari[as]”, puesto que “no constituyen justificación alguna para que se le otorgue rango constitucional a una 28 exhortación”, que era todo lo que dicha cláusula hacía, según el delegado Benítez. Id. en la pág. 2115. En respuesta a la solicitud de eliminación de Jaime Benítez, el delegado Santiago Polanco Abreu expresó que, al recomendar la inclusión de la referida disposición, se estaba siguiendo el ejemplo de varios estados de Estados Unidos, así como de varios países. Id. en las págs. 2115-16. Indicó también Polanco Abreu que la cláusula no era meramente exhortativa, como indicaba el delegado Benítez. En particular, éste expresó lo siguiente: No hay un error teórico. Estamos concientes de lo que estamos haciendo. Estamos estructurando algo, la conservación del recurso natural. Puerto Rico es una isla. Debemos tener preocupación. El doctor Morales señaló una proposición específica para eso. . . . [L]a comisión ha tenido elementos de juicio adecuados para llegar a una determinación. Por esos fundamentos, señor Presidente, nosotros sostenemos que la Convención debe aprobar la recomendación que se ha formulado y votar en contra de la enmienda del señor Benítez. Id. en la pág. 2116 (énfasis suplido). Sometido así el asunto a votación, la propuesta de eliminación de la cláusula fue derrotada, y Puerto Rico pasó a pertenecer a la creciente lista, de ya más de 130 países y de al menos 45 estados de Estados Unidos, que tienen algún tipo de cláusula constitucional relacionada al ambiente. Véase James R. May, Constituting Fundamental Environmental Rights Worldwide, 23 PACE ENVTL. L. REV. 113, 129-33, 146-82 (2006) (enumerando cláusulas constitucionales a través del mundo); Environmental and Natural Resources Provisions in State Constitutions, 22 J. LAND RESOURCES & ENVTL. L. 73 (2002) (enumerando disposiciones constitucionales en los estados de EE.UU.). Aclarando aún más la intención de los constituyentes, el Informe de la Comisión de Disposiciones Transitorias y Asuntos Generales señaló lo siguiente: Es nuestro propósito señalar con absoluta claridad la conveniencia y necesidad de que se conserven los recursos naturales en Puerto Rico. Siendo Puerto Rico una isla y teniendo pocos recursos naturales, debe haber una preocupación constante por parte del Estado en el uso, desarrollo, aprovechamiento y conservación de los mismos. La conservación de la tierra, los bosques, los peces, las aguas, las aves, las minas y las salinas, entre otros, debe ser una de las funciones primordiales de nuestro Gobierno. 29 El Estado debe estudiar, y controlar hasta donde ello fuere posible, el desarrollo de sus recursos naturales. Entendemos por “conservar”, el estudio y control de los recursos para evitar la dilapidación de los mismos. El concepto “conservar” conlleva, además, la facultad de la Asamblea Legislativa para suspender o abolir la caza o la pesca y controlar, cuando lo estime necesario y conveniente, la explotación y desarrollo de otros recursos naturales que existen actualmente o surjan en el futuro. 4 DIARIO DE SESIONES DE LA CONVENCIÓN CONSTITUYENTE DE PUERTO RICO, supra, en la pág. 2622 (énfasis suplido). Aunque inicialmente no fue utilizada por nuestro más alto foro judicial, véase III TRÍAS MONGE, HISTORIA CONSTITUCIONAL DE PUERTO RICO, supra, en la pág. 235 (expresando, en el 1982, que “[n]o ha sido hasta hace relativamente poco tiempo que [la] disposición . . . [pasó] a ser parte de nuestra constitución viviente”), el Tribunal Supremo ha dado cierto uso y contenido a nuestra cláusula ambiental. Así, por ejemplo, las expresiones iniciales de dicho foro con relación a la cláusula sirvieron para contextualizar la aplicación de la doctrina de legitimación activa en casos ambientales. Véase Salas Soler v. Secretario de Agricultura, 102 DPR 716, 722-23 (1974); Cerame Vivas v. Secretario de Salud, 99 DPR 45 (1970). Además, la citada cláusula influyó considerablemente también en el que, durante algún tiempo en nuestra jurisdicción, existiera una norma de revisión rigurosa a las decisiones administrativas que incidían sobre asuntos ambientales. Véase Municipio de San Juan v. JCA, 152 DPR 673, 74243, 747-48 (2000) (opinión de conformidad emitida por el entonces Juez Asociado Hernández Denton) (celebrando que el Tribunal Supremo finalmente adoptase “un criterio especialmente riguroso para revisar las decisiones de las agencias administrativas en asuntos ambientales”). Véase también Liana Fiol Matta, De regreso al futuro: El hard look y la “nueva” revisión judicial rigurosa en casos ambientales, 72 REV. JUR. UPR 71 (2003). Por último, la cláusula constitucional de conservación ambiental ha sido utilizada más recientemente como fundamento para reconocer la existencia de una causa de acción por responsabilidad civil extracontractual, por daños al ambiente. Rivera Colón v. Díaz Arocho, 165 DPR 408, 423-24, 426 (2005). 