Tianguis dan trabajo a 530 mil tapatíos El comercio en la vía pública en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) está en crecimiento permanente ante la falta de oportunidades laborales en la economía formal, tanto por las remuneraciones poco atractivas como porque se niega el trabajo a quienes tienen más de 35 años. Un estudio reciente de la Cámara de Comercio de Guadalajara apunta que el comercio informal en la metrópoli ocupa a casi 530 mil personas y genera ventas al año por 75 mil millones de pesos. Las ventas del comercio informal representan 10.5% del PIB del Estado de Jalisco (709 mil 086 millones de pesos). El Sistema Estatal de Información-Jalisco (Seijal) y la Secretaría de Promoción Económica estatal (Seproe), coinciden con los datos del estudio de la Cámara de Comercio tapatía. Aparte, según el INEGI, en Jalisco el sector informal pasó de “emplear” 780 mil 559 personas en 2010, a 945 mil 185 el primer trimestre de 2012. Datos de investigaciones universitarias resaltan que este fenómeno engloba a un millón 200 mil personas (entre los vendedores directos, sus empleados y otros involucrados) que ejercen el comercio informal, lo que representa una expansión que ha cuadriplicado las cifras de 1985 a la fecha. Las evidencias señalan que en la ciudad, como en el resto del país, el comercio en las calles es una alternativa cada vez más socorrida, que dista mucho de controlarse o de disminuir su dinámica de crecimiento. Un lugar ilustrativo del crecimiento imparable del comercio en las calles es el popular tianguis dominical de El Baratillo, cuya superficie de venta ya no sólo se ubica en la calle 38, como ocurrió en su origen, sino que se amplió a calles aledañas. Este popular tianguis es una significativa muestra del comercio informal, donde se pueden encontrar desde las últimas novedades en telefonía celular y otros artículos electrónicos, hasta becerros en pie para hacer una barbacoa; o mascotas exóticas, como perros de la raza Alaska o canes de pelea, además de ropa, calzado, herramientas, discos “pirata” y los alimentos de la canasta básica. El Baratillo es uno de los 400 tianguis que se registran en la ciudad. Según la Cámara de Comercio de Guadalajara, los tianguis en 2010 obtenían en ventas brutas 34 mil 945 millones de pesos. Casi la mitad de todo el comercio informal. La presencia de puestos en varias calles paralelas a la calle 38 y varias rúas de la colonia El Mirador, son muestra de la evidente expansión de El Baratillo. Urgen medidas para regular el comercio informal Ante el incremento constante de la economía informal en la metrópoli, es necesario que autoridades implementen mayores acciones para regular esta actividad, además de que una posible solución se debe dar de manera conjunta con los comerciantes informales y los propios consumidores. El investigador de la Universidad de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Antonio Sánchez Sierra, comenta que hay varias causas que explican la proliferación de los tianguis y el comercio informal en diversas modalidades, desde los salarios castigados, las prácticas depredadoras de las grandes cadenas comerciales que acaban con pequeños comercios, hasta la indolencia de las autoridades en dar mantenimiento a los mercados municipales y frenar la construcción de nuevos mercados, y en cambio apostarle a la proliferación de plazas comerciales. Dice que hay que distinguir entre las expresiones de “una economía negra de forma ilegal y la búsqueda de la sobrevivencia de los comerciantes informales, que buscan hacerse vivir y concretar el derecho constitucional al trabajo”. El académico considera que la autoridad ha instrumentado medidas que no han funcionado, por lo que está pendiente un esquema de prácticas comerciales ordenadas para dar una salida a un problema complejo en lo social y que se presta para prácticas delictivas, como “piratería”, extorsiones, contrabando, venta de mercancías robadas y narcotráfico, entre otros ilícitos . Como ejemplo de medidas inútiles