Ensayo que presenta a las comisiones unidas de Justicia y de Estudios Legislativos del Senado de la República el C. Joaquín Jaime GonzálezCasanova Fernández, candidato al cargo de Consejero de la Judicatura Federal. El presente ensayo hace una propuesta de carácter general sobre los paradigmas que deben guiar el proceso de toma de decisiones en el Consejo de la Judicatura Federal a partir de la consideración de las facultades de este órgano de administración del Poder Judicial de la Federación y seguidamente apunta a algunos de los temas más urgentes que requieren la atención del Consejo. Es claro que los consejeros en lo individual proponen y aportan a un cuerpo colegiado que en última instancia toma las decisiones. Esto significa que sin menoscabo de la responsabilidad personal no dirigen un proyecto; de ahí la imperiosa necesidad de recomendar que se construya una visión compartida sobre los fines que se persiguen en la administración de la justicia federal para asegurar que las decisiones que se tomen tengan un rumbo y dejen de estar condicionadas solamente por la coyuntura y los intereses circunstanciales. El Consejo de la Judicatura Federal es un órgano del Poder Judicial de la Federación, con independencia técnica, de gestión y para emitir sus resoluciones que tiene a su cargo la administración, vigilancia y disciplina del Poder Judicial de la Federación; también le corresponde determinar el número, la división en circuitos, la competencia territorial y la especialización por materia de los tribunales colegiados y unitarios de circuito y de los juzgados de distrito. El Consejo está facultado para expedir acuerdos generales para el adecuado ejercicio de sus funciones. La SCJN puede solicitar al consejo la expedición de aquellos acuerdos generales que considere necesarios para asegurar un adecuado ejercicio de la función jurisdiccional federal. El Pleno de la Corte también puede revisar y, en su caso, revocar los que el Consejo apruebe, por mayoría de cuando menos ocho votos. Las decisiones del Consejo son definitivas e inatacables salvo las que se refieran a la designación, adscripción, ratificación y remoción de magistrados y jueces que pueden ser revisadas por la Suprema Corte únicamente para verificar que hayan sido adoptadas conforme a las reglas que establezca la ley orgánica respectiva. El Consejo elabora el proyecto de presupuesto del Poder Judicial, salvo el de la Suprema Corte. Joaquín J. González-Casanova 1 Los principios de la carrera judicial son la excelencia, la objetividad, la imparcialidad, el profesionalismo y la independencia. Este conjunto de atribuciones, facultades y principios tiene como finalidad principal asegurar el derecho de toda persona a que se le administre justicia por tribunales que estén expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijan las leyes de manera pronta, completa, imparcial y gratuita. La independencia del juez no tiene otro fin que garantizar su imparcialidad, es decir, el derecho humano a un juez imparcial. Con estos referentes constitucionales, al pensar en los retos actuales del Consejo de la Judicatura Federal, se plantea la conveniencia de construir los siguientes paradigmas: 1. 2. 3. 4. el paradigma para la impartición de la justicia el paradigma para el acceso a la justicia el paradigma para la confianza en la justicia el paradigma para la gestión administrativa eficiente de la justicia En primer término el Consejo de la Judicatura Federal debe definir con claridad el contenido de estos paradigmas, precisar las acciones necesarias para alcanzarlos y adoptar las políticas públicas judiciales conducentes. En su caso, debe promover los consensos necesarios con otros poderes para lograr estos objetivos. La definición de estos paradigmas permitiría diseñar la planeación estratégica que comprende necesariamente todos los ámbitos: el de la carrera judicial y todos los recursos humanos del Consejo; la modernización administrativa, el uso óptimo de las tecnologías de la información y la capacitación permanente. Institucionalmente involucra a todo el Consejo y de manera relevante a sus órganos auxiliares: Instituto de la Judicatura, Instituto de la Defensoría, Visitaduría y Contraloría. Es claro que algunas de las acciones que se hayan de proponer inciden transversalmente en todos los paradigmas que se plantean. I. El paradigma para la impartición de justicia Este paradigma tiene como propósito que la justicia sea expedita, pronta, completa e imparcial. Debe asegurar que el ciudadano tenga acceso al juez profesional, quien actuará con objetividad e independencia. Para ello se requieren más