30 Por otra parte, el Tribunal Supremo ha sido meridianamente claro en cuando a que la cláusula constitucional sobre protección ambiental es justiciable. Así, pues, en Paoli Méndez v. Rodríguez, 138 DPR 449 (1992), dicho Foro expresó que la citada sección “no se reduce a un mero postulado de principios”. Id. en la pág. 460. Continuó nuestro Tribunal Supremo: Los forjadores de nuestra Constitución tenían meridianamente clara su visión del ser humano y su interrelación e interdependencia sistémica con los recursos naturales y con la naturaleza de la cual forma parte integral. El hombre es tanto un componente como un interactor en su medio ambiente natural, físico, social, económico y político. Esta visión integral del hombre, de su medio ambiente y de la naturaleza en general permea el principio constitucional de que todos tenemos la esperanza de un mundo mejor basado en los principios expuestos en el Preámbulo y en la Carta de Derechos de la Constitución. El medio ambiente natural y la naturaleza no sólo sirven el propósito de que el hombre pueda utilizarlos para su subsistencia material, sino para su recreación y uso del tiempo libre, para la contemplación de su belleza y majestuosidad, para sentirse orgulloso de su patria, para mejorar su calidad de vida, y para lograr un desarrollo integral de la personalidad y su autorealización como ser humano. La política pública sobre los recursos naturales expuesta en nuestra Constitución es una protección de lo que comúnmente llamamos “la naturaleza”. Es una protección frente al Estado, la sociedad, el gobierno, e incluso el hombre, que en el mundo contemporáneo, sin darse cuenta que está socavando su propia existencia, destruye la naturaleza en aras de un materialismo y un consumismo rampante, creando desbalances sistémicos irreversibles. Id. en las págs. 461-62 (énfasis suplido). De conformidad con lo anterior, ya desde Paoli Méndez ha quedado evidente que la cláusula constitucional ambiental provee garantías contra las actuaciones del Estado, así como contra las de entes privados, en detrimento de la conservación de nuestros recursos naturales o, en palabras del propio Tribunal, “de lo que comúnmente llamamos ‘la naturaleza’”. Además, el Tribunal Supremo en Paoli Méndez aclara que las leyes ambientales vienen a implementar el referido mandato constitucional, por lo que deben interpretarse de manera consistente con el mismo. Véase id. en las págs. 462-64. Las citadas expresiones serían reiteradas y precisadas por el Tribunal Supremo en Misión Industrial v. JCA, 145 DPR 908 (1998). Allí, el Tribunal expresó en términos categóricos que la disposición constitucional es “un mandato que debe observarse rigurosamente y que prevalece sobre cualquier 31 estatuto, reglamento u ordenanza que sea contraria a éste”. Id. en la pág. 919. Continuó el Tribunal Supremo: Conforme a este claro historial constitucional, en Puerto Rico, cualquier decisión o determinación del Estado que incida sobre los recursos naturales debe responder cabalmente al doble mandato del Art. VI, Sec. 19 de la Constitución del E.L.A., supra, de lograr la más eficaz conservación de los recursos naturales, a la vez que se procura el mayor desarrollo y aprovechamiento de esos recursos para el beneficio general de la comunidad. Dicha sección fija de modo incuestionable el criterio jurídico primordial para juzgar la validez o interpretar el significado de cualquier norma o decisión relativa al uso o protección de los recursos naturales formulada por la Asamblea Legislativa o por cualquier agencia, departamento, municipio o instrumentalidad gubernamental. Id. en las págs. 919-20 (énfasis suplido). De conformidad con lo anterior, en Misión Industrial se aclara aún más el hecho que la cláusula constitucional ambiental es justiciable, es decir, que establece el criterio rector para examinar la validez de “cualquier norma o decisión relativa al uso o protección de los recursos naturales formulada” por el Estado, y que convierte en nula cualquier actuación incompatible con la misma, pues “prevalece sobre cualquier estatuto, reglamento u ordenanza que sea contraria a éste”. Id. en las págs. 919-20. La referida interpretación ha sido posteriormente confirmada por el Tribunal Supremo en Municipio de San Juan v. JCA, 152 DPR 673 (2000) y Rivera Colón v. Díaz Arocho, 165 DPR 408 (2005). En virtud de lo expresado, además de declarar la política pública hacia los recursos naturales, la Sección 19 del Artículo VI de la Constitución de Puerto Rico establece “una norma sustantiva que fija un criterio jurídico para medir la validez de las actuaciones del Estado cuando las mismas tienen el potencial de afectar el ambiente”. Municipio de San Juan v. JCA, 152 DPR 673, 748 (2000) (opinión de conformidad emitida por el entonces Juez Asociado Hernández Denton) Así, la cláusula constitucional protectora de los recursos naturales es una limitación a los poderes del Estado que determina la validez toda norma o decisión gubernamental que pueda afectar el uso o protección de los recursos naturales. Estando sujetos, pues, al citado “mandato ineludible” ambiental de la Constitución, las actuaciones de las partes codemandadas venían obligadas a ceñirse al mismo. 32 b. Ley de Política Pública Ambiental, su Reglamento, y la Resolución Interpretativa sobre Declaraciones de Impacto Ambiental Estratégicas de la Junta de Calidad Ambiental Para implantar adecuadamente el mandato constitucional, durante las últimas décadas se han legislado una serie de mecanismos tutelares. En el año 1970 se aprobó la Ley sobre Política Pública Ambiental (en adelante, LPPA), Ley Núm. 9 del 8 de junio de 1970, 12 LPRA §§ 1121 et seq. (derogadas), con el fin primordial de añadir contenido procesal y sustantivo a la disposición constitucional. Esta ley fue enmendada por la Ley Núm. 416 del 22 de septiembre de 2004, 12 LPRA §§ 8001 et seq (2009), la cual tiene los siguientes propósitos: (1) establecer una política pública que estimule una deseable y conveniente armonía entre el hombre y su medio ambiente; (2) fomentar los esfuerzos que impedirían o eliminarían daños al ambiente y la biosfera y estimular la salud y el bienestar del