derechos y libertades en canadá

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DERECHOS Y
EN CANADÁ
LIBERTADES
Esther Mitjans (ed.)
Josep Mª Castellà Andreu (coord.)
CONSEJO EDITORIAL
MARÍA TERESA
DE
GISPERT PASTOR
JOAN EGEA FERNÁNDEZ
JOSÉ IGNACIO GARCÍA NINET
FRANCISCO R AMOS MÉNDEZ
SIXTO SÁNCHEZ LORENZO
JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
JOAN MANEL TRAYTER JIMÉNEZ
BELÉN NOGUERA
DE LA
MUELA
RICARDO ROBLES PLANAS
JUAN JOSÉ TRIGÁS RODRÍGUEZ
Director de Publicaciones
DERECHOS Y
EN CANADÁ
LIBERTADES
Esther Mitjans (ed.)
Josep Mª Castellà Andreu (coord.)
Centre d’Estudis Canadencs
Asociación
Española de
Estudios
Canadienses
FUNDACIÓN
ESTUDIOS CANADIENSES
Colección: Canadiana
Directora:
Esther Mitjans Perelló
(Directora del Centro de Estudios Canadienses
de la Universidad de Barcelona)
La publicación de este libro ha sido posible gracias a la ayuda concedida
por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Comercio Internacional de Canadá y
de la Embajada de Canadá en España. Asimismo ha contado con el apoyo del
grupo de estudios sobre la Forma de Estado (Proyecto MCyT 2003-06043 «La
Contribución de las Comunidades Autónomas al desarrollo de los derechos»).
Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en los arts. 270, 271 y 272 del Código Penal
vigente, podrá ser castigado con pena de multa y privación de libertad quien reprodujere, plagiare, distribuyere o comunicare públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier
tipo de soporte, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual
o de sus cesionarios.
© 2005 Marco Aparicio Wilhelmi, Pere Bonfill Albiol, Ignacio Camós Victoria, Josep Maria
Castellà, Rosario Duaso Calés, Francina Esteve, Maria Font i Mas, Michelle Giroux, Esther Mitjans, Neus Oliveras, Benoît Pelletier, Xavier Pons Rafols, Bruce Porter, Eugenia
Relaño Pastor, Agustín Ruiz Robledo, Esther Seijas Villadangos, Helena Torroja Mateu,
Hélène Trudeau, José Woerhrling.
© 2005 Atelier
Via Laietana 12, 08003 Barcelona
e-mail: [email protected]
www.atelierlibros.es
Tel.: 93 295 45 60
I.S.B.N.: 84-96354-66-0
Depósito legal: 53.967-2005
Diseño y composición: Addenda, Pau Claris 92, 08010 Barcelona
[email protected]
Impresión: Winihard Gràfics
ÍNDICE
PRÓLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
11
Esther Mitjans Perelló
PRESENTACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
15
Josep Mª Castellà Andreu
PARTE I
E IMPACTO DE LA CARTA CANADIENSE DE DERECHOS
Y LIBERTADES: VALORACIONES GENERALES
SIGNIFICADO
CAPÍTULO I.
HACIA UN CONSTITUCIONALISMO GLOBAL: CONTEXTO POLÍTICO Y JURÍDICO
DE LA APROBACIÓN DE LA CARTA CANADIENSE DE DERECHOS Y LIBERTADES . . .
21
Esther Seijas Villadangos
CAPÍTULO II.
LA CONSTITUCIONALIZACIÓN
DE LOS DERECHOS Y LIBERTADES: DE LA
SUPREMACÍA PARLAMENTARIA A LA SUPREMACÍA DE LA CONSTITUCIÓN
. . . . . . .
43
Neus Oliveras Jané
CAPÍTULO III.
EL IMPACTO DE
LA CARTA CANADIENSE DE DERECHOS Y LIBERTADES SOBRE
LA PARTICULARIDAD QUEBEQUESA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . .
69
. . . .
93
Benoît Pelletier
CAPÍTULO IV.