órganos jurisdiccionales en más poblaciones del país y crecientemente especializados. En particular es necesario que en todos los circuitos haya Joaquín J. González-Casanova 2 juzgados especializados en materia penal, idealmente (y necesariamente al expirar la vacatio legis de la reforma penal) separados los de proceso penal y los de amparo penal. En el resto de las materias, cuando el volumen de casos lo amerite, pueden seguir habiendo juzgados y tribunales mixtos, cuya operación permite una mayor dispersión geográfica. El paradigma no solamente debe comprender la definición de rangos de volumen de asuntos que corresponda tratar a cada órgano jurisdiccional, sino también la definición de metas en la duración de los diversos procesos y sus etapas, que en materia penal deben ajustarse a lo previsto en la Constitución y en las leyes. Debe también definirse el perfil del juez, para poder proponer la capacitación que deben recibir los funcionarios de la carrera judicial que aspiren a ser jueces. El Consejo debe de conceptuar con claridad las características de gestión que corresponden a cada tipo de proceso (penal, civil, administrativo, de amparo, etc.) para poder precisar los recursos humanos y materiales que implican, no solamente para presupuestar correctamente sino para prever la formación de los recursos humanos necesarios y la provisión de los recursos materiales suficientes. No puede continuar la práctica de la celebración de audiencias sin la presencia del juez, que, bajo pretexto de las enormes cargas de trabajo, es muy extendida. II. Paradigma para el acceso a la justicia Desde su fundación el Consejo de la Judicatura Federal ha hecho un enorme esfuerzo para incrementar el número de órganos jurisdiccionales en todo el país y ya existe una prospectiva de las necesidades para el establecimiento de nuevos órganos. Esto ciertamente abona en la dirección correcta para facilitar el acceso a la justicia. Sin embargo, además de la ampliación de la cobertura territorial de los juzgados y tribunales es indispensable pensar en las necesidades de representación legal competente, principalmente en materia penal, que corresponden al Instituto de la Defensoría Pública. El Instituto, cuyo prestigio es sin duda merecido, debe reforzar sus capacidades de apoyo en particular a los grupos más vulnerables. Sobre este particular propongo dos acciones concretas. La primera se refiere al programa de formación de defensores bilingües en lenguas indígenas que debe debe retomarse y volverse permanente. Este programa se basa en la identificación de los estudiantes de derecho, hablantes de alguna lengua indígena, para favorecer el desempeño de su servicio social en la defensoría pública y el desarrollo prolongado por un año de prácticas profesionales, gozando de una Joaquín J. González-Casanova 3 beca, con el fin de complementar su formación con la mejor guía profesional de los defensores públicos en activo. El proyecto permite la eventual incorporación de algunos de los jóvenes profesionistas a la planta permanente de la defensoría, pero sobre todo favorece una sólida formación que les permite el ejercicio profesional eficaz. Se plantea adicionalmente la conveniencia de identificar a las jóvenes mujeres estudiantes de derecho, hablantes de alguna lengua indígena, para promover que se les otorguen becas desde los primeros semestres de su carrera con el propósito de desalentar su deserción escolar. La segunda acción concreta que propongo en materia de acceso a la justicia tiene como población objetivo a las mujeres principalmente, pero es aplicable a cualquier grupo vulnerable. El Estado mexicano cuenta con un gran número de instituciones de procuración de justicia, en materia laboral, agraria, de protección al consumidor; Estimo que desde el Consejo de la Judicatura Federal se puede alentar la coordinación de acciones de acercamiento a las comunidades marginadas para poder ofrecer la asesoría jurídica competente por materia y fuero bajo un mismo techo mediante jornadas itinerantes de acceso a la justicia. La dificultad del acceso físico a la institución competente incrementa de tal manera los costos de transacción para obtener el servicio público de justicia que mucha gente deja de ejercer sus derechos. La planeación administrativa para garantizar el acceso a la justicia debe también contemplar el diseño adecuado de los inmuebles para garantizar el acceso físico de las personas con capacidades diferentes. III. Paradigma para la confianza en la justicia La sociedad necesita confiar en la justicia, es decir, en sus jueces. La legitimidad democrática de los jueces se obtiene