hombre; y (3) enriquecer la comprensión de los sistemas ecológicos y fuentes naturales importantes para Puerto Rico. Id. Art. 2 (citado en anotaciones de 12 LPRA § 8001 (2009)). La declaración de política pública enunciada en la LPPA impone a las agencias e instrumentalidades públicas el deber de tomar en consideración los efectos de las decisiones gubernamentales sobre el medioambiente: A. El Estado Libre Asociado de Puerto Rico, en pleno reconocimiento del profundo impacto de la actividad del hombre en las interrelaciones de todos los componentes del medio ambiente natural, especialmente las profundas influencias del crecimiento poblacional, la alta densidad de la urbanización, la expansión industrial, recursos de explotación y los nuevos y difundidos adelantos tecnológicos y reconociendo, además, la importancia crítica de restaurar y mantener la calidad medio ambiental para el total bienestar y desarrollo del hombre, declara que es política continua del Gobierno del Estado Libre Asociado, incluyendo sus municipios, en cooperación con las organizaciones públicas y privadas interesadas, el utilizar todos los medios y medidas prácticas, incluyendo ayuda técnica y financiera, con el propósito de alentar y promover el bienestar general y asegurar que los sistemas naturales estén saludables y tengan la capacidad de sostener la vida en todas sus formas, así como la actividad social y económica, en el marco de una cultura de sustentabilidad, para crear y mantener las condiciones bajo las cuales el hombre y la naturaleza puedan existir en armonía productiva y cumplir con las necesidades sociales y económicas y cualesquiera otras que puedan surgir con las presentes y futuras generaciones de puertorriqueños. B. El Estado Libre Asociado reconoce que toda persona tiene derecho y deberá gozar de un medio ambiente saludable y que toda persona tiene la responsabilidad de contribuir a la conservación y 33 mejoramiento del medio ambiente. Asimismo, toda persona responsable por la contaminación de nuestros suelos, aguas y atmósfera tiene la obligación de responder por los costos de la descontaminación o restauración y, cuando procediere, compensar al pueblo de Puerto Rico por los daños causados. 12 LPRA § 8001 (2009) (énfasis suplido). A su vez, a la Junta de Calida Ambiental (JCA), instrumentalidad pública cuya ley orgánica es la LPPA, se delegó la fiscalización del cumplimiento del mencionado estatuto. García Oyola v. JCA, 142 DPR 532 (1997). Según el Tribunal Supremo “[l]a función de la JCA se extiende a velar por el fiel cumplimiento de la política pública y requisitos procesales y sustantivos contenidos en la ley y los reglamentos aprobados a su amparo”. Id. en la pág. 536. Así también, en su Artículo 4, la LPPA indica lo siguiente: A. Para llevar a cabo la política que se establece en el Artículo 3 de esta Ley, es responsabilidad continua del Estado Libre Asociado utilizar todos los medios prácticos, en armonía con otras consideraciones esenciales de la política pública, para mejorar y coordinar los planes, funciones, programas y recursos del Estado Libre Asociado con el fin de que Puerto Rico pueda: 1. cumplir con las responsabilidades de cada generación como custodio del medio ambiente para beneficio de las generaciones subsiguientes; 2. asegurar para todos los puertorriqueños paisajes seguros, saludables, productivos y estéticos y culturalmente placenteros; 3. lograr el más amplio disfrute de los usos beneficiosos del medio ambiente sin degradación, riesgo a la salud de o seguridad u otras consecuencias indeseables; 4. preservar los importantes aspectos históricos, culturales y naturales de nuestro patrimonio y mantener, donde sea posible, un medio ambiente que ofrezca diversidad y variedad a la selección individual; 5. lograr un balance entre la población y el uso de los recursos que permita altos niveles de vida y una amplia participación de las amenidades de la vida; y, 6. mejorar la calidad de los recursos renovables y velar por el uso juicioso de aquellos recursos que sufran agotamiento. 12 LPRA § 8001a (2009) (énfasis suplido). De conformidad con lo anterior, el Tribunal Supremo ha expresado que la LPPA constituye el primer y principal esquema estatutario adoptado en Puerto Rico para atender de modo integral los asuntos concretos que se plantean en el País en relación con la administración del medio ambiente. Misión Industrial de PR v. JCA, 145 DPR 908 (1998); Municipio de Loíza v. Sucn. Marcial Suárez, 154 DPR 333 (2001). 34 Por su parte, el Artículo 4 (B) lee de la siguiente manera: Todos los departamentos, agencias, municipios, corporaciones e instrumentalidades públicas del Estado Libre Asociado de Puerto Rico y sus subdivisiones políticas deberán, al máximo grado posible, interpretar, aplicar y administrar todas las leyes y cuerpos reglamentarios vigentes y los que en lo futuro se aprueben en estricta conformidad con la política pública enunciada en el Artículo 3 de esta Ley. Asimismo, se ordena a los departamentos, agencias, municipios, corporaciones e instrumentalidades públicas del Estado Libre Asociado de Puerto Rico y sus subdivisiones políticas que en la implantación de la política pública de esta Ley, cumplan con las siguientes normas: 1. Utilizar un enfoque sistemático interdisciplinario que asegurará el uso integrado de las ciencias naturales y sociales y del arte de embellecimiento natural artístico al hacer planes y tomar decisiones que puedan tener un impacto en el medio ambiente del hombre. 