y que han traído un dispendio de dinero público mal empleado, ha sido el intento de pretender aislar a los comerciantes. Sánchez Sierra recordó el fallido proyecto de Plaza Guadalajara frente a la Presidencia Municipal de Guadalajara. En Tlaquepaque se registró un fracaso similar con la Plaza de la Comunicación, la que, por cierto, ya fue demolida. El investigador enfatiza que en el marco legal, la coordinación fiscal de la Federación y los estados (artículos 137 al 141 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta), da las bases jurídicas para que el Gobierno de Jalisco meta al padrón fiscal a los tianguistas, algo que no se hace por temor al costo político. A simple vista pueden verse negocios en los tianguis que generan más empleos que establecimientos formales de su ramo. Hay birrieros, taqueros y torteros, por citar algunos ejemplos, que venden grandes volúmenes superiores a los que factura un negocio establecido. Encauzar, más que reprimir El titular del Centro de Análisis Estratégico Empresarial de la Cámara de Comercio de Guadalajara, Alejandro Guzmán Larralde, destaca que la salida al problema del comercio informal requiere de múltiples acciones que suponen ante todo el encauzamiento de la actividad, más que de soluciones represivas. El problema requiere de soluciones en consenso entre autoridades, consumidores, comerciantes establecidos y comerciantes informales, lo que pudiera darse en un organismo que integre a las partes y que no sea una entidad burocrática adicional a lo ya existente. Guzmán Larralde agrega que el estudio reciente de su organización fue comunicado a los candidatos a la gubernatura y las alcaldías metropolitanas, por lo que sólo hace falta voluntad política para encarar un problema complejo, pero urgente de resolver. Por lo pronto, indicó que la Cámara de Comercio de Guadalajara insistirá en que se tomen cartas en el asunto y mantendrá una postura combativa cuando haya excesos del comercio informal contra sus asociados, como en el caso de las invasiones de espacios de los negocios establecidos, como suele ocurrir en el Centro Histórico. CRÓNICA El Baratillo, de todo para todos los gustos Más de 50 años de historia lo consagran como el decano de los tianguis tapatíos. Es conocido como El Baratillo y sigue creciendo en espacio comercial y número de vendedores. Ahí se encuentran desde pavos reales, con su colorido plumaje, palomas mensajeras y becerros para una birria en una fiesta, hasta lo más novedoso en aparatos electrónicos y diversas mercancías necesarias para el hogar, la oficina, el automóvil y la fábrica. En algunos hoteles tapatíos lo recomiendan a los turistas como una estampa del México surrealista, donde el comercio aún se hace con regateos. Sin embargo, tiene sus puntos críticos. Al ver este mercado en las calles, viene el cuestionamiento si es un modelo ilustrativo de la impunidad y del libertinaje económico en cuanto a que las autoridades federales, estatales y municipales se hacen de la vista gorda de lo que deberían regular, desde un pequeño puesto de quesadillas, hasta un tortero que cuenta con una flotilla de motocicletas para el reparto. Ahí se dan el quién vive los promotores de juegos de azar “para desplumar a los incautos”, como el juego de dónde quedó la bolita, además de vendedores de productos robados, fauna exótica, “piratería” y otras mercancías cuyo comercio debería regularse. Si acaso, la autoridad municipal se limita a sacar ingresos por la venta de piso y la vigilancia policiaca. Curiosamente, ahí no hay operativos espectaculares de las policías federales y estatales, como los que se realizan en San Juan de Dios o el barrio de El Santuario. De haber empezado como un pequeño espacio en el barrio de San Felipe, allá por mediados del siglo pasado (a reserva del dato puntual de los cronistas), ahora prácticamente se extiende desde la calle Gigantes hasta la Calzada Juan Pablo II, según cuenta Felipe de la Torre, de 50 años, y que recuerda que desde su niñez “ya había Baratillo, pero