LAS
CONSECUENCIAS DE LA APLICACIÓN DE LA CARTA DE DERECHOS
Y LIBERTADES EN LA VIDA POLÍTICA Y DEMOCRÁTICA Y EN EL FEDERALISMO
EN CANADÁ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
José Woehrling
7
Esther Mitjans (ed.) / Josep Mª Castellà (coord.)
CAPÍTULO V.
EL DOBLE NIVEL DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS EN CANADÁ:
LA CARTA DE DERECHOS Y LIBERTADES DE 1982 Y LAS CARTAS
DE DERECHOS PROVINCIALES, EN ESPECIAL, LA DE QUEBEC . . . . . . . . . . . . .
123
Josep Mª Castellà Andreu
LOS
PARTE II
DERECHOS RECONOCIDOS EN LA CARTA CANADIENSE
DE DERECHOS Y LIBERTADES
CAPÍTULO VI.
LA LIBERTAD RELIGIOSA
Y EL PLURALISMO RELIGIOSO EN LA
CONSTITUCIÓN
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
CANADIENSE
145
Eugenia Relaño Pastor
CAPÍTULO VII.
REFORMA CONSTITUCIONAL
Y APLICACIÓN DE LA CLÁUSULA NON OBSTANT:
EL PROBLEMA DE LAS ESCUELAS CONFESIONALES PÚBLICAS EN QUEBEC . .
. . . .
195
CAPÍTULO VIII.
LOS DERECHOS LINGÜÍSTICOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
209
Pere Bonfill Albiol
Agustín Ruiz Robledo
CAPÍTULO IX.
B REVE APROXIMACIÓN
AL RECONOCIMIENTO CONSTITUCIONAL
DE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS AUTÓCTONOS EN CANADÁ
. . . . . . . . . . .
227
Marco Aparicio Wilhelmi
CAPÍTULO X.
LA LUCHA CONTRA
LA DISCRIMINACIÓN Y EL RECONOCIMIENTO DEL DERECHO
A LA IGUALDAD EN CANADÁ: LA IGUALDAD EN MATERIA DE EMPLEO
Y LOS PROGRAMAS DE ACCESO A LA IGUALDAD EN QUEBEC . . . . . . . . . . .
. .
251
. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
277
Ignacio Camós Victoria
NUEVOS
PARTE III
DERECHOS Y SU RELACIÓN CON LA
CAPÍTULO XI.
LOS DERECHOS
SOCIALES 20 AÑOS DESPUÉS DE LA
LAS PROMESAS INCUMPLIDAS . . . . . . . . . . . . . .
CARTA
CARTA :
CANADIENSE
RECLAMAR
Bruce Porter
CAPÍTULO XII.
LA POLÍTICA CANADIENSE
DE INMIGRACIÓN Y LOS DERECHOS DEL INMIGRANTE
EN LA ETAPA POSTERIOR A LA NUEVA LEY SOBRE LA INMIGRACIÓN
Y LA PROTECCIÓN DE LOS REFUGIADOS DE 2001 . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Francina Esteve
8
. .
299
Índice
CAPÍTULO XIII.
EL DERECHO DE
FUNDACIÓN EN
CANADÁ
Y
QUEBEC . . . . . . . . . . . . . . . . . .
337
Maria Font i Mas
CAPÍTULO XIV.
EL DERECHO A
LA PROTECCIÓN DE LOS DATOS PERSONALES EN EL ÁMBITO
PRIVADO EN LA LEGISLACIÓN FEDERAL CANADIENSE Y QUEBEQUENSE . . . .
. . . .
355
CANADÁ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
371
Rosario Duaso Calés
CAPÍTULO XV.
LOS LÍMITES A
LA PRIVACIDAD EN
Esther Mitjans
CAPÍTULO XVI.
EL DERECHO A UN
MEDIO AMBIENTE DE CALIDAD EN
. . . . . . . . . . . . . . . . .
EL MITO Y LA REALIDAD
CANADÁ:
ENTRE
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
381
Hélène Trudeau
CAPÍTULO XVII.
EL IMPACTO DE LOS
DERECHOS FUNDAMENTALES SOBRE EL CONSENTIMIENTO
EN LOS TRATAMIENTOS MÉDICOS EN QUEBEC: DEL CÓDIGO CIVIL DEL BAJO
CANADÁ A LA CARTA CANADIENSE DE DERECHOS Y LIBERTADES . . . . . . . .