2. Identificar y desarrollar métodos y procedimientos, en consulta y coordinación con la Junta de Calidad Ambiental establecida bajo el Título 11 de esta Ley, que aseguren no sólo la consideración de factores económicos y técnicos, sino igualmente aquellos factores referentes a los valores y amenidades establecidos, aún cuando no estén medidos y la evaluados económicamente. 3. Incluir en toda recomendación o informe sobre una propuesta de legislación y emitir, antes de efectuar cualquier acción o promulgar cualquier decisión gubernamental que afecte significativamente la calidad del medio ambiente, una declaración escrita y detallada sobre: a) el impacto ambiental de la legislación propuesta, de la acción a efectuarse o de la decisión a promulgarse; b) cualesquiera efectos adversos al medio ambiente que no podrán evitarse si se aprobase y aplicase la propuesta legislación, si se efectuase la acción o promulgase la decisión gubernamental de que se trate. c) alternativas a la legislación propuesta, o a la acción o decisión la gubernamental en cuestión; d) la relación entre usos locales a corto plazo del medio ambiente y la conservación y mejoramiento de la productividad a largo plazo; y, e) cualquier compromiso irrevocable o irreparable los recursos naturales que estarían envueltos en legislación propuesta, si la misma se implementase; la acción gubernamental, si se efectuase; o en decisión, si se promulgase. de la en la 12 LPRA § 8001a (2009) (énfasis suplido). Este Artículo de la LPPA ha sido objeto de extensa jurisprudencia del Tribunal Supremo de Puerto Rico de la cual surge que el mismo: (a) es obligatorio, y (b) que cualquier decisión o acción gubernamental tomada o implementada en violación a dicho artículo carece de validez y efectividad legal. 35 El Tribunal Supremo ha señalado que la frase “cualquier acción” de la LPPA “denota la intención de incluir una amplia gama de actividades que puedan causar impacto sobre el medio ambiente”. Municipio de Loíza, 154 DPR en la pág. 349. Así, pues, en la Sección 203 de su Reglamento para el proceso de presentación, evaluación y trámite de documentos ambientales, Reglamento Núm. 6510 del 22 de agosto de 2002 (en adelante, Reglamento 6510), la JCA definió “acción” de la siguiente manera: La toma de decisiones por parte de una Agencia Proponente mediante la cual se proponga realizar una acción o actividad que pueda ocasionar algún impacto sobre el ambiente. El término acción incluye pero no se limita a las siguientes actividades: expedición de licencias, concesiones o permisos, adopción de reglamentos o normas, asignación o liberación de fondos, o cambios sustanciales en la política pública de las agencias y sus programas; para aprobar proyectos a través de permisos o cualquier otra decisión reguladora, de zonificación o rezonificación de áreas y propuestas de legislación. Sección 203, Reglamento 6510 (énfasis suplido). Véase también Municipio de Loíza, 154 DPR en la pág. 350 n.7 (citando con aprobación una definición similar, en una versión anterior del mismo Reglamento). Los Planes de Ordenación Territorial de los Municipios están comprendidos dentro de esta definición. Según el Artículo 13.003 de la Ley de Municipios Autónomos, este documento es “el Plan de un municipio para disponer el uso del suelo dentro de sus límites territoriales y promover el bienestar social y económico de la población e incluirá el Plan Territorial, el Plan de Ensanche y el Plan de Area”. 21 LPRA § 4601 (2009) (énfasis suplido). A su vez, la referida Ley define plan territorial de la siguiente manera: “[s]ignificará el Plan de Ordenación que abarca un municipio en toda su extensión territorial, que enuncia y dispone la política pública sobre su desarrollo y sobre el uso del suelo”. Id. (énfasis suplido). Finalmente, el citado Artículo define “ordenación territorial” como “la organización o regulación de los usos, bienes inmuebles y estructuras de un territorio para ordenarlo en forma útil, eficiente y estética, con el propósito de promover el desarrollo social y económico, lograr el buen uso de los suelos y mejorar la calidad de vida de sus habitantes presentes y futuros”. Id. Así, pues, dado que 36 estos planes determinan el uso de los suelos dentro de las distintas demarcaciones municipales, así como la política pública sobre el desarrollo en tales áreas, éstos caen bajo la categoría de acciones, como la zonificación y la reglamentación, cubiertas por la LPPA y el Reglamento 6510. Sin embargo, concientes de las particularidades de este tipo de acciones, el 31 de enero de 2006, la JCA emitió la Resolución Interpretativa Núm. RI-061, mediante la cual se establecen las pautas a seguir para la preparación de una Declaración de Impacto Ambiental Estratégica (DIA-E). 49 En dicho documento se expresa que las DIA-E serán preparadas cuando las agencias proponentes interesen crear planes, políticas o programas, el primero de los cuales se define como “cualquier declaración que indique cómo una organización gubernamental se propone lograr los objetivos deseados, especificando tales objetivos, sus políticas, estrategias, programas, proyectos y recursos”. 