a través de las sentencias fundadas en derecho y debidamente motivadas con razonamientos y argumentos que resultan convincentes para los destinatarios. Para lograr esto es necesario que los justiciables tengan contacto directo con el juez y que sean escuchados en audiencia pública, además de ser necesario que los jueces tengan una capacitación adecuada que les permita expresarse en un lenguaje llano y comprensible sin menoscabo de una buena técnica jurídica. Adicionalmente, para lograr la confianza en la justicia se requieren mecanismos de vigilancia, evaluación, disciplina, control de confianza y transparencia, tanto en la función jurisdiccional como en los procesos de adquisiciones y ejecución de obra pública. Desde luego, ninguno de estos mecanismos debe afectar la independencia del juzgador en la toma de decisiones. Joaquín J. González-Casanova 4 Los procesos de evaluación deben permitir la evaluación de la función judicial en su conjunto, la evaluación de los órganos jurisdiccionales y la evaluación del desempeño de los operadores judiciales. Es necesario construir un sistema de evaluación consensado con las personas que van a ser evaluadas. El sistema debe de incluir indicadores estadísticos relevantes y pertinentes, en particular en lo que se refiere a la duración de los procesos judiciales. En materia de transparencia se deben fortalecer todas las áreas conciliando la máxima transparencia con la protección de datos personales. La vigilancia debe ser invariablemente respetuosa de la independencia judicial, sin embargo es perfectamente factible establecer mecanismos que permitan revisar periódicamente la evolución patrimonial de los funcionarios del Consejo (consejeros incluidos) y mecanismos de control de confianza previos a la contratación. Con posterioridad a la contratación la separación del empleo de los funcionarios de carrera que no sean inamovibles debe hacerse solamente como resultado de evaluaciones efectuadas con criterios objetivos predeterminados y desde luego por causas previstas en las normas que eventualmente den lugar a procedimientos disciplinarios. IV. Paradigma para la gestión administrativa eficiente de la justicia El Consejo de la Judicatura Federal necesita revisar sus procedimientos de gestión interna. El significativo crecimiento de los órganos jurisdiccionales desde 1995 aconseja incluso que se reflexione sobre la conveniencia de incrementar el número de consejeros. Actualmente los consejeros dedican una buena parte de su tiempo a la micro administración y a los procesos disciplinarios. El proceso de toma de decisiones es demorado y poco eficiente; paradójicamente, la concentración en la cúspide hace que funcionarios de muy bajo nivel tengan una incidencia fundamental con sus dictámenes que suplen la falta de tiempo de los consejeros. Es preciso revisar los mecanismos para poder delegar eficazmente en el secretariado ejecutivo una serie de funciones, estableciendo los tramos de control y de supervisión necesarios para que los consejeros puedan dedicar más tiempo a construir la visión de mediano y largo plazo y a tomar las decisiones de planeación estratégica, incluyendo los planes de acción por área que permitan entre otras cosas la implementación de las reformas judiciales. Los grandes rubros de la gestión administrativa tienen que ver con la modernización, --incluyendo la utilización de las nuevas tecnologías de la Joaquín J. González-Casanova 5 información actualmente subutilizadas-- la capacitación y el desarrollo de una auténtica carrera judicial. Una vez definidos los grandes paradigmas se pueden estimar las necesidades de recursos humanos, materiales y financieros y trabajar en las áreas de planeación administrativa y de desarrollo de la carrera judicial, del servicio de defensoría pública, del servicio civil de carrera y de la formación que puede proporcionar el Instituto de la Judicatura Federal. Temas que merecen atención particular Carrera judicial La carrera judicial se da en la práctica en tanto que muchos servidores públicos valiosos dedican su vida profesional al Poder Judicial y con frecuencia ingresan en los niveles escalafonarios más bajos y van ascendiendo poco a poco. La ley prevé varios rangos en dicha carrera. Sin embargo no es una carrera en el sentido de un servicio civil de carrera ya que solamente hay concursos para ocupar las plazas de juez y magistrado, es decir, aquellas que están en la cúspide del escalafón judicial. Es necesario conciliar el derecho de los titulares de los órganos judiciales a seleccionar su personal con la conformación de un auténtico servicio civil de carrera