. . .
407
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
431
CAPÍTULO XIX.
TIPIFICACIÓN Y REPRESIÓN DE LOS CRÍMENES DE DERECHO INTERNACIONAL
EN CANADÁ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
457
Michelle Giroux
CANADÁ
PARTE IV
Y LA PROTECCIÓN INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS
CAPÍTULO XVIII.
CANADÁ Y EL SISTEMA
DERECHOS HUMANOS
INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS
Xavier Pons Rafols
Helena Torroja Mateu
9
PRÓLOGO
Este volumen es el segundo editado por Esther Mitjans y coordinado por
Josep Maria Castellà, de los cuatro publicados en la colección Canadiana, en
la que el Centro de Estudios Canadienses de la Universidad de Barcelona publica artículos, actas de conferencias y seminarios y otros trabajos académicos, resultado tanto de sus actividades como de la promoción de investigaciones en Canadá.
Desde hace años, el Centro se ha distinguido por numerosas actividades en las
que han participado numerosos y prestigiosos académicos canadienses y españoles. Ello le ha permitido promover, e incluso gestionar acuerdos con universidades canadienses, y la publicación de sus contribuciones en revistas especializadas y en la colección del propio Centro. El Centro, como espacio de libre
circulación de pensamiento, ha generado la consolidación de un grupo de profesores de universidades catalanas investigadores del derecho y la ciencia política canadiense. Estos profesores, en su mayoría, han sido favorecidos por ayudas del Consejo Internacional de Estudios Canadienses financiadas por el
Ministerio de Asuntos Exteriores de Canadá.
Desde el vigésimo aniversario de la Carta canadiense de derechos y libertades, el Centro junto con la Asociación Española de Estudios Canadienses ha
organizado coloquios y seminarios sobre la misma. Dada la relevancia de las
contribuciones, se han ido recogiendo aquí artículos desde aquella ocasión
junto a otros que se han ido añadido posteriormente y que demuestran fehacientemente que la Carta ha tenido un impacto definitivo en la vida política y
judicial de Canadá. Para ello ha sido decisiva la función del Parlamento canadiense y especialmente la de los tribunales en la configuración y aplicación de
los derechos. Antes de la entrada en vigor de la Carta canadiense de derechos
y Libertades, otras leyes y precedentes legales protegían los derechos luego
recogidos en la misma. Pero la Canadian Bill of Rights, elaborada por el Parlamento en 1960 sólo obligaba al gobierno federal.
La Carta refleja una concepción del liberalismo y es un instrumento para
remarcar y asegurar valores comunes, particularmente los de libertad e igualdad, basados en la dignidad humana, fundamento ético de todas las socieda-
11
Esther Mitjans Perelló
des. A diferencia de la Constitución estadounidense que recoge derechos individuales, la Carta canadiense enfatiza los derechos colectivos. En su momento,
se le opuso resistencia por considerar que era incompatible con el modelo de
supremacía parlamentaria de Westminster, a pesar de que, también, se había
señalado que limitaba menos al parlamento inglés que la Convención Europea
de Derechos Humanos. La similitud entre ambas declaraciones de derechos radica en que ambas se inspiran en la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Ello explica que la Corte Suprema de Canadá acuda
no solo a la casuística de las sentencias del Tribunal Supremo de Estados Unidos sino también a la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos para interpretar la Carta.
En este siglo XXI, los problemas de Canadá ya no se reducen a las relaciones con el Reino Unido o con su vecino Estados Unidos o las conocidas diferencias entre los canadienses anglófonos y los quebequeses. Estamos ante una
sociedad de gran desarrollo económico con los retos que ofrece la economía
global al mantenimiento de los estándares democráticos de los que hace gala.
Pero, no se trata solo de garantizar derechos individuales sino de conseguir una
integración social. Propósito evidente en los proyectos para una nueva Constitución Europea pero especialmente confirmado por la experiencia canadiense.