50 Así, pues, no cabe duda que la acción objeto de impugnación en el presente recurso está sujeta al cumplimiento de la LPPA. 51 Por otra parte, la Regla 251 del Reglamento 6510 establece que una DIA debe “prepararse lo antes posible dentro del proceso decisional y previo a establecer cualquier compromiso de naturaleza irrevocable de los recursos o del ambiente”, y que “[e]l proceso de presentación, análisis y trámite de los documentos ambientales dispuesto en este reglamento deben concluirse previo al inicio del proyecto o acción gubernamental propuesta” (énfasis suplido). Dicha Regla es, a su vez, similar a la Sección 1502.5 del Reglamento aplicable del Council on Environmental Quality, 49 Anejo XX, en las págs. 173-184 del Apéndice. Id. en la pág. 173 del Apéndice (citando la Resolución de la JCA Núm. R-04-42-1, del 31 de diciembre de 2004). 50 No está del todo claro si la JCA tenía autoridad para crear la figura de la DIA-E mediante una Resolución Interpretativa, en vez de mediante enmienda al Reglamento 6510, o de si la LPPA permite la presentación de un documento como tal. Sin embargo, para efectos del presente recurso, es innecesario que este Honorable Tribunal se exprese sobre dicha controversia. Dado que la referida Resolución se presume válida, y fue acatada durante este procedimiento por todas las partes en el presente litigio, la controversia se ciñe a determinar si la Junta de Planificación cumplió con la LPPA, el Reglamento 6510 y la Resolución Interpretativa al modificar unilateralmente y aprobar un POT con una clasificación de los suelos para el área del CEN que no formó parte de la DIA-E aprobada por la JCA, la cual contemplaba que dichos terrenos serían parte de una Reserva Natural. 51 37 implementanto el homólogo federal a la LPPA, el National Environmental Policy Act (NEPA): An agency shall commence preparation of an environmental impact statement as close as possible to the time the agency is developing or is presented with a proposal so that preparation can be completed in time for the final statement to be included in any recommendation or report on the proposal. The statement shall be prepared early enough so that it can serve practically as an important contribution to the decisionmaking process and will not be used to rationalize or justify decisions already made. 40 C.F.R. § 1502.5 (2009). Varios circuitos apelativos federales se han expresado sobre el requisito de temporalidad del trámite de evaluación ambiental antes aludido. Así, por ejemplo, en National Wildlife Federation v. Appalachian Regional Commission, 677 F.2d 883 (Cir. D.C. 1981), el Tribunal expresó que “una agencia no puede retrasar la preparación de una DIA programática a tal nivel que el documento no tenga ninguna utilidad en el proceso decisional. Ello sería una evasión irrazonable e ilegal de NEPA”. Id. en la pág. 890 n.35 (traducción suplida) (“[A]n agency may not so delay the preparation of a programmatic EIS that the document could no longer have any useful decisionmaking function. This would be an unreasonable, hence unlawful, evasion of NEPA.”). Véase también Susquehanna Valley Alliance v. Three Mile Island Nuclear Reactor, 619 F.2d 231, 241 (3er Cir. 1980) (las agencias no tienen discreción irrestricta para determinar en que momento debe comenzarse a preparar una DIA). De igual manera, en Metcalf v. Daley, 214 F.3d 1135 (9no Cir. 2000), el Tribunal aclaró que la frase “early enough”, incluida en la citada Sección 1502.5 del Reglamento federal, significa “at the earliest possible time to insure that planning and decisions reflect environmental values.” Id. en la pág. 1142. El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha avalado esta línea de interpretación. Andrus v. Sierra Club, 442 U.S. 347, 351 (1979). De conformidad con lo anterior, surge de manera clara el hecho de que, siendo la DIA un documento de planificación que sirve para informar a las entidades gubernamentales proponentes sobre las consecuencias ambientales de sus acciones propuestas, el proceso de evaluación debe realizarse antes de 38 que se comprometa el proceso decisional en torno a la referida acción. Es por ello que la Regla 213 del Reglamento 6510 establece y prohíbe a toda agencia o entidad proponente “caus[ar] o tom[ar] acción alguna que tenga o pueda tener impacto ambiental significativo sin antes dar cumplimiento con las disposiciones [del] Reglamento”. Véase también Regla 243(C), Reglamento 6510 (“La agencia proponente no tomará acción alguna respecto a la acción propuesta sin antes haber concluido el proceso de análisis de la EA radicada en la Junta de Calidad Ambiental y el proceso de Determinación de Impacto Ambiental”.). Ello, por supuesto, se debe a que, si el propósito es que el Estado tome en consideración las consecuencias ambientales de sus actos, sería absurdo permitir que dicha evaluación se realice después de tomada la decisión final para realizar determinada acción o, peor aún, después de realizada la acción. Finalmente, varios casos del Tribunal Supremo han invalidado precisamente actuaciones de la Junta de Planificación por no haber cumplido con el requisito de haberse preparado el documento ambiental necesario. Por ejemplo, en el caso de Federación de Pescadores Playa Picúa v. Junta de Planificación, 148 DPR 406 (1999), la Federación de Pescadores impugnó la aprobación de un Reglamento especial para el sector Punta Picúa por no haberse preparado la DIA. El Tribunal Supremo declaró nulo el Reglamento aprobado, al establecer que la JP tenía el deber de preparar una DIA, e indicó que: “[e]l responsable de acatar el mandato vertido en el Art. 4 (c) no es sólo la Junta de Calidad Ambiental; este mandato trasciende estos límites y adquiere tangencia en todas las agencias del ELA y, por disposición expresa, a toda legislación”. Id. en las págs. 417-18. También indicó: El mero hecho de que la Junta de Planificación sea la agencia encargada de velar por el desarrollo integral de Puerto Rico no es justificación para que haga caso omiso del requisito de las DIA’s. Mas aún, el hecho de que la Junta sea la encargada de tan importante encomienda no la sitúa en un lugar mas alto o prominente dentro del complejo mundo administrativo. Id. en la pág. 417 (énfasis suplido). Con estos elementos en mente, procede evaluar la controversia de autos. 