judicial, que inicie con el ingreso por concurso de méritos al Instituto de la Judicatura Federal para obtener la formación especializada para el desempeño como actuario o como secretario de juzgado, de tal manera que se pueda certificar la aptitud para el desempeño de estos cargos y que los jueces puedan escoger a sus colaboradores entre las personas certificadas previamente. La carrera judicial debe permitir que los funcionarios tengan el tiempo necesario para su formación permanente, de manera tal que regularmente puedan hacer los exámenes necesarios que certifiquen que tienen la aptitud para ocupar plazas más altas. Antes de la contratación definitiva sería necesario hacer los controles de confianza y antes de cada ascenso se debería auditar la evolución patrimonial. Idealmente la lista de personas aptas para el ascenso podría conformarse por la certificación y por el concurso de ascenso. Así los concursos internos para el nombramiento de jueces garantizarían que los aspirantes tuvieran una auténtica carrera judicial, fundada en una trayectoria de concurso de méritos y de evaluaciones del desempeño y de evolución patrimonial. Desde luego puede seguir habiendo concursos abiertos de ingreso para los distintos niveles, sin prescindir de los controles de confianza para el primer ingreso. Joaquín J. González-Casanova 6 La formación que ofrece el Instituto de la Judicatura Federal, hoy reconocido como institución educativa por la SEP, puede conformar una oferta educativa específicamente necesaria para las funciones judiciales que además permita la obtención de grados académicos con reconocimiento oficial, superiores a la licenciatura. Esto fortalecería la carrera judicial y la confianza en los operadores de la justicia. Cargas administrativas de los titulares de los órganos jurisdiccionales La actual conformación de los juzgados y tribunales hace que cada órgano sea una unidad administrativa independiente lo que se traduce en una carga administrativa que consume una parte importante del tiempo de los titulares, quienes tienen que ocuparse de contrataciones, nombramientos, vacaciones y licencias, inventarios, estadística judicial, etcétera; esto es en detrimento de su función primordial que es la de juzgar. Esta situación debe ser revisada; en principio la única decisión administrativa en la que deben involucrarse los jueces es la selección de sus colaboradores, previamente certificados como aptos. Implementación de las reformas judiciales En el ámbito judicial esta expresión se refiere a las reformas constitucionales en materia penal, de amparo y de derechos humanos introducidas en los últimos cinco años. Independientemente de que todavía es necesaria la legislación para poner en plena vigencia a las dos primeras, las reformas en amparo y derechos humanos implican fundamentalmente un serio esfuerzo de capacitación y actualización. Las reformas de amparo requerirán la implantación de nuevos órganos jurisdiccionales y la definición de procedimientos en cuestiones delicadas como la del otorgamiento de cauciones en procesos colectivos, por ejemplo en la materia del derecho ambiental o la precisión de aquellas materias en las que proceda la suplencia de la queja a partir de derechos previstos en instrumentos internacionales. La reforma en materia de derechos humanos requiere que los jueces profundicen en su conocimiento de la metodología para determinar las fuentes del derecho internacional de manera que sepan valorar no solamente los tratados que sean de aplicación obligatoria en nuestro país, sino para que tomen en consideración la interpretación que de los mismos puedan haber hecho los tribunales internacionales cuya competencia obligatoria ha sido reconocida por el Estado Mexicano. Joaquín J. González-Casanova 7 Más allá de lo anterior, en el ámbito de las facultades del Consejo de la Judicatura Federal, estimo que es perfectamente procedente que se definan políticas públicas para el cumplimiento de aquellas obligaciones específicas que tienen los juzgadores, derivadas de tratados de derechos humanos. Concretamente, en el tema de la lucha contra la tortura estoy convencido de que el Consejo puede pedir a los jueces --sin que esto signifique para nada que se interfiere con la independencia judicial-- que cuando una persona detenida alegue que ha sido víctima de tortura se dé vista de inmediato al ministerio público para que investigue la posible comisión de dicho delito; que ordene una revisión médica conforme a estándares internacionales y que antes de cerrar la instrucción del proceso indague sobre el resultado de la averiguación previa para poder determinar