Por otra parte, la Carta era parte de una estrategia mas amplia de construcción de una nación, en ultima instancia un instrumento para conseguir una
identidad nacional única frente al nacionalismo de Quebec. En este sentido, ha
contribuido a promover una unidad canadiense. Mas allá de un simple catálogo de derechos, ha sido el canal a través del cual los individuos han conseguido superar sus diferencias, culturales, lingüísticas y territoriales integrando
una comunidad de ciudadanos, a falta de un pueblo canadiense homogéneo.
No obstante, esto ha sido también fuente de problemas con Quebec que
ha considerado que era el resultado de la política multicultural de Ottawa que
diluye la dualidad cultural francófona y anglófona. El impacto uniformador de
la Carta se ha visto como una amenaza para el carácter distinto de Quebec. En
el coloquio celebrado con la finalidad de evaluar su impacto en la sociedad
canadiense organizado por el Centro de Estudios Canadienses de la Universidad de Barcelona, destacados políticos y profesores analizaron esta cuestión:
Jose Woehrling, Benoit Pelletier y Daniel Turp.
Que este impacto no ha sido tanto una homogenización, como se esperaba, sino un referente democrático se ha puesto de manifiesto en disposiciones
como la cláusula limitativa del artículo 1 y la cláusula «no obstante» del artículo 33. Estos han sido mecanismos descentralizadores que han favorecido la
diversidad provincial en el seno de la Carta de Derechos.
Pero también nos interesa de la Carta, como hemos dicho, lo que supone
como profundización en el reconocimiento de la dignidad e igualdad de las personas. Entendiendo por igualdad, la igualdad sustantiva, la que atiende a las necesidades reales de los más desfavorecidos. Se trata de identificar a aquellos grupos cuyas necesidades no parecen tenerse en cuenta por los políticos, los
representantes de la mayoría satisfecha. ¿Cómo hacer responsables a los poderes
12
Prólogo
públicos, en sus diferentes funciones, del respeto a la dignidad de las personas
y al principio de igual ciudadanía? El gobierno no sólo debe tratar a la gente con
consideración y respeto, sino con igual consideración y respeto. En el momento de elaborarse la Constitución canadiense, las presiones de la izquierda, especialmente del Partido New Democratic, impidieron incluir derechos sobre la propiedad privada. Pero, los que redactaron la Carta de 1982 no conocían el grupo
de los llamados sin techo, una población en expansión, víctima de lo que numerosos alcaldes de importantes ciudades canadienses llaman el «desastre nacional».
Así como tampoco conocían los bancos de alimentos de emergencia, ni la enorme pobreza de un amplio sector de la población. En este sentido, es revelador
el trabajo que presentó en el Centro de Estudios Canadienses, Bruce Porter, coordinador del Comité de la Carta en las cuestiones referidas a la pobreza. Organismo que ha intervenido ante la Corte Suprema de Canadá en numerosos casos
para defender interpretaciones de la Carta coherentes con las obligaciones que
entrañan los acuerdos internacionales en derechos humanos. Propone así interpretar la Carta de acuerdo con los tratados internacionales. Hay que recordar el
importante papel jugado por Canadá en el desarrollo del derecho internacional
humanitario, como ponen de relieve Xavier Pons y Helena Torroja.
El que la Constitución canadiense de 1982 tuviera una Carta de derechos
y libertades fue una cuestión muy controvertida en su momento. La determinación de Pierre Trudeau de incluirla le obligó a incluir la cláusula notwithstanding para lograr la aceptación de las provincias. Cláusula que les permitía
desvincularse de la Carta en determinadas materias. En el derecho constitucional comparado destacan tres métodos para limitar los derechos. El de la
Constitución de Estados Unidos que recoge los derechos y deja a los tribunales ponderar sus límites, el de la Convención Europea, en la que cada derecho
tiene reconocido sus límites y el de la Constitución Canadiense, que tiene una
cláusula limitativa conteniendo un balancing test aplicable cuando tienen que
tenerse en cuenta otros derechos o valores.