39 2. Análisis Como surge del acápite de relación de hechos del presente escrito, el 14 de noviembre de 2008, el Municipio de Fajardo sometió a la Junta de Calidad Ambiental una DIA-E sobre el Plan Territorial de Fajardo. 52 El referido documento establecía que los terrenos del Corredor Ecológico del Noreste que ubican en dicho municipio serían parte de una Reserva Natural, y que, por ello, estarían especialmente protegidos. Así, en su sección 1.3.3 sobre suelo rústico, la DIA-E menciona que los terrenos del CEN en el municipio de Fajardo habían sido clasificados como suelo rústico especialmente protegido en el Plan Territorial de Fajardo, en reconocimiento a su designación como reserva natural. 53 Dicha información se presentó a su vez en forma gráfica como parte de la Ilustración 2, en donde se muestra la clasificación de los terrenos del municipio. 54 Por su parte, la Sección 1.4 de la DIA-E, que trata sobre la Interacción del Plan Territorial de Fajardo con otros planes, políticas y programas, discute en forma resumida el borrador del Plan Integral de Manejo y Usos de Terrenos, elaborado por el DRNA. 55 Por su parte, la Sección 2.1.7 de la DIA-E, la cual discute las áreas naturales protegidas en los límites de este municipio, provee una descripción y un mapa con la extensión de la entonces Reserva Natural del CEN. 56 Por último, la Sección 3.2.2, en la cual se discute la calificación o zonificación propuesta en el Plan Territorial de Fajardo, se señala que en este último se adoptó la calificación propuesta en el Plan Integral. 57 Ésta fue la única “acción propuesta” que tuvo ante su consideración la JCA, a la hora de determinar si la DIA-E cumplía con los requisitos de la LPPA. Así lo hizo dicha agencia, mediante la Resolución Núm. R-09-13-2, del 28 de mayo de 2009. 58 52 Anejo XIII, en las págs. 53-137 del Apéndice. 53 Id. en las págs. 69-70 del Apéndice. 54 Id. en la pág. 62 del Apéndice. 55 Id. en la pág. 72 del Apéndice. 56 Id. en las págs. 87-89 del Apéndice. 57 Id. en la pág. 112 del Apéndice. 58 Anejo XIV, en las págs. 138-143 del Apéndice. 40 Sin embargo, culminado el proceso de evaluación ambiental del POT de Fajardo, la Junta de Planificación tuvo a bien alterar sus disposiciones, y adoptar una versión distinta del Plan Territorial de Fajardo que le había sido sometido en diciembre de 2008. Específicamente, el Plan adoptado por la JP enmendó el uso de los suelos en los terrenos del CEN y los designó como Área de Planificación Especial (APE), clasificándolos como Suelo Rústico Común. A su vez, el Plan propone la ampliación de la carretera PR- 976 a través de gran parte del margen sur del CEN en dicho municipio, contrario al Plan Territorial de Fajardo aprobado por el Municipio de Fajardo en su Ordenanza del PT de Fajardo y la DIA-E del PT de Fajardo endosada por la Junta de Calidad Ambiental. Al así actuar, la Junta de Planificación no sólo incumplió el claro mandato de la LPPA, sino que burló el propósito principal la política pública ambiental que encarna nuestro ordenamiento, que antes de realizar cualquier acción que tenga un impacto significativo sobre el ambiente, se examinen las consecuencias ambientales de la misma, así como sus posibles alternativas, incluyendo las menos onerosas para el ambiente, de manera que la decisión que al final se tome sea una informada. Lejos de cumplir con el diáfano mandato antes aludido, al alterar unilateralmente el POT de Fajardo para reducir la protección que tendrán los terrenos del CEN, la JP no realizó el más mínimo estudio sobre las consecuencias ambientales de dicha actuación, mucho menos preparó un documento ambiental que así lo reflejara. Por el contrario, ambas la Resolución en la que se aprueba el POT así enmendado y la Orden Ejecutiva del Gobernador que lo promulga, la JP y el Gobernador se limitan a expresar que la JCA había aprobado la DIA-E de dicho Plan, mediante la Resolución emitida el 28 de mayo de 2009. 59 Sin embargo, ambas la JP y el Gobernador fallan en advertir que dicha DIA-E no contemplaba la acción finalmente adoptada por ambas entidades, a saber, que los terrenos del CEN no serían parte de una Reserva Natural, sino de un Área de Planificación Especial, y que no serían “suelo rústico especialmente protegido”, sino “suelo rústico común”. Así, al 59 Anejo I, en la pág. 4 del Apéndice; Anejo II, en la pág. 7 del Apéndice. 41 certificar que la DIA-E cumplió con los requisitos de la LPPA, la JCA pasó juicio sobre una acción propuesta radicalmente distinta en cuanto a la clasificación de los terrenos del CEN. Resulta insólito, rayante en lo espurio, que las partes recurridas pretendan descansar en dicha certificación para estimar que el POT enmendado unilateralmente cumplió con el proceso de evaluación de impacto ambiental requerido por la LPPA. Note este Honorable Tribunal que la misma discusión sobre porqué debía realizarse la acción propuesta en la DIA-E, a saber, la aprobación de un POT que incluía la protección especial de los terrenos del CEN, establecía que ello era deseable dado que en dicho documento se adoptaba la calificación dispuesta en el borrador del Plan Integral de Usos de Terrenos y Manejo de la entonces Reserva Natural del CEN. 60 Así, al eliminar la protección especial de estos terrenos, la JP y el Gobernador actuaron de manera totalmente contraria a lo dispuesto en la misma DIA-E. Ahora bien, la parte recurrente está conciente de que, al momento en que se aprueba la versión final del POT de Fajardo, ambas la Junta de Planificación y el Gobernador habían eliminado la designación de la Reserva Natural del CEN y, en su defecto, habían anunciado la intención de designar allí un Área de Planificación Especial. 