si procede la exclusión de la prueba y en todo caso, para la valoración adecuada de la misma. El juez tiene un papel fundamental en la tutela de todos los derechos humanos, especialmente en la tutela del derecho a la defensa adecuada, del debido proceso y de los derechos de las víctimas. Implementación de la reforma procesal penal Mención aparte requiere la implementación de la reforma en materia penal tanto por su complejidad cuanto porque involucra a muchos actores y a todos los Poderes de la Unión. Sin embargo, independientemente de que todavía son necesarias definiciones en el marco legislativo, cabe hacer algunas reflexiones sobre el papel de los jueces. El código federal de procedimientos penales de 1934 estableció un procedimiento oral, acusatorio, adversarial. ¿Cómo se ha distorsionado su aplicación de tal manera que hoy se practica un proceso “mixto”, escrito y virtualmente inquisitorio? Si se analiza el código vigente se puede advertir que buena parte de la reforma constitucional se puede empezar a aplicar de inmediato. Es indispensable que los jueces estén en todas las audiencias; es indispensable que las pruebas se desahoguen como lo prevé el código y que se abandone la práctica de admitir como pruebas las pre constituidas en la averiguación previa, en la que solamente cuando hay una detención en flagrancia sería posible el proceso contradictorio previsto en el código y que, me atrevo a afirmar, nunca se da en esa fase procesal. Si además se procura la concentración de actos procesales se pueden reducir las actuaciones que dan lugar a la impugnación. La aplicación estricta del viejo código permitiría avanzar más rápidamente en la implementación de las reformas de 2008. La creación lo más pronto posible de juzgados de proceso Joaquín J. González-Casanova 8 penal para aplicar el código todavía vigente facilitaría el tránsito a la aplicación plena de la reforma en el plazo previsto por el poder revisor. Tutela de la independencia de los jueces Como he dicho más arriba, la independencia de los jueces tiene un propósito fundamental: garantizar el derecho humano a un juez imparcial. Con este fin el Poder Judicial hace su mayor esfuerzo para tener un juez profesional, técnicamente competente y de incuestionable calidad ética. Este juez debe ser arropado con una serie de garantías: la inamovilidad, el salario, la seguridad social, el derecho a un haber de retiro digno y la protección de la integridad de su persona. En la situación actual de la lucha contra la delincuencia organizada estimo que es especialmente importante que el Estado proporcione al juez una seguridad acorde con la situación de riesgo en la que puede estar por la naturaleza de sus funciones y esto debe hacerse casuísticamente conforme a las evaluaciones pertinentes. ººº Para concluir hago mención de mis antecedentes profesionales y académicos. Originario de la Ciudad de México en la época de la explosión demográfica hice mis estudios hasta la educación preparatoria en una escuela privada y estudié la carrera de derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, en la que obtuve el grado de licenciado. Más tarde hice la especialidad en estudios diplomáticos en el Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos. Tuve la oportunidad de empezar a trabajar en temas relacionados con el derecho desde muy joven, de tal manera que hoy tengo más de 38 años de servicio público y una experiencia profesional adquirida en la propia UNAM, en la Secretaría de Relaciones Exteriores, en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en la Procuraduría General de la República y en el Poder Judicial de la Federación. He sometido a su consideración un currículum vitae detallado que permite el escrutinio de toda mi carrera. Quiero resaltar, sin embargo, que en los últimos años, en razón de mi trabajo en el Consejo de la Judicatura Federal, he tenido oportunidad de asistir a un número importante de foros internacionales en los que se debaten las políticas públicas judiciales y de contribuir en la elaboración de numerosos estudios, documentos y declaraciones de dichos foros. Mi labor me ha permitido adquirir una amplia experiencia en la comparación de diversos modelos institucionales de justicia y en Joaquín J. González-Casanova 9 muchos casos observar de primera mano la forma en que varios países han abordado la solución de problemas análogos a los nuestros. Estoy seguro de que la experiencia profesional que tengo me permite ser un candidato idóneo para desempeñar el cargo de consejero de la judicatura federal. México, D.F. a 18 de octubre de 2012 Joaquín J. González-Casanova 10