Este último método se aplica en textos internacionales (declaraciones universales y europeas de Derechos Humanos) y en países con tradición jurídica
de common law, como es, como hemos señalado y entre otros, Canadá. A ello
contribuye, por un lado, la citada influencia del derecho internacional y, por
otro, la tensión existente entre el principio de soberanía parlamentaria y la
garantía de los derechos como parte integrante de la Norma Suprema. Esto,
modifica las relaciones entre el legislador y el juez de modo similar a como se
produce bajo la Constitución estadounidense, limitando la clásica supremacía
parlamentaria del modelo británico.
Hemos hecho ya referencia a las razones por las cuales la Corte Suprema
Canadiense acude a la jurisprudencia del Tribunal Supremo de Estados Unidos
y a la del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. No obstante, la cláusula
limitativa de la Carta canadiense sobre los derechos enumerados es una limitación más genérica que las limitaciones específicas del Convenio europeo.
Incluso a pesar de que este Convenio quiera, a su vez, dejar un amplio margen nacional a los Estados que lo ratifican.
13
Esther Mitjans Perelló
Esta técnica de establecer en el propio texto un balancing test o contrapeso de derechos y valores se pretendió utilizar para incluir el derecho a la
privacidad en la Constitución junto con el derecho al acceso a la información
en el acuerdo de Charlotetown. El fracaso de este intento de reforma constitucional impidió que aparecieran en la Carta de derechos y libertades a pesar
del posterior reconocimiento jurisprudencial. En todo caso, como pone de relieve Esther Mitjans, tanto el derecho a la privacidad como el acceso a la información se complementan en la legislación canadiense. El impacto que va a
tener el desarrollo de las nuevas tecnologías en la protección de datos personales llevará a la adopción de la Loi sur la Protection des Reinsegnements Personnels et des Documents Electroniques (LPRPDE). Rosario Duaso analiza sus
principios y su ámbito de aplicación, así como la exclusión del mismo de Quebec donde había ya un reconocimiento más explícito de la protección de datos.
Esto ha determinado como señala esta autora que a la legislación quebequesa
se le haya atribuido un carácter básicamente similar a ley federal mencionada.
Finalmente, señalar que la Carta de derechos y libertades canadiense afecta a los ciudadanos de todos los países y, por tanto, a nosotros. El que sólo
conoce los derechos de «su» Constitución no conoce «sus» propios derechos.
Estos son los de todos y las distintas Constituciones no son más que aproximaciones que aportan múltiples enfoques. Las palabras que los recogen, las
finalidades para las que se establecen, la realidad social que los envuelve, el
contexto del que surgen, el texto donde se fijan. Esto es, en definitiva, lo que
aportan las distintas Constituciones. El conocimiento de las mismas y, en este
caso, la de la Carta de derechos canadiense, amplía y profundiza el alcance de
nuestros derechos, en los que ayuda a re-conocernos.
Dra. Esther Mitjans Perelló
Directora del Centro de Estudios Canadienses
Universidad de Barcelona
14
PRESENTACIÓN
El origen de esta obra se remonta al curso 2002-2003 coincidiendo con el
vigésimo aniversario de la Carta canadiense de derechos y libertades, y, más en
general, de la «patriación» de la Constitución canadiense. En el Centro de Estudios Canadienses de la Universidad de Barcelona se programaron una serie de
conferencias y mesas redondas conmemorativas a la vez que de reflexión acerca del impacto de la Carta en el desarrollo de los derechos y libertades en
Canadá, que contaron con la participación de prestigiosos expertos canadienses y de «canadianistas» españoles. Los trabajos recopilados en este libro son
los textos redactados por los ponentes así como otras contribuciones acerca de
aspectos sectoriales sobre la misma temática de colaboradores del Centro y de
la Asociación Española de Estudios Canadienses, en la mayoría de ocasiones
profesores e investigadores de distintas disciplinas jurídicas que han sido becados por el Gobierno canadiense en los últimos años para realizar estancias de
investigación en universidades de Canadá.