61 La validez de dichas actuaciones ha sido impugnada por las partes aquí comparecientes, junto a otras, en un litigio pendiente ante la consideración del Tribunal de Primera Instancia, Sala Superior de San Juan. Iniciativa para un Desarrollo Sustentable, et al. v. Fortuño Burset, et al., K PE2010-0343 (904). Sin embargo, aún si se estimara que dichas actuaciones fueron válidas en derecho, ellas no permitían que se aprobara un POT de Fajardo con menos protecciones para los terrenos del CEN que las indicadas en la DIA-E aprobada por la JCA. Concluir lo contrario sería permitir que, culminado el análisis ambiental de determinado proyecto, la agencia proponente lo altere unilateralmente para incluir elementos adicionales y que, en este caso, tienen la consecuencia de aumentar el impacto ambiental 60 Anejo XIII, en la pág. 130 del Apéndice. 61 Anejos XV-XVII, en las págs. 144-170 del Apéndice. 42 de la acción a ser realizada. Nuestro ordenamiento no permite que las agencias proponentes burlen el cumplimiento de la LPPA mediante la alteración de sus propuestas para incluir elementos nocivos al ambiente en una etapa posterior a la certificación de la JCA. Por el contrario, si el Estado interesaba alterar sustancialmente el contenido del POT de Fajardo para eliminar la protección particular de los terrenos del CEN, tenía entonces que preparar un nuevo documento ambiental que examinara el impacto de dicha acción. Como no lo hizo, y como la DIA-E aprobada por la JCA sólo contemplaba la protección de los terrenos del CEN como Reserva Natural, y la clasificación de sus suelos como “suelo rústico especialmente protegido”, procede la revocación del POT de Fajardo aprobado por la Junta de Planificación y el Gobernador. C. El error de promulgar el Plan de Ordenación Territorial de Fajardo estando vigente una moratoria sobre este tipo de acción en los terrenos del CEN, impuesta por la propia Junta de Planificación Por último, la Primera Extensión a la Resolución Núm. PU-002-CEN24(23) del 3 de noviembre de 2009, 62 fue adoptada por la JP con el propósito establecer la intención de designar un Área de Planificación Especial del Corredor Ecológico del Noreste, y “decretar una moratoria de toda actividad de permisos, anteproyectos, cambios de zonificación, consultas de ubicación y/o cualquier otro trámite disponible relacionado al uso de los suelos u obra de construcción dentro del APECEN”. 63 La Moratoria establecida por la JP tendría vigencia por un periodo máximo de seis (6) meses a partir de la fecha de su publicación, vencederos el 5 de mayo de 2010, o hasta la aprobación de un plan de usos de terrenos y reglamento de calificación del APECEN. 64 Como fue señalado en el acápite anterior, en el contexto de lo que es una “acción” para efectos de la LPPA, un Plan de Ordenación Territorial “el Plan de un municipio para disponer el uso del suelo dentro de sus límites territoriales y promover el bienestar social y económico de la población e incluirá el Plan Territorial, el Plan de Ensanche y el Plan de Area”. 21 LPRA § 62 Anejo XVII, en las págs. 166-170 del Apéndice. 63 Id. en la pág. 169 del Apéndice (énfasis suplido). 64 Id. en la pág. 170 del Apéndice. 43 4601 (2009) (énfasis suplido). A su vez, la referida Ley define plan territorial de la siguiente manera: “[s]ignificará el Plan de Ordenación que abarca un municipio en toda su extensión territorial, que enuncia y dispone la política pública sobre su desarrollo y sobre el uso del suelo”. Id. (énfasis suplido). Finalmente, el citado Artículo define “ordenación territorial” como “la organización o regulación de los usos, bienes inmuebles y estructuras de un territorio para ordenarlo en forma útil, eficiente y estética, con el propósito de promover el desarrollo social y económico, lograr el buen uso de los suelos y mejorar la calidad de vida de sus habitantes presentes y futuros”. Id. Así, pues, dado que estos planes determinan el uso de los suelos dentro de las distintas demarcaciones municipales, así como la política pública sobre el desarrollo en tales áreas, éstos caen perfectamente bajo los asuntos objeto de la moratoria decretada por la JP. De conformidad con lo anterior, al momento en que la JP adoptó la Resolución del PT de Fajardo el 1 de marzo de 2010, y a la fecha en que el Gobernador aprobó la Orden Ejecutiva del PT de Fajardo, el 2 de mayo de 2010, la moratoria estaba vigente, puesto que para dicho periodo de tiempo no se había aprobado un plan de usos de terrenos y reglamento de calificación del APECEN. De hecho, al presente, la JP no ha aprobado un plan de usos de terrenos y reglamento de calificación del APECEN. Así, la adopción por parte de la JP y la aprobación por parte del Gobernador del Plan Territorial de Fajardo el 1 de marzo de 2010 y el 2 de mayo de 2010, respectivamente, constituyeron claras violaciones a la moratoria, debido a que ambos fueron trámites dirigidos a disponer y establecer políticas públicas