no tan extendido como hoy en día”. Otro vecino, que pide reservar su nombre, lamenta que El Baratillo se haya convertido en algo muy incómodo, por la llegada de gran número de apartalugares y sujetos de todo tipo que se convierten “en espías de los vecinos o bien en delatores de sus hábitos y pertenencias a los ladrones” Por lo mismo, hay que extremar precauciones los domingos o días posteriores, desde proteger los carros, hasta tener bien cerradas las casas. Un parroquiano de la calle 42 contó que un día “la gente se enfadó y le puso una golpiza a un corrupto agente de tránsito que había abusado mucho con las ‘mordidas’”. Según varios testimonios de vecinos, El Baratillo ha influido, junto con otros factores, a que mucha gente abandone y venda sus casas en barrios afectados, como los de San Felipe y San Juan Bosco, por citar algunos. “Se han ido dueños de talleres de calzado y de peleterías, además de mucho joyero”. Como todo en la vida, El Baratillo, mientras siga, tendrá sus claroscuros. EL DATO Tianguis en municipios de la metrópoli Guadalajara maneja como dato oficial que existen 165 tianguis en el municipio. Le dejan una recaudación mensual de 2.7 millones de pesos con aportaciones de los dueños de 39 mil 389 puestos. Zapopan informa la existencia de 72 tianguis con 16 mil 442 puestos. Tlajomulco reporta ingresos mensuales de 350 mil pesos con cinco mil 900 puestos en 52 tianguis. NUMERALIA Cifras fuera de la legalidad 10 mil 300 millones de pesos es el monto por evasión fiscal en Guadalajara. 1,000 millones de pesos en pago de extorsiones a inspectores y líderes comerciantes. 20% de los tianguistas no paga derecho de piso. 75 mil millones de pesos generan las ventas del comercio informal. PERSONAJES Francisco Arias lleva 25 años en la venta de ropa en seis tianguis, tanto de Guadalajara como de municipios vecinos. Antes tenía un local fijo que dejó de ser atractivo. Efraín Hernández lleva más de 20 años como tianguero, desde que dejó de ser rentable un mercado municipal donde su familia vendía abarrotes. Sus hijos lo apoyan como vendedores en sus recorridos por cinco o seis tianguis de la ciudad. Ana Guadalupe Padilla vende cosméticos y ropa. Desde que hubo un recorte en su empresa empezó a trabajar en los tianguis, ya que no le daban trabajo por tener más de 40 años. Lleva en este oficio más de 25 años. SIN TRÁMITES ENGORROSO Autoemplearse, cuestión de decisión ¿Se quedó sin empleo y le urge trabajar? La solución es sencilla, sólo es cuestión de actitud… y de resignarse a levantarse temprano todos los días. La falta de puestos de trabajo, talón de Aquiles del actual Gobierno federal, ya sea por efectos de la globalización o por políticas de empleo ineficientes, ha orillado a que cada vez más personas vean en la informalidad una solución a su necesidad de ingresos para afrontar la vida diaria. En la ciudad es evidente el crecimiento de los tianguis, por la facilidad de hacerse de un sitio para laborar. Ahí cabe el dicho popular de que quien busca trabajo, lo encuentra. Y no es complicado vender productos o servicios en los tianguis tapatíos, sólo es cuestión de definir qué es lo que se quiere ofrecer que sea de fácil compra para los visitantes a los alrededor de 400 mercados de calle que hay en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Una vez convencido de qué es lo que se va a ofertar, sólo es cuestión de llegar a las cuatro de la madrugada al tianguis elegido, platicar con el coordinador en busca de un buen sitio para empezar la aventura empresarial independiente. Si se corre con suerte, tendrá el lugar de alguno de los colegas que no fueron ese día. Si no, habrá que resignarse a sitios en los extremos del mercado lineal. ¿Y cuánto cuesta instalarse? La tarifa normal es de siete pesos por metro lineal. En algunos sitios de El Baratillo a veces se paga nueve pesos. Hay “puesteros” más osados que por conseguir un lugar estratégico dan de 50 a 100 pesos, y asunto resuelto. Trabajar en los tianguis sólo es cuestión de decidirse.