La gestación de una obra colectiva de las dimensiones de ésta no acostumbra a ser fácil, y de hecho no lo ha sido en este caso, lo que explica un
retraso en la publicación superior al deseado, por el que conviene excusarse
ante los autores que han participado, así como advertir a los lectores que algunos originales se entregaron hace más de dos años y por tanto no incorporan
referencias de estricta actualidad. A lo largo del proceso de elaboración han
intervenido, junto con los autores, otras personas e instituciones a las que es
justo mostrar el agradecimiento debido. Núria Glez. Campañá, Mariano Juan y
Julia Lefebvre han trabajado en la adaptación de los textos originales a un canon
lo más uniforme posible. Mayte Puig de Morales realizó una primera versión
de las traducciones del francés de los textos de los profesores Pelletier, Woehrling, Giroux y Trudeau. El Centro de Estudios Canadienses de la Universidad
de Barcelona y su directora la dra. Esther Mitjans han impulsado y apoyado las
actividades realizadas con ocasión del XX aniversario de la Carta y de la confección del libro. El Gobierno de Canadá y la Asociación Española de Estudios
Canadienses, una vez más, han contribuido de forma decisiva a la publicación
15
Josep Mª Castellà Andreu
del libro. Asimismo ha colaborado el Grupo de estudios sobre la forma de estado (Proyecto MCyT 2003-06043, «La contribución de las Comunidades Autónomas al desarrollo de los derechos»). Y la editorial Atelier ha asumido con
gran eficacia las tareas de edición de la colección «Canadiana».
Se ha estructurado la obra en cuatro partes por razón de la materia: la primera aporta una serie de valoraciones generales sobre la constitucionalización
de la Carta a partir del contexto político y jurídico de su aprobación a los inicios de los años ochenta, y que giran entorno a las relaciones entre federalismo y protección de los derechos por los tribunales en Canadá, o a la problemática que suscitó —y que en parte aún suscita— el impacto de la Carta y
algunas de sus concretas disposiciones respecto a Quebec. En la segunda parte
se analizan derechos incorporados a la Ley constitucional de 1867 y sobre todo
a la de 1982: la libertad religiosa, los derechos lingüísticos, los derechos de los
aborígenes, o la cláusula de igualdad en las relaciones de trabajo. En la tercera se estudian algunos nuevos derechos que se suelen clasificar como sociales
y de la tercera o cuarta generación. Tales derechos no están expresamente consagrados en la Carta, pero la jurisprudencia de los tribunales canadienses y en
última instancia el Tribunal Supremo de Canadá han establecido algún tipo de
vinculación con preceptos de la misma. Este es el caso de los derechos de los
inmigrantes, la protección de datos personales, el medio ambiente o el consentimiento en los tratamientos médicos. Por último, en la parte final se trata
sobre la dimensión internacional de la protección de los derechos en Canadá
en dos campos específicos: los derechos canadienses en el contexto del sistema interamericano de protección de los derechos y la represión de los crímenes de Derecho internacional en Canadá.
A la vista de los contenidos de la obra es evidente que no se ha intentado
acometer un análisis exhaustivo de la Carta, derecho a derecho, artículo por
artículo. Existen en Canadá obras importantes con este cometido, de las que
la coordinada por los profesores Beaudoin y Mendes (The Canadian Charter
of Rights and Freedoms, Wilson&Lafleur) constituye un punto de referencia ineludible. Quedan fuera de un estudio monográfico, aunque en algunos casos se
analice su contenido y significación de forma transversal en distintos trabajos,
importantes aspectos de la Carta como es el caso de las cláusulas limitativa de
derechos del art. 1 y «no obstante» del art. 33 o la del multiculturalismo (por
otro lado ya abordadas en nuestra anterior publicación Canadá. Introducción
al sistema político y jurídico de 2001), el derecho a la vida, libertad y seguridad del art. 7, o la cláusula de igualdad del art. 15, los derechos políticos y
los relacionados con la tutela judicial.
Al ofrecer al público una colección de textos acerca de cuestiones que se
suscitan en Canadá vinculadas con la Carta, y, más en general, con el reconocimiento y protección de los derechos y libertades, se aporta nuestra contribución a los estudios jurídicos sobre Canadá realizados en España. Tales obras
gozan en nuestro país de una cierta tradición y alcanzan ya un grado de especialización que no presenta comparación con el dedicado a otros estados federales. Por la temática merece destacarse el libro de actas del IX Congreso de la
16
Presentación
Asociación Española de Estudios Canadienses y coordinado por A. Celada La
Carta canadiense de derechos y libertades bajo perspectivas europeas en 2003.