sobre el desarrollo y uso del suelo en el CEN, cuyos terrenos forman parte de la extensión territorial del Municipio de Fajardo. Al así actuar, el Estado no sólo actuó en contravención de sus propios dictámenes, lo que nuestro ordenamiento proscribe, sino que también violó la doctrina de los actos propios. El Tribunal Supremo de Puerto Rico ha señalado que “[e]l contenido de la norma de que a nadie es lícito ir contra los propios actos tiene fundamento y raíz en el principio general de Derecho que ordena proceder de buena fe en la 44 vida jurídica”. International General Electric v. Concrete Builders, 104 DPR 871, 877 (1976). Así, la norma parte de la premisa de que “[l]a conducta contradictoria no tiene lugar en el campo del Derecho, y debe ser impedida”. Id. a la pág. 877. Expresa el Tribunal Supremo: Siendo este ‘ir contra los propios actos’ un principio general de Derecho, de validez universal, fluye espontáneamente del precepto del Art. 6 del Código Civil instruyendo que en defecto de Ley aplicable al caso, el tribunal resolverá conforme a equidad, que quiere decir que se tendrá en cuenta la razón natural de acuerdo con los principios generales del derecho, y los usos y costumbres aceptados y establecidos. Su eficacia, su fuerza vinculante tienen vida y efecto propios, que van en protección de la confianza depositada en la apariencia, que es por extensión protección de un interés social o la consecución de un ideal de justicia. Los presupuestos necesarios o elementos constitutivos para la aplicación de la norma jurídica de que nadie puede venir contra sus propios actos pueden resumirse así: (a) Una conducta determinada de un sujeto, (b) que haya engendrado una situación contraria a la realidad, esto es, aparente y, mediante tal apariencia, susceptible de influir en la conducta de los demás, y (c) que sea base de la confianza de otra parte que haya procedido de buena fe y que, por ello, haya obrado de una manera que le causaría un perjuicio si su confianza quedara defraudada. Id. a la pág. 878 (énfasis suplido); véase también Ortiz Rivera v. PRTC, 162 DPR 715 (2004). En el caso de autos están presentes los tres requisitos. De entrada, al emitir la moratoria, la JP anunció su intención de suspender todo trámite relacionado a los terrenos del CEN, incluidas todas la actividades de “cambios de zonificación . . . y/o cualquier otro trámite disponible relacionado al uso de los suelos”. 65 Las partes aquí comparecientes, todas interesadas en la protección de los terrenos del CEN, confiaron de buena fe en que, al así establecerlo, la propia JP se abstendría de realizar determinaciones en asuntos cubiertos bajo la misma. Sin embargo, tal no fue el caso, puesto que, como se señaló, fue precisamente la JP la que hizo caso omiso de su propia moratoria y, el 1 de marzo de 2010, tuvo a bien enmendar y aprobar un POT de Fajardo distinto al sometido por el Municipio a dicha agencia en diciembre de 2008. La JP y el Gobernador estaban imposibilitados de llevar a cabo los trámites de adopción y aprobación del Plan Territorial de Fajardo en dichas 65 Id. en la pág. 169 del Apéndice (énfasis suplido). 45 fechas, puesto que la moratoria decretada por la propia JP así lo impedía. Si la JP estimó prudente emitir la moratoria, de manera que se suspendieran todos los trámites relacionados a los terrenos en cuestión, dicha agencia no podía entonces incumplir con la misma. Sin embargo, de manera consistente con el patrón de incumplimientos con las normas de ordenación territorial y de cumplimiento ambiental señaladas en el presente escrito, la JP nuevamente falló en ajustar su conducta a lo requerido por el ordenamiento y, peor aún en este caso, a lo anunciado por ella misma. Así, pues, procede también revocar la aprobación del POT de Fajardo por este fundamento. VII. SÚPLICA POR TODO LO CUAL, muy respetuosamente se solicita que este Honorable Tribunal declare nulo e ineficaz el Plan de Ordenación del Municipio Autónomo de Fajardo y ordene a las partes recurridas a cumplir con las disposiciones de la Ley de Municipios Autónomos, el Reglamento 24 de Planificación, la Ley de Política Pública Ambiental, así como con las propias Resoluciones emitidas por la Junta de Planificación respecto a la moratoria sobre los terrenos del Corredor Ecológico del Noreste. RESPETUOSAMENTE SOMETIDO. NOTIFICACIÓN CERTIFICO: Que en el día de hoy se ha enviado por correo certificado con acuse de recibo copia fiel y exacta del presente escrito a las siguientes direcciones: HON. LUIS G. FORTUÑO BURSET Gobernador de Puerto Rico PO Box 9020082 San Juan, PR 00902-0082 Tel. (787) 721-7000; Fax (787) 723-3287 C/E: N/A HON. IRENE SOROETA KODESH Procuradora General Oficina del Procurador General Departamento de Justicia PO Box 9020192 San Juan PR 00902-0192 Tel. (787) 724-2165; Fax: (787) 724-3380 C/E: [email protected] 46 MUNICIPIO DE FAJARDO Oficina del Alcalde PO Box 865 Fajardo, Puerto Rico 00736-0865 Tel. (787) 863-4013; Fax (787) 863-0393 C/E: N/A JUNTA DE PLANIFICACIÓN DE PUERTO RICO PO Box 41119 San Juan, Puerto Rico 00940-1119 Tel. (787) 723-6760; Fax (787) 725-3812 C/E: N/A En San Juan, Puerto Rico, a 1 de junio de 2010. BRENDA BERRÍOS MORALES Colegiada Núm. 16370 RUA Núm. 15124 ESTUDIO LEGAL Y NOTARIAL 1056 Muñoz Rivera, Suite 301 San Juan, PR 00927 Tel. (787) 754-1617 Fax. (787) 763-4137 [email protected] LUIS JOSÉ TORRES ASENCIO Colegiado Núm. 17087 RUA Núm. 15610 Urb. Floral Park 463 Calle Padre Rufo, Apto. 4 San Juan, PR 00917 Tel. (787) 209-6375 Fax: N/A [email protected] 47