Además, las aportaciones reunidas en el presente libro pueden sernos de utilidad a la hora de establecer una comparación con España, casi nunca expresa
pero casi siempre latente. Ello ocurre en cuestiones generales como la relación
entre la protección y desarrollo de los derechos y la distribución territorial del
poder en Estados compuestos, la conjunción entre derechos individuales y los
denominados derechos colectivos de entidades territoriales con personalidad
acusada, o el papel de los poderes legislativos y de dirección política en la
actuación de la Carta y el alcance de la interpretación judicial de los derechos.
Pero también en temas particulares que se plantean como retos y aspiraciones
sociales de actualidad a un lado y otro del Atlántico: las relaciones entre libertad religiosa y sociedad multicultural, la ponderación entre información y privacidad respecto al uso de las nuevas tecnologías, los desafíos de la bioética,
la actuación judicial de los derechos sociales, o la política de integración de la
inmigración, por citar algunos de los puntos que se abordan a continuación.
Todas estas cuestiones, como otras que van apareciendo a lo largo de las
próximas páginas, tratan de responder a la pregunta acerca del lugar que ocupan los derechos y libertades en la Constitución de Canadá y, más en general,
en la tradición cultural de este país. Aunque no nos cabe duda que los derechos fundamentales, en buena medida, son universales y generalizables, esta
pregunta es respondida con matices diferentes en los distintos ordenamientos
jurídicos, atendiendo a los fundamentos a los que se remontan y en los que
se basan, así como a las formas de reconocimiento y tutela. Atendiendo al primer aspecto, el de los fundamentos, la «originalidad» canadiense en el reconocimiento y protección de los derechos fundamentales puede sintetizarse en
una dualidad de aportaciones: la británica y la norteamericana. De la primera,
el principio de soberanía parlamentaria complementado por la actuación judicial ordinaria basada en el common law, lleva a otorgar un peso relevante a
las instancias representativas (en nombre de la sociedad democrática) en la concreción de los derechos enunciados constitucionalmente. Ello se manifiesta en
el papel destacado de la ley, federal o provincial, en el desarrollo de los derechos, en el establecimiento de instituciones políticas de garantía, y llega hasta
la previsión de la cláusula derogatoria de derechos del art. 33 de la Carta. Por
otro lado, la aportación americana de la supremacía constitucional y del control de constitucionalidad implica otorgar a la interpretación de los jueces y,
en particular, de la Corte Suprema, un papel decisivo en la determinación del
alcance y de la tutela de los derechos. Con base al segundo de los elementos
de singularización, los concretos derechos protegidos en la Carta incluyen los
derechos individuales, civiles y políticos, propios de la tradición liberal. A ellos
hay que añadir, no obstante, algunos derechos que suelen denominarse, sin
más precisión, colectivos, y que son consecuencia de algunas especificidades
canadienses: su carácter oficialmente bilingüe, la presencia aborigen y la permanente acogida de inmigrantes, que ha conformado una sociedad multicultural.
17
Josep Mª Castellà Andreu
La combinación de las dos tradiciones mencionadas se hace en 1982 en
Canadá sobre la base de unos «equilibrios» concretos, diferentes a los que se
llega en otros países, y, a veces, frágiles como demuestra la contestación recibida, especialmente en Quebec. Por un lado, se consigue un equilibrio entre
el alcance del poder de los jueces y el de los órganos políticos en la configuración de los derechos. Otro equilibrio se obtiene a partir de la dualidad de
niveles de protección derivada del sistema de distribución competencial entre
la Federación y las provincias. Por último, un equilibrio entre la constitucionalización, esto es, el aseguramiento de los derechos, y el carácter dinámico y
evolutivo de la protección de los mismos. Este carácter dinámico lleva a que
los derechos sociales y otros nuevos derechos carentes de consagración constitucional puedan ir alcanzando tutela a través de la utilización de las cláusulas de la propia Declaración, a partir del tácito pero permanente «diálogo» entre
las instituciones representativas y los tribunales de justicia.
Josep Mª Castellà Andreu
18
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